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C u a d ern o s de M ARCHA es u n a p u b lic a c ió n u ru g u a y a

m e n su al, e d ita d a p o r M A RCHA e n T all. G rá f. 33 S. A


D ire c to r: C arlo s Q u ijan o
A d m in istra d o r: L a u re a n o S ebé
B a rto lo m é M itre 1414 - T e lé f.: 8 56 60, 91 33 25 y 98 51 94
C asilla de C o rre o N ? 1702
M o n te v id e o - U ru g u a y
© C u a d ern o s de M A RCHA de los a rtíc u lo s o rig in a le s
y de la s tra d u c c io n e s e n castellan o .
D E PO SIT O L E G A L N ° 31.245
Im p reso en U ru g u a y - P rin te d in U ru g u a y
Cuadernos
de MARCHA
NUMERO 63 JULIO 1972

SUMARIO
INTRODUCCION 2

ALAIN GUY

UN FILÓSOFO DE TODAS LAS HORAS:


CARLOS VAZ FERREIRA 3

ARTURO ANDRÉS ROIG


ELABOREMOS NUESTRO PROPIO VINO '7

AN TO N IO M. GROMPONE
CARLOS VAZ FERREIRA 9

MARIO A. SILVA GARCÍA


VAZ FERRFIRA Y LA PROBLEMÁTICA FILOSÓFICA 27

ENRIQUE PUCHET
VAZ FERREIRA;
' SOBRE INDIVIDUALISMO Y SOCIALISMO 45

CRONO-BIBLIOGRAFÍA DE VAZ FERREIRA 63


C ARLOS Vaz Ferreira, nuestro clásico Maestro de Conferencias, nació en
Montevideo el 15 de octubre de 1872 y falleció en la mistna dudad el
3 de enero de 1958.
En ocasión del Centenario de su nacimiento, MARCHA le dedica dos
de sus Cuadernos.
De los cinco trabajos que comprende este primero, cuatro han sido es­
critos especialmente para el mismo. Mucho agradecemos a sus distinguidos
autores, la colaboración que nos han prestado. Mención aparte dedicamos
a aquellos del exterior, los ilustres Alain Cuy, de Toulouse, y Arturo Andrés
Roig, de Mendoza, que nos han hecho el honor de asociarse a través de
MARCHA a esta celebración uruguaya.
El estudio de Antonio M. Grompone fue escrito en 1958, al ocurrir la
desaparición de Vaz Ferreira, resultando hoy de difícil consulta. Agradece­
mos igualmente a su familia la autorización que nos ha concedido para su
reproducción.
El próximo Cuaderno contendrá también colaboraciones especiales de
autores compatriotas y del exterior.
ALAIN GUV

UN FILOSOFO
DE TODAS LAS HORAS:
CARLOS VAZ FERREIRA
«
• ÿ n pensamiento es dialéctico cuando él sabe que ta búsqueda
de la verdad se hace por una progresión laboriosa y dramática,
que atraviesa la contradicción y sufre la pasión de lo negativo,
tonto que la afirmación propiamente filosófica es negación de la
negación. Etienne Borne, De Pascal a Teilhard de Chardin, Cler­
mont-Ferrand, Ed. G. de Bussac, 1963, p. 18.

taura, de cierta manera, el sentido metafí-


GRAN figura fue el filósofo uruguayo
Carlos Vaz Ferreira (1872-1958), uni­
versitario y abogado a la vez, reforma­
sico, que hubiera podido creerse, por error,
completamente abolido: “La metafísica
dor y lógico, moralista vigoroso y sociólogo, es legítima; más que legítima, constituye y
amigo de Einstein, de Unamuno y de Bou- constituirá siempre la más elevada forma
troux. Como lo ha visto bien Francisco Ro­ de la actividad del pensamiento humano,
mero, fue un procer, el artesano sin duda mientras no pretenda tener el aspecto de
más activo del renacimiento intelectual de claridad y precisión de la ciencia”.
su país y de toda la América ibérica. Pero, antes de constituir esta metafísica
En el artículo de su célebre Diccionario del porvenir, es necesario depurar cuidado­
d© Filosofía (T- II, p. 878), consagrado a Vaz samente nuestro aparato conceptual y dia­
Ferreira, José Ferrater Mora caracteriza la léctico. Extremadamente prudente, hasta
doctrina del Rector de Montevideo, como desconfiado de toda irracionalidad, Vaz Fe­
“un positivismo total, y por consiguiente, rreira nos enseña, como Descartes, Male-
como una superación de las tendencias po­ branche, Spinoza y Marx, a despejar prime­
sitivistas por el camino de su completa asi­ ro el terreno de todas las confusiones y erro­
milación”. Se podría completar este fino res que pudieran esconderse. Se piensa en
juicio, mostrando que el positivismo supe­ la expresión de Dubpis-Reymond, casi ag­
rior —y superado— de C. Vaz Ferreira, es nóstica: “ignoramus, ignorabimus” . . . . En
un poco análogo a la famosa “metafísica el fondo del método de Vaz Ferreira, el es­
positiva”, en que, según el decano de Gre- píritu crítico lanza sus miradas vigilantes;
noble, Jacques Chevalier, meditaba Berg- el maestro no quiere ser engañado por nada
son, es decir, en una vasta y audaz tentati­ y prefiere confesar que lo Real nos sobre­
va para fecundar la experiencia más es­ pasa muy a menudo, antes que mal dogma­
tricta por la razón más iluminada y más tizar a sabiendas, y desembocar en callejo­
amplia. A este respecto, un texto de su me­ nes sin salida o aun en catástrofes.
jo r obra, Lógica viva (Obras, T. IV, pp. 137- Perseguidor de sofismas, ha denunciado
138), resulta muy significativo, porque res­ notablemente las diversas maneras de error
en las cuales nuestra alma corre el riesgo indeterminista o determinista, pero que es
de caer. Que se trate de los paralogismos necesario creer en la libertad” (p. 205).
banales» de los errores de falsa oposición Se llega así a una cierta “apología del
(confundir lo complementario por contra­ buen sentido” (Lógica viva, p. 161), pero de
dictorio), de las mezclas indebidas entre lo ningún modo a un alegato en favor del
explicativo y lo normativo, de los engaños grosero o banal sentido común; se trata aquí
verbo-ideológicos, de la interferencia abu­ de la defensa, promoción e ilustración del
siva de los planos mentales, etc., por todas buen sentido superior, cartesiano, leibni-
partes el maestro de Montevideo parte en ziano o husserliano, que separa lo verda­
guerra contra las ilusiones y las falsas apa­ dero de lo falso, lo verosímil de lo impo­
riencias, espejismos de nuestra sensibilidad sible, etc., por un esfuerzo muy exigente de
o de nuestro querer; según él, la falta ma- pureza intelectual o espiritual y de auten­
ticidad lógica. En esta tarea, que no deja de
Íror de nuestros hábitos mentales y mora-
es —o más precisamente, de nuestro poder hacer llamado a la ascesis psíquica, V- Fe­
de razonamiento— es pensar siempre “por rreira desea una apertura siempre mayor
sistema”, rígido y simplificador, en lugar de los filósofos. “La filosofía será completa­
de pensar “por ideas”, de las cuales se toma mente distinta el día en que los filósofos
cuenta en contacto con los hechos, revisán­ sepan darnos toda su alma, todo lo que
dolas constantemente en función de éstos, piensan y hasta todo lo que sienten.” (Ló­
siempre movedizos. El “juego libre de las gica viva, p. 156)- El factor esencial de esta
ideas” (p. 144), debería ser el único motor catarsis será la simpatía, a la cual el maes­
de nuestras búsquedas- tro de Montevideo dedica una página muy
Bajo este ángulo, se podría creer que oportuna.
Vaz Ferreira retorna a Balmes, cuyo El En el plano político, V. Ferreira nos
criterio, busca precisamente desenmascarar aporta también grandes lecciones. Que .se
los falsos pasos de nuestro entendimiento y lea, por ejemplo, sus conferencias sobre La
de nuestro raciocinio. De hecho, a pesar de crisis actual del mundo desde el punto de
un parentesco de sus vocaciones de maes­ vista racional (en Obras, T. XI, pp. 133-187);
tros de pensar, exigentes y profundos. Bal- donde encara con mucha serenidad la crisis
mes y Vaz Ferreira difieren mucho uno de político social de nuestro tiempo. Según él,
otro, y no es por azar que la Lógica viva en la crisis de la democracia, en la del indi­
critica severamente las inconsecuencias del vidualismo, en la de la lucha de clases o en
filósofo de Vich, en materia de dogmas re­ la de la lucha de las razas, en todas partes se
ligiosos (pp. 147 y ss.), que son exceptuados encontrará en la base “un factor irracional”
por este último del escalpelo del análisis (p. 150): todo el problema es justamente
crítico, despiadado en lo demásv “desinfectar estas «tragedias» de su impu­
reza irracional” (p. 150). Analizando, por
Es justam ente al inmenso problema de
la libertad humana y del deterninism o ejemplo, la tragedia de la democracia mo­
cósmico, que Vaz Ferreira aplica este mé­ derna, muestra, con rara lucidez, las confu­
todo, en Los problemas de la libertad y los siones cometidas entre la mayoría y la su­
del determinismo, (T. II de Obras) libro perioridad moral, las colusiones contra-na­
tura entre “los que tienen que ser natural­
igualmente profundo que renueva esta cues­ mente, psicológicamente, temperamental­
tión inmemorial, recordando como leit­ mente antidemócratas” (p. 154), y los “de­
motiv que “hay casi siempre más oposición sencantados” de la democracia (p. 155). Las
entre las teorías que entre sus consecuen­ imperfecciones de todo gobierno democráti­
cias” (p. 26). Aquí, la epistemología recor­ co son, a sus ojos, inherentes a la vida mis­
ta la psicología y la biología. Procediendo a ma- “La democracia es como la vida: cosa
"la etiología de la confusión” (p. 232), el impura, su cia.. . ” (p. 157). Es necesario aco­
maestro parte de la tesis según la cual “los modarse a ella, o, más, bien, sacar de ella
problemas de la libertad son problemas de el mejor partido posible, es decir, lo más a
■eres, en tanto que los problemas del de­ menudo, llegar al mal menor.
terminismo son problemas sobre fenómenos, Se debería Subrayar todavía cuánto nos
hechos, estados” (p. 231). La conclusión, que enriquece Fermeniario, obra prodigiosa­
por otra parte hace la crítica de de Broglie, mente sugestiva y luminosa; convendría de­
Planck, von Neumann y demás fundadores cir también todo el valor de Moral para
i© la microfísica, sustenta que “se puede ser intelectuales, de Sobre los problemas socia­
les, cíe uonocimienío y acción, ae sobre la cero no es tampoco un eraecneo, nojo y sin­
enseñanza en nuestro país, de Lecciones so­ crético o vago, como el primer Anatole
bre pedagogía, de Tres filósofos de la vida France- Se estaría tentado, más bien, en ver­
(Nieizsche, James, Unamuno), de la Corres­ dad, de decir: “Vaz Fererira, o el metafísi-
pondencia y de los Inéditos... Para term i­ co a pesar suyo”; porque, aunque en varias
nar, que nos baste magnificar el mensaje de ocasiones él se haya defendido de serlo, fue
alta lucidez y también de amplia tolerancia un pensador de alto vuelo, que supo des­
que nos ha dejado el filósofo del Uruguay. cender, al mismo tiempo, al terreno práctico
Como bien lo ha hecho notar Emilio Oribe, y cotidiano. Es que, para él, tiene el espí­
en su “Prólogo” a los Estudios filosóficos ritu un extraordinario poder de asimilación
(antología), de C. Vaz Ferreira (B. Aires, concreta. En resumen, se puede afirm ar que
Aguilar, 1961, p. 14), el filósofo no ha bus­ fue, como Tomás Moro o Juan Luis Vives,
cado “enseñar a vacilar”, sino a prevenir “un hombre de todas las horas”, acogiendo
contra la suficiencia en nosotros mismos. El todas las angustias de nuestra desgraciada
saber problemático no debe tener frontera: humanidad, tanto como todas sus alegrías.
es necesario “volver a poner cien veces A este título, ha merecido bien no sólo de
nuestra obra sobre el telar” . . . Siempre ma­ su patria sino del universo entero.
tizado (“hagan el favor de esfumar todo lo Alain Guy
que hemos dicho, de desleírlo, de sombrear­
lo, de ponerlo vago” . . . , dice todavía en la (Director de Ja Unidad de Enseñanza y de.
Investigación de Estudios Filosóficos y Polí­
Lógica viva, p. 190), Vaz Ferreira es lo ticos de la Universidad de Toulouse-Lt Mirail,
opuesto del filósofo conformista y endure­ Francia.)
cido o pretensioso, que nos describe Thuil-
lier, en Sócrates funcionario (París, 1971); (Traducción del francés por A, A.)

(
i\%i o u t f i t * orscjwo«
ARTURO ANDRES ROiG

ELABOREMOS
NUESTRO PROPIO VINO
CADA vez estamos más convencidos d e . la
unidad cultural que hace de Latinoamérica
nermanos. “Estamos tan cerca —decía— «omoi
tan unos, tan los mismos, que no podemos hablar
un continente eon perfil propio, como tam­ sino familiarmente” (Incidentaimente, Obras
bién lo estamos de la rica diversidad que se Completas, tomo XVIII, p. 94). Mas, este “ha­
integra armónicamente en aquella unidad. Gran­ blar familiar” no implicaba en su pensamiento
des zonas culturales dan forma a este continente un olvido de la “Gran Patria Americana” de
que ahora tal vez con más fuerza que nunca Rodó, de Ugarte o de Vasconcelos. De ahí que
despierta con viva voluntad de darse una mi­ la hermandad argentino-uruguaya se resolviera
sión y un destino en la historia. El Río de la en última instancia para Vaz Ferreira en una
Plata constituye sin duda una de esas regiones tarea continental. Hay para él “un deber co­
que ha tenido conciencia de su diferenciación y lectivo, continuo y sostenido, de esfuerzo indi­
a la vez de su integración con el resto continen­ vidual, de patriotismo nacional y de colabora­
tal. Basta poner algunos nombres ilustres para ción y fraternidad continentales”, que es deber
probar lo dicho con evidencia. El argentino Juan para América toda o para todos nosotros en
Bautista Alberdi, en Montevideo, antes de pro­ cuanto americanos.
mediar el siglo XIX, hizo aquel famoso llama­ Esa unidad y ese deber de los que nos ha­
do en favor de una “filosofía americana”, que blaba el maestro uruguayo, sólo son posibles de
era a la vez “filosofía nacional” : años más tarde, ser realizados y cumplidos con una actitud crea­
al rayar el siglo XX y también desde Monte­ dora, para la cual todos sus escritos son sin ex­
video, un uruguayo entrañablemente unido a cepción una convocatoria permanente. “Nuestra
nosotros, José Enrique Rodó, invocó nuevamen­ Sud América —dice —ha sido y ha tenido que
te la necesidad de una tradición unitaria y pro­ ser forzosamente, al principio, un continente imi­
vocó uno de los movimientos más agudos de tador” (Ibidem, p. 73); la crisis de los modelos,
autoconciencia continental; Carlos Vaz Ferreira, consecuencia fecunda para nosotros de dos do-
de quien deseamos hablar ahora especialmente, lorosas guerras mundiales, nos obliga a poner­
adoptó esa misma rica actitud dialéctica de nos alerta tanto respecto de nuestra actitud imi­
afirmación de unidad y diversidad de lo latino­ tativa, como de los modelos mismos; debemos sin
americano. Se sintió uruguayo, mas también se duda alguna “conquistar otra independencia”,
sintió hermanado con la región cultural dentro que no es ni más ni menos que la de asumir
de la que lo uruguayo forma parte, ese mundo para nosotros lo que entendamos que es valio­
rioplatense que a pesar de momentos naciona­ so en sí mismo y no porque sean valores pro­
listas a veces estrechos, sigue vivo en su unidad puestos por las naciones miradas como paradig­
y que hace que uruguayos y argentinos nos sin­ máticas en cada momento histórico. La primera
tamos tal vez más hermanos frente a los demás vía para alcanzar aquella actitud creadora será
la de difundir y organizar entre nosotros —y sotros, significa dispersión y desconocimiento de
esto es tarea según pensaba Vaz Ferreira para nosotros mismos. La unidad implica realidad
las universidades sudamericanas— el “sentido sustancial, supone necesariamente la realidad
crítico” que nos permita despojarnos de toda de un sujeto y sobre todo de un sujeto que se
actitud pasiva frente a los modelos consagrados afirma como tal y que se tiene a sí mismo
¡(Ibidem, p. 73). como valioso.
La segunda tarea será, en términos de un Nuestro mundo latinoamericano actual vi­
hermoso ejemplo que nos ha dejado Vaz Fe­ ve sin duda estas ideas' y estos sentimientos. La
rreira, la de elaborar nuestro propio vino. “Su­ bandera de la liberación del continente es on­
pongamos un fabricante de levadura -—nos di­ deada en todos los órdenes de la cultura, en
ce—- que hubiera sabido producirla de una todos sus planos: económico, político, filosó­
calidad superior, casi única, y que al mismo fico. No hay duda que ya estamos lejos de
tiempo con esa levadura hubiera querido hacer aquella psicología que denunciaba Vaz Ferrei­
vino, y le hubiera salido malo, agrio, tóxico. De ra como propia del sudamericano y que con­
él deberíamos utilizar la levadura fecundísima sistía en no procurar “ni ver ni hablar por
para hacer cada uno vino a nuestro modo. El nuestra cuenta”, en estar “pasivos y receptivos”
que él fabricó es secundario” (Inéditos, Obras (Moral para intelectuales, Obras Completas,
Completas, tomo XX, p. 195). Subrayemos lo tomo III, p. 41), como tampoco cabe duda al­
capital de este ejemplo, lo que Vaz Ferreira guna que nuestro estado actual de auto-con­
nos dice en sus palabars finales: sea agrio o no ciencia que caracteriza la nueva psicología
el vino que hacen otros, no es el vino nuestro sudamericana, debe su transformación en gran
y la tarea que tenemos por delante es la de parte a la obra admonitoria y elevadamente
asumir fermentalmente, con palabra vazferrei- docente de estos grandes hombres que en el
riana, toda la cultura de la humanidad, en lo pasado inmediato denunciaron con fuerza nues­
que ella tiene de impulso creador, para crear tros defectos. Entre ellos Vaz Ferreira ocupa
nuestra propia cultura. un puesto indiscutible.
Sólo de este modo tendrá sentido hablar de
unidad y diversidad culturales, en la medida Arturo Andrés Roig
que aquel espíritu de imitación servil que la­ (Catedrático de Filosofía de la Univer­
mentablemente tantas veces imperó entre no­ sidad de Cuno, Mendoza, Argentina)
ANTONIO M. GROMPONE

CARLOS VAZ FERREIRA«)


í representó y lo que queda de esa actividad
ininterrumpida.
La muerte de Vaz Ferreira nos obliga a si­
tuarnos ya con carácter definitivo frente a su Hacemos referencia al pensamiento porque
vida y su obra. Es el homenaje que corres­ en Vaz Ferreira su personalidad se manifies­
ponde a quienes han tenido por su actuación ta esencialmente como vida espiritual y toda
relieve considerable con respecto a los hombres la acción exterior, en los distintos cargos que
de su tiempo y que dejan una obra que va desempeñó, es una efectiva proyección de sus
perdiendo lo que puede tener de accidental o ideas. Esas mismas, aun impersonalmente ex­
de transitorio para que se acentúe en ella aque­ presadas, tienen el sentido de una autobio­
llo que ha de quedar vivo para quien intente grafía y trascienden en ellas sus sentimientos,
estudiarla con criterio objetivo. el conflicto interior, la lucha para imponer con­
Vaz Ferreira tuvo tan marcada gravitación vicciones y planes, el esfuerzo por pesar en
en la actividad educacional del país que in­ la orientación de las instituciones o de los hom­
teresó a todas las ramas de la Enseñanza. Así bres.
ocurrió en Enseñanza Secundaria y aunque no En el análisis de su obra se va acentuando,
fuera partidario de institutos de formación do­ desde las primeras manifestaciones de su pen­
cente para el profesorado, su pensamiento tuvo samiento a las últimas, una tendencia bien de­
una dirección bien definida en el intento de finida a dar a cada idea un contenido de acción
influir en los jóvenes y de crear en ellos la y en la elección misma de los problemas se
conciencia y la responsabilidad del educador van desplazando las investigaciones de psicolo­
en lo que se refiere a la finalidad y a la forma gía o filosofía en sí mismas por los problemas
de su cometido. que tienen relación con la conducta individual
Por eso correspondía que el primer día de o colectiva.
clase de un instituto que forma profesores de Los primeros ensayos sobre psicología2
Enseñanza Secundaria, se rindiera homenaje tienen ese carácter aunque se analice en ellos
a Vaz Ferreira y que ese homenaje se tradu­ problemas científicos y estén infiltrados de
jera en un estudio del significado de su acción planteamientos lógicos que ya determinan una
y de sus obras. modalidad de actitud espiritual. Esa caracte­
En un período de más de cincuenta años rística se define por el predominio en la ex­
el pensamiento de Vaz Ferreira se desarrolló posición del análisis lógico, fuertemente im­
en nuestro medio con distinto significado y pregnado de influencias psicológicas y exponen
diversa influencia. Al desaparecer físicamente la actitud que se debe adoptar como una con­
se impone una visión que comprenda lo que secuencia de tal planteo.
A través de toda su obra se van destacando ciertos fenómenos mórbidos del espíritu, el es­
aspectos esenciales de su vida y se conocen tudio de la modalidad de trabajo mental de la
los grandes conflictos externos e internos entre persona que Vaz Ferreira identifica como Q
su pensamiento y el medio en que fue actuando se expone un criterio sobre la verdad. “La men­
o del pensamiento en un esfuerzo por superar tira y la verdad no existen en realidad puesto
un problema. Esa actividad constituía en Vaz que la posición de nuestro espíritu én lá dis­
Ferreira el factor esencial de su influencia. cusión de una cuestión cualquiera, depende
La historia de su pensamiento es realmen­ únicamente del número de grados que puede
te, repetimos, la historia de su vida porque la avanzar en una contradicción alternativa.” “En
actividad mental se proyectó intensamente pe­ ciertos casos la creencia y la no creencia de­
netrando todo otro género de actividad y los pende del grado de inteligencia del sujeto.” ®
elementos exteriores dieron siempre oportu­ Este trabajo, publicado en 1895, y que se pre­
nidad a lo espiritual o como incitador o porque senta como el estudio de un sujeto, parecería
provocaba la reacción. Es un impulso interior una exposición de la modalidad del autoi que
a influir y a conducir, a exteriorizarse y a pe­ se ve así a los diecinueve años. Mucho tiempo
netrar lo real, a vivir en el espíritu los pro­ después, en su Lógica Viva, esta concepción
blemas que el medio iba presentando. Es un psicológica se desarrolla como posición que
diálogo o uipa discusión en distinto plano con tiene relación con la Lógica en lo que ya
los que viven o con quienes son contradicto­ llama los planos mentales En el estudio y la
res en el mundo. Esa es la razón por la cual argumentación de un problema pueden presen­
el pensamiento de Vaz Ferreira está tan fuer­ tarse soluciones y discusiones contradictorias,
temente influenciado por elementos psicológi­ pero con la particularidad que las relaciones
cos y es siempre una actitud mental la que entre las distintas actitudes son mucho más
se desprende de cada investigación. complicadas que la simple agrupación de te­
Se podía disentir con él; era factible dis­ sis opuestas. Dos hombres pueden coincidir en
cutir sus soluciones y sus actitudes, pero lo tesis y encontrarse más alejados en cultura psi­
innegable, en primer término, era su aptitud cológica, es decir, en planos mentales que dos
para situar un problema. En su actuación per­ hombres que sostengan tesis contrarias.4 La
sonal, en los Consejos de Primaria, Secundaria discusión o el estudio de un problema cambia
o Universitario, en las conversaciones tanto a medida que se ahonda, o se eleva el razo­
como en lo publicado, al efectuar el análisis namiento que se hace más sagaz o más pro­
de una cuestión, la situaba con una claridad fundo.
que obligaba a colocarse en su posición espi­ Tal sentido de la investigación y de la ac­
ritual porque mostraba aspectos nuevos, con tividad mental proyecta el pensamiento en un
un planteo en el que necesariamente se debía problema de conducta afirmando un concepto
pensar a la misma hondura para poder opo­ relativo de la verdad, presentando a aquél co­
nérsele. De ahí una distinta posición en sus mo un resultado de expresiones vitales y vin­
oyentes o en sus lectores: la de quienes se culado a la aptitud humana.
dejaban arrastrar por el encanto, —porque tal La idea de planos mentales tiene, además,
era efectivamente la impresión— de un pen­ su sentido en la vida misma de Vaz Ferreira.
samiento de extraordinaria agilidad lógica, la Ya dijimos que no interesa su biografía por los
de quienes se esforzaban por arrancarse a ese cargos ocupados o por las contingencias de
hechizo de una actividad superior por un es­ acontecimientos particulares. En cambio tiene
fuerzo de liberación, colocándose en la situa­ singular relieve lo que representó en el medio
ción de Alcibíades frente a Sócrates, quien ne­ y es de interés analizar cómo se le vio, cuál
cesitaba un esfuerzo para escapar a la seduc­ fujB su influencia y qué es lo que en este mo­
ción del pensamiento de aquél; y finalmente mento nos queda de la obra realizada.
la incomprensión de aquellos que no podían Su generación vio en él un espíritu excep­
alcanzar el desarrollo de las ideas, ni el valor cional en el estudio de todos los problemas
de una argumentación y oponían a la con­ filosóficos, sociales y aun jurídicos. Lo eviden­
cepción lógica una deformación del argumento cia Domingo Arena al expresar en el parla­
tomando lo accidental por la esencia del pen­ mento la admiración por su talento excepcio­
samiento. ' nal, al exponer la solución que Vaz Ferreira
De esa distinta manera de enfrentarse a un había encontrado en el problema del divorcio,
planteo surgió en el mismo Vaz Ferreira la presentando la fórmula de divorcio unilateral
idea de los planos mentales. En el citado tra­ por la sola voluntad de la mujer, como un
bajo, concebido al parecer casi en la adoles­ modo de favorecer a la parte más débil, frente
cencia, sobre la psicología y su acción sobre a la opinión de quienes rechazaban la idea
desconociendo ei nondo sentido práctico de la ideas directrices de la enseñanza, calificación
misma. 5 Y este sentido de admiración y re­ de la enseñanza secundaria como selectiva o
conocimiento de estar en presencia de un es­ atractiva, para indicar las dos orientaciones po­
píritu prominente continuó durante toda su sibles en la organización de la misma, la misma
vida y los sobrevivientes de su generación lo denominación de fermentario aplicado a los li­
expresaron en distintas oportunidades, aun en bros cuyas ideas sean como “levadura viva y
el instante de su muerte. fecunda en vez de un vino agrio y fracasado”. e
Durante la primera década de este siglo su Fue el momento del contacto directo y
influencia se exteriorizó principalmente en los personal con los espíritus estudiantiles en las
núcleos estudiantiles cuyo entusiasmo culminó clases, o con asistentes a las conferencias en
con el extraordinario movimiento que dio ori­ institutos de enseñanza, en las cuales era to­
gen a la creación del cargo de Maestro de davía posible que el profesor o el maestro fuera
Conferencias en 1913. Se exteriorizó un fervor el eje de la clase y ésta constituyera un ele­
desconocido en nuestro medio y apareció como mento de captación de ideas. Ese centro de
el maestro indiscutido de la juventud. Era el irradiación se continuaba después en las reu­
ascendiente de un espíritu superior, pero tam­ niones, en la influencia particular que se ex­
bién era el poder de una concepción del pensa­ teriorizaba en temas de enorme variedad, fi­
miento que parecía encontrar caminos claros losóficos, científicos, políticos, sociales, artís­
para todas las encrucijadas. Fue el momento ticos.
más luminoso de su poder de maestro porque Después, con la creación de los liceos de­
se le’ seguía con fervor apasionado, se veía en partamentales, apareció el predominio de la
su pensamiento casi una iluminación, y en los masa estudiantil y la enseñanza en grupos nu­
adolescentes y jóvenes de entonces, aparecie­ merosos que no eran propicios a aquel diá­
ron sus palabras con la nitidez de un descu­ logo de espíritus o a la orientación personal.
brimiento que mostraba un mundo de segu­ Un recuerdo personal se me ha quedado gra­
ridad y de transparencia. Un núcleo entusiasta bado. Estábamos examinando uno de aquellos
seguía sus conferencias, cuyo encanto estaba grupos numerosos de preparatorios en el año
en la claridad de la exposición lógica sin ador­ 1916 y oíamos repetir las palabras y no el
nos y en las ideas expuestas con sencillez que espíritu de la lógica viva, a veces las palabras
confiaban toda su influencia al peso de ellas entendidas de un modo absurdo, otras ni pala­
mismas. bras ni sentido. Vaz Ferreira escribe entonces
Maestros de enseñanza primaria, alumnos en un papel algo que me pasa para que lo
de enseñanza secundaria y de facultades, pro­ lea y donde había expresado más o menos:
fesores, asistían con recogimiento y veían abrir­ “Si se tuviera la posibilidad de alcanzar la
se perspectivas nuevas, sintiendo que se rom­ verdad absoluta uno debiera abstenerse de
pía un círculo de dogmatismo y de ideas he­ exponerla para que no se la repitieran en un
chas, y que debían eliminar la aceptación de examen”.
las doctrinas o la adhesión a principios esta­ Porque la orientación más clara de Vaz
blecidos sustituyéndolos por el enfoque de los Ferreira, radicó en la que podría definirse su
problemas y la proyección de cada idea en pasión por la enseñanza, entendida en un sen­
la realidad. tido hondo de la misma. No era la exhibición
Esa claridad estaba basada a menudo en de doctrinas, de un erudito, ni la habilidad
una expresión feliz que sintetizaba un fenó­ de quien expone sin comprometer su propia
meno o una actitud y de la que era difícil actitud.
escapar. Por lo menos centraba de tal modo Lo que dijimos de su posición en el campo
el pensamiento que podía aparecer por sí sola del pensamiento conviene vincularlo a su ac­
como un planteamiento y una solución de la titud de maestro. La proyección de esa acti­
cuestión. De ahí ha surgido después, ese fe­ vidad da origen sólo a una actitud mental: la
cundo campo de citas que se anota en toda que crea el pensamiento son problemas prác­
la obra de Vaz Ferreira y que en un momento ticos con respecto a nosotros mismos. En la
dado aparecían inevitablemente en todo estu­ posibilidad de influir en los otros y en esa
dio o en toda exposición de ideas lógicas, so­ confianza conservaba Vaz Ferreira el poder de
ciales o pedagógicas. La graficidad de esas la educación y de las ideas para la transfor­
expresiones se verifica entre otras, en las de­ mación individual y social.
nominaciones de grados y planos mentales, Se mantuvo hasta lo último con esa con­
pensar por sistemas y pensar por ideas para vicción y continuó en su Cátedra de Confe­
tener en cuenta, exageración y simplismo en rencias sosteniendo esas soluciones, con la te­
pedagogía, penetración y escalonamiento como nacidad de quien cumple un cometido esen-

