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En definitiva, sería mejor para ellos sentir plenamente esas emociones abrumadoras
que tanto temían, liberando así sus energías (como por teoría de las pulsiones), con el
objetivo de poder seguir con sus vidas. De hecho, el primer contexto en el que se habló de
defensas, fue uno en el cual la tarea del doctor era la de disminuir su poder.
Los pensadores psicoanalíticos asumen, a pesar de que no está dicho de esta forma
en la literatura acerca del diagnóstico, que todos tenemos defensas preferidas que se han
vuelto parte integral de nuestra estilo de enfrentar situaciones.
Este recurrir automático y preferencial a una defensa particular o a un set de defensas es el
resultado de una compleja interacción entre por lo menos cuatro factores:
1. El temperamento constitucional de un individuo
2. La naturaleza del stress que uno sufrió en la infancia temprana
3. las defensas modeladas – y a veces deliberadamente enseñadas – por los padres u
otras figuras significativas.
4. Las consecuencias experimentadas de usar defensas particulares (en el lenguaje de
la teoría del aprendizaje, efectos del reforzamiento).
En el decir psicodinámico, la opción inconciente de los modos de defensa de cada uno está
“sobredeterminada”, expresando el principio analítico cardinal de “función múltiple”
(Waelder, 1960).
En este capítulo y el que sigue, desarrollaré las defensas más importantes tal como son
entendidas por la mayoría de los practicantes analíticos. A pesar de que no hay evidencia
que indique que las defensas emergen una después de la otra en una secuencia u orden
predecible mientras el niño se desarrolla, hay cierto consenso entre los clínicos
psicodinámicos de que algunas defensas representan un proceso más “primitivo” que otras.
En general, las defensas a las que se refiere como primarias, o inmaduras, son aquellas que
tienen que ver con los límites entre el self y el mundo externo.
Aquellas que son concebidas como secundarias, o más maduras o avanzadas, tienen que ver
con límites internos, como los que existen entre el yo y el superyo y el ello, o entre las
partes del yo que observan y las que experimentan.
Las defensas primitivas operan de manera global, indiferenciada, en la total sensoriedad de
una persona, fusionando las dimensiones cognitivas, afectivas y comportamentales mientras
que las más avanzadas son responsables de transformaciones específicas de tanto el
pensamiento, sentimiento, sensación, comportamiento o alguna combinación de éstos.
Esta división conceptual entre defensas más arcaicas o de más alto orden, es de algún modo
arbitraria, ya que en algunas defensas teóricamente más maduras – somatización, acting
out, u erotización – por ejemplo, pueden ser automáticas e inmodificables por el
pensamiento de proceso secundario.
De todos modos, desde que Kernberg llamó la atención sobre la operación de formas más
arcaicas de proyección e identificación en pacientes fronterizos, se ha vuelto convencional
en la escritura psicoanalítica el identificar las siguientes defensas entre las intrínsicamente
primitivas: retiro, negación, control omnipotente, idealización primitiva y desvalorización,
identificación proyectiva e introyectiva y escisión del yo.
Excepto por la adición de la disociación a la lista de las operaciones primitivas (por razones
que explicaré enseguida), he elegido adherir a esta convención, a pesar de sus
ambigüedades y limitaciones conceptuales.
Para calificar como primaria, una defensa tiene que mostrar evidencia de poseer dos
cualidades asociadas a la fase preverbal del desarrollo: una falla en cuanto a poder atenerse
al principio de realidad y una falta de apreciación de la separación y constancia de aquellos
fuera del self. Por ejemplo, la defensa de negación se piensa como una manifestación de un
proceso más primitivo que el de represión. Para que algo pueda ser reprimido, debe de
haber sido sabido de alguna manera y luego consignado a lo inconciente. La negación es
un proceso instantáneo y no racional. “Esto no está sucediendo” es una forma más mágica
de lidiar con algo desagradable que “esto sucedió, pero lo olvidaré porque es demasiado
doloroso”.
