Вы находитесь на странице: 1из 9

MISTERIO DE DIOS

Alberto Múnera, S.J.


2019-3
TEMA 11
HERMENÉUTICA DOGMÁTICA NORMATIVA

EXPOSICIÓN DEL PROFESOR

1. El proceso histórico

- Como se vio en el Tema precedente, tanto los teólogos heterodoxos como los
ortodoxos tratan de formular la experiencia trinitaria. Se encuentran graves
dificultades en el lenguaje y se suscitan polémicas sobre palabras y conceptos.

- Este hecho histórico tuvo su evolución: inicialmente, tanto en las comunidades


apostólicas como en las subsiguientes, ante todo se vivió la experiencia de fe de
carácter trinitario, con una intensidad impresionante.

- De esta vivencia espiritual personal y comunitaria, y en vistas a la predicación o


proclamación del Evangelio, esto es, en términos kerigmáticos, surgieron las
primeras formulaciones del misterio. El resultado de esta formulación lo tenemos
en los textos del Nuevo Testamento. Cuando las comunidades se solidifican y
comienza su crecimiento cuantitativo, se procede a la catequesis, desarrollo ulterior
de la simple predicación kerigmática. Esta catequesis requiere una elaboración
más cuidadosa de la doctrina, porque se realiza en una especie de instrucción
sobre diversos temas durante un período relativamente largo.

- En este período catequético, la vivencia espiritual de los catecúmenos es


simultánea con la instrucción doctrinal. El fenómeno sociológico de una conversión
masiva de personas al cristianismo, especialmente en los grandes centros urbanos
del imperio romano, lleva a las comunidades cristianas a masificar igualmente la
catequesis: de una dirección espiritual individual o de pequeños grupos con
simultánea instrucción doctrinal, se pasa a la simple instrucción, descuidando en
gran parte el proceso de desarrollo y profundización de la experiencia de fe.

- A esto se añade la confusión creada por las corrientes heterodoxas y las réplicas
de los ortodoxos. Unos y otros pretenden incidir en la catequesis y en la formación
permanente de las comunidades por la predicación o exposición doctoral de sus
proposiciones.

- Se intensifica, entonces, la instrucción doctrinal en la catequesis, esmerándose


en la formulación más precisa de los conceptos y utilizando el lenguaje más exacto
posible, que permita distinguir a los ortodoxos de los heterodoxos. Resultan así
comunidades de uno y otro bando, que se polarizan y se fanatizan por la
formulación de la doctrina. Para este momento la experiencia fundamental de fe,
de carácter trinitario, ha sido ya relegada a un plano totalmente secundario.
2. Los principales focos de atención doctrinal y sus términos

- En las comunidades ortodoxas el interés se centra en evitar el monarquismo-


modalismo, por una parte, y el diteísmo o triteísmo por otra.

- Para ello afirman simultáneamente: + la unidad de la divinidad (un solo Dios)


+ la diversidad o diferencia de ser Padre,
Hijo y Amor o Espíritu Santo en esa divinidad.

- Nacen entonces las expresiones de lenguaje humano, siempre analógico e


imperfecto, más para evitar errores de percepción, que para designar al Dios
experimentado vivencialmente por la fe en Jesucristo. Los términos más
empleados en Griego por la ortodoxia durante los primeros difíciles años de
formulación de la doctrina cristiana son los siguientes:

+ Para designar la unidad, lo que es una realidad una e idéntica en el Padre,


en el Hijo y en el Espíritu Santo:

* Physis = naturaleza
* Ousia = esencia
* Hypostasis = substancia

+ Para designar la diferencia, lo que es distinto en Dios, lo que hace que el


Padre sea Padre, el Hijo sea Hijo y el Espíritu o Amor sea Espíritu o Amor:

* Pros-opon = individuo o personaje.

- Pero la palabra "prosopon" presentó desde el principio una dificultad: su sentido


inicial es el de "máscara" (pros = delante de; opsis = rostro), de las que se utilizaban
en las representaciones teatrales para señalar un "personaje" determinado. Más
bien señalaba una personalidad definida. Esta expresión claramente podía inducir
a una percepción modalista del Padre, del Hijo y del Espíritu.