HUMERO 83/JU L IO 1972 u


/h di vi- t
tiplicidad de las mismas, y a las teorías dis­ vista el pensamiento filosófico del medio ca­
tintas que se han presentado, se preconiza recía de profundidad y se perdía en diva­
un método de imparcialidad y tolerancia, criti­ gaciones. En distintas oportunidades hemos in­
cando la actitud de considerar los problemas dicado que las clasificaciones de los intelec­
psicológicos como encerrados en un número tuales de fines del siglo pasado en positivistas,
fijo y limitado de teorías opuestas e irrecon­ materialistas, espiritualistas, no indicaban
ciliables. M adhesión efectiva a la construcción ideológica
Los dos úiaicos textos con fines didácticos tal como se podría conocer en una penetración
que publicó entonces, y que orientaron du­ directa en la obra de los autores, porque co­
rante años los estudios de Psicología y Lógica rrespondían, en general, a una apreciación su­
en la. universidad, están inspirados en ese con­ perficial, a menudo creada por el significado
cepto de la enseñanza de enfrentarse a los vulgar de la denominación de las escuelas o
problemas concretos y a los hechos antes que tendencias. Las referencias a doctrinas clá­
* las doctrinas y a las escuelas. El primero sicas tenían en general la misma inconsisten­
—el de Psicología— que tuvo más larga vida y cia sin contacto directo con los autores.
que fue adaptándose con apéndices al pro­ Contra esa actitud Vaz Ferreira sentirá la
greso científico mientras Vaz Ferreira se man­ necesidad de estudiar los problemas y con ello
tuvo en la docencia activa de la universidad, de concentrar todo el esfuerzo en el planteo
contiene más claramente la aplicación prác­ correcto de los mismos. Por esa razón apare­
tica de las ideas directivas indicadas. cerá, para él, infecundo el esfuerzo por estu­
A los aportes originarios de los autores que diar las doctrinas que se verán como sistemas
hemos indicado, se han sumado los que corres­ cerrados, unilaterales y sistemáticos. Esa idea
ponden a otn>s figuras que orientaron la in­ se mostrará én toda sü obra y se concreta en
vestigación psicológica a fines del siglo pa­ las reacciones que ha tenido leyendo a Comte,
sado, particularmente Wundt y W. James, este Spinozza, o refiriéndose a Kant.11 La actitud
último en su psicología, y que será ya un abierta y la necesidad de no ser dominado por
autor al que continuará vinculado espiritual­ el sistema o la doctrina, y tener la libertad de
mente a medida que vayan apareciendo otras pensar por sí explican todas las reacciones y
producciones. Toda experiencia, aun aislada, determinan la esencia del pensamiento de Vaz
toda contribución de una idea, un punto de Ferreira al mismo tiempo que su valoración
vista nuevo, un aspecto que pueda significar en el momento en que aparece.
enfoque no visto se van presentando para mos­ Existe allí una idea latente y que se trans-
trar como base de estudio, de investigación y pafenta en toda su obra: la del progreso del
de exposición, los hechos ,antes que las doctri­ pensamiento humano que hacen aparecer las
nas, en una concepción de psicología como lo concepciones clásicas superadas por los plan­
será la filosofía que no está reñida con el pro­ teamientos posteriores, por una parte, y por
greso científico, como éste no significa la liqui­ la otra la necesidad de que todo el esfuerzo
dación de toda metafísica y que solamente los se vuelque en una concepción actual de la
ingenuos positivistas aconsejan abandonar toda vida y sus problemas. Se separa así el estudio
especulación filosófica y aplicarse exclusiva­ de la filosofía como una técnica erudita o como
mente a la ciencia positiva.10 exposición de doctrinas ajenas, de la filosofía
Interesan problemas actuales y pensamiento como investigación de problemas vigentes y
actual, por eso Vaz Ferreira en su exposición vivos, y por tanto, se le atribuye la función
de h. enseñanza de la filosofía a que nos he­ esencial de crear una actitud vital y no un
mos referido antes, se opone al estudio de la pensamiento que trabaje al margen de la rea­
historia de la filosofía, posición que resulta de lidad.
un modo de situarse ante los problemas ac­ La renovación del sentido del pensamiento
tuales y de vincular filosofía y ciencia. Un en el campo filosófico nos da el valor de Vaz
sentido ocasional de la actitud estaría segu­ Ferreira y nos indica la marcha de su menta­
ramente en la oposición a la esterilidad de lidad exteriorizada en toda su obra. Los gran­
las discusiones, que se mantenían en un ver­ eles filósofos han consagrado lo mejor de su
balismo sin contenido real, y sin que las diver­ esfuerzo a la búsqueda de un método que es
sas posiciones espirituales afectaran la direc­ la afirmación de una actitud para resolver pro­
ción de la vida, porque en Vaz Ferreira apa­ blemas vivos en el momento en que actuaban.
rece como unidad de su pensamiento, darle un El estudio de esa actividad puede tener, como
valor para la acción y que se proyecte en lo pensaba Vaz Ferreira, sólo un valor de eru­
, la conducta humana como un elemento indis­ dición o de repetición de un sistema ya muerto,
pensable para orientarla. Desde ese punto da p la penetración en la actividad d e' un espí-
mu que en un momento ciado mantenía un» problema del evolucionismo y el otológico en
activa interdependencia del pensamiento con general, cerrado por la concepción de Spencer,
la vida. Se revive así una experiencia que, como o para analizar la relación del lenguaje y del
tal, puede tener significado presente. Es dife­ pensamiento porque no se podía atribuir a
rente la posición de quienes analizan el sistema aquél la representación real de la actividad
o el pensamiento aislado, como un mundo que mental.
Se desarrolla al margen de toda actividad vital En los momentos de crisis espiritual o de
y sin proyección en el comportamiento hu imposibilidad de pensar libremente, quienes
mano. se dedican a tareas espirituales se evaden de
El apartamiento de las doctrinas filosóficas lo actual o eluden el planteo de problemas pre­
clásicas no lo tuvo para los autores literarios, sentes recurriendo a la exposición o investiga­
porque en ellos se encuentra algo vivo, se di­ ción de doctrinas antiguas, que analizan con
rigen a lo emotivo y crean siempre la impresión una escrupulosa minuciosidad a menudo solo
de sentimiento actual. Vaz Ferreira, que no en el campo filológico. Esa misma actitud la
cita clásicos de filosofía, se refiere frecuen­ adoptan quienes no se sienten capaces de
temente a autores literarios, y si hace excepción afrontar los problemas de su medio y cons­
de pensadores antiguos, ellos no están dentro truyen sistemas que pueden adaptarse a cual­
de los que han creado una doctrina porque quier circunstancia, separados de la realidad
siente la atracción de los espíritus como Mon­ y sin influencia en su propio destino.
taigne o Diderot que han producido ideas sin En el período del fascismo italiano como
reducirlas a sistemas, han expuesto más bien en la España de Franco, entre otros, la preo­
actitudes ante problemas. cupación por las doctrinas o los problemas an­
No obstante ello en la obra de Vaz Fe tiguos sustituye la visión del momento y la pe­
rreira, como en sus conferencias, muchas no netración en la situación espiritual y social
publicadas, la exposición de doctrinas filosófi­ contemporánea; y si no se procede así, el
cas, y el análisis del pensamiento de algunos pensamiento tiene un grado de abstracción o
autores han ocupado un lugar importante. 'de formalismo que no compromete actitud al­
Pero esos autores son actuales en pensa­ guna. Es un juego de expresiones construido
miento y en el tiempo y se han referido a pro­ con una escrupulosa minuciosidad que exige
blemas de hondo contenido que tienen relación un esfuerzo para separarse de las expresiones
con la preocupación dominante en Vaz Ferrei­ corrientes. La creación de un lenguaje propio,
ra. El interés por la obra de William James concluye por absorber toda posibilidad de dar­
que se anota en el texto de psicología, se le sentido en su propia vida espiritual: se se­
ahonda con los análisis de la Experiencia Re­ para claramente en quien lee la captación de
ligiosa y el Pragmatismo, se vincula al de la doctrina del resto de la actividad vital.
Bergson que expone extensamente en una se­ Vaz Ferreira tendía, por eso, a separarse
rie de conferencias y que aparece en distintos de tales deformaciones del pensamiento para
aspectos en lo publicado. También Nietzsche darle a éste un contenido que no fuera un
atrajo su atención y fue comentado con am­ simple pensamiento de cátedra, como un juego
plio desarrollo, interesado no por las doctrinas habilidoso de acróbatas: planteo de problemas,
o los dogmas sustentados sino por la sugestión investigación de la realidad, lectura de auto­
de los pensamientos no sistematizados, como res como dirección de toda la actividad mental
ejemplo de fermentos para pensar, en esa ex­ tendían a un mismo fin que era crear una ac­
presión que ha pasado ya al lenguaje corrien­ titud personal, tomar posición individual de
te en nuestro medio. tal modo que el pensamiento se proyectara so­
Con ello, Vaz Ferreira influyó en la lec­ bre la conducta.
tura directa y la penetración de autores mo­ En eso radicó la renovación que Vaz Fe­
dernos e incitó a tomar una actitud crítica con rreira produjo en su medio y de ello derivó to­
respecto a ellos, porque los elegidos tenían la da la característica de su obra que delibe­
condición necesaria para realizar la idea que radamente fragmentaria y no sistemática, pre­
hemos visto era el pensamiento central de Vaz senta la unidad de un propósito bien definido.
Ferreira. También esa actitud lo obligó a formular
Cada uno de esos autores, aportaba un ele­ todos los planteos y todas las soluciones desde
mento para pencar ios problemas, porque si el punto de vista de la conciencia individual,
con William James era preciso plantearse el radicando en la influencia de la razón el ele­
problema religioso o del valor de la razón, con mento indispensable, manteniéndose en una
Bergson se tenían experiencias y reflexiones tendencia que dejaba de lado todo lo que no
para ver desde un punto de vista nuevo el partiera de la voluntad del individuo, aun en
tiplicidad de las mismas, y a las teorías dis­ vista el pensamiento filosófico Cfei medio ca­
tintas que se han presentado, se preconiza recía de profundidad y se perdía en diva­
un método de imparcialidad y tolerancia, criti­ gaciones. En distintas oportunidades hemos in­
cando la actitud de considerar los problemas dicado que las clasificaciones de los intelec­
psicológicos como encerrados en un número tuales de fines del siglo pasado en positivistas,
fijo y limitado de teorías opuestas e irrecon­ materialistas, espiritualistas, no indicaban
ciliables. 9 adhesión efectiva a la construcción ideológica
Los dos únicos textos con fines didácticos tal como se podría conocer en una penetración
que publicó entonces, y que orientaron du­ directa en la obra de los autores, pirque co­
rante años los estudios de Psicología y Lógica rrespondían, en general, a una apreciación su­
en la universidad, están inspirados en ese con­ perficial, a menudo creada por el significado
cepto de la enseñanza de enfrentarse a los vulgar de la denominación de las escuelas o
problemas concretos y a los hechos antes que tendencias. Las referencias a doctrinas clá­
a las doctrinas y a las escuelas. El primero sicas tenían en general la misma inconsisten­
—el de Psicología— que tuvo más larga vida y cia sin contacto directo con los autores.
que fue adaptándose con apéndices al pro­ Contra esa actitud Vaz Ferreira sentirá la
greso científico mientras Vaz Ferreira se man­ necesidad de estudiar los problemas y con ello
tuvo en la docencia activa de la universidad, de concentrar todo el esfuerzo en el planteo
contiene más claramente la aplicación prác­ correcto de los mismos. Por esa razón apare­
tica de las ideas directivas indicadas. cerá, para él, infecundo el esfuerzo por estu­
A los aportes originarios de los autores que diar las doctrinas que se verán como sistemas
hemos indicado, se han sumado los que corres­ cerrados, unilaterales y sistemáticos. Esa idea
ponden a oftqs figuras que orientaron la in­ se mostrará én toda su obra y se concreta en
vestigación psicológica a fines del siglo pa­ las reacciones que ha tenido leyendo a Comte,
gado, particularmente Wundt y W. James, este Spinozza,. o refiriéndose a Kant.11 La actitud
último en su psicología, y que será ya un abierta y la necesidad de no ser dominado por
autor al que continuará vinculado espiritual­ el sistema o la doctrina, y tener la libertad de
mente a medida que vayan apareciendo otras pensar por sí explican todas las reacciones y
producciones. Toda experiencia, aun aislada, determinan la esencia del pensamiento de Vaz
toda contribución de una idea, un punto de Ferreira al mismo tiempo que su valoración
vista nuevo, un aspecto que pueda significar en el momento en que aparece.
enfoque rio visto se van presentando para mos­ Existe allí una idea latente y que se trans-
trar como base de estudio, de investigación y parenta en toda su obra: la del progreso del
de exposición, los hechos.antes que las doctri­ pensamiento humano que hacen aparecer las
nas, en una concepción de psicología como lo concepciones clásicas superadas por los plan­
será la filosofía que no está reñida con el pro­ teamientos posteriores, por una parte, y por
greso científico, como éste no significa la liqui­ la otra la necesidad de que todo el esfuerzo
dación de toda metafísica y que solamente los se vuelque en una concepción actual de la
ingenuos positivistas aconsejan abandonar toda vida y sus problemas. Se separa así el estudio
especulación filosófica y aplicarse exclusiva­ de la filosofía como una técnica erudita o como
mente a la ciencia positiva.10 exposición de doctrinas ajenas, de la filosofía
Interesan problemas actuales y pensamiento como investigación de problemas vigentes y
actual, por eso Vaz Ferreira en su exposición vivos, y por tanto, se le atribuye la función
de la enseñanza de la filosofía a que nos he­ esencial de crear una actitud vital y no un
mos referido antes, se opone al estudio de la pensamiento que trabaje al margen de la rea­
historia de la filosofía, posición que resulta de lidad.
un modo de situarse ante los problemas ac­ La renovación del sentido del pensamiento
tuales y de vincular filosofía y ciencia. Un en el campo filosófico nos da el valor de Vaz
sentido ocasional de la actitud estaría segu­ Ferreira y nos indica la marcha de su menta­
ramente en la oposición a la esterilidad de lidad exteriorizada en toda su obra. Los gran­
las discusiones, que se mantenían en un ver­ des filósofos han consagrado lo mejor de su
balismo sin contenido real, y sin que las diver­ esfuerzo a la búsqueda de un método que es
sas posiciones espirituales afectaran la direc­ la afirmación de una actitud para resolver pro­
ción de la vida, porque en Vaz Ferreira apa­ blemas vivos en el momento en que actuaban.
rece como unidad de su pensamiento, darle un El estudio de esa actividad puede tener, como
valor para la acción y que se proyecte en lo pensaba Vaz Ferreira, sólo un valor de eru­
la conducta humana como un elemento indis­ dición o de repetición de un sistema ya muerto,
pensable para orientarla. Desde ese punto de o la penetración en la actividad de un espí-
mu que en un momento dado mantenía una problema del evolucionismo y el biológico ea
activa interdependencia del pensamiento con general, cenado por la concepción de Spencer
la vida. Se revive así una experiencia que, como o para analizar la relación del lenguaje y del
tal, puede tener significado presente. Es dife­ pensamiento porque no se podía atribuir a
rente la posición de quienes analizan el sistema aquél la representación real de la actividad
o el pensamiento aislado, como un mundo que mental.
se desarrolla al margen de toda actividad vital En los momentos de crisis espiritual o de
y sin proyección en el comportamiento hu imposibilidad de pensar libremente, quienes
mano. se dedican a tareas espirituales se evaden de
El apartamiento de las doctrinas filosóficas lo actual o eluden el planteo de problemas pre­
clásicas no lo tuvo para los autores literarios, sentes recurriendo a la exposición o investiga­
porque en ellos se encuentra algo vivo, se di­ ción de doctrinas antiguas, que analizan con
rigen a lo emotivo y crean siempre la impresión una escrupulosa minuciosidad a menudo solo
de sentimiento actual. Vaz Ferreira, que no en el campo filológico. Esa misma actitud la
cita clásicos de filosofía, se refiere frecuen­ adoptan quienes no se sienten capaces de
temente a autores literarios, y si hace excepción afrontar los problemas de su medio y cons­
de pensadores antiguos, ellos no están dentro truyen sistemas que pueden adaptarse a cual­
de los que han creado una doctrina porque quier circunstancia, separados de la realidad
siente la atracción de los espíritus como Mon­ y sin influencia en su propio destino.
taigne o Diderot que han producido ideas sin En el período del fascismo italiano como
reducirlas a sistemas, han expuesto más bien en la España de Franco, entre otros, la preo­
actitudes ante problemas. cupación por las doctrinas o los problemas an­
No obstante ello en la obra de Vaz Fe tiguos sustituye la visión del momento y la pe­
rreira, como en sus conferencias, muchas no netración en la situación espiritual y social
publicadas, la exposición de doctrinas filosófi­ contemporánea; y si no se procede así, el
cas, y el análisis del pensamiento de algunos pensamiento tiene un grado de abstracción o
autores han ocupado un lugar importante. ‘de formalismo que no compromete actitud al­
Pero esos autores son actuales en pensa­ guna. Es un juego de expresiones construido
miento y en el tiempo y se han referido a pro­ con una escrupulosa minuciosidad que exige
blemas de hondo contenido que tienen relación un esfuerzo para separarse de las expresiones
con la preocupación dominante en Vaz Ferrei­ corrientes. La creación de un lenguaje propio,
ra. El interés por la obra de William James concluye por absorber toda posibilidad de dar­
que se anota -en el texto de psicología, se le sentido en su propia vida espiritual: se se­
ahonda con los análisis de la Experiencia Re­ para claramente en quien lee la captación de
ligiosa y el Pragmatismo, se vincula al de la doctrina del resto de la actividad vital.
Bergson que expone extensamente en una se­ Vaz Ferreira tendía, por eso, a separarse
rie de conferencias y que aparece en distintos de tales deformaciones del pensamiento para
aspectos en lo publicado. También Nietzsche darle a éste un contenido que no fuera un
atrajo su atención y fue comentado con am­ simple pensamiento de cátedra, como un juego
plio desarrollo, interesado no por las doctrinas habilidoso de acróbatas: planteo de problemas,
o los dogmas sustentados sino por la sugestión investigación de la realidad, lectura de auto­
de los pensamientos no sistematizados, como res como dirección de toda la actividad mental
ejemplo de fermentos para pensar, en esa ex­ tendían a un mismo fin que era crear una ac­
presión que ha pasado ya al lenguaje corrien­ titud personal, tomar posición individual de
te en nuestro medio. tal modo que el pensamiento se proyectara so­
Con ello, Vaz Ferreira influyó en la lec­ bre la conducta.
tura directa y la penetración de autores mo­ En eso radicó la renovación que Vaz Fe­
dernos e incitó a tomar una actitud crítica con rreira produjo en su medio y de ello derivó to­
respecto a ellos, porque los elegidos tenían la da la característica de su obra que delibe­
condición necesaria para realizar la idea que radamente fragmentaria y no sistemática, pre­
hemos visto era el pensamiento central de Vaz senta la unidad de un propósito bien definido.
Ferreira. También esa actitud lo obligó a formular
Cada uno de esos autores, aportaba un ele­ todos los planteos y todas las soluciones desde
mento para pensar los problemas, porque si el punto de vista de la conciencia individual,
con William James era preciso plantearse el raaicando en la influencia de la razón el ele­
problema religioso o del valor de la razón, con mento indispensable, manteniéndose en una
Bergson se tenían experiencias y reflexiones tendencia que dejaba de lado todo lo que no
para ver desde un punto de vista nuevo el partiera de la voluntad del individuo, aun en
«quenas cuestiones en las cuales lo social cons­ El método no es un procedimiento pura­
tituía el centro de la investigación. No consi­ mente lógico que se organice y se mantenga
deró por lo mismo, el lenguaje o las institu­ por sí mismo porque es esencialmente una
ciones sociales pesando sobre el individuo y disposición del espíritu que debe eliminar, en
aun el problema de la lucha de clases Jo exa­ primer término, la confusión del lenguaje con
minó como un problema moral en el cual de­ el pensamiento: fundamentándose en el buen
bían estimarse las situaciones individuales y el sentido se apoya en una lógica que no pres­
predominio de la racionalidad en la actitud cinde de la realidad psicológica.
que se adoptara. Con esa actitud trató los tres problemas
Su posición tiene el marcado carácter de esenciales de la filosofía de su tiempo: el pro­
orientación moral que se desarrolla a partir blema del conocimiento, completado con el
de la vida interior; por eso, aun en problemas problema de la ciencia y por tanto, el de la
psicológicos que tienen relación con la activi­ realidad y la metafísica, el problema religioso
dad mental, rechaza la apreciación que surge y los problemas de la libertad. La intervención
de pruebas objetivas y mantiene esa marcada de lo psicológico reducía el campo de la in­
oposición al empleo de los tests mentales, aun­ vestigación a las posibilidades humanas, y ha­
que su concepto esté alejado del signficado que cían depender las soluciones de una posición
se le da a aquéllos en un criterio de estima­ espiritual.
ción que no pretende comprender la totalidad Ya indicamos antes, cómo podían presen­
de la vida psicológica porque lo presenta como tarse tesis opuestas en diferentes planos men­
índice de una aptitud o de un fenómeno psi­ tales, cómo en realidad más que diferencias
cológico. entre las ideas en un sentido objetivo, aparecen
Lo afirmativo en Vaz Ferreira se afianzó de diferencias en los modos de pensar cuya dife­
tal modo en la racionalidad que en lo peda­ rencia efectiva radica en el ahondamiento con
gógico, político, económico y social partió que cada espíritu penetra en una cuestión, la
siempre de las actividades de conciencias indi­ altura a que se eleva cada persona, el estado
viduales, extendiendo a todas las investigacio­ de espíritu al analizar un problema. La ver­
nes el modo de presentar los problemas psi­ dad ya no existe en sí misma porque funciona
cológicos y morales a través de una conciencia en relación con determinada actividad mental
individual. y se proyecta en la acción.
Más que el resultado, es el trabajo del pen­
r ni samiento lo que ha perseguido Vaz Farreira en
toda su vida y busca el psiqueo antes que la
Deliberadamente Vaz Ferreira no escribió cristalización, el modo de pensar claro antes
un libro con desarrollo organizado. Los que que el pensamiento mismo.13
aparecen como tales desde el punto de vista Se separa del dogmatismo de la filosofía y
exterior no buscan una composición sistemá­ también del de la ciencia, que analiza en los
tica, con exposiciones de ideas, de actitudes, últimos tiempos referido a las matemáticas en
que quieren escapar “al peligro de forzar las el estudio de las “trascendentalizaciones ilegí­
afirmaciones y simetrizar la violencia”, conser­ timas” cuando las concepciones científicas pre­
vando la libertad de dudar, de ignorar, pudien- tenden erigir en filosofía sus procedimientos,
do completarse y corregirse indefinidamente.12 es decir, cuando el concepto relativo de la cien­
El principio orientador de toda la obra de cia aspira a convertirse en una explicación o
Vaz Ferreira, se asienta en esa actitud mental percepción de la realidad. No se marca muy
que se opone a la construcción de doctrinas o clara la separación de Ciencia y Metafísica
sistemas y que busca un medio de orillarlas ya que una y otra actúan en una interdepen­
apartándose de su dogmatismo para poder pen­ dencia, acentuando la ciencia el procedimiento
sar claro, de un modo hondo y vital, de una preciso y geométrico, mientras la metafísica
inteligencia que debe encontrarse a sí misma aparece como legítima cuando no adopta aquel
según su propia expresión “no cristalizada y procedimiento llevando “el análisis de los pro­
todavía plástica que se aplica a profundizar blemas hasta el grado en que se hace impo­
los problemas nobles”. sible pensar claro”. Fundamentalmente, es la
La actitud inicial lo condujo en sus pri­ confianza en las actitudes racionales, aceptan­
meras investigaciones a penetrar los temas fun­ do el perfeccionamiento mental con relación a
damentales de la filosofía y de la ciencia y épocas anteriores que se manifiesta en las cosas
su planteamiento lo enfrenta a la capacidad que pensamos y en la manera de pensarlas.14
del hombre para resolver las cuestiones y al El esfuerzo para pensar, la investigación que
método que ha de emplearse. ahonda los problemas, el pensamiento que se

i
llena de distinciones analizando las maneras al problema religioso, asi como el estado gra­
de no entender que “son infinitamente más pro­ vísimo de las almas religiosas, aunque estériles
fundas e inteligentes que las maneras de en­ desde el punto de vista espiritual, de buena
tender”, se sustituye al planteo en el cual se fe aunque incapaces del sentimiento religioso.
busca la verdad en el sentido vulgar y clá­ Todo ello separa el mundo de las afirma­
sico. Sería el pragmatismo, si no se pusiera ciones intelectuales dogmáticas y cerradas, afir­
la confianza en la razón que piensa directa­ mativas o-negativas de lo religioso, fundadas
mente de nuevo y siempre la realidad aunque en la fe en lo, religioso o en la ciencia de
aprovechando, en lo que corresponda, la ex­ estrechez intelectual, de un mundo abiferto, de
periencia de los aciertos y equivocaciones de sentimientos, que vincula ideales superiores y
lo ya pensado, con lo cual se afirma una con­ actitudes amplias sobre lo trascendente y que
fianza en una verdad por la que se trabaja se relaciona siempre con la realidad actual:
y que se busca.13 especialmente la necesidad de cierto riesgo en
Los problemas filosóficos en si mismos se las decisiones, que en W. James es caracte­
desarrollan en el modo como pueden ser pen­ rístico de la santidad y que en Vaz Ferreira
sados y en la disposición lógica y psicológica tiene relación con los sentimientos superiores
que debe adoptarse para penetrar en ellos. y la iluminación racional que podría ser débil
Idéntico estado espiritual corresponde en el y temblorosa y que se acepta aunque tenga
problema religioso aunque se acentúe aquí .a limitaciones.
actitud espiritual individual porque van pre­ La religión es una realidad psicológica y
dominando los sentimientos. Son definidas sus la dificultad de aceptar una determinada re­
ideas en lo que se refiere a los errores y a ligión positiva, radica en la dificultad de con­
incitar las actitudes psicológicas de compren­ ciliar dogmas y posiciones espirituales o mo­
sión en planos elevados, lo que excluye desde rales con la investigación de la verdad, y con
luego las afirmaciones dogmáticas en sentido la necesaria aceptación del proceso científico.
afirmativo o negativo, inclusive el prejuicio le Tanto en el análisis de la obra de W. James
los dogmas para la exaltación de la religiosidad como en la expresión de su pensamiento, al
pura. Existe una preparación para aproximarse tratar problemas lógicos o morales, se opone
a la religión con amplio espíritu de compren­ al criterio de las fórmulas estrechas que se
sión del sentimiento de lo trascendente po­ manifiestan en una religión positiva, a la in­
sible, y que comprende toda clase de senti­ tolerancia que puede llegar a suprimir a un
mientos, aspiraciones, deseos, temores, espe­ hombre porque no piensa como nosotros, a
ranzas, dudas, que tienen que ver con lo des­ todo el dogmatismo insolente de los ritos y
conocido. capillas que son el resultado, de hecho, del
Esa preparación debe conducir a estados natural desarrollo del movimiento religioso.
espirituales los más altos a la vez racional y Fundamentalmente, se opone a la afirmación
afectivamente.16 de la creencia que no tiene en cuenta el pen­
En su estudio “En los Márgenes de «l’Ex- samiento lógico, que no reflexiona, que no se
périence Religieuse» de William James hay una conciba con la razón, que busca arreglos in­
nota que es reveladora de su actitud religiosa, telectuales y morales para probar que ‘lo ab­
cuando alude a los pasajes que lo han impre­ surdo no lo es”.
sionado como más hermosos o más serios y Esta posición de ataque a lo inferior, dog­
dignos de atención. Se enumeran las reflexio­ mático, ilógico y hasta cruel que puede pre­
nes sobre ciertos espíritus estrechos e invul­ sentarse como sentimiento religioso, no excluye
nerables que se encuentran a menudo, y es­ un sentido de comprensión de las actitudes su­
pecialmente todas aquellas que presentan la periores, de respeto por la sensibilidad afinada
realidad de lo invisible como revelada por una para apreciar lo bueno y lo verdadero. En este
“sensación especial”, el sentido de obediencia último aspecto, su preocupación por las inves­
de ciertas almas, la comprensión mística, la tigaciones de los fenómenos metapsíquicos,
importancia “del foco habitual de energía per­ aparece como si ellas abrieran una perspec­
sonal”, y de la existencia de la conciencia su- tiva nueva para el estudio y comprensión de
bliminaí que tendía a admitir un conocimiento esos problemas.
espiritual distinto del que resultaba del yo Esa preocupación, que se destaca en los
consciente, la concepción de fenómenos meta- comentarios a la obra de W. James, en las re­
psíquicos que se divulga entonces. La selección ferencias a los pasajes que más le han impre­
de las páginas de W. James expresan, además, sionado en la lectura, aparecían en las con­
la indignación que le producen los espíritus versaciones, y en el hecho de que en el texta
con pretensiones científicas que se enfrentan de psicología agregara un apéndice especial a
W7MKB© ea/JVLTO w ? 17

A
tales tenomenos, y a las proyecciones que su razonamiento y a distinguir entre seres y ac­
conocimiento pudiera tener para vincularnos a tos o fenómenos.
un mundo psicológico desconocido por el pro­ La noción de libre conviene inteligentemen­
cedimiento de la ciencia positiva. Ese estado te a los seres y no a los actos, lo que significa
de espíritu, se opone a la rigidez de la con­ que un ser puede o no ejecutar actos indeter­
cepción del mundo basado en el dogmatismo minados con respecto a lo que no es ese ser.
de una ley natural exclusivamente fundamen­ Pero tratándose de los actos mismos o de los
tada en la experiencia de hechos apreciados fenómenos naturales, la acepción debe ser
por los sentidos, característico del cerrado po­ completamente distinta porque sólo correspon­
sitivismo dominante; se abría a la posibilidad de considerarlos como determinados o inde­
de un Conocimiento de fuerzas espirituales, de terminados, es decir que se explican o no por
un yo subliminal que correspondiera a un mun­ sus antecedentes.
do en el que lo religioso pudiera apreciarse con Esa tesis básica constituye el eje del desa­
posibilidades imprevisibles. rrollo del libro, que a diferencia de los otros
Analizado en distintas oportunidades, pre­ publicados por Vaz Ferreira, fue una preocu­
sentado bajo aspectos diferentes, el problema pación orgánica, que se mantuvo durante toda
religioso aparece frecuentemente en la obra de su vida, porque está en germen en sus prime­
Vaz Ferreira, con dos reacciones antagónicas: ras publicaciones, en las anotaciones sobre en­
como reacción a menudo agresiva contra los señanza de la filosofía, se desarrolla en la pri­
dogmáticos y las formas de presentación de mera edición del libro Los problemas de la
las religiones positivas y los espíritus religiosos libertad y se mantiene en las anotaciones pos­
cerrados y estrechos, o como una apreciación teriores publicadas como apéndice.18
respetuosa de actitudes morales, de las rea­ En los aspectos que tienen relación con el
lizaciones de una vida superior, a través de libre albedrío y su discusión en el campo es­
sentimientos que pueden elevar al hombre uti­ trictamente racional, la discusión ha perdido
lizando todo lo que sirve de la razón, y todo ya actualidad. Ciertos problemas tienen vida
lo qué permite una elevación espiritual y que en un momento determinado, están en la men­
aparece en determinados hombres como una talidad del medio de un modo latente o con
influencia noble, pura, superior.17 discusión apasionada y todo análisis interesa
Los problemas de la libertad, aunque plan­ para aceptarlo o rechazarlo, como resonancia
teados en una forma más orgánica y en una armónica o como reacción polémica, hasta que
investigación más definida, aparentemente sin llega un momento en el cual otros problemas
vinculación con problemas religiosos, se rela­ los sustituyen y aquéllos quedan como datos
cionan con ellos por el significado que tal cues­ para la historia del pensamiento.
tión tenía en el momento. El libro de Vaz Ferreira, a pesar de man­
En un análisis de problemas religiosos, el tenerse en un terreno de planteo de proble­
libre albedrío adquiría una importancia y ese mas, posee una extraordinaria claridad que
tema, que está incluido en todas las construc­ aun sin sostener una solución determinada, de­
ciones de pensadores que abordaron la cues­ tiene al espíritu frente a toda afirmación dog­
tión, a favor o en contra de la religión, estaba mática. Y se conserva vivo en lo que se re­
infiltrado au» en los teólogos, de una idea po­ fiere a las consecuencias que pueden plantear­
lémica y de planteos que dependían de la no­ se con respecto al consepto de la ciencia. Se
ción del hombre, de su destino y en especial anota la influencia de las actitudes mentales,
del problema del mal y de la salvación. Por la desnaturalización psicológica por atribuir a
otra parte se venía afirmando en el pensamien­ los hechos consecuencias que no surgen de
to moderno, en una concepción no religiosa ellos mismos, para hacer resaltar una posición
del mundo, el tema de la esencia del mundo de afirmación y confianza en cuanto a la cien­
exterior en lo que se refería a la existencia cia en sí misma y una actitud de reserva cuan­
de leyes naturales y el valor que podrían te do el espíritu humano le da más alcance del
ner éstas. El deterninismo de los fenómenos que surge del hecho, cuando se “trascenden-
parecía ser una idea indiscutida en una co­ taliza” —en una expresión que ha creado Vaz
rriente de positivismo que se afirmaba como Ferreira— ilegítimamente los resultados cientí­
consecuencia del progreso científico. ficos. 19
En la polémica se oponían las dos posicio­ Con otro criterio y con una forma propia
nes, y la discusión parecía admitir que la crí­ de análisis, Vaz Ferreira se situó en la reac­
tica de la una llevaba a la negación de la otra. ción frente al ingenuo concepto positivista de
La idea de Vaz Ferreira lleva a desplazar el fines del siglo pasado, con una conclusión re-
\

íativa de la ley natural y destacando el aporte Ya hemos indicado enano se pueden plan­
psicológico a las actitudes mentales en las doc­ tear los problemas en situaciones opuestas y
trinas y consecuencias científicas. Paralela­ en distintos planos mentales y cómo existen
mente, antes o después de Vaz Ferreira, pero grados de profundizacióñ de las cuestiones. Lo
como indicación de que era él tema dominan­ esencial, en el sentido afirmativo, está en dis­
te del momento, Lachelier, Boutroux, Meyér- tinguir la naturaleza de las cuestiones que se
son, Mach, Poincaré, Bertrand Russell, por dis­ estudian, en no aceptar como contradictorio
tintos caminos, ponían la nota de relatividad lo que no es tal, más que por una posición
al absolutismo dogmático, sin que en ninguno lógica por la; actitud mental, en distinguir
de ellos, tampoco en Vaz Ferreira, la elimina­ cuando se trata de una cuestión de palabra y
ción del valor de verdad absoluta de los re­ cuando los hechos son discutibles, en no ex­
sultados científicos y de la necesidad de la presar por esquemas verbales los estados psi­
ley natural, Significara tomar posición en el cológicos. El “espíritu humano todo lo com­
problema religioso. pleta, todo lo simetriza; es como esos kalei-
doscopios de los niños, en que cada piedreci-
IV 11a de colores se multiplica varias veces, por
todos los lados, simétricamente, y donde es
Dos obras me parecen que representan más imposible, por más qu¿e se agite la arena, ob­
claramente lo que Vaz Ferreira deja de su tener una figura asimétrica o incompleta”. 21
vasta producción de pensador: Lógica viva y Esa actitud mental que tiende a rechazar el
Moral para intelectuales. Tienen una misma pensamiento formal o el modo de discutir úni­
ca y exclusivamente por raciocinios formula­
idea que les sirve de punto de partida, y es
la de llegar a un pensamiento vivo, es decir dos verbalmente, que rechaza las reglas clá­
que no se reduzca a una estructura mental sicas que se fundamentan en la idea (Je que
toda creencia, toda dtiscusión puede formularse
que tenga sentido por sí mismo porque tiene
su asiento en lo psíquico y se proyecta en'la por raciocinios exclusivamente, sostiene el va­
vida espiritual activa. Por eso con respecto a lor del buen sentida, de un sentido hiperlógi-
la primera dijo concretamente que no era una co, especie de instinto lógico, que en las cues­
lógica sino una psico-lógica, más un análisis tiones de grados sobre todo, impide que un»
de actitudes mentales que de formas de pen­ idea predomine sobre otra y lleva a la falsa
samiento separadas de su significado psicoló­ sistematización, ese instinto empírico no viene
en lugar del Razonamiento sino además del ra­
gico. Este sentido de la actividad mental la zonamiento. 22
vincula con las actitudes morales, y hace que
las dos investigaciones deban unirse necesaria­ La distinción lógica más importante en
mente, como posiciones similares para enfren­ cuanto a las consecuencias de su aplicación a
tar los problemas. Las dos obras tenían, ade­ las cuestiones morales, políticas, pedagógicas,
más, una clara orientación pedagógica. sociales, está en 3a división de los problemas
que los hombres discuten, en dos clases: las
En la psico-lógica han influido las ideas de cuestiones explicativas, de ser, de existencia y
W. James y de Bergson que señalaban la ina­ de constatación o de explicación, y las norma­
decuación entre el pensamiento y el lenguaje, tivas que se refieren a problemas de hacer, de
para que se tuviera en cuenta lo fluido y lo acción, de conveniencia, de ideales. Las pri­
continuo, la corriente del pensamiento frente meras, se refieren a cómo son o cómo pasan
a lo esquemático, cristalizado o simbólico que las cosas, las segundas a cómo debe obrarse
es la expresión, por lo cual la lógica tiene para lograr un determinado fin. Las solucio­
que considerar especialmente las relaciones del nes de las prinaeras pueden ser únicas y per­
lenguaje y el pensamiento para corregir con fectas, las de Las segundas se traducen en una
la psicología, los conceptos falsos que el es­ estimación de ventajas e inconvenientes de
quematismo de aquélla ha originado. 20 realización para decidir entre dos o más solu­
Las consecuencias aparecen en el desarro­ ciones posibles.
llo de la lógica viva que tiene un aspecto de La moral pjlantea siempre problemas de ha­
crítica a todo dogmatismo, a la precisión apa­ cer, de elegir entre soluciones. Se opone a la
rente, a la lógica de las expresiones, para en­ moral metafísáca que tiene un carácter rigu­
señar a dudar del esfuerzo de la razón que roso, claro, ptreciso; los sistemas positivos no
trabaja aislada sin el auxilio del sentimiento y han alcanzado ni podrán alcanzar el rigor ab­
la imáginación, aunque mantiene su fe en ella soluto y el cairácter definido de los metafísi-
porque nunca debe ser ni forzada, ni deterio­ cos, pero están mejor cimentados. La primera
rada, ni despreciada. ha cometido el error de buscar una descrip-

