Вы находитесь на странице: 1из 7

ADULTO INTERMEDIO

Adultez Media Dllo. Laboral


- Período de máximo rendimiento y productividad.
- La eficiencia se relaciona con la experiencia.
- Consolidación de los roles profesionales y sociales.
- Máximo grado de autorealización.
- Laboralmente llega la etapa de mantenimiento disminuye la tendencia a aventurarse
laboralmente, prefiriéndose la seguridad que otorgan las áreas conocidas y en las que mejor
se ha desempeñado.
- Mayor contribución socioeconómica y política. A los más jóvenes: los fortalece en sus
habilidades, los apoya, guía y aconseja, facilitando el desarrollo general. Sirve como
modelo en distintos ámbitos.

Vida laboral:
• Establecimiento afortunado: Tipo de establecimiento laboral en que se encuentra una
ocupación que entrega satisfacción y tranquilidad, que puede proyectarse al área social y familiar.
Cada cambio es gradual y esperado.
• Establecimiento desafortunado: Tipo de establecimiento que se produciría cuando la
persona no ingresa en una ocupación adecuada, lo que produciría frustración y aislamiento en la
adultez media.(Super, 1982).

Esto reconfirma lo propuesto por Schaie (1994) en su modelo de dllo. cognitivo que
relaciona directamente con el dllo. laboral del adulto. Declive y etapas de mayor
productividad. Psicología de la Edad Adulta y la Vejez (1994)

El adulto intermedio se ocupa de progresar - de construir una vida mejor, mejorar y utilizar sus
habilidades, volverse más creativo y hacer más contribuciones a la sociedad.
1. Mientras que los trabajadores más jóvenes tienen más ausencias por el nivel más bajo de
compromiso con el trabajo.
El trabajador adulto medio falta por problemas con hijos: salud o el colegio. O por problemas de
salud propios.
2. Trabajadores más jóvenes están más preocupados por el nivel de interés de su trabajo, por las
oportunidades de desarrollar sus habilidades y por las oportunidades de progreso.
Trabajador adulto medio por demostrar su potencial y lograr estabilidad por su futuro y su
familia.

TRABAJO
Patrones de trabajo
Durante la edad adulta intermedia, es probable que el trabajador típico se ajuste a una de dos
descripciones. Él o ella están en la cumbre de una carrera escogida durante la edad adulta
temprana, ganando más dinero, ejerciendo más influencia en la comunidad laboral y mereciendo
más respeto que en cualquier otro período de la vida; o en el comienzo de una nueva vocación,
posiblemente estimulada por la revaluación de sí mismo, que tiene lugar durante la mitad de la
vida. Una variación en este segundo patrón es la de algunas mujeres que ingresan o reingresan al
ámbito laboral que requiere de mano de obra o “aceptan” tomar un trabajo muy exigente en
tiempo o dedicación, debido al agotamiento de sus reservas económicas o la necesidad de
continuar apoyando a sus hijos - sea que estén estudiando o que tengan problemas en su propia
familia. (Tomado de: Papalia D. E. & Wendkos O.S. 1992. Desarrollo Humano 4ª edición,
México: Mc Graw Hill)

Pasos Desarrollo Cognitivo y de Aprendizaje en los adultos medios


- Partir de intereses y necesidades.
- Metodologías activas y participativas.
- Destacar carácter aplicativo y útil de los conocimientos.
- Aprovechar experiencia.
- El estilo de vida determina el mayor o menor deterioro de la cognición (situaciones de estrés,
enfermedades cardiovasculares y nivel de ejercicio, por ejemplo).
- Tecnología como problema

Para M.L. Sarrate (2002), investigador de la UNED existen motivaciones particulares a esta edad
para continuar estudios y progresar entonces laboralmente.

Motivos para aprender. INTERNOS o intrínsecos


- Satisfacción personal por conseguir meta/logro
- Mejor adaptación a los cambios sociales
- Mayor seguridad en su medio personal, familiar y profesional.

Motivos para aprender. EXTERNOS o extrínsecos


- Promoción social.
- Adaptación profesional
-Resolución de problemas concretos.

Elementos a tener en cuenta en estos procesos de aprendizaje del adulto


intermedio:
La teoría triárquica de Sternberg (1985). (Tomado de “Mas allá del CI. Teoría triárquica de la
inteligencia” 1999. Cambridge: Cambridge University Press).

