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1

A P E N D I C E.
2

MÉXICO: la economía en los primeros meses del 2019.


(¿Anemia, estancamiento o recesión?)

José Valenzuela Feijóo.1

I.- El problema.
Operar con muy bajos ritmos de crecimiento es un rasgo consustancial al patrón de
acumulación neoliberal. México, no escapa a esta regla: desde 1982 a la fecha, el PIB crece
en el orden del 2.2% anual. Si le restamos el crecimiento demográfico, el PIB per cápita
crece a un magro 0.5%. Por consiguiente, este indicador se duplicaría al cabo de ¡140 años!
A corto plazo tenemos: entre el 1° trimestre del 2017 y el 1°del 2018, el PIB crece a
un 2.2%. Luego, hasta el primer trimestre del 2019, el cambio anual llegó a un 0.14%. O sea,
una economía estancada.
Si recabamos en las variaciones trimestrales, tenemos (respecto al trimestre
anterior, en cifras anualizadas):
2018 (2T) = - 0.04 %
2018 (3T) = 0.7 %
2018 (4T) = 0.0 %
2019 (1T) = - 0.2 %
Los últimos datos, del Primer Trimestre del 2019, ya incumben al nuevo gobierno, al
de AMLO. Opiniones muy interesadas y con gran poder mediático, han hablado de recesión.
Lo cual, amerita por lo menos tres observaciones: a) convencionalmente, hay acuerdo en
hablar de recesión cuando el PIB cae al menos durante dos trimestres consecutivos; b) si
durante el segundo trimestre del 2019, hay descenso del PIB, será muy pequeño. Pero el
mismo descenso es muy poco probable; c) cuando el descenso del PIB es tan pequeño,
resulta más adecuado hablar de estancamiento.
Teniendo en cuenta las declaraciones anti-neoliberales del nuevo gobierno, el
estancamiento-descenso del PIB pudiera resultar sorprendente. En lo que sigue, pasamos a
buscar y exponer una posible explicación.

1
Departamento de Economía, UAM-I. El autor agradece a Juan Salazar y a Gilberto Tobías su ayuda en la
elaboración de este trabajo.
3

II.- El comportamiento del consumo.


Al poco andar, el gobierno de AMLO, promulgó un aumento del orden de un 17%
del salario mínimo. También avanzó diversos programas de apoyo económico a ancianos,
jóvenes y, en general, a grupos de bajos ingresos. Estas medidas, se pudo pensar, deberían
haber provocado un aumento significativo en el consumo, en especial de los segmentos
más pobres. Lo cual, a través del mecanismo del acelerador, se debería traducir en un
aumento de los gastos en inversión y, por lo mismo, en mayor crecimiento. Pero nada de
esto ha sucedido. ¿Por qué?
En términos hipotéticos (nos faltan datos para estimaciones cuantitativas precisas),
se puede apuntar a los siguientes factores: a) parece que ha operado cierto retraso en la
ejecución de los gastos sociales programados; b) los ahorros que el gobierno ha logrado en
su combate a la corrupción, no han sido seguidos por un gasto equivalente. Tratándose de
una nueva administración y por el afán de evitar corrupción en el gasto, este desfase es casi
inevitable; c) el aumento en las tasas de interés ha castigado a las compras de bienes de
consumo duradero asentadas en el crédito (como, vg., de automóviles).
También se debe señalar: respecto al impacto del mayor consumo en la inversión,
se debe subrayar que el componente importado del consumo, directo e indirecto, es
elevadísimo. Por lo mismo, los posibles efectos multiplicadores se desvanecen fuertemente.
Los datos básicos se muestran a continuación.

Cuadro I: Evolución del Consumo privado y del PIB:

Variables / Años (trimestre) 2017 (T1) 2018 (T1) 2019 (T1)


PIB 100.0 102.2 102.4
Consumo privado (CP) 100.0 103.3 103.5
CP/PIB 65.9% 66.7% 66.6%
Índice CP/PIB 100.0 101.1 101.0
Fuente: calculado a partir de INEGI.
…………………………………………………………………………

El consumo de las familias no presenta cambios significativos. En el último año


(T1/18 – T1/19) sólo “avanzó” 0.2%, una situación de cuasi-estancamiento.2 Si cotejamos
niveles trimestrales, tenemos que estos gastos caen durante el segundo y tercer trimestre
del año 2018. Para el primer trimestre de 2019 sólo crece en un raquítico 0.24%.3

2
En términos del per-cápita promedio, desciende.
3
Se aplica pie de página previo.
4

III.- Gastos del Gobierno y sector externo.


Si comparamos los datos del primer trimestre de los años 2017, 2018 y 2019, se
puede ver que los gastos totales del gobierno descienden en casi 2%, el consumo
gubernamental se mantiene sin cambios y la inversión desciende en alrededor de un 9%.
Por el lado del sector externo, las exportaciones suben un 3.6% y las importaciones crecen
más del 7%. En términos gruesos, los datos apuntan a que tanto la política fiscal como el
sector externo tienden a provocar efectos depresivos en el comportamiento de la
economía. Los datos se muestran en el Cuadro II que sigue.

Cuadro II: Evolución de Gastos del Gobierno y del sector externo (2019, 1T) sobre 2017,1T).

2017 (T1) 2018 (T1) 2019 (T1)


Gastos Gobierno 100.0 101.7 98.3
Consumo Gobierno 100.0 101.6 100.2
Inversión Gobierno 100.0 102.3 90.9
Exportaciones 100.0 102.5 103.6
Importaciones 100.0 103.4 107.1
Fuente: calculado a partir de datos de INEGI.
……………………………………………………………………………………..