A
eión o explicación precisa, la metafísica tiene
el defecto de cerrar el sistema. Se ha pade
cido el desacierto de aspirar a construir un El deseo de influir en la juventud es la
edificio perfecto, incorruptible, eterno. La mo­ idea casi obsesiva en la obra de Vaz Ferreira.
ral, en cambio, debería ser un estado vivo en Por eso tiene un marcado acento moral y en
el cual todas las aspiraciones impusieran para todo, desde la Lógica viva a las últimas con­
los problemas de conducta puntos de vista ca­ cepciones, resalta la transformación que se de­
da vez más amplios, y así se podrían tener be producir en los espíritus por la formación
en cuenta distintas tendencias como la expan­ educacional. Es la función pedagógica desde
sión de la vida, el mismo principio del placer, las instituciones de enseñanza o desde la cá­
aun los ideales dolorosos como posibilidades tedra de conferencias la actitud dominante en
de un progreso mayor. Para los actos huma­ Vaz Ferreira. Casi siempre se hacen depender
nos se pueden proponer diversos móviles, que las soluciones, en última instancia, aun en los
no siempre son contradictorios ni exclusivos los problemas sociales, de la influencia de la edu­
unos de los otros; se puede perseguir el pla­ cación, con ese optimismo y esa confianza que
cer, el bienestar social, facilitar el progreso; fue lo más afirmativo del pensamiento gene­
la expansión de la vida y todo lo que puede ralizado de Occidente desde el siglo XVIII y
significar esperanzas para unos y posibilida­ que en Vaz Ferreira aparece con una apasio­
des para otros. nada seguridad en el progreso humano.
La moral, en el terreno de las concepcio­ La parte más voluminosa de la obra pu­
nes teóricas, como en su aplicación a los casos blicada, la que al mismo tiempo ocupó más
prácticos, tiene un doble carácter que se ha tiempo en sus conferencias, correspondió a pro­
sintetizado: el de tener las soluciones imper­ blemas pedagógicos, sociales y jurídicos. Pa­
fectas que corresponden a las cuestiones nor­ rece innecesario indicar que pocas cosas pu­
mativas y la diversidad de móviles que pue­ blicadas por Vaz Ferreira fueron directamente
dan impulsar la conducta humana. En la apli­ escritas y que la mayor parte de lo editado
cación práctica, la consecuencia de esa noción son versiones de conferencias de las que una
nos lleva a lo que Vaz Ferrara llama una mo­ gran cantidad han quedado inéditas.
ral conflictual, es decir “que muy pocos pro­ Lo social y lo jurídico están latentes en las
blemas morales pueden resolverse de una ma­ obras de Vaz Ferreira publicadas antes de que
nera completamente satisfactoria, y que si se se hiciera cargo de la cátedra de Conferen­
sienten todos los ideales, generalmente hay cias; a partir de entonces los problemas socia­
que sacrificar en parte algunos de ellos. El les le salen al encuentro, En un momento de
cumplimiento del deber no está siempre acom­ crisis aguda de los ideales que se habían pre­
pañado de esa satisfacción interior que sien­ sentado hasta entonces, adopta una posición
tan como normal los textos de moral, porque espiritual y se enfrenta a las situaciones que
puede llevar a dolorosos conflictos de con­ se van ofreciendo. Esa circunstancia y lo que
ciencia y a verdaderas torturas espirituales”.23 hemos indicado de que Vaiz Ferreira se dirigía
especialmente a la juventud, da un carácter
En el planteamiento de ltos problemas con propio a los planteos: recoge más que las ar­
relación directa con la concepción filosófica: gumentaciones doctrinarias y las ideas de pen­
—problemas de conocimiento, religiosos, lógi­ sadores, las teorías y el modo de razonar que
cos y morales— el aporte de Vaz Ferreira lle­ se divulgan, las que van pesando en la men­
va a una idéntica actitud espiritual: es la ac­ talidad colectiva, y desde luego las que apa­
titud psicológica para solucionar los problemas recen en la prensa, ese medio moderno de for­
fuera de los sistemas y de las concepciones mar o deformar el modo de pensar de los
metafísicas o cerradas, pero es con una idea hombres corrientes.
latente que justifica toda su posición: confian­ Su actividad se desarrolla a modo de una
za en la razón y en el sentimiento, y por ende, misión para imponer las ideas que considera­
confianza en el hombre liberado de prejuicios, ba debían ser las orientadoras de la acción.
de pasiones inferiores, quien ahonda cada vez Esa profunda intención moral trasciende de
más las cuestiones, interrogando con más agu­ todos sus pensamientos. En una de sus confe­
deza su propia conciencia y especialmente con­ rencias no publicadas leyó un párrafo de un
fianza en el efecto de la enseñanza que no largo artículo en el que se analizaba la crisis
debe “agregar a los horrores inevitables, el ho­ del Estado liberal en el inundo y se indicaba
rror y el dolor supremo del pesimismo moral” como un hecho, que se extenderían las solu­
porque es indiscutible el progreso moral de la ciones de estados totalitarios. Era simplemente
humanidad”. 24 una verificación de lo que estaba ocurriendo
en aquel momento con comentes que na man mente definidora y educadora, para encauzar
empezado en Italia y aparecían como amena­ los espíritus y formar las conciencias.
za en Alemania. En un tono de exaltación Vaz Se han dejado de lado las concepciones da
Ferreira criticaba la actitud de quien se co­ las instituciones políticas, sociales y aun eco­
locaba sólo como espectador y no tomaba par­ nómicas que se-fundamentan en factores in­
tido, de quien no decía si era buena o mala dependientes de la voluntad o del pensamien­
la solución, si se transformaba para el bien o to individual, aun las formas de pensar y d«
para el mal. Él, en cambio, va a dejar de lado sentir colectivas, la mentalidad social que con­
los que pueden ser factores que se imponen a diciona las actitudes personales.
las voluntades para analizar lo bueno y lo Vaz Ferreira se dirige a los espíritus sin­
malo de soluciones y acontecimientos. ceros y comprensivos, para que planteen bien
En esa producción mucho de la polémica los problemas, y ese planteo significa una do-
responde al momento y a la oportunidad; el cisión consciente y una elección que debe ha­
episodio que hemos indicado muestra cuál era cerse entre distintas soluciones posibles; pero
la posición de Vaz Ferreira frente a los pro­ es siempre el pensamiento el que está en jue­
blemas sociales, y cómo era una actualidad la go y el que determina la posición a adoptar.
que le interesaba y le atraía, siempre que en Por eso lo interesante resulta el fundamento de
esa actualidad se pusiera en juego un prin­ todos los planteos. 25
cipio. La raíz del pensamiento social de Vaz Fe­
Los hechos han desbordado al pensamien­ rreira se vincula al individualismo de fines del
to y le han quitado en muchos casos esa mis­ siglo XIX, pero adaptado a una clara defini­
ma actualidad y hasta la razón de ser. Tal ción moral y especialmente sin búsqueda de
lo ocurrido con el feminismo, problema apa­ un sistema. El análisis parece separar en el
sionante para la generación joven que se for­ individualismo y en el socialismo las dos.posi­
mó en la década correspondiente a la prime­ ciones extremas, que para la generación de
ra guerra mundial. La preocupación por el-,des­ Vaz Ferreira constituyeron los polos de solu­
tino de la mujer, sus derechos y sus posibili­ ciones posibles en los problemas sociales. En
dades desde la condición en el matrimonio a un caso, con sacrificio del individuo, en el otro
la situación económica y social, eran un tema una organización a expensas del interés social.
de debate y hasta de íucha. La realidad fue Las cuestiones que se presentan ya tienen es­
superando las discusiones y modificó la situa­ pecificación particular: la libertad de prensa,
ción de la mujer por circunstancias y razones cierta igualdad, nivelamiento o uniformación
de hecho impuestas durante la guerra: poste­ de la propiedad de la tierra que constituía el
riormente, siguió conservando las posiciones eje de la discusión de aquel momento y fun­
adquiridas y conquistando otras, y fue ocu­ damentalmente lo que se presentaba como pe­
pando el estado que le correspondía. Resulta ligro inmediato, el principio de autoridad con
ahora inocuo discutir si la mujer puede o no la proliferación de las dictaduras que regla­
dedicarse a ciertas actividades, si tiene o no mentaban, prohibían, regulaban actividades
capacidad para ello, si puede manejarse por individuales, entrando hasta en el fuero ínti­
sí sola, si tiene derecho al voto, cuando de mo de los hombres. 28
hecho está haciendo todo eso y se ha liberado. La preocupación por los problemas no se
orienta a resolverlos, sino como preparación
Las ideas antifeministas predominantes en para la actitud que se debe asumir, principal­
el momento en que Vaz Ferreira presentaba mente desde el punto de vista mental porque
su planteo del feminismo, carecen de actuali­ son conflictos de ideas los que ve y desarrolla
dad y no tienen sentido en este momento. Una Vaz Ferreira, y es el modo de pensar lo que
discusión o un análisis con aquella base re­ le interesa esencialmente. Por eso cuando ex­
quiere una preparación previa para captar el pone la posibilidad de las posiciones, da un
significado histórico de la discusión. margen amplio a la educación completa que
En este caso, como en los problemas socia­ permitirá formar espíritus que puedan ver
les, el punto de vista de Vaz Ferreira man­ claro.
tenía una estrecha vinculación con el valor del Todas las conferencias que se refieren a
pensamiento que se ha analizado en los pro­ problemas sociales aparecen con ideas centra­
blemas filosóficos, lógicos y morales: tendía les que pueden servir de base a las actitudes
siempre a sustentar las actitudes individuales mentales a adoptar» en primer término, la afir­
y partía de una concepción individualista de mación de que es esencial en toda fórmula de
la sociedad y en el peso de las voluntades aun organización social asegurar al individuo algo
para la acción colectiva. Su función es neta­ como tal individuo, que no pueda ser objeto

At
de ninguna limitación ni desconocimiento; que derecho se basan en vanos fundamentos con­
sea del fuero de aquél, un núcleo que se otor­ cordantes.
ga al individuo sin que pueda ser avasallado La otra idea central es la que aparece en
por ningún poder; y el resto correspondería al toda su vida casi como una obsesión: los de­
radio de acción del progreso, de la organiza­ rechos individuales y la democracia, estable­
ción para el bienestar y la protección colectiva. cidos como instituciones o ideales, que no de­
Preocupó hondamente a Vaz Ferreira la bían presentarse como una cuestión doctrina­
propiedad de la tierra. Durante todo el siglo ria, y así intentaba hacerlo sentir a la juventud.
pasado había sido el tema más importante que Hemos indicado antes que Vaz Ferreira de­
se presentaba cuando se analizaba la estruc­ jó de lado el hecho sociológico o histórico pa­
tura social. El socialismo sostenía la necesidad ra buscar el fundamento de actitudes indivi­
de su socialización, en virtud de atribuirle el duales. La posición de muchos pensadores, ya
origen de la desigualdad existente; aun admi­ lo dijimos antes, es una actitud de pensamiento
tiendo la legitimidad de la apropiación indi­ simplemente lógica, es la investigación de las
vidual de la tierra, aparecen soluciones como soluciones que satisfagan al espíritu, que parte
las de H. George que quería separar los va­ de determinados supuestos, expresos o tácitos.
lores sociales del trabajo individual. Son soluciones independientes del tiempo y
En éste como en los otros problemas, Vaz del espacio, y desde luego que sólo oontem-
Ferreira se mantiene en el campo de las acti­ i plan una necesidad lógica. No es el momento
vidades posibles; por eso su afirmación de que de demostrar que esto implica también una
debe buscarse la fórmula que asegure al hom­ actitud psicológica que escinde la actividad
bre la tierra como habitación, tiene la seduc­ humana en dos sectores: uno que elabora sis­
ción para pensar de todas las fórmulas de Vaz temas generalmente de fundamentos raciona­
Ferreira: lo mismo que ese sentido de buscar les y que se mueven en un plano exclusiva­
la igualdad desdé el punto de partida para mente de actividad lógica, también general­
fundamentar toda su concepción de los dere­ mente con una finalidad académica; y un se­
chos individuales. gundo, vital, que actúa aproximándose o ale­
jándose del otro sector sin que exista una in­
Son ideas que incitan a pensar y a buscar terdependencia entre ellos, sin que las fórmu­
soluciones posibles, que orientan actitudes y las lógicas lleguen a tener un contenido como
determinan una obligación de enfrentarse al para transformar las vidas.
problema. Lo esencial radica en poner en esa Ya vimos que en Vaz Ferreira la tendencia
graficidad de la expresión, un elemento que era otra y en esa cantidad de conferencias y
no pueda separarse después de la actitud per­ anotaciones, aparece nítido el propósito de que
sonal. lo esencial está en la conducta para defender
Al hacerse cargo de la cátedra de Filosofía los ideales, para tener en cuenta los pensa­
del Derecho de la Facultad de Derecho y mientos en la actividad continuada, para en­
Ciencias Sociales, Vaz Ferreira se encontró con frentarse a toda forma de desconocimiento de
ideas dominantes y modos de desarrollo dog­ los principios esenciales indicados: contra las
máticos. Por una parte predominaba el indi­ dictaduras, los despotismos, claros o disimu­
vidualismo de Spencer cuya “Justicia” servía lados, contra todo lo que signifique un desco­
de texto para el estudio de los derechos indi­ nocimiento del individuo en los elementos bá­
viduales y en cuanto a los principios generales sicos que le son inherentes.
los textos de Vanni o Groppali, especialmente Más que el valor de las fórmulas está el
el primero, se repetían sin que se pudiera se­ propósito y la actitud en este campo, y es eso
parar el estudiante de su contenido ni aun de lo esencial, lo que Vaz Ferreira indicaba co­
su expresión. Se rompe con Vaz Ferreira ese mo ideales, en un período de locura y de os­
planteamiento dogmático y se introduce el de curecimiento de los espíritus durante el perio­
los problemas jurídicos tomándolos también do que va desde la primera guerra mundial
aquí desde el punto de vista de las actitudes hasta la iniciación de la segunda guerra; por
mentales. Dos ideas centrales sirven de base ello sintetiza su aspiración como la confianza,
a ese desarrollo: por una parte la relación de en las soluciones de libertad y en la de pie­
moral y derecho, afirmando para este último dad. 27
lo que fue el pensamiento determinante de su
actitud moral y es la posibilidad de diversos VI
fundamentos (utilidad, progreso, historia, es­
tado, contrato) como compatibles y no exclu- En materia pedagógica, Vaz Ferreira se
yentes entre sí, porque tanto la moral como d presenta bajo dos aspectos que no tiene el
resto de su obra; es a ¡a vez un realizador y al nuestro, en la primera aecatía de este siglo.
uh hombre de pensamiento. Ocupó el cargo El objetivo está en transformar toda la ense­
de Decano de la Sección de Enseñanza Secun- ñanza, ya que se exige a la memoria un es­
dária, miembro del Consejo de Enseñanza Pri­ fuerzo antinatural multiplicando materias y
maria, primer Decano de la Facultad de H u ­ programándolas en extensión. Para los dirigen­
manidades y Ciencias y Rector en varias opor­ tes, la indicación debía consistir en organizar
tunidades. la enseñanza de modo que se pudiera estu­
Lá obra pensada se vincula a su actividad diar en profundidad y no en superficie. “Pero
funcional y todo ello está orientado por ideas quiero aconsejarles, dice en las clases, como el
directrices que han sido el eje del pensamien­ primer deber del estudiante, desde el punto
to de Vaz Ferreira en materia educacional. Co­ de vista de la cultura, una conciliación entro
mo lo decimos antes, mucho de lo realizado las necesidades del examen y el deber de cul­
y de lo expuestó está directamente inspirado tura en un sentido mucho más amplio y ele­
en problemas y reacciones, del momento, por vado Y el consejo de escoger un número de
lo cual debe buscarse en ellos lo que resulta obras fundamentales para la orientación del
de acuerdo con la dirección general. No es la espíritu humano, y sobre todo de liberarse de
labor del funcionario la que nos interesa aho­ un complejo que interioriza toda la acción.
ra, a no ser en todo aquello que cotribuya a “Lo que nos afecta es un estado de espíritu
esclarecer su concepción educacional. especial que en parte deriva del hábito, en
A través del tiempo ella se manifiesta en parte derivará, si ustedes quieren, de las mo­
varios aspectos interesantes. En primer térmi­ lestias, pero sobre todo deriva de una especie
no, como una reacción frente a dogmatismos de sugestión inconsciente de nuestra incapa­
metodológicos en boga, especialmente frente cidad; estamos en un estado de espíritu en
a la concepción de Berra, cuya falsa precisión que no procuramos ni ver ni hablar por nues­
ataca directa e individualmente. Es, además, tra cuenta; estamos pasivos, estamos escépti­
en enseñanza primaria, ta incitación a tomar cos”. 29
cierta posición de experiencia y de ensayo, sin En otros problemas y con distintas posicio­
dogmatismos, esencialmente la exaltación del nes, los acontecimientos aquí también desbor­
libro frente al texto o manual. Éste como obra dan el planteo originario y quedan como si­
de segunda mano, generalmente obras destina­ tuaciones de nuestra historia educacional.
das a la enseñanza, presenta todas las cues­ Una referencia es esencial hacer. Al modi­
tiones simplificadas, aclaradas, reducidas, cla­ ficarse el programa de filosofía en el plan de
sificadas con una preparación que aunque las Bachillerato de 1907, Vaz Ferreira hizo incluir
hace más propias para la asimilación fácil y el estudio de la pedagogía como una parte de
pronta, las enfría y esteriliza, quitándoles to­ aquel programa. Admitía que no era propia­
do el interés viviente con que las animan los mente materia filosófica pero era necesario que
grandes espíritus que las han planteado y dis­ en alguna parte se estudiaran en la Universi­
cutido. El libro es el original que presenta la dad los problemas de enseñanza. El mismo dio
teoría viviente y sugestiva, tal como salió de el primer curso orgánico que se haya dictado
la inteligencia que la pensó y la sintió, calen­ en el Uruguay sobre pedagogía y metodología
tada por el sentimiento y la inteligencia. El de la Enseñanza Secundaria en una serie de
interés, la curiosidad, el entusiasmo se despier­ conferencias, la mayor parte de las cuales es­
tan en el alumno frente a libro y no al texto, tán inéditas.
por lo cual la enseñanza debe tender a hacer La naturaleza de nuestra enseñanza secun­
sufrir la acción directa de los grandes espíritus. daria no es idéntica a la que existía en el mo­
A esta idea central se une la de los fines mento de aquel desarrollo, la masa estudiantil
de la enseñauza en sí misma, sustituyendo la ha ajustado la institución a sus necesidades,
formación para el examen por la formación inquietudes y modalidades.
en el estudio que se realizaría sin el fantasma En este caso, como en los problemas socia­
de aquél. Ése fue el fundamento de toda la les, queda sólo la actitud posible de un espí­
acción de Vaz Ferreira en contra de la co­ ritu que se enfrenta a la realidad, por eso nos
rriente que convierte a los centros educacio­ hemos referido especialmente a las ideas cen­
nales en centros de exámenes más que en cen­ trales que tienen vigencia para ser tenidas en
tros de formación espiritual. Donde existen cuenta. La médula de las ideas pedagógicas
exámenes la enseñanza tiende a adaptarse al de Vaz Ferreira radica siempre en la capaci­
examen.28 dad personal y la influencia del educador so­
Esas dos ideas se relacionan con el propó­ bre el alumnado, el despertar en él posibili-
sito de formar una cultura en un medio como dades de trabajo o incitar al esfuerzo necesa-
rio para crearse una cultura, en abrir los espí­ ios que deben servir de rundamento necesario
ritus para estar en condiciones de abocarse al a la adopción de principios. Se destaca la opo­
planteo y soluciones de problemas. sición de Vaz Ferreira a dos tendencias peda­
Lógicamente esta posición tendía a desva­ gógicas que se imponían en el magisterio a
necer o más bien hacía pasar a segundo plano fines del siglo pasado y principios del actual:
todo lo que se refería a problemas de influen­ una que resultaba la adaptación de las ideas
cias del medio, de grupos sociales, de institu­ de Pestalozzi de seguir la naturaleza, de adap­
ciones que tienen vida y sentido por sí mismas tar toda la actividad educacional al niño, pero
y también a quitar importancia a la forma­ infantilizando la enseñanza. Se usaba esa no­
ción del profesor. Se puede asegurar una pre­ ción falsa de que si una facultad o un modo
paración pedagógica especial, teórica y prác­ de actividad infantil aparece a cierta edad en
tica, pero se presenta el peligro de que se for­ ese momento debe iniciarse la enseñanza co­
men espíritus estrechos, pensaba Vaz Ferreira. rrespondiente. La otra de que si un determi­
Era el temor a la mala pedagogía que en cen­ nado ejercicio pone en juego desde el punto
tros cerrados no siempre es neutralizada por de vista del hombre una función mental, esa
influencias que la destruyan. actividad produce su efecto aplicado a la in­
El tema nos toca muy de cerca y abarca fancia. “No basta que un ejercicio ponga en
problemas de extraordinaria importancia: se acción una facultad determinada, para probar
sintetiza en la reserva de Vaz Ferreira a po que la educa y la desarrolla, si por ello hemos
siciones que tienen diverso fundamento. En un de comprender algo más que la simple dispo­
sentido elevado y justo, pensando sincera y ho­ sición para repetir el ejercicio realizado”, de­
nestamente, se puede imaginar el gran profe­ cía Vaz Ferreira.
sor excepcional que tiene todas las condicio­ Tiene actualidad permanente esta idea cen­
nes necesarias para que el alumnado encuen­ tral que aparecía como crítica a actitudes de
tre en .él al espíritu amplio y comprensivo, al aquel momento y que puede actualizarse cuan­
orientador y a un verdadero hombre. Pero el do se desvía la enseñanza, especialmente en
mismo Vaz Ferreira termina su obra con una matemáticas, con la deformación de la misma
consideración que limita la reserva. “Si bien es en cuanto a su posible abstracción: tal ocurre
cierto que es difícil encontrar en cualquier cuando se infantilizan los ejercicios para poner
país, o en cualquier establecimiento de ense­ en juego una discutible facultad de descubrir
ñanza, más de una pequeña minoría de pro­ por sí los elementos que han integrado origi­
fesores ideales o que se acerquen a las con­ nariamente la creación científica. Entramos así
diciones ideales del profesor, en cambio es un al campo del redescubrimiento de doctrinas y
hecho que basta que cada generación estu­ fenómenos que si pueden tener accidental­
diantil tenga contacto con unos pocos profe­ mente un valor educativo, tomados como ele­
sores, con tres o cuatro verdaderos hombres, mentos básicos de toda la enseñanza científica,
para que en realidad los efectos fundamenta­ adquieren un marcado carácter ,de simplifica­
les de la instrucción y de la educación, pue­ ción de problemas que conducen, al extender­
dan darse por alcanzados en grado práctica­ se, a la exageración en pedagogía.
mente deseable”. 80 En otro aspecto, y siempre en el campo
Esos profesores actuarán en una institución puramente doctrinario, la posición de Vaz Fe­
y no en un medio dado, con otros profesores, rreira de oposición a la pedagogía de Berra,
realizando planes de estudios y con alumnos indicaba qué influencia legítima podía existir
que tienen variada capacidad, intereses y ten­ de lo psicológico sobre lo pedagógico, y hasta
dencias y estos elementos extraños a la actitud qué extremos podían exagerarse y aun defor­
personal también actúan e influyen. marse las aplicaciones de una ciencia en lo
También con respecto a la enseñanza pri­ educacional. En Berra aparecen definidas las
maria las ideas pedagógicas de Vaz Ferreira leyes del método como resultado de la super­
tienen por un lado un carácter de indicación posición de las leyes de la actividad mental o
permanente y por otra parte un sentido de tísica y es lógico entonces que aparezcan prin­
orientación para reaccionar contra prácticas o cipios que sean simplemente afirmaciones de
concepciones corrientes entre los maestros. lo que necesariamente debe pasar, aun sin la
El primer aspecto surge de los trabajos es­ acción educadora, y principios que hacen ver
pecialmente dedicados a la enseñanza, y las el hecho educacional como una falsa precisión
ideas que se han expuesto sobre planteamiento y que n» pueden aceptarse como científicos
de problemas, ya que lo pedagógico constitu­ porque se desprenden de una psicología to­
ye en esencia un modo de ver problemas de davía en formación. Esas pretendidas leyes son
hacer, y los resultados de su experiencia son sólo las concepciones que los hechos deberán

t
determinar si tienen o no valor cientinco. se educacionales, una explicación ae sus concep­
afirman las ideas centrales de Vaz Ferreira, tos obliga a separar lo que fue accidental de
aplicadas a lo pedagógico. Su concepción de los principios que quedan y que son los que
la ciencia, que es una reacción contra la sis­ hemos expuesto.
tematización del positivismo, sus ideas sobre Esos principios se sintetizan esencialmen­
la actitud que ha de adoptarse desde un pun­ te, desde un punto de vista teórico, en oponer
to de vista de su lógica viva, frente a todos los resultados y la experiencia a la aplicación
los problemas ya se traten de cuestiones nor­ doctrinaria, desde un punto de vista crítico
mativas o explicativas. Está siempre la reac­ en evitar el infantilismo pedagógico y la de­
ción frente al uso exagerado de las doctrinas, formación espiritual que se produce si se adap­
la indicación de que existe una posición que tan todas las concepciones a un supuesto ajuste
debe adoptarse siempre trente a los problemas al desarrollo mental del niño, y en una con­
educacionales: la observación y la experiencia. cepción científica en evitar la superposición
Juzgar por los resultados sin que el niño pue­ de la pedagogía a una psicología que puede
da ser nunca un medio para los fines que el proporcionar algunos datos pero no imponer
hombre quiera adoptar. Especialmente no pue­ leyes.
de superponerse sencillamente lo pedagógico a En esto, como en todo lo social, Vaz Fe­
ninguna concepción científica y mucho menos rreira se mantiene en la concepción de la ac­
a lo psicológico. tividad del maestro dejando de lado el aspecto
En esto, Vaz Ferreira, más claramente que sociológico que actúa frente a los individuos.
en ningún otro aspecto de su obra aparece No tiene en cuenta, por ello, el hecho educa­
claramente separándose de las ideas dominan­ cional, ni las instituciones que tienen su reali­
tes en el momento y atendiendo a la urgencia dad y su influencia, y que existen y se desarro­
de problemas que se presentaban entonces: así llan como fenómenos sociales.
ocurre con la exposición de las principales
ideas bajo los sugestivos títulos de exageración VII
y simplicismo, penetración y escalonamiento
en materia educacional, y en la defensa del El análisis nos ha obligado a vincular siem­
concurso escolar como sistema para proveer los pre actitudes mentales con problemas filosó­
cursos docentes. ficos, lógicos, religiosos, morales y sociales. Es
la idea central que se desarrolla en todas las
Más definida fue esa situación en uno de manifestaciones de la obra de Vaz Ferreira y
los proyectos que más discusión y más fer­ en toda su acción coordinada en más de medio
vorosa adhesión provocó en su tiempo, hasta siglo de docencia activa que constituyó la ca­
conmover la opinión pública, y que fue el pro­ racterística de su vida.
yecto de creación de parques escolares para No hemos hecho referencia detallada a lo
resolver el problema de la edificación escolar anecdótico de ella, ni a las posiciones que
en Montevideo. Y en este orden de ideas la ocupó, ni a su actividad considerada en un
oposición, que se toma en ciertos círculos como aspecto exterior porque lo dominante está en
definitiva liquidación del problema de los tests, esa vocación de maestro en un sentido pro­
que los interpretaba como una medida rígida fundo del término. Por impulso interior y por
definitiva, de inteligencia, aptitud o rendimien­ consagración deliberada, aparece siempre la
to, insostenibles frente a una psicología en función educativa oyentando toda la obra, y
formación y a una idea no sistemática de las ella en su forma misma tiene ya su destino
actividades espirituales. definido.
El mismo indica la medida de sus más de­ El propósito de Vaz Ferreira es el de in­
finidas exposiciones pedagógicas, al decir que fluir en las generaciones jóvenes. Su pensa­
tienen un cierto carácter local, lo cual no será miento se exterioriza vivo al tratar los pro­
comprendido fuera de nuestro medio, porque blemas que constituían la preocupación del
responde al conocimiento de prácticas y a ese momento, y al responder a las actitudes psi­
“extraño estado de espíritu” que en cierta épo­ cológicas se exteriorizaba como pensamiento
ca habían creado las doctrinas e ideas que actual, aunque no tuviera el estiramiento da
criticó. la formulación académica, porque tampoco so
Por eso, al exponer ahora la posición peda­ expresaba en un sentido académico.
gógica de Vaz Ferreira se debe mostrar la idea Aspiraba a entrar a la intimidad espiritual
general que constituye la trama de su pensa­ para obligar a separarse de las soluciones ver­
miento, y la actitud individual que se aplica bales, de los sistemas de valor puramente ló­
* lógica, a moral, a los problemas sociales y gico, de las posiciones dogmáticas o de la con-
fusión mental, para afirmar la necesidad del 11. Conocimiento y Acción, ya citado, pagina 5.
análisis racional, en una suprema confianza en 12. Reacciones en Vaz Ferreira: Conocimiento y
Acción, citado.
la razón. Su propósito era identificar el pen 13. Carlos Vaz Ferreira. Fermentario. 1953. —
samiento y la acción como contenido de toda Manuel A. Claps. Carlos Vaz Ferreira. Revista Núme­
solución a la que debía llegarse. 1.a afirma­ ro, nos. 0-7-8. Enero-junio, 1950. — Arturo Ardad;
ción de la independencia espiritual nos debe l,a Filosofía en et Uruguay. Siglo XX.
14. Carlos Vaz Ferreira. Trascondentalizaciones
conducir necesariamente a la aserción de que matemáticas ilegítimas. Buenos Aires. Instituto de Fi­
sólo por la vía de la libertad se llega al planteo losofía de la Facultad de Filosofía y Letras. 1940.
de los problemas sociales; y se completan las 15. Carlos Vaz Ferreira. Fermentario.
conclusiones lógicas con los sentimientos su­ 10. Carlos Vaz Ferreira. Lógica Viva (Adapta­
periores, que ennoblecen el espíritu y elevan ción didáctica). Montevideo, 1910, página* 1411y Si­
guientes,’
fa vida, porque tanto como comprender se de­ 17. “En los márgenes dé i’Expérience Religieuse
be sentir, en un significado hondo, la conduc­ de W. James”, en Conocimiento y Acción. Morál para
ta que ha de seguirse. Intelectuales.
18. Los problemas de la Libertad, por el doctor
NOTAS Carlos Vaz Ferreira. Montevideo, 1907; y edición de
lá Editorial Losada, Buenos Aires, 1956, con la deno­
1. Trabajo leído en el Homenaje al doctor Car­ minación de los “Problemas de la Libertad y los del
io« Vaz Ferreira, que se realizó al iniciarse el año lec­ Determinlsmo”
tivo del Instituto de Profesores Artigas, el 10 de mar­ 19. Vaz Ferreira. Problemas de la Libertad, cit.
zo de 1958. Carlos Vaz Ferreira. Trascendentalizaeiones matemáti­
2. El estudio de la Psicología y su acción sobro, cas ilegítimas.
ciertos fenómenos mórbidos del Espíritu por Carlos 20. Carlos Vaz Ferreira. Lógica Viva. 1910, pá­
Vaz Ferreira. Anales de la Universidad, año IV, to­ gina Vil.
mo VIII. 21. Lógica Viva, página 96.
3. Vaz Ferreira. El estudio de la Psicología, Cít., 22. Lógica Viva, páginas Ï63 y siguientes.
página 1004. 23. Lógica Vioo. páginas 47 y siguientes. Moral,
4. Vaz Ferreira. Lógica Viva, página 124 y síg. para intelectuales. Montevideo, 1910. Fermentario,
5. Ver discusión en la Cámara de Representantes página 08.
(1912).
6. Carlos Vaz Ferreira. Fermentarlo. Montevideo, 24. Carlos Vaz Ferreira. Cuál es el signo moral
1953. de la inquietud humana.
7. Anales de la Universidad. Arturo Ardao, ‘'Es­ 25. Carlos Vaz Ferreira. Sobre los Problemas So­
plritualismo y Positivismo en el Uruguay”. Edit. Fon­ ciales.
do de Cultura Económica. México. 26. Vaz Ferreira. Sobre los Problemas Sociales.
8. Extracto de una nota presentada al Consejo El Feminismo. La Propiedad de la Tierra, etc.
Universitario de 1902. En ¡deas y Observaciones. 27. Moral para Intelectuales página 169.
Montevideo, 1905.
9. La enseñanza de la Filosofía, por Carlos Vaz 28- Ideas y Observaciones, 1905; páginas 239 y
siguientes: Lecciones sobre Pedagogía y Cuestiones de
Ferreira. Conferencia leída en el concurso de oposi­
Enseñanza.
ción para proveer la Cátedra de Filosofía celebrado
en la Universidad el 1? de agosto de 1897. Anales de 29. Moral para Intelectuales, páginas 9 y siguien­
la Universidad. Año VI. Tomo IX, página 335 y si­ tes.
guientes. 30. Lecciones de Pedagogía y Cuestiones de Kn-
10. Ciencia y Acción en Carlos Vaz Ferreira: señanza, por Carlos Vaz Ferreira. Volumen III. Mon­
Conocimiento y acción, etcétera, de 1908. tevideo, 1919.

