Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
-
50 DE LA CIUDAD-ESTAOO A LA REPÚBLICA DE LA CIUDAD-ESTAOO A LA REPÚBLICA 51
del gobierno, y, todavía más adelante, el poder de los cabe duda de que los patricios esperaban también
tribunas fue un factor esencial del poder de los em- reducir los poderes del consulado antes de tener que
peradores. cederlo a los plebeyos.
A continuación vino una petición para restringir El resto de la historia puede rela tarse brevemen-
el poder del cónsul por medio de la ley, a la cual se te. Entre los años 367 y 287 a. C., los plebeyos obtu-
contestó con la promesa de redactar y publicar un vieron las siguientes concesiones: un plebeyo desem-
código de leyes. Este código es el de las célebres peñaría uno de los consulados; los plebeyos podrían
Doce Tablas, que probablemente no hizo más que tener acceso al "colegio sagrado" del sacerdocio; los
expresar públicamente lo que ya existía como usos plebiscitos ya no requerían la ratificación de los pa-
establecidos; pero fue un acontecimiento de enor- tres. La lucha había terminado, pues la asamblea
me significación en la historia del derecho y de de la plebe ya era, en teoría, el poder "soberano".
Europa. Las familias patricias continuaron en sus puestos,
y aquí comienza otra nueva lucha en la que los pero si todavía ejercían algún poder era gracias a
tribunas abandonaron el papel pasivo de "protecto- su prestigio e influencia moral, no por la ley. Ahora
res" para dedicarse activamente a conseguir cambios eran los plebeyos el elemento preponderante en el
en la constitución, pues Roma crecía, y el elemento Estado, tanto por su número como por su riqueza.
plebeyo adquiría cada vez mayor importancia. La Teóricamente, ellos tendrían el poder en el futuro.
palanca más poderosa para provocar cambios surgió Se conservó el tribuna do, aunque ya no era ne-
cuando, en el año 449 a. C., los tribunos lograron que cesario, puesto que había cumplido su misión origi-
las resoluciones de su asamblea (es decir, sólo parte nal. Pero ciento cincuenta años más tarde se utilizó
del Estado, bien que la parte mayor) afectasen a para nuevos y siniestros propósitos, como arma en
todo el Estado (bajo ciertas condiciones desconoci- una nueva lucha entre una clase gobernante, princi-
das para nosotros). El primer "plebiscito" garantizó palmente plebeya, y un nuevo pueblo de menos valer.
la institución permanente del tribunado como parte En el año 287 a. c. todo parecía dispuesto para un
de la maquinaria del Estado. Pronto se reconoció el gobierno del pueblo, pero esto no había de realizarse.
matrimonio entre miembros de "clases" diferentes. Las Guerras Púnicas envolvieron a Roma y fue neo
La siguiente petición exigía un cónsul "plebeyo". cesario encauzar todas las energías para otros fines
Los patricios respondieron sugiriendo que se suspen- distintos de los cambios políticos. Es dudoso que
diera temporalmente el consulado y que se nombraran de haberse producido un prolongado período de paz
seis "tribunas consulares" con poderes consulares, se hubiera podido despojar al Senado de la supre-
procedentes de cada una de las clases. El "consu- macía que después conoció, pues era fuerte y la
lado" se salvó, pero durante cincuenta de los sesenta dirección que ejercía, enérgica. Pero el hecho es que
y ocho siguientes (es decir, hasta el año 366 a. c.), vinieron doscientos años de guerra, y que la expe-
los plebeyos lograron que su petición respecto a los riencia, la prudencia y la tenacidad requeridas para
tribunas consulares fuese atendida. También consi- soportar épocas de tensión y peligro residía en el Se-
guieron acceso al cargo de quaestor, o sea ayudante nado. Su superioridad moral le dio la supremacía
del cónsul. Los patricios tomaron nuevas contrame- en la dirección de todos los asuntos.