- Por otra parte, la palabra "hypostasis" (Hypo = debajo; stasis = lo que está), que
podría traducirse en castellano siguiendo su etimología latina, por "substancia" (sub
= debajo; stantia = lo que está), fue utilizada al principio para designar lo que es
único en Dios. Pero algunos autores ortodoxos consideraron que esta palabra
podía indicar mejor la individualidad del Padre, del Hijo y del Espíritu. Porque podía
designar aquello que sustenta o soporta la diferencia de cada uno.

- Fue Tertuliano quien, en latín, utilizó la palabra "persona" para designar la


individualidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero para él, esta palabra
tenía claramente el sentido utilizado en Griego, a saber: subsistencia individual
incomunicable, intransferible.

- Pasado el tiempo, y después de todos los conflictos con los heterodoxos, se llegó
a una fórmula que mantiene la unidad divina y la especificidad de Padre, Hijo y
Espíritu Santo. La mejor manera de decirlo hoy en día es “identidad” de Padre, de
Hijo y de Espíritu Santo.
- Esta fórmula fue en Griego: "Mia ousia, treis hypostaseis" = una esencia, tres
"personas" o subsistencias individuales incomunicables, intransferibles, tres
“identidades”.

3. Sentido propio de los términos

- Ousia = esencia: se reserva para indicar lo que es propio y uno en Dios, y común
al Padre, al Hijo y al Espíritu: la divinidad.

- Hypostasis = "persona" o “identidad”: se reserva para indicar una realidad distinta


en la divinidad; designa la subjetividad o subsistencia individual. Más exactamente
señala una relación subsistente e incomunicable, intransferible. Finalmente se
asume como un "estar-en-sí" consciente, por "ser-para" (expresa interioridad
incomunicable, intransferible, y relación libre).

- El contenido actual de la palabra "persona" en Castellano, no designa


exactamente lo que en el desarrollo histórico-teológico de la doctrina se quiso
expresar con dicha palabra. Aunque lógicamente todo ser humano es "persona" en
el sentido que se dio a la palabra tradicionalmente en la Teología. Pero nuestra
individualidad o personalidad agota todo nuestro ser. Es decir, todo nuestro ser o
esencia es persona. En el lenguaje teológico sobre Dios, la "persona" no agota
todo el ser o esencia de la divinidad, pues esta divinidad sucede en tres
individualidades o personalidades o identidades. Es decir, en Dios todo su ser o
esencia una y única no es una persona sino tres.

- Esto se hace patente en Cristología cuando el lenguaje teológico nos señala que
Jesús es una "persona" o “identidad” divina (el Hijo) y dos esencias o naturalezas
(divina y humana). En otras palabras, que Jesús es "persona", “identidad” divina (el
Hijo), pero no es "persona" humana en el sentido técnico del término teológico.
Aunque es perfectamente hombre (naturaleza o esencia humana). Así, según este
lenguaje, en Jesús hay dualidad de esencias o naturalezas en la unidad de la
persona o identidad del Hijo. Es el Hijo, que es perfecto Dios y perfecto Hombre.
Pero no es "persona" humana porque sólo es la "persona" o identidad divina del
Hijo. Esto es lo que define dogmáticamente el Concilio de Calcedonia (451).

- En cambio, en nuestro lenguaje actual, decir que Jesús no es "persona" humana,


equivale a negar que sea perfecto Hombre. Porque para nosotros "persona"
designa la esencia o naturaleza, tanto como designa la individualidad
incomunicable o identidad.

- En el lenguaje teológico, la palabra persona sólo designa esta individualidad


incomunicable o identidad de Padre, Hijo o Espíritu Santo, pero no designa la
esencia o naturaleza de Dios uno y único.

