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SUMARIO
INTRODUCCION 2
ALAIN GUY
AN TO N IO M. GROMPONE
CARLOS VAZ FERREIRA 9
ENRIQUE PUCHET
VAZ FERREIRA;
' SOBRE INDIVIDUALISMO Y SOCIALISMO 45
UN FILOSOFO
DE TODAS LAS HORAS:
CARLOS VAZ FERREIRA
«
• ÿ n pensamiento es dialéctico cuando él sabe que ta búsqueda
de la verdad se hace por una progresión laboriosa y dramática,
que atraviesa la contradicción y sufre la pasión de lo negativo,
tonto que la afirmación propiamente filosófica es negación de la
negación. Etienne Borne, De Pascal a Teilhard de Chardin, Cler
mont-Ferrand, Ed. G. de Bussac, 1963, p. 18.
(
i\%i o u t f i t * orscjwo«
ARTURO ANDRES ROiG
ELABOREMOS
NUESTRO PROPIO VINO
CADA vez estamos más convencidos d e . la
unidad cultural que hace de Latinoamérica
nermanos. “Estamos tan cerca —decía— «omoi
tan unos, tan los mismos, que no podemos hablar
un continente eon perfil propio, como tam sino familiarmente” (Incidentaimente, Obras
bién lo estamos de la rica diversidad que se Completas, tomo XVIII, p. 94). Mas, este “ha
integra armónicamente en aquella unidad. Gran blar familiar” no implicaba en su pensamiento
des zonas culturales dan forma a este continente un olvido de la “Gran Patria Americana” de
que ahora tal vez con más fuerza que nunca Rodó, de Ugarte o de Vasconcelos. De ahí que
despierta con viva voluntad de darse una mi la hermandad argentino-uruguaya se resolviera
sión y un destino en la historia. El Río de la en última instancia para Vaz Ferreira en una
Plata constituye sin duda una de esas regiones tarea continental. Hay para él “un deber co
que ha tenido conciencia de su diferenciación y lectivo, continuo y sostenido, de esfuerzo indi
a la vez de su integración con el resto continen vidual, de patriotismo nacional y de colabora
tal. Basta poner algunos nombres ilustres para ción y fraternidad continentales”, que es deber
probar lo dicho con evidencia. El argentino Juan para América toda o para todos nosotros en
Bautista Alberdi, en Montevideo, antes de pro cuanto americanos.
mediar el siglo XIX, hizo aquel famoso llama Esa unidad y ese deber de los que nos ha
do en favor de una “filosofía americana”, que blaba el maestro uruguayo, sólo son posibles de
era a la vez “filosofía nacional” : años más tarde, ser realizados y cumplidos con una actitud crea
al rayar el siglo XX y también desde Monte dora, para la cual todos sus escritos son sin ex
video, un uruguayo entrañablemente unido a cepción una convocatoria permanente. “Nuestra
nosotros, José Enrique Rodó, invocó nuevamen Sud América —dice —ha sido y ha tenido que
te la necesidad de una tradición unitaria y pro ser forzosamente, al principio, un continente imi
vocó uno de los movimientos más agudos de tador” (Ibidem, p. 73); la crisis de los modelos,
autoconciencia continental; Carlos Vaz Ferreira, consecuencia fecunda para nosotros de dos do-
de quien deseamos hablar ahora especialmente, lorosas guerras mundiales, nos obliga a poner
adoptó esa misma rica actitud dialéctica de nos alerta tanto respecto de nuestra actitud imi
afirmación de unidad y diversidad de lo latino tativa, como de los modelos mismos; debemos sin
americano. Se sintió uruguayo, mas también se duda alguna “conquistar otra independencia”,
sintió hermanado con la región cultural dentro que no es ni más ni menos que la de asumir
de la que lo uruguayo forma parte, ese mundo para nosotros lo que entendamos que es valio
rioplatense que a pesar de momentos naciona so en sí mismo y no porque sean valores pro
listas a veces estrechos, sigue vivo en su unidad puestos por las naciones miradas como paradig
y que hace que uruguayos y argentinos nos sin máticas en cada momento histórico. La primera
tamos tal vez más hermanos frente a los demás vía para alcanzar aquella actitud creadora será
la de difundir y organizar entre nosotros —y sotros, significa dispersión y desconocimiento de
esto es tarea según pensaba Vaz Ferreira para nosotros mismos. La unidad implica realidad
las universidades sudamericanas— el “sentido sustancial, supone necesariamente la realidad
crítico” que nos permita despojarnos de toda de un sujeto y sobre todo de un sujeto que se
actitud pasiva frente a los modelos consagrados afirma como tal y que se tiene a sí mismo
¡(Ibidem, p. 73). como valioso.
La segunda tarea será, en términos de un Nuestro mundo latinoamericano actual vi
hermoso ejemplo que nos ha dejado Vaz Fe ve sin duda estas ideas' y estos sentimientos. La
rreira, la de elaborar nuestro propio vino. “Su bandera de la liberación del continente es on
pongamos un fabricante de levadura -—nos di deada en todos los órdenes de la cultura, en
ce—- que hubiera sabido producirla de una todos sus planos: económico, político, filosó
calidad superior, casi única, y que al mismo fico. No hay duda que ya estamos lejos de
tiempo con esa levadura hubiera querido hacer aquella psicología que denunciaba Vaz Ferrei
vino, y le hubiera salido malo, agrio, tóxico. De ra como propia del sudamericano y que con
él deberíamos utilizar la levadura fecundísima sistía en no procurar “ni ver ni hablar por
para hacer cada uno vino a nuestro modo. El nuestra cuenta”, en estar “pasivos y receptivos”
que él fabricó es secundario” (Inéditos, Obras (Moral para intelectuales, Obras Completas,
Completas, tomo XX, p. 195). Subrayemos lo tomo III, p. 41), como tampoco cabe duda al
capital de este ejemplo, lo que Vaz Ferreira guna que nuestro estado actual de auto-con
nos dice en sus palabars finales: sea agrio o no ciencia que caracteriza la nueva psicología
el vino que hacen otros, no es el vino nuestro sudamericana, debe su transformación en gran
y la tarea que tenemos por delante es la de parte a la obra admonitoria y elevadamente
asumir fermentalmente, con palabra vazferrei- docente de estos grandes hombres que en el
riana, toda la cultura de la humanidad, en lo pasado inmediato denunciaron con fuerza nues
que ella tiene de impulso creador, para crear tros defectos. Entre ellos Vaz Ferreira ocupa
nuestra propia cultura. un puesto indiscutible.
Sólo de este modo tendrá sentido hablar de
unidad y diversidad culturales, en la medida Arturo Andrés Roig
que aquel espíritu de imitación servil que la (Catedrático de Filosofía de la Univer
mentablemente tantas veces imperó entre no sidad de Cuno, Mendoza, Argentina)
ANTONIO M. GROMPONE
i
llena de distinciones analizando las maneras al problema religioso, asi como el estado gra
de no entender que “son infinitamente más pro vísimo de las almas religiosas, aunque estériles
fundas e inteligentes que las maneras de en desde el punto de vista espiritual, de buena
tender”, se sustituye al planteo en el cual se fe aunque incapaces del sentimiento religioso.
busca la verdad en el sentido vulgar y clá Todo ello separa el mundo de las afirma
sico. Sería el pragmatismo, si no se pusiera ciones intelectuales dogmáticas y cerradas, afir
la confianza en la razón que piensa directa mativas o-negativas de lo religioso, fundadas
mente de nuevo y siempre la realidad aunque en la fe en lo, religioso o en la ciencia de
aprovechando, en lo que corresponda, la ex estrechez intelectual, de un mundo abiferto, de
periencia de los aciertos y equivocaciones de sentimientos, que vincula ideales superiores y
lo ya pensado, con lo cual se afirma una con actitudes amplias sobre lo trascendente y que
fianza en una verdad por la que se trabaja se relaciona siempre con la realidad actual:
y que se busca.13 especialmente la necesidad de cierto riesgo en
Los problemas filosóficos en si mismos se las decisiones, que en W. James es caracte
desarrollan en el modo como pueden ser pen rístico de la santidad y que en Vaz Ferreira
sados y en la disposición lógica y psicológica tiene relación con los sentimientos superiores
que debe adoptarse para penetrar en ellos. y la iluminación racional que podría ser débil
Idéntico estado espiritual corresponde en el y temblorosa y que se acepta aunque tenga
problema religioso aunque se acentúe aquí .a limitaciones.
actitud espiritual individual porque van pre La religión es una realidad psicológica y
dominando los sentimientos. Son definidas sus la dificultad de aceptar una determinada re
ideas en lo que se refiere a los errores y a ligión positiva, radica en la dificultad de con
incitar las actitudes psicológicas de compren ciliar dogmas y posiciones espirituales o mo
sión en planos elevados, lo que excluye desde rales con la investigación de la verdad, y con
luego las afirmaciones dogmáticas en sentido la necesaria aceptación del proceso científico.
afirmativo o negativo, inclusive el prejuicio le Tanto en el análisis de la obra de W. James
los dogmas para la exaltación de la religiosidad como en la expresión de su pensamiento, al
pura. Existe una preparación para aproximarse tratar problemas lógicos o morales, se opone
a la religión con amplio espíritu de compren al criterio de las fórmulas estrechas que se
sión del sentimiento de lo trascendente po manifiestan en una religión positiva, a la in
sible, y que comprende toda clase de senti tolerancia que puede llegar a suprimir a un
mientos, aspiraciones, deseos, temores, espe hombre porque no piensa como nosotros, a
ranzas, dudas, que tienen que ver con lo des todo el dogmatismo insolente de los ritos y
conocido. capillas que son el resultado, de hecho, del
Esa preparación debe conducir a estados natural desarrollo del movimiento religioso.
espirituales los más altos a la vez racional y Fundamentalmente, se opone a la afirmación
afectivamente.16 de la creencia que no tiene en cuenta el pen
En su estudio “En los Márgenes de «l’Ex- samiento lógico, que no reflexiona, que no se
périence Religieuse» de William James hay una conciba con la razón, que busca arreglos in
nota que es reveladora de su actitud religiosa, telectuales y morales para probar que ‘lo ab
cuando alude a los pasajes que lo han impre surdo no lo es”.
sionado como más hermosos o más serios y Esta posición de ataque a lo inferior, dog
dignos de atención. Se enumeran las reflexio mático, ilógico y hasta cruel que puede pre
nes sobre ciertos espíritus estrechos e invul sentarse como sentimiento religioso, no excluye
nerables que se encuentran a menudo, y es un sentido de comprensión de las actitudes su
pecialmente todas aquellas que presentan la periores, de respeto por la sensibilidad afinada
realidad de lo invisible como revelada por una para apreciar lo bueno y lo verdadero. En este
“sensación especial”, el sentido de obediencia último aspecto, su preocupación por las inves
de ciertas almas, la comprensión mística, la tigaciones de los fenómenos metapsíquicos,
importancia “del foco habitual de energía per aparece como si ellas abrieran una perspec
sonal”, y de la existencia de la conciencia su- tiva nueva para el estudio y comprensión de
bliminaí que tendía a admitir un conocimiento esos problemas.
espiritual distinto del que resultaba del yo Esa preocupación, que se destaca en los
consciente, la concepción de fenómenos meta- comentarios a la obra de W. James, en las re
psíquicos que se divulga entonces. La selección ferencias a los pasajes que más le han impre
de las páginas de W. James expresan, además, sionado en la lectura, aparecían en las con
la indignación que le producen los espíritus versaciones, y en el hecho de que en el texta
con pretensiones científicas que se enfrentan de psicología agregara un apéndice especial a
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A
tales tenomenos, y a las proyecciones que su razonamiento y a distinguir entre seres y ac
conocimiento pudiera tener para vincularnos a tos o fenómenos.
un mundo psicológico desconocido por el pro La noción de libre conviene inteligentemen
cedimiento de la ciencia positiva. Ese estado te a los seres y no a los actos, lo que significa
de espíritu, se opone a la rigidez de la con que un ser puede o no ejecutar actos indeter
cepción del mundo basado en el dogmatismo minados con respecto a lo que no es ese ser.
de una ley natural exclusivamente fundamen Pero tratándose de los actos mismos o de los
tada en la experiencia de hechos apreciados fenómenos naturales, la acepción debe ser
por los sentidos, característico del cerrado po completamente distinta porque sólo correspon
sitivismo dominante; se abría a la posibilidad de considerarlos como determinados o inde
de un Conocimiento de fuerzas espirituales, de terminados, es decir que se explican o no por
un yo subliminal que correspondiera a un mun sus antecedentes.
do en el que lo religioso pudiera apreciarse con Esa tesis básica constituye el eje del desa
posibilidades imprevisibles. rrollo del libro, que a diferencia de los otros
Analizado en distintas oportunidades, pre publicados por Vaz Ferreira, fue una preocu
sentado bajo aspectos diferentes, el problema pación orgánica, que se mantuvo durante toda
religioso aparece frecuentemente en la obra de su vida, porque está en germen en sus prime
Vaz Ferreira, con dos reacciones antagónicas: ras publicaciones, en las anotaciones sobre en
como reacción a menudo agresiva contra los señanza de la filosofía, se desarrolla en la pri
dogmáticos y las formas de presentación de mera edición del libro Los problemas de la
las religiones positivas y los espíritus religiosos libertad y se mantiene en las anotaciones pos
cerrados y estrechos, o como una apreciación teriores publicadas como apéndice.18
respetuosa de actitudes morales, de las rea En los aspectos que tienen relación con el
lizaciones de una vida superior, a través de libre albedrío y su discusión en el campo es
sentimientos que pueden elevar al hombre uti trictamente racional, la discusión ha perdido
lizando todo lo que sirve de la razón, y todo ya actualidad. Ciertos problemas tienen vida
lo qué permite una elevación espiritual y que en un momento determinado, están en la men
aparece en determinados hombres como una talidad del medio de un modo latente o con
influencia noble, pura, superior.17 discusión apasionada y todo análisis interesa
Los problemas de la libertad, aunque plan para aceptarlo o rechazarlo, como resonancia
teados en una forma más orgánica y en una armónica o como reacción polémica, hasta que
investigación más definida, aparentemente sin llega un momento en el cual otros problemas
vinculación con problemas religiosos, se rela los sustituyen y aquéllos quedan como datos
cionan con ellos por el significado que tal cues para la historia del pensamiento.
tión tenía en el momento. El libro de Vaz Ferreira, a pesar de man
En un análisis de problemas religiosos, el tenerse en un terreno de planteo de proble
libre albedrío adquiría una importancia y ese mas, posee una extraordinaria claridad que
tema, que está incluido en todas las construc aun sin sostener una solución determinada, de
ciones de pensadores que abordaron la cues tiene al espíritu frente a toda afirmación dog
tión, a favor o en contra de la religión, estaba mática. Y se conserva vivo en lo que se re
infiltrado au» en los teólogos, de una idea po fiere a las consecuencias que pueden plantear
lémica y de planteos que dependían de la no se con respecto al consepto de la ciencia. Se
ción del hombre, de su destino y en especial anota la influencia de las actitudes mentales,
del problema del mal y de la salvación. Por la desnaturalización psicológica por atribuir a
otra parte se venía afirmando en el pensamien los hechos consecuencias que no surgen de
to moderno, en una concepción no religiosa ellos mismos, para hacer resaltar una posición
del mundo, el tema de la esencia del mundo de afirmación y confianza en cuanto a la cien
exterior en lo que se refería a la existencia cia en sí misma y una actitud de reserva cuan
de leyes naturales y el valor que podrían te do el espíritu humano le da más alcance del
ner éstas. El deterninismo de los fenómenos que surge del hecho, cuando se “trascenden-
parecía ser una idea indiscutida en una co taliza” —en una expresión que ha creado Vaz
rriente de positivismo que se afirmaba como Ferreira— ilegítimamente los resultados cientí
consecuencia del progreso científico. ficos. 19
En la polémica se oponían las dos posicio Con otro criterio y con una forma propia
nes, y la discusión parecía admitir que la crí de análisis, Vaz Ferreira se situó en la reac
tica de la una llevaba a la negación de la otra. ción frente al ingenuo concepto positivista de
La idea de Vaz Ferreira lleva a desplazar el fines del siglo pasado, con una conclusión re-
\
íativa de la ley natural y destacando el aporte Ya hemos indicado enano se pueden plan
psicológico a las actitudes mentales en las doc tear los problemas en situaciones opuestas y
trinas y consecuencias científicas. Paralela en distintos planos mentales y cómo existen
mente, antes o después de Vaz Ferreira, pero grados de profundizacióñ de las cuestiones. Lo
como indicación de que era él tema dominan esencial, en el sentido afirmativo, está en dis
te del momento, Lachelier, Boutroux, Meyér- tinguir la naturaleza de las cuestiones que se
son, Mach, Poincaré, Bertrand Russell, por dis estudian, en no aceptar como contradictorio
tintos caminos, ponían la nota de relatividad lo que no es tal, más que por una posición
al absolutismo dogmático, sin que en ninguno lógica por la; actitud mental, en distinguir
de ellos, tampoco en Vaz Ferreira, la elimina cuando se trata de una cuestión de palabra y
ción del valor de verdad absoluta de los re cuando los hechos son discutibles, en no ex
sultados científicos y de la necesidad de la presar por esquemas verbales los estados psi
ley natural, Significara tomar posición en el cológicos. El “espíritu humano todo lo com
problema religioso. pleta, todo lo simetriza; es como esos kalei-
doscopios de los niños, en que cada piedreci-
IV 11a de colores se multiplica varias veces, por
todos los lados, simétricamente, y donde es
Dos obras me parecen que representan más imposible, por más qu¿e se agite la arena, ob
claramente lo que Vaz Ferreira deja de su tener una figura asimétrica o incompleta”. 21
vasta producción de pensador: Lógica viva y Esa actitud mental que tiende a rechazar el
Moral para intelectuales. Tienen una misma pensamiento formal o el modo de discutir úni
ca y exclusivamente por raciocinios formula
idea que les sirve de punto de partida, y es
la de llegar a un pensamiento vivo, es decir dos verbalmente, que rechaza las reglas clá
que no se reduzca a una estructura mental sicas que se fundamentan en la idea (Je que
toda creencia, toda dtiscusión puede formularse
que tenga sentido por sí mismo porque tiene
su asiento en lo psíquico y se proyecta en'la por raciocinios exclusivamente, sostiene el va
vida espiritual activa. Por eso con respecto a lor del buen sentida, de un sentido hiperlógi-
la primera dijo concretamente que no era una co, especie de instinto lógico, que en las cues
lógica sino una psico-lógica, más un análisis tiones de grados sobre todo, impide que un»
de actitudes mentales que de formas de pen idea predomine sobre otra y lleva a la falsa
samiento separadas de su significado psicoló sistematización, ese instinto empírico no viene
en lugar del Razonamiento sino además del ra
gico. Este sentido de la actividad mental la zonamiento. 22
vincula con las actitudes morales, y hace que
las dos investigaciones deban unirse necesaria La distinción lógica más importante en
mente, como posiciones similares para enfren cuanto a las consecuencias de su aplicación a
tar los problemas. Las dos obras tenían, ade las cuestiones morales, políticas, pedagógicas,
más, una clara orientación pedagógica. sociales, está en 3a división de los problemas
que los hombres discuten, en dos clases: las
En la psico-lógica han influido las ideas de cuestiones explicativas, de ser, de existencia y
W. James y de Bergson que señalaban la ina de constatación o de explicación, y las norma
decuación entre el pensamiento y el lenguaje, tivas que se refieren a problemas de hacer, de
para que se tuviera en cuenta lo fluido y lo acción, de conveniencia, de ideales. Las pri
continuo, la corriente del pensamiento frente meras, se refieren a cómo son o cómo pasan
a lo esquemático, cristalizado o simbólico que las cosas, las segundas a cómo debe obrarse
es la expresión, por lo cual la lógica tiene para lograr un determinado fin. Las solucio
que considerar especialmente las relaciones del nes de las prinaeras pueden ser únicas y per
lenguaje y el pensamiento para corregir con fectas, las de Las segundas se traducen en una
la psicología, los conceptos falsos que el es estimación de ventajas e inconvenientes de
quematismo de aquélla ha originado. 20 realización para decidir entre dos o más solu
Las consecuencias aparecen en el desarro ciones posibles.
llo de la lógica viva que tiene un aspecto de La moral pjlantea siempre problemas de ha
crítica a todo dogmatismo, a la precisión apa cer, de elegir entre soluciones. Se opone a la
rente, a la lógica de las expresiones, para en moral metafísáca que tiene un carácter rigu
señar a dudar del esfuerzo de la razón que roso, claro, ptreciso; los sistemas positivos no
trabaja aislada sin el auxilio del sentimiento y han alcanzado ni podrán alcanzar el rigor ab
la imáginación, aunque mantiene su fe en ella soluto y el cairácter definido de los metafísi-
porque nunca debe ser ni forzada, ni deterio cos, pero están mejor cimentados. La primera
rada, ni despreciada. ha cometido el error de buscar una descrip-
A
eión o explicación precisa, la metafísica tiene
el defecto de cerrar el sistema. Se ha pade
cido el desacierto de aspirar a construir un El deseo de influir en la juventud es la
edificio perfecto, incorruptible, eterno. La mo idea casi obsesiva en la obra de Vaz Ferreira.
ral, en cambio, debería ser un estado vivo en Por eso tiene un marcado acento moral y en
el cual todas las aspiraciones impusieran para todo, desde la Lógica viva a las últimas con
los problemas de conducta puntos de vista ca cepciones, resalta la transformación que se de
da vez más amplios, y así se podrían tener be producir en los espíritus por la formación
en cuenta distintas tendencias como la expan educacional. Es la función pedagógica desde
sión de la vida, el mismo principio del placer, las instituciones de enseñanza o desde la cá
aun los ideales dolorosos como posibilidades tedra de conferencias la actitud dominante en
de un progreso mayor. Para los actos huma Vaz Ferreira. Casi siempre se hacen depender
nos se pueden proponer diversos móviles, que las soluciones, en última instancia, aun en los
no siempre son contradictorios ni exclusivos los problemas sociales, de la influencia de la edu
unos de los otros; se puede perseguir el pla cación, con ese optimismo y esa confianza que
cer, el bienestar social, facilitar el progreso; fue lo más afirmativo del pensamiento gene
la expansión de la vida y todo lo que puede ralizado de Occidente desde el siglo XVIII y
significar esperanzas para unos y posibilida que en Vaz Ferreira aparece con una apasio
des para otros. nada seguridad en el progreso humano.
