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Universidad de Sotavento A. C.

Campus Villahermosa.

Estudios Incorporados a la Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Derecho

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

JOSÉ EDUARDO RODRÍGUEZ RIVERA

Matricula 418523926

Catedrático

GARCIA SOLORZANO ELOISA DEL CARMEN

Villahermosa - Tabasco

9 de abril de 2019
INTRODUCCIÓN

El concepto "obligación" excede, con mucho, del ámbito del derecho,


pero salvo acepciones muy especiales, tiene dentro de él un
significado unívoco, no incompatible con la existencia de diversas
especies de obligaciones.

Obligación es siempre, en sentido jurídico, necesidad moral (es decir:


no física) ; es atadura o vinculación de una voluntad, impuesta por
una norma emanada del ordenamiento legislativo o de la voluntad
privada.

Las obligaciones concretas presentan, pues, el carácter común de


ser distintas de la obligación abstracta, en cuanto se incorporan a la
vida, henchidas de contenido real: realizan el concepto de aquélla,
pero le suman nuevos factores, la visten con un ropaje mundano.

Variadas en diferentes aspectos, su polimorfismo postula un esfuerzo


de señorío de conceptos que se ha traducido y se traduce en
múltiples clasificaciones. Entre todas las cuales hay una, barruntada
por muchos autores, olvidada algunas veces, cuyo exacto diseño,
nada exento de obstáculos, habrá de constituir el mejor aporte para
la tarea de aclarar nociones de primer plano en el saber del derecho
civil.

Tratase de la división bipartida de las obligaciones en torno a la cual


giran estas consideraciones. Tal vez imperfecta en su literal ex-
presión y seguramente controvertible en la manera como se la
delinea en este ensayo.
Las obligaciones especiales, participan del carácter asignado, bajo,
el número anterior, al "derecho de obligaciones", pero no es ese su
carácter único.

Son además, aquéllas (por lo tanto las obligaciones constitutivas de


tal derecho), obligaciones de una temporalidad no derivada
únicamente de la razón apuntada; sino de otra razón más alta, y que
se entrelaza con la manera como dichas obligaciones se originan y
con su objeto.

Obligaciones especiales, en el sentido admitido, son en sustancia,


salvo específicos supuestos, las constitutivas del denominado
"derecho de obligaciones" o derecho de créditos.

En el derecho romano la obligación era un lazo o ligamento como lo


revela su etimología (ob: delante, por causa de, alrededor; ligatio: de
ligo, as, are: ligar, atar). La extinción de la obligación es, por lo mismo,
un desatarse (solutio es cumplimiento y procede del verbo solvo que
significa desatar o desligar).

En derecho moderno también la obligación propugna, como su


destino esencial, por ser satisfecha, pagada o cumplida. Y, una vez
ello conseguido, pierde su existencia. Vive, pues, para morir, y
muriendo consigue la razón de ser de su vida. En lo cual se aparta
de aquellos derechos que, como ciertas cualidades humanas, se
fortalecen con el ejercicio, y viven para sobrevivir, algunos en plan de
eternidad, como le sucede al dominio.

En general, los derechos reales en cuya regulación no se entreveran


elementos obligacionales, se consolidan por su utilización, hasta el
punto de que algunos de ellos, basta recordar la servidumbre, se
extinguen por el no uso.
Otra de ellas es el de su finalidad, puesto que las obligaciones
especiales se originan para un motivo "tan especial y circunscrito
como la causa que lo motivó", para fines "singulares, inmediatos y de
mero interés individual" mientras las otras persiguen otros más
permanentes y de menor limitación en su alcance.

Expresadas ideas similares en distintos términos, cabe decir que las


obligaciones especiales, son creación de la libertad humana, y
existen para promoverla o para sancionarla (responsabilidad civil, p.
e.) En cambio, hay otras obligaciones que son creación del
ordenamiento legislativo. Sólo se originan cuando el individuo abdica,
dentro de ciertos límites, de su libertad personal, para someterse a
un orden regulado por la voluntad social, generalmente por la ley.