Otra manera de mirar lo que distingue el funcionamiento intelectual de los adultos y los niños es
en términos de ciertas clases de pensamiento que llegan a ser más importantes y más completas
en la vida adulta. ¿Recuerda usted que en sus años de estudio en la primaria o la secundaria (en
profesional, incluso) hubo compañeros que obtenían muy buenas calificaciones, otros tenían
promedios mínimos (pasaban de panzazo- decimos-) y un mayor número, en algunas materias
“les iba bien” y en otras “ahí la llevaban”? ¿Que pasó con ellos? Seguramente alguno de los
“aplicaditos” que conoció no son ahora ejecutivos o potentados, contrariamente con alguno de los
“vagos” que no prometían, ahora es una destacada personalidad. ¿Cuántas veces hemos visto a
personas que, sin contar con la educación elemental, obtienen resultados de un cálculo
matemático más rápido que un profesionista? Estas notorias situaciones parecen ser explicadas si
consideramos que puede presentarse alguno de estos elementos...
El elemento componente.- ¿Qué tan eficientemente la gente procesa y analiza la información?
Resolver tareas de forma memorística.
El elemento de experiencia.- Esto se refiere al cómo se aproximan las personas a las tareas
nuevas y familiares. Las personas comparan la nueva información con la que ya sabe, o
llega a nuevas maneras de reunir los hechos . Desempeño automático
El elemento contextual: Este se encuentra más relacionado con la interacción de la gente con su
medio ambiente. Esta es la práctica del “mundo real” que llega a ser de un valor que va en
aumento en la vida adulta, por ejemplo, al seleccionar un lugar para vivir o un campo para
trabajar. Es la habilidad para juzgar una situación y resolver qué hacer; sea adaptarse a ella,
cambiarla o encontrar una nueva situación más cómoda.

El papel de la experiencia en los juicios morales


El adagio “vive y aprende” resume el desarrollo moral del adulto. La experiencia, a menudo,
lleva a la gente a revaluar su criterio sobre lo que es correcto y justo. Generalmente, las
experiencias que promueven tal cambio tienen un componente emocional fuerte, lo que motiva el
volver a pensar, de manera tal que las discusiones impersonales e hipotéticas no pueden
descontrolarnos. A medida que la gente pasa por tales experiencias, tiene más probabilidad de ver
los otros puntos de vista de otras personas en relación con los conflictos morales y sociales. Es
más probable que alguien que ha tenido una experiencia real con cáncer, perdone a un hombre
que roba una droga preciosa para salvar a su esposa que se está muriendo, que alguien que no ha
pasado, por esta experiencia, y que dé como explicación para perdonar, su propia enfermedad o la
de un ser amado. El estadio cognoscitivo, entonces, parece establecer el límite más alto para el
potencial de crecimiento moral. Alguien cuyo pensamiento está todavía en el nivel de las
operaciones concretas no es probable que exhiba un nivel complejo para tomar decisiones de
carácter. Pero alguien en el estadio cognoscitivo de operaciones formales puede no obtener el
nivel más alto de pensamiento moral tampoco - hasta que la experiencia alcance el conocimiento
-.

LECTURA COMPLEMENTARIA
LA TECNOLOGÍA ACTUAL SUELE SER UN CALVARIO PARA LOS MAYORES DE 45
Muchos se sienten inútiles y culpables por no saber manejarse bien con los productos más
modernos. Pero es que tienen una manera de aprender diferente a la de los jóvenes. Y,
además, hay malos diseños.
Sibila Camps. scamps@clarin.com Lunes |
07.11.2009

Un display le resulta un jeroglífico? ¿Un control remoto lo hace sentir viejo? ¿Un manual de uso
de una videograbadora o de un teléfono celular lo hace sentir un tonto? Las formas de
aprendizaje de la generación intermedia no son las más aptas para dominar la tecnología
electrónica de la vida cotidiana. Pero, además, muchos de los artefactos están mal diseñados.

Susana Finkielevich, investigadora del Conicet y directora del programa Sociedad de la


