ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia
MADA
Creation processes
MADA
Nómadas 33 | octubre de 2010 | universidad central | colombia
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28/09/2010}
ELKIN PÉREZ ÁLVAREZ: UN TIPLE, UN CORAZÓN*
aceptado:
23/08/2010 ·
Elkin Pérez Álvarez: a tiple, a heart
recibido:
{original
Soledad Trujillo Vélez** y Carlos Arturo Correa Madrigal***
El artículo aborda la vida y obra de Elkin Pérez Álvarez como reflejo de los procesos de transformación de la música
andina colombiana en los últimos treinta años del siglo XX. A partir de sus roles como formador de músicos, jurado
de festivales e investigador, el trabajo concluye que su didáctica lúdica posibilitó la formación de generaciones de
músicos en Medellín, quienes hoy se destacan en el ámbito musical andino colombiano.
Palabras clave: música, pedagogía, jurado, compositor, contexto, instrumentista.
O artigo aborda a vida e obra de Elkin Pérez Álvarez como reflexo dos processos de transformação da música an-
dina colombiana nos últimos trinta anos do século XX. A partir de seu papel como formador de músicos, jurado em
festivais e investigador, o trabalho conclui que sua didática lúdica possibilitou a formação de gerações de músicos
em Medellín, que hoje se destacam no âmbito musical andino colombiano.
Palavras chave: música, pedagogia, jurado, compositor, contexto, instrumentista.
This article tackles Elkin Pérez Álvarez’ life and work as reflect of the Colombian Andean music transformation
process during the last 30 years of the 20th century. Analyzing his work as musicians teacher, contests judge and
researcher, this study concludes that his ludic didactic made possible the formation of many musicians in Medellín
who are important in today’s Colombian Andean music environment.
Key words: music, pedagogy, judge, composer, context, instrumentalist.
nomadas@ucentral.edu.co · Págs. 187~197
* El presente artículo es resultado de la investigación “Lectura de contexto de la vida y obra del maestro Elkin Pérez Álvarez”, Escuela
Superior Tecnológica de Artes Débora Arango. Investigación concluida que inició en marzo de 2008 y terminó en agosto de 2009, reali-
zada por el semillero Menvra Música, integrado por Soledad Trujillo Vélez, investigadora coordinadora; Carlos Arturo Correa Madrigal,
coinvestigador; y Oscar David Mejía Mesa, auxiliar de investigación, ganadores de la distinción Proyecto Meritorio en los XI y XII En-
cuentros Nacionales de Semilleros de Investigación, 2008 y 2009. Participantes en la V Expociencias Puebla (México), 2009.
** Comunicadora social-periodista y Técnica y Tecnóloga en Música. Labora en la Corporación Cultural de Altavista y en la Corporación
Educativa Combos, Medellín (Colombia). E-mail: soltrujillo@gmail.com
***Técnico y Tecnólogo en Música, labora actualmente en Comfama, Medellín (Colombia). E-mail: catulo40@gmail.com
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Reseña de la
investigación
L
unes, 16 de julio de 2007,
cuatro de la tarde. Por el
sendero que conduce de la
iglesia al cementerio, un lento cortejo
fúnebre despide, mientras las campa-
nas doblan a duelo, escribiendo notas
en la distancia, al maestro Elkin Pérez
Álvarez, quien por más de cincuenta
años había cantado las alegrías y las
tristezas de su Entrerríos natal. En
el círculo de sus afectos, su muerte
se rodea de leyenda. Cuenta su viuda
Fabiola Ruiz: “[…] en el momento
de salir de la Iglesia, algo me llamó
la atención en el cielo”. Dice que vio
cómo se empezaba a formar un arco
iris, y a medida que se iban acercando
al cementerio, éste crecía… “cuando
lo metieron en la bóveda, el cielo es-
taba completamente iluminado” (Es-
cuela Superior Tecnológica de Artes
Débora Arango, 2009: 41).
Trío Instrumental Colombiano, 1980.