Si comparamos el primer trimestre del 2009 con el cuarto y último del 2018, las
variaciones serían:
Gastos del Gobierno………….. – 0.1 %
Consumo Gobierno …………… - 0.3 %
Inversión Pública ………………. + 0.8 %
Exportaciones ………………….. - 0.2 %
Importaciones ………………… - 2.0 %
Las cifras, muestran el cuadro típico de una situación de estancamiento y/o de pre-
recesión. Para mejor entender estos procesos, debemos detenernos en el comportamiento
de la inversión.

IV.- LA INVERSIÓN.
De todos los componentes de la demanda global, la inversión suele ser la parte más
volátil y se la considera como: i) el principal determinante de los niveles del Ingreso
Nacional; ii) el principal desatante de las crisis y de la fase recesiva que le sigue. O bien, de
los puntos de recuperación y de la consiguiente fase de auge; iii) a mediano y largo plazo,
opera como el principal determinante del crecimiento del PIB.
La inversión total se desagrega en inversión fija (gastos en máquinas, equipos,
edificios e instalaciones productivas) y en variación de inventarios. En cuanto a la inversión
5

fija, se suele dividir según los agentes que la ejecutan: privada y pública. Y la privada se
puede descomponer en privada nacional y privada extranjera. En estas notas, nos
concentraremos en la inversión fija total, la privada y la pública. Los datos básicos sobre el
reciente comportamiento de la inversión se muestran en el cuadro que sigue.

Cuadro 3: Inversión y PIB (Indices, cifras trimestrales, precios constantes de 2013).

Variables / Años 2017 (T1) 2018 (T1) 2019 (T1)


PIB 100.0 102.2 102.4
IFB 100.0 102.3 99.1
IFB/PIB 20.6 % 20.6 % 19.9 %
Indice IFB/PIB 100.0 100.0 96.6
PIB : producto interno bruto; IFB :inversión fija bruta; (T1) = primer trimestre.
Fuente: estimado a partir de datos de INEGI,
…………………………………………………………………………………………….
En el cuadro se puede ver algo ya comentado: el PIB permanece cuasi-estancado en
el bienio. Entretanto, la Inversión Fija Bruta cae en términos absolutos y como porciento
del PIB desciende desde un 20.6% (cifra que ya es muy baja) a un 19.9%. Como se estima
que la inversión de Reposición gira en torno a un 10%-12% del PIB, tenemos que el
coeficiente de Inversión Neta4 se ubicará entre un 10%-8%, una cifra bastante baja. Luego,
como para tales datos se infiere un alfa marginal 5 igual a 0.15, obtenemos la tasa de
crecimiento del orden de un 1.2% - 1.5%. Y si a tal tasa le restamos el crecimiento de la
población, arribamos a un crecimiento negativo del PIB por habitante.
En el cuadro 4 que sigue se muestran otros datos de interés.

Cuadro 4: Inversión Pública y Privada. Datos trimestrales (índices).

Variables 2017 (T. 1) 2018 (T. 1) 2019 (T.1)


Inversión Pública (IP) 100.0 102.3 90.9
Inversión Privada 100.0 102.7 100.6
I.P. sobre Inversión total 15.0 % 15.0 % 13.7 %
Fuente: estimado a partir de INE
…………………………………………………………………………………………………

4
Igual al cuociente entre la Inversión Neta y el PIB.
5
Este coeficiente es igual al resultado de dividir el incremento del PIB por el monto de la Inversión Neta.
6

En el cuadro 4 podemos ver: a) el peso de la inversión pública es muy bajo; b) en el


último bienio, la inversión privada permanece estancada; c) el descenso de la inversión total
es causado por la caída de la inversión pública.
Otro juego de datos a recoger apunta al comportamiento de la variable en los
últimos dos trimestres: el cuarto del 2018 y el primero del 2019. La inversión fija bruta cae
1.8% en el 4° trimestre del 2018 y sube 0.7% en el siguiente. La parte privada cae 0.8%
(T4/18) y sube 0.5% en el (T1/19). En cuanto a la inversión pública cae un fuerte 7.2% en el
último trimestre del 2018 y sube 0.8% en el primer trimestre del 2019.
Las cifras mostradas son claramente negativas y están a la base de la situación de
cuasi estancamiento que ha vivido el país. En este marco surge la pregunta: ¿qué factores
determinan los niveles de la inversión? Esta pregunta apunta a lo que se suele considerar el
problema más complejo de la teoría económica y es muy obvio que en una simple nota no
se puede abordar con el rigor y sistematicidad que exige. Con todo y con esta excusa in
mente, pasamos a presentar el muy esquemático e introductorio punteo que sigue.
Para el caso de la inversión pública, decimos que responde a decisiones políticas. Las
que no son arbitrarias pues se acomodan a los intereses estructurales de las clases
dominantes, que son las que integran el bloque de poder. En el México neoliberal son la
gran burguesía financiera y el gran capital exportador, ambos con muy fuerte participación
extranjera. Y estos intereses se traducen en un fuerte descenso del peso de la inversión
pública. Esta se concentra en obras de infraestructura que apoyen al sector exportador y
prácticamente desaparece por el lado de los apoyos a la industria nacional. 6
En cuanto a la inversión privada, es claro que depende de la tasa de ganancia
esperada. A su vez, ésta depende de: a) la tasa de ganancia efectiva de los últimos años:
opera un factor inercial; b) factores de novedad, los que afectan de uno u otro sentido a la
tasa de ganancia esperada. En el caso de México, parece evidente que este factor ha jugado
en contra de la inversión. La elección de López Obrador (julio del 2018) y sus propósitos
progresistas y anti-neoliberales no han sido bien recibidas por el bloque de poder y las
cúpulas empresariales.
En cuanto al primer factor, la tasa de ganancia efectiva, manejando una
aproximación un tanto gruesa, podemos distinguir: a) los factores que operan en el espacio
de la producción: la tasa de plusvalía, la velocidad de rotación del capital variable, y la
composición de valor del capital; b) los factores que reflejan el nivel de la demanda efectiva;
c) impacto de estructuras monopólicas; d) el impacto de los factores financieros.
Factores que operan en el espacio de la producción.

