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RESEÑAS

empezando por el diario de Weston cias Antropológicas y Etnológicas


en México, no deja lugar a dudas (México, df, julio de 1993). El libro
sobre el tema. Resulta curioso asi­ contribuye al diálogo entre ciencias
mismo que se celebre el “milagro” sociales y arquitectura, conjugando
que permitió guardar huellas visua­ estudios sobre arquitectura tradi­
les de la época revolucionaria, sin cional y vernácula con la proposi­
mencionar en ningún momento a ción de nuevas teorías.
Casasola.... Tales riesgos son inevi­ Según señala Amerlinck en su
tables, sin duda, y sin gran conse­ contribución al libro reseñado, la
cuencia, para quien emprende y antropología arquitectónica es un
lleva a cabo una tarea de esta en ­ campo prácticamente nuevo y poco
vergadura: describir, muy a m enu­ o mal conocido en comparación con
do de forma apasionante, la gran­ otras especialidades antropológicas.
deza de la que sigue siendo, en el A pesar de que la antropología ar­
Nuevo Mundo, otra ciudad de los quitectónica no ha producido una
prodigios. masa crítica de datos y enfoques so­
bre arquitectura, y a pesar de que
Carmen Val Julián todavía es escasa la colaboración
Ecole Nórmale Supérieure de entre antropología y arquitectura,
Fontenay-St. Cloud esta nueva especialidad manifiesta
desde su nacimiento una proble­
mática interdisciplinaria, con una
MERLINCK, MARkJOSE (COMPILADORA), lista de problemas, una estrategia
HACIA UNA ANTROPOLOGÍA ARQUITEC­ de investigación, que toma datos de
TÓNICA, UNIVERSIDAD DE diversos campos, y un marco analí­
GUADALAJARA, COLECCIÓN JORNADAS tico conceptual con raíces en la geo­
ACADÉMICAS, SERIE COLOQUIOS, grafía, la filosofía, la historia, la psi­
CENTRO UNIVERSITARIO DE CIENCIAS cología y el urbanismo (a esta lista
SOCIALES Y HUMANIDADES, debería de añadirse la arqueología).
1995, 222 P. Falta hasta ahora una proble­
mática propiamente antropológica
E s t e volumen, que consta de siete para el estudio de la dimensión es­
artículos, tiene su origen en el Sim­ pacial del comportamiento humano
posio sobre Antropología Arquitec­ y del entorno construido, para res­
tónica, realizado dentro del XIII ponder a la interrogante de por qué
Congreso Internacional de Cien­ apenas ahora vamos hacia una an­
tropología arquitectónica. La antro­ pruebas de ello son, por un lado, la
pología en este siglo ha definido a proliferación de estudios de arqui­
su objeto de estudio en la “otre- tectura vernácula, no limitados a
dad”, más que la comprensión de sociedades ágrafas y agrarias, sino
las características de la especie hu­ que incluyen a asentamientos com­
mana. plejos, y por otro lado, la discusión
Los paisajes, definidos como interdisciplinaria de casos surgidos
organizaciones a gran escala de es­ en diferentes niveles del entrama­
pacios hechos por el hombre, dise­ do social.
ñados y creados como elementos de Para Rapoport, las expresiones
la sociedad, pueden ser vernáculos sociales de la cultura, como grupos,
o políticos. Un paisaje político se estructuras familiares, institucio­
constituye de espacios y estructu­ nes, redes sociales, relaciones de
ras diseñados para imponer o pre­ status, y muchas otras, frecuente­
servar una unidad y orden en el te­ mente tienen escenarios (settings)
rreno, o ajustándose a un plan a asociados con ellas, o se reflejan en
gran escala y largo plazo, mientras el entorno construido. A su vez, los
que el paisaje vernáculo consiste de entornos construidos son creados
espacios que son usualmente pe­ para facilitar el comportamiento
queños, de forma irregular, sujetos deseado; por ello la arquitectura
a cambios rápidos en uso, propie­ circunda estrechamente al compor­
dad y dimensiones (Weigand, 1996; tamiento (Rapoport, 1990: 10-12).
Cfr. Jackson, 1984). El artículo de Nold Egenter
Tanto los estudios sobre entor­ primeramente define el concepto de
no y comportamiento como los de antropología arquitectónica, como
la antropología arquitectónica pro­ un campo de investigación nuevo y
ponen eliminar la dicotomía entre de alcance mundial, que abarca a la
lo rural y lo urbano, lo tradicional y etnología arquitectónica, la prehis­
lo contemporáneo, común en cien­ toria e historia de la arquitectura,
cias sociales, que obliga a acudir a incluyendo hasta la primatología ar­
enfoques parciales y distintos para quitectónica (construcción de nidos
explicar cada conjunto de fenóme­ por primates no humanos).
nos. La existencia de estos enfo­ Según el citado autor (p. 33), la
ques unificados permitirá avanzar tarea básica de la antropología ar­
en el establecimiento de generali­ quitectónica es la siguiente: “obte­
zaciones y síntesis. Dos buenas ner una idea científicamente clara
acerca de las complejas relaciones nes de Mesoamérica- evidencia un
entre hombre y construcción. Esto profundo conocimiento del ecosis­
significa que se debe conocer bá­ tema, el cual puede observarse en
sicamente todo lo que el hombre la selección de materiales de cons­
construye y ha construido desde trucción, donde ciertas especies de­
tiempos inmemoriales, todo el terminadas cumplen la función de
campo de la arquitectura.” cubrir el techo, formar los muros,
El autor distingue cuatro clases dar soporte al caballete, etc. El
de arquitectura, clasificación que abandono paulatino de este tipo de
bien puede estar imbuida de un en ­ arquitectura equivale a ir perdien­
foque (no explícito) de evolucionis­ do un conocimiento ancestral sobre
mo unilineal: arquitectura sedenta­ los recursos locales. La creciente
ria, que combina varios elementos presión demográfica sobre el medio
semánticos, domésticos, o ambos; am biente y el consecuente d e ­
arquitectura doméstica, estructuras terioro ecológico en la región de es­
que proporcionan espacio interno y tudio han ocasionado que cada vez
protección; arquitectura semántica, sea más difícil encontrar los ele­
estructuras no domésticas con la mentos naturales necesarios para la
función de señales territoriales, so­ construcción, como hojas de palma,
