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¿QUE ES LA RESERVA THOMAS VAN DER HAMMEN?

Por qué es importante la reserva?

La Reserva del norte es, en palabras del ex ministro de ambiente Manuel Rodríguez, e el “mejor parque de
Latinoamérica”. Es decir, el bosque urbano más grande del mundo. Cuenta con 1.395 hectáreas y entre sus
beneficios ambientales están la captura de CO2 y el trabajo de punto de conexión que hace entre los
ecosistemas de los cerros orientales, el río Bogotá y los ecosistemas de Majuy al lado de Cota.
La reserva no solo protege y garantiza la conectividad entre ecosistemas, también permite la conservación de
especies de flora y fauna endémicas y la protección de suelos -en esta zona los suelos tiene un valor altísimo
porque son fundamentales para el mantenimiento de la humedad, el nivel freático y la disponibilidad de agua.
Es, en muchos sentidos, el más ambicioso proyecto de ecología y espacio público que ha tenido Bogotá en su
historia.
En el año 2000 el entonces ministro de Ambiente, Juan Mayr Maldonado, creó la Misión de Estudios para definir
la política para el desarrollo de la Sabana de Bogota. En ese entonces se expidió la resolución 0475 de 2000 que
prohíbe la urbanización del borde norte de Bogotá. Desde 2011 se han sembrado 9.500 árboles de 25 especies
nativas en el proceso de restauración ecológica que necesitará hasta 10 años para devolver la conectividad del
Bosque las Mercedes con el humedal La Conejera.

¿Cómo se creó?

En el año 2000, el Ministerio de Ambiente resolvió una disputa entre la CAR y el Distrito sobre el uso que debería
tener esta zona. El Ministerio convocó un panel de expertos que conformó la Misión Estudio. Luego de que este
panel entregara resultados que concluían que la reserva debía ser protegida el Ministerio ordenó declarar a
este lugar como reserva ambiental de uso público.
En 2014 la CAR expide el plan de manejo ambiental que define áreas de conectividad ecológica, define áreas de
estricta conservación, centros de investigación, usos múltiples y zonas de restauración
El plan ambiental buscaba que la reserva sirviera como una "barrera verde" contra la conurbación con
municipios vecinos. En ese plan La CAR hizo una zonificación de las 1.395 hectáreas de la reserva para que 561,2
hectáreas fueran para restauración, otras 82,3 para preservación y 138,2 paisajísticas. Así mismo, otras 600,9
hectáreas que ya estaban construidas y tenían industrias, comercios o cultivos de flores tendrían un régimen
especial y restricciones. Estas restricciones buscaban, según el entonces director de la CAR Cundinamarca,
Alfred Ballesteros, que en ningún terreno de la reserva se pudiera hacer vivienda nueva. Ni siquiera en zonas
donde ya hubiera edificaciones.

El plan era tan claro que las viviendas que se habían construido antes del 19 de julio de 2011 fueron autorizadas,
pero con condiciones. No podían hacerse ampliaciones que superaran los 500 metros cuadrados y el índice de
ocupación no podía superar el 20%. Además, cualquier modificación de un predio tenía que ser autorizada por
la CAR.

¿Cuál es el plan de la alcaldía para esta zona?

Enrique Peñalosa, recientemente posesionado alcalde de Bogotá, ha hablado en múltiples ocasiones de


intervenir la reserva con un proyecto de urbanización llamado ‘Ciudad Paz‘‘ que será construido en gran parte
de la reserva, 92,2% para ser exactos, y que garantizará vivienda a cuatro millones de bogotanos. Peñalosa
afirma que, según la CAR Cundinamarca, solo el 7,8% de la reserva se mantiene verde por lo que ese será el
porcentaje que se mantendrá intacto. Así mismo, ha dicho que mantener la reserva costaría 2.500 millones, el
equivalente a lo que cuesta el proyecto de navegabilidad del río Magdalena.

Fuente: Semana Sostenible, Febrero 2 de 2016


PUNTO DE VISTA DE LA SECRETARIA DE AMBIENTE (ALCALDIA)

1. Para Peñalosa, se necesita ubicar 4 millones de habitantes en los próximos años, y


los terrenos del norte (5.924 hectáreas), entre los cuales está ubicada la reserva
Thomas Van der Hammen, permitirían ubicar entre 1.4 y 1.8 millones de personas.
2. De las 1.395 hectáreas de la reserva forestal del norte, solo el 7,78 por ciento tiene
un valor de conservación ambiental, según estudios de la CAR que expuso el Alcalde.
3. Asimismo, afirma que la mayoría de los terrenos de la Van der Hammen son potreros,
y dijo que la verdadera reserva forestal de Bogotá son sus cerros orientales y el cerro
de La Conejera.
Por eso el mandatario defiende que su propuesta tendría más espacios verdes y
conectividad entre los cerros y el río Bogotá.
4. De no poderse construir en la reserva Thomas Van der Hammen, se bloquearían
proyectos vitales para Peñalosa como la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), la
Av. Ciudad de Cali, la Autopista Cota desde la calle 170, y la Av. Boyacá.
5. Según el Alcalde, si no se ubican esas personas en esos terrenos, tendrían que vivir
20 kilómetros más lejos.
Fuente: Cívico, Febrero 4 de 2016.

