Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
de Derecho
El desarrollo de las relaciones sociales con soporte lícito de hechos realizados con fines
jurídicos, no sería posible sin la previa existencia de un acuerdo de voluntades exteriorizado
a través de un “contrato” y ante la suma de los conocimientos que este implica hablamos de
un género y especie; en donde el contrato desempeña la especie de un acto jurídico, de tal
manera que se logra captar al contrato como aquel acuerdo y/o convenio donde las partes
consienten en obligarse una con la otra.
En cuanto a los aspectos históricos que le conciernen a los contratos, es reconocido tanto
por historiadores como por juristas especializados en la materia, que el Derecho Romano a
través del tiempo logro la perfección en la teoría de las obligaciones; esto hizo que otros
pueblos, aplicaran estas mismas reglas en sus relaciones comerciales entre dos personas o
entre un individuo y un grupo de personas.
Los contratos como sustancia encuentran su origen en el comercio, y la aplicación que este
obtuvo, fue estrechamente onerosa y formal en un inicio, lo cual motivo a las civilizaciones
posteriores a crear sus legislaciones en base de deberes y derechos para así crear lazos
jurídicos entre las partes y así finalmente establecer un ordenamiento que respalde al
contratante del contratista y viceversa.
La evolución de los contratos nos permite estipular que para la existencia de este se debe
una previa planificación de una - convención- para ello debemos buscar y entender el
significado de la palabra convención, la cual proviene del latín CONVENTIO que significa
convenir o venir juntos ; es decir , es cuando dos o más personas se ponen de acuerdo
respecto a un objeto determinado, esto implica que dichas personas formalizan una
convención determinada a producir un efecto jurídico, teniendo el propósito de: crear,
modificar o extinguir un derecho. Es de las convenciones que tienden a crear un derecho
que nace el contrato.
El proceso cronológico que sufrieron los contratos no solo tuvo repercusión en las
civilizaciones más desarrolladas de Europa, lo cual nos lleva a la interrogante ¿Qué sucedía
en nuestro país con la adopción de este paradigma de negocio jurídico? Pues bien
remontándonos a los antecedentes de nuestra historia, percibimos que El primer contrato
peruano que firmó el Estado fue en 1840, a través del Ministro de Hacienda, entonces con
Ramón Castilla como presidente, acordó con el político liberal y gran comerciante
Francisco Quirós.
Fue un contrato de arrendamiento, por seis años, a razón de 10,000 pesos por año. Del total
del arrendamiento, 1,500 pesos debían pagarse al contacto y el resto en créditos y a plazos.
El contratista podía explotar todos los yacimientos que quisiera y en todas las cantidades
que pudiera.
Sólo con los primeros embarques Quirós obtuvo lo necesario para cancelar sus obligaciones
totales con el Estado. El gobierno peruano se dio cuenta de que este tipo de contrato era
totalmente desfavorable al Estado y a fines de 1841 lo anuló. A partir de 1842, hubo varias
firmas extranjeras interesadas en suscribir contratos con el Perú, para explotar directamente
el guano: El francés Aquiles Allier, la Cía. Myers, la Casa de Gibas, entre otras.
AGRADECIMEINTO
INTRODUCCION
INDICE
1. CAPITULO I...................................................................................................................2
1.2 MARCO TEORICO.................................................................................................2
1.2.1 Historia Del Contrato………………………………………………………...2
1.2.9 DEFINICIÓN………………………………………………………………11
1.2.11 IMPORTANCIA………………………………………………………….13
1
CONCLUSIONES………………………………………………………………………...21
SUGERENCIAS………………………………………………………………………….23
BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………….24
2
1. CAPITULO I
El problema en este caso derivaba de que los pactos se debían cumplir, no por su fuerza
obligatoria, sino por subordinarse al juramento del que emanaba el auténtico vínculo
jurídico, por lo que no quedaba clara la solución cuando se hiciera un pacto inválido a la luz
del Derecho, unido a un juramento válido.
