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ROBO

Y
HURTO

JELIO PAREDES INFANZÓN


CARLOS PINEDO SANDOVAL
EDUARDO ORÉ SOSA
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
ROBO Y HURTO

PRIMERA EDICIÓN
NOVIEMBRE 2013
4,380 ejemplares

© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2013-18138
LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED
ISBN: 978-612-311-098-7
REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL
31501221300952

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero

DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Rosa Alarcón Romero
AUTORES
JELIO PAREDES INFANZÓN
CARLOS PINEDO SANDOVAL
EDUARDO ORÉ SOSA
GACETA JURÍDICA S.A. ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE
ANGAMOS OESTE 526 - MIRAFLORES JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ
LIMA 18 - PERÚ JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA
CENTRAL TELEFÓNICA: (01)710-8900 CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE
FAX: 241-2323
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe
DIRECTOR
MANUEL ALBERTO TORRES CARRASCO

Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L. COORDINADOR


San Alberto 201 - Surquillo PERCY ENRIQUE REVILLA LLAZA
Lima 34 - Perú
Presentación

La importancia de la criminalidad patrimonial, en especial la referida


a los delitos de robo y hurto, en el momento actual de la evolución de
nuestra sociedad exige un estudio exegético, doctrinal y jurisprudencial
serio, mediante el cual se puedan advertir algunas falencias normativas o
prácticas erróneas de los tribunales.

Esa es la meta de esta obra colectiva. Entre los aspectos generales,


incorpora un análisis sobre el bien jurídico en los delitos contra el patri-
monio, que es uno de los temas de discusión más trascendentes en la ac-
tualidad porque definen la esencia de este tipo de ilícitos. De esta manera,
las teorías oscilan entre la aceptación o no del patrimonio, concepto neta-
mente civil, como bien jurídico porque no abarca la totalidad de delitos y
derechos afectados.

Asimismo, a la luz de la Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A del


30 de setiembre del año 2005, se examinan las teorías de la consuma-
ción de los delitos contra el patrimonio en la modalidad de sustracción, así
como las posiciones jurisprudenciales al respecto.

En cuanto al análisis específico de los delitos, se estudian cuestiones


de tanto interés como la agravante de “a mano armada”. Esta postura no
ha tenido consenso ni en la doctrina ni la jurisprudencia, especialmente en
lo relativo a si los efectos sicológicos producidos por el uso de un objeto
con apariencia de arma de fuego pueden ser equiparados a la utilización
material de una real.

Sobre este mismo tema, también se incorpora el estudio de la posi-


bilidad de sustentar un concurso entre los delitos de robo a mano armada
y tenencia ilegal de armas, donde conviven dos posturas: las que indican

5
ROBO Y HURTO

que la sola utilización del arma en el robo subsume a la tenencia ilegal y


las que, por el contrario, postulan la existencia de un concurso de delitos.

Otro de los temas que han generado polémica es el del aparente con-
flicto entre el “robo agravado seguido de muerte” con el delito de “asesi-
nato para facilitar y ocultar otro delito”, lo que trae a colación el Acuerdo
Plenario N° 03-2009/CJ-116. En este sentido, es la violencia que se ejerce
en el robo lo que se pone en debate, postulándose si puede equipararse la
violencia que produce la muerte de la víctima como circunstancia “facili-
tadora” del delito contra el patrimonio.

Destaca, por otro lado, el análisis de la relación existente entre el deli-


to de hurto simple y la falta contra el patrimonio, para lo cual se pone espe-
cial énfasis en el Acuerdo Plenario N° 04-2011/CJ-116 y en jurisprudencia
de la Corte Suprema sobre el particular, que acuden a tal efecto a criterios
político-criminales de mínima intervención y de última ratio.

El valor teórico-práctico de la obra se reafirma con una serie de con-


sultas y casos prácticos, que dan respuesta a posibles problemas y escena-
rios que, respecto a esta materia, se pueden presentar en la vida diaria y en
la praxis judicial.

Finalmente, se incorpora a la presente obra un amplio catálogo de


sentencias y resoluciones trascendentales que la jurisprudencia nacional,
especialmente la Corte Suprema, ha generado. Resaltan, entre otros, el
Acuerdo Plenario Nº 03-2009/CJ-116 sobre el robo seguido de muerte y la
Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A sobre la consumación del robo
y hurto. Asimismo, se consignan desarrollos jurisprudenciales sobre la ex-
cusa absolutoria en el hurto, la acreditación de la prexistencia del bien, el
dominio del hecho en el robo agravado, entre otros.

Estamos seguros que este trabajo, que brinda la información esencial


sobre dos de los delitos de mayor frecuencia comisiva en nuestro país,
como son el robo y el hurto, será muy bien recibido por los abogados y
magistrados.

Percy Revilla Llaza


Coordinador

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PARTE I
ENSAYOS
El bien jurídico protegido
en los delitos contra el patrimonio

Jelio Paredes Infanzón(*)

El autor expone las principales críticas respecto del bien jurídi-


co protegido en los delitos contra el patrimonio. Para ello recu-
rre a las concepciones provenientes del Derecho Privado sobre
el patrimonio a fin de dotar de sentido a las estructuras de estos
delitos. Luego del análisis efectuado, el autor llega a la conclu-
sión que el bien jurídico para este tipo de delitos es el patrimo-
nio, mas en los casos de hurto y robo será el derecho de propie-
dad e, indirectamente, la posesión.

I. INTRODUCCIÓN

Últimamente surge el debate sobre cuál es el bien jurídico protegi-


do en los delitos contra el patrimonio. Algunos consideran el patrimonio,
pero motiva algunas críticas respecto de ello, porque consideran que no
converge a todos los delitos que se agrupan en dicho título, por otro lado,
el patrimonio tiene una connotación dentro del Derecho Privado como
en el Derecho Penal, veamos un recorrido del concepto de patrimonio y
posteriormente cuál es el bien jurídico protegido de los delitos contra el
patrimonio.

(*) Juez Superior de la Corte Superior de Justicia de Apurímac.

9
JELIO PAREDES INFANZÓN

II. CONCEPTO DE PATRIMONIO

Cuando se aborda el concepto de patrimonio en el campo del Dere-


cho Penal, se han mantenido diferentes posiciones que tratan de esclare-
cer su significado.

1. Concepción jurídica del patrimonio


Para esta tesis, el patrimonio constituido por valores reconocidos
como derechos subjetivos. Es decir, se considera que el patrimonio es el
conjunto de las relaciones jurídicas, derechos, obligaciones y situaciones
jurídicas, debidamente determinados por los derechos subjetivos.

Miguel Fernández(1) expresa que esta concepción jurídica de patrimo-


nio corresponde a una época ya superada del pan-civilismo en la que se
quiso convertir al derecho en un ente acéfalo de carácter dependiente; ac-
tualmente esta tesis no tiene aceptación en la doctrina.

2. Concepción económica del patrimonio


Para los partidarios de esta posición, el patrimonio viene a ser
la suma de bienes de una persona que quedan tras el descuento de las
obligaciones.

El concepto económico de patrimonio atiende al poder fáctico del su-


jeto y al valor económico de los bienes o situaciones. Desde este punto
de vista, el patrimonio podría definirse como conjunto de valores econó-
micos de los que, de hecho, dispone una persona(2).

Hay autores que lo estiman como “conjunto de valores económicos


que le corresponden a una persona”. En suma, todas las teorías económi-
cas coinciden: a) el reconocimiento como parte del patrimonio de toda
posesión que tenga valor económico al margen de que se derive un dere-
cho o de la posibilidad de una constatación jurídica; y b) La posibilidad

(1) FERNÁNDEZ, Miguel, citado por PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte Especial.
Delitos contra el patrimonio. Tomo II-A, Ediciones Jurídicas, Lima, 1995, pp. 50-51.
(2) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier. Derecho Penal. Parte Es-
pecial. Tomo II, D Jus Instituto Derecho y Justicia, Jurista Editores, Lima, setiembre de 2011, p. 635.

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EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

de compensación por el daño sufrido patrimonialmente y del lucro cesan-


te, claro está apelado a criterios económicos y objetivos.

Se critica esta concepción por la vaguedad de la noción de “valor


económico”, de la cual parte, pues de cara a la norma penal, la inseguri-
dad que ostenta lo hace desdeñable(3). Esta teoría económica, también re-
sulta muy amplia porque hay situaciones que tienen contenido económi-
co, pero no pueden ser protegidas por la norma penal(4).

La principal objeción realizada contra esta teoría es que, al no consi-


derar la necesidad de una relación jurídica lícita entre los bienes y su titu-
lar, permite la protección de posiciones patrimoniales ilegítimas o no re-
conocidas jurídicamente; el Derecho Penal entraría así, en conflicto con
otras ramas del ordenamiento jurídico; lo que resulta absolutamente ina-
ceptable dada la unidad básica de este. Con esta concepción, se cometería
delito contra el patrimonio, cuando se afecten bienes que la supuesta víc-
tima detenta ilícitamente, como el caso de bienes robados o sustraídos(5).

3. Concepción patrimonial personal


Tesis mantenida por Otto Harro(6). Según esta tesis, el concepto de
patrimonio depende de la opinión del sujeto pasivo de la infracción. Para
Otto Harro lo que se pretende es asegurar y posibilitar el desarrollo de la
personalidad del individuo.

El patrimonio es una garantía objetiva para el desarrollo subjetivo,


destacando principalmente el valor de uso de las cosas sobre el valor
económico.

Luis Bramont-Arias Torres, comentando esta tesis, expresa: “se con-


cede una sobrevaloración al momento subjetivo de la infracción, lo cual

(3) PEÑA CABRERA, Raúl. Ob. cit., p. 52.


(4) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomas Aladino, citado por PAREDES INFANZÓN, Jelio. Delitos contra el Pa-
trimonio. 2ª edición actualizada, Gaceta Jurídica, Lima, 2000, p. 26.
(5) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomas Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier. Derecho Penal. Parte
Especial. Tomo II, 1ª edición, D Jus. Instituto Derecho y Justicia, Jurista Editores, Lima, setiembre 2011,
p. 636.
(6) OTTO HARRO, citado por BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Alberto. Ob. cit., pp. 284-285.

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JELIO PAREDES INFANZÓN

puede llevar a soluciones injustas, puesto que no existe ningún parámetro


objetivo de valoración”.

4. Concepción mixta o jurídico-económica del patrimonio


Se considera que se incluyen en el patrimonio(7) las cosas que revis-
ten valor económico (concepción económica), siempre que se incorporen
a su esfera de dominio o estén en poder del sujeto en virtud de una re-
lación jurídica lícita (concepción jurídica). Con ello se deja de lado las
situaciones en las que el sujeto detenta determinados bienes o cosas a
raíz de una acción o situación ilícita, sobre todo delictiva; asimismo no
se considera dentro del patrimonio a objetos o elementos con valor neta-
mente subjetivo (sentimental o afectivo).

Peña Cabrera, refiriéndose a esta tesis, señala que contrariamente a la


concepción jurídica, comprende a todos los bienes patrimoniales que os-
tentan un valor económico, independientemente, que sean o no derechos
subjetivos; en tanto que, diferenciándose de la teoría económica, involu-
cra receptivamente como bienes patrimoniales a aquellos que la persona
dispone atendiendo a una relación jurídica.

Huerta Tocildo(8) señala como características de esta concepción lo


siguiente:

Objeto material de un delito contra el patrimonio solo puede serlo un


bien con valor económico.

1. Para ser sujeto pasivo de un delito patrimonial no basta con que


el sujeto tenga una relación meramente fáctica con la cosa, sino
que es preciso que esté relacionado con ella en virtud de una rela-
ción protegida por el ordenamiento jurídico.

2. Por perjuicio patrimonial hay que entender toda disminución,


económicamente valuable, del acervo patrimonial que, jurídica-
mente, corresponde a una persona.

(7) GÁLVEZ VILLEGAS. Ob. cit., p. 638.


(8) HUERTA TOCILDO, Susana, citado por GÁLVEZ VILLEGAS. Ob. cit., pp. 638-639.

12
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

Esta concepción es la que goza de mayor aceptación en la doctrina


penal nacional como extranjera.

III. DERECHO PENAL Y DERECHO PRIVADO SOBRE EL


PATRIMONIO

Respecto al término de patrimonio se han dado posturas en el ámbi-


to penal y el derecho privado, especialmente en el Derecho Civil. Veamos
cómo es abordado.

1. Concepción privativa del patrimonio


Es una posición en la cual el Derecho Penal debe asumir la defini-
ción del patrimonio según el Derecho Civil, u otras ramas del derecho
privado.

Gálvez Villegas(9), sostiene que esta posición reconoce al Derecho


Penal un carácter exclusivamente sancionatorio sin idoneidad para re-
crear o redefinir las categorías y conceptos jurídicos elaborados por el
Derecho Privado; en tal sentido, los conceptos contenidos en el Derecho
Penal provenientes del Derecho Civil, Comercial o Societario deben ser
entendidos en su sentido originario, limitándose el Derecho Penal a asu-
mir su contenido para asegurar la protección de los bienes jurídicos, san-
cionando las acciones que los lesionen o pongan en peligro.

Partidarios de esta postura son: Carrara, Carnelutti, Arturo Rocco, J.


Goldshmidt, Binding, Beling, Jiménez de Azua.

2. Concepción constitutiva o autonomista


El Derecho Penal tiene eminentemente un carácter sancionador, es
decir constitutivo. Si bien es cierto que los institutos están definidos y
conformados por el Derecho Civil, el Derecho Penal les confiere una
esencialidad independiente, dándole un significado penal.

(9) GÁLVEZ VILLEGAS. Ob. cit., p. 627.

13
JELIO PAREDES INFANZÓN

El punto de partida de esta tesis es el hecho de la existencia de una


divergencia terminológica, en donde posiblemente, haya también una
plena concordancia, sin embargo, no puede rechazarse a priori que los
conceptos elaborados en otras ramas del derecho carezcan de validez en
el Derecho Penal. Son partidarios de esta concepción: Maggiore, Florían,
Guarneri, Mittermayer, Mezzer y Maurach.

3. Concepción de la interpretación teleológica


Una tercera postura considera que el punto de partida debe ser la
aceptación de los conceptos tal como vienen elaborados por el dere-
cho privado; pues, si el ordenamiento jurídico constituye un sistema,
sus diversas ramas o disciplinas jurídicas no pueden elaborar concep-
tos o categorías exclusivistas generando un conglomerado inorgánico de
conceptos.

Es decir según esta concepción las categorías civilistas han de exami-


narse desde el prisma teleológico atendiendo a los fines pretendidos por
el Derecho Penal. Los conceptos de otras normas del derecho aplicables
al Derecho Penal deben ser apreciables a luz del ordenamiento penal. Son
sus representantes: Manzini, Bettiol, Petrocelli, Antolisei, Mayer, Merkel.
Quintano Ripollés y Jiménez Huerta.

IV. EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CON-


TRA EL PATRIMONIO

En sí hay posiciones que señalan que el bien jurídico protegido en los


delitos contra el patrimonio son los derechos reales, como la posesión, la
propiedad, entre otros.

Sin embargo, comparto la posición de Gálvez Villegas, que sostiene


que el objeto de protección de un tipo penal está determinado por la es-
tructura y contenido de la propia norma penal.

Por otro lado, entre la persona y un objeto apreciable pecuniariamen-


te debe mediar una relación con el objeto, a contrario sensu no existiría
patrimonio, sino media la vinculación entre la persona y la cosa o entre la
persona y el derecho.

14
EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

A través del tiempo, las diversas legislaciones se han dividido: para


unos el bien jurídico era la propiedad (C.P. francés de 1810, C.P. belga de
1867) en tanto que para otras, lo constituía el patrimonio (C.P. italiano de
1889). Tal división incluso permanece hasta la actualidad (por ejem. Los
C.P. de Argentina, Chile, Bolivia y Ecuador prefieren a la propiedad, en
tanto que los C.P. de Brasil, México, Guatemala y Panamá prefieren el
patrimonio) trayendo como consecuencia lógica que los doctrinarios del
Derecho Penal también adopten posiciones divididas(10).

El Código Penal peruano de 1863, señalaba como bien jurídico de los


delitos patrimoniales a “la propiedad”, por su parte el Código Penal de
1924, considera delitos contra el patrimonio, la misma que se mantiene
en el Código Penal de 1991.

Salinas Siccha(11), sostiene que en los delitos contra el patrimonio, el


bien jurídico protegido lo constituye el patrimonio, entendido el patrimo-
nio en sentido genérico y material como el conjunto de obligaciones y
bienes (muebles o inmuebles) susceptibles de ser valorados económica-
mente y reconocidos por el sistema jurídico como pertenecientes a deter-
minada persona. En tanto que en sentido específico para efectos de tutela
penal, constituye patrimonio de una persona todos aquellos derechos rea-
les (principales: posesión, propiedad, usufructo, uso y habitación, super-
ficie y servidumbre; de garantía: prenda, anticresis, hipoteca y derecho de
retención) y obligaciones de carácter económico reconocidos por el siste-
ma jurídico.

En la doctrina penal peruana, se tiene que Peña Cabrera señala que


en el delito de hurto se protege la posesión de hecho de las cosas muebles
cualquiera sea su origen: derecho de propiedad, posesión o mera tenencia
de la cosa; por su parte Bramont-Arias indica que se protege el patrimo-
nio, específicamente la posesión. Roy Freyre, al referirse al hurto, expre-
sa que es un delito en el que el actor atente directamente contra la pose-
sión e indirectamente contra el derecho de propiedad.

(10) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte Especial. Idemsa, Lima, setiembre de 2004,
pp. 661-662.
(11) Ibídem, p. 664.

15
JELIO PAREDES INFANZÓN

Por su parte Gálvez Villegas, sostiene en el delito de hurto sobre el


bien jurídico protegido, “(…) y en otros casos, como el nuestro, se po-
drán considerar como objetos de protección no solo la propiedad, pose-
sión y demás derechos reales, sino también a otros elementos como la
energía eléctrica, gasífera, hidráulica o cualquier otra que tenga valor
económico, así como el espectro electromagnético, sobre el cual el Es-
tado, no tiene propiamente derechos reales de propiedad o posesión, sino
más bien la potestad de regulación y administración”.

Para Donna, en el hurto se protege el poder, el dominio, la relación


de hecho entre la persona y la cosa, como poder autónomo sobre el ob-
jeto. De tal suerte, carece de significado para apreciar la conducta del la-
drón el título en virtud del cual se tiene la cosa.

Por otro lado en la doctrina del Derecho Penal comparado, se tiene


que hay un sector que considera que el bien jurídico protegido en el deli-
to de hurto, es la propiedad, así tenemos a Vives, Bajo Fernández, Pérez
Manzano, Queralt, Zugaldía y González Rus.

En la jurisprudencia penal peruana, citado por Fidel Rojas Var-


gas, tenemos sobre el bien jurídico protegido en el delito de hurto lo
siguiente(12):

• “El concepto de bien mueble en estos delitos es uno funcional y


autónomo propio del Derecho Penal que no coincide con el con-
cepto civil del mismo. Por bien mueble hay que entender todo
objeto exterior con valor económico que sea susceptible de apo-
deramiento material y de desplazamiento”.

• “La participación de bienes adquiridos por un hogar de hecho


que se desune, como si se tratara de sociedad sujeta al régimen
de gananciales en cuanto le es aplicable, es un derecho consagra-
do en la Constitución Política, en consecuencia la propiedad del
bien hurtado se acredita a favor de la agraviada”.

(12) ROJAS VARGAS, Fidel. Código Penal. Dos décadas de jurisprudencia. Tomo II, ARA Editores, Lima,
2012, p. 462 y ss.

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EL BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS CONTRA EL PATRIMONIO

• El apoderamiento de los bienes muebles sin que medie violen-


cia o amenaza contra la persona, configura el delito de hurto no
el de robo. Si para perpetrar el evento delictivo se ha causado la
destrucción del techo de vivienda, ello constituye hurto agrava-
do. Los daños causados a la propiedad no constituyen un ilíci-
to independiente al de hurto agravado, sino consecuencia de este
último”.

• “Al haber las procesadas, para obtener provecho económico, sus-


traído en forma clandestina corriente eléctrica del domicilio
de la agraviada mediante la utilización de conexiones de cables,
ilícito prolongado por varios años, se ha acreditado el delito y la
responsabilidad penal de las procesadas”.

• “No existiendo elementos probatorios suficientes, ni habiéndose


acreditado la preexistencia del bien, el solo hecho de haber
ingresado a la tienda del agraviado, no es razón valedera para
imputarle al procesado la sustracción del dinero”.

“Constituye delito de hurto el apoderarse de los bienes del deudor,


sin su consentimiento. La existencia de un crédito a favor del procesado
y del cual es deudor el agraviado, no autoriza a sustraer los bienes del se-
gundo” (Ej. Sup. Nº 15-9-95. Exp. N° 268-95. Sala Penal de la Corte Su-
perior de Lima)(13).

Por otro lado el bien jurídico protegido en el delito de hurto de uso es


el ius utendi, que no es sino la facultad desprendida del derecho de pro-
piedad sobre el bien. El ius utendi es el derecho de uso que es una de las
facultades inherentes que corresponde al propietario.

Por el derecho de uso se permite al propietario utilizar el bien, este


derecho puede ejercitarlo personalmente o cederlo.

En cuanto a la diferencia entre el delito de robo y el delito de hurto,


en relación al bien jurídico protegido, se tiene que el delito de robo de-
riva del hecho de que este requiere la presencia de violencia o de la

(13) PAREDES INFANZÓN, Jelio. Ob. cit., p. 52.

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JELIO PAREDES INFANZÓN

amenaza de un peligro inminente para su vida o su integridad física. El


robo entraña grave atentado, además de la posesión, propiedad, a la liber-
tad o la integridad física.

Gálvez Villegas, en cuanto al bien jurídico protegido en el delito de


robo sostiene: “En el delito de robo, al igual que en el delito de hurto, el
objeto de protección es el derecho de propiedad de la víctima, así como
también puede serlo el derecho de posesión del cual es despojado el agra-
viado, cuando este derecho viene ejerciéndose independientemente del
derecho de propiedad (distinto de uno de los atributos de la propiedad)”.

“El delito de robo es aquella conducta por la cual el agente se apode-


ra mediante violencia o amenaza de un bien mueble total o parcialmente
ajeno privando al titular del bien jurídico del ejercicio de sus derechos de
custodia o posesión, asumiendo de hecho la posibilidad objetiva de rea-
lizar actos de disposición, constituyendo sus circunstancias agravantes
aquellas situaciones debidamente tipificadas en el artículo 189 del Códi-
go Penal, que aunado a la afectación de bienes jurídicos de tan hetero-
génea naturaleza como son la libertad, la integridad física, la vida y el
patrimonio, lo convierten en un delito de evidente complejidad” (Ejecu-
toria Suprema del 13/01/2009. R.N. N° 4937-2008-Áncash. Gaceta Penal
y Procesal Penal, t.13. Gaceta Jurídica. Lima, julio de 2010, p. 182).

En los delitos contra el patrimonio con la tipicidad del robo, es indis-


pensable prueba suficiente de la preexistencia de los objetos del delito.
En el caso de autos se presentaron documentos privados carentes de au-
tenticación y extraños certificados de propiedad de muebles, que no lle-
gan a reemplazar el principio legal de que en muebles la posesión acre-
dita el dominio, y que carecen de eficacia porque ningún particular puede
expedir certificados de propiedad (Ej. 6 de febrero de 1974. R. de J.P.
p. 417).

En concreto, en consecuencia actualmente se puede considerar que


en los delitos contra el patrimonio el bien jurídico protegido es el patri-
monio, sin embargo, específicamente en los delitos de hurto y robo el
bien jurídico protegido es el derecho de propiedad, sin perjuicio que indi-
rectamente resulte protegida la posesión.

18
Tentativa y consumación en los
delitos patrimoniales que requieren
sustracción: hurto, robo y abigeato
¿Es suficiente con la Sentencia Plenaria
N° 01-2005/DJ-301-A?

Carlos Pinedo Sandoval(*)

El autor sostiene que el problema acerca de la tentativa y la con-


sumación –en aquellos delitos patrimoniales que requieren de
sustracción–, no es más que una cuestión de imputación objeti-
va, formulando, sobre la base de esta interpretación normativis-
ta, insuperables cuestionamientos a la regulación de figuras tales
como el hurto de uso.

I. INTRODUCCIÓN

La lesión de un derecho patrimonial perteneciente al ámbito de or-


ganización de una persona puede manifestarse fenómeno lógicamente de
diversos modos(1). Así, a nivel de Derecho positivo se han regulado una
serie de conductas a través de las cuales se castiga la apropiación pro-
hibida (apoderamiento) de un bien mueble, diferenciándose –fenotípica-
mente– según dónde o cómo “interviene” el sujeto competente. Atendien-
do a la sistemática de nuestro Código Penal, puede ser que el bien haya

(*) Profesor de Derecho Penal y Teoría del Derecho en la Universidad de Piura (Perú). Presidente del Insti-
tuto de Ciencias Penales del Norte del Perú. Los primeros lineamientos del presente trabajo fueron pu-
blicados inicialmente bajo el título “Tentativa y consumación en los delitos de hurto, robo y abigeato:
Necesidad de una reinterpretación funcional-normativista”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Nº 36,
Gaceta Jurídica, Lima, 2012, p. 98 y ss.
(1) Cfr. JAKOBS, en: Indret, p. 5.

19
CARLOS PINEDO SANDOVAL

sido colocado por el titular en el ámbito de organización de otra persona


para determinados fines y esta procede a incorporarlo a su ámbito de do-
minio como propio (artículo 190), o puede que una persona consiga me-
diante la infracción de deberes de veracidad que el titular o poseedor de
un bien se lo entregue en propiedad (artículo 196). En lo que respecta
a los artículos 185, 186, 188, 189, 189-A y 189-C del Código Penal, el
medio para el apoderamiento sobre el bien es la sustracción(2), esto es,
la acción de sacar el bien del ámbito de organización de su titular sin su
consentimiento(3).

Sustracción y apoderamiento son los dos conceptos centrales que,


por una parte, caracterizan a este tipo de delitos patrimoniales –hurto,
robo y abigeato– como “delitos de resultado”, y, por otra, a los que se de-
berá atender al momento de dar respuesta a la pregunta por la tentativa
y la consumación en dichos injustos(4). Bajo esta perspectiva, el presen-
te trabajo tiene por objeto trazar las líneas generales de lo que constitu-
ye una nueva propuesta dogmática que, sustentada sobre la base de cri-
terios estrictamente normativistas, resulte eficaz y adecuada para abordar
el problema planteado. La herramienta conceptual que nos servirá para
fundamentar nuestra propuesta es la teoría de la imputación objetiva.
En ese sentido, las tesis que aquí se defenderán corresponde contextuali-
zarlas dentro de la actual y creciente tendencia hacia la integración entre
parte especial y parte general, las cuales –como ya hace muchos años
lo pusiera de relieve Wolf–, nunca han tenido un desarrollo dogmático si-
métrico, pues, “mientras la Parte General del Derecho Penal (…) se ha
caracterizado por el desarrollo de un elaborado método sistemático, las
exposiciones de la Parte Especial se siguen contentando con la glosa o
el comentario de las disposiciones legales”(5). La importancia de una ge-
neralización de la parte especial, en este caso, de los delitos patrimo-
niales ha sido, en los últimos años, puesta en escena mediante impor-
tantes estudios dogmáticos(6) de los cuales se observa que el proceso de

(2) En el caso de los artículos 188 (Robo), 189 (Robo agravado) y 189-C (Robo de ganado), se exige que la
sustracción vaya acompañada del empleo de violencia o intimidación sobre la víctima.
(3) Cfr. GARCÍA CAVERO. Nuevas formas de aparición de la criminalidad patrimonial, p. 40.
(4) Las consecuencias sistemáticas que de nuestro planteamiento se extraen respecto de los artículos 187 y
189-B del Código Penal, serán expuestas Infra. IV.4.
(5) Cfr. WOLF, Erik. Las categorías de la tipicidad, p. 9.
(6) Principalmente, vide JAKOBS, en Indret, p. 5; KINDHÄUSER, Estudios de Derecho Penal patrimonial,
p. 10 y ss.; PASTOR MUÑOZ. La determinación del engaño típico en el delito de estafa, p. 17 y ss. En:

20
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

normativización no se ha quedado únicamente en la teoría general del de-


lito, sino que en los tipos penales de la parte especial ha comenzado tam-
bién a discutirse sobre la reformulación normativa de muchos elementos
típicos que son interpretados normalmente a partir de una comprensión
fenotípica del delito(7). Se da plena vigencia, así, a la conocida expresión
de Hälschner según la cual, “[t]odo lo que de algún modo aparece como
elemento esencial del tipo especial nunca es solo algo especial, sino, asi-
mismo, algo general que desde esta perspectiva reclama su debida consi-
deración en la parte general”(8).

Una visión naturalista de los elementos típicos del delito incluiría su-
puestos que, desde el fin de protección de la norma penal, no deberían
abarcarse, mientras que dejaría al margen supuestos equivalentes que,
desde las necesidades sociales de punición, sí deberían ser sancionados(9).
Bajo estas coordenadas, el método del presente trabajo es el funcionalis-
mo jurídico-penal en su expresión jakobsiana, cuyos postulados exigen el
abandono de criterios naturalistas y psicologicistas en favor de un enfo-
que esencialmente normativo de la imputación. A partir de esta compren-
sión, el Derecho Penal no tiene como misión exclusiva –e infructuosa– la
protección de bienes sino que, si se pretende que el Derecho Penal realice
una prestación efectiva a la sociedad, su función debe consistir en garan-
tizar la identidad normativa de la sociedad a través de la re-estabilización
de las expectativas institucionalizadas que han sido defraudadas. El bien
jurídico, por consiguiente, no nos servirá como criterio rector para deli-
mitar entre actos preparatorios, tentativa y consumación en aquellos deli-
tos patrimoniales que requieren sustracción. El delito no es la mera lesión
causal o final de bienes jurídicos sino que, propiamente, es una expresión
comunicativa de sentido contraria a la norma.

el Perú, vide GARCÍA CAVERO. Nuevas formas de aparición de la criminalidad patrimonial, p. 17 y


ss; PINEDO SANDOVAL, en Gaceta Penal & Procesal Penal, 34 (2012), p. 51 y ss.
(7) Cfr. GARCÍA CAVERO. Nuevas formas de aparición de la criminalidad patrimonial, p. 24.
(8) HÄLSCHNER, citado por JAKOBS, en RECPC, 04-13 (2002), 13:18.
(9) GARCÍA CAVERO. Nuevas formas de aparición de la criminalidad patrimonial, p. 24.

21
CARLOS PINEDO SANDOVAL

II. LA AUSENCIA DE UNA TEORÍA GENERAL DE LOS DELI-


TOS PATRIMONIALES

La doctrina nacional mayoritaria, al ocuparse de la parte especial,


no lo hace sobre la base de criterios generales de imputación sino que,
sorprendentemente, todavía utiliza a rajatabla el método analítico tradi-
cional propio del positivismo. Probablemente a ello se deba que, en nues-
tro país, hasta el día de hoy no resulte posible encontrar principios ge-
nerales que informen la dogmática de los delitos patrimoniales(10), en
general, y de aquellos que requieren sustracción, en particular. Esta si-
tuación conlleva a que se realicen interpretaciones de los tipos penales
que devienen en aisladas y, en muchos casos, incluso contradictorias. Por
ejemplo, el problema de cómo identificar el momento de la consuma-
ción en el robo agravado, no fue abordado como una cuestión que atañe
–como efectivamente lo es– a todos los delitos patrimoniales de sus-
tracción, esto es, a los artículos 185, 186, 188, 189, 189-A y 189-C del
Código Penal. Los distintos Manuales se siguen limitando a realizar in-
terpretaciones aisladas y particulares, sin tener siquiera una noción del
carácter general de la problemática. No obstante, si acaso algo general se
puede extraer de las interpretaciones de la doctrina nacional son los cues-
tionables presupuestos dogmáticos que se asumen: El delito como lesión
o puesta en peligro de bienes jurídicos y, el lado subjetivo –en el sentido
de animus, voluntad o representación– como criterio capaz de funda-
mentar por sí solo la ilicitud de un comportamiento.

III. LA SENTENCIA PLENARIA N° 01-2005/DJ-301-A

Si bien, actualmente, la doctrina ha llegado a cierto grado de con-


senso respecto al momento de la consumación en el delito de hurto –en
tanto modalidad básica de los delitos patrimoniales de sustracción y apo-
deramiento–, el asunto no ha sido siempre del todo pacífico. Tradicio-
nalmente, se han enfrentado diversas teorías “clásicas” cuyo núcleo en
común consistía en tomar como referente un criterio naturalista, esto es,
el dato del bien mueble o “cosa” sustraída; entendiéndose configurada la
consumación:

(10) En particular sobre esta problemática, SILVA SÁNCHEZ. Tiempos de Derecho Penal, p. 157 y ss.

22
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

a) Según la teoría de la aprehensio o contrectatio: Con el simple


hecho de tomar la cosa.

b) Según la teoría de la amotio: Cuando el agente traslada la cosa o


la mueve de un lugar a otro.

c) Según la teoría de la illatio: Cuando la cosa haya quedado fuera


del patrimonio del dueño y a la entera disposición del agente; y,

d) Según la teoría de la ablatio: Cuando la cosa ha sido sacada de la


esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del tenedor,
y el agente haya realizado un efectivo dominio sobre aquella.

En nuestro país, con fecha 30 de setiembre del año 2005, el Pleno Ju-
risdiccional de Vocales de la Corte Suprema de la República emitió sen-
tencia plenaria fijando posición respecto al momento de la consumación
en el delito de robo agravado. El punto de partida de la referida sentencia
fue la equivalencia estructural entre los delitos de hurto y robo, señalán-
dose que: “La acción de apoderarse mediante sustracción, materialmen-
te, define al delito de hurto y, por extensión, de robo, como uno de resul-
tado y no de mera actividad. Este entendimiento de ambos delitos, a su
vez, fuerza a entender no solo que el agente desapodera a la víctima de la
cosa –adquiere poder sobre ella– sino también, como correlato, la pérdida
actual de la misma por parte de quien la tuviera, situación que permite di-
ferenciar o situar en un momento diferenciado la desposesión del desapo-
deramiento. En tal virtud, el criterio rector para identificar la consuma-
ción se sitúa en el momento en que el titular o poseedor de la cosa deja
de tener a esta en el ámbito de protección dominical y, por consiguien-
te, cuando el agente pone la cosa bajo su poder de hecho. Este poder de
hecho –resultado típico– se manifiesta en la posibilidad de realizar sobre
la cosa actos de disposición, aun cuando solo sea por un breve tiempo, es
decir, cuando tiene el potencial ejercicio de facultades dominicales; solo
en ese momento es posible sostener que el autor consumó el delito”(11).
Conforme se observa, nuestra Corte Suprema se adhirió a la teoría de
la disponibilidad, imitando el criterio asumido con anterioridad por la

(11) Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A, II.8.

23
CARLOS PINEDO SANDOVAL

Corte Suprema de Chile(12). Según esta teoría, el momento consumativo


tiene lugar cuando el autor puede disponer de la cosa ajena, habiéndola
sacado de la esfera de resguardo o custodia en la que se hallaba, es decir,
cuando aquel pueda comportarse de una manera similar a la del propie-
tario de la cosa. De manera tal que todo comportamiento anterior no se
comprende dentro de la esfera de la consumación.

El criterio de la disponibilidad, si bien podría catalogarse como una


reformulación de la illatio(13), guarda diferencia con las teorías clásicas,
otorgando una mejor explicación al problema planteado y evitando un
adelantamiento peligroso del momento consumativo (a diferencia de las
teorías de la aprehensio y amotio), puesto que, al requerir que exista la
posibilidad de ejercitar las facultades dominicales, exige algo más que
desplazar la cosa de esfera de la custodia anterior. Se requiere, asimis-
mo, que haya una posibilidad de disposición sin trabas –aunque sea mo-
mentáneamente– y, subsecuentemente, que el titular anterior se vea pri-
vado de esa facultad. Solo así se puede entender que exista una completa
ruptura con la esfera anterior(14).

Resulta meritorio, entonces, que nuestra Corte Suprema –si bien li-
mitándose a imitar la experiencia chilena– haya adoptado un criterio
compatible con el contenido adscriptivo de la propiedad(15) –que guarda
relación con las facultades de disposición–, por el cual el desplazamien-
to posesorio requiere para la consumación que se configure una situación

(12) Vide Sentencia de la Corte Suprema del 16 de junio de 2004, rol Nº 1611-04, en CARNEVALI, en: Polí-
tica Criminal. Nº 1, 2006, A 2, p. 13.
(13) Así lo entendía un gran sector de la jurisprudencia antes de la publicación de la Sentencia Plenaria
N° 01-2005/DJ-301-A. Por ejemplo, en la Ejecutoria Suprema del 31/08/04, R.N. N° 1750-2004-Callao:
“Es de precisar que el delito de robo se llegó a consumar, pues aun cuando finalmente se interceptó a los
acusados y se recuperó el vehículo sustraído, estos tuvieron el auto en su poder por un espacio de tiempo
–aun cuando breve– que posibilitó una relativa o suficiente disponibilidad sobre el mismo; los reos no
fueron sorprendidos in fraganti o in situ, y la persecución por la propia víctima no se inició sin solución
de continuidad, sino cuando pudo conseguir ayuda de un colega taxista; por tanto se asume –en la línea
jurisprudencial ya consolidada de este supremo tribunal– la postura de la illatio para deslindar la figura
consumada de la tentada, en cuya virtud la línea delimitadora, se da en la disponibilidad de la cosa sus-
traída por el agente, siquiera sea potencialmente –la cual puede ser, como en el caso de autos, de breve
duración– sin que se precise la efectiva disposición del objeto material”. (En: URQUIZO OLAECHEA.
Código Penal. T. I, p. 188).
(14) Cfr. CARNEVALI, en: Política Criminal. N° 1, 2006, A 2, p. 15.
(15) No vamos a discutir aquí si en lugar de esta teoría basada en la “perspectiva del autor”, se debió partir de
una visión de la problemática desde la mirada del afectado, al respecto vide, YÁÑEZ, en: Política Crimi-
nal. N° 7 (2009), p. 2 y ss.

24
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

fáctica que permita al autor aprovecharse de este contenido adscripti-


vo(16). Sin embargo, y no obstante reconocer el mérito de la aludida Sen-
tencia Plenaria, consideramos que la problemática no fue adecuadamente
enfocada por la Corte Suprema. En primer lugar, antes de abordar el pro-
blema de la consumación, se debió de abordar el problema de los límites
de la tentativa, es decir, se debió determinar cuándo una persona traspa-
sa de su ámbito libre de organización hacia el ámbito de lo punible en los
delitos patrimoniales de sustracción. Ello, a su vez, implicaba establecer
criterios que permitan diferenciar entre tentativa, desistimiento y actos
preparatorios. Una vez planteado y resuelto este primer asunto, recién
se debió abordar el problema de la consumación(17).

En lo que sigue del presente trabajo, nos ocuparemos –de la mano


de la teoría de la imputación objetiva del profesor Günther Jakobs–, de
enfocar normativamente, los aspectos que han sido obviados no sola-
mente por la Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A sino, en general,
por prácticamente toda la doctrina nacional. Nuestro punto de partida im-
plica concebir el delito no como la afectación causal o final de un bien
jurídico, sino como una expresión de sentido contraria a las expectati-
vas normativas de la sociedad. A partir de dicha comprensión, demostra-
remos que resulta perfectamente posible plantear criterios generales para
diferenciar entre actos preparatorios, tentativa, desistimiento y consu-
mación en los artículos 185, 186, 188, 189, 189-A y 189-C del Código
Penal, tomando en consideración, además, que los principios generales
de la imputación no pueden desarrollarse con independencia de las condi-
ciones de comunicación de una sociedad(18).

(16) CARNEVALI, en: Política criminal. N° 1, 2006, A 2, p. 17.


(17) Conviene precisar que, el resultado, entendido en términos naturalistas como la modificación del mundo
exterior, solamente agrega un plus cuantitativo a la intensidad del injusto, lo que repercutirá en la gra-
duación de la pena a imponer. Bajo este orden de ideas, la tentativa, entendida como puesta en cuestión
de la vigencia de la norma, implica ya una defraudación con independencia de la producción del resulta-
do. El resultado, desde una comprensión normativista es, simplemente, la defraudación a la norma.
(18) JAKOBS, en ADPCP. T. XLIV, II (1991), p. 500: “(…) y de ahí que, hablando en términos ejemplificati-
vos, en un grupo íntimo difieran de los de una macro sociedad secularizada”.

25
CARLOS PINEDO SANDOVAL

IV. NUESTRA PROPUESTA

El artículo 16 del Código Penal establece que: “En la tentativa el


agente comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin con-
sumarlo. El juez reprimirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la
pena”. ¿Cómo debe interpretarse correctamente este precepto? La doctri-
na tradicional, asumiendo la teoría del injusto personal, ha entendido que
el sentido que el autor da a su hecho, en el dolo de hecho, determina de
manera única el substrato valorativo del juicio de antijuricidad, es decir,
“si el autor, de acuerdo con su plan de hecho, ha realizado todo lo nece-
sario, concurre ya, de forma plena y completa, el desvalor de acción”(19).
De acuerdo con esta comprensión, el injusto ya no es así ningún aconte-
cer necesariamente relevante desde el punto de vista social, sino algo que
solo puede tener lugar entre norma e individuo y que con sus elementos
determinantes solamente allí tiene lugar(20). Ahora bien, este modo de en-
tender la tentativa y el injusto resulta altamente cuestionable. Si se afirma
que, “en la tentativa, la voluntad delictiva conforma el fenómeno contra
el que se dirige la ley penal”, entonces, ya ni siquiera cabría preguntarse,
de manera razonable, por aquello que conforma lo realmente no permiti-
do y arriesgado de una tentativa(21). Como bien lo señala Jakobs(22), la so-
lución que ofrece la doctrina tradicional es imaginable en una sociedad
cuyos miembros idealmente trasvasan entre sí relaciones sin cortapisas;
que aceptasen, no solo que cada cual tiene, por medio de la experiencia,
una idea distinta de los acontecimientos que conforman el mundo, sino
que también aceptasen que a algunos no les importa el mundo cognos-
cible por medio de la experiencia sino, por ejemplo, el de las intuicio-
nes, sueños o revelaciones. Algo así puede ser válido en pequeños gru-
pos, muy íntimos, o en comunidades religiosas, pero como hipótesis para
explicar el injusto en la sociedad actual no sirve.

Cuando una norma –como la subyacente al artículo 16 del Código


Penal–, establece: “no debes dar comienzo a la producción del resulta-
do X”, ello puede significar, conforme a la doctrina tradicional, que “no
debes dar comienzo a algo que a tu juicio constituya la causación del

(19) Cfr. Ibídem, p. 496.


(20) Ídem.
(21) Ibídem, p. 495.
(22) Ibídem, p. 497.

26
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

resultado X”. Sin embargo, también puede significar –a la par de otras


cosas como “tu no debes producir, de hecho, el resultado X”, con lo cual
el injusto es entonces toda causación del resultado, y solo esta– que “tu
no debes dar comienzo a algo que de acuerdo con un juicio racional y
objetivo produce el resultado X”(23). Es esta última posición la que de-
fenderemos para abordar el problema de la tentativa y consumación en
los artículos 185, 186, 188, 189, 189-A y 189-C del Código Penal. Es
la perspectiva objetiva, por lo tanto, la que permite establecer adecua-
damente los criterios adecuados para fijar el marco de la tentativa puni-
ble. Establecer los límites de la tentativa implica precisar cuándo se está
en la esfera de lo prohibido. Se puede decir, entonces, que una forma de
medir y valorar el alcance que una sociedad quiere otorgar a su instru-
mento punitivo es precisando qué se comprende dentro de la tentativa.
No por nada los Estados autoritarios han sido siempre proclives a castigar
actos claramente preparatorios o punir ciertos supuestos de tentativa ini-
dónea(24). Es cierto que, independientemente de los planteamientos teóri-
cos que se adopten, fijar el inicio de la actividad punible es un proble-
ma que presenta particulares aristas, sin embargo, dicha situación no es
óbice para aspirar a fijar un marco que responda a los parámetros garan-
tísticos mínimos propios de un Estado Constitucional de Derecho(25).

1. Tentativa e imputación objetiva


La teoría de la imputación objetiva es una herramienta dogmática
que permite identificar cuándo un comportamiento es jurídico-penalmen-
te relevante, esto es, cuándo nos encontramos, efectivamente, ante una
toma de postura contraria a la norma. En un sistema penal unitario como
el defendido por Jakobs, la teoría de la imputación objetiva, como de-
limitadora del injusto del comportamiento, es aplicable a todos los tipos
de la parte especial, es decir, tanto a los delitos de resultado como a los
de peligro, por igual a los ilícitos dolosos e imprudentes, así como a las
acciones y omisiones(26); por otra parte, la imputación objetiva resulta
también aplicable –en el caso de los delitos de resultado– para delimitar
la tentativa de la consumación, puesto que para saber si una conducta

(23) Cfr. Ídem.


(24) Cfr. CARNEVALI, en: Política criminal. N° 1, 2006. A 2, p. 2.
(25) Cfr. Ibídem, p. 11.
(26) Cfr. JAKOBS. El fundamento del sistema jurídico penal, p. 155 y ss.

27
CARLOS PINEDO SANDOVAL

es reprochable penalmente a título de tentativa, es indispensable que con


ella se haya creado un riesgo penalmente prohibido(27), el cual, en caso
de realizarse en el resultado, permitirá afirmar la existencia de la con-
sumación del delito. En este sentido, también la tentativa conforma un
pleno quebrantamiento de la norma; de modo más preciso, porque la ten-
tativa constituye la ejecución de un comportamiento que expresa de ma-
nera plena la no observancia de la norma por parte del autor(28).

La expresión de sentido de una tentativa se interpreta, por tanto, de


modo netamente objetivo, atendiendo al contexto específico de actuación
social del autor. La voluntad, representación o animus del autor, –al ser
datos naturalistas–, pasan a un segundo plano. Como bien expresa Frisch:
“Las malas intenciones, deseos, esperanzas o creencias pueden hacer que
la conducta sea inmoral, pero dejan intacta la distribución jurídica de la
libertad”(29). De ese modo, la frase, “comenzar la ejecución de un delito”,
que contiene el artículo 16 del Código Penal, debe ser entendida en el
modo siguiente: “Disponerse a iniciar algo que de acuerdo con un juicio
objetivo y racional conforma un hecho [delictivo]”(30). De ahí que, a decir
de Jakobs, la norma subyacente que indica: “No debes dar comienzo a la
producción del resultado X”, debe interpretarse en el sentido que englo-
ba las prohibiciones individuales de todos los comportamientos de hecho
idóneos –en un modo aún por determinar–, y nada más. Las “tentativas”
de producción mediante la invocación del infierno, o mediante el recur-
so a un medio que de acuerdo con un juicio racional y objetivo solamen-
te puede ser inidóneo, no están abarcadas y constituyen, por tanto, delitos
putativos(31).

(27) Vide JAKOBS, en: ADPCP. T. XLIV, II (1991), p. 493 y ss.


(28) Ibídem, p. 500.
(29) FRISCH, en: Desvalorar e imputar, p. 46.
(30) JAKOBS, en ADPCP. T. XLIV, II (1991), p. 503; en el mismo sentido, FRISCH. Comportamiento
típico e imputación del resultado, p. 61: “No se puede considerar ilícita la creación consciente de riesgos
tolerados, por mucho que vayan acompañados de malas intenciones. Con todo, este resultado solo se
puede alcanzar de modo constructivamente exacto considerando a la propia peligrosidad (concreta)
desaprobada del comportamiento como elemento irrenunciable del comportamiento típico, bien sea que
se (co) defina el comportamiento típico por el peligro objetivo (ex ante) de producción del resultado
típico, bien sea que solo se hable de comportamiento típico (en caso de descripción subjetiva) cuando el
autor, conforme a su representación, al ejecutar su conducta realice un riesgo desaprobado”.
(31) JAKOBS, en ADPCP. T. XLIV, II (1991), p. 498.

28
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

2. La sustracción jurídico-penalmente relevante como creación de


un riesgo prohibido
La perspectiva que se asume aquí respecto de la tentativa y consuma-
ción en los tipos penales de hurto, robo y abigeato, implica descartar de
plano argumentos basados tanto en la perspectiva del bien jurídico, como
aquellos que recurren a la esfera interna o motivacional del autor. Estos
criterios tradicionales resultan a todas luces contradictorios con un siste-
ma de imputación penal propio de la sociedad contemporánea. Del mero
hecho que un sujeto tome o sustraiga un objeto ajeno no puede deducirse
objetivamente que aquel pretenda consumar un delito contra el patrimo-
nio(32), lo cual demuestra la inaptitud del criterio del bien jurídico como
criterio rector para afirmar la ilicitud de un comportamiento en los deli-
tos patrimoniales. Por el contrario, si la atención no se pone en las cade-
nas de las condiciones del resultado sino en el significado, el comienzo
de la tentativa dependerá del contexto social. El significado se entiende
aquí como posicionamiento del autor frente a la norma y no respecto
de la presencia de un bien existente de facto(33). En este orden de ideas,
la representación, voluntad, animus o intención, por sí solas, no resul-
tan vinculantes normativamente en sociedades como la contemporánea.
El injusto de una tentativa se presenta, por tanto, únicamente cuando el
autor ejecuta un comportamiento que no solo de acuerdo con su punto
de vista debe ser entendido como acción ejecutiva, pues en ese caso co-
metería un delito putativo dado que la norma no dispone regulación algu-
na respecto de las acciones ejecutivas que solo son subjetivamente idó-
neas, es decir, acciones ejecutivas sin relevancia comunicativa(34).

Ante el conocimiento de un suceso determinado (notitia criminisen


el caso del fiscal), el operador de justicia debe preguntarse por lo siguien-
te: ¿Ha tenido lugar la sustracción jurídico-penalmente relevante de
un bien (tentativa acabada)? ¿Puede interpretarse objetiva e inequívoca-
mente el suceso como un comenzar a sustraer un bien total o parcial-
mente ajeno (tentativa inacabada)? O, dicho de manera general: ¿Se ha
creado un riesgo penalmente prohibido? Si la respuesta es negativa, a
lo mucho se podrá sostener la existencia de actos preparatorios, por lo

(32) Cfr. CARNEVALI, en: Política criminal. N° 1, 2006. A 2, p. 16.


(33) JAKOBS, en: ADPCP. T. XLIV, II (1991), p. 501.
(34) Ibídem, p. 503.

29
CARLOS PINEDO SANDOVAL

general, impunes, puesto que solo el comportamiento ejecutivo entraña


una perturbación social. De acuerdo con el punto de vista aquí sostenido
no se trata, por tanto, de etiquetar como perturbación cualquier fase pre-
via, y de recurrir a la fase previa si una acción ejecutiva no es recognos-
cible como perturbación. Dado que lo injusto conforma una perturbación,
injusto solo puede ser, siempre, un comportamiento por medio del cual
el autor exterioriza algo; esto es, solo hay injusto cuando tiene lugar la
realización del tipo(35). Como lo expresa Jakobs: “Es cierto que también
de algunos actos previos cabe inferir el dolo tendente a la fase ejecutiva
(la minuciosa preparación de un robo a un banco constituye indicio del
dolo de ejecución), pero la preparación es una configuración interna en el
círculo de organización del autor que no exterioriza nada, en cualquier
caso nada delictivo. En un [E]stado de libertades la esfera interna no
debe ser interpretada. Sin embargo, la libertad que con ello se concede al
autor para realizar cualquier tipo de configuración se basa en un sinalag-
ma: El autor debe dominar su propia esfera; solamente la responsabilidad
por las consecuencias hace soportable la libertad de configuración. Por
ello, la esfera de lo privado termina cuando el autor renuncia a su domi-
nio, es decir, ejecuta un delito y de ahí que el comportamiento ejecutado
constituya un injusto”(36).

Los actos preparatorios constituyen un estadio previo a la ejecución


del delito y que, en tanto se desarrollan al interior de la esfera de organi-
zación del ciudadano, se encuentran fuera del ámbito de lo punible. Por
otra parte, al ser actos equívocos o ineficaces para obtener por sí mismos
la consumación delictiva, la regla general es la impunidad de esta etapa
del iter criminis(37). Puede haber casos, sin embargo, en los cuales la im-
posibilidad de interpretar el suceso como una tentativa de delito patri-
monial de sustracción no necesariamente implique la existencia de actos
preparatorios impunes, sino que, dadas las circunstancias, puede que nos
encontremos ante la configuración de otro injusto ya plenamente consu-
mado. Por ejemplo: “Una persona es intervenida por la policía cuando
se encontraba agrediendo físicamente a la víctima”; “una persona es sor-
prendida en el preciso momento en que ha logrado ingresar a la morada

(35) Ibídem, p. 507.


(36) Ibídem, p. 507 y ss.
(37) GARCÍA CAVERO. Derecho Penal. Parte General, p. 732.

30
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

de la víctima, sin haber tenido, todavía, la posibilidad de sustraer bien


alguno”; “una persona es intervenida policialmente mientras vigilaba el
lugar donde pretende ingresar para sustraer los bienes, encontrándosele
en posesión de armas de fuego y de información detallada sobre los mo-
vimientos de los habitantes de la casa”; “el agente se encuentra agencián-
dose de los medios (entre ellos, armas o municiones) que le facilitarán
la ejecución del delito”. Ninguno de estos sucesos pueden interpretarse
inequívocamente como una tentativa en el sentido de los artículos 185,
186, 188, 189, 189-A o 189-C del Código Penal, aunque probablemen-
te sí podrá afirmarse, según sea el caso, la existencia de un delito con-
sumado de lesiones o coacciones(38), violación de domicilio, daños patri-
moniales(39), asociación ilícita o, incluso, podría tratarse de un “delito de
marcaje o reglaje(40)”, etc. Si no hay sustracción jurídico-penalmente
relevante, en ningún caso podrá configurarse una tentativa de hurto, robo
o abigeato, puesto que, precisamente, no ha tenido lugar la creación de
un riesgo penalmente prohibido. Incluso, la impunidad del solo propó-
sito serio de cometer un delito se mantiene aun en el caso que este propó-
sito se exteriorice mediante una declaración que manifieste voluntad de
querer cometer un delito(41).

3. El apoderamiento (consumación) como realización del riesgo en


el resultado
Hemos señalado ya –vide nota a pie N° 16– que en los delitos de re-
sultado, la diferencia objetiva entre la tentativa y la consumación es pu-
ramente cuantitativa, repercutiendo en el quántum de pena a imponer al
autor. Por ello, resulta importante, identificar cuándo nos encontramos
ante una tentativa y cuándo ante una consumación, puesto que la pena a
imponer será distinta según nos encontremos en uno u otro supuesto. En
el caso de los delitos patrimoniales de sustracción, para la consumación
no basta con un comportamiento de sustracción, sino que por exigencia
legal se requiere del apoderamiento del bien por parte del agente. En

(38) Si, por ejemplo, de los hechos no puede interpretarse inequívocamente que la violencia física ejercida
contra la víctima forma parte de un riesgo penalmente prohibido contra el patrimonio.
(39) Por ejemplo, si el agente ha ingresado al inmueble de la víctima rompiendo algún obstáculo.
(40) Este delito (artículo 317-A) ha sido recientemente incorporado mediante Ley Nº 29859, publicada el día
3 de mayo de 2012 en el diario oficial El Peruano.
(41) GARCÍA CAVERO. Derecho Penal. Parte General, p. 732.

31
CARLOS PINEDO SANDOVAL

términos de imputación objetiva: no basta con la creación de un riesgo


penalmente prohibido (tentativa) sino que se exige la realización de
ese riesgo en el resultado (consumación). Habiéndonos ocupado de lo
primero, conviene ahora desarrollar el segundo de estos aspectos.

¿Cómo debe entenderse el apoderamiento, esto es, la realización


del riesgo en el resultado, en los artículos 185, 186, 188, 189, 189-A y
189-C del Código Penal? Conforme desarrollamos anteriormente –Supra
III–, la doctrina y jurisprudencia nacionales coinciden en asumir el cri-
terio de la disponibilidad potencial sobre el bien por parte del agente.
Por nuestra parte, y en esa misma línea, entendemos que existirá apo-
deramiento cuando el autor realiza cualquier tipo de acción que ponga
de manifiesto su carácter de dominus sobre el bien, con lo que se descar-
ta que el apoderamiento se reduzca al mero traslado del bien en el es-
pacio. No basta, por lo tanto, con el acto de poseer (possidere), sino que
es necesario que el agente use o tenga posibilidad de usar (uti), disfrute
o tenga posibilidad de disfrutar (frui), o disponga o tenga posibilidad de
realizar actos de disposición sobre el bien (habere). En otras palabras, el
sujeto debe encontrarse en una situación que le haga posible aprovechar-
se del contenido adscriptivo de la propiedad; de lo contrario, no habrá
consumación, al no haberse producido aún la ruptura con la custodia an-
terior(42). Si el agente logra el apoderamiento, entendido este como dis-
ponibilidad potencial, ya no cabe el desistimiento.

4. A propósito del desistimiento


En concordancia con lo señalado anteriormente, si bien es cierto que
la sustracción jurídico-penalmente relevante de un bien mueble total o
parcialmente ajeno supone ya una defraudación normativa –reprimible
como tentativa–, dicha defraudación por sí sola no es suficiente para sos-
tener que ha tenido lugar la completa ruptura con la custodia anterior(43).
En ese sentido, todavía resulta posible el desistimiento del agente con-
forme al artículo 18 del Código Penal, en donde se establece que: “Si el
agente desiste voluntariamente de proseguir los actos de ejecución del
delito o impide que se produzca el resultado, será penado solo cuando

(42) Cfr. CARNEVALI, en: Política Criminal. N° 1, 2006, A 2, p. 17.


(43) Ídem.

32
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

los actos practicados constituyen de por sí otros delitos”. El desistimien-


to presupone una tentativa punible, esto es, la existencia de un acto con
sentido comunicativo pleno. No obstante, para que la imputación de esa
perturbación social proceda es necesario que el hecho esté separado del
autor por una pérdida de influencia sobre el mismo, de manera tal que
mientras esto no suceda la posibilidad de una reversión del sentido comu-
nicativo del hecho resulta todavía posible(44).

De la redacción del artículo 18 del Código Penal también se coli-


ge que nuestra regulación penal reconoce dos formas de manifestación
del desistimiento con base en la diferencia entre la tentativa acabada e
inacabada. En la tentativa acabada el autor ha realizado todos los actos
dirigidos a la producción de la consumación del delito, por lo que el de-
sistimiento debe impedir en estos casos la producción del resultado. Por
el contrario, en la tentativa inacabada el autor no ha realizado todos los
actos que llevan al resultado, de manera que un desistimiento tiene lugar
cuando voluntariamente no se prosigue con los actos ejecutivos del de-
lito(45). En los casos de tentativa acabada, a pesar de que se haya con-
figurado ya un comportamiento prohibido –una sustracción jurídico-
penalmente relevante–, existirán casos en los cuales el autor todavía
puede evitar la realización del riesgo en el resultado (desistir). Ahora
bien, si el apoderamiento (la consumación) se entiende plenamente rea-
lizado con la disponibilidad potencial, el desistimiento, en los delitos
de sustracción contra el patrimonio, solamente será posible en tanto el
agente no goce todavía de dicha facultad abstracta respecto de los bie-
nes sustraídos, puesto que, de ser así, nos encontraremos ya ante un delito
consumado.

Respecto de la tentativa inacaba en los delitos patrimoniales de sus-


tracción, debe existir una conducta que inequívocamente pueda ser inter-
pretada como un comienzo de sustracción de un bien mueble total o
parcialmente ajeno. A modo de ejemplo: “Dos sujetos son intervenidos
cuando se encontraban golpeando fuertemente a la víctima en los brazos
para que suelte el maletín con dinero”(46); “los agentes son intervenidos

(44) Cfr. GARCÍA CAVERO. Derecho Penal. Parte General, p. 745.


(45) Ibídem, p. 746.
(46) Ejecutoria Suprema del 08/09/2004, R.N. N° 1050-2004-Chimbote: “El procesado en compañía de un
sujeto desconocido, utilizando un arma de fuego de fabricación casera, en forma violenta abordaron al

33
CARLOS PINEDO SANDOVAL

cuando se encontraban amenazando con armas de fuego al funcionario


del banco para que este abra la caja fuerte”, etc. En todo caso, para deter-
minar la existencia de un injusto contra el patrimonio, el operador de jus-
ticia debe valorar sus medios de prueba tomando como referente funda-
mental el contexto social en que se lleva a cabo el suceso.

V. UNA MIRADA CRÍTICA A LOS ARTÍCULOS 187 (HURTO DE


USO) Y 189-B (HURTO DE USO DE GANADO) DEL CÓDIGO
PENAL

El artículo 187 del Código Penal, establece que será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de un año, quien “sustrae un bien
mueble ajeno con el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve”. Por su
parte, y siguiendo el mismo esquema, en el artículo 189-B, se establece
la misma sanción –aunque pudiendo optar el juez por imponer la presta-
ción de servicios a la comunidad–, para quien, “sustrae ganado ajeno, con
el fin de hacer uso momentáneo y lo devuelve, directa o indirectamente
en un plazo no superior a setentidós horas”(47). La doctrina nacional que
se ha ocupado del tema no ha podido explicar convincentemente cuáles
son las razones suficientes –¿existen?– para mantener en el Código Penal
este tipo de figuras ya superadas en otros ordenamientos jurídicos(48). Al
respecto, la doctrina nacional mayoritaria recurre a dos tipos de argumen-
tos: Uno de política criminal y otro de carácter dogmático –la faceta sub-
jetiva del ilícito entendida como “finalidad” de obtener un provecho tem-
poral sobre el bien–. Así, apelando a razones de política criminal, Fidel
Rojas(49) señala que el hurto de uso, conocido también como hurto de uso
impropio, ingresa en nuestro Código Penal para racionalizar –relativa-
mente– la aplicación del hurto común a supuestos de hecho de mínima

vehículo de servicio público que manejaba el agraviado tratando de sustraerle el dinero producto de su
trabajo; acto ilícito que no llegó a consumarse, debido a la resistencia que puso de manifiesto el agravia-
do, quien, con ayuda de su cobrador y dos personas más, lograron aprehenderlo y conducir a la depen-
dencia policial juntamente con el arma que portaba” (En: URQUIZO OLAECHEA. Código Penal. T. I,
p. 642).
(47) No vamos a ocuparnos aquí de analizar la cuestión de si acaso el “ganado” no tiene la condición de “bien
mueble” con contenido patrimonial.
(48) En el caso chileno, tanto a nivel doctrinario como jurisprudencial, ya no se tienen dudas sobre la impo-
sibilidad de castigar el hurto de uso, al respecto y con amplias referencias, vide OLIVER CALDERÓN,
en: Revista de Derecho (Valparaíso), p. 362 y ss.
(49) ROJAS VARGAS. Delitos contra el patrimonio, v. I, 2000, p. 312.

34
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

ilicitud penal; mientras que, por su parte, Salinas Siccha(50), apelando al


ámbito interno o subjetivo del agente, afirma que, “(…) la frecuencia de
hurtos de bienes muebles con la finalidad de obtener un provecho tempo-
ral justifica la presencia del artículo 187; caso contrario, estas conductas
serían sancionadas arbitrariamente por los artículos 185 o 186 del Código
Penal”.

Los argumentos arriba expuestos resultan, sin embargo, fácilmen-


te rebatibles si seguimos coherentemente la lógica argumentativa que
hemos venido defendiendo en el presente trabajo. Por una parte, el hecho
de que la existencia de un artículo como el 187 –y, por extensión, del
189-B– en nuestro Código Penal, se deba a una razón de política crimi-
nal, es negado rotundamente por la fuerza misma de los hechos. En el
Perú, la jurisprudencia acerca de los delitos de hurto de uso y hurto de
uso de ganado, es prácticamente –o, mejor dicho, realmente– inexisten-
te(51). Asimismo, resulta cuestionable defender fines político-criminales
que a todas luces resultan irrealizables, debido a dos razones. En primer
lugar, que al ser la sanción prevista, para ambas figuras, de pena privativa
de libertad no mayor de un año, de nada serviría dar marcha a un proce-
so que por lo general va a devenir en ineficaz debido a la prescripción de
la acción penal(52). En segundo lugar, porque al limitarse –mediante el ar-
tículo 444 del Código Penal–, la exigencia de una cuantía sobre el bien a
los artículos 185 y 205(53), resultaría lógico que, por ejemplo, el autor que

(50) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 98 y ss.


(51) Por mencionar un importante detalle, en todas las publicaciones del propio Rojas Vargas sobre jurispru-
dencia nacional, en ninguna de las mismas se consigna sentencia alguna referida a los artículos 187 y
189-B del Código Penal; al respecto, vide ROJAS VARGAS. Jurisprudencia penal comentada. Ejecu-
torias supremas y superiores (1996-1998), p. 15 y ss.; él mismo, Jurisprudencia penal. Código Penal:
Parte general/Parte especial. T. I, 1999, p. 387 y ss.; él mismo, Jurisprudencia penal patrimonial (1998-
2000), 2000, p. 13 y ss.; él mismo, Código Penal. Diez años de jurisprudencia sistematizada, 2001,
pp. 291 y 309; él mismo, Jurisprudenciapenal y procesal penal (1999-2000). T. I, 2002, p. 518 y ss.; él
mismo, Código Penal. 16 años de jurisprudencia sistematizada. T. II, 2007, pp. 240 y 270. Del mismo
modo, en URQUIZO OLAECHEA, Código Penal. T. I, pp. 625 y 650, tampoco se recoge sentencia algu-
na al respecto.
(52) Como se observa en el que al parecer es el único –o, a lo mucho, uno de los poquísimos– extracto juris-
prudencial publicado sobre hurto de uso: “R.N. Nº 3941-2001-Cusco. El hecho denunciado (Hurto en
uso) se produjo el 24 de octubre de 1998 y está sancionado en el artículo 187 del Código Penal, con pena
privativa de libertad no mayor de un año; por lo que, de acuerdo a lo previsto por los artículos 80 y 83
del citado Código, desde la fecha de comisión del delito a la actualidad, la acción penal se ha extinguido
por prescripción”, en: Diccionario penal jurisprudencial, p. 310.
(53) Para una interpretación normativista-funcional de la cuestión, vide PINEDO SANDOVAL, en: Gaceta
Penal & Procesal Penal, 34 (2012), p. 22 y ss.

35
CARLOS PINEDO SANDOVAL

sustrae un bien mueble [o ganado] cuyo valor no supera una remunera-


ción mínima vital, no tenga posibilidad de desistimiento, puesto que: Por
una parte, si decide devolver lo sustraído, será castigado conforme a los
artículos 187 y 189-B (“habría cometido un delito”), mientras que, por
otra, si se apropia de lo sustraído, y es descubierto, su conducta no podrá
ser castigada más que como una falta contra el patrimonio(54).

También debe ser criticado aquel argumento que pone el acento en


la intención, representación y voluntad del agente, y que es formulado
por Salinas Siccha en los términos siguientes: “(…) en el hurto de uso
el autor obra sin ánimo de apoderarse del bien para sí, esto es, sin que-
rer obtener una ventaja económica con la incorporación del bien al pro-
pio patrimonio, sino [que] trata de obtener una ventaja patrimonial solo
con el uso del bien ajeno para después regresarlo al patrimonio del su-
jeto pasivo”(55). Para este autor, “Si bien el hurto de uso tiene [las] ca-
racterísticas similares del hurto simple, regulado en el artículo 185 del
Código Penal, también tiene elementos propios que le otorgan autonomía
normativa [y] hermenéutica jurídica (…) independiente. En efecto, los
elementos: devolver el bien después de sacarle provecho, la intención de
no querer quedarse definitivamente con el bien, producirse solo en bie-
nes totalmente ajenos y no requerir monto mínimo en el valor del bien, se
constituyen en características propias del hurto de uso que lo diferencian
totalmente del hurto simple”(56). Veamos, a continuación, si estas “carac-
terísticas propias del hurto de uso”, a las que alude Salinas Siccha, pue-
den sustentar razonablemente la existencia del artículo 187 del Código
Penal(57).

La primera cuestión está referida a cómo debe interpretarse correc-


tamente el injusto del artículo 187 del Código Penal, esto es, la acción
de sustraer un bien mueble ajeno con el fin de hacer uso momentá-
neo y devolverlo. Lo que sí queda claro es que es necesaria una conducta

(54) De ahí que autores como PEÑA CABRERA FREYRE. Derecho Penal. Parte Especial. T. II, p. 215 y ss,
se vean en la necesidad de sostener que la cuantía del bien también deba ser exigible para el artículo 187
del CP.
(55) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 99.
(56) Ídem.
(57) La misma lógica utilizada para criticar este artículo resulta plenamente aplicable para el caso del artículo
189-B del Código Penal.

36
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

de sustracción, la cual deberá tener, necesariamente, el significado de un


riesgo penalmente prohibido contra el patrimonio, pues, de lo contra-
rio, tendremos que descartar de entrada la existencia de una acción jurídi-
co-penalmente relevante, deviniendo la conducta en atípica. Ahora bien,
¿Cómo debe interpretarse la expresión “con el fin de hacer uso momen-
táneo”? ¿Se requiere que el agente utilice efectivamente el bien, o basta
con que aquel lo haya sustraído teniendo esa finalidad? En la doctrina
nacional, son dos las interpretaciones que se proponen.

1. El uso efectivo y temporal del bien como elemento típico del


hurto de uso
Según la interpretación mayoritaria en la doctrina nacional, los ar-
tículos 187 y 189-B del Código Penal castigarían injustos de resultado,
consumándose el hecho con el uso temporal del bien por parte del agen-
te. Salinas Siccha, partidario de esta concepción, señala: “El tipo penal
[artículo 187] expresamente indica que el agente debe usar momentánea-
mente el bien, esto es, en un tiempo corto o breve, pero suficiente para
hacer un uso del bien dentro de sus funciones normales”(58). En el mismo
sentido, Peña Cabrera Freyre sostiene: “La misma construcción típica
[del artículo 187] ha determinado que la configuración de esta figura de-
lictiva, requiere que el agente haga uso momentáneo y luego devuelva el
bien”(59). Encontramos, sin embargo, sumamente cuestionables las afirma-
ciones de este sector de la doctrina nacional. ¿En qué parte del artículo
187 del Código Penal se exige que el agente utilice efectiva y momentá-
neamente el bien?

Si, conforme sostiene este sector de la doctrina nacional, el delito de


hurto de uso se consuma con el uso efectivo y temporal del bien por parte
del agente, ¿acaso dicha situación no supondría también, sin embargo,
que nos encontramos frente a un hurto simple (art. 185) plenamente con-
sumado? Si el apoderamiento, que marca el momento de la consuma-
ción en el hurto simple, se entiende ya producido cuando el agente goza
de la posibilidad abstracta de comportarse como dominus sobre el bien o
los bienes sustraídos, entonces, ¿acaso no resultaría contradictorio que,

(58) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 100.


(59) PEÑA CABRERA FREYRE. Derecho Penal. Parte Especial. T. II, p. 198.

37
CARLOS PINEDO SANDOVAL

en caso de que el agente haya dispuesto efectiva y temporalmente sobre


los mismos (al hacer uso momentáneo de ellos), se niegue la tipicidad
del hurto simple y se afirme la del hurto de uso? ¿Por qué habría que san-
cionar, entonces, como “hurto de uso” lo que en realidad implica desde
ya un “hurto simple” plenamente consumado? ¿No se ha intentado es-
tructurar acaso, el artículo 187, con base en el esquema tradicional de los
denominados delitos de tendencia o de intención? ¿Acaso este esque-
ma no es el mismo que nuestro Código Penal utiliza, por ejemplo, en los
artículos 185 (“para obtener provecho”), 245 (“con el propósito de ocul-
tar”) y 393 (“para realizar u omitir un acto en violación de sus obligacio-
nes”), y 427 (“con el propósito de utilizar el documento”)?, ¿Por qué, en-
tonces, un sector de la doctrina sostiene que, en el artículo 187, el agente
“debe utilizar efectiva y momentáneamente” el bien sustraído?

2. El hurto de uso como delito de “tendencia o intención”


Para otro sector de la doctrina, el hurto de uso es un delito que debe
entenderse bajo el esquema de los delitos de tendencia o intención. Así,
Gálvez Villegas/Rojas León, sostienen que para la consumación de este
delito, “es suficiente con que se sustraiga el bien con la finalidad de usar-
lo, no interesando si, finalmente, se llega o no a utilizar el bien; constitu-
yendo el uso, propiamente la etapa de agotamiento del delito. La restitu-
ción no forma parte de la fase ejecutiva del delito, solo acredita que, en
efecto, existió la voluntad de devolución. Inclusive, puede que no se haya
realizado la restitución, para que quede consumado y agotado el delito,
siempre que existan suficientes elementos probatorios de que en efecto
el bien iba a ser devuelto”(60). En el mismo sentido, y haciendo una mez-
colanza de argumentos, sostiene Salinas Siccha que: “Si se verifica la in-
tención de devolver el bien después de usarlo, estaremos ante un hurto de
uso; caso contrario, se habrá perfeccionado el hurto simple”(61). Corres-
ponde analizar, entonces, si acaso es el elemento subjetivo (la voluntad
y el animus) el que puede dar sustento jurídico-penal a la distinción entre
hurto de uso y hurto simple.

(60) GÁLVEZ VILLEGAS/ROJAS LEÓN. Derecho Penal. Parte Especial. T. II, p. 745.
(61) SALINAS SICCHA. Delitos contra el patrimonio, p. 105.

38
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

¿Puede un argumento psicologicista justificar la existencia del hurto


de uso como delito autónomo? Para autores como Salinas Siccha esto es
perfectamente posible: “(…) el agente debe tener conocimiento y volun-
tad de sustraer ilícitamente un bien ajeno. Pero además, subjetivamen-
te, deben concurrir dos elementos trascendentes: el animus de obtener un
provecho económico indebido y, segundo, la intención firme por parte del
agente de devolver o regresar el bien al patrimonio del sujeto pasivo. A
este elemento subjetivo especial se le conoce como el animus reddendi,
es decir, ánimo de devolver”(62). Ahora bien, si seguimos al pie de la letra
las afirmaciones vertidas por este sector de la doctrina, tendríamos que
afirmar, necesariamente, que los operadores de justicia deben proceder
conforme a las siguientes “reglas”:

- Si el autor sustrajo con la intención de apoderarse: Hay tentati-


va de hurto simple.

- Si el autor sustrajo con la intención de devolver: Hay hurto de


uso consumado.

- Si el autor sustrajo con la intención de apoderarse, y efectiva-


mente logró la disponibilidad (material o potencial): Hay hurto
simple consumado.

- Si el autor sustrajo con la intención de devolver, pero hizo uso


efectivo del bien: Hay hurto de uso consumado y agotado, pues
el uso efectivo –según este sector de la doctrina– no correspon-
de más que a la fase de agotamiento del delito, siempre que sea
“momentáneo”.

¿Sería legítimo un Derecho Penal que operase conforme a estas re-


glas? ¿Es un argumento idóneo para logar justicia y eficacia en el siste-
ma penal? ¿Es válido para el Ministerio Público formular una teoría del
caso sobre la base de la intención que tenía el imputado? Responder afir-
mativamente a estas cuestiones implicaría desconocer que, en un Estado
Constitucional de Derecho, la pregunta acerca de lo interno solo está per-
mitida para la interpretación de aquellos fenómenos externos que son ya

(62) Ibídem, p. 103 y ss.

39
CARLOS PINEDO SANDOVAL

perturbadores. Y una acción será perturbadora cuando suponga una de-


fraudación de las expectativas, esto es, cuando obedezca a una indebi-
da organización del autor. Por consiguiente, aquello que se reduce a un
mero pensamiento o voluntad delictiva no necesariamente constituye
perturbación social, pues en un ordenamiento de libertades una persona
no es únicamente un cuerpo inanimado sino ciudadano, es decir, dueño
de una esfera privada sobre la cual el Estado carece de control alguno y
donde se construye su posición social. La inviolabilidad del fuero interno
(animus, voluntad, representación del autor, etc.) constituye una garan-
tía penal y procesal penal para el ciudadano, en tanto que, ante la impo-
sibilidad probatoria, no existe un deber de prueba del contenido del ám-
bito interno o, acaso, ¿alguien puede probar lo que quiere, persigue o se
representa el autor?(63) ¿Cómo probar, entonces, cuál era la intención del
autor? ¿Cómo probar si su intención era apoderarse o devolver el bien
sustraído?

Como bien expresa Jakobs –haciendo alusión a los delitos de “ten-


dencia o intención”–: “Numerosos elementos de la motivación, así
como la totalidad de los elementos de la actitud, constituyen un indi-
cio de la etificación del Derecho Penal al tiempo que la ineficacia del le-
gislador: El Derecho Penal ya no perfila con precisión qué acciones no
deben realizarse, sino que completa la indicación de una descripción de
acción con la indicación de con qué actitud no se debe obrar. Así des-
aparece la taxatividad del tipo en aras de una valoración que concede a
la interpretación un ámbito incontrolable(64)”. Bajo este orden de ideas,
resulta insostenible mantener una figura como el hurto de uso, basada
en el tradicional e innecesario esquema de los denominados delitos de
intención o de tendencia, acerca de los cuales, como los propios defen-
sores de estas figuras reconocen: “Las discrepancias en la delimitación
entre las diversas categorías típicas de delitos subjetivamente configura-
dos son amplias y notorias, tanto por la diversa concepción substancial de
las hipótesis sistemáticas en las distintas teorías, como por la versatilidad
sobre las respectivas tomas de posición, y la frecuencia de las mutaciones

(63) En el mismo sentido, CARO JOHN, en: Normativismo e imputación jurídico-penal, p. 169.
(64) JAKOBS. Derecho Penal. Parte General, p. 374.

40
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

y precisiones que dentro de una misma línea de construcción doctrinal


sucesivamente se han dispensado a los singulares grupos de delitos”(65).

La licitud o ilicitud de un comportamiento se interpreta por su sig-


nificado en el contexto social, por la expresión de sentido del comporta-
miento, en otras palabras, por la creación de un riesgo penalmente pro-
hibido. El mero saber, conocer o querer algo en sí mismo pertenece al
ámbito privado, al fuero interno de la persona, a aquello que determina su
esencia como ser racional, por tanto, no puede constituir objeto de inter-
vención penal. El conocimiento en su configuración natural no representa
en lo absoluto perturbación social(66). Cuando el Estado se inmiscuye en
el ámbito privado, termina la privacidad y con ella la posición del ciuda-
dano como persona en Derecho(67). Sin su ámbito privado, sencillamente,
el ciudadano no existe(68).

3. La restitución o devolución del bien como elemento típico del


hurto de uso: ¿Castigar el desistimiento?
Finalmente, también resulta criticable aquella posición de la doctri-
na nacional que sostiene que la restitución del bien es un elemento que
determina la consumación del delito de hurto de uso(69). De ser así, el tipo
penal de hurto de uso no implicaría más que castigar a quien se desis-
te de consumar un hurto simple. Por consiguiente, de nada le valdría (a
efectos penales) al autor que decide no apoderarse del bien que acaba de
sustraer, devolverlo o restituirlo a su propietario, pues dicha conducta
de restitución (de desistimiento) de todos modos será castigada confor-
me al delito de hurto de uso, puesto que este se consuma, precisamen-
te, con dicha restitución. En otras palabras: Si, de acuerdo con la lógica
del hurto simple, el agente que ha llevado a cabo una sustracción jurí-
dico-penalmente relevante conserva todavía la posibilidad de desistirse
de consumar el delito –para no ser castigado–¿Qué sentido tendría que el

(65) POLAINO NAVARRETE. Instituciones de Derecho Penal, p. 319, quien intenta una “Sistematización de
los delitos subjetivamente configurados”, no logrando, según nuestro parecer, una delimitación precisa
debido a la ambigüedad de las clasificaciones, cuyos límites conceptuales se diluyen por imprecisos.
(66) Cfr. CARO JOHN, en: Normativismo e imputación jurídico-penal, p. 169.
(67) Ibídem, p. 168.
(68) JAKOBS, en: Estudios de Derecho Penal, p. 297.
(69) Así, VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal. Parte Especial. T. II.A., p. 62; BRAMONT-ARIAS TO-
RRES/GARCÍA CANTIZANO. Manual de Derecho Penal. Parte Especial, p. 305.

41
CARLOS PINEDO SANDOVAL

agente se incline por el desistimiento si, de todos modos, su conducta de


devolución o restitución del bien no dejará de ser punible, castigándose
con base en el delito de hurto de uso? La interpretación de este sector de
la doctrina nacional nos conduciría, por tanto, a una insuperable anomia
en la interpretación de los delitos patrimoniales.

VI. RESUMEN

1. Resulta necesaria –¡y urgente!– una reinterpretación de la parte


especial acorde a la configuración de las sociedades contempo-
ráneas y, a la vez, dócil a los cambios sociales y a las nuevas for-
mas de criminalidad. En ese sentido, el proceso de normativiza-
ción de la parte general no debe aislarse de la parte especial.
La integración de ambos ámbitos es lo que se denomina gene-
ralización de la parte especial, y en esa directriz se enmarca el
presente trabajo.

2. El problema de la tentativa y consumación en los delitos patrimo-


niales que requieren sustracción (artículos 185, 186, 188, 189,
189-A y 189-C del Código Penal), pasa por dar respuesta a dos
cuestiones fundamentales: Primero, ¿se ha creado un riesgo pe-
nalmente prohibido contra el patrimonio?, y, segundo, ¿Dicho
riesgo se ha realizado en el resultado? La respuesta tradicional a
ambas cuestiones se sustenta, por una parte, en un recurso psico-
logicista, esto es, apelando al fuero interno del agente; por otra
parte, se responde también con base en un dato naturalista, esto
es, a la lesión o puesta en peligro del bien mueble.

3. La cuestión no puede resolverse con base en criterios naturalistas


y psicologicitas como el bien jurídico, el animus o la voluntad
del autor. Si se quiere proceder con justicia, y si se pretende que
la dogmática resulte eficaz, debe llevarse a cabo una interpreta-
ción estrictamente normativa del suceso, aplicando la teoría de la
imputación objetiva. Así, solamente existirá tentativa de delito
patrimonial de sustracción, cuando la conducta del autor supon-
ga la creación de un riesgo penalmente prohibido contra los de-
rechos patrimoniales de la víctima; en caso contrario, existen dos
posibilidades: Por una parte, que nos encontraremos ante meros

42
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

actos preparatorios impunes, o, por otra, que se haya consuma-


do ya algún otro injusto.

4. El apoderamiento (consumación del delito) debe interpretarse


como la realización del riesgo en el resultado. Por lo tanto, el
agente que ha producido –en el sentido de los artículos 185, 186,
188, 189, 189-A y 189-C del Código Penal– un riesgo penal-
mente prohibido, tendrá la posibilidad del desistimiento confor-
me al artículo 18. A contrario sensu, si el agente obtiene la posi-
bilidad abstracta de comportarse como dominus sobre el bien o
los bienes sustraídos (es decir, se apodera), el delito se ha consu-
mado, lo cual equivale a afirmar que el riesgo se ha realizado en
el resultado, no cabiendo ya el desistimiento.

5. El apoderamiento, no obstante poder ser definitivo o tempo-


ral, requiere algo más que el simple acto de poseer (possidere) el
bien. Es necesario que el agente use o tenga posibilidad de usar
(uti), disfrute o tenga posibilidad de disfrutar (frui), o disponga
o tenga posibilidad de realizar actos de disposición sobre el bien
(habere).

6. Entendido así el apoderamiento, esto es, la consumación, resulta


cuestionable la pretendida autonomía de los artículos 187 (hurto
de uso) y 189-B (hurto de uso de ganado) del Código Penal. Si el
uti es una manifestación del dominus, entonces, ¿acaso no se ha
configurado ya un apoderamiento conforme al artículo 185? El
usar presupone la existencia de apoderamiento, puesto el autor
ha realizado una disposición efectiva y material sobre el bien de
la víctima. De este modo, los artículos 187 y 189-B no serían
sino hurtos simples plenamente consumados aunque caracteri-
zados por el carácter temporal del apoderamiento. ¿Cómo debe-
ría resolver este problema en la práctica el operador de justicia?
¿Cómo podría saber si se trata de un hurto de uso o de un hurto
simple? La doctrina mayoritaria, apelando a un argumento psico-
logicista, señala que la diferencia radica en la intención, volun-
tad o animus del autor. Sin embargo, en el marco de un Estado
Constitucional de Derecho, no es posible sostener la legitimidad
de un Derecho Penal que funcione con base en tales argumentos.

43
CARLOS PINEDO SANDOVAL

7. A diferencia de otros tipos penales –como los previstos en los ar-


tículos 185 (“para obtener provecho”), 245 (“con el propósito de
ocultar”), 393 (“para realizar u omitir un acto en violación de sus
obligaciones”), y 427 (“con el propósito de utilizar el documen-
to”)–, el tipo de hurto de uso presenta ciertas peculiaridades que
debilitan la justificación de su regulación autónoma, pues la ex-
presión de sentido de la sustracción jurídico-penalmente rele-
vante de un bien, ya es sancionable conforme al delito de hurto
simple (artículo 185 del Código Penal). Negar esto, implicaría
asumir que la diferencia entre ambos injustos se sustenta en el
contenido del fuero interno del autor, como efectivamente sostie-
ne la doctrina nacional mayoritaria.

VII. BIBLIOGRAFÍA

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de Derecho Penal. Parte Especial. 3ª edición, Editorial San Mar-
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- GÁLVEZ VILLEGAS/ROJAS LEÓN. Derecho Penal. Parte Es-


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44
TENTATIVA Y CONSUMACIÓN EN LOS DELITOS PATRIMONIALES

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47
La relevancia del valor del bien mueble
para la configuración del hurto agravado

Eduardo Oré Sosa(*)

El autor analiza el tipo penal de hurto desde la perspectiva de la


cuantificación del bien mueble mayor a la remuneración mínima
vital como elemento importante para su configuración y, así, dar
paso al estudio de la figura agravada. Considera que las agra-
vantes son circunstancias que recaen sobre los elementos del tipo
base y, por lo tanto, dependen de su existencia. Por este motivo,
si el valor del bien no supera la remuneración mínima vital no se
habría configurado el tipo agravado porque, en su opinión, no se
cumplieron los elementos típicos del hurto simple.

I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Como se sabe, para la configuración del tipo básico de hurto(1), el


valor del bien mueble objeto de este delito debe superar una remunera-
ción mínima vital (RMV). No otra cosa parece desprenderse del artículo
444 del Código Penal(2). En efecto, si el hurto constitutivo de una falta
contra el patrimonio, según este artículo, requiere que la acción recaiga

(*) Abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Doctor por la Universidad de Sa-
lamanca, España. Magíster en Derecho con mención en Ciencias Penales en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Profesor de Derecho Penal de la Universidad de Piura. Miembro del Estudio Oré
Guardia.
(1) Artículo 185.- El que, para obtener provecho, se apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o
parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de tres años. Se equiparan a bien mueble la energía eléctrica, el gas,
el agua y cualquier otra energía o elemento que tenga valor económico, así como el espectro electromag-
nético y también los recursos pesqueros objeto de un mecanismo de asignación de Límites Máximos de
Captura por Embarcación.
(2) Artículo 444.- Hurto simple y daño.- El que realiza cualquiera de las conductas previstas en los artícu-
los 185 y 205, cuando la acción recae sobre un bien cuyo valor no sobrepase una remuneración mínima

49
EDUARDO ORÉ SOSA

sobre un bien cuyo valor no sobrepase 1 RMV, se entiende que, en el


delito de hurto, el bien mueble sí debe superar dicho valor. De esto, la
frontera entre la falta y el delito de hurto se cifra, justamente, en dicho
quantum (1 RMV).

Hasta aquí, el asunto no parecería representar mayores proble-


mas, salvo, claro está, de cuáles han de ser los criterios para determi-
nar el valor del bien mueble materia de apoderamiento(3). Sin embargo,
el Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116 (en adelante, el Acuerdo) plan-
teó la problemática sobre la relevancia del valor del bien mueble obje-
to de hurto para la configuración de las agravantes del artículo 186 del
Código Penal(4). En otras palabras, ¿podemos apelar al hurto en su forma

vital, será reprimido con prestación de servicios comunitarios de cuarenta a ciento veinte jornadas o con
sesenta a ciento ochenta días multa, sin perjuicio de la obligación de restituir el bien sustraído o dañado.
(3) Alguien podría considerar que se debe estar al valor de adquisición del bien; no obstante, más allá de que
pueden existir bienes en los que esto no resulta aplicable (v. gr. el manuscrito original de una importante
novela; una pintura en poder de su propio autor; bienes recibidos a título gratuito; etc.), consideramos,
con Rojas Vargas, que “el valor patrimonial económico es de naturaleza objetiva y está dado por el valor
de cambio en el mercado de bienes al momento de la sustracción”, vide ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos
contra el patrimonio. Grijley, Lima, 2000, p. 138. En el mismo sentido, GONZÁLEZ RUS, Juan José.
“Delitos contra el patrimonio y contra el orden socioeconómico”. En: AA.VV. Derecho Penal español.
Parte Especial. Cobo del Rosal (coord.), 2ª edicion, Dykinson, Madrid, 2005, p. 457, quien señala que la
valoración de la cosa “debe hacerse conforme a los precios de mercado, sin incluir el valor afectivo, que,
de existir, podrá ser tomado en cuenta a efectos de responsabilidad civil”.
(4) Artículo 186.- Hurto agravado
El agente será reprimido con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si el hurto
es cometido:
1. En casa habitada.
2. Durante la noche.
3. Mediante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos.
4. Con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calamidad pública o desgracia particular del
agraviado.
5. Sobre los bienes muebles que forman el equipaje de viajero.
6. Mediante el concurso de dos o más personas.
La pena será no menor de cuatro ni mayor de ocho años si el hurto es cometido:
1. Por un agente que actúa en calidad de integrante de una organización destinada a perpetrar estos
delitos.
2. Sobre bienes de valor científico o que integren el patrimonio cultural de la Nación.
3. Mediante la utilización de sistemas de transferencia electrónica de fondos, de la telemática en general
o la violación del empleo de claves secretas.
4. Colocando a la víctima o a su familia en grave situación económica.
5. Con empleo de materiales o artefactos explosivos para la destrucción o rotura de obstáculos.
6. Utilizando el espectro radioeléctrico para la transmisión de señales de telecomunicación ilegales.
7. Sobre bien que constituya único medio de subsistencia o herramienta de trabajo de la víctima.
8. Sobre vehículo automotor.
9. Sobre bienes que forman parte de la infraestructura o instalaciones de transporte de uso público, de sus
equipos o elementos de seguridad, o de prestación de servicios públicos de saneamiento, electricidad, gas
o telecomunicaciones.

50
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

agravada aun cuando el valor del bien materia de apoderamiento sea


menor a 1 RMV?

En primer lugar, veremos qué sostiene parte de la doctrina nacional;


en segundo lugar, se dará cuenta de lo acordado en el VII Pleno Jurisdic-
cional de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema
de Justicia de la República; finalmente, brindaremos nuestra opinión al
respecto.

II. LO QUE SEÑALA LA DOCTRINA

Según Salinas Siccha, para estar ante la figura delictiva del hurto
agravado, se requiere la presencia de la totalidad de elementos típicos
del hurto básico, menos el elemento “valor pecuniario” indicado expresa-
mente solo para el hurto simple por el artículo 444 del Código Penal. Con
más detalle, este mismo autor sostiene que, por el principio de legalidad,
no se exige que el valor del bien mueble sustraído deba sobrepasar una
remuneración mínima vital para que se configure el hurto agravado; pues
la exigencia que se desprende del artículo 444 del Código Penal solo es-
taría prevista para el artículo 185, mas no para el hurto agravado regulado
en el artículo 186 del referido cuerpo de leyes(5).

Según Rojas Vargas, la figura agravada del hurto depende del tipo
básico, en tanto requiere de sus componentes típicos (ajenidad del bien
mueble, sustracción, apoderamiento, etc.), sin embargo, no existe total
dependencia, al exceptuarse los hurtos agravados del referente pecuniario
que otorga sentido jurídico al hurto básico, por mención expresa del ar-
tículo 444 del Código Penal(6).

Peña Cabrera, por su parte, considera que debería atenderse al valor


del bien mueble según la gravedad de la circunstancia de que se trate:
no se tomaría en cuenta en el caso de hurto en casa habitada; mientras
que sí podría estimarse en la sustracción de bienes del viajero o por uso

La pena será no menor de ocho ni mayor de quince años cuando el agente actúa en calidad de jefe, cabe-
cilla o dirigente de una organización destinada a perpetrar estos delitos.
(5) SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. 4ª edición, Grijley, Lima, 2010, pp. 65 y 66.
(6) ROJAS VARGAS, Fidel. Ob. cit., p. 170.

51
EDUARDO ORÉ SOSA

telemático(7). En una obra reciente, sin embargo, señala que apoya “la
tesis de la necesidad de la cuantificación dineraria en el delito de hurto
agravado no solo por cuestiones de orden dogmático, sino también de po-
lítica criminal, orientadas por la idea de ajustar el ámbito de la interven-
ción del Derecho Penal a un mínimo de racionalidad; de modo que se
considere tales conductas como faltas patrimoniales”(8).

Finalmente, a decir de Castro Trigoso, “si bien es verdad que la figu-


ra de hurto agravado requiere de una necesaria remisión a los elementos
del tipo básico previsto en el artículo 185, también es cierto que los su-
puestos agravados del artículo 186 poseen una cierta autonomía nacida
del mayor reproche penal que el legislador ha querido asignar a los hur-
tos cometidos bajo circunstancias especiales, tales como casa habitada,
durante la noche, con ocasión de incendio, inundación, naufragio, calami-
dad pública o desgracia particular del agraviado, mediante el concurso de
dos o más personas, etc. En tal sentido, según nuestro modo de ver, debe
primar la taxativa y expresa referencia que el legislador ha querido esta-
blecer para configurar las faltas contra el patrimonio únicamente en rela-
ción con los supuestos de los artículos 185, 189-A y 205”(9).

III. LO QUE SEÑALA EL ACUERDO PLENARIO(10)

Como se sabe, el Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116, en su noveno


fundamento jurídico, se decantó por las posturas inicialmente citadas, se-
ñalando que “el hurto agravado no requiere del requisito del quantum del
valor del bien para su configuración”, pues “el criterio cuantitativo es una
exigencia que se encuentra expresa, inequívoca y taxativamente estable-
cida solo para el hurto simple (artículo 185 del CP) y daños (artículo 205
del CP), conforme lo estipula el artículo 444 del CP; esta exigencia no
afecta los supuestos agravados”.

(7) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Delitos contra el patrimonio. Rodhas, Lima, 2009, p. 58.
(8) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. “La cuantía en el delito de hurto agravado en el Acuerdo Ple-
nario N° 4-2011/CJ-116. Su contraste con criterios normativos de interpretación sistemática”. En: Gaceta
Penal. N° 37, 2012, pp. 98-99.
(9) CASTRO TRIGOSO, Hamilton. Las faltas en el ordenamiento penal peruano. Grijley, Lima, 2008, p. 68.
(10) Dejamos a salvo el voto singular –podemos adelantar aquí compartido– del magistrado Supremo Víctor
Prado Saldarriaga.

52
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

En el décimo fundamento jurídico, aduce que una postura contraria


(v. gr. estimar el criterio cuantificador respecto de las hipótesis del hurto
con agravantes) tendría los siguientes inconvenientes:

a) Si la sustracción de bienes en casa habitada queda en grado de


tentativa o de frustración, dicho proceder no podría calificarse ni
siquiera como falta.

b) Una sustracción por banda de un bien mueble de escaso valor,


carecería de connotación como delito, y si quedase en grado de
tentativa ni siquiera tendría una relevancia punitiva.

c) En el supuesto de que se dejase en indigencia temporal a quien


percibe menos de una remuneración mínima vital, dicha conduc-
ta no constituiría delito.

En el undécimo fundamento jurídico, considera que nuestro legisla-


dor “ha estimado tales conductas (las del artículo 186 del CP) como agra-
vadas, atendiendo a su mayor lesividad, esto es, a su carácter pluriofen-
sivo de bienes jurídicos”, agregando que “diferente es el criterio político
criminal que rige para el delito de hurto simple, que por ser una conduc-
ta de mínima lesividad y en observancia a los principios de mínima inter-
vención y última ratio del Derecho Penal, demanda que se fije un valor
pecuniario mínimo a fin de diferenciarlo de una falta patrimonial”.

Finalmente, en el duodécimo fundamento jurídico, el Acuerdo cita a


Quintero Olivares cuando “sostiene que en los hurtos cualificados se ha
ido imponiendo el criterio de abandonar la determinación de la pena en
este y otros delitos a través del sistema de saltos de cuantía, y se ha ido
abriendo paso la técnica de cualificar el hurto no tanto por el valor eco-
nómico puro del objeto muchas veces de difícil determinación y de gran-
des dificultades para ser captado por el dolo, por el más tangible de la
naturaleza del objeto de lo sustraído y los efectos cognoscibles de dicha
sustracción (QUINTERO OLIVARES, Gonzalo. Comentarios a la Parte
Especial del Derecho Penal. 2ª edición, Editorial Aranzadi, Pamplona,
España, 1999, p. 482)”.

53
EDUARDO ORÉ SOSA

IV. COMENTARIO

El argumento sostenido en el noveno fundamento jurídico (el crite-


rio cuantitativo solo es previsto, por el artículo 444 del CP, para el caso
del hurto simple (artículo 185 del CP), mas no para el hurto en su forma
agravada), sería inobjetable siempre que lo previsto en el artículo 186 del
CP constituyese un tipo autónomo, esto es, una figura penal donde la con-
figuración típica no dependiera en absoluto de un tipo básico. Cosa que
no parece suceder en el artículo 186 del CP, pues todos los autores reco-
nocen en él la presencia de circunstancias agravantes del tipo básico de
hurto. Veamos.

Las agravantes, como circunstancias modificativas del delito, son


elementos accidentales en el sentido de que de ellas no dependen el ser
(v. gr. la existencia) del delito, sino solo su gravedad(11). Las agravantes
pueden ser genéricas o específicas, según se estimen aplicables a distin-
tas figuras penales o para algún delito en específico, respectivamente. Y,
lo que parece más importante, la toma en consideración de las circuns-
tancias modificativas “exige, obviamente, la previa comprobación de la
existencia del delito con todos sus elementos”(12). En otras palabras, como
señala Arias Eibe, “la relevancia y operatividad jurídica de las circunstan-
cias modificativas de la responsabilidad criminal no puede considerarse
de forma independiente o autónoma del hecho criminal al que acompa-
ñan, antes al contrario, su valoración es dependiente y ha de ir unida a la
valoración del propio hecho criminal, de tal suerte que la respuesta penal
deriva de la concurrencia y valoración conjunta de hecho y circunstancias
concurrentes en el mismo”(13).

En este orden de ideas, consideramos que no se puede recurrir a la


forma agravada de un tipo penal en tanto no se verifique la concurrencia
de todos los elementos del tipo básico y, desde luego, de la circunstancia
agravante. De no ser así, tendríamos que sancionar con la pena del hurto

(11) MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 8ª edición, Barcelona, Reppertor, 2008, p. 608.
(12) MUÑOZ CONDE, Francisco. Derecho Penal. Parte General. 15ª edición, Tirant lo Blanch, Valencia,
2008, p. 473.
(13) ARIAS EIBE, Manuel José. “Graduación del desvalor y reproche en el marco de la estructura esencial
y accidental del delito”, pp. 7-8. En: Derecho Penal. Sitio de internet dirigido por el Prof. José Hurtado
Pozo, vide <http://perso.unifr.ch/derechopenal/documentos/articulos>.

54
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

bajo su forma agravada la sustracción y apoderamiento de un cigarrillo


perpetrado, por ejemplo, con destreza, de noche o por dos o más perso-
nas. Esto, además de irrazonable, violenta seriamente el principio de pro-
porcionalidad. En consecuencia, para que se configure la forma agravada
del delito de hurto resulta necesario que concurran todos los elementos
del hurto en su forma básica. En este sentido, compartimos la opinión de
Salinas Siccha(14) específicamente cuando afirma:

“(…) a fin de no caer en exageraciones de sancionar hurtos sim-


ples de bienes de mínimo e insignificante valor económico en el
mercado, el legislador ha introducido otro elemento típico del
delito de hurto, el mismo que se convierte en un límite impor-
tante (…) cuando el valor del bien objeto de una conducta regu-
lada en el tipo penal del artículo 185 del CP no sobrepase una
remuneración mínima vital, estaremos ante lo que se denomina
faltas contra el patrimonio y, en consecuencia, no habrá delito de
hurto” (subrayado nuestro).

Lo que no se comprende, en la posición de este autor, es cómo lo


que aparece como un elemento típico del delito de hurto, un elemento
definidor del mismo (“límite importante”, señala Salinas Siccha), un ele-
mento que visiblemente da contenido al desvalor del injusto (¡recuér-
dese que estamos ante un delito contra el patrimonio!), puede de pronto
ser dejado de lado al configurarse la forma agravada(15). En delitos como
estos, siguiendo a Corvalán, “el monto condiciona el desvalor criminal
porque su configuración amerita la intervención del Derecho Penal”, “es
precisamente el dato esencial que amerita que el hecho tenga relevancia
penal”(16). Desde luego, existen autores que niegan el carácter esencial del

(14) SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 54.


(15) Vide, supra acápite II.
(16) CORVALÁN, Juan Gustavo. Condiciones objetivas de punibilidad. Astrea, Buenos Aires, 2009, pp.
497 y 498, quien niega a los montos económicos la naturaleza de condición objetiva de punibilidad.
En la misma línea, vide PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. “La cuantía…”. Ob. cit., pp. 99-
100, donde señala que sostener que la cuantía del bien es una condición objetiva de punibilidad, “es
una afirmación que no se corresponde con la naturaleza jurídica de dicho elemento del injusto, en la
medida que la dañosidad de la conducta no está condicionada al valor de la cosa; v. gr. quien es despo-
jado de un reloj valorizado en cien nuevos soles se verá afectado en su derecho patrimonial y mermado
en su posibilidad de uso y disfrute del bien”. La fijación de la cuantía, un asunto de política criminal,
según este mismo autor, sirve para delimitar los delitos de las faltas contra el patrimonio; en ambos casos
habrá merecimiento y necesidad de pena, pero la diferenciación obedece a criterios de racionalidad y

55
EDUARDO ORÉ SOSA

referente económico y consideran, más bien, que se trata de un elemento


accidental o accesorio.

En efecto, Pinedo Sandoval(17) afirma que “en tanto condición obje-


tiva de punibilidad, la cuantía del bien opera no como elemento sustan-
cial, sino como criterio meramente accidental al que ha recurrido el legis-
lador para evitar la bagatelización de la intervención penal en el caso de
los artículos 185 y 205 del CP”; “Cuando una persona, de modo culpable
y sin motivo justificado, hurta, daña, destruye o hace inútil, dolosamente,
un bien patrimonial perteneciente a un ámbito de organización ajeno, está
cometiendo, sin más, el respectivo injusto de daños o de hurto, según sea
el caso, y ello sucede con independencia del monto de la cuantía sobre el
que recae su acción dolosa”; “En estos casos, el injusto ya ha sido consu-
mado”, “la expectativa normativa que salvaguarda el respeto por el patri-
monio ajeno ha sido ya defraudada”. Claro que desde un entendimiento
distinto a aquel de la defraudación de expectativas normativas institu-
cionalizadas, se podría llegar a distintos resultados; como si se atiende,
por ejemplo, al principio de ofensividad o exclusiva protección de bienes
jurídicos, con todas las consecuencias que de ello se desprendan.

Este mismo autor pone énfasis en los inconvenientes que, para la


imputación subjetiva, generaría la consideración de la cuantía del bien
como elemento del tipo penal: “resultará necesario (…) imputarle al
agente el conocimiento de la cuantía del bien exigida por la ley (…) la
Fiscalía tendría que enfrentarse a la gran dificultad, en cada caso con-
creto, de hallar los elementos de convicción necesarios que le permitan
sustentar, a nivel de imputación subjetiva, la afirmación de que el agen-
te conocía ex ante que la cuantía del bien hurtado o dañado superaba el
monto de 1 RMV”. Considera que es difícil que el dolo del sujeto pueda
captar, en la generalidad de las ocasiones, la cuantía del objeto de su ac-
ción(18). En cuanto a este punto, si bien no le falta razón a Pinedo Sando-
val, consideramos que estamos ante una problemática propia de la teoría

proporcionalidad: no aplicar una pena privativa de libertad ante hechos de insignificante desvalor antiju-
rídico (léase, faltas).
(17) Vide PINEDO SANDOVAL, Carlos. “Fundamento legal, dogmático y político-criminal para la exigen-
cia de una cuantía del bien en los delitos de hurto y daños. El impasible silencio del Acuerdo Plenario
N° 4-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal. N° 34, 2012, p. 29.
(18) Ibídem, pp. 25-26.

56
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

del dolo, por lo que se extiende también al conocimiento y prueba de los


demás elementos del tipo penal.

Por otro lado, ponemos en tela de juicio lo sostenido en el undécimo


fundamento del Acuerdo cuando alude a la pluriofensividad o mayor le-
sividad de las circunstancias agravantes recogidas en el artículo 186 del
CP, pues los ejemplos antes mencionados (sustracción y apoderamiento
de una cajetilla de cigarrillos perpetrada con destreza, de noche o por dos
o más personas) parecen suficientemente indicativos de que ello no siem-
pre es así; o, al menos, no es así cuando la afectación al patrimonio –por
el mínimo valor de lo sustraído– es tan insignificante que deviene en pe-
nalmente irrelevante.

En cuanto al décimo fundamento jurídico, y frente al escándalo que


se produce en algunos que consideran que un injusto no puede quedar sin
sanción penal, habría que recordar los perjuicios que se ocasionan con
un populismo punitivo(19) que se inscribe en un modelo de seguridad
ciudadana(20), pues un entendimiento maximalista del Derecho Penal
solo acarrearía un incremento notable de la sobrecarga judicial, exacer-
baría los problemas de sobrepoblación penitenciaria y elevaría la cifra

(19) Como señala Díez Ripollés, los conocimientos y opiniones de los expertos (en política criminal) se han
desacreditado y ya no son determinantes en la adopción y contenido de las decisiones legislativas; en
contrapartida, “la experiencia cotidiana del pueblo, su percepción inmediata de la realidad y los conflic-
tos sociales, han pasado a ser un factor de primera importancia a la hora de configurar las leyes penales,
y pugna por serlo también en la aplicación legal. Lo novedoso, sin embargo, no es que tales experiencias
y percepciones condicionen la creación y aplicación del Derecho, algo legítimo en toda sociedad demo-
crática, sino el que demanden ser atendidas sin intermediarios, sin la interposición de núcleos expertos
de reflexión que valoren las complejas consecuencias que toda decisión penal conlleva. Los potadores
de esos nuevos conocimientos son la opinión pública creada por los medios populares de comunicación
social, las víctimas o grupos de víctimas y, en último término, el pueblo llano”. DÍEZ RIPOLLÉS, José
Luis. La política criminal en la encrucijada. B de F, Buenos Aires, 2007, pp. 79-80.
(20) Según García Pablos de Molina, los rasgos y características del modelo de intervención penal de la se-
guridad ciudadana serían los siguientes: a) protagonismo de la delincuencia convencional y correlativo
trato de favor de la criminalidad de los poderosos; b) prevalencia del sentimiento colectivo de insegu-
ridad ciudadana y de miedo al delito; c) exacerbación y sustantividad de los intereses de las víctimas;
d) populismo y politización partidista; e) endurecimiento del rigor penal y revalorización del componen-
te aflictivo del castigo; f) confianza sin límites en los órganos estatales del “ius puniendi” y despreocupa-
ción por el sistema de garantías que controle este; g) implicación directa de la sociedad en la lucha con-
tra la delincuencia, v. gr. medidas de autoprotección (seguridad privada) y colaboración con la policía;
h) paradigma del “control” como nuevo enfoque criminológico del problema delincuencial, esto es, el
crimen ya no obedecería a factores sociales (etiología del delito), sino a defectos del control social, vide.
GARCÍA PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología. Una introducción a sus fundamentos teóricos.
Iuris Consulti – San Marcos, Lima, 2006, pp. 582-587.

57
EDUARDO ORÉ SOSA

negra de la criminalidad, con lo que se agudizaría la ineficacia del siste-


ma penal.

La propia existencia de medidas alternativas a la pena privativa de


libertad, llámese reserva del fallo condenatorio, suspensión de la ejecu-
ción de la pena(21) y otros, da buena cuenta de la inconveniencia –cuando
no imposibilidad– de sancionar todo hecho punible. Lo mismo podríamos
decir a propósito de las salidas alternativas de potestad fiscal en el Códi-
go Procesal Penal de 2004(22).

Con todo, es de anotar que algunos de los ejemplos reseñados en el


décimo fundamento del Acuerdo (la sustracción de bienes en casa habi-
tada, que queda en grado de tentativa; y la sustracción por banda de un
bien mueble de escaso valor) podrían, eventualmente, ser reconducidos a
otras figuras penales; v. gr. violación de domicilio (artículo 159 del CP),
pues ya no se configuraría un concurso de leyes con el delito de hurto en
su forma agravada (en casa habitada), por lo que no habría necesidad de
desplazar, por principio de consunción, al delito de violación de domici-
lio. En el otro supuesto, ha de valorarse la posibilidad –y, más aún, ne-
cesidad– de imputar el delito de pertenencia a organización criminal (ar-
tículo 317 del CP). El tercer ejemplo descrito por el Acuerdo (que se deje

(21) A pesar de que la Constitución establece que el régimen penitenciario tiene por objeto la reeducación,
rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad, los hechos han terminado por demostrar que
estos postulados poco tienen que ver con una realidad lacerante en la que el cumplimiento de estas con-
denas puede tener efectos criminógenos. Con lo cual, una vida sin delito tras el cumplimiento de una
condena, parece convertirse en una vana ilusión, en una quimera, pues no se crean las condiciones para
una adecuada “reincorporación” del penado a la sociedad. Y es que la imagen de los centros peniten-
ciarios dista mucho de aquella de hace unos pocos siglos, cuando la prisión fue concebida –gracias al
pensamiento ilustrado del siglo XVIII– como una alternativa humanitaria a la pena capital, al tormento o
al exilio. Hoy en día, muchas prisiones constituyen un microcosmos en el que imperan la promiscuidad,
el hacinamiento, las reyertas o la corrupción. Ambientes degradantes en los que difícilmente se puede
aprender a vivir en comunidad. En este contexto, la reserva del fallo condenatorio y la suspensión de la
ejecución de la pena constituyen medidas que surgen como alternativa a las penas privativas de libertad
de corta duración. Para mayores referencias, vide ORÉ SOSA, Eduardo. Temas de Derecho Penal. Edito-
rial Reforma, Lima, 2009, p. 215 y ss.
(22) Vide ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual Derecho Procesal Penal. Editorial Reforma, Lima, 2011,
pp. 208 y 392-395, donde se señala que en atención al principio de economía procesal, se busca la su-
presión de formalismos engorrosos, la simplificación o reducción de actos procesales a fin de obtener
una decisión final en el menor tiempo posible, todo esto dentro del marco constitucional establecido
por nuestro ordenamiento constitucional; constituyen así, para este mismo autor, una manifestación
clara del principio de economía las siguientes instituciones: a) la terminación anticipada y b) la conclu-
sión anticipada de proceso. El principio de oportunidad también constituye un ejemplo claro de que no
todo comportamiento punible importa una condena, pues, en este caso, la abstención en el ejercicio de
la acción penal trunca la formalización de la investigación preparatoria o la disposición de un auto de
enjuiciamiento.

58
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

en indigencia temporal a quien percibe menos de una remuneración mí-


nima vital)(23) es ciertamente más complejo, pero debemos convenir en
que el núcleo del injusto del delito de hurto no reside en el hecho de colo-
car a la víctima en una grave situación económica, más allá de que esto sí
pueda tener efectos en la determinación del daño a reparar y en la deter-
minación judicial de la pena.

Lo que no parece oportuno, en el duodécimo fundamento jurídico, es


la cita al profesor Quintero Olivares, pues el abandono del sistema de sal-
tos de cuantía para la determinación de la pena en los hurtos cualifica-
dos –en el ordenamiento español−, poco tiene que ver con el quantum o
valor del bien para la delimitación de las fronteras entre el delito de hurto
y la falta contra el patrimonio. Aquí nadie propone concebir el valor del
bien objeto de hurto como un factor escalonado de agravación de la pena,
como ocurría, efectivamente, en el Código Penal español de 1944(24), sino
que la forma agravada de hurto no soslaye la exigencia cuantitativa del
tipo básico. De ahí que la cita al profesor español sea irrelevante.

A mayor abundamiento, también se puede estimar que la redacción


de la falta contra la persona (artículo 441 del CP), a diferencia del ar-
tículo 444 del CP, sí contiene expresamente una referencia a la concu-
rrencia de circunstancias o medios que den gravedad al hecho; con lo
cual, una lesión que cuantitativamente configura una falta –por los días
de asistencia o descanso– es calificada, opelegis, como delito de lesiones
cuando se presenten dichas circunstancias o medios.

(23) Al respecto, ROJAS VARGAS considera que esta agravante, la de colocar a la víctima o su familia en
una grave situación económica, tiene como fundamento un criterio de resultado objetivo, entendiendo
que no supone necesariamente un estado de pobreza o indigencia; que ha de apreciarse, más bien, una
notoria y significativa dificultad para superar las necesidades económicas inmediatas propias o subvenir
las familiares; ni requiere que la situación de gravedad sea permanente, vide ROJAS VARGAS, Fidel.
Ob. cit., pp. 289-293.
(24) Según el artículo 515 del derogado Código Penal español (texto refundido de 1973):
Artículo 515. Los reos de hurto serán castigados:
1° Con la pena de presidio mayor si el valor de la cosa hurtada excediere de 100,000 pesetas.
2° Con la pena de presidio menor si el valor de la cosa hurtada excediere de 25,000 pesetas y no pasare
de 100,000 pesetas.
3° Con la pena de arresto mayor si excediere de 2,500 pesetas y no pasare de 25,000 pesetas.
4° Con arresto mayor si no excediere de 2,500 pesetas y el culpable hubiere sido condenado anterior-
mente por delito de robo, hurto, estafa, apropiación indebida, cheque en descubierto o receptación, o dos
veces en juicio de faltas por estafa, hurto o apropiación indebida.

59
EDUARDO ORÉ SOSA

Con el mismo razonamiento, si el legislador hubiere pretendido que


un hurto que cuantitativamente configura una falta –por la cuantía o valor
del bien– fuese calificado como delito ante la concurrencia de circunstan-
cias que agraven la conducta, también debió mencionarlo expresamente.

En este orden de ideas, no podemos sino compartir los fundamentos


expresados en el voto singular del Magistrado Supremo Prado Saldarriaga,
en especial cuando señala que “es evidente que el artículo 186 del CP
por la forma como está construido no es un tipo penal derivado, sino un
catálogo de circunstancias agravantes. Por tanto, no puede operar autó-
nomamente como en el caso del parricidio o del homicidio por emoción
violenta, sino que está dogmática y sistemáticamente subordinado a la
existencia de un delito de hurto. No existe, pues, un delito de hurto agra-
vado, sino un delito de hurto con agravantes”.

Asimismo, considera que “el tratar de dar autonomía operativa al ar-


tículo 186 del CP, prescindiendo del monto superior a una remuneración
mínima vital, solo con base en razonamientos de política criminal como
los expuestos en algunas ponencias sustentadas en la audiencia pública
(mayor ofensividad de la conducta o mayor peligrosidad en el agente o
desigualdad en la tutela de las víctimas potenciales) son buenos argumen-
tos para una valoración de lege ferenda pero exceden los límites de todo
análisis posible de lege lata, y al posibilitar efectos de mayor sanción
punitiva, podrían ser expresión involuntaria de una analogía in malam
partem”.

Con lo cual, ciertamente, lo deseable era que el propio legislador, de


manera expresa, dispusiera que para la configuración de las formas agra-
vadas no se atendiera al valor del bien mueble; o, como señala Prado Sal-
darriaga, que en el artículo 444 del CP se incorpore un nuevo párrafo que
reproduzca las circunstancias agravantes del artículo 186 del CP, conmi-
nándola con una penalidad mayor y apropiada para una falta contra el pa-
trimonio en su forma agravada.

V. A MANERA DE CONCLUSIÓN

Las circunstancias agravantes son elementos accidentales del delito,


puesto que de ellas no dependen la existencia del injusto culpable, sino

60
RELEVANCIA DEL VALOR DEL BIEN MUEBLE PARA LA CONFIGURACIÓN DEL HURTO

solo su gravedad: la configuración de una agravante exige, así, la previa


comprobación de la existencia del delito con todos sus elementos, entre
ellos, en lo que aquí importa, el valor del objeto material. El valor del ob-
jeto material, en este delito contra el patrimonio, ostenta un carácter esen-
cial que no se condice, además, con la naturaleza de una condición obje-
tiva de punibilidad.

De ahí que no pueda compartirse el argumento que el criterio cuan-


titativo solo es previsto, por el artículo 444 del CP, para el hurto sim-
ple (artículo 185 del CP), mas no para el hurto en su forma agravada
(artículo 186 del CP), pues lo que se prevé en este último son, justamen-
te, circunstancias agravantes, y no un tipo autónomo.

Por lo demás, las circunstancias agravantes previstas en el artículo


186 del CP (en casa habitada, durante la noche, mediante destreza, por
un agente que actúa en calidad de integrante de una organización destina-
da a perpetrar estos delitos, con empleo de materiales o artefactos explo-
sivos para la destrucción o rotura de obstáculos, etc.) no ostentan, todas,
la misma entidad ni gravedad. Por ello, prescindir del valor del bien mue-
ble para la configuración de la forma agravada del delito de hurto podría
conducir, en algunos casos, a vulneraciones importantes del principio de
proporcionalidad.

Si, a pesar de todo esto, se considera que estos comportamientos


(sustracción y apoderamiento de bienes de escaso valor), bajo determi-
nadas circunstancias, merecen una pena mayor, así deberá disponerlo de
manera expresa el propio legislador. En otros casos, bastará con recondu-
cir la imputación a otras figuras penales con las que, eventualmente, hu-
biera podido configurarse un concurso de leyes.

61
La cuantía en el delito de hurto agravado
El Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116
y los criterios normativos
de interpretación sistemática (teoría del delito)

Alonso R. Peña Cabrera Freyre(*)

En este trabajo se desarrollan los elementos dogmáticos y polí-


tico-criminales que fundamentan la tesis de la cuantificación di-
neraria en la hipótesis del delito de hurto agravado. Además, se
analiza la cuantía en el delito de hurto desde dos enfoques: como
condición objetiva de punibilidad y como elemento jurídico-nor-
mativo del injusto. De esta manera, el autor considera que la exi-
gencia de la cuantía del bien responde a una interpretación siste-
mática de la ley penal y al principio de racionalidad.

I. A MODO DE INTRODUCCIÓN

El Derecho Penal tiene por misión fundamental, la protección pre-


ventiva de bienes jurídicos, a tal efecto emplea las normas jurídico-pe-
nales, con base en un doble plano, a saber: primero, identificando la co-
bertura de la norma prohibida y/o norma de conducta que configura el
espectro de tipicidad penal y; segundo, conminado con un marco penal la
infracción del supuesto de hecho, incidiendo así en los fines preventivo-
generales de la pena.

(*) Profesor de la Maestría en Ciencias Penales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
(UNMSM). Docente de la Academia de la Magistratura (AMAG). Fiscal Adjunto Superior adscrito en
la Primera Fiscalía Suprema Penal. Magíster en Ciencias Penales por la UNMSM. Título en Posgrado en
Derecho Procesal Penal por la Universidad Castilla - La Mancha (Toledo - España). Exasesor del Despa-
cho de la Fiscalía de la Nación.

63
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

Convenimos, por tanto, que los tipos penales recogen modelos valio-
sos de conducta; si bien se penaliza el acto de matar, de lesionar a al-
guien, de apropiarse de la propiedad ajena, etc., lo que en realidad se
propone con ello, es que las personas adecuen un proceder conductivo
–en sociedad–, a un respeto irrestricto a los bienes jurídicos ajenos; por
tales motivos, se tiene que la norma jurídico-penal viene a expresar des-
cripciones fácticas, que los individuos no pueden acometer, bajo amena-
za de ser sancionados con una pena. Es así que pone en manifiesto una
función protectora e informadora del tipo penal, donde el legislador ha de
dar contenido a la conducta típica, mediando la utilización de una serie
de elementos, en cuanto componentes objetivos y subjetivos, definiendo
el supuesto de hecho que da lugar al juicio de tipicidad penal.

Es así, que el legislador ha compaginado una serie de intereses jurí-


dicos –dignos y merecedores de tutela penal–, sobre la base material del
bien jurídico protegido; ha construido normativamente una serie de fami-
lias criminales, conteniendo una variedad de comportamientos, emparen-
tados sobre la sustantividad material del objeto de ataque (de agresión).
Definición que constituye el devenir político criminal del legislador, pues
la inclusión de una determinada conducta (prohibida), ha de cobijarla
bajo la sistemática del interés jurídico tutelado.

Basado en esta tarea de hermenéutica, es que se elaboran –de forma


primaria–, las formas básicas de comportamiento humano, esto es, el
elemental comportamiento humano, de cómo se lesiona y/o pone en pe-
ligro el bien jurídico(1); así, en el caso del homicidio, lesiones, TID, etc.;
a la par se añaden ciertas circunstancias, factores y/o datos, generando
la elaboración normativa de “tipos circunstanciados agravados”, apre-
ciándose un mayor desvalor del injusto típico (sea por desvalor de la
acción o desvalor del resultado) o, ante un juicio de reproche culpable
de mayor intensidad, dada la cualidad especial del agente o por la par-
ticular vinculación que tiene con la víctima(2); (…) como expresa Baci-
galupo –en la doctrina especializada–, (…) constituyen elementos que,

(1) Así, Mezger al sostener que los diferentes tipos de la Parte Especial del Código pueden ser referidos a un
número de tipos de fundamentales (básicos), que constituyen, por así decirlo, la espina dorsal del Siste-
ma en la Parte Especial del Código. MEZGER, Edmund. Tratado de Derecho Penal. Editorial bibliográ-
fica Argentina, Buenos Aires, p. 1958.
(2) Cfr. PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. T. I, Rodhas, Lima, 2004, p. 364.

