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28 Jestis Palacios mantienen los nifios est en gran parte mediada por la intervenci6n de los adultos. Lo més interesante de un objeto cualquiera no esté tanto en el objeto mismo, cuando en las interacciones que adulto y nifio mantienen en torno a él 2.2. Bl problema de los estadios La discusin precedente tiene un corolario que se refiere a un tema diferente, clisico en Psicologia Evolutiva y relacionado con lo que se acaba de exponer. Nos referimos a la polémica de si resulta o no iiltil y adecuada la descripcién del proceso evolutivo en términos de estadios. Como quedé dicho més arriba, las viejas descrip- ciones organismicas del proceso evolutivo se articulaban en torno a una serie de hitos evolutivos que caracterizaban los comienzos y finales de etapas 0 estadios evolutivos, y que se suponian universales en su secuencia y, por lo tanto, relativa- mente ajenos en su devenir a la determinacién del entorno. En general, podemos decir que en la actualidad nos sentimos mas cémodos con descripciones en términos de estadios cuanto mas cerca de los primeros aiios nos encontremos. Ello es conse- cuencia del proceso de canalizacién y del hecho de que el paso de un estadio a otro se relaciona en gran parte con progresos madurativos que, como ya se ha seftalado, estén determinados por la parte cerrada del cédigo genético. Es consecuencia tam- bién de ciertas constancias transculturales en la forma que los adultos tienen de tratar y estimular a los nifios mas pequefios. Las oleadas madurativas que van permitiendo el acceso a nuevas posibilidades son muy frecuentes en los primeros meses, como lo atestigua la rapidez con que los nifios pasan del estado de incapacidad en que nacen al desarrollo de crecientes competencias motrices, lingiiisticas, sociales..., en el curso del primer afio 0 alto y medio de vida. Pero el oleaje madurativo se va lentificando a partir de ahi. Cada vez son menos los grandes cambios que se producen y, cuando lo hacen, se producen cada vez mas alejados entre si. Eso es tanto como decir que cada vez mas gana importancia el papel del entorno y, en I6gica consecuencia, aumentan las diferencias entre unos nifios y otros como resultado de una creciente sensibilidad a la determi- nacién del medio. Cuando esto ocurre, los perfiles del desarrollo empiezan a ser muy diferentes de unos nifios a otros y se hace cada vez més dificil describir el desarrollo en términos de estadios universales. Ello no obsta para que en el interior de una misma cultura se encuentren mas puntos de semejanza entre unos nifios y otros en sus perfiles generales de desarrollo, que los que se encuentran entre nifios de culturas diferentes. Como han sefialado acertadamente los psicdlogos evolutivos con orientaci6n del ciclo vital, ademas de las influencias biolégicas relacionadas con la edad (que son de cardcter normativo en el sentido de que afectan a todos los sujetos de la edad de que se trate), existen también influencias normativas relacionadas con el grupo cultural ¢ histérico-gene- racional al que se pretenezca. Los nifios occidentales reciben, por ejemplo, a in- fluencia de la escolarizacisn obligatoria a los seis afios, lo que introduce un elemento homogeneizador de gran importancia. Los nifios occidentales de la década de los noventa —especialmente, aunque no sélo, los nifios urbanos— se ven sometidos a un impacto sin precedentes de sistemas y c6digos de comunicaci6n (videojuegos, introduccién a la Psicologia Evolutiva: historia, conceptos basices y metodoiogia 27 _nroducton a a Picoloaia othe: 5S ‘anos mainimos evolutivos a todos sus miembros en la época de Ja vida de mayer dependencia e indefension; pareceria como si los bebés fueran capac de conseguir de erinimo nivel de desarrollo a poco que el medio les aporte un minimo a est we anrGm De hecho, nifios que erecen en contextos muy poco estimulantes logran sana yeles bsioos. En ese sentido se dice que el desarrollo temprano est fuerte, mente canalizado: los procesos madurativos determinados por Ia parte cerrada del c6digo genético van haciendo aparecer capacidades que, a poco que encuentren con ana estimulacion minima por parte del medio, se materializan en desarrollo. Esa estimulacién minima por parte del medio viene en cierto modo garantizada por comportamientos de los adultos que tal vez tengan también una determinacién filo- genética: los adultos normales se sienten atraidos por los bebés, se sent inclinados f protegerlos y prestarles asistencia, se ven muy reforzados por las sontisas de los bebés consecuentes a su estimulacién. Ts comlenior no significa que el desarrollo temprano sea independiente de la es timulacién, Como hemos sefialado reiteradamente, los minimos de estimulacién s6lo garantizan minimos de desarrollo. Por otro lado, esa garantia ke tefiere s6lo a los primeros meses de la vida del nif, hasta tal vez