En el ámbito del Derecho mercantil existían los tribunales de comercio para juzgar todas las
materias que le concernieran y su jurisprudencia fue la primera en reconocer que solus
consensus obligat (‘basta el acuerdo para obligar’).
Por las exigencias del tráfico mercantil, no se podía vincular la eficacia jurídica de los
pactos al cumplimiento de ciertas formalidades y por ello es claro que en esta rama del
Derecho se comenzara a admitir la eficacia de los simples pactos.
En la edad moderna, los teóricos del Derecho natural, que en cierta medida secularizaron
las ideas previas al Derecho canónico, admitieron sin reserva la voluntad como fuente de
obligaciones. Fue Hugo Grocio quien en su obra De iure bello a.c. pacis fundó todo su
3
sistema en la “necesidad de cumplir las propias promesas”. Aparece por tanto el contrato
como categoría donde el pilar básico es la simple voluntad de obligarse.
Este artículo supone una definición de la moderna categoría del contrato, que además
gozaba de grandes virtudes para los revolucionarios, pues rompía obstáculos para la
contratación del Antiguo Régimen y favorecía a la clase en ascenso, la burguesía,
reforzando la dinámica del desarrollo industrial. De este modo se llegó al concepto de
contrato hoy vigente que ha pasado a todos los códigos modernos y que puede sintetizarse
con palabras sencillas en la fórmula antes citada: acuerdo de voluntades destinado a
producir efectos jurídicos.
En la época todavía no aparecía el trueque, porque para que exista trueque debía
haber interés conocómico y en esta época no había interés económico.
La contratación servía para la satisfacción propia de sus necesidades.
4
importante por cuanto los aspectos ceremoniosos acompañados de la mística y la religión le
dan connotación al contrato.
Así es que el origen del contrato se lo encuentra en el nexum que establecía una suerte de
derecho real del acreedor sobre el deudor. Este procedimiento se realizaba por medio de las
formalidades del cobre y de la balanza (per aes et libram), el libripens y cinco testigos que
representaban las cinco clases en que se dividía la población de Roma.
Luego aparece una manera de contratar que reemplaza al nexum y que consistía en una
pregunta hecha por el acreedor seguida de una respuesta dada por el deudor. En una primera
etapa sólo podían prometer con esas palabras solemnes los ciudadanos, ya que para ello
debían emplear la palabra spondere; por ello se la conoce como sponsio.
Más adelante también se permitió a los peregrinos que usaran de esa manera de contratar
aunque utilizando otros verbos, porque el spondere era de uso exclusivo de los ciudadanos.
De esta manera se llegó a la stipulatio o estipulación.
Cada uno definía a su manera y desde el punto de vista de su intelecto, en Roma no hubo
uniformidad respecto a la definición de contratos.
5
Tanto Ulpiano, Gayo, Justiniano relacionan al contrato con el aspecto obligacional.
Al producirse las invasiones bárbaras, se vuelve a un formalismo arcaico, por el cual para la
existencia del contrato se exigía cumplir con determinados ritos. Con el transcurrir de los
siglos, surge una categoría de contratos por juramento, que los desarrolla el Derecho
canónico, en virtud del cual las partes contratantes comprometían su fe jurando sobre los
libros.
Artículo 1362.- Los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las
reglas de la buena fe y común intención de las partes.
Buena Fe (Art. 194º”Inoponibilidad de la simulación”, 168º “interpretación objetiva
del acto jurídico”, Art 197º”protección al sub-adquiriente de buena fe” del C.C.)
La buena fe se presume, la mala fe se prueba.
El segundo aporte del Derecho canónico fue la “causa o finalidad”, que significa el
motivo que tiene la persona para celebrar un contrato debe ser conforme a la Ley,
6
por cuanto se supone que hay un objetivo justo y razonable. Ej. Artículo 170º del
C.C, que se refiere a la finalidad.
El último aporte del Derecho canónico es la “Teoría del Abuso del Derecho”, que
vendría ser el uso desmedido y perjudicial del ejercicio de un derecho, este
establece los límites y restricciones que viene encaminado con la decencia o moral.
Ej. Artículo II del C.C “ejercicio abusivo del derecho”; la ley no ampara el abuso
del derecho.
Artículo II.- La ley no ampara el ejercicio ni la omisión abusiva de un
derecho. Al demandar indemnización u otra pretensión, el interesado puede
solicitar las medidas cautelares apropiadas para evitar o suprimir
provisionalmente el abuso."
7
decir las convenciones eran insuficientes y esto trajo consigo la aparición del “Acto
Jurídico.”
Pues el mero consentimiento origina el contrato, con la sola excepción de los contratos
reales y en determinadas circunstancias de los solemnes. Las mismas bases configuran
nuestro Código Civil con su claro art. 1197.
En la actualidad se habla de la crisis de la figura del contrato, o más bien, de la crisis de los
presupuestos que originaron el contrato. De hecho, el acuerdo que representa la base del
contrato, se suponía que debía tener lugar entre voluntades libres e iguales, lo cual no es del
todo cierto hoy en día. La realidad social muestra que la libertad, a la hora de contratar, no
existe o está muy limitada en casos.
Por ejemplo, en los contratos de suministros de gas, agua, electricidad, en los que es
habitual que operen compañías en régimen de monopolio, o en otros, donde solo se alcanza
una cierta capacidad para elegir entre unos muy reducidos oferentes (por ejemplo, las
compañías aéreas). Por otro lado, la igualdad no existe tampoco entre un empleador y
alguien que necesita trabajar para ganar su sustento o entre un banco y una persona
necesitada de un préstamo. De todo ello se deduce que si bien la figura general del contrato
8
sigue vigente, se han creado otras modalidades de acuerdo como son los contratos en masa,
forzosos, normados o normativos.
También los legisladores han acogido esta problemática dictando leyes que en muchos
aspectos limitan la antigua autonomía contractual donde sólo la voluntad dictaba el
contenido de los pactos y compromisos, como las leyes en defensa de la competencia o las
de protección de consumidores.
Lo que hace del contrato una categoría del derecho común es su carácter de fuente
principalísima de las obligaciones.
Al lado del contrato, encontramos, como fuente de obligaciones otros hechos, actos o
negocios jurídicos (esas fuentes son la ley, la costumbre, la equidad, el ejercicio abusivo de
derechos, el contrato, la declaración unilateral de voluntad, la gestión de negocios ajenos, el
enriquecimiento sin causa, los actos ilícitos aquilianos o violaciones al deber jurídico de no
dañar).
El Contrato puede tener también por objeto crear un sujeto jurídico: la sociedad civil, la
asociación.
9
pero carece de eficacia real o de derecho real. Ello no significa desconocer la estrecha
vinculación que existe entre contrato y los derechos reales.
El testamento, como fuente de las reglas sucesorias, dentro y fuera de la órbita patrimonial,
no implica un contrato entre el testador y los sucesores. La mayor parte de la doctrina
rechaza la tipificación del testamento como oferta para después de la muerte y sostiene
firmemente su carácter de negocio jurídico unilateral y autónomo.
10
El contrato es un acuerdo de voluntades destinado a reglar los derechos
patrimoniales. La voz contrato proviene de contractus, expresión latina que
significa unir, estrechar, o contraer.
Convención, conventio, viene de cum venire, venir juntos.
Pacto, pactum o pactio, viene de pacis si, tratar reunidos, ponerse de
acuerdo.
Las tres figuras fueron conocidas por el derecho romano, pero el significado dada a las
mismas no coincide con el que le acuerda la doctrina en la actualidad.
La doctrina moderna, aunque muy dividida acerca del alcance de las figuras jurídicas,
distingue entre contrato, convención y pacto.
El pacto, según la tendencia prevaleciente, alude a las cláusulas accesorias que modifican
los efectos de normales o naturales de los contratos típicos; o sea a aquellos efectos
previstos por el legislador de un modo supletorio, y que las partes pueden excluir o bien
ampliar o reducir. Tales los pactos comisorios, en la teoría general, y aquellos previstos para
la compraventa: reventa, retroventa, mejor comprador, etc.
.2.9 DEFINICIÓN
La palabra contrato proviene del latín "Contractus" derivado de “Contrahere” que significa,
concertar, lograr. Para Capitant, es el acuerdo de voluntades entre dos o más personas con
el objeto de crear vínculos de obligaciones.
11
Gramaticalmente, los contratos pueden definirse como acuerdos o convenios entre personas
que se obligan en materia o cosa determinada y a cuyo cumplimiento pueden ser
compelidas.
Por nuestra parte, diremos con Bevilaqua, que se entiende por contrato, el acuerdo de
voluntades de una persona física o jurídica con otra, que produce consecuencias jurídicas
constitutivas, modificativo a su extinguidas.
En el Digesto, se usa esta acepción, cuando refiriéndose a convención dice: "Convienen los
que de diversos puntos se reúnen y van a un mismo lugar; así también los que por diversos
movimientos de ánimo concierten en una misma cosa, esto es, se encaminan a un lugar".
El Código Civil, define el contrato en el art. 1351º, expresando: "El contrato es el acuerdo
de dos o más partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica
patrimonial".
Esta definición es muy similar a la dada por el Dr. Manuel de la Puente y Lavalle, quien
define el contrato como "el acuerdo entre dos o más partes sobre una declaración conjunta
de una voluntad común destinada a crear, modificar o extinguir una relación jurídica
patrimonial".
12
como equivocadamente se sostenido, a que se esté deshumanizando la norma, en
contradicción con la filosofía del resto del Código".
Finalmente, otros dicen que el concepto de contrato debe modificarse, porque con el avance
científico y tecnológico, se puede contratar incluso por intermedio de una máquina y en
consecuencia el contrato no sería el acuerdo de los más partes, sino "la concurrencia de las
partes para crear, regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial".
.2.11 IMPORTANCIA
13
Desde el punto de vista económico, el contrato tiene mucha importancia, "puesto que casi
siempre su contenido es de este carácter al que le da forma y lo hace obligatorio".
El contrato también puede crear o transferir derechos reales y puede ser fuente para generar
derechos personales.
El contrato queda excluido del ámbito de la sucesión por causa de muerte, puesto que está
prohibida la sucesión contractual, por contravenir a las normas de orden público. Así lo
establece el artículo 1405º del Código Civil que dice: "esto no todo contrato sobre el
derecho de suceder en los bienes de una persona que no ha muerto cuya muerte se ignora".
El contrato, es una institución principalmente de carácter privado, que presupone que los
que en él intervienen, se encuentran en un mismo nivel de igualdad jurídica, aunque exista
disparidad económica. Por lo general el ordenamiento legal no se ocupa de reglamentar la
paridad económica, que sería casi imposible, sino se limita a intervenir a favor de la parte
débil de la relación contractual, en situaciones concretas y graves, a fin de establecer la
equidad, un relativo equilibrio y una relativa paz social.
14
Obvio que dentro de ese concepto cabe el contrato.
Elementos Accidentales:
Son aquellos que en el caso concreto se agregan al contrato típico modificándolo y que,
aunque podrían faltar en él si las partes no lo hubieran agregado, una vez que éstas lo han
querido así son tan relevantes como los esenciales. Tal ocurre con el término, la condición y
el modo, que determinan alteraciones en el efecto típico del contrato al que modificar.
Condición.
Modo.
Término.
Elementos Esenciales:
Deben necesariamente existir para dar vida a un contrato en general o al específico contrato
de que se trate, categoría está dentro de la cual se señala por algunos el consentimiento (la
voluntad), la forma y la causa.
Elementos Naturales:
15
Son de la “naturaleza” de un contrato, las cosas que no siendo esenciales en él, se entienden
pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial, es decir, son aquellos elementos que le
son propios y que se sobreentienden sin necesidad de estipulación expresa.