64
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

accidentalmente, completan la descripción del tipo penal agregándole cir-


cunstancias que hacen referencia a la gravedad de la ilicitud o de la cul-
pabilidad(3)(4). Se trata de delitos que guardan un estrecho parentesco entre
sí por poseer todos un grupo de características comunes, a las que vienen
a añadirse otras que son las que determinan la imposición de una pena
más o menos grave que la correspondiente al tipo básico(5).

Queda claro –entonces–, que el homicidio constituye la forma pri-


maria y simple, de cómo el autor puede dar muerte al sujeto pasivo; por
ende, para que puedan configurarse los delitos de parricidio y asesinato,
debe necesariamente producirse la muerte de la víctima; así, como en el
TID, para que concurran las circunstancias agravantes previstas en el ar-
tículo 297 del CP, debe aparecer también los elementos de descripción
objetiva, glosados en el artículo 296 (in fine). De no ser así, simplemente
habrá de negarse el juicio de tipicidad penal por el delito agravado.

Prado Saldarriaga –en su voto singular del Acuerdo Plenario (Fun-


damento 2)–, señala lo siguiente: “(…) en la Parte Especial, aunque en
menor medida, se utilizan tipos penales derivados que son aquellos que
adicionan a un tipo penal básico o simple una circunstancia –elemento tí-
pico accidental– que califica o privilegia la punibilidad concreta del deli-
to. Característica propia de esta modalidad de tipos penales es que deben
reproducir siempre en su redacción la conducta prevista por el tipo bá-
sico (…)”. Mezger apunta que hablamos de un delictum sui generis en
contraste con el tipo básico simplemente cualificado o privilegiado, cuan-
do, teniendo en cuenta el sentido y conexión de los diversos artículos
de la ley, la causa de agravación o atenuación es utilizada para formar
un hecho punible nuevo, independiente; en estos casos y desde el punto
de vista del Sistema, solo hay una verdad, una simple modificación del

(3) BACIGALUPO, E. Derecho Penal. Parte General. Temis, Santa Fe de Bogotá, 1996, p. 231.
(4) A decir de Calderón Cerezo y Choclán Montalvo, los nuevos tipos penales así formados pueden de esta
forma expresar una agravación (tipos cualificados) o una atenuación (tipos privilegiados) del contenido
del injusto o de la culpabilidad, pero en la relación entre delito básico y el tipo cualificado o privilegia-
do hay igualdad de infracción jurídica, esto es, tienen la misma función de protección o protegen el
mismo bien jurídico. Derecho Penal. Parte General. 2ª edición, Barcelona, 2001, p. 186.
(5) RODRÍGUEZ DEVESA, J.M. y SERRANO GÓMEZ, A. Derecho Penal español. Parte General. Di-
ykinson Libros, Madrid, 1995, p. 421; Vide, al respecto, PEÑA CABRERA, R. Tratado de Derecho
Penal. Estudio Programático de la Parte General. Grijley, Lima, 1997, p. 286.

65
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

tipo básico; pero jurídicamente surge un delito que posee una relativa
independencia(6).

En cambio, los “tipos agravados”, serán aquellos que para su confi-


guración típica, necesitan primero ser examinados conforme la descrip-
ción típica de la figura base; así, el robo agravado, el TID agravado, usur-
pación agravada, daños agravados y, por supuesto el hurto agravado.

Sería un total despropósito, pretender exigir que los tipos agravados


–en su composición típica–, deban repetir toda la estructuración legal del
tipo base, cuando lo que debe hacer el intérprete simplemente es una re-
misión al contenido del primero.

Como lo hemos señalado en otras monografías, para que pueda darse


por configurado el tipo agravado, primera misión del intérprete es la de
identificar previamente, la concurrencia de todos los elementos constituti-
vos del tipo base(7).

II. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO EN LOS DELITOS DE HURTO

En el caso que nos ocupa, el hurto –en cualquiera de sus modalida-


des típicas–, lo que tutela es el “patrimonio” –desde una perspectiva per-
sonal–, en cuanto a los derechos subjetivos que se comprenden en el de-
recho real de “propiedad”, mas allá de ello –en cuanto al delito de hurto
agravado concierne–, no puede postularse la tutela de otros intereses jurí-
dicos comprometidos; el hecho de que se ponga el acento de disvalor, en
la cualidad de la víctima (viajero) no es un dato que pueda indicar con
suficiente solvencia, que se esté añadiendo otro bien jurídico, solo impor-
ta una circunstancia particular del sujeto pasivo, que en puridad no tiene
basamento material. Para poder observar un delito complejo, tendiente a
ser reconocido como un tipo penal pluriofensivo, requiere afectar otros
bienes jurídicos, tal como se devela en el supuesto del injusto del robo
- artículo 188 del CP. Es en tal virtud, que se aprecia una sustancial dis-
tinción punitiva, entre los delitos de hurto y de robo; es precisamente por
ello, que para que se pueda afirmar la tipicidad penal de los tipos penales

(6) MEZGER, E. Tratado de Derecho Penal. Ob. cit., p. 351.


(7) PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. Ob. cit., p. 365.

66
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

de robo, no se necesita acreditar que el objeto material del delito osten-


te una cuantificación económica superior a una RMV, tal como sucede en
el delito de hurto. Dicha pluriofensividad no puede predicarse en el caso
del hurto agravado, pues no se aprecia algún otro interés jurídico, que sea
objeto de tutela penal por parte del artículo 186 del CP(8), como pueden
ser, a lo mucho, ciertos elementos y/o características que definen un plus
del desvalor del injusto típico (solo en algunos de ellos), en cuanto a una
(supuesta) mayor peligrosidad objetiva de la acción.

En el RN Nº 4531-2006, de fecha 24 de enero de 2006, se dice al res-


pecto lo siguiente: “(…), sin embargo, la conducta desarrollada por los
agentes delictuales conllevó a que se apropiaran del dinero del agravia-
do, sin el uso de la violencia, como se anotó en el cuarto considerando,
y como tal configuraría el tipo penal de hurto agravado –previsto en el
apartado seis del artículo ciento ochenta y seis del Código Penal–; em-
pero, dicha circunstancia agravante (que no tiene conducta alguna) sola-
mente será valorada si previamente se cumplieron con todos los elemen-
tos objetivos y subjetivos del injusto típico básico de hurto en cuanto
aquí se describe la conducta –contenida en el artículo ciento ochenta y
cinco del citado Código–; que dentro de este contexto debe precisarse
que el solo despojo del dinero al agraviado no resulta suficiente para esta-
blecer la concurrencia de la figura penal anotada –como delito–, en cuan-
to la legislación nacional ha establecido como condición sine qua non de
delimitación ‘el valor del objeto de la acción’ –diferencia cuantitativa–;
que, en tal sentido, cuando el valor no sobrepasa las cuatro remunera-
ciones mínimas vitales estaremos frente a una falta contra el patrimonio
–véase artículo cuatrocientos cuarenta y cuatro del Código Penal–; que,
en este último caso, el desvalor de la acción es idéntico al delito de hurto
en tanto se protegen también bienes y derechos que integran el patrimo-
nio y que son puestos en peligro por la inobservancia de las normas esta-
blecidas en la ley”.

Siguiendo la línea argumental esbozada, vemos que el legislador


se decantó por un criterio cuantitativo, en pos de delimitar el delito de
“hurto”, con las “faltas contra el patrimonio”, tal como se desprende del

(8) Así, CANCHO ALARCÓN, R.E. “La cuantía en el delito de hurto agravado: un análisis crítico del
Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal y Procesal Penal. Nº 33, Gaceta Jurídica, Lima,
marzo de 2012, p. 32.

67
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

artículo 444 del CP; a tal efecto, si el valor del bien no es superior a una
RMV, la conducta es reputada como falta, por lo que la sanción punitiva
es Prestación de Servicios a la Comunidad y no una pena efectiva de pri-
vación de libertad, lo que se corresponde plenamente con los principios
de mínima intervención y de racionalidad, que ha de guiar la interven-
ción del Derecho Penal, en un orden democrático de derecho. No debe
saturarse la Justicia Penal (ordinaria), con hechos que no cuentan con un
suficiente grado de desvalor del injusto; valoración que permite dar res-
puestas jurídico-penales diversas, ante conductas –en sí–, de variado con-
tenido material.

III. EL ANÁLISIS DE LA CUANTÍA DEL BIEN, EN LAS CIR-


CUNSTANCIAS AGRAVANTES DEL HURTO

La definición cuantitativa –reseñada–, no fue entendida en el caso


del delito de “hurto agravado”, mediando el reconocimiento de su com-
pleta autonomía conceptual, con respecto al delito de “hurto simple”,
estimándose que las conductas comprendidas en el artículo 186 del CP,
no necesitan que el bien mueble (apoderado, sustraído), sea mayor a una
RMV, pues cuenta con sus propios elementos de configuración típica. Es
decir, ante objetos de mínima insignificancia económica, puede postular-
se la realización típica del tipo penal de hurto agravado, sea que el acto
típico de sustracción tome lugar durante la noche, en casa habitada, me-
diante el concurso de dos o más personas, sobre el equipaje de viajero,
etc.; pongámoslo con los siguientes ejemplo: dos sujetos intervienen en
el acto de apoderamiento del bien mueble, mientras que uno distrae al su-
jeto pasivo, el otro agente procede al acto de sustracción de su billetera
conteniendo diez soles o, de quien aprovechando la parada de un bus in-
terprovincial, sube y se lleva una pulsera de plata cotizada en cincuenta
soles. La pregunta que debemos formularnos de inmediato es la siguien-
te: ¿El Derecho Penal ordinario debe ocuparse de sustracciones de tal na-
turaleza? ¿No es que hechos –de tales características–, deben ser perse-
guidos y sancionados como una falta?

No solo son cuestiones de orden dogmático los que abonan en la


tesis de la cuantificación dineraria en la hipótesis del delito de hurto

68
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

agravado(9)(10), sino también consideraciones de política criminal; de ajus-


tar el ámbito de intervención del Derecho Penal a un mínimo de raciona-
lidad; una postura en contrario –sobre criminalizadora y punitivista–,
se orienta a un norte contrario, de que estas bagatelas ingresen a conoci-
miento de la Justicia Penal ordinaria, algo en realidad irreconciliable con
la propuesta de un “Derecho Penal Mínimo” y con los fundamentos dog-
máticos basilares del derecho punitivo moderno; sin defecto, de ser cons-
titutivas de verdaderas faltas patrimoniales, ámbito donde también inter-
viene el derecho punitivo.

No olvidemos, que cuando los agentes ingresan a un domicilio, y así


logran apoderarse tan solo de un bien mueble que no supera una remune-
ración mínima vital, igual estarían incursos en otro delito, en este caso en
el tipo penal de violación de domicilio, bajo la cobertura normativa del
artículo 159 del CP(11).

IV. LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO, ¿CONDICIÓN


OBJETIVA DE PUNIBILIDAD O ELEMENTO “JURÍDICO-
NORMATIVO DEL INJUSTO”?

Se ha sostenido por un autor nacional, que nuestra postura de exigir


la cuantía del bien en el delito del hurto agravado, se basa estricta y esen-
cialmente en el principio de legalidad(12); valoración en sí débil y carente

(9) Así, Prado Saldarriaga –en su voto singular (Fundamento 3)–, al indicar que ha sido tradición den el
Derecho Penal nacional el distinguir la naturaleza jurídica de las infracciones penales consistentes en el
apoderamiento de bienes muebles ajenos mediante destreza y sin empleo de violencia sobre las personas,
a partir del valor económico que aquellos poseen (artículo 386 del Código Penal de 1924). Por tal razón
el artículo 444 del Código Penal vigente, señaló expresamente que el hurto falta sería aquel donde el
valor del bien mueble apoderado no fuera superior a una remuneración mínima vital. Por consiguiente,
se trataría siempre de un hurto delito cuando el valor del objeto de acción de la infracción cometida fuera
superior a dicho monto. En consecuencia, de modo implícito tal magnitud económica constituye también
un elemento típico para la configuración del delito previsto en el artículo 185 aunque en dicha norma la
redacción empleada no lo exija expresamente (…)”. Cfr. RAMOS TAPIA, Mª.I. Derecho Penal. Parte
General. VV.AA. Dtco. Zugaldía Espinar, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 408.
(10) Así, CANCHO ALARCÓN, R.E. “La cuantía del delito de hurto agravado: un análisis crítico del Acuer-
do Plenario N° 04-2011/CJ-116”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. N° 33, Gaceta Jurídica, Lima,
marzo de 2012, p. 28.
(11) Ibídem, p. 33.
(12) PINEDO SANDOVAL, C.A. “Fundamento legal, dogmático y político-criminal para la exigencia de una
cuantía del bien en los delitos de hurto y daños”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 34, Gaceta
Jurídica, Lima, abril de 2012, pp. 23-24.

69
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

de una adecuada sustentación dogmática, por la sencilla razón de que no


es puramente la ley, la que nos ampara en nuestra posición, sino preci-
samente en los criterios de interpretación normativa que debe emplearse
en el ámbito penal, en cuanto a una sistematización y armonía en la lec-
tura de las figuras delictivas emparentadas en una familia criminal. Son
cuestiones básicas de la teoría del delito, que convalidan nuestra argu-
mentación y no una directriz positivista –como se quiere alegar errónea-
mente–; que se diga que la cuantía es una condición objetiva de puni-
bilidad(13)(14), es una afirmación que no se corresponde con la naturaleza
jurídica de dicho elemento del injusto, en la medida que la dañosidad o
lesividad de la conducta, no está condicionada al valor del bien, v. gr.,
quien se ve despojado de su reloj valorizado en cien soles, igual se verá
afectado en su derecho patrimonial, mermado en la posibilidad de uso y
disfrute del bien. El tema de fijar una cuantía, es un asunto de política cri-
minal, de fijar una delimitación entre la falta y el delito, por lo que si el
comportamiento es constitutivo de la primera de las mencionadas, igual
se le apareja una sanción, que no es una pena de privación de libertad,
sino una pena limitativa de derechos, conforme se desprende del artículo
440 del CP; de suerte, que los criterios de necesidad y merecimiento de
pena, no operan en esta fórmula normativa. Resultan aleccionadoras las
palabras, que al respecto esgrime Ramos Tapia, al sostener que en cam-
bos casos se trata de ilícitos penales cuyo enjuiciamiento corresponde a
los órganos del orden jurisdiccional penal y, desde el punto de vista dog-
mático, a ambas categorías resulta aplicable la llamada “teoría jurídica
del delito”(15).

Cuando se advierte que un individuo ha procedido a sustraer un bien


mueble al sujeto pasivo –cuyo valor es menor a una RMV–, se ha cum-
plido ya con constatar la lesión al bien jurídico, por ende, se identifica
ya, la necesidad y el merecimiento de pena(16); lo que sucede es que ante

(13) Vide, al respecto, PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. Ob. cit.,
pp. 1049-1060.
(14) Es sabido, que las denominadas “condiciones objetivas de punibilidad”, han de estar incluidas en la com-
posición normativa del tipo legal en cuestión.
(15) RAMOS TAPIA, Mª. I. Ob. cit., p. 408.
(16) A decir de Moreno Torres Herrera, (…) afirmar la necesidad de pena supone que previamente se ha
constatado la existencia del merecimiento de pena, lo que depende única y esencialmente de la concu-
rrencia del desvalor de la acción. MORENO-TORRES HERRERA, M.R. Derecho Penal. Parte general.
VV.AA. Dr. Zugaldía Espinar, Tirant lo Blanch, Valencia, 2002, p. 837.

70
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

hechos –de tan insignificante desvalor antijurídico–, no resulta racional


que sean sancionados con una pena de privación de libertad, por criterios
de ponderación y de proporcionalidad, que debe guiar la intervención pu-
nitiva en un orden democrático de derecho. Por consiguiente, la cuantía
del objeto material del delito, es un elemento componedor de la tipicidad
penal del tipo penal de hurto(17), que si bien no se encuentra contenido
en su cobertura legal, sí complementa el desvalor de la acción, en cuan-
to a la integración de un elemento “normativo-jurídico”, descrito en el
artículo 444 del CP. Más aún, no puede perderse de vista que el artículo
invocado, luego de la modificación provocada por la Ley Nº 28726 de
mayo de 2006, bajo de cuatro a una RMV, por lo que no puede decirse en
serio, que conforme la nueva extensión regulativa del injusto de hurto, no
se estén penalizando meras bagatelas; por tales motivos, entendemos que
no puede justificarse la presencia de un elemento de punibilidad, cuando
ya la descripción típica comprende de forma conglobante los elementos
de definición de desvalor, desde una visión integral del artículo 185 con
el artículo 444 de la codificación punitiva, lo cual no devela ningún cri-
terio legalista, sino mas bien sistematizador de la aplicación e inter-
pretación de la normativa penal, en armonía con los segmentos iden-
tificables en la teoría general del delito, lo cual no vulnera de modo
alguno el principio de legalidad. Cancho Alarcón, desde otra perspecti-
va sostiene que precisamente bajo los parámetros del principio de legali-
dad debe quedar establecido que si bien el artículo 444 del CP prescribe
que cualquiera de las conductas previstas en el artículo 185 del CP, cuan-
do la acción recaiga sobre un bien cuyo valor no sobrepase una remune-
ración mínima vital, sería considerada como falta contra el patrimonio,
dicha regulación también alcanza al hurto agravado, en cuanto delimita al
bien mueble objeto de falta como aquel que no supera una remuneración
mínima vital, de modo que en el supuesto contrario se constituirá como
objeto de delito(18).

(17) Así, Cancho Alarcón, al señalar que “(...) el objeto sobre el que recae materialmente la acción típica
(bien mueble) es un elemento del tipo que el legislador ha decidido utilizar para la protección del interés
jurídico patrimonio, de tal manera que si este posee un valor mayor a una remuneración mínima vital se
habrá afectado dicho bien jurídico con una intensidad tal que el hecho merece ser sancionarse como de-
lito, pero si no sobrepasa dicho monto el hecho constituirá una falta contra el patrimonio, siendo este un
parámetro de configuración del tipo que no puede eludirse de manera alguna”. CANCHO ALARCÓN,
R.E. Ob. cit., p. 31.
(18) Ibídem, p. 30.

71
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

Quintero Olivares, escribe que los casos que en un hecho típico, in-
justo y culpable no se castigan –por falta de presupuestos de la punibili-
dad– están legalmente tasados. Fuera de ellos, la posible inconveniencia
de imponer una pena no tendrá otra vía para resolverse que la del indulto
a través del procedimiento establecido para su concesión(19).

Puede decirse, que en casos de que el bien sea menor a una RMV,
se advierte una menor dosis de ofensividad, pero no puede postularse en
serio que sea un elemento accidental, que define la punibilidad de la con-
ducta parta evitar la “bagatelización” de la intervención penal(20); la cuan-
tía no esta incluida en los alcances normativos del artículo 185 del CP,
mas su condición de elemento normativo, parte de una integración con
lo dicho en el artículo 444 del CP. Y, el hecho de que la conducta haya de
ser reputada como una falta, no significa que el Derecho Penal no inter-
venga(21), sino que lo haga mediando otras variantes de sanciones puni-
tivas. Máxime, cuando producto de la dación de la Ley Nº 29407, tanto
en las faltas contra la persona y contra el patrimonio, son susceptibles de
imponer una pena de privación de la libertad, en el caso del agente rein-
cidente, lo cual lógicamente estamos en total desacuerdo(22). Por consi-
guiente, temas tan delicados –como el que nos ocupa–, demanda un aná-
lisis riguroso, tanto dogmático como de política criminal.

Convenimos a su vez en señalar, que la cuantía del bien –objeto ma-


terial del delito–, ha de ser comprendida como un “elemento normativo
jurídico”(23), formando parte conglobante del tipo del injusto típico, que
se define por vía de integración interpretativa.

Definir una postura distinta, significa romper la armonía e integra-


ción que debe subyacer siempre entre las figuras delictivas que forman
parte de un mismo núcleo de la criminalidad; o, como se ha puesto de

(19) QUINTERO OLIVARES, G. Manual de Derecho Penal. Parte General. 3ª edición, Aranzadi, Cizur
Menor, 2002, p. 446.
(20) Así, PINEDO SANDOVAL, C.A. Ob. cit., p. 29.
(21) Restrictivas de derechos y multa.
(22) Cfr., PEÑA CABRERA FREYRE, A.R. Derecho Penal. Parte General. T. II, cit., pp. 410-412.
(23) Mezger afirma que el necesario “complemento” es siempre parte integrante del tipo. Pero el tipo ya
completado cumple exactamente las mismas funciones que en los casos normales, sobre todo en lo que
concierne a su significación como fundamento de la antijuricidad y como objeto de referencia de la cul-
pabilidad penal. MEZGER, Edmund. Ob. cit., p. 354.

72
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

relieve en un sector de la doctrina nacional, una interpretación contraria


requeriría de una modificación expresa (de lege ferenda) del CP, para se-
ñalar que, cuando concurran circunstancias o medios que deben gravedad
al hecho, la falta contra el patrimonio será considerada como delito, tal
como lo prevé la parte in fine del primer párrafo del artículo 441 para las
faltas contra la persona(24).

V. CRITERIOS ESBOZADOS POR LA CORTE SUPREMA EN


EL ACUERDO PLENARIO Nº 4-2011/CJ-116

La Corte Suprema en el Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116, funda-


menta la no necesidad de la cuantía, para las hipótesis de agravación del
hurto - artículo 186, con base en los siguientes argumentos a saber:

A. El hurto agravado importa una pluriofensividad de bienes


jurídicos.

B. En irrestricto respeto del principio de legalidad –base fundamen-


tal del Derecho Penal–, el artículo 444 del CP exige taxativamen-
te un monto superior a una remuneración mínima vital tan solo
para el supuesto de hecho del artículo 185 del CP (hurto simple),
mas no del hurto agravado (artículo 186 del CP), por lo que debe
concluirse en forma lógica y coherente que nuestro sistema puni-
tivo no exige cuantía para la configuración del hurto agravado.

No podemos desvincular el tipo penal de hurto agravado con el deli-


to de hurto simple(25), de hacerlo estaríamos dando carta de ciudadanía, a
una autonomía legal de tipificación, que no puede ser sostenida bajo ar-
gumentos dogmáticos, en puridad: sólidos y contundentes(26). Y, de plano

(24) Ídem.
(25) A decir, de Prado Saldarriaga –en su voto singular (Fundamento 4)–: “(…) No existe, (…), un delito de
hurto agravado sino delito de hurto con agravantes. El delito de hurto con agravantes consistirá siempre
en el apoderamiento de un bien mueble ajeno cuyo valor sea superior a una remuneración mínima vital,
pero tiene que ser cometido con la concurrencia de cualquiera de las circunstancias agravantes específi-
cas que se detallan en el artículo 186 del CP (…)”.
(26) De opinión contraria, Salinas Siccha, para quien las agravantes del delito de hurto agravado, descritas
en el artículo 186 del CP, requieren la presencia de la totalidad de elementos típicos del hurto básico,
a excepción del elemento “valor pecuniario”, pues conservan una relación al tipo penal básico, un es-
pecífico margen de autonomía operativa. SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte especial.

73
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

hemos de negar, el equívoco argumento (B), de que conforme el princi-


pio de legalidad, no se puede exigir el valor del bien en el delito de hurto
agravado, en tanto y en cuanto el artículo 444 del CP, solo hace alusión
al delito de hurto simple(27), lo que se supera y resuelve satisfactoriamen-
te con el orden sistemático y ordenador, que ha de guiar la interpretación
de los tipos penales emparentados, en el sentido de lo que se exige para el
tipo base, debe exigirse también para los tipos agravados. El artículo 186
dispone a la letra lo siguiente: “El agente será reprimido con pena privati-
va de libertad no menor de tres ni mayor de seis años si el hurto es come-
tido (…)”. Similar consideración hemos de sustentar en el caso del deli-
to de Daños agravado, donde la propia redacción del artículo 206 - daño
agravado, dispone a la letra que: “La pena para el delito previsto para
el artículo 205 (…)”. Concluyentemente, hemos de señalar que para que
podamos estar ante un hurto, el valor del bien mueble, debe superar una
RMV.

El excesivo culto que la Corte Suprema imprime al principio de lega-


lidad(28), comporta desconocer la teleología que guía la intervención del
Derecho Penal en un Estado Constitucional de Derecho así como la di-
rectriz reductora del brazo penal estatal; la ciencia jurídico-penal actual
no puede orientar sus directrices regulativas, bajo cánones estrictamen-
te literales, so pena de vaciar el contenido fundamental de los crite-
rios rectores de un Derecho Penal democrático(29). Existen instituciones

2ª edición, Grijley, Lima, 2007, p. 867 (Fundamento 9 del Acuerdo Plenario); propuesta que sigue este
autor de ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra el Patrimonio. Vol. I, Grijley, Lima, 2000, p. 170.
(27) Agrega el Tribunal Supremo (Fundamento 9), que con ello, además, se pone de manifiesto el carácter
residual de la falta de hurto. Por tanto, el hurto agravado no requiere del requisito del quantum
del valor del bien para su configuración; a nuestro entender, la naturaleza residual de las faltas contra
el patrimonio, ha de afirmarse con respecto a todos las formas emparentadas del hurto, pues carece de
sentido predicar dicho carácter residual, cuando por motivos de orden nocturno, el agente sustrae de su
víctima cinco soles y cuando en el día, este mismo agente arrebata de su víctima, la suma de trescientos
soles; mientras que en el primer caso, se deberá activar todo el aparato persecutorio del Estado –a pesar
de su insignificancia valorativa–, en la otra hipótesis se instará el procedimiento por faltas, donde las
partes confrontadas podrán hacer uso del mecanismo de la transacción y así dar por concluido el proce-
dimiento. Estamos ante un proceso de reforma procesal penal –conforme al modelo “acusatorio”–, donde
debe imperar el empleo de instrumentos de valoración, de selectividad y de racionalidad de la Justicia
Penal, de reservar el Proceso Penal para aquellas causas que develen hechos en realidad necesitados y
merecedores de pena, por lo que procesar meras bagatelas, importa ir contra la corriente de política cri-
minal que inspira la dación de la novel codificación procesal.
(28) Así, en la doctrina nacional, SALINAS SICCHA, R. Delitos contra el patrimonio. Iustitia, pp. 65-66;
ROJAS VARGAS, F. Delitos contra el patrimonio. Vol. I, Grijley, Lima, 2000, pp. 170-173.
(29) Así, Cancho Alarcón, al indicar que no (...) debe confundirse el principio de legalidad con la literalidad
en la interpretación. CANCHO ALARCÓN, R.E. Ob. cit., p. 30.

74
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

aplicables en Derecho Penal que no han de estar expresamente previs-


tas en la norma jurídico-penal; así, la legítima defensa resulta admisible
sin que el tipo penal lo diga de forma expresa. Así, Gómez Torres, al afir-
mar que es así que se dejan de lado criterios normativos de la parte gene-
ral del Derecho Penal, tales como la importancia de reconocer una norma
incompleta o la relación existente entre tipos básicos y calificados (hurto
simple-hurto agravado)(30)(31).

Cuando de la circunstancia agravada en “casa habitada”, refiere la no


reputación del hecho, por el delito de hurto agravado cuando el bien es
menor a una RMV, la conducta no queda impune, en la medida que la ti-
pificación penal se desplaza al de “violación de domicilio”; y el hecho
de ser integrante de una organización delictiva destinada a perpetrar
esta clase de delitos, nos evoca la siguiente reflexión: no se puede pen-
sar en serio, que se estructure toda un andamiaje criminal por parte de
una pluralidad de sujetos, para sustraer y apoderarse de bienes muebles
de poca cuantía, si ellos deciden formar una organización o si se quie-
re una banda, lo será para obtener dividendos económicos significativos,
no para hurtar cien o doscientos soles. Cosa muy distinta, es que podría
valorarse bajo las esquelas del delito continuado, de quien sustrae diaria-
mente cincuenta soles y, al décimo día –para adelante–, logra apoderarse
de la suma de 500 soles a más, siendo posible la configuración legal del
delito de hurto agravado.

En la legislación comparada, el artículo 235 del CP español, regu-


la los tipos cualificados de hurto propio; examinando dicha previsión
legal, González Rus acota que si bien es verdad que el núcleo central de
los respectivos supuestos sigue siendo el hurto, como reconoce el pro-
pio precepto (“El hurto será castigado…”), cada previsión viene a aña-
dir una significación peculiar al hecho, que incrementa o complementa

(30) GÓMEZ TORRES, I. “La cuantía en el delito de hurto agravado. En busca de la correlación de concep-
tos dogmáticos de la parte general y de la parte especial del CP”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal.
Tomo 30, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2011, p. 108.
(31) Este mismo autor, siguiendo a Larenz y a otros autores de la literatura española, indica que para conside-
rar normas penales incompletas penales debemos acotar que estos fragmentos de normas deben ubicarse
dentro del mismo cuerpo normativo; asimismo, consideramos que su legitimidad se da por razones de
técnica y economía legislativa. GÓMEZ TORRES, I. Ob., cit., p. 109.

75
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

el contenido de injusto propio del mismo(32). Líneas más adelante, seña-


la este mismo autor, que el sistema legal utilizado impone un doble pro-
cedimiento a la hora de constatar la tipicidad del hecho. En primer lugar,
comprobar que concurren todos los elementos del delito de hurto del ar-
tículo 234, incluida la cuantía superior a cincuenta mil pesetas(33)(34)(35);
después, interesarse por la concurrencia de alguno de los supuestos del
artículo 235(36).

A decir de Maza Martín, cabe afirmar “(…), que los supuestos in-
corporados al artículo que en este momento examinamos, han de reunir
todos y cada uno de los elementos del tipo básico del hurto (…), para,
sobre ellos, incrementar la concreta característica que identifica a cada
subtipo agravado”(37).

Queda, claro entonces, que para poder afirmar la tipicidad penal del
delito de hurto cualificado (legislación penal española), el primer exa-
men a realizar, es determinar si es que la conducta incriminada cum-
ple a cabalidad con todos los elementos constitutivos del delito de hurto
propio.

Inclusive en la circunstancia agravante de colocar a la víctima a o


su familia en grave situación económica mediando la sustracción de
un bien con un valor menor a una RMV, llevaría ciertos reparos, como
lo indica Maza Martín –en la doctrina española–, si esto se afirmase en
algún caso, lo que debería de advertirse es que la conducta del autor del
ilícito no es realmente la causante de esta grave situación, que era ya an-
teriormente tan precaria como para verse afectada con semejante trascen-
dencia por el perjuicio ocasionado con la conducta infractora(38); piénsese,

(32) GONZÁLEZ RUS, J.J. “Delitos contra el Patrimonio (II)”. En: Estudios sobre el nuevo Código Penal de
1995. Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, p. 581.
(33) Actualmente fijado en 400 euros.
(34) Según el ordenamiento penal español, este es el valor que integra al delito, si es una suma inferior, es
constitutivo de una falta - artículo 623.1.
(35) Vide, al respecto, MESTRE DELGADO, E. Manual de Derecho Penal. Parte Especial, Delitos contra el
patrimonio y el orden socioeconómico, cit., p. 229; ROBLES PLANAS, R. y otros. Lecciones de Dere-
cho Penal. Parte especial, cit., p. 189.
(36) GONZÁLEZ RUS, J.J. Ob. cit., p. 581.
(37) MAZA MARTÍN, J.M. et al. Comentarios al Código Penal. Tomo III, Edersa, Madrid, 2000, p. 1767.
(38) Ibídem, p. 1766.

76
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

en aquel empresario acaudalado que se encuentra sumido en la bancarro-


ta y aún, vistiendo ropa elegante, es despojado de doscientos soles y así,
incapaz de proveerse de sus necesidades más elementales. Las personas
que viven bajo condiciones de extrema pobreza, están así por una serie
de circunstancias ajenas a la obra del autor, donde la sustracción de diez
soles, puede significar en algunos casos, que no pueda alimentar la seño-
ra a sus menores hijos, pero ello no puede justificar la configuración de la
agravación, sin tomar en cuenta la cuantía de lo apropiado, donde la bús-
queda de la reparación del daño es lo importante acá y no la prisioniza-
ción del autor.

Se dice también en el Acuerdo Plenario, que en el supuesto de que


se dejase en indigencia temporal a quien percibe menos de una remu-
neración mínima vital, dicha conducta no constituiría delito. El Dere-
cho Penal solo protegería a las personas cuya remuneración ascien-
de a dicho monto, quedando por ende desprotegidas las víctimas de
ingresos inferiores (…)(39); nadie duda que en el Perú, no son pocos los
pobladores que perciben menos de una RMV, y ello es una realidad dra-
mática, sobre todo, cuando se tiene que mantener a una familia nume-
rosa; empero, la intervención del Derecho Penal no puede encaminarse
sobre indicadores socioeconómicos de la población, sino sobre criterios
de materialidad sustantiva que construyen el injusto penal; dichas condi-
ciones de indigencia económica no son producto de quienes se dedican a
estos hechos luctuosos, sino de las relaciones económicas existentes, por
lo que apelar a dicha argumentación, carece de una evidente cuota de le-
gitimidad, en lo que al Derecho Penal refiere. Si es que estas personas
son desposeídas de su patrimonio en el proceso por faltas, tienen también
el camino expedito para recuperar el monto sustraído y ello no se logra a
través de intenciones puramente criminalizadoras.

Prado Saldarriaga –en su voto singular (Fundamento 5)–, señala lo


siguiente: “(…) el tratar de dar autonomía operativa al artículo 186 del
CP, prescindiendo del monto superior a una remuneración mínima vital,
solo con base en razonamientos de política criminal como los expuestos
en algunas ponencias sustentadas en audiencia pública (mayor ofensivi-
dad de la conducta o mayor peligrosidad en el agente o desigualdad en la

(39) Fundamento 10 C.

77
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

tutela de víctimas potenciales) son buenos argumentos para una valora-


ción de lege ferenda pero exceden los límites de todo análisis posible de
lege lata, y al posibilitar efectos de mayor sanción punitiva podrían ser
expresión involuntaria de una analogía in malam partem”.

En resumidas cuentas, factores de legitimidad sustancial así como


la vigencia de las instituciones básicas del Derecho Penal, abonan en el
criterio de tener que considerarse que en el delito de hurto agravado, se
debe también verificar la cuantía del objeto material del delito(40); una
postura en contrario, supone desconocer las relaciones existentes y sub-
yacentes entre los tipos básicos y las modalidades agravadas(41), así como
congestionar la Justicia Penal (ordinaria) a causas que no merecen ser al-
canzadas con una privativa de libertad. Seguir dicha dirección muestra
una tendencia a todas luces contraria, a una reducción progresiva de la
violencia que significa el ius puniendi estatal, conforme al principio de
“mínima intervención”.

¿Se necesita, por tanto, que el artículo 444 del CP, haga alusión de
forma expresa al hurto agravado? Consideramos que no, basta para ello,
hacer un esfuerzo intelectivo sostenido sobre criterios de integración y de
sistematización normativa.

VI. A MODO DE CONCLUSIÓN

El legislador ha definido ciertos comportamientos como “típicos”,


identificando ciertos grados de desvalor, en cuanto a una lesión y/o pues-
ta en peligro de un bien jurídico –penalmente tutelado–; dichos compor-
tamientos prohibidos son objeto de una regulación normativa, en cuanto
a su encaje en el tipo penal respectivo, mediando la inclusión de una serie
de elementos (descriptivos y normativos). Construye así el denomina-
do juicio de “tipicidad penal” que el agente ha de emprender, tanto en sus
aspectos objetivos como subjetivos, para así ser acreedor de una sanción
punitiva.

(40) Así, Bramont-Arias Torres y García Cantizano, al señalar que para analizar la tipicidad objetiva del deli-
to de hurto simple, es necesaria la presencia de la cuantía, para distinguirla de la falta. Manual de Dere-
cho Penal. Parte especial. 3ª edición, San Marcos, Lima, 1997, p. 294.
(41) Así, Gómez Torres, al sostener que (…) se obvia la regla de que los tipos agravados, deben analizarse
siempre con relación a sus tipos básicos. GÓMEZ TORRES, I. Ob. cit., p. 111.

78
LA CUANTÍA EN EL DELITO DE HURTO AGRAVADO

Conforme a lo anotado, aparecen en el catálogo punitivo, los llama-


dos “tipo base”, como la forma elemental de cómo el autor perpetra el
hecho punible; a la par, se reconoce que no siempre el agente comete-
rá el injusto penal, según la simplicidad que recoge la descripción típica
básica, pues la contemplación criminológica nos da cuenta, que el even-
to delictivo puede tomar lugar bajo determinadas circunstancias y/o fac-
tores concomitantes, que lo hacen ver como una conducta reveladora de
una mayor peligrosidad, sea por ciertas propiedades que denota el injus-
to (desvalor de la acción y desvalor del resultado) o cuando el agente es
portador de un mayor reproche de culpabilidad. Es así, que se incluyen
en el glosario penal-normativo, las “circunstancias de agravación”, tal
como se desprende de un buen número de figuras delictivas, sobre todo
aquellas ancladas en el “Derecho Penal Nuclear”, como es el caso del de-
lito de hurto.

Convenimos, por tanto, en postular que para que se pueda configu-


rar la circunstancia agravante, primero, la conducta analizada debe cum-
plir en rigor con todos los elementos constitutivos del tipo base y, luego
de ello, ha de verificarse la concurrencia de los elementos accidentales
y/o añadidos, que definen la realización típica del asesinato, parricidio(42),
robo agravado, etc.; en el caso del hurto, sucede algo muy particular, que
los componentes de la tipicidad penal, no están únicamente reglados en el
artículo 185 del CP, sino que debe complementarse la cualidad típica de
la conducta con lo prescrito en el artículo 444 del CP, en cuanto a la va-
lorización del objeto material del delito, como elemento “normativo-jurí-
dico”, que a su vez fija la frontera entre el “delito” y la “falta”. No puede
postularse que por razones de estricta legalidad, al no haber incluido
en la redacción normativa del artículo 444 del CP, al artículo 186, no
tenga que exigir la cuantía del bien, para dar por configurada esta moda-
lidad del injusto patrimonial. Dicho en términos simples: para que se dé
por acreditado el delito de hurto agravado, primero debe probarse la
comisión del tipo de hurto simple, por lo que el valor del bien mue-
ble, es un dato indispensable a considerar y/o valorar; no en vano en
las acusaciones fiscales, cuando se acusa por los delitos de asesinato o
robo agravado, se invoca en el contenido del dictamen, en los artículos

(42) Ello al margen de reconocer que dichas figuras que atentan contra la vida humana, cuentan con cierto
nivel de autonomía normativa y conceptual con respecto al delito de homicidio simple; sin embargo, no
puede postularse a rajatabla su desvinculación legal e interpretativa.

79
ALONSO R. PEÑA CABRERA FREYRE

106 y 188 respectivamente; con la particularidad de que en el primero de


los mencionados, el artículo 107 vuelve a repetir la conducta básica, que
es de “matar a ……..”, mientras que en el segundo, se parte de una remi-
sión expresa del tipo base.

Punto importante a destacar, es que el hecho de que el bien no sea


superior a una RMV, no quiere decir que no exista “necesidad” y “mere-
cimiento” de pena, como se apunta en un sector de la doctrina nacional
en cuanto a la presencia de una “condición objetiva de punibilidad”, en
la medida que dichos componentes se encuentran ya presentes, sea cual
fuese el valor del objeto; lo que sucede es que la descarga punitiva estatal
debe sujetarse a un mínimo de racionalidad y de ponderación, por lo que
ante bienes de valor insignificante lo que se predica es la calificación de
una falta y, no de delito; empero, ello no significa que el comportamien-
to quede exento de sanción punitiva(43), en tanto la reacción jurídico-pe-
nal en estos casos, son penas “limitativas de derechos”. Por ende, no es
que el hecho se encuentre desprovisto de sanción, lo que sí acontece en
aquellos tipos penales que incluyen las condiciones objetivas de punibili-
dad, sino que se modula la clase y especie de pena, conforme el grado de
desvalor de la conducta. Máxime, cuando merced a la sanción de la Ley
Nº 29407 de setiembre de 2009, en la hipótesis del reincidente por faltas
contra el patrimonio, puede producirse una conversión de la pena limita-
tiva de derecho, a una pena de prisión efectiva(44).

De modo conclusivo, diremos que la exigencia de la cuantía del bien,


en orden a estimar la realización típica del delito de hurto agravado, se
corresponde plenamente con criterios de interpretación sistemática de la
ley penal y según baremos de estricta racionalidad y, para nada, sobre ar-
gumentos legalistas. Son las propias reglas de la “Teoría General del De-
lito”, las que nos dan la razón y no motivos positivistas, nada más alejado
de una concepción de la dogmática jurídico-penal, anclada desde una es-
tructura basilar constitucionalista.

(43) Así, el artículo 11 del CP, al estipular expresamente, que: “Son delitos y faltas las acciones u omisiones
dolosa o culposas penadas por la ley”.
(44) Ley que también modifica los artículos 55 y 56 del CP.

80
Robo a mano armada
Comentario al numeral 3
del artículo 189 del Código Penal

José Balcázar Quiroz(*)

El autor se incorpora a la discusión doctrinal y jurisprudencial


sobre el delito de robo a mano armada como modalidad. Así,
desarrolla las posturas que consideran, por un lado, que por
principio de legalidad el arma debe ser tal; y las que consideran
que lo relevante es el efecto intimidatorio que el objeto produce
sobre la víctima. En este sentido, también considera que el uso de
armas aparentes no puede ser equiparado con el uso de un arma
real, sin embargo, considera idóneo que la jurisprudencia haya
utilizado la ratio de la norma para fundar esta agravante.

I. NUEVO ENFOQUE TEÓRICO DE LA AGRAVANTE


BAJO ESTUDIO

Señala este dispositivo que la pena no será menor de 12 ni mayor


de 20 años, si el robo es cometido “a mano armada”. Sin embargo, la
pena será de cadena perpetua si el agente actúa en calidad de integrante
de una organización delictiva o banda, o si como consecuencia del hecho,
se produce la muerte de la víctima o se le causa lesiones graves a su inte-
gridad física o mental.

(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Socio del Estudio Balcázar & Balcázar
Abogados, Chiclayo.

81
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

El bien jurídico protegido en el delito de robo es el derecho de pro-


piedad, la posesión y la libertad de determinación de la voluntad(1). La
circunstancia de que el robo se haya cometido a mano armada o que el
agente haya actuado en calidad de integrante de una organización delicti-
va o banda, representa una cualificación respecto al delito base previsto
en el artículo 188 CP.

En cambio, la eventualidad de que a consecuencia del robo(2) (es


decir, a consecuencia del empleo de violencia contra la persona o me-
diante amenaza de un peligro inminente para su vida o integridad fí-
sica, mediante el uso(3) [o no] de un arma) se haya producido la muerte
de la víctima o se le haya infligido lesiones graves(4) a su integridad físi-
ca o mental (es decir, cuando el homicidio o las lesiones graves hayan
sido cometidos para robar(5) o para asegurar lo robado o la impuni-
dad del robo(6)) representa una cualificación por resultado(7). De esto
se puede apreciar la intrascendencia de discutir, en este ámbito, algunos
temas como: a) si el instrumento utilizado califica como “arma” en senti-
do estricto, b) si la víctima llegó o no a “ver” el arma, c) si se trataba tan
solo de un “arma aparente”, d) si la pistola estaba efectivamente carga-
da, entre otros supuestos. Pues, si de todos modos se produjo el resulta-
do muerte o lesiones graves, ¿qué más da si el agente finalmente utilizó
un cordel para ahorcar y matar a la víctima y no el revólver que la vícti-
ma no alcanzó a avizorar? Lo mismo se puede afirmar respecto al agente
que actúa en calidad de integrante de una organización delictiva o banda,
pues lo que califica a esta como tal no es clase de instrumento que utili-
za para cometer sus ilícitos. En conclusión: la discusión sobre el “robo a

(1) TOFAHRN, p. 87; BAJO FERNÁNDEZ, p. 396. Nuestro CP habla expresamente de delitos contra el
patrimonio.
(2) No se refiere el legislador, claro está, a una forma de responsabilidad objetiva, es decir, por el mero re-
sultado, pues ello violaría el principio de culpabilidad del artículo 12 del CP.
(3) En cuanto a la “portación” del arma, nos remitimos al comentario que se hará de la parte pertinente.
(4) El concepto de lesiones graves está tipificado en el artículo 121 del CP. Ningún supuesto de lesiones gra-
ves contenido en el capítulo de lesiones prevé la cadena perpetua. El legislador tampoco toma posición
respecto a la supuesta equiparación entre lesiones dolosas y las culposas que tienen lugar “acompañan-
do” al robo.
(5) Algunos supuestos, en principio, estarían fuera de este concepto. Piénsese en la actriz que murió de paro
cardíaco a causa de que la apuntaron con el arma.
(6) En este punto habría una similitud con el supuesto de asesinato del artículo 108, inciso 2 del CP. No se
establece nada con relación al robo con homicidio imprudente.
(7) TOFAHRN. Ob. cit., p. 87; una posición crítica en BACIGALUPO (p. 172) para quien encuentra en ello
una violación del principio de culpabilidad.

82
ROBO A MANO ARMADA

mano armada” pierde contexto y razón de ser cuando se produce el re-


sultado muerte o lesiones graves a causa del mero empleo de violencia o
amenaza contra la vida y la integridad física a la persona. Habiendo reali-
zado esta aclaración previa, procedo a esbozar mi teoría.

Es preciso hacer algunas anotaciones previas con respecto a lo que


entiendo como “a mano armada”. A mi entender, el concepto “a mano ar-
mada” hace alusión no a un instrumento fabricado exclusivamente para
atacar o defenderse (como un revólver) ni tampoco se limita a aquellos
instrumentos que sean aptos para infringir graves lesiones a la víctima
(como un destornillador)(8). Mano armada implica armar-se con el fin de
perpetrar un robo(9) y, por tanto, implica hacerse de un instrumento que
funja de extensión del cuerpo humano(10). No es necesario tener el instru-
mento “en la mano”, ni es suficiente tenerlo “a la mano”. Lo que es ne-
cesario y suficiente para los casos que usualmente se presentan en la rea-
lidad, es que el agente muestre el instrumento (impresionando de este
modo al sentido de la vista de la víctima) o haga entrar al instrumen-
to en contacto con cualquiera de los demás sentidos (por ejemplo, el
tacto) de la víctima con ocasión del robo, ya que lo verdaderamente tras-
cendente para la configuración de la agravante bajo estudio es el efecto
intimidatorio del instrumento, es decir, la amenaza de un peligro inmi-
nente para con la vida, la salud o la integridad física de la persona. En re-
sumen, la agravante está en relación directa con el efecto intimidatorio
del instrumento con que se ha premunido el agente.

Lo antes dicho aplica a los casos usuales. Para los casos en que el
arma ni se muestra ni se pone en contacto directo con la víctima, habrá
que recurrir a la verdad de la afirmación profesada por el agente (es decir,

(8) De esta postura es Peña (p. 241) quien vincula el concepto bajo estudio con la aptitud del instrumento
“para producir lesiones graves”. No considero correcta esta postura porque incluso las lesiones no graves
dan lugar a la agravación del tipo básico como lo demuestra el artículo 189, segundo párrafo, primer nu-
meral. Pero al margen de ello, la regulación de la lesión efectiva es una clara prueba de que el supuesto
“a mano armada” no requiere, por ejemplo, que la escopeta sea efectivamente disparada.
(9) “En un sentido amplio o genérico, se considera arma a todo objeto capaz de producir un daño en el
cuerpo o la salud de una persona, mientras que en un sentido específico, es todo instrumento destinado a
ofender o a defender. Las armas propias son esos instrumentos que han sido fabricados a propósito para
esa misión, y las armas impropias son los objetos que, habiendo sido fabricados para otro destino, se
emplean ocasionalmente para originar un daño en el cuerpo o en la salud”. Voz “Robo”, en: Enciclopedia
Jurídica Omeba. Tomo XXV, Buenos Aires, 1980, p. 58. Mi postura incluye el “uso de armas tomadas en
el lugar del hecho” (Serrano/Serrano, p. 390).
(10) Por eso que las manos de un experto boxeador o de un karateka no califican como arma.

83
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

probar que el agente efectivamente llevaba consigo un arma) o, en caso


de que el agente no haya pronunciado afirmación alguna, habrá que con-
cluir en la impertinencia que supone probar que el agente llevaba consigo
un arma.

Cierto sector de la doctrina ha señalado que “si en un caso concreto


se verifica que el autor portaba un arma pero nunca la vio su víctima, la
sustracción-apoderamiento ocurrida no se encuadrará en la agravante en
comentario”(11). Esa afirmación hay que matizarla. La respuesta, a mi en-
tender, debe hallarse a nivel probatorio. Veamos. Asumiendo que el agen-
te portó un arma durante el robo, si el agente solo se limitó a afirmar la
presencia del instrumento (es decir, no se la mostró al agraviado), pien-
so que en ese caso sí se configura la agravante porque efectivamente era
cierto lo que decía el agente (que llevaba consigo un arma). En cambio,
se negará la agravante bajo estudio si el agente nunca amenazó a la vícti-
ma con emplear arma alguna, es decir, cuando la víctima nunca supo que
el agente, además, portaba un arma(12). La razón es que el arma hallada en
poder del agente no fue fuente de intimidación para la víctima. En el ám-
bito procesal estaríamos ante una prueba impertinente(13).

Ahora bien, cabría preguntarnos qué sucede si el agente muestra o


pone en contacto directo con la víctima un instrumento que, desde el
punto de vista probatorio, se revela como ineficaz para producir una le-
sión a la víctima. Piénsese en el clásico ejemplo de las pistolas de fogueo
o de juguete, por un lado, o del lápiz labial, por otro lado. La respuesta es
diferente según los casos:

a) El caso del lápiz labial no se subsume en la agravante bajo estu-


dio a pesar de que, desde luego, produzca tanto efecto intimida-
torio si se lo coloca en la espalda de la víctima como lo haría una
pistola de fogueo de apariencia real. No tiene lugar la agravante

(11) Salinas (p. 962), quien también cita a Paredes Infanzón.


(12) Dice Salinas (p. 962) que no habrá lugar a la agravante cuando el autor portaba el arma “pero nunca lo
vio la víctima”. No considero correcta esta opinión, porque no se trata tanto de que la víctima “vea” el
arma (es decir, con los ojos, ¿qué pasaría con los ciegos?), sino de que tome conocimiento del instrumen-
to a través de cualquier sentido.
(13) Solo en este tipo de supuestos considero sensato hablar de concurso con el delito de tenencia ilegal de
armas para los instrumentos de que trata el artículo 279 del CP, puesto que ya no se presentaría la causal
“a mano armada”.

84
ROBO A MANO ARMADA

porque falta el primer elemento de nuestra teoría (instrumento


que funge de arma) y es que nadie puede “armar-se” con un lápiz
labial. Del mismo modo, no tendría lugar la agravante cuando se
utiliza una pequeña pinza(14) o un lapicero “en la nuca del taxista
asaltado”(15).

Algunos sostienen que lo que debe primar es el efecto intimida-


torio sobre la víctima. En tal caso convendría analizar por separa-
do la exhibición del instrumento frente a la víctima o el hecho de
ponerlo en contacto con la persona engañándole que se trata de
una pistola o cuchillo. En el primer caso, el común de los morta-
les podría darse cuenta en forma inmediata que lo que trae entre
manos el agente es un lápiz labial, por lo que no se configuraría
la agravante a mano armada.

En el segundo caso, el común de los mortales no podría darse


cuenta si lo que entra en contacto con él es un arma de verdad, y
tampoco le interesa mucho averiguarlo. Alguna parte de la doc-
trina sostiene que en tal caso debe primar la afirmación engañosa
del agente que induce al agraviado a no poner resistencia(16). No
comparto esa opinión, pues el legislador no sanciona más drásti-
camente el solo efecto de provocar angustia en la víctima que lo
induzca a dejarse robar. La agravante tiene asidero, antes bien,
en tanto y en cuanto dicho efecto esté lógicamente vinculado a
la causa de armarse intencionalmente para el robo con un instru-
mento apto para, naturalísticamente hablando(17), vencer la resis-
tencia de la víctima o infundir temor a un ser humano.

(14) En contra: BREGLIA/GAUNA, p. 146.


(15) En contra: BREGLIA/GAUNA, p. 143.
(16) El caso del lápiz labial (labellofall) fue resuelto por el Tribunal Supremo alemán (BGH NJW 1996,
2663), el cual aconsejó un procedimiento hermenéutico denominado Reducción Teleológica (Res-
triktion), conclusión que obviamente comparto por las razones ya expuestas en la primera parte de este
trabajo. El caso del lápiz labial se trató de que el delincuente entró a una farmacia y puso un lápiz labial
en la espalda del cajero, asegurándole a este que era un revólver y que le dispararía si no le entregaba el
dinero. El cajero, quien entró en shock, procedió a hacerle entrega de todo el dinero que había en la caja
registradora.
(17) Es decir, si mediante un ensayo simple se concluye que el instrumento es apto para infligir lesiones leves,
entonces se considerará que el agente se armó para robar.

85
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

b) En el caso de la pistola de fogueo o de juguete, solo se negará la


aplicación de la agravante si el común de los mortales, ante su
exhibición, la reconozca como absolutamente inofensiva (incluso
como posible arma contundente). En cambio, aplicará la agravan-
te si, aun cuando no fuera percibida visualmente por el agravia-
do, entró en contacto con otros de sus sentidos o cuando la vícti-
ma fue inducida a error por el propio agente al alegar su calidad
(dice que le disparará aun cuando posee una pistola de fogueo),
puesto que de todos modos se produce el efecto intimidante que
lleva al agraviado a no poner resistencia pues, como repito, un
arma de fogueo también sirve para noquear. En ese orden de
ideas, se concluye que el agente consciente y deliberadamente se
armó para robar.

Utilizando el marco teórico antes expuesto, cabe subsumir dentro


de la agravante “a mano armada”el robo donde se utilicen pisto-
las de fogueo o de juguete(18), revólveres descargados(19), jeringas
cargadas de líquido simulando ser sangre con VIH(20), spray, etc.

II. PARTE CRÍTICA

1. En cuanto al concepto de arma


Se denomina “armas propias” a los instrumentos que han sido fa-
bricados ex profeso para cumplir con una función de ataque o defensa.

(18) No piensa así Peña (p. 242) quien exige el “uso efectivo del arma” para otorgar la agravante, cuestión
que no se puede predicar de una pistola de juguete o de fogueo en tanto no serían aptas para poner en
riesgo la vida o la salud de la víctima.
(19) Donna (p. 160) se encuentra en contra de otorgar la calidad de arma a aquella que esté descargada. Su
argumento es que “el peligro real debe ser juzgado ex post, con los elementos que se tengan, de un obser-
vador objetivo con los conocimientos reales sobre el arma.” Increíblemente acepta calificar como arma
“una lapicera, utilizada a modo de cortaplumas, amenazando un ojo”, lo que apoya nuestra tesis de que el
hecho de que el revólver esté descargado no le quita su naturaleza de arma (contundente).
(20) En mi opinión, no se requiere que se pruebe que la sangre está contaminada con el virus de VIH para la
configuración de la agravante, por cuanto cualquier líquido contenido en la jeringa, sea sangre o no, es
apto para poner en riesgo la integridad física de la persona (en contra: Bajo Fernández, 413). Como bien
se ha dicho, “lo decisivo, desde un punto de vista teleológico, no es la finalidad con la que se construyó
el instrumento, sino el peligro que de su uso se deriva, y el aumento del poder coactivo de la acción”
(Donna, 162). Para el Tribunal Supremo español la jeringuilla infectada de SIDA se conceptúa como
arma (Muñoz, 410). Obviamente la jeringuilla será considerada arma “siempre que lleve incorporada la
aguja” (Serrano/Serrano, p. 389).

86
ROBO A MANO ARMADA

Ejemplo: un revólver o una ballesta(21). Con la expresión “armas impro-


pias” se alude a los objetos que, habiendo sido fabricados para otro desti-
no, eventualmente se emplean para la defensa o el ataque(22). Ejemplo: un
cuchillo de explorador, un bate de béisbol, una piedra(23), una botella de
vidrio(24). Esta distinción resulta útil para la explicación del derecho ale-
mán y del Derecho Penal español: el § 250 StGB diferencia entre arma
en sentido estricto (concepto de arma en sentido técnico) y “otros instru-
mentos peligrosos”; el Código Penal español hace lo propio en su artículo
242, inciso 3.

Para el Derecho alemán, armas en sentido técnico (armas propias)


son las cosas muebles que puedan ser usadas tanto para el ataque como
la defensa y, en forma general, que sean “objetivamente peligrosas”,
esto es, que según su naturaleza (mecánico o químico) y sus caracterís-
ticas, sean apropiadas para infligir graves lesiones a las personas(25). En
este orden de ideas, las armas en sentido técnico representan una especie
dentro del género “instrumento peligroso”(26). De acuerdo con Lackner/
Kühl(27) son instrumentos peligrosos: el hacha, martillo grande, navaja,
destornillador grande, piedra, manopla o puño de acero, ácido clorhídri-
co, cuchillo de cocina.

Las armas de fuego conforman un subgrupo de armas en sentido


técnico, dentro del cual están comprendidas: las armas de aire compri-
mido, pistolas de gas, etc.(28). Las armas de fuego se caracterizan por ex-
pulsar hacia adelante un proyectil a través de un cañón(29), siendo típicos
representantes el fusil, el revólver y la pistola. De acuerdo a una posi-
ción dominante en Alemania, el fusil de aire y la pistola de aire también

(21) En contra: BREGLIA/GAUNA, p. 142.


(22) TOZZINI, citado por DONNA, p. 161.
(23) DONNA, 162, citando la doctrina española.
(24) SERRANO/SERRANO, p. 389.
(25) RENGIER, p. 71.
(26) LACKNER/KÜHL, p. 1143.
(27) LACKNER/KÜHL, p. 1144.
(28) En contra: BREGLIA/GAUNA, p. 142.
(29) RENGIER, p. 71.

87
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

pertenecen a tal grupo, a pesar de su limitada peligrosidad, así como la


pistola de gas(30).

Las armas blancas conforman otro subgrupo de armas en sentido


técnico donde encontramos: machete, hacha, espada, sable, verduguillo,
chaveta, cuchillo, etc.

Las armas especiales conforman otro subgrupo de armas en senti-


do técnico donde encontramos: vara de goma, vara de acero, granadas de
mano, bombas molotov, manopla de acero, puño de acero, gases asfixian-
tes y lacrimógenos, etc.

De otro lado, no son armas en sentido estricto: guadaña, cuchillo para


cortar res, navaja suiza, cuchillo de excursionista, navajas, destornillador.

Sin embargo, dicha distinción no agrega nada a la discusión en sede


nacional, pues el legislador solo ha utilizado el concepto de arma.Así
también lo ha entendido la doctrina nacional: la cualidad de arma no debe
enjuiciarse por la finalidad abstracta del bien (arma propia) sino por el
empleo práctico que le dé el agente, es decir, facilitar el robo. De tal
suerte que será un “arma”, en el sentido del artículo 189 del CP las ha-
chas, las tijeras, los instrumentos de labranza(31), el desarmador, serru-
chos, martillos, combas, piedras, maderos(32), en tanto y en cuanto hayan
sido utilizados para consumar el robo. Un arma de fuego puede ser uti-
lizado impropiamente, es decir, como arma contundente(33), pero no por
ello dejará de ser arma(34).

2. En cuanto al fundamento de la agravante


La doctrina alemana señala que el tipo cualificado del robo agrava-
do está predispuesto en función de una alta peligrosidad abstracta, lo que

(30) LACKNER/KÜHL, §244 Rn. 3a.


(31) PEÑA, 240.
(32) SALINAS, p. 962.
(33) SALINAS, p. 962.
(34) Por eso es que desde la antigüedad se decía sabiamente omne quod nocendi causa habetur (todos los
objetos con los cuales se puede matar o herir, pueden convertirse en armas). Textos antiguos citados por
el proyecto Tejedor, citado por DONNA, p. 163.

88
ROBO A MANO ARMADA

entraña que el arma esté en capacidad de funcionar o que esté lista para
disparar. Desde esta óptica no calificarán como armas aquellas defectuo-
sas o descargadas, ni las “armas aparentes” ni las de juguete o aquellas
que estando cargadas no hayan sido desaseguradas(35). Una pistola descar-
gada no tiene aptitud para poner en peligro ni la vida ni la integridad físi-
ca de la víctima.

También se ha discutido el supuesto de que el arma no haya sido car-


gada con los proyectiles que le son propios sino con otros compatibles
pero menos peligrosos. En estos casos, la doctrina alemana(36) desde 1998
considera en forma unánime que es suficiente que el arma esté lista para
ser disparada para que se produzca la agravante(37).

Esta discusión ha sido retomada en forma acrítica por la doctrina na-


cional e internacional. De ese modo, lo que se provoca son discusiones
estériles y confusiones interpretativas. El método comparado debe servir
para echar mano a conceptos foráneos que ayuden a explicar el ordena-
miento jurídico nacional, no cuando perjudiquen la vigencia del princi-
pio de seguridad jurídica. Por ejemplo, en la doctrina nacional se discute
si la agravante se configura cuando el agente porta el arma o solo cuando
la utiliza. Esta discusión es útil para el derecho alemán, puesto que el §
250 StGB prevé diversos supuestos que configuran la agravante bajo es-
tudio: a) portar un arma (en sentido técnico) o un instrumento peligroso,
b) portar “cualquier otro instrumento” para impedir o para vencer, me-
diante violencia o intimidación, la resistencia del agraviado, c) y hacer
uso del arma o del instrumento peligroso con ocasión del robo.

De tal suerte que en el Derecho alemán sí tiene sentido distinguir


entre portar el arma (pena no menos de tres años) y hacer uso del arma
con ocasión del robo (pena no menor de cinco años).

Para los alemanes, el robo se entiende agravado por el solo hecho de


portar el arma, no solo por utilizarla con ocasión del robo para impedir o
para vencer mediante violencia o amenaza de violencia la resistencia de

(35) RENGIER, p. 72.


(36) Fischer § 244, Rn. 27; WESSELS/HILLENKAMP, BT 2, Rn. 259.
(37) En contra: BREGLIA/GAUNA, p. 146.

89
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

la víctima(38). Tampoco es importante determinar quién portaba el arma(39)


o si el arma se llevaba en la mano o en el cuerpo(40). Es suficiente que el
arma esté a disposición del partícipe, esto es, cuando pueda ser tomado
de otro y ser utilizado, como por ejemplo, cuando el arma le es sustraída
a la víctima o a un tercero(41). La ratio del agravamiento de la pena reside
en el peligro latente de su uso en una situación de robo, al margen de la
intención de su utilización(42).

Por su parte, la doctrina argentina encuentra el fundamento de la


agravante en dos consideraciones: “hay dos razones que se conjugan para
intensificar la pena; por un lado, el mayor poder intimidante del arma y,
por otro, el peligro real que constituye para el agraviado la utilización del
arma por parte del agente”(43).

Nuestra teoría asume el primer argumento antes reseñado pero recha-


za el segundo, pues, conforme a nuestra legislación, las lesiones leves y
las lesiones graves configuran otro supuesto autónomo a la mera intimi-
dación a causa de la exhibición de las armas. Y, si bien las lesiones pue-
den no producirse en un caso en concreto, no tiene sentido hablar de “pe-
ligro real” al margen de la altamente probable lesión al bien jurídico
vida o integridad física del agraviado. Para nuestro Código Penal o bien
se intimida al agraviado con la exhibición del arma o bien se lo lesiona
con el uso del arma; no cabe un supuesto intermedio de mera puesta en
peligro. Incluso la amenaza puede no ser veraz desde el punto de vista
del agente que la profesa (dice que le volará los sesos a la persona si no
le da el dinero a pesar de apuntarle con una pistola de fogueo), pero nadie
puede seriamente discutir que la simple amenaza de padecer dicho mal es
lo que finalmente inclinará la balanza hacia el agente y determinará que
el robo se produzca sin mediar resistencia.

La mera puesta en peligro no está recogida, pues, en el robo agrava-


do. Quienes piensan lo contrario dan la chance al agresor de alegar como

(38) FISCHER, 1720.


(39) LACKNER/KÜHL, p. 1142.
(40) LACKNER/KÜHL, p. 1143.
(41) LACKNER/KÜHL, p. 1143.
(42) RENGIER, p. 70.
(43) DONNA, p. 159.

90
ROBO A MANO ARMADA

argumento de defensa, por ejemplo, que el arma era inofensiva (por ser
de fogueo, por ejemplo), pero este argumento es impertinente pues nadie
se puede defender sobre un presupuesto legal inexistente. Cuando una
persona conduce un vehículo bajo estado de ebriedad comete el delito
respectivo por el solo hecho de conducir en tal condición. En ese caso, la
producción de un fin concreto, aunque probable, no interesa. En la agra-
vante bajo estudio sucede lo contrario porque la producción del fin con-
creto, el despojo de las pertenencias del agraviado, sí interesa, así como
el modo en que se produjo, esto es, mediante intimidación que, guste o
no a los doctrinarios, corresponde valorar desde el punto de vista subje-
tivo, según un ciudadano promedio visto envuelto en una circunstancia
similar.

Por su parte, la doctrina nacional(44) afirma que el robo a mano arma-


da se configura cuando el agente porta o hace uso de un arma al momento
de apoderarse ilegítimamente de un bien mueble de su víctima(45).

Así se dirá: “la sola circunstancia de portar el arma por parte del
agente a la vista de la víctima, al momento de cometer el robo, confi-
gura la agravante”(46). Si la víctima nunca vio el arma que portaba el
autor, entonces no se configurará la agravante. La razón que se aduce es
que la víctima se “atemorizó menos”(47). De otra opinión es Peña Cabre-
ra quien afirma: “se requiere que el agente utilice de forma efectiva el
arma en cuestión, en el caso de producirse el apoderamiento con sustrac-
ción; sin usarla pese a contar con ella, será un hurto y no un robo agrava-
do. No basta el hecho de llevar o portar un arma”(48). Aquí se aprecia la
presencia de los conceptos de portar, exhibir y usar, cuya conjunción en
la práctica puede captarse con la siguiente cita: “El uso de armas o me-
dios peligrosos no es el mero porte de las mismas sin exhibirlas y, a su
vez, la sola exhibición tiene que entenderse absorbida en la misma idea
de intimidación. La cualificación se produce cuando las armas o medios
son efectivamente utilizados, disparando, golpeando, agrediendo, y con

(44) SALINAS, p. 962.


(45) La doctrina española entiende por uso “no solo la utilización agresiva o el disparo en el caso de armas de
fuego, sino también la exhibición de carácter intimidatorio”. BAJO FERNÁNDEZ, p. 414.
(46) SALINAS, p. 962.
(47) SALINAS, p. 962.
(48) PEÑA, p. 240-241.

91
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

independencia de la pena imponible por la agresión ejecutada o intenta-


da. Es, por lo tanto, una agravación por el medio empleado en el robo
violento”(49).

Esa idea tiene sentido en el Derecho Penal español pues en su ar-


tículo 242 inciso 3 literalmente se señala que la cualificación procede
cuando “el delincuente hiciere uso de armas u otros medios igualmente
peligrosos”. Para nuestro Código penal no tiene sentido esperar a “dispa-
rar, golpear y agredir” a la víctima, pues estos supuestos ya están cubier-
tos, por ejemplo, por la producción de lesiones leves y graves (artículo
189, segundo párrafo, numeral 1 y tercer párrafo in fine).

Nuestro legislador no ha agravado el robo “en forma diferencia-


da”, es decir, según que el agente haya “portado” (primer supuesto) o
“usado” (segundo supuesto) el arma, en tanto y en cuanto ha puesto el
acento sobre la intimidación que produce el arma en la psique de la víc-
tima. En ese orden de ideas, soy de la opinión que no se pueden entender
los conceptos de portar/usar el arma al margen del concepto de intimi-
dación pues, para decirlo en forma gráfica, son elementos de una misma
fórmula. De tal suerte que, con respecto al artículo 189 inciso 3 del CP, el
mero hecho de portar el arma no representa la causa de la agravación de
la pena, sino el intimidar con el arma que se lleva consigo, resultando
insignificante, ejemplificando con el revólver, si se disparó o no, si esta-
ba cargado o no, si estaba o no con seguro, si era real o de fogueo, y con-
sideraciones análogas, supuestos que, en todo caso, permitirían graduar
la pena pero no modificar el tipo agravado de robo para convertirlo, por
ejemplo, en un hurto como piensan algunos.

Quienes argumentan que el legislador solo agrava el delito de robo


cuando el agente “usa” el arma plantean el problema, a mi entender, en
forma incorrecta. Solo para encontrar un argumento decisivo en con-
tra diremos que el propio concepto de amenaza de peligro inminente
para la vida o la integridad física –que es indicativo de un condicional
(“si no me entregas el dinero te disparo”, y por tanto, el disparo al cuer-
po puede o no ocurrir)–, contradice el concepto de uso, que implica una

(49) QUINTERO, p. 620.

92
ROBO A MANO ARMADA

acción presente. De tal suerte que no se ha reparado en que se trata de su-


puestos de hecho autónomos.

En tal sentido, resulta correcta la postura que señala: “Usar armas


significa no solo su utilización directa conforme a su destino, y según su
clase y calidad, disparando, pinchando, cortando o golpeando, sino tam-
bién su exhibición con fines intimidatorios o amenazantes, pues una de
las características innatas de las armas es el miedo o temor que infunden
a quienes se coacciona o amedrenta con ellas, y la acción así ejercitada,
conlleva incuestionablemente un mayor riesgo o peligro”(50).

3. En cuanto a las armas aparentes


Se discute en la doctrina nacional el supuesto en que el agente usa
armas aparentes tales como revólver de fogueo, pistola de juguete o ca-
chiporra de plástico. Para comenzar, hay que llamar la atención de una
contradicción en los términos en la expresión “uso de armas aparentes”,
porque una arma aparente, por definición, no puede usarse, sino solo
exhibirse.

Según un sector de la doctrina nacional el uso de armas aparentes no


configura la agravante bajo estudio, debido a que “el empleo de un arma
aparente demuestra una falta de peligrosidad en el agente, quien en nin-
gún momento ha querido causar un daño grave a la víctima”(51). Desde
otro punto de vista se ha dicho que la agravante no se aplica por inido-
neidad del medio cuando el instrumento era simulado o inservible (Villa
Stein). Según la primera opinión, se acreditaría la falta de intención de
“causar un grave daño a la víctima”. Según la segunda opinión, el estado
del mismo instrumento acreditaría su falta de peligrosidad. Allá, falta de
peligrosidad del agente; acá, falta de peligrosidad del medio empleado.

Pero al fin y al cabo, la idea es la misma, esto es, que la exhibición de


un instrumento tal durante el acto delictivo no debiera conllevar la sub-
sunción en la agravante. Sin embargo, esta interpretación, además de ol-
vidar a la víctima (titular del bien jurídico protegido por la norma), pasa

(50) ARROYO DE LAS HERAS y MUÑOZ CUESTA, citado por DONNA, p. 165.
(51) BRAMONT-ARIAS, p. 312.

93
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

por alto el elemento psicológico que produce en la víctima la exhibi-


ción del arma aparente y que lo estimula a “dejarse robar”. Este elemen-
to psicológico está normativizado en el artículo 188 del Código Penal
con respecto a la víctima, no en relación al victimario, por lo que care-
ce de sentido indagar la voluntad del agente. Lo decisivo, entonces, pasa
por indagar la representación que se formó la víctima al momento en que
entró en contacto con el instrumento. En ese orden de ideas considero
que debería aceptarse como jurídicamente irrelevante la representación
que se forma la víctima del instrumento si, según las circunstancias, era a
todas luces manifiesta la inidoneidad del medio (ejemplo, una cachiporra
de plástico que a todas luces se vea como tal). El juez debería valorar el
medio utilizado “poniéndose en los zapatos de la víctima”.

En cuanto a la problemática del arma de fuego falsa, de juguete,


inútil o descargada, la doctrina argentina ha señalado: “Para que exis-
ta el robo agravado por el empleo de armas, deben reunirse dos requi-
sitos: uno es el efecto intimidante en la víctima, y el otro que ese efec-
to tenga un correlato real, en cuanto se ha corrido real riesgo de que el
arma sea empleada como tal, peligro que con las armas que no son tales o
están descargadas, obviamente no ocurre”(52). En esta línea se encuentran
Molinario-Aguirre, Donna, Nuñez, Soler y Creus. Haré algunas críticas
puntuales.

Al exigir únicamente que el efecto intimidante “tenga correlato real”


se olvida la excepción que pone Creus “salvo que en la emergencia se
utilicen como armas impropias”(53). Por eso es que yo aconsejo el ensayo
práctico para probar si el instrumento causa, efectivamente, lesiones –aun
cuando estas conforman otra agravante, como ya se explicó–. Si se pro-
bara que el arma de juguete es apta para producir lesiones, entonces:

a) Resultaría superflua la tesis de Creus de que se exija su utiliza-


ción como armas impropias, pues no me parece razonable que se
le exija al agraviado probar primero, en miras de la aplicación de
la agravante, que el delincuente le pinchó, cortó o golpeó;

(52) MOLINARIO-AGUIRRE, citado por DONNA, p. 166.


(53) “Por ejemplo, esgrimir un pesado máuser como maza contundente”. CREUS, p. 456.

94
ROBO A MANO ARMADA

b) Resultaría infundada la tesis de Nuñez(54) de que lo único que se


configura es una “simulación de violencia”, pues mediante el ex-
perimento que aconsejo se probaría que sí existió violencia (vis
compulsiva);

c) Resultaría infundada la observación de Soler(55) de que es nece-


sario que el dolo del autor consista precisamente en el empleo de
algo “que sea un arma también para él”, pues aplicando el experi-
mento podríamos concluir que, a menos que el delincuente sea de
otro mundo, también compartiría la opinión de su aptitud como
arma impropia. Allí radica el dolo del agente, en estar conscien-
te de que, dada las circunstancias, pueda emplear el instrumen-
to como arma impropia. Por tanto, se equivocan quienes piensan
que el dolo consiste en tener conocimiento que el arma no puede
utilizarse conforme a su destino, y según su clase y calidad pues
a través de dicho razonamiento, además de echar por tierra toda
la capacidad innata del arma impropia, se parte de una premisa
teórica exagerada en relación a un delincuente común, esto es,
que este tiene la capacidad intelectual para abstraerse y discernir
entre el concepto de arma propia e impropia;

d) Quedaría evidenciada la incoherencia argumentativa de la doc-


trina argentina antes citada puesto que, como reconoce Donna:
“Nuestro Código, cuando agrava la pena del robo cometido con
armas, se refiere tanto a las armas propias como a las impropias,
y así lo ha entendido toda la doctrina”(56).

La jurisprudencia nacional, sin embargo, se ha basado no tanto en la


eficacia del arma para producir un peligro real para la víctima sino que ha
preferido colocarse en el lugar de la víctima, valorando el poder intimi-
datorio del instrumento al punto de vulnerar su libre voluntad. Esta co-
rriente jurisprudencial la considero sana, en tanto, se ajusta a la ratio de
la norma.

(54) Citado por DONNA, p. 166.


(55) Citado por DONNA, p. 167.
(56) Donna, 163. Si se parte de dicha premisa, luego no se puede concluir sin violentar el principio de no
contradicción: “querer imputar subjetivamente el uso de arma y agravar el robo cuando el sujeto no tiene
dolo de robar con armas, es la vuelta a la responsabilidad objetiva, y por ende la violación de principios
básicos, como el de culpabilidad”. DONNA, p. 169.

95
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

4. En cuanto al concurso
También se ha dicho que “si del disparo acaecen lesiones graves,
habría que apreciar un concurso delictivo”, apreciación que no comparto
en vista de que existe un supuesto autónomo que subsume a las lesiones
graves. Me refiero al último párrafo del texto legal bajo comento(57).

En cuanto al concurso con el delito de tenencia ilegal de armas se


ha dicho que “solo ha de descartarse el concurso cuando la tenencia del
arma es legítima, mas no cuando es ilegal su posesión, en este caso ha de
castigarse al autor por robo agravado en concurso con el delito de tenen-
cia ilegal de armas”(58). Parecería correcta esta afirmación puesto que hay
dos conductas distintas que afectan diferentes bienes jurídicos (propiedad
y seguridad pública), siendo uno de ellos de carácter permanente (tenen-
cia ilegal de arma) y otro instantáneo (robo)(59). Sin embargo, sería más
práctico proceder al agravamiento de la pena vía determinación judicial,
como apunta Muñoz Conde(60).

Creo conveniente añadir que si el agente portó un arma de fuego,


pero no fue exhibida ni mencionada durante el robo, cabría invocar el de-
lito de tenencia ilegal de armas, pero no así la agravante bajo estudio. Es
decir, solo en ese caso percibo la conveniencia de un concurso y que se
daría entre robo simple y tenencia ilegal de armas.

5. En cuanto a la comunicabilidad entre los partícipes


Pienso que no tiene sentido hablar de “comunicabilidad de circuns-
tancias” para el caso de la configuración de la agravante bajo estudio. En
el derecho español se ha dicho: “En caso de que sean varios los ejecuto-
res de un robo, la circunstancia de que fueran todos o uno u otro de los
intervinientes quienes llevaran el arma no tiene relevancia, pues la cir-
cunstancia agravante de uso de armas es una circunstancia indudable-
mente de carácter objetivo, consistente en la ejecución material del hecho
o en los medios empleados para realizarla, que permite la agravación, de
acuerdo con lo previsto en el artículo 65 del CP, siempre que el sujeto

(57) PEÑA, p. 241.


(58) PEÑA, p. 243.
(59) BREGLIA/GAUNA, p. 149.
(60) MUÑOZ, p. 410.

96
ROBO A MANO ARMADA

haya tenido conocimiento de su concurrencia en el momento de realizar


la acción”(61). Por su parte, el § 250 StGB señala que el robo agravado
se produce cuando el agente “u otro partícipe en el robo” porta o usa un
arma (en sentido técnico) o un instrumento peligroso, para impedir o para
vencer, mediante violencia o intimidación, la resistencia del agraviado.

Nuestro Código Penal es más claro que los códigos alemán y español
porque separa, en el primer párrafo del artículo 189 del CP, dos supues-
tos autónomos: “a mano armada” (inciso 3) y “con el concurso de dos o
más personas” (inciso 4), lo que significa que la circunstancia agravante
bajo estudio está pensada para un solo agente que perpetra el robo. De tal
forma que resulta ocioso discutir los supuestos efectos de la comunicabi-
lidad de las circunstancias en el tema bajo estudio, salvo para un caso sui
géneris: que se acredite (aunque ello es sumamente difícil) haber existi-
do un acuerdo previo entre los copartícipes de que no se porten o utilicen
armas en la ejecución del hecho, y uno de ellos, violando dicho pacto,
sorpresivamente extrae el arma. En tal supuesto coincido con Donna en
que “esta circunstancia no puede imputárseles a los otros cómplices”(62).
Toda vez que en dicho caso se activarán dos causales (inciso 3 e inciso
4), la problemática se resolverá en la práctica imponiendo mayor pena a
quien merece mayor reproche (quien usó el arma violando el pacto).

III. BIBLIOGRAFÍA

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Derecho Penal. Akal, Madrid, 1994.

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Penal. Parte Especial. Vol. II, Centro de Estudios Ramón Aceres,
Madrid, 1998.

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María del Carmen. Manual de Derecho Penal. Parte Especial.
San Marcos, Lima, 1998.

(61) SUÁREZ-MIRA, p. 252. Es suficiente el dolo eventual (SERRANO/SERRANO, p. 391).


(62) DONNA, p. 170. Del mismo modo, a contrario sensu: BLEGLIA/GAUNA, p. 141; MUÑOZ, p. 410.

97
JOSÉ BALCÁZAR QUIROZ

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• LACKNER, Karl y KÜHL, Kristian. Strafgesetzbuch Kommen-


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• PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Derecho Penal. Parte Es-


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drid, 2005.

• TOFAHRN, Sabine. Strafrecht. Besonderer Teil II: Straftatenge-


gen Vermögenswerte. Beck, München, 2013.

98
Robo agravado con arma de fuego
y tenencia ilegal de armas
Resolución de una añeja problemática concursal

Juan Carlos Tello Villanueva(*)

El autor desarrolla las principales características de los delitos


de robo agravado y tenencia ilegal de armas. Así, pues, apoyán-
dose en principios de lógica interpretativa, inicia el análisis de
ambos delitos sobre la base de principios de especialidad, subsi-
diariedad, y consunción; para considerar finalmente que el delito
de tenencia ilegal de armas deja de ser uno de peligro abstracto
cuando se usa el arma, por lo tanto, se convierte en parte de la fi-
gura típica del robo.

I. PLANTEAMIENTO DEL TEMA

El delito de robo agravado ha planteado una serie de discusiones den-


tro de la dogmática y la jurisprudencia, una de ellas, y quizá la que más
controversias ha generado y sigue generando, es la referida a su perpetra-
ción mediante el empleo de arma de fuego(1) (“mano armada”); pues en
esta última hipótesis, lo que se discute es si además se configura o no el
delito de tenencia ilegal de armas (en adelante, TIAF).

En efecto, una posición ha planteado que entre ambas figuras delicti-


vas existiría una relación concursal de naturaleza real, pues se trataría de

(*) Docente de Derecho Penal y Procesal Penal en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad Nacional de Cajamarca y en la Universidad Privada del Norte. Abogado del área penal del
Consorcio Jurídico Castillo & Castillo Abogados.
(1) Código Penal
Artículo 189.- “La pena será no menor de doce ni mayor de veinte años si el robo es cometido: (…) 3. A
mano armada (…)”.

99
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

dos acciones independientes; mientras que otra postura señala que más
bien se trataría de un concurso aparente, siendo que el robo agravado
“englobaría” al delito de TIAF. Incluso nuestra Suprema Corte ha segui-
do los alcances de esta última posición(2).

Y quizá, la balanza se incline en favor o en contra de tal o cual posi-


ción, ello debido a la naturaleza argumentativa del derecho; sin embargo,
conviene centrar la discusión y abordarla de manera frontal, pues como
destacó Henry Ford: “La mayoría de personas gastan más tiempo en ha-
blar de los problemas que en afrontarlos”.

Por otro lado, la importancia del tema en cuestión, radica en que sus
alcances no solo son teóricos sino fundamentalmente prácticos, especial-
mente en el ámbito de la determinación de la pena, la prognosis de esta
como presupuesto de la prisión preventiva; y, sobre todo, porque de por
medio se encuentra el análisis de la vulneración o no del principio “ne bis
in idem”.

En tal contexto, la resolución de dicha problemática pasa por respon-


der la siguiente interrogante: ¿Cuál es la relación concursal que existe
entre el delito de robo agravado con arma de fuego y el de tenencia
ilegal de armas de fuego?

En tal sentido, el presente artículo tiene por finalidad establecer cuál


es la relación concursal que existe entre ambas figuras delictivas, asu-
miendo la posición más acorde con los lineamientos y bases de nuestro
Derecho Penal. Sin embargo, antes de ello, es necesario que desarrolle-
mos un marco teórico que nos sirva de referencia para resolver adecuada-
mente la interrogante formulada.

(2) Para un análisis detallado de los criterios doctrinales y jurisprudenciales sobre esta problemática, véase
ítem III.

100
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

II. MARCO TEÓRICO

1. Delito de robo agravado


El robo agravado puede definirse como “aquella conducta por la cual
el agente haciendo uso de la violencia o la amenaza sobre su víctima,
sustrae un bien mueble total o parcialmente ajeno y se apodera ilegíti-
mamente del mismo, con la finalidad de obtener un provecho patrimo-
nial, concurriendo en el accionar alguna o varias circunstancias agravan-
tes previstas en el Código Penal”(3).

Teniendo en cuenta el nomen iuris de esta figura “agravada”, se en-


tiende que previamente debe verificarse la concurrencia de los elemen-
tos objetivos y subjetivos del tipo básico (robo simple)(4), caso contrario
no existe robo agravado. En otras palabras, “una vez establecido que el
robo agravado descansa sobre los presupuestos del robo simple, puede
afirmarse que el robo agravado engloba todos los presupuestos exigidos
para su calificación como agravado y por lo tanto se ha consumado el
ilícito”(5).

En tal sentido, el tipo básico de robo exige la concurrencia de violen-


cia y/o amenaza como medios para la sustracción del bien mueble, por
ello consideramos necesario explicar estos elementos descriptivos, pues
son los que dan particularidad a esta figura delictiva.

La “violencia física” debe presentarse en la ejecución de sustracción


del bien mueble, y se entiende como “la coacción física ejercida sobre
una persona para vencer su voluntad y a realizar algo que no quiere o a
ceder en algo a lo que se opone (a que otro se apodere de[l] bien o bie-
nes muebles ajenos)”(6); esta violencia es el medio para la sustracción
y posterior apoderamiento del bien y no tiene un fin en sí misma, ejer-
ciéndose sobre el cuerpo de la víctima (vis corpore aficcta) para facilitar

(3) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal. Parte especial. 1ª reimp., Idemsa, Lima, 2005, p. 723.
(4) Para un análisis pormenorizado de los elementos del tipo básico, véase: SALINAS SICCHA, Ramiro.
Ob. cit., p. 723.
(5) VILCAPOMA BUJAICO, Walter. La calificación del delito de robo agravado. 1ª edición, Grijley, Lima,
2003, p. 63.
(6) Ibídem, p. 64.

101
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

la sustracción del bien mueble de la que es detentadora, poseedora o


propietaria.

Por otro lado, en relación con la “intimidación o amenaza”, esta


“consiste en el anuncio o conminación de un mal inmediato grave, per-
sonal y posible que inspire al perjudicado un sentimiento de miedo, an-
gustia o desasosiego ante la posibilidad de un mal real o imaginario, de
suerte que la intimidación puede producirse de manera expresa median-
te la exteriorización con palabras de la amenaza del mal o implícitamente
cuando el comportamiento que proceda a la toma de las cosas o a la peti-
ción de las mismas para proceder a su apoderamiento haga perfectamente
deducible el pronóstico de causar un mal si se opone resistencia a los de-
seos del agente”(7).

Siendo ello así, una vez afirmados, en el caso concreto, la presencia


de estos elementos, deberá analizarse si se configura alguna o algunas de
las agravantes previstas en el artículo 189 del Código Penal, dentro de las
cuales tenemos cuando el robo se perpetra “a mano armada”; y cuando se
emplea un arma de fuego, siendo “(…) el efecto intimidante del arma lo
que se levanta como elemento cualificante”(8).

2. Concurso de delitos y de leyes


Así como es posible la extensión de la tipicidad a otras personas con
la problemática de la pluralidad de sujetos, del mismo modo es factible
que el sujeto (o sujetos) pueda cometer una o varias acciones y provocar
uno o varios delitos. Esto último trae como consecuencia el estudio de las
reglas para dilucidar la aplicación del Derecho Penal en estos casos(9).

Precisamente, la adecuación de una conducta a un tipo legal exige es-


tablecer previamente si existe una relación entre diversos tipos aplicables
(concurso aparente de leyes), y determinar si hay unidad o pluralidad de
acciones realizadas (concurso de delitos). “Así, los concursos de delitos
son casos de concurrencia de tipos penales si que ninguno excluya al otro

(7) Ibídem, pp. 67-68.


(8) Ibídem, p. 76.
(9) Cfr. REYNA ALFARO, Luis Miguel. Derecho Penal II. Parte General. Universidad Inca Garcilaso de la
Vega, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Lima, 2004, p. 171.

102
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

–como en el caso del concurso aparente de leyes–, en los que se afectan


diferentes normas penales”(10).

Teniendo en cuenta los objetivos del presente artículo, en primer


lugar, nos ocuparemos del análisis de la problemática de la unidad o plu-
ralidad de acciones realizadas; y, en segundo término, de los criterios que
nos ayudan a solucionar el asunto de la concurrencia aparente de tipos
penales.

2.1. Sobre el concurso de delitos


Respecto al primer tema, existen varias teorías explicativas(11), sien-
do una de las más aceptadas la denominada “unidad jurídica de acción”.
Este criterio señala que la unidad de acción viene determinada desde una
interpretación jurídico-penal y que existe cuando se da unidad subjetiva
y unidad en la ejecución del comportamiento típico. La primera impli-
ca que la unidad de acción se da solo cuando el autor pretende desde el
principio una secuencia de actos o se propone el comportamiento sub-
siguiente como muy tarde durante la ejecución del comportamiento pre-
cedente. El segundo hace referencia a que la unidad de acción presupo-
ne, además, una sucesión de los diversos actos, de modo que el autor,
según su representación, mediante la ejecución del acto precedente da co-
mienzo directamente a la realización del subsiguiente, tanto si vincula
con el acto una representación de resultado (en el dolo) como si no (en la
imprudencia)(12).

A nuestro criterio, existirá unidad de acción cuando, pese a exis-


tir ontológicamente varias acciones, desde el punto de vista del Derecho
Penal exista vinculación –“unidad jurídica”– entre las acciones, en mérito
de la finalidad perseguida por el autor y el sentido del tipo penal corres-
pondiente. De esta manera, si existe unidad jurídica con base en estos cri-
terios, estaremos ante un supuesto de concurso ideal y, de no ser así, es-
taremos ante un caso de concurso real.

(10) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte General. 1ª reimp., Grijley, Lima, 2006,
p. 680.
(11) Con amplitud véase: ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Manual de Derecho Penal. Tomo II, 5ª edición, Edi-
ciones Jurídicas, Lima, 1986, pp. 777-779.
(12) Cfr. VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Ob. cit., pp. 682-683.

103
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

El concurso ideal, también llamado formal, es definido como “(…) la


confluencia de dos o más infracciones delictivas ocasionadas por una sola
acción del sujeto”(13). La consecuencia jurídica, según el artículo 48 del
Código Penal, es que podrá reprimirse hasta con el máximo de la pena
más grave, pudiendo incrementarse esta hasta en una cuarta parte, sin que
en ningún caso pueda exceder de treinta y cinco años.

Por otro lado, el concurso real, llamado también material, “(…) se


presenta cuando un sujeto realiza varias acciones punibles de las que se
derivan la comisión de otras tantas infracciones penales”(14). La conse-
cuencia jurídica, según el artículo 50 del Código Penal, es que se suma-
rán las penas privativas de libertad que fije el juez para cada uno de ellos
hasta un máximo del doble de la pena del delito más grave, no pudiendo
exceder de treinta y cinco años.

2.2. Sobre el concurso de leyes


Respecto al segundo tema, la problemática no reside en determinar
la unidad o pluralidad de acciones, sino que en este caso, pese a existir
unidad de acción –como en el concurso ideal– no existe concurrencia de
tipos penales, sino que esta solo es aparente; dando origen al estudio de
los “criterios” o principios que nos ayudan a darles solución.

Para entender el significado de los distintos principios de solución


del concurso de leyes penales, hay que revisar la obra de Klug(15). Según
este autor, al concepto de concurso de leyes hay que aproximarse no solo
con medios de análisis lógico-conceptuales, sino también teniendo en
cuenta aspectos teleológicos, ya que la misma clasificación lógica puede
llevar bajo distintos aspectos teleológicos a consecuencias diferenciables.

(13) Ibídem, p. 696. Sobre el concepto y contenido de este tipo de concurso como del denominado real,
véase: MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 6ª edición, Reppertor S.L., Barcelona,
2003, pp. 669-673; MUÑOZ CONDE, Francisco y GARCÍA ARÁN, Mercedes. Derecho Penal. Parte
General. 4ª edición, Tirant lo Blanch, Barcelona, 2000, pp. 532-535; HURTADO POZO, José. Dere-
cho Penal. Parte General I. 3ª edición, Grijley, Lima, 2005, pp. 928-934.
(14) VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Ob. cit., p. 702.
(15) KLUG, Urlich. “Sobre el concepto de concurso de leyes”. En: Problemas de la Filosofía y de la pragmá-
tica del Derecho. Alfa, México, 2002, p. 59 y ss.

104
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

Este autor señala que, desde el punto de vista lógico, existe un nú-
merus clausus de posibilidades de relación entre los tipos: estos solo po-
drán estar entre sí en relación de heterogeneidad, identidad, subordina-
ción o interferencia. La lógica de conceptos no dejaba abierta ninguna
otra posibilidad. Al analizar cuál era la relación lógica que se correspon-
día con cada uno de los principios de solución del concurso de leyes,
llegó a las siguientes conclusiones:

a) La estructura lógica-conceptual de la especialidad es la subordi-


nación (inclusión). Conforme a su definición –cada objeto bajo
el concepto A cae, al mismo tiempo, bajo el concepto B, sin que
valga lo contrario– es posible que un mismo tipo legal esté en re-
lación de especialidad con dos o más tipos.

b) Rechaza que la estructura lógico-conceptual de la subsidiariedad


sea la inclusión o subordinación, ya que en ese caso el tipo sub-
sidiario no podría aplicarse nunca y sería, en consecuencia, su-
perfluo. Entre el tipo principal y el subsidiario hay una relación
de interferencia, porque hay casos que solo realizan el tipo prin-
cipal, otros el tipo subsidiario y, finalmente, otros que realizan
ambos.

c) Más complicada resulta la clarificación de los fundamentos ló-


gico-conceptuales de la consunción. Gran parte de los casos que
habitualmente son considerados como de consunción, pese a que
aparecen como parecidos a la especialidad, no encajan exacta-
mente en el esquema de la especialidad. Puesto que las posibi-
lidades de ordenación conceptual son tasadas (heterogeneidad,
identidad, subordinación e interferencia), no queda sino afirmar
que la estructura lógico-conceptual que sirve de base a la consun-
ción no es la subordinación, sino la interferencia. Así, entiende
Klug, que se puede considerar la consunción como un caso espe-
cial de subsidiariedad, como un caso de subsidiariedad tácita su-
puesta por la ley.

d) Respecto al concepto de alternatividad, luego de analizar sus dis-


tintas interpretaciones, deduce que la relación lógica que le co-
rresponde es la de subordinación, como un caso especial de con-
curso de leyes.

105
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

Como resultado general de su investigación concluye que los tipos


legales solo pueden estar unos con otros en relación de interferencia, su-
bordinación o heterogeneidad. En el caso de concurso de leyes, señala
que, puesto que la heterogeneidad no puede motivar el concurso de leyes,
quedan a disposición solo dos constelaciones lógico-conceptuales: la in-
terferencia y la subordinación. En tal sentido, solo son admisibles dos
tipos de concurso de leyes: especialidad (que se corresponde con la su-
bordinación) y subsidiariedad (expresa o tácita). Los conceptos de alter-
natividad y consunción aparecen como superfluos.

En este orden de ideas, y observando parcialmente los resultados de


Klug, a efectos del presente artículo, vamos a desarrollar los principios
de especialidad, subsidiariedad y consunción(16).

En cuanto al principio de especialidad, es el único unánimente reco-


nocido por la doctrina. Gráficamente se corresponde con la imagen de dos
círculos concéntricos (gráfico 1), que equivale a la relación de inclusión
o subordinada. Justamente porque la ley especial recoge mayor número
de peculiaridades del hecho y tiene preferencia respecto de la general (lex
specialis derogat legi generali). El elemento específico puede referirse al
sujeto activo, al sujeto pasivo, a una relación entre conceptos, al objeto del
delito, a la modalidad de la acción o a la tendencia de la acción.

G.1 ESPECIALIDAD

Subordinación

(16) Como ya se señaló, la consunción para Klug será un caso de subsidiariedad tácita.

106
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

En cuanto a la subsidiariedad, esta se da entre aquellos preceptos


penales, respecto de los cuales uno (el subsidiario) solo es aplicable en
caso de que no entre en juego el otro (el principal) (lex primaria derogat
legi subsidiariae); gráficamente se representa con la imagen de dos cír-
culos secantes. Tomando como punto de partida este concepto formal, se
distinguen dos clases de subsidiariedad: expresa y tácita. Respecto a la
primera, como la ley establece una cláusula de subsidiariedad, no genera
mayores problemas; sin embargo la segunda (consunción), presenta ma-
yores dificultades. (Véase gráfico 2).

G.2 SUBSIDIARIEDAD

Interferencia

En este orden de ideas, apelando al principio de consunción, la doc-


trina mayoritaria resuelve las relaciones entre los distintos estadios de
ataque al mismo bien jurídico o entre formas de ataque al mismo bien
jurídico de distinta intensidad. Así, el profesor Mir Puig(17), admite la
consunción cuando la interpretación del sentido de un precepto pone de
manifiesto que no pretende ser aplicado en el caso de que concurra otra
posible calificación más grave al hecho, por constituir esta una forma de
ataque más grave o acabada del mismo bien jurídico. Particularmente son
cuatro los grupos de casos en los que se considera media esta relación:

(17) MIR PUIG, Santiago. Ob. cit., pp. 678-679.

107
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

a) entre las distintas fases de realización el delito; b) entre delitos de peli-


gro y delitos de lesión; c) entre distintas formas de participación; d) entre
delito imprudente y delito doloso.

3. Concurso de leyes penales y principio de ne bis in idem


Pese a que en el artículo III del Código Procesal Penal de 2004 se
ha regulado este principio, corresponde a un ámbito poco estudiado en el
Derecho Penal peruano(18), por ello para conocer las facetas de su conteni-
do, vamos a recurrir a los criterios vertidos por el Tribunal Constitucional
en el Exp. Nº 02050-2002-AA/TC(19).

El Tribunal Constitucional, luego de destacar que este principio se


halla implícito en la Constitución –como contenido del derecho al debi-
do proceso–, en el fundamento 19 de la sentencia recaída en el precitado
expediente, ha señalado que este principio tiene dos facetas o doble con-
figuración: una material y otra procesal.

Respecto a la primera faceta, expresa: “(…) el enunciado según el


cual, ‘nadie puede ser castigado dos veces por un mismo hecho’, expresa
la imposibilidad de que recaigan dos sanciones sobre el mismo sujeto por
una misma infracción, puesto que tal proceder constituiría un exceso del
poder sancionador, contrario a las garantías propias del Estado de Dere-
cho. Su aplicación, pues, impide que una persona sea sancionada o casti-
gada dos (o más veces) por una misma infracción cuando exista identidad
de sujeto, hecho y fundamento”(20).

En cuanto a la faceta procesal, esgrime: “(…) tal principio signifi-


ca que ‘nadie pueda ser juzgado dos veces por los mismos hechos’, es
decir, que un mismo hecho no pueda ser objeto de dos procesos distintos

(18) Cfr. CARO CORIA, Dino Carlos. “El principio de ne bis in idem en la jurisprudencia del Tribunal Cons-
titucional”. [Documento PDF] extraído el 26 de setiembre de 2012, actualizado el 26 de noviembre de
2012. Disponible en: <http://www.ccfirma.com/publicaciones/pdf/caro/El%20principio_de_ne_bis_in_
idem.pdf>.
(19) [Documento PDF] extraído el 26 de setiembre de 2012, actualizado el 26 de noviembre de 2012. Dispo-
nible en: <www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/02050-2002-AA.html>.
(20) Además, en el mismo fundamento, precisa: “(…) el elemento consistente en la igualdad de fundamento
es la clave que define el sentido del principio: no cabe la doble sanción del mismo sujeto por un mismo
hecho cuando la punición se fundamenta en un mismo contenido injusto, esto es, en la lesión de en un
mismo bien jurídico o un mismo interés protegido”.

108
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

o, si se quiere, que se inicien dos procesos con el mismo objeto. Con ello
se impide, por un lado, la dualidad de procedimientos (por ejemplo, uno
de orden administrativo y otro de orden penal) y, por otro, el inicio de un
nuevo proceso en cada uno de esos órdenes jurídicos (dos procesos admi-
nistrativos con el mismo objeto, por ejemplo)”.

En relación con el tema que nos ocupa, si es que llevamos hasta sus
últimas consecuencias la formulación de la faceta material de este princi-
pio, podemos decir que, así como está prohibido castigar dos veces por
un mismo hecho, del mismo modo estará prohibido valorar dos veces la
misma infracción. Siendo ello así, no vemos el inconveniente para sos-
tener que este principio se constituye en el fundamento del concurso de
leyes penales(21).

Como respaldo de esta última afirmación, el Tribunal Constitucio-


nal español ha concretado la forma de operar de este principio en rela-
ción con el concurso de leyes, precisando que: “(…) La interdicción que
el principio supone no recae meramente sobre la sanción de los mismos
hechos (…) sino esencialmente sobre la sanción de la misma infrac-
ción. Detenerse en lo primero supondría negar la propia existencia del
concurso ideal de delitos (…) a evitar lo segundo –la reiteración puniti-
va por un mismo delito– tienden las técnicas de resolución del concurso
de leyes”(22). Asimismo, en la Sentencia 221/1997 del 4 de diciembre(23),
dicho Tribunal ha señalado que: “Siempre que exista identidad fáctica, de
ilícito penal reprochado y de sujeto activo de la conducta incriminada, la
duplicidad de penas es un resultado constitucionalmente proscrito, y ello
con independencia de que el origen de tal indeseado efecto sea de carác-
ter sustantivo o bien se asiente en consideraciones de naturaleza proce-
sal”. (Véase gráfico 3).

En definitiva, para la solución de cualquier problema concur-


sal, específicamente del concurso de leyes, independientemente del

(21) En el caso del concurso de leyes nos encontramos en esta última vertiente, pues el análisis de la concu-
rrencia de tipos penales involucra, en último término y en un mismo proceso, la concurrencia o no de
sanciones y/o infracciones.
(22) AUTO del TC 329/1995 del 11 de diciembre. [Documento PDF] extraído el 23 de septiembre de 2012,
actualizado el 25 de noviembre de 2012. Disponible en: <http://tc.vlex.es/vid/-58121728>.
(23) [Documento PDF] extraído el 23 de setiembre de 2012, actualizado el 25 de noviembre de 2012. Dispo-
nible en: <tc.vlex.es/vid/1-u-25-c-fa-f-3-2-4-5-15354995>.

109
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

análisis lógico-conceptual, es necesario observar este principio, con


la finalidad de llegar a soluciones coherentes no solo a nivel legal, sino
constitucional.

G.3

Doble sanción de los Problemática del


mismos hechos concurso de delitos

Doble sanción de la Problemática del


misma infracción concurso de leyes

III. PRONUNCIAMIENTO DE LA JURISPRUDENCIA Y LA


DOCTRINA

1. Criterios jurisprudenciales
En el Exp. N° 04240-95-LIMA(24) se ha dejado sentado que: “Que
teniendo en cuenta las forma y circunstancias en que tuvieron lugar los
hechos denunciados, la tenencia ilegal del arma de fuego en poder del en-
causado, no constituye delito independiente sino una agravante de la ten-
tativa de robo agravado (…) declararon HABER NULIDAD en la propia
sentencia, en la parte que condena a (…) por el delito de tenencia ilegal
de armas de fuego (…) reformándola ABSOLVIERON (…)”.

Siguiendo esta línea interpretativa, en el Exp. N° 00437-96-LIMA(25)


se ha señalado que: “El robo agravado con arma de fuego como instrumen-
to para ejecutarlo no puede ser considerado como delito independiente,

(24) GÓMEZ MENDOZA. Jurisprudencia penal. Tomo III, 1ª edición, Idemsa, Lima, 1997, pp. 80-81.
(25) GUÍA RÁPIDA DE JURISPRUDENCIA PENAL Y PROCESAL PENAL. División de Estudios Legales
de Gaceta Jurídica. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 103. El resaltado es nuestro.

110
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

pues dada la naturaleza del acto ilícito, el delito de tenencia ilegal de


armas se subsume en el inciso tercero del artículo 189 del Código Penal”.

Asimismo, tenemos la R.N. N° 4081-98-LA LIBERTAD(26), en la


cual la Sala Penal expresó: “De conformidad a lo establecido por esta Su-
prema Sala Penal en numerosas ejecutorias, el delito de robo agravado
con utilización de arma de fuego como instrumento para ejecutarlo sub-
sume al delito de tenencia ilegal de arma de fuego, no pudiendo ser con-
sideradas ambas figuras penales como delitos independientes (…) de-
clararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en el extremo que
condena a (…) por el delito contra la seguridad pública tenencia ilegal de
armas de fuego (…); reformándola en este extremo; ABSOLVIERON a
(…) de la acusación fiscal (…)”.

Del mismo modo, en la R. N. N° 4768-2000-SAN MARTÍN(27), se


expresó: “En lo referente al injusto penal atribuido al sentenciado, se ad-
vierte que el elemento vinculante que ha servido de fundamento, es la in-
cautación del arma de fuego cuando es intervenido por la policía en su
huida de la vivienda de los agraviados, el mismo que fue utilizado como
instrumento intimidante para ejercer la vis compulsiva y llevar a cabo el
apoderamiento del dinero, hecho que configura la circunstancia agravante
prevista en el artículo 189.3 del Código Penal y no puede ser considera-
do un delito independiente, pues ha existido unidad de acción en la actua-
ción del encausado caracterizado por una sola manifestación de voluntad
de ejecutar el acto, constituyendo este el objeto trazado y el empleo de
armas viene a ser el medio; en consecuencia la posesión ilegítima del re-
vólver debe subsumirse en el injusto penal de robo”.

También, en el Exp. N° 03607-2000-LA LIBERTAD(28), la Sala


Pena expresó: “El robo agravado con utilización de arma de fuego como
instrumento para ejecutarlo, no puede ser considerado como delito inde-
pendiente, conforme lo ha establecido esta Suprema Sala en numerosas
ejecutorias pues dada la naturaleza del acto ilícito, el delito de tenencia

(26) ROJAS VARGAS, Fidel. Jurisprudencia penal comentada. 1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009,
p. 323.
(27) DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA. Tomo 126, marzo, Lima, 2009, p. 236.
(28) CASTILLO ALVA, José Luis (director). Jurisprudencia penal. 1ª edición, Taller de Dogmática Penal
UNMSM, Jurista Editores, Lima, 2005, pp. 295-296.

111
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

Ilegal de arma de fuego se subsume en el inciso tercero del artículo cien-


to ochentinueve del Código Penal (…) HABER NULIDAD en la propia
sentencia en el extremo que (…) condena (…) por el delito Contra la Se-
guridad Pública –Peligro Común–, en la modalidad de Tenencia Ilegal de
Armas de Fuego (…) REFORMÁNDOLA (…) absolvieron (…)”.

Además, en el Exp. N° 02602-2003-EL SANTA(29), se precisó que:


“El procesado fue condenado por delito de robo agravado en el cual uti-
lizaron las armas de fuego que fueron halladas en el vehículo en el que
pretendía huir; por lo que estando a que el delito de tenencia ilegal de
armas de fuego se subsume al de robo agravado, el auto materia de grado
se encuentra arreglado a ley”.

Por último, la primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema


de Justicia, en el Exp. N° 00735-2005-CAJAMARCA(30), ha estableci-
do que: “En este contexto la Sala Suprema se pronuncia en el sentido de
que el delito contra la seguridad pública, tenencia ilegal de armas, es un
delito de peligro abstracto, es decir, basta que el sujeto activo se encuen-
tre en posesión del arma para que el hecho de por sí constituya delito,
esto es, no hace falta que se haya producido el resultado; agrega que a
pesar de ello, MÚLTIPLES EJECUTORIAS han establecido que el deli-
to de robo agravado, con utilización de armas de fuego como instrumen-
to para ejecutarlo, subsume al delito de tenencia ilegal de arma de fuego,
por lo tanto no pueden ser consideradas ambas figuras como delitos inde-
pendientes (…)”.

Luego de haber reseñado los criterios jurisprudenciales, cabe reali-


zar dos reflexiones. La primera, se considera que existe concurso aparen-
te alegando la “subsunción”; no obstante, no se precisa qué principio en
especial se está aplicando, como tampoco se advierte mayor profundiza-
ción en la argumentación para llegar a dicha conclusión. La segunda, la
posición que considera que existe concurso real, se encuentra implícita
en alguna de las ejecutorias reseñadas cuando se expresa “se declara la

(29) ÁVALOS RODRÍGUEZ, Constante Carlos y ROBLES BRICEÑO, Mery Elizabeth. Modernas tenden-
cias dogmáticas en la jurisprudencia penal de la Corte Suprema. 1ª edición Gaceta Jurídica, Lima, 2005,
pp. 255-256.
(30) DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA. Casuística de jurisprudencia penal. 1ª edición, Gaceta Jurí-
dica, Lima, 2010, p. 416. El subrayado es nuestro.

112
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

nulidad”, siendo que este último fenómeno nos impide reseñar y analizar
sus argumentos; sin embargo, dicha limitación será subsanada con la cita
de los fundamentos vertidos por la doctrina, veamos.

2. Criterios doctrinales
A favor de la consideración de que la relación concursal es de na-
turaleza real, tenemos a Solano Chambergo(31), quien nos brinda las si-
guientes razones: a) El primer argumento se funda en la naturaleza plu-
riofensiva del delito de robo, señala: “(…) no puede perderse de vista su
naturaleza pluriofensiva de este proceder delictivo (ya que atenta además
contra la vida, cuerpo y salud, libertad), pero cuando es cometido dicho
delito haciendo uso de arma de fuego, el suscrito no comparte el crite-
rio de subsunción, ya que en propiedad nos encontramos ante un concur-
so real de delitos, en el robo se protege el bien jurídico antes menciona-
do, pero, en el caso del delito de tenencia ilegal de arma de fuego, el bien
jurídico protegido es la seguridad pública (…)”; b) El segundo argumen-
to se basa en la naturaleza del arma y en el trato desigual, expresa: “(…)
el caso concreto del robo agravado, así como puede cometerse haciendo
uso de arma de fuego, puede también cometerse usando un palo, un ver-
duguillo una piedra u otra clase de armas, (…), entonces, digo el por-
tar un verduguillo, un cuchillo, no es delito, en consecuencia no se me
puede hacer ninguna imputación penal si solo se me encuentra con al-
guno de esos objetos citados, pero el portar arma de fuego sí lo es y se
me puede procesar y llegar a condenar incluso, entonces, como se puede
dar el mismo trato al subsumir la conducta en el robo a mano armada,
cuando una clase de arma el solo poseerla y ser idónea para causar un
daño, la ley la ha tipificado como conducta delictiva, con el hecho de po-
seer otra arma cuya sola posesión no me hace desarrollar un tipo penal,
siendo así las consecuencias tienen que ser diferentes (…)”; c) El tercer
argumento se funda en la precedencia (carácter temporal) del delito de
TIAF respecto al de robo, refiere: “(…) para cometer el delito de robo
con uso de arma de fuego, se ha tenido primero que premunir de dicha
arma de fuego que al estar abastecida ya se incurrió en delito, pues ahí
estamos ante un delito de peligro abstracto, el solo hecho de portar un

(31) SOLANO CHAMBERGO, Raúl H. ¿El delito de robo agravado subsume al delito de TIAF? [Docu-
mento PDF] extraído el 3 de setiembre de 2012, actualizado el 9 de noviembre de 2012. Disponible en:
<www.uss.edu.pe/.../EL_DELITO_DE_ROBO_AGRAVADO_SUBSUME_AL_DELITO_DE_TIAF>.

113
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

arma de fuego con idoneidad para causar un perjuicio, sin contar con la
licencia respectiva hace que se desarrolle el tipo penal, por lo que al co-
meter el robo agravado se ha desarrollado otra conducta que está previs-
ta como delito y que amerita también una pena, ello es importante, pues
según el criterio a adoptarse va a incidir en la pena a imponerse conforme
al artículo 50 del Código Penal (…)”; y, d) El cuarto argumento de carác-
ter procesal, señala que: “(…) cabe preguntarse si se procede a investigar
solo el robo agravado porque la tenencia ilegal de arma de fuego se sub-
sume en el primer delito, en caso de no acreditarse responsabilidad penal
en el robo, se tendría que hacer nueva investigación relacionada a la te-
nencia ilegal del arma de fuego, lo que no ocurriría si la investigación es
por ambos delitos que de encontrarse responsabilidad en ambos se aplica-
ría las respectivas penas y de solo acreditarse uno de ellos se condena por
el hecho delictivo acreditado”.

Dicho autor concluye señalando: “(…) nos encontramos ante un con-


curso real de delitos, que conforme al artículo 50 del Código Penal deben
sumarse las penas, caso contrario queda impune la comisión de un deli-
to que en estos tiempos se está convirtiendo en un delito muy frecuente”.

A favor de la consideración de la existencia de concurso aparente o la


“absorción”, tenemos a Salinas Siccha(32) quien citando una jurispruden-
cia suprema recaída a favor de este criterio expresa: “(…) esta correcta
posición adoptada por nuestro máximo tribunal de justicia, debe ser to-
mada en cuenta por el operador jurídico con la finalidad de desterrar la
errada práctica judicial que en robos con uso de armas de fuego, se for-
malice y abre proceso por robo agravado a mano armada y a la vez, por
el delito de tenencia ilegal de armas. Asimismo, para efectos de la califi-
cación de la agravante es irrelevante determinar si la posesión del arma
de fuego por parte del agente es legítima o ilegítima”.

En este mismo sentido, aunque sin asumir una posición sobre el


tema, tenemos al profesor Fidel Rojas Vargas, quien señala:

(32) SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 729.

114
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

“Las siguientes razones entre otras fundamentan la absorción tí-


pica de la figura penal de tenencia ilegal de arma en la estructura
típica del robo agravado.

a) El uso del arma de fuego es un componente óntico del robo


agravado.

b) El delito de robo agravado a mano armada es un delito de re-


sultado de mayor grado de injusto penal y lesividad social, lo
que posibilita la subsunción de los actos afines de un delito
de peligro y de simple actividad.

c) El delito de robo agravado con uso de arma de fuego es un


delito pluriofensivo, es decir, lesiona diversos bienes ju-
rídicos además del patrimonio, la vida y seguridad de las
personas”(33).

No obstante, la relevancia práctica del problema planteado, no la


abordan, Peña Cabrera(34), Paredes Infazón(35), Bramont Arias y García
Cantizano(36).

IV. RATIO LEGIS DE LA PROHIBICIÓN DE LA TENENCIA ILE-


GAL DE ARMAS
Con la finalidad de brindar un enfoque integral en la resolución de la
problemática formulada, es necesario que indaguemos la razón de ser “en
nuestro ordenamiento jurídico” de la regulación del delito de TIAF. En
tal sentido, en los delitos contra la seguridad pública se prevén conductas
que son consideradas como generadoras de peligro no para un solo bien,
sino para los bienes en general, pertenecientes a un número indetermina-
do de personas.

(33) ROJAS VARGAS, Fidel. Ob. cit., p.324.


(34) PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Parte Especial II. Ediciones Jurídicas, Lima, 1993,
pp. 81-82.
(35) PAREDES INFAZÓN, Jelio. Delitos contra el patrimonio. Doctrina, jurisprudencia y legislación.
1ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 107.
(36) BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis A. y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen. Manual de
Derecho Penal. Parte Especial. 2ª edición, San Marcos, Lima, 1996, pp. 283-284.

115
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

Entre estas conductas, el legislador incluyó el delito de TIAF en el


que se reprime la tenencia de armas de fuego(37), con la finalidad de aten-
tar contra ese bien jurídico. Sin embargo, la protección de la seguridad
“común” siempre es tenida en cuenta al describir un delito. En otras pa-
labras, el delito de TIAF es originariamente una mera contravención o
infracción de carácter administrativo (no cumplir con las reglamentacio-
nes), pero por diferentes razones de política criminal se decide convertir
una acción típicamente administrativa en un delito de peligro abstracto.

Esta “decisión” en materia criminal, se presenta frente a los fenóme-


nos de creciente violencia, ante el cual, el legislador ha respondido a los
reclamos sociales con normas de este tipo(38). No hay Código Penal en el
mundo que no contenga entre sus preceptos delitos de posesión o de te-
nencia(39). Ante la necesidad de demostrar ejecutividad y de lograr conde-
nas rápidas se recurre a tipos penales de “prueba más sencilla”(40), en los
que basta acreditar que alguien “tenía” una cosa para calificar a esa con-
ducta como peligrosa para bienes jurídicos.

De este modo, se evita la comprobación de una vinculación real y


directa con aquello que verdaderamente se está reprimiendo: la posibi-
lidad de que se geste una finalidad delictiva. Por eso, con mucho acier-
to se ha precisado que: “(…) estas armas serán peligrosas solo por medio
de su utilización. Su tenencia, entonces, puede ser vista a lo sumo como
preparación de un delito de homicidio o lesiones corporales”(41), acreditar
que efectivamente existe la finalidad de cometer un delito siempre es más

(37) Debe precisarse que la tenencia ilegal de armas de fuego, solo es una de las distintas hipótesis normati-
vas que señala el artículo 279 de Código Penal.
(38) Dentro de esta creciente ola de “inflación penal”, puede entenderse la incorporación de los delitos de
reglaje y marcaje. Si bien es verdad, en un Estado social y democrático de Derecho, la punibilidad de
actos preparatorios resulta de dudosa legitimidad, también es verdad que las armas son “peligrosas” y
uno de los peligros que acarrean es la posibilidad de que se cometa con ellas un delito.
(39) POLAINO-ORTS, Miguel. “Delitos de posesión como Derecho Penal del enemigo”. En: Dogmática
Penal entre naturalismo y normativismo. Libro homenaje a Eberhard Struensee. Julio B. Maier/Marcelo
Sancinetti/Wolfgang Schone (directores). 1ª edición, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2011, p. 488.
(40) Sobre los cuestionamientos probatorios, véase: PASTOR, Daniel. Problemas procesales de los delitos de
tenencia. Ob. cit., pp. 443-460.
(41) ROXIN, Claus. Los delitos de tenencia. Ob. cit., p. 524.

116
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

difícil, y por ello, cuando esto se logra, se aplica una pena mucho más
alta(42).

En definitiva, la gravedad de las penas resulta indicativa de que estas


conductas son tratadas como verdaderas tentativas de delitos graves,
siendo entonces este el fundamento o ratio legis de la prohibición de la
tenencia ilegal de armas en nuestro ordenamiento jurídico.

V. CONCLUSIONES

De lo expuesto, siendo este el fundamento de punibilidad del deli-


to de TIAF, la relación concursal que existe entre las figuras delictivas
es la de concurso aparente de leyes; pues, en la ejecución del delito de
robo agravado, en el que interviene el arma como medio para su comi-
sión, el efectivo empleo del arma producirá el desplazamiento de la fi-
gura de peligro abstracto, por aplicación del principio de subsidiariedad
tácita o consunción. En otras palabras, el delito de TIAF quedará despla-
zado, pues el robo agravado por esta circunstancia, comprende y engloba
la antijuridicidad del primero, existiendo entre ambas figuras un concurso
aparente, y no real. Asumir esta última posición –concurso real–, desna-
turaliza el fundamento de punición del delito de TIAF, dentro del Dere-
cho Penal peruano.

Aunado al criterio anterior deberá tomarse en cuenta también el


papel del principio constitucional ne bis in idem material(43), pues si el
legislador ha decidido agravar la conducta del robo cuando se utilizan
armas de fuego, teniendo en cuenta su efecto intimidante, no se debe –vía
concurso real– valorar nuevamente esta conducta(44). Y las consecuencias
jurídicas se aprecian al momento de determinar la pena, pues de consi-
derarse que existe concurso real tendría que sumarse las penas concre-
tas parciales, en tanto que si se trata de un concurso aparente solo habrá
una pena básica. Como corolario de lo anterior, no debe perderse de vista

(42) Solo, a manera de ejemplo, aunque esto no sea homogéneo en otros delitos, el delito de TIAF tiene como
pena “marco” entre seis y quince años de pena privativa de la libertad, en tanto que el robo agravado con
arma de fuego, la pena “marco” es entre doce y veinte años.
(43) Se estaría condenando al agente por dos delitos cuando en realidad cometió solo uno.
(44) En otros términos, el marco penal más grave del robo agravado ya tiene en cuenta la estructura típica del
delito de TIAF –la utilización del arma es un componente ontológico del robo–.

117
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

–independientemente de la gravedad de la pena de estos delitos– que


esto influye en el momento de la evaluación de la “prognosis de la pena”
como presupuesto de la prisión preventiva.

Asimismo, en el supuesto en el que no se acredite el comienzo de la


ejecución del delito de robo agravado –en el cual el arma “supuestamen-
te” haya sido el instrumento para ejecutarlo– solo cabe la imputación de-
lictiva de TIAF(45), pues el robo será impune. Sin embargo, en la hipótesis
de tenencia posterior, en el cual no se utilizó el arma como instrumento
para cometer el delito de robo, y tratándose de un momento diferente, es
factible el concurso real.

A fin de dar mayor sustento a las conclusiones antes arribadas –aun-


que esto no se convencional–, desde la óptica académica, a continuación
refutaremos cada uno de los argumentos plasmados en la posición doctri-
nal señalada líneas arriba(46):

Respecto al primer argumento, este no es convincente, pues la misma


razón –carácter pluriofensivo– es utilizada por el profesor Rojas Vargas
para sustentar que existe concurso aparente de leyes, de tal manera que,
al constituir el robo un delito que –entre otros bienes jurídicos– afecta
la seguridad, no existe inconveniente en afirmar que el delito de TIAF
(que protege la seguridad pública) se subsume en el primero. Siendo ello
así, este argumento, más que una debilidad de la tesis de la “absorción” o
concurso aparente, constituye una fortaleza.

En relación con el segundo argumento, conviene señalar que a quien


corresponde valorar esta “desigualdad de trato” es al juez, quien al mo-
mento de determinar la pena, asignará consecuencias jurídicas diferentes
dependiendo de si se trata de un arma de fuego o si se trata de un palo, un
verduguillo, una piedra u otra clase de armas. Por lo que el análisis debe
centrarse en el plano principalmente concreto –y no abstracto– de la teo-
ría de la determinación e individualización de la pena.

(45) Así debe entenderse los términos de la resolución recaída en el Expediente Nº 02382-2010-88-2001-JR-
PE-03, expedida por la Sala Penal de Apelaciones de Piura, el 22 de julio de 2012. [Documento PDF] ex-
traído y actualizado el 25 de noviembre del 2012. Disponible en: <http://segundasaladeapelacionespiura.
blogspot.com/2012/07/sentencia-absolutoria-robo-agravado-en.html>.
(46) Punto 3.2 del ítem III.

118
ROBO AGRAVADO CON ARMA DE FUEGO Y TENENCIA ILEGAL DE ARMAS

El tercer argumento, no hace sino apoyar la tesis de que estas con-


ductas delictivas (TIAF) son tratadas como verdaderas tentativas de de-
litos graves (robo), por ende la consecuencia lógica es el desplazamiento
del delito de peligro por el de lesión. Además, de por medio se encuentra
los alcances del principio ne bis in idem material; de este modo, si el le-
gislador agravó la conducta del sujeto cuando comete el delito de robo
utilizando arma de fuego como medio comisivo, entonces, no se debe va-
lorar nuevamente esta conducta, pues constituye una doble valoración de
la misma circunstancia, contraria y vulneradora del principio referido.
Siendo factible, en todo caso, el concurso real cuando se trata de una te-
nencia posterior.