La moral, en el terreno de las concepcio La parte más voluminosa de la obra pu
nes teóricas, como en su aplicación a los casos blicada, la que al mismo tiempo ocupó más
prácticos, tiene un doble carácter que se ha tiempo en sus conferencias, correspondió a pro
sintetizado: el de tener las soluciones imper blemas pedagógicos, sociales y jurídicos. Pa
fectas que corresponden a las cuestiones nor rece innecesario indicar que pocas cosas pu
mativas y la diversidad de móviles que pue blicadas por Vaz Ferreira fueron directamente
dan impulsar la conducta humana. En la apli escritas y que la mayor parte de lo editado
cación práctica, la consecuencia de esa noción son versiones de conferencias de las que una
nos lleva a lo que Vaz Ferrara llama una mo gran cantidad han quedado inéditas.
ral conflictual, es decir “que muy pocos pro Lo social y lo jurídico están latentes en las
blemas morales pueden resolverse de una ma obras de Vaz Ferreira publicadas antes de que
nera completamente satisfactoria, y que si se se hiciera cargo de la cátedra de Conferen
sienten todos los ideales, generalmente hay cias; a partir de entonces los problemas socia
que sacrificar en parte algunos de ellos. El les le salen al encuentro, En un momento de
cumplimiento del deber no está siempre acom crisis aguda de los ideales que se habían pre
pañado de esa satisfacción interior que sien sentado hasta entonces, adopta una posición
tan como normal los textos de moral, porque espiritual y se enfrenta a las situaciones que
puede llevar a dolorosos conflictos de con se van ofreciendo. Esa circunstancia y lo que
ciencia y a verdaderas torturas espirituales”.23 hemos indicado de que Vaiz Ferreira se dirigía
especialmente a la juventud, da un carácter
En el planteamiento de ltos problemas con propio a los planteos: recoge más que las ar
relación directa con la concepción filosófica: gumentaciones doctrinarias y las ideas de pen
—problemas de conocimiento, religiosos, lógi sadores, las teorías y el modo de razonar que
cos y morales— el aporte de Vaz Ferreira lle se divulgan, las que van pesando en la men
va a una idéntica actitud espiritual: es la ac talidad colectiva, y desde luego las que apa
titud psicológica para solucionar los problemas recen en la prensa, ese medio moderno de for
fuera de los sistemas y de las concepciones mar o deformar el modo de pensar de los
metafísicas o cerradas, pero es con una idea hombres corrientes.
latente que justifica toda su posición: confian Su actividad se desarrolla a modo de una
za en la razón y en el sentimiento, y por ende, misión para imponer las ideas que considera
confianza en el hombre liberado de prejuicios, ba debían ser las orientadoras de la acción.
de pasiones inferiores, quien ahonda cada vez Esa profunda intención moral trasciende de
más las cuestiones, interrogando con más agu todos sus pensamientos. En una de sus confe
deza su propia conciencia y especialmente con rencias no publicadas leyó un párrafo de un
fianza en el efecto de la enseñanza que no largo artículo en el que se analizaba la crisis
debe “agregar a los horrores inevitables, el ho del Estado liberal en el inundo y se indicaba
rror y el dolor supremo del pesimismo moral” como un hecho, que se extenderían las solu
porque es indiscutible el progreso moral de la ciones de estados totalitarios. Era simplemente
humanidad”. 24 una verificación de lo que estaba ocurriendo
en aquel momento con comentes que na man mente definidora y educadora, para encauzar
empezado en Italia y aparecían como amena los espíritus y formar las conciencias.
za en Alemania. En un tono de exaltación Vaz Se han dejado de lado las concepciones da
Ferreira criticaba la actitud de quien se co las instituciones políticas, sociales y aun eco
locaba sólo como espectador y no tomaba par nómicas que se-fundamentan en factores in
tido, de quien no decía si era buena o mala dependientes de la voluntad o del pensamien
la solución, si se transformaba para el bien o to individual, aun las formas de pensar y d«
para el mal. Él, en cambio, va a dejar de lado sentir colectivas, la mentalidad social que con
los que pueden ser factores que se imponen a diciona las actitudes personales.
las voluntades para analizar lo bueno y lo Vaz Ferreira se dirige a los espíritus sin
malo de soluciones y acontecimientos. ceros y comprensivos, para que planteen bien
En esa producción mucho de la polémica los problemas, y ese planteo significa una do-
responde al momento y a la oportunidad; el cisión consciente y una elección que debe ha
episodio que hemos indicado muestra cuál era cerse entre distintas soluciones posibles; pero
la posición de Vaz Ferreira frente a los pro es siempre el pensamiento el que está en jue
blemas sociales, y cómo era una actualidad la go y el que determina la posición a adoptar.
que le interesaba y le atraía, siempre que en Por eso lo interesante resulta el fundamento de
esa actualidad se pusiera en juego un prin todos los planteos. 25
cipio. La raíz del pensamiento social de Vaz Fe
Los hechos han desbordado al pensamien rreira se vincula al individualismo de fines del
to y le han quitado en muchos casos esa mis siglo XIX, pero adaptado a una clara defini
ma actualidad y hasta la razón de ser. Tal ción moral y especialmente sin búsqueda de
lo ocurrido con el feminismo, problema apa un sistema. El análisis parece separar en el
sionante para la generación joven que se for individualismo y en el socialismo las dos.posi
mó en la década correspondiente a la prime ciones extremas, que para la generación de
ra guerra mundial. La preocupación por el-,des Vaz Ferreira constituyeron los polos de solu
tino de la mujer, sus derechos y sus posibili ciones posibles en los problemas sociales. En
dades desde la condición en el matrimonio a un caso, con sacrificio del individuo, en el otro
la situación económica y social, eran un tema una organización a expensas del interés social.
de debate y hasta de íucha. La realidad fue Las cuestiones que se presentan ya tienen es
superando las discusiones y modificó la situa pecificación particular: la libertad de prensa,
ción de la mujer por circunstancias y razones cierta igualdad, nivelamiento o uniformación
de hecho impuestas durante la guerra: poste de la propiedad de la tierra que constituía el
riormente, siguió conservando las posiciones eje de la discusión de aquel momento y fun
adquiridas y conquistando otras, y fue ocu damentalmente lo que se presentaba como pe
pando el estado que le correspondía. Resulta ligro inmediato, el principio de autoridad con
ahora inocuo discutir si la mujer puede o no la proliferación de las dictaduras que regla
dedicarse a ciertas actividades, si tiene o no mentaban, prohibían, regulaban actividades
capacidad para ello, si puede manejarse por individuales, entrando hasta en el fuero ínti
sí sola, si tiene derecho al voto, cuando de mo de los hombres. 28
hecho está haciendo todo eso y se ha liberado. La preocupación por los problemas no se
orienta a resolverlos, sino como preparación
Las ideas antifeministas predominantes en para la actitud que se debe asumir, principal
el momento en que Vaz Ferreira presentaba mente desde el punto de vista mental porque
su planteo del feminismo, carecen de actuali son conflictos de ideas los que ve y desarrolla
dad y no tienen sentido en este momento. Una Vaz Ferreira, y es el modo de pensar lo que
discusión o un análisis con aquella base re le interesa esencialmente. Por eso cuando ex
quiere una preparación previa para captar el pone la posibilidad de las posiciones, da un
significado histórico de la discusión. margen amplio a la educación completa que
En este caso, como en los problemas socia permitirá formar espíritus que puedan ver
les, el punto de vista de Vaz Ferreira man claro.
tenía una estrecha vinculación con el valor del Todas las conferencias que se refieren a
pensamiento que se ha analizado en los pro problemas sociales aparecen con ideas centra
blemas filosóficos, lógicos y morales: tendía les que pueden servir de base a las actitudes
siempre a sustentar las actitudes individuales mentales a adoptar» en primer término, la afir
y partía de una concepción individualista de mación de que es esencial en toda fórmula de
la sociedad y en el peso de las voluntades aun organización social asegurar al individuo algo
para la acción colectiva. Su función es neta como tal individuo, que no pueda ser objeto
At
de ninguna limitación ni desconocimiento; que derecho se basan en vanos fundamentos con
sea del fuero de aquél, un núcleo que se otor cordantes.
ga al individuo sin que pueda ser avasallado La otra idea central es la que aparece en
por ningún poder; y el resto correspondería al toda su vida casi como una obsesión: los de
radio de acción del progreso, de la organiza rechos individuales y la democracia, estable
ción para el bienestar y la protección colectiva. cidos como instituciones o ideales, que no de
Preocupó hondamente a Vaz Ferreira la bían presentarse como una cuestión doctrina
propiedad de la tierra. Durante todo el siglo ria, y así intentaba hacerlo sentir a la juventud.
pasado había sido el tema más importante que Hemos indicado antes que Vaz Ferreira de
se presentaba cuando se analizaba la estruc jó de lado el hecho sociológico o histórico pa
tura social. El socialismo sostenía la necesidad ra buscar el fundamento de actitudes indivi
de su socialización, en virtud de atribuirle el duales. La posición de muchos pensadores, ya
origen de la desigualdad existente; aun admi lo dijimos antes, es una actitud de pensamiento
tiendo la legitimidad de la apropiación indi simplemente lógica, es la investigación de las
vidual de la tierra, aparecen soluciones como soluciones que satisfagan al espíritu, que parte
las de H. George que quería separar los va de determinados supuestos, expresos o tácitos.
lores sociales del trabajo individual. Son soluciones independientes del tiempo y
En éste como en los otros problemas, Vaz del espacio, y desde luego que sólo oontem-
Ferreira se mantiene en el campo de las acti i plan una necesidad lógica. No es el momento
vidades posibles; por eso su afirmación de que de demostrar que esto implica también una
debe buscarse la fórmula que asegure al hom actitud psicológica que escinde la actividad
bre la tierra como habitación, tiene la seduc humana en dos sectores: uno que elabora sis
ción para pensar de todas las fórmulas de Vaz temas generalmente de fundamentos raciona
Ferreira: lo mismo que ese sentido de buscar les y que se mueven en un plano exclusiva
la igualdad desdé el punto de partida para mente de actividad lógica, también general
fundamentar toda su concepción de los dere mente con una finalidad académica; y un se
chos individuales. gundo, vital, que actúa aproximándose o ale
jándose del otro sector sin que exista una in
Son ideas que incitan a pensar y a buscar terdependencia entre ellos, sin que las fórmu
soluciones posibles, que orientan actitudes y las lógicas lleguen a tener un contenido como
determinan una obligación de enfrentarse al para transformar las vidas.
problema. Lo esencial radica en poner en esa Ya vimos que en Vaz Ferreira la tendencia
graficidad de la expresión, un elemento que era otra y en esa cantidad de conferencias y
no pueda separarse después de la actitud per anotaciones, aparece nítido el propósito de que
sonal. lo esencial está en la conducta para defender
Al hacerse cargo de la cátedra de Filosofía los ideales, para tener en cuenta los pensa
del Derecho de la Facultad de Derecho y mientos en la actividad continuada, para en
Ciencias Sociales, Vaz Ferreira se encontró con frentarse a toda forma de desconocimiento de
ideas dominantes y modos de desarrollo dog los principios esenciales indicados: contra las
máticos. Por una parte predominaba el indi dictaduras, los despotismos, claros o disimu
vidualismo de Spencer cuya “Justicia” servía lados, contra todo lo que signifique un desco
de texto para el estudio de los derechos indi nocimiento del individuo en los elementos bá
viduales y en cuanto a los principios generales sicos que le son inherentes.
los textos de Vanni o Groppali, especialmente Más que el valor de las fórmulas está el
el primero, se repetían sin que se pudiera se propósito y la actitud en este campo, y es eso
parar el estudiante de su contenido ni aun de lo esencial, lo que Vaz Ferreira indicaba co
su expresión. Se rompe con Vaz Ferreira ese mo ideales, en un período de locura y de os
planteamiento dogmático y se introduce el de curecimiento de los espíritus durante el perio
los problemas jurídicos tomándolos también do que va desde la primera guerra mundial
aquí desde el punto de vista de las actitudes hasta la iniciación de la segunda guerra; por
mentales. Dos ideas centrales sirven de base ello sintetiza su aspiración como la confianza,
a ese desarrollo: por una parte la relación de en las soluciones de libertad y en la de pie
moral y derecho, afirmando para este último dad. 27
lo que fue el pensamiento determinante de su
actitud moral y es la posibilidad de diversos VI
fundamentos (utilidad, progreso, historia, es
tado, contrato) como compatibles y no exclu- En materia pedagógica, Vaz Ferreira se
yentes entre sí, porque tanto la moral como d presenta bajo dos aspectos que no tiene el
resto de su obra; es a ¡a vez un realizador y al nuestro, en la primera aecatía de este siglo.
uh hombre de pensamiento. Ocupó el cargo El objetivo está en transformar toda la ense
de Decano de la Sección de Enseñanza Secun- ñanza, ya que se exige a la memoria un es
dária, miembro del Consejo de Enseñanza Pri fuerzo antinatural multiplicando materias y
maria, primer Decano de la Facultad de H u programándolas en extensión. Para los dirigen
manidades y Ciencias y Rector en varias opor tes, la indicación debía consistir en organizar
tunidades. la enseñanza de modo que se pudiera estu
Lá obra pensada se vincula a su actividad diar en profundidad y no en superficie. “Pero
funcional y todo ello está orientado por ideas quiero aconsejarles, dice en las clases, como el
directrices que han sido el eje del pensamien primer deber del estudiante, desde el punto
to de Vaz Ferreira en materia educacional. Co de vista de la cultura, una conciliación entro
mo lo decimos antes, mucho de lo realizado las necesidades del examen y el deber de cul
y de lo expuestó está directamente inspirado tura en un sentido mucho más amplio y ele
en problemas y reacciones, del momento, por vado Y el consejo de escoger un número de
lo cual debe buscarse en ellos lo que resulta obras fundamentales para la orientación del
de acuerdo con la dirección general. No es la espíritu humano, y sobre todo de liberarse de
labor del funcionario la que nos interesa aho un complejo que interioriza toda la acción.
ra, a no ser en todo aquello que cotribuya a “Lo que nos afecta es un estado de espíritu
esclarecer su concepción educacional. especial que en parte deriva del hábito, en
A través del tiempo ella se manifiesta en parte derivará, si ustedes quieren, de las mo
varios aspectos interesantes. En primer térmi lestias, pero sobre todo deriva de una especie
no, como una reacción frente a dogmatismos de sugestión inconsciente de nuestra incapa
metodológicos en boga, especialmente frente cidad; estamos en un estado de espíritu en
a la concepción de Berra, cuya falsa precisión que no procuramos ni ver ni hablar por nues
ataca directa e individualmente. Es, además, tra cuenta; estamos pasivos, estamos escépti
en enseñanza primaria, ta incitación a tomar cos”. 29
cierta posición de experiencia y de ensayo, sin En otros problemas y con distintas posicio
dogmatismos, esencialmente la exaltación del nes, los acontecimientos aquí también desbor
libro frente al texto o manual. Éste como obra dan el planteo originario y quedan como si
de segunda mano, generalmente obras destina tuaciones de nuestra historia educacional.
das a la enseñanza, presenta todas las cues Una referencia es esencial hacer. Al modi
tiones simplificadas, aclaradas, reducidas, cla ficarse el programa de filosofía en el plan de
sificadas con una preparación que aunque las Bachillerato de 1907, Vaz Ferreira hizo incluir
hace más propias para la asimilación fácil y el estudio de la pedagogía como una parte de
pronta, las enfría y esteriliza, quitándoles to aquel programa. Admitía que no era propia
do el interés viviente con que las animan los mente materia filosófica pero era necesario que
grandes espíritus que las han planteado y dis en alguna parte se estudiaran en la Universi
cutido. El libro es el original que presenta la dad los problemas de enseñanza. El mismo dio
teoría viviente y sugestiva, tal como salió de el primer curso orgánico que se haya dictado
la inteligencia que la pensó y la sintió, calen en el Uruguay sobre pedagogía y metodología
tada por el sentimiento y la inteligencia. El de la Enseñanza Secundaria en una serie de
interés, la curiosidad, el entusiasmo se despier conferencias, la mayor parte de las cuales es
tan en el alumno frente a libro y no al texto, tán inéditas.
por lo cual la enseñanza debe tender a hacer La naturaleza de nuestra enseñanza secun
sufrir la acción directa de los grandes espíritus. daria no es idéntica a la que existía en el mo
A esta idea central se une la de los fines mento de aquel desarrollo, la masa estudiantil
de la enseñauza en sí misma, sustituyendo la ha ajustado la institución a sus necesidades,
formación para el examen por la formación inquietudes y modalidades.
en el estudio que se realizaría sin el fantasma En este caso, como en los problemas socia
de aquél. Ése fue el fundamento de toda la les, queda sólo la actitud posible de un espí
acción de Vaz Ferreira en contra de la co ritu que se enfrenta a la realidad, por eso nos
rriente que convierte a los centros educacio hemos referido especialmente a las ideas cen
nales en centros de exámenes más que en cen trales que tienen vigencia para ser tenidas en
tros de formación espiritual. Donde existen cuenta. La médula de las ideas pedagógicas
exámenes la enseñanza tiende a adaptarse al de Vaz Ferreira radica siempre en la capaci
examen.28 dad personal y la influencia del educador so
Esas dos ideas se relacionan con el propó bre el alumnado, el despertar en él posibili-
sito de formar una cultura en un medio como dades de trabajo o incitar al esfuerzo necesa-
rio para crearse una cultura, en abrir los espí ios que deben servir de rundamento necesario
ritus para estar en condiciones de abocarse al a la adopción de principios. Se destaca la opo
planteo y soluciones de problemas. sición de Vaz Ferreira a dos tendencias peda
Lógicamente esta posición tendía a desva gógicas que se imponían en el magisterio a
necer o más bien hacía pasar a segundo plano fines del siglo pasado y principios del actual:
todo lo que se refería a problemas de influen una que resultaba la adaptación de las ideas
cias del medio, de grupos sociales, de institu de Pestalozzi de seguir la naturaleza, de adap
ciones que tienen vida y sentido por sí mismas tar toda la actividad educacional al niño, pero
y también a quitar importancia a la forma infantilizando la enseñanza. Se usaba esa no
ción del profesor. Se puede asegurar una pre ción falsa de que si una facultad o un modo
paración pedagógica especial, teórica y prác de actividad infantil aparece a cierta edad en
tica, pero se presenta el peligro de que se for ese momento debe iniciarse la enseñanza co
men espíritus estrechos, pensaba Vaz Ferreira. rrespondiente. La otra de que si un determi
Era el temor a la mala pedagogía que en cen nado ejercicio pone en juego desde el punto
tros cerrados no siempre es neutralizada por de vista del hombre una función mental, esa
influencias que la destruyan. actividad produce su efecto aplicado a la in
El tema nos toca muy de cerca y abarca fancia. “No basta que un ejercicio ponga en
problemas de extraordinaria importancia: se acción una facultad determinada, para probar
sintetiza en la reserva de Vaz Ferreira a po que la educa y la desarrolla, si por ello hemos
siciones que tienen diverso fundamento. En un de comprender algo más que la simple dispo
sentido elevado y justo, pensando sincera y ho sición para repetir el ejercicio realizado”, de
nestamente, se puede imaginar el gran profe cía Vaz Ferreira.
sor excepcional que tiene todas las condicio Tiene actualidad permanente esta idea cen
nes necesarias para que el alumnado encuen tral que aparecía como crítica a actitudes de
tre en .él al espíritu amplio y comprensivo, al aquel momento y que puede actualizarse cuan
orientador y a un verdadero hombre. Pero el do se desvía la enseñanza, especialmente en
mismo Vaz Ferreira termina su obra con una matemáticas, con la deformación de la misma
consideración que limita la reserva. “Si bien es en cuanto a su posible abstracción: tal ocurre
cierto que es difícil encontrar en cualquier cuando se infantilizan los ejercicios para poner
país, o en cualquier establecimiento de ense en juego una discutible facultad de descubrir
ñanza, más de una pequeña minoría de pro por sí los elementos que han integrado origi
fesores ideales o que se acerquen a las con nariamente la creación científica. Entramos así
diciones ideales del profesor, en cambio es un al campo del redescubrimiento de doctrinas y
hecho que basta que cada generación estu fenómenos que si pueden tener accidental
diantil tenga contacto con unos pocos profe mente un valor educativo, tomados como ele
sores, con tres o cuatro verdaderos hombres, mentos básicos de toda la enseñanza científica,
para que en realidad los efectos fundamenta adquieren un marcado carácter ,de simplifica
les de la instrucción y de la educación, pue ción de problemas que conducen, al extender
dan darse por alcanzados en grado práctica se, a la exageración en pedagogía.
