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ISSN: 2524-9592

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Publicación digital Nº 13 - diciembre de 2018 A

Carlota Joaquina de Borbón: Lecturas para mujeres:


Una mujer que desafió a los reyes Una mirada a la prensa pre y post revolucionaria

Mariquita Sánchez de Thompson:


Eva Perón y el sufragio femenino
Sus recuerdos sobre la invasión británica de 1806

Julieta Lanteri y el sufragismo femenino argentino Victoria Ocampo, personaje de novela


en la primeras décadas del siglo xx Un laboratorio de crítica y creación
“Fidelidad verdadera”, ilustración.
Biblioteca Celesia. Revista La Mujer Nº9, 30 de marzo de 1900.
SUMARIO Publicación digital Nº 13: diciembre de 2018

SOBRE EL ARCHIVO
(Por Gladys Garay y Mariano Ostuni)

Procesos de conservación en imágenes químicas.


La experiencia del Área de Conservación-restauración
en la intervención de negativos al colodión húmedo
07
DOSSIER
Una mujer que desafió a los reyes
Algunos momentos de la trayectoria de Carlota
Joaquina de Borbón
(Por Marcela Ternavasio) 19
Mariquita Sánchez de Thompson
Sus recuerdos sobre la invasión británica de 1806
(Por Roberto L. Elissalde) 37
La mujer en los expedientes judiciales coloniales
El caso de María Josefa García
(Por María Teresa Fuster) 53
El primer feminismo rioplatense
Un emergente social
(Por Ricardo de Titto) 65
Victoria Ocampo, personaje de novela
Un laboratorio de crítica y creación
(Por María Rosa Lojo) 85
María Elena Walsh (1930-2011)
…Y seguí cantando
(Por Diego Fischerman)

“Los derechos no se mendigan”


95
Notas sobre Julieta Lanteri y el sufragismo femenino
argentino en la primeras décadas del siglo xx
(Por Ana Laura Lanteri y Sol Lanteri) 99
113
Eva Perón y el sufragio femenino
(Por Luciano de Privitellio y Sabrina Ajmechet)
La pasión de una mujer
Julieta Lanteri y los principios del feminismo
en Argentina
(Por Marcela D’Angelo) 125
Lecturas para mujeres:
Una mirada a la prensa pre y post revolucionaria
(Por Graciela Batticuore) 135
Galería de imágenes
144
PASÓ EN EL ARCHIVO
Ciclo “Pensar la Historia” 155
Conferencia: La formación territorial de la Argentina:
Apuntes sobre errores de visión (Por Alberto Asseff) 160
TRÁFICO DE BIENES CULTURALES
Dos alertas sobre bienes culturales robados en Cusco 169
Nuestros números anteriores
PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Mauricio Macri

MINISTRO DEL INTERIOR,


OBRAS PÚBLICAS Y VIVIENDA
Rogelio Frigerio

SECRETARIO DEL INTERIOR


Sebastián García De Luca

DIRECTOR DEL ARCHIVO GENERAL


DE LA NACIÓN
Emilio Leonardo Perina

EDITOR
Emilio Leonardo Perina

REDACTORES PRINCIPALES
María Teresa Fuster
María Jaeschke
Ricardo de Titto

DISEÑO
María Jaeschke

Número 13: diciembre de 2018


ISSN: 2524-9592

COLABORADORES
DE ESTA EDICIÓN
Sabrina Ajmechet
Graciela Batticuore
Marcela D’Angelo
Roberto L. Elissalde
Diego Fischerman
Gladys Garay
Ana Laura Lanteri
Sol Lanteri
María Rosa Lojo
Para leerla online:
Fernanda Mansilla
www.issuu.com/legadolarevista Mariano Ostuni
Para descargarla: Luciano de Privitellio
www.agnargentina.gob.ar/revista.html Marcela Ternavasio
Carolina Tocci

Fotografía de tapa: Av. Leandro N. Alem 246 C1003AAP - CABA


Artistas nacionales, 1928. Teléfono: (54 11) 4339-0800 int. 71037
Archivo General de la Nación (Argentina). Departa-
mento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. E-mail: revistadigitalagn@gmail.com
Inventario 1561.
EDITORIAL
“La existencia social de las mujeres es aún de- No falta desde ya, la mirada sobre algunas
masiado vaga e incierta. Todo es arbitrario res- “notables” de nuestra historia, como Victoria
pecto de ellas.” Esta es la rotunda afirmación Ocampo, Alicia Moreau, Eva Duarte, Julieta
con que comienza el decreto que, el 2 de enero Lanteri o María Elena Walsh pero el acento
de 1823, creó la Sociedad de Beneficencia y —incluso cuando la protagonista es decisiva—
asignó a las damas integrantes de la Sociedad está puesto sobre los procesos sociales y la ubi-
“la dirección e inspección de las escuelas de cación de la mujer en ellos. Convocamos para
niñas”, así como de la Casa de Expósitos, la ello a destacados escritores, historiadoras e his-
Casa de Partos Públicos y Ocultos, el Hospital toriadores, investigadores y docentes, críticas y
de Mujeres, el Colegio de Huérfanas y todo es- críticos musicales y literarios, y luchadoras por
tablecimiento público “dirigido al bien de los los derechos humanos con perspectiva de gé-
individuos de este sexo”. nero, que con sus variados aportes enriquecen
La intensidad que las problemáticas de gé- esta edición que dedicamos a ellas. Una galería
nero han adquirido en los últimos tiempos nos de imágenes de nuestro acervo ilustran la his-
demuestra que aquel largo camino emprendido toria de la mujer y embellecen estas páginas.
en la década siguiente a la Revolución de Mayo
tiene aún mucho recorrido por delante. De allí
que nos resultó oportuno visitar distintos mo-
mentos de la cuestión de la mujer, tanto del siglo
xix y el xx como del presente, para ayudar, des-
de distintos abordajes, a un necesaria reflexión. Emilio L. Perina

Alicia Moreau de Justo con Jorge Luis Borges, 1985.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 73833.
SOBRE EL ARCHIVO

Procesos de conservación en imágenes químicas


La experiencia del Área de Conservación-restauración en la
intervención de negativos al colodión húmedo
por Gladys Garay*, Mariano Ostuni**

El presente trabajo aborda la experiencia de intervención realizada


sobre el subfondo Christiano Junior; sección Estudio Fotográfico
Florida; serie Retratos, primer eslabón en la clasificación del Fondo
Witcomb que hoy forma parte del acervo documental del Archivo
General de la Nación Argentina.

La fotografía es el resultado de un proceso del estilo de John Elliot, John Bennet, Thomas
físico-químico del cual se obtienen imágenes a Helsby, Adolfo Alexander, quienes fueron re-
partir de la acción directa de la luz sobre un conocidos por su trabajo entre las más acomo-
soporte fotosensible. Dadas las características dadas clases sociales; y el segundo data del año
constitutivas de la fotografía es que surge la 1867 cuando José Christiano de Freitas Henri-
necesidad de aplicar criterios de conservación ques Junior establece su estudio ofreciendo como
adecuados, en pos de garantizar su permanen- novedad la técnica del colodión húmedo, por
cia en el tiempo. medio de la cual se lograban numerosas copias
En la actualidad podemos encontrar nu- en soporte papel a partir de un mismo negativo.
merosas colecciones y fondos documentales La técnica fotográfica al colodión es co-
que están conformadas por este tipo de ma- nocida como una de las antecesoras de la fo-
terial fotosensible. Atender rigurosamente este tografía analógica de revelado químico. Se
tipo de documentos fotográficos representa, ubica cronológicamente entre la técnica de
aún hoy en la era digital, un desafío continuo daguerrotipo y el soporte flexible de nitrato,
para la Conservación. que luego dio lugar a los acetatos y a la foto-
En Argentina se encuentran dos momen- grafía color (1839-1935). Durante este perío-
tos claves en el desarrollo de la fotografía do se desarrollaron numerosas técnicas que
de carácter social: el primero entre los años sirvieron de estudio y perfeccionamiento de
1843-1846 con el arribo de daguerrotipistas los procesos fotográficos.

Retrato del subfondo Christiano Junior.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 0531. Nro de placa: 18381.

*Es Lic. en Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Desde el 2010 coordina el Área de Conservación y
Restauración del Archivo General de la Nación.
**Es coordinador del Área de Digitalización.

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proyecto christiano junior

Por iniciativa del Departamento de Documen- factores de riesgo directos e indirectos como
tos Fotográficos y en acuerdo con las Áreas de fuerza física, sobre-exposición a la luz, fluc-
Conservación - Restauración y de Digitaliza- tuaciones ambientales, incluso vandalismo o
ción se presentó el proyecto de intervención extravío. Para ello se contó con el asesora-
sobre el Fondo Witcomb para la identifica- miento de profesionales de la fotografía, espe-
ción, descripción y estabilización del mismo. cíficamente de fotógrafos que aún practican y
El objetivo principal busca la normalización enseñan las técnicas de colodión.
del fondo en materia archivística, la estabili- El trabajo se organizó de la siguiente manera:
zación y acondicionamiento de los soportes I. Identificación y reconocimiento de técnicas
sensibles, la descripción de su contenido y las y materiales.
directrices necesarias para garantizar el acce- II. Identificación y reconocimiento de deterioros.
so público. La propuesta inicial desde el Área III. Procedimientos de intervención y estabilización.
de Conservación - Restauración dictaba el re- IV. Conclusiones.
levamiento, evaluación y diagnóstico del esta- Para abordar este trabajo se realizó una
do de conservación de cada placa fotográfica investigación general y particular de técnicas,
para luego planificar su intervención. materiales y procedimientos, buscando la me-
En primera instancia se identificó el sufon- jor alternativa de intervención y siguiendo los
do Christiano Junior con una cantidad total de criterios básicos de Conservación: mínima in-
1.016 placas. Se trabajó sobre la serie Retratos, tervención; respeto por el original e historici-
contabilizando e inventariando cada una de ellas. dad de cada pieza; compatibilidad de materia-
Luego de esa identificación, el Área de les utilizados en cada instancia; reversibilidad
Conservación – Restauración recibió el pri- de los procedimientos e inalterabilidad física y
mer lote de placas fotográficas (4 cajas de estética de las piezas.
aproximadamente 20 placas cada una) con el
objetivo de determinar su estado general. Una i. identificación y reconocimiento de
vez realizado el análisis se comenzó a inves- técnicas y materiales
tigar la técnica y los materiales constitutivos.
Este estudio logró determinar la identifica- Para esta primera parte del trabajo se logró
ción de deterioros propios y ajenos al proceso una aproximación al proceso original de la
fotográfico, las alteraciones fisicoquímicas, técnica fotográfica mediante la realización de
las modificaciones intencionales propias de la un taller práctico de colodión, donde se expe-
actividad y las posibilidades de intervención, rimentaron la manipulación de materiales, los
más allá de realizar una limpieza superficial y tiempos de ejecución, los resultados obtenidos
guarda en contenedores adecuados. y el establecimiento de parámetros comparati-
La planificación del Proyecto Christiano vos entre un proceso reciente y las reacciones
Junior incluyó un programa de conservación de los componentes en el tiempo. Asimismo,
donde se garantizó la correcta manipulación, se investigaron las aplicaciones de esta técni-
registro, digitalización y sistema de guarda ca a nivel social y comercial, los métodos de
permanente buscando minimizar aquellos registro y de encargos del estudio fotográfico,

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la difusión y repercusión que logró la fotogra- posición de la irradiación uv (habitualmente
fía en Argentina durante el siglo xix. a luz natural directa).
Para determinar los mecanismos a aplicar Una vez completada esta etapa, la placa se
en la estabilización y acondicionamiento fue encuentra lista para revelar la imagen final.
fundamental identificar la técnica y los mate- La principal característica de este método es
riales que forman parte de la pieza documental que el colodión debe permanecer en estado hú-
afectada. En primer lugar, y por definición, el medo durante todo el proceso, motivo que le
colodión es la disolución de un producto deri- otorga nombre a la técnica.
vado de la celulosa en un disolvente orgánico. Existen dos maneras de obtener una imagen
Los principales componentes son la nitrocelu- por medio de esta técnica: positivo directo de
losa disuelta en éter y alcohol que, expuesta al cámara o negativo. El primero trata de piezas
aire, forman una masa sólida, tenaz y transpa- únicas ya que no admite la realización de co-
rente de aspecto similar a una lámina de celo- pias, el soporte para la captura de imagen es el
fán. Sus propiedades químicas dan cuenta de soporte final de la fotografía.
su densidad, incompatibilidad con el agua (in- Tal es el caso de los ambrotipos (colodión
miscible en agua) y bajo punto de inflamabili- sobre placa de vidrio y revelado directo por
dad (18°C). Además, ha tenido aplicaciones en medio de una baño en solución de: ácido
diversos campos como el de la medicina, el de acético + sulfato ferroso + alcohol etílico +
la producción de explosivos, de textiles y fue, agua destilada); y ferrotipos (mismo proceso
durante treinta años, el componente base en la pero sobre placa metálica). Por su parte, los
producción de las primeras placas fotográficas. negativos tienen la particularidad de admitir
El colodión como proceso fotográfico data copias en papel salado, obteniendo numero-
del año 1850 cuando el investigador y fotógra- sas reproducciones de una misma imagen.
fo Gustave Le Gray comienza a experimentar Si bien la técnica es la misma, varía en pro-
con el uso de este compuesto como aglutinan- porciones de productos, cantidad de baños y
te de las sales de plata, consiguiendo imáge- tiempos de exposición.
nes mediante el revelado con sulfato de hierro El papel salado o papel a la sal es un pro-
amoniacal. Un año después Frederick Scott ceso al que se somete una lámina de papel de
Archer, artista plástico, hace pública la técnica algodón y se la embebe en cloruro de sodio y
y se consagra como el inventor, dando lugar al sales de plata para foto-sensibilizarla. La ima-
desarrollo de técnicas fotográficas tales como gen se logra a partir de activar los compuestos
ambrotipos, ferrotipos, colodión húmedo y co- suspendidos en la placa por transferencia so-
lodión seco, sentando el precedente de las téc- bre papel salado luego de ser ambos expuestos
nicas analógicas de las fotografías modernas. a irradiación uv. Este proceso determinará el
El colodión húmedo trata de un procedi- positivado de la imagen.
miento en donde se vierte este aglutinante A partir del positivado se obtienen impre-
en estado líquido sobre una placa de vidrio siones o copias de igual medida que la imagen
para luego someterla a un baño de solución en la placa de vidrio. Este tamaño va a depen-
de nitrato de plata. Una vez sensibilizada es der de la placa utilizada, del tipo de cámara
colocada en el chasis de la cámara donde se fotográfica y de las lentes u objetivos con los
realiza la captura de imagen a través de la ex- que se trabajen.

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Arriba: Uno de los álbumes de retratos de Christiano Junior.
Departamento Documentos Fotográficos. Álbum Christiano Junior Nº3 (CJ3).
Abajo: Ejemplo de placa y su respectiva copia en el álbum de contactos.
Departamento Documentos Fotográficos. Izquierda: Inventario 0473; Derecha: Álbum Christiano Junior Nº7, inventario 18381.

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De acuerdo con la datación del proceso de ii. identificación y reconocimiento
colodión como técnica fotográfica, podemos de deterioros
encontrar dos formatos estandarizados en la
comercialización de retratos y fotos de estudio: A partir de la investigación y la práctica
Tarjeta de visita y Gabinete. Los mismos logra- de taller fotográfico realizado, se logró
ron gran popularidad y demanda ya que, emu- discernir entre las alteraciones propias de
laban el formato de un daguerrotipo y permi- los componentes, las marcas intencionales
tían ser exhibidos en sociedad. Por otro lado, producidas durante el proceso fotográfico
la incorporación de los álbumes comenzaba a y los factores de deterioro que, a simple
ser una costumbre cada vez más instalada en- vista, pueden ser confundidos por su forma
tre las familias más acaudaladas. La actividad o aspecto.
comercial también quedaba registrada a través Antes de continuar con la descripción de
de álbumes en donde se dejaba asentado el nú- factores de deterioro, cabe destacar que el
mero de placa junto con una muestra fotográ- Fondo documental trabajado contaba con un
fica del retrato realizado. Cabe destacar que sistema de guarda propia que incluía la unidad
los álbumes del estudio Christiano Junior fue- de conservación con el listado de placas con-
ron una herramienta fundamental en la identi- tenidas y un sobre de polietileno cubriendolas
ficación del subfondo ya que los negativos en individualmente con la inscripción del núme-
sí mismos no cuentan con información preci- ro de placa correspondiente. Esta información
sa. Solo encontramos etiquetas con número de sirvió de guía para organizar el espacio y la se-
placa y, en algunos casos, inscripciones aisla- cuencia de trabajo de manera que no se altere
das del contexto, por ejemplo, la inscripción el orden original.
“6-R” que presupone el número de reproduc- A pesar de contar con un doble sistema de
ciones solicitadas. guarda (unidad de conservación y un sobre de
polietileno) el factor de deterioro detectado, en
la gran mayoría de las placas, fue la presencia
de suciedad superficial y adherida, además se
identificaron alteraciones que fueron clasifica-
das según: soporte, emulsión, barniz y modifi-
caciones intencionales.
En cuanto a las modificaciones intenciona-
les se identificaron incisiones en forma oval
sobre el contorno de la imagen, delimitando
el margen de la copia; residuos de adhesiones
utilizadas en la colocación de marcos de papel
sobre el contorno de la imagen seleccionada;
retoques realizados por incisión superficial
en rostros y vestimentas; etiquetas e inscrip-
ciones que identifican la placa, el pedido y la
condición de la imagen final - “Nro 18365
Retrato de Christiano Junior.
Colección Mirta y Miguel Ángel Cuarterolo. - B6- fondo Rembrandt”.

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Glosario de deterioros y modificaciones intencionales.

Una vez completado el reconocimiento, re- de incidir en el estado de conservación, forma


gistro y fichaje de cada caso, se decidió la técni- parte de la historicidad de la pieza documental. A
ca y los materiales a utilizar de manera indivi- partir de esto, se evaluó el alcance de la interven-
dual para la estabilización y acondicionamiento ción, procurando no alterar la información que
de las piezas. Durante esta instancia se realizó nos aporta cada uno de estos elementos, sabien-
un registro fotográfico de los casos expuestos do que, si bien son ajenos a la técnica, forman
que sirvió para la elaboración de una publica- parte de la producción fotográfica.
ción que complementa el trabajo realizado por Asimismo, se estabilizaron las condiciones
el Área de Conservación - Restauración. físicas que representaban un riesgo latente o
La identificación de deterioros, la recopila- activo, como en aquellos casos en los que el so-
ción de datos técnicos y el manejo de informa- porte presentaba vulnerabilidad a la manipu-
ción precisa nos permitió reconocer mecanismos lación o potencial pérdida por desplazamiento
propios de la actividad comercial la cual, a pesar de fragmentos sueltos.

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iii. procedimientos de intervención Luego de realizar esta evaluación se obtuvo
y estabilización la siguiente información:
-Unidad de conservación= caja de cartón forra-
A partir de realizar el relevamiento inicial, la da, con cierre deslizable en sentido horizontal
identificación y clasificación de factores dete- de 26 cm x 16 cm x 6 cm, peso parcial= 4 kg.
rioros, junto con la información complementa- -Placa fotográfica= lámina de vidrio de 24,5
ria recopilada durante la investigación prelimi- cm x 15 cm x 1,5 - 3 mm - peso parcial= 18 g.
nar, se formuló un listado de procedimientos A partir de estos datos, se decidió desdoblar la
adecuados para cada caso. cantidad de placas y colocarlas en dos unidades de
En una primera instancia se organizaron conservación (10 placas por cada unidad de conser-
los datos generales: volumen y peso total de la vación). No obstante, este nuevo sistema de guarda
unidad de conservación; tamaño y disposición mantuvo asociada la información del orden origi-
de cada placa en el interior del contenedor. nal, pero transcribiendola en un nuevo formato.

Para realizar la intervención directa sobre las 4. Se confeccionó una bandeja solapada
placas se llevaron adelante los siguientes pasos: para su guarda individual que incluye la ficha
1. Se realizó un registro fotográfico tal como técnica en donde se describen los datos de ar-
se encontró en el interior de la caja. chivo, las características de la imagen y el esta-
2. Se retiró el film protector (polietileno). do de conservación inicial y final.
3. Se determinó el tipo de acondicionamien- 5. Se confeccionó una unidad de conservación
to que sería necesario aplicar: limpieza, con- acorde a las necesidades del conjunto de placas a
solidación, estabilización total o parcial, retiro contener en donde se colocó un sistema de bu-
de elementos ajenos y nocivos. ffer para regular humedad y contención física.

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El tratamiento de acondicionamiento se ya que cada sector presenta diferente resisten-
planteó en tres tramos: anverso (lado de la pla- cia mecánica, solubilidad y demás propiedades
ca que contiene la emulsión); reverso (vidrio), físicas propias del sistema de materiales que
y perímetro o laterales. Esto se tuvo en cuenta forman el negativo fotográfico.

Limpieza en seco sobre emulsión. Limpieza húmeda sobre reverso (vidrio).

Limpieza de los laterales.

Cabe mencionar que los insumos y herra- es decir, que se optó por aplicar un adhesivo
mientas también tuvieron su selección previa, acrílico por goteo sobre puntos de anclaje por
ya que debían garantizar la compatibilidad, re- fuera de la zona de emulsión.
versibilidad y efectividad en cada proceso. Este procedimiento se completó confeccio-
En los casos más complejos en donde el nando soportes auxiliares de encastre siguien-
soporte principal (vidrio) se encontraba frag- do la forma de la rotura o faltante y un peque-
mentado se realizó una consolidación remota, ño marco perimetral de contención.

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Soporte auxiliar y de encastre.

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Por otro lado, se contempló el proceso de di- rencias) con los siguientes parámetros de captura:
gitalización como último eslabón del circuito de -Resolución: 1200 dpi
trabajo con el objetivo de obtener como resul- -Profundidad de color: 48 bits
tado los positivos de las placas. Para esta etapa -Tipo de imagen: negativo color
se confeccionaron bandejas suplementarias que -Formato de imagen master: tiff sin compresión.
permitieron a los operadores trabajar de una Además del proceso de captura se procedió a
forma cómoda y realizar una mínima manipu- completar esta información como parte de los me-
lación de las placas fragmentadas. Además, se tadatos técnicos en la base de datos confeccionada,
utilizó el suplemento de Myler, un tipo de ma- para así tener registro completo de todo el proceso.
terial que cuenta con las propiedades necesarias El momento de la intervención es siempre el
para contener los fragmentos durante el proce- más crítico.Determinar el alcance en función
so de digitalización, sin interferir en el resultado de los resultados deseados y posibles marca el
de la imagen y, lo que es más importante, sin equilibrio que se debe sostener a lo largo del
tener que manipular los fragmentos por sepa- trabajo de conservación. En todos los casos,
rado al momento de ser trasladado al scanner. los procesos de intervención y estabilización
A raíz de los datos relevados en las fichas de deben garantizar la integridad física y estéti-
conservación de cada placa, se pudieron agili- ca de los documentos, contemplando todos y
zar los procesos de nomenclatura y guarda de cada uno de los aspectos que transformaron a
las imágenes digitales. ese objeto en una pieza documental.
El método de captura de imágenes fue reali- Seleccionar los materiales, herramientas y
zado en scanners de cama plana (modelo Epson mecanismos adecuados va a ser el paso que de-
Expression 10000 XL con adaptador de transpa- termine el éxito de la intervención.

Procesos de digitalización.

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iv. conclusiones

Reflexionando sobre la experiencia de trabajo, • Se realizó un informe final donde se ex-


destacamos los puntos claves que marcaron el puso la experiencia de trabajo y los resultados
desarrollo de cada tarea y que resultaron fun- obtenidos.
damentales para la comprensión de los diver- Por último, y en función de los resultados
sos enfoques temáticos: logrados a partir de esta metodología de tra-
• El relevamiento del contexto histórico bajo, del compromiso asumido y del impulso
permitió comprender la actividad fotográfi- generado durante el desarrollo del mismo, es
ca y su relación con la sociedad, conociendo que se pretende dar continuidad en nuevos
los mecanismos comerciales adoptados como proyectos que representen el mismo nivel de
símbolo de modernidad y progreso de la Ar- desafío, enriqueciendo la labor del equipo de
gentina del siglo xix. trabajo y aportando herramientas científico-
• La posibilidad de experimentar la técni- técnicas que complementen al acervo docu-
ca fotográfica brindó las herramientas nece- mental que el Archivo General de Nación tie-
sarias para reconocer materiales, alteracio- ne en custodia.
nes físico-químicas y modificaciones inten-
cionales que forman parte de la producción integrantes del equipo de trabajo
fotográfica. Es importante destacar que los
negativos fotográficos son la matriz de lo Integrantes del equipo de trabajo en el Área de
que luego trasciende como copia, reproduc- Conservación y Restauración del Archivo Ge-
ción o fotografía. neral de la Nación:
• Las intervenciones sobre piezas docu- • Gladys Garay es Lic. en Conservación y Res-
mentales sensibles deben tener un alcance tauración de Bienes Culturales. Desde el 2010
medido y preciso, respetando los tiempos y coordina el Área de Conservación y Restaura-
priorizando el análisis previo tanto de los ción del Archivo General de la Nación.
procedimientos como los métodos aplicados • Carolina Luaces es Lic. en Artes.
antes, durante y después de completar cada • Héctor Fernández es Diplomado en Investiga-
etapa. ción y Conservación de fotografía documental.
• Las fotos de los álbumes de contacto • Valeria Roa es Lic. en Fotografía y Diseñado-
muestran un recorte del negativo asociado. ra Gráfica.
La posibilidad de positivar un negativo
bien conservado permite reponer la imagen Integrantes del equipo del Área de Digitaliza-
en su totalidad, fiel y con los detalles propios ción del Archivo General de la Nación:
de la técnica colodión húmedo. • Mariano Ostuni (coordinador del Área de
• La digitalización es una herramienta fun- Digitalización), Fernando Torres, Javier Cape-
damental no solo para positivar los negativos, lli, Marta Gaeta, y Nydia Pagani.
sino también para garantizar el acceso públi-
co de este tipo de documentación ya que, por Colaboradores del proyecto: Mariana
su sensibilidad y trascendencia, no sería posi- Avramo, Mercedes Acosta Quintas, Irina
ble de otra manera. Sánchez, y Norma Escudero. V
17
18
Una mujer que desafió a los reyes
Algunos momentos de la trayectoria de
Carlota Joaquina de Borbón*
por Marcela Ternavasio**

En este artículo me propongo presentar algunos tramos de la trayectoria


de Carlota Joaquina de Borbón con el objeto de problematizar ciertas
cuestiones vinculadas a su condición femenina y a las disputas de poder
desatadas durante su residencia en Río de Janeiro, las cuales incidieron
en las políticas desplegadas en el Atlántico sur y, especialmente, en los
territorios que conformaron el Virreinato del Río de la Plata con capital
en Buenos Aires.

La historiografía académica se viene ocupan- Como sabemos, el casamiento regio era en


do, desde hace varios años, del papel político y el Antiguo Régimen una materia de Estado.
jurídico que desempeñaron las reinas, prince- El matrimonio representaba una alianza entre
sas, regentes y consortes en las monarquías de dinastías y el objetivo central que las mujeres
la época moderna. Al calor de las renovaciones cumplían en él era garantizar el linaje y la su-
que ha experimentado la disciplina histórica cesión monárquica para evitar los peligrosos
y, en especial, la dedicada a problemáticas de interregnos que se producían ante la muerte
género, se multiplicaron los estudios sobre las de un rey. A estas funciones tradicionales en
mujeres pertenecientes a las casas soberanas. pos de perpetuar la dinastía como esposas y

* En el presente artículo retomo cuestiones que desarrollé en publicaciones anteriores. En pri-


mer lugar, incluyo algunos fragmentos del libro de mi autoría Candidata a la Corona. La infanta
Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispanoamericanas, Buenos Aires, Siglo xxi,
2015. Por otro lado, integro algunos tópicos que analicé in-extenso en artículos publicados en las
siguientes revistas: Historia y Política (38, 2017/2), Hispania (78/260, 2018/4), Historia Crítica
(70, 2018/4). En esta ocasión, los temas ya abordados en las publicaciones citadas se orientan a
problematizar el eje sobre el que se organiza el presente número de Legado: el papel de la mujer
en perspectiva histórica.
** Es doctora en Historia (uba), Profesora titular Historia Argentina I (fhya/unr), investigadora
del conicet (iech/unr).

Página anterior: Retrato de Carlota Joaquina de Borbón. Óleo sobre tela, autor anónimo.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 271104.

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madres de reyes, o en la posición de gobierno obstante, en el marco de esa función central
como regentes o reinas titulares, se fueron que las colocaba como núcleos sustentadores
sumando otras. Las “mujeres reales” comen- de las familias reales en sus funciones repro-
zaron a asumir nuevos roles en las esferas de ductivas, la trayectoria de Carlota presenta
poder y muchas de ellas supieron aprovechar ciertas peculiaridades. Y tal vez la peculia-
los resortes que les daba su vinculación al ridad más destacable sea el hecho de haber-
trono para influir en las decisiones de las ca- se convertido en la primera princesa viajera
sas soberanas. Estos roles, por la propia con- transatlántica que tocó tierra americana.2
dición femenina de quienes los encarnaban, Así, su primer viaje a Lisboa formó parte
solían producir desconcierto y hasta serias de los clásicos traslados que implicaban los
resistencias entre los poderes involucrados. enlaces dinásticos. Los contratos matrimonia-
Las reinas, princesas o regentes quedaban así les estipulaban hasta los más mínimos deta-
sujetas a los discursos de género subyacentes lles de las mudanzas que la mayoría de las
en los diversos momentos que atravesaban princesas emprendían a sus tierras de destino
las monarquías y su condición excepcional para cumplir con el mandato que la tradición
procedente del linaje no las liberaba de las les asignaba. Pero el resto de los viajes que la
representaciones vigentes en torno a lo fe- infanta realizó –e incluso los que soñó realizar
menino.1 Tal fue el caso de Carlota Joaquina y quedaron frustrados– salían completamen-
de Borbón, en cuya trayectoria se concentra te de los cánones y modelos contemplados
este artículo. en las monarquías de la época. Marcado por
Carlota Joaquina nació en 1775 en el seno las profundas transformaciones que provocó
de la familia real española; era la hija mayor la Revolución Francesa desatada en 1789, el
del rey Carlos IV de España y de María Luisa viaje de los Braganza a Brasil, en el que se mo-
de Parma. A los diez años de edad abandonó vilizaron miles de portugueses (funcionarios,
su tierra natal y se trasladó a Lisboa para nobles y dependientes) para huir del dominio
contraer matrimonio con João de Bragan- francés, fue un acontecimiento absolutamente
za, convertido a partir de 1799 en príncipe extraordinario, y el regreso de la familia real
regente y luego en rey de Portugal. A fines a Lisboa también fue un viaje forzado por la
de 1807, con el avance de las tropas napo- situación política portuguesa, afectada por la
leónicas sobre el territorio luso, el gobierno revolución liberal de 1820.
portugués decidió trasladar la sede de la mo- En estas breves páginas me propongo,
narquía a su principal colonia de Brasil. Car- pues, presentar algunos tramos de la trayec-
lota acompañó a todo el séquito real a tierra toria de Carlota Joaquina para exhibir ciertas
carioca –no sin presentar resistencias– y el cuestiones vinculadas a su condición femeni-
regreso de Río de Janeiro a Lisboa se pro- na y a las disputas de poder que la tuvieron
dujo en 1821, en el marco de la revolución por protagonista durante su residencia en Río
liberal portuguesa. Este sería su destino final, de Janeiro; tramas y disputas que incidieron
donde murió en 1830. en las políticas desplegadas en el Atlántico sur
La vida de la infanta española presenta, y, especialmente, en los territorios que confor-
pues, rasgos comunes con las biografías de maron el Virreinato del Río de la Plata con
princesas, reinas y regentes de la época. No capital en Buenos Aires.

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Imágenes… y leyendas desenfrenada de la infanta a la de su marido,
representado habitualmente como bondadoso y
Abordar la trayectoria de Carlota Joaquina víctima de los malignos designios de su esposa.
desde una perspectiva que problematice su En la construcción de dicha leyenda con-
condición femenina implica reconocer dos tribuyó mucho la historiografía portuguesa de
presupuestos a primera vista muy obvios. El tendencia liberal, por cuanto Carlota lideró el
primero es que dicha trayectoria se desarro- partido absolutista luso en los años ’20, lue-
lló, por cierto, dentro los cánones estableci- go de su regreso a Portugal. Por otro lado, los
dos en su época para el género al que perte- rasgos de su carácter y a veces sus temerarias
necía. No es necesario abundar en los valores acciones colaboraron también a sostener esta
que conformaban esos cánones, inscriptos en imagen. Los documentos y testimonios disponi-
concepciones éticas y morales que oponían las bles exhiben una trayectoria vital dominada por
representaciones de lo femenino (mujer-ins- intrigas, espionaje, traiciones o delaciones y un
tinto-naturaleza) a las del mundo masculino mundo político en el que la infanta, sin aban-
(hombre-razón-cultura). El segundo supone no donar nunca su adhesión a los principios del
perder de vista que Carlota poseía el carácter absolutismo monárquico, buscó adaptarse a las
excepcional del linaje que la distinguía –junto nuevas lógicas que imperaban en las relaciones
a las otras mujeres de su estirpe– del resto de de poder, desafiando muchas veces el rol asigna-
las comunes mortales. En esa doble dimensión, do a las mujeres dentro y fuera de la Corte.
y por ser la princesa una pieza fundamental
de unión dinástica entre dos monarquías –la La leyenda negra
Casa de Braganza reinante en Portugal y la de
Borbón, de España– que atravesaron simultá- El punto de partida de esa leyenda negra en
neamente acontecimientos extraordinarios, es la historiografía portuguesa encuentra en los
posible observar los dilemas domésticos, jurí- episodios ocurridos en 1806 un argumento
dicos y políticos que asumían las cuestiones de que alimenta la imagen de una mujer con irre-
género en el tránsito del Antiguo Régimen al frenables ambiciones de poder. Durante ese
orden posrevolucionario a escala transatlánti- año, frente a una prolongada enfermedad del
ca y las formas en las que la protagonista de príncipe regente que se temía similar a la de-
este ensayo los enfrentó. mencia que sufría su madre, la reina María I,
Desde ambas perspectivas, Carlota Joaqui- un sector de la nobleza portuguesa tramó en
na se presentó siempre como una figura polé- Lisboa una conspiración que buscó elevar a
mica. Los relatos más difundidos en clave di- Carlota a la Regencia del reino. La conspira-
vulgativa sobre su trayectoria se conformaron ción fue descubierta y los involucrados casti-
en torno a una suerte de leyenda negra que la gados; con la infanta las relaciones conyugales
presenta como mujer intrigante, conspiradora, habrían quedado severamente resentidas si no
ambiciosa, lujuriosa, carente de belleza y de definitivamente rotas. Durante ese episodio, la
dotes femeninos, y dueña de una inteligencia correspondencia de la infanta con sus padres,
sagaz y calculadora.3 Los cánones antes men- Carlos IV y María Luisa, exhibe sus quejas por
cionados sobre los modelos de mujer virtuosa el estado en el que se encontraba su marido.
nutrieron estas imágenes que oponían la pasión Carlota les transmitía a sus progenitores “que

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el Príncipe está cada vez peor de la cabeza, y tos de poder, Carlota disputó contra su propio
por consecuencia esto va todo perdido”.4 La marido –fallecido en 1826– y luego contra su
princesa le pedía a su padre que enviara a Por- hijo Pedro –coronado emperador de un Brasil
tugal “una intimación de que quiere que yo independiente en 1822– al apoyar los golpes y
entre en el despacho, y que no acepta réplica conspiraciones contra el movimiento constitu-
por si la diere”.5 En este pedido, que solapaba cionalista y al promover al trono de Portugal
la intimidad del matrimonio con los asuntos al infante Miguel, coronado finalmente como
públicos, es posible advertir los diferentes roles rey absoluto en 1828.
que asumían las mujeres en sendas monarquías En el interior del arco temporal que trazan
y las disputas que tales roles despertaban en estos episodios sucedidos durante su residen-
las Cortes y gabinetes. Como esposa consorte, cia europea, Carlota encontró en América un
la princesa reclamaba ocupar el lugar que su terreno particularmente favorable para dispu-
madre, su abuela y su bisabuela habían teni- tar espacios de poder. Su condición dinástica
do; esto es, no quedar marginada de las discu- la habilitaba a postular reclamos jurídicos im-
siones de despacho en el Consejo, un espacio pensables hasta 1808 y a la vez su condición
que la Corte bragantina no parecía dispuesta femenina la limitaba en sus objetivos de asu-
a darle a Carlota.6 En este punto, la infanta se mir el papel político que ella aspiraba tener.
veía reducida a cumplir el rol de garantizar la En este tramo, la princesa actuó tanto en el
sucesión a través de su descendencia –rol que espacio público como en las sombras y luchó
venía cumpliendo desde 1793– y a abandonar en diversos frentes para incidir a su favor en
sus ambiciones de incidir en el mundo de la las correlaciones de fuerzas imperantes. De la
política. La conspiración de 1806 y la oferta abigarrada maraña de hechos que se suceden
de colocarla a la cabeza de la Regencia era no en esos años me referiré solo a tres momentos
solo una gran oportunidad sino también un que revelan tres estrategias diferentes. El pri-
modo de resarcirse de la insatisfacción acumu- mero remite al manifiesto que firma la infanta
lada por sentirse desplazada de los ámbitos de- en agosto de 1808 y que se inscribe en una es-
cisorios de la monarquía portuguesa. trategia jurídica de Antiguo Régimen; el segun-
A su vez, el punto de llegada de la leyenda do describe una de sus acciones temerarias po-
negra es, como dije, el liderazgo que asumió niendo en juego la doble condición –doméstica
Carlota Joaquina entre los grupos más abso- y pública– de su calidad de mujer dinástica; el
lutistas y reaccionarios de Portugal. La revolu- tercero nos conduce al debate en España sobre
ción liberal iniciada en Oporto en 1820 obligó la ley de sucesión, cuando la princesa parece
a João VI, ya convertido en rey, a emprender inclinarse por una estrategia política que in-
el regreso a Lisboa. Una vez allí, Carlota se tegra las novedades que trajeron consigo los
convirtió en la figura más polémica del país: procesos revolucionarios.
mientras el rey se avenía a ser un monarca
constitucional, su esposa se rehusó a jurar la Primer momento: disputar la Regencia en
constitución portuguesa. Este rechazo la con- América
denó al encierro en el palacio de Queluz y la
colocó como figura prominente del partido ab- Carlota Joaquina se resistió hasta último
solutista. En el epicentro de intrigas y conflic- momento a embarcarse en los navíos que,

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custodiados por la armada británica, traslada- del hermano de Carlos IV, Gabriel de Borbón,
ron a la Corte de Braganza a Río de Janeiro. El y de la infanta Mariana Victoria de Portugal,
plan de abandonar Europa para dirigirse a un quien al quedar huérfano de pequeño fue en-
mundo desconocido, connotado por el imagi- viado a la Corte de Braganza para criarse con
nario de la época como una tierra exótica do- su familia materna. El segundo manifiesto es-
minada por la incivilidad de sus habitantes y taba dirigido por Carlota Joaquina a los “fieles
de sus costumbres, le resultaba sencillamente vasallos de su Majestad Católica”; el tercero
inimaginable. En el largo viaje, que se prolon- era la respuesta del príncipe regente a la “Justa
gó por tres meses, la infanta experimentó el Reclamación”; y el cuarto estaba firmado sola-
hacinamiento y las incomodidades del trasla- mente por Pedro Carlos.9
do. Desde uno de los navíos, un teniente in- Los cuatro documentos coincidían en de-
glés describía la situación de las “mujeres de nunciar como ilegales las abdicaciones de los
sangre real y de las más altas estirpes, criadas Borbones por considerar que eran fruto de la
en el seno de la aristocracia y de la abundan- fuerza aplicada por Bonaparte y en reclamar,
cia”, obligadas a padecer los fríos y tormentas por el momento, el ejercicio de una Regencia
de mares desconocidos, amontonándose “en la en los dominios españoles americanos por par-
mayor promiscuidad” y “privadas de cualquier te de los legítimos “representantes de la casa
confort y hasta de las cosas más necesarias de Real de España” que se hallaban en Brasil.10
la vida”.7 Estas coincidencias, sin embargo, no ocultaban
Luego de estos padecimientos, pocos meses la disputa interna que las subtendían: en Río
después de arribar a Brasil, Carlota tomó co- de Janeiro había dos miembros del linaje bor-
nocimiento de lo ocurrido en España en mayo bónico. ¿Cuál de ellos sería el que la Corte de
de 1808, cuando su hermano, el rey Fernan- Braganza apoyaría en esta jugada que ponía
do VII, y su padre Carlos IV, renunciaron a la en jaque los equilibrios de las alianzas entre las
Corona española en favor de Napoleón Bo- potencias? Cabe recordar que Portugal, a esa
naparte y este en favor de su hermano José. altura, dependía más que nunca de la protec-
Estas noticias le abrieron un nuevo horizonte. ción británica y que España, enfrentada a am-
El cautiverio de toda la familia real borbónica bas potencias hasta la ocupación napoleónica,
en Francia le daba la oportunidad de reclamar pasaba ahora a ser su aliada contra Francia.
para sí el “depósito” del poder real para ejercer En ese contexto, Carlota supo mostrar una
provisoriamente el gobierno de la monarquía gran autonomía de acción que la enfrentó a su
vacante hasta tanto España fuera liberada del propio marido y a los objetivos del gabinete
dominio francés. luso. El plan del gobierno portugués consistía
La respuesta desde Brasil a esta situación en establecer una Regencia en América encabe-
extraordinaria que vivía España no se hizo zada por Pedro Carlos de Borbón, una figura
esperar. En agosto de 1808, la Corte de Bra- a la que los testimonios de los contemporá-
ganza emitió cuatro manifiestos. El primero neos le atribuyen carácter tímido y pusilánime,
es la “Justa Reclamación” que hicieron con- abierto a ser el instrumento de los ambiciosos
juntamente al príncipe regente de Portugal la proyectos de algunos de los más influyentes
infanta Carlota Joaquina de Borbón y Pedro consejeros del príncipe. La infanta, por su
Carlos de Borbón y Beira.8 Este último era hijo parte, no estaba dispuesta a apoyar este plan

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ni a renunciar a los derechos que le otorgaba la Corona en el caso de no contar con here-
su linaje más directo con la familia real. Por deros varones en la línea principal (hijos) o
ello, en el manifiesto que firmó a solas el 19 de lateral (hermanos y sobrinos). Aun cuando
agosto sostuvo que, frente a la falta de libertad la ley de 1713 no excluía completamente a
de toda su familia para ejercer la autoridad, las mujeres del derecho de sucesión al trono,
se consideraba “suficientemente autorizada prácticamente exigía que el género masculino
y obligada a ejercer las veces de mi Augusto se extinguiera para que hubiese una reina en
Padre y Real Familia de España existentes en España. El trono era, pues, patrimonio de los
Europa, como la más próxima representante varones para los Borbones que gobernaban a
suya en este continente de América para con ambos lados de los Pirineos. Desde esta posi-
sus fieles y amados vasallos”.11 A tal efecto ción jurídica, el infante Pedro Carlos reclama-
aclaraba que “no me considero más que una ba su derecho de antelación frente a Carlota,
Depositaria y Defensora de esos derechos que promovido por el gabinete portugués.
quiero conservar ilesos e inmunes de la perver- A partir de ese momento se fueron confi-
sidad de los franceses para restituirlos al legal gurando tramas y redes de poder de alcance
representante de la misma Augusta Familia”.12 americano y luego transatlántico que sería
El manifiesto que Pedro Carlos firmó al imposible describir en estas breves páginas.14
día siguiente debe leerse como una reacción De ese complicado cuadro de situación, me in-
al de su prima Carlota, al declarar que se teresan destacar algunos aspectos vinculados
guardaba “el derecho de antelación y pre- a la condición femenina de Carlota Joaquina.
ferencia que pertenece a los individuos de Las restricciones jurídicas que en un comien-
mi Real Familia” y exigía seguir “el orden zo hizo valer la Corte de Braganza para pro-
de sucesión prefijado por las Leyes funda- mover al sobrino del príncipe regente en de-
mentales de la Monarquía Española cu- trimento de la infanta no ocultan los temores
yos derechos y prerrogativas quiero se con- que la impetuosa hermana de Fernando VII
serven del modo y forma expresados”.13 despertaba. Si bien Carlota se mantenía ape-
He aquí un punto fundamental que ponía en gada a las leyes fundamentales de la monar-
primer plano la condición jurídica de las mu- quía para elevar sus reclamos y buscar apoyos
jeres de linaje real en la monarquía española: a escala imperial (de hecho, nada impedía en
la vigencia de la ley Sálica desde la instaura- dichas leyes que una mujer de la familia real
ción de la dinastía borbónica a comienzos del ejerciera la regencia), los temores remitían a
siglo xviii, luego de la Guerra de Sucesión. su inclinación por defender los intereses de la
Es bien conocido que la ley de sucesión es- corona de España por sobre los de la corona
tablecida por el código de las Partidas pres- portuguesa y, sobre todo, por las demostra-
cribía que las mujeres podían reinar en au- ciones de independencia que exhibía ante su
sencia de hermanos varones y con preferencia propio marido y los ministros. La amenaza
sobre los varones de parentesco más lejano, que representaba tal autonomía de gestión
y que Felipe V de Borbón modificó dicha ley quedó en evidencia a través de los planes que
en 1713. A partir de entonces y siguiendo Carlota promovió con el pequeño séquito que
la tradición francesa se impuso la ley Sálica la rodeaba, a espaldas de –o en opisición a– la
por la cual las mujeres solo podían heredar Corte bragantina.