El lector observador notará que las tan nombradas defensas primitivas son
simplemente formas a través de las cuales creemos que el infante percibe naturalmente el
mundo. Los pensadores analíticos creen que estas formas de experienciar, siguen viviendo
en cada uno de nosotros, más allá de que tengamos o no una patología significativa. Los
procesos preverbales, pre-principio de realidad, pre-constancia de objeto, son la base sobre
la cual la psicología de cada uno se construye. Representan un problema, solo si uno carece
de habilidades psicológicas más maduras o si estas defensas son usadas persistentemente
excluyendo así la posibilidad de otras. Todos negamos, todos escindimos, todos tenemos
intentos omnipotentes. La mayoría de nosotros incluso complementa estas reacciones con
modos más sofisticados de procesar la ansiedad y de asimilar una realidad compleja y
perturbadora. Es la ausencia de defensas más maduras, no la presencia de aquellas
primitivas, lo que define una estructura fronteriza o psicótica.
Es mucho más difícil describir las defensas primitivas que aquellas más
evolucionadas. El hecho de que sean preverbales, pre-lógicas, comprensivas, imaginarias,
y mágicas las hace inasibles a la representación por medio de la palabra escrita. Haré lo
mejor para capturarlas en lenguaje formal, pero el lector debería ser conciente de que la
representación de procesos pre-verbales en palabras es en algún grado un oxímoron. El
siguiente resumen dará una imagen general de aquellas defensas que convencionalmente
entendemos como primarias.
RETIRO PRIMITIVO
NEGACIÓN
Otra forma temprana en que pueden ser manejadas las experiencias desagradables es para
un niño o niña negarse a aceptar lo que está sucediendo. La negación se dispara
automáticamente en todos nosotros como una primera reacción a cualquier catástrofe; las
personas a las cuales se les avisa de la muerte de alguien importante para ellas
inevitablemente dirán: “Ay, no”, como su reacción inicial.
Esta reacción es la sombra de un proceso arcaico que tiene sus raíces en el egocentrismo
infantil, en el cual la convicción pre-lógica “si yo no me entero, no está sucediendo”
gobierna la experiencia.
Fueron estos procesos los que impulsaron a Selma Frailberg (1959) a titular su clásico y
popular libro sobre la temprana infancia “Los años Mágicos”.
Ejemplos de individuos que utilizan de manera estereotipada la negación son aquellos para
quienes “siempre todo está bien” y “es lo mejor”.
Los padres de uno de mis pacientes continuaban teniendo un hijo tras otro, a pesar de que
tres de los que habían nacido murieron al poco tiempo por una aflicción genética que otros
padres que no hubieran estado con tanta negación habrían podido reconocer.
Se negaban a hacer el duelo por los niños muertos, ignoraban el sufrimiento de sus dos
hijos sanos, rechazaban los consejos de asesorarse genéticamente, e insistían en que su
condición representaba la voluntad de Dios, que sabía lo que era mejor para ellos.
Todos usamos algo de negación hasta cierto punto, con la intención de hacer la vida mas
placentera, y muchas personas tienen áreas específicas en las cuales predomina esta
defensa.
Alguien cuyos sentimientos se ven heridos en una situación en la que es inapropiado llorar,
tiene mayor tendencia a negar los sentimientos dolorosos, que hacerlos concientes
plenamente e inhibir concientemente el llanto.
En crisis y emergencias, una capacidad de negar que la existencia y la supervivencia propia
se ve amenazada puede salvar la vida: Uno puede actuar de manera realista y muy efectiva
e incluso heroica usando la negación.
Menos benignamente, la negación puede contribuir al resultado opuesto o contrario.
Personas que niegan que su pareja abusiva es peligrosa, alcohólicos que insisten en que no
tienen ningún problema con la bebida, madres que niegan abusos sexuales que recibieron
sus hijas, personas adultas que no quieren renunciar a su libreta de conducir a pesar de los
obvios impedimentos – todos son ejemplos familiares de negación en su peor grado.
Asumimos que para el recién nacido, el mundo y el self son percibidos como uno. Piaget
reconoció esto (1937) en su concepto de “egocentrismo primario” (una fase cognitiva algo
equivalente al narcisismo primario de Freíd, 1914) durante el cual prima el pensamiento de
proceso primario.
Se desprende entonces, que la fuente de todos los eventos es entendida por el recién nacido
Como interna de algún modo; es decir, si el infante tiene frío, por ejemplo, y el cuidador
percibe esto, le dará calor y el bebé tendrá una experiencia pre-verbal de haber
“mágicamente” elicitado, producido el calor. La noción de que parte del control está en
otros-separados, fuera del self, todavía no se ha desarrollado. La sensación de que uno
puede influenciar el mundo, que uno es agente, es por supuesto una dimensión crítica de la
auto-estima, una que comienza con fantasías de omnipotencia infantiles e irreales pero
normales en el desarrollo (en determinada etapa).
