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FACULTAD DE NEGOCIOS

CARRERA DE CONTABILIDAD Y FINANZAS

MATERIA:
 MICROECONOMÍA PARA ADMINISTRADORES

TEMA:
 LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL COMERCIO INFORMAL

INTEGRANTES:
 ALAYO GARCÍA, ANGÉLICA.
 DIOSES QUIROZ, BRIGITE SARAÍ.
 PEÑA CASTILLO, YHENY TERESA.
 ESPÍRITU RAYMUNDO, JHOSELYN NICOLL.
 MALQUI NÚÑEZ, ROXANA JACQUELIN.

DOCENTE:
 CAMPANO ALFARO, GENE SOLEDAD

TRUJILLO – PERÚ
2019
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL COMERCIO INFORMAL

La evolución histórica del comercio informal, al igual que la de la vivienda, está


lleno de vaivenes, movimientos de masas, juegos de intereses, conflictos y hasta
enfrentamientos violentos.

1. Reconocimiento costumbrista.
El primer espacio para el avance de la informalidad en el comercio lo concedieron
los formales mismos al conferirle la actividad ambulatoria un reconocimiento
costumbrista como parte de la identidad cultural de la ciudad a través de los siglos.
En un principio los ambulantes fueron los propios españoles empobrecidos,
generalmente soldados de caso botín o marineros sin fortuna. Su condición racial
los hizo, por consiguiente, objeto de una tolerancia especial por parte de las
autoridades virreinales, fuertemente dominadas por el espíritu de casta.
Posteriormente aprovecharon del espacio abierto por esa tolerancia otros grupos
raciales, como mestizos, negros y mulatos, y el siglo XVII vinieron a sumarse los
indios. Esta situación definió una actitud de las autoridades coloniales frente a os
ambulantes, que oscilaba entre la permisión y la represión, y que ha continuado a
lo largo de los siglos.

2. Reconocimiento por reglamento municipal.


El segundo avance informal ocurrió cuando los ambulantes lograron sumar al
reconocimiento costumbrista el de las municipalidades, implícito en la aprobación
de reglamentos detallados sobre su actividad.
Hasta ese momento las disposiciones legales habían sido más bien puntuales y
no pretendían regular la manera misma como tenía que realizarse la actividad.
No obstante la ordenanza no reconocía a los ambulantes derecho alguno sobre
las vía pública.
En realidad, el resultado de la ordenanza fue precisamente el inverso de lo que
esperaban las autoridades, pues la sola promulgación de un reglamento que
trataba de normarla actividad de los ambulantes, implicaba que las autoridades
les reconocían un espacio dentro de la normatividad legal. Por ende, el número
de ambulantes aumento, y también su decisión de dejar de deambular para ganar
derechos especiales de dominio sobre la vía pública.
3. Echando las bases para los derechos especiales de dominio.
En el tercer avance los ambulantes lograron desarrollar gradualmente y con
mucha renuencia del Estado derechos especiales de dominio, luego de un
proceso de casi tres décadas.
A medida que su número fue creciendo y su actividad fue haciéndose más
compleja, comenzó a ser inevitable que los ambulante desarrollaran un persistente
ánimo de permanencia sobre diferentes emplazamientos en la vía pública. Por su
parte, el Estado no tuvo siempre la misma actitud frente a tal desarrollo.
En este sistema solo podía mantenerse frente a un número limitado y estable de
ambulantes. De ahí que, apenas estos se multiplicaron, el gobierno central trata
de intervenir limitando su crecimiento y decidiera suspender el cobro de sisa con
el propósito de evitar que los ambulantes ganasen derechos sobre la vía pública.
Sin embargo, tal decisión privo al Municipio de una valiosa, a tal punto que decidió
seguir cobrándola, pero ilegalmente.
Entre marchas y contramarchas, el Estado termino aceptando siempre el cobro de
la sisa por la ocupación de la vía pública.