De allí que la utilización de este lenguaje en la Catequesis o en la Pastoral, resulte


muchas veces inconveniente. Hasta el momento no se ha logrado establecer otro
lenguaje mejor que exprese sin error la fe tradicional de la Iglesia. Pero en
Catequesis y Pastoral posiblemente no sea necesario acudir a este lenguaje sino
afirmar lo que señala el Nuevo Testamento y dar las explicaciones pertinentes,
indicando qué se entiende por ser Dios-Padre o Dios-Hijo o Dios-Espíritu Santo
como lo explica toda la Teología cristiana ortodoxa.

Otros términos fundamentales del lenguaje teológico cristiano sobre Dios

- "Procesión" (proceder el uno del otro): el Hijo procede del Padre y el Espíritu Santo
procede del Padre y del Hijo.

- Esta palabra se acuñó para señalar la procedencia tratando de evitar toda alusión
a una anterioridad y posterioridad. Es un término suficientemente abstracto para
permitir pensar el hecho de que Dios es Padre y es Hijo y es Amor en la eternidad,
sin hacer referencia ni a la creación, ni a la encarnación, ni a la santificación, ni a
la escatología.

- "Generación": el Hijo es generado por el Padre, o el Hijo procede del Padre por
generación. También este término se afianzó en el lenguaje teológico para evitar
cualquier referencia al tiempo y al espacio. Simplemente el Padre genera o
engendra (esto es ser Padre), y el Hijo es generado o engendrado (esto es ser
Hijo). Esta palabra quiere indicar salida, expresión, re-producción, réplica,
comunicación. No hace alusión a un antes ni a un después. Por eso se habla de
"generación eterna". Dios siempre es Padre y siempre es Hijo.

- "Espiración": el Espíritu Santo es espirado por el Padre y por el Hijo, o el Espíritu


Santo procede del Padre y del Hijo por espiración. Con este término se pretende
distinguir la manera como procede el Hijo con respecto a la manera como procede
el Espíritu Santo. En otras palabras: el Espíritu Santo no es "generado" o
"engendrado". El término quiere indicar el mutuo darse del Padre y del Hijo, la
mutua entrega, el común amar.

- "Perijoresis" o "Circum-in-sesión": (Peri = alrededor, circularmente; xoresis =


salida) (circum = alrededor, circularmente; in = en; sesión = [del Latín sedere, estar
sentado, estar]) Es el estar el Padre en el Hijo y en el Espíritu Santo, el Hijo en el
Padre y en el Espíritu Santo, el Espíritu Santo en el Padre y en el Hijo.

"Perijoresis" o "Circum-in-cesión": (Peri = alrededor, circularmente; xoresis = salida)


(circum = alrededor, circularmente; in = en; cesión [del Latín incedere = incidir,
proyectarse, penetrar]) Es el proyectarse el Padre al Hijo y al EspírituSanto, el Hijo
al Padre y al Espíritu Santo, el Espíritu Santo al Padre y al Hijo.

- "Relación": el lenguaje teológico nos manifiesta que Dios es totalmente relacional


dentro de Sí. En efecto Dios es Padre y no puede no serlo, y ser Padre es
necesariamente generar al Hijo. Su ser Padre se constituye plenamente por esta
relacionalidad de entrega o salida de Sí mismo. Pero Dios es Hijo y no puede no
serlo, y ser Hijo es necesariamente ser generado por el Padre, ser réplica del
Padre. Su ser Hijo se constituye plenamente por esta relacionalidad de ser salida,
entrega, comunicación, réplica del Padre. Y Dios es Amor y no puede no serlo, y
ser Amor es necesariamente término del amar activo del Padre y del Hijo, fruto de
la entrega del Padre al Hijo y del Hijo al Padre. Su ser Amor se constituye
plenamente por esta relacionalidad mutua y recíproca del Padre y del Hijo en el
sentido de entrega y transferencia total.
- Los términos llegaron a sintetizarse de la siguiente manera:

