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Competencia monopolística
Diferenciación de producto.
El modelo de Chamberlin.
Conclusiones.
Bibliografía.
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INTRODUCCIÓN.
En muchas industrias, los productos están diferenciados. Por una u otra razón, los
consumidores consideran que la marca de cada una es diferente del resto. Por ejemplo, se
considera que la pasta dentif́ rica Licor del polo es diferente de Colgate, de Oral-b y de otras
pastas. La diferencia se halla, en parte, en el sabor, en parte en la consistencia y, en parte, en la
reputación, es decir, la imagen (verdadera o falsa) que tenga el consumidor de la eficacia relativa
de Licor del polo en la prevención de las caries. Algunos consumidores (pero no todos) pagan,
pues, más por Licor del polo.
Como Henkel es el único productor de Licor de polo, tiene poder de monopolio. Pero su
poder de monopolio es limitado, ya que los consumidores pueden sustituir fácilmente Licor del
polo por otras marcas si sube su precio. Aunque los que prefierén Licor del polo pagarán más
por esta marca, la mayoria ́ no pagará mucho más. El usuario representativo de Licor del polo
́ 25 o incluso 50 centimos más por un tubo, pero probablemente no un euro más. Para la
pagaria
mayoriá de los consumidores, la pasta dentif́ rica es pasta dentif́ rica y las diferencias entre las
marcas son pequeñas. Por tanto, la curva de demanda de pasta Licor del polo, aunque tiene
pendiente negativa, es bastante elástica (una estimación razonable de la elasticidad de la
demanda de Licor del polo es –5). Dado su reducido poder de monopolio, Henkel cobrará un
precio más alto que el coste marginal, pero no mucho más alto. La situación es similar en el caso
del detergente Colon o de los rollos de papel de cocina Scott.
Cómo surge esta idea. Hasta 1925 era habitual estudiar los mercados desde la
perspectiva de las dos estructuras polares que eran la competencia perfecta (muchas empresas)
y el monopolio (una), pero Piero Sraffa indicó en 1926 que si el mercado se dividía en clientelas
mediante una diferenciación del producto, incluso ligera, un mercado aparentemente formado
por un gran número de empresas se comportaría según principios más cercanos al monopolio
que a la competencia perfecta. Ello equivale a segmentar el mercado de alguna manera, en lo
que se dice que se da una competencia que no es vía precios.
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COMPETENCIA MONOPOLISTICA
1. Definición
Para Robert Frank, la Competencia monopolística es una estructura de mercado cercana a la
competencia perfecta, ocurre cuando muchas empresas sirven a un mercado con entrada y
salida libres, pero en el cual los productos de un empresa no son sustitutos perfectos de los de
otras compañías.
La ventaja de este mercado es que permite la entrada a los microempresarios, lo cual les
puede servir para hacer crecer a sus negocios.
El análisis de los mercados hasta los años 30 del pasado siglo correspondía a la
competencia perfecta y al monopolio, como casos extremos de la realidad, salvo algunos
modelos “ingenuos” del duopolio. Pero la realidad abarca no sólo casos límites, sino que era
preciso examinar un campo intermedio que hacía referencia a un tipo de organización industrial
que aparecía muy frecuentemente en la vida real, por tal motivo, en los años 30 un grupo de
autores, entre los que destacamos a J. Robinson y E. H. Chamberlin, presentaron un análisis
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que intentaba describir ese tipo de organización industrial diferente a la competencia perfecta y
al monopolio. Con las siguientes características:
1. Que estaban formada por muchas empresas y muchos demandantes, por lo que su
constitución en este aspecto coincidía con la competencia perfecta y se distanciaba del
monopolio.
2. Que los productos vendidos eran sustitutivos y muy cercanos, diferenciándose así de la
competencia perfecta, donde el producto era homogéneo.
Al ser muchas las empresas, la dificultad de acuerdos para controlar el mercado lo hacen
prácticamente imposible, pero además existe libertad de entrada y salida de empresas en el
mercado. Hasta aquí este tipo de mercado corresponde totalmente al mercado competitivo.
Ahora bien, cada empresa produce su propio producto, que se diferencia muy poco del resto de
los productos que ofrecen las otras empresas. Por consiguiente, este mercado tiene, por un lado,
rasgos competitivos y, por otro, aspectos monopolísticos. De ahí su denominación de
competencia monopolística, sin incurrir así en una contradicción como a simple vista pudiera
parecer. Ejemplos de este tipo de mercado son numerosísimos: empresas de tabaco,
cosméticos, productos farmacéuticos, licores, etc.
