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La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien puede
aguantar, soportar o aceptar’.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus
ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes
de las nuestras.
Por otra parte, en el debate de ideas, acciones, proyectos y programas, con que se
manifiesta la vida y la actividad de una organización, disminuye el tono emocional y
la agresividad en la comunicación, que de tal manera la hacen estéril.
Mantenerse calmado frente a los infortunios. Cuando nos encontramos con personas
que nos quieren incomodar, derrumbar u oprimir, debemos enfrentarlas con calma,
evitando cualquier confrontación.
Compasión frente a la envidia y el odio. Frente a la envidia y odio de otros, no
debemos responder igualmente, sino ofrecer nuestra amistad y mostrarles nuestra
intención pacífica, demostrando así, con educación, nuestra superioridad.
A través del ejercicio de la tolerancia, se supera la identificación con las ideas, que
resulta mucho más dañina que la identificación con las formas de la materia, las
cosas, los bienes, el poder o la fama. Entonces, es una buena medicina para una
mejor salud mental, individual y social.
La tolerancia y la sociedad
En los últimos años hemos sido testigos o protagonistas de situaciones en las que
demostramos la perdida de tolerancia en nuestra sociedad. En las mínimas
actividades cotidianas, cómo conducir vemos a personas que se gritan se insultan y
en muchos casos utilizan la violencia para resolver sus desacuerdos en el manejo.
Esta situación preocupa y alarma, a la vez porque, una sociedad sin tolerancia puede
tener repercusiones muy graves cómo acabar con la vida de un ciudadano y,
lastimosamente se han dado casos
En mi opinión los valores se aprenden tanto el hogar como en los colegios. De allí la
importancia de que nuestros padres de un ejemplo de vida y que los maestros,
debidamente preparados para educar, estén en el aula de clases y nos brinden la
educación que nos merecemos.
sin embargo las noticia vemos a padres de familias que gritan exigen viviendas gratis,
sin trabajar, y realizan protestas que perjudican a una mayoría de la ciudadanía,
entre otras situaciones.
También vemos a profesores que sólo piensan en ellos y buscan satisfacer sus
intereses personales; vemos que los centros educativos no están aptos para dar
clases; vemos a estudiantes que venden droga o tienen hijos a muy temprana edad.
Todas estas situaciones perjudican a las futuras generaciones, porque el ejemplo que
el ejemplo que
observamos todos los días en las noticias porque vivimos en nuestra hogares no es
el mejor. La educación es la semilla de la sociedad y en Panamá esta semilla está
contaminada somos el país de rápido desarrollo económico, la ciudad de los grandes
rascacielos, tenemos el canal de panamá y un centro financiero pero todos esos
atributos se ven emañad0s con el comportamiento de panameño. Tenemos la
obligación y el deber de comportarnos a la altura de lo que aparentamos ser.
Ellos en particular deben utilizar más el dialogo , apelar a la compresión, respetar las
opiniones y buscar el consenso. Igualmente, los famosos de la televisión, quien son
ídolos de muchos niños, tiene el deber de ser un ejemplo para ellos.
Podemos empezar por cambiar nuestra actitud en las calles y en el trabajo, dando un
buen ejemplo a los niños, comprendiendo que cada persona tiene su forma de pensar
y actuar, y s ele debe respetar. De eso se trata vivir en sociedad.
Debemos tener presente que vivimos en un mundo cada vez más globalizado, en el
que las sociedades son cada vez más diversas, por lo que la tolerancia es fundamental
para la convivencia. Sin embargo, en un contexto de presiones económicas y
sociales, la tolerancia se está sometiendo a prueba, ya que encontramos a algunos
intentan destacar las diferencias y los temores a fin de avivar el resentimiento de las
minorías, los migrantes y las personas menos favorecidas.
La Violencia relacionada con la falta de tolerancia, uno de los valores humanos más
importantes y base del respeto entre las diferentes razas, culturas, ideologías,
religiones y creencias.
Como decía Mahatma Gandhi: "Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia
y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que
pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio".
Imponer nuestras opiniones sólo nos aleja de las personas. Aunque no siempre nos
demos cuenta, ejercemos una discriminación negativa hacia la persona a la que no
aceptamos. No es blanco o negro, y por ello no siempre debemos pensar igual.
Las circunstancias que nos rodean, nuestro pasado, nuestra infancia o los eventos
importantes que han hecho mella en nosotros han cambiado nuestra manera de ver
y aceptar las cosas. Es importante conocer el contexto que rodea el pensamiento de
la otra persona. Sólo así llegaremos a comprender por qué está acertado, equivocado
o, simplemente, es una nueva posibilidad que no habíamos ni siquiera imaginado.
