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Y CIENCIA DE LA SALUD
Psicolinguística
DICENTES: JOHANNA ISABEL SAAVEDRA
CÓRDOVA.
EDUARDO OMAR JIMENEZ
CHORREZ
TUMBES-PERÚ
2018
DEDICATORIA
Este trabajo va dedicado a mis padres que siempre me han brindado su apoyo
incondicional, ofreciéndome la confianza y la ayuda que necesito como también
agradezco a mis profesores que hasta aquí han sido parte fundamental para mi
continuo desarrollo como profesionales.
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Agradecimiento
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ÍNDICE
Contenido
Embarazo en la adolescencia ................................ Error! Bookmark not defined.
El aborto ............................................................................................................... 13
Definición ............................................................................................................. 13
La prostitución .................................................................................................... 45
Reflejos sociales........................................................................................... 58
La pornografía ..................................................................................................... 60
Historia .......................................................................................................... 61
VIH/SIDA............................................................................................................... 79
VIH ........................................................................................................................ 79
SIDA...................................................................................................................... 81
BIBLIOGRAFIA .................................................................................................... 94
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Lenguaje y psicopatología
Lenguaje
La adolescencia es una de las etapas más difíciles para nosotros como seres
humanos, ya que es un estado de madurez en donde se busca una madurez, en la
que corremos el riesgo de fracasar o cometer errores que dejarán huela en nuestra
vida futura.
Efecto
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que muchas se ven obligadas a abandonar la escuela, lo que en última instancia
son perjudicial las oportunidades futuras y las perspectivas económicas. Varios
estudios han examinado el impacto socioeconómico, médico y psicológico del
embarazo y la maternidad en adolescentes. Los resultados de la vida de las madres
adolescentes y sus hijos varían; otros factores, como la pobreza o el apoyo social,
pueden ser más importantes que la edad de la madre en el momento del nacimiento.
Se han propuesto muchas soluciones para contrarrestar los hallazgos más
negativos. Las madres adolescentes que pueden confiar en el apoyo de la familia y
la comunidad, los servicios sociales y el apoyo de cuidado de niños tienen más
probabilidades de continuar su educación y obtener trabajos mejor remunerados a
medida que progresan en su educación.
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Características del embarazo en la adolescencia
Menarquía precoz
Bajo nivel de aspiraciones académicas
Impulsividad
Ideas de omnipotencia
Adhesión a creencias y tabúes que condenan la regulación de la fecundidad
Poca habilidad de planificación familiar
Personalidad inestable
Baja autoestima
Poca confianza
Sentimientos de desesperación
Disfunción familiar
Antecedentes de madre o hermana embarazada en la adolescencia
Pérdida de figuras significativas
Baja escolaridad de los padres
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Factores de riesgo socioculturales:
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Factores Psicosociales:
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su propio entorno. En estratos sociales de mediano o alto poder adquisitivo,
la adolescente embarazada suele ser objeto de discriminación por su grupo
de pertenencia.
Frecuente abandono de los estudios: al confirmarse el embarazo o al
momento de criar al hijo, lo que reduce sus futuras oportunidades de lograr
buenos empleos y sus posibilidades de realización personal al no cursar
carreras de su elección. También le será muy difícil lograr empleos
permanentes con beneficios sociales.
Embarazos frecuentes: las adolescentes que son madres tienden a tener
un mayor número de hijos con intervalos intergenésicos más cortos,
eternizando el círculo de la pobreza.
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Consecuencias para el padre adolescente
Una vez producido el embarazo no deseado, deben analizarse muy bien las
decisiones que se tomarán, puesto que van a repercutir en el bienestar de
la adolescente de por vida. Si deciden abortar, darlo en adopción o criar al hijo, sus
vidas cambiarán radicalmente, no existiendo la posibilidad de rectificar.
En el caso de que decida tener al bebé, tendrá que hacer frente a numerosas tareas
para las que aún no está preparada.
Puedes animar a que la adolescente asista con regularidad a sus citas médicas,
para evitar o detectar estos problemas.
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Asistencia a programas de Educación Familiar
Una persona que está llevando a cabo el cuidado de su hijo, puede presentar
grandes dificultades en su día a día. De hecho, en muchas ocasiones llega a
producirse negligencia o maltrato parental, puesto que culpabilizan al hijo de lo
ocurrido.
Es importante que, desde tu posición y experiencia, ayudes a los jóvenes que van
a asumir el rol de padres, para evitar este tipo de situaciones. Tu compañía y apoyo
será de gran ayuda en una crisis vital, en la que los adolescentes se encuentran
solos y criticados por su entorno más cercano.
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El aborto
Definición
La palabra aborto proviene del latín abortus, que a su vez deriva del término aborior.
Este concepto se utilizaba para referir a lo opuesto a orior, o sea, lo contrario a
nacer. Por lo tanto, el aborto es la interrupción del desarrollo del feto durante el
embarazo, cuando éste todavía no haya llegado a las veinte semanas. Una vez
pasado ese tiempo, la terminación del embarazo antes del parto se denomina parto
pretérmino.
A lo largo de su historia, la ética ha estado dominada por los hombres. Las teorías
de los grandes filósofos del pasado que estudiamos hoy en día son teorías hechas
por hombres, no por mujeres. En muchas ocasiones estas teorías reflejan explícita
y únicamente el punto de vista y los valores masculinos; de hecho, los filósofos
morales ocupan un lugar significativo dentro de la historia de la misoginia
(véase Holland 2010). En otras ocasiones, la perspectiva masculina se encuentra
implícita y se nos presenta como universal y neutra en términos de género (muchos
filósofos han incluso cuestionado que exista algo así como un punto de vista
distintivamente femenino acerca de cuestiones morales). Lo que es cierto es que, a
lo largo de su historia, la filosofía moral ha expresado muy poca preocupación por
los intereses de las mujeres. La bioética no ha estado exenta del dominio masculino
y, aunque tal vez en menor medida, ha expresado poco interés por la perspectiva y
los intereses de las mujeres. Al partir de las teorías éticas de los filósofos morales
del pasado, ha adoptado buena parte del enfoque masculino de estas teorías. Este
enfoque no ha sido exclusivo de la filosofía moral, sino también de muchas de las
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otras disciplinas de las que ha surgido la bioética: la medicina, el derecho, la
teología, la psicología, entre otras (véase Crosthwaite 2009).
Ellas sostienen que las teorías desarrolladas por hombres suelen con frecuencia
reflejar puntos de vista típicamente masculinos, mientras que las teorías éticas
desarrolladas por mujeres —sobre todo a partir del siglo xx— han enfatizado otro
tipo de valores, propiamente femeninos. Esto ha dado lugar a algo que algunas
pensadoras han llamado ética del cuidado o ética femenina es decir, teorías
morales que se han desarrollado a partir de lo que se toma como valores propios
de la perspectiva femenina.
De hecho, algunas partidarias de este enfoque lo han propuesto como una teoría
ética autónoma y completa que puede utilizarse para responder todas nuestras
inquietudes morales. Si esto es así, esta perspectiva se puede aplicar no solo a los
problemas éticos tradicionales, sino también a los problemas específicos de la
bioética. De este modo, se ha tratado de aplicar la ética femenina a problemas
morales que surgen, por ejemplo, en el ámbito de la salud, como la enfermería, la
reproducción asistida, la ética de la genética y el aborto, entre muchos otros temas.
Ahora, por ética femenina entenderé básicamente la ética del cuidado, tal como ha
sido desarrollada por Carol Gilligan y Nel Noddings. Argumenta básicamente a partir
de los derechos de las mujeres, es decir, un enfoque universalista que la hace
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chocar con el particularismo de la ética del cuidado. Para el feminismo liberal, una
de las funciones principales de la ética en lo que respecta al tema del aborto consiste
en la justificación moral de los derechos reproductivos
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énfasis en las relaciones interpersonales que en la individualidad. De este modo,
mientras que las voces morales de los hombres tienden a resaltar la imparcialidad,
la justicia, los derechos, la aplicación de reglas universales y la responsabilidad
hacia códigos abstractos de conducta, las voces morales de las mujeres se enfocan
más en el cuidado, en la responsabilidad hacia los otros, hacia individuos reales, en
la preocupación por el sufrimiento de esos otros. Del mismo modo, añade Gilligan,
la identidad de las mujeres se construye a partir de valores diferentes a los de los
hombres: mientras que la identidad de los hombres se basa en valores como la
autonomía, la separación, la independencia, entre otros, la de las mujeres se basa
en el apego, la interdependencia y la relación con los otros. En realidad, hombres y
mujeres no tenemos la misma concepción del dominio de la moral.
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necesitan cuidado. La perspectiva que ve al cuidado como un componente
complementario de las éticas generalistas o imparcialistas ha sido defendida, entre
otras, por Annette Baier (1994a), para quien las éticas basadas en “reglas
abstractas de la razón” pueden enriquecerse con conceptos como amor,
responsabilidad y, particularmente, confianza. Aquí quiero analizar básicamente la
primera opción, la que ve a la ética del cuidado como una teoría completa y
autónoma, capaz de dar cuenta de la totalidad del mundo moral con los conceptos
que propone, y sin necesidad de recurrir a conceptos propios de las éticas
normativas tradicionales, como obligación, ley moral o derechos morales.
La idea de que la ética del cuidado puede ser una perspectiva distintiva y autónoma
acerca de la naturaleza de la ética cobró fuerza en el contexto del desarrollo de las
llamadas éticas de la virtud.
La ética del cuidado parte del supuesto de que todos los individuos son
interdependientes para alcanzar sus intereses; aquellos que son particularmente
vulnerables merecen mayor consideración, sobre todo en la medida en que son
afectados por nuestras decisiones; también nos dice que es necesario atender a los
detalles contextuales de cada situación particular, si queremos promover y respetar
los intereses específicos de quienes están involucrados en la situación en cuestión.
