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1.

La problemática actual

Contexto actual

el aprendizaje realizado en los centros educativos y las oportunidades de participación cívica fuera del centro.

La baja participación de los votantes, o de las poblaciones, en la gobernanza y en la dialéctica social es muy
acusada en muchos países, y cada vez existe una mayor preocupación ante la falta de interés y de
participación de los jóvenes en la vida pública y política (Curtice & Seyd, 2003; Putnam, 2000).

Sin embargo, mientras que muchos jóvenes rechazan las prácticas políticas, no necesariamente ocurre lo
mismo en lo referente a su apoyo a valores políticos como la solidaridad, la igualdad y la tolerancia. También
parece claro que los jóvenes cada vez se involucran más en formas alternativas de participación (Torney-Purta
et al., 2001).

Los jóvenes desarrollan su idea del papel que desempeñan como ciudadanos en la sociedad contemporánea a
través de una serie de actividades y experiencias que tienen lugar dentro de distintos contextos: su casa, su
centro educativo, las aulas y la comunidad general.

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El significado más común de ciudadanía es ser miembro de una comunidad. Ser ciudadano conlleva
pertenecer a cierta co- munidad política, reconocer y ejercer los derechos civiles, políticos y sociales y
cumplir con deberes y responsabilidades en la conducción de la vida común (Martínez, 1999).

Evolutivamente, los jóvenes están en proceso de configuración de su identidad, es decir, de formarse su propia
visión sobre la sociedad en cuanto a asuntos políticos, económicos y sociales y de adoptar un sistema de
valores o una ideología que guíe su accionar (Erikson, 1968).

La realidad actual de las naciones inmersas en un sistema global que escapa a la regulación del Estado, de
actores sociales y de sujetos individuales, exige repensar el término (Martínez, 1999).

La juventud es la generación influida más plenamente por esta época, por lo que resulta relevante preguntarse
por sus creencias y aspiraciones en relación a la ciudadanía. Se entiende por creencias tanto sus definiciones y
apreciaciones de la ciudadanía, como los significados que asocian a esta práctica, y por aspiraciones, su ideal
de ciudadanía asociado asimismo a sus definiciones de la misma.

Diversos autores (Flanagan, 2003; Youniss et al., 2002) consignan menor participación juvenil en política
convencional a nivel mundial y mayor asociatividad en torno a voluntariados sociales y acciones locales y
puntuales. Garcés (2010) describe un cambio desde la política tradicional a los colectivos, agrupados en torno
a derechos de categorías sociales, cultura, identidades y derechos humanos.

EI involucramiento cívico de adultos jóvenes es importante tanto para el funcionamiento de una sociedad
democrática como para el desarrollo individual.

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emocracias de la región: su baja y desigual participación política. Este artículo muestra que una de las
principales expresiones formales de la participación política, la participación electoral, ha mostrado un
abultado y dispar descenso entre los ciudadanos. se trata. entonces, de una democracia desequiribrada entre
alta estabiridad. gubernamental y baja participación ciudadana, dos dimensiorr., q,r" deben sopesarse a la
hora de expresar un juicio respecto d. no.stro sistema político.
Al considerar este diagnóstico, ros diversos canares institucionales que busquen fortalecer ra sociarización
porítica en niños y jóvenes, especialmente durante su formación escolar, juegan un papel clave para el
fortalecimiento de nuestra democracia. Er impacio de estas medidas se torna particurarmente relevante bajo
el nuevo escenario de voto (cap.6)

El problema o nudo central que en el presente afecta a las relaciones entre educación y ciudadanía es que
los cambios en la sociabilidad y en la cultura de la postmodernidad están demandando nuevas formas de
hacer política, generando un nuevo tipo de ciudadano, y por tanto, nuevos requerimientos a su formación.
El declive del involucramiento político formal (a través principalmente de la participación electoral) de las
nuevas generaciones, que Kerr, en este volumen, nombra como "bomba de tiempo democrática", condensa
en forma dramática lo que los teóricos políticos conceptualizan como crisis de la legitimidad democrática
representativa y búsqueda de "nuevas formas de apropiación social de los poderes" (Rosanvallon, 2010).

características de los desafíos nuevo entorno social y político plantea a la formación ciudadana a nivel
escolar y cómo estos han sido investigados e interpretado en el mundo

es posible sugerir que ka disposición a participar de los procesos cívicos este relacionado con la pertenecia
familiar que con la educación recibida o el nivel educacional alcanzado.