CUADERNOS t>E MARCHA

í
MARIO A. SILVA GARCIA

VAZ FERREIRA Y LA
PROBLEMATICA FILOSOFICA
LA FILOSOFIA Y LOS PROBLEMAS FILOSOFICOS
Se ha investigado poco acerca del modo un cierto problema. Una época anterior quizá*
de aparición de los problemas filosóficos. Po­ no lo admitiría pero entre un espíritu crítico
dría enfocarse el tema en dos direcciones: 4 muy exigente y una cierta propensión a ver
1. la determinación de los problemas en ( la eternidad de los temas, caben innumerables
el plano de la historia de la filosofía, y gradaciones. Mientras algunos historiadores tie­
2. su aparición en las almas individuales nen el sentimiento extremo de la historicidad
de los pensadores. de la filosofía y en ese sentido se guardan muy
1. El primer aspecto supone, como es bien de buscar contenidos permanentes en ella,
natural, que haya acontecido un proceso de hay otros que, por el contrario, creen en la
explicitación que puede tener diversos grados existencia de una phílosophia perennis y tra­
y diversas intensidades. Hay evidentemente, un tan de encontrar debajo de la diversidad de
primer grado de explicitación en el filósofo que ideas, temas comunes, a los cuales el pensa­
trata de elucidar sus propias dificultades, y que miento humano se ha dirigido siempre. Esta
trata de tomar conciencia de los problemas que última forma de concebir la filosofía como
lo afectan; y un segundo grado, no fácilmente filosofía perenne implica una dificultad: su­
distinguible del anterior, que realiza la histo­ pone admitir la existencia, podría decirse ob­
ria de la filosofía. Decimos, no fácilmente dis­ jetiva (el término no es feliz) de los pro­
tinguible, porque si bien el filósofo y el his­ blemas.
toriador de la filosofía se diferencian en cuan­ 2. Frente a esta tesis que sostiene im­
to a la originalidad de su pensamiento, esa plícitamente la existencia objetiva de los pro­
distinción es pertinente sólo en el momento blemas, se halla aquella que ve los problemas
de la creación, pero es difícil diferenciarlos como el resultado más o menos explicitado de
cuando pasan a la etapa de la comunicación. dificultades que acontecieron en el alma mis­
Además, el propio filósofo puede colocarse en ma del pensador y que difícilmente son sepa­
la actitud del historiador de sus propias ideas, rables de él. La historia de la filosofía enca­
como ocurre con Descartes, con Kant, con rada bajo esta última forma supondría reali­
Bergson, con Comte, con Hegel, etcétera. Hay zar lo que L. Chestov llamaba “un peregrinaje
así, un momento en que el problema surge pú­ a través de las almas”.
blicamente y todo aquel que ha estudiado fi­ Pero ahora cabe preguntar: ¿de dónde sur­
losofía sabe lo difícil que es establecer con ge la temática de la filosofía? ¿De los mismos
precisión cuándo ha llegado ese momento. filósofos? Habría que suponer que son capaces
Ciertas épocas parecen haber creado ya un de elevarse por encima de su época y esta­
clima espiritual que tolera la presencia de blecer una temática que domine la historia, p©-
ro aun suponiendo que ruera posirne un ais­ e histórica del hom ore. Y estos proble­
lamiento de la personalidad con respecto de la mas se refieren a aquellos misterios es­
historia, no podría serlo jamás con respecto tableciendo una relación que cambia
de la historicidad propiamente dicha. ¿Lo es­ constantemente. En ese sentido se pue­
tablecen los historiadores de la filosofía? Cree­ de decir que el problema de la libertad
mos que su actividad no supone la tarea crea­ no existe. Lo que existe es, por una
dora de que sólo son capaces los primeros. parte, el misterio de la libertad, y por
Cuando se afirma que la filosofía es esen­ otra, los problemas de la lib ertad ...” 1
cialmente una tarea de creación, ¿qué sentido
se le atribuye a este término? En primer lugar, Nos parece que la noción de misterio, tal
¿es totalmente lícito distinguir la creación de como la han elaborado algunas tendencias con­
la explicitación? Admitámoslo. Pero ahora so­ temporáneas (tal como se halla en el texto de
breviene una dificultad: ¿el pensamiento del Lansberg) es ajena al pensamiento de Vaz Fe­
problema, el sentimiento del problema, es rreira. La noción de misterio nos parece estar
creador? ¿Cabe hablar de un pensamiento ligada s f una cierta abdicación de la inteli­
creador frente al cual el problema subsiste? gencia, a un cierto éxtasis, que no encontramos
¿Acaso el pensamiento creador, el pensamiento en él.
poético en el sentido originario deí término no Así podríamos distinguir por lo menos dos
formas de encarar los problemas metafísicos:
implica una superación del problema? Quizás
uno, el que encontramos en Vaz Ferreira, de
en el grado en que el pensamiento filosófico
acuerdo con el cual la metafísica vendría co­
es un pensamiento creador supone la aboli­
mo prolongación del conocimiento, y el otro,
ción del sentimiento del problema y solamente
se ha de advertir éste en los momentos de según el cual la metafísica es la recuperación
descenso cuando aquél cae en la órbita (ine­ de lo inmediato que la ciencia ha desátendido.
Vaz Ferreira habla sí de “un pensar di­
vitable por otra parte) de la explicitación, en
rectamente” pero éste tiene un sentido muy
que el filósofo se coloca en una actitud, casi
distinto del pensamiento inmediato de que
diríamos, didáctica, hablan Bergson o Le Roy.
Pero, ¿dónde se encuentra el origen del
filosofar? Podríamos sugerir un comienzo en
la idea, es decir, se trataría de un movimiento Notamos en la forma de encarar la historia
que va de las ideas a los hechos y a ios datos, de la filosofía y la problemática pertinente,
o el movimiento contrario, que va de los he­ cierta imprecisión, cierta fluctuación de tér­
chos y los datos a las ideas. Podríamos agregar minos, que puede, sin embargo, interpretada,
que el problema surge en cuanto existe cierta resultar valiosísima.
opacidad de la idea, cierto desajuste con el La Introducción a LOS PROBLEMAS DE
hecho, con el dato, o viceversa. LA LIBERTAD de Vaz Ferreira, supone el
punto de vista que no admite o admite con
Ahora, ¿podría pensarse en una superación muchas reservas, la perennidad de los proble­
del pensar problemático que no llevara fatal­ mas filosóficos. Esa, repetimos, nos parece ser
mente al pensar sistemático? El dilema de la inspiración general, pero admite atenua­
Hartman —pensar por problemas o pensar por ciones.
sistemas— según nuestro punto de vista, tolera
una tercera posibilidad. Creemos que puede “La mayor parte de los problemas fi­
existir una actitud en que el dato es tras­ losóficos han sido planteados en una
cendido sin ser reducido. Puede permanecer época en que las ideas sobre su materia
la polaridad de dato e idea pero trascendidos eran todavía confusas; los conocimien­
en una unidad, en una conjunción que los anu­ tos, insuficientes; los análisis, muy defi­
le. Y así podría explicarse en cierto gradp la cientes o completamente nulos.” 2
diversidad filosófica la que, nos parece pro­
venir en un grado muy importante de la labor Se sugiere aquí que hay, efectivamente,
de explicitación. Lansberg hacía una obser­ problemas eternos y también que no hay una
vación muy atinada y que casualmente tiene diferencia fundamental entre ciencia y meta­
que ver con la cuestión de la libertad, que física (idea que Vaz Ferré i desarrollará más
merece ser tenida en cuenta: tarde).
Con todo nos preguntaríamos: ¿es lícito
“En cada época (de esta Historia de la afirmar que en la actualidad se ha delimitado
Filosofía) son distintos los problemas con mayor exactitud el contenido de la filoso­
fundar«:entales que se plantean con ur­ fía? Porque evidentemente la frase inicial su­
gencia, según sea la situación concreta giere que en otras épocas las ideas acerca del
contenido ae ios problema tilos óticos eran con progreso en filosofía esta muy próximo ai pro­
fusas, y eso tiene como interpretación inevi­ greso científico. Este modo de encarar el asun­
table que la órbita de los problemas no había to nos sugiere la influencia del modo de pen­
sido fijada. ¿Pero lo ha sido en nuestro tiem­ sar positivista, atenuado considerablemente a
po? Estamos convencidos de que existe pro­ través de Spencer y de Stuart Mili; pero da
greso en filosofía y que ese progreso está en­ cualquier modo, la manera de concebir la evo­
cauzado por la profundización del análisis. Pe­ lución de la filosofía nos parece tener un an­
ro creemos también que la noción de progreso tecedente en la obra de Comte.
tiene poco sentido en filosofía pura. En este Hay otro punto que tenemos que examinar.
sentido suscribiríamos este texto de Bachelard: Cuando Vaz Ferreira nos dice que los pro­
“Il ne viendrait a l’esprit d’aucun philo­ blemas filosóficos han sido planteados, tenemos
sophe de dire que Leibniz est en avance que averiguar cómo y por quién lo han sido.
sur Descartes, que Kant est en avance Es una tarea muy dificultosa indicar en filo­
sur Platon. Mais le sens de l’évolution sofía cuándo ha nacido un problema. La idea
philosophique des notions scientifiques misma de nacimiento de problemas va contra
est si net qu’il faut conclure que la con­ la idea de una filosofía perenne. Si admitimos
naissance scientifique ordonne la pensée, el nacimiento de los problemas (que Vaz Fe­
que la science ordonne la philosophie rreira párete tácitamente aceptar cuando habla
elle-même.” * del planteamiento de problemas) habría que
averiguar si ellos nacen en el alma individual
Esa, repetimos, es también nuestra convic­ del pensador, si nacen como resultado del es­
ción, pero no olvidamos que muchos filósofos píritu filosófico de su tiempo (que no es in­
han sostenido la necesidad de volver a las fuen­ dividual), o de alguna otra forma. Es bien
tes primitivas, porque en la historia de la fi­ sabido que para muchos la filosofía es esen­
losofía, al lado de su evolución, se dan también cialmente una construcción, una experiencia da
olvidos, pero no esos olvidos saludables de la individualidad que transcurre al margen da
que nos habla Vaz Ferreira en esta misifta obra la historia y que aunque sometida a una his­
y en la LÓGICA VIVA sino olvidos que son toricidad más profunda, no depende de aque­
desatenciones, pérdidas irreparables. A pesar lla sino en su forma.
de las distancias, para ciertas cuestiones habría
que volver constantemente a los antiguos, no
para conocer su punto de vista ya superado “Una vez planteados los problemas, esa
sino para extraer enseñanzas de su sabiduría planteamiento primitivo ha determinado
más profunda que la nuestra. En cierto modo una orientación, una dirección según la
Nietzsche anticipó esta idea que ha sido desa­ cual han venido a agruparse las nuevas
rrollada en la obra de Heidegger. teorías y los análisis e investigaciones
Esquemáticamente podríamos considerar ulteriores. Como casi siempre la cuestión
dos maneras de encarar la historia de los pro­ primera se planteaba muy simple, con
blemas filosóficos. Una forma que denomina­ dos tesis opuestas e inconciliables entra
ríamos la forma prospectiva, consiste en con­ las cuales era forzoso elegir, son esas
siderarla como un análisis continuado, como tesis primitivas las que han servido da
un deslinde progresivo de cuestiones, incluso núcleo para toda cristalización pos­
con abandono o depuración continuada de terior.” 4
cuestiones parásitas. La otra, que podríamos Nos atreveríamos a ahondar la formulación
llamar forma retrospectiva, en vez de análisis, de Vaz Ferreira. El planteamiento primitivo
nos obligaría a hablar de integración, de recu­ no es un planteamiento diaporético sino un
peración de teínas. Es evidente que nunca po­ planteamiento tético, en el sentido de que el
dremos colocarnos en el punto de vista de los filósofo cuando plantea el problema y presen­
antiguos, dado que nuestra condición histórica ta dos o más soluciones, lo hace partiendo pre­
es diferente. Por lo tanto pensaremos nece­ viamente de una posición que llamaríamos ac­
sariamente los problemas desde nuestro punto titud, tética. El planteamiento supone en cierto
de vista, por lo que, hasta qué grado es legí­ grado un escamoteo del tiempo real del filoso­
tima la recuperación, resulta muy difícil de far. Por tal entenderíamos no el tiempo ficticio
decir. que encontramos en la obra édita sino el tiem­
La frase del texto de Vaz Ferreira acerca po vivido en que aconteció la experiencia fi­
de la insuficiencia de los conocimientos, rei­ losófica, un tiempo sembrado de discontinui­
tera la convicción habitual en él de que ef dades, de hiatus, de precipitaciones, de trán­
sitos bruscos, de estancamientos, en que el a su modo. Es ocioso mencionar la íníluencia
filósofo se complace por momentos en la de­ que tuvo la modalidad hegeliana en los his­
lectación de sus intelecciones pasadas para re­ toriadores de la filosofía de Zeller en adelante.
comenzar y proyectarse hacia adelante. Cuan­ Un efecto de ese sectarismo es la fijación
do el filósofo llega a la actitud tética ese tiem­ de los problemas filosóficos, o al menos cierta
po ha desaparecido. Todo es dado instantánea­ fijación aparente. Vaz Ferreira parece soste­
mente, es decir, es un presente absoluto en que ner una diferencia que es esencial entre la
aparecen las doctrinas. Quizás habría sido ne­ labor real de la filosofía y la labor que la
cesario que los filósofos escribieran otra clase histora de la filosofía refleja.
de libros, algo similar a lo que podemos en­
contrar en la OPUS POSTUMUM de Kant, en “Por eso ciertos problemas se presentan
los fragmentos de Hegel o de Leibniz, en los aparentemente, a pesar del tiempo trans ­
trabajos iniciales de Descartes, todas éstas currido, tan abiertos, tan terminantes e
obras no destinadas a la publicación pero que insolubles como a) principio; hasta se
sin embargo nos permiten captar en cierta experimenta a veces la ilusión de que
medida el alcance de su obra edita. no se ha adelantado un solo paso. Pero
Vaz Ferreira había llamado la atención sor mirando mejor, llaman nuestra atención,
bre este tipo de publicación y había intentado por una parte, la falta de semejanza de
realizarla personalmente en FERMENTARIO, muchas interpretaciones clasificadas
que en un principio fue como un diario personal dentro de una misma tesis y por otra,
sin título. Comenzó este tipo de obra al año si­ las relaciones singularmente estrechas
guiente de la publicación de LOS PROBLE­ que unen frecuentemente a interpreta­
MAS DE LA LIBERTAD, aunque en cierto ciones clasificadas dentro de las tesis
modo todavía bajó una forma literaria más opuestas. Un proceso analítico de dis­
clásica ya lo había hecho el año anterior con tinciones y subdistinciones descompone
IDEAS Y OBSERVACIONES (1905). Se pro­ hasta el infinito los puntos de vista y
ponía exteriorizar un pensamiento que todavía nos impide afirmar absolutamente la fal­
no había tomado o no podía tomar una forma sedad o la verdad de ningún argumen­
orgánica. Es evidente que ese pensamiento to o teoría.” ®
“más plástico y vivo y fermental” se pierde
cuando llegamos al momento en que el filósofo Un ejemplo bien claro de la actitud que
se plantea el problema. Cuando lo hace es co­ menciona Vaz Ferreira lo encontramos en obras
mo prolongación de su punto de vista tético, como LES DILEMMES DE LA METAPHYSI-
y el punto de vista aporético o diaporético es QUE PURE'o ESQUISSE D VN E CLASSIFI-
derivado del anterior. El planteo del problema CATION SYSTEMATIQUE DES DOCTRI­
es posterior a la solución y la solución pos­ NES PHILOSOPH1QU ES o la HISTOIRE ET
terior al sentimiento del mismo. La explicita- SOLUTION DES PROBLEMES METAPHY-
ción filosófica supone, como dijimos anterior­ SIQUES, de Renouvier. Todas ellas son un
mente, una alteración del tiempo filosófico real, ejemplo de una actitud radicalmente estéril en
lo cual, parcialmente explica la dificultad que filosofía, que consiste en ir de las ideas hechas
existe para comprender el comienzo real del y depositadas como residuo por la historia ha­
filosofar.8 cia los problemas. Desatiende por completo la
cuestión de grados de abstracción, aproxima
La historia de la filosofía ha sido durante teorías que toleran únicamente una aproxima­
mucho tiempo la historia de sectas, ha sido ción verbal y se despreocupa de analizar los
hecha por sectarios. Sería muy difícil deter­ problemas mismos
minar si esa condición ha desaparecido. Quizás “Hay entonces un procedimiento que da
pueda verse esa pluralidad de sectas como el resultados sorprendentes: es el de pres­
resultado de la descomposición de un pensa­ cindir completamente del problema pri­
miento primitivo, cuya unidad se habría per­ mitivo; estudiar los hechos y tratar de
dido. La superación del sectarismo tendría que coordinar las teorías como si aquél no
buscarse en dicha unidad primitiva; o por el se hubiese planteado; y rompiendo así
contrario tendría que venir del sincretismo, del los lazos artificiales que las unían, de­
eclecticismo al cual se encamina la historia. En jar a las ideas reordenarse naturalmente
ese sentido cabría hablar de progreso en el según sus relaciones lógicas.” 7
grado en que las oposiciones tienden a disol­
verse en una unidad superior. Condorcet, He­ Prescindir del problema primitivo tiene
gel, representan ese punto de vista, cada uno evidentemente el sentido de prescindir del

/
planteo, del enunciado tradicional. Si la pres- ia existencia de la pregunta ai margen de la
cindencia se refiriera además de Ja cuestión respuesta, pero la segunda actitud parece di­
verbal, también al contenido, no habría forma fícil de mantener.
de abordarlo. Surge entonces como tarea la de Hay que hacer una observación. No cree­
estudiar los hechos, y eso nos lleva también mos, y en eso aceptamos plenamente el pensa­
a una dificultad. ¿Cuál es el significado de miento de Vaz Ferreira, que haya un contenido-
la noción de hecho en filosofía? Nos parece problemático énunciable a través del tiempo
muy difícil que pueda aceptarse la posibili­ con la misma fórmula, pues hay1 crecimientos,
dad de un hecho puro a estudiar. desbordamientos problemáticos. El manteni­
Se ha repetido muchas veces que la cien­ miento de un mismo enunciado o la convicción
cia estudia un cierto tipo de hecho que se de que hay un enunciado único a través del
distingue del hecho bruto. ¿Es pertinente esa tiempo, en función del cual se ordenan las
distinción en filosofía o más exactamente, en . teorías, lleva indudablemente a confusiones
metafísica? A primera vista y a fortiori pa­ tremendas. Es así que sería absurdo colocar la
recería que si, si se estima la imetafísica como respuesta de San Agustín o de Descartes al
una prolongación de la c’encia, como en cier­ problema de la libertad tal como lo enunciara
tos momentos parece considerarla Vaz Ferrei­ Sócrates, Aristóteles o Plotino. Las preguntas
ra, pero no es una actitud que podemos consi­ son distintas; por tanto no pueden intercam­
derar unánime. De todos modos, cabe pregun­ biarse las respuestas. Pero sí podemos hablar
tar: ¿existen realmente lo que podríamos lla­ de solidaridad de pregunta y respuesta dentro
mar planos de clivaje entre los hechos o toda de un mismo pensador, conociéndose general­
distinción es obra de un cierto morcelage que mente la respuesta mejor que la pregunta, o
realiza nuestra inteligencia solicitada por fac­ sea, la teoría mejor que el sentimiento de la
tores de los cuales no siempre es plenamente dificultad que estimuló el filosofar.
lúcida? Se ha dicho con razón que en la historia
En ciencia la cuestión parece más simple, del pensamiento hay cuestiones vivas y cues­
aparentemente más fácil de encarar. El movi­ tiones muertas y cabría pensar si lo qué su­
miento de aquélla implica una ordenación del cede no es que los problemas desarraigados
dato que tiende a la construcción racional de del terreno espiritual en que nacieron pierden
lo dado. Allí lo irracional mismo está delimi­ sus condiciones de viabilidad.. De todos modos,
tado; es ¡o desconocido, pero encerrado den­ lo que la historia de la filosofía nos presenta
tro de límites precisos. ¿Pero en filosofía ocu­ habitualmente como problemas es sólo el re
rrirá lo mismo? Ya no estamos seguros y es per­ siduo de las situaciones vividas o asumidas, y
fectamente pertinente plantearse la cuestión de sin embargo es con este residuo que se fijan
si dicha delimitación es legítima. Y la cuestión sus temas. Nosotros pensamos que la filosofía
es muy importante dada la continuidad que debe encararse, más que como fijación y ex­
Vaz Ferreira parece establecer entre el pen­ ploración de temas, “como un peregrinaje a
samiento científico y el metafísico. Si el aná­ través de las almas” (para servirnos nueva­
lisis es el instrumento de que debemos ser­ mente de la expresión de L. Chestov).
virnos, como él lo sugiere, colocándose en la Abrir los problemas: abolir hasta donde
gran tradición de Platón a Descartes, ¿hasta se pueda las durezas, las esclerosis a que son
qué límite podrá mantenerse dicho análisis? y tan propensos y que la constancia de la fór­
más profundamente, ¿hasta qué grado será lí­ mula mantiene. No hay nada tan peligroso
cito mantenerlo? Porque la abdicación del aná­ en filosofía como el prestigio de un planteo.
lisis puede atribuirse a dos razones muy di­ Hay que defenderse, enseña Vaz Ferreira, no
versas: 1) que hayamos encontrado su tér­ sólo de las soluciones hechas sino también y
mino natural, es decir, el dato inmediato, con­ con más cuidado de los problemas hechos. Nos
creto, ante el cual el análisis debe concitar, ha hablado de una especie de instinto, e! lla­
y 2) que hayamos creído encontrar el dato mado instinto hiperlógico, que nos permite
último y por lo tanto nos detengamos allí, so­ darnos cuenta sobre qué no debemos discutir. 8
metidos al hipnotismo del pseudo-dato. Nuestro instinto hiperlógico, no interviene
El esfuerzo por coordinar teorías tropieza cuando se piensa por sistemas sino cuando se
con Ja dificultad que no sabemos en qué grado atiende a la singularidad del caso, cuando se
es posible separar las teorías del enunciado trata de fijar el grado y el límite. Nótese bien,
primitivo del problema. Toda teoría es una este instinto no viene en lugar de sino además
respuesta y no vemos cómo podrá considerarse del razonamiento. El razonamiento, el racio­
la respuesta al margen de la pregunta. Ad­ cinio puro cae muchas veces y se caracteriza
mitiríamos tal vez la posibilidad de legitimar por una especie de inercia, de pereza, por la
cual se deja arrastrar por soluciones hechas, norcelage. Hay un morcelage aei sentirlo co­
debido a un afán de economía mental. mún, otro de la ciencia positiva (tal como se
Esa inercia se nota en la aceptación pasiva la entendía en el siglo pasado, que no creemos
del halo de significaciones que un vocablo po­ coincida con el criterio científico actual), y
see y que sin embargo rara vez es universal. finalmente un morcelage metafísico.
Por ejemplo, si examinamos diversas obras fi­ También podemos comparar la actitud de
losóficas vemos que aparece repetidas veces Vaz Ferreira con las ideas de Whitehead acer­
el término libertad pero es raro encontrar coin­ ca de la abstracción y de la noción de pers­
cidencia en el modo de encararlo. Descartan­ pectiva. 11 Ambos autores yson conscientes de
do algunos empleos del término, como el de que el problema de la coherencia del pensa­
libertad física o política, que obviamente se miento plantea cuestiones delicadas: la cohe­
separan, quedan significaciones morales, psi­ rencia que busca el pensamiento no debe ser
cológicas y metafísicas, cuya distinción no siem­ impuesta, sino resultar de la coherencia exis­
pre es fácil de establecer. Y no debemos ol­ tente entre las cosas. 12 Si bien hay una dife­
vidar la resonancia religiosa que tiene también rencia fundamental entre la coherencia o coor­
el tema. Sócrates, Platón, Epicteto, S. Agustín, dinación subjetiva, la fecundidad, tanto en
Descartes, Lutero, sintieron la libertad a su ciencia como en filosofía, proviene de s u . .n-
manera, no advirtiendo la multiplicidad de teracción, lo que Whitehead llama “la inter­
otras significaciones posibles. - conexión''. (Jara este autor la actualidad es, en
Pero si los pensadores no están ni siquiera esencia, composición, y al tratar la genera­
de acuerdo sobre la significación del concep­ lización filosófica indica li. necesidad de evitar
to, ¿cómo puede hablarse de un problema de la falacia de coneretez fuera de lugar. Ésta
la libertad? Simplemente teniendo en cuenta consiste en la omisión del grado de abstrac­
que lo que llamamos problema de la libertad ción con que es considerada una entidad. La
no es sino una denominación común con que abstracción es inevitable y por ella se enten­
designamos una infinidad de cuestiones; y que dería aquí la necesidad de tener en cuenta
la tarea filosófica, más que pretender llegar un grupo determinado de hechos; pero no de­
a una significación unívoca, lo cual sería un bemos por eso desatender el contorno. Cuando
propósito quimérico, debe esforzarse por lograr hemos realizado una abstracción debemos ser
una mejor inteligencia del tema mediante una conscientes de lo que hemos omitido. Y que­
dispersión primero y luego una integración. remos ahora anticipar una idea de Whitehead
que nos será muy útil para un análisis futuro.
“ ES ESTE PUES, UN LIBRO DE ANÁLISIS” 9 “In the absence ot some understanding
of the final nature of things. .. a 11
Tenemos que estudiar la significación de la Science suffers from the vice fchat it
noción de análisis en filosofía, noción muy com­ may be combining various propositions
pleja. Podríamos unir la actitud de Vaz Fe­ which tacitly presuppose inconsistent
rreira con aquellas que establecen la primacía backgrounds. No Science can be more
del análisis con respecto a la síntesis, como secure than the unconscious metaphysics
por ejemplo, la de Brunsehvicg. which it tacitly presupposes. .. \ll
En el caso que nos ocupa, el movimiento reasoning apart from some métaphysical
parece estar configurado por un movimiento reference is vicious.” 13
que va de los hechos a las condiciones de su
inteligibilidad; de los hechos al plano de la Vaz Ferreira nos habla de la necesidad de
racionalidad. El análisis es el método que nos romper los lazos artificiales que unen a diver­
permite acceder a un cierto nivel de inteligi­ sas teorías, en función del problema que se
bilidad mientras que la síntesis parece partir planteó inicialmente. Se refiere a los lazos que
de ésta hacia los hechos. La distinción que se han ido creando en el transcurso de la his­
mencionamos aquí parece inspirada fundamen­ toria de la filosofía y eso nos lleva a un pro­
talmente en uno de los aspectos más impor­ blema muy interesante a propósito de la dis­
tantes del kantismo.10 tinción de lo que llamaríamos el hecho histó­
Puede señalarse también aquí upa cierta rico y el hecho filosófico, comparable a la que
similitud entre el punto de vista de Vaz Fe­ establece L. Robín entre historia y leyenda
rreira y el de Le Roy (cuya inspiración bergso- de la filosofía. Robín llega a la conclusión de
niana es bien conocida). Para éste, el pensa­ que en el grado en que el historiador “inter­
miento realiza un morcelage inevitable sobre preta”, forzosamente toma partido y en ese
la realidad, pero hay diversos grados en ese sentido construye una leyenda. No se quiere
decir que éstas no tienen interés ni que de­ pero usado sr. íodua lúa análisis que ha rea­
bamos prescindir de ellas, pero señalamos aho­ lizado Vaz Ferreira, supone un tipo especial
ra la dificultad de distinguir las leyendas de de pensamiento lógico. w Tenemos que estu­
acuerdo con su valor. Cuanto mayor sea la diar ciertos aspectos de este pensamiento ló­
autoridad de un filósofo o de un historiador, gico para comprender lo que significa y qué
mayor prestigio adquirirá la versión construi­ alcance tiene la expresión de Vaz Ferreira;
da por aquél. Esto nos indica la dificultad de “dejar a las ideas reordenarse naturalmente
“romper los lazos artificiales”. Vaz Ferreira según sus relaciones lógicas”. 16
parece exigir a la filosofía una .purificación En primer término, tenemos que señalar
de todo lo histórico para lograr un. pensamien­ un peligro. No llegamos a suscribir la tesis
to absolutamente actual. Pero, ¿es posible pen­ bergsoniana del carácter meramente utilitario
sar así, al margen de la tradición? Heidegger del orden pero sí el peligro de la complacen­
ha hablado de un pensar contra la tradición, cia estética en el orden.17
pero ¿se puede pensar sin la tradición? La expresión “reordenarse” implica la ne­
cesidad de cambiar de orden, de abandonar
El método filosófico que preconiza Vaz un orden anterior por uno nuevo. ¿Cuál puede
Ferreira de pensar directamente podría tener ser el anterior? De acuerdo con el contexto,
su antecedente en aquella orientación que evidentemente se trata del orden que viene
basa el origen del conocimiento filosófico en impuesto por la tradición histórica. La historia
el hallazgo del dato inmediato y del hecho de la filosofía inevitablemente va consagrando
primitivo. (Esa tradición la encontraríamos en una ordenación de sistemas, de orientaciones
la línea que va de Descartes a Bergson, pa­ de temas, que se nos presenta ya hecha cuan­
sando por Biran, Ravaisson, Lequier, etc. De­ do empezamos a estudiar un problema de la
jamos constancia que es muy poco probable “reordenación”.
que Vaz Ferreira se haya inspirado en esos
pensadores. Salvo con Bergson, no podemos Parecería que el método consiste aquí en
asegurar otro contacto. Se trata más que de un análisis que nos lleva al campo de las evi­
influencias, de una inspiración idéntica *-o si­ dencias (como el análisis cartesiano) o que
milar. No creemos tampoco que se pueda se­ nos permita recuperar el dato inmediato (co­
ñalar similitud entre la actitud de Vaz Ferrei­ mo el análisis bergsoniano). Una vez logrado
ra y las tendencias íenomenológicas que in­ el momento de la destrucción del error o de
sisten en la necesidad de volver a las cosas la oscuridad, parecería que sobreviene otro de
mismas. Si cabe hablar de epoké, de*bería en­ pasividad profunda, pasividad que estaría in­
tenderse con respecto a la historia de la filo­ dicada por la expresión: “dejar a las ideas re­
sofía, pero no tiene un alcance mayor. La crí­ ordenarse... ” ¿Pero esa abdicación, esa pasi­
tica se ejerce en el plano del lenguaje, de las vidad de la inteligencia, es lícita? Aquí tro­
soluciones y de los planteos verbales; en una pezamos con un punto que nos parece ambi­
instancia posterior recae sobre lo conceptual. guo, sobre todo si lo comparamos con la ela­
Dicha crítica la encontramos también en boración que se encuentra en sus últimas obras
Bergson y en W. James, como también en o por lo menos en obras posteriores, especial­
Stuarl Mili, pero buscar otras conexiones nos mente en la LÓGICA VIVA.
parece aventurado.)
Estas observaciones son pertinentes res­ LOS CAMBIOS DE ESPÍRITU
pecto al pasaje que dice:
“A todas esas interpretaciones, teorías y Éste es, para nosotros, uno de los temas
soluciones cristalizadas en la dirección centrales dentro del pensamiento de Vaz Fe­
que les había impuesto el problema rreira, pero ha sido poco atendido. La prime­
tradicional. .. las dejamos polarizarse ra vez que se encuentra dicha idea, aunque
libremente; y entonces sorprende el ca­ la expresión todavía está ausente, es en PRO­
mino recorrido:... en cuanto al pro­ BLEMAS DE LA LIBERTAD 18 y de modo
blema primitivo, lo más a menudo no muy semejante en la LÓGICA VIVA, donde
hay lugar a plantearlo; se ha desme­ se muestra que la mera acción del raciocinio
nuzado en muchos otros, o bien se en­ no es suficiente. Sé nos dice allí que hay
cuentra que no hay lugar a plantear­ cuestiones que caen en desuso, que acaban
lo.” “ por no corresponder al estado mental de la
humanidad, por lo que se transforman enton­
Este procedimiento de pensar directamente ces en cuestiones vérbales (el criterio de dis­
que encontramos expresado en la Lógica viva. tinción entre lo verbal y lo conceptual es muy