Fue Sandor Ferenczi (1913) quien se ocupó de las “etapas en el desarrollo del sentido de
realidad”.
Señaló que en el estadio infantil de omnipotencia primaria o grandiosidad, la fantasía de
tener uno el control del mundo es normal, y que esto naturalmente va cambiando a medida
que el niño madura hacia una fase de secundaria o derivada omnipotencia en la cual uno o
más cuidadores son vivenciados como “todopoderosos”, y que eventualmente, cuando el
niño madure más aún, se encontrará y aceptará la poco atractiva idea de que no existen
personas cuyos poderes estén ilimitados.
La mayoría de los analistas sospechan que una pre-condición para la actitud adulta de
saberse no-omnipotente, es paradójicamente la experiencia emocional opuesta en la
infancia: una vida temprana lo suficientemente segura para que la persona pueda disfrutar,
primero, las ilusiones de omnipotencia propias del desarrollo, y después, aquella de las
personas de las cuales uno depende.
Algunos efectos residuales sanos del sentido de omnipotencia infantil sobreviven en todos
nosotros y contribuyen a los sentimientos de competencia y efectividad en la vida. Existe
una natural sensación de bienestar cuando logramos hacer nuestra voluntad.
Para algunas personas, la necesidad de sentir una sensación de control omnipotente, y de
interpretar las experiencias como resultantes de su propio e irrefrenado poder, es
completamente necesaria.
Si la personalidad de una persona está organizada en torno a buscar y disfrutar la sensación
de que ha hecho ejercicio de su omnipotencia, relegando todos los efectos secundarios y
éticos a un segundo plano, entonces puede ser pensado como “psicopático” (sociopático y
antisocial son sinónimos que aparecieron luego en la historia).
Aun así, muchas personas que rara vez transgreden la ley, tienen personalidades dirigidas
por la defensa de control omnipotente.
Idealización Primitiva (y Desvalorización)
REPRESIÓN
La más básica de las así llamadas defensas de nivel superior es la represión. Fue
además la primera en fascinar a Freud y cuenta con una larga trayectoria en la clínica
psicoanalítica y en la investigación empírica. La esencia de la represión esta motivada por
el olvido o ignorar algo. La imagen que representa nos evoca el modelo psicoanalítico
primario donde los impulsos y los afectos buscan revelarse y deben ser contenidos por una
fuerza dinámica. Freud escribió “la esencia de la represión se encuentra en el hecho de
guardar algo y mantenerlo a cierta distancia de la conciencia”. Si una disposición interna o
una circunstancia externa es lo suficientemente perturbadora o confusa puede ser
deliberadamente llevada al inconsciente. Este proceso puede ser aplicado al total de las
experiencias, al afecto conectado con una experiencia o a las fantasías y deseos asociados a
él.
Un ejemplo clínico de la represión, del tipo que Freud describió como parte de la
“patología de la vida cotidiana”, seria el caso de una persona que se olvida del nombre de la
persona que iba a presentar en un contexto donde hubiese evidencia de algún sentimiento
inconsciente y negativo hace esa persona. En cualquiera de las tres variantes de represión
(el trauma, los experimentados por los niños en su desarrollo normal y los accidentes y
olvidos de todos los días) uno puede ver la esencia adaptativa de este proceso. Si
estuviéramos continuamente concientes de todos nuestros impulsos, sentimientos,
memorias, imágenes y conflictos, sin duda nos sentiríamos abrumados. Como otras
defensas inconscientes, la represión puede volverse problemática cuando 1 falla en su tarea
(las ideas conflictivas no se mantienen fuera de la conciencia) o 2 interfiere con ciertos
aspectos positivos de la vida o 3 no permite que se desarrollen otras formas efectivas de
lidiar con los conflictos. Una extrema dependencia en la represión, junto con otros procesos
defensivos que conviven con ella, ha sido generalmente considerada la marca de la
personalidad histérica.
Los primeros esfuerzos de Freud para lograr que los pacientes histéricos trajeran a la
conciencia tanto los eventos traumáticos como sus historias y las necesidades y
sentimientos que habían borrado por considerar inaceptable, cedió información fascinante.
