Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Y
HURTO
PRIMERA EDICIÓN
NOVIEMBRE 2013
4,380 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Rosa Alarcón Romero
AUTORES
JELIO PAREDES INFANZÓN
CARLOS PINEDO SANDOVAL
EDUARDO ORÉ SOSA
GACETA JURÍDICA S.A. ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
ANGAMOS OESTE 526 - MIRAFLORES JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
LIMA 18 - PERÚ JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
CENTRAL TELEFÓNICA: (01)710-8900 CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
FAX: 241-2323
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe
DIRECTOR
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO
5
ROBO Y HURTO
Otro de los temas que han generado polémica es el del aparente con-
flicto entre el “robo agravado seguido de muerte” con el delito de “asesi-
nato para facilitar y ocultar otro delito”, lo que trae a colación el Acuerdo
Plenario N° 03-2009/CJ-116. En este sentido, es la violencia que se ejerce
en el robo lo que se pone en debate, postulándose si puede equipararse la
violencia que produce la muerte de la víctima como circunstancia “facili-
tadora” del delito contra el patrimonio.
6
PARTE I
ENSAYOS
El bien jurídico protegido
en los delitos contra el patrimonio
I. INTRODUCCIÓN
9
JELIO PAREDES INFANZÓN
(1) FERNÁNDEZ, Miguel, citado por PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte Especial.
Delitos contra el patrimonio. Tomo II-A, Ediciones Jurídicas, Lima, 1995, pp. 50-51.
(2) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier. Derecho Penal. Parte Es-
pecial. Tomo II, D Jus Instituto Derecho y Justicia, Jurista Editores, Lima, setiembre de 2011, p. 635.
10
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO
11
JELIO PAREDES INFANZÓN
12
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO
13
JELIO PAREDES INFANZÓN
14
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO
(10) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial. Idemsa, Lima, setiembre de 2004,
pp. 661-662.
(11) Ibídem, p. 664.
15
JELIO PAREDES INFANZÓN
(12) ROJAS VARGAS, Fidel. Código Penal. Dos décadas de jurisprudencia. Tomo II, ARA Editores, Lima,
2012, p. 462 y ss.
16
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO
17
JELIO PAREDES INFANZÓN
18
Tentativa y consumación en los
delitos patrimoniales que requieren
sustracción: hurto, robo y abigeato
¿Es suficiente con la Sentencia Plenaria
N° 01-2005/DJ-301-A?
I. INTRODUCCIÓN
(*) Profesor de Derecho Penal y Teoría del Derecho en la Universidad de Piura (Perú). Presidente del Insti-
tuto de Ciencias Penales del Norte del Perú. Los primeros lineamientos del presente trabajo fueron pu-
blicados inicialmente bajo el título “Tentativa y consumación en los delitos de hurto, robo y abigeato:
Necesidad de una reinterpretación funcional-normativista”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Nº 36,
Gaceta Jurídica, Lima, 2012, p. 98 y ss.
(1) Cfr. JAKOBS, en: Indret, p. 5.
19
CARLOS PINEDO SANDOVAL
(2) En el caso de los artículos 188 (Robo), 189 (Robo agravado) y 189-C (Robo de ganado), se exige que la
sustracción vaya acompañada del empleo de violencia o intimidación sobre la víctima.
(3) Cfr. GARCÍA CAVERO. Nuevas formas de aparición de la criminalidad patrimonial, p. 40.
(4) Las consecuencias sistemáticas que de nuestro planteamiento se extraen respecto de los artículos 187 y
189-B del Código Penal, serán expuestas Infra. IV.4.
(5) Cfr. WOLF, Erik. Las categorías de la tipicidad, p. 9.
(6) Principalmente, vide JAKOBS, en Indret, p. 5; KINDHÄUSER, Estudios de Derecho Penal patrimonial,
p. 10 y ss.; PASTOR MUÑOZ. La determinación del engaño típico en el delito de estafa, p. 17 y ss. En:
20
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
Una visión naturalista de los elementos típicos del delito incluiría su-
puestos que, desde el fin de protección de la norma penal, no deberían
abarcarse, mientras que dejaría al margen supuestos equivalentes que,
desde las necesidades sociales de punición, sí deberían ser sancionados(9).
Bajo estas coordenadas, el método del presente trabajo es el funcionalis-
mo jurídico-penal en su expresión jakobsiana, cuyos postulados exigen el
abandono de criterios naturalistas y psicologicistas en favor de un enfo-
que esencialmente normativo de la imputación. A partir de esta compren-
sión, el Derecho Penal no tiene como misión exclusiva –e infructuosa– la
protección de bienes sino que, si se pretende que el Derecho Penal realice
una prestación efectiva a la sociedad, su función debe consistir en garan-
tizar la identidad normativa de la sociedad a través de la re-estabilización
de las expectativas institucionalizadas que han sido defraudadas. El bien
jurídico, por consiguiente, no nos servirá como criterio rector para deli-
mitar entre actos preparatorios, tentativa y consumación en aquellos deli-
tos patrimoniales que requieren sustracción. El delito no es la mera lesión
causal o final de bienes jurídicos sino que, propiamente, es una expresión
comunicativa de sentido contraria a la norma.
21
CARLOS PINEDO SANDOVAL
(10) En particular sobre esta problemática, SILVA SÁNCHEZ. Tiempos de Derecho Penal, p. 157 y ss.
22
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
En nuestro país, con fecha 30 de setiembre del año 2005, el Pleno Ju-
risdiccional de Vocales de la Corte Suprema de la República emitió sen-
tencia plenaria fijando posición respecto al momento de la consumación
en el delito de robo agravado. El punto de partida de la referida sentencia
fue la equivalencia estructural entre los delitos de hurto y robo, señalán-
dose que: “La acción de apoderarse mediante sustracción, materialmen-
te, define al delito de hurto y, por extensión, de robo, como uno de resul-
tado y no de mera actividad. Este entendimiento de ambos delitos, a su
vez, fuerza a entender no solo que el agente desapodera a la víctima de la
cosa –adquiere poder sobre ella– sino también, como correlato, la pérdida
actual de la misma por parte de quien la tuviera, situación que permite di-
ferenciar o situar en un momento diferenciado la desposesión del desapo-
deramiento. En tal virtud, el criterio rector para identificar la consuma-
ción se sitúa en el momento en que el titular o poseedor de la cosa deja
de tener a esta en el ámbito de protección dominical y, por consiguien-
te, cuando el agente pone la cosa bajo su poder de hecho. Este poder de
hecho –resultado típico– se manifiesta en la posibilidad de realizar sobre
la cosa actos de disposición, aun cuando solo sea por un breve tiempo, es
decir, cuando tiene el potencial ejercicio de facultades dominicales; solo
en ese momento es posible sostener que el autor consumó el delito”(11).
Conforme se observa, nuestra Corte Suprema se adhirió a la teoría de
la disponibilidad, imitando el criterio asumido con anterioridad por la
23
CARLOS PINEDO SANDOVAL
Resulta meritorio, entonces, que nuestra Corte Suprema –si bien li-
mitándose a imitar la experiencia chilena– haya adoptado un criterio
compatible con el contenido adscriptivo de la propiedad(15) –que guarda
relación con las facultades de disposición–, por el cual el desplazamien-
to posesorio requiere para la consumación que se configure una situación
(12) Vide Sentencia de la Corte Suprema del 16 de junio de 2004, rol Nº 1611-04, en CARNEVALI, en: Polí-
tica Criminal. Nº 1, 2006, A 2, p. 13.
(13) Así lo entendía un gran sector de la jurisprudencia antes de la publicación de la Sentencia Plenaria
N° 01-2005/DJ-301-A. Por ejemplo, en la Ejecutoria Suprema del 31/08/04, R.N. N° 1750-2004-Callao:
“Es de precisar que el delito de robo se llegó a consumar, pues aun cuando finalmente se interceptó a los
acusados y se recuperó el vehículo sustraído, estos tuvieron el auto en su poder por un espacio de tiempo
–aun cuando breve– que posibilitó una relativa o suficiente disponibilidad sobre el mismo; los reos no
fueron sorprendidos in fraganti o in situ, y la persecución por la propia víctima no se inició sin solución
de continuidad, sino cuando pudo conseguir ayuda de un colega taxista; por tanto se asume –en la línea
jurisprudencial ya consolidada de este supremo tribunal– la postura de la illatio para deslindar la figura
consumada de la tentada, en cuya virtud la línea delimitadora, se da en la disponibilidad de la cosa sus-
traída por el agente, siquiera sea potencialmente –la cual puede ser, como en el caso de autos, de breve
duración– sin que se precise la efectiva disposición del objeto material”. (En: URQUIZO OLAECHEA.
Código Penal. T. I, p. 188).
(14) Cfr. CARNEVALI, en: Política Criminal. N° 1, 2006, A 2, p. 15.
(15) No vamos a discutir aquí si en lugar de esta teoría basada en la “perspectiva del autor”, se debió partir de
una visión de la problemática desde la mirada del afectado, al respecto vide, YÁÑEZ, en: Política Crimi-
nal. N° 7 (2009), p. 2 y ss.
24
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
25
CARLOS PINEDO SANDOVAL
26
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
27
CARLOS PINEDO SANDOVAL
28
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
29
CARLOS PINEDO SANDOVAL
30
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
(38) Si, por ejemplo, de los hechos no puede interpretarse inequívocamente que la violencia física ejercida
contra la víctima forma parte de un riesgo penalmente prohibido contra el patrimonio.
(39) Por ejemplo, si el agente ha ingresado al inmueble de la víctima rompiendo algún obstáculo.
(40) Este delito (artículo 317-A) ha sido recientemente incorporado mediante Ley Nº 29859, publicada el día
3 de mayo de 2012 en el diario oficial El Peruano.
(41) GARCÍA CAVERO. Derecho Penal. Parte General, p. 732.
31
CARLOS PINEDO SANDOVAL
32
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
33
CARLOS PINEDO SANDOVAL
El artículo 187 del Código Penal, establece que será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de un año, quien “sustrae un bien
mueble ajeno con el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve”. Por su
parte, y siguiendo el mismo esquema, en el artículo 189-B, se establece
la misma sanción –aunque pudiendo optar el juez por imponer la presta-
ción de servicios a la comunidad–, para quien, “sustrae ganado ajeno, con
el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve, directa o indirectamente
en un plazo no superior a setentidós horas”(47). La doctrina nacional que
se ha ocupado del tema no ha podido explicar convincentemente cuáles
son las razones suficientes –¿existen?– para mantener en el Código Penal
este tipo de figuras ya superadas en otros ordenamientos jurídicos(48). Al
respecto, la doctrina nacional mayoritaria recurre a dos tipos de argumen-
tos: Uno de política criminal y otro de carácter dogmático –la faceta sub-
jetiva del ilícito entendida como “finalidad” de obtener un provecho tem-
poral sobre el bien–. Así, apelando a razones de política criminal, Fidel
Rojas(49) señala que el hurto de uso, conocido también como hurto de uso
impropio, ingresa en nuestro Código Penal para racionalizar –relativa-
mente– la aplicación del hurto común a supuestos de hecho de mínima
vehículo de servicio público que manejaba el agraviado tratando de sustraerle el dinero producto de su
trabajo; acto ilícito que no llegó a consumarse, debido a la resistencia que puso de manifiesto el agravia-
do, quien, con ayuda de su cobrador y dos personas más, lograron aprehenderlo y conducir a la depen-
dencia policial juntamente con el arma que portaba” (En: URQUIZO OLAECHEA. Código Penal. T. I,
p. 642).
(47) No vamos a ocuparnos aquí de analizar la cuestión de si acaso el “ganado” no tiene la condición de “bien
mueble” con contenido patrimonial.
(48) En el caso chileno, tanto a nivel doctrinario como jurisprudencial, ya no se tienen dudas sobre la impo-
sibilidad de castigar el hurto de uso, al respecto y con amplias referencias, vide OLIVER CALDERÓN,
en: Revista de Derecho (Valparaíso), p. 362 y ss.
(49) ROJAS VARGAS. Delitos contra el patrimonio, v. I, 2000, p. 312.
34
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
35
CARLOS PINEDO SANDOVAL
(54) De ahí que autores como PEÑA CABRERA FREYRE. Derecho Penal. Parte Especial. T. II, p. 215 y ss,
se vean en la necesidad de sostener que la cuantía del bien también deba ser exigible para el artículo 187
del CP.
(55) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 99.
(56) Ídem.
(57) La misma lógica utilizada para criticar este artículo resulta plenamente aplicable para el caso del artículo
189-B del Código Penal.
36
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
37
CARLOS PINEDO SANDOVAL
(60) GÁLVEZ VILLEGAS/ROJAS LEÓN. Derecho Penal. Parte Especial. T. II, p. 745.
(61) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 105.
38
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
39
CARLOS PINEDO SANDOVAL
(63) En el mismo sentido, CARO JOHN, en: Normativismo e imputación jurídico-penal, p. 169.
(64) JAKOBS. Derecho Penal. Parte General, p. 374.
40
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
(65) POLAINO NAVARRETE. Instituciones de Derecho Penal, p. 319, quien intenta una “Sistematización de
los delitos subjetivamente configurados”, no logrando, según nuestro parecer, una delimitación precisa
debido a la ambigüedad de las clasificaciones, cuyos límites conceptuales se diluyen por imprecisos.
(66) Cfr. CARO JOHN, en: Normativismo e imputación jurídico-penal, p. 169.
(67) Ibídem, p. 168.
(68) JAKOBS, en: Estudios de Derecho Penal, p. 297.
(69) Así, VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal. Parte Especial. T. II.A., p. 62; BRAMONT-ARIAS TO-
RRES/GARCÍA CANTIZANO. Manual de Derecho Penal. Parte Especial, p. 305.
41
CARLOS PINEDO SANDOVAL
VI. RESUMEN
42
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
43
CARLOS PINEDO SANDOVAL
VII. BIBLIOGRAFÍA
44
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
45
CARLOS PINEDO SANDOVAL
46
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES
47
La relevancia del valor del bien mueble
para la configuración del hurto agravado
(*) Abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor por la Universidad de Sa-
lamanca, España. Magíster en Derecho con mención en Ciencias Penales en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Profesor de Derecho Penal de la Universidad de Piura. Miembro del Estudio Oré
Guardia.
(1) Artículo 185.- El que, para obtener provecho, se apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o
parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de tres años. Se equiparan a bien mueble la energía eléctrica, el gas,
el agua y cualquier otra energía o elemento que tenga valor económico, así como el espectro electromag-
nético y también los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de Límites Máximos de
Captura por Embarcación.
(2) Artículo 444.- Hurto simple y daño.- El que realiza cualquiera de las conductas previstas en los artícu-
los 185 y 205, cuando la acción recae sobre un bien cuyo valor no sobrepase una remuneración mínima
49
EDUARDO ORÉ SOSA
vital, será reprimido con prestación de servicios comunitarios de cuarenta a ciento veinte jornadas o con
sesenta a ciento ochenta días multa, sin perjuicio de la obligación de restituir el bien sustraído o dañado.
(3) Alguien podría considerar que se debe estar al valor de adquisición del bien; no obstante, más allá de que
pueden existir bienes en los que esto no resulta aplicable (v. gr. el manuscrito original de una importante
novela; una pintura en poder de su propio autor; bienes recibidos a título gratuito; etc.), consideramos,
con Rojas Vargas, que “el valor patrimonial económico es de naturaleza objetiva y está dado por el valor
de cambio en el mercado de bienes al momento de la sustracción”, vide ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos
contra el patrimonio. Grijley, Lima, 2000, p. 138. En el mismo sentido, GONZÁLEZ RUS, Juan José.
“Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico”. En: AA.VV. Derecho Penal español.
Parte Especial. Cobo del Rosal (coord.), 2ª edicion, Dykinson, Madrid, 2005, p. 457, quien señala que la
valoración de la cosa “debe hacerse conforme a los precios de mercado, sin incluir el valor afectivo, que,
de existir, podrá ser tomado en cuenta a efectos de responsabilidad civil”.
(4) Artículo 186.- Hurto agravado
El agente será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si el hurto
es cometido:
1. En casa habitada.
2. Durante la noche.
3. Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos.
4. Con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calamidad pública o desgracia particular del
agraviado.
5. Sobre los bienes muebles que forman el equipaje de viajero.
6. Mediante el concurso de dos o más personas.
La pena será no menor de cuatro ni mayor de ocho años si el hurto es cometido:
1. Por un agente que actúa en calidad de integrante de una organización destinada a perpetrar estos
delitos.
2. Sobre bienes de valor científico o que integren el patrimonio cultural de la Nación.
3. Mediante la utilización de sistemas de transferencia electrónica de fondos, de la telemática en general
o la violación del empleo de claves secretas.
4. Colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.
5. Con empleo de materiales o artefactos explosivos para la destrucción o rotura de obstáculos.
6. Utilizando el espectro radioeléctrico para la transmisión de señales de telecomunicación ilegales.
7. Sobre bien que constituya único medio de subsistencia o herramienta de trabajo de la víctima.
8. Sobre vehículo automotor.
9. Sobre bienes que forman parte de la infraestructura o instalaciones de transporte de uso público, de sus
equipos o elementos de seguridad, o de prestación de servicios públicos de saneamiento, electricidad, gas
o telecomunicaciones.
50
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
Según Salinas Siccha, para estar ante la figura delictiva del hurto
agravado, se requiere la presencia de la totalidad de elementos típicos
del hurto básico, menos el elemento “valor pecuniario” indicado expresa-
mente solo para el hurto simple por el artículo 444 del Código Penal. Con
más detalle, este mismo autor sostiene que, por el principio de legalidad,
no se exige que el valor del bien mueble sustraído deba sobrepasar una
remuneración mínima vital para que se configure el hurto agravado; pues
la exigencia que se desprende del artículo 444 del Código Penal solo es-
taría prevista para el artículo 185, mas no para el hurto agravado regulado
en el artículo 186 del referido cuerpo de leyes(5).
Según Rojas Vargas, la figura agravada del hurto depende del tipo
básico, en tanto requiere de sus componentes típicos (ajenidad del bien
mueble, sustracción, apoderamiento, etc.), sin embargo, no existe total
dependencia, al exceptuarse los hurtos agravados del referente pecuniario
que otorga sentido jurídico al hurto básico, por mención expresa del ar-
tículo 444 del Código Penal(6).
La pena será no menor de ocho ni mayor de quince años cuando el agente actúa en calidad de jefe, cabe-
cilla o dirigente de una organización destinada a perpetrar estos delitos.
(5) SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. 4ª edición, Grijley, Lima, 2010, pp. 65 y 66.
(6) ROJAS VARGAS, Fidel. Ob. cit., p. 170.
51
EDUARDO ORÉ SOSA
telemático(7). En una obra reciente, sin embargo, señala que apoya “la
tesis de la necesidad de la cuantificación dineraria en el delito de hurto
agravado no solo por cuestiones de orden dogmático, sino también de po-
lítica criminal, orientadas por la idea de ajustar el ámbito de la interven-
ción del Derecho Penal a un mínimo de racionalidad; de modo que se
considere tales conductas como faltas patrimoniales”(8).
(7) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Delitos contra el patrimonio. Rodhas, Lima, 2009, p. 58.
(8) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. “La cuantía en el delito de hurto agravado en el Acuerdo Ple-
nario N° 4-2011/CJ-116. Su contraste con criterios normativos de interpretación sistemática”. En: Gaceta
Penal. N° 37, 2012, pp. 98-99.
(9) CASTRO TRIGOSO, Hamilton. Las faltas en el ordenamiento penal peruano. Grijley, Lima, 2008, p. 68.
(10) Dejamos a salvo el voto singular –podemos adelantar aquí compartido– del magistrado Supremo Víctor
Prado Saldarriaga.
52
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
53
EDUARDO ORÉ SOSA
IV. COMENTARIO
(11) MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 8ª edición, Barcelona, Reppertor, 2008, p. 608.
(12) MUÑOZ CONDE, Francisco. Derecho Penal. Parte General. 15ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia,
2008, p. 473.
(13) ARIAS EIBE, Manuel José. “Graduación del desvalor y reproche en el marco de la estructura esencial
y accidental del delito”, pp. 7-8. En: Derecho Penal. Sitio de internet dirigido por el Prof. José Hurtado
Pozo, vide <http://perso.unifr.ch/derechopenal/documentos/articulos>.
54
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
55
EDUARDO ORÉ SOSA
proporcionalidad: no aplicar una pena privativa de libertad ante hechos de insignificante desvalor antiju-
rídico (léase, faltas).
(17) Vide PINEDO SANDOVAL, Carlos. “Fundamento legal, dogmático y político-criminal para la exigen-
cia de una cuantía del bien en los delitos de hurto y daños. El impasible silencio del Acuerdo Plenario
N° 4-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal. N° 34, 2012, p. 29.
(18) Ibídem, pp. 25-26.
56
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
(19) Como señala Díez Ripollés, los conocimientos y opiniones de los expertos (en política criminal) se han
desacreditado y ya no son determinantes en la adopción y contenido de las decisiones legislativas; en
contrapartida, “la experiencia cotidiana del pueblo, su percepción inmediata de la realidad y los conflic-
tos sociales, han pasado a ser un factor de primera importancia a la hora de configurar las leyes penales,
y pugna por serlo también en la aplicación legal. Lo novedoso, sin embargo, no es que tales experiencias
y percepciones condicionen la creación y aplicación del Derecho, algo legítimo en toda sociedad demo-
crática, sino el que demanden ser atendidas sin intermediarios, sin la interposición de núcleos expertos
de reflexión que valoren las complejas consecuencias que toda decisión penal conlleva. Los potadores
de esos nuevos conocimientos son la opinión pública creada por los medios populares de comunicación
social, las víctimas o grupos de víctimas y, en último término, el pueblo llano”. DÍEZ RIPOLLÉS, José
Luis. La política criminal en la encrucijada. B de F, Buenos Aires, 2007, pp. 79-80.
(20) Según García Pablos de Molina, los rasgos y características del modelo de intervención penal de la se-
guridad ciudadana serían los siguientes: a) protagonismo de la delincuencia convencional y correlativo
trato de favor de la criminalidad de los poderosos; b) prevalencia del sentimiento colectivo de insegu-
ridad ciudadana y de miedo al delito; c) exacerbación y sustantividad de los intereses de las víctimas;
d) populismo y politización partidista; e) endurecimiento del rigor penal y revalorización del componen-
te aflictivo del castigo; f) confianza sin límites en los órganos estatales del “ius puniendi” y despreocupa-
ción por el sistema de garantías que controle este; g) implicación directa de la sociedad en la lucha con-
tra la delincuencia, v. gr. medidas de autoprotección (seguridad privada) y colaboración con la policía;
h) paradigma del “control” como nuevo enfoque criminológico del problema delincuencial, esto es, el
crimen ya no obedecería a factores sociales (etiología del delito), sino a defectos del control social, vide.
GARCÍA PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos.
Iuris Consulti – San Marcos, Lima, 2006, pp. 582-587.
57
EDUARDO ORÉ SOSA
(21) A pesar de que la Constitución establece que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación,
rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, los hechos han terminado por demostrar que
estos postulados poco tienen que ver con una realidad lacerante en la que el cumplimiento de estas con-
denas puede tener efectos criminógenos. Con lo cual, una vida sin delito tras el cumplimiento de una
condena, parece convertirse en una vana ilusión, en una quimera, pues no se crean las condiciones para
una adecuada “reincorporación” del penado a la sociedad. Y es que la imagen de los centros peniten-
ciarios dista mucho de aquella de hace unos pocos siglos, cuando la prisión fue concebida –gracias al
pensamiento ilustrado del siglo XVIII– como una alternativa humanitaria a la pena capital, al tormento o
al exilio. Hoy en día, muchas prisiones constituyen un microcosmos en el que imperan la promiscuidad,
el hacinamiento, las reyertas o la corrupción. Ambientes degradantes en los que difícilmente se puede
aprender a vivir en comunidad. En este contexto, la reserva del fallo condenatorio y la suspensión de la
ejecución de la pena constituyen medidas que surgen como alternativa a las penas privativas de libertad
de corta duración. Para mayores referencias, vide ORÉ SOSA, Eduardo. Temas de Derecho Penal. Edito-
rial Reforma, Lima, 2009, p. 215 y ss.
(22) Vide ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual Derecho Procesal Penal. Editorial Reforma, Lima, 2011,
pp. 208 y 392-395, donde se señala que en atención al principio de economía procesal, se busca la su-
presión de formalismos engorrosos, la simplificación o reducción de actos procesales a fin de obtener
una decisión final en el menor tiempo posible, todo esto dentro del marco constitucional establecido
por nuestro ordenamiento constitucional; constituyen así, para este mismo autor, una manifestación
clara del principio de economía las siguientes instituciones: a) la terminación anticipada y b) la conclu-
sión anticipada de proceso. El principio de oportunidad también constituye un ejemplo claro de que no
todo comportamiento punible importa una condena, pues, en este caso, la abstención en el ejercicio de
la acción penal trunca la formalización de la investigación preparatoria o la disposición de un auto de
enjuiciamiento.
58
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
(23) Al respecto, ROJAS VARGAS considera que esta agravante, la de colocar a la víctima o su familia en
una grave situación económica, tiene como fundamento un criterio de resultado objetivo, entendiendo
que no supone necesariamente un estado de pobreza o indigencia; que ha de apreciarse, más bien, una
notoria y significativa dificultad para superar las necesidades económicas inmediatas propias o subvenir
las familiares; ni requiere que la situación de gravedad sea permanente, vide ROJAS VARGAS, Fidel.
Ob. cit., pp. 289-293.
(24) Según el artículo 515 del derogado Código Penal español (texto refundido de 1973):
Artículo 515. Los reos de hurto serán castigados:
1° Con la pena de presidio mayor si el valor de la cosa hurtada excediere de 100,000 pesetas.
2° Con la pena de presidio menor si el valor de la cosa hurtada excediere de 25,000 pesetas y no pasare
de 100,000 pesetas.
3° Con la pena de arresto mayor si excediere de 2,500 pesetas y no pasare de 25,000 pesetas.
4° Con arresto mayor si no excediere de 2,500 pesetas y el culpable hubiere sido condenado anterior-
mente por delito de robo, hurto, estafa, apropiación indebida, cheque en descubierto o receptación, o dos
veces en juicio de faltas por estafa, hurto o apropiación indebida.
59
EDUARDO ORÉ SOSA
V. A MANERA DE CONCLUSIÓN
60
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO
61
La cuantía en el delito de hurto agravado
El Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116
y los criterios normativos
de interpretación sistemática (teoría del delito)
I. A MODO DE INTRODUCCIÓN
(*) Profesor de la Maestría en Ciencias Penales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
(UNMSM). Docente de la Academia de la Magistratura (AMAG). Fiscal Adjunto Superior adscrito en
la Primera Fiscalía Suprema Penal. Magíster en Ciencias Penales por la UNMSM. Título en Posgrado en
Derecho Procesal Penal por la Universidad Castilla - La Mancha (Toledo - España). Exasesor del Despa-
cho de la Fiscalía de la Nación.
63
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
Convenimos, por tanto, que los tipos penales recogen modelos valio-
sos de conducta; si bien se penaliza el acto de matar, de lesionar a al-
guien, de apropiarse de la propiedad ajena, etc., lo que en realidad se
propone con ello, es que las personas adecuen un proceder conductivo
–en sociedad–, a un respeto irrestricto a los bienes jurídicos ajenos; por
tales motivos, se tiene que la norma jurídico-penal viene a expresar des-
cripciones fácticas, que los individuos no pueden acometer, bajo amena-
za de ser sancionados con una pena. Es así que pone en manifiesto una
función protectora e informadora del tipo penal, donde el legislador ha de
dar contenido a la conducta típica, mediando la utilización de una serie
de elementos, en cuanto componentes objetivos y subjetivos, definiendo
el supuesto de hecho que da lugar al juicio de tipicidad penal.
(1) Así, Mezger al sostener que los diferentes tipos de la Parte Especial del Código pueden ser referidos a un
número de tipos de fundamentales (básicos), que constituyen, por así decirlo, la espina dorsal del Siste-
ma en la Parte Especial del Código. MEZGER, Edmund. Tratado de Derecho Penal. Editorial bibliográ-
fica Argentina, Buenos Aires, p. 1958.
(2) Cfr. PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. T. I, Rodhas, Lima, 2004, p. 364.
64
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(3) BACIGALUPO, E. Derecho Penal. Parte General. Temis, Santa Fe de Bogotá, 1996, p. 231.
(4) A decir de Calderón Cerezo y Choclán Montalvo, los nuevos tipos penales así formados pueden de esta
forma expresar una agravación (tipos cualificados) o una atenuación (tipos privilegiados) del contenido
del injusto o de la culpabilidad, pero en la relación entre delito básico y el tipo cualificado o privilegia-
do hay igualdad de infracción jurídica, esto es, tienen la misma función de protección o protegen el
mismo bien jurídico. Derecho Penal. Parte General. 2ª edición, Barcelona, 2001, p. 186.
(5) RODRÍGUEZ DEVESA, J.M. y SERRANO GÓMEZ, A. Derecho Penal español. Parte General. Di-
ykinson Libros, Madrid, 1995, p. 421; Vide, al respecto, PEÑA CABRERA, R. Tratado de Derecho
Penal. Estudio Programático de la Parte General. Grijley, Lima, 1997, p. 286.
65
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
tipo básico; pero jurídicamente surge un delito que posee una relativa
independencia(6).
66
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(8) Así, CANCHO ALARCÓN, R.E. “La cuantía en el delito de hurto agravado: un análisis crítico del
Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal y Procesal Penal. Nº 33, Gaceta Jurídica, Lima,
marzo de 2012, p. 32.
67
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
artículo 444 del CP; a tal efecto, si el valor del bien no es superior a una
RMV, la conducta es reputada como falta, por lo que la sanción punitiva
es Prestación de Servicios a la Comunidad y no una pena efectiva de pri-
vación de libertad, lo que se corresponde plenamente con los principios
de mínima intervención y de racionalidad, que ha de guiar la interven-
ción del Derecho Penal, en un orden democrático de derecho. No debe
saturarse la Justicia Penal (ordinaria), con hechos que no cuentan con un
suficiente grado de desvalor del injusto; valoración que permite dar res-
puestas jurídico-penales diversas, ante conductas –en sí–, de variado con-
tenido material.
68
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(9) Así, Prado Saldarriaga –en su voto singular (Fundamento 3)–, al indicar que ha sido tradición den el
Derecho Penal nacional el distinguir la naturaleza jurídica de las infracciones penales consistentes en el
apoderamiento de bienes muebles ajenos mediante destreza y sin empleo de violencia sobre las personas,
a partir del valor económico que aquellos poseen (artículo 386 del Código Penal de 1924). Por tal razón
el artículo 444 del Código Penal vigente, señaló expresamente que el hurto falta sería aquel donde el
valor del bien mueble apoderado no fuera superior a una remuneración mínima vital. Por consiguiente,
se trataría siempre de un hurto delito cuando el valor del objeto de acción de la infracción cometida fuera
superior a dicho monto. En consecuencia, de modo implícito tal magnitud económica constituye también
un elemento típico para la configuración del delito previsto en el artículo 185 aunque en dicha norma la
redacción empleada no lo exija expresamente (…)”. Cfr. RAMOS TAPIA, Mª.I. Derecho Penal. Parte
General. VV.AA. Dtco. Zugaldía Espinar, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 408.
(10) Así, CANCHO ALARCÓN, R.E. “La cuantía del delito de hurto agravado: un análisis crítico del Acuer-
do Plenario N° 04-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. N° 33, Gaceta Jurídica, Lima,
marzo de 2012, p. 28.
(11) Ibídem, p. 33.
(12) PINEDO SANDOVAL, C.A. “Fundamento legal, dogmático y político-criminal para la exigencia de una
cuantía del bien en los delitos de hurto y daños”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 34, Gaceta
Jurídica, Lima, abril de 2012, pp. 23-24.
69
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
(13) Vide, al respecto, PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. Ob. cit.,
pp. 1049-1060.
(14) Es sabido, que las denominadas “condiciones objetivas de punibilidad”, han de estar incluidas en la com-
posición normativa del tipo legal en cuestión.
(15) RAMOS TAPIA, Mª. I. Ob. cit., p. 408.
(16) A decir de Moreno Torres Herrera, (…) afirmar la necesidad de pena supone que previamente se ha
constatado la existencia del merecimiento de pena, lo que depende única y esencialmente de la concu-
rrencia del desvalor de la acción. MORENO-TORRES HERRERA, M.R. Derecho Penal. Parte general.
VV.AA. Dr. Zugaldía Espinar, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 837.
70
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(17) Así, Cancho Alarcón, al señalar que “(...) el objeto sobre el que recae materialmente la acción típica
(bien mueble) es un elemento del tipo que el legislador ha decidido utilizar para la protección del interés
jurídico patrimonio, de tal manera que si este posee un valor mayor a una remuneración mínima vital se
habrá afectado dicho bien jurídico con una intensidad tal que el hecho merece ser sancionarse como de-
lito, pero si no sobrepasa dicho monto el hecho constituirá una falta contra el patrimonio, siendo este un
parámetro de configuración del tipo que no puede eludirse de manera alguna”. CANCHO ALARCÓN,
R.E. Ob. cit., p. 31.
(18) Ibídem, p. 30.
71
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
Quintero Olivares, escribe que los casos que en un hecho típico, in-
justo y culpable no se castigan –por falta de presupuestos de la punibili-
dad– están legalmente tasados. Fuera de ellos, la posible inconveniencia
de imponer una pena no tendrá otra vía para resolverse que la del indulto
a través del procedimiento establecido para su concesión(19).
Puede decirse, que en casos de que el bien sea menor a una RMV,
se advierte una menor dosis de ofensividad, pero no puede postularse en
serio que sea un elemento accidental, que define la punibilidad de la con-
ducta parta evitar la “bagatelización” de la intervención penal(20); la cuan-
tía no esta incluida en los alcances normativos del artículo 185 del CP,
mas su condición de elemento normativo, parte de una integración con
lo dicho en el artículo 444 del CP. Y, el hecho de que la conducta haya de
ser reputada como una falta, no significa que el Derecho Penal no inter-
venga(21), sino que lo haga mediando otras variantes de sanciones puni-
tivas. Máxime, cuando producto de la dación de la Ley Nº 29407, tanto
en las faltas contra la persona y contra el patrimonio, son susceptibles de
imponer una pena de privación de la libertad, en el caso del agente rein-
cidente, lo cual lógicamente estamos en total desacuerdo(22). Por consi-
guiente, temas tan delicados –como el que nos ocupa–, demanda un aná-
lisis riguroso, tanto dogmático como de política criminal.
(19) QUINTERO OLIVARES, G. Manual de Derecho Penal. Parte General. 3ª edición, Aranzadi, Cizur
Menor, 2002, p. 446.
(20) Así, PINEDO SANDOVAL, C.A. Ob. cit., p. 29.
(21) Restrictivas de derechos y multa.
(22) Cfr., PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. T. II, cit., pp. 410-412.
(23) Mezger afirma que el necesario “complemento” es siempre parte integrante del tipo. Pero el tipo ya
completado cumple exactamente las mismas funciones que en los casos normales, sobre todo en lo que
concierne a su significación como fundamento de la antijuricidad y como objeto de referencia de la cul-
pabilidad penal. MEZGER, Edmund. Ob. cit., p. 354.
72
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(24) Ídem.
(25) A decir, de Prado Saldarriaga –en su voto singular (Fundamento 4)–: “(…) No existe, (…), un delito de
hurto agravado sino delito de hurto con agravantes. El delito de hurto con agravantes consistirá siempre
en el apoderamiento de un bien mueble ajeno cuyo valor sea superior a una remuneración mínima vital,
pero tiene que ser cometido con la concurrencia de cualquiera de las circunstancias agravantes específi-
cas que se detallan en el artículo 186 del CP (…)”.
(26) De opinión contraria, Salinas Siccha, para quien las agravantes del delito de hurto agravado, descritas
en el artículo 186 del CP, requieren la presencia de la totalidad de elementos típicos del hurto básico,
a excepción del elemento “valor pecuniario”, pues conservan una relación al tipo penal básico, un es-
pecífico margen de autonomía operativa. SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte especial.
73
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
2ª edición, Grijley, Lima, 2007, p. 867 (Fundamento 9 del Acuerdo Plenario); propuesta que sigue este
autor de ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra el Patrimonio. Vol. I, Grijley, Lima, 2000, p. 170.
(27) Agrega el Tribunal Supremo (Fundamento 9), que con ello, además, se pone de manifiesto el carácter
residual de la falta de hurto. Por tanto, el hurto agravado no requiere del requisito del quantum
del valor del bien para su configuración; a nuestro entender, la naturaleza residual de las faltas contra
el patrimonio, ha de afirmarse con respecto a todos las formas emparentadas del hurto, pues carece de
sentido predicar dicho carácter residual, cuando por motivos de orden nocturno, el agente sustrae de su
víctima cinco soles y cuando en el día, este mismo agente arrebata de su víctima, la suma de trescientos
soles; mientras que en el primer caso, se deberá activar todo el aparato persecutorio del Estado –a pesar
de su insignificancia valorativa–, en la otra hipótesis se instará el procedimiento por faltas, donde las
partes confrontadas podrán hacer uso del mecanismo de la transacción y así dar por concluido el proce-
dimiento. Estamos ante un proceso de reforma procesal penal –conforme al modelo “acusatorio”–, donde
debe imperar el empleo de instrumentos de valoración, de selectividad y de racionalidad de la Justicia
Penal, de reservar el Proceso Penal para aquellas causas que develen hechos en realidad necesitados y
merecedores de pena, por lo que procesar meras bagatelas, importa ir contra la corriente de política cri-
minal que inspira la dación de la novel codificación procesal.
(28) Así, en la doctrina nacional, SALINAS SICCHA, R. Delitos contra el patrimonio. Iustitia, pp. 65-66;
ROJAS VARGAS, F. Delitos contra el patrimonio. Vol. I, Grijley, Lima, 2000, pp. 170-173.
(29) Así, Cancho Alarcón, al indicar que no (...) debe confundirse el principio de legalidad con la literalidad
en la interpretación. CANCHO ALARCÓN, R.E. Ob. cit., p. 30.
74
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(30) GÓMEZ TORRES, I. “La cuantía en el delito de hurto agravado. En busca de la correlación de concep-
tos dogmáticos de la parte general y de la parte especial del CP”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal.
Tomo 30, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2011, p. 108.
(31) Este mismo autor, siguiendo a Larenz y a otros autores de la literatura española, indica que para conside-
rar normas penales incompletas penales debemos acotar que estos fragmentos de normas deben ubicarse
dentro del mismo cuerpo normativo; asimismo, consideramos que su legitimidad se da por razones de
técnica y economía legislativa. GÓMEZ TORRES, I. Ob., cit., p. 109.
75
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
A decir de Maza Martín, cabe afirmar “(…), que los supuestos in-
corporados al artículo que en este momento examinamos, han de reunir
todos y cada uno de los elementos del tipo básico del hurto (…), para,
sobre ellos, incrementar la concreta característica que identifica a cada
subtipo agravado”(37).
Queda, claro entonces, que para poder afirmar la tipicidad penal del
delito de hurto cualificado (legislación penal española), el primer exa-
men a realizar, es determinar si es que la conducta incriminada cum-
ple a cabalidad con todos los elementos constitutivos del delito de hurto
propio.
(32) GONZÁLEZ RUS, J.J. “Delitos contra el Patrimonio (II)”. En: Estudios sobre el nuevo Código Penal de
1995. Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, p. 581.
(33) Actualmente fijado en 400 euros.
(34) Según el ordenamiento penal español, este es el valor que integra al delito, si es una suma inferior, es
constitutivo de una falta - artículo 623.1.
(35) Vide, al respecto, MESTRE DELGADO, E. Manual de Derecho Penal. Parte Especial, Delitos contra el
patrimonio y el orden socioeconómico, cit., p. 229; ROBLES PLANAS, R. y otros. Lecciones de Dere-
cho Penal. Parte especial, cit., p. 189.
(36) GONZÁLEZ RUS, J.J. Ob. cit., p. 581.
(37) MAZA MARTÍN, J.M. et al. Comentarios al Código Penal. Tomo III, Edersa, Madrid, 2000, p. 1767.
(38) Ibídem, p. 1766.
76
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(39) Fundamento 10 C.
77
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
¿Se necesita, por tanto, que el artículo 444 del CP, haga alusión de
forma expresa al hurto agravado? Consideramos que no, basta para ello,
hacer un esfuerzo intelectivo sostenido sobre criterios de integración y de
sistematización normativa.
(40) Así, Bramont-Arias Torres y García Cantizano, al señalar que para analizar la tipicidad objetiva del deli-
to de hurto simple, es necesaria la presencia de la cuantía, para distinguirla de la falta. Manual de Dere-
cho Penal. Parte especial. 3ª edición, San Marcos, Lima, 1997, p. 294.
(41) Así, Gómez Torres, al sostener que (…) se obvia la regla de que los tipos agravados, deben analizarse
siempre con relación a sus tipos básicos. GÓMEZ TORRES, I. Ob. cit., p. 111.
78
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO
(42) Ello al margen de reconocer que dichas figuras que atentan contra la vida humana, cuentan con cierto
nivel de autonomía normativa y conceptual con respecto al delito de homicidio simple; sin embargo, no
puede postularse a rajatabla su desvinculación legal e interpretativa.
79
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
(43) Así, el artículo 11 del CP, al estipular expresamente, que: “Son delitos y faltas las acciones u omisiones
dolosa o culposas penadas por la ley”.
(44) Ley que también modifica los artículos 55 y 56 del CP.
80
Robo a mano armada
Comentario al numeral 3
del artículo 189 del Código Penal
(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Socio del Estudio Balcázar & Balcázar
Abogados, Chiclayo.
81
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
(1) TOFAHRN, p. 87; BAJO FERNÁNDEZ, p. 396. Nuestro CP habla expresamente de delitos contra el
patrimonio.
(2) No se refiere el legislador, claro está, a una forma de responsabilidad objetiva, es decir, por el mero re-
sultado, pues ello violaría el principio de culpabilidad del artículo 12 del CP.
(3) En cuanto a la “portación” del arma, nos remitimos al comentario que se hará de la parte pertinente.
(4) El concepto de lesiones graves está tipificado en el artículo 121 del CP. Ningún supuesto de lesiones gra-
ves contenido en el capítulo de lesiones prevé la cadena perpetua. El legislador tampoco toma posición
respecto a la supuesta equiparación entre lesiones dolosas y las culposas que tienen lugar “acompañan-
do” al robo.
(5) Algunos supuestos, en principio, estarían fuera de este concepto. Piénsese en la actriz que murió de paro
cardíaco a causa de que la apuntaron con el arma.
(6) En este punto habría una similitud con el supuesto de asesinato del artículo 108, inciso 2 del CP. No se
establece nada con relación al robo con homicidio imprudente.
(7) TOFAHRN. Ob. cit., p. 87; una posición crítica en BACIGALUPO (p. 172) para quien encuentra en ello
una violación del principio de culpabilidad.
82
ROBO A MANO ARMADA
Lo antes dicho aplica a los casos usuales. Para los casos en que el
arma ni se muestra ni se pone en contacto directo con la víctima, habrá
que recurrir a la verdad de la afirmación profesada por el agente (es decir,
(8) De esta postura es Peña (p. 241) quien vincula el concepto bajo estudio con la aptitud del instrumento
“para producir lesiones graves”. No considero correcta esta postura porque incluso las lesiones no graves
dan lugar a la agravación del tipo básico como lo demuestra el artículo 189, segundo párrafo, primer nu-
meral. Pero al margen de ello, la regulación de la lesión efectiva es una clara prueba de que el supuesto
“a mano armada” no requiere, por ejemplo, que la escopeta sea efectivamente disparada.
(9) “En un sentido amplio o genérico, se considera arma a todo objeto capaz de producir un daño en el
cuerpo o la salud de una persona, mientras que en un sentido específico, es todo instrumento destinado a
ofender o a defender. Las armas propias son esos instrumentos que han sido fabricados a propósito para
esa misión, y las armas impropias son los objetos que, habiendo sido fabricados para otro destino, se
emplean ocasionalmente para originar un daño en el cuerpo o en la salud”. Voz “Robo”, en: Enciclopedia
Jurídica Omeba. Tomo XXV, Buenos Aires, 1980, p. 58. Mi postura incluye el “uso de armas tomadas en
el lugar del hecho” (Serrano/Serrano, p. 390).
(10) Por eso que las manos de un experto boxeador o de un karateka no califican como arma.
83
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
84
ROBO A MANO ARMADA
85
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
(18) No piensa así Peña (p. 242) quien exige el “uso efectivo del arma” para otorgar la agravante, cuestión
que no se puede predicar de una pistola de juguete o de fogueo en tanto no serían aptas para poner en
riesgo la vida o la salud de la víctima.
(19) Donna (p. 160) se encuentra en contra de otorgar la calidad de arma a aquella que esté descargada. Su
argumento es que “el peligro real debe ser juzgado ex post, con los elementos que se tengan, de un obser-
vador objetivo con los conocimientos reales sobre el arma.” Increíblemente acepta calificar como arma
“una lapicera, utilizada a modo de cortaplumas, amenazando un ojo”, lo que apoya nuestra tesis de que el
hecho de que el revólver esté descargado no le quita su naturaleza de arma (contundente).
(20) En mi opinión, no se requiere que se pruebe que la sangre está contaminada con el virus de VIH para la
configuración de la agravante, por cuanto cualquier líquido contenido en la jeringa, sea sangre o no, es
apto para poner en riesgo la integridad física de la persona (en contra: Bajo Fernández, 413). Como bien
se ha dicho, “lo decisivo, desde un punto de vista teleológico, no es la finalidad con la que se construyó
el instrumento, sino el peligro que de su uso se deriva, y el aumento del poder coactivo de la acción”
(Donna, 162). Para el Tribunal Supremo español la jeringuilla infectada de SIDA se conceptúa como
arma (Muñoz, 410). Obviamente la jeringuilla será considerada arma “siempre que lleve incorporada la
aguja” (Serrano/Serrano, p. 389).
86
ROBO A MANO ARMADA
87
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
88
ROBO A MANO ARMADA
entraña que el arma esté en capacidad de funcionar o que esté lista para
disparar. Desde esta óptica no calificarán como armas aquellas defectuo-
sas o descargadas, ni las “armas aparentes” ni las de juguete o aquellas
que estando cargadas no hayan sido desaseguradas(35). Una pistola descar-
gada no tiene aptitud para poner en peligro ni la vida ni la integridad físi-
ca de la víctima.
89
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
90
ROBO A MANO ARMADA
argumento de defensa, por ejemplo, que el arma era inofensiva (por ser
de fogueo, por ejemplo), pero este argumento es impertinente pues nadie
se puede defender sobre un presupuesto legal inexistente. Cuando una
persona conduce un vehículo bajo estado de ebriedad comete el delito
respectivo por el solo hecho de conducir en tal condición. En ese caso, la
producción de un fin concreto, aunque probable, no interesa. En la agra-
vante bajo estudio sucede lo contrario porque la producción del fin con-
creto, el despojo de las pertenencias del agraviado, sí interesa, así como
el modo en que se produjo, esto es, mediante intimidación que, guste o
no a los doctrinarios, corresponde valorar desde el punto de vista subje-
tivo, según un ciudadano promedio visto envuelto en una circunstancia
similar.
Así se dirá: “la sola circunstancia de portar el arma por parte del
agente a la vista de la víctima, al momento de cometer el robo, confi-
gura la agravante”(46). Si la víctima nunca vio el arma que portaba el
autor, entonces no se configurará la agravante. La razón que se aduce es
que la víctima se “atemorizó menos”(47). De otra opinión es Peña Cabre-
ra quien afirma: “se requiere que el agente utilice de forma efectiva el
arma en cuestión, en el caso de producirse el apoderamiento con sustrac-
ción; sin usarla pese a contar con ella, será un hurto y no un robo agrava-
do. No basta el hecho de llevar o portar un arma”(48). Aquí se aprecia la
presencia de los conceptos de portar, exhibir y usar, cuya conjunción en
la práctica puede captarse con la siguiente cita: “El uso de armas o me-
dios peligrosos no es el mero porte de las mismas sin exhibirlas y, a su
vez, la sola exhibición tiene que entenderse absorbida en la misma idea
de intimidación. La cualificación se produce cuando las armas o medios
son efectivamente utilizados, disparando, golpeando, agrediendo, y con
91
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
92
ROBO A MANO ARMADA
(50) ARROYO DE LAS HERAS y MUÑOZ CUESTA, citado por DONNA, p. 165.
(51) BRAMONT-ARIAS, p. 312.
93
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
94
ROBO A MANO ARMADA
95
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
4. En cuanto al concurso
También se ha dicho que “si del disparo acaecen lesiones graves,
habría que apreciar un concurso delictivo”, apreciación que no comparto
en vista de que existe un supuesto autónomo que subsume a las lesiones
graves. Me refiero al último párrafo del texto legal bajo comento(57).
96
ROBO A MANO ARMADA
Nuestro Código Penal es más claro que los códigos alemán y español
porque separa, en el primer párrafo del artículo 189 del CP, dos supues-
tos autónomos: “a mano armada” (inciso 3) y “con el concurso de dos o
más personas” (inciso 4), lo que significa que la circunstancia agravante
bajo estudio está pensada para un solo agente que perpetra el robo. De tal
forma que resulta ocioso discutir los supuestos efectos de la comunicabi-
lidad de las circunstancias en el tema bajo estudio, salvo para un caso sui
géneris: que se acredite (aunque ello es sumamente difícil) haber existi-
do un acuerdo previo entre los copartícipes de que no se porten o utilicen
armas en la ejecución del hecho, y uno de ellos, violando dicho pacto,
sorpresivamente extrae el arma. En tal supuesto coincido con Donna en
que “esta circunstancia no puede imputárseles a los otros cómplices”(62).
Toda vez que en dicho caso se activarán dos causales (inciso 3 e inciso
4), la problemática se resolverá en la práctica imponiendo mayor pena a
quien merece mayor reproche (quien usó el arma violando el pacto).
III. BIBLIOGRAFÍA
97
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
98
Robo agravado con arma de fuego
y tenencia ilegal de armas
Resolución de una añeja problemática concursal
(*) Docente de Derecho Penal y Procesal Penal en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad Nacional de Cajamarca y en la Universidad Privada del Norte. Abogado del área penal del
Consorcio Jurídico Castillo & Castillo Abogados.
(1) Código Penal
Artículo 189.- “La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años si el robo es cometido: (…) 3. A
mano armada (…)”.
99
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
dos acciones independientes; mientras que otra postura señala que más
bien se trataría de un concurso aparente, siendo que el robo agravado
“englobaría” al delito de TIAF. Incluso nuestra Suprema Corte ha segui-
do los alcances de esta última posición(2).
Por otro lado, la importancia del tema en cuestión, radica en que sus
alcances no solo son teóricos sino fundamentalmente prácticos, especial-
mente en el ámbito de la determinación de la pena, la prognosis de esta
como presupuesto de la prisión preventiva; y, sobre todo, porque de por
medio se encuentra el análisis de la vulneración o no del principio “ne bis
in idem”.
(2) Para un análisis detallado de los criterios doctrinales y jurisprudenciales sobre esta problemática, véase
ítem III.
100
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
(3) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte especial. 1ª reimp., Idemsa, Lima, 2005, p. 723.
(4) Para un análisis pormenorizado de los elementos del tipo básico, véase: SALINAS SICCHA, Ramiro.
Ob. cit., p. 723.
(5) VILCAPOMA BUJAICO, Walter. La calificación del delito de robo agravado. 1ª edición, Grijley, Lima,
2003, p. 63.
(6) Ibídem, p. 64.
101
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
102
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
(10) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte General. 1ª reimp., Grijley, Lima, 2006,
p. 680.
(11) Con amplitud véase: ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Manual de Derecho Penal. Tomo II, 5ª edición, Edi-
ciones Jurídicas, Lima, 1986, pp. 777-779.
(12) Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Ob. cit., pp. 682-683.