El rasgo esencial de este mercado es la diferenciación del producto. Los productos son
heterogéneos, pero solo difieren de manera muy ligera. Todos ellos son sustitutivos cercanos,
de modo que el consumidor no los considera idénticos, bien sea porque físicamente no lo son al
tener propiedades distintas, o bien porque el consumidor los diferencia por alguna razón, que
incluiría, por ejemplo, la localización del producto, su envase, etc. Para diferenciación del
producto se precisa darle una “marca” y realizar una publicidad que lo distinga de otros similares.
De la diferenciación del producto se deducen dos consecuencias: primera, que no cabe
hablar en este caso de industria, considerada ésta como un grupo de empresas que producen el
mismo bien, sino de “grupo de empresas” o mejor de “grupo de productos”, aunque en la vida
ordinaria se sigue empleando el término “industria”; segunda, que la sustituibilidad de los
productos hace que cada empresa se enfrente a una curva de demanda negativa y no horizontal,
como sucedía en la competencia perfecta; es más, al existir muchas empresas cada una de ellas
actúa como si sus decisiones sobre los precios no influyera sobre la conducta de las demás, lo
que hace que la curva de demanda de cada empresa sea muy elástica, si bien existen
limitaciones a tal conducta desde el momento que si un empresario tiene incentivos para bajar el
precio y acaparar mercado, también los tendrán los otros empresarios.
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LA DIFERENCIACIÓN DE PRODUCTO.
Los establecimientos del centro comercial El Tormes ofrecen diferentes tipos de comida
rápida: hamburguesas, pizzas, comida india, etc. Cada consumidor que llega al centro comercial
prefiere uno de estos tipos de comida. Esta preferencia puede depender, entre otros factores,
del humor del consumidor, de su dieta o de lo que haya comido ese día. Estas preferencias no
hacen al consumidor indiferente al precio: si en el Burger King se cobrase 17€ por una
hamburguesa, todo el mundo iría al Pans and Company, al Kebab o al MCdonald´s. Sin embargo,
alguna gente elegirá una comida más cara si el tipo de comida se ajusta más a sus preferencias.
Por tanto, los productos de los diferentes establecimientos son sustitutivos, pero no son
sustitutivos perfectos: son sustitutivos imperfectos.
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Muchas de las industrias que operan bajo competencia monopolística ofrecen bienes
diferenciados por localización. Esto es especialmente cierto en industrias de servicios, desde las
tintorerías a las peluquerías, donde los consumidores a menudo eligen al vendedor que está más
cerca en lugar de elegir al más barato.
¿Queremos beber café? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por él? Veamos, hay cafés y
cafés: un starbucks cuesta más que un simple café de máquina expendedora, pero vale la pena.
Debido a que los consumidores se diferencian entre sí en lo que están dispuestos a pagar por
una calidad mejor, los productores pueden diferenciar sus productos por calidad: algunos ofrecen
productos de baja calidad y baratos y otros ofrecen productos de alta calidad a un precio mayor.
La diferenciación del producto, por tanto, puede ser de distintas formas. Sin embargo, las
industrias con productos diferenciados presentan dos importantes características: la competencia
entre vendedores y la ventaja de la diversidad.
La competencia entre vendedores significa que incluso aunque los vendedores de los
productos diferenciados no están ofreciendo bienes idénticos, de alguna forma están compitiendo
en un mercado acotado. Si entran en el mercado empresas, cada empresa venderá menos
cantidad para cualquier precio.
La ventaja de la diversidad se refiere a lo que ganan los consumidores debido a la
proliferación de los productos diferenciados. Cuando hay muchas calidades diferentes de un
mismo producto, menos gente está obligada a pagar por una calidad mayor de la que necesita o
a conformarse con una calidad inferior a la que quiere. En otras palabras los consumidores se
benefician de poder disponer de una mayor diversidad del producto.
EL MODELO DE CHAMBERLIN.
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como si sus decisiones de precio y cantidad no influyeran en la conducta de las demás empresas
de la industria. Y como los productos son sustitutivos cercanos, eso significa, a su vez, que cada
empresa considera que su curva de demanda es muy elástica.
Un rasgo fundamental del modelo de Chamberlin es la perfecta simetría de la posición de
todas las empresas en la industria. En términos metafóricos, cabe imaginar que la empresa de
Chamberlin es una de las muchas barcas de pesca que hay en una zona, cada una de las cuales
tiene un determinado número de sedales en el agua. Si cualquiera de ellas pusiera en los
anzuelos un cebo más atractivo y las demás siguieran utilizando el mismo que antes, el innovador
vería aumentar significativamente su proporción de capturas con respecto al total, pues, al fin y
al cabo, sus sedales serían más atractivos no sólo en términos absolutos, sino también en
relación con los de otras barcas. Sin embargo, como la situación es perfectamente simétrica, si
tiene sentido que una barca utilice un cebo mejor, también lo utilizarán otras.
