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SENTENCIAS CONTRADICTORIAS Y DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES»

Justo Fernando Balmaceda Quirós*

Diciembre 2014

ABSTRACT
Este trabajo de investigación analiza una clase de delito conexo, los «conexos-
subsiguientes». Pero solo desde sus aspectos procesales y, dentro de estos, solo los referidos a
las posibles contradicciones entre las sentencias de los dos hechos involucrados. Se realiza una
comparativa con los vigentes delitos conexos –objetivos y subjetivos– aceptados en la
legislación, jurisprudencia y doctrina. Se busca determinar si las reglas de estos supuestos de
conexidad son las mismas o diferentes a las de los conexos-subsiguientes.
This research analyzes one class of related crime, «ancillaries-subsequents». But only
from its procedural aspects and within these only referred to the possible contradictions between
the sentences of the two facts involved. A comparison is made with related crimes in force –
objectives and subjectives– accepted in legislation, jurisprudence and doctrine. To determine
whether the rules of these assumptions are the same or different from the new («ancillaries-
subsequents»).

Palabras clave: delito conexo, delito conexo-subsiguiente, hecho previo, dolo, bien jurídico,
accesoriedad de la participación, accesoriedad de la subsecuencia,
participación delictiva, concurso de delitos.
Keywords: ancillary offense, primary harm, dolus, protective object, accessory accessoriness,
subsequence accessoriness, criminal participation (accessory), overlapping offenses.

SUMARIO**
I. INTRODUCCIÓN. II. TIPOS «CONEXOS-OBJETIVOS» Y «CONEXOS-SUBJETIVOS». III. TIPOS
«CONEXOS-SUBSIGUIENTES». IV. CONCLUSIONES. BIBLIOGRAFÍA.

* Doctor en Derecho penal por la Universidad de Navarra (2013). Becario de la Asociación de Amigos de la Universidad
de Navarra y de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo – Perú (de la cual soy Profesor Ordinario). Se
agradecen sus apreciaciones y comentarios sobre este trabajo: jbalmaceda@usat.edu.pe.

** Principales abreviaturas: art. (s): artículo (s), Cfr.: Confróntese, coord.: Coordinador, CP: Código penal, CPe: Código penal
español, Crim. L. Forum: Revista Criminal Law fórum, dir. (es): director (es), FD: Fundamento de Derecho, Infra: más abajo, np:
nota al pie, LECr: Ley de Enjuiciamiento Criminal española, NCPP: Nuevo Código Procesal Penal peruano, p. / pp.: página /
páginas, s. / ss.: siguiente / siguientes, STS: Sentencia del Tribunal Supremo, supra: más arriba, Vid.: Véase.
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

I. INTRODUCCIÓN
1. Actualmente, son considerados como delitos conexos, entre otros: un mismo hecho
realizado por dos o más sujetos (supuesto de partícipes –conexión subjetiva–); o, un mismo
sujeto que ha realizado más de un hecho (supuesto de concursos –conexión objetiva–)1. La
doctrina jurídico-penal no tiene una posición unánime respecto de qué hacer cuando, habiéndose
enjuiciado un hecho, a un nuevo sujeto, no enjuiciado anteriormente en un primer juicio, ahora
se pretende que lo sea en un nuevo juicio por el mismo hecho; o si al mismo sujeto se le puede
enjuiciar por un nuevo hecho que no fue objeto del proceso anterior, pero que están claramente
conectados; si se pueden o no trasladar los efectos de la primera sentencia o del primer juicio al
segundo. La situación se podría volver más complicada, cuando estamos ante hechos
relacionados intrínsecamente, pero distintos a los concursos o situaciones de participación
criminal, realizada por sujetos diferentes y no relacionados entre sí, siendo que el primero
obtuvo una sentencia y se pretende que esta surta efectos en un juicio posterior seguido por un
hecho diferente. Un sujeto no fue parte (ni como autor ni como partícipe) del hecho enjuiciado
previamente («conexión subsiguiente» o conexos por «subsecuencia delictiva»). Aunque esta
situación está siendo recientemente apreciada, tanto doctrina como jurisprudencia no se ponen
acuerdo en el tratamiento a dar a estos casos, cuando las sentencias de ambos juicios puedan ser
contradictorias2.
2. En este trabajo me referiré, primero al estudio de las respuestas de la doctrina sobre
las contradicciones entre sentencias para los casos de delitos en conexión objetiva y subjetiva
(II), para luego analizar las posibles contradicciones entre sentencias en los que denomino
«delitos conexos-subsiguientes», para poder determinar si las soluciones de la doctrina se
pueden trasladar a explicar esta nueva modalidad de conexión, o habrá que buscar nuevas
soluciones (III).
3. Esta nueva relación entre delitos va más allá de lo estudiado para las conductas post-
ejecutivas, pues la culminación de la ejecución no es necesariamente el dato que explica las
conexiones entre los delitos, sino que desde antes de la terminación de la ejecución de un delito
se pueden empezar a configurar relaciones con un nuevo delito, que se sirve del anterior.
Entiendo esta situación como manifestación del fenómeno jurídico de por
«subsecuencia delictiva»3 y denomino «delitos en conexión subsiguiente» a la circunstancia
jurídico-normativa de tipificar un hecho dependiente de la existencia de otro acontecido
previamente –de su existencia en sí misma o de algún elemento concreto proveniente de este–,
pero a la vez independiente, porque el sujeto interviniente no lo ha sido en el previo –bajo
ninguna modalidad de autoría o participación– y porque el nuevo hecho imprime un nuevo
sentido penal en la realidad. Esta nueva modalidad conductual puede empezar a configurarse no
solo después de la consumación del hecho previo («post-ejecutivo»), sino también durante su

1
Vid. Artículo 31, incisos 2 y 3 del NCPP, para la regulación de la conexidad procesal, tanto objetiva como
subjetiva. En el código penal (CP) no he encontrado ninguna referencia a la conexidad. Vid. DE LA OLIVA SANTOS, en
DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal, 2007, p. 585 párr. 18: «Cuando los
objetos de dos o más procesos son conexos cabe que, de no acumularse en una sola causa, los tribunales emitan
juicios contradictorios. Mediante la acumulación inicial de objetos conexos (cada hecho, un proceso, salvo que se
trate de delitos conexos, en cuyo caso se reunirán en un solo proceso: arg. art. 300 LECr) o mediante la acumulación
de procesos si sus respectivos objetos guardan entre sí la misma conexión, se intenta evitar esa disparidad
contradictoria de juicios, siempre que la acumulación pueda realizarse sin grandes inconvenientes, como pueden ser
la excesiva dilación, la paralización de la persecución legal, la infracción del principio de inmediación, etc. En tales
circunstancias, una eventual contradicción entre juicios de hecho y de derecho –contradicción que, por lo demás,
algunos ordenamientos concretos intentan remediar con instrumentos específicos– puede resultar más tolerable que
limitar la defensa en el segundo proceso». La cursiva es del original. Pienso que debemos analizar algunos
instrumentos para evitar o remediar los efectos de la contradicción de sentencias (recurso de revisión, sobreseimiento,
archivamiento provisional, etc.).
2
Vid. BAJO FERNÁNDEZ, en «El desatinado delito de blanqueo de capitales», en BAJO
FERNÁNDEZ/BACIGALUPO (eds.), Política criminal y blanqueo de capitales, Madrid, 2009, pp. 17 s. Vid. np 48.
3
Sobre esta materia me he referido en BALMACEDA QUIRÓS, Justo, Delitos conexos y subsiguientes. Un
estudio de la subsecuencia delictiva, ed. Atelier y USAT, Barcelona, 2014.

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ejecución, cuando ya pueda establecerse una relación de dependencia entre ellos. Relación de
dependencia que no implica siempre la configuración del hecho previo en su estadio de
antijuridicidad, sino a veces menos (tipicidad) y a veces más (culpabilidad, punibilidad4 o
ejecutabilidad). Además, el bien jurídico afectado por ambas conductas puede ser tanto el
mismo como diferente. Todo esto se encuentra integrado por el conocimiento (dolo) que el
interviniente tiene de cada característica del hecho subsiguiente o «conexo-subsiguiente»5 y
relacionado con lo que debe conocerse del hecho previo. Ejemplos de esta clase de conductas
son el encubrimiento, la receptación, el lavado de activos, el uso de moneda falsa, la
prevaricación, tenencia de pornografía infantil, apología, etc.
La subsecuencia delictiva no es una visión naturalística de la relación entre dos delitos.
No basta que uno ocurra a continuación de otro. Esta relación es normativa y de sentido penal.
La comunicación delictiva es diferente en un delito que se relaciona intrínsecamente con otro
previo que cuando no tiene esa relación con un delito precedente. Esta comunicación presenta
tres matices:
i) Tipos conexos-subsiguientes accidentales, o de subsecuencia accidental, son aquellos
en que la dependencia actualmente existente en la redacción legal puede ser de otra manera, pues
la subsecuencia no pertenece a su ser como tales delitos, sino que se debe a la manera como se
han redactado. En esta modalidad, el bien jurídico puede ser el mismo o diferente en cada hecho,
pero siempre es necesario que el objeto material del previo sea nuevamente utilizado en el
conexo-subsiguiente. Además, la accesoriedad requiere que el hecho previo se encuentre
desarrollado al menos desde su tipicidad-objetiva (accesoriedad mínima): por esto el injusto de
cada uno de los hechos no está relacionado, sino que el del conexo-subsiguiente presenta un
nuevo injusto, totalmente independiente. Y, finalmente, el dolo de los tipos de esta modalidad
requiere que deban conocerse específicamente tales matices. Por otro lado, el sujeto activo
siempre es común; y no es esencial que las penas de ambos delitos guarden relación entre sí.
ii) Tipos conexos-subsiguientes funcionales, o de subsecuencia funcional, son aquellos
en los que la dependencia responde, o tiene su origen, en los criterios empleados por el legislador
penal cuando ha definido un tipo para responder penalmente, o como reacción, a otro, en
concordancia con la función que se atribuye al sujeto activo del tipo conexo-subsiguiente. En
esta modalidad, el bien jurídico siempre es diferente en ambos hechos, con el correlato de no
necesitar –en ningún caso– la presencia del objeto material del previo en el conexo-subsiguiente.
Además, la accesoriedad requiere siempre el desarrollo de la tipicidad-objetiva (accesoriedad
mínima) del hecho previo, excepto en algunos casos (prevaricación –art. 446.1º, 2º y 3º CPe–;
prevaricación imprudente –art. 447 CPe–; proporcionar la evasión por funcionario –art. 471
CPe–; acordar, practicar o prolongar la privación de libertad –art. 530 CPe–; y, decretar,
practicar o prolongar la incomunicación –art. 531 CPe–), donde además de aquél estadio se
regulan supuestos en los que se requiere un nivel más avanzado que la culpabilidad, como son la
punibilidad y la ejecutabilidad (accesoriedad máxima y absoluta). En esta modalidad de
subsecuencia, los injustos de ambos hechos no están relacionados, sino que son independientes;
lo cual no necesariamente desaparece en los cinco casos que requieren un nivel superior de
dependencia. Y, finalmente, en cuanto al dolo, los tipos de esta modalidad requieren que deba
conocerse específicamente todos estos datos. Por otro lado, el sujeto activo siempre es
cualificado; y las penas no se hallan relacionadas entre sí.
iii) Tipos conexos-subsiguientes esenciales, o de subsecuencia esencial, son aquellos en
que la dependencia existente en la redacción legal plasma una relación intrínseca y radical entre
dos delitos: el «ser» del conexo-subsiguiente depende esencialmente del hecho previo. En esta
modalidad, el bien jurídico presenta toda su polivalencia, pues podrá ser el mismo o diferente en
ambos hechos y el objeto material podrá volverse a utilizar o no, según cada caso. Además, la
accesoriedad de la subsecuencia en esta modalidad exige que el hecho previo siempre se
encuentre desarrollado como mínimo desde su antijuridicidad (accesoriedad limitada). Por eso
sus injustos siempre estarán relacionados. Y, finalmente, en los tipos de esta modalidad se exige

4
Sobre que la punibilidad es un estadio más de la teoría del Delito vid. MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal.
Parte general, 8va ed., ed. Reppertor, Barcelona, 2010, pp. 142 ss, párr. 29 ss.
5
Los «delitos conexos subsiguientes» tienen dos hechos penales contenidos en el tipo penal (explícita o
implícitamente), los «delitos unitarios» solo uno (es la concepción tradicional de delito).

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DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

que el dolo deba abarcar específicamente tales matices. Por otro lado, el sujeto activo puede ser
cualificado como también común; y las penas de ambos delitos siempre deben estar relacionadas.
Para los tipos conexos-subsiguientes pueden presentarse dos cuestiones: (i) si es preciso
exigir la sentencia por el hecho previo para proceder a enjuiciar el hecho conexo (subsiguiente)
o determinar probado el hecho previo sin ninguna sentencia; y (ii) respecto de determinar si la
sentencia por el hecho previo condiciona o vincula la sentencia por el hecho conexo
(subsiguiente) o no. En cualquiera de las dos situaciones se reclama la coherencia, o, en cambio,
se dará cabida a la contradicción entre las sentencias.
4. Sin embargo, así como en la doctrina penal el tema ha merecido escasa atención, la
doctrina procesal penal extranjera sí tiene una posición mayoritaria respecto de la vinculación
entre las sentencias6 –única por la que se pronuncia–, en función de las modalidades de delitos
conexos conocidos hasta ahora (objetivos y subjetivos): hay vinculación negativa, pues no es
necesaria la coherencia entre las sentencias por hechos conexos. Si trasladáramos esto a la
«subsecuencia delictiva», se diría que: la sentencia de un hecho (previo) no condiciona ni
vincula la sentencia del otro (conexo-subsiguiente). Vamos a analizar cómo serían las reglas
para la «subsecuencia delictiva».
5. Aunque la doctrina no ha tenido presente la idea de «subsecuencia delictiva» cuando
emitía sus opiniones, sus postulados pueden referirse a estos supuesto. Así, dentro del nuevo
supuesto de delitos conexos-subsiguientes, para la primera situación –i) exigir la sentencia por
el hecho previo para proceder a enjuiciar el hecho conexo o determinar probado el hecho previo

6
Para el estudio de la indebida separación entre derecho sustantivo y derecho procesal, vid. RAGUÉS I
VALLÈS, «Derecho penal sustantivo y derecho procesal penal: hacia una visión integrada», en HURTADO POZO
(dir.)/SAN MARTÍN CASTRO (coord.), La Reforma del Proceso Penal Peruano. Anuario de Derecho Penal, Lima,
2004, pp. 129 ss.

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sin ninguna sentencia–, hay razones a favor y en contra7 para exigir que un tribunal emita una
sentencia por el hecho previo a fin de que, habiendo corroborado ahí su existencia y
configuración como hecho penalmente relevante, se pueda proceder a enjuiciar el hecho conexo.
Las razones ponen en acto varias reglas sustantivas y adjetivas. Entre las primeras, la de
relevancia del grado de accesoriedad necesario en el hecho previo para poder configurar el
hecho conexo-subsiguiente –habrá que estar a lo que cada tipo conexo-subsiguiente requiera,
para exigir configurado ese grado de accesoriedad necesario–, o la necesidad de verificar el
estadio de tipicidad del hecho conexo, que requiere como uno de sus elementos: un hecho
previo; etc. Adjetivas, como la prejudicialidad –penal– y la fuerza vinculante de la cosa juzgada.
Parece tener más razones a favor la posición que no exige dicha sentencia, pues de lo
contrario, los posibles retrasos por querer obtener un enjuiciamiento y una sentencia por el
hecho previo pueden traer mayores costos procesales8 y dificultades para conocer la verdad
sobre los hechos concretos. Lo cual, además, estaría en concordancia con el distinto grado de
accesoriedad que se puede exigir en cada tipo penal para considerar no solo la posibilidad de
intervención de partícipes, sino también su configuración como delito en función de lo que otro
delito necesita (cuando está en subsecuencia delictiva). Existen delitos conexos-subsiguientes
que para configurarse no exigen el estadio de culpabilidad del hecho previo, sino solo la
antijuridicidad (o menos); por tanto, no es indispensable una sentencia por el hecho previo para
la relación de subsecuencia delictiva. Para cada tipo penal conexo-subsiguiente habrá una
concepción de delito diferente que permite poder aplicarle las reglas del Derecho penal, según
sus propias cualidades.

7
Razones a favor en, vid. ARÁNGUEZ SÁNCHEZ, El delito de blanqueo de capitales, Madrid, 2000, pp. 200
s., quien aprecia como viable el supuesto de que una sentencia posterior niegue la comisión del hecho previo, pues la
sentencia del hecho conexo-subsiguiente (lavado) no prejuzga el resultado de un juicio por el hecho previo, aunque
plantea la situación como problemática; y concluye que por congruencia debería revisarse la sentencia por el hecho
conexo-subsiguiente adaptándola a la sentencia por el hecho previo. Algunos además distinguen desde qué momento
es relevante que exista la sentencia por el hecho previo, vid. BERMEJO, Prevención y Castigo del Blanqueo de
Capitales. Una Aproximación desde el Análisis Económico del Derecho, Tesis doctoral, Universidad Pompeu Fabra,
2009, p. 369 np 848: «En relación con el momento de la comisión de la conducta de blanqueo, es decir cuando se
lleva a cabo, la acción típica de adquirir, convertir o transmitir bienes, no es en modo alguno necesario, según este
autor [CÓRDOBA RODA], que exista una sentencia que haya declarado que el hecho precedente es constitutivo de
delito. Por otro lado, en relación con el momento de juzgar un Tribunal si unos hechos cumplen el tipo del art. 301.1
[CPe], la estimación de dicho tipo y la consiguiente condena por parte del Tribunal presuponen obviamente que dicho
órgano judicial constate la concurrencia de todos y cada uno de los elementos integrantes del tipo y, entre ellos, el de
que existe un delito precedente: la afirmación de que existe un delito precedente solo se puede realizar si un tribunal
ha enjuiciado estos hechos y ha dictado una condena por los mismos». La cita es de CÓRDOBA RODA, Abogacía,
secreto profesional y blanqueo de capitales, Madrid, 2006, pp. 64 ss., quien agrega que esto es así a pesar de los
problemas que pueda haber para la prueba del hecho previo, pero que aun así debe enjuiciarse y condenarse el hecho
previo para considerarlo configurado como tal y como elemento del hecho conexo-subsiguiente. Da cuenta de un
supuesto donde el TS emite condena porque tiene por cometido el hecho, que luego en otro proceso por el mismo
hecho, con un sujeto diferente, se sentencia que el hecho no existe, viendo esta situación como problemática. Creo
que este último autor se olvida que un hecho puede ser delito sin que exista un culpable, si entendemos la función de
la accesoriedad limitada, o en todo caso si queremos entender que basta con que un hecho tenga el reproche del
Derecho penal y de otras ramas del Derecho, es decir, que sea antijurídico, ya que la culpabilidad del sujeto puede no
poder concretarse por motivos muy diversos. Y argumentando en sentido contrario, vid. MANJÓN-CABEZA OLMEDA,
«Receptación y blanqueo de capitales (arts. 301 y 302 CPe)», en ÁLVAREZ GARCÍA/GONZÁLEZ CUSSAC (dirs.),
Comentarios a la reforma penal de 2010, Valencia, 2010, p. 342, «[…]: parece que se ha asumido la propuesta del
Consejo Fiscal y, con ello, la tesis jurisprudencial que considera innecesaria una condena previa por el delito
determinante (SSTS 198/2003, de 10 de febrero, 928/2006, de 5 de octubre y 28/2010, de 28 de enero). El sentido
pleno de esta novedad legal se alcanza relacionándola con otra de las modificaciones, concretamente la relativa al
castigo del autoblanqueo; se posibilita así castigar por blanqueo al sujeto que está en posesión o actúa sobre bienes
objeto de un delito previo que él ha cometido, cuando no se pueda probar ese ilícito precedente pero sí el blanqueo
(que ahora se conforma con la sola posesión) acudiendo a la inferencia y a la prueba de indicios». De la misma idea
es BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 3.ª ed., Cizur Menor (Navarra), 2012, pp. 246 ss., cuando
analiza la frase «actividad delictiva», dentro del blanqueo, para interpretar que se ha tipificado así para afianzar la
posición sobre la no necesidad de una resolución judicial sobre el delito antecedente.
8
Vid. np 24 (la opinión de DE LA OLIVA SANTOS) y np 57 (la opinión de LOMBARDERO EXPÓSITO).