103
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
(13) Ibídem, p. 696. Sobre el concepto y contenido de este tipo de concurso como del denominado real,
véase: MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 6ª edición, Reppertor S.L., Barcelona,
2003, pp. 669-673; MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCÍA ARÁN, Mercedes. Derecho Penal. Parte
General. 4ª edición, Tirant lo Blanch, Barcelona, 2000, pp. 532-535; HURTADO POZO, José. Dere-
cho Penal. Parte General I. 3ª edición, Grijley, Lima, 2005, pp. 928-934.
(14) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Ob. cit., p. 702.
(15) KLUG, Urlich. “Sobre el concepto de concurso de leyes”. En: Problemas de la Filosofía y de la pragmá-
tica del Derecho. Alfa, México, 2002, p. 59 y ss.
104
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
Este autor señala que, desde el punto de vista lógico, existe un nú-
merus clausus de posibilidades de relación entre los tipos: estos solo po-
drán estar entre sí en relación de heterogeneidad, identidad, subordina-
ción o interferencia. La lógica de conceptos no dejaba abierta ninguna
otra posibilidad. Al analizar cuál era la relación lógica que se correspon-
día con cada uno de los principios de solución del concurso de leyes,
llegó a las siguientes conclusiones:
105
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
G.1 ESPECIALIDAD
Subordinación
(16) Como ya se señaló, la consunción para Klug será un caso de subsidiariedad tácita.
106
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
G.2 SUBSIDIARIEDAD
Interferencia
107
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
(18) Cfr. CARO CORIA, Dino Carlos. “El principio de ne bis in idem en la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional”. [Documento PDF] extraído el 26 de setiembre de 2012, actualizado el 26 de noviembre de
2012. Disponible en: <http://www.ccfirma.com/publicaciones/pdf/caro/El%20principio_de_ne_bis_in_
idem.pdf>.
(19) [Documento PDF] extraído el 26 de setiembre de 2012, actualizado el 26 de noviembre de 2012. Dispo-
nible en: <www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/02050-2002-AA.html>.
(20) Además, en el mismo fundamento, precisa: “(…) el elemento consistente en la igualdad de fundamento
es la clave que define el sentido del principio: no cabe la doble sanción del mismo sujeto por un mismo
hecho cuando la punición se fundamenta en un mismo contenido injusto, esto es, en la lesión de en un
mismo bien jurídico o un mismo interés protegido”.
108
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
o, si se quiere, que se inicien dos procesos con el mismo objeto. Con ello
se impide, por un lado, la dualidad de procedimientos (por ejemplo, uno
de orden administrativo y otro de orden penal) y, por otro, el inicio de un
nuevo proceso en cada uno de esos órdenes jurídicos (dos procesos admi-
nistrativos con el mismo objeto, por ejemplo)”.
En relación con el tema que nos ocupa, si es que llevamos hasta sus
últimas consecuencias la formulación de la faceta material de este princi-
pio, podemos decir que, así como está prohibido castigar dos veces por
un mismo hecho, del mismo modo estará prohibido valorar dos veces la
misma infracción. Siendo ello así, no vemos el inconveniente para sos-
tener que este principio se constituye en el fundamento del concurso de
leyes penales(21).
(21) En el caso del concurso de leyes nos encontramos en esta última vertiente, pues el análisis de la concu-
rrencia de tipos penales involucra, en último término y en un mismo proceso, la concurrencia o no de
sanciones y/o infracciones.
(22) AUTO del TC 329/1995 del 11 de diciembre. [Documento PDF] extraído el 23 de septiembre de 2012,
actualizado el 25 de noviembre de 2012. Disponible en: <http://tc.vlex.es/vid/-58121728>.
(23) [Documento PDF] extraído el 23 de setiembre de 2012, actualizado el 25 de noviembre de 2012. Dispo-
nible en: <tc.vlex.es/vid/1-u-25-c-fa-f-3-2-4-5-15354995>.
109
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
G.3
1. Criterios jurisprudenciales
En el Exp. N° 04240-95-LIMA(24) se ha dejado sentado que: “Que
teniendo en cuenta las forma y circunstancias en que tuvieron lugar los
hechos denunciados, la tenencia ilegal del arma de fuego en poder del en-
causado, no constituye delito independiente sino una agravante de la ten-
tativa de robo agravado (…) declararon HABER NULIDAD en la propia
sentencia, en la parte que condena a (…) por el delito de tenencia ilegal
de armas de fuego (…) reformándola ABSOLVIERON (…)”.
(24) GÓMEZ MENDOZA. Jurisprudencia penal. Tomo III, 1ª edición, Idemsa, Lima, 1997, pp. 80-81.
(25) GUÍA RÁPIDA DE JURISPRUDENCIA PENAL Y PROCESAL PENAL. División de Estudios Legales
de Gaceta Jurídica. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 103. El resaltado es nuestro.
110
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
(26) ROJAS VARGAS, Fidel. Jurisprudencia penal comentada. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009,
p. 323.
(27) DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA. Tomo 126, marzo, Lima, 2009, p. 236.
(28) CASTILLO ALVA, José Luis (director). Jurisprudencia penal. 1ª edición, Taller de Dogmática Penal
UNMSM, Jurista Editores, Lima, 2005, pp. 295-296.
111
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
(29) ÁVALOS RODRÍGUEZ, Constante Carlos y ROBLES BRICEÑO, Mery Elizabeth. Modernas tenden-
cias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema. 1ª edición Gaceta Jurídica, Lima, 2005,
pp. 255-256.
(30) DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA. Casuística de jurisprudencia penal. 1ª edición, Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2010, p. 416. El subrayado es nuestro.
112
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
nulidad”, siendo que este último fenómeno nos impide reseñar y analizar
sus argumentos; sin embargo, dicha limitación será subsanada con la cita
de los fundamentos vertidos por la doctrina, veamos.
2. Criterios doctrinales
A favor de la consideración de que la relación concursal es de na-
turaleza real, tenemos a Solano Chambergo(31), quien nos brinda las si-
guientes razones: a) El primer argumento se funda en la naturaleza plu-
riofensiva del delito de robo, señala: “(…) no puede perderse de vista su
naturaleza pluriofensiva de este proceder delictivo (ya que atenta además
contra la vida, cuerpo y salud, libertad), pero cuando es cometido dicho
delito haciendo uso de arma de fuego, el suscrito no comparte el crite-
rio de subsunción, ya que en propiedad nos encontramos ante un concur-
so real de delitos, en el robo se protege el bien jurídico antes menciona-
do, pero, en el caso del delito de tenencia ilegal de arma de fuego, el bien
jurídico protegido es la seguridad pública (…)”; b) El segundo argumen-
to se basa en la naturaleza del arma y en el trato desigual, expresa: “(…)
el caso concreto del robo agravado, así como puede cometerse haciendo
uso de arma de fuego, puede también cometerse usando un palo, un ver-
duguillo una piedra u otra clase de armas, (…), entonces, digo el por-
tar un verduguillo, un cuchillo, no es delito, en consecuencia no se me
puede hacer ninguna imputación penal si solo se me encuentra con al-
guno de esos objetos citados, pero el portar arma de fuego sí lo es y se
me puede procesar y llegar a condenar incluso, entonces, como se puede
dar el mismo trato al subsumir la conducta en el robo a mano armada,
cuando una clase de arma el solo poseerla y ser idónea para causar un
daño, la ley la ha tipificado como conducta delictiva, con el hecho de po-
seer otra arma cuya sola posesión no me hace desarrollar un tipo penal,
siendo así las consecuencias tienen que ser diferentes (…)”; c) El tercer
argumento se funda en la precedencia (carácter temporal) del delito de
TIAF respecto al de robo, refiere: “(…) para cometer el delito de robo
con uso de arma de fuego, se ha tenido primero que premunir de dicha
arma de fuego que al estar abastecida ya se incurrió en delito, pues ahí
estamos ante un delito de peligro abstracto, el solo hecho de portar un
(31) SOLANO CHAMBERGO, Raúl H. ¿El delito de robo agravado subsume al delito de TIAF? [Docu-
mento PDF] extraído el 3 de setiembre de 2012, actualizado el 9 de noviembre de 2012. Disponible en:
<www.uss.edu.pe/.../EL_DELITO_DE_ROBO_AGRAVADO_SUBSUME_AL_DELITO_DE_TIAF>.
113
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
arma de fuego con idoneidad para causar un perjuicio, sin contar con la
licencia respectiva hace que se desarrolle el tipo penal, por lo que al co-
meter el robo agravado se ha desarrollado otra conducta que está previs-
ta como delito y que amerita también una pena, ello es importante, pues
según el criterio a adoptarse va a incidir en la pena a imponerse conforme
al artículo 50 del Código Penal (…)”; y, d) El cuarto argumento de carác-
ter procesal, señala que: “(…) cabe preguntarse si se procede a investigar
solo el robo agravado porque la tenencia ilegal de arma de fuego se sub-
sume en el primer delito, en caso de no acreditarse responsabilidad penal
en el robo, se tendría que hacer nueva investigación relacionada a la te-
nencia ilegal del arma de fuego, lo que no ocurriría si la investigación es
por ambos delitos que de encontrarse responsabilidad en ambos se aplica-
ría las respectivas penas y de solo acreditarse uno de ellos se condena por
el hecho delictivo acreditado”.
114
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
115
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
(37) Debe precisarse que la tenencia ilegal de armas de fuego, solo es una de las distintas hipótesis normati-
vas que señala el artículo 279 de Código Penal.
(38) Dentro de esta creciente ola de “inflación penal”, puede entenderse la incorporación de los delitos de
reglaje y marcaje. Si bien es verdad, en un Estado social y democrático de Derecho, la punibilidad de
actos preparatorios resulta de dudosa legitimidad, también es verdad que las armas son “peligrosas” y
uno de los peligros que acarrean es la posibilidad de que se cometa con ellas un delito.
(39) POLAINO-ORTS, Miguel. “Delitos de posesión como Derecho Penal del enemigo”. En: Dogmática
Penal entre naturalismo y normativismo. Libro homenaje a Eberhard Struensee. Julio B. Maier/Marcelo
Sancinetti/Wolfgang Schone (directores). 1ª edición, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2011, p. 488.
(40) Sobre los cuestionamientos probatorios, véase: PASTOR, Daniel. Problemas procesales de los delitos de
tenencia. Ob. cit., pp. 443-460.
(41) ROXIN, Claus. Los delitos de tenencia. Ob. cit., p. 524.
116
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
difícil, y por ello, cuando esto se logra, se aplica una pena mucho más
alta(42).
V. CONCLUSIONES
(42) Solo, a manera de ejemplo, aunque esto no sea homogéneo en otros delitos, el delito de TIAF tiene como
pena “marco” entre seis y quince años de pena privativa de la libertad, en tanto que el robo agravado con
arma de fuego, la pena “marco” es entre doce y veinte años.
(43) Se estaría condenando al agente por dos delitos cuando en realidad cometió solo uno.
(44) En otros términos, el marco penal más grave del robo agravado ya tiene en cuenta la estructura típica del
delito de TIAF –la utilización del arma es un componente ontológico del robo–.
117
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
(45) Así debe entenderse los términos de la resolución recaída en el Expediente Nº 02382-2010-88-2001-JR-
PE-03, expedida por la Sala Penal de Apelaciones de Piura, el 22 de julio de 2012. [Documento PDF] ex-
traído y actualizado el 25 de noviembre del 2012. Disponible en: <http://segundasaladeapelacionespiura.
blogspot.com/2012/07/sentencia-absolutoria-robo-agravado-en.html>.
(46) Punto 3.2 del ítem III.
118
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
119
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
120
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS
121
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
122
El delito de robo agravado
con muerte subsecuente
Un debate constante en la definición
de los supuestos del tipo(*)
I. INTRODUCCIÓN
(*) Con colaboración en la selección de textos de la abogada Rocío del Pilar Portilla Guerrero.
(**) Fiscal Adjunto Superior Penal Titular. Profesor de la Universidad de San Martín de Porres - Filial
Lambayeque.
123
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
1. La conducta típica
Como ya se indicó, el tipo penal que se comenta se encuentra esta-
blecido en el artículo 189 del Código Penal:
124
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
(1) Al optar por la posición en que la mayoría de muertes producidas como parte de la violencia en el apode-
ramiento del robo agravado, consideramos que dicha decisión es dolosa, querida por el sujeto activo.
(2) La intimidación al igual que la violencia, ha de ostentar cierta relevancia e ir dirigida a neutralizar y
eliminar la actitud protectora de su patrimonio que hace que la víctima del delito pueda oponerse a la
comisión de este. En este caso, la entidad intimidatoria de la conducta del agente delictivo ha de ser
suficiente para condicionar el comportamiento de la víctima haciendo de ella un sujeto pasivo, incapaz
de defender lo que es suyo. Pero además, a diferencia de la violencia que ofrece una naturaleza más
objetiva, la intimidación, dado su componente psicológico, ha de tener una virtualidad efectiva, de modo
que el simple temor, no fundado, de la víctima que percibe como amenazante un comportamiento ajeno
que, en realidad ni lo es ni busca esa finalidad, no puede considerarse “intimidación” a los efectos de
la calificación penal de la conducta de sujeto pasivo. En: MAZA MARTÍN, José Manuel. Comentarios
al Código Penal. Tomo 3, Cándido Conde-PumpidoTourón y Jacobo López Barja de Quiroga, Editorial
Bosch, Barcelona, 2007, p. 1802.
(3) ROBLES PLANAS, Ricardo. Lecciones de Derecho Penal. Parte especial. Coordinador Jesús María
Silva Sánchez, Libros Jurídicos Atelier, Barcelona, 2006, p. 203.
125
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
126
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
127
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
es, para preparar, facilitar, etcétera), lo que exige una conexión objetiva
y subjetiva entre el homicidio y el robo; en cambio, refiriéndose al deli-
to de robo con muerte subsecuente, señala que para el sujeto activo, que
tiene el propósito de cometer un robo, la muerte es un resultado previsi-
ble, pero que no ha entrado en los planes del autor el robo, lo que implica
una conexión ocasional entre robo y homicidio(6).
(6) MARÍN, Jorge L. Derecho Penal. Parte especial. 2ª edición, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2008,
p. 408.
(7) Citando a Sebastián Soler, Peña Cabrera señala que la muerte resultante debe estar conectada, como en
los demás delitos preterintencionales, bajo la forma de responsabilidad culposa, porque lo que sea resul-
tado de un puro caso fortuito no es un resultado de la acción desplegada para robar. Cfr. PEÑA CABRE-
RA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., p. 255.
128
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
129
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
(8) Corresponde aquí mencionar lo expuesto por el profesor Salinas Siccha quien señala que ya en la prác-
tica judicial si la persona contra quien se hizo uso de la violencia o la amenaza es el propietario del bien
130
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
Así no podrá ser sujeto pasivo aquella persona que luego que se pro-
duce el apoderamiento trata de evitar que los delincuentes fuguen del
lugar de los hechos, entonces, encontraremos la concurrencia de dos de-
litos, por un lado el de robo agravado y luego el de homicidio para ocul-
tar un delito. Asimismo, cuando en el plan criminal los delincuentes han
previsto incluso la muerte de alguna persona que trate de impedirles el
acceso al lugar de los hechos, y ello ocurre con un vigilante que ni bien
ve llegar a los delincuentes los repele con el uso de su arma y como res-
puesta es abatido por los asaltantes, en este caso estaremos frente al de-
lito de robo agravado y al de homicidio para facilitar la realización de un
delito, y esto en cuanto a que aún la violencia o intimidación para procu-
rar el apoderamiento no ha ocurrido. En estos ejemplos advertimos que
son actos de violencia diferentes, con lo que es posible advertir concur-
so de dos delitos como son el de robo agravado y el del homicidio. Sin
embargo, dicha concurrencia de delitos no podrá ser admisible cuando la
violencia va dirigida al mismo sujeto, que ostenta la posesión del delito,
cuando por ejemplo sin que haya resistencia se le dispara para poder ob-
tener el dinero que tiene bajo su dominio, en esto, entonces, existirá pri-
mero un homicidio para facilitar un delito (aquí encajaría la violencia) y
en segundo lugar se presentaría un delito de hurto en la medida en la que
ya sin ninguna oposición, el delincuente tomaría los bienes muebles para
cuyo apoderamiento desarrolló previamente su plan criminal(9).
objeto del delito existirá una sola víctima y si por el contrario, se verifica que la persona que resistió la
violencia o amenaza del sujeto activo fue un simple poseedor legítimo, estaremos ante dos sujetos pasi-
vos: el propietario y el poseedor. En: SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. Grijley,
Lima, 2010, p. 125.
(9) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Ob. cit., p. 256.
131
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
(10) ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra el Patrimonio. Volumen I, Grijley, Lima, 2000, p. 348.
(11) SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 124.
132
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
5. La tentativa
Al constituir el delito de robo agravado con muerte subsecuente un
ilícito de resultado, concluimos que admite tentativa en las dos formas:
acabada e inacabada. En efecto, coloquémonos frente al caso en el que
se ejecuta un delito de robo agravado y se intensifica la violencia a fin
de procurar el apoderamiento, y como consecuencia de ello se causa la
muerte del sujeto pasivo, y justo antes de realizar la disponibilidad del
bien mueble apoderado, la policía interviene y captura a todos los asal-
tantes. Entonces, podemos afirmar que estamos frente a un caso de ten-
tativa. No debemos dejar de lado que estamos frente a un delito de robo
agravado, y que la consecuencia exige que la muerte resulte en fun-
ción del apoderamiento, entonces si no se produce el desplazamiento de
hecho que el robo agravado queda agravado, e incluso la calificación que
se considere podría ser robo agravado en grado de tentativa con muerte
subsecuente.
(12) Citando una jurisprudencia española, el profesor Ricardo Robles Planas señala que: La STS de 23 de
junio de 2001 (ponente Bacigalupo Zapater) precisa que de acuerdo con el actual artículo 242.2. del CP,
la violencia ejercida para proteger la huida o para impedir la defensa de la propiedad atacada con la
sustracción, forma parte del tipo del robo. Es cierto que dicha violencia solo es mencionada en el con-
texto de la agravación correspondiente al uso de armas, pero es evidente que tal agravación solo puede
operar en el robo precisamente porque el ejercicio de la violencia no solo forma del tipo como medio
para lograr la apropiación de la cosa, sino también para impedir la sustracción, la defensa inmediata de la
misma o para cubrir la huida del autor. ROBLES PLANAS, Ricardo. Ob. cit., p. 203.
133
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
134
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
135
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
Esta forma de abordar el tema supone que el actuar del sujeto activo
para acabar con la vida de la víctima ha de ser bajo el concepto de delito
preterintencional. En este se junta al dolo y a la culpa, como forma típi-
ca de la participación psicológica del sujeto en el hecho, la doctrina penal
se ha referido también a la preterintención como una tercera forma que
puede asumir tal participación psicológica. La intención se dirige a un
determinado hecho, pero se realiza uno más grave que el que ha sido que-
rido por el sujeto. El suceso obtenido excede en sus consecuencias al fin
que se propuso el agente. Para que se configure el delito preterintencional
la acción u omisión voluntaria del sujeto, la intención dirigida a un deter-
minado hecho dañoso, que por tanto es querido, y la realización efectiva
de un hecho dañoso más grave que el querido, que excede a la voluntad
136
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
137
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
138
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE
III. CONCLUSIONES
La muerte del sujeto pasivo no forme parte del plan criminal del su-
jeto activo, sino que sea una acción ocasional, circunstancial, esto es que
cegar la vida de la víctima sea una decisión a la que se vea obligado el
agente para poder acceder al apoderamiento del bien mueble.
IV. BIBLIOGRAFÍA
139
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
140
PARTE II
CASUÍSTICA
CASUÍSTICA / HURTO
143
ROBO Y HURTO
1 El artículo 886, inciso 5 del Código Civil, considera como bienes muebles a los “títulos valores de cual-
quier clase o los instrumentos donde conste la adquisición de créditos o de derechos personales”. Estos
últimos constituyen los certificados de participación en fondos mutuos y fondos mutuos de inversión en
valores, conforme se prevé en el artículo 261, inciso 1, de la Ley de Títulos Valores (Ley N° 27287). Los
primeros son documentos que representan o incorporan derechos patrimoniales, establecidos conforme a
las formalidades exigidas por la ley. Cuando figuran en un documento cartular, se les califica de títulos
valores materializados. Por el contrario, se les llama desmaterializados si “requieren su representación
y anotación en cuenta y su registro ante una institución de compensación y liquidación de valores”. En
ambos casos los derechos de los titulares se encuentran representados materialmente (en documentos o
en registro). Si puede concebirse sin mayores dificultades que los títulos valores materializados pueden
ser objeto de un hurto, es debido a que los documentos por ser objetos corporales son aprehensibles y
susceptibles de valor económico. Por el contrario, resulta problemático imaginar que los títulos valores
desmaterializados, reconocibles y comprobables únicamente por la inscripción legal, sean comprendidos
como objetos del delito de hurto. Véase, HURTADO POZO, José. “Relaciones entre el Derecho Penal
y el Derecho Civil respecto al delito de hurto en el Código Penal peruano”. En: Cuadernos de Derecho
Penal. Nº 5, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, 2011, p. 22.
2 Con la expresión “objeto material del delito” se hace referencia al sustento en el que se manifiesta el bien
jurídico penalmente protegido, y que constituye el objeto sobre el que recae la conducta delictiva. Así, en
el caso del delito de hurto el bien protegido es la propiedad (comprendida en el patrimonio, en su expre-
sión de posesión) y el objeto material es el bien concreto que se sustrae. Véase, HURTADO POZO, José.
“Relaciones entre el Derecho Penal y el Derecho Civil respecto al delito de hurto en el Código Penal
peruano”. Ob. cit., p. 14.
144
CASUÍSTICA / HURTO
setiembre de 2007, detectó que este Siendo así, la respuesta al caso que
venía manipulando su medidor se nos plantea pasa por determinar la
con la finalidad de reducir el re- naturaleza del delito que se le imputa
gistro mensual de su consumo. Por a Adolfo, esto es, del delito de hurto
esta razón, el día 3 de noviembre agravado en la modalidad de apode-
de 2007 se formalizó una denun- ramiento ilegítimo de energía eléctri-
cia penal contra Adolfo por el deli- ca realizado con destreza. Para ello,
to de hurto agravado en la modali-
resulta necesario traer a colación el
dad de apoderamiento ilegítimo de
energía eléctrica realizado con des- Acuerdo N° 2 del Pleno Jurisdiccio-
treza. Según los términos de la de- nal celebrado en Ica el 14 de noviem-
nuncia fiscal, Adolfo habría estado bre de 1998, en el que se estableció
apoderándose de forma indebida que la diferencia entre los delitos ins-
de energía eléctrica desde el 16 de tantáneos, continuados y permanentes
mayo de 2003, perjudicando a la depende de la estructura del hecho en
empresa eléctrica por un monto de cuestión. Se acordó: i) que los hechos
14 000 nuevos soles por concep- consumados en un solo acto deben re-
to de pago no facturado. Adolfo, putarse como delitos instantáneos, in-
quien pretende deducir una excep- dependientemente de la permanencia
ción de prescripción, nos consul- en el tiempo que puedan mostrar sus
ta a partir de qué momento se co- efectos; ii) que son delitos continua-
mienzan a computar los plazos de dos los que consisten en varias infrac-
prescripción de la acción penal en ciones a la ley que responden a una
este delito.
única resolución criminal fraccionada
en su ejecución; y iii) que son delitos
Respuesta: permanentes si, producida la consu-
mación, esta se mantiene en el tiem-
En nuestro ordenamiento jurídico el po durante un periodo cuya duración
comienzo del cómputo de los plazos está puesta bajo la esfera de dominio
de prescripción de la acción penal de- del agente.
pende de la determinación de la na-
turaleza del delito imputado. Así, en Ahora bien, tomando en cuenta lo
el artículo 82 del CP se ha estableci- acordado en el citado pleno, tene-
do que en los delitos instantáneos los mos que el hecho delictivo que se le
plazos de prescripción de la acción imputa a Adolfo (manipulación perió-
penal comienzan a partir del día en dica e indebida de su medidor de ener-
que se consumó; en el delito continua- gía eléctrica, realizado con la finalidad
do, desde el día en que terminó la ac- de evadir el pago real de su consumo
tividad delictuosa; y en el delito per- mensual de energía) está constituido
manente, a partir del día en que cesó por más de dos acciones, y que si bien
la permanencia. cada una constituye de por sí un delito
145
ROBO Y HURTO
consumado (hurto), todas ellas deben ilícita). En tal sentido, dado que el de-
ser valoradas como un solo delito con- lito de hurto agravado tiene previs-
tinuado3 de hurto de energía eléctrica. ta una pena privativa de la libertad
de no menor de tres ni mayor de seis
La situación planteada es muy pare- años, conforme a los artículos 80 y 83
cida al caso del cajero que durante in fine del CP, se puede afirmar que la
un largo periodo de tiempo se apode- acción penal, a la fecha, subsiste.
ra diariamente de una pequeña can-
tidad de dinero; aquí la doctrina y la
jurisprudencia considera, con acier- Conclusión
to, que no se cometen cientos de hur- Si bien la manipulación periódica e in-
tos (aunque cada acto aislado realiza- debida de un medidor de energía eléc-
do por el cajero sea un hurto), sino un trica, realizada con la finalidad de eva-
solo delito continuado de hurto por el dir el pago real del consumo mensual
importe total. La realización de ma- de energía, está constituido por más
nipulaciones periódicas a su medidor, de dos acciones, y cada una constituye
cada una de las cuales consideramos de por sí un delito consumado (hurto),
constituye de por sí una infracción, todas ellas deben ser valoradas como
no solo de la ley penal sino también un solo delito continuado de hurto, por
de la norma administrativa que regula cuanto obedecen a una misma resolu-
las concesiones eléctricas, obedecen a ción criminal: evadir el pago real del
una misma resolución criminal: evadir consumo mensual de energía eléctrica.
el pago real del consumo mensual de Siendo así el comienzo del cómputo
energía eléctrica.
de los plazos de prescripción de la
Por tales consideraciones, creemos acción penal en el delito en cuestión
que el comienzo del cómputo de los debe computarse desde el día en que
plazos de prescripción de la acción terminó la actividad delictuosa. En el
penal en el delito imputado a Adolfo caso en concreto se deberá contabili-
debe computarse desde el día en que zar desde el 27 de setiembre de 2007,
terminó la actividad delictuosa, esto momento en que se realizó el opera-
es, desde el 27 de setiembre de 2007, tivo y se cortó en forma definitiva el
momento en que se realizó el opera- servicio (y no desde el 16 de mayo
tivo y se cortó en forma definitiva el de 2003, fecha de la primera conduc-
servicio (y no desde el 16 de mayo de ta ilícita). En tal sentido, dado que el
2003, fecha de la primera conducta delito de hurto agravado tiene prevista
3 El delito continuado es una forma de progresión delictiva en la que cada acto no constituye un injusto
nuevo y distinto, sino una agravación cuantitativa del injusto de los actos precedentes. Es la realización
de acciones similares u homogéneas en diversos momentos, pero que trasgreden el mismo o similar tipo
legal y se caracteriza porque cada una de las acciones que lo constituye representa de por sí un delito
consumado o intentado, pero todas ellas se valoran juntas como un solo delito. Cfr. PÉREZ LÓPEZ,
Jorge. “Análisis del artículo 49 del Código Penal. El delito continuado y el delito masa”. En: Gaceta
Penal & Procesal Penal. Tomo 50, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2013, p. 45 y ss.
146
CASUÍSTICA / HURTO
147
ROBO Y HURTO
4 SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. 2ª edición, Jurista Editores, Lima, 2006,
p. 91.
5 Código Penal
Artículo 14.- El error sobre un elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave la pena,
si es invencible, excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere vencible, la infracción será castiga-
da como culposa cuando se hallare prevista como tal en la ley.
El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal, excluye la responsabili-
dad. Si el error fuere vencible se atenuará la pena. (cursivas añadidas)
148
CASUÍSTICA / HURTO
149
ROBO Y HURTO
6 REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Los delitos patrimoniales en el Código Penal. Idemsa, Lima, 2013,
p. 359.
7 Para Bajo Fernández este fundamento político-criminal sería la salvaguarda de la familia o lo que queda
de ella. Bajo Fernández, Miguel citado por VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal. Parte Especial II-A.
Delitos contra el patrimonio. Editorial San Marcos, Lima, 2001, p. 212.
8 Código Penal
“Artículo 208.- No son reprimibles, sin perjuicio de la reparación civil, los hurtos, apropiaciones, defrau-
daciones o daños que se causen:
1. Los cónyuges, concubinos, ascendientes, descendientes y afines en línea recta.
(…)”.
9 Código Civil
“Artículo 327.- En el régimen de separación de patrimonios, cada cónyuge conserva a plenitud la pro-
piedad, administración y disposición de sus bienes presentes y futuros y le corresponden los frutos y
productos de dichos bienes”.
150
CASUÍSTICA / HURTO
Conclusión: Repuesta:
La impunidad del hurto, de acuer- El tipo penal de hurto agravado com-
do al inciso 1 del artículo 208 del CP parte ciertos elementos del tipo penal
acaece en función de la simple calidad de hurto básico. Así, se requiere que
personal de los intervinientes del deli- el sujeto activo se apodere ilegítima-
to de hurto –en el caso concreto, el es- mente de un bien mueble, es decir, se
poso y la esposa–, y no de la naturale- apropia de un bien ajeno o parcialmen-
za del régimen patrimonial que hayan te ajeno. Para ello requiere retirar de
convenido –sociedad de gananciales o la esfera de disponibilidad del sujeto
separación de bienes–. De esta forma, agraviado el bien objeto de la acción y
aun cuando hayan acordado acogerse tener su disponibilidad potencial.
151
ROBO Y HURTO
Como elemento interno este agente víctima; lo mismo ocurre en los otros
debe querer obtener provecho de esta supuestos.
acción ilícita; es decir, debe tener el
ánimo de enriquecerse mediante esta En el caso materia de consulta esta-
acción. mos ante la agravante recogida en el
artículo 186.5, es decir, que el deli-
En el delito de hurto básico, para to se cometa con el concurso de dos
poder penar a la persona que ha de- o más personas. Esta agravante tiene
sapoderado a otra de un bien se re- una mayor punibilidad debido a que
quiere que este bien sea mayor a una la acción delictiva se realiza habiendo
remuneración mínima vital, la cual en más de un sujeto activo, lo que facili-
el momento actual es de S/. 750.00. ta el delito, pues existe una mayor pe-
Para esto se interpreta el artículo 185 ligrosidad por la cantidad de personas
en concordancia con el artículo 444 o, en su caso, una división de roles, es
del Código Penal. De este modo, si por ello que esto es el núcleo del in-
sobrepasa la remuneración mínima justo de este tipo penal. En tal sentido,
vital será considerado delito y si no
la acción de estos sujetos sí configura
pasa este será considerado falta.
el delito de hurto agravado no impor-
Ahora bien, el delito de hurto agrava- tando la cuantía del bien sustraído.
do no tiene una expresa referencia al
artículo 444 y fundamenta su punibili- Conclusión:
dad en otras consideraciones. La fun-
damentación del delito de hurto agra- Por exigencia del artículo 444 del Có-
vado se encuentra en las modalidades digo Penal para la configuración del
de acción que son el núcleo del in- delito de hurto en su forma básica se
justo en cada una de ellas, existiendo requiere que el bien sustraído sobre-
pues un mayor nivel de reproche con- pase el valor de una remuneración mí-
tra aquellas acciones10. nima vital; este requisito no es exi-
gible en el delito de hurto agravado,
Las distintas formas del delito de pues el fundamento del injusto, en
hurto agravado implican un desvalor este caso, está dado por la mayor da-
de acción mayor, así el hurto cometi- ñosidad de la acción del agente. Por
do en casa habitada implica la mayor lo tanto, en el caso materia de con-
peligrosidad del agente, el hurto co- sulta sí se configura el delito de hurto
metido en horas de la noche implica agravado, pues para la configuración
una mayor vulnerabilidad de la vícti- del tipo penal en alusión no se ne-
ma, el concurso de personas también cesita la cuantía como en el delito
implica mayor peligrosidad del agen- de hurto básico, sino que se pone en
te y la mayor vulnerabilidad de la razón de la modalidad gravosa en que
10 Este es también el criterio adoptado en el Acuerdo Plenario Nº 04-2011/CJ-116, que si bien no constituye
precedente vinculante, lo cierto es que nos permite conocer cómo resolverían los jueces penales de la
Corte Suprema en el supuesto de que algún caso de hechos similares llegara a su sede.
152
CASUÍSTICA / HURTO
11 El término acción, empleado en el artículo 49 del CP, no significa que deba tratarse de una sola unidad
de acción, el legislador ha recurrido a este término para referirse al marco temporal en que han de tener
lugar las exteriorizaciones de la resolución criminal. Se comprende mejor en el sentido de actividad, la
misma que es desarrollada en un determinado lapso (“en el momento de la acción”) o en “momentos
diversos”. Cfr. HURTADO POZO, José. Manual de Derecho Penal. Parte General I. 3ª edición, Grijley,
Lima, 2005, p. 947, numeral 2438.
12 En cambio, en el concurso real de delitos las acciones deben ser –de acuerdo al artículo 50 del CP– de-
litos independientes, es decir, existe una finalidad propia en cada delito (no se presenta la misma resolu-
ción criminal).
153
ROBO Y HURTO
Para ello, sin embargo, deben verifi- Según ello, debe verificarse una uni-
carse los referidos requisitos del deli- dad de dolo o dolo unitario (unifor-
to continuado. Del artículo 49 del CP me y unitariamente concebido). Esta
se pueden extraer los siguientes re- unidad subjetiva resulta esencial para
quisitos: i) que el agente cometa va- afirmar la posibilidad del delito conti-
rias violaciones de la misma ley penal nuado de hurto comprensivo de faltas
o una de igual o semejante naturaleza; contra el patrimonio, por sustraccio-
ii) que estas violaciones hayan sido nes de montos inferiores a S/. 750.00.
cometidas en el momento de la acción
o en momentos diversos; y iii) que el Solo así, ante la comisión de dos fal-
agente, al realizar los actos ejecutivos tas de monto inferior a S/. 750.00
de estos delitos, haya tenido la misma cada una, es legítimo sumar las cuan-
resolución criminal. tías para llegar a una que sustente un
delito de hurto (artículo 185 del CP).
Los dos primeros requisitos parecen Al contrario, entender que solo exis-
estar satisfechos en el presente caso, te delito continuado de hurto cuando
pero no el tercero. El imputado Marco cada una de las acciones constituyan,
Cevallos cometió varias infraccio- por sí mismas, un delito supondría
nes al artículo 444 del CP de la misma un trato privilegiado a quienes, guia-
naturaleza (faltas contra el patrimo- dos por un dolo unitario, realicen sus-
nio) y de forma análoga (arrebato de tracciones sistemáticas, asegurándose
celular), las cuales realizó durante un que ninguna de ellas excediera de los
corto lapso de tiempo (dos días suce- S/. 750.00.
sivos). Dichas infracciones, además,
se realizaron en agravio de una plura- Bajo esa perspectiva, en el caso en
lidad de personas (Gabriela Trelles y concreto, la no demostración del re-
Sara Torres). quisito de dolo unitario en la perpetra-
ción de las dos sustracciones de celu-
Sin embargo, para considerar las dos lares, impide su consideración como
faltas como un delito es imprescin- un delito continuado de hurto. De los
dible verificar, en el aspecto subje- hechos narrados, no se verifica que
tivo, una misma resolución criminal el autor haya actuado con dolo unita-
del agente al realizar los actos ejecu- rio de ejecutar un solo delito, no exis-
tivos de las infracciones sucesivas. El te pues una misma resolución crimi-
legislador peruano ha concebido a las nal, sino que se trata de dos hechos
acciones (“actos ejecutivos”) como que deben ser considerados indepen-
fases de la realización de una misma dientes en todos sus aspectos, pues no
empresa delictiva. Por esto estable- existe la unidad de la misma resolu-
ce que “serán considerados [los actos ción criminal.
ejecutivos] como un solo delito conti-
nuado”. El agente debe proponerse la
Conclusión:
ejecución de un delito mediante accio-
nes que al ser realizadas constituyen En virtud del artículo 49 del CP (que
exteriorización de la misma determi- es extensible a las faltas) es posi-
nación inicial. ble considerar dos faltas contra el
154
CASUÍSTICA / HURTO
155
ROBO Y HURTO
156
CASUÍSTICA / ROBO
que recae directamente la vis absoluta que entregársela por temor al daño
del agente. que se le pueda infringir a su hijo. Por
lo tanto, estamos ante un supuesto del
Conforme a lo señalado, se puede in- delito de robo.
ferir que el uso de la violencia debe
estar dirigida a suprimir toda posible
eventual defensa de los bienes del su-
jeto pasivo para así facilitar el apode- Se configura un delito de robo
ramiento por parte del agente. En el si la violencia ejercida sobre
caso materia de consulta, al ejercer el 08 las cosas genera lesiones en la
agente violencia contra el menor hijo persona
de la señora Bardales, la amenaza de
ocasionarle lesiones si es que no le
entrega su cartera anuló la posibilidad Consulta:
de que esta pueda defenderse, no que-
En circunstancias en que el señor
dándole otra opción que entregársela
Torres detuvo su vehículo en un
por temor al daño que se le pueda in-
semáforo, fue interceptado sor-
fringir a su hijo.
presivamente por un sujeto que le
Se debe indicar que la ausencia del arrojó una piedra de regular tama-
empleo de un objeto para la materia- ño –la cual rompió el vidrio de su
lización del delito en este supuesto, costado izquierdo (que se esparció
ya sea un arma, un palo, una piedra, en diversos fragmentos) e impac-
etc., hace que la tipificación del deli- tó en su hombro–, y le sustrajo el
to quede en una instancia de robo sim- equipo de música de su automóvil.
ple, caso contrario, estaríamos hablan- Los cristales rotos cayeron sobre el
do de un delito de robo agravado. rostro, el cuello y el cuerpo de To-
rres, ocasionándole lesiones leves.
Sobre el particular, Torres nos
Conclusión: consulta si la conducta perpetra-
Para la configuración del delito de da por el atracador constituye un
robo, el uso de la violencia debe estar delito de robo o, en todo caso, un
dirigido a suprimir toda posible even- hurto.
tual defensa de los bienes del suje-
to pasivo para así facilitar el apode-
ramiento por parte del agente. Lo que
Respuesta:
efectivamente se ha presentado en
el caso materia de consulta, pues el Conforme a su definición legal, el de-
agente al ejercer violencia en contra lito de robo entraña el apoderamien-
del menor hijo de la señora Bardales, to ilegítimo de un bien mueble, que se
la amenaza de ocasionarle la muerte si sustrae del lugar en que se encuentra,
es que no le entrega su cartera anuló empleando violencia contra la persona
la posibilidad de que esta pueda de- o amenazándola con un peligro inmi-
fenderse, no quedándole otra opción nente para su vida o integridad física.
157
ROBO Y HURTO
158
CASUÍSTICA / ROBO
159
ROBO Y HURTO
160
CASUÍSTICA / ROBO
sin que ello implique que uno de ellos fueron identificados y capturados,
se encuentre ajeno o alejado del nú- siendo que a Eleazar Rivas se le
cleo del objeto criminal, a través de ha imputado el delito de robo con
lo cual se exige al coautor responsa- muerte subsecuente. Al respecto,
bilidad por todo el hecho delictivo; de se nos consulta si dicha califica-
forma que las contribuciones de otro ción es correcta o si, por el contra-
pueden serle imputables como si él rio, se trata de un concurso real de
mismo las hubiese realizado, confor- delitos.
me al principio de imputación recípro-
ca de las distintas aportaciones, por lo
que se trata de una coautoría en el de-
Respuesta:
lito de robo con muerte subsecuente.
El artículo 189 in fine del CP prevé
una circunstancia agravante de tercer
grado para la figura delictiva del robo.
Disparar y causarle la muer- Esta se configura cuando el agente
te al agraviado que intentó como consecuencia de los actos pro-
10 recuperar sus bienes robados
no configura robo con muerte pios del uso de la violencia para faci-
subsecuente litar el apoderamiento o para vencer la
resistencia de quien se opone al apo-
deramiento, le ocasiona o le produ-
Consulta: ce la muerte. Es obvio, en este caso,
que el agente buscaba el desapode-
César Panta se dirigía a su domi- ramiento patrimonial de la víctima,
cilio a bordo de una motocicle- pero como consecuencia del ejerci-
ta luego de retirar dinero de una cio de violencia contra ella –de los
agencia bancaria, cuando de pron- actos propios de violencia o vis in
to fue interceptado por Marco corpore– le causa la muerte, resulta-
Cevallos, Henry Pérez y Elea- do que no quiso causar dolosamen-
zar Rivas, quienes aprovechan- te pero que pudo prever y evitar. Se
do la superioridad de número, así trata, pues, de un típico supuesto de
como las amenazas con armas de homicidio preterintencional en el
fuego, y, asimismo, haberlo gol- que el resultado solo se le puede atri-
peado a César Panta le despoja- buir al agente a título de culpa –la
ron del dinero que portaba para responsabilidad objetiva por el sim-
darse a la fuga. Cuando los de- ple resultado es inadmisible, está
lincuentes se daban a la fuga, el prohibida por el artículo VII del Tí-
agraviado intentó seguirlos con tulo Preliminar del Código Penal–.
la finalidad de recuperar lo sus- El citado dispositivo regula, enton-
traído, sin embargo fue impactado ces, un caso de tipificación simultá-
por un proyectil de arma de fuego nea, dolosa y culposa, pero de una
disparado por Eleazar Rivas, oca- misma conducta expresamente descri-
sionándole la muerte instantá- ta. Como se advierte en la doctrina es-
nea. A los pocos días los asaltantes pecializada, la preterintención es una
161
ROBO Y HURTO
162
CASUÍSTICA / ROBO
13 Así también lo entiende, entre otros: REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Ob. cit., p. 134 y ss.
163
ROBO Y HURTO
164
CASUÍSTICA / ROBO
14 Constitución Política
Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
(…)
11. La aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes penales.
15 Código Penal
Artículo 6.- La Ley Penal aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho punible. No
obstante, se aplicará la más favorable al reo, en caso de conflicto en el tiempo de leyes penales.
Si durante la ejecución de la sanción se dictare una ley más favorable al condenado, el juez sustituirá la
sanción impuesta por la que corresponda, conforme a la nueva ley.
165
ROBO Y HURTO
16 VILCAPOMA BUJAICO, Walter. “¿Son suficientes la ‘violencia’ y ‘el concurso de personas’ para cali-
ficar un hecho como delito de robo agravado?” En: Revista Peruana de Doctrina y Jurisprudencia Pena-
les. Lima, 2008, p. 499.
166
CASUÍSTICA / ROBO
167
ROBO Y HURTO
168
CASUÍSTICA / ROBO
artículo 189.3 del CP cuando concu- con esa finalidad, siendo así en el caso
rra un “arma” con las características materia de consulta estamos ante un
descritas en el literal “c” señalado en supuesto de robo agravado por utiliza-
el párrafo anterior, debemos afirmar ción de arma, pues el instrumento uti-
lo contrario respecto de aquellas des- lizado por Edson Montoya era idóneo
critas en los literales “a” y “b”, esto para facilitar la consecución del resul-
es, aquellos instrumentos elaborados tado típico.
con la específica intención de incre-
mentar el potencial agresor o defen-
sivo del agente o, pese a carecer de Si el arma es inservible pero
ello, de servir a esos fines de modo idónea para generar efecto
circunstancial. 14 intimidatorio en la víctima
neutralizando su defensa se
En ese sentido, ubicados específica- configura robo agravado
mente en el supuesto de hecho que
motiva la presente consulta, debemos Consulta:
afirmar la concurrencia de la agra-
José Huertas, abogado de Maxi-
vante en el comportamiento de Edson
miliano Acosta, nos comenta que
Montoya, considerando que pese a a su patrocinado se le ha impu-
que el instrumento que utilizó no fue tado el delito de robo agravado en
construido, diseñado o elaborado con grado de tentativa en contra de
la específica finalidad de incrementar una agencia bancaria, en el cual
su potencial agresor, resultaba idóneo se ha comprobado que el arma que
para ello. utilizó para amedrentar a los tra-
bajadores del recinto se encontra-
En consecuencia, atendiendo a que el ba inoperativa y totalmente inser-
delito de robo agravado por utiliza- vible. Por tales hechos, Huertas
ción de arma se satisface con la ido- nos pregunta si nos encontra-
neidad objetiva del instrumento para mos frente a una tentativa de robo
facilitar la consecución del resulta- agravado (los agentes fueron cap-
do típico (el instrumento utilizado por turados antes de salir de la agen-
Edson Montoya lo era) y la conduc- cia del banco), tal como lo sostiene
ción del agente con esa finalidad, de- la acusación fiscal o si, por el con-
bemos afirmar su configuración en el trario, se ha configurado un delito
presente caso. imposible.
Conclusión:
Respuesta:
Se configura el delito de robo agra-
vado por utilización de arma cuando No existe consenso respecto a las con-
esta presenta una idoneidad objetiva secuencias que en un caso concre-
para facilitar la consecución del resul- to genera el uso de las denominadas
tado típico y la conducción del agente “armas aparentes” (instrumentos que
169
ROBO Y HURTO
pese a revestir las características de bien la voluntad del agente debe ma-
un arma real no resultan idóneas para nifestarse mediante actos concretos en
el incremento de la potencia agresi- el mundo exterior, estos no pueden al-
va del agente como, por ejemplo, una canzar su consumación debido a la ca-
pistola de plástico). Creemos que el rencia objetiva que tienen los medios
uso de un arma aparente podría confi- o los objetos que utiliza para su pro-
gurar una modalidad agravada del de- pósito (v. gr. quien introduce agujas
lito de robo (artículo 189 inciso 3 del en la foto de su “víctima” con la in-
CP) si se tiene en cuenta que en deter- tención de causarle lesiones). En otras
minados casos ocasiona (v. gr. cuan- palabras, la voluntad de cometer el
do el arma parece real) en la víctima delito se manifiesta a través de una ac-
un efecto intimidatorio, a tal punto de ción concreta, pero la producción del
neutralizar la defensa de sus bienes, resultado es imposible.
pues le hace temer por su vida o su in-
tegridad física. En palabras de Hurtado Pozo: “(…)
el artículo 17 prevé la impunidad de
Esta posición deja de lado el aumen- la tentativa cuando ‘es imposible la
to de la potencial agresividad que ge- consumación del delito’. Este caso es
nera el arma en el agente, para tomar denominado delito imposible por la
en cuenta el estado anímico que su doctrina. Al contrario, sería equivoca-
uso genera en la víctima, con lo cual do hablar de tentativa imposible. En
se hace descansar el elemento cualifi- efecto, el agente tiene la voluntad de
cante del tipo delictivo en el efecto in-
ejecutar un tipo legal y realiza actos
timidatorio del arma.
encaminados a tal fin, pero la consu-
Ahora bien, en tanto en el caso en mación de la infracción es imposible
concreto los agentes fueron captura- a causa de la naturaleza de los medios
dos antes de salir de la agencia ban- empleados o del objeto de delito hacia
caria no se ha podido producir la con- el cual dirige su acción. Según la ter-
sumación del ilícito penal de robo minología de la ley: ‘por la ineficacia
agravado, por lo cual lo que se discute absoluta del medio empleado o abso-
es si se trata de una tentativa o si, por luta impropiedad del objeto’”17.
el contrario, nos encontramos ante un
delito imposible. Sin embargo, en el presente caso, el
resultado típico (sustracción violen-
Al respecto, el artículo 17 del CP se- ta o amenazadora del patrimonio) sí
ñala que la tentativa es impune con re- era posible, pues los agraviados como
ferencia al medio y al objeto, cuando consecuencia del miedo generado por
la consumación del hecho (que ya se el arma de fuego (inservible, según
empezó a ejecutar) es imposible. Si pudo comprobarse después) enervaron
17 HURTADO POZO, José. Manual de Derecho Penal. Parte general I. 3ª edición, Grijley, Lima, 2005,
p. 833, n.m. 2128.
170
CASUÍSTICA / ROBO
171
ROBO Y HURTO
18 En este sentido, se ha dicho que: “El fundamento de la responsabilidad civil ‘por delito’ al igual que el
de la responsabilidad por el hecho ilícito civil, es el daño, el daño causado obliga a repararlo, tanto si se
produce a consecuencia de un delito o falta o si deriva de una conducta no delictiva. En ambos casos,
tanto en el de responsabilidad civil por delito como cuando es por acto no delictivo, en esencia nos en-
contramos siempre ante lo mismo: ante responsabilidad puramente civil”. (SÁNCHEZ JORDÁN, María
Elena. “Problemas de la llamada responsabilidad civil por delito”. En: Revista Jurídica de Navarra.
N° 11, Navarra, enero-junio de 1991, p. 162).
19 Por ejemplo, en el caso de una persona que cometa un delito que no ocasione ningún tipo de daño, como
sería el caso del condenado por tenencia ilegal de armas. Se podrá considerar que esa persona es res-
ponsable criminalmente del delito, pero, al no haberse causado ningún daño no se podrá deliberar por el
tribunal que es responsable civil del mismo. (SÁNCHEZ JORDÁN, María Elena. Ob. cit., p. 163).
20 GARCÍA CAVERO, Percy. “La naturaleza y alcance de la reparación civil: a propósito del preceden-
te vinculante establecido en la ejecutoria suprema R.N. Nº 948-2005-Junín”. En: CASTILLO ALVA,
José Luis (director). Comentarios a los precedentes vinculantes en materia penal de la Corte Suprema.
Grijley, Lima, 2008, p. 594.
172
CASUÍSTICA / ROBO
173
PARTE III
JURISPRUDENCIAS
JURISPRUDENCIAS
EXPEDIENTE Nº 448-2007
SENTENCIADA : ROSA NATIVIDAD GARCÍA GIRÓN
DELITO : HURTO AGRAVADO
AGRAVIADA : EMPRESA DE TRANSPORTES EL DORADO S.A.C.
RESOLUCIÓN Nº VEINTITRÉS
VISTOS; dado cuenta con los autos para resolver el recurso de apelación de
folio doscientos cincuenta y uno, interpuesto por la sentenciada ROSA NATIVIDAD
GARCÍA GIRÓN contra la sentencia de folio doscientos cuarenta y dos, que la conde-
na como autora y responsable del delito de HURTO AGRAVADO en agravio de la Em-
presa de Transportes El Dorado S.A.C. a TRES AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LI-
BERTAD suspendida condicionalmente y al pago de la suma de TRES MIL NUEVOS
SOLES por concepto de reparación civil, habiéndose llevado a cabo la vista de la causa
según constancia que antecede; de conformidad con lo opinado por el fiscal superior en
su dictamen de folio doscientos sesenta y uno.
CONSIDERANDOS:
Primero.- El delito de hurto es definido como el apoderamiento intencional e ilegí-
timo, sin emplear violencia o amenaza contra la víctima, de un bien mueble ajeno, sus-
trayéndolo del lugar en que se encuentra. Está tipificado en el numeral 185 del Código
Penal. Se agrava cuando concurre cualquiera de las circunstancias descritas en el nume-
ral 186 del acotado.
Segundo.- Del examen de los autos se aprecia que el a quo ha valorado el cau-
dal probatorio de manera integral, habiéndose establecido que el hecho imputado al en-
causado se encuadra en el tipo penal de hurto agravado, consistiendo las circunstancias
agravantes las correspondientes a los incisos 3 y 6 del artículo 186, pues el hecho se ha
producido con destreza en razón que se ha pretendido embaucar a la empresa agraviada
presentando [un tique] que correspondía a otra empresa, y han intervenido más de dos
personas.