didas creando el cargo de censor. Indudablemente, Al producirse la primera Guerra Púnica, la natu-
con el aumento de la población y de los territorios raleza y la composición del Senado, en comparación
adquiridos por la guerra, la tarea de confeccionar con los primeros días de la República, había cam-
los censos era cada vez más importante; pero no biado. Como sucesores de los reyes, la tarea de nom-
52 DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA 53
brar a los senadores correspondía a los cónsules; el requerían decisiones rápidas y continuidad en la po-
principio de la "colegialidad" as(~;uraba cierto grado lítica del gobierno; a menudo había que redactar
de responsabilidad en la elección. Después la t•.uea tratados y asignar provisiones precipitadamente. Entre
se transfirió al censor, pues era na !t1ral que el cón- sus miembros se encontraban soldados y estadis-
sul no eligiera al hombre a quien. como senador, tas dotados de amplia experiencia y conocedores de
tendría más tarde que consultar. Pronto, por una las "regiones extranjeras". Y así fue estableciéndose
costumbre que acabó por transformarse en ley, to~os un precedente tras otro. La "opinión del Senado" se
los magistrados -y en esta época había ya vanos convirtió en "el decreto del Senado". Como orga-
grados de magistrados electos inferiores al de cón- nismo, el Senado ya no se limitaba a discutir el
sul- pasaban al Senado, y así, por medio de la ma" problema expuesto por el magistrado, sino que era
gistratura, los plebeyos ingn;~saronen sus filas. Por el iniciador de la discusión, y así fueron a parar a sus
tanto, el Senado era principalmente un organismo manos prácticamente todos los asuntos del Estado.
de hombres que habían sido elegidos por el pueblo Su manera de conducir los asuntos durante los años
para diversas magistraturas, habie~do estado en c~n- más duros de la guerra fue en general excelente;
tacto con él al presentar su candIdatura para dIfe- si más tarde decayó su alto nivel de eficacia e inte-
rentes cargos. Una vez terminada su función pública, gridad moral, fue por razones que vamos a consi-
ingresaban en la asamblea deliberante para poner su derar ahora.
experiencia al servicio del Estado. De este modo, la Roma adquirió supremacía en Italia, en parte por
perspectiva de un puesto permanente en el Senado la guerra y en parte por haber sabido aprovechar
quedaba abierta al candidato afortunado que desem- bien la desunión entre las diferentes tribus a las que,
peñaba algún cargo cada año. El desempeño de car- una por una, fue reuniendo en una confederación. Por
gos llegó a ser tanto un medio como un fin, siendo, cuantos medios tuvo a su alcance, Roma procuró
por consiguiente, apreciado por motivos disti~tos de que las tribus acudieran a ella en busca de ayuda y
los de otro tiempo, aunque el consulado fue SIempre ventajas, en lugar de ayudarse unas a otras. Sus
un honor codiciado por sí mismo. De este modo vecinos más próximos fueron incorporados como ciu-
apareció un nuevo rango social o, si se tiene en cuen- dadanos de su organismo político. Concedió a algu-
ta que el l"érmino nada tiene que ver con el naci- nas tribus una ciudadanía restringida que confería
miento, una nueva nobleza: la de los que habían derechos de comercio, a la par que la garantía de
ejercido cargos públicos. El origen patricio era ahora estos derechos por la ley, y libertad para unirse en
sólo cuestión de orgullo personal; la nueva "nobleza" matrimonio con ciudadanos romanos. Otras estaban
gozaba de la estiD1ació~pública y se sentía orgullosa, ligadas a Roma por diversos tratados de alianza,
a veces con el exclusivismo del recién llegado, de que comprendían deberes y privilegios y concedían
sus responsabilidades y posición. Mientras tanto, la independencia para administrar los asuntos internos.
magistratura fue uniéndose cada vez más estrecha- Para guardar las costas y los caminos, se instalaron
mente al Senado, pues el magistrado podía llegar a en algunos puntos de Italia colonias de ciudada-
ser senador algún día; aquél lo consultaba con más nos romanos, que fueron como vástagos de Roma. En
deferencia. otros sitios se concedieron a las "municipalidades",
Las exigencias de la guerra revelaron al Senado o sea las poblaciones autóctonas, todos los derechos
como la única fuerza capaz de dirigir. Era difícil políticos. Ambos tipos de comunidad gozaban de una
reunir al pueblo; el Senado estaba a mano y funcio- autonomía bastante amplia en los asuntos internos.
naba con facilidad por tener pocos miembros. Se Se podían llevar a Roma apelaciones contra los ma-
54 DE LA CIUDAI>-ESTADO A LA REPÚBLICA DE LA CIUDAI>-ESTADO A LA REPÚBLICA 55
El reto a la constitución se lanzó trece años des·
~istrados locales. Se enviaba a los prefectos para
Juzgar causas, tanto en las ciudades como en los dis- pués de la destrucción de Cartago en el año 146 a. c.