“Cuando leí el informe que sirvió como base para crear la reserva vi que dice:
Ecosistema hídrico superficial: no existe conexión y lo mismo pasa con las aves, los
mamíferos y las mariposas. Hay científicos muy valiosos que hicieron estudios para la
reserva. Son estudios muy buenos, pero cuando los veo, dicen que no hay ninguna
conexión. Ni superficial ni subterránea. Claro, si a un científico que haya estudiado el
bosque Las Mercedes, un ecosistema único, le dicen que van a urbanizar ese relicto,
se enfurece. Eso no va a pasar. Ese ecosistema se va a proteger. Si a un joven de
universidad le dicen que van a construir en la reserva y el imaginario que tiene de la
reserva es algo verde, lleno de pájaros, animales y ríos, claramente no le va a gustar.
Ese es el imaginario que los ciudadanos tienen de la reserva. Pero no es cierto.”

“No se pueden sembrar en potreros los árboles que hay en el bosque Las Mercedes.
No se puede, porque esas especies nacen y crecen en ecosistemas húmedos de
planicies de inundación. En la reserva no hay ecosistemas así. Ahora eso es puro pasto
kikuyo”.

Fuente: Semana, Febrero 19 de 2016; entrevista a Francisco Cruz secretario de


ambiente.
PUNTO DE VISTA DE EXPERTOS

1. De acuerdo con el profesor Orlando Rangel del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad
Nacional, la reserva Thomas Van der Hammen es vital para prevenir emergencias por escasez de
agua.
“Es indispensable que se mantenga viva, sin nada de cemento, para que los humedales no se vean
afectados”, afirmó.
2. El experto también argumenta, basado en los estudios del profesor Van der Hammen, que aún
existen ecosistemas completos de los restos del bosque de las Mercedes.
3. Una de las razones para haber declarado reserva estos terrenos, según Rangel, fue para permitir
que la comunidad académica adelante estudios, así como en un futuro llevar a cabo actividades de
ecoturismo.
4. Por otra parte, hay investigaciones que sustentan que bajo la superficie se concentran gran variedad
de sedimentos cargados de agua, que permiten que el río Bogotá no se inunde.
5. Finalmente, la CAR estableció un Plan de Manejo Ambiental específico para recuperar el terreno y
detener el deterioro que presenta, debido a las actividades económicas que allí se están dando.
En conclusión, la reserva no está hecha, hay que desarrollarla. Ese plan consiste en recuperar los
humedales para regular el río Bogotá y crear un escenario ideal para las especies nativas.
Y su valor ecológico es…

Thomas Van der Hammen fue el naturalista que más investigó el ecosistema de la sabana de
Bogotá. En 1962 localizó y caracterizó los reductos de bosque andino en los alrededores de Suba
y Usaquén. Con esa información, en 1977 presentó un mapa ante el Concejo de la ciudad para
solicitar la protección de estas zonas verdes.Hasta el día de su muerte, en el 2010, el científico
holandés no paró de indagar sobre la composición botánica de la reserva.

Entre 2010 y 2011, apoyados en el trabajo de Van der Hammen, la Academia Colombiana de
Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ACCEFYN) y la Universidad Nacional de Colombia
realizaron un estudio. Con los resultados se pudo establecer que los suelos son propicios para el
desarrollo de la agricultura. Además, en el terreno existen capas freáticas –agua de lluvia que se
filtra en la tierra y crea depósitos subterráneos- y 486 especies vegetales.

En cuanto a la fauna, se logró detectar que es el hábitat de aves propias de la región Andina como
la Tingua bogotana, el Chamicero, el Chirriador y el Cucarachero. También se identificaron 23
especies de mariposas, de las cuales dos fueron descubiertas en la reserva.
“Los suelos que existen son en sí mismo microsistemas. Allí existe una fauna edáfica (organismos
adaptados a condiciones bajo suelo) que hasta ahora se está empezando a identificar. No solo son
las grandes aves y los mamíferos, es todo un sistema que tiene elementos orgánicos e
inorgánicos”, explica Julio Carrizosa, miembro de la ACCEFYN y del panel de expertos que
convocó el Ministerio de Medio Ambiente en el 1999.