N u m e r o 63/ j u l i o 1972
difícil de establecer), o sea, la discusión se tar esta pregunta nos enfrentamos con la co
transforma en un juego estéril. nexión profunda que liga el problema de la
Para Vaz Ferreira hay pues un progreso libertad con la noción de comienzo en filosofía,
de la conciencia a través del tiempo. Este pro­ con el acaecimiento del acto filosófico.
greso implica un aspecto moral y otro intelec­ Para muchos el origen del filosofar está li­
tual. (En el ensayo ¿CUAL ES EL SIGNO gado a una decisión de la voluntad. Muchos
MORAL DE LA INQUIETUD HUMANA? textos podrían usarse para corroborarlo:
Vaz Ferreira, preocupado por afirmar la tesis
del progreso moral, no se preocupa mucho por “je résolus en fin de chercher s’il exis­
el intelectual, pero creemos que toda su obra tait quelque objet que fut un bien véri­
va en la dirección de esta afirmativa.) Pode­ table, capable de se communiquer.. 20
mos probar esta tesis recurriendo a un texto "Âpres que j’eus employé quelques an­
de la LÓGICA VIVA: nées a étudier ainsi dans le livre du
monde et tacher dacquérir quelque ex­
* ... la verdad no se va haciendo por ra­ périence, je pris un jour resolution d’étu­
ciocinios totalmente, sino que se va ha­ dier aussi en moi-meme et d’employer
ciendo principalmente por cambios de toutes les forces de mon esprit a choi­
espíritu; los hombres acaban por pen­ sir les chemins que je devais suivre. .. 21
sar y sentir mejor y ciertas cuestiones
se van desvaneciendo solas.” 19 Podrían perfectamente multiplicarse los
ejemplos, Una observación de Gusdorf debe
Aquí podemos hallar cierta base para es­ tenerse en cuenta:
tablecer una aproximación entre esos cambios
de espíritu y el instinto hiperlógico. Pero aun “La philosophie ne commence pas á
no está explicado y probablemente no pueda quelque part dans l’histoire..., en un
explicarse qué es lo que produce esos cambios point qu’une enquete suffisement in­
de espíritu. Decimos que acaso no pueda ex­ formée pourrai assigner. . . Elle com­
plicarse en el grado en que todo cambio de mence avec une décision personnelle,
espíritu implica la capacidad creadora de la qui transforme la signification de l’uni­
inteligencia, que ya no es inteligencia sola si­ vers . . . La vérité se propose et s’im­
no que también recibe el impulso del senti­ pose comme une tache... le vrai philo­
miento y de la imaginación. . . Esto configura sophe n’est pas celui qui recommence,
la órbita, el campo de acción del instinto hi­ mais celui qui commence.” 22
perlógico. Y nos inclinaríamos por indicar que Dice Vaz Ferreira:
este instinto hiperlógico está situado en una
zona fronteriza entre la racionalidad (en el “El genio parece caracterizado por cier­
sentido estrecho del término) y la genialidad. ta fatalidad, cierta necesidad, cierta in­
No es fácil distinguir la genialidad de la voluntariedad.” 23
racionalidad profunda que es algo más que el Aquí podemos establecer cierta relación
mero raciocinio, porque habría que determi­ que afecta la zona de confluencia entre la ge­
nar si la profundidad del análisis no supone nialidad y la libertad. Ello nos servirá para
ya una capacidad innovadora, en cuanto per­ distinguir en el grado en que sea posible esas
mite la destrucción de relaciones aparente­ dos nociones, que en el planteo que hace Vaz
mente sólidas, de confusiones inadvertidas. .. Ferreira de la libertad no están claramente
No podríamos de ningún modo sostener que diferenciadas. Una idea es la de libertad y
el análisis reflexivo, al estilo de Descartes o otra la de autonomía.
de Spínoza, de Kant o de Lagneau, sea un La autonomía se presenta como una no
mero raciocinio, al estilo del que cultivaron heteronomía presupuesta y rehusada, implican
sus epígonos. do el deseo, el voto de hacer las cosas uno
Pero si el raciocinio parece caracterizado mismo. 24 Pero en el plano del genio, de la
por una cierta autonomía, por un cierto auto­ inteligencia profunda, la idea de autonomía
dominio, al entrar en la órbita de lo hiperló­ no tiene sentido. Entonces la distinéión entre
gico, pasamos al terreno de una cierta necesi­ lo que depende de mí y lo que no depende
dad e involuntariodad ' que caracteriza tam­ de mí empieza a hacerse borrosa. Cuestión de
bién al genio. Y ahora preguntamos: el genio, palabras, podría decirse, pero resulta inequí­
el creador, aquel en quien gobierna el instinto vocamente qug cuando se plantea el proble­
hiperlógico, ¿hasta dónde es absolutamente ma o uno de los problemas de la libertad co­
dueño de sus pensamientos? Al querer contes­ mo una cuestión de dependencia o no depen­
dencia, es en el fondo la cuestión de la auto­ que, mas que escritos, parecen naDiaaos. Y es
nomía lo que está en juego. La decisión que cierto. Casi toda su producción es resultado
implica el filosofar, por ejemplo, si bien es un de lecciones o conferencias; acaso la excep­
acto de libertad no es totalmente un acto de ción sea el libro que comentamos.
autonomía Hay en todos ellos, a veces expresa, a ve­
ces implícita, la intención y el anhelo de set
Veamos ahora el enláce profundo entre el comprendido. ¿Comprendido en qué sentido?
pensamiento de Vaz Ferreira y el bergsonis- ¿Qué significa comprender en filosofía? M.
mo. Nos interesa exclusivamente la actitud Alquié ha hecho una serie de preciosas dis­
que toma Bergson frente a la metafísica, su tinciones acerca del término comprender. Exis­
forma de encarar los problemas, su concep­ te por un lado la comprensión puramente per­
ción del esfuerzo intelectual, de la energía es­ sonal, donde entran en juego el yo particular
piritual. Conste que no creemos que sea dis­ con su psicología propia y por otro lado, la
minuir en lo más mínimo el valor del pensa­ comprensión científica, que implica compren­
miento de Vaz Ferreira el señalar aproximacio­ der una verdad impersonal. Pero la compren­
nes. Es más, es notable la coincidencia con sión filosófica no entra en ninguna de estas
las ideas que Bergson desarrolla en su confe­ dos categorías. Comprender a Descartes o a
rencia LE BONS SENS ET LES ELUDES Kant no es comprender las particularidades
CLASSIQUES y que Vaz Ferreira no conoció. psicológicas individuales de uno o de otro,
Las fórmulas empleadas ahí coinciden casi to­ aunque puedan tener mucho interés. Tampo­
talmente con la inspiración de la LÓGICA co podemos diferenciar la doctrina del pen­
VIVA. Repetimos que no creemos que signi­ sador; pero evidentemente comprender la fi­
fique disminuir el mérito de Vaz Ferreira el losofía de Descartes o de Kant es compren­
señalar que Bergson, como James y como derlos en cuanto creadores de dicha doctrina,
Stuart Mili, fueron los pensadores con quie­ es decir, algo que supera la comprensión da
nes sintió más afinidad. la psicología del autor. Y entonces Alquié lle­
La semejanza entre el instinto hiperlógico ga a afirmar que en los filósofos hay una si­
y el buen sentido bergsoniano es clara. Anfj tuación paradojal. Por un lado hay vivencias
bos se sitúan entre el raciocinio puro que in­ que trasuntan una gran soledad pero al mis­
dica una cierta inercia y la genialidad que se mo tiempo la verdad que enuncian pretenda
caracteriza por cierta actividad. Ambos se opo­ universalidad. La verdad filosófica no es im­
nen a la rutina. Ambos intervienen tanto en personal y pretende ser universal. Es una uni~
el plano intelectual como el moral. La volun­ versalidad subjetiva. Así, toda gran filosofía
tad y la inteligencia actúan para ambos filó­ es una forma de comunicación, un diálogo a
sofos conjugadamente. través del tiempo. Y bien, para que exista el
diálogo filosófico propiamente dicho es nece­
VAZ FERREIRA Y LA sario que el maestro descienda al nivel del
CO M UNICACIÓ N ESPIRITUAL alumno. Ésa es la función de la ironía socrá­
tica, una forma de disimulo superada en una
Vaz Ferreira ha sido en casi toda su obra función de amor, que hace posible el contacto
un maestro dirigiéndose a sus discípulos. No espiritual. En Vaz Ferreira encontramos una
se trata de un primádo de la personalidad en actitud similar (la ironía está ausente). En
sentido estricto sino que, desde el comienzo, él, la educación, la acción pedagógica parece
Vaz Ferreira, se sitúa en el plano de la comu­ estar por encima de toda otra tarea y de ahí
nicación espiritual; el diálogo determina la que su forma de encarar las cuestiones meta­
forma de su pensamiento. físicas no pueda ser nunca una aventura sin­
Se ha dicho que el encanto de los libros gular, una acción aislada sino una aventura'
de Vaz Ferreira proviene en gran parte de en común: la gran aventura humana.

CIENCIA Y METAFISICA. LOS GRADOS DE ABSTRACCION


Se ha dicho muchas veces que Vaz Ferrei­ hay una caracterización unívoca del positivis­
ra representa dentro de la evolución filosófi­ mo. Su forma inicial, la que se halla en Comte,
ca de nuestro país un abandono del positivis­ no tuvo un gran arraigo en nuestro medio.
mo, Vamos a averiguar en qué grado es válida Pero sí la tuvo aquella que puede denominar­
esa afirmación. se de un modo general positivismo y que tuvo
En primer lugar, debemos decir que no como representantes a Spencer y a Stuart Mili.
Vaz Ferreira relata cómo en el momento en tivista de la ciencia, apoyándose en W. James,
que él comenzaba su actuación filosófica nues­ en H. Bergson y en j. Stuart Mili, en su ma­
tro medio intelectual, especialmente en la Uni­ nera de concebir las' relaciones de la ciencia
versidad, se encontraba guiado por tres ten­ con la metafísica. Al decir esto no pretende­
dencias principales: el espiritualismo, el ma­ mos decir nada que él no haya admitido.
terialismo y el positivismo.
L. Brunschvicg hacía, a propósito del posi­ LA RELACIÓN DE CIENCIA
tivismo, una distinción muy importante que Y METAFÍSICA
debemos tener en cuenta: positivismo de ra­
zón y positivismo de Iglesia. En cuanto a la relación entre ciencia y me­
tafísica, podemos señalar diversos momentos
“Aux antipodes du positivisme de raison, en la evolución del pensamiento de Vaz Fe-
qui fait conscience a l’homme de rien rreira.
affirmer comme vrai qu’il ne soit en
état de vérifier objectivement. . . il y a En LOS PROBLEMAS DE LA LIBER­
un positivisme d’Eglise, fondé tout en­ TAD no encontramos todavía una solución de­
tier sur le sentiment de confiance qu’un finitiva sino más bien aparece planteada la
homme éprouve (et fait partager) dans cuestión y aparece frecuentemente una acti­
la valeur unique de sa pensée et ou il tud inclusive contradictoria con la que ha de
puisse l’illusion de pouvoir créer la mé­ darse posteriormente cuando el tema tendrá
thode et dicter a l’avance les résultats su elaboración en la LÓGICA VIVA y en el
de disciplines qui ne sont pas encore artículo CIENCIA Y METAFISICA, así como
constituées a l’état de science.” 35 en las conferencias pedagógicas sobre ENSE­
ÑANZA DE LA FILOSOFIA. Del primer
Habría así un positivismo amplio basado texto citamos:
en la idea de positividad, que Comte descu­
brió y que sería el núcleo más importante y “Sea de naturáleza o simplemente de
la parte más valiosa de su obra. Pero, impul­ grado la diferencia entre la ciencia y
sado por lo que creía su misión de reformador la metafísica, es lo cierto que la faci­
social, Comte desatendió su punto de vista fe­ lidad que se encuentra para pensar y
cundo y alteró su pensamiento. Surge así el discutir dentro de la primera, resulta en
positivismo que fue el que manejaron muchos parte de que las palabras tienen allí un
epígonos y que es aquel del que se aleja Vaz sentido preciso. . . Esto depende dé que
Ferreira. En efecto, comparando este positivis­ la ciencia toma como datos, sin discu­
mo de Comte, resulta mucho más abierto y tirlas, ciertas nociones que son comunes
mucho más crítico el de Spencer y especial­ a todos los hombres porque son preci­
mente el de Stuart Mili. samente los datos de la percepción.” 27
La apreciación del positivismo está formu­ “Se ha visto bien que la verdad o la
lada por Vaz Ferreira de un modo que hace falsedad de una teoría (mejor: de una
acordar a Brunschvicg: formulación en ciencia) es cosa muy
distinta de su verdad filosófica y es in­
“Existe una tendencia, que sería el po­ dependiente de e lla ...” 28
sitivismo en mal sentido. . . Porque este
término «positivismo» tiene dos senti­ Analizaremos varias objeciones:
dos: uno bueno y otro malo. Si por po­
sitivismo se entiende no tener por cier­ La primera surge de la afirmación del au­
tos sino los hechos comprobados como tor de que la ciencia toma como punto de
tales. . . es posición buena y recomen­ partida los datos de la percepción. Pudo ser
dable. Pero por positivismo se ha en­ cierto; ya no lo es. Si bien cabe hablar de
tendido también la limitación sistemáti­ acuerdo de los espíritus en ciencia, hay que
ca del conocimiento humano a la sola buscar por el lado del valor universal de la
ciencia. . . así entendida, es doctrina o razón y si puede hablarse de subordinación
tendencia en sí misma inferior y funes­ al hecho (esta expresión es, a nuestro criterio,
ta en sus efectos.'’28 sumamente vaga y acaso carente de sentido)
. . .
se tratará del hecho construido racionalmente.
Queda claro pues, que Vaz Ferreira se se­ Es curioso que Vaz Ferreira no haya prolon­
para del positivismo en cuanto doctrina en la gado rnás y no haya mostrado la necesidad de
forma que toma específicamente en Comte, superar más el positivismo, y en función del
pero sigue dominado por la concepción posi- poder de análisis tan grande que poseía, no
haya llegado a constituir lo que Bachelard lla­ /terto optimismo racional, sino un psTCo-anOH-
ma “un pluralismo filosófico” que permita in­ sis-lógico que se propone destruir el error que
tegrar los elementos tan diversos de la expe­ se deba a la complacencia de nuestro pensa­
riencia y de la teoría. Falta, nos parece, un miento. Es decir, la razón trabajará contra sí
aprovechamiento recíproco del análisis cientí­ misma,30 pues sólo en el grado en que la
fico y del análisis filosófico. Sin duda, su ac­ razón pueda desechar las explicaciones adqui­
titud respecto a la relación entre la ciencia y ridas como definitivas, (como lo atestiguan las
la filosofía configura un progreso con respec­ grandes épocas creadoras) comienza la dis­
to al positivismo vulgar, pero, aunque reco­ persión. A veces con poco esfuerzo, como ocu­
nocemos que es muy difícil lograrlo, habría rrió en el tránsito de esa primera noción da
debido ir más adelante, y por un movimiento masa, vaga, confusa, llena de ensoñaciones in­
de involución advertir las influencias del pen­ conscientes, al concepto derivado pero adya­
samiento metafísico sobre el científico y de cente: la noción de peso. El tránsito de una
éste sobre aquél. noción a la otra no fue muy difícil. En es®
Veamos ahora la segunda objeción: el es­ sentido sí tenía razón Vaz Ferreira cuando de­
tablecimiento de los grados de abstracción en cía que la base del pensamiento científico es­
ciencia no es tan fácil como cree Vaz Ferrei- taba en las nociones de la percepción. La ra­
ra; puede hacerse, pero supone una tarea de cionalidad está todavía enteramente subordi­
tanta dificultad como la que él descubre en nada al plano de lo empírico.
la metafísica. Pero ya en otro plano, cuando considera­
Supongamos un concepto científico muy mos la noción de masa tal como la consideró
manejado, como el concepto de masa. Hay un Newton, como cociente entre la fuerza y la
primer nivel una primera franja del espectro aceleración, notamos que el apoyo en los sen­
de descomposición o dispersión que está cons­ tidos no nos sirve de mucho y que no pode­
tituido por el concepto tal como se presenta mos comprender una noción aisladamente sino
al sentido común, es decir, el dato primario. necesariamente en relación con otras. Tenemo*
Mientras predomina este concepto vulgar de que manejar una solidaridad de conceptos pa­
masa, el pensamiento científico está bloquea­ ra poder comprender, y entonces la simplici­
do; según la expresión de Bachelard, estamos dad al establecer grados de abstracción desa­
en presencia de un “obstáculo epistemológico”. parece.
Ese concepto ha sido superado, se dirá. Es Veamos ahora la tercera objeción: es muy
cierto; pero hay que determinar en qué grado discutible la existencia de convención tácita
ha sido suprimido del pensamiento consciente en ciencia (objeción íntimamente ligada al
y en qué grado subsiste en el inconsciente. problema del realismo). Con la definición do
Acaso la idea de una psico-lógica, tal como masa de Newton, que implica —como dijimos-
la concibió Vaz/Ferreira deba ser completada una solidaridad de nociones, el realismo inicial
con un psico-análisis-lógico, donde se estudia­ es abandonado por otro: hay un tránsito del
rían las ideas inconscientes que la historia de realismo de las cosas al realismo de las leyes.
la ciencia ha ido perpetuando y que deberían Pero no concluye ahí el proceso. La teoría da
ser exorcizadas. Queremos decir, que lo que la relatividad, más tarde, ampliará considera­
falta en Vaz Ferreira es el estudio de estos blemente el campo del racionalismo. La masa,
errores a través de la historia de la ciencia y previamente pensada con carácter absoluto, en
de la metafísica, aunque hay algo esbozado un espacio y un tiempo también absolutos, sa
sobre los errores inconscientes en sus ideas transforma en una función muy complicada da
sobre las falacias verbo-ideológicas.28 En este la velocidad. Y no puede volverse a la vieja
sentido la obra de G. Bachelard sería un ex­ noción, desde que ahora la noción de reposa
traordinario complemento de la obra de Vaz absoluto deja de tener sentido. Tampoco po­
Ferreira y el bergsonismo del punto de- vista dremos hablar de masa absoluta. Y notamos
crítico, aun sin mencionar las cuestiones rela­ así que el punto de vista realista ya no es uti-
tivas a lo inconsciente en su análisis y des­ lizable aunque el lenguaje parece no cambiar
trucción de ciertas ideas tradicionales de la mucho
ciencia y de la filosofía, también iría en la Llegamos ahora al punto que nos interesa.
misma dirección. Demás está decir que con­ Cuando cada nivel epistemológico, cuando ca­
sideramos todo con prescindencia total de los da grado de abstracción es designado con una
temas freudianos; es solamente el método y la convención tácita o expresa (entendemos que
actitud lo que tomamos en cuenta. deberá tratarse siempre de la última^, la ex­
Resumiendo: no usar sólo el análisis tal co­ presión “convención” no tiene sentido, porque
mo lo concebía Descartes, enraizado en un hablar de convención es presuponer la existen-
cía de una realidad en si, absoluta, que es re­ de la escala es que se pueden juzgar todos
presentada de diversa manera por el pensa­ los demás y asignarles su posición relativa. Esos
miento. En esto la cosmovisión científica o fi­ niveles, que representan grados de abstracción,
losófica de Vaz Ferreira sigue siendo un rea­ suponen implícitamente una actitud filosófica.
lismo tal como lo practicó el mecanismo del Es así que nos sentimos obligados a abandonar
siglo pasado, aproximándose a las teorías que el criterio acerca de las relaciones entre ciencia
vieron “convenciones” en las construcciones y metafísica que sustenta Vaz Ferreira.
científicas (como Milhaud, Poinc'aré y Le Roy). Él parece sugerir que hay un trayecto en
Por el contrario, la superación del realismo el proceso mental por el cual el hombre, to­
se produce cuando se abandona el hecho, el mando como punto de partida los datos de la
dato, como punto de partida para ir a la cons­ percepción, se aleja de ellos, estableciendo me­
trucción racional, volviendo de allí al dato. Es diante convenciones tácitas en qué nivel se
lo que se advierte, por ejemplo, en la obra de coloca. Luego seguiría una zona media, un
Dirac. Una noción como la de masa negativa momento de transición, ‘la región intermedia­
no tendría ningún sentido si tratáramos de apo­ ria”, 32 (que se menciona en CIENCIA Y ME­
yarla en intuiciones realistas; no es una idea TAFISICA pero aun no en PROBLEMAS DE
que se pueda considerar como prolongación o LA LIBERTAD) para luego accederse a la
afinación del hecho bruto, como lo entendían investigación filosófica propiamente dicha.
Meyerson, Poincaré, y también Vaz Ferreira. No creemos que sea así. Si disponemos la
Y vale la pena insistir en esto, porque la adop­ investigación científica y la interpretación cien­
ción de este criterio es lo que ha impedido que tífico-filosófica, y la filosófica a lo largo de
Vaz Ferreira lograra (como también le suce­ una misma línea, nos parece que cometemos
dió a muchos otros, y de los más grandes) con­ un error. Si, en cambio, las disponemos en di­
ciencia exacta del alcance y de las proyeccio­ versos planos que se apoyan entre sí, que a
nes de ciertos problemas y teorías de la cien­ menudo se interpenetran, que a menudo se
cia actual. La confusión ha provenido, nos pa­ invierten, de tal modo que la metafísica sirve
rece, de que muchos pensadores han tratado de de apoyo a la ciencia y la ciencia de apoyo a
traducir nuevas nociones en el viejo lenguaje la metafísica, la imagen sería más adecuada.
de la ciencia del siglo pasado. Pero respecto de esto Vaz Ferreira teme
El error proviene a nuestro criterio de que la ciencia utilice una metafísica subrep­
una misma fuente: creer que hay una realidad ticia, no advirtiendo sin embargo el peligro
existente por sí, a la cual se superponen en inverso: que los planteos metafísicos utilicen
el pensamiento, diversos planos de abstrac­ una ciencia subrepticia, acaso falsa y/o supe­
ción. Es sobre la base del primado de la idea rada. Con todo, nos parece que la denuncia
de realización sobre la idea de realidad que del peligro de una metafísica subrepticia, tal
debemos entender la evolución del pensamien­ como Vaz Ferreira la efectúa en CIENCIA Y
to e interpretar los aportes de la ciencia de METAFISICA es una actitud más adecuada
nuestros días. 31 Cuando se llega a los niveles a la del texto citado (página 29) de PRO­
de abstracción a que ha llegado la ciencia en BLEMAS DE LA LIBERTAD, puesto que
nuestro tiempo, ya estamos muy lejos de la esta metafísica, por más subrepticia que fuere,
claridad, de la distinción y de la evidencia en necesariamente se adosa a la ciencia, con lo
el sentido clásico. La razón ha tomado ahora cual la distinción neta entre verdad científica
otros caracteres. Hay así diversas formas de y verdad filosófica se ha superado.
claridad que se van superponiendo y que no En efecto, ésta es nuestra cuarta objeción,
tienen las mismas características. El pensamien­ por otra parte fundamental: no es posible man­
to inicial, el conocimiento vulgar, es claro, sen­ tener separadas las investigaciones científicas
cillo, pero mientras dicha claridad subsiste, el de las filosóficas. Hablamos recién de interpene­
pensamiento está como bloqueado La ciencia tración de planos y advertimos que en la es­
naciente ,1a elaboración racional de estos datos peculación metafísica debemos tener en cuenta
trae consigo otra claridad, superior evidente­ una concepción científica, la que (para usar
mente, pero en el grado en que no impone los mismos términos) se infiltra en ella su­
un sacudimiento radical, en el grado en que brepticiamente; tesis ésta de suma importancia
no obliga a la razóii a “pensar contra sí mis­ porque permite configurar la noción de pro­
ma”, mantiene todavía el error anterior aunque greso en metafísica.
larvado. Es menester abandonar todo esto pa­ No podemos negar que la cultura cientí­
ra alcanzar una claridad que es de otro orden: fica determina modificaciones profundas del
la claridad que pertenece al suprarracionalismo pensamiento en general, del metafísico en par­
y solamente cuando se ha alcanzado ese nivel ticular. Es cierto que la ciencia cartesiana está
intluida por ta metafísica cartesiana, pero lo positivo; muchas veces compromete y altera la
inverso también es cierto. La mentalidad me­ marcha de nuestras intelecciones. Luego lle­
tafísica de Platón deja sus huellas en su cien­ garíamos al plano del discurso, del psiqueo
cia, en sus matemáticas, del mismo modo que plenamente discursivo, para luego acceder a
éstas dejan huella en su metafísica. Y en el una tercera zona, la del psiqueo mpradiscur*
mismo Aristóteles la mentalidad científica in­ sivo o si se prefiere, podríamos utilizar la
fluye sobre su mentalidad filosófica. Ló mis­ expresión de Bachelara, del supraraciono-
mo y acaso con más razón puede decirse de lismo. 84
Kant y de innumerables otros filósofo*. Pero Cuando Vaz Ferreira Concibe Su “libró fu­
ahora debemos proceder a una rectificación: turo”, tiene razón éü decir que habría sido
no digamos una “concepción científica” como muy interesante conocer las dudas, las vague­
si todas las nociones hubieran alcanzado el dades que pueden haberse presentado en él
mismo nivel epistemológico o el mismo grado pensamiento de Kant y Descartes, pero para
de abstracción, porque no hay una evolución la lógica creemos discutible el interés por el
pareja de la ciencia, sino que las nociones evo­ psiqueo infradiscursivo tomado en bloque. En
lucionan con distinta Velocidad. el tránsito del pensamiento confuso al pensa­
Y ahora vayamos a otra dificultad. Vaz miento claro se gana mucho; se pierde mucho
Ferreira aconseja para evitar confusiones uti­ también. Habría que cuestionar si la riqueza
lizar en metafísica el procedimiento de esta­ de ideas que disminuye cuando llegamos al
blecer por una convención expresa el grado momento de la explicitación es toda del mis­
de abstracción en que se piensa. Pero eso es mo valor.
imposible y el propio análisis de Vaz Ferreira
nos dice por qué. " ... Es posible superponer a una teoría
filosófica pensada en un plano de abs­
“La metafísica ha cometido el error de tracción, una teoría filosófica cualquiera
querer ser precisa, de querer ser geo­ pensada en otro plano de abstracción
métrica, planteando cuestiones y estable­ más profundo.” 35
ciendo fórmulas verbales afectadas casi
umversalmente de falsa precisión. . . La Muchas veces se señalan contradicciones en
metafísica es legítima; más que legíti­ los filósofos. No es seguro que los pensadores
ma, constituye y constituirá siempre la se dejen guiar siempre por una coherencia
más elevada forma de la actividad del Jógica, absoluta y perfecta; pueden existir con­
pensamiento humano, mientras no pre­ tradicciones. No es seguro que se filosofe si­
tenda tener el aspecto de claridad y multáneamente con la totalidad del alma; no
precisión de la ciencia; en cambio, con es seguro que sea una única causa la que im­
el aspecto geométrico y falsamente pre­ pulse el filosofar: puede tratarse del sentimien­
ciso que ha pretendido dársele, la me­ to, de la voluntad, de la inteligencia pura; y
tafísica es simplemente la ilustración por tanto las contradicciones pueden aparecer.
típica por una parte, Üel sofisma de Casi ningún filósofo ha escapado a esta suerte;
falsa precisión que ya hemos estudiado muchos intérpretes se han complacido en po­
y por otra de estas falacias verbo-ideo­ nerlas de relieve con la misma frecuencia con
lógicos.” 83 que otros han tratado de atenuarlas y elimi­
narlas, para darle al pensamiento una natu­
Y si es así, ¿cómo se podrá en metafísica
raleza absolutamente sistemática.
establecer los grados de abstracción mediante
convenciones expresas? ¿Cómo podrá el me* Pero al margen de ésta situación qué todos
fafísico decir en qué grado se coloca y situarse conocemos y respecto de la cual se podrían
con exactitud con respecto de otros? ¿No será citar infinidad de ejemplos, cabría mencionar
incurrir también en una falsa precisión y llegar otra contradicción, contradicción sólo aparentes
así a una simetría ficticia? aquélla qué proviene de ideas Situadas en dis­
El modelo de pensamiento metafisico pro­ tintos grados de abstracción, ya sea én filo­
puesto en'UN LIBRO FUTURO nos muestra sofía en general como dentro de una misma
eso: el pensamiento metafisico carece de con­ filosofía.36
catenación lógica cuando accede a los planos Cuando no se tiene en cuenta esta circuns­
profundos. Dicha ausencia es representada por tancia se corre el riesgo de criticar indebida­
las líneas de puntos suspensivos; el psiqueo se mente una teoría, al ten^r en cuenta la misma
mantiene en lo infradiscursivo, cosa que la en un solo plano de abstracción. Y aquí te­
psicología de nuestro tiempo conoce y ha es­ nemos que preguntar, aunque sin desarrollar la
tudiado. Ese psiqueo no siempre es de signo cuestión: si hablamos de grados distintos de.
abstracción, ¿cabe hablar de unidad de una iegún Vaz Ferreira, el error ciei pragma­
teoría? Hablar de teoría implica una cierta tismo radica en haber extraído consecuencias
construcción racional que pretende explicar prácticas de su teoría de la verdad, error se­
un conjunto de hechos. Aquí se trataría de mejante a aquél en que hubiera incurrido Ber­
una cierta intención, de un cierto movimiento keley si las hubiera sacado de su teoría de la
del espíritu o de la razón que va depositando materia
a lo largo de su trayectoria, diversas explica­
ciones que se van superponiendo a lo largo de “Supongamos que los argumentos de
la misma. Pero, ¿el movimiento es la teoría? Berkeley nos han convencido; que nos
Cuando Bergson habla de algo muy sutil que hemos hecho idealistas; lo cual quiere
se encuentra en el fondo de la filosofía de Spi- decir que hemos admitido que la mate­
noza o de Berkeley, a pesar del aspecto más ria no es otra cosa que estados de con­
o menos imponente que puedan presentar esas ciencia. Una vez que hemos admitido
construcciones, alude a un cierto movimiento esta doctrina, ¿hay algo cambiado en la
del espíritu, más que a la obra propiamente práctica? ¿Significará la admisión del
dicha, y la unidad, si existe, es la unidad de idealismo que desde ese momento lo
este movimiento y no de su producto. Pare­ que era, por ejemplo duro, pesado, sua­
cería entonces que quien estudia una doctrina ve, blando, sólido, líquido o gaseoso, de­
tiende a efectuar en ella cortes transversales je de ser lo que era antes?” 38
que impiden ver la unidad de ese movimiento. Ahora bien, es indudable que Berkeley se
Cada uno de esos cortes correspondería a un hubiera precipitado en el absurdo si hubiera
grado de abstracción determinado pero no re­ extraído de su doctrina las consecuencias que
presentaría la totalidad del pensamiento de su imagina Vaz Ferreira, pero, ¿se puede afirmar
autor. que la doctrina de Berkeley no tuvo consecuen­
cias prácticas? Eso ya es otra cosa.
LAS TEORÍAS FILOSÓFICAS Y Casi toda la gnoseología del siglo XVIII,
SUS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS la destrucción del realismo espacial, que de
Descartes a Newton se había mantenido; la
crítica al mecanismo, pueden ser consideradas
La tesis central que sostiene Vaz Ferreíra como influidas por Berkeley. Se podrá respon­
es que “casi siempre hay más oposición entre der que todo eso no es una consecuencia prác­
las teorías que entre sus consecuencias”. 87 Las tica, pero entonces se toma la palabra “prác­
consecuencias parecen entenderse en el sentido tico” en un sentido muy estrecho. Vaz Ferreira
de modificaciones en la conducta, en los he­ critica al sofisma dinámico de acuerdo con el
chos, mientras que la teoría parece ser consi­ cual W. James se pasaría de un criterio es­
derada desde un punto de vista exclusivamente trecho de las consecuencias, es decir, teniendo
especulativo (Encontramos esta distinción de­ en cuenta sólo las inmediatas, previsibles (cri­
sarrollada especialmente en CONOCIMIENTO terio nocivo para la investigación que es tanto
Y ACCION, y atenuaciones de la misma en más fecunda cuanto más desinteresada), a un
FERMENTARIO.) criterio amplio en que se tendrían en cuenta
Vaz Fererira señala que una teoría puede ' todas las consecuencias. No aceptamos esta crí­
diferir considerablemente de otra como teoría tica porque en una apreciación global del prag­
sin que eso implique ninguna oposición pro­ matismo, el primer criterio se abandona y el
funda en el terreno de los hechos. Por otro investigador pragmatista actuará a ciegas de
lado, hay en Vaz Ferreira un recelo a extraer los resultados y su acción será semejante a la
consecuencias prácticas excesivas de ciertas del que busca la verdad porque sí. Acción se­
teorías. Esta desconfianza hacia las cuestiones mejante; no igual. Examinando al empirismo
verbales, especulativas, hacia las teorías que radical podemos llegar a esta conclusión:
no implican consecuencias prácticas está en cuando el pragmatista busca resultados prác­
concordancia con el pensamiento de W. James. ticos, lo que busca es un resultado que acceda
Pero en los ejemplos examinados por Vaz Fe­ a la experiencia, no algo que permanezca ab­
rreira nos parece que hay una cierta desaten­ solutamente trascendente. Se dirá, como lo
ción de lo que significa la consecuencia prác­ dice Vaz Ferreira, que es imposible fijar de
tica en el campo de la filosofía y esto se pone antemano, cuándo algo es absolutamente tras­
de manifiesto cuando Vaz Ferreira hace el exa­ cendente a la experiencia, pero ese reproche
men del pragmatismo, pues allí es evidente su hay que hacérselo a los racionalistas como a
dificultad para desprenderse de los criterios los agnosticistas como a los positivistas que
tradicionales. pretenden cerrar las investigaciones, o, según
;
«0 CU A D ERN OS D F MARCHA,
la expresión de Stuart Mili (que Vaz Ferreira oposiciones tal como las consagra i*
se complace en citar) “no dejar problemas historia.
abiertos”. El pragmatista se ocupa esencial­
mente de tratar todo aquello que cae y puede 3. Notar que muchas veces se establecen
caer bajo la experiencia y esa preocupación oposiciones entre teorías que si bien
ha tenido resultados magníficos en las propias en el plano especulativo parecen di­
investigaciones de W james en las cuales la vergentes, no se distinguen mucho en
noción de experiencia ha resultado enorme­ el plano práctico.
mente enriquecida
Ya hemos examinado en detalle los dos pri­
A nuestro modo de ver, pues, hay que con­ meros puntos, indicando todo lo valioso que,
siderar como verdadero el criterio amplio en a nuestro juicio, se encuentra en el pensamien­
cuanto a las consecuencias prácticas. to de Vaz Ferreira. En cuanto al tercer punto
confesamos ver con dificultad qué importancia
tiene en filosofía. Sí compartirnos enteramen­
De modo que, según Vaz Ferreira, hay que ' te la tesis de Vaz Ferreira de que existe pro­
tener en cuenta una serie de circunstancias greso en filosofía; pero para nosotros no basta
cuando se intenta abordar un problema filo­ con el análisis que lleva simplemente a distin­
sófico: guir problemas, sino que es necesario mostrar
1 . Desconfiar de la fórmula tradicional, y comprender cómo éstos, en el curso de Ja
ral como viene impuesta por la tradi­ historia de. las ideas, a veces se tornan confusos
ción. debido a la integración de temas que se van
uniendo al planteo primitivo. Creemos, preci­
2. Desconfiar de la ordenación de doc­ samente, que es con o mediante esa compren­
trinas, de sus aproximaciones y de sus sión que se vislumbra el progreso en filosofía.
V-

¿UNA CONFESION INVOLUNTARIA?