ciales y simbólicas; arquitectura madera, bejuco, etc. Ante la cares­
subhumana, construcción de nidos tía de materiales tradicionales, se
de los primates superiores. plantea la propuesta de realizar pla­
El artículo de Miriam Judith nes de trabajo donde los propios
Gallegos intitulado “Persistencia, habitantes de las comunidades cul­
variaciones y conservación de la ar­ tiven las plantas que más tarde les
quitectura tradicional maya en Yu­ servirían para edificar sus habita­
catán” estudia unidades habitacio- ciones siguiendo las técnicas tradi­
nales elaboradas p redom inante­ cionales.
m ente con materiales orgánicos, En el artículo “Un análisis del
con antecedentes en las casas ma­ troje purépecha”, Juan Fernando
yas prehispánicas, un tipo de arqui­ Bontempo menciona la falta de es­
tectura que se ha combinado de tudios a profundidad sobre este
manera positiva con el medio geo­ tipo de estructuras habitacionales:
gráfico donde se ubica. “el troje ha sido más fotografiado
La arquitectura maya tradicio­ que analizado” (p. 145). Se propone
nal -al igual que la de otras regio­ aquí una nueva interpretación, des­
de una perspectiva interdisciplina­ de “troje”, “almacén”, “cocina” y
ria que combine los enfoques teó­ “casa”, además de un desinterés
ricos del estudio sobre entorno y por el concepto espacial.
comportamiento, análisis arquitec­ En base al estudio de fuentes
tónico y uso de fuentes etnohistóri- etnohistóricas como la Relación de
cas y etnográficas, con la finalidad Michoacán y las Relaciones geográficas
de incorporar conceptos de análisis (ambas del siglo xvi), el autor sos­
espacial al estudio de la arquitec­ tiene la hipótesis de que, aunque
tura vernácula. en las fuentes históricas no se en­
En el diseño del troje se inte­ cuentre al troje como hoy lo cono­
gran las funciones de habitar y de cemos, sí se encuentra su actual
almacenar en una trilogía espacial organización espacial, donde “los
de portal-cuarto-tapanco, de la si­ altos” corresponderían al tapanco.
guiente manera: hay un portal, ha­ Aunque los trojes o casas ilustrados
bitación exterior como espacio más en la Relación de Michoacán difieren
público y social, usado también de los contemporáneos en su figura,
para guardar objetos; un cuarto sin comparten una misma organización
subdivisiones, espacio privado de la espacial, pues siguen el mismo siste­
familia, que se usa para dormir y ma de orden y composición de ele­
guardar bienes, que cuelgan de los mentos espaciales, tanto en el pla­
muros y del techo -ahí se tiene no horizontal como en el vertical.
también un pequeño altar domésti­ El artículo de Denise F. Brown,
co-, y un tapanco, donde se alma­ “Un espacio construido efímero: las
cena maíz. alfombras de aserrín en Huámantla,
Para el análisis del troje puré- Tlaxcala”, describe una festividad
pecha que propone este autor, se que tiene lugar en las calles de la
entiende por organización espacial citada ciudad, usándola como ejem­
“un sistema de composición y de plo etnográfico de la importancia
orden de elementos espaciales, en de las relaciones sociales, los sig­
un plano horizontal y en un plano nificados culturalmente determina­
vertical” . En este trabajo se critican dos y las metas de los seres huma­
las interpretaciones derivadas de nos en la definición, organización,
estudios anteriores de los trojes, construcción y percepción de espa­
principalmente los de Beals, Ca­ cios. Las proposiciones básicas son
rrasco y McCorkle, quienes mues­ las siguientes: que el objetivo fun­
tran una confusión terminológica damental del adorno de las calles
en este caso es construir un entorno contexto de conflictos asociados
arquitectónico; que esto implica la con la distribución inequitativa del
transformación temporal de las ca­ capital y la desigual participación
lles de Huamantla -espacios previa­ de los sectores sociales en la estruc­
mente definidos por su morfología, tura productiva, en relación con la
uso y comportamiento a ellos aso­ distribución de consumos colecti­
ciados. La fugacidad de este pro­ vos y la satisfacción de necesida­
yecto de diseño y elaboración de un des. Dicha situación resulta de rela­
entorno construido descansa sobre ciones sociopolíticas y económicas,
la permanencia y durabilidad del que producen un determinado es­
concepto que lo define, que es la pacio social y urbano.
celebración de la fiesta patronal con La ciudad se ha convertido en
el ritual que rodea su observación. un escenario de confrontación, en
Los “tapetes” de flores que el que las distintas fuerzas sociales
decoran las calles representan una pugnan por legitimarse a través de
inversión altísima de tiempo y re­ la desigualdad y la diferencia.
cursos e implican una virtual trans­ Se proponen opciones tanto de
formación de las calles en un espa­ preservación como de rehabilita­
cio distinto, un “recinto sagrado” . ción del barrio histórico, consoli­
El resultado de esta inversión de dando a la población y haciéndola
creatividad, tiempo y esfuerzos se protagonista de la construcción de
puede considerar como una obra ar­ su cotidianidad.
quitectónica, dada su escala monu­ En el último trabajo incluido en
mental, los conocimientos especia­ el presente volumen, Jean-Francois
les e inversiones considerables que Augoyard aborda el tema del soni­
implica su elaboración, así como la do como parte del entorno construi­
percepción de la obra como una do. Tomando como ejemplo la mo­
construcción, es decir, una estruc­ dalidad sonora, el autor examina el
tura. concepto de identidad y el concep­
En la siguiente contribución al to de lugar, o sea la localización.
volumen reseñado, Mónica Laca- En resumen, el libro aquí re­
rrieu analiza una propuesta de reha­ señado es una importante adición á
bilitación urbana en el barrio La la literatura antropológica, pues
Boca de la ciudad de Buenos Aires. establece un puente entre dos áreas
Se discuten las luchas por la apro­ del conocimiento que tradicional­
piación del espacio urbano, en un mente han tenido poca interacción
entre sí: la arquitectura y las disci­ GÉNERO E HISTORIA. COMP. CARMEN