6
Este fenómeno no es privativo de México. En todos los modelos neoliberales, tanto en el polo desarrollado
como en el subdesarrollado, se observan estas tendencias.
7

Aquí podemos distinguir: a) la tasa de plusvalía (p); b) la velocidad de rotación del


capital circulante (nv); c) el nivel de la composición de valor del capital (Ov). Para el caso,
podemos escribir:

g1 = [( p ) ( nv )] / (1 + Ov ) Ov = Ca / Va

Ca = capital constante adelantado; Va = capital variable adelantado.

De las variables que determinan g1, se puede señalar: i) hay un muy fuerte aumento
de la tasa de plusvalía: ésta se duplica, elevación que se concentra en los primeros años de
funcionamiento del modelo; ii) la velocidad de rotación del capital se movido poco o nasa;
iii) en cuanto a la composición de valor del capital, podemos suponer que la composición
técnica (trabajo pasado sobre trabajo vivo) no experimenta cambios mayores.7 Pro el muy
fuerte aumento de la tasa de plusvalía da lugar a que la misma masa de trabajo vivo se
traduce en un monto muy inferior de capital variable. En consecuencia, aunque la relación
trabajo pasado a trabajo vivo no se modifique, la composición de valor sí lo hará. Conviene
detenerse mínimamente en este punto.
El impacto de la tasa de plusvalía en la composición de valor suele pasar inadvertido,
algo que es sorprendente. Supongamos que Tv = 100 y que p = 3.0 En este caso, V= 25. Si
C=400 tenemos que Ov = 16. Supongamos ahora que la tasa de plusvalía se duplica, pasando
desde 3.0 a 6.0. En este caso, si Tv = 100, tenemos que el capital variable V se reduce a 14.3.
Manteniendo C = 400, llegamos a una composición de valor, Ov = 28.0. O sea, un aumento
de un 75% en Ov. Lo cual, reduce fuertemente el impacto positivo de la mayor tasa de
plusvalía. Si nos olvidamos del ajuste, la tasa de ganancia se duplicaría, pasando desde un
17.6% a un 35.3%. Pero introduciendo el ajuste, la tasa de ganancia (g1) pasaría desde un
17.6% a un 20.7%.8
Factores asociados al nivel de la demanda global.
La expresión g1, previa, suele ser la que se maneja cuando se discute el
comportamiento de la tasa de ganancia. Pero al no considerar algunos factores decisivos,
resulta insuficiente. Por ejemplo, en dicha expresión opera un supuesto implícito que es
clave: no hay problemas por el lado de las ventas y, en consecuencia, la producción de plena
capacidad debe ser alcanzada. Pero lo que muestra la información disponible, es que en el
capitalismo monopólico contemporáneo la regla es un uso de las capacidades de

7
Las estimaciones numéricas precisas son difíciles. Según C. Guerrero la relación entre capital fijo y valor
agregado (que podría asimilarse a la relación trabajo pasado a trabajo vivo) habría pasado desde 1.356 en el
2003 a un 1.072 en el 2008. Ver C. Guerrero de Lizard, “A look at capital measurements in the U.S. and Mexican
Economic Censuses”. En “Revista internacional de estadística y geografía” Vol. 4, n°2, mayo-agosto 2013.
8
Suponemos que la velocidad de rotación del capital circulante (nv), no se mueve y que es igual a uno.
8

producción que se queda muy por debajo del nivel máximo. De hecho, tiende a girar en
torno a un 80-85% y, en +épocas de recesión, se cae hasta un 70-65%. El problema
subyacente se refiere al nivel de las ventas posibles y, desde un ángulo macro, esto tiene
que ver con el nivel de la demanda global. Nivel que suele ser cambiante y que se refleja en
los niveles que alcana la tasa de operación o “grado de utilización de las capacidades de
producción instaladas”. La “tasa de operación” (to) se puede definir como un cuociente
entre el nivel de la producción efectiva (de la rama o la empresa) y el nivel de la producción
potencial o máxima. Suponemos, para simplificar, que la masa de ganancias obtenidas por
la rama o empresa se mueve en términos proporcionales al movimiento de la tasa de
operación. Consecutivamente, para dar cuenta del impacto de los niveles de la demanda
global, escribimos:

g2 = ( g1 ) ( to ) = { [(p) (nv)] / (1 + Ov) ] } ( to )

En el modelo neoliberal, genéricamente considerado, ¿qué sucede con la demanda


global? En términos muy breves, se puede indicar: a) cae fuertemente la demanda que
proviene de los trabajadores asalariados productivos; b) tiende a reducirse el gasto público;
c) crecen las exportaciones, pero las importaciones también lo hacen y a un ritmo superior.
En términos generales, se la demanda por bienes nacionales se tiende a estancar. Por lo
mismo, en un primer momento se elevan las capacidades de producción ociosas: cae to.
Con esto, la inversión se retaca buscando acompasar las capacidades de producción con el
nivel de la demanda global. Y, a la larga, como la demanda global crece muy lentamente, la
inversión también se mueve a paso cansino.
En el caso actual, que es el que nos preocupa, podemos constatar: i) en el último
trimestre, la demanda global cae un 0.5%; ii) el consumo de las familias (que incluye
consumo asalariado, de pequeña burguesía independiente y de capitalistas), sube 0.2%
(casi no se mueve); iii) los gastos del gobierno descienden 0.1%; iv) las exportaciones caen
0.2%; v) las importaciones caen un 2.0%.
Es obvio que las variaciones son mínimas y nos hablan de una situación de
estancamiento o de débil descenso del PIB, la que se puede atribuir tanto al descenso de
las exportaciones como a la caída (muy leve) de los gastos del gobierno, en inversión y
consumo.9
Estructuras monopólicas.