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DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

Para la doctrina mayoritaria, no es necesario que exista una sentencia por el hecho
previo, ni siquiera un juicio sobre él. De facto, el hecho previo varias veces se descubre con la
investigación por el delito conexo-subsiguiente. En este caso, el juez del hecho conexo-
subsiguiente puede determinar el hecho previo –en el grado de accesoriedad que le sea
necesario– e investigarlo y enjuiciarlo junto con el conexo, basado en pruebas indiciarias. Pero
debe indicarse el hecho previo y su relación intrínseca con el hecho conexo-subsiguiente. Si no,
la tipicidad de este último podría no darse por configurada. Salvo que decida que la situación
exige paralizar el juicio para permitir la investigación y enjuiciamiento del hecho previo por
separado y no proseguir hasta que se haya determinado algo penalmente relevante que pueda
servir para fundamentar el hecho conexo-subsiguiente.
Sin embargo, así como en algunos casos no se exige o no es viable la existencia de una
sentencia que corrobore un hecho, en otros la accesoriedad necesaria para la configuración de
cada tipo exigirá un hecho previo corroborado en una sentencia que certifique el estadio
concreto de accesoriedad alcanzando. Por ejemplo, la receptación (art. 298 CPe / 194 CP), no
requiere una sentencia condenatoria sobre el hecho previo, sino solo, con o sin sentencia, los
suficientes datos que corroboren que se ha configurado su antijuridicidad; para el uso de
moneda falsa (art. 386 CPe / 254 CP), que se haya configurado la tipicidad objetiva, con o sin
sentencia por el hecho previo; en cambio, cuando el funcionario acuerde o prolongue,
indebidamente, la privación de libertad del «preso» (art. 530 CPe / 419 CP), se requerirá,
precisamente, de una sentencia condenatoria previa.
6. ii) Para la segunda situación –las posibles contradicciones9 entre sentencias– solo han
sido estudiadas cuando los hechos conexos se refieren a supuestos de un mismo hecho realizado
por dos o más sujetos que al ser enjuiciados por separado o en momentos diferentes pueden traer
consigo pronunciamientos opuestos (supuesto de partícipes; porque en una se declara la
culpabilidad de uno y en otra no la del otro, porque en una el hecho sí es relevante penalmente y
en la otra no; ...); o, porque un mismo sujeto ha realizado más de un hecho (supuesto de
concursos, etc.).
Sin embargo, el supuesto que ahora ocupa la atención implica las posibles
contradicciones entre sentencias cuando los juicios se refieren a dos hechos diferentes10 pero
9
Vid. SAN MARTÍN CASTRO, César, Derecho procesal penal, 2ª ed., ed. Grijley, Lima, 2003, pp. 206 ss.:
«[…] conexidad […] para evitar decisiones contradictorias que lesionarían el principio de justicia dimanante de a
potestad jurisdiccional». Y también analiza otro matiz de la conexidad (p. 209): conlleva un «tratamiento unitario que
permitirá un conocimiento integral y coherente de cada conducta perpetrada y de la personalidad […] como
condiciones indispensables para adecuar la pena y evitar incurrir en resoluciones contradictorias». También, vid. DE
LA OLIVA SANTOS, «Proceso penal con pluralidad homogénea de objetos. Acción civil. Cuestiones prejudiciales», en
DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal, 8.ª ed., Madrid, 2007, p. 235 párr. 11:
«Si se buscan argumentos razonables en favor de que –digámoslo con los términos clásicos– la continencia de la
causa comprenda los delitos conexos, se encuentran éstos principales: de un lado, rapidez y simplificación de las
actuaciones y economía procesal; de otro lado, evitar decisiones contradictorias, que se podrían dar en caso de
juzgarse por separado los distintos delitos conexos». La cursiva es del original. Aunque más adelante afirma (pp. 235
s. párr. 12): «El argumento de la evitación de sentencias contradictorias adolece claramente de debilidad: si se trata de
varios delitos –la pluralidad de delitos es presupuesto esencial de la conexión–, no cabe, en rigor, hablar de posibles
decisiones contradictorias, pues lo más grave que puede suceder –no siempre– es que en cada proceso la sentencia
aprecie de distinta manera el elemento de parcial coincidencia fundamento de la conexión, elemento que no tiene
relevancia en la decisión propiamente dicha». Aunque en esta última afirmación no hay una aclaración de si estas
ideas se aplican también para el supuesto de cuando los sujetos son diferentes ante hechos diferentes, se puede
interpretar que sí. Entonces, se está asumiendo que en estos casos las contradicciones –supuestas– en realidad no son
tales, sino, simplemente, defectos en la apreciación de las características del hecho previo que conllevan su no
declaración como delito, aunque para el hecho conexo-subsiguiente sí lo sea.
10
Vid. ROXIN, Derecho procesal penal, trad. CÓRDOBA/PASTOR, Buenos Aires, 2003, p. 437: «Las
sentencias penales firmes tampoco atan al juez penal que debe juzgar a otra persona en otro proceso. Si, p. ej., “A” ha
sido absuelto de la acusación de robo, por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, puede a la vez “B”, que ha
permanecido oculto, ser condenado por encubrimiento […]. Si, por el contrario, “A” ha sido condenado por sentencia
firme, puede “B”, a su vez, resultar absuelto con la fundamentación de que “A” no ha cometido el hurto […]. Así,
tampoco existe una prejudicialidad, prescindiendo de las sentencias constitutivas, de las sentencias de los tribunales
civiles y administrativos». ROXIN nos pone ejemplos de delitos conexos admitiendo las posibles contradicciones entre
sus sentencias. Ejemplos parecidos en, BELING, Derecho procesal penal, trad. FENECH, Barcelona, 1943, p. 201.

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relacionados intrínsecamente –hechos conexos-subsiguientes– pero cada uno realizado por


sujetos distintos y con sentidos distintos –subsecuencia delictiva–. Para este supuesto importa
analizar la necesidad de coherencia entre las sentencias por ambos hechos, dado que el juicio
por el hecho conexo-subsiguiente tiene mucho interés en el juicio por el hecho previo, porque es
donde puede determinarse uno de los elementos de su tipicidad: el hecho previo. Y el Juez
podría obtener algo más que indicios para fundamentar sus decisiones.
Por ejemplo, la receptación (art. 298 CPe / 194 CP) cuenta con que un hecho previo –
que lesiona el patrimonio– se ha realizado, por lo que determinar algunas características
del hecho previo es importante para su configuración. De la misma manera, el que
expide prueba o informe falso en proceso judicial (art. 412 CP) requiere que
previamente se hayan falsificado los documentos que luego se presentan en el proceso,
y en cuanto así se haga se comete el nuevo delito. Así con la tenencia de pornografía
infantil (art. 183-A CP); o cuando se acuerde o prolongue, indebidamente, la privación
de libertad del «preso» (art. 530 CPe / 419 CP), etc.

II. TIPOS «CONEXOS-OBJETIVOS» Y «CONEXOS-SUBJETIVOS»


1. La teoría de los delitos conexos se interrelaciona con la figura de la relación entre
delitos regulada por el CP (art. 76.2 CPe –en Perú no existe–) y la LECr (arts. 17, 116 y 300) y
NCPP (arts. 19, 31-33, 47.2, 51, 207.2, 400, 439 –incisos 1, 2, 4 y5–, 446.2 y 469). Los hechos
conexos, según estas dos previsiones legales, permiten la configuración y estudio de situaciones
donde un mismo autor realiza varios hechos –conexidad-objetiva11 o casos de concurso de
delitos (real o ideal)–, o cuando varios sujetos intervienen en un mismo hecho –conexidad-
subjetiva12 o casos de autoría y participación, sobre todo–. En ambos casos los hechos deben
acumularse en un mismo juicio para evitar contradicciones entre sus sentencias; pero a veces no
es posible y no son juzgados al mismo tiempo, o lo son en diferentes juicios y tribunales
pudiendo emitirse sentencias contradictorias.
2. Una forma de clasificar los delitos conexos es atendiendo al momento en que surgen
las sentencias: a) existe sentencia por un hecho y/o sujeto y se inicia el juicio por otro hecho y/o
sujeto (vid. párr. 4, 5, 6 infra y III párr. 8 i); b) aún no existe sentencia por un hecho y/o sujeto –

11
Lo común es entender que la conexión implica una pluralidad de hechos, vid. SAN MARTÍN CASTRO,
Derecho procesal penal, 2003, pp. 207 s., incluyendo en este supuesto el de cometer un delito como medio para otro;
y me parece que se confunde con la figura de «conexidad mixta» que esta autor propone, que es una modalidad de
concurso real. También, vid. GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, Cizur Menor (Navarra), 2012, p. 198; entre
otros. Cfr. GÓMEZ ORBANEJA/HERCE QUEMADA, Derecho procesal penal, 10.ª ed., Madrid, 1987, p. 44, quien da a
entender que solo se trata de delitos conexos cuando hay dos o más delitos, y no cuando habiendo solo uno, se comete
por más de un sujeto, aunque estos no sean procesados en el mismo juicio ni al mismo tiempo. En realidad el art. 17
LECr (art. 31 NCPP) recoge estos dos supuestos. También ha sido común, hasta ahora, analizar un único sujeto con
varios hechos, aunque también está la posibilidad de varios sujetos en un mismo hecho. Sin embargo, no ha sido
común la otra posibilidad –varios hechos, cada uno realizado por sujetos diferentes–, que siempre ha estado latente
(art. 17.3 LECr / 31.4 NCPP) y que ahora estudiamos. Otro autor parece plantearse su posibilidad, vid. np 66 y 67.
12
Vid. SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, 2003, p. 207. Vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa
juzgada penal, Bolonia, 1975, pp. 168 s., quien pone el ejemplo de los «delitos plurisubjetivos», cuando unos sujetos
son juzgados pero otros no (no están presentes en el juicio) por los mismos hechos: «[…], no nos cabe duda de que la
sentencia que se diera en relación con unos no tendría la menor fuerza de cosa juzgada con relación a los otros, pues
el delito plurisubjetivo lo que exige es que en la figura criminosa intervengan como autores varias personas, con un
número mínimo determinado por la Ley. Pero aun así, no cabe duda de que el Tribunal puede llegar a la conclusión
de que esta persona, ahora inculpada, no formaba parte del grupo […] o que el delito no existe o que no se puede
considerar la conducta como constitutiva de un delito de los llamados plurisubjetivos, y esto, claro está, a pesar de
una condena anterior». Vid. GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, p. 199, quien analiza el art. 17 LECr y
considera los supuestos 1.º y 2.º como de conexidad subjetiva, el 3.º y 4.º como de conexidad objetiva, y el 5.º como
de conexidad mixta o analógica. El art. 31 NCPP, recoge en el inciso 1 la objetiva, en los incisos 2 y 3 la subjetiva, en
el inciso 4 lo que se conoce como conexidad objetiva por concurso real medial (conexidad secuencial, conexidad
ideológica, o lo que yo llamo «conexidad subsiguiente»), y en el inciso 5, una situación que podría entenderse como
fuera de los contornos de la conexidad.

7
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

aunque puede haberse incoado su juicio– y se inicia el juicio por otro hecho y/o sujeto (vid. III
párr. 8 ii). Estas situaciones incluyen las posibilidades de que se trate de dos hechos diferentes
realizados por el mismo sujeto; o de un solo hecho realizado por varios sujetos, cuando solo
algunos son enjuiciados en un primer momento y otros en un segundo.
Todas las posibilidades, desplegadas, serían: a1) existe sentencia por un hecho y un
sujeto y se inicia el juicio por otro hecho (objetiva), realizado por el mismo sujeto; a2) existe
sentencia por un hecho y un sujeto y se inicia el juicio por otro sujeto (subjetiva), por el mismo
hecho; b1) aún no existe sentencia por un hecho y un sujeto y se inicia juicio por otro hecho
(objetiva), realizado por el mismo sujeto; b2) aún no existe sentencia por un hecho y un sujeto
pero se inicia el juicio por otro sujeto (subjetiva), por el mismo hecho.
3. Partiendo de la clasificación del supuesto a) y respecto del contenido resolutivo de las
sentencias, podemos encontrar las siguientes relaciones: i) que la primera sentencia sea
condenatoria y la segunda condenatoria; ii) que la primera sentencia sea absolutoria y la
segunda absolutoria; iii) que la primera sentencia sea condenatoria y la segunda absolutoria; iv)
que la primera sentencia sea absolutoria y la segunda condenatoria.
4. Los dos primeros supuestos (i y ii) no presentan mayor complicación pues la
coherencia o concordancia entre ambas sentencias garantiza la vigencia de todos los principios y
reglas procesales y sustantivas de la rama penal (presunción de inocencia, configuración de
todos los elementos del delito, etc.). Los tribunales encargados del segundo juicio –según lo
requieran– podrán acoger todas las pruebas actuadas en el primer juicio13, o la sentencia en sí
misma, para determinar probado el «hecho» del segundo juicio; sin que esto sea óbice para que
practiquen las pruebas que estimen convenientes para probar todos los elementos del tipo penal
en el segundo juicio14.
Los dos últimos supuestos (iii y iv) me obligan a plantear la relevancia de la coherencia
del sistema procesal, en cuanto redundará en la seguridad jurídica en general, es decir, en cuanto
la coherencia de las sentencias permite apreciar la continuidad de la verdad procesal como
reflejo de la verdad sustantiva de los hechos realmente acontecidos; y en cuanto demandan una

13
Esta idea se me había ocurrido antes de que Perú regulara la Ley 30077 «Ley contra el crimen
organizado» (20/08/2013), porque es lo que la nueva forma de manifestación criminal en subsecuencia –y la
criminalidad organizada es el ámbito natural de estas conductas– demanda de los medios de control de las conductas
penales. Esta ley, en su artículo 20 (prueba trasladada) regula: «1. En los casos de delitos cometidos a través de una
organización criminal, las pruebas admitidas y actuadas a nivel judicial pueden ser utilizadas o valoradas en
otro proceso penal, siempre que su actuación sea de imposible consecución o de difícil reproducción debido al
riesgo de pérdida de la fuente de prueba o de amenaza para un órgano de prueba. 2. En los casos en que no se
presenten tales circunstancias, puede utilizarse los dictámenes periciales oficiales, informes y prueba documental
admitida o incorporada en otro proceso judicial, dejando a salvo el derecho a la oposición de la prueba trasladada,
la cual se resuelve en la sentencia. 3. La sentencia firme que tenga por acreditada la existencia, estructura,
peligrosidad u otras características de una determinada organización criminal, o que demuestre una modalidad
o patrón relacionados a la actuación en la comisión de hechos delictivos, así como los resultados o consecuencias
lesivas derivados de los mismos, constituye prueba respecto de tales elementos o circunstancias en cualquier otro
proceso penal. 4. Para estos efectos, debe tenerse en consideración los siguientes criterios: a) El valor probatorio de
la prueba trasladada está sujeto a la evaluación que el órgano judicial realice de todas las pruebas actuadas
durante el proceso en que ha sido incorporada, respetando las reglas de la sana crítica, la lógica, las máximas de la
experiencia y los conocimientos científicos. b) La prueba trasladada debe ser incorporada válidamente al
proceso, debiendo respetarse las garantías procesales establecidas en la Constitución Política del Perú. c) La persona
a la que se imputa hechos o circunstancias acreditados en un anterior proceso penal tiene expedito su derecho
para cuestionar su existencia o intervención en ellos». La negrita es mía. Todo es bien puede entenderse para
demostrar la configuración de un estadio del delito previo, que luego puede servir para un delito conexo-subsiguiente.
14
No puede obviarse el paso probatorio en el segundo juicio, que debe tener sus propias pruebas. Cfr.
CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, pp. 184 s.: «El admitir la eficacia probatoria de una sentencia penal
sobre otra comporta muchas dificultades que es necesario salvar. La sentencia penal no es prueba sino de sí misma y
naturalmente no prueba los hechos en que se basa la resolución judicial al efecto. […]. El encubrimiento no depende
de la declaración judicial sobre homicidio; depende de la comisión de unos hechos por una tercera persona que
pueden ser constitutivos de delitos de homicidio. […]. De tal manera, que como la sentencia solo prueba la
declaración misma del órgano judicial, de poco nos vale, para estos casos, esa fuerza probatoria, pues lo que prueba
no es precisamente lo que basa la existencia del delito dependiente. […]. Por otra parte, el admitir la fuerza probatoria
en estos casos, sería desconocer el principio de inmediación de las pruebas en el proceso penal».

8
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

crítica sobre si con estas posibilidades de contradicción se respeta el sentido penal de los delitos
enjuiciados.
5. Si analizamos el supuesto iii), es decir, cuando la primera sentencia es condenatoria y
la segunda absolutoria, se presenta una aparente contradicción, pero que en todo caso no existe.
Y ello porque si un hecho enjuiciado ha sido configurado como delito, secundándolo en un
segundo juicio, por un nuevo hecho realizado por el mismo sujeto (concurso), o siendo el
mismo hecho recién se enjuicia a otro sujeto (autor o partícipe), se respetan todos los principios
y reglas procesales y dogmáticas; y sin embargo, la segunda sentencia puede ser absolutoria: en
cuanto puede valerse, sin ningún problema, de la primera sentencia, que corrobora que el hecho
es penalmente relevante y que es un delito comprobado (como es lógico, hasta más allá del
estadio de culpabilidad), que puede ayudar a configurar las situaciones del nuevo juicio. A pesar
de esto y en función de otros elementos, podría llegarse a la conclusión de que en el segundo
juicio no se puede corroborar el hecho (por inmediación de la prueba, o falta de pruebas, etc.) o
la participación del nuevo sujeto en aquél; y tener carácter absolutorio15. Pero no será porque no
existen pruebas de la existencia de un hecho, que se considere que el nuevo no se configura o no
se puede participar en él, pues en este caso se tiene un juicio y una sentencia en la que se ha
analizado pruebas que corroboran que el hecho es tal (bastaría con acoger la primera sentencia).
Sin embargo, nada impide que, existiendo un hecho, un segundo no se considere configurado y
deba absolverse, si otros elementos del tipo del segundo hecho no se pueden configurar, o si
concurre alguna causa de justificación o de exculpación, etc. El principio de presunción de
inocencia16 se impondrá en función a la independencia de la prueba dentro del segundo juicio.
6. Pero en el supuesto iv), es decir, cuando la primera sentencia sea absolutoria y la
segunda condenatoria, la cuestión es más problemática17. La primera sentencia puede ser
absolutoria tanto porque a) se declara la inocencia de sujeto interviniente (lo cual no

15
Criticando la posible eficacia positiva de la cosa juzgada de una sentencia respecto de otras, vid. DE LA
OLIVA SANTOS, «La cosa juzgada penal», en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal
penal, 2007, p. 584: «Si se piensa en una primera sentencia condenatoria, no es difícil comprender por qué ha sido
habitual optar por lo segundo: no conceder nunca eficacia positiva o prejudicial. Tal decisión se adopta por dos
razones: primera, porque se prefiere que los tribunales puedan a veces incurrir en contradictorios juicios de hecho y
de Derecho a que tengan coartada su libertad para apreciar libremente las pruebas y para aplicar sin cortapisas el
Derecho; segunda, porque así se garantiza la integridad de la defensa del inculpado, argumento éste de gran
importancia y no meramente complementario del anterior». La cursiva es del original. El Tribunal Supremo español
indica que no produce efecto de cosa juzgada la sentencia condenatoria por un delito respecto del proceso posterior
en que se enjuicia a otra persona por encubrimiento del primer delito, en cuanto constituye un elemento que es
presupuesto típico para el segundo delito (STS 214/2005 de 22 febrero, ponente: Soriano Soriano). Podría presentarse
un problema si el sujeto condenado en la primera sentencia, al emitirse la sentencia absolutoria por el segundo hecho
o siendo el mismo hecho para un interviniente diferente, luego pretenda que esta nueva sentencia tenga efectos sobre
su sentencia o sobre su proceso.
16
Vid. CORDÓN AGUILAR, Prueba indiciaria y presunción de inocencia en el proceso penal, San Sebastián,
2012, pp. 29 s.
17
Vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal
penal, 2007, pp. 583 s.: «Si se plantea la primera sentencia como absolutoria –como se ha hecho aquí antes–
repugna, a primera vista, una segunda sentencia condenatoria en virtud de una discrepancia sobre elementos que no
sean los subjetivos, únicos que varían de un proceso a otro. Pero otra, muy distinta, es la impresión que obtenemos si
conferimos eficacia prejudicial o vinculante, en un segundo proceso, una primera sentencia condenatoria. Y sin
embargo, se ha de partir, en buenos principios, de esta base firme: el contenido o sentido de la primera resolución o
sentencia firme no debe ser decisivo a efectos de cosa juzgada o, con otros términos, el sentido del fallo no puede
basar un diferente tratamiento respecto de la eficacia prejudicial de la sentencia firme: res iudicata inter partes et non
secundum eventum litis». La cursiva es del original. Y claro está que esta opinión no se basa en el supuesto de hechos
conexos-subsiguientes, sino para el supuesto del mismo hecho cuando son dos sujetos los que lo han realizado, pero
son procesados en tiempos diferentes o en juicios distintos. Para una opinión sobre un supuesto similar, vid. SILVA
SÁNCHEZ, «Contradicciones entre sentencias penales. Una contribución a la discusión jurídica del caso Marta del
Castillo», en Diario La Ley 7795 (viernes, 10 de febrero de 2012), pp. 1-5, dónde revisa el supuesto caracterizado por
dos sentencias contradictorias, dónde la primera absuelve a los intervinientes del hecho y una segunda, con base en el
mismo hecho, condena a otros sujetos no enjuiciados en el momento anterior, o viceversa; o los casos dónde en una
primera sentencia no se determina el hecho como delictivo (con relevancia penal) y en otra sentencia, para otro
sujeto, pero por el mismo hecho revisado en aquella, sí se determina como delictivo.