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Segundo momento: un viaje frustrado en la fragata Prueba, de bandera española y
de paso por Río de Janeiro, con destino a la
Entre tales planes voy a mencionar el que la capital rioplatense. Aprovechando la presencia
princesa intentó concretar a fines de 1808, de la nave y advirtiendo que la correlación de
cuando proyectó embarcarse hacia Buenos Ai- fuerzas en la Corte de Braganza no le era favo-
res para ser coronada como regente de Amé- rable a sus planes, buscó forzar a su tripulación
rica. ¿Por qué Buenos Aires? Porque fue solo para concretar su ansiado viaje. Le ordenó,
allí donde Carlota logró cosechar el apoyo de pues, al comandante de la fragata que demora-
un puñado de personajes que, aprovechando ra su partida y lo conminó a entrevistarse con
la crisis que vivía España y alentados con la ella esa misma noche. El acta que poco después
posibilidad de promover una reforma de la levantaron los oficiales de la nave relatando
monarquía y del sistema colonial, vieron en la los acontecimientos ocurridos y la correspon-
alternativa de convertir a la infanta en regente dencia intercambiada en esos días por quienes
de América una ocasión inmejorable para po- protagonizaron las escenas se parecen bastante
sicionarse en el nuevo tablero político. Estos a una novela de intrigas.16 Según los testimo-
personajes, difusores de los nuevos valores de nios, la infanta se mostró amable en la primera
la Ilustración, elaboraron una Memoria, fe- entrevista que mantuvo a solas, por tres ho-
chada en Buenos Aires el 20 de septiembre de ras, con el comandante, a quien convocó a una
1808 y firmada por Juan José Castelli, Antonio nueva reunión al día siguiente por la noche.
Luis Beruti, Hipólito Vieytes, Nicolás Rodrí- En esta segunda entrevista –realizada en un
guez Peña y Manuel Belgrano. Los firmantes cuarto retirado del palacio al que se arribaba
–futuros integrantes del panteón de héroes re- luego de “subir y bajar escaleras ocultas”– la
volucionarios de la historia argentina– asegu- infanta se hallaba con su secretario, José Pre-
raban allí que eran “muchos los hombres de sas. El secretario le anunció a su invitado que
bien y de sano juicio” con los que podían con- “esta señora infanta tiene tantos derechos a la
tar las propuestas bragantinas y se colocaban Corona de España que a falta del señor don
como los más fidelistas y defensores del orden Fernando Séptimo y señores infantes detenidos
vigente al privilegiar la prelación del vínculo en Francia, de necesidad debe recaer aquélla en
dinástico por sobre el movimiento juntista es- su Alteza”. A tal efecto, le exigía que todos los
pañol que reclamaba para sí el legítimo depósi- oficiales a bordo de la fragata debían obedecer
to de la soberanía vacante de todo el imperio.15 en lo sucesivo solo las órdenes de la princesa.
Carlota competía, claramente, con las juntas Anoticiados de lo ocurrido, los oficiales se
formadas en España, y sus adherentes porte- convocaron en junta de guerra y decidieron
ños también; estos últimos acusaban a la Junta de manera unánime no obedecer a Carlota
Central de ilegítima, sin “justos títulos”, pues- Joaquina por considerarlo “contrario al Real
to que contravenía las leyes fundamentales de Servicio de España” y acordaron que al primer
la monarquía. “viento favorable” la fragata “se diese a la vela
Con esta adhesión, y alentada por agentes, y si fuese necesario oponer la fuerza contra la
espías y aventureros que actuaban de operado- fuerza, se ejecutase haciendo público este he-
res políticos entre Brasil y Buenos Aires, Car- cho violento”.17 Y así ocurrió. La fragata zar-
lota intentó embarcarse en noviembre de 1808 pó con premura y sigilo frustrando el sueño de

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esta aventura de viaje que, según los testimo- prisionera de estado en el palacio”. Una acti-
nios, no contaba con el permiso del príncipe tud frente al príncipe regente que el ministro
regente de Portugal. Un permiso de traslado británico no dudó en calificar como “un desa-
que, como sabemos, las esposas requerían de fío absoluto a su real y doméstica autoridad”.
sus maridos, y mucho más aún si se trataba de Strangford culminaba su reporte relatando la
una princesa consorte. reacción de Carlota al enterarse de la partida
El frustrado viaje fue por varios días la co- de la nave:
midilla de la Corte. El acontecimiento estuvo
rodeado, además, por rumores que aseguraban La indignación de la princesa al co-
la infidelidad conyugal de Carlota hacia su ma- nocer la partida del almirante exce-
rido. Aunque desde su llegada a Brasil ambos de toda descripción y fue llevada al
cónyuges vivían en residencias separadas, los grado máximo por una carta escrita
protocolos y etiquetas del matrimonio real no a S.A.R. por el Príncipe Regente… en
se habían modificado en el espacio público. No la cual su Alteza Real declara que no
era la primera vez que circulaban tales rumo- puede consentir el paso que la prin-
res, ya presentes en la etapa anterior de resi- cesa se propone dar, sin el acuerdo y
dencia en Lisboa. En este caso, las sospechas aprobación de su Majestad Británica.
recaían en la estrecha relación que la infanta La princesa, sin embargo, abiertamen-
había entablado con Sydney Smith, almirante te persiste en su determinación y al
a cargo de la escuadra inglesa en Brasil y quien ser informada que era posible que los
fuera encargado de organizar el traslado de la fuertes pudieran tratar de impedir su
Corte de Braganza desde Portugal. Smith se partida por la fuerza, haciendo fuego
convirtió en el principal operador de los planes sobre el barco que la llevara, su Alte-
carlotistas y era quien acompañaría a la futura za Real exclamó, “que las dos cortes
regente de América en su viaje a Buenos Aires. arreglen el asunto, luego entre ellas,
El embajador británico en Brasil, Lord no me importa ninguna de las dos”.
Strangford, opuesto desde el comienzo a cual- Esas expresiones fueron proferidas en
quier injerencia de Portugal en los asuntos es- presencia de por lo menos cincuenta
pañoles y en especial a los planes de la prince- personas.18
sa, relataba este episodio al ministro Canning
dejando abierta la sospecha de que el viaje que Por supuesto que queda abierta la incógni-
emprenderían Carlota y Smith tenía “un aire ta acerca de si Carlota hubiera efectivamente
de romance y singularidad”. En su informe desobedecido las órdenes del príncipe regente
describía que en una de esas reuniones en las en el caso de que la tripulación de la fragata
que Smith procuraba arrancarle la autoriza- accediera a embarcarla. Pero más allá de los
ción al príncipe regente para el traslado de su acontecimientos ocurridos, lo cierto es que la
esposa en la fragata anclada en Río de Janeiro, bravura de su accionar desafiaba todos los cá-
Carlota se dirigió a su esposo conminándolo a nones de la época al poner en entredicho tan-
“meditar y decidirse” en veinticuatro horas y to la autoridad doméstica como la autoridad
que si finalmente su decisión no “fuera favora- real de su marido y al tensionar al máximo
ble a sus deseos, se resolvía a considerarse una las relaciones entre las potencias involucradas

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en un momento de absoluta incertidumbre. su poder imperial. Ante la eventual ausencia
La frustración del viaje y, tal vez, la gradual de toda la rama masculina de la familia real,
toma de conciencia de los límites que la con- Carlota era presentada como la tabla de sal-
dición femenina le imponía en el tablero po- vación de la crisis monárquica, tanto por el
lítico, fueron templando su primera reacción gobierno portugués como por los grupos ab-
temeraria, inclinándola a un aprendizaje de solutistas que apoyaron la moción en la pe-
la política para alcanzar sus objetivos. Así lo nínsula. El viraje de la Corte bragantina no
demostró al aceptar el paulatino viraje de la era ajeno a la proyección de una unidad de
Corte bragantina que, desde 1809, procuró las dos coronas ibéricas bajo la hegemonía
negociar en España los derechos sucesorios portuguesa y el apoyo de los sectores abso-
de la infanta. lutistas era la respuesta más adecuada a sus
intereses de mantener el status quo ante el
Tercer momento: el sueño de ser reina de Es- avance de los sectores liberales que domina-
paña ban la asamblea constituyente.
En ese escenario, la infanta buscó sacar
Carlota no logró en América los apoyos a partido de sus nuevos apoyos y apostó a ju-
los que aspiraba para asumir la Regencia. gar sus cartas políticamente en el seno de las
Las autoridades coloniales cerraron filas con Cortes. Para ello contó con la eficaz interven-
la Junta Central para jurarle fidelidad como ción del embajador de Portugal en Cádiz, Pe-
única y legítima depositaria de la soberanía dro de Souza Holstein, encargado de negociar
del rey cautivo. Tampoco obtuvo el apoyo los votos de los diputados en el debate sobre
de las autoridades sustitutas de la península la ley de sucesión. La ley Sálica impuesta por
ni del Consejo de Castilla. En este caso, los el primer Borbón en 1713 había sido anulada
recelos que los españoles mantenían ante las por las Cortes reunidas en 1789 para regre-
apetencias de Portugal representaban un se- sar a las normas establecidas por el código
rio obstáculo para la princesa, aun cuando de las Partidas. La resolución, sin embargo,
fueran evidentes las distancias que la separa- no fue formalizada por medio de una ley, cé-
ban de su propia Corte. dula o pragmática. El Rey Carlos IV había
Pero la convocatoria a las Cortes genera- dado órdenes a los procuradores de que di-
les reunidas en Cádiz a partir de septiembre cha resolución mantuviera carácter secreto
de 1810 modificó las estrategias del príncipe una vez que se disolviesen las Cortes para no
regente y su gabinete y también las de Carlo- despertar apetencias por parte de las poten-
ta Joaquina. En dichas Cortes se presentaba ciales ramas herederas al trono. En 1808, lo
la oportunidad de reclamar la abolición de la decidido en aquellas Cortes era oficialmente
ley Sálica para abrir, de este modo, el cami- desconocido. En la peculiar situación de la
no a una futura coronación de la hija mayor coyuntura, el tema regresó con toda su po-
de Carlos IV al trono de España. A esa altu- tencia: con la rama masculina de la familia
ra pocos creían en el regreso del rey cauti- real cautiva no era un detalle menor discutir
vo y en el triunfo de los ejércitos españoles si las mujeres podían reinar en ausencia de
aliados con Inglaterra en contra de Francia. hermanos varones y con preferencia sobre los
Napoleón Bonaparte estaba en el apogeo de varones de parentesco más lejano.

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Los argumentos jurídicos invocados has- Los discursos de género
ta ese momento derraparon rápidamente a
la arena política que imponía la nueva lógica Fue precisamente ante la posibilidad de asu-
instaurada con las Cortes. Una lógica que ya mir Carlota el gobierno provisorio de la mo-
no hacía depender la razón de los contendien- narquía cuando los discursos de género se
tes –al menos de manera excluyente– de la in- mostraron más activos. Sus opositores cues-
terpretación que los antiguos magistrados de tionaban la capacidad de una mujer para asu-
la monarquía hicieran de las controvertidas mir las tareas de gobierno en una situación
leyes fundamentales, sino del número de votos tan delicada como la vigente en aquel mo-
que obtuvieran en la Asamblea. La nueva sobe- mento. Tanto en la prensa como en el recinto
ranía expresada a través de la representación de las Cortes se esgrimieron argumentos en
política obligaba a todos a un trabajo de adap- este sentido.
tación que implicó, por un lado, aprovechar Los publicistas defensores de la infanta bus-
los canales que ofrecía la reciente decretada li- caban contrarrestar tales argumentos afirman-
bertad de imprenta para incidir en una opinión do que Carlota Joaquina, además de dotar de
pública que ejercía una potente presión sobre unidad al pueblo “que está fluctuando entre
quienes estaban en el recinto, y por el otro, a parcialidades, bandos y disensiones bajo un
capitalizar vínculos interpersonales a través de gobierno aristocrático o democrático”, reunía
una tarea capilar que entrañaba la creación de condiciones personales para el mando y para
nuevas jerarquías políticas, tan necesarias a la ejercer la Regencia.20 Al describir dichas con-
hora de captar adhesiones. En este punto, los diciones se buscaba desplazar el lugar común
operadores de los derechos sucesorios de Car- que la descalificaba por su condición de mujer
lota Joaquina vivieron la paradoja de tener que para presentarla como una “prenda de paz” en
defender la legitimidad tradicional con los me- el tormentoso clima político que experimentaba
canismos e instrumentos que imponía la nueva la península y América. A esa altura, la guerra
legitimidad del número.19 que España enfrentaba con Francia se había ex-
La partida fue favorable a la infanta. La tendido a sus dominios ultramarinos. En este
Constitución española sancionada en 1812 caso, se trataba de una guerra revolucionaria
abolió la ley Sálica y reconoció explícitamente entre los focos rebeldes –que desde 1810 no ha-
los derechos sucesorios de Carlota Joaquina. bían reconocido a las Cortes– y los defensores
El descrédito de la ley borbónica que había de las autoridades metropolitanas. Los diferen-
excluido a las mujeres del trono, considerada tes frentes bélicos alentaron a ciertos sectores
ilegítima por haber modificado el código de peninsulares a reclamar por una autoridad uni-
las Partidas con una ley “extranjera” de origen personal que representara la unidad de la mo-
francés, colaboró a que la frontal oposición narquía. Y esa unidad solo podía proveerla un
de los liberales a las apetencias de la infanta miembro del linaje borbónico que capitalizara
fuera suspendida, en esta ocasión, en pos de la devoción monárquica que se había construi-
un asunto muy sensible para la tradición de la do en torno al rey “deseado” –Fernando VII–,
monarquía. Pero en lo que no transigieron los cautivo del pérfido Napoleón. Carlota, además,
liberales fue en aprobar la postulación de la sumaba para sus partidarios la alternativa de
infanta como regente de toda la monarquía. ser aceptada por los americanos por tener su

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residencia allí y haberse vinculado con sectores infante Carlos María Isidro, y se rodeó de una
criollos, especialmente con el Río de la Plata. suerte de Corte paralela nutrida de los exilia-
Más allá de los diagnósticos optimistas que no dos realistas de Montevideo, desplazados del
se resignaban a aceptar que los primeros apoyos poder por el bloque revolucionario. Carlota
porteños al carlotismo habían virado hacia el soñó con regresar a España para acompañar a
liderazgo revolucionario, en la guerra de opi- sus hijas en los fastos matrimoniales y especuló
nión entablada en esos meses los argumentos con incidir en los derroteros de la monarquía
invocados eran parte de una extendida campa- española, cada vez más sometida a los vaivenes
ña de propaganda política. de un monarca que no lograba recuperar las
En ese nuevo contexto, signado por la liber- riendas de un imperio en plena disgregación.
tad de imprenta y la representación política, la Ninguno de estos planes se cumplió. La
princesa exhibió su capacidad de aceptar las vida americana de la infanta transitó por suce-
nuevas reglas de juego con el objeto de lograr sivas desilusiones que la dejaron cada vez más
sus cometidos. Si bien en la correspondencia aislada dentro de la Corte a la que pertenecía
que dirigió a diversos personajes de peso en la y en un continente ajeno que nunca buscó ni
península mantuvo ese tono impetuoso, por quiso habitar. No obstante, la frustración de
momentos autoritario, propio de una mujer de sus proyectos no dejan de poner en evidencia
linaje e impulsiva que desconocía los nuevos un dato insoslayable: Carlota representa una
principios de legitimidad y los protocolos del bisagra entre dos mundos y exhibe las trans-
lenguaje diplomático, Carlota supo entrever formaciones que se venían gestando en torno
las ventajas de aquella crisis y los espacios que al papel de las mujeres en el tránsito del Anti-
se le abrirían en caso de que su familia no re- guo Régimen al siglo xix.
gresara con testa coronada a España.
Los sueños que ilusionaron a Carlota con la Mujeres, en los finales del Antiguo Régimen
candidatura a la Corona se frustraron en 1814,
cuando su hermano fue restaurado en el trono Sobre tales trasformaciones, Benedetta Crave-
y reinstauró el absolutismo en España. De allí ri reflexiona en torno al poder de las mujeres
en más sus planes volvieron a adaptarse al nue- en la Corte de la monarquía francesa entre
vo clima conservador que imperaba en Europa los siglos xvi y xviii.21 Al recorrer la trayec-
con la derrota del imperio napoleónico. Desde toria de diversos personajes femeninos que
su palacio carioca se resignó a cumplir el papel actuaron en esa Corte, nos recuerda que, en
de informante clave de Fernando VII sobre la 1586, el jurista francés Jean Bodin no vacila-
situación americana y de convencida líder de la ba en confinar a las mujeres a los márgenes
reacción anti-revolucionaria en el espacio rio- de la vida civil para “mantenerlas alejadas de
platense. En esta nueva etapa, que se prolongó todas las magistraturas, los lugares de mando,
hasta su regreso a Europa, Carlota no aban- los juicios, las asambleas públicas y los con-
donó su espíritu temerario ni dejó de exhibir sejos, para que se ocupen solamente de sus
autonomía en sus acciones políticas. Volvió a faenas mujeriles y domésticas”.22 La autora
confrontar con su marido y el gabinete luso, destaca que si bien los márgenes de autonomía
tramó los enlaces dinásticos de dos de sus hijas femenina se redujeron con el Renacimiento
con sus hermanos Borbones, Fernando VII y el –subrayando que la ley Sálica francesa, luego

29
trasladada a España, reafirmaba “el repertorio mientras que la reina encarna virtudes rela-
de tópicos misóginos” comenzando por el que cionadas con la prudencia, la sensibilidad y la
establecía “la imbecilidad del juicio” del sexo caridad, supuestamente consustanciales a la
débil– en los intersticios de este repertorio se naturaleza femenina”. En este punto, afirman
fueron sucediendo en la Corte “un número tan las autoras, “los valores de la burguesía llega-
relevante de mujeres –hijas, hermanas, esposas, rían a impregnar la imagen más superficial de
madres, amantes– que tuvieron acceso a altas la monarquía, convirtiéndose en una fuente
responsabilidades, influyeran en la política o de legitimidad hasta nuestros días”.25
gobernaran en primera persona”.23 La autori- En ese nuevo universo que se abría, la po-
dad femenina que exhiben estos intersticios fue, sición de preeminencia que ocupaban las mu-
sin embargo, siempre provisional al estar some- jeres con poder gracias a su pertenencia di-
tida a oposiciones o a los vacíos que dejaban nástica dio paso a un muy lento proceso que
las “debilidades masculinas”; a saber, la lejanía comenzó a reivindicar el poder de las mujeres
o muerte de los maridos, la minoría de edad de en un pie de igualdad con el mundo masculi-
los hijos, o “la pasión de los sentidos”.24 no. En la brecha trazada por estos cambios, la
Las revoluciones de fines del siglo xviii vida de la infanta exhibe las restricciones que
vendrían a trastocar severamente los criterios experimentaron aquellas mujeres con poder y
de autoridad vigentes hasta ese momento y a las alternativas que buscó transitar desafian-
transformar los estereotipos de género adscri- do los cánones instituidos. En las circunstan-
tos a las figuras de la realeza. Como afirman cias excepcionales que la llevaron a navegar
Gutiérrez, Mira y Moreno en un estudio so- entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo, en
bre las reinas y la legitimidad de la monar- la doble acepción de ambos conceptos –geo-
quía en España entre los siglos xvii y xx, “la gráfica (Europa y América) y epocal (el Anti-
evolución de la monarquía estuvo sujeta a la guo Régimen y la Modernidad)– se cifran las
fabricación de nuevas imágenes ligadas a una paradojas que tuvieron lugar en esos tormen-
mayor visibilidad de reyes y reinas, al compás tosos tiempos. Y tal vez la paradoja central
del interés de la opinión pública por la ficción que atravesó la vida de Carlota Joaquina fue
doméstica de la primera familia del reino”. En la de desplegar cursos de acción claramente
esa fábrica de imágenes, en muchas represen- desafiantes de los cánones de género vigentes
taciones “el poder del rey se define a partir de en nombre de la preservación y retorno a un
atributos de masculinidad muy marcados que viejo orden signado por la tradición, la reli-
combinan la decisión, la razón o la valentía, gión y la defensa del poder absoluto. V
NOTAS
1. Gutiérrez, R. A., Mira, A., Moreno, M. (coords) (2014), “Presentación Dossier Las reinas y la legitimidad de
la monarquía en España, siglos xvii-xx”, en Historia y Política, Madrid, n°31, 2014, 13-19; Marçal Lorenço,
M.P. (2012), Rainhas no Portugal Moderno. Casa, Corte e Patrimonio, Lisboa: Colibrí.

2. Entre las obras más completas que han abordado historiográficamente la trayectoria de Carlota Joaquina de
Borbón caben destacar: Rubio, J.M. (1920), La infanta Carlota Joaquina y la Política de España en América
(1808-1812), Madrid: Imprenta de Estanislao Maestre; Marques Pereira, S. (1999), D. Carlota Joaquina e os
“Espelhos de Clio”: actuação política e figurações historiográficas. Lisboa: Livros Horizonte; Nogueira de
Azevedo, F. (2002), Carlota Joaquina na corte do Brasil. Río de Janeiro: Civilizacao Brasileira.

30
3. Sobre la imagen historiográfica de Carlota Joaquina: Nogueira de Azevedo, F. (2003), “Carlota Joaquina na
historiografia latino-americana”, en Anais Eletronicos do VI Encontro da ANPHLAC, Maringá, 2004; Nogueira
de Azevedo, F. (2003), “Carlota Joaquina, a construçao de uma personagem”, en Niteroi, v.3, n° 2, 2003, 81-89;
Marques Pereira, S. (1999), op. cit.

4. Queluz, 13 de agosto de 1806, Archivo Histórico Nacional (en adelante AHN), Sección Estado, legajo 2600.

5. Ibidem.

6. López Cordón, M.V. (2014), “Reinas madres, Reinas hijas: educación, política y correspondencia en las cortes
dieciochescas”, en Historia y Política, n° 31, 2014, 49-80.

7. Cheke, M. (1949), Carlota Joaquina. A Rainha intrigante, Río de Janeiro: José Olympio, 43. La traducción
de la cita es nuestra.

8. Biblioteca Nacional (en adelante BN), Madrid, legajo 1155/ 19511: “Justa Reclamación que los repre-
sentantes de la Casa Real de España Doña Carlota Joaquina de Borbón Princesa de Portugal y Brasil y Don
Pedro Carlos de Borbón y Braganza, Infante de España, hacen a su Alteza Real el Príncipe Regente de Portu-
gal”, Río de Janeiro, 19 de agosto de 1808.

9. BN, legajo 1155/ 19511: “Manifiesto dirigido a los Fieles Vasallos de su Majestad Católica el Rey de las
Españas e Indias por su Alteza Real Doña Carlota Joaquina, Infanta de España, Princesa de Portugal y Brasil”,
Río de Janeiro, 19 de agosto de 1808; “Respuesta de S.A.R. el Príncipe Regente de Portugal, a la reclamación
hecha por SS.AA.RR. La Princesa del Brasil y el Infante de España Don Pedro Carlos”, Río de Janeiro, 19 de
agosto de 1808; “Don Pedro Carlos de Borbón y Braganza, Infante de España, Gran Almirante de su escuadra
de S.A.R. el Príncipe Regente de Portugal”, Río de Janeiro, 20 de agosto de 1808.

10. “Justa Reclamación”, op. cit.

11. “Manifiesto”, op. cit.

12. Ibidem.

13. “Don Pedro Carlos”, op. cit.

14. Además de la obra de mi autoría, Candidata a la Corona, op. cit, sobre las tramas carlotistas se pueden consul-
tar, entre otras, las siguientes contribuciones: Etchepareborda, R. Qué fue el Carlotismo (1971), Buenos Aires, Plus
Ultra; Etchepareborda, R. (1973), “Difusión del carlotismo en los territorios españoles”, en Boletín Histórico, Ca-
racas, n° 32, 1973, 10-32; Martiré, E. (2008), “Carlota Joaquina: infanta, princesa, regente y reina”, en Congresso
das Academias Ibero-Americanas da História, Lisboa: Academia Portuguesa da História, v. 2, 311-356.

15. Mayo Documental (en adelante MD), Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1962,
tomo III, 101-107.

16. Las peripecias del frustrado viaje pueden conocerse a través del “Testimonio del expediente obrado sobre
las ocurrencias de la fragata de su Majestad católica la Prueba en el Janeiro”, en Biblioteca de Mayo (en
adelante BM), Buenos Aires, Senado de la Nación, 1961, tomo XI, 10104-10117. Gran parte de la documen-
tación se encuentra en AHN, Estado, 56, B: América. Buenos Aires y Montevideo.

17. “Testimonio del expediente”, op. cit.

18. Río de Janeiro, 29 de noviembre de 1808, MD, tomo V, 10-15.

19. Véase Ternavasio, M. (2018), “Entre ejecutivos republicanos y regencias dinásticas. Desafíos y dilemas en
el escenario de las Cortes de Cádiz, 1810-1814”, en Hispania, Madrid, en prensa, tercer número 2018.

20. Tadeo Francisco Calomarde, Último recurso de la Nación española para conservar su existencia política,
deducido de la historia de nuestras regencias, Imprenta de la Concordia, Cádiz, 1813, Biblioteca Nacional de España.

21. Craveri, B. (2006), Amantes y reinas. El poder de las Mujeres, México: Fondo de Cultura Económica.

22. Ibidem, 13.

23. Ibidem, 19.

24. Ibidem.

25. Gutiérrez, R. A., Mira, A., Moreno, M. (coords), op. cit., 15.

31
Bando sobre los festejos populares que se realizaron para celebrar los casamientos de Carlota Joaquina, nieta del rey con
el infante Juan y el del infante Gabriel (hijo del rey) con Mariana Victoria. 7 de noviembre de 1785.
Departamento Documentos Escritos. Sala IX 8-10-6 folios 97-98.

32
33
34
Servicios varios en lo de Mariquita. La Gazeta de Buenos Aires, 26 de abril de 1817.
Departamento Documentos Escritos. Sala VII. Legajo 3008.

35
Mariquita Sánchez de Thompson.
Departamento Documentos Fotográficos. Álbum Notables I. Inventario Nº 564.
Mariquita Sánchez de Thompson
Sus recuerdos sobre la invasión británica de 1806
por Roberto L. Elissalde*

Mariquita Sánchez merece un recuerdo espe- Corresponden justamente a la pluma de


cial este año en que recordamos el 150 aniver- Mariquita, unos recuerdos del Buenos Aires
sario de su muerte el 23 de octubre de 1868. virreinal, escritos en 1860, a instancias del jo-
Como alguna vez lo comentamos, su vida atra- ven Santiago de Estrada que la visitaba diaria-
viesa más de seis décadas de la historia nacio- mente y que editara Liniers de Estrada, hace
nal, en las que no fue una mera espectadora, más de seis décadas. Es el único relato de las
sino una real protagonista. Desde aquel pleito invasiones inglesas que conocemos debido a
para casarse con Martín Thompson, hasta sus una mujer1, escrito a más de medio siglo de los
últimos años cuando ella presidía la Sociedad hechos. Hay algunas confusiones que aclarare-
de Beneficencia (1865-67), mientras la Guerra mos y ampliaremos sus muchos asertos. A lo
de la Triple Alianza continuaba en los esteros largo de sus páginas trata de minimizar y a ve-
paraguayos, el cólera había asolado Buenos ces justificar la responsabilidad de los oficiales,
Aires y diez días antes de su muerte asumía la muchos de ellos amigos personales en aquella
presidencia Domingo Faustino Sarmiento. pequeña sociedad.
Ella dejó muchos papeles y sus parientes Al comenzar a narrar la invasión hace esta
guardaron celosamente esos documentos con aclaración:
los que pudieron describir su vida, desde aquel
lejano trabajo de Antonio Dellepiane, hasta el Aunque plumas aventajadas, han es-
valioso corpus documental de sus cartas gra- crito sobre esto, voy a darte mi opi-
cias al empeño de Clara Vilaseca, o la biografía nión. En vano se ha acriminado, a los
de su descendiente Jorge Zavalía Lagos, y las militares de aquel tiempo. Sorpresa
documentadas obras de María Sáenz Quesada igual, difícil será encontrarla en la his-
y Graciela Batticuore. toria. Primero, por la cabeza de nadie

* Historiador. Miembro de número del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades,


del Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces, de la Junta de Historia
Eclesiástica Argentina. Académico correspondiente de la Academia Paraguaya de la Historia, del
Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay y de la Academia Uruguaya de Historia Marítima y
Fluvial. Autor de Historias Ignoradas de las Invasiones Inglesas.

37
pasó que habría guerra aquí. Los alto y medio, toda forrada de plumas
viejos se habían olvidado de lo que negras y una cinta escocesa que for-
era la guerra y los jóvenes no se maba el cintillo, un chal escocés como
cuidaban de esto, pues he explica- banda, sobre una casaquita corta pun-
do en lo que se ocupaban. Jamás se zó. Que lindo uniforme, sobre la más
imaginaron, podría venir una es- bella juventud, sobre caras de nieve,
cuadra. No habían visto, en lo que la limpieza de esta tropas admirables.
se llama ahora balizas exteriores, un ¡que contraste tan grande!.4
gran buque. Lo más bergantines.2
Lo curioso es que en una ciudad en la que cos-
El 27 de junio de 1806, escribe el mayor taba movilizarse con lluvia, un tema recurrente
Alexander Gillespie, en medio de un co- además en los comentarios de la época, a ella
pioso aguacero, desfilaron por las calles de no le molestó para nada porque no recordó
Buenos Aires mil seiscientos cuarenta y un esa incomodidad. El comandante de la unidad
hombres, 16 caballos, dos obuses y 6 piezas Denis Pack, tenía el grado de teniente coronel
livianas, formando a la cabeza el regimien- cuando llegó al Río de la Plata, continuó su ca-
to escocés de infantería ligera Nº 71, cuyas rrera militar, participó en Waterloo y alcanzó
vistosas gaitas tocaban marchas animadas. el grado de mayor general5, que ella le daba en
Aunque la casa de Mariquita estaba en la aquel momento.
calle del Empedrado hoy Florida, desafian- ¿Cuál es el contraste al que se refiere Ma-
do el aguacero ella debió presenciar el des- riquita? compara los invasores con las tropas
file de los invasores desde la residencia de porteñas y apunta al respecto del Regimiento
alguna familia amiga en la calle que hoy Fijo de Buenos Aires:
conocemos como Defensa y su posterior
ingreso a la Plaza, que como lo apuntó el Conservaba aún toda costumbre de:
británico Gillespie: “Los balcones de las coleta larga, casaca azul; todo esta ya
casas estaban alineados con el bello sexo, muy usado. El regimiento de Drago-
que daba la bienvenida con sonrisas y no nes era más a la moda. Pero todo un
parecía de ninguna manera disgustado por gran contraste sobretodo en la frescu-
el cambio.”3 ra de los uniformes y la limpieza de
Mariquita así describió el ingreso del las armas.6
ejército británico:
Carlos Roberts afirma sobre el estado de la
Te voy a contar lo que entraba, el tropa de la guarnición porteña:
Regimiento 71 de Escocés, man-
dado por el general Pack; las más Estos cuerpos estaban, en cuanto a
lindas tropas que se podían ver, el soldados, más o menos en esqueleto,
uniforme más poético, botines de aunque con abundante oficialidad,
cintas punzó cruzadas, una parte muy mala por cierto, y su instrucción,
de la pierna desnuda, una polleri- disciplina, administración, etc.; com-
ta corta, unas gorras de tercia de pletamente descuidados.7

38
El grueso del Regimiento Fijo de Infantería había Las milicias de Buenos Aires: es preciso
sido destacado a Montevideo, solo habían que- confesar que nuestra gente del campo no es lin-
dado en la ciudad 72 soldados de servicio, y 94 da, es fuerte y robusta pero, negra. Las cabezas
oficiales8, el comandante era el coronel gradua- como un redondel, sucios; unos con chaqueta
do José de Merlo. Pretender mencionar el tema otros sin ella; unos sombreritos chiquitos en-
de la coleta larga no era tan fácil, no debemos cima de un pañuelo, atado en la cabeza. Cada
olvidar que si bien el motivo de fondo era otro, uno de un color, unos amarillos, otros punzó;
los Patricios en diciembre de 1811 se subleva- todos rotos, en caballos sucios, mal cuidados;
ron poniendo como excusa la orden de cortar todo lo más miserable y más feo. Las armas
la coleta, en el conocido motín de las trenzas. sucias, imposible dar ahora una idea de estas
El Regimiento Dragones de Buenos Aires, tropas. Al verlas aquel día tremendo, dije a una
estaba al mando del brigadier don José de la persona de mi intimidad; sino se asustan los
Quintana, a pesar de “estar más a la moda” ingleses de ver esto, no hay esperanza.11
según Mariquita la Junta de Guerra del 24 de A continuación describió el sentimiento ge-
febrero de 1807 observó que dejaba mucho neralizado de la población: “Todo el mundo
que desear y ordenó: estaba aturdido mirando a los lindos enemigos
y llorando por ver que eran judíos12 y que per-
Que inmediatamente se de vestuario diera el Rey de España, esta joya de su corona;
a los Dragones; y que no habiendo esta era la frase. Nadie lloraba por sí, sino por
paños azules, se tomen a este efecto el Rey y la Religión”.13 En lo que hace al senti-
las piezas del blanco que existen en la miento de los porteños que destaca Mariquita
Aduana, y así mismo sobre 600 varas es semejante al que Juan Manuel Beruti recuer-
de tripe azul, para que se uniforme se- da en sus Memorias Curiosas:
gún el ejército de España, hasta que
haya paños azules, siendo por ahora, Don José Ignacio de la Quintana,
la casaca blanca, con vuelta y solapa brigadier y coronel del regimiento de
encarnada, chaleco con mangas, tam- Dragones de Buenos Aires, actual go-
bién blanco, pantalón azul, sombrero bernador de armas, al tiempo de su
redondo, y media bota. 9
huida dejó el virrey encargado de la
ciudad (la entregó) esta fatal y nunca
Como se sabe la ciudad fue entregada prácti- esperada desgracia, por el universal
camente sin resistencia alguna, por esta acti- espíritu del patriotismo, en defensa
tud el brigadier de la Quintana, fue uno de los de la religión, soberano y la patria,
que mereció estos versos satíricos: “Al célebre la ocasionó el ningún espíritu falto
Quintana / volviendo a aparecer por la maña- de pericia militar, o atolondrado mie-
na / manda que se retiren / y que ni un fusilazo do, que sin mayores fundamentos se
solo tiren / y estos hombres honrados / tuvie- apoderaron de la imaginación pusi-
ron que volver desesperados”.10 lánime del virrey marqués de Sobre-
La opinión de Mariquita sobre el estado monte, subinspector cabo subalterno
de nuestras tropas, no resulta entonces una de las tropas don pedro de Arce, y
exageración: demás jefes respectivos que fueron

39
sucediendo a una u otra refriega sobre ésto; yo solo diré algo: todas las
de corta consideración, en las que personas encargadas por el virrey, esa
acreditó el numeroso pueblo todo noche, de defender la ciudad, estaban
el valor que exige la guerra; cu- tan sorprendidas de la situación y de
yos hechos los hubiesen hecho de la imposibilidad de salvar el país, que
todo el virreinato victoriosos a no esto no se puede explicar bastante.17
ser la falta de aguerrida disposi-
ción de los mencionados jefes.... Luego, narra la entrega de la ciudad:
el mismo día que esta leal ciudad
fue dominada por las armas britá- Cuando se pensó hacer una capitula-
nicas trataron sus hijos (entusias- ción, estaban tan aturdidos, que uno
mados del celo de la religión y el de los oidores, don Joaquín Campusa-
honor) de la reconquista....14 no, que vivía en la calle de La Merced,
en la casa que es ahora de don Tomás
Por si no fuera suficiente este comentario Anchorena, pidió a don José Milá de
Mariano Moreno en la misma línea que la Roca, negociante que estaba en el
Mariquita escribió: fuerte, fuera a su casa a buscar un
Mercurio (diarios como libritos que
Yo he visto en la plaza llorar mu- venían de España) en que estaba la
chos hombres por la infamia con toma de Pensacola; y éste fue el mode-
que se les entregaba; y yo mismo lo para hacer una capitulación. Salie-
he llorado más que otro algún, ron con ella a recibir el ejército inglés,
cuando a las tres de la tarde del 27 que venía con su música, muy tran-
de junio de 1806 vi entrar 1560 quilo por San Francisco. Beresford
hombres ingleses, que apoderados dijo la aceptaba y guardaría y entró al
de mi patria se alojaron ás cuarte- Fuerte, donde los recibieron las auto-
les de la esta ciudad.15 ridades que había.18

Y Manuel Belgrano en su Autobiografía se Es interesante el dato de la redacción de la


refirió de este modo: “Mayor fue mi inco- capitulación que ninguno de los cronistas de
modidad cuando vi entrar las tropas ene- esa circunstancia menciona. Cerca del medio-
migas y su despreciable número para una día poco antes de entrar a la ciudad Beresford
población como la de Buenos Aires”.16 envió al alférez Gordon con bandera de par-
Prosigue Mariquita recordando los suce- lamento, recibido en la Fortaleza por el briga-
sos posteriores a la toma de la ciudad: dier de la Quintana y demás autoridades, les
manifestó que su comandante exigía la entrega
¡Que noche! Cómo pintar la si- inmediata de la ciudad y el fuerte, bajo la pro-
tuación de este virrey, a quien se mesa de respetar la religión y las propiedades
acrimina toda esa confusión y de- de los vecinos. Luego de algunas deliberacio-
masiado se hizo en sacar y salvar nes, fue aceptada por los presentes, aunque so-
los caudales. Mucho se ha escrito licitaron una tregua de tres horas para concre-

40
tar la capitulación. Beresford en inferioridad guieron. A las 3 de la tarde y con el
de efectivos, no acordó el plazo, porque temía tiempo lluvioso, los ingleses entraron
seguir en las afueras, con una fuerte lluvia y en la ciudad y tomaron posesión del
sin abrigo ni víveres y envió a Gordon con esta Fuerte y de los cuarteles.22
novedad. A esto se sumó que De la Quintana
quiso conocer el parecer del virrey, por lo que Sobre el general Beresford sostiene Mariquita
partieron dos emisarios que volvieron con esta que “era un hombre de alta capacidad y fina
respuesta: “Dígale al comandante de la plaza educación; trató al obispo con el mayor respe-
que si tienen tropas y armamento que la de- to y le aseguró que sería respetado el culto y
fienda, sino que la entregue”. Mientras tanto sus ministros, cosa que le ganó corazones y to-
el ayudante del brigadier De la Quintana don dos empezaron aún a creer que era católico”.23
Juan del Pino, marchó al encuentro del invasor El domingo 29 de junio el invasor devenido en
y le hizo entrega a Beresford del pliego con la gobernador de la ciudad, daba a conocer un
capitulación.19 bando que pegado en las calles porteñas entre
“Eran las cinco de la tarde. Al mismo tiem- otras cosas permitía a los habitantes: “gocen
po que había marchado el ejército, la escuadra del entero y libre ejercicio de su Religión Cató-
se había situado enfrente de la Plaza y había lica, y que se prestará todo respeto a sus Santos
tirado unos pocos tiros solo para haber ver que Ministros”. Como bien lo señala Lozier:
podían alcanzar”.20 En este comentario parece
confundir la fecha y creemos que su recuerdo Si analizamos el contenido de esta
es del 12 de agosto cuando entró la fragata proclama, advertiremos que trasunta
Justine, ya que ninguna referencia a un ataque claramente la total carencia de instruc-
de esta naturaleza se hace el día de la toma, al ciones respecto del accionar político en
contrario el comodoro Popham desde su nave que Beresford se encontraba al asumir
Narcisus avistaba las acciones terrestres. la gobernación... razón por la cual su
Comenta Mariquita que “al volar la ban- mensaje procura mantener el equili-
dera inglesa sobre el Fuerte, toda la escuadra brio de las fuerzas políticas existen-
hizo una gran salva, cosa no oída en Buenos tes... ganar la confianza del pueblo en
Aires, que de asombro en asombro, estaba general, para alcanzar tales objetivos
anonadado”.21 El marino francés Pierre Gui- aseguraba la permanencia de las insti-
llaume Gicquel, testigo presencial de notable tuciones fundamentales en los órdenes
participación en las acciones para expulsar al eclesiástico, administrativo, civil....24
invasor, afirma contrariamente en su Memoria
escrita a pocos días de los sucesos: Este aspecto que analiza Lozier, la confianza
que iba adquiriendo Beresford es lo que segu-
Como no se había sido izado la ban- ramente amerita el comentario de Mariquita:
dera española desde la aparición del “el silencio del sepulcro reinaba en la ciudad;
enemigo, tampoco quisieron los ingle- poco a poco se iban asomando las gentes a las
ses izar la suya enseguida, con el fin de ventanas y, perdiendo el miedo, ya empezó a ir
apoderarse de las embarcaciones de la gente a la Plaza a verlos maniobrar”.25 No ol-
rada. Con esta estratagema lo consi- videmos que a menos de una semana de estar

