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CoLECCióN FREUD OLACAN

Dirigida por Roberto Harari Paul-Laurent Assoun


Markos Zafiropoulos (dir.)

LÓGICAS
DEL SÍNTOMA
LÓGICA
PLURIDISCIPLINARIA

Ediciones Nueva Visión


Buenos Aires

/~nt----
PARA UNA CLÍNICA FREUDIANA
Assoun, Paui-Laurent
Lógicas del síntoma. Lógica pluridisciplinaria 1 Paui-Laurent As-
DE LA VIOLENCIA.
so un y Marcos Zafiropoulos- 1ª ed.- Buenos Aires: Nueva Visión, LA IGNORANCIA DE LO SOCIOLÓGICO
2006. COMO SIN SALIDA PSICOANALÍTICO
240 p.; 20x13 cm. (Freud O Lacan, dirigida por Roberto Harari)
Traducción de Viviana Ackerman MARKOS ZAFIROPOULOS*

I.S.B.N. 950-602-523-1
1. Psicoanálisis. l. Zafiropoulos, Markos 11. Ackerman, Viviana
(trad.) 111. Título
CDD 616.891

Título del original en francés Después de que nuestra unidad de investigación hubo pues-
Lngiques du symptóme. T~ogique pluridisciplinaire to el acento con frecuencia en la manera como el psicol!náli-
© Ed. Economica, 2004 sis puede contribuir a dar cuenta de los fenómenos social e¡;
-ya sea que estén prÓXimos y movilicen el saber SOCIOlógico,
ISBN-lO: 950-602-523-1 ya sea que estén alejados y motiven el saber del etnólogo-,
ISBN-13: 978-950-602-523-6 con esta jornada de estudio querríamos proseguir en esta
vía, es decir en la cx_E!_i_~ac_ión_c;l.g_Ias prácticas sociales desde
el ~l,!.l)_l;g_de_ vista del psicoanálisis. Pero tamb1én querríamos
Traducción de Viviana Ackerman
-justo retorno de las cosas- mostrar de qué manera cierto
saber sobre las formaciones sociales ya habita las investi-
gaciones psicoanalíticas y motiva, tanto en analistas de la
Asociación Internacional como en psicoanalistas lacania-
Tuda n~producción total o parcial de esta obra nos, la elaboración de clínicas del síntoma guiadas por
por cualquier sistema -in el uyendo el fotoco- orientaciones que necesitamos analizar de manera crític~--
piado·· que no haya sido expresanwnte autori- Mencionaremos aquí como paradigma de la cuestión el
zada por e] editor constituye una infracción a
lo:; derechos del autor y será reprimida con caso de la violen~iª, __
p~>m1::; de hasta seis años de pri:üón (artículo 62
rle la ley 11.723 y articulo 172 del Código Penal). Por consiguiente, antes de empezar directamente esta
conferencia, que lleva como subtítulo "Para una clínica
freudiana de la violencia", me interesa precisar que ésta
consiste en un comentario crítico del · · · ·
u~an
.__
parte del camp~sl~()analí
. ~

© 2006 por Ediciones Nueva Visión SAIC. Tucumán 3748, (1189)


Buenos Aires, República Argentina. Queda hecho el depósito que * Psicoanalista y sociólogo, Director de investigaciones del CNRS,
marca la ley 11.723. Impreso en la Argentina 1 Printed in Argentina Director de la Unidad de Investigación 4'Psicoanálisis y prácticas socia-
les" (CNRS 1 Universidad de Picardie-Amiens 1 Universidad París 7).

7
• , K siguiente modo: nuestras sociedades occidentales se carac- levantar una vez más la espada en el Nombre del Padre
muerto contra la voluntad del Padre de la Iglesia (el Papa)
'"'rk."'l
t1¡;.w- terizan por. una
mente inédita vi·o_l.enci·a.·
y que se ex sorial.cu.
lica or elyadesm
p.oten.cia es histórica-
ronamiento d 1 y también contra el piadoso archipiélago de los templos
l"t<M sirpbólico en c~l!prin:!era_I ª-- ay_q\le sit_uar a nom re el norteamericanos.
padre, natura]mente-rico en armonía y_enpaz. El último desencadenamiento de la guerra en el corazón
Ahora bien, acti.iatfcemos brutalmente estas palabras, en del hipermodernismo no desmiente, por lo tanto, nuestra 1
el momento en que G.W. Bush Jr. se preparaba para lanzar tesis formulada desde muy antiguo: las masacres de masas
su ejército en Irak, diciendo: Rezaré por las víctimas norte- slelñ re se hacen en el Nombre del Padre muerto.
arnericanas e iraquies. - Que la posmodernidad, des e este~punto de vista, no sea
Muy bien. una excepción, no debe asombrar, ya que es cierto que la
Es conocida la influencia de la fe religiosa en el estilo de debilidad epistemológica de esta noción (de posmodernidad)
gobierno del presidente que tiene la costumbre de inaugurar sólo puede igualarse con el axioma -recordado gracias a
sus reuniones políticas más importantes comulgando con sus nuestra práctica y sin cesar machacado por esos clínicos del ..._.
colaboradores mediante la común participación en una ro- malestar desl11_II1_brados I>_orl":_I"everberación del duomo de lac'1 ~.',.,;
busta plegaria. basílica de San Pedro de Roma- sobre la función seinai1fíca ·
¿Qué hay para decir de nuevo? deí nombre-d.ci=padre. - .. _ ·
Nada sobre el presidente, sino más bien sobre el encegue- Esta desastrosa condensación ue repliega_el síntoma re-
ci¡pjepta de quienes todavía se lamentaban _hªce poco ligioso (en el Nom re del Padre muerto) enll!universalidad
tiempo sobre el desenca!llod~l.Q.D!lmQg()!_nismo o aun -y a de un o radar semántico (el nombre del adreoif]cluso~y 1 L-eo~
elección- sobre-eraesiTioronamiento de lo simbólico, la según e vaca u ario o Claude Lévi-StrauS§ó:un significan-
desaparición de tos-Tfios, mcíus'ií' aún la desafiliación te de exce ClÓn ue ermr---~ r ' .. -- . .
generalizada que se supone caracteriza la desd1cha de lico , esta con ensacwn encuentra sus ~aíces en ergesto
nuestras sociedades occidentales.' /--. mau ral de L can uien en 1953 articuló en Roma la
"Señores psicoanalistas: ¿ustedes quería teona e nom re el padre y la de a universal condición de
parece decir G. Bush. ejerc1c10 del ensamwnto s1mbol~.
Pues bien, ¡aquí lo tienen! . cruz como marca cp1stemo ógica desorientará, y du-
Y lo tienen en el corazón mismo del núcleo del poder de la rante mucho tiempo, a muchos analistas que desde ahora se
capital más posmoderna del Occidente cristiano. creen llamados, en el nombre de la ética psicoanalítica, a
Lo tienen incluso cuando las manos se separan para reforzar lo que, muy por el contrario, conviene (y según
Freud) atravesar por medio de la experiencia de la cura: la
1
Sobre el tema de la desafiliación, hay que leer la excelente obra Les nostalgia del Padre y el conjunto de sus avatares religiosos.
métamorphoses de la questwn socia/e, Folio, Gallimard, París, 1995, en
la cual~-· Castel da toda su profundidad histórica a esta noción, que el
¿Entonces?
aulor aplica a un análisis sobre la larga duración, que maneja dt) modo ¿Entonces hay que hacer volver el rigor freudiano contra
muy matizado. En lu.rmr de ver anomia por doquü:r, t~-'!!-~.( la resistencia al psicoanálisis del tropismo católico que ha-
it l gue hacen más {lexibü brá marcado la historia del movimiento lacaniano?
en os rí tda a la or an
~ Según Cl. Lévi-Strauss en prefacio a M. Mauss, Anthropologie et
.Sociologie, París PUF, 1950.

8 9
r

Tal vez, pero t~l!lbién_hahrá que recordar_quarlesdehace


mucho L e ' uar · contral..o aue en 1973
llamaba nes e la fi div"
Hemos po 1 Ja··fiíímula graciosa,
pero ¿acaso no es cierto que cuando desencadena la risa es
cuando La can se vuelve más grave y que quien ríe debe
esperar lo peor?
En eso estamos.
Los devotos (psicoanalistas o no) que en tiempos de paz
acuden compulsivamente a la bonachonería patriarcal para
restablecer la armonía en el mundo, en estos tiempos de
guerra hipermoderna han podido apreciar la nocividad de sus
plegarias y quizá, por fin, les fue posible captar que al
limitar su percepción de lo simbólico al registro del sentido
común (religioso), no tenían ninguna oportunidad -como
psicoanalistas- de iniciar una búsqueda que por fin condu-
jera a despejar lo u e o llamo la faz órbida de lo simbólico. En fin, todo esto para volver al origen de nuestra clínica
r Las víctimas de la guerra han po 1 o aprec1ar e encéguc- freudiana de la violencia.
cimiento de los intelectuales occidentales. Pero ahora querría volver sobre mis pasos y conducirlos
Demasiado tarde. sin tardanza al corazón de lo que, en el campo psicoanalítico,
Había quedado pendiente recordar, para esas jornadas, constituye hoy en día una verdadera revisión de la perspec-
los motivos simbólicos de la guerra de Irak. O incluso, y de tiva freudiana, y que encuentra sus raíces en los textos del
una manera más general, había que recordar nuestra posi- joven Lacan, estudiado por nosot!'os en nuestra última obra
ción crítica sobre la nocividad de lo simbólico. En efecto, es Lacan_ylas ciencias sociales, la declinación_ del pad~e (1938-
la única que abre el campo de las investigaciones relativas 1953).6
a una verdadera clínica freudiana de lo simbólico, la cual Vuelvo a ello porque la arqueología de lo que llamo "el
está demasiado a menudo trabada por el p UICJO gue re- revisionismo psicoanalítico de hoy"-revisionismo que, como
1 duce el alcance de los o eradores simbólicos re s socjªle.s, contrapartida natural del diagnóstico sobre el desmorona-
; derechos, ritos, mitos ... ) a su simple función apolínea (de miento de lo simbólico, pone el acento en los avatares del
' restauración o de mantenimiento del orden so · Unico). narcisismo en la modernidad- se autoriza sin ningún pro-
Es e re ue con un e ormulación del ide\\lJ;o]ec- blema en ese joven Lacan, en su clínica y en su antropología,
1 tivo Imputa o a lo simbólico y la clínica freudiann -que trata que por lo tanto ahora hay que comparti~.
1 de hacer percibir los efectos inconscientes y nocivos de los

j operadores de regulación simbólicos- e,l! un nHmunwnto de '1 M. Zafiropoulos in P.·L. Assoun y M. Zafiropoulos, La haine, la

la resistencia de los psicoanalistas al psicoaru\lisis. - jouis:wnce el la loi, Anthropos, París, 1995.


" M. Zafiropoulos, Tristesse da11s la modernité, Anthropos, París,
1996.
:l J. Lacan, Psicoanálisis. Radiofonía & T,,¡,_.l'iuitill, Ann•rrn 11111, Barce- 6 M. Zafiropoulns, Lacan y las ciencias sociales, ln declinación del
lona, 1977. padre (1938-1963), Nueva Visión, Buenos Aires, 2002.

lO 11
En nuestro Lacan y las ciencias sociales, habíamos de-
mostrado:

-que muy tempranamente está en Lacan la elaboración


de una antropología lacaniana distinta de la antropología
freudiana, - la estructura libidinal pero también, precisa Lacan,
- que dicha antropología -primera manera- de Lacan - en el plano de la estructura mental del sujeto ... con el
(1938-1950) nutre sus bases en la antropología durkheimia- pleno sentido del mito de Narciso; que ese sentido indique la
na de la familia, muerte: la insuficiencia vital de la que surgió este mundo; o
-que el estado del grupo familiar y el valor social que en la reflexión especular: la imago del doble que le es central; o la
él encuentra su jefe --el padre de familia- determinan según ilusión de lq_imszgen: ese mundo, como ya vamos a ver, no
el Lacan de aquella época los síntomas de una maduración contiene al Prójimo.'
subjetiva que, según el psicoanálisis (en aquella época), se
desarrolla bajo la primacía de los tres complejos siguientes: Por lo tanto, ese mundo sin padre es un mundo sin el
destete, intrusión, Edipo.
Prójimo.
En el ambiente rnórbido,..dckmundo sin 12adre prolifera-
Vamos a desarrollarlo: rían las ps'lc'ósis:PeTQ también un Ci?rijunto impresionante
Desde esta perspectiva, el compleio del destete domina- de patologías más o menos violentas que conviene distribuir
do por la ill)_!!g~_ll!ater!J.ª-' la incoordmac1Ón motriz, la según el momento de fijación en los complejos que impiden
fragmentación del cuerpo y su angustia correlativa domi- el desarrollo del sujeto.
nan los primeros meses del sujeto desde cero a seis meses; Cuando hay fijación al complejo del destete dominado por
el comnlejo de intrusión (6-18 meses) que constituye la la imago materna, es decir cuando domina, según el Lacan
solucThll del compleJo del destete, por su lado está polari- de 1938 y según sus propios términos, el instinto de muerte
zado por la imago del semejante (la imago del hermano) o el abandono de parte de la madre, amenazan entonces con
que ofrece al sujeto la imagen unificadora de un cuerpo manifestarse:
propio, es decir la imagen de su yo ideal. Ese complejo de
intrusión se caracteriza a la vez por el júbilo de los -la huelga de hambre de la anorexia mental,
dieciocho meses, motivado, para el sujeto, en el hecho de -el envenenamiento lento de algunos toxicómanos por vía
concebirse por fin en la unidad. Pero -contrapartida mór- oral,
bida- se caracteriza también por el peligro mayor de las - el régimen de hambre de las neurosis gástricas,
violencias mortíferas de una ca_lltaciór~narcisista de la -los suicidios no violentos.
que hay que salir por el complejo de Edipo. El complejo de
Eao, por su lado, está dominado por la imago paterna Cuando hay fijación al comple~ de intrusión dominado
que se supone introduce por fin al sujeto en la alteridad, por la imago del semejante, se po ría asistir a la prolifera-
en el ideal del yo y en los intercambios sociales.
Estoy esquematizando, pero hay que volver a ese joven 7 J. Lacan, "Los complejos familiares en patología", en La familia,
Lacan para comprender nuestras resistencias de hoy y el Horno Sapiens, Buenos Aires, 1977, pág. 115.
tipo de llamado al padre que éstas determinan. H J. Lacan, ibíd.

l2 13
ción de las P.Sicosis, de los delirios adeux, pero también a la suQj~tjva es directamente correlativo del valor social del padre
elección de objeto homosexual, al fetichismo sexual, a la llil_U- de familia, y luego de la integración social de la familia misma.
rosis He repasado esta teoría con su inventario clínico porque
....... hipocondríaca.
. .u u" Duwu encuentra en la pluma de Lacan en ella se encuentra el conjunto de las categorías clínicas
generalmente reunidas bajo la idea de las nuevas patologías
(anorexi~, suicidio, toxicomanía~rturbacioncs narcisis-
-el complejo de Edipo en buen estado de funcionamiento, tas, _e¡;tados_límites, violencias sociales, etc.). Cuando ustedes las
es decir el de antes de la "crisis vienesa", donde se supone aborden ahora, habrá que recordar que al diagnosticar la
que la idealización del padre es suficiente para llevar in fine actualidad de estas perturbaciones hace más de sesenta
al sujeto fuera de la viscosidad del aferramiento nocivo a la años, Lacan debería hacernos prudentes en cuanto al carác-
madre; ter agudo de su actualidad.
-el complejo de Edipo contemporáneo de la crisis psicoló- Por ende, era necesaria un poco de historia del pensa-
gica de los niños de la Viena de fines de siglo que no heredan miento psicoanalítico.
-según el joven Lacan- sino una imago paterna en declina- Pero modernicemos.
ción, que culmina en un aferramiento excesivo a la J1!adre, Nuestros colegas analistas siempre se interesan por el
no compensa~or la idealización de la figura P!!!e~lla. De estado de la familia con un saber sociológico que vale la pena e-
allí la emergencia de las neurosis de fines de siglo (neurosis valuar, ya que está llamado, según ellos, a motivar evoluciones
obsesiva, histeria, etc.) y el descubrimiento de parte de Sig- clínicas que tienen la certeza de percibir y en cuyas primeras
munJ Freud del Edipo bajo esta Tormaaegradada. filas se observa el desencadenamiento de los estados-lfnüte
del_na~cisismo y de la violencia.
La versión del complejo de Edipo caracterizada por un Así lo atestigua bajo el título Familias de hoy el documen-
agravamiento de la carencia paterna (el padre humillado) y to publicado en el primer trimestre de 2002 por la Revue -.o ~
1 la emergencia correlativa de la gran neurosts contemporá- Franraise de Psychanalyse (revista de la Sociedad Psicoana- lpr... ;,,..
nea diagnosticada en estos términos por el Lacan de 1938, lítica de París).
con su núcleo caracterial, se expresa en las neurosis de fra- Leamos el argumento de la investigación distribuida a los
caso, las neurosis de destino y en algunos suicidio~. redactores:
La versión de 1938 del Edipo anticipa la de 1950 en el
El modelo neurótico se borra y cede el lugar progresivamente
corpus de Lacan, donde el núcleo caracterial de la neurosis a l¡}spatologías identitarias y narcisistas que acaso reflej!!_n
1 se borra detrás de la nocividad aún agravada de las sico ~- la l!gcreza q_ue parec:~haber__g?llª.doJ¡¡ c!iªtrib11cióu t.radicio-
tias que se supone connotan una nueva agravación e la na! de los roles en.~J~gnQ del uniyerso.familiar. 9
ldeclinación de la imago paterna y,-má_s gl'!IJ¡¡Imente, Tas
'violencias mduc1das por una nuevaClegradación de las capa- Una vez más se indica hasta qué grado pulularían las
cidaáes 1dentificatorias dela·s familias. -- patglogías narcisistas identitarias, o los !J§.tados-lími1_es, en
En esta teoría de Lacan (1938-1950), las violencias y el virtud de la degJ]ldación de las capacidades iden!ifi¡:ªt_orias
conjunto de los síntomas dependen de lo que él llamará por de la familia occidental.
fin claramente en 1~las cqndiciones sociales del edipismo.
!l Reuue Franr;aise de Psychanalyse, enero-marzo de 2002, tomo LXVI,
Esta teoría, como puede apreciarse, gira esencialmente París, PUF, pág. 7.
en torno de la imago paterna, CU)T<_J_ val_qr_de es!ructurac1ón

14 15
;;.,
"·. ,•: ( . ., . e-~ '
!>•~ ~-,~
~~ ·--
Sigue luego un conjunto de textos, entre ellos el del Lo cual queda confirmado por el conjunto de los trabajos
profesor J.- By;efet, quien es uno de los teóricos franceses etnológicos, en particular por los de J. Goody.
de los estados- 1m1 es, donde confirma desde muy antiguo el En síntesis, contrariamente a este imaginario clínico que
la o ue se su one existe entre la sociedad os moderna des- concuerda con el sentido común, los etnólogos, los historia-
crip_ta por los ensa ·stas norteamericanos (como . Lasch), dores y los demógrafos han demostrado que en todos los
pero también por a gunos soció ogos ranceses como G. tiempos y prácticamente en todo lugar, la forma conyugal de
Lipovetsky) y las patologías narcisistas. 10 la familia ha dominado y que, correlativamente, las grandes
Según estos psicoanalistas, los estados-límites proliferan familias tuvieron lugar en cantidades restringidas. De allí
en particular porque, para ellos, se modificaría la distribu- la fragilida,c!_de la le.r.la_~iai]E·durkhe.il!liana de la contrac-
ción tradicional de los roles parentales. ciól}_.lil,miliar.y de lª~El9_t:Ía_ d. eJe declinación de la ima,gQ Rll-
En efecto, el argumento para el documento mencionado tcr_!la)>~!:~ dar cue_f1t~ _d_e Ia_;rrHl~erni~¡¡~-~Ell If1aJestar y de
formula la siguiente hipótesis: sus vwlenc1as.
-·En· cl.lallio a los nuevos padres maternantcs, ¿son tan poco
... Hay mujeres que dejan su función tradicional en el seno del
hogar y también hay algunos hombres que renuncian a su habitual tradicionales como _2!lrece'U.§_q!l_tan posn!gdernos_?
estatuto social. Podemos preguntarnos legítimamente si esta evo- En este punto, una vez más hay que leer a Lévi-Strauss:
lución no debe ponerse en relación con los cambios en la dinámica
psíquica individual constatada por todos los analistas ... 11 Hay una gran diferencia entre un padre nambiquara, que
cuida tiernamente a su bebé y lo limpia cuando se ensucia, y
En consecuencia, habría una suerte de malestar narcisis- el noble europeo a quien, hasta no hace mucho tiempo atrás,
ta en Occidente a causa de la transformación social de los se le llevaban ceremoniosamente los hijos, ausentes por al-
gunos momentos de los aposentos de las mujeres donde se los
roles tradicionales parentales, y ello mientras los estudios tenía confinados hasta que estuvieran en edad de aprender
de los etnólogos más prestigiosos (B. Malinowski, M. Mead, la educación y la esgrima."
R. Benedict) habrían demostrado hace rato y siempre según
el mismo argumento, que el reso de la pareja parental es -Sí, pero y las madres, se nos dirá, ¿qué pasa con U!§.
prácticamente inexistente en e seno de las otras culturas ... 12 m~?
Seguramente se me juzgará no demasiado crítico, pero en Las más jóvenes mujeres nambiquara desde1ian los traba-
fin, uno se queda aterrado por esta ignorancia del saber de jos domésticos y prefieren acompmiar a sus esposos en esas
las otras ciencias sociales. expediciones aventureras, responde Lévi-Strauss antes de
En efecto, y lejos de ser una especialidad occidental, desde evocar el origen etnológico de la leyenda de las amazonas.
hace ya veinte años C. Lévi-Strauss había indicado: ¿Entonces?
Entonces, con esas jóvenes madres amazonas y esos pa-
En su conjunto, las sociedades otorgan un alto valor al estado
COJlYllgaJ. 1·1 dres "maternantes", ¿qué pasa con las devastaciones del
narcisismo entre los nambiquara? ¿Qué pensar de las anore-
w Íd., Jean Bergeret y Maree] Houser, "La famille et les aléas de xias mentales, de las toxicomanías, de los suicidios, de las
I'Oedipe", págs. 71 a 88. neurosis de fracaso, de las neurosis de destino, de los esta-
11
Revue Frmu;aise de Psydwnal.vse, Famille d'aujourd'hui, op. cit., pág. 7. dos-límites y de su violencia polimorfa?
" Ibíd., pág. 6.
t·J C. Lévi-Strauss, La mirada alt!jada, Madrid, Argos Vm·gara, 1985. H C. Lévi-Strauss, íd. [pág. 81 en el original francés].

16 17
"vt~,"'-'t~A

Ahora, un poco de historia: por cada padre europeo que, en Estimulado por el argumento antes mencionado de la Re-
los siglos pasados, recibe ceremoniosamente a sus hijos se- vista, el doctor André Carrel escribe lo siguiente:
gún la costumbre de las grandes familias nobles, ¿cuántos
padres polvorientos, vagabundos, jornaleros que no dispo- De esta crisis [de autoridad] somos los testigos privilegiados
nían ni siquiera de la fortuna necesaria para la fundación de en nuestra actividad clínica. Nos solicitan sin cesar, nos
una familia conyugal? requieren para Bxplorar, reordenar la autoridad que está
¿Se modifican nuestros roles tradicionales? pue,:¡t¡¡_cntr!l.. patént"§i§, las disfuncionesru) ía autoridad
Seguramente, pero ¿de quién o d!)_Qu~_habla_l1_nuestrªs cowo fuente de sufrimiento psíqmco tanto par~ el nn\o como
para sus padres. ¡g - -
inv{)stigªciones psicoanalítica~ cuand.o evocan la tradición
del os roles~ sus reorganizaciones mórTíl~--- ----- -
-¿se trata defriiiaelpá-dré noble o del que- sobrevivía en Por otro lado, esta suerte de tesis no es el monopolio de
algunos miembros de la Asociación Internacional de Psicoa-
nuestros campos más pobres en el interior de las casuchas
más estrechas? nálisis.
¿Acaso no se ve aquí la acción de_!1_!1!lincre!l?_l~_igl:J,orancia En efecto, sobre la crisis de la autoridad paterna hay que
eJ1lo__gg_Q_;J.t:_a_¡"\_f_ª-_]¡¡__diversidad de los roles tradicionales de recoger, bajo la pluma de varios psicoanalistas lacanianos,
los padres? ----------- -- --- la presencia de diagnósticos cuyo matiz catastrófico no tiene
DeCididamente, toda una parte de las investigaciones nada que envidiar a los de la IPA.
psicoanalíticas parece carecer en demasía de la profundidad Conocemos el valor que toma el operador nombre del
histórica y del saber etnológico elementales que le permiti- padre en el corpus de Lacan, ya que su lorclus!Ón culmmaría
rían no dia~osticar a cada rato, freudianamente, noveda- ei'f'i'iipsicosis y su degradación en las psicopatías y en las
des catastróícas qu_e afectan la estruc_tur_:__adela factWMia, violencias sociales más graves.
allí donde las otras ciencias sociales ven en rea 1 a la Pues bien, en Les désarrois nouueaux du sujet, publicado
expresi?~_de íor_!lla_i>~~~¡~_ol6Sae~i,iñaTriSfitli;_clói1 rr.!l!Yiil_ás- en 2001 bajo la dirección del doctor Jean-Pierre Lebrun,
tica (la familia) ampli_ame__Ilt~ _c!_oi!_li_~l}~a_e_n_!odo Iugar_y en especialista del "Mundo sin límites", 16 el doctor Hilten-
todo tiempo por las simples leyes de la conyugalidad. brand, analizando la descomposición del lazo social, cree
Ya he demostraao -enTác(m Ylá/ic!eiiéias sociales- cómo percibir en nuestras cités* la emerge~cia de un padre sin
esta deficiencia de saber sociológico en el corpus analítico nQ.Inbre, 17 cuya encarnación sería el paareJnmii,>Tá:ill:c.-
sostiene la persistencia de la teoría lacaniano-durkheimia- Un escalofrío de espanto estremece al lector lacaniano,
na que diagnostica de manci-a casi compulsiva la declina- pero hay que proseguir con la lectura, pues nuestro colega
cióp de la familia occidental y de la imago paternacori-su
extensión clínica mórbida; en cuya primera fila se sitúan las
* Cl.té: equivalente aproximado de "villa", la cité está situada dentro
de las ciudades, y constituye un enclave donde viven en malas condicio~
violenCiaS sOciales.-------------- - - nes las poblaciones inmigrantes. [N. de la T./
Pero de poco ha servido. 15
"Familles d'aujourd'hui", op. cit., pág. 21.
Este "diagnóstico" se realimenta sin cesar en las versio- w Jean-Pierre Lebrun, Les désarrois nouveaux du sujet. Prolonge-
nes más variadas (aunque aplastantes), y en esta serie, ments théorico-cliniques au monde sans limite. Hors-ligne, Hamonville,
Eres, 2001; Jean-Picrre Lebrun, Un monde sans limite. Es:.ai pour une
evidentemente, también hay que ubicar a la teoría recurren- clinique psychmza.f:ytique du social, Colección Point Hors-ligne, Ramon-
te ~ {a crisis de autoridad. - ville, Erés, 1997.
tima entrega pues, 2002, Familias de hoy. 1
' Les désarrois nouveaux du sujet, op. cit., pág. 338.

18 19
nos explica, como para tranquilizarnos, que en las familias La categoría hijo de inmigrante aparece entonces como
inmigrantes, el discurso tradicional dispone bien los luga- epistemológicamente inaceptable para la orientación freu-
res, pero afuera, el heredero está confrontado con el discurso diana, tanto como la que la acompaña aquí, y querría hacer
igualitario, o peor, libertario, y por ende, de retorno en la admitir en el campo clínico al inmigrante por un padre sin
casa, he aquí que se opone a los enunciados de autoridad del nombre.
padre socialmente desvalorizado. Esta propuesta que trata de una categoría social específi-
Explorando, según sus propios términos, la chicana en la ca (población migran te) está, además, suficientemente pre-
cual se encuentra atrapado el hijo del inmigrante, el autor ñada de violencia segregativa para ser firmemente descar-
indica que, entonces, la funcirj_n del padre existe pero su tada. Nuestra clínica de la violencia debe interrogar primero
nomb~'··"on_l() que_'!_oport(l_j.el =tjfilstro •. simbólico, ya no a nuestras propias prácticas.
con§igy~ _transn_útirse. 18 ¿Se le ocurriría a un psicoanalista francés (o español) pro-
De allíla invenCión de una noción de padre sin nombre que poner hacerse cargo de la clínica del hijo del francés (o del
se supone da cuenta de una nueva clínica de las familias de español) como de la del hijo de un padre sin nombre?
los inmigrantes amenazadas por las perversiones o las psi- Lo que resulta inquietante es que la escandalosa extrava-
cosis colectivas, en un marco más general de desmorona- gancia que propone describir al padre inmigrado como un
miento del lazo social que coincide con la lógica de infierno sin nombre no detiene su publicación en el corazón mismo
descripta por el doctor Lebrun. del campo freudiano, lo cual parece demostrar que esta re-
La investigación ya no se refiere aquí a la hija histérica de traducción de una categoría social (inmigrado) a categoría
un padre impotente (según, por ejemplo, el paradigma "clínica" (sin nombre) no choca desmesuradamente, y que
freudiano del caso Dora), sino al hijo del inmigrante. Fuera hasta podría encararse como un hallazgo.
de toda lógica freudiana, aparece la noción de padre sin Pero esta etiqueta clínica -que ilustra de manera carica-
nombre -suficientemente próxima (en el plano sonoro) de la turesca la manera en que operan los prejuicios del psicoana-
noción de nombre del padre inventada por Lacan-, para lista como resistencia a la experiencia analítica misma-,
hacerla circular en el campo freudiano. No obstante, puede encuentra su lugar, tal como lo hemos dicho, en una versión
observarse que procede de un movimiento de pensamiento lacaniana de la crisis de_ autoridad,!l1ucho_!llás .~~)!~q\l_e
que reemplaza las categorías freudianas por categorías ve m.!ªs t()XiCOJ!l~ní¡¡,~~I) I!!.~!f:aECÍJlL e_n!ll..~rtu!!J~cwnes
propias de la clasificación social que, naturalmente, no de !_a oraiidad,.en lll, yio],~ncia ~~Josj_tí_y~g,e_~ __etc.,¡asgos
tienen valor heurístico desde el punto de vista de la clínica específicos que ponen al.psicoanalista()r¡ lll, pist~- ()_una
freudiana. clínica de lo social ql!e.por fin desc!i!>!' e[infierno de nuec.'!!:.I:J:S
En efecto, no es necesario un inmenso esfuerzo epistemo- sociedades occidentales.
lógico para advertir que un hijo de inmigrante, al igual que Ahora démosle la palabra a otro psicoanalista a quien se
un hijo de padre francés (o español) debe pertenecer (para el le preguntará: ¿qué hacer?
psieoanalista) a las categorías freudianas (neurosis, psico- ¿Qué hacer, en efecto, para contrarrestar las devastacio-
sis, perversión), y que nada debe llevar a ceder en lo que nes de este mundo sin límites?
atañe al punto de vista freudiano de la universalidad de los Respuesta: ponerlos.
modos de estructuración subjetiva. Pero ponerlos según la buena manera pues:
111
Op. cit., pág. 339. . . .en este contexto, reforzar la autoridad no haría más que

20 21
i rl't.d;l,.. lo~
r &r{ wc.'1.1t'f
provocar la escalada; ahora bien, la violencia de aquellos que tando la adolescencia en 2002, otros psicoanalistas que

- tratan de salir de un mundo sin límites ya no espera el castigo


del padre; espera más bien que se le pongan límites. Respon-
estuv1eron muy cerca de Lacan más bien le aconsejan a J.-
P. Lebrun mante_[Jer§~ _<!i~tall~ia y le indica11 que no hay
na~ e hacer, pero aprueb_aJnl su !Jalentía g_!!_tratar de

l
der m_e_d_i_ a---nte
en juego, inclusoel_ -ca-stigo,-por q-ué-
si a veces es no, pero no
necesario; es eso-
pero lo--q--ue
lo que ~p.
estáestá decir algo. 21
juego es que se enuncie el límite, el "¡N o!", no tanto para que Contrariamente a esta indicación, recordaremos aquí que
s~a respetado sino para que sitúe la intcrlocucion,-para
el texto de Lacan de 1950 que lleva por título "Ir1troducción
ql!e le dé eoriiiisf~~ija aTJ!¡jclie!ltro._19 -- .... - -
1 teórica a las funciones del psicoanálisis e11 crjminología", 22
les pide a los psicoanalistas que apliquen la ps1copaúa al
Por lo tanto, si cree diagnosticar (con buena fe) una ca-_
psicoanálisis, es decir -según los términos del propio La-
tástrofe social que se deduce del desmoronamiento paterno,
este~pslco!malista (facariíanoi da testimonio de--su mala·~­ can-_ que_ irrrp¡li[fittJ c~rnenes? pu-es_alzrrealizarel crimen
(el P~!~_Oa!l.á IBIS no _..§§_E!!YJnl?S!_ !!l crzm_!-nal ...
voluntad para apelar directamente al refuerzo securitario
Hay una suerte de distancia respecto del cieseo de Lacan
del castigo. y de su nobleza que merece ser destacada.
¿Qué hacer entonces?
Pero, por último, y para completar el análisis de las
Algunos psicoanalistas de la IPA apelan a la reparentali-
respuestas a la pregunta "¿Qué hacer?" que acompaña este
zación. Algunos lacanianos llaman a poner límites o a movi-
estilo de diagnóstico verdaderamente consensual, hay que
lizar la increíble valentía de pronunciar ese ¡No! con mayús-
observar que todavía otros sicoanalistas, como Tony Ana-
cula y signo de exclamación, sin los cuales se podría no llegar
tr~!l_¡l, proponen en los cana es ranceses e a e evzslón
a captar cabalmente la importancia capital de esa palabra
católica una prolongación moral o religiosa del psicoanáli-
hasta entonces quizás utilizada sin la conciencia exacta de sis.
su inmenso valor. Atacando directamente los desastres producidos por los
En efecto, por último, júzguese lúcidamente con nuestro
movimientos sociales de liberación de las costumbres, y
autor lo que está en juego: ... si nos negamos a sostener un
"¡No!" a la inmediatez (previene el doctor Lcbrun), es como describiendo lq_~_él_d_enoi!lil1ll_una sociedad incestuosa
si renunciáramos a lo humano: éste supone renunciar a la dominada por_un!!.!!Í:_sión___f!!sional y_un:_1_espe-c~e d~~!éo1o­
gía sensorial que culmina en el sexo por el sexo,'Tony Ana-
omnipotencia infantil de aceptar la prohibición del incesto trella se pregunta: - · · · · · ·- · ·· -- ·
como fundadora, a perder la Cosa. 20
Examinando con Lebrun lo que pueden hacer los psi-
¿Se tiene conciencia, cuando se habla de liberación sexual, de
coanalistas en esta sombría (:oyuntura de nuestros ado- hablar sobre todo de la liberación de la sexualidad infantil
lescerllesaqwenes se les debe toM,Y.aeun-modo más [ ... J la masturbación, la paidofilia y la homosexualidad?[ ... J
general, frente a esta violencia dé los JÓvenes que mani- La militancia anticonceptiva quiso creer que poseía los me-

anahzados pdr t
feKtana no ya solamente las dd1cultades de los_pszcópalas
doctor La can en Imitl,slnii esa-verdade-
rai,are!l:_~a _e__a dimensión subjetiva que_e.staa~_j_e_vas-
dios de la liberación sexual, pero estos militantes se encuen-
tran bien solos con su píldora frente a los problemas afectivos
y a las dificultades sexuales. Al banalizar la anticoncepción,
J:; J.~P. Lebrun, "Une logique d'enfer", en Les désarrois nouveaux du :ll Véase al respecto el diálogo de J.-P. Lebrun con Ch. Melman in
sujet, op. cit., pág. 284-285. L'honurw sans gravité, Denoel, París, 2002.
'"Op. cit., pág. 285. :ltJ. Lacan, Escritos 1, Siglo XXI, Buenos Aires 1985, pág. 117.

22 23
y a veces el aborto, no se ha querido reconocer que, detrás del ¿hay que seguir siendo tan ecuménico como lo era el F'reud
pretexto de un goce sin restricciones, se escondían sufrimien- de 1928, o bien aquí hay que asumir una l;_E,lparación cientí-
tos y serios problemas psicológicos que no estaban asumidos
fica más riguro~¡¡ I<o~e~_<>_clelo _ql!fl_h:iy q11e den()minar el
ni eran tratados ... 23
"trQIJ~mo rea_~ionario del_~icoanálisis"? Porque nos pre-
El movimiento femenino y la comunidad homosexual guntamos -habida cuenta de todo lo que acabo de desarrollar
sobre las respuestas a la crisis de autoridad-· dónde encon-
apreciarán estas palabras, como tantos otros.
Para una mayoría, el a mor cristiano ha estado en el origen traría la orientación freudiana su lugar en los enunciados de
psicoanalistas tan encabalgados en los horrores sociales
del sentimiento amoroso, recuerda por último nuestro psi-
de nuestra "sociedad-del-espectáculo" tetanizada por un
coanalista, predicando para su parroquia.
sentimiento de inseguridad que seguramente tiene menos
¿Qué decir? que ver con la proliferación de crímenes que conocería que
Que el viejo F'reud, escribiendo desde Viena al pastor
con esa suerte de complacencia mediática que evoca sin
Pfister, le confiaba: -
cesar -y por goces no siempre gratuitos- el incesto, la pai-
No sé si ha adivinado usted la relación oculta entre el dofilia, los crímenes, las violaciones colectivas-o toda otra
"análisis laico" y la ilusión". En el prm1ero qmero proteger
11 forma de violenCia emanada de Íos "hijos de los padres sin
al análisis frente a los médicos, y en la otra frente a los nombre.
sacerdotes. Querría entregarlo a un grupo profesional que no Pero dada la es ti matización de los desastres del adre
existe aún, al de pastpres de almas profanos, que no necesi- sin nombre o, más directamente, de los inm1gra os (padre e
tan ser médicos y no deben ser sacerdof, hijo), nosorprende que el cuerpo-electoral francés -del que
los inmigrados se encuentran precisamente separados-l.u!Y!l
Ahora se comprende fácilmente por qué. apelado, durante las últimas elecciones presidenciales, a
Pero se nos encontrará seguramente poco tolerantes. quien ocupa en este campo político, y de la manera más le-
El pastor Pfister también destacó la intolerancia de F'reud. gible, el lugar del padre francés (el presidente del Fondo
La réplíca del padre del pSICoanáhsiS ño se hiZO esperar: Nacional).
Entonces, ¿se trata de un esfuerzo en pos de la seguridad
Heconozco que mi observación de que los psicoanalistas de mi disparado por la proliferación de los crímenes y delitos ver-
fantasía del futuro no deben ser sacerdotes no suena muy daderamente constatados y luego imputados de manera
toiei:a~lTC~Cónsidere que hable de un futuro lejano. En poco discutible a los inmigrados? ¿O bien estamos frente a
la .actualidad rne parecen bien tanliJién_lo~-m~~~c~_s, ¿~or qUé una suerte de intento de curación _9.ue se p~()p_one_!_r:atar,
n~¡; sacerdotes??." mediante una suplencia imaginaria, la llamarada de una
suerte de paranoia que mÜ~y-naiuralniente toma al extran-
¿Freud estaba haciendo política? jero~!i'topers~.!i':']dor'? -------------
Y sí, y más preeisamente política de[_.Il~icoanálisis.
El interrogante que se nos plantea hoy es el siguiente:
21T. Anatrella, Le sexe oublié, Patis, Flammarion, 1998.
Correspondencia 1909-1939 Signwnd Freud 1 Oskar P{ister, Méxi-
";·t

co, Fondo de Cultura Económica, 1966, pág. 121.


~.; Sigmund Freud, ibíd., pág. 124.

24 25
Diálogo - "Puede ser, pero entonces, ¿qyién es el responsable
del infierno de nuestra sociedad, de su violencia inédita y
de la multiplicación de los crímenes y de los delitos que
En un diálogo ficticio con uno de nuestros colegas natural· nos amenazan?
mente convencido del diagnóstico relativo a la ló~ica de in· - MZ: Pues bien, antes de inculpar al inmigrado, ¿por qué
{ierno de nuestras cités, examinemos primero la ehncuen· no examinar simplemente las cifras relativas a los crímenes
cia de los extranJeros a través de la lectura de una obra y a los delitos, para ponderar la importancia de la agrava-
notable de Laurent Mucchieli, titulada Violences et insécu- ción del mal? ¿Qué decir en primer lugar de la evolución del
rité, fantasmes et réalités dans le débat fran<;ais. 26 último cuarto de siglo?
¿De qué nos enteramos? "Si calculamos la tasa de violencia mortal voluntaria y si
observamos su evolución histórica, rse constata] que hubo una
De que la relación entre delincuencia e inmigración es uno de ligera bgj_a entre 1972 y 1998",28 escribe tranquilamente Lau·
los argumentos principales del Frente Nacional[que observa rent Mucchieli, indicando al mismo tiempo que lo único que
con toda razónl que si bien constituyen oficialmente sólo un hace es confirmar resultados publicados por funcionarios del
7% de la faoblación totaf;Tos extraníeros representan eT31% ministerio de Justicia, los que concluyen con los siguientes
de la pob ción de las drceles (. __ )pero en mas del 90% de los términos una obra publicada por la documentación francesa:
cas.2._ªt- se trata de individuos en situB.ciOn de arresto prcveri-
tiv.Q por infracción a la policía de los extranJeros. --- Desde mediados del siglo xx, las profundas modificaciones de
la vida económica y social en Francia no modificaron sensi-
Y concluye el autor: blemente la importancia de los numerosos comportamientos
delictivos. Ya se trate de homicidios, infanticidios, golpes y
Por consiguiente, la importancia de los extranjeros en la heridas voluntarios u ofensa a las costumbres, las tasas por
cárcel refleja simplemente los efectos de la represión de la inmi- cada mil habitantes de la mayor parte de los crímenes y de-
gración clandestina. Es.a gente esta alll porque han ent1 ado litos contra las personas se han mantenido prácticamente
irr:e ularmente en el tei-i-itOiíOnacíonal y río porque hayan estables. La vida moderna no ha agravado la asociabilidad
cometido actos de e tncuencza. ara a or ar un poco meriOs interpersonal. 29
incorrectamente la dehncuencia de los extranjeros, se puede
observar la estadística de las personas a las que la policía - Sí, pero ¿y antes? Antes de mediados del siglo veinte,
abrió alguna cau~a en 1999. Una vez descartadas las infrac- prosigue mi contradictor, ¿no est#bamos acaso mucho mejo_r
ciones a la policía de los extranjeros, estos últimos represen· protegidos en el seno de nuestra_¡; grar1des familias?
taban sólo el 13% de las personas con alguna causa abierta
por los servicios de policía y gendarmería, como resultado de
sus investigaciones. Según las mismas estadísticas de lapo- -MZ: ¿Porqué no interrogar a las historias e interrogarse
licía, la delincuencia de los extranjeros registra una ten den· a largo plazo?
cia a la baja. Ha hecho una regresión durante los últimos diez
atlas en todas las categorías de infracciones. 2 ; "Los crímenes pasan de 19,7 cada 100.000 habitantes en
'"Íd., pág. 64.
26Laurent Mucchieli, Violence et insécurité. Fantasme et réalité dans 29
Aspcct de la criminalité et de la délinquance constatées en France en
le dC~at franqais, París, La Découverte, 2001. 1988, París, La Documentation fran¡;aise, 1989, pág. 35.
'' Id., pág. 79.

26 27

....._
1851 a 4,5 cada 100.000 habitantes en 1946", escribe el milia occidental, mientras que sabemos ya desde hace unos
Zeldin de la Histoire des passions franr;aises .30 trehifa ·añc)s que esta forma de lamd¡a siempre Tue una
forniamlnontana deTodas nuestrasTáínifias eiiOccíderite?
-¿Así que el_siglo XJX y los siglos anteriores eran cerca de Y además, si 1~!-Tiunlll"a esuñespacíOiie estructuración,
cin~o veces más peligrosos que nuestra "posmodernidad"? ¿no es acaso en su corazón mismo donde se motivan las
Puede ser, pero al menos en nuestras grandes familias violencias más_K!2ves, tan~()ay_e!'__como hoy?
sabíamos a la sazón proteger bien a nuestros hijos.
-Y dale con la historia ...
-MZ: ¿Recuerda usted que lo~?_lactantes_~staban práctica-
mente excluidos de las grandes ciudades francesas de los -MZ: ¿Por qué no? En el siglo xvm ( ... )muchos crímenes
si¡¡:los XVII!_l'_Jgl<..Y_<IUe~nf:r~ u11_ 2~ y un 30% mona ante_s de eran el resultado de disputas familiares y cuanto más fuertes
vol~e·· a ver a sus pai:l!:es'!3 1 ¿Recuerda también que los eran,loslcz_~~maJI.Or era lap_f'oporcwn de crímenes y agresw-
abandonos de niños conocieron un alza trágica en el siglo nes en el interior de Ta7lmlilia, 3 ~indica una investfgadorá de
XVIII (cerca de 7.000 en París en 1770), y que los hospitales 1a escuela de los Anales.
creados en el siglo xvn rara vez tenían los medios suficientes
para alimentarlos convenientemente y que morían casi to- - El criminal muchas veces era de la familia, ¿pero hoy?
dos en los primeros meses? Por otro lado, admitamos juntos
que el abandono en el hospital también fue un progreso y un - MZ: "Del 20 al 40% de los homicidios y el 8% de los
mal menor en relación con el infanticidio ampliamente asesinatos entre esposos se cometen en el domicilio común.
practicado durante los siglos anteriores. Cerca de la mitad de las mujeres asesinadas lo son por su
Pero los parisinos o los barcelonences de 2003, ¿podrian ima- marido o por su concubina ( ... )Alrededor del 20% de los
ginar por un solo instante sacar de sus casas a un 90% de sus cónyuges se quejan de brutalidades físicas. Los maltratos a
lactantes, dejar morir a un tercio y abandonar a muchos de ellos niíios son legión, desde la simple negligencia hasta el filici-
en morideros hospitalarios para no tener que matarlos directa- dio, pasando por los abandonos, las privaciones, las violen-
mente? cias físicas y psicológicas, la violación paidófíla o incestuo-
sa, el rapto parental en ocasión de un divorcio, etc". 33
- ¿¿¿??? Clínica de la violencia: ¿acaso no es detrás de las ventanas de
las famlÍ!as de Franc~a o de España donde se anuncian el
-MZ: ¿Acaso no hax un modo de ignorancia sociohistórica incesto, la violación, los golpes, el crimen? De allí el éxito de las
inaudito en evocar hoy en día la lógica de infierno de asociaciones de mujeres golpeadas, de los derechos de los niños,
nuestras cités? ¿No ha_,y_un modo de ÍgnoranCTasocLo_lii~tóri­ etc.
ca mcreíble al evocar sin pausaJ11-ª-e_!!i_n~egraeión de !1_\!_es-
tros lazos_~ociale~_y en prime~__l_1:1gar_~l_de n "'"-s~ragran fa- - ¡Ah, todos esos militantes! Menos mal que el padre
32
: Nicole Castan, "La criminalité familiale dans le ressort du Parle-
:w Théodore Zeldin, Histoire dPs passions {ram;aises, París, Seuil, vol. ment de Toulouse 1690-1730", Cahier des Annales, n' 33, París, 1971.
1, 1980, voL 2 y 3, 1981. ~:~ Crimes en famille, prefacio del Profesor Michel Bénézech, Edición nº 1,
:u Jacques Léauté, artículo "Anthropologie historique-histoire de pág. 12. El profesor Michel Bénézech, legista, psiquiatra y criminólogo
l'enfance", Encyclopaedia Universalis. enseña criminología clínica en las Universidades de Bordeaux II y IV.

28 29

..._
Anatrella ya nos había prevenido, aunque tengo que recono- rentalizar, moralizar, cristianizar o encerrar no parece dejar
cer que el uso generalizado de la anticoncepción en todos los lugar a dudas para algunos de nuestros colegas que, por otra
me\lios_sociales hizo retrocede~_I,istÓncamente la mortali- parte, muchas veces tratan de fundamentar científicamente
dad infantiL sus declaraciones. Así que escuche loAue enuncia un grupo de
estudio ~eJlS~ql!_i~tras que asocian en Francia a especiali~~~s
-MZ: Usted me sorprende, pero tiene razón: entre 1972y en bjoTogía, de_ epiife_!l!i2_l<,J~_Lde clínica psicoanalitica:
199llosinfanticidios disllli_nuye_ron en tres cuartos.
La toxicomanía alcanza una prevalencia variable, según los
- Bueno, pero sin llegar hasta el crimen, los lazos de estudios, pero con harta frecuencia importante entre los es-
vecindad se debilitan y tengo la impresión de no estar real- tados límite: el69% paraAndrulonis etal., el 67% para Pope
mente seguro. etaL, el 55% paraAkiskal etal., el23% paraFrances, elll%
para Baxter et aL ... "."
-MZ: Después de la familia, ¿no es entre vecinos que la
gente se agrede físicamente con la mayor frecuencia y fa- Uno se queda epistemológicamente consternado por el
cilidad? De allí que elJlerfil tipo de la víctima sea estrecha- conjunto de las declaraciones sostenidas por esta comuni-
mente homólogo al del agresor: un hombre poilo general dad de investigación, pues si la pr_evalencia gue liga a los
joven;sil1profesiün u obrero:Uiüillueiüi notiCia: bay pocos, toxicómanos a los estados límites es tal que puede variar
casi no hii.y psiCoiíii.alistasen el cuadro. entre 69% y 11% según los estudios epidemiológicos y si se
nos quiere conceder que las toxicomanías se perciben bas-
-¡Uf! Pero dígame, en el plano clínico nuestras investiga- tante fácilmente, parecería que esta variación de 1 a 6 mide
ciones prueban bien qu~ealme_n_!e ha~ muchos estados lí- menos una ca-morbilidad -que une a dos categorías cuyas
mites, que entre ellos se encuentra una cantidad importante bases científicas están aseguradas (Toxicomanía 1 Estados
de mños de padre inmigrado a menudo toxicómanos, lo cual límites)- que la in~~r_!_idumhre del descubrimiento de una o
prueba suficientemente las dificultades específicas del pa· de la!! dos_ ca~!)_gqr_Í!J.S_en _<:u{l_stión.
dre inmigrado y, de una manera más global, que hay una Si cualquier clínico puede situar fácilmente el ruidoso
des-simbolización generalizada. comportamiento toxicómano, queda por concluir que el bies
que produce la asombrosa variación de 1 a 6 (presentada sin
-MZ: Era demasiado lindo, he aquí que usted recae en la más crítica) proviene menos del descubrimiento mal asegu-
cuestión. Para el padre inmigrado, recientes investigacio- rado de las toxicomanías que de la Ji ereza inherente a laZ. .
nes demuestran que la realidad está mucho más matizada nociónmi~!l:!_~ de estado límitl!., que introduce el esto e asi- ~~<l.l; ·
de lo que nos dicen nuestros médicos, y yo observo que ficatorio del clínico en el re istro Cle1a 1 t' ,~ '"''"' t'
cuando, lejos de comprometer a nuestra sociedad en la psi- duda y, ¡¡ara decir o to o, e o a ea torio. 1
cosis colectiva, la delincuencia o la perversión, los hijos de f5e an quizá,-ypaiásacar por fin de la oscuridad esta-
los inmigrados vuelven a cargar, por ejemplo, el nombre del noción tan popular de estado límite, la idea de confiar a un
padre muerto del Islam, se encuentran muchos observado- especialista indiscutible de este terreno, el doctor ~é
res para inquietarse de la islamizaci'on-dii'rmestras cités. En G~e_n, una investigación pro_pia para disipar la noche o al
fin, usted tiene razón: perversos,· delincuentes o toxicóma- menos la cacofonía clínica que caracteriza a esta noción.
~ el estado límite de los más j~venes que hay que repa- "' Op. cit., pág. 250.

30 31
/'1.-WVdP :(aH,;f_inr

En el congreso de la Asociación Internacional de Psicoa- comoa lo~rofanos. En este núcleo, también lo hemos dicho,
nálisis que se celebró en Chile en 1999, Ot,.to Kernberg no hayna~~más !1\ll,l ~~ctividad prop1am~~te e~eguecedo­
anunció con gran placer que un proyecto clínico de enverga- ra \fe_Ianovela familiar del neuról!co, que lue llevad:3: _al
dura, dedicado a un abordaje clínico consens¡¡_al _d:_e)os campo de las certezas científicas por los padres funaadores
paq_ientes borderlines, presentado por un grupo de investiga- de la sociología del siglo XIJC-''6
ción, dirigido por el doctor André Green, fup acogido con Por lo tanto, bajo la nueva versión de la crisis de autori-
eTJ:tusiasnw y será financiado por la comisión consultiva dad, la novel'! familiar analizada por Freud sigue infil-
para laÚwestigaCión-áé/ aoCfor"WiilTersleiii-;asÍ co1iw p-or el trándose no solo en el reg¡stro de la opinión pública, sino
Com_ité__F_gra]q mves0J'!-E!Ó!'-- Espero que se nos presenten también, y por el lado de los doctos, en las investigaciones
más proyectos de este tipo para "torcerle el cuello" de una socioclínicas, acreditando por Jo mismo ese verdadero fan-
buena vez a la tesis según la cual la API sólo sostiene la tasma social gue se podría enunciar del siguiente modo: un
investigación empírica. De todo esto nos enteramos en el padre está decayendo.
número fuera de serie dedicado en 2001 a las Courants de la Es!!! declinación motivaría, en el plano de las masas, el
psychanalyse contemporaine para la Revue Franr;aise de agqbio parcjsistª __Q.~ los hijos, su toxicomanía, su~sis..?.
Psychanalyse. 35 sus trastornos sujcidjarios y sus v_iglencias.
Esperamos la publicación de esta nueva investigación Lejos de reconducir ese tejido social fantasmático y de
cuyo proyecto da pruebas al menos de la deb!l1dad del apelar a su reparentalización, a ponerle límites, a encerrar
consenso que actualmente reúne a clínicos alrededor de la a los jóvenes o a cristianizar al sujeto, para nuestra orienta-
noción de estado límite, cuando incluso esta noción es utili- ción freudiana ha ue construir el ob"efo -el' Slñtoma:
zada larga manu y es convocada sin cesar para dar cuenta mánilt_e os tóx1cos, pai.Q Qg_¡ª-ª- !)_ ªcto, anorexias, etc.-
de la violencia y de una manera más general de las pertur- para la clínica del caso, como para la clínica de lo social,
baciones del sujeto posmoderno abandonado por una Auto- desprendiéndose primero de las ficciones socializadas que
ridad en crisis. nos hipnotizan porque erigen la oant~!IJUi'ª_] i\!.eª!_p_[\t_erno
La incoherencia científica de la teoría socioclínica de la fr~nte a la angustia de castració!!_ que le _es anterior.
crisis deautoriñañes paTenTe, como lo-ésia incoñSTStencia de La se~encia imaginaria es la siguiente: habría habido I
su prolongaciÓn clínica que la mayoría de las veces toma el una fam1 ia protectora y un potente jefe protector; vean
rostro lúpennodernu del caso límite. No podía ser de otro entonces cuán grandes son nuestro abandono y nuestra
modo, ya que esta teoría no es más que una versión apenas
modernizada de la teoría (muy antigua) de la declinación de
la familia occidental y de su jefe, cuya arqueología ya hemos
reconstruido y cuyo carácter obsoleto hemos demostrado_
Pero si esta nueva versión es tan exitosa y genera tantás
elaboraciones polimorfas es porque encuentra sus resortes
en un núcleo de certidumbre que reúne tanto a l()s__doctos

:\."-César y Sara Botella, "D~..J-~_rgche_:r,:che___gn PJ~.Yfti_an_alyse", Revue :H; Cf. sobre este punto nuestro La can y las ciencias sociales, op. cit., y
Fmnr;aise de Psychanaly.<>e, n'-' fuera: de serie, bajo la dirección de André Sigmund Freud, "La novela familiar del neurótico", en Obras Completas,
Green, Paris, PUF, 200 l. Biblioteca Nueva, Madrid, 1981, vol. 11, pág. 1361.