Siete colores del arco iris como sie- Elkin Pérez Álvarez, Jesús Zapata Builes y Jairo Mosquera.
te notas musicales, cantando la vida
y la muerte de un hombre que fue
partícipe y constructor en la evolu-
imaginarios colectivos y, por ende, en aprendiz permanente y el ser huma-
ción de la música andina colombia-
las expresiones de la estética y el arte. no, nos encontraremos con los proce-
na, en la cual se leen las profundas
sos que han construido y definido la
y contradictorias transformaciones La música colombiana vivió las evolución de la música andina colom-
de la cultura y la sociedad de nues- más grandes transformaciones
biana a partir de la segunda mitad del
tro país en la segunda mitad del si- durante el siglo XX. Las influen-
cias de los poderosos medios de siglo XX.
glo XX, penetradas por conceptos de
comunicación que trajeron consi-
revolución en sus acepciones más ex-
go nuevos sonidos, nuevas formas El contexto
tremas: desde las rupturas culturales
melódicas y armónicas, nuevos
norteamericana y europea del hipis- lenguajes y nuevas técnicas desde Como vivencia profundamente enrai-
mo y el rock, hasta la entrada de las distintas partes del mundo –es- zada en el imaginario de la identidad
ideologías comunistas soviética y chi- pecialmente de Norteamérica,
nacional, la música andina colombia-
na irradiadas desde Cuba, pasando México, Cuba y Argentina–, son
na se ve enfrentada a una gran coyun-
por la revolución sexual y juvenil y la notorias (Torres, 2009: s/p).
tura de significados culturales que
liberación femenina. Haciendo un viaje retrospectivo por impulsan la decadencia de dos para-
Estos cambios sociales de gran enver- la vida y obra de Elkin Pérez Álvarez, digmas: el bambuco como símbolo de
gadura tienen un impacto profundo y el jurado de festivales, el pedagogo, nación y lo andino como síntesis de
evidente en la transformación de los el compositor, el instrumentista, el país. Los pocos aires andinos que lle-
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gan al mercado de la música, son re- de la música entendida como lengua- nos, el maestro Gustavo Díez Henao,
legados definitivamente al escenario je universal. Allí nacen los festivales, hace la siguiente acotación:
de los festivales especializados, para encuentros y concursos de músicas
dejar de habitar el mundo cotidiano, andinas colombianas que, a diferen- Cumplió su labor con mucha efi-
ciencia, profesionalismo y con mu-
ahora identificado desde el ámbito cia de los que se realizan en otras zo-
cha ética profesional. No era de los
comercial de las músicas urbanas. nas del país, no pretenden conservar
jurados que se limitaba a hacerle
Las transformaciones sociocultura- el folclore en su pureza original, sino calificación sino que asumía su
les que devienen de los procesos co- propiciar su desarrollo creativo e in- papel de una manera muy paterna-
merciales de difusión de otras músi- novador, a la luz de las prácticas mu- lista pero muy concreta y le decía
sicales de corte académico. a cada cual lo que se merecía y lo
cas nacionales y extranjeras en el país,
que necesitaba. A él no le bastaba
generan un movimiento de “recupe- calificar, él se reunía con los artis-
ración” de esa imaginada “identidad El jurado de festivales tas y con los músicos y les decía:
musical” que se considera perdida. “Bueno esto pasó, esto es así, usted
La educación musical no formal y la necesita esto y aquello”1.
En este contexto, se funda en Mede-
fundación de grupos de investigación
llín la Escuela Popular de Arte (EPA) En la construcción de los nuevos re-
y proyección de las músicas tradicio-
como alternativa de formación artís- ferentes de valor de la música andina
nales se constituyen en las armas fun-
tica que recoge la dialéctica del “res- colombiana, muchos son los prota-
damentales de una lucha anclada en
cate”, pero a la vez de la “renovación” gonistas. Elkin Pérez Álvarez, como
la concepción de folclore.
de la tradición popular. En el caso es- jurado de festivales, encuentros y
Una constante entre los folklorólo- pecífico de las músicas andinas, sur- concursos de las músicas andinas co-
gos, a pesar de sus diferencias, es gen nuevas figuras y propuestas que lombianas es uno de ellos, testigo y a
su concepción apocalíptica de la la vez gestor de esas transformacio-
interpelan la tradición e instituciona-
cultura popular frente a la moder-
lizan otra forma de cantar el espíri- nes que hoy constituyen la historia
nización de la sociedad: se están
acabando las tradiciones bajo la lo- tu andino de cara a las ciudades, pero reciente de nuestra sociedad y nues-
comotora implacable del progreso, sin perder de vista su origen campe- tra cultura en el ámbito de la tradi-
por eso hay que recogerlas, foto- sino. ción musical.