Al abdicar, limitadamente, de su libertad, no lo hace por cierto,


normalmente, para perder y sí con un afán muy humano de beneficio.
Limitar la libertad, y entrar en un orden social superior, es asegurar
la libertad posible y aun aumentar considerablemente la teórica o pre-
caria libertad del hombre aislado.

STAMMLER, ha dicho: (Das recht der Schuldverháltnisse in seinen


allgemeinen Lehren, Berlín, 1897, pág. 7), que las relaciones
obligatorias son derechos de unión en oposición a los derechos de
exclusión, como son los derechos reales.

Vistas las cosas según quedan expuestas, son más exactas las pro-
posiciones inversas. Las obligaciones especiales son derechos de
exclusión.

Hay otras obligaciones que son derechos de unión. El reconocimiento


del Estado, el de la propiedad, el de la familia, unen más a los
hombres que el contrato; porque aquéllos sirven para aglutinar
uniones permanentes, mientras que éste produce una efímera
conexión momentánea.

El nombre escogido se enlaza con una de las grandes teorías


jurídicas y sociológicas de nuestro tiempo, la teorh de h institución,
cuya trascendencia se ha. exteriorizado, sobre todo, en sus
aplicaciones al derecho público; y en la que se contienen ricas
posibilidades de una profunda renovación de la dogmática
jusprivatista que no puede hoy permanecer indiferente ante las
modernas concepciones del derecho público.
Lo que evidencia, por cierto, el íntimo contacto de las construcciones
científicas de esos dos grandes sistemas del ordenamiento
legislativo, el derecho público y el privado, cuya distinción, criticada
en la doctrina es, no obstante, muy importante en la práctica y muy
necesaria para calibrar el sentido social de ciertas instituciones; y de
la que parece será imposible prescindir mientras el derecho conceda,
como concederá siempre, más a la vida, variada y contradictoria, que
a la lógica pura.
La distinción no excluye, naturalmente, la interdependencia ni
justifica el prurito de absoluta soberanía y originalidad, propio de
todas las juventudes: la de los hombres o la de las ciencias. El
derecho público debe y deberá mucho al derecho privado siquiera
sea por su vejez, y su consiguiente experiencia. Pero cuanto más los
juspublicistas engrandezcan el cuerpo de su disciplina, ya hoy tan
robusta y valiosa, más necesitará el derecho privado acudir a él en
busca de orientación y de fertilidad. Como en la naturaleza, en el
saber, el cruce inteligente mejora las estirpes.
El incumplimiento de las obligaciones.
Los supuestos de incumplimiento y su dificultad de sistematización
En términos generales, incumplir una obligación equivale a no llevar
a cabo la exacta prestación debida. Con semejante afirmación se
pone de manifiesto, de una parte, qué la conducta debida por el
deudor ha de adecuarse perfecta y completamente a la ejecución de
la prestación y, de otra parte, se justifica la insistencia realizada con
anterioridad en los requisitos del pago o cumplimiento. Sin embargo,
el incumplimiento de la obligación tendrá lugar tanto en caso de falta
absoluta de ejecución de la prestación, cuanto en caso de inexacta
ejecución de la misma. Las clasificaciones más extendidas de los
supuestos de incumplimiento son:
 Incumplimiento propio o absoluto
 Incumplimiento impropio o relativo.
 Otros autores prefieren realizar una contraposición entre:
 Falta absoluta de cumplimiento o incumplimiento total, y
 Cumplimiento defectuoso e inexacto.
Quedando claro que cualquier contravención de la obligación puede
ser considerada incumplimiento, lo que realmente interesa es
dilucidar si el deudor responderá por ello, por el mero hecho objetivo
de haber quedado insatisfecho el interés del acreedor; o si, por el
contrario, pueden existir supuestos en los que la falta de
cumplimiento no sea imputable al deudor y éste, por tanto, no haya
de responder. En ciertas ocasiones, en principio, excepcionales, el
deudor no es considerado responsable de la falta de cumplimiento
por haberse producido ésta a causa de circunstancias insuperables