+ Una naturaleza, substancia, esencia: la divinidad


+ Dos procesiones: del Hijo (procede del Padre) y del Amor (procede del
Padre y del Hijo)
+ Dos misiones: el Hijo es enviado, el Espíritu Santo es enviado.
+Tres "personas" o subsistencias individuales incomunicables o
identidades: el Padre, el Hijo, el Amor.
+ Tres apropiaciones: la creación al Padre, la salvación al Hijo, la
santificación al Amor.
+ Cuatro relaciones (subsistentes porque no son accidentales): de Padre a
Hijo (paternidad); de Hijo a Padre (filiación); de Padre e Hijo al Espíritu Santo
(espiración activa); de Espíritu Santo al Padre e Hijo (espiración pasiva).
+ Cinco "nociones": paternidad e innascibilidad (del Padre); filiación (del
Hijo); espiración activa (común del Padre y del Hijo); espiración pasiva (por la que
es el Espíritu Santo).

La Trinidad inmanente y la Trinidad económica

Se llama Trinidad inmanente a Dios Trino en sí mismo, en su propia realidad, en su


intimidad, en su interioridad.

Se llama Trinidad económica al mismo Dios Trino en cuanto revelado a nosotros


en la revelación histórica acontecida en la adorable persona del Señor Jesucristo.

Es evidente que nosotros no tenemos acceso directo a la Trinidad inmanente, sino


que la percibidos en la revelación que hemos recibido. Pero por supuesto es
también evidente que la Trinidad económica corresponde plenamente a la Trinidad
inmanente, a la que esperamos conocer y contemplar al llegar a participar de la
vida divina eternamente después de morir y resucitar. Esto lo formula Rahner en
Mysterium Salutis II, Cristiandad, Madrid 1977 (pp. 277-279 y 323-324): “Los tres
únicos en comunión que se revelan en la economía de la salvación son la Tri-
unidad inmanente, y viceversa”.

La analogía sicológica

- La reflexión teológica, especialmente a partir del genio creativo de San Agustín y,


sobre todo, en la genial síntesis de Santo Tomás, culminó la interpretación de la
experiencia trinitaria formulando lo que llamamos "analogía sicológica".

- Por esta analogía decimos que la vida divina ocurre "a la manera" como sucede
la sicología humana. La base escriturística de esta afirmación no es otra que el
reconocimiento de nuestra semejanza con Dios por la creación trinitaria.

- Según esta "analogía" se quiere interpretar la generación del Hijo en términos de


intelección o por vía cognitiva, de conocimiento. Ya hemos visto que el Nuevo
Testamento presenta abundante sustento a esta percepción, pues nos presenta al
Hijo como la Sabiduría o Conocimiento del Padre. Esto quiere decir que cuando
Dios conoce o sabe, ocurre la generación de su pensamiento. Así el Padre es
Padre porque genera o engendra su conocimiento. Dicho en otras palabras, Dios
conoce o sabe, y así el Padre es Dios cognoscente y el Hijo es Dios conocido; el
Padre es Dios pensante, el Hijo es Dios pensado; el Padre es Dios sapiente, el Hijo
es Dios Sabiduría. El Hijo es el término del conocer en Dios.

- Y según esta misma "analogía", se quiere interpretar la espiración del Espíritu


Santo en términos de volición. También el Nuevo Testamento sustenta claramente
esta proposición. Quiere decir que el amar en Dios sucede supuesto el
conocimiento (sin pensar en términos de tiempo, de antes y después). Como en
nosotros: nadie puede amar lo que no conoce. En Dios ocurre el conocer (Padre
cognoscente - Hijo conocido) y sucede el amar (el Padre y el Hijo poseen un amar
común; es decir: el Padre comunica al Hijo su amar y por eso el Hijo posee un amar
idéntico al del Padre). Esta es la volición en Dios, el querer en Dios, el amar en
Dios. Por eso la "espiración" es el amar activo en Dios (Padre e Hijo). Y el Espíritu
Santo es el término de ese amar. En otras palabras, el Espíritu es el Amor del Padre
y del Hijo, como término de su amar común, y como Amor sustantivo, se relaciona
pasivamente con el Padre y el Hijo.

