Вы находитесь на странице: 1из 4

1

“ORACIÓN PARA LA SANACIÓN ESPIRITUAL Y FÍSICA”

Abre tu corazón a Jesús. Esta oración es tu oración. Hazla tuya. Repítela en lo más profundo de tu
ser, no te detengas a pensar en nada, esa es una tentación que debes vencer en este mismo
momento. Es para tu sanación interior y física. No permitas que nada ni nadie te distraiga o perturbe.
Entrégale a Jesús tus faltas, tus debilidades, tus temores... Todo aquello que no te deja experimentar
el gozo de la presencia de Dios dentro de ti. Todo lo que te impide ser feliz.

Entrégale en este instante tu mente, tu corazón, tu cuerpo… todo a Jesús. Él entrará en tu interior y
sanará tus heridas, aún las más antiguas, incluso desde que estabas en el vientre materno. Nuestro
Señor solo te pide ahora que te abandones en sus manos. Él es el sanador de toda la persona
humana en lo que ella es y representa. Él es el hijo de Dios, el rey de reyes, Señor de señores. El hijo
de María. Esta oración la haremos en el Santo Nombre de Jesús de Nazaret. Nombre que está sobre
todo nombre. Jesús hijo de Dios, hijo de Yahveh, el que se compadece de sus hijos. Alábalo siempre,
dale la Gloria solo a Él, no importa como lo llames tú, eso es lo de menos.

*Padre de bondad, padre de amor, te alabo y te bendigo porque por amor nos diste a Jesús. Gracias
porque a través de tu Espíritu comprendemos que eres la luz, la verdad y el buen pastor. El que ha
venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy Padre, me quiero presentar
delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre. Pon tus ojos de Padre amoroso en mí.
Toma este corazón destrozado, amargado, herido porque no ha encontrado el amor, la
comprensión… la paz, la armonía.

Tú conoces señor mi vida y conoces también las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he
querido hacer y no he podido hacer. Conoces también lo que hice, Señor y lo que me hicieron,
lastimándome. Tú conoces mis limitaciones, errores y pecados y conoces también a quiénes he
lastimado. Conoces los traumas y complejos de mi existencia.

A ti, Padre, te pido por el amor que le tienes a tu hijo Jesús, que derrames tu Santo Espíritu sobre
mí, para que el calor de tu amor sanador penetre en lo más íntimo de mi ser y me renueve. Tú que
sanas los corazones destrozados, sana mis heridas, sáname, Señor, aquí y ahora. Sana mi mente, mi
corazón, toda mi persona. Entra en mí, Jesús, entra en mí Señor Jesús, como entraste en aquella
casa donde estaban tus discípulos asustados, llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y
les dijiste: “la paz sea con vosotros”.

Dame la paz. Señor. Entra en mi corazón, dame tu paz, lléname de tu amor; lléname de ti. Pasa por
aquí, señor. Pasa por mi vida y sana mi corazón. Ven Señor, así como lo haces siempre que te lo
pedimos y hoy te lo pido por María, tu Santa madre, nuestra Madre. La que estaba en Caná de
Galilea, cuando no había vino y le respondiste transformando el agua en vino, aunque aún no era tu
hora. Hoy le pido a ella que interceda por mí y te lo pida como lo hizo en aquella ocasión.

Convierte las aguas malas de mi vida en el vino de tu amor que sana y alegra mi alma. Cambia mi
corazón, dame un corazón amoroso, generoso, bondadoso y capaz de perdonar y pedir perdón.
2

Dame un nuevo corazón. Haz brotar los frutos de la presencia de Tu Espíritu Santo en mí. La paz, la
alegría, el amor, el perdón… Dame todos tus dones, mi Señor.

Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda buscar y saborear a
Dios cada día, cada instante; viviendo sin complejos, sin traumas junto a los demás, junto a mi
familia, junto a mis hermanos. Ayúdame Señor a perdonar y olvidar las ofensas que me han hecho.
Ayúdame, también Señor, a pedirles perdón. Libérame Señor, sana estas heridas que hoy me has
permitido recordar, reconocer. Dejo en tu corazón sagrado y amoroso aquellos recuerdos y heridas
que aún me hacen daño y que Tú, Señor, conoces; para que Tú rompas todas las cadenas y ataduras
de mi alma y de mi mente, de mi cuerpo y de mi carne. Todo esto que hoy me oprime, Padre
amoroso, todo esto lo pongo en tus manos.