grafiarlas, filmarlas y grabarlas. La
Como parte de esta nueva genera-
cultura popular tradicional no es
actual, es una “supervivencia” del ción, Elkin Pérez Álvarez participa
El pedagogo
pasado, una especie de fósil vivien- como instrumentista en algunas ver-
te que hay que proteger y exhibir siones del Festival Mono Núñez. Su
en esos “zoológicos culturales” que calidad interpretativa hace que años Hay una segunda dimensión, po-
son los festivales folklóricos, los más tarde sea llamado por los organi- siblemente la más destacada, en el
museos y los centros de documen- abanico de la acción de Elkin Pé-
zadores para actuar en calidad de ju-
tación (Miñana, 2000: 2). rez Álvarez: su labor como docente,
rado de selección de la región de An-
tioquia. Jurado también del Festival como maestro, padre de varias gene-
En esta paradisíaca isla de la tra-
Antioquia le Canta a Colombia, Fes- raciones de músicos jóvenes, quienes
dición que se encuentra al borde
tival Hatoviejo Cotrafa, Festival del aprendieron de sus manos la pasión
de la desaparición, se construye un
Pasillo, Festival del Bunde, Concur- por el tiple, los bambucos, los pasi-
complejo imaginario de relatos, do-
so Nacional de Bandas de El Retiro, llos, las danzas, los aires locales antio-
cumentos y acciones que terminan
Encuentro de Estudiantinas en Tuluá queños y las músicas universales.
sustituyendo las músicas vivas de las
regiones colombianas, por añoranzas y Encuentro Nacional de Tiple, entre Este maestro que se forjó con los
encasilladas en cuestionables cánones otros, su labor como jurado siempre mentores de la más pura tradición
de tradicionalidad, o en el caso andi- va más allá de la fría calificación téc- empírica en su pueblo natal, pero
no, por una exploración ilustrada que nica de obras e intérpretes. Nunca también con los maestros de la aca-
legitima las expresiones musicales deja de ser el maestro en el sentido demia de la Medellín de los años se-
campesinas dentro del gran mundo literal del término. Uno de sus alum- senta, le debe precisamente a esta
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Las instituciones de educación mu- ahí la música tradicional y la mú- músicas tradicionales. Este concepto
sical formal y no formal, instruyen sica popular, cuya presencia en los tiene su auge en las grandes capitales
para la música erudita, y el ejercicio conservatorios ya es sinceramente andinas, Bogotá, Medellín y Cali, en
defendida por unos o simplemente
de las músicas tradicionales se invisi- donde aparecen personas dedicadas
tolerada por otros en base a actitu-
biliza en manos de los “empíricos”. des políticamente correctas, pero desde su quehacer pedagógico e in-
apareciendo aún como “lo otro” en vestigativo al reconocimiento, el es-
Después de lo hecho por Morales el conjunto de su oferta educativa tudio, la lectoescritura y la difusión
Pino a principios de siglo, todo pa- (Vilar, 2006: 1). de las músicas tradicionales.
recía indicar que el bambuco había
alcanzado un mayor estatus al con- Se entiende entonces que son la in- Elkin Pérez Álvarez es una de esas
vertirse en una música de tradición dustria fonográfica y la pedagogía, las personas. La propuesta del Método
escrita […]. Sin embargo la prácti- que alimentan una nueva concepción de tiple (1996) y el método de ban-
ca del bambuco y de otros géneros desde la cual, investigadores y músi- dola2, sin antecedentes en la pedago-
musicales andinos encontró una
cos jóvenes buscan en la dinámica de gía musical colombiana, dan muestra
tremenda oposición dentro del en-
tonces naciente mundo académico la renovación y la interlocución con de ese espíritu pionero que va más
musical (Santamaría, 2007: 201). las realidades vivas de la tradición y allá de la pregunta y propone alter-
las herramientas de la lectoescritura nativas de solución a problemas tan
Esta profunda división entre lo eru- musical, un nuevo impulso para las elementales como las técnicas de eje-
dito y lo tradicional empieza a desdi-
bujarse con la aparición de la indus-
Elkin Pérez como jurado del Festival Mono Núñez, 1990
tria fonográfica. Además, el acceso Foto | Archivo Familia Pérez Ruiz
de los músicos de la tradición andina
a la academia se mantiene gracias a
su formación con profesores particu-
lares, muchos de los cuales provienen
de la educación académica universita-
ria. La pedagogía musical se convierte
en una herramienta que “reconcilia”
la tradición popular con los saberes
académicos de la música occidental.