el aio y medio o los dos afios, y Prectan solo a [0 que podriamos denominar el calendario basico del desarrollo. To- atectat nfs normales que crecen en un entorno en el que se aporta un minimnd de ceimulacion lingiistica, estén en condiciones de pronunciar sus primeras palabras cetomo al primer afio; naturalmente, el contenido del lenguaje (Por ejemplo, la riqueza léxica medida en capacidad de comprension y de produccin) no esta cana- Trango. Todos los nifios normales que crezean en un emtorno fumano minimament’ normal, estdn en condiciones de establecer relaciones de apego en torno & los cinco oldie meses, aunque iaturalmente la calidad de las relaciones de apego» inten- sidad y variedad, no es algo canalizado. Tanto en el apego, como © el lenguaje, smo en cualquier otro aspecto psicolégico que se considere, [a importincis de la coe Gdn es crucial desde el principio de la vida del nifio. A pesar de ello, aundve catbles desde el principio de su existencia, las diferencias entre unos nifos y olre® Yerivadas de Ia diversidad de la riqueza estimular de su entomo, no dejaran de scentuarse posteriormente. Cuanto menos canalizado es el desarrollo mas sensible aeetita al influjo de la riqueza o de la pobreza de la estimulaciGn de? medio. En el capitulo 25 volveremos a discutir estas cuestiones, ‘adentrandonos alli en mas profun- didades. Camo se ve, las xelaciones entre la herencia y el medio no son munca de exclusin ri asunto de porcentajes. Son relaciones marcadas por la complementariedad y por fan peso diferencial en funcién del aspecto de que se trate y del momento evolutivo que se considere ‘Ge comentario final tiene que ver con lo que aqui entendemos por medio. Esa expresin remite en general al entorno social y material que rodea a las personas. Pex lo que a la determinacion del desarrollo psicol6gico s¢ refiere, pert haber un amplio acuerdo entre los psiedlogos evolutivos respect al hecho sefialado hace ya apres aos por Wallon, un psicologo evolutivo francés de orientacién sociogené- races medio mas importante en lo que al desarrollo se refiere es el medio human, i tf social, y no el medio material (Wallon, 1951). Eso no significa que los bjetos, los estimulos, no sean importantes; significa que 18 relaci6n que con ellos 26 Jest Palacios contenidos concretos y més con posibilidades de adquisicién y desarrollo. Tales po- sibilidades existen gracias a lo establecido en la parte cerrada del cédigo, pero estén ahi no como contenidos, sino como potencialidades. Asi ocurre, por ejemplo, en el mbito del lenguaje: la evolucién de la especie ha dejado en nuestro organismo caracteristicas que, como el cerebro o los érganos de fonacién, hacen posible la adguisicion del lenguaje; tales caracteristicas son, por asi decirlo, patrimonio de la especie y gracias a ellas todos los humanos normales podemos aprender hablar. La parte cerrada del cédigo establece ademas un cierto calendario madurativo: por mas que se intente, un nifio de dos meses no puede producir lenguaje articulado capaz de transmitir contenidos socialmente significativos. A partir del momento en Gque las bases madurativas estén listas, la adquisicién del lenguaje queda a expensas de la interacci6n del nifio con su entorno social: que un nifio adquiera el castellano, fl ruso o el drabe, que lo adquiera mds cerca o més lejos del momento en que la maduracién se lo permite, que lo adquiera con mayor 0 menor riqueza léxico~se~ imdntica, o incluso que se convierta en trilingie y adquiera de manera mas 0 menos ‘imultinea el castellano, el ruso y el arabe, todo ello es posible gracias a que el Tenguaje no esta prefigurado en nuestro eSdigo genético como contenido concreto (como lo esta, por ejemplo, el color de los ojos), sino como posibitidad de desarso” lio. Algo por el estilo se puede decir respecto a un contenido. muy diferente como es la autoestima: gracias al cerebro que nos impone la parte cerrada del codigo genético, podemos pensar y sentir, y podemos hacerlo en relacién con objetos, con otras personas y también en relacién con nosotros mismos. Pero que nos sintamos mas o menos satisfechos de nosotros mismos, que a la hora de hacer balance de resultados entre nuestros ideales y nuestros Jogros, nos sintamos mas 0 menos en~ tusiasmados, es algo que evidentemente no viene determinado por la evolucion de fa especie, sino por nuestra propia historia personal en relacién con el medio hu- mano en el gue crecemos y nos desarrollamos. Es prudente, sin embargo, no pro- guntar 2 un lactante cémo anda de autoestima, pues también aquf el calendario ‘nadurativo detcrminado por la parte cerrada del cédigo genético impone su ley. Podemos, pues, afirmar que los procesos psicol6gicos estén posibilitados por los genes que nos definen como miembros de la especie, estin limitados por un cierto calendario madurativo que determina el momento en que ciertas adquisiciones son posibles, y