Por último, el cuarto argumento también es rebatible, pues no se re-


fiere a cuestiones estructurales, sino más bien a criterios utilitarios. Si
es que el fiscal tiene que iniciar una nueva investigación por el delito de
TIAF –por no haber acreditado el robo a “mano armada”– lo tendrá que
hacer, no vemos el inconveniente “procesal”. Dicho argumento no contri-
buye a resolver la problemática planteada, pues los planos de análisis son
distintos. En todo caso, corresponderá al fiscal observar “minuciosamen-
te” si es conveniente formalizar investigación o acusar solamente por te-
nencia ilegal de armas, cuando no existan elementos de convicción res-
pecto al “delito” de robo agravado, o este último ha quedado en la fase de
actos preparatorios.

VI. LISTA DE REFERENCIAS

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3 de setiembre de 2012, actualizado el 9 de noviembre de 2012.
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121
JUAN CARLOS TELLO VILLANUEVA

• VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte


General. 1ª reimp., Grijley, Lima, 2006.

• ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Manual de Derecho Penal. Tomo


II, 5ª edición, Ediciones Jurídicas, Lima, 1986.

• VILCAPOMA BUJAICO, Walter. La calificación del delito de


robo agravado. lª edición, Grijley, Lima, 2003.

122
El delito de robo agravado
con muerte subsecuente
Un debate constante en la definición
de los supuestos del tipo(*)

César William Bravo Llaque(**)

En el presente artículo el autor desarrolla los elementos de la ti-


picidad objetiva del denominado delito de “robo agravado con
subsecuente muerte”. Para ello, recurre al análisis crítico de
las características jurídicas de los sujetos involucrados (activos
y pasivos) y del bien jurídico tutelado para que, con este marco
conceptual, pueda exponerse claramente la preterintencionalidad
del resultado como elemento diferenciador de este tipo penal con
la agravante del homicidio para “facilitar u ocultar otro delito”.

I. INTRODUCCIÓN

Siempre resulta interesante leer y analizar a qué se refiere el conte-


nido de la parte final del artículo 189 del Código Penal, cuando se seña-
la que la pena será de cadena perpetua cuando como consecuencia del
hecho se produce la muerte de la víctima, y siempre vamos a encontrar
más de una respuesta a un mismo caso precisamente a partir de la doctri-
na y jurisprudencia.

Pero el problema, que muchos creen resuelto con la aplicación del


contenido del Acuerdo Plenario N° 03-2009/CJ-116, no es tan sencillo en

(*) Con colaboración en la selección de textos de la abogada Rocío del Pilar Portilla Guerrero.
(**) Fiscal Adjunto Superior Penal Titular. Profesor de la Universidad de San Martín de Porres - Filial
Lambayeque.

123
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

su resolución, pues la doctrina que también es diversa en este tema, no se


pone de acuerdo sobre las características de este tipo penal sancionado
con una de las más altas penas que nuestro ordenamiento penal prevé e
incluso, algunas voces proclaman que no existe diferencia de dicho ilícito
con el asesinato para ocultar y facilitar otro delito.

El planteamiento de la cuestión estriba en que conocemos que para es-


tablecer cuál fue la finalidad del agresor para terminar con la vida del su-
jeto pasivo, solo podemos arribar a conclusiones a partir del resultado, de
las circunstancias y de lo que la prueba lícita pueda revelar. Y tanto fis-
cal como abogado defensor deberán decidir cómo formar la imputación o
cómo defenderse de la misma, respectivamente, con los elementos de con-
vicción que se hayan recabado durante las diligencias preliminares. Menu-
da tarea por cierto, tarea a la que pretendemos contribuir con algunas re-
flexiones a partir de lo que tenemos: texto legal, jurisprudencia y doctrina.

No consideramos para el presente caso el debate sobre la pena a im-


poner, y sobre si es justo que para el delito de homicidio la condena que
pueda pesar sobre el sujeto activo sea menor que la sanción penal que
pueda merecer el caso de robo agravado con muerte, delito este en el que
la pena única es de cadena perpetua revisable. Tampoco insistiremos de-
masiado en el análisis del delito de homicidio para ocultar o facilitar un
ilícito, pues el sentido de la presente recopilación de la que forma parte
este trabajo es precisamente sobre los delitos de robo y de hurto.

Entonces, delimitado el ámbito de esta investigación, cabe pregun-


tarse sobre si en el tipo penal de robo agravado con muerte subsecuente,
esta resulta ser producto de una acción dolosa o culposa, y aunque puede
resultar fácil para los operadores del derecho acudir al Acuerdo Plenario
mencionado y salvar esta situación, cada caso tiene siempre una particu-
laridad a veces no prevista y que vale la pena cotejar.

II. SUPUESTOS DEL TIPO PENAL EN ESPECÍFICO

1. La conducta típica
Como ya se indicó, el tipo penal que se comenta se encuentra esta-
blecido en el artículo 189 del Código Penal:

124
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

“La pena será de cadena perpetua cuando (…) como consecuen-


cia del hecho, se produce la muerte de la víctima (...)”.

Un primer supuesto de esta conducta penal tiene que ver con el


hecho de que la muerte ocurra como parte del delito de robo agravado,
dicho de otro modo, la muerte del sujeto pasivo debe estar en función
directa con el apoderamiento o constituir una dificultad para que este se
produzca. De ello se desprende que la vida humana independiente de la
víctima se convierte en un obstáculo insalvable para el sujeto activo a tal
punto que tiene que decidir en el momento terminar con la misma para
poder realizar el supuesto de apoderamiento del bien mueble que se pre-
tende apropiar(1).

La conducta descrita entonces supone que el agente dentro de su plan


criminal no haya planificado deliberadamente la muerte de su víctima, y
aunque debiera haberlo previsto como una posibilidad, dicho homicidio
solo resultó viable a partir del momento en el que la violencia ejercida
contra la víctima no resultó suficiente para poder realizar debidamente el
apoderamiento. Claro está que la intensidad de la violencia e incluso la
intensidad de la intimidación son evaluadas por el sujeto activo en el mo-
mento en el que ejecuta el esquema delictivo del robo agravado.

La violencia e intimidación(2) del delito de robo serán los medios


del apoderamiento siempre que aparezcan antes de la consumación
del delito de robo agravado, antes incluso de la disponibilidad abstrac-
ta de la cosa(3). Esto implica que si la muerte de la víctima sucede en el

(1) Al optar por la posición en que la mayoría de muertes producidas como parte de la violencia en el apode-
ramiento del robo agravado, consideramos que dicha decisión es dolosa, querida por el sujeto activo.
(2) La intimidación al igual que la violencia, ha de ostentar cierta relevancia e ir dirigida a neutralizar y
eliminar la actitud protectora de su patrimonio que hace que la víctima del delito pueda oponerse a la
comisión de este. En este caso, la entidad intimidatoria de la conducta del agente delictivo ha de ser
suficiente para condicionar el comportamiento de la víctima haciendo de ella un sujeto pasivo, incapaz
de defender lo que es suyo. Pero además, a diferencia de la violencia que ofrece una naturaleza más
objetiva, la intimidación, dado su componente psicológico, ha de tener una virtualidad efectiva, de modo
que el simple temor, no fundado, de la víctima que percibe como amenazante un comportamiento ajeno
que, en realidad ni lo es ni busca esa finalidad, no puede considerarse “intimidación” a los efectos de
la calificación penal de la conducta de sujeto pasivo. En: MAZA MARTÍN, José Manuel. Comentarios
al Código Penal. Tomo 3, Cándido Conde-PumpidoTourón y Jacobo López Barja de Quiroga, Editorial
Bosch, Barcelona, 2007, p. 1802.
(3) ROBLES PLANAS, Ricardo. Lecciones de Derecho Penal. Parte especial. Coordinador Jesús María
Silva Sánchez, Libros Jurídicos Atelier, Barcelona, 2006, p. 203.

125
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

desplazamiento del individuo en su intento de huir, luego de haber el


agente apoderado del bien mueble, entonces estaremos ante otro delito
además del robo que se haya producido(4). Entonces, independientemen-
te de la consumación del delito de robo agravado, la muerte del sujeto pa-
sivo deberá ocurrir como parte de la violencia o la intimidación que son
precisamente los medios que facultan el apoderamiento ilegal. En esto ci-
tamos un ejemplo que propone el profesor Peña Cabrera Freyre: “Si el
autor ingresa a un domicilio, bajo el designio de cometer un hurto, pero
ya en su interior es advertido por uno de sus ocupantes y de forma direc-
ta y a mansalva le propina su muerte, con un proyectil de bala, no puede
decirse que es un robo agravado, pues acá se revela un dolo directo de
‘matar’, que importa su calificación como un asesinato para facilitar otro
delito (hurto); si ya se obtuvo los bienes, sin resistencia alguna del suje-
to pasivo, pero al pretender huir es puesto en evidencia por otro morador,
y bajo esta circunstancia le da muerte, acá tampoco podríamos admitir un
robo, pues a pesar de que la víctima se constituye en un obstáculo para
que el autor pueda disponer plenamente de los bienes, el dolo es directo
a matar, por lo que es constitutivo de un asesinato para ocultar otro deli-
to (hurto)”(5). Con esto fijamos una primera idea que queremos transmitir:
que la muerte del sujeto pasivo o de la víctima en el delito de robo agra-
vado con muerte subsecuente deberá ser el resultado de la intensificación
de la violencia o intimidación ejercida por el sujeto activo precisamente
para acceder al apoderamiento.

(4) No olvidemos que según la SENTENCIA PLENARIA Nº 1-2005/DJ-301-A DISCREPANCIA JURIS-


PRUDENCIAL ART. 301-A DEL CPP ASUNTO: Momento de la consumación en el delito de robo agra-
vado PRECEDENTE VINCULANTE: Párrafos del 7 al 10 el delito de robo, la consumación de este de-
lito: “10. (…) viene condicionada por la disponibilidad de la cosa sustraída –de inicio solo será tentativa
cuando no llega a alcanzarse el apoderamiento de la cosa, realizados desde luego los actos de ejecución
correspondientes–. Disponibilidad que, más que real y efectiva –que supondría la entrada en la fase de
agotamiento del delito– debe ser potencial, esto es, entendida como posibilidad material de disposición o
realización de cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Esta disponibilidad potencial, desde luego,
puede ser momentánea, fugaz o de breve duración. La disponibilidad potencial debe ser sobre la cosa
sustraída, por lo que: (a) si hubo posibilidad de disposición, y pese a ello se detuvo al autor y re-
cuperó en su integridad el botín, la consumación ya se produjo; (b) si el agente es sorprendido in
fraganti o in situ y perseguido inmediatamente y sin interrupción es capturado con el íntegro del
botín, así como si en el curso de la persecución abandona el botín y este es recuperado, el delito
quedó en grado de tentativa; y, (c) si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido uno o
más de ellos pero otro u otros logran escapar con el producto del robo, el delito se consumó para
todos (resaltado nuestro).
(5) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Derecho Penal. Parte Especial. 3ª reimpresión, Tomo II, edi-
ción actualizada, editorial Idemsa, Lima, 2010, p. 255.

126
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

De lo acotado, también podemos colegir que en el caso en el que la


muerte del sujeto pasivo ocurra antes de iniciada la violencia o intimi-
dación a fin de asegurar el apoderamiento posterior, entonces estaremos
frente a un asesinato para facilitar un delito (artículo 108.2 del Código
Penal). Así, puede ser que en el asalto a un banco, los sujetos hayan pre-
visto matar al cajero una vez que haya sido abierta la bóveda del banco
para que no los reconozca siquiera por la voz porque están utilizando ca-
puchas, entonces estaríamos frente a un asesinato para ocultar un delito, o
si planifican utilizar dicha muerte o la de otra persona como medio de in-
timidación para conseguir que en terceras personas se facilite el apodera-
miento, no cabe duda que estaremos frente al delito de asesinato para fa-
cilitar otro ilícito.

Como ejemplos de robo agravado con muerte subsecuente, anota-


mos dos casos reales seguidos ante las Salas Penales de la Corte de Justi-
cia de Lambayeque, en el primero de ellos, entran cinco personas a robar
un puesto de venta de papas en el Mercado Mayorista y los delincuen-
tes encuentran resistencia en la entrega de dinero que se encontraba en
una caja registradora, le disparan al propietario del negocio quien se opo-
nía a que dicha caja sea abierta y los delincuentes pudieran acceder al di-
nero, y tanta es la oposición del sujeto activo que para vencer la misma
le disparan al abdomen y esto origina el cese del obstáculo para reali-
zar el apoderamiento, además de la consecuencia que trajo el fallecimien-
to de la persona que ofreció tenaz resistencia; en segundo ejemplo es el
robo agravado con consecuencia de muerte propinada a un cambista que
fue hasta su domicilio para almorzar entre las doce del día y la una de la
tarde, a tal punto que debido a su oposición para entregar el dinero que
tenía guardado en un “canguro” (especie de bolso sujeto en la cintura),
primero le disparan en las piernas y luego ante la oposición del cambis-
ta terminan disparando al abdomen con el que consiguen acceder al apo-
deramiento de una fuerte cantidad de dinero en dólares, lo que trae como
consecuencia la muerte del cambista.

Asimismo, esta posición podemos encontrarla también en el profe-


sor argentino Jorge L. Marín, quien refiriéndose al Código Penal de dicho
país señala que el homicidio que ocurre en el robo debe ser originado
como un resultado accidental del mismo, de tal forma que si el sujeto ac-
tivo vincula ideológicamente el homicidio con el robo, ya sea para co-
meterlo, ocultarlo o asegurar sus resultados, etc. (matar para robar, esto

127
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

es, para preparar, facilitar, etcétera), lo que exige una conexión objetiva
y subjetiva entre el homicidio y el robo; en cambio, refiriéndose al deli-
to de robo con muerte subsecuente, señala que para el sujeto activo, que
tiene el propósito de cometer un robo, la muerte es un resultado previsi-
ble, pero que no ha entrado en los planes del autor el robo, lo que implica
una conexión ocasional entre robo y homicidio(6).

Aquí arribamos a un segundo supuesto del delito de robo agravado


con muerte subsecuente: que la muerte del sujeto pasivo no forme parte
del plan criminal del sujeto activo, sino que sea una acción ocasional, cir-
cunstancial, esto es, que cegar la vida de la víctima sea una decisión a la
que se vea obligado el agente para poder acceder al apoderamiento del
bien mueble, de tal manera que, en ese instante, para procurar obtener la
finalidad de su plan criminal y ante el fracaso del mismo, opte por atacar
la vida humana del sujeto de quien depende la apropiación.

No se trata entonces de cualquier muerte, sino de aquella en la que


la vida del sujeto pasivo sea realmente un escollo para proseguir con la
realización del plan criminal, de tal forma que si por ejemplo, el mismo
cajero sobre el que se hace la intimidación con arma de fuego o a quien
se ha dado un pequeño golpe en la cabeza sin necesidad mortal, pade-
ce de una enfermedad cardíaca que determina su muerte ante el impac-
to del asalto, entonces no estamos propiamente refiriéndonos a un dece-
so producto de intensidad de la inmediación o de la violencia sino ante
una muerte que si bien es cierto fue estimulada por el evento delictivo, la
causa del deceso fue motivado por la afectación que padecía de antemano
dicha persona(7). Sobre este aspecto, volveremos más adelante.

Debemos indicar también que no cabe alguna posibilidad que rea-


lizando el actor la violencia o intimidación contemplada en el artículo
188 del Código Penal y que se refiere al robo simple, puede originarse la
muerte del sujeto pasivo. Esto en razón a que el delito de robo agravado

(6) MARÍN, Jorge L. Derecho Penal. Parte especial. 2ª edición, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2008,
p. 408.
(7) Citando a Sebastián Soler, Peña Cabrera señala que la muerte resultante debe estar conectada, como en
los demás delitos preterintencionales, bajo la forma de responsabilidad culposa, porque lo que sea resul-
tado de un puro caso fortuito no es un resultado de la acción desplegada para robar. Cfr. PEÑA CABRE-
RA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit., p. 255.

128
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

con muerte subsecuente se mide siempre por el resultado, es decir, la


consecuencia es una circunstancia ya de por sí funesta, tampoco importa
el medio utilizado por el agente, que puede ser un arma, un objeto mate-
rial contundente, que incluso puede ser los propios golpes que propine el
agresor ilegítimo con sus manos o con sus pies, de tal manera que dicha
afrenta resulte de necesidad mortal.

2. Sujetos de la conducta típica


2.1. Sujeto activo
Es quien realiza la conducta de robar y que como consecuencia de
ello, causa la muerte al sujeto pasivo. Se trata entonces de un sujeto ac-
tivo común, de tal forma que cualquier persona puede realizar este tipo
penal, sin importar alguna condición especial.

Al respecto, no cabe duda que no tenemos inconveniente en señalar


que tratándose de un delito en el que solo interviene un agente, este ha
de responder por la ejecución de esta conducta. Sin embargo, en la juris-
prudencia se ha presentado algún inconveniente con relación a la plura-
lidad de agentes, pues en un robo agravado en banda o con participación
de dos o más personas, deben responder todos los actores por dicha con-
secuencia originada por la violencia o solo deberá asumir el agente quien
causó la muerte del sujeto pasivo.

En este aspecto consideramos que el tipo penal no distingue entre el


autor de la muerte y aquellos que solo participaron en el hecho propia-
mente de robo agravado. No olvidemos que la conducta resulta ya com-
puesta por la circunstancia de la participación de dos o más personas o
por el hecho de formar parte de una banda u organización criminal, y si
bien es cierto que una sola persona es quien desencadena la muerte del
sujeto pasivo, es cierto también que el plan criminal o la decisión de
robar fue tomada en conjunto por los participantes en el evento delictivo,
de tal manera que nada impide que la sanción prevista en el artículo 189
del Código Penal, parte final, sea extendida a todos los sujetos que parti-
ciparon en el robo agravado en la que uno de los asaltantes originó una
muerte subsecuente.

129
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

Sin embargo, consideramos que sería legítimo promover la aplica-


ción del principio de proporcionalidad para determinar la aplicación de la
pena, cuando la reunión de los sujetos que participaron en el evento de-
lictivo fue circunstancial, es decir, la reunión se originó a partir de un en-
cuentro casual, no hubo un plan previamente concebido o detallado, sino
que el resultado dependió exclusivamente de la voluntad de uno de los
actores, sin que dicha consecuencia sea extendible a todos los que parti-
ciparon en el robo agravado. Caso contrario, y aunque el sujeto no haya
participado en la muerte del sujeto pasivo, consideramos que resulta váli-
da la extensión de la punibilidad a todos los que participaron en el suceso
criminal. Con ello nos permitimos coincidir con casi todos los doctrina-
rios que admiten la validez de la coautoría en este tipo de delito.

2.2. Sujeto pasivo


El sujeto pasivo se identifica como la víctima cuyo deceso ocurre
como consecuencia de la violencia física ejercida en su contra.

Si la persona fallecida resulta ser la propietaria del bien mueble sus-


traído entonces habrá coincidencia entre el sujeto pasivo y la víctima. Sin
embargo, alguna dificultad, por cierto ya superada, se presenta cuando
la víctima resulta ser diferente al propietario del bien mueble sustraído.
Pero no ha de ser cualquier persona, sino que para llegar a ser víctima del
delito de robo agravado con muerte subsecuente se ha de ostentar el título
de poseedor bajo cualquier denominación que establece el Código Civil
en su artículo 897, o sin tener dicha condición se está en función de la
misma. Por ejemplo ser trabajador de una empresa o institución en la que
se cometa el ilícito penal de robo agravado, y ser precisamente el emplea-
do o trabajador que custodia los muebles que son objeto de apropiación
indebida; e incluso puede que se ostente la posesión debido a un hecho
circunstancial como podría ocurrir en que el tenedor legal de un bien lo
encargue por un breve lapso y que en dicho tiempo ocurra el ilícito penal.
Lo relevante es que sobre dicho posesionario no propietario se ejerza la
violencia o la intimidación, y la víctima entonces podrá asumir la cali-
ficación de sujeto pasivo del delito de robo agravado con muerte subse-
cuente conjuntamente con el autor(8).

(8) Corresponde aquí mencionar lo expuesto por el profesor Salinas Siccha quien señala que ya en la prác-
tica judicial si la persona contra quien se hizo uso de la violencia o la amenaza es el propietario del bien

130
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

Así no podrá ser sujeto pasivo aquella persona que luego que se pro-
duce el apoderamiento trata de evitar que los delincuentes fuguen del
lugar de los hechos, entonces, encontraremos la concurrencia de dos de-
litos, por un lado el de robo agravado y luego el de homicidio para ocul-
tar un delito. Asimismo, cuando en el plan criminal los delincuentes han
previsto incluso la muerte de alguna persona que trate de impedirles el
acceso al lugar de los hechos, y ello ocurre con un vigilante que ni bien
ve llegar a los delincuentes los repele con el uso de su arma y como res-
puesta es abatido por los asaltantes, en este caso estaremos frente al de-
lito de robo agravado y al de homicidio para facilitar la realización de un
delito, y esto en cuanto a que aún la violencia o intimidación para procu-
rar el apoderamiento no ha ocurrido. En estos ejemplos advertimos que
son actos de violencia diferentes, con lo que es posible advertir concur-
so de dos delitos como son el de robo agravado y el del homicidio. Sin
embargo, dicha concurrencia de delitos no podrá ser admisible cuando la
violencia va dirigida al mismo sujeto, que ostenta la posesión del delito,
cuando por ejemplo sin que haya resistencia se le dispara para poder ob-
tener el dinero que tiene bajo su dominio, en esto, entonces, existirá pri-
mero un homicidio para facilitar un delito (aquí encajaría la violencia) y
en segundo lugar se presentaría un delito de hurto en la medida en la que
ya sin ninguna oposición, el delincuente tomaría los bienes muebles para
cuyo apoderamiento desarrolló previamente su plan criminal(9).

3. Bien jurídico tutelado


El bien jurídico del delito de robo agravado con muerte subsecuen-
te es el patrimonio, pues se priva del ejercicio de disfrute de un bien pre-
cisamente a su propietario. Sin embargo, a diferencia del hurto, la acción
penal ataca otros bienes jurídicos como es la vida humana independiente
e incluso la libertad, por lo que compartimos la tesis que estamos frente a
un delito pluriofensivo.

objeto del delito existirá una sola víctima y si por el contrario, se verifica que la persona que resistió la
violencia o amenaza del sujeto activo fue un simple poseedor legítimo, estaremos ante dos sujetos pasi-
vos: el propietario y el poseedor. En: SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. Grijley,
Lima, 2010, p. 125.
(9) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Ob. cit., p. 256.

131
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

Al respecto, el profesor Fidel Rojas Vargas señala que: “(…) el robo


es un delito que comporta múltiples agresiones a intereses valiosos de
la persona, como son la propiedad (la posesión, matizadamente) es el
bien jurídico específico predominante; junto a ella, se afecta también di-
rectamente a la libertad personal de la víctima o a sus allegados funcio-
nal-personales. A nivel de peligro mediato y/o potencial entra en juego
igualmente la vida y la integridad física, bien jurídico objeto de tutela de
modo indirecto o débil; más aún si, como en nuestro caso, el modelo pe-
ruano de robo agravado contempla evidentes hipótesis de delito complejo
tanto en la agravante octava (causar lesiones a la integridad físico-mental
de la víctima) como en el último párrafo del artículo 18 (producción de la
muerte o lesiones graves de la víctima como consecuencia del hecho)(10)”.
De lo expuesto, queda establecido que el delito contemplado en la parte
final del artículo 189 del Código Penal, referido al ilícito de robo agrava-
do con muerte subsecuente manifiesta la pluriofensividad de dicho injus-
to en cuanto a que incorpora la protección del bien jurídico vida humana
independiente.

Sin embargo, dicha protección tiene un singular punto de vista en la


posición del profesor Ramiro Salinas Siccha, quien sostiene que el único
bien jurídico que se pretende tutelar con la figura del robo es el patrimo-
nio representado por los derechos reales de posesión y propiedad, y seña-
la que la afectación de otros bienes jurídicos como la vida, la integridad
física o la libertad, solo sirven para calificar o configurar en forma objeti-
va el hecho punible de robo, y que dichos bienes aparecen subordinados
al bien jurídico patrimonio(11).

Más allá de la discusión doctrinaria no queda duda que si bien es


cierto se afecta el patrimonio, por dicha afectación termina también lesio-
nándose la vida humana independiente como parte de la conducta, y en la
práctica la colectividad, por la proliferación de esta conducta, califica el
robo agravado con muerte subsecuente como uno de los ilícitos más con-
denables de todo el catálogo.

(10) ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra el Patrimonio. Volumen I, Grijley, Lima, 2000, p. 348.
(11) SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., p. 124.

132
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

4. La consumación del delito


Cuando se consuma el delito de robo agravado con muerte subse-
cuente. La respuesta que ofrece la Sentencia Plenaria Nº 1-2005/DJ-
301-A, Discrepancia jurisprudencial artículo 301-A CPP Asunto: Mo-
mento de la consumación en el delito de robo agravado Precedente
vinculante, cuando nos señala que basta con la disponibilidad potencial
para que el injusto quede consumado. Al respecto no vamos a insistir en
dicha discusión que ha sido ya finiquitada por los Jueces Supremos de la
Corte Suprema de la República(12).

5. La tentativa
Al constituir el delito de robo agravado con muerte subsecuente un
ilícito de resultado, concluimos que admite tentativa en las dos formas:
acabada e inacabada. En efecto, coloquémonos frente al caso en el que
se ejecuta un delito de robo agravado y se intensifica la violencia a fin
de procurar el apoderamiento, y como consecuencia de ello se causa la
muerte del sujeto pasivo, y justo antes de realizar la disponibilidad del
bien mueble apoderado, la policía interviene y captura a todos los asal-
tantes. Entonces, podemos afirmar que estamos frente a un caso de ten-
tativa. No debemos dejar de lado que estamos frente a un delito de robo
agravado, y que la consecuencia exige que la muerte resulte en fun-
ción del apoderamiento, entonces si no se produce el desplazamiento de
hecho que el robo agravado queda agravado, e incluso la calificación que
se considere podría ser robo agravado en grado de tentativa con muerte
subsecuente.

El tipo penal no admite otra posibilidad de tentativa en la que siem-


pre se habrá originado el deceso del sujeto pasivo, pues si la muerte no
prevista no llega a ocurrir, entonces estaremos frente a una figura dis-
tinta como es la de robo agravado seguida de lesiones, supeditando las

(12) Citando una jurisprudencia española, el profesor Ricardo Robles Planas señala que: La STS de 23 de
junio de 2001 (ponente Bacigalupo Zapater) precisa que de acuerdo con el actual artículo 242.2. del CP,
la violencia ejercida para proteger la huida o para impedir la defensa de la propiedad atacada con la
sustracción, forma parte del tipo del robo. Es cierto que dicha violencia solo es mencionada en el con-
texto de la agravación correspondiente al uso de armas, pero es evidente que tal agravación solo puede
operar en el robo precisamente porque el ejercicio de la violencia no solo forma del tipo como medio
para lograr la apropiación de la cosa, sino también para impedir la sustracción, la defensa inmediata de la
misma o para cubrir la huida del autor. ROBLES PLANAS, Ricardo. Ob. cit., p. 203.

133
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

lesiones a la gravedad que se advierta en el resultado. Al respecto Fidel


Rojas Vargas nos indica que si el grado de consumación del delito co-
mentado se define por la muerte o lesión del sujeto pasivo es tomar una
circunstancia como núcleo de la tipicidad del delito patrimonial en re-
ferencia, esto es, ubicarlo como delito autónomo descartando la fuerza
aglutinante de los componentes de la tipicidad del robo, planteamiento
que señala se debería extender al resto de modalidades agravadas de robo
que asumirían así un perfil propio no fundado en el robo, posición que in-
dica no deviene en aceptable en la sistemática y técnica del manejo de las
agravantes y atenuantes del Código Penal(13). De tal forma que la única
posibilidad de tentativa de robo agravado con muerte subsecuente es que
se produzca la muerte del sujeto pasivo y que el apoderamiento o el des-
plazamiento no llegue a ocurrir.

Si funciona la tentativa para este delito, entonces también se advierte


que puede producirse la tentativa acabada o la tentativa inacabada. Si
estamos frente a un delito de robo agravado en el que el agente ejerce
violencia contra el agraviado, y le produce la muerte y como la misma
es inesperada le causa tal conmoción que desiste del apoderamiento, y
si bien dicho desistimiento no podría enmarcarse dentro de los alcances
del artículo 20 del Código Penal, sí constituye la figura de tentativa
inacabada. En dicho sentido, si a pesar de que el sujeto realizó todo su
plan criminal y se ha producido la muerte de la víctima como ejercicio
de la violencia, pero no se llegó a realizar el apoderamiento o el
desplazamiento potencial por causas externas al sujeto activo, entonces
estaremos frente a la denominada tentativa acabada, que es también
punible más aún si se ha causado la muerte a un ciudadano(14).

(13) ROJAS VARGAS, Fidel. Ob. cit., p. 492.


(14) No está demás indicar en esta altura del presente escrito la conclusión a la que arriba Fidel Rojas Vargas
cuando señala que de no consumarse el delito de robo agravado por no acceder el agente al apodera-
miento de bien, pero si haberse producido los efectos gravosos de las acciones instrumentales (muerte o
resulta de la víctima con lesiones graves) nos hallaremos ante una tentativa de delito de robo agravado,
en cualquiera de sus fases, tentativa acabada, tentativa inacabada, robo frustrado, e incluso en un nivel de
desestimiento del robo, que hará fracasar la imposición del marco punitivo de la agravante pero dejará
subsistente la imputación por homicidio o lesiones graves, en ROJAS VARGAS, Fidel. Ob. cit., p. 492.
Como lo hemos expuesto, consideramos que al respecto sin perder la primera y principal intención del
agente, se le podrá calificar su acción como delito de robo agravado en grado de tentativa con muerte
subsecuente, debido precisamente a que la acción “principal” de apoderamiento indebido no se realizó.
Esto llevaría a una consideración especial por parte de los jueces penales al momento de fijar la pena a
imponer.

134
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

6. Entre la culpa y el dolo: delito preterintencional


La jurisprudencia vinculante de las Salas Penales de la Corte Supre-
ma ha sido clara al respecto: el delito de robo agravado con muerte sub-
secuente es un delito preterintencional, conforme lo podemos en los pun-
tos pertinentes del Acuerdo Plenario N° 03-2009/CJ-116, precisamente
sobre robo agravado con subsecuente muerte, al respecto nos interesa re-
producir los fundamentos correspondientes:

7. El artículo 189 in fine CP prevé una circunstancia agravante de


tercer grado para la figura delictiva del robo. Esta se configura
cuando el agente como consecuencia de los actos propios del uso
de la violencia para facilitar el apoderamiento o para vencer la
resistencia de quien se opone al apoderamiento, le ocasiona o le
produce la muerte. Es obvio, en este caso, que el agente buscaba
el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero como con-
secuencia del ejercicio de violencia contra ella –de los actos pro-
pios de violencia o vis in corpore– le causa la muerte, resultado
que no quiso causar dolosamente pero que pudo prever y evitar.
Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio preterintencio-
nal donde el resultado solo se le puede atribuir al agente a títu-
lo de culpa –la responsabilidad objetiva por el simple resultado
es inadmisible, está prohibida por el artículo VII del Título Preli-
minar del Código Penal–. El citado dispositivo regula, entonces,
un caso de tipificación simultánea, dolosa y culposa, pero de una
misma conducta expresamente descrita. Como se advierte en la
doctrina especializada la preterintención es una figura compuesta
en la que el resultado sobrepasa el dolo del sujeto. Así, el agen-
te roba valiéndose del ejercicio de violencia física contra la víc-
tima, esto es, infiere lesiones a una persona, quien fallece a con-
secuencia de la agresión, siempre que el agente hubiere podido
prever este resultado (la muerte, en este caso, no fue fortuita) –
es una situación de preterintencionalidad heterogénea– [VILLA-
VICENCIO TERREROS, Felipe. Derecho Penal. Parte Gene-
ral. Grijley, Lima, 2006, pp. 409/410]. Como se puede inferir del
ejemplo planteado, la conducta típica se articula sobre la base de
dos elementos: el apoderamiento del bien mueble y la utilización
de violencia en la persona, la cual en el presente caso produce la
muerte de esta última.

135
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

8. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro de-


lito. Aquí el autor mata con el fin de conseguir un propósito ul-
terior. En el primer supuesto –para facilitar otro delito–, el ase-
sinato implica una relación de medio-fin, en que el homicidio es
el delito-medio cometido por el agente con el propósito de hacer
posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación
muy frecuente, por lo demás, en los delitos contra el patrimonio.
Ahora bien, en el segundo supuesto –para ocultar otro delito–, el
delito previamente cometido o el que está ejecutándose –el delito
a ocultar puede ser doloso o culposo– es la causa del comporta-
miento homicida del agente. Ello ocurre, por ejemplo, cuando el
agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su captu-
ra, dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir
su fuga, que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento de
su delito [HURTADO POZO, José. Manual de Derecho Penal.
Parte Especial I Homicidio. 2ª edición, Ediciones Juris, Lima,
1995, pp. 59/69]. En ambos supuestos, pues, el elemento subje-
tivo del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referencia
legal al mundo interno del agente, a la finalidad que persigue, es
de tal relevancia que será suficiente para la consumación de la
conducta típica que se compruebe la presencia de este factor. Por
consiguiente, el agente, en la circunstancia o en el contexto situa-
cional en que interviene ha de valorar la perpetración del homi-
cidio como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a otro
delito [CASTILLO ALVA, José Luis. Derecho Penal. Parte Es-
pecial I. Grijley, Lima, 2008, pp. 410/411].

Esta forma de abordar el tema supone que el actuar del sujeto activo
para acabar con la vida de la víctima ha de ser bajo el concepto de delito
preterintencional. En este se junta al dolo y a la culpa, como forma típi-
ca de la participación psicológica del sujeto en el hecho, la doctrina penal
se ha referido también a la preterintención como una tercera forma que
puede asumir tal participación psicológica. La intención se dirige a un
determinado hecho, pero se realiza uno más grave que el que ha sido que-
rido por el sujeto. El suceso obtenido excede en sus consecuencias al fin
que se propuso el agente. Para que se configure el delito preterintencional
la acción u omisión voluntaria del sujeto, la intención dirigida a un deter-
minado hecho dañoso, que por tanto es querido, y la realización efectiva
de un hecho dañoso más grave que el querido, que excede a la voluntad

136
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

del agente, y el cual debe derivar causalmente del comportamiento in-


tencional del culpable; ese plus, es lo que caracteriza la preterintención, y
que según queda establecido en el Acuerdo Plenario que indicamos es lo
que caracteriza al sujeto activo cuando cometen un delito de robo agrava-
do con muerte subsecuente.

Al respecto, la doctrina nacional, a pesar de las conclusiones del


Acuerdo Plenario al que nos hemos referido, opina de manera divergen-
te. Alonso Raúl Peña Cabrera Freyre indica que se habrá de fijar la agra-
vante conforme a una imputación subjetiva a título de culpa, en atención
a que la muerte no puede estar abarcada por el dolo del agente, en el sen-
tido de que no ha planificado acabar con la vida de alguna persona; la
violencia que se ejerce para vencer la resistencia de la víctima, es preci-
samente para evitar que la misma se oponga al ataque antijurídico, de tal
forma que la muerte es ocasionada en la acción típica, en la medida en la
que el agente no mide la violencia que viene ejerciendo, pues le interesa
sobremanera apoderarse de los objetos que pretende sustraer, a tal punto
que despliega una fuerza física suficiente para causar la muerte, por ello
niega su admisión cuando concurre dolo directo o dolo eventual(15).

En sentido distinto, el profesor Ramiro Salinas Siccha afirma que la


agravante se configura cuando el agente al utilizar la amenaza o violen-
cia contra la víctima para vencer la resistencia natural de la misma opues-
ta en defensa de sus bienes, se entiende que el resultado muerte puede ser
consecuencia de un acto doloso o culposo, que el agente no debe haber
planificado la muerte de su víctima, y que el deceso debe haberse pro-
ducido por los actos propios del uso de la violencia o amenaza en el acto
mismo de la sustracción(16). En este caso admite incluso que la muerte
ocasionada por la violencia utilizada puede ser dolosa, con lo que se cam-
bia la tendencia establecida en cuanto a que la muerte es estrictamente no
deseada y que se le va de las manos al agente y termina poniendo fin a
los días de la víctima de manera culposa o de forma imprudente.

Además, el propio profesor Salinas Siccha al fundamentar su posi-


ción indica que: “(…) es pertinente dejar establecido que las dos últimas

(15) PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Ob. cit. p. 255.


(16) SALINAS SICCHA, Ramiro. Ob. cit., pp. 182-183.

137
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

agravantes de ningún modo constituyen resultados preterintencionales.


En efecto, sabemos que existe preterintencionalidad cuando el agente do-
losamente causa un resultado determinado, el mismo que por negligen-
cia o culpa de su autor se convierte en un resultado más grave. Ejemplos
evidentes de ilícitos preterintencionales son los últimos párrafos de los
artículos 115, 121, 122 del Código Penal. Allí se redacta expresamente
cuando estamos ante un delito preterintencional, apareciendo siempre la
frase “y el agente pudo prever este resultado”. En cambio la redacción de
la última parte del artículo 18 dista totalmente de tales parámetros. Aquí
la mayor de las veces el agente dolosamente causa las lesiones leves o la
muerte de la víctima con la evidente finalidad de quebrar o anular la re-
sistencia a la sustracción de sus bienes. En el delito preterintencional, el
agente no quiere el resultado grave en cambio aquí, el agente quiere el re-
sultado grave. En los casos en los que concurre la negligencia en la pro-
ducción del resultado (lesiones graves o muerte) este es consecuencia in-
mediata y directa de los actos fuerza sobre la víctima en la sustracción de
sus bienes. Aquí el agente ocasiona el resultado grave con una culpa di-
recta e inmediata(17).

Consideramos también que la posición asumida por el profesor Sa-


linas Siccha se acerca más a la realidad de lo que ocurre en un delito de
robo agravado, independientemente de lo que afirma el Acuerdo Plenario.
No estamos ante un delito preterintencional, sino que en la mayoría de
los casos la acción del agente que origina una muerte al utilizar la violen-
cia para procurar el apoderamiento es, sin duda, un comportamiento de-
seado. El delincuente que en un paraje desolado interviene a una persona
que va sobre una motocicleta lineal que pretende apoderarse, y que ante
las voces de alto para que el agraviado se detenga obtiene más bien como
resultado que el sujeto pasivo imprima velocidad a su vehículo para huir,
luego de lo cual el agente dispara a la espalda del conductor que ya se
marchaba y ocasiona la muerte de este, para después tomar la moto y
marcharse, no va a caber duda que la acción desplegada por el agente
es la de revelar un comportamiento deseado, querido, y que el disparo
que realizó fue totalmente intencional y como parte de la violencia para
poder acceder al bien que se pretendía apoderarse ilegalmente. Entonces,
la conducta deseada es totalmente dolosamente, el agente quiso disparar

(17) Ibídem, pp. 187-188.

138
EL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON MUERTE SUBSECUENTE

y disparó y al hacerlo apuntando la espalda revelaba que quería la muerte


del sujeto pasivo. Nadie en su buen juicio va a pretender indicar que es-
tamos frente a un comportamiento no deseado o que el sujeto activo no
pretendía el resultado y que todo forma parte de una conducta preterin-
tencional en la que el sujeto activo pudo incluso actuar con imprudencia,
sin que haya buscado obtener el resultado que alcanzó. Creo que todos
coincidimos en que el resultado fue deseado por el agente y que debe res-
ponder por una conducta que al menos a partir de la consecuencia alcan-
zada tenía clara en su finalidad.

III. CONCLUSIONES

La muerte del sujeto pasivo o de la víctima en el delito de robo agra-


vado con muerte subsecuente deberá ser el resultado de la intensificación
de la violencia o intimidación ejercida por el sujeto activo precisamente
para acceder al apoderamiento.

La muerte del sujeto pasivo no forme parte del plan criminal del su-
jeto activo, sino que sea una acción ocasional, circunstancial, esto es que
cegar la vida de la víctima sea una decisión a la que se vea obligado el
agente para poder acceder al apoderamiento del bien mueble.

En el delito de robo agravado con muerte subsecuente no se trata de


quitar la vida a indistinta persona, sino de aquella en la que la vida del
sujeto pasivo sea realmente un escollo para proseguir con la realización
del plan criminal.

En el delito de robo agravado con muerte subsecuente no estamos


ante un delito preterintencional sino que en la mayoría de los casos la ac-
ción del agente que origina una muerte al utilizar la violencia para procu-
rar el apoderamiento es sin duda un comportamiento deseado.

IV. BIBLIOGRAFÍA

• MARÍN, Jorge L. Derecho Penal. Parte especial. 2ª edición,


Hammurabi, Buenos Aires, 2008.

139
CÉSAR WILLIAM BRAVO LLAQUE

• MAZA MARTÍN, José Manuel. Comentarios al Código Penal.


Tomo 3, Cándido Conde-Pumpido Tourón y Jacobo López Barja
de Quiroga, Bosch, Barcelona, 2007.

• PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Derecho Penal. Parte


Especial. 3ª reimpresión, Tomo II, edición actualizada, Idemsa,
Lima, 2010.

• ROBLES PLANAS, Ricardo. Lecciones de Derecho Penal.


Parte especial. Coordinador Jesús María Silva Sánchez. Libros
Jurídicos Atelier, Barcelona, España, 2006.

• ROJAS VARGAS, Fidel. Delitos contra el patrimonio. Volumen


I, Grijley, Lima, 2000.

• SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio.


Grijley, Lima, 2010.

140
PARTE II
CASUÍSTICA
CASUÍSTICA / HURTO

como un elemento normativo del tipo


HURTO
penal que nos ayuda a identificar el
objeto material del delito. De esta ma-
Debe recurrirse al Código nera, debemos recurrir a una norma
Civil para interpretar el tér- extrapenal, en este caso al artículo 886
01 mino “bien mueble” como del Código Civil, para comprender qué
elemento normativo del tipo es lo que normativamente se entiende
penal de hurto por bien mueble en el delito de hurto,
tipificado en el artículo 185 del CP.
Consulta: Con lo que se acaba de señalar, no se
Ernesto está siendo procesado por pretende dar a entender que el Dere-
el delito de hurto simple. Se le atri- cho Penal deba adoptar fielmente las
buye el hecho de haber sustraído nociones o conceptos elaborados en el
ilegítimamente las letras de cambio campo del Derecho Civil, pues en oca-
de una empresa pesquera. Sobre el siones aquel les puede atribuir un sen-
tido diverso y adecuado a sus propios
particular, nos consulta si el ele-
fines; sin embargo, en la medida en que
mento “bien mueble”, presupues-
sean compatibles, es decir, sin contra-
to para configurar el delito men-
venir las finalidades de cada uno, y si
cionado, debe ser entendido como
asimismo ayuden a un mejor entendi-
cualquier bien o si existe una ley miento del ordenamiento jurídico, se
que defina qué es bien mueble pueden interpolar los conceptos del
para el Derecho Penal. Derecho Civil al Derecho Penal. Ello
ocurre en el presente caso, en el que la
normativa civil recoge lo que se debe
Respuesta: entender por bienes muebles.
El tipo objetivo, en el que está descri- Dejado en claro lo anterior, y volvien-
ta la conducta jurídicamente desvalo- do al caso que nos ocupa, tenemos
rada del delito de hurto, contiene tantos que el artículo 886 del Código Civil
elementos descriptivos como elemen- establece que los bienes muebles son:
tos normativos que configuran el ilícito los vehículos terrestres de cualquier
penal. Los primeros son los componen- clase, las fuerzas naturales suscepti-
tes del tipo penal que están presen- bles de apropiación, las construccio-
tes en la naturaleza; en cambio, los se- nes en terreno ajeno hechas para un
gundos requieren de la remisión a otras fin temporal, los materiales de cons-
normas jurídicas para su interpretación. trucción o procedentes de una demo-
Esto con el fin de que el ciudadano lición si no están unidos al suelo, los
comprenda el mensaje de prohibición títulos valores de cualquier clase o los
que busca trasmitir la norma penal. instrumentos en los que conste la ad-
quisición de créditos o de derechos
Bajo ese marco, el elemento “bien personales, los derechos patrimonia-
mueble”, presente en el artículo 185 les de autor, de inventor, de patentes,
del CP, no debe ser entendido en un nombres, marcas y otros similares, las
sentido coloquial de la palabra, sino rentas o pensiones de cualquier clase,

143
ROBO Y HURTO

las acciones o participaciones que cada Conclusión:


socio tenga en sociedades o asociacio- Por “bien mueble” debe entenderse
nes, aunque a estas pertenezcan bienes los bienes contemplados en el artículo
inmuebles, los demás bienes, que pue- 886 del Código Civil, no cualquier
dan llevarse de un lugar a otro y los no bien mueble en sentido vulgar. En esa
comprendidos en el artículo 885. perspectiva, la ley civil establece que
En tal sentido, cuando la ley civil son bienes muebles los títulos valores.
cita que son bienes muebles “los títu- Por lo tanto, el título valor específico
los valores de cualquier clase”1, por de la letra de cambio es el objeto ma-
lo tanto incluye el título valor especí- terial del delito de hurto.
fico de la letra de cambio. Siendo así,
en el caso materia de consulta, el bien
mueble objeto del delito de hurto es la La prescripción en el delito
letra de cambio de la empresa pesque- de hurto agravado de energía
ra que, de acuerdo al artículo 119 de 02 eléctrica con destreza se ini-
la Ley de Títulos Valores, debe con- cia desde que cesa la activi-
tener la orden incondicional de pagar dad delictiva
una cantidad determinada de dinero
o una cantidad determinable de este,
Consulta:
conforme a los sistemas de actualiza-
ción o reajuste de capital legalmen- El personal técnico de una de las
te admitidos. En síntesis, en el caso empresas eléctricas, con apoyo de
que se nos consulta, el objeto material la policía del sector, al momen-
del delito2 es la letra de cambio (título to de realizar una constatación
valor) que ha sido sustraída. en el domicilio de Adolfo el 27 de

1 El artículo 886, inciso 5 del Código Civil, considera como bienes muebles a los “títulos valores de cual-
quier clase o los instrumentos donde conste la adquisición de créditos o de derechos personales”. Estos
últimos constituyen los certificados de participación en fondos mutuos y fondos mutuos de inversión en
valores, conforme se prevé en el artículo 261, inciso 1, de la Ley de Títulos Valores (Ley N° 27287). Los
primeros son documentos que representan o incorporan derechos patrimoniales, establecidos conforme a
las formalidades exigidas por la ley. Cuando figuran en un documento cartular, se les califica de títulos
valores materializados. Por el contrario, se les llama desmaterializados si “requieren su representación
y anotación en cuenta y su registro ante una institución de compensación y liquidación de valores”. En
ambos casos los derechos de los titulares se encuentran representados materialmente (en documentos o
en registro). Si puede concebirse sin mayores dificultades que los títulos valores materializados pueden
ser objeto de un hurto, es debido a que los documentos por ser objetos corporales son aprehensibles y
susceptibles de valor económico. Por el contrario, resulta problemático imaginar que los títulos valores
desmaterializados, reconocibles y comprobables únicamente por la inscripción legal, sean comprendidos
como objetos del delito de hurto. Véase, HURTADO POZO, José. “Relaciones entre el Derecho Penal
y el Derecho Civil respecto al delito de hurto en el Código Penal peruano”. En: Cuadernos de Derecho
Penal. Nº 5, Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, 2011, p. 22.
2 Con la expresión “objeto material del delito” se hace referencia al sustento en el que se manifiesta el bien
jurídico penalmente protegido, y que constituye el objeto sobre el que recae la conducta delictiva. Así, en
el caso del delito de hurto el bien protegido es la propiedad (comprendida en el patrimonio, en su expre-
sión de posesión) y el objeto material es el bien concreto que se sustrae. Véase, HURTADO POZO, José.
“Relaciones entre el Derecho Penal y el Derecho Civil respecto al delito de hurto en el Código Penal
peruano”. Ob. cit., p. 14.

144
CASUÍSTICA / HURTO

setiembre de 2007, detectó que este Siendo así, la respuesta al caso que
venía manipulando su medidor se nos plantea pasa por determinar la
con la finalidad de reducir el re- naturaleza del delito que se le imputa
gistro mensual de su consumo. Por a Adolfo, esto es, del delito de hurto
esta razón, el día 3 de noviembre agravado en la modalidad de apode-
de 2007 se formalizó una denun- ramiento ilegítimo de energía eléctri-
cia penal contra Adolfo por el deli- ca realizado con destreza. Para ello,
to de hurto agravado en la modali-
resulta necesario traer a colación el
dad de apoderamiento ilegítimo de
energía eléctrica realizado con des- Acuerdo N° 2 del Pleno Jurisdiccio-
treza. Según los términos de la de- nal celebrado en Ica el 14 de noviem-
nuncia fiscal, Adolfo habría estado bre de 1998, en el que se estableció
apoderándose de forma indebida que la diferencia entre los delitos ins-
de energía eléctrica desde el 16 de tantáneos, continuados y permanentes
mayo de 2003, perjudicando a la depende de la estructura del hecho en
empresa eléctrica por un monto de cuestión. Se acordó: i) que los hechos
14 000 nuevos soles por concep- consumados en un solo acto deben re-
to de pago no facturado. Adolfo, putarse como delitos instantáneos, in-
quien pretende deducir una excep- dependientemente de la permanencia
ción de prescripción, nos consul- en el tiempo que puedan mostrar sus
ta a partir de qué momento se co- efectos; ii) que son delitos continua-
mienzan a computar los plazos de dos los que consisten en varias infrac-
prescripción de la acción penal en ciones a la ley que responden a una
este delito.
única resolución criminal fraccionada
en su ejecución; y iii) que son delitos
Respuesta: permanentes si, producida la consu-
mación, esta se mantiene en el tiem-
En nuestro ordenamiento jurídico el po durante un periodo cuya duración
comienzo del cómputo de los plazos está puesta bajo la esfera de dominio
de prescripción de la acción penal de- del agente.
pende de la determinación de la na-
turaleza del delito imputado. Así, en Ahora bien, tomando en cuenta lo
el artículo 82 del CP se ha estableci- acordado en el citado pleno, tene-
do que en los delitos instantáneos los mos que el hecho delictivo que se le
plazos de prescripción de la acción imputa a Adolfo (manipulación perió-
penal comienzan a partir del día en dica e indebida de su medidor de ener-
que se consumó; en el delito continua- gía eléctrica, realizado con la finalidad
do, desde el día en que terminó la ac- de evadir el pago real de su consumo
tividad delictuosa; y en el delito per- mensual de energía) está constituido
manente, a partir del día en que cesó por más de dos acciones, y que si bien
la permanencia. cada una constituye de por sí un delito

145
ROBO Y HURTO

consumado (hurto), todas ellas deben ilícita). En tal sentido, dado que el de-
ser valoradas como un solo delito con- lito de hurto agravado tiene previs-
tinuado3 de hurto de energía eléctrica. ta una pena privativa de la libertad
de no menor de tres ni mayor de seis
La situación planteada es muy pare- años, conforme a los artículos 80 y 83
cida al caso del cajero que durante in fine del CP, se puede afirmar que la
un largo periodo de tiempo se apode- acción penal, a la fecha, subsiste.
ra diariamente de una pequeña can-
tidad de dinero; aquí la doctrina y la
jurisprudencia considera, con acier- Conclusión
to, que no se cometen cientos de hur- Si bien la manipulación periódica e in-
tos (aunque cada acto aislado realiza- debida de un medidor de energía eléc-
do por el cajero sea un hurto), sino un trica, realizada con la finalidad de eva-
solo delito continuado de hurto por el dir el pago real del consumo mensual
importe total. La realización de ma- de energía, está constituido por más
nipulaciones periódicas a su medidor, de dos acciones, y cada una constituye
cada una de las cuales consideramos de por sí un delito consumado (hurto),
constituye de por sí una infracción, todas ellas deben ser valoradas como
no solo de la ley penal sino también un solo delito continuado de hurto, por
de la norma administrativa que regula cuanto obedecen a una misma resolu-
las concesiones eléctricas, obedecen a ción criminal: evadir el pago real del
una misma resolución criminal: evadir consumo mensual de energía eléctrica.
el pago real del consumo mensual de Siendo así el comienzo del cómputo
energía eléctrica.
de los plazos de prescripción de la
Por tales consideraciones, creemos acción penal en el delito en cuestión
que el comienzo del cómputo de los debe computarse desde el día en que
plazos de prescripción de la acción terminó la actividad delictuosa. En el
penal en el delito imputado a Adolfo caso en concreto se deberá contabili-
debe computarse desde el día en que zar desde el 27 de setiembre de 2007,
terminó la actividad delictuosa, esto momento en que se realizó el opera-
es, desde el 27 de setiembre de 2007, tivo y se cortó en forma definitiva el
momento en que se realizó el opera- servicio (y no desde el 16 de mayo
tivo y se cortó en forma definitiva el de 2003, fecha de la primera conduc-
servicio (y no desde el 16 de mayo de ta ilícita). En tal sentido, dado que el
2003, fecha de la primera conducta delito de hurto agravado tiene prevista

3 El delito continuado es una forma de progresión delictiva en la que cada acto no constituye un injusto
nuevo y distinto, sino una agravación cuantitativa del injusto de los actos precedentes. Es la realización
de acciones similares u homogéneas en diversos momentos, pero que trasgreden el mismo o similar tipo
legal y se caracteriza porque cada una de las acciones que lo constituye representa de por sí un delito
consumado o intentado, pero todas ellas se valoran juntas como un solo delito. Cfr. PÉREZ LÓPEZ,
Jorge. “Análisis del artículo 49 del Código Penal. El delito continuado y el delito masa”. En: Gaceta
Penal & Procesal Penal. Tomo 50, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2013, p. 45 y ss.

146
CASUÍSTICA / HURTO

una pena privativa de la libertad no Respuesta:


menor de tres ni mayor de seis años,
El inciso 5 de la segunda parte del ar-
conforme a los artículos 80 y 83 in
tículo 186 del Código Penal (CP) esti-
fine del CP, se puede afirmar que la
acción penal, a la fecha, subsiste. pula el agravamiento del hurto, cuan-
do a consecuencia del apoderamiento
del bien sustraído, se coloca a la víc-
tima o a su familia en una grave situa-
Si el agente desconocía que la ción económica. Como puede obser-
sustracción del bien colocaría varse, el fundamento de la agravación
al sujeto pasivo en una situa- descansa en el mayor desvalor del re-
ción económica muy preca- sultado provocado por el agente (gra-
03 ria, no se configura el delito ves consecuencias económicas para la
de hurto agravado por colo- víctima o para su familia).
car a la víctima en “grave si-
tuación económica” La esencia de la agravante exige ve-
rificar que, a consecuencia del hurto,
Consulta: las víctimas sufran una situación de
agobio y precariedad de medios eco-
Aprovechando un descuido de nómicos, una delicada situación pa-
la señora Viviana López, Alfon- trimonial, un deterioro económi-
so Zegarra le arrebató su carte- co sustancial, su descapitalización.
ra y huyó. La víctima denunció el Ello, sin duda, incluye también el
hecho a la policía, precisando que, empeoramiento de la situación eco-
desafortunadamente, el monto de nómica (cuando esta es ya, en cier-
lo hurtado ascendía a cinco mil ta medida, difícil); incluso, se puede
soles, que acababa de retirar del decir que la agravante se evidencia
banco y que eran los ahorros de con mayor claridad cuando el hurto
toda su vida. Posteriormente, Al- recae sobre quien ya, por otros moti-
fonso Zegarra fue identificado, vos, está en una situación económica
capturado y el fiscal, a cargo del comprometida.
caso, ha formulado acusación en
contra de aquel, por el delito de Debe precisarse que dicho análisis
hurto agravado por colocar a la debe efectuarse conforme a las cir-
víctima en “grave situación eco- cunstancias del caso concreto y no
nómica”. La defensa técnica del en abstracto; de lo que resulta que el
imputado nos consulta si la cali- monto de lo sustraído puede ser redu-
ficación jurídica realizada por el cido (incluso inferior a una remune-
Ministerio Público es correcta o ración mínima vital) y configurar la
no, en tanto su patrocinado no co- agravante al tratarse de víctimas de si-
nocía ni podía prever que estaba tuación muy modesta o de escasos re-
colocando a su víctima en una pre- cursos. Y, al contrario, el monto de lo
caria situación económica. sustraído puede ser mayúsculo (sobre-
pasar los varios miles de soles) y, sin

147
ROBO Y HURTO

embargo, no configurar la agravante al Sin embargo, un mayor reproche


tratarse de víctimas de amplio poder penal no puede ser aplicado atendien-
económico. do exclusivamente al resultado provo-
cado objetivamente por el agente sino,
No solo debe demostrarse que un de- por el contrario, solo cuando pueda
terminado perjuicio patrimonial pro- verificarse que ese resultado se co-
vino directamente del hurto, sino rresponde con el aspecto subjetivo del
también su relevante incidencia en la delito.
situación económica de la víctima. La
comprobación de la agravante requie- En efecto, no debe dejar de tenerse en
re partir de la condición económica en cuenta que el artículo VII del CP al
que quedó la víctima una vez ocurrido prever el principio de proscripción de
el hecho punible y las consecuencias la responsabilidad objetiva, señala que
desventajosas que ello desencadenó. la imputación de un hecho a un sujeto
como su obra, requiere de una vincu-
Para que opere dicha agravante no es lación subjetiva, de forma tal que el
necesario que la víctima quede en la ilícito cometido se presente como una
pobreza o indigencia absoluta, solo manifestación de la subjetividad del
exige que esta quede en una situación agente. De esa forma, la realización
patrimonial difícil, de cierto agobio e de un hecho típico, incluyendo a las
inseguridad, el mismo que puede ser circunstancias fácticas que habilitan
temporal o permanente4. una sanción intensificada –circunstan-
cias agravantes– deberá estar revesti-
Vistas así las cosas, en el caso que da, para permitir su reproche, por la
se nos plantea, en principio se po- específica modalidad subjetiva admiti-
dría sostener que la agravante pare- da por el tipo penal.
ce concurrir, pues es de preverse que, En ausencia de esa vinculación sub-
como lo sustraído a la señora Viviana jetiva del agente con el hecho (v. gr.
López, constituía los ahorros de toda desconocimiento, error, etc.) no podrá
su vida, ello la colocaba en una situa- sustentarse la configuración del de-
ción de gran precariedad económica, lito o de la agravante, con lo cual el
despojándola de respaldo económi- hecho deberá quedar impune o sancio-
co, coligiéndose además que se trata- nado, pero en los términos de un tipo
ba del bien de mayor valor económico base. En tal sentido, el artículo 14 del
que poseía. CP5 precisa que cuando se advierta un

4 SALINAS SICCHA, Ramiro. Delitos contra el patrimonio. 2ª edición, Jurista Editores, Lima, 2006,
p. 91.
5 Código Penal
Artículo 14.- El error sobre un elemento del tipo penal o respecto a una circunstancia que agrave la pena,
si es invencible, excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere vencible, la infracción será castiga-
da como culposa cuando se hallare prevista como tal en la ley.
El error invencible sobre la ilicitud del hecho constitutivo de la infracción penal, excluye la responsabili-
dad. Si el error fuere vencible se atenuará la pena. (cursivas añadidas)

148
CASUÍSTICA / HURTO

error respecto de una circunstancia desconociendo las consecuencias que


agravante, esta deberá quedar excluida ello generaría en su víctima (causa-
para la calificación del comportamien- ción de una grave situación económi-
to típico. Esto es, el comportamiento ca) no podrá afirmarse la configura-
del agente (objetivamente agravado) ción del delito de hurto agravado en
solo podrá ser adecuado al tipo base, su modalidad prevista por el inciso 5
al no constatarse que la circunstancia del segundo párrafo del artículo 186
agravante hubiese sido abarcada por del CP. Por lo tanto, la calificación ju-
su subjetividad. rídica realizada por el titular de la ac-
ción penal resulta incorrecta.
Sobre la base de lo hasta aquí señala-
do, podemos señalar que en tanto Al-
fonso Zegarra desplegó un compor-
tamiento típico desconociendo las Es impune el hurto entre
consecuencias que ello generaría en 04 cónyuges aun bajo el régimen
de separación de bienes
su víctima (causación de una grave si-
tuación económica) no podrá afirmar-
se la configuración del delito de hurto
agravado en su modalidad prevista Consulta:
por el inciso 5 del segundo párrafo del Se nos consulta si la sustracción
artículo 186 del CP. ilegítima de dinero que hace un es-
poso a su cónyuge constituye una
Conclusión: conducta sancionable como delito
de hurto, aun en el caso de que al
De acuerdo al artículo VII del CP casarse ambos optaron por el régi-
(proscripción de responsabilidad ob- men de separación de bienes (y no
jetiva), el desconocimiento o error no por el de formar una sociedad de
podrá sustentar la configuración del gananciales).
delito o de la agravante, con lo cual el
hecho deberá quedar impune o sancio-
nado pero en los términos de un tipo
Respuesta:
base. En tal sentido, el artículo 14
del CP precisa que cuando se advier- En la teoría general del delito se cono-
ta un error respecto de una circuns- ce que, para aplicar una sanción penal
tancia agravante, esta deberá quedar a una persona, se tiene que cumplir
excluida para la calificación del com- con ciertas condiciones que impone
portamiento típico. Esto es, el com- una teoría tripartita de responsabilidad
portamiento del agente (objetivamen- penal, es decir, que la conducta tiene
te agravado) solo podrá ser adecuado que ser típica antijurídica y culpa-
al tipo base, al no constatarse que ble. Sin embargo, aun en ciertos casos
la circunstancia agravante hubie- existiendo conducta delictiva según
se sido abarcada por su subjetividad. la teoría general del delito, no podrá
Siendo así, en tanto Alfonso Zegarra aplicarse finalmente una sanción
desplegó un comportamiento típico penal, porque todavía falta verificar si

149
ROBO Y HURTO

las condiciones sancionatorias se pre- común de bienes. Por lo tanto, a fin de


sentan, es decir, si político-criminal- tutelar la armonía familiar y buscando
mente hablando es merecedor de im- evitar los delitos de bagatela en el pa-
ponérsele una sanción penal; ya que el trimonio común de los esposos, el le-
mismo legislador penal puede habili- gislador tomó la decisión de dejar de
tar ciertas condiciones expresas para penar estas conductas ilícitas y prefe-
prohibir que determinadas personas rir mecanismos de resolución de con-
que intervienen en un evento delicti- flictos extrapenales.
vo queden totalmente exoneradas de
responsabilidad penal, como efectiva- No obstante ello, cabe preguntarnos si
mente ha pasado, en el caso peruano, en el caso de los matrimonios sujetos
de algunos delitos patrimoniales6. a separación de patrimonios esta im-
punidad del delito de hurto se man-
En esa perspectiva, si bien el apode- tiene. En otras palabras, si es posible
ramiento ilegal de los bienes mue- sancionar a un cónyuge por el delito
bles ajenos, en los términos prescritos de hurto en el caso en que los esposos
en el artículo 185 del Código Penal, decidieron, a la luz del artículo 327
constituye el delito de hurto. No obs- del Código Civil9, conservar la pleni-
tante, por razones de política crimi- tud de la propiedad, administración y
nal7, el legislador expresamente ha disposición de sus bienes presentes y
excluido el hurto entre cónyuges del futuros.
catálogo de conductas “punibles” del
ordenamiento jurídico peruano, con- El artículo 295 del Código Civil fa-
forme a lo prescrito por el artículo culta a que antes de la celebración del
208 del Código Penal8. matrimonio los futuros cónyuges pue-
dan optar libremente por el régimen
Esta exclusión de punibilidad radica de sociedad de gananciales o por el de
en que el hecho de que el patrimonio separación de patrimonios. Si optan
conyugal, en la mayoría de los casos, por el de separación de bienes, se en-
constituye un régimen autónomo y tiende que ellos no quieren formar un

6 REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Los delitos patrimoniales en el Código Penal. Idemsa, Lima, 2013,
p. 359.
7 Para Bajo Fernández este fundamento político-criminal sería la salvaguarda de la familia o lo que queda
de ella. Bajo Fernández, Miguel citado por VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal. Parte Especial II-A.
Delitos contra el patrimonio. Editorial San Marcos, Lima, 2001, p. 212.
8 Código Penal
“Artículo 208.- No son reprimibles, sin perjuicio de la reparación civil, los hurtos, apropiaciones, defrau-
daciones o daños que se causen:
1. Los cónyuges, concubinos, ascendientes, descendientes y afines en línea recta.
(…)”.
9 Código Civil
“Artículo 327.- En el régimen de separación de patrimonios, cada cónyuge conserva a plenitud la pro-
piedad, administración y disposición de sus bienes presentes y futuros y le corresponden los frutos y
productos de dichos bienes”.

150
CASUÍSTICA / HURTO

patrimonio autónomo, ni común sobre al régimen de separación de bienes,


sus bienes. No quieren que el otro es la mera calidad de cónyuges lo que
cónyuge los administre, menos aún, sostiene la falta de punibilidad del de-
que se apropien ilegítimamente de lito en mención.
ellos. Entonces, ¿por qué mantener en
la impunidad una conducta típica, an-
tijurídica y culpable?
Para la configuración del
La única respuesta que podemos for- delito de hurto agravado no
mular es que, de lege lata, la impuni- 05 se valora la cuantía del bien
dad de esta conducta acaece en fun- objeto material del delito
ción de la simple calidad personal de
los intervinientes del delito de hurto
Consulta:
–en el caso concreto, el esposo y la
esposa–, y no de la naturaleza del ré- Alonso Mosquera fue víctima de
gimen patrimonial que hayan conve- hurto en su relojería. Él se dio
nido –sociedad de gananciales o sepa- cuenta de la comisión de este de-
ración de bienes–. De esta forma, aun lito cuando revisó la grabación de
cuando hayan acordado acogerse al la cámara de seguridad de su local.
régimen de separación de bienes, es la En ella pudo ver cómo tres perso-
mera calidad de cónyuges lo que sos- nas entraron a su establecimien-
tiene la falta de punibilidad del delito to y, mientras uno se fijaba que no
en mención. viniera nadie, los otros dos toma-
Las dudas sobre el fundamento mate- ban unos diez relojes que Alonso
rial de esta excusa absolutoria, en de- pensaba se habían perdido. Como
finitiva, merecen una modificación le- la suma de los relojes no sobrepa-
gislativa, que repare en algo más que sa una remuneración mínima vital,
la simple constatación de la relación nos pregunta si se configura el de-
de parentesco entre el autor y la vícti- lito de hurto.
ma del delito.

Conclusión: Repuesta:
La impunidad del hurto, de acuer- El tipo penal de hurto agravado com-
do al inciso 1 del artículo 208 del CP parte ciertos elementos del tipo penal
acaece en función de la simple calidad de hurto básico. Así, se requiere que
personal de los intervinientes del deli- el sujeto activo se apodere ilegítima-
to de hurto –en el caso concreto, el es- mente de un bien mueble, es decir, se
poso y la esposa–, y no de la naturale- apropia de un bien ajeno o parcialmen-
za del régimen patrimonial que hayan te ajeno. Para ello requiere retirar de
convenido –sociedad de gananciales o la esfera de disponibilidad del sujeto
separación de bienes–. De esta forma, agraviado el bien objeto de la acción y
aun cuando hayan acordado acogerse tener su disponibilidad potencial.

151
ROBO Y HURTO

Como elemento interno este agente víctima; lo mismo ocurre en los otros
debe querer obtener provecho de esta supuestos.
acción ilícita; es decir, debe tener el
ánimo de enriquecerse mediante esta En el caso materia de consulta esta-
acción. mos ante la agravante recogida en el
artículo 186.5, es decir, que el deli-
En el delito de hurto básico, para to se cometa con el concurso de dos
poder penar a la persona que ha de- o más personas. Esta agravante tiene
sapoderado a otra de un bien se re- una mayor punibilidad debido a que
quiere que este bien sea mayor a una la acción delictiva se realiza habiendo
remuneración mínima vital, la cual en más de un sujeto activo, lo que facili-
el momento actual es de S/. 750.00. ta el delito, pues existe una mayor pe-
Para esto se interpreta el artículo 185 ligrosidad por la cantidad de personas
en concordancia con el artículo 444 o, en su caso, una división de roles, es
del Código Penal. De este modo, si por ello que esto es el núcleo del in-
sobrepasa la remuneración mínima justo de este tipo penal. En tal sentido,
vital será considerado delito y si no
la acción de estos sujetos sí configura
pasa este será considerado falta.
el delito de hurto agravado no impor-
Ahora bien, el delito de hurto agrava- tando la cuantía del bien sustraído.
do no tiene una expresa referencia al
artículo 444 y fundamenta su punibili- Conclusión:
dad en otras consideraciones. La fun-
damentación del delito de hurto agra- Por exigencia del artículo 444 del Có-
vado se encuentra en las modalidades digo Penal para la configuración del
de acción que son el núcleo del in- delito de hurto en su forma básica se
justo en cada una de ellas, existiendo requiere que el bien sustraído sobre-
pues un mayor nivel de reproche con- pase el valor de una remuneración mí-
tra aquellas acciones10. nima vital; este requisito no es exi-
gible en el delito de hurto agravado,
Las distintas formas del delito de pues el fundamento del injusto, en
hurto agravado implican un desvalor este caso, está dado por la mayor da-
de acción mayor, así el hurto cometi- ñosidad de la acción del agente. Por
do en casa habitada implica la mayor lo tanto, en el caso materia de con-
peligrosidad del agente, el hurto co- sulta sí se configura el delito de hurto
metido en horas de la noche implica agravado, pues para la configuración
una mayor vulnerabilidad de la vícti- del tipo penal en alusión no se ne-
ma, el concurso de personas también cesita la cuantía como en el delito
implica mayor peligrosidad del agen- de hurto básico, sino que se pone en
te y la mayor vulnerabilidad de la razón de la modalidad gravosa en que

10 Este es también el criterio adoptado en el Acuerdo Plenario Nº 04-2011/CJ-116, que si bien no constituye
precedente vinculante, lo cierto es que nos permite conocer cómo resolverían los jueces penales de la
Corte Suprema en el supuesto de que algún caso de hechos similares llegara a su sede.

152
CASUÍSTICA / HURTO

se justifica el núcleo del injusto ba- Respuesta:


sado en la mayor peligrosidad de los
En el delito continuado, de forma si-
agentes y la facilidad para cometer el
delito. milar con el concurso real, existe una
pluralidad de acciones. En realidad,
esta pluralidad de acciones, por obra
de la figura del delito continuado, se
Dos faltas contra el patrimo-
nio pueden dar lugar a un de- unifica, a fin de darles un tratamien-
lito continuado de hurto si to específico (artículo 49 del CP).
06 Esta unificación, empero, procede en
el autor ha actuado con una
misma resolución criminal casos puntuales, caracterizados por:
a) una relación de continuidad tempo-
ral entre las acciones delictivas11, b) la
Consulta:
identidad o semejanza de las leyes pe-
Marco Cevallos fue detenido in nales infringidas y c) la unidad de re-
fraganti tras arrebatarle el celu- solución criminal12. Son precisamente
lar a Sara Torres. En su poder se estas características las que permiten
encontró otro celular, que resul- considerar normativamente a las di-
tó ser de Gabriela Trelles, quien versas acciones delictivas como un
había denunciado su hurto un día
solo hecho.
antes (y, posteriormente, identifi-
có a Marco Cevallos como el autor Ciertamente, en virtud del artículo 49
del hurto). Por separado, ningu- del CP (que es extensible a las faltas)
no de los bienes sustraídos supe- es posible considerar dos faltas contra
raba los S/. 750.00 (necesarios el patrimonio (artículo 444 del CP),
para constituir un delito y no una
que individualmente no superan los
falta); sin embargo, a Marco Ceva-
llos se le abrió proceso por un deli- S/. 750.00, como un delito de hurto
to continuado de hurto. Ante ello, (artículo 185 del CP), cuando dos dis-
la defensa técnica del denunciado tintas sustracciones pueden ser consi-
nos consulta sobre la legalidad de deradas integrantes de un solo hecho,
dicha decisión judicial. del que resulta un daño patrimonial
mayor.

11 El término acción, empleado en el artículo 49 del CP, no significa que deba tratarse de una sola unidad
de acción, el legislador ha recurrido a este término para referirse al marco temporal en que han de tener
lugar las exteriorizaciones de la resolución criminal. Se comprende mejor en el sentido de actividad, la
misma que es desarrollada en un determinado lapso (“en el momento de la acción”) o en “momentos
diversos”. Cfr. HURTADO POZO, José. Manual de Derecho Penal. Parte General I. 3ª edición, Grijley,
Lima, 2005, p. 947, numeral 2438.
12 En cambio, en el concurso real de delitos las acciones deben ser –de acuerdo al artículo 50 del CP– de-
litos independientes, es decir, existe una finalidad propia en cada delito (no se presenta la misma resolu-
ción criminal).

153
ROBO Y HURTO

Para ello, sin embargo, deben verifi- Según ello, debe verificarse una uni-
carse los referidos requisitos del deli- dad de dolo o dolo unitario (unifor-
to continuado. Del artículo 49 del CP me y unitariamente concebido). Esta
se pueden extraer los siguientes re- unidad subjetiva resulta esencial para
quisitos: i) que el agente cometa va- afirmar la posibilidad del delito conti-
rias violaciones de la misma ley penal nuado de hurto comprensivo de faltas
o una de igual o semejante naturaleza; contra el patrimonio, por sustraccio-
ii) que estas violaciones hayan sido nes de montos inferiores a S/. 750.00.
cometidas en el momento de la acción
o en momentos diversos; y iii) que el Solo así, ante la comisión de dos fal-
agente, al realizar los actos ejecutivos tas de monto inferior a S/. 750.00
de estos delitos, haya tenido la misma cada una, es legítimo sumar las cuan-
resolución criminal. tías para llegar a una que sustente un
delito de hurto (artículo 185 del CP).
Los dos primeros requisitos parecen Al contrario, entender que solo exis-
estar satisfechos en el presente caso, te delito continuado de hurto cuando
pero no el tercero. El imputado Marco cada una de las acciones constituyan,
Cevallos cometió varias infraccio- por sí mismas, un delito supondría
nes al artículo 444 del CP de la misma un trato privilegiado a quienes, guia-
naturaleza (faltas contra el patrimo- dos por un dolo unitario, realicen sus-
nio) y de forma análoga (arrebato de tracciones sistemáticas, asegurándose
celular), las cuales realizó durante un que ninguna de ellas excediera de los
corto lapso de tiempo (dos días suce- S/. 750.00.
sivos). Dichas infracciones, además,
se realizaron en agravio de una plura- Bajo esa perspectiva, en el caso en
lidad de personas (Gabriela Trelles y concreto, la no demostración del re-
Sara Torres). quisito de dolo unitario en la perpetra-
ción de las dos sustracciones de celu-
Sin embargo, para considerar las dos lares, impide su consideración como
faltas como un delito es imprescin- un delito continuado de hurto. De los
dible verificar, en el aspecto subje- hechos narrados, no se verifica que
tivo, una misma resolución criminal el autor haya actuado con dolo unita-
del agente al realizar los actos ejecu- rio de ejecutar un solo delito, no exis-
tivos de las infracciones sucesivas. El te pues una misma resolución crimi-
legislador peruano ha concebido a las nal, sino que se trata de dos hechos
acciones (“actos ejecutivos”) como que deben ser considerados indepen-
fases de la realización de una misma dientes en todos sus aspectos, pues no
empresa delictiva. Por esto estable- existe la unidad de la misma resolu-
ce que “serán considerados [los actos ción criminal.
ejecutivos] como un solo delito conti-
nuado”. El agente debe proponerse la
Conclusión:
ejecución de un delito mediante accio-
nes que al ser realizadas constituyen En virtud del artículo 49 del CP (que
exteriorización de la misma determi- es extensible a las faltas) es posi-
nación inicial. ble considerar dos faltas contra el

154
CASUÍSTICA / HURTO

patrimonio (artículo 444 del CP), tenido la misma resolución criminal.


que individualmente no superan los Con respeto a este último debe verifi-
S/. 750.00, como un delito de hurto carse una unidad de dolo o dolo uni-
(artículo 185 del CP), cuando dos dis- tario (uniforme y unitariamente con-
tintas sustracciones pueden ser consi- cebido: El agente debe proponerse la
deradas integrantes de un solo hecho, ejecución de un delito mediante accio-
para lo cual deben verificarse los si- nes que al ser realizadas constituyen
guientes requisitos: i) que el agente exteriorización de la misma determi-
cometa varias violaciones de la misma nación inicial). Siendo así, en el caso
ley penal o una de igual o semejante materia de consulta la no demostra-
naturaleza; ii) que estas violaciones ción del requisito de dolo unitario en
hayan sido cometidas en el momen- la perpetración de las dos sustraccio-
to de la acción o en momentos diver- nes de celulares, impide su conside-
sos; y iii) que el agente, al realizar los ración como un delito continuado de
actos ejecutivos de estos delitos, haya hurto.

155
ROBO Y HURTO

inminente para su vida o integridad fí-


ROBO
sica por parte del agente, quien exige
a otra que le entregue sus bienes para
que se cese su actitud violenta, su-
Delito de robo se puede con- puesto que reúne los elementos exigi-
figurar aun cuando la violen- dos para que se configure el delito de
07 cia o amenaza se realiza con- robo.
tra una tercera persona
El delito de robo se configura cuan-
do existe “apoderamiento ilegítimo
Consulta: por parte del agente de un bien mue-
Beatriz Bardales nos comenta que ble total o parcialmente ajeno, para
hace unos días mientras camina- aprovecharse de él sustrayéndolo del
ba junto a su menor hijo de cinco lugar en que se encuentra; constitu-
años de edad en dirección a su yendo modus operandi de este, el em-
casa, repentinamente una persona pleo de la violencia contra la persona
desconocida se acercó y aprehen- bajo amenaza de un peligro inminen-
dió bruscamente a su hijo, tomán- te para su vida o su integridad física,
dolo por el cuello. Ante sus súpli- para lograr el desapoderamiento del
cas para que lo suelte y no le haga bien mueble a efectos de que el agente
daño, este sujeto le dijo que si no logre tener disposición sobre el bien,
le daba su cartera iba a matar a sin importar el fin o uso que le dé a
su hijo ahorcándolo, por lo que no este, ni el tiempo que trascurra en su
tuvo otra opción que entregarle sus órbita de control”.
pertenencias para evitar que sean De esta concepción del delito de robo
agredidos. Ante los hechos suscita- se puede señalar que el empleo de la
dos, se nos consulta si es que con- violencia contra la víctima bajo ame-
curren los presupuestos necesarios naza de correr riesgo su vida, consiste
para tipificar un delito de robo. en la utilización de medios para anular
o quebrantar la resistencia que se es-
peraba. Al respecto, es razonable pen-
Respuesta: sar que al momento de determinarse el
La violencia y amenaza como elemen- agente de cometer este ilícito piense
tos configuradores del delito de robo que la posible víctima ejerza en contra
tienen como finalidad que el agente de él una fuerza para repelerlo y evi-
posibilite la sustracción del bien, de- tar que le despoje de sus pertenencias.
biendo ser estas actuales e inminen- Por este motivo, procura que la fuerza
tes en el momento de consumación y los medios que vaya a emplear para
del evento, pudiendo recaer no solo cumplir su cometido sean los necesa-
sobre la víctima, de quien se obtie- riamente apropiados para tal fin y que
ne directamente el provecho patrimo- imposibiliten que alguien pueda alejar
nial, sino también contra una tercera dicho acometimiento por temor a que
persona que es colocada en un peligro se cause un daño a la persona sobre la

156
CASUÍSTICA / ROBO

que recae directamente la vis absoluta que entregársela por temor al daño
del agente. que se le pueda infringir a su hijo. Por
lo tanto, estamos ante un supuesto del
Conforme a lo señalado, se puede in- delito de robo.
ferir que el uso de la violencia debe
estar dirigida a suprimir toda posible
eventual defensa de los bienes del su-
jeto pasivo para así facilitar el apode- Se configura un delito de robo
ramiento por parte del agente. En el si la violencia ejercida sobre
caso materia de consulta, al ejercer el 08 las cosas genera lesiones en la
agente violencia contra el menor hijo persona
de la señora Bardales, la amenaza de
ocasionarle lesiones si es que no le
entrega su cartera anuló la posibilidad Consulta:
de que esta pueda defenderse, no que-
En circunstancias en que el señor
dándole otra opción que entregársela
Torres detuvo su vehículo en un
por temor al daño que se le pueda in-
semáforo, fue interceptado sor-
fringir a su hijo.
presivamente por un sujeto que le
Se debe indicar que la ausencia del arrojó una piedra de regular tama-
empleo de un objeto para la materia- ño –la cual rompió el vidrio de su
lización del delito en este supuesto, costado izquierdo (que se esparció
ya sea un arma, un palo, una piedra, en diversos fragmentos) e impac-
etc., hace que la tipificación del deli- tó en su hombro–, y le sustrajo el
to quede en una instancia de robo sim- equipo de música de su automóvil.
ple, caso contrario, estaríamos hablan- Los cristales rotos cayeron sobre el
do de un delito de robo agravado. rostro, el cuello y el cuerpo de To-
rres, ocasionándole lesiones leves.
Sobre el particular, Torres nos
Conclusión: consulta si la conducta perpetra-
Para la configuración del delito de da por el atracador constituye un
robo, el uso de la violencia debe estar delito de robo o, en todo caso, un
dirigido a suprimir toda posible even- hurto.
tual defensa de los bienes del suje-
to pasivo para así facilitar el apode-
ramiento por parte del agente. Lo que
Respuesta:
efectivamente se ha presentado en
el caso materia de consulta, pues el Conforme a su definición legal, el de-
agente al ejercer violencia en contra lito de robo entraña el apoderamien-
del menor hijo de la señora Bardales, to ilegítimo de un bien mueble, que se
la amenaza de ocasionarle la muerte si sustrae del lugar en que se encuentra,
es que no le entrega su cartera anuló empleando violencia contra la persona
la posibilidad de que esta pueda de- o amenazándola con un peligro inmi-
fenderse, no quedándole otra opción nente para su vida o integridad física.

157
ROBO Y HURTO

El empleo de violencia implica, a su el uso de fuerza: arrojar un objeto


vez, ejercer fuerza física sobre el cuer- contundente sobre el cuerpo de la víc-
po de la víctima, mientras que la ame- tima y romper, hacia adentro, las lunas
naza es el anuncio que se le hace de (vidrios) del vehículo del agraviado;
un mal grave e inminente que le in- ii) a través de este procedimiento era
funde temor. La violencia, que es la predecible –merced a la capacidad le-
modalidad que aquí interesa, consiste siva de la piedra arrojada y de los vi-
en el empleo de fuerza o energía físi- drios rotos– el menoscabo a la inte-
ca, a través de medios materiales, para gridad física del agraviado; y iii) la
anular o quebrantar la resistencia de la piedra y los cristales rotos de la venta-
víctima o para evitar la resistencia que na efectivamente le produjeron lesio-
se esperaba. nes corporales al agraviado.
La violencia debe ser el medio para En consecuencia, cabe concluir: i) que
lograr el apoderamiento, es decir, el sujeto se apoderó ilegítimamente
debe estar destinada o dirigida a posi- de un bien mueble ajeno, para aprove-
bilitarlo o facilitarlo. Asimismo, con- charse de él, sustrayéndolo del lugar
viene precisar que la violencia que re- en que se encontraba, y ii) que, a tal
quiere el tipo penal de robo (artículo efecto, empleó violencia contra el
188 del CP) debe estar dirigida hacia cuerpo del agraviado, con lo que se
o contra la persona; si solo se ejer- satisfacen los elementos configurati-
ce sobre las cosas o bienes materiales vos del delito de robo.
podrá configurar un delito de hurto (v.
gr. hurto con destrucción o rotura de Conclusión:
obstáculos).
Para que se configure el delito de
En el presente caso, se puede soste- robo, la violencia empleada debe ser
ner que la violencia desplegada por el medio para lograr el apoderamien-
el agente (lanzamiento de piedra con to, es decir, debe estar destinada o di-
previsible daño físico generado por la rigida a posibilitarlo o facilitarlo. Tal
ruptura de los vidrios) estuvo dirigi- violencia que requiere el tipo penal de
da no solo contra las cosas (ventanas robo (artículo 188 del CP) debe estar
del vehículo), sino también contra el dirigida hacia o contra la persona; si
cuerpo del señor Torres y preordenada solo se ejerce sobre las cosas o bie-
a quebrantar su predecible resistencia nes materiales podrá configurar un de-
al despojo patrimonial; en tal medi- lito de hurto (v. gr. hurto con destruc-
da, puede afirmarse que fue el medio ción o rotura de obstáculos). Ahora
para viabilizar la comisión del delito bien, en el presente caso, la violencia
(la sustracción y el apoderamiento del desplegada por el agente (lanzamien-
equipo de música). to de piedra con previsible daño físi-
co generado por la ruptura de los vi-
A tal efecto, debe tomarse en cuenta drios) estuvo dirigida no solo contra
la forma en que se perpetró el aludido las cosas (ventanas del vehículo), sino
hecho punible: i) su ejecución implicó también contra el cuerpo del señor

158
CASUÍSTICA / ROBO

Torres y preordenada a quebrantar su robo con muerte subsecuente, con


predecible resistencia al despojo patri- lo cual no está de acuerdo la de-
monial; en tal medida, puede afirmar- fensa técnica de Luis Silva, para
se que fue el medio para viabilizar la quien su patrocinado sería cómpli-
comisión del delito (la sustracción y el ce primario, por cuanto no tuvo el
apoderamiento del equipo de música). dominio de los hechos, ni los pla-
Por lo tanto, se han producidos los he- nificó, siendo su único rol amarrar
chos típicos del delito de robo. los pies a la víctima, no teniendo
responsabilidad de su muerte, pues
no lo amordazó, ni le tapó la cara.
Coautoría en el delito de Al respecto, nos consulta cuál de
robo agravado: aplicación las calificaciones jurídicas anota-
del principio de imputación das es la correcta.
09 recíproca de los distintos
aportes entre quienes codo-
minan el hecho
Respuesta:
De la consulta planteada, se observa
Consulta: que el procesado Luis Silva no niega
Luis Silva y Pedro Cardozo ingre- su intervención en los hechos materia
saron subrepticiamente al domici- de imputación, sino solo en el grado
lio de Juan Rosas, y, una vez aden- de su participación, por lo que para
tro del inmueble, cogieron por la dar respuesta a su interrogante se debe
espalda a este último, provocan- determinar si la conducta que realizó
do que cayera en la cama, situa- constituye actos en grado de coautoría
ción que Luis y Pedro aprovecha- o de participación.
ron para que el primero de ellos le
Ahora bien, de los hechos expuestos
atara los pies, mientras que el se-
se puede deducir que hubo una pla-
gundo, Pedro Cardozo, le amor-
nificación con anticipación de la eje-
dazó la boca y le tapó la cara con
cución del delito y en todo momento
frazadas, para luego sustraer sus
tuvieron el codominio del hecho tra-
bienes, dándose a la fuga en un tándose de una coautoría, pues ambos
taxi. Sin embargo, a pocas cua- imputados llegaron a la casa de la víc-
dras son capturados por perso- tima introduciéndose voluntariamente
nal policial, con el que regresaron y subrepticiamente a esta, luego de lo
al inmueble de la víctima, la que cual redujeron al agraviado causándo-
fue encontrada sin signos de vida, le la muerte y sacaron diversos obje-
apreciándose en el protocolo de ne- tos de su domicilio para, finalmente,
cropsia que la causa de su muer- subirlos a un taxi y darse a la fuga.
te fue por asfixia. Sobre la base de
tales hechos, el fiscal ha formula- Se trata de una actuación conjunta que
do acusación sobre ambos impu- no se ve mermada por la acción con-
tados como coautores del delito de creta que realizó cada uno para vencer

159
ROBO Y HURTO

la resistencia de la víctima, pues en cada interviniente en el hecho, dada


los supuestos de coautoría se admite la existencia de una decisión común
la posibilidad de que en el desarrollo de cometer el delito –comunidad de
del iter criminis los agentes realicen voluntad– y la división funcional de
acciones distintas, sin que ello im- roles plasmada en la aportación obje-
plique que uno de ellos se encuentre tiva de cada uno en la fase ejecutiva.
ajeno o alejado del núcleo del objeto Al respecto, la doctrina señala que en
criminal, a través de lo cual se exige la coautoría, según la distribución fun-
al coautor responsabilidad por todo el cional de las tareas, es superfluo que
hecho delictivo, de forma que las con- todos ejecuten el hecho de la misma
tribuciones de otro pueden serle im- manera, pues unos pueden cometer
putables como si él mismo las hubie- una parte del hecho típico, mientras
se realizado, conforme al principio de que los otros pueden complementar-
imputación recíproca de las distintas lo, lo que ha sucedido en el presente
aportaciones. caso.
Por otro lado, a la agravante de la Asimismo, se advierte que los actos
muerte de la víctima, debemos preci- violentos realizados de forma conjun-
sar que dicha agravación se configura ta, que tuvieron como finalidad vencer
cuando el agente, como consecuencia la resistencia de la víctima, inmovili-
de los actos propios del uso de la vio- zándola por completo y sin posibilidad
lencia para facilitar el apoderamien- de ser auxiliada por terceros, luego de
to o vencer la resistencia de quien se los cuales los procesados se retiraron
opone al apoderamiento, le ocasiona o del lugar de los hechos sin verificar su
le produce la muerte. En estos casos, estado, denotaban una alta probabili-
el agente busca el apoderamiento pa- dad de muerte por asfixia del agravia-
trimonial de la víctima, pero como do, como en efecto ocurrió.
consecuencia del ejercicio de violen-
cia contra ella le causa la muerte, re- Por lo tanto, con base en lo señalado
sultado que no quiso causar dolosa- hasta aquí, resulta correcta la califica-
mente, pero que pudo prever y evitar. ción jurídica realizada por la fiscalía,
en el sentido de imputar a Luis Silva
En el caso materia de consulta, Luis el delito de robo con muerte subse-
Silva amarró los pies de la víctima y cuente en calidad de coautor.
su coprocesado le ató las manos, le
tapó la boca y lo envolvió con fraza- Conclusión:
das, entonces aun cuando aquel no fue En el caso en concreto, se trató de una
quien amordazó a la víctima ni cubrió actuación conjunta que no se ve mer-
su rostro, los actos de violencia se eje- mada por la acción concreta que reali-
cutaron de manera concurrente por zó cada uno para vencer la resistencia
ambos imputados, por lo que resul- de la víctima, pues en los supuestos de
ta intrascendente a efectos de impu- coautoría se admite la posibilidad de
tación del resultado distinguir entre que en el desarrollo del iter criminis
las acciones concretas efectuadas por los agentes realicen acciones distintas,

160
CASUÍSTICA / ROBO

sin que ello implique que uno de ellos fueron identificados y capturados,
se encuentre ajeno o alejado del nú- siendo que a Eleazar Rivas se le
cleo del objeto criminal, a través de ha imputado el delito de robo con
lo cual se exige al coautor responsa- muerte subsecuente. Al respecto,
bilidad por todo el hecho delictivo; de se nos consulta si dicha califica-
forma que las contribuciones de otro ción es correcta o si, por el contra-
pueden serle imputables como si él rio, se trata de un concurso real de
mismo las hubiese realizado, confor- delitos.
me al principio de imputación recípro-
ca de las distintas aportaciones, por lo
que se trata de una coautoría en el de-
Respuesta:
lito de robo con muerte subsecuente.
El artículo 189 in fine del CP prevé
una circunstancia agravante de tercer
grado para la figura delictiva del robo.
Disparar y causarle la muer- Esta se configura cuando el agente
te al agraviado que intentó como consecuencia de los actos pro-
10 recuperar sus bienes robados
no configura robo con muerte pios del uso de la violencia para faci-
subsecuente litar el apoderamiento o para vencer la
resistencia de quien se opone al apo-
deramiento, le ocasiona o le produ-
Consulta: ce la muerte. Es obvio, en este caso,
que el agente buscaba el desapode-
César Panta se dirigía a su domi- ramiento patrimonial de la víctima,
cilio a bordo de una motocicle- pero como consecuencia del ejerci-
ta luego de retirar dinero de una cio de violencia contra ella –de los
agencia bancaria, cuando de pron- actos propios de violencia o vis in
to fue interceptado por Marco corpore– le causa la muerte, resulta-
Cevallos, Henry Pérez y Elea- do que no quiso causar dolosamen-
zar Rivas, quienes aprovechan- te pero que pudo prever y evitar. Se
do la superioridad de número, así trata, pues, de un típico supuesto de
como las amenazas con armas de homicidio preterintencional en el
fuego, y, asimismo, haberlo gol- que el resultado solo se le puede atri-
peado a César Panta le despoja- buir al agente a título de culpa –la
ron del dinero que portaba para responsabilidad objetiva por el sim-
darse a la fuga. Cuando los de- ple resultado es inadmisible, está
lincuentes se daban a la fuga, el prohibida por el artículo VII del Tí-
agraviado intentó seguirlos con tulo Preliminar del Código Penal–.
la finalidad de recuperar lo sus- El citado dispositivo regula, enton-
traído, sin embargo fue impactado ces, un caso de tipificación simultá-
por un proyectil de arma de fuego nea, dolosa y culposa, pero de una
disparado por Eleazar Rivas, oca- misma conducta expresamente descri-
sionándole la muerte instantá- ta. Como se advierte en la doctrina es-
nea. A los pocos días los asaltantes pecializada, la preterintención es una

161
ROBO Y HURTO

figura compuesta en la que el resulta- supuestos, pues, el elemento subjetivo


do sobrepasa el dolo del sujeto. Así, del tipo legal es determinante. En tal
el agente roba valiéndose del ejerci- sentido, la referencia legal al mundo
cio de violencia física contra la vícti- interno del agente, a la finalidad que
ma, esto es, infiere lesiones a una per- persigue, es de tal relevancia que será
sona, quien fallece a consecuencia de suficiente para la consumación de la
la agresión, siempre que el agente hu- conducta típica que se compruebe la
biere podido prever este resultado (la presencia de este factor. Por consi-
muerte, en este caso, no fue fortuita) guiente, el agente, en la circunstancia
–es una situación de preterintenciona- o en el contexto situacional en que in-
lidad heterogénea–. Como se puede terviene ha de valorar la perpetración
inferir, la conducta típica se articu- del homicidio como vía para garanti-
la sobre la base de dos elementos: el zar su objetivo ligado siempre a otro
apoderamiento del bien mueble y la delito.
utilización de violencia en la persona,
la cual, en el presente caso, produce la Ahora bien, en el presente caso, y a
muerte de esta última. la luz de lo señalado en los parágra-
fos precedentes, tenemos que Eleazar
Distinto es el caso del asesinato para Rivas (quien fue uno de los que robó a
facilitar u ocultar otro delito. Aquí el César Panta y luego le disparó al mo-
autor mata con el fin de conseguir un mento de darse a la fuga) no come-
propósito ulterior. En el primer su- tió el delito de robo con muerte sub-
puesto –para facilitar otro delito–, el secuente, sino sus conductas se hallan
asesinato implica una relación de me- en un concurso real entre el delito de
dio-fin, en que el homicidio es el deli- robo agravado con el asesinato (pues
to-medio cometido por el agente, con el homicidio lo cometió con la fina-
el propósito de hacer posible la ejecu- lidad de ocultar su delito preceden-
ción del delito-fin, siempre doloso; si- te, esto es, el robo que instantes antes
tuación muy frecuente, por lo demás, acababa de cometer).
en los delitos contra el patrimonio.
Ahora bien, en el segundo supuesto Conclusión:
–para ocultar otro delito–, el deli- En el caso que se nos consulta el robo
to previamente cometido o el que ya se había consumado antes del dis-
está ejecutándose –el delito a ocul- paro efectuado por uno de los inter-
tar puede ser doloso o culposo– es la vinientes, pues la violencia usada (al
causa del comportamiento homicida interceptar a la víctima) había servi-
del agente. Ello ocurre, por ejemplo, do para despojarle de su dinero, del
cuando el agente es sorprendido en el que tuvieron disposición así haya sido
acto del robo y, para evitar su captura, solo por un breve lapso de tiempo. Por
dispara contra su perseguidor o con- lo tanto, la calificación fiscal de robo
tra quien trata de impedir su fuga, que agravado con muerte subsecuente de
conduciría al descubrimiento o es- la víctima, es errónea; siendo que, en
clarecimiento de su delito. En ambos realidad, para el caso del procesado

162
CASUÍSTICA / ROBO

que efectuó el disparo se trata de un del hecho, se produce la muerte


concurso real entre el delito de robo de la víctima o se le causa lesio-
agravado (pluralidad de agentes, a nes graves a su integridad física o
mano armada) y el homicidio agrava- mental”.
do (para ocultar otro delito). Y es que
la muerte de la víctima no constituyó En cambio, la Ley Nº 30076 del 19 de
un medio para lograr la apropiación agosto de 2013, vigente en la actuali-
del bien, sino que fue hecho indepen- dad, modificó este último párrafo con
dientemente del robo, que ya se había un texto sumamente extraño. En efec-
consumado. to, el nuevo texto de este precepto es:
“La pena será de cadena perpetua
cuando el agente en calidad de in-
Aplicación de la ley más fa- tegrante de una organización cri-
vorable en el caso del delito minal, como consecuencia del
11 de robo agravado con muerte hecho, produce la muerte de la víc-
subsecuente tima o le causa lesiones graves a su
integridad física o mental”.
Consulta Como se aprecia, en el texto ante-
Se nos consulta si un procesado rior del último párrafo del artículo
o condenado por el delito de robo 189 del CP se reconocían claramen-
agravado previsto en el último pá- te dos supuestos típicos agravatorios
rrafo del artículo 189 del CP, re- diferenciados13:
sulta beneficiado con la vigencia
i) Cuando el agente actuaba en cali-
de la Ley Nº 30076, del 19 de agos-
dad de integrante de una organiza-
to de 2013, que modificó dicho tipo
ción delictiva o banda, y [conjun-
penal.
ción disyuntiva].

Respuesta ii) Cuando a consecuencia del robo se


produce la muerte de la víctima o
El texto del último párrafo del ar- se le causaba lesiones graves.
tículo 189 del CP conforme a la Ley
Nº 29407 del 18 de setiembre de Con el nuevo texto (vigente), en cam-
2009, era el siguiente: bio, se reconoce un solo supuesto típi-
co, pues, conforme a él, el agente no
“La pena será de cadena perpetua solo debe actuar en calidad de inte-
cuando el agente actúe en calidad grante de una organización criminal,
de integrante de una organización sino que, además, debe producir como
delictiva o banda, o [conjunción consecuencia del robo (realizado
disyuntiva] si, como consecuencia como integrante de una organización

13 Así también lo entiende, entre otros: REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Ob. cit., p. 134 y ss.

163
ROBO Y HURTO

criminal), la muerte o lesiones graves de 2013 hasta el 17 de diciembre de


a la víctima, es decir, debe cumplir 2013, regirá el texto del último párra-
con ambas condiciones para incurrir fo modificado por la Ley Nº 30076.
en la agravante prevista en el último
párrafo del artículo 189 del CP. Ahora bien, y respondiendo a la con-
sulta planteada, dado que la Ley
Esto significa que, a partir de la vigen- Nº 30076 (vigente) es indudablemente
cia de la Ley Nº 30076, no es puni- más beneficiosa al reo que la anterior
ble, por sí solo, el delito de robo con (Ley Nº 29407), se generan dos con-
muerte o lesiones graves subsecuen- secuencias principales:
tes, sino que este delito depende de
i) Todos aquellos condenados por de-
que el agente sea integrante de una or-
lito de robo agravado en razón de
ganización criminal. haber actuado en calidad de inte-
Y, a la inversa, no configura el último grante de una organización delic-
párrafo del artículo 189 del CP –como tiva o banda (que no ocasionaron
sucedía antes– el solo hecho de come- muertes o lesiones graves preter-
ter un delito de robo agravado en cali- intencionales), y todos aquellos
dad de integrante de una organización condenados por delito de robo con
delictiva, pues ahora es necesario, muerte o lesiones graves subse-
además, ocasionar, preterintencional- cuentes (que no integraban una or-
mente, la muerte o lesiones graves a la ganización criminal), podrían soli-
citar la adecuación del tipo penal y
víctima.
la sustitución de penas por los del
Es cierto que, posteriormente, se ha precepto penal posterior más favo-
emitido la Ley Nº 30077, del 21 de rable (Ley Nº 30076), a fin de re-
agosto de 2013, que reincorpora el ducir su sanción penal.
texto anterior del precepto [“La pena ii) En el caso de las personas que ac-
será de cadena perpetua cuando el tualmente están siendo procesadas
agente actúe en calidad de integran- por la comisión del delito previs-
te de una organización criminal, o si, to en el último párrafo del artículo
como consecuencia del hecho, se pro- 189 del CP, conforme al texto de la
duce la muerte de la víctima o se le Ley Nº 29407, sus causas penales
causa lesiones graves a su integridad deberán ser adaptadas a la norma-
física o mental”]. tiva más favorable (Ley Nº 30076),
realizándose una nueva calificación
Sin embargo –nótese bien– dicha ley
jurídica de los hechos en el mismo
no se encuentra vigente, pues su pri- proceso.
mera disposición complementaria
final, señala que entrará en vigencia Ambas consecuencias del principio de
a los 120 días de su publicación en el favorabilidad en la aplicación de las
diario oficial El Peruano. Esto quie- normas penales en el tiempo, confor-
re decir que, desde el 20 de agosto me lo indica el artículo 139, inciso 11

164
CASUÍSTICA / ROBO

de nuestra Constitución14 (principio de de la Ley Nº 29407, sus causas pena-


favorabilidad) y precisa el artículo 6 les deberán ser adaptadas a la norma-
del CP15 (retroactividad benigna). tiva más favorable (Ley Nº 30076),
realizándose una nueva calificación
Conclusión jurídica de los hechos en el mismo
proceso.
En referencia al principio de favora-
bilidad en la aplicación de las normas
penales en el tiempo, conforme lo in-
dica el artículo 139, inciso 11 de nues- El empleo de una jeringa in-
tra Constitución y precisa el artículo 6 fectada con VIH en el delito
12 de robo constituye agravante
del CP (retroactividad benigna) la da-
de dicho tipo penal
ción de la Ley Nº 30076 –que modi-
fica el último párrafo del artículo 189
del CP– produce las siguientes con- Consulta:
secuencias: i) los sujetos condenados
por delito de robo agravado en razón Miguel Céspedes subió a un micro-
de haber actuado en calidad de inte- bús de transporte público, luego de
lo cual sacó de una bolsa una je-
grante de una organización delictiva
ringa, la cual –dijo– contenía san-
o banda (que no ocasionaron muer-
gre infectada con el virus del VIH,
tes o lesiones graves preterintenciona-
y amenazando con inyectársela a
les), y todos aquellos condenados por
Alonso Aguirre, le exigió a este
delito de robo con muerte o lesiones
que le entregara su billetera, ante
graves subsecuentes (que no integra- lo cual Aguirre accedió. Al respec-
ban una organización criminal), po- to, se nos consulta si se ha con-
drían solicitar la adecuación del tipo figurado un delito de robo y qué
penal y la sustitución de penas por los agravantes concurrirían.
del precepto penal posterior más favo-
rable (Ley Nº 30076), a fin de reducir
su sanción penal; ii) en el caso de las
personas que actualmente están sien- Respuesta:
do procesadas por la comisión del de- Los elementos configurativos del
lito previsto en el último párrafo del tipo de robo son: i) que el agente em-
artículo 189 del CP, conforme al texto plee violencia contra la persona o la

14 Constitución Política
Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional:
(…)
11. La aplicación de la ley más favorable al procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes penales.
15 Código Penal
Artículo 6.- La Ley Penal aplicable es la vigente en el momento de la comisión del hecho punible. No
obstante, se aplicará la más favorable al reo, en caso de conflicto en el tiempo de leyes penales.
Si durante la ejecución de la sanción se dictare una ley más favorable al condenado, el juez sustituirá la
sanción impuesta por la que corresponda, conforme a la nueva ley.

165
ROBO Y HURTO

amenace con un peligro inminente posible que inspire al perjudicado


para su vida o integridad física; ii) que un sentimiento de miedo, angustia o
se apodere ilegítimamente de un bien desasosiego ante la posibilidad de un
mueble, para aprovecharse de él, sus- mal real o imaginario, de suerte que la
trayéndolo del lugar en que se encuen- intimidación puede producirse de ma-
tra, y iii) que –subjetivamente– obre nera expresa mediante la exterioriza-
con dolo. ción con palabras de amenaza del mal,
o, implícitamente, cuando el compor-
Interesa en la consulta detenernos en tamiento que precede a la toma de las
el requisito de la amenaza (“de un pe-
cosas o a la petición de estas para pro-
ligro inminente para la vida o integri-
ceder a su apoderamiento haga per-
dad física”), que en este caso se define
fectamente deducible el propósito de
con el empleo de una jeringa impreg-
causar un mal si se opone resistencia a
nada con el virus del VIH.
los deseos del agente16.
Si bien el tipo penal exige expresa-
mente amenazar con un peligro in- El agente debe amenazar con pro-
minente y no con un daño inminente ducir –de modo inminente– no cual-
(para la vida o la integridad física de quier mal, sino uno que comprometa
la víctima), una adecuada interpreta- la vida o la integridad física de la víc-
ción debe concluir que, en verdad, lo tima, esto es, amenazar con realizar
inminente no es el peligro, pues este de inmediato una conducta capaz de
debe existir (producto de la amena- producirle lesiones –corporales o psí-
za), sino que lo inminente es la le- quicas– o de desencadenar su muerte
sión de la integridad física o la vida (homicidio).
de la víctima producto de ese peligro
En el caso se evidencia, además, que
existente.
Miguel Céspedes empleó contra Alon-
La amenaza requerida en el robo debe so Aguirre tanto amenazas de pala-
tratarse de una conminación de cau- bra como de obra. No solo le profirió
sar un daño ilícito inminente para la amenazas verbales (anunciándole un
vida o la integridad física de la vícti- mal: el contagio del VIH), sino tam-
ma; conminación de un mal que debe bién gestuales o valiéndose de actos
ser la que doblegue su voluntad ante concluyentes (mostrándole y acercán-
la sustracción o desposesión patrimo- dole la jeringa infectada con el virus).
nial de la que es objeto.
Por otro lado, cabe verificar si concu-
La intimidación o amenaza consis- rre alguna o algunas de las circunstan-
te en el anuncio o conminación de cias agravantes previstas en el artículo
un mal inmediato grave, personal y 189 del CP (robo agravado).

16 VILCAPOMA BUJAICO, Walter. “¿Son suficientes la ‘violencia’ y ‘el concurso de personas’ para cali-
ficar un hecho como delito de robo agravado?” En: Revista Peruana de Doctrina y Jurisprudencia Pena-
les. Lima, 2008, p. 499.

166
CASUÍSTICA / ROBO

De entrada, es evidente la presencia en el último párrafo del artículo 189


de la agravante prevista en el inciso del CP (y no la del inciso 1 del párrafo
5 del artículo 189 del CP, que enca- segundo, reservada solo para casos de
rece lo ilícito en caso de que el robo lesiones leves), que castiga hasta con
haya sido perpetrado a bordo de cual- cadena perpetua cuando, a consecuen-
quier medio de locomoción de trans- cia del robo, se causan lesiones gra-
porte público o privado, de pasajeros ves a la integridad física o mental de
o de carga; puesto que la propia con- la víctima.
sulta señala que el delito cometido por
Miguel se efectuó dentro de una uni- Conclusión
dad de transporte público (microbús).
En este caso, se evidencia que Miguel
Más sustancial, sin embargo, resulta Céspedes empleó contra Alonso Agui-
examinar si es aplicable al caso ma- rre tanto amenazas de palabra como
teria de consulta el inciso 3 del refe- de obra. No solo le profirió amena-
rido tipo penal, que tipifica el “robo a zas verbales (anunciándole un mal: el
mano armada”, es decir, si entra den- contagio del VIH), sino también ges-
tro del concepto de “arma” y confi- tuales o valiéndose de actos conclu-
gura la agravante, el cometer un robo yentes (mostrándole y acercándole la
premunido de una jeringa que contie- jeringa infectada con el virus). Y ade-
ne sangre infectada con el virus del más una jeringa impregnada de VIH
VIH. es un arma denominada impropia, esto
es, si bien no ha sido fabricada con la
Al respecto, se suele distinguir entre
armas propias e impropias. Una je- finalidad primordial de ser utilizada
ringa impregnada de VIH no pertene- como arma, tiene similar capacidad
cería a las primeras, que son aquellas ofensiva o defensiva e incrementa el
que se destinan al ataque o a la de- poder intimidatorio del agente. Por lo
fensa regular (v. gr. armas de fuego o tanto, nos encontramos ante un delito
blancas), sino más bien a las segun- de robo agravado, por haber actuado
das, aquellas que si bien no han sido el agente a mano armada.
fabricadas con la finalidad primordial
de ser utilizadas como armas, tienen
similar capacidad ofensiva o defensi- Características que debe pre-
va e incrementan, como aquellas, el 13 sentar el arma utilizada en el
poder intimidatorio del agente. robo agravado

Por último, resulta interesante escla-


recer cuál hubiera sido la imputación Consulta:
de Miguel si, durante la perpetración Edson Montoya viene siendo pro-
del robo, hubiera efectivamente in- cesado por el delito de robo agra-
yectado la jeringa e infectado de VIH vado por utilización de arma. El
a Aguirre. En este supuesto, creemos hecho imputado es el haber despo-
que se configura la agravante prevista jado de una fuerte suma de dinero

167
ROBO Y HURTO

a Vanessa Barrientos, para lo cual No obstante lo señalado, debemos pre-


hizo uso de una pequeña lata para cisar que no todas las armas presentan
amenazar a la agraviada. El acu- la misma relevancia para el comporta-
sado señala que el tipo delictivo miento del agente. Al respecto, la doc-
correspondiente a los hechos es el trina se ha encargado de realizar una
de robo simple y no agravado, con- categorización de las armas:
siderando que el instrumento que
el agraviado ha calificado como i) Arma en sentido estricto.- En la
“arma” no tiene esa categoría, cual ingresan todos los instrumen-
pues constituye un simple trozo de tos que tienen como finalidad es-
metal. Se nos consulta si dicha ar- pecífica su utilización para fines de
gumentación es correcta. agresión o defensa, esto es, que su
elaboración persigue directamente
conseguir el aumento de la poten-
Respuesta: cia defensiva o agresora del indivi-
El numeral 3 del artículo 189 del Có- duo (v. gr. revólver, cuchillo, etc.).
digo Penal (CP) refiere que el de- ii) Arma en sentido amplio.- En la
lito de robo contemplado en el ar- cual ingresan todos aquellos ins-
tículo 188 del CP, se agrava cuando el trumentos cuya elaboración, no
hecho delictivo es cometido “a mano obstante carecer de esa específi-
armada”. ca finalidad de incremento de la
potencialidad agresora o defensi-
El robo “a mano armada” o, dicho de va, pueden ser circunstancialmen-
modo correcto, el robo con utilización te utilizados con esa finalidad en
de arma se configura cuando el agen- la medida en que sus característi-
te, con la finalidad de desposeer patri- cas morfológicas resultan idóneas
monialmente al agraviado, hace uso para esos fines (v. gr. objetos con-
de instrumentos que comportan un tundentes, cortantes, etc.).
ostensible incremento de su potencia
agresora, facilitando la consecución iii) Arma aparente.- En esta categoría
del resultado típico al doblegar la ca- ingresan aquellos instrumentos que
pacidad de resistencia de la víctima. presentan características externas
similares a las auténticas, pero que
Al respecto, la jurisprudencia ha re- en la realidad se muestran inade-
conocido implícitamente que esta cir- cuadas o inidóneas para la concre-
cunstancia agravante se encuentra ción de la finalidad agresora o de-
justificada por la facilitación del resul- fensiva presente en el agente.
tado aludido: doblegar la capacidad de
resistencia de la víctima y facilitar la Si bien existe controversia en cuan-
desposesión patrimonial del agraviado to a la posibilidad de afirmar la cir-
(vide: Exp. Nº 1403-2003-Puno). cunstancia agravante prevista por el

168
CASUÍSTICA / ROBO

artículo 189.3 del CP cuando concu- con esa finalidad, siendo así en el caso
rra un “arma” con las características materia de consulta estamos ante un
descritas en el literal “c” señalado en supuesto de robo agravado por utiliza-
el párrafo anterior, debemos afirmar ción de arma, pues el instrumento uti-
lo contrario respecto de aquellas des- lizado por Edson Montoya era idóneo
critas en los literales “a” y “b”, esto para facilitar la consecución del resul-
es, aquellos instrumentos elaborados tado típico.
con la específica intención de incre-
mentar el potencial agresor o defen-
sivo del agente o, pese a carecer de Si el arma es inservible pero
ello, de servir a esos fines de modo idónea para generar efecto
circunstancial. 14 intimidatorio en la víctima
neutralizando su defensa se
En ese sentido, ubicados específica- configura robo agravado
mente en el supuesto de hecho que
motiva la presente consulta, debemos Consulta:
afirmar la concurrencia de la agra-
José Huertas, abogado de Maxi-
vante en el comportamiento de Edson
miliano Acosta, nos comenta que
Montoya, considerando que pese a a su patrocinado se le ha impu-
que el instrumento que utilizó no fue tado el delito de robo agravado en
construido, diseñado o elaborado con grado de tentativa en contra de
la específica finalidad de incrementar una agencia bancaria, en el cual
su potencial agresor, resultaba idóneo se ha comprobado que el arma que
para ello. utilizó para amedrentar a los tra-
bajadores del recinto se encontra-
En consecuencia, atendiendo a que el ba inoperativa y totalmente inser-
delito de robo agravado por utiliza- vible. Por tales hechos, Huertas
ción de arma se satisface con la ido- nos pregunta si nos encontra-
neidad objetiva del instrumento para mos frente a una tentativa de robo
facilitar la consecución del resulta- agravado (los agentes fueron cap-
do típico (el instrumento utilizado por turados antes de salir de la agen-
Edson Montoya lo era) y la conduc- cia del banco), tal como lo sostiene
ción del agente con esa finalidad, de- la acusación fiscal o si, por el con-
bemos afirmar su configuración en el trario, se ha configurado un delito
presente caso. imposible.

Conclusión:
Respuesta:
Se configura el delito de robo agra-
vado por utilización de arma cuando No existe consenso respecto a las con-
esta presenta una idoneidad objetiva secuencias que en un caso concre-
para facilitar la consecución del resul- to genera el uso de las denominadas
tado típico y la conducción del agente “armas aparentes” (instrumentos que

169
ROBO Y HURTO

pese a revestir las características de bien la voluntad del agente debe ma-
un arma real no resultan idóneas para nifestarse mediante actos concretos en
el incremento de la potencia agresi- el mundo exterior, estos no pueden al-
va del agente como, por ejemplo, una canzar su consumación debido a la ca-
pistola de plástico). Creemos que el rencia objetiva que tienen los medios
uso de un arma aparente podría confi- o los objetos que utiliza para su pro-
gurar una modalidad agravada del de- pósito (v. gr. quien introduce agujas
lito de robo (artículo 189 inciso 3 del en la foto de su “víctima” con la in-
CP) si se tiene en cuenta que en deter- tención de causarle lesiones). En otras
minados casos ocasiona (v. gr. cuan- palabras, la voluntad de cometer el
do el arma parece real) en la víctima delito se manifiesta a través de una ac-
un efecto intimidatorio, a tal punto de ción concreta, pero la producción del
neutralizar la defensa de sus bienes, resultado es imposible.
pues le hace temer por su vida o su in-
tegridad física. En palabras de Hurtado Pozo: “(…)
el artículo 17 prevé la impunidad de
Esta posición deja de lado el aumen- la tentativa cuando ‘es imposible la
to de la potencial agresividad que ge- consumación del delito’. Este caso es
nera el arma en el agente, para tomar denominado delito imposible por la
en cuenta el estado anímico que su doctrina. Al contrario, sería equivoca-
uso genera en la víctima, con lo cual do hablar de tentativa imposible. En
se hace descansar el elemento cualifi- efecto, el agente tiene la voluntad de
cante del tipo delictivo en el efecto in-
ejecutar un tipo legal y realiza actos
timidatorio del arma.
encaminados a tal fin, pero la consu-
Ahora bien, en tanto en el caso en mación de la infracción es imposible
concreto los agentes fueron captura- a causa de la naturaleza de los medios
dos antes de salir de la agencia ban- empleados o del objeto de delito hacia
caria no se ha podido producir la con- el cual dirige su acción. Según la ter-
sumación del ilícito penal de robo minología de la ley: ‘por la ineficacia
agravado, por lo cual lo que se discute absoluta del medio empleado o abso-
es si se trata de una tentativa o si, por luta impropiedad del objeto’”17.
el contrario, nos encontramos ante un
delito imposible. Sin embargo, en el presente caso, el
resultado típico (sustracción violen-
Al respecto, el artículo 17 del CP se- ta o amenazadora del patrimonio) sí
ñala que la tentativa es impune con re- era posible, pues los agraviados como
ferencia al medio y al objeto, cuando consecuencia del miedo generado por
la consumación del hecho (que ya se el arma de fuego (inservible, según
empezó a ejecutar) es imposible. Si pudo comprobarse después) enervaron

17 HURTADO POZO, José. Manual de Derecho Penal. Parte general I. 3ª edición, Grijley, Lima, 2005,
p. 833, n.m. 2128.

170
CASUÍSTICA / ROBO

el ejercicio de actos de resistencia en elemento cualificante del tipo delictivo


defensa del patrimonio. Que el impu- en el efecto intimidatorio del arma. En
tado haya sido reducido a tiempo eli- el caso materia de consulta, el agen-
mina ciertamente la posibilidad de te sabía que el arma que utilizaba para
consumación del delito, pero deja sub- amedrentar a sus víctimas era obso-
sistente la posibilidad de calificar los leta e inidónea para generar lesiones
actos de ejecución efectivamente rea- considerables, pero suficiente para re-
lizados como tentativa delictiva (ar- ducir sus intenciones de resguardar su
tículo 16 del CP). patrimonio; ahora bien, al haber sido
capturado antes de haber salido de la
En el presente caso, el agente sabía agencia bancaria, su conducta se sub-
que el arma que utilizaba para ame- sume en el delito de robo agravado en
drentar a sus víctimas era obsoleta e grado de tentativa.
inidónea para generar lesiones con-
siderables, pero suficiente para redu-
cir sus intenciones de resguardar su
patrimonio. En tal sentido, la calidad Monto de la reparación civil
del arma no exime a los agentes de su debe disminuirse en casos
conducta delictiva dentro de los alcan- 15 de recalificación de un deli-
to de robo agravado a hurto
ces de la agravante del robo a mano agravado
armada, toda vez que en la circunstan-
cia concreta el uso del mismo produjo
un efecto intimidante sobre las vícti- Consulta:
mas al punto de vulnerar su libre vo-
luntad, despertando en estas un sen- Alberto Ruiz fue sentenciado en
timiento de miedo, desasosiego e primera instancia como autor del
indefensión. delito de robo agravado en contra
de María Rivas. Sin embargo, el
acusado pretende presentar recur-
Conclusión: so de apelación por considerar que
El uso de un arma aparente podría la conducta que se le imputa no se
configurar una modalidad agrava- subsume en el delito de robo agra-
da del delito de robo (artículo 189 vado, sino en el de hurto agrava-
inciso 3 del CP) si se tiene en cuen- do. Al respecto, nos consulta si con
ta que en determinados casos oca- ello también puede solicitar una
siona (v. gr. cuando el arma parece disminución del monto de repara-
real) en la víctima un efecto intimi- ción civil que se le decretó en pri-
datorio, a tal punto de neutralizar la mera instancia, al considerar que
defensa de sus bienes, pues le hace si al tratarse de un hurto el daño
temer por su vida o su integridad fí- ocasionado sería inferior al que
sica. Aquí se toma en cuenta el estado se ocasiona en un delito de robo
anímico que su uso genera en la víc- agravado.
tima, con lo cual se hace descansar el

171
ROBO Y HURTO

Respuesta: inexistente, aunque el delito efectiva-


mente se haya concretizado19.
En los procesos penales, al lado de
ventilarse la acción penal, es decir, Siendo así, y así es, mal se hace cuan-
de verificar si ha existido o no un de- do se pretende equiparar a la repa-
lito, también suele analizarse una ac- ración civil por hecho ilícito de apa-
ción civil orientada a determinar una riencia delictiva con la sanción penal,
reparación por el daño ocasionado por pues si bien tienen un mismo origen:
aquella conducta de apariencia delicti- hecho histórico que reviste el carácter
va. En otras palabras, en el marco del de ilícito y de apariencia o posible re-
proceso penal se pueden revisar tanto levancia penal, lo cierto es que poseen
la responsabilidad penal, como civil fundamento y finalidad distinta.
de aquella conducta que, en princi-
pio, reviste una apariencia de carácter Como explica García Cavero: “La re-
delictivo. paración civil no es una pena, pero
comparte con esta un mismo presu-
Ahora bien, la responsabilidad civil puesto: la realización de un acto ilícito
que se ventila en el proceso penal no (…). Pero cada una de ellas valora el
es en puridad ex delicto, sino –al igual hecho ilícito desde su propia perspec-
que cualquier responsabilidad civil en tiva, lo que se explica en el hecho de
general– ex daño18, es decir, no nace que parten de fundamentos distintos.
del delito, sino del daño ocasionado Así, mientras la pena se impone con
por actos ilícitos, actos que además la finalidad de mantener el bien jurídi-
pueden estar tipificados como delitos co frente a vulneraciones culpables, la
o faltas. De ello se colige que existen reparación civil derivada del delito se
delitos que no acarrean daños, razón centra en la función de reparar al daño
por la cual será imposible plantear una producido a la víctima por la acción
acción civil de reparación por un daño delictiva”20.