• Consensual:
• Solemne:
• Gratuito
O de beneficencia: es el contrato que solo tiene por objeto la utilidad de una de las partes,
sufriendo la otra el gravamen. Este contrato se celebra con el exclusivo beneficio de una de
las partes, corriendo la otra con la totalidad de la carga.
• Oneroso:
Cuando el contrato tiene por objeto la utilidad de ambas partes contratantes, gravándose
cada una de ellas en beneficio de la otra. En este contrato se establece una reciprocidad, una
equivalencia económica en las prestaciones.
• Bilateral o sinalagmático:
Cuando una de las partes se obliga para con la otra que no contrae obligación alguna. Una
sola parte adquiere la calidad de acreedor y la otra de deudor. Se llama unilateral porque
16
únicamente obliga a una de las partes, porque genera obligaciones meramente a cargo de
una de ellas.
• De Deliberación:
Llamados también “paritarios o de libre discusión”, son aquellos contratos que se forman
con pleno conocimiento y discusión de sus condiciones por parte de los contratantes, es
decir, ambas partes deliberan, discuten libremente las mutuas obligaciones que esperan
contraer.
• De Adhesión:
Aquellos contratos a los que no les precede deliberación, pues ya están prefijadas sus
modalidades y condiciones, por lo general en un escrito o formato común para todas las
personas que quieran suscribirlo.
• Típicos:
Es aquel contrato que se encuentra previsto y regulado en la ley. Por ello, en ausencia de
acuerdo entre las partes, existen normas dispositivas a las que acudir.
• Atípicos:
Es aquel para el que la ley no tiene previsto un nombre específico, debido a que sus
características no se encuentran reguladas por ella. Puede ser un híbrido entre varios
contratos o incluso uno completamente nuevo. Para completar las lagunas del derecho o
situaciones no previstas por las partes en el contrato, es necesario acudir a la regulación de
contratos similares o análogos
• Principal:
Es el contrato que subsiste por sí mismo sin necesidad de otra convención, es decir que
tiene existencia propia no requiriendo otro contrato para su conformación.
• Accesorio:
17
Es un contrato que tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal,
de manera que no pueda subsistir sin ella. Este contrato no tiene vida libre propia sino
adventicia, pues va adherido a un acto principal al que debe su existencia.
Para muchos tratadistas los contratos- ley constituyen una figura sui generis de la
institución del contrato, no es en realidad una categoría normativa, una fuente formal del
derecho constitucional. Tal afirmación no tiene incidencia alguna en reconocer la fuerza
vinculante del contrato.
No puede a los contratos- ley reconocérseles de facto el rango de ley, en primer lugar,
porque no es el ámbito de aplicación o el carácter general que se pueda desprender de las
estipulaciones de un acto jurídico lo que los convierte o permite su equiparación, a las
normas con rango de ley.
Es importante evaluar si estos contratos al haber sido catalogados como contratos- ley
mediante ley expresa, tienen finalmente fuerza de ley. Al respecto habría que señalar que en
el constitucionalismo decimonónico, la noción de fuerza de ley estuvo ligada a la idea de la
ley como expresión de voluntad general, es decir, como una propiedad derivada de su
ocupación como la norma cimera del ordenamiento jurídico.
La calificación de los convenios de estabilidad jurídica como contratos con fuerza de ley no
proviene de la constitución, sino, del artículo 39 del decreto legislativo 757 ley marco para
el crecimiento de la inversión privada. El origen de si denominación en este caso no es
superfluo, dado que con la misma expresión en otros sectores del ordenamiento, se alude a
un tópico completamente distinto.
18
Por ejemplo, en el derecho privado, concretamente en el derecho civil, con tal
noción también se suele aludir a la intensidad del nexo que vincula a las partes
de un contrato.