Tercero.- En cuanto a lo expuesto por la apelante en sentido de que los hechos
se encuadrarían dentro de la figura de la apropiación ilícita, este colegiado no compar-
te dicho criterio por cuanto uno de los presupuestos que exige el artículo 190 del Có-
digo Penal es que el agente activo debe necesariamente haber recibido en “depósito,
comisión, administración u otro título semejante que produzca obligación de entregar,
177
ROBO Y HURTO
178
JURISPRUDENCIAS
179
ROBO Y HURTO
RAZONAMIENTO
3.1. La acreditación de la responsabilidad penal debe estar basada en la existencia
de elementos probatorios idóneos y objetivos que verifiquen tal imputación in-
criminatoria, del caso en concreto tenemos que las pruebas aportadas por el
titular de la acción penal no resultan ser suficientes para resquebrajar la pre-
sunción de inocencia de los encausados; dado que si bien la agraviada Rosa
Ernestina Alberto Chilca conforme señalara en su manifestación policial (fo-
lios siete a nueve) y declaración preventiva (ochenta y cinco a ochenta y seis)
sindicara a la encausada Aliaga Ruiz como la persona que el día primero de
febrero del año dos mil nueve, había hurtado de su habitación artefactos eléc-
tricos –televisor a colores de 21” y un DVD marca Sony–; lo cierto es que
también que se aprecia de la transcripción del OCD Nº 29 (folios dos) que la
autoridad policial toma conocimiento de los eventos investigados y es a soli-
citud de esta última, que el efectivo policial Llaja Rojas se constituye al do-
micilio de la afectada (inquilina), y al dirigirse a su habitación refiere que le
hace falta los referidos artefactos, por lo que al proceder a la indagación de los
mismos, pudo entrevistarse con la encausada quien indicó que los tenía en su
poder, procediendo a la entrega de los mismos, según se puede observar del
Acta de recepción (folios quince) y Acta de entrega (folios dieciséis).
3.2. Mas es de apreciarse que respecto a la versión que brindara la procesa-
da Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, desde el inicio de las investigaciones –ma-
nifestación policial de fojas diez a once y declaración instructiva de fo-
lios cuarenta y dos a cuarenta y cinco– esta ha sido de manera coherente y
uniforme, en el que sostuviera que el origen de los hechos denunciados se
debió a una discusión previa que tuvieron ese mismo día, en el que se agre-
dieron mutuamente, diciéndole que se retire más la afectada salió y dejó la
puerta de la habitación, decidiendo ingresar y sacar sus cosas un televi-
sor y DVD al primer piso ubicándolo en la cochera, esperando que regre-
se y luego se retire; a lo vertido por esta parte procesal aporta el hecho que
la misma afectada, de sus declaraciones no haya desconocido, que efec-
tivamente aconteció una desavenencia previa –sustracción de un celu-
lar– con la encausada a los hechos denunciados, que incluso llegó a la agre-
sión mutua física como se corrobora con el Certificado Médico Legal
Nº 003597-L-D (folios diecisiete) en el que se describe que esta última tenía
lesiones recientes ocasionadas por agente contundente duro; agregándose tam-
bién el hecho de que al concurrir la autoridad policial a su inmueble, hizo en-
trega inmediata de los bienes de propiedad de la afectada, como es de verse
del acta de recepción.
3.3. Observándose de esta manera que la conducta desplegada por la sentenciada,
ha sido el de desocupar de su bien inmueble a su inquilina, por el altercado
previo acontecido entre las mismas, mas no la intención de obtener un prove-
cho producto del apoderamiento de los mismos; no habiéndose verificado nin-
guna otra conducta donde la procesada haya contravenido lo preceptuado en el
mencionado tipo penal. En cuanto al dinero supuestamente hurtado, se verifica
180
JURISPRUDENCIAS
181
ROBO Y HURTO
182
JURISPRUDENCIAS
D. Caso ocho: La agraviada Juana Isabel Urday Fernández reconoció los dos televiso-
res que le fueron incautados al encausado Aparicio Calderón y que se encontraban en
la dependencia policial, lo que evidencia que este fue una de las personas que ingresó
al domicilio de la citada agraviada y sustrajo diversos bienes. E. Caso setenta y uno: El
efectivo policial Luis Enrique Apaza Huilca en su condición de agraviado, en forma per-
sistente y uniforme, sindicó directamente al encausado Aparicio Calderón como el suje-
to que le sustrajo su arma de reglamento, versión que se corrobora con las manifestacio-
nes de fojas ochenta y dos, ochenta y tres, ochenta y siete, ochenta y nueve y noventa y
uno, así como con la testimonial del efectivo policial Pablo Juan Zapana Budiel de fojas
mil trescientos veintiuno. F. Caso setenta y dos: En el domicilio del encausado Apari-
cio Calderón se encontró un Fotocheck del Banco de la Nación perteneciente al agra-
viado Manuel Augusto Valladares Zegarra, lo que revela es uno de los sujetos que ingre-
só al domicilio del citado agraviado y sustrajo diversos bienes. G. Caso setenta y tres:
En el domicilio del encausado Aparicio Calderón también se halló un porta documentos
que fueron sustraídos (entre otros bienes) del interior del domicilio del agraviado Jorge
Jesús García Basurco, quien en la dependencia policial reconoció entre los bienes recu-
perados un televisor y una cartera de cuero; que, finalmente, expone que en la sentencia
se sostiene como principal fundamento para la absolución que no se acreditó la preexis-
tencia de las cosas materia del delito, sin tenerse en cuenta que los agraviados identifica-
ron los bienes que fueron incautados por la autoridad policial.
Segundo.- Que, según la acusación fiscal de fojas dos mil trescientos cuarenta y
ocho –en armonía con el auto superior de fojas tres mil doscientos setenta y nueve, del
trece de agosto de dos mil ocho, en el que se precisó que el ámbito de pronunciamiento
se circunscribe a los casos dos, tres, cuatro, ocho, setenta y uno, setenta y dos y seten-
ta y tres–, los hechos objeto de incriminación penalmente relevantes son como siguen:
A. Caso tres: El diecinueve de junio de dos mil cinco, a las trece horas, el encausado
Huincho Aguilar o Avilar Trujillo o Lifonzo Aymituma en compañía de otros dos sujetos
fracturaron las puertas e ingresaron al domicilio del agraviado Machaca Cornejo, ubica-
do en la Calle María Nieves y Bustamante número mil ciento diez - Arequipa, de donde
sustrajeron diversos bienes, dinero en efectivo, tarjetas bancarias y documentos persona-
les, así como un revólver marca Smith Welson con número de serie AVP-cero doscien-
tos dieciséis y luego huyeron a bordo del vehículo de placa de rodaje FH-dos mil dieci-
nueve. B. Caso dos: El veintiséis de mayo de dos mil cinco, a las dieciocho horas con
cuarenta minutos, cuando el agraviado Marticorena Arias se encontraba en compañía de
su madre, se percató que dos sujetos salían de su domicilio con dos bultos y aborda-
ron un vehículo que estaba estacionado frente a la casa, por lo que se acercó y un sujeto
portando un arma de fuego lo amenazó y luego huyeron; que, sin embargo, el agravia-
do logró reconocer al encausado Aparicio Calderón, conforme consta en el Acta de Re-
conocimiento de fojas cuarenta y cinco. C. Caso cuatro: El veintiocho de julio de dos
mil cinco, a las cinco horas con cuarenta y cinco minutos, cuando la agraviada Delgado
Medina se encontraba en el interior de su vivienda ubicada en la Calle Huacho núme-
ro cuatrocientos cuatro del distrito de San Martín de Socabaya se percató que un sujeto
salía de una de las habitaciones y luego huyó en un vehículo Tico de color amarillo que
lo esperaba en la calle, llevándose consigo dos televisores, un teléfono inalámbrico y un
VHS; que, luego la agraviada logró reconocer al encausado Aparicio Calderón. D. Caso
183
ROBO Y HURTO
ocho: El cinco de marzo de dos mil cinco, a las diecinueve horas, luego de que la agra-
viada Juana Urday Fernández denunció que unos sujetos hurtaron sus pertenencias, los
testigos Alejandra Paredes y Daniel Ruiz Monzón observaron un vehículo con lunas po-
larizadas en cuyo interior se encontraba un sujeto con las características del encausado
Aparicio Calderón en compañía de otros sujetos no identificados, los que habrían sus-
traído documentos, joyas, dinero en efectivo y perfumes del interior de la vivienda de la
citada agraviada. E. Caso setenta y tres: El ocho de mayo de dos mil cinco, unos suje-
tos desconocidos aprovechando la ausencia del agraviado García Basurco forzaron con
una barreta denominada “pata de cabra” la puerta de su vivienda ubicada en la Urbani-
zación Guardia Civil, II etapa del distrito de Paucarpata, de donde sustrajeron un DVD,
una radio portátil, un televisor, dos relojes de diferentes marcas y las sumas de quinien-
tos nuevos soles y seiscientos dólares americanos. F. Caso setenta y uno: El tres de julio
dedos mil cinco, a las quince horas, el encausado Aparicio Calderón robó el arma de
reglamento del Sub Oficial PNP Apaza Huilca cuando se constituyó al edificio Sardón
ubicado en la Calle Jerusalén número ciento veinticuatro del Cercado de Arequipa por
orden de la central de radio patrulla con la finalidad de entrevistarse con Marco Ojeda
Obando, por haber sido víctima de robo. G. Caso setenta y dos: El ocho de mayo de dos
mil seis, en horas de la tarde, sujetos desconocidos, aprovechando la ausencia del agra-
viado Valladares Zegarra ingresaron a su vivienda ubicada en la Urbanización Tahuay-
cani D-tres de donde sustrajeron un televisor, un DVD, dos equipos de sonido, un juego
de espadas samurai, tres relojes y documentos personales –un fotocheck del Banco de la
Nación, entre otros–; que el fotocheck fue encontrado en el interior del inmueble del en-
causado Aparicio Calderón.
Tercero.- Que, toda sentencia debe fundarse en una actividad probatoria suficien-
te que permita establecer la verdad objetiva y que a su vez determine fehacientemente la
existencia o no del delito, así como la responsabilidad o no del imputado, en aplicación
de lo dispuesto en los artículos doscientos ochenta y cuatro y doscientos ochenta y cinco
del Código de Procedimientos Penales.
Cuarto.- Que, en la sentencia recurrida no se analizó en su verdadera dimensión el
Acta de Registro e Incautación de fojas treinta y siete, que por su propio contenido y sin
necesidad de complementarse con otros medios de prueba o razonamientos explicativos
acredita que en el domicilio del encausado Aparicio Alarcón se halló el fotocheck y por-
tadocumentos de los agraviados Valladares Zegarra y García Basurco, respectivamente,
lo cual guarda conexión temporal con el Parte número mil veinte de fojas tres, en el que
consta que el veintiocho de julio de dos mil cinco, a las catorce horas fue intervenido el
citado encausado y se efectuó el allanamiento de su domicilio ubicado en la calle Payta
número doce, San Martín de Socabaya, incautándose los documentos personales antes
aludidos.
Quinto.- Que, de otro lado, el agraviado Marticorena Arias en el acta de reconoci-
miento de persona de fojas cuarenta y cinco –realizado con participación del represen-
tante del Ministerio Público y en rueda de personas– reconoció sin dubitaciones al en-
causado Aparicio Calderón como el sujeto que se encontraba en el interior del vehículo
de color plomo plata en el que huyeron los otros dos sujetos que salieron del domicilio
de su hermana, y que lo amenazó con un arma de fuego para que no se entrometa; que
el agraviado Apaza Huilca en el acta de reconocimiento en video de fojas ciento ocho
184
JURISPRUDENCIAS
también reconoció al citado encausado como el sujeto que, haciéndose pasar como vi-
gilante, lo encariño con un arma de fuego y le arrebató su arma de reglamento; que la
agraviada Delgado Medina Del Carpio en su manifestación policial de fojas doscientos
ochenta expresó que a troves del muestreo fotográfico reconoció al encausado Aparicio
Calderón como uno de los sujetos que ingresó a su vivienda y sustrajo sus pertenencias,
a la vez que precisó que pudo reconocerlo porque se encontraron en el interior de su
casa y se vieron cara a cara.
Sexto.- Que, este acto de investigación se encuentra indiscutiblemente justificado
como diligencia dirigida a orientar la investigación e individualizar al presunto autor del
hecho delictivo, pues la percepción que del agresor haya podido retener en su memoria
la víctima del delito o los testigos presenciales, constituye un valioso elemento para lo-
grar la identificación del delincuente; que la validez del denominado recorrido o mues-
treo fotográfico se justifica por la falta de individualización previa del sospechoso, em-
pero, aun cuando sea un medio legítimo de investigación policial, por si solo, carece de
valor probatorio para desvirtuar la presunción de inocencia, requiriéndose que sea ratifi-
cado en la instrucción y en sede plenarial, pues no tiene otro significado que el de inicio
de una línea de investigación policial en la que la utilización de fotografías, como punto
de partida de la investigación judicial, constituye una técnica elemental de imprescin-
dible empleo en todos los casos en que se desconoce la identidad del autor del hecho
punible.
Sétimo.- Que, en este sentido, es necesario la realización de un nuevo juicio oral a
fin de que pueda tomarse una decisión positiva o negativa –de ser el caso con arreglo a
lo previsto en los artículos doscientos ochenta y tres, doscientos ochenta y cuatro y dos-
cientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Penales, por lo que debe dispo-
nerse la concurrencia de los agraviados para que se ratifiquen en los reconocimientos
que hayan efectuado en sede preliminar y, si corresponde, se realice la confrontación
con los encausados Aparicio Calderón y Huincho Aguilar o Avilar Trujillo o Lifonzo
Aymituma; que, asimismo, se debe evaluar el reconocimiento de persona de fojas cin-
cuenta y dos –del cuaderno de detención preliminar– efectuada por el testigo Jorge Ar-
mando Quintanilla Quispe, quien reconoció al encausado Huincho Aguilar o Avilar Tru-
jillo o Lifonzo Aymituma como uno de los sujetos que participó en hurto cometido en
perjuicio del agraviado Machaca Cornejo; que también debe analizarse el acta de regis-
tro e incautación de fojas treinta y siete con el objeto de determinarse objetivamente si
alguno de los artefactos hallados en el domicilio del encausado Aparicio Calderón per-
tenecen a los agraviados, pues si bien la prueba de la preexistencia de la cosa materia
del delito es indispensable para la afirmación del juicio de tipicidad, no existen razones
legales que impidan al Tribunal de instancia admitir a tales fines la propia declaración
de la víctima, pues el artículo doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Penal
en vigor no impone límite alguno a las pruebas con las que se puedan acreditar la pose-
sión del bien, sobre todo en los casos de artefactos que no tienen un registro como los
vehículos motorizados; que, de excluirse tal posibilidad, se establecerían exigencias in-
compatibles con su naturaleza jurídica, por lo que es del caso declarar la nulidad de la
sentencia conforme al artículo trescientos uno, parte in fine del Código de Procedimien-
tos Penales.
185
ROBO Y HURTO
Por estos fundamentos: declararon NULA la sentencia de fojas tres mil ochocien-
tos cuarenta y nueve, del treinta y uno de diciembre de dos mil ocho, en el extremo
que absolvió a Máximo Aníbal Huincho Aguilar o Pablo Avilar Trujillo o David Lifonzo
Aymituma de la acusación fiscal formulada en su contra por el delito contra el Patrimo-
nio en la modalidad de hurto agravado en perjuicio de Silvio Vidal Machaca Cornejo, y
absolvió a José Aurelio Aparicio Calderón de la acusación fiscal formulada en su contra
por los delitos contra el Patrimonio en la modalidad de hurto agravado en perjuicio de
Juana Isabel Urday Fernández, Jacobo Moisés Marticorena Arias, Yassiny Rosella Del-
gado Medina Del Carpio, Manuel Augusto Valladares Zegarra y Jorge Jesús García Ba-
surco, y contra la Seguridad Pública en la modalidad de arrebato de arma de uso oficial
en agravio de Luis Enrique Apaza Huillca y el Estado; ORDENARON se realice un
nuevo juicio oral por otro Colegiado teniendo en cuenta lo expuesto en la presente eje-
cutoria; y los devolvieron.
SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO
186
JURISPRUDENCIAS
EXPEDIENTE Nº 465-2006
APELACIÓN DE SENTENCIA
PONENTE: Dra. Elizabeth Huaricancha Natividad
Y CONSIDERANDO:
I. ASUNTO
Es materia de apelación la sentencia de fecha diez de junio del año dos mil diez,
obrante de folios ciento treinta y dos a ciento treinta y siete, que FALLA: CONDE-
NANDO a Mario César Hurtado Ulloa por delito contra el Patrimonio –Hurto Agrava-
do– en agravio de Manuel Aurelio Méndez Echevarría IMPONIÉNDOSELE CUATRO
AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, cuya ejecución se suspende condi-
cionalmente por el periodo de prueba de DOS AÑOS, bajo el cumplimiento de reglas
de conducta y, FIJA la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto de la reparación
civil que deberá de abonar el sentenciado a favor del agraviado.
II. ANTECEDENTES
2.1. Que, se imputa a procesado Hurtado Ulloa que el día veintitrés de marzo del
año dos mil cinco al efectuar una mudanza del inmueble sito en la avenida
El Triunfo Ex Huarangal Manzana R2. Lote 4 Lotización Zapallal - Puente
Piedra lugar donde vivía con el consentimiento del propietario el denuncian-
te Méndez Echevarría, dejando la llave a la vecina Angélica Contreras Mal-
donado de Terry, verificando después que el referido inmueble se encontraba
en desorden y destruido internamente, cuyos daños ascienden a 19, 870 nuevo
soles.
187
ROBO Y HURTO
III. RAZONAMIENTO
3.1. La Jurisprudencia Nacional ha señalado en lo concerniente a la responsabi-
lidad penal lo siguiente: “para los efectos de imponer una sentencia conde-
natoria, es preciso que el juzgador haya llegado a la certeza de responsabili-
dad penal del encausado, la cual solo puede ser generada por una actuación
probatoria suficiente que permita generar en él tal convicción de culpabili-
dad; sin la cual no es posible revertir la inicial condición de inocente que tiene
todo procesado”. De otro lado, el Código Penal también ha establecido que
está proscrita toda forma de responsabilidad objetiva (artículo VII del Título
Preliminar).
3.2. El reclamo del apelante debe ser examinado de acuerdo a las pruebas incorpo-
radas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que si bien el agraviado Manuel Aurelio Méndez Echevarría, en su ma-
nifestación policial (folios ocho a nueve) imputa al encausado ser la persona a
quien no obstante haberle permitido permanecer en su inmueble, por espacio
de dos meses aproximadamente, sin embargo al retirarse sustrajo de dicha vi-
vienda 14 ventanas de madera, 13 puertas, entre otros enseres, cuyo monto as-
ciende a 19,870 nuevos soles; hecho que tomó conocimiento de la persona que
le entregara las llaves –Angélica Contreras Maldonado de Terry– sin embargo,
dicha atribución no ha sido ratificado en sede judicial a pesar de haberse no-
tificado para tal fin –folios setenta y cinco– y del conocimiento del dictamen
acusatorio y disposición de los autos a las partes, como del auto de prescrip-
ción en el extremo del delito de daños, conforme se aprecia de los cargos de
notificación de fojas ciento diez y ciento trece respectivamente, demostrando
con dicha inactividad total desinterés en la resultas del presente proceso.
3.3. Así en dicha línea, también se tienen las declaraciones testimoniales de An-
gélica Contreras Maldonado de Terry (fojas doce a trece), Dalivia Medina Vi-
llegas (folios diez a once) y Hildebrando Hidrogo Vásquez (fojas catorce a
quince) quienes sostuvieran con sus respectivas testificales a nivel preliminar,
la incriminación del encausado, mas resulta que no se ha recepcionado en la
etapa de instrucción, la ratificación de la mismas.
3.4. Como lógico resultado de su inconcurrencia del agraviado, en la etapa judi-
cial no ha sido posible que dicha parte procesal acredite la preexistencia de los
bienes supuestamente sustraídos, exigencia procesal que se estipula –para los
delitos contra el Patrimonio– y se precisa en el artículo 245 del Código Proce-
sal Penal; no siendo suficiente a consideración del Colegiado, el hecho de que
188
JURISPRUDENCIAS
189
ROBO Y HURTO
190
JURISPRUDENCIAS
estaremos frente a una falta contra el patrimonio y no un delito –véase artículo cuatro-
cientos cuarenta y cuatro del Código Penal–.
Cuarto.- Que, dentro de este contexto, se advierte una presunta vulneración del
principio de legalidad penal, en tanto no se habría tipificado correctamente la conduc-
ta del encausado Javier David Caqui Tapia, afectándose el debido proceso, por lo que es
del caso revisar; que, dicha afectación se vincula directamente con el inciso tres del ar-
tículo ciento treinta y nueve de la Carta Magna, por tanto, resulta amparable el recurso
de queja interpuesto de conformidad con la parte in fine del inciso dos del artículo dos-
cientos noventa y siete del Código de Procedimientos Penales, modificado por artículo
uno del Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve.
Por estos fundamentos POR MAYORÍA: Declararon FUNDADO el recurso de
queja excepcional interpuesto por el sentenciado Javier David Caqui Tapia; en conse-
cuencia, ORDENARON que la Sala Mixta Transitoria de la Corte Superior de Justicia
de Tacna conceda el recurso de nulidad y eleve los actuados a este Supremo Colegiado;
MANDARON se transcriba la presente resolución al Tribunal de origen para su debido
cumplimiento; en el proceso seguido contra Javier David Caqui Tapia por delito contra
el patrimonio - hurto agravado, en perjuicio de Alfonso Romero Mamani; hágase saber.
191
ROBO Y HURTO
acción realizada por el recurrente fue con el propósito de obtener provecho económico,
dado a quo el perjudicado le adeudaba la suma de ochenta y dos nuevos soles, y de esa
manera pretendió cobrarle.
Cuarto.- Que, siendo así, no so evidencia infracción constitucional o legal alguna,
más aún si la resolución cuestionada se encuentra debidamente motivada.
Por estos fundamentos; NUESTRO VOTO es porque se declare INFUNDADO el
recurso de queja excepcional interpuesto por el encausado Javier David Caqui Tapia,
contra el auto de fojas cincuenta y dos, de fecha veinte de junio de dos mil seis, que de-
claró improcedente el recurso de nulidad que promovía; en el proceso seguido en su
contra por delito contra el patrimonio - hurto agravado, en perjuicio de Alfonso Romero
Mamani; MANDARON: se transcriba la presente Ejecutoria a la Sala Superior de ori-
gen; hágase saber y archívese definitivamente lo actuado.
192
JURISPRUDENCIAS
EXPEDIENTE Nº 807-07
PODER JUDICIAL
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
CUARTA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA PROCESOS CON
REOS LIBRES
VISTOS: Interviniendo como vocal ponente el señor doctor Flores Vega, con lo
expuesto por el señor fiscal superior en su dictamen a fojas doscientos cuarentiséis, inte-
grada a doscientos cuarentiocho; y;
CONSIDERANDO ADEMÁS:
Primero.- Que, es materia de grado el recurso de apelación interpuesto por el re-
presentante del Ministerio Público y la parte civil, contra la sentencia de fecha veintisie-
te de abril del año dos mil siete, obrante de fojas doscientos dieciocho a doscientos die-
cinueve, que falla: absolviendo de la acusación fiscal a Mónica Miriam Carbajal Lurita,
193
ROBO Y HURTO
194
JURISPRUDENCIAS
veintisiete de abril del año dos mil siete, obrante de fojas doscientos dieciocho a dos-
cientos diecinueve, que falla: absolviendo de la acusación fiscal a Mónica Miriam Car-
bajal Lurita, por el delito contra el patrimonio - hurto agravado, en agravio de la tienda
Metro de la avenida La Marina - San Miguel;
Segundo.- Que, se imputa a la procesada, Mónica Miriam Carbajal Lurita, que,
con fecha veintiocho de setiembre del año mil novecientos noventinueve en compañía
de otra persona sustrajeron del interior de la tienda Metro de la avenida La Marina, San
Miguel dos pares de zapatillas de niños valorizados en la suma de ciento cuarentiocho
nuevos soles, [las que] fueron intervenidas y al momento de salir de dicho estableci-
miento agraviado;
Tercero.- Que, es de advertirse que la sentencia materia de grado se ha pronuncia-
do en el sentido estricto que para la materialización del delito de hurto agravado se re-
quiere en primer término, que la conducta atribuida al agente o los agentes se encuadre
en el tipo base del delito de hurto simple contenido en el numeral ciento ochenticinco
del Código Penal, que en concordancia con el numeral cuatrocientos cuarenticuatro del
mismo cuerpo legal, exige que se trate del apoderamiento ilegítimo de un bien mueble
total o parcialmente ajeno, cuyo valor sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas vi-
tales (cuantía que corresponde al texto del precitado numeral cuatrocientos cuarenticua-
tro del Código Penal, vigente a la fecha de los hechos que se incriminan), fundamen-
to con el cual el a quo al emitir la resolución materia de alzada absuelve a la encausada
tras considerar que al no haber superado los bienes que pretendía la encausada sustraer
tal suma dineraria, los sucesos habrían devenido en una falta contra el patrimonio, por lo
cual es preciso efectuar un análisis detenido del tipo penal, a fin de determinar adecua-
damente la calificación jurídica de los hechos incriminados al agente;
Cuarto.- Que, no obstante, el ilícito de hurto agravado tiene como antecedente la
figura de hurto contenido en el numeral ciento ochenticinco del Código Penal, al concu-
rrir una o algunas de las causales de agravación previstas en el numeral ciento ochenti-
séis del citado cuerpo legal, esta opera como una figura delictiva autónoma con penali-
dad independiente, en donde se evalúa el proceder del agente o agentes, su peligrosidad,
su número, la ocasión y la naturaleza de la víctima, considerándose inclusive la figura
de la organización criminal y dentro de ellas, al jefe, al cabecilla o dirigente, actos cri-
minales que atendiendo a su gravedad y peligrosidad no pueden perder su naturaleza de-
lictiva para considerarse como simples faltas contra el patrimonio por el monto de lo
sustraído, más aún si el numeral cuatrocientos cuarenticuatro del Código Penal referente
a faltas contra el patrimonio solo subsume como tales las conductas referidas a hurto y
daños en su modalidad simple cuando estas no sobrepasen el valor in comento, al seña-
lar expresamente como presupuesto para su configuración: “El que realiza cualquiera de
las conductas previstas en los artículos ciento ochenticinco y doscientos cinco, cuando
la acción recae sobre un bien cuyo valor no sobrepase las cuatro remuneraciones míni-
mas vitales (...)”; advirtiéndose que el legislador tomando en consideración la forma y
circunstancias en que esta conducta ilícita se desarrolla, optó por obviar el monto de lo
sustraído ilícitamente para concentrarse exclusivamente en la gravedad de la conducta;
por lo que el monto no resulta ser un elemento objetivo del tipo penal (lo que solo puede
aplicarse al delito de hurto simple):
195
ROBO Y HURTO
196
JURISPRUDENCIAS
R.N. Nº 190-99-LIMA
197
ROBO Y HURTO
momento de los hechos estaban en posesión del vehículo, la misma que no se incorpo-
ró al patrimonio de los encausados y mucho menos estos asumieron tener la disponibili-
dad de la camioneta supuestamente sustraída, pues, de inmediato se comunicaron con la
propietaria y le comentaron lo ocurrido; asimismo, se descarta en los agentes “el ánimo
de lucro” entendido como la intención de apropiarse de la cosa, en su beneficio o de ter-
ceros; que, siendo esto así, es del caso absolverlos de la acusación fiscal, por el delito
antes mencionado, en atención a la facultad conferida por el artículo doscientos ochen-
ticuatro del Código de Procedimientos Penales: declararon HABER NULIDAD en al
sentencia recurrida (...) que condena a Juan Antonio Rojas Gómez, Tito Teodoro Zúñi-
ga López y Rogelio Palacios Zapata, por el delito contra el Patrimonio –hurto agrava-
do–, en agravio de Felícita Bendezú Oré viuda de Domínguez, José Luis Aguilar Aquino
y Alex Moisés Domínguez Bendezú, a cuatro años de pena privativa de la libertad sus-
pendida en su ejecución por el periodo de prueba de tres años; con lo demás que contie-
ne; reformándola: ABSOLVIERON a Juan Antonio Rojas Gómez, Tito Teodoro Zúñiga
López y Rogelio Palacios Zapata, de la acusación fiscal por el delito contra el Patrimo-
nio hurto agravado, en agravio de Felícita Bendezú Oré viuda de Domínguez, José Luis
Aguilar Aquino y Alex Moisés Domínguez Bendezú; (...).
SS. MONTES DE OCA BEGAZO; ALMENARA BRYSON; SIVINA HURTADO; ROMÁN SANTIS-
TEBAN; VÁSQUEZ CORTEZ
198
JURISPRUDENCIAS
199
ROBO Y HURTO
cual ocasionó que este último, en un acto de venganza, lo comprendiera en los hechos
por entender que lo denunció ante el Comisario.
Cuarto.- Que, de autos se desprenden los siguientes hechos relevantes: (i) el día
dos de octubre de dos mil seis, en horas de la tarde, se produjo un asalto a tres emplea-
dos de la Farmacia Inkafarma que se dirigían a la sucursal del Banco de Crédito en la
ciudad de Cajamarca a fin de depositar la suma de cuarenta y ocho mil setecientos ocho
nuevos soles y veinte dólares americanos que portaban en dos paquetes, (ii) que duran-
te el desarrollo del delito, los empleados se resistieron al asalto ocasionando que parte
del efectivo que portaban cayera al suelo, (iii) el policía Carlos Gerardo Cabrera Aguilar
–ya condenado–, quien se encontraba prestando servicios en la Caja Municipal de Piura,
cercana al lugar de los hechos, acudió en auxilio de las víctimas y logró capturar a uno
de los asaltantes con el apoyo de Edgar Leonel Quispe Campos y José Luis Rojas Ca-
brera, ambos miembros del servicio de serenazgo de la ciudad, no sin antes recoger
parte del dinero robado que quedó en el piso durante esos acontecimientos, (iv) pro-
ducida la captura del sospechoso, los protagonistas de la intervención policial se diri-
gieron a la Comisaría del sector –en la que se encontraba como Oficial de Permanen-
cia y Jefe de la sección de Delitos y Faltas, el encausado Tejada Pinto, en su condición
de Teniente de la Policía Nacional–, poniendo a disposición al intervenido –el ya sen-
tenciado como autor del delito de robo agravado, Felipe Fernando Palma Rodríguez–,
(v) al mismo tiempo, el procesado Carlos Gerardo Cabrera Aguilar guardó en su escri-
torio el dinero recuperado, tal como lo manifestaron los citados miembros del serenazgo
–véanse sus declaraciones de fojas veintidós a veintiséis y novecientos ochenta y cinco–,
(vi) el sentenciado Cabrera Aguilar al elaborar el acta de registro correspondiente no
consignó el hallazgo del dinero que recogió durante su intervención, tal como puede ve-
rificarse a fojas sesenta y tres.
Quinto.- Que, en relación al destino final del dinero recuperado, el sentenciado Ca-
brera Aguilar aseveró en sede judicial –instructiva de fojas ochenta y ocho y declaración
plenarial de fojas novecientos cuarenta y cinco– que en circunstancias que se encontra-
ba tomando los datos del intervenido apareció su jefe inmediato, el encausado Tejada
Pinto, quien le preguntó si alguna persona se había percatado del dinero recuperado y al
responderle que no, le quitó la bolsa y se la llevó; que, asimismo, le refirió que le entre-
garía su parte a cambio que no dé cuenta de tal hecho.
Sexto.- Que, el encausado Tejada Pinto, frente a dicha sindicación y a fin de ener-
var su responsabilidad penal, sostuvo: a) que fue él quien puso en conocimiento del Co-
misario, Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, la conducta irregular del senten-
ciado Cabrera Aguilar; b) que al momento que Cabrera Aguilar aseveró que el dinero
del que se había apropiado se encontraba en las instalaciones del local que custodiaba,
es decir, la Caja Municipal de Piura, su superior jerárquico le ordenó que lo acompañe a
recuperar el dinero en referencia; c) que debido a su intervención se supo del dinero del
que se apropió Cabrera Aguilar y este en venganza lo involucra en tal apoderamiento.
Sétimo.- Que, el Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, Comisario de la
estación policial, en su declaración plenarial –fojas mil once– expresó que el día de
los hechos al retornar a la Comisaría en horas de la tarde, se enteró por el subalterno
de guardia –cuyo nombre no fue precisado– que habían personas que se encontraban
200
JURISPRUDENCIAS
reclamando por un dinero recuperado producto de un asalto; que ante tales rumores dis-
puso que trasladen a los miembros del serenazgo que prestaron apoyo en la captura de
uno de los implicados en el robo y, ante su versión, ordenó al encausado Tejada Pinto
que buscara al sentenciado Cabrera Aguilar en el lugar que se encontraba prestando
servicios para aclarar la situación.
Octavo.- Que, de lo antes anotado se evidencia que según la versión del propio Co-
misario de la estación policial, Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, este cono-
ció del accionar delictuoso de Cabrera Aguilar por referencia de terceras personas y no
por denuncia del acusado Tejada Pinto, lo que desmiente el dicho de este último en el
sentido que fue gracias a su intervención que los hechos fueron puestos en evidencia al
citado Comisario.
Noveno.- Que, durante el acto oral el Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colcha-
do negó de manera reiterada que el encausado Tejada Pinto le haya informado de la
conducta irregular del efectivo policial Cabrera Aguilar, lo cual originó que se llevará
a cabo una confrontación entre ambos –ver fojas mil sesenta y seis– en la que, por últi-
mo, el encausado Tejada Pinto admitió que el testigo Neciosup Colchado ya tenía cono-
cimiento de los hechos antes que él le informara sobre los mismos; que de ello se colige
que no fue el encausado Tejada Pinto el primero en informar al testigo Colchado Ne-
ciosup de lo sucedido, entendiéndose que simplemente corroboró lo que este ya sabía,
a pesar de que se encontraba al momento de los hechos como Oficial de Permanencia
–es decir como reemplazante del Comisario en su ausencia por ser el oficial de mayor
rango– y Jefe de la Sección de Delitos y Faltas de dicha unidad policial.
Décimo.- Que, si bien el testigo Neciosup Colchado a nivel sumarial –ver fojas
doscientos cuarenta y cuatro– refirió que se enteró de lo sucedido por intermedio del en-
causado Tejada Pinto, tal versión no reviste mayor fiabilidad, pues, a diferencia de su
anotada declaración plenarial, no fue realizada con todas las garantías del debate con-
tradictorio y, con ocasión de la diligencia de confrontación, el propio encausado admitió
que no fue el primero en informar al testigo de la irregularidad del efectivo policial Ca-
brera Aguilar.
Undécimo.- Que, asimismo, está probado que luego que el sentenciado Cabrera
Aguilar admitió que no dio cuenta del dinero recuperado, el Comisario Neciosup Col-
chado ordenó al encausado Tejada Pinto que lo acompañara con el objeto de recupe-
rar el dinero objeto de sustracción; que, el encausado Tejada Pinto ha sido reiterativo y
firme en sostener que, junto con el mencionado sentenciado y el efectivo policial Martín
Soriano Torres, se dirigieron en una unidad móvil hasta las instalaciones de la Caja Mu-
nicipal de Piura, donde se suponía que el acusado Cabrera Aguilar había guardado el di-
nero; que al llegar al mencionado lugar el sentenciado Cabrera Aguilar procedió a sacar
una bolsa, cumplido lo cual regresaron a la Comisaría en donde se hizo entrega del im-
porte de dos mil nuevos soles, tal como se aprecia del acta de recepción de dinero de
fojas treinta y nueve.
Duodécimo.- Que, sin embargo, esta versión esta desmentida por el testigo Soriano
Torres, quien afirmó que acompañó al sentenciado Cabrera Aguilar y al encausado Te-
jada Pinto –quien conducía el carro policial– a un lugar que no era la Caja Municipal de
Piura sino uno que, por las referencias dadas, coincidía con el domicilio del encausado
201
ROBO Y HURTO
Tejada Pinto, señalando este testigo que vio que los citados encausados, luego de bajar
del vehículo donde se transportaron, ingresaron a un inmueble y luego de unos minutos
salieron para dirigirse a la Comisaría de retorno; que en el trayecto de regreso el encau-
sado Tejada Pinto le pidió que en caso que el Comisario preguntara a qué lugar se ha-
bían dirigido contestara que fueron a la Caja Municipal; que ello se corrobora con lo de-
clarado por los testigos Danilo Neciosup Colchado y Abilio Armando Franco Ramos
–las declaraciones de este último obran a fojas doscientos cincuenta y mil treinta y dos–,
quienes mencionan que se enteraron por versión del efectivo policial Soriano Torres que
no se habían dirigido a la Caja Municipal de Piura sino a otro lugar distante; asimis-
mo, se tiene la declaración del testigo Franklin Lincoln Farro Torres –fojas seiscientos
ochenta y mil catorce–, el mismo que apunto que prestaba servicio junto al sentenciado
Cabrera Aguilar en la Caja Municipal de Piura y que el día de los hechos, aproximada-
mente a las dos y treinta de la tarde, se percato que su compañero decidió perseguir a un
asaltante y regresó casi dos horas después; que a los cuarenta y cinco minutos de su re-
torno llegó el encausado Tejada Pinto quien, con el permiso de la administradora, se re-
tiró en compañía del referido sentenciado y que ya no regresaron más, versión que man-
tiene en la diligencia de confrontación –fojas mil cuarenta y ocho–.
Décimo tercero.- Que, por otro lado, es de acotar que el acusado Tejada Pinto
como parte de su versión exculpatoria señala que el día de los hechos acudió a las ins-
talaciones de la Caja Municipal de Piura en dos oportunidades durante la tarde, la pri-
mera para llevar al sentenciado Cabrera Aguilar para que declare ante el Comisario y la
segunda cuando lo acompañó para que recoja el dinero sustraído; que, empero, tal ver-
sión es igualmente desmentida por el citado testigo Franklin Lincoln Farro Torres quien,
como se tiene dicho, afirmó que el acusado en referencia solo se hizo presente en la cita-
da entidad financiera en una oportunidad.
Décimo cuarto.- Que, si bien el sentenciado Cabrera Aguilar a nivel preliminar
brindó una versión diferente de los hechos, en su declaración instructiva aceptó que
faltó a la verdad porque pretendió ser leal con el Teniente Tejada Pinto, quien le ofre-
ció su ayuda luego que se apoderara del dinero recuperado, por lo que no le quedó otra
alternativa que redactar un Parte en términos generales conforme es de verse de la Ocu-
rrencia de Calle Común sin número de fojas uno, y admitió que el indicado documento
no respondía a la realidad y motivo de la intervención policial.
Décimo quinto.- Que, en atención a lo antes expuesto la responsabilidad del acu-
sado Tejada Pinto está acreditada al haberse descartado la supuesta causal de incredibili-
dad subjetiva respecto a lo manifestado por Cabrera Aguilar, pues lo actuado demuestra
que la reacción del Mayor Comisario Danilo Alex Neciosup Colchado dirigida al escla-
recimiento de los hechos no obedeció a datos o informaciones proporcionadas por este;
que también han quedado desmentidas sus demás alegaciones referidas a los aspectos
periféricos relacionados con los hechos, advirtiéndose en cambio que las testimoniales a
las que ya se ha hecho referencia respaldan el contenido incriminatorio de los dichos del
sentenciado Cabrera Aguilar; que, en este mismo sentido, es de señalar que según la tes-
timonial de Elita Ayde Siguenza, empleada de la entidad agraviada, al tener conocimien-
to que parte de lo robado fue recuperado, le reclamó al encausado Tejada Pinto y al sen-
tenciado Cabrera Aguilar, quienes negaron tal hecho y optaron por decirle que se retire,
202
JURISPRUDENCIAS
SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO
203
ROBO Y HURTO
EXPEDIENTE Nº 715-2008
APELACIÓN DE SENTENCIA
PONENCIA: Dra. Huaricancha Natividad
CONSIDERANDO:
I. ASUNTO
Es materia de apelación la sentencia de fecha diecisiete de mayo del año dos mil
diez, que obra de folios ciento setenta y dos a ciento setenta y seis, que FALLA: CON-
DENANDO a José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Velásquez Salazar, por el deli-
to contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de la Empresa Multimedia S.A.C.
Cable Mágico, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspen-
dida por el plazo de prueba de UN AÑO, bajo reglas de conducta, fijando en la suma de
SEISCIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil que deberán de abo-
nar los sentenciados a favor de la empresa agraviada, a razón de doscientos nuevos soles
por parte de cada uno de los sentenciados a favor de la entidad agraviada.
II. ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a los procesados José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Velás-
quez Salazar, haber sustraído sin la debida autorización de la empresa agravia-
da la señal de telecomunicación e instalar vía conexión en un aparato receptor
que se encontraba en el interior del inmueble ubicado en la Calle Las Viole-
tas número diez veintinueve, distrito de San Martín de Porres, de propiedad de
Norma Gonzáles Llontop, para lo cual estaban premunidos de una serie de he-
rramientas o especies como llaves, alicates manipularon el cableado aéreo que
siendo intervenidos por personal policial de la Comisaría de San Martín.
204
JURISPRUDENCIAS
2.2. La defensa de los sentenciados José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Ve-
lásquez Salazar sostienen en su escrito de apelación (folios ciento ochenta y
seis a ciento noventa y dos) lo siguiente: a) Solicita la nulidad de la sentencia
porque ha faltado actuarse algunas diligencias puntuales como la confronta-
ción, la pericia contable a fin de determinar el perjuicio económico, por lo que
no se encuentra probado el apoderamiento de algún bien mueble existiendo
solo una sindicación; b) Que, si se revisa el tipo penal materia de instrucción,
en el supuesto negado que se habría cometido el delito, el tipo penal adecua-
do sería el tipo residual tipificado en el artículo cuatrocientos treinta y ocho
del Código Penal; c) Que, no se ha configurado el delito contra el Patrimonio -
Hurto Base y Agravado, dado que no se ha acreditado el apoderamiento ilegal
de un bien mueble total o parcialmente ajeno, máxime sino existe peritaje de
daños o acreditado con facturas o comprobantes que las herramientas de traba-
jo existentes en el vehículo pertenecen a la parte agraviada.
III. RAZONAMIENTO
3.1. El reclamo de los apelantes debe ser examinado de acuerdo a las pruebas in-
corporadas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que en primer lugar: Está probado que el día veintitrés de mayo del
año dos mil ocho, conforme se indica en la denuncia policial OCD número
ciento noventa y uno (folios dos a siete) los encausados fueron intervenidos,
por los efectivos policiales, cuando se encontraban realizando instalaciones de
Cable Mágico en un televisor marca Samsung en el frontis del inmueble sito
en la Calle Las Violetas número diez veintinueve, distrito de San Martín de
Porres, tal como se verifica del acta de constatación (folios veinticinco) docu-
mento que fuera suscrito también por la propietaria del referido inmueble –se-
ñora Norma Gonzáles Llontop–; documento que no ha sido materia de cues-
tionamiento por parte de los sujetos procesales; Segundo.- El encausado José
Trinidad Velásquez Salazar, al rendir su manifestación policial (folios dieci-
séis a dieciocho) y declaración instructiva (folios cincuenta y cuatro a cin-
cuenta y cinco) reconoció haber participado en compañía de sus coprocesados
en los hechos incriminados, actividad que venía realizando desde hace vein-
te días, especificando que esta correspondía a realizar reparaciones. Asimis-
mo, el encausado José Luis Liza Velásquez, al rendir su manifestación policial
(folios diecinueve a veinte) y declaración instructiva (fojas cuarenta y ocho a
cincuenta) aceptó haber sido intervenido conjuntamente con sus coprocesados,
siendo su participación según señaló: “(…) el de bajar la escalera, poner en el
poste y alcanzar el alicate a mi compañero Jorge Flores quien hace la repara-
ción”. Tercero.- Se tiene además la declaración testimonial de Miguel Ángel
Villena Rivera (folios noventa y cuatro a noventa y cinco) quien sostuviera
que en su calidad de supervisor del área de atención de servicios de Cable Má-
gico, recibió una llamada donde se le informaba que sujetos desconocidos se
encontraban realizando instalaciones y manipulando la planta externa del refe-
rido servicio por el sector de Palao, donde efectivamente encontró a los encau-
sados con la indumentaria de la empresa Larymattion y la camioneta Station
205
ROBO Y HURTO
206
JURISPRUDENCIAS
207
ROBO Y HURTO
EXPEDIENTE Nº 153-98
208
JURISPRUDENCIAS
209
ROBO Y HURTO
VISTOS: En la presente causa, sin informe oral, interviniendo como Juez Superior
Ponente la Doctora Huaricancha Natividad en aplicación de lo dispuesto por el inciso
segundo del artículo cuarenta y cinco del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial; con lo opinado por el señor fiscal superior en su dictamen (folios dos-
cientos setentidós a doscientos setenta y cinco); y,
CONSIDERANDO:
I. ASUNTO
Que, es materia de apelación la sentencia de fecha dos de octubre del año dos
mil nueve, obrante de folios doscientos cuarenta y seis a doscientos cincuenta y dos,
que falla: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal a Marcos Esteban Zúñiga Coraqui-
llo y Juvenal Figueroa Tinoco, por la presunta comisión del delito contra el Patrimonio
–Hurto Agravado– en agravio de Priscila Prieto Loayza.
II. ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a los encausados, que con fecha trece de setiembre de dos mil uno,
a las veintiún horas la agraviada Priscila Prieto Loayza bajó la palanca del
medidor que abastece de energía eléctrica a su inmueble, quedando sin flui-
do eléctrico y coincidentemente también quedó en las mismas condiciones
el inmueble que ocupaban los procesados, presumiéndose que estos serían
los autores del hurto de energía eléctrica, por cuanto los recibos de consumo
de electricidad de la agraviada habían subido, al efectuarse una constatación
210
JURISPRUDENCIAS
III. RAZONAMIENTO
3.1. Para los efectos de imponer una sentencia condenatoria es preciso que el juz-
gador haya llegado a la certeza de la responsabilidad penal del encausado, en
la cual solo puede ser generada por una actuación probatoria suficiente que
permita genera en él tal convicción de culpabilidad; sin la cual no es posi-
ble revertir la inicial condición de inocencia que tiene todo procesado. Es así
que conforme al artículo sétimo del Título Preliminar del Código Penal cons-
tituye un principio general que la pena requiera indefectiblemente de la res-
ponsabilidad penal del auto, quedando proscrita toda forma de responsabilidad
objetiva.
3.2. De la revisión de los autos, si bien se tiene la declaración preventiva de la
agraviada (fs. 91), quien se ratifica de su manifestación policial señalando que
ante su sospecha que le estaría sustrayendo energía eléctrica, decidió el día
trece de setiembre del año dos mil uno, bajar la palanca general a fin de detec-
tar qué vivienda se quedaba sin energía eléctrica, logrando así detectar que el
inmueble signado con el lote seis-c quedó a oscuras, lo que inmediatamente
comunicó a Edelnor; al día siguiente fue a denunciar a la Comisaría del sector
y al realizar la constatación policial en dicho inmueble se identificó a la perso-
na de Jenny Loayza Cervantes manifestando que era guardián del lugar e in-
dicando que la propietaria respondía al nombre de María Candía; y que ade-
más ha sufrido perjuicio económico, conforme es de verse de los recibos de
Edelnor que obran en autos, en la que se aprecia que desde el mes de enero a
julio del año mil novecientos noventa y nueve (folios dieciséis a ciento vein-
tidós) el consumo promedio no sobrepasaba los noventa soles; sin embargo
211
ROBO Y HURTO
se aprecia que a partir del mes de agosto del año mil novecientos noventa y
nueve a octubre del año dos mil uno (folios veintitrés a cuarentisiete) el monto
se incrementó considerablemente es así que alcanzó monto incluso mayores a
los quinientos nuevos soles.
3.3. De otro lado, la testigo María Salomé Candía Carpio y propietaria del inmue-
ble sito en la Av. Chacra Cerro Lote C-6 - Comas, señaló en su manifestación
policial (folios ocho) que los encausados Juvenal Figueroa y Marcos Zúñiga
vivían en su inmueble sin su consentimiento.
3.4. Que, si bien es verdad obra a folios cuarenta y ocho un acta de constatación,
en la que se constata que de la casa de la agraviada sale dos cables de co-
nexión de color azul hacia la vivienda sito en lote 6-E de propiedad de María
Candía (donde habrían vivido los encausados) y así también a lo informado
mediante un oficio por la empresa Edelnor (folios setentidós) en el que indi-
ca que en esta última vivienda, se procedió al corte del servicio de suministro
eléctrico Nº 0972299 el día veintinueve de abril del año mil novecientos no-
venta y nueve, por la no cancelación oportuna de los recibos de consumo.
3.5. Que, si es verdad estando a las diligencias actuadas y pruebas aportadas por
las partes, se llega a la convicción que está acreditada la comisión del deli-
to de hurto agravada en agravio de la afectada, sin embargo no lo está la res-
ponsabilidad penal de los procesados por lo siguiente: en primer lugar al mo-
mento de que el hecho investigado es descubierto por la agraviada (trece de
setiembre del año dos mil uno), los encausados ya no residían en el inmue-
ble, pues como indicó la mencionada afectada a nivel preliminar, al detectar el
inmueble del que se le sustraía fluido eléctrico, señaló que dicha vivienda era
de propiedad de María Salomé Candía Carpio; en segundo lugar: Es de apre-
ciarse que en dicha vivienda habría funcionado una Empresa DESA cuyos ti-
tulares era la referida testigo y su esposo Efraín Delgado Rosas, conforme así
lo han sostenido los encausados a nivel preliminar y el cual es aceptado por
dicha testigo a nivel judicial (folios ochentinueve a noventa) lo que se des-
prende de los certificados que en copias simples que obran a folios doscientos
diecisiete a diecinueve; en tercer lugar: Se tiene la declaración testimonial de
María Salomé Candía Carpio (folios ochenta y cuatro a noventa), quien refie-
re que luego del corte de energía eléctrica por Edelnor, dado que no se pagaba
por dicho servicio, habían personas que quedaron viviendo en el inmueble al
sostener: “como había personas en el local ellos no colaboraban para pagar”,
es más refirió en dicho acto procesal, que cada vez que iba a su inmueble “los
encontraba sin luz”, observando que los obreros que vivían en su propiedad se
alumbraban en la noche con baterías; inmueble el cual frecuentaba una a dos
veces al mes, y el que sigue siendo utilizado como almacén de carros y artícu-
los de ferreterías, teniendo como guardiana actual a la hermana de uno de los
encausados –Julia Ricardina Zúñiga Coraquillo– habiendo esta última soste-
nido que viene viviendo en dicho inmueble desde el veinte de noviembre del
año dos mil uno y que se alumbra con vela; en cuarto lugar: Si bien el encau-
sado –Zúñiga Coraquillo a nivel policial– señaló que el inmueble sito en el
212
JURISPRUDENCIAS
lote C-6 hasta el mes de diciembre del año mil novecientos noventa y nueve,
precisando que en dicho periodo había un medidor que abastecía de energía
eléctrica; y a nivel judicial al rendir su declaración instructiva (folios ciento
noventa y nueve a doscientos uno) señaló ser inocente de los hechos que se
le imputa, precisando que lo estuvo habitando desde el año dos mil hasta el
mes de agosto del año dos mil uno; versiones del que si es verdad no se apre-
cia una uniformidad en cuanto al lapso de tiempo en que habría habitado en el
inmueble intervenido, también lo es que ello de por sí no resulta insuficiente
para resquebrajar la presunción de inocencia que le asiste.
3.6. Es así, que existiendo solo la imputación de la agraviada y no otros elementos
probatorios que permita determinar con certeza la responsabilidad de los pro-
cesados, dada que también está proscrita la responsabilidad objetiva, confor-
me así lo dispone el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal, por
lo que como bien se ha sostenido en la sentencia de grado, ello ha generado
una duda razonable que determina la aplicación del Principio Universal del in
dubio pro reo determinándose en consecuencia la absolución de la acusación
fiscal.
DECISIÓN FINAL
Por estos fundamentos, CONFIRMARON: La sentencia de fecha dos de octubre
del año dos mil nueve, obrante de folios doscientos cuarenta y seis a doscientos cin-
cuenta y dos, que falla: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal a Marcos Esteban Zúñi-
ga Coraquillo y Juvenal Figueroa Tinoco, por la presunta comisión del delito contra el
Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de Priscila Prieto Loayza; notificándose y los
devolvieron.