Información del Instituto Gino Germani (UBA), se define como "una usuaria desconcertada. La
mayor parte de los aparatos actuales —observa— no son amigables para el usuario; salvo para
los jóvenes, que han aprendido a decodificar funciones. Los demás, querríamos que nuestra
tecnología funcione como heladeras predigitales: ése sería el paradigma de la 'usabilidad'. Pero
la mayoría de los electrodomésticos tiene una simplicidad aparente, que resulta decepcionante
para el usuario".
A los menores de 25 años se los llama nativos digitales, recuerda el epistemólogo Alejandro
Piscitelli, gerente general del portal Educ.Ar. "Tienen una aproximación más intuitiva a esta
tecnología, usan otras inteligencias que no son las deductivas ni las lógico-matemáticas",
explica (ver "Dos formas...).
"Han convivido con estos bienes culturales, y el aprendizaje de procedimientos para usar
nuevas tecnologías se ha hecho con mucha naturalidad. Nuestra generación tiene más
capacidad para aprendizajes conceptuales y dificultades para determinar qué significan
términos como default, guardar, cancelar, retroceder", hace notar Gustavo González, decano de
Psicología de la Universidad Abierta Interamericana y profesor titular de Psicología General en
la UBA.
Precisamente la función deshacer, volver atrás, recuperar, es un acierto del procesador de
textos, destaca Mario Poy, profesor de psicología ergonómica en Ciencias del Trabajo en la
UBA y en la Universidad de Palermo. "Generalmente no se diseña para el error, y éste forma
parte del proceso de aprendizaje —indica—. Muchas veces lo mal diseñado induce a error. El
objeto tendría que dar un feedback, una orientación a la acción del usuario."

Tomás Buch, un doctor en física y química que prefiere presentarse como tecnólogo, pone el
ejemplo de los cajeros automáticos, cuyo diseño dejó afuera a los jubilados y a los beneficiarios
del Plan Jefas y Jefes de Hogar. "Entonces —señala—, el problema no es tanto generacional,
como de poder adquisitivo y cultural. Lo mismo ocurre con los menúes telefónicos grabados:
una persona menos preparada, renuncia a utilizarlos".

Una de las fallas en las que coinciden los expertos es la confusión que generan las funciones
periféricas de los aparatos, en especial los teléfonos celulares. "Tienen un montón de funciones
que me superan y me hacen sentir idiota. Quiero tener la opción de usarlas o no, y no el deber
de usarlas", se enoja Finkielevich.

Hay una contradicción: la competitividad lleva a las compañías tecnológicas a incorporar nuevas
prestaciones, pese a la resistencia al cambio, "que es correlativa con la edad —apunta
González—. Los mayores son mucho menos permeables a la experimentación. La edad
también esconde ciertas tasas de educabilidad".

A veces, eso va de la mano de la tecnofobia. Otras, se apoya en fantasías: "Lo voy a romper",
"Se va a quemar", "Voy a perder todo", "Esto es demasiado abstracto", enumera Poy. "Lo peor
es cuando uno termina sintiéndose discapacitado y culpable —agrega—. Uno, como usuario,
siempre tiene derecho a reclamar un diseño adaptado. En cambio, en esto es uno el que tiene
que aprender, y haciendo un master".

Otra dificultad reside en el cambio de procedimientos de uso a medida que van modernizándose
los artefactos. "El saber que uno tenía, queda inhabilitado —se queja Finkielevich—. Además,
toda modernización supone una catástrofe, pues el uso de un aparato nuevo significa la pérdida
de datos, de automatizaciones, de registro de hábitos. Es como una mudanza de casa en
pequeña escala".
"Cuando un producto está bien diseñado, por más que cambie el formato tiene como arrastre
tecnologías anteriores y formas de interfase humana relacionadas con el estadío tecnológico
previo. Hay que tener en cuenta que se fabrica un producto para seres humanos embebidos en
una cultura, no para astronautas", destaca Daniel Almada, gerente de Marketing y
Comunicación para América Latina de Sony.
Finkielevich propone "formar una organización de usuarios para pedir artefactos de manejo
amigable". "Hace apenas diez años que las compañías empezaron a preocuparse por el usuario
—cuenta González—. Como muchas innovaciones cuestan pero finalmente entran, las
empresas no terminan de creer en lo que critican los usuarios. Deberían trabajar también en la
opción de simplificar".

Dificultades Eduardo San Pedro esanpedro@clarin.com

Salvo para los ya llamados "tecnosexuales" (un grupo de hombres narcisistas y urbanos, para
los cuales lo tecnológico parece ser todo), o para los que simplemente se dan maña, manejarse
con los nuevos productos es un escollo que desvela a la gran mayoría de los que pasan los 45.
Emparedados entre empresas que muchas veces piensan poco en el consumidor y una forma
diferente —y ajena— de tecnología, sufren pequeños naufragios cotidianos con teléfonos,
videograbadores, cámaras fotográficas y muchos objetos más. Y sufren. Se resignan y sufren. Y
quizá buscan la ayuda de alguien más joven. Para ellos, la frase de Albert Einstein tiene rotundo
valor: "Muchas veces, el progreso es simplemente cambiar de dificultades".