Este último aspecto es especialmente relevante, porque hace que la ética del
cuidado se oponga al universalismo y a la visión abstracta de las éticas
imparcialistas hechas por hombres. Ya sea que la ética del cuidado se vea como
autónoma o como complementaria a estas teorías, en ambos casos hay problemas:
si las vemos como complementos, entonces tendríamos que saber cuándo darle
más peso a las relaciones interpersonales que a la imparcialidad, sobre todo en
aquellos casos en que hay conflicto entre estos dos valores; cómo elegir entre la
imparcialidad de la ética tradicional y el cuidado por individuos en situaciones
particulares de la ética femenina. ¿Cuál debe ser la relación entre estos dos
valores? Si la vemos como autónoma, entonces parecería que tendríamos que
desechar el supuesto carácter universal e imparcial de la ética, con el riesgo de caer
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en alguna forma de relativismo moral, por un lado, o de una especie de moral de la
parcialidad, por el otro.
La ética del cuidado nos propone una ética basada en casos particulares, una ética
en la que el análisis de casos y situaciones concretos puede tomar el lugar de la
aplicación de reglas abstractas y generales. Pero tal vez lo que es más preocupante
es que, in extremis, esto puede derivar en una forma de subjetivismo, en el cual son
las actitudes y la apreciación subjetivas de un individuo las que determinen la
corrección moral de una determinada acción —y no reglas universales, derechos o
principios—. En el caso que me interesa aquí, serían las actitudes y la apreciación
moral de cada mujer las que a fin de cuentas determinarían la corrección o
incorrección moral de un aborto.
En su libro, Gilligan analiza de manera central el problema moral del aborto y nos
presenta el distinto lenguaje moral con el que las mujeres lo abordan. Examina las
respuestas de distintas mujeres entrevistadas en torno al tema del aborto: en todos
los casos las mujeres enfatizan aspectos morales particulares y subjetivos de
situaciones concretas de aborto. Analiza las reacciones morales que esas mujeres
tuvieron frente a sus propias interrupciones del embarazo e infiere, a partir de ahí,
cómo el juicio moral de las mujeres se da en términos de responsabilidades
conflictivas, para pasar luego a atender distintos aspectos particulares de su
situación personal.
La secuencia del juicio moral de las mujeres procede de una preocupación inicial
por la supervivencia y pasa a enfocar la verdad y, finalmente, un entendimiento
reflexivo de la atención y el cuidado como guía más adecuada para la resolución de
los conflictos en las relaciones humanas. El estudio sobre el aborto demuestra el
papel central de los conceptos de responsabilidad y atención en las interpretaciones
de las mujeres en cuestiones de dominio moral […] la necesidad de una más
extensa teoría del desarrollo que incluya, antes que reglas para su consideración,
las diferencias en la voz femenina (Gilligan 1982: 174–175).
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Esto contrastaría con el modo en que la voz masculina razona acerca de situaciones
morales particulares, típicamente como instancias de aplicación de reglas
generales. Si bien Gilligan se limita a señalar estas diferencias (sin explicar, por
cierto, qué las origina), la ética del cuidado que se ha desarrollado a partir de su
libro ha propuesto una teoría normativa basada justamente en estas diferencias, lo
que implicaría no solo que el análisis de problemas morales como el del aborto,
desde la perspectiva femenina, debe hacerse en términos particularistas, sino que
el método para la resolución de conflictos morales como el del aborto debe hacerse
en los mismos términos: caso por caso.
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o si el futuro de la relación es incierto y la mujer ya no desea llevar a término su
embarazo. Cuál sea la circunstancia concreta en que la mujer decida tener o no un
aborto va a determinar cuándo es moralmente correcta la interrupción de un
embarazo. La ética del cuidado no nos da lineamientos generales para decidir, sino
que examina cada caso particular de modo diferente. Según la ética del cuidado,
los criterios abstractos y generales no nos ayudan a determinar la corrección moral
del aborto en general.
Ahora bien, hay varios riesgos que corre una teoría que se plantea en los términos
en que la ética del cuidado lo hace, por lo menos en la forma más radical que estoy
discutiendo aquí. Quiero señalar aquí dos: en primer lugar, algunos críticos
conservadores han argumentado que la posición de la ética del cuidado le presenta
un problema a una teoría feminista que quiera defender el derecho y la práctica del
aborto. Celia Wolf-Devine ha dicho que hay
[…] una inconsistencia prima facie entre una ética del cuidado y el aborto.
Sencillamente, el aborto es una falla en el cuidado de un ser viviente que existe en
una relación particularmente íntima con una misma. Si la empatía, la crianza y el
tomar responsabilidad por el cuidado de otros son característicos de la voz
femenina, entonces el aborto no parece ser una respuesta femenina a un embarazo
no deseado. Si, como dice Gilligan, “una ética del cuidado descansa sobre la
premisa de la no violencia, esto es, que nadie sea herido”, entonces ciertamente la
respuesta femenina a un embarazo no deseado sería tratar de encontrar una
solución que no involucre dañar a nadie, incluido el no nacido (Wolf-Devine 1989:
87).
Una mujer que tiene un aborto, concluye este argumento, es una mujer que no
muestra la virtud del cuidado hacia un ser viviente con el que tiene la relación más
íntima que puede haber, es decir, su propio hijo en gestación. No obstante, creo que
la defensora de la ética del cuidado podría tener varias líneas de defensa: la primera
sería que esta afirmación no es sino una generalización, que hay muchas razones
por las que una mujer puede tener un aborto, por ejemplo, porque ya tiene hijos a
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quienes cuidar y prefiere no echarse encima la responsabilidad de criar a uno más,
y así perjudicar a los que ya tiene. No se trata entonces de falta de cuidado hacia
ese ser viviente, sino una mayor preocupación por otros seres vivientes con los que
ya tiene relaciones de cuidado anteriormente establecidas. O tal vez nunca
estableció una relación de cuidado con ese embrión, podría decir Noddings, sobre
todo si no se le ha visto como una potencial persona amada.
En segundo lugar, habría que preguntarse si, desde la perspectiva de la ética del
cuidado, una mujer está cometiendo un acto inmoral al tener un aborto. Uno podría
pensar que hay muchos actos que revelan descuido o desconsideración hacia otros,
pero que no son propiamente inmorales. Tal vez sería un exceso de la ética del
cuidado afirmar que cualquier acción que revele falta de cuidado hacia otros es
inmoral. Generalmente no pensamos qué cantidad de acciones desconsideradas
son inmorales. Esto nos muestra una de las limitaciones más serias de la ética del
cuidado: es difícil, partiendo básicamente del concepto de cuidado, tener un criterio
claro de corrección o incorrección moral, o más generalmente, del mismo ámbito de
la moralidad.
La ética del cuidado aceptaría uno de los reclamos más fuertes del feminismo en
tanto que es a la mujer (no a la sociedad, no al Estado, no a la Iglesia) a quien
corresponde, en última instancia, la decisión sobre si abortar o no. “La decisión a
favor o en contra del aborto deben tomarla aquellas que están directamente
involucradas en la situación concreta”, nos dice Noddings, refiriéndose
particularmente a la mujer que considera la opción del aborto. Sin embargo, eso es
diferente de lo que parece inferirse del particularismo de la ética del cuidado, a
saber, que la corrección moral del aborto dependerá de la apreciación particular de
las circunstancias específicas en que este puede darse, sobre todo de la relación
de cuidado que se ha establecido o no con el embrión. Es cierto que las
circunstancias particulares tienen, y deben tener, un peso relevante como
elementos en cualquier proceso de deliberación moral; no obstante, parece que la
ética del cuidado no puede darnos lineamientos generales en el proceso de decisión
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moral. Ni siquiera el valor del cuidado puede tener esta función, porque la
deliberación sobre si abortar o no puede incluir relaciones de cuidado de muy
distintos tipos (hacia el embrión, hacia hijos previos, hacia la pareja, hacia la mujer
misma, hacia la familia, etc.), y estos tendrán distintos pesos en cada caso. Así,
en algunos casos particulares, lo moralmente correcto será que la mujer decida
interrumpir su embarazo, y en otros no.
Hasta aquí he tratado de dar una caracterización general de la ética femenina o del
cuidado, así como de su enfoque sobre la moralidad del aborto. He señalado
algunos problemas que presenta, sin embargo, me interesa el escepticismo acerca
de los principios generales y su posición a favor de una postura particularista en
ética, razón por la cual no es capaz de darnos una respuesta general a la cuestión
de la moralidad del aborto. Esto, entre otras cosas, la hace entrar en conflicto con
ciertas versiones de la ética feminista, con las que tiene relaciones ambivalentes.
En la siguiente sección presentaré una versión de la ética feminista, la liberal, con
la que la ética del cuidado entra en conflicto. Analizaré el modo en que aborda la
cuestión del aborto, para luego contrastarla con la de la ética del cuidado.
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entonces el feminismo será también una filosofía política y del derecho. Pero su
justificación primera es ética.
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mujeres en que estas son especialmente vulnerables, dada su biología: su
sexualidad y su reproducción. A este grupo pertenece el derecho al aborto seguro.
El feminismo liberal usa el discurso de los derechos como un argumento moral para
proteger a las mujeres que ponen en riesgo su salud y su vida al recurrir a abortos
inseguros en condiciones de clandestinidad, pero también para proteger su libertad
reproductiva y su autodeterminación para decidir cuándo y cuántos hijos tener… o
no tener hijos. Los derechos reproductivos, y el derecho al aborto seguro en
particular, protegen los derechos a la vida, la libertad y la seguridad de la persona,
que están incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así
como en la Convención Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales de 1967. Los derechos reproductivos quieren garantizar el derecho a la
vida de las mujeres que ponen en riesgo su vida al practicarse un aborto inseguro
en condiciones de penalización y, por lo tanto, de clandestinidad. En todo el mundo,
según la Organización Mundial de la Salud (2007), alrededor de 20 millones de
mujeres recurren a un aborto inseguro cada año, y unas 70 mil mueren por causa
de complicaciones con esos abortos. Penalizar el aborto también violenta el derecho
de las mujeres a la libertad, no solo la libertad de decidir sobre un embarazo no
deseado, sino también sobre su vida futura en que tendrán que vivir con las
consecuencias de ese embarazo. Las responsabilidades sobre un hijo no deseado
limitan severamente las libertades de mujeres que, muchas veces, viven en
condiciones económicamente precarias. En otras palabras, la penalización violenta
el derecho de las mujeres a la autonomía. Asimismo, la penalización viola el derecho
a la integridad corporal: forzar a una mujer a llevar a término un embarazo que no
desea implica imponerle todos los malestares, síntomas y problemas de salud que
un embarazo involucra. Con ello también se violenta el derecho de la mujer a la
dignidad.