18 En este sentido, se ha dicho que: “El fundamento de la responsabilidad civil ‘por delito’ al igual que el
de la responsabilidad por el hecho ilícito civil, es el daño, el daño causado obliga a repararlo, tanto si se
produce a consecuencia de un delito o falta o si deriva de una conducta no delictiva. En ambos casos,
tanto en el de responsabilidad civil por delito como cuando es por acto no delictivo, en esencia nos en-
contramos siempre ante lo mismo: ante responsabilidad puramente civil”. (SÁNCHEZ JORDÁN, María
Elena. “Problemas de la llamada responsabilidad civil por delito”. En: Revista Jurídica de Navarra.
N° 11, Navarra, enero-junio de 1991, p. 162).
19 Por ejemplo, en el caso de una persona que cometa un delito que no ocasione ningún tipo de daño, como
sería el caso del condenado por tenencia ilegal de armas. Se podrá considerar que esa persona es res-
ponsable criminalmente del delito, pero, al no haberse causado ningún daño no se podrá deliberar por el
tribunal que es responsable civil del mismo. (SÁNCHEZ JORDÁN, María Elena. Ob. cit., p. 163).
20 GARCÍA CAVERO, Percy. “La naturaleza y alcance de la reparación civil: a propósito del preceden-
te vinculante establecido en la ejecutoria suprema R.N. Nº 948-2005-Junín”. En: CASTILLO ALVA,
José Luis (director). Comentarios a los precedentes vinculantes en materia penal de la Corte Suprema.
Grijley, Lima, 2008, p. 594.

172
CASUÍSTICA / ROBO

Ahora, como se ha dicho, si bien las Conclusión:


acciones civiles y penales parten de
La modificación de la calificación ju-
distintos fundamentos, pero compar-
ten un mismo presupuesto: la realiza- rídica del ilícito patrimonial impu-
ción de un acto ilícito, entonces a un tado a Alberto Ruiz genera, a su vez,
acto ilícito de mayor disvaliosidad co- una redefinición del monto de la repa-
rresponderá la imposición de una re- ración civil ex delicto a imponerse, en
paración civil mayor, y si se trata de tanto esta es de rigor fijarla en función
un acto ilícito de menor entidad, en- del daño ilícito causado y las conse-
tonces el monto de la reparación civil cuencias y efectos negativos deriva-
será menor, por cuanto el daño y los dos de él, los cuales son de mayor en-
efectos negativos de la conducta ilíci- tidad en los delitos de robo agravado
ta son menores. –que es un delito pluriofensivo– con
relación al de hurto agravado. Por lo
Siendo así, en la consulta planteada
de determinarse que la conducta del tanto, la conducta incriminada a Al-
encausado no se subsume en el tipo berto no se subsume en el delito de
penal de robo agravado, sino en el de robo agravado, sino en el hurto agra-
hurto agravado, entonces correspon- vado resultaría procedente disminuir
derá disminuir el monto de la repara- el monto de la reparación civil im-
ción civil impuesto, por cuanto el daño puesto, por cuanto el daño en el úl-
en el último ilícito penal citado es de timo ilícito penal citado es de menor
menor entidad que en el delito de robo. entidad que en el delito de robo.

173
PARTE III
JURISPRUDENCIAS
JURISPRUDENCIAS

01 Delito de hurto: Concepto

El delito de hurto es definido como el apoderamiento intencional e


ilegítimo, sin emplear violencia o amenaza contra la víctima, de un
bien mueble ajeno, sustrayéndolo del lugar en que se encuentra. Está
tipificado en el numeral 185 del Código Penal.

EXPEDIENTE Nº 448-2007
SENTENCIADA : ROSA NATIVIDAD GARCÍA GIRÓN
DELITO : HURTO AGRAVADO
AGRAVIADA : EMPRESA DE TRANSPORTES EL DORADO S.A.C.
RESOLUCIÓN Nº VEINTITRÉS

Tumbes, veintiocho de abril de dos mil ocho

VISTOS; dado cuenta con los autos para resolver el recurso de apelación de
folio doscientos cincuenta y uno, interpuesto por la sentenciada ROSA NATIVIDAD
GARCÍA GIRÓN contra la sentencia de folio doscientos cuarenta y dos, que la conde-
na como autora y responsable del delito de HURTO AGRAVADO en agravio de la Em-
presa de Transportes El Dorado S.A.C. a TRES AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LI-
BERTAD suspendida condicionalmente y al pago de la suma de TRES MIL NUEVOS
SOLES por concepto de reparación civil, habiéndose llevado a cabo la vista de la causa
según constancia que antecede; de conformidad con lo opinado por el fiscal superior en
su dictamen de folio doscientos sesenta y uno.
CONSIDERANDOS:
Primero.- El delito de hurto es definido como el apoderamiento intencional e ilegí-
timo, sin emplear violencia o amenaza contra la víctima, de un bien mueble ajeno, sus-
trayéndolo del lugar en que se encuentra. Está tipificado en el numeral 185 del Código
Penal. Se agrava cuando concurre cualquiera de las circunstancias descritas en el nume-
ral 186 del acotado.
Segundo.- Del examen de los autos se aprecia que el a quo ha valorado el cau-
dal probatorio de manera integral, habiéndose establecido que el hecho imputado al en-
causado se encuadra en el tipo penal de hurto agravado, consistiendo las circunstancias
agravantes las correspondientes a los incisos 3 y 6 del artículo 186, pues el hecho se ha
producido con destreza en razón que se ha pretendido embaucar a la empresa agraviada
presentando [un tique] que correspondía a otra empresa, y han intervenido más de dos
personas.
Tercero.- En cuanto a lo expuesto por la apelante en sentido de que los hechos
se encuadrarían dentro de la figura de la apropiación ilícita, este colegiado no compar-
te dicho criterio por cuanto uno de los presupuestos que exige el artículo 190 del Có-
digo Penal es que el agente activo debe necesariamente haber recibido en “depósito,
comisión, administración u otro título semejante que produzca obligación de entregar,

177
ROBO Y HURTO

devolver, o hacer un uso determinado (...)” requisito que no concurre en el caso de


autos, pues según reconoce la propia apelante, en su declaración ampliatoria de folio
ciento cuarenta y siete, cogía los [tique] o boletos de peaje de otra empresa, refiriéndose
a la empresa Miguel Montero, y se los entregaba a co-procesados Oviedo Paz y Canales
Ortiz para ser pasados por gastos y luego el fruto de dicho canje se lo dividían en par-
tes iguales; significando ello que la sentenciada no ha tenido en su poder o cuidado di-
nero o bienes de la empresa bajo su custodia; por lo tanto el referido argumento debe ser
desestimado.
Cuarto.- En cuanto a la cantidad de dinero sustraído por los encausados, debe te-
nerse presente, que el quantum del perjuicio ocasionado a la empresa está debidamente
establecido en el informe de folio veinte, que si bien se trata de un informe preconstitui-
do, cierto es también que no ha sido cuestionado por ninguna de las partes, razón por la
cual merece valor probatorio, de manera que en este extremo tampoco existe error en la
sentencia, debiendo ser confirmada, por cuanto la misma apelante acepta y reconoce los
cargos, y expresa estar arrepentida.
POR ESTAS CONSIDERACIONES, la sala penal de la Corte Superior de Justicia
de Tumbes, RESUELVE: CONFIRMAR la sentencia apelada que CONDENA a ROSA
NATIVIDAD GARCÍA GIRÓN como autora y responsable del delito de HURTO
AGRAVADO en agravio de la Empresa de Transportes El Dorado S.A.C. a TRES
AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD suspendida condicionalmente e impone
reglas de conducta; y el pago de tres mil nuevos soles por concepto de reparación civil;
con lo demás que contiene.

178
JURISPRUDENCIAS

02 Hurto: Falta de acreditación de la preexistencia del bien

Cuando no se logra probar ni a nivel policial ni judicial la preexisten-


cia del bien, implica que no existe prueba objetiva válida y que se sea
suficiente para arrojar un resultado probatorio que permita sustentar
racionalmente la responsabilidad de la procesada. Más aún si no existe
la intención de obtener algún provecho del apoderamiento de los bienes.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA NORTE


SEGUNDA SALA PENAL DE REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 758-2009

Independencia, 1 de julio de 2011

VISTOS: Puesto a despacho para resolver; interviniendo como ponente la Señora


Juez Superior doctora Huaricancha Natividad, en virtud del inciso segundo del artículo
cuarenta y cinco del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; y,
CONSIDERANDO:
ASUNTO
Viene en grado de apelación la sentencia de fecha treinta de setiembre del año dos
mil diez, que obra de folios ciento doce a ciento dieciséis, que FALLA: CONDENANDO
a Sandra Zoraida Aliaga Ruiz por el delito contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en
agravio de Rosa Ernestina Alberto Chilca, a tres años de pena privativa de libertad, sus-
pendida por el plazo de prueba de dos años, bajo reglas de conducta, fijando en la suma
de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil que deberá de abonar a
favor de la agraviada.
ANTECEDENTES
2.1. Se atribuye a la procesada Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, que con fecha prime-
ro de febrero de dos mil nueve, haber sustraído los artefactos eléctricos un
televisor a colores de veintiún pulgadas y un DVD marca Sony valorizados
en ochocientos nuevos soles y trescientos nuevos soles respectivamente, como
dinero en efectivo de propiedad de la agraviada, del interior del cuarto que
esta ocupaba como inquilina en el segundo piso del inmueble de la encausa-
da ubicado en el Jirón los Delegados número trescientos cinco, Distrito de
Independencia.
2.2. La defensa de Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, al presentar su escrito de apelación
(folios ciento dieciocho), argumenta lo siguiente: a) No se configura el deli-
to de hurto, porque no ha tenido la intención de obtener provecho alguno, esto
es de apoderarse ilegítimamente de los bienes de la agraviada; b) Los hechos
materia de instrucción, podrían configurar el delito de usurpación en la moda-
lidad de Perturbación de la Posesión, mas no el delito de hurto agravado, pues
no ha existido voluntad de apropiarse de los bienes de la supuesta agraviada.

179
ROBO Y HURTO

RAZONAMIENTO
3.1. La acreditación de la responsabilidad penal debe estar basada en la existencia
de elementos probatorios idóneos y objetivos que verifiquen tal imputación in-
criminatoria, del caso en concreto tenemos que las pruebas aportadas por el
titular de la acción penal no resultan ser suficientes para resquebrajar la pre-
sunción de inocencia de los encausados; dado que si bien la agraviada Rosa
Ernestina Alberto Chilca conforme señalara en su manifestación policial (fo-
lios siete a nueve) y declaración preventiva (ochenta y cinco a ochenta y seis)
sindicara a la encausada Aliaga Ruiz como la persona que el día primero de
febrero del año dos mil nueve, había hurtado de su habitación artefactos eléc-
tricos –televisor a colores de 21” y un DVD marca Sony–; lo cierto es que
también que se aprecia de la transcripción del OCD Nº 29 (folios dos) que la
autoridad policial toma conocimiento de los eventos investigados y es a soli-
citud de esta última, que el efectivo policial Llaja Rojas se constituye al do-
micilio de la afectada (inquilina), y al dirigirse a su habitación refiere que le
hace falta los referidos artefactos, por lo que al proceder a la indagación de los
mismos, pudo entrevistarse con la encausada quien indicó que los tenía en su
poder, procediendo a la entrega de los mismos, según se puede observar del
Acta de recepción (folios quince) y Acta de entrega (folios dieciséis).
3.2. Mas es de apreciarse que respecto a la versión que brindara la procesa-
da Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, desde el inicio de las investigaciones –ma-
nifestación policial de fojas diez a once y declaración instructiva de fo-
lios cuarenta y dos a cuarenta y cinco– esta ha sido de manera coherente y
uniforme, en el que sostuviera que el origen de los hechos denunciados se
debió a una discusión previa que tuvieron ese mismo día, en el que se agre-
dieron mutuamente, diciéndole que se retire más la afectada salió y dejó la
puerta de la habitación, decidiendo ingresar y sacar sus cosas un televi-
sor y DVD al primer piso ubicándolo en la cochera, esperando que regre-
se y luego se retire; a lo vertido por esta parte procesal aporta el hecho que
la misma afectada, de sus declaraciones no haya desconocido, que efec-
tivamente aconteció una desavenencia previa –sustracción de un celu-
lar– con la encausada a los hechos denunciados, que incluso llegó a la agre-
sión mutua física como se corrobora con el Certificado Médico Legal
Nº 003597-L-D (folios diecisiete) en el que se describe que esta última tenía
lesiones recientes ocasionadas por agente contundente duro; agregándose tam-
bién el hecho de que al concurrir la autoridad policial a su inmueble, hizo en-
trega inmediata de los bienes de propiedad de la afectada, como es de verse
del acta de recepción.
3.3. Observándose de esta manera que la conducta desplegada por la sentenciada,
ha sido el de desocupar de su bien inmueble a su inquilina, por el altercado
previo acontecido entre las mismas, mas no la intención de obtener un prove-
cho producto del apoderamiento de los mismos; no habiéndose verificado nin-
guna otra conducta donde la procesada haya contravenido lo preceptuado en el
mencionado tipo penal. En cuanto al dinero supuestamente hurtado, se verifica

180
JURISPRUDENCIAS

que tanto a nivel policial y judicial la agraviada no ha acreditado su preexis-


tencia, siendo este un requisito indispensable conforme así se estipula en el ar-
tículo doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Penal.
3.4. En efecto, no existe prueba objetiva, válida y que sea suficiente para arrojar un
resultado probatorio que permita sustentar racionalmente la responsabilidad
de la procesada en los hechos materia de imputación; por lo que de conformi-
dad a lo opinado por el fiscal superior, la sentencia materia de grado debe ser
revocada, procediendo absolver a la procesada de la acusación fiscal.
DECISIÓN FINAL
Fundamentos por los que REVOCARON la sentencia de fecha treinta de setiem-
bre del año dos mil diez, que obra de folios ciento doce a ciento dieciséis, que Falla:
Condenando a Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, por el delito contra el Patrimonio –Hurto
Agravado– en agravio de Rosa Ernestina Alberto Chilca, a tres años de pena privati-
va de la libertad, suspendida por el plazo de prueba de dos años, bajo reglas de con-
ducta, fijando en la suma de quinientos nuevos soles por concepto de reparación civil
que deberá de abonar a favor de la agraviada. REFORMÁNDOLA: ABSOLVIERON
de la acusación fiscal a Sandra Zoraida Aliaga Ruiz, por el delito contra el Patrimonio
–Hurto Agravado– en agravio de Rosa Ernestina Alberto Chilca, debiéndose archivar
los de la materia consentida y/o ejecutoriada que sea la presente resolución, anulándose
los antecedentes que se hubieran generado como consecuencia del mismo. Notifíquese y
devuélvase.

SS. ROZAS ESCALANTE; REYMUNDO JORGE; HUARICANCHA NATIVIDAD

181
ROBO Y HURTO

03 Se puede acreditar la preexistencia del bien hurtado mediante la


declaración de la víctima

Si bien la prueba de la preexistencia de la cosa materia del delito es


indispensable para la afirmación del juicio de tipicidad, no existen
razones legales que impidan al Tribunal de instancia admitir a tales
fines la propia declaración de la víctima.

SALA PENAL PERMANENTE


R. N. Nº 966-2009-AREQUIPA

Lima, veintitrés de agosto de dos mil diez

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el señor fiscal superior contra la


sentencia de fojas tres mil ochocientos cuarenta y nueve, del treinta y uno de diciembre
de dos mil ocho, en el extremo que absolvió a Máximo Anibal Huincho Aguilar o Pablo
Avilar Trujillo o David Lifonzo Aymituma de la acusación fiscal formulada en su contra
por delito contra el Patrimonio en la modalidad de hurto agravado en perjuicio de Sil-
vio Vidal Machaca Cornejo, y absolvió a José Aurelio Aparicio Calderón de la acusa-
ción fiscal formulada en su contra por los delitos contra el Patrimonio en la modalidad
de hurto agravado en perjuicio de Juana Isabel Urday Fernández, Jacobo Moisés Marti-
corena Arias, Yassiny Rosella Delgado Medina Del Carpio, Manuel Augusto Valladares
Zegarra y Jorge Jesús García Basurco, y contra la Seguridad Pública en la modalidad de
arrebato de arma de uso oficial en agravio de Luis Enrique Apaza Huilica y el Estado;
interviniendo como ponente el señor Santa María Morillo; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el fiscal superior en su recurso formalizado de fojas tres mil ocho-
cientos setenta y nueve sostiene lo siguiente: A. Caso tres: Si bien el agraviado Silvio
Machaca Cornejo no acreditó documentalmente la preexistencia de las cosas materia del
delito, individualizó cada uno de los bienes que le fueron sustraídos, conforme consta en
el parte número novecientos catorce; que la responsabilidad penal del encausado Huin-
cho Aguilar o Avilar Trujillo o Lifonzo Aymituma se acredita con la testimonial de Jorge
Armando Quintanilla Pino, quien en sede policial y en presencia del representante del
Ministerio Público lo reconoció como el sujeto que conducía el vehículo de placa de ro-
daje FH-dos mil diecinueve utilizado para trasportar los bienes sustraídos. B. Caso dos:
El agraviado Jacobo Moisés Marticorena Arias en las actas de reconocimiento personal
de fojas cuarenta y cinco y cincuenta reconoció al encausado Aparicio Calderón como la
persona que ingresó a la vivienda de su hermana, de donde sustrajeron sus pertenencias.
C. Caso cuatro: La agraviada Yassiny Rossella Delgado Medina Del Carpio en su mani-
festación policial de fojas doscientos ochenta reconoció plenamente al encausado Apa-
ricio Calderón como uno de los sujetos que ingresó a su vivienda, así como identificó
en la dependencia policial un televisor y un minicomponente que le fueron sustraídos,
y presentó las fotografías de fojas doscientos ochenta y tres para acreditar su propiedad.

182
JURISPRUDENCIAS

D. Caso ocho: La agraviada Juana Isabel Urday Fernández reconoció los dos televiso-
res que le fueron incautados al encausado Aparicio Calderón y que se encontraban en
la dependencia policial, lo que evidencia que este fue una de las personas que ingresó
al domicilio de la citada agraviada y sustrajo diversos bienes. E. Caso setenta y uno: El
efectivo policial Luis Enrique Apaza Huilca en su condición de agraviado, en forma per-
sistente y uniforme, sindicó directamente al encausado Aparicio Calderón como el suje-
to que le sustrajo su arma de reglamento, versión que se corrobora con las manifestacio-
nes de fojas ochenta y dos, ochenta y tres, ochenta y siete, ochenta y nueve y noventa y
uno, así como con la testimonial del efectivo policial Pablo Juan Zapana Budiel de fojas
mil trescientos veintiuno. F. Caso setenta y dos: En el domicilio del encausado Apari-
cio Calderón se encontró un Fotocheck del Banco de la Nación perteneciente al agra-
viado Manuel Augusto Valladares Zegarra, lo que revela es uno de los sujetos que ingre-
só al domicilio del citado agraviado y sustrajo diversos bienes. G. Caso setenta y tres:
En el domicilio del encausado Aparicio Calderón también se halló un porta documentos
que fueron sustraídos (entre otros bienes) del interior del domicilio del agraviado Jorge
Jesús García Basurco, quien en la dependencia policial reconoció entre los bienes recu-
perados un televisor y una cartera de cuero; que, finalmente, expone que en la sentencia
se sostiene como principal fundamento para la absolución que no se acreditó la preexis-
tencia de las cosas materia del delito, sin tenerse en cuenta que los agraviados identifica-
ron los bienes que fueron incautados por la autoridad policial.
Segundo.- Que, según la acusación fiscal de fojas dos mil trescientos cuarenta y
ocho –en armonía con el auto superior de fojas tres mil doscientos setenta y nueve, del
trece de agosto de dos mil ocho, en el que se precisó que el ámbito de pronunciamiento
se circunscribe a los casos dos, tres, cuatro, ocho, setenta y uno, setenta y dos y seten-
ta y tres–, los hechos objeto de incriminación penalmente relevantes son como siguen:
A. Caso tres: El diecinueve de junio de dos mil cinco, a las trece horas, el encausado
Huincho Aguilar o Avilar Trujillo o Lifonzo Aymituma en compañía de otros dos sujetos
fracturaron las puertas e ingresaron al domicilio del agraviado Machaca Cornejo, ubica-
do en la Calle María Nieves y Bustamante número mil ciento diez - Arequipa, de donde
sustrajeron diversos bienes, dinero en efectivo, tarjetas bancarias y documentos persona-
les, así como un revólver marca Smith Welson con número de serie AVP-cero doscien-
tos dieciséis y luego huyeron a bordo del vehículo de placa de rodaje FH-dos mil dieci-
nueve. B. Caso dos: El veintiséis de mayo de dos mil cinco, a las dieciocho horas con
cuarenta minutos, cuando el agraviado Marticorena Arias se encontraba en compañía de
su madre, se percató que dos sujetos salían de su domicilio con dos bultos y aborda-
ron un vehículo que estaba estacionado frente a la casa, por lo que se acercó y un sujeto
portando un arma de fuego lo amenazó y luego huyeron; que, sin embargo, el agravia-
do logró reconocer al encausado Aparicio Calderón, conforme consta en el Acta de Re-
conocimiento de fojas cuarenta y cinco. C. Caso cuatro: El veintiocho de julio de dos
mil cinco, a las cinco horas con cuarenta y cinco minutos, cuando la agraviada Delgado
Medina se encontraba en el interior de su vivienda ubicada en la Calle Huacho núme-
ro cuatrocientos cuatro del distrito de San Martín de Socabaya se percató que un sujeto
salía de una de las habitaciones y luego huyó en un vehículo Tico de color amarillo que
lo esperaba en la calle, llevándose consigo dos televisores, un teléfono inalámbrico y un
VHS; que, luego la agraviada logró reconocer al encausado Aparicio Calderón. D. Caso

183
ROBO Y HURTO

ocho: El cinco de marzo de dos mil cinco, a las diecinueve horas, luego de que la agra-
viada Juana Urday Fernández denunció que unos sujetos hurtaron sus pertenencias, los
testigos Alejandra Paredes y Daniel Ruiz Monzón observaron un vehículo con lunas po-
larizadas en cuyo interior se encontraba un sujeto con las características del encausado
Aparicio Calderón en compañía de otros sujetos no identificados, los que habrían sus-
traído documentos, joyas, dinero en efectivo y perfumes del interior de la vivienda de la
citada agraviada. E. Caso setenta y tres: El ocho de mayo de dos mil cinco, unos suje-
tos desconocidos aprovechando la ausencia del agraviado García Basurco forzaron con
una barreta denominada “pata de cabra” la puerta de su vivienda ubicada en la Urbani-
zación Guardia Civil, II etapa del distrito de Paucarpata, de donde sustrajeron un DVD,
una radio portátil, un televisor, dos relojes de diferentes marcas y las sumas de quinien-
tos nuevos soles y seiscientos dólares americanos. F. Caso setenta y uno: El tres de julio
dedos mil cinco, a las quince horas, el encausado Aparicio Calderón robó el arma de
reglamento del Sub Oficial PNP Apaza Huilca cuando se constituyó al edificio Sardón
ubicado en la Calle Jerusalén número ciento veinticuatro del Cercado de Arequipa por
orden de la central de radio patrulla con la finalidad de entrevistarse con Marco Ojeda
Obando, por haber sido víctima de robo. G. Caso setenta y dos: El ocho de mayo de dos
mil seis, en horas de la tarde, sujetos desconocidos, aprovechando la ausencia del agra-
viado Valladares Zegarra ingresaron a su vivienda ubicada en la Urbanización Tahuay-
cani D-tres de donde sustrajeron un televisor, un DVD, dos equipos de sonido, un juego
de espadas samurai, tres relojes y documentos personales –un fotocheck del Banco de la
Nación, entre otros–; que el fotocheck fue encontrado en el interior del inmueble del en-
causado Aparicio Calderón.
Tercero.- Que, toda sentencia debe fundarse en una actividad probatoria suficien-
te que permita establecer la verdad objetiva y que a su vez determine fehacientemente la
existencia o no del delito, así como la responsabilidad o no del imputado, en aplicación
de lo dispuesto en los artículos doscientos ochenta y cuatro y doscientos ochenta y cinco
del Código de Procedimientos Penales.
Cuarto.- Que, en la sentencia recurrida no se analizó en su verdadera dimensión el
Acta de Registro e Incautación de fojas treinta y siete, que por su propio contenido y sin
necesidad de complementarse con otros medios de prueba o razonamientos explicativos
acredita que en el domicilio del encausado Aparicio Alarcón se halló el fotocheck y por-
tadocumentos de los agraviados Valladares Zegarra y García Basurco, respectivamente,
lo cual guarda conexión temporal con el Parte número mil veinte de fojas tres, en el que
consta que el veintiocho de julio de dos mil cinco, a las catorce horas fue intervenido el
citado encausado y se efectuó el allanamiento de su domicilio ubicado en la calle Payta
número doce, San Martín de Socabaya, incautándose los documentos personales antes
aludidos.
Quinto.- Que, de otro lado, el agraviado Marticorena Arias en el acta de reconoci-
miento de persona de fojas cuarenta y cinco –realizado con participación del represen-
tante del Ministerio Público y en rueda de personas– reconoció sin dubitaciones al en-
causado Aparicio Calderón como el sujeto que se encontraba en el interior del vehículo
de color plomo plata en el que huyeron los otros dos sujetos que salieron del domicilio
de su hermana, y que lo amenazó con un arma de fuego para que no se entrometa; que
el agraviado Apaza Huilca en el acta de reconocimiento en video de fojas ciento ocho

184
JURISPRUDENCIAS

también reconoció al citado encausado como el sujeto que, haciéndose pasar como vi-
gilante, lo encariño con un arma de fuego y le arrebató su arma de reglamento; que la
agraviada Delgado Medina Del Carpio en su manifestación policial de fojas doscientos
ochenta expresó que a troves del muestreo fotográfico reconoció al encausado Aparicio
Calderón como uno de los sujetos que ingresó a su vivienda y sustrajo sus pertenencias,
a la vez que precisó que pudo reconocerlo porque se encontraron en el interior de su
casa y se vieron cara a cara.
Sexto.- Que, este acto de investigación se encuentra indiscutiblemente justificado
como diligencia dirigida a orientar la investigación e individualizar al presunto autor del
hecho delictivo, pues la percepción que del agresor haya podido retener en su memoria
la víctima del delito o los testigos presenciales, constituye un valioso elemento para lo-
grar la identificación del delincuente; que la validez del denominado recorrido o mues-
treo fotográfico se justifica por la falta de individualización previa del sospechoso, em-
pero, aun cuando sea un medio legítimo de investigación policial, por si solo, carece de
valor probatorio para desvirtuar la presunción de inocencia, requiriéndose que sea ratifi-
cado en la instrucción y en sede plenarial, pues no tiene otro significado que el de inicio
de una línea de investigación policial en la que la utilización de fotografías, como punto
de partida de la investigación judicial, constituye una técnica elemental de imprescin-
dible empleo en todos los casos en que se desconoce la identidad del autor del hecho
punible.
Sétimo.- Que, en este sentido, es necesario la realización de un nuevo juicio oral a
fin de que pueda tomarse una decisión positiva o negativa –de ser el caso con arreglo a
lo previsto en los artículos doscientos ochenta y tres, doscientos ochenta y cuatro y dos-
cientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Penales, por lo que debe dispo-
nerse la concurrencia de los agraviados para que se ratifiquen en los reconocimientos
que hayan efectuado en sede preliminar y, si corresponde, se realice la confrontación
con los encausados Aparicio Calderón y Huincho Aguilar o Avilar Trujillo o Lifonzo
Aymituma; que, asimismo, se debe evaluar el reconocimiento de persona de fojas cin-
cuenta y dos –del cuaderno de detención preliminar– efectuada por el testigo Jorge Ar-
mando Quintanilla Quispe, quien reconoció al encausado Huincho Aguilar o Avilar Tru-
jillo o Lifonzo Aymituma como uno de los sujetos que participó en hurto cometido en
perjuicio del agraviado Machaca Cornejo; que también debe analizarse el acta de regis-
tro e incautación de fojas treinta y siete con el objeto de determinarse objetivamente si
alguno de los artefactos hallados en el domicilio del encausado Aparicio Calderón per-
tenecen a los agraviados, pues si bien la prueba de la preexistencia de la cosa materia
del delito es indispensable para la afirmación del juicio de tipicidad, no existen razones
legales que impidan al Tribunal de instancia admitir a tales fines la propia declaración
de la víctima, pues el artículo doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Penal
en vigor no impone límite alguno a las pruebas con las que se puedan acreditar la pose-
sión del bien, sobre todo en los casos de artefactos que no tienen un registro como los
vehículos motorizados; que, de excluirse tal posibilidad, se establecerían exigencias in-
compatibles con su naturaleza jurídica, por lo que es del caso declarar la nulidad de la
sentencia conforme al artículo trescientos uno, parte in fine del Código de Procedimien-
tos Penales.

185
ROBO Y HURTO

Por estos fundamentos: declararon NULA la sentencia de fojas tres mil ochocien-
tos cuarenta y nueve, del treinta y uno de diciembre de dos mil ocho, en el extremo
que absolvió a Máximo Aníbal Huincho Aguilar o Pablo Avilar Trujillo o David Lifonzo
Aymituma de la acusación fiscal formulada en su contra por el delito contra el Patrimo-
nio en la modalidad de hurto agravado en perjuicio de Silvio Vidal Machaca Cornejo, y
absolvió a José Aurelio Aparicio Calderón de la acusación fiscal formulada en su contra
por los delitos contra el Patrimonio en la modalidad de hurto agravado en perjuicio de
Juana Isabel Urday Fernández, Jacobo Moisés Marticorena Arias, Yassiny Rosella Del-
gado Medina Del Carpio, Manuel Augusto Valladares Zegarra y Jorge Jesús García Ba-
surco, y contra la Seguridad Pública en la modalidad de arrebato de arma de uso oficial
en agravio de Luis Enrique Apaza Huillca y el Estado; ORDENARON se realice un
nuevo juicio oral por otro Colegiado teniendo en cuenta lo expuesto en la presente eje-
cutoria; y los devolvieron.

SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO

186
JURISPRUDENCIAS

04 Hurto: Preexistencia de bienes no se acredita con la propiedad del


inmueble

Ante la inconcurrencia del agraviado, en la etapa judicial no ha sido


posible que dicha parte procesal acredite la pre-existencia de los bienes
supuestamente sustraídos, exigencia procesal que se estipula –para los
delitos contra el patrimonio– y se precisa en el artículo 245 del Código
Procesal Penal; no siendo suficiente a consideración del Colegiado,
el hecho de que se haya acreditado la propiedad del inmueble lugar
de donde se habrían sustraído los bienes –los cuales se encuentran
listados y valorizados– prueba de parte presentada por el agraviado a
nivel preliminar, máxime si el argumento exculpatorio de la defensa
de que los bienes muebles que se llevara consigo son de su propiedad,
no han sido desvirtuados por la parte afectada.

EXPEDIENTE Nº 465-2006
APELACIÓN DE SENTENCIA
PONENTE: Dra. Elizabeth Huaricancha Natividad

Y CONSIDERANDO:

I. ASUNTO
Es materia de apelación la sentencia de fecha diez de junio del año dos mil diez,
obrante de folios ciento treinta y dos a ciento treinta y siete, que FALLA: CONDE-
NANDO a Mario César Hurtado Ulloa por delito contra el Patrimonio –Hurto Agrava-
do– en agravio de Manuel Aurelio Méndez Echevarría IMPONIÉNDOSELE CUATRO
AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, cuya ejecución se suspende condi-
cionalmente por el periodo de prueba de DOS AÑOS, bajo el cumplimiento de reglas
de conducta y, FIJA la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto de la reparación
civil que deberá de abonar el sentenciado a favor del agraviado.

II. ANTECEDENTES
2.1. Que, se imputa a procesado Hurtado Ulloa que el día veintitrés de marzo del
año dos mil cinco al efectuar una mudanza del inmueble sito en la avenida
El Triunfo Ex Huarangal Manzana R2. Lote 4 Lotización Zapallal - Puente
Piedra lugar donde vivía con el consentimiento del propietario el denuncian-
te Méndez Echevarría, dejando la llave a la vecina Angélica Contreras Mal-
donado de Terry, verificando después que el referido inmueble se encontraba
en desorden y destruido internamente, cuyos daños ascienden a 19, 870 nuevo
soles.

187
ROBO Y HURTO

2.2. El sentenciado Hurtado Ulloa al presentar su escrito de apelación (folios cien-


to cuarenta y tres a ciento cuarenta y ocho) argumenta lo siguiente: a) Que, ha
demostrado que los bienes que se llevó son de su propiedad, por el contrario
el denunciante; b) Que el artículo 245 del Código Procesal Penal exige que se
acredite la preexistencia de los supuestos bienes sustraídos, lo cual no ha cum-
plido la parte agraviada.

III. RAZONAMIENTO
3.1. La Jurisprudencia Nacional ha señalado en lo concerniente a la responsabi-
lidad penal lo siguiente: “para los efectos de imponer una sentencia conde-
natoria, es preciso que el juzgador haya llegado a la certeza de responsabili-
dad penal del encausado, la cual solo puede ser generada por una actuación
probatoria suficiente que permita generar en él tal convicción de culpabili-
dad; sin la cual no es posible revertir la inicial condición de inocente que tiene
todo procesado”. De otro lado, el Código Penal también ha establecido que
está proscrita toda forma de responsabilidad objetiva (artículo VII del Título
Preliminar).
3.2. El reclamo del apelante debe ser examinado de acuerdo a las pruebas incorpo-
radas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que si bien el agraviado Manuel Aurelio Méndez Echevarría, en su ma-
nifestación policial (folios ocho a nueve) imputa al encausado ser la persona a
quien no obstante haberle permitido permanecer en su inmueble, por espacio
de dos meses aproximadamente, sin embargo al retirarse sustrajo de dicha vi-
vienda 14 ventanas de madera, 13 puertas, entre otros enseres, cuyo monto as-
ciende a 19,870 nuevos soles; hecho que tomó conocimiento de la persona que
le entregara las llaves –Angélica Contreras Maldonado de Terry– sin embargo,
dicha atribución no ha sido ratificado en sede judicial a pesar de haberse no-
tificado para tal fin –folios setenta y cinco– y del conocimiento del dictamen
acusatorio y disposición de los autos a las partes, como del auto de prescrip-
ción en el extremo del delito de daños, conforme se aprecia de los cargos de
notificación de fojas ciento diez y ciento trece respectivamente, demostrando
con dicha inactividad total desinterés en la resultas del presente proceso.
3.3. Así en dicha línea, también se tienen las declaraciones testimoniales de An-
gélica Contreras Maldonado de Terry (fojas doce a trece), Dalivia Medina Vi-
llegas (folios diez a once) y Hildebrando Hidrogo Vásquez (fojas catorce a
quince) quienes sostuvieran con sus respectivas testificales a nivel preliminar,
la incriminación del encausado, mas resulta que no se ha recepcionado en la
etapa de instrucción, la ratificación de la mismas.
3.4. Como lógico resultado de su inconcurrencia del agraviado, en la etapa judi-
cial no ha sido posible que dicha parte procesal acredite la preexistencia de los
bienes supuestamente sustraídos, exigencia procesal que se estipula –para los
delitos contra el Patrimonio– y se precisa en el artículo 245 del Código Proce-
sal Penal; no siendo suficiente a consideración del Colegiado, el hecho de que

188
JURISPRUDENCIAS

se haya acreditado la propiedad del inmueble (folios veinte) lugar de donde se


habrían sustraído los bienes, –los cuales se encuentran listados y valorizados
a folios veintiocho– prueba de parte presentada por el agraviado a nivel pre-
liminar, máxime si el argumento exculpatorio de la defensa de que los bienes
muebles que se llevara consigo son de su propiedad, no han sido desvirtuados
por la parte afectada.
Por las consideraciones antes expuestas, resulta que no es posible revertir la inicial
condición de inocencia que tiene todo procesado conforme el literal e) del numeral vein-
ticuatro del artículo dos de la Constitución Política del Estado dado que para dictar una
sentencia condenatoria, es necesario que las pruebas sean inobjetables, lo cual no acon-
tece en el presente caso, antes bien, ante las imprecisiones advertidas ha generado duda
razonable en el Colegiado, por lo que en aplicación del principio in dubio pro reo acogi-
do en el numeral once del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del
Estado y el artículo doscientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Penales,
por lo que debe revocarse la sentencia materia de grado y reformándola absolvérsele de
la acusación fiscal.

IV. DECISIÓN FINAL


Fundamentos por los cuales REVOCARON: la sentencia de fecha diez de junio
del año dos mil diez, obrante de folios ciento treinta y dos a ciento treinta y siete, que
FALLA: CONDENANDO a Mario César Hurtado Ulloa por delito contra el Patrimo-
nio –Hurto Agravado– en agravio de Manuel Aurelio Méndez Echevarría. IMPONIÉN-
DOSELE CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, cuya ejecución
se suspende condicionalmente por el periodo de prueba de DOS AÑOS, bajo el cum-
plimiento de reglas de conducta y, FIJA la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el
monto de la reparación civil que deberá de abonar el sentenciado a favor del agraviado y
REFORMÁNDOLA: ABSOLVIERON a Mario César Hurtado Ulloa por delito con-
tra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de Manuel Aurelio Méndez Echevarría.
MANDARON: Que una vez consentida y/o ejecutoriada que sea la presente resolución,
se anulen los antecedentes policiales y judiciales que se hubieran generado a consecuen-
cia de este proceso. Archivándose los de la materia en la forma y modo de ley, con co-
nocimiento del juzgado respectivo. Notifíquese y devuélvase.

189
ROBO Y HURTO

05 Remuneración mínima vital marca la diferencia entre una falta


contra el patrimonio y un hurto simple

En el tipo básico del delito de hurto es condición sine qua non de su


delimitación “el valor del objeto de la acción” –diferencia cuantita-
tiva–; por consiguiente, cuando el valor del bien no sobrepasa una
remuneración mínima vital estaremos frente a una falta contra el
patrimonio y no ante un delito. En tal contexto, se advierte una pre-
sunta vulneración del principio de legalidad penal, pues no se habría
tipificado correctamente la conducta del encausado [hurto agravado],
afectándose el debido proceso.

R.Q. Nº 865- 2006-TACNA


SALA PENAL TRANSITORIA

Lima, treinta de marzo de dos mil siete

VISTOS: el recurso de queja excepcional interpuesto por el acusado Javier David


Caqui Tapia contra el auto superior de fojas cincuenta y dos, de fecha veinte de junio
de dos mil seis, que declaró improcedente el recurso de nulidad que interpuso contra
la sentencia de vista de fojas cuarenta y siete, de fecha veintinueve de mayo de dos mil
seis, que confirmando la apelada de fojas treinta y cuatro, de fecha uno de diciembre de
dos mil cinco, lo condenó por delito de hurto agravado en perjuicio de Alfonso Romero
Mamani; con lo expuesto por la señora Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el recurrente en su recurso formalizado a fojas cincuenta y cinco,
afirma que los hechos denunciados no constituyen delito de hurto y, en tal sentido, se ha
trasgredido el principio de legalidad penal.
Segundo.- Que el recurso de queja excepcional, cumplidos los requisitos formales
que determinan su admisibilidad y procedencia, debe ser amparado cuando de lo actua-
do se advierte que la resolución impugnada o el procedimiento que la precedió infringió
normas constitucionales o normas con rango de ley directamente derivadas de aquellas,
tal como lo dispone el segundo apartado del artículo doscientos noventa y siete del Có-
digo de Procedimientos Penales, modificado por el artículo uno del Decreto Legislativo
número novecientos cincuenta y nueve.
Tercero.- Que, en el caso concreto, se imputa al acusado Javier David Caqui Tapia
haber sustraído una bicicleta montañera del inmueble del agraviado Alfonso Rome-
ro Mamani el día catorce de junio de dos mil cinco; que, al respecto, es de precisar
que aparentemente no se habrían cumplido con todos los elementos objetivos del injus-
to típico básico de hurto, pues la legislación nacional ha establecido como condición
sine qua non de delimitación “el valor del objeto de la acción” –diferencia cuantitati-
va–; que, por consiguiente, cuando el valor no sobrepasa una remuneración mínima vital

190
JURISPRUDENCIAS

estaremos frente a una falta contra el patrimonio y no un delito –véase artículo cuatro-
cientos cuarenta y cuatro del Código Penal–.
Cuarto.- Que, dentro de este contexto, se advierte una presunta vulneración del
principio de legalidad penal, en tanto no se habría tipificado correctamente la conduc-
ta del encausado Javier David Caqui Tapia, afectándose el debido proceso, por lo que es
del caso revisar; que, dicha afectación se vincula directamente con el inciso tres del ar-
tículo ciento treinta y nueve de la Carta Magna, por tanto, resulta amparable el recurso
de queja interpuesto de conformidad con la parte in fine del inciso dos del artículo dos-
cientos noventa y siete del Código de Procedimientos Penales, modificado por artículo
uno del Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve.
Por estos fundamentos POR MAYORÍA: Declararon FUNDADO el recurso de
queja excepcional interpuesto por el sentenciado Javier David Caqui Tapia; en conse-
cuencia, ORDENARON que la Sala Mixta Transitoria de la Corte Superior de Justicia
de Tacna conceda el recurso de nulidad y eleve los actuados a este Supremo Colegiado;
MANDARON se transcriba la presente resolución al Tribunal de origen para su debido
cumplimiento; en el proceso seguido contra Javier David Caqui Tapia por delito contra
el patrimonio - hurto agravado, en perjuicio de Alfonso Romero Mamani; hágase saber.

SS. GONZALES CAMPOS; MOLINA ORDÓÑEZ; CALDERÓN CASTILLO

EL VOTO DE LOS SEÑORES VOCALES SUPREMOS SIVINA HURTADO Y


VALDEZ ROCA, ES COMO SIGUE:
Lima, treinta de marzo de dos mil siete.
VISTOS: El recurso de queja excepcional interpuesto por el encausado Javier
David Caqui Tapia contra el auto de fojas cincuenta y dos, de fecha veinte de junio de
dos mil seis, que declaró improcedente el recurso de nulidad que promovió; de confor-
midad con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el encausado Caqui Tapia en su recurso formalizado de fojas cin-
cuenta y cinco alega que los hechos denunciados no constituyen delito de hurto, pues no
tuvo la intención de obtener provecho económico.
Segundo.- Que de autos se advierte que el recurrente con fecha catorce de junio
de dos mil cinco, aproximadamente a las once horas, ingresó mediante violencia al do-
micilio del agraviado Alfonso Romero Mamani ubicado en la parcela cincuenta y cua-
tro del Valle de Cinto en el Distrito de Locumba, a fin de sustraer la bicicleta que se en-
contraba en el interior, para tal efecto quebró con una cierra el candado de una de las
habitaciones.
Tercero.- Que, en efecto, los hechos imputados al encausado Caqui Tapia se en-
cuentran previstos en los incisos uno y tres del artículo ciento ochenta y seis y artículo
ciento ochenta y cinco del Código Penal, pues se apoderó ilegítimamente del bien mue-
ble mediante violencia –destrucción del candado–; que, asimismo, evidencia que la

191
ROBO Y HURTO

acción realizada por el recurrente fue con el propósito de obtener provecho económico,
dado a quo el perjudicado le adeudaba la suma de ochenta y dos nuevos soles, y de esa
manera pretendió cobrarle.
Cuarto.- Que, siendo así, no so evidencia infracción constitucional o legal alguna,
más aún si la resolución cuestionada se encuentra debidamente motivada.
Por estos fundamentos; NUESTRO VOTO es porque se declare INFUNDADO el
recurso de queja excepcional interpuesto por el encausado Javier David Caqui Tapia,
contra el auto de fojas cincuenta y dos, de fecha veinte de junio de dos mil seis, que de-
claró improcedente el recurso de nulidad que promovía; en el proceso seguido en su
contra por delito contra el patrimonio - hurto agravado, en perjuicio de Alfonso Romero
Mamani; MANDARON: se transcriba la presente Ejecutoria a la Sala Superior de ori-
gen; hágase saber y archívese definitivamente lo actuado.

SS. SIVINA HURTADO; VALDEZ ROCA

192
JURISPRUDENCIAS

06 Hurto para ser considerado delito debe sobrepasar cuantía


mínima

Para la materialización del delito de hurto agravado, se requiere,


en primer término, que la conducta atribuida al agente o agentes se
encuadre en el tipo base del delito de hurto, el que está contenido en
el numeral 185 del Código Penal, necesariamente concordante con el
numeral 444 del mismo cuerpo legal, esto es, que se trate del “apode-
ramiento ilegítimo de un bien mueble, total o parcialmente ajeno, cuyo
valor sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas vitales (cuantía
que corresponde al texto del precitado numeral 444 del Código Penal,
vigente a la fecha de los hechos que se incriminan), sustrayéndolo del
lugar donde se encuentra, con la finalidad de obtener provecho del
mismo”; en segundo término: que, adicionalmente concurra cualquiera
de las causales de agravación previstas en el numeral 186 del citado
cuerpo legal. Resulta evidente que el valor de las especies que habrían
sido presuntamente sustraídas no alcanza el mínimo establecido en la
norma anteriormente citada, lo cual se desprende del acta de incauta-
ción. Por el valor de tales especies los hechos materia de instrucción
no constituirían delito de hurto y, por ende, no puede sostenerse la
incriminación por delito de hurto agravado; tratándose propiamente
de una infracción penal en el rango de falta contra el patrimonio.

EXPEDIENTE Nº 807-07
PODER JUDICIAL
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
CUARTA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA PROCESOS CON
REOS LIBRES

Lima, dieciocho de agosto de dos mil ocho

VISTOS: Interviniendo como vocal ponente el señor doctor Flores Vega, con lo
expuesto por el señor fiscal superior en su dictamen a fojas doscientos cuarentiséis, inte-
grada a doscientos cuarentiocho; y;

CONSIDERANDO ADEMÁS:
Primero.- Que, es materia de grado el recurso de apelación interpuesto por el re-
presentante del Ministerio Público y la parte civil, contra la sentencia de fecha veintisie-
te de abril del año dos mil siete, obrante de fojas doscientos dieciocho a doscientos die-
cinueve, que falla: absolviendo de la acusación fiscal a Mónica Miriam Carbajal Lurita,

193
ROBO Y HURTO

por el delito contra el patrimonio - hurto agravado, en agravio de tiendas Metro de la


avenida La Marina- San Miguel;
Segundo.- Que, se imputa a la procesada Mónica Miriam Carbajal Lurita, que con
fecha veintiocho de setiembre del año mil novecientos noventinueve, encontrándose en
compañía de otra persona sustrajeron del interior de la tienda Metro de la avenida La
Marina, San Miguel dos pares de zapatillas de niños valorizadas en la suma de ciento
cuarentiocho nuevos soles, [personas que] fueron intervenidas al momento de salir de
dicho establecimiento agraviado;
Tercero.- Que, para la materialización del delito de hurto agravado, se requiere;
en primer término, que la conducta atribuida al agente o agentes se encuadre en el tipo
base del delito de hurto, el que está contenido en el numeral ciento ochenticinco del Có-
digo Penal, necesariamente concordante con el numeral cuatrocientos cuarenticuatro del
mismo cuerpo legal, esto es, que se trate del “apoderamiento ilegítimo de un bien mue-
ble, total o parcialmente ajeno, cuyo valor sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas
vitales (cuantía que corresponde al texto del precitado numeral cuatrocientos cuarenti-
cuatro del Código Penal, vigente a la fecha de los hechos que se incriminan), sustrayén-
dolo del lugar donde se encuentra, con la finalidad de obtener provecho del mismo”; en
segundo término, que adicionalmente concurra cualquiera de las causales de agravación
previstas en el numeral ciento ochentiséis del citado cuerpo legal;
Cuarto.- Que, resulta evidente que el valor de las especies que habrían sido pre-
suntamente sustraídas no alcanza el mínimo establecido en la norma anteriormente ci-
tada, lo cual se desprende del acta de incautación obrante a fojas siete, estado que por
el valor de tales especies los hechos materia de instrucción no constituirían delito de
hurto y por ende no puede sostenerse la incriminación por delito de hurto agravado; tra-
tándose propiamente de una infracción penal en el rango de falta contra el patrimonio,
respecto de la cual la acción penal a la fecha se habría extinguido por prescripción, por
lo que, estando a lo glosado precedentemente, la sentencia apelada se encuentra arre-
glada a derecho, por lo que corresponde su confirmatoria. Por tales fundamentos: POR
MAYORÍA:
CONFIRMARON: la sentencia de fecha veintisiete de abril del año dos mil siete,
obrante de fojas doscientos dieciocho a doscientos diecinueve, que FALLA: ABSOL-
VIENDO de la acusación fiscal a Mónica Miriam Carbajal Lurita, por el delito contra el
patrimonio - hurto agravado, en agravio de [la] tienda Metro de la avenida La Marina -
San Miguel; notificándose y los devolvieron.

LA SECRETARÍA DE LA CUARTA SALA PENAL ESPECIALIZADA EN PRO-


CESOS CON REOS LIBRES, DEJA CONSTANCIA QUE EL VOTO SINGULAR
DEL SEÑOR DOCTOR PONENTE FLORES VEGA ES COMO SIGUE:
VISTOS: La apelación de la sentencia de primera instancia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, es materia de pronunciamiento la apelación interpuesta por
el representante del Ministerio Público y la parte civil, contra la sentencia de fecha

194
JURISPRUDENCIAS

veintisiete de abril del año dos mil siete, obrante de fojas doscientos dieciocho a dos-
cientos diecinueve, que falla: absolviendo de la acusación fiscal a Mónica Miriam Car-
bajal Lurita, por el delito contra el patrimonio - hurto agravado, en agravio de la tienda
Metro de la avenida La Marina - San Miguel;
Segundo.- Que, se imputa a la procesada, Mónica Miriam Carbajal Lurita, que,
con fecha veintiocho de setiembre del año mil novecientos noventinueve en compañía
de otra persona sustrajeron del interior de la tienda Metro de la avenida La Marina, San
Miguel dos pares de zapatillas de niños valorizados en la suma de ciento cuarentiocho
nuevos soles, [las que] fueron intervenidas y al momento de salir de dicho estableci-
miento agraviado;
Tercero.- Que, es de advertirse que la sentencia materia de grado se ha pronuncia-
do en el sentido estricto que para la materialización del delito de hurto agravado se re-
quiere en primer término, que la conducta atribuida al agente o los agentes se encuadre
en el tipo base del delito de hurto simple contenido en el numeral ciento ochenticinco
del Código Penal, que en concordancia con el numeral cuatrocientos cuarenticuatro del
mismo cuerpo legal, exige que se trate del apoderamiento ilegítimo de un bien mueble
total o parcialmente ajeno, cuyo valor sobrepase las cuatro remuneraciones mínimas vi-
tales (cuantía que corresponde al texto del precitado numeral cuatrocientos cuarenticua-
tro del Código Penal, vigente a la fecha de los hechos que se incriminan), fundamen-
to con el cual el a quo al emitir la resolución materia de alzada absuelve a la encausada
tras considerar que al no haber superado los bienes que pretendía la encausada sustraer
tal suma dineraria, los sucesos habrían devenido en una falta contra el patrimonio, por lo
cual es preciso efectuar un análisis detenido del tipo penal, a fin de determinar adecua-
damente la calificación jurídica de los hechos incriminados al agente;
Cuarto.- Que, no obstante, el ilícito de hurto agravado tiene como antecedente la
figura de hurto contenido en el numeral ciento ochenticinco del Código Penal, al concu-
rrir una o algunas de las causales de agravación previstas en el numeral ciento ochenti-
séis del citado cuerpo legal, esta opera como una figura delictiva autónoma con penali-
dad independiente, en donde se evalúa el proceder del agente o agentes, su peligrosidad,
su número, la ocasión y la naturaleza de la víctima, considerándose inclusive la figura
de la organización criminal y dentro de ellas, al jefe, al cabecilla o dirigente, actos cri-
minales que atendiendo a su gravedad y peligrosidad no pueden perder su naturaleza de-
lictiva para considerarse como simples faltas contra el patrimonio por el monto de lo
sustraído, más aún si el numeral cuatrocientos cuarenticuatro del Código Penal referente
a faltas contra el patrimonio solo subsume como tales las conductas referidas a hurto y
daños en su modalidad simple cuando estas no sobrepasen el valor in comento, al seña-
lar expresamente como presupuesto para su configuración: “El que realiza cualquiera de
las conductas previstas en los artículos ciento ochenticinco y doscientos cinco, cuando
la acción recae sobre un bien cuyo valor no sobrepase las cuatro remuneraciones míni-
mas vitales (...)”; advirtiéndose que el legislador tomando en consideración la forma y
circunstancias en que esta conducta ilícita se desarrolla, optó por obviar el monto de lo
sustraído ilícitamente para concentrarse exclusivamente en la gravedad de la conducta;
por lo que el monto no resulta ser un elemento objetivo del tipo penal (lo que solo puede
aplicarse al delito de hurto simple):

195
ROBO Y HURTO

Por estas consideraciones, habiéndose incurrido en causal insubsanable MI VOTO


es por que se DECLARE:
NULA la sentencia de fecha veintisiete de abril del año dos mil siete, obrante de
fojas doscientos dieciocho a doscientos diecinueve, que falla: absolviendo de la acusa-
ción fiscal a Mónica Miriam Carbajal Lurita, por el delito contra el patrimonio - hurto
agravado, en agravio de la tienda Metro de la avenida La Marina - San Miguel;
MANDARON: Que, se remitan los autos a la Mesa de Partes Única de los Juzga-
dos Penales de Lima, para su distribución a juez distinto al que dictó la resolución anu-
lada, a efecto que emita nuevo pronunciamiento de acuerdo a ley; notificándose y los
devolvieron.

SS. FLORES VEGA; SÁNCHEZ GONZALES; CHÁVEZ HERNÁNDEZ

196
JURISPRUDENCIAS

07 Acto de apoderamiento como conducta típica

El acto de apoderamiento ilegítimo implica un desplazamiento patrimo-


nial y exige la separación fáctica del bien del patrimonio de su dueño
y su incorporación a la del sujeto activo.

R.N. Nº 190-99-LIMA

CONSIDERANDO: Que, el día treintiuno de mayo de mil novecientos noventi-


siete, a la altura de la cuadra veinte de la avenida Nicolás Arriola en el distrito de San
Luis, aproximadamente a las once horas, a bordo de una camioneta de color rojo, los
sentenciados Juan Antonio Rojas Gómez, Tito Teodoro Zúñiga López y Rogelio Pala-
cios Zapata, interceptaron la camioneta rural marca Nissan de propiedad de la agraviada
Felícita Bendezú Oré viuda de Domínguez, en cuyo interior se encontraban los también
agraviados José Luis Aguilar Aquino y Alex Moisés Domínguez Bendezú, conductor y
cobrador respectivamente, quienes prestaban servicio urbano de transporte público, y
luego de una breve discusión verbal a empujones obligaron a descender a los citados
agraviados, llevándose la camioneta, para posteriormente dirigirse a una cochera ubica-
da en la misma avenida donde sucedieron los hechos, dejando internado el mencionado
vehículo; que, los sentenciados Zúñiga López, Palacios Zapata y Rojas Gómez, los dos
primeros, desde sus manifestaciones policiales de fojas once y trece y en sus instruc-
tivas de fojas setentiocho, ochenta y ciento dos, respectivamente, así como en el acto
oral, niegan los cargos en su contra y refieren que en efecto interceptaron la camione-
ta en la que se encontraban los agraviados pero en ningún momento ejercieron violen-
cia y/o grave amenaza contra ellos, sino que debido a que la agraviado Bendezú Oré,
desde hace más de cinco meses no se apersonaba a la Importadora Rojas para cancelar
la deuda de aproximadamente cinco mil dólares, aún pendiente, por la venta de la ca-
mioneta rural, se acercaron a los agraviados comunicándoles que tenían que ir al local
en mención para solucionar lo referente a la deuda, dirigiéndose juntos hasta la coche-
ra de la empresa donde internaron el vehículo, prestándole un teléfono celular al menor
Alex Domínguez Bendezú para que comunique a su madre lo sucedido, motivo por el
cual suscribieron un acta de recepción del vehículo y posteriormente con la propieta-
ria, suscribieron un acta de transacción por el cual negociaban la deuda pendiente pro-
cediendo a la devolución de la camioneta; asimismo, los encausados a nivel del acto
oral reconocen haber cometido un error al proceder de tal manera y manifiestan su arre-
pentimiento al respecto; sin embargo, aquello no implica de forma alguna una autoin-
culpación de los cargos formulados en contra de ellos; que, siendo esto así, los hechos
no configuran el delito de robo agravado, debiéndose precisar que los hechos tampoco
configuran el delito de hurto agravado como equivocadamente lo considera el Colegia-
do, puesto que el delito de hurto exige que se produzca un “apoderamiento ilegítimo”,
lo que no ocurre en el caso de autos entendiendo que el acto de apoderamiento implica
un desplazamiento patrimonial y exige la separación fáctica del bien (la camioneta) del
patrimonio de su dueño y su incorporación a la del sujeto activo, ya que en este caso la
camioneta fue trasladada con consentimiento, tal vez tácito, no expreso, de quienes al

197
ROBO Y HURTO

momento de los hechos estaban en posesión del vehículo, la misma que no se incorpo-
ró al patrimonio de los encausados y mucho menos estos asumieron tener la disponibili-
dad de la camioneta supuestamente sustraída, pues, de inmediato se comunicaron con la
propietaria y le comentaron lo ocurrido; asimismo, se descarta en los agentes “el ánimo
de lucro” entendido como la intención de apropiarse de la cosa, en su beneficio o de ter-
ceros; que, siendo esto así, es del caso absolverlos de la acusación fiscal, por el delito
antes mencionado, en atención a la facultad conferida por el artículo doscientos ochen-
ticuatro del Código de Procedimientos Penales: declararon HABER NULIDAD en al
sentencia recurrida (...) que condena a Juan Antonio Rojas Gómez, Tito Teodoro Zúñi-
ga López y Rogelio Palacios Zapata, por el delito contra el Patrimonio –hurto agrava-
do–, en agravio de Felícita Bendezú Oré viuda de Domínguez, José Luis Aguilar Aquino
y Alex Moisés Domínguez Bendezú, a cuatro años de pena privativa de la libertad sus-
pendida en su ejecución por el periodo de prueba de tres años; con lo demás que contie-
ne; reformándola: ABSOLVIERON a Juan Antonio Rojas Gómez, Tito Teodoro Zúñiga
López y Rogelio Palacios Zapata, de la acusación fiscal por el delito contra el Patrimo-
nio hurto agravado, en agravio de Felícita Bendezú Oré viuda de Domínguez, José Luis
Aguilar Aquino y Alex Moisés Domínguez Bendezú; (...).

SS. MONTES DE OCA BEGAZO; ALMENARA BRYSON; SIVINA HURTADO; ROMÁN SANTIS-
TEBAN; VÁSQUEZ CORTEZ

198
JURISPRUDENCIAS

08 Apoderarse y luego tener a disposición la suma dineraria constitu-


ye delito de hurto

Se tiene que el encausado Tejada Pinto, conjuntamente con el sen-


tenciado Cabrera Aguilar, se apoderaron ilegítimamente de parte
del dinero robado a la empresa agraviada, suma dineraria de la cual
tuvieron disposición y que solo devolvieron una vez que fueron des-
cubiertos, comportamiento que se subsume en la descripción típica
del delito de hurto.

SALA PENAL PERMANENTE


R. N. Nº 1242-2009-CAJAMARCA

Lima, diecisiete de agosto de dos mil diez

VISTOS; interviene como ponente el señor Calderón Castillo; el recurso de nuli-


dad interpuesto por la defensa del encausado Omar Jhan Tejada Pinto contra la senten-
cia de fojas mil ciento cinco, del dieciocho de diciembre de dos mil ocho, que lo conde-
nó como autor del delito contra el patrimonio - hurto agravado en perjuicio de Farmacia
Inkafarma de propiedad de la empresa Eckerd del Perú Sociedad Anónima a cuatro años
de pena privativa de libertad suspendida condicionalmente por el plazo de dos años y
fijó en quince mil nuevos soles el monto de la reparación civil; de conformidad con lo
opinado por la señora Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, la defensa del encausado Tejada Pinto en su recurso formalizado
de fojas mil ciento veinticinco alegó que no se valoró de manera objetiva los medios de
prueba aportados al proceso ni su conducta en el desarrollo de los hechos; que la sindi-
cación del sentenciado Cabrera Aguilar se debe a un acto de venganza porque su defen-
dido fue quien comunicó de su proceder irregular al Comisario en relación a que el di-
nero recuperado lo tenía en su poder; que, por otro lado, sostiene que en la conducta que
se le atribuye no se configuran los elementos del tipo penal de hurto agravado, puesto
que en ningún momento se apoderó de manera ilegítima del dinero de propiedad de la
agraviada.
Segundo.- Que, se atribuye al encausado Tejada Pinto que el día dos de octubre de
dos mil seis, aprovechando su condición de efectivo policial, se apropió, conjuntamen-
te con el sentenciado Carlos Gerardo Cabrera Aguilar, del dinero recuperado luego de la
intervención que se realizara al sentenciado Felipe Palma Rodríguez, quien participó de
un robo a la entidad agraviada.
Tercero.- Que, el encausado Tejada Pinto a la par de negar los cargos formula-
dos en su contra –véase instructiva de fojas dos cientos cinco y declaración plenarial de
fojas novecientos veintinueve–, señaló que su actuación se limitó a interceder para que
el efectivo policial Cabrera Aguilar devuelva el dinero del que se había apoderado, lo

199
ROBO Y HURTO

cual ocasionó que este último, en un acto de venganza, lo comprendiera en los hechos
por entender que lo denunció ante el Comisario.
Cuarto.- Que, de autos se desprenden los siguientes hechos relevantes: (i) el día
dos de octubre de dos mil seis, en horas de la tarde, se produjo un asalto a tres emplea-
dos de la Farmacia Inkafarma que se dirigían a la sucursal del Banco de Crédito en la
ciudad de Cajamarca a fin de depositar la suma de cuarenta y ocho mil setecientos ocho
nuevos soles y veinte dólares americanos que portaban en dos paquetes, (ii) que duran-
te el desarrollo del delito, los empleados se resistieron al asalto ocasionando que parte
del efectivo que portaban cayera al suelo, (iii) el policía Carlos Gerardo Cabrera Aguilar
–ya condenado–, quien se encontraba prestando servicios en la Caja Municipal de Piura,
cercana al lugar de los hechos, acudió en auxilio de las víctimas y logró capturar a uno
de los asaltantes con el apoyo de Edgar Leonel Quispe Campos y José Luis Rojas Ca-
brera, ambos miembros del servicio de serenazgo de la ciudad, no sin antes recoger
parte del dinero robado que quedó en el piso durante esos acontecimientos, (iv) pro-
ducida la captura del sospechoso, los protagonistas de la intervención policial se diri-
gieron a la Comisaría del sector –en la que se encontraba como Oficial de Permanen-
cia y Jefe de la sección de Delitos y Faltas, el encausado Tejada Pinto, en su condición
de Teniente de la Policía Nacional–, poniendo a disposición al intervenido –el ya sen-
tenciado como autor del delito de robo agravado, Felipe Fernando Palma Rodríguez–,
(v) al mismo tiempo, el procesado Carlos Gerardo Cabrera Aguilar guardó en su escri-
torio el dinero recuperado, tal como lo manifestaron los citados miembros del serenazgo
–véanse sus declaraciones de fojas veintidós a veintiséis y novecientos ochenta y cinco–,
(vi) el sentenciado Cabrera Aguilar al elaborar el acta de registro correspondiente no
consignó el hallazgo del dinero que recogió durante su intervención, tal como puede ve-
rificarse a fojas sesenta y tres.
Quinto.- Que, en relación al destino final del dinero recuperado, el sentenciado Ca-
brera Aguilar aseveró en sede judicial –instructiva de fojas ochenta y ocho y declaración
plenarial de fojas novecientos cuarenta y cinco– que en circunstancias que se encontra-
ba tomando los datos del intervenido apareció su jefe inmediato, el encausado Tejada
Pinto, quien le preguntó si alguna persona se había percatado del dinero recuperado y al
responderle que no, le quitó la bolsa y se la llevó; que, asimismo, le refirió que le entre-
garía su parte a cambio que no dé cuenta de tal hecho.
Sexto.- Que, el encausado Tejada Pinto, frente a dicha sindicación y a fin de ener-
var su responsabilidad penal, sostuvo: a) que fue él quien puso en conocimiento del Co-
misario, Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, la conducta irregular del senten-
ciado Cabrera Aguilar; b) que al momento que Cabrera Aguilar aseveró que el dinero
del que se había apropiado se encontraba en las instalaciones del local que custodiaba,
es decir, la Caja Municipal de Piura, su superior jerárquico le ordenó que lo acompañe a
recuperar el dinero en referencia; c) que debido a su intervención se supo del dinero del
que se apropió Cabrera Aguilar y este en venganza lo involucra en tal apoderamiento.
Sétimo.- Que, el Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, Comisario de la
estación policial, en su declaración plenarial –fojas mil once– expresó que el día de
los hechos al retornar a la Comisaría en horas de la tarde, se enteró por el subalterno
de guardia –cuyo nombre no fue precisado– que habían personas que se encontraban

200
JURISPRUDENCIAS

reclamando por un dinero recuperado producto de un asalto; que ante tales rumores dis-
puso que trasladen a los miembros del serenazgo que prestaron apoyo en la captura de
uno de los implicados en el robo y, ante su versión, ordenó al encausado Tejada Pinto
que buscara al sentenciado Cabrera Aguilar en el lugar que se encontraba prestando
servicios para aclarar la situación.
Octavo.- Que, de lo antes anotado se evidencia que según la versión del propio Co-
misario de la estación policial, Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colchado, este cono-
ció del accionar delictuoso de Cabrera Aguilar por referencia de terceras personas y no
por denuncia del acusado Tejada Pinto, lo que desmiente el dicho de este último en el
sentido que fue gracias a su intervención que los hechos fueron puestos en evidencia al
citado Comisario.
Noveno.- Que, durante el acto oral el Mayor PNP Danilo Alex Neciosup Colcha-
do negó de manera reiterada que el encausado Tejada Pinto le haya informado de la
conducta irregular del efectivo policial Cabrera Aguilar, lo cual originó que se llevará
a cabo una confrontación entre ambos –ver fojas mil sesenta y seis– en la que, por últi-
mo, el encausado Tejada Pinto admitió que el testigo Neciosup Colchado ya tenía cono-
cimiento de los hechos antes que él le informara sobre los mismos; que de ello se colige
que no fue el encausado Tejada Pinto el primero en informar al testigo Colchado Ne-
ciosup de lo sucedido, entendiéndose que simplemente corroboró lo que este ya sabía,
a pesar de que se encontraba al momento de los hechos como Oficial de Permanencia
–es decir como reemplazante del Comisario en su ausencia por ser el oficial de mayor
rango– y Jefe de la Sección de Delitos y Faltas de dicha unidad policial.
Décimo.- Que, si bien el testigo Neciosup Colchado a nivel sumarial –ver fojas
doscientos cuarenta y cuatro– refirió que se enteró de lo sucedido por intermedio del en-
causado Tejada Pinto, tal versión no reviste mayor fiabilidad, pues, a diferencia de su
anotada declaración plenarial, no fue realizada con todas las garantías del debate con-
tradictorio y, con ocasión de la diligencia de confrontación, el propio encausado admitió
que no fue el primero en informar al testigo de la irregularidad del efectivo policial Ca-
brera Aguilar.
Undécimo.- Que, asimismo, está probado que luego que el sentenciado Cabrera
Aguilar admitió que no dio cuenta del dinero recuperado, el Comisario Neciosup Col-
chado ordenó al encausado Tejada Pinto que lo acompañara con el objeto de recupe-
rar el dinero objeto de sustracción; que, el encausado Tejada Pinto ha sido reiterativo y
firme en sostener que, junto con el mencionado sentenciado y el efectivo policial Martín
Soriano Torres, se dirigieron en una unidad móvil hasta las instalaciones de la Caja Mu-
nicipal de Piura, donde se suponía que el acusado Cabrera Aguilar había guardado el di-
nero; que al llegar al mencionado lugar el sentenciado Cabrera Aguilar procedió a sacar
una bolsa, cumplido lo cual regresaron a la Comisaría en donde se hizo entrega del im-
porte de dos mil nuevos soles, tal como se aprecia del acta de recepción de dinero de
fojas treinta y nueve.
Duodécimo.- Que, sin embargo, esta versión esta desmentida por el testigo Soriano
Torres, quien afirmó que acompañó al sentenciado Cabrera Aguilar y al encausado Te-
jada Pinto –quien conducía el carro policial– a un lugar que no era la Caja Municipal de
Piura sino uno que, por las referencias dadas, coincidía con el domicilio del encausado

201
ROBO Y HURTO

Tejada Pinto, señalando este testigo que vio que los citados encausados, luego de bajar
del vehículo donde se transportaron, ingresaron a un inmueble y luego de unos minutos
salieron para dirigirse a la Comisaría de retorno; que en el trayecto de regreso el encau-
sado Tejada Pinto le pidió que en caso que el Comisario preguntara a qué lugar se ha-
bían dirigido contestara que fueron a la Caja Municipal; que ello se corrobora con lo de-
clarado por los testigos Danilo Neciosup Colchado y Abilio Armando Franco Ramos
–las declaraciones de este último obran a fojas doscientos cincuenta y mil treinta y dos–,
quienes mencionan que se enteraron por versión del efectivo policial Soriano Torres que
no se habían dirigido a la Caja Municipal de Piura sino a otro lugar distante; asimis-
mo, se tiene la declaración del testigo Franklin Lincoln Farro Torres –fojas seiscientos
ochenta y mil catorce–, el mismo que apunto que prestaba servicio junto al sentenciado
Cabrera Aguilar en la Caja Municipal de Piura y que el día de los hechos, aproximada-
mente a las dos y treinta de la tarde, se percato que su compañero decidió perseguir a un
asaltante y regresó casi dos horas después; que a los cuarenta y cinco minutos de su re-
torno llegó el encausado Tejada Pinto quien, con el permiso de la administradora, se re-
tiró en compañía del referido sentenciado y que ya no regresaron más, versión que man-
tiene en la diligencia de confrontación –fojas mil cuarenta y ocho–.
Décimo tercero.- Que, por otro lado, es de acotar que el acusado Tejada Pinto
como parte de su versión exculpatoria señala que el día de los hechos acudió a las ins-
talaciones de la Caja Municipal de Piura en dos oportunidades durante la tarde, la pri-
mera para llevar al sentenciado Cabrera Aguilar para que declare ante el Comisario y la
segunda cuando lo acompañó para que recoja el dinero sustraído; que, empero, tal ver-
sión es igualmente desmentida por el citado testigo Franklin Lincoln Farro Torres quien,
como se tiene dicho, afirmó que el acusado en referencia solo se hizo presente en la cita-
da entidad financiera en una oportunidad.
Décimo cuarto.- Que, si bien el sentenciado Cabrera Aguilar a nivel preliminar
brindó una versión diferente de los hechos, en su declaración instructiva aceptó que
faltó a la verdad porque pretendió ser leal con el Teniente Tejada Pinto, quien le ofre-
ció su ayuda luego que se apoderara del dinero recuperado, por lo que no le quedó otra
alternativa que redactar un Parte en términos generales conforme es de verse de la Ocu-
rrencia de Calle Común sin número de fojas uno, y admitió que el indicado documento
no respondía a la realidad y motivo de la intervención policial.
Décimo quinto.- Que, en atención a lo antes expuesto la responsabilidad del acu-
sado Tejada Pinto está acreditada al haberse descartado la supuesta causal de incredibili-
dad subjetiva respecto a lo manifestado por Cabrera Aguilar, pues lo actuado demuestra
que la reacción del Mayor Comisario Danilo Alex Neciosup Colchado dirigida al escla-
recimiento de los hechos no obedeció a datos o informaciones proporcionadas por este;
que también han quedado desmentidas sus demás alegaciones referidas a los aspectos
periféricos relacionados con los hechos, advirtiéndose en cambio que las testimoniales a
las que ya se ha hecho referencia respaldan el contenido incriminatorio de los dichos del
sentenciado Cabrera Aguilar; que, en este mismo sentido, es de señalar que según la tes-
timonial de Elita Ayde Siguenza, empleada de la entidad agraviada, al tener conocimien-
to que parte de lo robado fue recuperado, le reclamó al encausado Tejada Pinto y al sen-
tenciado Cabrera Aguilar, quienes negaron tal hecho y optaron por decirle que se retire,

202
JURISPRUDENCIAS

actitud de la que se infiere que ambos compartían la misma intencionalidad dirigida a


ocultar la recuperación de parte del dinero robado.
Décimo sexto.- Que, en esta orden de ideas, se tiene que el encausado Tejada
Pinto, conjuntamente con el sentenciado Cabrera Aguilar, se apoderaron ilegítimamen-
te de parte del dinero robado a la empresa agraviada, suma dineraria de la cual tuvie-
ron disposición y que solo devolvieron una vez que fueron descubiertos, comportamien-
to que se subsume en la descripción típica del delito de hurto; que, por tanto, el juicio
de condena efectuado por la sala juzgadora se encuentra arreglado a ley, no siendo de
recibo las alegaciones del impugnante en cuanto cuestiona la tipicidad de los hechos
juzgados.
Décimo sétimo.- Que, respecto al quantum de la pena, se advierte que este guarda
proporción con la gravedad de los hechos juzgados, así como de las condiciones perso-
nales del agente, por lo que no merece ser variada.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas mil ciento cinco, del dieciocho de diciembre de dos mil ocho, que condenó a Omar
Jhan Tejada Pinto como autor del delito contra el patrimonio - hurto agravado en perjui-
cio de Farmacia Inkafarma de propiedad de la empresa Eckerd del Perú Sociedad Anó-
nima a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida condicionalmente por el
plazo de dos años y fijó en quince mil nuevos soles el monto de la reparación civil; con
lo demás que contiene; y los devolvieron.-

SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO

203
ROBO Y HURTO

09 Hurto de servicio público: Mediante destreza y en concurso de


más de dos personas

No solo se ha acreditado la materialidad del delito, pues está probado


que los sujetos han sustraído dicha señal de comunicación (Cable
Mágico), pues los argumentos expuestos –que solo se dedicaban a
reparar– devienen en meras alegaciones que tiene la evidente finali-
dad de atenuar su responsabilidad penal en los hechos incriminados,
pues ellos no trabajaban para la empresa agraviada y menos tenían
autorización alguna para el ejercicio de dicha actividad, acción do-
losa que efectuaron mediando destreza (utilización de indumentaria
y vehículo con el logo de la perjudicada) y con el concurso de más de
dos personas; conducta que se encuentra inmersa en el tipo penal de
hurto agravado (artículo 186, incisos 3 y 6 del CP).

EXPEDIENTE Nº 715-2008
APELACIÓN DE SENTENCIA
PONENCIA: Dra. Huaricancha Natividad

CONSIDERANDO:

I. ASUNTO
Es materia de apelación la sentencia de fecha diecisiete de mayo del año dos mil
diez, que obra de folios ciento setenta y dos a ciento setenta y seis, que FALLA: CON-
DENANDO a José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Velásquez Salazar, por el deli-
to contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de la Empresa Multimedia S.A.C.
Cable Mágico, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspen-
dida por el plazo de prueba de UN AÑO, bajo reglas de conducta, fijando en la suma de
SEISCIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil que deberán de abo-
nar los sentenciados a favor de la empresa agraviada, a razón de doscientos nuevos soles
por parte de cada uno de los sentenciados a favor de la entidad agraviada.

II. ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a los procesados José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Velás-
quez Salazar, haber sustraído sin la debida autorización de la empresa agravia-
da la señal de telecomunicación e instalar vía conexión en un aparato receptor
que se encontraba en el interior del inmueble ubicado en la Calle Las Viole-
tas número diez veintinueve, distrito de San Martín de Porres, de propiedad de
Norma Gonzáles Llontop, para lo cual estaban premunidos de una serie de he-
rramientas o especies como llaves, alicates manipularon el cableado aéreo que
siendo intervenidos por personal policial de la Comisaría de San Martín.

204
JURISPRUDENCIAS

2.2. La defensa de los sentenciados José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Ve-
lásquez Salazar sostienen en su escrito de apelación (folios ciento ochenta y
seis a ciento noventa y dos) lo siguiente: a) Solicita la nulidad de la sentencia
porque ha faltado actuarse algunas diligencias puntuales como la confronta-
ción, la pericia contable a fin de determinar el perjuicio económico, por lo que
no se encuentra probado el apoderamiento de algún bien mueble existiendo
solo una sindicación; b) Que, si se revisa el tipo penal materia de instrucción,
en el supuesto negado que se habría cometido el delito, el tipo penal adecua-
do sería el tipo residual tipificado en el artículo cuatrocientos treinta y ocho
del Código Penal; c) Que, no se ha configurado el delito contra el Patrimonio -
Hurto Base y Agravado, dado que no se ha acreditado el apoderamiento ilegal
de un bien mueble total o parcialmente ajeno, máxime sino existe peritaje de
daños o acreditado con facturas o comprobantes que las herramientas de traba-
jo existentes en el vehículo pertenecen a la parte agraviada.

III. RAZONAMIENTO
3.1. El reclamo de los apelantes debe ser examinado de acuerdo a las pruebas in-
corporadas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que en primer lugar: Está probado que el día veintitrés de mayo del
año dos mil ocho, conforme se indica en la denuncia policial OCD número
ciento noventa y uno (folios dos a siete) los encausados fueron intervenidos,
por los efectivos policiales, cuando se encontraban realizando instalaciones de
Cable Mágico en un televisor marca Samsung en el frontis del inmueble sito
en la Calle Las Violetas número diez veintinueve, distrito de San Martín de
Porres, tal como se verifica del acta de constatación (folios veinticinco) docu-
mento que fuera suscrito también por la propietaria del referido inmueble –se-
ñora Norma Gonzáles Llontop–; documento que no ha sido materia de cues-
tionamiento por parte de los sujetos procesales; Segundo.- El encausado José
Trinidad Velásquez Salazar, al rendir su manifestación policial (folios dieci-
séis a dieciocho) y declaración instructiva (folios cincuenta y cuatro a cin-
cuenta y cinco) reconoció haber participado en compañía de sus coprocesados
en los hechos incriminados, actividad que venía realizando desde hace vein-
te días, especificando que esta correspondía a realizar reparaciones. Asimis-
mo, el encausado José Luis Liza Velásquez, al rendir su manifestación policial
(folios diecinueve a veinte) y declaración instructiva (fojas cuarenta y ocho a
cincuenta) aceptó haber sido intervenido conjuntamente con sus coprocesados,
siendo su participación según señaló: “(…) el de bajar la escalera, poner en el
poste y alcanzar el alicate a mi compañero Jorge Flores quien hace la repara-
ción”. Tercero.- Se tiene además la declaración testimonial de Miguel Ángel
Villena Rivera (folios noventa y cuatro a noventa y cinco) quien sostuviera
que en su calidad de supervisor del área de atención de servicios de Cable Má-
gico, recibió una llamada donde se le informaba que sujetos desconocidos se
encontraban realizando instalaciones y manipulando la planta externa del refe-
rido servicio por el sector de Palao, donde efectivamente encontró a los encau-
sados con la indumentaria de la empresa Larymattion y la camioneta Station

205
ROBO Y HURTO

Wagon con el logotipo de la empresa colaboradora de Telefónica Cable Mági-


co, realizando una instalación en la calle Las Violetas 1029 - Palao conforme
así se verifica del Acta de Registro Vehícular e Incautación (folios veinticuatro
instrumental en el que se describe que el referido vehículo llevababa el logo
de la empresa, como de diversos objetos utilizados para la instalación del refe-
rido servicio.
3.2. La defensa de los sentenciados sostiene que se debe declarar nula la sentencia
en vista que no han llevado determinadas diligencias (confrontación, pericia,
etc.), sin embargo estos en su momento no lo solicitaron, además que confor-
me a lo señalado en el punto anterior no solo se ha acreditado la materialidad
del delito, pues está probado que han sustraído dicha señal de comunicación
(Cable Mágico), pues los argumentos expuestos –que solo se dedicaban a re-
parar– devienen en meras alegaciones que tiene la evidente finalidad de ate-
nuar su responsabilidad penal en los hechos incriminados, pues estos no tra-
bajaban para la empresa agraviada y menos tenían autorización alguna para el
ejercicio de dicha actividad, acción dolosa que efectuaron mediando destreza
(utilización de indumentaria y vehículo con el logo de la perjudicada) y con
el concurso de más de dos personas; conducta que se encuentra inmersa en
tipo penal de hurto agravado (art. 186, incisos 3 y 6 del CP) y no en el delito
de falsedad genérica como señala la defensa de los encausados en su recurso
impugnatorio.
3.3. De otro lado, respecto a que se le habría vulnerado su derecho de defensa al
no permitírsele el uso de la palabra, se aprecia que dicha petición se realizó
a través de los escritos que obran a folios 137 y 139; sin embargo, es de ad-
vertirse que dichas solicitudes fueron efectuados, con posterioridad al señala-
miento de la diligencia de lectura de sentencia, razón por la cual fue declarada
improcedente por extemporánea (ver fojas ciento cuarenta) por lo que no re-
sulta atendible lo alegado.
3.4. Para la graduación de la pena debe ser el resultado de un análisis y aprecia-
ción de las pruebas actuadas en función a la gravedad de los hechos cometi-
dos, de la responsabilidad del agente y de sus condiciones personales, con-
forme lo establecen el artículo cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código
Penal, considerando que la sanción penal impuesta a los encausados está acor-
de a la gravedad del delito y grado de responsabilidad, teniendo en cuenta que
la pena tiene una función preventiva, protectora y resocializadora conforme se
prevé el artículo noveno del Título Preliminar del Código Penal;
3.5. Que, en cuanto al monto de la reparación civil señalado en la que es materia
de grado, debe tenerse en cuenta que esta debe ser fijada de acorde a la mag-
nitud del daño causado, el es establecida en los artículos noventa y dos y no-
venta y tres del Código Penal, y los pertinentes del Código Civil; es así que
considerando que el bien jurídico afectado –El Patrimonio - Hurto Agravado–
resulta pues que la suma señalada guarda relación con el perjuicio a la parte
agraviada.

206
JURISPRUDENCIAS

Por lo que, de autos se encuentra acreditada la comisión del delito instruido y la


responsabilidad penal de los encausados, debiendo ser confirmada la venida en grado.

IV. DECISIÓN FINAL


Fundamentos por los que CONFIRMARON: La sentencia de fecha diecisiete de
mayo del año dos mil diez, que obra de folios ciento setenta y dos a ciento setenta y
seis, que FALLA: CONDENANDO a José Luis Liza Velásquez y José Trinidad Velás-
quez Salazar por el delito contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de la Em-
presa Multimedia S.A.C. Cable Mágico, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE
LA LIBERTAD, suspendida por el plazo de prueba DE UN AÑO, bajo reglas de con-
ducta, fijando en la suma de SEISCIENTOS NUEVOS SOLES por concepto de repa-
ración civil que deberán de abonar los sentenciados a favor de la empresa agraviada, a
razón de doscientos nuevos soles por parte de cada uno de los sentenciados a favor de la
entidad agraviada. MANDO: Que, consentida o ejecutoriada que sea la presente, inscrí-
base donde corresponda.- Notifíquese y devuélvase.

207
ROBO Y HURTO

10 Servicio de taxista como hecho circunstancial a la comisión del


hurto

Al no habérsele encontrado en su poder objeto alguno que haga pre-


sumir su participación en el ilícito la presencia del taxista resulta un
hecho circunstancial, al haber sido solicitados sus servicios por sus
coprocesados.

EXPEDIENTE Nº 153-98

Lima, ocho de junio de mil novecientos noventiocho

VISTOS: Interviniendo como Vocal Ponente la doctora Eyzaguirre Gárate; con lo


expuesto por el señor fiscal superior en su dictamen de fojas noventinueve; y
CONSIDERANDO: Además:
Primero.- Que, la imputación recaída sobre el procesado Cipriano Oceda Hinos-
troza consiste en haber tenido participación en el delito contra el Patrimonio –Hurto
Agravado– “Cuento de la Cascada” por encontrarse como chofer de taxi por las inme-
diaciones del lugar donde ocurrieron los hechos el día tres de junio de mil novecientos
noventisiete, en el momento que fueron intervenidos sus coencausados, al verificar que
no contaba con Licencia de Conducir;
Segundo.- Que, si bien es cierto el agraviado a nivel policial ha reconocido a los
tres inculpados como autores del hurto en su perjuicio, también lo es que en autos no
obra otro medio probatorio alguno que corrobore su dicho, toda vez que el acusado ha
negado enfáticamente desde la etapa policial hasta la judicial el haber conocido a sus
coprocesados y menos haber participado en el ilícito atribuido, refiriendo que su presen-
cia cerca del lugar del evento fue circunstancial por el hecho de ser conductor de taxi y
haber sido solicitado por sus coprocesados para hacerles el servicio, versión que resulta
creíble por que los mismos coacusados al prestar sus declaraciones de fojas siete y ocho
relatan que no conocen al procesado Oceda Hinostroza, no habiéndosele encontrado en
su poder objeto alguno que haga presumir su participación en el ilícito;
Tercero.- Que, si bien es cierto en autos se encuentra acreditado el delito de hurto
agravado con las actas de registro personal obrantes a fojas trece y catorce, también lo
es que la responsabilidad penal de Cipriano Oceda Hinostroza no se ha demostrado;
Cuarto.- Que, conforme al Principio de Responsabilidad Penal consagrado en el
artículo VII del título Preliminar del Código Penal la pena requiere de la responsabili-
dad penal del autor; quedando proscrita toda forma de responsabilidad objetiva; que en
consecuencia para imponer una sanción condenatoria se debe estar premunido de los
elementos que conduzcan a la certeza del fallo;
Quinto.- Que, siendo esto así es de aplicación el artículo segundo inciso veinticua-
tro parágrafo E de la Constitución Política del Perú, que consagra el Principio de la Pre-
sunción de Inocencia, concordante con el artículo doscientos ochenticuatro del Código

208
JURISPRUDENCIAS

de Procedimientos Penales; por lo que REVOCARON: La Sentencia venida en grado


obrante a fojas ochentisiete a ochentiocho, su fecha nueve de diciembre de mil nove-
cientos noventisiete que falla CONDENANDO a Cipriano Oceda Hinostroza como
autor del delito contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de René Huari Padi-
lla a tres años de pena privativa de la libertad, suspendida condicionalmente por el tér-
mino de dos años, bajo reglas de conducta y fija en quinientos nuevos soles, el monto
que por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del agravia-
do; REFORMÁNDOLA: ABSOLVIERON de la acusación fiscal a Cipriano Oceda
Hinostroza como autor del delito contra el Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de
René Huari Padilla; DISPUSIERON: De conformidad con el Decreto Ley veinte mil
quinientos setentinueve se archive definitivamente el presente proceso y se anulen los
antecedentes policiales y judiciales que se hubieran generado en cuanto a este extremo
se refiere; MANDARON: Se reiteren las órdenes de captura impartidas contra los pro-
cesados Santos Orlando Castro Valencia e Ignacio Efraín Vásquez Benites; notificándo-
se y los devolvieron.

SS. MAC RAE THAYS / EYZAGUIRRE GARATE / CAYO RIVERA-SCHREIBER

209
ROBO Y HURTO

11 Hurto: No basta con la sola imputación de la agraviada para de-


terminar con certeza la responsabilidad de los procesados

Existiendo solo la imputación de la agraviada y no otros elementos


probatorios que permitan determinar con certeza la responsabilidad
de los procesados, dado que también está proscrita la responsabilidad
objetiva, conforme así lo dispone el artículo VII del Título Preliminar
del Código Penal, por lo que como bien se ha sostenido en la sentencia
de grado, ello ha generado una duda razonable que determina la apli-
cación del principio universal del in dubio pro reo determinándose,
en consecuencia, la absolución de la acusación fiscal.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA NORTE


PRIMERA SALA PENAL DE REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 22259-2002
RESOLUCIÓN s/n

Independencia, 10 de setiembre de 2010

VISTOS: En la presente causa, sin informe oral, interviniendo como Juez Superior
Ponente la Doctora Huaricancha Natividad en aplicación de lo dispuesto por el inciso
segundo del artículo cuarenta y cinco del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial; con lo opinado por el señor fiscal superior en su dictamen (folios dos-
cientos setentidós a doscientos setenta y cinco); y,

CONSIDERANDO:

I. ASUNTO
Que, es materia de apelación la sentencia de fecha dos de octubre del año dos
mil nueve, obrante de folios doscientos cuarenta y seis a doscientos cincuenta y dos,
que falla: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal a Marcos Esteban Zúñiga Coraqui-
llo y Juvenal Figueroa Tinoco, por la presunta comisión del delito contra el Patrimonio
–Hurto Agravado– en agravio de Priscila Prieto Loayza.

II. ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a los encausados, que con fecha trece de setiembre de dos mil uno,
a las veintiún horas la agraviada Priscila Prieto Loayza bajó la palanca del
medidor que abastece de energía eléctrica a su inmueble, quedando sin flui-
do eléctrico y coincidentemente también quedó en las mismas condiciones
el inmueble que ocupaban los procesados, presumiéndose que estos serían
los autores del hurto de energía eléctrica, por cuanto los recibos de consumo
de electricidad de la agraviada habían subido, al efectuarse una constatación

210
JURISPRUDENCIAS

policial se verificó que el inmueble de la agraviada ubicado en la avenida Tra-


piche Lote 6-F, Chacra Cerro, Distrito de Comas, en una de las paredes existe
una conexión clandestina desde el cable principal del inmueble de la agravia-
da que se dirige hacia el inmueble donde vivían los procesados el cual fue re-
tirado por Edelnor.
2.2. El fiscal provincial en lo penal en su recurso de apelación (folios doscientos
cincuenta y ocho a doscientos cincuenta y nueve), señala al respecto: a) Que,
no se ha tenido en cuenta el Acta de Constatación Policial (folios cuarenta y
ocho) efectuada en el inmueble ubicado en el lote 6-F de la avenida Trapiche
en donde se establece el hallazgo de una conexión clandestina con lo que se
acredita la utilización de energía eléctrica en forma ilegal por los procesados;
b) Se añade de que los recibos (folios dieciséis a cuarenta y siete) pertenecien-
te a la agraviada se advierte un consumo desmesurado de energía eléctrica en
el periodo que justamente habitaban los procesados en el inmueble; c) Que, el
encausado Marcos Esteban Zúñiga Coraquillo se contradice en sus declaracio-
nes prestadas a nivel policial y judicial, refiriendo inicialmente que vivió en el
inmueble en el año mil novecientos noventa y nueve por el periodo de un año
y cuatro meses y posteriormente indica que solo vivió entre los años dos mil y
dos mil uno negando su participación en los hechos.

III. RAZONAMIENTO
3.1. Para los efectos de imponer una sentencia condenatoria es preciso que el juz-
gador haya llegado a la certeza de la responsabilidad penal del encausado, en
la cual solo puede ser generada por una actuación probatoria suficiente que
permita genera en él tal convicción de culpabilidad; sin la cual no es posi-
ble revertir la inicial condición de inocencia que tiene todo procesado. Es así
que conforme al artículo sétimo del Título Preliminar del Código Penal cons-
tituye un principio general que la pena requiera indefectiblemente de la res-
ponsabilidad penal del auto, quedando proscrita toda forma de responsabilidad
objetiva.
3.2. De la revisión de los autos, si bien se tiene la declaración preventiva de la
agraviada (fs. 91), quien se ratifica de su manifestación policial señalando que
ante su sospecha que le estaría sustrayendo energía eléctrica, decidió el día
trece de setiembre del año dos mil uno, bajar la palanca general a fin de detec-
tar qué vivienda se quedaba sin energía eléctrica, logrando así detectar que el
inmueble signado con el lote seis-c quedó a oscuras, lo que inmediatamente
comunicó a Edelnor; al día siguiente fue a denunciar a la Comisaría del sector
y al realizar la constatación policial en dicho inmueble se identificó a la perso-
na de Jenny Loayza Cervantes manifestando que era guardián del lugar e in-
dicando que la propietaria respondía al nombre de María Candía; y que ade-
más ha sufrido perjuicio económico, conforme es de verse de los recibos de
Edelnor que obran en autos, en la que se aprecia que desde el mes de enero a
julio del año mil novecientos noventa y nueve (folios dieciséis a ciento vein-
tidós) el consumo promedio no sobrepasaba los noventa soles; sin embargo

211
ROBO Y HURTO

se aprecia que a partir del mes de agosto del año mil novecientos noventa y
nueve a octubre del año dos mil uno (folios veintitrés a cuarentisiete) el monto
se incrementó considerablemente es así que alcanzó monto incluso mayores a
los quinientos nuevos soles.
3.3. De otro lado, la testigo María Salomé Candía Carpio y propietaria del inmue-
ble sito en la Av. Chacra Cerro Lote C-6 - Comas, señaló en su manifestación
policial (folios ocho) que los encausados Juvenal Figueroa y Marcos Zúñiga
vivían en su inmueble sin su consentimiento.
3.4. Que, si bien es verdad obra a folios cuarenta y ocho un acta de constatación,
en la que se constata que de la casa de la agraviada sale dos cables de co-
nexión de color azul hacia la vivienda sito en lote 6-E de propiedad de María
Candía (donde habrían vivido los encausados) y así también a lo informado
mediante un oficio por la empresa Edelnor (folios setentidós) en el que indi-
ca que en esta última vivienda, se procedió al corte del servicio de suministro
eléctrico Nº 0972299 el día veintinueve de abril del año mil novecientos no-
venta y nueve, por la no cancelación oportuna de los recibos de consumo.
3.5. Que, si es verdad estando a las diligencias actuadas y pruebas aportadas por
las partes, se llega a la convicción que está acreditada la comisión del deli-
to de hurto agravada en agravio de la afectada, sin embargo no lo está la res-
ponsabilidad penal de los procesados por lo siguiente: en primer lugar al mo-
mento de que el hecho investigado es descubierto por la agraviada (trece de
setiembre del año dos mil uno), los encausados ya no residían en el inmue-
ble, pues como indicó la mencionada afectada a nivel preliminar, al detectar el
inmueble del que se le sustraía fluido eléctrico, señaló que dicha vivienda era
de propiedad de María Salomé Candía Carpio; en segundo lugar: Es de apre-
ciarse que en dicha vivienda habría funcionado una Empresa DESA cuyos ti-
tulares era la referida testigo y su esposo Efraín Delgado Rosas, conforme así
lo han sostenido los encausados a nivel preliminar y el cual es aceptado por
dicha testigo a nivel judicial (folios ochentinueve a noventa) lo que se des-
prende de los certificados que en copias simples que obran a folios doscientos
diecisiete a diecinueve; en tercer lugar: Se tiene la declaración testimonial de
María Salomé Candía Carpio (folios ochenta y cuatro a noventa), quien refie-
re que luego del corte de energía eléctrica por Edelnor, dado que no se pagaba
por dicho servicio, habían personas que quedaron viviendo en el inmueble al
sostener: “como había personas en el local ellos no colaboraban para pagar”,
es más refirió en dicho acto procesal, que cada vez que iba a su inmueble “los
encontraba sin luz”, observando que los obreros que vivían en su propiedad se
alumbraban en la noche con baterías; inmueble el cual frecuentaba una a dos
veces al mes, y el que sigue siendo utilizado como almacén de carros y artícu-
los de ferreterías, teniendo como guardiana actual a la hermana de uno de los
encausados –Julia Ricardina Zúñiga Coraquillo– habiendo esta última soste-
nido que viene viviendo en dicho inmueble desde el veinte de noviembre del
año dos mil uno y que se alumbra con vela; en cuarto lugar: Si bien el encau-
sado –Zúñiga Coraquillo a nivel policial– señaló que el inmueble sito en el

212
JURISPRUDENCIAS

lote C-6 hasta el mes de diciembre del año mil novecientos noventa y nueve,
precisando que en dicho periodo había un medidor que abastecía de energía
eléctrica; y a nivel judicial al rendir su declaración instructiva (folios ciento
noventa y nueve a doscientos uno) señaló ser inocente de los hechos que se
le imputa, precisando que lo estuvo habitando desde el año dos mil hasta el
mes de agosto del año dos mil uno; versiones del que si es verdad no se apre-
cia una uniformidad en cuanto al lapso de tiempo en que habría habitado en el
inmueble intervenido, también lo es que ello de por sí no resulta insuficiente
para resquebrajar la presunción de inocencia que le asiste.
3.6. Es así, que existiendo solo la imputación de la agraviada y no otros elementos
probatorios que permita determinar con certeza la responsabilidad de los pro-
cesados, dada que también está proscrita la responsabilidad objetiva, confor-
me así lo dispone el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal, por
lo que como bien se ha sostenido en la sentencia de grado, ello ha generado
una duda razonable que determina la aplicación del Principio Universal del in
dubio pro reo determinándose en consecuencia la absolución de la acusación
fiscal.

DECISIÓN FINAL
Por estos fundamentos, CONFIRMARON: La sentencia de fecha dos de octubre
del año dos mil nueve, obrante de folios doscientos cuarenta y seis a doscientos cin-
cuenta y dos, que falla: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal a Marcos Esteban Zúñi-
ga Coraquillo y Juvenal Figueroa Tinoco, por la presunta comisión del delito contra el
Patrimonio –Hurto Agravado– en agravio de Priscila Prieto Loayza; notificándose y los
devolvieron.

SS. PACHECO HUANCAS; QUIROZ SALAZAR; HUARICANCHA NATIVIDAD

213
ROBO Y HURTO

12 Arrebato sorpresivo sin violencia constituye hurto agravado y no


robo agravado

De las declaraciones se desprende que el delito se perpetró en la


modalidad de arrebato sorpresivo del bien mueble (cartera), pero sin
violencia física sobre el cuerpo de la víctima o amenaza contra ella, lo
que implica la configuración de hurto agravado y no de robo agravado.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 5054-2007-AMAZONAS

Lima, cinco de junio de dos mil ocho

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Pedro Guillermo


Urbina Ganvini; el recurso de nulidad interpuesto por la defensa del encausado Julio De
La Cruz Céspedes contra la sentencia de fojas trescientos dos, del ocho de noviembre de
dos mil seis; y
CONSIDERANDO:
Primero.- La defensa del encausado Julio De La Cruz Céspedes en su recurso for-
malizado de fojas trescientos diez alega que no se acreditó que en los delitos perpetra-
dos en agravio de Elmer Becerra Jara y de Diana Cruz Labado el encausado empleará
armas, que no se probó su intervención en el delito en perjuicio de José Jacinto Cubas
Vargas, que los agraviados no acudieron al juzgado a rendir su declaración preventi-
va y a confrontarse con el encausado, que no se acreditó la preexistencia de los bienes
sustraídos, que no se valoró que el encausado carece de antecedentes y al momento de
la comisión de los delitos tenía dieciocho años de edad, y que la sentencia no tomó en
cuenta el principio de proporcionalidad, las carencias sociales del encausado, ni su aco-
gimiento a la terminación anticipada del juicio oral.
Segundo.- Que, según la acusación fiscal de fojas doscientos cincuenta y nueve:
i) el seis de mayo de dos mil seis, a las doce horas con quince minutos aproximada-
mente, el encausado Julio De La Cruz Céspedes y otros sujetos, pasaron a bordo de un
mototaxi y le arrebataron a la agraviada Diana Cruz Labado su cartera, que contenía
documentos y treinta nuevos soles, ii) el doce de mayo de dos mil seis, a las veintiún
horas con cuarenta y cinco horas aproximadamente, el encausado De La Cruz Céspedes,
conjuntamente con otras dos personas (un hombre y una mujer) abordaron como pasa-
jeros el mototaxi del agraviado Elmer Becerra Jara, a quien, luego de reducirlo (en la
modalidad de cogoteo, esto es, pasando el brazo por el cuello del agraviado) y golpear-
lo, le sustrajeron su billetera que contenía cien nuevos soles así como una radio marca
Akita, iii) el catorce de mayo de dos mil seis, el encausado De La Cruz Céspedes y
otros tres sujetos interceptaron el mototaxi en marcha que conducía el agraviado Ar-
nulfo Moreno Corrales, lo redujeron cogiéndole del cuello y le sustrajeron sus docu-
mentos y su billetera que contenía doscientos nuevos soles, y iv) el siete de mayo de
dos mil seis, en circunstancia en que el agraviado José Jacinto Cubas Vargas salía de un

214
JURISPRUDENCIAS

local donde se realizaba una actividad bailable, fue interceptado por el encausado De La
Cruz Céspedes, quien con un arma blanca le ocasionó una herida cortante en el rostro,
desfigurándolo.
Tercero.- Que la prueba de la utilización de arma blanca durante la perpetración
del robo en perjuicio del agraviado Elmer Becerra Jara se sustenta en la declaración que
este efectuó en las diligencias de reconocimiento de fojas cincuenta y tres, cincuenta y
cinco y cincuenta y nueve, en que afirma reiteradamente que durante el asalto del que
fue víctima los encausados emplearon un cuchillo (el que se lo pusieron en la cara) a fin
de sustraerle sus pertenencias.
Cuarto.- Que, en cambio, existe un vacío probatorio con respecto al empleo de
violencia o grave amenaza en la comisión del robo en perjuicio de Diana Cruz Labado;
que, en efecto, de las declaraciones de José Camilo Vásquez Vílchez (fojas cuarenta y
uno, cincuenta y siete y ciento cincuenta), así como de Óscar Cervera Suárez (fojas cua-
renta y cuatro), se desprende que este delito se perpetró en la modalidad de arrebato sor-
presivo del bien mueble (cartera), pero sin violencia física sobre el cuerpo de la víctima
o amenaza contra ella, lo que implica la configuración de un delito de hurto agravado y
no de robo agravado; que la acreditación y subsunción de la conducta del encausado en
el tipo penal de hurto agravado posibilita a este Supremo Tribunal desvincularse de la
calificación jurídica que se estableció en la acusación fiscal; que dicha decisión no vul-
nera el principio acusatorio ni el derecho de defensa en tanto no implica una alteración
de los hechos imputados (y admitidos por el encausado), sino solo un cambio de califi-
cación jurídica más favorable, y además el delito verificado vulnera similar bien jurídico
al del delito acusado (referido al patrimonio).
Quinto.- Que la prueba de cargo contra el encausado Julio De La Cruz Céspedes
por el delito de lesiones graves en perjuicio de José Jacinto Cubas Vargas se sustenta en:
i) el certificado médico de fojas sesenta y nueve (ratificado a fojas doscientos treinta y
cinco) –según el cual el agraviado presenta una herida cortante desde la región fronto-
temporal hasta el labio superior– que prueba la materialidad del delito (en concordancia
con la instrumental de fojas ciento diecisiete), ii) la declaración preventiva de José Ja-
cinto Cubas Vargas (fojas ciento treinta y tres), quien atribuyó a De La Cruz Céspedes
ser quien le infirió un corte en el rostro con una navaja; que dicha incriminación, inclu-
so, encuentra apoyo probatorio en la declaración del propio encausado (manifestación
policial de fojas veintisiete), quien admitió haber golpeado al citado agraviado, ocasio-
nándole un corte en el rostro.
Sexto.- Que, en cuanto a la preexistencia de lo sustraído, en el presente caso, dado
que se trata de sumas de dinero no significativas, se infiere razonablemente de los he-
chos declarados probados así como de la declaración del agraviado Elmer Becerra Jara.
Sétimo.- Que, a nivel de determinación de la pena, se toma en cuenta: i) que el en-
causado es autor de tres hechos punibles: un delito de robo agravado (que tiene prevista
una pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte años), un delito de
hurto agravado (que está conminado con pena privativa de libertad no menor de tres ni
mayor de seis años) y un delito de lesiones graves (que prevé una pena privativa de li-
bertad no menor de tres ni mayor de ocho años), ii) que el delito de robo objeto de con-
dena comprende la concurrencia de cuatro agravantes específicas (nocturnidad, mano

215
ROBO Y HURTO

armada, pluralidad de agentes y sobre un vehículo de transporte de pasajeros), y iii) que


en la perpetración de los delitos utilizó a menores de edad (José Camilo Vásquez Víl-
chez y María Isabel Llamos Vásquez).
Octavo.- Que, asimismo, se valora: i) que al momento de perpetrar los ilícitos in-
criminados el encausado De La Cruz Céspedes contaba con diecinueve años de edad
(véase la partida de nacimiento de fojas ciento sesenta y tres), esto es, tenía imputabili-
dad restringida, conforme al artículo veintidós del Código Penal, y ii) que el encausado
admitió en el plenario ser autor del delito materia de acusación y responsable de la repa-
ración civil, lo que condujo a la conclusión anticipada del debate oral (fojas trescientos).
Noveno.- Que no es aplicable la atenuante de confesión sincera, conforme al ar-
tículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos Penales, pues el encausado
negó aspectos esenciales de la imputación en su contra tanto en su manifestación po-
licial (fojas veintisiete) como en su instructiva (fojas noventa y dos); que, en el ámbito
de la determinación judicial de la pena, las condiciones personales del encausado (ca-
rencias sociales y ausencia de antecedentes) se evalúan con relación al injusto cometi-
do y su reprochabilidad por el hecho; que el principio de proporcionalidad no solo impi-
de que las penas sean tan gravosas que superen la propia gravedad del delito cometido,
sino también que sean tan leves que entrañen una infrapenalización de los delitos y una
desvalorización de los bienes jurídicos protegidos; que, en tal sentido, tras sopesar los
mencionados factores, se concluye que la dosis de pena impuesta por el Colegiado Su-
perior –diez años de pena privativa de libertad– por los delitos verificados resulta pro-
porcional al injusto y la culpabilidad del agente.
Décimo.- Que la modificación de la calificación jurídica del ilícito patrimonial
imputado a Julio De La Cruz Céspedes en perjuicio de Diana Cruz Labado genera una
redefinición del monto de la reparación civil ex delicto a imponerse, por lo que es de
rigor fijarla en función al daño ilícito causado y las consecuencias y efectos negativos
derivados de él, los cuales son de mayor entidad en los delitos de robo agravado –que es
un delito pluriofensivo– con relación al de hurto agravado.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD la sentencia de fojas
trescientos dos, del ocho de noviembre de dos mil seis, en cuanto condena al encausa-
do Julio De La Cruz Céspedes como autor de los delitos de robo agravado en perjui-
cio de Elmer Becerra Jara y Arnulfo Moreno Corrales, y de lesiones graves en perjui-
cio de José Jacinto Cubas Vargas, a diez años de pena privativa de libertad, así como
fija en cuatro mil nuevos soles por concepto de reparación civil; declararon HABER
NULIDAD en el extremo que condena al encausado Julio De La Cruz Céspedes como
autor de los delitos de robo agravado en perjuicio de Diana Cruz Labado; reformándola:
CONDENARON al citado encausado como autor del delito de hurto agravado en per-
juicio de Diana Cruz Labado; PRECISARON que la reparación civil se desagrega en
dos mil nuevos soles a favor de José Jacinto Cubas Vargas, ochocientos nuevos soles a
favor de Elmer Becerra Jara, ochocientos nuevos soles a favor de Arnulfo Moreno Co-
rrales, y cuatrocientos nuevos soles a favor de Diana Cruz Labado; y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS

216
JURISPRUDENCIAS

13 Hurto agravado: Excusa absolutoria por relación convivencial

La excusa absolutoria se presenta cuando en un proceso de hurto agra-


vado la defensa manifiesta mantener una relación (convivencial) con
el afectado, sin embargo, deberá de ser corroborado en sede judicial,
además de ser acompañado con otros medios de pruebas ya que de lo
contrario no existiría elementos suficientes ni objetivos que verifiquen
lo alegado por la defensa.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA NORTE


SEGUNDA SALA PENAL DE REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 98-2010

Independencia, 3 de mayo de 2011

VISTOS: Interviniendo como ponente la Señora Juez Superior doctora Huari-


cancha Natividad, en virtud del inciso segundo del artículo cuarenta y cinco del Texto
Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; y,

CONSIDERANDO:

ASUNTO
Viene en grado de apelación la sentencia de fecha veintiséis de agosto del año
dos mil diez, que obra de folios trescientos ochenta a trescientos ochenta y cinco, que
FALLA: CONDENANDO a Tania Isabel Tello Pacaya por el delito contra el patri-
monio –hurto agravado– en agravio de Raúl Quintín Díaz Peralta, a TRES AÑOS DE
PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspendida por el plazo de prueba de dos años,
bajo reglas de conducta, fijando en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES por
concepto de reparación civil que deberá de abonar la sentenciada a favor de la parte
agraviada, sin perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos.

ANTECEDENTES
2.1. Se imputa a Tania Isabel Tello Pacaya, que con fecha veinticuatro de junio de
dos mil nueve, ingresó con varias personas no identificadas al domicilio del
agraviado, ubicado en la Manzana N, Lote tres, perteneciente a la Asociación
de Vivienda Miguel Grau, Distrito de San Martín de Porres, aprovechando que
le habían brindado un cuarto para que pueda vivir con su madre, sustrayendo
de ese lugar una refrigeradora marca LG, un equipo de sonido marca LG, un
DVD marca Panasonic, un televisor marca Panasonic, una cocina marca Inre-
sa y otros muebles y enseres valorizados en la suma de siete mil nuevos soles,
hechos presenciados por María Teresa Berrocal Saravia.

217
ROBO Y HURTO

2.2. La defensa de la parte civil, sostiene en su escrito de apelación (folios tres-


cientos noventa y seis a trescientos noventa y nueve) lo siguiente: a) Que, la
resolución apelada no se ajusta a derecho porque la reparación civil impues-
ta no refleja el valor total de los bienes hurtados por la procesada y el perjui-
cio económico generado; b) Que, el valor de todos los artefactos sustraídos y
el dinero en efectivo por la suma de mil cuatrocientos nuevos soles ascienden
a un total de ocho mil nuevos soles aproximadamente por lo que la reparación
civil impuesta no corresponde al valor real de los bienes hurtados; c) Que, se
debe de tomar en cuenta la actitud de la procesada que ha tratado de sorpren-
der al juzgador, haciendo creer que ha manteniendo una relación convivencial
con su persona, presentando fotografías que no generan certeza, ya que nunca
he llegado a convivir con la sentenciada, pero ella está acostumbrada a convi-
vir con distintas parejas conforme lo ha afirmado su propia madre Isidora Pa-
caya Murayari en su declaración testimonial de autos.
2.3. La defensa de la parte encausada, por su parte sostiene en su escrito de ape-
lación (folios cuatrocientos a cuatrocientos dos) lo siguiente: a) Que, con las
vistas fotográficas que ha acompañado se acredita que con el supuesto agra-
viado han sido pareja por espacio de cuatro años en forma ininterrumpida;
b) Que, jamás hurtó las especies que se señalan en la denuncia, lo que su-
cede es que como el agraviado es jubilado de la Marina y como se acercaba
la fecha de su cumpleaños le dio la sorpresa de dicha compra como regalo y
como estaban en buenas relaciones, aceptó dichos regalos, siendo testigo pre-
sencial mi amiga Anaís Brenda Ipanaqué Hurtado quien felicitó al agraviado
por los regalos hacia mi persona, porque era una muestra que la quería, acon-
sejándonos que tratáramos de comprendernos por el tiempo que tenían como
pareja.

RAZONAMIENTO
3.1. El reclamo de los apelantes debe ser examinado de acuerdo a las pruebas in-
corporadas durante la investigación y que han sido valoradas en la del grado.
Es así que en primer lugar: Está probado que el día veinticuatro de junio de
dos mil nueve, la sentenciada Tania Isabel Tello Pacaya ingresó con varias per-
sonas no identificadas al domicilio del agraviado, ubicado en la Manzana N,
Lote tres, Asociación de Vivienda Miguel Grau, Distrito de San Martín de Po-
rres, aprovechando que le habían brindado un cuarto para que pueda vivir con
su madre, sustrayendo de ese lugar diferentes artefactos, una refrigeradora
marca LG, un equipo de sonido marca LG, un DVD marca Panasonic, un te-
levisor marca Panasonic, una cocina marca Inresa y otros muebles y enseres
valorizados en la suma de siete mil nuevos soles, situación fáctica que fuera
presenciada por la testigo María Teresa Berrocal Saravia quien en su manifes-
tación policial (folios seis a siete) y declaración testimonial brindada a nivel
judicial (fojas doscientos treinta y dos a doscientos treinta y tres) señaló que
el día de los hechos, observó que la encausada disponía de bienes muebles
los cuales con la ayuda de cuatro personas no identificadas, eran trasladadas
y embarcadas en un camión; Segundo.- Cabe aquí precisar, que uno de los

218
JURISPRUDENCIAS

argumentos expuestos por la defensa de la sentenciada, es que esta última ha-


bría mantenido una relación convivencial con el afectado, pretendiendo con
ello, invocar la figura jurídica de la excusa absolutoria, el cual se encuentra
normado en el artículo doscientos ocho del Código Penal; ahora si bien las
testigos Ana Briselda Ipanaqué (folios setenta a setenta y uno) y Greysy Ñopo
Torres (fojas ciento dos a ciento tres) apoyarían el argumento esgrimido por la
defensa, también lo es que dichas testificales no han sido corroboradas en sede
judicial, mas por el contrario resulta relevante la testimonial de Isidora Paca-
ya Murayari –madre de la procesada– quien al preguntársele sobre la posible
existencia convivencial entre los sujetos procesales, respondió: “que mi hija
Tania Isabel no ha sido conviviente ni enamorados con el señor Raúl Quintín
Díaz Peralta, por cuanto mi hija lo conoce a dicho señor, desde la fecha que
también lo conozco” versión que volvió a ratificar a folios doscientos treinta y
cuatro a doscientos treinta y cinco; por tanto no existen elementos suficientes
ni objetivos que verifiquen lo alegado por la defensa.
3.2. Se advierte de las declaraciones brindadas por la encausada Tania Isabel Tello
Pacaya –indagatoria– (folios cuarenta y uno a cuarenta y tres) en el que seña-
lara que se vio precisada a retirarse del inmueble, por los maltratos físicos y
verbal de parte del agraviado; para luego al rendir en su declaración instructi-
va (folios doscientos noventa y nueve a trescientos uno) aceptar que se llevó
los siguientes bienes: Un televisor, cocina, refrigeradora, esquinero, bicicleta
de su hijo y cosas personales que fueron compradas por ambos; mas contra-
dictoriamente como es de advertirse de su propio recurso de apelación, sostie-
ne que dichos artefactos le fueron obsequiados por el agraviado, evidencián-
dose de esta manera fragilidad e incoherencias en sus versiones.
3.3. Por lo contrario, la declaración brindada por la parte afectada –Raúl Quintín
Díaz Peralta– a nivel policial (folios cuatro a cinco) y declaración preventi-
va (fojas doscientos treinta y seis a doscientos treinta y siete) se muestran uni-
formes y guardan coherencia y es corroborada con la declaración indagatoria
de Isidora Pacaya Murayari (folios ciento veintiuno a ciento veintitrés) y tes-
tifical a nivel judicial (folios doscientos treinta y cuatro a doscientos treinta
y cinco) quien señaló ser amistad del afectado, el mismo que le dio un lugar
donde vivir, habiendo mantenido aquel con la encausada, solo una relación de
amical. Es así que por todo lo expuesto está acreditada la comisión del delito
atribuido como la responsabilidad penal de la procesada.
3.4. Para la graduación de la pena debe ser el resultado de un análisis y aprecia-
ción de las pruebas actuadas en función a la gravedad de los hechos cometi-
dos, de la responsabilidad del agente y de sus condiciones personales, con-
forme lo establecen el artículo cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código
Penal, considerando que la sanción penal impuesta a la encausada está acorde
a la gravedad del delito y grado de responsabilidad, teniendo en cuenta que la
pena tiene una función preventiva, protectora y resocializadora conforme se
prevé en el artículo noveno del Título Preliminar del Código Penal.

219
ROBO Y HURTO

3.5. Que, en cuanto al extremo del monto fijado como reparación civil, debe tener-
se en cuenta que debe ser determinada de acorde a la magnitud del daño y per-
juicio causado a la víctima, cuya extensión a tener en cuenta se encuentra es-
tablecida en los artículos noventa y dos y noventa y tres del Código Penal, y
los pertinentes del Código Civil, teniéndose en cuenta que la reparación civil
tiene pues, una función reparadora y resarcitora, por lo que si bien en la im-
pugnada además de haberse señalado un monto fijo por dicho concepto, sin
perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos; lo es también la suma
fijada no guarda proporcionalidad con la magnitud del daño irrogado ni el
perjuicio ocasionado, por lo que en atención a ello, corresponde ser elevada
prudencialmente.

DECISIÓN FINAL
Fundamentos por los que CONFIRMARON: La sentencia de fecha veintiséis de
agosto del año dos mil diez, que obra de folios trescientos ochenta a trescientos ochenta
y cinco, que FALLA: CONDENANDO a Tania Isabel Tello Pacaya, por el delito con-
tra el Patrimonio –hurto agravado– en agravio de Raúl Quintín Díaz Peralta, a TRES
AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD, suspendida por el plazo de prue-
ba de dos años, bajo reglas de conducta; y REVOCARON en el extremo que fija en
la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES porconcepto de reparación civil que de-
berá de abonar la sentenciada a favor de la parte agraviada, y REFORMÁNDOLA:
FIJARON: En la suma de MIL NUEVOS SOLES por concepto de reparación civil;
sin perjuicio de devolver al agraviado los bienes sustraídos. MANDO: Que, consenti-
da o ejecutoriada que sea la presente, inscríbase donde corresponda.- Notifíquese y los
devolvieron.

SS. ROZAS ESCALANTE; REYMUNDO JORGE; HUARICANCHA NATIVIDAD

220
JURISPRUDENCIAS

14 Robo agravado: Bien jurídico protegido y tipo penal

Se abrió instrucción y se formuló acusación contra la acusada por el


delito contra el patrimonio-robo agravado, previsto y sancionado en
el artículo ciento ochenta y ocho - tipo base del Código Penal con las
agravantes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer párrafo del
artículo ciento ochenta y nueve del mismo texto sustantivo, el mismo
que tiene como bien jurídico protegido el patrimonio –específicamente
la posesión de un bien mueble–, pero además, también la libertad, la
vida, la integridad física de las personas, hecho que lo configura como
un delito compuesto o pluriofensivo; y para los efectos de la tipicidad
objetiva, el sujeto activo puede ser cualquier persona, a excepción
hecha del propietario; sujeto pasivo puede ser cualquier persona fí-
sica o jurídica que disfrute de la posesión inmediata del bien mueble,
cualquiera que sea el título por el que dispone de dicha facultad. El
comportamiento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien
mueble, total o parcialmente ajeno para aprovecharse de él, sustra-
yéndolo del lugar en que se encuentren, empleando violencia contra
la persona y amenazándola con un peligro inminente para su vida o
integridad física; finalmente para los efectos de la tipicidad subjetiva
se requiere del dolo.