9
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

necesariamente implica que el hecho realizado no sea delito), o b) porque el hecho penal se
considera inexistente como tal (el hecho no es delito), o c) porque el hecho previo se encuentra
prescrito y así lo declara la sentencia (el hecho fue delito pero sus efectos ya no pueden seguir
vigentes).
a) Si la primera sentencia es absolutoria porque se declara la inocencia del sujeto
interviniente, puede implicar que el hecho realizado sí es delito, pero el sujeto imputado no
puede ser considerado su responsable (no se le puede reprochar). Es decir, el hecho ha sido
analizado en cuanto típico y antijurídico, no existiendo ningún argumento contundente y en
contra de estos estadios, pero en sede de culpabilidad no puede ser demostrada la relación entre
el hecho típico y antijurídico con este sujeto o, siendo esto viable, el sujeto resulta inimputable
por alguna otra circunstancia. Por ejemplo, un sujeto que se encontraba es un estado de
intoxicación elevada, sustrae el dinero de la cartera de una señora, y que es ayudado a escapar
por un taxista que lo esperaba a diez metros. El primero realiza un hurto no culpable y el
segundo es su cómplice. Siendo procesados en momentos diferentes, la doctrina procesal no ve
inconveniente en considerar que la sentencia por el primer sujeto pueda ser absolutoria y la
segunda condenatoria, pero en cuanto la primera se base en que el hecho es al menos un hecho
típico y antijurídico, ya que esto bastará para que un sujeto diferente (el taxista) pueda participar
en él (accesoriedad de la participación). Hay una aparente incongruencia entre las sentencias,
desde el punto de vista del fallo18, pero no desde el punto de vista del hecho19 conocido y
procesado en ambos juicios. Si la sentencia es absolutoria por motivos del estadio de
culpabilidad, sería demostrativa20 –si así se deja constancia– de que el estadio de antijuridicidad
sí se ha configurado y no habría problema en que la segunda sentencia sea condenatoria. El
«hecho» objeto del juicio por el delito previo queda incólume en cuanto tal y puede servir de
base para otro juicio, pero volviéndose a actuar la prueba. El hecho del primer juicio trasladado,
con los debidos cuidados probatorios, al segundo juicio puede acarrear una sentencia
condenatoria en este, sirviéndose de la sentencia por el primer hecho, pero no utilizando su
fallo, sino utilizando el hecho ahí analizado y las pruebas21 que sirvieron para considerarlo
configurado como tal (típico y antijurídico), siempre que se puedan reproducir –y sean útiles–
en el segundo juicio. Pero también se puede declarar la inocencia del sujeto interviniente
porque el hecho no es delito en sí mismo. Idea que desarrollo a continuación.
b) Si la primera sentencia es absolutoria porque el hecho penal se considera inexistente
como tal22 (el hecho previo no es delito), la doctrina procesal penal aún considera que es viable

18
En el sentido de la aparente incongruencia por el fallo, vid. BELING, Derecho procesal penal, p. 198. Para
opiniones más modernas, vid. GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp. 778 y 781. Aunque, ROXIN, Derecho
procesal penal, p. 437, es muy claro cuando afirma: «Sólo la parte dispositiva de la sentencia pasa en autoridad de
cosa juzgada […]». En el mismo sentido, vid. SILVA SÁNCHEZ, en Diario La Ley 7795 (viernes, 10 de febrero de
2012), p. 2. Vid. np 74.
19
Vid. BELING, Derecho procesal penal, p. 207: «Los hechos y fundamentos de Derecho de la primera
sentencia no tienen fuerza vinculatoria». También, vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, pp. 116 s.: donde
expone que para la cosa juzgada también importan los hechos y nos sus calificaciones, pues solo la calificación que
sobre ellos se haga en la sentencia es la que pasa a tener autoridad de cosa juzgada, por lo que sí se podría juzgar al
mismo sujeto por los mismos hechos aunque con otra calificación jurídica. Para una opinión similar vid. MORENO
CATENA/CORTÉS DOMÍNGUEZ, Derecho procesal penal, 6.ª ed., Valencia, 2012, p. 445. Sin embargo, cfr. ROXIN,
Derecho procesal penal, p. 437: «La cosa juzgada abarca el hecho bajo todos los puntos de vista jurídicos». La
cursiva es del original.
20
Cfr. np 14 (la opinión de CORTEZ DOMÍNGUEZ, en contra del valor probatorio de una sentencia), vid.
ZARAGOZA AGUADO, «De los delitos de terrorismo», en GÓMEZ TOMILLO (dir.), Comentarios al Código penal, 2.ª ed.,
Valladolid, 2011, p. 1169 y np 36.
21
Vid. np 14 y 36.
22
Vid. SILVA SÁNCHEZ, «Efectos colaterales. Posibilidad y límites de las contradicciones entre sentencias
penales», en CARBONEL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC/ORTS BERENGUER (dirs.)/CUERDA ARNAU (coord.), Constitución,
derechos fundamentales y sistema penal: semblanzas y estudios con motivo del setenta aniversario del Profesor
Tomás Salvador Vives Antón, T. I, Valencia, 2009, pp. 1794 ss.; dónde trata de supuestos en que se absuelve al
imputado por inexistencia del hecho, pero ante nuevas pruebas, puede enjuiciarse a un tercero no enjuiciado antes.

10
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

que la sentencia por el hecho conexo pueda ser condenatoria. Es mejor que sea posible la
contradicción, pues las pruebas analizadas en la primera sentencia pueden no haber sido
suficientes para corroborar el hecho, lo cual no quiere decir que con otras pruebas, o con las
precisas, la determinación procesal habría sido diferente. También puede ocurrir que el juez de
este juicio haya incurrido en errores o puede desconocer otras circunstancias del hecho que,
entre otras cosas, hacen que considere como inexistente el hecho. Pero estos defectos no pueden
arrastrarse23 hasta un nuevo juicio y determinar su sentencia, si en él, con las pruebas por el
hecho conexo, puede determinarse la existencia del hecho (que también fue objeto de la primera
sentencia –pero que ahora se completan sus pruebas–). Así, el defecto de la primera sentencia
debería hacerse evidente con el segundo juicio y, entonces, podría aceptarse una aparente
contradicción si con éste se condena. Para la primera sentencia se abre la posibilidad de la
acción de revisión del NCPP (art. 439).
Pero si no hay errores, podría decirse que la vinculación a la segunda sentencia es
necesaria; es decir, si el hecho analizado en el primer juicio verdaderamente no es delito, en
ningún sentido, no habría excusa o excepción que admita contradecir esta circunstancia. Por
ejemplo, se sospecha que varios sujetos han sustraído dinero de la cartera de una señora, pero no
son vistos por nadie y no se puede demostrar quienes han sido los responsables. Si se determina
que no ha existido un hecho con el primer juicio y sentencia: no es antijurídico o no es típico; el
juez no puede presumir sin ningún respaldo cuando sí lo hay. Entonces la sentencia
condenatoria que se emita podrá ser combatida sin ningún obstáculo. Pero en cuanto exista
alguna duda sobre la existencia del hecho previo, será más tolerable la contradicción24 de
sentencias, que no enjuiciar a los posibles responsables de un hecho delictivo; pero en otros
casos no.
c) Y, si la primera sentencia es absolutoria porque el hecho se encuentra prescrito (vid.
arts. 131 CPe y 666.3.ª LECr, y no hay regulación en el NCPP) y así lo declara la sentencia: el
hecho fue delito pero sus efectos ya no pueden seguir vigentes, por eso la sentencia absuelve a
los intervinientes. La doctrina procesal penal también considera que es viable que la sentencia
por el hecho conexo pueda ser condenatoria. Cuando los hechos se enjuician por separado y el
primero ha prescrito, este supuesto no lo veo viable en caso de conexidad subjetiva ni objetiva;
en este último caso, para el supuesto de concurso ideal ni para el real, porque los hechos
alejados en el tiempo pueden perder conexidad, pero lo veo viable en caso de conexidad-
objetiva, para los supuestos de concursos mediales (aunque no regulado expresamente en el CP,
es una realidad). El segundo podría enjuiciarse y condenarse sin ningún problema, aunque

23
Vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal
penal, 2007, p. 583 párr. 17: «Es preferible –viene a decir BELING– correr el riesgo de sentencias contradictorias a
arrostrar el de que un posible error cometido al decidir asuntos antiguos determine la resolución de los asuntos
nuevos. Podrá parecer, en principio, que este argumento presupone algo tan discutible como que, en los casos de
contradicción, el primer juicio sea siempre equivocado y el segundo siempre acertado o justo. Sin embargo, al invertir
los términos de los supuestos o ejemplos antes presentados, de los copartícipes que se juzgan en procesos distintos, se
entiende que la observación de BELING abre el camino de la claridad». Más adelante opina (pp. 585 s.): «Lo que
sucede, además, es que en el primer supuesto el resultado imperfecto –sumamente imperfecto– carece de cualquier
justificación, mientras que en el segundo, como hemos visto, tiene un origen justificado –dos procesos con objetos no
idénticos– y es el precio de querer evitar un posible resultado peor que el producido». Esta última idea sí parece
referirse al supuesto de que los hechos procesados son diferentes, o en todo caso abre esa posibilidad. Vid. np 24
(para la opinión de BELING).
24
Es muy contundente, BELING, Derecho procesal penal, pp. 206 s.: «Las sentencias de Derecho procesal
penal no poseen generalmente fuerza vinculatoria para los procesos posteriores. Si el nuevo proceso se refiere al
mismo objeto procesal que el antiguo, no se plantea ni siquiera el problema de la vinculación (perduración del
contenido de la sentencia firme), puesto que la inadmisibilidad del nuevo proceso impide una sentencia sobre el
fondo. Y si se refiere a un nuevo objeto procesal, el tribunal debe resolver la cuestión nueva por primera vez y de
modo independiente, aunque exista en la esfera del Derecho material una relación lógica de condicionalidad entre
ambos objetos procesales. Por tanto, si del nuevo proceso resulta la inexactitud de la sentencia firme del primer
proceso, al solucionar el nuevo asunto no puede destruirla, pero tampoco está vinculado a ella o a las comprobaciones
contenidas en su silogismo». Cuando dice «aunque exista en la esfera del Derecho material una relación lógica de
condicionalidad», puede interpretarse como el supuesto de los delitos conexos-subsiguientes, y en este caso opina que
no debe haber vinculación entre sentencias.

11
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

dependa de alguna manera del primer hecho ya prescrito. Es decir, que en estos supuestos, el
Estado no renuncia a seguir ejerciendo el ius puniendi sobre el hecho prescrito, pues valora la
seguridad jurídica que implica poder procesar todas las «infracciones conexas», impidiendo que
el primer hecho conexo prescriba25. Para el supuesto de delitos conexos se ha previsto
expresamente la excepción a la prescripción de estos, en el art. 131.5 CPe26 (en Perú no se
regula esto).
7. Los argumentos de las posibilidades expuestas, que admiten la contradicción de
sentencias para hechos conexos (objetivos y subjetivos), creo, no se han planteado las
consecuencias dogmáticas de esta situación procesal: es posible que algunos supuestos en que
un mismo autor realiza varios hechos o ante el supuesto de concurso real medial –conexidad-
objetiva– tengan los injustos relacionados; o cuando varios sujetos intervienen en un mismo
hecho o ante los casos de autoría y participación –conexidad-subjetiva–, donde es seguro que
sus injustos están relacionados. En estos supuestos, las contradicciones entre las sentencias
podrían alterar la comprensión de la relación de conexidad que realmente tienen los hechos,
pues parece que rompen la conexión entre los injustos. Estos reclaman unidad del título de
imputación o unidad de sentido de las conductas, que no se verían alterados si en un mismo
juicio son analizados los sujetos y los hechos. Entiendo las razones procesales de la
admisibilidad de la contradicción de sentencias para los casos en que no se pueden investigar los
hechos y sujetos en un mismo juicio; pero pienso que ahora que la subsecuencia delictiva trae
una nueva modalidad de conexidad –sustantiva y procesalmente–, donde los injustos están
relacionados en algunos supuestos y en otros no, puede ser el momento de replantearse la
estructura procesal y la respuesta jurisprudencial de la admisibilidad de contradicción entre las
sentencias por hechos conexos, sobre todo cuando los injustos están relacionados. Habrá que
tener en cuenta los parámetros de accesoriedad conseguidos por el hecho principal y

25
Esta regla no la tenemos en Perú, pero se hace necesaria (por el principio de Legalidad). Además, se
puede plantear que los delitos conexos forman una «unidad delictiva», que como tal debería prescribir de modo
conjunto. No debe permitirse que prescriba el primer delito –el medial– sin que haya prescrito el delito principal o
más grave. La vigente regulación de la prescripción para el caso de delitos conexos –art. 131.5 CPe– recoge la regla
de que en «los supuestos de concurso de infracciones o de infracciones conexas, el plazo de prescripción será el que
corresponda al delito más grave». Aunque no se dice expresamente, si la gravedad está referida a la pena el precepto
se debe concordar con el art. 33.2 CPe donde se indican qué penas son consideradas graves; salvo que la gravedad se
refiera al espectro lesivo del delito –como el que tiene un delito conexo-subsiguiente, que es mayor–. En caso de
conexión o concurso no se permite la prescripción autónoma de algunas de las infracciones relacionadas; y así se
evitan posibles incoherencias (argumento que podría trasladarse al caso de la conexidad-subsiguiente: respecto de no
permitir que un elemento de un tipo se pueda configurar). Criterio además desarrollado por la jurisprudencia, para
delitos conexos, vid. SsTS 1228/2005 de 24 octubre, ponente: Berdugo y Gómez de la Torre, 964/2008 de 23
diciembre, ponente: Granados Pérez; para concurso medial de delitos, SsTS 630/2002 de 16 abril, ponente: Saavedra
Ruiz, 979/2005 de 18 julio, ponente: Granados Pérez; 706/2007 de 6 de junio, ponente: García Pérez; para faltas
conexas, SsTS 481/1996 de 21 mayo, ponente: Conde-Pumpido Tourón, 1444/2003 de 6 noviembre, ponente: Conde-
Pumpido Tourón). Vid. np 42; y cfr. np 58 (los autores citados por DE LA OLIVA).
26
Vid. GÓMEZ MARTÍN, «Arts. 130.1.6º-7º, 131-135», en CORCOY BIDASOLO/MIR PUIG (dirs.), Comentarios
al código penal. Reforma LO 5/2010, Valencia, 2011, pp. 311 s. Admite que la nueva regla de la prescripción del art.
131.5 recoge el criterio jurisprudencial consolidado, resolviéndose el problema de legalidad por ausencia de una
norma concreta a este respecto. Distingue dos supuestos en el art. 131.5 CP: a) concurso de infracciones y b)
infracciones conexas. Para el supuesto a) concurso de infracciones, determina que el plazo de prescripción de los
delitos es único y está en función del que tenga la pena más grave. Consigna la disyuntiva entre doctrina y
jurisprudencia: la doctrina mayoritaria admite que la excepción a la prescripción de delitos en concurso solo se refiera
al ideal, sin embargo, el criterio jurisprudencial hace referencia al real medial, que es el que yo también veo claro (art.
17.3 LECr). Para el supuesto b) infracciones conexas, critica la naturaleza material de la conexidad y haciendo
referencia solo a que es una figura procesal, destaca que la doctrina niega el sustento de la reforma del CP en este
sentido, pues no es sustentable materialmente algún supuesto de «unidad de acción delictiva» en el art. 17 LECr. Creo
que el autor se olvida del supuesto 17.3 LECr, donde se puede interpretar no solo los casos de concurso real medial –
cuando el sujeto es el mismo–, sino también la subsecuencia delictiva –cuando cada hecho es realizado por un sujeto
diferente–. Para más sobre la prescripción y los delitos conexos, vid. RAGUÉS I VALLÈS, «La prescripción de los
delitos y de las penas: una ocasión perdida», en SILVA SÁNCHEZ (dir.)/PASTOR MUÑOZ (coord.), El nuevo Código
penal. Comentarios a la reforma, Madrid, 2012, pp. 228 ss. En contra de que los delitos conexos prescriban cuando
lo haga el de la pena más grave, vid. RAGUÉS I VALLÈS, La prescripción penal: fundamento y aplicación. Texto
adaptado a la LO 15/2003 de reforma del Código Penal, Barcelona, 2004, pp. 191 s.

12
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

concordarlos con la relación entre los injustos, para determinar la necesidad y alcance de la
coherencia entre las sentencias.

III. TIPOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES»


1. A diferencia de los casos de conexidad objetiva (concurso de delitos) y subjetiva
(autoría y participación), en los de «conexidad-subsiguiente» estamos antes dos hechos
realizados por dos sujetos diferentes, pero existiendo una conexión de sentido entre ambos
delitos. Esto obliga a preguntar si los casos de subsecuencia delictiva pueden resolverse
recurriendo a las soluciones que la doctrina ha dado para la conexidad objetiva y subjetiva.
2. El hecho previo es conexo27 con el hecho subsiguiente en cuanto a lo previsto en el
art. 17 LECr / 31.4 NCPP (sobre todo, o con mayor claridad, por lo dispuesto en el párrafo 3:
son conexos los hechos cometidos como medio para perpetrar otros, o facilitar su ejecución)28.
Como parte del contenido de este precepto puede haber delitos conexos (sin ser conexos-
subsiguientes) porque un solo autor realiza dos hechos –conexidad-objetiva o lo que podría ser
una auto-subsecuencia– o porque varios autores han intervenido en un solo hecho (supuestos de
conexidad-subjetiva). Pero también pueden ser conexos cuando dos o más hechos son realizados
cada uno por sujetos diferentes, donde los hechos están relacionados intrínsecamente porque el
conexo-subsiguiente necesita del previo para su configuración –subsecuencia delictiva–. El CP
regula supuestos que permiten y contemplan la hetero-subsecuencia, una realidad más allá de lo
naturalístico –de un hecho tras otro–, una relación dogmática de subsecuencia delictiva. Por lo
tanto, aunque no se haya estudiado así, este precepto legal admite una nueva realidad dogmática
y propongo que se acepte su interpretación en este sentido, porque desde varias clases de
interpretación, la posibilidad de que así sea es viable, y porque la realidad dogmática ya existe y
esta norma puede bien aplicársele.

