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Texto; 2 Cor 5 17 20

Tema; EL MINISTERIO DE LA RECONCILIACION


Introducción; Dios tuvo una controversia CON NOSOTROS . En la mayoría de los
conflictos hay diversos grados de culpa en ambos lados. Pero ese no es el caso aquí. Dios es bueno
y proveyó para nosotros. Pero éramos ingratos y profanos. Él es “Dios de verdad, y sin ninguna
iniquidad en él; Es justo y recto” (Deuteronomio 32:4 El es la Roca, cuya obra es
perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin
ninguna iniquidad en él; Es justo y recto.). Y nosotros éramos pecadores impíos. Y
nuestros pecados hicieron una separación entre Dios y nosotros. Habíamos quebrantado Su ley
perfecta, y no teníamos excusa para ello. Efesios 2;1 al 6

Estaba enojado con nosotros cada día. Dios estaba totalmente justificado en Su ira hacia nosotros.
Y no teníamos excusa por nuestra rebelión. Dios hubiera sido completamente justo en enviarnos al
Infierno. Isaías 59:2
2
pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y
vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. Rom 5;8

I DIOS NOS RECONCILIO CONSIGO MISMO POR CRISTO V.17,18


“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es…” Estar en Cristo, no es exactamente lo
mismo que tener a Cristo en ti. Cristo en ti representa el nuevo nacimiento; lo que significa que ya
confesaste Romanos 10: 9, 10, y has recibido el don del Espíritu Santo, y eso, es un requisito previo,
para poder estar en Cristo.
A ¡No puedes estar en Cristo, si no tienes a Cristo en tu interior!
Con Cristo en ti, tienes salvación inmediata, tienes el perdón de los pecados, y tienes la vida eterna,
pero esa nueva criatura, o esa nueva creación, solo se manifiesta verdaderamente, cuando “alguno está
en Cristo”; cuando las cosas viejas pasaron y el hombre viejo está muerto, cuando, he aquí todas las
cosas son hechas nuevas, al ponernos el nuevo hombre.

Dios en Su amor y misericordia envió a Jesús para llevarnos a Él. Por medio de Jesús somos
reconciliados con Dios. Su pasión y Su muerte quitaron nuestra culpa. Jesús lavó nuestros
pecados en Su Sangre, y Él nos dio Su justicia. Ahora, por medio de Jesús, Dios nos acepta.
Tenemos una relación íntima con Él. Él nos ama y no encuentra culpa en nosotros, y nosotros le
amamos. Hemos sido adoptados en el amado de Dios. Ahora “Tenemos paz para con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1).
B Y todo esto proviene de Dios
La frase "…y todo esto proviene de Dios…" básicamente significa; que fue Dios quien hizo todas las
cosas, que él es, el creador del universo, el que nos reconcilió consigo mismo por medio de Jesucristo.
Dios hizo su parte cuando nos reconcilió con él, Jesucristo hizo la suya, cuando murió por nosotros.

Ahora, después de confesar a Jesús como nuestro Señor y Salvador personal, es nuestro turno, el
aceptar o no ese ministerio de la reconciliación, que como dice la Biblia, “nos fue dado”. La palabra
"dado" significa: otorgar, conferir, o entregar, entre otras definiciones. Así que, este ministerio es algo
que Dios nos otorgó a nosotros, algo que nos confirió, algo que él nos delegó a nosotros para su
cumplimiento. Ya lo tenemos, está disponible, pero depende de nosotros llevarlo a cabo.

La palabra “ministerio" aquí, es la palabra griega diakonía; signfica: ayuda (como funcionario);
servicio (como ministro), oficio, (como diaconado); asistencia (como un servidor). Simple y
llanamente “ministerio” significa: servicio. Ya sea que actuemos como una ayuda, como un ministro, o
como un funcionario, estamos aquí para servir, tenemos que aceptar ese servicio, y el platillo principal
de este menú es la reconciliación.
II. Segundo, Dios nos dio el ministerio de la reconciliación. V.19
El versículo 19, nos enseña algo verdaderamente importante, porque establece que Dios nos
muestra el camino, con su ejemplo, reconciliando al mundo con él mismo, no imputándole sus
pecados; esta es la esencia misma de la reconciliación, el perdón total, ¡su gracia! No hay
tonos grises en esto, no existe el “pon un poco de tu parte, y yo pongo un poco de mi parte”. Con
respecto a la reconciliación, Dios no está interesado en medias tintas, con Dios no hay mitad y
mitad. El proveyó el perdón total; La palabra “encargó” aquí es la palabra griega títhemi, que
en general, se traduce como: poner, fijar, hacer; o sea, algo que Dios ha establecido de
antemano. Te voy a mostrar algunos ejemplos de esta palabra, de una manera más descriptiva.