Hay un pasaje en LOS PROBLEMAS DE rece como inconcluso. .. parecería tener el ca­
L LIBERTAD sobre el cual se ha llamado rácter de una confesión involuntaria.
poc., ta atención y que nos parece muy impor­ Se podría fácilmente seguir el itinerario da
tante respecto a la actitud metafísica de Vaz esa expresión: el solipsismo es un horror, des­
Ferreira. En él podemos hallar una base para de Renouvier, a James, a S. Mili. Para todos
comprender su actitud respecto a Stuart Mili, ellos parece ser una posición aparentementa
a W. James, a Renouvier. (La lectura de este lógica, pero inadmisible, “un horror”. ¿Es esa
último evidentemente le sugirió el texto.) Dice también la actitud de Vaz Ferreira? ¿Y si lo
así: fuera, nos daría la clave de su actitud tan pre­
cavida, tan cuidada frente a las cuestiones me­
“Pero, con todo esto es indudable que el tafísicas?
conocimiento se transforma cuando se
plantea el problema de. la percepción y Parecería que del punto de vista de una
se emprende el análisis de ía noción de lógica estricta, sería para Vaz Ferreira, la que
exterioridad. Conducido a rigor absoluto Descartes había descubierto al lograr la única
de lógica, este análisis lleva ya sabemos evidencia aceptable en la evidencia del Cogito,
a donde; pero como el solipsismo es un y que puede llamarse con pleno derecho so­
«horror» se hace necesario hacer hipóte­ lipsismo.
sis más o menos verosímiles; y de aquí Antes de analizar las fuentes en medio de
la posibilidad de un número infinito de las cuales se mueve Vaz Ferreira, es interesante
teorías del conocimiento que son solip- observar el movimiento que se ejecuta en su
sisinos detenidos, desviados o completa­ filosofía. No existe para él la posibilidad de
dos por hipótesis.. ” 8!! construir una metafísica partiendo de esa evi­
dencia primera, de esa certeza de la concien­
Parece ser uno de esos pasajes que los pen­ cia. Ese camino ha sido tentado. Por él se ha
sadores dejan escapar a veces, incluso aque­ llegado a una concepción de la espiritualidad
llos a los que la cautela lleva a velar las for­ al modo de L. Brunschvicg. Vaz Ferreira tomó
mas más íntimas de su pensamiento. Aquí apa- otro camino, aquél que en Francia (un tanto
saturada del idealismo que parece trabajar un puede avanzar muy lejos en esta elucidación
poco en el vacío) inició un movimiento “hacia en virtud de la naturaleza extra-racional de la
ío concreto”. Acaso pueda verse como elemento creencia. ,
común una cierta amplitud de la positividad, En ese grado precisamente la creencia ori­
la búsqueda de la metafísica no por el lado gina diversos mundos. Se podría pensar que la
de la argumentación y de la teoría, sino de la concepción del pluriverso de James correspon­
experiencia que habría de ir dibujando sus de a los solipsismos detenidos, desviados de
contornos gradualmente. Inicialmente, en esta que habla Vaz Ferreira. Porque cuando James
obra, tomó como datos, los datos de la per­ habla de lo real, cuando trata de explicar en
cepción, su prolongación en la ciencia posi­ qué sentido decimos que una cosa es más real
tiva, luego de la metafísica, que habrá de trans­ que otra y debe ser más creída, llegamos a la
formarse por un proceso gradual en el terreno conclusión de que la realidad significa simple­
inalcanzable, pero que da sentido a la ciencia. mente relación con nuestra vida activa y emo­
En este momento se mueve en la órbita de cional, y que real es todo aquello que excita
Renouvier, de S. Mili, de James. ¿Pero fue y estimula nuestro interés. En esto James sigue
realmente el idealismo para Vaz Ferreira una ia tradición de Hume, para quien la creencia
tentación? ¿Todo lo que hizo después fueron no es explicable teóricamente sino por medio
“solipsismos detenidos, desviados o completa­ de la vida emocional o pasional, para emplear
dos por hipótesis”? la expresión de la época.
Hemos hablado de Stuart Mili. Se ha se­ James, así como S. Mili, considera que la
ñalado muchas veces —él mismo lo ha desta­ conciencia, que el Yo del punto de vista ló­
cado muchas veces— la significación de este gico, constituyen la única realidad indubitable.
filósofo, pero no nos referimos ahora al autor Pero el problema consiste en saber cómo e
de la, LÓGICA, sino del EXAMEN DE LA sale de esa evidencia inicial, de ese solipsismo.
FILOSOFIA DE HAMILTON. No podemos En James, el problema es rápidamente aban­
asegurar que Vaz Ferreira haya conocido esta donado porque de algún modo presiente que
obra pero todo hace suponer que sí. Exami­ la conciencia es intencional. En S. Mili se man­
nando, como el título lo indica, las ideas de tiene con más pureza, lo cual explica la afi­
Hamilton, estudia el criterio de este último, nidad de S. Miu y Vaz Ferreira (el que ape­
para el cual la creencia es una convicción de lará a éste para combatir a aquél).
autoridad superior al conocimiento; la creen­ Pero frente al dilema mencionado, frente a
cia un hecho primero, y el conocimiento un esa aporía en el sentido estricto del vocablo, el
hecho derivado. pensamiento de Vaz Ferreira parece haberse
Tanto S. Mili como Vaz Ferreira entienden detenido... ¿o ha tentado la salida guiado por
que hay que invertir esa relación. Hay un el instinto hiperlógico suscitante de cambios
campo del conocimiento donde se puede en­ de espíritu, capaces de instaurar mutaciones
contrar convicción completa y hay un campo en la razón que no son puramente racionales
de la creencia, más allá del primero, pero don­ sino razonbles? ¿El razonablismo podrá en­
de puede hallarse sólo una probabilidad y ja­ contrar respuesta a estas cuestiones aparente­
más una certeza. Para S. Mili la creencia es mente insuperables?
injustificable y así encontramos en él el dilema Instalado en un cierto nivel de la natura­
que en el plano intelectual se le habla plan­ leza humana, Vaz Ferreira no realiza jamás un
teado a Hume. movimiento hacia la trans-descendencia, un
El problema queda formulado en estos tér­ descenso a la corporeidad, hacia el asidero sen­
minos: intelectualmente es imposible demos­ sorial de lo real. En lugar de eso, se orienta,
trar la creencia en el mundo exterior. Aquí modalidad activa y pasiva a la vez, en una di­
tiene razón S. Mili. Se apela entonces a otros rección hacia lo alto, en una pura trans-ascen-
elementos que no son intelectuales como lo dencia, propedéutica de los cambios de espí­
hacen Royce y James. Y la creencia entonces ritu, de las conversiones purificadoras guiadas
(la afirmación de la existencia del mundo ex­ por el instinto hiperlógico. . , Pero es difícil y
terior es una creencia) reposa sobre elementos lo será siempre frente al texto involucrado, ave­
extra-intelectuales gracias a los cuales se vence riguar si se trata de una actitud meramente
el solipsismo que del punto de vista lógico ¿s aludida pero enteramente ajena, si en cierto
invencible. La detención o la desviación del so­ momento fue suya, temida, inaceptable pero
lipsismo se logra apelando a factores irracio­ imponiéndose a su pesar, y luego velada o al
nales. Y aquellos que han sostenido este punto fin superada por alguna mutación inesperada,
de vista, como James, demuestran que no se fatal y acaso secretamente voluntaria. . .
NOTAS VRES DE SPINOZA, Garnier, Paris, 1949, vol. I, pág.
224.
1. Lansberg, P. L., LA EXPERIENCIA DE LA 21. Descartes, DISCOURS DE LA METHODE,
MUERTE, ed. Séneca, México, 1940, pág. 158. ed. Vrin, Paris, 1947, pág. 10.
2. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS. Ho­ 22. Gusdorf, TRAITE DE METAPHYSIQUE,
menaje de la Cámara de Representantes de la Repú- ed. A. Colin, Paris, 1956, pág. 17.
b'ica Oriental del Uruguay, Montevideo, 1963, vol. 23. Vaz Ferreira, OBRAS COMPLETAS, vol.
11, pág. 17. XI, pág. 124.
3. Bachelard, G., PHILOSOPHIE DU NON. 24. Véase Marcel, ETRE ET AVOIR, ed. Au­
ed. P.U.F., 1949, pág. 22. bier, 1935, pág. 252 y sgs.
4. Vaz Ferreira, C„ OBRAS COMPLETAS, vol. 25. Brunschvicg, L., LES AGES DE L'INTE­
II, pág. 17-18. LLIGENCE, ed. Alcan, Paris, 1937, pág. 7-8.
5. Véase Dandieu, A., “L'acte comme point de 26. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol.
départ”, RECHERCHES PHILOSOPHIQUES, VI., XV, pàg. 65.
pág. 58.
27. Vaz Ferreira C., OBRAS COMPLETAS, vol.
6. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, Vol. II, pág. 19.
II, pág. 18.
28. Ibid., pág. 20-1.
: 7. Ibid.
29. Véase Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLE­
8. Véase Vaz Ferreira, C„ OBRAS COMPLE­ TAS, vol. X, pág. 135.
TAS, vol. IV, pág. 131, y también vol. X, pág. 155.
: 30. Véase Bachelard, G., LE RATIONALISME
9. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol. APPLIQUE, ed. P.U.F., Paris, 1949, pág. 15.
Il, pág. 18.
31. Bachelard, G., LA PHILOSOPHIE DU
10. Véase Kant, WERKE, vol. IV, ed. Cassirer, NON, ed. P.U.F., Paris, 1949, pág. 36.
pág. 25.
32. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol.
11. Véase Le Roy, LA PENSEE INTUITIVE, X, pág. 121.
Boivin, París,1929, vol. I, pág. 66.
33. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol.
12. Véase Whitehead, ADVENTURE OF IV, pág 137-8.
IDEAS, ed. MacMillan, Nueva York, 1947, pág. 60, y
MODES OF THOUGHT, ed. MacMillan, Nueva York, 34. Bachelard, G., LA PHILOSOPHIE DU
1956, pág. 162. NON, ed. P.U.F., Paris, 1949, pág. 39.
13. Whitehead, A. N„ ADVENTURE OF 35. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol.
IDEAS, pág. 197-8. II, pág. 22.
14. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol. 36. NOTA: Aquí correspondería indicar la co­
II, pág. 18. nexión entre la teoría de los grados de abstracción y la
15. Véase Bergson, H., LA PENSEE ET LE teoría de los planos mentales tal como aparece en la
MOUVANT, ed. Alcan, Paris, 1934, pág. 30. LOGICA VIVA, como también la conexión del plan­
teo de Vaz Ferreira con el de Bergson, en L’lN'TUl-
16. Vaz Ferreira, ibid. TION PHILOSOPHIQUE y LA PENSEE ET L E
17. Véase Duhem, P., LA THEORIE PHYSI­ MOUVANT.
QUE, ed. Riviere, Paris, 1914, pág. 31. 37. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS,
18. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol. vol. II, pág. 25.
II, pág. 19. 38. Vaz Ferreira, G., OBRAS COMPLETAS,
19. Vaz Ferreira, C., OBRAS COMPLETAS, vol. vol. VIH, pág. 112-3.
IV, pág. 238. 39. Vaz Ferreira, G., OBRAS COMPLETAS,
20. Spinoza, DE INTELLECTU, en OEU- vol. II, pág. 36.

J
■ IIMI ■■ M
ENRIQUE PUCHET

VAZFERREIRA:
SOBRE INDIVIDUALISMO
Y SOCIALISMO
1. Este trabajo tiene por base las con­ previa que, en el interior de su propl6
ferencias de Carlos Vaz Ferreira, “Sobre círculo de ideas, es insubsanable. Nuestro
los problemas sociales” (*) (SPS: tres coníe- autor ignoró, por lo pronto, que una cues­
rencias de 1917-20; un Apéndice). Aspira a tión histórico-social es ciertamente, por su
ofrecer un ángulo de enfoque capaz de índole, esas dos cosas al mismo tiempo:
mantenerse también en el examen de otros social, en cuanto esto alude a masas anóni­
textos del filósofo. mas afectadas por un determinado sistema
Es un esbozo. Pero un esbozo crítico, que las bloquea o las libera; histórica, en la
que insiste en señalar los puntos de discre­ medida en que el problema mismo surge en
pancia, y éstos son considerables. un punto bien preciso de la experiencia lo­
2. (Un método por debajo de su objeto) cal y mundial, en un ápice en que se tra ­
— El lector de la “Lógica viva” (1910) cono­ ban realidades e ideologías ‘de las que el
ce la distinción vazferreiriana entre cues­ testigo que opta, justamente porque es un
tiones de hacer (normativas) y cuestiones intelectual, tiene que darse cuenta con ple­
explicativas. Esta distinción reaparece al nitud. Estos factores inesquivables están
abordarse los problemas sociales, con su ausentes en el análisis vazferreiriano. Lo
consecuencia: la imposibilidad, o la inconve­ esencial de su planteo supone, al contrario:
niencia, de proponer una solución, única y que los ejemplos de decisiones individuales
perfecta; la aconsejada negativa a adoptar son un buen modelo para inspirar la deci­
un sistema que lo abarque todo de raíz y sión de los temas colectivos; que “los espí­
sin residuo. En las cuestiones de hacer, ritus comprensivos, sinceros, humanos”, só­
elegimos; no toleran otra solución que la lo por ser tales, pueden discurrir libremen­
“solución de elección”, lo que implica te como si no los envolviera un contexto da
cobrar conciencia de que la respuesta es hechos y doctrinas, como si pudieran ele­
aquí siempre parcial, aproximativa, nece­ varse- benévolamente sobre el drama de las
sitada de correcciones incesantes y vigilan­ situaciones concretas y sobre las astucias
te a las razones de la opción rival. nunca inocentes de las ideologías dominan­
En sí mismo, el método cauteloso de tes.
avanzar teniendo en mano todos los posi­
bles elementos de la situación, aparece co­ Cuando se releen hoy las páginas de
mo inobjetable. Pero V. F. lo ha ensayado, SPS, lo que salta a la vista es la despropor-
quiéralo o no, a partir de una limitación ción entre los instrumentos de que V. F.
(°) Utilizamos la edición de la Cámara de Re­ dispone para el enfoque de la cuestión so­
presentantes, tomo VII. cial y la magnitud que ési# asumía y asu­
me. jno nay "sinceridad" que pueda cance­ nosotros ¿a magnitud oe: yerro, es mas que
lar esa heterogeneidad que se ha hecho ma­ difícil que los técnicos de todo rango que
yor cada día. emigran por centenares se vean identifica­
“Al respecto —decía V. F. hablando de dos por las coordenadas que nuestro pensa­
su tema en SPS—, siento mucho pero sé dor dejó implantadas como marco de refe­
poco” (p. 21)- Es un rasgo de franqueza que rencia de la inteligencia nacional.
no obliga a la apología —mejor: que no de­ Más áspero y revelador de un estado de
bió ser esgrimido como autojustificación. espíritu es el caso de las eventuales radi­
El poco saber invalidaba, ya entonces, el caciones en la ciudad o en el campo. En
método de quien se confiaba más al senti­ la censurable indeterminación del ejemplo
miento que a los datos. Desde las primeras caben los amantes de la existencia bucóli­
líneas de SPS, aquella desproporción entre ca, los estancieros prósperos que practi­
los instrumentos y el asunto abordado, se can el ausentismo. . . y la dolorosa legión
nos hace tan patente como para abocarnos de marginados que componen el éxodo ru ­
al desconcierto. Parece como si se nos es­ ral. Todos ellos van o vienen, pero el fe­
tuviera dirigiendo hacia lo que no busca­ nómeno queda sin comprender —y, por en­
mos. Típicas “cuestiones de hacer” —pro­ de, sin modificar— mientras el concepto de
pone V. F. en tren de encaminarnos al pro­ “cuestiones de hacer” mantiene su aspecto
blema social— se me plantean cuando debo formal, su asepsia excluyente de las espe­
resolver si haré o no un viaje, si he de ele­ cificaciones indispensables. (Un hombre sa­
gir entre radicarme en la ciudad o en el gaz debió advertir por lo menos aue, en ma­
campo. Ahora bien: esta amable “obertu­ teria de radicaciones, unos las eligen ... y
ra” es desconcertante. Viajes, los hay de otros, las sufren). /
muchas clases; pero el ejemplo apunta a lo Ya a principios de este siglo, la situa­
que ahora interesa sólo si se está pensando, ción que se daba en el Uruguay desmentía
primaria y sostenidamente, en condiciona­ el modo de razonar de V. F. y se desarro­
mientos que involucran las oportunidades llaba fuera del alcance de su método per­
de bienestar de grupos definidos por su ubi­ sonalista. Los desplazamientos de población,
cación socio-económica, su percepción más dentro del país y hacia el exterior, eran ya
o menos clara de lo que justifica una vida auténticos hechos de masas, hasta llegar a
asociada, su nivel profesional efectuable o componer una demografía infernal que re­
no. Esta perspectiva, social, está siempre clamaba (y hubo quienes lo entendieron
presente, y no por mero afán de “sociolo- así) una respuesta a la altura de su grave­
gismo” sistemático. Inclusive el placer, el dad indesconocible. Los datos del problema
descanso, el egoísmo o la evasión elegan­ estaban señalando —inclusive entonces, in­
te, —por ejemplo: el deseo de refrescarnos sistimos— la inconmensurabilidad entre un
en contacto con los monumentos imperece­ fenómeno anónimo de orden económico-so­
deros de la civilización occidental—, apun­ cial y una manera de encarar las cosas que
tan directamente a un medio desde el cual se atenía al plano de las determinaciones
se ve precisado a optar el individualista puramente individuales. En el paso de un
más recalcitrante. También el desasido de siglo a otro, un gran número de orientales
todo vínculo, demuestra con ello que la se vieron compelidos a desplazarse, expul­
vinculación y los factores que la condicio­ sados por la desocupación, el empobreci­
nan, son los elementos que dan sentido a miento, las transformaciones de la produc­
la elección individual: la tarea del analista ción- De 1884 a 1908, los oriundos del inte­
de los problemas sociales es ponerlos de re­ rior residentes en el departamento de Mon­
lieve. V. F. procede al revés: sugiere abor­ tevideo, pasaron del 5,9% al 14% sobre una
dar el caso social sobre la base de una pri- población total que se había duplicado; al­
vaticidad ilusoria, duplica como intelectual go así como 50.000 criollos afluyeron en ese
el engaño inconsciente de los viajeros ateni­ lapso a la capital. Hacia 1910, se calculaba
dos a sí mismos. (Para decirlo en términos que 100.000 uruguayos abandonaron el
que hoy gozan de una justificada actuali­ país.1 La realidad hacía sociología, mien­
dad: el filósofo, aunque bien-pensante, teje tras el pensador se empeñaba en sicologi-
la “ideología” que ciertos círculos necesi­ zarla: era, para éste, una partida perdida de
tan para glorificar sus valoraciones). Y por antemano-
cierto que el medio siglo transcurrido des­ La debilidad del planteo vazferreiriano
de entonces, ha venido a acentuar entre se revela también, en este punto, cuando
se lo contrasta con visiones contemporá­ que V. í . sacara consecuencias de tal “vio­
neas locales de un realismo mucho mayor. lencia permanente del orden actual”. Ma-
Los hombres de empresa interpretaban el nifestaciones de exclusión inhumana, co­
país con una vigilante óptica "materialista" mo la desocupación o el analfabetismo, nun­
mucho más ajustada a los términos de la ca aparecen encaradas de frente, sino sólo
cuestión que la perspectiva del filósofo, obs­ aludidas como males que no tienen por qué
tinadamente a-social. (Desde luego: confia­ motivar un cambio profundo del régimen
da la urgente transformación a manos de que los procrea-
realizadores sustancialmente conservadores, En el fondo, lo que V. F. no percibió es
nada se modificó de veras; pero en este in- que, en el espacio único de un sistema so­
movilismo tiene también su parte la timi­ cial, la privación de derechos primordiales
dez errabunda de los intelectuales, que se —la violencia— que padecen las capas pos­
mostraron inferiores a la magnitud del dra­ tergadas sólo es remediable al precio del
ma). En los primeros años del siglo, ya se control sobre los grupos allí dominantes,
sabía (¿no era un tema centenario en la cuya dura soberanía se despliega en expro­
Banda Oriental?) que un grupo humano se piación de la riqueza social, tanto material
inserta o no válidamente en un medio na­ como espiritual. Cada vez que se acerca a
tural, lo “coloniza”, según sea posible ha­ esta conclusión, retrocede enseguida, inca­
cer de él un centro de producción, y esto paz de representarse la abolición de los pri­
depende, a su vez, de factores tan objetivos vilegios de otro modo que como una nive­
como la existencia de un mercado de con­ lación “fijante” que, en su concepto, no
sumo, la disponibilidad de vías de comuni­ puede menos que extirpar los estímulos de
cación, etc. De lo contrario —prosigue la la acción creadora. La liberación de ener­
lúcida visión, que remonta a 1902—, ban­ gías sofocadas por la opresión se le aparece,
das de intrusos codiciarán las explotaciones automáticamente, como el reino de la ato­
laboriosas, será necesario “expulsarlos”, nía universal, el sacrificio de "los mejo­
en definitiva, “formarán en conjunto, un res";3 de manera que, inclusive un socia­
número crecido de personas a las que es lismo “atenuado”, inclusive una “igualación
preciso forzosamente radicar en un para­ no m uy considerable”, lo llenan de dudas
je determinado [ . . . ] evitando que todas teóricas y prácticas: véanse págs. 96-97. Co­
esas familias, al ser expulsadas, afluyan a mo, de todos modos, la injusticia está allí,
los centros poblados del departam ento.. ,” 2 el intelectual avizora el agravamiento del
Emigración, expulsión, asentamiento for­ conflicto, la exacerbación de un antagonis­
zoso: a quien parte ignorando estos hechos mo del que se niega a participar. Su pala­
brutales que, sin embargo, tiene delante, bra expresa, esta vez, una inquietud afea­
no hay buena voluntad en el mundo que da por la prescindencia. V. F. registra la
pueda salvarlo de estar pasando de largo imperativa actualidad, para desentenderse
ante la primera verdad de la cuestión so­ (paradojalmente) del futuro: “Y así se plan­
cial: el rostro acusador de grupos innomi­ tea el conflicto. Y así se va a polarizar, pro­
nados, inconscientes de su suerte, anárquica­ bablemente, la lucha social p ró x im a ...’*,
mente desparramados sobre la tierra común. página 80.
(Para ser enteramente ecuánimes, debe­ La honestidad nos impone no cerrar to­
mos admitir que se encuentran en V.F. ob­ davía el paréntesis.
servaciones que prueban que, si bien de un El cuidado de extrem ar la comprensión
modo bastante abstracto, la violencia del nos obliga a decir otra cosa aún- Para po­
sistema vigente no le era desconocida. En der equiparar la violencia constante de!
SPS. p. 26-27, hablando del “anarquismo”, orden establecido, que no se declara como
escribe: “Que los titulados anarquistas la tal sino que, al contrario, se enmascara con
empleen más o menos frecuentemente, es un ánimo conciliador, a la confesada vio­
cosa aparte: la violencia puede aplicarse o lencia “anarquista” o “socialista”, era nece­
no a cualquier tendencia, a ésa o a la socia­ sario saber generalizar la idea misma de
lista . . . o al orden actual, que la emplea violencia hasta un grado sin duda muy no­
permanentemente, por lo cual, precisamen­ table. Esta captación honra a quien logró
te, no se nota”. Sigue siendo cierto que este alcanzarla, y demuestra un nivel de madu­
pasaje, y otros análogos, permanecen en es­ rez que, por lo menos entre nosotros, de­
tado abstracto, esto es, separados del núcleo bía ser excepcional en los años en que V.
de la argumentación. No hay huellas de F. trataba sobre los problemas sociales —re-
M tlM ERO 6 3 /JU L IO 1975
eordémos que esto ocurría en un ambien­ ses sociales", es uno üe esos ciatos resisten­
te “oficial”, en el período inicial de la pri­ tes sin cuya percepción las líneas se con-
mera postguerra—. Lo que siempre creemos fuden, de manera tal que se concluye asi­
es que, por su parte, se detuvo en' ese um­ milando lo heterogéneo y alejando entre sí
bral promisorio). actividades que tendrían que aproximarse
3. (Intelectuales y manuales) — La re­ o referirse unas a otras.
sistencia a usar esquemas, el asistematis­ En lugar de arrancar del antagonismo
mo, llevó a V. F. a rechazar casi entera­ entre poseedores de los medios de produc­
mente cualquier modo de pensar que se guíe ción e idividuos obligados a vender su fuer­
por el concepto de clase. Le pareció que za de trabajo, V. F. opta por una clasifi­
la realidad desbordaba esta idea estrecha cación al parecer más compleja: trabaja­
y que imponía una clasificación más ma­ dores “puros” (intelectuales y manuales),
tizada de las actividades y sus relaciones. no explotadores (¿tampoco explotados?);
Aquí, naturalmente, en particular en la ter­ trabajadores “impuros”, complicados con el
cera conferencia de SPS, la crítica iba diri­ capitalismo, explotadores, régimen con vir­
gida contra el materialismo histórico, que tudes y defectos; por último, no-trabajado­
ya encontraba sostenedores en nuestro am­ res (ociosos, “herederos”). Lo que importa
biente (sindicalismo revolucionario de acen­ es comprobar si esta sustitución tentadora
to utópico, nuevas formaciones políticas de —los múltiples caminos, en vez del temido
raíz socialista en discrepancia con los ban­ sistema— hace o no justicia a los dramas,
dos tradicionales). Lo que tenemos que pre­ los empujes y las conexiones que se entre­
guntarnos es si ese esfuerzo por escapar a lazan de hecho en el medio social que pre­
las ideas hechas, a las doctrinas que se ca­ suntamente se está describiendo.
lifican con un nombre (téngase presente la (a) Es evidente que no hubo en V. F.
advertencia de p. 103: “los que piensan mal, una buena sensibilidad para las condiciones
tienen nombre”), permitió realmente una de vida de los asalariados, ni simpatía por
inteligencia más adecuada de los estratos los proyectos de sociedad por venir que le­
sociales y una valoración más justa de las vantaba el sindicalismo filoanarquista del
reivindicaciones y los sufrimientos de aque­ primer cuarto del siglo.
llos que reclamaban, ya entre nosotros, un Para él, el trabajo corporal —una de las
orden nuevo. Ambas cosas son, por lo me­ especies de la actividad “pura”— presenta
nos, muy dudosas. estas características:
Porque es preciso cuidarse de cierta de­ a ’) Aunque afligente en cierto grado,,
magogia que suele ir ligada a la apología no lo es tanto como para que haya que pro­
de las posiciones “abiertas”- Aparentemen­ ponerse, imperativa, impostergablemente
te, el que recomienda abandonar los esque­ un cambio que lo humanice. No reclama,
mas petrificados adquiere con eso el dere­ por tanto, un esfuerzo directamente enca­
cho a ser oído como adogmático y se ano­ minado a que la técnica y la legislación
ta, de entrada, un punto a favor: se da co­ sirvan al bienestar del obrero manual-. Des­
mo buceador indeclinable para quien nun­ de luego, no le satisface que el sufrimiento
ca es demasiado tarde en plan de perma­ acompaña a la labor del operario desposeí­
necer atento a las inflexiones siempre ines­ do, “puro”; pero concibe la disolución del
peradas de la realidad. Se exhibe como al­ par trabajo-dolor como un resultado even­
guien constantemente dispuesto a aprender, tual, no seguro ni reclamado con energía,
a reexaminar, a recomenzar. Esta aparien­ del progreso natural (?) de las instituciones
cia disimula un lado débil, una fuente de legales e industriales. Dicho de otro modo:
equívocos. Tiende a imponérsenos sin répli­ la valorización socio-material del asalaria­
ca, a menos que advirtamos que ese templé do no es, a su juicio, la justificación del sis­
sin rigideces expone a ignorar un aspecto tema social, ni siquiera en su aspecto es­
de la experiencia tan importante como su trictam ente laboral.
plasticidad abierta: la existencia de cuadros El lenguaje zigzagueante deja ver la es­
“duros” —constancias, estructuras— que casísima disposición del intelectual a asu­
tienen que ser reconocidos en tanto que re­ m ir la situación, a menudo tremenda, de sus
ferencias indispensables para comprender contemporáneos proletarios (que son, por lo
lo que nos proponemos. Y la ubicación de demás, según este esquema tripartito, los
los individuos en el sistema de producción, colegas de los intelectuales en la esfera de
punto de partida de la constitución de “d a ­ la actividad “pura”)-

is
—« o nny que exagerar ias condiciones zaría: no ,pay mucho apuro— "en cierto sen­
de penuria en que laboran los "manuales": tido un ideal de trabajo” (p. 85); supone,
“Aun hoy, cuando no es demasiado penoso en fin, que los desvelos del intelectual (sa­
el trabajo m a te ria l...” (p. 85). bio, artista, profesional liberal) son, a la
—Consecuentemente, los cambios, aun­ vez, homogéneos (comparables, balancea-
que esperables, no sen urgentes ("quizá... bles) con los del obrero manual y escindi-
pedría“): “El (trabajo) corporal es penoso, bles de los de éste. ,
o por razones sociales o por razones mate­ Ahora bien: esta prudentísima visión de
riales. Por razones sociales: mala reglamen­ la condición obrera tenía muy poco que ver
tación, exceso de horas de trabajo, mala re­ con la realidad de una industrialización na­
muneración, falta de la consideración social ciente, se hallaba por debajo de los proyec­
que le es debida, etc.; o por razones mate­ tos de redención del trabajador que enton­
riales: ciertos trabajos que requieren de­ ces se difundían entre nosotros, por más que
masiado esfuerzo, o son repugnantes, o an­ hoy podamos considerarlos de una genero­
tihigiénicos, o peligrosos, etc., etc. Pero, en sidad puramente utópica.4
teoría, y quizá en la práctica, lo primero Ante todo, aun en las actividades más
podría arreglarlo una organización social indispensables, los proletarios —los elegi­
mejor; y, lo segundo, podría arreglarlo la dos de “la paz del alma”— apenas alcanza­
ciencia: máquinas, procedimentos que su- ban un mínimo de subsistencia difícilmen­
pr'm an lo penoso, o lo sucio, o lo peligroso. te sostenible. Para sobrevivir cada jornada,
Y, entonces, resueltos esos problemas, el él y su compañera, un albañil necesitaba
trabajo corporal dejaría de estar unido al trabajar —y debía hacerlo, puesto que la
doler” (ibid ). ley de 1882 reprimía la vagancia—, 12 h s-1/2
—Los "manuales", receptores del pro­ diarias durante toda la semana. Éste era el
greso espiritual, ocupan un lugar subordi­ régimen práctico en que se traducía el de­
nado fijo: “El trabajo material es trabajo recho constitucional de todo habitante del
espiritual que fue (el corporal, fue intelec­ Estado a “dedicarse al trabajo, cultivo, in­
tual alguna vez) [ . . . ] El trabajo corporal dustria o comercio que le acomode” (Consti­
es el reflejo, el gesto del trabajo espiritual. tución de 1830, art. 146). Es explicable, así,
Y un solo hecho de trabajo intelectual, un que desde 1895 existieran reclamos angus­
descubrimiento, da para trabajo corporal tiosos como el que, refiriéndose también a
indefinido [ .. .] El trabajo corporal es tra­ los albañiles, pedía: “un horario fijo y aun
bajo prolongante y mantenedor; el intelec­ humanitario, que nos permita ver la cara
tual, es renovante y progresador (perdón a nuestros hijos, porque, hasta hoy, el ac-
por las palabras: es para pensar). Y somos tuál sistema de explotación nos lo prohíbe”.
especie en marcha, por el trabajo espiritual” (Allí mismo, la exigencia de descanso sema­
(p. 84). nal tomaba la forma, involuntariamente
a”) En compensación por lo que está suicida, de reclamar no ser retribuidos el
ausente: una apreciación sensible de su du­ día dom ingo... ¡para no verse obligados a
reza, de su relegamiento social, el trabaja­ trabajar!). Expresiones en las que unos po­
dor corporal recibe del filósofo una espe­ cos portavoces, siempre al borde de la ac­
cie de santificación equívoca que, cierta­ ción directa (“destruir es crear, pues destru­
mente, aquél sería el primero en rechazar yamos . .. ”), resumían la muda miseria de
(por lo menos si lo pone en condiciones de las víctimas del régimen liberal; pero, tam ­
opinar con conocimiento de causa, supues­ bién, esbozos de una reforma profunda to­
to mínimo para todo liberal consecuente). davía más intuida qué concebida.
El argumento es éste: en tanto que el pro­ La historia del trabajo en las panade­
letariado “podría, quizá”, verse libre del rías —se recordará un discurso de Frugoni,
dolor, quedar con “el alma en paz” (p. 85), de 1916—, aún hoy no concluida, conoció en­
nada puede exonerar a los intelectuales de tonces una fase de inusitada lucidez por
la angustia que les es consustancial. parte de los exponentes gremialistas del
Es una argumentación curiosa —mejor infortunio obrero. Hacia 1911, la Sociedad
aún: sinuosa—. Supone que, ya entonces, de Resistencia de Obreros Panaderos daba
¡en 1917!, los operarios disfrutaban de un una buena explicación del lento avance de
cierto tiempo libre, para vivir, “sin respon­ la conciencia sindical: era bien difícil atraer
sabilidades, sin angustias” (p. 86); supone a reivindicaciones de principios a gentes
que ese ocio irresponsable realiza —o reali­ agobiadas por una jornada excesiva, m ar­
ginadas por la ignorancia y embrutecidas V. F., nadie sospecharía que, ea 1813, la cri­
por el trabajo nocturno y el abuso del al­ sis económica había provocado despidos en
cohol. Hombres de ese tiempo, como V. F., masa y rebajas de sueldos y salarios, y,
reflexivos pero distantes, no pensaban cier­ que, en 1917, las grandes huelgas de la car­
tam ente en la nocturnidad y el alcoholismo ne y de los tranviarios cobraron su precio
cuando hablaban de las horas, “pocas o mu­ en sangre obrera.®
chas”, durante las cuales los jornaleros vi­ (b) No resulta más aceptable la posi.
vían un dichoso tiempo sin responsabilida­ eión de los trabajadores intelectuales se­
des ni angustias. Y esto es irremediable: su gún el esquema que adopta V. F. Para ellos
error es demasiado grave para que ahora se reserva el papel de creación y la inquie­
lo salteemos. tud incesante de una tarea que, ni siquiera
Por otra parte, tampoco era verdad que teóricamente, puede ser separada del do­
los “manuales” se vieran a sí mismos como lor (hay que entender: la duda, la opción
operarios condenados a servir de ejecutores angustiosa, la incertidumbre del éxito aca­
de los hallazgos y las iniciativas de los “es­ bado)- Pero esta exaltación se realiza a un
pirituales”. Buscaban realzarse en medio de doble precio que, examinado de cerca, con­
una rutina extenuante, instruirse, curar en cluye por quitarle el acento encomiástico
ellos mismos la herida de una sociedad des­ de que se pretende revestirla.
garrada por la división del trabajo; el pa­ b’) Las penas del intelectual no apare­
pel de meros ejecutores mecánicos se los cen relacionadas con el contexto social; en
prestaba sólo una teoría destinada a perpe­ particular, no consta que V. F. haya pensa­
tuar la división y sus efectos opresores. La do en el tipo de aflicción que vincula á
sección uruguaya (1875) de la Asociación los obreros de la inteligencia con las con­
Internacional de Trabajadores reprodujo, diciones colectivas de vida —¡y de m uer­
eon ingenuidad augural, el lema de su mo­ te!-^- de los obreros de la producción, los
delo europeo: “No más derechos sin debe­ trabajadores manuales. Toda la orientación
res. No más deberes sin derechos.” Irrum ­ de su pensamiento apunta en el sentido dél
piendo en un mundo de artesanos, apuntaba caso individual, de la resolución menos im­
sin embargo a un futuro superior cuando perfecta de tal o cual aflicción personal so­
denunciaba a una sociedad que “impide a metida al juez, al abogado, al médico. De
los obreros llegar a la ciencia” y exigía la nuevo, los hechos innominados, los dramas
lenitud de “los derechos naturales al tra- colectivos pasan a segundo plano, hasta es­
ajo, a la vida, a la enseñanza y a la asis­ fumarse. Ahora bien: esta omisión tiene que
tencia m utua”. ser señalada como grave en una discusión
“Emancipación”, “sociedad más libre e que pretende versar sobre los problemas so­
igualitaria”, “un hombre en toda la exten­ ciales. Lo quiera o no, V. F. no puede impe­
sión de la palabra”, “comprender el dere­ dir que su abogado o su médico se enfren­
cho que nos corresponde en la vida”: estas ten con los sujetos de su preocupación sólo
fórmulas, de un candor noble, vigoroso, es­ en el momento en que aparecen como tales
taban m uy lejos de la percepción vazferrei- pleiteantes o pacientes, sin que la inquie­
riana de un mundo partido en “intelectua­ tud del profesional “liberal” se extienda al
les” y “corporales”, y la función del filó­ medio del que unos y otros emergen, que
sofo debió consistir en escucharlas con aten­ es el mismo medio al oue el profesional
ción en vez de darlas por inexistentes, si­ pertenece aunque se lo disimule. Si se di­
lenciándolas. En verdad, el desencuentro jera que esta visión más amplia no está
entre los sindicalistas y el maestro de con­ de ninguna manera excluida, la buena res­
ferencias arraigaba en una situación de he­ puesta es que la actitud vazferreiriana no
cho: con un industrialismo incipiente, los suministra los instrumentos para asumirla.
proyectos de redención obrera resultaban No hay duda, por ejemplo, de que el
prematuros, y el círculo de ideas del pen­ médico “a lo Vaz Fererira” es un hombre
sador, aristocratizante. Pero, siendo esto dotado de una conciencia moral aguzada.
Cierto, subsiste un elemento que desarre­ Pero es un sentidor incompleto, un desve­
gla la simetría y compromete la veracidad lado a medias. Su teorizador, V- F., que
del intelectual: la suerte de la iracundia es también su apologista, no le descubre la
justiciera estaba signada por la ley de hie­ magnitud de las penurias colectivas que
rro de la miseria, las trampas patronales comprometen férreamente —son datos “du­
y la represión gubernamental. Leyendo a ros”, estructurales—, la preservación y el
SO CUJLPÍ33JHPS P E KiURCKA