9
Como el grueso de las exportaciones se dirigen a EEUU y aquí no se da ninguna recesión, surge la interrogante
del por qué. Y en cuanto al gasto del gobierno, no es fácil entender que el nuevo gobierno esté aplicando una
política que de hecho es recesiva. Estos temas exigen una investigación más detallada y rigurosa, que aquí no
hacemos.
9

En sentido muy estricto, se puede hablar de contextos oligopólicos. Para lo que nos
interesa, el punto a subrayar sería: en libre competencia, la inversión de una empresa y su
impacto en la oferta, es muy pequeño y, por lo mismo, no afecta al nivel del precio. Pero si
hay dominio de formas monopólicas (una empresa genera una importante parte de la
oferta), el cambio en la oferta afecta –a la baja- al nivel de precios. Por lo tanto, la ganancia
que provoca la nueva inversión bajará. Arrastrando también el menor precio a la
rentabilidad previa. Por ello, Paul Sweezy hablaba de “tasa de ganancia marginal”. La cual,
máxime en condiciones de muy lento crecimiento de la demanda global, puede tornarse
muy baja (hasta negativa en algunos casos). El impacto es obvio: las posibles nuevas
inversiones se postergan “hasta nuevo aviso”. Es decir, hasta que el tamaño de la demanda
permita que tengan lugar sin afectar a la rentabilidad de la empresa.
Impacto de los factores financieros.
Como regla, las empresas operan con ciertas cuotas de endeudamiento y, en
consecuencia, deben aplicar parte de sus ganancias al pago de intereses. Incorporar este
fenómeno nos lleva a distinguir entre capital propio y prestado, a distribuir las ganancias
entre beneficios empresariales (lo que queda en manos del capital industrial productivo) e
intereses, la parte da la plusvalía apropiada por el capital financiero (o “capital dinero de
préstamo”). El impacto lo medimos con cargo el “efecto de apalancamiento” (ea). 10 En
términos formales este efecto lo escribimos como:

(ea) = d ( g2 - i ) d = Kx / K p

Kx = capital prestado; Kp = capital propio; K = Kp + Kx = capital total; i = tasa de interés.

En consecuencia, podemos deducir que la tasa de beneficio empresarial g3, resulta


igual a:
g3 = g2 + d (g2 - i ) = BE / Kp BE = beneficio empresarial.

Si g2 > i , tenemos un efecto de apalancamiento positivo (ea > 0) y viceversa si la


tasa de interés se eleva hasta superar la tasa de rentabilidad g2. O sea, en este caso ea < 0.
En el caso que nos preocupa, no hay elementos para pensar en un descenso muy
significativo de g2 en los últimos meses. Pero sí podemos pensar que el efecto de
apalancamiento se ha reducido. La clave, radicando en el aumento de las tasas de interés
en el país. Citemos: “la tasa de interés referencial del Banco de México refleja un aumento
de 50 puntos base al pasar de 7.75% a 8.25% desde el anuncio que colocara como ganador

10
Para una explicación detallada ver José Valenzuela Feijóo, “La gran crisis del capital”, capítulo II; UAM,
México, 2009 (2° edición).
10

a López Obrador. El nivel actual es el más alto de los últimos 10 años, motivo que, de
acuerdo con analistas, ha sido ancla para evitar que el peso se deprecie.” 11 Y valga
comentar: el aumento se dio antes que empezara el gobierno de AMLO. Refleja, en
consecuencia, sólo la reacción psicológica-política de los inversionistas. Lo que también se
traduce en una caída de la bolsa de valores, que llega a un -9.45%, caída que también se
concentra en la fase que va desde las elecciones hasta la asunción del gobierno. La mayor
tasa de interés tiene un claro efecto recesivo: afecta a la inversión productiva y al consumo
de bienes durables, en tanto la mayor parte de éste implica el recurso al crédito. Y valga
añadir: el impacto recesivo de la política monetaria no h sido corregido por la política fiscal.
Al revés, ésta ha contribuido a la anemia productiva.

V.- PIN, demanda global y factores de realización. Breve alcance.