213
ROBO Y HURTO
214
JURISPRUDENCIAS
local donde se realizaba una actividad bailable, fue interceptado por el encausado De La
Cruz Céspedes, quien con un arma blanca le ocasionó una herida cortante en el rostro,
desfigurándolo.
Tercero.- Que la prueba de la utilización de arma blanca durante la perpetración
del robo en perjuicio del agraviado Elmer Becerra Jara se sustenta en la declaración que
este efectuó en las diligencias de reconocimiento de fojas cincuenta y tres, cincuenta y
cinco y cincuenta y nueve, en que afirma reiteradamente que durante el asalto del que
fue víctima los encausados emplearon un cuchillo (el que se lo pusieron en la cara) a fin
de sustraerle sus pertenencias.
Cuarto.- Que, en cambio, existe un vacío probatorio con respecto al empleo de
violencia o grave amenaza en la comisión del robo en perjuicio de Diana Cruz Labado;
que, en efecto, de las declaraciones de José Camilo Vásquez Vílchez (fojas cuarenta y
uno, cincuenta y siete y ciento cincuenta), así como de Óscar Cervera Suárez (fojas cua-
renta y cuatro), se desprende que este delito se perpetró en la modalidad de arrebato sor-
presivo del bien mueble (cartera), pero sin violencia física sobre el cuerpo de la víctima
o amenaza contra ella, lo que implica la configuración de un delito de hurto agravado y
no de robo agravado; que la acreditación y subsunción de la conducta del encausado en
el tipo penal de hurto agravado posibilita a este Supremo Tribunal desvincularse de la
calificación jurídica que se estableció en la acusación fiscal; que dicha decisión no vul-
nera el principio acusatorio ni el derecho de defensa en tanto no implica una alteración
de los hechos imputados (y admitidos por el encausado), sino solo un cambio de califi-
cación jurídica más favorable, y además el delito verificado vulnera similar bien jurídico
al del delito acusado (referido al patrimonio).
Quinto.- Que la prueba de cargo contra el encausado Julio De La Cruz Céspedes
por el delito de lesiones graves en perjuicio de José Jacinto Cubas Vargas se sustenta en:
i) el certificado médico de fojas sesenta y nueve (ratificado a fojas doscientos treinta y
cinco) –según el cual el agraviado presenta una herida cortante desde la región fronto-
temporal hasta el labio superior– que prueba la materialidad del delito (en concordancia
con la instrumental de fojas ciento diecisiete), ii) la declaración preventiva de José Ja-
cinto Cubas Vargas (fojas ciento treinta y tres), quien atribuyó a De La Cruz Céspedes
ser quien le infirió un corte en el rostro con una navaja; que dicha incriminación, inclu-
so, encuentra apoyo probatorio en la declaración del propio encausado (manifestación
policial de fojas veintisiete), quien admitió haber golpeado al citado agraviado, ocasio-
nándole un corte en el rostro.
Sexto.- Que, en cuanto a la preexistencia de lo sustraído, en el presente caso, dado
que se trata de sumas de dinero no significativas, se infiere razonablemente de los he-
chos declarados probados así como de la declaración del agraviado Elmer Becerra Jara.
Sétimo.- Que, a nivel de determinación de la pena, se toma en cuenta: i) que el en-
causado es autor de tres hechos punibles: un delito de robo agravado (que tiene prevista
una pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte años), un delito de
hurto agravado (que está conminado con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años) y un delito de lesiones graves (que prevé una pena privativa de li-
bertad no menor de tres ni mayor de ocho años), ii) que el delito de robo objeto de con-
dena comprende la concurrencia de cuatro agravantes específicas (nocturnidad, mano
215
ROBO Y HURTO
SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS
216
JURISPRUDENCIAS
CONSIDERANDO:
ASUNTO
Viene en grado de apelación la sentencia de fecha veintiséis de agosto del año
dos mil diez, que obra de folios trescientos ochenta a trescientos ochenta y cinco, que
FALLA: CONDENANDO a Tania Isabel Tello Pacaya por el delito contra el patri-
monio –hurto agravado– en agravio de Raúl Quintín Díaz Peralta, a TRES AÑOS DE
PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspendida por el plazo de prueba de dos años,
bajo reglas de conducta, fijando en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES por
concepto de reparación civil que deberá de abonar la sentenciada a favor de la parte
agraviada, sin perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos.
ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a Tania Isabel Tello Pacaya, que con fecha veinticuatro de junio de
dos mil nueve, ingresó con varias personas no identificadas al domicilio del
agraviado, ubicado en la Manzana N, Lote tres, perteneciente a la Asociación
de Vivienda Miguel Grau, Distrito de San Martín de Porres, aprovechando que
le habían brindado un cuarto para que pueda vivir con su madre, sustrayendo
de ese lugar una refrigeradora marca LG, un equipo de sonido marca LG, un
DVD marca Panasonic, un televisor marca Panasonic, una cocina marca Inre-
sa y otros muebles y enseres valorizados en la suma de siete mil nuevos soles,
hechos presenciados por María Teresa Berrocal Saravia.
217
ROBO Y HURTO
RAZONAMIENTO
3.1. El reclamo de los apelantes debe ser examinado de acuerdo a las pruebas in-
corporadas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que en primer lugar: Está probado que el día veinticuatro de junio de
dos mil nueve, la sentenciada Tania Isabel Tello Pacaya ingresó con varias per-
sonas no identificadas al domicilio del agraviado, ubicado en la Manzana N,
Lote tres, Asociación de Vivienda Miguel Grau, Distrito de San Martín de Po-
rres, aprovechando que le habían brindado un cuarto para que pueda vivir con
su madre, sustrayendo de ese lugar diferentes artefactos, una refrigeradora
marca LG, un equipo de sonido marca LG, un DVD marca Panasonic, un te-
levisor marca Panasonic, una cocina marca Inresa y otros muebles y enseres
valorizados en la suma de siete mil nuevos soles, situación fáctica que fuera
presenciada por la testigo María Teresa Berrocal Saravia quien en su manifes-
tación policial (folios seis a siete) y declaración testimonial brindada a nivel
judicial (fojas doscientos treinta y dos a doscientos treinta y tres) señaló que
el día de los hechos, observó que la encausada disponía de bienes muebles
los cuales con la ayuda de cuatro personas no identificadas, eran trasladadas
y embarcadas en un camión; Segundo.- Cabe aquí precisar, que uno de los
218
JURISPRUDENCIAS
219
ROBO Y HURTO
3.5. Que, en cuanto al extremo del monto fijado como reparación civil, debe tener-
se en cuenta que debe ser determinada de acorde a la magnitud del daño y per-
juicio causado a la víctima, cuya extensión a tener en cuenta se encuentra es-
tablecida en los artículos noventa y dos y noventa y tres del Código Penal, y
los pertinentes del Código Civil, teniéndose en cuenta que la reparación civil
tiene pues, una función reparadora y resarcitora, por lo que si bien en la im-
pugnada además de haberse señalado un monto fijo por dicho concepto, sin
perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos; lo es también la suma
fijada no guarda proporcionalidad con la magnitud del daño irrogado ni el
perjuicio ocasionado, por lo que en atención a ello, corresponde ser elevada
prudencialmente.
DECISIÓN FINAL
Fundamentos por los que CONFIRMARON: La sentencia de fecha veintiséis de
agosto del año dos mil diez, que obra de folios trescientos ochenta a trescientos ochenta
y cinco, que FALLA: CONDENANDO a Tania Isabel Tello Pacaya, por el delito con-
tra el Patrimonio –hurto agravado– en agravio de Raúl Quintín Díaz Peralta, a TRES
AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspendida por el plazo de prue-
ba de dos años, bajo reglas de conducta; y REVOCARON en el extremo que fija en
la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES porconcepto de reparación civil que de-
berá de abonar la sentenciada a favor de la parte agraviada, y REFORMÁNDOLA:
FIJARON: En la suma de MIL NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil;
sin perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos. MANDO: Que, consenti-
da o ejecutoriada que sea la presente, inscríbase donde corresponda.- Notifíquese y los
devolvieron.
220
JURISPRUDENCIAS
SENTENCIA
221
ROBO Y HURTO
222
JURISPRUDENCIAS
223
ROBO Y HURTO
se produjo a cinco cuadras del lugar de los hechos, siendo interceptada en circunstan-
cias que se desplazaba a paso veloz, a consecuencia del disparo efectuado; producién-
dose su intervención en hora anterior a la consignada en la fundamentación fáctica del
dictamen acusatorio; no existiendo en tal virtud prueba idónea que genere certeza para
condenarla.
Sexto.- Por los hechos así descritos, se abrió instrucción y se formuló acusación
contra la acusada por el delito contra el patrimonio –Robo Agravado, previsto y sancio-
nado en el artículo ciento ochenta y ocho– tipo base del Código Penal con las agravan-
tes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del mismo texto sustantivo, el mismo que, tiene como bien jurídico protegido el
patrimonio –específicamente la posesión de un bien mueble–, pero además, también la
libertad, la vida, la integridad física de las personas, hecho que lo configura como un de-
lito compuesto o pluriofensivo; y para los efectos de la tipicidad objetiva, el sujeto acti-
vo puede ser cualquier persona, a excepción hecha del propietario; sujeto pasivo puede
ser cualquier persona física o jurídica que disfrute de la posesión inmediata del bien
mueble, cualquiera que sea el título por el que dispone de dicha facultad. El comporta-
miento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble, total o parcialmente
ajeno para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentren, empleando
violencia contra la persona y amenazándola con un peligro inminente para su vida o in-
tegridad física; finalmente para los efectos de la tipicidad subjetiva se requiere del dolo.
Sétimo.- Es preciso establecer que el objeto de todo proceso penal, es alcanzar la
verdad concreta respecto a los hechos que se ventilan, por lo que la decisión judicial a
que arribe el juzgador, en cada caso, debe estar condicionada al descubrimiento de esta
verdad, sustentada en el mérito de las pruebas y de los indicios contundentes, concu-
rrentes y vinculantes que se hayan recabado en el curso de la instrucción y actuado en el
juicio oral, tanto respecto a la comisión del delito materia de acusación, como a la res-
ponsabilidad penal de la procesada; pudiéndose producir en el juzgador una convicción
y grado de certeza suficientes como para destruir la presunción de inocencia de que goza
la encausada al inicio de su juzgamiento, para expedir entonces una sentencia condena-
toria que cumpla con los requisitos y exigencias del artículo doscientos ochenta y cinco
del Código Adjetivo.
Octavo.- Que, analizadas y valoradas cada una de las pruebas recogidas durante la
instrucción y debatidas en el acto oral, el Colegiado establece que las versiones efectua-
das por la agraviada María Elena Lourdes Serpa, han mantenido coherencia y uniformi-
dad en el decurso de la investigación; existiendo persistencia en la imputación, descri-
biéndose el accionar desprendido por la acusada, quien fuga en compañía del individuo
que momentos antes había sustraído la cartera de la agraviada del interior de su ve-
hículo; siendo que, al producirse su oportuna intervención, requerida que fuere la misma
para efectos de que indique el lugar donde se encontraba el citado bien, lo precisó con
exactitud, posibilitando su hallazgo, conforme aparece del acta que corre a fojas veintiu-
no, documento que no ha sido cuestionado.
Noveno.- En los alegatos respectivos, la defensa aduce que la testigo Lorena María
Ugarte Serpa, no identifica o describe la participación de la acusada, lo cual resulta
obvio; puesto que el accionar desprendido por la procesada tuvo un marco distinto en
224
JURISPRUDENCIAS
la ejecución del latrocinio, no solo en la recepción de la cartera, que luego arrojó al pa-
vimento, sino en haber coadyuvado en la huída del autor directo; imputación corrobora-
da con lo vertido por la testigo Jenny Ruth Cuttti Medina a nivel de juicio oral, quien en
su condición de efectivo policial, narró los pormenores derivados de la intervención de
la acusada, precisando que aquella y un sujeto no identificado corrían juntos por las in-
mediaciones de la avenida Tomás Marzano, ínterin en el que el segundo de los nombra-
dos le alcanza una bolsa, la que con posterioridad se descubrió contenía la citada carte-
ra; siendo perseguida paralelamente por la agraviada, motivando que su compañero los
exhorte enérgicamente para efectos de que se detuvieran, haciendo caso omiso, situa-
ción que ameritó efectuara un disparo al aire, produciéndose en dichas circunstancias la
intervención de la acusada. Asimismo, la defensa cuestiona el acta de registro personal
aduciendo que la hora consignada no concuerda con la especificada en la descripción
fáctica efectuada por la señora fiscal superior; apreciando que efectivamente, existe un
contraste derivado de las citadas piezas procesales; no obstante ello, dicha incongruen-
cia se ve convalidada con lo manifestado por la agraviada tanto en su declaración pre-
liminar como preventiva respectivamente, al precisar que el hecho ilícito perpetrado en
su contra se efectuó a las diecinueve horas con treinta aproximadamente. Es de resal-
tar también que lo manifestado por la testigo Jenny Ruth Cuttti Medina a nivel de juicio
oral enerva la tesis de la defensa en el extremo que pretende cuestionar el reconocimien-
to efectuado por la agraviada, aduciendo las condiciones del lugar de los hechos; sien-
do que, la misma coincide con esta última al describir el accionar de la acusada, quien
venía dándose a la fuga en compañía del individuo que sustrajo la cartera del interior
del vehículo. Por último, conforme es de verse de las declaraciones efectuadas tanto por
la testigo como por la agraviada, las mismas no mantienen vínculo de enemistad o si-
milar con la acusada del cual pudiera haber derivado algún elemento de incredibilidad
subjetiva.
Décimo.- De lo expuesto se colige, que con las pruebas actuadas en el presente
proceso ha quedado debidamente acreditado tanto el delito como la responsabilidad
penal de la acusada, quien a pesar de haber sostenido su inocencia, la misma ha queda-
do desvirtuada con las declaraciones de la agraviada María Elena Serpa Ratti de Ugarte,
testigos Lorena María Ugarte Serpa y Jenny Ruth Cutti Medina, declaración que de con-
formidad con lo establecido en el Acuerdo Plenario número dos guión dos mil cinco, no
solo reúne los requisitos de verosimilitud, ausencia de incredibilidad subjetiva y persis-
tencia en la incriminación; sino también como ya se ha glosado con la versión del perso-
nal policial a nivel de instrucción, y ratificando su declaración en juicio oral, que reco-
noce a la acusada como partícipe del hecho criminoso.
Undécimo.- Para los efectos de la graduación de la pena, se tiene en consideración
las condiciones personales de la acusada, quien cuenta con antecedentes penales y judi-
ciales, habiendo tenido un ingreso al penal de Chorrillos Comunes el veintitrés de abril
del año dos mil cinco por el delito contra la salud pública - Trafico Ilícito de Drogas ha-
biendo salido en libertad de fecha dieciocho de junio del año dos mil cinco por orden de
la Cuarta Sala Penal de Reos en Cárcel, asimismo registra una sentencia por el Delito
de Hurto Agravado ante el Sexto Juzgado Penal de Lima de fecha diecinueve de octu-
bre del año dos mil nueve en la que le impusieron un año de pena privativa de la libertad
condicional, conforme es de verse de los antecedentes judiciales de fojas doscientos seis
225
ROBO Y HURTO
y doscientos veintiocho; que, una de las funciones de la pena, además de ser retributiva
por la infracción penal cometida, también es resocializadora, por el cual, busca que el
agente que cometió un ilícito penal, pueda enmendarse, por lo que la sanción debe gra-
duarse en atención a los principios de proporcionalidad y razonabilidad, que debe ir en
consonancia con los indicadores y circunstancias que se contraen los artículos cuarenta
y cinco y cuarenta y seis del Código Penal.
Décimo segundo.- Para fijar la reparación civil se deberá considerar lo estableci-
do en el artículo noventa y tres del Código Penal por el que se establece que la misma
comprende la restitución del bien o en todo caso, el pago de su valor y la indemnización
de los daños y perjuicios sufridos, por lo que el monto se deberá fijar de manera pru-
dencial para resarcir el daño sufrido por la parte agraviada; por estas consideraciones,
en aplicación de los artículos diez, once, doce, veintitrés, veintinueve, cuarenta y cinco,
cuarenta y seis, cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, noventa y dos,
noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base concordante con las circunstan-
cias agravantes contenidas en los numerales dos y cuatro del primer párrafo del artículo
ciento ochenta y nueve del Código Penal; y los artículos doscientos ochenta, doscien-
tos ochenta y tres, doscientos ochenta y cinco y doscientos ochenta y seis del Código de
Procedimientos Penales, la PRIMERA SALA PENAL PARA PROCESOS CON REOS
LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA juzgando los hechos y
las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y administrando justicia a
nombre de la Nación; FALLA: CONDENANDO a Ysabel Clementina Monja Berrocal,
identificada con documento nacional de de identidad número diez treinta y cuatro seten-
ta y cinco ochenta y seis, nacida el ocho de octubre de mil novecientos setenta y cinco,
natural de Lima, hija de don Manuel y doña Leonarda, con grado de instrucción secun-
daria completa, de estado civil soltera, con antecedentes penales y judiciales; como au-
tora del delito contra el Patrimonio –ROBO AGRAVADO– en agravio de María Elena
Serpa Ratti de Ugarte; imponiéndole como tal CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA
DE LIBERTAD, suspendida condicionalmente en su ejecución por el plazo de TRES
AÑOS; bajo el cumplimiento de manera personal y obligatoria de las siguientes reglas
de conducta: a) No variar de domicilio sin previo aviso del juez de la causa; b) Concu-
rrir al local del juzgado a firmar cada fin de mes el libro de control respectivo y justi-
ficar sus actividades, c) No cometer nuevo delito doloso; bajo apercibimiento en caso
de incumplimiento de aplicarse lo dispuesto en el artículo cincuenta y nueve del Códi-
go Penal; FIJARON: en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES el monto que
por concepto de reparación civil deberá abonar la sentenciada a favor de la agraviada;
MANDARON: Que, consentida y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expi-
dan los boletines de condena e inscriba donde corresponda; archivándose los autos defi-
nitivamente con conocimiento del juez de la presente causa.
SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO -
JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. JORGE OCTAVIO BARRETO HERRERA - JUEZ SUPERIOR
226
JURISPRUDENCIAS
El tipo base del delito de robo tiene como tipicidad objetiva al sujeto
activo que puede ser cualquier persona, a excepción del propietario;
mientras que el sujeto pasivo puede ser cualquier persona física o jurí-
dica que disfrute de la posesión inmediata del bien mueble, cualquiera
que sea el título por el que dispone de dicha facultad.
227
ROBO Y HURTO
228
JURISPRUDENCIAS
la tienda a comprar agua mineral, intervalo de tiempo en el que se suscitaron los hechos
materia de juzgamiento; precisando asimismo, que el día en referencia también se en-
contraba con síntomas de ebriedad por cuanto había libado licor con cuatro amigos, en
un aproximado de veinticuatro botellas de cerveza, agregando que se encontraba vestido
con zapatillas blancas, pantalón jim azul, polo blanco y chompa verde.
Cuarto.- A fojas siete obra la manifestación prestada a nivel policial por el agra-
viado Guillermo Vidalón Quispe, quien de forma exhaustiva, narrando los pormenores
derivados de la acción ejercitada en su perjuicio, precisó que el día dieciséis de agos-
to de dos mil diez a horas cero con veinte aproximadamente, abordó una combi en el
paradero de Las Brisas con la finalidad de dirigirse a la comisaría de Vitarte, siendo el
caso, que al pretender descender de dicho vehículo, cinco individuos que se encontra-
ban en su interior, de manera abrupta lo abordan y cogen del cuello, agrediéndolo con
golpes de puño y puntapiés en diferentes partes del cuerpo para seguidamente sustraerle
sus pertenencias consistentes en sus zapatillas, casaca, reloj, polo y cincuenta nuevos
soles; que consumado el hecho, lo bajan violentamente del vehículo, descendiendo uno
de los asaltantes, a quien persigue raudamente, circunstancias en la que hacen su apari-
ción efectivos del orden a bordo de un vehículo oficial, quienes al percatarse del hecho,
intervienen al acusado. Versión que en su conjunto se condice con las afirmaciones que
efectuara a nivel de juicio oral en sesión de fecha siete de diciembre último, donde pre-
cisó que le habrían roto la cabeza, y que parte de la sangre que fluyó se impregnó en la
indumentaria del acusado quien portaba una chompa marrón claro de tono oscuro, lo-
grándolo reconocer por dicha particularidad.
Quinto.- Con fecha catorce de diciembre último concurrió a juicio oral el testi-
go de parte Milton Amorín Magallanes, el mismo que haciendo una defensa abierta del
acusado, precisó que efectivamente, concurrió con aquel a la discoteca Holiday, y que
seguidamente se apersonaron al paradero Las Brisas para abordar el vehículo que los
condujera a su domicilio, que en dicho ínterin siendo las doce y diez de la madruga-
da aproximadamente lo deja ya que este se encontraba ebrio y se dirige a la tienda ubi-
cada a una cuadra y media con el objetivo de comprar agua mineral, que trascurrido
diez minutos regresó y no encontró a su amigo, no habiendo presenciado el robo del
cual fue pasible el agraviado; asimismo, haciendo galardía de un impresionante sentido
memorístico, indicó que el acusado se encontraba vestido con una chompa verde, polo
blanco, jim azul y zapatillas blanca; no obstante, al ser preguntado como era la fran-
ja del vehículo que abordaron para trasladarse al paradero de Las Brisas, refirió que no
recordaba.
Sexto.- A fojas cincuenta y uno obra la testimonial brindada a nivel judicial por el
efectivo policial Jesús Sánchez Villacorta, quien manifestó que en circunstancias que se
encontraba patrullando, se percató que el agraviado quien emanaba sangre de la cabe-
za, perseguía raudamente al acusado solicitando apoyo y vociferando que aquel lo había
asaltado en compañía de otros sujetos al interior de una combi; situación que fue consta-
tada por transeúntes y vigilantes que se encontraban alrededor.
Sétimo.- A fojas trece, corre el certificado médico legal número cero uno siete
cinco uno siete - L, practicado al agraviado con fecha dieciséis de agosto de dos mil
diez, que precisa presentó herida contusa suturada de un centímetro en región parietal
229
ROBO Y HURTO
230
JURISPRUDENCIAS
por los asaltantes y las lesiones que se le produjeron a consecuencia de ello, dicho que
se encuentra contrastado con lo vertido por el efectivo policial Sánchez Villacorta, quien
percatándose de la persecución ejercida por el agraviado, y lo indicado por transeúntes
y vigilantes de la zona, intervino al acusado, observando en dicho ínterin que emanaba
sangre de la cabeza de la víctima, circunstancia esta última que se condice con lo expre-
sado por el agraviado en juicio oral y lo notado en el certificado médico legal de fojas
trece que describe que dicho sujeto procesal presentó una herida contusa suturada de un
centímetro en región parietal derecha; y si bien, en esta misma instrumental se consignó
que presentaba aliento alcohólico, no determinó el grado de nocividad que permita fijar
con objetividad que dicho individuo no se encontraba en el ejercicio de sus facultades
perceptivas, escenario del cual se deslindó íntegramente el agraviado, quien indicó que
era consciente de sus actos e intentaba aprehender a uno de los asaltantes, persecución
que fue presenciada por el efectivo policial Sánchez Villacorta y que naturalmente no
es propia o inherente a personas con las características invocadas por la defensa técni-
ca; contexto que homologado a lo esgrimido en el certificado médico legal practicado al
agraviado, permite establecer con suficiencia que el mismo no fue agredido físicamente
y que no habría libado la cantidad de licor que habría referido, pues dicha acotación al
igual que en el caso del agraviado, se hubiera consignado en el certificado médico legal,
enervándose en ese sentido lo alegado tanto por este como por el testigo Amorín Maga-
llanes cuando sostuvieron que se encontraba totalmente ebrio. En consecuencia, al haber
adquirido la imputación la aptitud probatoria de cargo que exige la doctrina legal des-
crita en el noveno considerando, por ser uniforme, coherente, persistente y corroborada
con elementos periféricos; la presunción de inocencia que le asiste constitucionalmente
al acusado se ve enervada, fundamento que nos hace concluir en que se encuentra pro-
bada la comisión del delito y la responsabilidad penal del procesado a título de autor.
Undécimo.- La pena debe cumplir un fin eminentemente preventivo dentro de la
sociedad, facilitando la reconciliación normativa del autor con el orden jurídico, afian-
zando el respeto de las normas por parte de los ciudadanos, es decir que junto a los
fines preventivos y generales positivos, la pena estatal debe buscar un efecto preventivo-
especial positivo con el fin de incidir favorablemente en la personalidad del infractor,
y cuando esto no fuera posible, debe evitar que la pena desocialize o empeore la situa-
ción del culpable. Todo ello supone entender que la pena estatal genera efectos sociales
positivos en la medida que respeta y se mantiene dentro de los límites del principio de
proporcionalidad; en ese sentido, la misma no puede actuar según las demandas socia-
les y mediáticas de punibilidad, al margen de la gravedad del hecho y la culpabilidad del
autor, pues dentro de un Estado de Derecho la reacción estatal contra el delito –en espe-
cial la determinación judicial de la pena– se funda sobre la base del hecho cometido, sus
circunstancias y la culpabilidad del agente; por lo que, habiéndose concluido por la res-
ponsabilidad penal del acusado, es menester destacar lo siguiente: a) Que tiene la condi-
ción de agente primario, por no registrar antecedentes penales ni judiciales, conforme se
desprende de los certificados obrante a fojas ciento cincuenta y seis y ciento cincuenta y
siete; b) Las circunstancias que enmarcaron el hecho y la pluralidad de agentes intervi-
nientes; c) Que siendo así, estando a los fines preventivos, protectores y resocializadores
de la pena, la misma debe imponerse en atención a criterios de proporcionalidad y razo-
nabilidad, que debe ir en consonancia con los indicadores y circunstancias a los que se
231
ROBO Y HURTO
contraen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal, así como los
parámetros doctrinarios establecidos en el acuerdo plenario Nº 5-2008/CJ-116.
Duodécimo.- Para fijar la reparación civil se deberá considerar lo establecido en
el artículo noventa y tres del Código Penal por el que se establece que la misma com-
prende la restitución del bien o en todo caso, el pago de su valor y la indemnización de
los daños y perjuicios sufridos, por lo que el monto se deberá fijar de manera prudencial
para resarcir el daño sufrido por la parte agraviada.
Por estas consideraciones, en aplicación de los artículos veintitrés, veintinueve,
cuarenta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho
como tipo base con las agravantes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer pá-
rrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal; y los artículos doscientos
ochenta, doscientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Proce-
dimientos Penales, la PRIMERA SALA PENAL PARA PROCESOS CON REOS LI-
BRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA juzgando los hechos y
las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y administrando justicia a
nombre de la Nación; FALLA: CONDENANDO a Rodrigo Simón Aguilar, identifi-
cado con documento nacional de identidad número cuatro cinco cero cuatro ocho seis
dos cinco, como autor del delito contra el Patrimonio –ROBO AGRAVADO–, en agra-
vio de Guillermo Vidalón Quispe; imponiéndole como tal SEIS AÑOS DE PENA PRI-
VATIVA DE LIBERTAD que computados a partir de la fecha vencerá el siete de enero
del año dos mil diecinueve, FIJARON: en la suma de seiscientos nuevos soles el monto
que por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del agraviado;
ORDENARON: El internamiento del sentenciado en el establecimiento penal que co-
rresponda, oficiándose para tal efecto a la autoridad penitenciaria; MANDARON: Que,
consentida y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expidan los boletines de
condena e inscriba donde corresponda; archivándose los autos definitivamente con co-
nocimiento del juez de la presente causa.
SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVA-
NO - JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR
232
JURISPRUDENCIAS
233
ROBO Y HURTO
los pasajeros y apoderarse de su dinero, joyas y otras pertenencias de valor; que si bien
es cierto el encausado Collantes Chuquilín ha negado los cargos, estos pierden consis-
tencia ante el uniforme y pormenorizado relato de Meléndez Fernández, quien se rati-
ficó de su dicho en la sesión de audiencia de fecha quince de mazo de dos mil cinco,
cuya acta obra de fojas doscientos trece a doscientos dieciocho, y pese a que en la dili-
gencia de confrontación con Collantes Chuquilín que se realizó en la misma audiencia
fingió un desmayo –según constancia del Colegiado, fojas doscientos dieciséis–, al ser
confrontado con este último y antes que se desmayara se ratificó en que Collantes Chu-
quilín participó en el asalto producido en el kilómetro treinta y dos de la carretera Yu-
rimaguas, lo que acredita de manera fehaciente la culpabilidad del recurrente pues al
encontrarse purgando condena Montenegro Fernández la sindicación contra Collantes
Chuquilín en nada lo favorece como dejó entrever este último; que la sindicación es co-
herente y persistente, además no se advierten motivos de inveracidad subjetiva ni otra
circunstancia que enerve la credibilidad del testimonio incriminador.
Cuarto.- Que la conducta del encausado se subsume en la descripción típica del
artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal, con las circunstancias agravantes con-
tenidas en los incisos dos, tres y cuatro del artículo ciento ochenta y nueve del mismo
Cuerpo de Leyes, dado que el delito se perpetró durante la noche, a mano armada y con
el concurso de tres personas; que, asimismo, la pena conminada es privativa de liber-
tad no menor de diez ni mayor de veinte años, por lo que la pena impuesta al impugnan-
te se encuentra dentro de los parámetros punitivos establecidos en la precitada norma
sustantiva.
Quinto.- Que, finalmente, es de señalar que a fojas sesenta y dos del cuaderno
acompañado aparece la partida de nacimiento del recurrente en la que se consigna como
su nombre Jefersson Deyver Collantes Chuquilín, lo que debe ser materia de aclaración
en la impugnada.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recu-
rrida de fojas doscientos veinte, su fecha dieciséis de marzo de dos mil cinco, que con-
dena a Jefersson Deyver Collantes Chuquilín –y no Jefferson Deyber Collantes Chuqui-
lín como erróneamente se ha consignado en la recurrida– como autor del delito contra el
patrimonio –robo agravado– en perjuicio de Hernando Aguilar Guerrero, a quince años
de pena privativa de libertad, y fija en dos mil nuevos soles el monto que por concep-
to de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del agraviado; con lo demás
que contiene y es materia de grado; y los devolvieron.
SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ
234
JURISPRUDENCIAS
VISTA; en audiencia pública la causa penal seguido contra Daniel Canares Castro,
Miguel Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza, cuyas demás generales de ley
obran en autos por el delito contra el Patrimonio - Robo Agravado, en agravio de Wil-
mer Mallma Ramos y José Rodrigo Cotos Zavaleta; RESULTA DE AUTOS: Que de
la sentencia de fojas trescientos diecinueve, su fecha veintidós de abril del año dos mil
nueve, se dispuso la reserva del juzgamiento contra los Daniel Canares Castro, Miguel
Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza; y habiéndose puesto a disposición de
este Órgano Jurisdiccional en calidad de detenido al acusado Daniel Canares Castro, tal
como se desprende de fojas trescientos cincuenta y, por lo que la Sala dispuso señalar
día y hora para la verificación del acto oral, instalándose la audiencia correspondiente
con los cargos que le formuló el señor Representante del Ministerio Público, habiéndose
llevado a cabo el presente juzgamiento conforme a lo establecido en el artículo trescien-
tos veintiuno del Código de Procedimientos Penales, tal como se advierte de las actas
respectivas. Que oída la requisitoria del señor fiscal superior, así como los alegatos de
la defensa y las palabras del acusado, se recibieron las correspondientes conclusiones
escritas, las mismas que obra en pliego por separado y en virtud del artículo doscientos
235
ROBO Y HURTO
ochenta y seis del Código de Procedimientos Penales este Colegiado se abstuvo de votar
las cuestiones de hecho, por lo que ha llegado el estadío procesal de dictar sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que se atribuye a los acusados Daniel Canares Castro, Miguel Fernán-
dez Espinoza y Luis Fernández Espinoza, la comisión del ilícito perpetrado el día trece
de agosto de dos mil uno, siendo la una y treinta minutos de la madrugada aproximada-
mente, en circunstancias que el agraviado José Cotos Zavaleta transitaba a una cuadra
del paradero inicial de la empresa de Transporte Etusa, línea número; cincuenta y dos
en el Asentamiento Humano “Huáscar” del Distrito de San Juan de Lurigancho, cuando
fue interceptado por cinco individuos entre los que se encontraban los acusados, quienes
bajo amenaza y violencia lo redujeron, derribándolo al pavimento y despojándolo de su
billetera, la misma que contenía en su interior documentos personales y la suma de dos-
cientos nuevos soles producto de su trabajo como chofer; por lo que al solicitar ayuda
fue auxiliado por el agraviado Wilmer Mallma Ramos, quien al pretender defenderlo fue
también agredido por el individuo conocido con el apelativo de “Chagui”, propinándole
un golpe en la cabeza y en el brazo izquierdo con una piedra, habiendo sido despojado
por dichos individuos de la suma de dos nuevos soles, los mismos que se dieron rápida-
mente a la fuga, retornando a los pocos minutos el acusado Arias Aquino, a fin de devol-
ver los documentos del agraviado Cotos Zavaleta.
Segundo.- Que, frente a los cargos incriminados el acusado presente Daniel Cana-
res Castro, al deponer instructivamente en el presente juzgamiento ha señalado que el
día de los hechos en circunstancias que retornaba a su vivienda en compañía de su her-
mano Elmer Canares Castro, luego de haber estado libando licor con unos amigos, pudo
percatarse que se estaba suscitando una gresca entre los agraviados y los procesados,
pero como estas personas eran problemáticas es que decidieron irse a su casa, descono-
ciendo los motivos por los cuales ha sido sindicado por los agraviados como uno de los
autores del ilícito investigado, del cual ha tomado conocimiento al momento que se ha
efectuado su captura.
Tercero.- Por su parte el agraviado Wilmer Mallma Ramos, al rendir su manifes-
tación policial a fojas cinco, sostiene que el día de los hechos en circunstancias que se
dirigía hacía su domicilio, fue interceptado por seis personas; entre los que se encontra-
ban los procesados, quienes luego de amenazarlo, lo arrojaron al pavimento, sustrayén-
dole la suma de dos nuevos soles, siendo posteriormente auxiliado por una vecina del
lugar y en circunstancias que se desplazaba hacía su domicilio escuchó los gritos de au-
xilio del agraviado Cotos Zavaleta, el cual también estaba siendo víctima de arte de seis
sujetos, que momentos antes lo habían sorprendido y al defensa resultó lesionado al im-
pactarle una piedra en la cabeza. En tanto su declaración preventiva a fojas ciento vein-
titrés, refiere que hechos cuando regresaba de trabajar con su compañero José Rodrigo
Costos Zavaleta, este se quedó conversando con otra persona, razón por la cual se ade-
lantó, avanzando unos cuantos metros, en cuyas las aparecieron cinco o seis sujetos
que los rodearon, empujándolo a un tanque con agua, lastimándose el brazo y la rodi-
lla, razón por la cual pidió ayuda a su vecina de nombre “Carla”, lo cual hizo que dichos
individuos se alejaron, pudiendo así ingresar a su domicilio, escuchando luego gritos
de auxilio de su amigo Cotos Zavaleta, quien también estaba siendo asaltado por estos
236
JURISPRUDENCIAS
(1) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal - Parte Especial. Título V - Delitos Contra el Patri-
monio - Capítulo II Robo. p. 723.
(2) JESCHECK. Tratado de Derecho Penal - Parte General. Ob. cit., p. 239: “distingue acuerdo con
el número de los bienes jurídicos protegidos en el precepto penal, entre los delitos simples y com-
puestos. Por lo que general los tipos penales solo protegen un bien jurídico; con todo existen pre-
supuestos penales con varios bienes jurídicos protegidos, como es el caso del delito de robo”.
237
ROBO Y HURTO
238
JURISPRUDENCIAS
verosimilitud de sus afirmaciones deben concurrir con otros elementos de prueba que la
corroboren en forma amplia, circunstancias que no se verifican en el caso sub examine,
consecuentemente la incriminación inicial efectuada por las víctimas en este caso no
han generado en el colegiado juzgador la convicción de culpabilidad respecto al acusa-
do, como para desvirtuar la presunción de inocencia que le asiste reconocida en el ar-
tículo segundo, inciso veinticuatro, parágrafo “e” de la Constitución Política del Estado
que en este caso le asiste, la cual exige precisamente una mínima actividad probatoria;
y c) Que aunado a ello se tiene que el acusado se ha mantenido firme en su negativa res-
pecto de los hechos atribuidos, cuya versión no ha sido desautorizada a lo largo del pro-
ceso con elemento de prueba alguno.
Octavo.- Que en tal sentido, se concluye que en autos no se encuentra acreditado
con suficientes elementos de prueba que el acusado Daniel Canares Castro haya despo-
jado a los agraviados de sus pertenencias, pues la imputación que estos hacen a nivel
preliminar no resulta determinante para el Colegiado Juzgador, a fin de determinar su
responsabilidad penal, al no estar esta rodeada de otros elementos probatorios fehacien-
tes e idóneos, que les permita sustentar una sentencia condenatoria, la cual requiere ne-
cesariamente que se acredite de manera clara e indubitable la responsabilidad penal del
acusado; y, si se advierte de los actuados como ocurre en el presente caso que no exis-
ten elementos que resulten ser inobjetables(3) y que refuercen el relato incriminador de
la víctima, conforme a la doctrina dominante y a la reitera jurisprudencia, dicha sindi-
cación de ninguna forma constituye una mínima actividad probatoria para deducirse la
responsabilidad penal del acusado, así como para desvirtuar el derecho de presunción
de inocencia(4) que le asiste consecuentemente por insuficiencia de pruebas corresponde
proceder a absolución respecto de los cargos incriminados;
Noveno.- Que, no habiéndose hecho presente ante esta Sala Juzgadora los acusa-
dos Miguel Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza, (reos contumaces), para
respectivo juzgamiento, es del caso de reservar el proceso hasta que sea habido, por
estas consideraciones y al amparo de lo establecido en el artículo doscientos ochenta y
cuatro del Código de Procedimientos Penales, analizan los hechos y valorando las prue-
bas con el criterio de conciencia que la ley autoriza e impartiendo justicia a nombre del
(3) “La sentencia condenatoria debe fundamentarse en elementos de prueba que acrediten de manera
clara e indubitable le responsabilidad penal del acusado, por lo que ante la falta de tales elemen-
tos procede su absolución; (…) que al no existir pruebas suficientes que acrediten responsabilidad
penal de los acusados en la comisión del evento delictivo que se le atribuye es evidente que no se
ha desvirtuado el Principio de Presunción de Inocencia que les favorece y que exige una mínima
actividad probatoria, por lo que amerita absolverlos de la acusación fiscal, conforme a lo dispuesto
en el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales”. R.N. Nº 5169-Arequipa - ROJAS VAR-
GAS, Fidel. Jurisprudencia Penal y Procesal Penal (1999-2000). Idemsa, 2002, p. 173.
(4) “La garantía constitucional de presunción de inocencia es una presunción iuris tantum que exige
para ser desvirtuada la existencia de un mínimo de actividad probatoria de cargo conducidas con
las debidas garantías procesales; en tal mérito; la prueba debe servir para probar la existencia del
hecho punible como la participación en el del acusado (…)”. Exp. Nº 2006-01182-59-1308-JR-PE
Jurisprudencia de la Corte Superior de Justicia de Lima (2006 a 2008). Últimos precedentes en
material penal, procesal penal y de ejecución penal. En: Diálogo con la Jurisprudencia. p. 553.
239
ROBO Y HURTO
SS. JULIO ENRIQUE BIAGGI GÓMEZ - PRESIDENTE; LILIANA DEL CARMEN PLACENCIA
RUBIÑOS - JUEZ SUPERIOR; RAÚL EMILIO QUEZADA MUÑANTE - JUEZ SUPERIOR Y DI-
RECTOR DE DEBATES
240
JURISPRUDENCIAS
241
ROBO Y HURTO
pared, que escuchó dos disparos y después se enteró que habían matado a una persona;
que, asimismo, sostiene que participó en otro asalto a un grifo (Servicentro Moliservis)
donde salió herido de bala un guachimán e indicó que siempre se reunían en el parque
de Chosica para acordar; añade que en todos los asaltos emplearon armas de fuego; que
en su instructiva y en el juicio oral –véase fojas ciento noventa y cinco y trescientos no-
venta y dos– ratificó su participación en los hechos delictivos; que el agraviado Nicolás
Zósimo Flores García sostuvo –manifestación de fojas cuarenta y cuatro– que el citado
encausado conocido como “Calín” le disparó dos proyectiles de arma de fuego uno en el
abdomen y el otro en la pierna cuando se resistió a ser despojado de su mototaxi.
Cuarto.- Que en las circunstancias descritas se advierte la existencia de un acuer-
do de voluntades para la realización del robo y la asunción de sus consecuencias lesi-
vas –lesión o muerte de los agraviados– en tanto de la declaración del acusado De La
Cruz Giraldez se colige que planeaban la comisión de los hechos delictivos –acuerdo
de voluntades– y efectuaban disparos a sus víctimas –se infiere cuando estos oponían
resistencia–; que, por consiguiente, está probado que el encausado De La Cruz Giral-
dez acordó y aceptó el modo de perpetración del delito: el uso del arma de fuego para
reducir a los agraviados, despojarlos del dinero y en caso de oponer resistencia les dis-
paraban; que, en tal sentido, el dominio total se concentra en todos los encausados en la
medida que actuaron libremente y sin coacción, por tanto los resultados que genera sus
acciones delictivas son imputables a todos los partícipes y por ende responderán cada
uno de ellos por la totalidad del hecho –en el caso concreto la portación de armas de
fuego tornó al suceso delictivo con contornos riesgosos que cada uno de ellos asumió–.
Quinto.- Que, por otro lado, en la sentencia recurrida se consignó como nombre
de una de las agraviadas el de Luz Cisneros Hauyanay, sin embargo en su manifestación
policial se identificó como Luz Cisneros Huayanay y en igual sentido se consignó en el
auto de apertura de instrucción y acusación escrita –véase fojas ciento cincuenta y tres
y trescientos veintinueve–; que, en tal sentido, debe establecerse como nombre correcto
este último.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos ochenta, de fecha diecinueve de octubre de dos mil cuatro, que con-
dena a Carlos Wilfredo De La Cruz Giraldez por delito contra la vida, el cuerpo y la
salud –lesiones graves seguidas de muerte– en agravio de Juan José Loyola Hilario por
delito contra el patrimonio –robo agravado frustrado–, y por delito contra la vida, el
cuerpo y la salud –lesiones graves– en perjuicio de Nicolás Zósimo Flores García, por
delito contra el patrimonio –robo agravado– en perjuicio de “Servicentro Moliservis”,
“Agencia Multicentro de Comunicaciones Chosica y Luz Cisneros Huayanay –y no
como erróneamente se consignó en la recurrida a dieciséis años de pena privativa de li-
bertad, fija en diez mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar a favor de los herederos forzosos del agraviado Juan José Hilario Loyola y en
dos mil nuevos soles que por el mismo concepto deberá abonar el sentenciado a favor
de cada uno de los otros agraviados, con lo demás que contiene y es materia del recurso
y los devolvieron.
SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ
242
JURISPRUDENCIAS
EXPEDIENTE Nº 8868-11
D.D. Meza Walde
VISTA: en Audiencia Pública el proceso penal seguido contra Jorge Alejandro Ba-
rrios Córdova (reo en cárcel), Mario Alberto Bermeo Solórzano (reo en cárcel) y Julio
César Castro Sotelo (reo contumaz) por delito contra el patrimonio –robo agravado en
grado de tentativa–, en agravio de Richard Anca Agurto y el Banco de Crédito; APA-
RECE DE LO ACTUADO: Que con motivo de la elaboración del Atestado Nº 77-11-
DIRTEPOL-DIVTER-ESTE-1-CZ-DEINPOL de fecha veinte de abril de dos mil once,
el señor fiscal provincial formalizó denuncia penal a fojas noventa y nueve, por cuyo
mérito el juzgado penal emite el auto de apertura de instrucción de fojas ciento diez,
AVOCÁNDOSE al conocimiento del proceso el Quincuagésimo Primer Juzgado Penal
de Lima, por auto de fojas ciento cuarenta, tramitándose la causa con arreglo al proce-
dimiento penal establecido para este tipo de delitos, y elevada que fue la causa con el
dictamen fiscal provincial de fojas trescientos setenticinco, y el Informe Final del Juez
Penal de fojas trescientos ochenta y seis, el señor fiscal superior formula su acusación
escrita de fojas cuatrocientos veinticuatro, y emitido el auto superior de enjuiciamiento
de fojas cuatrocientos noventiuno, fue señalado día y hora para la audiencia, llevándose
243
ROBO Y HURTO
a cabo el juicio oral, con las formalidades que la ley procesal exige, conforme aparece
de las actas que preceden, y oída la acusación oral de la señora fiscal superior, así como
el alegato de la defensa, recibidas sus conclusiones escritas por separado, fueron for-
muladas, discutidas y votadas las cuestiones de hecho, quedando la causa expedita para
sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el proceso judicial en tanto debido proceso legal, es el instrumento
necesario para la obtención de la tutela judicial por parte del órgano jurisdiccional cons-
titucionalmente señalado para dicho efecto, a partir del cumplimiento de sus principales
finalidades y en la oportunidad correspondiente, según se desprende del artículo ciento
treinta y nueve, inciso tercero de la Constitución; de ahí que la actividad jurisdiccional
requiere, que los destinatarios de la misma tengan el derecho a conocer las razones de
una decisión dentro de un proceso judicial;
Segundo.- En materia penal para la imposición de una sentencia condenatoria, esta
debe estar sustentada en pruebas suficientes, idóneas y diáfanas que permitan al juzga-
dor poder arribar a la convicción, sin un ápice de duda, respecto a que de lo actuado se
haya acreditado, no solo la comisión del injusto incoado, sino también la participación
de la persona inmersa en el proceso penal, dado que el Derecho Penal tiene como mi-
sión especial la protección de aquellos bienes jurídicos vitales imprescindibles para la
convivencia humana en sociedad que son, merecedores de protección a través del poder
coactivo del Estado representado por la pena pública, bajo el principio de que la ino-
cencia se presume y la culpabilidad se prueba; siendo la prueba capaz de producir un
conocimiento cierto o probable en la conciencia del juez, de modo tal que el juzgador
pueda adquirir certeza de la idoneidad del elemento probatorio, pues este se ajustará a
la verdad de lo ocurrido y no habrá sido susceptible de manipulación, y se verificará la
unidad de la prueba siempre y cuando esta produzca certeza judicial para la resolución o
aportación a la resolución del caso concreto, dada la pertinencia de esta al guardar rela-
ción directa con el presunto hecho delictivo;
Tercero.- El Ministerio Público ha formulado acusación contra los procesados
Jorge Alejandro Barrios Córdova, Mario Alberto Bermeo Solórzano y Julio César Cas-
tro Sotelo, imputándoles haber participado del robo del vehículo de placa de rodaje
ROU-099, en circunstancias que con fecha trece de abril de dos mil once, aproxima-
damente a las veintiún horas con cincuenta minutos, el agraviado Richard Anca
Agurto se encontraba conduciendo el vehículo de placa de rodaje ROU-099 de propie-
dad del Banco de Crédito por inmediaciones de la Avenida Tomás Valle y Avenida Uni-
versitaria, sin embargo, al tener un desperfecto mecánico descendió del vehículo a fin
de verificar las llantas, momento en que es interceptado por una camioneta Nissan Fron-
tier, color azul, de la que bajaron tres sujetos no identificados, premunidos de armas
de fuego, quienes amenazándolo con atentar contra su integridad física, lo despojaron
del vehículo que conducía, así como, de su billetera, que contenía la suma de quinien-
tos nuevos soles y de dos teléfonos celulares, luego de lo cual los sujetos se dieron a la
fuga, seguidamente el agraviado se dirigió a la Comisaría de Sol de Oro, a fin de denun-
ciar tales hechos, solicitando además apoyo policial para ubicar el vehículo robado que
contaba con sistema de satelital, es así que el vehículo logró ser ubicado a la altura de la
244
JURISPRUDENCIAS
Avenida Los Héroes del Cenepa y la Avenida Circunvalación en el distrito de San Juan
de Lurigancho, con tres ocupantes a bordo, los que al notar la presencia policial y de
que eran requeridos emprendieron la fuga en el mismo vehículo, iniciándose una perse-
cución, sin embargo, debido a su alta velocidad, se despistó y colisionó contra la pared
del inmueble ubicado en la Avenida Los Cóndores, segunda etapa, Horizonte de Zárate
en el distrito de San Juan de Lurigancho, lo que fue aprovechado por los efectivos poli-
ciales para intervenir, a sus ocupantes, quienes resultaron ser los procesados hallando en
posesión de Jorge Alejandro Barrios Córdova, quien estaba al volante, de un revólver
marca Smith Wesson abastecido con seis cartuchos; asimismo, se encontró al procesa-
do Julio César Castro Sotelo un revólver marca Taurus; y el procesado Ñaño Bermeo
Solórzano fue intervenido a inmediaciones del vehículo;
Cuarto.- El vehículo sustraído de placa de rodaje ROU-099 fue recuperado, y así
consta del Acta de Registro Vehicular de fojas sesenta; y del Acta de Entrega de ve-
hículo y de llaves de contacto, y documentos al agraviado Richard Anca Agudo, según
se aprecia de fojas cuarenta y trés;
Quinto.- También corren en autos el Acta de Registro Personal al procesa-
do Jorge Alejandro Barrios Córdova que corre a fojas cincuenta y ocho consta que se
negó a firmar, constando en el Acta que fue encontrado positivo para arma de fuego a
la altura de la cintura lado derecho, revólver marca Smith Wesson calibre treinta y ocho
cañón corto con número de serie 81795 abastecido con seis cartuchos 38; el Acta de
Registro Personal al procesado Mario Bermeo Solórzano que corre a fojas cincuenta
y nueve consta que se negó a firmar, constando en el Acta positivo para un reloj marca
Philip Persio usado;
Sexto.- El agraviado Richard Arica Agurto declara a nivel policial a fojas diecio-
cho, quien manifestó haber sido víctima de asalto con arma de fuego, del vehículo de
placa ROU-099 marca Mitsubishi año dos mil siete, color negro de propiedad del Banco
de Crédito del Perú en circunstancias que se encontraba en la intersección de las Aveni-
das Tomás Valle y Universitaria con el propósito de dirigirse al aeropuerto a recoger a
un gerente del Banco de Crédito, pero estacionó para revisar los neumáticos y cuando
se disponía a subir al vehículo fue interceptado por una camioneta Nissan Frontier color
azul cuya placa no pudo divisar, quienes se estacionaron frente a su vehículo donde des-
cendieron de dicho auto tres sujetos varones premunidos de arma de fuego mediante el
cual uno de ellos se le acerca apuntándole en todo momento con un arma de fuego en la
cabeza exigiéndole la llave del carro y su billetera, lo cual entregó conteniendo su bille-
tera quinientos nuevos soles que el banco le había entregado para los gastos, y en tanto
el otro sujeto le apuntaba con un arma de fuego, y le exigía que se dirija contra la pared
sino lo mataba, luego subieron al vehículo y se dieron a la fuga; que dentro del vehículo
quedaron los documentos, como dos celulares, uno le fue asignado por el banco y el
otro es propio del vehículo; seguidamente se dirigió hacia una bodega cercana donde
había teléfono público y solicitó a la dueña de la bodega le preste un nuevo sol para lla-
mar a su base para comunicar lo ocurrido y que por GPS ubiquen el vehículo, y de ahí
fue a la Comisaría donde presentó la denuncia; y los supervisores de Prosegur que lo
apoyaban le comunicaron que había sido recuperado un vehículo en la zona de San Juan
de Lurigancho motivo por el cual se dirigieron a la Comisaría de Zárate; que fueron tres
los sujetos que lo asaltaron y había otro más que conducía la camioneta pick up que lo
245
ROBO Y HURTO
cerró; que estos sujetos le apuntaron con las armas que cada uno portaba, le quitaron sus
pertenencias y se llevaron el vehículo; y al ver a los procesados afirmó que los interve-
nidos tienen un parecido con los que lo asaltaron pero no está seguro de que sean ellos;
al brindar su declaración preventiva –fojas doscientos quince– el agraviado reitera que
cuando bajó del vehículo que conducía de propiedad del Banco de Crédito, para revisar
los neumáticos porque sonaban las ruedas y al concluir de revisar las llantas una camio-
neta cuatro por cuatro de doble cabina de color azul Nissan, bajaron tres sujetos de porte
militar y uno de ellos le amenazó con una pistola en la cabeza a una distancia de tres
metros mientras el otro se acercaba también apuntándole en la cabeza, con la otra mano
le rebuscaba por todos lados sustrayéndole su billetera que contenía quinientos nuevos
soles y su reloj marca Seiko, que no puede precisar las características físicas de los suje-
tos que lo asaltaron porque no llegó a verles el rostro, pero que tenían porte militar, que
el monto de lo robado asciende a tres mil nuevos soles; y precisa que luego de ver en los
noticieros televisivos el reportaje sobre el robo del que fue víctima y de que los inter-
venidos no fueron los que le interceptaron y robaron; en juicio oral en sesión de fecha
doce de noviembre de dos mil doce –fojas trescientos ochenta y tres– el agraviado de-
claró reiterando lo ya expresado en cuanto a las circunstancias de cómo fue víctima del
robo del vehículo de propiedad del Banco de Crédito, que momentos después fue recu-
perado a la media hora; que no vio la cara de los que le robaron; a los procesados no los
conoce; y al ser preguntado si los procesados fueron quienes le robaron, luego de mirar-
los dijo que no son las personas que le asaltaron el día de los hechos;
Sétimo.- Los efectivos policiales que recuperan el vehículo robado e intervienen a
los procesados han declarado a nivel de instrucción, así: a) El testigo, Sub Oficial Bri-
gadier PNP Roberto Chávez Soto, declara ante el juzgado, como se ve a fojas doscien-
tos cincuenta y siete, que el día trece de abril de dos mil once se encontraba de servicio
patrullando con otro efectivo policial, cuando por la central de radio recibieron informa-
ción del robo a un vehículo del Banco de Crédito y de su ubicación por rastreo satelital,
determinando que por su trayectoria pasarían por la Avenida Santa Rosa, es así que a los
veinte minutos aproximadamente aparece el vehículo negro a gran velocidad y como es-
taban ubicados en el otro carril de la pista se vieron obligados a seguirlos por el lapso
de veinticinco minutos aproximadamente, pidiendo el apoyo de otras unidades para la
captura del vehículo y de sus ocupantes, y a la altura del almacén de la Fábrica Celima
había un tráiler que le cerraba el paso, porque atravesaba la calle, esto hizo que los mal-
hechores bajaran la marcha y pudieron capturarlos siendo los primeros en llegar; no es-
tuvo presente el agraviado; que los procesados intentaron huir, opusieron resistencia, y
los procesados Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron encontrados aún dentro del ve-
hículo, y con apoyo de los demás policías que llegaron en apoyo; y en ese mismo mo-
mento levantaron las actas de registro personal, y se ratifica en el contenido y firma del
Acta de Registro Personal que practicó al procesado Julio Castro que corre a fojas cin-
cuenta y siete, porque se ajusta a la verdad; b) El testigo, Sub Oficial Técnico de Pri-
mera PNP Ángel Miguel Oré Bendezú, al declarar ante el juzgado, como se ve a fojas
doscientos cincuenta y nueve, manifestó que su participación en la intervención de los
procesados fue de apoyo, ya que al llegar al lugar otra unidad policial había interveni-
do el vehículo robado al Banco de Crédito, y al registro de estos sujetos les encontra-
ron en posesión de arma de fuego, revólver abastecido con balas, y de inmediato los
246
JURISPRUDENCIAS
247
ROBO Y HURTO
conoce solo porque fueron intervenidos juntos por la policía; que a su coprocesado Julio
César Castro Sotelo lo trasladó como pasajero en un vehículo a inmediaciones del Par-
que Wiracocha en San Juan de Lurigancho, y no le une vínculo alguno; y se encuentra
detenido por haber sido intervenido conduciendo un vehículo que posteriormente se en-
teró era robado; que a las veinte horas aproximadamente cuando transitaba a espaldas
del Metro de San Juan de Lurigancho, advirtió que un vehículo camioneta se encontra-
ba estacionado en la vía pública con la ventana abierta y con la llave de contacto pues-
ta, y verificó en los alrededores que no había persona alguna, por lo que en un principio
decidió trasladarlo a la Comisaría para lo cual abordó el vehículo y empezó a condu-
cirlo, en el trayecto una persona levanta la mano como para tomar los servicios de un
taxi, paró y se trataba de una persona que al parecer estaba ebrio quien le solicita que le
haga taxi hacia el local de Plaza Vea de Mangomarca, a lo que accedió, cuando transi-
taba por una de las calles cerca de Celima había un camión que ingresaba a un garaje y
obstruía el tránsito y se detuvo en ese lugar, en ese momento un patrullero se estaciona
a su lado y los policías le dijeron que se detenga apuntándole con su arma y le bajaron
por la fuerza, golpeándole así como al pasajero, les enmarrocaron y llegaron más poli-
cías; que desconocía que el carro fuera robado; en su declaración instructiva a fojas
ciento quince, continuada a fojas ciento cincuenta y ocho, declara que se considera res-
ponsable de haber manejado un carro que no era suyo, y reitera lo expresado a nivel po-
licial en cuanto a haber manejado un vehículo que encontró y le hizo taxi a un pasaje-
ro; en juicio oral en sesión de audiencia pública de fecha cinco de octubre de dos mil
doce, declaró que desconoce sobre el robo del que fue víctima el agraviado; ni sabe que
el vehículo que le robaron tenía rastreo satelital; que aquel día estuvo laborando como
taxista pero como se malogró el carro lo llevó al taller; que no conoce a su coprocesa-
do Bermeo Solórzano; que la verdad es que aquel día iba caminando por una avenida en
San Juan de Lurigancho y vio un vehículo estacionado con la luna abajo y con la llave
puesta y subió con la intención de llevarlo a la Comisaría; pero lo intervinieron a dos
cuadras; que ese día transitaba por el lugar con dirección a casa de su amigo Felipe para
que le aconseje;
Décimo tercero.- El procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano declara a nivel
policial en presencia del representante del Ministerio Público y de su abogado defen-
sor, como se ve a fojas veinticinco, manifestó que se encontraba al interior del vehículo
intervenido de placa ROU-099 pero luego aclara que caminaba por la Avenida, vio que
hubo un accidente de tráfico, y a él lo intervienen porque tiene antecedentes, dos senten-
cias que ya cumplió una por delito de homicidio simple y otra por delito de robo agra-
vado; niega haber participado del robo, y que a él no le han encontrado nada; que no uti-
liza armas; que no tiene boletas de pago porque es trabajador independiente instalando
ventana de sistema; en aquel momento se dirigía a tomar carro para ir a casa de su ex-
cuñada para averiguar por su hijo de quince años, ya que en las visitas que le hace le da
su dinero para su manutención; que venía del Callao, y como no conoce bien la zona iba
a tomar otro micro para ir hasta el cerro donde vive su excuñada, iba caminando y se
paró, y un policía le pidió sus documentos, pidió información y lo involucran; en su de-
claración instructiva a fojas ciento dieciocho continuada a fojas ciento sesentidós, de-
claró ser inocente de los cargos imputados en su contra, y se ratifica en lo expresado a
nivel preliminar; refiere que se encontraba por el lugar porque se dirigía a la casa de su
248
JURISPRUDENCIAS
excuñada a averiguar por sus hijos; que se encontraba como a treinta metros de distan-
cia del vehículo robado cuando lo intervinieron; en juicio oral en sesión de audiencia
pública de fecha veintisiete de setiembre de dos mil doce –fojas quinientos cincuenti-
dós–, dijo tener antecedentes por haber cumplido dos sentencias condenatorias de pena
privativa de la libertad efectiva, estando en libertad por beneficio penitenciario que le
fue concedido; y no ha participado en el delito instruido; que no sabe manejar armas, no
hizo servicio militar, tiene heridas en el cuerpo todas por proyectil de arma de fuego, y
le han practicado como ocho intervenciones quirúrgicas por eso no maneja bien el brazo
derecho, por eso no firmó el acta de incautación y solo puso su huella digital; que a él
no le encontraron en posesión de ningún arma; no hizo servicio militar; que lo que estu-
dió en el penal para enfermería técnica, a cuidar a los ancianos, crianza de caracoles es
obsoleto en la calle y no le da para vivir; que iba a casa de su excuñada que vive por el
penal y no hay direcciones; que desconoce sobre la persecución de un vehículo; que no
fue detenido al interior de un vehículo que a él lo detuvieron en Zárate por una empresa
de mayólica cuando estaba caminando; que no conoce a sus coprocesados;
Décimo cuarto.- La defensa del procesado Barrios Córdova alega que los proce-
sados no han sido reconocidos a lo largo del proceso por el agraviado, quien en su de-
claración preliminar, ante el juzgado y en juicio oral, en ningún momento los sindica di-
rectamente como partícipes del robo en su agravio, y para condenar a una persona debe
haber grado de certeza y el Ministerio Público ha formulado acusación sin prueba que
la sustente; sin embargo, de la prueba actuada se tiene que el procesado Barrios Córdo-
va acepta haber sido intervenido al interior del vehículo robado que iba conduciendo,
alegando que desconocía del robo, porque dice que al ir caminando por una avenida en
San Juan de Lurigancho encontró dicho vehículo abandonado con la luna abajo y con la
llave de contacto puesta, por lo que decidió llevarlo a la Comisaría, y en su declaración
preliminar afirma que hizo servicio de taxi a un sujeto –procesado contumaz Julio César
Castro Sotelo– y que a las dos cuadras lo detuvieron los policías; siendo de destacar que
en juicio oral agrega que desconocía que el vehículo había sido robado y que lo condu-
cía en busca de un amigo para que le aconseje, y por tal motivo se dirigía a casa de este
amigo, y a las dos cuadras lo detuvieron, y ante este Colegiado en juicio oral omite de-
clarar sobre la presencia del contumaz Julio César Castro Sotelo, quien iba al interior
del vehículo robado, y aun cuando Barrios Córdova, alega a nivel preliminar que Castro
Sotelo parecía en estado de ebriedad, es de destacar que el resultado del Dictamen Pe-
ricial de Química Forense –citado en el considerando décimo primero– determina nega-
tivo para análisis de drogas y sarro ungueal, y al dosaje etílico estado normal 0.00g/L;
Décimo quinto.- De todo lo actuado ha quedado acreditado: a) que según la de-
nuncia del agraviado los hechos se produjeron el trece de abril de dos mil once alrede-
dor de las veintiún horas con cincuenta minutos; b) que los procesados Bermeo Solór-
zano, Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron intervenidos antes de cumplirse una hora
de producido el robo del vehículo, ya que las actas de registro personal consignan que
fueron redactadas ese día a las veintidós horas con cuarenta minutos; c) que los acusa-
dos Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron intervenidos al interior del vehículo roba-
do; d) el acusado Barrios Córdova fue encontrado en posesión de arma de fuego, sin
número de serie por haber sido erradicado por acción mecánica (limadura profunda);
e) que los efectivos policiales intervinientes afirman que al oír por su central de radio la
249
ROBO Y HURTO
comunicación del robo del vehículo y las características de este, y su ubicación sateli-
tal, un patrullero lo ubicó y le hizo la voz de alto pero logró fugar, siendo ubicado más
adelante por otra patrulla policial que logró intervenirlos debido a que un camión im-
pedía el paso por la avenida, y chocó; f) que los efectivos policiales que han declarado
han afirmado que los procesados al momento de ser intervenidos pretendieron darse a la
fuga, y el procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano, intervenido cerca de la ubicación
del vehículo robado, incurre en contradicciones al pretender justificar su presencia en la
cercanía del vehículo robado afirmando que iba a casa de su excuñada para saber sobre
su hijo de quince años, luego afirma que iba a ver por sus hijos, y tampoco aparece que
haya justificado actividad laboral que sustente el dinero que dijo entrega a su hijo; que a
estas pruebas directas se suman los indicios concomitantes de mala justificación y con-
tradictorias que han proporcionado los acusados Barrios Córdova y Bermeo Solórza-
no en sus declaraciones tanto a nivel policial, en el juzgado y en juicio oral al pretender
justificar su presencia en el lugar de su intervención y en posesión del vehículo robado;
Décimo sexto.- Todo lo antes expuesto constituye indicios razonables y suficientes
de la comisión por parte de los acusado Barrios Córdova y Bermeo Solórzano del ilíci-
to penal instruido, en atención a lo señalado por el Tribunal Constitucional en el Expe-
diente Nº 728-2008-PCH/TC: “(...) lo mínimo que debe observarse en la sentencia y que
debe estar claramente explicitado o delimitado son los siguientes elementos; el hecho
base o hecho indiciario, que debe, como en el presente caso, estar plenamente proba-
do (indicio); el hecho consecuencia o hecho indiciado, lo que trata de probar (delito) y
entre ellos el enlace o razonamiento deductivo. Este último, en tanto que conexión lógi-
ca entre los primeros debe ser directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse
plenamente a reglas de la lógica a las máximas de la experiencia o a los conocimientos
científicos. (...). Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe asegu-
rarse una pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá controlar en mayor medi-
da la seguridad de la relación de causalidad entre el hecho desconocido; sin embargo,
también se admite que no existe obstáculo alguno para que la prueba indiciaria, pueda
formarse sobre la base de un solo indicio pero de singular potencia acreditada. En cual-
quier caso, el indicio debe ser concomitante al hecho que se trata de probar, y cuando
sean varios deben estar interrelacionados, de modo que se refuercen entre sí”;
Décimo sétimo.- Que en cuanto al procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano si
bien no aparece haber sido encontrado en posesión de arma alguna, fue intervenido a
inmediaciones del vehículo robado, y su porte físico denota porte militar que coincide
con lo señalado por el agraviado, y aunque el agraviado en ningún momento los ha re-
conocido, es de advertir contradicciones respecto de la identificación de los sujetos que
le robaron, siendo de anotar que a nivel preliminar ante la policía declaró que los proce-
sados eran parecidos a los que le robaron el vehículo y sus pertenencias; luego al brin-
dar su declaración preventiva afirma que no vio el rostro de los sujetos que participaron
en el ilícito, y luego de algunas respuestas al juzgado varía afirmando que no fueron los
procesados, siendo esta última versión la que sostiene en juicio oral, advirtiendo que su
declaración primigenia al inicio de su declaración preventiva mantiene validez en cuan-
to afirma que no vio el rostro de los procesados y si no los vio no es capaz de identifi-
carlos plenamente, dando así cumplimiento a la exigencia de la Ejecutoria Suprema
R.N. Nº 3044-2004 de fecha uno de diciembre de dos mil cuatro, la cual establece en
250
JURISPRUDENCIAS
su considerando quinto que cuando se trata de testigos o imputados que han declarado
indistintamente en ambas etapas del proceso penal, en la medida en que la declaración
prestada en la etapa de instrucción se haya actuado con las garantías legalmente exigi-
bles el juzgador no está obligado a creer aquello que se dijo en el juicio oral, sino que
tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras de tales declaracio-
nes, pues puede ocurrir por determinadas razones que el Tribunal debe precisar cumpli-
damente por la declaración que ofrezca mayor credibilidad;
Décimo octavo.- Que siendo así ha quedado establecido que los hechos incrimina-
dos son constitutivos de delito de robo agravado bajo el cual se ha tipificado el evento
submateria previsto y penado por el artículo ciento ochenta y ocho con las circunstan-
cias agravantes del inciso dos, tres, cuatro y ocho del primer párrafo del artículo cien-
to ochenta y nueve del Código Penal; encontrándose de tal modo acreditada la partici-
pación penal de los acusados Jorge Alejandro Barrios Córdova y Mario Alberto Bermeo
Solórzano, siendo sujetos de reproche penal, en grado de tentativa, en mérito del Acuer-
do Plenario Nº 1-2005/DJ-301-A que establece que en los delitos de robo agravado el
momento consumativo requiere la disponibilidad de la cosa sustraída por el agente, ha-
ciendo por ello aplicable al caso el artículo dieciséis del Código Penal, dado que el ve-
hículo fue recuperado al ser intervenidos los procesados;
Décimo noveno.- Que para los efectos de la determinación de la pena a imponer
es necesario tener en consideración el principio de proporcionalidad y racionalidad de
la pena que rige nuestro sistema penal, consagrado en el numeral Octavo del Título Pre-
liminar del Código Penal; las circunstancias del evento instruido, las carencias sociales
del acusado Barrios Córdova; que este no registra anotaciones en su boletín de conde-
nas de fojas doscientos cuarenta y cuatro, y su hoja carcelaria de fojas quinientos vein-
tidós, teniendo la calidad jurídica de primario; y en cuanto al procesado Bermeo So-
lórzano es de advertir de su hoja carcelaria de fojas quinientos veinte, y de su boletín de
condenas que corre a fojas doscientos cuarenta y cinco, del que se aprecia que ha sido
sentenciado a pena condenatoria en dos ocasiones, siendo la segunda a pena privativa
de la libertad a vencer en el año dos mil catorce, lo que acredita que a la fecha de los
hechos instruidos se encontraba en libertad por haberle sido concedido beneficio peni-
tenciario; y, asimismo atendiendo a que el iter criminis del ilícito penal instruido es en
grado de tentativa, conforme al artículo dieciséis del Código Penal la pena puede ser
disminuida prudencialmente por el juez; así como a los fines de resocialización de la
pena;
Vigésimo.- Que para los efectos de establecer el quantum de la reparación civil se
debe tener en consideración no solo el desmedro patrimonial, y la afectación psicológica
ocasionada a la parte agraviada, de modo tal, que el monto de la reparación civil satisfa-
ga los fines resarcitorios que le son propios conforme lo previsto en el numeral noventi-
dós del Código Penal;
Vigésimo primero.- Que teniendo el procesado Julio César Castro Sotelo la cali-
dad jurídica de contumaz es del caso reservar el proceso penal en su contra conforme
al artículo trescientos veintiuno del Código de Procedimientos Penales; POR TALES
FUNDAMENTOS y en aplicación de los artículos once, doce, dieciséis, veintitrés, cua-
renta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho con
251
ROBO Y HURTO
las circunstancias agravantes del inciso dos, tres, cuatro y ocho del primer párrafo del
artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, en concordancia con los artículos dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco, trescientos veintiuno del Código
de Procedimientos Penales, la Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cár-
cel de la Corte Superior de Justicia de Lima, administrando justicia a nombre de la
Nación, FALLA: CONDENANDO a Jorge Alejandro Barrios Córdova y a Mario Al-
berto Bermeo Solórzano por la comisión de delito contra el patrimonio –robo agrava-
do en grado de tentativa– en agravio de Richard Anca Agurto y el Banco de Crédito; y
le IMPUSIERON al sentenciado Jorge Alejandro Barrios Córdova nueve años de pena
privativa de la libertad que computada desde el catorce de abril de dos mil once, ven-
cerá el trece de abril de dos mil veinte; y al sentenciado Mario Alberto Bermeo Solórza-
no diez años de pena privativa de la libertad la misma que computada desde el cator-
ce de abril de dos mil once, vencerá el trece de abril de dos mil veintiuno; FIJARON:
en la suma de mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil abonarán
los sentenciados y en forma proporcional a cada agraviado; RESERVARON el proceso
contra Julio César Castro Sotelo hasta que sea habido y puesto a disposición de la auto-
ridad jurisdiccional, debiendo ser cursados los oficios respectivos para su inmediata ubi-
cación y captura a nivel nacional; MANDARON: Que consentida y/o ejecutoriada que
sea la presente, leída en acto público, se inscriba en el Registro respectivo, expidiéndo-
se los boletines y testimonios de condena y archivándose definitivamente los de la mate-
ria, previos los trámites a que se contrae el artículo trescientos treinta y siete del Código
de Procedimientos Penales; esto es el pago de la reparación civil; con aviso al juez de la
causa.
SS. RAMIRO SALINAS SICCHA - PRESIDENTE; RITA MEZA WALDE - JUEZ SUPERIOR- D.D.;
JOSEFA ÍZAGA PELLEGRIN - JUEZ SUPERIOR
252
JURISPRUDENCIAS
Si bien el encausado ha negado ser autor del disparo que produjo el de-
ceso del agraviado, señalando incoherentemente que en el forcejeo con
los agraviados el revólver que portaba cayó al suelo y en el impacto se
produjo el disparo, dicha versión queda descartada con las conclusiones
del protocolo de autopsia que establece que el fallecimiento obedeció
a hemorragia interna como consecuencia de dos disparos por arma
de fuego de delante hacia atrás y en forma oblicua, es decir, de arriba
hacia abajo, desestimándose de esta manera su tesis exculpatoria.
253
ROBO Y HURTO
SS. SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; BARRIENTOS PEÑA; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ
254
JURISPRUDENCIAS
Aun cuando no están definidos con exactitud los detalles de los roles
que desplegaron cada uno de los implicados durante el robo, lo real
y tangible es que ambos encausados, más un tercero, consumaron el
delito, por tanto resulta razonable inferir que la pluralidad de agentes
que intervinieron en el evento delictivo generaron en la víctima un
estado de inseguridad y temor hacia su integridad que necesariamente
venció su voluntad y permitió la disponibilidad de sus pertenencias, de
suerte que era evidente que el agraviado presuma que cualquiera de
los tres presentes en la escena atente contra su integridad, máxime si
dos de ellos lo sujetaron con violencia para permitir el éxito del desig-
nio criminal, por tanto aun la sola presencia del encausado Jiménez
Fernández en la etapa ejecutiva del delito lo hace pasible de sanción,
porque al notar el desarrollo de la actividad delictiva estaba en con-
diciones de tomar otra determinación y alejarse –bajo el entendido,
claro está, que era ajeno a la actividad criminal que desplegaron sus
acompañantes–, mas no permanecer en el lugar, generando con su
sola presencia un clima más favorable para la consumación del robo.
255
ROBO Y HURTO
Público, por lo que carecen de validez y eficacia jurídica, e incluso en las actas incurrie-
ron en infracción a las normas procesales; que el agraviado no acreditó la preexistencia
de ley de lo sustraído; que resulta contrario a toda lógica que el agraviado logró distin-
guir detalles físicos más específicos del encausado y no sucediera lo mismo con su color
de piel; que Chumbe Amasifuen se trata de un testigo impropio y como tal sus versio-
nes responden a fines espurios con el afán de exculparse; que careció de defensa técnica
idónea a lo largo de la etapa preliminar y sumarial pues la asignada se limitó a participar
mínimamente; agrega que al haberse acogido a los alcances de la terminación anticipada
de la instrucción no es óbice para demostrar su irresponsabilidad en los hechos juzgados
pues el dictamen del fiscal provincial rechazó tal postulación en vista a que no se con-
dice con las normas procesales de la materia; y que a nivel plenarial no fueron renova-
das ningunas de las incriminaciones, por lo que no existe prueba de cargo suficiente que
logre desvirtuar la presunción constitucional de inocencia que le asiste.
Segundo.- Que según la acusación fiscal de fojas ciento treinta y uno, los encausa-
dos José Fernando Chumbe Amasifuen y Guillermo Jiménez Fernández, en compañía
de un tercero no identificado, interceptaron, a la altura de la loza deportiva del denomi-
nado “Paradero Ocho de Angarrios” –Ventanilla - Callao, al agraviado Octavio Esteban
Rojas Huamán y le sustrajeron sus pertenencias –una gorra y sesenta y cinco nuevos
soles– mediante violencia y amenazas; que acaecido el robo solicitó apoyo a los miem-
bros del serenazgo local que transitaban por la zona y, a su vez, a un efectivo policial
que resguardaba las inmediaciones, quienes lograron capturar a Chumbe Amasifuen,
luego de que fuera reconocido por la víctima como uno de los autores del robo que su-
frió, delatando este último, en las investigaciones preliminares, a su coencausado Jimé-
nez Fernández como uno de los que participó en el hecho acusado conjuntamente con el
conocido con el apelativo de “Terry”.
Tercero.- Que la prueba actuada permite aceptar, más allá de toda duda razonable,
la teoría del caso planteada por el Ministerio Público, pues el propio encausado Jiménez
Fernández reconoció, a lo largo del proceso, que estuvo presente el día y hora del hecho
delictuoso, por tanto resulta más creíble la hipótesis de la participación activa del encau-
sado durante el iter criminis; que, en este sentido, si bien el agraviado Rojas Huamán
no renovó su testimonio en sede sumarial ni plenarial si lo hizo el sentenciado Chum-
be Amasifuen, siendo aquel quien relató los pormenores del robo que ejecutó en contra
del agraviado y aun cuando no están definidos con exactitud los detalles de los roles que
desplegaron cada uno de los implicados durante el robo, lo real y tangible es que ambos
encausados, más un tercero, consumaron el delito, por tanto resulta razonable inferir que
la pluralidad de agentes que intervinieron en el evento delictivo generaron en la víctima
un estado de inseguridad y temor hacia su integridad que necesariamente venció su vo-
luntad y permitió la disponibilidad de sus pertenencias, de suerte que era evidente que el
agraviado presuma que cualquiera de los tres presentes en la escena atente contra su in-
tegridad, máxime si dos de ellos lo sujetaron con violencia para permitir el éxito del de-
signio criminal, por tanto aún la sola presencia del encausado Jiménez Fernández en la
etapa ejecutiva del delito lo hace pasible de sanción, porque al notar el desarrollo de la
actividad delictiva estaba en condiciones de tomar otra determinación y alejarse –bajo el
entendido, claro está, que era ajeno a la actividad criminal que desplegaron sus acompa-
ñantes–, más no permanecer en el lugar, generando con su sola presencia un clima más
256
JURISPRUDENCIAS
favorable para la consumación del robo; que otro punto que refuerza el factum acusato-
rio se colige de la conducta que el encausado Jiménez Fernández desplegó en la fase de
agotamiento del delito, pues consumado el despojo de los bienes del agraviado no se re-
tiró del lugar ni menos mencionó que marcó distancia con los que aduce que participa-
ron en el robo, sino que permaneció con ellos y se retiró del lugar acompañándolos.
Cuarto.- Que, de otro lado, la demostración de la preexistencia de los bienes sus-
traídos al agraviado puede ser relevada, en el presente caso, pues en atención a la acti-
vidad económica independiente que realizaba el agraviado –fotógrafo informal– resul-
ta aceptable inferir que portaba tal cantidad de dinero y que no cuente con los recibos o
comprobantes de pago que lo justifiquen, además el testigo impropio Chumbe Amasi-
fuen indicó que lograron sustraer el dinero que portaba el agraviado y aunque puntuali-
zó que era un monto inferior a lo denunciado, aquello no desdice, en lo absoluto, la rea-
lidad del evento criminal ni el grado de convicción de la participación del encausado en
el mismo; que, igualmente, el agravio referido a su falta de defensa técnica durante la
etapa preliminar y sumarial no encuentra amparo legal porque se observa que en sede
plenarial su defensa legal desplegó un conjunto de actos destinados a ejercitarla –máxi-
me si esta etapa es por excelencia la sede en la que, regida por los principios de inme-
diación, oralidad, contradicción y publicidad, se cumple acabadamente con los fines de
legitimidad del proceso–; que, en este contexto, se advierte que la defensa del encausa-
do participó del debate oral, interrogando, en unos casos, y cuestionando la actividad
probatoria, en otros, de las primeras etapas del proceso, de suerte que la actuación de su
defensa y los medios de prueba que esta generó y aportó al proceso fueron apreciados
y valorados al momento de adoptar la decisión final, por tanto se cumplió con el prin-
cipio constitucional del derecho de defensa consagrado en el inciso catorce del artículo
ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado; que, finalmente, el cuestio-
namiento tanto a la descripción que realizó el agraviado cuanto a los fines espurios del
testigo impropio solo inciden en demostrar la presencia o no del encausado en la escena
del crimen, por tanto, como se ha reseñado anteladamente, este punto está debidamen-
te motivado de manera razonada y razonable en los fundamentos jurídicos de la presente
ejecutoria.
Quinto.- Que, ahora bien, para la determinación judicial de la pena debe respetarse
irrestrictamente los principios de prevención, protección y resocialización, contenidos
en el artículo nueve del Título Preliminar del Código Penal, además de guardar la debi-
da coherencia con los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y proporcionalidad
fijados en los artículos dos, cuatro, cinco, siete y ocho del Título Preliminar del citado
Código y a los criterios y circunstancias contenidas en el artículo cuarenta y seis y cua-
renta y siete del mismo cuerpo legal; que, en consecuencia, con base en los principios y
criterios glosados además de la conducta adoptada por el encausado Jiménez Fernández
en el decurso del proceso, se aprecia la inexistencia de fundamento legal alguno o cau-
sal válida que sustente la aplicación de una pena por debajo de los parámetros que fija el
tipo penal materia de juzgamiento, por el contrario se observa que el encausado en men-
ción cuenta con antecedentes penales por hechos semejantes –dos condenas por robo
agravado y una por hurto agravado, tal como se aprecia en sus antecedentes penales que
obra a fojas cuarenta y cuatro–, ergo cabe aceptar los agravios de la fiscal superior y por
ende elevar la pena a su límite mínimo en atención a la actividad desplegada en el robo,
257
ROBO Y HURTO
la lesión al bien jurídico afectado, las consecuencias del delito y a la trascendencia so-
cial del mismo; que, no obstante, y a pesar de no constituir parte del objeto recursal, es
de mérito puntualizar que la dosificación punitiva en el caso del sentenciado Chumbe
Amasifuen no resulta acorde con los principios y fines antes reseñados, empero, como
se ha acotado, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de modificarla por haber
adquirido la calidad de cosa juzgada.
Sexto.- Que, por otra parte, debe tenerse presente que en la sentencia anticipada
dictada contra Chumbe Amasifuen se fijó en trescientos nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil se abonará a favor de la víctima, por consiguiente el refe-
rido monto debió ser respetado indefectiblemente al momento de fijarse la misma para
los otros sentenciados por el mismo hecho –tal como lo indica la Ejecutoria Suprema
Vinculante número 216-2005, del catorce de abril de dos mil cinco–, empero el ámbito
del objeto recursal del presente proceso no concierne el citado extremo –cabe mencio-
nar que la fiscal superior impugnó solo el quantum de la pena mientras que el encausado
hizo lo propio contra la condena impuesta, además la parte civil no optó por impugnar
la sentencia–, por tanto una reforma al monto fijado por concepto de reparación civil co-
lisionaría con la interdicción de la reforma peyorativa, reconocido en el inciso uno del
artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales; que en tal sentido, y atentos
al glosado principio, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de elevar el monto
establecido por dicho concepto, por lo que debe respetarse el determinado en la senten-
cia de la materia.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos veintiuno, del quince de diciembre de dos mil ocho, en la parte que
condena a Guillermo Jiménez Fernández por delito de robo agravado en agravio de Oc-
tavio Esteban Rojas Huamán y fijó en ciento cincuenta nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil deberá abonar a favor del agraviado; declararon HABER
NULIDAD en la propia sentencia en la parte que impone a Guillermo Jiménez Fernán-
dez cuatro años de pena privativa de libertad; y reformándola le impusieron diez años
de pena privativa de libertad, la misma que computada desde el quince de diciembre
de dos mil ocho, con el descuento de la carcelería sufrida desde el doce de marzo de
dos mil siete –según la papeleta de detención a fojas cincuenta y siete– al once de se-
tiembre de dos mil ocho –resolución superior de fojas ciento cincuenta y dos, del once
de setiembre de dos mil ocho, y no de dos mil siete como erróneamente se consignó–,
vencerá el quince de noviembre de dos mil diecisiete; con lo demás que contiene, y los
devolvieron.
258
JURISPRUDENCIAS
VISTOS; interviniendo como ponente el señor Santa María Morillo; los recursos
de nulidad interpuestos por el fiscal superior –en el extremo de la pena impuesta– y los
encausados Silvio Huamán López y Jesús Nazareno López López contra la sentencia de
fojas cuatrocientos sesenta y siete, del veintinueve de abril de dos mil nueve, que con-
denó a ambos encausados y a Pedro Huamán Acosta como autores del delito contra el
Patrimonio en la modalidad de robo agravado con subsecuente muerte, en perjuicio de
Afila Mercedes Fernández Portocarrero, a quince años de pena privativa de libertad para
Huamán López y Huamán Acosta, y veinticinco años de pena privativa de libertad para
López López; de conformidad en parte con el dictamen del señor fiscal adjunto supremo
en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- a) Que el señor Fiscal Superior en su recurso formalizado de fojas cua-
trocientos noventa y tres, sostiene que en la imposición de la pena no se tuvo en cuen-
ta el principio de proporcionalidad, pues se encuentra acreditado que los sentenciados
ingresaron al domicilio de la agraviada con la finalidad de sustraerle sus bienes y le die-
ron muerte sin motivo alguno, actuando con frialdad y sin importarles la vida ajena;
b) el encausado López López en su recurso formalizado de fojas cuatrocientos noven-
ta y seis, alega que el hecho de haberse acogido a la conclusión anticipada no implica
que haya aceptado ser autor del delito imputado, además, se debe tener en cuenta que
su abogado lo indujo a que se autoincrimine; que, en las diligencias de confrontación
los encausados Huamán López y Huamán Acosta señalaron, de manera clara y contun-
dente que es totalmente inocente y narraron cómo sustrajeron los bienes robados y cómo
259
ROBO Y HURTO
se repartieron el botín; que, Francisco Grandez López ofreció dinero a sus coencausa-
dos para que lo sindiquen como autor intelectual, debido a un odio personal y rencillas
que están demostradas en autos; c) el encausado Huamán López en su recurso formali-
zado de fojas quinientos siete, alega que si bien admitió que participó en la comisión del
hecho punible conjuntamente con Huamán Acosta y López López, sin embargo, fue este
último quien cogió de los brazos y del cuello a la agraviada Fernández Portocarrero, la
arrojó a la cama y le tapó la boca para que no grite; que, tanto él como Huamán Acosta
no encontraron dinero alguno, por ello decidieron ir a la otra casa de la accisa ubicada
cerca del lugar, y al regresar López López les comentó que la agraviada había fallecido;
que, se encuentra establecido que no victimó a la agraviada y que su participación en
este evento criminal es la de cómplice secundario, pues su cooperación no fue indispen-
sable, por lo que su conducta está dentro de los alcances del segundo párrafo del artículo
veinticinco del Código Penal, lo que no fue tomado en cuenta para graduar la pena.
Segundo.- Que conforme a la acusación fiscal de fojas cuatrocientos veintiséis, el
diecisiete de julio de dos mil tres, en el Anexo de Shallca del distrito de Limabamba -
Amazonas, el encausado Huamán López se reunió en su casa con los encausados Hua-
mán Acosta y López López, donde estuvieron libando licor (aguardiente), circunstancias
en que este último les propuso ir a robar a la casa de la agraviada Fernández Portocarre-
ro, pues conocían que tenía en su poder la suma de diez mil nuevos soles producto de la
venta de ganado vacuno; que, la agraviada al escuchar que las gallinas estaban alboro-
tadas, alumbró con una linterna por la ventana y luego abrió la puerta de su dormitorio,
siendo interceptada por el encausado López López, quien la cogió del cuello y la tiró a
la cama, en tanto que los encausados Huamán López y Huamán Acosta buscaron el di-
nero en los cajones de la cómoda y otras partes del dormitorio, y al no encontrar nada se
fueron al segundo piso de una casa contigua, permaneciendo en este lugar por espacio
de media hora; que, cuando los encausados Huamán López y Huamán Acosta bajaban
por las escaleras, escucharon decir al encausado López López que la agraviada había
muerto, por lo que decidieron cubrir el cuerpo de la víctima con un colchón y luego se
dieron a la fuga, llevándose un costal de víveres y una balanza.
Tercero.- Que la sentencia condenatoria de fojas cuatrocientos sesenta y siete se
dictó al amparo del artículo cinco de la Ley número veintiocho mil ciento veintidós, que
regula el instituto de la conclusión anticipada del debate oral, por haber aceptado los en-
causados López López y Huamán López –con la anuencia de su defensa técnica– ser au-
tores del delito materia de acusación fiscal; que, esta aceptación tiene como efecto pro-
cesal concluir el juicio oral y la expedición de una sentencia anticipada.
Cuarto.- Que la aceptación o conformidad del imputado tiene efectos vinculan-
tes para las partes y para el órgano jurisdiccional; esa vinculación se manifiesta en los
siguientes sentidos: a) vinculación respecto a los hechos aceptados –vinculatio facth
como vinculación absoluta; b) vinculación respecto a la responsabilidad penal, también
de carácter absoluta –salvo que sobre los hechos incriminados no corresponda una sub-
sunción jurídico penal–; c) vinculación relativa respecto al título de imputación –vin-
cuiatio criminis–; y, d) vinculación igualmente relativa respecto a la individualización
judicial de la pena y de la reparación requerida por el fiscal –vincuiatio poena–.
260
JURISPRUDENCIAS
Quinto.- Que, si bien los encausados Huamán López y López López se acogieron
a la conclusión anticipada del debate oral –aunque este último en su recurso alega ino-
cencia y aduce que su abogado lo indujo a que se autoincrimine, pese a que realizó una
aceptación libre, expresa, inequívoca e indubitable de los cargos que se le imputan–; sin
embargo, se debe tener en cuenta que la pena impuesta no guarda relación de proporcio-
nalidad con el juicio de culpabilidad establecido, pues en la ejecución del robo se ejer-
ció violencia contra la víctima, conforme aparece del Acta de Necropsia de fojas catorce
–del Expediente número dos mil cuatro - setenta y ocho–, en la que se concluyó que “la
causa básica de la muerte es luxofractura de columna cervical, sección medular cervical
como causa intermedia, y la causa final es paro respiratorio y cardiaco”, asimismo, pre-
cisó la evidencia de un hematoma a nivel de región central de hueso frontal, equimosis
en región temporal derecha e izquierda, y un vacío entre la primera y segunda vértebra
cervicales (dislocadura cervical); situación que denota en la conducta del agente un alto
grado de violencia y peligrosidad, a tal punto que, aprovechando el estado de indefen-
sión de la víctima, causó su muerte por las causales antes indicadas; que, siendo así, la
pena impuesta no resulta proporcional con las circunstancias objetivas y subjetivas que
mediaron el hecho punible, sobre todo la peligrosidad evidenciada por el agente en con-
tra de la integridad física y la vida de la agraviada Fernández Portocarrero, quien era
una anciana indefensa de setenta años de edad, por lo que es del caso modificarla aten-
diendo a la gravedad del hecho y a la personalidad de los agentes que participaron en la
planificación y ejecución del robo.
Sexto.- Que, en el caso de estudio, se observa que los agentes planificaron previa-
mente y con detalle la realización del robo, distribuyéndose entre sí funciones específi-
cas, a efectos de actuar de manera coordinada y eficiente en la consecución de los fines
propuestos; es decir, cada agente tomó parte en la ejecución del robo y se dividieron ta-
reas, lográndose concretar el tipo penal por la sumatoria de los actos de cada intervi-
niente, con la agravante de haberse producido la muerte de la víctima, de conformidad
con lo previsto en los incisos uno, dos, tres y cuatro del primer párrafo, y último párra-
fo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, modificado por la Ley núme-
ro veintisiete mil cuatrocientos setenta y dos, del cinco de junio de dos mil uno, vigente
al tiempo de la comisión del hecho punible; en consecuencia, se desestima el argumento
del encausado Huamán López de haber actuado a título de cómplice, pues de lo anterior
se evidencia que actuaron como coautores, además, aquella agravante denota peligrosi-
dad en el logro de la consecución de su objetivo, que determina la necesidad de una pro-
tección más severa y eficaz a través de la pena; que, el monto de la reparación civil se
fijó en función a la magnitud de los daños y perjuicios ocasionados, cumpliendo su fun-
ción reparadora y resarcitoria de acuerdo a lo establecido en el artículo noventa y tres
del Código Penal.
Por estos fundamentos: I. declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos sesenta y siete, del veintinueve de abril de dos mil nueve, que conde-
nó a Silvio Huamán López y Jesús Nazareno López López como autores del delito con-
tra el Patrimonio en la modalidad de robo agravado con subsecuente muerte, en perjui-
cio de Alila Mercedes Fernández Portocarrero; II. declararon HABER NULIDAD en
la propia sentencia en cuanto impuso a Huamán López y Huamán Acosta quince años
de pena privativa de libertad, y a López López veinticinco años de pena privativa de
261
ROBO Y HURTO
libertad; reformándola: impusieron a Jesús Nazareno López López treinta años de pena
privativa de libertad, la misma que con el descuento de la carcelería que viene sufrien-
do desde el dieciocho de setiembre de dos mil siete, vencerá el diecisiete de setiembre
de dos mil treinta y siete; y a Silvio Huamán López y Pedro Huamán Acosta veinticin-
co años de pena privativa de libertad, la que con el descuento de la carcelería que vienen
sufriendo desde el diecisiete de setiembre de dos mil siete, vencerá el dieciséis de se-
tiembre de dos mil treinta y dos; y los devolvieron.
262
JURISPRUDENCIAS
R. N. Nº 304-2005-CUSCO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL PERMANENTE
263
ROBO Y HURTO
recurso impugnatorio de fojas trescientos cuatro que la reparación civil fijada no guarda
proporción con el daño ocasionado.
Segundo.- Que se imputa al procesado Sabino Quispe Huamán que el catorce de
marzo de dos mil tres ingresó al domicilio del agraviado Gustavo Escalante Escalante
provisto de un cuchillo con la intención de sustraer sus bienes y lo atacó infiriéndole he-
ridas mortales; que en su huida interceptó a la agraviada María Bravo Ortega, le colocó
un cuchillo a la altura del cuello y la despojó de sus prendas de vestir para practicarle el
acto sexual.
Tercero.- Que en autos se tiene las declaraciones testificales de: i) Fernando Flores
Pino de fojas ochenta y ocho, en el sentido de que el agraviado Escalante Escalante le
refirió cuando se encontraba aún con vida que había sido atacado violentamente por un
sujeto de tez morena, alto, quien habría entrado por la ventana al interior de su vivienda
y le introdujo un cuchillo a la altura de la cadera; ii) Nora Luz Tinco Escalante en sede
judicial a fojas doscientos doce expresa que el citado agraviado le refirió que el delin-
cuente había subido por la ventana de atrás ya que la puerta de ingreso se encontraba
intacta y lo describió como de contextura delgada, un poco crespo y moreno; iii) Rene
Aragón López en su declaración testifical corriente a fojas doscientos nueve expone que
el agraviado Escalante Escalante le indicó que cuando estaba subiendo al segundo piso
de su casa para cambiarse de ropa, en forma imprevista se apareció el inculpado Sabi-
no Quispe Huamán quien lo empezó acuchillar; iv) Aniceto Cana Yáñez en su testifical
de fojas ciento sesenta y cinco señala que estuvo presente cuando el agraviado Escalan-
te Escalante reconoció al citado acusado en el hospital de Quillabamba, al que fue lle-
vado por dos efectivos policiales, versión que se corrobora con el Atestado Policial nú-
mero cero cuarenta y cinco guión RPC guión DIV guión POL guión LC guión CQ guión
SID de fojas uno en el que se deja constancia que el encausado fue conducido al hospi-
tal de Quillabamba donde la víctima lo identificó plenamente como el autor del hecho
delictivo; que las versiones precedentes se fortalecen con la diligencia de reconstrucción
de hechos e inspección ocular de fojas noventa en la que se deja constancia que existen
huellas de sangre por debajo de los tubos del pasamanos de las graderías de acceso al
segundo nivel, en la viga de madera colocada en la parte exterior pegada a la construc-
ción y huellas de raspado en los tubos del pasamano hasta en dos sectores, “aspectos o
rastros que sustentarían la versión incriminatoria en el sentido de que el inculpado po-
siblemente haya ingresado a la habitación del segundo nivel escalando por las vigas sa-
lientes y luego entrado por la ventana”; que, siendo así, se enerva la versión del impu-
tado Quispe Huamán de fojas ciento setenta y uno, quien aduce que no subió al segundo
piso del domicilio de la víctima y que el incidente se produjo a seis metros de lugar.
Cuarto.- Que el dolo como elemento subjetivo del injusto –intención de sustraer
los bienes de la víctima– solo puede ser objeto de prueba indirecta y a través de los su-
puestos fácticos, es así, que según las reglas de la común experiencia el acto de penetrar
a la vivienda del agraviado Escalante Escalante por la ventana, sin su consentimiento, y
sea en contra de su voluntad, indica primigeniamente su intención de sustracción de los
bienes de aquel –propósito delictivo–, reuniendo con su conducta la antijuricidad y la
culpabilidad del hecho; que, empero, debe estimarse su conducta como tentativa, pues
al ser sorprendido en el interior de la habitación atacó a la víctima causándole lesiones
mortales, quedando claro que del resultado de hechos probados no aparece consumado
264
JURISPRUDENCIAS
el delito imputado por causas ajenas a la voluntad del encausado Quispe Huamán; que,
de otro lado, se colige de su comportamiento que la muerte del agraviado Escalante Es-
calante no se encontraba en el plan de acción del citado acusado, de modo que el dolo
de homicidio es posterior, pues el imputado se propuso la sustracción de bienes y al
cometerlo se presentaron las circunstancias descritas ajenas al plan delictivo que diera
lugar al homicidio; que, en consecuencia, debe estimarse probada la imputación en este
extremo.
Quinto.- Que respecto al delito de violación sexual en agravio de María Bravo Or-
tega, se tiene en autos la sindicación de esta en sede judicial a fojas ciento dieciocho en
la que expone que fue agredida sexualmente por el encausado Sabina Quispe Huamán,
sin embargo en la diligencia de reconstrucción de hechos e inspección ocular afirma que
“cuando este se quitó el pantalón con la finalidad de someterla al acto sexual aparecie-
ron por el lugar dos vecinos quienes lo aprehendieron”, por lo que su versión primige-
nia no es persistente; que, de otro lado, el protocolo médico practicado a la víctima de
fojas diecinueve y ratificado en sede judicial a fojas treinta y seis, concluye que presen-
ta vulvitis aguda que puede corresponder a un trauma reciente, lo que no acredita el acto
sexual, y más aún en dicho documento se señala también que presenta equimosis en re-
gión frontal derecha lo que corrobora la declaración del encausado Quispe Huamán en
sede judicial –fojas ciento ocho–, quien expuso que en circunstancias que corría por la
carretera se encontró con la agraviada con quien chocó cayendo esta al suelo, siendo
capturado a los pocos segundos; que, por consiguiente, no se puede afirmar fehacien-
temente que el encausado haya abusado sexualmente de la referida víctima, pues no se
ha aportado prueba de cargo suficiente para justificar racionalmente la culpabilidad del
acusado, beneficiándose con las situaciones excluyentes de certeza, de suerte que ante
esta incertidumbre probatoria es aplicable el principio universal del indubio pro reo.
Sexto.- Que, asimismo, la reparación civil fijada por la Sala Penal Superior ha sido
impuesta teniendo en cuenta los efectos que el delito ha tenido sobre la víctima, guar-
dando proporción con la entidad del bien jurídico afectado.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos treinta y cuatro, su fecha siete de diciembre de dos mil cuatro, que ab-
suelve a Sabino Quispe Huamán de la acusación fiscal formulada en su contra por deli-
to contra la libertad –violación sexual–, en agravio de María Bravo Ortega; y lo conde-
na por delito contra el patrimonio –robo agravado en grado de tentativa con subsecuente
muerte–, en perjuicio de Gustavo Escalante Escalante, a treinta años de pena privati-
va de libertad y fija en cinco mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación
civil deberá pagar a favor de sus herederos legales; con lo demás que contiene y es ma-
teria del recurso; y los devolvieron.
SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ
265
ROBO Y HURTO
VISTA; en audiencia pública, la causa seguida contra Gilber Rafael Livia Ramosy
Guillermo Livia Ramos, acusados por el delito contra el Patrimonio –Robo Agravado–,
en agravio de Arnaldo Abad.
I. RESULTA DE AUTOS
Que a mérito del Atestado Policial, con la formalización de la denuncia del fis-
cal provincial, el juzgado penal emitió el correspondiente auto de apertura de instruc-
ción; dictándose en contra de los procesados mandato de comparecencia; que tramita-
da la causa conforme al procedimiento ordinario, con el dictamen del fiscal provincial
e informe final del señor juez penal, fueron elevados los autos en su oportunidad a la
Sala Penal Superior, obrando en autos la acusación escrita del señor fiscal superior y
el auto superior de enjuiciamiento, señalándose día y hora para la verificación del acto
oral, que habiéndosele hecho saber a los acusados Gilber Rafael Livia Ramos y Gui-
llermo Livia Ramos los alcances y bondades de la ley veintiocho mil ciento veintidós
–conclusión anticipada del juicio oral–, estos no se acogieron, por lo que se llevó a cabo
los debates orales como se muestra en las actas de su propósito, luego de escuchado
266
JURISPRUDENCIAS
267
ROBO Y HURTO
mareado, es faltoso se pone malcriado, que lo acusa porque en una oportunidad ha teni-
do problemas con el hijo del agraviado, que en esa época ha formado parte de la pandi-
lla “Los Chivis”, jugaban pelota.
Tercero.- Que el agraviado Arnaldo Abad Puchoc Cochachi al declarar a fojas diez
en sede preliminar manifiesta que los hermanos Guillermo y “Chuleta”, pertenecientes a
la pandilla “Los Chivis” le han roto la cabeza con un ladrillo y le han cortada el rostro
con pico de botella, para luego reducirlo y robarle la suma de dos mil nuevos soles que
llevaba dentro de sus medias como producto de la cobranza que había realizado, ese día
de los hechos lo acorralaron, le roban también su cuaderno de apuntes dejándolo tirado
en el pavimento estuvieron con dos sujetos más, que puede acreditar que ese día cobró
dinero de sus clientes; en su declaración preventiva el agraviado señala que el día de
los hechos había tomado cerca de cuatro a seis cervezas, reconoce a los acusados sien-
do Guillermo quien le tiró un ladrillo en la cabeza, y Rafael le cortó en el labio superior
con un pico de botella habían otros dos sujetos que los conoce como “Mosca Loca” y
“Churrasqueado”, que antes de los hechos no ha tenido problemas con los imputados;
que el día de los hechos los acusados estaban mareados, que tenía conocimiento que
Guillermo Livia había estado preso por robo agravado. En el acto oral el agraviado se
ratifica de sus declaraciones precedentes, que está totalmente seguro que los acusados
participaron, que el día de los hechos por haberle cobrado a sus clientes tenía la suma de
mil doscientos soles, que le sustrajeron de la media.
Cuarto.- Que de la revisión de autos aparece el certificado médico-legal obrante a
fojas veinte practicado a la persona del agraviado Arnaldo Abad Puchoc Cochachi pre-
sentando lesiones leves ocasionado por agente contundente duro.
268
JURISPRUDENCIAS
Siendo el bien jurídico tutelado resulta ser como bien señala la Ejecutoria Supre-
ma del once de noviembre de mil novecientos noventa y nueve: “en el delito de robo, se
atacan bienes de tan heterogénea naturaleza como la libertad, la integridad física, la vida
y el patrimonio, lo hace de él un delito complejo; ello es más que un conglomerado de
elementos típicos, en el que sus componentes aparecen tan disolublemente vinculados
entre sí, formando un todo homogéneo indestructible, cuya separación parcial dará lugar
a la destrucción del tipo”(5).
