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Cómo escribir libros de humor: 7 consejos

para escribir ficción humorística


Por R. R. López | 23/07/2018 | Ficción Absurda | 3 Comentarios
Hoy quiero hablarte sobre cómo escribir libros de
humor, y darte algunos consejos que he extraído de
mi experiencia como escritor de este género.

Espero que te sirvan si decides enfrentarte a la complicada


tarea de escribir un libro de ficción que haga reír al lector.
Los libros de humor siempre han sido de mis favoritos, junto
con las novelas de terror.
Me refiero a novelas de humor y antologías de relatos
humorísticos, no a libros que escriben los humoristas, o
libros de chistes y demás variantes que te encontrarás si
buscas libros de humor en cualquier tienda de libros online.
A lo largo de mi experiencia como escritor de géneros
que se hibridan con la novela humorística, como
la ficción absurda (novelas que conjugan elementos
fantásiticos y de terror con el humor) o la ficción
transgresiva, he atesorado algunas lecciones, a veces
aprendidas a base de encontronazos, que puede que te
sirvan si te estás planteando escribir un libro de humor.
Vamos con ellas.

Cómo escribir libros de humor: 7 consejos


para escribir ficción humorística
1. Conoce el humor
Igual que cualquier materia sobre la que quieras escribir,
primero tienes que conocerlo con cierta
profundidad.
Si te limitas a incluir gracejos y situaciones
esperpénticas en un texto, puede que, como el
burro, toques la flauta por casualidad, pero antes de
ponerte a emular a tus escritores de humor favoritos,
como Tom Sharpe o Terry Pratchett, te recomiendo que
reflexiones sobe la naturaleza del humor y los tipos
de humor que hay, porque no es lo mismo la ironía que el
sarcasmo,
Para ello te puede venir bien leer este artículo donde analizo
la evolución de la literatura humorística, explicando de
dónde viene en nuestro idioma el propio
términio ‘humor’, y los diferentes conceptos de
humor en la literatura a lo largo de las épocas.
Pero para empezar te sería útil saber que el humor
literario se puede dividir en cuatro grupos
principales:
 La ironía, que se basa en el juego con las múltiples
acepciones y connotaciones de lo que se dice.

 La parodia, que consiste en la imitación humorística


de un género literario, señalando lo absurdo o
forzado de muchas convenciones de dicho género.
 La sátira, que se caracteriza por usar el humor para
criticar usos y costumbres sociales,

 El sarcasmo, que aumenta el aspecto cáustico y


mordaz, llegando a burlarse de sus objetivos de
forma grotesca

2. Lee y visiona muchas comedias


El sentido del humor, aunque en algunas personas sea
innato, también es algo que se puede desarrollar.
Hay muchos documentales y entrevistas en los que
los humoristas cuentan su forma de hacer humor,
sus motivaciones, y demás.
También puedes ver series de humor y películas de comedia,
y, por supuesto, leer libros de humor, porque hay
diferencia entre plasmar una situación cómica de
forma visual y hacerlo por escrito, que es muchísimo
más complicado.

Esto te será muy útil a la hora de escribir libros de humor.

3. Define tu público objetivo y tu tipo de humor


Como en todo, no está de más saber cuál será tu lector
implícito a la hora de escribir libros de humor, que es ese
lector que tiene el bagaje cultural suficiente para
captar todos los matices y niveles de lectura de tu
texto.
Eso no quiere decir que otros no puedan leerlo, pero
ese sería tu lector o lectora ideal.
Para ello te puede resultar muy útil este artículo de
Gabriella Campbell sobre la ironía intertextual.
La polisemia también puede ser un recurso muy útil para
lograr esto.
Saber para quién escribes es útil sobre todo para
moderar el tipo de humor que usas.
No todo el mundo tiene el mismo sentido del humor, por lo
que tienes que ver si usas recursos humorísticos que
son o no adecuados para tu público objetivo.
Te pongo un ejemplo práctico y bastante flichornoso (si
aún no sabes lo que significa este término puedes
averiguarlo leyendo este artículo).
Cuando publiqué con la editorial Zócalo mi primer
libro de humor, Historias que no contaría a mi
madre, hice una desastrosa gira de presentaciones
por Andalucía (aquí te cuento por qué fue desastrosa),
y en Málaga la encargada de hacer la presentación
fue la mujer de mi editor.
Habría en la librería unas 15 personas, de las cuáles 4
eran mujeres de avanzada edad y porte bastante
clásico.
Para mi infortunio, mi presentadora había tenido a
bien seleccionar un pasaje en el que recurría al
humor escatológico (hablaba de pedos), y no te puedes
imaginar lo que sufrí viendo las caras que ponían las
señoras.
Eran un poema.
Debes pensar qué tipo de humor quieres hacer y qué
tabús estás dispuesto a transgredir aunque te caiga alguna
colleja.
Para todo esto también es muy útil definir de qué género
literario es tu libro, para conocer las convenciones de
dicho género.
Lo cual nos lleva al siguiente punto.