Trabajando con esta población originalmente concluyo, como fue mencionado en el
capitulo 2, que la represión causaba ansiedad. De acuerdo con su modelo mecanicista
original, la ansiedad que comúnmente originaba la histeria era causada por la represión de
afectos y deseos. Estos sentimientos buscaban ser descargados y así causaban un estado
crónico de tensión. Posteriormente, cuando reviso su teoría a partir de nuevas
observaciones derivadas de la clínica, reformulo su versión de causa y efectos y considero,
a la represión como a otros mecanismos de defensa, como el efecto en lugar de la causa de
la ansiedad. En otras palabras, el miedo irracional generaba la necesidad de ser olvidado.
REGRESION
Algunas personas usan la defensa de la regresión más que otra. Por ejemplo,
algunos de nosotros reaccionamos al estrés del crecimiento y el cambio poniéndose
enfermos. Muchos que no son diagnosticados con alguna enfermedad, pueden igualmente
sentir un terrible dolor físico y volver a sus camas. Este proceso nunca es conciente (si lo
es, es llamado “manipulación”) y puede causar angustia tanto a la persona que regresa
como a aquellos relacionados con el o ella. Esta variante de regresión, conocida como
somatización, es usualmente resistente al cambio y desafía a la terapéutica.
Algunas personas hipocondríacas, aquellas personas que distraen a los médicos con
vagos y cambiantes malestares que nunca responden al tratamiento, usan la regresión como
una forma primitiva de lidiar con aspectos molestos de sus vidas. Para el momento en que
se los convence de consultar con un terapeuta, ellos han generalmente construido un fuerte
e indestructible muro de defensas que surgen de haber sido repetidamente tratados como
niños mimados o buscadores de atención. Ellos esperan que los clínicos traten de
exponerlos como manipuladores. Consecuentemente, el terapeuta, cuyo cliente usa la
regresión a la enfermedad como una defensa básica, debe tener reservas casi super humanas
de tacto y paciencia –mucho mas cuanto mayor ha sido el beneficio secundario.
La forma en que uno maneja las ansiedades y otras formas dolorosas de conciencia
puede ser a través de aislar el afecto del conocimiento. De manera más técnica, la parte
afectiva de una experiencia o una idea puede ser separada de su dimensión cognitiva.
Aislamiento del afecto puede ser de gran valor: los cirujanos no podrían trabajar
efectivamente si constantemente estuvieran concientes de la agonía del paciente o del asco,
distress o sadismo cuando cortan la carne de alguien; los generales no podrían planear
batallas y estrategias si continuamente se sintieran invadidos con el horror de la guerra; los
policías no podrían investigar crímenes violentos sin desarmarse emocionalmente.
Aislamiento del afecto puede también volverse, a través de cierto estilo infantil en
un niño de cierto temperamento, es el centro de la defensa en presencia del trauma. Todos
conocemos personas que aseguran no tener respuestas emocionales a cosas sobre las cuales
el resto de nosotros tendría poderosos sentimientos; estas personas a veces hacen de esta
defensa una virtud e idealizan la condición de expresar solo preocupaciones racionales.
Nuestra tendencia cultural de admirar el aislamiento del afecto se manifiesta en la devoción
al personaje de Star Trek, Mr Spock el Vulcano.
Aislamiento es considerado por los pensadores psicoanalíticos como uno de los más
primitivos de las “defensas intelectuales” y la más básica de las operaciones psicológicas en
mecanismos como intelectualización, racionalización y moralización. Estas defensas
pueden ser consideradas individualmente, pero tienen en común el relegar al inconsciente
las implicaciones personales de una situación, idea o acontecimiento. Cuando la defensa
primaria de una persona es el aislamiento, y la vida de esa persona refleja una
sobrevaloración del pensamiento y una desvalorización de las emociones, esa estructura de
carácter puede ser considerada obsesiva.
INTELECTUALIZACION
RACIONALIZACION
Mientras más inteligente y creativa es la persona, más común es que sea un buen
racionalizador. La defensa opera benignamente cuando le permite a alguien sacar lo mejor
de una situación difícil con el mínimo de resentimiento, pero puede tener efectos
contraproducentes como estrategia defensiva ya que, virtualmente, cualquier cosa puede ser
–y ha sido- racionalizada. Las personas rara vez admiten hacer algo simplemente porque se
siente bien; prefieren buscar razones que sustenten sus decisiones. Así, el padre que le pega
a su hijo, racionaliza que es por el bien del niño; el terapeuta que insistentemente sube los
honorarios al paciente racionaliza la codicia decidiendo que el pagar mas beneficia el
autoestima de la persona; la persona que vive en constante dieta, racionaliza vanidad como
salud.