l
restablecimiento de la salud. Su deonlolo- «íempre, ae un modo mas o menos directo,
gía fundamental no incluye la responsabi­ el empuje de las fuerzas materiales que
lidad ante el inmenso problema de la mor­ se disputan —o se reparten prudentemen­
talidad infantil. De ésta sabemos, sin em­ te— un campo dado. El extremo límite, na­
bargo, que se situaba, a comienzos del si­ da infrecuente, es el compromiso efectivo
glo, en un 100 o/oo, en base a una pobla­ del hombre de ideas, o del técnico avanza­
ción que se había multiplicado por siete do, con las mil formas con que los monopo­
en los últimos cincuenta años del siglo lios de la producción moderna se aseguran
XIX. Si hoy los profesionales de la medici­ el dominio del mercado y los beneficios in­
na han alcanzado una conciencia mucho ma­ confesables. No son las cosas, sino los es­
yor de ese trasfondo de la relación médico- píritus pensantes, los que maniobran, en­
paciente, ello se ha logrado a costa de una cubren, justifican. De otro modo, sin supo­
revisión radical de las categorías que ins­ ner la intervención de legistas, políticos y
piran —y lastran— a SPS de V. F. contadores, es imposible comprender, pon­
b”) El esquema tripartito postula que gamos por caso, el prolongado despojo que/
los miembros intelectuales de la sociedad practicaron en nuestro país las empresas
laboran por encima de la pugna de inte­ frigoríficas extranjeras, así como el estado
reses que operan en aquélla. Realizan un actual de esa industria, caracterizado por
trabajo “puro”, no complicado con la avi­ la desnacionalización y los quebrantos sú­
dez capitalista. Representarían la expresión bitos de los libres empresarios a cuenta de
incontaminada del buen espíritu individua­ •la ayuda estatal. Para que eso ocurriera y
lista; ese mismo espíritu que, en la esfera ocurra, se necesita que el interés más insa­
económica, se ha mezclado desdichadamen­ ciable se prolongue en fundamentaciones
te con el afán de lucro privado. teóricas (y, por supuesto, en balances frau­
Pero esta imagen del intelectual puro, dulentos), con toda su gama de autojustifi-
custodio del móvil desinteresado e inventi­ caciones e inconsecuencias. Concebir así una
vo que alienta en el hombre individual, és gran parte del trabajo intelectual, no es
profundamente irreal- No es esquematis­ agredirlo más de lo que merece- Restan los
mo malévolo afirmar, al contrario, que en casos de doctrinarios y realizadores bien­
un régimen en que prevalece el interés pri­ intencionados, generosos. Lo mejor que
vado, en que se estimula a cada cual a ser puede hacerse en su favor es mostrarles el
él mismo sin cuidarse de los handicaps aje­ contexto que los circunda y penetra, en vez
nos, —y esto, precisamente en nombre de de incitarlos a lanzarse alegremente adelan­
los sacrosantos derechos individuales—, en te, sin ataduras, esgrimiendo un desinterés
un régimen así, los hombres entregados a alimentado por la ignorancia idealista. In­
las tareas intelectuales (profesionales su­ teriormente trabado por su fidelidad a un
periores, educadores, políticos, investigado­ individualismo descolocado, V. F. no pudo
res científicos', representantes de las insti­ cumplir su parte en ese esclarecimiento
tuciones religiosas), en todas las cuales inexcusable. No es cuestión de perpetuar
existe un componente ideológico, no pue­ ahora, por falso respeto a su memoria, la
den menos de “complicarse” (la palabra es larga práctica elusiva que ha mantenido
excelente), tarde o temprano, con los valo­ ocultos términos esenciales del problema.
res reinantes; y para ello no es necesario En esto, por lo demás, los cultores del
que estén incurriendo constantemente en profesionalismo liberal resultan más vera­
actos de compromiso positivo. La obstina­ ces que el doctrinario académico. Reciente­
da negativa de V. F. a pensar én términos mente, un abogado y político destacado re­
de sistema, le ocultó esta dura verdad que cordó a los jóvenes la desproporción entre
obliga a conquistar la honradez personal sus sueños y el crudo oficio que casi segu­
por caminos bastante más difíciles que el ramente tendrán que desempeñar. En ho­
mero dejarse ir por la pendiente de una menaje a la franqueza del testigo, omitire­
independencia ilusoria. mos aquí su nombre, ya que no sus pala­
Aficionado a los distingos, a V. F. se le bras, que conviene pesar una a una: “El de­
escapó uno, fundamental. Una cosa es re­ recho suele convertirse en una rutina, en
huir los esquematismos mecánicos, y otra, un trajín por los juzgados, en la defensa
muy diferente, desconocer que los ideólogos de intereses m uy permanentes”. Pero,
—el componente de ideología implícito en ¿quién se atreve a decir, sólo con los ins­
la labor intelectual “pura”— manifiestan trumentos que suministra V. F., que ésa no
es una m anera "consciente” (SPS, p. 8R) de tica. Al fin y al cabo, también la razón car­
ejercer la abogacía? tesiana aconseja ponerse en guardia contra
4. (Individualismo y socialismo) — Lo los prejuicios subconscientes y aspira a in­
decisivo es, pues, para V- F., no afiliarse corporarse a la obra de una ciencia. No se
a ninguna doctrina preexistente, como tam­ ve que la honestidad vazferreiriana se haya
poco tomar eclécticamente de unas y de dado cuenta de las condiciones impersona­
otras. El pensador se asegura sólo de su les de la certeza.
buena fe, de su sinceridad bien-pensante, ,4.1. V- F. no ha advertido hasta qué
aunque esto lo coloque en una actitud di­ punto el individualismo, al que se inclina
fícil de difundir, inapta para la propagan­ francamente, es una filosofía de la compe­
da partidista. Así se figura su contribución tencia despiadada, disimulada tras una in­
a la evolución de las instituciones capaces vocación a la universalidad abstracta. Se
de m ejorar el estado de cosas en lo social. detuvo ante un enigma: ¿Cómo es que la
Un espíritu de tal modo constituido estará prédica de la independencia personal' pro­
en condiciones de juzgar el valor de las duce, en la realidad, un orbe humano en
doctrinas, sus méritos y sus defectos. El el que ciertos individuos disponen de otros,
lector recibe la garantía de que, quien le de manera que el llamado universal a la
habla, es un hombre sin parcialidad ten­ realización plena de cada cual se convierte
denciosa y, razonablemente, se dejará con­ en defensa encarnizada del predominio de
ducir por alguien que declara no abogar unos sobre otros?, ¿por qué la benevolen­
por ninguno de los bandos en pugna. ¿Qué cia inicial se trueca en hostilidad ante cual­
m ejor guía que esta conciencia sin compro­ quier intento serio de evitar que la afirma­
miso, abierta a las buenas razones de todo ción de sí conduzca al relegamiento y a la
origen, opuesta sólo a los dogmatismos ab­ opresión? Si esto le pareció enigmático, es
sorbentes? porque ignoró la vinculación entre la exal­
Sí, con tal que la sinceridad a que se tación burguesa de lo individual y el man­
nos convoca no se revele: insuficiente para tenimiento intransigente de la libertad eco­
desentrañar las causas profundas del de­ nómica.
sorden establecido; mal informada sobre lo Sin embargo, justamente en el lado “sim­
que proponen los sostenedores de una or­ pático” que V. F. encontraba en el indivi­
ganización diferente; desarmada ante las dualismo, está ya contenida la rentable abs­
corrientes que, de hecho, pugnan por el tracción con que los individualistas enca­
mantenimiento de aquel desorden y frenan ran —encubren— el problema de las posi­
el avance de las nuevas propuestas. De otro bilidades del desenvolvimiento prometido a
modo: la sinceridad no vale por sí sola si, todo el mundo. La tesis atrayente es la de
no obstante su aspecto tentador, se muestra que, libremente, cada individuo llegue has­
como un esfuerzo por sobreponerse, no ya ta donde pueda. Cada individuo, esto es: ri­
a la estrechez dogmática, sino a los verda­ guroso silencio sobre la realidad previa de
deros supuestos del mundo humano exis­ que las individualidades están ya articula­
tente y a la acción efectiva de sus críticos. das en un orden determinado que, a mu­
No es cierto que las virtudes personales se chas, les impedirá siquiera descubrirse; en
garanticen a sí mismas cuando se trata de lugar de este hecho central, la imagen de
proyectos de largo alcance y muchos impli­ una pista de carrera uniformemente tran­
cados anónimos. Para escándalo de la bue­ sitable. Hasta donde pueda, esto es: cuida­
na conciencia, hay factores extrínsecos que dosa ocultación de que los poderes se cons­
la ponen a prueba y, llegado el caso, la re­ truyen en función del número y la calidad
ducen a la esterilidad y le aportan signifi­ de las oportunidades; en su lugar, una lu­
cados que, en su subjetividad, ignoraba. cha caballeresca en la que se descuenta que
, ¿No ha dicho el propio V. F. en otra parte ha de triunfar el mejor. ¿Cómo asombrarse,
que la conciencia moral “se acostumbra”, lo luego, de que esta precavida ceguera esté
que implica negarle la cualidad de juez in­ expresando un sistema de competencia de­
falible? La apreciación personal se constru­ salmada y haciendo pasar por antagonismo
ye sobre ciertas bases, no,en el vacío. Si, en fecundo lo que no es nada más que pugi­
último término, de todo hemos de juzgar, lato desquiciante?
como solemos decir, según nuestra “íntima De lo simpático a lo antipático, en el in­
convicción”, esto obliga a someternos a la dividualismo, no hay sino una transición
larga disciplina de la información y la crí­ natural. La cara inaceptable se limita a
mostrar las consecuencias aleccionadoras de / —conviene subrayarlo— habla encontra­
su costado atrayente. “Demasiada predomi­ do eco en nuestras playas ya en los años en
nancia de lo económico, absorbiendo la vi­ que vino al mundo este compatriota de na­
d a . . . ”, lamenta V. F. Pero es que, desde cimiento ahora centenario.6 Para esto le
el principio, el hombre del individualismo fue necesario pasar por alto demasiadas co­
es un poseedor, un productor para sí que, sas: el trastorno de valores que aportaron
a lo sumo, acepta que lo público y común los socialismos del siglo XIX; la alianza en­
se integre con sobrantes de su haber cre­ tre el materialismo histórico y la organiza­
ciente, de cuyo uso. precisamente porque ción del proletariado, en la 1° Internacional
ya no son suyos, no tiene él por qué cui­ (1864; la sección uruguaya databa de 1875);
darse responsable, creadoramente. ¿Dónde el establecimiento de un poder anticapita­
radica, entonces, el misterio de que el in­ lista, con la Comuna del 71; la llamarada
dividualismo sea “la teoría que de hecho de la revolución rusa, que por cierto Batlle
sostiene el régimen actual”? (p- 24). ¿Por y Ordóñez no dejó de registrar.7 Todo es­
qué extrañarse de que ese concepto de lo te trasfondo, rico y agitado, se vierte, en
social autorice como normal el predomi­ SPS, en una pobre imagen incomprensiva
nio de unos hombres sobre otros? que importa confrontar con el lenguaje de
Si a V. F. le parece que la asociación los creadores de la doctrina socialista, par­
de individualismo y economía de la com: ticularmente con el marxismo, objeto pre­
petencia es una coincidencia casi fortuita ferido de acometidas y/o silencios de parte
—y desdichada—, eso se debe, claramente, de los exponentes del liberalismo de ayer
a una .falla general de su modo de pensa­ y de hoy.
miento: la notoria incapacidad para abor­ La visión vazferreiriana del socialismo
dar el análisis de las corrientes intelectua­ acoge como característicos estos tres rasgos:
les atendiendo a las condiciones históricas generosidad (“defensa del pobre, del débil”);
en que han nacido y a su función de rati-'i igualitarismo; avance del etatismo (con su
ficadoras de un orden social determinado. propensión, al parecer inexorable, a fijar o
El individualismo no comparece ante el fi­ detener los impulsos innovadores). Es evi­
lósofo con todas sus implicaciones, en toda dente que se trata, y se trataba ya enton­
su realidad viviente y operante, sino como ces, por un lado, de una visión mutilada, y
una “tendencia” desencarnnda que aouél. el por otro lado, de una versión que no pro­
filósofo que V. F. ejemplifica, ha de esti­ cura dar cuenta de la poderosa vindicación
mar en abstracto como quien se somete a de la igualdad humana levantada por los
un test de preferencias y aversiones. El au­ propulsores del, movimiento socialista. El
tor de SPS se conduce como si la historia ienguaje olvidado de éstos se halla también
se hubiera suspendido ante sus oios, aguar­ ausente en las páginas de SPS, a pesar del
dando un dictamen “bien sincero” debilita­ pujante Manifiesto inaugural de la Inter­
do de antemano por la voluntad1expresa de nacional y de la obra teórica de Marx-En-
ignorar el plexo de conexiones —institucio­ gels que lo sustenta. Un enfoque veraz del
nes paralizadas, inconsecuencias doctrina­ tema exige que les demos la palabra, si­
rias, reformulaciones salvadoras— en que quiera sea brevemente.
no puede menos de darse una ideología que (A) El socialismo no viene a asistir a
apunta esencialmente a consagrar un esta­ pobres y débiles, así calificados, sino que
do de cosas y a obstruir los cambios que lo se fundamenta en la situación de una cla­
amenazan. se, la clase trabajadora, producto —y no
La misma insuficiencia de un pensar ideal filantrópico— de la moderna econo­
a-histórico se hace visible en la aprecia­ mía capitalista: a ella asocian su esperan­
ción de la otra “tendencia” que es objeto za los socialistas, no por lo que tiene de
del test del bien pensante: el socialismo. débil, sino por lo que tiene de fuerte. La
4.2. Respecto del socialismo, V. F. pro­ miseria es el relegamiento social y econó­
cede como si el hondo proceso que tenía un mico de los asalariados, reverso de la pro­
siglo de existencia pudiera ser juzgado, al ducción, no directamente el sufrimiento de
margen de la palabra y la acción de sus pro­ los desamparados, siempre susceptible de
tagonistas, en base a dos o tres lugares co­ remedios parciales. Es el efecto de un sis­
munes que de ningún modo explican la ra­ tema injusto, en el que los que venden su
zón de ser del “fantasma” que recorría Eu­ fuerza de trabajo reciben los contragolpes
ropa desde la primera mitad del siglo XIX de las crisis y soportan el costo de la pros­
ea
perídad (agravación ae la "distancia so­ a los monopollzadores ae ios meaios de tra­
cial”, aun en períodos de auge). bajo, es decir, de las fuentes de vida, es la
El Manifiesto de la Internacional irrum ­ base de las servidumbres en todas sus for­
pe, sin más trámite, con los datos de la con­ mas, de toda miseria social, degradación
dición obrera. Su denuncia es un análisis, intelectual y dependencia política” (Estatu­
que demuestra, con las propias palabras de tos de la Internacional, 1864-71). Los me­
los beneficiarios, que aun allí donde el ré­ dios de trabajo, “fuentes de vida”: ¿por qué
gimen avanza, “tan embriagador aumento es esto verdad para defender su disposición
de riqueza y de poder se halla restringido por obra o cuenta de unos pocos, y no lo es
exclusivamente a las clases poseedoras” para reivindicar su libre disponibilidad por
(Gladstone, como canciller del tesoro in­ la totalidad de los trabajadores?
glés). En cuanto análisis, implica la crítica (C) Los textos socialistas, proclamados
de un órden existente, vigente, no una ofer­ hacia mediados del siglo XIX, accesibles o
ta sin origen preciso (salvo la benevolencia) pesquisables en el Uruguay de 1920, no va­
que aspirara a un sitio en una galería de lidan la idea vazferreiriana del socialismo
posiciones posibles. La fuerza del marxismo como absorción de las individualidades por
y su permanencia radican, ante todo, en su el Estado omnipresente. ¿Había que pensar
aptitud para apuntar a la liberación a tra ­ que encerraban intenciones ocultas, revela-
vés de las condiciones dadas; ésa es tam ­ bles una vez asaltado el poder? Lo induda­
bién la razón del permanente escozor que ble es más bien aue V. F. no recibió el há­
engendran en las clases dirigentes. “Los lito regenerador de un movimiento históri­
obreros, escribía Marx en La guerra civil co actuante —el de los desposeídos que des­
en Francia (cap- III), no tienen ninguna cubren la raíz de su exclusión—, que afir­
utopía lista para implantarla «por decreto mó, a la vez, la meta emancipadora y las
del pueblo» [ ...] . Ellos no tienen que rea­ condiciones de su logro- Esta limitación cua­
lizar ningunos ideales, sino simplemente si cultural echó a perder el estado de esoí-
dar suelta a los elementos de la nueva so­ ritu de quien pretendía “ponerse bien sin­
ciedad que la vieja sociedad burguesa ago­ cero”. De haber entrado en contacto con la
nizante lleva en su seno.” literatura sumergida, se hubiera encontra­
(B) La interpretación m aterialista de do con una “tendencia” muy diferente de
la sociedad y de la historia no procura fun­ la que él, V. F., imaginó.
dar un nuevo economismo, sino, al contra­ Los proletarios no codician el poder po­
rio, emancipar a los hombres de la servi­ lítico —ha afirmado Marx— para tomar el
dumbre económica. A decir verdad, inci­ relevo de la clase opresora. El porvenir “en
dentalmente, V. F. lo advierte así (págs. manos del proletariado” es ciertamente un
58-60): partiendo de lo económico, el socia­ por-venir, un ancho horizonte caracteriza­
lismo puede significar lo opuesto; pero, sin do por la abolición de los antagonismos de
perjuicio de que esta anotación de paso re­ clase. Con éstos cesará toda dominación y,
queriría un maycr examen, lo singular aquí por lo tanto, el Estado, en cuanto “violen­
es que nuestro filósofo haya pensado que cia organizada de una clase para la opre­
ésa es una paradoja del socialismo, mien­ sión de otra”. (Manifiesto del Partido Comu­
tras que se trata, incuestionablemente, de nista, 1847-48; cap. II). Para esta nueva con­
un elemento que le es consustancial. Sólo dición de existencia de los hombres, Marx
que el marxismo sostiene que el camino de emplea un término —“asociación”, “los in­
la emancipación comienza con el trastor­ dividuos asociados”—, reiterado con fre­
no de la base económica —“la base falsa cuencia, que sin duda va más lejos y a fon­
de hoy”—, primero de todo bajo la forma do que los conceptos de “fraternidad” y “so­
de destrucción del poder material concen­ lidaridad” a que se atiene V. F. Se trata de
trado en pocas manos. Este punto de arran­ “toda la producción en manos de los indi­
que ha desconcertado —o alarmado— a mu­ viduos asociados” (ibid); por consiguiente,
chas inteligencias prejuiciadas. A ellas hay de una solidaridad y de una fraternidad que
que recordarles todavía que el humanismo arraigan en las concretas condiciones de
marxista no se presenta como lucha por vida, en el trabajo, y devuelven a éste, co­
una cierta pitanza universal (así lo vieron, mo lo postulaban ya los “Manuscritos” de
inclusive, Scheler o Heidegger), sino como 1844, su “dignidad humana”:
la pugna por suprimir todas las sujeciones: “En sustitución de la antigua sociedad
“El sometimiento económico del trabajador burguesa, con sus clases y sus antagonis­
mos ae ciase, aparece una asociación en que co; iue también el triunfo de un principio:
el libre desenvolvimiento de cada uno es la por primera vez la economía política de la
condición del libre desenvolvimiento de to­ burguesía había sido derrotada en pleno
dos (ibid). “Lo mismo que el trabajo escla­ día por la economía política de la clase
vo, lo mismo que el trabajo siervo, el tra­ obrera.” 8
bajo asalariado no es sino una forma tran­ El otro hecho que la Internacional exhi­
sitoria inferior, destinada a desaparecer an­ be: los ensayos de producción cooperativa,
te el trabajo asociado que cumple su tarea librado a sí mismo, sin más apoyo que una
con gusto, entusiasmo y alegría” (Manifies­ mesurada apología, resulta condenado a la
to de la Internacional). esterilidad. “Es imposible exagerar la im­
Ciertamente, la respuesta vazferreiriana portancia de estos grandes experimentos so­
es: “utopía”. Pero los teóricos del socialis­ ciales que han mostrado con hechos, no
mo han tenido buen cuidado de señalar con simples argumentos,9 que la produc­
conquestas prácticas —la duración de la ción en gran escala y al nivel de las exi­
jornada laboral, los ensayos cooperativis­ gencias de la ciencia moderna, podía pres­
tas— que ya en su tiempo abrían la vía de cindir de la clase de los patronos, que uti­
la sociedad futura, comenzaban a dibujar­ liza el trabajo de la clase de los asalaria­
la en el presente. V. F. puede insistir: tales dos.” ¿Por qué no detenerse ahí? ¿Por es­
logros son valiosos, adquisiciones perdura­ píritu de sistema, únicamente? Pero, si la
bles, pero el error es “trascendentalizarlos”, prueba es concluyente y demuestra la efi­
extrapolar todo un sistema que acabará por cacia transfiguradora del “experimento”; si
devorarlos. Aquí, sin embargo, —y sin per­ la misma experiencia enseña que “el traba­
juicio de aceptar que no está mal advertir jo cooperativo, limitado estrechamente a
sobre la tentación del desenfreno “totalis- los esfuerzos accidentales y particulares de
ta” o, más crudamente, totalitario—, si¿ los obreros”, no puede oponerse al retom o
perjuicio de ello, es claro que la prudencia y crecimiento de los monopolios—, entonces,
vazferreiriana es un defecto suyo. La jor­ es obligatorio ambicionar, con una razón
nada de 10 horas, entonces un “maravillo­ sugerida por la realidad (el giro es vazfe-
so triunfo”, el “movimiento cooperativo” rreiriano, al fin y al cabo), una cooperación
cuyas semillas había sembrado Owen, son desarrollada en escala nacional, emprendi­
conquistas aleatorias a menos que se las da con medios nacionales.10 La extrapola­
vea como fases de una transformación más ción no tiene nada de extralimitación inde­
radical, como anticipaciones (precisamente) bida: procura sólo hacer fructificar los gér­
de un nuevo régimen que con ellas se es­ menes que están allí delante y que, aban­
boza. donados, —la simple “simpatía” también los
Afortunadamente, —y no, al contrario, abandona—, quedarán a lo sumo como bue­
por desgracia—, Marx “teoriza”. Interpreta nos recuerdos. El “sistema” se propone ha­
la lucha de los asalariados, y la reacción cerles justicia.
que busca anularla, no como un mero for­ 4.3. No será ocioso hacer notaj que,
cejeo que tendría un resultado siempre in­ aun en sus incomprensiones, V. F- demues­
cierto, sino como el punto de aplicación de tra ocasionalmente no ser, tampoco en esto,
un combate más amplio, más decisivo, a fal­ un espíritu vulgar, un “crítico” enquistado
ta de cuya perspectiva el hecho que acaece en la banalidad. Su actitud ante el socialis­
degenera en episodio, sí acaso simpático. mo se distingue claramente de las diatribas
“Esta lucha por la limitación legal de la en uso —de las de entonces y de las de aho­
jornada de trabajo —comenta el texto ema­ ra—, aunque no baste para defenderse de
nado de la Internacional— se hizo aún más ellas en la hora de las confusiones a que
furiosa, porque —dejando a un lado la ava­ arroja toda crisis como ésta en que hoy es­
ricia alarmada— de lo que se trataba era tamos sumidos.
de decidir la gran disputa entre la domina­
ción ciega ejercida por las leyes de la ofer­ Sobre los tres aspectos que acabamos de
ta y la demanda, contenido de la economía mencionar, le ocurre, por momentos, atinar
política burguesa, y la producción social con lo esencial. Sólo que la aproximación
controlada por la previsión social, conteni­ aparece inhibida por un conocimiento im­
do de la economía política de la clase obre­ perfecto de la posición que encara sin re­
ra. Por eso, la ley de la jornada de 10 ho­ currir a sus fundadores y por la insupera­
ras no fue tan solo un gran triunfo prácti­ ble resistencia a zafarse de las ataduras de
un liberalismo que, sin embargo, empeza­ el individualismo contienen exigencias a las
ba a vacilar. que va a reconocérseles un fondo de ver­
Observamos ya que supo ver hasta qué dad: el primero, la exigencia de seguridad;
punto, contra la idea más difundida, la te­ el segundo, la de libertad. Por lo tanto, un
sis socialista propone —o conduce a— la ideal que atienda a ambas, ha de ser un
liberación del móvil económico, antes que ideal común, y sólo los fanatizados se ne­
su omnipotencia inderogable. Pero pensó garán a sustentarlo. Pediremos, por un la­
que esto significaba resolver cuanto antes do, —razón del socialismo—, un mínimo
el problema sin proyecciones de la mera asegurado para todos los individuos (socia­
subsistencia, sin entender que había allí lización dé lo grueso); por otro lado, —ra­
una revalorización del trabaio como fuente zón del individualismo—, el campo abierto
de vida. de lo imprevisible, de lo incoercible, libra­
do a las individualidades como tales. De
Luego, alcanzó a percibir que el socia­ ahí la fórmula, deseable y realizable al mis­
lismo aspira, contra la apología del estado, mo tiempo; el proyecto prometedor, reco­
a sustituir el gobierno sobre los hombres mendado por suficientemente práctico:
por el control sobre las cosas (p. 62). Pero
le pareció que este desplazamiento es sólo "Todos deberían coincidir en: 1? Asegu­
un giro verbal alimentado por la utopía. rar al individuo hasta cierto grado: 2 °, des­
Esto es: pasó de largo ante la magna espe­ pués, dejarlo: entregarlo a la libertad, con
ranza de poner fin a la manipulación de las consecuencias de su conducta y de sus
unos individuos por otros, a pesar de tener aptitudes. Esa fórmula es PARA TODOS.
a la vista, nítidamente, el fenómeno nada Y, LA DIFERENCIA', EN EL GRADO: unos
casual de la dependencia y el sometimien­ serán partidarios de dejar libre al indivi­
to en las condiciones del sistema liberal. duo con menos asegurado; otros, de asegu­
rarle más, para, de ahí, dejarlo libre” (p.
Finalmente, —y es quizás el punto más 38).
significativo, inclusive el más curioso—, ¿Qué pensar de esta fórmula?
aparece en SPS (p. 63) el reconocimiento (a) Un primer reparo tiene que ver con
implícito de que la puesta en marcha de la la deliberada falta de precisión en cuanto
organización socialista arranca de la situa­ al origen de la propuesta. ¿En nombre de
ción misma a que ha arribado el capitalis­ qué se habla? ¿Por qué es necesario buscar,
mo: cada vez un número mayor de asalaria­ todavía, una salida al desorden existente?
dos, movidos anárquicamente por unos po­ ¿Por qué hay, después de todo, desorden?
cos poseedores de los medios de producción Puesto que es cuestión de una re-construc­
que ejercen un poder no compartido; de ción del orden social, o de un comienzo de
otro modo: una economía que congrega ella, es indispensable pronunciarse acerca
grandes masas y depende de decisiones mi­ de las causas del desarreglo que impone la
noritarias. Pero, allí donde hay una con­ reconstrucción, acerca de los puntos de
tradicción que sólo puede ser superada por apoyo válidos —las fuerzas sociales en ac­
el cambio del tipo de propiedad, V- F. sólo ción— que preanuncian el cambio necesi­
consigue encontrar, en la vía socialista, el tado y, por ende, acerca de los obstáculos
intento inocuo de repartir lo existente e in­ reales —otras fuerzas igualmente activas—
movilizarlo a perpetuidad. En vez de pre­ que, de modo expreso o encubierto, resis­
guntarse, insólitamente, qué hubiera pasa­ ten el avance en la dirección deseable.
do de no haber ocurrido lá industrializa­ Afirmar que el proyecto ideado es uno so­
ción capitalista (?), debió preguntarse qué bre el cual deben concordar todos los hom­
estaba ocurriendo en un sistema que some­ bres bien pensantes, es insuficiente; y lo es,
tía cada vez a más gente a un destino so­ porque, sin juego de palabras, no basta con
bre el que las mayorías no pueden decidir. ser “bien pensante” si no se es, además,
5. (Un ideal insuficientemente prácti­ “pensante” vale decir: si no se determina
co) — Descartado todo afán de elaborar una la inserción del proyecto en el complejo de
doctrina sobre las cuestiones sociales, resta factores que, con su juego de antagonismos,
el propósito, tam típico en V. F., de idear simulaciones y propuestas concretas, consti­
una fórmula que reúna por su cuenta (ha­ tuyen el punto de referencia que daría
gamos lugar al rechazo del eclecticismo: p. eventualmente sentido y verosimilitud al
103 y ss.) lo que hay de compartióle en las lenguaje del intelectual. Que a éste le in­
filosofías rivales. Tanto el socialismo como cumba tomar cierta distancia respecto de
la realidad, no,puede querer decir que su una cuestión que necesita ser enfrentada
tarea consista en volverle la espalda. con alcance nacional, conectada con otras
La fórmula ideal: “asegurar un mínimo medidas de cambio socioeconómico, y no
y entregar el resto a la libertad”, en su ya como un motivo cuasi sentimental siem­
asepsia atemporal, en su desarraigc, viene pre amenazado por la tremenda degrada­
a colocarse antes del terreno en que sería ción de convertirse en el ensayo de hacer
posible decidir sobre su verdad o falsedad. un poco más confortable la existencia de
Puede por sí sola concitar un acuerdo úni­ algunos habitantes de segunda clase. El
camente porque los que así coinciden dejan Apéndice de SPS, que nos parece tan reve­
sin expresar las raíces que lo nutren, el se­ lador, no deja dudas sobre los reparos de
no de movinrentos ya dados —esencialmen­ timidez que este modo de pensar, el vaz-
te, grupos con diversa ubicación en cuanto ferreiriano, ha opuesto y seguirá oponiendo
a poder y disfrute éconómicosociales— en a las soluciones que implican movilizar los
los que cada cual apoya su voto concordan­ recursos de la nación ante una anomalía,
te. Para ejemplificarlo con un caso local y flagrante —de un lado, los protegidos; del
actual: si hoy una poderosa asociación pa­ otro, los desprotegidos— que sólo puede ser
tronal declara propugnar el “establecimien- , corregida si se la encara imperiosamente co­
to de un orden social fundado sobre justas mo tal. Acciones de este tipo, nacidas de la
bases económicas y morales”, éste es el co­ entraña misma del problema en cuanto
mienzo, y no la conclusión, de cualquier realidad de masas, le arrancan a V. F.,
aclaración que no se contente con malen­ no la conciencia de estar ante un método a
tendidos. Y por cierto que, entenderlo así, la altura de la carencia, sino una cierta re­
nos pone en el camino donde aguardan ine­ acción mixta, paralizadora, de aprobación
vitablemente las asperezas, no las concor­ y aprensión. El autor de este Apéndice si­
dias amigables y fáciles. gue razonando como si la historia se hubie­
La prueba crucial se presenta cuando e's se interrumpido ante sus ojos, por donde le
cosa de pronunciarse sobre algún proceso viene a caer en suerte verter, en el instan­
en curso, aquí o en el exterior, que esté rea­ te, nada más que la turbación —las “gran­
lizando cambios efectivos. Claro que los des complicaciones”, p. 113— a que lo abo­
cambios se llevan a cabo bajo cierto signo can las (únicas) fuerzas actuantes, de las
determinado: ¿cómo podría ser de otra ma­ que se mantiene alejado, impedido de par­
nera? Pues, entonces sale a luz aquel ticipar.
contenido latente que estuvo siempre allí, Es que podemos preguntarnos, y la res­
inclusive como requerimiento de opción puesta no es difícil, qué piensa el vazferrei-
que hubiéramos querido postergar en tanto riano de una experiencia como la del Chile
que intelectuales sin sistema. Un hecho de de hoy, que incide directamente, en medio
la América contemporánea subraya esto de un complejo de transformaciones sus­
con particular evidencia. tanciales, en el reconocimiento práctico del
Veamos. V. F estima que el mínimo ase­ derecho a la habitación. Son las cifras: en
gurado debe incluir, entre otras cosas (edu­ 1971, primer año del gobierno de la Unidad
cación, salud — ¿no, también, trabajo segu­ Popular en Chile, hubo un aumento consi­
ro?), el derecho a “tierra de habitación”, el derable de la construcción (12,2%) y, den­
derecho a “«estar» en el planeta” (p. 33 y tro de ese rubro, un incremento importante
ss.). Estas expresiones refieren sin duda, de la construcción habilacional. 16,1%. Es­
aunque de un modo elusivo algo irritante, tá claro que una posición como la de V. F.
a la vivienda, a la seguridad mínima del inclina sostenidamente a reiterar la obje­
“techo”. Ahora bien: no hay forma de en­ ción de 1920: ventajosas en lo inmediato,
tender cuál es la vía a la que V. F. se aco­ las acciones socialistas —son las palabras
ge resueltamente para obtener la satisfac­ originarias— “desvían del verdadero ca­
ción de esa necesidad fundamental. La fór­ mino”.
mula contiene en generosidad irreal lo que Y la objeción deja> percibir, aquí con en­
le falta como propuesta definida y opera­ tera evidencia, un enigma y una incom­
ble. Utopía, ni más ni menos. prensión. El enigma: qué ha estado enten­
La prueba reside en la incapacidad del diendo, el intelectual sensible, por “la ver­
vazferreirismo para aceptar de veras los dadera solución” (de paso: en V. F., una
esfuerzos de cualquier gobierno que se plan­ expresión tajante e inusitada), como quiera
tee el tema de la vivienda popular como que la puesta en marcha de un plan lúcido