mente deseable”. 80 En otro aspecto, y siempre en el campo
Esos profesores actuarán en una institución puramente doctrinario, la posición de Vaz Fe
y no en un medio dado, con otros profesores, rreira de oposición a la pedagogía de Berra,
realizando planes de estudios y con alumnos indicaba qué influencia legítima podía existir
que tienen variada capacidad, intereses y ten de lo psicológico sobre lo pedagógico, y hasta
dencias y estos elementos extraños a la actitud qué extremos podían exagerarse y aun defor
personal también actúan e influyen. marse las aplicaciones de una ciencia en lo
También con respecto a la enseñanza pri educacional. En Berra aparecen definidas las
maria las ideas pedagógicas de Vaz Ferreira leyes del método como resultado de la super
tienen por un lado un carácter de indicación posición de las leyes de la actividad mental o
permanente y por otra parte un sentido de tísica y es lógico entonces que aparezcan prin
orientación para reaccionar contra prácticas o cipios que sean simplemente afirmaciones de
concepciones corrientes entre los maestros. lo que necesariamente debe pasar, aun sin la
El primer aspecto surge de los trabajos es acción educadora, y principios que hacen ver
pecialmente dedicados a la enseñanza, y las el hecho educacional como una falsa precisión
ideas que se han expuesto sobre planteamiento y que n» pueden aceptarse como científicos
de problemas, ya que lo pedagógico constitu porque se desprenden de una psicología to
ye en esencia un modo de ver problemas de davía en formación. Esas pretendidas leyes son
hacer, y los resultados de su experiencia son sólo las concepciones que los hechos deberán
t
determinar si tienen o no valor cientinco. se educacionales, una explicación ae sus concep
afirman las ideas centrales de Vaz Ferreira, tos obliga a separar lo que fue accidental de
aplicadas a lo pedagógico. Su concepción de los principios que quedan y que son los que
la ciencia, que es una reacción contra la sis hemos expuesto.
tematización del positivismo, sus ideas sobre Esos principios se sintetizan esencialmen
la actitud que ha de adoptarse desde un pun te, desde un punto de vista teórico, en oponer
to de vista de su lógica viva, frente a todos los resultados y la experiencia a la aplicación
los problemas ya se traten de cuestiones nor doctrinaria, desde un punto de vista crítico
mativas o explicativas. Está siempre la reac en evitar el infantilismo pedagógico y la de
ción frente al uso exagerado de las doctrinas, formación espiritual que se produce si se adap
la indicación de que existe una posición que tan todas las concepciones a un supuesto ajuste
debe adoptarse siempre trente a los problemas al desarrollo mental del niño, y en una con
educacionales: la observación y la experiencia. cepción científica en evitar la superposición
Juzgar por los resultados sin que el niño pue de la pedagogía a una psicología que puede
da ser nunca un medio para los fines que el proporcionar algunos datos pero no imponer
hombre quiera adoptar. Especialmente no pue leyes.
de superponerse sencillamente lo pedagógico a En esto, como en todo lo social, Vaz Fe
ninguna concepción científica y mucho menos rreira se mantiene en la concepción de la ac
a lo psicológico. tividad del maestro dejando de lado el aspecto
En esto, Vaz Ferreira, más claramente que sociológico que actúa frente a los individuos.
en ningún otro aspecto de su obra aparece No tiene en cuenta, por ello, el hecho educa
claramente separándose de las ideas dominan cional, ni las instituciones que tienen su reali
tes en el momento y atendiendo a la urgencia dad y su influencia, y que existen y se desarro
de problemas que se presentaban entonces: así llan como fenómenos sociales.
ocurre con la exposición de las principales
ideas bajo los sugestivos títulos de exageración VII
y simplicismo, penetración y escalonamiento
en materia educacional, y en la defensa del El análisis nos ha obligado a vincular siem
concurso escolar como sistema para proveer los pre actitudes mentales con problemas filosó
cursos docentes. ficos, lógicos, religiosos, morales y sociales. Es
la idea central que se desarrolla en todas las
Más definida fue esa situación en uno de manifestaciones de la obra de Vaz Ferreira y
los proyectos que más discusión y más fer en toda su acción coordinada en más de medio
vorosa adhesión provocó en su tiempo, hasta siglo de docencia activa que constituyó la ca
conmover la opinión pública, y que fue el pro racterística de su vida.
yecto de creación de parques escolares para No hemos hecho referencia detallada a lo
resolver el problema de la edificación escolar anecdótico de ella, ni a las posiciones que
en Montevideo. Y en este orden de ideas la ocupó, ni a su actividad considerada en un
oposición, que se toma en ciertos círculos como aspecto exterior porque lo dominante está en
definitiva liquidación del problema de los tests, esa vocación de maestro en un sentido pro
que los interpretaba como una medida rígida fundo del término. Por impulso interior y por
definitiva, de inteligencia, aptitud o rendimien consagración deliberada, aparece siempre la
to, insostenibles frente a una psicología en función educativa oyentando toda la obra, y
formación y a una idea no sistemática de las ella en su forma misma tiene ya su destino
actividades espirituales. definido.
El mismo indica la medida de sus más de El propósito de Vaz Ferreira es el de in
finidas exposiciones pedagógicas, al decir que fluir en las generaciones jóvenes. Su pensa
tienen un cierto carácter local, lo cual no será miento se exterioriza vivo al tratar los pro
comprendido fuera de nuestro medio, porque blemas que constituían la preocupación del
responde al conocimiento de prácticas y a ese momento, y al responder a las actitudes psi
“extraño estado de espíritu” que en cierta épo cológicas se exteriorizaba como pensamiento
ca habían creado las doctrinas e ideas que actual, aunque no tuviera el estiramiento da
criticó. la formulación académica, porque tampoco so
Por eso, al exponer ahora la posición peda expresaba en un sentido académico.
gógica de Vaz Ferreira se debe mostrar la idea Aspiraba a entrar a la intimidad espiritual
general que constituye la trama de su pensa para obligar a separarse de las soluciones ver
miento, y la actitud individual que se aplica bales, de los sistemas de valor puramente ló
* lógica, a moral, a los problemas sociales y gico, de las posiciones dogmáticas o de la con-
fusión mental, para afirmar la necesidad del 11. Conocimiento y Acción, ya citado, pagina 5.
análisis racional, en una suprema confianza en 12. Reacciones en Vaz Ferreira: Conocimiento y
Acción, citado.
la razón. Su propósito era identificar el pen 13. Carlos Vaz Ferreira. Fermentario. 1953. —
samiento y la acción como contenido de toda Manuel A. Claps. Carlos Vaz Ferreira. Revista Núme
solución a la que debía llegarse. 1.a afirma ro, nos. 0-7-8. Enero-junio, 1950. — Arturo Ardad;
ción de la independencia espiritual nos debe l,a Filosofía en et Uruguay. Siglo XX.
14. Carlos Vaz Ferreira. Trascondentalizaciones
conducir necesariamente a la aserción de que matemáticas ilegítimas. Buenos Aires. Instituto de Fi
sólo por la vía de la libertad se llega al planteo losofía de la Facultad de Filosofía y Letras. 1940.
de los problemas sociales; y se completan las 15. Carlos Vaz Ferreira. Fermentario.
conclusiones lógicas con los sentimientos su 10. Carlos Vaz Ferreira. Lógica Viva (Adapta
periores, que ennoblecen el espíritu y elevan ción didáctica). Montevideo, 1910, página* 1411y Si
guientes,’
fa vida, porque tanto como comprender se de 17. “En los márgenes dé i’Expérience Religieuse
be sentir, en un significado hondo, la conduc de W. James”, en Conocimiento y Acción. Morál para
ta que ha de seguirse. Intelectuales.
18. Los problemas de la Libertad, por el doctor
NOTAS Carlos Vaz Ferreira. Montevideo, 1907; y edición de
lá Editorial Losada, Buenos Aires, 1956, con la deno
1. Trabajo leído en el Homenaje al doctor Car minación de los “Problemas de la Libertad y los del
io« Vaz Ferreira, que se realizó al iniciarse el año lec Determinlsmo”
tivo del Instituto de Profesores Artigas, el 10 de mar 19. Vaz Ferreira. Problemas de la Libertad, cit.
zo de 1958. Carlos Vaz Ferreira. Trascendentalizaeiones matemáti
2. El estudio de la Psicología y su acción sobro, cas ilegítimas.
ciertos fenómenos mórbidos del Espíritu por Carlos 20. Carlos Vaz Ferreira. Lógica Viva. 1910, pá
Vaz Ferreira. Anales de la Universidad, año IV, to gina Vil.
mo VIII. 21. Lógica Viva, página 96.
3. Vaz Ferreira. El estudio de la Psicología, Cít., 22. Lógica Viva, páginas Ï63 y siguientes.
página 1004. 23. Lógica Vioo. páginas 47 y siguientes. Moral,
4. Vaz Ferreira. Lógica Viva, página 124 y síg. para intelectuales. Montevideo, 1910. Fermentario,
5. Ver discusión en la Cámara de Representantes página 08.
(1912).
6. Carlos Vaz Ferreira. Fermentarlo. Montevideo, 24. Carlos Vaz Ferreira. Cuál es el signo moral
1953. de la inquietud humana.
7. Anales de la Universidad. Arturo Ardao, ‘'Es 25. Carlos Vaz Ferreira. Sobre los Problemas So
plritualismo y Positivismo en el Uruguay”. Edit. Fon ciales.
do de Cultura Económica. México. 26. Vaz Ferreira. Sobre los Problemas Sociales.
8. Extracto de una nota presentada al Consejo El Feminismo. La Propiedad de la Tierra, etc.
Universitario de 1902. En ¡deas y Observaciones. 27. Moral para Intelectuales página 169.
Montevideo, 1905.
9. La enseñanza de la Filosofía, por Carlos Vaz 28- Ideas y Observaciones, 1905; páginas 239 y
siguientes: Lecciones sobre Pedagogía y Cuestiones de
Ferreira. Conferencia leída en el concurso de oposi
Enseñanza.
ción para proveer la Cátedra de Filosofía celebrado
en la Universidad el 1? de agosto de 1897. Anales de 29. Moral para Intelectuales, páginas 9 y siguien
la Universidad. Año VI. Tomo IX, página 335 y si tes.
guientes. 30. Lecciones de Pedagogía y Cuestiones de Kn-
10. Ciencia y Acción en Carlos Vaz Ferreira: señanza, por Carlos Vaz Ferreira. Volumen III. Mon
Conocimiento y acción, etcétera, de 1908. tevideo, 1919.
í
MARIO A. SILVA GARCIA
VAZ FERREIRA Y LA
PROBLEMATICA FILOSOFICA
LA FILOSOFIA Y LOS PROBLEMAS FILOSOFICOS
Se ha investigado poco acerca del modo un cierto problema. Una época anterior quizá*
de aparición de los problemas filosóficos. Po no lo admitiría pero entre un espíritu crítico
dría enfocarse el tema en dos direcciones: 4 muy exigente y una cierta propensión a ver
1. la determinación de los problemas en ( la eternidad de los temas, caben innumerables
el plano de la historia de la filosofía, y gradaciones. Mientras algunos historiadores tie
2. su aparición en las almas individuales nen el sentimiento extremo de la historicidad
de los pensadores. de la filosofía y en ese sentido se guardan muy
1. El primer aspecto supone, como es bien de buscar contenidos permanentes en ella,
natural, que haya acontecido un proceso de hay otros que, por el contrario, creen en la
explicitación que puede tener diversos grados existencia de una phílosophia perennis y tra
y diversas intensidades. Hay evidentemente, un tan de encontrar debajo de la diversidad de
primer grado de explicitación en el filósofo que ideas, temas comunes, a los cuales el pensa
trata de elucidar sus propias dificultades, y que miento humano se ha dirigido siempre. Esta
trata de tomar conciencia de los problemas que última forma de concebir la filosofía como
lo afectan; y un segundo grado, no fácilmente filosofía perenne implica una dificultad: su
distinguible del anterior, que realiza la histo pone admitir la existencia, podría decirse ob
ria de la filosofía. Decimos, no fácilmente dis jetiva (el término no es feliz) de los pro
tinguible, porque si bien el filósofo y el his blemas.
toriador de la filosofía se diferencian en cuan 2. Frente a esta tesis que sostiene im
to a la originalidad de su pensamiento, esa plícitamente la existencia objetiva de los pro
distinción es pertinente sólo en el momento blemas, se halla aquella que ve los problemas
de la creación, pero es difícil diferenciarlos como el resultado más o menos explicitado de
cuando pasan a la etapa de la comunicación. dificultades que acontecieron en el alma mis
Además, el propio filósofo puede colocarse en ma del pensador y que difícilmente son sepa
la actitud del historiador de sus propias ideas, rables de él. La historia de la filosofía enca
como ocurre con Descartes, con Kant, con rada bajo esta última forma supondría reali
Bergson, con Comte, con Hegel, etcétera. Hay zar lo que L. Chestov llamaba “un peregrinaje
así, un momento en que el problema surge pú a través de las almas”.
blicamente y todo aquel que ha estudiado fi Pero ahora cabe preguntar: ¿de dónde sur
losofía sabe lo difícil que es establecer con ge la temática de la filosofía? ¿De los mismos
precisión cuándo ha llegado ese momento. filósofos? Habría que suponer que son capaces
Ciertas épocas parecen haber creado ya un de elevarse por encima de su época y esta
clima espiritual que tolera la presencia de blecer una temática que domine la historia, p©-
ro aun suponiendo que ruera posirne un ais e histórica del hom ore. Y estos proble
lamiento de la personalidad con respecto de la mas se refieren a aquellos misterios es
historia, no podría serlo jamás con respecto tableciendo una relación que cambia
de la historicidad propiamente dicha. ¿Lo es constantemente. En ese sentido se pue
tablecen los historiadores de la filosofía? Cree de decir que el problema de la libertad
mos que su actividad no supone la tarea crea no existe. Lo que existe es, por una
dora de que sólo son capaces los primeros. parte, el misterio de la libertad, y por
Cuando se afirma que la filosofía es esen otra, los problemas de la lib ertad ...” 1
cialmente una tarea de creación, ¿qué sentido
se le atribuye a este término? En primer lugar, Nos parece que la noción de misterio, tal
¿es totalmente lícito distinguir la creación de como la han elaborado algunas tendencias con
la explicitación? Admitámoslo. Pero ahora so temporáneas (tal como se halla en el texto de
breviene una dificultad: ¿el pensamiento del Lansberg) es ajena al pensamiento de Vaz Fe
problema, el sentimiento del problema, es rreira. La noción de misterio nos parece estar
creador? ¿Cabe hablar de un pensamiento ligada s f una cierta abdicación de la inteli
creador frente al cual el problema subsiste? gencia, a un cierto éxtasis, que no encontramos
¿Acaso el pensamiento creador, el pensamiento en él.
poético en el sentido originario deí término no Así podríamos distinguir por lo menos dos
formas de encarar los problemas metafísicos:
implica una superación del problema? Quizás
uno, el que encontramos en Vaz Ferreira, de
en el grado en que el pensamiento filosófico
acuerdo con el cual la metafísica vendría co
es un pensamiento creador supone la aboli
mo prolongación del conocimiento, y el otro,
ción del sentimiento del problema y solamente
se ha de advertir éste en los momentos de según el cual la metafísica es la recuperación
descenso cuando aquél cae en la órbita (ine de lo inmediato que la ciencia ha desátendido.
Vaz Ferreira habla sí de “un pensar di
vitable por otra parte) de la explicitación, en
rectamente” pero éste tiene un sentido muy
que el filósofo se coloca en una actitud, casi
distinto del pensamiento inmediato de que
diríamos, didáctica, hablan Bergson o Le Roy.
Pero, ¿dónde se encuentra el origen del
filosofar? Podríamos sugerir un comienzo en
la idea, es decir, se trataría de un movimiento Notamos en la forma de encarar la historia
que va de las ideas a los hechos y a ios datos, de la filosofía y la problemática pertinente,
o el movimiento contrario, que va de los he cierta imprecisión, cierta fluctuación de tér
chos y los datos a las ideas. Podríamos agregar minos, que puede, sin embargo, interpretada,
que el problema surge en cuanto existe cierta resultar valiosísima.
opacidad de la idea, cierto desajuste con el La Introducción a LOS PROBLEMAS DE
hecho, con el dato, o viceversa. LA LIBERTAD de Vaz Ferreira, supone el
punto de vista que no admite o admite con
Ahora, ¿podría pensarse en una superación muchas reservas, la perennidad de los proble
del pensar problemático que no llevara fatal mas filosóficos. Esa, repetimos, nos parece ser
mente al pensar sistemático? El dilema de la inspiración general, pero admite atenua
Hartman —pensar por problemas o pensar por ciones.
sistemas— según nuestro punto de vista, tolera
una tercera posibilidad. Creemos que puede “La mayor parte de los problemas fi
existir una actitud en que el dato es tras losóficos han sido planteados en una
cendido sin ser reducido. Puede permanecer época en que las ideas sobre su materia
la polaridad de dato e idea pero trascendidos eran todavía confusas; los conocimien
en una unidad, en una conjunción que los anu tos, insuficientes; los análisis, muy defi
le. Y así podría explicarse en cierto gradp la cientes o completamente nulos.” 2
diversidad filosófica la que, nos parece pro
venir en un grado muy importante de la labor Se sugiere aquí que hay, efectivamente,
de explicitación. Lansberg hacía una obser problemas eternos y también que no hay una
vación muy atinada y que casualmente tiene diferencia fundamental entre ciencia y meta
que ver con la cuestión de la libertad, que física (idea que Vaz Ferré i desarrollará más
merece ser tenida en cuenta: tarde).
Con todo nos preguntaríamos: ¿es lícito
“En cada época (de esta Historia de la afirmar que en la actualidad se ha delimitado
Filosofía) son distintos los problemas con mayor exactitud el contenido de la filoso
fundar«:entales que se plantean con ur fía? Porque evidentemente la frase inicial su
gencia, según sea la situación concreta giere que en otras épocas las ideas acerca del
contenido ae ios problema tilos óticos eran con progreso en filosofía esta muy próximo ai pro
fusas, y eso tiene como interpretación inevi greso científico. Este modo de encarar el asun
table que la órbita de los problemas no había to nos sugiere la influencia del modo de pen
sido fijada. ¿Pero lo ha sido en nuestro tiem sar positivista, atenuado considerablemente a
po? Estamos convencidos de que existe pro través de Spencer y de Stuart Mili; pero da
greso en filosofía y que ese progreso está en cualquier modo, la manera de concebir la evo
cauzado por la profundización del análisis. Pe lución de la filosofía nos parece tener un an
ro creemos también que la noción de progreso tecedente en la obra de Comte.
tiene poco sentido en filosofía pura. En este Hay otro punto que tenemos que examinar.
sentido suscribiríamos este texto de Bachelard: Cuando Vaz Ferreira nos dice que los pro
“Il ne viendrait a l’esprit d’aucun philo blemas filosóficos han sido planteados, tenemos
sophe de dire que Leibniz est en avance que averiguar cómo y por quién lo han sido.
sur Descartes, que Kant est en avance Es una tarea muy dificultosa indicar en filo
sur Platon. Mais le sens de l’évolution sofía cuándo ha nacido un problema. La idea
philosophique des notions scientifiques misma de nacimiento de problemas va contra
est si net qu’il faut conclure que la con la idea de una filosofía perenne. Si admitimos
naissance scientifique ordonne la pensée, el nacimiento de los problemas (que Vaz Fe
que la science ordonne la philosophie rreira párete tácitamente aceptar cuando habla
elle-même.” * del planteamiento de problemas) habría que
averiguar si ellos nacen en el alma individual
Esa, repetimos, es también nuestra convic del pensador, si nacen como resultado del es
ción, pero no olvidamos que muchos filósofos píritu filosófico de su tiempo (que no es in
han sostenido la necesidad de volver a las fuen dividual), o de alguna otra forma. Es bien
tes primitivas, porque en la historia de la fi sabido que para muchos la filosofía es esen
losofía, al lado de su evolución, se dan también cialmente una construcción, una experiencia da
olvidos, pero no esos olvidos saludables de la individualidad que transcurre al margen da
que nos habla Vaz Ferreira en esta misifta obra la historia y que aunque sometida a una his
y en la LÓGICA VIVA sino olvidos que son toricidad más profunda, no depende de aque
desatenciones, pérdidas irreparables. A pesar lla sino en su forma.
de las distancias, para ciertas cuestiones habría
que volver constantemente a los antiguos, no
para conocer su punto de vista ya superado “Una vez planteados los problemas, esa
sino para extraer enseñanzas de su sabiduría planteamiento primitivo ha determinado
más profunda que la nuestra. En cierto modo una orientación, una dirección según la
Nietzsche anticipó esta idea que ha sido desa cual han venido a agruparse las nuevas
rrollada en la obra de Heidegger. teorías y los análisis e investigaciones
Esquemáticamente podríamos considerar ulteriores. Como casi siempre la cuestión
dos maneras de encarar la historia de los pro primera se planteaba muy simple, con
blemas filosóficos. Una forma que denomina dos tesis opuestas e inconciliables entra
ríamos la forma prospectiva, consiste en con las cuales era forzoso elegir, son esas
siderarla como un análisis continuado, como tesis primitivas las que han servido da
un deslinde progresivo de cuestiones, incluso núcleo para toda cristalización pos
con abandono o depuración continuada de terior.” 4
cuestiones parásitas. La otra, que podríamos Nos atreveríamos a ahondar la formulación
llamar forma retrospectiva, en vez de análisis, de Vaz Ferreira. El planteamiento primitivo
nos obligaría a hablar de integración, de recu no es un planteamiento diaporético sino un
peración de teínas. Es evidente que nunca po planteamiento tético, en el sentido de que el
dremos colocarnos en el punto de vista de los filósofo cuando plantea el problema y presen
antiguos, dado que nuestra condición histórica ta dos o más soluciones, lo hace partiendo pre
es diferente. Por lo tanto pensaremos nece viamente de una posición que llamaríamos ac
sariamente los problemas desde nuestro punto titud, tética. El planteamiento supone en cierto
de vista, por lo que, hasta qué grado es legí grado un escamoteo del tiempo real del filoso
tima la recuperación, resulta muy difícil de far. Por tal entenderíamos no el tiempo ficticio
decir. que encontramos en la obra édita sino el tiem
La frase del texto de Vaz Ferreira acerca po vivido en que aconteció la experiencia fi
de la insuficiencia de los conocimientos, rei losófica, un tiempo sembrado de discontinui
tera la convicción habitual en él de que ef dades, de hiatus, de precipitaciones, de trán
sitos bruscos, de estancamientos, en que el a su modo. Es ocioso mencionar la íníluencia
filósofo se complace por momentos en la de que tuvo la modalidad hegeliana en los his
lectación de sus intelecciones pasadas para re toriadores de la filosofía de Zeller en adelante.