MORALIZACION
La moralización ilustra el hecho de que aunque una defensa pueda ser considerada
un mecanismo maduro, puede ser importuno y dificultar el proceso terapéutico. Trabajar
con alguien en el rango neurótico cuyo carácter se encuentra definido por una forma
crónica e inflexible de una defensa particular puede ser más arduo que trabajar con
pacientes psicóticos.
ANULACION RETROACTIVA
Así como la moralización puede ser considerada una versión más madura del
splitting, la anulación reactiva puede tomarse como la sucesora del control omnipotente.
Hay una cualidad mágica en la defensa que traiciona sus orígenes arcaicos aunque la
persona que utiliza esta defensa generalmente es seducida, por medio de la solicitud del yo
de el o ella, a ver el significado de cierta cantidad de conducta supersticiosa. Anulación
reactiva es un término que significa exactamente lo que uno pensaría: el esfuerzo
inconsciente de contrabalancear el afecto –usualmente culpa o vergüenza- con una actitud o
conducta que mágicamente lo borre. Un ejemplo del día a día seria el esposo que llega a
casa con un regalo que pretende compensar la pelea de la noche anterior. Si el motivo es
conciente, no podemos llamarlo técnicamente anulación retroactiva, pero cuando los
“anuladores” no son concientes de su vergüenza o culpa, y entonces no son concientes de
su propio deseo de ir contra ello, la etiqueta se aplica.
Uno de mis pacientes solía darme flores ocasionalmente. Como era bastante
perturbada y hubiese experimentado mi rechazo a los regalos, o inclusive el análisis de su
disposición a dármelos, como un repudio a sus impulsos generosos, por mucho tiempo no
intente explorar el significado de esta conducta. Eventualmente, ella fue capaz de darse
cuenta por si misma que me traía flores cuando se había quedado enojada conmigo en la
sesión anterior. “Supongo que eran para tu tumba” ella explico sonriendo.
Las personas que han tenido un algo grado de remordimiento por sus pecados,
errores y fallas, así sean reales, exageradas o cometidas solo en pensamiento, pueden vivir
una vida dedicada a la anulación. Adlai Stevenson, por ejemplo, quien accidentalmente
mato a su primo menor cuando era niño, dedico el resto de su vida al servicio publico. Una
mujer blanca, de clase media, de 79 años de edad a quien estudie en conexión con una
investigación en psicología caractegorial de los altruistas dedico durante décadas su vida a
la causa de justicia igualitaria para los no-blancos; su pasado incluía haber insultado a una
mujer de color, a quien ella había amado mucho, cuando tenía nueve años. Tomkins
estudio abolicionistas y sugirió una similar organización de personalidad alrededor de la
defensa de anulación.
Cuando la anulación es la defensa central de una persona, y cuando actos que han
tenido significancia inconsciente de expiar crímenes pasados comprometen el soporte de la
autoestima del individuo, consideramos que esa personalidad es compulsiva. Quiero
remarcar que ya que los términos “compulsión” y “compulsivo” son generalmente
asociados con conductas indeseables, el concepto de compulsividad es neutral con respecto
a su contenido moral. En otras palabras, uno puede ser un bebedor compulsivo pero
también un humanitario compulsivo.
Ana Freud utilizaba lenguaje del día a día, y su uso del termino “vuelta contra el
self” no es una excepción. El concepto significa que la persona asume la redirección de un
afecto o actitud negativa contra un objeto externo contra uno mismo. Si uno es crítico de
una autoridad cuya buena voluntad parece esencial para la seguridad propia, y si uno piensa
que esa persona no puede tolerar criticismo, uno se siente mas seguro apuntando las criticas
a uno mismo. Para los niños, quienes no tienen la elección de donde vivir y quienes pueden
pagar un alto precio por ofender al cuidador, la defensa de vuelta contra el self puede
distraerlos del hecho mas molesto de que su bienestar depende de un adulto no confiable. A
pesar de ser molesto asumir críticas es emocionalmente preferible a reconocer la realidad
de que la supervivencia se encuentra bajo condiciones sobre las que uno no tiene ningún
poder de cambiar.