Amado Jesús, te doy gracias por esto que estás haciendo hoy en mi vida. Te doy gracias de todo
corazón porque tú me liberas y me sanas y rompes todas mis cadenas para que yo sea libre. Gracias,
Señor, porque soy templo de tu Espíritu y este templo no se puede destruir porque es la casa de
Dios. Gracias, gracias Espíritu Santo por la fe y el amor que has puesto en mi corazón. Gracias Señor,
por lo que estás haciendo en mi vida. Por lo que sé que Tú seguirás haciendo y por lo que harás por
los que he ofendido, por los que amo. Gracias Señor por lo que estás haciendo en todo mi ser. ¡Qué
grande y qué bueno eres, Señor! Bendito y alabado eres señor. Gracias por este calor dentro de mí,
por mis lágrimas, por tu paz. Gracias porque ahora siento que estás abrazando mi corazón con tu
amor y tu presencia de Padre. Te bendigo y te alabo ¡oh! Dios. Bendito seas mi Señor. Bendito seas…
Jesús, hijo de María, Jesús de Nazaret, alabado seas por siempre.

Padre del cielo, te adoramos, alzamos hoy tu nombre en lo más alto. Que Tu Reino se establezca
entre nosotros que tu pueblo te declare tu poder. Bendito sea el Señor, Dios Poderoso, Quién fue,
Quién es y Quien vendrá. Bendito sea el Señor, Dios Todpoderoso; por siempre reinará.

Señor, aquí está mi corazón dolido y triste. Tómalo, límpialo, sánalo, renuévalo. Lávalo con tu
preciosa sangre; para que siempre estén en él, tu amor, tu paz y tu perdón. Ven señor y lléname de
ti, de tu alegría y de tu amor. Muévete en mi, Señor. Reina por siempre en mí.

Jesús, tú dijiste un día: “si tienes algo contra tu hermano, perdónalo; para que tu Padre que está en
el cielo también te perdone tus faltas” (Mc. 11,25), por eso Señor, y para que sanes todos los males
de mi alma y de mi cuerpo hoy quiero en tu Santo Nombre, perdonar a todos los que consciente o
inconscientemente me han ofendido a lo largo de mi vida. Así como también perdonarme a mí
mismo, por las ofensas, daños y disgustos que he causado a otros y también perdonarme por mis
pecados cometidos hasta hoy y por los daños y heridas que yo mismo me he causado. Pero
perdonando de corazón. También Señor, reconozco ante ti mis equivocaciones, imperfecciones,
resentimientos y faltas de perdón para con los demás, conmigo mismo y contigo, Señor, porque a
veces te he culpado de mis dolores y penas.

Te invito Señor a que hoy tu voluntad dirija mi voluntad, para que mi perdón sea auténtico y sincero
y que no sea solo un sentimiento. Por eso, Señor, ante tu Sagrada presencia hoy quiero invitar a
3

todos aquellos que me han herido y me han hecho algún daño y te pido la gracia de perdonarlos y
la fuerza para hacerlo.

Te doy mi voluntad y te pido tu espíritu Santo para que me mueva libremente y para guíe mi mente,
mi corazón y mi sentir hacia toda persona o grupo que necesite perdonar. Padre, quiero sanar
aquellos rencores viejos están allí, guardados en mi memoria.

Señor, si en el fondo de mi corazón guardo algún resentimiento consciente o inconsciente por ti, te
perdono Señor. Por las veces que pensé que aquello malo que me pasaba a mí o a mis seres amados,
era porque Tú lo provocabas. Por las veces que pensé que me habías abandonado y que no me
ayudabas. Por culparte de mis enfermedades y sufrimientos y por creer que Tú eras un Dios
castigador. Yo te perdono, Señor de corazón.

Me perdono a mí mismo por mis pecados, mis faltas y mis caídas. Por todo lo verdaderamente malo
que haya en mí. En mis pensamientos, mis sentimientos y mis acciones. Me perdono por haber
creído más en supersticiones y poderes ocultos, que en tu poder. Por las veces que he puesto mi fe
en horóscopos, Tarot, espiritismo y cosas parecidas. Por haber creído más en cosas e influencias
negativas. Por haber puesto mi atención en mensajes que no vienen de Ti. Por olvidar que Tú eres
el TODOPODEROSO y recurrir a esas cosas olvidando que nada ni nadie está sobre Ti. Rechazo todo
lo que esté contra ti. Renuncio a toda creencia o práctica que pueda ofenderte. Me pongo en tus
manos y en tu Sagrado Corazón desde hoy y para siempre. Tómame, Señor, soy tuyo.