(1 Corintios 12:18) Pero ahora Dios ha colocado (estableció de antemano) los miembros cada
uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. (1 Corintios 12:28) Y a unos puso (estableció de
antemano) Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego
los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que
tienen don de lenguas

En estos dos versículos las palabras "colocado" y “puso” significan: Que Dios estableció de
antemano donde colocar o poner, tanto los miembros del cuerpo, como los dones de ministerio.
Es prerrogativa de Dios colocar a los miembros del cuerpo, donde él quiso, y lo mismo aplica
para los dones de ministerio.

(1 Tesalonicenses 5: 9) Porque no nos ha puesto (establecido de antemano) Dios para ira, sino
para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.
(1 Timoteo 2: 7) Para esto yo fui constituido (establecido de antemano) predicador y apóstol
(digo verdad en Cristo, no miento), y maestro de los gentiles en fe y verdad.

En todos estos versículos, independientemente de las palabras usadas; colocar, poner, constituir,
títhemi significa: (establecido de antemano). Fue la voluntad de Dios el no ponernos para ira,
sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Fue la voluntad de Dios,
poner, o constituir a Pablo como predicador, apóstol, y maestro de los gentiles. ¡Y fue la
voluntad de Dios y su prerrogativa, encargarnos a nosotros (estableció de antemano) la palabra
de la reconciliación, lo que es un privilegio!

"Palabra" en el versículo 19 es la palabra griega logos; que significa: decir algo, doctrina,
trabajo, entre muchas otras. Así que esta "palabra" es algo que tenemos que decir, es una
doctrina que debemos seguir, y es un trabajo que debe llevar a cabo. ¿Qué? ¡ Reconciliación!
¡No va a suceder si no hablamos, si no nos movemos, si no trabajamos, si no
servimos!
Dios nos ha traído a Él por medio de Jesús. Ahora nuestro ministerio es traer a otros a Él por
medio de Jesús. Hacemos esto a través de la iglesia local. Este es el ministerio de la
reconciliación.
“La gran obligación del Cristiano es cumplir el ministerio de la
reconciliación”. Lo que debemos hacer en respuesta al amor y el sacrificio de
Jesús es ganar a otros”.
Nuestro ministerio es ganar a otros. Nuestro ministerio es hacer evangelismo. Debemos traer a
los pecadores a la iglesia para escuchar la predicación. Debemos cuidar de ellos. Debemos
amarlos. Debemos orar por ellos. Así como Dios envió a Jesús para ganar almas, Jesús nos envía
a ganar almas también. Jesús dijo:

“Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21).

No vamos a ganar a todas las personas que tratamos de traer. No vamos a ganar a la mayoría.
Pero vamos a ganar a algunos. Y van a ser ganados por hermanos y hermanas en la iglesia local
que obedecen a Jesús. Somos una extensión del amor y el poder de Jesús. Jesús dijo:

“El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me
envió” (Mateo 10:40).

Es como si Dios envía Su brazo a través de Jesús y fieles hermanos y hermanas van al
evangelismo. Y entonces Su brazo trae a las personas perdidas a la iglesia y a sí Mismo a través
de Jesús y los hermanos y hermanas. Este es nuestro ministerio de la reconciliación. Esta es la
forma en que podemos ser usados por Dios para traer a la gente a Él por medio de Jesús.
Tenemos grandes expectativas cuando traemos un pecador para escuchar la predicación. La
mayoría no escuchan, al menos no por un tiempo. Pero los que se quedan eventualmente van a
escuchar la predicación. Puede iniciar esta gran cadena de la eventual conversión de un pecador.
El Apóstol Pablo dijo: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no
han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? (Romanos 10:13-14).

El predicador predicará. Esta es la única manera que ellos oirán el Evangelio. Después de
escuchar deben creer el Evangelio. Después de haber creído el Evangelio entonces pueda
que clamen a Jesús por fe y sean salvos.
Este es nuestro ministerio. Este es nuestro trabajo. Y tienes un trabajo importante en traer almas
a la iglesia y cuidar de ellos. Y como dijo el Apóstol Pablo, “que andéis como es digno de la
vocación con que fuisteis llamados” (Efesios 4:1). creemos en el sacerdocio del creyente y en el
evangelismo de cada miembro.
¡Eso es evangelismo de cada miembro! No hay sustituto para hacer evangelismo. No hay
ninguna razón para no hacer evangelismo. No hay excusa para desobedecer a Jesús. Cualquier
otro ministerio en el que estés involucrado, asegúrate de hacer evangelismo.