27
Es cada hecho penal y su conexión entre ellos lo que constituye el objeto del proceso por delitos conexos,
vid. DE LA OLIVA SANTOS, La conexión en el proceso penal, Pamplona, 1972, pp. 21 ss. Y CÓRDOBA RODA,
Abogacía, secreto profesional y blanqueo de capitales, pp. 65 s., quien concluye que el lavado de activos (tipo
conexo-subsiguiente) y el hecho previo son conexos y deben enjuiciarse en un mismo proceso y resolverse en una
misma sentencia. Denomina delito «conexo» a la receptación, vid. MUÑOZ CONDE, Derecho penal. Parte especial,
15.ª ed., Valencia, 2004, p. 542. Denomina «delito conexo» al lavado, vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo
de capitales, 2.ª ed., Pamplona, 2002, p. 185; y COBO DEL ROSAL, Manuel/ZABALA LÓPEZ-GÓMEZ, Carlos, Blanqueo
de Capitales. Abogados, procuradores y notarios, inversores, bancarios y empresarios. (Repercusiones en las leyes
españolas de las nuevas directivas de la Comunidad Europea), Madrid, 2005, p. 112.
28
Vid. SAN MARTÍN CASTRO, Derecho procesal penal, 2003, p. 206, quien analiza dos situaciones al
respecto: lo que llama «conexidad ideológica», cuando se realiza una infracción penal como un instrumento medio
para poder perfeccionar el delito fin que realmente es el que le interesa; y lo que llama «conexidad consecuencial»,
cuando después de un delito el sujeto se ve en la obligación de conservar el producto, ocultar pruebas, o preservar la
impunidad del hecho, por lo que realiza otros delitos más. Esta segunda modalidad sería la más cercana –sin negar
que la otra también está incluida– con la idea de los delitos conexos-subsiguientes y la conexidad subsiguiente que
ahora planteo. Esta modalidad es la que la dogmática, jurisprudencia y legislación española regula como la modalidad
del «concurso real medial» (conexidad objetiva). Bien, pues, como la redacción del NCPP no distingue qué sujetos
pueden intervenir, cuando en los dos hechos intervengan sujetos diferentes, estaremos antes la «conexidad
subsiguiente», que es consecuencial, pero cuando los sujetos son diferentes.
La LECrm, en su art. 17 (comparable al art. 31 NCPP) considera delitos conexos cinco supuestos. El 5.º no
los analizamos pues contempla supuestos de auto-subsecuencia. El 1.º, 2.º, 3.º y 4.º son viables para ser concordados
con la teoría de la subsecuencia delictiva, es decir, que además de ser conexos procesalmente también pueden serlo
sustantivamente (conexo-subsiguiente). Para un análisis de cada supuesto del art. 17 LECr, vid. DE LA OLIVA SANTOS,
en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal, 2007, pp. 232 ss. Para la idea de
que el art. 17.5.º regula casos de un solo autor –auto-subsecuencia–, vid. DE LA OLIVA SANTOS, La conexión en el
proceso penal, p. 85. Y sobre que el art. 17.3.º y 4.º permiten también casos de un solo autor, vid. ibidem, p. 86. En
concreto, CÓRDOBA RODA, Abogacía, secreto profesional y blanqueo de capitales, p. 65: aplica el art. 17.3 LECr para
el supuesto del lavado de activos y sus hechos previos. Claro está que se puede aplicar a todos los tipos conexos-
subsiguientes y no solo a la circunstancia del concurso real medial (como no regulamos esto en Perú existe una
disociación entre las legislaciones sustantiva y procesal).

13
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

3. Voy a usar la misma diversidad de clasificaciones que vimos para la conexidad


objetiva y subjetiva, pero ahora aplicada a la conexidad-subsiguiente (vid. II párrs. 2 y 3).
Atendiendo al momento en que surge la sentencia por el hecho previo: a) existe sentencia por el
hecho previo y se inicia el juicio por el hecho conexo-subsiguiente (vid. infra párr. 8 i y II párrs.
4, 5 y 6); b) aún no existe sentencia por el hecho previo –aunque puede haberse iniciado su
juicio– y se inicia el juicio por el hecho conexo-subsiguiente (vid. párr. 8 ii)29.
Y partiendo de la clasificación del supuesto a) y respecto del contenido del fallo de las
sentencias en cuestión, también para la conexidad-subsiguiente podemos encontrar las
siguientes relaciones: i) que la primera sentencia sea condenatoria y la segunda condenatoria; ii)
que la primera sentencia sea absolutoria y la segunda absolutoria; iii) que la primera sentencia
sea condenatoria y la segunda absolutoria; iv) que la primera sentencia sea absolutoria y la
segunda condenatoria.
4. Los dos primeros supuestos (i y ii) tampoco presentan mayor complicación, por las
mismas razones esbozadas para la conexidad objetiva y subjetiva (vid. II párr. 4). Pero la
conexidad-subsiguiente también puede presentar problemas en los dos últimos supuestos (iii y
iv).
5. Si analizamos el supuesto iii), es decir, cuando la primera sentencia es condenatoria y
la segunda absolutoria, también se presenta una aparente contradicción, como en las
conexidades previstas (vid. II párr. 5). Porque el hecho conexo-subsiguiente enjuiciado podría
obtener una sentencia absolutoria, a pesar de tener todo a su favor para su configuración, pues
uno de sus elementos –el hecho previo– cuenta con una declaración judicial sobre su existencia,
y si se secunda también se respetan todos los principios y reglas procesales y dogmáticas. En
cuanto puede valerse, sin ningún problema, de la sentencia por el hecho previo, que corrobora
que el hecho previo sí existe y que es un delito comprobado (en algunos casos hasta con más
estadios que el de culpabilidad), puede ayudar a configurar un elemento de la conducta del tipo
conexo-subsiguiente. Pero a pesar de esto y en función de otros elementos podría llegarse a la
conclusión de que el hecho conexo-subsiguiente no es delito en el caso concreto. La segunda
sentencia podría no considerar configurado el hecho conexo-subsiguiente y tener carácter
absolutorio30. Existe un juicio en el que se han analizado pruebas que corroboran que el hecho
previo es tal (este elemento del tipo conexo-subsiguiente estaría válidamente configurado,
bastando con acoger la sentencia por el hecho previo). Sin embargo, nada impide que existiendo
un hecho previo el conexo-subsiguiente no se considere configurado y deba absolverse, si otros
elementos no se configuran o si concurre alguna causa de justificación o de exculpación, etc. El
principio de presunción de inocencia se impondrá en función a la independencia de la prueba
dentro de este juicio, cuando teniendo todo a favor para corroborar uno de los elementos más
difíciles de configurar en esta clase de delitos –no solo por su carácter normativo– aun así se
concluye determinándose que no existe un delito (el conexo-subsiguiente) que se sirva de uno
previo.
Si la relación es de conexidad-subsiguiente no hay problema en que existan sentencias
opuestas, pues será señal del respeto por la prueba y los elementos de cada delito en cada juicio.
Y en todo caso, no causa extrañeza este escenario de contradicciones, pues la presunción de
inocencia prima en esta oportunidad, sin ninguna excepción. En todo caso, más adelante
matizaremos esta posibilidad en función de las modalidades de subsecuencia delictiva (vid.
párrs. 11-13).

29
Vid. GÁLVEZ VILLEGAS, El delito de lavado de activos. Criterios penales y procesales penales. Análisis
de la nueva Ley Nº 27765, Lima, 2004, pp. 218 ss., quien admite que no es necesaria una investigación, un juicio o
una sentencia condenatoria, para que pueda enjuiciarse por lavado de activos. Por otro lado, BLANCO CORDERO, El
delito de blanqueo de capitales, 2012, pp. 247 s., entre otros, adelanta que no es necesaria una sentencia condenatoria
por el hecho previo y sin embargo, plantea que el juez deberá pronunciarse sobre la existencia de algún delito previo,
pero no indica cómo.
30
En este mismo sentido, pero aplicado solo al lavado, vid. GÁLVEZ VILLEGAS, El delito de lavado de
activos, pp. 221 ss. Cfr. np 15.

14
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

6. Pero en el supuesto iv), es decir, cuando la primera sentencia sea absolutoria y la


segunda condenatoria, la cuestión también es problemática31. Igual que en lo previsto, puede
analizarse que la primera sentencia puede ser absolutoria tanto porque a) se declara la inocencia
de sujeto interviniente (lo cual no necesariamente implica que el hecho realizado no sea delito),
o b) porque el hecho penal se considera inexistente como tal (el hecho no es delito), o c) porque
el hecho previo se encuentra prescrito y así lo declara la sentencia (el hecho fue delito pero sus
efectos ya no pueden seguir vigentes). Las consecuencias variarán respecto a las conexidades
objetiva y subjetiva.
a) Si la primera sentencia es absolutoria porque se declara la inocencia del sujeto
interviniente, puede implicar que el hecho realizado sí es delito, pero el sujeto enjuiciado no
puede ser considerado su responsable (no se le puede reprochar). Existe un hecho típico y
antijurídico, pero no culpable (vid. II párr. 6 a). Por ejemplo, un sujeto que se encontraba es un
estado de intoxicación elevada sustrae el dinero de la cartera de una señora. El dinero es
utilizado por un segundo sujeto para comprarse un televisor. El primero realiza un hurto no
culpable y el segundo un lavado de activos. No veo inconveniente en considerar que la sentencia
por el hecho previo pueda ser absolutoria y la segunda condenatoria, pero en cuanto la primera
se base en que el hecho previo es al menos un hecho que haya alcanzado el estadio del delito
que requiera concretamente el delito conexo-subsiguiente, que se sirve de ese delito previo, ya
que esto podrá ser utilizado por un sujeto diferente para delinquir en subsecuencia. También hay
una aparente incongruencia entre las sentencias, desde el punto de vista del fallo32, pero no
desde el punto de vista de los hechos33 conocidos y procesados en ambos juicios. Si la sentencia
es absolutoria por motivos del estadio de culpabilidad, sería demostrativa34 –si así se deja
constancia– de que el estadio de tipicidad o el de antijuridicidad sí se ha configurado y no habría
problema en que la segunda sentencia sea condenatoria. Y así, según sea el estadio del delito
que impide la configuración como tal. Al menos el estadio anterior habrá quedado establecido
(así, si concurre una causa de justificación, al menos habrá quedad establecida la tipicidad y
sucesivamente). El «hecho» objeto del juicio por el delito previo queda incólume en cuanto tal y
puede servir de base para otro juicio –y de facto, en otro momento, con más datos, hasta puede
configurarse mejor–, ya sea porque puede aparecer otro interviniente en él, o porque un tercero
pueda servirse de su existencia o de sus elementos para poder configurar un nuevo delito –
conexo-subsiguiente–. Y es por este que puede llegarse a una sentencia condenatoria,
sirviéndose de la sentencia por el hecho previo, pero no utilizando su fallo, sino utilizando el
hecho ahí analizado y las pruebas35 que sirvieron para considerarlo configurado como tal (típico
o antijurídico), siempre que se puedan reproducir –y sean útiles– en el segundo juicio. Pero
también se puede declarar la inocencia del sujeto interviniente en el hecho previo porque este
no es delito en sí mismo (vid. párr. b, infra).
Para la conexidad-subsiguiente se puede decir que el juez no presumiría la existencia
del hecho previo sino que tendría una base a la que asirse para considerar probado36 este como

31
Cfr. np 17 y 74.
32
Cfr. np 18.
33
Cfr. np 19.
34
Cfr. np 20.
35
Vid. SILVA SÁNCHEZ, en CARBONEL MATEU/GONZÁLEZ CUSSAC/ORTS BERENGUER (dirs.)/CUERDA ARNAU
(coord.), Constitución, derechos fundamentales y sistema penal, T. I, pp. 1801 ss., dónde admite la posibilidad de que
los hechos probados de la primera sentencia se integren en un segundo juicio. Y hasta admite la posibilidad de
contradicciones entre las sentencias, si la primera es absolutoria y la segunda, basada en nuevas pruebas –y sin revisar
la primera sentencia– permite fundamentar una desvinculación del segundo juicio respecto a la constatación de la
inexistencia del hecho. Aunque, me pareciera que SILVA SÁNCHEZ solo trata de los casos de conexión por
participación y no cuando el tercero es ajeno totalmente al hecho previamente enjuiciado o cuando el hecho es el
mismo, y tampoco para casos de subsecuencia delictiva, cuando los hechos son diferentes y los intervinientes
también. Cfr. np 12, 21, 36 y 56.
36
Vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 184: «Ahora bien, si la vinculación del segundo Juez
(Tribunal) al primero no es producto de la fuerza de cosa juzgada, habrá que pensar, que, en caso de darse tal
15
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

elemento del tipo conexo-subsiguiente. Y siendo la primera sentencia absolutoria, la segunda


podría ser condenatoria. Por ejemplo, el sujeto que sustrae el dinero de la cartera de una señora,
pero que no es visto por nadie y no se puede demostrar que él ha sido el responsable. Luego, el
dinero es utilizado por un segundo sujeto –que lo recibió en pago de una deuda– para comprarse
un televisor. El primero realiza un hurto no demostrable (hay una infracción penal, pero no es
demostrable y por tanto no enjuiciable) y el segundo un lavado de activos. Si le preguntáramos
de dónde ha conseguido el dinero para pagar la deuda no podría decirlo salvo incriminándose en
un delito conexo-subsiguiente y develando un delito previo. Pero la subsecuencia delictiva
reclama un análisis detallado en función de las modalidades que presenta (vid. párrs. 11-13, in
fine).
b) Si la primera sentencia es absolutoria porque el hecho penal se considera inexistente
como tal (el hecho previo no es delito), la doctrina procesal penal podría considerar que es
viable que la sentencia por el hecho conexo-subsiguiente pueda ser condenatoria, pero la
doctrina penal no.
Si el hecho previo no es relevante penalmente, porque ni siquiera es antijurídico, o no es
ni típico, el juez no puede presumir que sí lo hay. Entonces la sentencia condenatoria que se
emita podrá ser combatida sin ningún obstáculo. Pero en cuanto exista alguna duda sobre la
existencia del hecho previo, puede admitirse la contradicción o puede no regir el principio de
presunción de inocencia, sino una excepción: la «determinación alternativa del hecho» (del
hecho previo).
Cuando no pueda determinarse qué hecho concreto ha sido previamente realizado,
entonces podría entrar en escena la «determinación alternativa del hecho»37. Para considerar que
ha existido algún hecho previo penalmente relevante, aunque no se pueda determinar con
exactitud procesal cuál, entonces el juez puede escoger uno –dentro de los que jurídicamente

vinculación, ésta se deberá o bien a una extraña preclusión procesal, o bien a la fuerza probatoria que tenga la primera
sentencia sobre la segunda». Vid. np 14.
37
Vid. JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho penal: Parte general, trad. OLMEDO CARDENETE, Miguel,
5.ª ed., Granada, 2002, p. 154: «Sin embargo, existen supuestos en los que a la convicción del juez le consta que el
acusado, caso de no haber cometido el delito que se le reprocha y en virtud de ello poder ser absuelto por el principio
de “in dubio pro reo”, debió haber cometido necesariamente otro hecho cuya comprobación, no obstante, únicamente
puede ser realizada alternativamente. La cuestión es, por tanto, si puede ser condenado sobre la base de esos otros
hechos». Aparte de que debería dársele más tiempo para defenderse del nuevo delito que se le imputa, la doctrina
procesal penal alemana aprecia que sí es posible su condena. Como toda regla admite excepciones, la del «in dubio
pro reo» también admite como excepción la regla de la «determinación alternativa del hecho», vid. ibidem, p. 155:
«[…], si la determinación alternativa entre diversos tipos penales se admite como excepción al principio “in dubio
pro reo” esto es algo que se determina por la relación jurídico-material existente entre aquéllos. […]. La
determinación alternativa del hecho vuelve a modificar esta proposición en la medida en que en determinados casos
permite la condena sobre la base de la comprobación de hechos alternativos». Este autor analiza que estos supuestos
pueden tratarse de delitos procesalmente autónomos, pero relacionados con un mismo hecho (p. 158), el considerado
hecho previo. Además, pone ejemplos de posibles situaciones a tratarse como supuestos de determinación alternativa:
dolo o imprudencia, autoría o inducción, autoría o complicidad, inducción y complicidad psíquica (p. 156); y además,
ejemplos de delitos a tratarse como supuestos de determinación alternativa: hurto y receptación, apropiación indebida
y receptación, robo y extorsión, estafa e infidelidad patrimonial, hurto con astucia y estafa, hurto y malversación,
cohecho y estafa, hurto y extorsión, etc. (p. 158 np 24 y 25). Varios de estos los he considerado conexos-
subsiguientes en sí mismos. JESCHECK/WEIGEND son mucho más rotundos porque aplican esta nueva figura a los
delitos conexos-subsiguientes, en la p. 160: «La solución reside, ante todo, en que se amplíe el ámbito del principio
“in dubio pro reo” a través de la introducción de relaciones valorativas graduables a costa de la determinación
alternativa del hecho, y en que también tenga lugar una condena inequívoca a causa del hecho posterior en los
supuestos de postpendencia». La negrita es del original. Es interesante leer la traducción de una edición anterior de
este último párrafo: «La solución consiste, en primer lugar, en ampliar el ámbito del principio in dubio pro reo a
costa de la determinación alternativa con la inclusión de relaciones graduales valorativas y en condenar
inequívocamente por el delito posterior cuando se hayan cometido inequívocamente cuando se hayan cometido
posteriormente delitos» (vid. JESCHECK/WEIGEND, Tratado de Derecho penal. Parte general, trad. MIR PUIG/MUÑOZ
CONDE, Vol. I, 3.ª ed., Barcelona, 1981, p. 201); donde se puede apreciar la idea de «auto-subsecuencia», por la
distinción entre «postpendencia» y «cometido posteriormente» delitos. La negrita es del original. Para más sobre la
«determinación alternativa del hecho», vid. ROXIN, Derecho procesal penal, pp. 421 s.; aunque no es exhaustivo en
su análisis, pues solo lo enuncia.