41
instalado como gobernador de la ciudad un a todos parecían veteranos / a Quintana mil
grupo de comerciantes le ofreció un convite veces / le piden avanzar a los ingleses”.27
en la casa de don Martín de Sarratea. Prosigue Mariquita:
Mariquita al referirse nuevamente a las Así, al ver a los ingleses tan bien uniforma-
tropas afirma: dos y hacer sus maniobras como era regular,
los admiraban y había una gran concurrencia
Que el señor don Miguel Azcuéna- todos los días, al punto que empezaron a co-
ga, se desesperaba inútilmente por nocer muchas fisonomías de los ingleses. Y en
adiestrar sus milicias en el Retiro. esta tierra, que se sabe hasta lo que se sueña,
Lo que aprendían un día de revis- pronto empezó el ruido, que se embarcaban de
ta, lo habían olvidado a la siguien- noche y que el día siguiente bajaban con otros
te y al fin, el señor Azcuénaga se uniformes los mismos individuos, que los sas-
ponía ronco de mandar y hacerles tres hacían a bordo.28
proclamas, ponderándoles la nece- Esto último forma parte sin duda de las fá-
sidad de poner atención para ma- bulas que la imaginación popular hacía correr
niobrar; todo era tiempo perdido. por la ciudad, sin embargo lo primero es cierto
Estaban deseando disparar cada no al tiempo de la ocupación británica, pero
uno por su lado. ¡Y estas tropas sí poco después de la reconquista cuando en
eran las que tuvieron que pelear setiembre de 1806 se organizaron los cuerpos
para defender la ciudad. Que se a instancias de Liniers. El testimonio de un
juzgue la desesperación de los jefes anónimo soldado es coincidente con los dichos
veteranos, que conocían sus debe- de Mariquita sobre buena disposición para la
res y se veían en el peligro sin nin- instrucción:
gún recurso; porque bien podían
pensar que si les causaba y aburría El 9 (de octubre). Se publicó un bando
el ejercicio; a la primera descarga por Liniers que tiendas, pulperías, ca-
de los enemigos, lo que harían”. 26
sas de oficio no se debían abrir hasta
las 8 de la mañana a fin que desde las
Este párrafo merece una aclaración de tiem- 6 hasta las 8 todo el pueblo está apren-
po, era imposible que las tropas se adiestra- diendo el manejo de fusil y cañón sin
ran en el Retiro con la ciudad tomada por excepción de persona, a lo que todos
los británicos, además allí se había instala- concurren voluntarios y gustosos cada
do un piquete de artillería, que controlaba cuerpo de su provincia, nunca se ha
el movimiento del lugar. Seguramente se re- visto igual voluntad con empelo ani-
fiere a la actividad previa a la toma de la moso, conforme estas evoluciones de a
ciudad, justamente un verso satírico sobre pie y de a caballo se hagan de mañana
el comportamiento de las tropas: “Azcuéna- y tarde.29
ga valiente / a quien su batallón de buena
gente / avanzar pide / un flato se lo impide/ Volviendo al momento de la ocupación
¡Triste género humano! / que la salud no apunta Mariquita: “Y ya empezaron a traba-
tienes en tu mano / los feroces urbanos / que jar para la Reconquista, escribiendo a Monte-

42
video y preparando auxilios, con reserva. La ción, una hilera de municiones, que
gentes de esa época sabían guardar secretos”. se achataba con un martillo y esto se
Desde un primer momento Juan Martín de ocultaba en el ruedo. De modo que
Pueyrredon y Santiago de Liniers, viajaron a marcaba todas las formas, como si es-
Montevideo para obtener el apoyo del gober- tuvieran desnudas; a lo que se agrega-
nador Pascual Ruiz Huidobro; a la vez que ba dos o tres flecos o uno muy ancho,
Martín de Álzaga puso buena parte de sus o una red de borlitas que acababa en
muchos caudales en beneficio de la empresa picos, con una borda en cada uno de
reconquistadora, y otros como Felipe Sen- ellos. Como era lo más fácil, que a pe-
teñach, Gerardo Esteve y Llach, Tomás Va- sar del peso, por lo angosto, al subir o
lencia, José Fornaguera, Juan de Dios Dozo, pasar un paso, se vieran las enaguas,
Miguel de Ezquiaga y Pierre Guillaume Gi- había lujo de encajes y bordados. Los
cquel, tuvieron la idea de volar el Fuerte y el brazos desnudos, en todo tiempo, y de
cuartel de la Ranchería; mientras que otros escote, una mantilla de blonda y un
como fray Pedro de Cueli buscaban soldados aire, que se llamaba gracioso, de ca-
católicos para incitarlos a desertar. beza levantada, que ahora se diría in-
Pero si algo sorprendió al pueblo y a Ma- solente y todas eran muy inocentes.31
riquita más que “ver un ejército que entonces
no había visto otro más grande; de ver una es- Muchos oficiales británicos se alojaron en ca-
cuadra y lleno el río de buques grandes, que sas de familia, y tuvieron una excelente rela-
nadie creía podía tener agua o fondo” fue co- ción, al extremo que unos versos justificaban la
nocer unos productos de una calidad nunca actitud de las mujeres de este modo: “Si dieron
vista, “ver los géneros, los muebles ingleses, las señoritas / por efecto natural / convites al
y mil objetos de agrado y comodidad que no general / apreciando sus visitas / que harían las
conocían. Pues, a la expedición de Beresford, pobrecitas / si estaba su corazón / todo lleno de
se habían agregado algunos buques mercantes. aflicción / que ninguno respiraba / pensando en
También considero que los ingleses estarían que las tragaba / sin remedio aquel cañón”.32
más sorprendidos de ver este país, donde ni la Pensando en esas atenciones en la alcoba
menor simpatía debían encontrar”.30 medio siglo después Mariquita afirmaba qui-
Una buena parte de la memoria de Mari- zás sonrojándose:
quita cuando se dedica a la invasión británica
de 1806 la dedica a describir la moda de las Que se juzgue lo que pensarían los in-
porteñas en esa época: gleses en una nación que no se dicen
medias y, para colmo, los recibían en
Voy a pintar el vestido de las elegantes sus cuartos, con camas muy adorna-
de aquel tiempo. En la calle, siempre das con colchas bordadas y sábanas
de basquiña; éstas eran a lo más, de con encajes, riéndose a carcajadas y
dos varas de ancho, pues se llamaban tomando por sordos y tontos a todos
de medio paso; todo el pliegue recogi- ellos, porque no sabían hablar espa-
do atrás; de largo al tobillo. Para que ñol. ¡Dios mío! Cuando pienso en esto
no se levantasen, se les ponía guarni- todavía me da vergüenza.33

43
El oficial Alexander Gillespie dejó a su vez se había replegado el Regimiento 71, cuando
esta impresión sobre las porteñas: una bala le atravesó el corazón.36
Mariquita habitaba la casa familiar de la
El bello sexo es interesante, no calle de la Santísima Trinidad conocida como
tanto por su educación como por del Empedrado, con su madre y su marido el
su modo de hablar agradable, una capitán Martín Jacobo Thompson, con el que
conversación chistosa y las dis- se había casado el 29 de julio de 1805. Y en sus
posiciones más amables, Era in- recuerdos narra de este modo la participación
vierno cuando nos adueñamos de de su marido:
Buenos Aires, durante esa estación
se daban tertulias, o bailes, todas Así, cuando el capitán del puerto, don
las noches en una u otra casa. Allí Martín Thompson, dio aviso al virrey
acudían todas las niñas del barrio Sobremonte, que se avistaban velas
sin ceremonia, envueltas en sus por los Quilmes, se creyeron contra-
largos mantos....
34
bandistas, aunque Thompson había
dicho, eran de guerra. Los ingleses,
La opinión del británico es confirmada por no dejaron ver a un tiempo toda su
Mariquita “la oficialidad que vino en esa escuadra. El virrey se fue al teatro y
expedición, era muy fina, así empezaron allí volvió Thompson a asegurarle
a visitar en las casas y a conocer la fuerza eran buques de guerra y muchos. El
de la costumbre o la moda y reírse, unos y virrey le dijo que no dijera nada, para
otros, del contraste”.35 Los oficiales británi- no causar un alboroto en el teatro.37
cos fueron distinguidos por las principales
familias de la ciudad y se los veía “del brazo Lamentablemente estos dichos no se pue-
por las calles con las Marcó, las Escaladas den comprobar documentalmente. Martín
y las Sarrateas”. Vaya como ejemplo el sol- Thompson el 28 de agosto de 1805 con el grado
dado irlandés Patrick Island que se enamo- de alférez de navío, fue nombrado ayudante de
ró, estableció y casó con Bartola Gómez, o matrículas y comandante del lanchón asignado
como el ayudante de Beresford, James Ken- al mismo. El 17 de octubre del mismo año el ca-
net. Este asistió una de las tertulias junto a pitán de navío don Santiago de Liniers lo nom-
su general a la casa de los Sánchez Barreda, bró además comandante de las lanchas cañone-
fue tal la fascinación por una de las niñas, ras Peruana, Marciana, Vizcaína y Navarra.
Mariana, a la que no podía dejar de mirar Basado en documentación de primera
ni por un instante, que hizo que Beresford mano el capitán Enrique González Lonzié-
al advertir la situación exclamara ante las me, consultó repositorios públicos y tuvo
madres de las muchachas presentes: “Seño- acceso al archivo del descendiente de Mari-
ras, sus divinas chicas están ayudando a mis quita, doctor Carlos Enrique de Lezica. Este
oficiales a levantar el cielo”. El incipiente y su hijo Juan Ramón además de estudiosos
romance entre Mariana y Kennet quedó del pasado tenían (como lo pudo comprobar
trunco el 12 de agosto, cuando estaba junto quien estas líneas escribe que los trató) un
a Beresford en el arco de la Recova donde acabado conocimiento de la historia familiar.

44
Por lo que las conclusiones de González Lon- En la misma línea de pensamiento que Gonzá-
ziéme son hasta ahora las que mejor explican lez Lonziéme, confirmó su teoría sobre el papel
ese momento en la vida de Thompson: de Thompson el señor Eduardo H. Pinasco, en
mayo de 1968 en la revista Marina, basándose
Cuyas actividades resulta imposible en las referencias de los Acuerdos del Extingui-
determinar, pues no hemos encontra- do Cabildo. A su vez, María Saénz Quesada en
do ninguna fuente que nos lo aclare. su biografía de Mariquita sostiene “que la ac-
Roberts hace referencia a un capitán tuación de su esposo en estos acontecimientos,
Thompson que fue designado por resulta por lo menos confusa”.39
Beresford para ocupar el puesto de Mariquita recuerda que la invasión:
capitán del puerto de Buenos Aires.
No aclara el nombre de pila de este Duró muy poco, porque llegó el día de
sujeto, ni da otra referencia que nos la Reconquista y este pueblo cambió
permita identificarlo con más preci- de tal modo su actitud, que debieron
sión. No creemos que este oficial sea bien sorprenderse. Lo que voy a decir,
nuestro personaje y ello por las si- tal vez no se creerá, pero está en los
guientes razones: Martín era por ese papeles de aquel tiempo. Una turba
entonces alférez de fragata y no ca- de muchachos acompañaba al ejér-
pitán; el cargo de Capitán del Puerto cito español, diré, y recogía las balas
era de gran importancia y no resulta que tiraban los ingleses dando signo
verosímil que el comandante inglés se de alegría. De las azoteas y ventanas,
arriesgase a entregárselo a alguien en empezaron a tirar a los centinelas por
quien no pudiese confiar plenamen- todas partes, lo que obligó bien pron-
te; la amistad anterior y posterior de to, a Beresford a encerrarse en la For-
Martín con Ruiz Huidobro y con Li- taleza; al fin, quedaron prisioneros.40
niers hacen dudoso que se embande-
rase en el bando opuesto al de éstos; Es cierto que los muchachos participaron en la
de haber aceptado la colaboración Reconquista, en una carta de Gaspar de Santa
de los ingleses, difícilmente hubiera Coloma a Celedonio Villota comenta:
recibido la consideración posterior
que tuvo de Liniers; por fin la trayec- Los jóvenes de esta Capital fueron án-
toria toda del personaje, romántica geles, no muchachos, pues estos, sin
e impulsiva, hace muy improbable temor a las balas se adelantaban, da-
que hiciera buenas migas con los in- ban parte de las casas y azoteas donde
vasores. El Thompson que menciona se hallaban los enemigos escondidos
Roberts sería, pues, alguno de los ofi- y hacían fuego, y sin que contra ellos
ciales británicos, ya que ese apellido disparasen un fusilazo, pues un muer-
es suficientemente común en Inglate- to y un herido se cuenta que tuvieron.
rra como para que Martín tuviera un No le digo a Ud. nada de los esclavos
homónimo en la plana mayor de los negros y mulatos, porque éstos como
invasores. 38
leones se entregaron al peligro.41

45
Tal actitud de los jóvenes mereció estos ver- prendió fuego. Llovían las balas y me-
sos de Sainz de la Maza: trallas por todas partes y los valientes
muchachos en medio de tan evidentes
Cartuchos, tacos, metralla / balas y peligros sin acobardarse se mantuvie-
granadas reales / y otros pertrechos ron voceando y clamando “¡Viva Es-
de guerra / precisos para el comba- paña! ¡Viva España!”. Es común pa-
te / no fueron menester hombres / recer de los más que esta continuada
porque fueron muy bastantes / los vocinglería y bulla de los muchachos
muchachos que pidieron / que esta acobardó a los ingleses y les hizo caer
comisión fiasen / de ellos, que los el ánimo.43
llevarían / donde los necesitasen”.
Otro vate escribió: “Corren todos El 20 de agosto el Cabildo de Buenos Aires,
a las armas / jóvenes, niños y vie- destacó la presencia de los jóvenes en su comu-
jos, / llenos de marcial ardor, de nicación al Príncipe de la Paz:
espíritu militar llenos.42
El niño tierno, mezclado con el varón
Un cronista así narró estos sucesos: fuerte, pudo disputarle tal vez la glo-
ria del combate. Jamás se vio la edad
Toda la ciudad y los mismos in- pueril tan dignamente empleada. Ni-
gleses son testigos oculares de este ños prodigiosos, que jugando con to-
prodigioso hecho, los niños de 10 dos los peligros, con la alegría con la
a 15 años, en número considerable que ahora celebráis el triunfo, tenéis
se congregaron el día de la recon- suspendida la admiración de los que
quista en la plaza e hicieron impor- presenciaron nuestro entretenimiento,
tantes servicios. Unos arrastrando que prestando un servicio importante
los trenes de artillería, otros aca- al auxilio de nuestra artillería, asidos
rreando en sus ponchos los cartu- los cañones, los hicisteis volar hasta
chos de metralla para los cañones, presentaros con ellos inmediatos en
servicio en aquella ocasión suma- medio de los fuegos, que impávidos
mente útil y necesario, porque de a la presencia de los estragos perdis-
otra manera hubiese sido imposi- teis sin turbación a otros compañeros,
ble atender a tantos y diferentes víctimas tiernas del heroísmo de la in-
puntos a un mismo tiempo, otros fancia que estimando en nada vuestra
finalmente servían de espías para edad preciosa la expusisteis en obse-
observar los movimientos del ene- quio de la causa de vuestros padres, y
migo y avisar a los nuestros. Hubo aspirando al fin que anhelaban nues-
niño que faltando tacos rompió tras ansias, consumasteis vuestro útil
su poncho y lo hizo servir al efec- ministerio, acompañando a los bravos
to, otro porque habiendo caído el ciudadanos que llevaron el terror has-
artillero que manejaba el cañón, ta los muros.44
tomó con impavidez la mecha y le

46
Producida la rendición de Beresford, don San- admiradores como consideración de
tiago de Liniers fue un cumplido caballero menor importancia.47
con el general derrotado como se observa en
el magnífico cuadro de Charles Fouqueray que La llegada en octubre de 1806 de la expedición
se exhibe en el Cabildo de Buenos Aires, cuan- al Río de la Plata, frente a las costas de Mon-
do le rechaza su espada. Le pidió al ministro tevideo hizo que se decidiera internar a los
de la Real Hacienda con Félix de Casamayor oficiales y soldados en el interior. Al respecto
sirviera “alojar con decoro” a Beresford y sus afirma Mariquita: “Y en honor de este pueblo
edecanes a lo que accedió. Un verso satírico diré que, cuando se les mandó internar por la
comenzó a circular entonces: “Si dándole casa venida de la expedición, fue un día de duelo.
grande / aún quiere Casa Mayor / denle toda De cada casa iban dos o tres, acompañando a
la ciudad / al señor Carr Beresford; / y de este su huésped, de modo que hasta muy lejos iban
modo tendremos / alguna nueva invasión / con más gente del país, que ingleses”.48 Así el 9 de
las siniestras ideas / de tener Casa Mayor”.45 Al octubre partieron a caballo, en carretas asig-
respecto apunta Mariquita: “El Cabildo repar- nadas una para dos oficiales y el general Be-
tió en las casas decentes los oficiales prisione- resford en un coche hacia el interior, con una
ros. ¡Pobres ingleses! ¡Aquí empezaron a pagar primera parada en la Chacarita de los Colegia-
sus culpas con nuestras comidas! En muchas les. El mismo Gillespie reconoció el buen trato
casas les daban de comer y lo que necesitaban, de la familia que lo hospedaba que lo había
pero no los trataban, por las ideas religiosas; invitado a su casa de campo “donde las co-
en otros los tenían en familia”.46 Los días pos- municaciones (con sus camaradas) se habrían
teriores a la reconquista hubo algunos episo- dado más francamente que bajo las numerosas
dios con los británicos, pero afirma Gillespie restricciones de la capital”, a pesar de lo cual
en concordancia con la versión de Mariquita: invitaron a sus anfitriones a comer y a beber la
copa de la despedida.49
Después que estábamos prisioneros, Mariquita estuvo junto a los que celebra-
muchas de las familias de la ciudad ron la Reconquista en 1806 y la Defensa de
mostraron un deseo especial de tener la Ciudad en 1807, sin embargo la presencia
soldados ingleses como domésticos, de los británicos en Buenos Aires prolongada
mucho más por el deseo liberal de ali- hasta la revolución de Mayo y después con
viar su cautiverio, que para beneficiar- las nuevas autoridades, le permite afirmar que
se con su servicio. En estos empleos fueron factores de progreso, como lo narra en
nuestros subordinados también parti- sus Recuerdos:
cipaban de sus bondades, y existía evi-
dente preferencia de las mujeres hacia Los ingleses han hecho a este país mu-
los oficiales ingleses, que la demostra- cho bien, es justo decirlo. Nos traje-
da a esa clase de sus amigos. La única ron la luz, el amor al confort, las co-
barrera para vínculos más estrechos modidades de la vida, el aseo en todo.
era la diferencia de credo, que con No puede haber un contraste más
sólo sacrificarlos, las damas hubieran completo, que el cuadro de este país
considerado el rango militar de sus cuando vinieron los primeros ingleses.

47
Mariquita Sánchez, daguerrotipo, 1854.
Departamento Documentos Fotográficos. Álbum Notables I. Inventario Nº 565.

El extranjero que llega ahora a guardaba en baúles o en cómodas del


Buenos Aires, de cualquier nación Janeiro, bien toscas.50
que sea; encuentra simpatías en
algo. Pero, los ingleses que vinie- Al reconocimiento de estos beneficios cierra
ron primero, debieron encontrar sus Recuerdos de las invasiones sobre lo que
el más perfecto contraste. Es pre- significaron en el futuro de estas tierras: “Fue
ciso ser justos, a ellos les debemos una gran lección para este pueblo; ¡fue la luz!
las primeras comodidades de la ¡Cuántas cosas habían visto y aprendido en
vida. ¡Que placer tuvimos al ver tan corto tiempo! Vino la segunda lección y fue
un jabón fino! ¡Un lindo mueble, mayor el adelanto. Ya este pueblo conoció lo
un buen ropero. Pues, lo más, se que podía hacer y pensó en si mismo”.51
V
48
NOTAS
1. Mientras nos dedicábamos a este artículo nos encontramos con la Dra. Susana Frías, y coincidimos en que es la
única que ha sido editada, recordamos que existe otra memoria, redactada por una de las religiosas del convento de
Santa Catalina, alguna vez mencionada pero que no se conoce en su totalidad.
2. MARIQUITA SÁNCHEZ, Recuerdos del Buenos Aires virreinal, Ene Editorial, Buenos Aires, 1953, p. 64.
3. ALEXANDER GILLESPIE, Buenos Aires y el interior, Hispamérica, Buenos Aires, 1986, p. 46.
4. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 66.
5. VICENTE OSVALDO CUTOLO, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Editorial Elche, Buenos Aires, 1978,
T.V. p. 259.
6. SÁNCHEZ, ob, cit., p. 66.
7. CARLOS ROBERTS, Las Invasiones Inglesas, Emecé, Buenos Aires, p. 125.
8. Ibidem. p. 125.
9. A.G.N, Sala IX, 26-6-9.
10. MUSEO MITRE, AEC, 23, Nº 1, p. 118.
11. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 65.
12. El término “judíos” que apunta sin duda quiere significar herejes, ya que la mayoría de las tropas practicaban el
protestantismo.
13. Ibidem, p. 66.
14. JUAN MANUEL BERUTI, Memorias curiosas, Emecé, Buenos Aires, 2001, p.46.
15. MANUEL MORENO, Vida y memorias de Mariano Moreno, Biblioteca de Mayo, Buenos Aires, 1960, T. II, p. 66.
16. MANUEL BELGRANO, Autobiografía, Museo Histórico Nacional del Cabildo, 1970, p. 12.
17. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 64.
18. Ibidem, p. 65.
19. BERNARDO LOZIER ALMAZÁN, Beresford, gobernador de Buenos Aires, Sammartino Ediciones, Buenos
Aires, 2012, p. 110.
20. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 65.
21. Ibidem, p. 65.
22. Memoria de Pierre G. Gicquel, se encuentra una copia en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Facul-
tad de Filosofía y Letras. Con la traducción de la profesora Janie Larroquette, se está preparando una edición de la
misma con las correspondientes anotaciones.
23. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 66.
24. BERNARDO LOZIER ALMAZÁN, ob.cit., p. 93.
25. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 39.
26. Ibidem.
27. MUSEO MITRE, AEC, 23, Nº 1, p. 118.
28. SÁNCHEZ, ob, cit., p. 39.
29. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Diario de un soldado, Buenos Aires, 1960, p. 53.
30. SÁNCHEZ, ob. cit., 1953, p. 39.
31. Ibidem, p. 68-69.
32. MUSEO MITRE, AEC, 23, Nº 1, doc. 12.
33. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 68-69.
34. GILLESPIE, ob. cit., p. 59.
35. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 69.
36. ROBERTO L. ELISSALDE, Historias ignoradas de las invasiones inglesas, Aguilar, Buenos Aires, 2006, p. 43.
37. SÁNCHEZ, ob.cit., p. 39.
38. ENRIQUE GONZÁLEZ LONZIÉME, Martín Jacobo Thompson, Departamento de Estudios Históricos Nava-
les, Buenos Aires, 1969, p. 25.
39. MARÍA SÁENZ QUESADA, Mariquita Sánchez, vida política y sentimental, Sudamericana, Buenos Aires, 1995, p. 25.
40. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 70.
41. AGN, Sala VII, 6-5-20.
42. PEDRO LUIS BARCIA – JOSEFINA RAFFO, Cancionero de las invasiones inglesas, Emecé, Buenos Aires, 2010,
p. 135.
43. BIBLIOTECA NACIONAL, Romance heroico en que se hace relación circunstanciada de la gloriosa reconquista
de la ciudad de Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, verificada el 12 de agosto de 1806, p. 21.
44. INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS SOBRE LA RECONQUISTA Y DEFENSA DE BUENOS AIRES, La
Reconquista y Defensa de Buenos Aires, Peuser, Buenos Aires, 1947, p. 238.
45. ARTUROCAPDEVILA, Las invasiones inglesas, Espasa Calpe Argentina, Buenos Aires, 1951, p.44.
46. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 70.
47. GILLESPIE, ob. cit., p. 90.
48. SÁNCHEZ, ob. cit., p. 70.
49. GILLESPIE, ob.cit., p. 101-102.
50. SÁNCHEZ, ob.cit., p. 47.
51. Ibidem, p. 70.
Carta de Juan Thompson (hijo de Mariquita Sánchez de Thompson) al caballero Felipe Gore, en reclamo de la tenencia
de sus hijos, Buenos Aires, 1834.
Departamento Documentos escritos. Sala VII. Legajo 3037.

50
Transcripción:

Al Caballero Felipe Gore. Encargado de negocios de S. M.


Juan Thompson, quintero y ganadero humildemente expongo, que soy súbdito bri-
tánico natural de Preston en el condado de Suffoth y residente por muchos años en
esta Provincia donde me casé en agosto de 1820 con Marta Brocksopp, también súb-
dita británica en quien tuve cinco hijos y que murió en diciembre de 1831.
Inmediatamente después de la muerte de mi mujer, su hermana Ana Byrne obtuvo
clandestinamente posición de cuatro de mis hijos menores (uno de ellos con solo
diez semanas de edad) durante mi ausencia temporal, habiendo rehusado siempre
consentir en semejante procedimiento por un deseo muy natural de criar y educar mis
hijos.
Algún tiempo después por razones poderosas procuré obtener de dicha señora Ana
Byrne la devolución de mis hijos, pero ella siempre (aunque con aparente conformi-
dad con mis deseos) consiguió eludir que se verificase este proyecto, hasta que por
último insistía en que fuesen entregados lo que en efecto tuvo lugar, con la excepción
del menor, con la concurrencia de dicha Ana Byrne, esta concurrencia sin embargo
fue meramente fingida por parte de ella, pues inmediatamente después, levantando las
más útiles y maliciosas calumnias contra mí, tales como, que la propiedad que poseía
pertenecía a mí finada esposa, que era de mal carácter y un mal ejemplo para mis
hijos con muchos otros cargos igualmente infames malignos e infundados, procura
una orden del Juzgado de Primera Instancia para que apareciese con un inventario y
tasación de toda mí propiedad, y posteriormente otra orden del defensor de menores
al mismo efecto, con ninguna de cuyas ordenes, por lo que respecta al inventario y
tasación cumplí yo, alejando que las autoridades de este país no pueden tener do-
minio ni interferencia en la propiedad de un súbdito británico residente aquí, sin em-
bargo de esto se ha expedido una orden perentoria para que sea puesto preso y todos
mis bienes secuestrados si en el instante este mismo día no obedezco dicho injusto y
opresivo mandato.
Yo advierto respetuosamente que los pocos bienes que adquirí por mí mujer, con-
sistían en unas pocas vacas lecheras y otras efectos personales de poco valor, que no
habiéndose hecho arreglo o artículo matrimonial me pertenecían legalmente.
Apelo confiadamente el testimonio de todo el vecindario donde ha residido por trece
años por el buen nombre que invariablemente ha tenido por su buena conducta, y
declaro solemnemente que de remover a mis hijos del cuidado de dicha Ana Byrne
solo he obrado por un deseo de promover su felicidad, y por haber descubierto que el
objeto de dicha Ana Byrne solo era rogarle el amor de sus hijos.

Ruego pues humildemente se sirva de hacer saber estos hechos a quien corresponda
para que se suspenda inmediatamente, los procedimientos referidos, y se haga una
invitación a los mencionados juzgados para que no interfieran conmigo en adelante
sobre este asunto. Y además que se sirva de adoptar las medidas que juzgue conveni-
entes.

(Firmado)
Juan Thompson
Buenos Aires. Enero 24 de 1834.

Traducción fiel: Demetrio R. Peña

51
52
La mujer en los expedientes judiciales coloniales
El caso de María Josefa García
por María Teresa Fuster

Los expedientes judiciales son fuentes documentales de incalculable valor. En


su análisis podemos extraer una cantidad de información que va más allá
de lo judicial: vida, costumbres, pensamientos y cosmovisiones quedan plas-
mados en ellos, sin distinción de sexo o nivel socioeconómico. En este breve
trabajo nos centraremos en un expediente judicial de 1805, que nos permite
adentrarnos en la vida de dos personas jóvenes que habitaban la ciudad de
Buenos Aires en las postrimerías del período colonial. El desarrollo de los
hechos brinda un panorama esclarecedor sobre el pensamiento y comporta-
miento de una mujer simple en medio de una situación injusta.

En el imaginario popular, la mujer durante el Las fuentes oficiales que constituyen la


periodo colonial era una persona carente de parte más voluminosa e importante de la
voz, de presencia, sin la posibilidad de hacerse documentación que se conserva en los archivos,
oír, prácticamente inexistente; sin embargo en por lo general, fueron producidas por hombres
la medida en la que uno comienza a adentrarse que ocupaban altos cargos, instruidos en su
en la investigación de documentos históricos mayoría y de alta posición económica, militar,
esa visión comienza a modificarse. Si bien la eclesiástica o política. Estas fuentes, si bien son
mujer estaba muy lejos de tener los mismos muy valiosas, nos permiten tener solamente
derechos que el hombre y no dejaba de estar una visión parcializada de cómo era la sociedad
relegada detrás de la figura masculina, no de ese tiempo. La particularidad de las fuentes
era un ser nulo, ausente o sin medio alguno judiciales es que en ellas aparecen personas de
de defenderse. La visibilidad de la mujer en todo sexo, edad, condición social y económica
los documentos históricos no es mucha, pero que, en el desarrollo de los interrogatorios,
existe un tipo especial de documentación donde expresan muchas veces sus puntos de vista
podemos escuchar sus reclamos, su opinión y y nos detallan sus vidas. Si bien cuando las
apreciar como luchaba por sus derechos. Nos leemos debemos tener en cuenta el contexto en
referimos a los expedientes judiciales, en ellos el que fueron producidas –un interrogatorio
es donde su palabra se puede oír y estos nos judicial– es posible percibir por medio de
permiten una aproximación a su mentalidad y ellas a las personas reales, en este caso,
a su acción en tiempos de la colonia. aproximarnos a la mujer real de ese periodo.

Página anterior: Carátula del expediente del caso.


Departamento Documentos Escritos. Sala IX 23-6-3. Tribunales Administrativos. Legajo 15. Expediente 452.

53
Las fuentes judiciales son un rico elemento una relación sentimental. Manuel Norberto
de análisis, que puede aportar datos muchas era de familia acomodada, sus padres ya
veces sorprendentes para recrear una sociedad fallecidos eran Don Tomás Insúa y Doña Juana
y su mentalidad.1 Viviana Kluger reconoce Rosa Collis o Collins. Al ser menor sus bienes
que este tipo de fuentes “se han constituido en estaban administrados por su tutor, esposo de
observatorio del que han partido algunos de su hermana, de nombre Gerardo Antonio Posse.
los más valiosos aportes de los últimos años”.2 Esta relación que avanzaba no fue vista con
Al leer y analizar los miles de expedientes buenos ojos por el tutor de Norberto quien,
judiciales que tienen como figura central al parecer, tenía otros planes para el futuro
a mujeres de todos los estratos sociales, del joven heredero. Como María Josefa era
verdaderamente nos sorprende la fuerza de su huérfana de padres y no era natural de la ciudad
voz, sus reclamos y la gran cantidad de fallos de Buenos Aires sino de Córdoba, el tutor de
judiciales a su favor. Al sumergirnos en su Norberto quiso averiguar los antecedentes
análisis, nuestra visión de la sociedad colonial familiares de la chica con la intención evidente
comienza lentamente a cambiar. de encontrar algún obstáculo para impedir
En este breve artículo queremos analizar esa alianza. Con tal fin le escribió el 10 de
un caso sencillo de una mujer que contaba con diciembre de 1802 a su amigo Manuel López
unos 20 años3 en 1805 de nombre María Josefa que residía en la ciudad de Córdoba. Este le
García nacida en el pueblo Villa Las Palmas en respondió que para él había razones para creer
Córdoba, que ilustra cómo una mujer común que: “la citada María Josefa García… sea una
durante los primeros años del siglo xix no de las cuñadas del Sr. Vicente Ferrer, alias el
tenía problema en reclamar, en hacer valer sus Tamborero, que es notoriamente mulata por
derechos y que luchaba por lo que creía justo. todos los costados, se deduce de su árbol
Este relato real está extraído del expediente genealógico”.4 Manuel López brindó un
452 de tribunales administrativos y pertenece detallado relato de esta familia mulata, cuyas
a la documentación que se conserva en la sala mujeres eran conocidas como las muchas por su
colonial del Archivo General de la Nación. crecido número, e incluyó entre sus miembros
María Josefa, según los informes de a María Josefa, pero sin base alguna, pues
testigos, era hija de Jerónimo García, español de hecho ni el apellido coincidía. Pero como
de nacimiento y de una cordobesa llamada esta información le venía muy bien al tutor
María Mercedes Sosa, quien, tras enviudar, se de Norberto sin mediar mayor investigación
trasladó a la ciudad de Buenos Aires con su inmediatamente la hizo valer ante el joven.
hija a la casa de otra de sus hijas, fruto de su Tarea inútil, porque Norberto se empecinó en
primer matrimonio, Rafaela de la Torres, que continuar su relación romántica con la joven.
estaba casada. María Mercedes Sosa falleció Mientras Norberto fuera para las leyes
al poco tiempo y la joven permaneció en la españolas menor de edad debía acatar el
ciudad con su hermana Rafaela habitando el mandato de sus tutores, al cumplir los
barrio porteño de San Nicolás. veinticinco años según la Real Pragmática
En 1802 María Josefa conoció a un joven sobre matrimonio de los hijos de familia que
acomodado llamado Manuel Norberto Insúa Carlos III emitió el 23 de marzo de 17765 y
de 19 años, y rápidamente nació entre ellos su agregado posterior del 10 de abril de 1803,

54
podía casarse aún sin el consentimiento de padres Cuanto más aumentaba la oposición a
o tutores. En 1805 la ley volvió a reformularse, la boda más se acrecentaba la terquedad de
y se especificaba que si la unión era desigual o Norberto. En 1802 cansado de la oposición
sea con personas de distintas clases sociales o familiar decidió huir con su novia para casarse y
pertenecientes a castas requería para concretarse
de la intervención de las autoridades judiciales se fue con la referida María Josefa a la
o el permiso expreso de los padres. Si bien para Capilla del Partido de Baradero donde
la época de esta demanda, el agregado del año con una información falsa en que ocultó
1805 aún no estaba en vigencia, era tácita la su calidad, patria y nacimiento y la de la
idea de casamiento en igualdad de condiciones, expresada con otros artificios consiguió
por lo tanto, los tutores de Norberto acudieron que el cura del significado partido se
a la justicia para impedir esta unión desigual determinase a casarlos en cuyo estado
a la que consideraban indeseable y un baldón y habiéndolos ya proclamado llegó
para la familia. la noticia a su curador su exceso y
El 11 de junio de 1805 se inició un atentado el que se pudo evitar por
expediente legal que se caratuló “Don medio de las oportunas órdenes y
Román Ramón Díaz como curador dativo providencias que se libraron por el Sr.
y demás hermanos políticos de Don Provisor y Governador del Obispado
Manuel Norberto Insúa sobre impedir y por las Justicias Reales a quienes
el matrimonio” entre los querellantes se ocurrió oportunamente dicho Curador.7
encontraban sus hermanos políticos Don
Gerardo Antonio Posse, Don José Mateo de
Echavarría y Don Andrés Domínguez. El joven enamorado mintió sobre su edad al
Alegaban que “Manuel Norberto Insúa párroco de Baradero quien aceptó casarlos,
dexándose arrastrar de sus pasiones y olvidando pero estando a punto de celebrarse la ceremonia
de sí mismo y de los deberes de las leyes de la fue impedida por un mensaje inoportuno para
sociedad obligan a todo individuo con respecto los jóvenes del obispado refrendado por el
a su familia…trata de enlazarse en matrimonio Cabildo donde las autoridades ordenaban que
con María Josefa García mulata cordobesa la boda no se celebrara. Norberto asustado
con notorio desdoro y deshonor de su familia huyó y se escondió durante un tiempo, mientras
que es de conocida distinción y lustre…”.6 María Josefa regresó a su casa con su hermana
El motivo aducido para la oposición y una criada quienes la habían acompañado a
del matrimonio era la diferencia de castas, la ceremonia.
sostenían los familiares de Norberto que Según declara posteriormente el conductor,
María Josefa tenía sangre negra, la llamaban o carretillero como lo mencionan las fuentes,
la mulata cordobesa. Los tres años previos al quien había realizado el traslado de la pareja a
inicio del expediente la oposición de la familia Baradero, de nombre Pedro Álvarez del Valle,
había sido férrea y la testarudez de Norberto las cosas habían sucedido así:
también. La oposición arrancó por el entonces
curador Gerardo Antonio Posse con el Le habló Don José Ladrón de Guevara
argumento del dudoso origen de la joven. para llevar unas mujeres a distancia de

55
40 leguas de esta capital y habiendo Que el declarante a su vuelta de este
hecho su trato con el aviso que aquel viaje trajo en su citado carricoche a
le dio el mismo día de la salida pasó las predichas mujeres…8
el declarante con su carricoche a un
cuarto situado junto a la zanja de Relata la familia en el Juzgado que el joven,
Viera en el que recibió el tres mujeres de carácter caprichoso, pero con poca fuerza
cuyos nombres no sabe y un hombre de voluntad para permanecer fuera de las
llamado Don Mariano Creu y por comodidades a las que estaba acostumbrado:
disposición de ellos se dirigió al Pilar
y de este parage a Areco en donde se ocultó, pero al cabo de algún
pararon en la casa del Notario de tiempo, se apareció en casa de su
San Antonio en la qual se hallaba ya hermano político, Don José Mateo de
su moso que después supo el testigo Echavarría quien lo apadrinó y tubo en
ser hijo del finado Tomás Insúa su compañía procurándolo disuadirlo
que quedando allí todos se fueron de su desbarrada intención (…) En
solamente el que declara y Creu al efecto el parecía hallarse convencido
Baradero: Que estando en ese lugar y desengañado de la vil clase de muger
alojados en un rancho que decían ser de con la que había intentado unirse en
Troncoso se corrió una amonestación matrimonio a cuyo fin se le manifestaron
para casarse el nominado Insúa con las cartas originales que en debido forma
una de las enunciadas mujeres en presentamos… Después de esto pasó a
cuyas circunstancias se vino el testigo Casa de Don Román Ramón Díaz que
con Creu a esta Capital dejando su se le dio por curador por el Juzgado
carricoche con dos peones y suficiente de Menores. Ahí se ha conservado por
número de caballos a los demás que poco tiempo sin que se creyese que
quedaron ya otra vez en lo Ortíz. Que aún permanecía en tan descamisado
cuando el declarante llegó a su casa propósito. Pero aún que descansábamos
encontró una esquela de Don José seguros en esta inteligencia el suceso
Mateo Echavarría dirigida a saber nos ha desengañado y hemos venido
para donde habían ido los carricoches a conocer que abrigaba en su pecho
del que declara con cuyo motivo todo el fuego de la ciega pasión que ha
se fue el testigo con Echavarría y manifestado por esa muger quien nos
contándole a este todo lo relacionado persuadimos habrá sabido fomentarla
le mandó salir con un Ministro de para asegurar la presa.9
orden del Alcalde de 1er. Voto que
lo era entonces Don Cristóbal de Iniciado el juicio, el Provisor del Obispado,
Aguirre a traer preso al dicho hijo tras realizar indagaciones sobre el supuesto
de Insúa lo que no se efectuó en esta origen esclavo de María Josefa, declaró:
parte porque habiendo tenido noticia
de ello este moso se vino al pueblo con Que por mi Tribunal no hay
el mismo sugeto que lo había llevado. constancia ni se ha podido adquirir

56
ni menos resulta comprobado del y que ya para ese tiempo era mayor de edad
dicho expediente que la citada María y por lo tanto libre para hacer su voluntad.
Josefa sea mulata pues ni es natural Expresó que si fuera el caso como alegó Posse
de la Falda Ochoa, ni parienta de la y él quisiera casarse con una mulata lo podría
familia de las Muchas como denotan hacer sin inconveniente porque el rey lo había
las cartas y únicos documentos que habilitado. Aunque en el caso de su futura
instruyen el expediente: pues según mujer esto no era válido ya que no era mulata
estoy informado la dicha María Josefa ni pertenecía a la familia de las Muchas de
es natural del Partido y curato de las Córdoba como equivocadamente creyeron sus
Palmas como dos días de camino de parientes. El Juzgado decidió la apertura del
la ciudad de Córdoba de edad de 18 juicio y que en el plazo de ocho días se probara
años cumplidos bautizada en dicho la calidad de la consorte de Insúa y las razones
Partido por dicho Dr. Don Domingo alegadas por los parientes. Se comunicó como
Ignacio Guarasa cura de allí que era correspondía la decisión a ambas partes.
entonces hija legítima de un hombre Desfilan los testigos por tribunales, así el
español nombrado Jerónimo García 25 de junio por parte de Norberto Insúa se
natural de Córdoba la Llana en presentan: Don Manuel José Cardoso quien
la Baja Andalucía y de una muger declara dice que
también española llamada Mercedes
Soria natural de la ciudad de Córdoba conoce a María Josefa y a la media
del Tucumán… 10
hermana Rafaela que nació la
primera en las Palmas, Córdoba. Que
Por lo tanto, concluyó el Tribunal eclesiástico vivió cerca de 20 años allí y conoció
que, ni María Josefa ni su hermana “no tienen a sus padres Jerónimo García y
nota de casta de mulatas porque son españolas María Mercedes Soria que estaban
limpias de sangre y no están mezcladas ni legítimamente casados, que su hija
emparentadas con las familia de las Muchas”.11 era Josefa y le consta que Jerónimo
Las pruebas no avalaban la argumentación de era nacido en Europa y Mercedes
la familia de Norberto. en Córdoba siempre tenidos por
El juicio siguió su curso y el 15 de junio españoles limpios de toda mala sangre,
1805 hubo una nueva presentación de Manuel que nunca supo que tuvieran algo que
Norberto Insúa, quien alegó que ya era mayor ver con la familia de las Muchas y
de edad y libre para contraer matrimonio, sin que siempre los tuvo por familia muy
embargo, por la intervención judicial impuesta distinguida.12
por sus parientes se le impidió casarse. Por
escrito solicitó que se levantara la prohibición. Bartolo Gigena, natural de Córdoba y
En la presentación del 22 de junio residente en Buenos Aires, declaró que conoció
1805 Manuel Norberto Insúa alegó que a los progenitores de Josefa que el padre era
sus hermanos políticos no tenían legítima de Andalucía y la madre de Córdoba. Gente
representación para oponerse teniendo en tenida siempre por española “limpio de toda
cuenta el Real Decreto del 10 de abril de 1803 mala raza de moro, judío, mulato y otras