para el deudor: caso fortuito o fuerza mayor “Artículo 1105Fuera de
los casos expresamente mencionados en la ley, y de los en que así
lo declare la obligación, nadie responderá de aquellos sucesos que
no hubieran podido preverse o, que, previstos, fueran inevitables. “En
los demás casos, el deudor será responsable de la falta de
cumplimiento y, en particular, cuando haya incurrido en dolo, culpa o
mora “Artículo 1101 Quedan sujetos a la indemnización de los daños
y perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus obligaciones
incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier
modo contravinieren al tenor de aquéllas”
La Acción Oblicua
La acción oblicua es una figura jurídica que permite a los acreedores
ejercitar los derechos que su deudor tiene, con el objetivo de cubrir a
su vez los créditos a su favor y extinguir la deuda.
Como ejemplo tenemos que si un heredero que tiene deudas
renuncia a los derechos hereditarios a virtud de los cuales tendría
recursos para satisfacer el pago de tales deudas, le asiste a los
acreedores el derecho de concurrir al proceso sucesorio y aceptar en
su nombre la herencia.
Requisitos para el ejercicio de la acción oblicua
De fondo o condiciones sustanciales.
Condiciones relativas al deudor.
 Supone un deudor negligente en el ejercicio de sus acciones.
 No es necesario que el deudor sea constituido en mora por el
acreedor
 El deudor debe estar en estado de insolvencia
Condiciones relativas al acreedor.
 Interés por parte del acreedor´
 Debe tratarse de un acreedor quirografario o de un acreedor
privilegiado cuya garantía resulte insuficiente para respaldar el
crédito.
Condiciones relativas al crédito.
 El crédito debe ser cierto, líquido y exigible.
 No es imprescindible que el crédito del acreedor sea anterior
en fecha al crédito del deudor contra el tercero .
Requisitos o condiciones de forma
Establece la doctrina estos requisitos para ejercer la acción oblicua,
a saber:
 Emplazamiento del deudor, la doctrina y jurisprudencia, en
principio no exigen que el acreedor haga citar a su deudor, no
obstante, por razones prácticas, para que no exista dudas en
torno al efecto de cosa juzgada que la sentencia por lograr
pueda tener contra el deudor, convendrá al demandante llamar
a juicio a su deudor.
 Autorización judicial para el acreedor, la doctrina y
jurisprudencia afirman que no se requiere, ya que el acreedor
ejerce las acciones y derechos de su deudor en virtud de un
derecho que le atribuye expresa y directamente la ley.
Efectos que produce la acción oblicua.
 El resultado de la acción aprovecha a todos los acreedores
quirografarios, porqué el patrimonio del deudor es la prenda
común de sus acreedores.
 El acreedor no tiene el pago de su crédito, sólo obtiene que el
pago ingrese al patrimonio del deudor, luego intentarán su
acción ejecutiva.
ACCIÓN PAULIANA
La acción pauliana o revocatoria, es una figura jurídica que permite a
los acreedores obtener la revocación de los actos del deudor en
fraude de sus derechos. El fin económico la acción pauliana, es
mantener en el patrimonio del obligado, los bienes de que se
desprende en apariencia o en realidad, para perjudicar derechos
legítimos de tercero.
CARACTERÍSTICAS DE LA ACCIÓN PAULIANA
Su función conservativa o cautelar, pero no ejecutiva.- La paulina,
coloca bienes en garantía, pero no los expropia ni del deudor ni del
adquiriente, aunque otorga título para hacerlo.
Su connotación de acción personal y no real.- Se trata de una acción
personal de suerte que no persigue un bien sustrayéndolo de la
posesión del primero o ulteriores adquirientes prescindiendo de su
buena o mala fe, sino que se pretende remediar las consecuencias
objetivas de una conducta ilícita.
EFECTOS QUE PRODUCE LA ACCIÓN PAULIANA
El principal efecto de la Acción Pauliana es la restitución al patrimonio
del deudor de los bienes fraudulentamente cedidos o enajenados. O
sea que por declaración del juez orden al demandado que se