V. VALORACIÓN PROBATORIA
Que de la compulsa de las pruebas que se han acopiado durante la etapa de instruc-
ción y lo actuado en el acto oral, se tiene que la tesis de defensa esgrimida por los acu-
sados se fundamenta en que existe enemistad entre su familia y la del agraviado y que
en el día de los hechos el acusado Guillermo Livia Ramos vio pasar al agraviado ensan-
grentado, quien aparentemente ya había sido asaltado previamente, versión que carece
de sustento fáctico, puesto que en audiencia pública llevada a cabo en fecha dieciséis de
noviembre de dos mil once, en la diligencia de confrontación entre el acusado Guiller-
mo Livia Ramos y al agraviado, este acusado sostuvo que no se acuerda si es que le tiró
la piedra y que quizás haya sido su hermano y le pide disculpas, aunado a eso tenemos
la versión uniforme y coherente brindada por el agraviado quien reconoció a los acu-
sados como unas de las personas que estaban en el grupo que lo agredió, narrando con
lujo de detalles la forma y circunstancias en que fue asaltado, golpeándolo con un ladri-
llo y pico de botella y apoderándose de la cantidad de dos mil nuevos soles producto de
la cobranza que realizó ese día; además que el acusado Guillermo Livia Ramos al reali-
zar su defensa material reconoce haber agredido al agraviado, porque hace años tuvie-
ron una rencilla de más o menos ocho años y en esa época paraba en la calle, versión
que cumple con los requisitos señalados en el acuerdo plenario número dos guión dos
mil cinco/CJ, guión ciento dieciséis, en su fundamento décimo: “Tratándose de las de-
claraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo de los hechos, al no regir
el antiguo principio jurídico testis unus testis nullus, tiene entidad para ser considerada
prueba válida de cargo, por ende, virtualidad procesal para enervar la presunción de ino-
cencia del imputado, siempre y cuando no se advierten razones objetivas que invaliden
sus afirmaciones. Las garantías de certeza serían las siguientes:
A) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existen relaciones entre
el agraviado e imputado basadas en el odio, resentimiento, enemistad u otras que pue-
dan incidir en la parcialidad de la deposición, que por ende le nieguen aptitud para ge-
nerar certeza, que si bien es cierto que el acusado sostiene que existen problemas entre
sus familias, dicha circunstancia al no ser corroborada con otro medio de prueba, resulta
ser alegato de defensa que busca desvirtuar la acusación realizada por el agraviado y por
ende evadir su responsabilidad penal.
Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia decla-
ración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter
(5) Expediente Nº 821-99-La Libertad. En: Revista de Jurisprudencia. Año II, Nº 4, 2000, p. 367.
269
ROBO Y HURTO
objetivo, que le doten de aptitud probatoria, puesto que no solo se cuenta con la decla-
ración del agraviado, sino con el certificado médico legal, en el cual se consigna las gra-
ves lesiones que sufrió el agraviado a causa del latrocinio llevado a cabo en su perjuicio.
Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que señalan en el literal C)
del párrafo anterior”(6), puesto que a lo largo del proceso la sindicación formulada por
el agraviado ha sido constante al señalar a los acusados como los res del evento delic-
tivo que nos ocupa, señalando la participación de cada uno de ellos, siendo el acusado
Guillermo Livia Ramos, quien lo golpeó con un ladrillo, y a Gilber Rafael Livia Ramos
quien con un pico de botella le golpeó el rostro.
(6) Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes y Transitoria de la Corte Suprema de Justi-
cia, Acuerdo Plenario Nº 2-2005/CJ-116.
270
JURISPRUDENCIAS
hechos ilícitos y por ende su peligrosidad a la sociedad a ser una persona reincidente en
la comisión de delitos, circunstancia que cumple con lo estipulado en el Acuerdo Ple-
nario Nº 1-2008/CJ-116(7), el cual establece en su considerando duodécimo los requi-
sitos para establecer al procesado como reincidente, los siguientes: 1) Haber cumpli-
do en todo o en parte una condena de pena privativa de libertad. No está comprendido
el cumplimiento total o parcial de otra clase de pena. Se trata de una sentencia con-
denatoria ejecutoriada a pena privativa de libertad de carácter efectiva. 2) Los delitos
–se excluyen las faltas– antecede y posterior han de ser dolosos. El delito posterior
debe de cometerse luego del cumplimiento total o parcial de la pena privativa de liber-
tad. Ello presupone sentencias firmes y con principio de ejecución efectiva. 3) No hace
falta que el delito posterior esté en el mismo Título del Código, o mejor dicho, sea de la
misma naturaleza, es decir, que exista entidad o similitud del tipo o la identidad del bien
jurídico vulnerado; no hay un elemento relacional entre los dos delitos. Se trata, por
consiguiente, de una reincidencia genérica. 4) El lapso de tiempo que debe transcurrir,
luego del cumplimiento total o parcial de la pena privativa de libertad –condición bási-
ca para calificar de reincidente a un delincuente–, es de cinco años. Para el entendimien-
to de este último requisito se recurre a la regla del artículo 46-C del Código Penal, que
precisa que los hechos punibles se han de perpetrarse “(...) en un lapso que no exceda de
cinco años”. 5) Es una circunstancia personal e incomunicable a los coautores o partíci-
pes en quienes no concurra.
VIII. RESOLUCIÓN
En aplicación a los artículos once, doce, veintitrés, cuarenta y cinco, cuarenta
y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base, con las
(7) Corte Suprema de Justicia de la República, IV Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanen-
te, Transitorias y Especial, Acuerdo Plenario Nº 1-2008/CJ-116, del 3 de noviembre de 2008.
271
ROBO Y HURTO
agravantes de los incisos dos, tres y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal vigente, en concordancia con los artículos doscientos ochen-
ta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimiento Penales, analizan-
do los hechos y las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y admi-
nistrando justicia a nombre de la Nación, los jueces superiores miembros de la Cuarta
Sala Penal para procesos con reos libres FALLAN: CONDENANDO a Gilber Rafael
Livia Ramos, como autor del delito contra el patrimonio –robo agravado– en agravio de
Arnaldo Abad Puchoc, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, la
misma que se suspende condicionalmente por el periodo de prueba de TRES AÑOS, su-
peditada al cumplimiento de las siguientes reglas de conducta; a) No variar de domici-
lio ni ausentarse de su residencia, sin previo aviso ni autorización escrita del juez de la
causa; b) Abstenerse de relacionarse con personas que viven al margen de la ley, c) No
frecuentar lugares de dudosa reputación; y d) Concurrir cada treinta días al local del juz-
gado, a fin de informar y justificar sus actividades y a registrar su firma en el cuaderno
respectivo; así como las veces que sea requerido por la autoridad judicial, bajo aperci-
bimiento de aplicarse los correctivos señalados en el artículo cincuenta y nueve del Có-
digo Penal, en caso de incumplimiento y Condenando a Guillermo Livia Ramos como
autor del delito contra el Patrimonio –Robo Agravado–, en agravio de Arnaldo Abad
Puchoc, a CINCO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, la cual computada
desde el once de enero de dos mi doce, vencerá el diez de enero de dos mil diecisie-
te; ordenaron su internamiento en cárcel pública, oficiándose para tal efecto a la entidad
respectiva en el día; FIJARON: En la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto
de la reparación civil que deberá abonar los sentenciados de forma solidaria a favor del
perjudicado; DISPUSIERON que la presente sentencia sea leída en acto público, y con-
sentida o ejecutoriada que sea, se inscriba en el Registro Central de Condenas, expidién-
dose los boletines y testimonios respectivos, archivándose definitivamente el proceso,
con aviso al juez de la causa.
SS. DR. CÉSAR JAVIER VEGA VEGA - PRESIDENTE; DR. CARLOS HERNÁN FLORES VEGA -
JUEZ SUPERIOR; DRA. ÁNGELA MAGALLI BÁSCONES GÓMEZ VELÁSQUEZ - JUEZ SUPE-
RIOR, DIRECCIÓN DE DEBATES
272
JURISPRUDENCIAS
I. PARTE EXPOSITIVA
1. Se imputa a los acusados Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René
Araujo Oliveros, la comisión del delito contra el Patrimonio –Robo Agrava-
do–, en agravio de Moisés Concha Miche, esto es que en fecha veintiséis de
febrero de dos mil nueve en horas de la mañana, en circunstancias en que el
agraviado transitaba por la Avenida Alfredo Mendiola portando un maletín
que contenía cinco mil dólares americanos, con el propósito de depositarlos
al Banco Mibanco del distrito de Puente Piedra, es al llegar al paradero Km.
21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas) cuando fue sorpresiva-
mente empujado por el procesado Araujo Oliveros, quien logra arrebatarle el
maletín y al tratar de reaccionar, el procesado Goicochea Cruces le apuntó con
un arma de fuego y bajo amenaza a su integridad le hizo desistir de su male-
tín, siendo que ante los gritos de auxilio proferidos por el agraviado, peatones
y vecinos acudieron al lugar y agredieron a los procesados.
273
ROBO Y HURTO
274
JURISPRUDENCIAS
maleta y del dinero que le fuera presuntamente arrebatada al agraviado por parte de los
acusados, dándose por cumplida la obligación procesal indicada.
Segundo.- Que, la hipótesis incriminatoria del Ministerio Público, se sustenta en
el hecho de que el veintiséis de febrero del año dos mil nueve en horas de la mañana,
en circunstancias que el agraviado Moisés Concha Miche, transitaba por la Avenida Al-
fredo Mendiola portando un maletín que contenía cinco mil dólares americanos, con el
propósito de depositarlos en el Banco Mibanco del distrito de Puente Piedra, es al llegar
al paradero ubicado en el Km. 21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas)
cuando sorpresivamente habría sido empujado por el procesado Araujo Oliveros, quien
logra arrebatarle el maletín que portaba y al tratar de reaccionar, el procesado Goico-
chea Cruces le habría apuntado con un arma de fuego y bajo amenaza a su integridad
física, le hizo desistir de su intento de reacción, permitiendo la sustracción de su male-
tín conteniendo el dinero antes indicado, siendo que ante los gritos de auxilio proferidos
por el agraviado, peatones y vecinos acudieron al lugar y emprendieron la persecución y
posterior agredieron a los procesados, logrando detenerlos y ponerlos a disposición de la
autoridad policial.
Tercero.- Sin embargo, durante el desarrollo de la investigación preliminar, ins-
trucción y sobre todo juicio oral, se ha llegado a determinar lo siguiente:
3.1. El día veintiséis de febrero del año dos mil nueve, en horas de la mañana,
el agraviado Moisés Concha Miche conjuntamente con su esposa Luz Mary
Pérez Pio, concurrieron al inmueble ubicado en la Avenida Alfredo Mendiola
“C-67”, del distrito de San Martín de Porres, de propiedad de Ana Ruth Pérez
Pio (hermana de la esposa del agraviado Moisés Concha Miche), lugar en el
que, recibieron un maletín conteniendo la suma de cinco mil dólares ameri-
canos, de parte de la persona de Honoria Pio Pomacaja (madre de la espo-
sa del agraviado Moisés Concha Miche), con la finalidad de que lo depositen
en la entidad bancaria Mibanco, sucursal del distrito de Puente Piedra; es así,
que salieron del inmueble antes indicado, con la finalidad de dirigirse al pa-
radero y tomar un vehículo de transporte público que los traslade al distrito
antes indicado, es cuando transitaban por inmediaciones de la Avenida Alfredo
Mendiola portando el indicado maletín, y al llegar al paradero ubicado en el
Km. 21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas), habrían sido in-
terceptados por dos sujetos uno de los cuales, le arrebató el indicado maletín,
y cuando pretendió reaccionar ante dicho despojo, el otro sujeto le amenazó
con un arma de fuego, por lo que procedió a dejar que le sustraigan dicho ma-
letín, emprendiendo sus agresores veloz huida del lugar de los hechos, mien-
tras que el agraviado Moisés Concha Miche, pedía auxilio a pobladores de la
zona que en ese momento jugaban un partido de fulbito en una canchita cerca-
na, los cuales emprendieron la persecución de los ladrones, cuando el ciudada-
no Segundo Eleodoro Gonzales Isuiza, en circunstancias en que se aprestaba
a sujetar a uno de los ladrones, este extrajo un arma y le disparó en el brazo,
ocasionando que este caiga al piso y su agresor se diera a la fuga. Posterior-
mente, pobladores del lugar lograron detener a dos personas, las cuales fueron
sindicadas como partícipes del robo al agraviado, a quienes agredieron física-
mente y ante la presencia de la autoridad policial las pusieron a disposición de
275
ROBO Y HURTO
276
JURISPRUDENCIAS
277
ROBO Y HURTO
278
JURISPRUDENCIAS
DECISIÓN JUDICIAL
En consecuencia, apreciando y juzgando los hechos y las pruebas con el criterio
de conciencia que la ley faculta; con la facultad conferida por los artículo doscientos
ochenta y tres a doscientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Penales, y
administrando justicia a nombre de la Nación, los Señores Jueces Superiores de la Se-
gunda Sala Especializada en lo Penal para procesos con Reos en Cárcel de la Corte Su-
perior de Justicia de Lima Norte: FALLAN: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal
por insuficiencia probatoria a los ciudadanos Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor
René Araujo Oliveros, en el proceso que se les sigue como autores de la presunta comi-
sión del delito contra el Patrimonio en la modalidad de robo agravado, hechos ocurridos
el veintiséis de febrero del año dos mil nueve, en agravio de Moisés Concha Miche, ilí-
cito tipificado y sancionado por el artículo 188 del Código Penal en su modalidad agra-
vada prevista y sancionada por los incisos tercero y cuarto del artículo 189 del indicado
cuerpo legal, en consecuencia: DISPUSIERON la inmediata libertad de los sentencia-
dos absueltos Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René Araujo Oliveros, para lo
cual OFÍCIESE al Instituto Nacional Penitenciario para que proceda a liberar a los indi-
cados ciudadanos, siempre y cuando no exista en su contra mandato de detención vigen-
te, emitido por autoridad competente; ORDENARON REMITIR fotocopia certificada
279
ROBO Y HURTO
de los actuados pertinentes a la Fiscalía Provincial Penal de Turno del Distrito Judicial
de Lima Norte, para efectos de que se pronuncie conforme a sus atribuciones, respec-
to a lo señalado en el quinto considerando de la presente; MANDARON que consenti-
da o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se anulen los antecedentes policiales y
judiciales que pudieran haberse generado y fecho, se archive definitivamente los de la
materia.
280
JURISPRUDENCIAS
EXPEDIENTE Nº 3433-2005-LIMA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL TRANSITORIA
VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo César Javier Vega
Vega; por sus fundamentos; y
CONSIDERANDO además:
Primero.- Que se atribuye a los encausados Juan Carlos Lima Ochoa y Gilbert
Vásquez Arrelucea, ser autores de dos eventos delictivos, el primero ocurrido con fecha
veintiocho de junio de dos mil cuatro, siendo aproximadamente las once y veinte de la
noche, en circunstancias en que el agraviado Danny Carrascal Torres, se encontraba la-
borando en la mototaxi de propiedad de la coagraviada Lidia Reyes Torres, un sujeto so-
licitó sus servicios a efectos que lo traslade hasta el hospital María Auxiliadora, lugar
donde fue interceptado por otro mototaxi, de donde descendieron los procesados, quie-
nes lo amenazaron con arma de fuego, golpeándolo, llevándose consigo el referido ve-
hículo menor; y el segundo evento suscitado el doce de julio de dos mil, en horas de
la noche en circunstancias que el agraviado Moisés Alanya Mori, prestaba servicios de
mototaxi, fue abordado por los procesados, siendo sujetado por el encausado Vásquez
Arrelucea, quien lo tomó del cuello en tanto que el otro procesado lo golpeó en diferen-
tes partes del cuerpo, logrando arrojarlo al suelo y apoderarse del vehículo en el cual
huyeron, siendo socorrido el agraviado por un taxista con quien dieron alcance a los
procesados, los cuales, por una mala maniobra volcaron el vehículo menor, siendo in-
mediatamente capturados;
Segundo.- Que como se desprende de autos, se ha acreditado fehacientemente la
responsabilidad penal de los procesados, quienes solo llegan a reconocer haber partici-
pado en el evento delictivo en agravio de Moisés Edgar Alanya Mori, como se aprecia a
fojas entre otros dieciséis, diecisiete, sesenta y dos, sesenta y seis, ciento sesenta y ocho
vuelta y ciento setenta y uno; aunado a ello las actas de reconocimiento de fojas vein-
tiuno y veintidós, de los agraviados Alanya Mori y Carrascal Torres, la testimonial de
Cláus Galdos Loayza, corriente a fojas noventa y nueve;
Tercero.- Que con respecto al primer hecho ilícito se les acusa a los citados pro-
cesados, por el delito de robo agravado consumado, es decir, los encausados no solo
se apropiaron del bien, sino que también tuvieron la posibilidad de disponer de él; que
en tanto, en el segundo hecho denunciado, se colige de los actuados que el agraviado
Alanya Mori, luego de sufrido el robo de su vehículo mototaxi, inmediatamente después
281
ROBO Y HURTO
siguió a los delincuentes en un taxi, logrando la captura de los encausados, por lo que
al no haber tenido la disponibilidad sobre dicho bien, el acto ilícito no se consumó, por
ende se les debe condenar por el delito de robo agravado, en grado de tentativa; ha-
biendo resuelto el Colegiado Superior conforme a ley; en consecuencia: declararon NO
HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas ciento noventa, su fecha once de
agosto de dos mil cinco, que condena a Juan Carlos Lima Ochoa y Gillberto Vásquez
Arrelucea, en calidad de autores, por el delito contra el patrimonio –robo agravado– en
perjuicio de Danny Carrascal Torres y Lidia Marlene Reyes Torres; y por el delito con-
tra el patrimonio –robo agravado– en grado de tentativa, en perjuicio de Moisés Edgar
Alanya Mori; e impone a Lima Ochoa, DIEZ AÑOS de pena privativa de la libertad, la
misma que con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el doce de julio de
dos mil cuatro –fojas ocho–, vencerá el once de julio de dos mil catorce; y para Vásquez
Arrelucea, NUEVE AÑOS de pena privativa de la libertad, la misma que con descuento
de la carcelería que viene sufriendo igualmente desde el doce de julio de dos mil cuatro
–fojas nueve–, vencerá el once de julio de dos mil trece; fija en tres mil nuevos soles, la
suma que por concepto de reparación civil deberán abonar solidariamente los sentencia-
dos a favor de los agraviados Carrascal Torres y Reyes Torres; y la suma de trescientos
nuevos soles, por el mismo concepto, a favor del graviado Alanya Mori; con lo demás
que contiene; y los devolvieron.
SS. GONZALES CAMPOS R.O.; BALCAZAR ZELADA; BARRIENTOS PEÑA; VEGA VEGA;
PRÍNCIPE TRUJILLO
282
JURISPRUDENCIAS
283
ROBO Y HURTO
284
JURISPRUDENCIAS
plenamente a los encausados, ella resulta insuficiente por sí sola para establecer la par-
ticipación de cada uno de ellos, pues no concurrió a ratificarse de su sindicación a nivel
judicial, a pesar de ser requerido para ello, más aún si la agraviada Enríquez Arenas no
cumplió con acreditar la preexistencia de los bienes sustraídos, conforme a lo exigido
por el artículo doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Penal cuando de delitos
contra el patrimonio se refiere; que, en consecuencia, lo decidido por la Sala Juzgadora
en este extremo se ajusta a ley.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas setecientos ochenta y seis, del veintitrés de abril de dos mil nueve, que absolvió a
José Luis Nina Guevara, Luis Herndin Guillermo Valdivia del Carpio y Roberto Robles
Casas de la acusación fiscal formulada en su contra por delito contra el Patrimonio -
robo agravado y hurto agravado en perjuicio de María Enríquez Arenas y Yashit Yurema
Álvarez Arenas; con lo demos que contiene; y los devolvieron.
SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO
285
ROBO Y HURTO
286
JURISPRUDENCIAS
a que se lleve a cabo la diligencia de lanzamiento dispuesto por la autoridad judicial por
la falta de pago de la respectiva merced conductiva.
Tercero.- Que analizados los actuados se advierte que no existen elementos pro-
batorios que demuestren la existencia de los delitos y la responsabilidad penal de los
imputados Cirilo Huillca Bayona y Julia Uñapillco Olave, porque para que se materiali-
ce el delito de robo agravado se requiere dentro de sus presupuestos que medie violen-
cia o amenaza contra la víctima de forma tal que el sujeto activo logre doblegar su ca-
pacidad defensiva, exigencia que no se presentó en autos conforme lo expone el propio
agraviado cuando refirió a través de su recurso impugnativo que la sustracción de sus
especies se efectuó días antes de llevarse a cabo la diligencia de desalojo dispuesta por
la autoridad judicial.
Cuarto.- Que, por otro lado, con relación al delito de daños simples se requie-
re para su configuración que el agente destruya total o parcialmente un bien mueble o
inmueble causando con ello un menoscabo económico a la víctima, empero, con la fina-
lidad de determinarse si el mismo constituye una falta o un delito, conforme lo estipu-
lan los artículos doscientos cinco y cuatrocientos cuarenta y cuatro del Código Penal, se
requiere necesariamente de una pericia de valorización que determine a cuanto ascendió
el daño causado, exigencia que no se llevó a cabo conforme se corrobora de lo actuado;
por lo que siendo ello así, la resolución emitida por el Superior Colegiado se encuentra
arreglada a derecho.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en el auto de fojas
ciento ochenta y dos, del trece de enero de dos mil nueve, que declaró no haber mérito
para pasar a juicio oral contra Cirilo Huillca Bayona y Julia Uñapillco Olave por deli-
to contra el patrimonio - robo agravado y daño simple en agravio del recurrente; con lo
demás que al respecto contiene; y los devolvieron.
287
ROBO Y HURTO
288
JURISPRUDENCIAS
manualidades, no teniendo un ingreso fijo con el que pueda cubrir los gastos mínimos
de su familia, compuesta por su esposa y sus dos menores hijos.
Segundo.- Que la acusación fiscal de fojas mil ochocientos cincuenta y ocho desa-
rrolla como substrato fáctico de la imputación el hecho de que, siendo las dos horas con
cincuenta y tres minutos aproximadamente del día veintidós de marzo de dos mil ocho,
llegaron dos sujetos a la farmacia Inkafarma a bordo de una motocicleta lineal, siendo
el procesado Ricardo Isaac Gómez Falen quien solicita pañales, por lo que el agravia-
do Eiber Clavo Guevara –empleado de la farmacia– se acerca a la rejilla, otorgándole el
imputado la suma de veinte nuevos soles, retirándose este a imprimir la boleta y sacar
sencillo para el vuelto, trasladándose al almacén a sacar el pañal, momentos en que es-
cucha sonidos metálicos y forcejeos en la puerta, dirigiéndose a entregarle el pañal, en
medio camino para llegar a la puerta encuentra al encausado acompañado de otro suje-
to, hallándose este provisto de arma de fuego, el cual lo encañona, reduce y lleva hasta
donde estaba la caja fuerte, lugar donde lo ataron de pies y manos, colocándole una
bolsa plástica en la cabeza, procediendo a sacar la caja fuerte, apoderándose de la suma
total de ciento veintinueve mil ochocientos doce nuevos soles con once céntimos, cua-
trocientos veinte dólares americanos y un teléfono celular Claro RPC de la empresa Bo-
tica y Perfumería Inkafarma, procediendo a retirarse todos los asaltantes, que serían cua-
tro personas, entre ellas una mujer.
Tercero.- Que, del análisis de los autos se tiene: Que, al inicio del juicio oral, el
acusado Falen Gómez aceptó los cargos que se le imputan, sometiéndose a los alcances
de la conclusión anticipada, regulada en el artículo cinco de la Ley veintiocho mil ciento
veintidós, expresando la defensa su conformidad; hecho en virtud del cual el tribunal de
instancia dictó la sentencia conformada de fecha diez de marzo de dos mil diez, median-
te la cual condenó al acusado Ricardo Isaac Falen Gómez, como autor del delito de robo
agravado en agravio de la empresa Botica y Perfumería Inkafarma, a doce años de pena
privativa de libertad efectiva y fijó en ciento sesenta mil nuevos soles el monto por con-
cepto de reparación civil que deberá abonar el sentenciado a favor de la citada empresa
agraviada.
Cuarto.- Que, los tipos delictivos en orden al carácter fragmentario del Derecho
Penal, constituyen los ataques que impliquen una especial gravedad sobre los bienes ju-
rídicos de mayor entidad, siendo este el fundamento por el cual su persecución deviene
en pública, resultando carente de fundamento el hecho de que al afectarse el patrimo-
nio de una persona jurídica particular se prive de la connotación pública que todo delito
contiene.
Quinto.- Que, los medios comisivos alternativos del delito de robo no se restringen
al uso de la violencia física –vis absoluta–, sino que también acogen a la amenaza –vis
compulsiva–; en este sentido, la utilización del arma como elemento de agravación es-
pecífica del tipo penal de robo agravado, no requiere que se materialice su empleo a tra-
vés de un acto directamente lesivo sobre la integridad física de la víctima –violencia fí-
sica–, sino que también acoge la posibilidad de que su empleo se dirija sobre el aspecto
psicológico de la víctima –a través de la amenaza– suficiente para vencer la resistencia
que eventualmente oponga esta última; en este sentido, resulta inadecuado que se exija
289
ROBO Y HURTO
290
JURISPRUDENCIAS
291
ROBO Y HURTO
292
JURISPRUDENCIAS
293
ROBO Y HURTO
294
JURISPRUDENCIAS
295
ROBO Y HURTO
296
JURISPRUDENCIAS
SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVA-
NO - JUEZ SUPERIOR YD.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR
297
ROBO Y HURTO
Que expuestos así los hechos, estos no cumplen con los elementos
objetivos y subjetivos del tipo previsto en los incisos uno, dos, tres y
cuatro del primer párrafo y último párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal –robo agravado con subsecuente muerte en
grado de tentativa–, ilícito por el que ha sido acusado y condenado el
procesado Gordillo Guevara, pues la intención no era apropiarse ilí-
citamente de dinero o especies, sino quitarle la vida al agraviado; que,
en tal virtud, la conducta probada del citado encausado se encuadra
en el artículo ciento seis del Código sustantivo.
298
JURISPRUDENCIAS
299
ROBO Y HURTO
por las Rondas Campesinas con la ayuda de efectivos policiales, escondido en una casa
deshabitada, y opuso resistencia frente a su inminente captura, como se describe en el
parte policial de fojas cuatro, corroborado con la declaración de Juan Muñoz Regala-
do de fojas ciento diecinueve, quien además señaló que el acusado horas antes a su cap-
tura se encontraba asustado; que por último la esposa del agraviado, Esperanza Centu-
rión Soto –fojas dieciséis, setenta y dos– sostiene que no les robaron dinero ni especie
alguna.
Quinto.- Que expuestos así los hechos, estos no cumplen con los elementos objeti-
vos y subjetivos del tipo previsto en los incisos uno, dos, tres y cuatro del primer párra-
fo y último párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal –robo agravado
con subsecuente muerte en grado de tentativa–, ilícito por el que ha sido acusado y con-
denado el procesado Gordillo Guevara, pues la intención no era apropiarse ilícitamen-
te de dinero o especies, sino quitarle la vida al agraviado; que, en tal virtud, la conducta
probada del citado encausado se encuadra en el artículo ciento seis del Código sustan-
tivo; que, por consiguiente, es del caso que este Supremo Tribunal subsuma correcta-
mente la conducta incriminada dentro del tipo penal anotado; que, al versar el objeto de
condena sobre diferente bien jurídico, no se está vulnerando el derecho de defensa del
acusado, más aún que no es una tipificación sorpresiva, ya que el imputado y su defen-
sa ya lo habían advertido, tan es así, que en el contradictorio, el abogado en sus alegatos
orales –acta de audiencia de fojas novecientos cincuenta y nueve– señaló que los hechos
imputados a su patrocinado se encontrarían subsumidos en el tipo penal de homicidio,
tipificación que la defensa reiteró en los agravios del presente recurso de nulidad; por
consiguiente, es del caso que este Supremo Tribunal subsuma correctamente la conducta
incriminada dentro del tipo penal anotado.
Sexto.- Que la sanción debe imponerse conforme a los parámetros del anotado tipo
penal –artículo ciento seis del Código Penal–, concordante con lo previsto en los artícu-
los cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código acotado, por lo que resulta proceden-
te modificar la pena impuesta, de conformidad a lo previsto en el inciso uno del artículo
trescientos del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislati-
vo número novecientos cincuenta y nueve.
Sétimo.- Que la reparación civil debe ser fijada en función al daño causado, sin que
en la concreción de su monto deba advertirse las posibilidades económicas del responsa-
ble o su situación personal, en tanto que esta se orienta a reparar e indemnizar a los he-
rederos legales de la víctima por el daño generado por la conducta del responsable; que,
en consecuencia, el monto fijado al respecto por la Sala Penal Superior se encuentra de
acuerdo a ley.
Por estos fundamentos: declararon HABER NULIDAD en la sentencia recurri-
da de fojas novecientos sesenta y tres, del veintinueve de enero de dos mil nueve, que
condena a Humberdino Gordillo Guevara por delito contra el patrimonio –robo agrava-
do con subsecuente muerte en grado de tentativa– en agravio de Segundo Darío Peral-
ta Delgado a treinta años de pena privativa de libertad; reformándola: lo CONDENA-
RON por delito contra la vida, el cuerpo y la salud –homicidio simple– en perjuicio del
citado agraviado; y le IMPUSIERON dieciocho años de pena privativa de libertad, que
con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el veinticuatro de abril de dos
300
JURISPRUDENCIAS
mil dos –papeleta de detención de fojas quince–, vencerá el veintitrés de abril de dos
mil veinte; declararon NO HABER NULIDAD en la propia sentencia en el extremo
que fija en veinte mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar el condenado a favor de los herederos legales de la víctima; con lo demás que
contiene; y los devolvieron.
301
ROBO Y HURTO
302
JURISPRUDENCIAS
Sexto Juzgado Penal de Lima, como se ve a fojas ciento sesenta y nueve; que tramitada
la causa según su naturaleza ordinaria, emitidos los informes del señor Fiscal Provincial
de fojas trescientos sesenta y cuatro, y del a quo de fojas trescientos sesenta y siete, fue-
ron llevados los autos a esta superior sala penal, remitiéndose los mismos a la vista de
la fiscalía superior, emite su acusación escrita de fojas trescientos noventa y cuatro, por
lo que esta superior sala emite el auto superior de enjuiciamiento de fojas cuatrocien-
tos diecisiete, señalando día y hora para llevar adelante la audiencia pública, la que se
ha llevado conforme a las formalidades que establece el ordenamiento jurídico procesal
penal, y luego de oir la acusación oral de la señora fiscal superior adjunto, así como los
alegatos de defensa, luego de recibidas sus conclusiones por escrito y por separado, fue-
ron formuladas, discutidas y votadas las cuestiones de hecho, quedando la causa expedi-
ta para dictar sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el proceso judicial en tanto debido proceso legal, es el instrumento
necesario para la obtención de la tutela judicial por parte del órgano jurisdiccional cons-
titucionalmente señalado para dicho efecto, a partir del cumplimiento de sus principales
finalidades y en la oportunidad correspondiente, según se desprende del artículo ciento
treinta y nueve, inciso tercero de la Constitución; de ahí que la actividad jurisdiccional
requiere, que los destinatarios de la misma tengan el derecho a conocer las razones de
una decisión dentro de un proceso judicial; es así que, el juez debe “mostrar” sus resolu-
ciones, fundamentarlas en aspectos jurídicos y fácticos, porque el juez está en la obliga-
ción no solo de decidir, sino también de justificar las razones legales de su decisión, por
tanto el proceso de argumentación y sustentación de su respuesta legal, implica necesa-
riamente un acto comunicativo cristalizado en la sentencia judicial, en aras de la segu-
ridad jurídica, en atención a que constituye garantía de la administración de justicia, la
motivación de las decisiones judiciales, en razón de que los destinatarios (justiciables)
de la misma tienen el derecho a conocer las razones de una decisión dentro de un proce-
so judicial;
Segundo.- Que, en materia penal para la imposición de una sentencia condenato-
ria, la misma debe estar sustentada en pruebas suficientes, idóneas y diáfanas que per-
mitan al juzgador poder arribar a la convicción, sin un ápice de duda, respecto a que de
lo actuado se haya acreditado, no solo la comisión del injusto incoado, sino también la
responsabilidad penal de la persona inmersa en el proceso penal, dado que el Derecho
Penal tiene como misión especial la protección de aquellos bienes jurídicos vitales im-
prescindibles para la convivencia humana en sociedad que son, merecedores de protec-
ción a través del poder coactivo del Estado representado por la pena pública; de ahí que
el derecho los identifica, pondera su importancia y actúa sobre ellos, tutelándolos; en
ello consiste el principio de lesividad, y constituyendo el Derecho Penal un medio de
control social que sanciona aquellos comportamientos que lesionan o ponen en peligro
bienes jurídicos tutelados por la ley, como en este caso el honor sexual de una menor
de edad, y en aras de lograr la paz, este propósito se logra a través de un proceso penal
donde el juzgador determina la aplicación o no de la sanción correspondiente, bajo el
principio de que la inocencia se presume y la culpabilidad se prueba; por lo que dentro
del marco jurídico de la actividad probatoria y los principios consagrados tanto en nues-
tro Derecho Constitucional y ordenamiento procesal penal, la instrucción está orientada
303
ROBO Y HURTO
a incorporar al proceso los medios probatorios idóneos y pertinentes para cabal conoci-
miento del thema probandum y poder llegar así a la verdad concreta y en caso de no lo-
grarlo, arribar a la verdad legal respecto a la realización o no del hecho que motivó la
apertura de instrucción en virtud al análisis y razonamiento lógico-jurídico por parte del
juzgador que queda plasmado en la sentencia;
Tercero.- Que la acusación fiscal contra el procesado radica en imputarle que el día
diez de abril del año dos mil once, aproximadamente a las dieciséis horas con cuaren-
ta minutos, tres sujetos desconocidos provistos de armas de fuego ingresaron a la polle-
ría Las Canastas, ubicada en la avenida La Encalada número ochocientos sesenta y tres
y número ochocientos setenta y uno, en el distrito de Santiago de Surco, reduciendo,
amordazando y maniatando al personal que se encontraba en dicho local, para seguida-
mente sustraer de la caja registradora la suma de mil nuevos soles, una laptop y un telé-
fono celular, luego de lo cual se dieron a la fuga con dirección desconocida a bordo de
un vehículo automóvil color gris oscuro, que aguardaba en el frontis del citado negocio,
siendo que el procesado Fernando Fernández Urdiales, empleado del mismo, quien fa-
cilitó la información necesaria relacionada con el restaurante, a efectos de perpetrarse el
latrocinio, tales como puertas de ingreso, ubicaciones de las áreas del negocio y perso-
nal trabajador;
Cuarto.- El Gerente General del restaurante “Las Terrazas” Marco Antonio Gutié-
rrez Calderón declara a nivel policial –fojas veinte–, que se ratifica en su totalidad en la
denuncia por él presentada; que el día de los hechos se encontraba en su oficina ubicada
en el segundo piso, y no estuvo presente al momento en que se produjo el robo, que fue
informado de ello por los empleados y bajó a verificar; que el monto de lo sustraído as-
ciende a mil nuevos soles; que estuvieron presentes Oscar De La Cruz que trabaja como
delivery. Carlos Melgar Chávez que trabaja como apoyo en el área de despacho, Clara
Rivas y Yessenia Guerra que trabajan como cajeras y Willy Campos Vásquez que traba-
ja como almacenero; que el local cuenta con cámaras de video, e hizo entrega a la auto-
ridad policial los videos grabados por las cámaras de seguridad, donde se aprecia como
se desarrolló el ilícito; que el acusado Fernández Urdiales fue asignado ese día al par-
queo de vehículos, labor que realiza en el frontis del establecimiento, brinda su decla-
ración testimonial ante el juzgado –fojas doscientos ocho–, recalcando que si bien las
funciones del procesado al momento de los hechos era delivery, ese día se dedicaba cien
por ciento al parqueo de vehículos o también conocido como valet parking, el cual re-
quería permanecer afuera cuadrando los carros y entregando las llaves a los dueños, y
que los problemas que él dice tener con su persona se debe a las reiteradas llamadas de
atención que se le hacía por sus tardanzas, que observó al procesado en actitudes sospe-
chosas, como preguntando por el cuadre de caja o el horario en que se retiraba el dinero
al cajero o al que estuviera encargado de ello, y que la hora en la que se produjeron los
hechos es la hora en que normalmente se hacen los retiros de caja, o sea a las cuatro de
la tarde, cuando se cierra el delivery, y ese día al momento de los hechos, minutos pre-
vios se hizo el retiro de caja de cinco mil nuevos soles; el robo se ha producido en hora
que por general se hace el retiro de la caja; que personalmente no se advirtió de ningu-
na conducta extraña del procesado, pero le comentaron que como en tres oportunidades
estuvo indagando sobre el cuadre de caja o en qué horarios se retiraba el dinero, eso lo
304
JURISPRUDENCIAS
hacía con la cajera o el encargado de caja; que después de ver el video con la policía,
estos preguntaron por qué el procesado entraba y salía tanto;
Quinto.- Del Parte Nº 140-11-DIRINCRI-PNP/DIVINCRUSURCO/DPTO/ROBOS
que corre de fojas noventa y dos a fojas noventa y cuatro, se tiene que de las investi-
gaciones en mérito de la denuncia interpuesta por el representante legal de la empresa
agraviada, Marco Antonio Gutiérrez Calderón, denuncia el robo de la pollería agravia-
da, y en atención a los hechos narrados por este, tal cual lo manifiesta la representan-
te del Ministerio Público en su acusación, da cuenta que los delincuentes dejaron una
bolsa plástica color beige conteniendo una camiseta deportiva color azul, arrojado en la
zona del delivery, asimismo indican que el empleado Willy Campos Vásquez fue lesio-
nado por uno de los delincuentes con la cacha del arma a la altura del pómulo derecho,
al haber puesto resistencia; asimismo que de las investigaciones fluye, que los delin-
cuentes habrían entrado por la puerta del servicio, adentrándose por los pasadizos, sien-
do que al estar cerca de las escaleras y ser vistos por uno de los empleados que estaba
en el lugar, redujeron a este empleado, quien en su desesperación golpeó la puerta dos
veces con la finalidad de ser escuchado por el procesado Gustavo Fernando Fernández
Urdiales, quien se encontraba parado en la puerta principal del ingreso al área de come-
dor de clientes, el mismo que se percató del hecho pero ignoró e ingresó al interior de
dicha área, asimismo en el interior del área de delivery fueron reducidos Carlos Enrique
Melgar Chávez, Oscar De La Cruz y Willy Lorenzo Campos Vásquez, siendo este últi-
mo atado de pies y manos, así como tapadas las bocas con cintas que los delincuentes
portaban; luego, dos de los delincuentes se dirigen al área de caja, donde interceptan a
Yessenia Micaela Guerra Manchego, mientras el otro delincuente se queda cuidando a
los empleados antes mencionados en el área de delivery, de conformidad con sus respec-
tivas manifestaciones. De la declaración de Clara Rivas, en la cual declara que observó
que el procesado estaba detrás de la ventanilla de caja, mirando cómo los delincuentes
la conducían hacia la salida y la obligaban a sacar dinero del cajero, cosa que obtuvieron
sustrayendo mil nuevos soles, y este mismo no hizo nada aunque dicha empleada le hi-
ciera gestos para que atine a apoyarla;
Sexto.- Del tenor del Parte Policial citado se tiene además que el personal de la Po-
licía Nacional del Perú de la DIVINCRI SURCO se constituyó al lugar del hecho ma-
teria de investigación realizando la inspección técnico-policial, y tomas fotográficas de
las ubicaciones de las áreas de delivery, caja, cocina y otros, verificando la existencia
de una ventanilla de vidrio transparente que divide el área de caja y salón de clientes,
de igual forma la existencia de tres puertas, la primera portón grande de ingreso al só-
tano, la segunda una puerta pequeña de vidrio cuyo acceso es por las escaleras que co-
munica al área de delivery, caja y cocina y la tercera es la puerta principal de ingreso de
clientes, estas puertas se encuentran divididas aproximadamente a un metro de distan-
cia conforme aparece de las tomas fotográficas realizadas; las fotografías corren de fojas
ochenta y tres a fojas ochenta y nueve; en la fotografía de folios ochenta y tres se mues-
tra el salón, en la fotografía de folios ochenta y cuatro las escaleras que dan al segun-
do piso; en la fotografía de folios ochenta y cinco la puerta de la cocina; en la fotogra-
fía de folios ochenta y seis el área de cajas; y en la fotografía de folios ochenta y nueve
una impresión de la parte del video donde se aprecia que el delincuente retira a la cajera
305
ROBO Y HURTO
306
JURISPRUDENCIAS
las 16:42:29 horas se observa ingresar al interior del área de caja a un sujeto de contex-
tura gruesa, talla mediana de aproximadamente cuarenta y dos años de edad, vestido con
una camisa clara y una gorra en la cabeza quien se dirige a la cajera Clara Rivas, asimis-
mo, paralelamente se observa a través de la ventanilla de vidrio de caja ingresar a las
16:42:33 proveniente de la puerta de ingreso al salón de clientes a la persona de Gusta-
vo Fernández quien se dirige a la ventanilla de la caja, quedándose parado observando a
ambos lados y al interior del área de caja, donde la cajera Clara Rivas se encontraba en
compañía del delincuente, tomándola del hombro y procedió a sacarla del interior del
área de caja, hecho que conforme demuestra el video es observado claramente por Gus-
tavo Fernández, el mismo que lleva su mano izquierda hacia el primer botón de su cami-
sa, al parecer está utilizando su teléfono mediante su handsfree color blanco que lleva
puesto en el oído, se visualiza que observa nuevamente hacia el interior del área de caja
donde no había ninguna persona, luego voltea hacía el salón camina hacia la cocina
unos pasos y se encuentra con el mozo Roberto Pérez ambos conversan por unos segun-
dos cerca de la ventanilla de caja, el mozo de nombre Roberto Pérez se acerca a la ven-
tanilla y luego se retira, asimismo, retorna a la ventanilla Gustavo Fernández quien ob-
serva el interior del área de caja, luego se acerca a la ventanilla de caja Lalo Dávila y se
acerca el mozo Roberto Pérez, luego de unos segundos se retira Roberto Pérez y se
queda en la ventanilla de caja Gustavo Fernández y Lalo Dávila pero se observa que
Gustavo Fernández observa hacia el interior del área de caja, asimismo, sus audífonos
estaban caídos, luego retorna el mozo César Dávila y al parecer le dice a Gustavo Fer-
nández que salga a la calle, observando que este se dirige hacia la puerta de ingreso de
la pollería, siendo las 16:43:17 horas se observa que la puerta de ingreso al área de caja
se abre e ingresa la cajera Clara Rivas, quien se dirige hacia el mostrador de caja de
donde saca el portabilletes con dinero de su caja y luego trata de abrir la caja de Yese-
nia, al no poder abrir sale del área de caja, por el mismo lugar a horas 16:43:30 se obser-
va acercarse a la ventanilla de caja al mozo Roberto Pérez instantes que la cajera Clara
Rivas nuevamente ingresa al área de caja esta se dirige hacia su caja, asimismo, se ob-
serva paralelamente ingresar y dirigirse a la ventanilla de caja a Gustavo Fernández y
detrás de este al mozo de nombre César Dávila de igual forma se observa que la cajera
se queda parada por unos segundos mirando a estas tres personas, trata de hacer algún
gesto, luego voltea haciendo con la mano un ademán y sale del área de caja quedándose
parados estos tres sujetos, los mismos que la observan, luego de unos segundos se ob-
serva a Gustavo Fernández salir hacia la puerta de ingreso de la pollería, asimismo, se
observa a otros mozos acercarse a la ventanilla de caja donde están esperando, luego de
unos segundos nuevamente ingresa la persona de Gustavo Fernández a las 16:44.23
quien observa hacia el interior del área de caja por la ventanilla de la caja sale nueva-
mente, luego de unos minutos se observa que varios de los mozos se encuentran parados
en la ventanilla al parecer esperando a las cajeras ya que no se observa persona alguna
dentro del área de caja, al rato se observa ingresar a la persona de Willy Campos al inte-
rior del área de caja, pero saltando ya que tenía atados sus pies, quien solicitaba auxilio,
luego ingresa la cajera Clara y nuevamente sale, posteriormente se observa a los em-
pleados comunicándose el hecho, concluye el video a las 16:48 (…)”, de este CD cabe
destacar que se ve claramente cómo el ladrón coge del hombro a la cajera Clara Rivas y
la saca del área de cajas, mientras el procesado observa la escena, y mira aleatoreamente
a dicha área y la puerta de salida; b) Del Acta de Visualización de CD que corre a fojas
307
ROBO Y HURTO
cincuenta y seis, en la cual se observa lo acontecido el sábado nueve, día anterior a los
hechos materia de investigación, en el que se puede apreciar a un sujeto comprar en la
pollería, sentándose al frontis de las cajas, siendo reconocido luego por la cajera Clara
Rivas, como uno de los delincuentes que la amenazó con un arma de fuego el día de los
hechos; c) Del Acta de Visualización de CD que corre a fojas cincuenta y ocho, el ícono
06CAJA DOM10 donde se visualiza el interior del área de la caja de la pollería “Las
Canastas” y el desempeño del personal de caja y demás empleados, observando que
Gustavo Fernández ingresa al local y se dirige hacia la ventanilla de la caja, se mantiene
en el lugar y luego sale, y nuevamente retorna y pasa por la ventanilla de caja “(...) a
horas 16:42:13 se observa a la cajera Clara Rivas voltear la mirada hacia la parte poste-
rior donde se encuentra ubicada la puerta de ingreso al área de caja, al parecer conversa
con alguna persona, siendo las 16:42:29 horas se observa ingresar al interior del área de
caja a un sujeto de contextura gruesa, talla mediana, de aproximadamente cuarenta y
dos años de edad, vestido con una camisa clara y una gorra en la cabeza quien se dirige
a la cajera Clara Rivas, asimismo, paralelamente se observa a través de la ventanilla de
vidrio de caja ingresar proveniente de la puerta de ingreso al salón de clientes a la perso-
na de Gustavo Fernández quien se dirige a la ventanilla de la caja, quedándose parado
observando a ambos lados y al interior del área de caja donde la cajera Clara Rivas se
encontraba en compañía del sujeto en mención, sujeto que le muestra al parecer un arma
de fuego tomándola del hombro y procedió a sacarla del interior del área de caja, hecho
que conforme demuestra el video es observado por Gustavo Fernández, el mismo que
lleva su mano izquierda hacia el primer botón de su camisa, al parecer está utilizando su
teléfono mediante su handsfree color blanco que lleva puesto en el oído, se visualiza
que observa nuevamente hacia el interior del área de caja, donde no había ninguna per-
sona, luego voltea hacia el salón camina hacia la cocina unos pasos y se encuentra con
el mozo Roberto Pérez, ambos conversan por unos segundos cerca de la ventanilla de
caja, el mozo de nombre Roberto Pérez se acerca a la ventanilla y luego se retira, asi-
mismo retorna a la ventanilla Gustavo Fernández quien observa el interior del área de
caja, luego se acerca a la ventanilla de caja Lalo Dávila y se acerca el mozo Roberto
Pérez, luego de unos segundos se retira, Roberto Pérez y se queda en la ventanilla de
caja Gustavo Fernández y Lalo Dávila pero se observa que Gustavo Fernández observa
hacia el interior del área de caja; asimismo, sus audífonos estaban caídos, luego retorna
el mozo César Dávila y al parecer le dice a Gustavo Fernández que salga a la calle ob-
servando que este se dirige hacia la puerta de ingreso de la pollería; siendo las 16:43:17
horas se observa que la puerta de ingreso al área de caja se abre e ingresa la cajera Clara
Rivas quien se dirige hacia el mostrador de caja de donde saca el portabilletes con dine-
ro de su caja y luego trata de abrir la caja de Yessenia, al no poder abrir sale del área de
caja por el mismo lugar, a horas 16:43:30 se observa acercarse a la ventanilla de caja al
mozo Roberto Pérez instantes que la cajera Clara Rivas nuevamente ingresa al área de
caja, esta se dirige hacía su caja; asimismo, se observa paralelamente ingresar y dirigirse
a la ventanilla de caja a Gustavo Fernández y detrás de este el mozo de nombre César Dá-
vila de igual forma se observa que la cajera se queda parada por unos segundos mirando a
estas tres personas trata de hacer algún gesto, luego voltea y sale del área de caja, quedán-
dose parados estos tres sujetos, los mismos que la observan, luego de unos segundos se
observa a Gustavo Fernández salir hacia la puerta de ingreso de la pollería, asimismo, se
observa a otros mozos acercarse a la ventanilla de caja donde están esperando, luego de
308
JURISPRUDENCIAS
309
ROBO Y HURTO
310
JURISPRUDENCIAS
Noveno.- La declaración de Clara Celia Rivas Acosta con presencia del represen-
tante del Ministerio Público a nivel policial como se ve a fojas veintiséis, manifiesta que
aquel día se encontraba laborando atendiendo en el área de caja, en compañía de la otra
cajera Yessenia, quien atendía al público, pero Yessenia salió porque le tocaba su hora-
rio de almuerzo, y prosiguió trabajando, pero unos minutos después escuchó que la lla-
maban, y le decían “ven” insistentemente, le indicó a esa persona que debía ir por el
otro lado, pero esa persona ingresó y se acercó a su lado, mostrándole un arma de fuego
la coge del hombro y la saca del área de caja al pasadizo donde había otro sujeto parado
que me preguntó por el dinero y le indicó que ya lo había llevado el dueño, pero le indi-
caron que regrese a la caja y saque el dinero que estaba en la caja, al ir se percató de la
presencia del mozo Roberto Pérez y del motociclista Gustavo Fernández, y César Dávi-
la, a quienes les hacía gestos, pero los sujetos le exigieron traer el dinero de la otra caja,
fue pero regresó haciéndoles saber que no podía abrir la otra caja, y la llevaron al área
de delivery donde observó a sus compañeros Yessenia, Carlos Melgar, Willy Campos
y otros atados de pies y manos, y en el lugar había otro sujeto cuidándolos, el sujeto la
obligó a tirarse al suelo y le ataron las manos, la pusieron al lado de Willy quien le dijo
que se quede callada, en ese instante sintió y escuchó que esos sujetos salían del lugar
hacia la calle, luego Willy pateó la puerta y ella pudo pararse rápido; luego Willy logró
desatar sus manos y se fue a pedir auxilio en tanto ella apoyó a Yessenia a desatarla;
luego llegaron otros empleados a apoyarles; la testigo afirma que el procesado Gustavo
Fernández no debió estar en ningún momento en la puerta de la caja, pues esas no eran
sus funciones, este se encargaba del estacionamiento exterior de la pollería, que el pro-
cesado observó mientras era sacada de la caja por este delincuente con arma en mano,
y que trató de pedirle ayuda con un ademán o seña, pero este no hizo nada, a pesar de
tener conocimiento que estaba totalmente prohibido la entrada de extraños a esa área, y
brinda su declaración testimonial ante el juzgado a fojas ciento noventa y tres, donde se
ratifica y reitera sobre lo manifestado a nivel policial;
Décimo.- La declaración de Yessenia Micaela Guerra Manchego con presencia fis-
cal a nivel policial según consta a fojas treinta, quien declara que como ya era hora de
su refrigerio salió al área de cocina, pero olvidó unas llaves, regresó y sacó las llaves,
fue que al salir del área de caja que observó a dos sujetos que estaban parados, uno de
ellos le dijo que se quede callada y le apuntó con un arma, le hizo subir las escaleras con
dirección al área del delivery y el otro sujeto empezó a atarle las piernas y brazos, le pu-
sieron una cinta en la boca, luego observó que en el lugar estaban sus compañeros Willy
Campos, Carlos Melgar y un motorizado nuevo Oscar De La Cruz, quienes también es-
taban atados, la obligaron a tirarse al suelo y dos de los delincuentes se fueron hacia la
puerta de la caja, ella escuchó que uno de los sujetos decía ya entra y el otro sujeto le
decía que aún no porque había gente para llevar, como no podía mirar, pero escuchaba
que le pedía a su compañera que saliera y le entregue la plata, ella le dijo que no tenía
tanto dinero porque ya lo habían llevado, y el sujeto le preguntaba quién lo había lle-
vado; que el procesado Gustávo Fernández por la función que desempeña no tenía que
acercarse al área de caja; al brindar su declaración testimonial ante el juzgado a fojas
ciento ochentiséis, se ratifica en lo manifestado a nivel policial, y que el procesado no
tenía por qué acercarse ya que ese día se encontraba laborando en el parqueo de carros;
311
ROBO Y HURTO
312
JURISPRUDENCIAS
Décimo tercero.- El efectivo policial Sub Oficial Brigadier PNP Mario Dante Al-
varado Legua, brinda su declaración testimonial ante el juzgado a fojas doscientos se-
senta y dos, indicando que el procesado se dejó arrestar de forma pacífica;
Décimo cuarto.- El acusado Gustavo Fernando Fernández Urdiales declara a nivel
policial a fojas diecinueve, continuada a fojas cuarenta y tres, en la que manifestó que
cuando estaba en la vereda escuchó los gritos de Carlos Melgar y Willy Campos, y que
anteriormente entró al local para solicitarle las llaves a un cliente, y que en el transcur-
so habló con varios mozos y su compañera de trabajo Yessenia le pidió que le comprara
algo, que en ningún momento le dijo a Willy Campos que pensaba que las personas que
entraron a el área de caja eran proveedores, además indica que la cajera Clara Rivas y
Willy Campos no se llevan bien con él, y que con anterioridad lo han dejado mal frente
al administrador, rinde su declaración instructiva a fojas ciento cincuenta y cinco conti-
nuada a fojas ciento setenta y uno, indicando que no vio nada sospechoso en la actitud
de la cajera cuando se retiraba junto al delincuente, y que de hecho esta se reía, además
que otros dos mozos estuvieron junto a él observando este hecho; y en juicio oral reitera
su negativa de haber participado en los hechos instruidos negando toda participación, y
en su descargo alega que desconocía lo que pasaba; que no vio ni oyó nada extraño; que
es inocente;
Décimo quinto.- El Acta de Registro Personal al acusado al momento de su inter-
vención, corre a fojas cincuenta y uno, se le encuentra en posesión de un celular Nokia
color plateado blanco y negro, táctil Claro, un celular motorola Nextel color negro entre
sus pertenencias; asimismo, fue encontrado entre las pertenencias del procesado un grá-
fico a lapicero, el cual corre a fojas ochenta y uno, denota unas rayas a lapicero, que
muestran garabatos de lo que presumiblemente serían las áreas dentro de la pollería, sin
embargo, de todo lo actuado, dicho croquis no brinda mayor información que le vincule
con el ilícito instruido, más aún el padre del procesado Fernando Fernández Cabanillas
acudió a declarar en juicio oral, manifestando que él lo había elaborado, según consta de
la sesión de fecha doce de noviembre de dos mil doce;
Décimo sexto.- Asimismo, corren en autos el Dictamen Pericial Análisis de Restos
de Disparo RD Nº 3078/11 que corre a fojas trescientos cincuenta y uno, que concluye
que las muestras tomadas a las manos del acusado arrojan como resultado negativo para
plomo, antimonio y bario; y el Dictamen Pericial de Química Forense Nº 5852/11 que
corre a fojas trescientos cincuenta y dos, concluye que los análisis arrojan negativo para
drogas, negativo para sarro ungueal, y estado normal al dosaje etílico;
Décimo sétimo.- Del análisis y valoración de los actuados antes glosados y en mé-
rito del testimonio ya glosado de los empleados de la empresa agraviada, quienes re-
fieren haber visto al procesado Gustavo Fernando Fernández Urdiales en áreas que no
correspondían al ámbito de su función, que en su calidad de delivery y acomodador de
carros, su lugar estaba en la calle, no al interior del local; y además de los videos visua-
lizados y consignado lo que se ve en las actas ya glosadas, se aprecia al procesado Gus-
tavo Fernando Fernández Urdiales mirando al interior del área de caja estando presente
la cajera Clara Rivera y un sujeto extraño a la pollería agraviada, e incluso se le ve con
los audífonos del celular caídos y no en la oreja, por lo que pudo escuchar; asimismo,
los empleados que se encontraban en el área de delivery y las cajeras han manifestado
313
ROBO Y HURTO
que fueron atados de pies y manos y amenazados por tres sujetos con armas de fuego,
incluso el testigo Willy Lorenzo Campos Vásquez dio golpes a la puerta cuando force-
jeó con los sujetos asaltantes, y afirma categóricamente que el procesado Fernández Ur-
diales que estaba cerca debió oír esos golpes y no hizo nada, asimismo el testigo Carlos
Enrique Melgar Chávez ha manifestado que momentos antes de los hechos el procesa-
do Fernández Urdiales se dirigía dentro del local de la pollería a lugares no habituales
y permitidos de su trabajo; igualmente la cajera Clara Celia Rivas Acosta ha manifesta-
do que el procesado Fernández Urdiales no debió estar en ningún momento en la puer-
ta del área de caja, pues esas no eran sus funciones, y afirma además que mientras el su-
jeto asaltante la amenazaba le hizo señas al citado procesado para que le brinde apoyo,
sin embargo, se hizo el desentendido y fue llevada por dichos sujetos al ambiente donde
estaban sus otros compañeros atados, y a ella también la ataron y con amenazas para
que no pida auxilio; siendo asimismo de destacar que la hora en que se produjo el ilí-
cito submateria, era la hora en que cerraban caja y al momento de los hechos, el dine-
ro del día ya había sido retirado de la caja por el encargado, y por tal motivo los sujetos
solo pudieron llevar mil nuevos soles de la caja; y si bien la defensa del procesado Fer-
nández Urdiales alega que existen contradicciones en los dichos de los empleados de la
pollería agraviada, que no acreditarían la responsabilidad penal del procesado, cabe des-
tacar que tal afirmación se desvanece por la coherencia de las afirmaciones de los tes-
tigos quienes han mantenido la persistencia en la incriminación, y sobre todo lo que se
aprecia en la visualización de los videos ya glosados, que denotan que el acusado no fue
ajeno a lo que sucedía, e invadió espacios para él no permitidos en razón de la función
que desempeñaba;
Décimo octavo.- El Acuerdo Plenario número cero dos guión dos mil cinco dia-
gonal CJ guión ciento dieciséis, de fecha treinta de setiembre de dos mil cinco, estable-
ce que “tratándose de las declaraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo
de los hechos, al no regir el antiguo principio jurídico testis unus testis nullus, tiene en-
tidad para ser considerada prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para
enervar la presunción de inocencia del imputado, siempre y cuando no se adviertan ra-
zones objetivas que invaliden sus afirmaciones; considera como garantías de certeza au-
sencia de incredibilidad subjetiva, es decir que: a) no existan relaciones entre agraviado
o imputado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras que puedan incidir en
la parcialidad de la declaración, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza;
b) verosimilitud que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia declaración,
sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter objetivo
que la doten de aptitud probatoria, y c) persistencia en la incriminación, debiendo obser-
varse coherencia y solidez del relato y, de ser el caso, aunque sin el carácter de una regla
que no admita matizaciones, la persistencia de las afirmaciones en curso del proceso;
siendo ello así las versiones primigenias y ante el juzgado expresadas por la agraviada
y su señora madre detentan en elemento probatorio suficiente para desvirtuar la presun-
ción de inocencia del procesado, más aún estando a las contradicciones y argumentos de
mala justificación en que ambas han incurrido en juicio oral enerva suficientemente la
presunción de inocencia del acusado, resultando por ende su conducta merecedora del
reproche penal correspondiente; que ante la persistencia de la incriminación, y al darse
en el caso concreto las condiciones de declaración de certeza, se encuentra debidamente
314
JURISPRUDENCIAS
315
ROBO Y HURTO
SS. RAMIRO SALINAS SICCHA - PRESIDENTE; RITA MEZA WALDE - JUEZ SUPERIOR-D.D.;
JOSEFA ÍZAGA PELLEGRÍN
316
JURISPRUDENCIAS
317
ROBO Y HURTO
accesorios fotográficos, para luego huir con su coencausado Loyola Fernández, en esos
instantes ingresó la dueña Rosmari Orozco Rodríguez, quien se percató del robo y vio
correr a los imputados; que el agraviado los siguió y en el trayecto solicitó el apoyo de
efectivos policiales con quienes logró intervenir a los delincuentes en circunstancias que
se encontraban abordo de un vehículo combi, incautándose un desarmador al imputado
Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez –véase acta de incautación de fojas veintiséis–.