Sin embargo, cuando todas utilizan un cebo mejor, los sedales del innovador no son más
atractivos en términos relativos que antes. Por lo tanto, el aumento de sus capturas totales serán
mucho menos que si los demás no alteran su conducta inicial.
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P´, cada una vende Q´. Si sólo baja el precio a P´´ una de ellas,venderá Q´´´. Pero si las demás
también lo bajan, cada una venderá Q´´ solamente.
Es importante recalcar que las empresas no tienen por qué no darse cuenta de que los precios
de las que se encuentran en una situación similar tienden a variar al unísono.
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EL EQUILIBRIO DE CHAMBERLIN A LARGO PLAZO.
Al igual que ocurre en el caso perfectamente competitivo, el hecho de que haya beneficios
económicos a corto plazo atrae nuevas empresas a la industria monopolísticamente competitiva.
¿Qué consecuencia tiene la entrada estas empresas? En el caso competitivo, sabemos que se
desplazaba la curva de la oferta de la industria hacia la derecha, lo que provocaba una reducción
del precio de equilibrio a corto plazo. En otras palabras, en el modelo perfectamente competitivo
la entrada provoca un desplazamiento descendente de la cuerva de la demanda horizontal de
cada empresa. En el modelo de Chamberlin, desplaza la curva de demanda de cada empresa
hacia la izquierda. Más concretamente, partiendo del supuesto de que cada empresa compite en
condiciones de igualdad por una parte de la demanda total de la industria, la entrada provoca
una reducción en la misma proporción de la cantidad que puede vender cada empresa a un
precio cualquiera dado. Cada una de las empresas del mercado reclama para sí esencialmente
la misma proporción de la demanda de la industria y, al haber más empresas en el sector,
necesariamente disminuye esa proporción.
Tras el desplazamiento de la demanda hacia la izquierda provocado por la entrada, cada
una de las empresas tiene la oportunidad de reajustar el tamaño de su stock de capital y de elegir
su nuevo nivel de producción maximizador del beneficio. Si sigue existiendo la posibilidad de
obtener un beneficio extraordinario, continuarán entrando empresas.
La posición de equilibrio a largo plazo es aquella en la que la curva de la demanda dd se
ha desplazado hacia la izquierda hasta el punto que es tangente a la curva de coste medio a
largo plazo (y tangente también a la curva de coste medio a corto plazo correspondiente).
Obsérvese que en la Figura 3 Q*, el nivel de producción que maximiza el beneficio según el
criterio IMg=CMg, es exactamente igual que el nivel de producción en el que la curva dd es
tangente a las curvas de coste medio a largo y a corto plazo. No se trata de una mera
coincidencia. Podemos sostener independientemente de la condición IMg=CMg que el punto de
tangencia debe ser un punto de máximo beneficio. En ese punto, la empresa obtiene un beneficio
económico nulo, mientras que en cualquier otro nivel de producción el coste medio será superior
al ingreso medio, lo que significa que el beneficio económico será negativo.
Obsérvese de nuevo que en la Figura 3 la curva de demanda DD corta a la dd en el precio
de equilibrio P*, por las razones ya analizadas antes. Si todas las empresas elevarán el precio
P*, cada una se desplazaría en sentido ascendente a lo largo de DD y obtendría un beneficio
económico. Pero en ausencia de un acuerdo colusorio vinculante, a ninguna empresa le
interesaría mantener un precio superior a P*, puesto que en ese precio su ingreso marginal (a lo
largo de la curva IMg correspondiente a dd) sería superior a su coste marginal. A cualquier precio
superior a P*, podría obtener mayores beneficios bajando el precio y vendiendo una mayor
cantidad de producción. El único resultado estable es el punto de tangencia mostrado en la figura
3.
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CRÍTICAS DEL MODELO DE CHAMBERLIN.
El premio nobel George Stigler y otros autores han criticado el modelo de Chamberlin por
varias razones. En primer lugar, es difícil explicar qué se entiende por “grupo industrial”. El
concepto de Chamberlin imagina un grupo de productos que son diferentes en algún aspecto
indeterminado y que, sin embargo, tienen la misma probabilidad de atraer a un comprador
cualquiera dado. Stigler se queja de que, en la práctica, es imposible utilizar este método para
delinear unos límites entre los grupos de productos que sirvan para algo. Desde un cierto punto
de vista, un producto como Coca-cola es único en sí mismo. Sin embargo, visto desde una
perspectiva algo diferente, Coca-cola es un sustitutivo de Pepsi, el cual es un sustitutivo de la
leche, la cual es, a su vez, un sustitutivo del helado. Pero el helado es un sustitutivo del pastel
de chocolate, que ciertamente no parece un sustitutivo de la Coca-cola. Stigler sostiene que el
grupo de productos de Chamberlin, llevado hasta su extremo lógico, se expande rápidamente
para englobar casi todos los productos de consumo de la economía.