Los consejos de un experto


Ni tecnofilia, ni tecnofobia, plantea el gerente de Marketing y Comunicación de Sony para
América Latina, Daniel Almada. Y da varios consejos para mantener una relación amistosa con
la electrónica en la vida cotidiana:
* "Comprar una marca que tenga soporte técnico en el país. Si no entiende el producto, no va a
tener a quién preguntarle, y sus amigos tampoco van a saber".
* Tener en claro qué se necesita. Elegir un producto que encaje con el presupuesto del usuario,
y también con su estilo de vida.
* Pedir al vendedor una demostración del producto.
* "Si no se comprende el manual, llamar al centro de atención al cliente: para eso está".
* Las instrucciones para instalar el producto son importantes. Pero una vez instalado, hay que
perderle el miedo. "Los objetos no se rompen por usarlos, ni se echan a perder por apretar mal
los botones. A lo sumo se pueden desprogramar, o borrar un casete, o subir el volumen muy
fuerte y despertar a los vecinos".

La mayoría de los manuales de uso no se entienden


En su mayoría, los manuales de uso son malos, coinciden los especialistas consultados por
Clarín. "Están hechos por ingenieros, no por diseñadores ni ergónomos", señala Alejandro
Piscitelli. "Pensando en sus colegas, no en los usuarios", completa Mario Poy.
El problema es previo a las malas traducciones. A veces, el mismo manual pretende servir para
varios modelos. Otras, el dibujo no se parece al artefacto que uno tiene en las manos.
"Son dibujos poco amigables que no soportan lecturas de distintos tipos de los usuarios —
cuestiona Poy—. Cuesta saber si se trata de la parte de atrás o de adelante. Hay que conocer
lectura de planos para poder entender esa lógica".
"Frente al temor del usuario ante un aparato que no conoce bien, el manual debería estar para
resolver sus dudas —observa Tomás Buch—. El manual forma parte del diseño. Si está mal
hecho, hay un error de concepto".
El tecnólogo propone correcciones: dirigirlos hacia usuarios sin conocimientos específicos sobre
las funciones del artefacto, incluir glosarios y homogeneizar nomenclaturas.
Los usuarios pueden enredarse con los manuales de prácticamente cualquier artefacto. Angela
Marino —33 años, docente universitaria— se compró hace poco un celular con cámara de fotos
incluida. "Le saqué fotos a todos mis amigos y les prometí que iba a mandárselas por e-mail.
Pero nunca entendí cómo se hace y el manual es tan complicado que solo me desalentó".
A Daniel Asis —55, empleado— le sucedió algo similar. Cansado de utilizar un control remoto
para el televisor y otro para la video, un día se compró un control universal. "El vendedor me
dijo que era una pavada sintonizar el nuevo control y que en el manual venía todo muy clarito.
Fue un gasto inútil. Nunca entendí como se lo sintonizaba y sigo usando los otros dos
aparatos".
Gabriela Rodríguez —42, personal trainer— compró hace dos semanas un teléfono inalámbrico
y ya piensa en devolverlo. "No logré grabar el mensaje de bienvenida en el contestador y,
entonces, tampoco pueden dejarme mensajes los que me llaman. El manual es una porquería
total", asegura.

Dos formas diferentes de aprendizaje


Los mayores de 45 años han hecho buena parte de su aprendizaje a través de la lectura. Pero
hoy en día existe el polialfabetismo, subraya Alejandro Piscitelli: "Hay un aprendizaje a través
de los medios, que atraviesan a los chicos desde antes de la escuela. Aprenden viendo,
surfeando, componiendo, editando. Nuestra única habilidad es amasar la palabra; ellos son más
duchos en la transformación de la imagen y el sonido, y usan estos aparatos para más cosas
que nosotros".
"Nuestras mentes tienen mucho que ver con las tecnologías que las median —destaca Débora
Nakache, docente e investigadora de la UBA, especializada en psicología educacional—. La
escritura tiene una mirada vinculada con la secuencia en los conocimientos: uno puede ir y
volver. La pantalla tiene una lectura genérica y fragmentaria".
"Los tiempos de lo contemporáneo no son secuenciales ni lineales sino alternos, fragmentarios
—continúa—. Por lo tanto, estas maneras de los jóvenes de poder apropiarse del mundo de los
conocimientos son bien diferentes".

Publicado por Licenciatura en Gerontología.


Universidad de Buenos Aires.
2009

Вам также может понравиться