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El niño y la niña y su relación con el ecosistema


En una ocasión un padre le dijo a su hijo que la vida es un viaje en el que
nos acompañan nuestra familia y nuestros amigos y estimulaba a su hijo a
que se preguntara:
¿Qué quiere decir que estás vivo? ¿Quién produce el aire que respiras?
¿Quién produce el agua que bebes? ¿De dónde salen los alimentos que te
dan la energía para continuar viviendo cada día?
¿Has pensado que hay animales que nos acompañan? ¿Tienes en cuenta a
las plantas que también están a nuestro lado? ¿Y al sol que nos da su calor
y energía? ¿En qué planeta van a vivir tus hijos? ¿Y los hijos de tus hijos?
¿Cómo asegurarles agua pura para beber y aire menos contaminado?
¿Cómo evitarles el riesgo de adquirir enfermedades respiratorias, digestivas
y dermatológicas?
¿Qué puedes hacer para evitar un futuro desastre ambiental en tu ciudad?
¿Cómo puedes mejorar la calidad del aire, del suelo y del agua? ¿Cómo
puedes asegurar una mejor calidad de vida para quienes viven en tu barrio?
¿Cómo podemos enfrentar un desastre natural como un huracán o un
terremoto?

En ese instante el hijo comprendió que todos los seres vivos dependemos
unos de otros y que nuestra vida está unida a la de toda la naturaleza.

Reflexionemos y compartamos
 ¿Cómo cuidamos el medio ambiente en nuestra casa?
 ¿Qué hacemos por el medio ambiente en nuestro barrio?
 ¿Qué hacemos por el medio ambiente de nuestro planeta?

Consultemos y debatamos
Poco a poco los seres humanos nos hemos dado cuenta de que el planeta es
nuestra casa, que todos los seres vivos dependemos unos de otros y que
todos dependemos de la naturaleza y que se viene deteriorando y que
mantenerlo habitable es responsabilidad de todos. La ecología es
precisamente saber que la Tierra es la casa de todos y que el
porvenir de cada uno de nosotros está unido a ella.

El niño y la niña pequeños inicialmente aprenden a ver, a observar la


naturaleza; de los seis a los doce años reconocen su dependencia de ella y
como adolescentes la defienden.

Los padres y adultos cuidadores debemos sensibilizar nuestros


sentidos para dejarnos penetrar por la naturaleza y enseñar a nuestro
hijo a reconocer y admirar sus tres principales reinos: los minerales, los
vegetales y los animales, que incluye a los seres humanos. Así se aprende
con los hijos a ver la vida que encierra un jardín, a diferenciar el canto de las
aves, a oler las flores y las hierbas silvestres, a divertirse con el agua, con la
arena, a conocer el fuego, a utilizar el viento.

Colombia posee una gran biodiversidad, es decir tiene una enorme


variedad de recursos naturales, de plantas, de animales. Esta
multiplicidad de especies es un tesoro que se debe conocer y
conservar en familia, pues es doloroso observar que desde que apareció el
hombre en el planeta Tierra han desaparecido más de un millón de especies,
porque no sabemos utilizar los recursos naturales.

Los padres y cuidadores necesitamos ser conscientes de nuestra


actitud ante la vida. Debemos conservar la capacidad de asombro ante el
milagro del nacimiento de un niño, de la nobleza del perro de la casa, del
color de las flores, del vuelo de una mariposa. Se ha dejado de lado la
recreación que brinda la naturaleza (sin costo alguno) y el gozo de
contemplar la vida para darle paso al entretenimiento vacío de muchos
programas de la televisión.

El mundo de los seres vivos está organizado en ecosistemas, cada


uno de los cuales es un sistema formado por muchas comunidades de seres
vivos, como microorganismos, plantas y animales y los grupos humanos que
comparten un ambiente físico, es decir: el suelo, el clima, el agua, el aire.
Todos los seres humanos dependemos del ecosistema que nos rodea
para vivir; por ejemplo, dependemos de los páramos y los bosques, que son
las fábricas de agua, esta constituye las dos terceras partes del peso del
cuerpo humano.