32 33
r

vendría a traer la paz al m un do, p~!_rece más freudiano desde para sus pacientes como el salvador que se deja bañar por los
el punto de vista de la formación de los psicoanalistas rayos de su semejanza con Dws.JB
extrqe~la autoridad de la ficción, como lo indicaba el Lacan Sus observaciones acerca de Jung me parecen totalmente
de la roposición de 1967. Para volver al síntoma por fin evidentes.:m
inteligible, hay qu_e c!ejarse uiar or Freud o incluso orla
fidelidad a la envoltura ormal del síntoma, que es a ver a- En efecto, uva cosa es reconocer el lugar del padre en los
de ca huella clínica a la que tomá amos g~sto;segiín iriillca- mom_cn_ios más precoces de la estructuración súbj etlva -tal
ba el mismo Lacan en 1966, no a propósito ae1osjeroglí{icos como lo ha recordado Lacan para el campo psiCoanalítico
de la histeria sino a propósito del delirio que envuelve el francés-40 y otra mu distinta es llamar a reforzar, contra
pasaje al acto del caso Ajmée. 37 la perspectiva reu 1ana, a 1ma¡¡;o paterna. n este re uerzo
Y si esta posición de lector del síntoma, de descifrador de hay una especie de desvío de la ética de Freud que se sostiene
los resortes inconscientes del síntoma no conviene, cuando naturalmente en el desví_Q_dgL~.i~g_n_~stico relativo al males-
por ejemplo los goces mórbidos borran las huellas significan- tar en la cultura y a la proliferación delos casos lím!t~ue
tes que motivan la solución sintomática, parece menos con- en ella se perciben. Para hacerse una buena idea del extremo
veniente concluir en la expresión de un estado límite que se al que ha llegado lo que debe llamarse un verdadero revisio-
encuentra por doquier y por lo tanto en ningún lado, que nismo psicoanalítico, podemos referirnos a la manera como
en la expresión de los límites mismos del psicoanálisis. Este un importante psicoanalista de la Sociedad Canadiense de
punto preciso indica el momento exacto en que conviene Psicoanálisis vuelve a visitar, por ejemplo, el paradigma
romper el aislamiento de la práctica psicoanalítica como freudiano de la histeria, el caso Dora, a partir de lo que él
saber analítico y ser capaz de pasar de un discurso al otro: denomina los desarrollos modernos del psicoanálisis. 41
Pero si parece que al trabajo terapéutico -el cual por otra En dicho texto, que de lejos no es su escrito más convincen-
parte tiene toda su nobleza-le_c_orresponcl_e_sugerirk_a!_su- te, P. Mahon critica a Freud sin miramientos en los siguien-
jeto una fuerte creencia en el padre, entonces la orie_l!~?~ión tes términos: convicciones, de uccwnes m undadas e imagi-
psjcoanalítica que querría toma!'_como _l!.ie__<ie sp. d_Qs::¡rrollo ~1 nación: tales sonlas C!}!._acterísticas__!!__mo .-!!.en que reud
refuer~o_!I.Q_):i imagQ_,Pej;~cae!:ͪ-.Qt:Qilto¿lll_ ej sin__s~Lda ha desarrollado sus hipótesis enefcaso lJO!'!!· .. (pág. 97).
securitario o religioso hacia el cual, S~f!.Fr:!JudyFerll_n~zi, Más adelante, escribe el autor: Revelanao el cinismo de su
la conducía, por ejemp!O,_l,lll_C~I:Q,ustav Jung. fantasma sobre la paidofilia y la virginidad de las jóvenes,
Freud añade ...
Su principal preocupación no es la teoría de la libido, sino la
de la comunidad cristiana. Identifica la confesión con el :111 Sandor Ferenczi, carta a Freud del 25 de octubre de 1912, en

psicoanálisis y no sabe, evidentemente, que el rtié.onocimien- Corresponda.nce (1908-1914), vol. 1, París, Calmann-Levy, 1992.
to de lo§. PCcJJ,dos no es más qiJe.@ _m~nor d~ _faS preas a~ la : Sigmund Freud, respuesta a Fcrenczi, 27 de octubre de 1912, ibíd.
19

10
terJ!pia psicoanalítica; la 1!1-ªª·impo_r}?nt~. es la dwohciOn de "Fue mérito de La can haber restablecido la funrión paterna, no sólo
en el caso de las neurosis de fijaci6n edípica sino, en general, en toda
la inwgo paterna, que escapa completamente a la confesión. patología, dado que cada forma reclama su teorización particular, de
Es ev1 en le que Jung jamás quiso ni pudo dejarse demoler donde el lugar del padre no puede ser borrado", llega a indicar André
por un paciente. Porendejam~~~!?~!i~_ó, _ s_ino que s~ _m~nt\.!VO Green en su obra ldées directrices pour une ps:ycha.nalyse contcmpora.ine,
París, PUF, 2002.
:lo J. Lacan, "De nuestros antecedentes", irtEscritos, Siglo xxr, México, 41
P. Mahony, Dora s'en va, violence dans la psychanalyse, París, Les
1988, pág. 60.
Ernpéchcurs de penser en rond, 2001, pág. 21.

34 35
Luego recomienda a sus pares no ... tomar a la ligera la Lo cual aparece como una especie de advertencia a los
opinión cínica de Freud ... (pág. 110) y concluye por último lectores, a quienes se les pide que tomen este ataque contra
que Dora presentaba una organización frágil de la persona- Freud como el fruto de una operación decidida, seria y va-
lidad histérica e inclusa se podría decir una perturbación de liente.
la personalidad borderline marcada por una serie de carac- Por medio de la voz del héroe que se levanta contra el
terísticas, entre las cuales habría una debilidad estructural Padre, se abre el debate.
del yo y una cierta labilidad de los afectos (pág. 121). Por lo tanto, habrá que elegir entre la teoría psicoanalítica
Aquí la operación es bien completa: ya no basta con andar que se origina precisamente en la experiencia germinal de
diagnosticando a cada rato la proliferacióñC!e ·ros borderli- Freud con las histéricas o la inculpación de un rostro paidó-
nes _como rasgoes!íeCí1rcoTenüestraposmoacrriid.ád.Setí'a- ·· filo del Padre generador de borderlines.
ta, en cambio, de prestar una consistencia intemporal a ese
estilo de clínica para volverla hacia (y contra) el abordaje
freudiano de las neurosis de fines del siglo XIX. Esta nueva
clínica made in America, que privilegia el trauma contra el
fantasma, la norma estadística (incluso la investigación so-
bre la realidad) contra el efecto de verdad, y que también
apoya las críticas feministas, aparece como lo que es: el
producto de un rev'sionismo sicoanalítico ~e no oculta su
odio. por Freud, aguí incuiJ2ad<>_E_()r su antasmapjz]riarc_al,
su cinismo, sus deducciones infun a as y por sus presuntos
de
excesos respecto s-üsduilosiúireliicíoñ.es con su fantasma
sobre fci{ililcfo/iha. · .. · - -- -
mt círculo se cierra: la inculpación del padre por parte de
las muchachas del Oeste que habíamos evocado en 1995 42
como complemento neurótico de la guerra en el nombre del
padre llevado adelante por los hijos del Este, se halla pro-
longada por uno de sus hermanos y en el corazón de la IPA,
contra el Padre del psicoanálisis.
Esta inculpación CDQ!a s'en va)_<:<>!:J. su~11_!:>título violencia
en el psicoanálisis es introducida por t;tr}__()pígrafe que domi-
na el texto:

La cobardía se da gustosamente aires de prudencia.


La valen Ha se expresa sin máscaras, y no le gusta exhibirse.

l'l Véase nuestro artículo "La haine inconsciente et le lien social", in

P.-L. Assoun y M. Zafiropoulos, La haine, lajo;ússance et la loi, París, \ 't-


Anthropos 1 Jl~eonomica, 1995. "

36 - 37
SABER FREUDIANO
Y PULSIÓN TRANSDISCIPLINARIA

PAUL-LAURENT AssouN *

La palabra ya fue disparada: "transdisciplinario". Por lo


tanto me gustaría llegar hasta las tilbmas consecuencias, a
riesgo de volver a decir, sin que se repitan, esas casad que
tocan la esencia misma del saber freu · no cesan e ser
actuales. Pues -es_10so !ó-qu~jlacc síntom ~la_~ctualidad
crónica del "freudismo" .1 "
La cuestión tiene un eíecto de rebote. De manera fundamen-
tal y en cierto sentido "principal", ¿en qué el saber freudiano
tiene vocación transdisciplinaria? ¿Cómo situar el deseo freu-
diano --el que nos mantiene en nuestra relación con la cosa
analítica- habida cuenta de esta cuestión disciplinaria, espe-
cialmente en esta articulación sensible con las "ciencias"
llamadas "sociales"?' Llegar hasta las últimas consecuencias,
sí, preferentemente en el buen lugar, donde se pueda hacer
tomar al objeto analítico en este espacio de saber.
El retorno atento a la posición freudiana no tiene que ver
solamente con la arqueología. Se trata de captar cómo se ha
instaurado la postura psicoanalítica, en el origen, frente a la
cuestión disciplinaria -y su función "trans"-, lo que permite

* Psicoanalista, Profesor en la Universidad de París VII (Unidad de


investigación "Psicoanálisis y prácticas sociales").
1
P.-L. Assoun, Le freudisme, PUF, 2" ed. Quadrige.
2
P.-L. Assoun, Freud et les sciences sociales, Armand Colin, Cursas,
1993.

39

.._
r
esclarecer la condición contemporánea de lo transdiscipli- de la que es fácil envanecerse. Se nos recomienda, se nos
narlo en ÍaCO.)Iuntura de la investigación eri psicoanálisis. incita a "practicar lo transdisciplinario": bus_car las ~_a§¡¡­
Este término, menos-pruderíteque Íos de "pluridisciplina- relas", los "atajos", las ''conexion~~" ... También es necesario
rio"_o_"interdisciE1_1_narío";- S~ 1m pone deargllnamánera como que no sea un escollo [pont aux ánes: puente de los asnos],
un desafio, en la medida en que se confronta con un chma de pues con un asno cargado del fardo de todas las disciplinas
a
trans lación,TiiCluso de trmiWresión,_ sjr¡~e1eüalT¡¡__v_iáa :fas no es mucho lo que se podría hacer. Además, suponiendo que
, • , disciplinas sería exangüe. rge precisar en ué sentido la llegue al final del camino y que no desparrame por la ruta
0 b ¡ti; 1 ; "cie,ncia del inconsciente'" está rm¡z ICa a eri esta 1a eCtica
toda su carga, lo que descargaría al término de su recorrido
"' trañsctisciElinaria. ' - no sería más que un revoltijo desordenado. Entonces surgi-
ría la necesidad de que cada uno de los propietarios recono-
ciera su bien y lo recuperara (y habría que empezar todo de
nuevo ... ).
l. Del discurso llamado transdisciplinario De hecho, es uno de los leit-motivs del "discurso universi-
tario", incluso del discurso social que abo~a-¡)or la siner~a
operatorl!i!leTos saberes. Para introau-cír ·alglina-moléstia
Es un hecho que hay un discurso transdisciplinario. Lo en-ese discurso, tenemos que reorientamos: lo transdiscipli-
"transdisciplinario" es, en primer lugar, un hecho de discur- nario no es a priori un valor, tal vez ni siguiera una necesi-
sQ,_Es lo que da que hablar tanto en el discurso acadeñl'ico dad sin embar o es un im erativo .
como en el de la comunidad de investigación. Se lo suele Imperativo en sí mismo contra 1ctorio: pues finalmente,.
evocar para decir que es "deseable", al punto que sostiene ninguna "disciplina" es suficientemente suidda-nl"ofilatlva
una retórica. -lo cual, en este casciCOñioen tantos-otros~tlenemás~ci_ine_I1os
¿Cómo no recordar que, de hecho, e_¡;inaugurador del los mismos efectos- como para "transdisciplinarizarse", pa-
concepto mismo de universidad, que hace coexistir como ra peraer]!i_-:-vista !l.!l ohiet~_¿'}.!:abaja~~_!_"seiS:~_i:lo de ~Ig:ún
universitas literarülll:et scieri.iilúuni. los saberes má"iihetero- "más allá" (trans)_d_~LP!'in_c:iiJ!Q_!Ie} _plli~~~:Qisc1 phn?no.
géneos 'cl.a.jieJ_sjgri_odel S~b-~j_ileli4~-81 d_¡!I_aCiencia? Ideal La disciplina se adosa a un dispositivo pulsional especí-
humbo1 tiano ae encicfopedia viviente bajo la égida del fico y, por su lado, la pulsión se distingue por polarizarse en
"sistema" de la Razón y del idealismo alemán que sostiene a su objeto. Por cierto, no hay investigación sin "pulsión de
la Universidad moderna. 3 A partir del momento en que mu- saber",' pero justamente ésta se distingue por elegir su ob-
rió el hombre del saber único, Pico della Mirandola (aunque jeto. Quedaría por hacer una clínica de la elección de "la
siga sosteniendo secretamente el fantasma docto), esta propia disciplina". Lo cierto es que la elección de "la propia
cuestión de la unidad del saber queda a cargo del investiga- disciplina" tiene una exclusividad celosa, y por ende la po-
dor colectivo. ¿En qué medida remite, más allá del pliegue, sesividad de una "elección de objeto" amoroso. ¿Cómo se
incluso de la mufetil1a-OefdiscursQ," a un real? despolarizaría? ¿En nombre de qué Otro habría que querer
"Transdisciplinario": en efecto, tenemos aquí una palabra transdisciplinarizarse? Toda disciplina -dicho sea para ali-
3
W.V. Humboldt, "Sur l'organisation interne et externe des établis-
Hements scienlifiques supérieurs a Berlin" ti809 1 1810), en Philosophies 4
P.~L. Assoun, "Le savoir de l'cnfant. De l'énigme sexuelle ala passion
de l'Université. L'idéalisme allemand et la questiofl de l'Université, de la recherche", en "L'enfant et les savoirs", La lettre du GRAPE, nº 27,
Payot, 1979, págs, 321·329. Eres, marzo de 1997, pág. 15·34,

40 41
r
viar a más de uno- expresa, por el contrario, un movimiento
Pero la disciplina es también una regla que se impone
de separación, exigido por la constitución de su propio ob-
jeto. Se pone en juego su propio método, es decir su camino colectivamente, es un conjunto de reglas y de conductas que
hacia el objeto cuya posesión -precaria y obstinada, al precio se impone a los miembros de una colectividad cuyo funciona-
miento regulan imperativamente. Por cierto hay violencia
de cierta autarquía- reivindica. La búsqueda se sostiene en
un objeto perdido que organiza un circuito "especializado". en el término "disciplina". Hasta el siglo XIV, la palabra sig-
Por lo tanto, tendríamos por un lado la "pulsión disciplina- nifica castigo e incluso masacre. Por lo tanto, es un modus
ria", y por el otro el discurso de lo transdisciplinario. No vivendi autoritario. Así pues, "mi" disciplina es no sólo lo que
dudemos en agudizar esta aporía para situar mejore! punto me ocupa, sino lo que me sostiene ... de manera disciplinaria.
dónde se desanuda. Quienes adhieren a una disciplina comparten la misma
El mencionado Freud, corno los otros, actuó en la dirección estructura superyoica y forman un "batallón disciplinario"
de individualizar su disciplina, de nombrarla, lo que equiva- intelectual o, para decirlo con un vocabulario quizá menos
coercitivo, un "convento" o una "orden" regulada por reglas.
le a separarla de las demás. Ahogarla en la sopa interdisci-
plinaria sería hacerle perder su valor nutritivo -lo cual vale (Se sabe que la "regla" fue inventada por San Benito, y que
para cualquier disciplina y probablemente de un modo más toda corporación, aunque sea científica, entraña este "orden
sensible para las más jóvenes, que aún están en pañales y a de marcha" conventual más o menos tácito.)
las que no se les puede pedir que se destituyan antes de
haber nacido seriamente-. Pero si se pone el acento en el
aspecto trans-gresivo de lo trans-disciplinario, bien podría
3. El psicoanálisis como "disciplina"
haber un efecto transdisciplinario inmanente al psicoanáli-
sis, por el efecto espontáneamente transgresivo de la hipó-
tesis que acredita, es decir "el inconsciente". Primer punto: Desde el mismo momento en que forja el
neologismo "psico-análisis", Freud tiene el sentimiento de
estar llamando a la existencia a una disciplina sui generis,
con su objetivo propio (los "procesos psíquicos inconscien-
2. El imperativo disciplinario: tes") y su método idóneo. Es el nombre de un "procedimiento"
el campo y la regla (Verfahren) médico de investigación de "procesos más o
menos inaccesibles de otro modo" (los "procesos inconscien-
tes"); es también un "método de tratamiento" de los trastor-
Es oportuno recordar que el vocablo "disciplina" quiere decir nos neuróticos; por último, es una "serie de concepciones" en
dos cosas. vías de crecimiento que se proponen conquistar su especifi-
Por un lado, con este término se designa un dominio cidad y su legitimidad científica: convertirse en una "disci-
particular del conocimiento que constituye una materia de plina" es un ideal regulador del psicoanálisis-' Freud no se
enseñanza y de investigación, a tal título capaz de transmi- interroga fortuitamente acerca de las "perspectivas" del psi-
tirse. En tal sentido hay, por cierto, un "dominio de saber" coanálisis, disciplina en tensa gestación entre su origen y su
(Wissensbereich) o "rama del saber" (Wissenszweig) que se porvenir.
refiere al psicoanálisis, materia de experiencia, de investi-
gación y de transmisión. .; S. Freud, "Psicoanálisis y teoría de la libido", en Obras Completas,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1981, v. Ill, pág. 2661.

42
43
En segundo lugar, esta disciplina es transmisible: hay un o "del espíritu" (Geisteswissenschaften). Un signo de ello es
género que Freud ilustra, el de la Vorlesung (lección)' y que el psicoanálisis soporta la indeterminación de los "con-
Lacan, a su manera, le da continuidad con el protocolo de ceptos fundamentales" (Grundbegriffe) que coloca al princi-
investigación que es "el Seminario". ¿Dónde se enseña esto? pio de su teoría. 11 Más aún: el psicoanálisis es un "pivote"
No sólo en las instituciones psicoanalíticas: en la Universi- entre "ciencias naturales" y "ciencias humanas".
dad, también.' Aunque, dice Freud, no es intrínsecamente
indispensable, el psicoanálisis tiene su Jugaren la Universi-
dad. 8 El saber del inconsciente tiene su lugar en la universi-
tas literarum et scientiarum. El creador del psicoanálisis lo 4. Del problema epistemológico
enuncia con toda seriedad, pues tiene la impresión de que la a la cuestión analítica
autonomía del psicoanálisis es lo suficientemente consis-
tente como para soportar su confrontación con los otros sa-
beres, que incluso exige en tanto adhiere al ideal de "la Nos encontramos frente a un problema epistemológico bási-
ciencia". Nada en la Universidad amenaza la especificidad co que concierne a la cuestión del saber.
del objeto del análisis, digan lo que digan ciertos analistas El saber se ha formado bajo el signo de la unidad en la
celosos de la prerrogativa institucional analítica (puede medida misma en que se ha plant~ado la unidad de la razón
sospecharse que la gente que habla así está tanto más desde la "revolución galileana". Esta se ha apoyado en la
"celosa"). Queda abierta la cuestión del lazo entre el objeto trilogía fundadora de una teología, de una psicología y de
del análisis y el del saber universitario. una cosmología. Al desmembrar la unidad garantizada por
Tercer punto: esta "disciplina" denominada "psicoimáli- el saber del otro, del Alma y del Cosmos, el saber laicizado
sis", Freud la refiere muy seriamente a la ciencia. Cierta- interiorizó esta exigencia de unidad desplazándola _por el
mente, hay una "ciencia del inconsciente",• como también lado de una cartografía del Saber y de sus regiones. Este se
hay una adhesión al espíritu de las "ciencias naturales" (Na- vio confrontado por un lado con una pluralización -lo que
turwissenschaften).10 Por otro lado, el psicoanálisis no es expresa el movimiento de "especialización" creciente e in-
una hermenéutica -La can llega a hablar con violencia de esa eluctable-; por el otro, con una dualidad: la que ha dado
"obscenidad universitaria" que es la hermenéutica-. Esto no lugar a la oposición de las "ciencias naturales" y de las
supone la negación del sentido, pero obliga al psicoanálisis ciencias llamadas del espíritu o ciencias humanas (Geistes,
a reconocerse como ciencia de lo real, afectando a cambio a Human-wissenschaften).
las "ciencias" llamadas humanas (Human -wissenschaften) Obsérvese que la problemática de la "clasificación de las
6
P.-L. Assoun, Le regardet la uoix. Ler;ons de psychanalyse, Anthropos ciencias" y la historia de las ciencias se ha encargado de
1 Economica, 2a cd., 2001, prefacio [La mirada, la voz, Buenos Aires, manejar este problema; por un lado, saber dónde plantear la
Nueva Visión, 1997.1 frontera de las disciplinas, por el otro, mostrar cómo se han
7
P.-L. Assoun, "La recherche freudienne. Petit discous de la méthode constituido dichas fronteras. Hay en ellas una e·specie de
a l'usage de la rechen:he en psychanalyse", en Recherches en psychanaly- geopolítica del saber.
se, n!! 1, Éditions du 1'cmps, 2004. .
~S. Freud, "Sobre la enseñanza del psic:oanálisis en la Universidad",
Hablar de "transdisciplinario" es -notémoslo- recordar la
op. cit., v. lll, pág. 2454. condición multidisciplinaria, pero simultáneamente es su-
~P.-L. Assoun, lntrodu('tion ó: l'épistémologie freudienne, 1981, 2il ed., 1990.
11
10
S. Freud, "Compendio del p.sicoanálisis", enop. cit., v. 111, pág. 3379. S. Freud, "Los instintos y sus destinos", en op. cit., v. Il, pág. 2039.

44 45

.._
r
gerir que pueda y deba ser superada. Por lo tanto, lo trans- cuestión de la transferencia de vocabulario de una ciencia a
disciplinario podría ser concebido de manera antitética: o otra 15 es uno de los elementos más concretos y apasionantes
bien como retorno a la unidad originaria, manera de superar de la transdisciplinariedad: en efecto, es la migración de un
la división, por medio de una especie de Aufhebung de la término de una ciencia a otra que atestigua la condición
escisión disciplinaria; o bien confirmar la escisión discipli- trans-disciplinaria. Es lícito preguntarse qué ciencia toma
naria, pero cuestionándola en sus bordes móviles. prestado o roba tal palabra a tal otra ciencia. No obstante, se
El nacimiento del psicoanálisis es contemporáneo de este pone de manifiesto que la propiedad que sobre las palabras
debate intenso en el que Freud define una posición firme- tiene una disciplina es precaria, cuando no revocable, y que
mente original que hemos presentado en otra parte. 1' la circulación de los términos -que ocurre tranquila y audaz-
Para situar el verdadero lugar de lo transdisciplinario, mente delante de las narices de las propias disciplinas-
conviene delimitarlo: primero, situándose en el corazón mis- expresa su verdadera dinámica ínter-disciplinaria, sinto-
mo del acto freudiano de identificación de su propio objeto, mática.
a través del movimiento trans-disciplinario que acompaña Ahora bien, el creador del psicoanálisis se encuentra con-
la constitución de la teoría fundamental del psicoanálisis frontado con esta cuestión principal de terminología desde
( 1), luego en exterioridad, como efecto de "participación" pa- el comienzo de su acto. Los conceptos psicoanalíticos crucia-
ra las otras disciplinas (2) que impone una singular buena les constituyen un desvío premeditado y regulado de los
relación con los "desperdicios" de las otras disciplinas, por términos.
medio de lo cual se afirma la racionalidad del psicoanálisis Un efecto de meta-forización atraviesa la meta-psico-
y su fecundidad heurística (3). Así, esto permitirá situar su logía.
vocación de inquietar a las disciplinas ... Recordemos en primer lugar que el punto de vista "econó-
mico" -"dinámico" y su corolario tópico representan un desvío
principal respecto del paradigma de la física. El"fisicalismo"
1) ¿El psicoanálisis "meta-disciplina"? freudiano impone una suerte de transdisciplinariedad no-
da!: en efecto, la necesidad de describir los procesos psíqui-
En primer lugar hay que destacar el hecho de que en el cos según los puntos de vista de los lugares, de las fuerzas y
corazón mismo del acto de racionalidad instaurador del de las cantidades representa un apuntalamiento del modelo
psicoanálisis se encuentra un gesto transdisciplinario. En psicoanalítico en un paradigma físico.
efecto, piénsese en el problema originario de Freud: acoger La "meta psicología", para desmarcarse de los límites de la
al inconsciente, sin disponer de las herramientas apropia- "psicología" y de las ilusiones de la "metafísica", se encuen-
das. El psicoanálisis {ara da se, 13 debe hacerse a sí mismo. tra en posición de desmarcarse de la física.
Pero, dado que la psicología no disponía de ningún instru- El intenso trabajo de metáfora en el texto freudiano es
mental habida cuenta de su negación del inconsciente, el algo completamente diferente de un efecto literario: hace
psicoanálisis debe crear su propia maquinaria. trabajar un espectro impresionante de registros epistémicos
Ello supone "dar nombres nuevos a cosas nuevas"H La que recorre la clasificación de las ciencias: mineralogía,

u P.-L. Assoun, Introdu('tion a t'Cpistémologie freudienne, op. cit. Ifi "Transfert de vocabulaire dans les scienccs", Centre régional de
11
'Carta a Ferenczi de l9l l. publication de Paris, "Histoirc du vocnbulaire scientifiquc", Édition du
14
P.-L. A.-;sout1, Freud et Nietz.<;che, PUF, 3D ed .. 1998. CNRS, 1988, bajo la dirección de Pierre Louis y Jacques Roger.

46 47
botánica, biología, físico-química, sin contar las "técnicas": Todo se juega ya desde el principio en la ambigüedad de
quirúrgica, ginecológica, arqueológica, pictórica ... la preposición. En este texto parece tratarse de "propagan-
El "psico-análisis" mismo suele ser comparado con la quí- da", como el autor lo declara en su correspondencia. Toda
mica, ciencia eminentemente "analítica". "ciencia especial" milita legítimamente por sus propios
Como se ve, el espectro es amplio pero no ilimitado: ob- "intereses"; tanto el psicoanálisis como las otras. Por ende
sérvese la casi total ausencia de metáforas matemáticas. Se aquí se trata del inventario de los "intereses del psicoanáli-
sabe cómo Lacan desplazará el eje epistemológico por el lado sis" por la psicología, las ciencias del lenguaje, la filosofía, la
del significante (vía la lingüística) y de la topología, según biología, la historia de la evolución, la ciencia de la cultura,
una operación de motivos complejos'" que da pruebas de la la pedagogía. Es un hecho que "el psicoanálisis,. esa 'joven
movilidad epistemológica, siendo lo esencial acoger a "la co- ciencia' (junge Wissenschaft) roza otros terrenos del saber
sa inconsciente". (Wissensgebiete) y establece relaciones inesperadas entre
Dejemos constancia aquí de que la referencia a los campos éstos y la patología de la vida psíquica". 1" Obsérvese el efecto
conexos de las "ciencias naturales" y de las "ciencias huma- de "sorpresa" inherente a esta intertextualidad.
nas" está hablando de una homología. Pero en rigor de lo que se trata es del interés de todas estas
Que sea necesario estar familiarizado con la mineralogía disciplinas en el psicoanálisis.
para entender el "clivaje" (Spaltung), con la arboricultura Consecuentemente, el psicoanálisis aparece como provee-
para captar el lazo entre cambio botánico y transferencia, dor de elementos que vienen a complementar los campos
etc., ¿qué quiere decir? Que los síntomas sean inteligibles en concernidos: se trata de demostrar la extensión del su "apor-
relación con la paleografía de los jeroglíficos, ¿qué perspec- te de conocimiento" (Kenntnisnahme). Pero precisamente
tivas no se abren a partir de todo esto? ... éste no puede aparecer sino como problematización de estos
campos: designación de un punto oscuro, incluso "ciego" en
el corazón mismo de cada uno de estos dominios. De donde
2) Interés del psicoanálisis, la idea de que las disciplinas tienen un interés radical en el
interPs en el psicoanálisis psicoanálisis tal que, de desconocerlo, no podrían más que
reconducir lo no-sabido de su propio campo.
El psicoanálisis, como toda disciplina que no abjura de la ley La meta de este texto, bastante pesadamente didáctico en
de la ciencia, tiene sus cuentas para rendir y las rinde sin apariencia, es por lo tanto abrir el apetito de psicoanálisis de
problemas, como lo demuestra el artículo "Múltiple interés estas disciplinas. Pero ello pasa por una fase que interesa a
del psicoanálisis". 17 la relación de cada disciplina consigo misma; es decir la rela-
Este artículo brinda la ocasión de captar cómo se perfilan ción con su propia falta.
la postura y la estrategia transdisciplinarias del creador del De hecho, los sentimientos de saber y de amor son radical-
psicoanálisis. mente recíprocos: esto equivale a decir que yo tengo un
En efecto, disponemos de este texto ejemplar: "Múltiple "interés" por el otro y que el otro tiene interés et) mí. Nos
interés del psieoanálisis", que puede traducirse tambiénjus- amamos cuando nos interesamos uno en el otro. Esta es la
7
tamP.nte como interés "en' el psicoanálisis. verdadera libido interdisciplinaria. Es algo completamente
Jf; P.-L. Assoun, Lacan. Que sais-je?, 200:~.
diferente de una buena voluntad para abrirse cordialmente
11 S. Freud, "Múltiple interés del psicoanálisis", en np. cit., v. 11, pág. 1¡; Ibíd.
1851

48 49

al otro y echar una mirada por encima del cerco del vecino. 5. La condición del psicoanálisis:
Una vez más, el deseo no es la voluntad ... de lo "para-disciplinario"
a lo "sobre-disciplinario"
3) La transferencia de saber
En consecuencia, se puede hablar de carácter "sobre-disci-
Del examen de la estrategia de Freud en este texto manifies- plinario" del psicoanálisis, pero no en el sentido de una "su-
to, 19 surge su postura respecto del "hecho disciplinario". per-disciplina" que estaría por encima de toda disciplina.
Punto de "unitarismo": se ubica desde el punto de vista de la Es lo que acaso explica lo que podemos sostener respecto
situación de hecho del seccionamiento del saber, hablando de la pulsión trans-disciplinaria del psicoanálisis. Se en-
de "ciencias especiales". Pero el psicoanálisis está allí en cuentra en posición de franquear las fronteras, no para
posición de una extraña disciplina. Por un lado, es un recién transgredir las leyes de las fronteras -que confirma, por el
llegado cuyo creador anuncia su nacimiento al mundo inves- contrario-, sino para perseguir a su propia presa de caza. Es
tigador; por el otro, no es identificable como una ciencia más: la presa de caza inconsciente la que conduce al "investiga-
una psicología, por ejemplo. dor" (Forscher) en psicoanálisis, hacia la ciencia del lenguaje
Ciertamente, se trata de una "psicología científica", pero o la estética, la sociología o la teoría de la cultura ...
la hipótesis del inconsciente requiere una "meta-psicología". Pero es esencial percatarse de que esa presa de caza es la
Por otro lado, anuda un lazo con cada una de las "discipli- misma que cazan las diversas disciplinas, en su campo pro-
nas" a través de lo que cada una de estas ciencias descuida pio. Es en estos puntos donde se abre el intercambio.
o excluye, incluso reprime. ·
Resulta perturbador ver aparecer la palabra "transferen-
cia" para designar lo que se juega allí, por ejemplo para la
cuestión sociocultural (donde el ejemplo se confirma como 6. El síntoma o el "punto ciego"
"la cosa misma"): "Por la misma transferencia (Übertra- de lo colectivo
gung) de sus puntos de vista, presuposiciones y conocimien-
tos, el psicoanálisis está en condiciones de esclarecer los
orígenes de nuestras grandes instituciones culturales ... ". 20 En el corazón de este "vals" que introduce el psicoanálisis,
De allí las "ricas conexiones" (reiche Verknüpfungen) entre aparece un continente en el centro mismo de las ciencias
Jos "dominios del saber"'- 1 que ilumina. humanas, las que se designan como "ciencias sociales" y que
interesan a título de lazo entre psicoanálisis y "prácticas
Hociales".
El examen sistemático del trayecto freudiano tal como lo
hemos conducido en otra parte 22 revela el "ballet" de las dis-
ciplinas por medio del cual se señala la evolución de la
19
P.-L. Assoun, "L'intérét de la psychanalyse pour les 'sciences de posición freudiana sobre lo colectivo.
l'homme"', en Psychanaly.•w, PUF, Primer ciclo, 1997, págs 516-531.
" !bid., pág. 414.
~~P.-L. Assoun, Freud et les sciencies sociales, Armand Colin, Cursus,
'·' !bid., pág. 420.
199~1.

50 51

...
~

En el primer tiempo, el de la moral sexual cultural y la El procedimiento del crítico de pintura Morelli traiciona
nerviosidad moderna, tiene por interlocutores por un lado a un parentesco con "la técnica del psicoanálisis médico", es
los reformadores sociales y publicistas (Ehrenfels), y por el decir "adivinar, a partir de los rasgos poco importantes o no
otro a los psiquiatras con preocupaciones sociales (de Krafft- tomados en cuenta, a partir del desperdicio (Abhub) -de lo
Ebing a Erb). 'rechazado'- de la observación, lo secreto yoculto".Abhub es,
En el segundo tiempo decisivo, el de Tótem y tabú, se pelea literalmente, la "espuma" (Abschaum), lo que se saca de
con los etnólogos (desde Frazer y Tayler hasta Wundt). arriba, mediante una especie de "desnatado". En sentido
En un tercer tiempo, correspondiente a Psicología de las figurado representa algo insignificante, un casi nada, que en
masas y análisis delya,lo encontramos frente a la psicología este caso tiene vocación de llevar agua hacia el molino del
social (desde Le Bon hasta Mac Dougall). psicoanálisis ...
En un último tiempo, encuentra el discurso de la "cultu- El psicoanalista no aparece como un diletante interesado
ra". por los "detalles", dejando de lado lo esencial para ir en pos
Este increíble recorrido a través de nombres propios de las bagatelas. Es verdad que se nutre de las sobras del
traduce el componente de con-frontación del mensaje analí- festín, pero esas sobras lo conducen a una racionalidad bas-
tico. tante suntuosa, la que organiza el conjunto del cuadro,
Pero no se trata ni de un diálogo pacífico ni de una invisible para la mirada del propio artista ... o del investiga-
intrusión violenta. dor. Por ende literalmente es un especialista universal del
La cuestión no es tanto el diálogo así instaurado -que no desecho que se abre camino, vía el "desecho", hacia una lógica
es un anhelo sino una necesidad- sino el desplazamiento de la estructura.
giratorio que mienta el discurso del psicoanálisis en relación Se entiende que el análisis no hace más que recuperar las
con las "faces" y "facetas" del discurso. Discurso psiquiátrico de "sobras" del festín de la etnología o de la estética: los sitúa
lo social, etnología, psicología social, filosofía de la cultura. y los constituye como "desechos" de la observación y funda en
Punto ciego de la represión pulsional, de la prohibición del ellos una racionalidad nueva y original en el sentido más
incesto, del lazo social, del malestar colectivo que permite fuerte del término. Tal es la "joven ciencia" que Freud
volver a interrogar la relación de cada disciplina consigo presenta al "mundo científico".
misma en este punto nodal. No nos engañemos: esta "ciencia del detalle" exige un
rigor excepcional y organiza una dinámica transdisciplina-
ria que constituye una innovación epistemológica de (acto.
Puede sostenerse, en efecto, que el psicoanálisis hace su
7. El analista,
objeto propio de lo rechazado por las otras disciplinas.
especialista de lo/s rechazado/s

Hay que entender bien el alcance de esta metáfora de los


rechazos que ~'reud presenta en el contexto de la investiga- 8. El "no-todo" disciplinario
ción en estética,'·' en la medida en que bien podría tener un
alcance epistemológico genérico.
He aquí pues lo que tiene que resonar en los bordes de una
n S. Freud, "El 'Moisés' de Miguel Ángel", en op. cit., v. II, pág. 1876. reflexión sobre lo transdisciplinario: para el psicoanálisis no

52 53

..._
hay intercambios posibles más que con disciplinas que LOS AVATARES
adhieren al mismo ideal regulador científico que él. Por con- DE LA ANOREXIA
siguiente, el psicoanálisis es transdisciplinario, primero por
defecto y a minima porque no tiene más socios de su saber JACQUES MAiTRE*
que sus colegas "científicos". Es allí donde experimenta lo
tajante de sus tesis. Freud no sitúa al psicoanálisis en
alguna "atopía" epistémica: es más bien mediante su objeto
-que resulta ser ... el sujeto (inconsciente)-como hace cojear
a los saberes ...
De allí su efecto en las otras disciplinas. Freud presenta
todos los signos de una libido sciendi en afinidad con la de
cualquier investigador de cualquier otra disciplina, pero su
originalidad es la de designar la espina secreta clavada en el
corazón y en el cuerpo mismo del saber. En la mitología brahmánica, los avatares son los diversos
Decir que el psicoanálisis tiene un interés transdiscipli- descensos de un dios que ha venido a encarnarse bajo una
nario no es significar que anda rodando, cual turista diletan- forma particular en tal o cual contexto sociohistórico. He
te, alrededor de las disciplinas "serias" para poner el granito elegido este término para evocar la cuestión del molde por el
de sal inconsciente -aunque la avanzada psicoanalítica se cual habrían podido pasar variantes de la anorexia desde la
produce con facilidad, efectivamente, según la modalidad mística afectiva femenina católica medieval hasta la weight
del Witz--. El psicoanálisis reconduce el postulado de una phobia del DSM - III.'
pluridisciplinariedad. Sin ello sus aportaciones se perde- He presentado una parte de mis investigaciones acerca de
rían en un "caldo" al que, como se sabe, "el entendimiento este tema en una obra que se titula Anorexies religieuses.
freudiano"" es alérgico. Anorexie mentale;' el subtítulo indica ya de entrada una
El psicoanálisis debe informar a las otras disciplinas de postura transdisciplinaria, llamada "Essai de psychanalyse
sus resultados, animarlas con sus ideas, confrontarlas con sociohistorique". Esta expresión indica la preocupación de
sus problemas. Es en el plano de las problematizaciones de adoptar una postura tan analítica como sea posible ante
los objetos de cruce donde practica la "transdisciplinarie- discursos sostenidos (oralmente o por escrito) en primera
dad". persona, apoyándome en una clínica de casos;" intento reubi-
Otra manera de expresar la misma idea: el psicoanálisis
tiene una intrínseca antipatía por toda Weltanschauung; en
* Director de investigaciones en el CNRS.
1
Diagnostic nnd Statishcal Manual of Mental Disorders de la Ameri-
efecto, esa "construcción intelectual" es to1.alización imagi- can Psychintric Associution. La interferencia entre DSM- III y proLle-
naria. Es que el psicoanálisis es teoría de lo real. "Lo que nos mática histórica está a la orden del día en ciertas revistas psicoanalíti-
acerca a la misteriosa realidad que existe fuera de nosotros", cas, como lo prueba un artículo de William L. l. Parry-Jones & Brenda
he aquí lo que Freud dice apreciar, pasión por lo real: es lo Parry-Jones, "lmplications of Historical Evidcncc for the Classification
ofEating Disordcrs. A Dimension Ovcrlooked in DSM- 111 and ICD -10",
que lo hace afín con cualquier disciplina que la comparte ... British Journal of l'sychiatry, 1994, 16.5, 287-292.
' París, Ccrf, 2000.
·~. P.-L. Assoun, L'enümdement f'reudien. Logos el A.rwnke, Gallimard,
1
:J En mis investigaciones se trata de "casos históricos", es decir
1984. ¡,;ituados en un pasado que no permite estudiarlos sino a través de un

54 55
car estos decires con cierto rigor en las condiciones sociohis- lidad. En tercer lugar, he de atenerme a dos aporías cultu-
tóricas de su producción; sin este esclarecimiento, el sentido rales que se encuentran en los trabqjos psiquiátricos que
mismo de las palabras, de las imágenes, de los símbolos, consideran a la anorexia mental como síndrome dependien-
escaparía en lo esencial a toda pertinencia en la interpreta- te de la cultura. Por último, volveré a la cuestión de un
ción. El tenor de las pulsiones se encuentra afectado por los proceso de psicoanálisis sociohistórico que articula ano-
procesos sociales e ideológicos. Ya en el seno de una cura- rexias religiosas y anorexia mental.
tipo en nuestra propia sociedad, la escucha se encuentra
abrumada de deudas a partir del momento en que hay una
distancia cultural molesta entre el analista y el analizan te;
muchas significaciones pasan de manera distorsionada, in- l. La anorexia como objeto médico
cluso no pasan en absoluto. Lo mismo sucede cuando la
distancia se debe al anacronismo. Así, algunos autores se
preguntaron si Catalina de Siena en el siglo XIV padecía o no La segunda mitad del siglo XIX ve surgir definiciones médi-
una anorexia mental. Dejando de lado la imprudencia de los cas del síndrome que hoy designamos como "anorexia men-
diagnósticos psiquiátricos retrospectivos, habría que saber tal" al mismo tiempo que aparecen intentos de explicación
lo que significan en el plano sociocultural los términos que etiológica y de tratamiento. En la época actual, la epidemio-
emplea Catalina, sus metáforas, los afectos ligados a su logía pone el acento en la dependencia del cuadro en relación
espiritualidad, el hecho de que ella perteneciera a la corrien- con la cultura, mientras que la nosología norteamericana
te dominica y no a la franciscana. Tales elementos previos ya intenta despejar un signo patognomónica, la fobia al peso;
son insoslayables simplemente para entender lo que dice; esta inclinación conduce a considerar como decisivas las ex-
mirado en profundidad, se trata de algo más que de una plicaciones motivacionales de la restricción alimentaria
familiaridad cultural que permite captar el discurso. Tene- como comportamiento.
mos que llegar a percibir algo de los procesos inconscientes
que afloran para nosotros en la lectura de sus textos, de sus
síntomas, de los testimonios presentados por sus allega- La etiología y la búsqueda patognomónica
dos ... En esta perspectiva, hay que evitar comenzar por
reabsorber las anorexias religiosas medievales en la nosolo- Se han conocido modas de etiologías nutricionales, neuroló-
gía de la anorexia mental. Al mismo tiempo, tenemos que gicas, psiquiátricas, en particular con variaciones en la de-
estar atentos a lo que perdura a través de los siglos: si finición misma de la anorexia, que ha sido denominada ora
Catalina no padecía una anorexia mental, manifestaba algo histérica, ora nerviosa, ora mental... Los especialistas ob-
que acaso nos hable de ello. servan que se extiende cada vez más. Se la suele considerar
Me propongo aquí abordar la anorexia, primero como ob- como la patología mental más peligrosa, ya que resulta letal
jeto médico, luego como objeto de la historia de la espiritua- en un caso de cada diez. Las revistas de nutrición multipli-
can los estudios estadísticos para delimitar los contornos de
"documento". La "revisión de los grandes" puede tomar prestada esta vía la epidemia actual, especialmente para precisar su sintoma-
cuando el levantamiento del anonimato permite desplegar un método tología; muchas publicaciones presentan sus correlaciones
sociohistórico; para la anorexia, he contribuido a ello con mi libro sobre con características psicológicas, familiares, sociales y cultu-
Pauline Lair Lamotte, la "Madeleine" de Janet.
rales. Para definir criterios que se presten a relevamientos

56 57
"
cuantitativos y a terapias estandarizadas, muchos psiquia- alimentarias; eventualmente se agregan otras característi-
tras ubican en el centro del blanco un signo patognomónica. cas, por ejemplo la hiperactividad o actitudes en las relacio-
Por ejemplo, en el DSM- III, la fobia al peso constituye el nes con el entorno, rasgos de carácter, etc. El conjunto está
signo esencial. N o obstante, la historia de la anorexia se unido a motivaciones detectadas en los recursos explicativos
desarrolla por su lado y reconoce observaciones antiguas; se que las personas atendidas por los médicos dan para justi-
remonta eventualmente hasta el siglo XVI, y a veces hasta la ficar su manera de alimentarse; en general, ya han propor-
Edad Media. De hecho, la fobia al peso está ausente en estos cionado este género de explicaciones a sus familias. Por lo
cuadros, pese a los diagnósticos retrospectivos. En otras tanto, la fobia al peso puede situarse esencialmente a través
palabras, las restricciones alimentarias extremas que han de la retórica de una muchacha que tuvo que explicarse
impresionado el entorno de tal o cual muchacha o mujer en largamente con sus padres y que luego fue llevada al hospi-
el pasado hoy en día han ido a parar a la cuenta de la tal: la joven trata de demostrar que su comportamiento es
anorexia mental, cuando en rigor el síntoma considerado razonable, normal. Alega, evidentemente, las normas de la
como crucial falta a la llamada. Finalmente, ese síntoma, sociedad en la que vive. Declara, en sustancia: "Todas mis
visto como constituyente del núcleo del síndrome, no tiene amigas evitan engordar; en caso de necesidad, toman medi-
profundidad histórica. Es de reciente aparición; las observa- camentos que cortan el apetito; hacen deporte para estar en
ciones de la segunda mitad del siglo XIX ni siquiera hablaban forma. Yo también por supuesto hago mucha gimnasia, pero
de repugnancia por el exceso de peso. en el fondo, me comporto como todo el mundo; soy la regla
general".
La motivación declarada es tomada por la motivación
La epidemiología y el comportamentalismo "real", a su vez considerada como "explicación".
Hemos visto que, sin embargo, hay argumentos estadísti-
Las investigaciones epidemiológicas pronto demostraron cos serios para sostener que la anorexia mental ha cobrado
que la anorexia se ha extendido esencialmente en los países nuevos ímpetus en las sociedades industrializadas; y por lo
industriales; in extremis, su área se extiende un poco más mismo todos concluyen que hay un síntoma cuya extensión
allá de las franjas más occidentalizadas de los países menos está delimitada por la cultura. A partir de allí, se puede
"avanzados". ¿Hay que recurrir entonces a las ciencias hu- comprobar que en los países industrializados hay modelos
manas para esclarecer la medicina? Así pues, que no nos de belleza femenina, del cuerpo performante que permitirá
sorprenda ver entreabrirse la ventana por el lado de las la seducción, que permitirá el éxito en el plano social; habida
teorías comportamentales, particularmente próximas a cuenta de la retórica de las pacientes, que erige estas nor-
las disciplinas biomédicas por el lado de la psicología expe- mas en motivaciones, la realidad social de una valorización
rimental. Expresiones como "sociedad de consumo", "moda", de la delgadez extrema se convierte en la explicación de la
etc., van a permitir introducir la economía como factor de epidemia. Por otra parte, el discurso "científico" se refiere
condicionamiento de las motivaciones que gobernarían las directamente a lo social, a menudo con un tinte culturalista.
restricciones patológicas en el plano alimentario. Así se construye con un rigor aparente un alejamiento del
En estas consideraciones, suele encontrarse bastante a psicoanálisis y de la historia.
menudo la tendencia a definir comportamientos e incluso
más precisamente un comportamiento central que hace a la
diferencia entre la anorexia mental y otras perturbaciones

58 59

....
11 1

La intuición de Pierre Janet la perspectiva del cuerpo médico sigue centrada en modali-
dades coyunturales del discurso de las enfermas alrededor
En los comienzos fue el médico francés Pi erre J anet quien le de la weight phobia.
puso el cascabel al gato en los Estados Unidos, en un ciclo de Quizá haya en Janet una cuestión próxima de lo que hoy
conferencias pronunciadas en Harvard en 1906-1907. 4 En el llamaríamos un goce. Cuando habla de sentimiento extraño
transcurso de la XI conferencia, "The Disturbances of Ali- y de fuentes profundas relaciona la felicidad y la euforia con
mentation", emplea la expresión "anorexia histérica" si- tipos de goce que encontramos esencialmente en la tradición
guiendo los pasos de Lasegue y de Jean-Martin Charcot, al cristiana del éxtasis. No pone, empero, "santos extasiados"
destacar la idea de que la perturbación proviene de una "idea en femenino, como lo hice yo en las investigaciones sobre la
fija". Finalmente, no queda satisfecho con estas explicacio- mistica afectiva femenina.
nes directamente médicas de la anorexia, por ejemplo la
hipótesis de anestesias localizadas en la boca o en el estóma-
go, o las explicaciones fisiológicas vinculadas con la deglu-
ción, con las funciones digestivas; se interesa en síntomas 2. La anorexia como objeto
diferentes del rechazo de la comida. Subrayando la hiperac- de una historia de la espiritualidad
tividad física, debida a la ausencia de impresiones de fatiga,
destaca:
"Las místicas, ¿huelguistas de hambre?"
Un sentimiento extraño de felicidad y de euforia [... l tal como
existe en los santos extasiados, por ejemplo, suprime la
necesidad de comer. Nuestra anorexia histérica debe ser La historia de la espiritualidad se ha desarrollado con vigor
relacionada por Jo tanto con fuentes más profundas de Jo que desde fines del siglo XIX en la medida en que se abre paso
se ha supuesto' cierta secularización de la teología mística; el yacimiento se
vuelve universitario, atrayendo a historiadores y a psicólo-
La sugerencia de Janet terminó por llevar a los Estados gos. Por otra parte, la división académica del trabajo sigue
Unidos una corriente de investigaciones no médicas sino siendo bastante borrosa en este terreno. También es dado
psicológicas e históricas, como lo atestigua Rudolf M. Bell, ver a médicos y a filósofos tratando de constituir los procesos
quien declara haber encontrado en ellas la inspiración psíquicos del misticismo como objeto de investigación cien-
inicial de su libro significativamente titulado Holy Ano- tifica reubicada en un contexto histórico. También hay
rexia.• Sin embargo, el encuentro tuvo lugar tardíamente y
~ The Major S)'mptoms o{ Hysteria. Fi{teen Lectures Given in the a nosjours, París, PUF, 1994. Traducido del inglés norteamericano por
Medica/ School o{ Harvard University, 2a ed. aumentada, Nueva York, Caroline Ragon-Ganovelli, Le Fil rouge. Este libro es la traducción
The Macmillan Company, 1920. Estudié detenidamente la contribución francesa de Holy Anorexia, (Chicago, (1!!), Londres, The University of
de Janet a la pf'icología de las místicas en Une incotmue célebre. Ma- Chicago Press, 1985). La población tratada está constituida por 261
deleine Lebouc 1 Pauline Lair Lamotte (1853-1918), París, Anthropos, italianas que vivieron desde el año 1200 y para quienes se dio curso
1993. oficialmente a un procedimiento de canonización. Sobre las 170 para las
5
"A strange feeling ofhapiness, and euphoria [... ] at it is known in the cuales hay suficiente documentación, la mayoría manifestó signos evi-
ecstatic saints, for instan ce, does away the need of eating. Our hysterical dentes de anorexia. En rigor, la atención se concentra en el período
anorexy is to be traced to much deeper sources than was supposed." · medieval, con la idea de que la anorexia santa conoce luego una declina-
6 RudolfM. Bell, L'Anorexie sainte. Jeflne et mysticisme du MoyenAge ción radical.

60 61
"1
pensadores eclesiásticos que participan en el debate de una Ayuno y misticismo en la Edad Media
manera constructiva. Por ejemplo, eljesuita Hcrbert Thurs-
ton, especialista de los fenómenos físicos del misticismo, Bell busca una relación entre la estructura de los poderes en
publica en la prensa británica entre 1919 y 1938 una serie de la sociedad medieval y la coyuntura institucional en la
artículos que serán reunidos bajo forma de libro póstumo en Iglesia católica: esas mujeres trataron de escapar al dominio
1951 .7 Dos capítulos del libro se titulan: "Las místicas, patriarcal afirmándose en el único terreno donde tenían un
¿huelguistas de hambre?". Esta expresión resulta esclarece- poder, el de su propio cuerpo; la institución católica de la
dora para nosotros, porque plantea el problema en un plano época valoraba lo maravilloso, como se puede observar por
no médico y muy situado históricamente. La expresión ejemplo en las argumentaciones de los procesos de canoniza-
"huelguista de hambre" evidentemente está puesta en rela- ción, especialmente con las reglas teológicas de la ascesis
ción con la muerte del intendente de Cork (la ciudad irlan- como elemento esencial de la santificación y del acceso a los
desa), internado por los ingleses a fines de la Primera estados espirituales superiores. Se glorificaban las restric-
Guerra Mundial, tras haber emprendido una huelga de ciones alimentarias extremas que a veces conducían a la
hambre para protestar contra la represión. Los ingleses lo muerte; Catalina de Siena murió de anorexia, pero no fue
dejaron morir de inanición en la cárcel, como se suele hacer la única. La aventura mística que se llevaba adelante fuera
cuando se trata de irlandeses católicos. En este contexto, la de los monasterios contribuía a ello: en la vida conventual
huelga de hambre entraña una dimensión religiosa. había que estar en muy buen estado físico y poder funcionar
a pleno para poder cumplir con las funciones religiosas o
prácticas. De cualquier manera, la anorexia santa sigue
La posteridad norteamericana de Janet connotada como virtuosa -eventualmente se la juzga exce-
Sucede que cierto número de historiadores norteamericanos siva-, pero no está estigmatizada como enfermedad mental.
tomó en cuenta la sugerencia de J anet después de la Segun- En Caroline Bynum encuentro una tonalidad culturalista
da Guerra Mundial, en particular dos autores bien conocidos teñida de una ofensiva antipsicoanalítica: la comida es la
en Francia: RudolfBell, a quien mencioné anteriormente, y comida, el cuerpo es el cuerpo; la sexualidad es otra cosa; por
otra historiadora (estrechamente relacionada con él), Caro-. lo tanto no vayamos a creer que aquellas mujeres jugaban su
line Bynum, cuyo libro se titula Jeune et festins sacrés, les sexualidad en el asunto. Contaban con la relación de las mu-
femmes et la nourriture dans la spiritualité médiévale [Ayu- jeres y la comida porque mantenían un lugar absolutamente
no y festines sagrados, las mujeres y la comida en la espiri- crucial en la preparación y el consumo de la comida. Tal es
la base de su gusto por un ascetismo nutricionalllevado al
tualidad medieval].' extremo.
La primera traducción francesa es publicada por Gallimard en 1961.
7 Las dos obras fueron publicadas simultáneamente en
Caroline Bynum, Jeúne et festins sacrés, les f'emmes et la nourriture
¡¡ traducción francesa y gozan de un crédito muy positivo entre
dans la t:piritualité médiévale, París, Les Éditions~u Cerf, 1994; tradu- los especialistas. Son extremadamente eruditas y nos apor-
cido dfll jnglés (norteamericano) por Claire Forestier Pergnier y Éliane tan muchos elementos rigurosos en el plano histórico. Sin
Utudjian Saint-André, colección Historia. Este libro es la traducción
francesa de Holy Feast and Holy Fast: The Religious Significa nce o( Fqod embargo, podemos descubrir deslices en el razonamiento
to M1'dleval Wumen (Berkeley, University ofCalifornia Press, 1987). Se cuando los autores se desvían de las cuestiones que el
inLeresa especialmente por las mujeres canonizadas que vivieron duran~ psicoanálisis plantea, en particular en relación con la sexua-
te los siglos XIII y XIV. lidad.

f-i'¿ 63
3. Aporías de las referencias culturales registrar casos en ese país en las capas más americanizadas
de la sociedad. Así pues, hay que encarar la hipótesis de una
dependencia de la cultura en un país muy desarrollado y
Aporías históricas animado. por tradiciones religiosas muy diferentes de las
nuestras. Si tratamos de reflexionar en los contraejemplos
El cuadro de los comportamientos que caracterizan a estas examinando de cerca la cartografía de la anorexia mental,
mujeres coincide de manera impresionante con toda una podemos delimitar, en efecto, un área cultural modelada por
parte de la sintomatología de la anorexia mental. No obstan- la herencia del cristianismo medieval; vemos dibujarse una
te, el contexto es completamente diferente, ya que ellas vi- línea divisoria donde la religión es insoslayable. Así, siem-
ven su aventura bajo el modo de una relación con seres pre se cita el caso de una joven de Zimbabwe, célebre en la
sobrenaturales que no aparecen prácticamente en los signos literatura médica sobre los casos extraeuropeos de anorexia
de las anorexias mentales modernas. Para las mujeres mental; en rigor es una persona que ha hecho sus estudios en
místicas de la Edad Media, tenemos que tener en cuenta la Gran Bretaña y cuyas primeras manifestaciones de ano-
cuestión del sentido a través de las relaciones con los seres rexia se presentaron en ese país. Este contraejemplo es en sí
sobrenaturales. Todas tenían por principio un director de mismo muy elocuente, pues confirma la regla.
conciencia que seguía de cerca la evolución de su manera Como la temática relativa a los seres sobrenaturales
de ser; este director estaba preocupado por su salud, y en cristianos no aparece en el discurso de las anorécticas
especial frenaba las mortificaciones alimentarias que juzga- actuales, cuando por otra parte la argumentación de estas
ba perniciosas. Cuando trataba de inducirlas a comer, pre- últimas se refiere a un hedonismo bien ajeno a la mística
ocupado por su salud, ellas respondían con argumentos cristiana, estamos obligados a buscar una eventual filiación
religiosos, es decir de identificación con Jesús sufriente, pre- en otro lado, diferente de las respuestas justificadoras. La
sentando su voluntad de compartir el sacrificio erístico ... La analogía de los comportamientos alimentarios nos remite al
temática del cuerpo a cuerpo con Jesús se vuelve el centro sentido, a la sexualidad, al destino de las pulsiones.
mismo de su existencia, que polariza totalmente su vida psí-
quica en una relación pasional con Jesús; es precisamente
en este punto donde son místicas. Sus rechazos alimentario's
se legitiman totalmente sobre esta base. Nos encontramos 4. A la luz de un psicoanálisis
en total oposición a un deseo de ser seductoras para los sociohistórico
hombres; aquí ninguna fobia del peso encuentra su lugar.