En el marco de intervención del tema
que nos ocupa, hay que anotar:
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cución de dos instrumentos tradicio- sión y el sentimiento sumados al ta- garantiza mejores resultados. Más allá
nales colombianos. Tomando como lento innato de los habitantes de una de la concepción pragmática de su ha-
punto de partida su propia práctica, cultura tan musical como la nuestra, cer, él es un ser humano de profundos
alimentada por los ejercicios propios pueden superar estas barreras. El valores espirituales, sociales y mora-
de los métodos para el aprendizaje de gusto de nuestra gente por el juego les, que se resumen en una afirmación
la guitarra clásica y popular, aplicados y la diversión lo lleva a plantearse la que realizara el 6 de junio de 2006 en
al instrumento con sus características construcción de una serie de herra- el homenaje que la Escuela Superior
particulares, establece una serie de mientas lúdicas, mediante las cuales Tecnológica de Artes Débora Arango
codificaciones, estructuras formales, sus estudiantes pueden acercarse a la le hizo como despedida: “Cuando yo
armónicas y melódicas, técnicas de comprensión y el dominio de la lec- recibo un grupo de alumnos, recibo
digitación y modelos de interpreta- toescritura musical, la morfología, las también un grupo de amigos”.
ción de una manera sistemática y a técnicas instrumentales, el apresta-
la vez sencilla, que permite una fácil miento auditivo, la composición y la El compositor
comprensión y acercamiento a la eje- ejecución. La pasión por los juegos de
cución del instrumento. cartas fue la base para crear la baraja A partir de los años cincuenta, con el
Algo similar ocurre en relación con rítmica y la baraja melódica, un con- ingreso al interior del país de las mú-
el método de rítmica, entonación y junto de cartas similares al póquer, sicas tropicales de Lucho Bermúdez
lectura que no pretende establecer mediante las cuales, utilizando diver- y sus contemporáneos, se sugiere una
un nuevo modelo para la enseñan- sas técnicas de lectura, se reconocen renovación en los patrones armóni-
za de la música, sino simplificar los figuras, notas y motivos que deben cos y melódicos de composición de
conceptos teóricos de la lectoescri- leerse en unos tempos determinados. las músicas andinas colombianas por
tura musical occidental, para facilitar Nuestra capacidad para retener me- la influencia del jazz. Surgen maestros
su aprendizaje en el contexto propio lodías “pegajosas” lo llevó a crear una como León Cardona García, Jesús Za-
de nuestra cultura. Su familia siem- serie de secuencias melódico-rítmi- pata Builes, Luis Uribe Bueno y Elkin
pre es el conejillo de indias para las cas para facilitar el aprendizaje de las Pérez Álvarez, pioneros de una nueva
experimentaciones pedagógicas que escalas mayores y menores y el domi- generación de compositores que con
hace el maestro Elkin Pérez Álvarez. nio de las tonalidades. Sus métodos la misma ideología de Lucho Bermú-
Los ejercicios los practica con ellos, de rítmica, entonación y lectura están dez –“vestir de frac la música tradicio-
y luego con sus estudiantes. Afirma constituidos sobre una serie de jue- nal”– revisten de nuevas armonías las
en las clases lo siguiente: “Yo primero gos musicales que permiten una rá- voces y melodías también renovadas
hago este ejercicio con mi señora que pida apropiación de las competencias de los bambucos, pasillos y danzas de
es sorda como una tapia. Si ella lo en- necesarias para una buena lectoescri- las montañas colombianas. Así surge lo
tendió ustedes también”. tura. La enseñanza del contrapunto que se conoce como el movimiento de
está marcada por una reducción muy la nueva canción andina colombiana
La conquista de la música tradicio-
clara y legible a unas fórmulas numé- que penetra los festivales, concursos
nal andina colombiana representa
ricas que facilitan la comprensión de y encuentros en donde la innovación
para el maestro Elkin Pérez Álvarez,
sus complejas técnicas. El Manual de se convierte en requisito fundamental
una campaña incesante por la innova-
sustitución armónica no es novedoso para la participación.