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sean concurrentes: hurto-robo, malversación-apropiación indebida, etc.– y así completar la


configuración de los elementos del delito conexo-subsiguiente –receptación, encubrimiento,
lavado, etc.– que está enjuiciando. No se puede determinar uno de los dos hechos, sin embargo,
está claro que uno de los dos ha ocurrido. En cualquier caso, en algunas circunstancias, será más
tolerable la contradicción38 de sentencias, que no enjuiciar a los posibles responsables de un
hecho delictivo; pero en otras no (habrá que tener cuidado también con el principio de
congruencia, entendido como la correlación entre la acusación y el fallo). Por los ejemplos que
exponen JESCHECK/WEIGEND se puede deducir que la «determinación alternativa del hecho»
admite su uso tanto si se puede determinar alternativamente entre el hecho previo y el hecho
conexo-subsiguiente realizado por un mismo sujeto (auto-subsecuencia) como si se tiene que
determinar alternativamente el hecho previo respecto de lo que necesita un hecho conexo-
subsiguiente realizado por un sujeto diferente (hetero-subsecuencia).
c) Y, si la primera sentencia es absolutoria porque el hecho –«previo»– se encuentra
prescrito y así lo declara la sentencia (el hecho fue delito pero sus efectos ya no pueden seguir
vigentes, por eso la sentencia absuelve a los intervinientes), la doctrina procesal penal también
podría considerar que es viable que la sentencia por el hecho conexo-subsiguiente pueda ser
condenatoria. Aquí, sin embargo, la doctrina penal está dividida, aunque la mayoría admite que
sea viable seguir otorgándole efectos a estos hechos39. El argumento relevante, vertido, es que el
hecho previo sí fue delito y aunque las reglas sustantivas le anulan sus efectos para los
intervinientes en él, si otros sujetos pretenden valerse de algún elemento del hecho previo, o de
su simple existencia, su carácter ilícito pervive40 para el nuevo delito, que puede enjuiciarse y
configurar el elemento «hecho previo» sin ninguna dificultad. Esta caso se parece al supuesto de
concurso real medial, pero siendo los sujetos diferentes.
Para la conexidad-subsiguiente podría decirse que el injusto del tipo conexo-
subsiguiente impide que el injusto del hecho previo prescrito –o los elementos de este que sean
utilizados en el conexo-subsiguiente– pierdan su carácter de ilícitos a efectos de su propia
configuración. Sin negar esto en las otras modalidades, se aprecia claramente con la modalidad
de «tipos conexos-subsiguientes esenciales» (vid. párr. 13, infra) en dónde el injusto de estos

38
Vid. np 24.
39
Para una opinión sobre que el hecho previo no pierde su naturaleza de tal a pesar de la prescripción, vid.
BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, Pamplona, 1997, pp. 236 ss., reafirmado en IDEM, Blanqueo de
capitales, 2002, p. 307. Para la misma opinión, vid. PALMA HERRERA, Los delitos de blanqueo de capitales, Madrid,
2000, p. 367, aunque reflexiona sobre que si la pretensión de persecución penal ha cesado sobre el hecho –previo– y
todo lo que derive de él, por tanto, también para el caso del lavado sobre los bienes derivados de estos; es así porque
el Derecho penal ha perdido el interés para perseguir este hecho conexo-subsiguiente concreto y puede ocurrir lo
mismo para otros supuestos de hechos conexos-subsiguientes –mutatis mutandis–; y da herramientas para los que
quieran defender lo contrario. Esto podría comprenderse así, manteniendo la calidad delictiva del hecho, pero
renunciándose a aplicar la pena, si se ubica a la prescripción para ser valorada en el estadio de punibilidad y no en la
antijuridicidad ni en la culpabilidad, vid. RAGUÉS I VALLÈS, La prescripción penal: fundamento y aplicación, pp. 84
ss. En contra de estos efectos de la prescripción, vid. ARÁNGUEZ SÁNCHEZ, El delito de blanqueo, p. 219.
40
Sobre la relevancia de la prescripción ante delitos conexos, vid. STS (Sala de lo penal), 901/2012, de 22
de noviembre, (ponente: Andrés Ibánez), en especial el Recurso 194/2012, en lo que se refiere a la recurrente María
Purificación, fundamento primero. Argumentos que se refieren a un caso de auto-subsecuencia. Aquí se analiza la
relevancia de la prescripción para delitos que son medio de otros, en los cuales ha intervenido el mismo sujeto. Se
entiende que la prescripción no surta sus efectos, por lo cual el delito medio mantiene todos sus efectos vigentes para
la misma imputada. La prescripción del delito previo y medio para cometer otro (final), no puede afectar a un hecho
conexo-subsiguiente que es realizado por un sujeto diferente. Así como hay excepciones para la prescripción de
ciertos delitos (lesa humanidad, genocidio, etc. art. 133.2 CPe), también las habría para la subsecuencia delictiva. De
facto y de iure, el Tribunal Constitucional español ha determinado que el criterio temporal no es el único válido para
verificar aplicable la prescripción de un delito, sino que habrá que estar a la ratio legis o fin de protección del
precepto (vid. SsTC 60/2008, de 26 mayo, ponente: Sala Sánchez; y 129/2008, de 27 octubre, ponente: Casas
Baamonde). Así, los tipos conexos-subsiguientes podrían «reclamar» la prolongación de la «vida del hecho previo»
para poder configurar el tipo penal en miras a la seguridad jurídica de la sociedad (impidiendo la impunidad de los
«delincuentes conexos-subsiguientes» que quieran ampararse en la prescripción del hecho previo y no de su propio
hecho).

17
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

está ligado al injusto del hecho previo, de tal manera que extienden la realidad delictiva previa
dentro de aquellos tipos.
Entiendo que en este contexto pueden presentarse dos situaciones afectadas por la
prescripción. La primera, referida a cuando el hecho previo ya ha prescrito y el hecho conexo-
subsiguiente utiliza algo procedente de este. En tal caso, pueden presentarse, a su vez, dos
situaciones: 1) las características de este delito «contagian» a todas sus manifestaciones
(elementos del delito, objetos materiales, productos, etc.) y el hecho conexo-subsiguiente no
estaría volviendo a utilizar realmente algo ilícito y no podría configurar uno de sus elementos
del tipo (el hecho previo), por tanto no sería delito, sino una conducta atípica o que quedarís
impune, o en todo caso habría que buscar qué otro delito subsume la conducta. O, 2) se puede
interpretar que estamos ante una nueva excepción para la prescripción, en el caso de que si un
delito se configura como conexo-subsiguiente de un hecho previo, este no pueda entenderse
prescrito para los efectos de seguir considerando como ilícito el hecho y los objetos materiales –
o productos– que de este se vuelvan a utilizar. El hecho previo podría surtir todos sus efectos
jurídicos solo hasta que se culmina el enjuiciamiento del conexo-subsiguiente, sin que esto
implique el efecto de poder seguir persiguiendo a los intervinientes en el hecho previo, quienes
sí se pueden ver protegidos por el instituto de la prescripción. Es decir, para estos supuestos, el
Estado renuncia a seguir persiguiendo a los intervinientes del hecho previo prescrito
(comunicabilidad de circunstancias), pero revive los efectos de este delito a efectos de permitir
la configuración de un delito conexo-subsiguiente y la persecución de los intervinientes en este
(no hay comunicabilidad de circunstancias o reviviscencia de efectos solo para esta
circunstancia: poder contar con un delito previo que configure un delito conexo-subsiguiente).
El Estado no «renuncia a seguir ejerciendo el ius puniendi»41, pues valora la seguridad jurídica
que implica poder procesar todas las «infracciones conexas-subsiguientes»42; lo que favorece la
configuración de los hechos conexos-subsiguientes, pues el hecho previo tendrá todo el valor de
una infracción penal y puede establecerse como elemento del tipo penal conexo-subsiguiente,
sin ningún problema.
La segunda se da cuando el hecho previo aún no ha prescrito y el hecho conexo-
subsiguiente utiliza algo procedente de este, pero prescribe después de su utilización, cuando el
conexo-subsiguiente ya ha podido empezar a configurar –mínimo– una tentativa (salvo que se
entienda esta nueva utilización del hecho previo como un supuesto de interrupción de la
prescripción y que se empiece a contar uno nuevo para este, cosa que sería forzar demasiado los
institutos). En tal caso, las características de este delito (elementos del delitos, objetos
materiales, productos, etc.) no han perdido su condición de ilícitas y cuando el hecho conexo-
subsiguiente vuelve a utilizarlas podría configurarse jurídicamente como tal, pues el elemento
del tipo («hecho previo») está plenamente presente y la posterior prescripción del delito previo
no afecta la configuración del delito conexo-subsiguiente. Mutatis mutandis, para el nuevo
criterio de conexidad-subsiguiente, también puede interpretarse aplicable la excepción a la
prescripción de acuerdo con sus características (vid. art. 131.5 CPe).
Las infracciones conexas-subsiguientes van más allá de los supuestos de concursos,
pues ahora la conexidad-subsiguiente exige considerar nuevos supuestos para evitar la
prescripción de los hechos previamente realizados y que sirven de medio para la realización de
otros43, según lo explicado en al primera situación. El tenor del art. 131.5 admite esta nueva
interpretación: este precepto distingue entre «concurso de infracciones» e «infracciones

41
Para el razonamiento de que el Estado no renuncia a ejercer el ius puniendi, porque no puede hacer eso,
aunque no es esta una de las razones que fundamentan la figura de la prescripción, cfr. RAGUÉS I VALLÈS, La
prescripción penal: fundamento y aplicación, pp. 24 s. Para la explicación de cuál es el fundamento de la
prescripción, basado en que la función del Derecho penal es contribuir a la preservación de un determinado modelo
de sociedad, siendo sancionables solo cuando sea imprescindible para esto, vid. ibidem, pp. 41 ss.
42
Vid. np 25.
43
Cfr. RAGUÉS I VALLÈS, en SILVA SÁNCHEZ (dir.)/PASTOR MUÑOZ (coord.), El nuevo Código penal.
Comentarios a la reforma, pp. 240 s. quien también es crítico del efecto de prolongar el plazo de prescripción.

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conexas», dentro de las que están las «infracciones conexas-subsiguientes»44, siendo que el
concurso real medial también es un supuesto de infracción conexa-subsiguiente pero «auto-
subsiguiente» (vid. art. 17.3 LECr). Por tanto, estamos ante una redundancia o ante una
ampliación de supuestos, ya que aunque el legislador español no haya previsto el alcance de sus
reformas, la regulación constante de nuevos supuestos de infracciones, como las conexas-
subsiguientes, en el CP, reclaman también una respuesta ante la posible prescripción de los
hechos previos que sirven para la configuración de un tipo conexo-subsiguiente45.
7. Por otro lado, el grado de «accesoriedad de la subsecuencia limitada», que representa
el grupo de supuestos más estudiados respecto de la contradicción entre sentencias
(encubrimiento, receptación, lavado de activos, etc.), puede traer consigo un problema para la
presunción de inocencia46 en el hecho conexo-subsiguiente (por su relación con el previo) si se
enjuicia y/o condena a alguien por un hecho conexo-subsiguiente sin haber probado o
acreditado el hecho previo y su ilicitud, o la «procedencia ilícita de los efectos»47. Por inclusión,
el nivel de accesoriedad mínima también tiene este problema.
Se debe tener en cuenta, con la garantía de la presunción de inocencia (protegida
constitucionalmente, art. 24.2), en los tipos conexos-subsiguientes, que esta debe ser un factor
de contención del ius puniendi, para que éste proteja de la mejor manera la integridad y libertad
de las personas. Sobre todo porque estos nuevos delitos se han definido así para proteger mejor
a la sociedad, adelantando las barreras de protección o protegiéndola de conductas más graves
para los bienes jurídicos (aunque no se hayan tenido claros ni la Política criminal ni los
procedimientos a seguir). En el correcto juego de compensación de las reglas (presunción de
inocencia vs. ius puniendi) se debe encontrar el equilibrio que no paralice a la justicia penal y al
mismo tiempo proteja a la sociedad ante esta clase de ataques. Mi opinión es que la balanza
debe equilibrarse. A veces cederá en favor del ius puniendi –por ejemplo, cuando la aplicación
de la «determinación alternativa del hecho» sea viable– y en otras de la presunción de inocencia
(equilibrio de principios).
Algunas veces se exigirá un juicio y una sentencia que determinen el estadio del hecho
previo; otras, se podrá determinar probada la existencia y el estadio de éste, en función de:
pruebas indiciarias, circunstancias del hecho, Política criminal vigente, etc. También podría
razonarse que como el Derecho penal ya adelanta las barreras de protección, o sobrecriminaliza
las conductas al relacionarlas con otras previas –de las cuales depende intrínsecamente la
configuración de las nuevas conductas penales conexas-subsiguientes–, entonces no puede
recargarse más, o hacerse más gravosa, la situación de los imputados vulnerándose además, o
planteándose excepciones, a la presunción de inocencia. En todo caso, en estos supuestos, los
operadores penales deberán garantizar más sus actuaciones e imputaciones con la protección de
tal principio y por tanto requerir que se pruebe, previa o simultáneamente, la concurrencia del
elemento normativo del tipo conexo-subsiguiente que consiste en el hecho previo, o la cierta y

44
Vid. np 26.
45
Vid. GÁLVEZ VILLEGAS, El delito de lavado de activos, pp. 223 ss., quien admite que el lavado puede
seguir enjuiciándose aunque el hecho previo haya prescrito, pero de manera muy sucinta.
46
Una idea similar en COBO DEL ROSAL/ZABALA LÓPEZ-GÓMEZ, Blanqueo de Capitales, p. 86. Pues, como
dicen, entre otras cosas, VIVES ANTÓN/ORTS BERENGUER/ET AL., Derecho penal. Parte especial, 2.ª ed., Valencia,
2008, p. 690: «Naturalmente, el principio de presunción de inocencia exige que se demuestre y no se presuma el
repetido conocimiento». También en RAGUÉS I VALLÈS, El dolo y su prueba en el proceso penal, Barcelona, 1999, III
parte.
47
Vid. BERMEJO, Prevención y Castigo del Blanqueo de Capitales, p. 389: «Se argumentó que el sistema se
orienta a la identificación de los bienes de origen delictivo con la finalidad de utilizarlos como prueba del delito
previo (Bienes/Prueba) y decomisarlos (Bienes/Consumo y Bienes/Inversión). […]. Así mismo, la identificación del
origen delictivo de los bienes puede llevarse a cabo tanto por medios de intervención estatal directa o por medio de la
intervención indirecta de agentes del sector privado: la argumentación se concentró en esta última forma de
intervención por ser la que presenta mayor novedad y relevancia en relación con el análisis normativo». Por ejemplo,
las leyes atribuyen a ciertas áreas del sistema financiero el fungir con el deber de proteger al sistema, imponiéndoles
la obligación de reportar las sospechas de ilicitud de ciertos actos o efectos.

19
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

correcta derivación de los objetos materiales, que ahora se vuelven a utilizar, como procedentes
de un hecho previo veraz y procesalmente existente. Esto, podría entenderse, es síntoma de la
vigencia de un verdadero Estado social y democrático de Derecho.
COBO DEL ROSAL entiende que, al ser un requisito esencial, debe haberse logrado
probar que el hecho previo era un verdadero delito con una sentencia definitiva y firme48 que lo
determine. Por ejemplo, se puede probar que el dinero –en el caso del lavado de activos–
procede de un hecho previo, porque existe una sentencia condenatoria que certifica que es
delito, o porque existe sentencia absolutoria por motivos que cuestionaban la culpabilidad pero
no la antijuridicidad de dicho hecho. Y si no se lograra esto y se prosiguiera con el juicio por el
hecho conexo-subsiguiente se vulneraría la presunción de inocencia49 –únicamente enervable
por una sentencia firme dentro de un juicio penal–; y todo el juicio penal sería una aberración
jurídica al no haberse sentenciado el hecho previo. Este autor considera que el concepto de
delito implica la declaración judicial de un hecho como tal (o sea, propone la accesoriedad
máxima o hiper-accesoriedad), pero se olvida de lo establecido en el art. 300 CP sobre el
principio de accesoriedad (limitada), lo cual tampoco implica, necesariamente, un juicio en el
que al menos se determine este grado de desarrollo del hecho, para poder procesar el hecho
conexo-subsiguiente, pues el previo puede ser probado por indicios dentro del juicio por el
hecho conexo-subsiguiente. No siempre será necesaria una sentencia sobre el delito previo.
Dependerá de lo que requiera del delito conexo-subsiguiente.
Como se percibe, existe una divergencia entre: i) «conformarse» con la accesoriedad
limitada del hecho previo y no exigir un juicio y condena sobre él (sentencia firme) y, entonces,
dejar que el juez determine su existencia con otras herramientas. Esto será relevante a la hora de
tener que probar50 la procedencia delictiva de los bienes, como el conocimiento de esa
procedencia –dolo de los tipos conexos-subsiguientes–; pues es diferente que esa prueba tenga
48
Vid. COBO DEL ROSAL/ZABALA LÓPEZ-GÓMEZ, Blanqueo de Capitales, pp. 82 s. De la misma idea es,
MORENO CÁNOVES/RUIZ MARCO, Delitos socioeconómicos, Zaragoza, 1996, p. 380; CÓRDOBA RODA, Abogacía,
secreto profesional y blanqueo de capitales, pp. 65 ss.; entre otros. En una opinión concreta sobre uno de los tipos
conexos-subsiguientes, vid. RODRÍGUEZ MOURULLO, Comentarios al Código penal, Madrid, 1997, p. 855, respecto de
la receptación: «El alcance de lo que por delito ha de entenderse debe determinarse en concordancia con lo dispuesto
en el art. 300, bastando en este sentido, que se trate de hechos típicos y antijurídicos. Resulta, por tanto, indiferente
que el sujeto hubiese sido declarado irresponsable o estuviese exento de pena». La cursiva es del original. De la
misma opinión también para el lavado, ARÁNGUEZ SÁNCHEZ, El delito de blanqueo, p. 200. Explica lo que es un
delito en función a lo que define el CP, y que el contenido del delito es normativo, LOMBARDERO EXPÓSITO, Blanqueo
de capitales. Prevención y represión del fenómeno desde la perspectiva penal, mercantil, administrativa y tributaria,
Barcelona, 2009, p. 157: «[…], cabe preguntarse qué es un delito. El art. 13 CP, en sus números 1, 2 y 4, nos dice que
son delitos aquellas infracciones que la ley castiga con pena grave o menos grave. […]. El concepto de delito que
aquí debe tenerse en cuenta, en virtud de lo prevenido en el art. 300 CP, es el de conducta típica y antijurídica, no
exigiéndose el requisito de culpabilidad». Queremos resaltar el «aquí» –para el lavado de activos y la receptación–,
ya que pongo en duda que este concepto sirva para todos los casos, como sostengo, en función de los diversos grados
de accesoriedad aplicables y admisibles en la subsecuencia delictiva. Vid. ZARAGOZA AGUADO, en GÓMEZ TOMILLO
(dir.), Comentarios al Código penal, 2011, p. 1169, quien refiere que «no cabe exigir la plena probanza de un ilícito
penal concreto y determinado […], sino la demostración de una actividad delictiva».
49
Vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 1997, p. 252: «La presunción de inocencia
requiere probar que los bienes supuestamente blanqueados [o, según sea el delito] proceden de un delito previo.
Caben dos posibilidades para acreditar su comisión: o bien se exige una sentencia firme de un juez o tribunal que
determine la comisión de un hecho típico y antijurídico, o bien dejar al juez que juzga el blanqueo [o el hecho
respectivo] que determine si ha existido previamente tal delito. Pero no es suficiente la prueba de un delito previo,
sino que también ha de probarse que los bienes proceden del mismo». Sin embargo, no es contundente a la hora de
admitir alguna de estas opciones. En su p. 253 admite que basta con que en el juicio previo se pruebe la conducta
típica y antijurídica. Vid. np 7.
50
Vid. ARÁNGUEZ SÁNCHEZ, El delito de blanqueo, p. 200. También CÓRDOBA RODA, Abogacía, secreto
profesional y blanqueo de capitales, pp. 67 y BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 279:
«Ahora bien, en nuestra opinión va a ser extremadamente problemática la prueba y posterior calificación del hecho
previo. Se ha de probar la comisión de un hecho previo típico y antijurídico. […]. Como dice TORÍO LÓPEZ,
“únicamente conociendo el dolo es posible precisar qué tipo ha sido realizado”. Sin embargo, la prueba del dolo –o la
culpa en su caso– va a ser muy difícil allí donde no haya recaído sentencia previa condenatoria o cuyo autor no sea
conocido. Si solamente se prueba la existencia de los requisitos objetivos no va a ser posible la calificación jurídica
de un hecho; en caso contrario se produciría un atentado contra el art. 5 CP, que excluye la responsabilidad objetiva».

20
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

que extraerse de un hecho previo realmente enjuiciado o de sus indicios como tal. O, ii) requerir
un juicio51 previo donde se determine indefectiblemente el hecho previo como delito o ilícito
penal (su accesoriedad limitada, o el grado que requiera el hecho conexo-subsiguiente). En la
posición del sujeto procesado no resulta ligera la diferencia. La divergencia se soluciona
analizando cada caso particular52, con los requerimientos del hecho conexo-subsiguiente de que
se trate (ya sea accesoriedad limitada u otro estadio); y según se pueda determinar esto en un
juicio o no, calculando que ninguna opción distorsione el funcionamiento del órgano que
investiga y enjuicia el hecho conexo-subsiguiente. Pero debe identificarse la conducta delictiva
previa y debe establecerse una relación normativa entre el delito previo y el conexo-
subsiguiente.
Siempre existirá el problema de determinación procesal, pero a falta de prueba directa
aún está vigente –en la jurisprudencia– el uso de la prueba indirecta o indiciaria53 (relación con
personas del mundo criminal, aumento desproporcionado de patrimonio –sobre todo en el
periodo de vinculación con esas personas–, inexistencia de negocios o actividades lícitas que
justifiquen ese aumento, etc., son las más aceptadas por los tribunales)54, aunque, en opinión de
otros, la certeza procesal y la seguridad jurídica demandan otra clase de pruebas55.