Tienen los convenios de estabilidad jurídica con los contratos ley, una relación de género y
especie respectivamente. El contrato ley es una institución que surge de la necesidad de
estado de dotar se seguridad jurídica a los inversionistas privados. Su origen tiene relación
tanto con la facultad del estado de modificar el marco legal aplicable a sus con los
particulares, como a los de aliviar el riesgo no comercial que surge de la doctrina de las
cláusulas exorbitantes en el derecho administrativo. Este contrato presenta probablemente
la forma más avanzada de alcanzar este objetivo, en la medida que constituye un medio por
lo que el estado se compromete a no modificar el marco legal vigente al momento de la
inversión y opta inmediatamente por regir una relación jurídica patrimonial mediante las
normas de derecho privado.
En nuestro ordenamiento jurídico, el Art. 1357 del código civil representa el origen de esta
importante institución. si bien su jerarquía normativa ofrecía una seguridad jurídica solo
relativa, disposiciones generales y sectoriales posteriores, incluidas las normas sobre
convenios de estabilidad jurídica, han desarrollado el concepto generando una práctica
contractual muy importante.
El modelo básico de los contratos de estabilidad no es otro que el de los contratos por
adhesión, en los que el contenido contractual ha sido determinado con prelación, por uno
solo de los contratantes, el estado, al que deberá adherir, el co-contratante que desee
formalizar una relación jurídica obligatoria.
19
El rasgo que marca la originalidad del mecanismo contractual es el compromiso que asume
el estado de mantener invariable su contenido, sin acaso poder utilizar una norma jurídica
para variar indirectamente las reglas que se pacten.
20
CONCLUSIONES
PRIMERA
SEGUNDA
Hay que tener en cuenta que la figura actual del contrato, tal como la conocemos, no deriva
de los contractus romanos en esencia, si no de los pactos que fueron los predecesores y de
los cuales se obtuvo una noción estructural y formal para dar origen al contrato.
TERCERA
CUARTA
QUINTA
21
se presume que su contenido responde al a voluntad común de las partes sin que haya
existido presión o coacción alguna pero los contratos obligan a las partes solamente en
cuanto haya sido considerado expresamente en ellos.
22
SUGERENCIAS
Tercera: Nuestro ordenamiento civil posee una guía baga en cuanto a la interpretación de
contratos, ya que no goza de normas específicas para la interpretación de un contrato, salvo
la norma del Art. 1362° y para algunos la del Art. 1401° del CC. (para Manuel De La
Puente está norma no tiene carácter interpretativo); sin embargo si regula la interpretación
del acto jurídico y establece los criterios legales hermenéuticos de interpretación subjetiva
contenidas en los artículos 168° y 1362° del Código Civil que contienen la regla de la
interpretación de la voluntad declarada y de la común intención de las partes; asimismo los
artículo 168° y 1362° CC, contienen la regla de interpretación según la buena fe; el artículo
169° del CC admite la interpretación sistemática; y el Art. 170°, regula la regla de
interpretación funcional; reglas de las cuales existe un orden de prelación en cuanto a su
aplicación , aunque los artículos mencionados no suenen tan familiares, es a través de ellos
que percibimos que el derecho se relaciona y complementa , por ende se debe actuar con
cautela al visualizar la presencia de cualquier vicio o vacío del derecho y más aun cuando
este se encuentre en un contrato.
23
BIBLIOGRAFIA
http://www.lhdtv.info/2009/09/que-es-el-contrato-historia-del.html
file:///C:/Users/User/Downloads/El%20Consentimiento%20-%20Dr%20Luis
%20Ovsejevich%20(1).pdf
http://andrescusi.blogspot.pe/2015/05/evolucion-historica-del-contrato-andres.html
http://dcivilcontratos.blogspot.pe/2009/03/introduucion.html
Diego Baudrit Carrillo. Derecho Civil IV, Volúmen I. Teoría General del Contrato. 3era
edición. 2000.
http://www.prociuk.com/Derecho%20Civil%20-%20Contratos%201.pdf
https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/boletin-derecho-
comparado/article/view/9023/8120 (Boletín del Instituto de Derecho Comparado).
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/ledf/copalcuatzi_m_h/capitulo2.pdf
24