Ahora señor, perdono a mi padre y a mi madre si en alguna etapa de mi existencia me han lastimado;
desde el momento de mi concepción hasta hoy. Les perdono sus rechazos, malos tratos o abusos
para conmigo en algún momento de mi vida, antes o después de mi nacimiento. Por sus malos
ejemplos, por su violenta forma de corregirme o castigarme… yo los perdono, Señor. Por sus faltas
de amor, comprensión y compañía para conmigo. Por su abandono y desinterés si lo hubo. Yo los
perdono, Señor y perdono también a mis hermanos, a mi pareja, a mi ex pareja, a mis hijos, parientes
y amigos, a mis maestros o jefes y les pido perdón, de corazón, a través de ti, por las veces que yo
les ofendí de pensamiento, sentimiento, palabra u obra. Por si alguna vez utilicé la violencia física,
verbal o psicológica con alguno o algunos de ellos. Les pido perdón en tu Santo nombre, Jesús.

Hoy abro Señor mi mente y mi entendimiento para que Tú penetres allí y me sanes y me liberes de
recuerdos, traumas y complejos. Líbrame de mis vicios o adicciones y corrige mis pensamientos y
sentimientos inconvenientes para mí o para otros. Corrige, Padre, mi lenguaje, mis creencias y
principios equivocados, mi forma de ver y entender la vida, para verla y comprenderla como es tu
deseo. Haz de mí la persona que tú quieres que sea.

Hoy, Señor, te entrego mi voluntad, mi cuerpo, mi salud, mi enfermedad, mi vida entera. Lo bueno
y lo malo que hay en mí. Haz de mi, Señor, lo que Tú quieras. Tómame y transfórmame en una
persona nueva. Quiero nacer de nuevo en tu presencia Jesús. Quiero ser como el barro en las manos
del alfarero, para que Tú me moldees a tu voluntad. Aunque me duela, Señor.
4

Te doy toda la Gloria y la Alabanza, Señor. Porque Tú estas sentado en tu Trono Celestial y desde allí
diriges hoy mi vida. Te alabo en tu Santo esplendor y tu Magnificencia.

Mira, Señor, la enfermedad que padezco. Conduélete de mi sufrimiento. Tú que padeciste dolores
aún más fuertes que los míos, compadécete de mi en este instante, Jesús. Te lo suplico por el Poder
de tus Santas llagas. Por tu Santa cruz y tu Preciosa sangre. Sáname, Señor. Sana mi cuerpo, mi alma
y mi corazón y dame vida en abundancia. Te lo pido por la intercesión de María, tu Madre. La Virgen
de los Dolores. La misma que te acompaño al Calvario y que estuvo cerca de la cruz cuando fuiste
crucificado para expiar mis pecados. La primera en contemplar las heridas de tu cuerpo. Aquella que
elegiste por Madre.

Sáname, Jesús. Sáname aquí y ahora, si es tu voluntad sanarme y liberarme de este dolor y este
sufrimiento. Hoy vengo ante Ti a presentarte todas las enfermedades de mi cuerpo y de mi alma y
te pido que me sanes completamente. Sana también a los enfermos de mi familia y amigos y
ayúdanos a todos a crecer en la fe, la esperanza y el amor. Y que recibamos todos la salud para la
Gloria y la extensión de Tu reino en los corazones ahora y por siempre, a través de los signos y
prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pido Jesús, confiado en que por tu misericordia infinita lo vas a conceder. Mi buen
Pastor, somos ovejas de tu rebaño y nos sentimos tan seguros en tu amor que aún antes de conocer
el resultado de esta oración en fe te digo: “Gracias Jesús” por todo lo que estás haciendo y vas a
hacer en mí y en todos aquellos por los que hoy te he pedido. Gracias por venir a mi vida y mi alma
y por derramar tu bendición sanadora en este instante sobre mí y sobre los que amo.

Gracias Señor por los que estás visitando y sanando en estos momentos con tu Misericordiosa
Presencia. Gracias te doy por desvanecer los dolores y enfermedades de mi cuerpo ahora. Gracias
por escuchar mi oración y mi clamor. Gracias por sanar esta insoportable enfermedad. Gracias por
ayudarme. Gracias por tocar, armonizar y sanar todas las células y órganos de mi cuerpo. Gracias
por la salud.

Bendito seas siempre, Señor, por tu sacrificio en la cruz. Y glorificado sea tu paso por la tierra antes
y ahora. Bendito Dios. Creador, Salvador y Santificador. Gracias por tu vida, pasión, muerte y
resurrección. Gracias por estar siempre allí, a la puerta de mi corazón. Te amo, te alabo y te bendigo
Señor.

Que se haga siempre tu Santa Voluntad, sobre el cielo y sobre la Tierra. Así sea ahora y por siempre,
amén.

SI USTED CONOCE A ALGUIEN NECESITADO DE ESTE CONTENIDO, REGÁLELE UNA COPIA. O MEJOR
AÚN, HAGA CON ÉL, ELLA O ELLOS ESTA ORACIÓN.

Jaime Orlando Martínez Gil.

Parroquia San Juan Bautista Cali – Agosto de 1982.

Вам также может понравиться