Corte Superior de Justicia de Lima


Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres
“Judicatura digna, democrática e institucional”
EXPEDIENTE Nº 8976-2008
D.D. Dra. Napa Lévano

SENTENCIA

Lima, 20 de junio de 2012

VISTOS: En audiencia pública el proceso penal seguido contra Ysabel Clementi-


na Monja Berrocal; cuyas generales de ley obran en autos, acusada de la comisión del
delito contra el Patrimonio –ROBO AGRAVADO–, en agravio de María Elena Serpa
Ratti de Ugarte; RESULTA DE AUTOS: Que, a mérito del Atestado Nº 73-VII-DIRTE-
POL-DIVTER-1-JDS-CS-DINPOL, de fojas dos y siguientes elaborado por la Comisa-
ría de Surquillo, de fecha catorce de febrero de dos mil ocho, el señor Representante del
Ministerio Público formalizó la correspondiente denuncia penal de fecha catorce de fe-
brero de dos mil ocho, obrante a fojas treinta, remitiendo los autos al Vigésimo Noveno
Juzgado Penal de Lima, quien con fecha catorce de febrero del año dos mil ocho, abrió

221
ROBO Y HURTO

instrucción dictando la medida coercitiva personal de Comparecencia Restringida con-


tra la referida acusada. Que, seguido el proceso por el trámite ordinario correspondiente,
vencidos los plazos ordinario y extraordinario de instrucción, con el informe final de
fojas ciento cincuenta y nueve, se elevaron los autos a esta Superior Sala Penal quien
los remitió al despacho de la señora fiscal superior quien emitió su acusación escrita
de fojas ciento setenta y nueve, dictándose el Auto Superior de Enjuiciamiento de fojas
ciento noventa y cuatro, señalándose día y hora para la verificación del juicio el mismo
que se ha llevado a cabo en el modo y forma que aparecen de las actas respectivas; pro-
ducida la requisitoria oral de la representante del Ministerio Público, oído los alegatos
de la defensa cuyas conclusiones obran en pliegos separados, ha llegado el momento
procesal de dictar sentencia; y CONSIDERANDO:
Primero.- DE LA IMPUTACIÓN: Se advierte de la acusación fiscal de fojas cien-
to setenta y nueve, que con fecha ocho de febrero del año dos mil ocho a las siete y
treinta de la noche aproximadamente, en circunstancias que la agraviada María Elena
Serpa Ratti de Ugarte se encontraba conduciendo su vehículo en compañía de su hija
Lorena María Ugarte Serpa, detuvo su marcha en el semáforo que se encontraba en luz
roja entre las Avenidas Tomas Marsano y Angamos en el distrito de Surquillo, circuns-
tancias que fueron aprovechadas por un sujeto quien con un objeto contundente rompió
la luna delantera derecha del vehículo a la altura del copiloto, procediendo a sustraer
de su interior una cartera conteniendo dinero en efectivo y documentos personales, re-
sultando lesionada Lorena María Ugarte Serpa, al oponer resistencia para que el delin-
cuente no se lleve la cartera, no obstante ello, dicho sujeto logró su propósito, huyendo
raudamente del lugar; detectándose que este se encontraba acompañado de la procesa-
da Ysabel Clementina Monja Berrocal, a quien la policía logró capturar y recuperar la
cartera que había sido arrojada por el delincuente en el interior de una bolsa de plástico,
conforme consta del acta de hallazgo y recojo de fojas veintiuno.
Segundo.- Dentro del marco jurídico de la actividad probatoria, se recibió la ver-
sión de la acusada, Ysabel Clementina Monja Berrocal, quien al deponer a nivel preli-
minar (fojas dieciséis a diecinueve) sostuvo que el día ocho de febrero de dos mil ocho
a horas dieciocho y cuarenta aproximadamente en circunstancias que transitaba por las
inmediaciones de la avenida Tomás Marzano y calle Las Dumas, con dirección a la casa
de su madre, escucha un disparo y se asustó, por lo que empezó a correr, siendo interve-
nida por un efectivo policial que le imputa el robo de un bolso, que paralelamente divisó
a corta distancia que un hombre estaba corriendo y arrojó un paquete, el mismo que fue
recogido y entregado a una señora. Versión que varía en la continuación de su instruc-
tiva de fojas ciento treinta a ciento treinta y dos, refiriendo que ese día se dirigía a casa
de su tía, percatándose que efectivos policiales efectuaban disparos a consecuencia de
un robo que se había perpetrado, por lo que opta al igual otras personas, por correr, “po-
niéndose al lado de unas señoras” siendo intervenida por personal policial; difiriendo de
ello a nivel de juicio oral, en sesión de fecha dieciocho de mayo del año en curso, en la
que refirió que el día de los hechos, escuchó unos disparos y corrió hacia un muro para
protegerse, divisando a un chico que pasó corriendo y botó “algo”; pero que no obser-
vó ni escuchó cuando la agraviada gritaba y pedía auxilio por la sustracción de su car-
tera, siendo la única persona que se encontraba en dicho lugar, toda vez que no había
gente; afirma que al momento de su intervención portaba un “sencillo”, y que no fue

222
JURISPRUDENCIAS

consignado en el acta de registro personal, tomando conocimiento de los hechos al con-


currir a la dependencia policial cuando escuchó declarar a la agraviada.
Tercero.- Frente a la versión de la acusada, obra en autos como prueba de cargo
del Ministerio Público la manifestación policial de la agraviada María Elena Serpa Ratti
de Ugarte de fojas catorce ratificada en la declaración preventiva de fojas sesenta y dos,
refiriendo que el día de los hechos se encontraba conduciendo su vehículo acompaña-
da de su hija Lorena María Ugarte Serpa quien viajaba como copiloto, cerca de la in-
tersección de la Avenida Tomas Marzano con la Avenida Angamos - Surquillo, detrás
de varios vehículos, que traía su cartera que se encontraba entre los dos asientos, la cual
contenía su billetera y otras pertenencias, y que en dichas circunstancias un individuo
se aproxima y quiebra violentamente la luna de su vehículo, sustrayendo la cartera que
se encontraba en su interior; que ante dicha situación opta por descender y perseguir a
dicho sujeto, quien volteó por una calle transversal, ocurriendo que al llegar a la esquina
observó que el sujeto se encontraba con la procesada y corrían juntos, observando ade-
más que él le entregó algo a la acusada, momentos en los cuales apareció una pareja de
policías, efectuando uno de ellos un disparo, interviniendo a la procesada quien acompa-
ñaba al sujeto que sustrajo su cartera, quien al ser intervenida señaló a los policías que
su cartera estaba en la pista en una bolsa plástica de color blanco; versión que coincide
con lo vertido por su acompañante Lorena María Ugarte Serpa en su manifestación po-
licial de fojas doce a trece, quien además refiere que forcejeó con el individuo para que
no se llevara la cartera, cortándose el brazo con el marco de la ventana rota.
Cuarto.- Que, en sesión de fecha cinco de los corrientes; concurrió a juicio la tes-
tigo Jenny Ruth Cutti Medina, la misma que al ser examinada, refirió que el día de los
hechos en circunstancias que se encontraba patrullando por las inmediaciones de la ave-
nida Tomás Marzano, en compañía del suboficial Figueroa Guevara, divisó a un indi-
viduo y una fémina corriendo en dirección a la citada avenida, siendo así que el prime-
ro de los nombrados le alcanza a la precitada una bolsa; que, paralelamente una tercera
persona pedía auxilio porque le habían sustraído su cartera, lo que ameritó que su com-
pañero exhortara enérgicamente a dichos sujetos para efectos de que se detengan, siendo
que ante la omisión de los mismos, aquel efectúa un disparo al aire, reduciendo en di-
chas circunstancias a la acusada, quien al ser preguntada por las pertenencias de la agra-
viada, señaló una bolsa, la misma que al ser inspeccionada presentaba en su interior la
cartera de la víctima. Agrega que el registro personal se efectuó en el lugar de la inter-
vención, el cual se encontraba iluminado y con escasa congestión vehicular, ratificando
su elaboración.
Quinto.- Frente a las imputaciones vertidas contra la acusada Ysabel Clementina
Monja Berrocal, la defensa técnica de la misma sostiene que, la testigo Lorena María
Ugarte Serpa, ha sido contundente al referir que su patrocinada no participó en el hecho
delictivo, no identificándola, precisando que la encontró en la comisaría; que lo mani-
festado por la agraviada carece de fundamento, ya que se evidencia una notoria contra-
dicción, cuando interrogada, no brindó las características físicas del sujeto que sustrajo
su cartera del interior de su vehículo, aduciendo que el lugar era oscuro, siendo inve-
rosímil el hecho de que haya podido identificar a la acusada con las restricciones que
alegó primigéneamente, más aún cuando la testigo Jenny Ruth Cutti Medina a nivel de
juicio oral afirmó que aquel lugar era iluminado; que la intervención de su patrocinada

223
ROBO Y HURTO

se produjo a cinco cuadras del lugar de los hechos, siendo interceptada en circunstan-
cias que se desplazaba a paso veloz, a consecuencia del disparo efectuado; producién-
dose su intervención en hora anterior a la consignada en la fundamentación fáctica del
dictamen acusatorio; no existiendo en tal virtud prueba idónea que genere certeza para
condenarla.
Sexto.- Por los hechos así descritos, se abrió instrucción y se formuló acusación
contra la acusada por el delito contra el patrimonio –Robo Agravado, previsto y sancio-
nado en el artículo ciento ochenta y ocho– tipo base del Código Penal con las agravan-
tes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del mismo texto sustantivo, el mismo que, tiene como bien jurídico protegido el
patrimonio –específicamente la posesión de un bien mueble–, pero además, también la
libertad, la vida, la integridad física de las personas, hecho que lo configura como un de-
lito compuesto o pluriofensivo; y para los efectos de la tipicidad objetiva, el sujeto acti-
vo puede ser cualquier persona, a excepción hecha del propietario; sujeto pasivo puede
ser cualquier persona física o jurídica que disfrute de la posesión inmediata del bien
mueble, cualquiera que sea el título por el que dispone de dicha facultad. El comporta-
miento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble, total o parcialmente
ajeno para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentren, empleando
violencia contra la persona y amenazándola con un peligro inminente para su vida o in-
tegridad física; finalmente para los efectos de la tipicidad subjetiva se requiere del dolo.
Sétimo.- Es preciso establecer que el objeto de todo proceso penal, es alcanzar la
verdad concreta respecto a los hechos que se ventilan, por lo que la decisión judicial a
que arribe el juzgador, en cada caso, debe estar condicionada al descubrimiento de esta
verdad, sustentada en el mérito de las pruebas y de los indicios contundentes, concu-
rrentes y vinculantes que se hayan recabado en el curso de la instrucción y actuado en el
juicio oral, tanto respecto a la comisión del delito materia de acusación, como a la res-
ponsabilidad penal de la procesada; pudiéndose producir en el juzgador una convicción
y grado de certeza suficientes como para destruir la presunción de inocencia de que goza
la encausada al inicio de su juzgamiento, para expedir entonces una sentencia condena-
toria que cumpla con los requisitos y exigencias del artículo doscientos ochenta y cinco
del Código Adjetivo.
Octavo.- Que, analizadas y valoradas cada una de las pruebas recogidas durante la
instrucción y debatidas en el acto oral, el Colegiado establece que las versiones efectua-
das por la agraviada María Elena Lourdes Serpa, han mantenido coherencia y uniformi-
dad en el decurso de la investigación; existiendo persistencia en la imputación, descri-
biéndose el accionar desprendido por la acusada, quien fuga en compañía del individuo
que momentos antes había sustraído la cartera de la agraviada del interior de su ve-
hículo; siendo que, al producirse su oportuna intervención, requerida que fuere la misma
para efectos de que indique el lugar donde se encontraba el citado bien, lo precisó con
exactitud, posibilitando su hallazgo, conforme aparece del acta que corre a fojas veintiu-
no, documento que no ha sido cuestionado.
Noveno.- En los alegatos respectivos, la defensa aduce que la testigo Lorena María
Ugarte Serpa, no identifica o describe la participación de la acusada, lo cual resulta
obvio; puesto que el accionar desprendido por la procesada tuvo un marco distinto en

224
JURISPRUDENCIAS

la ejecución del latrocinio, no solo en la recepción de la cartera, que luego arrojó al pa-
vimento, sino en haber coadyuvado en la huída del autor directo; imputación corrobora-
da con lo vertido por la testigo Jenny Ruth Cuttti Medina a nivel de juicio oral, quien en
su condición de efectivo policial, narró los pormenores derivados de la intervención de
la acusada, precisando que aquella y un sujeto no identificado corrían juntos por las in-
mediaciones de la avenida Tomás Marzano, ínterin en el que el segundo de los nombra-
dos le alcanza una bolsa, la que con posterioridad se descubrió contenía la citada carte-
ra; siendo perseguida paralelamente por la agraviada, motivando que su compañero los
exhorte enérgicamente para efectos de que se detuvieran, haciendo caso omiso, situa-
ción que ameritó efectuara un disparo al aire, produciéndose en dichas circunstancias la
intervención de la acusada. Asimismo, la defensa cuestiona el acta de registro personal
aduciendo que la hora consignada no concuerda con la especificada en la descripción
fáctica efectuada por la señora fiscal superior; apreciando que efectivamente, existe un
contraste derivado de las citadas piezas procesales; no obstante ello, dicha incongruen-
cia se ve convalidada con lo manifestado por la agraviada tanto en su declaración pre-
liminar como preventiva respectivamente, al precisar que el hecho ilícito perpetrado en
su contra se efectuó a las diecinueve horas con treinta aproximadamente. Es de resal-
tar también que lo manifestado por la testigo Jenny Ruth Cuttti Medina a nivel de juicio
oral enerva la tesis de la defensa en el extremo que pretende cuestionar el reconocimien-
to efectuado por la agraviada, aduciendo las condiciones del lugar de los hechos; sien-
do que, la misma coincide con esta última al describir el accionar de la acusada, quien
venía dándose a la fuga en compañía del individuo que sustrajo la cartera del interior
del vehículo. Por último, conforme es de verse de las declaraciones efectuadas tanto por
la testigo como por la agraviada, las mismas no mantienen vínculo de enemistad o si-
milar con la acusada del cual pudiera haber derivado algún elemento de incredibilidad
subjetiva.
Décimo.- De lo expuesto se colige, que con las pruebas actuadas en el presente
proceso ha quedado debidamente acreditado tanto el delito como la responsabilidad
penal de la acusada, quien a pesar de haber sostenido su inocencia, la misma ha queda-
do desvirtuada con las declaraciones de la agraviada María Elena Serpa Ratti de Ugarte,
testigos Lorena María Ugarte Serpa y Jenny Ruth Cutti Medina, declaración que de con-
formidad con lo establecido en el Acuerdo Plenario número dos guión dos mil cinco, no
solo reúne los requisitos de verosimilitud, ausencia de incredibilidad subjetiva y persis-
tencia en la incriminación; sino también como ya se ha glosado con la versión del perso-
nal policial a nivel de instrucción, y ratificando su declaración en juicio oral, que reco-
noce a la acusada como partícipe del hecho criminoso.
Undécimo.- Para los efectos de la graduación de la pena, se tiene en consideración
las condiciones personales de la acusada, quien cuenta con antecedentes penales y judi-
ciales, habiendo tenido un ingreso al penal de Chorrillos Comunes el veintitrés de abril
del año dos mil cinco por el delito contra la salud pública - Trafico Ilícito de Drogas ha-
biendo salido en libertad de fecha dieciocho de junio del año dos mil cinco por orden de
la Cuarta Sala Penal de Reos en Cárcel, asimismo registra una sentencia por el Delito
de Hurto Agravado ante el Sexto Juzgado Penal de Lima de fecha diecinueve de octu-
bre del año dos mil nueve en la que le impusieron un año de pena privativa de la libertad
condicional, conforme es de verse de los antecedentes judiciales de fojas doscientos seis

225
ROBO Y HURTO

y doscientos veintiocho; que, una de las funciones de la pena, además de ser retributiva
por la infracción penal cometida, también es resocializadora, por el cual, busca que el
agente que cometió un ilícito penal, pueda enmendarse, por lo que la sanción debe gra-
duarse en atención a los principios de proporcionalidad y razonabilidad, que debe ir en
consonancia con los indicadores y circunstancias que se contraen los artículos cuarenta
y cinco y cuarenta y seis del Código Penal.
Décimo segundo.- Para fijar la reparación civil se deberá considerar lo estableci-
do en el artículo noventa y tres del Código Penal por el que se establece que la misma
comprende la restitución del bien o en todo caso, el pago de su valor y la indemnización
de los daños y perjuicios sufridos, por lo que el monto se deberá fijar de manera pru-
dencial para resarcir el daño sufrido por la parte agraviada; por estas consideraciones,
en aplicación de los artículos diez, once, doce, veintitrés, veintinueve, cuarenta y cinco,
cuarenta y seis, cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, noventa y dos,
noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base concordante con las circunstan-
cias agravantes contenidas en los numerales dos y cuatro del primer párrafo del artículo
ciento ochenta y nueve del Código Penal; y los artículos doscientos ochenta, doscien-
tos ochenta y tres, doscientos ochenta y cinco y doscientos ochenta y seis del Código de
Procedimientos Penales, la PRIMERA SALA PENAL PARA PROCESOS CON REOS
LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA juzgando los hechos y
las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y administrando justicia a
nombre de la Nación; FALLA: CONDENANDO a Ysabel Clementina Monja Berrocal,
identificada con documento nacional de de identidad número diez treinta y cuatro seten-
ta y cinco ochenta y seis, nacida el ocho de octubre de mil novecientos setenta y cinco,
natural de Lima, hija de don Manuel y doña Leonarda, con grado de instrucción secun-
daria completa, de estado civil soltera, con antecedentes penales y judiciales; como au-
tora del delito contra el Patrimonio –ROBO AGRAVADO– en agravio de María Elena
Serpa Ratti de Ugarte; imponiéndole como tal CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA
DE LIBERTAD, suspendida condicionalmente en su ejecución por el plazo de TRES
AÑOS; bajo el cumplimiento de manera personal y obligatoria de las siguientes reglas
de conducta: a) No variar de domicilio sin previo aviso del juez de la causa; b) Concu-
rrir al local del juzgado a firmar cada fin de mes el libro de control respectivo y justi-
ficar sus actividades, c) No cometer nuevo delito doloso; bajo apercibimiento en caso
de incumplimiento de aplicarse lo dispuesto en el artículo cincuenta y nueve del Códi-
go Penal; FIJARON: en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES el monto que
por concepto de reparación civil deberá abonar la sentenciada a favor de la agraviada;
MANDARON: Que, consentida y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expi-
dan los boletines de condena e inscriba donde corresponda; archivándose los autos defi-
nitivamente con conocimiento del juez de la presente causa.

SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO -
JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. JORGE OCTAVIO BARRETO HERRERA - JUEZ SUPERIOR

226
JURISPRUDENCIAS

15 Robo: Tipo objetivo

El tipo base del delito de robo tiene como tipicidad objetiva al sujeto
activo que puede ser cualquier persona, a excepción del propietario;
mientras que el sujeto pasivo puede ser cualquier persona física o jurí-
dica que disfrute de la posesión inmediata del bien mueble, cualquiera
que sea el título por el que dispone de dicha facultad.

PODER JUDICIAL DEL PERÚ


Corte Superior de Justicia de Lima Primera Sala Penal para Procesos con
Reos Libres
“Judicatura digna, democrática e institucional”
EXPEDIENTE Nº 24326-2010
D.D. Dra. Napa Lévano

Lima, 8 de enero de 2013

VISTOS: En audiencia pública el proceso penal seguido contra Rodrigo Simón


Aguilar; identificado con documento nacional de identidad número cuatro cinco cero
cuatro ocho seis dos cinco, acusado de la comisión del delito contra el Patrimonio
–ROBO AGRAVADO–, en agravio de Guillermo Vidalón Quispe;
RESULTA DE AUTOS: Que, a mérito del Atestado Nº 717-10-VII-DIRTEPOL/
DIVTER-ESTE-2-CVSEINCRI, de fojas dos y siguientes elaborado por la Comisaría
de Vitarte, de fecha dieciséis de agosto del año dos mil diez, la señora representante del
Ministerio Público formalizó la correspondiente denuncia penal, obrante a fojas veinte;
la que merituada por el señor juez penal, motivó la expedición de auto de inicio de pro-
ceso de fecha dieciséis de agosto del año dos mil diez, dictándose la medida coercitiva
personal de Comparecencia Restringida. Que, seguido el proceso por el trámite ordina-
rio correspondiente, vencidos los plazos de instrucción, con el informe final de fojas no-
venta y ocho y su ampliación de fojas setenta y nueve y su complemento obrante a fojas
ciento uno, se elevaron los autos a esta Superior Sala Penal, remitiéndose los mismos
al despacho de la señora fiscal superior quien emitió su acusación escrita de fojas cien-
to treinta y ocho, por cuyo mérito se emitió el auto superior de enjuiciamiento de fojas
doscientos treinta, señalándose fecha y hora para la verificación del juicio, el mismo que
se ha llevado a cabo en el modo y forma que aparecen de las actas que preceden; produ-
cida la requisitoria oral de la representante del Ministerio Público, oído los alegatos de
la defensa cuyas conclusiones obran en pliegos separados, ha llegado el momento pro-
cesal de dictar sentencia; y CONSIDERANDO:
Primero.- DE LA IMPUTACIÓN: Se desprende de la imputación fáctica conteni-
da en la acusación fiscal, que con fecha dieciséis de agosto del año dos mil diez a horas
una aproximadamente, encontrándose el agraviado Vidalón Quispe a bordo de un ve-
hículo que supuestamente brindaba transporte público en el paradero de Las Brisas en
el distrito de Ate, es sorprendido por un sujeto que lo cogió del cuello, en tanto otros

227
ROBO Y HURTO

individuos que también se encontraban a bordo, lo agredieron físicamente, despojándolo


de sus zapatillas, casaca, reloj, un polo y el monto de cincuenta nuevos soles, arrojándo-
lo seguidamente del vehículo en marcha, descendiendo el acusado, quien es perseguido
por el agraviado, circunstancia en que hace su aparición efectivos policiales que se per-
catan de la escena y lo neutralizan.
Segundo.- Por los hechos antes descritos y analizados, se abrió instrucción y for-
muló acusación contra Simón Aguilar Rodrigo por delito contra el Patrimonio –Robo
Agravado–, previsto y sancionado en el artículo ciento ochenta y ocho - tipo base con
las agravantes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer párrafo del artículo
ciento ochenta y nueve del Código Penal, el mismo que tiene como bien jurídico pro-
tegido el Patrimonio –específicamente la posesión de un bien mueble–, pero además,
también la libertad, la vida, la integridad física de las personas, hecho que lo configu-
ra como un delito compuesto o pluriofensivo; y para los efectos de la tipicidad objetiva,
el sujeto activo puede ser cualquier persona, a excepción del propietario; sujeto pasivo
puede ser cualquier persona física o jurídica que disfrute de la posesión inmediata del
bien mueble, cualquiera que sea el título por el que dispone de dicha facultad. El com-
portamiento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble, total o parcial-
mente ajeno para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentre, em-
pleando violencia contra la persona o amenazándola con un peligro inminente para su
vida o integridad física; finalmente para los efectos de la tipicidad subjetiva se requiere
del dolo.
Tercero.- Dentro del marco jurídico de la actividad probatoria, a fojas nueve obra
la manifestación policial prestada por el acusado en presencia del representante del Mi-
nisterio Público, quien, con el evidente ánimo de eludir su responsabilidad penal, sos-
tuvo que el día y hora en referencia se encontraba en el paradero Las Brisas esperando
el vehículo que lo conduciría a su domicilio, percatándose a siete metros que al agra-
viado lo arrojaban de una combi de la cual descendieron dos individuos que se dirigie-
ron por su lado, los mismos que eran perseguidos por este último, quien presentaba evi-
dentes síntomas de estado de ebriedad; que a consecuencia del desconcierto, la víctima
en la creencia que formaba parte del grupo que lo había asaltado, opta por perseguirlo
también, circunstancia que ameritó fugue del lugar para ponerse a buen recaudo y salva-
guardar su integridad física ya que este intentaba atacarlo, precisó además que el hecho
fue presenciado por un aproximado de diez personas y que momentos antes se encontra-
ba en la discoteca Holiday en compañía de su amiga Tania Morales y otra persona de la
cual desconocía su nombre hasta las veintitrés horas. Argumento de descargo que varió
ostensiblemente en su instructiva de fojas ochenta y tres, donde precisó que en ningún
momento divisó que el agraviado u otros individuos desciendan de un vehículo de trans-
porte, habiéndose defendido de las agresiones que este último le profería, tales como
golpes de puntapié y puño en el rostro, y que momentos antes se encontraba en compa-
ñía de su amigo Milton Amorín con quien había concurrido a la discoteca Holiday; agre-
gando que a la fecha de los hechos laboraba en Ladrillera Calderón, lugar en el que per-
maneció hasta antes de su intervención, reemplazando seguidamente a un amigo en una
Pampa de Nievería. A nivel de juicio oral en sesión de fecha seis de noviembre último,
persistiendo en estas últimas afirmaciones, agregó que su amigo Milton Amorín habría
estado con su persona en el paradero Las Brisas, no obstante aquel se habría dirigido a

228
JURISPRUDENCIAS

la tienda a comprar agua mineral, intervalo de tiempo en el que se suscitaron los hechos
materia de juzgamiento; precisando asimismo, que el día en referencia también se en-
contraba con síntomas de ebriedad por cuanto había libado licor con cuatro amigos, en
un aproximado de veinticuatro botellas de cerveza, agregando que se encontraba vestido
con zapatillas blancas, pantalón jim azul, polo blanco y chompa verde.
Cuarto.- A fojas siete obra la manifestación prestada a nivel policial por el agra-
viado Guillermo Vidalón Quispe, quien de forma exhaustiva, narrando los pormenores
derivados de la acción ejercitada en su perjuicio, precisó que el día dieciséis de agos-
to de dos mil diez a horas cero con veinte aproximadamente, abordó una combi en el
paradero de Las Brisas con la finalidad de dirigirse a la comisaría de Vitarte, siendo el
caso, que al pretender descender de dicho vehículo, cinco individuos que se encontra-
ban en su interior, de manera abrupta lo abordan y cogen del cuello, agrediéndolo con
golpes de puño y puntapiés en diferentes partes del cuerpo para seguidamente sustraerle
sus pertenencias consistentes en sus zapatillas, casaca, reloj, polo y cincuenta nuevos
soles; que consumado el hecho, lo bajan violentamente del vehículo, descendiendo uno
de los asaltantes, a quien persigue raudamente, circunstancias en la que hacen su apari-
ción efectivos del orden a bordo de un vehículo oficial, quienes al percatarse del hecho,
intervienen al acusado. Versión que en su conjunto se condice con las afirmaciones que
efectuara a nivel de juicio oral en sesión de fecha siete de diciembre último, donde pre-
cisó que le habrían roto la cabeza, y que parte de la sangre que fluyó se impregnó en la
indumentaria del acusado quien portaba una chompa marrón claro de tono oscuro, lo-
grándolo reconocer por dicha particularidad.
Quinto.- Con fecha catorce de diciembre último concurrió a juicio oral el testi-
go de parte Milton Amorín Magallanes, el mismo que haciendo una defensa abierta del
acusado, precisó que efectivamente, concurrió con aquel a la discoteca Holiday, y que
seguidamente se apersonaron al paradero Las Brisas para abordar el vehículo que los
condujera a su domicilio, que en dicho ínterin siendo las doce y diez de la madruga-
da aproximadamente lo deja ya que este se encontraba ebrio y se dirige a la tienda ubi-
cada a una cuadra y media con el objetivo de comprar agua mineral, que trascurrido
diez minutos regresó y no encontró a su amigo, no habiendo presenciado el robo del
cual fue pasible el agraviado; asimismo, haciendo galardía de un impresionante sentido
memorístico, indicó que el acusado se encontraba vestido con una chompa verde, polo
blanco, jim azul y zapatillas blanca; no obstante, al ser preguntado como era la fran-
ja del vehículo que abordaron para trasladarse al paradero de Las Brisas, refirió que no
recordaba.
Sexto.- A fojas cincuenta y uno obra la testimonial brindada a nivel judicial por el
efectivo policial Jesús Sánchez Villacorta, quien manifestó que en circunstancias que se
encontraba patrullando, se percató que el agraviado quien emanaba sangre de la cabe-
za, perseguía raudamente al acusado solicitando apoyo y vociferando que aquel lo había
asaltado en compañía de otros sujetos al interior de una combi; situación que fue consta-
tada por transeúntes y vigilantes que se encontraban alrededor.
Sétimo.- A fojas trece, corre el certificado médico legal número cero uno siete
cinco uno siete - L, practicado al agraviado con fecha dieciséis de agosto de dos mil
diez, que precisa presentó herida contusa suturada de un centímetro en región parietal

229
ROBO Y HURTO

derecha, tumefacción en región malar izquierda, erosión con equimosis y tumefacción


en mucosa de hemilabio inferior izquierdo, ocasionado por agente contundente duro, re-
quiriendo atención facultativa de dos días e incapacidad médico-legal de siete días; sus-
cribiéndose como observación que este presentaba aliento alcohólico, lo que corrobora
la versión sostenida por el acusado.
Octavo.- La libre apreciación razonada de la prueba, que es el sustento del artículo
283 del Código de Procedimientos Penales, reconoce al juez la potestad de otorgar el
valor correspondiente a las pruebas, sin directivas legales que lo predeterminen. Desde
esa perspectiva es de afirmar que el derecho a la presunción de inocencia exige sobre el
particular que las pruebas de cargo, que justifiquen una condena, deben ser apreciadas
y valoradas en su conjunto, no pudiendo determinarse la responsabilidad del procesa-
do con base en presunciones, máxime cuando se trate de delitos sancionados con pena
grave. Que, a mayor abundamiento, el hecho punible, debe cumplirse a partir de la con-
figuración razonable de determinadas reglas o criterios de valoración, que permitan tras-
ladar las exigencias de racionalidad a la ponderación de la prueba.
Noveno.- Que, la Corte Suprema de la República, ha establecido con carácter de
vinculante las reglas de valoración que han de tomarse en cuenta para determinar el ca-
rácter probatorio derivado de la incriminación vertida por la víctima, siempre y cuando
no se adviertan razones objetivas que invaliden sus afirmaciones, señalando como ga-
rantías de certeza: a) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan rela-
ciones entre agraviado e imputado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras
que puedan incidir en la parcialidad de la deposición, que por ende le nieguen aptitud
para generar certeza. b) Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de
la propia declaración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas,
de carácter objetivo que le doten de aptitud probatoria. c) Persistencia en la incrimina-
ción; esto es, la persistencia de sus afirmaciones en el decurso del proceso.
Décimo.- Que en el caso juzgado, al analizar y valorar cada una de las pruebas re-
cogidas durante la investigación preliminar, instrucción y debatidas en el acto oral, el
colegiado advierte que el agraviado en forma uniforme, coherente y persistente man-
tuvo inalterable su posición, increpando directamente al procesado su participación en
la comisión del ilícito perpetrado en su agravio, recalcándole el detalle que permitió su
identificación; que frente a la rigidez de dichos argumentos el acusado ha intentado me-
noscabar su objetividad, argumentando que este al encontrarse ebrio lo confundió con
sus asaltantes, ofreciendo incluso la testimonial de una persona a la que no nombró y
describió su accionar en tiempo más cercano a los hechos, que a mayor abundamiento,
dicho testigo Amorín Magallanes al concurrir a juicio oral, no aportó mayores detalles
que conlleven al juzgador sostener la irresponsabilidad del procesado, antes bien agre-
gó que tomó conocimiento de los hechos al día siguiente y que no se preocupó en ver a
su amigo porque se encontraba trabajando, precisando que en los alrededores del lugar
no se encontraba persona alguna, extremo este último que contradice lo afirmado por el
propio acusado a nivel preliminar, quien sostuvo que había un grupo de diez personas
aproximadamente, fundamentos que nos hace concluir que el órgano de prueba ofrecido
no reúne los estándares de credibilidad suficientes para enervar la tesis incriminatoria;
situación que no es extensible para la imputación forjada desde el nivel preliminar por
el agraviado, quien narró enfática y objetivamente el marco de circunstancias ejercido

230
JURISPRUDENCIAS

por los asaltantes y las lesiones que se le produjeron a consecuencia de ello, dicho que
se encuentra contrastado con lo vertido por el efectivo policial Sánchez Villacorta, quien
percatándose de la persecución ejercida por el agraviado, y lo indicado por transeúntes
y vigilantes de la zona, intervino al acusado, observando en dicho ínterin que emanaba
sangre de la cabeza de la víctima, circunstancia esta última que se condice con lo expre-
sado por el agraviado en juicio oral y lo notado en el certificado médico legal de fojas
trece que describe que dicho sujeto procesal presentó una herida contusa suturada de un
centímetro en región parietal derecha; y si bien, en esta misma instrumental se consignó
que presentaba aliento alcohólico, no determinó el grado de nocividad que permita fijar
con objetividad que dicho individuo no se encontraba en el ejercicio de sus facultades
perceptivas, escenario del cual se deslindó íntegramente el agraviado, quien indicó que
era consciente de sus actos e intentaba aprehender a uno de los asaltantes, persecución
que fue presenciada por el efectivo policial Sánchez Villacorta y que naturalmente no
es propia o inherente a personas con las características invocadas por la defensa técni-
ca; contexto que homologado a lo esgrimido en el certificado médico legal practicado al
agraviado, permite establecer con suficiencia que el mismo no fue agredido físicamente
y que no habría libado la cantidad de licor que habría referido, pues dicha acotación al
igual que en el caso del agraviado, se hubiera consignado en el certificado médico legal,
enervándose en ese sentido lo alegado tanto por este como por el testigo Amorín Maga-
llanes cuando sostuvieron que se encontraba totalmente ebrio. En consecuencia, al haber
adquirido la imputación la aptitud probatoria de cargo que exige la doctrina legal des-
crita en el noveno considerando, por ser uniforme, coherente, persistente y corroborada
con elementos periféricos; la presunción de inocencia que le asiste constitucionalmente
al acusado se ve enervada, fundamento que nos hace concluir en que se encuentra pro-
bada la comisión del delito y la responsabilidad penal del procesado a título de autor.
Undécimo.- La pena debe cumplir un fin eminentemente preventivo dentro de la
sociedad, facilitando la reconciliación normativa del autor con el orden jurídico, afian-
zando el respeto de las normas por parte de los ciudadanos, es decir que junto a los
fines preventivos y generales positivos, la pena estatal debe buscar un efecto preventivo-
especial positivo con el fin de incidir favorablemente en la personalidad del infractor,
y cuando esto no fuera posible, debe evitar que la pena desocialize o empeore la situa-
ción del culpable. Todo ello supone entender que la pena estatal genera efectos sociales
positivos en la medida que respeta y se mantiene dentro de los límites del principio de
proporcionalidad; en ese sentido, la misma no puede actuar según las demandas socia-
les y mediáticas de punibilidad, al margen de la gravedad del hecho y la culpabilidad del
autor, pues dentro de un Estado de Derecho la reacción estatal contra el delito –en espe-
cial la determinación judicial de la pena– se funda sobre la base del hecho cometido, sus
circunstancias y la culpabilidad del agente; por lo que, habiéndose concluido por la res-
ponsabilidad penal del acusado, es menester destacar lo siguiente: a) Que tiene la condi-
ción de agente primario, por no registrar antecedentes penales ni judiciales, conforme se
desprende de los certificados obrante a fojas ciento cincuenta y seis y ciento cincuenta y
siete; b) Las circunstancias que enmarcaron el hecho y la pluralidad de agentes intervi-
nientes; c) Que siendo así, estando a los fines preventivos, protectores y resocializadores
de la pena, la misma debe imponerse en atención a criterios de proporcionalidad y razo-
nabilidad, que debe ir en consonancia con los indicadores y circunstancias a los que se

231
ROBO Y HURTO

contraen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código Penal, así como los
parámetros doctrinarios establecidos en el acuerdo plenario Nº 5-2008/CJ-116.
Duodécimo.- Para fijar la reparación civil se deberá considerar lo establecido en
el artículo noventa y tres del Código Penal por el que se establece que la misma com-
prende la restitución del bien o en todo caso, el pago de su valor y la indemnización de
los daños y perjuicios sufridos, por lo que el monto se deberá fijar de manera prudencial
para resarcir el daño sufrido por la parte agraviada.
Por estas consideraciones, en aplicación de los artículos veintitrés, veintinueve,
cuarenta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho
como tipo base con las agravantes contenidas en los incisos dos y cuatro del primer pá-
rrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal; y los artículos doscientos
ochenta, doscientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Proce-
dimientos Penales, la PRIMERA SALA PENAL PARA PROCESOS CON REOS LI-
BRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA juzgando los hechos y
las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y administrando justicia a
nombre de la Nación; FALLA: CONDENANDO a Rodrigo Simón Aguilar, identifi-
cado con documento nacional de identidad número cuatro cinco cero cuatro ocho seis
dos cinco, como autor del delito contra el Patrimonio –ROBO AGRAVADO–, en agra-
vio de Guillermo Vidalón Quispe; imponiéndole como tal SEIS AÑOS DE PENA PRI-
VATIVA DE LIBERTAD que computados a partir de la fecha vencerá el siete de enero
del año dos mil diecinueve, FIJARON: en la suma de seiscientos nuevos soles el monto
que por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del agraviado;
ORDENARON: El internamiento del sentenciado en el establecimiento penal que co-
rresponda, oficiándose para tal efecto a la autoridad penitenciaria; MANDARON: Que,
consentida y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expidan los boletines de
condena e inscriba donde corresponda; archivándose los autos definitivamente con co-
nocimiento del juez de la presente causa.

SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVA-
NO - JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR

232
JURISPRUDENCIAS

16 Delito de robo agravado: Tipificación del delito

Que la conducta del encausado se subsume en la descripción típica del


artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal, con las circunstancias
agravantes contenidas en los incisos dos, tres y cuatro del artículo
ciento ochenta y nueve del mismo cuerpo de leyes, dado que el delito
se perpetró durante la noche, a mano armada y con el concurso de tres
personas; que, asimismo, la pena conminada es privativa de libertad
no menor de diez ni mayor de veinte años, por lo que la pena impuesta
al impugnante se encuentra dentro de los parámetros punitivos esta-
blecidos en la precitada norma sustantiva.

RECURSO DE NULIDAD Nº 1964-2005-SAN MARTÍN


SALA PENAL PERMANENTE

Lima, dieciocho de agosto de dos mil cinco

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el encausado Jefferson Deyber Co-


llantes Chuquilín contra la sentencia condenatoria de fojas doscientos veinte; de confor-
midad con el dictamen de la señora Fiscal Suprema en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el citado encausado señala que fue comprendido en el proceso por
la sola sindicación del sentenciado Edinson Meléndez Fernández, quien al ser interroga-
do por el Colegiado no se ratificó en su versión, por lo que al no encontrarse corrobora-
das dichas afirmaciones con otros medios de prueba debió ser absuelto.
Segundo.- Que el cargo hecho valer contra el acusado Collantes Chuquilín estriba
en haber participado conjuntamente con el sentenciado Edinson Meléndez Fernández y
Neire Montenegro Fernández –a quien se le ha reservado el proceso por tener la calidad
de reo ausente– en el robo perpetrado contra cinco vehículos de servicio público el día
siete de febrero de dos mil tres a la altura del kilómetro treinta y dos de la carretera Yu-
rimaguas-Tarapoto, para lo cual reducían a los conductores y pasajeros mediante el em-
pleo de armas de fuego; que al ser interceptados por efectivos policiales se produjo una
balacera con los imputados, los mismos que lograron huir del lugar de los hechos –ver
Atestado Policial, fojas cuatro– pero dos días después el sentenciado Meléndez Fernán-
dez fue capturado y en su poder se encontró dos armas de fuego y dos cartuchos calibre
dieciséis abastecidos en el tubo de cañón de dichas armas –fojas dieciséis–.
Tercero.- Que el citado sentenciado al prestar su manifestación policial de fojas
trece, rendir su declaración instructiva de fojas veintiocho y durante el juzgamiento al
que fue sometido por el tribunal de instancia admitió su responsabilidad penal y expre-
só que participó en los hechos imputados conjuntamente con Jefferson Deyver Collantes
Chuquilín y Neire Montenegro Fernández, y que su accionar consistió en efectuar dispa-
ros para detener a los vehículos, mientras que sus coacusados se encargaban de reducir a

233
ROBO Y HURTO

los pasajeros y apoderarse de su dinero, joyas y otras pertenencias de valor; que si bien
es cierto el encausado Collantes Chuquilín ha negado los cargos, estos pierden consis-
tencia ante el uniforme y pormenorizado relato de Meléndez Fernández, quien se rati-
ficó de su dicho en la sesión de audiencia de fecha quince de mazo de dos mil cinco,
cuya acta obra de fojas doscientos trece a doscientos dieciocho, y pese a que en la dili-
gencia de confrontación con Collantes Chuquilín que se realizó en la misma audiencia
fingió un desmayo –según constancia del Colegiado, fojas doscientos dieciséis–, al ser
confrontado con este último y antes que se desmayara se ratificó en que Collantes Chu-
quilín participó en el asalto producido en el kilómetro treinta y dos de la carretera Yu-
rimaguas, lo que acredita de manera fehaciente la culpabilidad del recurrente pues al
encontrarse purgando condena Montenegro Fernández la sindicación contra Collantes
Chuquilín en nada lo favorece como dejó entrever este último; que la sindicación es co-
herente y persistente, además no se advierten motivos de inveracidad subjetiva ni otra
circunstancia que enerve la credibilidad del testimonio incriminador.
Cuarto.- Que la conducta del encausado se subsume en la descripción típica del
artículo ciento ochenta y ocho del Código Penal, con las circunstancias agravantes con-
tenidas en los incisos dos, tres y cuatro del artículo ciento ochenta y nueve del mismo
Cuerpo de Leyes, dado que el delito se perpetró durante la noche, a mano armada y con
el concurso de tres personas; que, asimismo, la pena conminada es privativa de liber-
tad no menor de diez ni mayor de veinte años, por lo que la pena impuesta al impugnan-
te se encuentra dentro de los parámetros punitivos establecidos en la precitada norma
sustantiva.
Quinto.- Que, finalmente, es de señalar que a fojas sesenta y dos del cuaderno
acompañado aparece la partida de nacimiento del recurrente en la que se consigna como
su nombre Jefersson Deyver Collantes Chuquilín, lo que debe ser materia de aclaración
en la impugnada.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recu-
rrida de fojas doscientos veinte, su fecha dieciséis de marzo de dos mil cinco, que con-
dena a Jefersson Deyver Collantes Chuquilín –y no Jefferson Deyber Collantes Chuqui-
lín como erróneamente se ha consignado en la recurrida– como autor del delito contra el
patrimonio –robo agravado– en perjuicio de Hernando Aguilar Guerrero, a quince años
de pena privativa de libertad, y fija en dos mil nuevos soles el monto que por concep-
to de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor del agraviado; con lo demás
que contiene y es materia de grado; y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ

234
JURISPRUDENCIAS

17 Robo agravado: Presupuesto subjetivo del tipo penal y presupues-


tos objetivos y subjetivos

El robo es un delito pluriofensivo no solo lesiona el patrimonio, sino


otros bienes jurídicos como la propiedad, la libertad, la integridad
física y la vida de la víctima, ilícito penal que requiere para su confi-
guración de la concurrencia del presupuesto objetivo, que consiste en
que el ente activo ejecute actos de violencia física o amenaza cierta
e inminente contra la integridad física o la vida de la víctima, a fin
de reducir o eliminar su resistencia, con el propósito de apodarse del
bien; y del presupuesto subjetivo, es decir el conocimiento y voluntad
de su realización; vale decir el dolo, así como el ánimo del lucro, que
comprende la intención de apoderarse del bien con la finalidad de ob-
tener un determinado beneficio o provecho económico, a lo que debe
agregarse en el presente caso el hecho de haberse perpetrado durante
la noche o en lugar desolado, a mano armada y con el concurso de
dos o más personas.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


SEGUNDA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 323-02 (13316-2002)
D.D. Quezada Muñante

Lima, 13 de agosto de 2012

VISTA; en audiencia pública la causa penal seguido contra Daniel Canares Castro,
Miguel Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza, cuyas demás generales de ley
obran en autos por el delito contra el Patrimonio - Robo Agravado, en agravio de Wil-
mer Mallma Ramos y José Rodrigo Cotos Zavaleta; RESULTA DE AUTOS: Que de
la sentencia de fojas trescientos diecinueve, su fecha veintidós de abril del año dos mil
nueve, se dispuso la reserva del juzgamiento contra los Daniel Canares Castro, Miguel
Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza; y habiéndose puesto a disposición de
este Órgano Jurisdiccional en calidad de detenido al acusado Daniel Canares Castro, tal
como se desprende de fojas trescientos cincuenta y, por lo que la Sala dispuso señalar
día y hora para la verificación del acto oral, instalándose la audiencia correspondiente
con los cargos que le formuló el señor Representante del Ministerio Público, habiéndose
llevado a cabo el presente juzgamiento conforme a lo establecido en el artículo trescien-
tos veintiuno del Código de Procedimientos Penales, tal como se advierte de las actas
respectivas. Que oída la requisitoria del señor fiscal superior, así como los alegatos de
la defensa y las palabras del acusado, se recibieron las correspondientes conclusiones
escritas, las mismas que obra en pliego por separado y en virtud del artículo doscientos

235
ROBO Y HURTO

ochenta y seis del Código de Procedimientos Penales este Colegiado se abstuvo de votar
las cuestiones de hecho, por lo que ha llegado el estadío procesal de dictar sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que se atribuye a los acusados Daniel Canares Castro, Miguel Fernán-
dez Espinoza y Luis Fernández Espinoza, la comisión del ilícito perpetrado el día trece
de agosto de dos mil uno, siendo la una y treinta minutos de la madrugada aproximada-
mente, en circunstancias que el agraviado José Cotos Zavaleta transitaba a una cuadra
del paradero inicial de la empresa de Transporte Etusa, línea número; cincuenta y dos
en el Asentamiento Humano “Huáscar” del Distrito de San Juan de Lurigancho, cuando
fue interceptado por cinco individuos entre los que se encontraban los acusados, quienes
bajo amenaza y violencia lo redujeron, derribándolo al pavimento y despojándolo de su
billetera, la misma que contenía en su interior documentos personales y la suma de dos-
cientos nuevos soles producto de su trabajo como chofer; por lo que al solicitar ayuda
fue auxiliado por el agraviado Wilmer Mallma Ramos, quien al pretender defenderlo fue
también agredido por el individuo conocido con el apelativo de “Chagui”, propinándole
un golpe en la cabeza y en el brazo izquierdo con una piedra, habiendo sido despojado
por dichos individuos de la suma de dos nuevos soles, los mismos que se dieron rápida-
mente a la fuga, retornando a los pocos minutos el acusado Arias Aquino, a fin de devol-
ver los documentos del agraviado Cotos Zavaleta.
Segundo.- Que, frente a los cargos incriminados el acusado presente Daniel Cana-
res Castro, al deponer instructivamente en el presente juzgamiento ha señalado que el
día de los hechos en circunstancias que retornaba a su vivienda en compañía de su her-
mano Elmer Canares Castro, luego de haber estado libando licor con unos amigos, pudo
percatarse que se estaba suscitando una gresca entre los agraviados y los procesados,
pero como estas personas eran problemáticas es que decidieron irse a su casa, descono-
ciendo los motivos por los cuales ha sido sindicado por los agraviados como uno de los
autores del ilícito investigado, del cual ha tomado conocimiento al momento que se ha
efectuado su captura.
Tercero.- Por su parte el agraviado Wilmer Mallma Ramos, al rendir su manifes-
tación policial a fojas cinco, sostiene que el día de los hechos en circunstancias que se
dirigía hacía su domicilio, fue interceptado por seis personas; entre los que se encontra-
ban los procesados, quienes luego de amenazarlo, lo arrojaron al pavimento, sustrayén-
dole la suma de dos nuevos soles, siendo posteriormente auxiliado por una vecina del
lugar y en circunstancias que se desplazaba hacía su domicilio escuchó los gritos de au-
xilio del agraviado Cotos Zavaleta, el cual también estaba siendo víctima de arte de seis
sujetos, que momentos antes lo habían sorprendido y al defensa resultó lesionado al im-
pactarle una piedra en la cabeza. En tanto su declaración preventiva a fojas ciento vein-
titrés, refiere que hechos cuando regresaba de trabajar con su compañero José Rodrigo
Costos Zavaleta, este se quedó conversando con otra persona, razón por la cual se ade-
lantó, avanzando unos cuantos metros, en cuyas las aparecieron cinco o seis sujetos
que los rodearon, empujándolo a un tanque con agua, lastimándose el brazo y la rodi-
lla, razón por la cual pidió ayuda a su vecina de nombre “Carla”, lo cual hizo que dichos
individuos se alejaron, pudiendo así ingresar a su domicilio, escuchando luego gritos
de auxilio de su amigo Cotos Zavaleta, quien también estaba siendo asaltado por estos

236
JURISPRUDENCIAS

sujetos, habiéndole despojado de sus zapatillas. Agrega además que a él no le robaron


nada, presumiendo que al empujarlo se le pueden haber caído los dos nuevos soles que
llevaba consigo. Asimismo refiere, que en el lugar aparecieron unas quince personas,
quienes arrojaban piedras, de las cuales una de ellas le impactó en la cabeza lesionán-
dolo, sindicando como autores del hecho en su agravio a los procesados Elmer Vivia-
no Canares Castro, Ismael Alex Arias Aquino y Miguel Fernández Espinoza, siendo este
último quien le arrojó la piedra en la cabeza.
Cuarto.- Que asimismo, el agraviado José Rodrigo Costos Zavaleta, al prestar su
manifestación a fojas seis, señala que el día de los hechos en circunstancias que se en-
contraba a la altura del paradero inicial de la empresa Transporte Etusa línea cincuenta
y dos, ubicado en el Asentamiento Humano Huáscar, en el Distrito de San Juan de Luri-
gancho, fue interceptado por cinco personas, quienes salieron rápidamente a su encuen-
tro, arrojándolo hacia el asfalto y propinándole un sinnúmero de golpes con los puños y
golpes con los pies para posteriormente sustraerle su billetera de cuero color negro, en
cuyo interior contenía sus documentos personales y la suma de doscientos nuevos soles,
dándose a la fuga después de consumar su ilícito accionar, haciéndose presente al térmi-
no de tres minutos el acusado Arias Aquino, quien le entregó su porta documentos, mas
no así su dinero, aduciendo haberlo recogido cuando pasaba por el lugar, siendo ello
falso, por cuanto este se encontraba entre los sujetos que lo asaltaron. Agrega además
que al momento de los hechos se encontraba solo y en su desesperación solicitó ayuda,
saliendo en su defensa su primo Wilmer Mallma Ramos, el mismo que resultó lesionado
en la cabeza al impactarle una piedra lanzada por los sujetos que lo atacaron, los cuales
minutos antes también lo habían asaltado, resultando sus atacantes ser vecinos del lugar,
no pudiendo precisar cuál de ellos le sustrajo sus pertenencias ya que todo fue muy rápi-
do, habiéndose limitado únicamente a defenderse de los golpes propinados que lo deja-
ron en estado de inconsciencia.
Quinto.- Que la figura normativa por la cual se procesa a los acusados según la
Acusación Fiscal y Requisitoria del Representante del Ministerio Público, es la prevista
y sancionada en el artículo ciento ochenta y ocho tipo base, con las circunstancias agra-
vantes descritas en los incisos segundo, tercero y cuarto del primer párrafo del artículo
ciento ochenta y nueve del Código Penal, tipificado como delito contra el patrimonio, en
la modalidad de Robo Agravado; descrito en la doctrina como: “aquella conducta por la
cual el agente, haciendo uso de la violencia o amenaza sobre su víctima, sustrae un bien
mueble total o parcialmente ajeno y se lo apodera ilegítimamente con la finalidad de ob-
tener un provecho patrimonial, concurriendo en el accionar del agente alguna o varias
de las circunstancias agravantes previstas expresamente; en nuestro Código Penal”(1),
el cual por ser un delito pluriofensivo(2) no solo lesiona el patrimonio, sino otro bienes

(1) SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho Penal - Parte Especial. Título V - Delitos Contra el Patri-
monio - Capítulo II Robo. p. 723.
(2) JESCHECK. Tratado de Derecho Penal - Parte General. Ob. cit., p. 239: “distingue acuerdo con
el número de los bienes jurídicos protegidos en el precepto penal, entre los delitos simples y com-
puestos. Por lo que general los tipos penales solo protegen un bien jurídico; con todo existen pre-
supuestos penales con varios bienes jurídicos protegidos, como es el caso del delito de robo”.

237
ROBO Y HURTO

jurídicos como la propiedad, la libertad, la integridad física y la vida de la víctima, ilíci-


to penal que requiere para su configuración de la concurrencia del presupuesto objetivo,
que consiste en que el agente activo ejecute actos de violencia física o amenaza cierta
e inminente contra la integridad física o la vida de la víctima, a fin de reducir o elimi-
nar su resistencia, con el propósito de apodarse del bien; y del presupuesto subjetivo, es
decir el conocimiento y voluntad de su realización; vale decir el dolo, así como el ánimo
del lucro, que comprende la intención de apoderarse del bien con la finalidad de obtener
un determinado beneficio o provecho económico, a lo que debe agregarse en el presente
caso el hecho de haberse perpetrado durante la noche o en lugar desolado, a mano arma-
da y con el concurso de dos o más personas.
Sexto.- Que, descritos así los elementos el tipo penal denunciado, es preciso seña-
lar que el ejercicio de la facultad unitiva del Estado en razón de la naturaleza de la san-
ción, debe rodearse de los elementos y garantías que aseguren al ciudadano la legitimi-
dad de aquel ejercicio, una de aquellas garantías derivadas del principio de legalidad
es la jurisdiccional o judicial (que consagra nuestra Constitución Política en su artículo
ciento treinta y nueve, inciso décimo), cuya finalidad es asegurar una declaración de
certeza fundada en suficientes elementos de prueba que además de idóneos hayan sido
obtenidos respetando el derecho de defensa en ese sentido el proceso penal en su fase
investigatoria o de instrucción debe alcanzar ciertas finalidades y objetivos conforme
lo establece el artículo setenta y dos del Código de Procedimientos Penales, las que de-
batidas en contradictorio permitirán alcanzar la verdad real, plasmada así en la doctrina
como finalidad del juicio oral.
Sétimo.- Que, analizadas los actuados, se tiene que la suficiencia probatoria según
la acusación fiscal que vincularía acusado Daniel Canares Castro con el delito materia
de este proceso penal descansa en los siguientes elementos: a) La denuncia formulada
por los agraviados Wilmer Mallma Ramos y José Rodrigo Cotos Zavaleta ante la auto-
ridad policial, en la que si bien narran la forma y circunstancias en las que se perpetró el
ilícito en su agravio, también es verdad que del contenido de sus propias manifestacio-
nes policiales nos se advierte que estos sindiquen al acusado Canares Castro como uno
de los autores del ilícito en su agravio; que a mayor abundamiento se tiene la propia ver-
sión brindada por el agraviado Mallma Ramos, quien a nivel preliminar indicó que sus
atacantes le robaron la suma de dos nuevos soles, sin embargo, conforme se desprende
de su propia declaración preventiva obrante a fojas ciento veintitrés este ha variado no-
tablemente su versión indicando que a él no le robaron nada, sino que al empujarlo se le
pueden haber caído sus dos nuevos soles, versiones contradictorias que en este caso no
hacen más que restar credibilidad a su relato incriminatorio inicial. b) Las actas se re-
conocimiento de fojas doce y trece, las mismas que no se han realizado con las garan-
tías procesales que la normativa legal establece, como es la presencia del representan-
te del Ministerio Público, como titular de la acción penal, sobre el cual recae la carga
de la prueba, las cuales en este caso adquieren solo un valor meramente referencial,
mas no así probatorio, más aún si como aparece del tenor de las mismas, en ellas no
se menciona el nombre del acusado, ni mucho menos se detalla su grado de participa-
ción en el ilícito perpetrado, elementos estos que en modo alguno pueden ser considera-
dos como pruebas suficientes, a fin de determinar la responsabilidad del acusado en los
presentes hechos debiendo tenerse en cuenta conforme al criterio jurisprudencia que la

238
JURISPRUDENCIAS

verosimilitud de sus afirmaciones deben concurrir con otros elementos de prueba que la
corroboren en forma amplia, circunstancias que no se verifican en el caso sub examine,
consecuentemente la incriminación inicial efectuada por las víctimas en este caso no
han generado en el colegiado juzgador la convicción de culpabilidad respecto al acusa-
do, como para desvirtuar la presunción de inocencia que le asiste reconocida en el ar-
tículo segundo, inciso veinticuatro, parágrafo “e” de la Constitución Política del Estado
que en este caso le asiste, la cual exige precisamente una mínima actividad probatoria;
y c) Que aunado a ello se tiene que el acusado se ha mantenido firme en su negativa res-
pecto de los hechos atribuidos, cuya versión no ha sido desautorizada a lo largo del pro-
ceso con elemento de prueba alguno.
Octavo.- Que en tal sentido, se concluye que en autos no se encuentra acreditado
con suficientes elementos de prueba que el acusado Daniel Canares Castro haya despo-
jado a los agraviados de sus pertenencias, pues la imputación que estos hacen a nivel
preliminar no resulta determinante para el Colegiado Juzgador, a fin de determinar su
responsabilidad penal, al no estar esta rodeada de otros elementos probatorios fehacien-
tes e idóneos, que les permita sustentar una sentencia condenatoria, la cual requiere ne-
cesariamente que se acredite de manera clara e indubitable la responsabilidad penal del
acusado; y, si se advierte de los actuados como ocurre en el presente caso que no exis-
ten elementos que resulten ser inobjetables(3) y que refuercen el relato incriminador de
la víctima, conforme a la doctrina dominante y a la reitera jurisprudencia, dicha sindi-
cación de ninguna forma constituye una mínima actividad probatoria para deducirse la
responsabilidad penal del acusado, así como para desvirtuar el derecho de presunción
de inocencia(4) que le asiste consecuentemente por insuficiencia de pruebas corresponde
proceder a absolución respecto de los cargos incriminados;
Noveno.- Que, no habiéndose hecho presente ante esta Sala Juzgadora los acusa-
dos Miguel Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza, (reos contumaces), para
respectivo juzgamiento, es del caso de reservar el proceso hasta que sea habido, por
estas consideraciones y al amparo de lo establecido en el artículo doscientos ochenta y
cuatro del Código de Procedimientos Penales, analizan los hechos y valorando las prue-
bas con el criterio de conciencia que la ley autoriza e impartiendo justicia a nombre del

(3) “La sentencia condenatoria debe fundamentarse en elementos de prueba que acrediten de manera
clara e indubitable le responsabilidad penal del acusado, por lo que ante la falta de tales elemen-
tos procede su absolución; (…) que al no existir pruebas suficientes que acrediten responsabilidad
penal de los acusados en la comisión del evento delictivo que se le atribuye es evidente que no se
ha desvirtuado el Principio de Presunción de Inocencia que les favorece y que exige una mínima
actividad probatoria, por lo que amerita absolverlos de la acusación fiscal, conforme a lo dispuesto
en el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales”. R.N. Nº 5169-Arequipa - ROJAS VAR-
GAS, Fidel. Jurisprudencia Penal y Procesal Penal (1999-2000). Idemsa, 2002, p. 173.
(4) “La garantía constitucional de presunción de inocencia es una presunción iuris tantum que exige
para ser desvirtuada la existencia de un mínimo de actividad probatoria de cargo conducidas con
las debidas garantías procesales; en tal mérito; la prueba debe servir para probar la existencia del
hecho punible como la participación en el del acusado (…)”. Exp. Nº 2006-01182-59-1308-JR-PE
Jurisprudencia de la Corte Superior de Justicia de Lima (2006 a 2008). Últimos precedentes en
material penal, procesal penal y de ejecución penal. En: Diálogo con la Jurisprudencia. p. 553.

239
ROBO Y HURTO

pueblo LA SEGUNDA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA PROCESOS


CON REOS LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA, FALLA:
ABSOLVIENDO a Daniel Canares Castro de la acusación fiscal incoada en su con-
tra por el delito contra el Patrimonio –Robo Agravado– en agravio de Wilmer Mallma
Ramos y José Rodrigo Cotos Zavaleta. RESERVARON: El juzgamiento de los acusa-
dos Miguel Fernández Espinoza y Luis Fernández Espinoza hasta cuando sean habidos
y puestos a disposición de esta Superior Sala Penal para su respectivo juzgamiento, de-
biendo reiterarse las órdenes para su captura ante la autoridad correspondiente; MAN-
DARON: Que consentida o ejecutoria que sea la presente sentencia se anulen los an-
tecedentes policiales y judiciales que se hubieren generado como consecuencia de este
proceso en cuanto al absuelto, archivándose definitivamente los actuados en cuanto a
este extremo se refiere, con conocimiento del juez de origen.

SS. JULIO ENRIQUE BIAGGI GÓMEZ - PRESIDENTE; LILIANA DEL CARMEN PLACENCIA
RUBIÑOS - JUEZ SUPERIOR; RAÚL EMILIO QUEZADA MUÑANTE - JUEZ SUPERIOR Y DI-
RECTOR DE DEBATES

240
JURISPRUDENCIAS

18 Robo agravado: Dominio del hecho

El dominio total se concentra en todos los encausados en la medida


que actuaron libremente y sin coacción, por tanto los resultados que
genera sus acciones delictivas son imputables a todos los partícipes y
por ende responderán cada uno de ellos por la totalidad del hecho, en el
caso concreto la portación de armas de fuego tornó al suceso delictivo
con contornos riesgosos que cada uno de ellos asumió.

RECURSO DE NULIDAD Nº 2766-2005-LIMA


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL PERMANENTE

Lima, tres de octubre de dos mil cinco

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el encausado Carlos Wilfredo De


La Cruz Giraldez contra la sentencia de fojas cuatrocientos ochenta; de conformidad
con el dictamen de la señora fiscal suprema en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el recurrente afirma que no se ha establecido cuál de los partícipes
en el asalto al grifo “Servicentro Corcona” ocasionó la muerte del agraviado Juan José
Loyola Hilario máxime si actuaron varios sujetos y no existe testigo ocular que lo sindi-
que como el autor de los disparos, en tanto admitió su culpabilidad en los otros hechos
delictivos que se le imputa en clara demostración de su arrepentimiento y colaboración
con la justicia.
Segundo.- Que se imputa a los encausados De La Cruz Giraldez, Dieguez Chávez,
Bayona Briceño y otros sujetos no identificados, que el once de marzo de dos mil dos,
premunidos de armas de fuego, asaltaron al “Servicentro Corcona” se llevaron veinte
mil nuevos soles, a cuyo efecto efectuaron disparos contra el agraviado Juan José Loyola
Hilario, quien falleció después de cuatro días; que, asimismo, el veintiuno de junio y
dieciocho de julio de dos mil dos y cuatro de febrero de dos mil tres asaltaron el “Ser-
vicentro Moliservis”, la agencia “Multicentro de Telecomunicaciones de Chosica” y la
“Avícola Santa Mónica”.
Tercero.- Que el encausado De La Cruz Giraldez participó en los delitos de robo
agravado que se le imputan y circunscribe su impugnación a la imputación por lesiones
graves seguidas de muerte en agravio de Loyola Hilario; que el citado acusado en sede
preliminar –fojas cincuenta y siete y sesenta y uno– expone que el once de marzo de dos
mil dos intervino en el alto al grifo “Servicentro Corcona” conjuntamente con los cono-
cidos como “Culebra”, “Chato Keny” y cuatro personas más, entre ellas una mujer, se-
ñalando que previamente fueron a ver “el panorama” (el lugar) quedando en regresar
después; añade que regresaron a las tres de la mañana en dos carros “station wagon” y
redujeron a uno de los despachadores del grifo, le quitaron su “canguro”, lo amarraron y
encerraron en el baño, mientras que “Culebra” con dos sujetos más subieron sobre una

241
ROBO Y HURTO

pared, que escuchó dos disparos y después se enteró que habían matado a una persona;
que, asimismo, sostiene que participó en otro asalto a un grifo (Servicentro Moliservis)
donde salió herido de bala un guachimán e indicó que siempre se reunían en el parque
de Chosica para acordar; añade que en todos los asaltos emplearon armas de fuego; que
en su instructiva y en el juicio oral –véase fojas ciento noventa y cinco y trescientos no-
venta y dos– ratificó su participación en los hechos delictivos; que el agraviado Nicolás
Zósimo Flores García sostuvo –manifestación de fojas cuarenta y cuatro– que el citado
encausado conocido como “Calín” le disparó dos proyectiles de arma de fuego uno en el
abdomen y el otro en la pierna cuando se resistió a ser despojado de su mototaxi.
Cuarto.- Que en las circunstancias descritas se advierte la existencia de un acuer-
do de voluntades para la realización del robo y la asunción de sus consecuencias lesi-
vas –lesión o muerte de los agraviados– en tanto de la declaración del acusado De La
Cruz Giraldez se colige que planeaban la comisión de los hechos delictivos –acuerdo
de voluntades– y efectuaban disparos a sus víctimas –se infiere cuando estos oponían
resistencia–; que, por consiguiente, está probado que el encausado De La Cruz Giral-
dez acordó y aceptó el modo de perpetración del delito: el uso del arma de fuego para
reducir a los agraviados, despojarlos del dinero y en caso de oponer resistencia les dis-
paraban; que, en tal sentido, el dominio total se concentra en todos los encausados en la
medida que actuaron libremente y sin coacción, por tanto los resultados que genera sus
acciones delictivas son imputables a todos los partícipes y por ende responderán cada
uno de ellos por la totalidad del hecho –en el caso concreto la portación de armas de
fuego tornó al suceso delictivo con contornos riesgosos que cada uno de ellos asumió–.
Quinto.- Que, por otro lado, en la sentencia recurrida se consignó como nombre
de una de las agraviadas el de Luz Cisneros Hauyanay, sin embargo en su manifestación
policial se identificó como Luz Cisneros Huayanay y en igual sentido se consignó en el
auto de apertura de instrucción y acusación escrita –véase fojas ciento cincuenta y tres
y trescientos veintinueve–; que, en tal sentido, debe establecerse como nombre correcto
este último.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos ochenta, de fecha diecinueve de octubre de dos mil cuatro, que con-
dena a Carlos Wilfredo De La Cruz Giraldez por delito contra la vida, el cuerpo y la
salud –lesiones graves seguidas de muerte– en agravio de Juan José Loyola Hilario por
delito contra el patrimonio –robo agravado frustrado–, y por delito contra la vida, el
cuerpo y la salud –lesiones graves– en perjuicio de Nicolás Zósimo Flores García, por
delito contra el patrimonio –robo agravado– en perjuicio de “Servicentro Moliservis”,
“Agencia Multicentro de Comunicaciones Chosica y Luz Cisneros Huayanay –y no
como erróneamente se consignó en la recurrida a dieciséis años de pena privativa de li-
bertad, fija en diez mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar a favor de los herederos forzosos del agraviado Juan José Hilario Loyola y en
dos mil nuevos soles que por el mismo concepto deberá abonar el sentenciado a favor
de cada uno de los otros agraviados, con lo demás que contiene y es materia del recurso
y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ

242
JURISPRUDENCIAS

19 Elementos que constituyen el delito de robo agravado

Ha quedado acreditado: a) que según la denuncia del agraviado los


hechos se produjeron alrededor de las veintiún horas con cincuenta
minutos; b) que los procesados fueron intervenidos antes de cumplirse
una hora de producido el robo del vehículo; c) que los acusados fueron
intervenidos al interior del vehículo robado; d) el acusado fue encon-
trado en posesión de arma de fuego, sin número de serie por haber
sido erradicado por acción mecánica (limadura profunda); e) que los
efectivos policiales intervinientes afirman que al oír por su central de
radio la comunicación del robo del vehículo y las características de este,
y su ubicación satelital, un patrullero lo ubicó y le hizo la voz de alto
pero logró fugar, siendo ubicado más adelante por otra patrulla policial
que logró intervenirlos debido a que un camión impedía el paso por
la avenida, y chocó; f) que los efectivos policiales que han declarado
afirmaron que los procesados al momento de ser intervenidos preten-
dieron darse a la fuga. Que siendo así, ha quedado establecido que los
hechos incriminados son constitutivos de delito de robo agravado, bajo
el cual se ha tipificado el evento submateria previsto y penado por el
artículo 188 con las circunstancias agravantes de los incisos 2, 3 4 y
8 del primer párrafo del artículo 189 del Código Penal.

EXPEDIENTE Nº 8868-11
D.D. Meza Walde

Lima, 13 de diciembre de 2012

VISTA: en Audiencia Pública el proceso penal seguido contra Jorge Alejandro Ba-
rrios Córdova (reo en cárcel), Mario Alberto Bermeo Solórzano (reo en cárcel) y Julio
César Castro Sotelo (reo contumaz) por delito contra el patrimonio –robo agravado en
grado de tentativa–, en agravio de Richard Anca Agurto y el Banco de Crédito; APA-
RECE DE LO ACTUADO: Que con motivo de la elaboración del Atestado Nº 77-11-
DIRTEPOL-DIVTER-ESTE-1-CZ-DEINPOL de fecha veinte de abril de dos mil once,
el señor fiscal provincial formalizó denuncia penal a fojas noventa y nueve, por cuyo
mérito el juzgado penal emite el auto de apertura de instrucción de fojas ciento diez,
AVOCÁNDOSE al conocimiento del proceso el Quincuagésimo Primer Juzgado Penal
de Lima, por auto de fojas ciento cuarenta, tramitándose la causa con arreglo al proce-
dimiento penal establecido para este tipo de delitos, y elevada que fue la causa con el
dictamen fiscal provincial de fojas trescientos setenticinco, y el Informe Final del Juez
Penal de fojas trescientos ochenta y seis, el señor fiscal superior formula su acusación
escrita de fojas cuatrocientos veinticuatro, y emitido el auto superior de enjuiciamiento
de fojas cuatrocientos noventiuno, fue señalado día y hora para la audiencia, llevándose

243
ROBO Y HURTO

a cabo el juicio oral, con las formalidades que la ley procesal exige, conforme aparece
de las actas que preceden, y oída la acusación oral de la señora fiscal superior, así como
el alegato de la defensa, recibidas sus conclusiones escritas por separado, fueron for-
muladas, discutidas y votadas las cuestiones de hecho, quedando la causa expedita para
sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el proceso judicial en tanto debido proceso legal, es el instrumento
necesario para la obtención de la tutela judicial por parte del órgano jurisdiccional cons-
titucionalmente señalado para dicho efecto, a partir del cumplimiento de sus principales
finalidades y en la oportunidad correspondiente, según se desprende del artículo ciento
treinta y nueve, inciso tercero de la Constitución; de ahí que la actividad jurisdiccional
requiere, que los destinatarios de la misma tengan el derecho a conocer las razones de
una decisión dentro de un proceso judicial;
Segundo.- En materia penal para la imposición de una sentencia condenatoria, esta
debe estar sustentada en pruebas suficientes, idóneas y diáfanas que permitan al juzga-
dor poder arribar a la convicción, sin un ápice de duda, respecto a que de lo actuado se
haya acreditado, no solo la comisión del injusto incoado, sino también la participación
de la persona inmersa en el proceso penal, dado que el Derecho Penal tiene como mi-
sión especial la protección de aquellos bienes jurídicos vitales imprescindibles para la
convivencia humana en sociedad que son, merecedores de protección a través del poder
coactivo del Estado representado por la pena pública, bajo el principio de que la ino-
cencia se presume y la culpabilidad se prueba; siendo la prueba capaz de producir un
conocimiento cierto o probable en la conciencia del juez, de modo tal que el juzgador
pueda adquirir certeza de la idoneidad del elemento probatorio, pues este se ajustará a
la verdad de lo ocurrido y no habrá sido susceptible de manipulación, y se verificará la
unidad de la prueba siempre y cuando esta produzca certeza judicial para la resolución o
aportación a la resolución del caso concreto, dada la pertinencia de esta al guardar rela-
ción directa con el presunto hecho delictivo;
Tercero.- El Ministerio Público ha formulado acusación contra los procesados
Jorge Alejandro Barrios Córdova, Mario Alberto Bermeo Solórzano y Julio César Cas-
tro Sotelo, imputándoles haber participado del robo del vehículo de placa de rodaje
ROU-099, en circunstancias que con fecha trece de abril de dos mil once, aproxima-
damente a las veintiún horas con cincuenta minutos, el agraviado Richard Anca
Agurto se encontraba conduciendo el vehículo de placa de rodaje ROU-099 de propie-
dad del Banco de Crédito por inmediaciones de la Avenida Tomás Valle y Avenida Uni-
versitaria, sin embargo, al tener un desperfecto mecánico descendió del vehículo a fin
de verificar las llantas, momento en que es interceptado por una camioneta Nissan Fron-
tier, color azul, de la que bajaron tres sujetos no identificados, premunidos de armas
de fuego, quienes amenazándolo con atentar contra su integridad física, lo despojaron
del vehículo que conducía, así como, de su billetera, que contenía la suma de quinien-
tos nuevos soles y de dos teléfonos celulares, luego de lo cual los sujetos se dieron a la
fuga, seguidamente el agraviado se dirigió a la Comisaría de Sol de Oro, a fin de denun-
ciar tales hechos, solicitando además apoyo policial para ubicar el vehículo robado que
contaba con sistema de satelital, es así que el vehículo logró ser ubicado a la altura de la

244
JURISPRUDENCIAS

Avenida Los Héroes del Cenepa y la Avenida Circunvalación en el distrito de San Juan
de Lurigancho, con tres ocupantes a bordo, los que al notar la presencia policial y de
que eran requeridos emprendieron la fuga en el mismo vehículo, iniciándose una perse-
cución, sin embargo, debido a su alta velocidad, se despistó y colisionó contra la pared
del inmueble ubicado en la Avenida Los Cóndores, segunda etapa, Horizonte de Zárate
en el distrito de San Juan de Lurigancho, lo que fue aprovechado por los efectivos poli-
ciales para intervenir, a sus ocupantes, quienes resultaron ser los procesados hallando en
posesión de Jorge Alejandro Barrios Córdova, quien estaba al volante, de un revólver
marca Smith Wesson abastecido con seis cartuchos; asimismo, se encontró al procesa-
do Julio César Castro Sotelo un revólver marca Taurus; y el procesado Ñaño Bermeo
Solórzano fue intervenido a inmediaciones del vehículo;
Cuarto.- El vehículo sustraído de placa de rodaje ROU-099 fue recuperado, y así
consta del Acta de Registro Vehicular de fojas sesenta; y del Acta de Entrega de ve-
hículo y de llaves de contacto, y documentos al agraviado Richard Anca Agudo, según
se aprecia de fojas cuarenta y trés;
Quinto.- También corren en autos el Acta de Registro Personal al procesa-
do Jorge Alejandro Barrios Córdova que corre a fojas cincuenta y ocho consta que se
negó a firmar, constando en el Acta que fue encontrado positivo para arma de fuego a
la altura de la cintura lado derecho, revólver marca Smith Wesson calibre treinta y ocho
cañón corto con número de serie 81795 abastecido con seis cartuchos 38; el Acta de
Registro Personal al procesado Mario Bermeo Solórzano que corre a fojas cincuenta
y nueve consta que se negó a firmar, constando en el Acta positivo para un reloj marca
Philip Persio usado;
Sexto.- El agraviado Richard Arica Agurto declara a nivel policial a fojas diecio-
cho, quien manifestó haber sido víctima de asalto con arma de fuego, del vehículo de
placa ROU-099 marca Mitsubishi año dos mil siete, color negro de propiedad del Banco
de Crédito del Perú en circunstancias que se encontraba en la intersección de las Aveni-
das Tomás Valle y Universitaria con el propósito de dirigirse al aeropuerto a recoger a
un gerente del Banco de Crédito, pero estacionó para revisar los neumáticos y cuando
se disponía a subir al vehículo fue interceptado por una camioneta Nissan Frontier color
azul cuya placa no pudo divisar, quienes se estacionaron frente a su vehículo donde des-
cendieron de dicho auto tres sujetos varones premunidos de arma de fuego mediante el
cual uno de ellos se le acerca apuntándole en todo momento con un arma de fuego en la
cabeza exigiéndole la llave del carro y su billetera, lo cual entregó conteniendo su bille-
tera quinientos nuevos soles que el banco le había entregado para los gastos, y en tanto
el otro sujeto le apuntaba con un arma de fuego, y le exigía que se dirija contra la pared
sino lo mataba, luego subieron al vehículo y se dieron a la fuga; que dentro del vehículo
quedaron los documentos, como dos celulares, uno le fue asignado por el banco y el
otro es propio del vehículo; seguidamente se dirigió hacia una bodega cercana donde
había teléfono público y solicitó a la dueña de la bodega le preste un nuevo sol para lla-
mar a su base para comunicar lo ocurrido y que por GPS ubiquen el vehículo, y de ahí
fue a la Comisaría donde presentó la denuncia; y los supervisores de Prosegur que lo
apoyaban le comunicaron que había sido recuperado un vehículo en la zona de San Juan
de Lurigancho motivo por el cual se dirigieron a la Comisaría de Zárate; que fueron tres
los sujetos que lo asaltaron y había otro más que conducía la camioneta pick up que lo

245
ROBO Y HURTO

cerró; que estos sujetos le apuntaron con las armas que cada uno portaba, le quitaron sus
pertenencias y se llevaron el vehículo; y al ver a los procesados afirmó que los interve-
nidos tienen un parecido con los que lo asaltaron pero no está seguro de que sean ellos;
al brindar su declaración preventiva –fojas doscientos quince– el agraviado reitera que
cuando bajó del vehículo que conducía de propiedad del Banco de Crédito, para revisar
los neumáticos porque sonaban las ruedas y al concluir de revisar las llantas una camio-
neta cuatro por cuatro de doble cabina de color azul Nissan, bajaron tres sujetos de porte
militar y uno de ellos le amenazó con una pistola en la cabeza a una distancia de tres
metros mientras el otro se acercaba también apuntándole en la cabeza, con la otra mano
le rebuscaba por todos lados sustrayéndole su billetera que contenía quinientos nuevos
soles y su reloj marca Seiko, que no puede precisar las características físicas de los suje-
tos que lo asaltaron porque no llegó a verles el rostro, pero que tenían porte militar, que
el monto de lo robado asciende a tres mil nuevos soles; y precisa que luego de ver en los
noticieros televisivos el reportaje sobre el robo del que fue víctima y de que los inter-
venidos no fueron los que le interceptaron y robaron; en juicio oral en sesión de fecha
doce de noviembre de dos mil doce –fojas trescientos ochenta y tres– el agraviado de-
claró reiterando lo ya expresado en cuanto a las circunstancias de cómo fue víctima del
robo del vehículo de propiedad del Banco de Crédito, que momentos después fue recu-
perado a la media hora; que no vio la cara de los que le robaron; a los procesados no los
conoce; y al ser preguntado si los procesados fueron quienes le robaron, luego de mirar-
los dijo que no son las personas que le asaltaron el día de los hechos;
Sétimo.- Los efectivos policiales que recuperan el vehículo robado e intervienen a
los procesados han declarado a nivel de instrucción, así: a) El testigo, Sub Oficial Bri-
gadier PNP Roberto Chávez Soto, declara ante el juzgado, como se ve a fojas doscien-
tos cincuenta y siete, que el día trece de abril de dos mil once se encontraba de servicio
patrullando con otro efectivo policial, cuando por la central de radio recibieron informa-
ción del robo a un vehículo del Banco de Crédito y de su ubicación por rastreo satelital,
determinando que por su trayectoria pasarían por la Avenida Santa Rosa, es así que a los
veinte minutos aproximadamente aparece el vehículo negro a gran velocidad y como es-
taban ubicados en el otro carril de la pista se vieron obligados a seguirlos por el lapso
de veinticinco minutos aproximadamente, pidiendo el apoyo de otras unidades para la
captura del vehículo y de sus ocupantes, y a la altura del almacén de la Fábrica Celima
había un tráiler que le cerraba el paso, porque atravesaba la calle, esto hizo que los mal-
hechores bajaran la marcha y pudieron capturarlos siendo los primeros en llegar; no es-
tuvo presente el agraviado; que los procesados intentaron huir, opusieron resistencia, y
los procesados Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron encontrados aún dentro del ve-
hículo, y con apoyo de los demás policías que llegaron en apoyo; y en ese mismo mo-
mento levantaron las actas de registro personal, y se ratifica en el contenido y firma del
Acta de Registro Personal que practicó al procesado Julio Castro que corre a fojas cin-
cuenta y siete, porque se ajusta a la verdad; b) El testigo, Sub Oficial Técnico de Pri-
mera PNP Ángel Miguel Oré Bendezú, al declarar ante el juzgado, como se ve a fojas
doscientos cincuenta y nueve, manifestó que su participación en la intervención de los
procesados fue de apoyo, ya que al llegar al lugar otra unidad policial había interveni-
do el vehículo robado al Banco de Crédito, y al registro de estos sujetos les encontra-
ron en posesión de arma de fuego, revólver abastecido con balas, y de inmediato los

246
JURISPRUDENCIAS

enmarrocaron y levantaron el acta correspondiente, y los pusieron a disposición de la


autoridad; no estuvo presente el agraviado; y si bien este testigo afirma reconocer al pro-
cesado que intervino en la ficha Reniec que le fue mostrada, y se ratifica en lo consig-
nado por él en el Acta de Registro Personal al procesado Barrios Córdova, a quien afir-
ma se le encontró en posesión de un arma de fuego; c) El testigo, Sub Oficial Técnico
de Tercera PNP Ronald Paul Sánchez Jiménez, al declarar ante el juzgado –fojas dos-
cientos sesenta y cuatro– manifestó que su participación fue de apoyo, y aquel día trece
de abril de dos mil once se encontraba de servicio patrullando, y alertados por el cien-
to cinco del vehículo robado y su ubicación lograron divisarlo, y le hicieron el alto pero
ese vehículo no paró y aceleró perdiéndole de vista por ser más moderno, al poco tiem-
po volvieron a escuchar por radio referencias sobre dicho vehículo de que había sido in-
tervenido por otro patrullero, por lo que fueron en apoyo, y se ratifica en el Acta de Re-
gistro Vehicular que firmó; que el agraviado no estuvo presente;
Octavo.- El Dictamen Pericial de Balística Forense Nº 7501-7507/11, que corre
a fojas doscientos setenta y tres, determina que la muestra evaluada –encontrada en po-
sesión del procesado Barrios Córdova– corresponde a un revólver marca Smith and
Wesson modelo 10-7 calibre 38’’ Special, sin número de serie erradicado por acción me-
cánica (limadura profunda) número de pieza 81795, sometido al proceso de revenido
químico a fin de restaurar el número de serie original dio resultado NEGATIVO, se en-
cuentra en regular estado de conservación y normal funcionamiento, presenta caracte-
rísticas de haber sido empleado para disparar; y la otra muestra corresponde a seis car-
tuchos para revólver calibre treinta y ocho Special tres marca CCI y tres marca Federal
que se encuentran en regular estado de conservación y normal funcionamiento;
Noveno.- El Dictamen Pericial de Balística Forense Nº 7450-7456/11, que corre
a fojas doscientos setenta y cuatro, determina que la muestra uno corresponde a un re-
vólver marca Taurus de calibre 38 SPL, con número de serie 318090 de fabricación bra-
sileña acabado en pintura color negro, tubo cañón de 10.2 cm de longitud, ánima de seis
rayas helicoidales en sentido dextorsum, cacha de madera, se encuentra en regular es-
tado de conservación, y regular estado de funcionamiento; y presenta características de
haber sido utilizada para disparar; la muestra dos corresponde a seis cartuchos para re-
vólver calibre 38 Especial, marca Federal, de fabricación USA, se encuentra en buen
funcionamiento;
Décimo.- El Dictamen Pericial Análisis de Restos de Disparo, RD Nº 2731-
33/11, que corre a fojas doscientos setenta y seis, concluye que las muestras tomadas de
las manos de cada uno de los procesados arroja negativo para plomo, antimonio y bario;
Undécimo.- El Dictamen Pericial Química Forense Nº 5111/11 que corre a fojas
doscientos setenta y siete determina que sometidos a análisis los procesados las mues-
tras arrojan negativo para análisis de drogas, negativo para sarro ungueal, y al dosaje
etílico, estado normal 0.00g/L; siendo de destacar que las muestras fueron obtenidas a
las dos y media horas del catorce de abril de dos mil once; luego de transcurrido aproxi-
madamente cuatro horas de producido el ilícito submateria;
Duodécimo.- El procesado Jorge Alejandro Barrios Córdova declara a nivel po-
licial en presencia del representante del Ministerio Público y de su abogado defensor
como se ve a fojas veintinueve, y manifestó que a su coprocesado Bermeo Solórzano lo

247
ROBO Y HURTO

conoce solo porque fueron intervenidos juntos por la policía; que a su coprocesado Julio
César Castro Sotelo lo trasladó como pasajero en un vehículo a inmediaciones del Par-
que Wiracocha en San Juan de Lurigancho, y no le une vínculo alguno; y se encuentra
detenido por haber sido intervenido conduciendo un vehículo que posteriormente se en-
teró era robado; que a las veinte horas aproximadamente cuando transitaba a espaldas
del Metro de San Juan de Lurigancho, advirtió que un vehículo camioneta se encontra-
ba estacionado en la vía pública con la ventana abierta y con la llave de contacto pues-
ta, y verificó en los alrededores que no había persona alguna, por lo que en un principio
decidió trasladarlo a la Comisaría para lo cual abordó el vehículo y empezó a condu-
cirlo, en el trayecto una persona levanta la mano como para tomar los servicios de un
taxi, paró y se trataba de una persona que al parecer estaba ebrio quien le solicita que le
haga taxi hacia el local de Plaza Vea de Mangomarca, a lo que accedió, cuando transi-
taba por una de las calles cerca de Celima había un camión que ingresaba a un garaje y
obstruía el tránsito y se detuvo en ese lugar, en ese momento un patrullero se estaciona
a su lado y los policías le dijeron que se detenga apuntándole con su arma y le bajaron
por la fuerza, golpeándole así como al pasajero, les enmarrocaron y llegaron más poli-
cías; que desconocía que el carro fuera robado; en su declaración instructiva a fojas
ciento quince, continuada a fojas ciento cincuenta y ocho, declara que se considera res-
ponsable de haber manejado un carro que no era suyo, y reitera lo expresado a nivel po-
licial en cuanto a haber manejado un vehículo que encontró y le hizo taxi a un pasaje-
ro; en juicio oral en sesión de audiencia pública de fecha cinco de octubre de dos mil
doce, declaró que desconoce sobre el robo del que fue víctima el agraviado; ni sabe que
el vehículo que le robaron tenía rastreo satelital; que aquel día estuvo laborando como
taxista pero como se malogró el carro lo llevó al taller; que no conoce a su coprocesa-
do Bermeo Solórzano; que la verdad es que aquel día iba caminando por una avenida en
San Juan de Lurigancho y vio un vehículo estacionado con la luna abajo y con la llave
puesta y subió con la intención de llevarlo a la Comisaría; pero lo intervinieron a dos
cuadras; que ese día transitaba por el lugar con dirección a casa de su amigo Felipe para
que le aconseje;
Décimo tercero.- El procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano declara a nivel
policial en presencia del representante del Ministerio Público y de su abogado defen-
sor, como se ve a fojas veinticinco, manifestó que se encontraba al interior del vehículo
intervenido de placa ROU-099 pero luego aclara que caminaba por la Avenida, vio que
hubo un accidente de tráfico, y a él lo intervienen porque tiene antecedentes, dos senten-
cias que ya cumplió una por delito de homicidio simple y otra por delito de robo agra-
vado; niega haber participado del robo, y que a él no le han encontrado nada; que no uti-
liza armas; que no tiene boletas de pago porque es trabajador independiente instalando
ventana de sistema; en aquel momento se dirigía a tomar carro para ir a casa de su ex-
cuñada para averiguar por su hijo de quince años, ya que en las visitas que le hace le da
su dinero para su manutención; que venía del Callao, y como no conoce bien la zona iba
a tomar otro micro para ir hasta el cerro donde vive su excuñada, iba caminando y se
paró, y un policía le pidió sus documentos, pidió información y lo involucran; en su de-
claración instructiva a fojas ciento dieciocho continuada a fojas ciento sesentidós, de-
claró ser inocente de los cargos imputados en su contra, y se ratifica en lo expresado a
nivel preliminar; refiere que se encontraba por el lugar porque se dirigía a la casa de su

248
JURISPRUDENCIAS

excuñada a averiguar por sus hijos; que se encontraba como a treinta metros de distan-
cia del vehículo robado cuando lo intervinieron; en juicio oral en sesión de audiencia
pública de fecha veintisiete de setiembre de dos mil doce –fojas quinientos cincuenti-
dós–, dijo tener antecedentes por haber cumplido dos sentencias condenatorias de pena
privativa de la libertad efectiva, estando en libertad por beneficio penitenciario que le
fue concedido; y no ha participado en el delito instruido; que no sabe manejar armas, no
hizo servicio militar, tiene heridas en el cuerpo todas por proyectil de arma de fuego, y
le han practicado como ocho intervenciones quirúrgicas por eso no maneja bien el brazo
derecho, por eso no firmó el acta de incautación y solo puso su huella digital; que a él
no le encontraron en posesión de ningún arma; no hizo servicio militar; que lo que estu-
dió en el penal para enfermería técnica, a cuidar a los ancianos, crianza de caracoles es
obsoleto en la calle y no le da para vivir; que iba a casa de su excuñada que vive por el
penal y no hay direcciones; que desconoce sobre la persecución de un vehículo; que no
fue detenido al interior de un vehículo que a él lo detuvieron en Zárate por una empresa
de mayólica cuando estaba caminando; que no conoce a sus coprocesados;
Décimo cuarto.- La defensa del procesado Barrios Córdova alega que los proce-
sados no han sido reconocidos a lo largo del proceso por el agraviado, quien en su de-
claración preliminar, ante el juzgado y en juicio oral, en ningún momento los sindica di-
rectamente como partícipes del robo en su agravio, y para condenar a una persona debe
haber grado de certeza y el Ministerio Público ha formulado acusación sin prueba que
la sustente; sin embargo, de la prueba actuada se tiene que el procesado Barrios Córdo-
va acepta haber sido intervenido al interior del vehículo robado que iba conduciendo,
alegando que desconocía del robo, porque dice que al ir caminando por una avenida en
San Juan de Lurigancho encontró dicho vehículo abandonado con la luna abajo y con la
llave de contacto puesta, por lo que decidió llevarlo a la Comisaría, y en su declaración
preliminar afirma que hizo servicio de taxi a un sujeto –procesado contumaz Julio César
Castro Sotelo– y que a las dos cuadras lo detuvieron los policías; siendo de destacar que
en juicio oral agrega que desconocía que el vehículo había sido robado y que lo condu-
cía en busca de un amigo para que le aconseje, y por tal motivo se dirigía a casa de este
amigo, y a las dos cuadras lo detuvieron, y ante este Colegiado en juicio oral omite de-
clarar sobre la presencia del contumaz Julio César Castro Sotelo, quien iba al interior
del vehículo robado, y aun cuando Barrios Córdova, alega a nivel preliminar que Castro
Sotelo parecía en estado de ebriedad, es de destacar que el resultado del Dictamen Pe-
ricial de Química Forense –citado en el considerando décimo primero– determina nega-
tivo para análisis de drogas y sarro ungueal, y al dosaje etílico estado normal 0.00g/L;
Décimo quinto.- De todo lo actuado ha quedado acreditado: a) que según la de-
nuncia del agraviado los hechos se produjeron el trece de abril de dos mil once alrede-
dor de las veintiún horas con cincuenta minutos; b) que los procesados Bermeo Solór-
zano, Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron intervenidos antes de cumplirse una hora
de producido el robo del vehículo, ya que las actas de registro personal consignan que
fueron redactadas ese día a las veintidós horas con cuarenta minutos; c) que los acusa-
dos Barrios Córdova y Castro Sotelo fueron intervenidos al interior del vehículo roba-
do; d) el acusado Barrios Córdova fue encontrado en posesión de arma de fuego, sin
número de serie por haber sido erradicado por acción mecánica (limadura profunda);
e) que los efectivos policiales intervinientes afirman que al oír por su central de radio la

249
ROBO Y HURTO

comunicación del robo del vehículo y las características de este, y su ubicación sateli-
tal, un patrullero lo ubicó y le hizo la voz de alto pero logró fugar, siendo ubicado más
adelante por otra patrulla policial que logró intervenirlos debido a que un camión im-
pedía el paso por la avenida, y chocó; f) que los efectivos policiales que han declarado
han afirmado que los procesados al momento de ser intervenidos pretendieron darse a la
fuga, y el procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano, intervenido cerca de la ubicación
del vehículo robado, incurre en contradicciones al pretender justificar su presencia en la
cercanía del vehículo robado afirmando que iba a casa de su excuñada para saber sobre
su hijo de quince años, luego afirma que iba a ver por sus hijos, y tampoco aparece que
haya justificado actividad laboral que sustente el dinero que dijo entrega a su hijo; que a
estas pruebas directas se suman los indicios concomitantes de mala justificación y con-
tradictorias que han proporcionado los acusados Barrios Córdova y Bermeo Solórza-
no en sus declaraciones tanto a nivel policial, en el juzgado y en juicio oral al pretender
justificar su presencia en el lugar de su intervención y en posesión del vehículo robado;
Décimo sexto.- Todo lo antes expuesto constituye indicios razonables y suficientes
de la comisión por parte de los acusado Barrios Córdova y Bermeo Solórzano del ilíci-
to penal instruido, en atención a lo señalado por el Tribunal Constitucional en el Expe-
diente Nº 728-2008-PCH/TC: “(...) lo mínimo que debe observarse en la sentencia y que
debe estar claramente explicitado o delimitado son los siguientes elementos; el hecho
base o hecho indiciario, que debe, como en el presente caso, estar plenamente proba-
do (indicio); el hecho consecuencia o hecho indiciado, lo que trata de probar (delito) y
entre ellos el enlace o razonamiento deductivo. Este último, en tanto que conexión lógi-
ca entre los primeros debe ser directo y preciso, pero además debe responder o sujetarse
plenamente a reglas de la lógica a las máximas de la experiencia o a los conocimientos
científicos. (...). Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe asegu-
rarse una pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá controlar en mayor medi-
da la seguridad de la relación de causalidad entre el hecho desconocido; sin embargo,
también se admite que no existe obstáculo alguno para que la prueba indiciaria, pueda
formarse sobre la base de un solo indicio pero de singular potencia acreditada. En cual-
quier caso, el indicio debe ser concomitante al hecho que se trata de probar, y cuando
sean varios deben estar interrelacionados, de modo que se refuercen entre sí”;
Décimo sétimo.- Que en cuanto al procesado Mario Alberto Bermeo Solórzano si
bien no aparece haber sido encontrado en posesión de arma alguna, fue intervenido a
inmediaciones del vehículo robado, y su porte físico denota porte militar que coincide
con lo señalado por el agraviado, y aunque el agraviado en ningún momento los ha re-
conocido, es de advertir contradicciones respecto de la identificación de los sujetos que
le robaron, siendo de anotar que a nivel preliminar ante la policía declaró que los proce-
sados eran parecidos a los que le robaron el vehículo y sus pertenencias; luego al brin-
dar su declaración preventiva afirma que no vio el rostro de los sujetos que participaron
en el ilícito, y luego de algunas respuestas al juzgado varía afirmando que no fueron los
procesados, siendo esta última versión la que sostiene en juicio oral, advirtiendo que su
declaración primigenia al inicio de su declaración preventiva mantiene validez en cuan-
to afirma que no vio el rostro de los procesados y si no los vio no es capaz de identifi-
carlos plenamente, dando así cumplimiento a la exigencia de la Ejecutoria Suprema
R.N. Nº 3044-2004 de fecha uno de diciembre de dos mil cuatro, la cual establece en

250
JURISPRUDENCIAS

su considerando quinto que cuando se trata de testigos o imputados que han declarado
indistintamente en ambas etapas del proceso penal, en la medida en que la declaración
prestada en la etapa de instrucción se haya actuado con las garantías legalmente exigi-
bles el juzgador no está obligado a creer aquello que se dijo en el juicio oral, sino que
tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras de tales declaracio-
nes, pues puede ocurrir por determinadas razones que el Tribunal debe precisar cumpli-
damente por la declaración que ofrezca mayor credibilidad;
Décimo octavo.- Que siendo así ha quedado establecido que los hechos incrimina-
dos son constitutivos de delito de robo agravado bajo el cual se ha tipificado el evento
submateria previsto y penado por el artículo ciento ochenta y ocho con las circunstan-
cias agravantes del inciso dos, tres, cuatro y ocho del primer párrafo del artículo cien-
to ochenta y nueve del Código Penal; encontrándose de tal modo acreditada la partici-
pación penal de los acusados Jorge Alejandro Barrios Córdova y Mario Alberto Bermeo
Solórzano, siendo sujetos de reproche penal, en grado de tentativa, en mérito del Acuer-
do Plenario Nº 1-2005/DJ-301-A que establece que en los delitos de robo agravado el
momento consumativo requiere la disponibilidad de la cosa sustraída por el agente, ha-
ciendo por ello aplicable al caso el artículo dieciséis del Código Penal, dado que el ve-
hículo fue recuperado al ser intervenidos los procesados;
Décimo noveno.- Que para los efectos de la determinación de la pena a imponer
es necesario tener en consideración el principio de proporcionalidad y racionalidad de
la pena que rige nuestro sistema penal, consagrado en el numeral Octavo del Título Pre-
liminar del Código Penal; las circunstancias del evento instruido, las carencias sociales
del acusado Barrios Córdova; que este no registra anotaciones en su boletín de conde-
nas de fojas doscientos cuarenta y cuatro, y su hoja carcelaria de fojas quinientos vein-
tidós, teniendo la calidad jurídica de primario; y en cuanto al procesado Bermeo So-
lórzano es de advertir de su hoja carcelaria de fojas quinientos veinte, y de su boletín de
condenas que corre a fojas doscientos cuarenta y cinco, del que se aprecia que ha sido
sentenciado a pena condenatoria en dos ocasiones, siendo la segunda a pena privativa
de la libertad a vencer en el año dos mil catorce, lo que acredita que a la fecha de los
hechos instruidos se encontraba en libertad por haberle sido concedido beneficio peni-
tenciario; y, asimismo atendiendo a que el iter criminis del ilícito penal instruido es en
grado de tentativa, conforme al artículo dieciséis del Código Penal la pena puede ser
disminuida prudencialmente por el juez; así como a los fines de resocialización de la
pena;
Vigésimo.- Que para los efectos de establecer el quantum de la reparación civil se
debe tener en consideración no solo el desmedro patrimonial, y la afectación psicológica
ocasionada a la parte agraviada, de modo tal, que el monto de la reparación civil satisfa-
ga los fines resarcitorios que le son propios conforme lo previsto en el numeral noventi-
dós del Código Penal;
Vigésimo primero.- Que teniendo el procesado Julio César Castro Sotelo la cali-
dad jurídica de contumaz es del caso reservar el proceso penal en su contra conforme
al artículo trescientos veintiuno del Código de Procedimientos Penales; POR TALES
FUNDAMENTOS y en aplicación de los artículos once, doce, dieciséis, veintitrés, cua-
renta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho con

251
ROBO Y HURTO

las circunstancias agravantes del inciso dos, tres, cuatro y ocho del primer párrafo del
artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, en concordancia con los artículos dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco, trescientos veintiuno del Código
de Procedimientos Penales, la Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cár-
cel de la Corte Superior de Justicia de Lima, administrando justicia a nombre de la
Nación, FALLA: CONDENANDO a Jorge Alejandro Barrios Córdova y a Mario Al-
berto Bermeo Solórzano por la comisión de delito contra el patrimonio –robo agrava-
do en grado de tentativa– en agravio de Richard Anca Agurto y el Banco de Crédito; y
le IMPUSIERON al sentenciado Jorge Alejandro Barrios Córdova nueve años de pena
privativa de la libertad que computada desde el catorce de abril de dos mil once, ven-
cerá el trece de abril de dos mil veinte; y al sentenciado Mario Alberto Bermeo Solórza-
no diez años de pena privativa de la libertad la misma que computada desde el cator-
ce de abril de dos mil once, vencerá el trece de abril de dos mil veintiuno; FIJARON:
en la suma de mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil abonarán
los sentenciados y en forma proporcional a cada agraviado; RESERVARON el proceso
contra Julio César Castro Sotelo hasta que sea habido y puesto a disposición de la auto-
ridad jurisdiccional, debiendo ser cursados los oficios respectivos para su inmediata ubi-
cación y captura a nivel nacional; MANDARON: Que consentida y/o ejecutoriada que
sea la presente, leída en acto público, se inscriba en el Registro respectivo, expidiéndo-
se los boletines y testimonios de condena y archivándose definitivamente los de la mate-
ria, previos los trámites a que se contrae el artículo trescientos treinta y siete del Código
de Procedimientos Penales; esto es el pago de la reparación civil; con aviso al juez de la
causa.

SS. RAMIRO SALINAS SICCHA - PRESIDENTE; RITA MEZA WALDE - JUEZ SUPERIOR- D.D.;
JOSEFA ÍZAGA PELLEGRIN - JUEZ SUPERIOR

252
JURISPRUDENCIAS

20 Robo agravado: Con subsecuente muerte

Si bien el encausado ha negado ser autor del disparo que produjo el de-
ceso del agraviado, señalando incoherentemente que en el forcejeo con
los agraviados el revólver que portaba cayó al suelo y en el impacto se
produjo el disparo, dicha versión queda descartada con las conclusiones
del protocolo de autopsia que establece que el fallecimiento obedeció
a hemorragia interna como consecuencia de dos disparos por arma
de fuego de delante hacia atrás y en forma oblicua, es decir, de arriba
hacia abajo, desestimándose de esta manera su tesis exculpatoria.

RECURSO DE NULIDAD Nº 2746-2004-HUÁNUCO


SALA PENAL PERMANENTE

Lima, quince de noviembre de dos mil cuatro

VISTOS: De conformidad con el dictamen del señor fiscal supremo en lo penal;


por los fundamentos de la recurrida; y
CONSIDERANDO además:
Primero.- Que conoce del presente proceso este Supremo Tribunal por haber inter-
puesto recurso de nulidad el encausado Celso Anastasio Ambicho contra la sentencia de
fojas trescientos treinta y cinco que lo condena como autor del delito de robo agravado
con subsecuente muerte y otro a cadena perpetua.
Segundo.- Que fluye de autos que aproximadamente a las dos horas con treinta
minutos del día once de diciembre de dos mil dos, en la ruta de la Carretera Central
que une las ciudades de Tingo María y Huánuco los agraviados Ruller Saldaña Silva,
Jesús Edwin Berrocal Zamora, Coki Antonio Lozano García, Errol Ríos Ibáñez, Lindor-
fo Marcos Rufino y el occiso Máximo Augusto Aceijas Bringas, que viajaban indistinta-
mente a bordo de dos camiones por la citada vía, fueron interceptados violentamente por
los encausados Walter Trinidad Serna, Edgar Asencio Remigio, Wilder Silva Tarazona,
Celso Anastasio Ambicho y otros sujetos no identificados, quienes cubriendo sus rostros
–algunos y portando armas de fuego lograron reducirlos y apoderarse ilegalmente de
los bienes de valor que portaban; que cuando los acusados se percataban de la presencia
de efectivos policiales realizaron disparos uno de los cuales, efectuado por el acusado
Anastasio Ambicho, impactó al agraviado Aceijas Bringas y le ocasionó la muerte.
Tercero.- Que el recurrente al fundamentar su medio de impugnación refiere que
no se ha logrado acreditar su autoría en la muerte de la víctima por cuanto no existe
prueba objetiva que lo vincule con dicho acto ya que las imputaciones en su contra son
variadas y no han sido corroboradas con otros medios probatorios.
Cuarto.- Que el artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal establece en su
párrafo final que “la pena será de cadena perpetua cuando el agente actúe en calidad de
integrante de una organización delictiva o banda, o si como consecuencia del hecho se

253
ROBO Y HURTO

produce la muerte de la víctima o se le causa lesiones graves a su integridad física o


mental”.
Quinto.- Que, en el caso de autos, la conducta imputada al encausado se subsume
en la descripción típica de la norma citada al presentarse los siguientes datos: a) haber
sido encontrado en el lugar de los hechos luego de producirse los disparos y causan-
do lesiones a los agraviados, además de su infructuoso propósito de fuga debido a la
oportuna intervención de los agraviados, quienes lo redujeron; b) su reconocimiento de
haber sido detenido en el lugar donde ocurrieron los hechos; c) la declaración del agra-
viado Coki Antonio Lozano García, quien los sindicaba como el autor del disparo que
causó la muerte del occiso.
Sexto.- Que, en efecto, a fojas diecisiete obra la manifestación policial del citado
agraviado Lozano García, el mismo que expresa que cuando Anastasio Ambicio inten-
tó escapar el fallecido Aceijas Bringas y Jesús Berrocal Zamora procuraron capturarlo,
pero fueron impactados por los disparos que efectuó el primero de los nombrados, prác-
ticamente a quemarropa dada la distancia existente; que, esta versión la reitera en su de-
claración preventiva de fojas ciento noventa y cuatro, y la diligencia de reconocimien-
to de persona de fojas veintiséis, realizada en presencia del representante del Ministerio
Público.
Sétimo.- Que, a lo anterior, debe agregarse que si bien el encausado ha negado ser
autor del disparo que produjo el deceso del agraviado, señalando incoherentemente que
en el forcejó con los agraviados el revólver que portaba cayó al suelo y en el impac-
to se produjo el disparo –ver audiencias de fechas veintidós y veintinueve de marzo de
dos mil cuatro, específicamente a fojas trescientos nueve y trescientos dieciocho–, dicha
versión queda descartada con las conclusiones a las que se arriba en el protocolo de au-
topsia de fojas cincuenta y tres vuelta, que se establece con la total claridad que el fa-
llecimiento del citado agraviado obedeció a la hemorragia interna que sufrió como con-
secuencia de haber recibido dos disparos por arma de fuego, de delante hacia atrás y en
forma oblicua, es decir, de arriba hacia abajo, desestimándose de esta manera su tesis
exculpatoria.
Por estas consideraciones declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia re-
currida de fojas trescientos treinta y cinco de fecha diecinueve de abril de dos mil cua-
tro, que condena a Celso Anastasio Ambicho como autor del delito contra el patrimonio
–robo agravado con subsecuente muerte– en agravio de Máximo Augusto Aceijas Brin-
gas, y robo agravado en perjuicio de Ruller Saldaña Silva, Jesús Edwin Berrocal Za-
mora, Coki Antonio Lozano García, Error Ríos Ibáñez y Lindorfo Marcos Rufino, a la
pena de cadena perpetua, y fija en seis mil nuevos soles el monto que por concepto de
reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor de los herederos Legales del agra-
viado Máximo Augusto Aceijas Bringas, y de trescientos nuevos soles la suma, que por
el mismo concepto, deberá abonar a favor de cada uno de los demás agraviados; con lo
demás que lo contiene y es materia del recurso; y los devolvieron.

SS. SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; BARRIENTOS PEÑA; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ

254
JURISPRUDENCIAS

21 La pluralidad de agentes aporta mayor inseguridad a la víctima


en el momento del robo

Aun cuando no están definidos con exactitud los detalles de los roles
que desplegaron cada uno de los implicados durante el robo, lo real
y tangible es que ambos encausados, más un tercero, consumaron el
delito, por tanto resulta razonable inferir que la pluralidad de agentes
que intervinieron en el evento delictivo generaron en la víctima un
estado de inseguridad y temor hacia su integridad que necesariamente
venció su voluntad y permitió la disponibilidad de sus pertenencias, de
suerte que era evidente que el agraviado presuma que cualquiera de
los tres presentes en la escena atente contra su integridad, máxime si
dos de ellos lo sujetaron con violencia para permitir el éxito del desig-
nio criminal, por tanto aun la sola presencia del encausado Jiménez
Fernández en la etapa ejecutiva del delito lo hace pasible de sanción,
porque al notar el desarrollo de la actividad delictiva estaba en con-
diciones de tomar otra determinación y alejarse –bajo el entendido,
claro está, que era ajeno a la actividad criminal que desplegaron sus
acompañantes–, mas no permanecer en el lugar, generando con su
sola presencia un clima más favorable para la consumación del robo.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 1738-2009-CALLAO

Lima, dieciocho de mayo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Lecaros Cornejo; el recurso de nu-


lidad interpuesto por la Fiscal Superior y el encausado Jiménez Fernández contra la sen-
tencia de fojas trescientos veintiuno, del quince de diciembre de dos mil ocho; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que la fiscal superior en su recurso formalizado de fojas trescientos
treinta y ocho alega que la Sala Superior al determinar la pena en concreto debió con-
siderar que el encausado no asumió su responsabilidad en el hecho juzgado, y que del
iter procesal se advierte que no opera ninguna circunstancia que merezca la imposición
de la pena por debajo del mínimo que fija la norma penal; que, por su parte, el encau-
sado Jiménez Fernández en su recurso formalizado de fojas trescientos cuarenta y ocho
señala que el argumento condenatorio se basó exclusivamente en el relato incriminador
del sentenciado Chumbe Amasifuen, soslayando las contradicciones y falsedades en las
que recayó en sus declaraciones; que el relato del sentenciado Chumbe Amasifuen se
contradice con lo manifestado por el agraviado; que la declaración del agraviado y las
actuaciones preliminares no contaron con el concurso del representante del Ministerio

255
ROBO Y HURTO

Público, por lo que carecen de validez y eficacia jurídica, e incluso en las actas incurrie-
ron en infracción a las normas procesales; que el agraviado no acreditó la preexistencia
de ley de lo sustraído; que resulta contrario a toda lógica que el agraviado logró distin-
guir detalles físicos más específicos del encausado y no sucediera lo mismo con su color
de piel; que Chumbe Amasifuen se trata de un testigo impropio y como tal sus versio-
nes responden a fines espurios con el afán de exculparse; que careció de defensa técnica
idónea a lo largo de la etapa preliminar y sumarial pues la asignada se limitó a participar
mínimamente; agrega que al haberse acogido a los alcances de la terminación anticipada
de la instrucción no es óbice para demostrar su irresponsabilidad en los hechos juzgados
pues el dictamen del fiscal provincial rechazó tal postulación en vista a que no se con-
dice con las normas procesales de la materia; y que a nivel plenarial no fueron renova-
das ningunas de las incriminaciones, por lo que no existe prueba de cargo suficiente que
logre desvirtuar la presunción constitucional de inocencia que le asiste.
Segundo.- Que según la acusación fiscal de fojas ciento treinta y uno, los encausa-
dos José Fernando Chumbe Amasifuen y Guillermo Jiménez Fernández, en compañía
de un tercero no identificado, interceptaron, a la altura de la loza deportiva del denomi-
nado “Paradero Ocho de Angarrios” –Ventanilla - Callao, al agraviado Octavio Esteban
Rojas Huamán y le sustrajeron sus pertenencias –una gorra y sesenta y cinco nuevos
soles– mediante violencia y amenazas; que acaecido el robo solicitó apoyo a los miem-
bros del serenazgo local que transitaban por la zona y, a su vez, a un efectivo policial
que resguardaba las inmediaciones, quienes lograron capturar a Chumbe Amasifuen,
luego de que fuera reconocido por la víctima como uno de los autores del robo que su-
frió, delatando este último, en las investigaciones preliminares, a su coencausado Jimé-
nez Fernández como uno de los que participó en el hecho acusado conjuntamente con el
conocido con el apelativo de “Terry”.
Tercero.- Que la prueba actuada permite aceptar, más allá de toda duda razonable,
la teoría del caso planteada por el Ministerio Público, pues el propio encausado Jiménez
Fernández reconoció, a lo largo del proceso, que estuvo presente el día y hora del hecho
delictuoso, por tanto resulta más creíble la hipótesis de la participación activa del encau-
sado durante el iter criminis; que, en este sentido, si bien el agraviado Rojas Huamán
no renovó su testimonio en sede sumarial ni plenarial si lo hizo el sentenciado Chum-
be Amasifuen, siendo aquel quien relató los pormenores del robo que ejecutó en contra
del agraviado y aun cuando no están definidos con exactitud los detalles de los roles que
desplegaron cada uno de los implicados durante el robo, lo real y tangible es que ambos
encausados, más un tercero, consumaron el delito, por tanto resulta razonable inferir que
la pluralidad de agentes que intervinieron en el evento delictivo generaron en la víctima
un estado de inseguridad y temor hacia su integridad que necesariamente venció su vo-
luntad y permitió la disponibilidad de sus pertenencias, de suerte que era evidente que el
agraviado presuma que cualquiera de los tres presentes en la escena atente contra su in-
tegridad, máxime si dos de ellos lo sujetaron con violencia para permitir el éxito del de-
signio criminal, por tanto aún la sola presencia del encausado Jiménez Fernández en la
etapa ejecutiva del delito lo hace pasible de sanción, porque al notar el desarrollo de la
actividad delictiva estaba en condiciones de tomar otra determinación y alejarse –bajo el
entendido, claro está, que era ajeno a la actividad criminal que desplegaron sus acompa-
ñantes–, más no permanecer en el lugar, generando con su sola presencia un clima más

256
JURISPRUDENCIAS

favorable para la consumación del robo; que otro punto que refuerza el factum acusato-
rio se colige de la conducta que el encausado Jiménez Fernández desplegó en la fase de
agotamiento del delito, pues consumado el despojo de los bienes del agraviado no se re-
tiró del lugar ni menos mencionó que marcó distancia con los que aduce que participa-
ron en el robo, sino que permaneció con ellos y se retiró del lugar acompañándolos.
Cuarto.- Que, de otro lado, la demostración de la preexistencia de los bienes sus-
traídos al agraviado puede ser relevada, en el presente caso, pues en atención a la acti-
vidad económica independiente que realizaba el agraviado –fotógrafo informal– resul-
ta aceptable inferir que portaba tal cantidad de dinero y que no cuente con los recibos o
comprobantes de pago que lo justifiquen, además el testigo impropio Chumbe Amasi-
fuen indicó que lograron sustraer el dinero que portaba el agraviado y aunque puntuali-
zó que era un monto inferior a lo denunciado, aquello no desdice, en lo absoluto, la rea-
lidad del evento criminal ni el grado de convicción de la participación del encausado en
el mismo; que, igualmente, el agravio referido a su falta de defensa técnica durante la
etapa preliminar y sumarial no encuentra amparo legal porque se observa que en sede
plenarial su defensa legal desplegó un conjunto de actos destinados a ejercitarla –máxi-
me si esta etapa es por excelencia la sede en la que, regida por los principios de inme-
diación, oralidad, contradicción y publicidad, se cumple acabadamente con los fines de
legitimidad del proceso–; que, en este contexto, se advierte que la defensa del encausa-
do participó del debate oral, interrogando, en unos casos, y cuestionando la actividad
probatoria, en otros, de las primeras etapas del proceso, de suerte que la actuación de su
defensa y los medios de prueba que esta generó y aportó al proceso fueron apreciados
y valorados al momento de adoptar la decisión final, por tanto se cumplió con el prin-
cipio constitucional del derecho de defensa consagrado en el inciso catorce del artículo
ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado; que, finalmente, el cuestio-
namiento tanto a la descripción que realizó el agraviado cuanto a los fines espurios del
testigo impropio solo inciden en demostrar la presencia o no del encausado en la escena
del crimen, por tanto, como se ha reseñado anteladamente, este punto está debidamen-
te motivado de manera razonada y razonable en los fundamentos jurídicos de la presente
ejecutoria.
Quinto.- Que, ahora bien, para la determinación judicial de la pena debe respetarse
irrestrictamente los principios de prevención, protección y resocialización, contenidos
en el artículo nueve del Título Preliminar del Código Penal, además de guardar la debi-
da coherencia con los principios de legalidad, lesividad, culpabilidad y proporcionalidad
fijados en los artículos dos, cuatro, cinco, siete y ocho del Título Preliminar del citado
Código y a los criterios y circunstancias contenidas en el artículo cuarenta y seis y cua-
renta y siete del mismo cuerpo legal; que, en consecuencia, con base en los principios y
criterios glosados además de la conducta adoptada por el encausado Jiménez Fernández
en el decurso del proceso, se aprecia la inexistencia de fundamento legal alguno o cau-
sal válida que sustente la aplicación de una pena por debajo de los parámetros que fija el
tipo penal materia de juzgamiento, por el contrario se observa que el encausado en men-
ción cuenta con antecedentes penales por hechos semejantes –dos condenas por robo
agravado y una por hurto agravado, tal como se aprecia en sus antecedentes penales que
obra a fojas cuarenta y cuatro–, ergo cabe aceptar los agravios de la fiscal superior y por
ende elevar la pena a su límite mínimo en atención a la actividad desplegada en el robo,

257
ROBO Y HURTO

la lesión al bien jurídico afectado, las consecuencias del delito y a la trascendencia so-
cial del mismo; que, no obstante, y a pesar de no constituir parte del objeto recursal, es
de mérito puntualizar que la dosificación punitiva en el caso del sentenciado Chumbe
Amasifuen no resulta acorde con los principios y fines antes reseñados, empero, como
se ha acotado, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de modificarla por haber
adquirido la calidad de cosa juzgada.
Sexto.- Que, por otra parte, debe tenerse presente que en la sentencia anticipada
dictada contra Chumbe Amasifuen se fijó en trescientos nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil se abonará a favor de la víctima, por consiguiente el refe-
rido monto debió ser respetado indefectiblemente al momento de fijarse la misma para
los otros sentenciados por el mismo hecho –tal como lo indica la Ejecutoria Suprema
Vinculante número 216-2005, del catorce de abril de dos mil cinco–, empero el ámbito
del objeto recursal del presente proceso no concierne el citado extremo –cabe mencio-
nar que la fiscal superior impugnó solo el quantum de la pena mientras que el encausado
hizo lo propio contra la condena impuesta, además la parte civil no optó por impugnar
la sentencia–, por tanto una reforma al monto fijado por concepto de reparación civil co-
lisionaría con la interdicción de la reforma peyorativa, reconocido en el inciso uno del
artículo trescientos del Código de Procedimientos Penales; que en tal sentido, y atentos
al glosado principio, este Supremo Tribunal se encuentra impedido de elevar el monto
establecido por dicho concepto, por lo que debe respetarse el determinado en la senten-
cia de la materia.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos veintiuno, del quince de diciembre de dos mil ocho, en la parte que
condena a Guillermo Jiménez Fernández por delito de robo agravado en agravio de Oc-
tavio Esteban Rojas Huamán y fijó en ciento cincuenta nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil deberá abonar a favor del agraviado; declararon HABER
NULIDAD en la propia sentencia en la parte que impone a Guillermo Jiménez Fernán-
dez cuatro años de pena privativa de libertad; y reformándola le impusieron diez años
de pena privativa de libertad, la misma que computada desde el quince de diciembre
de dos mil ocho, con el descuento de la carcelería sufrida desde el doce de marzo de
dos mil siete –según la papeleta de detención a fojas cincuenta y siete– al once de se-
tiembre de dos mil ocho –resolución superior de fojas ciento cincuenta y dos, del once
de setiembre de dos mil ocho, y no de dos mil siete como erróneamente se consignó–,
vencerá el quince de noviembre de dos mil diecisiete; con lo demás que contiene, y los
devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-


LLO; SANTA MARÍA MORILLO.

258
JURISPRUDENCIAS

22 La muerte de la víctima agrava el delito de robo

Que, en el caso de estudio, se observa que los agentes planificaron


previamente y con detalle la realización del robo, distribuyéndose en-
tre sí funciones específicas, a efectos de actuar de manera coordinada
y eficiente en la consecución de los fines propuestos; es decir, cada
agente tomó parte en la ejecución del robo y se dividieron tareas, lo-
grándose concretar el tipo penal por la sumatoria de los actos de cada
interviniente, con la agravante de haberse producido la muerte de la
víctima, de conformidad con lo previsto en los incisos uno, dos, tres y
cuatro del primer párrafo, y último párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal, modificado por la Ley número veintisiete mil
cuatrocientos setenta y dos, del cinco de junio de dos mil uno, vigente
al tiempo de la comisión del hecho punible.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 2689-2009-AMAZONAS

Lima, veinticinco de mayo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Santa María Morillo; los recursos
de nulidad interpuestos por el fiscal superior –en el extremo de la pena impuesta– y los
encausados Silvio Huamán López y Jesús Nazareno López López contra la sentencia de
fojas cuatrocientos sesenta y siete, del veintinueve de abril de dos mil nueve, que con-
denó a ambos encausados y a Pedro Huamán Acosta como autores del delito contra el
Patrimonio en la modalidad de robo agravado con subsecuente muerte, en perjuicio de
Afila Mercedes Fernández Portocarrero, a quince años de pena privativa de libertad para
Huamán López y Huamán Acosta, y veinticinco años de pena privativa de libertad para
López López; de conformidad en parte con el dictamen del señor fiscal adjunto supremo
en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- a) Que el señor Fiscal Superior en su recurso formalizado de fojas cua-
trocientos noventa y tres, sostiene que en la imposición de la pena no se tuvo en cuen-
ta el principio de proporcionalidad, pues se encuentra acreditado que los sentenciados
ingresaron al domicilio de la agraviada con la finalidad de sustraerle sus bienes y le die-
ron muerte sin motivo alguno, actuando con frialdad y sin importarles la vida ajena;
b) el encausado López López en su recurso formalizado de fojas cuatrocientos noven-
ta y seis, alega que el hecho de haberse acogido a la conclusión anticipada no implica
que haya aceptado ser autor del delito imputado, además, se debe tener en cuenta que
su abogado lo indujo a que se autoincrimine; que, en las diligencias de confrontación
los encausados Huamán López y Huamán Acosta señalaron, de manera clara y contun-
dente que es totalmente inocente y narraron cómo sustrajeron los bienes robados y cómo

259
ROBO Y HURTO

se repartieron el botín; que, Francisco Grandez López ofreció dinero a sus coencausa-
dos para que lo sindiquen como autor intelectual, debido a un odio personal y rencillas
que están demostradas en autos; c) el encausado Huamán López en su recurso formali-
zado de fojas quinientos siete, alega que si bien admitió que participó en la comisión del
hecho punible conjuntamente con Huamán Acosta y López López, sin embargo, fue este
último quien cogió de los brazos y del cuello a la agraviada Fernández Portocarrero, la
arrojó a la cama y le tapó la boca para que no grite; que, tanto él como Huamán Acosta
no encontraron dinero alguno, por ello decidieron ir a la otra casa de la accisa ubicada
cerca del lugar, y al regresar López López les comentó que la agraviada había fallecido;
que, se encuentra establecido que no victimó a la agraviada y que su participación en
este evento criminal es la de cómplice secundario, pues su cooperación no fue indispen-
sable, por lo que su conducta está dentro de los alcances del segundo párrafo del artículo
veinticinco del Código Penal, lo que no fue tomado en cuenta para graduar la pena.
Segundo.- Que conforme a la acusación fiscal de fojas cuatrocientos veintiséis, el
diecisiete de julio de dos mil tres, en el Anexo de Shallca del distrito de Limabamba -
Amazonas, el encausado Huamán López se reunió en su casa con los encausados Hua-
mán Acosta y López López, donde estuvieron libando licor (aguardiente), circunstancias
en que este último les propuso ir a robar a la casa de la agraviada Fernández Portocarre-
ro, pues conocían que tenía en su poder la suma de diez mil nuevos soles producto de la
venta de ganado vacuno; que, la agraviada al escuchar que las gallinas estaban alboro-
tadas, alumbró con una linterna por la ventana y luego abrió la puerta de su dormitorio,
siendo interceptada por el encausado López López, quien la cogió del cuello y la tiró a
la cama, en tanto que los encausados Huamán López y Huamán Acosta buscaron el di-
nero en los cajones de la cómoda y otras partes del dormitorio, y al no encontrar nada se
fueron al segundo piso de una casa contigua, permaneciendo en este lugar por espacio
de media hora; que, cuando los encausados Huamán López y Huamán Acosta bajaban
por las escaleras, escucharon decir al encausado López López que la agraviada había
muerto, por lo que decidieron cubrir el cuerpo de la víctima con un colchón y luego se
dieron a la fuga, llevándose un costal de víveres y una balanza.
Tercero.- Que la sentencia condenatoria de fojas cuatrocientos sesenta y siete se
dictó al amparo del artículo cinco de la Ley número veintiocho mil ciento veintidós, que
regula el instituto de la conclusión anticipada del debate oral, por haber aceptado los en-
causados López López y Huamán López –con la anuencia de su defensa técnica– ser au-
tores del delito materia de acusación fiscal; que, esta aceptación tiene como efecto pro-
cesal concluir el juicio oral y la expedición de una sentencia anticipada.
Cuarto.- Que la aceptación o conformidad del imputado tiene efectos vinculan-
tes para las partes y para el órgano jurisdiccional; esa vinculación se manifiesta en los
siguientes sentidos: a) vinculación respecto a los hechos aceptados –vinculatio facth
como vinculación absoluta; b) vinculación respecto a la responsabilidad penal, también
de carácter absoluta –salvo que sobre los hechos incriminados no corresponda una sub-
sunción jurídico penal–; c) vinculación relativa respecto al título de imputación –vin-
cuiatio criminis–; y, d) vinculación igualmente relativa respecto a la individualización
judicial de la pena y de la reparación requerida por el fiscal –vincuiatio poena–.