En una economía capitalista, primero se produce y luego, cuando las mercancías
llegan al mercado, se sabe si lo producido se reconoce o no como algo útil y como valor. Es
decir, las mercancías producidas se venden. Pero nada hay que asegure que lo producido
coincidirá con lo vendido. Si no se vende lo producido a precios digamos “normales”, los
capitalistas dejan de ganar (pueden incluso perder y arriesgar una quiebra) y, su reacción
será reducir los niveles de producción. Lo indicado se conoce como un “problema de
realización”.
Para mejor entender los alcances de este problema pasamos a distinguir entre
plusvalía producida o potencial (Pp) (masa de mercancías en que se materializa el producto
excedente) y la plusvalía realizada (Pr). O sea, el excedente ya vendido, ya transformado en
dinero. En una economía capitalista, el equilibrio macro se logra cuando coinciden la
plusvalía potencial (que funciona como una masa dada de mercancías) y la plusvalía
realizada (la que ya funciona como una determinada cantidad de dinero). O sea, el equilibrio
exige que Pp = Pr. Si Pp > Pr , se tendrá una masa dada de mercancías sin vender, lo que
suele determinar el surgimiento de una recesión generalizada. Como hay aquí un problema
de demanda insuficiente, se habla de “crisis de realización”. Y como cada nivel de Ingreso
nacional (o nivel del PIB) va asociado, dada la tasa de plusvalía vigente, a determinadas
masas de plusvalía, podemos suponer que el Ingreso Nacional de equilibrio (YNe) es el que
va asociado a un nivel de plusvalía (Pp), equivalente al monto de la plusvalía realizada (Pr).
Dada la asociación entre Ingreso Nacional y masa de plusvalía, mediante algunas
transformaciones 12, podemos escribir:

11
“El Economista”, 01/06/2019, pág.5
12
Para el Ingreso Nacional (o Valor Agregado, lo que Marx denomina “producto de valor”), podemos aplicar
el desglose usual entre capital variable gastado y la plusvalía anual:
YN = V + P = V (1 + p)
11

YNe = [ (1 + p) / p ] ( Pr ) = [ (1 + p) /p ] / GRE )

GRE = gastos que realizan el excedente.

El monto de la plusvalía realizada es igual, por definición, a los gastos de realización.


Y éstos están integrados por: a) la inversión fija total (IF) y el consumo de los capitalistas
(Ck); b) lo gastos del gobierno (Gg); c) Otros gastos improductivos (GIx), diferentes a los del
gobierno (consumo de asalariados del comercio, banca, publicidad y similares); d) el saldo
externo: exportaciones (X) menos importaciones (M). En suma:

Pr = GRE = ( IF + Ck ) + Gg + GIx + (X – M)

YNe = [ (1 + p)/ p ] [ (IF + Ck) + (Gg + GIx) + (X – M ) = [(1 + p )/p ] (GRE)

El factor [(1 + p) / p ] , que funciona multiplicando a los GRE para llegar al Ingreso
Nacional de equilibrio, se puede interpretar como un multiplicador de los GRE. Y valga
observar: mientras más elevada sea la tasa de plusvalía, menor será el efecto multiplicador
de los “gastos que realizan el excedente” (GRE).
Buscando la mayor sencillez posible (con el claro riesgo de exceder las
simplificaciones), pasamos a utilizar el esquema analítico expuesto con cargo a unos
ejemplos numéricos muy sencillos.
Supongamos una situación inicial del tipo que sigue: YN = 100; p = 3.0; Pp = 75;
V = 25; GRE = Pr = 75.
Como GRE = Pp, tenemos que YN = 100, es el Ingreso Nacional de equilibrio. Es decir:

YNe = [ (1 + p) / p ] (GRE) = (4/3) (75) = 100.

Supongamos ahora que la tasa de plusvalía salta y llega a 6.0. Es este caso, la
plusvalía potencial es igual a 87.5. Pero si los GRE se mantienen en 75, para el Ingreso
Nacional de equilibrio obtenemos:

V = YN / (1 + p)
P = YN – V = YN - YN/(1 + p) = YN [1 - 1/1 + p) ] = YN [ p / (1 + p) ]
YN = P [ (1 + p) / p ]
YNe = Pr [ (1 + p) / p ]
12

YNe = [ (1 + p) /p ] (GRE) = ( 7/6) (75) = 87.5

Pr = 75; V = 12.5;

Pudiera ser más realista suponer que el Ingreso Nacional planeado sube a 105 y los
GRE llegan a 78.75 (también suben un 5.0 %). En este caso, también desciende el Ingreso
Nacional de equilibrio. En suma, tenemos:

YNe = (7/6 ) ( 78.75 ) = 91.88

Pr = GRE = 78.75; V = 13.13;

p = Pr / V = (78.75 ) / ( 13.15 ) = 6. 0

Como vemos, bien puede suceder que un aumento de la tasa de plusvalía –que se
duplica- termine asociada a un descenso en el nivel del Ingreso Nacional. Y esto, pese al
aumento de los “gastos que realizan el excedente” (GRE), Claramente, éste sería un caso en
que la mayor tasa de explotación resulta disfuncional (en términos de crecimiento), para el
mismo capitalismo.
¿ Qué sucede si la tasa de plusvalía desciende a 4.0 y los gastos de realización (GRE),
se mantienen en 78. 75? En este caso, tendríamos:

YNe = (5/4) (78.75) = (.25) (78.75) = 98.44

Pr = 78.75; V = 19.69; p = P/V = 78.75 / 19.69 = 4.0

Si se mantienen los GRE = 78.75 y la tasa de plusvalía vuelve a su nivel inicial de 3.0,
obtenemos:

YNe = (4/3) (78.75) = (1.33) (78.75) = 105

Pr = 78.75; V = 26.25 ; p = 78.75 / 26.25 = 3.0

Respecto al tercer ejemplo, los GRE son iguales. Pero el Ingreso Nacional se eleva
desde menos de 92 hasta 105. ¿Por qué? Porque el multiplicador salta desde 1.17 hasta
1.33, en virtud de la caída en la tasa de plusvalía.
En esta aproximación, más bien aritmética, el punto a subrayar sería la dependencia
del Ingreso Nacional de dos factores: 1) la tasa de plusvalía: con relación inversa. Si esta tasa
13

sube, cae el Ingreso Nacional. Si desciende, a igualdad de otras circunstancias, se eleva el