La CAR es la única entidad autorizada para aprobar la construcción de cualquier


instalación, pero siempre bajo una premisa: que no afecte el ecosistema de la reserva,
pues la prioridad es recuperar la vegetación y preservar las fuentes hídricas. “Parte de
la restauración en esta zona de la sabana de Bogotá es crear bosques como los que
había en años anteriores”, asegura Rodríguez Becerra.

Fuente: El Tiempo, 13 de febrero de 2016


PUNTO DE VISTA DE CONSTRUCTORAS

Para Gustavo Perry, quien realizó estudios para analizar cuál sería la delimitación de la reserva
en el año 2002, explicó que en estos se señalaba que, así como había zonas de preservación
ambiental en la zona norte, en otros se estipulaba el desarrollo suburbano.

“Se tenía previsto que esa zona se iba a desarrollar. Pero lo que pasó es que la Alcaldía de Bogotá
no ha sabido explicar que sí se conservarán los corredores ecológicos que se han planteado en
estudios”, señaló Perry.

Por su parte, Juan Carlos Camelo, director del programa Sabana Centro Cómo Vamos, reseñó
tras el debate que "es una necesidad que se articulen las distintas visiones del proyecto y que
se escuche también las posiciones de los municipios que se van conurbando con Bogota".

Además, Camelo agregó que "aunque es una realidad que se requiere espacio para crecer la
ciudad, ayudar a su movilidad y proveer más espacios públicos verdes para los habitantes, se
deben escuchar las distintas investigaciones y estudios que expertos han hecho para garantizar
una correcta intervención de estos proyectos", concluyó.

Propuesta de vivienda

Otro de los asistentes al debate fue Juan Camilo González, gerente del proyecto Ciudad Norte,
quien explicó que la construcción de las viviendas en este estratégico punto permitirá mejorar
la calidad de vida de los ciudadanos.

“Tras revisar los estudios que se realizaron en la reserva, nos encontramos con que coinciden
en la demarcación de varios corredores ambientales, como el de los tres cementerios y los
Arrayanes, o el humedal Torca-Guaymaral, que vamos a proteger”, explicó González.

En los estudios dejamos una zona de amortiguación, corredores ecológicos que se deben
preservar”. Para él, el Distrito no los ha nombrado de la manera correcta, es decir, como áreas
de amortiguación del impacto, para soportar los elementos ambientales.

Agregó que se debe tener cuidado en el manejo de la malla vial para no generar malos impactos
y que “la reserva como se delimitó permite zonas de desarrollo suburbano. Una ciudad densa,
pero en altura, favorece los espacios y el ambiente, liberando tierra para las zonas verdes”

Fuente: El Tiempo, 13 de febrero de 2016


PUNTO DE VISTA DE AMBIENTALISTAS

Si esta zona carece de valor ambiental, ¿cómo fue que la idea del profesor Thomas Van
der Hammen de crear una reserva en el borde norte de Bogotá logró conquistar a un
panel de expertos de alto nivel? Apellidos como Salmona, Samper Gnecco, Acevedo,
Aldana, Carrizosa, Rodríguez Becerra, Cuervo y Mariño de Posada, la mayoría más
cercanos al urbanismo que a lo ambiental, dieron un sí a esa propuesta, apoyados por
los conceptos técnicos de otro gran número de expertos a nivel mundial y nacional.

Fernando Remolina, experto biólogo, geógrafo y estudioso del tema desde su


declaratoria, afirma: “Es la primera vez que Colombia como sociedad, después de haber
encogido y transformado bosques hasta dejarlos del tamaño de relictos, quiere
nuevamente hacer un bosque originario. Ahí radica la importancia socioecológica de la
reserva Thomas Van der Hammen. Importancia no solo distrital, sino de orden regional
y nacional”.

Por primera vez los colombianos de forma responsable nos la jugamos por recuperar
bosques primarios después de haberlos encogido y llevado casi hasta su extinción.
Tradicionalmente las reservas evidencian fácilmente sus riquezas naturales y por ello
son protegidas; en este caso se declara una reserva para salvar las pocas riquezas que
quedan alrededor, propagarlas y garantizar su viabilidad a largo plazo. El profesor Van
der Hammen ya demostró que se puede regenerar el bosque, como lo hizo en su finca
Santa Clara en Chía.