Desde una perspectiva metodológica, Stigler coincide con Milton Friedman en afirmar que
una teoría no debe juzgarse por la precisión descriptiva de sus supuestos sino por su capacidad
de predecir las respuestas a los cambios de su entorno económico. Stigler cree que la teoría de
Chamberlin complica significativamente la teoría de la competencia perfecta, sin alterar
apreciablemente sus predicciones más importantes. Esta ecuación tiene claros fundamentos en
relación con cuestiones específicas. Por ejemplo, Las dos teorías predicen que el beneficio
económico atrae la entrada de empresas, lo que reduce los precios y elimina al mismo tiempo el
beneficio a largo plazo.
Pero la crítica más reveladora del modelo de Chamberlin no es que se parece demasiado
al modelo competitivo sino que no se aleja lo suficiente de él al menos en un aspecto muy
importante. El problema se halla en el supuesto fundamental de que todas las empresas tienen
las mismas posibilidades de atraer a cualquiera de los compradores de una industria. En algunos
casos, esta descripción es razonablemente precisa, pero no lo es en muchos otros. Por ejemplo,
en el caso de los cereales de desayuno una familia con niños preferiría comprar “corn flakes” o
“choco rice” y no “Special K” o “Fitness”.
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ELASTICIDAD EN COMPETENCIA MONOPOLÍSTICA.
La elasticidad de tal demanda está en función del grado en que los bienes rivales son
sustitutivos. En el caso de productos idénticos, las demandas individuales tendrán muy alta
elasticidad y serán más horizontales en tanto sea mayor el número de empresas que los
producen.
En este caso, la empresa debe vender a un precio muy semejante al de sus competidores,
ya que uno superior hará que los consumidores los abandonen y consuma otra de las variedades.
Por el contrario tiene derechos sobre una patente, marca o nombre comercial cuando produce
un artículo ampliamente diferenciado, la demanda individual con la que se enfrentarán será de
una gran elasticidad y las modificaciones en el precio se realizan sin gran incertidumbre respecto
de la retirada de los consumidores.
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COMPETENCIA MONOPOLÍSTICA FRENTE A COMPETENCIA PERFECTA.
El equilibrio de largo plazo de una industria que opera bajo competencia monopolística
se parece, en cierto sentido, al equilibrio de largo plazo de una industria perfectamente
competitiva. En ambos casos hay muchas empresas, no hay beneficios y el precio recibido por
cada empresa es igual al coste total medio de producción.
Sin embargo, las dos versiones del equilibrio de largo plazo son diferentes en aspectos
que son importantes desde un punto de vista económico.
FIGURA 1. Comparación del equilibrio de largo plazo bajo competencia perfecta y bajo competencia monopolística.
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noticia tener más clientes de los que esperaba al precio elegido: a dicho precio, una venta
adicional incrementa sus ingresos más de lo que aumentan sus costes debido a que el precio
elegido es mayor que el coste marginal.
El hecho de que los competidores monopolísticos, a diferencia de los perfectamente
competitivos, deseen vender una cantidad mayor al precio vigente es crucial para comprender
por qué se gastan dinero en publicidad; ésta les ayuda a aumentar sus ventas.
En la figura 1 se observa otra diferencia entre el competidor monopolístico y el
perfectamente competitivo, relacionada con la posición de cada empresa sobre su curva de coste
total medio. En el gráfico (a), la empresa perfectamente competitiva produce en el punto QC´ en
el mínimo de la curva de coste total medio en forma de U. Es decir, cada empresa produce la
cantidad para la cual el coste total medio es menor posible: la producción de mínimo coste. Como
consecuencia, también se minimiza el coste total de la industria.
En el gráfico (b), el competidor monopolista produce QCM; esta cantidad está situada en
la parte decreciente de la curva CTMe en forma de U, por tanto, la empresa produce una cantidad
inferior a la que minimizaría el coste total medio. Esta incapacidad para producir lo suficiente
para minimizar el coste total medio a menudo se denomina exceso de capacidad. Un
establecimiento estándar de comida rápida de un centro comercial y de ocio, o una gasolinera
estándar de carretera, no son lo suficientemente grandes para sacar el máximo provecho del
ahorro de costes que tienen a su alcance. Por tanto, en el caso de un mercado
monopolísticamente competitivo, el coste total de la industria no se minimiza.