57
castas” y sabe que “Fray Luis de los Dolores por más gentes que las referidas mujeres eran
Soria era hermano de Mercedes tío de María chinas y por otra parte que eran mulatas…”.15
Josefa y que escucho de las Muchas, que son Los días 3 y 10 de julio de 1805 hubo nuevas
mulatas pero que nada tienen que ver con la presentaciones de Manuel Norberto Insúa para
referida María Josefa”.13 invalidar a los testigos en contra de su futura
Declara José de la Rosa Fernández, natural esposa. Argumentó que no tenían pruebas
de Santa Catalina en Portugal, jura “que hace suficientes y los testigos no eran confiables. Los
unos doce años conoce a la familia de Josefa días 10 y 22 de julio de 1805 ocurrieron nuevas
que son españoles que nunca oyó nada con presentaciones de Román Ramón Díaz, Gerardo
relación a su origen al contrario son limpios y Antonio Posse, José Mateo de Echavarría y
españoles”.14 Andrés Domínguez, curador dativo y hermanos
Por otra parte, María del Carmen Bazán, políticos de Manuel Norberto Insúa, quienes
que vivió en Córdoba hasta 1790, corroboró declararon que si bien no pudieron traer de
lo mismo, con el agregado de que la madre Córdoba pruebas suficientes sobre la calidad
de María Josefa era de Sancala Provincia de de la esposa que pretendía Norberto continúan
Córdoba. sosteniendo que los antecedentes familiares de
Los querellantes presentan a su vez testigos. ella eran oscuros.
Estos son: Ana Luisa Sánchez como de 30 años En pleno desarrollo del juicio, Norberto,
natural de Córdoba y vecina de Buenos Aires que no era muy constante, cambió de parecer.
quien declaró que conocía a Josefa y a una No se cuenta el porqué. Decidió no seguir
hermana esposa del zapatero Quirino, dice que adelante con su promesa de matrimonio a
en Córdoba conoció a Rafaela y la tienen por María Josefa. Una situación evidentemente
mulata de la familia de las Muchas. Que “oyó difícil para Josefa. Sus antecedentes familiares,
decir eso”. su posición y su dignidad se habían visto
Juan Trigo quien hizo averiguaciones a todo este tiempo sometidos a investigación,
pedido de Posse afirma que no pudo corroborar calumnias, supuestos, y lo que no era menor,
que María Josefa fuera de familia mulata y que estaba envuelta en un escándalo conocido
no las conocía personalmente para afirmar por toda una ciudad que, a pesar de sus aires
cual es su origen. de gran ciudad, no dejaba de ser pueblerina.
También declaró María Bernarda, una Su nombre y el de su familia estaba en boca
parda libre, quien afirmó que conocía a Josefa de todos. En un tiempo en que el honor, el
y que era mulata de la familia de las Muchas. prestigio y el buen nombre eran el haber más
Asimismo declaró Francisco González importante de una persona, no debió resultarle
Maldonado, dijo que trató de averiguar de la nada fácil para la joven Josefa enfrentar estos
familia de la chica, pero no pudo saber nada. rumores y suspicacias sobre su persona, y ahora
El conductor del carro que los había llevado su novio cancelaba el compromiso en el cual
tres años antes a Baradero en la intentona de seguramente había depositado sentimientos y
casarse declara que “es cierto que el citado expectativas durante tres años y hasta echaba
Insúa se puso en la información que produjo dudas sobre su moral.
en el Baradero, natural de la Villa de Potosí La actitud de Norberto no había sido muy
y que es igualmente cierto que allí se decía cordial con María Josefa y su hermana tras el

58
rompimiento del compromiso como lo dejó Don Pedro Maldes, como apoderado de
entrever en una carta dirigida a la hermana de María Josefa García, escribió al Alcalde de 1er.
Josefa, Rafaela que decía: Voto de Córdoba, Don Francisco Pérez Mier
para constar la genealogía y linaje de Josefa,
Hallándome como Usted no ignora elevó una solicitud para que se nombrara a
con determinación de no casarme con un juez pedaneo en Las Palmas con el fin de
su hermana me hará usted el favor que tomara razón de la calidad sanguínea de
de mandarme decir en quanto quiere la joven. En una carta recibida en Córdoba el
que dote a su hermana sin embargo 4 de julio de 1805 se informa que se nombró
de no haber tenido trato ni cópula para este cargo a Don Ángel Terán.
carnal alguna en ningún tiempo con En el Valle de la Palmas desde el 24 al 27
su hermana como ella lo confesara de julio de 1805 declararon ante el Juez Ángel
sino fuese sin vergüenza y quisisese Terán diferentes testigos:
deshonrarse por su gusto; esto lo hago Nicolás Zeballos español oriundo del Valle
no porque mi conciencia me acuse de las Palmas quien declaró que Josefa era
de nada sino únicamente por vivir hija legítima de Jerónimo García, español, y
descansado y con el espíritu sosegado. de María Mercedes Sosa, viuda en primeras
El Papel de mi letra que para en su nupcias, le consta que
poder y sobre el cual quiere usted
formar su instancia bien la vez que lo es hija legítima y de legítimo
dí no por copula que hubiese tenido matrimonio…que son españoles nobles
con su hermana sino por otro fin tenidos y conocidos por hunos de las
distinto. primeras familias de este Valle de las
Me hará usted el favor de concluirme Palmas y que no sabe ni ha oído decir
la camisa pues me urge alguna cosa que sean de los nuevamente convertidos
De M Insúa y menos que se les haya imputado mala
Mandará Ud. decir lo que vale la nota en la sangre ni por haver sido ni
costura. ellos ni sus ascendientes penitenciados
por el Santo tribunal de la Inquisición
¿Cómo reaccionaría María Josefa ante esta ni haber sabido hayan tenido ninguna
injusticia? ¿Se callaría y aceptaría mansamente otra mala nota.16
semejante afrenta? Pensemos que era mujer
y huérfana de padres que la apoyaban y Declararon también Manuel Fernández,
reclamaban en su nombre. Acudió la joven Mariano Brondo, Juan Lorenzo Martínez,
a Pedro Maldes, quien había sido en su Francisco Morán, Pablo Gómez, Martín Vera,
momento empleado por Norberto para Felipe Rodríguez, Julián Martínez y Silvestre
realizar averiguaciones del caso, con el fin de Oviedo quien agregó que el tío carnal de
que actuara como su representante legal. Ella María Mercedes Soria es el religioso Francisco
tenía la firme determinación de seguir adelante Luis de los Dolores Soria, un conocido
con el juicio con la intención de limpiar su sacerdote de la zona, y era hecho sabido que
buen nombre de la menor sospecha. el clero no provenía de los estratos inferiores

59
de la sociedad. Siguió tomando declaratoria a de mi prosapia para lo qual se
Fabián Carabajal, José Antonio Cincunegui, libró el correspondiente despacho
todos españoles, vecinos de Las Palmas quienes a la Justicia de Córdoba y aún el
confirmaron exactamente la declaración anterior. mismo Insúa otorgó poder de Don
Domingo de Maldes, hijo de Pedro Maldes Pedro Malde por quien se actuó la
el abogado de Josefa que residía en Córdoba información de testigos que con el
escribió al cura, vicario y juez eclesiástico, el juramento necesario acompañó de la
Padre Juan Francisco Tagle, para solicitarle que corrido traslado a los opositores,
la fe de bautismo de la joven nacida y criada su Apoderado Don Manuel López,
en la Parroquia de Las Palmas. Finalmente el la confiesa plena y suficiente tanto
acta de bautismo, sin lugar a dudas, acredita para su satisfacción como para la de
la legitimidad de Josefa y su origen hispano sus representados…de forma que es
limpio de sangre negra. bien visible la falsedad con que se me
Las pruebas, en particular el acta de calumnió sin mérito ni razón y por eso
bautismo, no dejan lugar a dudas de que era tengo derecho a ser reintegrada en mi
una calumnia el origen incierto de María pública estimación y natales.
Josefa. Tal es así que el mismo López, el vecino Pero sucede que en este intermedio ha
de Córdoba que iniciara este rumor dando pie desistido Insúa de las obligaciones que
a la familia de Norberto de las acciones legales, voluntariamente se impuso y que con
no tuvo más remedio que declarar por escrito tanto tesón ha demandado… Insúa
al Alcalde 1er. Voto de Córdoba: conoció mi honradez y buen linaje
el que aunque se pretendió poner en
Se me ha pasado de la información duda ya queda desyrado por la plena y
seguida por orden de este juzgado de la suficiente información que acompaño
legitimidad y nobleza de Doña María en 26 foxas útiles. Nada me importa su
Josefa García digo que habiéndola desistimiento al que yo también difiero
visto con la atención debida la he muy gustosa pero quantos gastos se
encontrado plena y suficiente para mi han ocasionado me los debe satisfacer
satisfacción y la de mis instituyentes aclarándose por VE por de ningún
quienes han procedido en la capital efecto las tachas objetadas por haver
de Buenos Ayres por falsos informes calificado lo contrario dándoseme
y equivocación y no dudo la tendrán testimonio de todo el proceso respecto
por bastante por los efectos que a no comprender este caso en el del
solicita la parte… 17 real Decreto ni anteriores pragmáticas
o el auto que se expidiese en
María Josefa el 9 de septiembre de 1805 consecuencia de este escrito añadiendo
escribió al tribunal: que no necesitando de la dote ofrecida
porque no hay antecedente ninguno la
Que VE fue servido mandar que renuncio desde ahora contentándome
se adelantasen las justificaciones VE con declare y mande conforme dejo
relativas al mejor esclarecimiento expuesto…”.18

60
En esta nota se puede apreciar la firmeza Octubre de 1802. Rubrica Manuel
y dignidad de esta mujer y su determinación Norberto Insúa.19
de no dejar avasallar sus derechos. Dejó en
claro que es “bien visible la falsedad con que Lo cual es prueba más que convincente del
se me calumnió sin mérito ni razón y por eso estado serio de sus relación con Norberto,
tengo derecho a ser reintegrada en mi pública como ella era una mujer intachable en cuanto a
estimación y natales”. Ante la vuelta atrás de Insúa linaje y honradez y, por otro lado, de la falta de
con relación a su matrimonio si bien ella deja en cumplimiento de la palabra del joven. El hecho
claro que “nada me importa su desistimiento al de que María Josefa haya pedido este papel a
que yo también difiero muy gustosa” reclama los Norberto y lo hubiera conservado mostraba su
gastos legales en los que incurrió y, por lo tanto, inteligencia y sagacidad, pues podía utilizarlo
solicita a Norberto Insúa por medio de la justicia ante el cambio de parecer del joven. Podemos
su pago. Gastos que tuvo que hacer debido a la sospechar que María Josefa no confiaba mucho
familia de Norberto y no por motu propio. en la firmeza de su exprometido.
Presenta ante el tribunal un documento El Tribunal falló a favor de María Josefa el
donde Norberto años antes había entregado a 1 de octubre de 1805:
la joven donde dejaba constancia que Vistos con el abundante mérito que produce
la información de 13 testigos acompañada
Por este confieso y juro por esta por la suplicante Doña María Josefa García
señal de la Cruz yo Don Manuel a consecuencia de lo mandado por esta
Norberto Insúa que es mi voluntad Superioridad en providencia de 11 de Julio
tomar estado de matrimonio con último se declaran por nulas y sin ningún efecto
Doña Josefa García hija legítima de las tachas objetadas al buen origen y limpieza
Don Jerónimo García de la ciudad de sangre de aquella interesada con motivo
de Córdoba la Llana y de Doña del matrimonio que intentaba contraer con la
María Mercedes Soria natural de misma Don Manuel Norberto Insúa y en su
Córdoba del Tucumán haciendo virtud sobreseyéndose en el curso y prosecución
saber a todos y quantos lo viesen del asunto mediante el desistimiento de ambos
para mayor abundamiento que contrayentes satisfáganse por medio de Insúa
le tengo dado palabra y mano todas las costas causadas archivándose los autos
a la dicha Doña Josefa García con la debida reserva y bajo igual declaratoria
voluntariamente conociendo que en nada debe perjudicar su séquela a la
ser acreedora a ello mediante su filiación y limpia prosapia de Doña María Josefa
mucha honradez y de ser igual a García y sus ascendientes. Dense a aquella los
mi sangre por ser española por certificados que pidiese con inserción de esta
cuya causa y para que en todo resolución entendiéndose todo a costa del
tiempo se me obligue a cumplirla mismo Insúa o de su Curador por quien se ha
a la expresada Doña Josefa lo que dado lugar a las gestiones del presente juicio.20
dexo dicho le paso este documento ¿Cómo reaccionó Norberto a esta postura
jurado y firmado de mi puño y de su exprometida? Quiso hacerle pagar
letra en Buenos Ayres, a 25 de también las costas judiciales a María Josefa,

61
aunque el juzgado había decidido lo contrario Ha exhibido (Norberto) una cuentecita
y reclamó el pago de gastos en los que incurrió en la que viene haciéndome cargo
mientras eran novios. el varias partidas que jamás me ha
El reclamo incluía, según la carta que le entregado ni menos será creíble a quien
hace llegar a la casa de ella: como yo y otros infinitos sabemos
la triste situación en que estubo y lo
• 41 pesos por gastos de la recolec- tuvieron sus parientes y curador, pues
ción de información. a su tiempo y en donde corresponde se
le justificará porque lexos de hacerme
• 127 pesos y 7 y 2/4 reales pesos en
suministraciones o préstamos que
concepto de costas judiciales.
llama él más bien se le mantenía en
• 60 pesos para completar el dinero innumerables renglones.
para la compra de la negra que tienen. Sobre todo el pago de las costas
dimana de un juzgamiento que ni se
• 20 pesos que le presté para comprar
le ha reclamado ni menos es oportuno
unas caravanas de crisolitos.
hacerlo en la actualidad toda cosa
• 9 pesos que le presté para comprar juzgada trajo aparejada execución y
cortinas para la cama. su cumplimiento no se le retarda en
manera alguna pues es de tal naturaleza
• 6 pesos que le presté para comprar
que tampoco se le encargan los 10 días
un par de sábanas.
de la ley para probar excepciones por
• 20 reales que le presté para comprar cuanto esta es la diferencia que hay
de zapatos todos bordados de lente- entre una sentencia y un documento
juelas de oro. público o privado reconocido en juicio.
Así pues sírvase VE mandar que o
• 10 reales que pagué al zapatero que
bien Insúa o su curador me entreguen
los hizo a cuenta de la misma.
mis costas dentro de 2º día o que si
• 41 pesos de pago de gastos a Pedro alguna prevención tuviese en orden
Malde. a esos soñados préstamos que refiere
su cuenta lo haga en el tribunal que
• 9 pesos por la botijuela de aceite que este
compete…21
pide como pago, 2 pesos de papel sellado.

• 20 reales de escritos. No solamente la joven expresó la injusticia


de este reclamo sino que a su vez pidió que se
• 61 pesos y 6 ¾ reales de poderes y
le pagaran los gastos que ella incurrió en un
escritos.
juicio que no inició:
María Josefa, que tenía evidentemente un El 4 de noviembre de 1805 el Tribunal
fuerte carácter, no iba a aceptar sumisa tamaña decidió y con lo cual se cerró el expediente:
injusticia, así el 30 de octubre de 1805 apeló al
Tribunal ante el reclamo de Insúa. Elevó una Vistos: Satisfágase por Don Manuel
nota a las autoridades donde expone: Norberto Insúa o su curador el total

62
importe de las costas comprendidas reclamó a la joven. Los cuales presumimos que
en la planilla con arreglo a lo María Josefa nunca pagó.
mandado por esta Superioridad Este expediente judicial nos presentó a una mujer
en autos del 1º del mes anterior y de principio del siglo xix con carácter, decisión y
así verificado sin excusa alguna ni valor, que hizo valer sus derechos y reclamó ante la
réplica si tuviese el referido Insúa justicia cuando así lo creyó conveniente. Una imagen
alguna acción que deducir contra muy diferente a la de la mujer sumisa que no habla
ésta interesada por razón de los y que acepta calladamente la voluntad masculina, y
suplementos indicados en la cuenta lo que es más. muestra a un justicia que no tomó
que corre agregada, promuévala su reclamo como sin importancia, sino que por
en cuenta separada y según viese el contrario atendió dando lugar a sus reclamos
le convenga, archivándose desde y que como resultado falló a su favor a pesar que
luego los presentes autos como en el lado contrario estaba una familia poderosa y
está prevenido. con influencias del virreinato. Esta es una imagen
Rubrica: Basavilbaso22 muy contraria a la que tenemos internalizada
sobre la mujer en los inicios del siglo xix.
Así Manuel Norberto Insúa debió hacerse El análisis de los expedientes judiciales
cargo de las costas y el Juzgado deja fuera de su puede aportarnos más sobre este aspecto y
competencia los otros gastos domésticos que le seguir sorprendiéndonos. V
NOTAS
1. Durán, C., “Apuntes sobre la fuente judicial como recurso para la investigación social” en Revista Sociohistórica,
N° 6, La Plata, 1999, pp. 233-241.
2. Kluger, V. “El expediente judicial como fuente para la investigación histórico-jurídica. Su utilidad para el estudio de
la historia de la familia colonial” [en línea] en revista Passagens, Vol. 1, Nº 1, 2009, p. 1., [consultado el 10/09/2018].
Disponible en: www.historia.uff.br/revistapassagens/artigos/v1n1a4.pdf
3. Las edades en el periodo analizado son muy imprecisas. Muchas veces las personas decían desconocer su edad
real, es común en las fuentes expresiones tales “como de” tantos años o “de unos” tantos años al referirse a la edad
de las personas involucradas en los expedientes. Recordemos que los registros existentes de nacimiento eran los
eclesiásticos, más precisamente el día del bautismo y muchas veces no se consignaba la fecha exacta de nacimiento.
4. Archivo General de la Nación (en adelante AGN) Sala IX 23-6-3 Tribunales Administrativos Legajo 15.
Expediente 452.
Nota: la cita es textual. Se conserva la ortografía original.
5. La aplicación de esta disposición en las colonias hispanoamericanas data de 1778.
6. AGN Sala IX 23-6-3.
7. Ibidem.
8. Ibidem.
9. Ibidem.
10. Ibidem.
11. Ibidem.
12. Ibidem.
13. Ibidem.
14. Ibidem.
15. Ibidem.
16. Ibidem.
17. Ibidem.
18. Ibidem.
19. Ibidem.
20. Ibidem.
21. Ibidem.
22. Ibidem.
63
64
El primer feminismo rioplatense
Un emergente social
por Ricardo de Titto

Si adoptamos una clasificación muy aceptada en la actualidad, este artículo se cen-


tra en precisar las características que se combinaron en la Argentina para confor-
mar al grupo de mujeres que personaliza en el país la “segunda ola” del feminismo.
Según esta periodización, la primera de esas “olas”, es la del “feminismo ilustrado”,
que se extiende desde la Revolución francesa hasta mediados del siglo xix y pone
el acento en reivindicar la ciudadanía de las mujeres. Su obra más representativa es
Vindicaciones de los derechos de la mujer (1792) de Mary Wollstonecraft centrada en
“la igualdad de la inteligencia y la reivindicación de la educación”.1 Con este encuadre,
la “segunda ola”, llamada –como veremos, con cierta limitación de miras y unilatera-
lidad– “feminismo liberal sufragista”, es la que transcurre durante la primera mitad
del siglo xx y tiene como principal referente a la inglesa Emmeline Pankhurst (1858-
1928). Circunscribiéndonos a su primera fase y al escenario argentino-rioplatense, es
este el período que desarrollamos a continuación.

Inmigración, laicismo y educación y salud públicas

Al abordar los comienzos del movimiento fe- Aires en noviembre de 1859, era hija de in-
minista en la Argentina de inmediato aparece migrantes escoceses; Gabriela Laperrière,
una temática: su íntima vinculación con la in- de marzo de 1866, proveniente de Burdeos,
migración de la segunda mitad del siglo xix, Francia; Elvira Rawson, nacida en Junín en
un proceso realmente espectacular de modifi- 1867, nieta de un médico norteamericano;
cación y reconfiguración de la fisonomía na- Fenia Chertkoff, de octubre de 1869, judía-
cional. En efecto, sus principales referentes, rusa y original de la región de Odessa, Julieta
nacidas entre 1860 y 1890, o son extranjeras Lanteri, del año 1873, de La Brigue, cerca
o tenían relación directa con el más inmedia- del Mediterráneo (por entonces territorio de
to fenómeno inmigratorio. Ordenando por Italia y en la actual Francia); Alicia Moreau,
fecha de nacimiento a algunas de las mujeres nacida a fines de 1885, era hija de un matri-
más sobresalientes de este tiempo, constata- monio de franceses exiliados en Inglaterra
mos que Cecilia Grierson, nacida en Buenos tras participar de la Comuna de París.

Página anterior: Cecilia Grierson, Sara Justo y Sra. Pérez en el Hospital militar, 1930.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 108725.

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Por su lado, Carolina Muzzilli, que nació en clandestino continuó al amparo de policías y
Buenos Aires cuatro años después que Moreau jueces alcanzado en Buenos Aires y Rosario un
en Londres, era hija de italianos que la cria- desarrollo inusitado.
ron hablando el idioma peninsular y, por fin, La primera escuela normal del país, abrió
Raquel Camaña, también porteña, nació en sus puertas en Paraná en 1871, durante la pre-
1883, pero se formó en La Plata bajo la di- sidencia de Domingo F. Sarmiento. El normalis-
rección de la educadora estadounidense Mary mo “hizo escuela”: plasmó en el deber ser de la
Olstine Graham. Mientras la mujer inmigran- maestra la tarea cotidiana pero estratégica de
te de clase obrera se ocupaba, sobre todo, en concretar la igualdad de oportunidades. La “na-
trabajos mal pagos y que se realizaban en pé- ción” ­–al fin, una entelequia en construcción–
simas condiciones laborales, como en las fá- les legó así una función fundacional y, a la vez,
bricas de bolsas, de sombreros o alpargatas, y de larga mira: mediante el idioma, la historia,
los talleres de costura y de aparado de calzado, una cultura dominante y el cuidado del aspecto
donde surgen allí los primeros embriones de bajo el común guardapolvo blanco se modeló en
organización sindical, otra franja de inmigran- las aulas la organización que asume un sentido
tes lograba ubicarse en una “clase media” muy misional y redentor. Con los símbolos e himnos
esforzada pero con claras aspiraciones de as- patrios fraguaron también los nuevos íconos
censo social. morales laicos, que vinieron a reemplazar los re-
Un segundo aspecto que sobresale es que casi latos de vidas ejemplares de los santos religiosos.
todas ellas tienen íntima vinculación con dos
profesiones o áreas: todo lo relacionado con la
educación aparecía casi como un mandato so-
cial mientras que las actividades relativas con
la salud pública –la medicina, el higienismo
social, la enfermería y, en consonancia, la salu-
bridad laboral y el trabajo infantil– emergían
para esta generación como un rol que la distin-
guiría como la pionera en ámbitos antes reser-
vados a los hombres. Cecilia Grierson, Elvira
Rawson, Petrona Eyle, Alicia Moreau, Julieta
Lanteri, Sara Justo y la uruguaya Paulina Luisi
se graduaron en medicina, acompañando los
pasos de los socialistas Juan B. Justo, Enrique
Dickmann, José Ingenieros, Nicolás Repetto y
Ángel Mariano Giménez, todos ellos médicos
comprometidos con la lucha por la mejoría en
las condiciones de trabajo, contra el alcoho-
lismo y la prostitución. Por iniciativa de este
sector político y gestión de Alfredo Palacios,
en 1913 se aprobó la Ley 9143 para la repre-
Mary Olstine Graham, 1877.
sión de la “trata de blancas”, pero el negocio Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 346560.

66
Cuando, en 1882, sesionó el Primer Congreso
Pedagógico Sudamericano, la maestra
Clementina Comte de Alió, de origen francés,
puntualizó: “Si, como es evidente, la base de la
educación es la moral, si la mujer es la educacio-
nista irreemplazable de los tiernos años, la base
primordial de la educación común es la mora-
lidad de la mujer”. Así, la Escuela Normal de
Mujeres (“de Preceptoras”) fundada en 1873
en Concepción del Uruguay vivió una explo-
sión escolar: en 1881 tenía 214 alumnas y cinco
años después, más de seiscientas.
La mujer de fines del siglo xix y de las
primeras décadas del siglo xx encontrará
en estos dos ámbitos –la educación y la sa-
lud– no solo un rol social y un ámbito de re-
conocimiento profesional sino también un
espacio que las arrojaba a la militancia po-
lítica para asumir compromisos con los in-
Doctora Elvira Rawson de Dellepiane, 1932.
numerables postergados derechos de género. Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 124566.

Escuela Normal de Maestras, Concepción del Uruguay, 1918.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 23459.

67
Ese fue el caso de un nutrido grupo de prime- en 1897 había dado vida a El Adelanto, una
ras feministas como las hermanas Ernestina progresista revista de educación.
y Elvira López –primeras egresadas univer- Por último, una tercera coincidencia dis-
sitarias en el área de las ciencias sociales, en tingue a esta camada de primeras feministas:
Letras y Filosofía respectivamente–, Alfonsina su rechazo a las prácticas religiosas, cuando
Storni, las hermanas Fenia, Adela y Mariana no un marcado agnosticismo o expreso ateís-
Chertkoff, Raquel Camaña, Adela García mo. Ya fuera por su ascendencia anglosajona
Salaberry y la hija de Fenia Cherkoff, Victoria y las lógicas distancias que establecían con
Gucovsky, entre otras, quienes siempre desta- el catolicismo dominante, por su pertenencia
caron con orgullo su paso por las aulas. Entre o afinidad con grupos masónicos o de “libre-
otros intentos deben destacarse la Asociación pensadores” o, en varias de ellas, su filiación
Pro Fomento de la Educación Laica, fundada socialista, vocación clasista o sindicalista, las
en 1906, que creó una escuela primaria en el primeras feministas y sufragistas organizadas
local de los Bomberos Voluntarios de La Boca, en la Argentina –con sus matices– fueron otra
otra en la ciudad de La Plata y, la de mayor expresión extrema del positivismo dominante
trascendencia, la Escuela Laica de Morón di- y el racionalismo iluminista de corte fuerte-
rigida por la inquieta Pascuala Cueto, que ya mente antidogmático y anticlerical.

Recitadoras y poetisas en la fiesta de la poesía en el Club Argentino de Mujeres. Entre ellas, Alfonsina Storni (la tercera
de pie empezando por la derecha), septiembre de 1931.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 66905.

68
Fenia Chertkoff, militante feminista, luchadora por los derechos de la mujer trabajadora y por la equiparación de dere-
chos entre hombres y mujeres, c.1890.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 28697.

69
La “otra” Generación del Ochenta ria de 1918 y la irrupción del sindicalismo y
la protesta obrera –creciente desde principios
Evitando reduccionismos simplistas nos acer- del siglo xx pero que eclosiona con la “semana
camos a concluir que el primer movimiento fe- trágica” de enero de 1919– y con el trasfondo
minista argentino puede ser interpretado como de la Gran Guerra en Europa y el triunfo de la
un emergente social y político de una combi- revolución rusa, una serie de hitos de trascen-
nación de factores: la inmigración europea y dental repercusión en el tejido político, social y
norteamericana y la influencia de esas diversas jurídico del país. La Argentina del Centenario,
culturas en la sociedad local, el progreso social en efecto, no fue solo el “tirar manteca el te-
de un sector de una incipiente clase media lo- cho” de los “niños bien”, el exhibir al mundo
cal cuyas mujeres acceden por primera vez a una opulencia desmesurada –y, al fin, transito-
la educación terciaria y superior, la medicina ria–, el “amigamiento” con la Corona española
convertida en paradigma de las ciencias y del –con una infanta de visita que vino a hacer de
conocimiento, la docencia como nueva función “Madre Patria”, como diría Félix Luna– y un
asignada a las mujeres y, por fin, el fermento de cúmulo de festejos e inauguraciones de monu-
un humanismo laicista en un período en que el mentos y mansiones esplendorosas: por debajo
Estado nacional se distinguió por su distancia- una sociedad en movimiento y reestructura-
miento respecto de la Iglesia católica y de las ción del Estado, el régimen político y las clases
tradiciones hispánicas. sociales daba signos de gran vitalidad en sus
La modernidad, por lo tanto, encarnó en reclamos latentes. Es en ese marco variopinto
una nueva militancia que reclamaba, desde que un destacado grupo de pioneras comenzó
distintos ángulos, poner fin al mandato de las a hacer oír su voz distintiva.
“tres k” (kinder-küche-kappel: niños-cocina-
capilla) acuñada hacía ya tiempo por una em- Antecedentes notables
peratriz alemana como “lugares” femeninos –y
misiones– que ya se cuestionaba abiertamente Como se refleja bien en otros artículos de este
en los Estados Unidos y la mayoría de Europa, número de Legado,2 a lo largo del siglo xix
aunque no así en la América de tradición his- la sociedad porteña –con notable desigualdad
pana. Ellas constituyen, entonces, “la otra” respecto del resto del país– había dado lugar
Generación del 80 –algo posterior, por cier- a la aparición de varias mujeres en la escena
to– que, con inquietudes y reclamos propios pública. Por ello, cuando el movimiento que
se entrelaza –y desarrolla en campos específi- reconoceremos ya como típicamente feminista
cos– con el ideario dominante en la Argentina comenzó a tomar cuerpo, como todo proce-
finisecular. En ese tránsito hacia el nuevo siglo so, podía reconocerse en variados anteceden-
las feministas y sufragistas le imprimieron sus tes locales. En tal sentido es válido recoger el
novedades que venían a sumarse a los recla- surco abierto por la inquieta y multifacética
mos que la sociedad incubaba desde 1890 ten- Mariquita Sánchez (1786-1868), una mujer
dientes a la democratización del régimen po- a quien bien le cabe un término hoy en boga:
lítico y que tendrá, con la ley Sáenz Peña de ella fue la indiscutible referente femenina de la
1912 y la consiguiente presidencia de Hipólito elite porteña durante casi cinco décadas. Desde
Yrigoyen desde 1916, la reforma universita- los años de la Revolución de Mayo hasta la

70
definitiva organización nacional ningún hecho te por mujeres –las notas las firmaban “Las
importante de la política local le fue ajeno; Redactoras” –, y cuyo lema exigía “libertad y
aún más, en ese medio siglo sus “salones”, la no licencia; igualdad entre ambos sexos” y que,
Sociedad de Beneficencia que orientó desde su cuando hubo de cerrarla, decidida a presentar
fundación –y su directa incidencia en la edu- batalla, editó La Educación. Respecto de la li-
cación pública–, así como su profusa corres- terata y cronista Eduarda Mansilla –prima de
pondencia privada, intervenían de lleno en la Manuelita Rosas y hermana menor del con-
vida cotidiana e incidían en el curso de los sagrado Lucio Victorio– el mismo Sarmiento,
acontecimientos de aquel muy tumultuoso y que, acotemos, exhibió siempre una especial
agitado Río de la Plata. En el campo de la do- sensibilidad contra la discriminación feme-
cencia es indeleble la huella de Juana Manso nina, supo destacar su obra y personalidad
(1819-1875) y en el del periodismo y la lite- con comentarios laudatorios publicados en
ratura el legado de personalidades destacadas, El Nacional, en abril de 1885: “Eduarda ha
de inobjetable proyección: Juana Manuela pugnado como mujer diez años por abrirse las
Gorriti (1818-1892), Rosa Guerra (m. 1864) puertas cerradas a la mujer, para entrar como
y Eduarda Mansilla (1834-1892) dan testimo- cualquier cronista o reportero en el cielo reser-
nio de ello. Estas tres escritoras-periodistas –en vado a los escogidos machos, hasta que al fin
tiempos que las dos profesiones casi no se dis- ha obtenido un boleto de entrada, a su riesgo
tinguían– hicieron punta en la causa feminista. peligro”. Caratuló además su obra Recuerdos
Por su lado, Juana Manso, durante su exilio en de viaje como “un libro excelente, inspirado
Montevideo en los años de Rosas, había fun- como los demás en una razón madura, un co-
dado en su casa el Ateneo de las Señoritas en razón joven, el sentimiento de lo bello y la so-
las que impartía enseñanza a jóvenes y mujeres licitud de lo artístico”.
adultas. Su tarea fue notable. Tras Caseros, en
1853 con su Álbum de señoritas, respaldó la
propuesta de Sarmiento de promover la educa-
ción pública y mixta que se concretó al fundar-
se la Escuela de Ambos Sexos N° 1 en el barrio
de Monserrat. Sarmiento consiguió que Manso
fuera nombrada como directora; ella era “el
único hombre que comprendió mis ideas por
completo”, afirmó el sanjuanino para defender
a quien fue su vapuleada “mano derecha” en
la gestión educativa. Manso fundó 34 escuelas
con bibliotecas públicas y fue la primera mujer
vocal del Departamento de Escuelas en 1869.
En 1871, el ministro Nicolás Avellaneda la in-
corporó a la Comisión Nacional de Escuelas,
y fue así la primera mujer que ocupó ese car-
go. Guerra, por su lado, editó La Camelia en Juana Manuela Gorriti, 1903.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y
1862, una publicación realizada exclusivamen- Caretas. Inventario 128250.

71
Mujeres con nombre (o apodo) propio

Es de consignar también que antes de Caseros


dos mujeres muy cercanas a Juan Manuel de
Rosas –gobernador de Buenos Aires y encarga-
do de las relaciones exteriores durante casi un
cuarto de siglo–, su esposa Encarnación Ezcurra
y su hija Manuelita, jugaron papeles de primera
importancia en la política nacional, algo real-
mente muy poco frecuente en el mundo de la
época. Encarnación y Manuelita cumplieron
roles activos y públicos y estuvieron lejos de li-
mitarse a jugar el papel de cortesanas que era
habitual en las monarquías europeas. Cierto es
que la principal potencia mundial del siglo xix
fue gobernada por una mujer, la reina Victoria
I, que distinguió su “era”, con precisos valo-
res y conceptos y que dirigió los destinos de
Inglaterra, el Reino Unido (y, también, la India),
entre 1837 y 1901. El republicanismo de las su-
fragistas rioplatenses se alzaría también, por na- Retrato de Manuelita Rosas realizado por Prilidiano
Pueyrredón, 1851.
turaleza, contra aquella “moral victoriana”, ca- Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y
Caretas. Inventario 163284.
racterística de la vida pública. Pero la hora de la
“igualdad de los sexos” –los poderes, lo sabían– Verde’, ‘la Parda Presentación’ o la sargento
estaba aún muy lejos. El modelo imperante con- ‘Mamá Carmen’ se destacaron desde su ano-
tinuaba siendo el publicitado por Mujercitas de nimato. Cuando promediaban los años seten-
la norteamericana Louisa May Alcott (1832- ta –señalamos entonces–, sobre diez mil per-
1888). El refinado Juan B. Alberdi, desde La sonas en el frente, cuatro mil eran mujeres”.
Moda, resumió en unas pocas palabras las cua- Y de nuevo recogimos la mirada de nuestro
lidades femeninas que eran ponderadas en esta agudo escrutador del momento, don Domingo
época: “La mujer cumple su misión más noble F. Sarmiento: “‘Las mujeres, lejos de ser un em-
en el hogar, sus virtudes deben ser la dignidad barazo en las campañas, eran, por el contrario,
y la modestia; compañera, más que adorno de el auxilio más poderoso para el mantenimien-
salón, la mejor obra de cultura de arte que debe to, la disciplina y el servicio de la montonera.
hacer una mujer es un vestido”. Su inteligencia, su sufrimiento y su adhesión
En un trabajo que publicamos hace casi dos sirvieron para mantener fiel al soldado, que
décadas reivindicamos también el papel de las pudiendo desertar no lo hacía, porque tenía en
cuarteleras. Situándolas “en la vera del cami- el campo todo lo que amaba”. Si la construc-
no”, las mujeres que alojadas en los fortines ción del Estado moderno no daba espacio a las
“curaron, cocinaron, cosieron y también to- mujeres en sus “clubes” o partidos –no par-
maron los fusiles, como ‘La Tigra’, ‘La Pasto ticipaba de reuniones o marchas callejeras–,

72
la presencia femenina se abría paso en estos En efecto, con la militancia feminista “la época
sitios marginales, de la frontera, el campo o, en de la ‘caja de Pandora’, regadora de todos los ma-
la ciudades, limitándose a arrojar flores desde les y origen de las desgracias del varón, comen-
las veredas o balcones “para saludar el paso de zaba a dejarse definitivamente en el pasado”.4
los manifestantes” acompañamiento que enal-
tecía a una concentración y motivaba que se la Dos décadas claves en la organización y el pro-
considerara especialmente exitosa. grama feminista

Las mujeres y la Caja de Pandora Los primeros veinte años del siglo xx son aque-
llos en que, con todo énfasis, un grupo de pio-
Sin embargo aquella “era victoriana” que neras feministas comenzó a plantear, reclamar,
signó con hipocresía la vida pública se había exigir o buscar caminos de solución o escucha
construido también sobre la base de cuestio- y visibilización a diversos aspectos en los que
namientos. Como señalamos en ese mismo se manifestaban la postergación y opresión de
libro, El doctor Frankenstein o el moderno género y, también, la especial explotación la-
Prometeo, la novela de terror gótica, escrita en boral de mujeres y niños, incluyendo, en parti-
1816 por la inglesa Mary Shelley (1797-1851), cular, la sexual.
“de algún modo expresa dos ideas que simbo- Así, tuvieron lugar un abanico de orga-
lizan el pensamiento del siglo xix. Por un lado, nizaciones –por la vigencia de derechos ci-
la de que la ciencia es capaz de todo –o casi viles o su ampliación y conquista de nuevos,
todo–, como de crear un ser humano con ór- por derechos gremiales y/o de asociación,
ganos de diversos cadáveres, y por otro, afirma por cuestiones profesionales, por mayores li-
la idea de que es el hombre –y no algún dios– bertades para el ejercicio del periodismo, así
quien debe determinar su destino. como específicamente divorcistas, higienistas
La figura de Prometeo robando el fuego del o sufragistas. Varias de las principales referen-
cielo a Zeus para animar al hombre de barro tes, como Cecilia Grierson, Alicia Moreau y
hubiera indignado a la madre de la autora, Elvira Rawson participarán de varias de esas
Mary Wollstonecraft, quizá la primera feminis- iniciativas que, además, darán a luz sendas
ta confesa. Tenía solo veinticinco años cuan- publicaciones que fueron ganando en calidad
do dio a conocer en Londres un trabajo sobre de edición y frecuencia. Julieta Lanteri,5 figu-
educación de niñas y los papeles que la socie- ra especialmente destacada en el período, en
dad asignaba a las mujeres. En 1792 publicó particular en el campo del sufragismo, movi-
“Los derechos de las mujeres”, un apasionado miento que en la inmediata primera posguerra
alegato donde defendía con énfasis el derecho adquirió especial notoriedad en Europa y que
del ‘bello sexo’ a la educación. La ‘hiena con adquirió impulso también con la aceptación en
faldas’, como la llamó el intelectual Horace los Estados Unidos en 1919-1920 cuando se
Walpole, ya había fallecido cuando la obra de aprobó la xix Enmienda a la Constitución.
su hija trascendió, si no le hubiera advertido El principal antecedente de organización femi-
que, según la mitología, Zeus en venganza cas- nista fue el Consejo Nacional de Mujeres. Asociado
tigó a Prometeo y formó a la primera mujer, al Consejo Internacional de Mujeres (CIM) que
Pandora, para desdicha de la humanidad”.3 surgió en 1893, publicó su propia revista.6

73
El “Consejo” tuvo, por cierto, un rol iniciático nifestaban en la sociedad”. Expresamente, el
aunque un perfil un tanto contradictorio. A la Consejo Nacional de Mujeres señaló entre sus
vez de plantear tímidamente algunas reivindi- objetivos fundacionales el propósito de reunir
caciones profesionales y de género, reivindica- información sobre la situación de la mujer en
ba para las mujeres su clásico papel asistencial el país para remitir informes a los Congresos
y de beneficencia. Había en ella cabida a algu- mundiales. La Revista del Consejo Nacional
nas gestiones civiles o juego de influencias ante de Mujeres de la República Argentina, en
los varones –verdaderos barones de la políti- la que Elvira Rawson, las hermanas López,
ca– pero manteniendo el perfil de las reuniones Pascuala Cueto y Clorinda Matto de Turner,
de “señoras”, de ágapes y salones de té para re- todas egresadas universitarias, escribieron
caudar fondos o llamar la atención sobre algún asiduamente, fue muy elogiada por sus pares
aspecto puntual. Como señalamos en su mo- de otros países.7
mento el CIM constituyó “un verdadero puen- En esa última década del siglo xix apare-
te entre las antiguas asociaciones benéficas cieron las revistas El Adelanto, en Morón,
–restringidas a la alta sociedad– y las primeras Nosotras, en La Plata y La Voz de la Mujer, en
asociaciones profesionales de mujeres que ti- Rosario poniendo de manifiesto la extensión
biamente comenzaron a expresar los reclamos del fenómeno feminista en la zona industrial
feministas. El Consejo fue así una suerte de y metropolitana, como también la integración
‘caja de resonancia’ de los cambios que se ma- de militantes uruguayas en la Argentina.8

Colecta anual del Patronato de la Infancia, octubre de 1923.


Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 134877.

74
Al iniciar el siglo xx se conjuntan, en 1901, Hacia 1906 toma forma la Asociación
tres hechos relevantes. En el campo obrero, se Pro Fomento de la Educación Laica y poco
integra una Comisión de Mujeres en apoyo a después una joven entusiasta y especialmen-
una seguidilla de huelgas en Rosario; las muje- te carismática Carolina Muzzilli representa
res amantes de la razón y la ciencia, con influen- al Centro Femenino en la Liga Internacional
cia de la masonería y el socialismo, encuentran de Domésticas. En paralelo, Raquel Camaña
una tribuna al formar la Liga Nacional de es designada delegada oficial del Comité de
Libre Pensadoras y publicar como su órgano Higiene ante el Tercer Congreso Internacional
oficial, la revista La nueva mujer. No es casual, de Higiene Escolar, reunido en París.
por lo tanto, que ese mismo año Elvira López Entretanto, la heterogeneidad social, po-
publique su tesis doctoral en Filosofía sobre lítica y programática del Consejo Nacional
“El movimiento feminista”.9 Como parte de de Mujeres hizo crisis. Mientras que Cecilia
ese mismo fenómeno en los claustros, las pri- Grierson sostenía que el movimiento femi-
meras doctoras en filosofía y letras y las prime- nista debía distanciarse de reclamos parciales
ras médicas y odontólogas realizan un banque- (como el de los derechos cívicos y el sufragis-
te del que surge la Asociación de Universitarias mo) e impugnaba las acciones “exageradas”,
Argentinas. Dado que el Partido Socialista Elvira Rawson, afiliada a la Unión Cívica
era el único que por entonces enarbolaba en Radical, se inclinaba progresivamente hacia
su programa consignas de reclamos de géne- posiciones más específicamente feministas.
ro, no es extraño entonces que constituyeran
el Centro Socialista Femenino, que uno de sus
miembros Gabriela Laperrière se integrara al
Comité Ejecutivo del partido –la primera mu-
jer que ocupó un lugar de esa importancia,
aunque renunció poco después, disconforme
con el “reformismo”–, y que, como una co-
lateral del Centro Femenino, se diera forma
también a la Unión Gremial Femenina (ugf),
abocada especialmente a realizar investigacio-
nes, denuncias y campañas sobre el trabajo de
la mujer y los niños En ese período Laperrière
alcanzó notoriedad cuando lanzó su manifies-
to “A las mujeres” que tuvo una cifra inusitada
de ejemplares, cerca de 10.000. Como parte de
la maduración política de los reclamos, en el
Quinto Congreso Ordinario del ps se adoptó
un programa de cuatro puntos referidos a los
trabajos impulsados por el Centro: igualdad
civil para ambos sexos, igualdad para hijos Clasificados del diario La Tribuna, Buenos Aires, 26 de
“legítimos” e “ilegítimos”, ley de divorcio e in- octubre de 1879.
Departamento Documentos Escritos. Sala VII. Fondo
vestigación de la paternidad. Roca. Legajo Nº 1391.

75
Mortalidad en el Hospital General de mujeres, según ocupaciones y enfermedades, 1863.
Departamento Documentos Escritos. Sala X 43-10-9.

76
La Dra. Sara Justo agradeciendo el homenaje que la Comisión de Oro y Plata le brindó en su honor, octubre de 1932.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 126962.

