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Bibliografía:
Introducción
Muchos autores han señalado las dificultades de los dispositivos tradicionales de
atención de la salud en tanto modelos centrados en la enfermedad del individuo
(Saforcada, 1994). Uno de los problemas del dispositivo clásico es la dificultad de
poder dar una respuesta adecuada ante las problemáticas sanitarias emergentes.
Por ello urge reorientar las estrategias de atención de salud jerarquizando al factor
humano, pensando en las distintas alternativas sanitarias que no se aboquen de
forma excluyente a la asistencia específica de la enfermedad. (Modelo médico
hegemónico como insuficiente) (Martin DeLellis)
En el campo de la Salud Mental, también se ha destacado la necesidad de
pasar de modelos centrados en la enfermedad, cuyo tratamiento paradigmático es
el asilo, a tratamientos centrados en la prevención y promoción de la salud, que
tienen como objetivo la promoción de los lazos sociales en la comunidad (Ley Salud
Mental, 2010).
En nuestra experiencia en los Centros de Atención Primaria a la Salud
(CAPS), en la ciudad de Berazategui, nos hemos encontrado con dificultades
vinculadas al modelo de asistencia centrado en la enfermedad individual. Estas
dificultades redundan en la accesibilidad de la población a la Salud Mental, así como
en los propios profesionales. Para la población de los territorios, la dificultad reside
en la frecuencia de los tratamientos y en la espera de los turnos. En el caso de los
profesionales, las dificultades se presentan por el aumento de la cantidad de
pacientes que se atienden.
Viñeta clínica
En la Unidad Sanitaria 11, nos encontramos con diversos pedidos que colocan al
niño en la mira. Generalmente, se trata de “pequeños indisciplinados”, “insurrectos”,
“con “problemas de aprendizaje”, “imposibilitados de estar tranquilos en un aula 4
hs”, “sin mucha herramienta para hacer lazo con el otro”, “enureticos”,
“encopreticos” y “con el lenguaje trastornado”. Pero más allá de estos pedidos,
hemos podido dar con una constante: estos niños son hijos de personas que
presentan muchas dificultades para asumir la paternidad y la maternidad. La
parentalidad en este territorio suele oscilar en dos polos muy opuestos; por un lado
está el polo de la desidia, donde ubicamos a aquellos padres incapaces de ver en
sus hijos a un sujeto en desarrollo con necesidad de ser cuidado. En el otro polo,
están los sobreprotectores, que obturan todo deseo del niño más allá de ellos, y
todo deseo propio más allá del niño. Estos dos modos de crianza, son los causales
principales en los síntomas de los pequeños.
Es por ello que decidimos planificar un espacio terapéutico para este grupo
de padres. Desde la coordinación se parte de una escucha analítica en donde se
redobla la apuesta a formalizar la problemática en común y luego poder intervenir
en una renovada demanda. Se trata de un dispositivo grupal quincenal que ronda
los siete participantes por encuentro. Durante los encuentros, ha surgido la similitud
de las historias de vida de los padres: muchos han sufrido malos tratos y el rigor de
la ley por parte de sus cuidadores. Han padecido la imposibilidad de desear algo
más allá del deseo/capricho materno, y en muchos casos el embarazo se les
presentó como única salida exogámica posible. Es en este espacio dónde,
inicialmente, aparecía una queja por estos hijos que de pronto se volvían
monstruosos. Pero luego, en un movimiento dialéctico, la mirada se volvía hacia
ellos mismos y el temor espantoso de repetir la historia transformó la queja en
pregunta.
Conclusiones
Como alternativa a las dificultades que nos plantean los dispositivos clásicos
vinculados a la atención únicamente individual y asistencial, hemos propuesto
considerar a la demanda como un pivote en el diseño de dispositivos para el trabajo
en el campo de la atención primaria de la salud. Las experiencias que comentamos
nos parece que lo muestran: en la primera de ellas, el pasaje del niño que no
controla su cuerpo a una pregunta sobre la propia historia familiar de los adultos; en
la segunda, la oferta que no espera la llegada al CAPS de la población, sino que
configura un dispositivo que se someta a las realidades propiamente territoriales.
(Estas son conclusiones del anterior trabajo, las dejo por si sirven para pensar las
de este trabajo)