De las "maneras anoréxicas 9 de estar en el mundo"


Aporías geográficas
En el núcleo de la anorexia mental, pude despejar sobre todo
Observemos también la existencia de aporías por el lado de
la geografía humana. Si estuviéramos frente a procesos 9
No está de más justificar aquí mi preferencia por la forma "anoréc-
gobernados por la industrialización y el nivel de vida, la tica" (en detrimento de "anoréxica"). Anoréctica procede del griego
anorexia mental debería florecer también en países como ajnovrektoi a través de la forma latina anorectus (documentada desde el
,Japón. Ahora bien, recién últimamente se empezaron a siglo IV en Pelagonius, según el diccionario latino de Gaffiot). Anorexia

64 65

__l
esas personas y de sus entornos, se ve que gozan cruelmente
el hecho de que el rechazo de la feminidad en tanto fecundi- de la falta que hace al confort del lactante: se privan de
dad potencial traduce un rechazo del atributo femenino en sueño, racionan la comida, viven en el frío, duermen en el
la transmisión de la vida. 10 Como ya me había ocupado duro suelo y peor que en el duro suelo, poniendo leños o
anteriormente de las investiduras pulsionales en la mística garrotes debajo de la cama para que el lecho las hiera aún
afectiva femenina católica, 11 me interesó establecer un para- más que una plancha lisa, y se entregan a ejercicios física-
lelismo con el lugar del celibato en la relación de las mujeres
mente agotadores. Evitan totalmente el cuerpo a cuerpo,
místicas con Jesús; éste es a la vez su padre, su marido, su
nadie las acaricia, no acarician a nadie ... En definitiva, se
hijo y su madre, pero en la raíz encuentro una relación re- convierten en niñas maltratadas. Estas mujeres o jóvenes
cíproca madre-hija. Jesús está maternizado y erotizado que rechazan el atributo femenino de la transmisión de la
simultáneamente. Se vuelve un eslabón de un linaje femenino. vida también rechazan el haber nacido de una mujer como
¿Qué significa aquí un ascetismo extremadamente riguroso, todos los seres humanos; al adoptar semejante posición,
que no se manifiesta solamente en el plano alimentario?
aniquilan su pasado de lactante. Queda por averiguar cómo
Mirando detenidamente las biografías, los testimonios de
se articulan en este espacio la analogía y las diferencias
radicales entre la anorexia mística como virtuosidad espiri-
es latín medieval. Anoréctica está documentado desde el siglo XVI. Esta tual sobrevalorada, y la anorexia mental como síndrome
forma aparece sola (sin anoréxica) en los siguientes materiales de
referencia: psiquiátrico severo.
- Dictionnaire uniuersel de Lachcitre (1853J;
- Grand dictionnaire universel du XJX' siecle, Larousse (1866);
- Larousse du XX' siecle ( 1932);
- Brusset, artículo "Anorexie" de la Encyclopaedia uniuersalis; Una sacralización
- The Oxford English Dictionary (2• edición, 1989), que traduce el
inglés anorexic por anoréctico. del rechazo del atributo femenino
La reciente Encyclopédie Hachette Multimédia da anoréctico y ano-
réxico r:'::'mo equivalentes. El Robert {1998) da anorectique y anorexique
como derivados de anorexie, pero brinda una clave del debate: anorexique Economía mercantil
reemplazó en parle a anorectique. La hipótesis que me parece verosímil. y virginidad consagrada
es la siguiente: anorectique es un neologismo ir<:~ pirado por el norteame-
ricano anorexic, en virtud del dominio cultural ejercido en la actualidad
por los Estados Unidos en la psiquiatría francesa. En la Edad Media, la Iglesia católica sacralizó desde el co-
Conclusión práctica: anorectique está connotado de nostalgia, pero mienzo la virginidad consagrada; pero hasta el siglo XII, las
aún no ha sido expulsado de la lengua francesa por la presión del vírgenes consagradas que se canonizan siempre son nobles.
franglés. ¡Aprovechémoslo! A partir de los siglos XII y XIII, el impulso de la economía
10
Esta formulación me pertenece, pero se refiere implícitamente al
trabajo de Ginette Raimbault y Caroline Eliacheff, Les Indomptables. mercantil entraña un nuevo estatuto de lo que hoy denomi-
Figures de l'anorexie, París, O dile J acob, 1988. • namos la persona, particularmente de la mujer; la religión
En el presente trabajo, dejo completamente de lado la anorexia se torna menos ritualista, menos exterior, menos constreñi-
masculina y la cuestión de la anorexia de los niños pequeños; me parece da por los marcos formales. La vivencia y el compromiso
que estas perturbaciones plantean problemas muy diferentes de los que subjetivo de cada cual se convierten en elementos esencia-
examino aquí a propósito de la anorexia femenina.
,
11
Mystique et féminité. Essai de psychanalyse sociohistorique, París, les, en una mutación que en aquella época fue llamada la
Edit.ions du Cerf, 1997, colección "Sciences humaines et religion". "devoción moderna". El propio Jesús es percibido desde

67
66

j_,
entonces como un verdadero niño, como un ser humano timos a un desplazamiento: la autodestrucción por medio de
cabal. Antes, incluso cuando se representaba a Jesús cruci- modalidades anorécticas de estar en el mundo está cada vez
ficado, se le ponía una corona en la cabeza: es el rey de este menos valorizada; cierta secularización de los objetivos de la
mundo. A partir del período gótico, en el arte sacro se pone virginidad consagrada se dibuja en las órdenes femeninas
de manifiesto que ,Jesús ha nacido efectivamente de una activas. La anorexia mística termina por ser considerada
mujer; se representa entonces a la Virgen embarazada, se como una contraindicación para la vida religiosa, en la
llega a hacer vírgenes abiertas en cuyo vientre aparecen dos medida en que sus adeptas ya no serían capaces de hacer su
hojas que se separan para dejar ver el bebé en el seno de trabajo.
María. Se la figura amamantando a su hijo. En el Renaci-
miento, los cuadros exhiben los órganos genitales de Jesús
y solamente los de Jesús; los historiadores del arte sacro El tiempo de la secularización
dicen que se trataba de mostrar que era realmente un ser
humano con un cuerpo, un sexo. 12 Como lo recuerdan los En este movimiento de secularización, en el siglo xrx se llega
místicos, no sólo Jesús nació de una mujer sino que fue a un resurgimiento de la inedia por fuera de la virtuosidad
amamantado, criado y luego maltratado y matado: como mística, con ~o que los historiadores han designado el efecto
todos nosotros, nació de una mujer para la muerte. Las mu- Cenicienta. Este se manifiesta con las fasting girls: mucha-
jeres místicas viven con ese Jesús en una identificación muy chas o mujeres jóvenes de medios muy pobres, sobre todo en
apasionada. La virtuosidad en la anorexia mística termina Gran Bretaña, se ponen a ayunar de una manera espectacu-
por engendrar el mito de la "inedia",* sobre la base de la lar, se vuelven vedettes, los visitantes afluyen y les hacen
creencia en una vida sin aporte nutritivo durante años. regalos a las familias ... Las autoridades intervienen en el
asunto luego de muchas controversias para saber si no se
trataba de simulación fraudulenta. En los años 1860, Sarah
La declinación de la anorexia mística Jacob fue internada por la fuerza y estrechamente vigilada
para asegurarse de que no tomaba ningún alimento; murió
En la época clásica, empero, los rechazos alimentarios extre- de inanición. Las que sobreviven a su abstinencia son sospe-
mos empiezan a ser objeto de observaciones médicas. Los chosas de alimentarse en secreto. Llega entonces el tiempo
procesos de canonización tienen cada vez menos en cuenta de los artistas del hambre, de los hombres que se exhiben
este género de performances como signos de alta santidad. como fenómenos de feria al mismo título que los enanos, los
Correlativamente, a partir del viraje producido entre los obesos o los discapacitados monstruosos. Los ayunadores
siglos XVII y xvm, las mujeres que quieren consagrarse to- profesionales son expuestos al público durante varias sema-
talmente a la vida espiritual se encuentran orientadas hacia nas seguidas de modo tal que les es imposible alimentarse
la beneficencia más que hacia la experiencia mística. Asis- clandestinamente. Un célebre cuento de Kafka, "Un artista
* Inedia: neologismo que significa "ayuno prolongado con consumo del hambre", analiza muy bien este fenómeno, cuya moda se
exclusivo de la hostia en algunas místicas católicas" [N. de la T ._l. encuentra ya prácticamente terminada en la época en que el
11
Véase Léo Steinherg, La Sexualité du Christ dans l'art de la autor redacta el texto (hacia 1922). El héroe está confinado
Renaissanceet son refoulement moderne, París, Gal1imard, 1987. Tradu~ en una jaula de vidrio, sin alimentos, durante semanas y
cid o del inglés The Sexuality ofChrist in Ren.aissance Art and in Modern semanas; pero la duración de la prueba está calculada en
Oblivon, 1983. principio de manera tal como para ser interrumpida sin lle-

68 69

,__
...
gar al desenlace fatal, ya que en el cuento de Kafka se limita
a cuarenta días. grandes causas por encima de las contingencias corporales.
La definición médica de lo que hoy denominamos "ano- Se trata de escapar a la estigmatización que entraiíaría la
rexia mental" llega a partir de los años 1860, el período en medicalización y de acceder a la sobrevaloración mediante el
que Sarah J acob se hace famosa. Marca una etapa decisiva estatuto de virtuosa.
en la secularización, sobre todo porque las anorécticas son Un ejemplo demostrativo se encuentra en Simone Weil,
consideradas como enfermas y ya no suelen alegar motivos aunque muchas veces se la considera, en los medios católi-
religiosos. Empero, la moda de lo maravilloso religioso en el cos, como una gran mística prácticamente cristiana. En rea-
catolicismo francés del siglo XIX todavía va a conceder un lidad, Simonejamás proporciona una justificación cristiana
importante lugar a casos alegados de inedia en el marco de para sus rechazos sexuales ni para sus comportamientos
la virtuosidad mística. Esta coexistencia de corrientes cul- ascéticos, en particular alimentarios. Su referencia ascética
turales inversas cobra toda su significación si recordamos es de un tipo completamente diferente y tiene que ver con el
que la medicina sigue dudando durante todo este período tema de la solidaridad con los más pobres, en un terreno
ante la realidad de una sobrevida prolongada a lo largo de político afectivizado. En el campo sexual, siempre manifestó
varios decenios sin alimentos, incluso en casos en que no un horror ante la eventualidad de ser seductora, de encon-
interviene ninguna referencia religiosa. 13 trarse como objeto de deseo. Estamos lejos de la virginidad
consagrada, de la anorexia mística en el sentido de la mística
afectiva femenina católica, al tiempo que Simone se muestra
caricaturescamente ajena a cualquier preocupación estética
Conclusión
corporal.

En nuestros días, aun por fuera del campo religioso y siri


relación con la virginidad consagrada, encontramos con fre- Una manera anoréxica
cuencia el rechazo a la asunción del atributo femenino en la de ser vedetizada
transmisión de la vida y la voluntad de hacer de sí misma un
lactante maltratado. La unión íntima con Jesús ya no es la Hoy en día, para realizar una manera anoréxica de estar en
legitimación suprema. Por ello se plantea la cuestión de una el mundo, florecen nuevos estilos situados en las antípodas
alternativa en la socialización del rechazo de asumir el de la hospitalización y de la invalidez. Un modelo muy en
atributo de las mujeres, cuando la transmisión de la vida boga consiste en convertirse en vedette, especialmente en una
sigue siendo un vector fundamental en la dinámica de toda virtuosa en actividades femeninas competitivas que exigen
sociedad. La socialización por el etiquctamiento nosográfico disciplinas corporales extremas. La epidemiología de la
le quita a la anoréctica todo el prestigio de que antes gozaba, anorexia mental es reveladora, pues este síndrome es diag-
encerrándola en el estatuto de enferma. La evasión adquiere nosticado con harta frecuencia entre las bailarinas de muy
la retórica de la anorexia, que reivindica con fuerza ideales alto nivel, las campeonas de maratón, etc. Un proceso de
sociales que van de la flacura mediatizada a la entrega a adaptación paradójica hace que anoréxicas que serían con-
sideradas enfermas en otras situaciones sociales aparezcan,
1
Los médicos internistas que atienden a Sarah Jacob creen en la
:' muy por el contrario, sobreadaptadas en el marco de carre-
realidad de la vida sin aporte nutricional. ras terriblemente desafiantes física y psíquicamente para el
común de las mortales.
70
71
Una repuritanización católica medieval se constituyen como herencia ideológica;
por medio de la disciplina corporal ésta transmitirá remanentes significativos en la época de la
anorexia mental. La medicina actual puede encontrar mu-
Algunos trabajos sobre la sociedad norteamericana revelan cho grano para moler si tiene en cuenta una hipótesis sur-
una repul'itanización del cuerpo. 14 La herencia puritana ya gida de la interdisciplinariedad entre psicoanálisis e histo-
no se funda en un estatuto religioso del cuerpo constituido ria. En este punto de la reflexión, el carácter patognómico de
por reglas muy restrictivas, sino que las legitima por medio la weight phobia aparece bien problemático ...
de una valoración del cuerpo performante, del cuerpo en
buen estado de salud, lo que induce a prescribir un enorme
rigor en las disciplinas corporales. No obstante, no debemos
perder de vista una línea divisoria muy importante entre
una mujer que busca ser seductora y la que rechaza lejos de
ella este deseo. En la anorexia mística, el rechazo de ser la
compañera de una relación sexual sacralizada por la insti-
tución ideológicamente dominante otorga un sentido emi-
nentemente enaltecedor al rechazo del atributo de las muje-
res en la transmisión de la vida. El culto de una realización
de sí en una apariencia corporal erotizante va en una di-
rección exactamente opuesta a la de la anorexia mística. En
cambio, la anorexia mental constituye la secularización de
la anorexia mística, si se admite que las alegaciones de
conformidad a un modelo ideal de mujer atractiva siguen
siendo de orden retórico.
Al trabajar sobre la anorexia desde la óptica de un psicoa-
nálisis sociohistórico, también tuve que tomar como objeto
de estudio las concepciones médicas de la "anorexia mental".
Estas últimas no pueden sino enriquecerse abriendo su
horizonte a la historia religiosa y al psicoanálisis. El males-
tar en la sociedad se desarrolla en lógicas específicas según
las condiciones económicas e institucionales que canalizan los
destinos socialmente posibles de los derroteros ¡misionales.
En cambio, las maneras anorécticas de esta.r en el mundo
aparecidas desde el impulso de la mística afectiva femenina

1·1 Por ejemplo, Jean-Jacques Coutine, "Les stakhanovistes du narcis-

sisme. Body··building et puritanisme osientatoire dans la culture amé-


ricaine du corps", Cornmunications. Le gouvernement du r:orps, 1993, 56,
págs. 225-251.

72 73
....

LA VIOLENCIA Y EL SUJETO
MICHEL WIEVIORKA*

Cuando se presenta, la violencia suele suscitar en quienes


son sus víctimas o en aquellos que simplemente la observan
y la constatan, tres tipos principales de interpretación, cuya
eluci?ación se e~cu~ntra e':ltres grar:~~s m9dos<;te abordaje
propws de las cwnc1as soc1ales y po 1 Jeas.
U na primera aproximación consiste en ver en ella una ·1
reacción, la conducta reactiya de artgre& que expresan, por
ejemplo, sus frustraciones en una sttuac1ón que se ha vuelto
insoportable o demasiado desfavorable. La literatura de la
sociología, de la psicología social o de las ciencias políticas
está llena de trabajos que insisten, por ejemplo, en la idea de
la "frustración relativa", tal como Alexis de TocquevírleCo-
menzó a esbozada al comprobar (en L'Anczen Régzme efla
Révo1_uti()n)__que el descontent~EÓJ.lli!~-~J"_c_~eli_iJ:sta_(!_ollYE.lr-
tirse en violencia cuando aumenta la ros eriaaa: Sostiene: .
Los sectores de Francia que e erían constztuzr e principal V"'""V
foco de esta revolución son precisamente aquellos en los que
los progresos pueden observarse mejor [... ]parece que los
fra!Jceses hanQI1f9_!_!.II.qcJQ su PQSiºi<ir¡_t{l_nlq_¡_nác§ insoporJg-
ble cy,anto lllif se.J.QrniiJ:ia mtior. Una segunda aproximaci.Q_n 2.
v~ el) la violencil!, de un modo muy diferente, un !~O

* Sociólogo, Director de estudios en la École des Hautes Études en


Sciences Sociales, Director del Centre d'analyse et d'intervention socio-
logiques (CNRS-EHESS).

75
~

movilizado racionalmente jor un actor. Éste, en consecuen- l. La violencia


cia, se define por sus cálcu os, sus estrategias personales() como pérdida de sentido
colectivas; la vjolencja en este caso es instrumental y la
teoría se encuentra próxima del utilitarismo. En especial los
sociólogos, los historiadores y los politicólogos han desarro-
llado mucho y han utilizado, desde fines de los años sesenta,
1
la teoría denominada "de la movilización de recursos", que
insiste en la racionalidad de los actores violentos, por ejem-
plo en los motines y en las conductas de masas. Por último,
~ una tercera aproximación importante e¡g¡li~a ll!, \Ti()~ncia
por me 10 e as P.re IS osiciones ue la hacen asible, por
me 10 e a cu tura en a cua están mmersos sus protago-
nistas, por la personahdad que es la 'suya i_(¡ué esta cultura
ha podido modelar en la eCIUcacron-yen la fumiiía. Desde
Theodor Adorno, qUien se mteresó por 1'lie.J!üthorüarian
Personality, a Daniel Goldhagen, quien ubicó el antisemitis- (j)
m...Q._alemán y su espesor histórico en el corazón del análisis
del comportamiento de los "verdugos voluntarios de Hitler",
se pueden encontrar muchas ilustraciones de este tipo de
paradigma.
Por cierto, hay muchos otros abordajes posibles, algunos
de los cuales merecerían como mínimo ser evocados en el
presente trabajo. En su mayor parte, tienen un rasgo en
común que comparten con los que he elegíciO.para citar: la
explicación de la violenCia que proponen Jamás se interesa
mucllOOfTOs rocesoiirui'Si:i'!í".efivacióri aeaeSulJiet!vaCíón
que están -como m en ar emos rar- en e corazon mismo
del fenómeno. Dicho óeoiro moóo-: me'parece que al Situar al cuanao los
sujeto en el centro del análisis, se puede aportar un escTare- terroristas se han sustraído a las relaciones sociales y
cimiento útil y a veces innovador para esta cuestión tan cen- políticas donde se han formado en la vida pública, se han
tral de la violencia. apartado de los problemas internos propios de su sociedad
de origen y llegan hasta destruirse_!lara lQ~ll..!..un!i.!.ll_ntado
que toma por hlanc_o a los Estados..Unidus~.lo_q,uel~JLVa!ai'á, -,
piensan, la salvación, el reconocimiento y la felicidad, inclu- -
yendo la sexual, en otro- mundo. La Violencia: en ·este· caso
corre pareja con una sobrecarga de sentido: una plétora de
s~ permite a su protagonista mstalarse en un espacio
metasocial en parte onírico, religioso; es del orden de una

76 77
.....

hipersubjetivización, donde el sujeto personal se afirma no


aquí y ahora sino, en lo esencial, en otra parte yen otra tem-
poralidad.

2. La violencia como no-sentido


conducta racional, lhá, lriStfdfhétiU:íl, que éii t.ttttnta lnstán·
cía debe combahr en dos frentes. Por un lado, esta vwlencm
fría entra en conflicto con eventuales valores morales, de lo
que los dirigentes nazis tenían la más viva conciencia.
Hannah Arendt cita a Himmler diri ·éndose a res onsables
de las msatzgruppen, e as y e osJe es e po !CÍa que
deóeraiiefecfuar masacres de masasyaq_. mene_·sTe.i!a.nii.ricia:
"Saoemós que loqueesperamós-aeusteaes 'sobrelitimiirio':
sera necesano que usted sea sollreñurii!iniimerite iññüina-
J
no". Prec1sa que los asesinos nazis no erán-ásesiños--jior
ñaturaleza, "no eran sádicos. Los nazis intentaron incluso
eliminar sistemáticamente a aquellos que extraían algún
placer físico de sus actos [... ] En lugar de decir: '¡cuántas
cos~s horribles hice!'! los asesinosfemá!i:·g:ué.poiler-dec_i_r:
'cuántas cosas horrib es tuve ue hacer en el cu!!!Plimiento
demideber,cuántome a pesa o esta tarea pág.l22f.EITo
nos índ!Ca el segundo frente eñef que aeoe'comiiatir la
violencia burocrática: el del sadismo, la crueldad y el odio. Y
en este punto la tesis de la banalidad del mal es fuertemente
refutada por su pertinencia histórica, concreta, pues innu-
merables documentos hacen aparecer en muchos verdugos,
por el contrario, siii_oªadismoo-criiel(i@,-aliiiquel;ambién
los había, yP_rimo Le vi se interrogó_ soberbiament(l_acerca de
esas dimensiones-' al menos odio. Toda la fuerza del libro
de Daniel Gofdhageil, 4-qmentam&ién fue muy controvertí-

3 Cf Les naufragés et les rescapés. Quarante ans apri!s Auschwitz,


Gallimard, 1989.
4 Les bureaux volontaires de Hitler. Les Allemands ordinaires et

1
Eichrrwnn adérusalem. Rapport sur la banalité du mal, Gallimard, 1963. l'holocauste, Seuil, 1997.
2
Soumission a l'autorité, Calmann~Lévy, 1974.
79
78
{rtt =iAqh.,-~1., ~-•!4\<.•~4'-'r-...~ .. ~, ;.~tr/ .~ ... ,...,~ .~:~ ......

do, está en poner el odio a los judíos en el centro del análisis vo de la puesta en escena, el desarrollo regulado de la
de su destrucción pailas alemanes. matanza. Se puede hallar la creatividad del exceso" (pág.
Pero no vayamos demasiado rápido. En la medida en que 46). Otro ejemplo, ciertamente más modesto en relación con
está justificada, al menos parcialmente, la tesis de la bana- el caso del nazismo, es el que proporcionan las descripciones
lidad del mal-la cual puede ser confortada por el tema de la que propone Bill Buford de los "hooligans" británicos,' cuan-
s~, pero también por otras tesis bas- do aprovechan la ocasión que constituye un partido de fútbol
tante próximas, por eJemplo la del conformismo (algunos para ir a la ciudad en cuestión desinteresándose, en rigor,
asesinos participan en la masacre para no dejar gue sus por los aspectos futbolísticos y por sus resultados, para
co!!I.Eañeros de batallón hagan solos el trabajo sucio, sugiere· dedicarse solamente a peleas de extrema brutalidad en la
Christoj)ñ"é~rowning en un libro famb1én muy-importan- calle, frente a todos los que encuentran a su paso.
te), 5 o por la de la división del trabajo, que no les deja a los Pero precisamente volvamos al pa~jsmo. Cuando leemos
. agentes ninguna ~del proyecto de extermi- las obras de Browning y, más aún, las de Goldhagen, nos
'~ .,.-ni o- y tod~_l_?~e., exoneranfinallll_f!!l!ll ..~ !()S agentes de sorprendemos por la abundancia de los momentos que co-
11""' cual uier res onsalíilictad morál <le sus actos tienen por ca- rresponden a la crueldad, al exceso en relación con lo que se
l' racterística prmc1pa acer e aqu os no-su]etoS:-· podría esperar deuna violencia_c.on:es¡wndiente~a .liDes
establecidos. Aunque se acepte la tesis principal de Goldha-
gen -para quien son "las ideas sobre los judíos que se habían
extendido por toda Alemania, desde hacía décadas, lo que
3. La crueldad, el sadismo, llevó a los alemanes comunes y corrientes a matar a judíos
la violencia por la violencia inermes, sin defensa, hombres, mujeres y niños, por cente-
nares y millares, sistemáticanmente y sin la menor piedad"
(pág. 17)-, aún hay gue dar cuentas de este exceso aparen-
mismas vistas de otra tem_EC~_e ~uperfluo o inútil de crueld!!d. En efecto, tenemos
••marada de todo sentido para ilustraciones mnumerables de ello, como la que relata Brow-
a las oulsiones de su ning a propósito de una acción (27 de junio de 1941) del
batallón que él estudia: "golpes, humillaciones, barbas que-
madas, tiros a voluntad disparados sobre judíos llevados al
un eJemplo que se suele citar es el de Gilles de·Rais, lugar del mercado o a la sinagoga. C~a_11<IQ v~asj_CJ_~dirigeiites
autor de crímenes abominables con niños en el siglo xv, evo- de la comunidad judía se presentan en el QG de la 221' 1
cado por Georges Bataille y luego, más recientemente, por división de ~u_¡_:icJ._add_el_general Pflugbeil_y le imploran de \
Wolfgang Sofsky: 6 En su caso la crueldad parece tener "un rodillas la prot_e_c:c!ónc:l_el ejér_cito, un policía del batallón 3_()9 1,
sentido cualquiera que la sobrepasa[ ... ] en ella se encuentra se desabrocha la bragueta y orjna sobre ellos mientras el '
~~ el goce del desborde, el desprecio socarrón pór_ej_s_ufrimiento
J « general se da vüertii"paraaár1ií espalda a la escena. "Luego,
de las V1chmas, el abuso ultraJante deÍ afecto. También se lo .fu¡e comenzó como un pogrom se cónviiú'fe""rápídim1eílte
encuentra la inniferencia <le la costumñre; el ritual repetiti- en má-sacre sistemátíca''Tpag. "2oT."EI"""2'Tne ocfiibre, otra
s Des hommes ordinaires. Le zoz~ bataillon de réserve de la po/ice caí·mcerlaés-oofetoae un informe del jefe de la administra-
allemande et la solution fina/e en Pologne. Les BeBes Lettres, 1994.
6 Traité de la violence, Gallimard, 1998. 7
Parmi les Hooligans, Bourgois, 1994.

80 81
ción regional a Slutsk (Lituania). "Lamentablemente me
veo en la obligación de insistir en el hecho de que, como 4. La violencia fundamental
mínimo, esta acción lindaba con el sadismo" (pág. 38). Mi
problema al respecto no es entrar en el debate histórico
sobre la naturaleza del nazismo, sino simplemente situar, Esta figura de la violencia no debe confundirse con otra, que
en esta ex eriencia, elementos ue remiten a la idea de la Jean Bergeret ha denominado "la violencia fundamental".
crue a , e sa 1smo, e a vw encia por a-vioíe.ncíá. - La violencia fundamental, según este psicoanalista, tendría
Cwrtamente, habría que proseguir la mscusión para sa- que ver no con la a¡¡resividad, y menos aún con un sadismo
ber si la crueldad y el sadismo corresponden verdadera_rnen- deCl,lalguier ti o smo con el instinto ue su erv1vencia. Si-
te a la idea de la violencia por la violencia, al mero "placer de guiendo su razonamiento, uncwnana especia mente en las
la expansión del yo", como sostiene Sof5& (p_á_g. 89r_¿_a_caso conductas juveniles a veces llamadas ~~y_igjencia!!r.bªga;
no_tierr~!l_!!!!il funció]1_CtlalquiE:ra, porej~Cmp1o, la de permitir no¡;~~IrJite a su vez a !apar-te no social«!!J! s~eto. Pero en este
al que la.~e!lia seguir c~!!sider~11dose humano al anima- caso no está definida por la negación activa del otro como
lizar al otro, al bestializarlo y al tratarlo corno tal -hipótesis sujeto,_lil,lngue__,pueda culmín_ar en su destrucc~~_o_ cuestio-
que se puede encontraren-Prímo"Leví?Defal'irabierta1a pre- nar su in te idad física. ESTa ex resión de la ersona ue se
gunta, conformándome por el monúmto con aceptar a título vive en pe 1gro existencia , en pe 1gro e muerte. Esta
de hi¡¡ótesis la posibilidad de una violencia sin funcionali- vio enc1a a e s e o ; surge porque la
dad ddercnte del Yoce y del sadismo. ·- ··- persona singu a an es e pre en er construirse, debe
En este punfoa vwlenc1a est'a desenfrenada, es Pl,l!_a existir, prote er su ser físico su cuer o salvar su elle"o y
búsqueda de placer, es siibíe'iivación en acto. Va más allá de · pres!)_rvar así su posi i idad de convertirse u tenormente en
sus significaciones iniciales, las desborda, aunque se véa un~ctor de su propia existencia rechazando el aplastamien-
llevada por ellas, y especialmente, siguiendo a Goldhagen, to o la negaciÓn que se perhla. La vwlcnc1a fundamental iie
por el odio concreto a los judíos. Me parece que en cuanto a la que habla Bergeret constituye, a mi entender, una forma
este aspecto singular, la violencia corresponde a esa parte o un grado elemental del sujeto.
del sujeto gue no se transcribe en una relación sódal, ín-
terc;_ultural, política o interpersoiUiJPOfTu.m:'a-ácl sadismo.
Eventualmente, en otras experiencias comiieLsadomaso-
quismo, s de esa parte del sujeto que estoy tentado de 5. La violencia fundadora
llamar , parª-.§i}!h_r_ayar gue rechaza toda subjeti-
vidad de o e animaliza o deshumaniza a su-víctima,
que la cosifica, allí don e e re.sto--dersujefó"reconoce al Con harta frecuencia sucedía, cuando se entrevistaba ajó-
i prójimo las mismas virtualidaues ae.subjetivación que lo
que espera para sí m1smo, el m1smo dereCho a construirse
venes que habían participado en algún motín urbano en los
años noventa, que dijeran haber encontrado en estas mani-
1 como person~ singular. ---- - · ---- - festaciones la ocasión, a veces decisiva, de sustraerse a una
cotidianeidad absurda, sin horizonte ni perspectivas, domi-
naJI!._PQT el aburnmwnto. Momento singular, a partlr!Iel ~
cual, dicen entonces, procederán a otros d!)Scubrimientos,
considerarán la vida de otramanera, coiitraedi.n conipriiffii-
sos-in~~tos,antes _lmpensables~s_ociales, pollt~cos, cultura-

82
83
les, religiosos. sea a una hipersubjetividad, ll:na sobrecar~_llpa_plétora
una de_fie_I).ti,dos; ya sea a la desubjetivación del no-sujetocapaz de
entregarse a la banalidad deÍ mal; ya sea a la expresión o a
la liberación del antisujeto, que pasa a la crueldad y ai sadismo
y hace de la violencia un fin en sí; ya sea a la expresión
eleme_n,t11ldel slljeto~salva su propio pellejo, o su fun-
dación.
.LV .................. con 1Trla tipología como ésta, aun apenas esbozada, nos invita
dor donde el colonizado cesa de ser cosa, se ñuniilÍliza. primero a terminar con la categoría de patio trasero de la
No es seguro que el proceso así desencadenadó prosiga de violencia, que corresponde evidentemente a figuras o a ex-
manera duradera y en la misma orientación. El momento periencias diversificadas y heterogéneas. A partir de ello
de la subjctiva_c;.iQ.Q._tiene altas probabili_qa_d!lª dei~t.fu;e, puede estimular la reflexión práctica, la que querría hacer
por ejemplo con la entrada de la .IJ.ersona concernida-eiíla retroceder a la violencia y la inseguridad en una sociedad
espiral ----c-·u.e ¿· ... ue acelerará el pasaJe-a la insti- como la nuestra -¿acaso no se dice que está en juego algo
t c1ón carcelana. ero consú!ereñi.os slíri¡íleiñenteese riw- central de la vida colectiva, lo más decisivo en los debates
mento en queseafirma una capacidad para construirse a sí políticos contemporáneos? E\i_La víolencia mantiene un haz
mismo, para comprometerse en una acción que podrá ser tan diversifi~-ª.c!~de relacJQnes coll__(l_l_sui~9.>..e_ntQnces las
conflictiva, para desarrollar su c~d. E~ste cas~a
violencia es fundadora del sujeto. Esto es algo compTetamen-
polfti!:~.E@.!.i~.ckl:>~P-eJ<tl><lii3.T§~ de Il!anera _n.Q_!Ilenos
divtfrsíllCa'l:fa,"J sin que se pu,eq!l_U.Il_O_!!onforrna,rJ;Q!lJ;¡, c;li-
l
te diferente de lo que comúnmente destacan con énfasis los visión elemental entre represión y prevención. Lo cual
antropólogos, cuando se interesan en la violencia fundadora culmina en el interrogante sobre qué condiciones son más \
para ver en ella la fuente, el fundamento de la vida colectiva, favorables que otras a tal o cual modalidad de la violencia,
de la comunidad, del grupo.

6. Algunas consecuencias
y nos remite entonces a la cuestión del Est_1!Q.o -pero ya es
harina de otro costal-.
Esta tipología nos invita también a pensar los lazos que
mantiene!!J~ ..<Jiversas modalidades de la violi'!Jl.J!ia en su
relación con el sujeto. Por.ei!JJl1plo cómo, .CIIJ~áctica, la
r
i

lógicadelac e a eSOQ9 f . b.anaJidad l

dd ma e ué con io . a ec!J. As1 se pue e r ,


Aceptemos estas observaciones, que por cierto no son siste- obra e Brownmg, viendo en las con uctas violentas del ba- i

máticas y que seguramente no agotan las posibilidades de tallón 101 primero una experiencia marcada por reticencias '
poner en relación la violencia y el sujeto. 'l'enemos en es~ morales o por la re u an · ue ins ira al m en '¡

desarrollo el esbozo de una hpolo¡Paaé las formas de es~ <>;unos, el horrm: de as VI Enu9 segundo mql!l_en-
relación, ya que según las expenencias \o ~~~á tl'lmmen es nos1 rore ar a como una eXJl.éJ:i~I!Jffib.ewªda 17
k-~¡;, segú!l el acento.JI!!il~ne el inyestigac!or en sus distint~ la banalidad del íñáfy déiacr'Ueidad ¡,
dimensiones), la_ violencia puede corresponder ya sea a1~ o, si se pre~la sumisión a la autoridad y del sadismo.
pérdida de sentido del sujeto que se aparta de un laz(J ~n· Una tipología de estas características constituye también
cret()_Con unre<tl que lo rehl).yeJ_o_t;arda!l!l_constituirse; ~ una invitación a desarrollar larrivestigaCiónsobre la violen-

R4 85
~

cid¡¡., para las víctimas, puede ser fund:¡dora de_l_aptisujeto,


cia p v e i ndo lo ue entraña no tanto de evidente o de pero tambié_r_1 del ~~jeto; pa,ra ell_!!U,uega_@_rol tan-toen
banal SUS dimensiOn-e re C lVaS O ms rumenla]es, SUS ia- procesos !le subjetivi1;[lCión como de desubjetivación.
zoscÓn la cultura o con la personalidad, si es que estos modos
de abordaje se revelan pertinentes), ~en lo q~elaplica_de
ex~~emo, de radical, de ine~raclo, y que en rea L ad cons-
tituye2.i no su esencia, al menos su manifestación más
misteriosa. Las form~s_ má~~~11trales, sociológ!fiiiiiiit_il, de
la violenci_ll> cier~!l!_epteson su_s__f<!rl!laS_IT11Í~ e¡¡tremas, y
no las más ¡1esadas his~ó_!jeam~nt_e, e_11_ concreto, salvo
cuando las significaciones sociológicas coinciden con la
importanciamstónca; como-enelnaZísrno ii en la guerra de
Argelia.-------- --- - - · -·---- - ---------
Yór-último, si lª-Vi()l~ncia manti!l!l.B unJazo ~ocia! decis
con el suje~(),j1asta a]! ora !o_h_emos. c\_e§!a'=~o lado desd€
punto de vista de_~u a_uto~,_ dea~~ agente. En -
· no cubre sino una mitad e la

por
tuvo la doble experiencia
en mediOs carcelanos -por tanto del lado de los agresores-
y en el seno de una asociación de ayuda a las víctimas -por
tanto del otro lado: "Cuando tuve contacto con las víctimas,
pude medir cuán tenue podía ser la frontera entre algunas de
ellas y los detenidos que tenía a mi cargo{.. .] [,oii_ a]Jr;_f§8J.f!
muchas v es ueron víctimas aun ue n<J§epueácíjiFooar
n· n eternumsmo en e q_q_rrtpo,.§j_sepuede comprender
que_Q:}'u_d;r!r a.lQ.!!..J!ÍCtiiJ!.al!...-~§__g_n_cill_q_m.¿nte prevenir la
deli_ncu~n_cig y en particulqrf!ÜIJS~sto" .8 La violelli!j~padg-

"Les victimes. Violen ce publiques et crimes privés, Bayard, 1997, págs.


9-10.

87
86
~

LA CRISIS
DEL SUJETO JURÍDICO
CONTEMPORÁNEO
¿QUÉ SÍNTOMA?

RAPHAEL ORAl *

Calificado de "posmoderno", nuestro tiempo adiciona y con-


densa tantas crisis, a cual más polimorfa y virulenta, que
añadir la del "sujeto jurídico", y por añadidura "contemporá-
neo", no haría más que hundir la barca analítica por debajo
de la línea de flotación. ¿Por qué persistir, pese a todo? Se
presentan dos series de razones. La primera se debe a la
función "aventurera" del síntoma que ocupa este colo~o. 1
Un síntoma no existe en sí. Según Ta !ormula--lradlcwn-al,
siempre "remite" a "otra cosa",' la cual excita la palpitación
intelectual y cardíaca del investigador, al borde de lo Desco-
nocido capaz de revelarse ante sus ojos cuyas pestañas se
han quemado de tanto buscar. Y a veces, tras haber recono-
cido ese otro elemento primario, el investigador proseguirá
su investigación con el Otro mismo -el gran Otro- a cuya

*Profesor de ciencias políticas en la Universidad de Aix-Marseille III,


miembro de la unidad de investigación "Psicoanálisis y ciencias sociales".
1 La presente comunicación se inscribe en el marco del coloquio

titulado "Lógicas del síntoma, lógica pluridisciplinaria", que tuvo lugar


en París, el26 de marzo de 2002. Es la continuación de las comunicacio-
nes anteriores sobre las relaciones entre psicoanálisis, ley y derecho,
presentadas en el marco del UMR 6053, "Psicoanálisis y prácticas so-
ciales".
2 S. Freud, Inhibición, síntoma y angustia, Obras completas, Bibliote-

ca Nueva, Madrid, 1981, v. III, pág. 2833.

89
...-

como "sujeto" de pertinaces migrañas! En el terreno político,


epifanía intentará dar soporte, cuando se produzca. No obs- ¿se tiene la misma suerte si se es "Súbdito [sujet) de su
tante, esta remisión del sj_r1toma l!L<lt!()"-l del otro al Otro, Majestad británica", gozando de las prerrogativas cívicas
implica una virtud singular: la que incita a sa.Jlr des!, a propias de esa condición, o "sujeto" de un poder despótico, a
escuchar el mundo simultáneamente en sus diversas fuen- merced de su arbitrariedad? Esta anfibología primera afec-
tes de información, a oírlo no con una sola oreja sino este- ta algún término que se le aproxima. E] "su¡eto jurídico"_¿es
reofónicamente y a comprenderlo con más que una simple aca~o solamen~e el soEort~ unario, unitano e mseparable de
idea: estereológicamente. En este aprendizaje, el psicoaná- pr~!!O.@_~i_\'as? ¿No delle stifrír á veces Tiumillaciones V la
lisis no es la menos exigente de las propedéuticas. ¿Acaso no obligación e realizar penosos trabajos? E=;l'-;;-""s,..u.,j,.......,..,.
nos enseña, en particular, que el inconsciente no conoce el es acaso simultáneamente "obieto" de 11 restn
tiempo, como tampoco el sueño conoce el principio de contra-
dicción, y que al escucharlos como corresponde algunas pa-
labras primitivas dicen simultáneamente una cosa y su
contrario? Esta última observación, que afecta nuestra acti-
tud intelectual, conduce pues a la s~nda serie de razones Polis, como ese Todo tan caro al abad Sieyes, donde gustaba
encaradas en la presente ponencia. -- de hiperbolizar el Tercer Estado, pese a su posición terce-
El título que da apertura a este trabajo, ¿no está compues- ra, demostrando con ello mismo que un absoluto siempre
to de palabras que presentan características análogas a las esconde a otro absoluto. En cuanto a la noción de contempo-
de los vocablos primitivos? Empecemos por el término "cri- raneidad, con su "kit" de nociones "listas para pensar"
sis". La perspectiva temporal que abre sería demasiado [prétes apenser l (como por ejemplo la Antigüedad, la Edad
corta si se redujera al equivalente de la "crisis de nervios", Media, el Renacimiento, etc., hasta el mundo moderno y por
breve llamarada nerviosa que un flujo de llanto pronto qué no posmoderno), ¿es unívoca? El recorte, para no decir
vendrá a apagar. Esta perspectiva se extiende, sin embargo, el seccionamiento, de la duración entre épocas diferencia-
si la voz "crisis" se toma despojada de su sentido etimológico, das, puestas luego en fila india, se presta, empero, a algunos
referida a un juicio sobre un estado de_ cosas qúe puedeno brutales retornos y a duras restauraciones, sin hablar de las
prolongarse tal cual. En este caso, se presume que la crisis "supervivencias" alucinógenas que han impresionado tan
es saludable.' En consecuencia, ¿cuál de estos dos sentidos fuertemente a Aby Warburg en el arte occidental, que ha
opuestos prevalecerá finalmente? ¿Y qué pasará -no lo permanecido tan cerca de sus grandes matrices mitogéni-
olvidemos- con el sujeto? ¿Acaso esta palabra no es a su vez cas.4 Mientras el porvenir se ha vuelto catastróficamente
una especie de voz primitiva, es decir endiablada e irreme- inevitable por obra de nuestras impericias, el pasado, por su
diablemente anfibológica, que expresa al mismo tiempo la lado, se ha vuelto impredecible a causa de nuestras amne-
soberanía y el sujetamiento? El "sujeto" de una oración es el sias, sobre todo cuando éstas resultan ser electivas y selec-
agente que la mueve y que la orienta. Actividad. Soberanía. tivas. En la línea divisoria de los tiempos heterogéneos
Pero a la inversa, ¡cuán pobre diablo es aquel que se reconoce surge la figura eternizada del Sa!U.f_ll() <_:~a do~-goya.
Una vez entregada esta salva de advertencias, ¿se la -debe
3
Sobre la noción de crisis, véase nuestro estudio "Crise de la crise. Du
cahot au chaos", in Science administrative, éthique et gouuernance, 4
Georges Didi-Huberman, L'im.age suruivante. Histoire de l'art et
Presses Universitaires d'Aix-Marseille, 2002, pág. 229 y La France au temps des fantómes selonAby Warburg, Éditions de Minuit, París, 2002.
crépuscule, París, PUF, 2004.

91
90
"··~

confundir con un fácil juego de masacre metodológica? En fl~),Jlebe ser tomada muy en serio, como todo lo W
este caso no nos hemos limitado a sondear los recursos de q~econduce de la ilusión a lo real, para gue con ,¡.
nuestra compasión analítica y ética. También está, ·por su- lo real afr,oiitado :;_e rect1~t:<l~IJl~!l!i<!o de un ideal que no se~ 7(
puesto, nuestro interés por la supervivencia. Las desgracias de perruc•ón-:-Fara ello, comenzaremos por tomar una medi-
del siglo que en la cuenta cae como el número "xx", ¿no han da un poco más ajustada de esta crisis, de su sintomatología
transformado acaso el mandato deuteronómico "elegirás la propia, ya que el síntoma, como hemos dicho, remite a "otra
vida" en el programa extremo" ... y privilegiarás la supervi- cosa", cuya existencia permite conjeturar antes quizá de
vencia"? Desde la caída del muro de Berlín y la desaparición poder nombrarla. Se pondrá rápidamente de manifiesto que
institucional de la URSS, la democracia se ha vuelto el la. c~isis sintomática del su· eto ·urídico se relaciona con la cJr-;, _ 1
régimen político oyligatorjo del blaneta. 5 Las monarquías cns1s, an cen ra e a ey u 1ca a en a m erseccwn de ..,,..
supervivientes de as revoluciones tienen la obligación d e la'Teiiría sicoanalítJCa de la teoría del-áerecho. 7 ¡No se
deslizarse aun más estrechamente que en el pasado recwn- trata e una mera cnsis e a cuan o la-misma está
te. En cuanto a las d1ctaduras, m s1qmera deben esperar a condenada precisM/ . a regular ascrisis.que e producen
ver sus vestigios reunidos en un Museo de los horrores. eo..rnz · e su i oranc , de su ·sconocirriie o o de las
~r~ esio es q 1gen! lndi concepto de
~rac1a, a Ley no tiene alternativa. Pero, ¿qué hacer
cuandovacila v cuando su sentido se ve perturbado? Es por
ello que será tan importante discernir las raíces de esta cri-
sis nuclear y su etiología. Nos referiremos principalmente a ~
la obra deJe~n-Jacgues Rousse~u. 8 Las demasiado numero- .wJ«IIIr
sas aporíasel Contrato socia\ cuando cede a una lógica t>M!MI;
puestos pies contra cabeza en el gran pura del puro sujeto jurídico, se abren entonces en otro lado
Libro de cuentas de la Nación, entonces el libro del Juicio dent~o de su o~4nente en su teatro, tan poco
último (el que había impresionado tanto a Freud frente a los analizado. E( suieto sine:ular due a na rece nnesto en
frescos de Signore1Iil se convierte en un espacio muy acoge-
dor. Sea como fuere, conviene hacer retroceder un poco
nuestro narcisismo epistemológico para mirar de frente
nuestras incapacidades conceptuales. Sería increíble que a
la euforia democrática ue ha soldado este si lo con el
antenor suce a una gran epresion que e pro 1 a egar al
siglo siguiente. J>.or lo tanto, la crisis del sujeto jurídico
contemporáne ;··nacional e internacwnal, ya sea que aquélla
( lo disloque (co ic os de i ent" ' ), ya sea que lo disuelva
____ ..- 7
Cf. nuestro estudio "Psychanalyse, loi, droit", in Raisons politiques.
5
Figures de la Loi, 1999.
Cf David Held (ed.l, Prospects for Democracy, Polity, 1992. 11
Como prolongación de nuestro estudio "Freud et Rousseau, d'une
6
Cf nuestro estudio "Désillusion poli tique et perversion de l'idéal", anamnCse a l'autre", in Paul-Laurent Assoun y Markos Zafiropoulos
in J.~F. Mattéi y D. Rosenfield, Civilisation et barbarie. Réflexion sur le (dir.), L'anthropologie psychanalytique, Anthropos-Economica, París,
terrorisme contemporain, París, PUF, 2002. 2002.

92 93
ese derecho que invocaba la unidad de Dios pero simultá-
neamente descontaba a sus fieles a partir del medio siclo de establece una diferencia que puede parecer tenue entre yo- 'f T
plata que cada uno de ellos representaba a los ojos del Eter- ideal e ideal del yo 10 -siendo el primero una dilatacion o una I ~
no, del destinatario de la Ley que Moisés supo quebrar en el excrecencia narcisista de ese mismo yo, mientras que el se-
momento oportuno y reescribir cuando aún estaba a tiempo. gundo se sitúa en exterioridad irreductible y como posible
Así pues, el sujeto jurídico no estaría obligado a jugar perpe- tensión en relación con él-, ¿no habría que distinguir entre
k..>...., tuamente a Mr. J ekyl!.Y.Mr:,J:Iyde del mundo de arribª-.Y el la Le~- ideal, que no sería más que la racionalización "legis-
munao éle abajo, de la democracia mundializada y d~_IJªna­ lativa' del yo-ideal, autárquica y en trópica, y el ideal de la
tismo identitario_~ligios~ !:eyiviscegt~. ~· que la relaciona con un Superyó cuyas autonzacmnes,
as1 como su_s prohibiciones, no serían de pura conveniencia?
Ya se ha observado con harta frecuencia que el uso del
concepto de Ley en psicoanálisis no permitía distinguir
l. Identidad, clivaje y ley fácilmente su contenido. Las diferencias de abordajes han
aparecido especialmente en las polémicas que hicieron furor
a propósito del PACS. * Aunque hoy parezcan apagadas, con 7'At:5
Freud ha podido escribir que el Yo¡\ el!eh, era una verdadera un PACS banahzado, como lo están inexorablemente todos los
organización. Organización se re 1ere a complejidad y a co- "objetos de escándalo" después de una fase inicial de virulen-
herencia. Por muy "hendido" o "rehendido" que esté, el cia, estas polémicas, por cierto, pusieron en evidencia las
sujeto humano, luego de su fase protoplasmática, debe oposiciones doctrinales que al respecto se ponían en juego
responder como tal a los otros cu~ndo se dirigen a él y, entre psicoanalistas. En el campo de la homosexualidad,
simultáneamente, responder de sí. Esta es una de las signi- ¿qué autoriza la Ley, y qué es lo que prohíbe? 11 En rigor, ¿de
ficaciones de la fórmula de Freud WoEs war soll !eh ~erden. qué Ley se está hablando? ¿De la Ley en sentido institucio-
Jacq\l.Q~Lac:an puso en evidencia f¡¡,smgul~ridad de verbo nal y constitucional, es decir deliberada y votada por el Par-
soll_e_ll~J.a !l~ntencia? Soll subraya no un movimiento es- lamento? ¿O bien de la Ley en el sentido de la especie y de la /
pontáneo, una estructuración por así decir mecánica, sino identidad humana? Admitir la existencia y el carácter res- L _i:.
un verdadero deber. La actividad pulsional desencadena la trictivo de esta última obliga a subordinarle la primera o,
¡/;}..t¡ como se diría en derecho canónico, a volverla subsidiaria en
norma und1ca y el ideal étjco. Separado del estado caótico,
el su e o e e oder constituirse como sub'etividad interlo- relación con ella. En este caso, habría que identificar el acto
- e a. n e o, s e·no votado por el Parlamento escribiendo con una l minúscula,
ol en, s 1e ne su ~ 1vidad con el deber ser, vincula mientras que la L mayúscula quedaría reservada a la Ley
1uego el deber ser con la L~ Pero justamente, ¿con qué Ley?
Haciendo un uso extensivo de otras indicaciones de Freud * PACS: siglas de Pacte civil de solidarité [Pacto civil de solidaridad],
consignadas en una de las tópicas psíquicas que elaboró, ¿no ley votada por el parlamento francés en 1999. Legaliza la unión civil
entre dos personas del mismo o de distinto sexo. El PACS establece
hay que admitir que esta Ley es menos clara y sencilla que der~chos y r~-ªJiQ_~~!>].}a_a~~~ 1 J?_~~~!!lenosqueermatrimonio. [W,(reia
el uso de la simple palabra que la designa? Así como Freud T.]
10
S. Freud, "Psicología de las masas y análisis del yo", op. cit., v. III,
Jacques Lacan, "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el
9
pág. 2563.
inconsciente freudiano", in Escritos, Siglo XXI, Buenos Aires, 1966, pág. 11
"Le pere ou la paire?", in Grands probl€mes politiques contempo-
773. rains, PUAM, 2001, pág. 79.

94
95
relativa a la identidad y a la especie humanas. No obstante "desnaturalizados" ya que ni siquiera parecen haber pasado
¿esta dife~enciación es aún aceptabJe? Un célebre adagio por el estadio primo-primario de "naturación"?
pretende que el Parlamento de Su majestad disponga de La otra objeción correspondería a un nivel I!letaps_ic_ol(\gi-
todos los poderes, salvo el de transformar a un hombre en c_o-'_!,a diferenciación de las imagos parentales sólo tiene sen-
mujer. Esta restricción, ¿es aún aceptable a partir del mo- tido y valor, se dice, porque prepara el lugar y la palabra del
mento en que, por ejemplo, los Parlamentos francés, belga, Otro. Sin embargo, ¿quién puede pretender _q1,1e en una
holandés, para no citar más que algunos, han reconocido a pareja homosexual no haya Otro en absoluto? Después de
los homosexuales como sujetos de derecho no sólo a título Lacan, habíamos creído comprender que la sexualidad no
derivado, en tanto ciudadanos y ciudadanas, sino en tanto puede reducirse a la genitalidad, que "la mujer" no existía y
tales? A este reconocimiento se remiten desde ahora dere- que el falo no era exactamente el pene. ¿Acaso un tribunal
chos "iguales" a los de los heterosexuales, y en particular, en francés no acaba de recibir una demanda de anulación de un
Bélgica y en los Países Bajos, el derecho de casarse y el de PACS por causa ... de adulterio? Por lo demás, en la demanda
a
ado~tar niños, fundando un dereE~.<i rri_~ije~erál la paren- de igualdad que emana del movimiento homosexual, ¿no se
talLad y a-la familia monosexuales. FJ.. haC{)_!:_El_s!<:lL¿l_l! ley puede discernir simultáneamente un poco de mimetismo
pa_rlamen_taria nQ_ va_J:!lás allá de ¡¡_t1~- co!fipetencias para respecto de las parejas heterosexuales y de la familia "clási-
a~anzar, en el sentid_o_\Vi'!nicottiano, sobre lasde lal:ey? En ca"? Para parafrasear a uno de los críticos más acerbos de la
este_caso, ¿~n qué se convierte Ta Ley, en su acepción negritud, esta demanda de igualdad ¿no pone en evidencia
psicoanalítica, según la_cuªjei,_\ljeto se_!!9P_stituye por in- el deseo de los y de las homosexuales de ser asimilados a los
tegración progresiva<i_<e sus imagos parentales, diferencia- y a las heterosexuales, al igual que esos negros que quieren
das y únicas, pero no reducillires y sustituibles una por otra, . ser negros, ciertamente, pero a la manera blanca? ¿Qué de-¡
del Padre y dé la -Mádre?Yen estecasQ,/.qué~ueda del dudr de ello? ¿Estamos asistiendo a la dislocación del sujeto
fam_oso Nombre del Padre cuya importancia_hasi~o-~portu­ sí uico en nombre de la romoción del su'eto 'urídico.
namente recordada en razón de sus efectos en las psicosis, es ap~a o en os erec os umanos. ¿ 1en, por e_<:ontrafjo, '
d~d~ cuando- aes(~-llece'l AiirícuandO estuviera dispuesta asistimosá una reorganización del paradigma habitual
bajo la protección garante de los derechos humanos y desti-
nada tanto a protegerlos como a promoverlos, ¿puede la ley
1
~~ ~;i~oo~:~i~~~a~a~1li¡~~rt!~:~r:en;~~~ ~n!:Uh<i~~~ 1
legifera_r sinriesgos (pero entonces, ¿cuáles?) en el campo de genitalidaa, suponiendo, por cierto; que- puiiaa no haber 1
la Ley y subrogana?llasta ahora hubo dos objecloriEis que no Otro en la relaci<)n 9.u~s~~_ir1tr_a o intef~~a'TS!se ¡
han obtemdo respuestas verdaderamente satisfactorias. La entiende que la Ley recubre todos sus derechos, ·si se nos .
primera es de ~(l.!:~c:te¡_:_clínic_o ~c_o_patológico: aún no está permite la expresión, ¿lo logrará por medio de una política ·
probado que un niño educado en una "familia" homoparen- de Restauración de esos antesujetos psíquicos y sujetos
tal y monosexual en la que se considera que hay amor esté jurídicos arcaicos? ¿Se expondrá a relanzar en su campo
en mayor peligro que un niño obligado a vivir en una propio, si le quedan algunos jirones, el ciclo infernal de las
"familia" heteroparental pero desgarrada y maltratadora, revoluciones y de las reacciones, mutuamente engranadas?
cuando no paidófi!a. La ley y la Ley, muy ocupadas de sí, ¿ya Así pues, da comienzo una obra que podría ser de largo
no se pondrían de acuerdo para preservar los derechos del aliento. Otra se aproxima, tan vasta, llena de muchas ruinas
niño y hacerlo escapar, física y mentalmente, a las pulsiones y huellas de combates, relativos esta vez a las relaciones L./(
infanticidas de padres a los que no se puede calificar de entre ley, Ley y Dios. El sujeto jurídico, que tiene la reputa- ~.; '-'.J

96 97
ción de ser simple, "uni-escalar", y espontáneamente ten- cl_l!.i!u! de l<?s_ c6r1_yu_ges así como para la procreación yJa
diente a la armonía, ¿resistirá durante mucho tiempo a su educació!!__~e los hijos, ha s_ido~l~yl_lda f)ptr:_e bau!i~l_ldos
disyunción manifiesta y a menudo extrema? L~e lo había por Cris~9_§_gfi__gr a )Jl__t:li¡miQ_adc:lf)_~%Plme¡¡,tQ" (Título vu, ¡.r.._
observado hace más de tres siglos: todo suieto jurídico está Can. 1055). Hemos leído bien: el casamiento como sacra-
obligado a nu_merosas_ pertenencia~ <we no están~__¡><mtá­ mento instituido orla autoridad insu erable de Cris -
neamente ]igad~entr:_~¡;( ni son__!laturlllmentce_armón_icas. ñor, ijo de Dios, no puede consagrar sino una unión que
Su nacionalidad y su religión pueden no sólo no coincidir tiene lugar entre dos personas de sexo diferente. Y el¡!) canon
sino también estar en oposición. 12 Este conflicto no se reduce · -tamb_j_én J:¡~ que subrayarlo- se refiere no sólo a la volun-
tad. aivina sino también a la ley de la naturaleza que s,.,tc
vs
a componentes exclusivamente afectivos. Puede hacer sur-
gir una guerra de los derecho~ de la que el sujeto caliñCado determmaías disposi~io_]1~_P_I!rticul!l_rgúl_el g~!l\:.b_QJ)<;>sjtj­
como jurídico saldrá más bien estropeado y malparado. vo. Ninguna ley parlamentaria podría atentar contra ello
Veamos algunos ejemplos. En primer lugar, en el campo sin- exponerse a confrontaciones mayores. En otras pala-
recién abordado, el de la homosexualidad. Pese a, o acaso bras, aunque en Francia ll!__c_¡l_ll_a_mief!t() \:iv!!_ pre.!:!l.c:l!l. ª1
incluso a causa de su integración en la sociedad civil, el casamiento religioso, no puede dar!§_ de_recho. Si bien es
homosexual choca con un non possumus en la esfera religio- cierto que el sujeto jurídico "facseado" ya no está excluido ni
sa. Las parejas homosexuales estarían autorizadas a acce- ; brutalmente excomulgab e, el acceso al sacramento si
der al lazo civil. No podrían acceder, en el estado actuaJ de estando vedado para él. Todo depen'l~ ~-+~MM ;¡~1 ...
los espíritus y de las normas, al casamiento religioso. Este que, Ilegado el caso, se le otorgue.
es de orden del sacramento para la religión católica y de la
le<• <.-o santidad para la religión judía. Se@n_ la _HalaJ~-l:t~* un
casamiento_j¡Idio se denomina kidciouchin: _s~ón.
Sólo puede celebrarse entre un hombre y una muJer, según
el versículo del Génesis: "Y los creó macho y hembra" (Gn; 1, consJOeraaas,y _IJ_¡¡ra Ia_r_rur_aaa_E~ su_s_pr:_ocedimientos espe-
27). Este plural no es numérico. Corresponde al paradigma cíficos. Un recurso así no sería de orden público en razón
de la identidad humana tal como se lo concibe en el relato misma del principio de laicidad y de la separación de las
bíblico de la Creación de lo Humano (Haadam). Este plural "esferas" r~ª!iy_ªs !j__l_!l_c_iuc\adªníajurídica y a la confesión
es un símbolo, un oth que atestigua la adecuación entre la religiosa. El principio de laicidad_se _r~vela en e~t~ ·c_:aso
Creación y la vida. Atacarlo sería alterar esta adecuación. contra-,erformante, _s¡ SE) me permite la expresión. Si bien
Por su parte, el Cc)!figo de Der_~ch_o_canc)rüco dispone: "La separa a dl1da,<!®!ª-.9EJ.)ªSrllencia, S!J_Jl~ohíbe a su vez ])¡1;)
alianza matrimonial (matrimoniale foedus) por la cual un
hombre y una mujer constituyen entre ellos una comuni-
ay!j_J1Zaren el dominio que les corre§Q!>_D_fl_~jªlos sa«~tos
y a la santificación. Esta división de las materias cívicas y J.r'
dad de toda la vida, ordenada por su carácter natural para sacramentales, aunq_l!_~Earec_e c_()nform_e_ a la~__!O_~_g:en_cps_<:le
la paz civil y del estado de derecho_fl_e!llocr<i!i.f.9_,_ expone e_m-
* Halakha, voz hebrea también transliterada como Halahhah, Halacha per_9ªl ªu_ktoj urídicq_al9_!!-_e_?f!l_c~ª-~-~!)_f!JJ:onti!l]Jum de_§ u
o Halachah, es el corpus colectivo de la ley, las costumbres y la tradición exi!lJCf!!!ia o enj_a !Lregnapcj¡¡..Jk \ln_a Y-ºC.a_c.ióll=,___ª--licl__Qio-
judía rabínica. La Hulahha guía no sólo las prácticas y conductas religiosas, sas disociaciones y a veces a, cl~s_smno se
sino también múltiples aspectos de la vida cotidiana. (Wikipcdia, http:// ha =---·---------.
visto, para su equilibrio psíquico y ~a su salud
en.wikipedia.org/wiki!Hebrew_language). [N. de la T.l ~~---~ ------- ----- ···~-