La situación se hizo insostenible al aproxi- cia y presentó un trabajo planteando la reforma


marse los “festejos” por el Centenario de la del Código Civil, donde se reclamaba el recono-
Revolución de Mayo y la convocatoria al cimiento de los derechos de las mujeres casadas,
Congreso Femenino Internacional, En efecto, las cuotas alimentarias para los hijos en caso de
era esa una gran oportunidad para llamar la separación de los cónyuges y la patria potestad
atención pública sobre variadas cuestiones sos- compartida y Alicia Moreau comenzó a editar
teniendo propuestas con el posible respaldo de Humanidad Nueva, con nítida inclinación so-
múltiples y variadas delegaciones internaciona- cialista y antibélica. Raquel Camaña, por su
les. Cecilia Grierson fue designada presidenta y lado, se desempeñó como relatora oficial sobre
participaron en los debates Petrona Eyle, Sara educación sexual ante el Congreso de Medicina
Justo, Julieta Lanteri, Leonor y María Teresa e Higiene del Centenario y presentó su tesis “La
Martínez Bisso, Ada Eflein, Irma Vertúa, las cuestión sexual” que, aprobada, motivó que la
hermanas Chertkoff –que, oficiaron de traduc- Sociedad de Higiene Pública recomendara la in-
toras del ruso– y Alicia Moreau, entre otras. clusión de la educación sexual en las currículas
El Comité Organizador declaró como idiomas académicas. El grupo que se reunía alrededor de
oficiales al castellano, inglés, francés, alemán y Rawson, optó por cambiar su nombre y el ante-
ruso. Pero el propio evento exigió al Consejo rior Centro Feminista pasó a identificarse como
definir posiciones y una agenda precisa. Rawson Asociación Pro-Derechos de la Mujer “Juana
se distanció de las posiciones de pura beneficen- Manuela Gorriti”.

77
La maduración de los reclamos se expresará paciones conjuntadas en el Comité Pro Sufragio
luego en nuevas publicaciones, como Tribuna –cada cual con su programa y perspectiva, desde
femenina y su continuadora, Nuestra Causa, ya– realizaron entonces actividades hasta enton-
del ala socialista, y Tribuna Libre, asociada al ces impensadas para las mujeres, como salir con
radicalismo yrigoyenista; en algunas conquis- tachos de engrudo casero a pegar carteles; visi-
tas legales cuyo vehículo parlamentarios fueron tar conventillos, pieza por pieza, animando a las
los legisladores socialistas Alfredo Palacios y mujeres a participar con su voto o fiscalizando
Enrique Del Valle Iberlucea (véase el recuadro) mesas; repartir volantes en la puerta de tiendas,
y en el evento que reunió a todas las diversas fábricas, oficinas o talleres; aparecer furtivamen-
agrupaciones feministas, el “ensayo de vota- te en una esquina hablando a los transeúntes en
ción” realizado el 7 de marzo de 1920. improvisadas tribunas y organizar veladas litera-
La Unión Feminista Nacional orientada por rias y conciertos para reunir fondos.
Alicia Moreau, el Partido Feminista Nacional Aquel 7 de marzo –día previo al Día
(o Argentino) dirigido por Julieta Lanteri, la Internacional de la Mujer, casualmente– las agru-
Asociación Pro-Derechos de la Mujer, cuyo refe- paciones feministas, tras años de maduración en
rente era Elvira Rawson, junto con las incipien- círculos determinados, se presentaron en sociedad.
tes agrupaciones comunistas simpatizantes de la Fue un simulacro, pero ellas empeñaron todos sus
revolución rusa, grupos de mujeres del partido esfuerzos y cerca de 4000 sufragantes –muchas de
demócrata y las “socialistas argentinas” simpati- ellas enfrentando la resistencia de sus propios es-
zantes de Palacios, circunstancialmente separado posos— acompañaron a aquellas luchadoras, acu-
del socialismo oficial liderado por Juan B. Justo, dieron a las urnas y emitieron su voto. Hubo seis
se reunieron en el Comité Pro Sufragio Femenino. listas ¿Cuál triunfó? ¡Todas! ¡Las seis listas, sus de-
Las movilizaciones sufragistas estaban a la orden cenas de activistas y las cuatro mil votantes triun-
del día en la inmediata posguerra y obteniendo faron!, aunque el sufragio femenino, para hacerse
buenos resultados en el mundo anglosajón, como, efectivo, debería aún esperar casi treinta años…
desde otra perspectiva, en la naciente Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
para muchas de ellas, casi una vida…10 V
En la perspectiva de la convocatoria a eleccio-
nes de renovación parlamentaria de principios de
1920 la ciudad de Buenos Aires despertó a una
novedad: los carteles que desde las paredes de sus
calles machacaron sobre la población con cuatro
consignas que actuarían como un aguijón sobre
la conciencia social: “Para luchar contra el vicio
del juego, las mujeres reclaman el derecho de
voto”; “Para luchar contra los malos impuestos,
las mujeres reclaman el derecho de voto”; “Para
destruir la barbarie del prejuicio del sexo, las mu-
jeres reclaman el derecho de voto”; “Para luchar
contra el alcoholismo y la tuberculosis, las muje-
Julieta Lanteri (izquierda) acompañada por otra mujer, 1920.
res reclaman el derecho del voto”. Las seis agru- Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 117858.

78
Tejedoras huelguistas, agosto de 1902. Plaza Herrera, Barracas.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 21870.

Las organizaciones del primer feminismo


Una cronología (1890-1930)
1890. En la “Revolución del Parque”, que origina la Unión Cívica (en 1891, U. C. Radical), se destacan dos mujeres,
Eufrasia Cabral, como agitadora y Elvira Rawson, como enfermera y oradora.
Rosario. Durante el primer acto por el 1° de mayo, habla la dirigente uruguaya Virginia Bolten.
1893. Se forma el Consejo Nacional de Mujeres asociado al Consejo Internacional de Mujeres (CIM). Algunos nombres:
las docentes Isabel King, Sara Eccleston, Pascuala Cueto y Mary Graham; las primeras graduadas universitarias, Cecilia
Grierson, las hermanas Elvira y Ernestina López, Sara Justo y Elvira Rawson, y damas de la alta sociedad, como
Dolores Lavalle, Alvina van Präet de Sala y Margarita Maza de Carlés. Editan la Revista del CNM.
La Plata. María Abella de Ramírez, publica la revista Nosotras, cuya frase liminar era “Ayudémonos las unas a las
otras. La unión hace la fuerza”.
1896. Fundación del Partido Socialista Obrero
1896-1897, Rosario. Bolten, apodada la “Luisa Michel rioplatense” dirige La Voz de la Mujer.
1897. Aparece El Adelanto, revista de educación dirigida por Pascuala Cueto.
1901 Elvira López publica su tesis doctoral en Filosofía sobre “El movimiento feminista”. Las primeras doctoras en
filosofía y médicas realizan un banquete del que surge la Asociación de Universitarias Argentinas. Aparece La nueva
mujer, órgano oficial de la Liga Nacional de Libre Pensadoras dirigida por la feminista uruguaya María Abella de
Ramírez. Bolten integra la Comisión de Damas de apoyo a las huelgas de Rosario.
1902. El 19 de abril Fenia, Mariana y Adela Chertkoff, Raquel Mesina y Gabriela Laperrière fundan el Centro
Socialista Femenino.
1903. Unión Gremial Femenina (UGF), con asiento en Barracas. Su primera secretaria general fue Carolina
Guglielmetti y contó entre sus filas a Teresa Mauli, Magdalena Rosetti, Juana María Begino, Raquel Camaña, E.
López, Raquel Mesina, Gabriela Laperrière y las tres hermanas Chertkoff. Laperrière lanza su manifiesto “A las
mujeres” que tiene una cifra inusitada de ejemplares, cerca de 10.000. En el Quinto Congreso Ordinario del PS se
adopta un programa de cuatro puntos referidos a los trabajos impulsados por el Centro: igualdad civil para ambos
sexos, igualdad para hijos “legítimos” e “ilegítimos”, ley de divorcio e investigación de la paternidad.
1904. Comité de Huelga Femenino opuesto a la “Ley de Residencia”. Tomasa Capuyolo arenga a los estibadores en
huelga en La Boca. Fenia Chertkoff funda el “Hogar del Canillita” para acoger niños y muchachos desamparados.
1905. Las hermanas López, E. Rawson y Sara Justo (primera odontóloga) fundan el Centro Feminista. G. Laperriére
y, después, Juana Begino se integran al Comité Ejecutivo del Partido Socialista.
1906. María de Spada es supervisora de una escuela primaria que funciona en el local de los Bomberos Voluntarios de la
Boca, junto con las docentes Eugenia Questa y Victoria Natal. Será el primer paso público de la naciente Asociación Pro
Fomento de la Educación Laica que funda otras dos escuelas, una en La Plata y la Escuela Laica de Morón dirigida por Pascuala
Cueto. Alicia Moreau, oradora en el Congreso Internacional de Libre Pensamiento. Su ponencia: “Educación y revolución”.

79
1907. Comisiones de Mujeres de los inquilinatos sostienen “la huelga de las escobas”.
1909. Carolina Muzzilli representa al Centro Femenino en la Liga Internacional de Domésticas.
1909-1910. Raquel Camaña es delegada oficial del Comité de Higiene ante el Tercer  Congreso Internacional de
Higiene Escolar, reunido en París.
1910, mayo. En el marco de los festejos del Centenario se realiza en Buenos Aires el Primer Congreso Femenino
Internacional. Su presidente fue Cecilia Grierson y participaron en los debates Petrona Eyle, Sara Justo, Julieta
Lanteri, Leonor y María Teresa Martínez Bisso, Ada Eflein, Irma Vertúa, las hermanas Cherkoff y Alicia Moreau,
entre otras. El Comité Organizador declaró como idiomas oficiales al castellano, inglés, francés, alemán y ruso, y
las hermanas Chertkoff oficiaron como traductoras. Aparece Humanidad Nueva dirigida por A. Moreau. Camaña
se desempeña como relatora oficial sobre educación sexual ante el Congreso de Medicina e Higiene del Centenario
Argentino y presenta su tesis “La cuestión sexual”. Aprobada, la Sociedad de Higiene Pública recomienda la inclusión
de la educación sexual en las currículas académicas.
El Centro Feminista toma el nombre de “Juana Manuela Gorriti”, Asociación pro-Derechos de la Mujer
1911. Se conmemora por primera vez el Día Internacional de la Mujer, sancionado por la Segunda Internacional.
Julieta Lanteri se inscribe en el padrón y se presenta a votar.
1912. Carolina Muzzilli publica El divorcio.
1912-1913. Fenia Chertkoff interviene en la reglamentación del trabajo a domicilio –modalidad que predominaba
entre las costureras– y en la fijación de un salario mínimo para las trabajadoras e impulsa la formación de la
Asociación Obrera Textil de Avellaneda.
1913. En el Primer Congreso del Niño, organizado por Lanteri y Camaña, Muzzilli presenta tres trabajos: “La madre
y el menor obrero”, “El trabajo de la mujer y los niños” y “El alcoholismo”. Fenia Chertkoff y María C. de Spada
impulsan la principal obra de su vida: la Asociación de Bibliotecas y Recreos Infantiles; se concretan así las primeras
guarderías del país.
1914. Alicia Moreau se gradúa como médica con diploma de honor y su tesis “La función endócrina del ovario” es
publicada en la Revista Médica.
1915. En la campaña presidencial de Hipólito Yrigoyen participa el Comité Feminista Radical que pone énfasis en
los derechos civiles y exige una ley de divorcio. Es presidido por Dolores Ruiz de Romero, secundada por Ana M. de
Munilla, Andrea S. de Ruiz Huidobro, María Burgos, Fortunata J. de Martínez y Juana D. de Garré. Dolores Ruiz
alcanzará fama por obras musicales como la marcha “Adelante los que quedan” y “¡Sí, que se rompa, pero que no
se doble!” (1913).
1915-1916. Muzzilli dirige Tribuna Femenina y publica “El trabajo femenino”.
1918. Moreau dirige la Unión Feminista Nacional que, desde 1919, publica Nuestra Causa.
1919. Elvira Rawson encabeza la Asociación Pro Derechos de la Mujer. La acompañan Alfonsina Storni, Adela Di
Carlo y Emma Day. J. Lanteri se inscribe como candidata a diputada nacional. Moreau participa como delegada en
el Congreso Internacional de Obreras, en Estados Unidos.
1920. Julieta Lanteri lanza el Partido Feminista Nacional (o Argentino) que centra su accionar en el reclamo
sufragista.
1920, marzo. Voto femenino “paralelo”, organizado por el “Comité Pro-Sufragio femenino” o “Comité Pro
Derechos de la Mujer”, de las agrupaciones presididas por Moreau, Rawson y Lanteri, y agrupaciones demócratas
y comunistas. Participan cerca de 4000 mujeres.
1922. Solo trece países han sancionado el sufragio femenino: Nueva Zelanda, Australia, Finlandia, Noruega,
Dinamarca, la Unión Soviética, Alemania, Polonia, Holanda, Canadá, los Estados Unidos e Irlanda.
1927. Votan las mujeres en la localidad de Cerro Chato, del Uruguay, que  se convirtió así en el primer país
latinoamericano en donde las mujeres pudieron votar, aunque en en un plebiscito local. Once años después, en 1938,
Uruguay aprobó el voto femenino para las elecciones nacionales.
El 8 de febrero de 1927, durante el gobierno del Dr. Aldo Cantoni, en la Octava sesión de la Convencion Constituyente
de la Provincia de San Juan se instituyó el voto femenino en elecciones locales de candidatos políticos (diputados y
concejales provinciales) y el 10 de febrero se aprueba la nueva constitución sanjuanina que habilitó a las mujeres a
participar en las elecciones del 8 de abril de 1928.
1928. El Club Argentino de Mujeres de Buenos Aires organiza el tercer Congreso Internacional Femenino. Elvira
Rawson es su presidenta.

Se dice que…
En 1862, por disposición del gobernador Domingo F. Sarmiento, hubo voto calificado para
las mujeres en la capital sanjuanina: las pocas mujeres que pagaban algún impuesto fueron
habilitadas para votar en las elecciones municipales. Pedimos disculpas, no lo hemos podido
constatar y seguiremos investigando al respecto. Si fuera así, Sarmiento, otra vez, inscribiría su
nombre en la historia como pionero mundial de los derechos femeninos.

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Legislación social del período
1902. El Congreso Nacional aprueba la Ley 4144 conocida como Ley de Residencia o Ley Cané
que permitía al gobierno a expulsar a inmigrantes sin juicio previo, derogada en 1958 durante
la presidencia a A. Frondizi.
1907. Ley 5291 “de protección al trabajo de la mujer y el niño”, por iniciativa del diputado
A. Palacios. También se aprueba la “Ley de la silla” que obligaba al empleador a proveer de
una silla o taburete con respaldo a sus empleados de todo rango. El reclamo fue acompañado
por la movilización de trabajadoras tejedoras, alpargateras, del vestido, sombrereras, textiles y
empleadas de comercio.
1910. Sanción de la Ley 7029, “de Defensa Social”. Precedida por la declaración de estado
de sitio, prohíbe la entrada de los condenados por delitos comunes, “anarquistas y demás
personas que profesen o preconicen el ataque contra las instituciones”; establece la necesidad de
autorización para cualquier reunión pública, proscribe las reuniones anarquistas y fija las penas
para los delitos contra el orden social. En sintonía con la Ley de Residencia, otorga al Poder
Ejecutivo las atribuciones de acusar, juzgar, detener y expulsar a los extranjeros, sustrayéndolos
de la esfera judicial. Con su aplicación se suspenden la libertad de imprenta, el derecho de
manifestación, de asociación y de reunión y se ordenan deportaciones.
1913. El 23 septiembre se promulga la Ley 9143 “contra la trata de blancas y la prostitución
infantil”.
1918. Ley del Trabajo a Domicilio, iniciativa presentada en 1915 por Enrique del Valle Iberlucea.
Al año siguiente se trata un amplio proyecto de reformas al Código Civil, del mismo senador
socialista.
1927. En San Juan el voto femenino es válido para los órdenes provincial y municipal.
1931. Proyecto de voto femenino de Mario Bravo aprobado por la Cámara de Diputados y
rechazado en Senadores.

Una mujer votando en la Escuela Normal Nº1 de Rosario, Santa Fe.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 142557.

81
NOTAS
1. Montserrat Barba Pan, “Las tres olas del feminismo. Desde la Ilustración hasta las corrientes actua-
les”, disponible en https://www.aboutespanol.com/las-tres-olas-del-feminismo-1271639 y Ana María
Gutiérrez Ibacache, “Olas del feminismo: la lucha de las mujeres por la ciudadanía”, en Política crítica,
revista digital, 27 de julio de 2015, disponible en
https://politicacritica.com/2015/07/27/las-olas-del-feminismo-la-lucha-de-las-mujeres-por-la-ciudada-
nia/. Ambas referencias consultadas el 8 de agosto de 2018.
2. Véase al respecto el artículo de Graciela Batticuore: “La lectura para mujeres: una mirada a la prensa
pre y post revolucionaria” en esta misma edición de Legado.
3. Mujeres de la política argentina, Deleis M.; De Titto, R.; Arguindeguy, D. (2001), Buenos Aires: Aguilar,
p. 191
4. Ibidem.
5. Véase el artículo de María Sol y Ana Laura Lanteri en esta misma edición de Legado.
6. En representación de la Argentina, participó de la fundación del CIM la educadora Isabel King, por
entonces directora de la Escuela de Goya y que después ocuparía el mismo cargo en la prestigiosa Escuela
Normal de Concepción del Uruguay.
7. Mujeres de la política argentina, op.cit.
8. En rigor, carecemos de información sobre publicaciones de género en Córdoba, Tucumán, Mendoza u
otras localidades del interior del país.
9. Véase El movimiento feminista Primeros trazos del feminismo en Argentina, Elvira López, Biblioteca
Nacional, Buenos Aires, (2009), prólogo de Verónica Gago, disponible en la-periferica.com.ar/descargar.
php?libro=978-987-9350-66-9.pdf
10. Para satisfacer la curiosidad de los lectores digamos que la lista más votada fue la socialista dirigida
por Alicia Moreau cuya candidata a diputada fue Alcira Riglos de Berón de Astrada, la propuesta inde-
pendiente de Julieta Lanteri ocupó el segundo lugar y la Asociación de Rawson quedó en tercer lugar su-
perando a las demócratas, a las internacionalistas (comunistas) y a las socialistas “argentinas” herederas
de las ideas de Carolina Muzzilli, ya fallecida.

BIBLIOGRAFÍA
Libros y revistas

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Documentos electrónicos

Montserrat Barba Pan, “Las tres olas del feminismo. Desde la Ilustración hasta las corrientes actuales”,
disponible en https://www.aboutespanol.com/las-tres-olas-del-feminismo-1271639 y Ana María Gutié-
rrez Ibacache,
“Olas del feminismo: la lucha de las mujeres por la ciudadanía”, en Política crítica, revista digital, 27 de
julio de 2015, disponible en https://politicacritica.com/2015/07/27/las-olas-del-feminismo-la-lucha-de-
las-mujeres-por-la-ciudadania/.
El movimiento feminista Primeros trazos del feminismo en Argentina, Elvira López, Biblioteca Na-
cional, Buenos Aires, (2009), prólogo de Verónica Gago, disponible en la-periferica.com.ar/descargar.
php?libro=978-987-9350-66-9.pdf.
Victoria Ocampo en la librería “El Ateneo”, con motivo de firmar libros a sus lectores, Buenos Aires, 21 de septiembre 1967.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 299377.
Victoria Ocampo, personaje de novela.
Un laboratorio de crítica y creación
por María Rosa Lojo*

Prejuicio y representación

Me encontré con la obra de Victoria Ocam- clase social, a la oposición “gorila” frente al
po en la Biblioteca del Instituto de Literatura popular peronismo. El ícono mediático de sus
Argentina de la Universidad de Buenos Aires, últimos años: la señora mayor, agria y autori-
durante mis años de formación como investi- taria, con el pelo recogido en una redecilla y
gadora. Sus libros no estaban incluidos en mi los ojos ocultos tras las gafas de marco blanco
corpus de estudio de aquel momento, pero obturó por mucho tiempo todas las otras imá-
apelaban, en cambio, a la escritora joven que genes posibles.
también era yo, y sobre todo, a la escritora en Si bien la obra de Ocampo, sobre todo como
la que deseaba convertirme. No porque la figu- traductora, crítica y gestora cultural, ha sido
ra de Ocampo me plantease necesariamente un reivindicada no ya solo en el exterior, sino tam-
modelo a seguir. Antes bien, su imagen, vene- bién, más recientemente, en los medios acadé-
rada por unos, irritante para otros, despertaba micos argentinos, persiste aún la irreconcilia-
polémicas de todo orden, desde las discusiones ble visión antinómica, que algunos intelectua-
políticas hasta las literarias, pasando por los les contemporáneos han llevado a un extremo:
modos del vínculo, siempre incómodo, siempre el caso del novelista Guillermo Saccomanno,
puesto en tela de juicio, entre las mujeres, la quien, además de ciertas declaraciones explíci-
creación y la vida intelectual. tas para medios gráficos,1 en su novela La len-
Mucho más conocida por su condición de gua del malón (2003) no trepida en presentar a
mecenas que por la de escritora, Victoria había Victoria Ocampo como cómplice del almiran-
quedado asociada a la representación de una te Rojas y precursora de la dictadura militar.2

* Es escritora, docente universitaria e Investigadora Principal del Conicet. Por su obra de ficción,
traducida a varias lenguas, recibió premios nacionales e internacionales.

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Esta novela es uno de los últimos eslabones de Los aspectos desafiantes y por ende, “ti-
una cadena ficcional de representaciones “vic- tánicos” de la dama de sociedad y dama de
torianas” donde pesan sobre todo la crítica y la letras aparecen también en la Historia fu-
sátira dirigidas contra Ocampo en tanto cifra de nambulesca del profesor Landormy (1944),
una clase marcada en el mejor de los casos por el de Arturo Cancela, asociados al personaje
esnobismo y la frivolidad ridiculizable y en el peor de doña Ayohuma Castro Allende de Orzá-
de ellos por el odio y la voluntad de exterminio del bal Martínez [presumible alter ego de Victo-
“otro”, del diferente al que se considera inferior. ria Ocampo Aguirre de Estrada], presidenta
En el Adán Buenosayres (1948) de Leopol- de la Asociación Amigos de Lutecia, cuyos
do Marechal, ya se registra, en clave, la figura juicios acerca de los extranjeros ilustres son
de Victoria bajo la imagen de Titania. Es cono- inapelables. Despechada por una involunta-
cida, por supuesto, la adscripción de este gran ria grosería del profesor visitante Landormy,
escritor argentino al movimiento nacional jus- doña Ayohuma deshace en una frase lapida-
ticialista, gesto que lo condenó al ostracismo ria todo lo que el sabio había hecho en “cua-
en el medio intelectual de su tiempo. Pero su renta años de vida, si no del todo austera,
sátira va más allá de la cuestión política y re- metódica y laboriosa” (201). Por lo demás,
coge también todos los argumentos que solían la descripción de la imperiosa señora coin-
esgrimirse no solo contra Ocampo en particu- cide con los retratos fotográficos y verbales
lar sino, en general, contra las mujeres “bachi- que dejaron de Victoria Ocampo quienes la
lleras”, sumando los que atañen a la pertenen- conocieron: “dama ...de ardiente mirar y voz
cia de clase. En el infierno porteño pergeñado de palomo” (179), “dos grandes ojos negros
por el astrólogo Schultze, bajo el ropaje de una fogosos e imperativos que buscaban los su-
“Ultra” (“superhembras templadas como laú- yos como para obligar al saludo” (los ojos
des”), aparece —reconocible— Titania, “con de Victoria —apunta una de sus biógrafas,
esa majestad que tantas veces le había yo ad- María Esther Vázquez— no eran negros, sino
mirado en la Buenos Aires visible: era tan alta castaños, con reflejos verdes, pero producían
como Schultze, opulenta de formas y enjuta de el efecto de ser más oscuros por la intensidad
rostro” (Marechal 435). Se ataca su postura de la mirada).
feminista, que la lleva a demostraciones absur- La belleza y el atractivo que seguramen-
das (como pesar en una balanza dos cerebros, te poseyó dominan en muchas de sus repre-
uno masculino, y otro femenino); se lee su vo- sentaciones literarias,4 unidas a la voluntad
cación intelectual en términos de una perpetua arrogante, incluso en los textos de aquellos
voracidad erótica,3 como mera sublimación de escritores que mantuvieron con ella relacio-
otros deseos (las Ultra no son genuinas inte- nes amorosas en alguna etapa de su vida,
lectuales; solo intentan dar “con sus falopiales sin que esto destruyera la colaboración y la
bocinas”, el “sonido puro del intelecto”, 434), amistad intelectual. El caso de la Mercedes
así como la falta de objetividad que la hace re- Miró creada por Eduardo Mallea en La ba-
ferirlo todo “a tal o cual manifestación de su hía de silencio, que probablemente mucho
gran simpático” (436). Se critica el esnobismo le debe a Victoria Ocampo, o de la hermosa
con que se propone “ilustrar” a los peones de doña Camila Bustamante, personaje de Pie-
su estancia. rre Drieu La Rochelle en L’homme à cheval.5

86
Cuando yo me encontré con ella, en los
estantes empolvados de una biblioteca insti-
tucional, vi y leí otras cosas: ante todo, las
páginas extraordinarias de su Autobiogra-
fía, uno de cuyos seis tomos: “La rama de
Salzburgo”, dedicada sobre todo a narrar su
descubrimiento del amor-pasión, ocupaba el
lugar central en un deslumbrante mapa de in-
trospecciones. Al lado de este relato de amor
pleno brillaban también, por ironía, nostalgia
o decepción, amores de otra clase, interrum-
pidos por el conflicto, el malentendido o el
equívoco: la oscilación de Victoria entre las
sutilezas del Oriente (Tagore) y el obstinado y
estentóreo narcisismo occidental del conde de
Keyserling, la necesidad permanente de apro-
bación masculina, la búsqueda de maestros,
la íntima inseguridad bajo la coraza de su di-
nero y su belleza, el tardío desplegarse de sus Victoria Ocampo (1890-1979), 1926.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 7833.
potencialidades ciertas y ocultas, la opción
definitiva por la libertad. Todas estas me pa-
recieron cuestiones profundamente represen- Los complejos y las audacias de una musa rebelde
tativas del “género mujer”, en su desarrollo
histórico y sus condicionamientos psicológi- Durante esos años, es posible ver a Victoria
cos. Cuestiones que me involucraban y ante Ocampo sin el filtro (ciertamente distorsivo)
las que no podía pasar indiferente. que el conflicto entre peronismo y antiperonis-
Esa Victoria joven, por momentos desorien- mo proyectaría después sobre su personalidad
tada, abrumada por sus propios dones: tanto y sus proyectos intelectuales y vitales. Lejos
los naturales, de belleza e inteligencia, como de favorecer golpes de estado, la Victoria de
los culturales y económicos que su alta ubica- esa época, una mujer separada de su marido,
ción social le había proporcionado, se conver- muy mal vista por la jerarquía clerical con-
tiría, muchos años después, en el personaje de servadora, asiste con inquietud y temor a la
una novela propia: Las libres del Sur, publica- insurrección de José Félix Uriburu, el militar
da en 2004, que la aborda en una etapa clave: que en 1930 usurpó el lugar del presidente
el lapso que va desde 1924 hasta 1931. Lejos constitucional Hipólito Yrigoyen. En aquella
de recorrer, como lo hubiera hecho una biogra- década del veinte, también, los poetas van-
fía, su extensa vida y su trayectoria como fun- guardistas Jorge Luis Borges y Leopoldo Ma-
dadora y directora de Sur, la novela concluye rechal eran íntimos amigos, y militaban juntos
justamente donde las expectativas habituales a favor de Yrigoyen. Tanto es así que el uno
supondrían un comienzo: con la fundación de era Presidente y el otro Vice, del Comité Yri-
la mítica revista. goyenista de Jóvenes Intelectuales6 que había

87
promovido fervorosamente la candidatura del ma tardía, y gracias en buena parte a Ortega y
líder radical. Si bien Victoria, diez años mayor Gasset, empezó a descubrir la gran literatura
que ambos, no formaba parte de ese Comité en castellano, aunque su primer movimiento,
masculino ni tenía un compromiso partidario, como escritora, fue siempre apelar a las “pa-
pronto asumiría otra acción política como pre- labras francesas” (Lojo, 2010). Hija de una
sidenta, en 1936, de la UMA: Unión Argentina clase social que percibe a América como vacío
de Mujeres, fundada por su amiga María Rosa e indigencia, Victoria demora en identificar-
Oliver y por Susana Larguía, cuyo objetivo se plenamente con el suelo de su nacimiento.
inmediato era oponerse a los cambios retró- Descendiente remota de hidalgos gallegos y
grados que el gobierno de otro presidente de vascos (y, como lo expondrá años más tarde,
facto, Agustín P. Justo, estaba introduciendo también de alguna lejana antepasada guaraní,
en la legislación para menoscabar los derechos a través del prolífico y promiscuo Domingo
femeninos.7 Nunca abandonaría, desde luego, de Irala), se siente “europea trasplantada”, a
esa clase de militancia, quizás la causa funda- pesar de las muchas generaciones familiares
mental que abrazó en su vida como ciudadana. nacidas y asentadas en Hispanoamérica. Su
Las libres del Sur es la historia de esa rebel- condición femenina, por otra parte, la parali-
día, que lleva a Ocampo a declinar el dudoso za a veces por la minusvalía de prestigio que
honor de ser la “Gioconda de las Pampas”, trae consigo. En vez de publicar discretamente
la mera “musa inspiradora” de José Ortega y poemas sentimentales o espirituales en francés,
Gasset o de otros filósofos y literatos que se como alguna otra congénere de su mismo en-
le acercaron, halagados por una inteligencia torno, decide entrar a la literatura y acceder a
femenina dispuesta generosamente a admirar- la letra impresa por la puerta grande, con un
los, y atraídos por una beldad que esperaban ensayo sobre el Dante y su Divina Comedia.
conquistar. Pero también es la historia de las
contradicciones y vacilaciones de la rebelde,
aquejada, como su propio país, por un com-
plejo de inferioridad geopolítica, terriblemente
insegura, por momentos, desde su condición
de género y presa, todavía, de los valores de
sus padres, que seguían trabándole los pasos
con el chantaje de los afectos.
En el espejo de Victoria Ocampo se pue-
den leer todas las dudas que la élite dirigen-
te argentina tenía con respecto a su propia
cultura y a su propia lengua: el español (en
su variante rioplatense), reducido al estatuto
de lengua doméstica de lo utilitario y cotidia-
no, porque el pensamiento y la alta literatu-
ra (creían) se articulaban en otros idiomas:
el francés, sobre todo, que Victoria consideró José Ortega y Gasset (1883-1955).
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y
siempre como su lengua literaria. solo en for- Caretas. Inventario 127710.

88
Ambición masculina —la del ensayo— y ob- Frank es quien la ve, de entrada, como un par
jeto de estudio inadmisible (un patriarca de intelectual: su socia en la aventura de publicar
la poesía universal de todos los tiempos, nada una revista capaz de unir ambas Américas, la
menos) para una señora principiante sin estu- del Norte y la del Sur.
dios académicos. Tal era al menos la opinión En la década siguiente Victoria y Martínez
(o sanción) de Paul Groussac, el mentor in- ya no son amantes. El ingeniero Manuel Sil-
telectual al que Victoria recurrió en busca de vio Cecilio Ocampo y Regueira, su padre, ha
consejo. Quien logró en cambio despejar sus muerto, y también su marido Mónaco Estra-
temores no fue un catedrático encumbrado da. Dolorosa o felizmente libre de todos los
sino un varón sin mayores pretensiones: Julián vínculos, ya es la directora de Sur, entendi-
Martínez, su amor durante catorce años, con da como su proyecto individual, porque la
quien Victoria, empero, nunca quiso convivir sociedad inicial con Waldo Frank se rompe,
abiertamente, detenida por la incondicional aunque no la amistad. También es la escrito-
ternura y el respeto que profesaba por sus pa- ra dispuesta a hacerse cargo de su diferencia
dres, pues (aunque separada de hecho) seguía femenina y latinoamericana, experimentadas,
casada con Luis Bernardo Mónaco Estrada, su ahora, no ya como carencias, sino como posi-
marido ante la ley y ante la iglesia. ciones enriquecedoras.
La década del ’20 es la de los encuentros, Para 1936 la editorial Sur habrá publicado
reencuentros y desencuentros que decidirán el dos fundamentales ensayos suyos. La mujer y
rumbo posterior de su vida: su estreno en el su expresión (1936) defiende la singularidad
mecenazgo, ejercido a favor de Rabindranath (pero también la universalidad) de la expresión
Tagore, un poeta que la vio como un ser mis- femenina, y señala la necesidad de romper el in-
terioso y excepcional (pero también encerrada cesante monólogo de los varones (hasta enton-
y limitada por la jaula de oro de su clase); su ces identificado con la literatura “universal”)
vínculo renovado con Ortega y Gasset, quien, para ensanchar el testimonio literario de la ex-
luego de resignarse a no ser el elegido de su periencia humana. En Supremacía del alma y de
Gioconda, empezó a mirarla también como la sangre (1935) aboga por otro derecho a la
una creadora intelectual, publicó su ensayo so- diferencia: el de América (sobre todo el de Suda-
bre Dante en la editorial Revista de Occidente mérica) y su propia cosmovisión y expresividad,
y cimentó una amistad que duraría lo que su con respecto al baluarte de la llamada “razón
vida. La relación de amor/odio con el conde europea”. Ninguna de estas diferencias hace a
de Keyserling, admirado a la distancia, como las mujeres inferiores a los varones, ni dismi-
filósofo, detestado en persona, es un verdadero nuye a los americanos, hombres y mujeres, con
rito de pasaje: le muestra los pies de barro de respecto a los europeos. Simplemente, los hace
los ídolos masculinos, provoca su indignación distintos, con el pleno derecho a escribir desde
ante la idea que el pensador báltico tiene de las lo que son y desde donde están situados en el
mujeres (concebidas exclusivamente en fun- mundo. En su interpretación de la nueva sensi-
ción de los deseos varoniles), y la alerta sobre bilidad estética americana Victoria se adelanta
los peligros de la heroworship, una debilidad en muchos años (aunque esto no ha sido seña-
en la que Victoria seguiría incurriendo, aun- lado por la crítica) a las tesis de Héctor A. Mu-
que con mayor autoconciencia. Por fin, Waldo rena en El pecado original de América (1954).

89
Jorge Luis Borges junto al grupo de la Revista Sur, 1961. Detrás de él, Victoria Ocampo y Adolfo Bioy Casares.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 335855.

Conclusiones: contraescritura, crítica, creación.

El proceso creativo de Las libres del Sur fue en un tipo de mujer nuevo y todavía incipiente.
buena parte una contraescritura. Tanto de las A diferencia de Victoria, que se consuela de
representaciones negativas, cargadas de prejui- la muerte de Manuel Ocampo pensando que
cio, como de las excesivamente positivas, las al menos su vida disidente ya no alcanzará a
que tapan o ignoran no solo las contradiccio- herirlo, y que renuncia por él a su vocación de
nes sino las limitaciones de Ocampo, que tanto actriz, Carmen, dispuesta a desobedecer al pa-
hizo y tanto comprendió, pero quedó en buena dre sin dejar de amarlo, buscará y encontrará
medida atrapada dentro de los límites de clase, un lugar en el mundo ajeno mediante su traba-
como lo intuía Rabindranath Tagore. Por eso jo independiente. También será capaz de llegar
en la novela Victoria tiene una deuteragonista hasta donde Victoria no puede: el país interior
ficticia: la joven traductora y filóloga españo- y profundo, el de los olvidados, marginados,
la Carmen Brey, que no viene de la clase alta humillados y ofendidos: los pobres, los venci-
sino la burguesía profesional y que representa dos, los indios, los hijos desnudos de la tierra.

90
Victoria Ocampo y Manuel Mujica Lainez en la librería “El Ateneo”, firmando libros. Buenos Aires, 1967.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 299380.

Ese país donde vive una niña ilegítima, anota- specie colectiva, como emblema de un género
da en el Registro Civil con el apellido materno: y sus problemas, más que como un individuo,
Ibarguren, a quien el mundo conocerá luego aunque ella, bien dijo Borges, tuvo el valor de
como Eva Duarte de Perón, y a la que el pueblo vivir como un individuo, en una época en que
amará sin retaceos, llamándola solo “Evita”. las mujeres eran genéricas.
Decía George Steiner que la crítica del arte Me gustaría que Las libres del Sur o La musa
se hace mejor, tal vez no mediante el discurso ribelle, pudiese resaltar esa singularidad que la
crítico académico sino a través de otras obras caracterizó, y representase la lucha de cada una
artísticas. Laboratorio de crítica y creación, de nosotras, escritoras de hoy, para ser aprecia-
Las libres del Sur se entreteje con las escritu- das, ante todo, como nosotras mismas (perso-
ras de Victoria y sobre Victoria, la disuelve y la nales, no intercambiables) y también como ex-
recobra, especial y única, pero también ícono ponentes, desde nuestra diferencia femenina, de
involuntario de una asignación social: la mujer una literatura universal que a todos —mujeres y
escritora, condenada (aun hoy) a ser vista sub varones— debiera interesarles recorrer. V
91
NOTAS
1. “¿Por qué hay en el libro una visión tan negativa del papel de Victoria Ocampo? Aparece ligada direc-
tamente a los conspiradores del bombardeo.
–No puedo tener una visión más positiva de Victoria Ocampo. Me parece que en el campo literario hay
un rescate de Sur sin contextualizar y sin dar fechas. Yo creo que ella es la patrona y tiene un séquito que
le chupa las medias. No le quitemos a Sur los méritos que tiene en la difusión de la mejor literatura, pero
no olvidemos su filiación gorila y liberal. En la revolución de septiembre del ‘55, en la escuela de subofi-
ciales de Córdoba, participaron chicos de 14 y 15 años. Se cañonearon destilerías, sitiaron el puerto de
Buenos Aires. ¿Para dónde miraban los intelectuales? Más allá de todo, los libros se contestan con los
libros. Los remito a las memorias del Almirante Rojas y de Victoria Ocampo. Que se revise lo superficial
y liviana que es ella en su crónica de los juicios de Nuremberg. Se queja de que no hay agua en una ciudad
bombardeada, describe sus guantes de cuero, la ropa, en fin. La frivolidad también genera violencia. A
veces pienso que esta novela es un tratado del resentimiento. Porque Victoria Ocampo también era una
resentida y una cautiva; en la novela tomo precisamente los días que estuvo en la cárcel. De un lado y
otro pesaba mucho el odio hacia lo diferente” (“Victoria y derrota”. Entrevista de Claudio Zeiger, Radar
Libros, Página 12, 31/08/2003).

2. “Al colaborar con los marinos que se sublevarán bombardeando la Plaza ese junio, además de consti-
tuirse en socia fundadora de la ESMA, es también su ideóloga” (Saccomanno, 202).

3. “Diga si es cierto que, no bastándole la producción local, se dedicó a la pesca en otros continentes,
atrayendo a sí a numerosos ejemplares masculinos, todos afinados en el uso y abuso de la inteligencia”
(Marechal, 436).

4. Al punto de que —más allá de la novela— pudieran ensayos en revistas literarias con este título:
“Victoria Ocampo, principalmente su hermosura”, por el narrador Daniel Moyano, así como el poeta
Horacio Armani escribió sobre su vida sentimental.

5. La relación amorosa con Drieu fue muy corta. Ligados por la estima, siguieron en contacto, pero se
produjo un distanciamiento definitivo por la posición colaboracionista de Drieu durante la Segunda
Guerra Mundial.

6. Surgido dentro de la revista de vanguardia Martín Fierro.

7. Ver el ilustrativo artículo de Felisa Pinto, “Victoria para todas”: http://www.pagina12.com.ar/diario/


suplementos/las12/13-6358-2011-03-05.htm

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agosto de 2003.

93
María Elena Walsh (1930-2011)
…Y seguí cantando*
por Diego Fischerman**

Había un programa de televisión. Se llamaba, Yo tenía seis o siete años. No había casi
como se llamó después la obra de teatro, Doña televisión –El Capitán Piluso, algunas se-
Disparate y Bambuco (aunque no sé por qué, ries, El Llanero Solitario, Superman–-; esta-
en casa decíamos “Bambuco y Disparate”). ban los discos Calesita, de plástico de colo-
Allí estaban Leda y María, pero no era lo único res, con canciones infantiles tradicionales, y
que había. Si no me equivoco, un hombre gi- un LP de “nursery rhymes” (The Farmer in
gantesco enseñaba a tocar el tonette, asignan- the Dell, Jack and Jill, London Bridge, Mary
do a cada nota un número. Y uno aprendía, Had a Little Lamb, Humpty Dumpty). Esta-
también, a “fabricar” pergaminos antiguos, ba la bicicleta, también, y las revistas mexi-
con papel, aceite y talco. En esa época, papá canas, y el Parque Rivadavia los domingos a
trajo a casa el primer disco de María Elena la mañana, y una escuela en la que no podía
Walsh que tuvimos, Canciones para mirar, con suceder nada interesante. Era un mundo pe-
una tapa de papel satinado. Fue a comprarlo, queño. No había muchas novedades: apenas
contaría infinidad de veces, a un departamen- las que podían entreverse en las conversa-
to donde una señora de ojos claros atendió la ciones de los grandes. Y ese mundo cambió
puerta, dijo “un momentito” y al rato salió con de tamaño con Leda y María. No se trataba
el disco en la mano. solo de canciones divertidas –que lo eran–.

* El presente artículo, que el autor editó gentilmente para su inclusión en esta revista, fue escrito y
publicado con motivo del fallecimiento de María Elena Walsh, en Radar, Página/12, Buenos Aires,
16 de enero de 2011.
** Es autor de numerosos ensayos y libros de ficción. Es Profesor para la Enseñanza Primaria y
cursó la carrera de Letras (UBA). Fue coordinador del área de música en el Centro Cultural Ricar-
do Rojas, de la Universidad de Buenos Aires. Ha dictado cursos, conferencias y seminarios para
distintas instituciones. También ha realizado numerosos programas radiales. Se desempeña como
crítico musical y periodista en el diario Página/12 y en el suplemento cultural Radar, de ese medio.
Colabora habitualmente con revistas culturales nacionales e internacionales. Es, desde 2017, direc-
tor artístico del Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín. Fue distin-
guido en 2007 con el Premio Konex a una de las personalidades de la década en su especialidad.

María Elena Walsh en la librería “El Ateneo” firmando sus libros a lectores con motivo del Día de la Primavera, septiem-
bre de 1967.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 299392.