tritos rurales; los prefectos representaban al pretor Partió del tribunado, cargo que ostentaba entonces
de Roma, que era el principal magistrado judicial. Tiberio Graco. Su programa abarcaba medidas para
Pero cuando se anexaron tierras fuera de Italia contrarrestar la despoblación del campo y para de-
fue necesario adoptar diferentes medidas. En un tener la decadencia de la agricultura, males ambos
principio Roma, en general, se resistía a "crear" una debidos a la guerra. Pero para tener éxito, Tiberio
necesitaba más de un año, y le era forzoso anular el
"p.rovi~cia"; se contentaba con el desarme y las con- veto de sus colegas en el tribuna do a quienes el Se-
trIbUCIOnes,como sucedió en Macedonia el año 167
nado había atraído a su lado. Ni lo uno ni lo otro
~. c..La "provincia" implicaba la anexión y la anexión podía realizarse sin violar la costumbre. Tiberio Gra-
I~phcaba un gobernador romano. Pero después del co destituyó a sus colegas, dando así a sus enemigos
ano 146 a. C., Roma ya no dudó. Cerdeña y Sicilia,
una vez conquistadas, habían sido confiadas a un la oportunidad de denunciarIo como usurpador de un
pretor. Pero los pretores eran necesarios en la me- poder autocrático. Según se afirmó más tarde, cayó
víctima de la violencia que él mismo había desata-
t~ópoli. Por tanto, después del año 146 a. C., se adop- do. Sus sucesores tuvieron en cuenta las enseñanzas
to un plan que ya tema precedente. El imperium de
los cónsules se había prolongado a menudo para ha- proporcionadas por su fin. Había planeado la cues-
cer frente a una emergencia militar, y entonces se tión: "¿Dónde reside la soberanía?", y pereció. Así
deCÍa que los que desempeñaban el mando actuaban pereció también, nueve años después, su hermano
pro consule, es decir, en nombre del cónsul. Desde Cayo, que primero intentó ampliar el Senado intro-
el año 146 a. C., se confirió a los procónsules y pro- duciendo nuevas fuerzas, y terminó proponiendo que
pretores amplio imperium y se les envió a que gober- se otorgara parte de los poderes de éste a la nueva
nasen de acuerdo con "el estatuto de la provincia", clase influyente de hombres de negocios y tratando
que era redactado por una comisión del Senado de ganarse al populacho de Roma vendiendo grano a
definiendo la condición jurídica de las diversa~ bajo precio. Cayo Graco intentó también llevar ante
comunidades, fijando las fronteras y las tarifas de un tribunal, que no fuera el Senado, a los gobernado-
res que administraban mal las provincias. Fue tri-
l<?simpuestos y el sistema local de gobierno, y san-
CIOnando el uso de las leyes locales. Los estatutos b~no durante dos años, y presentó sus proyectos
se redactaban con un espíritu generoso, en parte dIrectamente al pueblo, al que al principio tenía
porque Roma no deseaba el peso de una administra- fascinado; pero también fue asesinado. He aquí otra
ción sobrecargada de detalles y en parte porque era enseñanza; se podía levantar al pueblo, que una vez
de un natural magnánimo. Todo dependía de la levantado quizá consiguiera su objeto momentánea-
forma en que el gobernador observara y cumpliera mente; pero el tribunado, que careCÍa de un poder
las disposiciones estatuidas, así como de su sentido militar que lo apoyase, no podía mantener estas con-
del honor, pues abundaban las ocasiones para la mala quistas frente a una resistencia .
