Вы находитесь на странице: 1из 4

LA TELEVISIÓN : ENTRE SU FUNCIÓN PÚBLICA Y CARÁCTER PRIVADO

La televisión pública en América Latina surge en la década de los 50, época de


dictaduras militares, controlada totalmente por el Estado y supeditada a sus
mandatos. No obstante, los monopolios particulares paulatinamente protestan y le
son concedidos espacios que le dan apertura a la gesta de canales privados. Así,
se origina un desplazamiento de la televisión estatal y una brecha amplia entre
estas dos ofertas que conlleva a un empobrecimiento de la primera y un acelerado
crecimiento de la segunda en detrimento de la prestación de un servicio público de
calidad.

Desde esta perspectiva la televisión pública tiene que restaurar su imagen ante la
sociedad mediante el desarrollo de una propuesta sólida caracterizada por
contenidos significativos, con los cuales la teleaudiencia se sienta realmente
identificada y ante todo prime la independencia del aparato gubernamental. En tal
sentido, requiere desarrollar con plenitud su perfil social definido como la
“búsqueda de la unidad y la integración a partir de la diversidad y el pluralismo, el
respeto a la dignidad de todos los seres humanos, el estímulo a la libertad, la
creatividad y la innovación y la orientación a la calidad” 1. Si ello ocurre, estaría
encaminada a brindar un servicio público óptimo, capaz de generar espacios
formativos que fortalezcan la condición humana y eviten su desdibujamiento.

Prosiguiendo con el análisis la televisión privada se caracteriza por llegar a


grupos específicos, sustentada en el objetivo básico de conseguir rentabilidad y
responder a las expectativas de marketing exigidas por los dueños de la
compañía. Al respecto, Cifuentes afirma que “la empresa privada no le interesa
invertir para alcanzar a las zonas muy apartadas y poco pobladas cuya instalación
y mantenimiento no generan margen económico positivo” 2. Efectivamente, el lucro
es su aliciente principal en contraposición con la virtud de la televisión pública que
se esmera dentro de sus esfuerzos por llegar a las poblaciones minoritarias, a
través de una competencia inequitativa liderada por la televisión privada.

De aquí se desprende la problemática relacionada con la sumisión de la televisión


a los regímenes de gobierno de turno. No cabe duda, que el gobierno ha tenido
siempre a su disposición los medios de comunicación masiva para ejercer control,
manipulación y opresión en las esferas del pueblo. Para ilustrar mejor basta con
examinar la situación actual en Colombia donde los canales privados existentes
con cobertura mayor elaboran sus espacios noticiosos de acuerdo a los intereses
corporativos, dejando en entredicho su imparcialidad y objetividad.

Quizá sea útil señalar como la dependencia estatal vulnera “el estatuto jurídico y la
autonomía”3. De esta forma, determina un estilo informativo irregular que responde
a las expectativas del oficialismo con el único fin de manejar como marionetas el
1
Televisión pública: del consumidor al ciudadano. Diego Portales Cifuentes
2
Evaluación del desempeño de la televisión pública. Diego Portales Cifuentes
pensamiento del público televidente, quien ante su analfabetismo para analizar
contenidos mediáticos opta por adjudicarles total credibilidad y beneplácito. Esto
conduce a inferir como los medios de comunicación masiva no están al servicio
del pueblo sino a los intereses gubernamentales que los utilizan como instrumento
de dominación.

A esto se añade la complicidad manifiesta de los propietarios privados con el ente


gubernamental ante la escasa audiencia de los canales públicos. He aquí un
maridaje sustentado en intereses económicos que socava aún más el carácter
público de la televisión y la condena prácticamente a su eventual desaparición,
máxime si el Estado no le interesa invertir en ella por la misión que denota. Ante
estas circunstancias, el poderío de la televisión privada continúa en ascenso
vertiginoso mientras que la pública decae absurdamente como consecuencia de la
carencia de subsidio estatal, comercialización y disminución de los índices de
audiencia que en definitiva determinan la vida o muerte de un producto televisivo.

Así pues, es fundamental hacer un cambio en este panorama desigual y crítico de


la televisión pública en relación con la televisión privada. Para tal caso, es
necesario “un régimen constitucional y legal donde haya separación de poderes y
el cuarto poder tenga el nivel de autonomía y libertad de expresión” 4. Dicho
escenario es factible cuando los medios de comunicación masiva, específicamente
la televisión, asuman su responsabilidad social y ética con el firme propósito de
adherirse a un marco legal que los independice del gobierno y les genere
igualdad de condiciones en términos de competitividad.

En ese orden de ideas, es prioritario el advenimiento no tan remoto de una


televisión pública de calidad, avalada por el Estado y matizada de programas de
alto contenido social, recreativo y educativo que guarde coherencia con los gustos
y necesidades de los distintos públicos. Así mismo, es urgente una televisión
privada que no piense exclusivamente en el incremento de sus ganancias, sino
también en ofrecer productos de calidad y que obren en beneficio de las
comunidades consumidoras. Sobre todo que gocen de plena autonomía y
desvinculación total del gobierno para que recobren la credibilidad e imagen
positiva ante la sociedad, quien actualmente está exhausta de los manejos
tergiversados y exige una televisión que verdaderamente cumpla una misión que
contribuya al desarrollo y progreso de la población del país.