A pesar de continuar fieles a nuestros valores, una mente abierta nos ayudará a
entender y a respetar otros planteamientos. Como explicaba Alexander Pope:
"Nuestros prejuicios son igualitos a nuestros relojes: nunca están de acuerdo, pero
cada uno cree en el suyo". Si simplemente nos ponemos a la defensiva en todo lo que
no siga nuestro camino, es imposible hacernos dueños de la razón. Nos convertimos
en nuestras propias barreras limitantes.
La tolerancia nos ayuda a ampliar nuestro discurso al atender a la otra persona; a ser
más empáticos. Lo mejor de escuchar es todo lo que podemos llegar a aprender del
otro, ser una auténtica esponja de conocimiento y enriquecer nuestra mente y
espíritu.
¡Déjalo ser!
El hecho es que asistir a un centro de trabajo nos expone a la convivencia social y nos
reta a convivir con personas distintas. Por lo tanto, nuestra capacidad para
relacionarnos con sujetos diferentes, marcará la diferencia en el ambiente de trabajo.
Cuando llegamos al punto de reconocer y aceptar a los colegas con sus diferencias,
es más sencillo convivir con ellos. La clave está en no confrontarlos por el simple
hecho de ser cómo son.
Es cierto que usted pasa gran parte de su tiempo en la oficina y ya se sienta como en
casa, pero no debe tomárselo literalmente.
Como en toda casa existen normas mínimas que usted no debe olvidar:
2. Sepa escuchar.
3. No olvide cuál es la forma correcta de pedir las cosas.
4. Saber cuáles son sus límites: No olvide hasta dónde va usted y hasta dónde va el
otro.
Actitudes infantiles
Una cosa es que su nivel de tolerancia sea muy bajo, y otra muy diferente que tenga
que compartir el mismo espacio con personas un tanto inmaduras que no asumen el
lugar de trabajo con el profesionalismo que así se exige.
Frente al tema, la psicóloga organizacional María Cristina Botero explicó que "si
fuéramos los suficientemente adultos, las relaciones serían diferentes, pero el
problema radica en que vemos al mundo con una mirada infantil y como si todo fuera
un juego".
Frente al tema, Botero agregó que se adulto es ser respetuoso, competente pero no
competitivo. "Muchas veces vemos que esa actitud infantil viene de profesionales
que cayeron en el consumo de la educación, que no han adquirido experiencia laboral
cuando ya están estudiando su posgrado y llegan a las oficinas sin conocer las normas
básicas de convivencia y la seriedad con que se aborda un trabajo".
En conclusión recuerda la Regla de Oro: “Trata a los demás como te gustaría ser
tratado” y trata de aceptar que las personas son diferentes y buscar lo positivo en
ellos nos ayuda a construir una actitud de tolerancia.
Tal vez tengamos que vivir la convicción de que los dones espirituales, o materiales
que poseemos, debemos hacerlos fructificar en bien del prójimo o en bien de la
comunidad, comenzando con la comunidad familiar. Por este motivo es
indispensable adquirir, cultivar y ejercitar las virtudes; principalmente la humildad.
Cuando se te presenta una situación en la que te parece difícil tolerar las acciones o
las palabras de alguien más. Trata de entender de dónde viene cada persona y evita
que se convierta en una batalla personal.
Una buena manera de volverte una persona más tolerante es educándote más
profundamente acerca de otras personas y culturas. Usualmente, cuando las
personas muestran una falta de tolerancia hacia alguien, es en parte porque se
sienten extrañas o inseguras acerca de lo que la otra persona hace o dice. Tómate el
tiempo de aprender acerca del sistema de diferentes culturas y creencias. No temas
hacer preguntas, pero hazlas siempre de manera respetuosa y educada.
las personas que no se sienten felices consigo mismas, o no tienen una autoestima
baja o negativa, son más intolerantes con los demás. Esta intolerancia puede ser un
reflejo de cómo una persona se siente acerca de sí misma. Si te sientes más seguro y
confiado en ti mismo, podrías ser una persona más abierta y tolerante con otras
personas.
Una manera interesante para intentar volverte más tolerante es practicar lidiar con
ideas que te parecen intolerables. Esta es una técnica que los psicólogos usan y puede
ser una forma útil para hacer frente a la intolerancia. Este funciona bajo el principio
de que es complicado mantener una idea difícil, y que tratar de hacer esto te ayudará
a manejar las situaciones complicadas.
Las diferencias no pueden etiquetarse de “malas” o “raras”, sólo son una muestra de
la diversidad entre seres humanos.