Tercero.- Que en autos quedó debidamente acreditado la comisión del hecho de-
lictuoso materia de investigación, así como la responsabilidad penal de los encausados,
ilícito penal que se perpetró con pluralidad de agentes, esto es, por los encausados Julio
Oswaldo Carrillo Rodríguez y Manuel Ernesto Loyola Fernández, quienes emplearon
arma punzo penetrante –desarmador–; que, los agraviados Miguel Ángel Oliva Huyhua
y Rosmari Yolanda Orozco Bermúdez, tanto en su manifestación policial como en su
preventiva, relataron con detalles la forma en que sucedieron los hechos –véase fojas ca-
torce y ciento tres, once y ciento uno respectivamente–; asimismo los encausados fueron
reconocidos como autores de los hechos, conforme al acta de reconocimiento de fojas
treinta; que los acusados negaron las imputaciones tanto a nivel policial, como al rendir
sus primigenias declaraciones instructivas, para luego al ampliar estas últimas declara-
ciones, cambiar de versión; que, en efecto el imputado Manuel Ernesto Loyola Fernán-
dez –véase fojas ciento veinte–, admite haber ingresado al estudio fotográfico “Lenon”
y que al percatarse que no había nadie en el interior estiró la mano, manipuló un cajón
y lo abrió, cogió un fajo de billetes de diez y veinte nuevos soles y salió, mientras que
su coencausado Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez permaneció fuera del local viendo
los afiches, versión que guarda coherencia con lo señalado por este último en su decla-
ración instructiva ampliatoria de fojas ciento veinticuatro, donde solicita acogerse a la
confesión sincera y aduce que no tuvo participación en los hechos y que no sabía que su
coencausado Loyola Fernández iba a cometer tal ilícito; que, estas versiones pretenden
atenuar sus responsabilidades penales y, además, en el caso del imputado Manuel Lo-
yola excluir de los cargos a su coencausado Julio Carrillo; por lo que, la alegada confe-
sión sincera carece de asidero, pues no reúne los requisitos exigidos por ley, si bien uno
de ellos admitió haber participado en el evento delictivo, sin embargo, sus declaraciones
no son homogéneas, son contrarias a la versión dada por los agraviados, además, la con-
fesión sincera debe ser proporcionada en forma espontánea, oportuna, veraz y coheren-
te, y debe contribuir al esclarecimiento de los hechos, situación que no se ha dado en el
presente caso.
Cuarto.- Que, respecto al tipo penal, este se adecua a la conducta denunciada, se
dan los elementos de tipicidad para el robo agravado, ya que de lo actuado en el proce-
so se observa que los encausados actuaron con premeditación, se repartieron funciones
y cometieron el delito a mano armada; que para que se configure el delito de robo se re-
quiere que la amenaza o violencia moral o psíquica, tenga el propósito de causar un mal
inminente que ponga en peligro la integridad corporal o la salud de una persona, con el
objeto de obligar la entrega inmediata de la cosa mueble materia de sustracción, anulan-
do o quebrantando la resistencia de la víctima; en consecuencia, esta amenaza con plu-
ralidad de agentes portando arma punzo penetrante generó el quebrantamiento de resis-
tencia antes aludido, por lo que la conducta imputada a los encausados se adecua al tipo
penal de robo agravado.
318
JURISPRUDENCIAS
SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS
319
ROBO Y HURTO
La pena debe ser aumentada pero solo hasta el límite del requerimiento
fiscal. La naturaleza dispositiva del sistema recursal impide imponer
una pena superior a la pretensión fiscal y que ha dado lugar a la com-
petencia funcional de este Supremo Tribunal. El fiscal solicitó 20 años,
por lo que debe fijarse ese máximo, aun cuando el encausado merece
una pena mayor –el error del Tribunal Superior e, inicialmente, del
Fiscal Superior, ya estabilizado en primera instancia, no puede ser
subsanado en esta instancia–.
VISTOS; oído el informe oral; recurso de nulidad interpuesto por los encausados
Silver Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho, y por la señora Fiscal Superior de
San Martín contra la sentencia de fojas mil trescientos cinco, del uno de julio de dos mil
nueve, que condenó a: Silver Mozombite Isminio como cómplice y Herbert Valois Jara
Icho como autor del delito de robo agravado en agravio de Viajes Arkanita Tours y au-
tores del robo agravado en agravio de Avícola Don Pollo, y al segundo también como
autor del delito de robo agravado en agravio de la trabajadora de Agropecuaria San Mar-
tín, y les impuso dieciocho años de pena privativa de libertad, así como fijó en tres mil
nuevos soles el monto de la reparación civil que abonarán solidariamente, sin perjuicio
de devolver el dinero indebidamente apropiado. Interviene como ponente el señor San
Martín Castro.
CONSIDERANDO
Primero.- Que, el encausado Silver Mozombite Isminio en su recurso formalizado
de fojas mil trescientos cuarenta y uno alega que en el acto oral negó los cargos formu-
lados en su contra y que en la fecha de los robos que se le atribuyen no se encontraba en
Tarapoto. Indica que la única prueba de cargo en su contra es la incriminación no uni-
forme de la encausada Mónica Cherly Vásquez Isminio y que no existe sindicación de
los agraviados ni de los testigos presenciales. Insiste en que Mónica Vásquez Isminio,
Magdalena Ríos Pérez y Suly Ríos Jesús no concurrieron al juicio oral.
Segundo.- Que el encausado Hebert Valois Jara Icho en su recurso formalizado
de fojas mil trescientos cuarenta y cinco sostiene que no es autor de los delitos que se
le atribuyen. Resalta que la única prueba de cargo es la declaración no uniforme de la
condenada Mónica Cherly Vásquez Isminio. El Tribunal ha tomado en cuenta las ver-
siones no persistentes de Flores Luna, Ríos Jesús, Ríos Pérez y Quiñones Zegarra; que
320
JURISPRUDENCIAS
la policía adulteró las manifestaciones de los testigos, y que fue involucrado por haber
sido inquilino del acusado ausente Carlos Mozombite Isminio. Además, las testigos Mó-
nica Vásquez Isminio, Magdalena Ríos Pérez y Suly Ríos Jesús no concurrieron al acto
oral.
Tercero.- Que la señora Fiscal Superior en su recurso formalizado de fojas mil
trescientos cincuenta aduce que la pena impuesta no es proporcional a los delitos come-
tidos, por lo que se debe incrementar el quantum de la misma. Se cometió varios delitos
en concurso real, en menos de tres meses, quienes estaban gozando de beneficios peni-
tenciarios, incluso tienen la calidad de reincidentes. Insiste que se les debe imponer la
pena máxima.
Cuarto.- Que, según la acusación fiscal de fojas novecientos doce y novecientos
cuarenta y cuatro, se han cometido tres robos agravados. Así,
A. El día veintiséis de julio de dos mil seis, como a la una y treinta de la ma-
drugada, los encausados Carlos Mozombite Isminio, Hebert Valois Jara Icho
y Silver Mozombite Isminio, conjuntamente con los sentenciados Edil Rolan-
do Flores Luna, Luis Erickson Flores Luna y Mónica Cherly Vásquez Isminio,
premunidos de armas de fuego y con el rostro descubierto, interceptaron a los
trabajadores de la agencia de viajes Arkanita Tours, Ramírez Ropas, Gonzales
Pezo, Espinoza Macedo, Huancaruna Tenorio, Ramírez Rojas, Chujutalli Pezo
y Panduro Pinedo cuando parte de ellos se encontraban en el frontis de la refe-
rida agencia y otros habían ingresado al local, luego de haber cobrado sus ha-
beres del cajero automático del Banco de la Nación, y les sustrajeron el dinero
que llevaban en sus carteras.
B. El día diez de octubre de dos mil seis, como a las once de la mañana, cuando
Dolly Lisette Quiñones Zegarra, empleada de la empresa agropecuaria “San
Martín”, se encontraba en la Urbanización Fonavi de Tarapoto, en el interior
de la camioneta de la empresa que se hallaba sobreparada esperando una ges-
tión que realizaba el chofer Esaú Gatica Silva, fue sorprendida por los encau-
sados Carlos Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho, quienes le arreba-
taron treinta mil nuevos soles producto del cobro de un cheque, cuatrocientos
cincuenta nuevos soles correspondiente al importe de cien (...) que había cam-
biado, doscientos cincuenta nuevos soles que había retirado de su cuenta ban-
caria y treinta y cinco nuevos soles que llevaba en su bolso. Luego del robo
los delincuentes se dieron a la fuga.
C. El día veintiocho de agosto de dos mil seis, como a las dos y cincuenta de la
madrugada, en circunstancias en que la agraviada Suly Ríos Jesús salía de su
domicilio en una motocicleta lineal fue interceptada por los encausados Car-
los Mozombite Isminio y Silver Mozombite Isminio, quienes tenían el rostro
cubierto y portaban armas de fuego, y le sustrajeron su mochila conteniendo
siete mil nuevos soles producto de las ventas de la empresa en la que trabaja,
Avícola Don Pollo, así como su motocicleta, con la cual se dieron a la fuga.
Quinto.- Que mediante sentencia anticipada de fojas ochocientos cuarenta y cua-
tro, del ocho de junio de dos mil siete, se condenó a los encausados Edil Rolando Flores
321
ROBO Y HURTO
Luna, Mónica Cherly Vásquez Isminio y Luis Erickson Flores Luna como cómplices
–primario al primero, y secundarios a los demás– del delito de robo agravado en agravio
de la Agencia de Viajes Arkanita Tours, y se reservó el proceso contra los acusados Car-
los y Silver Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho.
Sexto.- Que, en cuanto al robo agravado en perjuicio de la Agencia de Viajes Arka-
nita Tours, el condenado Flores Luna mencionó la intervención delictiva de los encau-
sados Mozombite Isminio y Jara Icho –manifestación policial de fojas veinticuatro e
instructiva de fojas doscientos ochenta y ocho–. En igual sentido se pronunció la con-
denada Vásquez Isminio –manifestación de fojas setenta y nueve, acta de entrevista de
fojas ciento veintisiete, instructiva de fojas doscientos cuarenta y siete y reconocimiento
de fojas cuatrocientos cincuenta y tres–. El condenado Flores Luna en sede preliminar a
fojas treinta y tres los involucró, aunque relativiza su participación en su instructiva de
fojas doscientos ochenta y cuatro, pero los vio portando tres bultos sustraídos a esa em-
presa. Los empleados de la agencia de viajes no pueden reconocer a los referidos impu-
tados, y los condenados antes mencionados en sede plenarial se retractan de sus iniciales
incriminaciones –fojas mil ciento cincuenta y tres y mil doscientos siete–. Es significa-
tiva la declaración en el acto oral de la encausada Mónica Cherly Vásquez Isminio pues
su exposición refleja una clara intimidación para reiterar lo que anotó en sede preliminar
y sumarial.
Si se tiene en cuenta las primeras declaraciones de sus coimputados que por su
inmediatez y coherencia expositiva merecen credibilidad en desmedro de sus inex-
plicables retractaciones producidas en el plenario [llama la atención a este respecto la
conducta de la condenada Vásquez Isminio que reflejó el estado de temor en que se en-
contraba para ratificar en el acto oral lo que expresó en las fases anteriores del proceso]
y el hecho de que las sindicaciones provienen de fuentes distintas, así como que no exis-
ten motivos para que inicialmente le formulen cargos por motivos gratuitos, es de con-
cluir que existen pruebas suficientes que acreditan que los acusados intervinieron dolo-
samente en la comisión del delito en cuestión.
Es de insistir, conforme a la jurisprudencia constante de este Supremo Tribunal, que
el órgano jurisdiccional puede valorar indistintamente las declaraciones contradictorias
de una persona prestada en sede de instrucción y plenarial, teniendo en cuenta, primero,
las condiciones de validez de la declaración sumarial –legalidad interna e incorporación
al debate plenarial–, y, segundo, los correspondientes criterios de valoración. En este úl-
timo caso se ha de tomar en cuenta las circunstancias de la causa, sin perjuicio de formu-
lar las explicaciones o justificaciones correspondientes de su mayor credibilidad objetiva.
Por otro lado, el artículo doscientos ochenta del Código de Procedimientos Penales auto-
riza al Tribunal sentenciador apreciar y valorar las declaraciones de la instrucción.
Sétimo.- Que, respecto del robo agravado en agravio de Agropecuaria San Mar-
tín, este se acredita con las declaraciones uniformes de los empleados Quiñones Zegarra
y Gatica Silva Esaú, y del representante legal de dicha empresa Marlene Piña Ramírez
de fojas cuatrocientos cincuenta y siete. En cuanto a sus autores, la empleada Quiño-
nes Zegarra identificó como tal a Hebert Valois Jara Icho –acta de reconocimiento de
fojas ciento diecisiete–. También reconoce la moto utilizada en el robo, que es de pro-
piedad de Carlos Mozombite Isminio –así lo expresó su conviviente Ríos Pérez en su
322
JURISPRUDENCIAS
manifestación de fojas cuarenta y dos, a quien se le incautó ese vehículo menor (acta de
fojas ciento treinta)–. El encausado Jara Icho vivía en el domicilio de Carlos Mozombite
Isminio, por tanto, es evidente que hizo uso de esa moto para delinquir. Además, se dio
a la fuga cuando la policía intervino ese inmueble.
Aun cuando la testigo presencial Quiñones Zegarra en sede plenarial no puede pre-
cisar quiénes la asaltaron (fojas mil doscientos cincuenta y uno), su primera y segunda
versión –cuya inmediación y precisión no deja dudas de su credibilidad– y el hecho de
la incautación de la motocicleta utilizada para el robo, que se encontraba precisamente
en la casa habitada por el imputado Jara Icho, constituyen elementos de prueba suficien-
te para concluir que es autor del referido delito.
Octavo.- Que, en lo concerniente al robo agravado en agravio de Avícola Don
Pollo, la testigo presencial –quien fue intimidada por los delincuentes–, Suly Ríos Jesús
no puede identificar a los autores porque se encontraban con pasamontañas –fojas cua-
renta, noventa y cuatro y quinientos noventa y dos–. La sentenciada Vásquez Isminio en
un primer momento señaló que los encausados Carlos y Silver Mozombite Isminio, al
igual que Jara Icho y Flores Luna participaron en ese robo –manifestación de fojas se-
tenta y nueve y acta de entrevista de fojas ciento veintisiete–, pero luego en sede judi-
cial se retracta –instructiva de fojas doscientos cuarenta y seis y declaración plenarial
de fojas mil doscientos siete–. Como esa condenada no ha sido persistente y, en espe-
cial, en sede sumarial no reiteró su versión policial –distinto de lo analizado en los casos
anteriores–, y en vista que la víctima no puede reconocer a los imputados, quienes pro-
testan inocencia, es de concluir que los elementos de prueba de cargo son insuficientes
para estimar que se enervó la presunción constitucional de inocencia.
Noveno.- Que acreditada la comisión de dos robos, en concurso real –respecto del
encausado Jara Icho–, es de aplicación el artículo cincuenta del Código Penal, modifica-
do por la Ley número veintiocho mil setecientos treinta. Los robos fueron perpetrados
por una pluralidad de personas y a mano armada (no se dan las circunstancias de casa ha-
bitada y en horas de la noche o en lugar desolado: no se incursionó a una vivienda –dis-
tinto de un local empresarial– ni se aprovechó de la nocturnidad, aislamiento o soledad
del lugar para robar –no se puede confundir las horas de la noche con una situación de
oscuridad y, por tanto, de facilitación de robo y de mayor indefensión de la víctima–): ar-
tículo ciento ochenta y nueve, incisos tres y cuatro, del Código Penal. Los autores actua-
ron planificadamente y registran antecedentes penales: Jara Icho es reincidente: artículo
cuarenta y seis-B del Código Penal (véase sentencia condenatoria de fojas mil doscientos
sesenta y siete, referida a un delito de robo agravado cometido el trece de junio de dos mil
por la que se le impuso once años de pena privativa de libertad), no así Silver Mozombite
Isminio, quien aun cuando fue condenado en dos oportunidades (fojas mil cuarenta y mil
cuarenta y seis), esos dos delitos objeto de sanción se cometieron antes de entrar en vi-
gencia la Ley número veintiocho mil setecientos veintiséis, del nueve de mayo de dos mil
seis, que instituyó la reincidencia en nuestro ordenamiento penal.
En tal virtud, la pena debe ser aumentada pero solo hasta el límite del requerimien-
to fiscal. La naturaleza dispositiva del sistema recursal impide imponer una pena supe-
rior a la pretensión fiscal ya consolidada y que ha dado lugar a la competencia funcional
de este Supremo Tribunal. El Fiscal solicitó veinte años de pena privativa de libertad,
323
ROBO Y HURTO
por lo que para el encausado Jara Icho debe fijarse como pena total ese máximo, aun
cuando merecería una pena muy superior a la impuesta –el error del Tribunal Superior e,
inicialmente, del Fiscal Superior, ya estabilizado en primera instancia, no puede ser sub-
sanado en esta instancia–. Para el caso del encausado Silver Mozombite Isminio, como
cometió un delito de robo con las agravantes antes mencionadas, debe configurarse la
pena en atención a los factores ya enunciados. Rigen los artículos cuarenta y cinco y
cuarenta y seis del Código Penal y, desde una perspectiva global, el artículo VIII del Tí-
tulo Preliminar del Código Penal.
DECISIÓN
Por estos fundamentos; de conformidad en parte con el dictamen del señor Fiscal
Supremo en lo Penal:
1. Declararon HABER NULIDAD en la sentencia de fojas mil trescientos cinco,
del uno de julio de dos mil nueve, en cuanto condenó a Silver Mozombite Is-
minio y Hebert Valois Jara Icho como autores del delito de robo agravado en
agravio de Avícola Don Pollo; con lo demás que al respecto contiene; refor-
mándola en este extremo: los ABSOLVIERON de la acusación fiscal for-
mulada en su contra por ese delito y la referida agraviada; MANDARON se
archive el proceso provisionalmente en ese extremo y se ANULEN los ante-
cedentes policiales y judiciales de ambos imputados.
2. Declararon NO HABER NULIDAD en la misma sentencia en la parte que
condenó a Hebert Valois. Jara Icho como autor del delito de robo agravado en
agravio de la agencia de viajes “Arkanita Tours” y la trabajadora de la Agro-
pecuaria San Martín, y a Silver Mozombite Isminio como cómplice del delito
de robo agravado en agravio de Arkanita Tours.
3. Declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que impuso
a los encausados Hebert Valois Jara Icho y Silver Mozombite Isminio diecio-
cho años de pena privativa de libertad; reformándola: IMPUSIERON al pri-
mero, Hebert Valois Jara Icho, veinte años de pena privativa de libertad que
con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el veintiocho de se-
tiembre de dos mil siete –y no erróneamente desde el trece de junio de dos mil
siete como se consignó en la sentencia (ver fojas ochocientos setenta y uno)–,
vencerá el veintisiete de setiembre de dos mil veintisiete; y, al segundo, Sil-
ver Mozombite Isminio, doce años de pena privativa de libertad, que con des-
cuento de la carcelería que viene sufriendo desde el siete de mayo de dos mil
nueve –y no desde el ocho de setiembre de dos mil ocho como erróneamente
se consignó en la sentencia (ver fojas mil ciento cuarenta y ocho)– vencerá el
seis de mayo de dos mil veintiuno.
4. Declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene y es materia
del recurso. Y los devolvieron.
SS. SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO
324
JURISPRUDENCIAS
Debe tenerse presente que por regla de la experiencia quien roba por
medio del dopaje “pepeo”, no busca como víctima a sus amistades,
por el contrario, las personas afectadas son ajenas al círculo amical,
a efectos de que no puedan reconocerlos(as), siendo ello otro elemento
que hace dudar al Colegiado sobre lo declarado por el agraviado. Otro
factor a favor de la acusada es lo señalado en el Dictamen Pericial -
Examen Toxicológico - Dopaje Etílico; y en la que arroja como resul-
tado “Positivo Benzodiacepina Negativo”, lo cual no queda claro para
el Colegiado, ya que es ambiguo; más aún si la perito se ha ratificado
y ha expuesto las razones por las cuales señaló lo antes anotado. Por
lo que en aplicación del principio de presunción de inocencia corres-
ponde absolver al procesado.
VISTA:
En audiencia pública el proceso penal seguido contra Gloria Yuriko Balbi López
(rea en cárcel) como presunta autora del delito contra el Patrimonio - Robo Agravado
Consumado, en agravio de Andrés Rosalino Villavicencio Martínez.
APARECE DE LO ACTUADO:
Que, en mérito al atestado policial y recaudos que lo acompañan de folios 02 y si-
guientes, el señor Fiscal Provincial formaliza Denuncia Penal de folios 190 a 193, por
cuyo mérito la Señora Juez Penal emite el Auto Apertura de Instrucción, de fecha die-
ciocho de agosto de dos mil nueve, obrante a folios 21 y 22, por el delito de autos en la
vía procesal ORDINARIA, habiéndose llevado la causa conforme a los cauces que a su
naturaleza ordinaria corresponde, es así que, concluida la instrucción se elevó los actua-
dos a esta Sala Superior, y habiendo la señora Fiscal Superior emitido su dictamen acu-
satorio de fojas 160 a 168, por lo que la Sala dictó el Auto Superior de Enjuiciamiento
a fojas 617 llevado a cabo los debates orales así como la requisitoria oral y los alegatos
de la defensa, cuyas conclusiones obran en pliegos separados que se tienen a la vista, la
causa ha quedado expedita para sentenciar.
325
ROBO Y HURTO
ATENDIENDO:
PARTE EXPOSITIVA
POSICIÓN DE LA DEFENSA:
2. La acusada Gloria Yuriko Balbi López ha referido que es inocente de los car-
gos imputados en su contra, refiriendo que no tenía conocimiento que estaba
con orden de captura. De otro lado, señaló que antes de los hechos vendía co-
mida en Gamarra, ganando la suma de S/. 50.00 nuevos soles. Asimismo, refi-
rió conocer al agraviado ya que se lo presentaron unas amigas en la calle, que
desconoce que ocurrió el día 24 de enero del 2009, ya que días antes se lo en-
contró cerca de la casa de la deponente y salieron como amigos, porque siem-
pre la llamaba, agrega que se le declaró, pero ella había vuelto con el padre
de sus hijos y estaba en estado otra vez y por eso dijo que no podía estar con
él. Asimismo, señala que es mentira la imputación que le hace el agraviado,
que no sabe el número del teléfono del agraviado y que si la denunció fue por
venganza.
3. Es de resaltar, que no obstante de haber sido citados en reiteradas oportunida-
des el agraviado Andrés Rosalino Villavicencio Martínez, así como el testigo
Daniel Walter Castromonte, estos no han comparecido al acto oral, por lo que
326
JURISPRUDENCIAS
PARTE CONSIDERATIVA:
5. Que, para determinar la responsabilidad penal de una persona como autor, res-
pecto de un hecho delictivo, debe contarse con prueba idónea suficiente que
genere convicción de su participación en los hechos, para ello se requiere
sobre todo que la prueba sea actuada en el juicio oral y no genere duda, en
todo caso, debe vencerse el derecho a la presunción de inocencia que goza
todo procesado, al amparo de lo reconocido por el literal e) del inciso 24 del
artículo 2 de la Constitución Política, más aún, si la sanción que se persigue es
grave, en todo caso se impone también el principio del in dubio pro reo que
reconoce el inciso 11 del artículo 139 de la Constitución Política.
327
ROBO Y HURTO
328
JURISPRUDENCIAS
DECISIÓN:
En ese sentido, el Colegiado concluye que la presunción de inocencia crea a favor
de los ciudadanos el derecho a ser considerados inocentes mientras no se presente prue-
ba suficiente para destruir dicha presunción, esta máxima garantía del imputado, pilar
del proceso penal acusatorio, reconocida por el artículo 2, inciso 24, literal “e” de la
Constitución Política del Estado, demanda la existencia de pruebas suficientes que creen
certeza en el Juzgador, lo cual no sucede en el presente caso, por lo que apreciando los
hechos y valorando las pruebas conforme las reglas de la sana crítica; y en aplicación
del artículo 284 del Código de Procedimientos Penales; por tales fundamentos, La Pri-
mera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de
Lima administrando justicia a nombre del Pueblo, RESUELVE:
1. ABSOLVER: a Gloria Yuriko Balbi López, de la acusación fiscal por la pre-
sunta comisión del delito contra el Patrimonio - robo agravado en grado con-
sumado, en agravio de Andrés Rosalino Villavicencio Martínez.
2. ORDENARON: la INMEDIATA LIBERTAD de la persona de Gloria Yu-
riko Balbi López, siempre y cuando no exista otro mandato de detención vi-
gente ordenado por autoridad competente; oficiándose para tales efectos.
3. MANDARON: que consentida que sea la presente sentencia, se anulen los
antecedentes penales y judiciales que se hubieran generado en contra del ab-
suelto, debiendo archivarse definitivamente lo actuado, con conocimiento del
Juez de la causa.
SS. FERNANDO PADILLA ROJAS - JUEZ SUPERIOR YPRESIDENTE; SAÚL PEÑA FARFÁN -
JUEZ SUPERIOR YDD; ARTURO ZAPATA CARBAJAL - JUEZ SUPERIOR
329
ROBO Y HURTO
VISTOS: los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Carlos Alber-
to Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sandoval Rentería
y el Fiscal Superior; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo
Penal; y
CONSIDERANDO
Primero.- Que del recurso de nulidad interpuesto por el representante del Minis-
terio Público se advierte que no formula petición concreta respecto de los encausados
Carlos Alberto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sando-
val Rentería, limitándose a narrar aspectos circunstanciados de los hechos, tales como
que el primero fue quien recibió la información del sujeto conocido como “Juan” sobre
los movimientos bancarios y el desplazamiento del agraviado Carlos Lino Chonlón
Vega, que a su vez la trasmitió al segundo, para luego juntos planificar el asalto, contan-
do con la participación del tercero, quien los condujo en un vehículo menor –mototaxi–
hasta el lugar del evento.
Segundo.- Que el abogado defensor del acusado Carlos Alberto Ramos Sando-
val, señala que su patrocinado ha intervenido en el asalto motivado por un estado de
330
JURISPRUDENCIAS
necesidad, invocando como fundamento jurídico el artículo veinte inciso cuarto del Có-
digo Penal, en todo caso el Superior Colegiado para la imposición de la pena no ha con-
siderado lo previsto en los artículos cuarenticinco y cuarentiséis del acotado cuerpo legal.
Tercero.- Que, el encausado Darío Damián Pedraza Alarcón, al fundamentar su re-
curso de nulidad sostiene que por su sinceridad, arrepentimiento y pedido de clemencia
en el juicio oral, debió imponérsele una pena por debajo del mínimo legal.
Cuarto.- Que el encausado Danton Alan Sandoval Rentería, en su recurso de nuli-
dad arguye que en la presente investigación judicial no se han glosado pruebas de cargo
que acrediten su responsabilidad penal, toda vez que ha sido comprendido por el solo
hecho de haberse encontrado con su coacusado Carlos Alberto Ramos Sandoval durante
la intervención policial.
Quinto.- Que para evaluar el caso sub júdice, esta Suprema Sala considera nece-
sario hacer precisiones en relación a dos circunstancias: a) La determinación del mo-
mento en que se consuma el delito de robo agravado y b) Violencia ejercida con
posterioridad a la consumación del mencionado delito. Que respecto de la primera
es de precisar: Que el delito de robo consiste en el apoderamiento de un bien mueble,
con animus lucrandi, es decir el aprovechamiento y sustracción del lugar donde se en-
cuentre, siendo necesario el empleo de la violencia o amenaza por parte del agente sobre
la víctima (vis absoluta o vis corporalis y vis compulsiva), destinadas a posibilitar la
sustracción del bien, debiendo ser estas actuales e inminentes en el momento de la con-
sumación del evento y gravitar en el resultado, consumándose el delito con el apode-
ramiento del objeto mueble aunque sea por breve lapso de tiempo. Que en cuanto a la
segunda cabe señalar: Que cuando la violencia es ejercida con posterioridad a la consu-
mación del hecho punible y se cause la muerte de la víctima, la conducta del agresor ha-
bría quedado circunscrita a un resultado preterintencional o a un delito contra la vida, el
cuerpo y la salud –homicidio doloso–, produciéndose aquí un concurso real de delitos,
esto es, la presencia de dos ilícitos calificándolos cada uno de ellos como hechos inde-
pendientes. Que, sin embargo, si la muerte la ocasionó el agente para facilitar la consu-
mación del robo o para ocultar su realización o impedir su detención, tal acción homi-
cida constituirá delito de asesinato (Ver José Hurtado Pozo. Manual de Derecho Penal.
Parte Especial I. Homicidio. Ediciones Juris. Lima mil novecientos noventicinco, pági-
nas cincuentinueve y sesenta).
Sexto.- Que, en cuanto se refiere a los hechos submateria, de las diligencias y prue-
bas actuadas ha quedado establecido que en horas de la tarde del ocho de junio de dos
mil dos, el agraviado Carlos Lino Chonlón Vega fue interceptado por los coacusados
Carlos Alberto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Rey David Pedra-
za Campos, en circunstancias que luego de retirar dinero del banco se dirigía a bordo de
una motocicleta por la carretera con destino al Centro Poblado Menor “Naranjos Alto”
en la jurisdicción del Distrito de Cajaruro, Provincia de Utcubamba, siendo el caso
que Ramos Sandoval conjuntamente con Pedraza Campos, aprovechando la superiori-
dad numérica y empleando violencia le despojaron el dinero que portaba, para darse a
la fuga, a lo que el agraviado en su intento de recuperar lo sustraido es impactado por
un proyectil de arma de fuego disparado por Darío Damián Pedraza Alarcón quien se
encontraba detrás de aquel en actitud de contención, ocasionando su muerte en forma
331
ROBO Y HURTO
332
JURISPRUDENCIAS
333
ROBO Y HURTO
334
JURISPRUDENCIAS
335
ROBO Y HURTO
en cuenta que la identificación se hizo de manera directa, pues señaló “aquí se encuentra
dicha persona”, señalando al encausado Silva López.
Cuarto.- Que estos medios probatorios acreditan que el referido encausado estu-
vo en el lugar de los hechos y, en consecuencia, su participación en los eventos delicti-
vos; que, por otro lado, se advierte el indicio de mala justificación del encausado Silva
López, pues para desacreditar la incriminación realizada por el testigo impropio Ganoza
Murrieta presentó una denuncia un mes después de brindada su referencial, es decir, la
declaración del menor fue prestada el once de diciembre de dos mil ocho y la denuncia
fue interpuesta el trece de enero de dos mil nueve; que estas pruebas directas e indicio
de mala justificación, acreditan la responsabilidad penal del encausado Silva López en
los hechos sometidos a juzgamiento.
Quinto.- Que en cuanto a la falta de la primigenia declaración del testigo impro-
pio Ganoza Murrieta, se advierte que en la ampliación de su referencial se narran los
hechos de manera detallada, por lo que es innecesario contar la primigenia declaración,
pues dicha declaración adquiere unidad de sentido por sí mima; que, además, no se le
privó del derecho a contar con una defensa técnica, sino, por el contrario, se garantizó
dicho derecho asignándole una defensa de oficio, pues si la defensa particular no concu-
rre, ello no debe ser obstáculo para proceder con el acto público de lectura de sentencia,
como efectivamente ocurrió.
Sexto.- Que, de otro lado, el Fiscal Supremo señala que se incurrió en nulidad in-
subsanable, pues tanto la acusación como la condena se sustentan en dos agravantes in-
compatibles: pluralidad de agentes y mediando organización criminal, inciso cuatro y
último párrafo, respectivamente, del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal;
que lleva razón el Fiscal Supremo cuando señala que a una persona no se la puede con-
denar de manera acumulativa por dichas agravantes, pues la pluralidad de agentes es
presupuesto necesario de la organización criminal, y si no existe organización criminal,
siempre existirá la posibilidad de condenar por la agravante de pluralidad de agentes;
siendo así, dicha labor de tipificación no puede constituir una nulidad insalvable, pues
no se vulneró el derecho de defensa, dado que el encausado se defendió en el juicio de
ambas agravantes, por lo que la nulidad de todo el juicio no es la vía adecuada; sin em-
bargo, este Supremo Tribunal, ejerciendo sus facultades de corrección, señala que en
autos no se presentan los elementos constitutivos de la agravante de organización crimi-
nal, pues no se acreditó la vocación de permanencia del grupo criminal, tanto es así que
la reunión fue únicamente para la comisión de este delito, pues así lo señaló el testigo
impropio Ganoza Murrieta, quien fue llamado únicamente para este hecho, configurán-
dose solo la agravante de pluralidad de agentes.
Por estos fundamentos: Declararon NULA la sentencia de fojas novecientos sesen-
ta y ocho, del veinte de abril de dos mil once, en cuanto condenó a Roy Silva López por
la comisión del delito de robo agravado (agravante de organización delictiva, último pá-
rrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal), y SIN OBJETO de pro-
nunciamiento al respecto por incompatibilidad de agravantes; declararon NO HABER
NULIDAD en la propia sentencia en el extremo que condenó a Roy Silva López como
autor del delito de robo agravado (incisos dos, tres, cuatro y cinco del primer párrafo
336
JURISPRUDENCIAS
del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal) en perjuicio del Manuel Aréva-
lo Robalino, Leonardo Inuma Santos, Fulgencio Tarazona Sánchez, Lastenia Panduro de
Moncada y Manuel Martín Injanfe Carmona, a quince años de pena privativa de liber-
tad, y fijó en cinco mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar a favor de los agraviados; con lo demás que contiene: y los devolvieron. Inter-
viniendo el señor Zecenarro Mateus por licencia de señor Lecaros Cornejo.
337
ROBO Y HURTO
338
JURISPRUDENCIAS
Tercero.- Que, ahora bien, el aspecto esencial de los cargos, con independencia del
ataque al mototaxi y la agresión al agraviado –cuya realidad no ofrece duda alguna a
tenor de los medios de prueba ya citados–, consiste en determinar si los imputados me-
diante el ejercicio de violencia efectivamente se apoderaron de la mochila del agravia-
do; que todos los encausados [declaraciones plenariales de fojas trescientos trece, tres-
cientos quince y trescientos cuarenta y seis, trescientos cuarenta y ocho y trescientos
cincuenta y cuatro] han negado esa sustracción –es relevante al respecto los careos rea-
lizados en el plenario que corren a fojas trescientos sesenta y nueve y trescientos seten-
ta llevados a cabo entre el agraviado y los acusados Bazán Arribasplata y Llanos Ocas–;
que el agraviado en sede preliminar, sumarial y plenarial –fojas diez, ciento cuarenta y
cuatro y trescientos cincuenta y nueve, respectivamente– expresó que fue atacado por
una turba de veinte personas pero no vio cuando le sustrajeron la mochila; que el testi-
go de cargo Llashag Javier, que acompañaba al agraviado, señaló que si bien este último
tenía una mochila, no advirtió cuándo se la robaron, a la vez que mencionó que desco-
nocía su contenido –manifestación de fojas trece, testifical de fojas ciento setenta y uno
y declaración plenarial de fojas trescientos sesenta y cinco–.
Cuarto.- Que la prueba de cargo no permite establecer con seguridad que los
imputados, alguno o todos ellos, buscaron de propósito no sólo agredir al agraviado sino
también aprovechar la situación de violencia que generaron para sustraerle su mochila:
no se sabe siquiera cuál de los imputados, si todos o alguno de ellos o, tal vez, un des-
conocido, sustrajo ese bien en el transcurso de la reyerta que se generó, por lo que esa
sustracción no puede serle atribuida a los acusados a título de robo agravado; que, por
lo demás, no existe prueba razonable de la preexistencia de los bienes que dice el agra-
viado contenía su mochila, en especial la suma de quinientos dólares americanos -al res-
pecto, la declaración de su conviviente Xiomara Juana Rojas Guizado de fojas ciento
trece, que indica que le prestó esa cantidad, debe tomarse con la reserva del caso-; que,
por consiguiente, la absolución por el delito acusado está arreglada a derecho ante la
falta de prueba de cargo suficiente, lo que no permite enervan la presunción constitu-
cional de inocencia. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia de fojas trescientos ochenta y nueve, del diecinueve de diciembre de dos mil
ocho, que absolvió a Fredy Custodio Armijos Nonajulca, Rosario Llanos Ocas, Germán
Bazán Arribasplata, Elovidis Vargas Llanos, Jhon Edinson Gómez Delgadillo y Carlos
Enrique Salinas Ocaña de la acusación fiscal formulada en su contra por delito contra
el patrimonio - robo agravado en perjuicio de Walter Loayza García; con lo demás que
contiene y es materia del recurso; y los devolvieron. Interviene el señor Santa María
Morrillo por vacaciones del señor Prado Saldarriaga.
SS. SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRINCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-
LLO; SANTA MARÍA MORILLO
339
ROBO Y HURTO
EXPEDIENTE Nº 393-2010
DD. Dr. Vásquez Arana
Sentencia
340
JURISPRUDENCIAS
cinco Asentamiento Humano Los Cedros distrito de Ventanilla - Callao, por delito con-
tra el Patrimonio - Robo Agravado en agravio de Carlos Navarro Paredes.
RESULTA DE AUTOS: Que, a mérito del Atestado Policial número cero trece-
diez-VII-DIRTEPOL-L-DIVTER-CENTRO/CEA-DEINPOL, obrante de fojas dos
a siete, la Fiscal Provincial Representante del Ministerio Público formalizó denuncia
penal obrante de fojas cincuenta y tres a cincuenta y cinco, en mérito al cual el señor
Juez Mixto del Módulo Básico de Justicia del Agustino dictó el correspondiente Auto
Apertorio de Instrucción obrante de fojas cincuenta y seis a cincuenta y siete, llevándose
a cabo la instrucción por los causes que a su naturaleza corresponden y con los respec-
tivos informes finales la causa fue elevada a la Sala Superior remitiéndose al Despacho
del señor Fiscal Superior quien emitió la respectiva Acusación Fiscal obrante de fojas
ciento catorce y siguientes, señalándose fecha a efectos de iniciarse el juzgamiento; y
estando a que se ha verificado la audiencia pública, de la forma y modo que aparecen de
las actas respectivas oída la requisitoria oral de la Representante del Ministerio Público
y los alegatos de la defensa cuyas conclusiones obran en pliegos separados, habiéndose
discutido, votado y aprobado las cuestiones de hecho la causa ha quedado expedita para
pronunciar sentencia.
ANTECEDENTES DE HECHO:
Primero.- Se imputa a los encausados Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cár-
denas Munasca que con fecha veinticinco de octubre de dos mil nueve, a las cero cero
horas con diez minutos, cuando se encontraban trabajando como cobrador y chofer res-
pectivamente, en el vehículo de transporte público de placa de rodaje RP tres mil qui-
nientos diez, no permitieron que el agraviado Carlos Navarro Paredes bajara en el pa-
radero conocido como “Puente Nuevo”, siendo este agraviado atacado sorpresivamente
por dos personas quienes amenazándolo con un arma de fuego y sometiéndolo en el
piso, lo trasladaron a un lugar desolado en contubernio con el conductor, siendo el pro-
cesado Bernaldo Melgarejo Obregón partícipe en el despojo de las pertenencias del
agraviado, además al momento de dejar abandonado al agraviado, el procesado Melga-
rejo se encargó de tirar tierra en los ojos del agraviado, sin embargo este logró divisar el
numero de placa de rodaje del vehículo.
Segundo.- La Fiscal Superior Penal, al expedir acusación Penal obrante de fojas
ciento catorce, concluye que el hecho denunciado es constitutivo de delito contra el Pa-
trimonio - Robo agravado, en agravio de Carlos Navarro Paredes; delito tipificado en el
artículo ciento ochenta y ocho, como tipo base, concordante con los incisos dos, cuatro
y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, solici-
tando así, que se le imponga a Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cárdenas Munas-
ca diez años de pena privativa de libertad y se fije en la suma de dos mil nuevos soles,
por concepto de reparación civil, que deberán pagar cada acusado a favor del agraviado.
Tercero.- Recibida la Acusación Fiscal y de conformidad con el artículo doscientos
veintinueve del Código de Procedimientos Penales, se dio inicio al juzgamiento y estan-
do verificada la audiencia pública, la causa ha quedado expedita para dictar sentencia.
341
ROBO Y HURTO
HECHOS ACREDITADOS
A. Hechos:
1. Que el día de los hechos, el veinticinco de octubre de dos mil nueve, los acu-
sados se encontraban laborando en el vehículo marca Toyota de placa RP tres
mil quinientos diez.
2. Que el acusado Arturo Cárdenas Munasca conducía este vehículo mientras
que Bernaldo Melgarejo Obregón se desempeñaba como cobrador.
3. Que el día veinticinco de octubre de dos mil nueve el agraviado Carlos Nava-
rro Paredes abordó el vehículo que conducía el acusado Cárdenas Munasca en
la Panamericana Norte a la altura del paradero conocido como Pilas con direc-
ción a Puente Nuevo.
4. Está acreditado que el agraviado fue asaltado al llegar al paradero de Puen-
te Nuevo, por dos sujetos, uno que se encontraba a su costado que lo apuntó
con un revólver, uno que se comunicaba por teléfono celular con alguien del
vehículo, donde habrían participado también Cárdenas Munasca como chofer
y Melgarejo Obregón como cobrador.
5. Que Nancy Mercedes Orihuela Rivas propietaria del vehículo donde se produ-
jo el crimen, tenía pleno conocimiento de los hechos, y que ha falseado la ver-
dad, cambiando de versiones, obstruyendo a la administración de justicia.
6. Que los acusados intervinieron en complicidad con otros sujetos, no identifi-
cados.
7. Que los acusados a nivel policial e instrucción han admitido haber conducido
el vehículo en cuestión en la fecha de la comisión criminal.
B. Análisis de la prueba:
1. De la posición de los acusados frente a los cargos penales y su versión respec-
to de los hechos:
- El acusado Cárdenas Munasca, quien de manera coherente durante la in-
vestigación preliminar ha declarado que manejaba el vehículo donde se
produjo el asalto de placa RP tres mil quinientos diez, el cual manifies-
ta que pertenece a Nancy Mercedes Orihuela y que lo conducía a la fecha
de los hechos con dos años de antigüedad aproximadamente; que el vein-
ticinco de octubre de dos mil nueve conducía el vehículo teniendo de co-
brador a Melgarejo Obregón, afirmando que son inocentes de los hechos
y que ese día no se produjo ningún robo, declaración que la ratifica ante
el Juez de la causa en su declaración instructiva, para luego en el juicio
oral cambiar totalmente su versión sosteniendo que él ha declarado que
el día de los hechos venía conduciendo el vehículo, lo cual no es cierto,
y que mintió a pedido de la propietaria Nancy Mercedes Orihuela Rivas,
y que en realidad quien conducía ese vehículo es la persona de José Isaac
342
JURISPRUDENCIAS
343
ROBO Y HURTO
344
JURISPRUDENCIAS
sosteniendo Orihuela Rivas, que el que conducía el vehículo era José Isaac
Silva Castro.
4. Un cambio sustancial de las versiones sostenidas durante estos años debe me-
recer un análisis del juzgador; y que en este caso la nueva versión como la an-
terior deben ser sometidas a un test de logicidad, y toda versión expuesta a la
luz del análisis no solo debe ser verdad, sino debe parecerla y lo más impor-
tante que se debe sustentar en pruebas y en hechos ciertos y lógicos; y en el
caso que nos ocupa, sería cándido aceptar como verdaderas las nuevas versio-
nes, de los acusados y la testigo Nancy Orihuela Rivas, porque cuesta creer
que dos personas como los acusados en la plenitud de sus facultades mentales
se inculpen de un hecho tan grave; porque no solo ha sido el supuesto de de-
clarar que Cárdenas conducía, mientras que Melgarejo cobraba, el veinticin-
co de octubre de dos mil nueve, sino que estos se habrían enfrentado con una
mentira ante la maquinaria judicial, esto es a los cuestionamientos que le efec-
túa la Policía Nacional y el Ministerio Público en el sentido que el día vein-
ticinco de octubre de dos mil nueve se produjo un asalto en ese vehículo, y a
pesar de eso, estos sujetos insistieron en su versión, pero negando los cargos,
porque si bien es cierto aceptaban haber conducido el vehículo, negaban que
se produjo un asalto.