Algunos han dicho que, debido a que cada competidor monopolista tiene exceso de
capacidad, las industrias monopolísticamente competitivas son ineficientes. Sin embargo, la
cuestión de la eficiencia bajo competencia monopolística no está clara.
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hay un exceso de capacidad, a cambio de la satisfacción que obtienen por tener una mayor
variedad del producto.
En otras palabras, hay un intercambio: más productores implican mayores costes totales
medios pero también una mayor diversidad del producto. ¿Una industria en la que hay
competencia monopolística alcanza el óptimo social? Probablemente no, ¡Pero es difícil decir si
hay muchas empresas o demasiadas pocas! Actualmente, la mayoría de los economistas creen
que la duplicación del esfuerzo y el exceso de capacidad que hay en las industrias con
competencia monopolística no son cuestiones importantes en la práctica.
Hasta ahora hemos supuesto que la diferenciación del producto guarda relación con los
deseos de los consumidores. Es mejor tener una gasolinera cerca de casa; la comida china es
diferente de la comida mexicana.
Sin embargo, en el mundo real algunos tipos de diferenciación de producto pueden
desconcertar cuando se piensan en ellos. ¿Cuál es la diferencia real que existe entre el servicio
telefónico de larga distancia de AT&T y MCI? ¿Y entre las pilas Energizer y Duracell? ¿Y entre
la habitación del hotel Ramada y del Marriot? La mayoría de la gente tendría dificultades para
responder a cualquiera de las preguntas. Además,los productores de esos bienes hacen
esfuerzos considerables para convencer a los consumidores de que sus productos son
diferentes y mejores que los de sus competidores.
Ninguna discusión acerca de la diferenciación de producto está completa si no se dedica
algo de tiempo a dos cuestiones relacionadas- y controvertidas- como son la publicidad y marcas
comerciales.
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CUADRO 1. Las elasticidades de la demanda de marcas de bebidas de cola y de café.
CONCLUSIONES.
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precio y desplaza su curva de demanda hacia la izquierda. Las pérdidas de corto plazo
inducirá la salida de algunas empresas. Esto desplaza hacia la derecha la curva de
demanda de cada una de las empresas que permanecen en la industria.
● En el largo plazo, una industria con competencia monopolística se encuentra en el
equilibrio con beneficio cero: para la cantidad que maximiza los beneficios, la curva de
demanda de cada una de las empresas existentes es tangente a su curva de coste
total medio. Los beneficios de la industria son nulos y ninguna empresa entra ni sale.
● En el equilibrio en el largo plazo, las empresas de una industria con competencia
monopolística venden a un precio superior al coste marginal. Asimismo, tienen un
exceso de capacidad ya que producen una cantidad inferior a la producción del mínimo
coste; fruto de lo cuál tendrá unos costes mayores que los que tienen la empresa de una
industria competitiva. No está claro si la competencia monopolística es o no eficiente,
puesto que los consumidores valoran la diversidad de producto que genera.
● Una empresa monopolísticamente competitiva preferirá siempre vender una unidad
adicional al precio vigente, por lo cuál se ocupará de hacer publicidad para aumentar
la demanda de sus productos y fortalecer su poder de mercado. La publicidad y las
marcas comerciales tienen valor económico cuando proporcionan información útil al
consumidor. No obstante, suponen un desperdicio de recursos cuando su único objetivo
es crear poder de mercado. En la práctica, la publicidad y las marcas comerciales
probablemente son ambas cosas: algo económicamente valioso y un derroche de
recursos.
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BIBLIOGRAFÍA:
- Pindyck, Robert S. y Rubinfeld, Daniel L. Microeconomía. Editorial Prentice Hall. Edición
1998.
- Krugman, Paul y Wells, Robin. Introducción a la economía. Microeconomía. Editorial Reverté.
Edición 2006.
- Martín Simón, José Luis. Principios de Economía. Editorial Prentice Hall Edición 2003.
- Jeffrey M. Perloff. Microeconomía 3ªEdición. Pearson, Addison Wesley, 2004
- Robert H. Frank. Microeconomía y Conducta. Mc Graw Hill 1996
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INTEGRANTES DEL GRUPO DE TRABAJO; GRUPO 1.
1. Fabio Alcón González.
2. Irene Bindang, Abeso Angué
3. Cristina Barés
4. Raquel Peña Nieto.
5. Ana María Cortés Garrido.
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