NÚMERO 63/JULIO 1172 57


y enérgico, emprendido en las condiciones Una empresa ge esa clase, upraga en
de esta Latinoamérica de hoy, lo arrojaría condiciones de dificultad inescapablemente
« la incertidumbre v le haría reasumir el reales, lleva a cabo algo más y algo distin­
reparo de que un método tal “desvía” de lo to de lo que V. F. sugería —y, verosímil­
verdaderamente deseable. ¿A qué se ate­ mente, volvería a sugerir— como deseable.
nía, entonces? Indudablemente, a una efec­ Implica en sustancia la conciencia de que
tuación semimágica por virtud (oculta) de el aseguramiento de un “mínimo” —ese mí­
la cual se conseguiría en los hechos lo que nimo que V. F. quisiera lim itar cuanto an­
sólo es captable en el plano de las inten­ tes (p. 110)— no puede consistir, por imprac­
ciones: para todo el mundo, “ese derecho ticable, en una serie inconexa de medios
a un espacio en el planeta, sin precio, ni parciales que se abstendrían de definir un
permiso, asegurado a cada individuo como plan global con eí pretexto de que toda
individuo, con independencia completa de globalización tiene un efecto “fijante”, pa­
la solución que se admita sobre la tierra ralizador de lo ferm ental.13
de producción y sobre todos ios demás pro­ b) Como Y, F. se sitúa cómodamente
blemas sociales” (p. 35)- En suma, un buen en lo abstracto, sus fórmulas están llenas
deseo del que únicamente el prolongado de atenuaciones —en ciertos momentos, irri­
sueño del paraíso terrenal (¿nostalgia agra- tantes— que, aunque movidas por la bue­
rista entre nosotros?) puede inducir a pen­ na fe, ponen de manifiesto la irrealidad de
sar que no ofrece “tampoco dificultades su método. El intelectual bienintencionado
prácticas”. dosifica los ingredientes, en un trabajo de
La parte final del párrafo transcrito des­ laboratorio perpetuamente desmentido por
cubre el elemento de incomprensión en que la realidad omitida pero al acecho. No es
todo el proyecto está inmerso. El habitar, posible practicar impunemente e] arte de
en cuanto hecho colectivo, es inseparable neutralizar la historia, Quien pretende des­
de la participación del habitante en la ex­ conectar cuestiones que están ligadas por
periencia social, y ésta, a su vez, de la pro­ esencia, se expone a sufrir el retorno ince­
gresiva corrosión del régimen de privile­ sante de los problemas apenas diferidos,
gio material, del empleo de los medios de que reclaman su sitio en un gran debate
producción al servicio del lucro privado (la ue no hay que empequeñecer a pretexto
“sociedad del interés privado”, en el len­ e evitarse los riesgos de la megalomanía.
guaje del Marx juvenil). Habitación accesi­ Puesto que se admite que el “orden social
ble y producción inmodificada, —esto es, actual” sólo acoge la seguridad mínima “en
anarquía bajo el signo del “milenario del grado insignificante y sólo teóricamente y
libre cambio”, en el lenguaje del Marx ma­ muy mal realizado” (sic, p. 33), la consecuen­
duro—, 11 significa consagrar la margina- cia lógica es que, lo cjye ahora se necesita,
lidad, albergándola azarosa, inconsecuente­ es intrepidez y no mas el juego extenuan­
mente en bloques erigidos sobre la pura fi­ te de curarse en salud —¡una salud de la
lantropía. El propio ejemplo de Chile ac­ que se empieza por confesar que e s ...
tual enseña la coherencia indispensable de ilusoria!
un avance en varios puntos interconecta­ V. F. concibe el aseguramiento del “pun­
dos. El gobierno que fomenta en vasta es­ to de partida" para todos los individuos
cala la vivienda popular, es el mismo que —principio de “socialización de lo grue­
golpea a los monopolios habituados a do­ so”—:
minar el mercado, corta las alas migrato­ I9) bajo forma de una asistencia que,
rias a los beneficios de las empresas extran­ 1) no redime a los individuos de su aisla­
jeras, desenmascara los manejos de inver­ miento, no los pone en relación mutua, u
sores explicablemente amantes de la li­ 2) nq proviene de ningún origen discerni­
bertad económica (ejemplo insuperable: la ble, sino, acaso, de una buena voluntad de
gangsteril ITT), y, junto con eso y por eso dueños del poder social súbitamente aver­
mismo, hace crecer con pujanza la parte gonzados de su ventajosa primacía;
del salario en el ingreso nacional (se acer­ — bajo la forma de un mínimo que,
ca, hoy, al 60% del total)- '¿Quién puede no bien se lo postula, se mitiga o achica bas­
imaginar razonablemente que es posible ta tornarse evanescente: “lo que indiscuti­
ahorrarse la magnitud presente, desafiante, blemente debe asegurarse a cada indivi­
del problema ta l como se lo encuentra de­ duo” parece tomado por una dialéctica me­
lante? dio sofística de lo infinitesimal (la “Eco­
nomía de la previsión sociar, supone siem­ en los efectos— de ir neutralizando las con­
pre V. F., irá en desmedro de la Economía quistas mínimas de los desposeídos.
de la producción, a su juicio la única es­ La historia reciente de nuestro país, que
tim ulante 14. hoy se anuda en una crisis a la que nada
Los dos puntos se influyen recíproca­ escapa, muestra suficientemente que los es­
mente. En particular, las debilidades del 2? píritus como V. F., más sutiles que lúcidos,
reflejan la falta de radicación y de ímpe­ cometieron el error de no hacerse bastan­
tu que subyace en el 1° Aquí nos ocupare­ tes preguntas. Cincuenta años después de
mos, para concluir, de esas vacilaciones que SPS, en un mundo de poderes extraordina­
rebajan el mínimo hasta volverlo inapre- riamente acrecidos, ni la instrucción de ba­
sable. s se es universal, ni la salud está atendida
Educación, salud, habitación (ausencia, como para “empezar la lucha”. Alrededor
de nuevo, del trabajo): estos beneficios de­ del 50 % de los escolares no completan el
ben estar garantizados para todo el mundo ciclo primario. Una vez practicado este si­
sin excepción. Apenas afirmados, empiezan lencioso genocidio, viene la realidad de Se­
a sufrir atenuaciones. La salud y la ins­ cundaria: los liceales, que componen en pri­
trucción han de entenderse, “al menos, para mer año 740 grupos de clase, no pasan de
empezar la lucha”. La habitación ha de dis­ integrar 502, en 4to. (datos oficiales sobre
tinguirse cuidadosamente de la producción; matrícula, año 1971). La geoeconomía, co­
más aun: el derecho a “estar” en el planeta, mo es de esperar, decide sobre la deserción
tal como lo piensa V. F., sólo es garantiza- más allá de los buenos deseos culturalis-
ble si se deslinda habitación de producción. tas( los cuales, así se exige ahora imperio­
Agreguemos todavía una restricción omni­ sa, amenazadoramente, deben ser los únicos
presente, fundada en la tendencia general deseos lícitos de los educadores): con el
de la actitud vazferreiriana: en un honq- mismo mimerò de alumnos, 238, el liceo de
bre que manifiesta “quedarse mucho más Colonia Vaidense tiene inscritos en 4to. año
del lado del individualismo”, permanente­ un 73 % de los matriculados en 1ro.; el de
mente temeroso de la invasión de lo perso­ Tranqueras, el 38 %. El descuido de la sa­
nal por lo colectivo, todo “al menos” signi­ lud popular corre parejo con el de la ins­
fica, sin duda, a lo sumo o no más que eso. trucción. Compatriotas marginados acaban
Tanto cuidado de las atenuaciones con­ por encontrar natural el cierre de una po­
cluye por desamparar aquello mismo que liclínica de pequeño poblado; la existencia
se procuraba poner a salvo como seguro. El de una medicina para ricos y otra para
mínimo, prudentemente recortado, se ex­ pobres, es admitida por el ministro de Sa­
tingue en su aislamiento demasiado razo­ lud Pública del actual Poder Ejecutivo.
nable. El horror a la totalidad, el supues­ 6. Se dirá quizás que, hacia 1920, ha­
to de que es posible obtener un mundo sa­ bía motivos para ser optimista, si no sobr^
tisfactorio con piezas elegidas por el in­ los hechos contemporáneos, al menos sobre
telectual en uso incomprometido de su sin­ las promesas del sistema liberal entonces
ceridad, dejan fuera la salvaguardia de un pujante. Es un punto que importaría exa­
derecho primario, que es aquí el gran au­ minar, y es seguro que en ese examen res­
sente: el derecho al trabajo, en su doble as­ plandecería la superior, inexcusable con­
pecto de promoción de un nivel de vida que ciencia de las dificultades de la empresa
apunte al fin de las desigualdades y de un —esto es, de su urgencia genuinamente sen­
tipo de relaciones sociales que otorgue a tida— que se dio, por ejemplo, en el polí­
la producción un significado de solidaridad tico (Batlle y Ordóñez) comparado con el
humana perceptible para los productores. filósofo (Vaz Ferreira). Pero no es nece­
A falta de este elemento decisivo, la fór­ sario repasar la época para llegar a la con­
m ula queda condenada a no morder en la clusión de que el autor de SPS cometió,
situación concreta: al revés de lo que pre­ en efecto, la falta de no hacerse bastantes
sume, es Insuficientemente práctica. El ins­ preguntas; defecto serio en un pensador que
truido saludable que habita una parcela a ha exaltado las virtudes justificadoras de
la que accede “sin precio ni permiso”, no la inquietud y el desvelo indeclinables y,
llega nunca a ser lo que el intelectual le según él mismo, dolorosos.
promete. Los dueños incontrastados del Son sus propias palabras las que testi­
trabajo asalariado se encargarán siempre monian en su contra. En el Apéndice de
—previsores en las intenciones v anárauicos SPS, tan esclarecedor, V. F., volviendo so­

mwmQ n é n s y o d * sa
bre el tema dei aisirute por toaos ae un& tá a la altura de los promemas que noy nos
base de educación corporal y espiritual (por sacuden. Le reprochan, en última instancia,
cierto que también reaparece la restricción: no haber optado —otros, por vías diferen­
“en lo posible”), reflexiona entre parén­ tes, sí lo hicieron— en favor de los relega­
tesis: dos; no haber sabido rehacer sus catego­
. .Ya es bastante asegurar: estamos tan rías para ponerse del lado de las mayorías
lejos de eso, que ni siquiera en general con­ postergadas, cuyo drama pide soluciones
cebimos bien lo que ella s e r ía ...” (p. 110). talladas a la escala de su largo infortu­
No hay más remedio que cometer la im­ nio. 15 Lejos de aquí, un coetáneo de V. F.
pertinencia de señalar que el autot de ta­ menos longevo, alguien que pasa a menu­
les palabras debió sacar, y no lo hizo, las do por un dogmático incorregible, descubrió
consecuencias naturales de una constancia las limitaciones del intelectual que también
tan desalentadora. Para él. puesto que ese a él lo asfixiaban: “Yo, hombre que no ha
mínimo humanísimo que consiste en ser apto conocido la miseria, no había pensado en
para vivir resultaba todavía inconcebible, el pan- Para mí, el pan era como algo que
bastaba por el momento con plantearlo co­ brotase por sí mismo, como una especie de
mo exigencia, y esto sería ya suficientemen­ producto accesorio del trabajo del escritor.
te innovador. Pero la verdadera conclusión A lo que es la base de todo, a la lucha de
hubiera debido ser otra- Si un país de de­ clases por el pan, el pensamiento llega, a
clarada vocación democrática, afiliado a un través del análisis político, siguiendo un
orbe político-económico de raigambre libe­ camino extraordinariamente complicado y
ral; que llevaba aprobada su segunda Cons­ tortuoso”. 16
titución y libradas numerosas guerras ci­ Pero la crítica tiene sus reglas, con fre­
viles en busca de la igualdad de participa­ cuencia olvidadas. Su principio es la valo­
ción y de la adecuación del orden político ración cuidadosa, no el frenesí demoledor.
al respeto de los derechos de todos sus Si la voz de Vaz Ferreira se nos ha vuel­
miembros; si un país, si un sistema tales, to casi inaudible, no por eso aspiramos a
mostraban una realidad tan desdichada co­ practicar ese ejercicio de canibalismo, que
mo para bloquear la mera concepción de lo pronto se queda sin convicción y sin futu­
que tenían inscrito y debatido encarniza­ ro, en que suele desembocar entre nosotros,
damente en sus programas partidarios,—“ni apenas iniciada, la expresión de las discre­
siquiera en general (lo) concebimos bien”—, pancias. Sepamos que no nos incumbe tan­
entonces, era imprescindible, ya en ese mo­ to ultim ar a nuestros antepasados como
mento, el replanteo de la cuestión social, el orientarnos adecuadamente por nuestra par­
reencauzamiento de la socialidad nacional te, y ayudar a nacer, de vida viable, a quie­
sobre cimientos menos falaces. La sobrie­ nes van a sucedemos. Y que, naturalm en­
dad bien-pensante del filósofo le impidió te, tratándose de asuntos tan arduos, aquí
indagar las razones por las que el régimen no todo está explorado todavía.
liberal incumple sus promesas al mismo
tiempo que las vocea en- tono tan persua­ (Junio-julio de 1972)
sivo. A la vez, dejó de comprender su pro­
pio lugar, por lo menos ingrato, en la
marcha de ideas y realidades— esa especie NOTAS
de marginalidad de los espíritus sinceros, 1. Tomamos estos datos de Luis C. Benvenuto,
demasiado tentados por una autolegitima- “La quiebra del modelo” (Enciclopedia Uruguaya,
ción a base de honestidad e intención rec­ n? 48). P ara una parte de nuestro pasado reciente,
este ensayo reúne un m aterial pleno de interés
ta, que, en la hora de la convulsión, les sobre la conexión entre formulaciones doctrinarias
granjea la repulsa de los que pugnan por y movimientos sociopolíticos, un buen correctivo
para nuestra tradicional afición a las ideas intem­
el cambio y la complacencia aliviada de los porales. En ese cuadro está incluida la filiación
que lo resisten. “georgista” de las tesis de V. F. sobre la propie­
dad de la tierra.
7. Implícitamente, estas páginas ocu­ 2. Véase Guillermo Vázquez Franco, “El país
pan su sitio: no podría ser de otro modo. Se que Batlle heredó” (Fundación de C ultura U niver­
publican en un momento en que el' desaso­ sitaria, 1971), nota (17). El pasaje transcrito per­
tenece a un informe de 1902.
siego y la conmoción, sobre todo entre los En esta época, que es aquella en que V. F. lle­
jóvenes intelectualizados, han alcanzado un gaba a sus 30 años, el nivel de vida en la campaña
motivaba testimonios sobrecogedores. En un m ata­
ápice. Encarándose con un antecedente dero modelo de Paysandú, ésta era la condición
ideológico prestigioso, postulan que no es­ obrera: “El personal de trabajo se compone de
más de 20 ODreros; xa mayoría no recibe suelde, orígenes de noticias tan resonames conocidas en
trabaja por las achuras; sólo se paga al desnucador ei país 45 años atrás. Es verdad que los hechos y
y a los desolladores”. Entre tanto', la tierra se con­ las personas habían sido interpretados en el sen­
centraba y se volvía objeto de especulación. (Ob. tido de una ideología burguesa que les era hostil
cit., p. 16.) —los comunistas atentan contra la civilización, de­
3. En el mismo año 1917, Emilio Frugoni, re­ satan la guerra civil e intentan la dictadura pro­
presentante socialista en la Convención Nacional letaria sin otro afán que oprimir al resto de la
Constituyente, expresaba con nitidez esta conexión sociedad—; pero V. F. tenía razones para dudar de
entre igualdad y liberación: “Atacar el privilegio la “civilización” de los poseedores y, por tanto,
por espíritu de justicia y para evitar que perjudi­ para desconfiar de un juicio tan sumario sobre los
que la libre expansión de todas las actividades pe­ reclamos de los asalariados, sofocados sin piedad
sando sobre el trabajo v la suerte de los hombres por la violencia del “orden actual”. No las hizo
laboriosos, es para nosotros un deber y una nece­ valer, no las asumió francamente, y con ello, con­
sidad”. tribuyó a que la reivindicación proletaria siguiera
4. Los datos y las íormillaciones del sindicalismo siendo, en medios como el nuestro, una historia
de la época que utilizamos a continuación, están subterránea que había que maldecir o, por lo m e­
tomados del ensayo de Pedro H. Alfonso, “Sindica­ nos, silenciar.
lismo y revolución en el Uruguay "(Ediciones del 7. Artículos de “El Día”, de 12/XI/17, 39/1/18.
Nuevo Mundo, 1970), caps. I y II. 24/1/24.
5. Héctor Rodríguez, “Nuestros sindicatos” 8. Afortunadamente, Marx teoriza. El que está
(Centro de Estudiantes de Derecho, 1966), p. 19-20. imbuido de la actitud de V. F. se le reprochará
Los cálculos del ingreso per cápita, que no tie­ siempre, pero sin razón. Dirá acaso que, para apre­
nen en cuenta la desigualdad en la distribución, ciar y ap o y ar,u n a ley en beneficio de los asala­
tienden a oscurecer la situación de “los de aba­ riados, no es indispensable invocar “principios” y
jo ”. L. C. Benvenuto (“Breve historia del Uruguay”, “economías políticas” rivales. Dirá aun otra cosa
p. 78) ha estimado que, en el lapso 1911-20, el per más incisiva; que sólo absteniéndose de todo “sis­
cápita del Uruguay estuvo creciendo constantemen­ tem a” se hace posible estimar las conquistas obre­
te hasta alcanzar los niveles más altos de los pri­ ras. Pero, sin juzgar sinceridades, puede obser­
meros 30 años del siglo. Sin embargo, es también varse, por lo pronto, que el debate se libra en un
en ese período —cuando V. F. pronuncia sus con­ terreno tal, que —quiérase o no— los poseedores es­
ferencias— que se suceden conflictos y huelgas, y tán suficientemente alertas como para m edir —sin
su consecuente represión, que no pueden atribuirse duda doctrinaria, teoréticamente— los efectos de
a descontento estimulado artificialmente. H. Ro­ tal o cual avance de los trabajadores. Sólo que su
dríguez menciona estos indicios elocuentes; en el doctrina, por ser oficial, dominante, no pasa por
reparto para indigentes realizado el 25/VIII/1914, una \ serlo, hecho paralelo al de la violencia.
sola sociedad de beneficencia registró 8.000 partici­ No es admisible que se lo ignore —y, ante todo,
pantes; el año anterior, una huelga tranviaria de­ importa que el intelectual lo advierta, para no im a­
sencadenó un paro solidario de 50.000 trabajado­ ginarse sobrevolando los antagonismos reales—, 1*
res. La única explicación es que la prosperidad se ideología más actuante y omnipresente que impug­
repartía desigualmente y que, además, las fluctua­ na al socialismo científico y aun lo condena por
ciones de una economía endeble y dependiente re ­ envenenar los conflictos dotando a la acción obre­
percutían de inmediato en la situación de los asa­ ra de un sistema que, en opinión de aquélla, los
lariados. desvirtuaría, la ideología que así procede, habla en
Los números indiscriminados tampoco pueden nombre de su propia coherencia amenazada.
reflejar las maniobras patronales para anular los 9. Este Marx realista disgusta (literalmente) a
beneficios de las leyes laborales, ejemplo sobresa­ diestra y a siniestra: a los impacientes que am an
liente, la ley de 8 horas. Batlle y Ordóñez, que tenía las menciones formidables pero vacías, y a los que
por qué entender de estas cosas, escribía en “El quisieran ver siempre en el socialismo una utopía
Día" del 5/V/916: “Los ferrocarriles no rebajan hija del resentimiento, sin asidero objetivo. Resta
los sueldos de sus obreros. Sin duda, no es posible otra familia espiritual igualmente incomodada; la
rebajarlos más. Así como es necesario dar una ra ­ de los que apuntan a acorralar la propuesta socia­
ción que no puede reducirse a la bestia para que lista en algunas constancias pensadas sin ambición
trabaje, así) es necesario dar un mínimo de salario de reform a profunda.
al obrero para que haga lo mismo. De lo contrario 10. “Si la producción cooperativa ha de ser al­
mueren bestia y obrero. Pero los ferrocarriles se go más que una impostura y un engaño; si ha de
han desquitado alzando los fletes T• • •T Las em pre­ sustituir al sistema capitalista; si las sociedades
sas de tranvías sí han reducido los jornales. Los es­ cooperativas unidas han de regular la producción
tablecimientos de elaboración de carnes en el Ce­ nacional con arreglo a un plan común, tomándola
rro han hecho otro tanto C. . . 1 El obrero cede, ce- i bajo su control y poniendo fin a la constante an ar­
de hasta que ya no puede más, es decir hasta que quía y a las convulsiones periódicas, consecuencias
ya no puede vivir con lo que se le da. Sólo en un inevitables de la producción capitalista, ¿qué será
caso suben sus salarios: cuando las empresas ne­ eso entonces, caballeros, más que comunismo, co­
cesitan brazos y éstos escasean. Entonces se dispu­ munismo «realizable»” (La sruerra citnl en Fran­
tan unas a otras esos brazos que les son indispen­ cia, cap. III).
sables, pagan más unas que otras para obtenerlos, 11. En nuestras sociedades, la anarquía apa­
y los salarios suben.” rece casi por todas partes. En mayo de 1972, en
6. El sugestivo relevamiento que Diógenes de un mismo número del diario “El Dia”, se da u a
Giorgi preparó para la Biblioteca de Marcha (La buen ejem plo, de tironeo en sentidos opuestos &
Comuna de París de 1871 en la prensa montevidea- cargo de representantes de grandes empresarios y
na de la é-poca; 1971) enseña que era posible tener de dirigentes de un organismo estatal, con mejo­
aquí indicios más que abundantes del significado res probabilidades para los primeros. P or u n lado,
del movimiento socialista y de una experiencia con­ el presidente de la Cámara de Industrias, queján­
creta a la luz del estremecedor episodio de la Co­ dose de la situación, sugiere la necesidad de fija r
m una parisina. En agosto de 1871, el diario “La sin vacilaciones una tasa de cambio “realista”. Se
Paz”, que dirigía J. P. Várela, reprodujo y comen­ sabe lo que esto significa: devaluaciones de la mo­
tó fragmentos del trabajo de M arx “La guerra ci­ neda uruguaya, con vistas a favorecer las expor­
vil en Francia”, difundido a nombre del Consejo taciones; medida en la que están constantemente
G eneral de la Internacional. En su madurez, V. F. interesados, asimismo, los productores rurales. Por
no tuvo siquiera la curiosidad de restablecer los r otro lado, jerarcas del Banco Hipotecario, entidad
gilè está colocada en ei centro oe la publieitadí. Este Kantismo inoportuno merece que se lo en­
política oficial de viviendas, al anunciar nuevas mo­ frente con un testigo algo más concluyente, Gabriel
dalidades de crédito, afirm a que los trám ites han Marcel, tan ajeno por lo demás a cuaquier tenden­
de ser brevísimos para contrarrestar el em puje de cia, “ortodoxa” o no, de raíz socialista:
los “procesos inflacionarios”, que, reconocen, sue­ “La parte de verdad del marxismo, ha escrito
len volverse “vertiginosos”. Es un ejemplo entre Marcel, consiste en denunciar la mistificación de
tantos, un microcosmos de la contradicción en que la que nos hacemos culpables al hacer intervenir
no puede menos de caer una economía librada al inoportuna o prem aturam ente consideraciones es­
azar. Lo que conviene a un sector poderoso del pirituales para encubrir un estado de cosas que no
patronato, representa un handicap para el apoyo tenemos la fuerza o el coraje de considerar en toda
oficial a los adquirentes modestos de vivienda pro­ su desnudez, Y aquí se desenmascara un inmenso
pia (nada populares, por otra parte: en este caso, problema del cual es difícil descubrir la solución
el banco estipula que, para optar a un préstamo positiva: saber hasta qué punto los herederos [de la
de $ 1:000.000, hay que contar con un ingreso fam i­ “herencia espiritual”] están en condiciones de trans­
lia r de, por lo menos, $ 112.000 mensuales). form ar el mundo de los desheredados de m anera
12. A su manera, hace más de cincuenta años, que éste participe a su vez de la herencia espi­
V. F, vino a proclamar entre nosotros ”el fin de ritual.”
las ideologías”. Lo que hoy se sostiene en nombre En la misma línea (ahora menos uniforme) de
de la era tecnocràtica, lo sostuvo él en tanto que pensamiento católico dirigido al tema social, encon­
vindicación del espíritu bien-pensante, asistem á­ tramos una apreciación más sagaz de los límites
tico. Lo que no pudo impedir, ni puede impedirse del liberalismo, en la reciente carta apostólica del
hoy, es que tesis como la suya se afilien a una papa Pablo VI al cardenal Roy (1971): de hecho,
ideología entre otras, a un modo de ver perfecta­ el liberalismo considera "las solidaridades sociales
m ente teorizable que gravita en favor de determ i­ como consecuencias más o menos automáticas de
nada orientación, retrocede ante los logros progre­ iniciativas individuales y no ya como un fin o un
sivos de otras igualmente discernibles, favorece (si­ criterio más elevado del valor de la organización
quiera por abstención) la permanencia del vigente social” (parágrafo 26).
estado de cosas, etc. Inevitablemente, las palabras 14. El lógico, inexorable desenlace de este la­
de pura buena voluntad caen en un terreno ideo­ deo de la previsión en tanto que hilo conductor de
lògicamente signado; es decir: no encuentran oyen­ una organización justa, es ese grito de guerra que
tes desprevenidos, que estuvieran esperándolas pa­ profieren actualmente, también entre nosotros, los
ra ponerse a andar. Se hacen ideológicas por adop­ voceros de una nueva clase capitalista: “vivir, hoy,
ción, aim cuando les concedamos, según lo piden es sinónimo de producir”.
insistentemente, im a ingénita neutralidad de na­ 15. Un par de comparaciones para evidenciar
turaleza. la lentitud de los progresos del asalariado en nues­
13. En todo lo que concierne a la interac­ tro pals y su brutal inferioridad respecto de los
ción individuo-sociedad, lo propio del vazferrei- países avanzados con los que “estamos” en el mismo
rismo es “quedarse antes, mucho más del lado in­ planeta:
dividualista” (p, 110).
E ra una concepción halagadora, que el Uruguay —Supongamos que un trabajador medio cuente,
proclamó en los primeros treinta años del siglo sin interrupciones, con un jornal de $ 1.000. To­
m ientras preparaba todos los elementos de la mando como base el precio del quilogramo de pan,
crisis subsiguiente: una sociedad desintegrada que eso significa m ultiplicar por 3,5 el poder de com­
abjura de la solidaridad eficaz, un culto de la bue­ pra del obrero francés en vísperas de la revolu­
na ganancia redimido por el de la salvaguardia ción de 1789, momento de crisis en un régimen de
de los derechos individuales, el olvido del ser na­ industrialización incipiente (ver A, Soboul, His­
cional soberano en un país atomizado. Los in te­ toire de la révolution française, I, p. 154), ,
lectuales liberales, como V. F., no han podido pen­ —Refiriendo el cálculo al precio del quilogramo
sar en mínimos asegurados sin retroceder, como de trigo, A. Fourastié (La civilisation de 1975, p. 45)
alarmados, ante la posible, eventual pérdida de la estima que el salario del obrero medio de EE. UU,
realización personal: “eso' en grado bastante para multiplica por 32 el del proletario francés de 1750.
el individuo, no considerado como instrumento, si­ 16. Lenln, “¿Se sostendrán los bolcheviques en
no en sí mismo, con posibilidades variadas” (p. 33). el poder?", setiem bre de 1917.

m
CRONO-BIBLIOGRAFIA
DE CARLOS VAZ FERREIRA
La siguiente enumeración establece sólo las primeras ediciones, men­
cionadas en su orden etnológico de aparición.
No incluye las numerosas reediciones, ni las piezas en publicación«»
periódicas, la inmensa mayoría de las cuales están recogidas en los lihraa
y folletos que figuran en la presente bibliografía.

J 1897. — Curso expositivo d e psicología elem ental. Montevideo, Imprenta Artística, da


Dorhaleche y Reyes. 255 p.
2. 1899. — A p u n te s d e lógica elem ental. Montevideo, Imp. "El Siglo Ilustrado”, de Tu-
renne, Varzi y Cía. 95 p.
3. 1902. — C uestiones escolares. Montevideo, s.p.i. 27 p.
4. 1905. — Ideas y observaciones. Montevideo, A. Barreño y Ramos, Editor. :423 p.
5. 1907. — L os problem as d e la libertad. Montevideo, Librería Nacional A. Barreño y
Ramos. 92 p.
—(A partñ de la 3» ed., 1957, figura con el título de L os problem as d e la
libertad y los d el determ inism o. Buenos Añes, Editorial Losada, S.A. 177 p.)
6. 1908. — C onocim iento y acción (primera versión). Montevideo, Marino y Caballero,
Impresores, 110 p.
7. 1908. — La exageración y el sim plism o en pedagogía. Montevideo, Imprenta “El Si­
glo Ilustrado”, de Mariño y Caballero, 77 p.
S. 1909. — M oral para intelectuales. Montevideo, Tip. de la Escuela Nacional de Arle*
t y Oficios. 144 p.
9. 1909. — El pragm atism o. Montevideo, Tip. de k Escuek Nacional de Artes y Ofi­
cios. 117 p.
\0 . 1910. — L ógica viva. Montevideo, Tip. de k Escuek Nacional de Artes y Oficios,
217 p.
U. 1915. — Los concursos escolares. Montevideo, Talleres "La Razón", "El Siglo” y “El
Telégrafo". 27 p.
12. 1910. — Programa de filosofía. Montevideo, Imprenta "El Siglo Ilustrado". (Edición
universitaria oficial, sin el nombre del autor.) 19 p.
13. 1918. — Sobre la propiedad de la tierra. Montevideo, Imprenta Nacional. 322 p.
1 4. 1918. — Lecciones sobre pedagogía y cuestiones d e enseñanza. Montevideo, Talle-
res Gráficos A. Barreño y Ramos. 219 p.
15. 1920. — C onocim iento y acción (segunda versión). Montevideo, Imprenta “El Siglo
Ilustrado". 175 p.
16. 1920.— Sobre la percepción m étrica. Barcelona. Imnrenta Elzeviriana, Borrás, Mes-
tres y C k . 143 p.

taSMXMO tazj u l i o u n *3
17. 1921. — Estudios pedagógicos. Serie I. Barcelona, Talleres ele Artes urálicas, Heinrich
/ y Cía. 111 p.
18. 1921. — Estudios pedagógicos. Serie 11. Barcelona, Talleres de Artes Gráficas, Hein­
rich y Cía. 175 p.
19. 1922. — Estudios pedagógicos. Serie III. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustra­
do". 77 p.
20 1922. —Sobre los problemas sociales. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado”.
121 p.
"2/. 1922. —Informe “In Voce“. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado’ . 59 p.
22. 1925. — Un proyecto sobre escuelas y liceos. Montevideo, Tip. F. Morales, hijo.
16 p.
28. 1927. —Parques escolares. Montevideo, Editorial Gutenberg. 24 p.
24. 1933. —Frente al mayor crimen. (Hoja suelta.) Montevideo, s.p.i. 4 p.
25 1833. —Sobre feminismo, Montevideo, Impresora Uruguaya, Ediciones de la So
ciedad Amigos del Libro Rioplatense. 218 p.
26. 1936. — ¿Cuál es el signo moral de la inquietud humana? Montevideo, Tipografía
Atlántida. 18 p.
27. 1938. — Fermentano. Montevideo, Tipografía Atlántida. 220 p.
28. 1940. — La actual crisis del mundo desde el punto de vista racional. Buenos Aires,
Editorial Losada S. A. 64 p.
29. 1940. — Trascendentálizaciones matemáticas ilegitimas y falacias correlacionadas. Bue­
nos Aires, Edición del Instituto de Filosofía de la Universidad de Buenos
Aires, 45 p.
SO. 1941. — Sobre interferencia de ideales en general, y caso especial de la imitación
en Sud América. Santa Fe (República Argentina), Universidad •Nacional del
, Litoral. 28 p.
31. 1947. — Racionalidad y genialidad. Montevideo, Imprenta “El Siglo Ilustrado”. 14 p.
32. 1950. — Recuerdos de una clase de filosofía del derecho. Montevideo, apartado de
Anales del Ateneo. 23 p.
38. 1951. — Extracto de ideario. Montevideo, Edición del Ateneo de Montevideo. 16 p.
34 1953. — Los derechos del hombre. Montevideo (Edición de la Facultad de Hu­
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35. 1956. — Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales. 1» Serie.
Buenos Aires, Editorial Losada S. A. 273 p.
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apartado de la Revista de la Universidad de Buenos Aires, Epoca V, Año I.
N 3. 9 p. '
3v . 1957. — Obras. Montevideo, Edición Homenaje de la Cámara de Representantes de
la República Oriental del Uruguay. 19 tomos, de los cuales 6 con el ca­
rácter de primera edición. (Ver nos. 38 a 43.)
3S. 1957. — Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales. 2? Serie.
Tomo XII de Obras (ver n? 37). 235 p.
S.9 1957. — Sobre la enseñanza en nuestro país. Tomo XIII de Obras (ver n<J 37).
249 p.
40. 1957. — Lecciones sobre pedagogía y cuestiones de enseñanza. Volumen 2. Tomo
XV de Obras (ver n? 37). 217 p.
41. 1957. — Lecciones sobre pedagogía y cuestiones de enseñanza. Volumen 3. Tomo
XVI de Obras (ver n'.> 37). 295 p.
42. 1957. — Incidentalm ente... (Algunas cartas, discursos y notas.) Tomo XVIII de
Obras (ver n? 37). 174 p.
43. 1957. — Correspondencia entre Unamuno y Vaz Ferreira. Tomo XIX de Obras (ver
n? 37). 105 p.
44. 1961. — Estudios filosóficos (antología). Buenos Aires, Aguilar S. A. de Ediciones,
279 p.
45. 1963. — Inéditos (6 volúmenes). Suplemento a la edición de Obras (ver n? 37).
Tomos XX a XXV.
46. 1965, — Tres filósofos de la vida. Nietzsche„ James. Unamuno. Buenos Aires. Edi­
torial Losada S. A. 244 p.

'

. .
/

BIBLIOTECA DE MARCHA

MARIO BENEDETTI
dialoga con diez poetas
latinoamericanos

ROQUE DALTON • NICANOR PARRA • JORGE


ENRIQUE ADOUM • ERNESTO CARDENAL • CARLOS
MARIA GUTIERREZ • GONZALO ROJAS • ELISEO
DIEGO • ROBERTO FERNANDEZ RETAMAR •
JUAN GELMAN • IDEA U Ñ O

LOS POETAS
COMUNICANTES
En las diez entrevistas de este libro, y gracias a las preocupaciones
y opiniones desarrolladas por el diálogo, Mario Benedetti y los diez
poetas congregados — pertenecientes a siete países diferentes— rei­
vindican la gran tradición poética hispanoamericana, evidenciando una
voluntad comunicativa y social, su enraizamiento en la historia del
siglo veinte.

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