La apuesta del actual gobierno, en apego a los compromisos manifestados en el Pacto de Marrakech, es por la migración ordenada, segura y regular así como por la cooperación para el desarrollo en Centroamérica y el sur de México. Es por ello que en los últimos meses se ha promovido de manera decidida las acciones contempladas en el Plan de Desarrollo Integral cuyo fortalecimiento e impulso también fueron objeto del acuerdo del 7 de junio celebrado entre México y Estados Unidos donde se incorporó el compromiso de ampliar la cooperación bilateral para crear una zona de prosperidad en el sur de México y Centroamérica. Los gobiernos de México y EEUU han estrechado su colaboración por medio de la Corporación de Inversiones Privadas en el Extranjero (OPIC) a través de una extensión de financiamiento al país por 2 mil millones de dólares. Al día de hoy, se han desembolsado 126 millones de dólares para micro financiamiento a mipymes. La prioridad ha sido hacer llegar ese dinero a grupos vulnerables en el sur del país. Se han firmado dos cartas de intención para financiar dos proyectos de infraestructura que representan 800 millones de dólares de inversión en el sur del país. Se tienen otros tres proyectos en proceso de diligencia avanzada por un total de 330 millones de dólares en los sectores de energía renovable y agricultura. Se continúa trabajando para el cumplimiento de este importante acuerdo. El aumento en el flujo migratorio hacia Estados Unidos en la primera mitad del año, integrado principalmente por personas provenientes de países centroamericanos que atraviesan el territorio mexicano para llegar a EE.UU., derivó en el acuerdo del 7 de junio de 219 en el que se especifica, entre otras cosas, que EE.UU. extendería la instrumentación de la sección 235 (b) (2) (C) de su ley de migración. Esta medida implica que aquellos que crucen la frontera sur de EE.UU. para solicitar asilo serán retornados a México, donde podrán esperar la resolución de sus solicitudes de asilo o refugio. Por razones humanitarias y en cumplimiento de sus obligaciones internacionales, el Gobierno de México ha autorizado la entrada de las personas que hayan recibido un citatorio ante un juez migratorio de EE.UU. mientras esperan la resolución de sus solicitudes de asilo. Asimismo, en apego a los principios de justicia y fraternidad universales, el gobierno mexicano ha ofrecido oportunidades laborales y acceso a la salud y educación a los migrantes y sus familias mientras permanezcan en territorio nacional. No obstante, es fundamental resaltar que la medida señalada no implica de ninguna manera que México se haya convertido de facto en un “tercer país seguro”. La naturaleza de un acuerdo de su tipo requiere, como su nombre lo indica, de un acuerdo entre el país de destino y el denominado “tercer país seguro”, mediante el cual este último asume responsabilidad para el procesamiento de todas las solicitudes de asilo o refugio de las personas que transitan por su territorio antes de llegar al país de destino. En el caso concreto, las personas retornadas a México al amparo de la sección 235 (b) (2) (C) de la ley de migración de EE.UU. continúan tramitando su solicitud de asilo o refugio ante el gobierno de EE.UU. y, en todo caso, pueden acceder a esa protección internacional directamente en ese país. Asimismo, México continúa con una política de asilo y refugio basada en sus propias leyes y compromisos internacionales. Roberto Velasco Álvarez Director General de Comunicación de la Secretaría de Relaciones Exteriores
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