4. Competencia con el comercio formal.


El cuarto avance lo constituye el paso del comercio ambulatorio de carácter
costumbrista, dedicado básicamente a expandir comida criolla y refrescos o
bebidas calientes, al de productos y servicios que compitieran abiertamente con
los establecimientos formales constituidos.
El incremento de la competencia del comercio ambulatorio motivo la creciente
preocupación de los empresarios formales, quienes movilizaron al Estado en su
contra.
Fue así que el gobierno de Augusto B. Leguía dispuso que los ambulantes estaban
obligados a inscribirse en la matrícula de patente o contribución industrial, a
declarar su capacidad de trabajo y domicilio, a exhibir pruebas documentales
como pólizas de despacho o facturas para comprobar la procedencia de sus
mercaderías y hasta a presentar inventarios actualizaos de sus existencias.
5. Surgimiento de los primeros mercados informales.
La construcción de los primeros mercados informales en la capital represento un
retroceso definitivo de la autoridad edil en su pretensión de enfrentar el problema
de los ambulantes que todavía permanecían en las calles.
El reconocimiento ganado para sus derechos especiales de dominio les permitió
a los ambulantes incrementar su volumen de ventas, conseguir créditos de sus
proveedores, organizarse y ahorrar con miras a salir de la vía publica hacia los
mercados especialmente construidos. Así, en 1950 se construyeron los dos
primeros, que representaron, en calidad, una pequeña mayoría, ya que por cada
mercado informal existían entonces ocho mercados estatales.
De forma paralela, el Estado continúo perdiendo autoridad en las calles, a tal punto
que se vio obligado a publicar avisos en los diarios de mayor circulación para
“recordar” a los ambulantes la existencia de las disposiciones que regulaban su
actividad.
6. Construir para erradicar.
El sexto hito corresponde a una vigorosa intervención municipal dirigida a
enfrentar los efectos y no las causas del comercio informal, y que produjo a la
postre la tergiversación definitiva de los estímulos existentes: facilito la
construcción de mercados informales, pero también dio lugar a la politización
creciente de un grupo de ambulantes.
De primera intención, la propia Comuna se comprometió con el proyecto y puso
en marcha la edificación del Mercado de San Ildefonso con el propósito de
utilizarlo para reubicar ahí a buena parte de los ambulantes que se encontraban
en las calles. El proyecto contemplaba además un crecimiento futuro del mercado
para, a través de construcciones progresivas, ir alojamiento a los nuevos
ambulantes.

7. Reconocimiento político.
El séptimo avance se produjo cuando, para compensar su falta de derechos de
propiedad formales. Un grupo de ambulantes logro obtener para la actividad un
reconocimiento político tan fuerte que convirtió parte del movimiento hacia los
mercados en un movimiento para quedarse en las calles.
El contexto general del gobierno militar, son embargo, no le emitía mayores
libertades. Así, el Municipio volvió a declarar al comercio ambulatorio era una
acción limitada, trataba de sintonizar muy bien con los propósitos ideológicos de
la dictadura. Sin embargo, esto no fue suficiente, pues solo beneficio a un reducido
número de comerciales, especiales mente a los que estaban alrededor del
Mercado Central. Los demás tuvieron que empezar a negociar políticamente el
reconocimiento legal que les hacía falta.
8. Interpretación sociológica y creación de las zonas francas.
El octavo avance de los informales se
dio cuando, al verse rebasadas
políticamente, las autoridades les
confirieron en espacio todavía mayor al
reconocer que el comercio ambulatorio
era un problema “estructural” que solo
podía ser solucionado a través de un
cambio de estructuras, que en la
práctica nunca se definió. Este
reconocimiento tuvo además un
expresión practica en la decisión del
Municipio de declarar “zonas francas” a las áreas ocupadas por los ambulantes.
El solo hecho de que por primera vez el Estado, a través de algunas de sus
reparticiones más importantes, estudiara el problema en su conjunto fue una
importante trinchera ganada por los ambulantes, pues era el reconocimiento de
una condición “estructural” para su problema, lo que los ponía a salvo de medidas
puramente administrativas. Desde el punto de vista de los ambulantes, todo esto
permitió elevar su actividad a la misteriosa categoría de “problema estructural”;
con ello obtuvieron algunos beneficios concretos: impedir que las autoridades
pudieran reprimirlos con la misma facilidad de antes y preocuparse un periodo de
tregua durante el cual lograron una relativa prosperidad.