La eduaccion seria un proxy y no una causa de la disposición a la participación civica

La democracia descansa en la participación civica o formal

El involucramiento cívico de adultos jóvenes -ya sea incorporándose a grupos comunitarios, voluntariados
Para ayudar a sus vecinos o liderando esfuerzos básicos para obtener derechos civiles- es importante tanto
para la fortaleza como para el desempeño de la democracia. Es también importante para ei crecimiento
personal y la formación identitaria durante la transición a la adultez. (capitulo 3)

colectiva de solucionar problemas. Involucrarse con otros miemb¡os de un grupo comunitario también ayuda
a los jóvenes a formar redes sociales, construir capital social y conectarse con oportunidades educacionales
y ocupacionales.

Durante la infancia y la adolescencia, ras personas se conscientes de las instituciones políticas, asuntos
sociales y grandes comunidades; promuerven aprenden hechos y conceptos relacionados con la polític"
y.o_i"rrru., a practicar una ciudadan ia activa a través d e voluntariados, formando parte de grupos,
consumiendo noticias de los medios y discutiendo diferentes asuntos. Las oportunidades y elecciones de estos
años moldean intereses y caminos (Flanagan y Sherrod, 199g; Sears Levy,2003; Niemi y Hepburn, 1995).

Durante la adolescencia tardía y los años de juventud previa a la adultez, las personas definen un curso para
su futuro y rearizan un balance de los valo¡es con los que han ,riui¿o y el tipo áe mundo en el cual desean
vivir. Los asuntos morares y políticos se convierten en preocupaciones prominentes. Explorar perspectivas
políticas alternativas, frabajar con personas de distintos contextos sociales lidiar con una serie de
perspectivas sobre asuntos sociales, ofrecen oportunidades para reflexionar sobre las propias visiones y
decidir dónde uno está posicionado.
S investiga el nivel de preparación de los jóvenes para asumir su rol como ciudadanos en

La importancia del aprendizaje de la socialización política (formación)

Estudió el conocimiento de estudiantes y entendiendo de educación cívica y nacionalidad, así como también
sus actitudes,

¿Qué tipo (nivel) de-existe una relación significativa entre el apego al colegio compromiso cívico?

Existen diferencias significativas entre países latinoamericano en el apego al colegio compromiso


cívico?

2. La necesidad

(Formas de elaborar disposiciones y competencias de carácter cívico y adquieren conocimientos respecto al


papel que desempañen como ciudadana depende en gran medida de las variables que existan a nivel de país
(historia, sistema político, estructura educación, necesidades curriculares)

Identificar aspectos de los aprendizajes relevantes en la formación como ciudadanos activos den de

Curriculum que explicita voto marco regulatoria en políticas

3. Actuales formas de participación

Desarrollo de las tecnologías y su forma de manifestación como forma de participación cívica….

4. Cuidadania y formación durante las distintas instancias sociales (familia-escuela)

Es en la escuela, efectivamente, donde las implicaciones prácticas de distintos conceptos de libertad y


autoridad y sus interrelaciones se conjugan por vez primera, así como donde se accede a visiones distintas
de sociedad, se rompe con la incondicionalidad del hogar y se accede a un "nosotros", amplio o
restringido, que es base de la vida cívica (Crick, 2003 ; Peña, 2007 ).

Cap. 10)

La ciudadanía y el desarrollo democrático tienen como uno de sus factores clave a la educación. Como
quiera que se los entienda, ambos se cimientan tanto en los valores y comPetencias de los individuos, como
en las prácticas de cooperación y conflicto que caracterizan sus acciones colectivas y las instituciones que
establecen a través de medios políticos. Desde cualquiera de estas perspectivas, la secuencia formativa de
seis, diez o doce años que ofrece la escolaridad obligatoria en los diferentes países de América Latina tiene
una importancia alta.
Es aquí donde las implicancias prácticas de distintos conceptos de libertad y autoridad se conjugan por vez
primera, así como se accede a visiones de sociedad, la ruptura con la incondicionalidad del hogar y el
acceso a un nosotros, amplio o restringido, que es base de la vida cívica (Crick ,2003;Peña, 2007).

En efecto, la institución escolar provee la primera oportunidad del encuentro sostenido con un otros, real o
imaginado, más amplio que la familia y la comunidad inmediata; al hacerlo, proyee la más básica de las
condiciones para la cooperación entre los diferentes, que, desde Aristóteles, es Ia marca distintiva del
método político de construcción de orden (Crick' 1962).

Capitulo 11

Asi,las nuevas bases de valor, de conocimientos y actitudes requeridas para el funcionamiento de la


política democrática y sus capacidades de resolución de los nuevos problemas de la vida juntos demandan
directamente al sistema escolar y lo que este pueda hacer. en términos de educación ciudadana.

5. Compromiso cívico y sus implicancias

Si la participación política es el principal mecanismo que garanliza que los individuos comuniquen y
articulen sus necesidades e intereses, elijan a sus representantes en el gobierno y exijan respuestas y
cuentas a este, y que, ai mismo tiempo, se consideren corresponsables de la construcción del bien común
por el que el gobierno debe velar, la formación de competencias para ejercerla es una de las funciones
claves a satisfacer por el sistema educativo (Schlozman, Verba y Brad¡ 1999; Galston, 2004; Kimlicka,
2001).