Teniendo en cuenta la necesidad apremiante de un enfoque social sobre la


concepción de una propuesta de televisión pública, Cifuentes sugiere la
implementación de una alternativa que genere “un liderazgo y restaure la
3
El estatuto jurídico son las normas que regulan la generación, control y remoción de sus
autoridades. Por su parte, la autonomía hace referencia a la capacidad real de actuar desde
su autodefinición e interdependencia con la sociedad, en lugar de una actuación definida
externamente según su instrumentalidad a un gobierno, a un grupo político, a una iglesia o
corporación. Tomado de: Por una televisión pública en América Latina: Valerio Fuenzalida
Fernández y Diego Portales Cifuentes.
4
Evaluación del desempeño de la televisión pública en América Latina. Diego Portales
Cifuentes.
autonomía y el pluralismo”5. Es significativo pensar en una televisión de estas
características; es decir, que le de participación libre a todas las expresiones sin
sesgo y censura alguna; que tenga autonomía plena para ejercer su misión; que
posea una programación propia, divergente, autofinanciada , innovadora y
esencialmente que responda a las expectativas de la teleaudiencia. Paralelamente
que se propicie una televisión pública, que rompa con los esquemas tradicionales
y vicios de la televisión privada, donde el público encuentre escenarios diferentes
de información, opinión, diversión y cultura que enriquezcan su desarrollo humano
y permita una comunicación social que promueva la reflexión, el debate, la crítica y
la dialéctica.

Los anteriores planteamientos esclarecen poco a poco el panorama de la


televisión pública y suscitan a reflexionar sobre la calidad de las “parrillas” 6 de
programación. Es importante subrayar que los contenidos deben relacionarse con
el contexto de la teleaudiencia y tocar los temas más sensibles que le afectan para
que mediante la entretención, la lúdica y la información recree aprendizajes que
mejoren la calidad de vida. Cabe destacar el cuidado en el tratamiento de los
temas que no conduzcan hacia el empobrecimiento de la persona, la explotación
maquiavélica de los problemas sociales y la subvaloración de sus aptitudes.

Hacia este ideal apunta los nuevos conceptos en programación elaborados por
Valerio Fuenzalida quien afirma:” El aprendizaje por TV se obtiene más por el
reconocimiento afectivo que por la argumentación lógico conceptual, inherente a la
escuela”7. En este sentido, considera que la gente le gusta la televisión porque la
recibe de una manera divertida, espontánea y se relaciona con historias de su
contexto. Por ende, deja entrever la crítica a la escuela que en ocasiones actúa
como un espacio estático, alejada de la vida de nuestros niños, niñas y
adolescentes, quienes al parecer no encuentran fuerzas motivadoras suficientes y
convincentes para aprender desde la alegría como lo hacen cuando están en
frente de la pantalla chica.

Tras esta percepción revive la discusión que no se ha abordado con claridad en el


entorno educativo escolar, la cual hace referencia a la competencia expresa entre
la televisión y la escuela. De hecho desde su aparición siempre ha sido catalogada
como el principal rival invencible ante la empatía evidente que tiene con la infancia
y la adolescencia. Pero, más que centrarse en esta dualidad la escuela debe
aprovechar tal escenario para vincularla en sus prácticas pedagógicas, de tal
manera que nuestros estudiantes aprendan a valorarla con una mirada crítica y se
convierta en una herramienta didáctica de las clases.

5
Diego portales Cifuentes, especialista chileno en medios propone siete Tésis para
recuperar el liderazgo de la televisión pública: autonomía, pluralismo, estilo ciudadano,
perfil programático, innovación, descentralización y autofinanciamiento.
6
Parrilla, sábana, palimpsesto o Schedule se le denomina al conjunto de programas
seleccionados para ser ofrecidos al televidente. Valerio Fuenzalida.
7
Valerio Fuenzalida Fernández, chileno, productor de TV, concluye que la forma como la
audiencia aprende desde la TV en el hogar es muy diferente de la forma de enseñanza en el
aula escolar.
Todo lo dicho hasta ahora explica por qué la televisión pública requiere un
replanteamiento y apoyo total para que produzca un servicio de calidad. Es
oportuno resaltar la necesidad de una “TV pública abierta donde se proporcione
una información plural de calidad y que coadyuve a solucionar los problemas
cotidianos del hogar, buscando la mayor audiencia posible” 8. En consecuencia,
nuestros niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres de todos los niveles desean
identificarse con una propuesta televisiva libre y dinámica que posibilite la apertura
analítica y creativa de sus mentes con miras a comportarse dentro de su
comunidad como seres humanos activos y pensantes, ávidos de proyectos de
transformación social.

Desde luego, que tal aspiración es cuasi utópica si deducimos que actualmente las
condiciones económicas no son las más benéficas y por lo tanto, la empresa
pública de TV pierde terreno en términos de audiencia y autofinanciamiento. Es
lamentable decirlo pero el mercadeo y la publicidad prosiguen inclinándose por los
canales privados que gozan de mayor sintonía, mientras la TV pública hace
esfuerzos incansables por sobrevivir en medio de estas condiciones
desfavorables. Así las cosas, la solución reside en la puesta en marcha de una
política pública de televisión debidamente legitimada que cumpla efectivamente
una función social, en armonía con la educación e impulsada mediante el
desarrollo objetivo e independiente de los géneros periodísticos de información,
opinión y entretenimiento para que ejerzan en los distintos hogares el papel
preponderante de escuelas alternativas de formación.

Se comprende así que cuando tal política pública de Televisión logre


materializarse en la realidad latinoamericana podremos apostarle a una propuesta
digna de disfrutar porque estará exenta de todos los vicios y vicisitudes que
actualmente padece. Adicionalmente construiremos una nueva identidad en este
campo mediático en procura del restablecimiento de nuestra idiosincrasia. Dicho
de otra manera, estaremos contemplando una televisión verdaderamente
formadora, respetuosa de las libertades y de la diversidad.

8
Por una televisión pública para América Latina. Valerio Fuenzalida Fernández.

Вам также может понравиться