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Lo que ha prosperado es un escenario de protección laboral en el que, sobre la base de los principios
constitucionales, ha llevado a la materialización de distintos tipos de instituciones jurídicos-laborales
como sucede en el caso de la estabilidad laboral reforzada, mecanismo excepcional de protección de
una serie de trabajadores en específico, dentro de los que se encuentran aquellos en situación de
debilidad manifiesta por razones de salud.
Así la estabilidad laboral reforzada, hoy comprendida a título de estabilidad ocupacional reforzada,
tiene fundamento constitucional y deriva además de la Ley 361 de 1997, la cual fue expedida con el
fin de asegurar la no discriminación sobre ningún habitante del territorio nacional colombiano por
condiciones personales, económicas, físicas, fisiológicas, síquicas, sensoriales y sociales (Ley 361,
1997, p.1). Lo anterior, en concordancia con el derecho al trabajo como derecho fundamental,
reconocido en varios instrumentos legales internacionales, el cual es esencial para lograr otros
derechos humanos y forma parte inseparable e inherente de la dignidad humana, y al mismo tiempo,
también permite al individuo y su familia ganar su manutención. Porque, en la medida que el trabajo
se elige o acepta libremente, fomenta el desarrollo personal y social. (Rojas, 2016).
JUSTIFICACIÓN
Especialmente se busca analizar los postulados en materia de estabilidad laboral reforzada, tomando
como referencia los principios orientadores señalados la Constitución Política Colombiana y como
estos han sido materializado en normas sustantivas de carácter laboral y posteriormente, analizar los
diversos pronunciamientos especialmente de la Corte Constitucional en la materia, con miras a
entender cuál es la aplicación real y actual en Colombia.
Es decir, lo que se busca es determinar, cual es la protección que actualmente se le brinda a las
personas que se encuentran en estado de debilidad manifiesta por razones de la salud, frente a las
posibles situaciones de discriminación, de las cuales pueden ser víctimas en su condición de
contratista y que consecuencias o sanciones legales, le son aplicadas a los contratantes que incurran
en dicha discriminación.
MARCO TEORICO
Es así como, el artículo 13 superior establece en su inciso 3º que “el Estado protegerá especialmente
a aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia
de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan”.
Por su parte, el artículo 47 establece las obligaciones que tiene el Estado frente a las personas en
situación de discapacidad. En ese sentido, la Carta Política reza: “el Estado adelantará una política
de previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a
quienes se prestará la atención especializada que requieran”.
El artículo 68 de la Constitución dispone la obligación que tiene el Estado frente a las personas en
situación de discapacidad en los siguientes términos: “la erradicación del analfabetismo y la
educación de personas con limitaciones físicas o mentales, o con capacidades excepcionales, son
obligaciones especiales del Estado”.
Por su parte el artículo 54 superior, señala que el Estado debe propiciar la ubicación laboral de las
personas en edad de trabajar y garantizar a los minusválidos el derecho a un trabajo acorde con sus
condiciones de salud.
El nombrado mandato constitucional ha sido desarrollado en la Ley 361 de 1997, la cual, entre otras
protecciones a favor de este grupo poblacional, establece en su artículo 26 lo que puede llamarse la
estabilidad laboral reforzada positiva y negativa.
Por un lado, en el sentido positivo, se considera que la condición de debilidad manifiesta de una
persona, no puede ser entendida como óbice para que la misma sea vinculada laboralmente, a
menos que dicha situación resulte, de manera fehaciente y demostrada, incompatible e insuperable
específicamente en el cargo que se desea desempeñar.
Por otro lado, en el sentido negativo, se ordena que ninguna persona con alguna limitación mental o
física, puede ser despedida ni que se le pueda dar por terminado su contrato por razón de su
limitación, a menos que exista de por medio una previa autorización de la oficina de Trabajo.
