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La ciencia de terminar una relación

Hace más de cuarenta años que la antropóloga Helen Fisher se dedica a estudiar el amor
y su efecto en el cerebro. En sus investigaciones, describe este sentimiento como una
adicción y plantea que dejar una relación amorosa, ya sea por voluntad propia o del otro
involucrado, debe seguir los mismos pasos que una desintoxicación. Aquí, Helen nos
dice qué hacer y qué evitar para aliviar el dolor.

Inventa una historia. Haz que tenga sentido. Cree en ella y deshazte de la
idea. Borra las fotografías. Elimina los mensajes. No escribas. No llames.
Habla menos de lo que pasó. Empieza a aceptar la realidad. Construye
una nueva rutina. Sal con viejos amigos. Haz ejercicio. Toma un avión.
Vive una aventura. Elige continuar. Y evita, por al menos dos años, ser
amigos.

La antropóloga y psicóloga Helen Fisher —miembro del centro de


estudios del Departamento de Antropología de la Universidad de
Rutgers, en Nueva York— estudia hace más de cuatro décadas el amor.
Aunque el mito perfecto sería contar que sufrió una desilusión amorosa y
se dedicó a resolver los misterios de este sentimiento que gobierna
nuestro cerebro, la realidad es muy distinta: tiene una hermana gemela y
creció pensando que tenían los mismos gustos y actitudes porque eran
genéticamente iguales. Su profesor de escuela le explicó que era la cultura
lo que definía la personalidad de cada una, pero Helen no se convenció
del todo. En 1975, cuando llegó el momento de realizar la tesis de su
doctorado, partió de la base que si había alguna parte del
comportamiento humano que tuviera alguna carga genética, debían ser
las relaciones amorosas. Y a partir de esa idea decidió dedicar su vida
profesional a estudiar lo que es capaz de hacer el amor en nuestra cabeza.

El amor genera actividad en la misma parte del cerebro donde están las
adicciones. Una ruptura amorosa activa exactamente la misma zona que
se afecta con un dolor de muelas. Si planteamos el amor como una
adicción y dejar de amar como un proceso físico, hay pasos que
podemos seguir para superarlo. Hay esperanza. Porque el cerebro
siempre sana. Y, por ende, el corazón también.


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En tus investigaciones planteas el amor como una adicción.


¿Deberíamos, entonces, plantearnos el desamor como una
desintoxicación?
Sí, cuando sufrimos una decepción amorosa debemos entendernos como
adictos. En los estudios que hemos realizado, al escanear el cerebro de
cientos de personas vimos que los que habían terminado una relación
tenían gran actividad en la región cerebral donde se generan las
adicciones, tanto a las drogas como a las conductas, como son las
apuestas, el sexo y la comida. Y cuando miras la imagen en términos
conductuales, te das cuenta que las personas actúan como adictos porque
el cerebro ha activado estos sectores que motivan la adicción. El amor
puede ser una maravillosa adicción si las cosas van bien, pero horrible si
van mal. Para limpiarse de esta sensación algunos consejos básicos son
botar las cartas y las fotografías y deshacerse de todos los regalos que la
persona te pudo haber hecho. No llamar, no escribir, no tener contacto
con esa persona. Hay que pensar igual a si estuvieras dejando de beber,
ya que no dejarías una botella de vodka en tu escritorio. Se deben alejar
las cosas que impulsan la adicción. También ayuda darle al cerebro un
poco de dopamina; hacer deporte, abrazar amigos, salir a hacer cosas
nuevas, conocer gente y construir una nueva vida.

¿Cómo puede una persona llegar a sanar su dolor?


El error que comete la gente es hablar mucho del tema. Al principio es
importante hablarlo porque intentas descubrir qué pasó. Pero después de
un tiempo ya sabes lo que pasó y seguir hablando sólo es una instancia
para revivir el trauma. Hay que tratar de sopesar las ganancias y las
pérdidas. El primer estado emocional es de protesta: ganas de tener a esa
persona de regreso. En esta etapa hay mucha energía y en algún punto te
rindes. Luego se entra a la segunda etapa, la de la resignación y
desesperación: pierdes la energía, te quedas en cama llorando, pasas
mucho rato viendo televisión y puedes caer en excesos. La última etapa
es la de la resolución: empiezas a seguir con tu vida. Si bien en ocho
meses aún hay muestras de actividad en la zona cerebral que se vincula
con el apego y el cariño, ya a los 17 meses la actividad en esa zona se
desvanece. El tiempo y el cerebro ayudan a curarnos.
En tus últimas investigaciones, ¿hay alguna tendencia que te llame
la atención en el amor?
En una muestra representativa de más de 35.000 adultos solteros
estadounidenses, el 66% dijo haber tenido aventuras de una noche; el
54% aseguró haber tenido un amigo con beneficios y el 56% de los
solteros haber vivido con alguien antes de casarse. Mucha gente cree que
este es un comportamiento irresponsable, pero me di cuenta de que era
un signo de precaución. Lo que está pasando es lo que llamo fast
sex/slow love (sexo rápido/amor lento): la gente quiere saber todo
respecto de su compañero antes de casarse. Se van a la cama rápido,
porque aprendes mucho entre las sábanas, empiezan siendo amigos con
beneficios, después pareja y la mayoría opta por irse a vivir juntos antes
de casarse. Tiempo atrás, el matrimonio solía ser el principio de una
relación, ahora es el final. Eso es una importante tendencia, y creo que
los matrimonios serán más estables debido a este periodo de romance.
Hice un estudio en 1.100 parejas casadas y les pregunté si elegirían
casarse con la misma persona: el 81% dijo que sí. Los jóvenes no están
siendo casuales, sino que quieren conocer a alguien a fondo antes de
tener sentimientos. Eso es algo muy práctico y es como funciona el
cerebro, ya que sabemos que la conexión más profunda puede tardar
meses o años.