260
JURISPRUDENCIAS

Quinto.- Que, si bien los encausados Huamán López y López López se acogieron
a la conclusión anticipada del debate oral –aunque este último en su recurso alega ino-
cencia y aduce que su abogado lo indujo a que se autoincrimine, pese a que realizó una
aceptación libre, expresa, inequívoca e indubitable de los cargos que se le imputan–; sin
embargo, se debe tener en cuenta que la pena impuesta no guarda relación de proporcio-
nalidad con el juicio de culpabilidad establecido, pues en la ejecución del robo se ejer-
ció violencia contra la víctima, conforme aparece del Acta de Necropsia de fojas catorce
–del Expediente número dos mil cuatro - setenta y ocho–, en la que se concluyó que “la
causa básica de la muerte es luxofractura de columna cervical, sección medular cervical
como causa intermedia, y la causa final es paro respiratorio y cardiaco”, asimismo, pre-
cisó la evidencia de un hematoma a nivel de región central de hueso frontal, equimosis
en región temporal derecha e izquierda, y un vacío entre la primera y segunda vértebra
cervicales (dislocadura cervical); situación que denota en la conducta del agente un alto
grado de violencia y peligrosidad, a tal punto que, aprovechando el estado de indefen-
sión de la víctima, causó su muerte por las causales antes indicadas; que, siendo así, la
pena impuesta no resulta proporcional con las circunstancias objetivas y subjetivas que
mediaron el hecho punible, sobre todo la peligrosidad evidenciada por el agente en con-
tra de la integridad física y la vida de la agraviada Fernández Portocarrero, quien era
una anciana indefensa de setenta años de edad, por lo que es del caso modificarla aten-
diendo a la gravedad del hecho y a la personalidad de los agentes que participaron en la
planificación y ejecución del robo.
Sexto.- Que, en el caso de estudio, se observa que los agentes planificaron previa-
mente y con detalle la realización del robo, distribuyéndose entre sí funciones específi-
cas, a efectos de actuar de manera coordinada y eficiente en la consecución de los fines
propuestos; es decir, cada agente tomó parte en la ejecución del robo y se dividieron ta-
reas, lográndose concretar el tipo penal por la sumatoria de los actos de cada intervi-
niente, con la agravante de haberse producido la muerte de la víctima, de conformidad
con lo previsto en los incisos uno, dos, tres y cuatro del primer párrafo, y último párra-
fo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, modificado por la Ley núme-
ro veintisiete mil cuatrocientos setenta y dos, del cinco de junio de dos mil uno, vigente
al tiempo de la comisión del hecho punible; en consecuencia, se desestima el argumento
del encausado Huamán López de haber actuado a título de cómplice, pues de lo anterior
se evidencia que actuaron como coautores, además, aquella agravante denota peligrosi-
dad en el logro de la consecución de su objetivo, que determina la necesidad de una pro-
tección más severa y eficaz a través de la pena; que, el monto de la reparación civil se
fijó en función a la magnitud de los daños y perjuicios ocasionados, cumpliendo su fun-
ción reparadora y resarcitoria de acuerdo a lo establecido en el artículo noventa y tres
del Código Penal.
Por estos fundamentos: I. declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos sesenta y siete, del veintinueve de abril de dos mil nueve, que conde-
nó a Silvio Huamán López y Jesús Nazareno López López como autores del delito con-
tra el Patrimonio en la modalidad de robo agravado con subsecuente muerte, en perjui-
cio de Alila Mercedes Fernández Portocarrero; II. declararon HABER NULIDAD en
la propia sentencia en cuanto impuso a Huamán López y Huamán Acosta quince años
de pena privativa de libertad, y a López López veinticinco años de pena privativa de

261
ROBO Y HURTO

libertad; reformándola: impusieron a Jesús Nazareno López López treinta años de pena
privativa de libertad, la misma que con el descuento de la carcelería que viene sufrien-
do desde el dieciocho de setiembre de dos mil siete, vencerá el diecisiete de setiembre
de dos mil treinta y siete; y a Silvio Huamán López y Pedro Huamán Acosta veinticin-
co años de pena privativa de libertad, la que con el descuento de la carcelería que vienen
sufriendo desde el diecisiete de setiembre de dos mil siete, vencerá el dieciséis de se-
tiembre de dos mil treinta y dos; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-


LLO; SANTA MARÍA MORILLO

262
JURISPRUDENCIAS

23 El dolo es un elemento constitutivo del delito de robo y solo puede


ser objeto de prueba indirecta

El dolo como elemento subjetivo del injusto –intención de sustraer


los bienes de la víctima– solo puede ser objeto de prueba indirecta y
a través de los supuestos fácticos, es así, que según las reglas de la
común experiencia el acto de penetrar a la vivienda del agraviado
por la ventana, sin su consentimiento, y sea en contra de su voluntad,
indica primigeniamente su intención de sustracción de los bienes de
aquel –propósito delictivo–, reuniendo con su conducta la antijuricidad
y la culpabilidad del hecho; que, empero, debe estimarse su conducta
como tentativa pues al ser sorprendido en el interior de la habitación
atacó a la víctima causándole lesiones mortales, quedando claro que
del resultado de hechos probados no aparece consumado el delito
imputado por causas ajenas a la voluntad del encausado; que, de otro
lado, se colige de su comportamiento que la muerte del agraviado no se
encontraba en el plan de acción del citado acusado, de modo que el dolo
de homicidio es posterior, pues el imputado se propuso la sustracción
de bienes y al cometerlo se presentaron las circunstancias descritas
ajenas al plan delictivo que diera lugar al homicidio.

R. N. Nº 304-2005-CUSCO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL PERMANENTE

Lima, veintiuno de abril de dos mil cinco

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Sabino Quispe Huamán,


el fiscal superior y la parte civil contra la sentencia de fojas trescientos treinta y cuatro;
de conformidad con el dictamen del señor fiscal supremo en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el encausado Quispe Huamán fundamenta su recurso señalando:
i) que no ha quedado demostrado con prueba suficiente que haya tenido la intención de
robar; ii) que su conducta estuvo dirigida a repeler el ataque o agresión que sufrió por el
agraviado Gustavo Escalante Escalante; iii) que su conducta se subsume en el tipo penal
de lesiones graves seguida de muerte; que, por su parte, el fiscal superior arguye en su
recurso de impugnación que se encuentra probado en autos el delito de violación sexual
en agravio de María Bravo Ortega con el Protocolo Médico de fojas diecinueve y las
testimoniales de Andrés Farfán Cruz y Arnaldo Tinco Escalante de fojas ciento seten-
ta y siete y ciento ochenta, respectivamente; que, asimismo, la parte civil señala en su

263
ROBO Y HURTO

recurso impugnatorio de fojas trescientos cuatro que la reparación civil fijada no guarda
proporción con el daño ocasionado.
Segundo.- Que se imputa al procesado Sabino Quispe Huamán que el catorce de
marzo de dos mil tres ingresó al domicilio del agraviado Gustavo Escalante Escalante
provisto de un cuchillo con la intención de sustraer sus bienes y lo atacó infiriéndole he-
ridas mortales; que en su huida interceptó a la agraviada María Bravo Ortega, le colocó
un cuchillo a la altura del cuello y la despojó de sus prendas de vestir para practicarle el
acto sexual.
Tercero.- Que en autos se tiene las declaraciones testificales de: i) Fernando Flores
Pino de fojas ochenta y ocho, en el sentido de que el agraviado Escalante Escalante le
refirió cuando se encontraba aún con vida que había sido atacado violentamente por un
sujeto de tez morena, alto, quien habría entrado por la ventana al interior de su vivienda
y le introdujo un cuchillo a la altura de la cadera; ii) Nora Luz Tinco Escalante en sede
judicial a fojas doscientos doce expresa que el citado agraviado le refirió que el delin-
cuente había subido por la ventana de atrás ya que la puerta de ingreso se encontraba
intacta y lo describió como de contextura delgada, un poco crespo y moreno; iii) Rene
Aragón López en su declaración testifical corriente a fojas doscientos nueve expone que
el agraviado Escalante Escalante le indicó que cuando estaba subiendo al segundo piso
de su casa para cambiarse de ropa, en forma imprevista se apareció el inculpado Sabi-
no Quispe Huamán quien lo empezó acuchillar; iv) Aniceto Cana Yáñez en su testifical
de fojas ciento sesenta y cinco señala que estuvo presente cuando el agraviado Escalan-
te Escalante reconoció al citado acusado en el hospital de Quillabamba, al que fue lle-
vado por dos efectivos policiales, versión que se corrobora con el Atestado Policial nú-
mero cero cuarenta y cinco guión RPC guión DIV guión POL guión LC guión CQ guión
SID de fojas uno en el que se deja constancia que el encausado fue conducido al hospi-
tal de Quillabamba donde la víctima lo identificó plenamente como el autor del hecho
delictivo; que las versiones precedentes se fortalecen con la diligencia de reconstrucción
de hechos e inspección ocular de fojas noventa en la que se deja constancia que existen
huellas de sangre por debajo de los tubos del pasamanos de las graderías de acceso al
segundo nivel, en la viga de madera colocada en la parte exterior pegada a la construc-
ción y huellas de raspado en los tubos del pasamano hasta en dos sectores, “aspectos o
rastros que sustentarían la versión incriminatoria en el sentido de que el inculpado po-
siblemente haya ingresado a la habitación del segundo nivel escalando por las vigas sa-
lientes y luego entrado por la ventana”; que, siendo así, se enerva la versión del impu-
tado Quispe Huamán de fojas ciento setenta y uno, quien aduce que no subió al segundo
piso del domicilio de la víctima y que el incidente se produjo a seis metros de lugar.
Cuarto.- Que el dolo como elemento subjetivo del injusto –intención de sustraer
los bienes de la víctima– solo puede ser objeto de prueba indirecta y a través de los su-
puestos fácticos, es así, que según las reglas de la común experiencia el acto de penetrar
a la vivienda del agraviado Escalante Escalante por la ventana, sin su consentimiento, y
sea en contra de su voluntad, indica primigeniamente su intención de sustracción de los
bienes de aquel –propósito delictivo–, reuniendo con su conducta la antijuricidad y la
culpabilidad del hecho; que, empero, debe estimarse su conducta como tentativa, pues
al ser sorprendido en el interior de la habitación atacó a la víctima causándole lesiones
mortales, quedando claro que del resultado de hechos probados no aparece consumado

264
JURISPRUDENCIAS

el delito imputado por causas ajenas a la voluntad del encausado Quispe Huamán; que,
de otro lado, se colige de su comportamiento que la muerte del agraviado Escalante Es-
calante no se encontraba en el plan de acción del citado acusado, de modo que el dolo
de homicidio es posterior, pues el imputado se propuso la sustracción de bienes y al
cometerlo se presentaron las circunstancias descritas ajenas al plan delictivo que diera
lugar al homicidio; que, en consecuencia, debe estimarse probada la imputación en este
extremo.
Quinto.- Que respecto al delito de violación sexual en agravio de María Bravo Or-
tega, se tiene en autos la sindicación de esta en sede judicial a fojas ciento dieciocho en
la que expone que fue agredida sexualmente por el encausado Sabina Quispe Huamán,
sin embargo en la diligencia de reconstrucción de hechos e inspección ocular afirma que
“cuando este se quitó el pantalón con la finalidad de someterla al acto sexual aparecie-
ron por el lugar dos vecinos quienes lo aprehendieron”, por lo que su versión primige-
nia no es persistente; que, de otro lado, el protocolo médico practicado a la víctima de
fojas diecinueve y ratificado en sede judicial a fojas treinta y seis, concluye que presen-
ta vulvitis aguda que puede corresponder a un trauma reciente, lo que no acredita el acto
sexual, y más aún en dicho documento se señala también que presenta equimosis en re-
gión frontal derecha lo que corrobora la declaración del encausado Quispe Huamán en
sede judicial –fojas ciento ocho–, quien expuso que en circunstancias que corría por la
carretera se encontró con la agraviada con quien chocó cayendo esta al suelo, siendo
capturado a los pocos segundos; que, por consiguiente, no se puede afirmar fehacien-
temente que el encausado haya abusado sexualmente de la referida víctima, pues no se
ha aportado prueba de cargo suficiente para justificar racionalmente la culpabilidad del
acusado, beneficiándose con las situaciones excluyentes de certeza, de suerte que ante
esta incertidumbre probatoria es aplicable el principio universal del indubio pro reo.
Sexto.- Que, asimismo, la reparación civil fijada por la Sala Penal Superior ha sido
impuesta teniendo en cuenta los efectos que el delito ha tenido sobre la víctima, guar-
dando proporción con la entidad del bien jurídico afectado.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos treinta y cuatro, su fecha siete de diciembre de dos mil cuatro, que ab-
suelve a Sabino Quispe Huamán de la acusación fiscal formulada en su contra por deli-
to contra la libertad –violación sexual–, en agravio de María Bravo Ortega; y lo conde-
na por delito contra el patrimonio –robo agravado en grado de tentativa con subsecuente
muerte–, en perjuicio de Gustavo Escalante Escalante, a treinta años de pena privati-
va de libertad y fija en cinco mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación
civil deberá pagar a favor de sus herederos legales; con lo demás que contiene y es ma-
teria del recurso; y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR; LECAROS CORNEJO;
MOLINA ORDÓÑEZ

265
ROBO Y HURTO

24 Robo: Delito de resultado y bien jurídico protegido

El robo es un delito de resultado pues este se consuma; con el


desapoderamiento del bien mueble, lo que sucede cuando el sujeto activo
logra sustraer el bien mueble de la esfera de dominio del agraviado,
llegando a consumarse cuando este sujeto tiene la posibilidad de
hacer actos de dominio con el bien, siendo necesario para configurar
el tipo penal que haya habido violencia o amenaza al momento de
realizar este acto. Por su parte, el bien jurídico tutelado resulta ser
como bien señala la Ejecutoria Suprema del once de noviembre de mil
novecientos noventa y nueve: “en el delito de robo, se atacan bienes
de tan heterogénea naturaleza como la libertad, la integridad física,
la vida y el patrimonio, lo hace de él un delito complejo; ello es más
que un conglomerado de elementos típicos, en el que sus componentes
aparecen tan disolublemente vinculados entre sí, formando un todo
homogéneo indestructible, cuya separación parcial dará lugar a la
destrucción del tipo”.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


CUARTA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA PROCESOS CON
REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 20374-2007
(D.D.: Báscones Gómez Velásquez)

Lima, 11 de enero de 2012

VISTA; en audiencia pública, la causa seguida contra Gilber Rafael Livia Ramosy
Guillermo Livia Ramos, acusados por el delito contra el Patrimonio –Robo Agravado–,
en agravio de Arnaldo Abad.

I. RESULTA DE AUTOS
Que a mérito del Atestado Policial, con la formalización de la denuncia del fis-
cal provincial, el juzgado penal emitió el correspondiente auto de apertura de instruc-
ción; dictándose en contra de los procesados mandato de comparecencia; que tramita-
da la causa conforme al procedimiento ordinario, con el dictamen del fiscal provincial
e informe final del señor juez penal, fueron elevados los autos en su oportunidad a la
Sala Penal Superior, obrando en autos la acusación escrita del señor fiscal superior y
el auto superior de enjuiciamiento, señalándose día y hora para la verificación del acto
oral, que habiéndosele hecho saber a los acusados Gilber Rafael Livia Ramos y Gui-
llermo Livia Ramos los alcances y bondades de la ley veintiocho mil ciento veintidós
–conclusión anticipada del juicio oral–, estos no se acogieron, por lo que se llevó a cabo
los debates orales como se muestra en las actas de su propósito, luego de escuchado

266
JURISPRUDENCIAS

la requisitoria oral y alegatos de la defensa, ha quedado la causa expedita para emitir


sentencia.

II. HECHOS IMPUTADOS


Que se le imputa a los acusados Gilber Rafael Livia Ramos y Guillermo Livia
Ramos que el día veinticinco de diciembre del año dos mil seis, aproximadamente a las
siete y treinta de la noche, en circunstancias en que el agraviado se dirigía a su domici-
lio transitando por la calle Ernesto Guevara en el distrito de Santa Anita, fue intercepta-
do por los procesados y un grupo de desconocidos quienes lo golpearon para arrebatar-
le sus pertenencias, para lo cual el procesado Guillermo Livia Ramos cogió un ladrillo
para golpearlo al agraviado en su cabeza mientras que el procesado Gilber Rafael Livia
Ramos un pico de la botella lo golpeo en el rostro, y al vencer la resistencia del agravia-
do se apoderaron de la suma de dos mil nuevos soles que llevaba en sus medias, para se-
guidamente fugarse del lugar.

III. FUNDAMENTOS DE HECHO


Primero.- Que el acusado Gilber Rafael Livia Ramos a nivel preliminar, sostuvo
que no tuvo ninguna participación en los hechos que se le incriminan, no se explica por
qué ha sido denunciado, que le dicen chuleta, en su instructiva a fojas ochenta y cinco
sostuvo que conocía al agraviado de vista por ser del barrio, que el día de los hechos es-
tuvo con su familia, no estuvo al momento en que ocurrieron los hechos, no tiene cono-
cimiento si es que el agraviado fue agredido, que sí le dicen “Chuleta”, que antes ha te-
nido problemas con los sobrinos del agraviado quienes le faltaron el respeto a su mamá,
que el día veinticinco de diciembre de dos mil seis en horas de la madrugada fue a salu-
dar a su madre quedándose dos horas y luego se fue al Agustino a las tres y media de la
mañana y en el acto oral ha sostenido que el agraviado está mintiendo que en esa época
él vivía en El Agustino con sus hijos, él vive a tres cuadras de la casa de sus padres, que
lo sindica por razones de venganza porque en muchas oportunidades se peleó con sus
sobrinos, que no estuvo el día de los hechos, que en el barrio ha formado parte de un
grupo que jugaba fútbol, que se considera inocente.
Segundo.- Que el acusado Guillermo Livia Ramos, al declarar preliminarmente
señala no recordar haber tenido algún problema con el agraviado, toda vez que dicha
persona en varias oportunidades estando borracho ha roto la luna de las ventanas de
su casa, que nunca lo ha agredido físicamente; que el agraviado está mintiendo que no
le ha robado; que no pertenece a ninguna pandilla, al declarar instructivamente a fojas
ochenta sostiene que conoce al agraviado por ser su vecino; que es chofer de taxi, tra-
baja con carro alquilado; que el día de los hechos estuvo en su casa, que tiene conoci-
miento que el agraviado hace zapatos, que ese día estuvo sobrio en la esquina de su casa
con su sobrino de diez años jugando; que el día de los hechos el agraviado pasó marea-
do, borracho y ensangrentado; que su hermano el día de marras estuvo con sus hijos y
señora en El Agustino; que su hermano no estuvo esa fecha; para luego en el juicio oral
sostener que en ningún momento le tiró un ladrillazo al agraviado, que pasó por su casa
y estaba borracho ya le habían robado y le habían roto la cabeza, toda vez que tenía san-
gre en su ropa, que en ningún [momento] le ha robado, que el agraviado cuando está

267
ROBO Y HURTO

mareado, es faltoso se pone malcriado, que lo acusa porque en una oportunidad ha teni-
do problemas con el hijo del agraviado, que en esa época ha formado parte de la pandi-
lla “Los Chivis”, jugaban pelota.
Tercero.- Que el agraviado Arnaldo Abad Puchoc Cochachi al declarar a fojas diez
en sede preliminar manifiesta que los hermanos Guillermo y “Chuleta”, pertenecientes a
la pandilla “Los Chivis” le han roto la cabeza con un ladrillo y le han cortada el rostro
con pico de botella, para luego reducirlo y robarle la suma de dos mil nuevos soles que
llevaba dentro de sus medias como producto de la cobranza que había realizado, ese día
de los hechos lo acorralaron, le roban también su cuaderno de apuntes dejándolo tirado
en el pavimento estuvieron con dos sujetos más, que puede acreditar que ese día cobró
dinero de sus clientes; en su declaración preventiva el agraviado señala que el día de
los hechos había tomado cerca de cuatro a seis cervezas, reconoce a los acusados sien-
do Guillermo quien le tiró un ladrillo en la cabeza, y Rafael le cortó en el labio superior
con un pico de botella habían otros dos sujetos que los conoce como “Mosca Loca” y
“Churrasqueado”, que antes de los hechos no ha tenido problemas con los imputados;
que el día de los hechos los acusados estaban mareados, que tenía conocimiento que
Guillermo Livia había estado preso por robo agravado. En el acto oral el agraviado se
ratifica de sus declaraciones precedentes, que está totalmente seguro que los acusados
participaron, que el día de los hechos por haberle cobrado a sus clientes tenía la suma de
mil doscientos soles, que le sustrajeron de la media.
Cuarto.- Que de la revisión de autos aparece el certificado médico-legal obrante a
fojas veinte practicado a la persona del agraviado Arnaldo Abad Puchoc Cochachi pre-
sentando lesiones leves ocasionado por agente contundente duro.

IV. FUNDAMENTO DE DERECHO


EVALUACIÓN JURÍDICA
Que, el ámbito de la tipicidad o calificación jurídico penal, se determina en rela-
ción a los hechos objeto de la causa y las circunstancia que rodean al hecho punible, en
ese sentido la calificación jurídica del fiscal es por el delito de robo agravado, el cual se
encuentra regulado en el artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal vigente, que
debe ser concordado con el tipo base descrito en el artículo ciento ochenta y ocho del
mismo cuerpo legal mencionado, que señala: “El que se apodera ilegítimamente de un
bien mueble total o parcialmente ajeno, para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar
en que se encuentra, empleando violencia contra la persona o amenazándola como un
peligro inminente para su vida o integridad física será reprimido con pena privativa de
libertad (...)”, con la agravante señalada en el primer párrafo del artículo ciento ochen-
ta y nueve del Código Penal, los incisos dos: “durante la noche o lugar desolado”, tres:
“a mano armada”, y cuatro: “con el concurso de dos o más personas”, como vemos esta-
mos ante un delito de resultado pues este se consuma; con el desapoderamiento del bien
mueble, lo que sucede cuando el sujeto activo logra sustraer el bien mueble de la esfera
de dominio del agraviado, llegando a consumarse cuando este sujeto tiene la posibilidad
de hacer actos de dominio con el bien, siendo necesario para configurar el tipo penal que
haya habido violencia o amenaza al momento de realizar este acto.

268
JURISPRUDENCIAS

Siendo el bien jurídico tutelado resulta ser como bien señala la Ejecutoria Supre-
ma del once de noviembre de mil novecientos noventa y nueve: “en el delito de robo, se
atacan bienes de tan heterogénea naturaleza como la libertad, la integridad física, la vida
y el patrimonio, lo hace de él un delito complejo; ello es más que un conglomerado de
elementos típicos, en el que sus componentes aparecen tan disolublemente vinculados
entre sí, formando un todo homogéneo indestructible, cuya separación parcial dará lugar
a la destrucción del tipo”(5).

V. VALORACIÓN PROBATORIA
Que de la compulsa de las pruebas que se han acopiado durante la etapa de instruc-
ción y lo actuado en el acto oral, se tiene que la tesis de defensa esgrimida por los acu-
sados se fundamenta en que existe enemistad entre su familia y la del agraviado y que
en el día de los hechos el acusado Guillermo Livia Ramos vio pasar al agraviado ensan-
grentado, quien aparentemente ya había sido asaltado previamente, versión que carece
de sustento fáctico, puesto que en audiencia pública llevada a cabo en fecha dieciséis de
noviembre de dos mil once, en la diligencia de confrontación entre el acusado Guiller-
mo Livia Ramos y al agraviado, este acusado sostuvo que no se acuerda si es que le tiró
la piedra y que quizás haya sido su hermano y le pide disculpas, aunado a eso tenemos
la versión uniforme y coherente brindada por el agraviado quien reconoció a los acu-
sados como unas de las personas que estaban en el grupo que lo agredió, narrando con
lujo de detalles la forma y circunstancias en que fue asaltado, golpeándolo con un ladri-
llo y pico de botella y apoderándose de la cantidad de dos mil nuevos soles producto de
la cobranza que realizó ese día; además que el acusado Guillermo Livia Ramos al reali-
zar su defensa material reconoce haber agredido al agraviado, porque hace años tuvie-
ron una rencilla de más o menos ocho años y en esa época paraba en la calle, versión
que cumple con los requisitos señalados en el acuerdo plenario número dos guión dos
mil cinco/CJ, guión ciento dieciséis, en su fundamento décimo: “Tratándose de las de-
claraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo de los hechos, al no regir
el antiguo principio jurídico testis unus testis nullus, tiene entidad para ser considerada
prueba válida de cargo, por ende, virtualidad procesal para enervar la presunción de ino-
cencia del imputado, siempre y cuando no se advierten razones objetivas que invaliden
sus afirmaciones. Las garantías de certeza serían las siguientes:
A) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existen relaciones entre
el agraviado e imputado basadas en el odio, resentimiento, enemistad u otras que pue-
dan incidir en la parcialidad de la deposición, que por ende le nieguen aptitud para ge-
nerar certeza, que si bien es cierto que el acusado sostiene que existen problemas entre
sus familias, dicha circunstancia al no ser corroborada con otro medio de prueba, resulta
ser alegato de defensa que busca desvirtuar la acusación realizada por el agraviado y por
ende evadir su responsabilidad penal.
Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia decla-
ración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter

(5) Expediente Nº 821-99-La Libertad. En: Revista de Jurisprudencia. Año II, Nº 4, 2000, p. 367.

269
ROBO Y HURTO

objetivo, que le doten de aptitud probatoria, puesto que no solo se cuenta con la decla-
ración del agraviado, sino con el certificado médico legal, en el cual se consigna las gra-
ves lesiones que sufrió el agraviado a causa del latrocinio llevado a cabo en su perjuicio.
Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que señalan en el literal C)
del párrafo anterior”(6), puesto que a lo largo del proceso la sindicación formulada por
el agraviado ha sido constante al señalar a los acusados como los res del evento delic-
tivo que nos ocupa, señalando la participación de cada uno de ellos, siendo el acusado
Guillermo Livia Ramos, quien lo golpeó con un ladrillo, y a Gilber Rafael Livia Ramos
quien con un pico de botella le golpeó el rostro.

VI. GRADUACIÓN DE LA PENA


Una vez establecida la existencia de un hecho delictivo y estando vigente el interés
del Estado por sancionar plenamente dicho ilícito resulta necesario determinar la conse-
cuencia jurídico-penal que le corresponde aplicar a su autor o partícipe. Al respecto, la
determinación judicial de la pena tiene por función identificar y decidir la calidad de in-
tensidad de las consecuencias jurídicas que corresponde aplicar al autor o partícipe de
un delito. Se trata, por tanto, de un procedimiento técnico y valorativo de individualiza-
ción de sanciones penales, la cual debe ser concreta e individualizada, siendo factores
que se deben de tomar en cuenta al momento de determinar la pena proporcional son:
1. Las carencias sociales que hubiere sufrido el agente; 2. Su cultura y sus costumbres; y
3. Los intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependen.
Para determinar la pena justa y proporcional nos valdremos de un sistema similar
al que se regula en el anteproyecto del Código Penal de dos mil cuatro dividiendo el ám-
bito de la pena abstracta en partes iguales, y a determinar con base en las circunstancias
modificatorias de la ley penal, la pena correctamente determinada, pues como señala
Prado Saldarriaga el legislador nos presenta circunstancias y nos dice que esas circuns-
tancias pueden incrementar el desvalor del acto (…) o puede incrementar la culpabilidad
del autor, pero no nos dice cómo usarlas, en ese sentido se debe de tener en cuenta ade-
más de lo establecido las circunstancias en que se cometió el ilícito penal, siendo estas
factores objetivos y subjetivos que permiten al juez identificar en el caso concreto la
magnitud del injusto, por indicar un mayor o menor desvalor del comportamiento anti-
jurídico ejecutado o un mayor reproche de culpabilidad sobre su autor, generando como
efecto la imposición de una pena acorde al nivel de culpabilidad de su autor a fin de de-
finir la extensión y naturaleza de la pena que debe imponerse. En el presente caso se ha
tenido en consideración en el caso del acusado Guillermo Livia Ramos, quien a fojas
doscientos treinta y seis en su certificado de antecedentes penales se informa que ha sido
condenado por delito de robo agravado a cinco años de pena privativa de libertad, sen-
tencia que fue emitida en fecha veintiséis de junio de dos mil tres y que vencía en el año
dos mil siete, sin embargo en ese lapso de tiempo en diciembre de dos mil seis el men-
cionado acusado vuelve a delinquir, lo cual denota una conducta orientada a cometer

(6) Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes y Transitoria de la Corte Suprema de Justi-
cia, Acuerdo Plenario Nº 2-2005/CJ-116.

270
JURISPRUDENCIAS

hechos ilícitos y por ende su peligrosidad a la sociedad a ser una persona reincidente en
la comisión de delitos, circunstancia que cumple con lo estipulado en el Acuerdo Ple-
nario Nº 1-2008/CJ-116(7), el cual establece en su considerando duodécimo los requi-
sitos para establecer al procesado como reincidente, los siguientes: 1) Haber cumpli-
do en todo o en parte una condena de pena privativa de libertad. No está comprendido
el cumplimiento total o parcial de otra clase de pena. Se trata de una sentencia con-
denatoria ejecutoriada a pena privativa de libertad de carácter efectiva. 2) Los delitos
–se excluyen las faltas– antecede y posterior han de ser dolosos. El delito posterior
debe de cometerse luego del cumplimiento total o parcial de la pena privativa de liber-
tad. Ello presupone sentencias firmes y con principio de ejecución efectiva. 3) No hace
falta que el delito posterior esté en el mismo Título del Código, o mejor dicho, sea de la
misma naturaleza, es decir, que exista entidad o similitud del tipo o la identidad del bien
jurídico vulnerado; no hay un elemento relacional entre los dos delitos. Se trata, por
consiguiente, de una reincidencia genérica. 4) El lapso de tiempo que debe transcurrir,
luego del cumplimiento total o parcial de la pena privativa de libertad –condición bási-
ca para calificar de reincidente a un delincuente–, es de cinco años. Para el entendimien-
to de este último requisito se recurre a la regla del artículo 46-C del Código Penal, que
precisa que los hechos punibles se han de perpetrarse “(...) en un lapso que no exceda de
cinco años”. 5) Es una circunstancia personal e incomunicable a los coautores o partíci-
pes en quienes no concurra.

VII. DETERMINACIÓN DE LA REPARACIÓN CIVIL


La reparación civil se fija en función al principio del daño causado, esto es, que
debe guardar proporción con el menoscabo irrogado, lo cual se traduce en el resarci-
miento del bien o indemnización por quien como consecuencia de la comisión de un de-
lito, ocasionó un daño que afectó los derechos e intereses legítimos de la víctima, pues
según al artículo noventa y tres del Código Penal, la reparación civil comprende: I) La
restitución del bien, si no es posible el pago de su valor, y II) La indemnización de los
daños y perjuicios, pretensión de carácter civil que es introducida en el proceso por el
fiscal superior en su acusación escrita.
En la presente causa se ha tenido en consideración el certificado médico legal
Nº 026556-L de fojas veinte, practicado al agraviado en el día de suscitado los hechos,
en el cual se dejó constancia de las graves lesiones que fueron producidas al agraviado,
demostrándose el nivel de violencia física que fue ejercido en su contra a fin de despo-
jarlo de sus bienes, de tal magnitud que se determinó incapacidad médico-legal de doce
días.

VIII. RESOLUCIÓN
En aplicación a los artículos once, doce, veintitrés, cuarenta y cinco, cuarenta
y seis, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base, con las

(7) Corte Suprema de Justicia de la República, IV Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanen-
te, Transitorias y Especial, Acuerdo Plenario Nº 1-2008/CJ-116, del 3 de noviembre de 2008.

271
ROBO Y HURTO

agravantes de los incisos dos, tres y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal vigente, en concordancia con los artículos doscientos ochen-
ta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimiento Penales, analizan-
do los hechos y las pruebas con el criterio de conciencia que la ley autoriza y admi-
nistrando justicia a nombre de la Nación, los jueces superiores miembros de la Cuarta
Sala Penal para procesos con reos libres FALLAN: CONDENANDO a Gilber Rafael
Livia Ramos, como autor del delito contra el patrimonio –robo agravado– en agravio de
Arnaldo Abad Puchoc, a CUATRO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, la
misma que se suspende condicionalmente por el periodo de prueba de TRES AÑOS, su-
peditada al cumplimiento de las siguientes reglas de conducta; a) No variar de domici-
lio ni ausentarse de su residencia, sin previo aviso ni autorización escrita del juez de la
causa; b) Abstenerse de relacionarse con personas que viven al margen de la ley, c) No
frecuentar lugares de dudosa reputación; y d) Concurrir cada treinta días al local del juz-
gado, a fin de informar y justificar sus actividades y a registrar su firma en el cuaderno
respectivo; así como las veces que sea requerido por la autoridad judicial, bajo aperci-
bimiento de aplicarse los correctivos señalados en el artículo cincuenta y nueve del Có-
digo Penal, en caso de incumplimiento y Condenando a Guillermo Livia Ramos como
autor del delito contra el Patrimonio –Robo Agravado–, en agravio de Arnaldo Abad
Puchoc, a CINCO AÑOS DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, la cual computada
desde el once de enero de dos mi doce, vencerá el diez de enero de dos mil diecisie-
te; ordenaron su internamiento en cárcel pública, oficiándose para tal efecto a la entidad
respectiva en el día; FIJARON: En la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto
de la reparación civil que deberá abonar los sentenciados de forma solidaria a favor del
perjudicado; DISPUSIERON que la presente sentencia sea leída en acto público, y con-
sentida o ejecutoriada que sea, se inscriba en el Registro Central de Condenas, expidién-
dose los boletines y testimonios respectivos, archivándose definitivamente el proceso,
con aviso al juez de la causa.

SS. DR. CÉSAR JAVIER VEGA VEGA - PRESIDENTE; DR. CARLOS HERNÁN FLORES VEGA -
JUEZ SUPERIOR; DRA. ÁNGELA MAGALLI BÁSCONES GÓMEZ VELÁSQUEZ - JUEZ SUPE-
RIOR, DIRECCIÓN DE DEBATES

272
JURISPRUDENCIAS

25 Robo agravado: Acreditación de la preexistencia de la cosa mate-


ria de delito

En el caso de los delitos contra el patrimonio, resulta sustancial el acre-


ditar la preexistencia de la cosa materia del delito, con la finalidad de
poder determinar no solo la naturaleza y características de dicha cosa,
sino además, establecer su valor y de esta manera poder cuantificar el
daño ocasionado con la sustracción de la misma. Así, del análisis a los
actuados, con el acta de hallazgo y recojo de los presentes actuados,
así como con el acta de entrega de dinero, se acredita la preexistencia
de la maleta y del dinero que le fuera presuntamente arrebatada al
agraviado por parte de los acusados, dándose por cumplida la obliga-
ción procesal indicada.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA NORTE


SEGUNDA SALA ESPECIALIZADA PENAL DE REOS EN CÁRCEL
EXPEDIENTE Nº 841-2009

Establecimiento Penitenciario de Lurigancho, 23 de agosto de 2010

VISTOS: En audiencia pública, el proceso penal seguido contra Sandro Samir


Goicochea Cruces y Víctor René Araujo Oliveros, por la presunta comisión del delito
contra el Patrimonio en la modalidad de Robo Agravado en agravio de Moisés Concha
Miche, ilícito tipificado y sancionado por el artículo 188 del Código Penal en su modali-
dad agravada, prevista y sancionada por los incisos tercero y cuarto del artículo 189 del
indicado cuerpo legal.

I. PARTE EXPOSITIVA
1. Se imputa a los acusados Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René
Araujo Oliveros, la comisión del delito contra el Patrimonio –Robo Agrava-
do–, en agravio de Moisés Concha Miche, esto es que en fecha veintiséis de
febrero de dos mil nueve en horas de la mañana, en circunstancias en que el
agraviado transitaba por la Avenida Alfredo Mendiola portando un maletín
que contenía cinco mil dólares americanos, con el propósito de depositarlos
al Banco Mibanco del distrito de Puente Piedra, es al llegar al paradero Km.
21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas) cuando fue sorpresiva-
mente empujado por el procesado Araujo Oliveros, quien logra arrebatarle el
maletín y al tratar de reaccionar, el procesado Goicochea Cruces le apuntó con
un arma de fuego y bajo amenaza a su integridad le hizo desistir de su male-
tín, siendo que ante los gritos de auxilio proferidos por el agraviado, peatones
y vecinos acudieron al lugar y agredieron a los procesados.

273
ROBO Y HURTO

2. Con el Atestado Policial Nº 037-09-VII-DIRTEPOL-DIVTER-N2-CSL-SEINCRI,


y los actuados durante la investigación preliminar dispuesta por la Represen-
tante del Ministerio Público, con fecha veintisiete de febrero del año dos mil
nueve, la Tercera Fiscalía Provincial Penal del distrito Judicial de Lima Norte,
formaliza denuncia penal contra Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor
René Araujo Oliveros por los delitos: contra el Patrimonio –Robo Agravado–,
en agravio de Moisés Concha Miche, ilícito tipificado y sancionado por el ar-
tículo 188 del Código Penal en su modalidad agravada prevista y sanciona-
da por los incisos tercero y cuarto del artículo 189 del indicado cuerpo legal;
y contra la vida, el cuerpo y la salud - lesiones graves, en agravio de Segundo
Eleodoro Gonzáles Isuiza, ilícito tipificado y sancionado por el inciso segundo
del artículo 121 del Código Penal.
3. Por Resolución de fecha veintisiete de febrero del año dos mil nueve, el Juez
Penal del Primer Juzgado Especializado Penal del Módulo Básico de Justicia
de Los Olivos de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte abrió instrucción
en contra de los citados denunciados por los delitos antes indicados, en agra-
vio de los antes mencionados.
4. Tramitada la causa conforme a su naturaleza y a las normas procesales perti-
nentes, vencido el término de la instrucción el señor fiscal provincial emite su
dictamen y el señor juez penal su informe final; elevado los actuados al supe-
rior jerárquico y remitidos a la fiscalía, la señora fiscal superior penal emitió
su acusación escrita el quince de febrero del año dos mil diez, y el Colegiado
emite el respectivo Auto Superior de Enjuiciamiento por Resolución de fecha
tres de junio del año dos mil diez, declarando haber mérito a pasar a juicio
oral contra los acusados solo por el delito contra el Patrimonio –Robo Agra-
vado–, en agravio de Moisés Concha Miche, habiéndose dispuesto el sobresei-
miento del proceso en el extremo del delito contra la vida el cuerpo y la salud
en la modalidad de lesiones graves, en agravio de Segundo Eleodoro Gonzáles
Isuiza; iniciándose el juicio oral el siete de julio de dos mil diez, el mismo que
se desarrolló en diversas audiencias conforme las actas que anteceden, escu-
chada la requisitoria oral, los alegatos de defensa, la causa ha quedado expedi-
ta para sentenciar.

II. PARTE CONSIDERATIVA


Primero.- Conforme a lo dispuesto por el artículo 245 del Código Procesal Penal,
aprobado por Decreto Legislativo Nº 638, en los delitos contra el patrimonio, deberá
acreditarse la preexistencia de la cosa materia del delito; en el caso de los delitos contra
el patrimonio, resulta sustancial el acreditar la preexistencia de la cosa materia del deli-
to, con la finalidad de poder determinar, no solo la naturaleza y características de dicha
cosa, sino además, establecer su valor y de esta manera poder cuantificar el daño ocasio-
nado con la sustracción de la misma; así, del análisis a los actuados, con el acta de ha-
llazgo y recojo de fojas veinticuatro de los presentes actuados, así como con el acta de
entrega de dinero de fojas diecinueve de los presentes, se acredita la preexistencia de la

274
JURISPRUDENCIAS

maleta y del dinero que le fuera presuntamente arrebatada al agraviado por parte de los
acusados, dándose por cumplida la obligación procesal indicada.
Segundo.- Que, la hipótesis incriminatoria del Ministerio Público, se sustenta en
el hecho de que el veintiséis de febrero del año dos mil nueve en horas de la mañana,
en circunstancias que el agraviado Moisés Concha Miche, transitaba por la Avenida Al-
fredo Mendiola portando un maletín que contenía cinco mil dólares americanos, con el
propósito de depositarlos en el Banco Mibanco del distrito de Puente Piedra, es al llegar
al paradero ubicado en el Km. 21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas)
cuando sorpresivamente habría sido empujado por el procesado Araujo Oliveros, quien
logra arrebatarle el maletín que portaba y al tratar de reaccionar, el procesado Goico-
chea Cruces le habría apuntado con un arma de fuego y bajo amenaza a su integridad
física, le hizo desistir de su intento de reacción, permitiendo la sustracción de su male-
tín conteniendo el dinero antes indicado, siendo que ante los gritos de auxilio proferidos
por el agraviado, peatones y vecinos acudieron al lugar y emprendieron la persecución y
posterior agredieron a los procesados, logrando detenerlos y ponerlos a disposición de la
autoridad policial.
Tercero.- Sin embargo, durante el desarrollo de la investigación preliminar, ins-
trucción y sobre todo juicio oral, se ha llegado a determinar lo siguiente:
3.1. El día veintiséis de febrero del año dos mil nueve, en horas de la mañana,
el agraviado Moisés Concha Miche conjuntamente con su esposa Luz Mary
Pérez Pio, concurrieron al inmueble ubicado en la Avenida Alfredo Mendiola
“C-67”, del distrito de San Martín de Porres, de propiedad de Ana Ruth Pérez
Pio (hermana de la esposa del agraviado Moisés Concha Miche), lugar en el
que, recibieron un maletín conteniendo la suma de cinco mil dólares ameri-
canos, de parte de la persona de Honoria Pio Pomacaja (madre de la espo-
sa del agraviado Moisés Concha Miche), con la finalidad de que lo depositen
en la entidad bancaria Mibanco, sucursal del distrito de Puente Piedra; es así,
que salieron del inmueble antes indicado, con la finalidad de dirigirse al pa-
radero y tomar un vehículo de transporte público que los traslade al distrito
antes indicado, es cuando transitaban por inmediaciones de la Avenida Alfredo
Mendiola portando el indicado maletín, y al llegar al paradero ubicado en el
Km. 21 de la Panamericana Norte (Óvalo Infantas - Comas), habrían sido in-
terceptados por dos sujetos uno de los cuales, le arrebató el indicado maletín,
y cuando pretendió reaccionar ante dicho despojo, el otro sujeto le amenazó
con un arma de fuego, por lo que procedió a dejar que le sustraigan dicho ma-
letín, emprendiendo sus agresores veloz huida del lugar de los hechos, mien-
tras que el agraviado Moisés Concha Miche, pedía auxilio a pobladores de la
zona que en ese momento jugaban un partido de fulbito en una canchita cerca-
na, los cuales emprendieron la persecución de los ladrones, cuando el ciudada-
no Segundo Eleodoro Gonzales Isuiza, en circunstancias en que se aprestaba
a sujetar a uno de los ladrones, este extrajo un arma y le disparó en el brazo,
ocasionando que este caiga al piso y su agresor se diera a la fuga. Posterior-
mente, pobladores del lugar lograron detener a dos personas, las cuales fueron
sindicadas como partícipes del robo al agraviado, a quienes agredieron física-
mente y ante la presencia de la autoridad policial las pusieron a disposición de

275
ROBO Y HURTO

ellos. Asimismo, el agraviado Moisés Concha Miche, recuperó el maletín con-


teniendo el dinero que inicialmente le fuera arrebatado.
3.2. Al respecto, el agraviado Moisés Concha Miche, pese a haber sido debida-
mente notificado para que se presente a prestar su declaración preventi-
va durante el desarrollo de la instrucción, así como su declaración durante el
desarrollo del presente juicio oral, no ha cumplido con presentarse, descono-
ciéndose el motivo de su inasistencia.
3.3. Sin embargo, dicho agraviado, prestó su declaración durante la investigación
preliminar(8), en presencia del representante del Ministerio Público a las cator-
ce horas del día de los hechos, logrando sindicar al acusado Víctor René Arau-
jo Oliveros, como la persona que le empujó y logró arrebatarle el maletín; así
como ha sindicado al acusado Sandro Samir Goicochea Cruces, como la per-
sona que le apuntó con un arma de fuego, cuando dicho agraviado pretendió
reaccionar ante la sustracción del indicado maletín, haciéndole desistir de su
intención.
3.4. Al respecto, debe señalarse que ambos acusados Víctor René Araujo Oliveros
y Sandro Samir Goicochea Cruces, han negado desde el inicio del proceso el
haber tenido participación alguna en los hechos materia del presente, manifes-
tando lo siguiente:
a) El acusado Sandro Samir Goicochea Cruces, ha manifestado que el día
de los hechos, se encontraba por inmediaciones del lugar donde ocurrió
el robo en agravio de Moisés Concha Miche, debido a que se había malo-
grado su vehículo en el cual realiza servicio de Taxi, y lo había internado
en un taller por inmediaciones de la Avenida Universitaria, mientras se
encontraba por inmediaciones del Óvalo Infantas, luego de haberse reu-
nido con su amigo a quien conoce como “Henry”, el cual le había presta-
do la suma de cien nuevos soles, con los cuales, pensaba pagar el arreglo
de su vehículo; respecto a su participación ha referido lo siguiente:
- Al prestar su declaración indagatoria en sede policial en presencia del
representante del Ministerio Público(9), manifestó que su participación
fue, en su respuesta a la cuarta pregunta: “(…) a mi me ha intervenido
el tumulto de gente, por lo que la persona que había robado el maletín
(no puedo precisar la hora), lo tiró al suelo, entonces como yo pasaba
por dicho lugar levanté el malentín y ví a quien dar el maletín, luego el
tumulto de gente me agarró a mi, entonces yo dije que me lleven a la
comisaría porque no sabía nada (…)” (sic) fojas doce de los actuados.
- Luego en la misma declaración, en su respuesta a la pregunta cinco,
afirmó que se “(…) encontraba solo, caminando por e Óvalo de Infan-
tas para dirigirme al mecánico, cuando estaba por el Óvalo de Infantas

(8) Fojas 12 a 14 de los actuados en el presente proceso.


(9) Ídem.

276
JURISPRUDENCIAS

lo que pasó, yo he visto que se encontraban correteando la gente a los


rateros, yo vi que corrían y uno de los sujetos que corrían es el que se
encuentra intervenido, y que también momentos antes fue la persona
que tenía el maletín y que lo tiró al piso, cuando lo correteaban al rate-
ro, solo vi correr al intervenido, cuando tenía la maleta luego la arrojó
las personas que correteaba no recogían el maletín yo obté por recoger
el maletín y se presentó una sra., fue a quien entregué luego la gente
me agarró porque pensaba que estaba con el ratero, donde me dijo que
si no tenía nada que ver me espere a la policía (…)” (sic) fojas doce y
trece de los actuados).
- Luego, en su respuesta a la pregunta dieciocho afirmó, respecto al ma-
letín sustraído al agraviado que él lo habría “(…) recogido después que
la persona del detenido Víctor René Araujo Oliveros lo arrojó, inme-
diatamente apareció una señora indicando que era de ella, a quien se lo
entregué (…)” (sic), fojas catorce de los actuados.
- Para luego, ya en sede judicial, al prestar la continuación de su decla-
ración instructiva(10), el día treinta de abril de dos mil nueve, haber afir-
mado que quería aclarar su declaración policial, señalando haber visto
a por lo menos cincuenta personas corriendo supuestamente a agarrar a
alguien, y él estaba al costado, y vio el maletín al medio de la calle y la
gente seguía corriendo por encima del maletín, entonces optó por reco-
ger el maletín y se lo entregó a una señora que venía llorando y dicien-
do “me han robado”, allí fue que lo agarraron dos personas del grupo
que estaban corriendo y le preguntaron a la indicada señora si él había
sido y esta les respondió que nada y se fue con el maletín. Además refi-
rió que a su coprocesado lo vio recién en la Comisaría. Versión que ha
sido reproducida al declarar durante el juicio oral.
b) Por su parte, el acusado Víctor René Araujo Oliveros, ha referido que el
día de los hechos, llegó al Óvalo de Infantas, con la finalidad de concurrir
al inmueble ubicado en la manzana “B”, lote “28”, cerca del Óvalo de In-
fantas, vivienda de la persona de Antonia Chávez Matallana, la misma
con quien iban a tratar un contrato de construcción de un nicho en el Ce-
menterio Paz y Libertad del distrito de Comas, y que al bajar del moto-
taxi en el que llegó a dicho Óvalo, luego de aproximadamente tres minu-
tos, fue agredido por un grupo de personas quienes lo confundieron con
otra persona que momentos antes había sustraído un maletín. Al respecto
manifestó lo siguiente:
- Solo en sede judicial, pues se negó a declarar durante la investigación
preliminar, manifestó dedicarse a labores de construcción de nichos en
el Cementerio antes indicado, y que días antes se había contactado con
la persona de Antonia Chávez Matallana, quien le dio su dirección para

(10) Fojas 199 a 204 de los presentes actuados.

277
ROBO Y HURTO

que vaya a la misma a tratar sobre la construcción de un nicho en el


Cementerio Paz y Libertad de Comas. Así el día de los hechos, luego
de aproximadamente tres minutos de haber llegado al Óvalo de Infan-
tas, y de indagar sobre dónde quedaba la dirección que le dieron, fue
atacado por un grupo de personas quienes lo golpearon y lo condujeron
a la Comisaría, lugar donde se enteró de los hechos, y recién allí vio a
su coprocesado.
3.5. Por otro lado, Antonia Chávez Matallana, el cuatro de mayo de dos mil nueve,
prestó su declaración testimonial durante el desarrollo de la instrucción(11), en
la cual afirmó que el día veinticinco de febrero de dos mil nueve (un día antes
de ocurrido los hechos), contactó con el acusado Víctor René Araujo Oliveros,
con la finalidad de que este le realice un nicho, habiéndole entregado la suma
de cincuenta nuevos soles, e indicándole que al día siguiente, concurra a su
vivienda con la finalidad de entregarle otro adelanto por el trabajo a realizar,
es así, que el día veintiséis lo estuvo esperando hasta las tres de la tarde pero
el indicado acusado no llegó, pese a haber acordado que iba a ir a las diez de
la mañana, manifestando además que su vivienda se encuentra ubicada a tres
cuadras del Óvalo de Infantas.
3.6. Asimismo, Ana Ruth Pérez Pio, al prestar su declaración testimonial manifes-
tó que el día de los hechos, logró observar como dos sujetos forcejeaban con
su cuñado el agraviado (esposo de su hermana), logrando despojarlo del ma-
letín, y que con posterioridad un joven de contextura delgada y alto, de ojos
grandes y pómulos pronunciados le hiciera entrega.
3.7. Además, ya durante el desarrollo del juicio oral, en la sesión del veintiséis de
julio del presente año(12), el testigo Luis Alberto Castro Pérez, quien refirió ser
testigo presencial de los hechos, además de ser hijo de la testigo Ana Ruth
Pérez Pio, y sobrino del agraviado Moisés Concha Miche, refirió que el día de
los hechos, logró observar a dos personas que arrebataron un maletín a su tío
el agraviado, y conjuntamente con otras personas del lugar, emprendieron la
persecución de los mismos, y uno de ellos logró subirse a una mototaxi y huir
del lugar, mientras que el otro sujeto, corrió y se trepó por el muro que divide
a la avenida Panamericana Norte y se dirigió hacia el otro lado, perdiéndolos
de vista. Además, afirmó que su señora madre le indicó que un joven le devol-
vió el maletín que contenía el dinero que le fuera arrebatado a su tío, y que se
sorprendió cuando la policía llegó a su casa indicando que habían detenido a
los ladrones pues, siendo él una de las personas que los perseguía de cerca ob-
servó que estos escaparon, brindando las características físicas de los mismos,
las cuales difieren de las que poseen los acusados, dado la inmediación con
que se ha desarrollado el juicio oral.

(11) Fojas 207 a 209 de los actuados en la presente.


(12) Fojas 504 a 509 de los actuados en la presente.

278
JURISPRUDENCIAS

Cuarto.- En consecuencia, del análisis a los elementos de prueba recabados duran-


te el desarrollo del juicio oral, se ha llegado a acreditar de manera certera que la presen-
cia de los acusados Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René Araujo Oliveros, ha-
bría sido circunstancial en el lugar de los hechos; sin embargo persiste la existencia de
duda razonable, respecto a la veracidad de la inicial sindicación efectuada por el acusa-
do Goicochea Cruces, respecto a la participación de su coprocesado Araujo Oliveros,
la misma que no puede ser tomada como sustento de una imputación de responsabili-
dad penal, en la medida que, con la declaración del testigo Luis Alberto Castro Pérez,
se ha logrado establecer que los acusados no habrían sido los sujetos que fueron perse-
guidos por dicho testigo y pobladores de la zona, inmediatamente después de ocurrido
los hechos. Testimonial que cobra relevancia, no solo por el hecho de haber sido pres-
tada durante el desarrollo del juicio oral, sino además por el parentesco existente con el
agraviado, más aún si este no ha concurrido a la Sede Judicial a corroborar su inicial de-
nuncia. Argumentos por los cuales, procede absolver de la acusación fiscal a los proce-
sados Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René Araujo Oliveros.
Quinto.- Por otro lado, debe señalarse que durante el desarrollo del presente pro-
ceso se ha llegado a establecer que el maletín objeto de sustracción al agraviado, habría
sido entregado por el ciudadano Sandro Samir Goicochea Cruces, a la persona de Ana
Ruth Pérez Pio, situación de hecho que difiere de lo señalado en el acta de hallazgo y re-
cojo de fojas veinticuatro de la presente, la misma que ha sido elaborada con la partici-
pación de los efectivos policiales SOT3 PNP Walter Orillo Marín y SOT 2 PNP Miguel
Jamanca Enríquez, además de la participación de Moisés Concha Miche, por lo que co-
rresponde remitir fotocopia certificada de los actuados vinculados a dicha controversia a
la fiscalía provincial penal de turno, para efectos de que se pronuncie sobre los motivos
que habrían tenido los indicados para efectos de consignar información falsa en un do-
cumento elaborado por funcionarios públicos en ejercicio de sus funciones.

DECISIÓN JUDICIAL
En consecuencia, apreciando y juzgando los hechos y las pruebas con el criterio
de conciencia que la ley faculta; con la facultad conferida por los artículo doscientos
ochenta y tres a doscientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Penales, y
administrando justicia a nombre de la Nación, los Señores Jueces Superiores de la Se-
gunda Sala Especializada en lo Penal para procesos con Reos en Cárcel de la Corte Su-
perior de Justicia de Lima Norte: FALLAN: ABSOLVIENDO de la acusación fiscal
por insuficiencia probatoria a los ciudadanos Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor
René Araujo Oliveros, en el proceso que se les sigue como autores de la presunta comi-
sión del delito contra el Patrimonio en la modalidad de robo agravado, hechos ocurridos
el veintiséis de febrero del año dos mil nueve, en agravio de Moisés Concha Miche, ilí-
cito tipificado y sancionado por el artículo 188 del Código Penal en su modalidad agra-
vada prevista y sancionada por los incisos tercero y cuarto del artículo 189 del indicado
cuerpo legal, en consecuencia: DISPUSIERON la inmediata libertad de los sentencia-
dos absueltos Sandro Samir Goicochea Cruces y Víctor René Araujo Oliveros, para lo
cual OFÍCIESE al Instituto Nacional Penitenciario para que proceda a liberar a los indi-
cados ciudadanos, siempre y cuando no exista en su contra mandato de detención vigen-
te, emitido por autoridad competente; ORDENARON REMITIR fotocopia certificada

279
ROBO Y HURTO

de los actuados pertinentes a la Fiscalía Provincial Penal de Turno del Distrito Judicial
de Lima Norte, para efectos de que se pronuncie conforme a sus atribuciones, respec-
to a lo señalado en el quinto considerando de la presente; MANDARON que consenti-
da o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se anulen los antecedentes policiales y
judiciales que pudieran haberse generado y fecho, se archive definitivamente los de la
materia.

SS. ROZAS ESCALANTE - PRESIDENTE; REYMUNDO JORGE - JUEZ SUPERIOR; HUAMÁN


VARGAS - JUEZ SUPERIOR

280
JURISPRUDENCIAS

26 Robo agravado: Consumación

El robo agravado consumado se presenta cuando los encausados no


solo se apropiaron del bien, sino que también tuvieron la posibilidad
de disponer de él.

EXPEDIENTE Nº 3433-2005-LIMA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL TRANSITORIA

Lima, veintiuno de octubre de dos mil cinco

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo César Javier Vega
Vega; por sus fundamentos; y
CONSIDERANDO además:
Primero.- Que se atribuye a los encausados Juan Carlos Lima Ochoa y Gilbert
Vásquez Arrelucea, ser autores de dos eventos delictivos, el primero ocurrido con fecha
veintiocho de junio de dos mil cuatro, siendo aproximadamente las once y veinte de la
noche, en circunstancias en que el agraviado Danny Carrascal Torres, se encontraba la-
borando en la mototaxi de propiedad de la coagraviada Lidia Reyes Torres, un sujeto so-
licitó sus servicios a efectos que lo traslade hasta el hospital María Auxiliadora, lugar
donde fue interceptado por otro mototaxi, de donde descendieron los procesados, quie-
nes lo amenazaron con arma de fuego, golpeándolo, llevándose consigo el referido ve-
hículo menor; y el segundo evento suscitado el doce de julio de dos mil, en horas de
la noche en circunstancias que el agraviado Moisés Alanya Mori, prestaba servicios de
mototaxi, fue abordado por los procesados, siendo sujetado por el encausado Vásquez
Arrelucea, quien lo tomó del cuello en tanto que el otro procesado lo golpeó en diferen-
tes partes del cuerpo, logrando arrojarlo al suelo y apoderarse del vehículo en el cual
huyeron, siendo socorrido el agraviado por un taxista con quien dieron alcance a los
procesados, los cuales, por una mala maniobra volcaron el vehículo menor, siendo in-
mediatamente capturados;
Segundo.- Que como se desprende de autos, se ha acreditado fehacientemente la
responsabilidad penal de los procesados, quienes solo llegan a reconocer haber partici-
pado en el evento delictivo en agravio de Moisés Edgar Alanya Mori, como se aprecia a
fojas entre otros dieciséis, diecisiete, sesenta y dos, sesenta y seis, ciento sesenta y ocho
vuelta y ciento setenta y uno; aunado a ello las actas de reconocimiento de fojas vein-
tiuno y veintidós, de los agraviados Alanya Mori y Carrascal Torres, la testimonial de
Cláus Galdos Loayza, corriente a fojas noventa y nueve;
Tercero.- Que con respecto al primer hecho ilícito se les acusa a los citados pro-
cesados, por el delito de robo agravado consumado, es decir, los encausados no solo
se apropiaron del bien, sino que también tuvieron la posibilidad de disponer de él; que
en tanto, en el segundo hecho denunciado, se colige de los actuados que el agraviado
Alanya Mori, luego de sufrido el robo de su vehículo mototaxi, inmediatamente después

281
ROBO Y HURTO

siguió a los delincuentes en un taxi, logrando la captura de los encausados, por lo que
al no haber tenido la disponibilidad sobre dicho bien, el acto ilícito no se consumó, por
ende se les debe condenar por el delito de robo agravado, en grado de tentativa; ha-
biendo resuelto el Colegiado Superior conforme a ley; en consecuencia: declararon NO
HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas ciento noventa, su fecha once de
agosto de dos mil cinco, que condena a Juan Carlos Lima Ochoa y Gillberto Vásquez
Arrelucea, en calidad de autores, por el delito contra el patrimonio –robo agravado– en
perjuicio de Danny Carrascal Torres y Lidia Marlene Reyes Torres; y por el delito con-
tra el patrimonio –robo agravado– en grado de tentativa, en perjuicio de Moisés Edgar
Alanya Mori; e impone a Lima Ochoa, DIEZ AÑOS de pena privativa de la libertad, la
misma que con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el doce de julio de
dos mil cuatro –fojas ocho–, vencerá el once de julio de dos mil catorce; y para Vásquez
Arrelucea, NUEVE AÑOS de pena privativa de la libertad, la misma que con descuento
de la carcelería que viene sufriendo igualmente desde el doce de julio de dos mil cuatro
–fojas nueve–, vencerá el once de julio de dos mil trece; fija en tres mil nuevos soles, la
suma que por concepto de reparación civil deberán abonar solidariamente los sentencia-
dos a favor de los agraviados Carrascal Torres y Reyes Torres; y la suma de trescientos
nuevos soles, por el mismo concepto, a favor del graviado Alanya Mori; con lo demás
que contiene; y los devolvieron.

SS. GONZALES CAMPOS R.O.; BALCAZAR ZELADA; BARRIENTOS PEÑA; VEGA VEGA;
PRÍNCIPE TRUJILLO

282
JURISPRUDENCIAS

27 La violencia o amenaza relevantes son las que tienen la finalidad


de enervar la resistencia de la víctima

Se tiene como doctrina consolidada que para la configuración del delito


de robo agravado se requiere que el agente emplee la violencia o la
amenaza para facilitar la sustracción del bien mueble, es decir, con la
finalidad de enervar cualquier resistencia que pueda oponer su oca-
sional víctima –circunstancia que, por lo demás, diferencia esta figura
delictiva de la del hurto agravado–; que, conforme a lo detallado, es
de estimar que tal elemento configurativo no concurre en los hechos
juzgados, cuanto a este extremo se refieren, pues la amenaza se pro-
dujo en un momento posconsumativo y se dirigió contra una persona
que no se encontraba en posesión de los bienes objeto de sustracción.

SALA PENAL PERMANENTE


R. N. Nº 1948-2009-AREQUIPA

Lima, veinte de agosto de dos mil diez

VISTOS; interviene como ponente el señor Calderón Castillo; el recurso de nu-


lidad interpuesto por el fiscal superior contra la sentencia de fojas setecientos ochenta
y seis, del veintitrés de abril de dos mil nueve, que absolvió a José Luis Nina Guevara,
Luis Hernán Guillermo Valdivia del Carpio y Roberto Robles Casas de la acusación fis-
cal formulada en su contra por delito contra el Patrimonio - robo agravado y hurto agra-
vado en perjuicio de María Enríquez Arenas y Yashit Yurema Álvarez Arenas; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el fiscal superior en su recurso formalizado de fojas ochocientos
tres alega que la sentencia impugnada transgrede el derecho a la prueba y a la debida
motivación de las resoluciones; que, con respecto al delito de robo agravado, no se tuvo
en cuenta la declaración del testigo Eduardo Cutire Zapana en la que reconoce y deta-
lla la participación de cada uno de los encausados, ni se dio valor probatorio al acta de
reconocimiento efectuada por este mismo testigo en presencia del fiscal; que en cuan-
to al delito de hurto agravado acota que no se tuvo presente la manifestación del testigo
Edgar Sota Paz.
Segundo.- Que, de los fundamentos fácticos de la acusación se aprecia lo siguien-
te: i) que el día uno de noviembre de dos mil seis, aproximadamente a las siete de la
noche, los encausados Valdivia del Carpio y Nina Guevara ingresaron al domicilio de
la agraviada Enríquez Arenas, ubicado en la Urbanización Pedro Diez Canseco, man-
zana Y nueve, fracturando la armella del candado de la puerta de ingreso, y sustrajeron
un equipo de sonido LG, dos DVD marca Samsung y Sony, un televisor marca Sam-
sung, una computadora de mano marca Palm One, un celular Nokia y joyas de Unique;
que en esas circunstancias llegó Eduardo Cutire Zapana, vecino del lugar, quien al ver

283
ROBO Y HURTO

un vehículo desconocido en el frontis y que su puerta de ingreso estaba abierta, alertó


a los demás pobladores del vecindario, instantes en que salió el encausado Valdivia del
Carpio seguido por Nina Guevara con un cajón de ropero, pero en su huida el prime-
ro de los nombrados apuntó con un arma de fuego al referido testigo y pudo abordar el
vehículo que los esperaba, conducido por el encausado Robles Casas, para darse a la
fuga; ii) que el día dos de diciembre de dos mil seis, aproximadamente a las siete y cua-
renta de la noche, los procesados Valdivia del Carpio y Nina Guevara, mediante fractura
de la chapa del garaje, ingresaron al domicilio de la agraviada Álvarez Arenas, ubicado
en la urbanización Pedro Diez Canseco, manzana P, lote uno, y sustrajeron seis televiso-
res y un equipo de sonido marca Sony, para luego darse a la fuga.
Tercero.- Que en relación al delito de hurto agravado en perjuicio de Álvarez Are-
nas se aprecia que no existe prueba de cargo alguna que permita acreditar la participa-
ción de los encausados en tal ilícito penal, puesto que la manifestación del testigo Fer-
dinand Edgar Sota Paz, de fojas diez, solo se limita a relatar lo que observó sin realizar
un reconocimiento efectivo de los sujetos que intervinieron en su perpetración, por lo
que carece de virtualidad probatoria para sustentar una sentencia condenatoria; además,
de conformidad con el artículo setenta y dos del Código de Procedimientos Penales, al
haber sido prestada sin la presencia del señor fiscal provincial, en estricto, no tiene el
carácter de elemento probatorio; que, en consecuencia, lo resuelto en este extremo se
ajusta a ley.
Cuarto.- Que, en cuanto al delito de robo agravado, se aprecia, conforme el relato
fáctico de la acusación, que los encausados Valdivia del Carpio y Nina Guevara, cuan-
do ya habían cumplido con sus objetivos delictivos y se disponían a darse a la fuga en
el vehículo conducido por el encausado Robles Casas, fueron descubiertos por el testi-
go Eduardo Cutire Zapana, lo que originó que el encausado Valdivia del Carpio apunte
con un revólver al referido testigo a fin de que no obstaculice su huida, de lo que se des-
prenden dos situaciones concretas: i) que la sustracción de los bienes del agraviado ya
se había producido; y ii) el empleo de la amenaza de la que fue víctima el testigo Cutire
Zapana se realizó con posterioridad al referido atentado patrimonial.
Quinto.- Que, ahora bien, se tiene como doctrina consolidada que para la confi-
guración del delito de robo agravado se requiere que el agente emplee la violencia o la
amenaza para facilitar la sustracción del bien mueble, es decir, con la finalidad de ener-
var cualquier resistencia que pueda oponer su ocasional víctima –circunstancia que, por
lo demás, diferencia esta figura delictiva de la del hurto agravado–; que, conforme a lo
detallado, es de estimar que tal elemento configurativo no concurre en los hechos juz-
gados, cuanto a este extremo se refieren, pues la amenaza se produjo en un momento
posconsumativo y se dirigió contra una persona que no se encontraba en posesión de los
bienes objeto de sustracción.
Sexto.- Que, por otro lado, se advierte que la manifestación del testigo Eduardo
Orlando Cutire Zapana a nivel preliminar –fojas ocho– en la que narra los hechos acae-
cidos y sindica la participación de los encausados, fue realizada sin presencia del fiscal,
lo que le resta valor probatorio, a tenor del artículo setenta y dos del Código de Proce-
dimientos Penales; que si bien existe un acta de reconocimiento fotográfico realizada en
presencia del representante del Ministerio Público, en la que el referido testigo reconoce

284
JURISPRUDENCIAS

plenamente a los encausados, ella resulta insuficiente por sí sola para establecer la par-
ticipación de cada uno de ellos, pues no concurrió a ratificarse de su sindicación a nivel
judicial, a pesar de ser requerido para ello, más aún si la agraviada Enríquez Arenas no
cumplió con acreditar la preexistencia de los bienes sustraídos, conforme a lo exigido
por el artículo doscientos cuarenta y cinco del Código Procesal Penal cuando de delitos
contra el patrimonio se refiere; que, en consecuencia, lo decidido por la Sala Juzgadora
en este extremo se ajusta a ley.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas setecientos ochenta y seis, del veintitrés de abril de dos mil nueve, que absolvió a
José Luis Nina Guevara, Luis Herndin Guillermo Valdivia del Carpio y Roberto Robles
Casas de la acusación fiscal formulada en su contra por delito contra el Patrimonio -
robo agravado y hurto agravado en perjuicio de María Enríquez Arenas y Yashit Yurema
Álvarez Arenas; con lo demos que contiene; y los devolvieron.

SS. SAN MARTÍN CASTRO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO

285
ROBO Y HURTO

28 Doblegar la defensa de la víctima mediante violencia o amenaza


constituye robo agravado

Porque para que se materialice el delito de robo agravado se requiere


dentro de sus presupuestos que medie violencia o amenaza contra la
víctima de forma tal que el sujeto activo logre doblegar su capacidad
defensiva, exigencia que no se presentó en autos conforme lo expone
el propio agraviado cuando refirió a través de su recurso impugnativo
que la sustracción de sus especies se efectuó días antes de llevarse a
cabo la diligencia de desalojo dispuesta por la autoridad judicial.

SALA PENAL PERMANENTE


R. N. Nº 1272-2009-CUSCO

Lima, seis de mayo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Príncipe Trujillo; el recurso de nu-


lidad interpuesto por la parte civil Juan Washington Hurtado Pino contra el auto de fojas
ciento ochenta y dos, del trece de enero de dos mil nueve, que declaró no haber mérito
para pasar a juicio oral contra Cirilo Huillca Bayona y Julia Uñapillco Olave por delito
contra el patrimonio - robo agravado y daño simple en agravio del recurrente; de confor-
midad en parte con lo opinado por la señora fiscal adjunta suprema en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que la parte civil Juan Washington Hurtado Pino en su recurso formali-
zado de fojas ciento ochenta y ocho sostiene que alquiló al encausado Cirilo Huillca Ba-
yona un bien inmueble de su propiedad, el mismo que no cumplió con pagar la merced
conductiva correspondiente, motivo por el cual le interpuso una demanda de desalojo
de la que obtuvo una sentencia a su favor por lo que se procedió a su posterior lanza-
miento; que días antes de materializarse el respectivo desalojo dicho encausado conjun-
tamente con la imputada Julia Uñapillco Olave sustrajeron del citado bien inmueble las
calaminas del techo y el armazón de madera que le servía de soporte así como también
causaron destrozos a las puertas, ventanas, instalaciones de luz, agua y desagüe; que ello
se encuentra corroborado con su declaración preventiva, con las declaraciones testimo-
niales que corren en autos y con la diligencia de inspección ocular practicada en el lugar
de los hechos; y, finalmente, sostiene que se vulneraron sus intereses personales y eco-
nómicos con el auto materia de impugnación.
Segundo.- Que se atribuye a los encausados Cirilo Huillca Bayona y Julia Uña-
pillco Olave en su condición de inquilinos del agraviado Juan Washington SALA
PENAL PERMANENTE Hurtado Pino haber sustraído planchas de calamina del techo
del domicilio dado en alquiler y el armazón de madera que le servía de soporte, así
como también causar destrozos a las puertas, ventanas, instalaciones eléctricas y servi-
cios de agua y desagüe del referido bien inmueble; que ello se efectuó con anterioridad

286
JURISPRUDENCIAS

a que se lleve a cabo la diligencia de lanzamiento dispuesto por la autoridad judicial por
la falta de pago de la respectiva merced conductiva.
Tercero.- Que analizados los actuados se advierte que no existen elementos pro-
batorios que demuestren la existencia de los delitos y la responsabilidad penal de los
imputados Cirilo Huillca Bayona y Julia Uñapillco Olave, porque para que se materiali-
ce el delito de robo agravado se requiere dentro de sus presupuestos que medie violen-
cia o amenaza contra la víctima de forma tal que el sujeto activo logre doblegar su ca-
pacidad defensiva, exigencia que no se presentó en autos conforme lo expone el propio
agraviado cuando refirió a través de su recurso impugnativo que la sustracción de sus
especies se efectuó días antes de llevarse a cabo la diligencia de desalojo dispuesta por
la autoridad judicial.
Cuarto.- Que, por otro lado, con relación al delito de daños simples se requie-
re para su configuración que el agente destruya total o parcialmente un bien mueble o
inmueble causando con ello un menoscabo económico a la víctima, empero, con la fina-
lidad de determinarse si el mismo constituye una falta o un delito, conforme lo estipu-
lan los artículos doscientos cinco y cuatrocientos cuarenta y cuatro del Código Penal, se
requiere necesariamente de una pericia de valorización que determine a cuanto ascendió
el daño causado, exigencia que no se llevó a cabo conforme se corrobora de lo actuado;
por lo que siendo ello así, la resolución emitida por el Superior Colegiado se encuentra
arreglada a derecho.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en el auto de fojas
ciento ochenta y dos, del trece de enero de dos mil nueve, que declaró no haber mérito
para pasar a juicio oral contra Cirilo Huillca Bayona y Julia Uñapillco Olave por deli-
to contra el patrimonio - robo agravado y daño simple en agravio del recurrente; con lo
demás que al respecto contiene; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-


LLO; SANTA MARÍA MORILLO

287
ROBO Y HURTO

29 Robo agravado: Basta que el uso de armas incida sobre el aspecto


psicológico de la víctima, aun cuando no se verifique un menoscabo
a su integridad física

Los medios comisivos alternativos del delito de robo no se restringen


al uso de violencia física –vis absoluta–, sino que también acogen a la
amenaza –vis compulsiva–. La utilización del arma como agravante
específica del robo no requiere materializarse en un acto directamente
lesivo a la integridad física de la víctima –violencia física–, pues tam-
bién puede dirigirse sobre su aspecto psicológico, a través de la ame-
naza suficiente para vencer la resistencia que eventualmente aquella
oponga. No es necesaria la verificación de lesiones inferidas sobre la
integridad corporal de la víctima para constatar el empleo de armas
en la perpetración del delito.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. Nº 1479-2010-PIURA

Lima, diez de marzo de dos mil once

VISTOS; interviniendo como ponente la señorita Villa Bonilla, el recurso de nuli-


dad interpuesto por la defensa del procesado Ricardo Isaac Falen Gómez contra la sen-
tencia condenatoria –en cuanto a la pena impuesta y el monto de la reparación civil– de
fojas mil novecientos cuarenta, del diez de marzo de dos mil diez; de conformidad en
parte con el dictamen del señor fiscal adjunto supremo en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que la defensa del procesado Ricardo Isaac Falen Gómez en su recur-
so formalizado de fojas mil novecientos cincuenta y dos alega: a) que si bien el ilícito
por el cual ha sido condenado su patrocinado es grave, no es un delito de trascenden-
cia social, dado que el bien jurídico afectado es el patrimonio de una institución en par-
ticular, no existiendo un perjuicio a la sociedad; b) que las personas que cometieron el
hecho delictuoso portaban armas de fuego, tal y conforme lo ha señalado su defendi-
do, pero en autos no existe certificado médico-legal que indique que algún empleado de
la farmacia haya resultado herido o golpeado con algún arma de fuego; c) que se debió
tener en cuenta la confesión sincera prevista en el artículo ciento treinta y seis del Códi-
go de Procedimientos Penales, al haber aceptado Falen Gómez los cargos sin perjudicar
a otros inculpados, permitiéndose reducir la pena a un límite inferior al mínimo legal;
d) que la reparación civil debe ser fijada en atención a la magnitud del daño causado, sin
embargo, en el presente caso no se ha determinado con prueba fehaciente la suma exac-
ta del dinero sustraído; e) que en el Penal de Río Seco su patrocinado trabaja realizando

288
JURISPRUDENCIAS

manualidades, no teniendo un ingreso fijo con el que pueda cubrir los gastos mínimos
de su familia, compuesta por su esposa y sus dos menores hijos.
Segundo.- Que la acusación fiscal de fojas mil ochocientos cincuenta y ocho desa-
rrolla como substrato fáctico de la imputación el hecho de que, siendo las dos horas con
cincuenta y tres minutos aproximadamente del día veintidós de marzo de dos mil ocho,
llegaron dos sujetos a la farmacia Inkafarma a bordo de una motocicleta lineal, siendo
el procesado Ricardo Isaac Gómez Falen quien solicita pañales, por lo que el agravia-
do Eiber Clavo Guevara –empleado de la farmacia– se acerca a la rejilla, otorgándole el
imputado la suma de veinte nuevos soles, retirándose este a imprimir la boleta y sacar
sencillo para el vuelto, trasladándose al almacén a sacar el pañal, momentos en que es-
cucha sonidos metálicos y forcejeos en la puerta, dirigiéndose a entregarle el pañal, en
medio camino para llegar a la puerta encuentra al encausado acompañado de otro suje-
to, hallándose este provisto de arma de fuego, el cual lo encañona, reduce y lleva hasta
donde estaba la caja fuerte, lugar donde lo ataron de pies y manos, colocándole una
bolsa plástica en la cabeza, procediendo a sacar la caja fuerte, apoderándose de la suma
total de ciento veintinueve mil ochocientos doce nuevos soles con once céntimos, cua-
trocientos veinte dólares americanos y un teléfono celular Claro RPC de la empresa Bo-
tica y Perfumería Inkafarma, procediendo a retirarse todos los asaltantes, que serían cua-
tro personas, entre ellas una mujer.
Tercero.- Que, del análisis de los autos se tiene: Que, al inicio del juicio oral, el
acusado Falen Gómez aceptó los cargos que se le imputan, sometiéndose a los alcances
de la conclusión anticipada, regulada en el artículo cinco de la Ley veintiocho mil ciento
veintidós, expresando la defensa su conformidad; hecho en virtud del cual el tribunal de
instancia dictó la sentencia conformada de fecha diez de marzo de dos mil diez, median-
te la cual condenó al acusado Ricardo Isaac Falen Gómez, como autor del delito de robo
agravado en agravio de la empresa Botica y Perfumería Inkafarma, a doce años de pena
privativa de libertad efectiva y fijó en ciento sesenta mil nuevos soles el monto por con-
cepto de reparación civil que deberá abonar el sentenciado a favor de la citada empresa
agraviada.
Cuarto.- Que, los tipos delictivos en orden al carácter fragmentario del Derecho
Penal, constituyen los ataques que impliquen una especial gravedad sobre los bienes ju-
rídicos de mayor entidad, siendo este el fundamento por el cual su persecución deviene
en pública, resultando carente de fundamento el hecho de que al afectarse el patrimo-
nio de una persona jurídica particular se prive de la connotación pública que todo delito
contiene.
Quinto.- Que, los medios comisivos alternativos del delito de robo no se restringen
al uso de la violencia física –vis absoluta–, sino que también acogen a la amenaza –vis
compulsiva–; en este sentido, la utilización del arma como elemento de agravación es-
pecífica del tipo penal de robo agravado, no requiere que se materialice su empleo a tra-
vés de un acto directamente lesivo sobre la integridad física de la víctima –violencia fí-
sica–, sino que también acoge la posibilidad de que su empleo se dirija sobre el aspecto
psicológico de la víctima –a través de la amenaza– suficiente para vencer la resistencia
que eventualmente oponga esta última; en este sentido, resulta inadecuado que se exija

289
ROBO Y HURTO

la verificación de lesiones inferidas sobre la integridad corporal de la víctima para cons-


tatar el empleo de armas en la perpetración del delito.
Sexto.- Que, si bien el artículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos
Penales reconoce a la confesión sincera como un comportamiento procesal del imputado
que amerita una reducción en la imposición de la pena al confeso a límites inferiores al
mínimo legal, dicha rebaja punitiva no constituye un imperativo legal, sino una facultad
sujeta a la discrecionalidad del juzgador, por lo que la determinación de la pena dentro
del marco legal no fundamenta su revocatoria, máxime si se tiene en cuenta la suma gra-
vedad de la conducta, que radica en la confluencia de circunstancias agravantes específi-
cas en esta conducta, cuales son la pluralidad de agentes, su perpetración en horas de la
noche y el empleo de armas en su ejecución; por lo que se concluye que la pena impues-
ta no solamente se encuentra en consonancia con el marco punitivo establecido por la
ley penal, sino que responde a los principios de proporcionalidad y razonabilidad jurídi-
ca, en orden a la naturaleza y gravedad del hecho punible.
Sétimo.- Que, finalmente, respecto a la reparación civil, esta se rige por el prin-
cipio del daño causado, de acuerdo con lo establecido en el artículo noventa y tres del
Código Penal, que señala: “La reparación comprende: la restitución del bien o, si no es
posible, el pago de su valor; y, la indemnización de los daños y perjuicios”; en este sen-
tido, resulta irrelevante para tales efectos de cuantificación determinativa la capacidad
económica del responsable, puesto que su finalidad se encuentra orientada a reparar e
indemnizar a la víctima por el daño generado a sus intereses; sin embargo, correspon-
de disminuir el monto, teniendo en cuenta el daño ocasionado y que si bien existió con-
formidad por parte del sentenciado a los términos de la acusación, la pretensión indem-
nizatoria contenida en la misma se encontraba determinada en la suma de cincuenta mil
nuevos soles, no habiendo existido oportunamente, respecto de esta, expresa disconfor-
midad de la parte civil, por lo que estando al principio de concordancia, corresponde re-
bajar el monto de la reparación civil fijada por el Tribunal Superior.
Por estos fundamentos: Declararon: I. NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas mil novecientos cuarenta, del diez de marzo de dos mil diez, en el extremo que im-
pone a Ricardo Isaac Falen Gómez, doce años de pena privativa de libertad efectiva, por
el delito de robo agravado en agravio de la empresa Botica y Perfumería Inkafarma (y
no Empresas Botica y Perfumería Inkafarma como se consignó en la sentencia recurri-
da). II. HABER NULIDAD en la propia sentencia en el extremo que fija la reparación
civil en la suma de ciento sesenta mil nuevos soles; reformándola: FIJARON en cin-
cuenta mil nuevos soles el monto de la reparación civil que deberá abonar el referido
sentenciado a favor de la citada agraviada. III. NO HABER NULIDAD en lo demás
que dicha sentencia contiene y es materia del grado; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; BARRIOS ALVARADO; PRÍNCIPE TRUJI-


LLO; VILLA BONILLA

290
JURISPRUDENCIAS

30 Robo a mano armada y que causa lesiones en la integridad física:


Absolución por contradicción de tesis probatoria

El Ministerio Público aduce que la circunstancia agravante conteni-


da en el inciso uno del segundo párrafo del artículo ciento ochenta y
nueve del Código Penal se encuentra acreditada con las lesiones que
describe el certificado médico legal practicado al agraviado, y las con-
clusiones a las que arriba el certificado médico legal; en este extremo
el Colegiado advierte que las lesiones descritas en dichos certificados
se ocasionaron por agente contuso duro y fricción con superficie ás-
pera y/o rugosa; al respecto tenemos que las lesiones contusas, según
la medicina legal, son las causadas por objetos contundentes, es decir
se producen por el choque o aplastamiento de los tejidos anatómicos
contra un cuerpo duro, no cortante. Una superficie áspera puede ser
el cemento, una lija, un rallador o una pared, mientras que una su-
perficie rugosa puede ser la brea de una pista; en tal virtud, constitu-
yendo dichos elementos los que originaron las lesiones descritas en los
certificados médicos invocados, enerva la tesis tendiente a establecer
el uso de un arma blanca o punzocortante como un “cuchillo” para
la ejecución del presunto latrocinio, dotando de mayor credibilidad lo
vertido uniformemente por los acusados, al sostener que el día de los
hechos lo que se produjo con el agraviado fue un pugilato; siendo un
hecho probado que tanto los acusados como el agraviado se conocían
por ser vecinos del barrio, resultando por tanto imposible la comisión
del evento delictuoso por la facilidad que hubiere tenido el agraviado
para reconocerlos; que no existiendo, por lo tanto, pruebas plenas y
fehacientes que conlleven al colegiado a concluir por la comisión del
delito investigado y la responsabilidad penal de los acusados, debe
absolvérseles de los cargos imputados en acusación fiscal.

PODER JUDICIAL DEL PERÚ


CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA
PRIMERA SALA PENAL PARA PROCESOS CON REOS LIBRES
“Judicatura digna, democrática e institucional”
EXPEDIENTE Nº 2640-2009
D.D. Dra. Napa Lévano
Sentencia

Lima, 25 de junio de 2012

291
ROBO Y HURTO

VISTOS: En audiencia pública el proceso penal seguido contra: Frank Rogers


Trinidad Hokama y Armando Fredy Trinidad Hokama; cuyas generales de ley obran
en autos, acusados de la comisión del delito contra el Patrimonio –robo agravado–, en
agravio de Juan Jairo Albarracín Valverde; RESULTA DE AUTOS: Que, a mérito del
Atestado Nº 002VII-DIRTEPOL-DIVTER2-JDRCCYC-DEINPOL, de fojas dos y si-
guientes elaborado por la Comisaría de Ciudad y Campo - Rímac, de fecha cinco de
enero de dos mil nueve, el señor Representante del Ministerio Público formalizó la
correspondiente denuncia penal de fecha catorce de enero del año dos mil nueve, obran-
te a fojas veintidós, remitiéndose los autos al Vigésimo Segundo Juzgado Penal de
Lima, quien con fecha diecisiete de febrero de dos mil nueve, abrió instrucción dictando
la medida coercitiva personal de comparecencia restringida contra los referidos acusa-
dos. Que, seguido el proceso por el trámite ordinario correspondiente, vencidos los pla-
zos ordinario y extraordinario de instrucción, con el informe final de fojas ciento trece,
se elevaron los autos a esta Superior Sala Penal remitiéndose los mismos al despacho de
la señora fiscal superior, la que mediante dictamen de fecha catorce de mayo de dos mil
diez solicita la ampliación de la instrucción, en cuyo mérito se emite resolución que dis-
pone la ampliación de la instrucción por treinta días; que vencido dicho plazo el señor
juez instructor emite su informe final complementario que corre a fojas ciento cincuen-
ta y cuatro, su fecha cuatro de octubre del año dos mil diez; que elevados los autos, los
mismos se remitieron a vista de la señora fiscal superior, quien mediante dictamen de
fecha once de julio de dos mil once solicita se integre al auto de apertura de instruc-
ción la agravante contenida en el numeral uno del segundo párrafo del artículo cien-
to ochenta y nueve del Código Penal, expidiéndose resolución en dichos términos con
fecha doce de agosto de dos mil once, conforme se aprecia a fojas ciento sesenta y ocho;
colorario en el que se remiten los autos a la señora fiscal superior, quien emitió su acu-
sación escrita de fojas ciento setenta y dos, dictándose el auto superior de enjuiciamien-
to de fojas ciento ochenta y siete, su fecha cuatro de mayo de dos mil doce, señalándose
día y hora para la verificación del juicio, el mismo que se ha llevado a cabo en el modo
y forma que aparecen de las actas respectivas; producida la requisitoria oral de la seño-
ra Representante del Ministerio Público, oído los alegatos de la defensa cuyas conclu-
siones obran en pliegos separados, ha llegado el momento procesal de dictar sentencia;
Y CONSIDERANDO:
Primero.- DE LA IMPUTACIÓN: Que los fundamentos fácticos de la imputación
de fojas ciento setenta y dos estriban en que, con fecha ocho de noviembre del año dos
mil ocho, siendo las veinte horas con diez minutos, en circunstancias que el agraviado
Juan Jairo Albarracín Valverde se encontraba por las inmediaciones de la avenida Re-
publicana en el distrito del Rímac, volviendo a su vehículo menor (mototaxi) luego de
haber efectuado una llamada telefónica, fue sorprendido por el acusado Armando Fredy
Trinidad Hokama, quien lo cogió del cuello, facilitando que su coacusado Franks Ro-
gers Trinidad Hokama, quien se encontraba premunido de un arma punzocortante “cu-
chillo”, lo golpeara en la cabeza, infiriéndole cortes en el cuero cabelludo, despojándo-
lo de su celular y su billetera que contenía en su interior la suma de quinientos nuevos
soles, dándose a la fuga.
Segundo.- Por los hechos así descritos, se abrió instrucción y se formuló acusación
contra los acusados Frank Rogers Trinidad Hokama y Armando Fredy Trinidad Hokama

292
JURISPRUDENCIAS

por el delito contra el Patrimonio –Robo Agravado–, previsto y sancionado en el ar-


tículo ciento ochenta y ocho - tipo base del Código Penal con las agravantes conteni-
das en los incisos dos, tres y cuatro del primer párrafo e inciso uno del segundo párrafo
del artículo ciento ochenta y nueve del citado texto sustantivo, el mismo que tiene como
bien jurídico protegido el Patrimonio –específicamente la posesión de un bien mueble–,
pero además, también la libertad, la vida, la integridad física de las personas, hecho que
lo configura como un delito compuesto o pluriofensivo; y para los efectos de la tipici-
dad objetiva, el sujeto activo puede ser cualquier persona, a excepción hecha del propie-
tario; sujeto pasivo puede ser cualquier persona física o jurídica que disfrute de la pose-
sión inmediata del bien mueble, cualquiera que sea el título por el que dispone de dicha
facultad. El comportamiento consiste en apoderarse ilegítimamente de un bien mueble,
total o parcialmente ajeno para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en que se en-
cuentre, empleando violencia contra la persona y amenazándola con un peligro inminen-
te para su vida o integridad física; finalmente para los efectos de la tipicidad subjetiva se
requiere del dolo.
Tercero.- Dentro del marco jurídico de la actividad probatoria, se recibió la versión
del acusado Frank Rogers Trinidad Hokama, quien al deponer a nivel de instrucción a
fojas cuarenta y siete, sostuvo que conoce a Juan Jairo Albarracín Valverde, por ser su
vecino, que este consumía drogas, tenía un hijo con un primer compromiso, y un ente-
nado con un segundo compromiso el cual mantenía; que a pesar de habérselo prohibido,
el día de los hechos siendo las ocho de la noche aproximadamente lo encuentra cortejan-
do a su hermana Jackeline Trinidad por inmediaciones de un parque, circunstancia que
ameritó le increpe enérgicamente, desencadenándose entre ambos una discusión de pa-
labra, siendo empujado por el agraviado, y él se defiende, apareciendo en escena su her-
mano quien lo ayuda, pudiendo divisar seguidamente que el agraviado sangraba por la
cabeza, amenazándolo con denunciarlo; que en ningún momento portó arma blanca, ni
lo asaltó pues es su conocido. A nivel de juicio oral, en sesión que corre a fojas doscien-
tos dos, su fecha veinticuatro de mayo del año en curso, ratifica lo vertido a nivel de in-
vestigación judicial, precisando que la participación de su coprocesado Armando Fredy
Trinidad Hokama, se limitó a separarlos tanto a él como al agraviado, siendo falso el
hecho que le haya proferido cortes en el cuero cabelludo con un cuchillo, y que le hu-
biera pedido las llaves de su motocar, y que la aparición de su coacusado se debió a que
los vecinos que presenciaron el pugilato le dieron aviso; además que, las lesiones oca-
sionadas en la cabeza del agraviado fue producto de la caída que tuvieron ambos en el
pavimento, en circunstancias que se peleaban, cayendo encima del agraviado. Por su
parte, el acusado Armando Fredy Trinidad Hokama, quien tenía la condición jurídica de
reo ausente, refiere a nivel de juicio oral en sesión que corre a fojas doscientos diecio-
cho, que tomó conocimiento del presente proceso penal cuando se encontraba internado
en un centro de rehabilitación por consumo de drogas; precisa que el día de los hechos
se enteró por una señora que su hermano estaba peleando en la esquina de su domici-
lio, por lo que se constituyó rápidamente a dicho lugar, separándolos, percatándose que
el último de los nombrados se encontraba herido en la cabeza, no escuchando en ningún
momento que el agraviado imputara a su coacusado la comisión de robo alguno, negan-
do tajantemente lo sostenido por el agraviado, de que ambos lo hayan atacado por la es-
palda para llevarse su mototaxi, ya que solo jaló a su citado hermano, en tanto las demás

293
ROBO Y HURTO

personas que presenciaban el hecho jalaron al agraviado, enterándose posteriormente


que el motivo del pugilato se debía a que este último salía con su hermana.
Cuarto.- Que, el agraviado Juan Jairo Albarracín Valverde, en su manifestación
prestada a nivel policial a fojas ocho, precisó que el día de los hechos, encontrándose a
la altura de la cuadra tres de la avenida Guardia Republicana (Ex Capilla), ingresó a una
cabina telefónica con la finalidad de efectuar una llamada, estacionando su motocar de
placa de rodaje NG-tres siete cinco cinco siete al frente de dicha cabina; siendo que, al
terminar de efectuar la llamada, se dirigió hacia su motocar, aprestándose a encenderlo,
circunstancias en que en forma sorpresiva aparece por la parte posterior Freddy Arman-
do Trinidad Hokama, quien lo coge del cuello y le indica en todo momento que le entre-
gue la llave, iniciándose un forcejeo, instantes en el que hace su aparición su hermano
Frank Rogers, quien le profiere golpes en la cabeza, percatándose al voltear que aquel
traía consigo un cuchillo, arma punzocortante con el cual le infirió lesiones en el cuero
cabelludo, siendo lanzado seguidamente al pavimento, lugar en el que le propinaron gol-
pes de puntapié, perdiendo el conocimiento; circunstancia que fue aprovechada por sus
atacantes para sustraerle su billetera conteniendo la suma de quinientos nuevos soles y
su celular marca UV seis Motorola Claro, dándose a la fuga. Siendo conducido por per-
sonal policial que llegó en su auxilio al hospital Cayetano Heredia. Ratificando lo verti-
do por los acusados, en el sentido de que son vecinos y se conocen de vista, no habiendo
tenido ningún problema con ellos hasta el día de los hechos, pero que ambos portaban
arma blanca, y que hicieron uso de los mismos para lesionarlo.
Quinto.- Que, a fojas ciento uno obra la declaración testimonial del suboficial téc-
nico de tercera Hugo Rivera Quinto, quien manifestó que se constituyó al auxilio del
agraviado, a mérito de una llamada de la central ciento cinco; constatando que este se
encontraba ensangrentado a la altura del rostro, estando a su lado el vehículo motocar
de su propiedad. Precisa que, el agraviado le refirió que dos sujetos le propinaron golpes
con arma blanca, para luego darse a la fuga con rumbo desconocido.
Sexto.- Que, a fojas once obra el certificado médico legal número cero seis ocho
ocho cinco dos-L, su fecha diez de noviembre del año dos mil ocho, practicado a la
persona del agraviado Juan Jairo Albarracín Valverde, en la que los peritos evaluadores
suscriben que presentó: herida contusa suturada en cuero cabelludo, región parietal de-
recha, de dos por cero punto uno centímetros; herida contusa suturada en cuero cabellu-
do, región parietal izquierda, de uno punto cinco por cero punto uno centímetros; herida
contusa suturada en cuero cabelludo, región occipital, lado derecho, de cero punto cinco
por cero punto cuatro centímetros, ocasionados por agente contuso duro. Asimismo pre-
cisan que el agraviado también presentó excoriación rojiza, tipo roce, de cuatro por dos
punto cinco centímetros en flanco izquierdo; excoriación rojiza vertical, tipo roce, de
nueve por cero punto dos centímetros, en pierna izquierda, cara anterior, tercio medio,
ocasionados por fricción con superficie áspera y/o rugosa. A fojas doce obra el certifi-
cado médico legal número cero seis ocho nueve nueve siete, su fecha veintisiete de no-
viembre de dos mil ocho, (posfacto - ampliación de reconocimiento) cuya conclusión
establece: Parrilla costal derecha sin compromiso traumático óseo; requiriéndose aten-
ción facultativa de tres días e incapacidad médico-legal de ocho días.

294
JURISPRUDENCIAS

Sétimo.- El Ministerio Público funda la imputación vertida contra los acusados


Frank Rogers Trinidad Hokama y Armando Fredy Trinidad Hokama, en: a) lo manifes-
tado a nivel preliminar por el agraviado Juan Jairo Albarracín Valverde, a fojas ocho;
b) las lesiones descritas en el certificado médico legal número cero seis ocho ocho cinco
dos-L, su fecha diez de noviembre del año dos mil ocho, practicado al agraviado; así
como las conclusiones arribadas en el certificado médico legal número cero seis ocho
nueve nueve siete, su fecha veintisiete de noviembre de dos mil ocho, (posfacto - am-
pliación de reconocimiento); c) testimonial del efectivo policial Hugo Rivera Quinto a
fojas ciento uno.
Octavo.- Frente a las imputaciones vertidas contra los acusados Frank Rogers Tri-
nidad Hokama y Armando Fredy Trinidad Hokama, la defensa técnica de los mismos
en su alegato correspondiente, sostuvo que en autos no existe prueba idónea que acredi-
te la comisión del delito y subsecuente responsabilidad de sus patrocinados, siendo que
la versión preliminar del agraviado no ha sido ratificada en el decurso del proceso judi-
cial, ello a pesar de que se le notificó en reiteradas oportunidades; que lo referido por el
efectivo policial Rivera Quinto, demuestra que sus patrocinados no cometieron ningún
delito, pues aquel señala que al entrevistarse con el agraviado, este le afirmó que solo
había sido lesionado por los precitados con arma blanca, hecho que se demuestra con
las conclusiones arribadas en el certificado médico legal practicado al agraviado, el cual
da cuenta que presentó lesiones producidas por agente contuso duro y fricción con su-
perficie áspera y/o rugosa; no especificándose en ningún extremo de la evaluación, algu-
na lesión que guarde relación con el empleo de arma punzocortante, como lo sostiene el
agraviado; que asimismo es un hecho probado que tanto sus patrocinados como el agra-
viado se conocen de vista por ser vecinos; no surtiendo efectos probatorios las pericias
de valorización que obran en autos, pues las mismas se emitieron de manera subjetiva,
no habiéndose acreditado la preexistencia de lo presuntamente sustraído.
Noveno.- La libre apreciación razonada de la prueba, que es el sustento del artículo
283 del Código de Procedimientos Penales, reconoce al juez la potestad de otorgar el
valor correspondiente a las pruebas, sin directivas legales que lo predeterminen. Desde
esa perspectiva es de afirmar que el derecho a la presunción de inocencia exige sobre el
particular que las pruebas de cargo, que justifiquen una condena, además deben ser sufi-
cientes. Que asimismo, a mayor abundamiento, el hecho punible, debe cumplirse a par-
tir de la configuración razonable de determinadas reglas o criterios de valoración, que
permitan trasladar las exigencias de racionalidad a la ponderación de la prueba.
Décimo.- Que, la Corte Suprema de la República ha establecido con carácter de
vinculante las reglas de valoración que han de tomarse en cuenta para determinar el ca-
rácter probatorio derivado de la incriminación vertida por la víctima; en ese sentido tra-
tándose de las declaraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo de los he-
chos, al no regir el antiguo principio jurídico testis unus testis nullus, tiene entidad para
ser considerada prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para enervar la
presunción de inocencia del imputado, siempre y cuando no se adviertan razones objeti-
vas que invaliden sus afirmaciones. Las garantías de certeza serían las siguientes:
a) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan relaciones entre
agraviado e imputado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras

295
ROBO Y HURTO

que puedan incidir en la parcialidad de la deposición, que por ende le nieguen


aptitud para generar certeza.
b) Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia de-
claración, sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas,
de carácter objetivo que le doten de aptitud probatoria.
c) Persistencia en la incriminación; esto es, la persistencia de sus afirmaciones en
el decurso del proceso(13).
Undécimo.- Que, analizadas y valoradas cada una de las pruebas recogidas durante
la instrucción y debatidas en el acto oral, tenemos la incriminación vertida por el agra-
viado a nivel preliminar; quien en su narración de hechos cuyo tenor obra en la res-
puesta número cuatro y seis precisa que, Freddy Armando Trinidad Hokama lo abordó
y coge del cuello, exigiéndole la llave de su motocar, iniciándose un forcejeo a con-
secuencia de su resistencia, aproximándose en dichas circunstancias Frank Rogers Tri-
nidad Hokama, portando un cuchillo; incurriendo en contradicciones cuando precisa el
accionar de cada uno de ellos, precisando después que ambos lo abordaron a la vez, y
que los mismos provistos de armas punzocortantes le profirieron tales lesiones; aunado
a ello tenemos, lo sostenido por el testigo Hugo Rivera Quinto, quien precisa que el día
de los hechos al constituirse en auxilio del agraviado, este le manifiesta que dos sujetos
le propinaron golpes con arma blanca, para luego darse a la fuga con rumbo desconoci-
do; no especificando en ningún momento que dichos sujetos le hubieran sustraído sus
pertenencias; que para efectos de un mayor esclarecimiento de los hechos se citó opor-
tunamente al agraviado; no obstante ello, el mismo no concurrió a ratificar o rectificar
su dicho, a pesar de haber sido debidamente notificado conforme aparece de los cargos
diligenciados que obran en fojas cuarenta y tres, setenta, setenta y uno, noventa y dos,
ciento treinta y dos, y ciento treinta y siete; omisión que motivó que el juez instructor
requiera su conducción de grado o fuerza, siendo que mediante parte policial que corre
en fojas ciento cuarenta y tres, se informa que este no se encontraba, entrevistándose
con su madre, a quien le puso en conocimiento el mandato judicial; no obstante ello, el
mismo no se apersonó al juzgado para efectos de esclarecer los hechos; que iniciado el
acto de juzgamiento se cursó la notificación respectiva para su concurrencia, siendo re-
cepcionada personalmente por su destinatario conforme se advierte de la cédula diligen-
ciada que corre a fojas doscientos siete, sin embargo no asistió a la sesión programada,
motivando que el Colegiado cursara oficio a la Policía Judicial para su conducción de
grado o fuerza, la que mediante parte policial efectuado con fecha dieciocho de junio
del año en curso, el Capitán PNP Marco A. Castillo Revollar y el SOS PNP Joé J. Tello
Rodas, informan que no se logró su ubicación, precisando que la señora Pilar Albarracín
Valverde, hermana del requerido, afirmó que aquel ya tenía conocimiento de la orden ju-
dicial; evidenciándose su desinterés en acatar el mandato emitido por esta superior Sala
Penal; por lo que su declaración no guarda los requisitos de coherencia, uniformidad y
persistencia exigidos para su configuración probatoria.

(13) Acuerdo Plenario Nº 2-2005/CJ-116 Fundamento Jurídico Nº 10.

296
JURISPRUDENCIAS

Décimo segundo.-El Ministerio Público aduce que la circunstancia agravante con-


tenida en el inciso uno del segundo párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Có-
digo Penal se encuentra acreditada con las lesiones que describe el certificado médico
legal practicado al agraviado que corre a fojas once, y las conclusiones a las que arriba
el certificado médico legal de fojas doce; en este extremo el colegiado advierte que las
lesiones descritas en dichos certificados se ocasionaron por agente contuso duro y fric-
ción con superficie áspera y/o rugosa; al respecto tenemos que las lesiones contusas,
según la medicina legal, son las causadas por objetos contundentes, es decir se produ-
cen por el choque o aplastamiento de los tejidos anatómicos contra un cuerpo duro, no
cortante. Una superficie áspera puede ser el cemento, una lija, un rallador o una pared,
mientras que una superficie rugosa puede ser la brea de una pista; en tal virtud constitu-
yendo dichos elementos los que originaron las lesiones descritas en los certificados mé-
dicos invocados, enerva la tesis tendiente a establecer el uso de un arma blanca o punzo-
cortante como un “cuchillo” para la ejecución del presunto latrocinio, dotando de mayor
credibilidad lo vertido uniformemente por los acusados, al sostener que el día de los he-
chos lo que se produjo con el agraviado fue un pugilato; siendo un hecho probado que
tanto los acusados como el agraviado se conocían por ser vecinos del barrio, resultando
por tanto imposible la comisión del evento delictuoso por la facilidad que hubiere tenido
el agraviado para reconocerlos; que no existiendo por tanto, pruebas plenas y fehacien-
tes que conlleven al colegiado a concluir por la comisión del delito investigado y la res-
ponsabilidad penal de los acusados, debe absolvérseles de los cargos imputados en acu-
sación fiscal.
Consideraciones por las cuales, y estando a lo consagrado en el inciso tres y cinco
del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política del Estado, en concordan-
cia con los artículos doscientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cuatro del Códi-
go de Procedimientos Penales, la Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres de
la Corte Superior de Justicia de Lima juzgando solo los hechos con el criterio de con-
ciencia que la ley autoriza y administrando justicia a nombre de la Nación; FALLA:
ABSOLVIENDO por insuficiencia probatoria de la ACUSACIÓN FISCAL a los ciu-
dadanos Frank Rogers TrinidadHokama y Armando Fredy Trinidad Hokama, por deli-
to contra el Patrimonio - Robo Agravado, en agravio de Juan Jairo Albarracín Valverde;
MANDARON: Que, consentida y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se anu-
len los antecedentes irrogados por la apertura de la presente investigación; archivándose
los autos definitivamente con conocimiento del Juez de la causa.

SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVA-
NO - JUEZ SUPERIOR YD.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR

297
ROBO Y HURTO

31 No se configura el delito de robo subsecuente de muerte en tentati-


va si la intención no era apropiarse del bien sino quitarle la vida

Que expuestos así los hechos, estos no cumplen con los elementos
objetivos y subjetivos del tipo previsto en los incisos uno, dos, tres y
cuatro del primer párrafo y último párrafo del artículo ciento ochenta
y nueve del Código Penal –robo agravado con subsecuente muerte en
grado de tentativa–, ilícito por el que ha sido acusado y condenado el
procesado Gordillo Guevara, pues la intención no era apropiarse ilí-
citamente de dinero o especies, sino quitarle la vida al agraviado; que,
en tal virtud, la conducta probada del citado encausado se encuadra
en el artículo ciento seis del Código sustantivo.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 2929-2009-AMAZONAS

Lima, veinte de mayo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Lecaros Cornejo; el recurso de nu-


lidad interpuesto por el acusado Humberdino Gordillo Guevara contra la sentencia con-
denatoria de fojas novecientos sesenta y tres, del veintinueve de enero de dos mil nueve;
con lo expuesto por el señor fiscal supremo en lo penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el acusado Gordillo Guevara en la formalización de su recurso de
fojas novecientos setenta y cinco sostiene que la sentencia impugnada adolece de insu-
ficiencia probatoria pues las pruebas actuadas no acreditan su responsabilidad en los he-
chos que se le imputan, tanto más que negó ser el autor del ilícito, habida cuenta que el
reconocimiento efectuado por el testigo Orlando Peralta Centurión es inexacto dado que
no lo individualizó, señalando solamente que se trataba de un sujeto flaco y alto y que
no pudo verle el rostro; que Esperanza Centurión Soto y Feliciana Gordillo Vásquez,
tampoco reconocen a los autores del delito; que asimismo alega que la pericia de absor-
ción atómica arrojó negativo, y que ninguno de los testigos reconoció a los autores del
hecho, pues no fueron testigos presenciales; finalmente agrega que la intención de los
autores del hecho no fue robarle al agraviado sino causarle la muerte, por lo que, los he-
chos se subsumirían dentro de los alcances de homicidio calificado.
Segundo.- Que se imputa al acusado Gordillo Guevara haber ingresado al domici-
lio del agraviado Segundo Dario Peralta Delgado, el veintidós de abril de dos mil dos,
a horas una con diez minutos aproximadamente, junto con otros dos sujetos no identifi-
cados, portando armas de fuego y con el rostro cubierto con pasamontañas para lo cual
habrían escalado la pared delantera del citado inmueble e ingresado al hall, en circuns-
tancias que el agraviado y su familia dormían, siendo que al escuchar ruido, despertaron
produciéndose un forcejeo entre este y uno de los delincuentes, mientras que otro sujeto

298
JURISPRUDENCIAS

ingresó a la habitación donde pernoctaba su esposa y la encañonó con el arma de fuego


que portaba, es en esas circunstancias, que el acusado Gordillo Guevara que se encon-
traba en el frontis del inmueble, efectuó disparos con la escopeta que portaba, los que
impactaron a la altura del oído y omoplato del agraviado, derribándolo al suelo, disparos
que le ocasionaron heridas de consideración por las que fue trasladado inicialmente a la
Posta Médica y luego derivado al Hospital General de Jaén, falleciendo en el trayecto.
Tercero.- Que el acusado Gordillo Guevara a lo largo del proceso –manifestación
policial a fojas veintiuno, instructiva de fojas sesenta, ampliación de fojas trescientos
noventa y cinco y en el juicio oral a fojas novecientos tres– negó su participación, sin
embargo, incurrió en múltiples contradicciones; en la etapa preliminar sostuvo que el
día veintiuno de abril de dos mil dos estuvo en la chacra con su padre desde las ocho y
treinta horas hasta las doce y treinta del día en que regresó a su domicilio, volviendo a
salir a las trece horas, que luego de retornar salió con su esposa Teodolinda Vílchez Pe-
ralta a pasear al parque retornando a su domicilio a las veintiún horas, para dormir hasta
las seis y treinta horas del día siguiente, versión que mantiene en su instructiva, sin em-
bargo en la ampliación sostiene que estuvo con su esposa entre las diecisiete y dieciocho
horas y que luego salió solo y retornó a las veintiún horas; que no obstante esta versión,
su padre Andrés Gordillo Pérez en su manifestación policial de fojas veintisiete refie-
re que en la anotada fecha, el acusado estuvo en su casa desde las diecinueve horas y se
quedaron conversando sobre agricultura desde las cero horas con treinta minutos –vein-
tidós de abril de dos mil dos– hasta la una de la madrugada en que su hijo retornó a su
domicilio; para luego en su testimonial de fojas ciento sesenta y uno declarar que el acu-
sado permaneció con él en su chacra hasta las dieciocho horas en que retornó a su domi-
cilio; que asimismo, su esposa Julia Teodolinda Vílchez Peralta –manifestación policial
de fojas treinta y uno– señaló que el citado día el acusado no salió de su casa hasta la
tarde y retornó a las veintidós horas, pernoctando hasta las seis de la mañana del día si-
guiente, en que tomaron conocimiento de la muerte del agraviado, agrega que su suegro
le manifestó que el acusado había permanecido en su casa desde las diecisiete hasta las
veintidós horas, en que volvió al domicilio de ambos; que tales declaraciones deben to-
marse con la reserva del caso estando a que corresponden a familiares del acusado.
Cuarto.- Que si bien el testigo Orlando Peralta Centurión, hijo del agraviado, en su
declaración preliminar –fojas dieciocho– señaló que no pudo precisar la identidad de los
atacantes, sí los describe físicamente; para luego al rendir su testimonial a fojas seten-
ta y cinco, sindicar al acusado como el autor de la muerte de su padre, afirmando que lo
reconoce por su contextura y tamaño, sindicación que reitera en el juicio oral a fojas no-
vecientos cincuenta y dos, en que explica que logró reconocer al acusado por su aspecto
físico porque este vivió varios meses frente a su casa, asimismo indica que no robaron
nada; que a esta sindicación se agrega la de la testigo Feliciana Gordillo Vásquez –fojas
ciento veintidós–, prima del acusado, quien señaló que en la madrugada del día veinti-
dós de abril de dos mil dos, aproximadamente a la una, vio a varios sujetos vestidos con
ropa de militar con los rostros cubiertos con pasamontañas que corrían y luego vio co-
rrer al acusado en la misma dirección que aquellos, y cuando le preguntó qué hacía ahí,
le respondió que sus necesidades fisiológicas, lo que le pareció raro porque en su casa,
este cuenta con servicios higiénicos, versión que mantiene en el juicio oral a fojas no-
vecientos cincuenta y cinco; que es relevante mencionar que el acusado fue intervenido

299
ROBO Y HURTO

por las Rondas Campesinas con la ayuda de efectivos policiales, escondido en una casa
deshabitada, y opuso resistencia frente a su inminente captura, como se describe en el
parte policial de fojas cuatro, corroborado con la declaración de Juan Muñoz Regala-
do de fojas ciento diecinueve, quien además señaló que el acusado horas antes a su cap-
tura se encontraba asustado; que por último la esposa del agraviado, Esperanza Centu-
rión Soto –fojas dieciséis, setenta y dos– sostiene que no les robaron dinero ni especie
alguna.
Quinto.- Que expuestos así los hechos, estos no cumplen con los elementos objeti-
vos y subjetivos del tipo previsto en los incisos uno, dos, tres y cuatro del primer párra-
fo y último párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal –robo agravado
con subsecuente muerte en grado de tentativa–, ilícito por el que ha sido acusado y con-
denado el procesado Gordillo Guevara, pues la intención no era apropiarse ilícitamen-
te de dinero o especies, sino quitarle la vida al agraviado; que, en tal virtud, la conducta
probada del citado encausado se encuadra en el artículo ciento seis del Código sustan-
tivo; que, por consiguiente, es del caso que este Supremo Tribunal subsuma correcta-
mente la conducta incriminada dentro del tipo penal anotado; que, al versar el objeto de
condena sobre diferente bien jurídico, no se está vulnerando el derecho de defensa del
acusado, más aún que no es una tipificación sorpresiva, ya que el imputado y su defen-
sa ya lo habían advertido, tan es así, que en el contradictorio, el abogado en sus alegatos
orales –acta de audiencia de fojas novecientos cincuenta y nueve– señaló que los hechos
imputados a su patrocinado se encontrarían subsumidos en el tipo penal de homicidio,
tipificación que la defensa reiteró en los agravios del presente recurso de nulidad; por
consiguiente, es del caso que este Supremo Tribunal subsuma correctamente la conducta
incriminada dentro del tipo penal anotado.
Sexto.- Que la sanción debe imponerse conforme a los parámetros del anotado tipo
penal –artículo ciento seis del Código Penal–, concordante con lo previsto en los artícu-
los cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Código acotado, por lo que resulta proceden-
te modificar la pena impuesta, de conformidad a lo previsto en el inciso uno del artículo
trescientos del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislati-
vo número novecientos cincuenta y nueve.
Sétimo.- Que la reparación civil debe ser fijada en función al daño causado, sin que
en la concreción de su monto deba advertirse las posibilidades económicas del responsa-
ble o su situación personal, en tanto que esta se orienta a reparar e indemnizar a los he-
rederos legales de la víctima por el daño generado por la conducta del responsable; que,
en consecuencia, el monto fijado al respecto por la Sala Penal Superior se encuentra de
acuerdo a ley.
Por estos fundamentos: declararon HABER NULIDAD en la sentencia recurri-
da de fojas novecientos sesenta y tres, del veintinueve de enero de dos mil nueve, que
condena a Humberdino Gordillo Guevara por delito contra el patrimonio –robo agrava-
do con subsecuente muerte en grado de tentativa– en agravio de Segundo Darío Peral-
ta Delgado a treinta años de pena privativa de libertad; reformándola: lo CONDENA-
RON por delito contra la vida, el cuerpo y la salud –homicidio simple– en perjuicio del
citado agraviado; y le IMPUSIERON dieciocho años de pena privativa de libertad, que
con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el veinticuatro de abril de dos

300
JURISPRUDENCIAS

mil dos –papeleta de detención de fojas quince–, vencerá el veintitrés de abril de dos
mil veinte; declararon NO HABER NULIDAD en la propia sentencia en el extremo
que fija en veinte mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar el condenado a favor de los herederos legales de la víctima; con lo demás que
contiene; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-


LLO; SANTA MARÍA MORILLO

301
ROBO Y HURTO

32 Robo agravado a mano armada y en concurrencia de dos o más


personas: Acreditación de la complicidad

Se encuentra debidamente establecido el delito contra el patrimonio


–robo agravado–, previsto y penado en el artículo ciento ochenta y ocho
en su tipo base, con las agravantes de los incisos tres, cuatro y cinco del
Código Penal, y de tal modo se encuentra suficientemente acreditada
la participación del acusado en calidad de cómplice primario, debido a
que ha sido trascendental para la realización del ilícito penal; en mérito
a los testimonios y los videos visualizados demuestran que el citado
procesado vio cómo los sujetos ingresaron y redujeron por la fuerza a
los empleados y cajeras de la pollería agraviada, justo en horario de
cierre de caja, quedando así acreditado que fue el citado procesado
quien brindó la información necesaria y que además conocía de la
incursión de los sujetos que ingresaron con armas de fuego a robar a la
pollería agraviada; y el vínculo del procesado con los asaltantes queda
evidenciado desde que estando presente y siendo espectador de cómo
maniataban a la cajera, y cómo redujeron, maniataron y ataron de pies
y manos a todos los empleados que cruzaron su camino, al procesado
no le hicieron absolutamente nada, siendo evidente su presencia y que
observaba el comportamiento de los sujetos asaltantes; argumentos que
en su conjunto nos llevan a determinar la culpabilidad del procesado
en el injusto incriminado como cómplice primario, siendo por tanto
pasible de reproche penal.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


Primera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel
EXPEDIENTE Nº 09462-2011
D.D. Meza Walde
Sentencia

Lima, 20 de diciembre de 2012

VISTOS: En Audiencia Pública la causa penal seguida contra Gustavo Fernando


Fernández Urdiales (reo en cárcel) por delito contra el patrimonio –robo agravado en
grado consumado– en agravio de la pollería “Las Canastas”; APARECE DE LO AC-
TUADO: Que por mérito del Atestado Nº 46-10-DIRINCRI-PNP-DIVINCRI SURCO-
DPTO.ROBOS de fecha veintinueve de abril de dos mil once; que corre de fojas uno y
siguientes, fue formalizada la denuncia penal de fojas ciento cuarenta y cuatro, por cuyo
mérito el juzgado penal emite el correspondiente auto de procesamiento de fojas ciento
cuarenta y nueve; AVOCÁNDOSE al conocimiento del proceso penal el Cuadragésimo

302
JURISPRUDENCIAS

Sexto Juzgado Penal de Lima, como se ve a fojas ciento sesenta y nueve; que tramitada
la causa según su naturaleza ordinaria, emitidos los informes del señor Fiscal Provincial
de fojas trescientos sesenta y cuatro, y del a quo de fojas trescientos sesenta y siete, fue-
ron llevados los autos a esta superior sala penal, remitiéndose los mismos a la vista de
la fiscalía superior, emite su acusación escrita de fojas trescientos noventa y cuatro, por
lo que esta superior sala emite el auto superior de enjuiciamiento de fojas cuatrocien-
tos diecisiete, señalando día y hora para llevar adelante la audiencia pública, la que se
ha llevado conforme a las formalidades que establece el ordenamiento jurídico procesal
penal, y luego de oir la acusación oral de la señora fiscal superior adjunto, así como los
alegatos de defensa, luego de recibidas sus conclusiones por escrito y por separado, fue-
ron formuladas, discutidas y votadas las cuestiones de hecho, quedando la causa expedi-
ta para dictar sentencia; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el proceso judicial en tanto debido proceso legal, es el instrumento
necesario para la obtención de la tutela judicial por parte del órgano jurisdiccional cons-
titucionalmente señalado para dicho efecto, a partir del cumplimiento de sus principales
finalidades y en la oportunidad correspondiente, según se desprende del artículo ciento
treinta y nueve, inciso tercero de la Constitución; de ahí que la actividad jurisdiccional
requiere, que los destinatarios de la misma tengan el derecho a conocer las razones de
una decisión dentro de un proceso judicial; es así que, el juez debe “mostrar” sus resolu-
ciones, fundamentarlas en aspectos jurídicos y fácticos, porque el juez está en la obliga-
ción no solo de decidir, sino también de justificar las razones legales de su decisión, por
tanto el proceso de argumentación y sustentación de su respuesta legal, implica necesa-
riamente un acto comunicativo cristalizado en la sentencia judicial, en aras de la segu-
ridad jurídica, en atención a que constituye garantía de la administración de justicia, la
motivación de las decisiones judiciales, en razón de que los destinatarios (justiciables)
de la misma tienen el derecho a conocer las razones de una decisión dentro de un proce-
so judicial;
Segundo.- Que, en materia penal para la imposición de una sentencia condenato-
ria, la misma debe estar sustentada en pruebas suficientes, idóneas y diáfanas que per-
mitan al juzgador poder arribar a la convicción, sin un ápice de duda, respecto a que de
lo actuado se haya acreditado, no solo la comisión del injusto incoado, sino también la
responsabilidad penal de la persona inmersa en el proceso penal, dado que el Derecho
Penal tiene como misión especial la protección de aquellos bienes jurídicos vitales im-
prescindibles para la convivencia humana en sociedad que son, merecedores de protec-
ción a través del poder coactivo del Estado representado por la pena pública; de ahí que
el derecho los identifica, pondera su importancia y actúa sobre ellos, tutelándolos; en
ello consiste el principio de lesividad, y constituyendo el Derecho Penal un medio de
control social que sanciona aquellos comportamientos que lesionan o ponen en peligro
bienes jurídicos tutelados por la ley, como en este caso el honor sexual de una menor
de edad, y en aras de lograr la paz, este propósito se logra a través de un proceso penal
donde el juzgador determina la aplicación o no de la sanción correspondiente, bajo el
principio de que la inocencia se presume y la culpabilidad se prueba; por lo que dentro
del marco jurídico de la actividad probatoria y los principios consagrados tanto en nues-
tro Derecho Constitucional y ordenamiento procesal penal, la instrucción está orientada

303
ROBO Y HURTO

a incorporar al proceso los medios probatorios idóneos y pertinentes para cabal conoci-
miento del thema probandum y poder llegar así a la verdad concreta y en caso de no lo-
grarlo, arribar a la verdad legal respecto a la realización o no del hecho que motivó la
apertura de instrucción en virtud al análisis y razonamiento lógico-jurídico por parte del
juzgador que queda plasmado en la sentencia;
Tercero.- Que la acusación fiscal contra el procesado radica en imputarle que el día
diez de abril del año dos mil once, aproximadamente a las dieciséis horas con cuaren-
ta minutos, tres sujetos desconocidos provistos de armas de fuego ingresaron a la polle-
ría Las Canastas, ubicada en la avenida La Encalada número ochocientos sesenta y tres
y número ochocientos setenta y uno, en el distrito de Santiago de Surco, reduciendo,
amordazando y maniatando al personal que se encontraba en dicho local, para seguida-
mente sustraer de la caja registradora la suma de mil nuevos soles, una laptop y un telé-
fono celular, luego de lo cual se dieron a la fuga con dirección desconocida a bordo de
un vehículo automóvil color gris oscuro, que aguardaba en el frontis del citado negocio,
siendo que el procesado Fernando Fernández Urdiales, empleado del mismo, quien fa-
cilitó la información necesaria relacionada con el restaurante, a efectos de perpetrarse el
latrocinio, tales como puertas de ingreso, ubicaciones de las áreas del negocio y perso-
nal trabajador;
Cuarto.- El Gerente General del restaurante “Las Terrazas” Marco Antonio Gutié-
rrez Calderón declara a nivel policial –fojas veinte–, que se ratifica en su totalidad en la
denuncia por él presentada; que el día de los hechos se encontraba en su oficina ubicada
en el segundo piso, y no estuvo presente al momento en que se produjo el robo, que fue
informado de ello por los empleados y bajó a verificar; que el monto de lo sustraído as-
ciende a mil nuevos soles; que estuvieron presentes Oscar De La Cruz que trabaja como
delivery. Carlos Melgar Chávez que trabaja como apoyo en el área de despacho, Clara
Rivas y Yessenia Guerra que trabajan como cajeras y Willy Campos Vásquez que traba-
ja como almacenero; que el local cuenta con cámaras de video, e hizo entrega a la auto-
ridad policial los videos grabados por las cámaras de seguridad, donde se aprecia como
se desarrolló el ilícito; que el acusado Fernández Urdiales fue asignado ese día al par-
queo de vehículos, labor que realiza en el frontis del establecimiento, brinda su decla-
ración testimonial ante el juzgado –fojas doscientos ocho–, recalcando que si bien las
funciones del procesado al momento de los hechos era delivery, ese día se dedicaba cien
por ciento al parqueo de vehículos o también conocido como valet parking, el cual re-
quería permanecer afuera cuadrando los carros y entregando las llaves a los dueños, y
que los problemas que él dice tener con su persona se debe a las reiteradas llamadas de
atención que se le hacía por sus tardanzas, que observó al procesado en actitudes sospe-
chosas, como preguntando por el cuadre de caja o el horario en que se retiraba el dinero
al cajero o al que estuviera encargado de ello, y que la hora en la que se produjeron los
hechos es la hora en que normalmente se hacen los retiros de caja, o sea a las cuatro de
la tarde, cuando se cierra el delivery, y ese día al momento de los hechos, minutos pre-
vios se hizo el retiro de caja de cinco mil nuevos soles; el robo se ha producido en hora
que por general se hace el retiro de la caja; que personalmente no se advirtió de ningu-
na conducta extraña del procesado, pero le comentaron que como en tres oportunidades
estuvo indagando sobre el cuadre de caja o en qué horarios se retiraba el dinero, eso lo