Ingreso Nacional. Amén de que mejora la distribución del ingreso; 2) los gastos que realizan
el excedente (GRE). Si éstos suben, sube el Ingreso Nacional de equilibrio. De estos gastos,
hay algunos que difícilmente pueden ser controlados por el país. Por lo menos en un plazo
corto. Luego y en primera instancia, sería el gasto público el más manejable, tanto por su
impacto directo como por su influencia en otras variables. En términos gráficos tendríamos
lo que se muestra más adelante.
En la gráfica, el paso desde OB hasta OB´ es provocado por una menor tasa de
plusvalía, lo que provoca que tg ≮ OB´ > tg≮ OB . Manteniendo GRE = OA, el Ingreso
Nacional pasa desde YN0 hasta YN1. Conviene también advertir: la tasa de plusvalía y los
GRE no son variables del todo independientes. Como la tasa de plusvalía impacta en la tasa
de ganancia y ésta en los niveles de inversión, tenemos que aquí opera una clara
interdependencia entre (p) y (GRE). También es muy probable que para el saldo externo (X
– M) opere alguna dependencia. En breve, hay que trabajar con relaciones funcionales y
más desagregadas, algo que aquí omitimos con afanes de sencillez expositiva.

Gráfico 1: GRE, tasa de plusvalía e Ingreso Nacional.


14

El paso de OB hasta OB´ es provocado por una menor tasa de plusvalía, lo que
provoca que tg ≮ OB´ > tg≮ OB . Manteniendo GRE = OA, el Ingreso Nacional pasa desde
YN0 hasta YN1. Conviene también advertir: la tasa de plusvalía y los GRE no son variables del
todo independientes. Como la tasa de plusvalía impacta en la tasa de ganancia y ésta en los
niveles de inversión, tenemos que aquí opera una clara interdependencia entre (p) y (GRE).
También es muy probable que para el saldo externo (X – M) opera alguna dependencia. En
breve, hay que trabajar con relaciones funcionales y más desagregadas, algo que aquí
omitimos con afanes de sencillez expositiva.
Si pensamos en el México de hoy, lo indicado permite visualizar la racionalidad de
dos juegos de medidas: 1) se debe reducir significativamente la tasa de plusvalía, lo que
amén de mejorar la distribución del ingreso, provocaría un impacto positivo en el Ingreso
Nacional; 2) Como parte de los GRE, hay que elevar el gasto público, muy especialmente el
de la inversión productiva; 3) Se debe controlar el saldo externo, evitando déficits excesivos.

VI.- El estancamiento y sus posibles causas.


La situación económica (primeros meses del 2019), ciertamente no es satisfactoria.
Y nos debemos preguntar por sus causas. Las inmediatas y las de orden más básico y
permanente. ¿Se trata de un fenómeno estrictamente coyuntural, de corto plazo? ¿O están
operando factores de orden estructural aún no removidos? ¿Y si esto tiene lugar, ¿podrán
ser removidos? En lo que sigue tratamos de indagar en estos problemas.
El dato estructural: un muy breve alcance.
Los fenómenos coyunturales que hemos tratado de describir se inscriben en un
ordenamiento más permanente. Es decir, se enmarcan en las estructuras propias del
patrón de acumulación neoliberal. Si nos mantenemos en un plano de orden cualitativo,
podríamos indicar que en tal régimen: a) la tasa de plusvalía se dispara; b) la inversión,
como porción del PIB, cae. Y como porciento del excedente o plusvalía, se derrumba; c) en
consecuencia, el nivel del PIB crece muy lentamente: se podría hablar de “cuasi-
estancamiento”; d) si la demanda global y los gastos que realizan el excedente no se
derrumban, es por el brutal aumento de los gastos improductivos. Así las cosas, se arriba
al peor de los mundos posibles: “mucha explotación y mucho despilfarro”; e) al parecer, el
principal determinante de la baja inversión opera por el lado de la demanda: caen salarios,
cae el gasto público, cae el saldo externo (de hecho, se torna negativo) y lo hace, a partir
de tasas de crecimiento muy bajas: se cae el “techo del crecimiento”.
Retomando la coyuntura.
Volvamos a la pregunta inicial: ¿Qué está pasando en la actual coyuntura
económica? Si durante el segundo trimestre del 2019 (datos aún no disponibles), vuelve a
descender el PIB –algo poco probable y, si lo hace, la caída será mínima- se pudiera
15

precipitar un escándalo mediático. Con todo, parece más inteligente hablar de una situación
de estancamiento, con caída del PIB per cápita. Lo cual, resulta preocupante: i) la tasa queda
hasta muy por debajo del 2.0-2.5% que es el promedio neoliberal; ii) queda aún más
distante de la promesa de crecer al 4.0%; iii) y muchísimo por debajo del 6.0 % que necesita
el país para empezar de verdad a resolver sus problemas.
¿Por qué esta coyuntura?
Valga insistir en algo ya dicho: en un contexto neoliberal el nivel de actividad
económica es muy sensible a los cambios en la demanda global. Para el caso, la evidencia
empírica disponible apunta a: i) muy débil crecimiento del consumo global de las familias;
ii) la inversión privada no cae, pero su eventual crecimiento es mínimo. Parece más sensato
hablar de estancamiento; iii) se da algún descenso de las exportaciones y un saldo externo
negativo, aunque éste algo se aminora. Esto, por el descenso de las importaciones,
provocado por el estancamiento del PIB.
Se puede, entonces, deducir: la clave del estancamiento-descenso de la actividad
económica radica en la caída del gasto público. Algo que, para un gobierno progresista,
resulta difícil de entender.
El gobierno encabezado por AMLO, en sus primeros meses ha logrado importantes
progresos en la reducción de gastos superfluos y asociados a la corrupción que es
gigantesca. Pero todo parece indicar que esos ahorros no han sido gastados. Con un obvio
resultado: cae el gasto estatal y ello arrastra al resto de la economía.
Insistamos: que el estancamiento (o “cuasi recesión”), se deba principalmente al
comportamiento del gasto público (de la inversión en especial), es preocupante y eleva
dudas sobre una posible transformación mayor, tal como se ha proclamado. ¿Po qué? Si
apuntamos a lo más básico, recordemos: a) el país debería crecer en el orden del 6.0% anual
si en verdad se busca superar la actual situación; b) para lograr crecer, la inversión pública
debe elevarse sustancialmente; c) elevar la inversión pública, exige una reforma tributaria
que sirva a tales exigencias; d) asimismo, se necesita una política económica muy activa y
congruente con tales metas; e) tal política económica, exige romper con el gran capital
financiero (nacional y extranjero). Lo cual, a su vez, exige de una fuerza política que hoy no
parece que se tenga.

VII.- ¿Desarrollo sin crecimiento? Algunos galimatías.


En el descrito contexto de estancamiento, puede ser útil recordar algunas
expresiones del presidente AMLO. Tomando pie de sus conferencias de prensa matutinas,
citamos: a) “¿Qué es el crecimiento? Es producción de riqueza (…) pero no significa
distribución de riqueza”; b) “Está aumentando el nivel de desarrollo porque ahora hay una
16

mejor distribución del ingreso”; c) “aunque haya menos crecimiento, hay más desarrollo,
hay más distribución de la riqueza”.13
Otro juego de consideraciones apunta a la política económica. Citamos: “Son tres
factores importantes para un buen manejo de la economía: a) que la moneda, en este caso
el peso, se mantenga estable y fuerte; b) que no haya inflación o que la inflación esté
controlada; c) y tercero, que haya crecimiento.”14
De seguro, tales “definiciones” pondrían nervioso a cualquier economista
profesional. Aunque algún psicólogo nos podría recomendar examinar el sentido “algo
inconsciente” de tales expresiones. Como sea, los puntos a subrayar serían:
1) De las 3 metas de política económica que recoge AMLO, las dos primeras
coinciden completamente con las que privilegia el gran capital financiero. Y no
está nada claro cómo las pudiera disociar del resto de las políticas económicas
neoliberales como altas tasa de interés y aperturismo irrestricto que, siendo
inherentes al estilo neoliberal, también son parte central de la actual política
económica. Además, aunque para nada es algo menor: es un enigma cómo tales
políticas económicas podrían conducir a altos ritmos de crecimiento.
2) Pareciera que emerge cierta impotencia o frustración respecto a las metas de
crecimiento Y se pasa a enfatizar el problema de mejorar la distribución del
ingreso. Más aún, se separan y disocian los procesos de crecimiento y desarrollo
y se pasa a sostener que desarrollo = redistribución en favor de los pobres.15 El
problema que esto implica no es nada menor: sin un drástico cambio en la
composición por ramas del Ingreso Nacional, asociado esto a altos ritmos de
crecimiento, el afán redistributivo fracasa del todo. Y se hunde no sin antes
haber provocado muy fuertes desequilibrios en términos de inflación, de balance
de pagos, etc.

VIII.- Perspectivas.
En el marco político y económico que se ha venido delineando en los primeros meses
del nuevo gobierno surgen muchas interrogantes. Tal vez la principal gira en torno a la
suerte que pudiera correr el cambio estructural capaz de superar el modelo neoliberal.

13
Versión estenográfica de la conferencia de prensa matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador;
pág. 10; julio 12. 2019. En lópez obrador.org.mx.
14
Ibídem, pág. 9.
15
Con estos criterios tendríamos que en la Venezuela de Chávez se habría dado un muy alto desarrollo
combinado con crecimiento cero. Y en la Inglaterra del siglo XIX, mucho crecimiento y ningún desarrollo. El
problema de fondo es la disociación que se plantea al interior de una totalidad, la del modo de producción.
En este caso, pareciera que se postula que un lado o aspecto (el de las fuerzas productivas) se maneja como
si fuera completamente independiente del otro, el de las relaciones de producción. El cual, también
funcionaría como una entidad separada.
17