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es una forma de discriminación que, según el Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (cedaw, por sus siglas en inglés), los gobiernos
deberían de remediar. Además, en la práctica, genera desigualdades entre las
mujeres con recursos económicos que pueden tener un aborto seguro (aunque
igualmente ilegal) en un servicio médico privado, y aquellas que, por su pobreza,
tendrán un aborto en condiciones de inseguridad y de clandestinidad, y muy
probablemente serán castigadas y encarceladas. Así, la penalización es
discriminatoria y acentúa desigualdades sociales, con lo cual viola el derecho a la
igualdad de las mujeres.
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1. Puede sostener que un embrión no es una persona ni es sujeto de
derechos sino hasta que nace y es reconocido por la ley, y por ende, la
interrupción del embarazo no viola el derecho de nadie.
2. Puede reconocer que el embrión tiene derechos, pero que estos no obligan
a la mujer a llevar a término el embarazo. Como ha afirmado Judith Jarvis
Thomson, “tener derecho a la vida no garantiza que uno tenga derecho a
usar el cuerpo de otra persona o a que se le permita continuar usándolo,
aunque uno lo necesite para la vida misma. De modo que el derecho a la
vida no sirve a los que se oponen al aborto tan sencilla y claramente como
ellos han pensado que les sirve” (Thomson 2001: 197).
3. Finalmente, también puede argumentar que tanto la mujer como el embrión
tienen derechos y que, como estos entran en conflicto, este debe resolverse
a través de un proceso de ponderación por medio del cual se pueden limitar
parcialmente los derechos de cada una de las partes en distintos plazos del
proceso de gestación.
Crítica a la ética del cuidado desde la ética feminista
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Argumentar a partir de una perspectiva femenina y de los intereses de las mujeres
no garantiza, entonces, resultados similares. Es posible que haya una coincidencia
en cuanto a la posición moral de estas dos teorías en lo que se refiere a la
despenalización del aborto. Mientras que la ética feminista liberal tiene una posición
clara a favor de los derechos de las mujeres y en contra de la penalización, la ética
del cuidado puede ser ambigua, sobre todo por su carácter contextualista y
particularista. A partir de ella se puede argumentar moralmente a favor de políticas
públicas que protejan las condiciones que hagan posible que las relaciones de
cuidado florezcan (véase Noddings 1984: xiv), y la despenalización del aborto
podría favorecer estas condiciones al permitir que no se destruyan relaciones de
cuidado al evitar que las mujeres mueran o comprometan su salud en abortos
clandestinos. También al favorecer que no haya embarazos ni hijos no deseados
con los que no se desarrollan esas relaciones de cuidado. La despenalización no
afectaría a mujeres embarazadas que sí han establecido ese vínculo afectivo con el
embrión y que no desean abortar. Sin embargo, también sería posible pensar que
la ética del cuidado podría favorecer la penalización bajo la idea de que el aborto no
es compatible con las actitudes de cuidado, sino con una indiferencia hacia los
embriones en gestación que ninguna política pública debe promover. Según Celia
Wolf-Devine, la despenalización del aborto viola los valores culturalmente
femeninos. El aborto es “insensible a las interconexiones con toda la vida; se
esfuerza en discriminar, separar y controlar”. No es igualitario porque da prioridad a
los intereses de la madre por sobre los del niño y desatiende el entramado de
relaciones de otros miembros de la familia y de la sociedad hacia la criatura.
Ahora bien, las diferencias entre estas dos teorías han motivado diversas críticas.
Las feministas liberales (y otras) han criticado a la ética del cuidado sobre la base
de que lo que llaman los valores fundamentales de las mujeres (maternal, emotiva,
la proveedora del cuidado, etc.), solo refuerzan los dañinos estereotipos
tradicionales de lo que es una mujer, perpetuándolos (véase Bartky 1990: 104–105).
Son precisamente estos estereotipos acerca de las mujeres los que el feminismo
generalmente quiere erradicar y por eso critica a la ética del cuidado. Además, esta
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última no parece dar ninguna explicación de estas diferencias; buena parte
del feminismo se ha abocado históricamente —desde Wollstonecraft hasta por lo
menos Simone de Beauvoir— a explicar estas diferencias como un tipo de
construcción social, y no como algo dado por la naturaleza y, en ese sentido,
inmutable. Esto es importante porque, de la explicación que se dé acerca del origen
de estas diferencias, dependerá si se pueden modificar o no. Aunque no da cuenta
explícitamente de estas diferencias, la ética del cuidado parece favorecer la idea de
que estas diferencias son naturales, más que socialmente construidas.
Por otra parte, la ética del cuidado critica algunos de los valores que el feminismo
liberal abandera: el feminismo liberal está moldeado a partir de valores propiamente
masculinos, como son la individualidad, la universalidad y la autonomía. Como
señalé antes, la ética del cuidado enfatiza una perspectiva interpersonal, contextual
y de dependencia mutua, que son los valores morales centrales que una ética debe
promover. Según esta teoría, el feminismo liberal ha sido demasiado entusiasta en
abrazar algunos valores masculinos, pero particularmente su concepción del yo
como el de un individuo autónomo y racional. En lugar de verlo de ese modo, la
ética del cuidado propondría un concepto del yo basado en la afectividad, más que
en la racionalidad. Asimismo, mientras que buena parte del feminismo enfatiza un
ideal moral de igualdad entre hombres y mujeres, la ética del cuidado, en cambio,
enfatiza las diferencias en nuestras perspectivas morales —y en este sentido,
mientras el primero formaría parte del llamado feminismo de la igualdad, el segundo,
del de la diferencia—. Sin embargo, todos estos conceptos que la ética del cuidado
critica del feminismo liberal —autonomía, individualidad, racionalidad, igualdad, etc.
— son los conceptos que están en la base del concepto moderno de derechos
humanos. Es aquí donde quiero centrarme para hacer el balance entre estas dos
teorías éticas: en sus distintas posiciones frente al concepto de derechos y su
utilidad para la ética.
Parece inevitable que una teoría moral particularista, que rechaza el empleo de
criterios generales y abstractos, entre en conflicto con una teoría universalista, que
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precisamente apela a ese tipo de criterios. El discurso de los derechos morales está
basado en una pretensión de universalidad que, según el particularismo, no ayuda
a entender la moralidad de situaciones concretas. Podemos decir que el discurso
de los derechos morales (o de los derechos humanos universales como
aspiraciones morales) no forma parte del vocabulario de la ética del cuidado. Antes
mencioné la cercanía teórica de la ética del cuidado con la ética de las virtudes, y
creo que el escepticismo de esta segunda teoría con respecto a los derechos
también es compartido por la ética del cuidado. Para ambas teorías el discurso
sobre virtud y cuidado pueden sustituir el discurso sobre derechos morales. Para
las éticas radicales de la virtud y del cuidado, la ética puede, y debe, deshacerse de
estos conceptos y de los principios generales que los justifican, que no son más
que ficciones generalizadas, simulacros de universalidad y racionalidad que solo
encubren intereses particulares y arbitrarios.
Así, Rosalind Hursthouse, una teórica de la virtud, muestra este escepticismo sobre
el discurso de los derechos en su análisis en torno a la moralidad del aborto. El
ejercicio de los derechos no garantiza que esa acción sea moralmente buena. Los
derechos no nos ayudan a determinar la corrección o incorrección moral de un
aborto.
Consideremos en primer lugar los derechos de las mujeres […] suponiendo que las
mujeres tienen un derecho moral [de hacer lo que quieran con su propio cuerpo, o,
más concretamente, de interrumpir su embarazo], nada se sigue de esta hipótesis
sobre la moralidad del aborto, según la teoría de la virtud, una vez que se observa
(en general, y no particularmente con el aborto) que al ejercer un derecho moral,
puedo estar haciendo algo cruel, insensible, egoísta, superficial, petulante, estúpido,
desconsiderado, desleal o deshonesto, esto es, actuando viciosamente (Hursthouse
1997: 227).
Apelar a derechos morales no nos dice nada sobre la moralidad del acto de
interrumpir un embarazo. Lo realmente relevante para determinar la moralidad de
un aborto son las actitudes, las respuestas emocionales y las virtudes,
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especialmente aquellas relacionadas con el cuidado, que una mujer manifieste en
esa circunstancia. ¿Podríamos entonces tal vez, en la ética, prescindir del discurso
de los derechos morales a favor de un discurso basado en las virtudes, y
particularmente en los afectos, las relaciones interpersonales y el cuidado?
¿Podemos hacerlo, por ejemplo, para el caso del aborto? Mi respuesta es que no:
la ética no debe prescindir del discurso de los derechos morales, sobre todo en lo
que se refiere al tema del aborto. Pero esto hay que argumentarlo.
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Es útil que en ética tengamos en cuenta el contexto social más amplio en el que se
presentan las situaciones individuales. Si vemos las acciones individuales en el
contexto de prácticas más amplias, es decir, de modo que no se separen las
situaciones y acciones individuales de circunstancias colectivas más amplias,
veremos que hay muchos factores que pueden intervenir para que no se respete la
decisión de una mujer que quiere interrumpir su embarazo —aunque su decisión
esté basada en que nunca estableció una relación afectiva con el embrión y, en ese
sentido, para la ética del cuidado, no habría nada inmoral en el acto de abortar—.
Sin embargo, visto en un contexto más amplio, la posibilidad de que las cosas vayan
mal en las relaciones entre los seres humanos es muy grande: por ejemplo, existe
una gran posibilidad de que distintas personas preocupadas por esa situación
particular traten de intervenir para impedir lo que ellos ven como una falla en la
actitud de cuidado de esa mujer hacia su posible hijo (por ejemplo, por parte de su
pareja, de su familia, de los médicos que podrían ayudarla, etc.). En una sociedad
pluralista hay muchas oportunidades de que distintas concepciones del bien, la
virtud y el cuidado choquen entre sí. No hay garantía, a partir solo de una ética del
cuidado, de que esto no suceda y de que unas personas traten de intervenir en los
asuntos de otras —incluso por razones de preocupación y de cuidado—. La ética
del cuidado puede recomendar la tolerancia y el respeto, pero en el mundo real en
donde la gente tiene distintas ideas de lo que es correcto o incorrecto moralmente,
e incluso distintas concepciones acerca del cuidado, hay muchas formas de que no
se respete la decisión individual de una mujer de interrumpir su embarazo. Es aquí
donde se ve la necesidad de algún tipo de garantía de fondo por si esto llegara a
suceder, constituida por los derechos —que funcionan como una suerte de reclamos
universales de protección a ese espacio de decisión individual—. Waldron resalta la
importancia de los derechos en esos contextos:
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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[…] una base sobre la que los individuos o grupos pueden reconstituir sus relaciones
para tomar nuevas iniciativas en la vida social sin tener que contar con el apoyo
afectivo de las comunidades a las que hasta ese momento han pertenecido
(Waldron 1993: 379).