comenzar y proyectarse hacia adelante. Cuan Un efecto de ese sectarismo es la fijación
do el filósofo llega a la actitud tética ese tiem de los problemas filosóficos, o al menos cierta
po ha desaparecido. Todo es dado instantánea fijación aparente. Vaz Ferreira parece soste
mente, es decir, es un presente absoluto en que ner una diferencia que es esencial entre la
aparecen las doctrinas. Quizás habría sido ne labor real de la filosofía y la labor que la
cesario que los filósofos escribieran otra clase histora de la filosofía refleja.
de libros, algo similar a lo que podemos en
contrar en la OPUS POSTUMUM de Kant, en “Por eso ciertos problemas se presentan
los fragmentos de Hegel o de Leibniz, en los aparentemente, a pesar del tiempo trans
trabajos iniciales de Descartes, todas éstas currido, tan abiertos, tan terminantes e
obras no destinadas a la publicación pero que insolubles como a) principio; hasta se
sin embargo nos permiten captar en cierta experimenta a veces la ilusión de que
medida el alcance de su obra edita. no se ha adelantado un solo paso. Pero
Vaz Ferreira había llamado la atención sor mirando mejor, llaman nuestra atención,
bre este tipo de publicación y había intentado por una parte, la falta de semejanza de
realizarla personalmente en FERMENTARIO, muchas interpretaciones clasificadas
que en un principio fue como un diario personal dentro de una misma tesis y por otra,
sin título. Comenzó este tipo de obra al año si las relaciones singularmente estrechas
guiente de la publicación de LOS PROBLE que unen frecuentemente a interpreta
MAS DE LA LIBERTAD, aunque en cierto ciones clasificadas dentro de las tesis
modo todavía bajó una forma literaria más opuestas. Un proceso analítico de dis
clásica ya lo había hecho el año anterior con tinciones y subdistinciones descompone
IDEAS Y OBSERVACIONES (1905). Se pro hasta el infinito los puntos de vista y
ponía exteriorizar un pensamiento que todavía nos impide afirmar absolutamente la fal
no había tomado o no podía tomar una forma sedad o la verdad de ningún argumen
orgánica. Es evidente que ese pensamiento to o teoría.” ®
“más plástico y vivo y fermental” se pierde
cuando llegamos al momento en que el filósofo Un ejemplo bien claro de la actitud que
se plantea el problema. Cuando lo hace es co menciona Vaz Ferreira lo encontramos en obras
mo prolongación de su punto de vista tético, como LES DILEMMES DE LA METAPHYSI-
y el punto de vista aporético o diaporético es QUE PURE'o ESQUISSE D VN E CLASSIFI-
derivado del anterior. El planteo del problema CATION SYSTEMATIQUE DES DOCTRI
es posterior a la solución y la solución pos NES PHILOSOPH1QU ES o la HISTOIRE ET
terior al sentimiento del mismo. La explicita- SOLUTION DES PROBLEMES METAPHY-
ción filosófica supone, como dijimos anterior SIQUES, de Renouvier. Todas ellas son un
mente, una alteración del tiempo filosófico real, ejemplo de una actitud radicalmente estéril en
lo cual, parcialmente explica la dificultad que filosofía, que consiste en ir de las ideas hechas
existe para comprender el comienzo real del y depositadas como residuo por la historia ha
filosofar.8 cia los problemas. Desatiende por completo la
cuestión de grados de abstracción, aproxima
La historia de la filosofía ha sido durante teorías que toleran únicamente una aproxima
mucho tiempo la historia de sectas, ha sido ción verbal y se despreocupa de analizar los
hecha por sectarios. Sería muy difícil deter problemas mismos
minar si esa condición ha desaparecido. Quizás “Hay entonces un procedimiento que da
pueda verse esa pluralidad de sectas como el resultados sorprendentes: es el de pres
resultado de la descomposición de un pensa cindir completamente del problema pri
miento primitivo, cuya unidad se habría per mitivo; estudiar los hechos y tratar de
dido. La superación del sectarismo tendría que coordinar las teorías como si aquél no
buscarse en dicha unidad primitiva; o por el se hubiese planteado; y rompiendo así
contrario tendría que venir del sincretismo, del los lazos artificiales que las unían, de
eclecticismo al cual se encamina la historia. En jar a las ideas reordenarse naturalmente
ese sentido cabría hablar de progreso en el según sus relaciones lógicas.” 7
grado en que las oposiciones tienden a disol
verse en una unidad superior. Condorcet, He Prescindir del problema primitivo tiene
gel, representan ese punto de vista, cada uno evidentemente el sentido de prescindir del
/
planteo, del enunciado tradicional. Si la pres- ia existencia de la pregunta ai margen de la
cindencia se refiriera además de Ja cuestión respuesta, pero la segunda actitud parece di
verbal, también al contenido, no habría forma fícil de mantener.
de abordarlo. Surge entonces como tarea la de Hay que hacer una observación. No cree
estudiar los hechos, y eso nos lleva también mos, y en eso aceptamos plenamente el pensa
a una dificultad. ¿Cuál es el significado de miento de Vaz Ferreira, que haya un contenido-
la noción de hecho en filosofía? Nos parece problemático énunciable a través del tiempo
muy difícil que pueda aceptarse la posibili con la misma fórmula, pues hay1 crecimientos,
dad de un hecho puro a estudiar. desbordamientos problemáticos. El manteni
Se ha repetido muchas veces que la cien miento de un mismo enunciado o la convicción
cia estudia un cierto tipo de hecho que se de que hay un enunciado único a través del
distingue del hecho bruto. ¿Es pertinente esa tiempo, en función del cual se ordenan las
distinción en filosofía o más exactamente, en . teorías, lleva indudablemente a confusiones
metafísica? A primera vista y a fortiori pa tremendas. Es así que sería absurdo colocar la
recería que si, si se estima la imetafísica como respuesta de San Agustín o de Descartes al
una prolongación de la c’encia, como en cier problema de la libertad tal como lo enunciara
tos momentos parece considerarla Vaz Ferrei Sócrates, Aristóteles o Plotino. Las preguntas
ra, pero no es una actitud que podemos consi son distintas; por tanto no pueden intercam
derar unánime. De todos modos, cabe pregun biarse las respuestas. Pero sí podemos hablar
tar: ¿existen realmente lo que podríamos lla de solidaridad de pregunta y respuesta dentro
mar planos de clivaje entre los hechos o toda de un mismo pensador, conociéndose general
distinción es obra de un cierto morcelage que mente la respuesta mejor que la pregunta, o
realiza nuestra inteligencia solicitada por fac sea, la teoría mejor que el sentimiento de la
tores de los cuales no siempre es plenamente dificultad que estimuló el filosofar.
lúcida? Se ha dicho con razón que en la historia
En ciencia la cuestión parece más simple, del pensamiento hay cuestiones vivas y cues
aparentemente más fácil de encarar. El movi tiones muertas y cabría pensar si lo qué su
miento de aquélla implica una ordenación del cede no es que los problemas desarraigados
dato que tiende a la construcción racional de del terreno espiritual en que nacieron pierden
lo dado. Allí lo irracional mismo está delimi sus condiciones de viabilidad.. De todos modos,
tado; es ¡o desconocido, pero encerrado den lo que la historia de la filosofía nos presenta
tro de límites precisos. ¿Pero en filosofía ocu habitualmente como problemas es sólo el re
rrirá lo mismo? Ya no estamos seguros y es per siduo de las situaciones vividas o asumidas, y
fectamente pertinente plantearse la cuestión de sin embargo es con este residuo que se fijan
si dicha delimitación es legítima. Y la cuestión sus temas. Nosotros pensamos que la filosofía
es muy importante dada la continuidad que debe encararse, más que como fijación y ex
Vaz Ferreira parece establecer entre el pen ploración de temas, “como un peregrinaje a
samiento científico y el metafísico. Si el aná través de las almas” (para servirnos nueva
lisis es el instrumento de que debemos ser mente de la expresión de L. Chestov).
virnos, como él lo sugiere, colocándose en la Abrir los problemas: abolir hasta donde
gran tradición de Platón a Descartes, ¿hasta se pueda las durezas, las esclerosis a que son
qué límite podrá mantenerse dicho análisis? y tan propensos y que la constancia de la fór
más profundamente, ¿hasta qué grado será lí mula mantiene. No hay nada tan peligroso
cito mantenerlo? Porque la abdicación del aná en filosofía como el prestigio de un planteo.
lisis puede atribuirse a dos razones muy di Hay que defenderse, enseña Vaz Ferreira, no
versas: 1) que hayamos encontrado su tér sólo de las soluciones hechas sino también y
mino natural, es decir, el dato inmediato, con con más cuidado de los problemas hechos. Nos
creto, ante el cual el análisis debe concitar, ha hablado de una especie de instinto, e! lla
y 2) que hayamos creído encontrar el dato mado instinto hiperlógico, que nos permite
último y por lo tanto nos detengamos allí, so darnos cuenta sobre qué no debemos discutir. 8
metidos al hipnotismo del pseudo-dato. Nuestro instinto hiperlógico, no interviene
El esfuerzo por coordinar teorías tropieza cuando se piensa por sistemas sino cuando se
con Ja dificultad que no sabemos en qué grado atiende a la singularidad del caso, cuando se
es posible separar las teorías del enunciado trata de fijar el grado y el límite. Nótese bien,
primitivo del problema. Toda teoría es una este instinto no viene en lugar de sino además
respuesta y no vemos cómo podrá considerarse del razonamiento. El razonamiento, el racio
la respuesta al margen de la pregunta. Ad cinio puro cae muchas veces y se caracteriza
mitiríamos tal vez la posibilidad de legitimar por una especie de inercia, de pereza, por la
cual se deja arrastrar por soluciones hechas, norcelage. Hay un morcelage aei sentirlo co
debido a un afán de economía mental. mún, otro de la ciencia positiva (tal como se
Esa inercia se nota en la aceptación pasiva la entendía en el siglo pasado, que no creemos
del halo de significaciones que un vocablo po coincida con el criterio científico actual), y
see y que sin embargo rara vez es universal. finalmente un morcelage metafísico.
Por ejemplo, si examinamos diversas obras fi También podemos comparar la actitud de
losóficas vemos que aparece repetidas veces Vaz Ferreira con las ideas de Whitehead acer
el término libertad pero es raro encontrar coin ca de la abstracción y de la noción de pers
cidencia en el modo de encararlo. Descartan pectiva. 11 Ambos autores yson conscientes de
do algunos empleos del término, como el de que el problema de la coherencia del pensa
libertad física o política, que obviamente se miento plantea cuestiones delicadas: la cohe
separan, quedan significaciones morales, psi rencia que busca el pensamiento no debe ser
cológicas y metafísicas, cuya distinción no siem impuesta, sino resultar de la coherencia exis
pre es fácil de establecer. Y no debemos ol tente entre las cosas. 12 Si bien hay una dife
vidar la resonancia religiosa que tiene también rencia fundamental entre la coherencia o coor
el tema. Sócrates, Platón, Epicteto, S. Agustín, dinación subjetiva, la fecundidad, tanto en
Descartes, Lutero, sintieron la libertad a su ciencia como en filosofía, proviene de s u . .n-
manera, no advirtiendo la multiplicidad de teracción, lo que Whitehead llama “la inter
otras significaciones posibles. - conexión''. (Jara este autor la actualidad es, en
Pero si los pensadores no están ni siquiera esencia, composición, y al tratar la genera
de acuerdo sobre la significación del concep lización filosófica indica li. necesidad de evitar
to, ¿cómo puede hablarse de un problema de la falacia de coneretez fuera de lugar. Ésta
la libertad? Simplemente teniendo en cuenta consiste en la omisión del grado de abstrac
que lo que llamamos problema de la libertad ción con que es considerada una entidad. La
no es sino una denominación común con que abstracción es inevitable y por ella se enten
designamos una infinidad de cuestiones; y que dería aquí la necesidad de tener en cuenta
la tarea filosófica, más que pretender llegar un grupo determinado de hechos; pero no de
a una significación unívoca, lo cual sería un bemos por eso desatender el contorno. Cuando
propósito quimérico, debe esforzarse por lograr hemos realizado una abstracción debemos ser
una mejor inteligencia del tema mediante una conscientes de lo que hemos omitido. Y que
dispersión primero y luego una integración. remos ahora anticipar una idea de Whitehead
que nos será muy útil para un análisis futuro.
“ ES ESTE PUES, UN LIBRO DE ANÁLISIS” 9 “In the absence ot some understanding
of the final nature of things. .. a 11
Tenemos que estudiar la significación de la Science suffers from the vice fchat it
noción de análisis en filosofía, noción muy com may be combining various propositions
pleja. Podríamos unir la actitud de Vaz Fe which tacitly presuppose inconsistent
rreira con aquellas que establecen la primacía backgrounds. No Science can be more
del análisis con respecto a la síntesis, como secure than the unconscious metaphysics
por ejemplo, la de Brunsehvicg. which it tacitly presupposes. .. \ll
En el caso que nos ocupa, el movimiento reasoning apart from some métaphysical
parece estar configurado por un movimiento reference is vicious.” 13
que va de los hechos a las condiciones de su
inteligibilidad; de los hechos al plano de la Vaz Ferreira nos habla de la necesidad de
racionalidad. El análisis es el método que nos romper los lazos artificiales que unen a diver
permite acceder a un cierto nivel de inteligi sas teorías, en función del problema que se
bilidad mientras que la síntesis parece partir planteó inicialmente. Se refiere a los lazos que
de ésta hacia los hechos. La distinción que se han ido creando en el transcurso de la his
mencionamos aquí parece inspirada fundamen toria de la filosofía y eso nos lleva a un pro
talmente en uno de los aspectos más impor blema muy interesante a propósito de la dis
tantes del kantismo.10 tinción de lo que llamaríamos el hecho histó
Puede señalarse también aquí upa cierta rico y el hecho filosófico, comparable a la que
similitud entre el punto de vista de Vaz Fe establece L. Robín entre historia y leyenda
rreira y el de Le Roy (cuya inspiración bergso- de la filosofía. Robín llega a la conclusión de
niana es bien conocida). Para éste, el pensa que en el grado en que el historiador “inter
miento realiza un morcelage inevitable sobre preta”, forzosamente toma partido y en ese
la realidad, pero hay diversos grados en ese sentido construye una leyenda. No se quiere
decir que éstas no tienen interés ni que de pero usado sr. íodua lúa análisis que ha rea
bamos prescindir de ellas, pero señalamos aho lizado Vaz Ferreira, supone un tipo especial
ra la dificultad de distinguir las leyendas de de pensamiento lógico. w Tenemos que estu
acuerdo con su valor. Cuanto mayor sea la diar ciertos aspectos de este pensamiento ló
autoridad de un filósofo o de un historiador, gico para comprender lo que significa y qué
mayor prestigio adquirirá la versión construi alcance tiene la expresión de Vaz Ferreira;
da por aquél. Esto nos indica la dificultad de “dejar a las ideas reordenarse naturalmente
“romper los lazos artificiales”. Vaz Ferreira según sus relaciones lógicas”. 16
parece exigir a la filosofía una .purificación En primer término, tenemos que señalar
de todo lo histórico para lograr un. pensamien un peligro. No llegamos a suscribir la tesis
to absolutamente actual. Pero, ¿es posible pen bergsoniana del carácter meramente utilitario
sar así, al margen de la tradición? Heidegger del orden pero sí el peligro de la complacen
ha hablado de un pensar contra la tradición, cia estética en el orden.17
pero ¿se puede pensar sin la tradición? La expresión “reordenarse” implica la ne
cesidad de cambiar de orden, de abandonar
El método filosófico que preconiza Vaz un orden anterior por uno nuevo. ¿Cuál puede
Ferreira de pensar directamente podría tener ser el anterior? De acuerdo con el contexto,
su antecedente en aquella orientación que evidentemente se trata del orden que viene
basa el origen del conocimiento filosófico en impuesto por la tradición histórica. La historia
el hallazgo del dato inmediato y del hecho de la filosofía inevitablemente va consagrando
primitivo. (Esa tradición la encontraríamos en una ordenación de sistemas, de orientaciones
la línea que va de Descartes a Bergson, pa de temas, que se nos presenta ya hecha cuan
sando por Biran, Ravaisson, Lequier, etc. De do empezamos a estudiar un problema de la
jamos constancia que es muy poco probable “reordenación”.
que Vaz Ferreira se haya inspirado en esos
pensadores. Salvo con Bergson, no podemos Parecería que el método consiste aquí en
asegurar otro contacto. Se trata más que de un análisis que nos lleva al campo de las evi
influencias, de una inspiración idéntica *-o si dencias (como el análisis cartesiano) o que
milar. No creemos tampoco que se pueda se nos permita recuperar el dato inmediato (co
ñalar similitud entre la actitud de Vaz Ferrei mo el análisis bergsoniano). Una vez logrado
ra y las tendencias íenomenológicas que in el momento de la destrucción del error o de
sisten en la necesidad de volver a las cosas la oscuridad, parecería que sobreviene otro de
mismas. Si cabe hablar de epoké, de*bería en pasividad profunda, pasividad que estaría in
tenderse con respecto a la historia de la filo dicada por la expresión: “dejar a las ideas re
sofía, pero no tiene un alcance mayor. La crí ordenarse... ” ¿Pero esa abdicación, esa pasi
tica se ejerce en el plano del lenguaje, de las vidad de la inteligencia, es lícita? Aquí tro
soluciones y de los planteos verbales; en una pezamos con un punto que nos parece ambi
instancia posterior recae sobre lo conceptual. guo, sobre todo si lo comparamos con la ela
Dicha crítica la encontramos también en boración que se encuentra en sus últimas obras
Bergson y en W. James, como también en o por lo menos en obras posteriores, especial
Stuarl Mili, pero buscar otras conexiones nos mente en la LÓGICA VIVA.
parece aventurado.)
Estas observaciones son pertinentes res LOS CAMBIOS DE ESPÍRITU
pecto al pasaje que dice:
“A todas esas interpretaciones, teorías y Éste es, para nosotros, uno de los temas
soluciones cristalizadas en la dirección centrales dentro del pensamiento de Vaz Fe
que les había impuesto el problema rreira, pero ha sido poco atendido. La prime
tradicional. .. las dejamos polarizarse ra vez que se encuentra dicha idea, aunque
libremente; y entonces sorprende el ca la expresión todavía está ausente, es en PRO
mino recorrido:... en cuanto al pro BLEMAS DE LA LIBERTAD 18 y de modo
blema primitivo, lo más a menudo no muy semejante en la LÓGICA VIVA, donde
hay lugar a plantearlo; se ha desme se muestra que la mera acción del raciocinio
nuzado en muchos otros, o bien se en no es suficiente. Sé nos dice allí que hay
cuentra que no hay lugar a plantear cuestiones que caen en desuso, que acaban
lo.” “ por no corresponder al estado mental de la
humanidad, por lo que se transforman enton
Este procedimiento de pensar directamente ces en cuestiones vérbales (el criterio de dis
que encontramos expresado en la Lógica viva. tinción entre lo verbal y lo conceptual es muy
N u m e r o 63/ j u l i o 1972
difícil de establecer), o sea, la discusión se tar esta pregunta nos enfrentamos con la co
transforma en un juego estéril. nexión profunda que liga el problema de la
Para Vaz Ferreira hay pues un progreso libertad con la noción de comienzo en filosofía,
de la conciencia a través del tiempo. Este pro con el acaecimiento del acto filosófico.
greso implica un aspecto moral y otro intelec Para muchos el origen del filosofar está li
tual. (En el ensayo ¿CUAL ES EL SIGNO gado a una decisión de la voluntad. Muchos
MORAL DE LA INQUIETUD HUMANA? textos podrían usarse para corroborarlo:
Vaz Ferreira, preocupado por afirmar la tesis
del progreso moral, no se preocupa mucho por “je résolus en fin de chercher s’il exis
el intelectual, pero creemos que toda su obra tait quelque objet que fut un bien véri
va en la dirección de esta afirmativa.) Pode table, capable de se communiquer.. 20
mos probar esta tesis recurriendo a un texto "Âpres que j’eus employé quelques an
de la LÓGICA VIVA: nées a étudier ainsi dans le livre du
monde et tacher dacquérir quelque ex
* ... la verdad no se va haciendo por ra périence, je pris un jour resolution d’étu
ciocinios totalmente, sino que se va ha dier aussi en moi-meme et d’employer
ciendo principalmente por cambios de toutes les forces de mon esprit a choi
espíritu; los hombres acaban por pen sir les chemins que je devais suivre. .. 21
sar y sentir mejor y ciertas cuestiones
se van desvaneciendo solas.” 19 Podrían perfectamente multiplicarse los
ejemplos, Una observación de Gusdorf debe
Aquí podemos hallar cierta base para es tenerse en cuenta:
tablecer una aproximación entre esos cambios
de espíritu y el instinto hiperlógico. Pero aun “La philosophie ne commence pas á
no está explicado y probablemente no pueda quelque part dans l’histoire..., en un
explicarse qué es lo que produce esos cambios point qu’une enquete suffisement in
de espíritu. Decimos que acaso no pueda ex formée pourrai assigner. . . Elle com
plicarse en el grado en que todo cambio de mence avec une décision personnelle,
espíritu implica la capacidad creadora de la qui transforme la signification de l’uni
inteligencia, que ya no es inteligencia sola si vers . . . La vérité se propose et s’im
no que también recibe el impulso del senti pose comme une tache... le vrai philo
miento y de la imaginación. . . Esto configura sophe n’est pas celui qui recommence,
la órbita, el campo de acción del instinto hi mais celui qui commence.” 22
perlógico. Y nos inclinaríamos por indicar que Dice Vaz Ferreira:
este instinto hiperlógico está situado en una
zona fronteriza entre la racionalidad (en el “El genio parece caracterizado por cier
sentido estrecho del término) y la genialidad. ta fatalidad, cierta necesidad, cierta in
No es fácil distinguir la genialidad de la voluntariedad.” 23
racionalidad profunda que es algo más que el Aquí podemos establecer cierta relación
mero raciocinio, porque habría que determi que afecta la zona de confluencia entre la ge
nar si la profundidad del análisis no supone nialidad y la libertad. Ello nos servirá para
ya una capacidad innovadora, en cuanto per distinguir en el grado en que sea posible esas
mite la destrucción de relaciones aparente dos nociones, que en el planteo que hace Vaz
mente sólidas, de confusiones inadvertidas. .. Ferreira de la libertad no están claramente
No podríamos de ningún modo sostener que diferenciadas. Una idea es la de libertad y
el análisis reflexivo, al estilo de Descartes o otra la de autonomía.