4. Asume que habrá gente a la que no le harás gracia


Por eso te decía al inicio que escribir libros de humor es una
tarea difícil y, a veces, ingrata.
El sentido del humor es algo muy personal y
subjetivo, y lo que a una persona le puede resultar
gracioso, a otra le puede parecer ofensivo, y más en
los tiempos que corren, en los que las hordas de haters e
inquisidores campan a sus anchas por las redes sociales.
Así que, al escribir libros de humor, deberás asumir con
deportividad las críticas negativas, ignorar con
estoicismo los embates de tus detractores, y tener
claro que no se le puede caer bien a todo el mundo.
Tómate estos pequeños contratiempos con humor, que para
eso estás escribiendo humor y recuerda que, como dicen Les
Luthiers:
«No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás
vivo de ella».

5. Diviértete escribiendo
Si escribir humor para ti es como si hubiera un ruso con botas de tacos
pateándote las pelotas, mejor déjalo. No es divertido.
Porque si no te diviertes tú al escribir libros de
humor no podrás transmitir esa sensación a tus
lectores. Es como si les estuvieras contando un chiste que
sabes que no va a ningún lado y al que no le estás poniendo
ganas.

6. Dale un trasfondo al humor


El humor en realidad debe ser una herramienta, no
un fin en si mismo, puesto que limitarse a soltar gags y
gracejos, y menos en la narrativa, no tiene sentido.
Al final la historia puede acabar siendo algo
superficial y un mero vehículo para que te rías con
tus gracias, porque eres un tipo chispeante, pero lo malo
es que puedes acabar aburriendo al lector y
causando el efecto contrario.
El humor es una herramienta maravillosa que,
aparte de hacer pasar un buen rato al lector, nos permite
hacer reflexionar sobre lo irónico de determinados
aspectos, tocar temas espinosos sin que nadie se
ofenda y tomar distancia de tabús y temas
escabrosos que de otra forma serían difíciles de abordar,
Decía Pratchett:
«Satire is meant to ridicule power. If you are laughing at
people who are hurting, it’s not satire, it’s bullying ».
«El sentido de la sátira es ridiculizar el poder. Si te ríes de
las personas que están sufriendo, no es una sátira,
es bullying ».

Y es que Pratchett supo usar la herramienta del


humor como nadie, y a través de él satirizó y criticó
aspectos de nuestra sociedad que en otros contextos
serían muy polémicos, como la religión, la guerra, la
xenofobia, el absurdo de las tradiciones, y muchos más,
pero disfrazándolos de fantasía y utilizando el
humor conseguía hacer que la gente se divirtiera y
reflexionara al mismo tiempo.
Había quienes solo veían en la saga de Mundodisco libros
de fantasía cómica, algo que puede incluso resultar pueril,
pero en realidad sus libros tenían una gran profundidad
filosófica.
Este disfraz los mantenía a salvo de radicales e
integristas que, de otra forma, podrían haberlo
lapidado ante frases como estas, si las hubiera escrito
en otro tono y usando como referencia religiones reales de
nuestro mundo:
«—Es algo que no me entra en la cabeza —dijo—. Gente
matándose unos a otros porque sus dioses están reñidos…
—Oh, tienen el mismo dios, señor. Parece que su pelea es
por una palabra de su libro sagrado, señor. Los
elharibianos dicen que se traduce como “dios” y los smalíes
dicen que es “hombre”.
—¿Cómo se pueden confundir esas dos cosas?
—Bueno, en la escritura no hay más diferencia que un
punto diminuto, ya ve. Y hay gente que dice que de todas
formas es solo una cagadita de mosca.
—¿Siglos de guerra solamente porque una mosca cagó en el
sitio incorrecto?
—Podría haber sido peor —dijo Zanahoria—. Si lo hubiera
hecho un poquito más a la izquierda la palabra habría
significado “regaliz”».
Así que piensa qué sentido tiene para ti escribir
libros de humor, qué quieres conseguir con ello o a
qué quieres contribuir, pero evita siempre ser
tendencioso o aleccionador, porque son cosas que espantan
a los lectores.

7. Cuida a tus personajes


Como en cualquier otro género, la construcción de los
personajes es fundamental.
El protagonista de las comedias suele ser un inadaptado
social con buen corazón cuya ineptitud social genera
todo tipo de malentendidos y situaciones divertidas.
O bien puedes tener un personaje que sea un cínico y
que gaste un humor negro negrísimo, o un tipo naif,
cuya inocencia o idealismo resulte, por contraste, divertida,
como el capitán Zanahoria Fundidordehierroson.

Si consigues que tus personajes le caigan simpáticos


al lector ya tendrás media partida ganada.
Espero que estos consejos para escribir libros de humor te
hayan resultado útiles e interesantes.
Si te apetece ejercitar el consejo número 2, ahora
puedes echarle un vistazo a estos libros de ficción
humorística, de ficción absurda y ficción
transgresiva, y leer los primeros capítulos para ver si te
gustan.

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