Uno de mis pacientes paso sus años de formación bajo el cuidado de una madre
suicida y de un padre inconstante y egocéntrico. La seguridad de su familia era tan precaria
que hasta la subsistencia se veía perturbada. Algunos de los recuerdos más tempranos de
esta mujer tenían que ver con sus padres siendo echados de apartamentos por no pagar el
alquiler. En lugar de sentir un terror crónico de que su madre podría suicidarse o que su
padre desaparecería en búsqueda de su propia felicidad –cualquiera de las dos eran
posibilidades reales- ella volvió costumbre el creer que si tan solo ella fuese una mejor
persona, sus padres le darían todo su amor y protección. Esta convicción que fue adaptativa
en su niñez, le causo sufrimiento de adulta cuando reacciono a una circunstancia infeliz
atacándose a si misma en lugar de esforzarse por mejorar su situación. Le tomo años de
terapia para darse cuenta en un nivel emocional que ella ya no era una niña desprotegida en
una familia disfuncional, cuyo única esperanza de mejorar se encontraba en mejorar
internamente.
DESPLAZAMIENTO
La lujuria puede ser también desplazada; los fetiches sexuales parecen poder ser
explicados como una reorientación del interés erótico de un ser humano y su cuerpo a un
objeto como zapatos. Si los eventos en la historia de un hombre han hecho que las vaginas
le parezcan peligrosas, otro objeto asociado con lo femenino puede sustituirlas. La ansiedad
es a su vez desplazada; El famoso paciente de Freud el “Hombre lobo” fue tratado en sus
últimos años por Ruth Mack Brunswick por una mórbida preocupación por su nariz que fue
entendida como desplazamiento del terroríficas fantasías de mutilación de su pene. Cuando
una persona usa el desplazamiento de la ansiedad desde un área a un objeto específico que
simboliza el fenómeno temido, el o ella tiene una fobia. Si una persona tiene un patrón de
desplazamiento de preocupaciones temerosas en muchos aspectos de su vida, es
considerado un fóbico.
FORMACION REACTIVA
Uno puede ver del ejemplo del hermano desplazado quien encuentra una forma de
evitar sentir sentimientos negativos y experimentar solo los afectos positivos, en una edad
cuando las discriminaciones mas finas entre los diferentes matices del sentimiento y, mas
importante, entre sentimientos y acciones no han madurado lo suficiente, que tan valiosa la
defensa puede llegar a ser. Otras situaciones en las que esta operación es mayormente
benevolente incluyen circunstancias en las cuales los sentimientos de competencia, que
incluyen aspectos tanto destructivos como admirables, llevan al niño a imitar a un amigo
competente en lugar de rechazarlo. En los adultos uno puede ver la formación reactiva, pero
comúnmente asumimos que la persona madura se encontraría mejor reconociendo todos
los aspectos de sus reacciones emocionales en cualquier situación y aplicando sus
inhibiciones para dominar las conductas más que los sentimientos.
IDENTIFICACION
Puede parecer extraño que la identificación sea incluida en una lista de mecanismos
de defensa ya que la mayoría de nosotros la consideramos la capacidad de identificarnos
con otra persona o con algún aspecto de otra persona, y la vemos como una tendencia no
defensiva. Que algunos tipos de identificación tengan muy pocos componentes defensivos
(por ejemplo el tipo que los psicoanalistas sociales llaman “modelaje”) es aceptado, pero
los pensadores psicoanalíticos continúan investigando muchas formas de identificación
motivadas por la necesidad de evitar ansiedad, pena, vergüenza o algún otro afecto
doloroso; o para restablecer un sentido amenazado de cohesión del self y autoestima. Como
las otras defensas maduras, la identificación es un aspecto normal del desarrollo
psicológico que se vuelve problemático solo bajo ciertas circunstancias.
Algunas personas parecen identificar de manera más fácil y reflexiva que otros,
como si hubiese manchas para cualquier tinta psicológica que se dirija a ellos. Aquellos que
sufren de una confusión básica de identidad de cualquier nivel de severidad, se encuentran
en un obvio riesgo, como cualquiera que haya estudiado la conducta de cultos puede
atestiguar. Las experiencias de conversión contienen un fuerte componente de
identificación defensiva. Aun personas bastante sanas con algún área de su identidad
confusa, como una mujer de organización histérica con sentimientos inconscientes de que
su genero es un problema, puede ser sujeto de identificación con alguien del ambiente que
le de la impresión de tener un mejor manejo de las dificultades de la vida.
ACTING OUT
SUBLIMACION