de Spínoza, de Kant o de Lagneau, sea un La autonomía se presenta como una no
mero raciocinio, al estilo del que cultivaron heteronomía presupuesta y rehusada, implican
sus epígonos. do el deseo, el voto de hacer las cosas uno
Pero si el raciocinio parece caracterizado mismo. 24 Pero en el plano del genio, de la
por una cierta autonomía, por un cierto auto inteligencia profunda, la idea de autonomía
dominio, al entrar en la órbita de lo hiperló no tiene sentido. Entonces la distinéión entre
gico, pasamos al terreno de una cierta necesi lo que depende de mí y lo que no depende
dad e involuntariodad ' que caracteriza tam de mí empieza a hacerse borrosa. Cuestión de
bién al genio. Y ahora preguntamos: el genio, palabras, podría decirse, pero resulta inequí
el creador, aquel en quien gobierna el instinto vocamente qug cuando se plantea el proble
hiperlógico, ¿hasta dónde es absolutamente ma o uno de los problemas de la libertad co
dueño de sus pensamientos? Al querer contes mo una cuestión de dependencia o no depen
dencia, es en el fondo la cuestión de la auto que, mas que escritos, parecen naDiaaos. Y es
nomía lo que está en juego. La decisión que cierto. Casi toda su producción es resultado
implica el filosofar, por ejemplo, si bien es un de lecciones o conferencias; acaso la excep
acto de libertad no es totalmente un acto de ción sea el libro que comentamos.
autonomía Hay en todos ellos, a veces expresa, a ve
ces implícita, la intención y el anhelo de set
Veamos ahora el enláce profundo entre el comprendido. ¿Comprendido en qué sentido?
pensamiento de Vaz Ferreira y el bergsonis- ¿Qué significa comprender en filosofía? M.
mo. Nos interesa exclusivamente la actitud Alquié ha hecho una serie de preciosas dis
que toma Bergson frente a la metafísica, su tinciones acerca del término comprender. Exis
forma de encarar los problemas, su concep te por un lado la comprensión puramente per
ción del esfuerzo intelectual, de la energía es sonal, donde entran en juego el yo particular
piritual. Conste que no creemos que sea dis con su psicología propia y por otro lado, la
minuir en lo más mínimo el valor del pensa comprensión científica, que implica compren
miento de Vaz Ferreira el señalar aproximacio der una verdad impersonal. Pero la compren
nes. Es más, es notable la coincidencia con sión filosófica no entra en ninguna de estas
las ideas que Bergson desarrolla en su confe dos categorías. Comprender a Descartes o a
rencia LE BONS SENS ET LES ELUDES Kant no es comprender las particularidades
CLASSIQUES y que Vaz Ferreira no conoció. psicológicas individuales de uno o de otro,
Las fórmulas empleadas ahí coinciden casi to aunque puedan tener mucho interés. Tampo
talmente con la inspiración de la LÓGICA co podemos diferenciar la doctrina del pen
VIVA. Repetimos que no creemos que signi sador; pero evidentemente comprender la fi
fique disminuir el mérito de Vaz Ferreira el losofía de Descartes o de Kant es compren
señalar que Bergson, como James y como derlos en cuanto creadores de dicha doctrina,
Stuart Mili, fueron los pensadores con quie es decir, algo que supera la comprensión da
nes sintió más afinidad. la psicología del autor. Y entonces Alquié lle
La semejanza entre el instinto hiperlógico ga a afirmar que en los filósofos hay una si
y el buen sentido bergsoniano es clara. Anfj tuación paradojal. Por un lado hay vivencias
bos se sitúan entre el raciocinio puro que in que trasuntan una gran soledad pero al mis
dica una cierta inercia y la genialidad que se mo tiempo la verdad que enuncian pretenda
caracteriza por cierta actividad. Ambos se opo universalidad. La verdad filosófica no es im
nen a la rutina. Ambos intervienen tanto en personal y pretende ser universal. Es una uni~
el plano intelectual como el moral. La volun versalidad subjetiva. Así, toda gran filosofía
tad y la inteligencia actúan para ambos filó es una forma de comunicación, un diálogo a
sofos conjugadamente. través del tiempo. Y bien, para que exista el
diálogo filosófico propiamente dicho es nece
VAZ FERREIRA Y LA sario que el maestro descienda al nivel del
CO M UNICACIÓ N ESPIRITUAL alumno. Ésa es la función de la ironía socrá
tica, una forma de disimulo superada en una
Vaz Ferreira ha sido en casi toda su obra función de amor, que hace posible el contacto
un maestro dirigiéndose a sus discípulos. No espiritual. En Vaz Ferreira encontramos una
se trata de un primádo de la personalidad en actitud similar (la ironía está ausente). En
sentido estricto sino que, desde el comienzo, él, la educación, la acción pedagógica parece
Vaz Ferreira, se sitúa en el plano de la comu estar por encima de toda otra tarea y de ahí
nicación espiritual; el diálogo determina la que su forma de encarar las cuestiones meta
forma de su pensamiento. físicas no pueda ser nunca una aventura sin
Se ha dicho que el encanto de los libros gular, una acción aislada sino una aventura'
de Vaz Ferreira proviene en gran parte de en común: la gran aventura humana.
J
■ IIMI ■■ M
ENRIQUE PUCHET
VAZFERREIRA:
SOBRE INDIVIDUALISMO
Y SOCIALISMO
1. Este trabajo tiene por base las con previa que, en el interior de su propl6
ferencias de Carlos Vaz Ferreira, “Sobre círculo de ideas, es insubsanable. Nuestro
los problemas sociales” (*) (SPS: tres coníe- autor ignoró, por lo pronto, que una cues
rencias de 1917-20; un Apéndice). Aspira a tión histórico-social es ciertamente, por su
ofrecer un ángulo de enfoque capaz de índole, esas dos cosas al mismo tiempo:
mantenerse también en el examen de otros social, en cuanto esto alude a masas anóni
textos del filósofo. mas afectadas por un determinado sistema
Es un esbozo. Pero un esbozo crítico, que las bloquea o las libera; histórica, en la
que insiste en señalar los puntos de discre medida en que el problema mismo surge en
pancia, y éstos son considerables. un punto bien preciso de la experiencia lo
2. (Un método por debajo de su objeto) cal y mundial, en un ápice en que se tra
— El lector de la “Lógica viva” (1910) cono ban realidades e ideologías ‘de las que el
ce la distinción vazferreiriana entre cues testigo que opta, justamente porque es un
tiones de hacer (normativas) y cuestiones intelectual, tiene que darse cuenta con ple
explicativas. Esta distinción reaparece al nitud. Estos factores inesquivables están
abordarse los problemas sociales, con su ausentes en el análisis vazferreiriano. Lo
consecuencia: la imposibilidad, o la inconve esencial de su planteo supone, al contrario:
niencia, de proponer una solución, única y que los ejemplos de decisiones individuales
perfecta; la aconsejada negativa a adoptar son un buen modelo para inspirar la deci
un sistema que lo abarque todo de raíz y sión de los temas colectivos; que “los espí
sin residuo. En las cuestiones de hacer, ritus comprensivos, sinceros, humanos”, só
elegimos; no toleran otra solución que la lo por ser tales, pueden discurrir libremen
“solución de elección”, lo que implica te como si no los envolviera un contexto da
cobrar conciencia de que la respuesta es hechos y doctrinas, como si pudieran ele
aquí siempre parcial, aproximativa, nece varse- benévolamente sobre el drama de las
sitada de correcciones incesantes y vigilan situaciones concretas y sobre las astucias
te a las razones de la opción rival. nunca inocentes de las ideologías dominan
En sí mismo, el método cauteloso de tes.
avanzar teniendo en mano todos los posi
bles elementos de la situación, aparece co Cuando se releen hoy las páginas de
mo inobjetable. Pero V. F. lo ha ensayado, SPS, lo que salta a la vista es la despropor-
quiéralo o no, a partir de una limitación ción entre los instrumentos de que V. F.
(°) Utilizamos la edición de la Cámara de Re dispone para el enfoque de la cuestión so
presentantes, tomo VII. cial y la magnitud que ési# asumía y asu
me. jno nay "sinceridad" que pueda cance nosotros ¿a magnitud oe: yerro, es mas que
lar esa heterogeneidad que se ha hecho ma difícil que los técnicos de todo rango que
yor cada día. emigran por centenares se vean identifica
“Al respecto —decía V. F. hablando de dos por las coordenadas que nuestro pensa
su tema en SPS—, siento mucho pero sé dor dejó implantadas como marco de refe
poco” (p. 21)- Es un rasgo de franqueza que rencia de la inteligencia nacional.
no obliga a la apología —mejor: que no de Más áspero y revelador de un estado de
bió ser esgrimido como autojustificación. espíritu es el caso de las eventuales radi
El poco saber invalidaba, ya entonces, el caciones en la ciudad o en el campo. En
método de quien se confiaba más al senti la censurable indeterminación del ejemplo
miento que a los datos. Desde las primeras caben los amantes de la existencia bucóli
líneas de SPS, aquella desproporción entre ca, los estancieros prósperos que practi
los instrumentos y el asunto abordado, se can el ausentismo. . . y la dolorosa legión
nos hace tan patente como para abocarnos de marginados que componen el éxodo ru
al desconcierto. Parece como si se nos es ral. Todos ellos van o vienen, pero el fe
tuviera dirigiendo hacia lo que no busca nómeno queda sin comprender —y, por en
mos. Típicas “cuestiones de hacer” —pro de, sin modificar— mientras el concepto de
pone V. F. en tren de encaminarnos al pro “cuestiones de hacer” mantiene su aspecto
blema social— se me plantean cuando debo formal, su asepsia excluyente de las espe
resolver si haré o no un viaje, si he de ele cificaciones indispensables. (Un hombre sa
gir entre radicarme en la ciudad o en el gaz debió advertir por lo menos aue, en ma
campo. Ahora bien: esta amable “obertu teria de radicaciones, unos las eligen ... y
ra” es desconcertante. Viajes, los hay de otros, las sufren). /
muchas clases; pero el ejemplo apunta a lo Ya a principios de este siglo, la situa
que ahora interesa sólo si se está pensando, ción que se daba en el Uruguay desmentía
primaria y sostenidamente, en condiciona el modo de razonar de V. F. y se desarro
mientos que involucran las oportunidades llaba fuera del alcance de su método per
de bienestar de grupos definidos por su ubi sonalista. Los desplazamientos de población,
cación socio-económica, su percepción más dentro del país y hacia el exterior, eran ya
o menos clara de lo que justifica una vida auténticos hechos de masas, hasta llegar a
asociada, su nivel profesional efectuable o componer una demografía infernal que re
no. Esta perspectiva, social, está siempre clamaba (y hubo quienes lo entendieron
presente, y no por mero afán de “sociolo- así) una respuesta a la altura de su grave
gismo” sistemático. Inclusive el placer, el dad indesconocible. Los datos del problema
descanso, el egoísmo o la evasión elegan estaban señalando —inclusive entonces, in
te, —por ejemplo: el deseo de refrescarnos sistimos— la inconmensurabilidad entre un
en contacto con los monumentos imperece fenómeno anónimo de orden económico-so
deros de la civilización occidental—, apun cial y una manera de encarar las cosas que
tan directamente a un medio desde el cual se atenía al plano de las determinaciones
se ve precisado a optar el individualista puramente individuales. En el paso de un
más recalcitrante. También el desasido de siglo a otro, un gran número de orientales
todo vínculo, demuestra con ello que la se vieron compelidos a desplazarse, expul
vinculación y los factores que la condicio sados por la desocupación, el empobreci
nan, son los elementos que dan sentido a miento, las transformaciones de la produc
la elección individual: la tarea del analista ción- De 1884 a 1908, los oriundos del inte
de los problemas sociales es ponerlos de re rior residentes en el departamento de Mon
lieve. V. F. procede al revés: sugiere abor tevideo, pasaron del 5,9% al 14% sobre una
dar el caso social sobre la base de una pri- población total que se había duplicado; al
vaticidad ilusoria, duplica como intelectual go así como 50.000 criollos afluyeron en ese
el engaño inconsciente de los viajeros ateni lapso a la capital. Hacia 1910, se calculaba
dos a sí mismos. (Para decirlo en términos que 100.000 uruguayos abandonaron el
que hoy gozan de una justificada actuali país.1 La realidad hacía sociología, mien
dad: el filósofo, aunque bien-pensante, teje tras el pensador se empeñaba en sicologi-
la “ideología” que ciertos círculos necesi zarla: era, para éste, una partida perdida de
tan para glorificar sus valoraciones). Y por antemano-
cierto que el medio siglo transcurrido des La debilidad del planteo vazferreiriano
de entonces, ha venido a acentuar entre se revela también, en este punto, cuando
se lo contrasta con visiones contemporá que V. í . sacara consecuencias de tal “vio
neas locales de un realismo mucho mayor. lencia permanente del orden actual”. Ma-
Los hombres de empresa interpretaban el nifestaciones de exclusión inhumana, co
país con una vigilante óptica "materialista" mo la desocupación o el analfabetismo, nun
mucho más ajustada a los términos de la ca aparecen encaradas de frente, sino sólo
cuestión que la perspectiva del filósofo, obs aludidas como males que no tienen por qué
tinadamente a-social. (Desde luego: confia motivar un cambio profundo del régimen
da la urgente transformación a manos de que los procrea-
realizadores sustancialmente conservadores, En el fondo, lo que V. F. no percibió es
nada se modificó de veras; pero en este in- que, en el espacio único de un sistema so
movilismo tiene también su parte la timi cial, la privación de derechos primordiales
dez errabunda de los intelectuales, que se —la violencia— que padecen las capas pos
mostraron inferiores a la magnitud del dra tergadas sólo es remediable al precio del
ma). En los primeros años del siglo, ya se control sobre los grupos allí dominantes,
sabía (¿no era un tema centenario en la cuya dura soberanía se despliega en expro
Banda Oriental?) que un grupo humano se piación de la riqueza social, tanto material
inserta o no válidamente en un medio na como espiritual. Cada vez que se acerca a
tural, lo “coloniza”, según sea posible ha esta conclusión, retrocede enseguida, inca
cer de él un centro de producción, y esto paz de representarse la abolición de los pri
depende, a su vez, de factores tan objetivos vilegios de otro modo que como una nive
como la existencia de un mercado de con lación “fijante” que, en su concepto, no
sumo, la disponibilidad de vías de comuni puede menos que extirpar los estímulos de
cación, etc. De lo contrario —prosigue la la acción creadora. La liberación de ener
lúcida visión, que remonta a 1902—, ban gías sofocadas por la opresión se le aparece,
das de intrusos codiciarán las explotaciones automáticamente, como el reino de la ato
laboriosas, será necesario “expulsarlos”, nía universal, el sacrificio de "los mejo
en definitiva, “formarán en conjunto, un res";3 de manera que, inclusive un socia
número crecido de personas a las que es lismo “atenuado”, inclusive una “igualación
preciso forzosamente radicar en un para no m uy considerable”, lo llenan de dudas
je determinado [ . . . ] evitando que todas teóricas y prácticas: véanse págs. 96-97. Co
esas familias, al ser expulsadas, afluyan a mo, de todos modos, la injusticia está allí,
los centros poblados del departam ento.. ,” 2 el intelectual avizora el agravamiento del
Emigración, expulsión, asentamiento for conflicto, la exacerbación de un antagonis
zoso: a quien parte ignorando estos hechos mo del que se niega a participar. Su pala
brutales que, sin embargo, tiene delante, bra expresa, esta vez, una inquietud afea
no hay buena voluntad en el mundo que da por la prescindencia. V. F. registra la
pueda salvarlo de estar pasando de largo imperativa actualidad, para desentenderse
ante la primera verdad de la cuestión so (paradojalmente) del futuro: “Y así se plan
cial: el rostro acusador de grupos innomi tea el conflicto. Y así se va a polarizar, pro
nados, inconscientes de su suerte, anárquica bablemente, la lucha social p ró x im a ...’*,
mente desparramados sobre la tierra común. página 80.
(Para ser enteramente ecuánimes, debe La honestidad nos impone no cerrar to
mos admitir que se encuentran en V.F. ob davía el paréntesis.
servaciones que prueban que, si bien de un El cuidado de extrem ar la comprensión
modo bastante abstracto, la violencia del nos obliga a decir otra cosa aún- Para po
sistema vigente no le era desconocida. En der equiparar la violencia constante de!
SPS. p. 26-27, hablando del “anarquismo”, orden establecido, que no se declara como
escribe: “Que los titulados anarquistas la tal sino que, al contrario, se enmascara con
empleen más o menos frecuentemente, es un ánimo conciliador, a la confesada vio
cosa aparte: la violencia puede aplicarse o lencia “anarquista” o “socialista”, era nece
no a cualquier tendencia, a ésa o a la socia sario saber generalizar la idea misma de
lista . . . o al orden actual, que la emplea violencia hasta un grado sin duda muy no
permanentemente, por lo cual, precisamen table. Esta captación honra a quien logró
te, no se nota”. Sigue siendo cierto que este alcanzarla, y demuestra un nivel de madu
pasaje, y otros análogos, permanecen en es rez que, por lo menos entre nosotros, de
tado abstracto, esto es, separados del núcleo bía ser excepcional en los años en que V.
de la argumentación. No hay huellas de F. trataba sobre los problemas sociales —re-
M tlM ERO 6 3 /JU L IO 1975
eordémos que esto ocurría en un ambien ses sociales", es uno üe esos ciatos resisten
te “oficial”, en el período inicial de la pri tes sin cuya percepción las líneas se con-
mera postguerra—. Lo que siempre creemos fuden, de manera tal que se concluye asi
es que, por su parte, se detuvo en' ese um milando lo heterogéneo y alejando entre sí
bral promisorio). actividades que tendrían que aproximarse
3. (Intelectuales y manuales) — La re o referirse unas a otras.
sistencia a usar esquemas, el asistematis En lugar de arrancar del antagonismo
mo, llevó a V. F. a rechazar casi entera entre poseedores de los medios de produc
mente cualquier modo de pensar que se guíe ción e idividuos obligados a vender su fuer
por el concepto de clase. Le pareció que za de trabajo, V. F. opta por una clasifi
la realidad desbordaba esta idea estrecha cación al parecer más compleja: trabaja
y que imponía una clasificación más ma dores “puros” (intelectuales y manuales),
tizada de las actividades y sus relaciones. no explotadores (¿tampoco explotados?);
Aquí, naturalmente, en particular en la ter trabajadores “impuros”, complicados con el
cera conferencia de SPS, la crítica iba diri capitalismo, explotadores, régimen con vir
gida contra el materialismo histórico, que tudes y defectos; por último, no-trabajado
ya encontraba sostenedores en nuestro am res (ociosos, “herederos”). Lo que importa
biente (sindicalismo revolucionario de acen es comprobar si esta sustitución tentadora
to utópico, nuevas formaciones políticas de —los múltiples caminos, en vez del temido
raíz socialista en discrepancia con los ban sistema— hace o no justicia a los dramas,
dos tradicionales). Lo que tenemos que pre los empujes y las conexiones que se entre
guntarnos es si ese esfuerzo por escapar a lazan de hecho en el medio social que pre
las ideas hechas, a las doctrinas que se ca suntamente se está describiendo.
lifican con un nombre (téngase presente la (a) Es evidente que no hubo en V. F.
advertencia de p. 103: “los que piensan mal, una buena sensibilidad para las condiciones
tienen nombre”), permitió realmente una de vida de los asalariados, ni simpatía por
inteligencia más adecuada de los estratos los proyectos de sociedad por venir que le
sociales y una valoración más justa de las vantaba el sindicalismo filoanarquista del
reivindicaciones y los sufrimientos de aque primer cuarto del siglo.
llos que reclamaban, ya entre nosotros, un Para él, el trabajo corporal —una de las
orden nuevo. Ambas cosas son, por lo me especies de la actividad “pura”— presenta
nos, muy dudosas. estas características:
Porque es preciso cuidarse de cierta de a ’) Aunque afligente en cierto grado,,
magogia que suele ir ligada a la apología no lo es tanto como para que haya que pro
de las posiciones “abiertas”- Aparentemen ponerse, imperativa, impostergablemente
te, el que recomienda abandonar los esque un cambio que lo humanice. No reclama,
mas petrificados adquiere con eso el dere por tanto, un esfuerzo directamente enca
cho a ser oído como adogmático y se ano minado a que la técnica y la legislación
ta, de entrada, un punto a favor: se da co sirvan al bienestar del obrero manual-. Des
mo buceador indeclinable para quien nun de luego, no le satisface que el sufrimiento
ca es demasiado tarde en plan de perma acompaña a la labor del operario desposeí
necer atento a las inflexiones siempre ines do, “puro”; pero concibe la disolución del
peradas de la realidad. Se exhibe como al par trabajo-dolor como un resultado even
guien constantemente dispuesto a aprender, tual, no seguro ni reclamado con energía,
a reexaminar, a recomenzar. Esta aparien del progreso natural (?) de las instituciones
cia disimula un lado débil, una fuente de legales e industriales. Dicho de otro modo:
equívocos. Tiende a imponérsenos sin répli la valorización socio-material del asalaria
ca, a menos que advirtamos que ese templé do no es, a su juicio, la justificación del sis
sin rigideces expone a ignorar un aspecto tema social, ni siquiera en su aspecto es
de la experiencia tan importante como su trictam ente laboral.