El lenguaje de los derechos al que recurre el feminismo liberal nos ofrece estas
estructuras impersonales en las que se pueden basar las relaciones interpersonales
de cuidado cuando éstas llegan a fallar o cuando el espacio de la decisión individual
está en riesgo —cuando está, por ejemplo, a merced de los buenos sentimientos e
intenciones de otros y de sus diferentes ideas de lo que es lo bueno o incluso el
cuidado—. El lenguaje de los derechos sirve como una forma de reclamo moral
universal para la protección no solo de las relaciones de cuidado, sino también de
garantía de fondo en aquellas situaciones en las que las relaciones de cuidado
pueden ir mal o simplemente no bastan. Los derechos no reemplazan los lazos
afectivos, sino que les pueden servir de precondición, como afirma Waldron, “por lo
menos en un mundo imperfecto”. Así pues, tal vez el lenguaje de los derechos al
que apela el feminismo liberal no dé cuenta de toda la complejidad moral y afectiva
en torno a una situación de aborto, pero sí es una garantía para cuando esos lazos
no funcionan bien o distintas concepciones del bien y del cuidado llegan a chocar.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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embargo, no debe desechar su perspectiva, sino que debe verla como
complementaria a su labor, dado que es necesario, para hacer una evaluación moral
del aborto —o de lo que sea que estemos evaluando moralmente—, no quedarse
solo con el discurso de los derechos, porque este puede ser un discurso muy
estrecho que borre la complejidad moral de situaciones particulares (cfr. Baier
1994b). Es necesario no perder de vista la riqueza y variedad del vocabulario de
afectos, virtudes y cuidado, “componentes necesarios de una moralidad adecuada”,
como afirma Virginia Held. Por eso, la ética del cuidado no se debe pasar por alto
si lo que se quiere es una evaluación completa de la moralidad del aborto.
Aborto Espontáneo
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Causas del Aborto Espontáneo
Entre los factores anatómicos adquiridos están las adherencias intrauterinas, los
miomas, la adenomiosis, las cirugías tubarias y la endometriosis que es una
enfermedad que ocurre cuando el tejido endometrial, es decir, el tejido que reviste
internamente el útero y que se expulsa durante la menstruación, crece fuera de él.
En el caso de los miomas, se dice que su asociación con los AER (aborto
espontáneo recurrente) puede obedecer a factores mecánicos, tales como
reducción de la cantidad de sangre que se irriga, alteraciones de la placenta y
contracciones uterinas que determinan la expulsión fetal. Se cree que el AER
(aborto espontáneo recurrente) en mujeres con endometriosis puede deberse a la
secreción de toxinas o a una mayor producción de prostaglandinas, que generan
contracciones uterinas y alteraciones hormonales. Sin embargo, no se sabe si el
aborto es ocasionado por la endometriosis o por mecanismos inmunológicos
indirectos. Los problemas de salud de la madre pueden ser las causas de un aborto.
Aborto Terapéutico
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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verifica un médico especializado y se toman las medidas precisas para salvaguardar
la vida de la paciente, seriamente amenazada. Se realiza cuando la vida del feto se
considera perdida (producto muerto) o representa un gravísimo peligro para la
madre.
Aborto Frustro
Aborto Séptico
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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El aborto inducido, según la definición de la Organización Mundial de la Salud
(O.M.S.) es el resultante de maniobras practicadas deliberadamente con ánimo de
interrumpir el embarazo. Las maniobras pueden ser realizadas por la propia
embarazada o por otra persona por encargo de esta.
Desde las primeras leyes a principios del siglo pasado, el aborto provocado ha ido
siendo despenalizado en muchos países, tanto del primer, segundo o tercer mundo
y su despenalización ha supuesto en estos países una disminución drástica de la
morbilidad y mortalidad materna. A continuación veremos los
siguientes métodos usados para realizar el aborto provocado:
Succión o aspiración
El aborto por succión se hace entre la 6ta y la 12va semana. Este método se lleva
a cabo introduciendo un tubo a través de la cerviz (la entrada del útero), el cual está
conectado a un potente aspirador que destroza el cuerpo del bebé mientras lo
extrae. Después, con este tubo o con una cureta (cuchillo curvo de acero) el
abortista corta en pedazos la placenta separándola de las paredes del útero y la
extrae.
Dilatación y curetaje (D y C)
Este método abortivo se utiliza a finales del primer trimestre o principios del
segundo, cuando el bebé ya es demasiado grande para ser extraído por succión.
Es similar a este último método, pero en vez de despedazar al bebé por aspiración,
se utiliza una cureta o cuchillo, provisto de una cucharilla, con una punta afilada con
la cual se va cortando al bebé en pedazos, con el fin de facilitar su extracción por el
cuello de la matriz. Luego se sacan éstos pedazos con la ayuda de fórceps.
Operación cesárea
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Este procedimiento se realiza durante los últimos tres meses del embarazo.
Consiste en realizar una cesárea, no con el objeto de salvar al bebé por nacer, sino
para dejarlo morir o para matarlo directamente. Como se trata de una intervención
quirúrgica mayor tiene frecuentes complicaciones.
Aborto Legal
Aborto Ilegal
Cuando el aborto está prohibido por la ley, las circunstancias hacen que muchas mujeres
busquen a comadronas o a médicos que se prestan a colaborar. Pero el aborto practicado
en estas circunstancias es peligroso y mantiene unas estadísticas de mortalidad y
morbilidad materna infinitamente superiores a las del aborto legal.
PERFORACIÓN DE ÚTERO:
PLACENTA PREVIA:
EMBARAZO ECTÓPICO:
AFECCIÓN INFLAMATORIA
Pélvica Se trata de una enfermedad que puede poner en peligro la vida y
conllevar un riesgo añadido de embarazo ectópico y reducción de fertilidad.
Es por tanto razonable suponer que cuantos practican abortos previenen y
tratan tales infecciones antes del aborto.
ENDOMETRITIS:
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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EFECTOS PSICOLÓGICOS
Llanto/ Suspiros.
Insomnio.
Pérdida de apetito.
Nerviosismo.
Frigidez.
Culpabilidad.
Impulsos suicidas.
Sensación de pérdida.
Insatisfacción.
Sentimiento de luto.
Pesar y remordimiento.
Pérdida de confianza en la capacidad de toma de decisiones.
Autoestima.
Preocupación por la muerte.
Hostilidad.
Conducta autodestructiva.
Ira/ Rabia.
Desesperación.
Deseo de recordar la fecha de la muerte.
Preocupación con la fecha en que "debería" nacer o el mes del nacimiento.
Instintos maternales frustrados.
Odio a todos los relacionados con el aborto.
Incapacidad de perdonarse a sí misma.
Pesadillas.
Ataques / Temblores.
Frustración.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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EFECTOS SOCIALES
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Sin restricciones:
Guyana
Puerto Rico
Cuba
Uruguay
En estos países no hay mayor restricción para practicar el aborto, aunque en los dos últimos
la ley exige la autorización de la pareja, según la ONG Centro de Derechos Reproductivos.
En Cuba, el aborto se considera "ilegal" solo "cuando se realiza sin consentimiento de la
mujer, fuera de los servicios hospitalarios, cuando no lo realiza un médico o se cobra el acto
médico". La interrupción del embarazo es legal desde 1965, a pedido de la mujer, hasta las
12 semanas de gestación. Se estima que la cifra de abortos ronda los 100.000 al año.
Desde 1973, en la isla de Puerto Rico "una mujer en consulta con su médico puede poner
fin a su embarazo sin intervención del Estado", al considerarse que el embarazo no deseado
vulnera su salud mental y emocional. Por tal razón, un aborto "a petición de la mujer" es
absolutamente legítimo. Aproximadamente se producen cerca de 18.000 por año.
Argentina
Brasil
Bolivia
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador
Guatemala
Panamá
Paraguay
Perú
Venezuela
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Si bien en todos estos lugares se puede llevar a cabo sin penalidad legal si está en
riesgo la vida de la mujer, algunos incluyen otros causales. Sin embargo, fuera de
esas excepciones, es considerado ilegal en la mayoría de las citadas naciones,
según el Centro de Derechos Reproductivos.
En Brasil, el aborto está calificado como "un delito contra la vida" pero es legal
desde el 2016. Sin embargo, únicamente está permitido si la vida de la madre está
en peligro o en casos de violación o incesto.
En Bolivia está penado legalmente, pero no hay sanción legal si ocurre por
violación o incesto. Sin embargo, el Parlamento discute aprobar otros causales.
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En Ecuador la justicia igualmente lo prohíbe y únicamente es aceptado si atenta
contra la vida de la mujer o es producto de una agresión sexual a una persona con
discapacidad mental.
Ilegal:
El Salvador
Haití
Honduras
Nicaragua
República Dominicana
En Honduras, el aborto también sigue siendo ilegal y penado con hasta 10 años de
cárcel.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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La prostitución
Definición
Suele decirse que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo. La actividad
es desarrollada por mujeres y hombres, independientemente de su orientación
sexual. Mientras a la mujer que se prostituye se la conoce como prostituta, el
hombre suele ser nombrado como taxiboy (si se acuesta con otros hombres)
o gigoló (cuando tiene sexo con mujeres).
Etimología
El término «prostitución» proviene del latín prostitutio, que tiene el mismo significado
que el actual y que a su vez proviene de otro término latino, prostituere, que significa
literalmente exhibir para la venta.
A lo largo de la historia ha existido una gran cantidad de términos tanto para referirse
a la prostitución como a las personas que la practican, a los clientes, a los lugares
y a las actividades relacionadas. Los distintos países de habla hispana usan
distintos términos coloquiales como sinónimo de prostituta, con mayor o menor
carga despectiva, existiendo una gran cantidad de términos en cada variante
dialectal del español, algunos empleados históricamente, y otros aún en uso.