12
Le Monde, 14 de enero de 2003. menea!.

98 99

~/1---
..._
Este cltvaje puede ser de una naturaleza diferente y 2. Logística psicoanalítica
más colee 1va. Pues en el estado actual de la normatividad del sujeto jurídico en J.-J. Rousseau
religiosa, ¿a qué nivel legislativo hay que referir la Ha-
lakha, la Charia* o el derecho canónico? ¿Cada uno de estos
corpus debe ser calificado de ley, o bien de Ley? En ese caso, Postular la unidad del sujeto jurídico no puede más que
¿cómo establecer una jerarquía entre ellos? Durante siglos alimentar una peligrosa ilusión cuyo destino será una no
ha reinado lo que se denomina el secuenciamiento teológico menos peligrosa desilusión. ¿Cómo salir de esta ilusión sin
de las religiones monoteístas. 13 Aparecida cronológicamen- exponerse a semejante sufrimiento? Precisamente median-
te después de la religión judía, la religión cristiana la revocó te un verdadero trabajo analítico que establecerá en primer
y la subrogó sin cesar. Ello explica la oposición, verbalmente lugar el fundamento de este temor. Después de lo cual §!l
reflejada, entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, entre la procederá a una desilusión, en el sentido analítico, de la
antigua ley y la nueva Ley. Pero luego apareció el Islam, noción de sujeto jurídico, retomando los puntos de vista y las
haciéndole sufrir a la nueva Ley una suerte análoga, toman- construcciones de Jean-Jacques Rousseau.
do su lugar y relegándola, junto con la ley judía, entre las En 1654, John Locke escribe en su Carta sobre la toleran-
leyes respetables, por cierto, pero obsoletas, entre las leyes cia: "La ¡¡qgieda!J; es doble, y prácticamente todos los hombres
"minusculizadas". En consecuencia, elsujeto jurídico "teóri- son miem ros e dos sociedades en razón de dos grandes
co" está expuest~ a11t1a_tensión s~l(l!llentaria, a otro clivaje. preocupaciones cuya finalidad es alcanzar dos formas de
Si se identiflc:a_@n @a I!Qtr.a!;l-ºJ!!!aS .r!lligiones no_o]:¡sJ,ante felicidad, la de este mundo y la del otro mundo... " La duali-
calificadas COJl10 n~(Jn(Jjcj)fs_tas, y si_Q(Jr ptra P!lrt_e__ha~e suya la dad constituyente de la sociedad entraña forzosamente la
secuenciación t(lológi¡:a_!l!l1.El!ior, erigiei!do_!lu ley confesio- dualidad, cuando no es la pluralidad de las pertenencias del
nal en Ley, d_e!Jerá exponerse algjsenj!o de los otros creyen- sujeto social y por consiguiente la del sujeto jurídico, cuando
tes para los cuales, _s_eanc_uales fueren_susp_!etensiones, su los principios y l;¡.s modalidad~ w.a doble o, de esta plu-
Ley no lo es sino a s_us propios ojos, mientras que a los suyos ripertenencia están determinados por la.Ley. Esta se reve-
no es más que ley "m~n-~scula", p_llr_ticular,_ sectorial y a veces lará ya sea flexible, ya sea, en cambio, como una fuente de
di~i_litilativci. A causa de esta construcción legal, lo que se tensiones, cuando no de desgarramientos y clivajes según
presenta como ~a no es sino una in~Jie_ll:,i~ ~~~2f"~ haga de esta dualidad el comienzo de una síntesis o el co-
su.~~-¡lrojlicia para todos los decursos P. r _f!Q_¡_es, mienzo de una esquizofrenia. Esto últirnO_B_!!_prodl!~!l,~POr
ya que el _ _!rQ_es alavez negad_o co_IIfes_!CJ.Ii~lmentQ.Y_!!>~ado ejemplo, cuando la ley del Estado y la ley religiosa definen
cívicamente. La soldadura se hará las más de las veces me- norlll_ilS incompatib_le_s o ~tl.!l.Iido gr¡fen_!in~c;_o~m_QQ_r_t;.l!_lllie.I)j;os
diante la constituciÓn de !a figura fantasmá_ticl!_QQ gseOtro inconciliables. Cuando este bajo mundo y el otro parecen
para gu~ s_iga_§_i_e_ll!;ioc-ºrnpatible con la Ley-Ideal del yo- pertenecer a dos universos heterogéneos, la secesión política
; Ideal. Cuida_do_ent(J_nces con las deflaciones fantasmáticas ... está próxima y la psicosis no se halla muy lejos. Ya ~d
había hecho la advertencia al respecto, en su conceptualiza-
ción y con su termino logia particulares, en 1938 y a propó-
sito de la constitución de la subjetividad: "Todo el proceso
* La Charia es la ley islámica tradicional, establecida por las prime- nos parece extraño porque damos por sabida la naturale~a
ras generaciones de juristas musulmanes. 1N. de la T.\ sin_tetiz_a4()l:a_flf_lo_fi__J!rQC!'sos dei_yo_, Pero en_e_s]_D_ei!tamos
t.J Grands probli!ntes pvlitiques, op. cit., pág. 38.
claramente eqyivocados. La [unci9rt §intet_izadora del yo,

100 101

...
a u ~Jcq!l_~ sga_ dg ext,-aorciinargz_~mp_ortall-!ia, seJ!alla sujeta a
concl,iciong_tuJgrticularesy está fEJ_uesta a lJ.!añ-númeroae podemos llamar "aligeramientos" [délestages] identitarios.
trastornos ."1' Estas indicaciones no hacen niásque.confir- Hay que tener presente que aligerar [délester 1 está muy
mar lo que Freud había escrito en 1928 sobre Dostoievski: próximo de detestar [détester ].
"En la rica pmanalidad de Dostoievski podemos distinguir En estas condiciones, la desilusión del sujeto jurídico
cuatro facetas: eJ pr¿eJ__a, el neurótico, el mora_Usta y el peca- "simple" y homogéneo, ¿no pasa por un rechazo completo de
qor. ¿Cómo orientarnos en esta intrincada complicación?" 15 las tesis de Rousseau en El contrato social? Tgine no llevaba
Agreguemos: tanto más cuanto que estos cuatro aspectos se a Rousseau en el corazón. Veía en él al proveedor p_óstumo
refieren a cuatro combinaciones diferentes de las diversas de delirios lógicos y luego teiiQ!_I!~~sino q\l~_ca_rg¡~tgrizó a la
instancias de la tópica psíquica elaborada por Freud. La Revolución Francesa. Aceptar uno solo de sus axiomas sería
advertencia, entonces, cobra mayor precisión: "En efecto, la dejarse atrapar por una maquinaria infernal de la que se
neJ!LQ!iis no es más que el signo de que el yo no ha lofcíado sale mentalmente despedazado. Así pues, ni siquiera antes
realizar esta síntesis y de que en este intento ha perdt o su de que 1!! _dialéc~ica. l_l_e_g~iª11a COI!l~ll~ª-l'_a~l ciclo -~-ª!1§.
unidad." Estas últimas indicaciones no dejan de plantear. aventuras destructivas, "la lógica jurí_gic<t pura había lan-
nuevos problemas, harto espinosos. ¿De qué "unidad" habla zadolo_ süy¡)ei:i faobra deTturbulento, del inestable ciudada-
Freud? N o puede tratarse de la unidad falaz o ilusoria del no de Ginebra. A no dudarlo, El contrato social, como vamos
'~ .J• ") sujeto que se cree constituido cuando no hace más que a ver, rebosa de aserciones inherentes a esta matemática
1 estancarse en el' proceso interrumpido de su identificación. social que postula la-J.Q_Elntíc!lld consig<Lmisll1o prjmerº-Y
"',b¡ Tampoco puede tratarse de la unidad en vías de constitución luego con los otros clllLs_uj!JJ;_o jurídico y político. No obstante,
~/'<; de esta identidad psíquica, ya que por definición está en de ahora en más, ¿no hay que recordar que Jos puntos de
formación. Esta unidad no puede ser otra, entonces, que la vista de Rousseau sobre la estructura mental del sujeto
unidad primaria de un Yo casi ficticio, cuyas producciones tienen que ser reconstituidos a partir de toda su obra y no a
1
, psíquicas y cuyas representaciones tanto de sí como del partir de un fragmento de ésta? Después de haber puesto en
' prójimo aún no pueden ser objeto de una elaboración, preci- evidencia la estructura del sujeto jurídico puro en El contra-
samente en el sentido de los procesos secundarios descriptos to social, habrá que referirse a lo que Rousseau describe en
' por Freud en la Traumdeutung. Es por ello que, a nuestro otra parte sobre el sujeto mental, especialmente en dos
· criterio, no_bast_a_ con evQ!;¡J.LJill..!ls1EliLuntq_gl_ rie§go de piezas de su teatro, tan poco leído, tan poco analizado y
· neumsjs si!lQlllrks_gq_~~i_cSlsjs. . comprendido.
Las advertencias de Locke y de Freud deben ser escucha- Al igual que Tótem y tabú o Moisés y la religión monoteísta
das al pie de la letra en un tiempo en que los niveles de de Freud, Elcontrato social de Rousseau puede considerarse
identidad no dejan de añadirse unos a otros en amontona- no sólo como una mitografia sino como 11IÍ-veraaaero lllíto
mientos precarios, expuestos a graves desmoronamientos. in-telectual. ¿Nodispone, frente a los lectores, una serie de
La dualidad situada por Locke da lugar a una multiplicidad aserciones consideradas irrefutables y perfectamente Jiga-
disperRiva, propicia a las desuniones [déliaisons] o a lo que das entre sí, a tal punto que terminan por sustituir a lo real
que se proponían explorar y por engendrar "lógicamente"
14
S. Freud,La escición. del yo en el proceso de defensa, en op. cit., v. III, verdaderos fenómenos de creencia? Desde Benjamín Cons-
pág. 3876.
¡,;S. Freud, "Dostoievski y el parricidiu", en op. cit., v.UI, pág. 3004. 16 M. Merleau-Ponty, Les aventures de la dialectique, París, Follio-

Gallimard, 2000.

102
103
tanta Maritain, pasando por Taine, Burdeau y Talmon, de adentro o del afuera, de la inclusión o de la exclusión, del ser
nada sirvió subrayar que El contrato social pecaba grave- ante el "no ser". En este punto, no se puede concebir ninguna
mente de falta de referencia a lo real. ¿Era posible citar el situación tercera de espera, ninguna posición de transición,
ejemplo de un solo pueblo, de una sola colectividad humana ningún proceso de elaboración. Y Rousseau encadena sus
que se hubiera constituido a la manera de Rousseau? Para silogismos, para disolver en ellos ese objeto particular, que
dar una respuesta exclusivamente negativa, habría sido no siempre ha alcanzado el grado de abstracción requerido:
menester no haber abierto jamás esa Biblia que Isaac Rous- "Si está fuera del Estado, una voluntad que le es ajena no es
seau le había hecho leer a su hijoJean-Jacques desde su más general en relación con él, y si ese objeto está en el Estado
temprana infancia, junto a Tácito y Plutarco, y que será una forma parte de él." Surge una difi-cultad: El propio Estado,
de las fuentes de su inspiración, consciente o no. 17 Volvere- ¿dónde se sitúa? ¿Adentro? Pero entonces, ¿cómo puede
mos a ello con la constitución del sujeto jurídico en el derecho juzgar lo que está afuera y que le es -hay que subrayar la
hebreo. palabra empleada por Rousseau- no exterior sino extraño?
Sea lo que fuere, es importante evaluar la resonancia de ¿Muera? En este caso, ¿cómo se juzgaría lo que debe estar
esta primera aserción de Rousseau en El contrato social so- incluido en la voluntad general? Evidentemente, prescindir
bre la Ley encarada en su relación con la voluntad general: de una instancia tercera echa por tierra las construcciones de
"Cuando digo que el objeto de las leyes siempre es general, una lógica que se pretende binaria porque se cree pura,
)
entiendo que la ley considera a los sujetos en cuerpo y a las inmarcesible. Según esa lógica, y conforme a la tópica
acciones como abstractas. Jamás a un hombre como indivi- psíquica que induce, el Estado sólo puede ser límite, separa-
duo ni a una acción como particular. "18 Este agotamiento ción, o más bien clivaje entre el adentro y el afuera. Un
lógico abstracto, ¿no se presta a una doble lectura, según que cuerpo en sí, el Cuerpo (en) general que asocia a otros
postule una superación de las acciones particulares y de los subcuerpos, anteriormente "descorporeizados". La lógica
individuos que son sus autores singulares, o bien su nega- pura del puro Contrato social se desarrolla por asignación
ción a priori? En el primer caso, El contrato social pone en desde ahora unilateral de los lugares, en una verdadera
marcha una lógica constructiva y elaborativa; en el segundo, aritmetización de los elementos concernidos: "Entre el todo
infligirá al sujeto jurídico una censura lógica y una cesura y la parte se forma una relación que hace de ellos dos seres
mental entre dos dimensiones de su ser, para oponerlas una separados, uno de los cuales es la parte, y el todo menos esa
con otra, constituyendo cada una de ellas como represión de misma parte es el otro." Fórmula sorprendente, con toda
la otra. Ahora bien, justamente, la Ley no puede no conside- seguridad, que reintroduce la idea de relaciones entre los
rar a nadie. Entonces Rousseau retoma su aserto precedente elementos mencionados pero que define el todo de manera
evocando un segundo tipo de incorporación lógica: "Ya he di- sustractiva. Aparece así que la parte se define como el todo
cho que 110 hay voluntad general acerca de un objeto particu- menos ella misma y que el Todo se define como siendo él
lar. En efecto, ese objeto particular está en el Estado o fuera mismo... menos la parte, de suerte que ésta resistiría a su
del Estado". Lógica tajante, binaria, la del o bien, o bien; del incorporación, a su asimilación. De este modo el Todo se
constituye a título revocable: a condición de que la parte ... no
17
Cf. "Le lévite d'Éphra·im", análisis en nuestra obra Freud et Moi"se. se tome a su vez por él. Por pura que se pretenda, esta lógica
Psychanalyse, in Loi juive et pouuoir, París, Anthropos 1 Economica, engendra antagonismos intrínsecos, clivajes específico~:
1997. "Pero el todo menos una parte no es el todo; en tanto subsiste
Ul "Du contrat social.. , en Du contrat social. Écrits politiques, La
Pleiade, 1964.
la relación ya no hay todo sino dos partes desiguales, de

104 105

.....
.
donde se sigue (sic) que la voluntad de una no es tampoco
general en relación con la otra." ¿Sin salida? En suma, sea u se convierte en una verdadera teología de sustitución,
Rousseau no hace aparecer la idea misma de relación sino ya que en el pensamiento explícitamente religioso sólo Dios,
identificándola con el principio de división, inaceptable por porque es el único Dios, es reconocido como el Uno último,
aberrante. Se hace necesario anular intelectualmente el inseparable. Aun el dogma de la Trinidad se organizará en
concepto de parte que contradice la lógica interna del todo en función de esta insuperable Unidad. ¿Habrá que tachar a
tanto tal, y que le es por así decir ofensa mental. De donde Rousseau de simplismo? El exceso de lógica formal, ¿no lo
surge, esta vez, el agotamiento lógico suplementario del su- lleva a un ilogismo radical, posiblemente depredador, a
jeto individual en el sujeto-pueblo: "pero cuando el pueblo partir del momento en que se vería contrariado? Para afir-
estatuye sobre todo el pueblo, no considera más que a sí marlo, seria necesario ignorar todo, como se ha dicho, del
mismo [... ]y si se forma entonces una relación es del objeto teatro de Rousseau, y principalmente de sus dos obras Nar-
entero desde un punto de vista con el objeto entero desde otro ciso, o el amante de sí mismo y Pigmalión:W · · -- -------
punto de vista, sin ninguna división del todo." Lógicamente, Ambas abordan la cuestión del Yo cuando se toma como
el pueblo transubstancial izado termina por formar una to- fin en sí y no se abre a la presencia del prójimo. Ya el título
talidad última, indivisible, inseparable. Pero una entidad de completo de Narciso, ¿no resulta elocuente? ¿Es posible
estas características, ¿es compatible con la realidad de lo amarse a sí miSiñ0"81n constituir también un todo indivisi-
viviente, con el funcionamiento psíquico que le da derecho a ble? ¿Se podrá concluir de ello que el pueblo considerado
la existencia de las personas? Entonces habría que suponer como uno e indivisible esté también enamorado de sí mismo,
que ese pueblo es la última instancia de lo viviente, el último si se nos permite la expresión? ¿Cuál es el tema de Narciso,
grado del pensamiento. ¿Qué ocurriría si, en el camino de· sabiendo que Rousseau enfatizó en su Prefacio, como si con-
esta transubstanciación, encontrara a otro, animado por las tradijera la lógica interna del Contrato social: "La ciencia no
mismas pretensiones miméticas? 19 Admitir la alteridad como está hecha para el hombre en general"?
un principio y no como una contrariante contingencia basta Lucjnd_e está enall!Q.!'ª_c!_l!_(l.e Yalere, éste último particu-
para arruinar esta lógica pura y la concepción abstractiva larl!!ente inf11_tu¡¡d()de su per!'Qll.a. Para burlarse, Lucinde y
del sujeto jurídico que se apoya en ella. Con este objetivo, y su criado Frontin conciben una estratagema. Un retrato de
para más seguridad, ¿no habría que llevar sin cesar las Val ere ligerarn~nte retoc[ido de Vlao q~iijJ_~ezca up rostro
de mujer, se dispone a su paso. a ere se -detiene a mirarlo, ,
aserciones lógicas del Contrato social a las vías antropológi-
cas del Discurso sobre el origen y los {!tndamentos de la no se recon_i~e pero se enamora ael rostro. La estratagema ¿ ·a .
desigualdad entre los hombres? Es porque se ha querido se vuelve contra su mst1gadora, quen solicita entonces los
una, indivisible, nacida de sí misma, conteniéndose en su servicios del criado para hacer retornar ii'Vilcre ahora en
propio cuerpo y coextensiva al género humano, que la Revo- plenii-jías1Ón, a la reahdad, es dec1r a sus brazos. Sin querer
lución Francesa ha estado obligada a partir de 1792 a analizar el conjunto de la obra, el intercambiO siguiente es
cortarles el cuello a sus opositores y a hacer la guerra a las particularmente revelador de la concepción del sujeto psí-
otras naciones europeas que atemperaban las construccio- quico en el Rousseau autor de teatro:
nes de la lógica jurídica pura por las exigencias de la Tra-
dición. En este punto, la teoría jurídica y política de Rous- Lucinde. -Eh, Frontin, por favor, a ver si avivas un poco su
buen sentido, trata de hacerte escuchar ...
19
Liah Greefeld, Na.tianalisms, Harvard UP, 1992. 2u Rousseau, La Nouvelle Héloi"se, Théátre, Essais littéraires, La

PléYade, 1964, pág. 917 y pág. 1224.


lOo
107

L
""
Frontin.- Pardiez, no hay nada más fácil... mire, es un criatura que es a la vez ella y él. ¿Dónde está la imagen,
retrato ... metamor ... no, metafor... sí metaforizado ... es mi donde la visión y dónde la realidad?:
amo, y es una muchacha ... usted ha hecho cierta mezcla ...
Lucinde. -No, ¡no puede ser!
Frontin.-El úni~o que no entiende nada es mi amo, pues _s_e Pigmalión. -Qué dicha para el amante de una piedra con-
h~-~~~~-~!'~do de. su semejanza_:_ vertirse en un hombre visionario ... ¡Dioses inmortales! ¡Ve-
nus! ¡Galatea! ¡Oh, prestigio de un amor enloquecido!
Este breve intercambio basta para mostrar, por si aún
fuera necesario, hasta qué punto Rousscau se hacía una idea Una vez á sí op_erada la)dEl!ltifJS.ación.trans.:fusiQil&l, pres-
compleja del sujeto psíquico, idea que en muchos aspectos y temos atención a la continuación de este m!_ln¡Jlogo dill_loga-
formulaciones prefigura tantas intuiciones psicoanalíticas do, en elcual el Yo es el Otro 1 y a la gesticulación autoerótica
y elaboraciones metapsicológicas. De ello surge por de pronto de los "amantes":
que Rousseau no se representaba el ideal el yo como una
tc>tali4_ad cerrada en sí, autolibidinal. ¿Acaso no había com-
prendido el rol esencial de la ima en metafórica, tan cara al Gala tea (se toca) y dice -Yo.
pensamiento de Lacan, porta ora e suJe o en formación Pigmalión transportado Yo.
hacia metamorfosis mediante las cuales las primeras imáge- Galatea (tocándose de nuevo) Yo.
nes de sí se conservan, pero en estado de huellas mnémicas? Pigmalión -Exaltante ilusión que pasa hasta mis oídos y
. ¿Llegaremos a sostener que el Yo del gueblo, o que elYo- · jamás abandona mis sentidos.
~ ' , '. P!!.el¡lo es una entidad primero metatonzada y luego meta-
¡•e ""morloseada? En estas condiciones, ¿no convendría interro- ¿Quién es el verdadero Yo? La ilusión está expresamente
gm::se ..!L n raleza de la voluntad eneral de la reconocida P.lilo queda inm~<!iatall}e_nJ~.~us.tituida por la cf;,. ,
naturale:úi.. e su e reaTrcrad, la cual entonces se cliua: ~ ~
o una met ora. ¿ s una me or""á"Oüiiser real? La libertad
del intérprete no es ciertamente la misma en un caso y en Galatea da unos pasos y toca un mármol: "Esto no soy yo".
otro. La historia del Terror lo demostrará.2 1 Pigmalión se dirige l}acia ella y la mira con éxtasis. Ella pone
una mano sobre él. El se estremece, toma esa mano, la lleva
Si Narciso se sitlia del lado de la neurosis, Pigmalión a su corazón, y luego la cubre de ardientes besos.
ubka. el Yo en el campo de la psicosis. Rousseau pone en es- Galatea (con un suspiro): "Ah, otra vez yo."
cena al escultor y a s.!!...QQra. Esta suscita una investidura
psíqutca tal de parte_@_ SJI. au,tor que a_SU_Vez"se enamora de
ella. Esta termina por animarse a sus propios-ojos y por La transferencia identificatoóa.se_CQ!lsUffi.l! e.nJª pe.IJilU·
tomarla forma personalizada de Galatea. Pero Galatea, tación igenhtana: -
¿vive de su vida singular o no es sino una proyección
animada de Pigmalión? Rousseau comienza este diálogo im- Pigmalión. -¡Sí, querido y encantador objeto! ¡Sí, digna obra
probable entre el creador, al que capta su visión, y esta maestra de mis manos, de mi corazón y de los dioses! S.!z__~
tú, y tú sola,_t_e_dU_odo l!li S'l!"...§Q}9_~viré por.ti....
~~ Daniel Arasse, La guillotine et l'imaginaire de la terreur, París,
Flammarion, 1987.

108 109
término, permite esclarecer mejor aún las salidas concebi-
bles para la crisis del sujeto jurídico contemporáneo a la luz
del concepto de Ley.
Rousseau era consciente de las dificultades l. de la¡;_~­
rías del Contrato social. En particular, afirnmlª_g_!!__~_lli!ra
efectuar un contrato tal los hombres_dclúan haher_sido
previ;m1ente transformado!!_Por éJ._¿Q<illlo salir d(ll círcul~?
La estatura del Legislador es capital en este punto, ~-
dición, se podría agregar, de ue no se transform eQ ... ~ ~-:>1~
Pigmalión. La estatura m\!~ e con un 1rse con a estatua. ·
Entre estos le ·sla a · .- os ero metamórficos,
Moisés ocupa, para ousseau, un ugar e e ecc1ón. o o s-
tan te, Moisés no debe ser encar~do como la figura casi
titánica inmortalizada por Miguel Angel y que tanto fascinó
a Freud. Debe ser abordado como el dador de una Ley. Ésta
no se reduce al nombre que la designa. Est::\_ dotada de
contenidos y de dispositivos _urecisos~ congrueptes con su_
objeto. 22 Desde sus primeras disposiciones, postula la exis-
ten_c¡ayJa consistenci!i__de J.ln su'eto ·urídico ca az J
ponder ¡JersonaÍmente a exi enc1as u e acen
ca_§os colllo_desechos, como pellejos mue.rtos. Las aserciones
de Rousseau sobre el Yo individual y sobre el Yo-pueblo no ·'d!4~~,!-lolio...lo:~.Ja.L~~~lón.
pueden escapar a esta tendencia sino a condición de inscribir
sus dos piezas respecto de los dos Discursos y como verdade-
ro prefacio del Contrato social, gobernando su comprensión
saludable. ¿Por qué no pasar ahora por el derecho hebraico?
-1

3. Yo yoico [m oí moique] '~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ura


",.,...,=""". ..!. a m errog~c10n IVIn~,,s _ onde-, ~:- t,
"~'" vez sm nmguna evas1va: Heme aam. ( n; XXII, . s • <f ,4
en el monte Sinaí donde el camino abráhámico conducirá a ¡..~.t.
y yo mosaico [moi mosaique]
Las coordenadas del derecho hebraico [hébraique]
un pueblo ent~_ro_!f_EU!!.ª~~ra que_re~¡fi.ª_una L~y,Ja_'I'I_lora,
para toda la humanidad._ Esta _
ción que atañe a la identidad del destinatario:
Entre las reglas que constituyen el método científico, el
es!!íritu de seguimiento debería ser citado en un mejor *Todas las citas bíblicas corresponden a la edición de la Biblia de la
lugar. ¿Por qué recordarlo ahora? En primer término, esta Biblioteca de Autores Cristianos, EDJCA, Madrid, 1977. lN. de la T.]
regla permite seguir otra fuente de inspiración esencial de 22 RaphatH Dra'i, La Thora, la législation de Dieu, Michalon, 2000.

Rousseau, ya mencionada: el relato bíblico. En segundo


111
110
,....

tu Dios, que te ha sacado de la tierra de Egipto, de la casa


de la servidumbre. No tendrás otro Dios que a mí." (Ex, xx,
1-2). La primera Palabra abre el Decálogo con una mani-
festación de la identidad (Anokhi). Dios se presenta como
s!!.ieto de la historia y sujeto de una Ahanza que quiere
establecer con otros sujetos previamente li erados para
que su ace tación resulte de una elección ·ea de un con- 2.
sen ·¡m¡en o conscwn e. ren e a o e ws, se sos 1ene
el Yo del pueblo, constituido por el conjunto (ám) de los
Yo( es) personales pero relacionales donde el Otro inter-
viene constitucionalmente. Las 613 reglas c_onstitu_tjxas
de esta alianza se refieren, en efecto, a t¡;es pr.i!)..~:_ipi9s y aeJ pro¡
J. generales (klalim guedolim): ·---~- ---- -- ·Un esquema semejante no se queda en el plano teórico.
F" ,..,. i'' l Sostiene todo el derecho hebreo de la socialidad con el sujeto
"Éste es el origen de los cielos y de la tierra cuando fueron jurídico que se atiene a él, como lo demuestra primeramente
creados" (Gn, JI, 4). la re la del me · iclo. ¿Cuál es su objetivo? En el momento
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Lcv., 19, 18). de la construcc1 n e Santuario, durante la travesía del
"Escoge la vida para que vivas" (Dt, 30, 19).
desierto, Moisés debe enseñar al pueblo las reglas relativas
~su recuento, la!!..<l!le gueda.!911transcriptas en el Libro_ci~l
Sólo gQgrá 2-reciarse de llevar el nombre de Rueblo .Mue! Exodo: "Yavé habló a Moisés diciendo: 'Cuando enumeres a
que se atiene a SUMilDJlaS de vida, a sus instjtucwnesy_ªsus las-hijos de Israel para7tacerel cénso, cadaüno o/r.icefif(lf.aQé
comportamientos. Si la validez de estos principios se funda
un._ rescate por s_u vida, pa,ra g_ue no $e1J!LIJeridos de plaga
ella misma en la plausibilidad del amor al cual a su vez se
alguna al ser empadronados~L!i. qU&...dará cada uno de los
refieren, ¿en qué se funda tal plausibilidad? En la constitu-
qy,_e_hgl}fk_compoJ!-§T'_e[q~nso_será_l!~,f~ §eg_únel peso
ción del sujeto de la Ley. Para comprenderlo, hay Qmrco-
nocer ahora una ase_rc1ón de :tJ:jlleiJMoisés) en las_IJirkei del s~lQ.Jig_l santuario, q~e3s··· de v_ ?}nte. gll___ E!.rªs. : me.cf.i._'o.o.,§~ificll!o 3
será eYáon-a Yavé. [ ..]Ni e?_rjr;g_qa.r.4m.4s ni elpob'fe'úi:fiios
AvaLU..14l:..'~ so~m.mi..¿quién lo será? Y si no /Uera
del medw szcLoJJ...a.I_Cl:_[J_t¿gg,_r el don a Yavé, como rescate de
m4_s_ qu_eQara mí mismo, ¿qué sería de mí? Y si rlo- fuera
vuestras vidas"_fEx., 30, 11 a !§L¿Cuál puede ser el sentido
ahora ¿cuándat' S'egún esta' michna, el sujeto, al estar
de estas disposiciones de derecho público, ya que conciernen
de~ignado pgr un vocablo singular~ ryo esta ado desde el
al censo, a la evaluación numérica del pueblo especialmente
primer momento. Se constituye al menos en tres fases m-
designado como Bnei Israel? Lo constatamos: hacer el re-
terroe-atjyas. La primera tiene que yer con el principio
cuento numérico de una colectividad tal no deja de tener sus
~ Inismo de la subjetjyjdad personal. Este resulta de una
precauciones. En realidad, unos seres humanos, dotados ca-
decisión inaugural por medio de la que c(lda cual deviene de
da uno de ellos de una subjetividad singular y en perpetuo
al una m r e iviz.ª-d.o.rdgsi.'llismo. Querer confiar: trabajo, no pueden ser adicionados para verificar si se han
se ..S.elll]li..t§Ln..a.m~n e ___o_ros es a¡n~sg:ªrse a __ no_ ser multiplicado y en qué medida. Un_c_o.11junto _!¡_umanQ r1o__e_s
.i~ Sin gmparg:o, una vez asumida esta primera fase, el
~relien'tef@s.f:ll.l:U:ibles. Si se hace necesario pro-
sujeto ya no puede ser su propio fin para sí mismo. Un_yo
:valuación lagp¡e_r_~c_ión requiere dos adaptacio-

112 113
..
ne~ una ~}!lelo asimile a una propiciación, otra gue le
"cada uno aportará una mitad de chekel (h'etsi-chekel)". La
imQrima undesplazamiento. En otras palabras, la salida expresi{J_f!JJ.!SJb'g_~~tht;t.s;}!&k!!l entraña un sentido diferente,
) sería catastrófica, como sucede por otro lado bajo el reinado más cinético, literalmente proyectivo. Implica un desdobla-
A---, ·de David (n, Samuel; XXIV y 1 Crónicas; XXI). ¿Por qué este
-~«'.J'.$ gesto propiciatorio? Una suma constituyº'-a su manera, UI1a
miento, por cie_r_tQLP.E'l!.C!.illle i.Il).J?rime a la merw!onada mone-
da @_movimiento de exteriorización,_<;..Qlll!U~.! .ll\!ºDios im-
~Q~t>. maª-ªOEn una masa las s'!!>~~i':'!dade§_~edan abolidas. Al pri.mió_ a..Ahraham cuando lq hjzq salir a.Lo;:.xterio.Lc!€l. sí
abqlirse, desa.ta11Jas pulsiones que sostiene_'! ~I1~]es_tado (hah:Q.'!1sa.)para q_tr& trata~a ge cQl!);~.rJ.as Elstrella_s, .. a_él, a
consciente. Para el pueblo de los Bnei Israel, liberado de la quien la__¡lllg!!§jiª.J?Qr)ª e_¡;ter_ili.¡j.ag_e_n~qrg_ba. en sí misroo,
esclavitud egipcia, desubjetivante, no se trata de un libreto volviéndolo peligrp_!iam€lnte introvertido (Gn, xv. 2-8). h_a
imaginario sino de la cri§i§ más peligrosa que haya atrave- moneda equivalente a la mitad dl)_un chekel eii.IDQ!! rgprl)-
sado: la de la fundición del Becerro de oro, de la masificación sentativ.a __de_ 1ª-ª·ubjetjyidad legalmente sostenjda en tanto
y luego de la fusión de ese elemento de donde surge esa forma sale de la unidad inicial pero cerrada para dualizarse. Así
informe en la cual UI1Qª ªeres presas gº_lqsimpulsos de la puede comprenderse Mah'atsit, com~hace salir el
impaciencia g)ljSie[!lll__!"_(lCOI1_Q\!IT_a§).lS diyi_nida,des,_i_ngtan-
ch~kel de sí, lo que lo incluye en un i tc,:r_c!i~b~~-~-~~in-
táneamente nacidas de esa_i_ro.pa,ciepcia misma. G~- fl UJO. ..---··
piciator~jPjf,itfJ&W~r{f)!};sf.IWj$comllsras
do§ Tabl Ls tv 1 v e a · ora. os tez ele-
Las sumas obtenidas por estos dones servían primero
para la fabricación de las bases del Santuario, aquellas en
mentos de esa Ley desamparada -uno por palabra- serán las cuales se introducían los paneles que oficiaban de muros
recogidos en el Arca santa que será depositada pro memo- pero de muros amovibles. Recordemos que en el desierto el
riae en el Santuario al lado de las otras dos Tablas cuya Santuario era móvil. Durante la Travesía del desierto,
unidad habrá sido reconstituida después del Perdón divino acompañaba al pueblo en los desplazamientos (masseei) me-
~ ...•' r obtenido por Moisés (Ex, XXXIV, 10). ¿En qué consiste ahora
el de~¡¡lpgmiento,_¡;!_no es la transferencia? No se hará el
rec'!_ento de los Bnei lsr:ael cabeza por cabeza. Se hará el re-
diante los cuales se formaba su identidad en relación con lo
que se nombrará la identidad divina, o para expresarlo en la
terminología de la paráfrasis aramea, del Targoum: la Pre-
cuento de las monedas con las cuales cada uno tteellósnabrá sencia divina (Chekhina). Que toda esta liliu:gi¡¡ esté sopor-
cumJl!idq con ese fin. Muy bien. Pero, ¿en qué el desphza~-­
miento y esa transferencia corresponden a la concepción del tada po~ el sentido del ~tertambjg¡ d~ 1~ coogtitucjón er,!
lazo soc¡al qu(!_¡¡segura a <;9_grepc1!l mt!!Im .. e UIL!!.U...e!__ o
sujeto tal como ha sido formulada por Hillel?
que se repr_eae.nta. k!@O cqnju_n_to..d!l.lmliuntll.s no i:!Ólo.hª_sido
La o eración no recae sobre una ieza entera, sobre im dest!'lcado Ro!:]Qlt grandes cqmentadores de estas_.reglas.
Eli&J!il. ·smo so re o ra leza ue re resen a e vawrcrela . Otras dos indicaciones lo confirmarán. Primero, el valor
mirad de sta. or o an o, no se ra a e que rar una monetario del siclo, es decir veinte CuERas. El valor de
moneda en dos sino de ir a cambiar una para obtener otras medio sido equi'Varía pues a diez CuERas. Ahora bien, la
dos, cuyos valores agregados uno a otro también reconstitui- raíz Cr de CuERa designa lo Extranjero, el huésped, y por
rán el valor del sido inicial (Talmud Bavli, Tratado Cheka- lo tanto el Tercero, eLQtro !l.IJJlhllilO del pueblo, así incluido
lim ). Es por ello que la traducción de la expresión hebre.!! en sus diferentes conjuntos a con.dición d.e.J!YMP sea adora-
origi__nal_(rnah'assit hachekekell po~~lQ'' no..essatis- dor de ídolos, es deci! Jld<;p_to al i)ecerr_o_de oro, adorador de
factoria. Si el sentido de la Ley hubiera- reéa'íao principal- las masas en fusión y confusión. Esta indica~ión está refor-
mente en la división, en la fracción, el texto habría dispuesto zada por la traducción aramea de CueRa: A. Este vocablo

114 115
imágenes, au_n_cuª!lclOYª _ca_t;ino_qgeqE) !lªQª- El Khior re-
presenta entonces la superación de ese momento, en que el
Sujeto en vías de constitución o de reconstitución debe
liberarse infinitamente de la telaraña de sus reflejos por un
momento salvadores."

Conclusión .

,tvod La crisis del sujeto iurídico no puede ser tomada a la ligera.


¡v[f No afécta solamen e a un componente residual del sujeto
psíquicamente "unario" y jurídicamente "soberano". En este
último, suponiendo que exista, alcanza el nudo organizador i.u,
de sus facultades: la instancia de la Ley. En vez de umr a las -;(¡
la
diferentes instancias de fop1ca ps1quica, está incitada
ponerlas en tensi~- _] - -' ,, , ' · , ,

ae:~~~~~~~~~~~~~~~
consc1e e 1
imñ..L_Ia_Nfl_!1!_l_e espu s e a exposición de esta r¡gJ~_y dEO_
~i~lo,ci~e. "L~
n
Iocion ae Ley. a su vez. presenta
e se consuman en cliva ·e con ce tu al.
f

modalidades de anlicación, sigue!_l_Iªs reglas re atJvas


la <;Q_nfección del Khior, del barreño destinado a las ablucio-
ª --11J&y, a que su pues amen e asegura la unidad del
su base estable, de modo que logre r

neuí_intificales ante~_<_!el comienz~delas liturgiascumpli- conjugar el "principio de libertad~ el "princiJl!() de respon-.l;<fli1lol((


daa..en._el jpterior del Santuario. Este barreño debía estar sabilidad"? ¿La ley votada por el Parlamento y que instaura tú' le, {c.,
r"/hecho de néh'ochet, de cobre, de ese elemento simbólico de la ab novo y discrecionalmente las condiciones de la coexis- J
!N? sensualidad (h'ouch ). ¿De dónde procedláeSe cObre? m l?iS
¡w espe¡os_ que las JE-.!!.tere_s_ ha,bía~tenid() 9Jle traer de Egipto.
tencia interhumana, sin acepción de persona ni de sexo?
¿O bien la Ley presumida como intangible de la Especie
espejos tienen una historia. La Midrash relata que en h!!_rriana, a su vez presumida como in!!!utabk? i.Lj Estr[ ,, "'~
los tiempos de la persecución y de la reducción a la esclavitud ci ' · en un orden ·urídico eterniza o'!¿ n v '.':..,'
de los Bnei Israel, cuando los hombres volvían de los campos de un ogmat1smo ronce. ¿ o evu ucwnaJy,p. o con 1as --~
trabajos forzados donde habían perdido todo rostro humano cie_r1_cia~ las técnicas, las cuales ale§{igut(n con"su propio
a fuerza de pisotear el lodo necesario para la confección de los movimj¡mt.9 que el pensamiento humn.!J_,_ª S..'!.Ys_z, es.t_~ viyo, (f;
ql!e · a r ue no se estan ue· ue se trata de 1/ ... ~
ladrillos, S],IS esposas le§Jimpi_aban _el_cuerpo y el rostro. \;J ? / \
Lu~_go les tendían uno de esos espejos hecho de cobre pulido
un ensam1ento ue mven a ue mnova. n o ras pa a-
pa!'a que se reconocieran en él un instante, antes de cohabi- bras, ¿habría que declarar que a mor ogénesis ha llegado a
tar sexualmen~~y de_l'ecob_I_<Irla,plen!~1l_<!_clesus sentidos en su término? ¿Que la Especie humana, como las estatuas
vías de destrucción en los campos de esclavitud. Un rostro se ~: Gérard Guillerault, Le miruiret la psyché, París, Gallimard, 2003;
1

hace obstáculo a si mismo cuando se capta en una de esas Dolto, Lacan y el estadio del espejo, Buenos Aires, Nueva Visión, 2005.

116 117
ciente, de modo que el amor al prójimo no sea un absurdo ni
faraónicas, no está autorizada a reproducirse, a volverse a la ei~ción ge_la viqa)!n a_cjQ_9_e_deS!)§~_¡¡<:j~nL a tal punto el
copiar? acto dgJª nn!_e.!t!)_p!J.rec~ofr_!)cer_goces _extremos, Los proce-
Frente a estos cuestionamientos, los partidarios de una sos de subjetivación que ese derecho pone en marcha se
Ley no inmutable sino intransgresible inherente a esta Es- remiten con insistencia tanto a la clínica como a la meta p-
pecie no deberían acomodarse a una guerra de trmcheras. sicología analítica. No eluden la fase narcisista y no subes-
Para eilos;Toque-Imj:JOrta es dehmr con más precisÍOnes7con timan las propensiones tanto al clivaje como a la confusión.
una argumentación aun más firme, en qué consiste esa Ley
cuyos co11tepi~_o~furJdicos positivo?, entonces, habra &u cte- e Res.pecto..de la Le.. el d.e_ recho h.e breo in<!.i.f_a_~i_erta c~nggu~,
y. ,

r~ donde. se disciernen liics_condiciones de viabili a del


teJ:!!l!!!!J..!· Es por eito que, !u era de los miasmas de la teolog1a Ser humano. Entonces es importante hacer de ello el banco
polem1ca o de las obscenidades del reclutamiento proselitis- de ensayo de otras leyes derechos sin memoria rofunda,
ta, la rtúerei.Icia_al derecho hebreo, abordado comparativa- acec}¡ados_por el p_¡¡sa.J_e a ac Q, que se ven eva os a o VI ar ¡
mente con los otros derechos que se declaran confrontados con
¿~:c:JJ~j~~ ui~:~~?Jr:~i~~n~~~=11e:~Niji~J~~~ri~/
0
interrogaciones análogas o idénticas a las suyas, nos parece
es~!. En pri~e.r luga.!Lª-.B'tlllo d.!'l. anamne¡¡is no sólo del
pero capaz áe perdurar en el pensamiento más allá de su¡
campo jurídico contemporáneo sino también del campo psi- desaparición física y biológica. La
1
coanalítico. El Moisés de Miguel Ángel, cuya mirada Freud
intentaba sostener, no se esforzaba por retener en sus
· · .. de!_a.~~cie li,llJ!!ªn!l i
manos cualquier Ley, el Código de Hammurabi o las Leyes IL~~ ~e;¡rciiJ,W-}Hl!eforz
mentales ---- •---- ----~-- ---- ~
de Manú, sino el Decálo o cu as diez alabras rinci aJes se ---.. '
expli_citan en rc:Jg as para las cuales e mconsc1en e cons 11
ye l!ll()_d~ }os..d.a~o.sinmediatos de su aplicacióll~.~!!!!!ldo -"H>
de ~_11 inefe<;tiy~<;!a_!i_. Emper~~yu)sj~~ de_pog_eL!~~~!~;e t -";
·arduo
qué mutilarse intelectualmente?
rreforzar la
.:loriosüela merc1a? ¿Que resultaría de ello para esta cara
pecie humana? Hemos visto hasta qué punto la obra de
Rousseau exponía al sujeto jurídico desconocedor de su "otro
psíquico" a la psicosis personal y a la idolatría molochiana de
la Voluntad general. Con todo, ¿dónde están las alternati-
vas y las salidas cuando las coordenadas fundamentales de
la existencia indiviil!l¡¡l;\'__~ol¡)ctiva están viciadas en su
pr[ncipio? Empezamos a descubrirlo: el derecho hebreo es
un derecho psicoanalítico. Por sus dispositivos, por sus
fines, pero también por la experiencia en la que se apoya,
permi_te reur_Iii el sujetolJI:rídico,, en sus dime.nsiones perso-
nales_y sociales, con el sujeto psíguico,__<;9!!§Ci_ente e incons-

119
118
DE LAS FORMAS DE SOLIDARIDAD
SOBRE LA QUIRALIDAD*

ÜLJVIER CLAJN**

Se dice de dos realidades simétricas _e_:ru:_{llación con _u_n plano


y -'J.!:!.!l-~P.u.ede._I}_ser superpuestas que so_11 "qliíiales". El ter-
mmo está rormaifo a partir de la raíz kheir, que en~·o (.. _:
si ifica "mano". A partir de su perÍodo precríticd, Kan io · ','"
en!lfa existencia de la quiralidad un problema filosófi'c erio
y fue sin duda el primer filósofo en elevar la quiralidad al
rango de problema propiamente metafísico. 1 La cuestión de
la identidad y la diferencia que se pone en juego en la qui-
ralidad se le presentó primero como caso particular de un
problema más general, es decir el de la distinción entre
oposición lógica y oposición real. Esta última aparece trata-
da en el Ensayo para introducir el concepto de magnitudes

* El presente texto retoma, desarrollándolas, las declaraciones verti-


das en una conferencia pronunciada en octubre de 2000, en el marco del
coloquio Figures de l'Altérité, Québec, Musée de la Civilisation, Canadá.
Agradecemos a Julie Cloutier, Michel Freitag, Gilles Gagné y a Antaine
Gautier por los preciosos comentarios que nos han dirigido sobre una
primera versión de este texto.
**Filósofo, profesor en el departamento de sociología de la Universi-
dad La val (Montreal), mie~~_hro de la unidad de investigación "Psic~aná­
lisis y prácticas sociales".
1
Nótese que Kant jamás usará el término "quiralidad", el cual es un
neologismo de reciente acuñación, sino que a partir de 1768 utilizará la
desi_gnación matemática de no congruencia: "A un: objeto que es comple·
tc.iTñente ziléntico y similar a otro, aunque no puede ·i;zclUiTsíierí10S mislJws
límites, lo denominaré e~_lado no congruente del ot.r_o." --

121
con Leibniz sobre la distinción entre real y lógico se traslada
negativas en filosofía (1763), sin que por ello se proponga el a la oposición que se puede calificar de epistemológica entre
ejemplo de las manos. Sin embargo, a partir de entonces, intuición y entendimiento. Kant sostiene ahora que la dife-
Kant había comprendido que la diferencia en~r_e sentidos rencia entre los espacios encerrados en las manos izquierda
inversos no es inmediatamente comunicable mediante con- y derecha se encuentra dada intuitivamente, y ya que el
ceptos;-Jo qÚe]ugará unroÍcerieroensu presentación del entendimiento, por su lado, piensa su identidad como per-
problema de la quiralidad. Éste es expuesto por primera vez
1
en el corto escrito titul¡Hio~obre el fundamento primero de
fecta, la misma está dada solamente en la intuición pura. A
partir de este momento la quiralidad le parece probar que el
la diferencia entre las tegionera del es¡¡f!~O, (1768), en el cual espacio en general no es sino una intuición pura, pero esta
Kant quiere mostrar que la totalidad del espacio real cons- última parte de la tesis, propiamente metafisica, recién será
tituye la última fundación posible de su diferenciación en desarrollada trece años más tarde en los Prolegómenos a
regiones. En esta obra, Kant afirma justamente que la qui- toda metafísica futura que haya de poder presentarse como
ralidad demuestra la primacía ontológica de la totalidad del ciencia (1783). Ahora la quiralidad está presentada como la
espacio sobre sus partes y que la intuición no concepJy.al pru~ba por excelencia<Iei caráct~ subjetivo de la espaciali-
de · ·· i uierda la derecha está lij@da al daa. Demuestra una vez más, según Kant, que la intuición
uem y a los planos de simetría que lo atraviesan. Eñ esa es la única facultad capaz de capta; las diferencias espacia-
é¡roca, en la que se alejaba progresivamente de Leibniz, les de las dos manos, que el entendimiento no puede sino
estaba interesado en probar contra este último que ~J or<len reconocer como idénticas. Por último, la quiraliaad asegura
lógico es distinto del m:g~Jl_real, y <lUe el espacio en SÍ es al propio Kant respecto del hecho de que es la intuición la
independiente de la realidad materia]_que se encuentra en que instit11ye estasliferencia en la realidad fenomenológica
él. A la sazón, la 9u~alidad le parecía proporcionar la sin que ésta pueda pertenecer al en sí, ya que el en sí es
prueba por exceleñc1a e la autonomía y de la prioridad de precisamente, para él, del orden de lo inteligible, y porque el
la totalidad espacial en relación con los cuerpos espacializa- entendimiento no reconoce ninguna diferencia conceptual
dos, ya que Ü!!Jlid~t<Jsla 9Ql1J:u_¡;!ón~I!tre_laEQ!li~ión relativa entre las dos manos.' En suma, Kant sostiene que la diferen-
de.lo.s c.uerpos y la re.gión qtle_.<>cup_an. en e.!·. e. spa.cir,.
al ser realmente¿iiferentes lO!!Jlª.Pª~i(¡,S (ie_las ~os man s,
Aru.3·
s,
esta ·aífe!:eollc~.IlQ)Ptl!JdiJ _se.rrefe·r·úra.-.-sostenía ento es
Kant- a una d~rencia meramente lógiGa, ya que desde el (concebi-
punto de vista deTconcept_o_y_(l_elórCl.én lógico son pr~~isa­ dos hemisferios
mente idénticas, dado que a todo punto de uno se le puede sus límites coinci-
hacer corr~spon<i~!"UI! punto del otro. el
Kant vuelve a la interpretación de la quiralidad en el mo-
mento en que redactaba la famosa Disertación de 1770, que
marca su viraje crítico? Es así como la polémica ontológica
2 El titulo exacto es «Sobre la forma y los principios del mundo sensible
e inteligible• (1770) Urin, París, 1951, pág. 53, #15. La sección C lleva por
subtítulo: El concepto de espacio es por lo tanto una intuición pura. "Laque,
en un espacio dado, ua hacia una misma dirección y lo que va en la
dirección contraria no euede definirse discursivamen.te, es decir no_l!_uede

123
122
cia entre la identidad lógica de las dos manos y su diferencia De hecho, todo ocurre como si Kant anticipara la simetría
en la realidad fenomenológica está producida por la subjeti- a partir de la identidad 1óglcaTeloselementos, como si para
vidad trascendental y sus estructuras a priori. él dos cuerpos simétricos en relación con un plano debieran
poder superponerse normalmente por un simple desplaza-
sospechar que acaso la reduc~i9n rl!!l e_§p_ap~f! y__df!Uif!_f!lE.f!.. e: _!'!{f!tples formas
de au~stra intuición sensible podr(a_ tener s.u razón de ser. Si dos 9'0sas sOn miento en el espacio, como si por el hecho de que a cada punto
perfectamente idénticas para todo lo que en cada una de ellas puede ser de uno le corresponde un punto del otro, fueran absoluta-
conocido en sí (en toda determinación, referida a la cantidad o a la mente idénticos más allá de su diferencia espacial. Parlo
cualidad), se sigue necesariamente que para todos los casos una puede mismo, laquiralid_ad_se__le presenta como una paradoja.
sustituir a la otra sin que de dicha sustitución pueda resultar la menor Ahora bien, en rigorla_ quiralidad no es la excepcic)_n en e
diferencia apreciable. Es lo que szy:ed:e-,~-efectivarnente, con las figuras
planas en geometría; pero di.JlgF§_O:~./J8..,!!--r:E.!i es[~r.ica~muestran, sin e mbar-
interior de las simetrías sino que es solamente la congruen-
go. apesq,r c(e estPt.__comQLe_(9! con~ord,ancitt-inle-rior, una condición exterior cia de los cuerpos simétricos que se especifica por la ausen-
tal que U~fJJJ _pue@ gp a!!~.to,_._§pslituir a la otra' Siñ .9.~~ _?!f esa cia o la abolición de toda rotación interna de los cuerpos
sustitucidt< qiJiil,¡¡¿;!iJiii[W;]ii_mfMtslikr~p~i!J; 'll'_ref'(qble. En efecto, es lo ubicados en relación de simetría. 4 Más aún, de entrada se
que sucede con las figuras planas en geometría, pero diversas figuras
esféricas muestran, sin embargo, pese a esta completa concordancia
interior, una condición exterior tal que una no puede en absoluto sustituir entero, del que es una parte (la relación con el sentido exterior), es decir que
a la otra. Porefe~ijlo:dos Úiéín u/os es éricos en los dos ~emis[eriC?_~. cada la parte no es posible sino por el todo; lo que jamás tiene lugar para cosas
uno de /ascua es tzenecomo ase común un arco e ecua 9r,pueClen tener en st como objetos del entendimiento puro, sino para los si m les enóme-
lados y ángulos perfe_c!~~en~e igffales, de suerte que ninguno de ellas, si nos.
---..Es ROr
-
ello que no podemos
·-----
hacer CO'!Y}render
··-- -------~--- ·- ---------la diLerencm cosas
·····--------------
se lo describe solo y completamente, no presentará nada que no se se~antf!_S. e iguales y sin embargo no coincidentes (por ej. volu_tas
Jencuentre también en la descripción del otro, y · inversamente enruladas) mediante ningún concepto, sino únicamente
por la relación con la mano _ck_'(e_ch_ay COil{q man-o i_zqui_erd0., [(J CÚa[ recae
directamente en la intuición."
El hecho de qu~Iar~_(lf!'sentación deJJ! guiralida<!.'!!!n_no esté
4

asegurada e_I? ~a!'~ no!._E~rec!!2iUrgiÍ d_,~Jos ejel!l~~~-~!_~gidos. En lo que


respecta aT ejerríp10ile IaSlíguras p anas, Kant habría debido precisar
que se trataba de figuras diferentes de las figuras que permiten identificar
un sentido en la distribución del lado más pequeño hacia el más grande,
lo que llamaremos una rotación interna. En efecto, dos triángulos
iguales entre ellos cuyos tres lados son desiguales entre sí, simétricos en
relación con una línea en el plano, ya son quirales, precisamente porque
se puede identificar una rotación interna desde el lado más pequeño
hacia el más grande y porque ésta es inversa para los dos triángulos
"• . .., ,.,o;;..,,. ~u~ "H•""~u,., u .. u~c•• ~-J:!olo-"''H·H•u derecha, simétricos en el plano. Sólo se los puede hacer coincidir saliendo del
!Pf§i411.iJ L4!_!g_~_ f!!!?~Ji/Jiq re~pectivas (no plano de dos dimensiones. Por otra parte, su ejemplo de l_o_!:;¡ ~riángulos
pue~rz C<?Íf!C~_4_i!_)1 J:_e_~_(!t;a_~_llJ:i!_u_n~ '!-_O sirve jJCtT-OJáOlrF. Ehtonces, ¿cuál esféricos supone dos triángulos no isósceles, y entonces es la curvatura
será la solución? Estos objetos no son en modo alguno representaciones de local de cada uno, inversa para uno y otro, lo que .los hace no congruentes
las cosas tales como esias son en si o como el entendimiento puro las por todos los desplazamientos que se le practicaría a la superficie de la
conocería, pero son intuiciones sensibles, es decir fenómenos cuya posibi- esf~ra. pues dos triángulos esféricos isósceles que comparten un arco de
lidad se funda en"la relacwn de c/._ertas cosas desconocidas en si con otra ecuador ven abolida la rotación interna que los hace no congruentes. En
cosa, a sa_bernu~strª_§_f!.nfi_ib_ilidad. El espacio es la forma de la intuición todos los casos,lo_~Kantne--v.e.e.!.:.~e_la con · e los_~ll:erp_os
externa de ésta, y la_c/._e~erminación interior: de ~~do e!P.r!.C.if!..!JO t!S.I!_~.!!.il>Je simétri~Qª-.§1.! one abolición de toda rotación mterna. respecto,
sim¿pg_r _rr.!:_edio _d.__g la dete_rminación de la reiaeión exter:}E! con d.. espacio resulta llª----mativo_q~e.___ ñOéii atice; no más· en 1 que en 1770 o que