plasticidad abierta: la existencia de cuadros El lenguaje zigzagueante deja ver la es
“duros” —constancias, estructuras— que casísima disposición del intelectual a asu
tienen que ser reconocidos en tanto que re m ir la situación, a menudo tremenda, de sus
ferencias indispensables para comprender contemporáneos proletarios (que son, por lo
lo que nos proponemos. Y la ubicación de demás, según este esquema tripartito, los
los individuos en el sistema de producción, colegas de los intelectuales en la esfera de
punto de partida de la constitución de “d a la actividad “pura”)-
is
—« o nny que exagerar ias condiciones zaría: no ,pay mucho apuro— "en cierto sen
de penuria en que laboran los "manuales": tido un ideal de trabajo” (p. 85); supone,
“Aun hoy, cuando no es demasiado penoso en fin, que los desvelos del intelectual (sa
el trabajo m a te ria l...” (p. 85). bio, artista, profesional liberal) son, a la
—Consecuentemente, los cambios, aun vez, homogéneos (comparables, balancea-
que esperables, no sen urgentes ("quizá... bles) con los del obrero manual y escindi-
pedría“): “El (trabajo) corporal es penoso, bles de los de éste. ,
o por razones sociales o por razones mate Ahora bien: esta prudentísima visión de
riales. Por razones sociales: mala reglamen la condición obrera tenía muy poco que ver
tación, exceso de horas de trabajo, mala re con la realidad de una industrialización na
muneración, falta de la consideración social ciente, se hallaba por debajo de los proyec
que le es debida, etc.; o por razones mate tos de redención del trabajador que enton
riales: ciertos trabajos que requieren de ces se difundían entre nosotros, por más que
masiado esfuerzo, o son repugnantes, o an hoy podamos considerarlos de una genero
tihigiénicos, o peligrosos, etc., etc. Pero, en sidad puramente utópica.4
teoría, y quizá en la práctica, lo primero Ante todo, aun en las actividades más
podría arreglarlo una organización social indispensables, los proletarios —los elegi
mejor; y, lo segundo, podría arreglarlo la dos de “la paz del alma”— apenas alcanza
ciencia: máquinas, procedimentos que su- ban un mínimo de subsistencia difícilmen
pr'm an lo penoso, o lo sucio, o lo peligroso. te sostenible. Para sobrevivir cada jornada,
Y, entonces, resueltos esos problemas, el él y su compañera, un albañil necesitaba
trabajo corporal dejaría de estar unido al trabajar —y debía hacerlo, puesto que la
doler” (ibid ). ley de 1882 reprimía la vagancia—, 12 h s-1/2
—Los "manuales", receptores del pro diarias durante toda la semana. Éste era el
greso espiritual, ocupan un lugar subordi régimen práctico en que se traducía el de
nado fijo: “El trabajo material es trabajo recho constitucional de todo habitante del
espiritual que fue (el corporal, fue intelec Estado a “dedicarse al trabajo, cultivo, in
tual alguna vez) [ . . . ] El trabajo corporal dustria o comercio que le acomode” (Consti
es el reflejo, el gesto del trabajo espiritual. tución de 1830, art. 146). Es explicable, así,
Y un solo hecho de trabajo intelectual, un que desde 1895 existieran reclamos angus
descubrimiento, da para trabajo corporal tiosos como el que, refiriéndose también a
indefinido [ .. .] El trabajo corporal es tra los albañiles, pedía: “un horario fijo y aun
bajo prolongante y mantenedor; el intelec humanitario, que nos permita ver la cara
tual, es renovante y progresador (perdón a nuestros hijos, porque, hasta hoy, el ac-
por las palabras: es para pensar). Y somos tuál sistema de explotación nos lo prohíbe”.
especie en marcha, por el trabajo espiritual” (Allí mismo, la exigencia de descanso sema
(p. 84). nal tomaba la forma, involuntariamente
a”) En compensación por lo que está suicida, de reclamar no ser retribuidos el
ausente: una apreciación sensible de su du día dom ingo... ¡para no verse obligados a
reza, de su relegamiento social, el trabaja trabajar!). Expresiones en las que unos po
dor corporal recibe del filósofo una espe cos portavoces, siempre al borde de la ac
cie de santificación equívoca que, cierta ción directa (“destruir es crear, pues destru
mente, aquél sería el primero en rechazar yamos . .. ”), resumían la muda miseria de
(por lo menos si lo pone en condiciones de las víctimas del régimen liberal; pero, tam
opinar con conocimiento de causa, supues bién, esbozos de una reforma profunda to
to mínimo para todo liberal consecuente). davía más intuida qué concebida.
El argumento es éste: en tanto que el pro La historia del trabajo en las panade
letariado “podría, quizá”, verse libre del rías —se recordará un discurso de Frugoni,
dolor, quedar con “el alma en paz” (p. 85), de 1916—, aún hoy no concluida, conoció en
nada puede exonerar a los intelectuales de tonces una fase de inusitada lucidez por
la angustia que les es consustancial. parte de los exponentes gremialistas del
Es una argumentación curiosa —mejor infortunio obrero. Hacia 1911, la Sociedad
aún: sinuosa—. Supone que, ya entonces, de Resistencia de Obreros Panaderos daba
¡en 1917!, los operarios disfrutaban de un una buena explicación del lento avance de
cierto tiempo libre, para vivir, “sin respon la conciencia sindical: era bien difícil atraer
sabilidades, sin angustias” (p. 86); supone a reivindicaciones de principios a gentes
que ese ocio irresponsable realiza —o reali agobiadas por una jornada excesiva, m ar
ginadas por la ignorancia y embrutecidas V. F., nadie sospecharía que, ea 1813, la cri
por el trabajo nocturno y el abuso del al sis económica había provocado despidos en
cohol. Hombres de ese tiempo, como V. F., masa y rebajas de sueldos y salarios, y,
reflexivos pero distantes, no pensaban cier que, en 1917, las grandes huelgas de la car
tam ente en la nocturnidad y el alcoholismo ne y de los tranviarios cobraron su precio
cuando hablaban de las horas, “pocas o mu en sangre obrera.®
chas”, durante las cuales los jornaleros vi (b) No resulta más aceptable la posi.
vían un dichoso tiempo sin responsabilida eión de los trabajadores intelectuales se
des ni angustias. Y esto es irremediable: su gún el esquema que adopta V. F. Para ellos
error es demasiado grave para que ahora se reserva el papel de creación y la inquie
lo salteemos. tud incesante de una tarea que, ni siquiera
Por otra parte, tampoco era verdad que teóricamente, puede ser separada del do
los “manuales” se vieran a sí mismos como lor (hay que entender: la duda, la opción
operarios condenados a servir de ejecutores angustiosa, la incertidumbre del éxito aca
de los hallazgos y las iniciativas de los “es bado)- Pero esta exaltación se realiza a un
pirituales”. Buscaban realzarse en medio de doble precio que, examinado de cerca, con
una rutina extenuante, instruirse, curar en cluye por quitarle el acento encomiástico
ellos mismos la herida de una sociedad des de que se pretende revestirla.
garrada por la división del trabajo; el pa b’) Las penas del intelectual no apare
pel de meros ejecutores mecánicos se los cen relacionadas con el contexto social; en
prestaba sólo una teoría destinada a perpe particular, no consta que V. F. haya pensa
tuar la división y sus efectos opresores. La do en el tipo de aflicción que vincula á
sección uruguaya (1875) de la Asociación los obreros de la inteligencia con las con
Internacional de Trabajadores reprodujo, diciones colectivas de vida —¡y de m uer
eon ingenuidad augural, el lema de su mo te!-^- de los obreros de la producción, los
delo europeo: “No más derechos sin debe trabajadores manuales. Toda la orientación
res. No más deberes sin derechos.” Irrum de su pensamiento apunta en el sentido dél
piendo en un mundo de artesanos, apuntaba caso individual, de la resolución menos im
sin embargo a un futuro superior cuando perfecta de tal o cual aflicción personal so
denunciaba a una sociedad que “impide a metida al juez, al abogado, al médico. De
los obreros llegar a la ciencia” y exigía la nuevo, los hechos innominados, los dramas
lenitud de “los derechos naturales al tra- colectivos pasan a segundo plano, hasta es
ajo, a la vida, a la enseñanza y a la asis fumarse. Ahora bien: esta omisión tiene que
tencia m utua”. ser señalada como grave en una discusión
“Emancipación”, “sociedad más libre e que pretende versar sobre los problemas so
igualitaria”, “un hombre en toda la exten ciales. Lo quiera o no, V. F. no puede impe
sión de la palabra”, “comprender el dere dir que su abogado o su médico se enfren
cho que nos corresponde en la vida”: estas ten con los sujetos de su preocupación sólo
fórmulas, de un candor noble, vigoroso, es en el momento en que aparecen como tales
taban m uy lejos de la percepción vazferrei- pleiteantes o pacientes, sin que la inquie
riana de un mundo partido en “intelectua tud del profesional “liberal” se extienda al
les” y “corporales”, y la función del filó medio del que unos y otros emergen, que
sofo debió consistir en escucharlas con aten es el mismo medio al oue el profesional
ción en vez de darlas por inexistentes, si pertenece aunque se lo disimule. Si se di
lenciándolas. En verdad, el desencuentro jera que esta visión más amplia no está
entre los sindicalistas y el maestro de con de ninguna manera excluida, la buena res
ferencias arraigaba en una situación de he puesta es que la actitud vazferreiriana no
cho: con un industrialismo incipiente, los suministra los instrumentos para asumirla.
proyectos de redención obrera resultaban No hay duda, por ejemplo, de que el
prematuros, y el círculo de ideas del pen médico “a lo Vaz Fererira” es un hombre
sador, aristocratizante. Pero, siendo esto dotado de una conciencia moral aguzada.
Cierto, subsiste un elemento que desarre Pero es un sentidor incompleto, un desve
gla la simetría y compromete la veracidad lado a medias. Su teorizador, V- F., que
del intelectual: la suerte de la iracundia es también su apologista, no le descubre la
justiciera estaba signada por la ley de hie magnitud de las penurias colectivas que
rro de la miseria, las trampas patronales comprometen férreamente —son datos “du
y la represión gubernamental. Leyendo a ros”, estructurales—, la preservación y el
SO CUJLPÍ33JHPS P E KiURCKA
l
restablecimiento de la salud. Su deonlolo- «íempre, ae un modo mas o menos directo,
gía fundamental no incluye la responsabi el empuje de las fuerzas materiales que
lidad ante el inmenso problema de la mor se disputan —o se reparten prudentemen
talidad infantil. De ésta sabemos, sin em te— un campo dado. El extremo límite, na
bargo, que se situaba, a comienzos del si da infrecuente, es el compromiso efectivo
glo, en un 100 o/oo, en base a una pobla del hombre de ideas, o del técnico avanza
ción que se había multiplicado por siete do, con las mil formas con que los monopo
en los últimos cincuenta años del siglo lios de la producción moderna se aseguran
XIX. Si hoy los profesionales de la medici el dominio del mercado y los beneficios in
na han alcanzado una conciencia mucho ma confesables. No son las cosas, sino los es
yor de ese trasfondo de la relación médico- píritus pensantes, los que maniobran, en
paciente, ello se ha logrado a costa de una cubren, justifican. De otro modo, sin supo
revisión radical de las categorías que ins ner la intervención de legistas, políticos y
piran —y lastran— a SPS de V. F. contadores, es imposible comprender, pon
b”) El esquema tripartito postula que gamos por caso, el prolongado despojo que/
los miembros intelectuales de la sociedad practicaron en nuestro país las empresas
laboran por encima de la pugna de inte frigoríficas extranjeras, así como el estado
reses que operan en aquélla. Realizan un actual de esa industria, caracterizado por
trabajo “puro”, no complicado con la avi la desnacionalización y los quebrantos sú
dez capitalista. Representarían la expresión bitos de los libres empresarios a cuenta de
incontaminada del buen espíritu individua •la ayuda estatal. Para que eso ocurriera y
lista; ese mismo espíritu que, en la esfera ocurra, se necesita que el interés más insa
económica, se ha mezclado desdichadamen ciable se prolongue en fundamentaciones
te con el afán de lucro privado. teóricas (y, por supuesto, en balances frau
Pero esta imagen del intelectual puro, dulentos), con toda su gama de autojustifi-
custodio del móvil desinteresado e inventi caciones e inconsecuencias. Concebir así una
vo que alienta en el hombre individual, és gran parte del trabajo intelectual, no es
profundamente irreal- No es esquematis agredirlo más de lo que merece- Restan los
mo malévolo afirmar, al contrario, que en casos de doctrinarios y realizadores bien
un régimen en que prevalece el interés pri intencionados, generosos. Lo mejor que
vado, en que se estimula a cada cual a ser puede hacerse en su favor es mostrarles el
él mismo sin cuidarse de los handicaps aje contexto que los circunda y penetra, en vez
nos, —y esto, precisamente en nombre de de incitarlos a lanzarse alegremente adelan
los sacrosantos derechos individuales—, en te, sin ataduras, esgrimiendo un desinterés
un régimen así, los hombres entregados a alimentado por la ignorancia idealista. In
las tareas intelectuales (profesionales su teriormente trabado por su fidelidad a un
periores, educadores, políticos, investigado individualismo descolocado, V. F. no pudo
res científicos', representantes de las insti cumplir su parte en ese esclarecimiento
tuciones religiosas), en todas las cuales inexcusable. No es cuestión de perpetuar
existe un componente ideológico, no pue ahora, por falso respeto a su memoria, la
den menos de “complicarse” (la palabra es larga práctica elusiva que ha mantenido
excelente), tarde o temprano, con los valo ocultos términos esenciales del problema.
res reinantes; y para ello no es necesario En esto, por lo demás, los cultores del
que estén incurriendo constantemente en profesionalismo liberal resultan más vera
actos de compromiso positivo. La obstina ces que el doctrinario académico. Reciente
da negativa de V. F. a pensar én términos mente, un abogado y político destacado re
de sistema, le ocultó esta dura verdad que cordó a los jóvenes la desproporción entre
obliga a conquistar la honradez personal sus sueños y el crudo oficio que casi segu
por caminos bastante más difíciles que el ramente tendrán que desempeñar. En ho
mero dejarse ir por la pendiente de una menaje a la franqueza del testigo, omitire
independencia ilusoria. mos aquí su nombre, ya que no sus pala
Aficionado a los distingos, a V. F. se le bras, que conviene pesar una a una: “El de
escapó uno, fundamental. Una cosa es re recho suele convertirse en una rutina, en
huir los esquematismos mecánicos, y otra, un trajín por los juzgados, en la defensa
muy diferente, desconocer que los ideólogos de intereses m uy permanentes”. Pero,
—el componente de ideología implícito en ¿quién se atreve a decir, sólo con los ins
la labor intelectual “pura”— manifiestan trumentos que suministra V. F., que ésa no
es una m anera "consciente” (SPS, p. 8R) de tica. Al fin y al cabo, también la razón car
ejercer la abogacía? tesiana aconseja ponerse en guardia contra
4. (Individualismo y socialismo) — Lo los prejuicios subconscientes y aspira a in
decisivo es, pues, para V- F., no afiliarse corporarse a la obra de una ciencia. No se
a ninguna doctrina preexistente, como tam ve que la honestidad vazferreiriana se haya
poco tomar eclécticamente de unas y de dado cuenta de las condiciones impersona
otras. El pensador se asegura sólo de su les de la certeza.
buena fe, de su sinceridad bien-pensante, ,4.1. V- F. no ha advertido hasta qué
aunque esto lo coloque en una actitud di punto el individualismo, al que se inclina
fícil de difundir, inapta para la propagan francamente, es una filosofía de la compe
da partidista. Así se figura su contribución tencia despiadada, disimulada tras una in
a la evolución de las instituciones capaces vocación a la universalidad abstracta. Se
de m ejorar el estado de cosas en lo social. detuvo ante un enigma: ¿Cómo es que la
Un espíritu de tal modo constituido estará prédica de la independencia personal' pro
en condiciones de juzgar el valor de las duce, en la realidad, un orbe humano en
doctrinas, sus méritos y sus defectos. El el que ciertos individuos disponen de otros,
lector recibe la garantía de que, quien le de manera que el llamado universal a la
habla, es un hombre sin parcialidad ten realización plena de cada cual se convierte
denciosa y, razonablemente, se dejará con en defensa encarnizada del predominio de
ducir por alguien que declara no abogar unos sobre otros?, ¿por qué la benevolen
por ninguno de los bandos en pugna. ¿Qué cia inicial se trueca en hostilidad ante cual
m ejor guía que esta conciencia sin compro quier intento serio de evitar que la afirma
miso, abierta a las buenas razones de todo ción de sí conduzca al relegamiento y a la
origen, opuesta sólo a los dogmatismos ab opresión? Si esto le pareció enigmático, es
sorbentes? porque ignoró la vinculación entre la exal
Sí, con tal que la sinceridad a que se tación burguesa de lo individual y el man
nos convoca no se revele: insuficiente para tenimiento intransigente de la libertad eco
desentrañar las causas profundas del de nómica.
sorden establecido; mal informada sobre lo Sin embargo, justamente en el lado “sim
que proponen los sostenedores de una or pático” que V. F. encontraba en el indivi
ganización diferente; desarmada ante las dualismo, está ya contenida la rentable abs
corrientes que, de hecho, pugnan por el tracción con que los individualistas enca
mantenimiento de aquel desorden y frenan ran —encubren— el problema de las posi
el avance de las nuevas propuestas. De otro bilidades del desenvolvimiento prometido a
modo: la sinceridad no vale por sí sola si, todo el mundo. La tesis atrayente es la de
no obstante su aspecto tentador, se muestra que, libremente, cada individuo llegue has
como un esfuerzo por sobreponerse, no ya ta donde pueda. Cada individuo, esto es: ri
a la estrechez dogmática, sino a los verda guroso silencio sobre la realidad previa de
deros supuestos del mundo humano exis que las individualidades están ya articula
tente y a la acción efectiva de sus críticos. das en un orden determinado que, a mu
No es cierto que las virtudes personales se chas, les impedirá siquiera descubrirse; en
garanticen a sí mismas cuando se trata de lugar de este hecho central, la imagen de
proyectos de largo alcance y muchos impli una pista de carrera uniformemente tran
cados anónimos. Para escándalo de la bue sitable. Hasta donde pueda, esto es: cuida
na conciencia, hay factores extrínsecos que dosa ocultación de que los poderes se cons
la ponen a prueba y, llegado el caso, la re truyen en función del número y la calidad
ducen a la esterilidad y le aportan signifi de las oportunidades; en su lugar, una lu
cados que, en su subjetividad, ignoraba. cha caballeresca en la que se descuenta que
, ¿No ha dicho el propio V. F. en otra parte ha de triunfar el mejor. ¿Cómo asombrarse,
que la conciencia moral “se acostumbra”, lo luego, de que esta precavida ceguera esté
que implica negarle la cualidad de juez in expresando un sistema de competencia de
falible? La apreciación personal se constru salmada y haciendo pasar por antagonismo
ye sobre ciertas bases, no,en el vacío. Si, en fecundo lo que no es nada más que pugi
último término, de todo hemos de juzgar, lato desquiciante?
como solemos decir, según nuestra “íntima De lo simpático a lo antipático, en el in
convicción”, esto obliga a someternos a la dividualismo, no hay sino una transición
larga disciplina de la información y la crí natural. La cara inaceptable se limita a
mostrar las consecuencias aleccionadoras de / —conviene subrayarlo— habla encontra
su costado atrayente. “Demasiada predomi do eco en nuestras playas ya en los años en
nancia de lo económico, absorbiendo la vi que vino al mundo este compatriota de na
d a . . . ”, lamenta V. F. Pero es que, desde cimiento ahora centenario.6 Para esto le
el principio, el hombre del individualismo fue necesario pasar por alto demasiadas co
es un poseedor, un productor para sí que, sas: el trastorno de valores que aportaron
a lo sumo, acepta que lo público y común los socialismos del siglo XIX; la alianza en
se integre con sobrantes de su haber cre tre el materialismo histórico y la organiza
ciente, de cuyo uso. precisamente porque ción del proletariado, en la 1° Internacional
ya no son suyos, no tiene él por qué cui (1864; la sección uruguaya databa de 1875);
darse responsable, creadoramente. ¿Dónde el establecimiento de un poder anticapita
radica, entonces, el misterio de que el in lista, con la Comuna del 71; la llamarada
dividualismo sea “la teoría que de hecho de la revolución rusa, que por cierto Batlle
sostiene el régimen actual”? (p- 24). ¿Por y Ordóñez no dejó de registrar.7 Todo es
qué extrañarse de que ese concepto de lo te trasfondo, rico y agitado, se vierte, en
social autorice como normal el predomi SPS, en una pobre imagen incomprensiva
nio de unos hombres sobre otros? que importa confrontar con el lenguaje de
Si a V. F. le parece que la asociación los creadores de la doctrina socialista, par
de individualismo y economía de la com: ticularmente con el marxismo, objeto pre
petencia es una coincidencia casi fortuita ferido de acometidas y/o silencios de parte
—y desdichada—, eso se debe, claramente, de los exponentes del liberalismo de ayer
a una .falla general de su modo de pensa y de hoy.