ción en los métodos de enseñanza. Él
descubre que la idiosincrasia latina y en los contenidos que se enfocan en El concepto de compositor es re-
la escasa cultura musical de las nue- la armonía tradicional, sino en la ma- lativamente nuevo en términos de
vas generaciones son un obstáculo nera práctica y fácil de acceder a esos las prácticas musicales tradicionales,
para el acceso a las herramientas aca- principios fundamentales sin los veri- más aún si se tiene en cuenta que en
démicas de la música; sabe, además, cuetos y laberintos tan comunes en la la idea del folclore, una de las carac-
que los métodos tradicionales de la enseñanza de la música académica. terísticas de lo tradicional es el ano-
enseñanza de la lectoescritura musi- La vocación del maestro Elkin Pérez nimato de la autoría. Se da incluso el
cal no son coherentes con el entorno Álvarez por la pedagogía es más que caso de obras musicales que son pro-
sonoro, pero sabe también que la pa- un ejercicio técnico o mecánico que ducto de la creación colectiva comu-
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nitaria, y no se pueden ubicar en el posición que derivan de los patrones cal andina colombiana en el mundo
concepto de propiedad individual. morfológicos del lied europeo y de de los festivales. Estos procesos de
Durante todo el siglo XIX, las mú- los esquemas de modulación y armo- construcción de las identidades mu-
sicas tradicionales se enmarcan en nización de las músicas académicas, sicales nacionales, que en Europa ali-
los sistemas de transmisión por tra- se establecen unos parámetros “uni- mentan el reconocimiento de lo pro-
dición oral, en oposición a las músi- versales” que definirán la evolución pio de cara a lo universal en el ámbito
cas académicas de la tradición escri- de las expresiones andinas regionales de las músicas eruditas, significa al
ta. Cuando a finales de la década de hacia una creciente homogenización mismo tiempo la desaparición de
los ochenta se instaura desde las liras que terminará por invisibilizar mu- muchas de las especies musicales que
y estudiantinas el señorío del bambu- chas de las prácticas musicales loca- no quedan incluidas en el canon ofi-
co como ícono de identidad musical les, para establecer en la década del cial de las músicas nacionales. La na-
nacional, que se nutre de las fuen- cuarenta del siglo XX, el paradigma cionalización de algunas expresiones
tes caucanas pero establece fórmulas bambuco-pasillo-danza como aires musicales tanto en América como en
nuevas para las estructuras de com- por excelencia de la expresión musi- Europa, viene en detrimento de la di-
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El instrumentista
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de las montañas andinas en las que familia posee el kin, el paisófono se las fiestas religiosas, hace parte ac-
el tiple fue el instrumento maestro, encuentra perdido. tiva de los cursillos de cristiandad y
muy anterior a la entrada de la gui- Durante su paso por la EPA se le de liderazgo cristiano. Cada Semana
tarra y la bandola a principios del si- encomienda que participe en el En- Santa regresa a su pueblo natal para
glo XX, el cual se hace acompañar de cuentro de Tiple de Mariquita (To- asistir con devoción a las procesiones
chirimías, violines o flautas de caña lima), y para ello dedica ocho horas organizadas por la parroquia. Las
en distintas regiones de los Andes diarias a su estudio; construye una festividades decembrinas en el hogar
colombianos y antioqueños a todo lo serie de ejercicios melódico-rítmicos Pérez Ruiz son tradicionales: armar
largo del siglo XIX. el pesebre de gran tamaño, rezar la
que años más tarde serán editados
novena, entregar los detalles navide-
La música del tiple está asociada por la secretaría de educación y cul-
ños, la cena, y a dormir. Colecciona
con la música del pueblo y es prota- tura del Municipio de Medellín como
imágenes religiosas, estudia la Biblia,
gonista clandestina en los convites y el Método de tiple (1996).
en síntesis, es espiritual en todos los
bailes bravos, y desde su humilde ori- En los inicios de su vida musical, El- aspectos de su vida.