304
JURISPRUDENCIAS

hacía con la cajera o el encargado de caja; que después de ver el video con la policía,
estos preguntaron por qué el procesado entraba y salía tanto;
Quinto.- Del Parte Nº 140-11-DIRINCRI-PNP/DIVINCRUSURCO/DPTO/ROBOS
que corre de fojas noventa y dos a fojas noventa y cuatro, se tiene que de las investi-
gaciones en mérito de la denuncia interpuesta por el representante legal de la empresa
agraviada, Marco Antonio Gutiérrez Calderón, denuncia el robo de la pollería agravia-
da, y en atención a los hechos narrados por este, tal cual lo manifiesta la representan-
te del Ministerio Público en su acusación, da cuenta que los delincuentes dejaron una
bolsa plástica color beige conteniendo una camiseta deportiva color azul, arrojado en la
zona del delivery, asimismo indican que el empleado Willy Campos Vásquez fue lesio-
nado por uno de los delincuentes con la cacha del arma a la altura del pómulo derecho,
al haber puesto resistencia; asimismo que de las investigaciones fluye, que los delin-
cuentes habrían entrado por la puerta del servicio, adentrándose por los pasadizos, sien-
do que al estar cerca de las escaleras y ser vistos por uno de los empleados que estaba
en el lugar, redujeron a este empleado, quien en su desesperación golpeó la puerta dos
veces con la finalidad de ser escuchado por el procesado Gustavo Fernando Fernández
Urdiales, quien se encontraba parado en la puerta principal del ingreso al área de come-
dor de clientes, el mismo que se percató del hecho pero ignoró e ingresó al interior de
dicha área, asimismo en el interior del área de delivery fueron reducidos Carlos Enrique
Melgar Chávez, Oscar De La Cruz y Willy Lorenzo Campos Vásquez, siendo este últi-
mo atado de pies y manos, así como tapadas las bocas con cintas que los delincuentes
portaban; luego, dos de los delincuentes se dirigen al área de caja, donde interceptan a
Yessenia Micaela Guerra Manchego, mientras el otro delincuente se queda cuidando a
los empleados antes mencionados en el área de delivery, de conformidad con sus respec-
tivas manifestaciones. De la declaración de Clara Rivas, en la cual declara que observó
que el procesado estaba detrás de la ventanilla de caja, mirando cómo los delincuentes
la conducían hacia la salida y la obligaban a sacar dinero del cajero, cosa que obtuvieron
sustrayendo mil nuevos soles, y este mismo no hizo nada aunque dicha empleada le hi-
ciera gestos para que atine a apoyarla;
Sexto.- Del tenor del Parte Policial citado se tiene además que el personal de la Po-
licía Nacional del Perú de la DIVINCRI SURCO se constituyó al lugar del hecho ma-
teria de investigación realizando la inspección técnico-policial, y tomas fotográficas de
las ubicaciones de las áreas de delivery, caja, cocina y otros, verificando la existencia
de una ventanilla de vidrio transparente que divide el área de caja y salón de clientes,
de igual forma la existencia de tres puertas, la primera portón grande de ingreso al só-
tano, la segunda una puerta pequeña de vidrio cuyo acceso es por las escaleras que co-
munica al área de delivery, caja y cocina y la tercera es la puerta principal de ingreso de
clientes, estas puertas se encuentran divididas aproximadamente a un metro de distan-
cia conforme aparece de las tomas fotográficas realizadas; las fotografías corren de fojas
ochenta y tres a fojas ochenta y nueve; en la fotografía de folios ochenta y tres se mues-
tra el salón, en la fotografía de folios ochenta y cuatro las escaleras que dan al segun-
do piso; en la fotografía de folios ochenta y cinco la puerta de la cocina; en la fotogra-
fía de folios ochenta y seis el área de cajas; y en la fotografía de folios ochenta y nueve
una impresión de la parte del video donde se aprecia que el delincuente retira a la cajera

305
ROBO Y HURTO

Clara Rivas de su área y al procesado Gustavo Fernando Fernández Urdiales observan-


do de frente la escena parado frente a la ventana de acceso a la caja;
Sétimo.- Los videos fueron visualizados, y transcritos, así se tiene que: a) Del Acta
de visualización de CD que corre a fojas cincuenta y tres, que con fecha domingo diez,
fecha de ocurrido los hechos delictivos, “(...) al visualizar el ícono 3 CAJA DOM10 se
visualiza, desde la parte interior del área de caja hacia el salón de la pollería ‘Las Canas-
tas’ a horas 16:35 fecha diez de abril de dos mil once, se observa la presencia de las dos
cajeras Yessenia Guerra y Clara Rivas así como de la persona de Willy Campos, quienes
se encuentran dentro del área de la caja, ambas cajeras laborando y el sujeto en mención
verificando la computadora; asimismo por detrás de la ventanilla que da a la parte exte-
rior de la caja, se observa acercarse a la ventanilla donde está la cajera Clara Riva al
señor Walter Zamora, quien labora como mozo, luego se retira y se apersona a la venta-
nilla de la caja de Clara Rivas, el mozo de nombre Lalo Dávila, ambos entregan al pare-
cer boletas o facturas, en ese instante se acerca el empleado Francisco Remigio, quien
trabaja como motorizado delivery a la ventanilla de la cajera de nombre Yessenia Gue-
rra, asimismo, se acerca otro empleado a la misma ventanilla de nombre Aurelio La
Cruz, en compañía del mozo de nombre Roberto Pérez, siendo las 16:37:24 la persona
de Willy Campos se retira del área de la caja, sale por la puerta de ingreso al área de
caja, se observa a través de la ventanilla el ingreso, de una familia (...) quienes se detie-
nen frente a la ventanilla de caja a las 16:37, detrás de esto ingresa el empleado Gustavo
Fernández Urdiales, quien los bordea y se apersona a la ventanilla donde está la cajera
Yessenia Guerra, se acerca, la observa y se retira hacia la puerta de ingreso de clientes,
luego esta persona retorna a las 16:38 observa hacia el salón de la pollería y se dirige a
la ventanilla de caja pero se detiene y vuelve a dirigirse hacia la puerta principal de in-
greso del local, nuevamente ingresa a las 16:39 la persona de Gustavo Fernández hacia
la caja y observa la ventanilla donde está la cajera Clara Rivas y se retira hacia la puerta
de ingreso, observando que se le cae el auricular color blanco del oído derecho, luego de
unos segundos nuevamente ingresa al local y frente a la ventanilla de la caja conversa
con el mozo de nombre Roberto Pérez por unos segundos, luego el mozo se dirige a la
caja de Yesenia Guerra y Gustavo Fernández observando la ventanilla de caja de la caje-
ra Clara Rivas sale hacia la puerta de ingreso luego de unos segundos ingresa esta per-
sona, se pone detrás del mozo Roberto Pérez, observa a todos lados, luego sale hacia la
puerta de ingreso, luego de unos segundos ingresa esta persona se pone detrás del mozo
Roberto Pérez observa a todos lados, luego sale hacia la puerta de ingreso a horas 16:40,
nuevamente se observa ingresar a Gustavo Fernández, dirigiéndose a la ventana de la
caja donde estaba la cajera Yessenia, observa al interior y sale nuevamente hacia la
puerta de ingreso a horas 16:40:31, la cajera Yessenia sale del interior del área de caja;
asimismo se aprecia nuevamente ingresar a Gustavo Fernández quien pasa por la venti-
lla de caja y observa hacia la persona de Clara Rivas se encontraba sola atendiendo a un
cliente, a Gustavo Fernández retornando de la cocina, que se dirige hacia la puerta de
ingreso y observa hacia el interior de la caja donde está solo la persona de Clara Rivas, a
horas 16:41:32, se observa a la cajera Yesenia Guerra ingresar al interior del área de
caja, se dirige a la caja y saca unas cosas y luego se retira, a horas 16:42:13 se observa a
la cajera Clara Rivas voltear la mirada hacia la parte posterior donde se encuentra ubica-
do la puerta de ingreso al área de caja, al parecer conversa con alguna persona, siendo

306
JURISPRUDENCIAS

las 16:42:29 horas se observa ingresar al interior del área de caja a un sujeto de contex-
tura gruesa, talla mediana de aproximadamente cuarenta y dos años de edad, vestido con
una camisa clara y una gorra en la cabeza quien se dirige a la cajera Clara Rivas, asimis-
mo, paralelamente se observa a través de la ventanilla de vidrio de caja ingresar a las
16:42:33 proveniente de la puerta de ingreso al salón de clientes a la persona de Gusta-
vo Fernández quien se dirige a la ventanilla de la caja, quedándose parado observando a
ambos lados y al interior del área de caja, donde la cajera Clara Rivas se encontraba en
compañía del delincuente, tomándola del hombro y procedió a sacarla del interior del
área de caja, hecho que conforme demuestra el video es observado claramente por Gus-
tavo Fernández, el mismo que lleva su mano izquierda hacia el primer botón de su cami-
sa, al parecer está utilizando su teléfono mediante su handsfree color blanco que lleva
puesto en el oído, se visualiza que observa nuevamente hacia el interior del área de caja
donde no había ninguna persona, luego voltea hacía el salón camina hacia la cocina
unos pasos y se encuentra con el mozo Roberto Pérez ambos conversan por unos segun-
dos cerca de la ventanilla de caja, el mozo de nombre Roberto Pérez se acerca a la ven-
tanilla y luego se retira, asimismo, retorna a la ventanilla Gustavo Fernández quien ob-
serva el interior del área de caja, luego se acerca a la ventanilla de caja Lalo Dávila y se
acerca el mozo Roberto Pérez, luego de unos segundos se retira Roberto Pérez y se
queda en la ventanilla de caja Gustavo Fernández y Lalo Dávila pero se observa que
Gustavo Fernández observa hacia el interior del área de caja, asimismo, sus audífonos
estaban caídos, luego retorna el mozo César Dávila y al parecer le dice a Gustavo Fer-
nández que salga a la calle, observando que este se dirige hacia la puerta de ingreso de
la pollería, siendo las 16:43:17 horas se observa que la puerta de ingreso al área de caja
se abre e ingresa la cajera Clara Rivas, quien se dirige hacia el mostrador de caja de
donde saca el portabilletes con dinero de su caja y luego trata de abrir la caja de Yese-
nia, al no poder abrir sale del área de caja, por el mismo lugar a horas 16:43:30 se obser-
va acercarse a la ventanilla de caja al mozo Roberto Pérez instantes que la cajera Clara
Rivas nuevamente ingresa al área de caja esta se dirige hacia su caja, asimismo, se ob-
serva paralelamente ingresar y dirigirse a la ventanilla de caja a Gustavo Fernández y
detrás de este al mozo de nombre César Dávila de igual forma se observa que la cajera
se queda parada por unos segundos mirando a estas tres personas, trata de hacer algún
gesto, luego voltea haciendo con la mano un ademán y sale del área de caja quedándose
parados estos tres sujetos, los mismos que la observan, luego de unos segundos se ob-
serva a Gustavo Fernández salir hacia la puerta de ingreso de la pollería, asimismo, se
observa a otros mozos acercarse a la ventanilla de caja donde están esperando, luego de
unos segundos nuevamente ingresa la persona de Gustavo Fernández a las 16:44.23
quien observa hacia el interior del área de caja por la ventanilla de la caja sale nueva-
mente, luego de unos minutos se observa que varios de los mozos se encuentran parados
en la ventanilla al parecer esperando a las cajeras ya que no se observa persona alguna
dentro del área de caja, al rato se observa ingresar a la persona de Willy Campos al inte-
rior del área de caja, pero saltando ya que tenía atados sus pies, quien solicitaba auxilio,
luego ingresa la cajera Clara y nuevamente sale, posteriormente se observa a los em-
pleados comunicándose el hecho, concluye el video a las 16:48 (…)”, de este CD cabe
destacar que se ve claramente cómo el ladrón coge del hombro a la cajera Clara Rivas y
la saca del área de cajas, mientras el procesado observa la escena, y mira aleatoreamente
a dicha área y la puerta de salida; b) Del Acta de Visualización de CD que corre a fojas

307
ROBO Y HURTO

cincuenta y seis, en la cual se observa lo acontecido el sábado nueve, día anterior a los
hechos materia de investigación, en el que se puede apreciar a un sujeto comprar en la
pollería, sentándose al frontis de las cajas, siendo reconocido luego por la cajera Clara
Rivas, como uno de los delincuentes que la amenazó con un arma de fuego el día de los
hechos; c) Del Acta de Visualización de CD que corre a fojas cincuenta y ocho, el ícono
06CAJA DOM10 donde se visualiza el interior del área de la caja de la pollería “Las
Canastas” y el desempeño del personal de caja y demás empleados, observando que
Gustavo Fernández ingresa al local y se dirige hacia la ventanilla de la caja, se mantiene
en el lugar y luego sale, y nuevamente retorna y pasa por la ventanilla de caja “(...) a
horas 16:42:13 se observa a la cajera Clara Rivas voltear la mirada hacia la parte poste-
rior donde se encuentra ubicada la puerta de ingreso al área de caja, al parecer conversa
con alguna persona, siendo las 16:42:29 horas se observa ingresar al interior del área de
caja a un sujeto de contextura gruesa, talla mediana, de aproximadamente cuarenta y
dos años de edad, vestido con una camisa clara y una gorra en la cabeza quien se dirige
a la cajera Clara Rivas, asimismo, paralelamente se observa a través de la ventanilla de
vidrio de caja ingresar proveniente de la puerta de ingreso al salón de clientes a la perso-
na de Gustavo Fernández quien se dirige a la ventanilla de la caja, quedándose parado
observando a ambos lados y al interior del área de caja donde la cajera Clara Rivas se
encontraba en compañía del sujeto en mención, sujeto que le muestra al parecer un arma
de fuego tomándola del hombro y procedió a sacarla del interior del área de caja, hecho
que conforme demuestra el video es observado por Gustavo Fernández, el mismo que
lleva su mano izquierda hacia el primer botón de su camisa, al parecer está utilizando su
teléfono mediante su handsfree color blanco que lleva puesto en el oído, se visualiza
que observa nuevamente hacia el interior del área de caja, donde no había ninguna per-
sona, luego voltea hacia el salón camina hacia la cocina unos pasos y se encuentra con
el mozo Roberto Pérez, ambos conversan por unos segundos cerca de la ventanilla de
caja, el mozo de nombre Roberto Pérez se acerca a la ventanilla y luego se retira, asi-
mismo retorna a la ventanilla Gustavo Fernández quien observa el interior del área de
caja, luego se acerca a la ventanilla de caja Lalo Dávila y se acerca el mozo Roberto
Pérez, luego de unos segundos se retira, Roberto Pérez y se queda en la ventanilla de
caja Gustavo Fernández y Lalo Dávila pero se observa que Gustavo Fernández observa
hacia el interior del área de caja; asimismo, sus audífonos estaban caídos, luego retorna
el mozo César Dávila y al parecer le dice a Gustavo Fernández que salga a la calle ob-
servando que este se dirige hacia la puerta de ingreso de la pollería; siendo las 16:43:17
horas se observa que la puerta de ingreso al área de caja se abre e ingresa la cajera Clara
Rivas quien se dirige hacia el mostrador de caja de donde saca el portabilletes con dine-
ro de su caja y luego trata de abrir la caja de Yessenia, al no poder abrir sale del área de
caja por el mismo lugar, a horas 16:43:30 se observa acercarse a la ventanilla de caja al
mozo Roberto Pérez instantes que la cajera Clara Rivas nuevamente ingresa al área de
caja, esta se dirige hacía su caja; asimismo, se observa paralelamente ingresar y dirigirse
a la ventanilla de caja a Gustavo Fernández y detrás de este el mozo de nombre César Dá-
vila de igual forma se observa que la cajera se queda parada por unos segundos mirando a
estas tres personas trata de hacer algún gesto, luego voltea y sale del área de caja, quedán-
dose parados estos tres sujetos, los mismos que la observan, luego de unos segundos se
observa a Gustavo Fernández salir hacia la puerta de ingreso de la pollería, asimismo, se
observa a otros mozos acercarse a la ventanilla de caja donde están esperando, luego de

308
JURISPRUDENCIAS

unos segundos nuevamente ingresa la persona de Gustavo Fernández quien observa


hacia el interior del área de caja por la ventanilla de la caja y sale nuevamente, luego de
unos minutos se observa que varios de los mozos se encuentran parados en la ventanilla
al parecer esperando a las cajeras ya que no se observa persona alguna dentro del área
de caja, al rato se observa ingresar a la persona de Willy Campos al interior del área de
caja, pero saltando ya que tenía atados sus pies, quien solicitaba auxilio, luego ingresa la
cajera Clara y nuevamente sale, posteriormente se observa a los empleados comunicán-
dose el hecho (...)” de este CD cabe destacar que se ve claramente cómo el delincuente
coge del hombro a la cajera Clara Rivas y la saca del área de caja amenazándola con un
arma de fuego, mientras el procesado claramente observa la escena, y mira aleatorea-
mente a dicha área y la puerta de salida; y en el área de la cocina, también se ve entrar al
procesado, siendo que voltea la cabeza para observar los lados; d) Ante el juzgado fue
visualizado el CD con participación de las partes procesales, así se aprecia del Acta de
la Diligencia de Audio y Visualización del CD que corre a fojas trescientos, en el cual
estuvo presente el acusado, su abogado defensor, representante del Ministerio Público,
se observa del video que el procesado se encontraba en todo momento con su vestimen-
ta de trabajador de la pollería agraviada, que en varias oportunidades se acercaba al área
de las cajas registradoras y luego se retiraba hacia la puerta del local, siendo que una
vez en dicha puerta miraba a ambos lados, que siendo las 16:38:51, mientras hablaba
por el handsfree, se dirigió a la puerta de la pollería agraviada, a lo cual el procesado
afirma que se encontraba haciendo el servicio de valet parking, a lo cual el representante
legal de la empresa agraviada señala que dicho servicio solo se realizaba en las afueras
del local y no en el interior, que a las 16:39:22 vuelve a acercarse al área de las cajeras
mientras observaba aleatoreamente dicha área y a la puerta del local, siendo esto en va-
rias oportunidades, para luego hacerle señas a una persona de sexo masculino para que
salga, el procesado refiere que se trataba de un cliente, luego a las 16:40:00 vuelve a in-
gresar con dirección al frontis de las cajas, mira a las cajeras y se retira después de 6 se-
gundos, entonces se observa a la cajera Yessenia Guerra, la cual se retira de la caja, en
lo que vuelve a ingresar el procesado hacia el interior del local, luego a las 16:41:15 el
procesado sale del interior del local, luego de quince segundos se aprecia que vuelve a
ingresar con dirección a las cajas, y luego de aproximadamente un minuto ingresa un
sujeto de contextura gruesa que se acerca a la cajera Clara Rivas, y la coge del hombro,
siendo esto observado por el procesado, el cual mira hacia su derecha y se retira del
frontis de la caja, se coloca de espaldas a dicha área, conversa con un mozo, luego vuel-
ve su cuerpo en dirección a la caja y observa la puerta de salida, se retira del frontis
cuando otro mozo aparece, y después que este se va y aparece otro también conversa
con este y se va, dejando constancia que en ese transcurso de la aparición del sujeto de
contextura gruesa, ninguna cajera se encontraba en el área de cajas, luego a las 16:43:17
hace su ingreso la cajera Clara Rivas, quien abre el cajón donde llevaba el organizador
de dinero y trata de abrir la caja de su compañera que no se encontraba en esos momen-
tos, pero estaba cerrada, entonces sale con el organizador de dinero y se lo entrega a al-
guien detrás de ella, luego se retira del ambiente, dejándose constancia que el procesado
se encontró presente mientras la cajera Rivas trató de abrir la caja de su compañera ob-
servando la escena para luego retirarse, entra un minuto después aproximadamente, in-
gresa al salón y se ubica frente a las cajas, donde mira al frente, luego voltea y se retira,

309
ROBO Y HURTO

en dos minutos más aproximadamente aparecen de nuevo los empleados en la escena,


entre ellos el procesado;
Octavo.- La declaración del testigo Willy Lorenzo Campos Vásquez con presen-
cia fiscal a nivel policial a fojas veintitrés, en el cual manifiesta laborar para la polle-
ría agraviada como almacenero, que el día de los hechos estuvo trabajando, se dirigió
al área de caja para ver los pedidos que faltaba atender, luego salió y se dirigió al área
de delivery donde por ser domingo se había puesto una laptop, donde revisó los pedidos
que faltaban llegar para la pollería y cerrar la cancelación en la puerta de ingreso a dicha
área la puerta estaba abierta porque por el lugar ingresan los motorizados para sacar los
pedidos de pollo, se levantó y se acercó a ellos pero observó que un sujeto pasó bajan-
do la cabeza por la sombrilla dirigiéndose a las escaleras que da a la puerta donde se en-
contraba él parado en compañía de los empleados Carlos Melgar, encargado de salida
de los pollos a los motociclistas, y Oscar De La Cruz, encargado del reparto de los po-
llos delivery; pero este sujeto estaba acompañado por dos sujetos más quienes empe-
zaron a subir las escaleras, al ver esto bajó tres gradas, los esperó en el lugar y les dijo
que la entrada a la pollería era por la puerta principal que estaba al costado izquierdo,
uno de ellos quiso pasar por el lado izquierdo, y otro por el lado derecho, pero como
no le hicieron caso les preguntó a quién buscaban y contestaron que al administrador,
y al dueño, en ese momento observó que en la puerta estaba parado Gustavo Fernández
quien ingresó a la pollería, pero en la misma puerta de ingreso al delivery forcejeó con
los delincuentes para ingresar e hizo que la puerta golpee dos veces a la pared, pero esta
persona se pasó e ingresó a la pollería, pero está seguro que escuchó todo, los que no se
percataron fueron Oscar De La Cruz y Carlos Melgar, en ese momento uno de los de-
lincuentes le menta la madre y le pone un arma de fuego en el estómago, y da la orden
que suban los otros dos sujetos quienes subieron, y fueron hacia sus compañeros les hi-
cieron ingresar y cerraron la puerta, los tres sujetos estaban con armas de fuego, uno de
ellos se puso en la puerta del callejón que da acceso a la cocina y la caja, los otros dos
sujetos les hicieron arrojar al piso, pero como no quiso el declarante le golpearon, uno
de los sujetos amarró con cinta a los dos empleados, y luego lo ataron a él, declarante, y
como el lugar es pequeño escuchó que esos sujetos decían que iban a ir al área de caja, y
llamaron a Yesenia a quien también ataron, y luego tocaron para que Clara abra la puer-
ta del área de caja, y luego escuchó voces que exigen dinero a Clara y luego ella tam-
bién fue arrojada al piso y la ataron, luego de unos minutos estas personas se fueron del
lugar, en ese lapso que ellos salieron empezaron a gritar solicitando auxilio en ese mo-
mento llegaron los empleados a auxiliarles, estas personas estaban en la cocina descan-
sando y comiendo, luego le desataron y fue a la caja a tocar la alarma, se comunicó con
el administrador y el gerente, y luego la policía con serenazgo; el testigo Willy Lorenzo
Campos Vásquez asegura que trató de llamar la atención del procesado durante el robo,
para que lo ayudara, y a pesar de haber dado dos golpes a la puerta, y que asegura este
escuchó muy bien su pedido de auxilio, que luego de ocurridos los hechos, le reclamó
junto al resto del personal por su mal acto, brinda su declaración testimonial ante el juz-
gado a fojas doscientos uno, se ratifica en lo manifestado a nivel policial, reiterando que
el procesado lo vio junto a los tres sujetos delincuentes en un plan de forcejeo para en-
trar al local además del robo, pero se hizo el desentendido;

310
JURISPRUDENCIAS

Noveno.- La declaración de Clara Celia Rivas Acosta con presencia del represen-
tante del Ministerio Público a nivel policial como se ve a fojas veintiséis, manifiesta que
aquel día se encontraba laborando atendiendo en el área de caja, en compañía de la otra
cajera Yessenia, quien atendía al público, pero Yessenia salió porque le tocaba su hora-
rio de almuerzo, y prosiguió trabajando, pero unos minutos después escuchó que la lla-
maban, y le decían “ven” insistentemente, le indicó a esa persona que debía ir por el
otro lado, pero esa persona ingresó y se acercó a su lado, mostrándole un arma de fuego
la coge del hombro y la saca del área de caja al pasadizo donde había otro sujeto parado
que me preguntó por el dinero y le indicó que ya lo había llevado el dueño, pero le indi-
caron que regrese a la caja y saque el dinero que estaba en la caja, al ir se percató de la
presencia del mozo Roberto Pérez y del motociclista Gustavo Fernández, y César Dávi-
la, a quienes les hacía gestos, pero los sujetos le exigieron traer el dinero de la otra caja,
fue pero regresó haciéndoles saber que no podía abrir la otra caja, y la llevaron al área
de delivery donde observó a sus compañeros Yessenia, Carlos Melgar, Willy Campos
y otros atados de pies y manos, y en el lugar había otro sujeto cuidándolos, el sujeto la
obligó a tirarse al suelo y le ataron las manos, la pusieron al lado de Willy quien le dijo
que se quede callada, en ese instante sintió y escuchó que esos sujetos salían del lugar
hacia la calle, luego Willy pateó la puerta y ella pudo pararse rápido; luego Willy logró
desatar sus manos y se fue a pedir auxilio en tanto ella apoyó a Yessenia a desatarla;
luego llegaron otros empleados a apoyarles; la testigo afirma que el procesado Gustavo
Fernández no debió estar en ningún momento en la puerta de la caja, pues esas no eran
sus funciones, este se encargaba del estacionamiento exterior de la pollería, que el pro-
cesado observó mientras era sacada de la caja por este delincuente con arma en mano,
y que trató de pedirle ayuda con un ademán o seña, pero este no hizo nada, a pesar de
tener conocimiento que estaba totalmente prohibido la entrada de extraños a esa área, y
brinda su declaración testimonial ante el juzgado a fojas ciento noventa y tres, donde se
ratifica y reitera sobre lo manifestado a nivel policial;
Décimo.- La declaración de Yessenia Micaela Guerra Manchego con presencia fis-
cal a nivel policial según consta a fojas treinta, quien declara que como ya era hora de
su refrigerio salió al área de cocina, pero olvidó unas llaves, regresó y sacó las llaves,
fue que al salir del área de caja que observó a dos sujetos que estaban parados, uno de
ellos le dijo que se quede callada y le apuntó con un arma, le hizo subir las escaleras con
dirección al área del delivery y el otro sujeto empezó a atarle las piernas y brazos, le pu-
sieron una cinta en la boca, luego observó que en el lugar estaban sus compañeros Willy
Campos, Carlos Melgar y un motorizado nuevo Oscar De La Cruz, quienes también es-
taban atados, la obligaron a tirarse al suelo y dos de los delincuentes se fueron hacia la
puerta de la caja, ella escuchó que uno de los sujetos decía ya entra y el otro sujeto le
decía que aún no porque había gente para llevar, como no podía mirar, pero escuchaba
que le pedía a su compañera que saliera y le entregue la plata, ella le dijo que no tenía
tanto dinero porque ya lo habían llevado, y el sujeto le preguntaba quién lo había lle-
vado; que el procesado Gustávo Fernández por la función que desempeña no tenía que
acercarse al área de caja; al brindar su declaración testimonial ante el juzgado a fojas
ciento ochentiséis, se ratifica en lo manifestado a nivel policial, y que el procesado no
tenía por qué acercarse ya que ese día se encontraba laborando en el parqueo de carros;

311
ROBO Y HURTO

Undécimo.- Declaración de Carlos Enrique Melgar Chávez con presencia fiscal a


nivel policial como se ve a fojas treinta y tres, manifestó que aquel día siendo las 15:40
horas se encontraba en la puerta de ingreso al área del delivery en compañía del gerente,
y observó que en la vereda donde estacionan los vehículos se encontraba Gustavo Fer-
nández quien tenía puestos los audífonos en sus oídos y conversaba por teléfono me-
diante su teléfono y sus audífonos, pero lo que le sorprendió fue que al verlos parados
en la puerta de ingreso del área del delivery caminó por la vereda hacia la tienda conti-
gua, de ahí el declarante afirma que fue al área delivery, donde llegó Willy Campos que
salió del área de caja, y el motociclista de nombre Óscar, y estuvieron ahí, luego obser-
vó que Willy estaba parado en las escaleras que dan acceso al área delivery y al levan-
tar la cabeza a ver a Willy escuchó que este decía a unas personas que el ingreso era por
la otra puerta, y observó a tres sujetos que ingresaron empujando a Willy, mentándole la
madre, y forcejearon con él, esos sujetos portaban armas de fuego, y los hicieron tirar
al suelo y les amarraron los pies y manos y le taparon la boca, al rato apareció la cajera
Yessenia a quien también ataron de pies y manos y taparon su boca, luego trajeron a la
otra cajera de nombra Clara a quien también ataron; cuando los sujetos se fueron Willy
se liberó y salió a pedir auxilio, el declarante afirma que salió saltando luego de incorpo-
rarse, y logró ver que los sujetos huyeron en un vehículo color plomo oscuro, que en la
puerta en la vereda estaba parado Gustavo Fernández a quien le dijo que habían robado,
y este le preguntaba dónde y qué carro amarillo, pero nunca le dijo ese color, entonces
una cliente con su carro los siguió y dijo que era un vehículo Nissan color plomo que
tenía la placa AOY que estaba colgada, y se le perdió de vista por el Puente Primave-
ra; que pudo observar momentos antes de los hechos, que Gustavo Fernández se dirigía
a lugares no habituales y permitidos de su trabajo, al brindar su declaración testimonial
ante el juzgado a fojas doscientos dieciséis, se ratifica en lo manifestado a nivel policial,
reiterando que el procesado no tenía ningún motivo para entrar al área de cajas, puesto
que su labor del día en el parqueo de carros está en el estacionamiento, y que efectiva-
mente lo vio caminando a lugares no habituales de su trabajo, como es el que caminara
por la vereda de la pollería hasta un poste y luego regresara conversando;
Duodécimo.- También han declarado empleados de la pollería que estuvieron la-
borando aquel día pero que por encontrarse en el área del sótano no vieron nada, así de-
clara: el testigo Humberto Antonio Jiménez Sotelo a nivel policial declara a fojas treinta
y seis, manifestando que al momento de los hechos se encontraba en el sótano del local
tomando gaseosa en compañía de sus compañeros de trabajo Roberto Pérez y Carlos
Carbone, por lo que no pudieran apreciar nada; el testigo, Roberto Antonio Pérez Ville-
gas a nivel policial declara a fojas treinta y ocho, manifestando que al momento de los
hechos se encontraba en el sótano del local tomando gaseosa en compañía de sus com-
pañeros de trabajo Humberto Jiménez y Carlos Carbone, por lo que no pudiera apreciar
nada, pero precisando que la luna del área de caja al exterior es totalmente transparen-
te, por lo que se puede observar con claridad el otro lado; el testigo Carlos Eduardo Car-
bone Chuquitaipe a nivel policial declara fojas cuarenta, manifestando que al momento
de los hechos se encontraba en el sótano del local tomando gaseosa en compañía de sus
compañeros de trabajo Humberto Jiménez y Roberto Pérez, por lo que no pudiera apre-
ciar nada, brinda su declaración testimonial ante el juzgado a fojas doscientos sesenta y
cinco, se ratifica y reitera en lo manifestado a nivel policial;

312
JURISPRUDENCIAS

Décimo tercero.- El efectivo policial Sub Oficial Brigadier PNP Mario Dante Al-
varado Legua, brinda su declaración testimonial ante el juzgado a fojas doscientos se-
senta y dos, indicando que el procesado se dejó arrestar de forma pacífica;
Décimo cuarto.- El acusado Gustavo Fernando Fernández Urdiales declara a nivel
policial a fojas diecinueve, continuada a fojas cuarenta y tres, en la que manifestó que
cuando estaba en la vereda escuchó los gritos de Carlos Melgar y Willy Campos, y que
anteriormente entró al local para solicitarle las llaves a un cliente, y que en el transcur-
so habló con varios mozos y su compañera de trabajo Yessenia le pidió que le comprara
algo, que en ningún momento le dijo a Willy Campos que pensaba que las personas que
entraron a el área de caja eran proveedores, además indica que la cajera Clara Rivas y
Willy Campos no se llevan bien con él, y que con anterioridad lo han dejado mal frente
al administrador, rinde su declaración instructiva a fojas ciento cincuenta y cinco conti-
nuada a fojas ciento setenta y uno, indicando que no vio nada sospechoso en la actitud
de la cajera cuando se retiraba junto al delincuente, y que de hecho esta se reía, además
que otros dos mozos estuvieron junto a él observando este hecho; y en juicio oral reitera
su negativa de haber participado en los hechos instruidos negando toda participación, y
en su descargo alega que desconocía lo que pasaba; que no vio ni oyó nada extraño; que
es inocente;
Décimo quinto.- El Acta de Registro Personal al acusado al momento de su inter-
vención, corre a fojas cincuenta y uno, se le encuentra en posesión de un celular Nokia
color plateado blanco y negro, táctil Claro, un celular motorola Nextel color negro entre
sus pertenencias; asimismo, fue encontrado entre las pertenencias del procesado un grá-
fico a lapicero, el cual corre a fojas ochenta y uno, denota unas rayas a lapicero, que
muestran garabatos de lo que presumiblemente serían las áreas dentro de la pollería, sin
embargo, de todo lo actuado, dicho croquis no brinda mayor información que le vincule
con el ilícito instruido, más aún el padre del procesado Fernando Fernández Cabanillas
acudió a declarar en juicio oral, manifestando que él lo había elaborado, según consta de
la sesión de fecha doce de noviembre de dos mil doce;
Décimo sexto.- Asimismo, corren en autos el Dictamen Pericial Análisis de Restos
de Disparo RD Nº 3078/11 que corre a fojas trescientos cincuenta y uno, que concluye
que las muestras tomadas a las manos del acusado arrojan como resultado negativo para
plomo, antimonio y bario; y el Dictamen Pericial de Química Forense Nº 5852/11 que
corre a fojas trescientos cincuenta y dos, concluye que los análisis arrojan negativo para
drogas, negativo para sarro ungueal, y estado normal al dosaje etílico;
Décimo sétimo.- Del análisis y valoración de los actuados antes glosados y en mé-
rito del testimonio ya glosado de los empleados de la empresa agraviada, quienes re-
fieren haber visto al procesado Gustavo Fernando Fernández Urdiales en áreas que no
correspondían al ámbito de su función, que en su calidad de delivery y acomodador de
carros, su lugar estaba en la calle, no al interior del local; y además de los videos visua-
lizados y consignado lo que se ve en las actas ya glosadas, se aprecia al procesado Gus-
tavo Fernando Fernández Urdiales mirando al interior del área de caja estando presente
la cajera Clara Rivera y un sujeto extraño a la pollería agraviada, e incluso se le ve con
los audífonos del celular caídos y no en la oreja, por lo que pudo escuchar; asimismo,
los empleados que se encontraban en el área de delivery y las cajeras han manifestado

313
ROBO Y HURTO

que fueron atados de pies y manos y amenazados por tres sujetos con armas de fuego,
incluso el testigo Willy Lorenzo Campos Vásquez dio golpes a la puerta cuando force-
jeó con los sujetos asaltantes, y afirma categóricamente que el procesado Fernández Ur-
diales que estaba cerca debió oír esos golpes y no hizo nada, asimismo el testigo Carlos
Enrique Melgar Chávez ha manifestado que momentos antes de los hechos el procesa-
do Fernández Urdiales se dirigía dentro del local de la pollería a lugares no habituales
y permitidos de su trabajo; igualmente la cajera Clara Celia Rivas Acosta ha manifesta-
do que el procesado Fernández Urdiales no debió estar en ningún momento en la puer-
ta del área de caja, pues esas no eran sus funciones, y afirma además que mientras el su-
jeto asaltante la amenazaba le hizo señas al citado procesado para que le brinde apoyo,
sin embargo, se hizo el desentendido y fue llevada por dichos sujetos al ambiente donde
estaban sus otros compañeros atados, y a ella también la ataron y con amenazas para
que no pida auxilio; siendo asimismo de destacar que la hora en que se produjo el ilí-
cito submateria, era la hora en que cerraban caja y al momento de los hechos, el dine-
ro del día ya había sido retirado de la caja por el encargado, y por tal motivo los sujetos
solo pudieron llevar mil nuevos soles de la caja; y si bien la defensa del procesado Fer-
nández Urdiales alega que existen contradicciones en los dichos de los empleados de la
pollería agraviada, que no acreditarían la responsabilidad penal del procesado, cabe des-
tacar que tal afirmación se desvanece por la coherencia de las afirmaciones de los tes-
tigos quienes han mantenido la persistencia en la incriminación, y sobre todo lo que se
aprecia en la visualización de los videos ya glosados, que denotan que el acusado no fue
ajeno a lo que sucedía, e invadió espacios para él no permitidos en razón de la función
que desempeñaba;
Décimo octavo.- El Acuerdo Plenario número cero dos guión dos mil cinco dia-
gonal CJ guión ciento dieciséis, de fecha treinta de setiembre de dos mil cinco, estable-
ce que “tratándose de las declaraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo
de los hechos, al no regir el antiguo principio jurídico testis unus testis nullus, tiene en-
tidad para ser considerada prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para
enervar la presunción de inocencia del imputado, siempre y cuando no se adviertan ra-
zones objetivas que invaliden sus afirmaciones; considera como garantías de certeza au-
sencia de incredibilidad subjetiva, es decir que: a) no existan relaciones entre agraviado
o imputado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras que puedan incidir en
la parcialidad de la declaración, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza;
b) verosimilitud que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia declaración,
sino que debe estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter objetivo
que la doten de aptitud probatoria, y c) persistencia en la incriminación, debiendo obser-
varse coherencia y solidez del relato y, de ser el caso, aunque sin el carácter de una regla
que no admita matizaciones, la persistencia de las afirmaciones en curso del proceso;
siendo ello así las versiones primigenias y ante el juzgado expresadas por la agraviada
y su señora madre detentan en elemento probatorio suficiente para desvirtuar la presun-
ción de inocencia del procesado, más aún estando a las contradicciones y argumentos de
mala justificación en que ambas han incurrido en juicio oral enerva suficientemente la
presunción de inocencia del acusado, resultando por ende su conducta merecedora del
reproche penal correspondiente; que ante la persistencia de la incriminación, y al darse
en el caso concreto las condiciones de declaración de certeza, se encuentra debidamente

314
JURISPRUDENCIAS

establecido el delito contra el patrimonio –robo agravado–, previsto y penado en el ar-


tículo ciento ochenta y ocho en su tipo base, con las agravantes de los incisos tres, cua-
tro y cinco del Código Penal, y de tal modo se encuentra suficientemente acreditada la
participación del acusado Gustavo Fernando Fernández Urdiales en calidad de cómplice
primario, debido a que ha sido trascendental para la realización del ilícito penal; en mé-
rito a los testimonios y los videos visualizados demuestran que el citado procesado vio
cómo los sujetos ingresaron y redujeron por la fuerza a los empleados y cajeras de la po-
llería agraviada, justo en horario de cierre de caja, quedando así acreditado que fue el
citado Procesado quien brindó la información necesaria y que además conocía de la in-
cursión de los sujetos que ingresaron con armas de fuego a robar a la pollería agraviada;
y el vínculo del procesado con los asaltantes queda evidenciado desde que estando pre-
sente y siendo espectador de cómo maniataban a la cajera, y como redujeron y maniata-
ron y ataron de pies y manos a todos los empleados que cruzaron su camino, al procesa-
do Fernández Urdiales no le hicieron absolutamente nada, siendo evidente su presencia
y que observaba el comportamiento de los sujetos asaltantes; argumentos que en su con-
junto nos llevan a determinar la culpabilidad del procesado en el injusto incriminado
como cómplice primario, siendo por tanto pasible de reproche penal;
Décimo noveno.- Que, para efectos de determinar la graduación de la pena se debe
tener en cuenta los principios de culpabilidad y proporcionalidad, que el acusado care-
ce de antecedentes penales y judiciales según se ve del boletín de condenas de fojas dos-
cientos cincuenta y cuatro el acusado carece de anotaciones, por lo que tiene la calidad
jurídica de primario; y por ello en el momento de imponer la pena al autor, el juzgador
debe atender a la gravedad del injusto así como la culpabilidad concreta, pero también
las carencias sociales de las que adolece, y a los fines de resocialización de la pena;
Vigésimo.- Que para efectos de fijar la Reparación Civil se tiene en consideración
el artículo noventa y tres del Código Penal por el que se establece que dicha institución
comprende la restitución del bien o en todo caso el pago de su valor y la indemnización
por los daños y perjuicios sufridos, así como el daño psicológico sufrido por la víctima
como consecuencia del ilícito penal perpetrado en su agravio.
POR TALES FUNDAMENTOS y en aplicación de los artículos once, doce, vein-
titrés, veinticinco, cuarenta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres, cien-
to ochenta y ocho, en su tipo base, con las agravantes de los incisos tres, cuatro y cinco
del Código Penal, concordante con los artículos doscientos ochentitrés y doscientos
ochenta y cinco del Código de Procedimientos Penales, la Primera Sala Penal para Pro-
cesos con Reos en Cárcel de La Corte Superior de Justicia de Lima administrando Justi-
cia a Nombre de la Nación, FALLA: CONDENANDO a Gustavo Fernando Fernández
Urdiales por la comisión de delito contra el patrimonio –robo agravado en grado con-
sumado– en agravio de la Pollería “Las Canastas”; y como tal leimpusieron diez años
de pena privativa de la libertad, la misma que con el tiempo de carcelería que viene su-
friendo desde el veintiocho de abril de dos mil once, vencerá el veintisiete de abril de
dos mil veintiuno; FIJARON: en dos mil nuevos soles el monto que por concepto de
Reparación Civil, deberá pagar el sentenciado a favor de la agraviada; MANDARON:
Que consentida y/o ejecutoriada que quede sea la presente, se tome razón donde corres-
ponda, se remita el testimonio y boletín de condena para su inscripción en el Registro

315
ROBO Y HURTO

Judicial respectivo, archivándose lo actuado definitivamente, previos los trámites a que


se contrae el artículo trescientos treinta y siete del Código de Procedimientos Penales,
con conocimiento del juez de origen.

SS. RAMIRO SALINAS SICCHA - PRESIDENTE; RITA MEZA WALDE - JUEZ SUPERIOR-D.D.;
JOSEFA ÍZAGA PELLEGRÍN

316
JURISPRUDENCIAS

33 Robo agravado requiere amenaza o violencia moral o psíquica

Para que se configure el delito de robo se requiere que la amenaza o vio-


lencia moral o psíquica tenga el propósito de causar un mal inminente
que ponga en peligro la integridad corporal o la salud de una persona,
con el objeto de obligar la entrega inmediata de la cosa mueble materia
de sustracción, anulando o quebrantando la resistencia de la víctima.

R.N. Nº 4781-2007-LIMA NORTE

Lima, trece de mayo de dos mil ocho

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Ponce de Mier; el


recurso de nulidad interpuesto por los encausados Manuel Ernesto Loyola Fernández
y Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez, contra la sentencia de fojas doscientos setenta y
cinco, del doce de octubre de dos mil siete; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que la defensa del encausado Manuel Ernesto Loyola Fernández en su
recurso formalizado a fojas doscientos noventa y tres, alega que la sentencia trasgredió
el principio de tipicidad penal al imponer una sanción sin haber valorado jurídicamente
los hechos, las pruebas compulsadas en el juicio oral y la confesión sincera de su patro-
cinado, y no concurren los elementos constitutivos del tipo penal del delito de robo ti-
pificado en el Código Penal vigente, además, no se acreditó la preexistencia de lo pre-
suntamente sustraído ni el uso de violencia; por su parte, el encausado Julio Oswaldo
Carrillo Rodríguez, en su recurso de nulidad formalizado a fojas doscientos noventa y
nueve, alega que no se acreditó la comisión del delito, ni su responsabilidad penal.
Segundo.- Que la prueba de cargo actuada en el proceso acredita que los encausa-
dos Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez y Manuel Ernesto Loyola Fernández, cometie-
ron el delito de robo agravado en perjuicio de Miguel Ángel Oliva Huyhua y Rosmari
Yolanda Orozco Bermúdez, hecho acaecido el quince de agosto de dos mil seis, siendo
las dieciséis horas aproximadamente, en circunstancias que el agraviado Miguel Oliva
Huyhua se encontraba trabajando en el local comercial “Casa de Fotos Lenon”, sito en
la avenida Perú número mil cuatrocientos noventa y ocho, Distrito de San Martín de
Porres, atendiendo al público, con la dueña del negocio, la agraviada Rosmari Yolan-
da Orozco Bermúdez, quien salió minutos antes a recibir a sus menores hijas que lle-
gaban del colegio en la movilidad, en ese momento ambos encausados se acercaron al
local, Manuel Ernesto Loyola Fernández se quedó en la puerta de ingreso de “campana”
y Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez ingresó y se dirigió al mostrador donde se encontra-
ba el agraviado y lo amenazó con un desarmador con punta que tenía en la mano, le pre-
guntó donde se encontraba el dinero y que si se negaba a decírselo lo agredía con dicha
arma, por temor, el agraviado le indicó donde se hallaba el dinero, por lo que el impu-
tado procedió a sustraer de la caja registradora la suma de mil quinientos nuevos soles
de la venta de la semana, una cámara digital marca Kodak de propiedad de la dueña y

317
ROBO Y HURTO

accesorios fotográficos, para luego huir con su coencausado Loyola Fernández, en esos
instantes ingresó la dueña Rosmari Orozco Rodríguez, quien se percató del robo y vio
correr a los imputados; que el agraviado los siguió y en el trayecto solicitó el apoyo de
efectivos policiales con quienes logró intervenir a los delincuentes en circunstancias que
se encontraban abordo de un vehículo combi, incautándose un desarmador al imputado
Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez –véase acta de incautación de fojas veintiséis–.
Tercero.- Que en autos quedó debidamente acreditado la comisión del hecho de-
lictuoso materia de investigación, así como la responsabilidad penal de los encausados,
ilícito penal que se perpetró con pluralidad de agentes, esto es, por los encausados Julio
Oswaldo Carrillo Rodríguez y Manuel Ernesto Loyola Fernández, quienes emplearon
arma punzo penetrante –desarmador–; que, los agraviados Miguel Ángel Oliva Huyhua
y Rosmari Yolanda Orozco Bermúdez, tanto en su manifestación policial como en su
preventiva, relataron con detalles la forma en que sucedieron los hechos –véase fojas ca-
torce y ciento tres, once y ciento uno respectivamente–; asimismo los encausados fueron
reconocidos como autores de los hechos, conforme al acta de reconocimiento de fojas
treinta; que los acusados negaron las imputaciones tanto a nivel policial, como al rendir
sus primigenias declaraciones instructivas, para luego al ampliar estas últimas declara-
ciones, cambiar de versión; que, en efecto el imputado Manuel Ernesto Loyola Fernán-
dez –véase fojas ciento veinte–, admite haber ingresado al estudio fotográfico “Lenon”
y que al percatarse que no había nadie en el interior estiró la mano, manipuló un cajón
y lo abrió, cogió un fajo de billetes de diez y veinte nuevos soles y salió, mientras que
su coencausado Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez permaneció fuera del local viendo
los afiches, versión que guarda coherencia con lo señalado por este último en su decla-
ración instructiva ampliatoria de fojas ciento veinticuatro, donde solicita acogerse a la
confesión sincera y aduce que no tuvo participación en los hechos y que no sabía que su
coencausado Loyola Fernández iba a cometer tal ilícito; que, estas versiones pretenden
atenuar sus responsabilidades penales y, además, en el caso del imputado Manuel Lo-
yola excluir de los cargos a su coencausado Julio Carrillo; por lo que, la alegada confe-
sión sincera carece de asidero, pues no reúne los requisitos exigidos por ley, si bien uno
de ellos admitió haber participado en el evento delictivo, sin embargo, sus declaraciones
no son homogéneas, son contrarias a la versión dada por los agraviados, además, la con-
fesión sincera debe ser proporcionada en forma espontánea, oportuna, veraz y coheren-
te, y debe contribuir al esclarecimiento de los hechos, situación que no se ha dado en el
presente caso.
Cuarto.- Que, respecto al tipo penal, este se adecua a la conducta denunciada, se
dan los elementos de tipicidad para el robo agravado, ya que de lo actuado en el proce-
so se observa que los encausados actuaron con premeditación, se repartieron funciones
y cometieron el delito a mano armada; que para que se configure el delito de robo se re-
quiere que la amenaza o violencia moral o psíquica, tenga el propósito de causar un mal
inminente que ponga en peligro la integridad corporal o la salud de una persona, con el
objeto de obligar la entrega inmediata de la cosa mueble materia de sustracción, anulan-
do o quebrantando la resistencia de la víctima; en consecuencia, esta amenaza con plu-
ralidad de agentes portando arma punzo penetrante generó el quebrantamiento de resis-
tencia antes aludido, por lo que la conducta imputada a los encausados se adecua al tipo
penal de robo agravado.

318
JURISPRUDENCIAS

Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de


fojas doscientos setenta y cinco, del doce de octubre de dos mil siete, que condena a
los encausados Manuel Ernesto Loyola Fernández y Julio Oswaldo Carrillo Rodríguez,
como autores del delito contra el Patrimonio - robo agravado, en agravio de Miguel
Ángel Oliva Huyhua y Rosmari Yolanda Orozco Bermúdez, a diez años de pena priva-
tiva de libertad y fija en mil nuevos soles por concepto de reparación civil, que deberán
pagar los sentenciados en forma solidaria a favor de los agraviados; con lo demás que
contiene, y es materia del recurso; y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS

319
ROBO Y HURTO

34 Agravante de nocturnidad en el robo: No se debe confundir las


horas de la noche con una situación de oscuridad

La pena debe ser aumentada pero solo hasta el límite del requerimiento
fiscal. La naturaleza dispositiva del sistema recursal impide imponer
una pena superior a la pretensión fiscal y que ha dado lugar a la com-
petencia funcional de este Supremo Tribunal. El fiscal solicitó 20 años,
por lo que debe fijarse ese máximo, aun cuando el encausado merece
una pena mayor –el error del Tribunal Superior e, inicialmente, del
Fiscal Superior, ya estabilizado en primera instancia, no puede ser
subsanado en esta instancia–.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL PERMANENTE
R.N. Nº 3616-2009-SAN MARTÍN

Lima, dieciséis de julio de dos mil diez

VISTOS; oído el informe oral; recurso de nulidad interpuesto por los encausados
Silver Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho, y por la señora Fiscal Superior de
San Martín contra la sentencia de fojas mil trescientos cinco, del uno de julio de dos mil
nueve, que condenó a: Silver Mozombite Isminio como cómplice y Herbert Valois Jara
Icho como autor del delito de robo agravado en agravio de Viajes Arkanita Tours y au-
tores del robo agravado en agravio de Avícola Don Pollo, y al segundo también como
autor del delito de robo agravado en agravio de la trabajadora de Agropecuaria San Mar-
tín, y les impuso dieciocho años de pena privativa de libertad, así como fijó en tres mil
nuevos soles el monto de la reparación civil que abonarán solidariamente, sin perjuicio
de devolver el dinero indebidamente apropiado. Interviene como ponente el señor San
Martín Castro.
CONSIDERANDO
Primero.- Que, el encausado Silver Mozombite Isminio en su recurso formalizado
de fojas mil trescientos cuarenta y uno alega que en el acto oral negó los cargos formu-
lados en su contra y que en la fecha de los robos que se le atribuyen no se encontraba en
Tarapoto. Indica que la única prueba de cargo en su contra es la incriminación no uni-
forme de la encausada Mónica Cherly Vásquez Isminio y que no existe sindicación de
los agraviados ni de los testigos presenciales. Insiste en que Mónica Vásquez Isminio,
Magdalena Ríos Pérez y Suly Ríos Jesús no concurrieron al juicio oral.
Segundo.- Que el encausado Hebert Valois Jara Icho en su recurso formalizado
de fojas mil trescientos cuarenta y cinco sostiene que no es autor de los delitos que se
le atribuyen. Resalta que la única prueba de cargo es la declaración no uniforme de la
condenada Mónica Cherly Vásquez Isminio. El Tribunal ha tomado en cuenta las ver-
siones no persistentes de Flores Luna, Ríos Jesús, Ríos Pérez y Quiñones Zegarra; que

320
JURISPRUDENCIAS

la policía adulteró las manifestaciones de los testigos, y que fue involucrado por haber
sido inquilino del acusado ausente Carlos Mozombite Isminio. Además, las testigos Mó-
nica Vásquez Isminio, Magdalena Ríos Pérez y Suly Ríos Jesús no concurrieron al acto
oral.
Tercero.- Que la señora Fiscal Superior en su recurso formalizado de fojas mil
trescientos cincuenta aduce que la pena impuesta no es proporcional a los delitos come-
tidos, por lo que se debe incrementar el quantum de la misma. Se cometió varios delitos
en concurso real, en menos de tres meses, quienes estaban gozando de beneficios peni-
tenciarios, incluso tienen la calidad de reincidentes. Insiste que se les debe imponer la
pena máxima.
Cuarto.- Que, según la acusación fiscal de fojas novecientos doce y novecientos
cuarenta y cuatro, se han cometido tres robos agravados. Así,
A. El día veintiséis de julio de dos mil seis, como a la una y treinta de la ma-
drugada, los encausados Carlos Mozombite Isminio, Hebert Valois Jara Icho
y Silver Mozombite Isminio, conjuntamente con los sentenciados Edil Rolan-
do Flores Luna, Luis Erickson Flores Luna y Mónica Cherly Vásquez Isminio,
premunidos de armas de fuego y con el rostro descubierto, interceptaron a los
trabajadores de la agencia de viajes Arkanita Tours, Ramírez Ropas, Gonzales
Pezo, Espinoza Macedo, Huancaruna Tenorio, Ramírez Rojas, Chujutalli Pezo
y Panduro Pinedo cuando parte de ellos se encontraban en el frontis de la refe-
rida agencia y otros habían ingresado al local, luego de haber cobrado sus ha-
beres del cajero automático del Banco de la Nación, y les sustrajeron el dinero
que llevaban en sus carteras.
B. El día diez de octubre de dos mil seis, como a las once de la mañana, cuando
Dolly Lisette Quiñones Zegarra, empleada de la empresa agropecuaria “San
Martín”, se encontraba en la Urbanización Fonavi de Tarapoto, en el interior
de la camioneta de la empresa que se hallaba sobreparada esperando una ges-
tión que realizaba el chofer Esaú Gatica Silva, fue sorprendida por los encau-
sados Carlos Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho, quienes le arreba-
taron treinta mil nuevos soles producto del cobro de un cheque, cuatrocientos
cincuenta nuevos soles correspondiente al importe de cien (...) que había cam-
biado, doscientos cincuenta nuevos soles que había retirado de su cuenta ban-
caria y treinta y cinco nuevos soles que llevaba en su bolso. Luego del robo
los delincuentes se dieron a la fuga.
C. El día veintiocho de agosto de dos mil seis, como a las dos y cincuenta de la
madrugada, en circunstancias en que la agraviada Suly Ríos Jesús salía de su
domicilio en una motocicleta lineal fue interceptada por los encausados Car-
los Mozombite Isminio y Silver Mozombite Isminio, quienes tenían el rostro
cubierto y portaban armas de fuego, y le sustrajeron su mochila conteniendo
siete mil nuevos soles producto de las ventas de la empresa en la que trabaja,
Avícola Don Pollo, así como su motocicleta, con la cual se dieron a la fuga.
Quinto.- Que mediante sentencia anticipada de fojas ochocientos cuarenta y cua-
tro, del ocho de junio de dos mil siete, se condenó a los encausados Edil Rolando Flores

321
ROBO Y HURTO

Luna, Mónica Cherly Vásquez Isminio y Luis Erickson Flores Luna como cómplices
–primario al primero, y secundarios a los demás– del delito de robo agravado en agravio
de la Agencia de Viajes Arkanita Tours, y se reservó el proceso contra los acusados Car-
los y Silver Mozombite Isminio y Hebert Valois Jara Icho.
Sexto.- Que, en cuanto al robo agravado en perjuicio de la Agencia de Viajes Arka-
nita Tours, el condenado Flores Luna mencionó la intervención delictiva de los encau-
sados Mozombite Isminio y Jara Icho –manifestación policial de fojas veinticuatro e
instructiva de fojas doscientos ochenta y ocho–. En igual sentido se pronunció la con-
denada Vásquez Isminio –manifestación de fojas setenta y nueve, acta de entrevista de
fojas ciento veintisiete, instructiva de fojas doscientos cuarenta y siete y reconocimiento
de fojas cuatrocientos cincuenta y tres–. El condenado Flores Luna en sede preliminar a
fojas treinta y tres los involucró, aunque relativiza su participación en su instructiva de
fojas doscientos ochenta y cuatro, pero los vio portando tres bultos sustraídos a esa em-
presa. Los empleados de la agencia de viajes no pueden reconocer a los referidos impu-
tados, y los condenados antes mencionados en sede plenarial se retractan de sus iniciales
incriminaciones –fojas mil ciento cincuenta y tres y mil doscientos siete–. Es significa-
tiva la declaración en el acto oral de la encausada Mónica Cherly Vásquez Isminio pues
su exposición refleja una clara intimidación para reiterar lo que anotó en sede preliminar
y sumarial.
Si se tiene en cuenta las primeras declaraciones de sus coimputados que por su
inmediatez y coherencia expositiva merecen credibilidad en desmedro de sus inex-
plicables retractaciones producidas en el plenario [llama la atención a este respecto la
conducta de la condenada Vásquez Isminio que reflejó el estado de temor en que se en-
contraba para ratificar en el acto oral lo que expresó en las fases anteriores del proceso]
y el hecho de que las sindicaciones provienen de fuentes distintas, así como que no exis-
ten motivos para que inicialmente le formulen cargos por motivos gratuitos, es de con-
cluir que existen pruebas suficientes que acreditan que los acusados intervinieron dolo-
samente en la comisión del delito en cuestión.
Es de insistir, conforme a la jurisprudencia constante de este Supremo Tribunal, que
el órgano jurisdiccional puede valorar indistintamente las declaraciones contradictorias
de una persona prestada en sede de instrucción y plenarial, teniendo en cuenta, primero,
las condiciones de validez de la declaración sumarial –legalidad interna e incorporación
al debate plenarial–, y, segundo, los correspondientes criterios de valoración. En este úl-
timo caso se ha de tomar en cuenta las circunstancias de la causa, sin perjuicio de formu-
lar las explicaciones o justificaciones correspondientes de su mayor credibilidad objetiva.
Por otro lado, el artículo doscientos ochenta del Código de Procedimientos Penales auto-
riza al Tribunal sentenciador apreciar y valorar las declaraciones de la instrucción.
Sétimo.- Que, respecto del robo agravado en agravio de Agropecuaria San Mar-
tín, este se acredita con las declaraciones uniformes de los empleados Quiñones Zegarra
y Gatica Silva Esaú, y del representante legal de dicha empresa Marlene Piña Ramírez
de fojas cuatrocientos cincuenta y siete. En cuanto a sus autores, la empleada Quiño-
nes Zegarra identificó como tal a Hebert Valois Jara Icho –acta de reconocimiento de
fojas ciento diecisiete–. También reconoce la moto utilizada en el robo, que es de pro-
piedad de Carlos Mozombite Isminio –así lo expresó su conviviente Ríos Pérez en su

322
JURISPRUDENCIAS

manifestación de fojas cuarenta y dos, a quien se le incautó ese vehículo menor (acta de
fojas ciento treinta)–. El encausado Jara Icho vivía en el domicilio de Carlos Mozombite
Isminio, por tanto, es evidente que hizo uso de esa moto para delinquir. Además, se dio
a la fuga cuando la policía intervino ese inmueble.
Aun cuando la testigo presencial Quiñones Zegarra en sede plenarial no puede pre-
cisar quiénes la asaltaron (fojas mil doscientos cincuenta y uno), su primera y segunda
versión –cuya inmediación y precisión no deja dudas de su credibilidad– y el hecho de
la incautación de la motocicleta utilizada para el robo, que se encontraba precisamente
en la casa habitada por el imputado Jara Icho, constituyen elementos de prueba suficien-
te para concluir que es autor del referido delito.
Octavo.- Que, en lo concerniente al robo agravado en agravio de Avícola Don
Pollo, la testigo presencial –quien fue intimidada por los delincuentes–, Suly Ríos Jesús
no puede identificar a los autores porque se encontraban con pasamontañas –fojas cua-
renta, noventa y cuatro y quinientos noventa y dos–. La sentenciada Vásquez Isminio en
un primer momento señaló que los encausados Carlos y Silver Mozombite Isminio, al
igual que Jara Icho y Flores Luna participaron en ese robo –manifestación de fojas se-
tenta y nueve y acta de entrevista de fojas ciento veintisiete–, pero luego en sede judi-
cial se retracta –instructiva de fojas doscientos cuarenta y seis y declaración plenarial
de fojas mil doscientos siete–. Como esa condenada no ha sido persistente y, en espe-
cial, en sede sumarial no reiteró su versión policial –distinto de lo analizado en los casos
anteriores–, y en vista que la víctima no puede reconocer a los imputados, quienes pro-
testan inocencia, es de concluir que los elementos de prueba de cargo son insuficientes
para estimar que se enervó la presunción constitucional de inocencia.
Noveno.- Que acreditada la comisión de dos robos, en concurso real –respecto del
encausado Jara Icho–, es de aplicación el artículo cincuenta del Código Penal, modifica-
do por la Ley número veintiocho mil setecientos treinta. Los robos fueron perpetrados
por una pluralidad de personas y a mano armada (no se dan las circunstancias de casa ha-
bitada y en horas de la noche o en lugar desolado: no se incursionó a una vivienda –dis-
tinto de un local empresarial– ni se aprovechó de la nocturnidad, aislamiento o soledad
del lugar para robar –no se puede confundir las horas de la noche con una situación de
oscuridad y, por tanto, de facilitación de robo y de mayor indefensión de la víctima–): ar-
tículo ciento ochenta y nueve, incisos tres y cuatro, del Código Penal. Los autores actua-
ron planificadamente y registran antecedentes penales: Jara Icho es reincidente: artículo
cuarenta y seis-B del Código Penal (véase sentencia condenatoria de fojas mil doscientos
sesenta y siete, referida a un delito de robo agravado cometido el trece de junio de dos mil
por la que se le impuso once años de pena privativa de libertad), no así Silver Mozombite
Isminio, quien aun cuando fue condenado en dos oportunidades (fojas mil cuarenta y mil
cuarenta y seis), esos dos delitos objeto de sanción se cometieron antes de entrar en vi-
gencia la Ley número veintiocho mil setecientos veintiséis, del nueve de mayo de dos mil
seis, que instituyó la reincidencia en nuestro ordenamiento penal.
En tal virtud, la pena debe ser aumentada pero solo hasta el límite del requerimien-
to fiscal. La naturaleza dispositiva del sistema recursal impide imponer una pena supe-
rior a la pretensión fiscal ya consolidada y que ha dado lugar a la competencia funcional
de este Supremo Tribunal. El Fiscal solicitó veinte años de pena privativa de libertad,

323
ROBO Y HURTO

por lo que para el encausado Jara Icho debe fijarse como pena total ese máximo, aun
cuando merecería una pena muy superior a la impuesta –el error del Tribunal Superior e,
inicialmente, del Fiscal Superior, ya estabilizado en primera instancia, no puede ser sub-
sanado en esta instancia–. Para el caso del encausado Silver Mozombite Isminio, como
cometió un delito de robo con las agravantes antes mencionadas, debe configurarse la
pena en atención a los factores ya enunciados. Rigen los artículos cuarenta y cinco y
cuarenta y seis del Código Penal y, desde una perspectiva global, el artículo VIII del Tí-
tulo Preliminar del Código Penal.

DECISIÓN
Por estos fundamentos; de conformidad en parte con el dictamen del señor Fiscal
Supremo en lo Penal:
1. Declararon HABER NULIDAD en la sentencia de fojas mil trescientos cinco,
del uno de julio de dos mil nueve, en cuanto condenó a Silver Mozombite Is-
minio y Hebert Valois Jara Icho como autores del delito de robo agravado en
agravio de Avícola Don Pollo; con lo demás que al respecto contiene; refor-
mándola en este extremo: los ABSOLVIERON de la acusación fiscal for-
mulada en su contra por ese delito y la referida agraviada; MANDARON se
archive el proceso provisionalmente en ese extremo y se ANULEN los ante-
cedentes policiales y judiciales de ambos imputados.
2. Declararon NO HABER NULIDAD en la misma sentencia en la parte que
condenó a Hebert Valois. Jara Icho como autor del delito de robo agravado en
agravio de la agencia de viajes “Arkanita Tours” y la trabajadora de la Agro-
pecuaria San Martín, y a Silver Mozombite Isminio como cómplice del delito
de robo agravado en agravio de Arkanita Tours.
3. Declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que impuso
a los encausados Hebert Valois Jara Icho y Silver Mozombite Isminio diecio-
cho años de pena privativa de libertad; reformándola: IMPUSIERON al pri-
mero, Hebert Valois Jara Icho, veinte años de pena privativa de libertad que
con descuento de la carcelería que viene sufriendo desde el veintiocho de se-
tiembre de dos mil siete –y no erróneamente desde el trece de junio de dos mil
siete como se consignó en la sentencia (ver fojas ochocientos setenta y uno)–,
vencerá el veintisiete de setiembre de dos mil veintisiete; y, al segundo, Sil-
ver Mozombite Isminio, doce años de pena privativa de libertad, que con des-
cuento de la carcelería que viene sufriendo desde el siete de mayo de dos mil
nueve –y no desde el ocho de setiembre de dos mil ocho como erróneamente
se consignó en la sentencia (ver fojas mil ciento cuarenta y ocho)– vencerá el
seis de mayo de dos mil veintiuno.
4. Declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene y es materia
del recurso. Y los devolvieron.

SS. SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; CALDERÓN CAS-
TILLO; SANTA MARÍA MORILLO

324
JURISPRUDENCIAS

35 Robo por medio de dopaje: Autor generalmente no busca como


víctima a sus amistades

Debe tenerse presente que por regla de la experiencia quien roba por
medio del dopaje “pepeo”, no busca como víctima a sus amistades,
por el contrario, las personas afectadas son ajenas al círculo amical,
a efectos de que no puedan reconocerlos(as), siendo ello otro elemento
que hace dudar al Colegiado sobre lo declarado por el agraviado. Otro
factor a favor de la acusada es lo señalado en el Dictamen Pericial -
Examen Toxicológico - Dopaje Etílico; y en la que arroja como resul-
tado “Positivo Benzodiacepina Negativo”, lo cual no queda claro para
el Colegiado, ya que es ambiguo; más aún si la perito se ha ratificado
y ha expuesto las razones por las cuales señaló lo antes anotado. Por
lo que en aplicación del principio de presunción de inocencia corres-
ponde absolver al procesado.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA


PRIMERA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL PARA PROCESOS
CON REOS EN CÁRCEL
EXPEDIENTE Nº 30709-11
DD. Dr. Peña Farfán
Sentencia

Lima, 28 de diciembre de 2012

VISTA:
En audiencia pública el proceso penal seguido contra Gloria Yuriko Balbi López
(rea en cárcel) como presunta autora del delito contra el Patrimonio - Robo Agravado
Consumado, en agravio de Andrés Rosalino Villavicencio Martínez.
APARECE DE LO ACTUADO:
Que, en mérito al atestado policial y recaudos que lo acompañan de folios 02 y si-
guientes, el señor Fiscal Provincial formaliza Denuncia Penal de folios 190 a 193, por
cuyo mérito la Señora Juez Penal emite el Auto Apertura de Instrucción, de fecha die-
ciocho de agosto de dos mil nueve, obrante a folios 21 y 22, por el delito de autos en la
vía procesal ORDINARIA, habiéndose llevado la causa conforme a los cauces que a su
naturaleza ordinaria corresponde, es así que, concluida la instrucción se elevó los actua-
dos a esta Sala Superior, y habiendo la señora Fiscal Superior emitido su dictamen acu-
satorio de fojas 160 a 168, por lo que la Sala dictó el Auto Superior de Enjuiciamiento
a fojas 617 llevado a cabo los debates orales así como la requisitoria oral y los alegatos
de la defensa, cuyas conclusiones obran en pliegos separados que se tienen a la vista, la
causa ha quedado expedita para sentenciar.

325
ROBO Y HURTO

ATENDIENDO:

PARTE EXPOSITIVA

DE LOS HECHOS MATERIA DE LA ACUSACIÓN:


1. Se le imputa a la procesada Gloria Yuriko Balbi López que siendo las 21:50
horas, del día 23 de enero de 2009, en circunstancias que el agraviado An-
drés Rosalino Villavicencio Martínez recepcionó una llamada telefónica en
su celular de parte de la encausada, esta le propuso tomar unas cervezas, lo
que motivó que el referido agraviado la citara a su domicilio ubicado en la
calle Ica Nº 518, distrito de El Agustino, lugar a donde la procesada llegó a
horas 00:15, del día 24 de enero de 2009 y al encontrarse ambos en el interior
del dormitorio del citado inmueble se pusieron a ver una película, momentos
que el agraviado salió de su domicilio a comprar dos botellas de cervezas y al
retornar empezaron a libar dicho licor, pero al tomar un vaso con cerveza y
al retornar empezaron a libar dicho licor, quedándose tendido sobre la cama.
Que, a horas 10:30 del mismo día el agraviado recobró la conciencia obser-
vando que la procesada ya no se encontraba en el inmueble por lo que proce-
dió a revisar las gavetas de su aparador, percatándose que le había sustraído
la billetera conteniendo la suma de S/. 800.00 y $ 200.00 dólares americanos,
por lo que formuló la denuncia policial correspondiente. Asimismo, se esta-
bleció que la procesada registra la denuncia Nº 108, en la comisaría de San
Cayetano, por la comisión del mismo delito, bajo la modalidad del “pepeo”
lo que demuestra que la encausada venía dedicándose a cometer actos dolosos
en agravio de sus ocasionales víctimas, con quienes se citaba para tomar unas
cervezas, para luego mezclar el licor con sustancias que hacían perder el cono-
cimiento a los agraviados, lo que facilitaba que les robara sus pertenencias.

POSICIÓN DE LA DEFENSA:
2. La acusada Gloria Yuriko Balbi López ha referido que es inocente de los car-
gos imputados en su contra, refiriendo que no tenía conocimiento que estaba
con orden de captura. De otro lado, señaló que antes de los hechos vendía co-
mida en Gamarra, ganando la suma de S/. 50.00 nuevos soles. Asimismo, refi-
rió conocer al agraviado ya que se lo presentaron unas amigas en la calle, que
desconoce que ocurrió el día 24 de enero del 2009, ya que días antes se lo en-
contró cerca de la casa de la deponente y salieron como amigos, porque siem-
pre la llamaba, agrega que se le declaró, pero ella había vuelto con el padre
de sus hijos y estaba en estado otra vez y por eso dijo que no podía estar con
él. Asimismo, señala que es mentira la imputación que le hace el agraviado,
que no sabe el número del teléfono del agraviado y que si la denunció fue por
venganza.
3. Es de resaltar, que no obstante de haber sido citados en reiteradas oportunida-
des el agraviado Andrés Rosalino Villavicencio Martínez, así como el testigo
Daniel Walter Castromonte, estos no han comparecido al acto oral, por lo que

326
JURISPRUDENCIAS

se dispuso su conducción de grado y fuerza, la cual tampoco se efectivizó por


lo que se tuvo que prescindir de su concurrencia (ver fojas 229 y 231).
4. De los documentos y diligencias obrantes en autos, se tiene los siguientes:
4.1. La Manifestación Preliminar del agraviado Andrés Rosalino Villavi-
cencio Martínez, de folios 07 a 09, diligencia en la cual reconoce a la
acusada como la persona que luego de doparlo le sustrajo la suma de
S/. 800.00 nuevos soles y $ 200.00 dólares americanos.
4.2. La Declaración Preventiva del agraviado, obrante a fojas 50 y 51, en la
que señala los hechos en su agravio, refiriendo textualmente: “(...) recibo
una llamada de Gloria Yuriko, y quedamos para que me visite a partir de
las once de la noche, pero en mi casa, y siendo las once me solicita que
le invite un par de cervezas y compro las cervezas y mirando la televisión
nos pusimos a brindar al cabo de media hora y cuando se acabó una bote-
lla de cerveza, perdí el conocimiento hasta el día siguiente (...)”.
4.3. Dictamen Pericial - Examen Toxicológico - Dopaje Etílico que corre a
fojas 14 practicado al agraviado Villavicencio Martínez, documento que
consigna como resultado positivo para benzodiacepina.
4.4. Los Antecedentes Penales de la acusada, que obra a fojas 201, el mismo
que no registra anotaciones.

PARTE CONSIDERATIVA:
5. Que, para determinar la responsabilidad penal de una persona como autor, res-
pecto de un hecho delictivo, debe contarse con prueba idónea suficiente que
genere convicción de su participación en los hechos, para ello se requiere
sobre todo que la prueba sea actuada en el juicio oral y no genere duda, en
todo caso, debe vencerse el derecho a la presunción de inocencia que goza
todo procesado, al amparo de lo reconocido por el literal e) del inciso 24 del
artículo 2 de la Constitución Política, más aún, si la sanción que se persigue es
grave, en todo caso se impone también el principio del in dubio pro reo que
reconoce el inciso 11 del artículo 139 de la Constitución Política.

DE LA ACREDITACIÓN O NO DEL DELITO DE ROBO AGRAVADO CON-


SUMADO, EN PERJUICIO DE ANDRÉS ROSALINO VILLAVICENCIO
MARTÍNEZ:
6. En el presente caso el Ministerio Público persigue el tipo penal escrito en el
inciso 2 del segundo párrafo del artículo 189 del Código Penal vigente.
7. En ese sentido, se tiene que el delito no se encuentra acreditado por la sola de-
nuncia del agraviado, su declaración policial y en el juzgado, en la que indicó
que conoce a la acusada, quien es la persona que luego de doparlo, le sustrajo
la suma de S/. 800.00 nuevos soles y $200.00 dólares americanos. Al respec-
to, no hay testigos del hecho, tampoco se ha acreditado la preexistencia de lo

327
ROBO Y HURTO

robado y el certificado toxicológico es ambiguo en su resultado, pues indicó


“positivo.benzodiacepina.negativo”.

DE LA RESPONSABILIDAD PENAL O NO DE LA ACUSADA BALBI LÓPEZ,


POR EL DELITO DE ROBO AGRAVADO, EN PERJUICIO DE ANDRÉS RO-
SALINO VILLAVICENCIO MARTÍNEZ:
8. Estando a lo antes anotado, respecto a los cargos contra Gloria Yuriko Balbi
López, se tiene como prueba de cargo solo lo manifestado por el agraviado,
quien a nivel policial y sin la presencia de la Fiscal (ver fojas 07 a 09) declaró
que la acusada era su amiga hace dos años atrás y que el día del evento delic-
tivo la acusada lo llamó, concertando de esta manera una cita, en la cual luego
de haber libado licor y al momento de apagar la luz del dormitorio es que pier-
de el conocimiento.
9. Si bien es cierto la manifestación del agraviado a nivel policial fue ratificada
en el Juzgado, no obstante ello, deben de ser analizados y corroborados con
otro elemento de prueba que genere convicción, caso contrario resulta insu-
ficiente, y genera duda sobre su contundencia. En ese sentido, se tiene que el
agraviado refirió que vivía con su madre y hermano, por lo que estas perso-
nas (ya sea en forma conjunta o individual) estuvieron presentes al momento
de ocurrido los hechos y por lo tanto fueron testigos (bien cuando la acusada
ingresó al domicilio o al momento de socorrer al agraviado) pudiendo de esta
forma haber rendido su declaración en la etapa de investigación a efectos de
dar mayor fuerza a la denuncia formulada.
10. Por otro lado, debe tenerse presente que por regla de la experiencia quien roba
por medio del dopaje (“pepeo”), no busca como víctima a sus amistades, por
el contrario, las personas afectadas son ajenas al círculo amical, a efectos de
que no puedan reconocerlos(as), siendo ello otro elemento que hace dudar al
Colegiado sobre lo declarado por el agraviado. Otro factor a favor de la acu-
sada, es lo señalado en el Dictamen Pericial - Examen Toxicológico - Dopa-
je Etílico, que corre a fojas 14; y en la que arroja como resultado “positivo.
benzodiacepina.negativo”, lo cual no queda claro para el Colegiado, ya que es
ambiguo; más aún si la perito se ha ratificado y ha expuesto las razones por las
cuales señaló lo antes anotado.
Otro dato que se interpreta a favor de la acusada, es en cuanto a la supuesta de-
nuncia signada con el Nº 108 de fecha 10/02/2009, en la que la acusada estaría sien-
do denunciada por el agraviado Daniel Walter Castromonte, por la comisión del mismo
delito en la modalidad de “pepeo”. Sin embargo, conforme al Oficio Nº 300-12-REG.
POL-LIM/A-DIVTERCENTRP-CSC.CC (ver fojas 207) la comisaría de San Cayeta-
no informó que dentro de su sistema de denuncias policiales se verificó que no existe tal
denuncia, más aún, la acusada no cuenta con procesos pendientes, tal y como se consta-
ta de los antecedentes penales y/o policiales.
Estando entonces, a que no se ha podido probar de manera contundente la parti-
cipación de la acusada Balbi López, en el delito de robo agravado, materia de autos,

328
JURISPRUDENCIAS

operando a favor de la acusada que no tiene antecedentes carcelarios y que, además,


niega el delito materia de juzgamiento.

DECISIÓN:
En ese sentido, el Colegiado concluye que la presunción de inocencia crea a favor
de los ciudadanos el derecho a ser considerados inocentes mientras no se presente prue-
ba suficiente para destruir dicha presunción, esta máxima garantía del imputado, pilar
del proceso penal acusatorio, reconocida por el artículo 2, inciso 24, literal “e” de la
Constitución Política del Estado, demanda la existencia de pruebas suficientes que creen
certeza en el Juzgador, lo cual no sucede en el presente caso, por lo que apreciando los
hechos y valorando las pruebas conforme las reglas de la sana crítica; y en aplicación
del artículo 284 del Código de Procedimientos Penales; por tales fundamentos, La Pri-
mera Sala Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de
Lima administrando justicia a nombre del Pueblo, RESUELVE:
1. ABSOLVER: a Gloria Yuriko Balbi López, de la acusación fiscal por la pre-
sunta comisión del delito contra el Patrimonio - robo agravado en grado con-
sumado, en agravio de Andrés Rosalino Villavicencio Martínez.
2. ORDENARON: la INMEDIATA LIBERTAD de la persona de Gloria Yu-
riko Balbi López, siempre y cuando no exista otro mandato de detención vi-
gente ordenado por autoridad competente; oficiándose para tales efectos.
3. MANDARON: que consentida que sea la presente sentencia, se anulen los
antecedentes penales y judiciales que se hubieran generado en contra del ab-
suelto, debiendo archivarse definitivamente lo actuado, con conocimiento del
Juez de la causa.

SS. FERNANDO PADILLA ROJAS - JUEZ SUPERIOR YPRESIDENTE; SAÚL PEÑA FARFÁN -
JUEZ SUPERIOR YDD; ARTURO ZAPATA CARBAJAL - JUEZ SUPERIOR

329
ROBO Y HURTO

36 La muerte sobrevenida a la consumación del robo genera concurso


real de homicidio y robo, sin embargo, si fue para ocultar o facilitar
el robo, constituye asesinato

El robo se consuma con el apoderamiento del objeto mueble aunque


sea por breve lapso de tiempo. Cuando la violencia es ejercida con
posterioridad a la consumación del robo y se cause la muerte de la
víctima, la conducta del agresor habría quedado circunscrita a un
resultado preterintencional o a un delito contra la vida, el cuerpo y
la salud –homicidio doloso–, produciéndose aquí un concurso real de
delitos, esto es la presencia de dos delitos ilícitos calificándolos cada
uno de ellos como hechos independientes. Sin embargo, si la muerte
la ocasionó el agente para facilitar la consumación del robo o para
ocultar su realización o impedir su detención, tal acción homicida
constituiría delito de asesinato.

R.N. Nº 3932-2004 (El Peruano, 13 de mayo de 2005)


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SEGUNDA SALA PENAL TRANSITO-
RIA AMAZONAS
JURISPRUDENCIA VINCULANTE
CRITERIOS PARA DIFERENCIAR EL ASESINATO POR CONEXIÓN
CON OTRO DELITO DEL ROBO CON MUERTE SUBSECUENTE O
CONCURRENTE

Lima, diecisiete de febrero de dos mil cinco

VISTOS: los recursos de nulidad interpuestos por los encausados Carlos Alber-
to Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sandoval Rentería
y el Fiscal Superior; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo
Penal; y
CONSIDERANDO
Primero.- Que del recurso de nulidad interpuesto por el representante del Minis-
terio Público se advierte que no formula petición concreta respecto de los encausados
Carlos Alberto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Danton Alan Sando-
val Rentería, limitándose a narrar aspectos circunstanciados de los hechos, tales como
que el primero fue quien recibió la información del sujeto conocido como “Juan” sobre
los movimientos bancarios y el desplazamiento del agraviado Carlos Lino Chonlón
Vega, que a su vez la trasmitió al segundo, para luego juntos planificar el asalto, contan-
do con la participación del tercero, quien los condujo en un vehículo menor –mototaxi–
hasta el lugar del evento.
Segundo.- Que el abogado defensor del acusado Carlos Alberto Ramos Sando-
val, señala que su patrocinado ha intervenido en el asalto motivado por un estado de

330
JURISPRUDENCIAS

necesidad, invocando como fundamento jurídico el artículo veinte inciso cuarto del Có-
digo Penal, en todo caso el Superior Colegiado para la imposición de la pena no ha con-
siderado lo previsto en los artículos cuarenticinco y cuarentiséis del acotado cuerpo legal.
Tercero.- Que, el encausado Darío Damián Pedraza Alarcón, al fundamentar su re-
curso de nulidad sostiene que por su sinceridad, arrepentimiento y pedido de clemencia
en el juicio oral, debió imponérsele una pena por debajo del mínimo legal.
Cuarto.- Que el encausado Danton Alan Sandoval Rentería, en su recurso de nuli-
dad arguye que en la presente investigación judicial no se han glosado pruebas de cargo
que acrediten su responsabilidad penal, toda vez que ha sido comprendido por el solo
hecho de haberse encontrado con su coacusado Carlos Alberto Ramos Sandoval durante
la intervención policial.
Quinto.- Que para evaluar el caso sub júdice, esta Suprema Sala considera nece-
sario hacer precisiones en relación a dos circunstancias: a) La determinación del mo-
mento en que se consuma el delito de robo agravado y b) Violencia ejercida con
posterioridad a la consumación del mencionado delito. Que respecto de la primera
es de precisar: Que el delito de robo consiste en el apoderamiento de un bien mueble,
con animus lucrandi, es decir el aprovechamiento y sustracción del lugar donde se en-
cuentre, siendo necesario el empleo de la violencia o amenaza por parte del agente sobre
la víctima (vis absoluta o vis corporalis y vis compulsiva), destinadas a posibilitar la
sustracción del bien, debiendo ser estas actuales e inminentes en el momento de la con-
sumación del evento y gravitar en el resultado, consumándose el delito con el apode-
ramiento del objeto mueble aunque sea por breve lapso de tiempo. Que en cuanto a la
segunda cabe señalar: Que cuando la violencia es ejercida con posterioridad a la consu-
mación del hecho punible y se cause la muerte de la víctima, la conducta del agresor ha-
bría quedado circunscrita a un resultado preterintencional o a un delito contra la vida, el
cuerpo y la salud –homicidio doloso–, produciéndose aquí un concurso real de delitos,
esto es, la presencia de dos ilícitos calificándolos cada uno de ellos como hechos inde-
pendientes. Que, sin embargo, si la muerte la ocasionó el agente para facilitar la consu-
mación del robo o para ocultar su realización o impedir su detención, tal acción homi-
cida constituirá delito de asesinato (Ver José Hurtado Pozo. Manual de Derecho Penal.
Parte Especial I. Homicidio. Ediciones Juris. Lima mil novecientos noventicinco, pági-
nas cincuentinueve y sesenta).
Sexto.- Que, en cuanto se refiere a los hechos submateria, de las diligencias y prue-
bas actuadas ha quedado establecido que en horas de la tarde del ocho de junio de dos
mil dos, el agraviado Carlos Lino Chonlón Vega fue interceptado por los coacusados
Carlos Alberto Ramos Sandoval, Darío Damián Pedraza Alarcón y Rey David Pedra-
za Campos, en circunstancias que luego de retirar dinero del banco se dirigía a bordo de
una motocicleta por la carretera con destino al Centro Poblado Menor “Naranjos Alto”
en la jurisdicción del Distrito de Cajaruro, Provincia de Utcubamba, siendo el caso
que Ramos Sandoval conjuntamente con Pedraza Campos, aprovechando la superiori-
dad numérica y empleando violencia le despojaron el dinero que portaba, para darse a
la fuga, a lo que el agraviado en su intento de recuperar lo sustraido es impactado por
un proyectil de arma de fuego disparado por Darío Damián Pedraza Alarcón quien se
encontraba detrás de aquel en actitud de contención, ocasionando su muerte en forma

331
ROBO Y HURTO

instantánea, siendo la causa de ella shock hipovolémico, traumatismo torácico abierto,


lesiones de disparo de arma de fuego conforme aparece en el protocolo de autopsia de
fojas sesentitrés.
Sétimo.- Que, de la debida compulsación de pruebas resulta que Carlos Alberto
Ramos Sandoval, al absolver la tercera pregunta de su manifestación policial de fojas
veintitrés, señala que él conjuntamente con su coacusado Rey David Pedraza Campos le
arrebataron el dinero al agraviado y cuando emprendían la fuga, encontrándose a unos
veinte metros aproximadamente, al voltear la mirada pudo observar que Pedraza Alar-
cón le efectúa un disparo por la espalda al agraviado, versión que coincide con la de este
último, quien en su manifestación policial de fojas veintiocho admite que en efecto por-
taba un arma de fuego calibre treintidós con el cual realizó el disparo mortal al agravia-
do, encontrándose este a unos dos metros y medio de distancia aproximadamente.
Octavo.- Que, con lo expuesto, se colige que los agresores hicieron uso de la vio-
lencia como medio para lograr la apropiación del bien, cesando esta cuando Ramos San-
doval y Pedraza Campos huyen con el dinero, quedando consumada la sustracción, toda
vez que los procesados no solo ya habían aprehendido el objeto que estaba en poder y
dominio de la víctima, sino que se la llevaban (reemplazo de un dominio por otro), te-
niendo la cosa en sus manos, aunque fuera por breve lapso de tiempo, evidenciándose
por tanto la consumación de la lesión jurídico patrimonial.
Noveno.- Que, así las cosas, toca dilucidar la conducta que cada procesado ha des-
plegado para la perpetración del hecho; que, para el caso de Pedraza Alarcón ha surgi-
do concurso real de delitos, puesto que el evento tuvo lugar en dos momentos: la ejecu-
ción del robo propiamente dicho con apoderamiento ilegítimo de la cosa y el segundo
la muerte de la víctima; en efecto, en el presente caso, el delito de robo agravado quedó
consumado desde el momento en que Ramos Sandoval y Pedraza Campos huyen con el
botín, ejerciendo actos de disposición (aunque por breve lapso de tiempo), configurán-
dose aquí el tipo penal del artículo ciento ochentinueve primera parte, incisos dos, tres y
cuatro del Código Penal, de lo que se colige que al efectuar el disparo mortal por la es-
palda al agraviado, ya no constituye un medio para lograr la apropiación del bien, sino un
hecho punible independiente del robo agravado, puesto que este ya se había consumado,
cometiendo en consecuencia el delito de homicidio agravado conforme al inciso segun-
do del artículo ciento ocho del Código Penal y no robo agravado con subsecuente muerte.
Décimo.- Que, lo anotado precedentemente, daría lugar a la ampliación del auto de
apertura de instrucción contra el encausado Pedraza Alarcón, por el delito de homicidio
calificado; pero, estando a que el Fiscal Superior en su recurso de nulidad no ha formu-
lado petición concreta respecto de este encausado y en aplicación del artículo trescientos
del Código de Procedimientos Penales, modificado por el Decreto Legislativo novecien-
tos cincuentinueve no resulta posible declarar la nulidad de la sentencia en dicho extremo,
pues ello constituiría una reforma en peor, lo que no está permitido por la precitada norma
legal; en consecuencia la petición de Pedraza Alarcón sobre la disminución de la pena que
le fue impuesta deviene en inatendible, dada la naturaleza y gravedad del ilícito cometido.
Undécimo.- Que, con relación al encausado Carlos Alberto Ramos Sandoval, en
su recurso de nulidad alega que actuó bajo un estado de necesidad invocando el inci-
so cuarto apartado a) del artículo veinte del Código Penal, sin embargo ello no resulta

332
JURISPRUDENCIAS

atendible pues no se cumplen los presupuestos de la causa de justificación aludida, es


más, existió un plan premeditado ya que el sujeto conocido como “Juan” (según su ver-
sión) días antes le proporcionó información sobre la ruta que empleaba el agraviado, por
lo demás el procesado no ha dado una versión uniforme sobre los hechos, adecuándose
su conducta al tipo penal por el cual ha sido condenado (artículo ciento ochentinueve,
incisos dos, tres y cuatro del Código acotado).
Décimo Segundo.- Que en lo que respecta al encausado Danton Alan Sandoval
Rentería, a quien se le atribuye el delito de robo agravado en calidad de cómplice, de
autos no aparecen suficientes elementos de prueba que acrediten su participación en los
hechos, ya que fue incluido en la investigación por la sola circunstancia de haberse en-
contrado en compañía de Ramos Sandoval cuando se produjo la intervención policial re-
sultando tal circunstancia insuficiente para atribuirle responsabilidad penal, máxime si
ninguno de los encausados lo sindican, por lo que en su caso resulta de aplicación lo dis-
puesto por el artículo doscientos ochenticuatro del Código de Procedimientos Penales.
Décimo Tercero.- Que, en consecuencia, habiéndose establecido criterios de dife-
renciación en relación a la consumación del delito de robo agravado con subsecuente
muerte y el delito de asesinato para ocultar otro delito, corresponde otorgar a dicha in-
terpretación jurisprudencial de carácter precedente vinculante conforme a lo anotado en
el considerando quinto de la presente resolución, en aplicación de lo previsto por el inci-
so uno del artículo trescientos uno A, del Código de Procedimientos Penales, incorpora-
do por el Decreto Legislativo número novecientos cincuentinueve; y estando a las consi-
deraciones expuestas: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de
fojas cuatrocientos sesentiséis, su fecha trece de setiembre de dos mil cuatro, en cuan-
to condena a CARLOS ALBERTO RAMOS SANDOVAL y DARIO DAMIÁN PE-
DRAZA ALARCÓN por delito de robo agravado, en agravio de Carlos Lino Chonlón
Vega, imponiendo al primero, veinte años de pena privativa de la libertad y al segundo,
veinticinco años de pena privativa de la libertad, la misma que con el descuento de la
carcelería que vienen sufriendo desde el ocho de junio de dos mil dos, vencerá para el
primero, el siete de junio de dos mil veintidós y para el segundo, el siete de junio de dos
mil veintisiete; fija en treinta mil nuevos soles la suma por concepto de reparación civil
que deberán abonar en forma solidaria a favor de los herederos legales de la víctima;
asimismo declararon HABER NULIDAD en la propia sentencia en la parte que con-
dena a Danton Alan Sandoval Rentería, como cómplice del delito de robo agravado en
agravio de Carlos Lino Chonlón Vega, a cuatro años de pena privativa de la libertad sus-
pendida por el plazo de tres años; con lo demás que al respecto contiene; reformándola
en este extremo: ABSOLVIERON a Danton Alan Sandoval Rentería, de la acusación
fiscal, por el delito de robo agravado en agravio de Carlos Lino Chonlón Vega; DIS-
PUSIERON la anulación de sus antecedentes policiales y judiciales generados como
consecuencia del presente proceso; debiendo reiterarse las órdenes de ubicación y cap-
tura contra el encausado Rey David Pedraza Campos hasta que sea habido; MANDA-
RON que los fundamentos jurídicos del quinto considerando de la presente Ejecutoria
Suprema constituye precedente vinculante; ORDENARON que el presente fallo se pu-
blique en el diario oficial El Peruano; y los devolvieron.
SS. VILLA STEIN; VALDEZ ROCA; PONCE DE MIER; QUINTANILLA QUISPE; PRADO
SALDARRIAGA.

333
ROBO Y HURTO

37 Robo agravado: No es posible condenar a la vez por obrar con el


concurso de dos o más personas y en calidad de integrante de una
organización delictiva

No se puede condenar a una persona de manera acumulativa por


las agravantes de obrar con el concurso de dos o más personas y en
calidad de integrante de una organización delictiva, pues la plurali-
dad de agentes es presupuesto necesario de la organización criminal,
en tanto que si no se verifica esta, siempre existirá la posibilidad de
condenar por aquella agravante. Así, si no se acredita la vocación de
permanencia del grupo criminal, se configurará solo la agravante de
pluralidad de agentes.
Dicho error de tipificación del tribunal no constituye una nulidad
insalvable, pues no se vulneró el derecho de defensa, dado que el en-
causado se defendió en el plenario de ambas agravantes, por lo que la
nulidad de todo el juicio oral no es la vía adecuada. Solo corresponde
declarar nula la sentencia en cuanto condenó al acusado por el delito
de robo con la agravante de organización delictiva y sin objeto el pro-
nunciamiento al respecto por su incompatibilidad con la agravante de
pluralidad de agentes.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. Nº 1577-2011-UCAYALI

Lima, seis de octubre de dos mil once

VISTOS: interviniendo como ponente el señor Santa María Morillo; el recurso de


nulidad interpuesto por el encausado Roy Silva López contra la sentencia de fojas nove-
cientos sesenta y ocho, del veinte de abril de dos mil once, en cuanto lo condenó como
autor del delito de robo agravado en perjuicio del Manuel Arévalo Robalino, Leonardo
Inuma Santos, Fulgencio Tarazona Sánchez, Lastenia Panduro de Moncada y Manuel
Martín Injante Carmona, a quince años de pena privativa de libertad y fijó en cinco mil
nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberá abonar a favor de los
agraviados; con lo expuesto en el dictamen del Fiscal Adjunto Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el encausado Silva López en su recurso formalizado de fojas mil
dos sostiene que: i) la sentencia se basa únicamente en la declaración incriminato-
ria subjetiva realizada por el menor conocido como “Brashico” (Carlos Alberto Gano-
sa Murrieta), quien señaló que el recurrente tuvo participación directa en los hechos,

334
JURISPRUDENCIAS

organizando y dirigiendo el asalto a la embarcación “El Madrigal”; sin embargo, de la


lectura de su ampliación referencial de fojas seis no se aprecia coherencia, pues no de-
talla quiénes estuvieron en la embarcación y quiénes subieron luego; que la declaración
del menor de fojas seis es una ampliación, empero, en autos no obra la declaración pri-
migenia, siendo así, dicha pieza instrumental hace imposible valorar su declaración en
forma conjunta; y ii) se le privó su derecho a elegir su abogado de defensa, pues pese a
tener un abogado particular, al momento de dar lectura a la sentencia, el tribunal juzga-
dor le asignó un abogado de oficio.
Segundo.- Que, según el dictamen acusatorio de fojas seiscientos cuarenta y uno,
el encausado Silva López, conjuntamente con los encausados Teobaldo Lander Morales
Niño (absuelto por insuficiencia probatoria por esta misma sentencia), Tony Shapiama
Ruiz, Wander Werli Díaz Rioja, Silver Moisés Díaz Ferreyra y otras personas no iden-
tificadas, premunidos con armas de fuego (pistolas y revólveres), planearon asaltar y
robar a la embarcación “El Madrigal”, siendo dirigidos por los sujetos conocidos como
“Toño Chama” y “Grillo”, quienes introdujeron como pasajeros a siete de sus cómpli-
ces; que el seis de diciembre de dos mil ocho, la embarcación “El Madrigal” zarpó a
las seis horas con treinta minutos, llevando treinta y cuatro pasajeros y carga con desti-
no al Caserío Bolognesi, y cuando la embarcación se encontraba a la altura del Caserío
Dinamarca, uno de los pasajeros realizó un disparo al aire con arma de fuego, haciendo
su aparición un bote con cinco sujetos armados y pasamontañas –cómplices de los siete
pasajeros–, quienes se subieron a la embarcación, redujeron a los pasajeros y les sustra-
jeron sus pertenencias; que el encausado Silva López, empleando su arma de fuego, re-
dujo al encargado de la embarcación Arévalo Robalino, posibilitando la sustracción de
balones de gas, un equipo de sonido, tres computadoras, seis motores “peque peque”,
timones de gasolina y baldes de aceite, mientras que el conocido como “Grillo” y sus
amigos rebuscaban a los pasajeros para sustraerles sus pertenencias de valor; que pos-
teriormente, arrojaron al río un bote de la lancha para poder trasladar los bienes sus-
traídos, pues ya no cabían en la embarcación en la que ellos se transportaban, luego se
dieron a la fuga en el bote de “Toño Chama” con rumbo a Pucallpa, estacionándose en
el Puerto La Papelera, donde los esperaba un vehículo y dos mototaxis para trasladar
los objetos sustraídos; que en la realización de los hechos participó el menor de dieci-
séis años de edad Carlos Eduardo Ganoza Murrieta, quien narró los hechos de manera
detallada.
Tercero.- Que los medios probatorios que sustentan la vinculación del encausado
Silva López con los hechos sometidos a juzgamientos son los siguientes: i) la incrimi-
nación realizada por el testigo impropio Ganoza Murrieta (véase fojas seis y acta de re-
conocimiento de fojas treinta y cinco), quien señaló que el encausado Silva López fue
quien lo invitó a participar en el asalto a la embarcación “El Madrigal”, de esa manera
lo contactó con los líderes de la organización, es decir, con “Toño Chama” y “Grillo”;
que este testigo también identificó a los demás implicados, tales como a Morales Niño y
Shapiama Ruiz; ii) la incriminación realizada por el agraviado Injante Carmona (tanto a
nivel preliminar, fojas diecinueve, y en sede plenarial a fojas novecientos trece), quien
señaló las circunstancias de la forma de comisión del evento criminal y, en sede plena-
rial, de manera enfática refirió que el encausado Silva López fue quien golpeó con la
cacha de su arma a uno de los pasajeros para sustraerle su dinero; además, es de tener

335
ROBO Y HURTO

en cuenta que la identificación se hizo de manera directa, pues señaló “aquí se encuentra
dicha persona”, señalando al encausado Silva López.
Cuarto.- Que estos medios probatorios acreditan que el referido encausado estu-
vo en el lugar de los hechos y, en consecuencia, su participación en los eventos delicti-
vos; que, por otro lado, se advierte el indicio de mala justificación del encausado Silva
López, pues para desacreditar la incriminación realizada por el testigo impropio Ganoza
Murrieta presentó una denuncia un mes después de brindada su referencial, es decir, la
declaración del menor fue prestada el once de diciembre de dos mil ocho y la denuncia
fue interpuesta el trece de enero de dos mil nueve; que estas pruebas directas e indicio
de mala justificación, acreditan la responsabilidad penal del encausado Silva López en
los hechos sometidos a juzgamiento.
Quinto.- Que en cuanto a la falta de la primigenia declaración del testigo impro-
pio Ganoza Murrieta, se advierte que en la ampliación de su referencial se narran los
hechos de manera detallada, por lo que es innecesario contar la primigenia declaración,
pues dicha declaración adquiere unidad de sentido por sí mima; que, además, no se le
privó del derecho a contar con una defensa técnica, sino, por el contrario, se garantizó
dicho derecho asignándole una defensa de oficio, pues si la defensa particular no concu-
rre, ello no debe ser obstáculo para proceder con el acto público de lectura de sentencia,
como efectivamente ocurrió.
Sexto.- Que, de otro lado, el Fiscal Supremo señala que se incurrió en nulidad in-
subsanable, pues tanto la acusación como la condena se sustentan en dos agravantes in-
compatibles: pluralidad de agentes y mediando organización criminal, inciso cuatro y
último párrafo, respectivamente, del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal;
que lleva razón el Fiscal Supremo cuando señala que a una persona no se la puede con-
denar de manera acumulativa por dichas agravantes, pues la pluralidad de agentes es
presupuesto necesario de la organización criminal, y si no existe organización criminal,
siempre existirá la posibilidad de condenar por la agravante de pluralidad de agentes;
siendo así, dicha labor de tipificación no puede constituir una nulidad insalvable, pues
no se vulneró el derecho de defensa, dado que el encausado se defendió en el juicio de
ambas agravantes, por lo que la nulidad de todo el juicio no es la vía adecuada; sin em-
bargo, este Supremo Tribunal, ejerciendo sus facultades de corrección, señala que en
autos no se presentan los elementos constitutivos de la agravante de organización crimi-
nal, pues no se acreditó la vocación de permanencia del grupo criminal, tanto es así que
la reunión fue únicamente para la comisión de este delito, pues así lo señaló el testigo
impropio Ganoza Murrieta, quien fue llamado únicamente para este hecho, configurán-
dose solo la agravante de pluralidad de agentes.
Por estos fundamentos: Declararon NULA la sentencia de fojas novecientos sesen-
ta y ocho, del veinte de abril de dos mil once, en cuanto condenó a Roy Silva López por
la comisión del delito de robo agravado (agravante de organización delictiva, último pá-
rrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal), y SIN OBJETO de pro-
nunciamiento al respecto por incompatibilidad de agravantes; declararon NO HABER
NULIDAD en la propia sentencia en el extremo que condenó a Roy Silva López como
autor del delito de robo agravado (incisos dos, tres, cuatro y cinco del primer párrafo

336
JURISPRUDENCIAS

del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal) en perjuicio del Manuel Aréva-
lo Robalino, Leonardo Inuma Santos, Fulgencio Tarazona Sánchez, Lastenia Panduro de
Moncada y Manuel Martín Injanfe Carmona, a quince años de pena privativa de liber-
tad, y fijó en cinco mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil debe-
rá abonar a favor de los agraviados; con lo demás que contiene: y los devolvieron. Inter-
viniendo el señor Zecenarro Mateus por licencia de señor Lecaros Cornejo.

SS. PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; ZECENARRO MATEUS; SANTA MARÍA


MORILLO; VILLA BONILLA

337
ROBO Y HURTO

38 Se requiere el apoderamiento del bien para que el hecho constitu-


ya delito de robo

Que, ahora bien, el aspecto esencial de los cargos, con independencia


del ataque al mototaxi y la agresión al agraviado –cuya realidad no
ofrece duda alguna a tenor de los medios de prueba ya citados–, con-
siste en determinar si los imputados mediante el ejercicio de violencia
efectivamente se apoderaron de la mochila del agraviado; que todos
los encausados han negado esa sustracción.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 316-2009-LIMA NORTE

Lima, nueve de marzo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor San Martín Castro; el recurso de


nulidad interpuesto por la parte civil, representada por el agraviado Walter Loayza
García, contra la sentencia de fojas trescientos ochenta y nueve, del diecinueve de di-
ciembre de dos mil ocho, que absolvió a Fredy Custodio Armijos Nonajulca, Rosario
Llanos Ocas, Germán Bazán Arribasplata –y no Arrisplata como erróneamente se con-
signó en la sentencia–, Elovidis Vargas Llanos –y no Elovides como erróneamente se
consignó en la sentencia, conforme a su ficha del Registro Nacional de Identificación
y Estado Civil de fojas cincuenta y cinco y doscientos setenta y cuatro–, Jhon Edinson
Gómez Delgadillo y Carlos Enrique Salinas Ocaña de la acusación fiscal formulada en
su contra por delito contra el patrimonio - robo agravado en su perjuicio; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el agraviado Loayza García en su recurso formalizado de fojas tres-
cientos noventa y siete alega que los imputados planificaron causarle daños a su motoci-
cleta y agredirlo físicamente; que los acusados destrozaron su herramienta de trabajo, lo
agredieron y no lo auxiliaron, por lo que deben ser sancionados y pagar una reparación
civil compatible con el daño que sufrió.
Segundo.- Que, según la acusación fiscal de fojas doscientos sesenta y seis, el día
nueve de agosto de dos mil cinco, como a las once y treinta de la mañana, un grupo nu-
meroso de personas pertenecientes a la empresa de transportes de vehículos menores
Etsefisa, entre los que se encontraban los acusados, provistos de elementos contundentes
atacaron al agraviado Loayza García y a su mototaxi porque realizaba la ruta asignada a
dicha empresa sin permiso alguno; que es así que destrozaron la mototaxi y agredieron
al agraviado –véase el certificado médico legal de fojas cuarenta y cinco, que solo acre-
dita lesiones contusas que requirieron cuatro días de descanso, y las fotografías de fojas
cuarenta y seis y cuarenta y siete que evidencia los daños producidos a la mototaxi–, así
como le sustrajeron su mochila que contenía ropa de vestir, un reloj pulsera citizen y
quinientos dólares americanos.

338
JURISPRUDENCIAS

Tercero.- Que, ahora bien, el aspecto esencial de los cargos, con independencia del
ataque al mototaxi y la agresión al agraviado –cuya realidad no ofrece duda alguna a
tenor de los medios de prueba ya citados–, consiste en determinar si los imputados me-
diante el ejercicio de violencia efectivamente se apoderaron de la mochila del agravia-
do; que todos los encausados [declaraciones plenariales de fojas trescientos trece, tres-
cientos quince y trescientos cuarenta y seis, trescientos cuarenta y ocho y trescientos
cincuenta y cuatro] han negado esa sustracción –es relevante al respecto los careos rea-
lizados en el plenario que corren a fojas trescientos sesenta y nueve y trescientos seten-
ta llevados a cabo entre el agraviado y los acusados Bazán Arribasplata y Llanos Ocas–;
que el agraviado en sede preliminar, sumarial y plenarial –fojas diez, ciento cuarenta y
cuatro y trescientos cincuenta y nueve, respectivamente– expresó que fue atacado por
una turba de veinte personas pero no vio cuando le sustrajeron la mochila; que el testi-
go de cargo Llashag Javier, que acompañaba al agraviado, señaló que si bien este último
tenía una mochila, no advirtió cuándo se la robaron, a la vez que mencionó que desco-
nocía su contenido –manifestación de fojas trece, testifical de fojas ciento setenta y uno
y declaración plenarial de fojas trescientos sesenta y cinco–.
Cuarto.- Que la prueba de cargo no permite establecer con seguridad que los
imputados, alguno o todos ellos, buscaron de propósito no sólo agredir al agraviado sino
también aprovechar la situación de violencia que generaron para sustraerle su mochila:
no se sabe siquiera cuál de los imputados, si todos o alguno de ellos o, tal vez, un des-
conocido, sustrajo ese bien en el transcurso de la reyerta que se generó, por lo que esa
sustracción no puede serle atribuida a los acusados a título de robo agravado; que, por
lo demás, no existe prueba razonable de la preexistencia de los bienes que dice el agra-
viado contenía su mochila, en especial la suma de quinientos dólares americanos -al res-
pecto, la declaración de su conviviente Xiomara Juana Rojas Guizado de fojas ciento
trece, que indica que le prestó esa cantidad, debe tomarse con la reserva del caso-; que,
por consiguiente, la absolución por el delito acusado está arreglada a derecho ante la
falta de prueba de cargo suficiente, lo que no permite enervan la presunción constitu-
cional de inocencia. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia de fojas trescientos ochenta y nueve, del diecinueve de diciembre de dos mil
ocho, que absolvió a Fredy Custodio Armijos Nonajulca, Rosario Llanos Ocas, Germán
Bazán Arribasplata, Elovidis Vargas Llanos, Jhon Edinson Gómez Delgadillo y Carlos
Enrique Salinas Ocaña de la acusación fiscal formulada en su contra por delito contra
el patrimonio - robo agravado en perjuicio de Walter Loayza García; con lo demás que
contiene y es materia del recurso; y los devolvieron. Interviene el señor Santa María
Morrillo por vacaciones del señor Prado Saldarriaga.

SS. SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRINCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-
LLO; SANTA MARÍA MORILLO

339
ROBO Y HURTO

39 Robo con el concurso de dos personas, en la noche y en un medio


de transporte: Convicción de la responsabilidad penal

Este Tribunal genera convicción sobre la responsabilidad de los reos,


por los hechos y las pruebas anotadas en autos, así como todos los indi-
cios, que solidifican la imputación de la víctima, como son la anotación
de la placa del vehículo donde se produjo el asalto, la ruta que es la
misma que abordó el agraviado, el reconocimiento del vehículo y de
los agentes, efectuado por el agraviado en presencia del representante
del Ministerio Público, que vienen a sustentar la versión inculpatoria
efectuada por el agraviado, la misma que contiene los presupuestos a
que se refiere el Acuerdo Plenario Nº 02-2005/CJ-116 debido a que esta
declaración del agraviado como único testigo de los hechos debe ser
considerada válida, como prueba de cargo por contar con las garantías
de certeza, como son la ausencia de relaciones entre el agraviado e
imputado basadas en odio, resentimiento, etc.; la verosimilitud de la
narración está basada y corroborada con los argumentos indiciarios
anotados en esta resolución, y que además esta declaración ha sido
persistente durante todo el proceso, e inclusive en el acto oral.

EXPEDIENTE Nº 393-2010
DD. Dr. Vásquez Arana
Sentencia

Lima, 12 de junio de 2012

VISTOS.- En audiencia pública la causa penal seguida contra Bernaldo Melgare-


jo Obregón, identificado con su Documento Nacional de Identidad número cuarenta y
cinco millones novecientos ochenta mil doscientos ochenta y tres, nacido el dieciocho
de octubre de mil novecientos ochenta y ocho, natural de Antonio Raymondi en Chin-
gas departamento de Ancash, sus padres don Samuel y doña Rosienda, con grado de
instrucción cuarto de secundaria, de estado civil o conviviente, laborando como cobra-
dor en la empresa de Transportes Castro Fuentes, percibiendo un haber diario de sesen-
ta nuevos soles, refiere carecer de antecedentes judiciales, domiciliado en manzana “J”
lote cinco Asentamiento Humano San Pedro distrito de Ventanilla - Callao y contra Ar-
turo Cárdenas Munasca identificado con su Documento Nacional de Identidad número
cuarenta y seis millones doscientos sesenta y ocho mil ochocientos sesenta y seis, na-
cido el veinticuatro de octubre de mil novecientos ochenta y nueve, natural de Colca-
bamba provincia de Tayacaja departamento de Huancavelica, sus padres don Dionisio y
doña Juana, con grado de instrucción secundaria completa, de estado civil conviviente,
laborando como cobrador, percibiendo un haber diario de cincuenta nuevos soles, refie-
re carecer de antecedentes judiciales, domiciliado en Jirón Argentina manzana “M” lote

340
JURISPRUDENCIAS

cinco Asentamiento Humano Los Cedros distrito de Ventanilla - Callao, por delito con-
tra el Patrimonio - Robo Agravado en agravio de Carlos Navarro Paredes.
RESULTA DE AUTOS: Que, a mérito del Atestado Policial número cero trece-
diez-VII-DIRTEPOL-L-DIVTER-CENTRO/CEA-DEINPOL, obrante de fojas dos
a siete, la Fiscal Provincial Representante del Ministerio Público formalizó denuncia
penal obrante de fojas cincuenta y tres a cincuenta y cinco, en mérito al cual el señor
Juez Mixto del Módulo Básico de Justicia del Agustino dictó el correspondiente Auto
Apertorio de Instrucción obrante de fojas cincuenta y seis a cincuenta y siete, llevándose
a cabo la instrucción por los causes que a su naturaleza corresponden y con los respec-
tivos informes finales la causa fue elevada a la Sala Superior remitiéndose al Despacho
del señor Fiscal Superior quien emitió la respectiva Acusación Fiscal obrante de fojas
ciento catorce y siguientes, señalándose fecha a efectos de iniciarse el juzgamiento; y
estando a que se ha verificado la audiencia pública, de la forma y modo que aparecen de
las actas respectivas oída la requisitoria oral de la Representante del Ministerio Público
y los alegatos de la defensa cuyas conclusiones obran en pliegos separados, habiéndose
discutido, votado y aprobado las cuestiones de hecho la causa ha quedado expedita para
pronunciar sentencia.

ANTECEDENTES DE HECHO:
Primero.- Se imputa a los encausados Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cár-
denas Munasca que con fecha veinticinco de octubre de dos mil nueve, a las cero cero
horas con diez minutos, cuando se encontraban trabajando como cobrador y chofer res-
pectivamente, en el vehículo de transporte público de placa de rodaje RP tres mil qui-
nientos diez, no permitieron que el agraviado Carlos Navarro Paredes bajara en el pa-
radero conocido como “Puente Nuevo”, siendo este agraviado atacado sorpresivamente
por dos personas quienes amenazándolo con un arma de fuego y sometiéndolo en el
piso, lo trasladaron a un lugar desolado en contubernio con el conductor, siendo el pro-
cesado Bernaldo Melgarejo Obregón partícipe en el despojo de las pertenencias del
agraviado, además al momento de dejar abandonado al agraviado, el procesado Melga-
rejo se encargó de tirar tierra en los ojos del agraviado, sin embargo este logró divisar el
numero de placa de rodaje del vehículo.
Segundo.- La Fiscal Superior Penal, al expedir acusación Penal obrante de fojas
ciento catorce, concluye que el hecho denunciado es constitutivo de delito contra el Pa-
trimonio - Robo agravado, en agravio de Carlos Navarro Paredes; delito tipificado en el
artículo ciento ochenta y ocho, como tipo base, concordante con los incisos dos, cuatro
y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, solici-
tando así, que se le imponga a Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cárdenas Munas-
ca diez años de pena privativa de libertad y se fije en la suma de dos mil nuevos soles,
por concepto de reparación civil, que deberán pagar cada acusado a favor del agraviado.
Tercero.- Recibida la Acusación Fiscal y de conformidad con el artículo doscientos
veintinueve del Código de Procedimientos Penales, se dio inicio al juzgamiento y estan-
do verificada la audiencia pública, la causa ha quedado expedita para dictar sentencia.

341
ROBO Y HURTO

HECHOS ACREDITADOS

A. Hechos:
1. Que el día de los hechos, el veinticinco de octubre de dos mil nueve, los acu-
sados se encontraban laborando en el vehículo marca Toyota de placa RP tres
mil quinientos diez.
2. Que el acusado Arturo Cárdenas Munasca conducía este vehículo mientras
que Bernaldo Melgarejo Obregón se desempeñaba como cobrador.
3. Que el día veinticinco de octubre de dos mil nueve el agraviado Carlos Nava-
rro Paredes abordó el vehículo que conducía el acusado Cárdenas Munasca en
la Panamericana Norte a la altura del paradero conocido como Pilas con direc-
ción a Puente Nuevo.
4. Está acreditado que el agraviado fue asaltado al llegar al paradero de Puen-
te Nuevo, por dos sujetos, uno que se encontraba a su costado que lo apuntó
con un revólver, uno que se comunicaba por teléfono celular con alguien del
vehículo, donde habrían participado también Cárdenas Munasca como chofer
y Melgarejo Obregón como cobrador.
5. Que Nancy Mercedes Orihuela Rivas propietaria del vehículo donde se produ-
jo el crimen, tenía pleno conocimiento de los hechos, y que ha falseado la ver-
dad, cambiando de versiones, obstruyendo a la administración de justicia.
6. Que los acusados intervinieron en complicidad con otros sujetos, no identifi-
cados.
7. Que los acusados a nivel policial e instrucción han admitido haber conducido
el vehículo en cuestión en la fecha de la comisión criminal.

B. Análisis de la prueba:
1. De la posición de los acusados frente a los cargos penales y su versión respec-
to de los hechos:
- El acusado Cárdenas Munasca, quien de manera coherente durante la in-
vestigación preliminar ha declarado que manejaba el vehículo donde se
produjo el asalto de placa RP tres mil quinientos diez, el cual manifies-
ta que pertenece a Nancy Mercedes Orihuela y que lo conducía a la fecha
de los hechos con dos años de antigüedad aproximadamente; que el vein-
ticinco de octubre de dos mil nueve conducía el vehículo teniendo de co-
brador a Melgarejo Obregón, afirmando que son inocentes de los hechos
y que ese día no se produjo ningún robo, declaración que la ratifica ante
el Juez de la causa en su declaración instructiva, para luego en el juicio
oral cambiar totalmente su versión sosteniendo que él ha declarado que
el día de los hechos venía conduciendo el vehículo, lo cual no es cierto,
y que mintió a pedido de la propietaria Nancy Mercedes Orihuela Rivas,
y que en realidad quien conducía ese vehículo es la persona de José Isaac

342
JURISPRUDENCIAS

Silva Castro que viene a ser conviviente de la propietaria Nancy Orihue-


la y que todo lo que ha dicho es mentira y se encuentra arrepentido, y que
en realidad él manejaba otro vehículo.
- Por su parte, el encausado Bernaldo Melgarejo Obregón ha sostenido en
su declaración preliminar como ante el juez, que en esa época trabajaba
para la señora Nancy Orihuela Rivas como cobrador de su vehículo RP
tres mil quinientos diez, que trabajó el día de los hechos con el chofer
Cárdenas Munasca, que no sabe por qué se le está inculpando que nunca
ha tenido problemas; que al igual que su coprocesado en juicio oral ha
cambiado su versión para sostener, que es inocente de los hechos, en
realidad el día veinticinco de octubre de dos mil nueve no trabajó en el
vehículo de la señora Nancy Mercedes Orihuela Rivas, y que sostuvo
esta versión porque la precitada se lo solicitó para obtener la libertad del
vehículo que se encontraba en la comisaría.
2. Declaraciones incorporadas dentro del proceso:
- De la testigo Nancy Orihuela Rivas, quien ha manifestado a nivel poli-
cial, en la indagatoria ante el representante del Ministerio Público y ante
el Juez de la causa que es la propietaria del vehículo RP tres mil quinien-
tos diez, y que proporcionaba el vehículo en alquiler al chofer Cárdenas
Munasca, actuando como cobrador Melgarejo Obregón, quienes traba-
jan de noche, regresaban a las ocho de la mañana y que se enteró de los
hechos porque detuvieron a Cárdenas Munasca; para variar también de
manera ostensible su declaración en el acto oral, donde ha sostenido que
todo lo manifestado anteriormente y sobre todo en la comisaría donde de-
tuvieron su vehículo es falso, que quien estuvo conduciendo el vehículo
el día de los hechos es José Isaac Silva Castro, y cuando fue detenido el
vehículo, con Cárdenas Munasca coordinaron para mentir con el referi-
do José Isaac Silva Castro, y que le dijeron que no iba a pasar nada, que
los dos acusados más Isaac y ella coordinaron para mentir, con el propó-
sito que salga el vehículo, desconoce quién era el cobrador de José Isaac
Silva Castro, porque los chóferes van solos, que no tenía ninguna rela-
ción con este, mas que la de propietario-chofer, y que no era su convi-
viente, que todo esto lo inventó en la comisaría para obtener la liberación
del vehículo.
- La del agraviado Carlos Navarro Paredes, quien ha concurrido a prestar
declaraciones en el presente proceso tanto en sede policial a fojas ocho
sosteniendo que el día de los hechos abordó el vehículo a la altura del
paradero Pilas, al llegar a Puente Nuevo un sujeto sacó una pistola y lo
tiró al piso y otros dos supuestos pasajeros lo rebuscaban y el vehículo
seguía avanzando, dirigiéndose por el puente conocido como “Charapi-
ta”, que llevaba consigo mil quinientos nuevos soles como producto de la
venta de pantalones, sosteniendo en esa oportunidad, que mediante el re-
conocimiento fotográfico uno de los participantes fue Melgarejo Obregón
que le cobró el pasaje y al momento de dejarlo le tiró tierra a los ojos;

343
ROBO Y HURTO

imputación que la repite durante la instrucción judicial, quien ha concu-


rrido también a juicio oral, en donde ha enrostrado a los acusados como
responsables de los hechos, indicando que Cárdenas Munasca era el que
manejaba el vehículo y Melgarejo Obregón cobraba y llevaba puesta una
gorra, quien además durante la diligencia de confrontación los ha enros-
trado directamente como el responsable de los hechos.
3. El Acta de Reconocimiento Físico:
- Corriente a fojas veintiuno con la representación del representante del
Ministerio Público donde el agraviado reconoce a Melgarejo Obregón
como la persona que actuó como cobrador el día de los hechos.
4. El Acta de Reconocimiento Físico del Vehículo:
- Que corre a fojas veintitrés, en donde el agraviado Carlos Navarro Pa-
redes, indica que el vehículo que se le pone a la vista el RP tres mil qui-
nientos diez, es el mismo donde el día de los hechos fue asaltado.