miento: la notoria incapacidad para abor La visión vazferreiriana del socialismo
dar el análisis de las corrientes intelectua acoge como característicos estos tres rasgos:
les atendiendo a las condiciones históricas generosidad (“defensa del pobre, del débil”);
en que han nacido y a su función de rati-'i igualitarismo; avance del etatismo (con su
ficadoras de un orden social determinado. propensión, al parecer inexorable, a fijar o
El individualismo no comparece ante el fi detener los impulsos innovadores). Es evi
lósofo con todas sus implicaciones, en toda dente que se trata, y se trataba ya enton
su realidad viviente y operante, sino como ces, por un lado, de una visión mutilada, y
una “tendencia” desencarnnda que aouél. el por otro lado, de una versión que no pro
filósofo que V. F. ejemplifica, ha de esti cura dar cuenta de la poderosa vindicación
mar en abstracto como quien se somete a de la igualdad humana levantada por los
un test de preferencias y aversiones. El au propulsores del, movimiento socialista. El
tor de SPS se conduce como si la historia ienguaje olvidado de éstos se halla también
se hubiera suspendido ante sus oios, aguar ausente en las páginas de SPS, a pesar del
dando un dictamen “bien sincero” debilita pujante Manifiesto inaugural de la Inter
do de antemano por la voluntad1expresa de nacional y de la obra teórica de Marx-En-
ignorar el plexo de conexiones —institucio gels que lo sustenta. Un enfoque veraz del
nes paralizadas, inconsecuencias doctrina tema exige que les demos la palabra, si
rias, reformulaciones salvadoras— en que quiera sea brevemente.
no puede menos de darse una ideología que (A) El socialismo no viene a asistir a
apunta esencialmente a consagrar un esta pobres y débiles, así calificados, sino que
do de cosas y a obstruir los cambios que lo se fundamenta en la situación de una cla
amenazan. se, la clase trabajadora, producto —y no
La misma insuficiencia de un pensar ideal filantrópico— de la moderna econo
a-histórico se hace visible en la aprecia mía capitalista: a ella asocian su esperan
ción de la otra “tendencia” que es objeto za los socialistas, no por lo que tiene de
del test del bien pensante: el socialismo. débil, sino por lo que tiene de fuerte. La
4.2. Respecto del socialismo, V. F. pro miseria es el relegamiento social y econó
cede como si el hondo proceso que tenía un mico de los asalariados, reverso de la pro
siglo de existencia pudiera ser juzgado, al ducción, no directamente el sufrimiento de
margen de la palabra y la acción de sus pro los desamparados, siempre susceptible de
tagonistas, en base a dos o tres lugares co remedios parciales. Es el efecto de un sis
munes que de ningún modo explican la ra tema injusto, en el que los que venden su
zón de ser del “fantasma” que recorría Eu fuerza de trabajo reciben los contragolpes
ropa desde la primera mitad del siglo XIX de las crisis y soportan el costo de la pros
ea
perídad (agravación ae la "distancia so a los monopollzadores ae ios meaios de tra
cial”, aun en períodos de auge). bajo, es decir, de las fuentes de vida, es la
El Manifiesto de la Internacional irrum base de las servidumbres en todas sus for
pe, sin más trámite, con los datos de la con mas, de toda miseria social, degradación
dición obrera. Su denuncia es un análisis, intelectual y dependencia política” (Estatu
que demuestra, con las propias palabras de tos de la Internacional, 1864-71). Los me
los beneficiarios, que aun allí donde el ré dios de trabajo, “fuentes de vida”: ¿por qué
gimen avanza, “tan embriagador aumento es esto verdad para defender su disposición
de riqueza y de poder se halla restringido por obra o cuenta de unos pocos, y no lo es
exclusivamente a las clases poseedoras” para reivindicar su libre disponibilidad por
(Gladstone, como canciller del tesoro in la totalidad de los trabajadores?
glés). En cuanto análisis, implica la crítica (C) Los textos socialistas, proclamados
de un órden existente, vigente, no una ofer hacia mediados del siglo XIX, accesibles o
ta sin origen preciso (salvo la benevolencia) pesquisables en el Uruguay de 1920, no va
que aspirara a un sitio en una galería de lidan la idea vazferreiriana del socialismo
posiciones posibles. La fuerza del marxismo como absorción de las individualidades por
y su permanencia radican, ante todo, en su el Estado omnipresente. ¿Había que pensar
aptitud para apuntar a la liberación a tra que encerraban intenciones ocultas, revela-
vés de las condiciones dadas; ésa es tam bles una vez asaltado el poder? Lo induda
bién la razón del permanente escozor que ble es más bien aue V. F. no recibió el há
engendran en las clases dirigentes. “Los lito regenerador de un movimiento históri
obreros, escribía Marx en La guerra civil co actuante —el de los desposeídos que des
en Francia (cap- III), no tienen ninguna cubren la raíz de su exclusión—, que afir
utopía lista para implantarla «por decreto mó, a la vez, la meta emancipadora y las
del pueblo» [ ...] . Ellos no tienen que rea condiciones de su logro- Esta limitación cua
lizar ningunos ideales, sino simplemente si cultural echó a perder el estado de esoí-
dar suelta a los elementos de la nueva so ritu de quien pretendía “ponerse bien sin
ciedad que la vieja sociedad burguesa ago cero”. De haber entrado en contacto con la
nizante lleva en su seno.” literatura sumergida, se hubiera encontra
(B) La interpretación m aterialista de do con una “tendencia” muy diferente de
la sociedad y de la historia no procura fun la que él, V. F., imaginó.
dar un nuevo economismo, sino, al contra Los proletarios no codician el poder po
rio, emancipar a los hombres de la servi lítico —ha afirmado Marx— para tomar el
dumbre económica. A decir verdad, inci relevo de la clase opresora. El porvenir “en
dentalmente, V. F. lo advierte así (págs. manos del proletariado” es ciertamente un
58-60): partiendo de lo económico, el socia por-venir, un ancho horizonte caracteriza
lismo puede significar lo opuesto; pero, sin do por la abolición de los antagonismos de
perjuicio de que esta anotación de paso re clase. Con éstos cesará toda dominación y,
queriría un maycr examen, lo singular aquí por lo tanto, el Estado, en cuanto “violen
es que nuestro filósofo haya pensado que cia organizada de una clase para la opre
ésa es una paradoja del socialismo, mien sión de otra”. (Manifiesto del Partido Comu
tras que se trata, incuestionablemente, de nista, 1847-48; cap. II). Para esta nueva con
un elemento que le es consustancial. Sólo dición de existencia de los hombres, Marx
que el marxismo sostiene que el camino de emplea un término —“asociación”, “los in
la emancipación comienza con el trastor dividuos asociados”—, reiterado con fre
no de la base económica —“la base falsa cuencia, que sin duda va más lejos y a fon
de hoy”—, primero de todo bajo la forma do que los conceptos de “fraternidad” y “so
de destrucción del poder material concen lidaridad” a que se atiene V. F. Se trata de
trado en pocas manos. Este punto de arran “toda la producción en manos de los indi
que ha desconcertado —o alarmado— a mu viduos asociados” (ibid); por consiguiente,
chas inteligencias prejuiciadas. A ellas hay de una solidaridad y de una fraternidad que
que recordarles todavía que el humanismo arraigan en las concretas condiciones de
marxista no se presenta como lucha por vida, en el trabajo, y devuelven a éste, co
una cierta pitanza universal (así lo vieron, mo lo postulaban ya los “Manuscritos” de
inclusive, Scheler o Heidegger), sino como 1844, su “dignidad humana”:
la pugna por suprimir todas las sujeciones: “En sustitución de la antigua sociedad
“El sometimiento económico del trabajador burguesa, con sus clases y sus antagonis
mos ae ciase, aparece una asociación en que co; iue también el triunfo de un principio:
el libre desenvolvimiento de cada uno es la por primera vez la economía política de la
condición del libre desenvolvimiento de to burguesía había sido derrotada en pleno
dos (ibid). “Lo mismo que el trabajo escla día por la economía política de la clase
vo, lo mismo que el trabajo siervo, el tra obrera.” 8
bajo asalariado no es sino una forma tran El otro hecho que la Internacional exhi
sitoria inferior, destinada a desaparecer an be: los ensayos de producción cooperativa,
te el trabajo asociado que cumple su tarea librado a sí mismo, sin más apoyo que una
con gusto, entusiasmo y alegría” (Manifies mesurada apología, resulta condenado a la
to de la Internacional). esterilidad. “Es imposible exagerar la im
Ciertamente, la respuesta vazferreiriana portancia de estos grandes experimentos so
es: “utopía”. Pero los teóricos del socialis ciales que han mostrado con hechos, no
mo han tenido buen cuidado de señalar con simples argumentos,9 que la produc
conquestas prácticas —la duración de la ción en gran escala y al nivel de las exi
jornada laboral, los ensayos cooperativis gencias de la ciencia moderna, podía pres
tas— que ya en su tiempo abrían la vía de cindir de la clase de los patronos, que uti
la sociedad futura, comenzaban a dibujar liza el trabajo de la clase de los asalaria
la en el presente. V. F. puede insistir: tales dos.” ¿Por qué no detenerse ahí? ¿Por es
logros son valiosos, adquisiciones perdura píritu de sistema, únicamente? Pero, si la
bles, pero el error es “trascendentalizarlos”, prueba es concluyente y demuestra la efi
extrapolar todo un sistema que acabará por cacia transfiguradora del “experimento”; si
devorarlos. Aquí, sin embargo, —y sin per la misma experiencia enseña que “el traba
juicio de aceptar que no está mal advertir jo cooperativo, limitado estrechamente a
sobre la tentación del desenfreno “totalis- los esfuerzos accidentales y particulares de
ta” o, más crudamente, totalitario—, si¿ los obreros”, no puede oponerse al retom o
perjuicio de ello, es claro que la prudencia y crecimiento de los monopolios—, entonces,
vazferreiriana es un defecto suyo. La jor es obligatorio ambicionar, con una razón
nada de 10 horas, entonces un “maravillo sugerida por la realidad (el giro es vazfe-
so triunfo”, el “movimiento cooperativo” rreiriano, al fin y al cabo), una cooperación
cuyas semillas había sembrado Owen, son desarrollada en escala nacional, emprendi
conquistas aleatorias a menos que se las da con medios nacionales.10 La extrapola
vea como fases de una transformación más ción no tiene nada de extralimitación inde
radical, como anticipaciones (precisamente) bida: procura sólo hacer fructificar los gér
de un nuevo régimen que con ellas se es menes que están allí delante y que, aban
boza. donados, —la simple “simpatía” también los
Afortunadamente, —y no, al contrario, abandona—, quedarán a lo sumo como bue
por desgracia—, Marx “teoriza”. Interpreta nos recuerdos. El “sistema” se propone ha
la lucha de los asalariados, y la reacción cerles justicia.
que busca anularla, no como un mero for 4.3. No será ocioso hacer notaj que,
cejeo que tendría un resultado siempre in aun en sus incomprensiones, V. F- demues
cierto, sino como el punto de aplicación de tra ocasionalmente no ser, tampoco en esto,
un combate más amplio, más decisivo, a fal un espíritu vulgar, un “crítico” enquistado
ta de cuya perspectiva el hecho que acaece en la banalidad. Su actitud ante el socialis
degenera en episodio, sí acaso simpático. mo se distingue claramente de las diatribas
“Esta lucha por la limitación legal de la en uso —de las de entonces y de las de aho
jornada de trabajo —comenta el texto ema ra—, aunque no baste para defenderse de
nado de la Internacional— se hizo aún más ellas en la hora de las confusiones a que
furiosa, porque —dejando a un lado la ava arroja toda crisis como ésta en que hoy es
ricia alarmada— de lo que se trataba era tamos sumidos.
de decidir la gran disputa entre la domina
ción ciega ejercida por las leyes de la ofer Sobre los tres aspectos que acabamos de
ta y la demanda, contenido de la economía mencionar, le ocurre, por momentos, atinar
política burguesa, y la producción social con lo esencial. Sólo que la aproximación
controlada por la previsión social, conteni aparece inhibida por un conocimiento im
do de la economía política de la clase obre perfecto de la posición que encara sin re
ra. Por eso, la ley de la jornada de 10 ho currir a sus fundadores y por la insupera
ras no fue tan solo un gran triunfo prácti ble resistencia a zafarse de las ataduras de
un liberalismo que, sin embargo, empeza el individualismo contienen exigencias a las
ba a vacilar. que va a reconocérseles un fondo de ver
Observamos ya que supo ver hasta qué dad: el primero, la exigencia de seguridad;
punto, contra la idea más difundida, la te el segundo, la de libertad. Por lo tanto, un
sis socialista propone —o conduce a— la ideal que atienda a ambas, ha de ser un
liberación del móvil económico, antes que ideal común, y sólo los fanatizados se ne
su omnipotencia inderogable. Pero pensó garán a sustentarlo. Pediremos, por un la
que esto significaba resolver cuanto antes do, —razón del socialismo—, un mínimo
el problema sin proyecciones de la mera asegurado para todos los individuos (socia
subsistencia, sin entender que había allí lización dé lo grueso); por otro lado, —ra
una revalorización del trabaio como fuente zón del individualismo—, el campo abierto
de vida. de lo imprevisible, de lo incoercible, libra
do a las individualidades como tales. De
Luego, alcanzó a percibir que el socia ahí la fórmula, deseable y realizable al mis
lismo aspira, contra la apología del estado, mo tiempo; el proyecto prometedor, reco
a sustituir el gobierno sobre los hombres mendado por suficientemente práctico:
por el control sobre las cosas (p. 62). Pero
le pareció que este desplazamiento es sólo "Todos deberían coincidir en: 1? Asegu
un giro verbal alimentado por la utopía. rar al individuo hasta cierto grado: 2 °, des
Esto es: pasó de largo ante la magna espe pués, dejarlo: entregarlo a la libertad, con
ranza de poner fin a la manipulación de las consecuencias de su conducta y de sus
unos individuos por otros, a pesar de tener aptitudes. Esa fórmula es PARA TODOS.
a la vista, nítidamente, el fenómeno nada Y, LA DIFERENCIA', EN EL GRADO: unos
casual de la dependencia y el sometimien serán partidarios de dejar libre al indivi
to en las condiciones del sistema liberal. duo con menos asegurado; otros, de asegu
rarle más, para, de ahí, dejarlo libre” (p.
Finalmente, —y es quizás el punto más 38).
significativo, inclusive el más curioso—, ¿Qué pensar de esta fórmula?
aparece en SPS (p. 63) el reconocimiento (a) Un primer reparo tiene que ver con
implícito de que la puesta en marcha de la la deliberada falta de precisión en cuanto
organización socialista arranca de la situa al origen de la propuesta. ¿En nombre de
ción misma a que ha arribado el capitalis qué se habla? ¿Por qué es necesario buscar,
mo: cada vez un número mayor de asalaria todavía, una salida al desorden existente?
dos, movidos anárquicamente por unos po ¿Por qué hay, después de todo, desorden?
cos poseedores de los medios de producción Puesto que es cuestión de una re-construc
que ejercen un poder no compartido; de ción del orden social, o de un comienzo de
otro modo: una economía que congrega ella, es indispensable pronunciarse acerca
grandes masas y depende de decisiones mi de las causas del desarreglo que impone la
noritarias. Pero, allí donde hay una con reconstrucción, acerca de los puntos de
tradicción que sólo puede ser superada por apoyo válidos —las fuerzas sociales en ac
el cambio del tipo de propiedad, V- F. sólo ción— que preanuncian el cambio necesi
consigue encontrar, en la vía socialista, el tado y, por ende, acerca de los obstáculos
intento inocuo de repartir lo existente e in reales —otras fuerzas igualmente activas—
movilizarlo a perpetuidad. En vez de pre que, de modo expreso o encubierto, resis
guntarse, insólitamente, qué hubiera pasa ten el avance en la dirección deseable.
do de no haber ocurrido lá industrializa Afirmar que el proyecto ideado es uno so
ción capitalista (?), debió preguntarse qué bre el cual deben concordar todos los hom
estaba ocurriendo en un sistema que some bres bien pensantes, es insuficiente; y lo es,
tía cada vez a más gente a un destino so porque, sin juego de palabras, no basta con
bre el que las mayorías no pueden decidir. ser “bien pensante” si no se es, además,
5. (Un ideal insuficientemente prácti “pensante” vale decir: si no se determina
co) — Descartado todo afán de elaborar una la inserción del proyecto en el complejo de
doctrina sobre las cuestiones sociales, resta factores que, con su juego de antagonismos,
el propósito, tam típico en V. F., de idear simulaciones y propuestas concretas, consti
una fórmula que reúna por su cuenta (ha tuyen el punto de referencia que daría
gamos lugar al rechazo del eclecticismo: p. eventualmente sentido y verosimilitud al
103 y ss.) lo que hay de compartióle en las lenguaje del intelectual. Que a éste le in
filosofías rivales. Tanto el socialismo como cumba tomar cierta distancia respecto de
la realidad, no,puede querer decir que su una cuestión que necesita ser enfrentada
tarea consista en volverle la espalda. con alcance nacional, conectada con otras
La fórmula ideal: “asegurar un mínimo medidas de cambio socioeconómico, y no
y entregar el resto a la libertad”, en su ya como un motivo cuasi sentimental siem
asepsia atemporal, en su desarraigc, viene pre amenazado por la tremenda degrada
a colocarse antes del terreno en que sería ción de convertirse en el ensayo de hacer
posible decidir sobre su verdad o falsedad. un poco más confortable la existencia de
Puede por sí sola concitar un acuerdo úni algunos habitantes de segunda clase. El
camente porque los que así coinciden dejan Apéndice de SPS, que nos parece tan reve
sin expresar las raíces que lo nutren, el se lador, no deja dudas sobre los reparos de
no de movinrentos ya dados —esencialmen timidez que este modo de pensar, el vaz-
te, grupos con diversa ubicación en cuanto ferreiriano, ha opuesto y seguirá oponiendo
a poder y disfrute éconómicosociales— en a las soluciones que implican movilizar los
los que cada cual apoya su voto concordan recursos de la nación ante una anomalía,
te. Para ejemplificarlo con un caso local y flagrante —de un lado, los protegidos; del
actual: si hoy una poderosa asociación pa otro, los desprotegidos— que sólo puede ser
tronal declara propugnar el “establecimien- , corregida si se la encara imperiosamente co
to de un orden social fundado sobre justas mo tal. Acciones de este tipo, nacidas de la
bases económicas y morales”, éste es el co entraña misma del problema en cuanto
mienzo, y no la conclusión, de cualquier realidad de masas, le arrancan a V. F.,
aclaración que no se contente con malen no la conciencia de estar ante un método a
tendidos. Y por cierto que, entenderlo así, la altura de la carencia, sino una cierta re
nos pone en el camino donde aguardan ine acción mixta, paralizadora, de aprobación
vitablemente las asperezas, no las concor y aprensión. El autor de este Apéndice si
dias amigables y fáciles. gue razonando como si la historia se hubie
La prueba crucial se presenta cuando e's se interrumpido ante sus ojos, por donde le
cosa de pronunciarse sobre algún proceso viene a caer en suerte verter, en el instan
en curso, aquí o en el exterior, que esté rea te, nada más que la turbación —las “gran
lizando cambios efectivos. Claro que los des complicaciones”, p. 113— a que lo abo
cambios se llevan a cabo bajo cierto signo can las (únicas) fuerzas actuantes, de las
determinado: ¿cómo podría ser de otra ma que se mantiene alejado, impedido de par
nera? Pues, entonces sale a luz aquel ticipar.
contenido latente que estuvo siempre allí, Es que podemos preguntarnos, y la res
inclusive como requerimiento de opción puesta no es difícil, qué piensa el vazferrei-
que hubiéramos querido postergar en tanto riano de una experiencia como la del Chile
que intelectuales sin sistema. Un hecho de de hoy, que incide directamente, en medio
la América contemporánea subraya esto de un complejo de transformaciones sus
con particular evidencia. tanciales, en el reconocimiento práctico del
Veamos. V. F estima que el mínimo ase derecho a la habitación. Son las cifras: en
gurado debe incluir, entre otras cosas (edu 1971, primer año del gobierno de la Unidad
cación, salud — ¿no, también, trabajo segu Popular en Chile, hubo un aumento consi
ro?), el derecho a “tierra de habitación”, el derable de la construcción (12,2%) y, den
derecho a “«estar» en el planeta” (p. 33 y tro de ese rubro, un incremento importante
ss.). Estas expresiones refieren sin duda, de la construcción habilacional. 16,1%. Es
aunque de un modo elusivo algo irritante, tá claro que una posición como la de V. F.
a la vivienda, a la seguridad mínima del inclina sostenidamente a reiterar la obje
“techo”. Ahora bien: no hay forma de en ción de 1920: ventajosas en lo inmediato,
tender cuál es la vía a la que V. F. se aco las acciones socialistas —son las palabras
ge resueltamente para obtener la satisfac originarias— “desvían del verdadero ca
ción de esa necesidad fundamental. La fór mino”.
mula contiene en generosidad irreal lo que Y la objeción deja> percibir, aquí con en
le falta como propuesta definida y opera tera evidencia, un enigma y una incom
ble. Utopía, ni más ni menos. prensión. El enigma: qué ha estado enten
La prueba reside en la incapacidad del diendo, el intelectual sensible, por “la ver
vazferreirismo para aceptar de veras los dadera solución” (de paso: en V. F., una
esfuerzos de cualquier gobierno que se plan expresión tajante e inusitada), como quiera
tee el tema de la vivienda popular como que la puesta en marcha de un plan lúcido
mwmQ n é n s y o d * sa
bre el tema dei aisirute por toaos ae un& tá a la altura de los promemas que noy nos
base de educación corporal y espiritual (por sacuden. Le reprochan, en última instancia,
cierto que también reaparece la restricción: no haber optado —otros, por vías diferen
“en lo posible”), reflexiona entre parén tes, sí lo hicieron— en favor de los relega
tesis: dos; no haber sabido rehacer sus catego
. .Ya es bastante asegurar: estamos tan rías para ponerse del lado de las mayorías
lejos de eso, que ni siquiera en general con postergadas, cuyo drama pide soluciones
cebimos bien lo que ella s e r ía ...” (p. 110). talladas a la escala de su largo infortu
No hay más remedio que cometer la im nio. 15 Lejos de aquí, un coetáneo de V. F.