51
Vid. LOMBARDERO EXPÓSITO, Blanqueo de capitales, p. 159: «Alguna doctrina extrema esta posición,
considerando que, sin un previo enjuiciamiento y condena, no cabe hablar de delito previo».
52
Vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 186: «El Juez del segundo proceso se vinculará a la
sentencia del primer juez cuando así lo crea en conciencia que debe hacerlo». También vid. DE LA OLIVA SANTOS, en
DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal, 2007, p. 588: «Como ya hemos
apuntado en líneas anteriores, no pocas de las dudas y cuestiones aquí planteadas en relación con la cosa juzgada
debieran ser disipadas y respondidas por preceptos de Derecho positivo. Mientras estas innovaciones legales no se
produzcan, no dudamos en optar por la libertad plena del tribunal del segundo proceso y, sobre todo, por la plenitud
de la defensa del imputado o imputados en dicha causa penal […]». Según cada caso, el tribunal podrá decidir si
vincular ambas sentencias o determinarse por la libertad jurisdiccional y juzgar en consecuencia con el nuevo caso y
sus pruebas y emitir una sentencia contradictoria a la previa.
53
Defiende la fuerza de la prueba indiciaria, ante una conducta tan compleja como el lavado de activos, vid.
ZARAGOZA AGUADO, «El blanqueo de bienes de origen criminal», en VVAA., Derecho penal económico, Madrid,
2001, pp. 404 ss. También vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2012, pp. 680 ss.; y
LOMBARDERO EXPÓSITO, Blanqueo de capitales, p. 158: «[…] “el derecho a la presunción de inocencia no se opone a
que la convicción judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba indiciaria”. Es decir, el
delito origen de los bienes puede ser probado por indicios y no es necesario, pues el texto del art. 301 CP no lo exige,
que exista una sentencia judicial que lo haya constatado en un proceso anterior […]». Sobre esta clase prueba redunda
en pp. 213 ss. No estoy del todo de acuerdo con este comentario, ya que es verdad que el art. 301 CPe no dice algo
respecto a sentencia judicial o proceso anterior, pero tampoco puede deducirse lo contrario de él. En todo caso
podríamos argumentar que del art. 300 CPe puede inferirse que en caso de existir una sentencia previa será la forma
de saber que alguien es irresponsable o exento de pena, o que lo que hizo no es un delito. Es decir, que la
determinación de la irresponsabilidad de una persona –de su inconsciencia, según el caso– puede darse dentro de un
proceso, cuya determinación no afectará la calificación de su hecho como antijurídico y, para ciertos casos, esto
bastará para procesar a los que sí son responsables –los partícipes, si existen– o para que un hecho conexo-
subsiguiente pueda configurarse. En todo caso este art. 300 CPe es utilizado para argumentar que no es necesario un
proceso y sentencia previa, y para inferir de ahí la accesoriedad limitada –a efectos de participación delictiva–
únicamente para la receptación y el lavado de activos; y el art. 453 la determina únicamente para el encubrimiento.
En sentido contrario, para los casos de delitos conexos-subsiguientes dónde no se haya regulado expresamente no
debe presumirse la limitada, sino que hay que estar al caso concreto. Cfr. para las características de la prueba
indiciaria, RAGUÉS I VALLÈS, El dolo, pp. 237 ss.; y aceptándolas, si son rigurosas, vid. SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-
TRELLES, Variaciones sobre la presunción de inocencia. Análisis funcional desde el Derecho penal, Madrid, 2012,
pp. 193 ss., quien precisa que toda prueba realmente es indiciaria –hasta la directa– (pp. 203 ss.).
54
Vid. CALDERÓN CEREZO, «Blanqueo de Capitales: Aspectos Penales y Administrativos», GF 185 (2000),
p. 167, donde, además, opina sobre lo dudoso de la prueba indiciaria para probar el dolo de una conducta. Para un
ejemplo de cómo la jurisprudencia valora las reglas para poder aplicar la prueba indiciaria, puede verse la STS (Sala
de lo penal, Sección 1.ª), 912/2012, de 20 de noviembre (ponente: Granados Pérez), FD 2.º: «El Tribunal
Constitucional y esta Sala han precisado que el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que la convicción
judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba indiciaria, si bien esta actividad probatoria
debe reunir una serie de exigencias para ser considerada como prueba de cargo suficiente para desvirtuar tal
presunción constitucional. Se coincide en resaltar como requisitos que debe satisfacer la prueba indiciaria los
siguientes: que los indicios, que han de ser plurales y de naturaleza inequívocamente acusatoria, estén absolutamente
acreditados, que de ellos fluya de manera natural, conforme a la lógica de las reglas de la experiencia humana, las
consecuencias de la participación del recurrente en el hecho delictivo del que fue acusado y que el órgano judicial ha
21
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

8. Puede resultar diferenciador que la tipicidad y antijuridicidad (accesoriedad limitada)


del hecho previo se determinen i) dentro de un juicio para poder imputar ese delito, o ii) dentro
del mismo juicio por el hecho conexo-subsiguiente.
Si es i) dentro del juicio donde se instruye o investiga al que luego será el hecho previo,
la sentencia servirá, en el juicio donde se enjuicia el hecho conexo-subsiguiente, para tener
acreditado dicho hecho previo como típico y antijurídico (como mínimo). De este modo, no
habría problemas para la presunción de inocencia, porque dicha sentencia será la prueba de la
existencia de un hecho previo56 y/o de que había unos efectos u objetos materiales relacionados
con él. Por tanto, la sentencia facilita fehacientemente conocer uno de los elementos del tipo
conexo-subsiguiente: el hecho previo.
Con una sentencia condenatoria firme también se estaría determinando la culpabilidad
del sujeto y el estadio del delito previo sería de accesoriedad plena, que no es el necesario en
todos los supuestos de tipos conexos-subsiguientes. Creo que habrá que estar a lo que el hecho
conexo-subsiguiente necesite: si requiere la antijuridicidad del hecho previo, le basta la
confirmación de este estadio, aunque se haya comprobado otros más avanzados, como la
declaración de culpabilidad de los intervinientes, o la imposición de una pena, o la ejecutoriedad
comprobada (cada estadio superior incluye a los inferiores). Y así según lo que necesite el hecho
conexo-subsiguiente.
ii) Sin embargo, a veces el hecho previo es descubierto cuando se investiga y procesa el
conexo-subsiguiente. Entonces, nos encontraríamos con dos posibilidades: a) si con el juicio por
el hecho conexo-subsiguiente se conoce de un hecho previo no necesariamente se debe iniciar
investigación conexa con este (debido a las posibles dilaciones, falta de pruebas por el hecho
previo, otro órgano es competente, etc.); y si se investigan por separado57, pienso que sí podría

de explicitar el razonamiento en virtud del cual, partiendo de esos indicios probados, ha llegado a la convicción de
que el acusado realizó la conducta tipificada como delito. […]. Y en la misma línea, la Sentencia del Tribunal
Constitucional 111/2008, de 22 septiembre (RTC 2008, 111), señala que la prueba indiciaria puede sustentar un
pronunciamiento condenatorio, sin menoscabo del derecho a la presunción de inocencia siempre que se cumplan los
siguientes requisitos: 1) el hecho o los hechos bases (o indicios) han de estar plenamente probados; 2) los hechos
constitutivos del delito deben deducirse precisamente de estos hechos bases completamente probados; 3) para que se
pueda controlar la razonabilidad de la inferencia es preciso, en primer lugar, que el órgano judicial exteriorice los
hechos que están acreditados, o indicios, y sobre todo que explique el razonamiento o engarce lógico entre los hechos
base y los hechos consecuencia; 4) y, finalmente, que este razonamiento esté asentado en las reglas del criterio
humano o en las reglas de la experiencia común o, en palabras de las STC 169/1989, de 16 de octubre (RTC 1989,
169) , “en una comprensión razonable de la realidad normalmente vivida y apreciada conforme a los criterios
colectivos vigentes”». Para un estudio sobre la utilidad e importancia de la prueba indiciaria, vid. CORDÓN AGUILAR,
Prueba indiciaria y presunción de inocencia en el proceso penal, pp. 44 ss. y pp. 132 ss.
55
Para la determinación de otra clase de pruebas más eficaces y seguras, diferentes a la indiciaria, para
determinar el dolo penal, vid. RAGUÉS I VALLÈS, El dolo, pp. 357 ss., las cuales también comparto.
56
Vid. BLANCO CORDERO, El delito de blanqueo de capitales, 2002, p. 278. Vid. np 14.
57
También, cfr. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 186: «No cabe duda que el legislador no
exige la unión de los dos procesos, estableciendo que para el caso de que no se haga esta unión, el primer proceso se
suspenda. El examen de la norma, después de todo lo que hemos dicho, se nos queda en la simple letra, pues sabemos
que la conexión no trata de conseguir sino evitar los conflictos teóricos de sentencia, no así los prácticos». Y también
responde, LOMBARDERO EXPÓSITO, Blanqueo de capitales, p. 158: «Se ha planteado la cuestión […], si ese delito del
que provienen los bienes ha de haber sido objeto de una condena o cualquier otra declaración judicial de su
existencia. El Tribunal Supremo [español] ha tenido ocasión de pronunciarse sobre esta cuestión. […]. Según afirma
la Sala, carece de importancia, para entender perfeccionado el tipo, que aún se esté ventilando la responsabilidad
criminal por el delito del que se originan los bienes blanqueados. Esperar a una previa condena en relación con el
delito precedente constituiría una incorrecta política criminal que entorpecería el castigo de las actividades de
blanqueo de activos, permitiendo al delincuente dificultar o incluso impedir la investigación del blanqueo». Y
continúa, p. 159: «Ahora bien, ¿qué ocurriría en el caso de que, posteriormente a la instrucción de las diligencias
previas por el delito de blanqueo, no se acreditase mediante sentencia, la existencia de ese delito previo? La solución
pasaría por el sobreseimiento provisional, en espera de la terminación del procedimiento en que se ventile el delito
previo y estar al resultado de dicho procedimiento». La sentencia a la que hace referencia LOMBARDERO EXPÓSITO es
la STS (Sala 2.ª), 483/2007, de 4 de junio, FD 4.º. Vid. np 7. De la misma opinión sobre el sobreseimiento, vid. COBO
DEL ROSAL/ZABALA LÓPEZ-GÓMEZ, Blanqueo de Capitales, p. 84 (quien opina que debería anularse la sentencia por
el hecho conexo-subsiguiente y devolverse lo decomisado), y lo mismo ARÁNGUEZ SÁNCHEZ, El delito de blanqueo,
22
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

detenerse el juicio por el hecho conexo-subsiguiente hasta lo que resulte del juicio por el «hecho
previo», porque una sentencia depende de la otra: estaríamos ante una «cuestión prejudicial
penal»58. b) Si se instruyen juntos, por conexión (arts. 76.2 CP, 17 y 300 LECr / 31 NCPP),
deberá probarse de manera fidedigna el «hecho previo» junto con el conexo-subsiguiente; o en
todo caso es el momento para que el juez determine y se considere probado el delito previo y los
efectos como ilícitos para continuar instruyendo por el «hecho conexo-subsiguiente», ya sea
basado en la prueba de indicios y bajo la opinión mayoritaria de que no es necesario conocer los
detalles del hecho previo (ni su denominación jurídica, ni si hubo partícipes, etc.)59. Esto último
podría hacerlo, en ciertos casos, acudiendo al instituto de la «determinación alternativa del
hecho» (del hecho previo).
CORTÉS DOMÍNGUEZ es muy claro cuando expone un caso referido al enjuiciamiento de
una conducta conexa-subsiguiente, cuando el hecho previo aún no ha sido procesado:
«[…] es factible saber que las relaciones (penales) que el juez penal conozca “incidenter
tantum”, como medio lógico-necesario para la resolución de la cuestión principal, no pasan en
autoridad de cosa juzgada. Así, el juez tendrá que declarar que la cosa vendida era robada para
llegar a la conclusión de que existe el deber de penar del Estado en base a la comisión de una
conducta que llamamos receptación […]. Son, pues, declaraciones que el órgano judicial tiene
que hacer para llegar a la resolución final de la cuestión debatida, pero que no pueden pasar en
autoridad de cosa juzgada por la sencilla razón de que la parte acusadora no ha ejercitado una
acción derivada del hecho criminoso robo, sino todo lo contrario, receptación. Si pasara en
autoridad de cosa juzgada esa segunda declaración judicial, hecha incidentalmente, caerían por
su base los principios de acusación y de correlación entre la acusación y la sentencia, que, como

p. 200. Otra posibilidad es la vía del recurso extraordinario de revisión, tomando como hecho nuevo la sentencia
absolutoria del delito antecedente (art. 954.4 LECrim / 439 NCPP). Ya he dado mi opinión sobre qué pasaría cuando
la sentencia por el hecho previo es absolutoria porque el hecho se considera que no existe. FENECH, El proceso penal,
4.ª ed., Madrid, 1982, p. 178, solo aprecia la necesidad del sobreseimiento si por un mismo hecho se va a procesar a
un sujeto que no lo fue en el primer juicio, que no es el caso que nos ocupa; y analiza las cuestiones prejudiciales no
devolutivas, como las que se utilizan para obtener un dato que ha de servir para el juicio penal (pienso que un
ejemplo podría ser la determinación del hecho previo, que es elemento del tipo del hecho conexo-subsiguiente), pero
no se refiere a cuestiones prejudiciales penales, sino civiles o administrativas, vid. ibidem, pp. 391 s. Para más sobre
el sobreseimiento, vid. GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp. 673 ss.
58
Para MORENO CATENA/CORTÉS DOMÍNGUEZ, Derecho procesal penal, 2012, p. 167, las cuestiones
prejudiciales sirven, entre otras razones, para ir determinando los elementos del tipo penal. Y las cuestiones
prejudiciales no devolutivas, las resuelve el mismo juez en la sentencia (sean penales, civiles o administrativas), sin
que deba interrumpirse el proceso principal. Por eso, el enjuiciamiento penal del hecho previo y del conexo-
subsiguiente, si cabe, será en un mismo proceso –conexo– por un mismo juez. En el mismo sentido, vid. PRIETO-
CASTRO Y FERRÁNDIZ/GUTIÉRREZ DE CABIEDES Y FERNÁNDEZ DE HEREDIA, Derecho procesal penal, 4.ª ed., Madrid,
1989, pp. 49 s.; y GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp. 220 ss., quien enumera las materias de que pueden
tratar, e incluye la penal (cuestión prejudicial homogénea).
El supuesto de encontrarnos con un proceso penal que requiere de la respuesta de otro proceso penal sobre
la determinación de si un hecho –previo en el tiempo– era delito o no, no ha sido regulado en la ley. Y así lo aprecia,
aunque sea el mismo o diferente el sujeto procesado, CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 183: «Dado
todas estas cosas, y visto que nuestra ley no regula la posibilidad, no tenemos duda en decir que en estos casos no se
puede hablar de una fuerza de cosa juzgada de una sentencia penal sobre otra del mismo tipo». Desde otro punto de
vista, cfr. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal,
2007, p. 577: «La negación de la eficacia prejudicial parece clara por lo que respecta a distintos delitos conexos
cometidos por varios imputados y también en el supuesto de los distintos delitos conexos cometidos por una misma
persona, […]». Pero aclara que «la tesis de negar en todo caso la eficacia prejudicial de la cosa juzgada no es del todo
pacífica entre los autores. En efecto: hay quienes afirman expresamente la extensión de la cosa juzgada de una
primera sentencia firme a los copartícipes no encausados contra los que se sigue un segundo proceso, en lo
concerniente a la subsistencia material del hecho y a la declaración de extinción de la acción penal por alguna causa
objetiva. Así, por ejemplo, MANZINI, BELLAVISTA y TRANCHINA. Estos últimos afirman que constituiría un caso de
eficacia prejudicial el de la sentencia que declara la extinción del delito por una causa objetiva de extinción del delito,
por ejemplo, la prescripción, implícitamente dice que han cesado, obviamente respecto a cualquiera que haya
participado en el delito, los motivos para la sujeción al ius puniendi», (p. 578). La cursiva es del original. Esta última
opinión se basa en los supuestos de conexidad objetiva y subjetiva y pienso que para la conexidad-subsiguiente será
igual.
59
En este mismo sentido, aunque distinguiendo la etapa de la investigación como la del enjuiciamiento por
el delito conexo-subsiguiente, vid. GÁLVEZ VILLEGAS, El delito de lavado de activos, pp. 219 s.

23
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

sabemos, informan nuestro sistema procesal penal. Así, de esta manera, no cabe duda que el Juez
futuro puede llegar a la conclusión de que las cosas no eran robadas, en el juicio en que se acusa
por robo, y todo esto a pesar de que existe una declaración judicial que presupone que dichas
cosas eran robadas. En este caso estamos ante un conflicto teórico de sentencias, y no ante un
conflicto práctico de las mismas»60.
¿Cómo decir que alguien ha receptado sin declarar que el objeto receptado proviene de
un hurto, robo, apropiación ilícita, etc.? Si por conexión se procesan ambos hechos al mismo
tiempo, de facto, podría suceder, también, que los elementos y pruebas del hecho conexo-
subsiguiente ayuden a probar mejor el hecho previo o viceversa.
Que se vele por toda la fuerza del ne bis in idem61 cuando el sujeto es el mismo en
ambos hechos y juicios y la cosa juzgada que de esto deriva, es diferente de lo que ahora
tratamos: sujetos diferentes, aunado a que los hechos en litigio –en un mismo juicio o en varios–
son diferentes en ambos casos, aunque relacionados, las reglas de la cosa juzgada pueden tener
otra presentación y aplicación62 y no ser vinculantes.
El art. 116 párr. 1 LECr, prevé efectos que evitan incoherencias ante la inexistencia del
hecho penal respecto de un juicio civil que espera una sentencia de aquél, pero no se regula lo
mismo cuando la cuestión prejudicial –o artículo de previo pronunciamiento63– implica un nuevo