5. Este Tribunal genera convicción sobre la responsabilidad de los reos, por los
hechos y las pruebas anotadas en autos, así como todos los indicios, que so-
lidifican la imputación de la víctima, como son la anotación de la placa del
vehículo donde se produjo el asalto, la ruta que es la misma que abordó el
agraviado, esto es Panamericana Norte hasta Puente Nuevo, el reconocimiento
del vehículo y de los agentes, efectuado por el agraviado en presencia de Re-
presentante del Ministerio Público, que vienen a sustentar la versión inculpa-
toria efectuada por el agraviado, la misma que contiene los presupuestos a que
se refiere el acuerdo plenario Nº 02-2005/CJ-116 debido a que esta declara-
ción del agraviado como único testigo de los hechos debe ser considerada vá-
lida, como prueba de cargo por contar con las garantías de certeza, como son
la ausencia de relaciones entre el agraviado e imputado basadas en odio, re-
sentimiento, etc.; la verosimilitud de la narración, está basada y corroborada
con los argumentos indiciarios anotados en esta resolución, y que además esta
declaración ha sido persistente durante todo el proceso, e inclusive en el acto
oral.
6. Las nuevas versiones, expuestas evidentemente en coordinación con la testigo
Nancy Orihuela Rivas son falsas, y por parte de los acusados significa como
sostenía el maestro Mixan Mass Flores, oclusión a la justicia, porque no solo
es un argumento de defensa, sino una intención de confundir a la administra-
ción de justicia, y de parte de Nancy Mercedes Orihuela Rivas, significa fal-
sedad en juicio por lo que debe ser investigada como lo ha solicitado la repre-
sentante del Ministerio Público.
7. Los testigos ofrecidos por la defensa de los acusados, no son testigos de ex-
cepción o presenciales de los hechos, sino son referenciales, de oídas y de
345
ROBO Y HURTO
FUNDAMENTOS DE DERECHO
A. TIPO PENAL
El delito materia de incriminación, se encuentra regulado en el artículo ciento
ochenta y ocho como tipo base, con las agravantes previstas en los numerales dos, cua-
tro y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal vi-
gente al momento de la comisión del hecho delictivo, el mismo que se configura con el
apoderamiento por parte del sujeto activo de un bien mueble con animus lucrandi, sien-
do necesario el empleo de la violencia y amenaza por parte del agente sobre la víctima
(vis absoluta, vis corporales y vis compulsiva), destinadas a posibilitar la sustracción
del bien, debiendo ser estas actuales e inminentes en el momento de la consumación del
346
JURISPRUDENCIAS
evento y garantizar el resultado. Hecho que se agrava cuando es con el concurso de dos
o más personas, en lugar desolado y en un medio de transporte.
B. QUANTUM DE LA PENA
Para establecer el quantum de la pena, este Superior Colegiado debe tener en cuen-
ta otros aspectos de tanta o igual importancia a los ya reseñados, como son:
a) El delito materia de incriminación, que se encuentra regulado en el artículo
ciento ochenta y ocho como tipo base con las agravantes previstas en los nu-
merales dos, cuatro y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y
nueve del Código Penal vigente al momento de la comisión del hecho delic-
tivo; sancionado con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de
veinte años.
b) El impacto social del hecho cometido (grado de nocividad social de la con-
ducta incriminada).
c) Las cualidades personales del autor, su grado de instrucción y el entorno so-
cial donde reside.
d) Finalmente, por el principio de proporcionalidad y razonabilidad, la pena no
puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho; consagrado en el numeral
octavo del Título Preliminar del Código Penal, teniendo en consideración las
circunstancias en que se suscitaron los hechos.
e) Resulta indispensable evaluar el comportamiento procesal que han teni-
do los acusados, quienes después de declarar de manera coherente durante la
etapa policial, y la etapa judicial de instrucción donde se limitaron a no acep-
tar los cargos, pero sí aceptaban de que el día veinticinco de octubre de dos
mil nueve en que se produjeron los hechos se encontraban trabajando en el
vehículo RP tres mil quinientos diez negando toda responsabilidad, para en el
juicio oral cambiar ostensiblemente manifestando que todo lo que dijeron fue
mentira, que faltaron a la verdad a pedido de la testigo Nancy Orihuela a fin
de obtener la libertad del vehículo que estaba detenido en la comisaría; con-
ducta que resulta oclusiva a la Justicia, que para ello han utilizado a la testigo
Nancy Orihuela y que todo desde el principio ha sido una mentira.
f) Estando al comportamiento mostrado por los agentes penales, este tribunal
tiene que evaluar el mínimo de la pena, a fin de poder imponer una sanción
por debajo de esta, debiendo responder a los criterios de proporcionabilidad y
razonabilidad, graduando la sanción dentro de los límites de la pena conmina-
da para el delito, que inclusive atendiendo a estos principios podrá ser inferior
al mínimo, bajo el argumento criminalístico que penas largas no hacen más
que estigmatizar al individuo haciendo imposible su resociabilización.
g) La nueva versión elaborada por los acusados resulta ser también sustentada
por la declaración de Nancy Mercedes Orihuela Rivas, quien coincidentemen-
te ha cambiado su versión, hecho del que no cabe duda que ha mentido, pre-
tendiendo confundir a la administración de justicia según lo solicitado por la
347
ROBO Y HURTO
fiscal, debe remitirse copias a la Fiscalía de Turno para que sea investigada
por su conducta procesal.
C. REPARACIÓN CIVIL
La imposición del monto de la reparación civil no solo se fijará en relación y pro-
porción a la lesión causada sino también en consideración a la capacidad económica del
imputado; puesto que si bien, la reparación civil se rige por el principio del daño cau-
sado, cuya unidad penal y civil protege la reparación y resarcimiento del bien jurídi-
co tutelado, específicamente el de la víctima o agraviado que resulte lesionado; no es
menos cierto que dicha reparación también está condicionada a la capacidad económi-
ca del sentenciado, lo que significa un establecimiento proporcional a la vulneración del
bien jurídico y a la capacidad de resarcimiento, por lo que este Colegiado impondrá una
reparación civil equitativa y proporcional.
En consecuencia, en aplicación de lo dispuesto en el numeral VIII del Título Pre-
liminar del Código Penal, así como los artículos seis, doce, veintitrés, cuarenta y cinco,
cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres del Código Penal y el inciso dos, cuatro y
cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve de la acotada norma penal,
en concordancia con los artículos doscientos ochenta, doscientos ochenta y uno, dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Pena-
les, apreciando los hechos y valorando las pruebas con criterio de conciencia que la ley
autoriza, y administrando justicia a nombre de la nación, los señores Jueces Superiores
integrantes de la Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres administrando Justi-
cia a nombre del Pueblo;
FALLA:
CONDENANDO a Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cárdenas Munas-
ca como autores del delito contra el Patrimonio - Robo Agravado en agravio de Car-
los Navarro Paredes; y como tal se les impone ocho años de pena privativa de libertad,
la misma que computada desde la fecha vencerá el once de junio del año dos mil vein-
te; FIJARON: En la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto que por concep-
to de reparación civil deberán abonar los sentenciados de manera solidaria a favor del
agraviado; ORDENARON: El internamiento de los sentenciados Bernaldo Melgarejo
Obregón y Arturo Cárdenas Munasca en una cárcel pública, oficiándose en el día para
tal fin al Establecimiento Transitorio de Procesados de Lima - INPE; DISPUSIERON:
Remitir copias certificadas a la Fiscalía Penal de Turno tal como lo ha solicitado la Fis-
calía Superior con respecto al comportamiento procesal observado por Nancy Mercedes
Orihuela Rivas, según lo indicado en esta resolución MANDARON: Que, consentida
y/o ejecutoriada que sea la presente Sentencia, se inscriba en el Registro respectivo, ex-
pidiéndose los testimonios y boletines de condena y remitir los autos al Juzgado Penal
de origen para los fines pertinentes archivándose definitivamente los autos con conoci-
miento del juez de origen.
DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO - PRESIDENTE; DRA. DORIS RODRÍGUEZ ALARCÓN -
VOCAL; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - VOCAL Y D.D.
348
JURISPRUDENCIAS
349
ROBO Y HURTO
vehículo “Tico” color amarillo con el casquete con el nombre de “Titos”, en dicha cir-
cunstancia es que desde la ventana del copiloto uno de los procesados sacó medio cuer-
po con el propósito de arrebatarle su cartera de color negro, que contenía la suma de
seiscientos nuevos soles, un celular marca “Motorola”, lentes de medida, un llavero, su
documento Nacional de identidad DNI y otras especies, debido a ello la agraviada cayó
al suelo golpeándose el brazo izquierdo, dándose a la fuga dicho vehículo; que la agra-
viada Bedregal Neyra ha sindicado a Cucho Soto como el sujeto que le arrebató la car-
tera, describiéndolo como una persona de veintidós años, aproximadamente, de tez tri-
gueña y pelo negro lacio caído hacia los costados, y al imputado Sucari Limachi como
el conductor del vehículo, a quien describió como una persona de treinta y cinco años,
aproximadamente, de tez morena y pelo negro lacio.
Tercero.- Que, a efectos de emitir una decisión absolutoria el juzgador debe:
i) concluir de manera fehaciente sobre la plena irresponsabilidad penal de la persona a
quien se le imputa la comisión de un delito, arribando a dicha certeza a través del mate-
rial de prueba de descargo acopiado durante el proceso; ii) cuando de la actividad pro-
batoria surja duda razonable sobre la participación del procesado, en virtud del principio
del in dubio pro reo, o iii) que dicha actividad probatoria sea insuficiente para entrar a
un análisis de condena.
Cuarto.- Que, el delito de robo, previsto en el artículo ciento ochenta ocho del Có-
digo Penal sanciona a quien se apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o par-
cialmente ajeno, para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en el que se encuen-
tra, mediante el empleo de violencia contra la persona o bajo amenaza de un peligro
inminente para su vida o su integridad física; que, asimismo, el artículo ciento ochenta
y nueve del citado cuerpo legal establece las agravantes para el indicado ilícito, las mis-
mas que de acuerdo al dictamen acusatorio, en el presente caso, se encuentran referidas
a que el delito se habría cometido: a) con el concurso de dos o más personas; y, b) en
cualquier medio de locomoción de transporte público o privado.
Quinto.- Que, en tal sentido, se advierte que en el presente caso, el Colegiado Su-
perior ha emitido sentencia absolutoria, pues ha considerado que en autos no existe su-
ficiente material probatorio de cargo que cree certeza en cuanto a la responsabilidad
penal de los encausados Wilder Sabino Cucho Soto y Juan Carlos Sucari Limachi, a
efectos de destruir el principio de presunción de inocencia que le asiste a toda perso-
na sujeta a una imputación, en virtud del parágrafo “e”, inciso veinticuatro, del artículo
dos de la Constitución Política del Estado; asimismo, el delito de asociación ilícita para
delinquir, previsto en el artículo trescientos diecisiete del citado cuerpo legal sanciona
“(...) al que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer
delitos (...)”, debiendo verificarse el cumplimiento de sus notas esenciales, como son:
a) relativa organización; b) permanencia o estabilidad; y c) número mínimo de personas
sin que sea necesario que se materialice sus planes delictivos.
Sexto.- Que, en efecto, después de realizar el análisis respectivo, este Supremo Tri-
bunal llega a determinar que en autos no existe elemento de prueba de cargo que de
manera fehaciente e indubitable acredite la responsabilidad penal de los mencionados
procesados en los hechos materia de imputación; en tal sentido, se tienen únicamente
las sindicaciones efectuadas, tanto por la presunta agraviada Giuliana Bedregal Neyra
350
JURISPRUDENCIAS
a nivel policial, obrante a fojas siete –quien refiere haber reconocido plenamente a los
encausados Cucho Soto y Sucari Limachi al ver el noticiero del día ocho de marzo de
dos mil siete en Panamericana Televisión y al leer el diario El Correo del mismo día, in-
dicando que el primero de los mencionados fue quien sacó medio cuerpo por la venta-
na para arrebatarle su cartera y hacerle caer al suelo y el segundo de los nombrados era
el conductor del vehículo–, como por el testigo Álvaro Andrés Ojeda Sotomayor, quien
declaró a nivel policial a fojas nueve –señalando que reconoció al encausado Cucho
Soto el día siete de marzo de dos mil siete en el noticiero “Veinticuatro Horas Regional”
de Panamericana Televisión y al leer el mismo día el diario El Correo, además, al visua-
lizar las fotos mostradas a nivel policial reconoció a uno de los intervinientes en el arre-
bato de cartera que sufrió su enamorada–; asimismo, se advierte las actas de reconoci-
miento fotográfico de fojas once y dieciséis en la que la precitada agraviada y el testigo,
respectivamente, mantienen sus sindicaciones.
Sétimo.- Que, al respecto debe indicarse que durante el proceso penal, tanto a nivel
de la etapa de instrucción como en el juicio oral, no se han ratificado las imputacio-
nes efectuadas a nivel policial contra los encausados Cucho Soto y Sucari Limache;
en efecto, no obstante que el órgano jurisdiccional cumplió con notificar tanto a Giu-
liana Bedregal Neyra –tal como se advierte de los cargos de notificación de fojas cua-
renta y nueve, setenta y seis, cien, ciento once, ciento veinticinco, ciento treinta y dos,
ciento cuarenta y tres, ciento cuarenta y nueve, ciento sesenta y cuatro, ciento setenta y
cinco, trescientos treinta y ocho, trescientos cincuenta y cuatro, cuatrocientos veinte y
cuatrocientos sesenta y siete– como a Álvaro Andrés Ojeda Sotomayor –como se apre-
cia de fojas cincuenta y uno, noventa y tres, noventa y ocho, ciento trece, ciento veinti-
trés, ciento treinta, ciento cuarenta y uno, ciento cincuenta y uno, ciento sesenta y seis,
trescientos cincuenta y tres, cuatrocientos diecinueve y cuatrocientos sesenta y cinco– a
efectos de que se apersonen al juzgado y a la Sala Penal Superior, respectivamente, para
que presten sus declaraciones –preventiva y testimonial–, sin embargo, ello no ha ocu-
rrido, razón por la cual incluso se les notificó mediante edicto, tal como se puede apre-
ciar de fojas cuatrocientos cincuenta y siete y cuatrocientos sesenta y seis, por lo que, al
no apersonarse estos a sede judicial, la representante del Ministerio Público en la sesión
de audiencia de fecha dos de abril de dos mil nueve, cuya acta obra a fojas cuatrocientos
sesenta y ocho, decidió prescindir de tales declaraciones, lo que fue aceptado por el Co-
legiado Superior; en tal sentido, no se ha cumplido con la persistencia en la incrimina-
ción, requisito al que hace mención el Acuerdo Plenario de las Salas Penales Permanen-
te y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, número cero dos dos
mil cinco / CJ ciento dieciséis, de fecha treinta de setiembre de dos mil cinco.
Octavo.- Que, asimismo, no se ha cumplido con acreditar la preexistencia de los
bienes presuntamente sustraídos, toda vez que solo se aprecia en autos una declaración
jurada presentada por la agraviada Bedregal Neyra, la que obra a fojas veintiuno, docu-
mento con el que esta pretende cumplir con dicho presupuesto, sin embargo, la mencio-
nada declaración jurada no es un documento válido a efectos de demostrar tal preexis-
tencia ni la propiedad que sobre los bienes alega, pues no es la forma que exige la ley
procesal para demostrar ello, de tal manera resulta arreglado a Derecho lo resuelto en
este extremo por el Colegiado Superior, en el sentido de no valorar el citado documento.
351
ROBO Y HURTO
Noveno.- Que, además, se tiene que el reconocimiento realizado tanto por la agra-
viada como por el testigo, se efectuaron recién dos días después de los hechos denuncia-
dos y como consecuencia de haber reconocido a los delincuentes por medio de un noti-
ciero local, así como por la publicación de un diario, lo que si bien puede ser cierto, sin
embargo, crea ciertas dudas sobre su idoneidad para servir como sustento de una deci-
sión de condena, más aún si el material probatorio en que se sustenta una decisión judi-
cial debe ser aquel que ha sido ingresado y actuado dentro del proceso penal, específi-
camente en el acto oral, lo que no se ha presentado en el caso sub examine por razones
atribuibles justamente a la presunta agraviada, pues su inconcurrencia en sede judicial
no ha permitido al órgano jurisdiccional verificar la credibilidad de la imputación. Déci-
mo: Que, por tales consideraciones, no existe razón suficiente para emitir una decisión
de condena, pues si bien existen fundadas sospechas sobre la participación de los encau-
sados en los hechos denunciados, sin embargo, la falta de pruebas de cargo que susten-
ta ello, hace imposible que se confirme la tesis del Ministerio Público; en tal virtud, el
principio de presunción de inocencia se encuentra incólume, debiendo mantenerse la ab-
solución dictada por el Colegiado Superior, la que se hace extensiva a los cargos formu-
lados por el delito de asociación ilícita para delinquir.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos noventa y dos, de fecha siete de mayo de dos mil nueve, que absol-
vió a Wilder Sabino Cucho Soto y Juan Carlos Sucari Limachi, de los cargos contenidos
en la acusación fiscal por delito contra el patrimonio robo agravado, y contra la tranqui-
lidad pública asociación ilícita para delinquir, en agravio de Giuliana Bedregal Neyra;
con lo demás que contiene; y, los devolvieron.
352
JURISPRUDENCIAS
VISTOS: En audiencia pública seguida contra Paul Jerry Nalvarte Manrique por
delito contra el Patrimonio - Robo Agravado en grado de tentativa en agravio de Braulio
Sotelo Meza; con lo expuesto por el representante del Ministerio Público; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Se le imputa al acusado Paul Jerry Nalvarte Manrique el hecho de que
con fecha 25 de agosto de 2007, a las dieciocho horas con treinta minutos aproximada-
mente, en circunstancias que el agraviado se desplazaba a pie por el Puente Trompeta
en el distrito de San Martín de Porres, con dirección a su domicilio, hizo su aparición el
procesado quien premunido de un pedazo de fierro de construcción interceptó al agra-
viado, amenazándolo con dicha arma haciendo que se arrodillara, acto seguido le regis-
tró sus pertenencias sustrayendo la suma de veinticuatro nuevos soles para luego retirar-
se del lugar lentamente; siendo que en ese momento hizo su aparición personal policial
quien alertados por un testigo detuvieron al imputado y al realizarle el registro personal
le encontraron el dinero del agraviado, el mismo que fue devuelto a este; asimismo se
le encontró el arma utilizada y adicionalmente una hoja de cuchillo marca Celica Inox-
Stainless Steli de aproximadamente diez centímetros de largo.
353
ROBO Y HURTO
354
JURISPRUDENCIAS
355
ROBO Y HURTO
DECISIÓN FINAL
Por tales fundamentos, de conformidad con la facultad conferida por los artículos
doce, dieciséis, veinticinco, veintiocho, cuarenta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos,
noventa y tres, artículo ciento ochenta y ocho, inciso dos y tres del primer párrafo del
artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, concordante con los artículos dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Pe-
nales, la Primera Sala Penal Transitoria de Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima Norte administrando justicia a nombre de la Nación FALLA: CONDENAN-
DO al ciudadano Paul Jerry Nalvarte Manrique por delito contra el Patrimonio - Robo
Agravado en grado de tentativa en agravio de Braulio Sotelo Meza a CUATRO AÑOS
DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, suspendida por el periodo de TRES AÑOS en
cuyo plazo en el que deberá cumplir las siguientes reglas de conducta. A) No ausentar-
se de esta ciudad sin autorización judicial. B) No cometer nuevo delito doloso. C) Aper-
sonarse a esta Corte al registro de procesados para que suscriba el registro respectivo en
forma mensual. D) Pagar la reparación civil dentro del plazo de 12 meses. Bajo aperci-
bimiento que en caso de incumplimiento de alguna de ellas se le revoque la condiciona-
lidad de la pena y se convierta en una sanción de carácter efectiva. Por otro lado, FIJA-
RON: por concepto de reparación civil la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES
356
JURISPRUDENCIAS
que deberá abonar el sentenciado a favor de cada agraviado; MANDARON: Que, con-
sentida o ejecutoriada que sea la presente sentencia se inscriban los boletines y testimo-
nios de condena, archivándose donde corresponde con aviso al Juez de la causa.
SS. ESPINOZA ORTIZ - PRESIDENTE; CUEVA SOLÍS - JUEZ SUPERIOR Y D.D.; PARDO DEL
VALLE - JUEZ SUPERIOR
357
ROBO Y HURTO
358
JURISPRUDENCIAS
359
ROBO Y HURTO
360
JURISPRUDENCIAS
sostiene que no participó en el delito imputado; que su actuación en ese episodio se li-
mitó a ser un cargador de bultos que descargaba de la chalana y los llevaba hasta el ca-
mión situado en la orilla de la playa El Dorado; que para ese fin fue contratado por el
encausado Villegas García, sin tener conocimiento que esos objetos fueron sustraídos de
sus verdaderos dueños.
Segundo.- Que según la acusación fiscal de fojas ciento sesenta y siete, aproxima-
damente a las dos horas con treinta minutos del veintidós de junio de dos mil cuatro el
encausado Antonio Reyes Tineo conjuntamente con sus coencausados Segundo Alber-
to Villegas García –condenado, ver sentencia de fojas trescientos once– Paúl Antonio
Manrique Arteaga –condenado, ver sentencia de fojas trescientos ochenta y seis– y otros
sujetos no identificados, premunidos de armas de fuego, incursionaron en la Embarca-
ción Pesquera Don Manuel III, que se encontraba en el muelle Gildemeister de la ciudad
de Chimbote - Santa, redujeron a Pedro Danilo Luján Ágreda, agente de seguridad de
esa nave, a su hijo y a otros tres tripulantes, para luego apoderarse de los diversos apare-
jos navales, tales como: cincuenta brazadas de cabo y quinientos unidades de corcho, las
que luego fueron encontradas en posesión de los procesados al momento de su interven-
ción en la Playa El Dorado de esa ciudad.
Tercero.- Que el hecho materia de acusación quedó probado y determinado como
robo agravado en grado de tentativa en perjuicio de Arturo Humanchumo Zuñe, repre-
sentante de la Embarcación Pesquera Don Manuel III, conforme se aprecia de la primi-
genia sentencia que condenó a Segundo Alberto Villegas por su responsabilidad penal
en ese evento –ver fojas trescientos once–; que, en ese sentido, lo que es materia de
cuestionamiento se circunscribirá a determinar la situación jurídica del encausado An-
tonio Reyes Tineo, lo que implica el grado de participación en ese delito determinado.
Cuarto.- Que así las cosas, no son válidos los agravios expuestos por los recurren-
tes porque la corrección de la condena de Antonio Reyes Tineo emerge de la suficiencia
probatoria que acredita de manera indubitable y en grado de certeza la responsabilidad
penal que se le atribuye a Reyes Tineo por haber participado en calidad de cómplice se-
cundario en el delito imputado, por lo tanto, válidamente se revirtió la inicial presunción
de inocencia que le amparaba; que, en este sentido, se tiene en cuenta especialmente la
fiabilidad que otorga el contenido de las declaraciones del coprocesado Segundo Ville-
gas García –ver manifestación en sede policial de fojas doce, declaración instructiva de
rojos sesenta, continuada a fojas ciento cuarenta y cinco, y declaración plenarial de fojas
doscientos cincuenta y dos– de las que se revela que este requirió el apoyo del encau-
sado Reyes Tineo para que lo asista en la etapa final de la ejecución del delito de robo,
esto es, trasladar los bultos –donde se encontraban los aparejos marinos– que el prime-
ro –encausado Segundo Villegas García– trasladó en la chalana –también sustraída a su
propietario Julio Sósimo Paredes Enríquez, ver declaración policial de fojas cuarenta y
cuatro– desde la Embarcación Pesquera Don Manuel III que se encontraba en el muelle
Gildemeister de la ciudad de Chimbote hasta la playa El Dorado; que luego los coloca-
ron en un camión para llevarlos hasta un lugar desconocido pero que por presencia del
personal policial de la Comisaría de Buenos Aires de Chimbote, a la altura de la Pampa
el Dorado, no pudieron salir de esa zona litoral, siendo intervenidos en poder de lo ilí-
citamente sustraído conforme se aprecia del acta de incautación –de fojas veintisiete–;
que si bien el encausado Reyes Tineo –ver manifestación policial de fojas diecisiete,
361
ROBO Y HURTO
362
JURISPRUDENCIAS
363
ROBO Y HURTO
364
JURISPRUDENCIAS
botella y Borja Vega fue quien sustrajo el reloj al agraviado; estos hechos permiten con-
cluir la responsabilidad penal de Borja Vega por los hechos instruidos en el presente
proceso.
Quinto.- Que atendiendo a las finalidades preventivo especial y general de la pena,
se concluye que la impuesta a Borja Vega está acorde a Ley, pues no es del todo cierto
–como lo sostiene el Fiscal Superior– que el referido encausado haya estado en plena lu-
cidez, si bien la pericia toxicológica –de fojas ciento cuarenta y siete– arroja cero punto
cincuenta y cinco gramos por litro de sangre, sin embargo es de tenerse en cuenta que la
muestra para la dicha pericia fue extraída cuatro horas después de la intervención a los
encausados [a las tres de la madrugada] y que la misma se practicó por muestra de orina
–lo cual arroja menos porcentaje que la muestra de sangre–, por lo que es de concluirse
que los encausados estaban en estado de ebriedad al momento de cometer el ilícito; que,
la participación del encausado Borja Vega fue menos peligrosa que la de Boza Durán, y
aunque este último se sometió a la conclusión anticipada les corresponde a ambos penas
iguales; que, a la luz del artículo cuarenta y seis del Código Penal, se valora su cali-
dad de agente primario –certificado de antecedentes penales de fojas ciento tres–, y está
cursando estudios en el instituto Cesca, conforme a la boleta de pago de fojas setenta y
tres; que, finalmente, al momento de los hechos el agente contaba con veintiún años de
edad, es decir, muy cerca de la responsabilidad restringida –conforme se corrobora con
la ficha del Reniec de fojas veinticinco–.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos cuarenta y uno, del veintidós de diciembre de dos mil ocho, en el extre-
mo que condenó a Luis Alberto Borja Vega por delito de robo agravado en perjuicio de
Miguel Ángel Mayuri Trillo, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida en
su ejecución por el término de tres años; con lo demás que contiene y es materia del re-
curso; y los devolvieron.
365
ROBO Y HURTO
R. N. Nº 1168-2008-LA LIBERTAD
SALA PENAL PERMANENTE
366
JURISPRUDENCIAS
la declaración persistente del agraviado Alejandro Quiliche Cabada tanto en sede poli-
cial como judicial, declaración incriminatoria que, con relación al concreto hecho impu-
tado, fue esencialmente uniforme y consistente; que en la diligencia de reconocimien-
to personal (fojas cuarenta y cinco), realizada en presencial del Fiscal Provincial Penal
(como garante de su legalidad), el citado agraviado reconoció categóricamente a los en-
causados Juan Carlos Sandoval Sánchez y Benjamín Francisco García Rodríguez como
los autores del ilícito incriminado; que, en sentido similar, en su declaración preventiva
(fojas cuatrocientos dieciocho), el agraviado atribuyó a los citados encausados ser los
sujetos que le amenazaron con un arma de fuego, y le sustrajeron la suma de tres mil
nuevos soles que había retirado media hora antes del Banco de Crédito.
Cuarto.- Que, asimismo, a manera de indicadores periféricos, constan los siguien-
tes hechos: i) ambos encausados (Juan Carlos Sandoval Sánchez y Benjamín Francisco
García Rodríguez) fueron intervenidos a bordo del vehículo taxi de placa de rodaje SD
guión siete mil ochocientos cuarenta y nueve, tras una persecución policial motivada
por merodear en forma sospechosa cerca de la agencia del Banco de Crédito sito entre
las Avenidas Húsares de Junín y Larco - Trujillo (fojas diecisiete), ii) al momento de su
detención, al encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez se le halló en posesión ilegal
–no autorizada– de un arma de fuego (pistola semiautomática), calibre siete punto se-
senta y cinco milímetros, marca Mauser, provista de cinco cartuchos, tal como informan
el acta de registro personal (fojas veintinueve) y la pericia balística (fojas cincuenta y
dos), y iii) el acta de visualización de disco compacto (fojas cuarenta y siete), efectuada
en presencia del Fiscal Provincial Penal, informa que los citados encausados se conocen
y frecuentan el mismo lugar.
Quinto.- Que, desde la perspectiva subjetiva, no existe evidencia que entre el agra-
viado y los encausados existan relaciones basadas en odio, resentimiento, enemistad u
otras que pudieran incidir en la parcialidad de la declaración incriminatoria de aquel.
Sexto.- Que las pruebas de cargo glosadas, valoradas razonadamente, tienen apti-
tud demostrativa para enervar la tesis de defensa de los encausados –en el sentido que
no se conocen entre sí y que Juan Carlos Sandoval Sánchez solo abordó como pasajero
el taxi conducido por Benjamín Francisco García Rodríguez– y sustentar su responsabi-
lidad penal por el delito incriminado; que si bien la testigo de parte Nicida García Velás-
quez (fojas cuatrocientos diecisiete) señaló que el encausado Benjamín Francisco García
Rodríguez estuvo con ella al momento de perpetrado el delito incriminado, consta que
entre dicha testigo y el citado encausado –tal como lo reconoce ambos– media una es-
trecha relación parental, circunstancia que, aunada a la prueba de cargo antes reseñada,
restan aptitud e imparcialidad al referido testimonio.
Sétimo.- Que, respecto al delito de tenencia ilegal de armas imputado a Juan Car-
los Sandoval Sánchez, cabe puntualizar que, en el presente caso, el delito de robo agra-
vado por la utilización de armas de fuego no subsume su contenido de ilicitud, pues la
posesión ilegítima del arma de fuego se prolongó en el tiempo hasta tres días después
de consumado el citado delito patrimonial, circunstancia que dota de autonomía mate-
rial a ambos delitos; que, asimismo, no es aplicable la atenuante de la confesión since-
ra (artículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos Penales) en este extre-
mo, en razón de la inutilidad de la información probatoria que implicó la admisión de
367
ROBO Y HURTO
los cargos por parte del encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez, quien fue intervenido
policialmente (in fraganti) en efectiva tenencia ilegal del arma de fuego incautada (fojas
veintinueve).
Octavo.- Que, por otro lado, se advierte que la fecha de inicio del cómputo de la
pena privativa de libertad impuesta al encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez es trein-
ta de mayo de dos mil seis –tal como indica el instrumental de fojas veintitrés– y no
nueve de junio de dos mil seis –como erróneamente se consignó en la sentencia recurri-
da–, extremo que es de rigor corregir de conformidad con la facultad prevista en el pe-
núltimo párrafo del artículo doscientos noventa y ocho del Código de Procedimientos
Penales.
Noveno.- Que, finalmente, con respecto a la reparación civil derivada del delito de
robo agravado, corresponde precisar que esta se abone en forma solidaria, pues se trata
de un proceso en el que existen dos sentenciados por el mismo hecho.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas ochocientos tres, del nueve de enero de dos mil ocho, que condena al encausado
Juan Carlos Sandoval Sánchez por los delitos de robo agravado en perjuicio de Alejan-
dro Quiliche Cabada, y tenencia ilegal de arma de fuego en agravio del Estado a quince
años de pena privativa de libertad, y fija en quinientos nuevos soles el monto por con-
cepto de reparación civil a favor de los agraviados; PRECISARON que la pena priva-
tiva de libertad, con el descuento de carcelería que viene cumpliendo el encausado Juan
Carlos Sandoval Sánchez desde el treinta de mayo de dos mil seis, vencerá el veintinue-
ve de mayo de dos mil veintiuno, y no el ocho de junio de dos mil veintiuno, como erró-
neamente se consignó; PRECISARON que la reparación civil a favor del agraviado
Alejandro Quiliche Cabada deberá ser abonada por el encausado Juan Carlos Sandoval
Sánchez en forma solidaria con el sentenciado Benjamín Francisco García Rodríguez;
con lo demás que contiene y es materia del recurso; y los devolvieron.
SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS
368
JURISPRUDENCIAS
369
ROBO Y HURTO
370
JURISPRUDENCIAS
de fecha dieciséis de noviembre del año dos mil siete; que en el punto octavo consig-
na expresamente “(...) Al respecto, se tiene presente, como reconoce la doctrina y la ju-
risprudencia nacional, el principio de proporcionalidad o de prohibición en exceso, in-
corporado, positivamente en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal, en
cuya virtud: “(...) la pena debe ser adecuada al daño ocasionado por el agente, según el
grado de culpabilidad y el perjuicio socialmente ocasionado”. Por consiguiente, es fun-
ción del órgano jurisdiccional ejercitar y desarrollar con mayor énfasis la proporcionali-
dad concreta de la pena. En consecuencia, desde esta perspectiva, es necesario adecuar
el término y la calidad de la pena al daño causado a la víctima, al perjuicio que con el
delito se infringe a la sociedad y al grado de culpabilidad. En tal sentido, y en atención
a lo expuesto, la Sala evalúa para estos efectos la forma y circunstancias en que se desa-
rrolló el evento delictivo; así como las condiciones personales del acusado; siendo esto
así, se tiene en consideración: a) Que no obstante desconocer el empleo de violencia fí-
sica para la configuración del evento delictivo, iniciado que fuere el juicio oral, el acu-
sado en forma voluntaria y espontánea reconoció en su integridad los cargos materia de
imputación - conformidad procesal, mostrando arrepentimiento; b) Que el evento de-
lictivo quedó en agrado de tentativa, pues la especie sustraída fue recuperada de inme-
diato, conforme se desprende del acta de entrega obrante a fojas quince; c) Que al mo-
mento de la comisión de los hechos contaba con dieciocho años de edad, conforme se
desprende de la ficha de identificación de la Reniec de fojas ciento trece, asistiéndole
la responsabilidad restringida a la que se contrae el artículo veintidós del Código Penal;
d) Que, no registra antecedentes penales ni judiciales, conforme se advierte de los certi-
ficados que aparecen a fojas ciento veinticinco y ciento veintiocho respectivamente, te-
niendo la condición de agente primario; e) Que, la agraviada no sufrió un daño que hu-
biere puesto en peligro inminente su vida y/o integridad física; pues si bien refirió que
el procesado le dobló la muñeca, no existe en autos certificado médico legal que así lo
acredite; f) Que no ha hecho del accionar delictivo un medio de vida, conforme se des-
prende de las boletas de remuneraciones ofrecidas por la defensa en el presente acto,
cuyo tenor se tuvo a la vista; g) Que siendo así, estando a los fines preventivos, protec-
tores y resocializadores de la pena, la misma debe imponerse en atención a criterios de
proporcionalidad y razonabilidad, que debe ir en consonancia con los indicadores y cir-
cunstancias a los que se contraen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Có-
digo Penal, así como los parámetros doctrinarios establecidos en el Acuerdo Plenario
Nº 5-2008/CJ-116; por lo que, una pena condicional resulta suficiente para sancionar su
accionar delictuoso, permitiendo su resocialización.
Sétimo.- Que, con respecto a la reparación civil conforme lo prescribe el artículo
noventa y tres del Código Penal, esta tiene como fin la restitución del bien y en caso de
no ser posible, el pago de su valor, así como la indemnización por los daños y perjuicios
ocasionados, la misma que deberá fijarse partiendo del principio de auto responsabili-
dad, por el cual se asume que quién causa un daño debe responder por sus actos. En ese
sentido, el monto indemnizatorio debe fijarse prudencialmente.
Por las consideraciones anotadas y estando a lo dispuesto por los artículos dieci-
séis, veintidós, veintiocho, cuarenta y seis, cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuen-
ta y nueve, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base, con la
agravante descrita en el inciso dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve
371
ROBO Y HURTO
del Código Penal; así como, los artículos doscientos ochenta y tres y doscientos ochen-
ta y cinco del Código de Procedimientos Penales en concordancia con la Ley vein-
tiocho mil ciento veintidós; la PRIMERA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL
PARA PROCESOS CON REOS LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA
DE LIMA, juzgando los hechos reconocidos por el acusado y administrando Justicia a
nombre de la Nación, FALLA: CONDENANDO a David Reymundo Lucero Calde-
rón, identificado con Documento Nacional de Identidad número cuatro siete ocho nueve
nueve cero cuatro cero, nacido el catorce de junio de mil novecientos noventa y dos, na-
tural de San Juan de Miraflores, hijo de don Juan y doña Luisa, con grado de instruc-
ción secundaria completa, de estado civil soltero, sin antecedentes penales ni judicia-
les; como autor de delito contra el Patrimonio - Robo agravado en grado de tentativa,
en agravio de Sonia Escobar Zapata, y como tal le impusieron TRES AÑOS DE PENA
PRIVATIVA DE LIBERTAD, suspendida en su ejecución por el periodo de prueba de
DOS AÑOS; bajo el cumplimiento de manera personal y obligatoria de las siguien-
tes reglas de conducta: a) No variar de domicilio sin previo aviso del Juez de la causa;
b) Concurrir al local del Juzgado a firmar cada fin de mes el libro de control respectivo
y justificar sus actividades, c) No cometer nuevo delito doloso; bajo apercibimiento en
caso de incumplimiento, aplicarse lo dispuesto en el artículo cincuenta y nueve del Có-
digo Penal; FIJARON: en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES el monto que
por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor de la agraviada;
MANDARON: Que, consentida o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expi-
dan los boletines de condena se inscriba donde corresponda; y se archiven los autos de-
finitivamente con conocimiento del juez de la presente causa.
SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO -
JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR
372
JURISPRUDENCIAS
ACUERDO PLENARIO
I. ANTECEDENTES
1. Las Salas Permanentes y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la
República, con la autorización del Presidente del Poder Judicial, mediante
Resolución Administrativa número 221-2009-P-PJ, del 5 de agosto de 2009,
con el apoyo del Centro de Investigaciones Judiciales, acordaron realizar el
V Pleno Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo
373
ROBO Y HURTO
dispuesto en el artículo 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial –en adelante, LOPJ–, y dictar Acuerdos Plenarios para concor-
dar la jurisprudencia penal.
2. Para estos efectos se realizaron varios encuentros previos con los Secretarios,
Relatores y Secretarios de Confianza de las Salas de lo Penal de la Corte Su-
prema de Justicia y tres reuniones preparatorias sucesivas con los señores Jue-
ces Supremos de lo Penal a fin de delimitar el ámbito de las materias que de-
bían abordarse, luego de una previa revisión de los asuntos jurisdiccionales
a su cargo y de una atenta valoración de las preocupaciones de la judicatu-
ra nacional. Con el concurso de la Secretaría Técnica, luego de los debates
correspondientes, se estableció el día de la fecha para la realización del V
Pleno Jurisdiccional Penal, aprobado por Resolución Administrativa número
286-2009-P-PJ, del 12 de octubre de 2009, y se definieron los temas, de de-
recho penal y procesal penal, que integrarían el objeto de los Acuerdos Plena-
rios. De igual manera se designó a los señores Jueces Supremos encargados de
preparar las bases de la discusión de cada punto sometido a deliberación y de
elaborar el proyecto de decisión. Además, se estableció que el Juez Supremo
designado sería el ponente del tema respectivo en la sesión plenaria y encarga-
do de redactar el Acuerdo Plenario correspondiente.
3. En el presente caso, el Pleno, de un lado, decidió tomar como referencia las
distintas sentencias de los Tribunales Superiores y Ejecutorias Supremas que
analizan y deciden sobre los alcances del delito de robo agravado por muer-
te subsecuente (artículo 189 in fine del Código Penal) y el delito de asesinato
por conexión con otro delito (artículo 108, inciso, del Código Penal) , a fin de
determinar las diferencias entre ambos supuestos típicos y en qué casos son de
aplicación uno u otro. De otro lado, se resolvió también sobre la misma base
jurisprudencial, identificar cuál es la naturaleza penal de las lesiones causadas
a la víctima y a las que se refiere el inciso 1 de la parte segunda del artículo
189 del Código Penal –en adelante, CP–, para poder distinguirlas de aquellas
mencionadas en el último párrafo del citado artículo.
4. En cumplimiento de lo debatido y acordado en las reuniones preparatorias se
determinó que en la sesión plenaria se procedería conforme a lo dispuesto en
el artículo 116 de la LOPJ, que, en esencia, faculta a las Salas Especializa-
das del Poder Judicial dictar Acuerdos Plenarios con la finalidad de concordar
jurisprudencia de su especialidad. En atención a la complejidad y singulares
características del tema abordado, que rebasa los aspectos tratados en las di-
versas Ejecutorias Supremas que se invocaron como base de la discusión, se
decidió redactar el presente Acuerdo Plenario e incorporar con la amplitud ne-
cesaria los fundamentos jurídicos correspondientes para configurar una doctri-
na legal que responda a las preocupaciones anteriormente expuestas. Asimis-
mo, se resolvió decretar su carácter de precedente vinculante, en concordancia
con la función de unificación jurisprudencial que le corresponde a la Corte Su-
prema de Justicia como cabeza y máxima instancia jurisdiccional del Poder
Judicial.
374
JURISPRUDENCIAS
375
ROBO Y HURTO
que el agente hubiere podido prever este resultado (la muerte, en este caso,
no fue fortuita) –es una situación de preterintencionalidad heterogénea– [FE-
LIPE VILLAVICENCIO TERREROS. Derecho Penal Parte General. Edito-
rial Grijley, Lima, 2006, páginas 409/410]. Como se puede inferir del ejem-
plo planteado, la conducta típica se articula sobre la base de dos elementos: el
apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en la persona, la
cual en el presente caso produce la muerte de esta última.
8. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el
autor mata con el fin de conseguir un propósito ulterior. En el primer supues-
to –para facilitar otro delito–, el asesinato implica una relación de medio-fin,
en que el homicidio es el delito-medio cometido por el agente con el propósi-
to de hacer posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación muy
frecuente, por lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en
el segundo supuesto –para ocultar otro delito–, el delito previamente come-
tido o el que está ejecutándose –el delito a ocultar puede ser doloso o cul-
poso– es la causa del comportamiento homicida del agente. Ello ocurre, por
ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su
captura, dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga,
que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento de su delito [JOSÉ HUR-
TADO POZO. Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio. 2ª edi-
ción, Ediciones Juris, Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos supuestos, pues,
el elemento subjetivo del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referen-
cia legal al mundo interno del agente, a la finalidad que persigue, es de tal re-
levancia que será suficiente para la consumación de la conducta típica que se
compruebe la presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la cir-
cunstancia o en el contexto situacional en que interviene ha de valorar la per-
petración del homicidio como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a
otro delito [JOSÉ LUIS CASTILLO ALVA. Derecho Penal Parte Especial I.
Editorial Grijley, Lima, 2008, páginas 410/411].
§ 3. Planteamiento del segundo problema
9. El artículo 189, último párrafo, CP establece una circunstancia agravante de
tercer grado: si se producen lesiones graves como consecuencia del robo, la
pena será de cadena perpetua. La referida norma en el inciso uno de su se-
gunda parte determina que si se comete el robo y se causa lesiones a la inte-
gridad física o mental de la víctima la pena será no menor de veinte ni mayor
de treinta años. En esa misma línea, el artículo 188 del CP –modificado por
la Ley número 27472, del 5 de junio de 2001–, que tipifica el delito de robo,
exige para su comisión que el agente emplee violencia contra la persona, en
cuyo caso se sancionará al agente con pena privativa de libertad no menor de
tres ni mayor de ocho años.
En consecuencia, es del caso determinar, desde las características y entidad de
las lesiones producidas a la víctima, cuándo se está ante un delito de robo sim-
ple (artículo 188 del CP), cuándo se ha cometido el subtipo agravado del inci-
so uno de la segunda parte del artículo 189 del CP y, finalmente, cuándo es del
376
JURISPRUDENCIAS
caso sancionar por el subtipo especialmente agravado del párrafo final del ar-
tículo 189 del CP.
§ 4. Análisis del segundo caso
10. El delito de robo previsto y sancionado en el artículo 188 del CP tiene como
nota esencial, que lo diferencia del delito de hurto, el empleo por el agente
de violencias o amenazas contra la persona –no necesariamente sobre el titu-
lar del bien mueble–. La conducta típica, por tanto, integra el apoderamien-
to de un bien mueble total o parcialmente ajeno con la utilización de violen-
cia física o intimidación sobre un tercero. Esto es, la violencia o amenazas
–como medio para la realización típica del robo– han de estar encaminadas
a facilitar el apoderamiento o a vencer la resistencia de quien se opone al
apoderamiento.
En consecuencia la violencia es causa determinante del desapoderamiento y
está siempre orientada a neutralizar o impedir toda capacidad de actuación
anterior o de reacción concomitante de la víctima que pueda obstaculizar la
consumación del robo. Ahora bien, cualquier género e intensidad de violen-
cia física “vis in corpore” –energía física idónea para vencer la resistencia de
la víctima– es penalmente relevante. Además, ella puede ejercerse antes o en
el desarrollo de la sustracción del bien mueble, pudiéndose distinguir entre la
violencia que es utilizada para conseguir la fuga y evitar la detención –que no
modifica la naturaleza del delito de apoderamiento consumado con anteriori-
dad–; y la violencia que se emplea para conseguir el apoderamiento y la dis-
ponibilidad, la que convierte típicamente un aparente delito de hurto en robo.
Cabe precisar que en el primer de los casos mencionados, no hay conexión
instrumental de medio a fin entre la violencia y la sustracción, pues esta ya se
había producido. No obstante, el medio violento se aplica antes de que cese la
acción contra el patrimonio y el aseguramiento del bien en la esfera de domi-
nio del agente vía el apoderamiento.
11. Es potencial al ejercicio de violencia física en la realización del robo que el
afectado resulte con lesiones de diversa magnitud. Ahora bien, la producción
de lesiones determina en nuestra legislación vigente la configuración de cir-
cunstancias agravantes específicas y que están reguladas en el inciso 1) de la
segunda parte del artículo 189 del CP y en el párrafo final del mencionado ar-
tículo. En este último supuesto se menciona, taxativamente, que el agente ha
de causar lesiones graves, mientras que en el primer supuesto solo se indica
que el agente ha de causar lesiones a la integridad física o mental de la vícti-
ma. Cabe, por tanto, dilucidar las características y tipo de lesión que corres-
ponde a cada caso.
Al respecto es de precisar que son lesiones graves las enumeradas en el ar-
tículo 121 del CP. Según esta norma se califican como tales a las lesiones que
ponen en peligro inminente la vida de la víctima, les mutilan un miem-
bro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio para su fun-
ción, causan incapacidad para el trabajo, invalidez o anomalía psíquica
377
ROBO Y HURTO
378
JURISPRUDENCIAS
ACORDARON:
15. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamen-
tos jurídicos 6 al 13.
16. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina
legal antes mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instan-
cias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo
del artículo 22 de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios
dictados al amparo del artículo 116 del estatuto orgánico.
17. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial El Peruano.
Hágase saber.
SS. GONZALES CAMPOS; SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRADO SALDA-
RRIAGA; RODRÍGUEZ TINEO; VALDEZ ROCA; BARRIENTOS PEÑA; BIAGGI GÓMEZ; MO-
LINA ORDOÑEZ; BARRIOS ALVARADO; PRÍNCIPE TRUJILLO; NEYRA FLORES; BARANDIA-
RÁN DEMPWOLF; CALDERÓN CASTILLO; ZEVALLOS SOTO
379
ROBO Y HURTO
SENTENCIA 1-2005-B
MOMENTO DE LA CONSUMACIÓN EN EL DELITO DE ROBO
AGRAVADO
SENTENCIA PLENARIA Nº 1-2005/DJ-301-A
DISCREPANCIA JURISPRUDENCIAL
ARTÍCULO 301-A CPP
ASUNTO: MOMENTO DE LA CONSUMACIÓN EN EL DELITO DE
ROBO AGRAVADO
SENTENCIA PLENARIA
I. ANTECEDENTES
1. Los Vocales de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transi-
toria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la autorización del
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, acordaron realizar un Pleno Jurisdiccio-
nal Penal, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto por los artículos 301-A del
Código de Procedimientos Penales, introducido por el Decreto Legislativo nú-
mero 959, y 22 y 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
2. Corresponde en este caso, luego de las labores preparatorias del equipo de
trabajo designado al efecto, bajo la coordinación del señor San Martín Cas-
tro, dar cumplimiento a lo dispuesto por el citado artículo 301-A del Códi-
go de Procedimientos Penales, y dictar una sentencia plenaria respecto a la
380
JURISPRUDENCIAS
381
ROBO Y HURTO
382
JURISPRUDENCIAS
intermedio, que podría ser compatible con la teoría de la ablatio –que importa
sacar la cosa de la esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del te-
nedor, efectivo dominio sobre la cosa–. El desplazamiento de la cosa en el es-
pacio no es el criterio definitorio del hurto, sino el desplazamiento del sujeto
que puede realizar actos de disposición.
10. Por consiguiente, la consumación en estos casos viene condicionada por la
disponibilidad de la cosa sustraída –de inicio solo será tentativa cuando no
llega a alcanzarse el apoderamiento de la cosa, realizados desde luego los
actos de ejecución correspondientes–. Disponibilidad que, más que real y
efectiva –que supondría la entrada en la fase de agotamiento del delito– debe
ser potencial, esto es, entendida como posibilidad material de disposición o
realización de cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Esta disponibili-
dad potencial, desde luego, puede ser momentánea, fugaz o de breve duración.
La disponibilidad potencial debe ser sobre la cosa sustraída, por lo que: (a) si
hubo posibilidad de disposición, y pese a ello se detuvo al autor y recuperó en
su integridad el botín, la consumación ya se produjo; (b) si el agente es sor-
prendido in fraganti o in situ y perseguido inmediatamente y sin interrupción
es capturado con el íntegro del botín, así como si en el curso de la persecu-
ción abandona el botín y este es recuperado, el delito quedó en grado de tenta-
tiva; y, (c) si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido uno o más
de ellos pero otro u otros logran escapar con el producto del robo, el delito se
consumó para todos.
III. DECISIÓN
11. En atención a lo expuesto, el Pleno Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal
de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunido de conformidad con
el apartado dos del artículo 301-A del Código de Procedimientos Penales, in-
troducido por el Decreto Legislativo número 959; por mayoría de 9 votos con-
tra uno;
HA RESUELTO
12. ESTABLECER como doctrina legal, respecto a los delitos de robo agravado,
que el momento consumativo requiere la disponibilidad de la cosa sustraída
por el agente. Disponibilidad que, más que real y efectiva debe ser potencial,
esto es, entendida como posibilidad material de disposición o realización de
cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Los principios jurisprudencia-
les que rigen son los señalados en los párrafos 7 a 10 de la presente Sentencia
Plenaria.
13. PRECISAR que los principios jurisprudenciales antes mencionados constitu-
yen precedente vinculante para los magistrados de todas las instancias judicia-
les, y que, en todo caso, las Ejecutorias Supremas dictadas con anterioridad,
en especial las vinculantes, en cuanto a la doctrina legal que consignaron, que-
dan modificadas conforme a los términos de la presente Sentencia Plenaria.
383
ROBO Y HURTO
SS. SIVINA HURTADO; GONZÁLES CAMPOS; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR;
LECAROS CORNEJO; MOLINA ORDÓÑEZ; BARRIENTOS PEÑA; VEGA VEGA; PRÍNCIPE
TRUJILLO.
384
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE GENERAL
Presentación ..................................................................................... 5
PARTE I
ENSAYOS
I. Introducción................................................................................. 9
387
ROBO Y HURTO
I. Introducción................................................................................. 19
388
ÍNDICE GENERAL
V. A manera de conclusión.............................................................. 60
389
ROBO Y HURTO
4. En cuanto al concurso........................................................... 96
390
ÍNDICE GENERAL
I. Introducción................................................................................. 123
391
ROBO Y HURTO
PARTE II
CASUÍSTICA
392
ÍNDICE GENERAL
PARTE III
JURISPRUDENCIAS
06 Hurto para ser considerado delito debe sobrepasar cuantía mínima ....... 193
393
ROBO Y HURTO
394
ÍNDICE GENERAL
395
ROBO Y HURTO
396