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La Viuda Negra

Natalia Posada Callejas

Sin duda alguna, la periodista e investigadora Martha Elvira Soto es la mejor del país
en lo que hace. Su capacidad para recolectar información de los lugares más
recónditos, escondidos; de las personas más escasas y peligrosas pero adecuadas y
oportunas es extraordinaria. En algunos casos, se hace difícil comprender de dónde
sacó tantos datos exactos y verificables que sólo ella ha logrado documentar.

Si bien la historia de Griselda Blanco ha sido escrita, documentada y grabada en


numerosas ocasiones, países y lenguajes, en definitiva, quien logró llegar hasta lo más
profundo y hasta privado de la Madrina fue Martha Soto. Ahora sabe sus secretos (que
alguna vez lo fueron) amorosos, de crímenes, familiares, de sus inseguridades, celos, y
hasta lo último que comió antes de que la mataran: “El examen incluyó las vísceras,
donde descubrieron hasta su última merienda: ’queso con arepa semidigeridos’”.

En las últimas páginas del libro se encuentran los Anexos, que son muchas fotos,
fotocopias, artículos, registros, archivos oficiales y hasta la cédula de la Madrina, los
cuales fueron encontrados con éxito luego de una exhaustiva búsqueda por parte de la
autora: “...tuvo acceso a sus movimientos migratorios y a los prontuarios de sus ex
maridos y sus hijos. Descubrió incluso las desesperadas maniobras judiciales de
Griselda y de su abogado para evadir tanto la cárcel como la silla eléctrica.”

Como bien lo dice Roberto Pombo en el prólogo: “... Martha pudo ubicar y recoger con
éxito este tipo de testimonios, que van desde un amigo de uno de los primeros maridos
de Griselda hasta un antiguo narcotraficante que estuvo el día en que mataron a su hijo
Osvaldito, pasando por las memorias de un ex-ministro y de un sicario a sueldo de la
Madrina.” Este fragmento, entre tantos otros en el prólogo del libro, nos dejan una duda
eterna de cómo logró esta mujer contactar a personajes peligrosos, respetados,
protegidos, y ciertamente difíciles de encontrar en especial para presentar testimonios
de lo que fue su pasado cerca de la Madrina.
Sin embargo, no todo son elogios en cuanto a este libro. La autora parece haber tenido
tanta información recolectada, que no supo ordenarla para darle un orden cronológico e
importancia a cada uno de los datos. Hay personajes, fechas y sucesos que resultan
irrelevantes en medio de una historia tan interesante y larga como lo es la de Griselda.
Creo que la autora debió hacer una lista de los datos que son oportunos y que aportan
algo a la historia, porque si bien son muy exactos, con fechas, horas y direcciones;
nombre, apellido y alias, no son vitales para darle sentido a la construcción del perfil de
la Madrina.
Se convierte en un libro pesado y difícil de leer no por la forma en que escribe o por
palabras desconocidas, sino porque hay una cantidad exagerada de nombres y fechas
que no se logran memorizar y que despistan y hasta aburren al lector. Creo que la
autora, con la información correcta y bien elegida, pudo haber construido una historia
con un orden cronológic desde los inicios de la Madrina en las drogas hasta el día de
su muerte siguiendo un solo hilo.

En cuanto a los libros expuestos por los compañeros, creo que sería pertinente
continuar con una historia cercana a la de la Madrina para ampliar en esta época de
violencia y narcotráfico en Colombia con el libro Operación Pablo Escobar de Germán
Castro Caycedo.
Otro libro que me llamó la atención fue “A sangre fría” de Truman Capote. Este, de
alguna manera con cierta semejanza en cuanto a masacres con el libro “La viuda
negra”, logra abrirnos los ojos a una realidad más cercana a nosotros de lo que
creemos.

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