El término coloquial más extendido en los países de habla hispana para referirse a
una prostituta es puta, palabra que conlleva una fuerte connotación despectiva. De
hecho, y debido a que suele emplearse como insulto, su uso ha sobrepasado el de
la descripción de una profesión, y en muchos países se usa para adjetivar de forma
grosera otro elemento, al estilo del término inglés fucking.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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palabra con una connotación ofensiva, similar a la actual, donde se refiere a
un “amor de calle”. Sin embargo, en el portugués europeo, puto mantiene el
significado de ‘muchacho’, sin connotación sexual alguna, mientras que en varios
países de hispanoamérica esta forma masculina se aplica despectivamente a los
varones homosexuales no necesariamente prostitutos.
De aquí deriva también «lupanar», que se emplea para referirse al prostíbulo (burdel
o «casa de citas», es decir, el sitio al que llega el cliente a pagar por los servicios
de una prostituta).
Historia
Edad Antigua
Una de las formas más antiguas de prostitución de la que existen registros históricos
es la prostitución religiosa, practicada inicialmente en Sumeria. Ya desde el siglo
XVIII a. C., en la antigua Mesopotamia se reconocía la necesidad de proteger los
derechos de propiedad de las prostitutas. En el Código de Hammurabi se hallan
apartados que regulan los derechos particulares de las hieródulas. Por su parte, los
antiguos historiadores Heródoto y Tucídides documentan la existencia
en Babilonia de la obligación para todas las mujeres, al menos una vez en su vida,
de acudir al Templo de Ishtar para practicar sexo con un extranjero como muestra
de hospitalidad, a cambio de un pago simbólico. También en la Edad Antigua, la
prostitución estaba bien presente en Cerdeña y Sicilia, así como en varias
culturas fenicias, en las que se practicaba como rito religioso en honor de Astarté.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Antigua Grecia
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las atribuciones específicas de diez magistrados (cinco intra muros y cinco para el
Pireo), el ἀστυνόμοι, astynómoi, o cargo de velar por que «las instrumentistas de
flauta, de lira y de cítara no sean alquiladas por más de dos dracmas por noche»;
queda así claro que los servicios sexuales eran claramente parte del alquiler cuyo
precio, a pesar del control practicado por los astynomes, tiende a ser más elevado
cuanto más corre el tiempo.
Las heteras constituyen la categoría más alta entre las prostitutas. A diferencia de
las otras, no ofrecen sólo servicios sexuales y sus prestaciones no son puntuales.
Comparables en cierta medida a las geishas japonesas, poseen una educación
esmerada y son capaces de tomar parte en las conversaciones entre gentes
cultivadas. Únicas entre todas las mujeres de Grecia, espartiatas aparte, son
independientes y pueden administrar sus bienes.
Antigua Roma
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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La prostituta era un personaje sugestivo en la literatura de la antigua Roma. Era
muchas veces invocada como recurso literario, una metáfora para lo corrompido.
Eran notadas por su vestimenta, vestidos de colores chillones hechos de lino
transparente. También se distinguían por usar una toga, que eran ropas usadas
típicamente por hombres romanos. Por ende, se ha dicho que la prostituta no era
ética para el hombre. Para muchos escritores romanos, la prostitución representaba
la más degradante forma imaginable de existencia para una mujer, representando
lo más profundo de la impureza. Las asociaban con la suciedad, lo que realzaba
aún más su bajo rango.
Edad Media
Durante la Baja Edad Media la prostitución fue objeto críticas morales y una
reglamentación más o menos permisiva. La prostitución podía estar confinada en
determinados barrios y estar restringida en determinadas fechas, como la Semana
Santa. La erradicación de la prostitución no se concebía posible, dado lo inevitable
del pecado, y su papel de mal menor que evitaba que el deseo irrefrenable de los
varones fuera en contra del honor de las doncellas y las mujeres respetables y se
consideraba que evitaba la homosexualidad.
Algunos burdeles eran regentados por los propios municipios, y desde mediados
del siglo XIV, estos concejos o asambleas de vecinos regulaban la prostitución
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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arrendando los establecimientos a los padres de la mancebía que controlaban
rigurosamente a las prostitutas, que debían ser solteras, con buena salud y
someterse regularmente a inspecciones sanitarias y de higiene corporal. Entre los
padres de la mancebía se encontraban caballeros de alto rango que participaban
en un negocio muy lucrativo.
Edad moderna
Edad Contemporánea
Siglo XIX
En el siglo XIX se desató una polémica pública tras la aprobación en Francia y más
tarde en Reino Unido de leyes de enfermedades contagiosas. Esta legislación
obligaba a las mujeres sospechosas de ser prostitutas a someterse a exámenes
pélvicos, tanto en Francia y Reino Unido como en sus colonias.
Muchas feministas lucharon por derogar estas leyes, bien porque la prostitución
debería ser ilegal y, por lo tanto, no regulada gubernamentalmente, o bien porque
forzaba a las mujeres a someterse a exámenes médicos degradantes. La situación
era similar en el Imperio Ruso.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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El Reino Unido adoptó una política de segregación social en el Raj
británico (actual India), pero mantuvieron los burdeles llenos de mujeres indias. A
finales del siglo XIX y principios del XX, existía una red que prostituía a mujeres
chinas y japonesas en países como China, Japón, Corea, Singapur y el Raj
británico. También existía una red que prostituía a mujeres europeas en India, Sri
Lanka, Singapur, China y Japón durante el mismo periodo. El destino más común
para las prostitutas europeas en Asia eran las colonias británicas de India y Ceilán,
donde cientos de mujeres y niñas de la Europa continental y Japón servían a los
soldados británicos.
Siglo XX
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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A finales del siglo XX emergió el turismo sexual como un aspecto controvertido del
turismo occidental y la globalización. El turismo sexual es normalmente llevado a
cabo por turistas internacionales provenientes de países más ricos.
La prostitución hoy
Se comienza con algún cliente y con muchos regalos. Pero muy pronto la muchacha
descubre en el protector a su amo absoluto, que puede también venderla a otro
protector. Aunque en proporción menor, también hay mujeres que hacen de
protectoras. El dueño es el amo del local puesto (totalmente o en parte) a
disposición de los encuentros con las prostitutas. Alcahueta es la mujer que conoce
el arte de seducir a la muchacha disponible a la prostitución, la pone en relación con
el protector o directamente con los clientes y le enseña el oficio. El traficante es el
colocador, pagado por una comisión de protectores o dueños de casas que se
compromete a trasladar prostitutas tanto a nivel nacional como internacional.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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TIPOS DE PROSTITUCIÓN
Prostitución callejera
Este tipo de prostitución es considerada como una de las que conlleva más riesgos
para la prostituta, pues se exponen al ataque de delincuentes o pervertidos
violentos. También, se considera que es la que conlleva más riesgos de tipo
sanitario para quienes la practican.
Escort
Prostitución masculina
La diferencia existente con el ejercicio femenino, es que los hombres por lo general
entran a este mundo por propia voluntad y enterados desde el inicio cuál será su
oficio; tiene carácter temporal y sus motivos son netamente económico.
Gigoló
Se denomina así al varón que ofrece sus servicios sexuales a mujeres usualmente
mayores que él.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Taxiboy
Prostitución infantil
Causas de la prostitución
Muchas personas poseen empleos permanentes con ingresos suficientes que les
permite cubrir sus necesidades e incluso un eventual ahorro; en cambio otros,
poseen oficios eventuales o pasajeros, donde las ganancias son inciertas, por lo
que deben recurrir a otras fuentes de ingreso.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Las hijas se ven expuestas a situaciones más críticas, poco habilitadas para trabajos
que generalmente se designan a varones, se ven forzadas a aceptar cargos como
meseras, auxiliares de oficina, y otros en los cuales las posibilidades de mejorar sus
condiciones de vida son escasas, e incluso muchas veces se inclinan por otras
actividades como la "venta de su cuerpo".
La pobreza, en gran parte de los casos, es el punto de partida para que una persona
llegue a la condición de los trabajadores sexuales comerciales: el mayor número de
menores, adolescentes y jóvenes prostituidos proviene de los estratos bajos de la
sociedad. Sin embargo, esto no es suficiente como explicación causal, pues no toda
persona indigente se prostituye. A la situación de pobreza se suman otros factores
predisponentes. Puede verse, analizando el caso particular de la pobreza, que
producto del acceso restringido al mercado laboral, la condición de vida de los
miembros de las familias empobrecidas se ve seriamente afectada. Esto se traduce
en las siguientes características: hábitos alimenticios precarios, vestimenta raída y
precaria, carente muchas veces de los servicios básicos, educación inicial truncada,
escaso acceso a los bienes de consumo, entre otros. Esto da como resultado una
baja autoestima de las personas y una escasa y tergiversada visión de sus derechos
y deberes sociales. De esta manera, las condiciones de vida se hallan
condicionadas por el poder adquisitivo de los individuos. La pobreza implica un
escaso poder adquisitivo, lo cual redunda negativamente en las condiciones
materiales de existencia.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Violencia y desintegración familiar
Muchas veces se ha señalado esto como una causa principal, gran parte de
prostitutas(os) provienen de hogares disfuncionales, donde había faltante de
miembros como padre o madre (no significando que en toda familia donde falte una
figura paterna existirá un miembro que se dedique a la prostitución, o que exista
algún tipo de violencia tanto física como psicológica)
En la violencia intrafamiliar, los hijos están más expuestos, porque ellos son los
testigos presenciales de los ataques entre cónyuges. Los niños desde temprana
edad se ven en situaciones que atentan contra su seguridad y desarrollo integral, y
en el mayor de los casos, hasta contra su propia vida, por el abandono, la
desnutrición y los golpes recibidos que afectan también su personalidad.