pertinencia de señalar que el autot de ta menos longevo, alguien que pasa a menu
les palabras debió sacar, y no lo hizo, las do por un dogmático incorregible, descubrió
consecuencias naturales de una constancia las limitaciones del intelectual que también
tan desalentadora. Para él. puesto que ese a él lo asfixiaban: “Yo, hombre que no ha
mínimo humanísimo que consiste en ser apto conocido la miseria, no había pensado en
para vivir resultaba todavía inconcebible, el pan- Para mí, el pan era como algo que
bastaba por el momento con plantearlo co brotase por sí mismo, como una especie de
mo exigencia, y esto sería ya suficientemen producto accesorio del trabajo del escritor.
te innovador. Pero la verdadera conclusión A lo que es la base de todo, a la lucha de
hubiera debido ser otra- Si un país de de clases por el pan, el pensamiento llega, a
clarada vocación democrática, afiliado a un través del análisis político, siguiendo un
orbe político-económico de raigambre libe camino extraordinariamente complicado y
ral; que llevaba aprobada su segunda Cons tortuoso”. 16
titución y libradas numerosas guerras ci Pero la crítica tiene sus reglas, con fre
viles en busca de la igualdad de participa cuencia olvidadas. Su principio es la valo
ción y de la adecuación del orden político ración cuidadosa, no el frenesí demoledor.
al respeto de los derechos de todos sus Si la voz de Vaz Ferreira se nos ha vuel
miembros; si un país, si un sistema tales, to casi inaudible, no por eso aspiramos a
mostraban una realidad tan desdichada co practicar ese ejercicio de canibalismo, que
mo para bloquear la mera concepción de lo pronto se queda sin convicción y sin futu
que tenían inscrito y debatido encarniza ro, en que suele desembocar entre nosotros,
damente en sus programas partidarios,—“ni apenas iniciada, la expresión de las discre
siquiera en general (lo) concebimos bien”—, pancias. Sepamos que no nos incumbe tan
entonces, era imprescindible, ya en ese mo to ultim ar a nuestros antepasados como
mento, el replanteo de la cuestión social, el orientarnos adecuadamente por nuestra par
reencauzamiento de la socialidad nacional te, y ayudar a nacer, de vida viable, a quie
sobre cimientos menos falaces. La sobrie nes van a sucedemos. Y que, naturalm en
dad bien-pensante del filósofo le impidió te, tratándose de asuntos tan arduos, aquí
indagar las razones por las que el régimen no todo está explorado todavía.
liberal incumple sus promesas al mismo
tiempo que las vocea en- tono tan persua (Junio-julio de 1972)
sivo. A la vez, dejó de comprender su pro
pio lugar, por lo menos ingrato, en la
marcha de ideas y realidades— esa especie NOTAS
de marginalidad de los espíritus sinceros, 1. Tomamos estos datos de Luis C. Benvenuto,
demasiado tentados por una autolegitima- “La quiebra del modelo” (Enciclopedia Uruguaya,
ción a base de honestidad e intención rec n? 48). P ara una parte de nuestro pasado reciente,
este ensayo reúne un m aterial pleno de interés
ta, que, en la hora de la convulsión, les sobre la conexión entre formulaciones doctrinarias
granjea la repulsa de los que pugnan por y movimientos sociopolíticos, un buen correctivo
para nuestra tradicional afición a las ideas intem
el cambio y la complacencia aliviada de los porales. En ese cuadro está incluida la filiación
que lo resisten. “georgista” de las tesis de V. F. sobre la propie
dad de la tierra.
7. Implícitamente, estas páginas ocu 2. Véase Guillermo Vázquez Franco, “El país
pan su sitio: no podría ser de otro modo. Se que Batlle heredó” (Fundación de C ultura U niver
publican en un momento en que el' desaso sitaria, 1971), nota (17). El pasaje transcrito per
tenece a un informe de 1902.
siego y la conmoción, sobre todo entre los En esta época, que es aquella en que V. F. lle
jóvenes intelectualizados, han alcanzado un gaba a sus 30 años, el nivel de vida en la campaña
motivaba testimonios sobrecogedores. En un m ata
ápice. Encarándose con un antecedente dero modelo de Paysandú, ésta era la condición
ideológico prestigioso, postulan que no es obrera: “El personal de trabajo se compone de
más de 20 ODreros; xa mayoría no recibe suelde, orígenes de noticias tan resonames conocidas en
trabaja por las achuras; sólo se paga al desnucador ei país 45 años atrás. Es verdad que los hechos y
y a los desolladores”. Entre tanto', la tierra se con las personas habían sido interpretados en el sen
centraba y se volvía objeto de especulación. (Ob. tido de una ideología burguesa que les era hostil
cit., p. 16.) —los comunistas atentan contra la civilización, de
3. En el mismo año 1917, Emilio Frugoni, re satan la guerra civil e intentan la dictadura pro
presentante socialista en la Convención Nacional letaria sin otro afán que oprimir al resto de la
Constituyente, expresaba con nitidez esta conexión sociedad—; pero V. F. tenía razones para dudar de
entre igualdad y liberación: “Atacar el privilegio la “civilización” de los poseedores y, por tanto,
por espíritu de justicia y para evitar que perjudi para desconfiar de un juicio tan sumario sobre los
que la libre expansión de todas las actividades pe reclamos de los asalariados, sofocados sin piedad
sando sobre el trabajo v la suerte de los hombres por la violencia del “orden actual”. No las hizo
laboriosos, es para nosotros un deber y una nece valer, no las asumió francamente, y con ello, con
sidad”. tribuyó a que la reivindicación proletaria siguiera
4. Los datos y las íormillaciones del sindicalismo siendo, en medios como el nuestro, una historia
de la época que utilizamos a continuación, están subterránea que había que maldecir o, por lo m e
tomados del ensayo de Pedro H. Alfonso, “Sindica nos, silenciar.
lismo y revolución en el Uruguay "(Ediciones del 7. Artículos de “El Día”, de 12/XI/17, 39/1/18.
Nuevo Mundo, 1970), caps. I y II. 24/1/24.
5. Héctor Rodríguez, “Nuestros sindicatos” 8. Afortunadamente, Marx teoriza. El que está
(Centro de Estudiantes de Derecho, 1966), p. 19-20. imbuido de la actitud de V. F. se le reprochará
Los cálculos del ingreso per cápita, que no tie siempre, pero sin razón. Dirá acaso que, para apre
nen en cuenta la desigualdad en la distribución, ciar y ap o y ar,u n a ley en beneficio de los asala
tienden a oscurecer la situación de “los de aba riados, no es indispensable invocar “principios” y
jo ”. L. C. Benvenuto (“Breve historia del Uruguay”, “economías políticas” rivales. Dirá aun otra cosa
p. 78) ha estimado que, en el lapso 1911-20, el per más incisiva; que sólo absteniéndose de todo “sis
cápita del Uruguay estuvo creciendo constantemen tem a” se hace posible estimar las conquistas obre
te hasta alcanzar los niveles más altos de los pri ras. Pero, sin juzgar sinceridades, puede obser
meros 30 años del siglo. Sin embargo, es también varse, por lo pronto, que el debate se libra en un
en ese período —cuando V. F. pronuncia sus con terreno tal, que —quiérase o no— los poseedores es
ferencias— que se suceden conflictos y huelgas, y tán suficientemente alertas como para m edir —sin
su consecuente represión, que no pueden atribuirse duda doctrinaria, teoréticamente— los efectos de
a descontento estimulado artificialmente. H. Ro tal o cual avance de los trabajadores. Sólo que su
dríguez menciona estos indicios elocuentes; en el doctrina, por ser oficial, dominante, no pasa por
reparto para indigentes realizado el 25/VIII/1914, una \ serlo, hecho paralelo al de la violencia.
sola sociedad de beneficencia registró 8.000 partici No es admisible que se lo ignore —y, ante todo,
pantes; el año anterior, una huelga tranviaria de importa que el intelectual lo advierta, para no im a
sencadenó un paro solidario de 50.000 trabajado ginarse sobrevolando los antagonismos reales—, 1*
res. La única explicación es que la prosperidad se ideología más actuante y omnipresente que impug
repartía desigualmente y que, además, las fluctua na al socialismo científico y aun lo condena por
ciones de una economía endeble y dependiente re envenenar los conflictos dotando a la acción obre
percutían de inmediato en la situación de los asa ra de un sistema que, en opinión de aquélla, los
lariados. desvirtuaría, la ideología que así procede, habla en
Los números indiscriminados tampoco pueden nombre de su propia coherencia amenazada.
reflejar las maniobras patronales para anular los 9. Este Marx realista disgusta (literalmente) a
beneficios de las leyes laborales, ejemplo sobresa diestra y a siniestra: a los impacientes que am an
liente, la ley de 8 horas. Batlle y Ordóñez, que tenía las menciones formidables pero vacías, y a los que
por qué entender de estas cosas, escribía en “El quisieran ver siempre en el socialismo una utopía
Día" del 5/V/916: “Los ferrocarriles no rebajan hija del resentimiento, sin asidero objetivo. Resta
los sueldos de sus obreros. Sin duda, no es posible otra familia espiritual igualmente incomodada; la
rebajarlos más. Así como es necesario dar una ra de los que apuntan a acorralar la propuesta socia
ción que no puede reducirse a la bestia para que lista en algunas constancias pensadas sin ambición
trabaje, así) es necesario dar un mínimo de salario de reform a profunda.
al obrero para que haga lo mismo. De lo contrario 10. “Si la producción cooperativa ha de ser al
mueren bestia y obrero. Pero los ferrocarriles se go más que una impostura y un engaño; si ha de
han desquitado alzando los fletes T• • •T Las em pre sustituir al sistema capitalista; si las sociedades
sas de tranvías sí han reducido los jornales. Los es cooperativas unidas han de regular la producción
tablecimientos de elaboración de carnes en el Ce nacional con arreglo a un plan común, tomándola
rro han hecho otro tanto C. . . 1 El obrero cede, ce- i bajo su control y poniendo fin a la constante an ar
de hasta que ya no puede más, es decir hasta que quía y a las convulsiones periódicas, consecuencias
ya no puede vivir con lo que se le da. Sólo en un inevitables de la producción capitalista, ¿qué será
caso suben sus salarios: cuando las empresas ne eso entonces, caballeros, más que comunismo, co
cesitan brazos y éstos escasean. Entonces se dispu munismo «realizable»” (La sruerra citnl en Fran
tan unas a otras esos brazos que les son indispen cia, cap. III).
sables, pagan más unas que otras para obtenerlos, 11. En nuestras sociedades, la anarquía apa
y los salarios suben.” rece casi por todas partes. En mayo de 1972, en
6. El sugestivo relevamiento que Diógenes de un mismo número del diario “El Dia”, se da u a
Giorgi preparó para la Biblioteca de Marcha (La buen ejem plo, de tironeo en sentidos opuestos &
Comuna de París de 1871 en la prensa montevidea- cargo de representantes de grandes empresarios y
na de la é-poca; 1971) enseña que era posible tener de dirigentes de un organismo estatal, con mejo
aquí indicios más que abundantes del significado res probabilidades para los primeros. P or u n lado,
del movimiento socialista y de una experiencia con el presidente de la Cámara de Industrias, queján
creta a la luz del estremecedor episodio de la Co dose de la situación, sugiere la necesidad de fija r
m una parisina. En agosto de 1871, el diario “La sin vacilaciones una tasa de cambio “realista”. Se
Paz”, que dirigía J. P. Várela, reprodujo y comen sabe lo que esto significa: devaluaciones de la mo
tó fragmentos del trabajo de M arx “La guerra ci neda uruguaya, con vistas a favorecer las expor
vil en Francia”, difundido a nombre del Consejo taciones; medida en la que están constantemente
G eneral de la Internacional. En su madurez, V. F. interesados, asimismo, los productores rurales. Por
no tuvo siquiera la curiosidad de restablecer los r otro lado, jerarcas del Banco Hipotecario, entidad
gilè está colocada en ei centro oe la publieitadí. Este Kantismo inoportuno merece que se lo en
política oficial de viviendas, al anunciar nuevas mo frente con un testigo algo más concluyente, Gabriel
dalidades de crédito, afirm a que los trám ites han Marcel, tan ajeno por lo demás a cuaquier tenden
de ser brevísimos para contrarrestar el em puje de cia, “ortodoxa” o no, de raíz socialista:
los “procesos inflacionarios”, que, reconocen, sue “La parte de verdad del marxismo, ha escrito
len volverse “vertiginosos”. Es un ejemplo entre Marcel, consiste en denunciar la mistificación de
tantos, un microcosmos de la contradicción en que la que nos hacemos culpables al hacer intervenir
no puede menos de caer una economía librada al inoportuna o prem aturam ente consideraciones es
azar. Lo que conviene a un sector poderoso del pirituales para encubrir un estado de cosas que no
patronato, representa un handicap para el apoyo tenemos la fuerza o el coraje de considerar en toda
oficial a los adquirentes modestos de vivienda pro su desnudez, Y aquí se desenmascara un inmenso
pia (nada populares, por otra parte: en este caso, problema del cual es difícil descubrir la solución
el banco estipula que, para optar a un préstamo positiva: saber hasta qué punto los herederos [de la
de $ 1:000.000, hay que contar con un ingreso fam i “herencia espiritual”] están en condiciones de trans
lia r de, por lo menos, $ 112.000 mensuales). form ar el mundo de los desheredados de m anera
12. A su manera, hace más de cincuenta años, que éste participe a su vez de la herencia espi
V. F, vino a proclamar entre nosotros ”el fin de ritual.”
las ideologías”. Lo que hoy se sostiene en nombre En la misma línea (ahora menos uniforme) de
de la era tecnocràtica, lo sostuvo él en tanto que pensamiento católico dirigido al tema social, encon
vindicación del espíritu bien-pensante, asistem á tramos una apreciación más sagaz de los límites
tico. Lo que no pudo impedir, ni puede impedirse del liberalismo, en la reciente carta apostólica del
hoy, es que tesis como la suya se afilien a una papa Pablo VI al cardenal Roy (1971): de hecho,
ideología entre otras, a un modo de ver perfecta el liberalismo considera "las solidaridades sociales
m ente teorizable que gravita en favor de determ i como consecuencias más o menos automáticas de
nada orientación, retrocede ante los logros progre iniciativas individuales y no ya como un fin o un
sivos de otras igualmente discernibles, favorece (si criterio más elevado del valor de la organización
quiera por abstención) la permanencia del vigente social” (parágrafo 26).
estado de cosas, etc. Inevitablemente, las palabras 14. El lógico, inexorable desenlace de este la
de pura buena voluntad caen en un terreno ideo deo de la previsión en tanto que hilo conductor de
lògicamente signado; es decir: no encuentran oyen una organización justa, es ese grito de guerra que
tes desprevenidos, que estuvieran esperándolas pa profieren actualmente, también entre nosotros, los
ra ponerse a andar. Se hacen ideológicas por adop voceros de una nueva clase capitalista: “vivir, hoy,
ción, aim cuando les concedamos, según lo piden es sinónimo de producir”.
insistentemente, im a ingénita neutralidad de na 15. Un par de comparaciones para evidenciar
turaleza. la lentitud de los progresos del asalariado en nues
13. En todo lo que concierne a la interac tro pals y su brutal inferioridad respecto de los
ción individuo-sociedad, lo propio del vazferrei- países avanzados con los que “estamos” en el mismo
rismo es “quedarse antes, mucho más del lado in planeta:
dividualista” (p, 110).
E ra una concepción halagadora, que el Uruguay —Supongamos que un trabajador medio cuente,
proclamó en los primeros treinta años del siglo sin interrupciones, con un jornal de $ 1.000. To
m ientras preparaba todos los elementos de la mando como base el precio del quilogramo de pan,
crisis subsiguiente: una sociedad desintegrada que eso significa m ultiplicar por 3,5 el poder de com
abjura de la solidaridad eficaz, un culto de la bue pra del obrero francés en vísperas de la revolu
na ganancia redimido por el de la salvaguardia ción de 1789, momento de crisis en un régimen de
de los derechos individuales, el olvido del ser na industrialización incipiente (ver A, Soboul, His
cional soberano en un país atomizado. Los in te toire de la révolution française, I, p. 154), ,
lectuales liberales, como V. F., no han podido pen —Refiriendo el cálculo al precio del quilogramo
sar en mínimos asegurados sin retroceder, como de trigo, A. Fourastié (La civilisation de 1975, p. 45)
alarmados, ante la posible, eventual pérdida de la estima que el salario del obrero medio de EE. UU,
realización personal: “eso' en grado bastante para multiplica por 32 el del proletario francés de 1750.
el individuo, no considerado como instrumento, si 16. Lenln, “¿Se sostendrán los bolcheviques en
no en sí mismo, con posibilidades variadas” (p. 33). el poder?", setiem bre de 1917.
m
CRONO-BIBLIOGRAFIA
DE CARLOS VAZ FERREIRA
La siguiente enumeración establece sólo las primeras ediciones, men
cionadas en su orden etnológico de aparición.
No incluye las numerosas reediciones, ni las piezas en publicación«»
periódicas, la inmensa mayoría de las cuales están recogidas en los lihraa
y folletos que figuran en la presente bibliografía.
taSMXMO tazj u l i o u n *3
17. 1921. — Estudios pedagógicos. Serie I. Barcelona, Talleres ele Artes urálicas, Heinrich
/ y Cía. 111 p.
18. 1921. — Estudios pedagógicos. Serie 11. Barcelona, Talleres de Artes Gráficas, Hein
rich y Cía. 175 p.
19. 1922. — Estudios pedagógicos. Serie III. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustra
do". 77 p.
20 1922. —Sobre los problemas sociales. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado”.
121 p.
"2/. 1922. —Informe “In Voce“. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado’ . 59 p.
22. 1925. — Un proyecto sobre escuelas y liceos. Montevideo, Tip. F. Morales, hijo.
16 p.
28. 1927. —Parques escolares. Montevideo, Editorial Gutenberg. 24 p.
24. 1933. —Frente al mayor crimen. (Hoja suelta.) Montevideo, s.p.i. 4 p.
25 1833. —Sobre feminismo, Montevideo, Impresora Uruguaya, Ediciones de la So
ciedad Amigos del Libro Rioplatense. 218 p.
26. 1936. — ¿Cuál es el signo moral de la inquietud humana? Montevideo, Tipografía
Atlántida. 18 p.
27. 1938. — Fermentano. Montevideo, Tipografía Atlántida. 220 p.
28. 1940. — La actual crisis del mundo desde el punto de vista racional. Buenos Aires,
Editorial Losada S. A. 64 p.
29. 1940. — Trascendentálizaciones matemáticas ilegitimas y falacias correlacionadas. Bue
nos Aires, Edición del Instituto de Filosofía de la Universidad de Buenos
Aires, 45 p.
SO. 1941. — Sobre interferencia de ideales en general, y caso especial de la imitación
en Sud América. Santa Fe (República Argentina), Universidad •Nacional del
, Litoral. 28 p.
31. 1947. — Racionalidad y genialidad. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado”. 14 p.
32. 1950. — Recuerdos de una clase de filosofía del derecho. Montevideo, apartado de
Anales del Ateneo. 23 p.
38. 1951. — Extracto de ideario. Montevideo, Edición del Ateneo de Montevideo. 16 p.
34 1953. — Los derechos del hombre. Montevideo (Edición de la Facultad de Hu
manidades y Ciencias.) 12 p.
35. 1956. — Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales. 1» Serie.
Buenos Aires, Editorial Losada S. A. 273 p.
36'. 1957. — Sobre los problemas de la libertad y los del determinismo. Buenos Aires,
apartado de la Revista de la Universidad de Buenos Aires, Epoca V, Año I.
N 3. 9 p. '
3v . 1957. — Obras. Montevideo, Edición Homenaje de la Cámara de Representantes de
la República Oriental del Uruguay. 19 tomos, de los cuales 6 con el ca
rácter de primera edición. (Ver nos. 38 a 43.)
3S. 1957. — Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales. 2? Serie.
Tomo XII de Obras (ver n? 37). 235 p.
S.9 1957. — Sobre la enseñanza en nuestro país. Tomo XIII de Obras (ver n<J 37).
249 p.
40. 1957. — Lecciones sobre pedagogía y cuestiones de enseñanza. Volumen 2. Tomo
XV de Obras (ver n? 37). 217 p.
41. 1957. — Lecciones sobre pedagogía y cuestiones de enseñanza. Volumen 3. Tomo
XVI de Obras (ver n'.> 37). 295 p.
42. 1957. — Incidentalm ente... (Algunas cartas, discursos y notas.) Tomo XVIII de
Obras (ver n? 37). 174 p.
43. 1957. — Correspondencia entre Unamuno y Vaz Ferreira. Tomo XIX de Obras (ver
n? 37). 105 p.
44. 1961. — Estudios filosóficos (antología). Buenos Aires, Aguilar S. A. de Ediciones,
279 p.
45. 1963. — Inéditos (6 volúmenes). Suplemento a la edición de Obras (ver n? 37).
Tomos XX a XXV.
46. 1965, — Tres filósofos de la vida. Nietzsche„ James. Unamuno. Buenos Aires. Edi
torial Losada S. A. 244 p.
■
'
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BIBLIOTECA DE MARCHA
MARIO BENEDETTI
dialoga con diez poetas
latinoamericanos
LOS POETAS
COMUNICANTES
En las diez entrevistas de este libro, y gracias a las preocupaciones
y opiniones desarrolladas por el diálogo, Mario Benedetti y los diez
poetas congregados — pertenecientes a siete países diferentes— rei
vindican la gran tradición poética hispanoamericana, evidenciando una
voluntad comunicativa y social, su enraizamiento en la historia del
siglo veinte.