60
CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, pp. 166 s. Quien continúa (p. 168): «[…]. La ley lo que
permite es que causas que tienen una conexión probatoria, ya que los hechos que se pueden afirmar en uno de los
procesos son los mismos que los del otro (total o parcialmente), la Ley, digo, permite que se acumulen dichos
procesos solamente para evitar una disconformidad teórica en los juicios, y, más exactamente, en el tema probatorio
de ambos juicios. Por eso decíamos antes que lo que se trataba de evitar era un conflicto teórico y no práctico, que
solo podría darse entre las mismas personas y por la misma acción. No parece, pues, que no se pueda hablar en estos
casos de fuerza de cosa juzgada; la Ley permite en estos casos la conexión como medida preventiva, y aun así, la
permite y no la impone. Simplemente se aconseja la acumulación para evitar el desacuerdo lógico que supone la
aseveración disconforme del mismo hecho en dos procesos distintos». Pero cuando los hechos son los mismos
«parcialmente», podría interpretarse como el supuesto de la subsecuencia delictiva, donde el hecho conexo-
subsiguiente se basa en algo –parcial– de un hecho previo; y podría, entonces, haber sentencias contradictorias.
61
Vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal
penal, 2007, p. 203 párr. 42: «[…], el objeto del proceso penal es el factor decisivo en relación con la efectividad del
ne bis in idem, que prohíbe tanto la pendencia simultánea de procesos con el mismo objeto (litispendencia), como la
mera existencia de un segundo proceso con el objeto igual que el de otro proceso ya terminado (o, cuando menos, un
nuevo enjuiciamiento) (cosa juzgada)». La cursiva es del original. Para más sobre ne bis in idem, vid. PÉREZ
MANZANO , La prohibición constitucional de incurrir en bis in idem, Valencia, 2002, pp. 24 ss.; FENECH, El proceso
penal, 1982, p. 408; GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp. 99 ss.; LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, El principio:
non bis in idem, Madrid, 2004, pp. 56 s.; RAMOS TAPIA, «Límites al poder punitivo del Estado (II)», en ZUGALDÍA
ESPINAR (dir.)/MORENO-TORRES HERRERA (coord.)/ET. AL., Fundamentos de Derecho penal (parte general),
Valencia, 2010, pp. 145 ss.; entre otros. Esto nos pone en el contexto de la auto-subsecuencia; que no es el supuesto
acá estudiado, por lo que los supuestos de ne bis in idem quedan excluidos de análisis.
62
Para una opinión aplicable a nuestro objeto de estudio, vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA
SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal penal, 2007, p. 585 párr. 19: «Existe, pues, una genuina
ratio iuris de la doctrina que niega función prejudicial o positiva a la cosa juzgada. Y esa ratio o justificación no es, a
nuestro parecer, de escasa consistencia. Por el contrario, al identificarla como en las líneas precedentes, no es difícil
comprender que resulte intolerable –y de ahí la prevista casación: artículo 851.1.º LECr– la contradicción entre
juicios sobre hechos que contenga una misma sentencia y, en cambio, se haya de tolerar la eventual contradicción de
juicios de esa naturaleza –como los de valoración jurídica– tratándose de procesos distintos, con un sujeto pasivo
diferente y otros elementos diversos». Como en casos de subsecuencia delictiva. Y relacionando la cosa juzgada con
la determinación alternativa del hecho, vid. JESCHECK/WEIGEND, Tratado, 2002, p. 160: «El efecto de cosa juzgada de
la determinación alternativa abarca a la totalidad de los delitos integrados en ella; los límites de aquélla se deducen
del concepto de “hecho” en el sentido del § 264 StPO»; es decir, para JESCHECK/WEIGEND todas las calificaciones
jurídicas del hecho pasan a autoridad de cosa juzgada al aplicarse esta regla de excepción, lo cual es coherente y da
seguridad jurídica.
63
La posición mayoritaria de la doctrina procesal penal implica distinguir entre cuestión previa (artículos de
previo pronunciamiento, art. 666 LECr) y cuestión prejudicial, y determinan que la primera se refiere a cuestiones
que integran el propio juicio penal porque su materia es penal; y las segundas suponen un juicio de naturaleza
diferente (civil, administrativo, etc.). Pero la cuestión previa, así entendida, y consistente en pretender configurar un
elemento del tipo penal bajo proceso, casi no es desarrollada, salvo bajo la idea de la cosa juzgada, es decir porque ha
habido otro proceso penal, pero sobre el mismo sujeto, hecho y fundamento. Lo que sí se desarrolla es la «cuestión
prejudicial», y de ella se dice que se refiere a cuestiones que integran el propio hecho penal, pero no que sean de
naturaleza penal –lo que sería una «cuestión prejudicial penal»–. Creo que es el momento de plantearse las
24
J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

y diferente juicio penal64 (donde sí podría haber sentencias contradictorias por hechos
relacionados).
La respuesta no es sencilla y cada caso se resolverá diferente en función de los
elementos que existan a favor de la determinación de la existencia del hecho previo por
separado o en conexión, pues parece que no está recogida en la ley la prejudicialidad penal,
aunque la doctrina procesal penal determine su posibilidad teórica. En aras de la seguridad
jurídica, lo suscribiría; o en todo caso que se agregue un supuesto más a las posibles «cuestiones
previas». El juicio conjunto con los delitos conexos-subsiguientes es la mejor solución para
evitar contradicciones entre sentencias, pero en caso de no poder lograrse esto, estimo que
debemos estar a las reglas arriba anunciadas (vid. II). Para la conexidad-subsiguiente veamos lo
que expongo a continuación.
9. Se acepta la posibilidad de contradicciones entre sentencias: según todo lo dicho por
la doctrina procesal penal y la doctrina penal sustantiva respecto de la vinculación negativa65

«cuestiones prejudiciales penales» dentro del mismo proceso penal, poniendo el ejemplo de la receptación, a la
manera de la conexión delictiva. También vid. FENECH, El proceso penal, 1982, pp. 389 ss.; GÓMEZ
ORBANEJA/HERCE QUEMADA, Derecho procesal penal, 1987, p. 105; y GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp.
718 s. y 775 ss. Vid. np 18. Para una distinción diferente, vid. PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ/GUTIÉRREZ DE CABIEDES
Y FERNÁNDEZ DE HEREDIA, Derecho procesal penal, 1989, p. 55. La distinción entre cuestión previa y cuestión
prejudicial me permite analizar que puede ser debido a esto que no encuentro un análisis profundo y extenso sobre la
necesidad de un juicio penal previo –normalmente debería ser apreciado como «cuestión prejudicial penal»–; y son
muy pocos los que se lo han planteado. Es probable que el asunto que nos ocupa ahora deba ser estudiado como una
cuestión previa, ya que al mismo proceso penal le importa un asunto de materia penal, como es el comprobar un
elemento del tipo conexo-subsiguiente, referido a otro hecho penal que muy bien puede haber sido procesado en otro
juicio. Podría ser visto como una cuestión prejudicial por cosa juzgada, pero es que esta tiene relación con el ne bis in
idem, que no es el caso que estudiamos aquí: cuando los objetos y los sujetos son diferentes–. Y si no es así, será
procesado en el mismo juicio por el tipo conexo-subsiguiente. Si se tratara de una cuestión previa no requeriría que el
proceso se paralice hasta el resultado de aquella cuestión, sino que pueden ir resolviéndose paralelamente. Pero sería
una cuestión de previo pronunciamiento distinta a las contempladas hasta ahora, siendo que, además, se permite la
paralización del proceso por el delito conexo-subsiguiente hasta obtener la sentencia por el hecho previo
(características de las cuestiones prejudiciales), como que también se pueden resolver juntos en una sola sentencia, es
decir, al final del proceso por el hecho conexo-subsiguiente. Cfr. arts. 4 ss. y 666 ss. LECr. Vid. GIMENO SENDRA,
Derecho procesal penal, p. 219, quien también define las cuestiones prejudiciales en función de que sirven para
determinar un requisito del tipo penal procesado –es una cuestión de fondo conexa–, pero que requieren una solución
previa e independiente por parte de otro tribunal.
64
Vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL., Derecho procesal
penal, 2007, p. 577: «[La cosa juzgada], excluye, como impedimento procesal, un segundo juicio (art. 666, núm. 2), o
en todo caso la condena (art. 678), por el hecho ya juzgado, y respecto de la misma persona; pero no determina
prejudicialmente el contenido de la segunda sentencia, ni respecto de otro inculpado –por el mismo hecho–, ni del
mismo inculpado por un hecho distinto, aun conexo del hecho juzgado o condicionado por él». Estos autores no se
ponen en el supuesto de un hecho distinto relacionado con otro ya procesado cuando los sujetos son –a su vez–
diferentes. En todo caso, continúan argumentando que la eficacia de la cosa juzgada es positiva al menos en el
supuesto del art. 116 LECr párr. 1, cuando se declara la inexistencia del hecho en que se basa la responsabilidad civil
(p. 580): «Parece, en efecto, a primera vista, que negar toda eficacia prejudicial a la cosa juzgada penal supone
contradecir la ratio iuris (justificación jurídica) del párrafo primero del artículo 116 LECr […]». Y trasladando la
cuestión al ámbito penal, determinan que la jurisprudencia no es unánime a este respecto, para pronunciarse sobre si
hay eficacia positiva o no de la cosa juzgada penal respecto de otro proceso penal (p. 581): «[…]: ausencia o
inexistencia de función positiva de cosa juzgada en las sentencias (o resoluciones similares) penales firmes (con la
posible excepción e [sic] la sentencia absolutoria por inexistencia del hecho)». Y tratan de encontrar una explicación
para negar o afirmar la eficacia positiva de la cosa juzgada (p. 582), que resuelven basándose en BELING (vid. np 23).
Y concluyen, como no viable extender el supuesto de la vinculación de la cosa juzgada de un primer proceso penal –
del art. 116 párr. 1–, cuando es otro proceso penal el que tiene como condición la declaración de inexistencia del
hecho analizado en la primera sentencia (p. 586 párr. 20): «Cabe defender que se establezca legislativamente con
claridad un excepción a la regla de la ausencia de función prejudicial de las sentencias penales firmes consistente en
atribuirles tal función, para procesos penales ulteriores, cuando declaren inexistente el hecho. Pero en el momento
presente la ley no establece claramente tal excepción y, en la duda, consideramos más seguro atenerse a los exactos
términos del precepto tan repetidamente citado». La cursiva es del original.
65
Para más sobre la «vinculación negativa», vid. FENECH, El proceso penal, 1982, pp. 410 s.; PRIETO-
CASTRO Y FERRÁNDIZ/GUTIÉRREZ DE CABIEDES Y FERNÁNDEZ DE HEREDIA, Derecho procesal penal, 1989, p. 347;
CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 133; GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, pp. 784 ss.; BELING,
Derecho procesal penal, p. 200; entre otros.

25
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

entre sentencias. La doctrina procesal penal no ve inconveniente que así sea respecto de un
mismo hecho cuando intervienen varios sujetos y no son procesados en el mismo juicio, o
porque lo son en momentos diferentes. Considero que esta opinión es trasladable, pero con
matices, al supuesto de cuando los sujetos son diferentes respecto de hechos penales diferentes
(delitos conexos-subsiguientes). De facto, ya CORTÉS DOMÍNGUEZ pensó en el supuesto de
posibles contradicciones entre sentencias para lo que llamamos aquí conductas conexas-
subsiguientes y admitía sentencias contradictorias66. Es verdad que las estudió cuando aún eran
manifestación de una participación delictiva y no como delitos o conductas autónomas, con las
características de la subsecuencia delictiva que aquí he estudiado, que además muestran tres
modalidades de conductas que podrían aportar luces sobre la aceptación o no de contradicciones
entre sentencias; pero podría trasladarse su fundamento sin ningún problema. Si en estos
supuestos las diferencias sustantivas son evidentes, las diferencias procesales son igualmente
posibles.
«[…] no se puede hablar de eficacia de la cosa juzgada de un primer proceso a un
segundo, en donde se conozca un delito dependiente o conexo con el primero ya resuelto, porque
eso sería tanto como aplicar una eficacia positiva a la sentencia penal, e imponer la fuerza de la
cosa juzgada penal a terceras personas. Lo que se impide con la cosa juzgada es que se vuelva a
conocer, frente a la misma persona, del mismo hecho aunque éste se ratifique de distinta manera;
pero no impide que ahora, en un delito dependiente del primero ya declarado, el Tribunal pueda
considerar que no se produjo el hecho o que éste no era delito. […]. En el caso que estamos
contemplando no cabe duda de que existiría una contradicción lógica entre las sentencias
(cuando la segunda no se atempera a la dicción de la primera), pero no una contradicción
práctica, que es precisamente la que trata de evitar la ley con la institución de la cosa juzgada. La
seguridad jurídica no se quiebra por la contradicción lógica de sentencias»67, cuando los sujetos
son diferentes y los hechos también, pues son conexos-subsiguientes.
En todo caso no estamos ante una cuestión de cosa juzgada68 respecto de un ne bis in
69
idem , pues los sujetos, el hecho y el fundamento son diferentes en ambos juicios. En el juicio
por el delito conexo-subsiguiente, relacionado con uno previo, los sujetos son diferentes y el
hecho es diferente del previo, pero contiene algo de este; es por eso que la fuerza de cosa
juzgada de la sentencia por el hecho previo no puede vincular la sentencia por el hecho conexo-
subsiguiente. La «vinculación positiva» solo se da para evitar supuestos de ne bis in idem. El
enjuiciamiento de este hecho puede aportar mejores datos que los analizados en aquella
sentencia y que ahora prueban suficientemente el hecho previo.
Que el hecho previo sea determinado y comprobado en un juicio puede resultar ineficaz
cuando se requiera que se encuentre en estadio de tipicidad y antijuridicidad, salvo que la
sentencia los declare configurados. Pero cuando se requiera un estadio superior –culpabilidad,

66
Vid. CORTÉS DOMÍNGUEZ, La cosa juzgada penal, p. 182: «Otras veces la relación entre dos sentencias
penales se puede dar por el hecho de que en una sentencia primera se haya tratado sobre un hecho jurídico penal, que
forma parte del supuesto de hecho de un delito del que se conoce en un segundo proceso. […]. Es lícito, en estos
casos, preguntarse la eficacia, y su naturaleza, de la primera sentencia con respecto de la segunda. Los casos pueden
ser muy variados y ejemplos tenemos en el caso del encubrimiento, de la complicidad, de la receptación, etc. […]. En
estos casos no se trata tanto de una conexión entre los distintos hechos a probar en ambos procesos, como que entre
las dos situaciones que se juzgan existen elementos constitutivos comunes». Esta opinión está dada cuando
receptación y encubrimiento eran supuestos de participación delictiva y por eso se entiende en este sentido. CORTÉS
DOMÍNGUEZ no desarrolla el supuesto de dos hechos penales principales pero relacionados entre sí, sino que
receptación y encubrimiento son hechos secundarios unidos intrínsecamente a un hecho principal. Por eso tomar esta
opinión al pie de la letra no sería respetar la nueva forma que tienen de relacionarse los hechos en subsecuencia. Pero
podría extenderse válidamente a los nuevos supuestos.
67
Ibidem, p. 183. Para un análisis de la seguridad jurídica como fundamento de las cuestiones prejudiciales,
también vid. GIMENO SENDRA, Derecho procesal penal, p. 220; y del ne bis in idem, vid. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA,
Tratado de Derecho Penal. Parte General, Cizur Menor (Navarra), 2010, p. 163.
68
Vid. PRIETO-CASTRO Y FERRÁNDIZ/GUTIÉRREZ DE CABIEDES Y FERNÁNDEZ DE HEREDIA, Derecho procesal
penal, 1989, p. 348: «Para que no se dé la cosa juzgada es necesario que cambie el hecho punible o la persona del
inculpado».
69
Vid. NIEVA FENOLL, Fundamentos de derecho procesal penal, Montevideo-Madrid, 2012, p. 301.

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J USTO F ERNAN DO B ALMACED A Q UIRÓ S

punibilidad y ejecutoriedad–, pienso que solo en un juicio y con la sentencia podrá obtenerse la
«certeza» necesaria de haberse logrado dichos estadios. Así, la presunción de inocencia
conserva sus parámetros de protección: de la antijuridicidad, o menos, no necesita un juicio que
declare estos estadios; pero sí de la culpabilidad en adelante. Para un delito conexo-subsiguiente
que requiere un hecho previo que está configurado como típico o antijurídico no es necesario
una sentencia sobre esto, pues basta con que el juez, en el juicio por el hecho conexo-
subsiguiente, lo determine configurado –si existe dicha sentencia, debe ser clara sobre estos
estadios–. Pero si el hecho previo requerido debe estar en culpabilidad o más, entonces la
sentencia por el hecho previo es un requisito indispensable para el enjuiciamiento del delito
conexo-subsiguiente.
10. Debo matizar, ahora, todo lo dicho, en función de las modalidades de subsecuencia
delictiva que presentan los delitos conexos-subsiguientes. La conexidad objetiva y la subjetiva
no implican necesariamente que los delitos investigados tengan los injustos relacionados (salvo
por los supuestos de conexidad subjetiva que incluyen partícipes; y en la objetiva, cuando hay
concurso medial): esta puede ser otra razón para validar la opinión procesal mayoritaria que
admite los supuestos de sentencias contradictorias para estos supuestos. Para los supuestos de
conexidad objetiva y subjetiva que impliquen relación entre los injustos de los hechos
realizados, estimo que la dogmática y la jurisprudencia deberían admitir, sin problemas, la
posibilidad de sentencias contradictorias. Son los casos de injustos compartidos, que también se
presentan en la conexidad-subsiguiente, para ciertos supuestos, los que obligan a matizar y
realizar un análisis más detenido, en busca de una posible coherencia entre las sentencias.
11. En caso de hallarnos ante una sentencia por un hecho previo requerida por el
enjuiciamiento de un «tipo conexo-subsiguiente accidental» y puesto que no tienen los injustos
relacionados, bien podría aceptarse la contradicción de sentencias para estos casos. En efecto,
no importará si el fallo es absolutorio o condenatorio, ya que el nivel de accesoriedad que sí
interesa que esté configurado –lo cual emana de la sentencia– es el de tipicidad (objetiva). El
hecho previo puede no ser delito, porque no se configura la tipicidad subjetiva, o porque
configurándose también esta resulta no concurrir la antijuridicidad, o estando presente ésta el
sujeto no es culpable, o porque es inimputable o porque el hecho ha prescrito. Sin embargo, la
sentencia debe dejar claro que la tipicidad-objetiva, al menos, sí se ha configurado –siendo
irrelevante que más estadios también se hayan configurado–; y esto debe poder extraerse del
juicio y de su sentencia. Esto, junto con el bien jurídico afectado, permitirá que el delito conexo-
subsiguiente pueda servirse del hecho previo y configurarse también como delito. La sentencia
es necesaria en cuanto determina el estadio del hecho, pero no es importante el fallo, sino las
razones, bien argumentadas, sobre el hecho analizado. La incoherencia entre los fallos ya no
será relevante en sí misma –si la primera absuelve y la segunda condena–, sino que en el
contenido de la primera se especifique que el hecho, al menos, fue típico-objetivo. La sentencia
por el hecho previo puede ser condenatoria o absolutoria y esto no será relevante para la
sentencia por el hecho conexo-subsiguiente: no tienen por qué estar en vinculación positiva.
Sin embargo, si la conducta previa ni siquiera es típica –y así lo especifica la sentencia,
caso que ni siquiera debería haber llegado a juicio, pudiendo criticarse la labor de la fiscalía por
la investigación realizada y del juez por admitirla a trámite–, sería un sin sentido que, a pesar de
esto, el juicio por el hecho conexo-subsiguiente prosperara.
Por otro lado, si al procesar el hecho conexo-subsiguiente se toma noticia del hecho
previo y, por tanto, se procesan juntos, en conexión (vid. párr. 8.ii, ad supra), ya no es necesario
plantearse lo de la sentencia por el hecho previo, porque será en este juicio donde se determine
su existencia. Ya sea porque es un «artículo de previo pronunciamiento» o porque se admite
como cuestión prejudicial penal (que habría que instaurarla70), ya sea que se paralice el juicio

70
Así como en la Ley de Enjuiciamiento Civil (España), en su art. 43, se recoge la «cuestión prejudicial
civil», respecto de otro proceso civil; con la conexidad-subsiguiente estimo que es momento de recoger la «cuestión
prejudicial penal» respecto de otro proceso penal. Con todas las características de una cuestión prejudicial (como que
el segundo juicio se detiene hasta obtener la sentencia por el primer hecho), sobre todo teniendo en cuenta que el
27
DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

hasta poder determinar mejor la pruebas por el hecho previo, o porque, sin paralizarlo, se
determina la existencia del hecho previo –bastando su tipicidad objetiva– como la configuración
del hecho conexo-subsiguiente en la misma sentencia. Lo importante ya no es, en sí misma, una
sentencia por el hecho previo, sino la determinación del estadio conseguido como delito que
requiere tener configurado el hecho previo, que se determinará dentro del juicio por el hecho
conexo-subsiguiente, que luego servirá a la configuración de este hecho.
Por ejemplo, en el caso de la pornografía infantil (art. 189.2 CPe / 183-A), basta que el
hecho previo, la elaboración de material pornográfico con intervención de menores (art. 189.1
CPe), esté configurado como típico (objetivamente: accesoriedad mínima), para que el segundo
pueda configurarse, pues un sujeto diferente podría empezar a configurar la «tenencia»71 de
dicho material que elaboró otro.
12. En caso de haberse obtenido una sentencia por un hecho previo y estar ante el
enjuiciamiento de un «tipo conexo-subsiguiente funcional», habrá que estar a las características
de éste, que ofrecen más de una posibilidad de presentar la accesoriedad de la subsecuencia. Si
es de los que requiere que el hecho previo esté configurado solo hasta la tipicidad-objetiva
(accesoriedad mínima), porque sus injustos no están intrínsecamente relacionados, se pueden
reproducir las afirmaciones vertidas para el supuesto del «tipo conexo-subsiguiente accidental»
(vid. párr. 11, supra). Pero si el hecho conexo-subsiguiente requiere un hecho previo
configurado en el estadio de accesoriedad máxima o absoluta, entonces sí se requerirá la
sentencia del hecho previo en coherencia con una condena y, según el caso, con el
cumplimiento efectivo de la pena. Pero esto es así no por la relación entre los injustos, que no es
requerida o en todo caso no es lo que los fundamenta. Sino porque la conducta requiere de dicho
presupuesto, según la función o deber que está incumpliéndose. En estos supuestos, la
coherencia entre los fallos es esencial (habría vinculación positiva entre ambas sentencias). Así,
en algunos supuestos no es necesaria la coherencia con la sentencia por el hecho previo y en
otros es importantísima.
Si al procesar el hecho conexo-subsiguiente se toma noticia del hecho previo y, por
tanto, se procesan juntos, en conexión, se pueden reproducir los argumentos del párrafo anterior,
pero teniendo en cuenta que ahora los grados de accesoriedad pueden ser diferentes: en algunos
casos bastando su tipicidad objetiva, en otros siendo necesaria su punibilidad o su ejecutoriedad.
Solo si la sentencia por el primer hecho es firme y está consentida –no cabe recurso
contra ella– se puede proceder a enjuiciar por el hecho conexo-subsiguiente de infracción de
deber que requiere los estadios de punibilidad o ejecutabilidad configurados. Pero si la primera
sentencia ha sido recurrida y se está procesando el hecho conexo-subsiguiente o ya está
pendiente de sentencia, habrá que detener el juicio por el hecho conexo-subsiguiente –artículo
de previo pronunciamiento o cuestión prejudicial penal– hasta obtener la certeza procesal que
una sentencia firme otorga. Este razonamiento se puede extender a los demás supuestos en que
sí se cuenta con la sentencia por el hecho previo, sea cual sea el estadio del delito que logre
configurar, pues el hecho conexo-subsiguiente podrá utilizar sin problemas esta sentencia.
Por ejemplo, en el caso de la prevaricación (art. 446.1º CP), basta que el hecho previo,
el delito por el cual un sujeto fue condenado y ya se encuentra cumpliendo la pena –ejecutada o
ejecutoriada–, esté configurado como típico-antijurídico-culpable-punible-ejecutado
(accesoriedad absoluta), para que el segundo pueda configurarse, pues un sujeto diferente –Juez
o Magistrado– podría empezar a configurar su hecho con dichas condiciones del hecho previo
(realizado por otro sujeto).

primer juicio servirá para determinar un elemento del tipo que se analizará en el segundo juicio. O en todo caso,
como ya dije, que se amplíen los supuestos de las cuestiones previas. Vid. np 63, 57 (la opinión de FENECH) y 58.
71
Vid. DE LA ROSA CORTINA, Los delitos de pornografía infantil. Aspectos penales, procesales y
criminológicos, Valencia, 2011, pp. 89 ss., en un análisis de esta conducta y la relevancia de su tipificación.