Abusos sexuales
La violación y otras formas de abuso sexual son una de las causas más comunes
para que las personas opten por el camino de la prostitución, y de ésta no están
libres los varones ni las mujeres. La Razón: "Llama la atención que gran parte de
los casos de violación haya sido cometido en el seno de la familia por personas
cercanas a los menores, sean éstos los padres, hermanos, primos, tíos, entre
otros." Lo anterior implica en muchos niños, niñas y adolescentes, verse expuestos
a una iniciación sexual precoz, a relaciones incestuosas y, a los riesgos de una
maternidad temprana y a la incorporación a la prostitución, lo que ocasiona su
discriminación social y la marginación.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Madres solteras
Ninfomanía
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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desechar inhibiciones sociales o ideológicas y buscar el alivio a cualquier precio. La
ninfómana puede aceptar dinero, o puede pagar por el placer así como insistir en
que su pareja "cumpla su deber conyugal".
Marginalidad y discriminación
Alcoholismo y drogadicción
Enfermedades venéreas
Precipita la debilidad mental
Rechazo social
Infracción a la ley
Embarazos no deseados
Familias desintegradas.
Reflejos sociales
Aquí se alude a algunos reflejos sociales de la prostitución.
A) Los Clientes
Sólo se pueden hacer conjeturas aproximadas, porque donde está vigente el sistema de la
reglamentación (y el correspondiente fichaje) las prostitutas "clandestinas" que las
estimaciones sociológicas consideran más numerosas- evitan el control, y en los países
prohibicionistas o abolicionistas es del todo imposible.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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El temor al contagio venéreo, que se consideraba sobre todo provocado por la prostitución,
ha tenido una parte decisiva para estimular una cultura contra la prostitución. Las
infecciones venéreas en los países industrializados de cultura occidental son debidas en
gran parte a contactos con personas diversas, carentes de todo cuidado higiénico, más que
a relaciones con prostitutas.
Ahora se añade el peligro de contagio de SIDA. Las prostitutas son posibles portadoras
de virus, porque muchas de ellas hacen uso de drogas por vía intravenosa y porque tienen
relaciones con demasiadas personas diversas que las pueden contagiar.
D) La Prostitución y la Criminalidad.-
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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La pornografía
Definición
Etimología
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Historia
Erótica a la antigua
Mucho más tarde, los antiguos griegos y romanos crearon esculturas públicas y
frescos que retrataban actos de homosexualidad, sexo entre tres personas, felación
y cunnilingus. Mientras tanto, en la India durante el siglo dos, el Kama Sutra era
mitad manual sexual, mitad de relaciones humanas. Los Moche del Perú antiguo
pintaron escenas sexuales en cerámica, mientras que la aristocracia del siglo 16 en
Japón admiraba las imágenes eróticas talladas en madera.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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La pornografía
La idea del “porno por el porno” se extendió hasta 1800. Las novelas eróticas se
imprimían desde mediados de 1600 en Francia (aunque la identificación de su autor
se castigaba con la cárcel) pero tuvieron que pasar 100 años para que la primera
novela pornográfica en inglés, "Memoirs of a Woman of Pleasure" (también
conocida como Fanny Hill) se publicara en 1748.
Algo similar ocurrió con el video. En 1896, los cineastas franceses exploraban las
posibilidades eróticas del medio con cortos mudos como el famoso “Le Coucher de
la Marie” en el que una mujer se quita la ropa. El sexo gráfico apareció hasta el
nuevo siglo, mismas que normalmente se proyectaban para un público compuesto
completamente por hombres y con imágenes mucho menos gráficas que la
pornografía moderna.
El boom
Durante mucho tiempo las cintas eróticas se mantuvieron un pefil bajo, hasta que
llegó la era de la revolución sexual. En los años 70, la generación joven le abrió la
puerta a la proyección de cintas sexualmente explicitas. Los cines se multiplicaron,
luego las cintas Beta y VHS, más tarde los DVDs y finalmente la propagación propia
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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de Internet, que no sólo incluye las producciones profesionales, sino la pornografía
hecha en casa.
El cambio entre las cintas pornográficas vistas en público y las rentas privadas –
descargas de internet posteriores- cambiaron el tipo de actos que aparecen en
pantalla. De acuerdo a Slade, la privacidad provocó un deseo por cintas con fetiches
específicos y en ocasiones comportamiento sexual fuera de lo normal. En 1994, un
estudio comparativo de pornografía realizado por Carnergie Hall, encontró que el
48% de las descargas de contenido estaban fuera de lo normal, con
representaciones de bestialidad, incesto y pedofilia. Menos del 5% de las descargas
mostraban sexo vaginal. Lo anterior podría deberse, indudablemente a que las
películas y revistas tradicionales de los 90 tenían cubierta la estimulación más
común y los usuarios acudían a la red en búsqueda de temáticas difíciles de
conseguir.
El panorama del nuevo siglo es distinto. Aunque existe pornografía en toda la red,
el tamaño real de la industria es un misterio. No existe un registro oficial y apenas
se cuentan los estudios sobre economía de la pornografía. Uno de los pocos
estimados que existen fue publicado por Adult Video News, una revista de
intercambio dentro de la industria, en este se estima que las ventas de revistas,
videos, renta de contenido y juguetes sexuales alcanzaron los 6 mil millones de
dólares en 2007 en Estados Unidos. La cifra ha sido discutida ampliamente a lo
largo de los años, pues, entre otras cosas, no toma en cuenta los videos amateur
gratuitos y las fotografías eróticas en redes como Flickr o Instagram.
Fuera de la ganancia económica que la pornografía genera, sin duda atrae muchas
miradas. Un estudio realizado con estudiantes universitarios en 2008, demostró que
el 87% de los hombres y el 31% de las mujeres consumen pornografía. En 2009, el
profesor de la Universidad de Montreal Simon Louis Lajenunesse apareció en los
diarios locales, cuando anució su intento por comprender el impacto de la
pornografía en la sexualidad de los hombres jóvenes, pero no le fue posible
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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encontrar un grupo, pues localizar un chico en sus 20 que no haya visto pornografía,
es prácticamente imposible.
Causas de la pornografía
Curiosidad por este tipo de imagen o video.
Liberación de dopamina y serotonina en la masturbación lleva a una adicción
del cerebro por las imágenes pornográficas.
Efectos de la pornografía
Así como no todos los soldados que combaten en una guerra sufren la llamada
"psicosis de guerra", de igual forma, no todas las personas expuestas a algo van a
manifestar una perturbación psicológica determinada, pero lo que sí es cierto es que
cuando una persona posee una tendencia latente (dormida) hacia un tipo
determinado de desviación sexual (parafilia), un evento determinado puede
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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propiciar que dicha tendencia aflore y se materialice. Debemos recordar que uno de
los condenados por el mayor caso de pedofilia en línea declaró que jamás había
tenido tendencias pedofílicas hasta que encontró contenidos de pornografía infantil
en Internet. El negocio de la Pornografía en Internet ha sabido explotar esta
debilidad humana ofreciendo sitios especializados de acuerdo a las parafilias
existentes.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Efectos psicológicos
En un intento por aislar el papel de la violencia como algo diferente del sexo en las
situaciones inducidas por la pornografía, James Check (universidad de Canadá)
llevó a cabo un experimento donde los hombres eran expuestos a diferentes grados
de pornografía, algunos violentos y algunos no. Todos los grupos exhibieron el
mismo cambio de actitud, a saber una mayor inclinación a usar la fuerza como parte
del sexo.
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Dolf Zillman midió el impacto de ver pornografía en los puntos de vista de los sujetos
acerca de lo que constituye una práctica sexual normal. El grupo que vio la mayor
cantidad de pornografía dio estimaciones mucho más altas de la incidencia del sexo
oral, el sexo anal, el sexo grupal, el sadomasoquismo y la bestialidad que los otros
dos grupos.
En un estudio que cubrió todo el país, los investigadores Larry Baron y Murray
Strauss, de universidad de Hampshire, encontraron una fuerte
correlación estadística entre el nivel de distribución de revistas pornográficas y el
nivel de violaciones. Encontraron que en estados de alto nivel de circulación el nivel
de violaciones también era alto. Y en estados con bajo nivel de circulación, el nivel
de violaciones tendía a ser bajo también.
Efectos sociales
Definir los efectos sociales de la pornografía ha sido difícil, debido a algunas de las
teorías imperantes acerca de su impacto. Un punto de vista dice que en realidad
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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cumple una función positiva al actuar como una "válvula de escape" para los
potenciales agresores sexuales.
El argumento de que no hay estudios reconocidos que muestren una conexión entre
la pornografía y el crimen violento es simplemente una cortina de humo. Quienes
promueven esta postura saben bien que nunca se hará esta investigación. Exigiría
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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hacer un muestreo de mucho más de mil varones que estén expuestos a la
pornografía a lo largo de la pubertad y la adolescencia, mientras que el otro grupo
es aislado totalmente de su influencia en todas sus formas y diversos grados. Luego,
cada grupo tendría que ser monitoreado durante la realización de los crímenes
violentos, si los realizan. Sin embargo, y a pesar de la falta de una investigación
formal, las propias estadísticas del FBI muestran que la pornografía se encuentra
en el 80 por ciento de los escenarios de crímenes sexuales violentos, o en los
hogares de los perpetradores.
El profesor Cass Sunstein, escribiendo en Duke Law Journal, dice que algunos
actos sexuales violentos contra mujeres "no habrían ocurrido si no hubiera habido
una circulación tan masiva de pornografía." Luego de citar datos transculturales,
concluye:
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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En su introducción a una reedición del Informe Final de la Comisión sobre la
Pornografía del Fiscal del Estado, el columnista Michael McManus señaló que:
El Dr. James Dobson entrevistó a Ted Bundy, uno de los asesinos en serie más
notorios de esta nación. El día antes de su ejecución, Ted Bundydijo que "las formas
más dañinas de pornografía son aquellas que involucran la violencia y la violencia
sexual. Porque la combinación de estas dos fuerzas, algo que conozco demasiado
bien, genera un comportamiento que es simplemente demasiado terrible para
describir."
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PSICOLOGÍA DE LA SEXUALIDAD
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Violencia sexual
Definición
Cuando una persona tiene relaciones sexuales con otra sin su consentimiento,
entonces estamos hablando de un abuso sexual o violación. Según el diccionario
de La Real Academia Española (RAE) define al abuso como usar mal, excesiva,
injusta, impropia o indebidamente algo o alguien. El abuso sexual se puede dar
entre personas adultas, un adulto a un niño, o entre niños. Un abusador sexual
obliga a su víctima a tener actividad sexual con él. Entendiéndose como actividad
sexual a todo acto de penetración de los genitales.