Nuestro ministerio requiere amor. Al igual que todos los grandes ganadores de almas en el
pasado estamos motivados para ganar almas por amor a Jesús. ¡Qué gran deuda tenemos con
Jesús! No debemos vivir para nosotros mismos, sino para Jesús. Si amamos a Jesús vamos a
querer agradarle. No vamos a dejar que nada nos detenga de servirle y de ganar almas. La
Biblia dice: “Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel
que lo tomó por soldado” (II Timoteo 2:4).
Si fuéramos buenos soldados de Jesucristo estaríamos más preocupados por agradarle. No
permitiríamos que los asuntos de nuestra vida interfirieran en servir a Jesús en ganar almas. ¿Te
has enredado con los negocios de la vida? ¿Está perdiendo el tiempo yendo a los centros
comerciales o al gimnasio y no haces lo suficiente para ganar almas? Si no has puesto tu corazón
en ganar almas, no estás complaciendo a Jesús, y no eres un buen soldado de Jesucristo. La
Biblia dice: “Porque el amor de Cristo nos constriñe [fuerza]” (II Corintios 5:14).
Si amaras a Jesús como debes, no podrías hacer otra cosa que pensar y
hacer mucho por ganar almas. El amor de Cristo te forzaría a hacerlo. Si no
has estado haciendo mucho por ganar almas, muestra que tu amor por Jesús
se ha enfriado.
Nuestro ministerio requiere sabiduría. Necesitamos sabiduría para ganar almas. El Apóstol
Pablo dijo con tristeza: “Para estas cosas ¿quién es suficiente?” (II Corintios 2:14 al 16
Cada paso requiere sabiduría para trabajar con un pecador. ¿Realmente has hecho lo mejor de ti
llamando a los visitantes y llegar a conocerlos durante la semana? ¿Realmente has tenido una
carga, oras, o incluso has ayunado por tu visitante? La persona que ha traído a alguien a la
iglesia que ha sido convertida ha recibido gran sabiduría de Dios. La Biblia dice: “El que gana
almas es sabio” (Proverbios 11:30).
Su sabiduría se ve en su ganar de almas. Si te falta sabiduría, pídele a Dios por ello. El Apóstol
Santiago dijo: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).

Pídele a Dios que te dé sabiduría para traer a tu amigo de la escuela o del trabajo a la iglesia y
que se quede en la iglesia hasta que sea convertido.

Nuestro ministerio requiere celo. El celo de hacer la obra de Dios y ganar almas consumió a
Jesús. ¡Oh Dios, que tuviéramos más del celo de Jesús! ¡Si pensáramos más espiritualmente, y
más sobriamente sobre la condición de la gente perdida, tendríamos más celo! El Apóstol Pablo
dijo: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres” (II Corintios 5:11).
Se aterrorizó Pablo al pensar en que gran juicio estaban los pecadores sin Jesús. Le dio un gran
celo para persuadir a los hombres a venir a Jesús. El miedo es otro gran estímulo para el celo.
Judas dijo: “A otros salvad, arrebatándolos del fuego…con temor” (Judas 23).

Nuestro ministerio requiere constancia. Hacer evangelismo es un trabajo duro y rara vez vemos
a alguien que de nuestras labores entre a la iglesia y sea salvo. Pero no debemos desanimarnos.
Debemos seguir adelante. Dios observa el trabajo que haces para Él.

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (I Corintios 15:58).

Tenemos la promesa de Dios de que nuestro trabajo no es en vano. Pero la mayor promesa es
que si continuamos fielmente, Dios hará que nuestro trabajo coseche fruto. “No nos cansemos,
pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).

CONCLUSION;
Qué gran privilegio es servir a Dios a través de nuestra iglesia local. Hacer evangelismo es un
gozo. Es un gozo sólo obedecer a Jesús y hacer Su voluntad. podemos ver un alma que viene y
es convertida. El profeta Isaías, como un tipo de Jesús, dijo: “He aquí, yo y los hijos que me dio
Jehová” (Isaías 8:18).
Y si somos bendecidos por Dios para ganar almas, podemos decirle lo mismo a Dios: “He aquí,
yo y los hijos que me dio Jehová”. Y nuestra bendición no sólo será en ese momento, pero
eterna, para siempre. La Biblia dice: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del
firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”
(Daniel 12:3).
Este es nuestro ministerio. Ganemos almas. Haz evangelismo personal y
entrega folletos Trae amigos de tu trabajo o escuela. Fuérzalos a venir. ¡No
te rindas!

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