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LECCIÓN 1.

TEORÍAS Y MODELOS
DE AYUDA
a. La conducta pro social está influida por el grado de obligación moral que lleva a un individuo a
realizar acciones de ayuda específicas.
b. En una situación concreta, los sentimientos de obligación moral se generan por la activación de
la estructura cognitiva de normas y valores del individuo.
c. Estos sentimientos pueden llegar a ser neutralizados al cuestionarse el sujeto la relevancia o
conveniencia de esa obligación.
Schwartz y Howard (1981) explican este proceso a través de cinco fases: En la primera,
denominada atención, el sujeto percibe la necesidad de ayuda y evalúa tanto su propia capacidad
como su responsabilidad para proveer remedio. El sujeto en una segunda fase, motivación,
elabora una norma personal y se generan en él sentimientos de obligación moral. En la tercera
fase, evaluación, se estiman las consecuencias previsibles de la conducta altruista desde el punto
de vista de costes y beneficios potenciales; si la evaluación no permite tomar una decisión surgen
en el individuo mecanismos defensivos que hacen improbable la emisión de respuestas altruistas,
fase de defensa. La quinta fase, conducta, consistiría en la emisión del comportamiento altruista o
en la inhibición de éste.

Modelo de Ayuda debido a Reacciones


Emocionales. Este modelo, propuesto por Piliavin y Piliavin (1969) defiende que la
respuesta emocional ante las necesidades de los demás juega un papel importante en la
determinación de ayudar. Si, por ejemplo, de forma inesperada vivimos la escena de un
accidente automovilístico en el que una mujer joven está en el suelo inconsciente, es
probable que experimentemos dos tipos de emociones cualitativamente distintas.
a. Por un lado, viviremos un grado subconsciente de tensión personal en el que se mezclan
sentimientos de alarma, molestia, contrariedad y aflicción y que podríamos resumir diciendo
que sentimos una sensación de horror.
b. Por otro lado, quizá experimentemos un cierto grado de inquietud empática, al
identificarnos con la accidentada y seamos invadidos por sentimientos de compasión,
ternura, cordialidad y simpatía hacia ella. Es decir, estaremos afligidos por ella.
Piliavin y Piliavin (1972) sugieren que la decisión de ayuda o escape va a depender del
coste que nos suponga la acción. Así, si la ayuda que hemos de prestar a nuestra
accidentada sugiere avisar a una ambulancia, el coste de ayudar sería más alto si hemos
de recorrer varios kilómetros que si tenemos el teléfono a mano: si por el contrario nos
planteamos el escapar, el coste sería alto porque probablemente anticiparíamos
sentimientos de culpa, que aún serían mayores si conociéramos a la persona.

C. Modelo de Ayuda debido a Situación de Emergencia


Se trata de uno de los modelos más conocidos de conducta de ayuda, elaborado por Darley
y Latané (1970), quienes sostienen que en la vida cotidiana vivimos sucesos que para
nosotros son habituales, incluso esperados, pero en ciertos momentos vivimos situaciones
de emergencia que se distinguen por ser inusuales, que implican amenaza o peligro real,
altamente imprevisibles, de rápido desarrollo, en las que el individuo que las vive, apenas
tiene tiempo de pensar qué postura de acción tomar, ya que requieren una decisión urgente
e inmediata.
En estas situaciones de emergencia, siguiendo el modelo de Darley y Latané, el proceso
que lleva al altruismo implica cinco pasos críticos: Advertir que algo está ocurriendo, definir
la situación en el sentido de que ella se necesita ayuda, asumir una responsabilidad
personal, elegir una forma de asistencia e instrumentar dicha asistencia.

La presencia de otros atenúa la responsabilidad de intervenir sentida por el observador y,


por consiguiente, inhibe la conducta pro social, y si, además, los observadores presentes
son percibidos como más competentes aumenta la inhibición (difusión de responsabilidad).
2. La situación de emergencia se presenta generalmente cargada de ambigüedad y ésta
provoca incertidumbre en el observador. El hecho de que los demás espectadores
permanezcan inactivos sirve como modelo de comportamiento pasivo, y llevan a la
definición social de la situación como inofensiva, dificultando así las respuestas de ayuda
(ignorancia pluralista).
3. La presencia de otros espectadores puede limitar una potencial intervención al ser
percibidos como posibles espectadores de su propia actuación. En posibilidad despierta la
ansiedad del individuo que duda que sea capaz de llevar con éxito su intervención,
frenando su conducta; aunque puede también aumentar la posibilidad de ayuda en aquel
individuo que se siente competente y capaz de actuar bien (aprensión ante la evaluación).
D. Modelo de Ayuda por Aprendizaje

a. El aprendizaje por observación es un poderoso instrumento, aprendemos que otros ayudan. Los
principales modelos para los niños son sus padres, observando cómo éstos ayudan a otros es
probable que ellos lo aprendan. Sin embargo, cualquier sujeto puede servir de modelo en
situaciones reales de ayuda; el hecho de que veamos que alguien presta ayuda en una situación
(un pinchazo en carretera), hace más factible que nos detengamos y ayudemos cuando nos
encontremos en una situación similar.
b. Aprendemos que ayudar puede ser reforzante. Las recompensas materiales directas son
reforzadores eficaces de las conductas de ayuda. Es probable que el niño repita la conducta por la
que ha sido reforzado. Sin embargo, con frecuencia las recompensas sociales (agradecimientos,
elogios, estima) son tan buenos reforzadores como los materiales. Si, además, estas recompensas
provienen del receptor de la ayuda, es aún mayor la probabilidad de que se repita la conducta
altruista.
c. Aprendemos unas normas que nos dicen que hemos de ayudar a los que tienen necesidad en
ciertas situaciones. Una de las normas más extensamente estudiadas es la que nos impulsa a la
ayuda recíproca. Wilke y Lanzetta (1970), encontraron una relación directa entre la cantidad de
ayuda recibida y el grado de ayuda recíproca.
d. Aprendemos a auto-recompensarnos por ayudar. Al actuar altruistamente nos convencemos a
nosotros mismos del tipo de persona buena y solícita que somos.

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