Fisher ha publicado a lo largo de su carrera seis libros: “El contrato del


sexo” (1982), “Anatomía del amor” (1992), “El primer sexo” (1999),
“Por qué amamos” (2004), “¿Por qué él? ¿por qué ella?” (2010)
y “Anatomía del amor” (2016). Actualmente, a sus 73 años, da un
consejo que no falla: cuando no se encuentra la respuesta al fin de una
relación, es mejor inventarse una historia. Encontrar esa pieza que falta
en el puzle y creer que esa fue la razón. Fisher confiesa que alguna vez lo
hizo, y que cuando tuvo su pieza faltante, la dejó a un lado y pudo seguir
adelante.

¿Recomiendas inventar una historia aunque sea mentira?


No es una mentira. Si no tienes idea de por qué la persona te rechazó,
puedes pasarte años intentado averiguarlo, y eso es una pérdida de
tiempo. Es mejor decidir ponerle un final.

¿Y qué recomendarías evitar bajo cualquier circunstancia?


A veces, cuando alguien termina contigo, quiere ser tu amigo porque se
siente culpable. Y eso es difícil porque, de cierto modo, puede alimentar
la esperanza. Estar cerca de esa persona activa el cerebro con amor
romántico, por lo que si realmente quieres recuperarte debes decir: “No
gracias, seré tu amiga en un par de años. Por mientras, evitemos
relacionarnos”.

Estos consejos podrían aplicarse mejor si existe voluntad a sanar,


cuando las rupturas quizás son de mutuo acuerdo. Pero no
siempre es así. ¿Qué pasa cuando la persona no se da cuenta que
necesita ayuda, cuando no hay voluntad?
Al principio es habitual no tener voluntad porque las personas se
concentran en tener a la persona de vuelta. Pero en cierto punto te
empiezas a dar cuenta de que eso no va a pasar. El cerebro se curará si
eres consciente de que se terminó, pero si le escribes a la persona y
sigues intentado volver, no va a sanar. Hay que tener claro que nunca
olvidas por completo a alguien que te haya dejado, pero la emoción que
sientes por el o ella sí se acaba. El cerebro sigue adelante, pero recuerda a
los que nos dejaron, quizás por la experiencia aprendida.

La desilusión amorosa es uno de los dolores más fuertes que


puede vivir una persona. A nivel físico ¿cómo duele un corazón
herido?
No puedo hablar del cuerpo porque no lo he estudiado, pero el cerebro
controla el cuerpo y cuando estás deprimido es muy probable que tengas
problemas para dormir y para comer. En el cerebro la parte del dolor
físico se activa cuando fuiste rechazado o dejado por alguien. Esa región
también se activa cuando tienes dolor de muelas. La diferencia es que
cuando tienes dolor de muelas, vas al dentista y a la semana ya lo
olvidaste, pero cuando eres rechazado y estás enamorado, ese dolor no
se supera en una semana. Por el contrario, puede tomar meses o incluso
años.

¿Ayuda viajar para acelerar el proceso?


Puedes hacerlo, pero hay que saber que llevas el dolor contigo. No lo
dejas atrás mientras viajas, aún tienes el mismo cerebro y los mismos
recuerdos. Pero haciendo algo así puedes ganar novedad, y la novedad
eleva la dopamina. Eso puede darte optimismo, energía y motivación
para seguir adelante.

¿Y qué pasa si se empieza a salir con alguien al poco tiempo de


haber terminado una relación importante?
Mucha gente lo hace para tratar de olvidar. Pero si estuviste enamorada o
enamorado y empiezas a salir con alguien muy pronto, es probable que al
corto tiempo empieces a comparar, y eso genera nostalgia.

¿Usas este conocimiento en tus experiencias amorosas?


Lo intento, pero también me he vuelto mayor. Hace tres años estaba
saliendo con un hombre y estaba loca por él, estuvimos juntos seis meses
maravillosos, y justo antes de Navidad terminó conmigo. Gracias a mis
estudios del amor, elegí nunca escribirle, ni llamar, ni tener contacto con
él. Pero dos meses después volvió, y actualmente estamos juntos en una
hermosa relación. Él se dio cuenta que yo no iba a perseguirlo, no iba a
estar enojada, no iba a llamarlo a medianoche ni rogarle que me quisiera.
Me podía dejar, pero pese al dolor, yo iba a estar bien. Y cuando supo
eso, me buscó nuevamente.

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