plinas que estudian el comporta­ RAMOS ESCANDÓN, MÉXICO,

miento humano, principalmente la INSTITUTO JOSÉ MARÍA LUIS MORA-

antropología. UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

METROPOLITANA, 1992

Eduardo Williams (ANTOLOGÍAS UNIVERSITARIAS) 200 P.

E l Colegio de Michoacán
A A u c h o s historiadores gustamos
de pensar en la teoría como en una
R k k k r k n c ia s c it a d a s tela de araña que sirve para cazar
moscas o en una red para pescar.
Ja c k s o n , J o h n B., Discovering the Esto se debe a que, a menudo, no
vernacular landscape, Yale U n i ­ la vemos como una finalidad en sí
v ersity P ress, 1984. misma sino como un medio- para
R apopo rt, Amos, “Systems of acti­ acercarse a la propia disciplina; di­
vities and systems of settings”, gamos, nos permite atrapar la mos­
en: Domestic architecture and the ca o el pescado. Si el objetivo de la
use of space: an interdisciplinary historia es entender, interpretar y
cross-cultural study, editado por explicar una situación humana en
Susan Kent, Cambridge Uni­ un momento y tiempo concreto el
versity Press, 1990, pp. 9-20. marco teórico que utilizamos es fun­
W k ic a n d , Phil C., “La evolución y damental, pero no se agota en sus
ocaso de un núcleo de civiliza­ contenidos sino que permite el me­
ción: la Tradición Teuchitlán y dio para acceder a ellos.
la arqueología de Jalisco”, en: Para encontrar y explicar los
Las cuencas del Occidente de Méxi­ procesos que han vivido las muje­
co: época prehispánica, editado res existe ahora una categoría fun­
por Eduardo Williams y PC. damental: el concepto sexo-género
Weigand, El Colegio de Mi­ o género a secas. Es así porque, aun
choacán, 1996, pp. 220-294. desde su definición más simple,
como construcción social del sexo,
permite darle historicidad a las mu­
jeres, esto es, sacarlas del nicho del
“eterno femenino” en que han sido
encerradas, incorporándolas a los
procesos sociales. El regateo de his-

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