estén finalmente determinados en su concrecién por las interacciones de la persona con su entorno. Para llevar estas reflexiones un paso mas alld es necesario introducir el concepto de canalizacién (McCall, 1981). Con él se hace referencia al hecho de que los seres humanos somos mds semejantes los unos a los otros cuanto mas pequefios somos, Como han mostrado las investigaciones transculturales en las que se compara el desarrollo psicoldgico de nitios crecidos en contextos muy sefialadamente diferentes, mientras que los bebés son muy semejantes en su calendario de desarrollo psicolo- gico de unas culturas a otras, a medida que nos alejamos de la primera infancia, las Siferencias introducidas por la cultura no hacen sino acrecentarse. Eso significa, chlazando con la discusidn anterior, que los primeros tramos de nuestro desarrollo eatin més cerrados en nuestro cédigo genético que los posteriores, al menos en lo que se refiere a los aspectos madurativos. Que las cosas sean asi tiene sin duda cierta lbgica filogenética: la supervivencia de la especie se asegura mejor garantizando Introduccién a la Psicologia Evolva: historia, conceptos basicns y metodologia_ 25 ______nroducain a a Peicoegls FO 2.1. Elpapel de la herencia y el medio en la determinacién del desarrollo La polémica sobre el papel que en la determinaci6n del desarrollo juegan, te pectivamente, la herencia y el medio ambiente empez6 a ser interesante cuando dejé be plantearse en términos tajantes y exclusivistas. Mientras por un lado estaban los inaptistas defendiendo una prefiguracién del desarrollo psicol6gico en los genes, ¥ por otro lado andaban los ambientalistas rechazando toda idea de determinacisn genética y reclamando para ¢l ambiente todo el peso de la determinacién, la polé- ea era sencillamente estéril. Tampoco result6 ser muy fructifera la etapa caracte, izada por el'dualismo, cuando se discutia qué porcentaje de la conducts 9 del Tewarrallo se debia a la herencia y qué porcentaje al ambiente, A la determinacion cacta de estos porcentajes se llegaba a través del uso de formulas de muy dudosa frbilidad y de escasa consistencia te6rica que, bajo la capa del aparente rigor de las mateméticas, Ilevaban a conclusiones de tan escaso interés como relevancia. Las cosas se plantean en nuestros dias de manera muy diferente. Puesto que ¢s de sentido comn aceptar que nuestro comportamiento y desarrollo se ven influidos y determinados tanto por aspectos genéticos como por aspectos ambientales, el pro- diema fundamental estriba en conocer cémo se relacionan los unos con los otros, ¥ on establecer si hay momentos del desarrollo © contenidos evolutivos en los que» en Trinteraccién entre lo dado por la herencia y lo adquirido en contacto con cl en- torno, uno u otro aspecto juegan un mayor o menor papel determinante, ara exclarecer estos asuntos es de interés recurrir a una aportacién que deriva de los enfoques etolbgicos a los que hemos hecho referencia. Se trata de la afirma- ion seguin la cual la distinci6n entre lo innato y lo adquirido es en cierto sentido sat falga distincién cuando se mira a la luz de Ta evoluciGn de la especie. Lo. que unr mato en los nifos actuales de nuestra especie, 10 es porque result6 adquirido en algin momento de Ia filogénesis, dandose probablemente cl caso de que esa adquisicion result6 ser tan importante que acabé quedando grabada e los genes de la especie. Por otro lado, 10 que para un sujeto determinado es adquirido, Io es en tanto que dispone de unos instrumentos innatos para realizar esa adquisicién. Dello anterior se sigue una distincién que es de gran interés para el tema que nos ocupa y que concierne a los contenidos de nuestro eédigo genético En él se pueden distinguir unos contenidos «cerrados» y unos contenidos «abiertos» (Jacob, 1970). Los contenidos cerrados lo son en tanto que no son alterables como Cone cuencia de la experiencia individual; son contenidos que nos definen como especie y que sélo sufren alteraciones a nivel de Ia especie como consecuencia de largufsimos procesos filogenéticos. Nuestras caracteristicas morfol6gicas (un cerebro, dos orejas, aie nariz colocada a mitad de camino entre una y otra, unos pulmones...). nuestro Galendario madurativo (nacemos sin dientes y luego nos crecen dientes provisionales que son sustituidos més tarde por otros que afortunadamente suelen durar muchos wi aos; Ia pubertad transforma el cuerpo infantil en cuerpo adultos el envejeci- miento supone un deterioro de ciertas funciones biolégicas...), son unas caracteris- ticas morfoldgicas y un calendario madurativo propios de nuestra especie y no Pur ea cer de otra manera en los sujetos normales, en los representantes tipicos de la especie humana que somos la inmensa mayoria de las personas. Los componentes abiertos de nuestro cédigo genético tienen menos que yer con

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