95
O tristes –“La Pájara Pinta” era insoporta- (“sé que ustedes pensarán, que pretenciosa
ble, por más que la “escopetita verde” in- es la Juana, cuando tiene techo y pan tam-
tentara restarle algo de dramatismo–. Lo bién quiere la ventana... yo vivo en un cua-
que allí sucedía era la revelación de un uni- dradito de oscuridad recortada... y mi único
verso en el que cabían bagualas, milongas, balcón es ver la televisión”). Y ese “¿diablo
zambas, el vodevil, el jazz, ritmos caribeños, estás?” al que se le contestaba con “me es-
más adelante chamamés y chacareras y has- toy poniendo la cartuchera y la casaca mi-
ta un twist. Leda y María se convirtieron, litar, y con mi música de metralla a todos
en poco tiempo, en María Elena Walsh a so- quiero ver bailar” resultaba igualmente di-
las. O, mejor, en ella junto a músicos como dáctico en ese 1968 previo al Cordobazo.
Oscar Cardozo Ocampo y acompañada por Su Juguemos en el mundo, estrenado en el
arreglos de una sutileza y un detalle alta- Teatro Regina, se convirtió en un éxito sin
mente infrecuentes en la música argentina en precedentes inaugurando además un géne-
general y, hasta ese momento, simplemente ro, “a la manera del Olympia de París”, se-
impensables en las canciones para niños. Yo gún la revista Primera Plana.
no lo sabía entonces, y ella lo negaría cada Podría pensarse que la educación argenti-
vez que pudiera, pero en esas canciones na –y la vida misma– se desarrolló, simultá-
había un proyecto pedagógico. Un modelo neamente, en dos direcciones opuestas. Dos
acerca de lo que el aprendizaje podía ser y poderosas líneas se habían ido gestando jun-
acerca de lo que tenía que abarcar. to con el país: una abierta, atenta a la varie-
No se trataba de moralejas, desde ya. Ni dad y a las novedades de todo tipo; la otra,
de esa escuela que funcionaba como un Rey cerrada en sí misma. Una sintetizada, tal
Midas al revés, convirtiendo todo lo que vez, en ese espíritu dentro del cual revistas
pasaba por ella en tonto, aburrido y, sobre como Primera Plana o Análisis reemplaza-
todo, falto de humor y novedad. Las can- ron a la Iglesia en la formación del gusto de
ciones de María Elena Walsh, como lo que clase media; la otra corporizada en el golpe
estaba en sus discos anteriores junto a Leda de Onganía y su gesto restaurador. En la pri-
Valladares, respondían a un cierto modelo mera sonaban las relecturas del folklore del
humanista según el cual cuanto más se co- Nuevo Cancionero mendocino, de Mercedes
nociera más libre se podía ser. La exhuma- Sosa y, claro, de Leda y María. A la segunda
ción de folklores, el americano o el español, le llegaría su banda de sonido con Roberto
como en el notable Canciones del tiempo Rimoldi Fraga. ¿Diablo estás?, preguntaba
de Maricastaña (“en qué nos parecemos, tú María Elena Walsh. Y el lobo estaba ponién-
y yo a la nieve; tú en lo blanca y galana, yo dose su cartuchera para imponer, además
en deshacerme...”) respondían al mismo im- de los consabidos recetarios económicos de
pulso que el mapa que sus canciones infan- sus ideólogos, un modelo cultural. “Anasta-
tiles buscaban trazar: la diversidad como un sia querida”, le cantaba Nacha Guevara a
bien en sí mismo. Y la cuestión no estuvo la censura, que se entronaría en esos años y
ausente, tampoco, en su plan para educar que, luego de un cortísimo interregno al co-
adultos. El chamamé “La Juana”, en todo mienzo del gobierno de Cámpora, volvería a
caso, era una pequeña lección de sociología reinar a partir de 1975.

96
En 1979, en plena dictadura, Walsh escri-
bió un texto titulado “Desventuras en el País-
Jardín-de-Infantes”. No era exactamente un
alegato contra la tiranía, de hecho –concesión
a los tiempos que corrían o, tal vez, convic-
ción– reivindicaba la lucha contra el terroris-
mo –aunque lo llamara, igual que los militares,
subversión–. Era un texto contra la censura.
Allí se hablaba de la libertad. Se hablaba de
la Argentina abierta, en cuya aniquilación la
Junta Militar puso por lo menos tanto ahínco
como en la de la lucha armada. Los niños de
los ’60, formados por la riqueza cultural de sus
canciones, por los infinitos juegos que podían
surgir de “el gato que pes, sentado en su venta-
ní”, la “gaviota medio marmota” que confun-
día un perro salchicha con una gran lombriz o
las “ganas muchas ganas, de tomarse un desa-
yuno con catorce medias lanas”, pertenecían
a ese país. Se habían (nos habíamos) educado
en un mundo de bomberos con brillantes sa-
capuntas y de escuchas donde se pasaba con
naturalidad de la chanson francesa al huayno
y del jazz o la chaya al “Señor Juan Sebastián”.
Ya en los ’90, Walsh me dijo, en una entre-
vista, que la Argentina había salido del jardín
de infantes pero estaba en la secundaria y en
una escuela de varones. Era un país de “mu-
chachones”, decía. La modernidad del ’68,
con Juguemos en el mundo y, a pocas cuadras,
la María de Buenos Aires de Piazzolla y los
primeros recitales de Almendra, ya no estaba
más. Era, quizás, un proyecto terminado. Y, no
obstante, permanecía –y así seguirá siendo– en
esas canciones extraordinarias. En esas obras
de perfecta concisión, belleza melódica, humor,
inteligencia, ingenio y vuelo poético que ense-
ñaron –y enseñarán– que sin curiosidad no hay
escucha verdadera, y, que mostraron, entonces
Señorita Leda Vasalladares, Tucumán.
y siempre, que un mundo más grande es un
V
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y
mundo mejor. Caretas. Inventario 164091.

97
98
“Los derechos no se mendigan”
Notas sobre Julieta Lanteri y el sufragismo femenino
argentino en la primeras décadas del siglo xx.
por Ana Laura Lanteri* y Sol Lanteri**

En este trabajo presentamos algunas notas sobre el accionar de Julieta


Lanteri en el sufragismo argentino a comienzos del siglo xx, en directa
vinculación con el movimiento feminista, que la tuvo como una de sus
principales protagonistas. Se destacan los principales rasgos del proceso
y su legado, que continúa vigente.

“¿Son algo de Julieta Lanteri?” nos consultan estación de subterráneo con nombre de mujer
cada vez con más frecuencia. Si bien gracias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por
a algunos parientes la importancia de su fi- propia elección de los usuarios, de diferentes
gura se preservó en la memoria familiar, en asociaciones y frentes políticos y de una calle
tanto historiadoras la pregunta adquiere otra en el barrio porteño de Puerto Madero —en un
dimensión. En los últimos años, Julieta Lan- nomenclátor que incluye a otras mujeres ilus-
teri ha cobrado notabilidad en el marco de tres—, obras teatrales, programas televisivos,
la vigorizada lucha que las mujeres estamos notas periodísticas y una producción académi-
llevando a cabo por distintos derechos aún re- ca diversa. El lector encontrará allí interesantes
zagados. Así como también, fue considerada análisis de Julieta en tanto protagonista de la
en la revisión historiográfica del proceso de política y la sociedad argentinas de las prime-
ampliación de la ciudadanía política en nues- ras décadas del siglo xx. Sobre esos recorridos
tro país. y en virtud del número en homenaje a la mujer
Varios espacios públicos y escritos mate- de la revista que nos convoca, en estas páginas
rializan su trayectoria y su obra. Abundan los presentamos algunas notas sobre su accionar
ejemplos: la reciente designación de la primera por el sufragismo femenino.

* Es investigadora adjunta del Conicet con lugar de trabajo en el Centro de Estudios Históricos,
Fh/Unmdp. Dra. en Historia por la Unicen, Tandil.
** Es investigadora adjunta del Conicet con lugar de trabajo en el Instituto de Historia Argentina
y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Ffyl/Uba/Conicet. Dra. en Historia por la Unicen, Tandil.

Página anterior: Fotografía de Julieta Lanteri dedicada por ella misma a la Dra. Cecilia Grierson, 1905.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 104228.

99
Dicho proceso se enmarcó y se fue modu- zación femenina cobraba jerarquía pública a
lando en uno más amplio de cuestionamien- principios del siglo xx. Como se ha indicado,
to a las condiciones civiles y políticas de la un punto de inflexión al respecto fue el I°
mujer, que fue iniciado a finales del siglo xix Congreso Feminista organizado a instancias
en Estados Unidos e Inglaterra y se hizo ex- de la Asociación de Mujeres Universitarias,
tensivo a otras latitudes internacionales.1 Ju- en mayo de 1910 en Buenos Aires.3 Tras di-
lieta Lanteri había arribado a Argentina en cho Congreso, en el que Julieta había ofi-
1879 a los seis años con su familia emigrada ciado como secretaria, inició una demanda
de Italia, y tras realizar sus estudios secun- particular y logró votar por “aplicación del
darios en el Colegio Nacional de La Plata principio de clausura y legalidad de la Cons-
ingresó a la Facultad de Medicina en 1896, titución”. Es decir, ya que dicho marco nor-
graduándose como la sexta médica argentina mativo no negaba a las mujeres el derecho a
en 1907.2 sufragar, el 26 de noviembre de 1911 Julieta
Por entonces, ya había iniciado su mili- pudo votar en los comicios municipales de la
tancia social y política conforme la movili- ciudad de Buenos Aires.4

Doctora Julieta Lanteri, militante a favor de los derechos de la mujer, mayo de 1912.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 96209.

100
Sin embargo, la “ley Sáenz Peña” de 1912 Así, la norma de 1912 legalizó la margina-
mostraría fuertes límites ya que, a pesar de que ción de la mujer y la condenó a la minoría jurí-
fue clave en la universalidad del voto masculi- dica y a su misión “natural”: la reproducción,
no en el país, excluyó a las mujeres. El presi- el cuidado de su familia y las ocupaciones del
dente Roque Sáenz Peña había tenido la inicia- hogar. En tanto a los hombres se los recono-
tiva previa de sancionar leyes que normaron cía como trabajadores, únicos proveedores del
el enrolamiento obligatorio y la unificación de bienestar material de sus familias y ciudada-
los registros electorales con los militares. En nos, “únicos sujetos dotados de razón”. Ello
1912 finalmente la ley, fundamentada en una supuso una inequidad legal constitutiva de la
concepción biologicista, estableció la confec- modernidad liberal de las naciones latinoame-
ción de un nuevo padrón basado en los lista- ricanas, como se ha afirmado, más que un resa-
dos de enrolamiento militar y el voto secreto y bio de la herencia colonial o católica.6
obligatorio para todos los ciudadanos varones En este marco, nuevamente fue Julieta quien
mayores de 18 años (exceptuando a los indi- intentó hacer frente a dichas imposiciones y soli-
gentes y a los no aptos para las armas de la citó su inclusión en el padrón militar para realizar
obligación de votar).5 la conscripción y así obtener derechos políticos.7

Doña Julieta Lanteri junto a Raquel Camaña trabajando en una rotativa, 1912.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 145359.

101
Julieta Lanteri, primera mujer que logró votar en Argentina y en América Latina, c. 1920.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115553.

102
Pero no se quedó allí y combinó la lucha por vida política nacional. Según se ha sintetiza-
los derechos cívicos con reivindicaciones del do, tuvo lugar entonces “la consolidación del
mundo del trabajo, participando en diversas movimiento sufragista local caracterizado
solicitudes por los derechos laborales de la por la creciente tendencia universalista en la
mujer y de los niños. Además, su figura dis- demanda sufragista, el aumento de la presen-
putó el “tipo femenino” coetáneo: se casó — tación de proyectos formales en las legisla-
tardíamente para aquel entonces— a los 36 turas, experiencias de elecciones municipales
años con Alberto Luis Renshaw, un hombre (…), la llegada a un parlamento provincial
de ascendencia norteamericana catorce años de una mujer y la problematización de las
menor y sin trascendencia pública y fue una desigualdades de poder y género en los parti-
profesional de la medicina, alejándose del dos políticos —planteada fundamentalmente
estereotipo tradicional de ama de casa.8 Por por las radicales—”.10
si fuera poco, fue la única mujer de su gene- Para Julieta Lanteri la práctica formal
ración que no se afilió a un partido políti- del voto no agotaba los mecanismos de la
co tradicional. Como se ha subrayado, por acción política, por lo que se interesó en la
todo ello cuestionó —con un fuerte sentido conformación de un partido.11 Por tanto,
del humor— las estructuras tradicionales y en 1919 creó el Partido Feminista Nacional
patriarcales además de las prácticas políticas —que proponía además la igualdad de hi-
de la época.9 jos legítimos e ilegítimos y el divorcio vin-
En efecto, el debate y la práctica pública cular— y profundizó la acción, al participar
en materia de derechos cívicos femeninos en de dos simulacros electorales en base a la
el período 1912–1945 tuvieron un resultado experiencia internacional de las sufragistas.
dispar, en el marco de un movimiento femi- Por este tema —el simulacro de voto— se
nista no homogéneo y de una convulsionada enfrentó particularmente con la incansable

Primer ensayo del voto femenino en Buenos Aires, 7 de marzo de 1920. Sentada en el centro, sin sombrero, la escritora
Elvira Rawson de Dellepiane.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 7856.

103
Primer ensayo del voto femenino en Buenos Aires, 7 de marzo de 1920.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 146061.
Mujeres durante el primer ensayo del voto femenino en Buenos Aires, 7 de marzo de 1920.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 142555.
Arriba: La candidata en la intimidad: dándoles de comer a sus gallinas, marzo de 1919.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115548.
Abajo: Julieta Lanteri leyendo los comentarios a su candidatura, marzo de 1919.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115545.
Alicia Moreau de Justo, pues según esta decía gisladores de diversas tendencias partidarias
“…porque así como la mujer no puede pres- presentaran proyectos a tal fin, no se avanzó
tarse a un simulacro de maternidad, jamás en la sanción de leyes que avalaran la partici-
debe prestarse a un simulacro de vida cívica, pación política de la mujer.
nueva maternidad de las democracias”.12 Lo que sí implicó una transformación
De hecho, el discurso de politización de jurídica relevante fue la reforma de la le-
la maternidad “encarnó, así, en una práctica gislación civil en 1926. La misma eliminó
de representación”. Julieta Lanteri sostuvo gran parte de los aspectos de la inferioridad,
que si las mujeres podían obtenerla “con su como obtener el consentimiento del marido
maternidad brindarían bondades sociales a para trabajar, educarse y testimoniar. Con
la vida del país”. Sin embargo, su demanda todo, aunque establecía que la mujer mayor
de oficializar la lista electoral que encabeza- de edad, soltera, viuda o divorciada tenía
ba fue infructuosa.13 Desde entonces, fortale- plena capacidad civil, mantuvo a favor del
ció su estrategia y fue candidata a elecciones marido un mandato tácito determinado por
de distinto tipo en varias oportunidades sin la ley para administrar los bienes dotales en
éxito.14 Efectivamente, pese a que algunos le- tanto no lo revocara.15

Julieta Lanteri en una mesa controlando que haya boletas de su candidatura, marzo de 1919.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 133959.

107
Julieta Lanteri acompañada de otras mujeres, c. 1925.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115541.

La década de 1930 produjo lamentablemen- Recién en 1947, bajo el influjo del pero-
te una alteración de los progresos sufragistas. nismo, el sufragio femenino fue conquistado
El golpe de Estado encabezado por Félix Uribu- y ejercido por primera vez el 11 de noviembre
ru en 1930 fue la oportunidad para que las agru- de 1951.18 Los anhelos y la lucha de Julieta
paciones de derecha alcanzaran gran visibilidad Lanteri y otras muchas mujeres cristalizaron
pública.16 Por ese entonces y luego de varios así décadas después. Aunque hoy también,
años de lucha y vaivenes, Julieta atravesaba pro- en palabras de Julieta, “arden fogatas de
blemas económicos y deudas varias. En agosto emancipación femenina, venciendo rancios
de 1927 la justicia federal de La Plata había dic- prejuicios y dejando de implorar sus dere-
tado sentencia en su contra con costas sobre su chos. Éstos no se mendigan, se conquistan”,
pedido de enrolamiento, apelando infructuosa- e igualmente van más allá de la constitución
mente a la Cámara Federal y luego a la Corte de la mujer como sujeto político. Nos hace-
Suprema de Justicia. En este marco, Julieta desa- mos eco entonces de las deudas señaladas
rrolló un tratamiento profesional contra la cal- en diversos ámbitos: subordinación social
vicie masculina al tiempo que realizó uno de sus y laboral, aborto y derechos reproductivos,
últimos intentos electorales en marzo de 1930. cupo de representación en el Congreso Na-
Dos años después, el 23 de febrero de 1932 fue cional, separación de la Iglesia y el Estado,
atropellada en Diagonal Norte y Suipacha en la entre otros.
ciudad de Buenos Aires y luego de dos días de Porque ya nos vieron, porque todas unidas
agonía murió en el Hospital Rawson.17 V
somos el legado de Julieta Lanteri.

108
Arriba: Acto en apoyo a la sanción de la Ley del voto femenino, Plaza de los Dos Congresos, Buenos Aires, 9 de septiembre
de 1947.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 128621.
Abajo: Elecciones nacionales. Grupo de mujeres haciendo cola frente a los comicios para emitir su voto, 11 de noviembre
de 1951.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 193113.

109
Mujeres en la fila esperando para emitir su voto.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 255372.
NOTAS
1. Entre otros, Barry, C. (2011), Sufragio femenino. Prácticas y debates políticos, religiosos y
culturales en Argentina y América Latina, Caseros: Eduntref y Barrancos, D. (2010), “Mu-
jeres en la Ciencia”, en Ciencia Hoy, Vol. 20, N° 118, pp. 16-24. (en línea) en http://www.
cienciahoy.org.ar/ch/ln/hoy118/mujeres.htm, consultado el 11/09/2018.

2. Bellota, A. (2001), Julieta Lanteri. La pasión de una mujer, Buenos Aires: Planeta.

3. Valobra, A. (2011), “Claves de la ciudadanía política femenina en la primera mitad del


siglo xx en Argentina”, en Revista Estudios, 24, pp. 7-44. (en línea) en Memoria Acadé-
mica: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.7377/pr.7377.pdf, consultado el
12/09/2018. Sobre el punto la autora retoma los aportes de Dora Barrancos. Entre otros tra-
bajos de esta autora pueden consultarse Barrancos, D. (2001), Inclusión/Exclusión. Historia
con Mujeres, Buenos Aires: FCE.

4. Según Valobra, A. (2011), op. cit., pp. 7 y 8.

5. Barry, C. (2011), op. cit. y Valobra, A. (2011), op.cit. Como es sabido, el sufragio “am-
plio” o “universal” -sin requisitos de propiedad, profesión o instrucción, aunque masculino-
fue establecido en la provincia de Buenos Aires tempranamente en 1821 y en la segunda mitad
del siglo xix sufrió alteraciones jurisdiccionales e institucionales al calor de los procesos de
conformación estatal, aunque el voto se mantuvo como principio de legitimidad política. Al
respecto, puede consultarse entre otros, Sabato, H., Ternavasio, M., De Privitellio L. y Perse-
llo, A. V. (2011), Historia de las elecciones en la Argentina, Buenos Aires: Ateneo.

6. Palermo, S., Cap. 1 “Sufragio femenino y ciudadanía política en Argentina, 1912-1947”,


en Barry, C. (2011), Sufragio…, op. cit., pp. 29-62; la cita textual en p. 35. La autora entiende
la cuestión del liberalismo en base a E. Dore.
Julieta Lanteri, Candidata a di-
7. Valobra. A. (2011), op. cit., la autora retoma también lo postulado por Deleis. Según putada en las elecciones genera-
Julieta misma decía: “Enhorabuena, nuestras leyes no reconocen expresamente a la mujer el les en la capital, marzo de 1922.
derecho de votar, pero no las priva de ser electas”, en Bellota, A. (2001), op. cit., p. 111. DDF. Inventario 115551.

8. Sufragistas. Pioneras de las luchas feministas, Canal Encuentro (en línea) en http://encuentro.gob.ar/programas/9408 y
Bio.ar /Julieta Lanteri, Canal Encuentro (en línea) en http://encuentro.gob.ar/programas/serie/8109/1592?temporada=2

9. Bellota, A. (2001), op. cit., p. 14.

10. Valobra. A. (2011), op. cit., p. 10.

11. Barry C. (2011), en base a lo postulado por E. Jelin (1997), en “Introducción”, op. cit., p. 17.

12. Bellota, A. (2001), op. cit., p. 158.

13. Valobra, A. (2011), op. cit., pp. 10-12, la autora retoma además los estudios de Marcela Nari y de Dora Barrancos.

14. El 02/08/1919 Julieta Lanteri asiste a los cuarteles a solicitar su enrolamiento; el 07/03/1920 se presenta como
candidata a diputada nacional; en noviembre de 1920 intenta su candidatura a concejal pero rechazan su postulación;
el 02/04/1922 se presenta como candidata a diputada en elecciones nacionales, postulando a los socialistas indepen-
dientes como candidatos a la presidencia -cabe recordar que era amiga del socialista Alfredo Palacios-; en noviembre
de 1922 se presenta como candidata en elecciones municipales, pero no reconocen sus boletas, y en 1924 fue candidata
a diputada nacional, igual que en 1926. Bellota, A. (2001), op. cit., pp. 237-242.

15. Otro avance en tal sentido se había dado en 1907 con la legislación protectora del trabajo femenino y de menores.
Barry, C. (2011), op. cit.; Palermo, S. (2011), op. cit y Barrancos, D. (2010), op. cit., p. 22.

16. Valobra, A. (2001), op. cit., p. 16.

17. Bellota, A. (2011), op. cit., pp. 237-242.

18. Cabe recordar aquí que el primer país latinoamericano donde la mujer tuvo acceso al voto fue Ecuador en 1929 y
el último Paraguay en 1961. Barry, C. (2011), op. cit., p. 12.
112
Eva Perón y el sufragio femenino
por Luciano de Privitellio* y Sabrina Ajmechet**

¿Deberían votar las mujeres? Desde los prime- en el Senado y la media sanción perdió estado
ros años del siglo xx, en coincidencia con un parlamentario. Luego de 1935 volvieron a pre-
período de grandes reformas electorales (1902, sentarse algunos proyectos que tampoco fue-
1905, 1912) la pregunta comenzó a circular en ron tratados (Palermo, 2013).
el espacio público cada vez con más fuerza. La dictadura militar instalada en junio de
Durante los gobiernos radicales (1916-1930) 1943 consideró otorgar el sufragio a las mu-
se presentaron en el Congreso Nacional seis jeres mediante un decreto. En aquel momento,
proyectos de sufragio femenino, cuatro de la fueron las propias sufragistas las que se opu-
Unión Cívica Radical, uno del Partido Socia- sieron a esta iniciativa, ya que no querían que
lista y uno del Partido Demócrata Nacional. fuera un gobierno militar quien ampliara sus
Ninguno de ellos llegó a ser discutido en las derechos (Barry, 2011). En la campaña electo-
Cámaras. Sin embargo, en San Juan, una re- ral de 1946, tanto los partidos que auspiciaron
forma de la constitución provincial promovida la candidatura de Perón como aquellos que
por el bloquismo igualó los derechos cívicos de conformaron la Unión Democrática incluye-
las mujeres a los de los hombres en 1927. Con ron el sufragio femenino en sus programas.
algunas idas y vueltas, las mujeres sanjuaninas Para ese momento, el voto de las mujeres ya
pudieron votar al gobernador y a los legislado- estaba instalado sólidamente en el debate pú-
res provinciales (De Privitellio, 2011). blico y casi no había sectores políticos relevan-
La discusión sobre el sufragio femenino vol- tes que se opusieran a su implementación.
vió al Congreso Nacional en 1932. Aquel año Por esta razón, no sorprende que en su
se presentaron cuatro proyectos y finalmente primer mensaje al Congreso como presi-
se le dio media sanción a una ley basada fun- dente constitucional, Juan D. Perón anun-
damentalmente en la propuesta del socialismo. ciara el envío de un proyecto de ley para es-
Sin embargo, el proyecto nunca fue tratado tablecer los derechos políticos femeninos.

* Es historiador, profesor titular de la Universidad de Buenos Aires. Miembro del Conicet y


Director del Museo Casa Rosada.
**Es profesora de historia adjunta de la Universidad de Buenos Aires.

Página anterior: Apoyo al voto femenino en la Plaza de los Dos Congresos, 3 de septiembre de 1947.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 128624.

113
Elecciones en San Juan, 1934.
Departamento Documentos Fotográficos. Arriba: Inventario 31851; Abajo: Inventario 31849.

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Para el flamante gobierno, que aún debía disi- les acuerdan o les imponen las leyes a
par las muchas sospechas locales e internacio- los varones extranjeros.
nales que despertaba por ser el candidato de Artículo 3ro – Para la mujer regirá la
un régimen militar que apenas había disimula- misma ley electoral que para el hom-
do sus simpatías por las ya derrotadas poten- bre, debiéndosele dar su libreta cívica
cias del Eje, la eventual sanción de una ley de correspondiente como un documento
sufragio femenino era una excelente oportuni- de identidad indispensable para todos
dad para acercarse a los principios democráti- los actos civiles y electorales.
cos en auge luego del fin de la Segunda Guerra Artículo 4to – El Poder Ejecutivo den-
Mundial. Además, la consiguiente apertura a tro de los 18 meses de la promulga-
la participación política activa de las mujeres ción de la presente ley, procederá a
aparecía también como una posible herra- empadronar, confeccionar e imprimir
mienta para ordenar la complicada situación el padrón electoral femenino de la Na-
partidaria de las fuerzas que habían apoyado ción, en la misma forma en que se ha
su candidatura presidencial (Barry, 2011). hecho el padrón de varones. El Poder
El proyecto de ley de sufragio femenino Ejecutivo podrá ampliar este plazo en
inició su recorrido en la Cámara de Senado- 6 meses más.
res en agosto de 1946, dos meses después de Artículo 5to – No se aplicarán a las
que Perón asumiera la presidencia. Aunque el mujeres las disposiciones ni las san-
Senado durante los dos primeros gobiernos de ciones de carácter militar contenidas
Perón estuvo conformado de forma exclusiva en la ley 11.386. La mujer que no
por legisladores peronistas, esto no implicó cumpla con la obligación de enrolarse
que unánimemente manifestaran opiniones si- en los plazos establecidos, estará su-
milares. Todos ellos arrastraban experiencias jeta a una multa de $50 y la pena de
políticas disímiles (radicales, conservadores, 15 días de arresto en su domicilio, sin
sindicalistas, socialistas) y, dado lo reciente de perjuicio de su inscripción en el res-
la constitución de la alianza peronista, sus con- pectivo registro.
cepciones estaban aun fuertemente marcadas Artículo 6to – El gasto que demande
por esas trayectorias previas. el cumplimiento de la presente ley se
El proyecto, elaborado por el senador Lo- hará de rentas generales con imputa-
renzo Soler, era conciso y directo: ción de la misma
Artículo 7mo – Comuníquese, etc.
Artículo 1ro – Las mujeres argentinas
tendrán los mismos derechos políticos En la sesión del 21 de agosto, luego de una
y estarán sujetas a las mismas obliga- muy breve discusión en la que ningún sena-
ciones que les acuerda o impone las dor se manifestó en contra del proyecto, el
leyes a los varones argentinos. mismo fue aprobado muy probablemente
Artículo 2do – Las mujeres extranje- con la unanimidad de los votos. La oposi-
ras residentes en el país tendrán los ción, solo pudo expresar sus opiniones fue-
mismos derechos políticos y estarán ra del recinto. Por lo general, estas voces se
sujetas a las mismas obligaciones que manifestaban a favor de la ley, aunque con

115
muchos reparos sobre la oportunidad, ya que putados durante 1946. Lo que resulta curioso,
desconfiaban de un gobierno al que tacha- tomando en cuenta los modos en que la me-
ban de autoritario cuando no directamente moria ha recogido el proceso de sanción del
de fascista. Según su diagnóstico, el gobierno sufragio femenino, es que la esposa del presi-
incurría cotidianamente en prácticas que le- dente no había tenido ninguna clase de par-
sionaban el sistema democrático, por lo que ticipación en el trámite de la media sanción
consideraban necesario primero asegurar un en la Cámara alta. A tal punto, que durante
buen funcionamiento de las instituciones an- todo el debate en senadores no fue menciona-
tes de ampliar los derechos ciudadanos a las da ni una sola vez, ni siquiera por el miembro
mujeres. Adicionalmente, les preocupaba las informante de la Comisión que, en cambio,
formas concretas que asumiría esta incorpo- realizó un detallado recorrido por las luchas
ración, ya que, según cómo se realizara este encaradas por las mujeres desde comienzos
proceso, se podría o no evitar la manipula- de siglo. En efecto, no es sorprendente que
ción de las nuevas electoras por parte del go- esto sucediera así. Hasta fines de 1946, Eva
bierno (Ajmechet, 2014). Perón no había tenido ninguna participación
Luego de la media sanción en la Cámara en la larga historia de las luchas y reclamos
de Senadores, el proyecto no se trató en Di- a favor de los derechos políticos de la mujer.

Promulgación de la Ley de voto femenino, 23 de septiembre de 1947. De izquierda a derecha: Juan Domingo Perón, Eva
Duarte de Perón y Clara M. de Borlengui.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 170774.

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Por cierto, esto contrastará con lo que iba a a surgir centros cívicos femeninos que, sin ser
suceder en Diputados, donde la figura de Evi- aun peronistas, apoyaban abiertamente la po-
ta se convirtió, en cada uno de los discursos, lítica de Eva Perón.
en el referente constante y casi único de las Todo ayuda a pensar que se trató de una
luchas de las mujeres por la aprobación de la maniobra más o menos calculada. Para enton-
ley, desplazando a su vez cualquier recuerdo ces la figura de la primera dama estaba cobran-
de todas las luchas previas. Casi ritualmente, do un notable protagonismo público, y la cues-
cada diputado peronista que tomó la palabra tión del sufragio femenino fue uno de los temas
mencionó a Evita y a Perón como los artífices que apuntaló este ascenso. La campaña por el
únicos de la ley. sufragio femenino vino entonces a sumarse a la
¿Por qué se produjo este cambio? El primer gira por Europa que emprendió entre junio y
dato que habría que aclarar es que, para enton- agosto de 1947, incluyendo un paso por Espa-
ces, el proyecto prácticamente no tenía oposi- ña y la visita al Papa Pío XII, para definir una
ción. De hecho, en la Cámara de Diputados, don- parte de su perfil público. Esta hipótesis sea tal
de la votación fue nominal, la totalidad de los vez la razón que permita explicar por qué entre
legisladores votaron a favor de la norma. Solo una sanción y otra pasaron casi los doce meses
el diputado Reynaldo Pastor, único representante reglamentarios que podrían haber hecho per-
del Partido Demócrata Nacional, manifestó que der estado parlamentario a la media sanción
se oponía a la obligatoriedad del voto femeni- del Senado. Una ley sin oposición y promovida
no aunque, en su favor, hay que recordar que su por un gobierno con mayorías abrumadora en
oposición a la obligatoriedad era integral, sin im- diputados no debería haber tenido problemas
portar el género. Algunos legisladores radicales, en lograr una rápida sanción. Así las cosas, no
en consonancia con lo sucedido un año antes, es arriesgado suponer que ese plazo se exten-
expresaron sus preocupaciones por la articula- dió al máximo posible para permitir el crecien-
ción efectiva del proceso de votación por parte te brillo de quien cada vez más se fue convir-
del ejecutivo. Pero todos ellos votaron a favor. tiendo en única responsable del logro, llevando
En otras palabras, para comienzos de 1947 no al olvido todo el pasado de luchas feministas.
había dudas sobre el resultado de una votación El contraste entre el debate en el Senado, sin
y, considerando que el peronismo disponía de una sola mención a Evita y con extensos re-
una mayoría abrumadora, quedaba en sus ma- pasos de esas luchas históricas, y un debate en
nos darle estado parlamentario y aprobarlo o no. Diputados, donde las únicas personalidades
Pero, desde septiembre de 1946, un poco mencionadas fueron Eva y Perón, agrega una
después de la aprobación en el Senado, Evita posible razón más a este argumento.
comenzó a prestar atención a la cuestión. Se- En la sesión del 3 de septiembre, el diputado
gún Loris Zanatta (2011), desde ese momento peronista Eduardo Colom realizó la moción de
comenzó a presionar al presidente de la Cáma- tratar sobre tablas el proyecto. Los represen-
ra para que acelerase la aprobación definitiva. tantes de la oposición se negaron a hacerlo, ya
Al mismo tiempo comenzó su campaña, sobre que consideraban que correspondía respetar el
todo radial, en favor de este objetivo. Desde trabajo de la Comisión de Asuntos Constitucio-
febrero de 1947 la aparición pública de Evita nales y llevar a la Cámara de Diputados todos
se hizo más intensa, a la vez que comenzaron los proyectos presentados hasta el momento.

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Apoyo al voto femenino en la Plaza de los Dos Congresos, 3 de septiembre de 1947.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 128622.

Si bien lo que expresaron aquel día los opo- el objetivo de demostrar que la ley que se
sitores fue su rechazo a la forma en la que se estaba sancionando tenía algunos proble-
estaba tratando el proyecto y no al proyecto en mas (en cuanto al empadronamiento, a las
sí, lo cierto es que el peronismo pudo plantear multas electorales y a los derechos políti-
que había sectores que se oponían a otorgarle cos de las extranjeras). La respuesta de los
el sufragio a las mujeres y que, por lo tanto, peronistas fue que la oposición estaba per-
existía un combate por librar. Ese combate ten- diendo el tiempo poniéndole obstáculos a
dría un liderazgo: Eva Perón. un proyecto que saldría por imperativo de
Para la siguiente sesión, el 9 de septiem- la mayoría. Tanto la presencia de Eva Perón
bre, Evita concurrió al Congreso y llamó a en el recinto, como la de las mujeres que es-
las mujeres a movilizarse en la plaza. Lue- peraban la sanción en la plaza del Congreso,
go de horas de sesionar, la ley fue apoyada fueron utilizadas por el peronismo para re-
en general por todos los diputados presen- forzar la idea de que la ley debía sancionarse
tes. La oposición señaló sus disidencias en ese día. Este argumento enojó aún más a los
el tratamiento de los artículos en particular. diputados de la oposición y funcionó como
Los radicales propusieron enmiendas con un chispero de los ánimos ya caldeados.

118
Su consecuencia fue que la ley de sufragio fe- llon (2007) ha denominado abstracción social
menino terminó siendo sancionada por unani- de la idea de ciudadano. Así como los ciuda-
midad, pero en un clima de gritos e insultos en- danos solo podían imaginarse iguales entre
tre los representantes de las diferentes fuerzas ellos a condición de hacer abstracción de toda
políticas. En la plaza, una multitud con carte- característica o determinante social, el mismo
les con la cara de Evita Perón proclamaban a la razonamiento se aplicaba a las cuestiones se-
primera dama como “el alma y nervio del voto xuales. Poco importaba la naturaleza femenina
femenino”. Todo el pasado quedaba olvidado, del individuo elector, del mismo modo que im-
Evita y el sufragio de la mujer se convirtieron portaba poco si ese individuo era pobre o rico,
en sinónimos. El éxito retrospectivo de esta empleada o ama de casa. Era, en principio, un
operación política es indudable: en muchos individuo racional e independiente, y por eso
sentidos, es posible decir que la ley de sufragio debía votar.
femenino hizo mucho más por convertir a Eva Sin embargo, esta fue una posición minori-
Perón en Evita, que lo que Eva Perón hizo por taria. Con más frecuencia, y sobre todo entre
la aprobación del sufragio femenino. los legisladores peronistas o en boca de la pro-
pia Evita, se sostuvo que hombres y mujeres
Las nuevas ciudadanas eran diferentes. Pero, y este es un punto cla-
ve, de esa diferencia ningún legislador extraía
A pesar del amplio apoyo a la ley, los motivos como conclusión que la mujer no debía votar.
de los representantes que apoyaron el proyecto Aun quienes expresaron ciertas dudas o reti-
no fueron siempre los mismos. Las principa- cencias, como el senador peronista Armando
les diferencias se produjeron en dos aspectos. Antille, finalmente volcaron su voto por la afir-
Unos, más instrumentales, vinculados a los mativa. El argumento de la distinción a veces
modos en que se organizaría el voto de las mu- estaba apoyado en rasgos biológicos, pero los
jeres, siempre bajo la constante sospecha de la más relevantes referían a una visión tradicio-
oposición por una eventual manipulación de nal y de sólida raigambre católica, según la
las nuevas votantes. Otros, en cambio, mani- cual el espacio por excelencia de la mujer es el
festaron notorias disidencias acerca de cómo espacio privado de la familia (esposa y madre),
definir a la “mujer” a la que se le estaba con- en contraste con el universo poco valorado de
cediendo el voto. ¿Cuál es la imagen de la mu- la política partidista e individualista propio del
jer?, ¿cuál su lugar en la sociedad? o, en defini- espacio público masculino.
tiva, ¿qué mujer en qué sociedad? ¿Las mujeres De este modo, la aprobación del sufragio
debían votar porque eran individuos indepen- femenino no implicó la consiguiente liberación
dientes y racionales —al igual que se suponía de la mujer del ámbito de lo privado y de su
que eran los hombres— o debían hacerlo en su rol de madre y esposa. Lo que sucedió fue un
condición de esposas y madres? cambio más profundo que excedió a las mu-
Un puñado de legisladores consideraba que jeres: a través de la incorporación de la mujer
era necesario otorgarle el voto a las mujeres ya se afianzó una metamorfosis en la imagen to-
que ella eran iguales a los hombres en cuanto tal de la ciudadanía. Tal como lo ha mostrado
a sus características y capacidades. Esta posi- Zanatta, la incorporación de la mujer al esce-
ción, se sustentaba en lo que Pierre Rosanva- nario electoral ayudó a enfatizar una imagen

119
de la sociedad en clave organicista, sustentada gio femenino. Solo las mujeres podían formar
no en individuos sino en la familia como uni- parte de esta fuerza política. Eva Perón fue su
dad básica (esto sería luego consagrado en la presidenta, hasta su muerte en 1952; luego la
Constitución iliberal de 1949). Una concepción sucedió en el cargo Delia Parodi.
sustentada en el organicismo neotomista cató- ¿Por qué existía un partido peronista fe-
lico, cuya influencia en los años formativos del menino, separado del partido peronista de los
primer peronismo es absolutamente notoria. hombres? En primer lugar, porque el peronis-
En este proceso se abandonó la interpreta- mo consideraba que había una forma de hacer
ción de la política sostenida en la concepción política para la mujer que era diferente a la del
de individuos abstractos necesariamente defi- hombre. Ni los legisladores peronistas que vo-
nidos a partir de la razón y un pacto constitu- taron el otorgamiento del sufragio, ni tampo-
yente. Se entendió, desde aquel momento, que co Eva, que lo apoyó fuertemente, creían que
lo que se debía producir era la proyección de las mujeres fueran iguales a los hombres. Sos-
lo social orgánico en una política que, en con- tenían, por el contrario, que eran diferentes.
secuencia, debía definirse en función de la na- Ellas se destacaban por sus características liga-
turaleza de esta organicidad social. La política das a la maternidad: eran protectoras, leales y
no debía representar individuos, sino familias. pasionales, entre otras características femeni-
Quienes impulsaron el sufragio femenino a nas. Pero no solo se consideraba que las mu-
partir de una concepción maternalista de la jeres eran diferentes sino que también se creía
mujer realizaron una crítica directa a la idea que su participación en política ayudaría a sa-
decimonónica del individuo-elector como sus- near los vicios de la política criolla masculina,
tento de la ciudadanía. Por eso, es posible de- especialmente las prácticas ligadas al juego,
cir que la ley de sufragio femenino no ha sido a la noche, al alcohol y a la prostitución. Por
solo una ampliación del cuerpo de ciudadanos, eso, para preservar sus atributos, las mujeres
sino un cambio mucho más profundo que re- debían tener un espacio autónomo en el que
definió los propios términos de la ciudadanía. hacer política, un partido político propio.
Ciertamente, no fue la familia el único colecti- Desde el momento de su fundación, el ppf
vo orgánico al que se postuló como objeto de tuvo una estructura rígidamente vertical (Ba-
representación. La Constitución de 1949 habla rry, 2009). El partido estaba compuesto por la
además de trabajadores, ancianos y niños. Pero presidente, las delegadas censistas y las censis-
sin ser el único, fue uno de los más relevantes. tas. Había una delegada censista por provincia
o territorio nacional y, en todos los casos, era
Eva Perón y el Partido Peronista Femenino personalmente designada por Eva. Las delega-
das no podían radicarse ni en su provincia de
La ley de voto fue uno de los pasos más im- origen ni en la que estaba su domicilio legal,
portantes para consagrar a Evita como líder para evitar que se convirtieran en posibles can-
de las mujeres peronistas, rol que luego quedó didatas para cargos electivos. Para que tam-
institucionalizado a partir de la fundación del poco pudieran complotar o armar un ardid,
Partido Peronista Femenino. se les prohibió comunicarse entre ellas, sin la
El Partido Peronista Femenino (ppf) se creó presencia de Eva. Su principal misión era abrir
en 1949, luego de la sanción de la ley de sufra- en cada distrito una unidad básica y conseguir

120
censistas. Las censistas eran miles, tenían pre- tanto el rol del elector como el de autoridad
sencia en toda la Argentina y su objetivo era el de mesa. Fueron habituales los ensayos de vo-
de abrir y mantener en funcionamiento unida- tación, para mostrarles a las mujeres cómo de-
des básicas femeninas. bían sufragar.
El ppf surgió con dos objetivos: socializar Las instrucciones fueron precisas. Por ejem-
a las mujeres en la política y, sobre todo, que plo, en el caso del ppf de Santa Fe a las mujeres
dicha socialización se realizara bajo la bandera se les enseñaba:
del peronismo. Por ejemplo, entre sus principa-
les tareas estuvo la entrega de libretas cívicas, El llamado cuarto oscuro es, contra-
el documento que utilizaban las mujeres para riamente a lo que parece, un recinto
votar. Si bien el otorgamiento de documentos que cuenta con la luz necesaria para
nacionales era una tarea del Estado y no de un ver lo que se hace en el interior. Al pe-
partido político, en la práctica el ppf fue quien netrar en él, la ciudadana debe cerrar
se encargó de hacerlo. la puerta tras de sí y desde ese mo-
Las formas de hacer política diferenciadas mento queda sola con su consciencia.
para hombres y mujeres tenían su correlato en La mujer peronista, que lleva ya su
el lenguaje. Las mujeres del ppf hacían acción boleta, la introducirá en el sobre y lo
social, no política. Además, eran censistas, no cerrará. Si ha olvidado esta boleta, o
afiliadas. Y, llevado a las prácticas cotidianas, no la encuentra en el bolsillo o en el
esto significaba que en sus unidades básicas no lugar donde la colocó dentro de sus
había debates políticos, sino que se preferían ropas, no pierda la serenidad, dentro
actividades propias del mundo de las mujeres: del recinto habrá una mesa o banco
se dictaban clases de cocina, de idiomas, de donde encontrará un montón de bo-
costura y bordado y, también, apoyo escolar letas pertenecientes a cada partido y,
para sus hijos. naturalmente, del Partido Peronista
Femenino. Le será fácil identificarla
La elección de 1951: la primera vez que vota- por la leyenda en la parte superior y
ron las mujeres por el retrato del general Perón. Como
olvidó la que debió traer, la boleta que
Una vez aprobada la ley de sufragio femenino, recoja del banco o mesa es la que debe
el primer paso para que las mujeres pudieran ensobrar. Realizada esta operación re-
votar consistió en inscribirlas en el padrón torna a la mesa receptora y deposita
electoral, un trámite que se extendió desde su sobre cerrado en la urna que estará
1947 hasta 1951. El gobierno comenzó esta ta- a la vista.
rea y rápidamente contó con la ayuda del ppf.
Las mujeres podían concurrir a las unidades El 11 de noviembre fue la elección en las mu-
básicas para obtener su libreta cívica, el docu- jeres votaron por primera vez. Esta no fue, sin
mento necesario para sufragar. embargo, la única novedad de aquella elección.
En la tarea de educar a las sufragantes, las En primer lugar, por la ley electoral sancionada
unidades básicas femeninas realizaron una se- ese mismo año, se cambió el sistema plurino-
rie de charlas de capacitación, para enseñar minal de mayorías y minorías establecido por

121
la ley Sáenz Peña por un sistema uninominal como presidente en una mayor proporción que
por circunscripción. Por otro lado, la Consti- los hombres. En aquel día, no solo se convirtie-
tución de 1949 eliminó los colegios electorales, ron en electoras sino que, incluso, muchas de
tanto para la elección de presidente como para ellas lograron ocupar cargos legislativos, tanto
la de senadores, por lo que en 1951 todos los en el Congreso Nacional como en las legislatu-
cargos fueron elegidos en forma directa. Ade- ras provinciales.
más, en esta elección el padrón aumentó no En adelante, la presencia de la mujer en los
solo por la incorporación de las mujeres sino actos electorales y en los poderes del Estado
también porque los habitantes de los territo- se hizo cada vez más relevante. La memoria
rios nacionales, por primera vez, votaron para histórica tendió a colocar a Eva Perón en el
presidente y vicepresidente (Ajmechet, 2012). centro de la obtención del voto para la mujer,
Las mujeres constituyeron el 49.5% del pa- desplazando al olvido a las muchas que desde
drón, lo que representó a más de cuatro millo- comienzos del siglo xx lucharon por ese obje-
nes de electores. Para la elección de 1951 se tivo. Es evidente que Evita tuvo un rol impor-
decidió que existieran mesas de votación para tante en la votación de la ley pero, como he-
hombres separadas de las de mujeres ya que se mos visto, no fue tan relevante como el que la
creía que las mujeres, por su inexperiencia, tar- propaganda peronista pretendió (solo se abocó
darían más en emitir el sufragio. La existencia al tema cuando su aprobación era segura), ni
de mesas divididas por sexo nos permite sa- tampoco fue una figura tan excluyente como
ber que las mujeres tendieron a votar a Perón esa memoria histórica ha consagrado. V

Eva Duarte de Perón en Olivos se dirige a las militantes justicialistas, 1951.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 192608.