La formulación del misterio trinitario en Rahner

“La intuición básica de Rahner consiste en presentar a Dios como un misterio


absoluto que se autocomunica. Esta autocomunicación tiene un triple aspecto: la
autocomunicación como realidad comunicada, que sigue siendo soberana,
incomprensible, como un principio sin principio, se llama Padre; la
autocomunicación como realidad que se expresa, que está presente, que es
verdad, se llama Hijo; la autocomunicación como realidad que acoge la
autocomunicación en el amor se llama Espíritu Santo. Este triple aspecto de la
autocomunicción no debe concebirse, advierte Rahner, como un desdoblamiento
puramente verbal de esa comunicación indistinta en sí misma, sino como una
diferencia verdaderamente real.

Para expresar esta triple autocomunicación del único misterio divino, Rahner
aconseja que no se abandone la terminología clásica que emplea el término
‘persona’. Se trata de un término consagrado que conviene mantener. Pero le
corresponde al teólogo explicarlo de tal forma que su sentido dogmático quede
inmune de los riesgos latentes en el sentido moderno de persona. Rahner,
siguiendo a Barth, pero con una pequeña precisión, entiende persona como forma
distinta de subsistencia. Rahner encuentra ventajoso expresar de este modo lo que
es tres en Dios, ya que así se expresa bien la unidad divina. ‘Tres personas’ No
expresa de suyo nada respecto a la unidad de estas personas, teniendo que
agregar a la unidad las ‘tres personas’.

Si con esta alternativa a ‘persona’ Rahner gana en claridad teológica (al disipar la
falsa imagen triteísta), pierde en claridad espiritual. Nadie adora a un ‘modo distinto
de subsistencia’, sino que adora al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. (Boff, La
Trinidad, la sociedad y la liberación, pp. 146-147).

Formulación ortodoxa dogmática normativa

- Los conflictos doctrinales de los primeros siglos tuvieron una intensidad que
difícilmente logramos medir en la actualidad. Llegaron a constituir el centro
absoluto de la atención de los cristianos. Había que dirimirlos en alguna forma. Los
Apóstoles se inventaron el más lógico de los sistemas: la reunión, el diálogo y la
formulación de unos postulados después de llegar a un consenso (Concilio de
Jerusalén).

- Esta fórmula apostólica se aplicó permanentemente en los primeros siglos:


Concilios locales, regionales y ecuménicos. Los hubo en el sector heterodoxo y en
el sector ortodoxo. En ocasiones estuvieron presentes los dos sectores.
Desafortunadamente no todas las veces se llegó al consenso y más
desafortunadamente aún, se acudió a la fuerza pública para imponer una u otra
corriente doctrinal. En ocasiones se acudió a miserables artimañas para
descalificar al contrario, y en ocasiones la autoridad última que siempre se
reconoció al Obispo de Roma para dirimir las cuestiones doctrinales, fue
manipulada lamentablemente por presiones políticas y militares de los contrarios.

- Pero a pesar de todas estas vicisitudes, nos quedaron textos maravillosos que
lograron expresar con una precisión admirable, la experiencia cristiana trinitaria. En
las Lecturas para este tema se transcriben los más importantes. Conviene
analizarlos detalladamente y tratar de percibir en ellos el aliento de la vivencia
creyente de los cristianos que vivieron intensamente su fe en Jesús, en su Padre y
en su Espíritu o Amor común.

Primer Concilio de Nicea (325) Primer Concilio de Constantinopla (381)

Πιστεύομεν εἰς ἕνα Θεὸν


Πιστεύομεν εἰς ἕνα Θεὸν

Πατέρα παντοκράτορα,
Πατέρα παντοκράτορα,

ποιητὴν οὐρανοῦ καὶ γῆς,


πάντων ὁρατῶν τε και ἀοράτων
ποιητήν. ὁρατῶν τε πάντων και ἀοράτων.