restablezcan las cosas en el estado en que estaban antes del acto
contra el cual iba dirigida la acción pauliana. Su ejercicio favorece a
todos los acreedores, aun los de fecha posterior al acto fraudulento,
y alcanza al tercero adquirente de buena fe, cuando el acto
fraudulento sea a título gratuito.
ACCIÓN CONTRA LA SIMULACIÓN
La acción de simulación es un recurso que permite a una persona
solicitar al juez que se declare la simulación de un acto jurídico, lo
que implica la declaración de inexistencia del acto en cuestión, o se
declare su nulidad. La simulación consiste en una maniobra
encaminada a ocultar el verdadero negocio jurídico llevado a cabo
entre las partes, maniobra que puede ser fraudulenta.
SANEAMIENTO POR EVICCIÓN
Obligación de indemnizar que recae sobre el vendedor cuando se
produce la evicción de la cosa vendida. Puede pactarse la renuncia
a este derecho del comprador, salvo cuando medie mala fe del
vendedor.
RESPONSABILIDAD
La responsabilidad es una figura jurídica que tiene como objetivo
restablecer el equilibrio perdido en consecuencia de un acto de
derecho.
La idea de responsabilidad necesariamente esta conectado con la
necesidad de reparación.
Kelsen considera que un individuo es responsable cuando es
susceptible de ser sancionado, independientemente de que haya
cometido o no un acto jurídico. Se es responsable cuando, según el
ordenamiento jurídico, deba aplicarse al individuo una sanción,
independientemente de que, de hecho, se le aplique.
Se pueden describir cuatro sentidos de responsabilidad:
 Responsabilidad como obligaciones o unciones derivadas de
un cierto cargo, papel, relación.
 Responsabilidad en el sentido de factor casual, indicando que
algún acto o fenómeno es consecuencia de algún efecto.
 Responsabilidad como capacidad y como estado meefect
 Responsabilidad como punible o moralmente reprochable, en
el sentido de que el agente es acreedor de una pena o reproche
moral.
En un sentido jurídico el concepto de responsabilidad se basa en la
libertad de acción de la cual disponen los sujetos obligados por la
norma de derecho. Cualquier individuo capas de decidir, puede
actuar de distintas formas.
Responsabilidad subjetiva y objetiva
Responsabilidad Subjetiva
La subjetiva es aquella en laque se requiere, para que se aplique la
sanción, que el sujeto haya querido o previsto el resultado de su
conducta antijurídica.
Es la responsabilidad del sujeto productor del daño. En términos
generales, se estima que la responsabilidad extracontractual nace de
un hecho no sólo ilícito sino también culpable; es decir, que el agente
productor del daño ha de haber actuado con negligencia o culpa. De
ahí que la responsabilidad civil extracontractual subjetiva, o fundada
en el criterio de la voluntariedad de la acción, sea denominada
también responsabilidad por culpa.
Responsabilidad Objetiva
En el caso de la responsabilidad objetiva, se parte de la hipótesis de
que la fuente de obligaciones es el uso lícito de cosas peligrosas, que
por el hecho de causar un daño, obligan al que se sirve de ellas, que
puede ser el propietario, el usufructuario, el arrendatario, o el usuario
en general, a reparar el daño causado.
La objetiva (o por resultado) se da cuando un individuo es susceptible
de ser sancionado independientemente de que haya querido o
previsto el acto antijurídico.
Responsabilidad Por Riesgo Creado
es una fuente de obligaciones reconocida en algunos códigos de este
siglo, por virtud de la cual, aquel que hace uso de cosas peligrosas,
debe reparar los daños que cause, aun cuando haya procedido
lícitamente.
En la teoría del riesgo creado se exige para que nazca la
responsabilidad:
El uso de una cosa peligrosa o el ejercicio de actividades reputadas
por la ley como peligrosas.
La realización de un daño.
Una relación de causa a efecto entre la cosa o actividad peligrosas y
el daño causado. No se toma en cuenta en esta teoría el elemento
subjetivo de la culpa imputable al agente”.
Por otra parte, hay cosas que por su naturaleza inflamable o