También dependemos de las plantas, que son las fábricas del oxígeno que
respiramos diariamente. Dependemos del suelo que produce los alimentos
que hacen posible que perdure la vida de las personas y de los animales que
nos acompañan. En conclusión, la razón por la cual podemos vivir en el
planeta es la presencia del sol, de la luz, de los bosques, del suelo, del aire,
del agua, por lo que es imperativo cuidarlos, pues son la vida.

Los seres humanos no estamos solos en el planeta: el niño debe aprender


que es un ser muy importante, pero que como nosotros hay muchos
otros seres vivos, también muy importantes, y que juntos
compartimos el único espacio posible para vivir: la Tierra. Debemos
saber que es necesario que vivamos todos en armonía, y que la naturaleza es
un tesoro que pertenece también a las generaciones que todavía no han
nacido, así que hay que cuidarla para entregarla a los que vendrán en
mejores condiciones de aquellas en que la recibimos.

El medio ambiente está presente en todas las actividades de nuestra


vida. La mayoría de las actividades humanas tienen efecto sobre el medio
ambiente; por ejemplo, se puede decidir si se toma un jugo en envase
plástico o en envase de vidrio, sabiendo que este último puede ser luego
reutilizado sin aumentar la el número de deshechos plásticos, se puede
decidir si consumimos bebidas naturales o productos artificiales.

Se puede decidir si se caminan seis manzanas o se va en motocicleta, a


sabiendas de que esta última aumenta la contaminación del aire; se puede
decidir si se oye la radio a elevado volumen o a volumen moderado, evitando
así perder agudeza auditiva para tonos altos de manera prematura y
causarles molestia a los vecinos.

Es decir, cada uno decide lo que hace: por tanto, cada uno de
nosotros es responsable de su presente y de su futuro y, en alguna
medida, del futuro de todos quienes nos rodean. Es necesario luchar
por mejorar la calidad de vida humana sin acabar con los recursos naturales
que son la base de la supervivencia en el planeta, por lo que es imperativo
ser conscientes de la realidad y trabajar con dedicación para mejorar la
situación catastrófica del consumo desordenado y caótico de los recursos
naturales.

Una forma efectiva en que podemos colaborar es mediante el reciclaje de


ciertos elementos como vidrio, textiles, papel. Algunos elementos pueden
usarse en más de una ocasión, como algunas bolsas plásticas o llevar bolsas
de tela al mercado para no utilizar las de plástico. También podemos preferir
usar bolsas de papel, material que es fácilmente degradable, en vez de usar
las de plástico.

Podemos recolectar cuidadosamente las basuras y clasificarlas en elementos


que pueden ser reciclables o no, ya sean orgánicos o inorgánicos y
depositarlos separadamente en las canecas correspondientes En familia
podemos decidir ahorrar el agua potable, por ejemplo, lavarnos los dientes
con agua recogida en un vaso y no dejar todo el tiempo la llave de agua
abierta mientras lo hacemos.

Los pequeños esfuerzos de todos, si son en la misma dirección,


tienen un resultado impresionante. Por ejemplo, si se tiene el hábito de
apagar la luz al salir de una habitación y todos hacemos lo mismo, el ahorro
de energía será significativo (y el ahorro de dinero también). A veces
utilizamos la plancha por una sola prenda cuando podríamos esperar a tener
varias.

Pero, todo parte de la educación: los esfuerzos deben encaminarse a


convencer a los amigos y vecinos de la importancia de trabajar todos unidos,
familia, amigos, vecinos, para conservar un planeta donde se pueda vivir
como especie humana, lo que va a beneficiarnos a todos.