122
BIBLIOGRAFÍA
Ajmechet, Sabrina (2012). “El peronismo como momento de reformas (1946-1955)”, en Revista SAAP.
Publicación de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político, Buenos Aires, Volumen 6,
Número 2.

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123
124
La pasión de una mujer
Julieta Lanteri y los principios del feminismo en Argentina
por Marcela D’Angelo*

En esta presentación, me propongo escribir sobre Julieta Lanteri, pero también me


interesa fijar primero el marco en el cual desarrolló su lúcida lucha. Julia Magdalena
Ángela Lanteri nació el 22 de marzo de 1873 en Cuneo, un pueblo de Italia. Su padre
Antonio y su madre Matea Guidi, en 1879, se trasladaron con ella y su hermana a La
Plata, Buenos Aires, para comenzar una nueva vida. Pero, a fines del siglo xix, ¿cuál era
el entorno en que se desenvolvía la sociedad y en el cual Julieta se formó? ¿Qué pasaba
con “las mujeres” en estas épocas?

Ser mujer entre fines del siglo xix y principios del xx

En el siglo xix, las damas de la sociedad vivían por que la autorizaran a casarse con el hom-
oprimidas y recluidas en el cuidado de sus cria- bre que ella había elegido, lo cual logró. En
turas, en su papel de reproductoras, sin dere- su casa, se hacían reuniones en las que se ha-
chos y rezando sus rosarios. Las “otras” tenían blaba de revolución. La nombro especialmen-
la vida aún más complicada por la pobreza, la te porque no fue “mujer de…”, aunque se la
esclavitud y la explotación de las que eran víc- recuerda con el apellido de su marido (en una
timas. Todas vivían en la subalternidad de un traición imperdonable a su rebeldía). Fue ella
sistema androcéntrico y patriarcal. Podemos una mujer que luchaba por sus derechos, que
nombrar como excepción a alguna ancestra escribía historia, que ampliaba los derechos
rebelde como Mariquita Sánchez (de Thomp- para otras mujeres, que provocaba el cambio
son…), rebelde al punto de negarse a dar el sí cultural necesario para salir de la opresión. No
en una boda arreglada por su padre y de luchar había muchas.

* Es arquitecta graduada en la Universidad de Buenos Aires, sobrina directa de la primera arqui-


tecta argentina, Filandia Pizzul, y de una de las primeras estudiantes de Medicina, Juana Pizzul.
También, es integrante del Seminario de dd. hh. con perspectiva de género de la Facultad de
Filosofía y Letras (UBA) y de la Campaña Abolicionista Nacional “Ni una mujer más víctima de
las redes de prostitución”.
Página anterior: Dra. Julieta Lanteri, primera mujer que logró votar en Argentina y América Latina, Buenos Aires, c.1925.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115543.

125
En general, las mujeres tenían instituciones cosificadas también fuera de los prostíbulos. Sin
para insertarse en la sociedad: el matrimonio, embargo, como los varones no eran controlados
como madres y esposas; los monasterios, como con certificados de salud alguno, y muchos de los
monjas; el sistema prostituyente, como putas; los que se presentaban eran falseados, las enferme-
manicomios, como locas, o las cárceles, como dades venéreas pasaban en ronda de transmisión
presas. Estos destinos prefijados, que tan bien igualmente, o peor. La consecuencia fue el agra-
describe Marcela Lagarde en su libro Los encie- vamiento de las Enfermedades de Transmisión
rros de las mujeres, eran sus lugares de “inser- Sexual (ets) que se pretendían combatir y que
ción” no cuestionados. Es decir, la generalidad se extendieron a toda la población. Además, esta
de las mujeres eran propiedad de un varón (en gran demanda, sumada a la exigencia de una
el matrimonio) o de muchos (en la prostitución). determinada apariencia de las mujeres que eran
Una mención especial merece la “institu- “consumidas”, provocó la “importación” de mu-
ción” de la prostitución, un destino de mujeres jeres y niñas europeas que eran captadas y traí-
arrinconadas por las necesidades y por el anal- das a Argentina (de allí viene la denominación
fabetismo que data de tiempos remotos pero de “trata de blancas”). Así, el “negocio” floreció;
que, para fines del siglo xix, adquirió una ca- surgieron redes de trata, como la Zwi Migdal,
racterística particular. que operó entre 1906 y 1930, la más conocida
Por ese entonces, una gran oleada de inmi- pero no la única. La denuncia de muchas muje-
grantes –con una avanzada de varones– llegó a res, que hacían del feminismo un modo de vida
Argentina en busca de mejores destinos. Eran (Julieta Lanteri era una de ellas), hizo que esta re-
varones educados en el machismo de esas épo- glamentación se anulara y que nuestro país ads-
cas, lo que recrudeció la demanda de prostitu- cribiera con el paso de los años a convenciones
ción, así como floreció el proxenetismo como y tratados abolicionistas1 que, lamentablemente,
un negocio de altas ganancias. Hubo un grave se cumplieron y hasta el día de hoy se cumplen,
problema de salud pública que toda esta situa- de manera parcial.
ción trajo aparejado por el contagio de enfer-
medades venéreas. Por un lado, en ese enton- Educación, trabajo y familia
ces, el sistema quería proteger la salud de esos
varones (necesarios para producir plusvalía en En la educación, las mujeres estuvieron exclui-
el sistema capitalista) y, por el otro, cuidar de das hasta tiempos avanzados de la organiza-
que no se mostrara este “mal ejemplo” que da- ción nacional: solamente eran formadas para
ría la visibilización de las mujeres explotadas que cumplieran sus roles tradicionales en la
sexualmente. Ambas razones fueron la excusa cultura patriarcal. No podían estudiar libre-
perfecta para que se reglamentara la prostitu- mente, ni ser intelectuales, ni científicas, ni
ción: encierro y reglas que cumplir impuestas abogadas, ni profesoras universitarias.
sobre los cuerpos de las mujeres y niñas. Se les abrieron primero los campos edu-
De este modo, se reglamentó el ejercicio de cacionales destinados a los servicios de “asis-
esta explotación sexual en Rosario y en Buenos tencia”, como el de maestras y el de enferme-
Aires. Esta fue una época de mucha violencia so- ras. La formación profesional universitaria
bre mujeres y niñas prostituidas, violencia que se costó mucho más y, por ello, hasta principios
trasladó a cuerpos de “señoras” y niñas que eran del siglo xx había muy pocas profesionales.

126
Alicia Moreau de Justo en una marcha, Buenos Aires, 1986.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Tiempo Argentino. Inventario 73847.

127
Consecuentemente, el mercado del trabajo se ca colaboró en estas tareas y, aún hoy, es
abrió de a poco hacia las mujeres con pues- poco frecuente. Sin embargo, las mujeres
tos de poca calidad (costureras, lavanderas, no tenían derecho alguno sobre sus pro-
modistas, tejedoras, mucamas, cocineras), con pios hijos, aunque sí todas las obligaciones.
salarios más bajos que los de los varones que Asimismo, el ambiente familiar se hacía di-
realizaban la misma actividad y de manera mi- fícil: salirse de la “norma” era muy mal visto y
noritaria, cuando pudieron acceder a los estu- censurado por todo el entorno social. Familias
dios fueron maestras o enfermeras. estructuradas alrededor del varón, que era el
Las maestras eran las “segundas mamás”, que imponía la ley, el que decía qué estaba bien
como se les llama hasta el día de hoy; es de- y qué no. Si no se obedecía sus lineamientos,
cir, todos empleos que iban surgiendo como podía recurrir a la violencia para hacer entrar
“aptos para mujeres”. Y, a medida que se en “razones” a sus subordinados: la familia
incorporaban al trabajo asalariado, las mu- toda. Nadie le pediría rendición de cuentas a
jeres debían absorber también el trabajo ese varón si pegaba disciplinando, nadie habla-
doméstico y la crianza de los hijos (realiza- ba de esta violencia familiar, violencia de géne-
do en forma gratuita) ya que el varón nun- ro, que aún hoy se está combatiendo.

Operarias planchando, julio 1929.


Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 73847.

128
Derechos como ciudadanas necesidad de participación política y represen-
tación parlamentaria de las mujeres.
En 1912, se aprobó la Ley de Sufragio Univer- Acercándonos más a nuestros tiempos, ha-
sal, pero esta “universalidad” del derecho cívico cia mediados del siglo xix, empezaron a salir a
al voto no incluía a las mujeres, sino solo a los la luz las sufragistas, que antes habían luchado
varones. Las mujeres no podían votar. Decían, junto al movimiento en contra de la esclavi-
senadores y médicos, que la capacidad intelec- tud. En este movimiento, fueron traicionadas
tual de las mujeres era inferior a la de los varones y privadas de la palabra por el conjunto de los
ya que estaba “probado científicamente” que el varones, dejándolas solas en el Congreso Anti-
cerebro de las mujeres pesaba “menos” que el esclavista Mundial. Así, las sufragistas reforza-
de los varones, que eran inestables dado que sus ron su decisión de luchar entre mujeres por sus
periodos menstruales las desequilibraban y otras propios derechos. Allí nació la “Declaración de
barbaridades que hoy nos asombran. Las muje- Seneca Falls” (o “Declaración de los sentimien-
res recién conquistarían este derecho en 1947. tos”), texto fundacional del sufragismo esta-
En una sociedad androcéntrica en la que dounidense. Esta lucha fue tomada en diversas
todo giraba alrededor del “patriarca”, si el va- regiones del mundo y se convirtió en un movi-
rón era heterosexual, blanco y propietario, es- miento de agitación internacional, entrelazado
taba en la cúspide, el solo hecho de serlo signi- con el socialismo y el anarquismo.
ficaba más posibilidades de “ser” y de “hacer”. Recordemos, además, a Flora Tristán (1803-
De allí, su denominación de “patriarcado” a 1844), mujer comprometida con el movimiento
un sistema de dominación en el que el genérico obrero que supo hablar de todas las explotaciones
varón se apropia de los derechos reproductivos y miserias. En sus escritos, denunciaba las prisiones,
y de la sexualidad de las mujeres y discrimina los prostíbulos, los asilos, el olvido de los derechos
a los demás géneros que considera disvaliosos: de las mujeres, y hasta criticaba el corsé, como un
mujeres, travestis y trans. Todo ello conlleva artilugio para convertir a la mujer en un maniquí.
desigualdades económicas, sociales, políticas, Flora unió su lucha socialista con los reclamos des-
culturales y simbólicas. de el feminismo y escribió libros sobre la temática:
Unión Obrera, Méphis y Peregrinación de una pa-
Antecedentes del feminismo ria, en el que contaba sus experiencias y percepcio-
nes por el mundo, entre muchos otros temas.
El feminismo había tenido ya una experien- Para acallar esta y muchas otras demandas
cia política importante en el siglo xviii. Con de las mujeres, se construyó “el monumental
Olimpia de Gouges y su “Declaración de los edificio de la misoginia romántica”, como dije-
derechos de la mujer y la ciudadana” en res- ra Amelia Valcárcel. “Para levantarlo las prin-
puesta a la declaración de la Revolución fran- cipales cabezas del siglo xix teorizaron sobre
cesa que, claramente, había excluido a las por qué las mujeres debían estar excluidas”,
mujeres. Cómo no recordar también a Mary tales como Hegel, Rousseau, Schopenhauer,
Wollstonecraft con su libro Vindicación de los Kierkegaard, Nietzsche.2 Así, las mujeres reco-
derechos de la mujer, en el que, ya en 1792, rrimos el siglo xix y principios del xx amor-
abogaba por el igualitarismo entre los sexos, dazadas y maniatadas siendo tratadas como
la independencia económica, la educación y la menores de edad, sin derecho alguno.

129
Ciencias, medicina y lucha Dio conferencias en contra del autoritarismo
en la universidad. Participó del Congreso In-
Esta es la realidad que vivió Julieta Lanteri du- ternacional de Libre Pensamiento, del que sur-
rante su infancia y juventud. Es por ello que se giría como organización el Centro Feminista.
empeñó en luchar desde la perspectiva feminis- Lanteri sería una de sus impulsoras. Fundó la
ta que le posibilitó ver estos derechos negados Liga Argentina de Mujeres Librepensadoras y
y el camino de la sororidad entre mujeres para la Liga por los Derechos del Niño, y organizó
cambiarlos. un congreso en Buenos Aires, jamás realizado
Se dedicó, entonces, a estudiar con ejempla- en ninguna otra parte del mundo. En todas es-
ridad; fue la primera egresada del Colegio Na- tas agrupaciones que fue capaz de organizar y
cional de la Plata. Le costó mucho esfuerzo ya llevar adelante, se trataron temas como el fo-
que no era esta una época en la que se facilita- mento de leyes que garantizaran la vida de las
ban las actividades en el “afuera” para las mu- mujeres y de los niños que nacieran producto
jeres. Su empeño y su deseo de saltar todas las de una relación extramatrimonial, así como el
barreras construyeron un camino para otras de derechos civiles (entre otros, el derecho a no
mujeres. Poder cursar en las universidades, morir por aborto clandestino).
donde ni baño para mujeres había (nada más
que por dar un simple ejemplo de ausencia de Pionera en la política
consideración), era tener que superar avances
sobre sus personas, bromas de mal gusto, des- Se avecinaba el centenario de la Revolución de
calificaciones y demostrar el doble, pero su vo- Mayo. Habiéndose organizado actos y even-
cación, su paciencia y su coraje pudieron más tos, aprovecharían la visibilidad que tendría
que la estupidez y la misoginia de sus compa- el país para organizar un Congreso Femenino
ñeros varones. Estudió Medicina y se tuvo que Internacional como parte de la celebración de
incorporar a ese estudio del cuerpo humano y las fiestas patrias. Fue Julieta quien cerró su
a todas sus “hipótesis científicas” que se ha- sesión el 24 de mayo de 1910. Decidieron que
bían construido sobre un solo modelo de “ser lucharían por terminar con la prostitución (es
humano”: el varón. Julieta estaba empujando una de las grandes referentes del abolicionis-
para terminar con esta mirada sesgada. Soste- mo), por sus derechos civiles y políticos, por
nía la hipótesis de que, si se incorporaba algu- la educación laica, mixta e igualitaria, por la
na mujer a las ciencias, estas cambiaban a las igualdad salarial con los varones, por derechos
mujeres; pero, si se incorporaban masivamente laborales para las mujeres trabajadoras, por el
las mujeres, cambiaba la ciencia. Así sucedió y derecho al divorcio y al sufragio.
aún continúa este empeño. Asimismo, en 1911, reclamó la nacionali-
Se recibió de doctora en Medicina y Ciru- dad argentina y, después de realizar un plan-
gía en 1907, pasando a ser la sexta médica de teo judicial, consiguió votar en las eleccio-
nuestro país. En 1904, junto con Cecilia Grier- nes de ese año. Sin embargo, después de este
son (la primera médica argentina), fundó la acontecimiento, el Concejo Deliberante de la
Asociación Universitaria Argentina, con el ob- ciudad sancionó una ordenanza que prohibía
jetivo de que más mujeres pudieran estudiar e explícitamente el voto femenino con el argu-
insertarse en sus profesiones una vez recibidas. mento de que para empadronarse era necesa-

130
rio el registro del servicio militar. Ese mismo feminismo que molesta siempre con su palabra
año, fundó también la Liga Pro Derechos de o con su obra al statu quo y no solo abre de-
la Mujer y fue parte de la Liga Contra la Trata rechos para las mujeres, sino que también abre
de Blancas. caminos a otros colectivos oprimidos para vi-
El 14 de abril de 1919, se organizó el Parti- sibilizar lo que les es negado injustamente y
do Feminista Nacional que la llevaría a Julieta conseguirlo efectivamente.
como candidata a diputada nacional. Había El 23 de febrero de 1932, sufrió un acci-
encontrado “la grieta” con su inteligencia y su dente: fue atropellada por un auto que dio
sensibilidad: las mujeres no podían votar, pero marcha atrás en Diagonal Norte y Suipacha,
nada se decía con respecto a ser candidatas: en pleno centro porteño. La hospitalizaron de
“La Constitución Nacional emplea la desig- inmediato, pero no pudieron reconstruir su
nación genérica de ciudadano sin excluir a las cráneo y falleció dos días después. Sus restos
personas de mi sexo, no exigiendo nada más fueron llevados al cementerio de La Chacarita.
que condiciones de residencia, edad y honora- Su entorno y algunos periodistas que investi-
bilidad, dentro de las cuales me encuentro”3. garon dudaron de que su muerte hubiera sido
En su plataforma, se proponían derechos para un accidente, pensaron en un atentado hacia
los sectores más empobrecidos y, en especial, una mujer que les estaba haciendo sombra a
para las mujeres: derecho a licencia posparto, muchos hombres de la política.
reducción horaria en el trabajo por el cuidado Hoy todas las feministas la tenemos como
de los niños, jubilación, pensión, igualdad sa- nuestra referente. Ella se calzó bravamente sus
larial entre varones y mujeres y, por supuesto, gafas violetas, defendiendo los derechos huma-
el derecho al voto para ellas. Fue candidata a
diputada y obtuvo, entre 155.000 votantes,
nos de las humanas. V
1730 votos. Al año siguiente, junto con Alicia
Moreau de Justo y el senador Juan B. Justo,
formó parte de la lista del Partido Socialista.
Cada vez que se presentaba a elecciones ob-
tenía más votos y sus adversarios masculinos
comenzaron a tenerle miedo y respeto. Una
enemiga que solamente tenía la realidad y sus
necesarios cambios para ofrecer a su electo-
rado, peligrosa en el mundo de las mafias de
la política. Exigió siempre todos los derechos
para las mujeres, diciendo: “Los derechos no
se mendigan, se conquistan”4.
Julieta Lanteri fue una de las dirigentes más
combativas del movimiento feminista que,
junto con Elvira Rawson de Dellepiane, Alicia
Moreau de Justo, Juana Rouco Buela, Caro-
lina Muzzilli y Alfonsina Storni, entre otras,
Alfonsina Storni frente a su mesa de trabajo, c. 1930.
asumieron un feminismo “impertinente”, ese Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 8157.

131
Obreras fichando la hora de la entrada en “Saint Hnos”.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 151225.

NOTAS
1. El abolicionismo considera que es urgente y simultánea la lucha contra la represión ejercida en forma
sistemática hacia las personas en situación de prostitución, así como la lucha contra toda forma de pro-
moción, facilitación y explotación de la prostitución ajena, ya sea por parte de los Estados, de “fiolos”,
proxenetas, organizaciones mafiosas, medios de prensa u otras formas de publicidad, y por parte de los
prostituyentes (mal llamados “clientes”). No se puede reglamentar ni suscribir a ningún registro a las
personas en situación de prostitución; por lo contrario, debe haber políticas públicas para quienes estén
en esta situación y para que nadie tenga que sobrevivir mediante esta violencia. Para más información,
véase: www.campaniaabolicionista.blogspot.com

2. Valcárcel, Amelia y Romero, Rosalía (eds.) (2000): Los desafíos del feminismo ante el siglo xxi,
Sevilla: Instituto Andaluz de la Mujer.

3. “Julieta Lanteri, la primera mujer que pudo votar y fue olvidada por la historia” (2018), en Perfil,
Buenos Aires: 3 de mayo. Disponible en línea: https://bit.ly/2OJ7you

4. Ibidem.

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132
Reunión en la Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres, junio de 1934.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 118864.

133
Lecturas para mujeres:
Una mirada a la prensa pre y post revolucionaria
por Graciela Batticuore*

¿Qué significa leer? ¿Y qué implica o qué en Lectoras del siglo xix, intentando también
implicó la experiencia de lectura en el pasa- vislumbrar el cruce entre letradas e iletradas,
do? Ya hace más de un siglo Virginia Woolf es decir, entre las mujeres que leen por sí mis-
reclamaba “un cuarto propio” para que las mas y las que acceden a los textos a través
mujeres pudieran dedicarse a leer y a escri- de ojos y voces prestadas, libros prestados,
bir. Pero sabemos que las mujeres del siglo periódicos mirados de reojo o por encima de
xix escribían y leían a menudo en medio de los hombros del señor. Incluso las que saben
la sala, al lado del costurero o rodeadas de leer pero lo “olvidan”, como la madre de Sar-
visitas ilustres. Y no solo eso, algunas ni si- miento, doña Paula Albarracín, tan dedicada
quiera leían por sí mismas sino que veían leer, a los trabajos manuales por necesidad de tra-
o escuchaban leer a otras mujeres de la casa, bajo y dinero, que fue perdiendo el hábito y
a los niños, a los señores, tal como lo eviden- el conocimiento de la lectura a medida que
cian relatos y pinturas de época: por ejemplo, el tiempo pasaba, según confiesa su hijo que
un retrato muy poco conocido de Prilidiano la admiraba. O sea que la falta de práctica la
Pueyrredón que muestra a una criada en una convirtió a doña Paula en iletrada a medida
escena familiar y matutina en la que el señor que pasaba el tiempo, en un movimiento de
de la casa lee en voz alta un periódico (Fami- inusitado des-aprendizaje de la lectura.1
lia de Don Pedro Bernal y una criada). O el Cómo se imbrican esos mundos, esas expe-
óleo de un artista muy preferido por Sarmien- riencias disímiles y cercanas, frecuentes entre
to, Benjamín Franklyn Rawson, que retrata a las mujeres populares o las de la elite a co-
una joven que sostiene en su mano una tijera mienzos del siglo xix es una pregunta abierta
de pabilo para azuzar la llama de una vela que que merece acaso respuestas complejas y una
ilumina con fuerza el ambiente donde el señor mirada incisiva para leer entre líneas: en archi-
lee su periódico junto a una niña (Escena in- vos, en documentos, en periódicos, en ficciones
terior, 1867). Analicé estas y otras imágenes que cifran imaginarios y realidades de época.

* Es escritora, investigadora del conicet y docente de Literatura Argentina del siglo xix en la
Universidad de Buenos Aires.

Moda: Srta. Mercedes Urquiza, de pie leyendo apoyada en una columna. Fotografía publicada en la revista Paris Buenos Aires.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 341790.

135
Las páginas que siguen ofrecen más bien una la ilustración y del buen gusto, porque
aproximación a las lectoras que sí tuvieron el tiempo necesario para cultivar su ra-
acceso directo a libros y periódicos, pero que zón lo necesitan las gentes pobres para
necesitaron bregar por sus derechos en un siglo ocuparlo en la labor, y para enseñarlas
que intentaba mantener severos límites entre a reconcentrarse del todo en el cuidado
público y privado, en un época y un ambien- y conocimiento de las cosas domésticas
te donde se imponía un nuevo orden político pero ¿por qué a las mujeres de fortuna
marcado por la experiencia de la guerra y la no se les había de enseñar alguna parte
revolución. El planteo de algunos publicistas de la historia, de la moral, de la filo-
porteños de comienzos del siglo xix y de las su- sofía, de la geografía y de la botánica?
puestas corresponsales que dialogan con ellos ¿Por qué a lo menos no se les había de
a través de la prensa pre y post revolucionaria hacer aprender a hablar el idioma pa-
condensa posiciones y reclamos que se harán trio con pureza y precisión?2
sentir también, bajo otras modulaciones, en
épocas posteriores. En un mundo donde las Mientras este redactor alienta exclusivamente
desigualdades de género y la disparidad cultu- la ilustración de las mujeres de la clase alta, y
ral siguen vigentes, la mirada al pasado resulta otro alega que entre las porteñas existen mu-
oportuna, necesaria. chas damas instruidas que sí leen, escriben y
hasta hablan en otras lenguas, se asoma vela-
Lectoras de un mundo nuevo damente en otro número del semanario la voz
de una traductora que se encargó de verter, del
¿Cuándo asoman las primeras representacio- francés al español, el artículo de un célebre na-
nes de la mujer lectora de periódicos en el siglo turalista del siglo xviii. Se trata del conde de
xix? Irrumpen exactamente con la aparición Buffon (aquí bajo la firma de Leclerc), quien
de los primeros semanarios porteños, allá por defiende en dicho artículo la instrucción de las
1801, cuando se publica El Telégrafo Mercan- mujeres “de cualquier condición que sean”,
til, dirigido por Hipólito Vieytes y, poco des- en provecho de la civilización y de las buenas
pués, en 1802, El Semanario de Agricultura costumbres de los pueblos. A través de esas
y Comercio, a cargo de Francisco Cabello y opiniones y en cotejo con la de los otros re-
Mesa. Entre sus páginas comienza a desenvol- dactores, la divergencia sobre la necesidad de
verse tímidamente lo que a lo largo de la cen- educar a las mujeres de clase baja o tan solo
turia constituirá un tópico: el nexo entre edu- a las damas de la elite queda explícitamente
cación de la mujer, civilización y progreso en planteada. Y con ella puede decirse que se es-
los países jóvenes de América. “¿Será posible boza en la prensa porteña del siglo xix, por
que se educa tan mal a esta preciosa mitad de primera vez, el imaginario de la lectora pobre,
nuestra especie?”, se pregunta un redactor de que será retomado pocos años después en el
El Semanario de Agricultura en mayo de 1804. contexto acuciante de la revolución de mayo,
Y enseguida reflexiona así: cuando la necesidad de ganar al pueblo a favor
de la “nueva causa” anime a los líderes revo-
Yo no digo que indistintamente se diri- lucionarios a decidir una serie de medidas po-
ja a todas las mujeres por el camino de lítico-culturales de urgencia, que tuvieron por

136
objeto propiciar la democratización de la lec- utilidad suya puedan hacer la causa
tura entre los diversos sectores de la población. común.
La apertura en 1812 de la Biblioteca Pública Entre ellos encontré una noticia exac-
de Buenos Aires, la convocatoria a la creación ta de las Juntas de Caridad que hay
de una marcha patriótica, el proyecto de pu- establecidas en las Parroquias de Ma-
blicar una colección de libros que divulgaran drid, sin otro objeto que el de amparar
el nuevo ideario y, en ese marco, la traducción al verdadero pobre, y ese pensamiento
que hizo Mariano Moreno de El contrato so- me ha llenado tanto, que estaba an-
cial de Jean-Jacques Rousseau fueron algunas siosa de publicarlo, y sintiendo que
de las medidas a través de las cuales se intentó en esta nuestra Patria no hubiese un
apuntalar desde la esfera cultural los grandes Periódico en el que pudiera salir a luz.
cambios en materia política. Ese mismo espíri- Agitada con aquel deseo, y cuando
tu llevó a Manuel Belgrano, en 1810, a intro- más sentimiento tenía de no serme
ducir en las páginas de El Correo del Comercio posible verificarlo, me encontré con el
una serie de artículos sobre educación popular, Prospecto de su Correo de Comercio
que prestan especial atención a la situación de en casa de una amiga mía, que compra
las mujeres. Lo peculiar, en este caso, es que el cuanto papel sale de la Imprenta, y me
redactor del semanario implementa un recurso lo devoré instantáneamente, para sa-
novedoso: esta vez él asume la voz de una lec- ber si habría lugar al pensamiento de
tora que se hace oír sobre el tema, al celebrar mi predilección.
las propuestas sobre educación popular alen- No pueden ustedes persuadirse cuan-
tadas por la publicación y aportar sus propias ta fue mi complacencia al contemplar
consideraciones sobre el asunto. Conviene sa- que ya se había abierto el camino para
car del olvido las palabras de aquella anónima ver de letra de molde mis ideas, y que
lectora, entre otras razones, porque constitu- estas llegarían a penetrar en las casas
yen el primer registro periodístico argentino de de esos vecinos distinguidos que tanta
la corresponsalía femenina: caridad manifiestan, y que heredándo-
se los sentimentos cristianos han dado
Yo, Señores Editores, me he atrevido a y dan santas pruebas de ellos, como
tomar la pluma para proponer un me- nos lo están manifestando los Tem-
dio fácil con que se puede conseguir plos, los Conventos, los Hospitales,
un fin tan santo, y en particular por y por consecuencia obrarían en ellos
respecto a mi sexo, que es el que más todos los efectos que me he figurado.3
necesita de aquellos auxilios [...]. He
leído algunos libros que por fortuna La nota continúa con más ideas de la lectora
me han venido en manos, que tratan sobre cómo llevar a cabo el proyecto que a ella
del modo con que en las Sociedades y a los editores de El Correo... les interesa. En
cultas se ha pensado en socorrer a los primer lugar, hay que notar que su propuesta
pobres, trayéndolos al camino más se plantea bajo los términos en los que, cier-
ventajoso para que no sean una car- tamente, se iría efectivizando, tan solo una
ga pesada a sus conciudadanos, y con década después, la alfabetización femenina en

137
Buenos Aires: a través de la acción de un gru- un hecho delicado que dará bastante que ha-
po de mujeres provenientes de la elite, que blar a lo largo del siglo xix (especialmente en
se hacen cargo de la educación de las niñas las primeras décadas): me refiero al pasaje de
pobres de la ciudad, en el marco institucio- la lectura a la escritura femenina y, más con-
nal que les provee el gobierno (me refiero a cretamente, a la autoría. Porque, como bien
la Sociedad de Beneficencia, primera institu- lo expresa la lectora en cuestión, ella estaba
ción pública en la que participan mujeres, “ansiosa” por publicar.4
creada por Bernardino Rivadavia en 1823). Sin duda, es el contexto acuciante de la re-
Por otra parte, la corresponsal de El Co- volución lo que habilita estas manifestaciones,
rreo... encomia el hecho de que la experien- así como las propuestas o los reclamos que se
cia pedagógica que propone el semanario y irán sumando de aquí en más, y que en el esce-
que ella tanto celebra ya haya sido puesta a nario local suponen un primer paso en la toma
prueba exitosamente en algunas sociedades de conciencia acerca de los “derechos” de las
europeas: España es el modelo que tiene en mujeres como sujetos sociales y políticos. De-
mente. Y, aunque no lo diga explícitamente, rechos, por ahora, a instruirse, a estar infor-
ese modelo se recuesta sobre la vieja noción madas, y también a colaborar activamente en
de “caridad” que propiciaba el catolicismo la educación de “las más débiles” del género:
religioso, y que encuentra ahora una expre-
sión más al día en el término “beneficencia”. …añadiré solamente una ocurrencia
Por lo demás, los párrafos citados más arri- [...], y es la de que se podrían asociar
ba ilustran también otras cuestiones en las que las personas de mi sexo a esas Her-
vale la pena detenerse. En primer lugar, ponen mandades, con el objeto de atender a
en escena un tipo de lectura (y de lectora) sig- los establecimientos de enseñanza de
nada por el ansia de consumo: la suscriptora las niñas, y socorro de las mujeres po-
amiga de la corresponsal y, según puede entre- bres [...]. Creo positivamente que esto
verse, también ella, leen “cuanto les cae en las importaría mucho; porque en noso-
manos”. Es decir, leen vorazmente, con pasión. tras hay otra sensibilidad que en los
Y eso mismo lleva a la redactora a tener ideas varones, nos agradan estas ocupacio-
propias sobre el asunto, y a querer expresar- nes, y también nos picamos de mani-
las. Más aún: la mujer recuerda la emoción festar con nuestro celo y eficacia, que
que experimentó ante su primer encuentro con no somos menos aptas que ellos para
las páginas de El Correo... cuando, después de desempeñar lo que se nos encarga en
leer las propuestas sobre educación popular, asuntos que parece salen de la esfe-
entendió que estas armonizaban perfectamen- ra de lo que hacen nuestra principal
te con sus propias ideas y vislumbró entonces atención diaria, que aunque es verda-
un camino para verlas reproducidas “en le- dera no son de menos importancia al
tras de molde”. Esta declaración me interesa Estado, que los grandes negocios, con
porque sitúa la primera representación en la todo, gustamos entrar en ellos, y no
prensa argentina –o tal vez sería más ajusta- vivir eternamente condenadas a tratar
do decir: la primera escenificación, ya que está de cosas caseras, y que el público no
esbozada de manera bastante dramática– de conozca nuestro mérito.5

138
“Las Porteñas”, 1830-1835.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Felipe Senillosa y sucesores. Sala VII. Legajo Nº 177.

Resulta bien interesante la perspectiva de esta Así las cosas, la cuestión invita a seguir ima-
lectora temprana, devenida en resuelta co- ginando un poco más sobre la familia Bernal:
rresponsal, si la cotejamos nuevamente con ¿qué habrían hecho las mujeres de la casa des-
la pintura de Pueyrredón, donde las mujeres pués de aquel momento tan sugerente de so-
representadas parecen tan confortablemente ciabilidad matutina, gobernado en apariencia
inmersas en el ambiente doméstico: la cama por la voz del padre de familia que, a través
mullida, el bordado, las tareas de servicio... del periódico, deja entrar “el mundo” en casa?
En cambio, en las reflexiones de esta supuesta ¿Habrían salido, ellas también, a explorar la
corresponsal de comienzos de siglo se asoma agitación de las calles porteñas, a participar
subrepticiamente la amenaza de la domestici- de alguna otra actividad no resueltamente do-
dad: de pronto “lo casero” es susceptible de méstica? ¿Habrían saltado esa valla restrictiva
tornarse en “condena” para las mujeres, si no de la vida privada que hace temer a la corres-
se las habilita socialmente para cruzar el cerco ponsal de El Correo...? No lo sabemos. Pero sí
de la vida familiar e intervenir más o menos sabemos que los primeros periódicos porteños,
activamente en lo público, ese otro territorio y sobre todo los de la década revolucionaria,
completamente sujeto a las reglas y los prota- contribuyeron a abrir –y a plasmar– un hori-
gonismos masculinos. zonte de inquietudes para las mujeres del siglo:

139
por lo pronto, esas publicaciones abrieron el Con la primera carta dirigida al semanario,
espacio para la expresión de algunos reclamos fechada el 30 de septiembre de 1816, asoma
que seguirían estando muy presentes en las dé- en esta publicación otra novedad interesan-
cadas siguientes. E introdujeron la noción de te: la referencia a una sociedad de lectura fe-
“igualdad intelectual” a partir de la idea de que menina que firma la carta de lectoras bajo la
los hombres de distintos estamentos sociales, y denominación “Amigas de El Observador”.
quizás también las mujeres, podían concebirse Se trata de un conjunto de mujeres que dice
como “sujetos de derecho” (un tópico, sin du- reunirse cada lunes (día en que sale el semana-
das, que la Revolución francesa hizo candente rio) para leer juntas el periódico, analizarlo y
en Europa). De allí que sea posible encontrar entrar en diálogo con los editores: “nos hemos
en las páginas de aquellos semanarios del pe- propuesto el [objetivo] de reducir a la práctica
ríodo revolucionario los primeros retratos in- todos los consejos que dan Ud. a las personas
dividuales y colectivos de la mujer lectora de de nuestro sexo en general y comunicarles el
libros y periódicos. fruto de nuestros ensayos”. Y, efectivamente,
Al respecto, resulta muy ilustrativo indagar así parecen hacerlo en esta misma ocasión, en
un poco en El Observador Americano: publi- la que aprovechan para poner de manifiesto
cado en 1816, en Buenos Aires, dirigido por sus críticas: sostienen las corresponsales que
Manuel Antonio Castro (uno de los redactores las propuestas de educación de El Observa-
del Estatuto Provisional de 1815 y de la Cons- dor resultan “ambiguas”, y que los juicios que
titución Unitaria de 1826), este fue el primer ellos enarbolan sobre los “vicios” de las muje-
semanario porteño que dedicó una sección res (que ellas leen mucho y hablan demasiado)
fija, en cada uno de sus números, al tema de son exagerados. Pero, en todo caso, para “co-
la educación de las mujeres. Desde su inicio se rregirlas” –como el semanario pretende– pro-
propuso desplegar “planes de lectura” que, sin ponen ellas que no hay que dedicarse tanto a
embargo, no llegarían a concretarse. Pero de to- criticarlas sino a estimularlas a leer más. Y pu-
dos modos El Observador se encargaría de re- blicar, al fin, los planes que han prometido los
iterar consejos o preceptivas generales: que las redactores del semanario, pero que brillan por
damas se cuidaran de la influencia de las nove- su ausencia hasta ese momento:
las y que realizaran tan solo lecturas útiles, en
los tiempos que les dejaran “libres” las tareas Por otra parte para que corrijamos
domésticas. Es decir, que hicieran un uso mo- nuestros defectos que bien los conoce-
derado de la lectura. También que se alejaran mos sin que nos los adviertan, es pre-
de una moda que parecía estar haciendo furor ciso que se nos estimule con la espe-
en las tertulias porteñas: la conversación banal, ranza de algunas ventajas de que nos
la pedantería parlanchina de las mujeres que hallamos privadas. Para continuar en
hacían alarde de lo que sabían o habían leído, la humillación de nuestro destino con
sin darse cuenta de que resultaban “ridículas”. menos pena, casi es conveniente que
Fue precisamente a raíz de estas recomenda- seamos estúpidas; si Uds. se han pro-
ciones que, después de algunos números, las puesto hacer menos abatida nuestra
lectoras de El Observador se hicieron visibles, suerte, empiecen por anunciar esas
también ellas, a través de la corresponsalía. grandes mejoras, y esa importancia

140
que habremos de tener en la sociedad En el número siguiente, no obstante, hace su
como una consecuencia de sus planes. aparición otra lectora que firma como Emilia P.
Si las mujeres concebimos que pue- Dice pertenecer a la Sociedad del Observador
den algún día realizarse, es natural Americano y se singulariza del conjunto para
que muchas hagan un empeño formal sumar a lo dicho una anécdota: cuenta que pa-
en prepararse para ser dignas de una seando por la plaza del Retiro y habiéndose
nueva gloria; pero si los planes no han topado con un grupo de jóvenes distinguidos,
de pasar de bellas teorías, no es razo- reputados, de buen tono, escuchó muchos elo-
nable, Señores Editores, que malogre- gios a su hermosura “pero ninguno a mi ta-
mos nuestros conatos, y que nos ha- lento, a mi cultura, a mi instrucción”. Pese a
gamos aún más infelices por el íntimo que, tal como lo recomienda el semanario, ella
conocimiento de la injusticia con que se había ocupado muy bien de cultivarse y de
se nos trata.6 empezar a leer “más libros útiles que novelas”,
sin embargo asegura que esto no le dio toda-
Como quizá pueda adivinarse, los prometidos vía buenos resultados. A medida que la carta
planes de educación para mujeres no llegarán avanza, el tono de Emilia marcha de la ironía
a ver la luz en las páginas de El Observador. al registro pícaro, para finalizar con una críti-
No solo porque algunos números después el ca al sexo opuesto. Dice que, en verdad, ellos
semanario deja de salir (cuando su director se no buscan el talento femenino, y que por ende,
muda a otra provincia) sino, probablemente, “revolución sería cambiar lo que los hombres
porque la intención no era tanto instruir más quieren de las mujeres”, en vez de criticar o
al público femenino, ni concretar un plan de intentar corregirlas a ellas. Así lo expresa:
lecturas (como bien advierten las correspon-
sales cuando hablan de “ambigüedad”), sino Y bien, Sres. Editores: nosotras no
poner énfasis en los comportamientos sociales podemos aspirar a los empleos, y
de las mujeres, recordándoles que sus conduc- acomodos que se apropiaron exclu-
tas debían estar ceñidas a la prerrogativas del sivamente los hombres por la ley del
hogar y la familia. El Observador se propone, más fuerte. A todo lo que aspiramos
más bien, alertar sobre las conductas desvia- por primera y última felicidad es a un
das de las mujeres y corregirlas. Pero sucede regular establecimiento: este depende
que, en 1816, es difícil seguir eludiendo el tema de agradar a esos Señoritos: ellos no
de los “derechos” cuando se habla de educa- gustan sino del palmito. Bien pueden
ción. De allí la “ambigüedad” que detectan las ser muy discretos, y de un finísimo ta-
lectoras en las páginas de este semanario que lento; pero en su elección prefieren el
“promete” pero no da, no formaliza un pro- mérito de nuestra figura al de la ins-
grama de lecturas. De la misma manera que trucción y talento. ¿Qué deberemos
reconoce la necesidad de instruir a las mujeres, cultivar en este caso? ¿Las letras, o las
pero abomina de las que saben mucho y que, modas? Por dónde deberemos procu-
en definitiva, opina que la ilustración femenina rar nuestra fortuna puesta por desgra-
no es un modelo a seguir sino una excepción cia en manos de sus caprichosos gus-
que no necesita ser imitada.7 tos? ¿Por los libros, o por el tocador?

141
Señores Editores: Uds. tienen razón hombres y mujeres: ellas también “son parte del
de aconsejarnos una mejor educación, Estado”, asegura, y tienen que ser instruidas para
pero tendrían mucha mayor, si tratan amar a la patria. Sin embargo, la publicación
de reformar primero la educación de concluye con ese número, así que no habrá pla-
los jóvenes, que han de ser nuestros nes concretos ni definiciones a favor de la mujer
maridos, es decir, nuestros amos de ilustrada todavía. Con todo, lo interesante de El
por vida; porque según veo, todos los Observador es que extiende el imaginario de la
estados, todas las naciones, el univer- lectora de periódicos hacia una visión de conjun-
so todo podrá revolucionarse y me- to: el colectivo de mujeres reunidas, es decir, una
jorar; pero no habrá revolución, que sociedad de lectura femenina que se desplaza,
mejore nuestra condición civil.8 cuando hace falta, al terreno (a la práctica) de
la escritura y de la crítica, a través de la corres-
Esta lectora revierte imprevistamente el orden ponsalía. De esa manera, el semanario introduce
de la crítica a la que apunta el semanario. Y al ya el tono de lo que serán, a partir de los años
menos por un momento las mujeres dejan de es- treinta, las polémicas desarrolladas en el interior
tar bajo la mirada de lo que hace falta corregir mismo de la prensa, a propósito de las mujeres
y reencauzar en ellas, para poner a los hombres sabias y las literatas, entre las primeras mujeres
en el banquillo de los acusados: ¿las letras o las publicistas y sus interlocutores contemporáneos
modas? ¿Los libros o el tocador? ¿Qué desean, (pienso en las polémicas que entablan La Aljaba
por fin, los hombres de las mujeres? Esas serían y La Argentina, o más tarde La Camelia y El pa-
las preguntas que estos fragmentos esbozan. Si dre Castañeta).9 También en esos casos el tono y
sumamos esos interrogantes al reproche de “am- la dinámica que articulan los debates ponen en
bigüedad” que aparecía en las cartas de las co- juego la ironía, el sarcasmo, rayan la picaresca
rresponsales del número anterior, tenemos por o la sátira. En las páginas de El Observador este
resultado la acusación de una suerte de histeria recurso se presenta por primera vez a través de
masculina que no hace más que trastornar a las la voz de Emilia, circunscrito todavía al espacio
mujeres y dañar la sociedad que tanto desea res- restringido de la corresponsalía de lectoras, pero
guardar (El Observador sería ambiguo porque asumiendo ya un tono subido que se ampara en
promete y no da planes de educación, porque la convicción, por parte de las corresponsales,
quiere y no quiere instruir a las mujeres). de que están reclamando por una causa “jus-
Por supuesto, en el número siguiente el re- ta”. Habrá que esperar bastante para que las
dactor se sentirá obligado a responder, primero mujeres tengan, además, “su propia biblioteca”,
amable y lisonjero, aclarando a las lectoras que para que puedan organizarla a gusto o para que
los hombres, además de bellas, las quieren ins- puedan acceder sin proscripciones o tutela pre-
truidas; las dos cosas. Y luego, volviendo sobre via a la biblioteca del hogar. Pero estas primeras
el número último de El Observador y sobre las intervenciones y debates en los periódicos pre y
premisas básicas y un poco ambiguas que ponde- post revolucionarios dan una pauta del tenor que
raban la influencia de las mujeres desde el ámbi- adoptará el debate sobre la mujer letrada a lo lar-
to doméstico, a través del desempeño como ma- go de un siglo en que la división de géneros y la
dres y esposas. En este punto el redactor avanza disquisición entre público y privado prevalece y
un poco más sobre la noción de libertad entre a menudo se impone. V
142
Alfonsina Storni, leyendo sus poemas luego de la publicación su poemario titulado “Ocre”, julio de 1925.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 7765.