En estos casos la mayoría de las veces el violador es alguien cercano al niño o de,
sus familiares, el abusador se gana la confianza del entorno familiar para tener libre
acceso al menor. El violador puede valerse de muchas mañas para engañar a sus
víctimas él puede actuar de manera evidente hacia la víctima aplicando la violencia,
o por el contrario puede valerse de la confianza que la víctima tenga de él, porque
es alguien cercano a su entorno familiar.
Se debe tener claro que el abuso sexual no es únicamente la penetración de los
genitales, también es el obligar a tener sexo oral, obligar a tocar sus genitales,
obligar a observarlo masturbándose, etc.
Este tipo de actos tan despreciables no tienen un lugar específico pueden ocurrir
dentro de la misma familia, en el trabajo, en los centros educativos etc. Existen
varias señales o síntomas que nos indicarán que ha ocurrido un abuso sexual:
cambios en la conducta de la víctima, señales de dolor en las zonas de los genitales,
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en el caso de los niños muestra de sangramiento., depresión, embarazo, la
vestimenta de la víctima está rota o manchada.
Violación
Explotación sexual, turismo sexual
Abuso sexual de niños y niñas
Prostitución
Pornografía
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Aspectos psicológicos del abuso sexual
El estudio de la identidad de agresor sexual explica por qué este tema es tan difícil.
De 48 casos ingresados a este centro, en 11 casos el agresor fue el padre; en 4, el
padrastro; en 7, un pariente; y en 17, un conocido de la familia. Es decir, la gran
mayoría de los abusos son cometidos por conocidos o parientes de la víctima. En
el resto de los casos no se pudo determinar el agresor, lo que no significa que éste
sea desconocido, sino que simplemente no se logró pesquisar, porque el niño o niña
se negó a decirlo.
En 23% de los casos, los agresores (11 casos) son menores de edad, todos
conocidos o parientes de los niños. Esta cifra es similar a la que aparece en
investigaciones internacionales.
Emocionales
Los indicadores emocionales que presentan los niños abusados son en su gran
mayoría inespecíficos y, además, estos niños presentan una mezcla de indicadores.
Es frecuente que consulten por síntomas inespecíficos, que muchas veces
corresponden a somatizaciones; ésa es su forma de expresarse, ya que no puede
hablar como los adultos quisieran, de manera que la pesquisa es difícil y se logra
con el tiempo.
Los síntomas más frecuentes son culpa, miedo, vergüenza y sentimientos negativos
hacia los demás y hacia ellos mismos, que es lo primero que se produce y es una
de las grandes razones por la que les cuesta tanto hablar sobre el abuso sexual.
Esta sintomatología se presenta tanto en niños pequeños como en adolescentes.
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Conductuales
Entre los indicadores conductuales no específicos se encuentran una serie de
conductas que también se dan en niños o jóvenes con otros problemas: déficit
atencional, baja del rendimiento escolar y conductas de desadaptación social. Un
número importante de niños abusados sexualmente llegan a los servicios
siquiátricos, sea por el abuso o por otras causas.
Indicadores específicos
Se considera como indicador específico el relato coherente del abuso por parte del
niño, el que generalmente se pesquisa en sesiones que ocupan entre 4 y 10 meses
de trabajo. El relato es coherente cuando la conducta concuerda con lo que el niño
cuenta que sufrió, y además existen indicadores emocionales y conductuales que
hacen creíble la ocurrencia del abuso; no es que sea coherente en términos de
ilación verbal, como se esperaría encontrar en un adulto. La coherencia del relato
está dada siempre por el nivel evolutivo del niño, de manera que es necesario que
la determine un evaluador especializado en abuso sexual.
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Otro indicador específico es la presencia de prácticas o conductas sexualizadas que
no se esperan a su edad. Lo que se ve con más frecuencia en los casos de abuso
sexual son prácticas de coito, en general y con pares durante la niñez, introducción
de objetos en la vagina o en el ano, masturbación con objetos, masturbaciones
compulsivas, pololeo sexualizado precoz, erotización indiscriminada.
Esto es muy interesante, porque este tipo de conductas se encuentra en forma
recurrente. Un estudio realizado en 1991 por Friederich, el investigador más
conocido en este tema, en 800 niños sin sospecha de abuso sexual, coincide
exactamente con las conductas más frecuentes de los niños que ingresaron a
nuestro centro. La práctica sexual oral en niños, sobre todo en menores de 12 años,
se da en 0,1% de la población normal, realizar coito en 0,4%, y la introducción de
objetos en ano o vagina en 0,9%, es decir, es bajísima. Otras conductas sexuales,
como masturbación con la mano o tocarse los genitales, son más frecuentes, de
modo que no son específicas para la pesquisa de abuso.
Frente a un relato coherente y a una descripción detallada de este tipo de
conductas, ese relato es altamente sospechoso de abuso sexual. Cuando los
psicólogos o los evaluadores de niños realizan informes en los que se transcriben
descripciones de los niños sobre abusos sexuales, lo hacen con este nivel de
especificidad.
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éste, y se lleva el caso para la casa. La única posibilidad de que este trabajo
sobreviva es que exista una buena coordinación, de manera que cada profesional
pueda realizar adecuadamente la investigación en el área que le corresponda, sea
médica, social, legal, psicológica o social, además de otras áreas muy
especializadas.
Finalmente, es importante que la investigación sea concluyente, para que se puedan
tomar las medidas pertinentes o desechar la sospecha. En algunos casos, la
sospecha de abuso se mantiene durante meses sin que se pueda llegar a una
conclusión, pero un caso sospechoso no debe cerrarse hasta que el equipo de salud
tenga una razón realmente válida para hacerlo.
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Informe de evaluación psicológica
Los niños y niñas que son abusados sexualmente no tienen buenas relaciones con
sus madres. Con frecuencia el niño está al cuidado de terceras personas; en la
práctica, la madre ha delegado el cuidado del niño; hay distancia afectiva entre
ambos y la madre no confía ni en lo que dice el niño ni en su conducta, es decir, la
relación madre-hijo es de baja calidad.
El tipo de adulto que está a cargo del niño con sospecha de abuso es uno de los
motivos de la frustración de los profesionales que trabajan en este campo, los que
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sufren decepciones y se impacientan cuando el adulto acompañante no coopera, lo
que constituye más bien la regla que la excepción.
Los adultos a cargo de estos niños generalmente son temerosos y tienden a negar o a
minimizar el abuso, porque las consecuencias que tiene su reconocimiento en el plano
psicológico, social y legal son muy temidas, de modo que no cooperan fácilmente y se
muestran desconfiados frente a los profesionales que insisten en investigar lo que para ellos
es un problema y que no quisieran mirar.
Buen número de estos adultos proviene de familias disfuncionales. En un estudio realizado
en nuestro centro se encontró violencia en la pareja e historia de abuso sexual en un tercio,
por lo menos, de las madres de estos niños. En estudios canadienses se describe que en
40% de las familias en las cuales hay violencia entre los padres hay problemas de maltrato
grave en los niños.
Es necesario destacar la conducta que se debe seguir cuando se produce la sospecha de
abuso en un niño. En primer lugar, debemos imaginarnos lo difícil que es para el niño hablar
del asunto, cuando ya es difícil para los jóvenes hablar con los adultos, más aún de un tema
tabú como es la sexualidad. Para que a un niño abusado se le escuche hay que sospechar,
en primer lugar, y luego estar dispuesto a ir un poco más allá y averiguar qué pasa.
Existen prejuicios sociales muy fuertes sobre este problema y es necesario convencerse de
que existe para poder pesquisarlo. Hay una especie de mecanismo de negación: “esto es
muy feo, prefiero no verlo”, que lleva a las personas a poner en duda su percepción y a
desechar la sospecha tempranamente.
Por otra parte, debemos tomar en cuenta que los niños no van a contar fácilmente este
problema, y que sólo 16% de ellos tendría evidencia médica, según consta en el manual de
la Asociación Americana de Pediatría. Esto significa que un alto porcentaje de los niños que
sufren abuso sexual no tiene evidencia médica, lo que los psicólogos denominan “evidencia
dura”, de manera que queda un amplio rango en el que sólo va a existir evidencia
psicológica pesquisable en la evaluación.
Este problema lo deben abordar y tratar profesionales especializados en el tema dentro de
un equipo multidisciplinario, por el bien de los propios profesionales que se ven enfrentados
a un problema que no es bienvenido en ninguna instancia ni institución. Así se puede
abordar el asunto desde distintos ángulos, aumentando las probabilidades de éxito en la
pesquisa.
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VIH/SIDA
VIH
Definición
En concreto, el VIH ataca y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células
que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de
anticuerpos para combatir las infecciones causadas por estos agentes externos.
Síntomas
Durante esta fase, el VIH sigue activo, pero se reproduce a niveles muy bajos, y las
personas podrían no tener ningún síntoma ni sentirse enfermas. En las personas
que no están tomando ningún medicamento para tratar el VIH, esta fase podría
durar varios años; sin embargo, otras personas pueden pasar más rápido por esta
etapa. Las personas que toman medicamentos para tratar el VIH, Tratamiento
Antirretroviral de Gran Actividad, (TARGA) de la manera correcta, todos los días,
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pueden estar en esta etapa por varias décadas y no desarrollar sida. Es importante
recordar que todavía se puede transmitir el VIH durante esta fase, aunque quienes
que usan y mantienen una carga viral inhibida (o sea, que tienen un nivel de virus
muy bajo en la sangre) tienen muchas menos probabilidades de transmitir el virus
que aquellas que no tienen una carga viral controlada.
En esta fase, como consecuencia del grave deterioro del sistema inmunológico,
la CV es elevada, los CD4 están por debajo de 200 copias y surgen las
enfermedades oportunistas y/o neoplasias. En esta fase el VIH está venciendo la
batalla y si la persona no es tratada desarrollará enfermedades que le pueden
provocar la muerte.
Tratados y no tratados
No existe una cura definitiva, por lo que el VIH se ha convertido en una enfermedad
crónica. Con la atención médica adecuada y tratamiento el VIH se puede controlar.
Los medicamentos contra el VIH impiden que el virus se reproduzca (se replique),
lo que reduce la carga viral. Al tener menos concentración del VIH en el organismo
el sistema inmunitario tiene más posibilidad de recuperarse y aunque no se llega a
eliminar del todo el virus del cuerpo, el sistema inmunitario está lo suficientemente
fuerte como para combatir las infecciones y ciertos tipos de cáncer relacionados con
el VIH. El tratamiento además reduce el riesgo de transmisión del VIH.