C. Análisis Lógico-Jurídico y Contradictorio Judicial:


1. Para condenar a un acusado, se necesita de pruebas idóneas y conducentes,
que de manera lógica lleven al juzgador al convencimiento de la responsabili-
dad del agente penal, y en este sentido tenemos como prueba relevante la de-
claración del agraviado Carlos Navarro Paredes quien de manera uniforme y
consistente imputa a Melgarejo Obregón que actuó como cobrador ese día y
que participó activamente en el asalto y le arrojó tierra en los ojos, indicando
en el Juicio Oral que Cárdenas Munasca actuó como chofer, y lo recuerda por-
que en un instante cuando desvió el vehículo de su ruta y lo tenían en el suelo
volteó la mirada y pudo verlo.
2. Las declaraciones autoinculpatorias de todo procesado no constituye prueba
de responsabilidad, sino que es objeto de probanza a fin de que estas no se
produzcan por un deseo de autoinculparse, o por distintas razones que pue-
den operar en el interior de un ser humano, o que pretendan exculpar a otras
personas, sustrayéndolas de la persecución penal, así en este orden de ideas,
la declaración de autoinculpación inicial de Cárdenas Munasca y Melgarejo
Obregón, se ven corroboradas con la imputación que hace la víctima, y con la
declaración inicial de Nancy Mercedes Orihuela Rivas, lo que genera convic-
ción en el Juzgador sobre la responsabilidad penal de estos sujetos.
3. Durante el Juicio Oral, los acusados han traído una nueva versión al proceso,
alegando inocencia, de cómo sucedieron los hechos, cambiando rotundamen-
te su inicial declaración, al indicar que no son responsables de lo que sucedió
el veinticinco de octubre del año dos mil nueve, que no estuvieron ni condu-
ciendo, ni cobrando en ese vehículo, el que siempre estuvo conducido por el
mencionado José Isaac Silva Castro, versión que extrañamente viene a ser co-
rroborada por la testigo Nancy Orihuela, quien también ha cambiado su ver-
sión, sosteniendo que pidió a los acusados que declaren que el día de los suce-
sos se encontraban conduciendo y cobrando respectivamente en su vehículo,

344
JURISPRUDENCIAS

sosteniendo Orihuela Rivas, que el que conducía el vehículo era José Isaac
Silva Castro.
4. Un cambio sustancial de las versiones sostenidas durante estos años debe me-
recer un análisis del juzgador; y que en este caso la nueva versión como la an-
terior deben ser sometidas a un test de logicidad, y toda versión expuesta a la
luz del análisis no solo debe ser verdad, sino debe parecerla y lo más impor-
tante que se debe sustentar en pruebas y en hechos ciertos y lógicos; y en el
caso que nos ocupa, sería cándido aceptar como verdaderas las nuevas versio-
nes, de los acusados y la testigo Nancy Orihuela Rivas, porque cuesta creer
que dos personas como los acusados en la plenitud de sus facultades mentales
se inculpen de un hecho tan grave; porque no solo ha sido el supuesto de de-
clarar que Cárdenas conducía, mientras que Melgarejo cobraba, el veinticin-
co de octubre de dos mil nueve, sino que estos se habrían enfrentado con una
mentira ante la maquinaria judicial, esto es a los cuestionamientos que le efec-
túa la Policía Nacional y el Ministerio Público en el sentido que el día vein-
ticinco de octubre de dos mil nueve se produjo un asalto en ese vehículo, y a
pesar de eso, estos sujetos insistieron en su versión, pero negando los cargos,
porque si bien es cierto aceptaban haber conducido el vehículo, negaban que
se produjo un asalto.
5. Este Tribunal genera convicción sobre la responsabilidad de los reos, por los
hechos y las pruebas anotadas en autos, así como todos los indicios, que so-
lidifican la imputación de la víctima, como son la anotación de la placa del
vehículo donde se produjo el asalto, la ruta que es la misma que abordó el
agraviado, esto es Panamericana Norte hasta Puente Nuevo, el reconocimiento
del vehículo y de los agentes, efectuado por el agraviado en presencia de Re-
presentante del Ministerio Público, que vienen a sustentar la versión inculpa-
toria efectuada por el agraviado, la misma que contiene los presupuestos a que
se refiere el acuerdo plenario Nº 02-2005/CJ-116 debido a que esta declara-
ción del agraviado como único testigo de los hechos debe ser considerada vá-
lida, como prueba de cargo por contar con las garantías de certeza, como son
la ausencia de relaciones entre el agraviado e imputado basadas en odio, re-
sentimiento, etc.; la verosimilitud de la narración, está basada y corroborada
con los argumentos indiciarios anotados en esta resolución, y que además esta
declaración ha sido persistente durante todo el proceso, e inclusive en el acto
oral.
6. Las nuevas versiones, expuestas evidentemente en coordinación con la testigo
Nancy Orihuela Rivas son falsas, y por parte de los acusados significa como
sostenía el maestro Mixan Mass Flores, oclusión a la justicia, porque no solo
es un argumento de defensa, sino una intención de confundir a la administra-
ción de justicia, y de parte de Nancy Mercedes Orihuela Rivas, significa fal-
sedad en juicio por lo que debe ser investigada como lo ha solicitado la repre-
sentante del Ministerio Público.
7. Los testigos ofrecidos por la defensa de los acusados, no son testigos de ex-
cepción o presenciales de los hechos, sino son referenciales, de oídas y de

345
ROBO Y HURTO

amistad, que no cambian de ninguna manera lo que en este proceso ha su-


cedido, fueron enterados posteriormente, esto es recientemente para efectos
de poder ser presentados a juicio; así, Luis Marcelo Haro Cruz sostiene que
conoce a Bernaldo Melgarejo Obregón desde setiembre de dos mil nueve y
a Cárdenas Munasca desde ese mismo año, y que en el carro materia de los
hechos trabajaba José Isaac Silva Castro, sosteniendo que Cárdenas trabaja-
ba con él en la época de los hechos en el vehículo Nissan; por su parte el tes-
tigo Roberto Hermenegildo Grados Vargas sostiene que conoció a Bernardo
Melgarejo desde el quince de noviembre de dos mil nueve y Arturo Cárdenas
desde el veintisiete de noviembre del año dos mil nueve, y que Melgarejo tra-
bajaba en el Nissan y que le consta que no trabajaban en el vehículo donde
se produjeron los hechos, que no sabe quién conducía pero Nancy Orihuela
dice que era otro, además sostiene este testigo que no tiene licencia de condu-
cir, afirmando que desconoce la identidad; así el testigo Alex Jesús Martínez
Rosas que sostiene que son inocentes pero que no le consta, en el año dos mil
nueve veía a Cárdenas con su tío y con su hermano, que no conocía a Bernal-
do Melgarejo, y por último concurrió Silvio Eugenio Cárdenas Bazán, soste-
niendo que Cárdenas Munasca trabajó con él desde el dos mil siete hasta no-
viembre de dos mil nueve, en que dejó de trabajar porque su vehiculo estaba
en mantenimiento; de lo que se concluye que estos testigos no han aportado
ninguna información relevante sobre lo que ha sucedido de los hechos que son
materia de juzgamiento.
8. Las pruebas acopiadas y actuadas en sede preliminar, instrucción y en el jui-
cio oral, nos permite crear convicción de la responsabilidad de los procesa-
dos y que la versión exculpatoria sostenida durante el acto oral no es más que
un argumento de defensa muy bien estructurado en coordinación con Nancy
Orihuela para sustraer de la persecución penal a los acusados; existiendo un
punto gravitante que hace inviable las declaraciones exculpatorias como es el
hecho que Nancy Orihuela ha venido sosteniendo que era conviviente de José
Isaac Silva Castro, afirmación que fue corroborada por Cárdenas Munasca en
Juicio Oral, pero en la diligencia de confrontación el procesado se ha retrac-
tado de su dicho, argumentando que dijo eso porque así lo manifestaron en la
comisaría.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

A. TIPO PENAL
El delito materia de incriminación, se encuentra regulado en el artículo ciento
ochenta y ocho como tipo base, con las agravantes previstas en los numerales dos, cua-
tro y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal vi-
gente al momento de la comisión del hecho delictivo, el mismo que se configura con el
apoderamiento por parte del sujeto activo de un bien mueble con animus lucrandi, sien-
do necesario el empleo de la violencia y amenaza por parte del agente sobre la víctima
(vis absoluta, vis corporales y vis compulsiva), destinadas a posibilitar la sustracción
del bien, debiendo ser estas actuales e inminentes en el momento de la consumación del

346
JURISPRUDENCIAS

evento y garantizar el resultado. Hecho que se agrava cuando es con el concurso de dos
o más personas, en lugar desolado y en un medio de transporte.

B. QUANTUM DE LA PENA
Para establecer el quantum de la pena, este Superior Colegiado debe tener en cuen-
ta otros aspectos de tanta o igual importancia a los ya reseñados, como son:
a) El delito materia de incriminación, que se encuentra regulado en el artículo
ciento ochenta y ocho como tipo base con las agravantes previstas en los nu-
merales dos, cuatro y cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y
nueve del Código Penal vigente al momento de la comisión del hecho delic-
tivo; sancionado con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de
veinte años.
b) El impacto social del hecho cometido (grado de nocividad social de la con-
ducta incriminada).
c) Las cualidades personales del autor, su grado de instrucción y el entorno so-
cial donde reside.
d) Finalmente, por el principio de proporcionalidad y razonabilidad, la pena no
puede sobrepasar la responsabilidad por el hecho; consagrado en el numeral
octavo del Título Preliminar del Código Penal, teniendo en consideración las
circunstancias en que se suscitaron los hechos.
e) Resulta indispensable evaluar el comportamiento procesal que han teni-
do los acusados, quienes después de declarar de manera coherente durante la
etapa policial, y la etapa judicial de instrucción donde se limitaron a no acep-
tar los cargos, pero sí aceptaban de que el día veinticinco de octubre de dos
mil nueve en que se produjeron los hechos se encontraban trabajando en el
vehículo RP tres mil quinientos diez negando toda responsabilidad, para en el
juicio oral cambiar ostensiblemente manifestando que todo lo que dijeron fue
mentira, que faltaron a la verdad a pedido de la testigo Nancy Orihuela a fin
de obtener la libertad del vehículo que estaba detenido en la comisaría; con-
ducta que resulta oclusiva a la Justicia, que para ello han utilizado a la testigo
Nancy Orihuela y que todo desde el principio ha sido una mentira.
f) Estando al comportamiento mostrado por los agentes penales, este tribunal
tiene que evaluar el mínimo de la pena, a fin de poder imponer una sanción
por debajo de esta, debiendo responder a los criterios de proporcionabilidad y
razonabilidad, graduando la sanción dentro de los límites de la pena conmina-
da para el delito, que inclusive atendiendo a estos principios podrá ser inferior
al mínimo, bajo el argumento criminalístico que penas largas no hacen más
que estigmatizar al individuo haciendo imposible su resociabilización.
g) La nueva versión elaborada por los acusados resulta ser también sustentada
por la declaración de Nancy Mercedes Orihuela Rivas, quien coincidentemen-
te ha cambiado su versión, hecho del que no cabe duda que ha mentido, pre-
tendiendo confundir a la administración de justicia según lo solicitado por la

347
ROBO Y HURTO

fiscal, debe remitirse copias a la Fiscalía de Turno para que sea investigada
por su conducta procesal.

C. REPARACIÓN CIVIL
La imposición del monto de la reparación civil no solo se fijará en relación y pro-
porción a la lesión causada sino también en consideración a la capacidad económica del
imputado; puesto que si bien, la reparación civil se rige por el principio del daño cau-
sado, cuya unidad penal y civil protege la reparación y resarcimiento del bien jurídi-
co tutelado, específicamente el de la víctima o agraviado que resulte lesionado; no es
menos cierto que dicha reparación también está condicionada a la capacidad económi-
ca del sentenciado, lo que significa un establecimiento proporcional a la vulneración del
bien jurídico y a la capacidad de resarcimiento, por lo que este Colegiado impondrá una
reparación civil equitativa y proporcional.
En consecuencia, en aplicación de lo dispuesto en el numeral VIII del Título Pre-
liminar del Código Penal, así como los artículos seis, doce, veintitrés, cuarenta y cinco,
cuarenta y seis, noventa y dos, noventa y tres del Código Penal y el inciso dos, cuatro y
cinco del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve de la acotada norma penal,
en concordancia con los artículos doscientos ochenta, doscientos ochenta y uno, dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Pena-
les, apreciando los hechos y valorando las pruebas con criterio de conciencia que la ley
autoriza, y administrando justicia a nombre de la nación, los señores Jueces Superiores
integrantes de la Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres administrando Justi-
cia a nombre del Pueblo;

FALLA:
CONDENANDO a Bernaldo Melgarejo Obregón y Arturo Cárdenas Munas-
ca como autores del delito contra el Patrimonio - Robo Agravado en agravio de Car-
los Navarro Paredes; y como tal se les impone ocho años de pena privativa de libertad,
la misma que computada desde la fecha vencerá el once de junio del año dos mil vein-
te; FIJARON: En la suma de DOS MIL NUEVOS SOLES el monto que por concep-
to de reparación civil deberán abonar los sentenciados de manera solidaria a favor del
agraviado; ORDENARON: El internamiento de los sentenciados Bernaldo Melgarejo
Obregón y Arturo Cárdenas Munasca en una cárcel pública, oficiándose en el día para
tal fin al Establecimiento Transitorio de Procesados de Lima - INPE; DISPUSIERON:
Remitir copias certificadas a la Fiscalía Penal de Turno tal como lo ha solicitado la Fis-
calía Superior con respecto al comportamiento procesal observado por Nancy Mercedes
Orihuela Rivas, según lo indicado en esta resolución MANDARON: Que, consentida
y/o ejecutoriada que sea la presente Sentencia, se inscriba en el Registro respectivo, ex-
pidiéndose los testimonios y boletines de condena y remitir los autos al Juzgado Penal
de origen para los fines pertinentes archivándose definitivamente los autos con conoci-
miento del juez de origen.

DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO - PRESIDENTE; DRA. DORIS RODRÍGUEZ ALARCÓN -
VOCAL; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - VOCAL Y D.D.

348
JURISPRUDENCIAS

40 Declaración jurada de la agraviada no es documento idóneo para


demostrar la propiedad y preexistencia de los bienes presuntamente
robados

La declaración jurada presentada por la agraviada no es un documento


válido que demuestre la propiedad y preexistencia de los bienes que
presuntamente se le sustrajeron. Una declaración jurada no es la forma
que exige la ley procesal penal para acreditar ello, de tal manera que
resulta arreglada a Derecho la decisión del Colegiado Superior de no
valorar el mencionado documento.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL TRANSITORIA
R. N. Nº 2546-2009-LIMA

Lima, nueve de julio de dos mil diez

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el señor Fiscal Superior, contra la


sentencia absolutoria de fojas cuatrocientos noventa y dos, de fecha siete de mayo de
dos mil nueve, interviniendo como ponente el señor Juez Supremo José Antonio Neyra
Flores; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el representante del Ministerio Público al fundamentar su recurso
de nulidad a fojas quinientos ocho, señala que el Colegiado Superior al momento de re-
solver no ha tomado en consideración la manifestación policial de la agraviada Giulia-
na Bedregal Neyra de fojas siete, quien reconoce que el día de los hechos el sentenciado
Wilder Sabino Cucho Soto fue la persona que sacó la mitad del cuerpo y le arrebató su
cartera y sindica también a Juan Carlos Sucari Limachi como el conductor del vehículo,
versión que concuerda con el acta de reconocimiento de fojas once; asimismo, no ha
dado valor a la manifestación policial, obrante a fojas nueve, de Álvaro Andrés Ojeda
Sotomayor, conjuntamente con el acta de reconocimiento de fojas dieciséis donde este
reconoce al procesado Cucho Soto como la persona que le arrebató la cartera de la agra-
viada; que, dicha decisión judicial vulnera el derecho a la prueba y la debida motivación
de las resoluciones judiciales, por lo que solicita la nulidad de la sentencia absolutoria
materia de grado.
Segundo.- Que, de acuerdo a la acusación fiscal de fojas doscientos setenta y
cinco, se atribuye a los procesados Wilder Sabino Cucho Soto y Juan Carlos Sucari Li-
machi, haber perpetrado el delito de robo agravado, en perjuicio de Giuliana Bedregal
Neyra, así se tiene que el día seis de marzo de dos mil siete, a las diecinueve horas con
veinte minutos, aproximadamente, mientras la citada agraviada se encontraba en la es-
quina formada por la avenida Ramón Castilla con la calle Reforma Nacional del dis-
trito de Cayma, en compañía de su enamorado Álvaro Ojeda Sotomayor, apareció un

349
ROBO Y HURTO

vehículo “Tico” color amarillo con el casquete con el nombre de “Titos”, en dicha cir-
cunstancia es que desde la ventana del copiloto uno de los procesados sacó medio cuer-
po con el propósito de arrebatarle su cartera de color negro, que contenía la suma de
seiscientos nuevos soles, un celular marca “Motorola”, lentes de medida, un llavero, su
documento Nacional de identidad DNI y otras especies, debido a ello la agraviada cayó
al suelo golpeándose el brazo izquierdo, dándose a la fuga dicho vehículo; que la agra-
viada Bedregal Neyra ha sindicado a Cucho Soto como el sujeto que le arrebató la car-
tera, describiéndolo como una persona de veintidós años, aproximadamente, de tez tri-
gueña y pelo negro lacio caído hacia los costados, y al imputado Sucari Limachi como
el conductor del vehículo, a quien describió como una persona de treinta y cinco años,
aproximadamente, de tez morena y pelo negro lacio.
Tercero.- Que, a efectos de emitir una decisión absolutoria el juzgador debe:
i) concluir de manera fehaciente sobre la plena irresponsabilidad penal de la persona a
quien se le imputa la comisión de un delito, arribando a dicha certeza a través del mate-
rial de prueba de descargo acopiado durante el proceso; ii) cuando de la actividad pro-
batoria surja duda razonable sobre la participación del procesado, en virtud del principio
del in dubio pro reo, o iii) que dicha actividad probatoria sea insuficiente para entrar a
un análisis de condena.
Cuarto.- Que, el delito de robo, previsto en el artículo ciento ochenta ocho del Có-
digo Penal sanciona a quien se apodera ilegítimamente de un bien mueble, total o par-
cialmente ajeno, para aprovecharse de él, sustrayéndolo del lugar en el que se encuen-
tra, mediante el empleo de violencia contra la persona o bajo amenaza de un peligro
inminente para su vida o su integridad física; que, asimismo, el artículo ciento ochenta
y nueve del citado cuerpo legal establece las agravantes para el indicado ilícito, las mis-
mas que de acuerdo al dictamen acusatorio, en el presente caso, se encuentran referidas
a que el delito se habría cometido: a) con el concurso de dos o más personas; y, b) en
cualquier medio de locomoción de transporte público o privado.
Quinto.- Que, en tal sentido, se advierte que en el presente caso, el Colegiado Su-
perior ha emitido sentencia absolutoria, pues ha considerado que en autos no existe su-
ficiente material probatorio de cargo que cree certeza en cuanto a la responsabilidad
penal de los encausados Wilder Sabino Cucho Soto y Juan Carlos Sucari Limachi, a
efectos de destruir el principio de presunción de inocencia que le asiste a toda perso-
na sujeta a una imputación, en virtud del parágrafo “e”, inciso veinticuatro, del artículo
dos de la Constitución Política del Estado; asimismo, el delito de asociación ilícita para
delinquir, previsto en el artículo trescientos diecisiete del citado cuerpo legal sanciona
“(...) al que forma parte de una organización de dos o más personas destinada a cometer
delitos (...)”, debiendo verificarse el cumplimiento de sus notas esenciales, como son:
a) relativa organización; b) permanencia o estabilidad; y c) número mínimo de personas
sin que sea necesario que se materialice sus planes delictivos.
Sexto.- Que, en efecto, después de realizar el análisis respectivo, este Supremo Tri-
bunal llega a determinar que en autos no existe elemento de prueba de cargo que de
manera fehaciente e indubitable acredite la responsabilidad penal de los mencionados
procesados en los hechos materia de imputación; en tal sentido, se tienen únicamente
las sindicaciones efectuadas, tanto por la presunta agraviada Giuliana Bedregal Neyra

350
JURISPRUDENCIAS

a nivel policial, obrante a fojas siete –quien refiere haber reconocido plenamente a los
encausados Cucho Soto y Sucari Limachi al ver el noticiero del día ocho de marzo de
dos mil siete en Panamericana Televisión y al leer el diario El Correo del mismo día, in-
dicando que el primero de los mencionados fue quien sacó medio cuerpo por la venta-
na para arrebatarle su cartera y hacerle caer al suelo y el segundo de los nombrados era
el conductor del vehículo–, como por el testigo Álvaro Andrés Ojeda Sotomayor, quien
declaró a nivel policial a fojas nueve –señalando que reconoció al encausado Cucho
Soto el día siete de marzo de dos mil siete en el noticiero “Veinticuatro Horas Regional”
de Panamericana Televisión y al leer el mismo día el diario El Correo, además, al visua-
lizar las fotos mostradas a nivel policial reconoció a uno de los intervinientes en el arre-
bato de cartera que sufrió su enamorada–; asimismo, se advierte las actas de reconoci-
miento fotográfico de fojas once y dieciséis en la que la precitada agraviada y el testigo,
respectivamente, mantienen sus sindicaciones.
Sétimo.- Que, al respecto debe indicarse que durante el proceso penal, tanto a nivel
de la etapa de instrucción como en el juicio oral, no se han ratificado las imputacio-
nes efectuadas a nivel policial contra los encausados Cucho Soto y Sucari Limache;
en efecto, no obstante que el órgano jurisdiccional cumplió con notificar tanto a Giu-
liana Bedregal Neyra –tal como se advierte de los cargos de notificación de fojas cua-
renta y nueve, setenta y seis, cien, ciento once, ciento veinticinco, ciento treinta y dos,
ciento cuarenta y tres, ciento cuarenta y nueve, ciento sesenta y cuatro, ciento setenta y
cinco, trescientos treinta y ocho, trescientos cincuenta y cuatro, cuatrocientos veinte y
cuatrocientos sesenta y siete– como a Álvaro Andrés Ojeda Sotomayor –como se apre-
cia de fojas cincuenta y uno, noventa y tres, noventa y ocho, ciento trece, ciento veinti-
trés, ciento treinta, ciento cuarenta y uno, ciento cincuenta y uno, ciento sesenta y seis,
trescientos cincuenta y tres, cuatrocientos diecinueve y cuatrocientos sesenta y cinco– a
efectos de que se apersonen al juzgado y a la Sala Penal Superior, respectivamente, para
que presten sus declaraciones –preventiva y testimonial–, sin embargo, ello no ha ocu-
rrido, razón por la cual incluso se les notificó mediante edicto, tal como se puede apre-
ciar de fojas cuatrocientos cincuenta y siete y cuatrocientos sesenta y seis, por lo que, al
no apersonarse estos a sede judicial, la representante del Ministerio Público en la sesión
de audiencia de fecha dos de abril de dos mil nueve, cuya acta obra a fojas cuatrocientos
sesenta y ocho, decidió prescindir de tales declaraciones, lo que fue aceptado por el Co-
legiado Superior; en tal sentido, no se ha cumplido con la persistencia en la incrimina-
ción, requisito al que hace mención el Acuerdo Plenario de las Salas Penales Permanen-
te y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, número cero dos dos
mil cinco / CJ ciento dieciséis, de fecha treinta de setiembre de dos mil cinco.
Octavo.- Que, asimismo, no se ha cumplido con acreditar la preexistencia de los
bienes presuntamente sustraídos, toda vez que solo se aprecia en autos una declaración
jurada presentada por la agraviada Bedregal Neyra, la que obra a fojas veintiuno, docu-
mento con el que esta pretende cumplir con dicho presupuesto, sin embargo, la mencio-
nada declaración jurada no es un documento válido a efectos de demostrar tal preexis-
tencia ni la propiedad que sobre los bienes alega, pues no es la forma que exige la ley
procesal para demostrar ello, de tal manera resulta arreglado a Derecho lo resuelto en
este extremo por el Colegiado Superior, en el sentido de no valorar el citado documento.

351
ROBO Y HURTO

Noveno.- Que, además, se tiene que el reconocimiento realizado tanto por la agra-
viada como por el testigo, se efectuaron recién dos días después de los hechos denuncia-
dos y como consecuencia de haber reconocido a los delincuentes por medio de un noti-
ciero local, así como por la publicación de un diario, lo que si bien puede ser cierto, sin
embargo, crea ciertas dudas sobre su idoneidad para servir como sustento de una deci-
sión de condena, más aún si el material probatorio en que se sustenta una decisión judi-
cial debe ser aquel que ha sido ingresado y actuado dentro del proceso penal, específi-
camente en el acto oral, lo que no se ha presentado en el caso sub examine por razones
atribuibles justamente a la presunta agraviada, pues su inconcurrencia en sede judicial
no ha permitido al órgano jurisdiccional verificar la credibilidad de la imputación. Déci-
mo: Que, por tales consideraciones, no existe razón suficiente para emitir una decisión
de condena, pues si bien existen fundadas sospechas sobre la participación de los encau-
sados en los hechos denunciados, sin embargo, la falta de pruebas de cargo que susten-
ta ello, hace imposible que se confirme la tesis del Ministerio Público; en tal virtud, el
principio de presunción de inocencia se encuentra incólume, debiendo mantenerse la ab-
solución dictada por el Colegiado Superior, la que se hace extensiva a los cargos formu-
lados por el delito de asociación ilícita para delinquir.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos noventa y dos, de fecha siete de mayo de dos mil nueve, que absol-
vió a Wilder Sabino Cucho Soto y Juan Carlos Sucari Limachi, de los cargos contenidos
en la acusación fiscal por delito contra el patrimonio robo agravado, y contra la tranqui-
lidad pública asociación ilícita para delinquir, en agravio de Giuliana Bedregal Neyra;
con lo demás que contiene; y, los devolvieron.

SS. RODRÍGUEZ TINEO; BIAGGI GÓMEZ; BARRIOS ALVARADO; BARANDIARÁN DEMP-


WOLF; NEYRA FLORES

352
JURISPRUDENCIAS

41 Hay tentativa de robo cuando el imputado no ha conseguido la


disponibilidad del bien

Será tentativa de robo cuando el imputado es sorprendido in fraganti,


in situ y perseguido inmediatamente y sin interrupción es capturado,
o si en el curso de la persecución abandona los efectos, sin haber
conseguido su disponiblidad momentánea o fugaz.

CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA NORTE


SALA PENAL TRANSITORIA DE REOS LIBRES
EXPEDIENTE Nº 45-2010

Independencia, 21 de junio de 2010

VISTOS: En audiencia pública seguida contra Paul Jerry Nalvarte Manrique por
delito contra el Patrimonio - Robo Agravado en grado de tentativa en agravio de Braulio
Sotelo Meza; con lo expuesto por el representante del Ministerio Público; y

CONSIDERANDO:
Primero.- Se le imputa al acusado Paul Jerry Nalvarte Manrique el hecho de que
con fecha 25 de agosto de 2007, a las dieciocho horas con treinta minutos aproximada-
mente, en circunstancias que el agraviado se desplazaba a pie por el Puente Trompeta
en el distrito de San Martín de Porres, con dirección a su domicilio, hizo su aparición el
procesado quien premunido de un pedazo de fierro de construcción interceptó al agra-
viado, amenazándolo con dicha arma haciendo que se arrodillara, acto seguido le regis-
tró sus pertenencias sustrayendo la suma de veinticuatro nuevos soles para luego retirar-
se del lugar lentamente; siendo que en ese momento hizo su aparición personal policial
quien alertados por un testigo detuvieron al imputado y al realizarle el registro personal
le encontraron el dinero del agraviado, el mismo que fue devuelto a este; asimismo se
le encontró el arma utilizada y adicionalmente una hoja de cuchillo marca Celica Inox-
Stainless Steli de aproximadamente diez centímetros de largo.

ANÁLISIS JURÍDICO DEL DELITO MATERIA DE ACUSACIÓN


Segundo.- Al acusado se le procesa como autor del delito contra el Patrimonio -
Robo Agravado en grado de tentativa, previsto en el artículo ciento ochenta y ocho y
ciento ochenta y nueve incisos dos y tres del Código Penal, el cual sanciona al que se
apodera ilegítimamente de un bien mueble total o parcialmente ajeno, para aprovecharse
de él, sustrayéndolo del lugar en que se encuentra, empleando violencia contra la perso-
na o amenazándola con un peligro inminente para su vida o integridad física. Agraván-
dose dicha figura cuando concurren una de las causales previstas en el artículo ciento
ochenta y nueve como en el caso de autos que se haya llevado durante la noche y me-
diante destreza, escalamiento, destrucción o rotura de obstáculos.

353
ROBO Y HURTO

Tercero.- El artículo dieciséis del Código Penal, establece: En la tentativa el agente


comienza la ejecución de un delito, que decidió cometer, sin consumarlo. El juez repri-
mirá la tentativa disminuyendo prudencialmente la pena.

ACTIVIDAD PROBATORIA DESARROLLADA


Cuarto.- Al respecto, este Colegiado debe evaluar los siguientes aspectos:
a) Notitia Criminis.- Contenida en el Atestado Policial número doscientos vein-
tisiete guión VII DIRTEPOL guión DIVTER guión dos guión JDSMP guión
CSMP guión SEINCRI, de fecha 26 de agosto de 2007, elaborado por la Co-
misaría de San Martín de Porres.
b) Acta de Registro Personal.- De folios trece en el cual se da cuenta que al mo-
mento de la intervención al procesado se le encontró una billetera de cuerina
color negro, un fierro de construcción de aproximadamente cincuenta centí-
metros, una punta de metal de cuchillo de mesa y una llave; así como dinero
en efectivo veinticuatro monedas de Un Nuevo Sol y una moneda de cincuen-
ta céntimos.
c) Certificado de Antecedentes Penales de folios sesenta y siete, en el cual se in-
forma que el acusado registra Antecedentes Penales.
d) Versión del acusado.- En su declaración instructiva de folios cuarenta y siete a
cincuenta indicó tener quinto de secundaria, casado. Sobre lo investigado re-
fiere que el día de los hechos había estado libando licor con unos amigos del
barrio y cuando se dirigía a almorzar tuvo un percance con el señor Leon-
cio Ciro Valencia porque le tiró un fierro en la cabeza y de cólera subió por
el Concejo donde hay reciclaje, entonces cogió un fierro y luego al pasar por
un pasaje angosto y ver a un viejo le dijo “pasa viejo maldito”, mentándole la
madre, mientras se dirigía donde un llantero para que le afine su fierro con la
finalidad de pelearse con el señor Leoncio con quien tiene problemas desde
hace tiempo, pero no le quisieron afinar el fierro por eso regresó por el mismo
lugar siendo intervenido por la policía.
e) Versión del agraviado.- En su declaración policial de folios ocho a nueve re-
fiere ser lustrador de calzado en forma ambulatoria, señala que el día de los
hechos siendo las dieciocho horas con treinta minutos aproximadamente,
cuando se dirigía a su domicilio en circunstancias que se encontraba caminan-
do por la altura del puente Trompeta, apareció el procesado con un fierro en
su mano quien lo amenazó haciéndolo arrodillar y empezó a pedirle dinero,
por lo que empezó a rebuscarle en su ropa y se apoderó de su frasco de plásti-
co donde guarda su dinero conteniendo la suma de veinticuatro Nuevos Soles
con cincuenta céntimos y en ese momento pasó un señor que trató de ayudar-
lo, pero el procesado también lo amenazó con el fierro y se retiró del lugar, y
al cabo de unos minutos apareció la policía a quienes les pidió ayuda indicán-
doles que el sujeto que se retiraba del lugar le había robado su dinero producto
del trabajo de dos días.

354
JURISPRUDENCIAS

f) Declaración Testimonial de Michel Antonio Flores Soriano de folios cincuen-


ta y uno a cincuenta y dos, en la cual refiere que el día de los hechos se en-
contraba realizando servicio individualizado, circunstancias en las que hizo su
aparición un señor diciendo que en el puente Trompeta le estaban robando a
una persona anciana, entonces se acercaron al lugar referido y observaron al
“viejito” que venía diciendo que lo habían asaltado señalando a un sujeto que
tenía el fierro y al intervenirlo le encontraron una hoja de cuchillo, un fierro
de cincuenta centímetros y un frasco donde tenía el dinero que le había quita-
do al agraviado, siendo conducido a la Comisaría donde los insultó e intentó
escaparse.
g) Durante el Juicio Oral se recibió las declaraciones siguientes:
1. Declaración del acusado, a fojas ciento cincuenta y uno a ciento cincuen-
ta y cuatro, refiere que el día de los hechos se encontraba mareado cami-
nado por el lugar de los hechos en donde se encontró con un sujeto con
quien discutió y luego pasó el agraviado pero señala que solo pasó por su
lado y no hizo nada, luego se fue al lubricante y estuvo ahí tres minutos y
al regresar por el mismo sitio fue intervenido por la policía; afirma que es
falso lo que sostiene el agraviado puesto que no le hizo nada, solo le gritó
porque estaba con cólera; asimismo manifiesta que a él no le encontraron
el dinero que este se lo encontraron en poder del agraviado; sostiene que
sí tenía el fierro en su poder cuando fue intervenido.
2. Declaración del testigo Michael Antonio Flores Soriano, a fojas ciento
cincuenta y siete a ciento cincuenta y ocho, refiere que el día de los he-
chos se encontraba brindando seguridad por el Puente Trompeta ya que
en dicho lugar se estaba realizando el puesto de seguridad del óvalo Ha-
bich; manifiesta que a pedido de un señor quien le manifestó que habían
robado a una persona de edad, luego el agraviado señaló que lo habían
amenazado con una varilla, haciéndolo arrodillar para robarle el dinero
que tenía, asimismo señaló al acusado quien se encontraba más adelante.
3. Declaración de la testigo Alicia Yolanda Guerrero Torrealva, quien a fo-
lios ciento cincuenta y nueve a ciento sesenta, manifiesta que el día de
los hechos se encontraba cumpliendo un servicio de seguridad ciudadana,
y un señor se les acercó y les dijo que lo apoyaran porque le habían roba-
do, refiere que los hechos ocurrieron a la altura del Puente Trompeta, ma-
nifiesta que el procesado tenía la apariencia de haber fumado algo, no re-
cordando si el procesado logró firmar el acta de incautación.

ANÁLISIS DEL COLEGIADO


Quinto.- La Sala Penal, luego de un análisis lógico-jurídico tanto de las actuacio-
nes en sede preliminar y jurisdiccional, teniendo en cuenta los medios probatorios in-
corporados en el proceso y juzgamiento, ha llegado a la conclusión de que se encuentra
acreditada la responsabilidad penal del acusado, por lo siguiente:

355
ROBO Y HURTO

A. Que, conforme es de verse en autos, si bien el procesado refiere no haberle


sustraído bajo amenaza las pertenencias del agraviado, sin embargo confor-
me al Registro Personal obrante en autos, este al momento de ser intervenido
tenía un fierro de construcción y dinero en la suma de veinticuatro soles con
cincuenta céntimos, dinero que según sostiene el agraviado le pertenecía de
sus ganancias de dos días, de otro lado el procesado en su manifestación poli-
cial a folios once señala que sí amenazó al agraviado con el fierro de construc-
ción lo que se condice con lo señalado por el agraviado.
B. De otro lado conforme al Pleno Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal de la
Corte Suprema de Justicia de la República Sentencia Plenaria Nº 1-2005/DJ-
301-A, señalan que será tentativa, pese a la aprehensión de la cosa, cuando el
imputado es sorprendido in fraganti o in situ y perseguido inmediatamente y
sin interrupción es capturado o si en el curso de la persecución abandona los
efectos, sin haber conseguido su disponibilidad momentánea o fugaz.
C. Que, conforme es de verse de lo actuado si bien el procesado logró despojar al
agraviado sin embargo no hubo acto de disposición de lo sustraído, así el ar-
tículo dieciséis del Código Penal refiere que el juez reprimirá la tentativa dis-
minuyendo prudencialmente la pena.
D. Que es de tenerse en cuenta que conforme el acta de entrega obrante a folios
catorce se le hizo entrega de la suma de veinticuatro punto cincuenta nuevos
soles que el acusado le sustrajera y además se tiene que el agraviado no sufrió
lesiones a su integridad física.
Bajo estos parámetros el acusado merece una sanción de carácter suspendida a fin
de darle una oportunidad para que se reinserte a la sociedad.

DECISIÓN FINAL
Por tales fundamentos, de conformidad con la facultad conferida por los artículos
doce, dieciséis, veinticinco, veintiocho, cuarenta y cinco, cuarenta y seis, noventa y dos,
noventa y tres, artículo ciento ochenta y ocho, inciso dos y tres del primer párrafo del
artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, concordante con los artículos dos-
cientos ochenta y tres y doscientos ochenta y cinco del Código de Procedimientos Pe-
nales, la Primera Sala Penal Transitoria de Reos Libres de la Corte Superior de Justicia
de Lima Norte administrando justicia a nombre de la Nación FALLA: CONDENAN-
DO al ciudadano Paul Jerry Nalvarte Manrique por delito contra el Patrimonio - Robo
Agravado en grado de tentativa en agravio de Braulio Sotelo Meza a CUATRO AÑOS
DE PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD, suspendida por el periodo de TRES AÑOS en
cuyo plazo en el que deberá cumplir las siguientes reglas de conducta. A) No ausentar-
se de esta ciudad sin autorización judicial. B) No cometer nuevo delito doloso. C) Aper-
sonarse a esta Corte al registro de procesados para que suscriba el registro respectivo en
forma mensual. D) Pagar la reparación civil dentro del plazo de 12 meses. Bajo aperci-
bimiento que en caso de incumplimiento de alguna de ellas se le revoque la condiciona-
lidad de la pena y se convierta en una sanción de carácter efectiva. Por otro lado, FIJA-
RON: por concepto de reparación civil la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES

356
JURISPRUDENCIAS

que deberá abonar el sentenciado a favor de cada agraviado; MANDARON: Que, con-
sentida o ejecutoriada que sea la presente sentencia se inscriban los boletines y testimo-
nios de condena, archivándose donde corresponde con aviso al Juez de la causa.

SS. ESPINOZA ORTIZ - PRESIDENTE; CUEVA SOLÍS - JUEZ SUPERIOR Y D.D.; PARDO DEL
VALLE - JUEZ SUPERIOR

357
ROBO Y HURTO

42 Concurren los elementos configuradores del robo agravado

Se ha llegado a establecer que han concurrido los modos facilitadores


de la comisión del hecho punible, como es la vis corporales o vis
absoluta y la amenaza contra la persona de la víctima, aunado a ello
la preexistencia del bien objeto de apoderamiento que establece el
artículo 245 del Código Procesal Penal.

EXPEDIENTE Nº 000065-2003-SALA PENAL


Fecha Resolución 25/02/2003
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA PENAL TRANSITORIA

Lima, veinticinco de febrero de dos mil tres

VISTOS: de conformidad con el dictamen de la Señora Fiscal Supremo; y CON-


SIDERANDO: además; que de las pruebas aportadas y merituadas en el proceso, se
llega a establecer que han concurrido los modos facilitadores de la comisión del hecho
punible, como es la vis corporales o vis absoluta y la amenaza contra la persona de la
víctima, aunado a ello la preexistencia del bien objeto del apoderamiento, que establece
el artículo doscientos cuarenticinco del Código Procesal Penal apareciendo de lo actua-
do que el procesado Víctor Gavilán Huaylla, fue intervenido en circunstancias que par-
ticipaba en el robo efectuado y se apoderó de la suma de cinco mil dólares américanos y
trescientos nuevos soles; posteriormente el citado procesado admitió haberse puesto de
acuerdo con los sujetos conocidos como “Muerto”, “Chancho Blanco” y “Chato”, para
llevar a cabo el evento criminal, siendo que fue él quien ingresó conjuntamente con el
“muerto” a la ferretería y se apoderó del dinero de la agraviada, siendo intervenido por
la turba de pobladores, que se amotinaron para evitar el asalto; que en cuanto a la parti-
cipación de Esteban Llamoca Romero, este ha señalado que es ajeno a los hechos impu-
tados por cuanto se encontraba en su domicilio al momento de su comisión; sin embargo
su versión resulta ser un argumento de defensa exculpatorio estando a que ha quedado
acreditado que fue él quien en su condición de chofer del auto AQM cero noventidós fa-
cilitó la fuga de sus coprocesados que salían de la ferretería, luego de consumar el robo;
y prueba de que estuvo presente en el lugar de los hechos es que su vehículo resultó con
una luna rota, ocasionado por un objeto contundente arrojado por la turba de enardeci-
dos pobladores; como consecuencia de lo ocurrido: y esa es la razón por la cual, en el
mismo día y al cabo de una hora aproximadamente de producidos los hechos, acudiera
a la Delegación Policial de la Huayrona para interponer una denuncia por daños en per-
juicio de su vehículo; circunstancias en las cuales fue reconocido por la agraviada Téofi-
la Lucano Diaz como la persona que actúo como informante de sus coprocesados, dado
que fue él quien previamente ingreso al establecimiento comercial para preguntar sobre
el precio del cemento y posteriormente ingresaron sus coprocesados y consumaron el
delito de robo; siendo esto así y estando, a que el latrocinio se efectúo en casa habitada,
con la concurrencia demás de dos sujetos, ha configurado el tipo penal de robo agravado

358
JURISPRUDENCIAS

por ende la pena y la reparación civil guardan proporcionalidad y razonabilidad con el


hecho imputado; por lo que declararon NO HABER NULIDAD, la resolución recurri-
da de fojas doscientos treinticinco al doscientos treintisiete, su fecha veinticuatro de se-
tiembre de dos mil dos; que condena a Víctor Gavilán Huaylla y Esteban Llamocca Ro-
mero, como autores del delito de Robo Agravado, en agravio de Téofila Lucano Díaz a
doce años de pena privativa de la libertad, que con descuento de la carcelería que vienen
sufriendo desde el diez de noviembre de dos mil uno vencerá el nueve de noviembre de
dos mil trece y fue en la suma de dos mil nuevos soles por concepto de reparación civil
a favor de la agraviada, con lo demás que contiene y los devolvieron.

359
ROBO Y HURTO

43 Agente que presta asistencia al autor en la etapa final de la ejecu-


ción del robo tiene la calidad de cómplice secundario

El encausado tiene la calidad de cómplice secundario, pues el autor


del delito requirió su apoyo en la etapa final de la ejecución del robo
agravado, esto es, para cargar los bultos –donde se encontraban los
aparejos marinos sustraídos– en un camión, en el cual los trasladaron
a un lugar desconocido donde fueron intervenidos por la policía. Si
bien el encausado alega que desconocía la procedencia ilícita de los
bienes, no es usual que en horas de la madrugada y en forma clan-
destina se trasladen bultos hacia un lugar desolado; más aún si al
advertir la presencia policial, los descargó y escondió, e intentó sin
éxito darse a la fuga.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. Nº 697-2011-SANTA

Lima, nueve de setiembre de dos mil once

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Príncipe Trujillo; el recurso de nu-


lidad interpuesto por el Fiscal Superior y el encausado Antonio Reyes Tineo contra la
sentencia de fojas cuatrocientos cincuenta y cinco, del veintidós de setiembre de dos mil
diez, que lo condenó como cómplice secundario del delito de robo agravado en agravio
de Arturo Humanchumo Zuñe a cuatro años de pena privativa de la libertad suspendida
por el periodo de prueba de tres años, bajo el cumplimiento de reglas de conducta, así
como fijó en doscientos nuevos soles la cantidad que por concepto de reparación civil
deberá pagar a favor del agraviado; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el Fiscal Superior en su recurso formalizado a fojas cuatrocientos
sesenta y ocho muestra su desacuerdo con la determinación del grado de participación
del encausado Reyes Tineo en el delito probado de robo agravado; que el sustento fácti-
co de la tesis acusatoria que determinó el delito de robo agravado fue que el imputado y
otras tres personas el día de los hechos, empleando armas de fuego, redujeron a los tri-
pulantes de la Embarcación Pesquera Don Manuel III, para luego apoderarse de diver-
sos aparejos navales, por lo que la participación del encausado Reyes Tineo fue como
coautor en tanto su intervención fue necesaria para ejecutar el delito, tanto más si los
bienes sustraídos fueron encontrados en su poder y en el del ahora condenado Segun-
do Villegas García, lo que reveló que ese asalto lo realizaron en reparto de funciones
con sus coencausados; debiendo incrementarse la sanción a una no menor a diez años
de pena privativa de libertad; que el encausado Antonio Reyes Tineo en su recurso for-
malizado a fojas cuatrocientos setenta y uno, solicita su absolución; que, al respecto,

360
JURISPRUDENCIAS

sostiene que no participó en el delito imputado; que su actuación en ese episodio se li-
mitó a ser un cargador de bultos que descargaba de la chalana y los llevaba hasta el ca-
mión situado en la orilla de la playa El Dorado; que para ese fin fue contratado por el
encausado Villegas García, sin tener conocimiento que esos objetos fueron sustraídos de
sus verdaderos dueños.
Segundo.- Que según la acusación fiscal de fojas ciento sesenta y siete, aproxima-
damente a las dos horas con treinta minutos del veintidós de junio de dos mil cuatro el
encausado Antonio Reyes Tineo conjuntamente con sus coencausados Segundo Alber-
to Villegas García –condenado, ver sentencia de fojas trescientos once– Paúl Antonio
Manrique Arteaga –condenado, ver sentencia de fojas trescientos ochenta y seis– y otros
sujetos no identificados, premunidos de armas de fuego, incursionaron en la Embarca-
ción Pesquera Don Manuel III, que se encontraba en el muelle Gildemeister de la ciudad
de Chimbote - Santa, redujeron a Pedro Danilo Luján Ágreda, agente de seguridad de
esa nave, a su hijo y a otros tres tripulantes, para luego apoderarse de los diversos apare-
jos navales, tales como: cincuenta brazadas de cabo y quinientos unidades de corcho, las
que luego fueron encontradas en posesión de los procesados al momento de su interven-
ción en la Playa El Dorado de esa ciudad.
Tercero.- Que el hecho materia de acusación quedó probado y determinado como
robo agravado en grado de tentativa en perjuicio de Arturo Humanchumo Zuñe, repre-
sentante de la Embarcación Pesquera Don Manuel III, conforme se aprecia de la primi-
genia sentencia que condenó a Segundo Alberto Villegas por su responsabilidad penal
en ese evento –ver fojas trescientos once–; que, en ese sentido, lo que es materia de
cuestionamiento se circunscribirá a determinar la situación jurídica del encausado An-
tonio Reyes Tineo, lo que implica el grado de participación en ese delito determinado.
Cuarto.- Que así las cosas, no son válidos los agravios expuestos por los recurren-
tes porque la corrección de la condena de Antonio Reyes Tineo emerge de la suficiencia
probatoria que acredita de manera indubitable y en grado de certeza la responsabilidad
penal que se le atribuye a Reyes Tineo por haber participado en calidad de cómplice se-
cundario en el delito imputado, por lo tanto, válidamente se revirtió la inicial presunción
de inocencia que le amparaba; que, en este sentido, se tiene en cuenta especialmente la
fiabilidad que otorga el contenido de las declaraciones del coprocesado Segundo Ville-
gas García –ver manifestación en sede policial de fojas doce, declaración instructiva de
rojos sesenta, continuada a fojas ciento cuarenta y cinco, y declaración plenarial de fojas
doscientos cincuenta y dos– de las que se revela que este requirió el apoyo del encau-
sado Reyes Tineo para que lo asista en la etapa final de la ejecución del delito de robo,
esto es, trasladar los bultos –donde se encontraban los aparejos marinos– que el prime-
ro –encausado Segundo Villegas García– trasladó en la chalana –también sustraída a su
propietario Julio Sósimo Paredes Enríquez, ver declaración policial de fojas cuarenta y
cuatro– desde la Embarcación Pesquera Don Manuel III que se encontraba en el muelle
Gildemeister de la ciudad de Chimbote hasta la playa El Dorado; que luego los coloca-
ron en un camión para llevarlos hasta un lugar desconocido pero que por presencia del
personal policial de la Comisaría de Buenos Aires de Chimbote, a la altura de la Pampa
el Dorado, no pudieron salir de esa zona litoral, siendo intervenidos en poder de lo ilí-
citamente sustraído conforme se aprecia del acta de incautación –de fojas veintisiete–;
que si bien el encausado Reyes Tineo –ver manifestación policial de fojas diecisiete,

361
ROBO Y HURTO

declaración instructiva de fojas cincuenta y ocho, y declaración plenarial de fojas cua-


trocientos cuarenta y cuatro– no aceptó haber conocido la procedencia ilícita de los bie-
nes que en efecto trasladó, no obstante, este argumento resulta inverosímil, pues en el
contexto de los hechos probados no puede existir licitud en la conducta del agente en
tanto no es usual que en horas de la madrugada –a las dos horas con treinta minutos del
veintidós de junio de dos mil cuatro– en condiciones clandestinas se trasladen apare-
jos marinos, de la embarcación que se encuentra en un muelle hacia otro lugar que a esa
hora se encontraba desolado, que además este encausado, luego de haber cargado esos
“bultos” a un camión, al advertir la presencia policial por esa zona litoral, los descargó
y los escondió detrás de unos arbustos, y al ser intervenido por personal policial inten-
tó sin éxito darse a la fuga conforme se aprecia de la sección “Información” del atestado
policial –ver fojas dos y siguientes–.
Quinto.- Que estos componentes probatorios fueron observados por el Tribunal de
Instancia con las garantías de inmediatez y contradicción, los que revelan congruencia
incriminatoria y resultan idóneos, que en su conjunto trasuntan una mayor verosimili-
tud y fidelidad en la imputación contra el encausado, y afirman la tesis acusatoria; que,
por lo tanto, queda determinada la conducta delictiva del encausado en la que concu-
rren los elementos objetivos y subjetivos del robo agravado en grado de tentativa, quien
con plena voluntad participó activamente en la fase final de ese evento criminal, que su
vínculo de participación es a título de cómplice secundario y no de coautor, pues su con-
tribución no fue indispensable en la realización del delito tentado, que en todo caso no
se probó que desde la fase inicial haya participado en ese evento criminal.
Sexto.- Que la dosificación del quantum de la pena impuesta al encausado obser-
va el marco punitivo para el delito de robo agravado –previsto en el dispositivo ciento
ochenta y ocho complementado con la concurrencia de circunstancias agravantes con-
tenidas en los incisos dos, tres y cuatro del primer párrafo del artículo ciento ochenta y
nueve del Código Penal–, los criterios y los factores comunes y genéricos para la indi-
vidualización de la sanción –previstos en los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis
del Código Penal, respectivamente–, especialmente la concurrencia de circunstancias
atenuantes, tales como: el grado de tentativa en que se desarrolló el delito y el título de
participación del encausado –cómplice secundario–; que también se apreciaron los prin-
cipios de legalidad y proporcionalidad de las sanciones contemplados en los artículos II
y VIII del Título Preliminar del Código Penal.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas cuatrocientos cincuenta y cinco, del veintidós de setiembre de dos mil diez, que
condenó al encausado Antonio Reyes Tineo como cómplice secundario del delito de
robo agravado en agravio de Arturo Humanchumo Zuñe a cuatro años de pena privativa
de la libertad suspendida por el periodo de prueba de tres años, bajo el cumplimiento de
reglas de conducta, así como fijó en doscientos nuevos soles la cantidad que por concep-
to de reparación civil deberá pagar a favor del agraviado; con lo demás que contiene y
es materia del recurso; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; BARRIOS ALVARADO; PRÍNCIPE TRUJI-


LLO; VILLA BONILLA

362
JURISPRUDENCIAS

44 Circunstancias que constituyen el delito de robo agravado:


Sustracción del bien y uso de amenaza

En cuanto a la responsabilidad penal del encausado, se tienen las


siguientes pruebas directas: a) el propio encausado reconoció que el
día de los hechos estuvo por las inmediaciones del lugar donde ocurrió
el evento criminal –manifestación policial de fojas diez, instructiva
de fojas ochenta y seis y en sede plenarial–, sin que ello importe una
aceptación de los cargos; b) el agraviado sindicó al encausado como
el sujeto que sustrajo su reloj –manifestación de fojas ocho y pre-
ventiva de fojas ciento dieciocho–; c) que esta versión se corrobora
con la declaración testimonial, quien señaló que en el momento de la
intervención el agraviado reconoció al encausado como el agente que
metió las manos en sus bolsillos y le sustrajo su reloj; d) el condenado
señaló que él fue quien amenazó al agraviado con un pico de botella
y el encausado fue quien sustrajo el reloj al agraviado; estos hechos
permiten concluir la responsabilidad penal de Borja Vega por los he-
chos instruidos en el presente proceso.

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. Nº 1459-2009-LIMA

Lima, once de mayo de dos mil diez

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Santa María Morillo; el recurso de


nulidad interpuesto por el señor Fiscal Superior y el encausado Luis Alberto Borja Vega
contra la sentencia de fojas trescientos cuarenta y uno, del veintidós de diciembre de dos
mil ocho, en el extremo que condenó a Borja Vega por delito de robo agravado en per-
juicio de Miguel Ángel Mayuri Trillo, a cuatro años de pena privativa de libertad sus-
pendida en su ejecución por el término de tres años; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el Fiscal Superior en su recurso de nulidad formalizado de fojas
trescientos cuarenta y ocho alega que la pena impuesta a Borja Vega no se condice con
la solicitada en su acusación –de fojas doscientos setenta y dos–, por lo que solicita se
incremente; que, la Sala Superior hizo mal en rebajar la pena por la ebriedad del encau-
sado, dado que no se tuvo en cuenta que la pericia toxicológica de fojas ciento cuaren-
ta y siete solo arroja cero punto cincuenta y cinco gramos por litro de sangre –lo que no
evidencia mayores signos de ebriedad–, por lo que estuvo conciente de su participación
en el evento criminal; que, por su parte, el encausado Borja Vega en su recurso forma-
lizado de fojas trescientos cincuenta y uno –ampliado a fojas trece del cuadernillo for-
mado en esta instancia– alega no estar conforme con la condena ni la reparación civil,
puesto que se considera inocente, y que el Colegiado Superior no tuvo en cuenta: i) que

363
ROBO Y HURTO

el agraviado Mayuri Trillo en la ampliación de su preventiva de fojas ciento dieciocho


no lo sindica ni reconoce como autor de los hechos instruidos, ii) que el principal impli-
cado David Boza Durán no lo vincula en los hechos, iii) que el acta de incautación de
fojas dieciséis se refiere únicamente a Boza Durán, a quien se le halló el pico de botella,
iv) que el cambio de versión del condenado Boza Durán obedece a un acto de venganza
personal, puesto que su persona estuvo con comparecencia restringida durante el proce-
so y aquel en prisión preventiva; y, v) que el Fiscal Superior señaló hechos falsos al mo-
mento de invocar la declaración del efectivo policial Noel Julián Bedón Dextre, quien
en sede plenarial refirió que no vio los hechos ni participó en su captura, sino que solo
recibió a los detenidos.
Segundo.- Que, según el dictamen acusatorio de fojas doscientos setenta y dos, el
ocho de noviembre de dos mil siete, siendo las tres de la madrugada, en circunstancias
que Mayuri Trillo se encontraba transitando por inmediaciones de la prolongación
Tacna con dirección al Jirón Quilca - Lima [cerca del cine Tauro, ubicado en el Jirón
Washington - Lima] fue interceptado por cuatro sujetos entre los cuales se encontraban
Boza Duran y Borja Vega, siendo que el primero premunido de un pico de botella lo
amenazó y con el apoyo de tres sujetos lo tumbaron, despojaron de sus pertenencias y se
dieron a la fuga, pero, luego, personal de Serenazgo logró capturarlos.
Tercero.- Que en reiterada jurisprudencia se ha sostenido que la enervación del
principio de presunción de inocencia no únicamente se puede lograr mediante las prue-
bas directas sino, principalmente, mediante la prueba por indicios, la cual nos señala que
su objeto no es directamente el hecho constitutivo de delito, tal y como está regulado en
la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por medio de un
razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y
los que se tratan de probar; que así, respecto al indicio: i) este –hecho base– ha de estar
plenamente probado –por los diversos medios de prueba que autoriza la ley–, pues de
lo contrario sería una mera sospecha sin sustento real, ii) deben ser plurales o excepcio-
nalmente únicos, pero de una singular fuerza acreditativa, iii) han de ser concomitantes
al hecho que se trata de probar –los indicios deben ser periféricos respecto al dato fácti-
co a probar, y desde luego no todos los son–, y iv) deben estar interrelacionados, cuando
sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia
–no solo se trata de suministrar indicios, sino que también estén imbricados entre sí–.
Cuarto.- Que, en el caso de autos, en cuanto a la responsabilidad penal del encau-
sado Borja Vega, se tienen las siguientes pruebas directas: a) el propio encausado reco-
noció que el día de los hechos estuvo por las inmediaciones del lugar donde ocurrió el
evento criminal –manifestación policial de fojas diez, instructiva de fojas ochenta y seis
y en sede plenarial–, sin que ello importe una aceptación de los cargos; b) el agravia-
do Mayuri Trillo sindicó a Borja Vega como el sujeto que sustrajo su reloj –manifesta-
ción de fojas ocho y preventiva de fojas ciento dieciocho–; c) que esta versión se corro-
bora con la declaración testimonial de Bedón Dextre de fojas ciento ochenta y nueve y
en sede plenarial–, quien señaló que en el momento de la intervención el agraviado re-
conoció al encausado Borja Vega como el agente que metió las manos en sus bolsillos y
le sustrajo su reloj; d) el condenado Boza Durán –quien se sometió a la conclusión an-
ticipada del debate oral– señaló que él fue quien amenazó al agraviado con un pico de

364
JURISPRUDENCIAS

botella y Borja Vega fue quien sustrajo el reloj al agraviado; estos hechos permiten con-
cluir la responsabilidad penal de Borja Vega por los hechos instruidos en el presente
proceso.
Quinto.- Que atendiendo a las finalidades preventivo especial y general de la pena,
se concluye que la impuesta a Borja Vega está acorde a Ley, pues no es del todo cierto
–como lo sostiene el Fiscal Superior– que el referido encausado haya estado en plena lu-
cidez, si bien la pericia toxicológica –de fojas ciento cuarenta y siete– arroja cero punto
cincuenta y cinco gramos por litro de sangre, sin embargo es de tenerse en cuenta que la
muestra para la dicha pericia fue extraída cuatro horas después de la intervención a los
encausados [a las tres de la madrugada] y que la misma se practicó por muestra de orina
–lo cual arroja menos porcentaje que la muestra de sangre–, por lo que es de concluirse
que los encausados estaban en estado de ebriedad al momento de cometer el ilícito; que,
la participación del encausado Borja Vega fue menos peligrosa que la de Boza Durán, y
aunque este último se sometió a la conclusión anticipada les corresponde a ambos penas
iguales; que, a la luz del artículo cuarenta y seis del Código Penal, se valora su cali-
dad de agente primario –certificado de antecedentes penales de fojas ciento tres–, y está
cursando estudios en el instituto Cesca, conforme a la boleta de pago de fojas setenta y
tres; que, finalmente, al momento de los hechos el agente contaba con veintiún años de
edad, es decir, muy cerca de la responsabilidad restringida –conforme se corrobora con
la ficha del Reniec de fojas veinticinco–.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas trescientos cuarenta y uno, del veintidós de diciembre de dos mil ocho, en el extre-
mo que condenó a Luis Alberto Borja Vega por delito de robo agravado en perjuicio de
Miguel Ángel Mayuri Trillo, a cuatro años de pena privativa de libertad suspendida en
su ejecución por el término de tres años; con lo demás que contiene y es materia del re-
curso; y los devolvieron.

SS. LECAROS CORNEJO; PRADO SALDARRIAGA; PRÍNCIPE TRUJILLO; CALDERÓN CASTI-


LLO; SANTA MARÍA MORILLO

365
ROBO Y HURTO

45 Robo agravado no subsume a la tenencia ilegal de armas si esta se


prolongó en el tiempo

El delito de robo agravado por la utilización de armas de fuego no


subsume el ilícito de tenencia ilegal de armas imputado si esta se pro-
longó en el tiempo después de consumado el delito patrimonial, pues
esta circunstancia dota de autonomía material a ambos delitos.

R. N. Nº 1168-2008-LA LIBERTAD
SALA PENAL PERMANENTE

Lima, nueve de setiembre de dos mil ocho

VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Pedro Guillermo


Urbina Ganvini; el recurso de nulidad interpuesto por el encausado Juan Carlos Sando-
val Sánchez contra la sentencia de fojas ochocientos tres, del nueve de enero de dos mil
ocho; de conformidad en parte con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO:
Primero.- Que el encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez en su recurso formali-
zado de fojas ochocientos diecinueve alega que no existen pruebas suficientes de su res-
ponsabilidad penal, que la sindicación del agraviado Alejandro Quiliche Cabada no fue
corroborada con otros medios de prueba, que dicho agraviado refirió que la persona que
lo asaltó tenía una cicatriz o mancha en la cara, lo que no se condice con sus caracterís-
ticas fisonómicas, que no se realizó la diligencia de confrontación con el citado agravia-
do, que la diligencia de reconocimiento personal se efectuó irregularmente, que el acta
de visualización de disco compacto carece de aptitud probatoria para acreditar el delito
incriminado, que la testigo Nicida García Velásquez señaló que su coencausado Benja-
mín Francisco García Rodríguez estuvo con ella al momento en que se perpetró el ilí-
cito, y que no se valoró su confesión sincera con relación al delito de tenencia ilegal de
armas.
Segundo.- Que, según la acusación fiscal de fojas seiscientos sesenta y cinco,
el veintisiete de mayo de dos mil seis, a las once horas aproximadamente, el agravia-
do Alejandro Quiliche Cabada, luego de retirar tres mil nuevos soles de la agencia del
Banco Wiese (sic) ubicada en el Jirón Bolognesi - Trujillo, se dirigió al depósito de ma-
teriales de construcción Proinco (ubicado en la Avenida Larco - V Etapa de la Urbani-
zación San Andrés); que, en circunstancias en que se hallaba a bordo de su vehículo en
el interior del referido depósito, aparecieron los encausados Juan Carlos Sandoval Sán-
chez y Benjamín Francisco García Rodríguez (uno de ellos estaba provisto de un arma
de fuego), quienes, bajo amenaza, le sustrajeron la aludida suma de dinero, para luego
darse a la fuga en un taxi color amarillo de placa de rodaje SQ guión siete mil novecien-
tos noventa y dos.
Tercero.- Que las pruebas de cargo contra los encausados Juan Carlos Sandoval
Sánchez y Benjamín Francisco García Rodríguez se sustentan fundamentalmente en

366
JURISPRUDENCIAS

la declaración persistente del agraviado Alejandro Quiliche Cabada tanto en sede poli-
cial como judicial, declaración incriminatoria que, con relación al concreto hecho impu-
tado, fue esencialmente uniforme y consistente; que en la diligencia de reconocimien-
to personal (fojas cuarenta y cinco), realizada en presencial del Fiscal Provincial Penal
(como garante de su legalidad), el citado agraviado reconoció categóricamente a los en-
causados Juan Carlos Sandoval Sánchez y Benjamín Francisco García Rodríguez como
los autores del ilícito incriminado; que, en sentido similar, en su declaración preventiva
(fojas cuatrocientos dieciocho), el agraviado atribuyó a los citados encausados ser los
sujetos que le amenazaron con un arma de fuego, y le sustrajeron la suma de tres mil
nuevos soles que había retirado media hora antes del Banco de Crédito.
Cuarto.- Que, asimismo, a manera de indicadores periféricos, constan los siguien-
tes hechos: i) ambos encausados (Juan Carlos Sandoval Sánchez y Benjamín Francisco
García Rodríguez) fueron intervenidos a bordo del vehículo taxi de placa de rodaje SD
guión siete mil ochocientos cuarenta y nueve, tras una persecución policial motivada
por merodear en forma sospechosa cerca de la agencia del Banco de Crédito sito entre
las Avenidas Húsares de Junín y Larco - Trujillo (fojas diecisiete), ii) al momento de su
detención, al encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez se le halló en posesión ilegal
–no autorizada– de un arma de fuego (pistola semiautomática), calibre siete punto se-
senta y cinco milímetros, marca Mauser, provista de cinco cartuchos, tal como informan
el acta de registro personal (fojas veintinueve) y la pericia balística (fojas cincuenta y
dos), y iii) el acta de visualización de disco compacto (fojas cuarenta y siete), efectuada
en presencia del Fiscal Provincial Penal, informa que los citados encausados se conocen
y frecuentan el mismo lugar.
Quinto.- Que, desde la perspectiva subjetiva, no existe evidencia que entre el agra-
viado y los encausados existan relaciones basadas en odio, resentimiento, enemistad u
otras que pudieran incidir en la parcialidad de la declaración incriminatoria de aquel.
Sexto.- Que las pruebas de cargo glosadas, valoradas razonadamente, tienen apti-
tud demostrativa para enervar la tesis de defensa de los encausados –en el sentido que
no se conocen entre sí y que Juan Carlos Sandoval Sánchez solo abordó como pasajero
el taxi conducido por Benjamín Francisco García Rodríguez– y sustentar su responsabi-
lidad penal por el delito incriminado; que si bien la testigo de parte Nicida García Velás-
quez (fojas cuatrocientos diecisiete) señaló que el encausado Benjamín Francisco García
Rodríguez estuvo con ella al momento de perpetrado el delito incriminado, consta que
entre dicha testigo y el citado encausado –tal como lo reconoce ambos– media una es-
trecha relación parental, circunstancia que, aunada a la prueba de cargo antes reseñada,
restan aptitud e imparcialidad al referido testimonio.
Sétimo.- Que, respecto al delito de tenencia ilegal de armas imputado a Juan Car-
los Sandoval Sánchez, cabe puntualizar que, en el presente caso, el delito de robo agra-
vado por la utilización de armas de fuego no subsume su contenido de ilicitud, pues la
posesión ilegítima del arma de fuego se prolongó en el tiempo hasta tres días después
de consumado el citado delito patrimonial, circunstancia que dota de autonomía mate-
rial a ambos delitos; que, asimismo, no es aplicable la atenuante de la confesión since-
ra (artículo ciento treinta y seis del Código de Procedimientos Penales) en este extre-
mo, en razón de la inutilidad de la información probatoria que implicó la admisión de

367
ROBO Y HURTO

los cargos por parte del encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez, quien fue intervenido
policialmente (in fraganti) en efectiva tenencia ilegal del arma de fuego incautada (fojas
veintinueve).
Octavo.- Que, por otro lado, se advierte que la fecha de inicio del cómputo de la
pena privativa de libertad impuesta al encausado Juan Carlos Sandoval Sánchez es trein-
ta de mayo de dos mil seis –tal como indica el instrumental de fojas veintitrés– y no
nueve de junio de dos mil seis –como erróneamente se consignó en la sentencia recurri-
da–, extremo que es de rigor corregir de conformidad con la facultad prevista en el pe-
núltimo párrafo del artículo doscientos noventa y ocho del Código de Procedimientos
Penales.
Noveno.- Que, finalmente, con respecto a la reparación civil derivada del delito de
robo agravado, corresponde precisar que esta se abone en forma solidaria, pues se trata
de un proceso en el que existen dos sentenciados por el mismo hecho.
Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas ochocientos tres, del nueve de enero de dos mil ocho, que condena al encausado
Juan Carlos Sandoval Sánchez por los delitos de robo agravado en perjuicio de Alejan-
dro Quiliche Cabada, y tenencia ilegal de arma de fuego en agravio del Estado a quince
años de pena privativa de libertad, y fija en quinientos nuevos soles el monto por con-
cepto de reparación civil a favor de los agraviados; PRECISARON que la pena priva-
tiva de libertad, con el descuento de carcelería que viene cumpliendo el encausado Juan
Carlos Sandoval Sánchez desde el treinta de mayo de dos mil seis, vencerá el veintinue-
ve de mayo de dos mil veintiuno, y no el ocho de junio de dos mil veintiuno, como erró-
neamente se consignó; PRECISARON que la reparación civil a favor del agraviado
Alejandro Quiliche Cabada deberá ser abonada por el encausado Juan Carlos Sandoval
Sánchez en forma solidaria con el sentenciado Benjamín Francisco García Rodríguez;
con lo demás que contiene y es materia del recurso; y los devolvieron.

SS. SIVINA HURTADO; PONCE DE MIER; URBINA GANVINI; PARIONA PASTRANA; ZECE-
NARRO MATEUS

368
JURISPRUDENCIAS

46 Robo agravado: Reparación civil se fija según el principio de auto


responsabilidad

Por el principio de auto responsabilidad se asume que quien causa un


daño debe responder por sus actos. Este principio es utilizado al mo-
mento de establecer la reparación civil que tiene como fin la restitución
del bien y en caso de no ser posible, el pago de su valor, así como la
indemnización por los daños y perjuicios ocasionados. En ese sentido,
el monto indemnizatorio para el delito de robo agravado materia del
presente juzgamiento debe fijarse prudencialmente.

Corte Superior de Justicia de Lima


Primera Sala Penal para Procesos con Reos Libres
EXPEDIENTE Nº 23949-2010
D.D. Dra. Napa Lévano
SENTENCIA CONCLUSIÓN ANTICIPADA

Lima, 18 de setiembre de 2012

VISTOS: En audiencia pública el proceso penal seguido contra David Reymun-


do Lucero Calderón; cuyas generales de ley obran en autos, acusado de la comisión del
delito contra el Patrimonio - Robo Agravado en grado de tentativa, en agravio de Sonia
Escobar Zapata.
FLUYE DE AUTOS: Que, en mérito al Atestado Nº 093-2010-VII-DIRTEPOL/
DIVTER-CENTRO-C.MB-DEINPOL, que corre en autos de fojas dos y siguientes, la
señora Fiscal Provincial, formaliza denuncia penal contra David Reymundo Lucero Cal-
derón (fojas veintidós a veintitrés), dictamen que merituado por el señor Juez Penal,
motivó la expedición de auto de inicio de proceso de fecha doce de agosto del año dos
mil diez (fojas veinticinco a veintiocho); que tramitada la causa dentro de los cánones
procesales de su naturaleza ordinaria y vencido el plazo de instrucción, los autos fue-
ron remitidos al señor fiscal provincial, quien emite su dictamen final de fojas noventa y
ocho, por cuyo mérito el señor Juez del Décimo Noveno Juzgado Penal de Lima, emite
su informe final de fojas ciento uno; puesto los autos de manifiesto a las partes proce-
sales dentro del término de ley, los mismos fueron elevados a esta Superior Sala Penal,
que se avoca al conocimiento y remite la instrucción a vista de la señora Fiscal Superior,
que emite su dictamen acusatorio de fojas ciento ocho, dictándose al mérito de su eva-
luación el correspondiente Auto Superior de Enjuiciamiento de fojas ciento diecisiete,
señalándose fecha y hora para la verificación del juicio oral; por lo que, se procedió a
su juzgamiento, exhortando al acusado para efectos que declare con la verdad, habién-
dose puesto en su conocimiento los alcances a los que se contrae el artículo quinto de la
Ley veintiocho mil ciento veintidós, él mismo previa consulta con su abogada reconoció
ser autor del hecho que se le imputa y responsable de la Reparación Civil, acogiéndose
bajo los términos de la referida ley; por lo que, con la conformidad manifestada por su

369
ROBO Y HURTO

defensa y la señora representante del Ministerio Público, se declaró la Conclusión Anti-


cipada de los debates orales, quedando la causa expedita para dictar sentencia; y,
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, conforme se desprende de la fundamentación fáctica contenida en
el dictamen acusatorio, aparece que con fecha 11 de agosto de 2010, siendo las veinti-
dós horas con cuarenta minutos aproximadamente, en circunstancias en que la agraviada
Sonia Escobar Zapata hacía su ingreso al interior de una farmacia ubicada en la avenida
Nicolás Dueñas número ciento catorce Cercado de Lima con la finalidad de contestar su
teléfono celular, es interceptada abruptamente por el acusado, quien habiéndose aproxi-
mado por su espalda, la cogió del brazo y le dobló la muñeca, hasta que soltara el telé-
fono celular del cual se apoderó y huyó del lugar raudamente, siendo capturado inme-
diatamente por un efectivo policial que había presenciado los hechos, recuperándose la
especie sustraída.
Segundo.- Que, el marco normativo por el que se procesa al acusado es el artículo
ciento ochenta y ocho, como tipo base, con la agravante descrita en el inciso dos del pri-
mer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve del Código Penal, concordante con el
artículo dieciséis del citado cuerpo legal.
Tercero.- Al respecto, el acusado David Reymundo Lucero Calderón tanto al ren-
dir su manifestación policial obrante a fojas doce como su instructiva de fojas cincuen-
ta, acepta que efectivamente sorprendió a la agraviada y le arrebató su teléfono celular;
empero, desconoce haber empleado violencia para su configuración; no obstante ello,
la agraviada Sonia Escobar Zapata al prestar su declaración a fojas nueve precisa que
dicho encausado la sorprendió por la espalda, la coge del brazo con el que sostenía el te-
léfono, doblándole la muñeca, haciéndole una llave para efectos de que soltara el celu-
lar, consiguiendo su objetivo y huyendo del lugar, siendo capturado a los pocos minutos
por un policía que casualmente se encontraba por la farmacia, recuperando el celular.
Cuarto.- Que, al concurrir el acusado al acto de juzgamiento luego de escuchar los
cargos materia de imputación, así como la pena y reparación civil, reconoció su autoría
en el evento delictivo materia de juzgamiento así como su responsabilidad civil; mani-
festando arrepentimiento, acogiéndose a los beneficios de la Conclusión Anticipada del
Proceso, ley número veintiocho mil ciento veintidós, por lo que el Colegiado dio por
concluido el debate aceptando su conformidad procesal.
Quinto.- El aspecto sustancial de la institución de la conformidad, tal como está
regulado en la citada ley, tiene por objeto la pronta culminación del proceso –en concre-
to, del juicio oral– a través de un acto unilateral del imputado y su defensa de reconocer
los hechos de imputación concretados en la acusación fiscal y aceptar las consecuencias
jurídico-penales y civiles correspondientes; siendo que este acto procesal unilateral, im-
porta una renuncia a la actuación de pruebas y a un juicio público, lo que significa que
los hechos vienen definidos, sin injerencia de la Sala sentenciadora, por la acusación
con la plena aceptación del imputado y su defensa.
Sexto.- Que, para efectos de la graduación de la sanción, debe tenerse en cuenta el
Acuerdo Plenario número siete guión dos mil siete / CJ guión uno seis del Pleno Juris-
diccional de las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia

370
JURISPRUDENCIAS

de fecha dieciséis de noviembre del año dos mil siete; que en el punto octavo consig-
na expresamente “(...) Al respecto, se tiene presente, como reconoce la doctrina y la ju-
risprudencia nacional, el principio de proporcionalidad o de prohibición en exceso, in-
corporado, positivamente en el artículo VIII del Título Preliminar del Código Penal, en
cuya virtud: “(...) la pena debe ser adecuada al daño ocasionado por el agente, según el
grado de culpabilidad y el perjuicio socialmente ocasionado”. Por consiguiente, es fun-
ción del órgano jurisdiccional ejercitar y desarrollar con mayor énfasis la proporcionali-
dad concreta de la pena. En consecuencia, desde esta perspectiva, es necesario adecuar
el término y la calidad de la pena al daño causado a la víctima, al perjuicio que con el
delito se infringe a la sociedad y al grado de culpabilidad. En tal sentido, y en atención
a lo expuesto, la Sala evalúa para estos efectos la forma y circunstancias en que se desa-
rrolló el evento delictivo; así como las condiciones personales del acusado; siendo esto
así, se tiene en consideración: a) Que no obstante desconocer el empleo de violencia fí-
sica para la configuración del evento delictivo, iniciado que fuere el juicio oral, el acu-
sado en forma voluntaria y espontánea reconoció en su integridad los cargos materia de
imputación - conformidad procesal, mostrando arrepentimiento; b) Que el evento de-
lictivo quedó en agrado de tentativa, pues la especie sustraída fue recuperada de inme-
diato, conforme se desprende del acta de entrega obrante a fojas quince; c) Que al mo-
mento de la comisión de los hechos contaba con dieciocho años de edad, conforme se
desprende de la ficha de identificación de la Reniec de fojas ciento trece, asistiéndole
la responsabilidad restringida a la que se contrae el artículo veintidós del Código Penal;
d) Que, no registra antecedentes penales ni judiciales, conforme se advierte de los certi-
ficados que aparecen a fojas ciento veinticinco y ciento veintiocho respectivamente, te-
niendo la condición de agente primario; e) Que, la agraviada no sufrió un daño que hu-
biere puesto en peligro inminente su vida y/o integridad física; pues si bien refirió que
el procesado le dobló la muñeca, no existe en autos certificado médico legal que así lo
acredite; f) Que no ha hecho del accionar delictivo un medio de vida, conforme se des-
prende de las boletas de remuneraciones ofrecidas por la defensa en el presente acto,
cuyo tenor se tuvo a la vista; g) Que siendo así, estando a los fines preventivos, protec-
tores y resocializadores de la pena, la misma debe imponerse en atención a criterios de
proporcionalidad y razonabilidad, que debe ir en consonancia con los indicadores y cir-
cunstancias a los que se contraen los artículos cuarenta y cinco y cuarenta y seis del Có-
digo Penal, así como los parámetros doctrinarios establecidos en el Acuerdo Plenario
Nº 5-2008/CJ-116; por lo que, una pena condicional resulta suficiente para sancionar su
accionar delictuoso, permitiendo su resocialización.
Sétimo.- Que, con respecto a la reparación civil conforme lo prescribe el artículo
noventa y tres del Código Penal, esta tiene como fin la restitución del bien y en caso de
no ser posible, el pago de su valor, así como la indemnización por los daños y perjuicios
ocasionados, la misma que deberá fijarse partiendo del principio de auto responsabili-
dad, por el cual se asume que quién causa un daño debe responder por sus actos. En ese
sentido, el monto indemnizatorio debe fijarse prudencialmente.
Por las consideraciones anotadas y estando a lo dispuesto por los artículos dieci-
séis, veintidós, veintiocho, cuarenta y seis, cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuen-
ta y nueve, noventa y dos, noventa y tres, ciento ochenta y ocho como tipo base, con la
agravante descrita en el inciso dos del primer párrafo del artículo ciento ochenta y nueve

371
ROBO Y HURTO

del Código Penal; así como, los artículos doscientos ochenta y tres y doscientos ochen-
ta y cinco del Código de Procedimientos Penales en concordancia con la Ley vein-
tiocho mil ciento veintidós; la PRIMERA SALA ESPECIALIZADA EN LO PENAL
PARA PROCESOS CON REOS LIBRES DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA
DE LIMA, juzgando los hechos reconocidos por el acusado y administrando Justicia a
nombre de la Nación, FALLA: CONDENANDO a David Reymundo Lucero Calde-
rón, identificado con Documento Nacional de Identidad número cuatro siete ocho nueve
nueve cero cuatro cero, nacido el catorce de junio de mil novecientos noventa y dos, na-
tural de San Juan de Miraflores, hijo de don Juan y doña Luisa, con grado de instruc-
ción secundaria completa, de estado civil soltero, sin antecedentes penales ni judicia-
les; como autor de delito contra el Patrimonio - Robo agravado en grado de tentativa,
en agravio de Sonia Escobar Zapata, y como tal le impusieron TRES AÑOS DE PENA
PRIVATIVA DE LIBERTAD, suspendida en su ejecución por el periodo de prueba de
DOS AÑOS; bajo el cumplimiento de manera personal y obligatoria de las siguien-
tes reglas de conducta: a) No variar de domicilio sin previo aviso del Juez de la causa;
b) Concurrir al local del Juzgado a firmar cada fin de mes el libro de control respectivo
y justificar sus actividades, c) No cometer nuevo delito doloso; bajo apercibimiento en
caso de incumplimiento, aplicarse lo dispuesto en el artículo cincuenta y nueve del Có-
digo Penal; FIJARON: en la suma de QUINIENTOS NUEVOS SOLES el monto que
por concepto de reparación civil deberá abonar el sentenciado a favor de la agraviada;
MANDARON: Que, consentida o ejecutoriada que sea la presente sentencia, se expi-
dan los boletines de condena se inscriba donde corresponda; y se archiven los autos de-
finitivamente con conocimiento del juez de la presente causa.

SS. DR. JUAN CARLOS VIDAL MORALES - PRESIDENTE; DRA. LUISA ESTELA NAPA LÉVANO -
JUEZ SUPERIOR Y D.D.; DR. CÉSAR AUGUSTO VÁSQUEZ ARANA - JUEZ SUPERIOR

372
JURISPRUDENCIAS

47 En el robo subsecuente de muerte esta es producto de la violencia,


mientras en el asesinato la muerte es un delito-medio

Como se puede inferir del ejemplo planteado, la conducta típica se


articula sobre la base de dos elementos: el apoderamiento del bien
mueble y la utilización de violencia en la persona, la cual en el
presente caso produce la muerte de esta última.
Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito.
Aquí el autor mata con el fin de conseguir un propósito ulterior.
En el primer supuesto –para facilitar otro delito–, el asesinato im-
plica una relación de medio-fin, en que el homicidio es el delito-
medio cometido por el agente con el propósito de hacer posible la
ejecución del delito-fin, siempre doloso.
Será robo simple siempre y cuando las lesiones ocasionadas no sean
superiores a diez días de asistencia o descanso.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


V PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES PERMANENTES
Y TRANSITORIAS
ACUERDO PLENARIO Nº 3-2009/CJ-116
FUNDAMENTO : ARTÍCULO 116 TUO LOPJ
ASUNTO : ROBO CON MUERTE SUBSECUENTE Y DELITO DE
ASESINATO
LAS LESIONES COMO AGRAVANTES EN EL DELITO
DE ROBO

Lima, trece de noviembre de dos mil nueve

Los Jueces Supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y


Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdic-
cional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116 del Texto Único Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:

ACUERDO PLENARIO

I. ANTECEDENTES
1. Las Salas Permanentes y Transitorias de la Corte Suprema de Justicia de la
República, con la autorización del Presidente del Poder Judicial, mediante
Resolución Administrativa número 221-2009-P-PJ, del 5 de agosto de 2009,
con el apoyo del Centro de Investigaciones Judiciales, acordaron realizar el
V Pleno Jurisdiccional de los Jueces Supremos de lo Penal, al amparo de lo

373
ROBO Y HURTO

dispuesto en el artículo 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial –en adelante, LOPJ–, y dictar Acuerdos Plenarios para concor-
dar la jurisprudencia penal.
2. Para estos efectos se realizaron varios encuentros previos con los Secretarios,
Relatores y Secretarios de Confianza de las Salas de lo Penal de la Corte Su-
prema de Justicia y tres reuniones preparatorias sucesivas con los señores Jue-
ces Supremos de lo Penal a fin de delimitar el ámbito de las materias que de-
bían abordarse, luego de una previa revisión de los asuntos jurisdiccionales
a su cargo y de una atenta valoración de las preocupaciones de la judicatu-
ra nacional. Con el concurso de la Secretaría Técnica, luego de los debates
correspondientes, se estableció el día de la fecha para la realización del V
Pleno Jurisdiccional Penal, aprobado por Resolución Administrativa número
286-2009-P-PJ, del 12 de octubre de 2009, y se definieron los temas, de de-
recho penal y procesal penal, que integrarían el objeto de los Acuerdos Plena-
rios. De igual manera se designó a los señores Jueces Supremos encargados de
preparar las bases de la discusión de cada punto sometido a deliberación y de
elaborar el proyecto de decisión. Además, se estableció que el Juez Supremo
designado sería el ponente del tema respectivo en la sesión plenaria y encarga-
do de redactar el Acuerdo Plenario correspondiente.
3. En el presente caso, el Pleno, de un lado, decidió tomar como referencia las
distintas sentencias de los Tribunales Superiores y Ejecutorias Supremas que
analizan y deciden sobre los alcances del delito de robo agravado por muer-
te subsecuente (artículo 189 in fine del Código Penal) y el delito de asesinato
por conexión con otro delito (artículo 108, inciso, del Código Penal) , a fin de
determinar las diferencias entre ambos supuestos típicos y en qué casos son de
aplicación uno u otro. De otro lado, se resolvió también sobre la misma base
jurisprudencial, identificar cuál es la naturaleza penal de las lesiones causadas
a la víctima y a las que se refiere el inciso 1 de la parte segunda del artículo
189 del Código Penal –en adelante, CP–, para poder distinguirlas de aquellas
mencionadas en el último párrafo del citado artículo.
4. En cumplimiento de lo debatido y acordado en las reuniones preparatorias se
determinó que en la sesión plenaria se procedería conforme a lo dispuesto en
el artículo 116 de la LOPJ, que, en esencia, faculta a las Salas Especializa-
das del Poder Judicial dictar Acuerdos Plenarios con la finalidad de concordar
jurisprudencia de su especialidad. En atención a la complejidad y singulares
características del tema abordado, que rebasa los aspectos tratados en las di-
versas Ejecutorias Supremas que se invocaron como base de la discusión, se
decidió redactar el presente Acuerdo Plenario e incorporar con la amplitud ne-
cesaria los fundamentos jurídicos correspondientes para configurar una doctri-
na legal que responda a las preocupaciones anteriormente expuestas. Asimis-
mo, se resolvió decretar su carácter de precedente vinculante, en concordancia
con la función de unificación jurisprudencial que le corresponde a la Corte Su-
prema de Justicia como cabeza y máxima instancia jurisdiccional del Poder
Judicial.

374
JURISPRUDENCIAS

5. La deliberación y votación se realizó el día de la fecha. Como resultado del


debate y en virtud de la votación efectuada, por unanimidad, se emitió el pre-
sente Acuerdo Plenario. En vista del resultado de la votación se designó como
ponente al señor PRADO SALDARRIAGA para que conjuntamente con el
señor LECAROS CORNEJO, expresen en lo pertinente el parecer del Pleno.

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS

§ 1. Planteamiento del primer problema


6. El ordenamiento penal vigente contiene dos tipos legales que aluden a la
muerte de una persona en conexión con la comisión de otro delito. Se trata
de los artículos 108 del CP sobre el delito de asesinato y 189 del CP sobre
delito de robo con agravantes . En efecto en estas disposiciones se regula lo
siguiente:
Artículo 108 CP: “Será reprimido […] el que mate a otro concurriendo cual-
quiera de las siguientes circunstancias:
2. Para facilitar u ocultar otro delito”.
Artículo 189 (último párrafo) CP: “La pena será […], cuando […] como
consecuencia del hecho, se produce la muerte de la víctima…”.
Estas normas han originado divergentes interpretaciones judiciales que se han
concretado en resoluciones que califican indistintamente los hechos como ho-
micidio calificado o robo con muerte subsecuente, pero que no llegan a fijar
de forma clara cuando se incurre en uno u otro caso.
§ 2. Análisis del primer caso
7. El artículo 189 in fine CP prevé una circunstancia agravante de tercer grado
para la figura delictiva del robo. Esta se configura cuando el agente como con-
secuencia de los actos propios del uso de la violencia para facilitar el apode-
ramiento o para vencer la resistencia de quien se opone al apoderamiento, le
ocasiona o le produce la muerte. Es obvio, en este caso, que el agente buscaba
el desapoderamiento patrimonial de la víctima, pero como consecuencia del
ejercicio de violencia contra ella –de los actos propios de violencia o vis in
corpore– le causa la muerte, resultado que no quiso causar dolosamente pero
que pudo prever y evitar. Se trata, pues, de un típico supuesto de homicidio
preterintencional donde el resultado solo se le puede atribuir al agente a títu-
lo de culpa –la responsabilidad objetiva por el simple resultado es inadmisi-
ble, está prohibida por el artículo VII del Título Preliminar del Código Penal–.
El citado dispositivo regula, entonces, un caso de tipificación simultánea, do-
losa y culposa, pero de una misma conducta expresamente descrita. Como se
advierte en la doctrina especializada la preterintención es una figura compues-
ta en la que el resultado sobrepasa el dolo del sujeto. Así, el agente roba va-
liéndose del ejercicio de violencia física contra la víctima, esto es, infiere le-
siones a una persona, quien fallece a consecuencia de la agresión, siempre

375
ROBO Y HURTO

que el agente hubiere podido prever este resultado (la muerte, en este caso,
no fue fortuita) –es una situación de preterintencionalidad heterogénea– [FE-
LIPE VILLAVICENCIO TERREROS. Derecho Penal Parte General. Edito-
rial Grijley, Lima, 2006, páginas 409/410]. Como se puede inferir del ejem-
plo planteado, la conducta típica se articula sobre la base de dos elementos: el
apoderamiento del bien mueble y la utilización de violencia en la persona, la
cual en el presente caso produce la muerte de esta última.
8. Distinto es el caso del asesinato para facilitar u ocultar otro delito. Aquí el
autor mata con el fin de conseguir un propósito ulterior. En el primer supues-
to –para facilitar otro delito–, el asesinato implica una relación de medio-fin,
en que el homicidio es el delito-medio cometido por el agente con el propósi-
to de hacer posible la ejecución del delito-fin, siempre doloso; situación muy
frecuente, por lo demás, en los delitos contra el patrimonio. Ahora bien, en
el segundo supuesto –para ocultar otro delito–, el delito previamente come-
tido o el que está ejecutándose –el delito a ocultar puede ser doloso o cul-
poso– es la causa del comportamiento homicida del agente. Ello ocurre, por
ejemplo, cuando el agente es sorprendido en el acto del robo y para evitar su
captura, dispara contra su perseguidor o contra quien trata de impedir su fuga,
que conduciría al descubrimiento o esclarecimiento de su delito [JOSÉ HUR-
TADO POZO. Manual de Derecho Penal Parte Especial I Homicidio. 2ª edi-
ción, Ediciones Juris, Lima, 1995, páginas 59/69]. En ambos supuestos, pues,
el elemento subjetivo del tipo legal es determinante. En tal sentido, la referen-
cia legal al mundo interno del agente, a la finalidad que persigue, es de tal re-
levancia que será suficiente para la consumación de la conducta típica que se
compruebe la presencia de este factor. Por consiguiente, el agente, en la cir-
cunstancia o en el contexto situacional en que interviene ha de valorar la per-
petración del homicidio como vía para garantizar su objetivo ligado siempre a
otro delito [JOSÉ LUIS CASTILLO ALVA. Derecho Penal Parte Especial I.
Editorial Grijley, Lima, 2008, páginas 410/411].
§ 3. Planteamiento del segundo problema
9. El artículo 189, último párrafo, CP establece una circunstancia agravante de
tercer grado: si se producen lesiones graves como consecuencia del robo, la
pena será de cadena perpetua. La referida norma en el inciso uno de su se-
gunda parte determina que si se comete el robo y se causa lesiones a la inte-
gridad física o mental de la víctima la pena será no menor de veinte ni mayor
de treinta años. En esa misma línea, el artículo 188 del CP –modificado por
la Ley número 27472, del 5 de junio de 2001–, que tipifica el delito de robo,
exige para su comisión que el agente emplee violencia contra la persona, en
cuyo caso se sancionará al agente con pena privativa de libertad no menor de
tres ni mayor de ocho años.
En consecuencia, es del caso determinar, desde las características y entidad de
las lesiones producidas a la víctima, cuándo se está ante un delito de robo sim-
ple (artículo 188 del CP), cuándo se ha cometido el subtipo agravado del inci-
so uno de la segunda parte del artículo 189 del CP y, finalmente, cuándo es del

376
JURISPRUDENCIAS

caso sancionar por el subtipo especialmente agravado del párrafo final del ar-
tículo 189 del CP.
§ 4. Análisis del segundo caso
10. El delito de robo previsto y sancionado en el artículo 188 del CP tiene como
nota esencial, que lo diferencia del delito de hurto, el empleo por el agente
de violencias o amenazas contra la persona –no necesariamente sobre el titu-
lar del bien mueble–. La conducta típica, por tanto, integra el apoderamien-
to de un bien mueble total o parcialmente ajeno con la utilización de violen-
cia física o intimidación sobre un tercero. Esto es, la violencia o amenazas
–como medio para la realización típica del robo– han de estar encaminadas
a facilitar el apoderamiento o a vencer la resistencia de quien se opone al
apoderamiento.
En consecuencia la violencia es causa determinante del desapoderamiento y
está siempre orientada a neutralizar o impedir toda capacidad de actuación
anterior o de reacción concomitante de la víctima que pueda obstaculizar la
consumación del robo. Ahora bien, cualquier género e intensidad de violen-
cia física “vis in corpore” –energía física idónea para vencer la resistencia de
la víctima– es penalmente relevante. Además, ella puede ejercerse antes o en
el desarrollo de la sustracción del bien mueble, pudiéndose distinguir entre la
violencia que es utilizada para conseguir la fuga y evitar la detención –que no
modifica la naturaleza del delito de apoderamiento consumado con anteriori-
dad–; y la violencia que se emplea para conseguir el apoderamiento y la dis-
ponibilidad, la que convierte típicamente un aparente delito de hurto en robo.
Cabe precisar que en el primer de los casos mencionados, no hay conexión
instrumental de medio a fin entre la violencia y la sustracción, pues esta ya se
había producido. No obstante, el medio violento se aplica antes de que cese la
acción contra el patrimonio y el aseguramiento del bien en la esfera de domi-
nio del agente vía el apoderamiento.
11. Es potencial al ejercicio de violencia física en la realización del robo que el
afectado resulte con lesiones de diversa magnitud. Ahora bien, la producción
de lesiones determina en nuestra legislación vigente la configuración de cir-
cunstancias agravantes específicas y que están reguladas en el inciso 1) de la
segunda parte del artículo 189 del CP y en el párrafo final del mencionado ar-
tículo. En este último supuesto se menciona, taxativamente, que el agente ha
de causar lesiones graves, mientras que en el primer supuesto solo se indica
que el agente ha de causar lesiones a la integridad física o mental de la vícti-
ma. Cabe, por tanto, dilucidar las características y tipo de lesión que corres-
ponde a cada caso.
Al respecto es de precisar que son lesiones graves las enumeradas en el ar-
tículo 121 del CP. Según esta norma se califican como tales a las lesiones que
ponen en peligro inminente la vida de la víctima, les mutilan un miem-
bro u órgano principal del cuerpo o lo hacen impropio para su fun-
ción, causan incapacidad para el trabajo, invalidez o anomalía psíquica

377
ROBO Y HURTO

permanente o la desfiguran de manera grave y permanente, o infieren


cualquier otro daño a la integridad corporal, o a la salud física o mental
de una persona, que requiera treinta o más días de asistencia o descanso,
según prescripción facultativa. Por consiguiente, la producción en la realiza-
ción del robo de esta clase de lesiones determinará la aplicación del agravante
del párrafo in fine del artículo 189 del CP.
12. En relación a las lesiones aludidas en el inciso 1 del segundo párrafo del ar-
tículo 189 cabe definir si ellas se corresponden con las referidas en los ar-
tículos 441 (lesiones falta) o 122 (lesiones dolosas leves) CP. Es de mencio-
nar que en estas dos disposiciones, la diferencia en la intensidad del daño a la
salud de sujeto pasivo se establece con base en indicadores cuantitativos re-
lacionados con la incapacidad generada por la lesión o con el tiempo de asis-
tencia facultativa que demanda. Así, (i) si estas requieren hasta 10 días de
asistencia o descanso, según prescripción facultativa, siempre que no concu-
rran medios que den gravedad al hecho, se estará ante una falta de lesiones;
(ii) si las lesiones requieren más de diez y menos de treinta días de asisten-
cia o descanso, según prescripción facultativa, se estará ante un delito de le-
siones leves. Esta distinción sistemática debe servir para establecer cuando,
con motivo de la comisión del acto de desapoderamiento, el ejercicio de vio-
lencia física con la producción subsecuente de lesiones configure el agravan-
te que se examina. En tal sentido, es pertinente destacar que como el delito de
robo, según se tiene expuesto, requiere para su tipificación el ejercicio de vio-
lencia física sobre la persona, los daños personales que esta pueda ocasionar
forman parte necesariamente de esa figura delictiva. Entender, por tanto, que
el supuesto agravado del inciso 1) de la segunda parte del artículo 189 del CP
comprende toda clase de lesiones, con excepción de las graves por estar refe-
rida taxativamente al último párrafo del citado artículo 189 del CP, no resulta
coherente con el tipo básico, ya que lo vaciaría de contenido.
En consecuencia, si las lesiones causadas no son superiores a 10 días de asis-
tencia o descanso el hecho ha de ser calificado como robo simple o básico,
siempre que no concurran medios que den gravedad a las lesiones ocasiona-
das. Si, en cambio, las lesiones causadas son superiores a 10 días y menores
de 30 días, su producción en el robo configura el agravante del inciso 1) de la
segunda parte del artículo 189 del CP.
13. Es necesario señalar que el artículo 441 del CP contiene un requisito de vali-
dación respecto a la condición de faltas de las lesiones causadas, y que es dis-
tinto del registro meramente cuantitativo –hasta 10 días de asistencia o des-
canso–. Efectivamente él esta referido a que “(…) no concurran circunstancias
o medios que den gravedad al hecho, en cuyo caso será considerado como de-
lito”. Con relación a ello cabe aclarar, que en el delito de robo no es de reci-
bo aceptar como supuesto de exclusión las “circunstancias que dan gravedad
al hecho” respecto de la entidad de las lesiones ocasionadas a la víctima. Es
obvio que una vis in corpore en un contexto de desapoderamiento patrimonial
constituye una circunstancia que da gravedad al hecho, pero para definir su

378
JURISPRUDENCIAS

eficacia agravante en el robo lo relevante será, siempre, con exclusión de las


circunstancias de su empleo, el nivel de afectación a la integridad corporal de
la víctima que ella produjo.
Distinto es el caso de los medios utilizados. Estos inciden en la propia entidad
de la lesión que se ocasione a la víctima, y revelan un mayor contenido de in-
justo específico, que es del caso resaltar desde su calificación jurídico penal.
No se trata de amedrentar a la víctima sino de atacarla y afectar su integridad
más allá del desapoderamiento patrimonial perseguido. Es más, la propia ley
da autonomía agravante, por ejemplo, al hecho de robar “a mano armada”.
III. DECISIÓN
14. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitorias de la
Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional,
con una votación de diez Jueces Supremos por el presente texto y cinco en
contra respecto del primer problema (alcances del artículo 189 in fine del CP)
y por unanimidad en lo concerniente al segundo problema (ámbito del subtipo
agravado del inciso 1) de la segunda parte del artículo 189 del CP), y de con-
formidad con lo dispuesto en el artículo 116 del Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica del Poder Judicial;

ACORDARON:
15. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamen-
tos jurídicos 6 al 13.
16. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina
legal antes mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instan-
cias judiciales, sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo
del artículo 22 de la LOPJ, aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios
dictados al amparo del artículo 116 del estatuto orgánico.
17. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial El Peruano.
Hágase saber.

SS. GONZALES CAMPOS; SAN MARTÍN CASTRO; LECAROS CORNEJO; PRADO SALDA-
RRIAGA; RODRÍGUEZ TINEO; VALDEZ ROCA; BARRIENTOS PEÑA; BIAGGI GÓMEZ; MO-
LINA ORDOÑEZ; BARRIOS ALVARADO; PRÍNCIPE TRUJILLO; NEYRA FLORES; BARANDIA-
RÁN DEMPWOLF; CALDERÓN CASTILLO; ZEVALLOS SOTO

379
ROBO Y HURTO

48 La consumación del hurto o robo se da cuando existe la posibilidad


de realizar actos de disposición sobre la cosa

El criterio rector para identificar la consumación (hurto o robo) se sitúa


en el momento en que el titular o poseedor de la cosa deja de tener a
esta en el ámbito de protección dominical y, por consiguiente, cuando
el agente pone la cosa bajo su poder de hecho. Este poder de hecho
–resultado típico– se manifiesta en la posibilidad de realizar sobre la
cosa actos de disposición, aun cuando solo sea por un breve tiempo,
es decir, cuando tiene el potencial ejercicio de facultades dominicales;
solo en ese momento es posible sostener que el autor consumó el delito.

SENTENCIA 1-2005-B
MOMENTO DE LA CONSUMACIÓN EN EL DELITO DE ROBO
AGRAVADO
SENTENCIA PLENARIA Nº 1-2005/DJ-301-A
DISCREPANCIA JURISPRUDENCIAL
ARTÍCULO 301-A CPP
ASUNTO: MOMENTO DE LA CONSUMACIÓN EN EL DELITO DE
ROBO AGRAVADO

Lima, treinta de setiembre de dos mil cinco

Los Vocales de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia de la República, reuni-


dos en Pleno Jurisdiccional, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 301-A del
Código de Procedimientos Penales, introducido por el Decreto Legislativo número 959,
han pronunciado la siguiente

SENTENCIA PLENARIA

I. ANTECEDENTES
1. Los Vocales de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y Transi-
toria de la Corte Suprema de Justicia de la República, con la autorización del
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, acordaron realizar un Pleno Jurisdiccio-
nal Penal, a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto por los artículos 301-A del
Código de Procedimientos Penales, introducido por el Decreto Legislativo nú-
mero 959, y 22 y 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
2. Corresponde en este caso, luego de las labores preparatorias del equipo de
trabajo designado al efecto, bajo la coordinación del señor San Martín Cas-
tro, dar cumplimiento a lo dispuesto por el citado artículo 301-A del Códi-
go de Procedimientos Penales, y dictar una sentencia plenaria respecto a la

380
JURISPRUDENCIAS

definición del “momento de la consumación del delito de robo agravado”,


frente a la discrepancia surgida sobre ese asunto por las Ejecutorias Supre-
mas del diecisiete de febrero de dos mil cinco, recaída en el Expediente nú-
mero tres mil novecientos treinta y dos - dos mil cuatro, emitida por la Se-
gunda Sala Penal Transitoria, y del once de abril de dos mil cinco, recaída en
el Expediente numero ciento dos - dos mil cinco, dictada por la Sala Penal
Permanente. Esta última Ejecutoria, con arreglo al apartado dos del referi-
do artículo 301-A de la Ley Procesal Penal, decidió la convocatoria al Pleno
Jurisdiccional.
3. La Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de justicia, en el quin-
to fundamento jurídico, luego de definir el delito de robo –consiste, según esa
decisión, en el apoderamiento de un bien mueble, con animus lucrandi, es
decir, el aprovechamiento y sustracción del lugar donde se encuentre, siendo
necesario el empleo de la violencia o amenaza por parte del agente sobre la
víctima– precisa que este se consuma con el apoderamiento del objeto mueble
aunque sea por breve lapso de tiempo. En el octavo fundamento jurídico pun-
tualizó que el delito de robo agravado queda consumado cuando los agresores
huyen con el dinero, pues no solo habían aprehendido el objeto que estaba en
poder y dominio de la víctima, sino que se lo llevaban (reemplazo de un do-
minio por otro), teniendo la cosa en sus manos, aunque fuera por breve tiem-
po. En el noveno fundamento jurídico reiteró que el delito de robo agravado
quedó consumado desde el momento en que los agentes delictivos huyen con
el botín, ejerciendo actos de disposición (aunque por breve tiempo).
4. La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia, en el cuarto fun-
damento jurídico, señaló que el apoderamiento debe entenderse consumado,
no con el solo hecho de aprehender o coger la cosa –contrectatio– ni en el
mero hecho de la separación de la posesión material del ofendido, sino con la
illatio, esto es, cuando el autor ha logrado la disponibilidad potencial, que no
efectiva, sobre la cosa –puede ser incluso momentánea, fugaz o de breve du-
ración, así como de parte de lo sustraído para que quede consumado en su to-
talidad, en tanto que se precisa la efectiva disposición de la misma–, lo que no
sucede cuando se está persiguiendo al agente y se le captura en posesión de
la misma. Agrega en dicho fundamento jurídico que será tentativa, pese a la
aprehensión de la cosa, cuando el imputado es sorprendido in fraganti o in situ
y perseguido inmediatamente y sin interrupción es capturado o si en el curso
de la persecución abandona los efectos, sin haber conseguido su disponibili-
dad momentánea o fugaz.
5. La deliberación y votación del asunto en discusión se realizó el día de la
fecha. Como resultado del debate y en virtud de la votación efectuada, por
mayoría de nueve señores vocales y con el voto discrepante del señor Balcá-
zar Zelada, que se agregará en documento aparte, se emitió la presente senten-
cia plenaria. Se designó como ponentes a los señores Gonzales Campos y San
Martín Castro, quienes expresan el parecer del Pleno.

381
ROBO Y HURTO

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS


6. El delito de hurto fija los criterios esenciales para determinar la consumación
del delito de robo, en tanto que este último delito coincide en sus elementos tí-
picos básicos con el primero –el bien jurídico afectado es el mismo: el patri-
monio–, y la diferencia deriva del hecho de que requiere la presencia de vio-
lencia o amenaza –intimidación– contra la persona, en tanto que constituye
una forma calificante con respecto al hurto. El robo, como añadido, exige dos
condiciones: la acción, en la violencia o amenaza ejercidas sobre las personas;
y, el elemento temporal, en virtud del cual los actos de violencia o de intimi-
dación deben ser desplegados antes, en el desarrollo o inmediatamente poste-
rior a la sustracción de la cosa.
7. El delito de hurto, al igual que el delito de robo, desde la perspectiva objeti-
va, exige que el agente se apodere ilegítimamente de un bien mueble, total o
parcialmente ajeno, sustrayéndolo del lugar donde se encuentra [confrontar:
artículos 185 y 188 del Código Penal]. El acto de apoderamiento es, pues, el
elemento central de identificación para determinar, en el iter criminis, la con-
sumación y la tentativa. Desde esta perspectiva el apoderamiento importa:
(a) el desplazamiento físico de la cosa del ámbito del poder patrimonial del
tenedor –de su esfera de posesión– a la del sujeto activo, y (b) la realización
material de actos posesorios, de disposición sobre la misma. A estos efectos,
según el artículo 185 del Código Penal, se requiere de la sustracción de la
cosa, esto es, la separación de la custodia de la cosa de su titular y la incorpo-
ración a la del agente.
8. La acción de apoderarse mediante sustracción, materialmente, define al delito
de hurto y, por extensión, de robo, como uno de resultado y no de mera activi-
dad. Este entendimiento de ambos delitos, a su vez, fuerza a entender no solo
que el agente desapodera a la víctima de la cosa –adquiere poder sobre ella–
sino también, como correlato, la pérdida actual de la misma por parte de quien
la tuviera, situación que permite diferenciar o situar en un momento diferen-
ciado la desposesión del apoderamiento. En tal virtud, el criterio rector para
identificar la consumación se sitúa en el momento en que el titular o poseedor
de la cosa deja de tener a esta en el ámbito de protección dominical y, por con-
siguiente, cuando el agente pone la cosa bajo su poder de hecho. Este poder
de hecho –resultado típico– se manifiesta en la posibilidad de realizar sobre la
cosa actos de disposición, aun cuando solo sea por un breve tiempo, es decir,
cuando tiene el potencial ejercicio de facultades dominicales; solo en ese mo-
mento es posible sostener que el autor consumó el delito.
9. Este criterio de la disponibilidad potencial, que no efectiva, sobre la cosa –de
realizar materialmente sobre ella actos dispositivitos– permite desestimar de
plano teorías clásicas como la aprehensio o contrectatio –que hacen coincidir
el momento consumativo con el de tomar la cosa–, la amotio –que considera
consumado el hurto cuando la cosa ha sido trasladada o movida de lugar– y
la illatio –que exige que la cosa haya quedado plenamente fuera del patrimo-
nio del dueño y a la entera disposición del autor–; y, ubicarse en un criterio

382
JURISPRUDENCIAS

intermedio, que podría ser compatible con la teoría de la ablatio –que importa
sacar la cosa de la esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del te-
nedor, efectivo dominio sobre la cosa–. El desplazamiento de la cosa en el es-
pacio no es el criterio definitorio del hurto, sino el desplazamiento del sujeto
que puede realizar actos de disposición.
10. Por consiguiente, la consumación en estos casos viene condicionada por la
disponibilidad de la cosa sustraída –de inicio solo será tentativa cuando no
llega a alcanzarse el apoderamiento de la cosa, realizados desde luego los
actos de ejecución correspondientes–. Disponibilidad que, más que real y
efectiva –que supondría la entrada en la fase de agotamiento del delito– debe
ser potencial, esto es, entendida como posibilidad material de disposición o
realización de cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Esta disponibili-
dad potencial, desde luego, puede ser momentánea, fugaz o de breve duración.
La disponibilidad potencial debe ser sobre la cosa sustraída, por lo que: (a) si
hubo posibilidad de disposición, y pese a ello se detuvo al autor y recuperó en
su integridad el botín, la consumación ya se produjo; (b) si el agente es sor-
prendido in fraganti o in situ y perseguido inmediatamente y sin interrupción
es capturado con el íntegro del botín, así como si en el curso de la persecu-
ción abandona el botín y este es recuperado, el delito quedó en grado de tenta-
tiva; y, (c) si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido uno o más
de ellos pero otro u otros logran escapar con el producto del robo, el delito se
consumó para todos.

III. DECISIÓN
11. En atención a lo expuesto, el Pleno Jurisdiccional de los Vocales de lo Penal
de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunido de conformidad con
el apartado dos del artículo 301-A del Código de Procedimientos Penales, in-
troducido por el Decreto Legislativo número 959; por mayoría de 9 votos con-
tra uno;

HA RESUELTO
12. ESTABLECER como doctrina legal, respecto a los delitos de robo agravado,
que el momento consumativo requiere la disponibilidad de la cosa sustraída
por el agente. Disponibilidad que, más que real y efectiva debe ser potencial,
esto es, entendida como posibilidad material de disposición o realización de
cualquier acto de dominio de la cosa sustraída. Los principios jurisprudencia-
les que rigen son los señalados en los párrafos 7 a 10 de la presente Sentencia
Plenaria.
13. PRECISAR que los principios jurisprudenciales antes mencionados constitu-
yen precedente vinculante para los magistrados de todas las instancias judicia-
les, y que, en todo caso, las Ejecutorias Supremas dictadas con anterioridad,
en especial las vinculantes, en cuanto a la doctrina legal que consignaron, que-
dan modificadas conforme a los términos de la presente Sentencia Plenaria.

383
ROBO Y HURTO

14. PUBLICAR esta Sentencia Plenaria en el diario oficial El Peruano. Hágase


saber.

SS. SIVINA HURTADO; GONZÁLES CAMPOS; SAN MARTÍN CASTRO; PALACIOS VILLAR;
LECAROS CORNEJO; MOLINA ORDÓÑEZ; BARRIENTOS PEÑA; VEGA VEGA; PRÍNCIPE
TRUJILLO.

VOTO SINGULAR DEL SEÑOR BALCÁZAR ZELADA


1. No comparto los fundamentos de la presente Sentencia Plenaria y, por el con-
trario, considero que el criterio debe presidir la diferenciación entre consuma-
ción y tentativa en los delitos de robo agravado es, propiamente, la amotio.
Por tanto, basta que el sujeto activo, luego de utilizar violencia o amenaza, se
apodere de la cosa, la toma para sí y la remueva, esto es, la traslade o mueva
de lugar. La acción de apoderamiento, en este caso, quedará consumada con
ese hecho, por lo que no hace falta que el autor pueda disponer efectiva o po-
tencialmente de la cosa sustraída, pues con la remoción ya se afectó la esfera
de custodia del afectado.
2. En tal virtud, MI VOTO es porque en los delitos de robo el momento consu-
mativo tiene lugar cuando el agente toma para sí la cosa y la remueva o trasla-
de de lugar, sin que a ello sea trascendente que tenga la disposición, real o po-
tencial, de la misma.

SS. BALCÁZAR ZELADA

384
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE GENERAL

Presentación ..................................................................................... 5

PARTE I
ENSAYOS

El bien jurídico protegido en los delitos contra el patrimonio


Jelio Paredes Infanzón ................................................................... 9

I. Introducción................................................................................. 9

II. Concepto de patrimonio .............................................................. 10

1. Concepción jurídica del patrimonio ..................................... 10

2. Concepción económica del patrimonio ................................ 10

3. Concepción patrimonial personal ......................................... 11

4. Concepción mixta o jurídico-económica del patrimonio ..... 12

III. Derecho Penal y derecho privado sobre el patrimonio................ 13

1. Concepción privativa del patrimonio ................................... 13

2. Concepción constitutiva o autonomista ................................ 13

3. Concepción de la interpretación teleológica......................... 14

IV. El bien jurídico protegido en los delitos contra el patrimonio .... 14

387
ROBO Y HURTO

Tentativa y consumación en los delitos patrimoniales


que requieren sustracción: hurto, robo y abigeato
¿Es suficiente con la Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A?
Carlos Pinedo Sandoval ................................................................ 19

I. Introducción................................................................................. 19

II. La ausencia de una teoría general de los delitos patrimoniales ... 22

III. La Sentencia Plenaria N° 01-2005/DJ-301-A ............................. 22

IV. Nuestra propuesta ........................................................................ 26

1. Tentativa e imputación objetiva............................................ 27

2. La sustracción jurídico-penalmente relevante como


creación de un riesgo prohibido ........................................... 29

3. El apoderamiento (consumación) como realización del


riesgo en el resultado ............................................................ 31

4. A propósito del desistimiento ............................................... 32

V. Una mirada crítica a los artículos 187 (Hurto de uso) y 189-B


(Hurto de uso de ganado) del Código Penal ................................ 34

1. El uso efectivo y temporal del bien como elemento típico


del hurto de uso .................................................................... 37

2. El hurto de uso como delito de “tendencia o intención” ...... 38

3. La restitución o devolución del bien como elemento típico


del hurto de uso: ¿Castigar el desistimiento? ....................... 41

VI. Resumen ...................................................................................... 42

VII. Bibliografía .................................................................................. 44

388
ÍNDICE GENERAL

La relevancia del valor del bien mueble para la configuración


del hurto agravado
Eduardo Oré Sosa .......................................................................... 49

I. Planteamiento del problema ........................................................ 49

II. Lo que señala la doctrina ............................................................. 51

III. Lo que señala el acuerdo plenario ............................................... 52

IV. Comentario .................................................................................. 54

V. A manera de conclusión.............................................................. 60

La cuantía en el delito de hurto agravado


El Acuerdo Plenario Nº 4-2011/CJ-116 y los criterios normativos
de interpretación sistemática (teoría del delito)
Alonso R. Peña Cabrera Freyre .................................................... 63

I. A modo de introducción .............................................................. 63

II. Bien jurídico protegido en los delitos de hurto ............................ 66

III. El análisis de la cuantía del bien, en las circunstancias agravantes


del hurto ....................................................................................... 68

IV. La cuantía en el delito de hurto, ¿condición objetiva de


punibilidad o elemento “jurídico-normativo del injusto”? .......... 69

V. Criterios esbozados por la Corte Suprema en el Acuerdo Plenario


Nº 4-2011/CJ-116 ........................................................................ 73

VI. A modo de conclusión ................................................................. 78

389
ROBO Y HURTO

Robo a mano armada


Comentario al numeral 3 del artículo 189 del Código Penal
José Balcázar Quiroz ...................................................................... 81

I. Nuevo enfoque teórico de la agravante bajo estudio ................... 81

II. Parte crítica .................................................................................. 86

1. En cuanto al concepto de arma ............................................. 86

2. En cuanto al fundamento de la agravante ............................. 88

3. En cuanto a las armas aparentes ........................................... 93

4. En cuanto al concurso........................................................... 96

5. En cuanto a la comunicabilidad entre los partícipes ............ 96

III. Bibliografía .................................................................................. 97

Robo agravado con arma de fuego y tenencia ilegal de armas


Resolución de una añeja problemática concursal
Juan Carlos Tello Villanueva ........................................................ 99

I. Planteamiento del tema ............................................................... 99

II. Marco teórico .............................................................................. 101

1. Delito de robo agravado ....................................................... 101

2. Concurso de delitos y de leyes ............................................. 102

2.1. Sobre el concurso de delitos ...................................... 103

2.2. Sobre el concurso de leyes ......................................... 104

3. Concurso de leyes penales y principio de ne bis in idem ..... 108

III. Pronunciamiento de la jurisprudencia y la doctrina ................... 110

390
ÍNDICE GENERAL

1. Criterios jurisprudenciales .................................................... 110

2. Criterios doctrinales.............................................................. 113

IV. Ratio legis de la prohibición de la tenencia ilegal de armas ....... 115

V. Conclusiones ............................................................................... 117

VI. Lista de referencias ..................................................................... 119

El delito de robo agravado con muerte subsecuente


Un debate constante en la definición de los supuestos del tipo
César William Bravo Llaque ......................................................... 123

I. Introducción................................................................................. 123

II. Supuestos del tipo penal en específico ........................................ 124

1. La conducta típica................................................................. 124

2. Sujetos de la conducta típica ................................................ 129

2.1. Sujeto activo ............................................................... 129

2.2. Sujeto pasivo............................................................... 130

3. Bien jurídico tutelado ........................................................... 131

4. La consumación del delito .................................................... 133

5. La tentativa ........................................................................... 133

6. Entre la culpa y el dolo: delito preterintencional.................. 135

III. Conclusiones ............................................................................... 139

IV. Bibliografía .................................................................................. 139

391
ROBO Y HURTO

PARTE II
CASUÍSTICA

HURTO ............................................................................................... 143

01 Debe recurrirse al Código Civil para interpretar el término “bien mueble”


como elemento normativo del tipo penal de hurto .................................... 143

02 La prescripción en el delito de hurto agravado de energía eléctrica con


destreza se inicia desde que cesa la actividad delictiva............................. 144

03 Si el agente desconocía que la sustracción del bien colocaría al sujeto pa-


sivo en una situación económica muy precaria no se configura el delito de
hurto agravado por colocar a la víctima en “grave situación económica” 147

04 Es impune el hurto entre cónyuges aun bajo el régimen de separación de


bienes ......................................................................................................... 149

05 Para la configuración del delito de hurto agravado no se valora la cuan-


tía del bien objeto material del delito ........................................................ 151

06 Dos faltas contra el patrimonio pueden dar lugar a un delito continuado


de hurto si el autor ha actuado con una misma resolución criminal.......... 153

ROBO .................................................................................................. 156

07 Delito de robo se puede configurar aun cuando la violencia o amenaza se


realiza contra una tercera persona ............................................................. 156
08 Se configura un delito de robo si la violencia ejercida sobre las cosas ge-
nera lesiones en la persona ........................................................................ 157
09 Coautoría en el delito de robo agravado: aplicación del principio de
imputación recíproca de los distintos aportes entre quienes codominan el
hecho ......................................................................................................... 159
10 Disparar y causarle la muerte al agraviado que intentó recuperar sus bie-
nes robados no configura robo con muerte subsecuente ........................... 161
11 Aplicación de la ley más favorable en el caso del delito de robo agravado
con muerte subsecuente ............................................................................. 163

392
ÍNDICE GENERAL

12 El empleo de una jeringa infectada con VIH en el delito de robo consti-


tuye agravante de dicho tipo penal ............................................................ 165
13 Características que debe presentar el arma utilizada en el robo agravado 167
14 Si el arma es inservible pero idónea para generar efecto intimidatorio en
la víctima neutralizando su defensa se configura robo agravado .............. 169

15 Monto de la reparación civil debe disminuirse en casos de recalificación


de un delito de robo agravado a hurto agravado ....................................... 171

PARTE III
JURISPRUDENCIAS

01 Delito de hurto: Concepto ........................................................................ 177

02 Hurto: Falta de acreditación de la preexistencia del bien ........................ 179

03 Se puede acreditar la preexistencia del bien hurtado mediante la


declaración de la víctima ......................................................................... 182

04 Hurto: Preexistencia de bienes no se acredita con la propiedad del


inmueble ................................................................................................... 187

05 Remuneración mínima vital marca la diferencia entre una falta contra el


patrimonio y un hurto simple ................................................................... 190

06 Hurto para ser considerado delito debe sobrepasar cuantía mínima ....... 193

07 Acto de apoderamiento como conducta típica ........................................ 197

08 Apoderarse y luego tener a disposición la suma dineraria constituye


delito de hurto .......................................................................................... 199

09 Hurto de servicio público: Mediante destreza y en concurso de más de


dos personas ............................................................................................. 204

10 Servicio de taxista como hecho circunstancial a la comisión del hurto .. 208

11 Hurto: No basta con la sola imputación de la agraviada para determinar


con certeza la responsabilidad de los procesados .................................... 210

393
ROBO Y HURTO

12 Arrebato sorpresivo sin violencia constituye hurto agravado y no robo


agravado ................................................................................................... 214

13 Hurto agravado: Excusa absolutoria por relación convivencial .............. 217

14 Robo agravado: Bien jurídico protegido y tipo penal .............................. 221

15 Robo: Tipo objetivo ................................................................................. 227

16 Delito de robo agravado: Tipificación del delito ..................................... 233

17 Robo agravado: Presupuesto subjetivo del tipo penal y presupuestos


objetivos y subjetivos............................................................................... 235

18 Robo agravado: Dominio del hecho ....................................................... 241

19 Elementos que constituyen el delito de robo agravado ............................ 243

20 Robo agravado: Con subsecuente muerte ................................................ 253

21 La pluralidad de agentes aporta mayor inseguridad a la víctima en el


momento del robo .................................................................................... 255

22 La muerte de la víctima agrava el delito de robo ..................................... 259

23 El dolo es un elemento constitutivo del delito de robo y solo puede ser


objeto de prueba indirecta ........................................................................ 263

24 Robo: Delito de resultado y bien jurídico protegido ................................ 266

25 Robo agravado: Acreditación de la preexistencia de la cosa materia de


delito ........................................................................................................ 273

26 Robo agravado: Consumación ................................................................. 281

27 La violencia o amenaza relevantes son las que tienen la finalidad de


enervar la resistencia de la víctima .......................................................... 283

28 Doblegar la defensa de la víctima mediante violencia o amenaza


constituye robo agravado ......................................................................... 286

29 Robo agravado: Basta que el uso de armas incida sobre el aspecto


psicológico de la víctima, aun cuando no se verifique un menoscabo a
su integridad física ................................................................................... 288

394
ÍNDICE GENERAL

30 Robo a mano armada y que causa lesiones en la integridad física:


Absolución por contradicción de tesis probatoria .................................... 291

31 No se configura el delito de robo subsecuente de muerte en tentativa si


la intención no era apropiarse del bien sino quitarle la vida .................... 298

32 Robo agravado a mano armada y en concurrencia de dos o más


personas: Acreditación de la complicidad ............................................... 302

33 Robo agravado requiere amenaza o violencia moral o psíquica ............. 317

34 Agravante de nocturnidad en el robo: No se debe confundir las horas de


la noche con una situación de oscuridad .................................................. 320

35 Robo por medio de dopaje: Autor generalmente no busca como víctima


a sus amistades ......................................................................................... 325

36 La muerte sobrevenida a la consumación del robo genera concurso real


de homicidio y robo, sin embargo, si fue para ocultar o facilitar el robo,
constituye asesinato ................................................................................. 330

37 Robo agravado: No es posible condenar a la vez por obrar con el


concurso de dos o más personas y en calidad de integrante de una
organización delictiva .............................................................................. 334

38 Se requiere el apoderamiento del bien para que el hecho constituya


delito de robo ........................................................................................... 338

39 Robo con el concurso de dos personas, en la noche y en un medio de


transporte: Convicción de la responsabilidad penal................................. 340

40 Declaración jurada de la agraviada no es documento idóneo para


demostrar la propiedad y preexistencia de los bienes presuntamente
robados ..................................................................................................... 349

41 Hay tentativa de robo cuando el imputado no ha conseguido la


disponibilidad del bien ............................................................................. 353

42 Concurren los elementos configuradores del robo agravado ................... 358

43 Agente que presta asistencia al autor en la etapa final de la ejecución


del robo tiene la calidad de cómplice secundario .................................... 360

44 Circunstancias que constituyen el delito de robo agravado: Sustracción


del bien y uso de amenaza ....................................................................... 363

395
ROBO Y HURTO

45 Robo agravado no subsume a la tenencia ilegal de armas si esta se


prolongó en el tiempo .............................................................................. 366

46 Robo agravado: Reparación civil se fija según el principio de auto


responsabilidad ........................................................................................ 369

47 En el robo subsecuente de muerte esta es producto de la violencia,


mientras en el asesinato la muerte es un delito-medio ............................. 373

48 La consumación del hurto o robo se da cuando existe la posibilidad


de realizar actos de disposición sobre la cosa .......................................... 380

ÍNDICE GENERAL......................................................................................... 386

396

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