124
125
puede decir que la simetría es~cifl_l, en general, es una mismo de diferenciación recíproca. Aclarado este punto, se
forma,_:Qor cierto particular. d.e la dílerencia. Esta diferencia debe sostener con Kant que, efectivamente, la quiralidad
puede decirse bajo una identidad lógica y conceptual, pero primero está objetivada por la intuición y observar el carác-
ésta no concierne a los elementos simétricos mismos. Todo ter segundo de la identidad lógica, conceptual o incluso
depende de la toma en consideración de ese punto esencial: simbólica, establecida entre los cuerpos quirales. De este
lo que e~ idéntico en la,sill1etría es la relación de diferencia- modo, sólo re~e11dremos tres pun!os de la discusión anterior.
ción__g_\Joe_une a los dos cuerPQ§~A es simétrico de.BsiA es a En primer lugar, la quiri.!.Uil!!d o¿s_elm:o.ducto de_unasime- 1
Blo que Bes a A. La fórmula noexclu;y~_gtl_eJ3 _pueda ser tría ue diferencia no solamente las s· cio os
igual a A Y se podría-añadir, para 'definir la_quiralidad, que cuerosene es aCIOSmotam 1éne sentl O e Óll
ésta sigue sie!l(:l,O un ¡::aso paükular de la simetría: A es el intef!l.!!Jl_~r_a <:_a__!! UDO. Luego, aunque existe primero en sí, ~
elemento quiral de B, si A es a B solamente lo que Bes a A. diferencia real de dos cuer os uirales no es rimero
Desde este punto de vista, l(!§_elementos simétricos y efecÚvamen:te a ore ensi e SIDO a través e a intuición. Por
superponibles conforman, a su vez, un caso particular de la último, recién se la puede pensar una vez que la subjetividad
simetría, precisamente por el hecho de que lo que debía ha planteado por separado la diferencia fenoménica, capta-
diferenciarlos en la simetrización, además de su posición en da por la intuición, y cuando la identidad lógica ha sido
el espacio, no está dado desde el punto de partida o bien ha pensada por el entendimiento. o real de su diferenciación
desaparecido. Por ello Kant cree posible atribuir a la intui- recíproca, vale decir lo real del acto -~iCiilére:rÚ:;acíOñ,Toque
ción la doble función de objetivar la diferencia de los cuerpos contienEJ_ stÍ~ ic!e_ijfíoaa~onceptll_a , . y_- no caaa~uno chi los
quirales para el sujeto del conocimiento y también producir cuerpos guirales.
esta diferencia, posición que nos parece insostenible. La En modo alguno tenemos la intención de seguir polemi-
quiralidad parece demostrar el carácter subjetivo del zando a esta altura con la última parte del argumento del
espacio sólo porque la diferenciación de los cuerpos simé- Kant de la madurez, por la sencilla razón de que queremos·~''"'
tricos no es pensada como capaz de engendrar la identi- retomar y tran~ on~ar mento 1!!. C!llp..P_O_ilel análisis d_e ). .. ,· ,, ,,,
dad entre sí. Sin embargo, la diferencia en sí de los lo colectivo y ll_.P.:r:~e.!l_SI_I11~......1.f9· a 1 on e a m erpreía-
cuerpos es primera en el espacio y corresponde a la es- ción subJeliva liéne prE;cisamente una función central. En
pacialidad como tal, aun en el caso del espejo. La paradoja efecto, plantearemos de manera metafórica que la identi-
de las dos manos, como termina por nembrarla Kañt, no es ficación quiral, como la diferenciación estatutaria, la
tal, salvo si se piensa que la identidad es absolutamente simetría mecánica o la complementariedad de los diferen-
esencial en la simetría y que no puede residir en el proceso tes, acompañanªIapr()clU~ción_ciEl_l~s¡>acio de la sociali-
d!!<!_.y .._que ~t~s!iguan -a partir del momento en que se
--- -··---
en 1783, qu~ l_~ q_u~ hace su no congruencia es el ord~_!l~_n !~_ d_i~tribución
fundan en la imaginaci_@_¡rrodu_ctora de las formas de la
de_ los dedos_~el pu~_gar al ~~ul.!!~, ~Y~::t~ión interna ht~•ersa para una y otra diferencia- la identidad, la ig1,1.aldad, Íaj!l_ra!!].llÍ!l, la com-
man(), o par~__y_g!!----!-llaD.<!.Y_~!!_i!!l_~_g-~~-~!1 el espejo. Probablemente haya pl~rn_~tarie}!ªay la~proc1da~n-Lo_síaios sociales.-E'n 1';,"~"" ,,
que tener cuidado con el hecho de que en aquella época la definición pr1merlugar, extraeremos Ta noción ae qmrahdad del ,. ·
matemática de la simetría aún era elemental. Pero ello no basta para análisis lacaniano de la sexuac!ón, que muestrª.9.!!E! las
explicar que Kant siga enceguecido al respecto. Para comprenderlo, hay
que agregar la identidad esencial que atribuye a los cuerpos simétricos. identifi.Icacio.·n· es. GO·J1..•t'n.Qyotro sexo.so. n.__ló_g.ic.am.~- "c. ·''"'
Se equivoca acerca del origen efectivo de la diferencia en la quiralidad tricas aunque l1.Q superp_onibles, así como los ~
porque siempre da esta última por supuesta. ~?que su diferencia induce son recíprocos aunque no

126 127
simétricos. 5 Luego, nos abocaremos a transponer los princi- de ellos ide!l_l!ipos de l,a solidaridad <l_t:€@nica, cuyo modelo
pios de este análisis al campo de la sociología, más precisa- aplica luego a la cooperacwn el1 la socíeaad global.
mente al análisis de las formas de solidaridad, para proce- Nuestra manera de proceder exigiría que discutiéramos y
der a una reconstrucción crítica de la teoría de Durkheim. 6 justificáramos más el paralelismo que estamos establecien-
En efecto, ésta construye dos tipos de solidaridad,-oponiEindo do de la diferenciación de las funciones en Durkheim y de la
y componiendo la identidad y la diferencia en la división del diferenciación simbólica en el psicoanálisis contemporáneo.
hacer entre los individuos socializados. Ora, por un lado, los Pero le pedimos al lector que acepte provisoriarnente esta
individuos miembros de un grupo son idénticos desde el analogía sobre la base del hecho de que la diferenciación
punto de vista de los actos que realizan regularmente, de las funcional interiorizada por los actores se basa necesaria-
funciones sociales que cumplen, y podemos esperar, sostiene mente en su identificación simbólica con los rasgos diferen-
Durkheim, que sus actividades idénticas, actividades a la ciales de las funciones. En suma, postulamos solamente que
vez naturales, psicológicas y sociales, engendren una solida- en el orden simbólico la diferenciación supone la identifica-
ridad mecánica entre ellos. Om, por otro lado, son diferentes ción como la identificación la diferenciación: es la dife-
y complementarios en los mismos tres registros -corporal, renciación recíproca la que~nliendra la identidad sliñbóHca
psíquico y social- y esta cornplementariedad de las activida- de C!lclªJll10 c!~!o-ª. elf!.m!l!l!-2-ª-!l.llirales. Luego, exigiría <,LUe
des hace nacer entre ellos una solidaridad ~ánica. Es así demos cuenta de la manera como se puede pensar de modo
corno a la solidaridad de los idénticos Durk eim opone la no determinista la relación entre diferenciación real de Tos
solidaridad fundada en la cornplementanedad tuñCiOrla1 de actOs diferenciaciÓn sirnbÓhca en I!l m:o,4ucc,~Qil -~..!LI97ip\l
los -diferentes. Resulta muy mteresañfe -eñfatizar que enton- Dur mm ama a a so 1 an a orgámca. En efecto,eln1-
ces-se-"onsi~raba que la solidaridad orgánica !i!l1:Ja_cuenta meriso mérito de D_urkheim es haber planteado, con Marx,
tanto de las manifestaciones de la amistad y del amor corno que es la difer~ciación de sus actos, la diferenciación real d~
de las- formas -m.ásañi]illaSileciio_Eei-acTóñ.-própi11-ª _<kJ!ls su hacer, lo que produc(l_pr_(lgre~ivalllen_l;e_~n_t_rll___l~!!Üil_rn­
so~ie!la!l_E!s l_l1<>__dernas. Todos los ejemplos elegidos por Dur- bros de un grupo identidades_ diíerenciadas a través ae la
kheim al comienzo de su obra para introducir en su investi- identificación de los individuos con la función sóCial que
gación sobre la función de la división social del trabajo se ejercen. Pero su límite, al igual que el de Ma[X, es pensar
eligen precisamente en la esfera de l!l_I~l!lii§_n_il!terperso­ finalmente de manera determinista esta relación, porque ni 1
nal. Primero trata la amistad, luego el amor conyu~al, y re- uno ni otro aísla la condición simbólica de la identida<ii
cliazando que la pural'cient1dad pueda engendrar hace os, irna~n:aría. Aclarado esto y situada la diVIsiÓn del trabajo, i
la dFerenciación del hacer viviente de los individuos socia-
5
La traQ.jcJ9.P----ª.'fl_g!Q§!lj_ona P.e reflexió!!._~~P-~':"_a sexo y género, así como lizados, en el fundamento de la solidaridad, Durkheim
la lengua francesa distingue los individuos ~;exuados, riHícho y hembra,
y los géneros masculino y femenino. En la tradición francesa de pensa~ desprende muy bien la concepción sociológica de toda pers-
miento, empero, no hay consenso para avalar esta dicotomía en la ter- pectiva que le sería ajena, corno por ejemplo una perspectiva
minología teórica. En la medida en que el término "sexuación" _ religiosa o meramente moralizante. También es digno de
para Lacan una identificación simbólica, un saber ligado al ~ngnifica1 destacar que su teoría haga de la subjetividad socializada e
designa de hecho el roceso s· -- 'lico de inscri ción del s':!j~t~ _en incluso de la individualidad viviente un producto de su ha-
género. No obstante, a n. 1ón e gériero es más amp 1a, ya.que entro
la dimensión imaginaria qlgada a la Identidad simbólica. Para la cer. La cosa es tan verdadera que, sea cual fuere el crédito
sión de nuestro trabajo utilizaremoS el conjunto de los términos. que se le otorgue primero a la tesis, siempre hay que tener
6
E. Durkheim, La división del trabajo social, 1893. presente que cuando Durkheirn invoca la progresiva dife-

128 129
renciación morfológica y psicológica de los hombres y de las que hace_n ]Jeyar ~a huella de la cultura en lo m~~rofundn
mujeres a escala histórica de la especie, se refiere a las trans- de_s1l sitgación existencial. El hecho puramente naturaf do
formaciones provocadas por la acumulación de las diferen- pertimecer a un sexo a través de las configuraciones anató-
cias en la división de las funciones sociales, la división del micas, cromosómicas u hormonales, es una realidad empíri-
hacer mismo. La diferenciación real aquí está pensada como ca que no interesa directamente ni al sociólogo ni al psicoa-
diferenciación de los actos antes de ser la de los cuerpos y de nalista. En sí misma, la división de los géneros masculino y
las psiques, y para Durkheim aparece producida a escala femenino está separada de la división biológica de los sexos.
histórica por la diferenciación de las funciones sociales. Más aún, elJ?enªa_miento l¡iQLóc;kode la división sexual se ha
El rodeo IJQ.I"J!l reflexión lacaniana se justifica por el hecho basad() en la mayor parte de su historia en una preconcep-
de que fóreal en Lacan está perfectamente distinguido de la ción ontológica de la división entre la identidad y la diferencia
realidad;'que se emparienta con la realidad fenoménica de de lo masculino yl_o femeni11q,_porjo tant_oe.ri.uiiii!i!iconcep-
Kant, y que, del!i.endo sl)r comprendida como el acto en.sí ción de la quiralidad de los géneros. 7 La sexuaciónJ el hecho
productor del significante, productor de su orden propio, no de identificarse con un sexo, de hacerse pertenecer a un
determina, sin embargo, el contenido de la diferencia simbó- género y a la simetría lógica que lo funda, e~la_l!la._r~a
lica ni induce direct¡¡mente_el de l()imaginario. De suerte simbólica de la limitación real de nuestra individualidad
que el recurso a est!!_l),()_ción de_r_ealnos _exime de_plantear la vivTénte; limitación que nos impone la pertenencia a la
pregunta por la distancia el1tl"ll stentre la identidad. y la di- especie, y es también la intuición o el saber acerca de ello
ferencia para pensax §9Lamel1te_elpro_c,l)so_de_i~!l.tificación bajo esta forma inmediata que es el saber portado por el
y de diferenciaci(Ín silllbQlicaii!_~on Sl!pr()lO!l!(ación imagina- significante. Ser sexuado es estar habitado por la incomple-
ria. En suma, no pretendemos exponer la manera como los tud, e identificarse con un sexo es reconducir simbÓhcamen-
actos reales se componen con la división simbólica de las teeste límite real en la relación con los individuetro
funciones sociales y la diferenciación imaginaria de los sexo. ~)lugar efectivo que ocupa la identidad del géner en
individuos. Al suspender provisoriamente esta pregunta, la constitución de la identidad global del sujeto sigu · ndo,
nos concentraremos en los procesos de diferenciación y de por otra parte, tributario de un contexto social histórico
identificación simbólica e imaginaria a través de los cua- tanto como de la posición singular de los sujetos. Cada cul-
les sólo podría percibirse eventualmente la relación real tura y cada período históri~an de hecho cierta perma-
entre la diferencia y la identidad de los actos. nencia a la identidad de( géner~ y cierto lugar o función
relativa en la economía subjetiVa, pero todas suponen una
misma ley general~ue quiere que los individuos se identifi-
quen con un ¡género. Así pues, la subjetividad responde
l. Lacan, la identidad sexual inmediatamente al llamado simbólico que interpela al sujeto
y la quiralidad
7 Es lo que se desprende esencialmente del magnífico trabajo de

historiografía del pensamiento médico y biológico efectuado por TJl.


Laq_ueur en La Fabrique du sexe;essa_i~syrjg r;_o1]J..§J!t le ggnre en_ Occident,
Gallima,ri.L..f~rís.J 19~~~ que demuestra en este caso que durante dos mil
años, e incluso durante más tiempo después del Renacimiento, en
Occidente nos hemos dado un modelo unisex y jerarquizado de los
cuerpos, que bastaba para garantizar su diferenciación.

130 131
del inconsciente como ser sexuado, que quiere que se lo reconoz- mulas para el ser hablante que se sitúa del lado del hombre
ca en un género.• Esta ley tiene por función regular la anticipa- y dos fórmulas para el que se piensa mujer. Estas fórmulas
ción del encuentro con el otro por parte del sujeto del incons- lógicas, tomadas por separado, son perfectamente inversas
ciente. La simetría está inscripta en la escritura lógica de la de a dos. Como tales, son simple~!legaci()_®§~UI1as§i_¡nétri­
sexuación, que distribuye de a dos las fórmulas que dan cuenta cas en_ r~lª<jón COJ1]ªS_()tra_s,pero 1~ interpretación propues-
de cada una de las identificaciones. El género es tanto mascu- ta_(llnplía su sentido, imprimiendo un suplemento de dife-
lino como femenino, e inmediatamente cada uno se define por renciación. En efecto, la expresión finaliio~todo x, no sólo
no ser el otro, como la mano izquierda se define por no ser la significa aquí que existen al menos algunos que no seanf{x),
mano derecha y viceversa. Ellos dos forman un todo, una sino sobre todo que cada x no satisface en su integridad la
totalidad ideal, que es la de los seres parlantes y, con Kant, debe función f(x). Por otro lado, para La can, sostener que no existe
decirse que sólo esa totalidad, en este caso ideal, es la que funda x que no se satisfaga en esta función equivale a decir más que
la posibilidad de su división en regiones. Es la razón por la cual
la escritura lógica elegida por Lacan para dar cuenta de cada
una de las identificaciones engendra en un primer tiempo 521). Las man9.S. ~q_uierda__j'_ derecha forman un_ a;nal()IJO!' ~~Y. s_it:fl_pl~ de
simetría y complementariedad.' En efecto, propone dos fór- una reaJü:--ª-C!Lón de un grupo de Klein. E!J. efecto. se puede plilntear 1_ =
superposición, a - simetría en relacióii con un plano, b = des~lazamiento
8
El m!_~ de andrqgi,nia natural o de la bisexualidad constitutiva del q!J.~Aeia infB.c-tO~ercuen>OilCsplazad~.cib = s~~~t_rf~-~--ª~s~!~agiféilt:o.
ser humano se _!;'!labora sobre la base de una const8.tacióll- POr- Cierto Ahora bien, en la medida en que la doble aplicación de a o de b le dé la
aproximadamente exacta, pero taffibién sobre una concepción superfi- identidad o la congruencia de Kant, nos percatamos de que, aplicado a una
cial, sgll!~B_!l~--~~P!rica y positiva, de la semeJanza de los Sexo-S:- De de las dos manos, el co~puesto de una simetría y de un desplazamie_nto
hecho, este mito evita cuidadosamente reconocer la determinación (= a.Ql~~ bien distinto de la superposición ( lj. También podría decirse
negativa real de la sexuación. Hecha esta aclaración, obsérvese que que las cuatro fórmulas de Lacan bosquejan a su vez un analogon de un
algunas culturas abren la puerta a una posición tercera, a menudo grupo de Klein o un "pseudogrupo" de Klein, en el cual tres proposiciones
asociada con una función de mediación en el grupo social. Pero después se deducen por aplicación dea.b a cualquiera de las fórmulas tomada como
de todo, incluso en este caso, existe ciertamente el mandato de la punto de partida. El primer generador (a) traduce la negación. Aplicado
identificación con un género. Véanse en particular los trabajos de dos veces, permite encontrar la fórmula de origen (a.a = 1) y se representa
Bernard Saladin d'Anglure. Por ejemplo, Médiations chamaniques: sexe, en el pasaje izquierda-derecha o derecha-izquierda del cuadro. El segundo
genre, bajo la dirección de B. Saladin d'Anglure y J.-J. Chalifoux, generador (b) traduce una negación completa y consiste en negar tanto el
Anthropologie et sociétés; v. 22, n 9 2, Universid.ad Laval, 1998. functor como el término que designa la función. Aplicado dos veces, nue-
9
Véase Jacques Lª<;ªp, El Se~j~a_t:_~º--?C-&Aún, Paidós, Barcelona- vamente permite encontrar la fórmula de origen, y traduce el pasaje alto
Buenos Aires, 1981, capítulo VII. Aquí no podemos entrar en una presen- 1bajo o bajo 1 alto en el cuadro. Las relaciones diagonales corresponden a
tación detallada de la teoría_ de la sexuación de Lacan, en particular del las composiciones ab = ha de estas dos operaciones de negación. Ahora
esfuerzo de especulación lógica que se le atribuye. Pero existen notables bien, al igual que para las manos, el producto a.b o b.a se distingue de la
presentaciones de la misma. Por ejemplo, la de Joi:H Dar, Introduction ó: congruencia, es decir aquí de la unidad.
la lecture de Jacques Lacan, v. 2, Denoél, París, 1985, o la de Alain
Juranville, Lacan et la philosophie, PUF, París, 1996; Lacan y la 3x $~ 3i ifix
filosofía, Buenos Aires, Nueva Visión, Buenos Aires, 1992. Empero, 'Vx d>x
"''
CllX
todas las que hemos conocido omiten registrar su parentesco con el tema S(J.)
de la q~iralidad_~ con la noción de g"D!PO de Klein. El 4-grupO GeXlein
cuenta con cuatro elementos, 1, a, b, ab, en el cual las dos funciones a (x)
y b (x), también llamadas generadores, verifican a. a= b.b = 1 y a.b = b.a
d>
~Ln
(Dictionnairedes Mathématiques, Encyclopaedia Universalis, 1997, pág.

132 133
afirmar que en ese punto todos lo satisfacen. Y ello es así
porque la fórmula tiende a elevar una constatación de consciente de sí por sí en· él que asegura el goce parcial qUit
generalidad factual que se aplica a x por cuanto al enunciado se tiene del otro al mismo tiempo que trabaja en ol lnan
de la imposibilidad ya le es dado en la existencia que sea de social, en el desarrollo del interés por el otro. Por último, o1tll
otra manera para que exista. Por consiguiente, las cuatro la confirmación mediata, consciente, imaginaria, eventual·
fórrnulassQmjJjnan ~os negacion~ o si_I!l!lt_rf!¡_s_ciistintas mente pero también estructuralmente neurótica, de su pro-
que, al componerse, engendran un efecto de quiralidad y a
pia identidad sexuada través del reconocimiento de sí en·
hacfiln.!lQ.Superponibles una a una las fÓrmulas de arrihª a contrado reflexivamente en el reconocimiento recibido del
laiz uierda de aba'o a la derecha las de aba'o a la iz- prójimo; confirmación que consiste de hecho en abstraer la
quierda y de arriba a la derecha. La quira i identidad simbólica puramente relacional, para captarla
_, __ 1 ____ 1~--· • • ..
como identidad sustancial del Yo, incluso como una propie-
dad al alcance del ego y capaz de ser trabajada por su vo-
luntad. Quizá no exista identidad de género sino plenamen-
te asumida en una palabra, siempre en prilllera~pe_rsorui.
Pero esta asunción consciente, reflexiva, de la identidad, no
es de ninguna manera la identidad misma. Es así como
encaramos la identidad de género por el pensamiento, cuan-
do reconocemos en nosotros cierto saber ser inmediato que .
nos pertenece sin sernas propio. Ese saber ser está fundado 1

¡y s1mooTICaae la diferenciad(llQ~ géneros es univer- en la interiorización simbólica de los significantes del reco-
- a etps!coa,t}~lista, pero e¡; distillt~J. para cada uno de nocimiento recibido y es aún el resultado de una interpreta-
los géneros, exactamente como la ley general de la prohibi- ción singular que la subjetividad da de su situación, inter-
ción del iiicesto es uriiversaTpara el etnólogo y particular pretación inconsciente, inmediata, no reflexiva, de un código :
para cada sistema e1emimtal áeparimtesco. De hecho, la ley cultural y del orden simbólico subyacente. Esta interpreta- :
simbó!i~!l.~_!l_la que comanda aquíla identificación con un ción, una vez fijada inconscientemente, permite al sujeto an- ,
sexoo aun, como nos ~a decirlo, fa queqüfere-qüe que- ticipar el reconocimiento recíproco con el otro género. Por lo ·
rimos pertenecer a un generO:-EiiSI mt8maes-común a los tanto, este saber ser es transmitido culturalmente, hereda-
dos géneros y está eri el fnci.e_io de la- diféniíícíación do por interiorización simbólica. Al mismo tiempo, también '
recíproca, la ideritldadsimb !capresente eura-smi"e"fñza- es el resultado de una interpretación necesariamente singu- !

C!On. La subjetividad aporta la irttílrpre{acwn mmed1ata, lar de ladivisión de los géneros. Asimismo está representa- '
inconsciente, singular de esta exigencia. Ésta es la interpre- do en el imaginario como expresión de sí por atributos,
tación que está cada vez más fija neuróticamente. Es la que actitudes, gestos, prácticas, discursos que vienen a consti- ;
instaura la relación de proyección fantasmática en el indivi- tuir para el sujeto la materia de la expresión de su identidad
de género.
1

duo del otro género. Es esta interpretación la que instituye


a éste últi'!!~II!~objeto de deseo p!!_r_ael sujeto. También Resulta notable que estas fórmulas -~_e_pi'IJ~.Iill1~!l_como
está el reconocimiento inmediato del otro género como una fórmulas que, cada_11_nª IJOfsEJP!Il"ado, afect!ln _a la to~::¡lidad
alteridad relativa a sí, es decir de hecho la supresión de su ª
de los seres hablante_s y 1!9 una mit:;¡.d de ellos, pu!)s esto
alteridad real en beneficio del imaginario de la captura in- supone qu!) es de dicha totalidad de donde se deducen las
identificaciones simbólicas constitutiv<ts deest_as regiones.
134
135
Lo que engendra la identificación simbólica de los indivi- sobre su co_l!,dició!1_ !I'ascende_!l!_al_~~]!_~ibilidad,_ porqu11
duos para cada uno de los géneros es su diferenciación piensa la ~radicalidad y la autonomía del deseo en relación
recíproca. La identificación masculina y la identificación feme- con la necesidad: para desear a La mujer, mclüs-ó tomadn
nina, por lo tanto, se deducen de proposicwnes umversales una por una, el hombre necesita creer iricoriscieiiFnu~rite en
agrupadas de a dos. Cada fórmula es en SÍ misma relativa- la posibilidad del goce en su encuentro. En la elevac_ión de la
mente indiferente a la sexuación que -contribuye a definir y fórmula todo x está sometido a la función fálica hacia la fór-
todas las fórmulas hacen intervenir a unoperaaor-úllii:o, la mula existe al menos un x que escapa a la funciónfá_lica,no
función fálica, precisamente en tanto y en cuanto el signifi- se trata de otra cosa que de la reducción lógica del mito
cante falo toma su significancia de la ley simbólíca misma y freudiano de Tótem y tabú. Esta reducción presenta la
en tanto es el significante no verbal que, al circular entre los ventaja de subrayar que la transformación de la figura
indívidiios, los sujeta aícleséo con la consecuencia, para to- tiránica del aún-no-padre todopoderoso en padre simbólico
dos y cada uno, de estar casirádo de una satisfacción plena es una producción mítica de los hijos al admitir un resto
y entera. La identidad niá-scufina se caiactenza por el grupo inconsciente, es decir la.creenfiii-lriconscíe-n_te en eíg¡Jce del
"t¡'
dé las dos fórmulas üo!Cadas a la izquierda del cuadro, que primero. -- "
se lee, como para todos los cuadrantes de los grafos lacania- Es capital observar ahora que la f9rpmla de arriba a la -/
nos, de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. T-º!19~ª-e_r derecha, que resulta de la negación Simple de la que acaba-
hablante ~!l~ ~ree hombr~,JI c~d.!~_vez__ll!l~1()_9'e_e_,agrega­ mos de mencionar, refuerza la afirmación primera de la que
mos nosotros, piensa_ queesportadordel falo, que es el hemos partido. No dice solamente que todo ser hablante está
d~~ant_~y_~Do no es posible sin<u:>_orgue creeil1,~o_n~ciente­ sometido a la función fálica, sino que afirma que no puede
mente que hubo al menos un holll~~q~_accedió al goce existir uno que escape a ella. Y por añadidura, asistimos a
pleno y entero. 10 Al menos esto es lo ql.!-e_~l__p§_j<:__<mnálisis la inversión de lá función de definición en relación con la de
puJ:.d!.l.J!P9rtar a títulpdeconstatación empírica más general condición. Es así como la fórmula ~uiral de la que estaba
sobre el reyg_r§9 in<:_()_l}l!C_iente de la identificación masculina, arriba a la izguierda, condiciÓn dea identificación mascu-
li!_!_l!,_devieneabajo a la derecha definición lógica de la
w E.Q_la cultura en gene!al, con todas las variaciones que se pueden
feminidad y la que daba la definición general de la masculi-
imaginar, eL hombre es el desean te. En el ima~nario y en las represen- niaad ve su contrapartida no congruente devenir condición
taciones culturales de la virilidad propias de las sociedades tradiciona- general de la sexuación femenina. Quien se cree mujer no
les, es el que tiene el derecho al deseo. Lo que lo ubica en posición de está totalmente sometido a la función fálica. PéroTa condi-
reivindicar el derecho al deseo, que es -también la libertad respecto de éste ción de una identificación femenina e-stá dada én lafórffiula
último y por consiguiente el derecho a la elección de objeto de su deseo, es
su emancipación inaugural de las restricciones arcaicas de la alianza por de arrib~a&lª_derecha del cuadro,yenuncia que no e){isteser
el ejercicio de la función política del ciudadano, de amo o de guerrero. Por hablante gue escape a_J.:¡._función fálica. En efecto, para La-
otra parte, puede creer neuróticamente ser desean te por derecho divino, can, en el mito del padre propuesto por Freud en Tótem y
como lo decia la psicoanalis~a PieraAulagnier, olvidando así la ley de la tabú exi_s~~ aun la identificación primordial con el padre,
castración simbólica, que quiere que ser deseante no lo exima de pasar instauradora del lugar del ideal, que da la posibilidad,
por el deseo del otro. En la femi~\d.ad, una mujer asume el hecho de ser
objeto de deseo. Puede represen arse neuróticamente que tiene el dere· incluso para quien se ubica del lado femenino, de la sujeción
cho de ser deseada, olvidando así su propia implicación subjetiva en el a la ley_deladivisió_E~delos géne-ros. 11 Expresa eritori-éespara
deseo, olvidando, por lo tanto que ella misma es descante del deseo del 11 Es así como algunos creyeron poder deducir que el
hombre. corresponde a la p~i~Q~is.J a su vez pensada como forcluswn

136 137
los dos géneros la forma primitiva de __l_a lex_<I\l_e, _según
nuestra formul~ción,_ql!il_lr!l~ quer_~IIlos ser_de_t1Il_sexo. al reconocimiento del deseo del otro y de sus signos. No
Es esta misma ley que está enunciada ahora por la fórmula encoritriuru)s-éiiél-eflme!ratlvo inmeduito-cfel efe Seo ha ·ora
de arríba a1a aerecha: rioexiste serbablante que escape a la forma del objetivo de un universal E om re, sino _ti_Il su-
plemento de a)ertura al goce del Otro vía el acceso a la f¡llta
neces1dad de la castración simbólica que se desprende de
ello. De allí la proximidad de la fórmula con la que define la elle] Otro. Por o tanto, los seresl!~l_all_tes que se identifican
identidad mascuiTná, perót_aiiilliéi1 su no i:oll.gruenda con con una posición femenina están llevanos a asociar el reco-
ella. Si la quiralidad ya se deja adivinar en el pasaje a las nocimiento de la alteridad al reconocimiento de la falta en el
fórmulas de arriba a la derecha del cuadro, recién hace Otro y a abrirse así a un suplemento de goce, que esgoce del
sentir sus efectos en 1!1 producción fantasmática que se goce del Otro. La guiralidad no surge aquí solamente de una
vuelve francamente simétrica en i!l_Qarte de aJ:¡ajo de! diferencia real de los individuos en relación, ni de una di-
cuaiírO-:-Eloh.fétivo dell.mivers!l_l, dE) La l!lujer en el fantas- ferencia que sería solamente la de los sexos llamados natu-
ma_,__¡¡e _acom¡>añalógicamentede la suposídón del goce po- rales, sino más bien de la diferencia de las identificaciones
sib_l\)_eil el encuentro con una mujer, lo cual supon!!, aún en simbólicas. Y éstas inducen construcciones fantasmáticas
1 el origen, la 1denhhcac1Ón mascUlina mítica con otro que asimétricas en la relación de cada uno de los géneros con el
,' 1 ¡
rf
habría conoCilío un goce pleno entero con tod!!S. De esta otro género.
construcción lógica de la identiÍcación surge la posibilidad
del deseo masculino que se singulariza en la relación con el
objeto perdido, el objeto a, rurrusiií.otíempo gué:eTimperat.Ivo
que lo acompaña redobla el fracaso necesario del encuentro 2. Durkheim
de un universal. Pero dellado-f'emeri!iloiae¡c-osas"suceden de y la tipología de la solidaridad
un- modo muy-diferente. Así pues, la_feminidad esca¡>a en
parte a la pura co~!"_ción de la ley de la diferencia. En ella se
cumple una rota¡:jQ_n suplementaria en relación con la ley Se comprende sin dificultad que la primera forma de solida-
fálica que rompe la "clausura". El deseo femenino también ridad pensada por Durkheim sea la solidaridad mecánica de s >1
está soportado, fantasmáticamente, po_r el !)ncuentro con el los idénticos, de los que están ubicados en un p1e de Ígualdad
falo, prestado al otro, pero también está abierto de entrada ante la misma situación, de aquellos que viven el mismo
enfrentamiento con lo real. La identidad real de los actos
funda para Durkheim la idenfificádón de los actores; la
del Padre. No discutiremos aquí el asunto, salvo para subrayar quej~ solidaridad mecánica es el efecto de la división poco incitada
tesis de Lacan~, no obstante, '!_a c~?IPJ~ttl!l:l~~~~ ~e~f! __e). ~_tro sentido. En de las funciones sociales. Durkheim no da cuenta explícita-
efecto, lo que resulta notable en el análisis lacaniano es precisamente mente de la identificaciónsimbólica. De hecho, está supues-
que no se ermite asar del sexo llamado natural a Ía sexuación, es decir
a la identi ICaciOn. emas, as ·a con o servar que e ransei.ualismo ta en todo su razonamiento éomo identificación con una
per etúa la creencia de que haya que ser- de un· ·sexo y no de otro para función definida_ fuera del_individuo, ya que_pa_ri_q.ue la
captar ue, e os e romper con a creencia neuro tea comun.t____:a_rá(f¡C:a- diferenciación de las funciones socialesptlf!d_a fugda_~~--clife­
liza, la uerza asta su imite. e ec o, no se puede sostener el carácter renciación en el plano psíquico, hay que plantear que los
necesariamente psicótico-dei transexualismo sino rompiendo con la con- individuos interiori_c_en _!<¡¡,;rasgos diferencil!les de estas
cepción lacaniana de la psicosis, que siempre rechazó ver en ésta un
simple defecto de reconocimiento de la realidad. funciones. Todo ocurre, en consecuencia, como si Durkheim
pasara sin mediación de la diferenciación de los actos, de la
138
139
diferenciación real del hacer, a la diferenciación imaginaria, cultura y el nlito une a los géneros uno con otro. Eata
sin detenerse en lo que precisamente hace posible ese pasaje identidad de género fetichizada funda la posibilidad do dar
en el ser hablante. Por otra parte, el concepto durkheimiano un sentido comparbble a úri destioo in Yiauai iie ser sexua-
~o de solidaridad orgánica, que se basa en la idéa."liaiial de do_ peroimponeigual ~unaviolenci · eductible ueos
complementariedad de las diferencias, le parece conforme a la-~ la lógica de lo ~ad_b. La 1 a e g nero es en-
la experiencia más común que tenemos de la amistad, del tonces un salier:ser e · · ramentEUJredehmdo por la cultura
amor como de la solidaridad social que se constituye en la y sacralizado por el mit(), al mismo tiempo que se traduce en
escala de una sociedad moderna. Además, se sabe que un saber-hacer de carácter social. Este saber no se cuestio-
Durkheim procederá a un largo análisis de la evolución de na. N o pretende ningunajustificaciÓn de sÚ.razón de ser niás
las relaciones entre los hombres y las mujeres para creer ver que la mítica, porque no está permitida ninguna duda
en la débil diferenciación morfológica, psicológica y social de respecto de él, porque sutura toda posibilidad de duda por la
los orígenes la razón de ser de la solidaridad mecánica que ritualización imaginaria de sus propia eficacia simbólica.
se supone los mantiene unidos en las sociedades tribales. Cada identidad de género no es más que la encarnación de
Empero, más allá _d.e.ll! il!.sl!flfi.ll!!\!iª-.de las descripcio_Il_es esta posición fetícne-de uría"eri re1ací6ii-con la otra."La mujer
etnográficas de la época,..§_e pueq(l_!!lyocar un argumento aparece en este contexto como objeto de intercamb!O_ll_níre
lógico en defensa de Durkheim. Si se equivoca en cuanto a la gr.1c1pos de hombres. Es el significante concreto de la repro-
solidaríáad en esas sociedades no es solamente por el peso de ducción hum-ana que, al circular, entreteje el lazo entre los
sus prejuicios y de los de sus fuentes. Se podría sostener que hombres. Así pues, la mujer queda planteada en una asime-
la diferencia profunda entre lo masculino y lo féllleiüno que tría funcional con el hombre porque asegura la reproducción
habita esas sociedades está precisamente instituida, perpe- biológica de la especie, porque deviene madre. No extrae aún
tuada, sacralizada, para oponerse a una identidad real de su función de objeto de intercambio óeSuvalor de objeto
las condiciones generales de existencia que es poco propicia erótico. Lo cual no excluye que este último no esté presente,
para la individuación en general. Ésta es, entonces, la que pero solamente cuando está separada de su valor de objeto
estaría en la mira de Durkheim en el enunciado de su tesis necesario para la reproducción del grupo. Y, contrariamente
y es la que estaría confundida por él con una débil diferen- a lo que Durkheim supone, la solidaridad que une a los
ciación de las funciones. Sea lo que fuére, toda sociedad, hombres y a las mujeres en este tipo de sociedades tiene que
como bien lo observó Lévi-Strauss, necesita crear diferen- ver más bien con el tipo orgánico o quiral.
cias en su seno, y la diferencia sexual, al igual que la Con todo, poco importa que Durkheim se equivoque en
diferencia de edad, ofrece un soporte_ natural a la diferencia- cuanto a la diferenciación simbófica.de los hombres y de las
ción simbólica. Las sociedades tribales conocen una división mujeres en estas sociedades y en el tipo de solidaridad que
de las funciones y de las identidades de género tanto más los reúne. Lo que cuenta ahora es el argumento lógico que in-
rígida cuanto que está fundada en lo sagradgy en el tabú. voca a propósito del tipo general de la solidaridad mecánica: .S k
Esta división simbólica no aparece en modo alguno por lo todos se _:reconocen como idénticos e iguales al otro y el
que es. La división sólo opera sin que lo sepan los sujetos reconocimiento _q.E!]or.L <it! ~u identidad garanti,z11 la repro-
sociales y aparece más bien como una división absolutamen- ducción de la identi<l,fl_d.1"..!:!11 de_) os ll<;:tos. La reputación de ser
te real, más real que la identidad sexual natural. idénticos i aJes, sustitiiffiles unos or otros emana de <'--
Las sociedades míticas conocen así una identidad de hec_9.. ~-ª·-1 en 1 1cac10n s1m o 1ca con e ras o común que
género esenc1almeñte_()ntologi~¡¡<l_ªy_fetichiz¡;tcfa, que e~ Ía define a la_~tuacwn e _grupo. sta so 1 an a es típíca-de

140 141
una división segm~l_ll;_l!f'ia~ de la vida soci.al. Pero ~e_llEede una solidaridad que se inclina por el lado de la permutabi-
generalizar ~u significaci_óp sosteniendo~q_ue cada vez que un lidad de los idénticos y de su simetrización mediahzado por
contexto de acción, una situación de hecho, ubica a los in- el contexto de la acción. En este sentido, el error de Kant
dividuos en unaSituaCiOnlclenticiinac]enaa aosti'ácción de respecto de la simetría espacial se vuelve verdad de la
fM dife_Iencias, cada vez, en~¡larticular, que eigrupo que simetría propia de la solidaridad mecánica, pues es lisa y
ioridaif anienazanfe-:entónces se llanamente la identidad que domina en ella. He aquí el
sentido rofundo de la solidaridad mecánica: por el hecho de
que están re!!_mente u ICI!__~Illl una misma situacwn por
su hace;, por sus actos, i<¡s_ i1_14_i:vig:u()~PJ!!Jgen identificarse
simllólic:amEl!ltE!3Qn un rasgo únjco de esta situación y
pueden desarrollar entre ellos una solidaridad que se pro-
longa en la creenciaim_aginaria en su identidad y su permu-, 1
tabilidad de miembros ae un ~__p_o umco. =
ción. l!;s el caso, por No eXiste un tipo.puro de solidandad, y toda solidaridad
roso entre soldados o entre soldados que enfrentan Juntos el concreta es en realidad una mezcla de tipos puros. Obsérve- ft1
fuego del enemigo. Es conocida la fuerza y la perdurabilidad se, por ejemplo, que una jerarquía estatutaria se introduce
de los lazos que unen a quienes_ han enfrentado juntos el las más de las veces 'unto a la sohdandad uramente me- !:E
ri~go de la muerte. Es así también como la solidaridad más
cánica, y las soc1e a es tra cwna es eJan ver ormas
inmensa entre seres humanos, la que se asocia con el sen- complejas de solidaridad que hacen intervenir jerarf¡uías
timiento de humanidad, con la compasión por el sufrimiento permanentes como, por ejemplo, la de las castas. Más a ade
y la muerte del prójimo, proviene del hecho de que todos.los esta constatación que vale para todos los bpos puros cuya
seres humanos comparten una misma condición bajo este descripción esbozamos aquí, es importante destacar que el
aspecto y de que puedan identificarse con el sufrimiento y modelo de Durkheim debe ser enriquecido. En efecto, se "
con la muerte del prójimo a través- de ese saber. Están debe dis_tin ir con Luhmann una forma intermedia entre r•
sujetos al sufrimiento en tanto viven, ,son mortales y lo la solidaridad mecánica v a so • "" .o }~
saben. El hecho de saberse mortal, para cada ser humano, es
la ley divina bien comprendida, decía Hegel. En efecto, este
hecho es_]Q_!J.!YLhace_~_!()s horp._!Jres iguales, el que hace
abst~¡:<:i_§nde todo lo que los diiere-ncia a'títülooe vnríentes.
Son i'f;fales en la muerte, no cierta_lllente _en el '!lo~ir de cada las hmcíones sociales, de las actJV!cfiiQ,
uno, e cual, por pertenecer aún a la VIda, es totalmente de su valor social. Aliara l:ííeñ,-n-oinbraremos coñ.'él aJa so-
inconmensurable respecto del de otro. Y son doblemente lidaridad que existe entre los segmentos jerarquizados como
iguales: en el deber morir, que sigue estando suspendido salid ridad estatutaria. Planteamos que caracteriza más n=
como posible y necesario para cada uno y en cada instante, bien a las so_ci_EJ__ a es tradici()nal_~_<Jr_op_o~iclón'afa solida-
a partir del momento en que vive, y una vez muertos, cuando ridag l!l!l(!ánic¡¡_,_que domina en las sociedades trij¡lJ.]JlS. Lo
se han vuelto iguales en el no-ser. En la s9lidaridadmecánica
.ÍM que tenemos que comprender c_omo soJidandad de Íos que se 12
Véase el texto de Luhmann, "Durkheim on morality and the division
piensan como idénticos, encontramos en funcionamiento oflabDur", en Differenciation of Society, Nueva York, 1982.

142 143
que caracteriza entonces a las sociedades tradicionales es el to de la esfera pública premoderna se ha fundado, por lo
hecho de que abs_0Mizan la diferéncía'-erár-Uiéad.e las funcio- mismo, en una situación previa de exclusión de las mujeres
nes y tienden a trans ormar a en ¡erargma e os in ·viduos del dominio político público. Al mismo tiempo, están some-
ca tados en su sustancia en 'erar uía de los desi ales. ~ tidas a un dominio doméstico directo. En consecuencia, pese
simultáneament enciacwn ea e as ac v1 ades, a la vida urbana y al nacimiento de la ciudad en tanto espacio
diferenciación mbólic deTaSfun .--es-ene tma 'ná ·a, público, político, las mujeres han sido mantenidas a distan-
o in~luso ideológ1 hte, comJ.>lementaried_?-i. ~-~ae cia. La diferenciación de los géneros que existe de ahora__en
los desiguales. Una vez más podemos amPliar el tipo, más más_ a nivel de las so~ieq~d_e_§_ míticas sin que ~n general se
allá incluso de los ejemplos propuestos por Luhmann, y pueda reconocer_en_ej!_a_s_1111ajerarquía, se hallaordeJ!a_daen
plantear que la dife_rencia de estatuto, en la medida en que las sociedades tradicionales estat}ltariamen!_e. El hombre
permanece limitada, no prohíbe la existenc1a de la solidari- participa del universal, de la ciudad, del poder político así
dad entre los individuos ue actúan juntos en elñiUri<IO. La como la mujer participa de la familia, de la esfera privada,
, cmnplementarie a e as unc10nes SOCla eSJerarqmzadas de los penates, que son el lugar del mantenimiento de la vida
· en la prosecución de una meta común se acompaña entonces, y de los muertos, decía Hegel. La vida espiritual de la mujer,
' efectivamente, de un sentimiento de solidaridad entre indi- al desarrollarse en la esfera doméstica, es esa esfera misma
. ~ viduos ue se n cen como de si uales orlas determi- y las normas que la rigen, que constituyen para la mujer el
' E . naciones naturales o adguiri as: e ta ento, a uerza, a universal: el hombre y el niño particulares, pero también, de
riqueza, el prestigio, etc. Si entonces, empero, la solíáari- una manera mucho más general, el parentesco, son captados
dad puede habitar efectivamente la diferenciación estatu- _ en su función universal, como metas de la relación con el
taria, sin embargo estA_co __ · a de manera n_o_!c~b!e EQ!'_la otro. Pero además de esta diferencia funcional, se introduce
pos· · · d misma de . e nflict ue sur e Cle la relación una jerargui~ación estatutaria entre géner:0s. Por consi-
entre desiguales. Por otra e el cierre de se-en!_osen guiente, la solidaridad entre hombrE)S ymujeres toma en ella
ellos mismos refuerza la solidaridad mecánica en el interior la forma estatuiar!a~Ahora-blen, ésta, como hemos dicho,
de cad!\-_ll_no de ellos y hmita de manera ~§tr~ªurálla está necesaria-mente limitada y el sentimiento de amor o
solidaridail estatutaria entre sí. aun, para hablar como Luhmann, e}-ªmor como pasión,-si es
Lás sociedades tradicionales han vistó transformarse la que puede estallar, n~_pu_ede hacerlo más_qu_e en condiciones
y
asimetría entre masculino femeilino que hemos evocado a muy particulares. Históricamente, su aparición como tema
propósito de las sociedades tribales. Desde ahora está jerar- cultural centralsuponeuna sa1ldá fiüüoc_lédad pu,r_a_!ll.enie
quizada. Las funciones sO<:ial~s_ yinc11ladas con los géneros tradicional y el ~!!l~nCE)O_Il__acia un tipo premoderno de rela_-
producen de una manera general una exclusión jurídica y ción social en la medida en que primero supone, precisamen-
política de las mujeres, sancionada ideológicamente en la te, una inversión de los estatutos.
religión. El orden tradicional impone unajerarquización de El amor, nos dice Platón, surge justamente en el momento
los significantes de la diferencia de los géneros. Lajerarqui- en que el que es deseado aparece de pronto como deseante. 13
zación de los géneros induce un dominio político inmediato Esta permutación de los individuos en las posiciones y los
en el sentido en que Marx sostenía que el dominio, en las
sociedades tradicionales, tiene un carácter inmediatamen- 13
Véase en particular la interpretación magistral del Banquete
te político: la relación del hombre con la mujer tiene en ella propuesta por Lacan en el Seminario VIII, La transferencia, Paidós,
un carácter inmediatamente político. Así pues, el nacimien- Buenos Aires, 2003.

144 145
roles de desean te y deseado, de amante y amado, es lo que les individuos, se piensan idénticosJ igual~s,_gero _qu~.r~_E_ono­
llega profundamente a los ifíe}os:,Io-guelo~s eiñ_ódoi1¡¡Y cen al mismo tiempo que cumplenruncwnes -dííerenfes,
les hace pensar que si los diOses eben emocionarse a su vez de_sigllaJE.lU funcwnalmente complementarias. El aaveni-
con lo que les sucede a los mortales, lo harán ]iistiiinente mieDJo.d!l lajgualdadJ'Qrli\lll<leJo§.bombres y de las m\lJ(Jres
frente al espectáculo de e_s~tli prodigiosamvers-wn;-f@ú) p_or re§pe~W__delos principios juríd_icos y pº]!ticos 9,!1e_fundan
ejemplo cuando AQuiles, que no es en principio sino el de- tanto la distribución de las funciones económicas como la
seado, seJa da a ver e_n]a e.J!lPrl!s_ay~~atiya que lleva legitimidad_del ord(Jn social, es_ e~ re~_11ltlo\~O_ d~ la eJ[_~ensión
adelante en memoria de Patroclo. Todo ocurre como si una de los principios ideológicos de la modernidad a la principal
veZI-1fiiiinente fijados los polos de la_rel!!C!Ón e.ll.tAt-'Jtaiia categoría de individuos que estaba excluida, las mujeres, y
entre os amantes, las individualidades vivientes debieran permite, en el matrimonio moderno como por-otra parte en
interC~J!lb!a_f]Q.!!,~ra que aavenga~rugo que no sea pr(Jdeci· el resto de la sociedad, la emergencia de lo qu_EJ_-hemos
ble en el orden de la socialidad estatutaria. Permutació e denominado, con Luhmann, una solidaridad auténticamen-
los jndiyidnos en Jos Jugares. cuculacjóii entre e os ~_]9s te orgánica. 16 El fin de la modernidad en Occidente coincidió
roles de amante y amado: he aquí el secreto del amor para con la realización al menos formal del proyecto de emancipa-
los griegos. Es 1-ª po_§.iliilida.Qmif!.ll!li_d.ll._esta permutación lo ci(ín de las m1,1jeres en los planos jurídico, político, económico
que va a ir desapareciendo~gresivamo:mte d(J]hºrizonte y ~ul_t_ural. Este proyecto había acompañado el nacimiento
deliJensamiento antiguo,_~@_i!ej_ar lugar al triste confor- del igualitarismo filosófico del siglo XVIII. El retraso en su
mismo erótico de los romanos, obsesionados por la correspon-
l
dencia de la~ loril}_asAes.ple1@9j_s(JnJl1~ ~tivic:!ades eróticas.
realización debe ser referido a la división social de las fun-
cioiies que énfa~niodernidad siglie uniendo a la mujer a la
lcon la jerarquía de los estatutos de los que se entregan a maternidadyaTaesfer-a doméstica taJ!!o e!l..ll!J>La11o real de
iellas." · - · · ··· ·
la p_rl!_cjica_ como en el pll!go_d_ell!..I'!lPresentaciól!._i_d_eol9gi-
=- Luhmann sostiene que al suponer la igualdad de los ca.16 Pero la revolución industrial y la entrada de las mujeres
[D ' individuos en el acceso a las funciones que mantienen a la en el mercado del trabajo, la coriqllista· de derechos sociales
, par un reconocimiento colectivo de la desigualdad de !_as con_e) JllºYill!iel}to.~o_l>rel'_o y luego Jafuerza histórica del
funciones, las sociedades modern~engend,r_an e!!Ptin~ipio movimiento feminista propiamente dicho van a chocar en
una solidaridad auténticamente or ánica ClJ!.I!._resulta g~!_la gran parte con laúesístencfas-íiiilltuCíonaies;ldeo16gicas y
' desigual a uncwna e os que, por otr!LP!lrte_, tienen culturales frente á la~emancípicí611_p_olíticas!e las mujeres.
·. idéntic!!§..r_~putaciones y disponen, en principio, de dere~hos La absorción de la mujer en el individualismo abstracto
igu!!l!JS y de oportunidades iguales en el acces~~-a. esas aparece así como una tendencia específica de la modernidad
funciones. La solidaridad orgánica, entonces, ya no es Ul!a tardía, de la destradicionalización de la socialidad que es su
solidarida_d df.l los_diferenj.es~@_el seJ!!.i_c:I_QJue!"te_del térmi- esencia. Esta absorción ae1aláeii1TdaáTemenina en la
no. como lo pensaba Durkheim. ~u pone solamente la dife- individualidad universal del ciudadano productor consumí-
rencia de las funciones. no de aquellos gue las cumplen. Por
lo tanto, la solidaridad orgánica tal como la pensamos con 15
Véase el largo desarrollo sobre la familia típicamente moderna de
Luhmann es primero la sohdaridad --·
de quienes, en ---
"
tanto Daniel Dagenais, La fin de la famille modeme, PUL, Quebec, 2000.
16 Véanse los trabajos de Marie-Blanche Tahon, por ejemplo Famille
14 Véase la magnífica obra de Pascal Quignard, Le sexe et l'effroi,
désinviter: introductian ala sociologie de la famille, Pressesdel'Université
París, Gallimard, 1991. d'Ottawa, Ottawa, 1995.

146 147
dar supone primero la disolución del lazo orgánico entre la encontraba una ilustración para Durkheim tanto en esas
__mujer y la madre. manifestaciones del lazo social "interpersonal", como suele
- Luhmann ve con acierto que la noción durkheimiana de decirse, como en los grupos más amplios que emanan de la
·o complementariedad es_tm.~í_J;!liSI!l-ª. dem~:~s!a_ªQ_a1llpl1a-pára vida colectiva y de la división del trabajo. Subordinaba al
caracterizar correctamente formas históricas y estructura· mismo tiempo las reglas de la amistad y la ley simbólica de
les diferentes de solidaridad. Pero lo quena ve es un cuarto la división de los géneros a la ley aparentemente transhis-
tipo de solidaridad, reCTiiiiúida por lá consti-iicciónpurainen· tórica de la complementariedad y de la diferenciación de las
te lógica que-se -ifésplfegá a través de su crítica. Tampoco funciones sociales. Enmascaraba la autonomía relativa con-
advierte que lo que él llama solidaridad auténticamente or- quistada por esas esferas de la experiencia frente al sistema
gánica i almente uede de enerar en lo ue denominare- social donde en lo sucesivo se ejerce de la manera más cruda
mos la · · · · · , propia e ~gm{!,no e la la compleinenta!i!ldaci_func_!ona] de las !lCtividade_El_de unOS
pertenenCia a un puro SIStema diferencia[ e unciOnes fec- y otros, elevada al r(ing_() g~com.Q_]e_I!lentarie¡jªdte_cJl_oJógica.
nicagque evacua al hnal de cuentas toda cuesiwn relabva a Durkheim no deja de referirse de manera constante al ori-
lam!ereiiCíay ala íaeñ1iiiíiadeliís que las ctnijiTiin, fa que gen aristotélico de esta noción de complementariedad, sin
. también las má uinas ueden ocu ar per ectamente su ver que la_rnetáJorª-ºrganicista es impropia para enunciar
lugar. u Imann no pue e ver o, porque ampocoveque el todas la!l son_djciones de una solidaridad ef_!!.!!_t~!l. y_a. sea
1

corazón del problema de la teoría durkheimiana se basa en entre los géneros(),_ de un__!!!odo__ f11á_s _general, . e11tre los
el hecho de que debe suponer que la complementariedad miembro~_ d~ll.!!_K!"l!l1Q__social. N o negamos en modo alguno
lógica de las funciones entre las cuales se dividen las accio- la existencia de una solidaridad orgánica en el sentido de
nes de los miembros de un grupo engendra necesariamente Luhmann, pero negamos quelasolidliri!l¡¡ci o_rg_linic_a gm:e
la solidaridad orgánica de éstos. Y ésta es asimismo la razón de un privilegio particular. Asimismo, queremos demostrar=
por la cual su abordaje de la problemática del amor por la vía que, más allá de las formas efectivas que son las solidarida-
de un análisis estrictamente funcional de los medios de co- ridades mecánica y orgánica, más allá incluso de la solida-
municación entresuíJsistemas de iii8""81stemaiisociales lo- ridad estatutaria agregada por Luhmann a la tipología de
grará--dar_ la yuelta__d_!! tuerca de igno_rar•})_or completo la Durkheim, necesitam()S_!'!l~."?llO(!erloque llamamos la~· S~
natllralezaespe~_íf¡_ca de su objeto en el plarw de la teoriza- daridad quiral.
ción. Ahora bien, el camino que lleva al pensamiento de la Lo que ca ituirá la sin · ad de este tipo es que la
complementariedad ló~ica de las funciones en el manteni· ferencia ea! s .'íl~ª-ill!!!l!lf _ ~~ --
miento de una totalida a la sohdandad real de quienes las I!J ap r
cumplen pasa por un cruce, el de la necesaria dependencia hi3ft4!ór Jo pronto, hav una primera difeie
recíproca de las partes, y ésta conduce tanto al conflicto
estructural como a la solidaridad efectiva. Ciertamente, to-
dos los tipos puros de solidaridad que construimos aquí
....:¡ conocen limitaciones que les son propias. Pero la d~pe_!lden­
cia_r!!_cíproca <!_e lasQ!I!t~sy La C()filplementaríedad funcional
inducen para_Pil.rk]:l_ei!!!_~J.mggelo acabado de toda solidari-
dad.._~_to es. pre_cisalllente lo que nosotros refutamos. La UII.ClOnal, ffill!ehO m_á§.!.f!cl!.Stmta, ni con la jerarquía estatu-
tesis de la complementariedad funcional de los diferentes . · ' igualaciÓ!li)'lecánica. Además, esta solidari·

148 149
los sí mismos_ciEErtamente son sustituibles los unQ_s__p_or Jos
otros, pero donde al mismo tiempo pueden__s_eguir siendo
diferentes en su función respectiva. Esta reciprocidad es
fundam~ntal y, lógicamente, no Simétrica, ya que resulta en
definitiva del reconocimiento deJossl ·os del reconocimien-
to recíproco, Cadaunoc.!_elos Cuales _rec_()I10C!J _!¡In_gu ar y
necesariamente de modo diferente el reconocimiento recí-
proco. La guiralidad, en el lazo social, no se re"í"íere la ni a
Complementanedad ideológica de los desigurue·s; fÍÍ la_Sill11J· a
trí_¡¡,r~rmutabilida_ci <!e_!os_ql!_e_tienlln.Jil. reputación de
ser idénti_cosL nisolamente a la complementariEO_dad_funcio-
nal de quienes serían por otra :¡¡arte consiaeraaos como
en JUego en el lazo social en !~~n_ti~os: Manifiesta más bien la · ·
de los diferentes pero también en tanto reciprocidad de las
funciones, puesto que cada función social se instituye en
reciprocidad con otra. O, dicho de otro modo, es porque son
individualidades vivientes distintas y mónadas espirituales
que los ~ifer~11_tes presuponen la reciprocidad del recon()Ci-
miento para anudar un lazo y_po!:que éste puede volverse, y .
se vuelve. efectivamente. lazo rej:jp~Qco entte funciones
diferentes.
La simetóa se didting11e ªll_la !'e~rocidad. Supone un
punto o un plano e identificación que neutrahza toda
diferenCI!I,_mcluyendo la diferencia de las_poj!_ICiones o de las
distancias. Supone un elemento neutro,_tJ._firma_n los mate-
maticos, y como lo veía_ Kant, supo~eJa_identidad, pero~
identidad de su diferenciación mutua lo ue se im one en la SI-
metría y a guira I a . a reciproci a es a ver a .. --~ la
simetóa, pero la inversa no puede s,5nnarse. La reci_¡>_roci-
dad plena y ent~r!l_í!_Il__ll!l~Eo SOJ:La!_s_l!J)()_ll_e un reconocimien-
to del_ símbolo '!ll..!UB~roduce l!n!I_P_rimera-d!stiincía
-- .. donde
Como lo sostuvo ~ojeve, amar es forjar un concepto del otro, es
111
''Tanto la permutabilidad como la reciprocidad, sin embargo, pueden
abstraerlo de su realida empírica aquí y ahora. El amor es una relación
,, '!'''·" ser las de los lugares o incluso de los individuos en los lugares. Los "d~§.i!ltQt~;>_ª--.qª:fQfl_Q.t!9 . C:.1J.--ªJq~iera,_ o más_ b~en con su conc_e_p_t~tX~ que
thernata que discutimos aquí están presentados de manera muy elocuen-
te por Pascal Quignard en su hermosa obra titulada Vie secret_t:!}~~~s, amar es am~r el concento de lo qu~__se_ a mª, _e_º__últiiJl_é·t_i_!!~t!l.!'!~a_,__~;~!l
Gallimard, 1993. No obstante, cuando discute sobre la stmetría, la independencia de la reaÍidad emptnca del obieto de nuestro amor. Es lo
reciprocidad, la permutabilidad, la igualdad, el autor se hunde, nos que permite que e1 anlOr humano pueda da"rS-e t811toS Objito-s:"Efhambre
puede amar a cualquiera y cualquier cosa", Kojeve, A., Esquisse d'une
p~rece, en ~na sene de dehrucwfles ij}oréticas.