Por el contrario, las personas que no reciben tratamiento permitirán que el virus se
extienda por su cuerpo, debilitando gravemente el sistema inmunitario y pudiendo
llegar al estadio sida. Además, la carga viral en sangre es elevada y pueden
propagar el virus.
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SIDA
DEFINICION
Historia
En 1981, investigadores clínicos de Nueva York y California observaron en hombres
homosexuales jóvenes, que habían gozado previamente de buena salud, un inusual
conjunto de enfermedades poco frecuentes, en particular Sarcoma de Kaposi (SK)
e infecciones oportunistas como la neumoníaPneumocystis carinii, como también
casos de linfoadenopatías inexplicables y persistentes. Pronto se hizo evidente que
estos hombres tenían un déficit inmunológico común, que se traducía en una
disminución del sistema inmunológico celular, con una pérdida significativa de
células TCD4. La amplia diseminación del Sarcoma de Kaposi y de la neumonía por
Pneumocystis carinii en personas jóvenes sin una historia clínica previa de terapia
inmunosupresora no tenía precedentes. Es que estas enfermedades se habían
detectado, en los Estados Unidos, en forma muy poco frecuente. Antes de
desatarse la epidemia del SIDA, la incidencia anual en los Estados Unidos del
Sarcoma de Kaposi era del 0.02 al 0.06 por cada 100 mil habitantes. Como
agregado, una forma más agresiva del Sarcoma de Kaposi, que por lo general
afectaba a individuos jóvenes, podía observarse en algunas regiones del África. La
neumonía Pneumocystis carinii (PCP), una infección pulmonar causada por un
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agente patógeno al cual están expuestos la mayoría de los individuos sin mayores
consecuencias, era extremadamente rara con anterioridad a 1981, salvo en
aquellas personas que recibían terapia inmunosupresora, o entre los sujetos
crónicamente mal nutridos, como sucedió con los niños de algunos países
de Europa Orienta después de la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que
hubieran sido hombres homosexuales los primeros en contraer SIDA en los Estados
Unidos, llevó a pensar que el estilo de vida homosexual se relacionaba
directamente con la enfermedad. Esto fue desechado al observarse que el síndrome
era común a distintos grupos: drogadictos endovenosos masculinos y femeninos;
hemofílicos y quienes habían recibido transfusiones de sangre; mujeres cuyas
parejas sexuales eran hombres bisexuales; quienes recibían productos derivados
de la sangre y niños nacidos de madres con SIDA o con historia
de drogadicción endovenosa.
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mortales como la meningitis criptocócica, Sarcoma de Kaposi progresivo y
candidiasis del esófago. La primera muestra de sangre obtenida en África en la cual
se encontró el VIH pertenece a un posible paciente con SIDA en Zaire, testeado con
relación al brote, ocurrido en 1976, del virus Ebola. Por otra parte, datos serológicos
han sugerido la presencia de infección por VIH en Zaire desde 1959. Otros
investigadores han detectado evidencia de VIH en tejidos de un marinero que
falleció en Manchester, Inglaterra, en 1959. El VIH recién se transformó en epidemia
20 ó 30 años después, quizás como consecuencia de las migraciones de zonas
rurales a centros urbanos de países desarrollados, de individuos jóvenes, pobres y
sexualmente activos, con el consiguiente retorno a su zona de origen e
internacionalmente, como consecuencia
de guerras civiles, turismo, viajes de negocios y tráfico de drogas.
SITUACIONES DE RIESGO
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de higiene existentes en los centros sanitarios reducen el riesgo a cifras
despreciables.
Contagio
Penetración
La infección por VIH por las relaciones sexuales ha sido comprobado de hombre a
mujer, de mujer a hombre, de mujer a mujer y de hombre a hombre. El uso de
condones de látex se recomienda para todo tipo de actividad sexual que incluya
penetración. Es importante enfatizar que se debe usar el condón hecho del material
látex, pues otro condón (de carnero) que existe en el mercado, hecho a base de
material orgánico, no es efectivo para la prevención. Los condones tienen una tasa
estimada del 90-95% de efectividad para evitar el embarazo o el contagio de
enfermedades, y usado correctamente, esto es, bien conservado, abierto con
cuidado y correctamente colocado, es el mejor medio de protección contra la
transmisión del VIH. Se ha demostrado repetidamente que el VIH no pasa
efectivamente a través de los condones de látex intactos. El sexo anal, debido a la
delicadeza de los tejidos del ano y la facilidad con la que se llagan, se considera la
actividad sexual de más riesgo. Por eso los condones se recomiendan también para
el sexo anal. El condón se debe usar una sola vez, tirándolo a la basura y usando
otro condón cada vez. Debido al riesgo de rasgar (tanto el condón como la piel y la
mucosa de la paredes vaginales y anales) se recomienda el uso de lubricantes con
base acuosa. La vaselina y los lubricantes basados en aceite o petróleo no deben
usarse con los condones porque debilitan el látex y lo vuelven propenso a rasgarse.
Sexo oral
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VIH no se conoce aún con precisión, hay casos documentados de transmisión a
través de sexo oral por inserción y por recepción (en hombres). Un estudio concluyó
que el 7,8% de hombres recientemente infectados en San Francisco probablemente
recibieron el virus a través del sexo oral. Sin embargo, un estudio de hombres
españoles que tuvieron sexo oral con compañeros VIH+ a sabiendas de ello no
identificó ningún caso de trasmisión oral. Parte de la razón por la cual esa evidencia
es conflictiva es porque identificar los casos de transmisión oral es problemático. La
mayoría de las personas VIH+ tuvieron otros tipos de actividad sexual antes de la
infección, por lo cual se hace difícil o imposible aislar la transmisión oral como factor.
Factores como las úlceras bucales, etc., también son difíciles de aislar en la
transmisión entre personas " sanas”. Se recomienda usualmente no permitir el
ingreso de semen o fluido pre-seminal en la boca. El uso de condones para el sexo
oral (o protector dental para el cunnilingus) reduce aún más el riesgo potencial. El
condón que haya sido utilizado ya para la práctica del sexo oral, debe desecharse.
En caso de que exista coito posterior, se utilizará un nuevo profiláctico; ya que las
micro lesiones que se producen en el látex por el roce con las piezas dentarias,
permiten el paso del virus.
Vía parenteral
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sustancias corporales, tales como el uso de guantes de látex cuando se ponen
inyecciones o se manejan desechos o fluidos corporales, y lavándose las manos
frecuentemente. El riesgo de infectarse con el virus VIH a causa de un pinchazo con
una aguja que ha sido usada en una persona infectada es menor de 1 entre 200[cita
requerida]. Una apropiada profilaxis pos-exposición (con medicamentos anti-VIH)
logra contrarrestar ese pequeño riesgo, reduciendo al mínimo la probabilidad de
seroconversión.
La infección del virus del VIH quizás no cause síntomas por unos años o quizás
usted puede experimentar unos síntomas en un lapso de 6 a 8 semanas luego de
haber sido infectado, mediante este lapso el virus se reproduce rápidamente y el
sistema inmunológico del cuerpo está montando una defensa. El virus pude
transmitirse rápidamente a otras personas durante ese lapso. Los síntomas iniciales
pueden ser.
Fiebre.
Fatiga extrema.
Dolor de cabeza
Tos seca.
Sudores nocturnos
Sarpullido.
Inflamación de los nódulos linfáticos, de las axilas, en la ingle y el cuello.
Luego que pasan esos síntomas puede que la persona no los sienta por meses o
años.
Pueden pasar hasta 10 años para que una persona sienta los síntomas
dependiendo de su estado de salud y el estilo de vida que tenga aunque no haya
síntomas el virus del VIH se está multiplicando, dañando el sistema inmunológico y
puede contagiarse a alguien.
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Una vez que el cuerpo está debilitado pueden transcurrir los siguientes síntomas en
un plazo de 1 a 3 años:
Una vez que virus del VIH ha progresado a SIDA el sistema se vuelve bastante débil
y esta propenso ha infecciónese; estas infecciones ocurren en personas con SIDA
por que el cuerpo es inmune y no es capaz de combatirlas:
falta de aliento.
toser con esputo teñido de sangre.
problemas para comer.
confusiones y olvido
diarrea severa.
nausea y vómitos
perdida de la visión
severos dolores de cabeza
enrojecimiento, puntos morados o cafés en la boca o en la piel
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Aspectos Psicológicos del Paciente Infectado por el VIH
Shock
Miedo
Culpa
Negación
El paciente seropositivo sin síntomas clínicos recorre un camino psicológico con tres
fases:
Estado de estrés
De adaptación
De integración.
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psicológicos (el estrés), suele aumentar la vulnerabilidad del organismo a la
enfermedad.
Hay que saber diferenciar entre estas 2 posibilidades que pueden existir después
del contagio. Generalmente luego de la inoculación del virus del Sida, muchos
individuos infectados no tienen ni síntomas ni signos porque se establece
un equilibrio entre el invasor (virus del sida) y las defensas orgánicas (aparato
inmunitario). Es un lapso de tiempo donde el virus no se replica, esta "adormecido",
pero que el poder infectante se mantiene inalterable.
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a. Los portadores del virus del Sida asintomáticos, no tienen que considerarse
enfermos de Sida, pero se advierte que tienen capacidad de trasmitir la enfermedad.
Esta condición puede durar mucho tiempo, especialmente en la actualidad, donde
los tratamientos combinados con drogas retrovirales dan excelentes resultados. En
la evolución del portador seropositivo, puede existir un momento en que la
capacidad de su aparato inmunitario comienza a ceder, por disminución del nivel de
los linfocitos T, produciéndose la "bisagra" de la enfermedad, es decir, la aparición
de síntomas y signos compatibles al Complejo Relacionado con el Sida (CRS),
como a las llamadas Enfermedades Oportunistas.
b. El enfermo de Sida, es un individuo que no sólo posee una carga viral elevada,
sino una disminución importante del nivel de los linfocitos CD4, que se expresa por
los síntomas y signos que acompañan a las enfermedades oportunistas y al cuadro
clínico de la enfermedad original.
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