Diagramación de la línea
Fundadora
T- 1210/08 Si se reconoce La
No se tiene derecho al M.P. Clara Inés indemnización de 180
pago de la Vargas Hernández días de salario, cuando
indemnización de 180 se vulnera el derecho a
días de salario, aunque Hito la estabilidad laboral
se vulnera el derecho a T-490/10 reforzada de personas
la estabilidad laboral M.P. Jorge Ignacio en condiciones de
reforzada de personas Pretelt Chaljub debilidad manifiesta por
en condiciones de (2) Salvamentos de Voto problemas de salud,
debilidad manifiesta por cuando se termina el
problemas de salud, T-292/2011 contrato de prestación
cuando se termina el M.P. Luís Ernesto de servicios
contrato de prestación Vargas Silva independientes.
de servicios. (1) Salvamento de Voto
T-988/12
M.P. María Victoria
Calle Correa
T-761A/13
M.P. Jorge Ignacio
Pretelt Chaljub
Hito
T-144/14
M.P. Alberto Rojas Ríos
T-310/15
M.P. Jorge Ignacio
Pretelt Chaljub
T-040/16
M.P. Alejandro
Linares Cantillo
(1) Salvamento de Voto
Arquimedica - Hito
SU049/17
M.P. María Victoria
Calle Correa
(1) Salvamento de Voto
Se presenta una línea jurisprudencial sobre la estabilidad laboral reforzada de personas en estado de
debilidad manifiesta por razones de salud, de conformidad con la metodología de la Escuela Rodrigo
Lara Bonilla; para determinar los criterios jurisprudenciales de la Corte Constitucional en cuanto al
reconocimiento y pago de la indemnización de 180 días de salario establecida en el artículo 26 de la
ley 361 de 1997, en caso de violación de la mencionada estabilidad, de las personas vinculada
mediante contrato de prestación de servicios.
Seguidamente nos encontramos con la Sentencia T-292 de 2011 confirmadora de línea, Magistrado
ponente Dr. Luís Ernesto Vargas Silva, donde la Sala Novena de Revisión conoció el caso de una
señora que consideró vulnerados sus derechos a la estabilidad laboral reforzada y al mínimo vital,
debido a que la alcaldía accionada no le prorrogó el contrato de prestación de servicios a pesar de
estar incapacitada. Para resolver el problema jurídico planteado, la Corte lo primero que consideró
necesario fue determinar que el contrato de prestación de servicios encubría un verdadero contrato
laboral, así mismo determinó que la accionante fue despedida en estado en incapacidad sin la
autorización de la autoridad competente y, por lo tanto, debía ser reintegrada a su puesto de trabajo
con las condiciones laborales a las que tenía derecho, sin reconocer la indemnización de 180 días a
la cual se refiere el artículo 26 de la Ley 361 de 1997.
En el desarrollo de este análisis, nos encontramos con la T-988 de 2012, Sentencia confirmadora
de línea, con Ponencia del Magistrado Dra. María Victoria Calle Correa, donde la Sala Primera de
Revisión se encargó de resolver el asunto de una persona de 78 años de edad, quien tenía una
vinculación con un hospital a través de un contrato de prestación de servicios, el cual no fue renovado
por su condición de salud. En esta oportunidad, la Corte reiteró su posición al establecer que, la
estabilidad no depende de la denominación del vínculo por el cual la persona logra ejercer una
alternativa productiva. Sin embargo, hizo claridad que la naturaleza del vínculo, posee importancia al
momento de determinar el alcance del amparo, una vez constatada la violación al derecho a la
estabilidad laboral reforzada pues, si se trata de la terminación de un vínculo de carácter laboral
indefinido debe dar lugar al reintegro sin solución de continuidad y, en caso de hallarse plenamente
comprobada la actitud discriminatoria del empleador, puede dar lugar al pago de la indemnización de
180 días de salario. A su turno, cuando la opción productiva es un contrato o una orden de prestación
de servicios, el amparo se concreta en declarar la ineficacia de la terminación del mismo, y ordenar
su renovación por un período igual al inicialmente pactado, sin reconocer la mencionada
indemnización.