Και εἰς ἕνα κύριον Ἰησοῦν Χριστόν, τὸν


Πιστεύομεν εἰς ἕνα κύριον Ἰησοῦν
υἱὸν τοῦ θεοῦ τὸν μονογενῆ,
Χριστόν, τὸν υἱὸν τοῦ θεοῦ,
τὸν ἐκ τοῦ πατρὸς γεννηθέντα πρὸ
γεννηθέντα ἐκ τοῦ πατρὸς
πάντων τῶν αἰώνων,
μονογενῆ, τουτέστιν ἐκ τῆς ουσίας
φῶς ἐκ φωτός, θεὸν ἀληθινὸν ἐκ θεοῦ
τοῦ πατρός,
ἀληθινοῦ,
θεὸν ἐκ θεοῦ ἀληθινοῦ,
γεννηθέντα οὐ ποιηθέντα,
γεννηθέντα, οὐ ποιηθέντα, ὁμοούσιον τῷ πατρί·
ὁμοούσιον τῷ πατρί

δι' οὗ τὰ πάντα ἐγένετο,

δι' οὗ τὰ πάντα ἐγένετο·


τά τε ἐν τῷ ούρανῳ καὶ τὰ ἐπὶ τῆς
γῆς

τὸν δι' ἡμᾶς τοὺς ἀνθρώπους

τὸν δι' ἡμᾶς τοὺς ἀνθρώπους καὶ διὰ τὴν ἡμετέραν σωτηρίαν

καὶ διὰ τὴν ἡμετέραν σωτηρίαν κατελθόντα ἐκ τῶν οὐρανῶν

κατελθόντα καὶ σαρκωθέντα καὶ σαρκωθέντα ἐκ πνεύματος ἁγίου

και ενανθρωπήσαντα, καὶ Μαρίας τῆς παρθένου

καὶ ἐνανθρωπήσαντα,

σταυρωθέντα τε ὑπὲρ ἡμῶν ἐπὶ Ποντίου


Πιλάτου,

καὶ παθόντα καὶ ταφέντα,


παθόντα, καὶ ἀναστάντα τῇ τριτῇ
ἡμέρᾳ, καὶ ἀναστάντα τῇ τρίτῃ ἡμέρα κατὰ τὰς
γραφάς,
καὶ ἀνελθόντα εἰς τοὺς οὐρανούς,

καὶ ἀνελθόντα εἰς τοὺς οὐρανοὺς,

καὶ καθεζόμενον ἐκ δεξιῶν τοῦ πατρός


καὶ πάλιν ἐρχόμενον μετὰ δόξης
καὶ ἐρχόμενον κρῖναι ζῶντας καὶ
νεκρούς.
κρῖναι ζῶντας καὶ νεκρούς·
οὗ τῆς βασιλείας οὐκ ἔσται τέλος.
Καὶ εἰς τὸ Πνεῦμα τὸ Ἅγιον,
τὸ κύριον, τὸ ζωοποιόν,
Καὶ εἰς τὸ Ἅγιον Πνεῦμα.
τὸ ἐκ τοῦ πατρὸς ἐκπορευόμενον,
τὸ σὺν πατρὶ καὶ υἱῷ συμπροσκυνούμενον
καὶ συνδοξαζόμενον,
τὸ λαλῆσαν διὰ τῶν προφητῶν.

εἰς μίαν, ἁγίαν, καθολικὴν καὶ ἀποστολικὴν


ἐκκλησίαν·

ὁμολογοῦμεν ἓν βάπτισμα εἰς ἄφεσιν


ἁμαρτιῶν·

προσδοκοῦμεν ἀνάστασιν νεκρῶν, καὶ


ζωὴν τοῦ μέλλοντος αἰῶνος. Ἀμήν.
Τοὺς δὲ λέγοντας, ὁτι ἦν ποτε ὅτε
οὐκ ἦν,
καὶ πρὶν γεννηθῆναι οὐκ ἦν,
καὶ ὅτι ἐξ οὐκ ὄντων ἐγένετο,
ἢ ἐξ ἑτέρας ὑποστάσεως ἢ οὐσίας
φάσκοντας εἶναι,
[ἢ κτιστόν,] τρεπτὸν ἢ ἀλλοιωτὸν
τὸν υἱὸν τοῦ θεοῦ,
ἐκκλησία
ἀναθεματίζει ἡ καθολικὴ καὶ
ἀποστολικὴ εκκλησια.

Вам также может понравиться