La importancia de recuperar este bosque radica en que regeneraría la conectividad


ecológica entre los distintos ecosistemas, salvaguardando el futuro ambiental de la
ciudad. Además, podría “garantizar 100 años de agua para Bogotá” como lo han dicho
expertos en el tema. Esta conectividad, que existía hace más de 70 años, se ha visto
gravemente interrumpida por la urbanización desordenada y el reemplazo de la
vegetación nativa por la agricultura y la ganadería en la sabana.

La propuesta de la administración distrital actual borra 20 años de estudios, conceptos


de expertos, luchas jurídicas, ciudadanía activa y la necesidad apremiante de
garantizar, aunque muchos aún no lo comprendan, la conectividad ecológica de esta
zona.

Fuente: Semana Sostenible, 7/12/2017; Daniel Bernal, ambientalista.


PUNTO DE VISTA DE PARTIDOS DE OPOSICION

Pero no solo en las toldas rojas la propuesta fue analizada. En la Alianza Verde la protección de esta
zona se ha debatido. El concejal Antonio Sanguino presentó una proposición para que se haga un
foro. Por ahora, considera que en la zona no se puede construir mientras no existan argumentos
legales. “Uno no puede hacer una ciudadela de paz siendo hostil con la naturaleza”.

En bancadas más pequeñas también hacen advertencias. El concejal Marco Fidel Ramírez dice que
liderará la oposición en contra de ese proyecto. “Con el aire de mis hijos y mis nietos no se juega”.
Por su parte, el cabildante de la Alianza Social Independiente (ASI), Juan Carlos Flórez, considera
que la ciudad debe encontrar un equilibrio entre el urbanismo y la preservación, pero no por ello debe
acabar la reserva ya constituida. “El alcalde Peñalosa debe modernizarse y alfabetizarse en términos
de medio ambiente”.

A los concejales no parece gustarles la idea de urbanizar la reserva del norte y la propuesta ya promete
un largo debate que podría dar al traste el proyecto urbanístico del alcalde.

Fuente: Semana 02/05/17

Argumentos de partidos de oposición para no urbanizar

Los constructores, agentes inmobiliarios, bancos y agentes de inversión son los que más hectáreas
tienen en la reserva. Varios de ellos financiaron la campaña del alcalde Enrique Peñalosa. De
materializarse el plan del Distrito, sus propiedades multiplicarían su valor.

Detrás de las 1.340 hectáreas que conforman la Reserva Thomas van der Hammen hay una gran
lucha de intereses que se reavivó desde que el alcalde Enrique Peñalosa puso de nuevo sus ojos
sobre la zona de protección, para cumplir con su plan de expansión urbana. Y no es para menos. De
levantarse la protección ambiental que pesa sobre la zona y que detiene la urbanización, los grandes
beneficiados serían los constructores que tienen propiedades y los dueños de las urbanizaciones.
¿Cómo? Simple: el valor de cada metro cuadrado se multiplicaría al menos por 10.

Cuando la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) reglamentó la Reserva en 2011,


y se planteó la posibilidad de que el Distrito adquiriera los 13,4 millones de metros cuadrados de la
zona para dedicarlos a la conservación, los estudios y los avalúos catastrales indicaban que comprar
todos los terrenos costaría al menos $300.000 millones, un precio promedio de $21.400 por metro
cuadrado. En la actualidad el discurso del alcalde es que comprarlos es casi imposible porque todos
los predios costarían alrededor de $2,2 billones.

Al conocer los detalles de cada uno de los 361 predios que conforman la Reserva y de revisar casi
1.000 fichas catastrales de los inmuebles construidos dentro de la zona de protección, hay un dato
diciente: al menos 30 de cada 100 hectáreas de la reserva forestal están en manos de constructores,
agentes inmobiliarios, bancos y fondos de inversión que adquirieron terrenos con la intención de poder
urbanizar.

Entre esos 30 propietarios, las sociedades que reportan la construcción como actividad principal tienen
19 de cada 100 hectáreas de la reserva (19,1 %); seguidas por empresas dedicadas a las actividades
inmobiliarias (5,7 %); bancos (2,3 %), y mercado de valores (1,8 %). Si a esto se suma el sector de La
Lomita (9,6 %), que ya está urbanizado y es donde tienen casa dos funcionarios del actual gabinete
distrital, en total suman el 29,6 % de las áreas de la Reserva, superando las empresas dedicadas a la
agroindustria.

Es decir, sólo entre agroindustriales y empresas interesadas en la construcción suman el 55 % de la


Reserva. Luego se encuentran predios sin información del propietario (5,5 %); entidades del Distrito
(3,7 %); un ciudadano que estuvo investigado por lavado de activos (2,3 %), y hasta un caso particular:
una empresa explotadora de petróleo es dueña del 2,5 % de la Van der Hammen.
Fuente: El Espectador, 2 de Abril de 2016.

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