El deporte exige un rendimiento óptimo en los deportistas en todos los ámbitos y es
necesario conocer y que ellos mismo reconozcan sus características tanto fuertes como débiles para mejorar su rendimiento y mantenerlo. La estructura morfológica en el individuo es un factor que influye en el individuo directamente, como el proceso de maduración, la construcción corporal, habilidades motrices entre otras. Todas condicionadas a factores que pueden alterar de forma positiva o negativa en la formación del individuo como la genética, el metabolismo, factores socioculturales, económicos, psicológicos entre otros. Teniendo en cuenta todos estos parámetros podemos trazar un perfil fisiológico del individuo, como las destrezas y habilidades en las capacidades condicionales fuerza, velocidad, flexibilidad y resistencia. Es importante tener en claro la diferencia que encontramos entre las características fuertes o estables y las lábiles. Las características fuertes tienen una importante distinción genética por lo cual no pueden ser modificadas de forma esencial por el entrenamiento u otras influencias externas, a diferencia de las características lábiles que pueden ser influenciadas a través del entrenamiento y de otros factores externos. Por tal motivo se debe exigir al máximo en la selección deportiva de las cualidades que no se pueden perfeccionar ya que estas serán más adelante las limitantes para un adecuado progreso del deportista. A partir de estas conclusiones se ha llegado a unos modelos que plantean las características requeridas para ciertos deportes lo que permitirá un mejor rendimiento en los deportistas que escojan cada uno de estos deportes, teniendo en cuenta que poseen estas características y que reforzándolas se podrá conseguir mejores resultados. Es una postura privilegiada de los profesores de educación física que pueden participar en el proceso de identificar y seleccionas los talentos para el deporte, ya que son ellos quien pueden observar las habilidades y el desarrollo físico y motriz de sus alumnos logrando reconocer ciertas habilidades en ellos que los harán hábiles en un determinado deporte, por eso se debe estar muy atento para que nosotros en nuestro papel de educador también logremos percibir estas capacidades y ayudar a potenciarlas además de concientizar a la sociedad y la familia para que también lo hagan, porque no es justo que por desconocimiento se desaprovechen las habilidades del niño.
BIBLIOGRAFIA
Ramis, S. Melo, L. Alzate, D. Evaluación antropométrica y motriz condicional de
niños y adolescentes. Editorial Universidad de Caldas. Ubeda, V. Análisis de las fortalezas y debilidades del deportista.