A continuación, nos encontramos con la T-761A de 2013¸ Sentencia confirmadora de línea, con
ponencia del Magistrado Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, donde la Sala Séptima de Revisión de
Tutela, analizó el caso de una persona a quien no le renovaron el contrato de prestación de servicios
pese a que la entidad accionada tenía conocimiento de la discapacidad del actor. En esta providencia,
la Sala argumentó que la protección laboral reforzada, solo amparaba a personas vinculadas a través
de un contrato de trabajo y, por lo tanto, cuando la protección constitucional se basa en la no
renovación de un contrato de prestación de servicios, es necesario determinar si este oculta un
contrato realidad, para proceder a otorgar la protección constitucional. En este caso, para otorgar la
protección, primero determinó que el contrato de prestación de servicios encubría un verdadero
contrato laboral, para posteriormente conceder el amparo, ordenando a la accionada, reintegrar al
accionante al cargo que venía desempeñando y a realizarle el pago del salario, de las prestaciones
sociales dejadas de percibir desde la terminación de su contrato, y de la indemnización prevista en la
Ley 361 de 1997 (Art. 26), equivalente a ciento ochenta (180) días de salario.
Continuando con el análisis, tenemos la T-144 de 2014, Sentencia Hito, con ponencia del Magistrado
Alberto Rojas Ríos, donde la Sala Octava de Revisión de la Corte Constitucional, se encargó de
resolver el caso de una persona a quien no le renovaron el contrato de prestación de servicio, a pesar
de estar en situación de discapacidad por razones de salud. En esta providencia la Corte dio un giro a
su jurisprudencia pues ahora, no solo amparó el derecho fundamental a la estabilidad laboral
reforzada de las personas en situación de discapacidad, vinculada mediante contrato de prestación
de servicio, sino que, además, reconoció la obligación de indemnizar con 180 días de salario al
trabajador con discapacidad a quien ha sido despedido sin contar con la autorización de la oficina de
trabajo.
Posteriormente, nos encontramos con la T-040/16, Sentencia confirmadora de línea, con ponencia
del Magistrado Dr. Alejandro Linares Cantillo, la cual se originó por la Tutela presentada por Héctor
Javier Guzmán Rincón, en contra de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -ANLA- por
considerar vulnerado su derecho fundamental a la estabilidad laboral reforzada, entre otros. La
conducta que causa la vulneración es la no prórroga del contrato de prestación de servicios pactado
con la accionada, desconociendo su condición de debilidad manifiesta por su estado de salud. En
este análisis la Corte ratificó la postura, donde había señalado que la estabilidad no depende de la
denominación del vínculo por el cual la persona logra ejercer una alternativa productiva y que la
naturaleza del vínculo, posee importancia es al momento de determinar el alcance del amparo, una
vez constatada la violación al derecho a la estabilidad laboral reforzada pues, si se trata de la
terminación de un vínculo de carácter laboral indefinido debe dar lugar al reintegro sin solución de
continuidad y, en caso de hallarse plenamente comprobada la actitud discriminatoria del empleador,
puede dar lugar al pago de la indemnización de 180 días de salario. A su turno, cuando la opción
productiva es un contrato o una orden de prestación de servicios, el amparo se concreta en declarar
la ineficacia de la terminación del mismo, y ordenar su renovación por un período igual al inicialmente
pactado, sin reconocer la mencionada indemnización.
Finalmente, dentro del rango establecido para el presente análisis encontramos la providencia
SU049/17, Sentencia Hito – Arquimédica, Magistrado Ponente Dra. María Victoria Calle Correa, en
donde la Sala Plena de la Corte, conoció el caso de un señor de 73 años de edad, que se
desempeñaba como conductor de vehículos de carga para la accionada, mediante un contrato de
prestación de servicios, a quien le terminan el vínculo sin autorización previa del inspector de trabajo,
encontrándose incapacitado, como consecuencia de un accidente laboral que sufrió mientras
realizaba sus labores. En este caso y teniendo en cuenta que en la jurisprudencia nacional hay
diferencias en torno a la estabilidad ocupacional, la Corte decide unificar jurisprudencia en materia de
derecho a la estabilidad ocupacional reforzada de personas en situación de discapacidad física,
sensorial y psíquica. Es en este análisis donde opta por hablar del derecho fundamental a la
“estabilidad ocupacional reforzada, por ser una denominación más amplia y comprehensiva.” y no “de
un principio de estabilidad laboral reforzada, que remite nominalmente por regla a las relaciones de
trabajo dependiente”. La Corte concluye que la estabilidad ocupacional reforzada es aplicable a las
relaciones originadas en contratos de prestación de servicios, aun cuando no envuelvan relaciones
laborales (subordinadas) en la realidad. La violación a la estabilidad ocupacional reforzada debe dar
lugar a una indemnización de 180 días, según lo previsto en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997,
interpretado conforme a la Constitución, incluso en el contexto de una relación contractual de
prestación de servicios, cuyo contratista sea una persona que no tenga calificación de pérdida de
capacidad laboral moderada, severa o profunda.
CONSTRUCCIÓN DE LINEA JURISPRUDENCIAL
Corte Constitucional
Anexos 9 análisis
Van los formatos denominados criterios jurisprudenciales
CONCLUSIONES
Para la Corte una vez las personas contraen una enfermedad, o presentan por cualquier
causa una afectación médica de sus funciones, que les impida o dificulte sustancialmente el
desempeño de sus labores en condiciones regulares, se ha constatado de manera objetiva
que experimentan una situación constitucional de debilidad manifiesta, y se exponen a la
discriminación.
De esta forma, dicha protección, como se ha reiterado, no aplica únicamente a las relaciones
laborales de carácter dependiente, sino que se extiende a los contratos de prestación de
servicios independientes propiamente dichos. Tal interpretación de la Corte, sienta sus bases
en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997, el cual establece que “ninguna persona en situación
de discapacidad podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su discapacidad,
salvo que medie autorización de la oficina de Trabajo”. Como se observa, la norma establece
una condición para la terminación del contrato de una persona en situación de discapacidad,
y no califica la clase de contrato para reducirla únicamente al de carácter laboral, propio del
trabajo subordinado.
En consecuencia, los contratantes y empleadores deben contar, en estos casos, con una
autorización de la Dirección Territorial correspondiente del Ministerio del Trabajo, que
certifique la concurrencia de una causa constitucionalmente justificable de finalización del
vínculo.
Por lo tanto, la violación a la Estabilidad Ocupacional Reforzada implicará: a) La declaratoria
de ineficacia de la terminación del contrato; b) El reintegro bajo condiciones análogas o
garantizando su reubicación, o la renovación del contrato; c) Indemnización de ciento
ochenta (180) días de remuneración según lo previsto en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997
interpretado conforme a la Constitución, incluso en el contexto de una relación contractual de
prestación de servicios, cuyo contratista sea una persona que no tenga calificación de
pérdida de capacidad laboral moderada, severa o profunda.
Por otro lado, para la empresa o empleador supone una serie de cargas administrativas y
económicas el responder por el reintegro, reubicación o reconversión de un trabajador.
Cargas que no puede subsanar, salvo que el Ministerio del Trabajo conceda la respectiva
autorización para proceder al despido con justa causa del trabajador, lo cual no siempre
ocurre.
BIBLIOGRAFIA
2. Solano, E. (2019). Estabilidad Ocupacional Reforzada en Colombia: una mirada crítica desde la
jurisprudencia. JURIDICAS CUC, 15 (1). 47-63.