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Hospital psiquiátrico St. Elizabeth, Washington, D.C., una de las sedes del experimento Rosenhan.
El experimento de Rosenhan fue un famoso experimento sobre la validez del diagnóstico
psiquiátrico que llevó a cabo el psicólogo David Rosenhan entre los años 1968 y 1972.1 Fue
publicado en 1973 en la revista Science bajo el título "On being sane in insane places" ("Estar
cuerdo en lugares dementes").2 El estudio está considerado como una importante e influyente
crítica a la diagnosis psiquiátrica.3
El estudio concluyó: "Está claro que en los hospitales psiquiátricos no podemos distinguir a los
cuerdos de los locos".2 Igualmente ilustró los peligros de la despersonalización y del etiquetaje en
las instituciones psiquiátricas. El estudio sugirió que el uso de instalaciones comunitarias para la
salud mental que se preocuparan de problemas específicos más que de establecer etiquetas
psiquiátricas podía ser una solución y recomendó educar a los trabajadores para hacerlos más
conscientes de la psicología social implícita en esas instalaciones.2
Índice
1 El experimento de los pseudopacientes
1.1 Objetivo del experimento
1.2 Participantes
1.3 Valoración psiquiátrica inicial
1.4 Entorno de observación
1.5 Persistencia de las etiquetas psicodiagnósticas
1.6 La experiencia de la hospitalización psiquiátrica
1.7 Conclusiones
2 El experimento de los pacientes inexistentes
3 Controversia
4 Impacto
5 Referencias
6 Enlaces externos
El experimento de los pseudopacientes
Objetivo del experimento
El objetivo de Rosenhan era conocer si los diagnósticos psiquiátricos responden a la existencia en
los pacientes de síntomas que pueden ser categorizados; o, por el contrario, los diagnósticos
psiquiátricos están en las mentes de los observadores y no son resúmenes válidos de las
características manifestadas por el observado.
Participantes
El propio Rosenhan y siete colaboradores con buena salud mental, los llamados "pseudopacientes",
solicitaron una cita en un hospital psiquiátrico a través de una llamada telefónica alegando sufrir
alucinaciones acústicas. El personal del hospital no fue informado de tal experimento. Los
pseudopacientes incluían un estudiante de psicología en la veintena, tres psicólogos, un pediatra, un
psiquiatra, un pintor y una ama de casa. Ninguno tenía antecedentes de enfermedad mental. Los
pseudopacientes utilizaron seudónimos, y aquellos que trabajan en profesiones relacionadas con la
salud mental alegaron otra ocupación con el fin de evitar ningún tipo de tratamiento especial.
Además de dar falsos nombres y empleos, no se efectuó ninguna otra alteración de su biografía o
circunstancias personales.
Entorno de observación
Todos fueron admitidos en 12 hospitales psiquiátricos situados en lugares diferentes de EE.UU.
incluyendo algunos viejos e infradotados. Algunos en zonas rurales, otros hospitales universitarios
con excelente reputación, y uno estrictamente privado. Aunque los pseudopacientes se presentaron
con síntomas idénticos, 7 fueron diagnosticados en hospitales públicos con esquizofrenia, y uno con
psicosis maniaco-depresiva, un diagnóstico más optimista y mejor pronóstico clínico, en el hospital
privado. La duración de la hospitalización varió de 7 a 52 días, con una media de 19 días. Todos
fueron dados de alta con un diagnóstico de esquizofrenia “en remisión”. Un diagnóstico que
Rosenhan considera como evidencia de que la enfermedad mental se percibe como una condición
irreversible que crea un estigma para toda la vida antes que como una enfermedad curable.
Conclusiones
Rosenhan y los otros pseudopacientes denunciaron la deshumanización, invasión de la privacidad, y
el aburrimiento que sufrieron mientras estaban hospitalizados. Sus pertenencias fueron revisadas
aleatoriamente, y algunos observados mientras estaban en el baño. Informaron de que aunque el
personal parecía bien intencionado, en general objetivaba y deshumanizaba a los pacientes, a
menudo discutían sobre los pacientes en su presencia como si no estuvieran allí, y evitaban el
contacto directo con los pacientes excepto cuando lo exigían sus obligaciones. Algunos ayudantes
manifestaban abusos verbales y físicos hacia los pacientes cuando otros miembros del personal no
estaban presentes. El contacto medio con los psiquiatras, psicólogos, residentes, y médicos, todos
ellos en conjunto, fue de una media de 6 minutos y 48 segundos al día.
“Les dije a mis amigos, a mi familia: ‘Saldré de allí cuando tenga que salir, eso es todo. Estaré allí
un par de días y luego saldré’. ¡Nadie tenía ni idea de que pasaría dos meses allí! El único modo de
salir era aceptar que tenían razón. ‘Dicen que estoy loco, pues lo estoy, pero estoy mejorando’. Era
una afirmación de la imagen que ellos tenían de mí”.
De hecho, Rosenhan no había enviado ningún genuino pseudopaciente durante este periodo. La
conclusión de Rosenhan fue que:
“Cualquier proceso diagnóstico que se preste por sí mismo tan fácilmente a errores masivos de este
tipo no puede ser un proceso muy fiable”.2
Controversia
Rosenhan publicó sus descubrimientos en Science criticando la fiabilidad del diagnóstico
psiquiátrico, así como la despersonalización y la naturaleza degradante de la atención sufrida por
los participantes en el estudio. Su artículo generó una gran controversia.7
Por el contrario, que el personal de urgencias no sea capaz de poner en duda su diagnóstico con el
paso del tiempo y en ausencia de otros síntomas, es otra cuestión. Y es precisamente la tendencia a
extender un diagnóstico, para interpretar los datos siguientes con el fin de hacerlos consistentes con
él, la raíz de la crítica de Rosenhan. Rosenhan no critica que los simuladores fueran admitidos, sino
que afirma que la hipótesis de la enfermedad mental fue mantenida a pesar de la buena salud mental
aparente del paciente, con lo cual el diagnóstico perdió básicamente su sentido.2
Impacto
Se considera que el experimento impulsó el movimiento de la antipsiquiatría y aceleró el
movimiento de reforma de los hospitales psiquiátricos y de desinstitucionalización del tratamiento
de los enfermos mentales en la medida en que fuera posible.9
Referencias
Koch, Klaus, "Der verirrte Blick in die Seele", Süddeutsche.de. Consultado el 12 de agosto de
2012.
Rosenhan DL (1973). «On being sane in insane places». Science (New York, N.Y.) 179 (70): 250-8.
PMID 4683124. doi:10.1126/science.179.4070.250.
Slater, Lauren (2004), Opening Skinner's Box: Great Psychological Experiments of the Twentieth
Century, W.W. Norton. ISBN 0-393-05095-5.
The Rosenhan Page en As Psychology.
Clip de la BBC The Trap, 11 de marzo de 2007
Extracto del documental The Trap (BBC, 2007)
Eric Jaffe, Opening Skinner's Box Causes Controversy en APS Observer. Consultado el 12 de
agosto de 2012
Spitzer, Robert L. (1975). "On pseudoscience in science, logic in remission, and psychiatric
diagnosis: a critique of Rosenhan's "On being sane in insane places"". Journal of Abnormal
Psychology 84 (5): 442–52.
Kornblum, William (2011). Mitchell, Erin; Jucha, Robert; Chell, John. eds (Google Books).
Sociology in a Changing World. Cengage learning. p. 195.