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La tuberculosis ha sido constante en la historia de la humanidad, se encuentra en los libros

del Antiguo Testamento, donde se hace referencia a la enfermedad consuntiva que afectó
al pueblo judío durante su estancia en Egipto, tradicional zona de gran prevalencia de la
enfermedad. A pesar de existir desde tiempos remotos, no puede ser considerada como
una enfermedad del pasado, ya que actualmente mata a aproximadamente 2 millones de
personas por año en el mundo, es decir , 5 000 muertes por día y prima mayormente en las
comunidades más pobres. Esta enfermedad llamada también “peste blanca” es
infectocontagiosa producida por el Mycobacterium Tuberculosis o bacilo de Koch, que se
localiza generalmente en el pulmón, aunque puede afectar otros órganos. A continuación,
en el presente texto, se tratará en primer lugar los tipos de TBC, el diagnostico y tratamiento.

Hay pruebas para detectar la infección de tuberculosis, una de ellas es la prueba cutánea
de la tuberculina también llamada prueba de Mantoux es la primera y más eficaz, se realiza
inyectando en la piel de la parte inferior del brazo una pequeña cantidad de líquido llamado
tuberculina, si la reacción es positiva esto significa que el cuerpo de la persona está
infectado, y si resulta negativa quiere decir que la persona no ha reaccionado a la prueba y
probablemente no esté infectado. Otras pruebas que ayudarían a detectar esta enfermedad
son: el examen de sangre, la radiografía de tórax y esputo; esto complementaria para hacer
un buen diagnóstico.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) (2015) se distinguen dos tipos de


tuberculosis: pulmonar, que afecta principalmente a los pulmones y se denomina (TB)
primaria; tuberculosis extrapulmonar (TBC) aparece fuera de los pulmones como resultado
de la diseminación hematógena de la infección. A veces, se extiende directamente de un
órgano adyacente.

Tan importante como el diagnóstico y tipo confirmado de un enfermo de tuberculosis, es


también la administración oportuna del tratamiento específico eficaz con la finalidad de
lograr la curación. Los medicamentos de primera línea, principales, o esenciales son:
Isoniacida (H), Rifampicina (R), Pirazinamida (Z), Estreptomicina (S) y Etambutol (E). Estos
fármacos son efectivos en la mayoría de los casos y los de segunda línea que se utilizan
en caso de reacciones adversas y resistencia a fármacos tradicionales. Los tratamientos
con estos fármacos deben ser indicados en centros de referencia.

En conclusión, la tuberculosis sigue siendo un problema para la población, por ello exiten
formas para poder diagnosticarlo y asi poder detctar de que tipo es para seguir con un
tratamiento y asi .combatir esta enfermedad y erradicar la mortabilida”d. Recuerde que
todos somos parte de la solucion

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