150 151
distinguimos no solamente lo imaginario de la identidad los que se con¡;icieran igép.tic_o_sJ _y porúltimola solida..ri-
y de la diferencia, pero también los movimientos concre- dad duiral, como la identificación e igualación diferencia-
tos de identificación y de diferenciación que se cumplen en das e los que se consideran diferentes. 19
la división social del hacer, si los reconocemos como
movimientos inacabados pero efectivos y autónomos, ob-
tenemos no dos, ni tres, sino cuatro grandes tipos de
solidaridad: la solidaridad mecánica estará determinada
como identificación sirnVoii'ca d"e-fos que se consideran
idénticos, la SQ!i<lii!,ridi!U.~-~atutaria como diferenciación
simbólica y complementanecfaaimaginaria de los que se
consideran diferentes, la solidaridad orgáníca como dife-
renciación simbólica y complementariedad Imaginaria de
prohíbe una cosa: su p~O.Qia_ I_l_~ga~i~~ ~n ~o que }i~i~_e_gg~r deno_mina "el
CUADRO DE LOS TIPOS PUROS llamado provocante" [Gestelll [procedente no del ser amado sino de lo que
DE SOLIDARIDAD sobre él o ella ha sido proyectado, que sitúa al amant_e frente ii 1a tarea
de inspeccionar [arraisonnementJ al amado a fin de develar su re11:l como
StMBÓI.ICO fondo del amor que tiene por él] el cuarererce viéifeñ"cii,"enta p"uesta a
disposición utilitarista. Sin embargo, la relación p&Sitlva que mantengo
Identificación Diferenciación con el objeto amado, o más bien con su concepto, sólo es posible a partir
del momento en que el objeto de mi amor "me interesa". Lo que está en
o Considerados idénticos Solidaridad Solidaridad juego es, precisamente, la sublimacióp., que hace pasar el hilo del dejar
~
z
mecánica orgánica ser [laisser étre] al otro a la reÍactÓn con lo que interesa en el más alto
~ Considerados diferentes Solidaridad So lid a ridad grado. Así, quienes defienden la teoría inversa según la cual no se quiere
3 quiral estatutaria sino lo que nos gratifica primero con el "bleii":Confun4.e_f:!: ~fªri!~~~ -~º~o
"afecto" de -~~conocimi~~~Q _con su verdad como principio de la no~sía
creadora del hombre. El amor no nace ni del objeto ni del sujeto sino de
la -a~ertura. del enCuentro. Es la relación quiral de la vida espiritual
cons1go m1sma en fanfola vida es garante de la diferencia yen tanto ésta
phénoménologie du droit, París, Gallimard, 1968, pág. 431. Pero esta es reconducida en la simetrización.
definición resulta insuficiente. Amar es, en primer lugar, reconocer en la Hl Por supuesto, un modelo tal general es relativamente abstracto y
aus~cj._a _es~ncial del otro en el ~Eo d~- mJ. ~x_peri_enci3. un don de su para proceder correctamente deberíamos aún demostrar que cada uno de
existencia y d~ ~~ ser-t<!l_p~!"~ _f!lÍ. Es éSe_yit:aj_e_{l~ ~~ ~l}S~_f!_Cla del don, los tipos de solida~4~~-~~~-~- ~I!__~Í_ ~~siTio limitado y puede m3nifestS:i-,
ese_brusc_Q_~lllbiQ...!!e la_~_us~_l)~i_a en (a_~jli_ª_!"i~ad muy antigua lo que le además. una formap_aloló_g_ic;:_ª_gº--~-r~s~Jta tanto de la exageración, como
da al amor su marca absolut~mente si~l~.r: el Otrp_real siempre falta del defecto de su PJ:"!Jpiedad f1,1nqªmental, en particular bajo la presión
en el CBfllP() de ~!~~P~!ienci_a pero es ~n ~!..?~~~do~de lo sé. La ausencia que puede ejercerse del encuentro con un grupo externo. Por ejemplo, es
esencial del otro esboza el concepto que me forjo de ese otro y el concepto así como la solidaridad mecánica puede degenerar en solidaridad wa-
en cuestión despliega esta ausencia. Al respecto, la fórmula de Spinoza ti!h como la solidaridad quiral Pl!.ede d~g~Qg_rªI_"_~I!__xenofilia asociada al
goza de una claridad singular: "El amor es el sentimiento de alegría odio des~. como la solidaridad estatutaria puede cerrarse en solidaridad
acompañado de la representación de una causa exterior". Por otra parte, racial y racista, y como la solidaridad orgánica puede revestir la forma
la definición.IDªt4IJ.icª...sQi.nozian!J._Y !tojevian_?_fie!J!tp9r "desinteresado" de· una solidaridad puramente sistémica o técnica, donde la cuestión
es adecuada_E_ero insuficiente, _pu_es no afronta la paradoja central del antropológica por excel~Q_ci_a de la identidad y de la diferencia de los
"amOT''CQ]Jl_O ta1:-Gle-rta-inenté" el-a.In-or, eíi S~u, -p-rin~ipio mismo, sólo se individuos desaparece de su horizonte.

152 153
SOCIEDAD-MUNDO, CRÍTICA NEURÓTICA
DE LOS COLECTIVOS SUICIDANTES
Y AVENTURA CRUEL
DENIS DUCLOS*

En el presente trabajo querríamos recordar cómo la cuestión


del colectivo se articula estrechamente con la del suicidio. es
decirconel

lment'
ammvalente de atrácción-resisten-
se manifiesta sobre todo mediante una sucesión tempo-
ral de llamados al Padre, en relación de contradicción y de
alternancia.
Por último, nos preguntaremos cómo una sociedad que ha
llegado a un estado de madurez "global" -tal la actual
sociedad-mundo (reconocida bajo esta apelación por los so-
ciólogos de la Asociación Internacional de Sociología, por

*Sociólogo, director de investigación en el CNRS (unidad de investi-


gación "Psicoanálisis y prácticas sociales").

155
ejemplo)-, está confrontada con este mecanismo: ¿no debe
elegir -en tanto tal- entre la perspectiva de una completud
tal vez realmente suicidan te y la resistencia neurótica, con
sus inconvenientes, el menor de los cuales no es hacer volver
constantemente el suicidio a la línea de mira, incluso para
cuidarse de él? Pero acaso también puede hacer posible, en
lo social histórico, una tercera figura de resolución postula-
da por Freud: la de la s].lblimación. ¿Qué puede querer decir
esta solución, caracterisbca de la elección estética para el
individuo, aplicada a una sociedad? Exploraremos la posibi-
lidad siguiente: más que la unión pusilánime de los llama-
dos a la autoridad (moral o mecánica), una culturapu~de
preferir el mantenimiento dl'l]-~s afirmaciones, d~ 1~~ posi-
ciones creadoras, so pena de disgreg:¡:r-¡;l'l,_<ie_ divid1rse desde animales próximas, respecto de las cuales las investigaciones han
una perspectiva heurística.' En fin, nos proponemos encarar evolucionado considerablemente desde las orientaciones etológicas bru~
la Jlll.T~_Illl_ctiv!l_''lptimista" de una alianza pluralista entre tales e ingenuas de la preguerra. El estudio in si tu de las sociedades de
cultura y natura eza v•vwnte·,-aertaiii.ente-ya· descubierta a primates no humanos, por ejemplo, ha mostrado que nada es más
"potmCo"' que una situación de_ interacción entre individuos dotados de
escala de m•crosociedadesantiguas, pero tan a menudo una gran cantidad de intereses a la vez "priVaCICiS,-ya--soCialis": íilcliiSo
vuelta a perder y aun abandonada en la ardua tarea de las cuando no dtsponen del lenguaJe stmbóhco para tratarlos. Nada es más
sociedades civiles de masas. compleJo para mteligenctas aníñiRWs 1ae ·arto- ñ.ivel) tomadas en esas
madejas situacionales, y nada es más flexible que las respuestas "natu~
ralea" aportadas, que mezclan aprendizajes, innovaciones, intuiciones,
tradiciones e "instintos". El propio término "gregario" ya no tiene ningún
sentido, referido a asociaciones a la vez individualistas y colectivas, y
l. El colectivo como agente ello en contextos de alianzas y conflictos de geometría variable, tanto en
y objeto del ideal narcisista el interior de una entidad "tribal" como en su periferia, aun en el interior
de castas o de subgrupos afiliativos. (Para más información, léanse los
trabajos de Frans de Waal: De la réconciliation chez les primates,
Flammarion, París, 1992, o La politique du chimpanzé, Odile Jacob,
¿Qué es, en el fondo, lo colectivo en su eseHcia antropológica, París, 1995). El tema está también excelentemente tratado en la inves~
como constante cultural? N o por cierto el gregarismo, ya que tigación acerca deLe propre de l'homme, obra colectiva dirigida por Yves
nada de animal subsiste en el hombre que no esté perturba- Coppens y Pascal Picq (Aux origines de l'humanité, tomo 11, Fayard,
do, modificado, invertido, desplazado, representado en lo 2001).
3
Los estudios realizados sobre la designación en las situaciones de
cultural simbolizante 2 intercambios de palabras en los contemporáneos demuestran que ha-
blan sobre todo (en tiempo pasado) de sí mismos y de sus protagonistas.
1 Digamos de entrada que la historialidad heideggeriana, así como "el
Muy rara vez de las cosas o de las herramientas. Ahora bien, ello está
Espíritu" hegeliano, que es su paradigma, se caracterizan ciertamente
por esta creatividad "conjunta", pero les falta la separación, la división
muy alejado de los trabajos sobre el aprendizaje de la len filia de los signos
sobre la necesaria pluralidad de las pasiones humanas, único verdadero en los chimpancés: los_l.!~U~~-~n- ~~-~n.~!~lm~!"!ti: par~ _h_a~ arde st mtsmos
y d~o(!-"<?~ ~S}IJ~tQ!í_"_(sentimientos, deseos, antagonismos, afectos) y poco
1ugar de la "castración simbólica". para cos_~~ ~n _s~. ~ ~e~~ripci~~_e_s--'-lo_c:~..h~aCi.Ones~~_tsT. ~=--· ~------
2 Incluso sería interesante, por contraste, caricaturizar a las culturas

157
156
y de Tgggs El ideal, para cada uno, del estar juntos como un entonces en esa burbuja, en esa isla, en ese continente pri-
bloque captado en una palabra definitiva. Y me anticipo a mitivo unitariO y supuesto sm fallas, sin deseo, donile
afirmar, para concluir la oración: el ideal, para cada uno, del vendr1an a depositarse los dos obJetos (de Identidad y de
estar juntos en la muerte, ya que la muerte es la palabra amor) de los dos movimientos interiores (del supery.Q_y__<l_el
del final, la que finaliza y hace callar toda objeción en una yo) construidos por oposifi§_II al n_arcisis!Jlo. Así pues, éstos
verdad por fin integral. entregarían las armas a aquél como a su verdadero amo. En
Lo colectivo, en este sentido, es la idea muda a través de consecuencia, al no ser posible ninguna crítica interior,
la cual tratamos de hacer callar juntos al individuo como asisitiríamos al aplastamiento §ozoso del ~o bajo la idea
fuente de objeción a la idea, de hacernos callar definitiva- tra-natura" e ldenbda y a- - -
mente a nosotros mismos por la fuerza de la responsabilidad ll'í m &s b1en en SI tuac1Ón de m
y la restricción común.
'"""".¡.,.. A.-. """'.-.A ... n~•n .,.,; t:.,.~r ""'o,.., ' '" l{111lJ-
Es por ello que confundir lo colectivo instituyente-instituí- ~t.
, do con la cultura de la alabra humana -como lo hace PIerre
",¡re Legen re a_ ,.eu~o_¡-eJemll_9'--en unamisma categona
ps1cosocial a los parricida_s q~e ata<:_~ri iif"p~arereal"Ya los
'- supu¡stos parricidas que arremeten contra los emblemas
socia es de la referencia paterna-• escorneterUñgñleso
error antropológico. Es al mísmo tiempo transgredir el pacto
político que, a cíída momento, divide lo que designa aquello
que nos mantiene unidos y lo que, por oposición convencio- res) que hace subyacer de entrada en el primate hablante 11~
nal, denota lo que nos queda en limpio, "fuera de la ley'' porque la pr~sen_ti_ficación materna en el niño, es el pensamiento
se sitúa en el origen mismo de todo enunciado de ley. mismo ue la madre -como ser socializado en la alabra- ¡tÚ,l
Confundir Cultura y Colectivo es intentar, en una pura prociuce.t:especto el niño, tal como al menos este ú timo iWt~
apetencia de poder en el Hombre, CT"ausurar -en el sentido lo imagina. Es u~ :pensamiento un ideal un idea mucho
policial del término- la palabra siempre renovada, balbu- más. que una imagen, y_ lllá~_!l:Ú_!l que u~ª~_Ia es ecir ~{r4
ciante e imperfecta, en un mandato al ideal gue, en verdad, que _una pre!funta sobr~> ¡,. i..lo~ \ ;.>-- --- '- - ·
mata a esa palabra como transmisión política directa de
, preguntas (y no de respuestas) entre personas .
...?"\., Pero, se dirá, ¿qué es una idea un ideal'? F'reud la asocia
-!con el recuerdo de la au o u c1 c¡a e a tante, con5 el más
'A~i antiguo narcisismo e a isto 1a de un m 1viduo. Sería
4 En su Traité sur le pere (subtítulo evocador del libro dedicado al
Crime du Caporal llórtle, Fayard, París, 1989.
~ En Psicología de las masas y análisis del yo, Obras completas,
Biblioteca Nueva, Madrid, 1981, v. III, pág. 2563. La mayor parte de las
referencias freudianas propuestas aquí proceden de este opúsculo,
aparecido por primera vez en 1921, y que al principio está dedicado a la
crítir.a del estudio de Gustave Le Bon sobre la "psicología de las masas". ;..~ .... .~.·~
si~W< Je '.
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158 t -JE\-17
k~lt1tl1.;;
159~:.r* '¡

"R.
preguntas que será la de toda la vida humana, aunque los
nuestros nos hayan hecho callar desde hace mucho y aunque
nosotros sigamos haciendo callar a nuestros insaciables
retoños.
7 La pregunta, por cierto, es un enunciado, pero que se
busca. Retórica interminable, no se satisface jamás con las
respuestas mismas que provoca en los otros. Por el contra-
rio, el ideal se despliega siempre como cierre preprograma-
do, y sin embargo jamás apagado, de una oración, de una
palabra, de una orden ... "En una palabra", es un enunciado.
Dicho de otro modo. es una aserción autorizada cuyo
--está

lll UJ,U.Vl VI.;JV U..L..L"'.Li:II"-'AU.~.U W ........

mten o an unces uoso en los primates); o incluso, e11_!os psi-


có_!~()S, h~~ ddelo 9U!O orep~-\lil_~rupt~ra ~ll_el C\l~rpO
(arrancamiento erpeile, e c..
Es una propuesta de cierre en sí no cuestionable, en el
fondo inefable como una música de amor, que sin embargo
nunca consigue que todos capten su propia enunciación,
siempre singular, como acto de cuestionamiento de sí, vo-
luntario o no, de los enunciados intangibles que conciernen
al "sí" y a su cuerpo estándares propuestos por tal sociedad,
6 Recordemos, con Heidegger, que sólo el niño accede al lenguaje: "un por tal colectivo.
adulto no puede aprender a nablar" (Les cancepts fondamentaux de la Por lo tanto,
métaphysique, Gallimard, París, 1992). En cambio, recordemos siempre
que son los adultos los que imponen las convenciones lingüísticas, por
razones políticas. O! "L--· _ ................. ;~ ......;;...... ftal ...nmn ln niPnQan A~amben o
DJiWy;),
ffi.iidarr

160 161
2. El suicidio:
cumplimiento del "sí" [mismo] er a.e caa.a uno,
esa alabra llamada a reem lazamos como procesos VIVIen-
tes, a ase rar nuestra ver a ~
Sucede que el enunciado -individual o colectivo- ya no
acepta por completo el cuestionamiento, demasiado incómo-
do, demasiado lleno de dudas, que nos impone todo orden de
detnmen o e nues ra VI a. as aun: en a me 1 a en que
todo acto no es mas que una variante del acto verbal relativo
a su propio Ser, todo acto es un asesinato de cosa (lo que
ct:
lealtad forzado, demasiado alejado de la referencia afectiva. Austin llama púdicamente un "performativo"). 9 Pero este W
Entonces realmente trata de cerrarse en la prueba "mate- asesinato es tanto más logrado cuanto que se convierte en
rial" y en la perfección que deja lugar al silencio, para rea- su.i&illjo, a saber un supuesto verdadero cierre de la palabra
segurar y reasegurarnos definitivamente de nuestra propia del Ser sobre sí mismo, a través del cuerpo matador-matado
consistencia sin palabras, en los hechos, en la unión "real" de im!\gÍn_¡lrial!!.ente_~ustit]lidCl_e!!..rl!:flomento mismo del acto
nuestros objetos y de nosotros mismos, sujetos construidos fatal de la "muerte voluntaria".
con esos objetos imaginarios tan consistentes. Evidentemente, aun este acto logrado es un fracaso, ya
Este enunciado final no puede obtenerse si no es en el acto que necesita del cuerpo viviente matador-matado para de-
1smo, ero en un acto articular que será presentado a síffiís- mostrar la verdad puramente simbólica del Ser. Es lo que
J y a los otros como termman o a orac1 n, conc uyen oTa, habría podido agregar Jacgues Lac~R a su famosa fórmula:
· losdgs.Jl'"~t.!_dos del término, __E~est!!_~e __se ·Irataae incluso el acto más logrado, el sÚiCidw, es un fracaso, pues
tener ef curso indefinido de una ue ·osa interro ac1Ón. el yo jamás alcanza al yo, sino solamente al viviente que lo
s e ac o swmpre eces1 a otro sí- porta, y que podría ser portador de sus variantes múltiples se...~\
: .... ~----~ L - - - - 1 - L-1 - - - - - - 1_ ~f ___ .._ __ t' --- ... ,.,;::;,., 1 P así como muchos personajes de teatro son sostenidos por un
mismo actor. Además, ningún desplazamiento de molécu-
las, incluso mortal, hace otra cosa que cumplir la realidad
natural, de la cual la muerte forma parte así como la
agresión y la autoagresión: en~~!!_sentido no hay actQ...§ino
;..,a solamente_ .J2.fOCeso mortal al que-ª e jª-_a1rib1!v!l \!11 ..§1ljeto
imaginiJ.rÍQ. .. 1'10\k¡t.;,
El acto del suicidio, ~un malo~ado: _no. or ~llo deja de I/si
rmc1 al de a hcacw 1 agmana de la ~ !
5
tener una fu
9
En su famosa obra Cómo hacer cosas con palabras (retornada por el
sociólogo E. Goffman), A~ se refiere a la promesa corno paradigma

~~
del performativo. Nótese que, más adelante, Ausfm dcscubnó que toda
locución poseía un aspecto pcrformativo. Esto no debe sorprendernos, ya
que nos comprometemos como sujetos de un pacto con el interlocutor en
) todo acto de palabra. Este pacto recae precisamente en lo in verificable
if~l._¡ ..
7
Georges Minois, Histoire du suicide, Fayard, París, 1996. de la proposición. Es del orden de la máxima de vericidad postulada por
11
Como lo ha visto lúcidamente el filósofo Patrick Loraux en su re- Habermas en "El actuar comunicacional", salvo que la única verdad
flexión sobre la lógica como sauoir (aire asesino, como especialidad de puesta en acto aquí es la de la Íf!l.PO_~ibilidad "de decirl~ toda", como solía
"asesi.!!_atos 4~ frases", es dec~!".-~Q__~an~.Q....~rim~.!!_~q-~-~!'..~~-Htl~a. recordarlo Jacgues Lacan.

162 163
palabra en un real ue le corres ondería exactamente de fin
de a con rovers1a de la ar mentación, o de puntuación, de
metamorfosis de lapa a raenenunc1a o,cuan o apa ara
ya no se acepta en su liberta(f(feno-concili)ncia. En este
sentido, se puede sostener que el suicidio es no sólo acto - bl
logrado, sino acto que logra ... terminar la frase relativa a su si los suicidios mdiVlduales no son
propio ser, que consigue envolver completamente la vida_en cometidos por uno. ''Fatalista'', efsuíélcfio de losenamoraaos
un sistema imaginario de palabras (el de la carta-t_~s_tl!!!\~:!1- contra las familias prohib1ctoras, ¿no es acaso escenográfico
to del suicidado, por ejemplo), 10 el cual, por el hecho de que por excelencia? ¿No es el discurso pronunciado en escena
perfectamente haría sistema ... justamente no tenaríal1~a por Romeo y Julieta sobre la "injusticia" social, dirigido a
más para agregar. todo espectador sensible? "Altruista", ¿no viene a encarnar-
El suicidio es ciertamente una palabra que cierra la se en el kamikaze o en el 11 terrorista" como la ejecución
puerta, una respuesta que prohíbe las preguntas, un decir perfectamente leal de una orden dada por lo colectivo?
que ~Iet" la imposible completud de los decires." Es la "Egoídta", ¿el suicidio no aparece acaso como demostración
finahzacwn matenal del enunc¡ado: un poco como la partida de m ependencia, afirmación (estoica o hedonista, poco
definitiva de un interlocutor que en lo sucesivo se niega a la importa) de una política "razonada" (si le creemos a Michel
conversación. Ahora bien, este enunciado inapelable y sin de Montaigne o a Pierre Charron) de la autonomía? Por
respuesta es las más de las veces el que hasta le !.!!!J>One a la último, aun siendo "anómico", aun perpetrado por fuera de
persona su posición funcional en _una entidad societaria: toda apuesta social, como una suerte de explosión jubilosa,
basta citar los suicidios de los funcionarios en el antiguo · ¿no se dirige acaso a la sociedad para afirmar su carácter de o. w
Japón, 12 o todos los "llomllics-·ae honor" de la soc1edaa encuentro lúdico? '' 11krbo
aris_t;~crá_~~c_a_ tardía>_parli_!ps ~:u¡¡les I_a gtotca supresú)nae Citemos el extraño caso del pequeño caserío del Bourhon- lllo1kt
sí se encararía_ ra~ona]?lemf)nt~ co¡no parle de Ia vocacwn o nais donde, hace algunos años, tres vecinos se suicidaron en
re"la profesión." un período de seis meses, cada uno según un estilo preciso:
w Podemos preguntarnos qué es lo que distingue realmente (aparte el primero, un jubilado que no podía soportar un cáncer, se
del laconismo y de la brevedad) est t1 o de texto de la l t r ra, a tiró en un pozo, con un pedazo de hierro atado al cuello,
propósito de la cual Maurice Blanchot po ía escri ir: ' escntor es aquel dejando los zapatos en el borde del brocal para señalar así su
que escribe para poder monr, y que basa su poder de escribir en una desaparición a sus allegados. A dos puertas de allí, una
relación anticipada con la muerte". mujer se tragó un cóctel de somníferos, se vistió de domingo,
11 Demostrérnoslo también por su contrario: el aspecto hilarante,

"gracioso_:'__q_~_J'ª-- ~labra que confiesa el fracaso de su l~g:ro a!!te__los puso un ramo de bojes en un florero y murió en su lecho
avatares de lo real. Un ejemplo (real): un campesino anuncia por celular sosteniendo un crucifijo. El tercero, un campesino, enamo-
a su entorno que se va a suicidar. Nadie se preocupa, pues tiene la rado de la hija de la granja a quien no había podido llevar
costumbre de hacer esos efectos de anuncio. Se_tl!~u({ pEa. Pero no hay
agua en el pozo y se encuentra en el fondo, contusiona o. nToncesiT"añla mort volontaire des origines d nos jours, Le Cherche-Midi, París, 1996.
-siempre desde el celular- a los bomberos, quienes vienen a salvarlo, sin Obsérvese también que en la Francia contemporánea la tasa de suicidios
evitar, no obstante, ser sacudidos por Uf:!§!. risa inextinguible. de los policías (35 por cada 100.000, superior en 13 puntos a la tasa media
1 ~ Maurice Pinguet, La mort L•olontaire Cii1Jüpon, Galhmard, París,
en la población general) remite a un lazo estrecho entre compromiso "en
1991 (1984). nombre de lo social" y propensión a la autodestrucc1Ón.
1 :~ Martin Monestier, Suicides, histoire, techniques et bizarreries de la "Le Suicide, estudio de sociología, PUF, París, 1979 (1930, 1897).

164 165
consigo a su casa de jubilado, se ahorcó en la viga de la finca. voluntad de ponerle un término a su vida, de alcanzar su "punto
Sobre el trasfondo de tristeza rural y de sus manifestaciones de muerte". Al comenzar su asalto, l!!I!etralla la ciudadela de
clásicas (ahorcamiento en la granja y precipitación en un Qu!!bec, pensan_do gue sus compañeros_del§é!~itº canadiense
pozo) tenemos en este caso un verdadero concentrado de van a abatirlo como respuesta_inm!Jdiata.
"socialidad mortífera", desde la emulación mutua, bajo la Obsérvese asimismo el caso de Marc Lépine (quien lleva-
bandera del "caserío de los jubilados", hasta la distribución ba el apellido materno), asesmo de 14 estudiantes mujeres
de las significaciones atribuidas a la muerte voluntaria." en la Polytechnique de Montréal (diciembre de 1989). Para
Así pues, obsérvese cómo se entreteje un extraño paren- él, el enunciado programático terminal reside enteramente
tesco entre lo colectivo, definido anteriormente como agente en la carta¡j~anuncio de_su suicidio, antes de matarse
y finalidad del ideal, como enunciado finalizado, y el acto del efectivap1en_te al término de la serie des_us "ejecu_<jones".
suicidio que, en suma, lo realiza para una persona sociahza- Ataca, sostiene, a "un gang de feministas radicales" (así
da,o¡iara varias, conjuntamente. rnasculinizadas por él), y en el cual, en el fondo, se incluye
Para demostrar mejor la consistencia de este parentesco por su desaparición.
entre enunciado colectivo y sui-cidio (asesinato de la smgu- El 13 de marzo de 1996, en Dunblane, en Escocia, el
laridad en sí), recurrimos (¿paradójicamente?) a algunos ca- educador Thomas Hamilton (quien llevaba el apellido de su
sos de asesinatos múltiples (en grupo) que a menudo termi- madre, con la que v1vfa en lo de sus abuelos maternos "como
nan con un suicidio -efectivo o impedido- del asesino. Y con una hermana") abate a 16 niños y a la maestra de la
luego a casos de "suicidios colectivos" stricto sensu. Demos- escuela primaria, y lue_g(IS_e__!l_~icida.- Friedrich Leibacher
traremos que tanto en los asesinatos múltiples corno en los -otro célibe matrilocalizado-, que mató a 14 diputados del .
suicidios colectivos se trata de actos ue a untan a la vez a Parlamento cantonal de Zoug (en septiembre de 2001), se .!'11-t~
sí mismo a lo colectivo en una 1 ea e su cump tmten o suicidó. Afirmó haber atacado a la "mafia de la ciudad". Su
recíproco: e co ectJvo concre IZan e e 1 ea , e 1 ea que propia pérdida estaba prevista desde hacía años.
deja abolido al colectivo como su propiO cuerpo. El asesinato de 8 personas del consejo municipal de
N anterre por obra de Richard Durn, de cuarenta años de edad
(14 de abril de 2002) culmmo, a partir del día siguiente, con
su defenestra"ión y_oluntaria, que le causa la muerte. Poco
3. El colectivo, el ideal tiempo antes, había dado largas y pormenorizadas explica-
y el suicidio ciones sobre sus agresiones mortales hacia militantes alle-
gados a él, diciendo que apuntaba intencionalmente al
"intendente" de la ciudad, pero que se trataba asimismo de
~ Así pues, tenemos el caso del caporal Denis Lortie, quien
mató a tres personas el 8 de mayo de 1994 en un mtento de
"des_tr!li_l".P!licológicam_~p.je" a su pro~_!l!ª-dr¡J,_en c_uyacasa
vi:y!¡¡,_c_om~~oltero. Hacía mucho tiempo que se había adju-
tornar por asalto el parlamento provincial de Quebec. La dicado la muerte como destino, considerándose como "dfse-
víspera, dirige a sus conocidos tres casetes donde anuncia su rJ;¡a'', "nada", "cosa", en un registro histérico mascu I:Q9
reconocido. Para él, "existir" tema que manifestarse por
1"' Este tipo de "epidemias" no es infrecuente en el campo, redoblando
medio de un gesto maestro hacia una "mini-elite local" a la
por así decir la descrtificación de una suerte de afirmación de "fin de lo cual pertenecía al mismo tiempo.
co~o". -
Citemos también el caso de Robert Steinhauser, quien el

166 167
26 de abril de 2002, en Erfurt, mata a 16 personas en su Politécnica. Hamilton estaba muy comprometido en el HCOU·
colegio secundario (13 de los cuales son profesores), y se tismo (para satisfacer su amor paidófilo por los adoleHcon-
suicida. En su declaración de intención, se refiere explícita- tes). Leibacher era empleado municipal, y Durn, militante
mente a la masacre de 13 personas perpetrada el20 de abril político, viajante de comercio y políglota. Steinhauser, sim-
de 1999 (¡para el aniversario del nacimiento de Hitler!) por pático camarada de clase, era un brillante programador;
los estudiantes Eric Harris y Dylan Klebold en su high Harris y Klebold, buenos alumnos.
school de Littleton, antes de suprimirse a su vez. En la Il).ayor parte de estos actos, el suicidio reclamado o
En la historia reciente, es abundante la lista de actos en cometido aparece como la finalidad real, pero requiere pre-
..... los Che alguien pretende cumplir un destino público de su- viamef!te una serie o una masa de aSf:!_fl!_Il3!tos_ql1eJltor~ll
~~ jeto umanodestru~uncolectivo yncmnité...unaasam: la supresión de sí un "valor" dramático más granae.- La
-1.1 blel!,_un púqlico,_un pueblo, una catewría específicª,_en los enormidad de los actos eri e a su autor en estatua heroica,
cuales se incluye, finalmente, volviendo el arma contra sío "reconocida por todos" (como lo dice Stein auser . poste-
reclamando que se lo mate~ Podríamos reiiioñtarnos -al riori, el suicidio que termina la serie o completa la matanza
ejemplo canónico del "crimen familiar" de Pierre Riviere aparece como una solución "a la altura" [a la hauteur] de su
(quien pretendía ayudar a su padre contra la coahc1Ón gravedad. "El autor" [l'auteur] (como dicen los agentes po-
materna), estudiado por Michel Foucault y que reclamó su liciales) decide engrandecerse -a menudo con anticipación-
ejecución a )ajusticia, y, al no obtenerla, se suicidó ahorcán- mediante la envergadura del grupo al que piensa diezmar,
dose en la cárcel. corno si sólo la matanza hiciera valer finalmente el Yo frente
Más extensa aún es la serie de los a la mirada colectiva." El acto del asesinato colectivo erige
por el bien de lossuyos"J cuyo a m retrospectivamente al sujeto como su autor único, y reúne a
lo encara s1 las víctimas en la muerte, mientras que el suicidio subse-
como conclus10n lógica (como por eJemplo Je!!: cuente fusiona definitivamente el colectivo muerto y ese
m;rd). 16 sujeto unitario del acto. Todo ocurre como si el asesino
ay que descartar rápidamente la hipótesis (en general necesitara, para existir como U no, desmarcarse de la medio-
adoptada por los medios) de una "decepción'', de un rencor o cridad ambiente de l!!lamultiplicidad de semejantes, txans-
de un resentimiento alimentados por un "sociópata" respec- figurándola en Todo por la abolición. R_ecién e!l!onces_!!u
to de la sociedad. Muy por el contrario, el asesino-suicida prQJ!i!l_l!lllerte iguala la sum_a_de_iQM!!. )<!_!!.9_trQ¡;.
siem_pre !)Stá fuertemente im licado en el ·'Todos- untos" al De suerte que puede encararse este rasgo de equivalencia
que va a agredir: comité, asam . ea, e ase, mstituc1 n, cm- entre suicidio y asesinatos múltiples como una identidad
dad. El caporaTLOrtle gozaoa de una excelente reptifiiclón
entre sus superiores. Marc Lépine podía ser aceptado en la 17
El juego de palabras entre "ó: la hauteur" (a la altura) Jr. "auteur"
(autor) es la consecuencia, tardíamente percibida por ... el autorñe estas
¡....M..t
~ ./
k~(
11

J 16 Este caso dio pie a varios libros y a dos películas. El hombre, quien líneas de un cortar y pegar. Podemos ver en ello un lapsus y así, un efecto
<1\f\1~ ·terminó matando a su padre, madre y esposa, vivía desde hacía más de de palabra viva tal como surge frecuentemente en la situación analítica,
veinte años en "la noyela" de un éxito ficticio. Tanto el recorrido social donde eso circula entre los protagonistas. Sólo retrospectivamente
como el relato, ficción breve, enunciado, aparece aqui ++presentado a la podemos preguntarnos si se trata de un (re)encuentro: ¿no es ésa,
vez en la locura de una recusación del patronímico-· con limpidez, así efectivamente, la dificultad de estar "a la altura lauteure: autora.l" (de
como su destino conclusivo: el fin de la vida como única terminación sus días) lo que empuja con tanta potencia al autor [auteur 1-a menudo
po_sjble ª~-h!J!fti.Qn. ------ -·- .. ------- . -- -- ·-- - - - -- masculino- de esos actos, de un "poner fin a sus días"?

168 169
planteada de entrada entre el individuo "matador" y el Solar, cuando los gurúes estaban todos muertos luego de la
grupo "matado". "Matar gente" es una expresión de la fi- primera masacre. O que incluso fueron acusados por unos
nalidad frecuentemente utilizada por estas personas, pero gurúes ugandeses de haber hecho quemar a sus fieles,
siempre en relación de oscilación con el anuncio de su propio cuando unos allegados habían reconocido sus cuerpos, par-
destino fatal: "Siempre supe mi destino por adelantado", cialmente carbonizados, entre los de las víctimas. Rara vez
escribe Lépine, "por ende, yo debía morir", le hace eco Durn. los medios aceptaron el hecho de que los gurúes no fueran
omo si se usieran en corre n i · e~

j
solamente verdugos o crápulas, sino que fueran también sus
ióñae a p ura 1 a e grupo y a um a m erna 1 ea iza- propias víctimas, y a veces, como en ciertas sectas japonesas
da d"el suieto y de ese imagi ario.la segunda dependiendo de suicidan tes, que se matan muchos meses o años antes de que
a primera. el grupo se decida a seguirlos.
En las historias de sectas escatológicas (que esperan el fin Podríamos dar decenas de casos de ejemplos de la reticen-
del mundo) o propiamente smc1ctas sulCldantes, el paralelis- cia a aceptar que un colectivo pueda darse muerte conjunta-
mo entre colectivo, suicidio y enunciado ideal se hace aún mente, eligiendo un gurú como mediador de esa completud
más patente. Esta vez, cada uno se ataca a sí mismo por la conjunta, absolutizada en la nada. El objeto de esa resisten-
víª del acto prgyectado -o efectivo- del colectivo, gue es un cia me parece claro: re¡¡_ul_ta ml!Y..9-ifícil admitir que el~:o­
agente a la _vez__e3<~e_!ior a sí, y en parte sí mis~no. Ya no se lectivQ,G!lS\lJl.l!!.llXale~;:¡-~isma, es llevado por un im~lso
puede aislar-incluso en el tiempo- al autor del asesinato ni de completud ideal, propiamente suicidan te. Lo que una so-
a la víctima, porque cada uno es uno y otro en todomomento ciedad no quiere saber acerca de sí misma es ID.l!L~ie:mpre
del proceso fatal. Es la pertenencia al colectivo lo que pro- contiene ese movimiento hacia el enunciado finalizado, pues
~""-• tegea cada mjembro de la acusación de asesinato (perpetra-· es también un colectivo, aunque también sea por otra parte
r do en nombre de una ley), pero también del estatuto de un !Jll_CUe_ll_!.r'? defectuoso entre colectivos, el lugar al>ierto de
r.,.... víctima (más bien "salvada" por la "transferencia" conjunta una cultura. 18
a un mundo mejor). Además, al afirmarse el colectivo en su -Si nosatenemos a la teoría aquí presentada, absoluta-
propia supresión, la distinción misma entre muerte y vida mente todo colectivo -aun abierto y pluralista en sus co-
queda borrada. El individuo no es suprimi~o_:__p_!:im!J!O es mienzos- se..Yil~jye t nden ial -nte suicidante. Lo es en su
absorbido en la afirmación del__coj~c__t¡yo,_y luego, por así esencia e col e v 1 y no en os avatares de su
decir, resulta eternizado en la autoabolición de este último. des mo or mano, mas o menos desparejo, inconsistente y
AeLcomoT()s-medios de comunicación de. masas rara vez pluralizan te. En otras palabras, si la sociedad no se suicida
subrª_.yan_~l suicidio de los matadores de·masas_(yjamá§lo o sólo lo hace muy rara vez, es porque jamás es verdadera-
inte_r:p_!:!Jta_n como "causa final" de sus asesinatos},_¡>a_r_e~e mente sólo un colectivo, como tampoco sobre todo un colee-
existir una fuerte __!~sistencia..J:le parte de~§S~ciedades a
admitirq11e.locqlestivq pu~da _ser, por sí mismo,jpcitadoral Hl Incluso resulta significativa la manera como está tratada la cues-
suicidio. Es posible comprobarlo, por ejemplo, con la vara del tión de las gllerras mundiales, sin evocar nunca la cuestión del suicidio
enceguecimiento de la prensa no bien se trata de reconocer de masas en la identidad nacional. Se puede arriesgar una hipótesis casi
como tal el suicidio colectivo en las sectas. filogenética (retomando la acostumbrada audacia freudiana): lo colecti-
En efecto, se recordará que los medios han tratado de vo incipiente de una "contraseña" [mot d'ordrel que crea la solidaridad
afectiva allí donde no existe, ¿no se asocia inmediatamente, desde que la
asesinato el suicidio colectivo en tres tiempos, con cuatro humanidad habla, con la idea de etnia, distinguiéndose desde el comien-
años de intervalo, de los miembros de la Orden del Templo zo de la etnia "enemiga"?

170 171
tivo "hasta el final", sino más bien una diversidad, un en- concluir que este aplastamiento no es sino una expresión
cuentro no cerrado n n mismo enunciado ideal, una sit~­ ., que relativiza el alcance de una tendencia mortífera: a saber
ción e eg_\!!VOCO y e compromiso ma construido, y porQue el asesinato de sí y de sus semejantes bajo el peso de una idea
la mayo'= p_artll_ !le Ios__gr:rm.Q.~ _.,-ipc!uso h()ffi.Qg!)!_l_E~g§__y_s~~Ja­ común. adorada, precisamente, en tanto debe parecer no
rios- tamp_QCO,B()n .".YEmill..d.eros" cole~jivos. crit¡icable y en tanto debe hacer callar, por m~!_lio de__E
Pues una vez elidido su pretexto práctico o jurídico, el ~.!l:E!!"~~-'_!9do lo que abre a otra cosa que no sea ella.
colectivo no es nada más que la condición, la causa final En realidad, por supuesto, Fre establece con constan-
necesaria de una idea que trata de completarse a sí misma cia la teoría del asesinato el ·e e e la horda orla comuni-
y p_o.!_8_Í_Ir1iS!!l,!!,_ ..que intenta concluir mediante un actP da-d d,eJq_s her~_¡!._no~, e que ace, como sabemos, un rasgo
definitiy_IU' radicalmente constituyen_te. !.-_que está en el filogenético de la especie humana, pero curiosamente no\
corazón de toda reunión humana. · releva ese punto en su análisis !k._la "Massenpsychologie.,..
Por otra parte, la comunidad de los hermanos sigue siendo,·
para el padre del psicoanálisis, una "b>¡mda de ª§ft"jpos" del
padre, culpabilizada hacia él, y no una secta suicidante.
4, Del gurú como vientre maternante Para él, el empobrecimiento interior del yo en la adoración
del conductor (Führer no quiere decir más que eso) basta
para dar cuenta de una masa organizada como la Iglesia o el
Freud tenía razón al oponer a Gustave Le Bon que una masa Ejército. Por lo tanto, no .Q~J:Ya la tendencia suicidante
se construye en el lazo de masrulsolamente en y por un '-""'7 """"'" --- ~
20
persona· e central análo o al fascinador en la hi nosis, esa El pasaje "real" de la cultura no-hablante a la sociedad humana
sigue siendo un misterio, pero las experiencias de pensamiento que lo
masa de a dos. Pero también tenía razón a recor ar que un conciernen apoyándose en la paleontología, la etología y la primatología,
texto, un enunciado, una ideª'-.ig,u--ªh!!g_I)J\l. _p9día jugar el incluso en la sociobiología, se alejan cada vez más del esquema del único
oficio del conductor, del gurú. Su teoría del lazo de masas macho dominante, enfrentado por el grupo fraterno. Ello obliga a
como efecto de 1(1_ ~QnJ11sió_12 de la identidad y del amor, consjderar la "Jlegada deJ símholq" (y sobre todo del símbolo de la to-
haciendo imiJ_osible la crítica del ideal, lo llevaba directa- talidad social a los ojos de sus "miembros") como relativamente autóno-
mo de la "metáfora paterna". o incluso corno el antictpo por mttos
mentea estappsibilidad de amor de la idea en e! lugar del diferentes. Así pues, es plausible que el mito del padre siga siendo
amor de un personaje padre o madre. reacciona! en relación con el que concierne a la participación fusional en
~n camow, SI F'reu~ anahza perfectamente el efecto de el "nombre" de la entidad étnica (separadora de los enemigos). Esta
aplastamiento del yo bajo la combinación amor-identidad, a hipótesis no es contradictoria con la constatación del psicoanálisis que
la manera como el enamorado transido se rebaja ante su separa nítidamente el padre como punto de apoyo de la singularidad
reencontrada del adulto y las figuras más o menos monstruosas de la
objeto idealizado, 10 y si bien esboza el mecanismo recíproco omnipotencia, "girando" en el fondo más o menos hacia la eviración del
de los aplastamientos de Jos yoes en la masa fraterna y padre en la estatura englobante. y ventripo~ente, de autor/autora del mun-
homosexual de los adoradores del mismo ideal, no llega a dQ.:.. Contrariamente a lo que afirman muchos idealistas de la efigie pa-
terna, ésta no es un enunciado primero, más allá del cual no es posible
tY A diferencia de Melman. que considera que la secta (contra la cual ninguna enunciación del origen. El enunciado del origen concierne
"lucha" en su condición de buen ciudadano ... de la secta republicana siempre más o menos a la idea de una totalidad paterno-materna, donde
universalista) aporta una felicidad masoquista a sus miembros, sin lo político termina por reabsorberse en la estructura. Esto es lo que el
considerar, empero, su propia escuela psicoanalítica desde esta perspec- padre viene a "salvar", como representante del intermediario entre
tiva. cuerpo y social.

172 173
. . . 1., .
A5(k'J-.S A.fÚfl-......"ll~·~q

'
Consecuentemente, el Colectivo no se opone a lo Privado,
., sinQ a la Plnraljdad venturosa de los encuentros Imprevis-
tos,_y precisamente a la "no clausura por Lo Social de la
cultllT?C.§ll.'mi*-'.!ea entre individuos y ~upos !}ropensos a
una b_uena convivencia". Ahora bien, Ja eección e( colectiVO
id~! cont:r_a laph,Ir_alidadno_está excluida de ninguna forma
de asociacióg,_ incluyendo la más-universal o la más ''abier-
ta",_E_ara _utilj_zar la expresión popper@pa, retomada corr~o
contraseña porel _f¡_nancist~(}eor~es Soros (quien ree~nocía
perfectamente la tendenciasuici a de los mercados).· ···
Resumiendo: aquí sostenemos que elgolecfivo,.si nada lo
distrae, lo recorta, lo multiplica, lo pluraliza, si nada lo opone
a sí mismo y no lo hace abrir -como sociólogo advertido por
los psicoanalistas- es extremadamente afín con el proceso
de clausura suicidante de un enunciado del Ser. 23 Ello
nnrn11P. n~rP,...P Pn,...nhrir P.n Rll prop

5. El colectivo como objeto ideal


quier otro. La secta,
esvacw público, aunque el público
se c.erra en su propia socialidad autoritaria perdiendo su Unidad de sí [mismo], Unicidad de sí [mismo],
cualidad de abertura en los encuentros no pre-definidos. Por Identidad de los sí [mismos]
ejemplo, a Georges Bush, cuando sostiene que "el comercio
es la libertad", se le podría responder que el goce de la li- Resistiendo de alguna manera a las alegaciones anteriores,
bertad no es vender y que respirar no tiene que ver normal- por "evidentes" que sean, ¿podríamos preguntarnos por qué
mente con el comercio ni con el contrato. Contraer según la
norma erigida en ley mundial de lo colectivo "ultraliberal" z:¡ Esto corresponde bastante bien a la definición de Botis Cyrulnik de
para tener el derecho de respirar tendría que ver, por el una perturbación de la conciencia específica del primate humano: "El
caso de los delirios colectivos, en los cuales la conciencia individual se
contrario, con el peor de los colectivos: el estal>.k~.Lqüe11to doblega bajo el yugo de una sola imagen, de un solo relato, de un solo
penitenciario. hombre. Así se implem_ent_anlas morales peryersas donde predomina la
mera re.nrg§.~nta~j.9_Il.del grun._Q 1 _y.9-on®_g_~justo destruir a todos aquelJ.9.fl
~~
Este tema y u ha sido tratado en "Le collectif et sa fin". que no la comparten,~' (Cap. 12: "De la conscience a la spiritualité", in
22Masse ei puissance, Gallimard, París, 1966 (Masse und Macht, Pascal Picq e Y ves Coppens, Aux origines de l'humanité, t. Il, Le propre
Claassen Verlag, Hamburg, 1960). de l'homme, Fayard, París, 2001, pág. 479).

175
174
el colectivo encarna hasta este punto la realización del ideal, más tenues son, en efecto, más poderoso e implacable es el
del que se podría creer que se basta con creencias o con o~. Así pues, sólo los cordones blancos distinguen a los Doc
amores individual es, o en rigor con "lazos de masas de a dos" Martins de los rojos, de los Skins, de los Punks, sus más
cuyo paradigma, para Freud, es la hipnosis? terribles enemigos, por otra parte casi iguales en sus marcas
Obsérvese que lo colectivo reúne eficazmente en el imagi- corporales y en sus "uniformes", y surgidos del mismo
nario tres momentos lógicos de la afirmación del Ser: movimiento de jóvenes británicos de los años setenta. Asi-
mismo, algunas insignias separan a lo!l Bloods y a los Crips,
..,.11, Representa en primer lugar un principio de Unidad, que patotas ferozmente rivales de Los Angeles, no obstante
1 unifica a cada uno en sí mismo, y reÚne a cada uno en un tener el mismo origen político (¡los Black Panters!). Por otro
mismo sistema de referencias, garantizando la no-fragmen- lado, se podría extender el rasgo a los confines de la especie
ta9óll.Prirn.os!:liªt y final de las partes en el todo. humana y compartir la perplejidad de los etólogos ante las
Al pertenecer a ese tO<j.o, mi situación de parte, de subor- guerras feroces y despiadadas llevadas adelante por las
dinado, de miembro parcial, me remite ala esperanza de una fratrías de chimpancés aún emparentados, con todo, con un
totalización: mi yo, si se divide en él mismo, al menos se ascendiente común: ¿cómo distinguen los enemigos de los
reúpe en el colectivo de los yoes semejantes. Sólo se disuelve amigos? En todo caso, ¡no mediante alguna diferencia muy
para reconstituirse entero en el conjunto, y por ello, también perceptible para el observador externo!"
es entero como reflejo individual del todo. El amor entre los
miembros, en el colectivo, recae precisamente en esta P!2- 3
mesa de objeto unificado, consistente, entero, promesa ya
hecha en el cuerpo viviente del gurú (o de la imago de la
madre primordial). Toda alteridad no in te rada re resenta
un desafío para esta Uñícía que preten e entonces la
absorción de toda multiplicidad. Se apunt¡¡ a la gran canti-
dad porque, como imagen de una fragmentación cada vez
más extrema, desafía tanto más el proyecto unitario.
representa la con·unción de estos tres discursos sub acen-
~ tes ·al n a or e umc1 a 1 eal) -1 - 3
y de a 1 en 1 a : rea men e parece resum1r, en una suerte
lucmac1Ón compartida o no, esta cultura humana que
nos preludia, nos engloba y nos sitúa, nos distingue y nos
reúne.
24
Al respecto se nos ocurre una idea, sin que tenga aún el estatuto de
pregunta formulada a los antropólogos: ¿y si la "palabra", el nombre {J,~;jr
pequeñas diferencias res- como primer enunciado de todo ~je, hubier~- . ~~c:i4o 2recisamef!.te ll-l(t4<
de la imposibilidad de descubrir material, visual, hormonalu olfativa-
pecto de los otros grupos, odiados de un modo inversamente mcñte~Uili arrer~~~·e_nff~~~_re-ile-ffiigg_y_lo_erpRare-tlf~Q97- ---- - ..
proporcional a esas diferencias que simbolizan la imposibi- 25
La teoría está desarrollada en Las estructuras elementales del
lidad misma del colectivo como enunciado completo. Cuanto parentesco.

176 177
'1
El colectivo representa, consecuentemente, a los ojos de 6. La neurosis como resistencia ambigua
aquellos que le rinden culto -y es el caso de todos nosotros- al ideal colectivo suicidan te
Jo que hay que conseguir para alcanzarnos a nosotros mismos
en la fuente (el origen) permanente de nuestra obliEación de ser
seres. obligación¡¡ueprolongaproblemáticamen e el extas1s Abordemos ahora el objeto desde un ángulo inverso: en ge·
del narcJsJsmo mfanhl.'" · neral, ¿cómo evitamos o atemperamos la fascinación espon·
Heidegger, al no ser pastor del Ser, se hizo (después de tánea del lazo de masas comprometido -desde el origen- k '1;;.
Hegel) poetª de ese discurso eminentemente infantil (y por '~ hacia la suicidancia colectiva? ¿Cómo escapamos de ella? ~~ W,
lo tanto exterior) en nosotros: reunirse con el Ser ("esa "1e Parecen existir al menos dos grandes métodos, a la vez ;~•i•f'
asombrosa estación 'en el ser") por Sl,l autoahrmacwn colec- individuales y colectivos: el muy ambivalente de la resisten- ) r
tiva ("memoria exosomática'' y "tradicion hisionca ), ya Que cia neurótica en las diversas etapas del progreso de la pro- '1 .U.r
e7Taúnica que pasa por ser eficaz. {MA puesta de realización de Jo colectivo. Y el muy improbable de
1 Pem el filósofo se e uivocó~_!!_l.!.1l.P.Un~: lo colectivo o es la sublimación. 2),¡,.Jl.
la cultura. s s o un ana gg()r¡~na pÉlida co ~- a a- Si la energía en la que se apoya la transformación de los
t· · ·va n u o de una tri u e na or e , ae grupos humanos en masas sectarias, de una manera muy 11)
~m-ª soq~ a_, JU ua ar a evolución e a es e e la general, es la que se propone reivindicar desde un punto de 1-\l..n~
natura_leza, donde esta especie_se_irl_scribe como pr_o~eso en vista infantil, la fusión con la entidad simbólica maternante
parte cultural. Este intento, reiterado al punto ae participar imaginaria, implicando la castración del adulto masculino
en nuestras creaciOnes mas alocadas y más interesantes, las en el ideal, esta energía se torna neurótica, en el sentido
más peligrosas y las más divertidas, sin embargo- invito a preciso de que produce discursos "enervados", agitados alre-
,ustedes a verlo con claridad- dedor de su imposible absorción en la realización.
Efectivamente, al ser imposible la fusión directa de lo vi·
viente con una idea (incluso en la idealidad matemática), el
empuje._bªQi_¡¡, e.LQ!l.l!lc_tivo ideal suicidan te está necesaria-
men~!J_¡povilizado por rodeos y compromisos con los queel
sistema, nunca acabado ni satisfactorio, pone "nervwsos" a
sus actores.
Esta energía desviada toma formas diferentes en la histo-
'l(i Freud en su condición de físico fundamental de la energía descante,

descubrió aas fuerzas: Eros y Tánatos. ¿Por qué vaciló en hacer del
ria (o en las historias de las culturas). Estas diferencias no
narcisismo una tercera fuerza cabal, al mismo nivel de las otras dos? se producen por casualidad, sino según la estructura misma
Acaso porque, para los adultos, Narciso parece manifestarse nuevamen- de los discursos posibles que se sostienen sobre la reivindi·
te en asociación con Tánatos. Pero entonces, ¿no habría que preguntarse cación de fusión no sexual con la entidad simbólica mater·
por qué? Una de las respuestas posibles es precisamente que, ~ir nante. 1~s ¡¡;s.;,;:r-s-os así "sostenidos" consisten en envolver,
sacrificio de sí amor del colectivo a arcce una función ~iológic_il ~e lo
saeta : la sohrevida momentánea gracias a la lealtad (y a _§U a~p~cto
ensostener en palabras compartibles por varios, soluciones
sacrif!fi<!!_Q.~.~D~-ª-<!Wre al riesgg_ ~-~1;1na ~-osi~ij)_f! ~J pcligt:o_e~n el par.Qi_al_es _y necesariamente incompletas, pero seductoras
futuro común. En otras palabras, sólo seré un soldado capaz de luchar a por()bt:¡¡_ del i_antasma_~~~da cual co!!_stru.)'e al r~~.PeEtQ­
muerte para que viva mi patria si sueño con abolir esa misma patria ¡en Estos discursos siempre son tomados en cuenta en parte por
una consumición final última! el colectivo "fatal", pues constituyen objeciones sostenidas

178 179
por muchas personas, formando así "subcolectivos" de resis- Madre-toda (deducida del "Todas las mujeres" que indica lo
tencia parcial -más o menos mucho tiempo resuelta- con comunitario como etnia completa), sólo le concede el Ser como
una meta final. Pero se los toma en cuenta sólo temporaria absoluto imposible y loco.
y parcialmente, pues las objeciones neuróticas marcan en
defln__i~i__V__ ª'_B. O._I'Un-_ladO, una resistencia individual a Josocral, Por lo tanto, mucho antes de odiarlo o de amarlo, necesito
y, por el otro, una resistencia de la palabra (como pregunta) crear Un padre. ¿Qué es el padre? Creemos tener que sos-
al proceso de_![acíón <fe~'!_er!unciado para todos. Por ende, tenerlo y verificarlo (a la manera de Pierre Legendre) en la
\ el colectivo, como tendencia más fuerte que apunta a la eli- inslJtu~i_Ó!).!JQ_Q.J.o cristaliza, mientras que cada cual primero
minación de toda objeción a su enunciado constitutivo, lo inventaE~r_manentemente contra la znstltuczón pensante,
termina por rechazar esas objeciones en la pendiente de las y no _q\liere "saber nada" de su resJ:!onsabilidad en esta
respuestas englobantes, a la vez analíticas y sintéticas, cada invención.
vez menos refutables.
Así, la estructura temporal de los discursos o forma Ésta podría ser pensada aun como cuasi vegetal, -con
obli@_!._qrj.-ª__de la incompletud dinámica de los iliscursos, perdón de los__ l!lora,listas que discurren_ en el 11omb_¡:¡)_ del . _- .
puede s()_r:_imaginada en los términos del drama teatral del padre muerto-, en el sentido de que ei paare es recliazado ,otln'(f'ltJ
parentesco, po!:9_\le_~arentesco refleja toda una tradición ' un intrín~lis, por doquier y siempre, porque todo ideal
de com romisos entre lo íntimo lo olítico, 0ilª__!1Qa bvo solo s% revive por oposición respecto de lo que, en
tra iCiÓn e o el individuo, podría resistirle. La metáfora paterna está
mucho menos amenazada gue la foca o la jirafa, y es casi tan
Para soportar el efecto de cultura sobre sí, el viviente debe resistente como las bacterias, en el sentido de gue es una
"imm!tar"_ªun personaje representante del colectivo simboli- producción automática de la cultura, en su reacción a ella
zad<!!: un ~_eseo que lo concierna a él exclusivamente, ya que no misma. La creaciÓn de Padre se compara aquí con una
existe como "ubicado" o "nombrado" sino en ese deseo exclusivo reacbvidad autoinmune, mucho más que con una frágil
haciae-se "yo". Nos preguntamos si ese pe~S:Oñ~;-podria_ser autoridad en peligro de ser aplastada por la barbarie.
otro gu~·~c la MJ:!dre. Empero, el viviente se encuentra también En efecto, ¿qué es e! padre7 Ciertamente, y en primer
abolido (abso1bicto, disuelto, tragado, etc.)27 por esta exclusivi- lugar, no es una institución colectiva de estatutos, sino nada
dad misma que, haciendo de él "el Otro" simbólico de esta más que, en el mero imaginario del niño y en ninguna otra·
parte, la fijación particular de uno de mis rivales en el amor
2; Todas las variantes del tema de la devoración re resentan aquí el de la madre, tal como ese rival elegido y aislado merestituirá
mismo lazo lógico fundante de la orm s uerte e cu pa ilidad, y unaJ!ªrte sopQrjable d_!L)Jl__eJ<:clulÜYidruLdcl..am'QL matern9
explican por lo mismo el poderoso deseo de ser culpable: en efecto, si res~cto cie_mi meci:p~9-~ªmente, :PQI sppu.esto~ ciLvirtud de
devorar es la "prueba" de la entidad maternante, la primera identifica- la l1!Jicuidad d~Islljj)to_!_9gico). Ello por dos vías:
ción se establece con esta entidad "pensante", y pensar por su cuenta
significa matar y asimilar. Por lo tanto, ser sujeto de un pensamiento
sobre el mundo es inmediatamente equivalente de un asesinato caniba- -la vía de una monogamia -o de una mono erótfca- ten-
lístico ejercido por una entidad maternante, asesinato del que se es a la dencialmente absoluta, que impide el acceso a os otros
vez víctima y autor. Más _vale eºtqnce!L§.~IT._~l.pabl~;._ <l!l.!LYÍftima, pues a rivales -simultáneamente los del mencionado padre y los
ese precio .se escapa a la disolución de sí en el Todo. Esta disolución es, míos-. 28 Esta vía presenta la ventaja (y el inconveniente) de
no obstante, el reverso de esta culpabilidad primera, e igualmente 2
deseable. 1'. Una vez más, sería interesante vincular esta tendencia teórica con

180 181
reinventar n_t:i siJ1~lari!lªc! en.su consistencia opac~..f~nte _a ne entonces distintamente como nombre en una lápida
Jos sistemas d()}e2'Elsque tienden_a d()~JlOj~~Ja normalizándola. memorial), o como simple violencia castradora, que afecta a
ese mismo U no en su carne, conVIrbéndolo en el sujeto de
-la vía de mi identificación con el padre, la cual pasa esta una falta o de un sufrimiento. La castración significa en de-
vez no ya ¡'iofTilíiniíiañ,Sillo por un rasgo específicil"unici- finitiva el simple hecho de estar "juntos", y no ya solo frente
tario" o unariQ.,__ sirnbolizante, -en lo -que meune aéí, el al Todo, oponer una fraternidad intermedia a las dos totali-
desfasaje protector g ue a_Qorta erj)adre en re1aCíónconE1 dades ind_!vidual y colectiva (entiéndase en el senhdo del
pr()blemática totalidad 1 disolucjón. mito freudiano de Tótem y tabú). El psiquiatra Roger Ferreri
nos recuerda al respecto que es inútil demostrarles a los
Este desfasaj e consiste en psicóticos que sitúan malla ruptura castradora (arrancán-
emática_aterradora o dose el pene, o inventándose un órgano del amor desfalle-
, mucho mástiem~ ciente) sino que más bien es necesario "sostenerse con ellos",
e
esta susútucwn del 'i'odo por Rival implica la muerte en en el sentido de que la única respuesta convincente a su
el combate de uno de Jos dos alter ego, dejando al otro para pregunta aterrorizada es el hecho mismo de permanecer uno
siempre en posición de poder incompleto. En el mejor de Jos con el otro, es decir en una situación de cálida división entre
casos, el rasguño simbólico, la primera sangre derramada, lo sing:J,Ilª!:.Y1o_colectiv!J. 30
hacen signo de pacto entre machos a la vez rivales y coope- Empero, esta violencia paterna, en el fondo siempre_"be-
radores." nigna", <ki_ª_¡;lljlsistir un_a.~}llpabilidad, en lo sucesivo modu-
Siempre hay reversibilidad posible entre víctima y ''ven- lable, en un frente a frente de la cuestión de la rivalidad
cedor", pero esta vez sin reducción de la víctima al estado de igualitaria (gue-siopone siem~!:e~I_a nost¡¡Igia desii\ialita-
molécula asimilable. La integridad de la entidad subjetiva ri!!_quenombraremos -por Il_~~_¡;i._<!_!!_!l.!'l!!i!e la c¡¡usa-._.~r­
está garantizada, aun en la derrota, p¡¡r la ~emización versa"). Una manera de atenuar aún considerablemente es-
pater.rut Jle.J;:¡ g~y 0 raci~I1-a.sj¡n\!.!lciól)-fusión (este temor ta culpabilidad paterna siempre residual consiste en intro-
primero e inevacuable del viviente frente a la Entidad so- ducir la "transmisión", en la cual el susodicho padre está
ciomaterna), como simple asesinato (de Uno, que se mantie- invitado a transferir una parte de su potencia a la del hijo,
quien, por lo mismo, lo "sustituye" (por ende lo mata), pero
las hipótesis concernientes a la "preferencia" evolucionista hacia (o de manera diferida, en el tiempo y a la distancia, especial-
alrededor de) la monogamia en los gn1mles monos y en el hombre, incluso mente por la homología instituida entre pareja parental y
en contextos de aparente disponibilidad sexual con una pluralidad de
partenaires. par!!ia -ª!!lf~al yi.rt1,1al forii)aQa ~n ll!....@neració])_ c!~LI.liño,
~ 9 Aquí podríamos discutir las ideas de un sociohiólogo un tanto gracias a la cual un nuevo objeto sexual sustituye a la en-
"01-iginal", pero que ha conseguido interpelar a toda la t:omunidad de los tidad materna "real". Al hacer esta afirmación, se delinea
etólogos-primatólogos-paleoantropólogos: Chris Knight (en su libroB/ood evident~!flente la ~Jr.<J!ll.a_c(nnpl¡,,¡idad~delosmovimientos
Relations, menstruation and the origino{ culture, Yale Univcrsity Press, sobr~_v!!nidos en lQs. sj_s_t~_mas de parentes~o históricos, pero
New-Haven, 1995). Se sabe que este autor considera "la excepción
humana" de los men~truos sangrantes \'isibles y olorosos como un se insiste en una tendenci"a real, de la que se puede sostener
"estímulo" femenino para la cooperación masculina ... en las actividades entado caso la si_@j_egt~líipóiesjs: los regímenes de paren-
fuera del sexo (yen particular en la rel'olección de carne). En los primates tesco tienden a pasar de comunidades inte~.:generacionales <l
no hablantes ya la sincronización de los estros que disimulaba el período
de fecundidad iba en este sentido. :Jo Seminario sobre la posmodernidad, Montreal, junio de 1996.