NOTAS
1. Desarrollo estas cuestiones en Lectoras del siglo xix. Imaginarios y prácticas en la Argentina, Buenos
Aires, Edhasa, 2017. El próximo apartado forma parte de un capítulo más extenso del libro, titulado “La
lectora de periódicos”.

2. “Educación de las mujeres”, Semanario de Agricultura, Industria y Comercio, 30 de mayo de 1804, nº


89, tomo 2, folio 305. Las itálicas son mías.

3. Correo de Comercio, 28 de abril de 1810, n.º9, tomo I, p. 69, en <http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/


handle/123456789/8961> [consulta: 15/6/2017].

4. Id. Desarrollo el tema y exploro las modalidades de la lectura y la autoría femeninas en el siglo xix
en Batticuore, La mujer romántica. Lectoras, autoras y escritores en la Argentina, Buenos Aires, Edhasa,
2005.

5. Correo de Comercio, 5 de mayo de 1810, n.º 10, tomo I, p. 76, en: <http://trapalanda.bn.gov.ar/jspui/
handle/123456789/8963> [consulta: 15/6/2017].

6. “Educación de las Mujeres”, El Observador, 30 de septiembre de 1816, p. 46.

7. Sobre el tema del “modelo” y la “excepción” en la Francia ilustrada y revolucionaria, puede consul-
tarse el ya clásico ensayo Musa de la razón. La democracia excluyente y la diferencia de los sexos, de
Geneviève Fraisse, Madrid, Cátedra- Universitat de Valencia. (1991 [1988]).

8. “Educación de las Mujeres”, El Observador, 3 de octubre de 1816, p. 52.

9. Véanse los estudios de Francine Masiello, La mujer y el espacio público. El periodismo femenino en
la Argentina del siglo xix, Buenos Aires, Feminaria, 1994; Auza, Néstor, Periodismo y feminismo en la
Argentina, 1830-1930, Buenos Aires, Emecé, 1988 y Batticuore, Graciela, La mujer romántica, op. cit.

143
Galería de imágenes

Arriba: Primeras maestras egresadas de la Escuela Normal Nº4.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 349693.
Abajo: Bachilleres egresadas del Liceo de Señoritas, 1908.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 349694.
144
Arriba: Mujeres en bicicleta.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 330894.
Abajo: Mujeres en moto.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 256809.
145
Arriba: Mujeres en una clase de Básquetbol.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 157167.
Abajo: Las pelotaris españolas con el uniforme con el que actúan en la cancha, Buenos Aires, febrero de 1937.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 156551.
146
Arriba: Concurso de elegancia automovilística, agosto de 1931.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 158634.
Abajo: Aeronautica Civil Argentina, Tomada en el Aerodromo Civil de Eva Perón.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 256069.
147
Torneo de natación en el Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 352544.

148
Señoritas participantes del Campeonato Nacional de Patín, realizado en Costanera, Buenos Aires, 1938.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 6049.

149
Arriba: Grupo de mujeres.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Witcomb. Álbum Nª2: La mujer y la familia a través de la cámara de
Witcomb. Inventario 347.140.
Abajo: Julieta Gómez Paz rodeada por sus amistades que la agazajaron al recibirse de doctora en Filosofía y Letras, 1934.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 133343.
150
Arriba: Retrato de mujeres,
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Witcomb. Álbum Nª2: La mujer y la familia a través de la cámara de
Witcomb. Inventario 347.112.
Abajo: Cuatro generaciones juntas, Buenos Aires, 1900.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 268976.
151
Angélica Pagano de paseo con una amiga.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 1635.

152
Arriba: Ateneo femenino de Buenos Aires, mayo de 1929.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 130212.
Abajo: Damas practicando tiro en el Tiro Federal.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 155527.
153
Arriba: Manual para enamorar mujeres.
Biblioteca. Revista Caras y Caretas Nº 801. Buenos Aires, 7 de febrero de 1914. Números 798-806.
Abajo: Licencia de las mujeres para hablar, 12 de marzo 1813.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Lamas. Sala VII. Legajo N º 63.

154
CICLO
PENSAR LA HISTORIA AGOSTO

San Martín y las sociedades secretas:


mitos, leyendas y realidad histórica

José de San Martín regresó a Europa a 15 de agosto, en el auditorio del Archivo Ge-
comienzos de 1812, para radicarse en la neral de la Nación.
tierra que lo vio nacer y de la cual había Debido a la gran convocatoria y el interés
estado ausente por casi 30 años. En ese lar- del público tuvimos que agregar una segunda
go tiempo, mientras desarrollaba una des- parte que se realizó el miércoles 29 de agosto.
tacada carrera militar en España, la vieja En el seminario se profundizó sobre las
colonia se transformó notoriamente. Aho- sociedades secretas en Buenos Aires antes de
ra florecía el ideal de la independencia, y la 1812; los grupos liberales americanos en Espa-
emancipación debía conquistarse por me- ña 1800-1808; la sociedad caballeros raciona-
dio de las armas. A ese objetivo dedicó su les de Cádiz y Londres; Miranda y O`Higgins;
vida, y los motivos de tal decisión todavía San Martín y los Caballeros Racionales; la 1ª
resultan una incógnita. ¿Qué papel jugó Logia Lautaro (alvearista) en Buenos Aires
en todo ese proceso su pertenencia a una 1812-1815; la 2ª Logia Lautaro (sanmartinia-
sociedad secreta? Para responder a esta na) 1815-1818. San Martín y Pueyrredón; el
pregunta y muchas otras más se llevó a Paso de los Andes; la Caída del Directorio; la
cabo un seminario del ciclo Pensar la His- Logia Lautarina de Chile; la Logia militar libe-
toria a cargo del Dr. en Historia, Julio M. ral del Ejército Realista; la Lautaro en la Cam-
Luqui – Lagleyze, especialista en el tema. paña Libertadora del Perú – Punchauca, entre
La primer jornada tuvo lugar el miércoles otros temas de interés.

155
SEPTIEMBRE

Sarmiento: Estado, democracia y corrupción

Sarmiento es una figura múltiple. Referente abordada con una mirada totalizadora. El
inexorable de la literatura americana y de la his- conferenciante, especialista en la vida y obra
toria política argentina, se suele distinguir por de Sarmiento presentó estos temas que, por
sus emprendimientos e ideas en el campo educa- cierto, son de candente actualidad.
tivo, en el que fue un reformador social y un pio- Ricardo de Titto es docente, historiador y
nero mundial por sus concepciones pedagógicas. ensayista. Ha publicado más de veinte libros
Aunque se le reconoce su amplitud de mi- sobre historia argentina y americana y fue di-
ras, muchas veces se ha privilegiado destacar ese rector de la colección “Claves del Bicentenario”
perfil distintivo dejando en un segundo plano (El Ateneo, 2009-2010) de 21 títulos. Especia-
sus perspectivas más integrales sobre el proyec- lista en la vida y obra de Domingo F. Sarmien-
to de país que entrevió e intentó construir. to es autor de El pensamiento de Domingo F.
La interrelación entre los conceptos de Sarmiento (El Ateneo, 2009), Yo, Sarmiento
república, democracia y corrupción es una (El Ateneo, 2011), coautor de Una y otra vez
constante en su vida que pocas veces ha sido Sarmiento (Prometeo, 2016) y prologuista de

156
La filosofía ha tomado las sandalias de la “Sarmiento: Estado, democracia y corrupción”.
plebe: Las ideas de Sarmiento hasta Facun- Con una completa disertación abordó cada uno
do (1839-1845), de M. Meglioli (España, de los temas con el apoyo de citas extraídas de
2018). Es miembro de la Asociación Argen- las 52 obras completas de Sarmiento. El idioma,
tina de Investigadores de Historia y asesor los inmigrantes, la administración pública, las
del Archivo General de la Nación. obras, los espectáculos, la prensa y las mujeres
El martes 11 de septiembre, al cumplir- fueron algunos de los asuntos comentados por
se 130 años de la muerte del prócer, en el De Titto, quien, con respaldo audiovisual del
auditorio del Archivo General de la Nación, AGN ilustró la presentación de citas, documen-
el historiador Ricardo de Titto expuso sobre tos e imágenes. V

Arriba: Departamento Documentos Escritos. Sala vii, Fondo Rufino Elizalde, Legajo N° 3478
Abajo: Departamento Documentos Escritos. Sala vii, Fondo Rufino Elizalde, Legajo N° 3475.

157
octubre

La figura de Roca en la historia argentina

El miércoles 17 de octubre, en el auditorio del por todas la inestabilidad de las fronteras


Archivo General de la Nación, Rosendo Fraga, internas y externas que impedían el esta-
Claudio Chaves y Nicolás Pasaman expusie- blecimiento definitivo de la soberanía del
ron sobre la figura de Julio Argentino Roca. Estado; garantizar la seguridad jurídica,
Julio Argentino Roca asumió su primer necesaria para impulsar las inversiones en
mandato presidencial el 12 de octubre de infraestructura y tierras y así movilizar la
1880. Basó su gobierno en el lema de la riqueza económica; promover la llegada de
“paz y administración”, y bajo esta con- la inmigración, fundamental para resolver
signa, su política se dirigió a consolidar la la escasez de mano de obra y poblar el vas-
organización nacional que venía perfilán- to territorio; masificar el alcance de la alfa-
dose desde 1862. betización, de la mano de la profesionali-
Varios fueron los objetivos que de- zación de la educación pública y profundi-
mandaba la construcción de la Argentina zar el proceso de unidad nacional, sobre la
moderna, determinados por la combina- base de autonomía de las provincias.
ción entre el pensamiento liberal triunfa- El debate sobre el rol del Estado en la
dor de Caseros y la incorporación al mer- constitución de un modelo de Nación susten-
cado mundial en constante expansión: table aún sigue vigente y lo tiene a Roca como
entre ellos, afirmar la cuestión territorial, uno de los hombres clave para comprender
determinante para solucionar de una vez sus alcances, desafíos, y oportunidades.V
158
Presidente Julio Argentino Roca recorriendo los locales el día de elección de diputados, 1904.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 33730.

159
CONFERENCIA
EN EL AGN

La formación territorial de la Argentina:


Apuntes sobre errores de visión
por Alberto Asseff*

Todo proyecto de nación necesita asentarse en un territorio. La nación argentina desde sus
orígenes como tal evidenció una política mayormente negativa con relación a su formación
territorial perdiendo a lo largo de casi doscientos años muchos valiosos kilómetros de ex-
tensión no solo terrestre sino hídrica. El miércoles 3 de octubre en el auditorio del Archivo
General de la Nación dentro del marco del ciclo “Pensar la Historia”, Alberto Asseff reali-
zó un recorrido histórico sobre distintos momentos de la política argentina en los cuales se
desestimó nuestra soberanía. Un interesante análisis, que comienza estructurado en cuatro
frases y continúa con interesantes conceptos sobre la formación de nuestra nación. Tiene
como fin movernos a reflexionar sobre nuestro futuro en base a errores del pasado. A con-
tinuación transcribimos algunas notas sobre lo expuesto en su conferencia.

* Es abogado, escritor, docente universitario y en la actualidad, diputado del Mercosur.

160
Cualquier proyecto común –eso es una Na- principal de ingresos fiscales, la Aduana del
ción– necesita asentarse en un territorio. cuasi puerto único (por esa principal razón
La Argentina desde su génesis exhibió un la ácida rivalidad con Montevideo y sus fu-
singular menosprecio por el valor del terri- nestas consecuencias geopolíticas; y con Pa-
torio. Adoleció de conciencia al respecto. O, raguay y todo el interior). La única concesión
peor, tuvo otra conciencia que podríamos que hizo Rivadavia fue llevar el asunto a la
denominarla de “disvalor del territorio”. Sala de Representantes e invitarlo al Enviado
La cuestión es vasta, como inmensas han a asistir la sesión.
sido las consecuencias, sin dudas, negativas. El 2 de agosto de 1822, refiere Gutiérrez
Solo para arquitecturar un esquema ex- de la Fuente en carta a San Martín: “Tomó la
positivo del asunto me parece procedente palabra el ministro de Hacienda, doctor Ma-
examinar cuatro “memorables” –no preci- nuel José García, y habló de dos mil disparates
samente por su utilidad– frases. Las cua- desordenados y, entre ellos, hizo ver que él era
tro son elocuentes para signar que nuestro de opinión de que al país era útil que permane-
devenir más que de “formación” territorial ciesen los enemigos en el Perú… También dijo
fue “de deformación”. que cierto cortar la guerra por medios políti-
cos, mejor que con bayonetas… Luego tomó
1- “Lo que conviene a Buenos Aires es re- la palabra el canónigo Agüero. Apoyó cuan-
plegarse sobre sí misma”: frase pronuncia- to había hablado García…”. Gutiérrez de la
da por Bernardino Rivadavia en la Sala de Fuente mencionó en esa misiva que “el único
Representantes en 1822. que apoyó al pedido de San Martín fue Gascón
Antonio Gutiérrez de la Fuente –quien quien los atacó furiosamente (a García, Agüero
en 1829 fue presidente de Perú– había y demás)”. Valentín Gómez se sumó al rechazo
llegado a Buenos Aires como Enviado de para el pedido de auxilio. Juan José Paso, con
nuestro Libertador, previa visita al gober- más prudencia, igualmente dijo que era “inútil
nador cordobés Juan Bautista Bustos, de que se hiciesen gastos…”. El Comisionado in-
muy buenas relaciones con San Martín. formó que “todos los diputados están complo-
Fue en 1822. El objetivo, casi desesperado, tados (contra el pedido de auxilio) incluso los
consistía en que auxiliaran la misión liber- tres ministros…”. Un solo voto a favor de San
tadora para poder completarla ¿Qué sig- Martín, el de Gascón. “El Centinela” saludó la
nificaba “completarla”? Liberar a las pro- decisión por “buena”. De la Fuente le escribió
vincias rioplatenses del Alto Perú (hoy Bo- a Bustos: “Yo veo, general, que estos señores
livia). Los realistas, desplazados de Lima y deliran”. Marchó a Córdoba donde logró una
de las costas peruanas, se habían internado división de 300 hombres. Insuficiente. (ver Vi-
en el Alto Perú. Allí resistían. cente D. Sierra, Historia de la Argentina, 1819-
Rivadavia lo recibió con frialdad. Gu- 1829, p. 272 y sig.).
tiérrez de la Fuente relata esa gelidez, con- Arturo Jauretche en su Manual de las zon-
trastante con el franco apoyo que recibió ceras argentinas incluye a este (des) concepto
de Bustos. Respaldo que era insuficiente. rivadaviano como la zoncera número tres.
La única con disponibilidad dineraria era Consecuencia: 1.099.000 km2 –serían
Buenos Aires, monopolizadora de la fuente 1.454.000 si contamos los 355 mil de Acre que

161
en 1902 incorporó Rio Branco al Brasil– se 2- “El mal que aqueja a la Argentina es la ex-
escurrieron del territorio nacional. Se desligó tensión”: La escribió Sarmiento en Facundo:
lo que debió ser nuestro Colorado, Nebraska, Civilización o Barbarie. El libro fue publicado
Nevada; o nuestra Amazonia; o nuestra Sibe- en Santiago de Chile en 1845.
ria. Se disfumó la Argentina continental. Ninguna de las grandes naciones de la
Si la batalla de Ayacucho –diciembre de historia ni tampoco las contemporáneas sus-
1824– la hubiera ganado San Martín –o Are- tenta su acción sobre una falacia tan colosal
nales u otro de sus lugartenientes–, el destino como esta.
de América del Sur habría sido distinto. Me in- Chile, el refugio de Sarmiento, nos da un
clino a pensar que mejor, aunque no se puede ejemplo. Vencedor en la guerra del Pacífico
incursionar en conjeturas contrafácticas. (1879-1883) se apropió de Tarapacá, Arica
Una mera comparación: Coetáneamente y Tacna. Estos territorios están en la latitud
tomábamos el empréstito por un millón de de las ex provincias altoperuanas de Potosí,
libras esterlinas con la casa Baring Brothers. Charcas y Cochabamba. Debió restituir Tacna
Pues en 1819 el presidente Monroe le compró a Perú, pero se mantuvo en las otras. La “ex-
Florida a España por cinco millones de dóla- tensión” desde Santiago a Arica es la misma
res. La libra siempre valió más que el dólar que existe entre Mendoza y Oruro, próxima
¿La visión –si los señores de la Sala de Re- a Cochabamba, en el corazón del altiplano.
presentantes la hubieran tenido– no aconse- ¿Por qué, en la misma época, para noso-
jaba tomar un empréstito para auxiliar a San tros la extensión era un “mal” y para Chi-
Marín y así reincorporar a las provincias que le –apenas al otro lado de la Cordillera– un
el 9 de Julio de 1816 habían declarado la In- bien? Veamos algunas distancias o “exten-
dependencia, pero que estaban bajo el control siones”. De Mendoza a Oruro (ex territorio
realista? Otro antecedente es que Rivadavia de las Provincias Unidas, presente en el Con-
propuso por esos días a la Sala que autorice greso de Tucumán), 2.183 km; de Santiago
veinte millones de pesos para auxiliar a Espa- de Chile a Arica, 2035; de Filadelfia a San
ña ante las amenazas del rey francés. Es que Francisco, 4051; de Moscú a Vladivostok,
quería halagar a Madrid para que ceda en sus 9.136; de Río de Janeiro a la frontera con
pretensiones de restaurar el dominio colonial. Venezuela corren más de 2.500 km; entre Pe-
Quería obtener el triunfo sin pelear. kin y el Tibet, 2.722 km.
Un párrafo para Tarija. Su Cabildo votó Fue inexplicable falta de visión el incluir
por agregarse a Salta. Bolívar ordenó su devo- ese (des) concepto en Facundo, si bien el autor
lución a la jurisdicción argentina. Si no fuera posteriormente lo inscribió como un “arma”
por la feroz guerra civil, Rosas pudo recupe- de la lucha contra Rosas intentando disimu-
rarla cuando Manuel Oribe le ofreció consu- lar algunas demasías. Y debe reconocerse que
mar esa reivindicación, con Lavalle derrotado cuando siendo presidente algunas voces tra-
y muerto. Pero los Ejércitos eran necesarios sandinas lo interpelaron para que mantenga
para afrontar las querellas intestinas, intermi- su antigua postura, el sanjuanino contestó
nables, agotadoras. que antes luchaba políticamente, “pero ahora
Hoy Tarija es la principal reserva de gas de soy el presidente del país y mi responsabilidad
América del Sur. es absolutamente distinta”.

162
3-“La victoria no da derechos”: La expresó como Villa Argentina, frente a Asunción, en la
el ministro de Relaciones Exteriores de Sar- ribera norte del Pilcomayo. Hoy se llama Villa
miento, Mariano Varela, en 1869. La justi- Hayes en homenaje al presidente norteameri-
fican algunos historiadores porque señalan cano que arbitró, a favor de Paraguay, la cues-
que el ministro intentó frenar los designios tión limítrofe en 1878. No caben dudas que
de Brasil que procuraba hacer de Paraguay convergieron varios factores para ese decisorio
un “Protectorado”. de Hayes: la diplomacia del Brasil; el acuerdo
La victoria siempre ha dado derechos. Varela-Río Branco; y una declaración pública
En toda la historia. Aún hoy, Londres la de Mitre – cuando vio que podíamos perder,
invoca para sostener –contrariamente al salvo que enfrentáramos bélicamente a Brasil–
mandato de la ONU– que “no se negocia la en el sentido que “ese territorio del Chaco no
soberanía de las Malvinas y los otros archi- sirve para nada”. Hoy es el área principal soje-
piélagos australes”. ra del Paraguay y tiene petróleo.
Varela, como otros miembros del gobier-
no de Sarmiento, sobrellevaba a la sazón 4-“América para la Humanidad”: La manifes-
una puja política con Bartolomé Mitre. En tó Roque Sáenz Peña en el Congreso Paname-
el contexto de ese enfrentamiento se produ- ricano de 1889. Don Roque fue un gran argen-
jo ese desgraciado pronunciamiento, segui- tino y entre sus lauros está el de ser general del
do de un acuerdo firmado con Río Branco Perú pues fue un combatiente voluntario en la
mediante el cual la Argentina renunciaba al Guerra del Pacífico. Empero esa frase hueca de
Chaco Boreal, hoy paraguayo. sustancia geopolítica no neutralizó el “Destino
Es interesante memorar un pretendi- Manifiesto” de los norteamericanos –que les
do razonamiento de Varela para sustentar permitió construir una “república continental”
su dislate: “el mundo entero, al igual que (en rigor tricontinental)– materializado en la
Hispanoamérica, se ha horrorizado con la Doctrina Monroe de 1823, “América para los
Guerra contra Paraguay. No les demos pre- (norte) americanos”. Esa Doctrina no se aplicó
textos. Renunciemos a nuestro derecho terri- en una circunstancia crucial para nosotros, la
torial sobre el Chaco hasta Bahía Negra (lo invasión británica a Malvinas el 3 de enero de
reconocía el Tratado de la Triple Alianza)”. 1833. Tributó, sí, a la guerra que Washington
El resultado no puede ser peor: aún hoy desató contra España en 1898 a partir del au-
los paraguayos mantienen abierta la herida, toatentado que hundió el acorazado Maine en
pero se adueñaron el Chaco septentrional, febrero de ese año. El navío estaba amarrado
ratificado por su victoriosa guerra contra en el puerto de La Habana. Los EE.UU. ha-
Bolivia de 1936, en la que nosotros los auxi- bían ofertado a España comprar Puerto Rico
liamos para solo obtener un Premio Nobel. y Cuba pues –sin que los perturbe la “exten-
Es tan contradictorio nuestro desempe- sión”– pretendían asegurarse el control del
ño en materia territorial que el propio Sar- Caribe y del Golfo de México. La negativa de
miento le comunicó al Congreso Nacional Madrid condujo a la guerra. Washington nece-
el 1 de mayo de 1874 que se había cons- sitaba un pretexto y por eso perpetró el hundi-
tituido el Territorio Nacional del Chaco miento de su acorazado endilgando el hecho a
con capital en Villa Occidental, rebautizada los hispanos de Cuba.

163
De paso digamos que la derrota de España Sarmiento, exiliado en Chile, instó en 1843
implicó que los norteamericanos se aposentaran para que el presidente Montt ordene ocupar
como potencia del Pacífico 70 años antes de que Puerto Hambre (hoy Punta Arenas) y todo
ese océano devenga en “el Mediterráneo moder- Magallanes. Llegó a autopostularse para ser
no”. Se adueñaron de Filipinas –borraron a nues- diputado por esa Región, recién incorporada
tro idioma allí–, aunque después de la Segunda a Chile. Ya presidente argentino (1868-1874)
Guerra le reconocieron la independencia. Pero rectificó esto, pero ya era tarde. Magallanes fue
aún están en las Marianas y en Guam, a 9.333 y es chileno, a pesar de los desvelos del mendo-
km de San Francisco, ilustrativo para marcar la cino Carlos María Moyano, primer goberna-
disparidad de ideas entre los dirigentes de Wash- dor del territorio de Santa Cruz (1884-1897).
ington y los de Buenos Aires en orden a si la dis- Enarboló la bandera nacional en el seno Últi-
tancia es o no un “mal”. Contrastante “visión”. ma Esperanza (hoy Puerto Natales, a escasos
La “tricontinentalidad” de los EE.UU. se kilómetros llanos de Río Turbio), pero el Pro-
debe a que ellos se formaron con la conciencia tocolo de 1893 –“Argentina en el Atlántico,
territorial como hálito, impulso. Siempre, en Chile en el Pacífico”– determinó que otra vez
toda su historia, buscaron la “nueva frontera”. nuestro pabellón sea arriado, no obstante ser
Hoy la exploran en el espacio sideral. los primeros ocupantes y que ese seno se halle
En nuestra trayectoria tuvimos una lasti- aquende la cordillera fijada como deslinde.
mosa constante: la guerra interna, muchas ve- Una de las corrientes que formaron nuestra
ces a sangre y fuego, otras con furiosidad polí- configuración geopolítica vino por el Pacífico.
tica propia de enemigos y no de compatriotas No hubo visión al renunciar a ese océano y
adversarios. En esa pugna permanente el terri- mucho menos a luz de que ochenta y siete años
torio siempre fue moneda de cambio. El otro después de 1893, en 1980, nos vimos obliga-
factor debilitante fue la ingénita corrupción. dos a reconocer la soberanía chilena en tres
Recomendable es la lectura de la crónica de islas –Picton, Nueva y Lennox– que no se re-
viaje Remontando el río Paraná del periodista quiere ser geógrafo para ubicarlas en el Atlán-
inglés Theodore Child, escrita en 1889. En ese tico. Algo tan duro que el presidente Alfonsín
libro se patentiza la antigüedad de la fuga de trató de convalidarlo mediante el referéndum
capitales, de los cohechos, del enriquecimiento de 1984.
ilícito y de otras lacras argentinas. Ya se sabe, La visión sesgada en la geoformación del
pero hay que machacar el asunto: si los go- país se exterioriza –en gruesos trazos– en los
bernantes se ocupan de sus negocios, la cosa siguientes aspectos:
pública se gestiona mal e insuficientemente. El En orden a la hidrografía, todos los pue-
tiempo de gobierno se aplica a las incompati- blos del mundo intentaron –algunos lo logra-
bles gestiones personales. ron– controlar las fuentes y las dos riberas de
En 1811 los portugueses invadieron la Ban- los ríos articuladores como el Paraná o el de
da Oriental del Uruguay por pedido del virrey la Plata. Incluyo a cauces no tan importan-
Elío, pero en 1816 fue Buenos Aires la que los tes, pero identificables como el Bermejo y el
volvió a invitar en el consternante (des) con- Pilcomayo. Con relación al Bermejo, el noble
cepto de que así se terminaría con el más que Dr. Belgrano ya lo había estudiado en 1808,
molesto reclamo federalista de Artigas. cuando estaba en el Consulado. Por lo tanto,

164
Rivadavia estaba obligado a no menospre- Es interesante recordar que la primera de-
ciar esa cuenca que dependía del destino cisión del gobierno autónomo del Paraguay
final de las provincias altoperuanas. Rusia –pero no independiente– surgido de la desti-
hizo lo indecible para asegurar geográfica- tución de Velasco el 14 de mayo de 1811 fue
mente a San Petesburgo ¡Vaya si lo sufrió oficiar a Buenos Aires. Transcribimos una par-
Finlandia! EE.UU. formalizó una cuestión te sustancial:
prebélica cuando Londres intentó fortifi- (...) esta Provincia no sólo tenga amis-
carla desembocadura del río Columbia, al tad, buena armonía y corresponden-
sur de Vancouver y al norte de Seattle, en el cia con la Ciudad de Buenos aires y
Pacífico. En su marcha al Oeste la mira es- demás provincias confederadas, sino
taba puesta antes que nada en el Missisipi. que también se una con ella para el
Nosotros toleramos –a pesar de la bravura fin de formar una sociedad fundada
de Pedro de Ceballos y luego de hombres en principios de justicia, de equidad y
como el coronel Brandsen, uno de los héroes de igualdad (...)
de Ituzaingó– que en las narices de Buenos Las bases de la relación con Buenos
Aires, los portugueses fundaran ilegalmente Aires fueron determinadas por el Con-
Colonia del Sacramento, para contraban- greso como de independencia absoluta
dear a la luz del día. Aún hoy no se entiende del Paraguay hasta la reunión de un
el valor geopolítico de la isla Martín García congreso de las Provincias Unidas. Se
o de la del Cerrito, en el Chaco. nombró como diputado al Congreso a
Hay un antecedente casi omitido en nues- reunirse en Buenos Aires a Gaspar Ro-
tra historiografía: la Intendencia del Para- dríguez de Francia, que anteriormente
guay, en los tiempos del Virreinato, tenía había sido nombrado para ese cargo
como límite meridional el río Tebicuary de por el cabildo. Un requisito fundamen-
modo que la jurisdicción de la Gobernación tal era que los reglamentos, formas de
Intendencia de Buenos Aires –y específica- gobierno o constitución que sanciona-
mente la tenencia de Corrientes– incluía las ra dicho Congreso debían ser ratifica-
dos riberas del Paraná, por caso donde hoy dos por el Congreso paraguayo.
está la represa de Yacyretá. Cuando el gober-
nador Velasco, en 1810, rechazó a la Prime- Solo en 1842 Asunción declaró la indepen-
ra Junta y enfrentó a Belgrano, como deci- dencia del Paraguay. Rosas no la reconoció. El
sión defensiva, y despliegó sus fuerzas hasta Imperio del Brasil sí, en 1844. Notable es un
el Paraná. Así, lo que debió ser la unidad de antecedente: España la reconoció tardíamente,
las Provincias Unidas devino en una amplia- en 1880.
ción del territorial de una de sus desgajadas. Cuando Urquiza acordó con el Imperio del
De paso, como dato bastante ignorado, Brasil la guerra contra Rosas, los brasileños
cabe consignar que la Primera Junta erró al incluyeron llamativamente una cláusula: que
enviar al coronel José de Espínola y Peña en la Confederación Argentina debía reconocer
1810. Esta persona tenía pésimas relaciones la independencia del Paraguay. Rosas cayó
con Velasco y su presencia indispuso al go- el 3 de febrero de 1862. En julio de ese año
bernador español ab initio. Paraguay estaba reconocido.

165
¿Brasil amaba tanto al Paraguay que lo que- de ese estrecho ultrapasa la ideología. Es un
ría independizar de la Argentina? ¿Por qué este mandato determinante de la geografía.
sumo interés de que se consumase jurídicamente En los tiempos de nuestra formación te-
la secesión si trece años después impulsaría una rritorial se sabía que los estrechos como el de
guerra –la de la Triple Alianza– contra ese país? Magallanes o las islas como Malvinas eran
Así como nosotros no afirmamos soberanía esenciales para asegurar la navegación, única
nacional en el territorio chaqueño a partir de forma de comunicarse, en ese mundo pasado,
la victoria contra Paraguay, Brasil consiguió lo más allá de las vecindades. Los ríos eran las
que geopolíticamente buscaba: asegurarse la autopistas de principios y mediados del siglo
cuenca superior del río Paraná. Con gran visión. xix, reforzadas por los “caminos de hierro”
Esa abdicación argentina en el Chaco Bo- que comenzaron a trazarse a la sazón. Por
real determinó que perdiéramos el control del ende, nadie puede esgrimir que “sólo con el
principal eje articulador de la parte oriental de diario del lunes” podemos interpretar que se
nuestro territorio: la Hidrovía Paraná –Para- adoleció de visión. Cabe sostener que con los
guay, por donde se transporta gran parte de diarios de la semana previa, el domingo –cual-
nuestros granos y los de Paraguay y Bolivia, quiera que tomemos del siglo xix argentino–,
sin omitir a la producción del Mato Groso. debió tenerse conciencia de lo invalorable que
Solo tenemos jurisdicción hasta el km 1.400, era la configuración de las Provincias Unidas
en Clorinda, pero la cabecera norteña de ese de Sudamérica sobre la base de la decisión de
“camino fluvial”– Puerto Cáceres (Bolivia) se Carlos III en 1776.
halla en el km. 3.442. Dos mil kilómetros más. Otro aspecto de la óptica errada fue cómo
Demasiada “extensión” diría Sarmiento… se asistió, casi impávidos e indiferentes, al re-
Un elemento que influyó negativamente en pliegue demográfico a horcajadas de una mi-
toda nuestra historia –pervive hoy mismo– es gración interna paulatina, pero sostenida en el
lo que podríamos denominar la “interferencia tiempo desde el Norte a la llanura pampeana y
ideológica”. Se trata de la desfiguración de la al litoral fluvial. Fue el contraste del despliegue
realidad –y del interés nacional– producida poblacional que la idea de un país continental
por el corset ideológico. El dogma se antepone exigía. Mientras nosotros dejábamos desértico
a la realidad e inclusive a la necesidad. Al res- el Chaco –y no solo el que conservamos–, las
pecto es sugerente traer a colación un acertado migraciones brasileñas hacia el oeste –que aún
concepto del ministro de Relaciones Exteriores hoy persisten– ejercieron y ejercen “presión
soviético pronunciado en 1953, en tiempos de geopolítica”, a sobre Bolivia y Paraguay. Esa
José Stalin. Lo recojo del monumental libro de presión fue una de las causas principales –ade-
Hans Morgethau La lucha por el poder la paz, más de la ambición expansiva del Brasil– para
publicado en 1963 por el Fondo de Cultura que en 1902 Acre –territorio altoperuano que
Económica de México. Dijo el alto funciona- hoy sería boliviano– fuera vendido a los bra-
rio comunista: “Si un buque de guerra (extran- sileños. Surge un interrogante: ¿por qué para
jero) se dirige desde el Mediterráneo hacia el los campesinos brasileños las tierras de Acre
Mar Negro forzosamente pasará por los Dar- eran atractivas y, en contraste, al mismo tiem-
danelos sin importar que el gobierno de Moscú po para los nuestros carecían de interés las del
sea zarista o comunista”. Por eso la relevancia Chaco hoy paraguayo y boliviano (la próspera

166
Santa Cruz de la Sierra, en el llano del país trucción de las Provincias Unidas sobre la base
vecino, prueba que se produjo un retroce- del antiguo Virreinato. Los brasileños le atri-
so demográfico caracterizado por el error buían esa intención a Juan Manuel de Rosas.
e inducido por un centralismo contractivo Spykman alertó sobre esta eventualidad que
territorialmente hablando). supuestamente prohijaban los gobernantes
El tan inicuamente denostado Julio Ar- surgidos del golpe del 4 de junio de 1943. Este
gentino Roca una vez más se destaca por su pensador fue quien trazó las directrices de la
visión de estadista en esta materia (como en geopolítica norteamericana de la postguerra,
tantas otras). En efecto, siguiendo una po- cuando su país obtuvo la primacía planetaria.
lítica de Nicolás Avellaneda –su predecesor Retomemos el punto de la visión en el mun-
y buen presidente argentino–, el “Zorro” do y su falta entre nosotros. Para ubicarnos en
impulsó el polo azucarero de Tucumán y en tiempo y espacio, el despliegue continental de
cierta manera el vitivinícola de Cuyo para EE.UU. tiene algunas ilustrativas secuencias:
retener la población y evitar el relativo des- Luisiana en 1803, comprada al mismísimo
poblamiento del norte y del oeste del país. Napoleón; Florida en 1819, adquirida en 5 mi-
La realidad es que el objetivo de un “país llones de dólares; Texas, arrebatada a México
continental” –a semejanza de los EE.UU.– en 1845; Nuevo México, en 1846, secuela del
se diluyó a partir de la verificación de estos despojo de Texas; Oregón, en 1848, para ir lle-
movimientos migratorios inversos: en vez de gando al Pacífico; California, en 1850; Colora-
que desde el Chaco fueran hacia más allá, vi- do, en 1861; Alaska, en 1867, comprada al zar
nieron hacia el centro el país. La orientación de Rusia (¡Quiérese un territorio más lejano
migratoria del país fue un factor de achique como inhóspito, que en la idea de Sarmiento
en lugar de engrandecimiento. debió ser un lastre inmenso…!); Hawaii, en
Es oportuno memorar que en 1824 los 1898; Puerto Rico, en 1898; Marianas, Guam,
Estados Unidos solo tenían once millones etc. También 1898.
de habitantes. Su expansión territorial nun- Nuestro vecino Brasil, simultáneamente
ca hubiera acaecido sin la ley de “libre en- con nuestra abdicación a tener costas en el Pa-
trada” al país que vino en 1874 a consoli- cífico, en 1903 compró a Bolivia los 355.000
dar ese despliegue. Hasta 1924 rigió dicha km2 de Acre, al norte, pagando dos millones
la libertad de ingreso. Desde 1824 a 1874 de libras esterlinas. Eso sí, le obsequió dos es-
–medio siglo– los habitantes en norteaméri- beltos caballos blancos al presidente boliviano.
ca ascendieron a 44 millones. El cuádruple. ¿Por qué para el mundo entero de entonces
Un claroscuro con nuestra evolución po- un pequeño río, una colina, un punto hasta per-
blacional: para ese año 1824 teníamos 900 dido en el mapa era relevante y para nosotros
mil habitantes. En 1874 apenas si habíamos una provincia entera era fácilmente segregable?
duplicado esa cantidad. ¿Por qué un patriota como Estanislao Ze-
Si algo le quitó el sueño al Imperio bra- ballos –nuestro representante ante el presiden-
sileño y, más cercano en el tiempo, a los te Cleveland, árbitro de la cuestión de las Mi-
geopolíticos norteamericanos como Nicho- siones, en 1895– 35.000 km2 que se adentran
las J. Spykman (Estados Unidos frente al en la selva, con caudalosos ríos aprovechables
mundo, FCE, 1944) fue la posible recons- para la provisión de energía renovable– se

167
dedicó más a los saraos cuando estaba en la de nuestro territorio. Esta incursión viene des-
misión arbitral en Washington, en contraste de 2007. Aún no ha sido reparada.
con el barón de Río Branco que presentó ocho ¿Por qué los ambientalistas no protestan?
tomos con los fundamentos brasileños? Tendrían una doble oportunidad: defender
¿Por qué en el norte hubo patricios funda- nuestro territorio y preservar el ambiente. Esta
dores como Jefferson, Adams o Hamilton, pero desidia es sorprendente, pero grafica nuestra
entre nosotros los San Martín y los Belgrano indolencia territorial.
sufrieron tantas tribulaciones, desplazados por Para concluir, dos conceptos finales: Teo-
los Valentín Gómez o los Agüero? doro Mommsen, uno de los mayores historia-
¿Por qué nosotros recién ocupamos Carhué dores sobre el Imperio Romano, dice que esa
y Puán –provincia de Buenos Aires– en 1876, historia “es la de un gran proceso de acumu-
cuando nueve años antes los norteamericanos lación, de agregación”. Obviamente, en la faz
ya estaban en Alaska, de cara a Siberia? geopolítica.
¿Por qué el mejor documento geopolítico Napoleón sostenía que “la política de los
de Mariano Moreno –“Plan Revolucionario Estados se halla en la geografía”. Nosotros en
de Operaciones” del 30 de agosto de 1810– to- nuestra (de) formación territorial nos aparta-
davía permanece en una suerte de limbo his- mos de ambas angulares ideas.
toriográfico, como si nos diese vergüenza que Me parece memorable una expresión del mi-
el autor ponga énfasis en llevar nuestra eman- nistro de Relaciones Exteriores alemán (del 13
cipación a los territorios de Río Grande del de enero de 2018): “En un mundo de carnívoros
Sur, Santa Catalina y por supuesto a la Banda los vegetarianos la pasan mal”. En materia terri-
Oriental del Plata? Ese Plan tuvo una impronta torial los argentinos parecemos veganos en me-
geopolítica casi excepcional en las circunstan- dio de una apetencia casi voraz por mares, senos,
cias de la aurora de nuestra emancipación. puertos, ríos, agua dulce, praderas, minerales y
Mientras nosotros renunciábamos al Pacífico por supuesto “materia gris”, el recurso humano.
y perdíamos arbitrajes –menos el de Laguna del Nos faltó visión continental. San Martín y
Desierto, ganado en 1994–. Brasil salía airoso los suyos la tuvieron, pero sabemos que tuvo
en un arbitraje con los franceses y otro con los que irse al exilio. Nos sobró “visión” munici-
holandeses por litigios fronterizos en las Gua- pal, al punto de que alguien señaló a Buenos
yanas. El tratado de Límites con Gran Bretaña, Aires como la “capital del Imperio que no fue”.
en 1904, por los diferendos sobre la Guayana Ahora –mirando para adelante– deberemos
Británica, mostró toda la vocación “fronteriza” recomponer la geografía política mediante un
de Brasil y sobre todo de Río Branco. No es un artesanal, arduo, pero imprescindible proceso
dato irrelevante que en su testamento político, de integración. Este es el mandato.
el barón escribiese: “Yo hice las fronteras del Debo precisar que cuando censuro a algu-
Brasil; los brasileños harán las de Sudamérica”. nos de nuestros patricios lo hago con el respeto
En Escombrera de los Pelambres, en la cor- que se merecen. Nadie ha sido absolutamente
dillera sanjuanina, una minera concesionaria acertado ni nadie totalmente equivocado. Fue-
de Chile, ha establecido un depósito de resi- ron lo que fueron. Hoy solo analizamos con
duos tóxicos de 52 hectáreas. Lo inadmisible la intención de extraer conclusiones que nos
es que ese basurero está un kilómetro adentro permitan guiar el camino hacia adelante. V
168
ALERTA 1

Robo de bienes culturales en Perú


Se comunica la sustracción de dieciocho bienes histórico-artísticos pertenecientes
a la Capilla Virgen del Rosario del Anexo de Hualahoyo, ubicada en el distrito de
El Tambo, provincia de Huancayo, departamento de Junín. El hecho fue ocurrido
sistemáticamente entre los años 1990 y 2000.
Compartimos las imágenes de aquellos cuadros de los que se poseen fotografías.

169
Fotografías difundidas por la Dirección de Recuperaciones de la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural del
Ministerio de Cultura de Perú.

Por cualquier información que pueda brindarse, contactarse con: recuperaciones@cultura.gob.pe

170
ALERTA 2

Robo de bienes culturales en Perú


Se informa la sustracción de ocho bienes histórico-artísticos pertenecientes al Templo
de San Pedro de Chachas, ubicado en el distrito de Chachas, provincia de Castilla,
departamento de Arequipa. El hecho aconteció en 1981.

Se trata de dos pinturas. La primera es la representación del cielo y del infierno y no se


dispone de una fotografía. La segunda obra es una pintura al óleo sobre tela del siglo
xviii denominada “Ángel del Amor Divino con donante indígena”. Mide 140 cm de
alto por 86 de ancho. El Ángel se presenta en el centro de la composición, en figura
completa sobre fondo neutro, con las alas plegadas, viste túnica roja con mangas de
encaje, faldellín, enaguas con encaje, manto rojo plegado y borceguíes verdes, porta un
corazón flameante con la mano derecha en alto y dirige la mano izquierda hacia abajo;
en la parte inferior derecha de la composición, aparece personaje indígena de cabello
largo, viste camisa de mangas largas abombadas y manto negro, tiene ambas manos
juntas a la altura del pecho. Disponemos de una imagen.
Además, se sustrajeron seis elementos. De ninguno de ellos se tienen fotografías. El
primero es una Cruz alta de plata con incrustaciones de rubí. El segundo es un banderín
de plata. Dos candelabros de plata, un balde de plata y una custodia elaborada en oro.

Ángel del Amor Divino con donante indígena

Fotografía difundida por la Dirección de Recuperaciones de la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural del
Ministerio de Cultura de Perú.

Por cualquier información que pueda brindarse, contactarse con: recuperaciones@cultura.gob.pe

171

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