explosiva son de muy peligroso manejo y aunque se proceda
cuidadosa y diligentemente, pueden producir efectos dañosos no
sólo para el que los usa, sino también para los demás, creando así
un riesgo para todos.
Responsabilidad Derivada Del Riesgo Profesional
La responsabilidad por riesgos profesionales, a que se refiere la
fracción XIV, del artículo 123 constitucional, se sustenta en una
doctrina novísima que, a diferencia de la responsabilidad de derecho
civil, que se basa en la culpa, tiene como fundamento el que toda
organización industrial a base de máquinas, implica la existencia de
un riesgo para el trabajador, que las maneja, el cual, desde el
momento en que celebra un contrato de trabajo con el patrono, queda
expuesto al riesgo creado por éste. Se trata, pues, de una doctrina
que, tomando por una parte el riesgo creado por el patrono, y por
otra, el accidente sufrido por el trabajador, no requiere
necesariamente la existencia de una relación inmediata entre el
riesgo y el accidente a fin de que nazca la responsabilidad del propio
patrono, bastando tan sólo que dicho accidente surja con motivo o en
ejercicio de la profesión o trabajo, para que la responsabilidad corra
a su cargo; y por consecuencia, aunque el trabajador no haya obrado
con sujeción estricta a su contrato, ni obedecido los reglamentos
interiores de la empresa, si el accidente se produce, el patrono sólo
podrá librarse de la responsabilidad, cuando demuestre ser aplicable
al caso cualquiera de las disposiciones establecidas en el artículo
316 de la Ley Federal del Trabajo que, precisamente, por contener
disposiciones de excepción al principio general, no puede ser
interpretado por analogía ni por mayoría de razón.
CONCLUSIÓN
Las obligaciones, por los sujetos que en ella intervienen, se clasifican
en unipersonales y pluripersonales. Las primeras son las más
comunes; en ellas interviene un deudor y un acreedor. En las
segundas intervienen varios sujetos y pueden ser de tres tipos: 1)
activas, cuando hay varios acreedores y un solo deudor; 2) pasivas,
cuando hay varios deudores y un solo acreedor, y 3) mixtas, cuando
hay varios deudores y varios acreedores.
Las obligaciones más comunes son las que tienen por objeto una
prestación y se les denomina puras o simples. Sin embargo, hay otras
en las que el objeto es diverso, a las cuales se les denomina
obligaciones múltiples, complejas o compuestas.
Los derechos de la víctima a la que se le violó un deber jurídico son
pedir indemnización, pago del daño y perjuicio (en su caso), exigir el
cumplimiento forzado de la prestación de indemnizar a través de
embargo, acción oblicua, acción pauliana o acción contra la
simulación.
Los derechos de una víctima a la cual se viola un contrato son exigir
el cumplimiento del contrato, declarar la rescisión del contrato,
saneamiento en caso de evicción (en contrato traslativo de dominio)
o por vicio oculto, retención, ejecución forzada de la prestación a
través de entrega de la cosa, embargo, acción oblicua, acción
pauliana o acción contra la simulación y pago del daño y perjuicio.
Los derechos de una persona a la que se viola una declaración
unilateral de la voluntad son exigir el cumplimiento de la prestación,
saneamiento en caso de evicción y vicio oculto, ejecución forzada de
la prestación por vía de entrega de la cosa, embargo, acción oblicua,
acción pauliana o acción contra la simulación y el pago del daño y
perjuicio.
BIBLIOGRAFÍA
Bejarano Sánchez, Manuel. Obligaciones Civiles. México, Harla,
2010.
Gutiérrez y González, Ernesto. Derecho de las Obligaciones. México,
Porrúa, 2002. Pp. 968-1004 y 1005-1016.
Bejarano Sánchez, Manuel. Obligaciones Civiles. México, Harla,
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Código Civil de la Ciudad de México, 2016, artículos 1935-
1937 y 2104-2184. Disponible en: http://www.aldf.gob.mx/archivo-
c9dc6843e50163a0d2628615e069b140.pdf [Consultado el 8 de
abril de 2019]

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