182 183
comunidades intrageneracionales. En otros términos, pasa- - por último, la transmisión interpersonal se opone a la
ríamos, en la historia de la especie, de emparentamientos rigidez de las cartografíassoc1alesyJerárquicas del colecti-
"verticales" (llamando hermanos a los individuos nacidos de vo abstracto, permitiendo al menos renovarlas.
ascendentes, de colaterales, tanto como de descendientes) a
emparentamientos por estratos horizontales (la fraternidad Considerando estas defensas paternas simétricas de las
no define más que lo colateral, por oposición a la genealogía). fundaciones del colectivo, se podría suponer que es precisa-
Para decirlo sintéticamente: la invención del padre sería, en mentll. en_tan_tQ. la_ novela paterna sólo tiene existencia 7
su esencia, el reemplazo de una lealtad automática de clan, estrictamgnt!t~n el imaginario delii!itq]Qgo_singular que se -
deducible de la afiliación con la madre, por una lealtad de pon_g_gn el lugar del niño en sí, q_lle se manifiesta como
contemporáneos, vinculados políticamente. opuesta ¡¡_l_l!Jlolución_ C()iectíva, instlt!!!iOñ.~I~ autoriza No
Así pues, la identificación rivalitaria con el padre, esa mo- absolutamente ninguna extrapolación teórica en el sentido
ción que recorre solamente la mitad del camino llevándonos de un fundamento psíquico de las instituciones (verdadera
a lo colectivo, a la vez precisa y hace difícil el rol primordial transgresión de las fronteras disciplinarias que Pierre Le-
de protector. Sólo encuentra una salida en la "SOiucióll"oe gendre se autoriza "en nombre" del Padre-del-Derecho,' 1 es
una representación del mundo como sistema espaciotempo- decir de una metáfora matada por medio del recurso al ideal
ral de los lugares recíprocos del padre y del hijo. Al transfi- del Derecho), como tampoco por otra parte autoriza la
gurar así la rivalidad, vuelve en parte a la cuestión de la aplicación de esta teoría a los encuentros psicoanalíticos
totalidad fragmentada, aunque esta vez velada, o mejor aún cuya apuesta es ver cómo el analizan te se desmarca de ello
"filtrada" por el compromiso personal imputado al padre en a la vez como adulto y como memoria reconstructiva de su
la activación de la lógica de los lugares. Obsérvese que propio mito infantil específico.
probablemente es en este efecto de retorno de la locura al Una vez tomadas estas precauciones decisivas, sigue
término de la frágil experiencia de mediación paterna como siendo legítimo interrogarse sobre el paralelismo que puede
Jacques Lacan subrayaba la proximidad de la obsesión y la manifestarse entre las maneras individuales de inventarse
psicosis. una sucesión de padres, y las maneras colectivas de sufrir la
En el movimiento de invención de desi ación, y de insuficiencia paterna (salvadora) en la construcción históri-
instill.ill:ión del padre como autor e s1stema e os ugares, ca de sus ideales de autosuficiencia. Después de todo, los
com¡:>letam<>s el desplazamiento metafórico y hacemos de él colectivos nunca son sino compuestos de individuos que
una he .-nta rotectora un a·sánusrcontra To colecti- trabajan juntos en su ideal. Reflejan de tal suerte las
Y.2:,.En-efecto, esta producción espontánea e as tres 1guras dificultades de estos últimos, incluso si finalmente -cuando
sucesivas del padre, lógicamente, ¿no emerge en posición los refutadores son eliminados o capturados-logran produ-
simétrica a las tres !unciones de lo colectivo anteriormente cir un enunciado de cierre para TODOS. Si bien la producción
me{1cionadas'F_______ ·-···· .. -·· .
11
: La discusión sobre la pluridisciplinariedad casi no tiene consisten-
- el rasgo identificatorio unario -propiamente paterno- cia, sino cuando se la pone en perspectiva con esta transgresión ética y
corresponde en efecto a una solución exactamente opuesta a política mayor que es la c~ón (con un valor de política colectiva)
entre...el.efe.cto_ de_cultu.ra_ e.n_lo_s inP.i.:v_i_dy_Qs,y el retorno de las ii).stitucio-
la de la unidad colectiva; nes colectivas en este efecto. En una situación donde esta confusión se
-la identidad rivalitaria construye una barrera contra la encuentra "científicam"""éiíte"-o "éticamente" legitimada, ¿quién hablará
unicidad grupal; entonces "en nombre" de las personas?

184 185
paterna jamás es colectiva, los colectivos siempre son inten- 7. La conversación historial colectiva
to~ de fabricar "analogon" de padres, a_ynque ¡su_ ünp_ulso como preorganización de un destino
final CQns~te sie_m.pr_~ eJ!_@_§_truir!os__!li! S_\l_e~_!j~_par.!_~_l1-
larizante, para alcanzar enunciados de completud, pseudo-
maternos. Mantenidas firmemente estas dos condiciones (el individuo
Por ende, ¿existe una posibilidad de que la historia insti- se opone al colectivo ideal a la vez como práctica cotidiana y
tucional y por lo tanto colectiva -en consecuencia tendiente como finalidad), se puede admitir entonces la comparación
hacia el ideal del padre muerto- se parezca a la de la de los dos dominios y encontrar en ella estructuras similares.
resolución individual del complejo edípico, ya que sus fina- Por ejemplo, se puede predecir que se eroduce en Cierto
lidades son tan diferentes? ¿Se puede hablar, por ejemplo, de momento entre ideal rotección contra elldeal (:yelloTa'nto
procesos de sublimación colectiva? en ]a- vertiente individual de a 1 ea IZaCJOn como en SU
Nuestra respuesta será ahrmativa, pero con dos condi- vertiente colectiva), una necesaria problemática "de empa-
ciones drásticas: quetamiento" a la vez de uno y de otro en el cuerpo como
di~ti!Jtoy_l!!l_itario. · -- -- -- ·· -- -
-hay que considerar que la homología entre complejo de Así pues, ya sea que se ponga a trabajar un individuo solo,
Edipo y formas instituidas de las imágenes paternas nunca enfrentado (contradictoriamente) con su propia tentación
es formal: refleja de modo permanente la lucha entre reso- de idealización, ya sea que se trate de varios sujetos ponien-
lución personal y resolución colectiva de los mismos proble- do en común una parte de sus orientaciones hacia la misma
mas. Los objetivos individuales y colectivos incluso son finalidad, encontramos un momento análogo, en el trans-
opuestos en tanto los individuos, para permanecer en lo curso del cual los sujetos de la idealización fabrican el pro-
abierto del encuentro humano, no sólo deben recusar el blema de un repatriamiento de la idea de Todos en el cuerpo
objetivo final de los colectivos, sino tambjén recusar en cada de Cada Uno. De suerte que se encuentra, tanto en la
etapa la sustitución de una pseudofigura "paterna" colecti- singularidad como en lo común, toda una "zona" espacio-
va (de un "gran sujeto" siempre muerto), en el padre -obliga- temporal imaginaria lógicamente ocupada por la cuestión
toriamente viviente- llamado por cada uno como solución de las partes de las superficies, de las coberturas, etc. Por
especial a su propia pregunta de Hablante; ejemplo, estamos en el mundo donde G~evocaba -de un
-al mismo tiempo hay que admitir que, inversamente a la modo casi psicótico-la desaparición de una nariz (encontra-
estrategia individual de apoyo en el padre para sostener el da bajo forma de un personaje célebre), o el arrancamiento
encuentro abierto, la constr_\lcción-deconstrucción de las de un viejo capote como de una piel.
fig],lras m!;ltapat!Jmastien~_pQ_robjetivo constante llegar por Lo que plantea este dominio de discurso (tanto para sí
fin al sJ.!ic;;idio_c;.al!.lctivo, a_ungue d.ifirie!1iiOsucillii~Tíffiiento. como en la alianza con otros), es que existe un riesgo, en esta
etapa preliminar del ideal, que la protección imputada a un
primer personaje paterno no remite a mi unidad interna y,
por su no-intercesión personal suficiente, que me confronta
con la desolladura, con la devoración y con la fragmentación
asociadas a la peg;pes_tjva psicótica de_la_absorci_Q_Q E)n 1Jn
todo maternante. Esta absorciÓn propiamente desencar-
nante remite no al cuerpo materno sino, por el contrario, a

186 187
la ausentificación de la madre de sí misma, inmediatamente te garante de mi unicidad (del hecho de ser único o singular,
implicada por su propia sumisión al orden simbólico en la en un cara a cara con la unicidad del mundo)? Esta pregunta,
mirada que el niño cree que le dirigen "en pensamiento". Al que va a culminar en esa cima de la curva gaussiana de las
volverse ella misma "orden anónimo", recorte abstracto de lo neurosis que es la histeria, neurosis par excellence podría
viviente por el sistema, el objeto al cual ella refiere ya no decirse, se formula poco a poco como acusación de un crimen
puede "pensarse" como unitario, como reflejo de la unidad de incertidumbre: ¿se puede ser a la vez padre (como en la
global, sino solamente como palabra incompleta, frase sus- fase fálica de la feminidad) y sí-mismo (por ejemplo, objeto
pendida, incluso fragmento, cáscara, desecho, excedente. del padre)? La oscilación entre potencia (criticada) e impo-
El equivalente institucional de este padre siempre insu- tencia (victimaria) caracteriza este proceso lógico.
ficientemente protector es, como volveremos a ver, la muy Obsérvese aquí que una formulación institucional del
antigua fi~ra _del chamán, a la que se le supone la función problema histérico puede ser el de la crítica cristiana del "pater
de absorber la radiación maléfica o la tendencia caótica del semper incertus" de la tradición romana, y de la búsqueda de
mundo en su propio cuerpo viviente y localizado, y sobre todo certificación del padre en su relación con su filiación, en la
en sus gestos y en sus invocaciones, frases que unen su condena de la "fornicación" y del adulterio, ya que, con
coherencia con la del cuerpo entero (como lo señala R. la vara de la banalización de los amantes de la madre, ya no
Hamayon, antropóloga especialista en chamanismo). 32 sé de qué padre he salido, y, por consiguiente, puedo dudar
En un segundo tiempo, el padre ya inventado, pero esta del-ª!Tlºr de la madre por Uno, es decir, en último ·¡¡n-á1Ts1s,
vez devenido suficientemente protector, va a producir no por Mí. ·- · -·--
obstante un conjunto de nuevos riesgos por sus cualidades -Empero, en tercer lugar, el padre imaginado, impulsado
mismas. Por un lado, mirando hacia atrás, 33 me protege a la certificación, categorizado (categoreo, recuerda con ra-
"demasiado", y me trae nostalgias por la pérdida de un zón Legendre, significa "yo acuso") podría plantearme pro-
Espíritu-cultura invertido retrospectivamente en mundo- blemas una vez más: desde ahora encarna ciertamente la
objeto maravilloso. La fobia responde a ese deseo como justeza de los lugares distintos y recíprocos, pero al desple-
miedo de una retorsión del padre, conservando al
tiempo el recuerdo del terror del objeto. Es, como orde!.\
:s· garse espacialmente según las determinaciones del espíri-
tu, ¿no se ha vuelto menos vivo? Ocupando en el vacío, en
principio de la problemática neurótica, esencialmente ·- tanto estructura, como proyección espiritual de sí mismo,
gua en lo que la motiva en la evitación: ¿miedo al padre o todos los lugares simultáneamente, ¿me deja vivir una
terror del objeto? Los dos, probablemente, en círculo vicioso. transmisión de él a mí (o de mí al prójimo, lo que es
Otro riesgo se perfila inmediatamente, pero esta vez rigurosamente lo mismo)? El peligro es que de ahora en más,
"hacia adelante": ahora, en efecto, se plantea la cuestión de tras haber permitido la identificación, ese padre repartidor
saber "quién" protege así al padre. ¿Quién, en mí? Porque al me retire el deseo de tomar un lugar y de plantear por fin un
adherir a su identidad, me niego en parte, enriqueciéndome acto "en persona".
con sus rasgos. El padre, en lo sucesivo, ¿es lo suficientemen- El equivalente institucional de este problema es fácil-
.n Haberte Hamayon, La chasse a l'éime. Esquisse d'une théorie du
mente reconocible; es el del enterramiento de la vida y del
chamanisme sibérien, 1990, Nanterre, Laboratoire d'Ethnologie et de compromj§o bajo lª.§.f.at~qría§Qli!IJ.f!lgica.ª_y.?..itwinisfrati­
sociologie comparative. vas de la posmodernidad. 34
:1:1 En la Teodicea, Epimeteo es el fundador de la humanidad que mira
4
hacia el pasado, y Prometeo el que mira hacia el porvenir. a El hecho de que este riesgo "posmoderno" sea criticado esencialmen-

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Una vez más, es muy posible que la progresión entre la sentidos del término. ¡Menos mal que todavía queda mucha
necesidad de protección, -el deseo de certificación y la volun- gente a la que convencer para que sea aceptado por la
tad de reparto pueda situarse [se re-pérer] tanto en una sociedad mundo que se supone lo encarna!
historialidad individual como en la de una cultura que se Pero vol_y_amo~.a__lª· lógica de la progresión discursiva _
automemorialice (como la del mito occidental). Pero no hacia el en uncia do colectivo ideal, para observar que los tres .J /"'
olvidemos nuestras condiciones drásticas de comparación: imaffinart~s "p~ep,o~' im~erfectos (de la prgtección;creTa
para el individuo, podemos suponer que esta sucesión, a certQacÍ6n ye~e artÓ en sucesión lóg¡ca hacia una
menudo ardua, constantemente frenada por la preferencia completad imposible son el objeto de una actitud constante-
neurótica duradera por una de las tres figuras, en definitiva, mente ambivalente. Sus fallas son rechazadas como negati-
en la mayor parte de los casos, está embrollada, rota, vas y criticables porque descartan la satisfacción narcisista
recomenzada, incluso derivada o mantenida abierta por la elaborada esperada del "funcionamiento" del sistema del
vida y sus encuentros improvisados, jamás enteramente padre elegido por el niño, pero también son esperadas,
interpretables en categorías dadas. Para el colectivo, en porque facilitan otra satisfacción: así pues, el niño puede
cambio, por mucho que tienda hacia el acabamiento de su pensar siempre que es más directo y más eficaz para obtener
esencia como enunciado, podemos prever que por un lado la restauración de su propio ser identificarse con la madre y
pugne por absolutizar cada etapa, y cuando no lo consiga, no con el padre (es el caso de muchas de las elecciones
trate de cumplirse definitivamente como ciclo cerrado de sus homosexuales), o incluso alcanzar automáticamente el in-
propias oposiciones. El colectivo suicidante de la historiali- cesto por la supresión del padre, anticipada por la duda
dad de los "tres padres" sería, por ejemplo, la sociedad que sobre la paternidad. Por ejemplo, la gran ventaja del pater
se pretende concluida en la pura ciencia de su propia conver- incertus es doble: al padre instituido, le permite elegir a los
sación interna. Tomemos el enunciadp propuesto por Fran- hijos que ha de reconocer. Al niño se le vuelve tentación de
cis Fnknyama: el fin de la historia." Este es exactamente el connivencia materna, lo que le permite permanecer como el
tipo de discurso que apunta a su propio fin en todos los amante más fiel de su propia madre. Los mayores críticos
del padre ausente, del padre infiel o del padre violador son,
te desde la posición de los que reivindican un llamado al padre "certifi- por lo tanto, como bien lo sabe la clínica psicoanalítica desde
cado" del período histórico anterior no significa que no exista. Que los Freud, los individuos más fascinados por esos imposibles
que expresan esta angustia sean unos simpáticos alertistas "reacciona- desfallecimientos en la mecánica compleja del acceso -fi-
rios" en el sentido de una voluntad de retorno al pasado, (desde Pierre nalmente siempre diferido- al goce completo.
Leg~e, obsesionado por la filiación carnicera, a Marcel Gauchet, Observemos nuevamente que es!!_S_tresposibilidades a la
aterrorizado por la delincuencia juvenil, a Dany-Robert Dufour, incómo-
do en su esperanza de monaquismo intelectual por el surgimiento vez fascinante¡¡y criticadas_g_el desfalled.mJ~.ntll..JlliWmo, o
proletario en la facultad del con urbano o a nuestro amigo Michel Frcitag, má~_e]{actam_g.!lt.e ciel desfalleci1Jli~!l0lógjco inherenteara
quien ve el barco-universidad zozobrar ante 'iiUS ojos de lenador) no solución paterna, in~entada_p()r elviviente humano para
implica que la Reacción siempre esté equivocada, ni mucho menos. No obs- sus diL~mas de ser hablai1te, cierta¡n_e_ntl'l no dejan de .crear
tante, la pregunta propiamente contemporánea y no reaccionaria se culpabilida_d. Aun a través del asesinato simbólico que
formularía más bien del siguiente modo: ¿qué nuevo Padre podría
"salvarnos" del Padre liofilizado y mecanizado de la administración significan estas críticas de las posiciones paternas, se desen-
informatizada? cadena siempre potencialmente el miedo a la castración, y
:l5 Francis Fukuyama, La lin de l'histoire et le dern ier Homme, también en un segundo plano, el ferrorremventado al
Flammarion, París, 1992. abandon~al desasosiego primordial puesto en perspectiva,

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el de la abolición de Sí en el Todo simbólico, que transfigura humanidad se dividan -en sucesión, como en alternancia-
y desencarna. La culpabilidad es una respuesta, incluso según las tr~;; rrrnd~ cesuras fógjcas del Uamado (siempre
cuasi a t!_tomát_isª,·¡¡._l1Il,a_ sª ti~acci!)p.fmJ. taseada .deJT<~orto­ insatisfecho) ano. orejemp o,-éri'la tradición mediterrá-
circuito" Q..d_e_L"I~to_rp.o hªfÜUltrj.s" que sugie~~-~~ frª-caso nea y occidental se pueden descubrir fácilmente tres gran-
parcj_al dejos _s_11cesivos escudos paternos. Pero por simplifi- des formas en competencia y en sucesión "conversacional":
cada que esté, no borra por ello toda la frustración de la
pérdida de satisfacción ligada al carácter indirecto y parcial -una fO.!.!!).!l político-!eológica fundamental (en el sentido
de todas esas soluciones paternas. del "ruido de fondo" de ese universo cultural), centrada en el
En otros términos, la dialéctica de las neurosis asociadas Uno del Todo en relación con las partes. Se encuentra en
meC_!Í!licamente a la" roducción de adre" ileva la delante- numerosas religiones chamánicas o premonoteístas, dedi-
cadas a la protección que el cuerpo del padre opone al mundo
ra, aJ,Ip.gue muchas personas que !JU (l_sepcia!Jl!el1te ªferra-
das a una "posiCión" {!JI! ~]sentidomilitard_el término) y indiferenciado, sentido primero de la palabra "caos";
dediquen mucho tiempo a progresar hacia la si~ieilte. Pro- -una for_ma,.Qrga}1izada ª!rededor del Uno de la unicidad
bablemente en esa guerra individual de posiciones se sitúa y de la singularidad en relación con la pluralidad y la
para todos la ventaja de coordinar en el colectivo "políticas multiplicidad. Induce por ejemplo el aspecto reivindicativo
de los neuróticos" con finalidad instituyente. Ahora bien, en del Hijo divinizado en el cristianismo, en cuanto a la fijación
ningún caso ello significa que dichas políticas de fabricación de los dere~h<>~.Y deberes del padre. Padre ciertamente
de enunciados colectivos a partir de inclinaciones persona- eterno, pero acusado de 1íaber- abandonado al Hijo a la
les sean una simple "puesta en común" de los síntomas. incertidumbre, y al que se le asigna, como contrapartida,
Estos últimos son, por el contrario, signos de resistencia una residencia celestial, ya sea lunar, solar o universal;
estrictamente personal a la vez a la dificultad de la
condición humana asumida y a la fuga de la cura "hipernor- - una tercera forma dedicada al reemplazo del Uno por su
mal" (como lo sigue llamando el psiquiatra y psicoanalista semejll!lte; se puette reconocer en eH a el Uno - Unode la
Roger Ferreri) por el colectivo. matemática social, o del ideal histórico de igualdad en perspec-
La institución, por glol:!_aly societal gue sea, no es otra cosa tiva de los sistemas de parentesco según el muy moderno
que la r!lJl_resentación, la reelaboración y la f~ció_!l __en Claude Lévi-Strauªs, ideal ya en germen según él en la propia
común de un fragmento de la solución paternal reinventada dinámica de los pa!llljes históricos entre estructuras elementa-
por_ggla niño en socialización y por ..S!!4{l_Jl_C!\llto.:_~.:_~u les ~tt:tictu.!:ascomplejllsde lll simbólica-de parentalidad. Sin
búsgueda de sí, fragmento por ast deci!:.P.etrifif!idg_y l_ll.Q!lli- embargo, esta forma caracteriú1ria precisamente ala moder-
ficado en las palabras, _para con ello rendir culto a todos. Es nidad, en tanto ésta tiende a la regulación técnica de los
un acto colectivo clerúi.rii.enle pródi.iCíaopoi persoñas atra- problemas, que puede ser cada vez más una técnica de reparto
padas por la dificultad psíquica de la cultura, pero que contable, exactamente cuantificada. 36
justifican en ella políticamente su fantasma, a la vez la falla 16
: Siguiendo al distinguido filósofo y sinólogo Frans;ois Julien, mencio-
deseada en esta solución y su efecto temido. naremos la hipótesis de que sólo las dos primeras formas (totalitarismo
No obstante, el pasaje al colectivo no regula todo: la aporía naturalista de la tradición legista y moralizante del confucianismo) se
han desarrollado plenamente en la historialidad china, mientras que el
encontrada a nivel individual lo es también colectivamente en último tema (de la mathesis democrática) sería una especificidad occi-
cada etapa lógica. Por ende no es casual que las formas dental. (La propension des choses: pour une lústoire de l'efficacité en
institucionales fundamentales de grandes culturas de la Chine), Seuil, París, 1992. Podemos preguntarnos por qué.

192 193
Por consiguiente, de una manera muy general es lícito maternas, que instauran al mismo tiempo complejas con-
desprender tres "dis¿ursos" sociales o religiosos que oscilan tabilidades de intercambio matrimonial. De esta suerte, el
continuamente entr oolibca e ideal. cada uno de los cuales padre protector no surge de la nada cultural: ya parece
toma como tema la cuestión del padre, tal como ha sido estar precedido de un principio repartidor, al menos lógica-
dejada [laissée] (y abandonada [délaissée]) por el discurso mente presupuesto (pero hay que establecer un punto de
anterior. Si tenemos bien presente la diferencia de las una partida del ciclo historial en el relato mismo que nos
funciones de estos discursos para el individuo y para el hacemos de él).
colectivo, se puede considerar que en parte son homólogos en También este principio se podría denominar f~Jibo, aun-
la conversación cultural histórica y en el progreso de la que su erección con finalidad englobante sea mas ien un
preocupación infantil ambivalente por apoyarse en el padre calc.!J de laerJYQLt!!ra materna a la que se supone primordial.
a fin de conservar una manera personal de existir en lo El órgano de la potencia imita el del poder, que da su modelo.
social, y no obstante superarlo para seguir afirmando esta Nótese que en la Antigüedad mediterránea se pasa, por la
personalización. misma función protectora frente al mal, del ojo abierto en
Estos tres discursos tratan de producir enunciados com- la noche (y del que el jeroglífico quiere decir no obstante "yo
pletos (y por lo tanto fatales) pero jamás lo consiguen a causa duermo") al falQ nombrado "fascinus", o a la mano _cl_e lllll.ier
de la contradicción íntima que existe entre el padre como ár?be [{atina], reasociada con el ojo. La ambivalencia sexual
toma de posición en el reparto de las posiciones y el padre del padre-protector aquí es fuerte, como condición misma de
como enunciado constitutivo: una metáfora paterna que responde a la indistinción primi-
tiva entre sujeto y mundo. En cambio, es de esta proximidad
l. Es lo que sucede, en primer lugar, con el discurso del misma respecto de aquello de lo que el padre se supone nos
padre protector. Su destino evidentemente es fallar en esta protege donde renace constantemente la crítica que va a
misión, en una suerte de evasión en la que, al mismo tiempo, terminar por empujar a la cultura a la figura siguiente, más
se humaniza. Por ejemplo, la idea de padre desfallece nece- alejada del origen mítico. La impotencia de ese padre mater-
sariamente en el rechazo del personaje paterno de represen- nante, de esa Patria, de esa Umma-Ummi 30 para proteger su
tar el narcisismo infantil en su propia unidad interna. Es el mundo de niños,''" su esfera de descendientes contra el
ejemplo de un faraón o rey taumaturgo que se revelaría cada estatuto de puro instrumento, de producto del poder-madre,
vez menos capaz de cumplir de modo "responsable" (éste es parece degradar irreversiblemente su imagen y devaluar su
el sentido de la palabra "faraón") con su rol de protector de culto.
la vida individualizada de su pueblo o de sus hijos, situán-
dose frente a la totalidad indistinta, caótica y peligrosa, del 2. Por ende, la fórmula paterna puede deslizarse de la
mundo. ¡Ni siquiera parece capaz, en vida, de defender su protección a la certificación del nacimiento, en tanto emer-
propia tumba contra los saqueadores! gencia a la libertad (como lo sug¡ere ei"úber" latino: a la vez
A este padre se lo ha denominado totémico, lo que no es
falso en el sentido de que el tótem fija un centro y una unidad ·¡¡ Umma: comunidad de creyentes, en el mundo musulmán. Ummi:

subjetiva del mundo frente a éste, indecible e insituable. En Madre.


~~Observo que Shrnuel Trigano, filósofo y especialista de la religión
este punto, por otra parte, se muestra la eterna modernidad mosaica, desarrolla a su vez extensos argumentos a favor de un Dios
de los sistemas de parentesco "igualitarios" instituyentes de maternante, dador de vida y al mismo tiempo gestador permanente de
las filiaciones paternas en puro espejo de las filiaciones sus criaturas.

194 195
nuevo crecimiento del árbol e hijo nacido libre). Como de dio origen reiteradamente a la carnicería de vasta amplitud
ahora en más el engendramiento está reservado al padre (y, perpetrada contra los protestantes a partir del siglo xv,
por añadidura, "científicamente desde la descripción aristo- mientras que estos últimos, aunque más modernos, ya
télica de la sexualidad), basta con reconstruir la creación a acusaban a los católicos de ser "habitantes de Dios" ["théo-
partir de éste para deducir directamente de ella la filiación. chezes"], digeridores de hostias y cagadores de Dios.'"
Si procedo del padre, ya no puedo ser destruido al mismo Por ende, este punto central del dogma simultáneamente
tiempo por él. La protección parece estabilizarse y automa- es de gran fragilidad: atañe al eje mismo alrededor d_el cual
tizarse en el reconocimiento del hijQ_p_~I"_el_l'!idre. Pero una ~ás piyotará ellJ~.JO!!ado al!>!ld_r(!L~Illa btí~qt)_eda de
inmediatamente, aparece una falla lógica: este reconoci- una m~ordistinción del hijo, como garantía desuexistencia
miento garantiza la vida y la unidad interior del hijo, no su misma.
unicidad; no su elección en la multitud. El padre que certi-
fica peca por su dificultad de certificar la singularidad del 3. Este pivotar es lo que introduce en la tercera retórica
hijo a partir de su propia certificación. de la inquietud ir~fantil sobre la falla ¡>a terna. Inaugura In
El p~!_dre desfalleciente imagina!lo a part.ir.!l.!Le§_t~_poo;;ibi­ modernidad pr_QJ:_est_al}t_e, y luego_caiJitalistá.y muy actual,
lidad, es, por ejemplo, el que se acusa de haber traicionado en el crepúsculo del catolicismo. El escándalo del privile-
a la madre por el adulterio cometido fuera de su lecho, con gio de las Indulgencias ya de entrada pone en el centro
concubinas, incluso oficiales -como la del estudiante ~n aquello deJo que se trata: la contabilidad. Sólo se le reprocha
Agustín-, o con muchas mujeres, incluso sucesivas y muy al Papa crear una moneda artificial ilimitada que con toda
legalmente repudiadas. Aunque se considere (con Raoul libertad distribuye como le place, anticipando el tesoro
Veinegem)·" a los Evangelios como apócrifos de apócrifos, norteamericano y su capacidad de dolarizar el mundo sin
estamos obligados a constatar que traducen sistemática- contrapartida. Obsérvese que aquí la arbitrariedad papal
mente la preocupación de censura del Hijo sobre la sexuali- está recusada, pero que el principio mismo de una difusión
dad del Padre, para garantizar la virtud de la madre sin de la abstracción contable de los valores y de las utilidades
marido. Recuérdese la frase del personaje de Jesús según el no es criticada por la Reforma. Muy por el contrario, ésta
personaje de San Lucas (el primer evangelio "inventado- última, como lo ha demostrado Max Weber, está llamada a
descubierto" por Marción) que otorga el perdón a toda crítica convertirse en la divinidad del ni.undo.cóntemporáneo, por
que se haga de Cristo, pero prometiendo el castigo automá- completo entramado de idealidades matemáticas.
tico por toda duda acerca de la intercesión del Espíritu Empero, una vez más la figura perfectamente equitativa
Santo, único garante de la divinidad de su Padre y de la (como diría J. Rawls) del dios de los lenguajes exactos, peca
virtud de María, su madre. Se sabe que la energía neurótica muy pronto en el mismo lugar donde se pretende virtuosa:
de indignación puesta en acción por la cuestión de la yi[tud de en su i~i.!;?.rismo. Si repatriamos sus nociones a la metá-
M:rr(¡¡Jue utilizada en las disputas-trampas organizadas fora parental, la distribución edulcorada de todos los derechos
por los inquisidores españoles o aragoneses para confundir entre generaciones y entre sexos conduce a una indiferencia-
a los judíos. Que es ella, una vez más, la que casi arrastró a
Ignacio de L<!Jola al asesinato de un moro, al comienzo de su
a
ci.Q!l,A medida que se le hace un lugar semejante quienquie-
ra que declare su identidad, ya no es el "padre" quien
viaje iniciático. Que es incluso esta misma cuestión la que
:w La résistance au christianisme, Fayard, 1996. °Frank Lestringant, Une sainte horreur (ou le voyage en eucharistie,
·1
xvf-xvui'' siecles), PUF, París, 1998.

196 197
transmite la singularidad sino una máquina social calcula- donde termina por ausentarse (a la manera del Soberano
dora de las mejores propensiones a la igualación. Ahora hobbesiano), dejando entoncesa~'.sus hijos" en la situación
bien, si pad.!:e e hijo se refieren al "común" de los individuos misma de su desamparo original -résasiiiileféilsas de la
administrados por una regla de distribución, Y<'\ no so¡;t insaciable devo!ªcwn e os VIVIen es or a
dife.!enteª,__e_jncluso el tiempo que lo-ª._ se]:1anl_J>U~de ser deterrnma, sm me 1acwn a
reii1ontadQ_ "retroa~ijy_ªIJ1e_!lte"Jo.r_ejeii1ploj_nd€l_II1_!1iZªf!do En un sen ti o, e cam 1 o a erno atribuido no hace
a !!na persona por haber11_a~i~_Q (~_ecretoPerruche). mucho tiempo por el protestante al Papa o, de ahora en más,
Este efecto, rápidamente percibido por el fantasma por la víctima consumista posrnoderna al sacerdote católico
angustiado, va a producir una trama inevitable: un padre paidófilo, es una crítica "antedatada": parece dirigirse al
traiciona directamente al niño haciendo de éste su igual padre anterior, cuando en realidad apunta a lo que se
sexual, "acostándose con él", Al hacer esto, no se conforma desprende de la apJicación misma de_l11_ II!etáfora del "padre
con "adultificarlo", sino que también lo desexualiza ya que rep_artidor". Interpreta nuestra voluntad de generación ac-
desea la infancia como debilidad asexuada, polo dominado y tual de ~-en pie de igualdad de oportunidades- W!
victimario, y no tanto como varón o niña, llamados como obstáculos y sin impuestos. sin deudas y sin indulgencias
tales a la diferenciación ulterior. En este entramado, la papales, del nuevo mungQ y de las maravillosas luces de la
neurosis sigue desplazando a la angustia. Ya no acusa al pQtencia tecnocientífica. De ahora en más, somos nosotros
padre de falta de protección, o de seguridad demasiado débil los que acusamos, en nuestra voluntad de dividirnos "racio-
para distinguir al hijo. Esta vez expresa el temor de que el nalmente" los recursos, de querer dejar a nuestros descen-
mecanismo del padre, llevado a su extremo, no culmine en la dientes un mundo sin combustibles fósiles y dotado de una
identificación, en el reemplazo de las generaciones unas por atmósfera globalmente tropical.
otras, sino en la autofagia saturnina: el viejo -el pasado- Entonces surgirá la siguiente pregunta: ¿por qué esta
devorando al joven -el futuro-, llevándolo al presente del actualidad de una crítica reservada a los representantes de
consumo actual, o del ahorro previsional. Así sucede por la institución más antigua de la neurosis infantil? ¿Por qué,
ejemplo con la fabricación de un cuerpo clonado a partir de mientras que el catolicismo está más bienestancado, incluso
mis genes, y que me sirve para sustituir mis órganos enve- en un largo reflujo tranquilo, es ahora cuando el celibato
jecidos a lo largo del tiempo. -antes sinónimo de fidelidad absoluta a la madre- se asocia
Por supuesto, el padre as.(ª~l!_S:J.Q'!<!elcr[lnef!_de jefe de 111 en lo sucesivo a la ac;_\}saciól) g.e.p_aidüfilia, es decir, por ende,
horda imaginaria -el mismo al que Freud creía macho alfa a la devoración del porvenir por parte del pasado?
superpotente que realmente había existido en la tribu an- Acaso sea simplemente el efecto de un inacabamiento de
cestral de los primates prehumanos (a pesar de toda la la conversación historial alrededor de la figura del padre
verosimilitud científica)-, es también y ant~Jodo una des- repartidor: mientras sigamos llamando a ese ideal sin acep-
criQQ.ón vilipendiada y deseada de ªL_!I1isrrw.. fQ.ffi9 _l).ii9 tar reconocer el alza de sus insuficiencias radicales, tende-
com;_u_midor de. sus..Jl.I:ClP.Í<JS_.r>a_ch:es_o_ de~trl1ctor __de toda rnos a continuar la crítica del padre anterior, ya que nuestro
rivalidad. presente ideal se ha nutrido de él desde el origen. La
El cido'de los padres se cierra en la siguiente P.apdoja: cuestión radica en saber durante cuánto tiempo se podrá
cuanto más protector se vuelve el padre, menos lo sería. sostener este discurso en una crítica del pasado, cuando el
Cuanto más se le pide que precise su protección y que la porvenir ya está ampliamente en gestación a partir de una
distribuya equitativamente, más la diluye en un sistema crítica de nuestro actual enceguecimiento.

198 199
,
En efecto, está claro que la actual ideología de la ciencia era" anunciada en 1929) entró en crisis por obra de un alza
y del mercado, de la correcta división del trabajo orgánico, de de fobia pánica entr_eJos l:J!:O:pÍQS inforrn~ticos ante el horror
la administración racional de las competencias y las perfor- ' súbito revelado por su propio cogpitivismo. Al desertar, al
mances, insta_ia a cada individuo en una búsguedª auti~ta
de fqlicidaci_lggft;i_Il}!!, quey.!!._ª-_excit!\!J.neluctabl_e_!!!!llte l_a i "monastizar" a la Silicon Valley (yéndose a vivir en plena
naturaleza y dejando vacíos sus sitios de Internet)," hicie-
an[l:lstia de los desfallecimientos del padre transmisor y
repart~d<l!' <!e _los 1tii~~s;-y-n.aeT:""ªnbguo !ll~a~Io cte cnbca i ron caer el entusiasmo, el suyo y muy pronto el de las ovejas
bursicotizadoras. Se nos dice que la "purga" financiera
delpater _irtc_gj_u§. Y menos aún la de la matriarca en cuyo
vientre todos terminan cayendo.
El personaje actual de padre repartidor de los lugares
j (vinculada con el desmoronamiento de los valores "tecnoló-
gicos") terminó rápidamente. Mientras tanto, la perspectiva
suicidante misma se comportó, probableme_nte, como ima-
-del gestiócrata, como lo nombra RQger Ferreri- tiene por gen de un goce monstruoso, como factor de media vuelta
efecto paradÓJICO obturar toda perspectiva de ocupación de neurótica. Los mismos agentes de la locura virtual que se
lugar por el nuevo, aunque este último esté previsto por pensaban virtuosos en la aplicación a la "descarnadura" del
adelantado, hasta prevenido y asegurado. Cuanto más se mundo informatizado, se dieron cuenta brutalmente de la
programa "científicamente", aun "democráticamente" el lu- orgía que constituía la informatización. Su reacción moral se
gar de los sujetos del futuro, y cuando se precisa este lugar ha propagado como un reguero de pólvora entre los otros
por rectificación cibernética, gobiernocrática, de los errores sujetos de la virtud abstracta que son los detentares de
de evaluación, más se les prohíbe advenir como ciudadanos acciones. Hemos asistido a uno de los casos más patentes
capaces de refutar las decisiones gestiocráticas actuales. de deconstrucción neurótica de un ideal cuasi delirante, que
Allí donde el patriarca-matriarca podía ser acusado de previamente había reclutado en sus filas a la mayor parte de
infidelidad a la madre y por lo tanto de producción de niños -las elites mundiales.
inciertos, allí donde, en cambio, el Padre!Hijo certificador de Entonces, sobre la base de esta reacción inconsciente,
fidelidad y de singularidad (en la forma perfecta del celibato pueden construirse propuestas políticas mediadoras y críti-
y de la castidad sexual) podía ser criticado como amante cas. Aun la crítica de nuestro ideal actual puede establecerse
oculto de una gran madre exclusiva, sólo el :Padre-~ate_rná­ a partir de do~ _pull_t<>s dey_i¡;~a !o~~rnente opuestos:
tico s_oci!!Le¡;¡_q_~ien puede serincr~'!l_i_n¡¡,d__o como prohibidor
real, efectivo, actual, ple_namente con-temporáneo, de la - un punto de vista "reacciona!'' o reaccionario (en un
ocu~ción de lugares y de espacios, como devaluador siste- sentido no peyoratJvoY:fódavía nos creemos Hijos del Certi-
má!jco de_e_s_c>s Jugare~ en~ nociórJ_ rE)<!_u_.:tora de empleo ficado, obsesionados con la certificación de una filogénesis
profesional, porelem_plo. garantizada (¡quizá porque no estamos realmente seguros
En tren de articular juntos -a lo largo de algunas genera- de ésta o de su valor social reconocido!), y vamos a cuestionar
ciones o decenas de generaciones- la versión ideal cada vez al padre "posmoderno", como si éste no fuera ya una crítica
más cerrada del padre repartidor de lugares -el que ni está de nuestra creencia antigua. Lo cuestionaremos, paradóji-
constituido en el refrito chamánico-protcctor, ni precisado camente, como ausencia de padre, ausencia de síntesis o de
en el refrito certificatorio de las filiaciones-, vamos a termi-
nar expresando el alza de la culpabilidad de nuestro propio '
11
Este comportamiento romántico de ex héroes de la E-Economy
proyecto imputándonos por fin el "crimen". publicizada tuvo su peso ciertamente en la propagación de una "caída de
Ya la famosa "nueva economía" (haciendo eco a la "nueva la fe" atinente al Padre Repartidor, situado en el centro de su culto.

200 201
~ "'"''''' t;'['; l<...
límite (lo esencial de la crítica de Pi~re Legendre, de Jean- -o bien dudamos y volvemos a la figura del padre CClJ'lill·
Pierre Lebrun, 42 de Maree)_ Ga_u~het o de Michel Freitag cador, ia de los hermosos días del morúifeíSiñ.o impcrinl;
sobre la posmodernidad trata sobre este punto); --o bien retrocedemos dos casilleros y volvem_os al p!lUI'C'
-un punto de vista "anticipador" que encare, en la inquie- protector, en una suerte de chamanismo posmoderno;
tud igualmentepregnante, la alternativa siguiente: o bien el :o bien salimos de la neuros~or el idealismo suici.cluntc•,
Padre que sucederá al nuestro (el de la religión de la tratan_do de llegar "hasta elfi!ll!l" de Ia__~º!:_iedad mundo do
ciencia)13 será otra vez simplemente el Padre primordial de ciencia y de dinero, so pena de conflicto exterminador, o. de um1
la protección chamánica, que retornará a la era de un saber viólencia social inédita;
universal en expansión geométrica, y para amurallarnos :o bien, por último, salimos por la vía de una sublimaci6n
contra él, cerrando así un ciclo de cinco o seis mil años de "pospaferna". ·
historia conocida ... O bien, como cultura de ahora en más
mundializada, .§abremos experimen-tar otras estrategias Examinemos sucintamente estas elecciones posibles, a
contra el suicidio colectivo, clj§tj_¡ltª1Hl!' los hªQit\l_ales r.!lC!li:.· título de hipótesis.
sos neuróticos á las figuras paliativas de la paternidad. El retorno a la problemática "certificadora" de1 hija frente
al ~dre, ¿sigue teniendo sentido hoy en día? Obsérvese que al
menos la duda entre certificación y distribución subsiste en

8. Más allá del ciclo de los padres: t los "nuevos mundos", comparables todavía con el antiguo
imperio romano (no nos hemos privado de abusar de la
¿repetición, suicidio ... o aventura? " comparación) en el sentido de que los desfavorecidos se
precipitan a la vez para ser reconocidos en su "nuevo naci-
,.
••>. miento", y para hacer dinero. El acento puesto, en plena
Habida cuenta de que los Padres se suc!!den y se critican así crisis de dinero, en la "pa_tria-Norteamérica", en el reconoci-
unos a otros en cierto orden de importancia lógica (hay que miento de la ciudadanía en la resistencia militar en los
ser uno mismo Unido, antes de ser Único entre otros, y ser diversos "terrorismos" extranjeros, muestra a las claras que
Uno entre otros antes de obtener su lugar como propio), no se ha terminado con la problemática de la certificación. Y
podemos preguntarnos legítimamente qué es lo que viene a con ella, vemos que no se ha eliminado el peligro de una
situarse al cabo de este ascenso efectuado sobre sí mismo por fijación paranoica defensiva y agresiva. Pero al mismo
grados. La cantidad de soluciones lógicas es limitada: tiempo hay que admitir que toda la construcción del "colec-
tivo Norteamérica" se ha establecido en el tema liberal del
reconocimiento por la distribución, de las riquezas. No se ve
4~- Jean-Pierre LeQ.r.un, l[11 monde sans limite. Essai pour une clinique
psychanalytique du social, Eres, Toulouse, 2001.
bien cómo el ideal de la Potencia Unica podría conservarse
.¡;! Sería un motivo de discusión interesante con M-ªrkof? Z_afi_rqpo1,1los:
mañana sin ese resorte esencial. Al regresar a un imaginario
¿la~ es solamente el movimiento de emancipación de las ilusiones más clásico de simple autoridad militar arbitraria (lo que ha
paternas pasadas, objetivación "antropologizante" del fenómeno humano, sido encarado, por ejemplo, con la impunidad especial del
única en permitir una distancia de los reflejos ordinarios de protección soldado norteamericano ante la corte penal internacional),
alucinada? ¿O no es también la forma más actual delllamado del padre?
Para mí, la pregunta queda abierta, isobie iocf0-8-(Se OuSCauna púSpec- se produciría también una pérdida de sustancia del "sueño
tiva de sublimación social, la cual no puede conformarse con la sedación americano", y por extensión, del sueño liberal mundial.
científica (ni siquiera académica ni universitaria) de la sexualidad! Un simple retroceso hacia la fórmula paterna anterior (la

202 203
de la fijación del padre por el hijo) parece penoso. En cambio, la imposibilidad del enunciado cultural que ha de cerrarse
el retorno directo a la primera figura de la terna es acaso en sí mismo. Al destituir al padre anterior para instaurar el
plausible, aunque más no sea porque la perspectiva milita- siguiente, se sobrevive por la crítica y el cuestionamiento,
rista en un contexto de crisis mundial generalizada hace operando un giro hacia el interior de una evocación política
aparecer un horizonte de destrucción masiva. Por lo tanto, de los padres vivientes y no hacia una cristalización colecti-
hay que protegerse. La forma "padre protector", entonces, va de ideales muertos. Lo que le falta al padre anterior (el
puede desarrollarse de nuevo, quizás a partir de las institu- falo del que carece Osiris así maternizado, al serie negado el de-
ciones embrionarias de un Estado-Mundo, ya constituidas, recho de Autor al Dios del cristianismo, la potencia de
y tranquilizadoras por su autoridad, por cierto todavía transmisión por amor que se escapa al Dios repartidor de la
frágil, pero legítimamente fundada (en todo caso, mejor que gestiocracia actual) es, cada vez, aquello por lo cual nos
cuando Freud era invitado por una comisión de la Sociedad preservamos de una totalidad por fin alcanzada.
de las Naciones a dialogar con Einstein). O también a partir de Y sin embargo, cuanto más nos acercamos constantemen·
las actuales coaliciones de dominio, dado que estas últimas te, más nos ensañamos en sofisticar al padre como padre de
aparecen como fraudulentas, como cobertura de una dicta- esta historia misma, como héroe cada vez más previsible y
dura inconfesable. programable de ese enunciado cultural mismo. En conse-
En lo que respecta al rechazo, propiamente suicida, de la ' cuencia, la consistencia reivindicada por retroacción del
rotación de las figuras, ¿es imposible? - lenguaje binario de la cibernética puede ser leída como
Por cierto no: los mejores dirigentes del mundo albergan término de un largo abordaje de la autorreferencia cultural
tendencias sectarias donde el ideal de una sociedad unifica- modernista. Creo que ésta puso en perspectiva, muy posible-
da en la destrucción de toda diferencia es evidentemente mente, un suicidio societal porcompletud "retroactiva" (tan
pregnante. Las herramientas de las que disponen estos fascinante se reveló el delirio, propio motu, de Norbert
medios para desencadenar una hecatómbe (nuclear o bioló- Wiener). 44
gica) existen, poco o mal controlados por instancias públicas Con todo, concluiremos con dos interrogaciones más inte-
democráticas. La perspectiva de un conflicto "terminal", a resantes, a la vez por su optimismo y por el desafio intelec-
sabiendas desencadenado para superar los efectos deleté- tual que implican:
reos de la gigantesca crisis del dinero, no es ciertamente
irrealista. -¿Es lícito encarar que cuando se produce una especie de
No perdamos de vista que el colectivo librado a sus anchas bloq]leo de las soluciones neuróticas habituales como solu-
se encierra, sean cuales fueren sus dimensiones, en la cionesideales demasiado pe1igrosas, se abra paso una nueva
fascinación hipnótica de su propio acabamiento. El suicidio manera -posp!lterna y posneurótica-· de sóportiir la mcom-
"conjunto" puede sobrevenir sea cual fuere la dimensión de pletud de los ideales colectivos? - ·----
la entidad de fusión imaginaria con losimbólico encarnado
en la mª~ahumam~, no bien la posibi!Ídad de Üna-verdadera· -¿Es posible pensar la clausura del ciclo conversacional
Unidad Unicitaria y Global parece plausible. La suicidancia histórico de las figuras, siempre fallidas, del padre en
de la "sociedad-mundo" es una trama que hay que tener
4
presente y estudiar con el mayor cuidado. ~ Quien, desde fines de los años cuarenta, se refería explícitamente
Ciertamente, la crítica de cada padre en su falla propia, al a una "cibernetización" de la humanidad, como única posibilidad de
erradicación de la violencia "entrópica" de tipo nazi.
refutar lo que hay de padre en el anterior, realiza en el fondo

204 205
llamado recíproco? La superación de un proceso, la resolu- cultural, único verdadero lugar de la castración: al hablar,
ción superior, social, de un complejo de Edipo a escala no somos castrados más que por el hecho de que al tomar esta
cultural; ¿una especie de pasaje societal a la edad adulta posición, no adoptamos las otras dos. En este campo con los
sublimada? recursos separados, no podemos mantener un castillo y su
dominio sino dejando los otros a otros. Pero sin esos otros,
N o creo que esta alternativa sea imposible, aunque sí todo el campo pierde su sentido. Ni siquiera la elección de la
improbable, pues exige una imaginación polítjsa que des- ataraxia -es decir la pacificación englobante "por encima de
borda las capacidades comúnmente desplegadas. las pasiones", verdadero.1 ugar del lifeal realizado en la
La sublimación no es el acceso al paraíso: no es más que fusión amor-odio-, no existe sin diálogo con el amor y con el
el ree112plazo cle_i_~s _clu_das de cada uno por elmantenimiento odio como entidades distintas. Contrariamente a la perspec-
de un:u>_()_~ició_n_ finne. La resolución del complejo de Edipo, tiva pesimista adoptada por Freud en su carta a Einstein
su disolución, no se operan "normalmente" por el abandono sobre "El porqué de la guerra"";llo creo que estemos todos
de las elecciones neuróticas, sino más bien por la afirmación de obligados por la cultura a esa paz en definitiva mortal
las preferencias que en él se habían esbozado sin poder ser para la vitalidad humana. Pienso, en cambio, que es una
mantenidas fuera del conflicto interior. de las posiciones permanentes del debate cultural, y de la
Pero esta vez el conflicto está instalado donde debe estar- cultura como encuentro siempre y en todos los tiempos
lo: en el exterior, en lo que divide y une a los sujetos del político.
campo cultural. La posición (siempre política en este senti- Esta cultura, como encuentro, es la prueba del escándalo
do) no es un lugar (otorgado), ni siquiera, retroactivamente, que la palabra siempre representa, en su innaturalidad
una dirección (de reconocimiento) o un monumento (que abstracta, en su arbitrariedad y en su violencia de restric-
señala la presencia). Es en tanto tal, como "tipo" humano
(así como osadamente "masticado" por Freud en un hermoso
.
1
ción (habría dicho Pie_!a Aulagnier): escándalo de la con-
frontación entre metaneurosis asumida (la histeria como
texto tardío sobre los enamorados, la gente de deber y los neurosis regia, invencible y victoriosa de toda interpreta-
Narcisos), como esta posición corresponde a los modos de la ción, que pone las palabras de amor al final de su negativa
creatividad humana. a recibir; psicosis asumida (1 ucha heroica y solitaria del U no
Así pues, los abordajes neuróticos esbozan tres maneras contra el Todos, crítica sin concesión y sin tregua de la
de encarar la vida en su llamado _siempre _in_Sil_tlSfechó al cultura por el Yo), o por último "perversión" asumida en
padre;.lªª_tres posiciones de la solución del complejo son esas la estetización de una concepción del mundo.
maQeras mismas, pero esta vez desembarazadas de la duda Aquí se sitúa, por otra parte, el sentido de una transaosi-
patológica especial de la neurosis. Voy a subsumir estas ción de la solución subliman te en el plano social, don e el
posiciones bajo los t@S vocablos ~e.n.tes:_am, qdio, colectivo está propiamente destruido para ser reemplazado
ataraxia. por un punto de confrontación permanente entre las agrupa-
Cada uno de estos términos que supone a los otros dos (de ciones, para siempre segmentarias, para siempre imperfectas
los cuales es una combinación)" es una división del campo e incompletas, para siempre interiormente contradictorias,
4 ·" El amor es amor del otro y odio de sí. Es odio del odio y de la de las posiciones que, a su vez, son consistentes y homogé-
indiferencia. El odio es amor de sí contra el otro. Odia a la ataraxia y al neas (en su imaginario propio). Cada cual será libre de creer
amor de los otros. La ataraxia es amor del Todo (sí-olroJ, pero odio de la que lleva el mundo en el prisma de su propio ideal, amor,
diferencia, ya sea odiosa o amorosa, etc. guerra o paz. En realidad, al reconocer que ese ideal es una

206 207
afirmación irreductible, al zanjar las posiciones adversas, gran manera de ver la vida y de practicarla, sin que esta
ese sujeto sujetado a la política, por último, es apto para afinidad degenere en estructura colectiva. Es lo que sucede
padecer la cultura en lo que ésta tien~ cl\)_ll!_e!!_oª-ºªj;ológico: con ... los psicoanalistas: algunos se sienten probablemente
la "ratio" (en el sentido estricto de "lo que se divide"}. afines en su común orientación por develar el cuadro com-
Lo cual no quiere decir que toda patología (todo malestar) puesto de las personalidades, otros gozan de la capacidad
desaparezca, porque la razón es búsqueda de división a resuscitada de amar y de ser amado, otros, por último, no
partir de la situación creada por lo indivisible. Ahora bien, aman nada tanto como para perseguir en ello el combate de
no existe nombre o palabra para determinar ese encuentro la verdad. Sería grotesco que se formara en una sociedad
ardiente (salvo los símbolos inmemoriales del acto sexual, de psicoanalistas-estetas ¡un sindicato de psicoanali~t<!S
tanto más impronunciables por la locura). enamorados o un instituto de psicoanalistas paranoicos!'" Y
Pese a ello, la mantengo como posible por el hecho mismo sin embargo, es en esta división profunda en posicionamien-
de la asunción personal que me compromete en ella. Así, por tos apoyados en amistades y enemistades donde este campo
ejemplo, al amar (como Freud) una representación estética cultural sigue vivo y humano.
de este debate, satisfago ñUculto por la globalización ideal. Lo mismo sucede ... con la humanidad. Así como en la
Pero se trata de una idea particular: la de un encuentro no historia de esta especie, los agrupamientos intermedios
programable. En cualquier caso, estoy obligado a renovar (fratrías, sororidades, primazgos paralelos o cruzados, etc.)
constantemente el relato, lo que me prohíbe conducir real- siempre sirvieron para poner en entredicho las categorías
mente alguno de ellos hasta el último goce evanescente y más fuertes (padre, madre), para producir políticamente las
suicidante que lo concluye. Me satisfago en el imaginario. metáforas subyacentes, sin perder de vista su inherente
Además, proponiendo una imagen a las otras posiciones, la superficialidad, se puede suponer que los grupos "pasiona-
acogida mitigada que recibo en él y la apertura a otras les" que se identifican con la era de la psicología pueden
urgentes pasiones lentifica y disper~a mi manía. Mi entu- servir también para esta finalidad esencial, vital, de divisio-
siasmo de esteta se fisura. nes de los enunciados.
Queda aún, evidentemente, un punto a partir del cual la La cultura, entre lo político y lo colectivo, me parece entonces
división sincrónica de las posiciones posibles siempre puede acercarse a un cruce, a la vez peligroso e interesante:
evolucionar hacia una unificación sincrónica, hacia la clau-
suraautoaniguilant~_d_e_lc~olectivo_autom~ferencial: conCier- -puede fascinarse por la inmemorial capacidad mágica,
ne el conjuro de los hermanos-en-pa~ión. hipnótica, del enunciado, reforzada por la legitimidad colec-
La a_grupaci<ín segme11taria (la alianza de la gente que tiva absolutizada, y entregarse por fin al suicidio por com-
comp¡¡rte ... la misma pasión, o que se identifica con un tipo pletud de la sociedad-mundo gestiocratizada, ese padre
próximo), en efecto, no está protegida de la deriva colectiva repartidor coronado en la Idea del funcionamiento;
sino en la m~did¡¡_ en que no constituye una orden ni un -clásicamente, puede volver hacia atrás: entregarse al
sindicato. De una manera general, hay peligro para la forma retorno-repetición-tartamudeo de la conversación neurótica
agrupada de una pasión no bien ésta se subordina a la por sucesión de padres parciales, figuras de la duda que
institución por el colectivo más global, que la cambia enton- objetan a los padres parciales anteriores;
ces en función de su propia progresión hacia el ideal común. -por último, puede lograr operar la transposición en un
Pero en principio, resulta posible sentirse afín con personas 46
Aunque, buscando bien ... ¡en la realidad se encontrarían organiza.
que han elegido poner el acento en una gran inclinación, una ciones que recuerdan furiosamente esta tripartición dumeziliana!