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13. En caso de haber obtenido una sentencia por un hecho previo y estar ante el
enjuiciamiento de un «tipo conexo-subsiguiente esencial» (de norma de resguardo72), en donde
los injustos de ambos delitos están intrínsecamente relacionados, pues se rigen por la
accesoriedad limitada, será necesario que la sentencia por el hecho previo dé por configurado
este estadio, sin importar el sentido del fallo. No importará la coherencia entre los fallos de las
sentencias, sino solo que el estadio del delito previo sea apreciable. Si la sentencia por el hecho
previo es condenatoria no habría problemas de contradicción si la segunda también lo es. Y si es
absolutoria tampoco, en cuanto sí se declare configurado el estadio de antijurídico del hecho
previo; y, además, sea absolutoria por otros motivos, como cuando concurren causas de
exculpación o de punibilidad, etc. El estadio de antijurídico debe ser inobjetable. Solo es
relevante el fallo, si es absolutorio debido a que el hecho previo no es delito: pienso que solo
cuando realmente no lo sea (concurre una causa de justificación, no es típico –ni objetiva ni
subjetivamente–, o no hay conducta humana), podría asumirse dicha sentencia –en vinculación
positiva– y, entonces, evitamos la contradicción entre sentencias, como se ha hecho para los
supuestos de conexidad-subsiguiente arriba anunciados (párr. 6, supra); y en el juicio por el
hecho conexo-subsiguiente también debería absolverse. Los injustos intrínsecamente
relacionados reclaman más seguridad jurídica y mayor protección desde la regla de presunción
de inocencia; y no cabría la excepción de la «determinación alternativa del hecho» (previo),
pues la sobrecriminalización y el adelantamiento de barreras que implica ya van en contra del
ciudadano, cuya situación no puede agravarse más. Y si ha prescrito el hecho previo, debería
proseguirse con el juicio por el hecho conexo-subsiguiente, por la razones expuestas supra (vid.
III párr. 6 c).
Por otro lado, si al enjuiciar el hecho conexo-subsiguiente se toma noticia del hecho
previo y, por tanto, se enjuician juntos, en conexión (vid. párr. 3.ii), ya no es necesario una
sentencia por el hecho previo, porque será en este juicio donde se determine su existencia. Ya
sea porque es un artículo de previo pronunciamiento o porque se admite como cuestión
prejudicial penal (que habría que instaurarla), ya sea que se paralice el juicio hasta poder
determinar mejor las pruebas por el hecho previo, o porque, sin paralizarlo, se determina la
existencia del hecho previo –bastando su antijuridicidad– como la configuración del hecho
conexo-subsiguiente en la misma sentencia. Lo importante no es ya una sentencia por el hecho
previo, cuanto la determinación del estadio conseguido como delito que requiere tener
configurado, porque luego servirá al hecho conexo-subsiguiente.
Por ejemplo, en el caso del tráfico de órganos (art. 156 bis.2 CPe / 153.2 y 318-A.b CP),
basta que el hecho previo, la facilitación de un órgano humano fuera de los casos permitidos por
ley (art. 156 bis.1 CP), esté configurado como típico-antijurídico (accesoriedad limitada), para
que el segundo pueda configurarse, pues un segundo sujeto se va a trasplantar un órgano a
sabiendas de que su origen es ilícito porque lo consiguió otro sujeto, sin permisos legales.
14. Los aspectos procesales de los tipos conexos-subsiguientes también han sido
regularmente analizados por los autores angloamericanos, desde ABRAMS hasta la actualidad, ya
que su tradición judicialista ha permitido el desarrollo de diversas manifestaciones procesales en
ellos73.
Se ha llegado a la misma conclusión, respecto de la admisibilidad de sentencias
contradictorias para la conexidad objetiva y subjetiva. Y los conexos-subsiguientes son
equiparados en el tratamiento de la conexidad subjetiva, pero sin haber tenido en cuenta las
características aquí enunciadas sobre estos, pues lo ven como una ventaja procesal en el
enjuiciamiento de hechos conexos-subsiguientes: la independencia que pueden mostrar estas
conductas penales respecto del enjuiciamiento del hecho previo. Este puede haber concluido con
la absolución de los sujetos intervinientes, por motivos diversos: por una circunstancia

72
Vid. SÁNCHEZ-OSTIZ GUTIÉRREZ, ¿Encubridores o cómplices? Contribución a una teoría global de las
adhesiones post-ejecutivas, Madrid, 2004, passim.
73
Vid. ABRAMS, «New Ancillary Offenses», 1 Crim. L. Forum 1 (1989), pp. 33 ss.

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DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

atribuible a su culpabilidad, la antijuridicidad, la subsunción de los hechos en el tipo o hasta en


la conducta en sí misma. Por el hecho conexo-subsiguiente puede resultar condenándose a los
intervinientes habiendo tenido como presupuesto fáctico y jurídico (elemento normativo del
tipo) aquel hecho previo. O viceversa. Para que esto sea viable debe entenderse que el criterio
de cosa juzgada (que impedirá revisar el hecho previo para forzar su coherencia delictiva con el
hecho conexo-subsiguiente) solo tiene relevancia sobre la parte dispositiva74 de la sentencia (del
hecho previo), pero no sobre la determinación de los hechos ni sobre la subsunción de ellos en
un nuevo juicio. Esta ventaja procesal parece tener presente la diversidad de sujetos en ambos
hechos (no son los mismos sujetos en el hecho previo y en el conexo-subsiguiente: hetero-
subsecuencia); como la posibilidad de cometer errores sobre aspectos fácticos o jurídicos75 en la
sentencia sobre el hecho previo: debido a lo cual no puede verse afectado el nuevo
enjuiciamiento del hecho conexo-subsiguiente si hay una nueva comprensión de ambos aspectos
o porque han aparecido nuevas pruebas.
Se han planteado: ¿qué es más fácil probar, el hecho previo o el conexo-subsiguiente
(que requiere una valoración jurídica del elemento normativo «hecho previo»)?76. La respuesta
no es sencilla, porque muchas veces el conexo-subsiguiente imposibilita la prueba del previo; y
otras, probar el conexo-subsiguiente es muy complicado debido a organizaciones criminales
complejas que hay detrás –que entre otras cosas especializan y dividen tanto el «trabajo
criminal» que dificultan la investigación–.
Una de las ventajas más sobresalientes que sí se han planteado los autores
angloamericanos, es la posibilidad que se le da al sistema judicial de descubrir, muchas veces,
los hechos previos que no salen a la luz, sino cuando se investigan los conexos-subsiguientes:
con ellos aparece a la vista el otro hecho. Consecuencia de esto es la versatilidad de investigar y
luego imputar al mismo tiempo, los dos hechos relacionados: a) si es que no se conocía nada del
previo, o b) si conociendo, las investigaciones sobre el previo, en su momento, se truncaron por
imposibilidad legal (plazos vencidos, falta de pruebas, etc.) o fáctica (porque el conexo-
subsiguiente hizo desaparecer pruebas al utilizar el mismo objeto material que el previo y este
se ocultó muy bien, etc.). Al tener nuevas o más pruebas –las que proporcione el hecho conexo-
subsiguiente– se podría saber algo más del previo y por eso iniciar o reactivar su investigación77
(vid. párr. 8 ii) o determinar su existencia.
También ven como una ventaja el poder enjuiciar los hechos previos descubiertos, ya
que para ayudar a su enjuiciamiento puede aportarse las pruebas o relaciones que tuviera con el
hecho conexo-subsiguiente, que indirecta o directamente prueban al previo. Esto, de manera
circular, haría que el enjuiciamiento sea más seguro, pues el hecho previo habría sido analizado
con el mismo detenimiento al procesarse78.
Otra ventaja procesal de la aparición de estos nuevos tipos penales, desde el punto de
vista jurídico-penal angloamericano, es que posibilitarán el enjuiciamiento de uno u otro hecho;

74
Vid. np 18.
75
Vid. ABRAMS, 1 Crim. L. Forum 1 (1989), p. 3.
76
Vid. ibidem, p. 34: «[…] se podría aventurar que es más fácil para un fiscal satisfacer la carga de
probar el delito de daño primario [hecho previo], cuando ese delito es solo un elemento de una imputación sustituta
en el que se erige como el principal fundamento de la acusación». La cursiva es mía. Vid. np 60.
77
Vid. ibidem, p. 32: «Algunos de los nuevos delitos también ayudan a la policía rutinariamente para
obtener información de la ciudadanía en general que puede dar pistas de investigación de otros crímenes, así como
proporcionar una base independiente de la persecución penal no disponible en todos antes de la promulgación de
estos nuevos delitos». La cursiva es mía. Vid. np 60.
78
Vid. ibidem, p. 27: «En general, los delitos ancillary offenses [conexos-subsiguientes] amplían las
opciones del fiscal para decidir qué cargos presentar. La disponibilidad de los ancillary offenses permite al fiscal
añadir cargos por los delitos de daños primarios [hechos previos]. Las imputaciones por varios delitos [cargos
múltiples] están, por supuesto, no limitados a los ancillary offenses; varios delitos de daños primarios podrán ser
presentados conjuntamente. Sin embargo, los [conexos-subsiguientes] son a menudo los cargos “extras” clavados en
una acusación formal». La cursiva es mía.

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y permiten optar por el que más o mejores pruebas pueda acopiar. Pero, a su vez, esto puede
acarrear un vicio que mine el concepto de ciertos delitos o tipos no-conexos (de delitos
unitarios): porque varias conductas podrían empezar a quedar impunes, pues al optar por
investigar los conexos-subsiguientes –obviando la investigación de los hechos previos–
imposibilitarían su investigación por causas legales o fácticas. Sin agregar las complicaciones
que habría si habiendo forma de considerar configurado el elemento «hecho previo», sin
embargo, se opta por no investigarlo.
«Si se usan muy ampliamente, estos delitos pueden causar una serie de efectos
sistémicos nocivos. El uso excesivo de los nuevos ancillaries [conexos] pueden erosionar el
concepto tradicional de un delito, tanto por desviar la atención de los daños principales que
históricamente han sido el núcleo de la ley penal y por hacer más hincapié en el elemento de
intencionalidad de la delincuencia, sin duda reflejo de una “persona peligrosa”, en lugar de
una filosofía de delito peligroso»79.
15. La exigencia de «prevención general» puede servir para entender que el sistema
jurídico-penal pretende desincentivar conductas delictivas que se adhieren a otras previas con
las cuales se relacionen intrínsecamente a la manera de la «subsecuencia delictiva». Ahora es
labor de la Política criminal reconocer y estructurar normativamente esta realidad y procurar la
defensa de los individuos y la sociedad, es decir, que la pena sea realmente disuasoria de nuevas
conductas conexas-subsiguientes (y de las previas a estos relacionadas). Claro que esto implica
que primero deben descubrirse, enjuiciarse y castigarse –con eficiencia y eficacia– los hechos
previos; y es aquí donde puede estar el problema de que la «prevención general» no cumpla su
cometido –hablando en clave de subsecuencia–.
Por todo esto es importante que se permita una sentencia de los hechos conexos-
subsiguientes de manera independiente o con la suficiente autonomía respecto de la sentencia
por el hecho previo. Con la consiguiente posibilidad de encontrarnos con sentencias
contradictorias para algunos casos. En otros será necesario exigir la sentencia por el hecho
previo para poder valorar sus argumentos y determinar si configuran o no el hecho previo en el
estadio que requiera cada hecho conexo-subsiguiente. Claro está que, en ningún caso, el dolo
del tipo conexo-subsiguiente exige que el sujeto activo conozca del estado del juicio por el
hecho previo80.
16. Un aspecto final respecto del enjuiciamiento del hecho conexo-subsiguiente (art. 17
LECr / 32 NCPP) está referido la competencia para conocer estos casos. La regla general81 es la
conexión procesal y su enjuiciamiento en un solo proceso (arts. 16, 18 y 300 LECr / 44, 47.2
NCPP), en función a si los hechos se realizaron en el mismo territorio, en función de qué juicio
empezó primero, o si las personas son aforadas. Ya en estos artículos de la LECr/NCPP se
determinan varias reglas teniendo en cuenta las clases de procesos para enjuiciar los delitos
conexo-objetivos y conexo-subjetivos, que al mismo tiempo pueden encargarse de los conexos-
subsiguientes. No vemos razones para distinguir nuevas reglas. Habrá que estar a las reglas ya
vigentes82 para los procesos abreviados (arts. 757 ss. LECr / 446 y 469 NCPP), de

79
Ibidem, p. 4. Más adelante reafirma, p. 5: «Puede que tengamos que aceptar el hecho de que estos nuevos
delitos conexos [ancillary offenses] se están utilizando, y se utilizan con frecuencia, introduciendo cambios
importantes en la naturaleza de la ley penal [Derecho penal], y que no existe manera fácil de detener esta
evolución». Y lo reitera en p. 39. La cursiva es mía. Sobre el sujeto peligroso, vid. MANJÓN-CABEZA OLMEDA, en
ÁLVAREZ GARCÍA/GONZÁLEZ CUSSAC (dirs.), Comentarios a la reforma penal de 2010, pp. 341 s.
80
Vid. PRADO SALDARRIAGA, Lavado de activos y financiación del terrorismo, Lima, 2007, p. 153. En
sentido parecido, vid. GÁLVEZ VILLEGAS, El delito de lavado de activos, p. 58.
81
Para este tema, vid. DE LA OLIVA SANTOS, en DE LA OLIVA SANTOS/ARAGONESES MARTÍNEZ/ET AL.,
Derecho procesal penal, 2007, pp. 225 ss. Sin embargo, nada impide que sean instruidos en juicios separados, cuando
la conveniencia de las circunstancias así lo exijan (pp. 237 s. in fine –porque es imposible–y p. 241 párr. 24 –cuando
ambos juicios están en etapas diferentes del enjuiciamiento–); o porque resulta imposible probar todos los hechos en
un mismo proceso, por los límites temporales de la etapa probatoria.
82
Para «acumulación de delitos», (arts. 300 LECr) o para no alterar la distribución de jurisdicción o de
competencia.

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DELITOS «CONEXOS-SUBSIGUIENTES». ASPECTOS PROCESALES.

enjuiciamiento rápido (arts. 795 ss. LECr) o para cuando un hecho es cometido en el extranjero
y tiene efectos en el país, pues puede ocurrir que el hecho previo sea realizado en el extranjero.

IV. CONCLUSIONES
1. La institución de la «conexidad» resulta ahora ser más polivalente (y no es solo
«objetiva» y «subjetiva»). En efecto, aparece una nueva clasificación en función de las
relaciones apreciables en los tipos conexos-subsiguientes, entre los injustos y la accesoriedad de
la subsecuencia requerida en cada caso: la «conexidad-subsiguiente». Los efectos principales
apreciados están en función de si el hecho conexo-subsiguiente tiene la necesidad de que el
hecho previo haya sido objeto de un juicio o de si ya se ha elaborado su sentencia; todo lo cual
está en relación con la necesidad de «conexionar» los objetos procesales en un solo juicio.
2. Si no existe un juicio por el hecho previo, no es necesario que se detenga el juicio por
el conexo-subsiguiente hasta que se enjuicie el previo, ya que por regla general no se necesita
contar con una sentencia por el hecho previo. Por otro lado, al tomar conocimiento sobre él en el
juicio por el delito conexo-subsiguiente es dónde y cuándo deberá resolverse su existencia como
tal. Surge la excepción si el hecho conexo-subsiguiente requiere que el hecho previo se
encuentre en un estadio de desarrollo que implique su declaración judicial previa (culpabilidad,
punibilidad o ejecutabilidad). Estos últimos supuestos reclaman la instauración de la
«prejudicialidad penal».
3. En caso de existir un juicio por el hecho previo: no pudiendo conexionarse los objetos
procesales en un solo juicio, no siempre es necesario contar con su sentencia para proceder a
enjuiciar el conexo-subsiguiente. Y el juicio por el conexo-subsiguiente no requerirá su
paralización hasta las resultas del previo, salvo que la configuración del hecho previo requiera
una sentencia que declare su naturaleza –su estadio de desarrollo–, porque esto es indispensable
para el juicio del conexo-subsiguiente.
4. En caso de existir ya una sentencia por el hecho previo, no siempre es necesaria la
coherencia entre el fallo de ésta con el fallo de la sentencia por el conexo-subsiguiente. En
algunos casos lo importante será únicamente que en el juicio previo exista una determinación
del estadio de desarrollo que alcanzó el hecho enjuiciado como delito, y que sea el requerido por
el conexo-subsiguiente. No estaríamos ante una contradicción material.
5. En el supuesto de que ambos hechos sean enjuiciados por separado, la «conexidad-
subsiguiente» aporta una nueva forma de entender las posibles contradicciones entre
sentencias.
Cuando el hecho conexo-subsiguiente, para poder ser configurado, requiera que el
previo se encuentre en un estadio de desarrollo que implique su declaración judicial
(culpabilidad, punibilidad o ejecutabilidad del fallo) la coherencia entre los fallos es
fundamental para la coherencia del sistema de la subsecuencia delictiva. De lo contrario,
fácilmente se imposibilitaría la configuración del hecho conexo-subsiguiente, que no contaría
con un hecho penal previo con el necesario estadio de desarrollo específicamente configurado.
Para los casos de tipos conexos-subsiguientes que requieran estadios de desarrollo
inferiores al de la culpabilidad, y para no afectarse la coherencia del sistema de subsecuencia
delictiva, aunque los fallos podrían ser contradictorios, lo importante es la determinación
judicial de que el hecho previo alcanzó el estadio de desarrollo que el hecho conexo-
subsiguiente necesita. Cumpliéndose esto último, los injustos podrían estar relacionados o no,
pero lo importante será la determinación procesal –la declaración, si es posible– de que el hecho
previo ha alcanzado el estadio requerido para la configuración del concreto hecho conexo-
subsiguiente.

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