De la misma manera que el daño que se hace a los recursos naturales en


cualquier parte del mundo afecta a todo el planeta (globalización de la
contaminación, por ejemplo), la recuperación de recursos será un regalo para
todos los países.
La salud de cada ser humano solo estará bien si el medio ambiente también
lo está. Por ejemplo, el agua contaminada es causa de diarreas y de
parasitismo intestinal; el aire contaminado ya sea por gases de los
automotores, por contaminación ambiental, por cigarrillo, etcétera aumenta
la frecuencia de infecciones respiratorias; la extrema desigualdad económica
lleva a las comunidades a desnutrición grave y muerte; el daño en la capa de
ozono significa aumento del cáncer de piel.

Como la existencia de cada ser humano en el planeta depende casi


completamente de la naturaleza hay que hacer esfuerzos por conocer sus
leyes y, conociéndolas, aprender a amarla y respetarla. Al menos tres leyes
se deben imitar:
 La naturaleza enseña a mantener un equilibrio tal que permite a todas las
especies vivir ayudándose unas a otras, con respeto por las que son
diferentes
 La naturaleza enseña a no producir basuras; allí no existe este concepto: lo
que es deshecho para una especie es alimento o sustento para otra, por lo
que reciclar es ahorrarle trabajo a la naturaleza
 La naturaleza enseña a ser solidarios y a no acumular energía, pues en ella
hay un flujo de energía permanente, lo que significa que idealmente los seres
humanos no debemos acumular recursos y dinero que no vamos a usar y que
debe haber un flujo permanente del mismo para que todos nos beneficiemos:
la codicia y la avaricia no existen en la naturaleza

El planeta en que vivimos es responsabilidad de todos, de cada uno


de nosotros depende que continúe siendo habitable, para nosotros,
para nuestros hijos y para nuestros nietos. Es parte de la herencia
que debemos dejarles.

Comprometámonos y evaluemos
 En el campo o en el parque, cerremos los ojos y “oigamos” el canto de los
pájaros, de los insectos, el susurro del viento
 Invitemos a nuestro hijo a cuidar las plantas, sembrando o adoptando una
planta en la casa, de tal suerte que el niño la pueda rociar diariamente, la
saque al sol, vea como los insectos polinizan sus flores y la vea crecer
 Acompañemos a nuestro hijos a dibujar, a hacer composiciones, a relatar sus
experiencias sobre la naturaleza, escuchándolos con interés y paciencia
 Busquemos en la noche un lugar oscuro al aire libre y contemplemos con
nuestro hijo el firmamento, la luna y las estrellas, animándolo a admirar el
cosmos infinito
 Estimulemos a nuestro hijo/hija a jugar con el agua, con la arena, dejándolo
que construya sus castillos y todo lo que su imaginación le permita
 Enseñemos a nuestro hijo a dar de comer a las aves que llegan a la casa y
que ellas tienen su propia casa y que deben vivir libres
 No permitamos que los niños utilicen caucheras para matar pájaros
 Debemos hervir el agua, que no sea de acueducto confiable, durante diez
minutos, como la mejor manera de no adquirir infecciones intestinales Es
aconsejable tomar suficiente agua
 Procuremos comer alimentos sanos, evitando las bebidas colas y gaseosas,
reemplazándolas por jugos naturales (de frutas) y evitando todo aquello con
exceso de colorantes y endulzantes artificiales
 Escuchemos música ambiental, utilizando el volumen moderado de equipos
de sonido
 Apaguemos la televisión, el radio, la computadora o la luz si no se están
utilizando
 Mientras nos enjabonamos, cerremos la llave del agua
 Evitemos los escapes de agua en la casa
 No arrojemos basuras a las fuentes de agua (quebradas, mar, lagos) ni a las
calles
 Clasifiquemos las basuras en la casa, en la escuela y en el colegio
 Separemos el papel sin arrugarlo para poder reciclarlo
 Reunámonos con los vecinos para hacer un diagnóstico de la situación
ambiental del barrio y propongamos acciones para solucionar problemas
 Adoptemos, como comunidad, un parque, un humedal, un bosque, para
reforestarlo y cuidarlo
 Salgamos juntos a pasear por la naturaleza
 En el centro educativo de nuestro hijo promovamos charlas sobre el tema de
la ecología

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