208 209
nuevo espacio-tiempo conversacional, caracterizado por el DIFERENCIA SEXUAL
encuentro mejor soportado entre pasiones asumidas (y en EN EL MUNDO ÁRABE-MUSULMÁN:
particular las tres pasiones más contrarias: Eros, Tanatos y LA CUESTIÓN DEL GOCE
Narciso). 47 ALINE TAUZIN*

Aunque la segunda solución sea la más fácil y, por ende,


la más plausible, puede ocurrir que las fuerzas, a veces
aliadas, de la restricción y de la curiosidad vivificante, se
combinen para permitir un salto cultural, desde la tierra del
Oran Mono-Sujeto, hacia el planeta de la división de las
pasiones.

En el presente trabajo abordaremos la cuestión de la dife-


rencia sexual a través de la sociedad mora, por lo que tiene
en común con las otras sociedades árabe-musulmanas, y
,, dejando de lado los aspectos en los que difiere de ellas.'
En términos antropológicos, cabe subrayar que esta socie-
• dad está Qrga!ü~ci.:Isegú.n una estricta ¡>atrilineallilad,
redobladapor la inscripción en un sistema de honor: el
nombre, así como las pertenencias tribal y esfatutana -en
una sociedad fuertemente jerarquizada- son transmitidos
por e~re. La residencia es patrilocal o virilocal. La
alianZiiODedece a la re la de la iso amia o de la hi er amia
femenina, según la cua utill.l!!_u.J_er no pue e s~.r_entreg_ada
enftlatrimonio sino a_\l!l.h()m.!;>r_e_<;l~¡_E]§_t_aju!9 !g_u<!}_Q_s!ffierior
al suyo. Ej_!1onQr, instrumento de la diferencia social, supo-
ne la nobJeza de origen, la profundidad genealógica, pero
también la defensa, por parte del irgljv_iciuo, de cierta canti-
dad_.!!e valores que hade trad11cir en S\l comportamiento.
Apunta a mantener la pureza del grupo frente a grupos
inferiores, a su vez excluidos de ese sistema. Una pureza que
es, entre otras cosas, la de la s-ª_ngre,_y_que implica el~!
deJ~_...~llll(l_'~t~d~~f~ina, el deshonor que sobre ella recae-
* Antropóloga, responsable de investigación en el CNRS (unidad de
investigación "Psicoanálisis y prácticas sociales").
t'i Nótese que Freud no cesó de dudar él mismo en la identificación
1 El argumento aquí presentado está desarrollado en Tauzin, A.,
distinta de los dos últimos. ¿Manifestación ... latente, de la neurosis Figures du f'eminin dans la société maure Mauritainie), París, Karthala,
"sibrmundiana"?
2001.

210 211

1
ría si tuviera lugar la concepción de un hijo ilegítimo, de un En Mauritania, también en una serie de cuentos se puede
b¡g;j¡1rdo, ya sea fuera del matrimonio o con un hombre que situar esta ambjvalen~ia attjbuiqa a lo fe!Ilenino, así como
no sea el esposo. Se trata de impedir, según las imágenes en la vida cotidiana, a través del tema de la traición. De las
forjadas por los moros, que la m'*er "traiga un vientre d:¡el mujeres, se dice a cual más y me}or, que se pasan el día
d~o" o que "no rece hacia el orte"- saqueando a sus esposos no bien éstos dieron media vuelta.
En esta configuración social, la referencia es lo masculino, Ahora bien, los hombres se ausentan a menudo por sus
mientras gLI(!j¡l_mujer está situada en el lugar del__Qtro, ae_¡ asuntos. Ellas entonces distribuyen los animales del ganado
e~tra · ro incluso de lo extraño. Lo que se dice de su en sus respectivas parentelas, vacían los negocios en prove-
_,,,;, dif~rcnci concier_Ile pues, en primer lugar, ala femenino. Lo cho de sus aliados, dilapidan el dinero del matrimonio y no
· mascu 1 o so o se trata como ~~como deducc16 muestran la menor preocupación por la vida doméstica. ~s_
Por otro lado, el temor ue 1 ifa lo femenino no puede hombres siempre dicen sentirse l!!!l~pazados por la ruil}l!J
remitirse a la capaci a e as muJeres para a umbrar y al por parte de aquella que, justamente, por el contrario,
riesgo de que el fruto de un embarazo no pueda inscribirse debería velar por sus intereses, es decir por su propia mujer.
en la filiación o a que lo haga indebidamente. La amenaza Más fundamentalmente, resumen, "el~p\lede decirte_que
apunta al hombre-sujeto, alhombre en su masculinidad, por te quiere,_ mostr_á_!telocon los ojos y.el rostroy al mismo
lo demás tan poco seguro de sí mismo que sucumbe con tiempo matarte".
regularidacl, nos enseña la literatura oral de esas comarcas, Es lo que se produce en los relatQ.illªmados "de astuciª de.
a los señuelos desplegados p_or 1_!3-s mujeres, pese a todas las las mujere.s", relatos convocados para ilustrar la veracidad
precauciones tomadas y a todas las prevenciones. de este rasgo de lo femenino. Lo que enseñan, en apretada
! Por lo tanto lo que vamos a tratar aquí es lo que está en síntesis, es que las mujeres roban, separan a los hermanos,
funcionamiento detrás de este par amenaza/ seducción. La perviert¡¡n el lenguaje, disfraz,an elcr~mE)_n_quE)hall cometido
lengua ár13,_!?e posee por otra parte un térn\mo que-contiene para hacer recaer Iaresponsabilidad ªpbre otros, comen a los
por sí sglº (lStas dos nociones a priori ajenas una a la otra. Se mvectQ!!_@sp.ués de haberlo.s...extraído de su tumba, organi-
M trata de la palabra fetna, que después de A. Bouhdiba,' se zan el igcgetp Cllll Sl.I.,Pro¡¡iQJ:¡jj_Q, todo ello con la convalida-
-;J traduce por eJ ctob ete s~ucciónL s~Jci.ón. Así quedtn
,ff,:
;.t
1 1
<J
!
as_ociad~,_El!l_un mismo vociiliTo;-eT encanto ejercido por as
m1,1jeresy Ja revuelta contra la ley.
Este doblete puede encontrarse en las figuras emblemá-
i. ción de la sociedad y de_ sus. leyes. También se díce que
ninguna precaución puede mantenerlos a salvo de ese.des-
tino. Y que lo~hombres, pese a las advertencias formuladas
en el recinto e 1!1 mezquita, pese a s~áSSXzt~ escrupuloso
ticas de la lit!lr.atura()n!Jmag¡~E)_gí. En Ai"cha Quandicha, por ,,
de las r~las socmles, sucu~benlasl s VJ),~;es a su
ejemplo, en Marruecos, quien seduce a los jóvenes antes de ·'
b~a. 41ora bien, para e!1:s, el resultado de tal seducción /, •· (;,
conducirlos a la l~r.? y a la muerte. O también en la es catastrófico. La mujer encantadora, apenas casada, de- 1~'
pérfida, sucia y repugnante, pero capaz de metamorfosearse muestra ser, según las variantes de los relatos, un pedazo de ''v;"'"
1

en una muy bella mujer y, peor aún, de cr.]Jz_ªt:los SellQS, que carne, un sapo, una muchacha que se la pasa chismorreando ·-'1 «
tiene enormes, para que el héroe mame del izquierdo, el o una idiota. La joven, no obstante haber estado encerrada 1 ~~
"malo" (la leche del seno derecho lo volvería invulnerable).' desde su nacimiento en compañía de su futuro esposo,<,.,.,.,
~ Bouhdiha, A., La sexualité en Islam, París, PUF, 1975. encuentra simultáneamente los medios de tener un amante
·¡Lacoste--Dujardin, C., Des meres contre les (emmes, París, La Dé- y de jurar en la mezquita que no ha hecho nada de eso.
couverte, 1985. Del encuentro con_ u¡¡ demonio, unajenniyya, los hombres

212 213
no salen mejor parados. Por otra parte, es con estos relatos Y tiene cuidado de hacer distribl,l_ir!laranj_l!~Y~uc_hil!os. En
como dah cuenta de algunas perturbaciones del comporta- su emoción, las mujeres se hieren las manos mientras José
miento. en los hombres solamente: mutismo, alejamiento de debe llamar a Dios para no sucumbir, una vez más: "¡Señor!
los otms seres hu]l:gl_lO.§, una melancolía tenaz _.y hasta crisis exclama, la prisión me es más amable que aquello a lo que
de demencia. El esquema es simple y la ruina ineluctable. El me obligan estas mujeres. (Sin embargo) si Túnudes.xias de
hombre, al salir del espacio socializado (al monte, por ejem- mí su artificio (el término utilizado aquí para designar la
plo, para buscar un animal perdido, o de la ciudad, para ir a astucia), cederé a sus encantos y estaré entre los Sin LeJt."
las afueras), se sie!!tg atraído__QQ~ la bplleza de una mujer, _a ¿Para qué sirve la obligación de esas mujeres? ¿Para actos de
veces dc_Yariill;.JL¡JQf sus cantos y por la '!lli§ka que ellas fornicación? Por cierto, ellas se muestran perturbadas pero
'prg~u<;_g_n. Pa§_a '!_n__II!om~_I?_!Q_!j_éndosQ y_ bro111_c_ando ¡:_on no hacen ningún gesto para conseguir un final que por otra
' : eii~Qg() pronunc~~-la fó!!!!_Ula_E!opic_iD:0ria _u_su_~ en parte no está explicitado por el Texto. La semántica de las
,1, ; scl!l&ªrltes caso~:_"En el nombre de Dios clemente y mjscd- palabras a las cuales recurre el Corán permite esbozar otra
,,~ cordioso",__perp en este caso vaciada de su sentido y sólo__ p¡'¡ra hipótesis. En efecto, lo que en la primera tentación de José r ..•
j expresar la s~rpresa respecto de una experiencia tan. exqui- está dado por "ella lo tentó con sus encantos" significa ~-~~ ~
1 sita,_'>ll._ hunde brutalmente en un estado cata tónico, no
sabiendo a dónde se encuentra ni ué es lo ue le asó, y, se
literalmente "ella le pidió su lersona". En cuanto a la ,;:' 1 .'f.
segunda de estas fentaciones,osé corre una vez más el · ·.• .u,,
precisa.a.men.udo, se despierta recosta o en me io e detri- riesgo de ceder, dice el Texto. Ahora bien, el verbo aquí
1:§ de los cuales la lata de leche__"Gioria" constituye la empleado tiene otras significaciún..,s. La de "ser un niño,
enseña en la versión moderna de estos relatoii. · --· · ···· buscar placeres infantiles", también la de "experimentar un
La no~ión de astucia asociada a lo femenino que emerge de placer sensual" y la de "cortejar a una mujer". Así s~encu_!in-
estos dos tipos de relatos también está presente en el Corán, trl!-n asociados, en esta sola palabra, lf} infan_c_j¡¡L~I ~enti_-
:.·:·foque no deja de advertir al creyente -y Mio a él- en los miento amoroso encarado desde el lado del hombre sofamen-
términos que ahora paso a examinar. El concepto está te y lª_qerrota a la cual conduce. Por últimü,Ta categoría de
mencionado en dos episodios sucesivos de }a sura llamada los Sin Ley a la que José pertenecería si no se defendiera
A
En el pnmerQ,_una mujer casada y Jo§!L el contra lo que lo atrae, remite al períod<J _pr!!.i§lámico, tam-
~ su marido, se sentiiín_ r'beípi'~ít\{jfi!e 'iftt!Y bién conocido como "período de la ignorancia", ignorancia de
.~f!.., hn .......... n.n..-. t n rln f""nrlnT'
Q 1 rlnl;lnfl ,..., 11 n~ h ln c:l ni n_c.;:
Djos y cl!l_sll Ley. Pero el términó-contierie Iámblén la idea
_ _ .. _ ·-·- __ os_éJ_m¡ien empr()!lC de losura, de pérdida de_Ia r_az_ó_n_, donde se entrevé la
La mujer intenta retenerlo; entonces, en el mismo instante, naturaleza real del peligro corrido al dejarse cautivar por la se-
el marido de regreso se presenta ante la puerta. La mujer ducción femenina.
acusa a José de haber intentado seducirla, pero la ropa de Retomando los relatos m()rºs de__la astucia femer1i_~a, .,.{,.:;_,
este último, desgarrada en la espalda, traiciona su mentira. pertenecen a una clase de historias consideradas como -ce /~­
Y el marido profiere la siguiente sentencia, válida a partir de verdaderas, acaecidas en los primeros tiempos, y sediferen-\ .1-1
entonces para todas las mujeres: "He aquí verdaderamente cian ele)o!;_relato~ii!1a_ginario~g__ug_s_~!es ~uer1ta a I_o¡;J1iños ,
una de vuestras astucias femeninas: vuestra astucia es
L inme__nsa". En el segundoepj_sodio, la astl!<;.!a_es infinitamen- por.Jl! n()che. Esta disb···nción. es corrien. te.en
.. las li.tera. turas ,
orales del mundo. Freud, en "Lo siniestro", retoma la dife- 1
te más enigmática. Unas mujeres desaprueban la conducta renciación que estab!Cc.élil lengua -alcrrúimi eritre."relatos"'
de la primera, y ésta decide confrontar a José con su belleza. a lo,s cualesádjüdica·erc-iilificativo de "fantásticos'', incluso.

214 215
de ~'fagtasm§+jsgs", y las "cuentos de hadas". Éstos mues- la sociedad mora describe con lujo de detalles, mostrando n ¡.
,, tran la ommpotencia de las ideas y el triunfo del deseo al unos hombres no tanto privados del atributo de su mnsculi- 1
término del recorrido iniciático, mientras que aquéllos pro- ni dad como en rigor a.!liq_ui!¡¡,_gQ.§... el) .eJ. CJlffillU.dcJo...l:lucinl, /
ducen siempre un efecto siniestro, a favor de los aconteci- gQlpeados por una castración radical y reducidosal cstndo
mientos imprevistos y brutales que narran. Ahora bien, la de desecho abandonado en medio de otras il}ll!Undicias. Á>:. r, (, ,.
an!frstia que causan, Freud la remite al complejo infantilde Esta amenaza que apunta al hombre bien puede formularse
cas ra_!:JQn, del que diceque es la reactividad en el acto de otro modo. Es la de su posible feminización, entendiendo
seE!_~l. y que constituye una respuesta a un deseo femenino este último término como un más ailá de la castración. Plantea-
~·:previo de castrar al hombre. Sitúa este deseo tanto en sus da la equivalencia -en la etnia mora y, de una manera más
..:•.S pacientes ínu¡eres como en prácticas de desfloración de la amplia, en el conjunto de las sociedades árabe-musulmanas
novia cumplidas, en muchas sociedades, por otros que no son y en el dogma religioso-, entre mujer y música, será posible
los esposos. Por otra parte, constata en el hombre el desdo- situar la lógica aquí subyacente.
blamiento de la yjda amgffi§~, entre una corru;nte que A partir de los años 1970, se han hecho particularmente
califica como tierna y otra sexual. Más tarde, Lacan, en los visibles en Mauritania hechos de transexualismo n favor de
· Escritos, va a retomar este punto y va a agregar una vertier~­ la sedentarización y de la urbanizaciÓn. Estos acontecimien-
te femepjna, a propósito de la cual emplea un térmilll?._gt~e tos han sido reivindicados por los que estaban concernidos
entra en unj~eg_Q_~ r_!l~~mancia._~ingular coi1.~Jae"aStucia», en primer 1ugar y fueron objeto, de parte de la sociedad, de
ya que se trat_a de la "duplicidad". Según su planteo, el una interpretación específica y de un modo de gestión que
( desdoblamiento se efectúa del siguiente modo: para cada se deriva de esta última. En primer lugar, se dice en La,_!l.!nia
· ----- ~- '-- ~-- ------ -.1 otro de la relación amorosa es a la vez mora, siJ.!nQ!¡_hombres reivindican una identidad femenin_ª,
• Ahora bien si el deseo es es !l\l.~_hª!l_¡;_igQ.._"mimadg_s", durante su infancia por la
~' ~n ras o un si o el cuer e frecuentación demasiado asidua de los músicos. Mimados
,,' rn;er,-el órgano genital del partenaire en eCsentido de un aparato que se descompoñeode una fruta
ra sa~~~l!:::"L.e~, por su parte, podrida. Asistían a las fiestas en compañía de sus madres y
1tro. Se ori!!"lna en iiTiñslante en qué el allí aprendían a bailar, en lugar de entregarse a los juegos
que corresponden a su sexuación. Con frecuen.ciª,recibieron
un tambor como presente, un instrull"!!)_nto _Qll,e, de guerr~~o,
se transformó en femenino y ya no sirve sino para marcar el
' ritmo de los cantos que entonan las ·mujeres:l'orlOOemas,
'' u el tambor -está en muy buena posícion para constituir el
emblema del destino transexual. Los transexuales todavía
pueden haber mamado la leche de una griota,* de una
música estatutaria, y encontrarse así impregnados de la
especialidad de esta última. Muchas veces, también, obser-
va la sociedad mora, las madres de estos jóvenes se han
"'
í\ * En África, miembro de la casta de poetas músicos, depositarios de
la tradición oral. IN. de la T.l

216 217
mostrado particularmente amantes -ellas "se desmayan" feminidad reivindicada que los hace compatibles con In
cuando el hijo adorado llora y "no les gusta que se lo golpee"-. música,-en cTsenode una sociedad donde no se puede tolerar
En cuanto a los nadres, se los sitúa como alejados, ausentes, la confusión entre los sexos, la ambivalencia. Basta eon
vueltos a casar en otro lado o pertenecientes a un grupo o a recordar el Decir de Mohammed consignado en la Tradición
una etnia d_e_sYl!lQrizados. de Al Bukári: "El Profeta ha maldecido a los hombres
En la sociedad mora tradicional, la música es incompati- afeminados y a las mujeres hombrunas".
ble simultáncamente~}!l.!!lligio?()_;l'..fQ'lJ.<L_mJl.S_c_ujino. La Nada de todo esto es propio de la sociedad mora. En efecto,
cosa es muy antigua, ya que los almorávides, un movimiento los musicólogos del período árabe clásico, que también eran
político-religioso surgido en el siglo XI en el corazón de esta doctores de la Ley, informan que la música ha sido creada
parte del Sahara, y cuya meta era fortalecer y purificar el por dos mujeres cantantes llamadas las "Dos Saltamontes".
Islam en la región, destruyerqn_ to9os los instrumentus....de El asunto empezaba mal. Pues en los países del desierto este
música que pudieron encontrar, al llegar a Sijilmassa, y ello animal, si no surge recién después de la lluvia salvadora,
con la perspectiva de abolir "todas las prácticas escandalo- devora en el acto los jóvenes brotes apenas abiertos. Coexis-
sas". 4 Sijilmassa es una importante ciudad caravanera del ten dos rela~osdiverg~ntes, que dan cuenta de la acción de
sur de Marruecos, primera conquista de un largo recorrido estas -mujeres. En uno, se trata de una tribu de Arabia
que los condujo hasta la España andaluza. En el camino, meridional que, azotada por una grave sequía, envía una
también fundaron Marakech. Hasta un período muy recien- delegación en búsqueda del agua que la salvaría. Los hom-
te, las tribus marabúticas, es decir religiosas, no contaban bre'h_sedt1cid~or .<'_l canto_de las dos_m_ujeres, olvidan su
con ningún músico en su seno, resueltas, según decían, a no misión y la tribu entera perece. En el otro, por el contrario,
permitir ninguna distracción de la adoración divina a la cual ellas salvan a esta rnisma tribu naciendo correr la lluvia
están consagradas. Más ampliamente, los. hombres no can- gr~ias 11 s~ca!lto. Por lo tanto ]¡mujer; a través de estos
tan, a menos que pertenezcan al grupo estatutario de los relatos, está inscri ta en una dob e osición benefactora y
griotas. Pueden componer poesía, lo cual es incluso muy m~ra, en lo que no estamos demasta o a eJa os e o que
apreciado, pero se conforman con disponer las palabras y con se dice de ellas entre los moros: "Te dice que te quiere YL-ª1
organizar las rimas de poemas que serán musicalizados por mismo tiempo, te mata". Me gustaría subrayar aquí que esta
los griotas e interpretados por ellos, o por las mujeres. Y muy duplicidad de la mujer, así como su coincidencia con la
tempranamcntcs_e_les p_rohíb~ cantar a _los pequeños niños mústca, no son pnvativas del Islam, ni siquiera de las
varones. Dehacerl(), cqrrerían el riesgo de vol','crse t_ran- reli¡,>iones monoteístas, y recordar para ello la figura de las si- ¡,'re,,.,
"'~'11 sexuales, "hombres-mujeres" según el término en uso en el r~ descriptas por Homero en la Odisea: "Encantan a
dialecto de la re¡;;íón. De acuerdo con ello, estos últimos se todos los mortales que se les acercan. ¡Pero es muy insensato
encuentran, en la etnia mora contemporánea, asignados a la quien se suelta para oír sus cantos! En su morada, su mujer
tarea de ser músicos, aunque no pertenezcan al grupo de los y sus hijos jamás festejan su retorno: pues con sus frescas
griotas. "Se prod ueen" con ellos durante las fiestas y reciben voces, las sirenas lo encantan y el prado, su morada, está
de ellos algún salario, crean nuevas danzas y son tan apre- bordeado de una orilla totalmente blanqueada de osamen-
ciados que, en la actualidad, ninguna festividad puede tas y restos humanos, cuyas carnes se corrompen ... ¡Pasa sin
concebirse sin su colaboración. Por lo tanto, existe algo en su detenerte!"
Los musicólogos árabes aportan otros datos en lo que
~ Cheik A.W. (ouldJ, in Tauzin, op. cit., pág. 61.
atañe al lazo que une a la mujer con la música. En sus

218 219
comienzos, la ~_ú,~ica es feme~ina _y está vinculada con do califa. Se casó el día del asesinato de Othméin, sucesor de
cultos de la fecundidad. Luego, desde antes del Islam, su Omar, y le nació un hijo el día en que fue asesinado Alí,
función se atenií.a :ilas muje¡'es~on reemplazadas p_aulatí: sucesor de Othméin."
namente por hombres calificados de "afeminados". Por Así pues, muy tempranamente la música es declarada
últíino, a partir de la prédica del Profeta, los músicos son ilícita por los t~<:!h:>gos del Islam canónico. Entre ellos, los
hombres. La música se ha vuelto un puro pasatiempo, la malekitas, cuya escuela de derecho rige el conjunto de los paí-
hegemonía femenina ha sido quebrada. Pero no sin ries- ses del Magreb, incluida Mauritania. Si la música está tan
gos, no tardarán en subrayar muchos juristas de las firmemente condenada, es porque está hecha de una dispo-
épocas posteriores. Lo que observan es que 1ª música, sición de sonidos que actúan sobre los sentidos provocando
según Chri'iti.ml.l'ocb_é, un musicólogo contemporáneo, emociones, y no sobre la razón, noción maestra de la relación
"desencadena un proceso de molicie". "Cuando la activi- con lo divino. La exigencia de comprensión es perceptible en
dad musical tenía que ver con las mujeres, prosigue, era otros lugares, aun en la inexistencia de un términogen~ico
de naturaleza tal que perfeccionaba el sentimiento de para desimar a la música en su conjunto. Por lo demás,
virilidad y de heroísmo que predominaba en el sexo opues- tampoco se puede cantar el Corán. Los términos que, en
to." En otras palabras, cuando los hombres lal!IªQtican árabe, nombran su canturreo, remiten-ª._la idea de "dispo-
ellos mismos, se_(eminizanJse aJ:¡lll!!dan. No consiguen ner, acomodar con orden" o incluso de "decir J:>ien algo". Pues
controlarla y acantonarla en un rol de simple diversión. se trata, para el creyente, de a¡:JI'ehender~LI!lensliie divino Q- f ~1 ··~-.,,
Por el contrario, est_án c¡¡n.taminados por ella, por algo que con ayucla_dl)i_¡¡ensami~nto y~o g~_<!.!l.ii!!:§e lll)yar por el goce '
ella oculta y que permanece indeterminado. La evolución es de !OSSonidos gue lo transportan. Una vez más, el asunto no _,_ T
ineluctable, incluyendo el horizonte de la humanidad, ya es privativo del Islam, pero probablemente en él se encuen-
que uno de los signos anunciadores del fin del mundo, según tre más categóricamente afirmado que en otros lugares.
un hadith del Profeta, será el retorno de las mujeres- En el extremo opuesto de este entendimiento de la pala-
cantantes. Al_final de un larg_oFec.orrido,Ja it:l~ntidad mas- bra de Dios, la--ªJilliciP.u.JD!!.Sical es sinónimo de pérdida de
culina•. rue.mm:.e amenazada por ~_devoración, se- habrá control de sí. de pérdida de los límjtes: e~unaexperier¡cia
dihád_o,_«mJ.o. f_gme.ni!1.9, y el término será la muerte, la del qU...!LP,\!~<!~ conducir hasta l13. muerte. Los musicólogos nos
género humano entero. han dado muchos ejemplos de ello. Por otra parte, la 1~
Por otra parte, siempre según la tradición, la muerte árabe posee una palabra para designar esta experiencia,
sucesiva, de todos los personajes clave de los comienzos del Tarab, un vocablo que encierra la idea de "est13.r bajo 1)1
Islam jalona la vida de quien es considerado como el funda- i~rio descontrolado de sentimientos violentos", y que sólo
dor de la música árabe clásica. Era uno de esos "afeminados" se emplea en este registro.
mencionados más arriba y que recibía el apodo de Tu~s, Semejante condena de la música hunde sus raíces, como
"el pequeño pavo real", en lo cual se entrevé algo e la se suele decir, en la voluntacrae los primeros creyentes de
mascarada femenina tan cara a Lacan. "Había nacido, restablecer las buenas costumbres. En efecto, en la penínsu-
escribió Caussin de Perceval, 5 el día de la muerte de Maho- la arábica, en los primeros tiempos de la prédica, estaba
ma ... ; fue destetado el día de la muerte de Aboubekr, primer a~oeiada al a,l_¡:ohol, al juego y a la fornicación. Pero el mito
califa; fue circuncidado el día del asesinato de Omar, segun- de los "dos Saltamontes", así comolaamenaza de feminiza-
ción que acecha al cantante o al músico, tanto en la teología
"In Tauzin, op. cit., pág. 67. clásica como en el seno de la etnia mora, incitan a pensar que

220 221
está más vinculada c¡m la__!leflº'Lci9_n_de l~_s -~ªt_(!g:QIÍ:ls de g~, definido cg!flo el intento, vano pero siempre ren¡>Vado,
género que con la moral. de alcanzar una plenitud no obstante constituida desde el
Una vez más, voy a intentar esclarecer este punto recu- coiñlenzo c_()rn() faltante, j:iaraSíerr;preir!accesible.- ·
rriendo al psicoanálisis. Voy a partir de la muerte que, como Ahora bien, entre los objetos parciales de deseo, hay uno
hemos visto, se sitúa en el corazón mismo de ti música, ya que Lacan agregó a los que Freud ya había situado: se trata
sea en la biografía de una de sus figuras fundadoras o en la de 1<5voz. De acuerdo con los trabajos de Michel Poizat,6 lo
voluptuosidad de su escucha. Evoca irresistiblemente ese que se puede despejar inmediatament~como _Rll_~sto__ !)n
más_ alLá deJp!iJ1t:ipio_ del p_lª~~r, esa búsqueda, tambiCn juego en tanto pérdida o en ta!l!() búsqu_e(la, cl!UJ:l.!ilL.ae
tendiente hacia la muerte, de l1!l __objeto que Freud ha arficula alrededor de la emisión sonora, se revela perfecta-
calificado como perdido, a partir de la observación de su mente apto para elucidar lo que se juega en la mlÍsica.
ih nieto j_ugªndo con el famoso carretel. En la repetición del Después del primer grito lanzado por el niño en su pura
lanzamiento del objeto por el cual el niño figuraba la alter-
nancia de las desapariciones y los retornos de su madre,
materiah_· dad sonora_ , ..a Ig_o_ se p. ierde de-finitivamente. Y¡j
segl!_nq_~~.rl.fillieto esté !l_stru~turado dellado.dela húsqued~,.
Freud observó, como se recordará, que marcaba su preferen- del goce~gl contrario,del lado del horror ele este úlQIJl_O¡.i
CI1!_J2S>_r la secuencia del alejamiento deTSCr querido y del se entregará al amor de l!!JTI_:tÍsicaQ,en el extreTI1o opuesto~
dolor CO!lsec\}eq_tQ.. y no por laªl~_g¡:ill,_ inclusQ..imaginaria, d!l a s_t¡,o~io. Ahora bien, como se ha visto, los teólogos del Islam\
los reencuentros. canomco han hecho la elección de la razón y el rechazo
-Má.s ·adelante, l;w;¡¡n, haciendo de este principio de repe- absoluto del goce en el campo de lo religioso. Por ello era
tición uno de los "cuatro conceptos del psicoanálisis", veía en lógico que arrojaran fuera de ese dominio a la música, con
él un intento reiterado del su'eto de alcanzar un ob'et.o si- sus sonidos privados de sentido.
tuado más allá de tal o cu · f¡p Último punto: el de la eq_uivalencia planteada entre mujer 11! " •.
absoluto del deseo al cual va a dar el nombre de la Cosa. Un
y música. C~mo hem~s visto, la músic~ es el lugar y~¡ ve_ctor --~!:
objeto imposible de alcanzar en virtud de la esti'i'i'c'fU~ción de un goce Situado mas acá del lengua¡ e. Por lo demas, tiene t' ;¿
misma del ser humano y de la naturaleza de su deseo. Este, el poder de evacuar la comprensión de este último. Ha sido
en efecto, no puede definirse como la búsqueda de un objeto creada por mujeres y tiene por efecto feminizar a aquellos
previamente determinado que vendría a colmarlo. El deseo, que la escuchan o que la practican. En consecuencia, en esta
en el ser humano, es el deseo del Otro, de ese Otro que ha configuración la mujer tiene algo que ver con el goce puesto
dado sentido a las primeras manifestaciones emitidas por el en juego en la producción de sonidos.
niño. Una vez que la respuesta ha sido proporcionada, como Una vez más, la confrontación con la teoría psicoanalítica
se ve fácilmente, o la satisfacción aportada, ambas están se revela esclarecedora, en particular la distinción estable-
condicionadas por la interpretación que de ellas hace ese cida por Lacan entre dos tipos de goce. Como he afirmado
Otro, a su vez dependiente de su propio deseo, lo que es más, más arriba,cüando el hombre está en la posición de objeto de
inconsciente. Y no son procuradas sino al precio de una amor, es amado por la falta que hay alojada en él. Algo del
pérdida, construida en dos tiempos: un primero, causado por amor, en lo femenino, impulsa a desear su castración y está
la distancia entre la manifestación infantil y la significación situado por ende por fuera del falo. Si el ser humano, sea cual
que se le atribuye, y un segundo, entre esta experiencia
inicial de satisfacción y la que le sigue y que jamás será su ¡; Poizat, M., L'opéra ou le cri de l'ange, París, A.M. Métailié, 1986; La
equivalente. Lo que se ancla allí es lo que Lacan nombra el voix du diable, París, A.M. Métailié, 1991.

222 223
fuere su sexo, está inscripto en lo que Lacan nombra la Asimismo, habría que interrogar en estas mismas socieda-
castración simbólica, po~l hech_~_c!.:o_~ insgi¡>ción en el des la otra vertiente de la prohibición, es decir, justamente,
orden Qellm1@¡¡j~. la~r, de acuerdo con su razonamien- un gusto exacerbado por la música y por la poesía, correla-
to,_es al mis.~o tiempo el lugar de otro goce. Un goce sin fin cionándolo con los estatutos a la vez de la madre y de la Ley.
que se debe al menos al hecho de que la mujer no está tomada Pero la sociedad mora, que prosigue la historia según otra
en el funcionamiento de un órgano sometido a la alternancia lógica, no lo permitía.
de la erección y la detumescencia. Retomando la fórmula de
Lacan, es "no toda", inscripta en la función fálica.
Entonces se entiende mejor lo que hace semejantes a la
mujer y a la música: precisamente ese goce, cuya caracterís-
tica es, para una y otra, el situarse más allá del lenguaje,
má!l allá de__~ castración simbólica. Se comprende también
que, en organizaciones sociales construidas a partir de una
lógica masculina, hacer la experiencia de este goce otro,
feme!lino, tenga consecuencias desastrosas. Es !o que ace-
chaba a José, amenazado por "dar su persona" a la que lo
atraía. Los diversos relatos de la literatura oral mora indi-
caban el mismo riesgo de reedición. En efecto, si se franquea
el limite del goce fálico figurado p(l_rla salida de la sociedad
de los hombres -ya sea en el monte habitado, jalonado por
poúis y por campos de pastura, o en la mézquita (de la que
las mujeres están excluidas), en esta sociedad urbana o en
cualquier lugar del que se sabe que no está poblado de •
djinns, de demonios-, el_hol!lcbre se transformaba en ªese-
choentre los desechos. Mientras que una mujer expuesta a
ese mismo pasaje, és decir, en lo esencial, una mujer que se
casa con un de!!J:On!~l1_o_vaa conocer las mismasdesventu-
ras. Por el contrario, d~_¡;pués de la boda, y una vez (}!le sus
padres hayan recibidqurutfuertedote, ella va a circular de
un mundo al otro sin sufrir el menor daño. Y hasta podrá
suceder que su grupo de pertenencia se salve del exterminio
gracias al hijo que conciba con su esposo demoníaco.
Entonces se puede formular la hipótesis de que el horror
del goce otro de~arrollado por el Islam canónico y la imposi-
bilidad, propiamente humana, deiiuprliñlrSU: l:íusi¡uedá se
ligan y concl_¡¡cen_,_de Ill_allerlil:ecm_:rente, al ejercicio de la
violencia contr51_las_mujez:eS,()J!Jªnt'?._ellas son la encar-
nación de lo que resulta ta!l_f\lert.!':rrlente denunciado.

224 225

~
EL CAMPO SEXUAL EN EL ISLAM
Y LA MODERNIDAD
FEHTI HENSLAMA *

1.

Mi trabajo va a restringirse al campo del lenguaje, respecto


de lo que se denomina la "sexualidad"; querría dar cuenta de
un acontecimiento lingüístico que modifica, a mi modo de ver,
todo el campo de lo que se llama la sexualidad en el interior
de las sociedades árabes islámicas, acontecimiento eviden-
temente inadvertido; el hecho mismo de que haya pasado
inadvertido está en relación con lo que llamamos el incons-
ciente.
Hablar de sexualidad en el Islam ya es operar una traduc-
.~ ' ción de una lengua a otra, de una cultura a otra, puesto que
la noción de sexualidad data de mediados del siglo XIX en
Europa, y pertenece a un conjunto discursivo marcado por lo
que Michel Foucault denominó la emergencia de la scientia
sexualis, el saber sobre el sexo, y que opone a culturas donde
el sexo no es asunto de saber, sino el objeto de un ars erotica,
de un arte erótico. Recuérdese que, entre las sociedades que
disponen de un arte erótico Michel Foucault menciona
China, Japón, India, Roma y las sociedades árabe-musul-
manas; por lo tanto, tratándose de interrogar al Islam sobre
la cuestión de lo sexual, es importante tener en cuenta la
operación de traducción que hacemos. Dicho de otro modo, es
importante restituir el empleo de nociones y de conceptos en

* Psicoanalista, catedrático en la Universidad de París VII (centro de


investigación "Psicoanálisis y medicina").

227
su contexto para que el sexo sea devuelto al universo del Es el vocablo que se encuentra utilizado en el Corán para
discurso y del lenguaje en el que se encuentra. el hombre y para la mujer. Ahora bien, ese término (farj),
Para comenzar, digamos que hasta comienzos del siglo xx como acabo de señalar, es un sustantivo que no puede
en la lengua árabe y en la concepción ante-islámica no convertirse en adjetivo para decir "sexual" o bien para dar o
existen los conceptos de sexualidad, de instinto sexual y aún crear la palabra "sexualidad". No se encuentra esta posibi-
menos la noción de relación sexual.
En consecuencia, recién en la época contemporánea re-
ciente, bajo el efecto de la traducción y de la difusión del
discurso científico y médico europeo, se encuentran las
.
'
lidad a partir de ese farj. No designa más que el término de
sexo. Y esta imposibilidad no es de orden sintáctico. Habría
podido hacerse, pero está en el universo del discurso. Es por
ello que en el momento en que se necesitaba traducir el
nociones de sexualidad y de relación sexual. Sin embargo, la discurso científico y médico europeo, verter los términos de
lengua árabe es muy rica en términos que describen la expe- sexo y de sexualidad, no se lo pudo hacer con ese término
riencia sexual. Recientemente, paseando por una librería de sexo, farj, pero se pudo utilizar otra voz completamente
popular en Rabat, encontré un pequeño léxico sobre las nueva que es el vocablo jins, que designa inicialmente el
palabras que nombran los asuntos del sexo y ese pequeño género.
vocabulario no contaba menos de 2200 términos. Dicho de El jins es un término completamente particular que
otro modo, hay una lengua de los asuntos del sexo. No diré designa la asonancia y la semejanza, y todo lo que es
"sexual", y ya veremos por qué. ·· · - - - - -·--- convocado por el vocablo jins tendrá que ver con el registro
Así que no se puede interrogar el sexo en este universo sin imaginario. Es con esta palabra como se va a traducir la
constatar un doble hecho: el mundo antiguo precientífico, noción de relación sexual en el campo científico. Se va a decir
premoderno, no conoce la noción de sexualidad y no nombra "relaciónjins" y por lo tanto, contrariamente al término de
algo como relación sexual. En cambio, nombra, denomina, sexo que no da un calificativo, la palabrajins, género, por su
renombra sin cesar los asuntos del sexo; es decir, aquello P.e lado permitirá obtener un calificativo.
lo que se trata va mucho más lejos de lo que Michel Foucault Mientras que en el discurso tradicional antiguo, no se
llamó un ars erotica, la articulación más extendida de los encuentra la noción de instinto genital, en el sentido natu-
asuntos del sexo en el lenguaje. ralista, con finalidad biológica y de reproducción tal como va
La lengua árabe y el texto coránico entrañan el concepto a aparecer en los siglos XIX y xx en Europa, el término jins va a
de sexo, pero como vamos a ver, dicho concepto de sexo no permitir a la época moderna decir y operar la restricción de
puede convertirse en adjetivo, no puede dar "sexual". Este los asuntos del sexo y de lo sexual como genital, como
término es el término farj. Su etimología nos da el concepto comportamental. De hecho, bajo el efecto de la traducción,
de sexo en francés, es decir sección. Habla del defecto, de la asistimos al nacimiento de lo que se llama el gender.
falta, del intersticio, del agujero, de la distancia. Por ejem- Curiosamente, jins se parece al genus latino de donde
plo, uno de los grandes vocabularios define farj del siguiente están tomados género y gender. Recuerdo que el término de
modo: gender ha sido utilizado como concepto por primera vez en
1964 por Stoller para distinguir el sexo anatómico de la
"Se lo denomina así porque no está tapado. Es la parte ciega. identidad en el sentido de social y de psíquico. El gender
Se llama el farj del hombre y de la mujer así porque está entre
las dos piernas."
1 designa entonces el sentimiento de la identidad sexual,
mientras que sexo definiría más bien lo que es del orden
anatómico de la diferencia entre macho y hembra.

228 229

1
En fin, elgenus o elgendertoman la delantera en la lengua
y en el discurso árabes y el genus, el género, hace posible,
gracias al proceso de traducción, decir y pensar sexualidad
1 designa el sexo del hombre o de la mujer, sino el órgano
sexual de la mujer solamente. Se trata de un efecto moderno.
Si ustedes abren hoy cualquier diccionario contemporáneo
y relación sexual. Va a dominar progresivamente todos los de lengua árabe, verán que el vocablo farj, que designaba el
otros términos por su capacidad normativa y normalizan te sexo del hombre y de la mujer en el texto coránico y en la
del lado científico justamente, es decir del lado de la repro- tradición, ya no designa el sexo común del hombre y de la mu-
ducción y de la genitalidad, ya que es en el discurso científico
y médico donde el sexo tiene una meta reproductiva. El .. jer, sino el órgano femenino exclusivamente.
Podría decirse que es una catástrofe, una operación catas-
género restringe los asuntos del sexo a la sexualidad como trófica por medio de la cual desaparece un concepto. Esta
reproducción y como instinto. catástrofe es contemporánea de la entrada en la lógica del
De hecho, como acabo de decirlo, el léxico de los asuntos discurso científico, de la relación sexual y de la sexualidad.
del sexo, no digo sexual adrede porque no existe el vocablo Para comprender el alcance de esta desaparición, voy a
sexual en la antigua lengua árabe, está muy extendido; interrogar el estrato mito-teológico del texto antiguo: ¿cómo
abarca todos los registros de lo real, de lo simbólico y de lo pensaba justamente el sexo?
imaginario. No voy a prolongar demasiado mi intervención, Voy a tomarlo muy rápidamente a partir de un fragmento
y podría citar cada vez varios términos que designan los mítico que está ligado al texto coránico, de un teólogo del
asuntos del sexo en el registro simbólico, en el registro siglo vn que se llama Qurtubi y que escribe lo siguiente:
imaginario y en el registro de lo real. Pero el concepto central
más importante es un concepto de niqar, que reúne todos "Lo primero que ha creado Dios en el hombre es su sexo,farj."
esos registros en relación con la legalidad. Dicho de otro (Cuando dice "el hombre", se refiere al hombre y la mujer.)
modo, aquí tenemos que vérnoslas con el concepto que se
podría traducir como el goce relativo al sexo, en el sentido Y agrega:
legal.
Ahora bien, estos términos que designan el goce del sexo "Éste es mi depósito y os lo confío, pues el sexo es un
en tanto legal, designan al mismo tiempo las palabras que depósito."
dicen la experiencia sexual, la demanda sexual y la deman-
da de matrimonio. Es decir acto y palabra son designados Cuando Dios creó el sexo de Adán, farj, le dijo:
por el mismo término cuando se trata del goce sexual. Y se
ve aquí, pruebas al canto, que la sexualidad antes de su "Esto es mi depósito en ti; no lo uses sino según su verdad."
reducción científica no separa el sexo del lenguaje, y lo que
permite no separarlos es precisamente el concepto de goce Voy a comentar este pasaje.
que liga la palabra sobre el sexo, el sexo y la legalidad del uso
"Lo primero que ha creado Dios en el hombre es su sexo": el
del sexo. hombre, entonces, estaría modelado en la tradición a partir
Voy a abordar ahora el punto más importante de este delfarj que es, como hemos visto, agujero, distancia, abertu-
asunto, que es el siguiente: al mismo tiempo que se operan ra. El primer material del hombre no es la tierra, es decir lo
la traducción y la aparición del gender (por ende de la plano, sino la hiancia. El núcleo de lo humano sería lo sexual
relación sexual), en la lengua árabe desaparece el concepto en tanto abierto. En ello, se opone completamente a Dios, que
de sexo. En efecto, me di cuenta de que el vocablo farj ya no es el dios de la plenitud (samat), que quiere decir a la vez

230 231

1
plenitud y compacto. El hombre está abierto, Dios está toda relación. El sexo está entendido como interrupción
cerrado, clausurado, tapado. de toda relación en el interior de lo humano.
Voy a presentar otro comentario que va a completar lo
"Éste es mi depósito y os lo confío": aquí el sexo está anterior y que es interesante. Se trata de un pasaje coránico:
calificado como depósito y el término francés de depósito
[dépót] no da suficientemente cuenta de toda la carga ética "Hemos propuesto el depósito a los cielos, a la tierra y a las
de la palabra, en tanto y en cuanto designa un objeto precioso montañas; se han negado a hacerse cargo de él. Están
que se confía y que implica un pacto. ¿El pacto de la guarda espantados, salvo el hombre, que ha aceptado pues es injusto
de ese objeto y la guarda de qué? De un objeto de valor e ignorante."
inestimable que Dios confía al hombre.
Probablemente sea esto todo lo que está en juego en la re- Dicho de otro modo, Dios quiere algo a sabiendas de que
comendación ética del texto coránico: no la castidad o la ese algo que otorga es terrorífico, que sólo el hombre lo
abstinencia, sino la preservación del objeto inestimable que acepta y acepta que es terrorífico y que es fuente de injusti-
le es confiado al hombre. cia y de ignorancia. Esto merecería un muy largo comenta-
Tercer pasaje: "no lo uses sino según su verdad". Enton- rio. Así pues, el goce -está muy claro- hunde sus raíces en
ces, ¿cuál es esa verdad? Es en primer lugar la verdad de un el mal. Que el sexo sea la marca del poder absoluto en la
asunto que no es la propiedad del hombre, sino que pertene- conformación del hombre no autoriza a pensar el poder de
ce a la referencia absoluta al otro, el objeto inestimable, sexo, otro modo que como poder sin contenido, sin sustancia: el
quizás identificado aquí como figura de la falta absoluta, por poder de un impoder. Pues cuando se dice el farj y el sexo
lo tanto lo que Dios sitúa ante toda creación en lo que será el como representación de un poder de un vacío, de un agujero,
sexo y el lugar del otro en el cuerpo. El hombre no sería sino de una nada, se entiende muy pronto que se trata de lo que
su depositario; de alguna manera, tendría sólo el usufructo en psicoanálisis se designa con el término "falo", inestimable
del sexo y la no-posesión del sexo. La segunda dimensión de '1 objeto que Dios confía al hombre (entendido como hombre y
mujer).
esta verdad es la de agujero, de abertura, de defecto, de falta
como acabo de decir en la etimología de es te término, en
tanto nudo del ser humano: es el núcleo inaugural en el
hombre, y es esencial relevar esta tercera dimensión de la
j Cito otro fragmento:

"Cuando Dios creó al hombre con arcilla, esperando que le


insuflara un alma, el diablo se burlaba de él jugando a
verdad del sexo en tanto material de abismo -como vamos a penetrar por su boca, a salir por su ano y a la inversa. Tomaba
verlo-, es decir el lugar donde ese agujero es un abismo sin de la misma manera otros orificios: orejas, nariz, etc., dicien-
el cual no se ve por qué la ley tendría que ver con el goce, es do al mismo tiempo a Dios: 'Ve lo que hago de la criatura que
decir por qué el hombre portador de absoluto siempre es lle- tú has preferido a mí y ante la cual me pides que me
vado hacia esa hiancia originaria. prosterne'" (ya que Dios le pide al diablo que se prosterne
Teniendo en cuenta lo que acabo de desarrollar, resulta ante el hombre).
claro que en esta concepción no puede haber relación sexual
en el sentido de una conjunción natural que establece una Así, este pasaje muestra que el hombre está pensado
adecuación y una completud entre hombre y mujer, por lo originalmente como una cosa abierta y expuesta a la fractu-
tanto entre dos faltas. No puede haber relación allí donde se ' ra de la alteridad demoníaca y por ende que, a partir del
produce un encuentro entre lo que precisamente intenumpe momento en que existe el cuerpo humano, hay abertura. Y

232 233
1

~
no bien hay abertura, hay circulación energética, dado que
el diablo es un ser de fuego en la tradición (estamos muy
próximos de lo que Freud llama las concepciones demonoló-
gicas, las cuales están, como se sabe, observa, más próximas
t que el uno no es singular". Uno no es singular;es el uno el que
confiere a los dos la posibilidad de producir la singularidad.
Entonces la singularidad viene en cuarto lugar. Toda estruc-
tura de producción y de creación sólo proviene de la estructu-
de lo que sostiene el psicoanálisis sobre la sexualidad que las ra ternaria: dos+ uno; y todo lo que es producido y creado sólo
concepciones científicas). En consecuencia hay circulación a puede advenir como singularidad emanando de tres. Avice-
través de los orificios corporales del diablo, del demonio, en na va a escribir lo siguiente:
tanto ser de fuego y de energía. De allí la violencia de lo 9
sexual y la ignorancia que he mencionado. •'1 "El macho y la hembra no pueden procrear si no se produce
De suerte que todo lo que es alienación fundamental del entre ellos el acto de la copulación; este acto es la singulari-
.' "
zacwn.
hombre estaría pensado a partir del sexo absoluto, del sexo·
como absoluto, o según una formulación psicoanalítica, a
partir de la primacía del falo que da el estatuto a la corporei- ji En otras palabras, el acto está pensado como cuarto y os
este cuarto lo que es no producto de la unión sino producto
dad humana, ya que alrededor de la falta se crea el cuerpo
y se sostiene el cuerpo. 1
T
de la separación. Y entonces este acto cuarto tiene por efecto
Falo y pulsiones corren parejos en la medida en que lo separar, dejando a todos ahuecados; el acto sexual no es un
abierto llama a la alteridad que se juega alrededor de los acto que une, sino un acto que separa.
orificios: la alteridad es orificial, es decir pulsional. En conclusión, está claro que, habida cuenta de todo lo que
Estoy tratando de mostrar cómo articula la tradición la acabo de desarrollar, en esta concepción, no puede haber
cuestión de lo sexual con la cuestión de la falta, con el relación sexual porque la relación es imposible. Como acaba-
absoluto y con la cuestión del lenguaje; el punto más impor- mos de ver, el discurso antiguo de la tradición piensa el sexo
tante en esta teorización es pensar el acto sexual como acto como lugar del otro, como falta que articula su goce con el
de singularización. El término en árabe es tafrid, que corres- lenguaje. N o bien interviene la concepción científica, reduce
ponde a la noción latina de individua/itas, de la que Avicena el sexo y la sexualidad, inventa la relación sexual y des-
va a hacer un concepto central que será retomado posterior- 1 solidariza sexo y lenguaje.
Evidentemente estos acontecimientos en el interior del
mente por toda la tradición filosófica. ~·~ lenguaje son no sabidos, lo cual a mi juicio es el punto más
¿Qué dice este autor de la relación sexual, del acto sexual
como singularización? Primero empieza por apelar a la importante; producen lo que denominaré "increencia no
J sabida". Es decir que en cuanto se introduce "relación sexual",
oposición con el número par porque, nos dice, singulariza-
ción es sinónimo de impar. l "sexualidad", etc., automáticamente se destruyen todas las
~1 articulaciones que recién indiqué, pero esta destrucción
Entonces, ¿qué es lo que está afirmando? Que lo singular
se singulariza con algo que no está identificado sino por la j permanece ignorada; la gente no tiene conciencia de ella. La
distinción del par. Esta distinción se obtiene por semejanza gente hasta puede seguir repitiendo todas las frases que
con la unidad. Por lo tanto es menester que haya dos, acabo de decir, puede seguir diciéndolas, pero por el hecho
primero, y que se plantee el uno para que se produzca la mismo de la introducción de la concepción científica, ello
'
·,
produce lo que propongo llamar la descomposición de la
singularidad. Hacen falta dos más uno o uno más dos.
En consecuencia, la primera singularidad recién tiene religión. La descomposición de la religión no como fenómeno
lugar a partir de tres. Cito: "El primer singular es el tres ya :1
voluntario, sino como mecanismos que tienen que ver pro-

234 • 235
~
piamente con lo no sabido. No digo "inconsciente", digo "no ÍNDICE
sabido" por las razones que paso a explicar.
Una de las consecuencias es que no pienso para nada que
haya un retorno de la religión y se lo puede demostrar
incluyendo el campo del islam; pienso que hay descomposi-
ción de la religión y si ésta vuelve, lo hace bajo la forma de.
una descomposición. Se lo puede demostrar; lo que se deno-
mina integrismo no es un integrismo. Está muy mezclado t'
1
con el discurso científico, salvo en casos extremos como en
los talibanes, pero estamos en presencia de fenómenos de
descomposición de la religión y por ende esta operación que
sobreviene en el campo del sexo y de la sexualidad muestra
cómo se opera esta descomposición. ¿Cómo se opera?
Justamente va a desencadenar la sexualidad a la manera . ' ,. MARKOS ZAFIROPOULOS
del goce que ya no encuentra en el lenguaje un freno o una Para una clínica freudiana
atenuación. Porque a partir del momento en que se des- de la violencia.
solidarizan lenguaje y sexualidad, lo que se opera es este La ignorancia de lo sociológico
desencadenamiento y por lo tanto, para ponerle un dique de como sin salida psicoanalítico ............................................ 7
contención a este desencadenamiento hay, que recurrir a las
formas más crueles del superyó, es decir a la figura del dios PAUL-LAURENT AssOUN
oscuro. ' Saber freudiano
Y cuando se mira el discurso de aquellos a quienes se y pulsión transdisciplinaria .............. ..
denomina islamistas, justamente se ve bien cómo esta cues- 39
tión de la sexualidad se desencadena y no encuentra más \ JACQUES MAiTRE
posibilidades que el recurso a la figura de ese dios oscuro.

.
i
1
Los avatares de la anorexia ................... ..
MICHEL WIEVIORKA
La violencia y el sujeto
.. ... 55

................... 75
DaAJ
1

·• RAPHAEL
La crisis del sujeto jurídico
contemporáneo
¿Qué síntoma?
89
ÜLIVIER CLAIN
De las formas de solidaridad.
Sobre la quiralidad
121

2.16
237
-.¡_ DENIS DueLOs
· Sociedad-mundo,
crítica neurótica de los colectivos suicidan tes
y aventura cruel .............................................................. 155

) ,i Diferencia sexual
ALIN!l TAUZIN

en el mundo árabe-musulmán: 1
La cuestión del goce ........................................................ 211

FEHTI B~;NSLAlltA
El campo sexual en el Islam
y la modernidad .............................................................. 227

238

...
Ya se trate de las patologías del acto (crímenes, violencias
sociales, guerra, suicidio, anorexias, bulimias, etc.),
de los trastornos del pensamiento o de las patologías
del cuerpo, los síntomas del malestar emanados del
estar-en-sociedad se hallan sobredeterminados por
causalidades individuales o colectivas que les otorgan
forma y existencia.
Los paradigmas disciplinarios (sociológico, jurídico,
etnológico, psicológico) dan cuenta sólo parcialmente de
estas causalidades o formaciones.
Situados de muy antiguo en el cruce del psicoanálisis y las
ciencias sociales, los trabajos de la unidad de investigación
"Psicoanálisis y prácticas sociales" (CNRS- Universidad de
Picardie Jules Verne (Amiens)- Universidad de París VIl),
se despliegan en una lógica de apertura epistemológica,
ya se trate de las ciencias sociales o del psicoanálisis.
Las contribuciones reunidas en el presente volumen se
proponen abrir el debate sobre los sin salidas resultantes
de la ignorancia recíproca entre psicoanálisis y ciencias
sociales y sobre el imperativo transdisciplinario que
gobierna los trabajos en los que se inspiran.

Han colaborado en esta obra Paui-Laurent Assoun, Fehti Benslama, Olivier


Clain, Raphael Dra'i, Denis Duelos, Jacques Maltre, Aline Tauzin, Michel
Wieviorka y Markos Zafiropoulos.

I.S.B.N. 950-602-523-1
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