gen campesino asciende a los salones kin Pérez Álvarez da varios concier-
de las élites bogotanas de finales del tos como guitarrista clásico en desta-
siglo XIX, para encontrarse con sus cados teatros de Medellín. Además, El viajero
aristocráticas compañeras de concier- hace parte, en calidad de instrumen-
to: la bandola y la guitarra española. Sábado 14 de julio de 2007. Última
tista, de agrupaciones como Los Cas-
“En Frutos de mi tierra, la primera jornada del Festival Hatoviejo Cotra-
tellanos, Par Dúo, Trío Instrumental
vez que el tiple es mencionado por su fa. Durante la tarde el maestro Elkin
Colombiano, el Quinteto de Cuerdas
nombre, está en manos de ‘negros de Pérez Álvarez escucha a los finalistas
Colombianas y varios grupos de cá-
la crema fina’, mientras la orquesta del del evento. Como todo niño goloso,
mara. Participa como guitarra solista
Jockey Club de Medellín tiene ‘gui- en el II Congreso Eucarístico en Bo- degusta la picada tradicional que les
tarras, bandolas y acompañadores’” gotá (1968), para recibir al papa Pau- llevan: “[...] está tan rica que si uno se
(Puerta et ál., 1988: cap. 8). lo VI. Es director de la Estudiantina ha de morir que se muera contento”.
En esos ires y venires por las salas de Fabricato y reconocido tiplista en Termina la jornada y sale rumbo a
de México, Venezuela, Cuba y Esta- festivales, encuentros y concursos, su casa para organizarse y regresar
dos Unidos, el tiple se convierte en que lo hacen merecedor de condeco- a la premiación. Se tiende sobre la
la representación viva de la sonoridad raciones como la Orden Daniel Uri- cama, le pide a su señora la comida.
de nuestras músicas andinas, y de la be que otorga Cortiple. Cuando ella llega con las viandas, él
presencia del campesino real en el la mira largamente y cierra los ojos
imaginario idealizado de la identidad El hombre para siempre.
nacional.
Esa noche, en la transmisión de la
La relación del Elkin Pérez con Su vida familiar no es diferente de final del Festival Hatoviejo Cotrafa,
el tiple es más que la del ejecutan- su ejercicio como docente y peda- se le rinde homenaje a quien por mu-
te. En sus exploraciones, el maestro gogo. Contrae matrimonio el 31 de chos años fuera el presentador oficial:
prueba la adición de un quinto or- diciembre de 1972 en la Parroquia Milton Erre, el cual había fallecido
den de cuerdas al tiple tradicional, de San Francisco en Quibdó (Cho- meses antes. Mientras el público es-
afinado en la para ampliar su regis- có) con Fabiola Ruiz. De esta unión pera el fallo del jurado, el maestro de
tro. Él bautiza su invención con el quedan cuatro hijos: Dary Luz, Jai- ceremonias da la noticia: “Hace po-
nombre de paisófono. Luego cons- me Alberto, María Fabiola y Kellym cos instantes falleció el maestro Elkin
truye “el kin”, instrumento de once Rocío. Es un padre amoroso pero Pérez Álvarez”.
cuerdas en cinco órdenes dobles exigente. Quiere que sus hijos sean
más un sencillo, en el cual entre- los mejores en el colegio y la univer- Conclusiones
mezcla la sonoridad de la guitarra y sidad. Bastión moral para ellos, pues-
el tiple utilizando dos encordados: to que es un católico practicante. Va Un maestro que dedicó su vida en-
nailon y acero. En la actualidad, la con regularidad a misa, conmemora tera a la preservación, la difusión y
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soledad trujillo vélez y carlos arturo correa madrigal | elkin pérez álvarez: un tiple, un corazón
aprendizaje de la música tradicional cos. Un esposo y padre amoroso, un conocido como la Suiza colombiana,
andina colombiana; un hombre que amigo de corazón que el sábado 9 para caminar con nosotros por sesen-
fue jurado de festivales, encuentros de mayo de 1942, abrió por primera ta y cinco años de la mano del tiple
y concursos; un investigador y, sobre vez sus ojos en Entrerríos, un peque- y de la música de los Andes colom-
todo, un formador de nuevos músi- ño pueblo del occidente antioqueño, bianos.
NOTA
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