administración y el propio engrandecimiento y era .La época que sigue es la época de grandes perso-
difícil obligarIe a rendir cuentas. ' naJes que se esfuerzan por alterar la maquinaria del
gobierno para adaptarIo a las nuevas necesidades
~hora volv.am.osa Roma y esbocemos muy por que tiene que encarar, preservando, sin embargo, pa-
enCIma las pnncIpales características del período de
la revolución, es decir, más o menos de los últimos cientemente, hasta donde fuera posible, los antiguos
cien años de la República (hasta el 31 a. c.). elementos. Pero con frecuencia prevalecía la impa-
56 DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA 57
ciencia, impaciencia que llegaba a la exacerbación :10 era el mismo que había justificado su autoridad
con las rivalidades personales que surgieron como ~xtraoficial durante las Guerras púnicas. Ahora el
resultado de las pretensiones antagónicas de los que Senado era ineficaz y egoísta, preocupado únicamen-
querían modificar el gobierno para satisfacer su am- :e de llenarse los bolsillos con la explotación de las
bición o las demandas de los ejércitos adictos. Pues, :::rovincias. Pronto se abolieron los cambios consti-
en medio de la violencia de las pasiones, la lealtad ~ucionales, aunque quedó gran parte del aparato ju-
al Estado, tal como se entendía en los viejos tiem- ::icial y administrativo de Sila, que merecía con-
pos, había sido olvidada. Los ejércitos victoriosos, ~ervarse.
formados por soldados con largos años de servicio, En el año 62 a. C., Pompeyo regresó del Oriente,
eran ahora adictos a su general, que a su vez era donde había ejercido el poder que el pueblo romano
fiel a las demandas de su ejército que reclamaba le había confiado especialmente. Para que su obra
pensiones, pensiones que significaban tierras. Las ne- le organización se estableciera sobre bases durade-
cesidades del Estado eran de importancia secundaria, ,as, no necesitaba más que la ratificación de "sus
y, en efecto, su única salvación consistía en el pre- :'octos"; pero imprudentemente (a juzgar por el cri-
cario equilibrio entre la fidelidad de los ejércitos a terio de la época), Pompeyo había licenciado su ejér-
los generales y la de los generales al Estado. Y como ~ito. Su obra no fue ratificada hasta que Julio César
el gobierno no era digno de lealtad y los generales acudió en su ayuda y apremió al gobierno. Pero Cé-
tenían que tener en cuenta a otros generales rivales, sar exigió su recompensa: Pompeyo debía conseguirle
este equilibrio rara vez se lograbet. :m mando duradero en Galia, con el fin de continuar
El cambio en la actitud del ejército fue principal- la consolidación de la frontera, que el propio Mario
mente o;,ra de Mario, que creó un ejército profesio- había iniciado. Nueve años permaneció Julio César
nal formado por soldados con un período de servicio en esta frontera, Francia y Bélgica fueron incorpo-
largo, y equipado y adiestrado según nuevas normas, ,a das al Imperio y se tomaron las primeras medidas
para hacer frente a la amenaza de las tribus germá- :Jara civilizarlas. Fue ésta la obra de un general en
nicas del otro lado de los Alpes. A partir de entonces, 'efe y de su ejército, no del pueblo y del Senado de
el ejército reclutado en los países del Mediterráneo Roma. ¿Quién entonces tenía derecho para dirigir
dependió de su general. El antiguo ejército de Ita- el gobierno? César contestó la pregunta en su favor,
lia compuesto principalmente de ciudadanos había ~omo antes lo había hecho Sila; pero Sila pudo con-
desaparecido para siempre. El nuevo ejército fue rar sólo con el apoyo de una minoría, y Pompeyo,
siempre un arma poderosa, pero, desde el punto de aunque la elección del mando que se le había confiado
vista del Estado, en sus principios fue un arma de do- :10 dejaba lugar a duda, había rehusado aprovechar
ble filo. No se acertó con el método conveniente la oportunidad. Fue César el que se dio cuenta de
para manejarIo hasta la época de Augusto. que, aunque tuviera que luchar, podría vencer si con
Sila lo utilizó con dos fines: en primer lugar, para su programa de proyectos se atraía la simpatía de la
hacer desaparecer la amenaza de los enemigos ex- :nayoría.