Buscando una respuesta, podemos apuntar a tres aspectos o factores: 1) las políticas
económicas, las necesarias y las vigentes; 2) el problema de la inversión pública, el de su
financiamiento y destino sectorial; 3) el problema político, el de la fuerza y voluntad para
impulsar el cambio.
1.- Las políticas económicas.
a) La política fiscal (de ingresos y de gastos). Respecto al modelo neoliberal, cambios
sustantivos emergen sólo por el lado del gasto social, que subiría con fuerza. Por el lado de
los ingresos, se rechaza acudir a deudas y a mayor tributación. La que hoy, valga insistir, es
extremadamente baja vis a vis los estándares internacionales.
b) Políticas monetarias, crediticias y cambiarias. Se mantiene la autonomía del Banco
Central y la orientación neoliberal.
c) Políticas de comercio exterior y sobre los flujos de capitales extranjeros. Sigue el
aperturismo comercial irrestricto y el no control de los movimientos de capital. Y los
tratados de “libre comercio” con EEUU, se profundizan.
d) Políticas salariales y de empleo. Hay cambios importantes que giran en torno a
aumentos del salario mínimo, de la organización sindical, de algún fomento a la ocupación
y calificación de jóvenes.
e) Políticas agrarias. Se sabe de apoyos crediticios a los pequeños productores y del
afán de lograr la “soberanía alimentaria”. De más está señalar: si se va a mejorar el ingreso
de los más pobres, es indispensable que la oferta responda a la mayor demanda de bienes
básicos que se generaría.
f) Políticas industriales. Son nuevas e importantes en torno al sector energético
(electricidad, petróleo, etc.). Para otros sectores industriales (como vg., de bienes de
consumo básico) no conocemos de algo especialmente significativo.
A primera vista pareciera que hay cambios importantes en materias energéticas y
en el gasto social redistributivo (apoyo a pobres). A la vez, en aspectos decisivos se
mantienen las políticas neoliberales. Por ejemplo, en el espacio crediticio, en el de los
ingresos públicos y en las políticas de relacionamiento comercial externo (aranceles,
controles cambiarios, control a los “capitales golondrinos”, etc.).
2.- Inversión pública para el crecimiento y fuerza política.
El principal problema, valga insistir, gira en torno a la necesidad de elevar
fuertemente el crecimiento y, por consiguiente, el esfuerzo de inversión. La que debe
aplicarse en el espacio de la producción (no olvidar la distinción entre sectores productivos
e improductivos), especialmente en el sector industrial y muy conectado al nuevo nivel y
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composición de la demanda que debería generar el proceso. Todo lo cual, exige un


programa o plan de desarrollo industrial, diseñado con alto rigor y detalle.16
En el contexto actual, el alto nivel de inversión que exige el proceso, implica
necesariamente un muy fuerte aumento de la inversión pública, pues no cabe esperar que,
en un plazo mediano (2-3 años), la inversión privada se dispare. Lo cual, puede ser una
ventaja pues es mucho más fácil coherentizar el gasto desde el sector público. La mayor
inversión pública, a su vez, exige de mayores ingresos fiscales, que éstos suban por lo menos
en el orden de los 5-6 puntos porcentuales sobre el PIB. 17 En breve, se necesita de una
reforma tributaria que esté estrictamente atada al esfuerzo de inversión y no al gasto social.
Podemos también suponer que, si estos propósitos se materializan, será menos
difícil ajustar el resto de las políticas económicas, para tornarlas funcionales a la nueva
industrialización. Si esto fructifica, habrá 4° Gran Transformación. Y vice-versa.
Lograr lo mencionado no es fácil. Necesita de una grande e inteligente fuerza
política. Y en el cómo lograrla, pudiera radicar el mayor de todos los desafíos.
El tema ameritaría un tratamiento exhaustivo, algo que aquí no podemos hacer.
Como sea, conviene por lo menos ensayar algunas advertencias mínimas. La primera: ganar
elecciones no es lo mismo que disponer de una gran fuerza política. Poder, no olvidemos,
es la capacidad para determinar la conducta de otros grupos o personas, incluso contra la
voluntad de esos grupos o personas. Amlo, por ejemplo, ganó la elección presidencial con
mayoría absoluta: 53% o más de los votos. Y hacia junio de 2019, las encuestas le dan una
aprobación que gira entre 70-80%. Son cifras impresionantes. Pero si AMLO llamara a bajar
la tasa de interés, expropiar a algún banco o romper con la autonomía (respecto al
Gobierno) de la Banca Central, el remezón económico sería brutal. Y es claro que el
Gobierno busca tener contento y tranquilo al gran capital financiero. Si renuncia Urzúa, que
era “gran y querido amigo” del sector financiero, en una hora es reemplazado por otro
personero que, de inmediato declara que él “también es muy querido”.
El punto aquí, no reside en el rechazo de la banca (algo obvio) sino en la capacidad
de respuesta que posee. Por ejemplo, puede provocar pánicos y quiebras bursátiles, fugas
de capitales, devaluaciones, corridas bancarias, quiebras, etc. En suma, puede mostrar todo

16
La capacidad técnica para elaborar estos planes parece haber desaparecido. Ciertamente, no se da en la
SHCP.
17
El renunciado Secretario de Hacienda, M. Urzúa, ha señalado la necesidad de elevar los ingresos tributarios.
En revista Proceso n° 228,14/07/2019. En esta misma entrevista, Urzúa se autodefine como “neo-keynesiano”.
El periodismo, con su habitual ignorancia, ha creído que esto lo torna “anti-neoliberal” (o “anti-neoclásico”).
En realidad, la corriente neo-keynesiana señala que precios y salarios operan con cierta rigidez: son
“pegajosos” y, por ello, el ajuste o vuelta al equilibrio podría no ser instantáneo. Lo cual, justificaría alguna
regulación estatal. En todo lo demás (teoría del valor, teoría de la distribución, etc.), son fieles al dogma
neoclásico. Post-keynesianos como Paul Davidson, han señalado que los neo-keynesianos ni siquiera han leído
la “Teoría general” de Keynes.
19

su inmenso poder económico y político y poner a temblar al mismo Gobierno. Pero podría
preguntar algún ingenuo, ¿por qué temblar ante el enojo de unas doscientas familias y por
qué no alinearse con los 120 o más millones de mexicanos que serían beneficiados con una
posible estatización de la banca?
La tembladera surgiría (o surge) porque hoy, esas 200 familias tienen mayor poder
económico y político que los otros 120 millones que van a pie. Esto, que hoy es
estrictamente cierto, se puede revertir. Pero ello pasa por la organización y el desarrollo de
la conciencia política de esos millones. En breve, no bastan el enojo ni los buenos deseos.
Todo esto, que es imprescindible, debe transformarse en fuerza política. Este, pudiera ser
el gran desafío.

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