9. Fortalecimiento de las organizaciones.


Este hito corresponde a la resistencia de los ambulantes contra la represión más
decidida que se haya producido en su contra, como resultado de la cual sus
organizaciones de defensa resultaron fortalecidas y optaron por una
radicalización.
En lugar de quebrarse, las organizaciones de ambulantes salieron robustecidas,
ya que debieron emprender la defensa de sus aliados a través de todos los medios
a su alcance. Así, además de no lograr su propósito, a partir de entonces, las
autoridades tuvieron que resignarse a tener que tratar con organizaciones no solo
altamente politizadas y capaces de enfrentar a las fuerzas del orden, sino que
también lideradas por comunistas prestigiados por un supuesto enfrentamiento
clasista con los militares.
La gran contradicción de este proceso es que aquí, como en otras áreas de la
informalidad, se empujó a los empresarios incipientes a cobijarse bajo la sombra
de organizaciones cuyos dirigentes profesan una ideología antiempresarial.

10. Lotización de las calles.


El décimo avance se produjo cuando los ambulantes pintaron sobre la vía pública
los límites de sus derechos especiales de dominio.
El resultado fue que tuvieron que comprometerse: Carrión ofreció tolerancia y
cooptación; las dirigencias, representación y los ambulantes promovieron el orden.
Para sorpresa del público, los resultados comenzaron a verse rápidamente. Los
emplazamientos de os ambulantes cambiaron de aspecto, empezaron a
respetarse los pasajes para las tiendas, se organizaron por jornadas de limpieza.
Además, este incidente puso en evidencia como los estímulos equivocados
pueden alterar el comportamiento de los ambulantes: la politización los hizo lotizar
las calles en lugar de lotizar la propiedad privada dentro de los mercados.

11. ¿De ambulantes a legisladores?


El undécimo avance fue el primer intento de los ambulantes politizados por
convertirse ellos mismos en generadores de legislación, al haber comprendido la
importancia del Derecho.
Durante la gestión de Piero Pierantoni Campora, el ultimo alcalde designado por
el gobierno militar, los ambulantes no solo revelaron que comenzaban a
comprender la importancia del Derecho para su desarrollo, sino que también el
nivel que se había alcanzado su politización: Como la autoridad municipal no
estaba en posición de solucionar el problema ni por las buenas ni por las malas,
ellos mismos tratarían de señalar a los legisladores la mejor manera de hacerlo.

12. La ilusión del


control municipal.
El duodécimo avance se
produjo cuando la
Municipalidad comprendió
las posibilidades de erradicar
a los ambulantes de toda la
ciudad y, para efectos
publicitarios, decidió limitar
sus esfuerzos a un último reducto.
Orrego, un alcalde hacendoso y realista, logo su objetivo de erradicar a los
ambulantes de algunas vías céntricas, reubicándolos en otros lugares. Sin
embargo, eta, con muchas otros victorias municipales sobre el desorden, no era
más que ilusionismo: La operación había afectado solamente al 0,3% de la ciudad,
el desorden callejero no había sido solucionado, sino concentrado y trasladado de
las avenidas comerciales de centro de la vecindad del Palacio de Gobierno, aun
campo ferial que por ser obra del propio Consejo goza hasta el día de hoy de una
inmunidad tasita que lo ha convertido en el centro de comercialización de
contrabando más importante de la capital; y, por último, la represión fortaleció de
tal manera a Guillermo Nolasco, dirigente marxista de la Federal, que en las
siguientes elecciones municipales fue catapultado al consejo para asumir e
manejo del problema ambulatorio.

13. Ambulantes politizados en el municipio.


El último hito corresponde a la llegada de los ambulantes politizados a los cargos
de responsabilidad ejecutiva en el gobierno municipal.La ordenanza tuvo por lo
menos dos objetivos muy significativos.
En primer lugar, el hecho de que la única novedad se haya referido a la afiliación
forzosa, sugería que la intención era politizar y proletarizar el gremio. En segundo
lugar, la obligación de que los ambulantes limitaran su capital, no abriesen ni
alquilasen otros negocios recabaran licencia previa para trabajar y se sometiesen
a una serie de requerimientos y reales de estética y ornato sugería que el
municipio tenia, además, la intención de negar a condición empresarial de los
ambulantes, porque con todo ello estaba elevando desmesuradamente sus costos
e impidiéndoles acumular ahorros suficientes para salir de las calles e instalarse
en mercados.
CAMINO HACIA LOS MERCADOS

La historia del comercio informa es la historia de un largo camino- entorpecido


por excesiva politización- hacia los mercados, que representan la expresión
popular por obt5ener una propiedad privada segura para desarrollar actividades
comerciales en un ambiente propicio.
La búsqueda de ese mismo objetivo por parte de los ambulantes ha contratado, a
su vez, con la inconsistencia de la actitud del Estado. El vaivén entre persecución
y cooptación, iniciado en la colonia, ido revelando, siglo tras siglo, que las
autoridades no comprendían lo que estaba ocurriendo. Desde hace más de 50
años, el gobierno central y el municipio se transfieren responsabilidades
mutuamente, sin lograr una política coherente que le permitan actuar por encima
de los interese políticos particulares. Esto ha tergiversado los estímulos por
completo, politizando a un sector de ambulantes y retrasando la marcha a la
mayoría hacia la actividad empresarial informal.
A lo largo de los años hemos visto como los ambulantes han librado grandes
batallas para dar seguridad legal para su empresa. En resumidas cuentas, la
primera de ellas por los derechos especiales de dominio, en la cual los informales
trataron de obtener su reconocimiento. La segunda batalla fue por los mercados y
enfrento a la mayoría de los ambulantes dispuestos a acumular ahorro suficiente
para comenzar a edificarlos con el Estado, que, aliado con una menoría del mismo
ambulante, estaba dispuesto a politizar el sistema para evitar perder influencia
entre la masiva conversión de los ambulantes e propietarios particulares. En
ambas batallas se repite entre Perú informal quien insurge y el statu que en
cualquiera de sus manifestaciones políticas.

1. EL TRANSPORTE INFORMAL

De acuerdo con los estudios de ILD a 1984, de los 16.228 vehículos dedicados al
transporte masivo en ese año, el 91% desarrollaba la actividad informalmente. Si
esto se añade a los taxis y a los vehículos de alquiler, la presencia de la
informalidad era todavía mayor, y alcanzó ese mismo año el 95% del total del
parque vehiculara existente en el servicio de transporte público de Lima.
El transporte formal, es por lo tanto, el 9% restante de transporte masivo. De ese
porcentaje, la empresa nacional de transporte u7rbano del Perú (ENATRU), de
propiedad del estado, representa el 4%, y a las antiguas cooperativas, empresas
obreras y transportes Lima metropolitana Empresa de Propiedad Social
(TLMEPS), el 5% restante.
Asimismo, el ILD estima que el valor de reposición de la flota informal asciende a
620 millones de dólares, a cifras de 1984. Los dirigentes de estos transportistas
estiman que existen una inversión adicional en infraestructura-grifos, talleres e
instalaciones- que llegaría por lo menos a 400 millones de dólares por añadida
dura, los informales cumplen una función social muy importante al atender
básicamente las necesidades de transporte de los habitantes de los
asentamientos informales, habiendo generado para el efecto un corredor entre las
avenida Túpac Amaru, Abancay , Tacna, Alfonso Ugarte, Paseo de loa Republica,
Tomas Marzano y Pachacutec, que posibilitan la comunicación de los conos
Norte, Este y Sur con el resto de la ciudad. De esa manera los transportistas
concentran fundamentalmente su servicio en zonas populares, mientras que la
empresa estatal y las otras compañías formales sirven mayormente rutas en los
barrios tradicionales.
Ahora bien, el hecho de que la informalidad represente una proporción tan
considerable del transporte masivo, significa, como en el caso de los
asentamientos informales y el comercio informal, que previamente tienen qu7e
haberse generado un complejo sistema de relaciones económicas y legales que
haya permitido toda la evolución posterior.

2. MODALIDADES DEL TRANSPORTE INFORMAL

Como en caso de las modalidades del comercio informal, no se trata aquí tampoco
de fenómenos independientes y compartimientos de estancos, si no de etapas que
se suceden la una a la otra. Así, históricamente, muchos de los transportistas
informales que comenzaron en colectivos, con el correr del tiempo comenzaron a
trabajar en microbuses.

a) LA INVASIÓN DE RUTAS

En lo sustancial, ese proceso es un


cálculo económico n lo cual los
transportista informales tratan, antes
que nada, desvalorizar las distintas rutas
posible para poder determinar cual les
conviene apropiarse. Para el efecto,
cuando menos tienen que establecer
donde hay demanda potencial,
trayectos con oferta insuficiente y
nuevos barrios o asentamientos care3nhtes de servicio. Así mismo, tienen que
identificar los deseos de viaje de la población y las posibilidades efectivas de
circular en tal sentido.
De ese modo, la valorización de las rutas reflejan no solo las características
técnicas que le son propias, si no también preferencias de los usuarios
potenciales.
En primer lugar, debe examinar si la inversión que planea afectara a otros
transportistas informales que esté tratando apropiarse de esa ruta
En segundo lugar, el transportista informal tiene que evaluar la actitud futuras de
las autoridades, sean policiales o administrativas.
Por último, el informal tiene que determinar la probable reacción de otros
ciudadanos, algunos de los cuales estarán interesados en que se mantenga el
servicio convirtiéndose en sus potenciales clientes, y de otros, en que el servicio
no se instale, por el mayor riesgo que representa el aumento de circulación y
congestión en los vecindarios.

b) EL DERECHO DE APROPIACIÓN DE RUTA

La explotación económica del servicio solo es posible porque est5e derecho les
reconoce a los informales la exclusividad y enajerabilidad de las rutas. En el
primer caso, garantizándoles us uso en la voluntad así como el aprovechamiento
del ingreso resultante; y, en el segundo dándoles la potestad de vender el derecho
libremente
Sin embargo, como el derecho de apropiación de rutas se ha originado en una
invasión y se sustenta en la normatividad extralegal, no es una institución perfecta.
Los transportistas informales tienen que negociar con el estado su reconocimiento
a través de una concesión.
El primero estable un sistema libre, por el cal el socio del comité puede enajenar
voluntad su participación en cual derecho sin necesidad de revocar autorización
previa ni está obligado ofrecerla a los otros transportistas que operan con él.
El segundo sistema es, en cambio, relativamente restringido, y en él, el socio tiene
que respetar para la transferencia un orden de preferencia establecida en favor a
los transportistas que son miembros del comité.

c) SINDICATOS Y FEDERACIONES

Para el efecto, necesitan coaligarse en urbanizaciones de grado superior que les


peritan beneficiarse del poder redistributivo del estado. Por ello, los comités se
reúnen entre sí para formar sindicatos que a su vez se afilian a federaciones,
complementando entre ambos la organización política de transportistas
informales.
Este conjunto de interés definido origina un intercambio mercantilista en el cual se
tratan de utilizar el poder redistributivo del estado. A su vez, esto hace que la
supervivencia o primacía de los distintos sindicatos y federaciones depende
básicamente de la cantidad o calidad de beneficios que ofrezcan a los comités
dispuestos a afiliarse a ellos.
En cuanto en regímenes de sanciones, los sindicatos y federaciones han logrado
que los transportistas sean favorecidos por una reducción en las penas por
infracciones de tránsito, hasta en cuatro oportunidades distintas. Así, en 1972 se
dispuso que solo pagaran el 10% de las multas por infracciones leves.
Bibliografía
Soto, H. d. (2014). El camino hacia los mercados (145 - 147) - Microeconomía - Parkin.

Soto, H. d. (2014). Evolución Histórica (125 - 144) - Microeconomía - Parkin.

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