tranjeros y la de los aliados itálicos; en segundo Mientras César permaneció en Galia, el Senado
lugar, para imponer a Roma lo que nunca habían había observado con alarma su creciente influencia,
tenido: una constitución escrita y el reconocimiento \" había recurrido a incesantes maniobras para res-
legal de la supremacía del Senado. Hecho esto, Sila carle poder. Los agentes de César, los tribunos que le
abandonó el poder para observar de lejos el funcio- eran leales, sus amigos y todos aquellos que le de-
namiento de su constitución. Pero ahora el Senado bían, o esperaban adquirir por su mediación rique-
58 DE LA CIUDAD-ESTADO A U. REPÚBLICA DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA 59
zas O ascensos, hicieron fracasar estas maniobras. solo año, b) el que su vecino de la provincia contigua
Pero el Senado había logrado al fin atraer a Pom- tuviera un poder igual, aunque esto podía ser más
peyo, que ahora desempeñaba muy a gusto el papel bien una provocación que un freno. Pero la limi-
de campeón de aquel cuerpo, y a quien éste había tación que suponía la corta duración del cargo fue
puesto al frente de su ejército. César comprendió lo suprimida por el mismo pueblo, que votaba la conce-
que sucedía, y con su ejército cruzó el Rubicón, en sión de cargos de larga duración a muchos generales,
el norte de Italia, iniciando así la guerra civil. los convertía en comandantes en jefe, exigía sus ser-
En un plazo increíblemente breve, César dispersó vicios en todas ocasiones como héroes populares, y
el ejército de Pompeyo, persiguiendo parte de él debilitaba así la única restricción que todavía que-
hasta España, y derrotando el resto en el año 48 a. c. daba: las leyes contra el mal gobierno y los procesa-
La "clemencia" de César asombró al mundo. mientos para imponer dichas leyes. Entre las rivali-
Durante cuatro años, César dirigió el Estado, y en dades de partido, el clamor del pueblo en apoyo de
el año 44 a. c. fue asesinado porque empezaba a eri- sus favoritos y la voracidad y la ambición de los
girse como "rey" en la República. Del mismo modo, propios gobernadores, estas leyes resultaban de poca
Cayo Graco había sido asesinado noventa años an- eficacia. He aquí dónde ha de buscarse la causa de
tes. De la legislación de César no diremos nada, salvo la caída de la República. Hasta que se estableció el
que demostró que comprendía la necesidad de una Imperio no se descubrió a) el medio de conseguir
nueva política en las provincias, de la ampliación de gobernadores leales, b) que la verdadera política ro-
las bases del gobierno en la metrópoli y de la orga- mana respecto a las provincias no debía consistir en
nización económica de Italia. Pero no creó una cons- una explotación, sino en una autonomía local inspi·
titución nueva, ni ninguna teoría para justificar su rada por una lealtad romana. Hay otros problemas
poder o para orientar a su sucesor; y, sobre todo, no de gran interés, en especial la cuestión agraria -la
se esforzó por ganarse la simpatía imaginativa de su situación de la agricultura, la despoblación del cam·
época. Su sobrino e hijo adoptivo, Octavio, conocido po y el desplazamiento hacia las ciudades, especial-
más tarde por el nombre de Augusto, gobernó duo mente a Roma, donde un populacho ocioso exigía
rante cuarenta y cinco años. dádivas cada vez mayores-, la cuestión de la rehabi-
Los problemas políticos, sociales y económicos de litación de los veteranos, el fracaso del soldado como
este último siglo son de gran interés, y entre el ma- campesino, y la escasez de tierras. Esta última cues-
terial para el estudio de algunos de ellos se encuentra tión afectaba profundamente a las "aliados" itálicos, y
una obra fascinante: las cartas de Cicerón. El pro- fue causa de la "Guerra de los Aliados" (véanse las
blema principal, como es natural, es la debilidad páginas 41-2), pues al itálica le preocupaba poco la
del gobierno central respecto a los gobernadores pro- cuestión de votar, pero le preocupaba mucho el temor
vinciales, que estaban en las provincias para ejecutar de verse desposeído para hacer sitio a un soldado li·
los deseos del gobierno de la metrópoli. Hemos visto cenciado. Sólo la ciudadanía romana podía salvarlo.
que el principio de compartir el poder, o colegialidad, Luchó por 10grarIa y la consiguió. Finalmente, existía
debilitaba a los magistrados, es decir, al ejecutivo, el problema del rápido aumento de la riqueza, y de
respecto al organismo legislativo. Ahora el goberna- la igualmente rápida decadencia de las antiguas nor-
dor provincial tenía imperium, o sea, la misma clase mas de conducta pública y privada. La vida política
de poder que los cónsules en la metrópoli, pero no llegó a una corrupción hasta entonces desconocida.
tenía colega y, por tanto, los únicos factores que res- Los doce años que siguieron vieron el mundo di·
tringían su poder eran a) el que su cargo durase un vidido en partes organizadas unas contra otras por
-~-~~--~-
._--------_.-
60 DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPÚBLICA