Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
A veces tenemos que encontrar el tipo apropiado de aceptación para cada día. A
veces necesitaremos desarrollar aceptación para lo que pueda ocurrir
mañana,¿Que es la aceptación? y otras veces tendremos que aceptar una
condición que quizás no cambie nunca. Luego, además, frecuentemente tiene
que existir la apropiada y realista aceptación de nuestros lamentables defectos
de carácter y de los graves fallos de los demás – efectos que tardarán muchos
años en remediarse completamente, si acaso alguna vez lo hacen. Todos
nosotros cometeremos errores, algunos reparables y otros no. A menudo nos
encontraremos con fracasos – a veces por accidente, a veces causados por
nosotros mismos, y aun otras veces provocados por la injusticia y la violencia de
otra gente. La mayoría de nosotros llegaremos a alcanzar algún grado de éxito
material en el mundo, y en cuanto a esto, el problema del tipo apropiado de
aceptación será verdaderamente difícil. Luego se presentarán la enfermedad y la
muerte. ¿Cómo podremos aceptar todas estas cosas?.
Siempre vale considerar lo mucho que se puede tergiversar esa buena palabra
aceptación. Se puede desvirtuar para justificar casi cualquier tipo de debilidad,
tontería e insensatez. Por ejemplo, podemos “aceptar” el fracaso como una
condición crónica, sin provecho ni remedio para siempre. Podemos “aceptar”
orgullosamente el éxito material, como algo que se debe enteramente a nosotros
mismos. También podemos “aceptar” la enfermedad y la muerte como evidencia
cierta de un universo hostil y sin Dios. Nosotros los A.A. tenemos una vasta
experiencia con todas estas tergiversaciones de la aceptación. Por lo tanto
tratamos constantemente de recordarnos a nosotros mismos que estas
adulteraciones de la aceptación sólo son trucos para fabricar excusas: un juego
perdido de antemano en el que somos, o al menos hemos sido, los campeones
del mundo.
Por eso valoramos tanto nuestra Oración de la Serenidad. Nos aporta una nueva
luz que puede disipar nuestra antigua y casi mortal costumbre de engañamos a
nosotros mismos. En el resplandor de esta oración vemos que la derrota, si se
acepta de la forma apropiada, no tiene porqué ser un desastre. Ahora sabemos
que no tenemos que huir, ni debemos de nuevo tratar de superar la adversidad
por medio de otra ofensiva precipitada que sólo nos creará obstáculos más
rápidamente de lo que podamos derribarlos.
Al entrar en A.A., nos convertimos en los beneficiarios de una experiencia muy
distinta. Nuestra nueva manera de mantenernos sobrios está basada literalmente
en la proposición de que “Por nosotros mismos, no somos nada, el Padre hace
las obras.” En los Pasos Primero y Segundo de nuestro programa de
recuperación, estas ideas se encuentran explicadas específicamente:
“Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol – que nuestras vidas eran
ingobernables” – “Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos
podría devolvernos el sano juicio.” No podíamos derrotar al alcohol con los
recursos que nos quedaban y por eso aceptamos el nuevo hecho de que la
dependencia de un poder superior (aunque solo fuera nuestro grupo de AA)
podría realizar esta tarea que hasta ahora había sido imposible. En el momento
en que pudimos aceptar totalmente estos hechos, empezó nuestra liberación de
la obsesión por el alcohol. Este par de aceptaciones nos había requerido a la
mayoría de nosotros un gran esfuerzo. Tuvimos que abandonar toda nuestra
querida filosofía de la autosuficiencia. Esto no se consiguió con la acostumbrada
fuerza de voluntad; se trataba más bien de un asunto de desarrollar la buena
disposición de aceptar estas nuevas realidades de la vida. Ni huimos ni
peleamos. Pero si aceptamos. Y entonces nos liberamos. No había ocurrido
ningún desastre irremediable.