Desde este punto de vista, la educación ciudadana efectiva no solo debe proveer a los estudiantes de
conocimientos y habilidades cívicas, sino promover actitudes ciudadanas, una creencia democrática y la
misma participación política (cho y Mcleod, 2007; cohen y chaffee, 2012; Delli Carpini, 2009; Galston,
2001, 2004; McAilister, 1998; Owen, Soule y Chalil 2011; Torney-purta, 2010).

En el ámbito internacional, diversas investigaciones han subrayado la importancia de la dimensión social


de la formación ciudadana en el aula. Campbell (2008a) sugiere que la asociación positiva entre la
apertura a la discusión en la sala de ciases y ei conocimiento y participación cívica se relacionan con un
proceso de aprendizaje social en-el que los profesores oPeran como un modelo de comportamiento y
discurso democrático. Siguiendo esa línea, un estudio de cuatro comunidades escolares realizado por
Wood (2013) demostró que las prácticas y percepciones que los profesores tienen acerca de Ia ciudadanía
influyen sobre la formación de sus estudiantes, reconociendo, además, que los jóvenes no solo reciben de
forma pasiva las distintas nociones y repertorios participativos, sino que son agentes activos en zu
creación. Lo que estas investigaciones tienen en común es su énfasis en entender ra educación ciud.adana
como una actividad social y colectiva, y no solo como una transmisión de conocimientos adquirida por el
estudiante de forma aislada (Mclntosh y youniss, 2010). Tal como reconoce Dijworth (200g), si bien los
estudios sobre prácticas pedagógicas han tendido" irrr*iígu. a los profesores y cómo ellos enseñÁ, uúr,
hu.. falta investigaci?n que analice cómo los estudiantes reciben los contenidos ciudadanos y se apropian
de tajes aprendizajes
Capitulo 12

La socialización política es un proceso de vida. En distintos momentos del ciclo vital y a través de
interacciones continuas en sus ambientes sociales, los individuos desarrollan, modifican y consolidan
actitudes y comportamientos políticos. Cada sociedad introduce tempranamente a sus integrantes al sistema
político (Easton y Dennis, 1967),lo que puede ocurrir a través de ios procesos formales de educación (e. g.,
cursos de educación cívica)' como a través de las interacciones específicas que promueven (o desalientan)
dominios de participación social.

Las prácticas sociales a través de las cuales las generaciones jóvenes se incorporan como miembros al ámbito
público de la sociedad incluyen las distintas instituciones sociales que inculcan valores sociales y políticos en
las generaciones jóvenes (Hyman, 1959)' La familia, como primer contexto de socialización, provee un
conjunto de valores, reglas y expectativas para la interacción social con otros fuera de la familia. Estas
representaciones, a su vez, influyen en las creencias de los niños y en la forma en que estos responden a las
interacciones que se dan en otros contextos de socialización como la escuela'

Las actitudes e ideas políticas se forman tempranamente en Ia niñez (Niemi y Sobieszek,I}TT). La


comprensión de la dimensión política de la realidad social es un fenómeno de la cognición social que está
enraizado en las relaciones sociales (Flanagan y Tucker, ). Las oportunidades para formar vínculos
significativos con otros miembros de la comunidad (e. g., profesores), para identificarse con las metas de una
organización, movimiento y/o con instituciones dentro de ia comunidad (e. g., apego al colegio), constituyen
prerrequisitos para el desarrollo de actitudes y habiiidades cívicas.

Para comprender de qué manera se aprenden las disposiciones a participar en asuntos cívicos y políticos, en
este capítulo asumimos una perspectiva evolutiva contextual (Lerner, 1936) del desarrollo cívico.
Específicamente, suponemos que las experiencias de niños y jóvenes en contextos de vida diarios colegios y -
familias, comunidades- moldean sus ideas y creencias acerca de su rol en la sociedad (Bronfenbrenner,
1979).

El contexto de los centros educativos y las aulas

Cuando se realiza un estudio de educación cívica y ciudadana, es importante tener en cuenta los contextos y
las características del centro, ya que éstos pueden influir en el desarrollo del conocimiento de los jóvenes
sobre civismo y ciudadanía, y en sus disposiciones y competencias en lo que se refiere a los papeles que
desempeñan como ciudadanos. Entre estos contextos y características predominan el ethos general de un
centro, su cultura y el clima en el que se desarrollan las políticas relativas al currículo cívico y ciudadano
(tanto el formal como el informal).

Entre las experiencias de aprendizaje del alumnado que contribuyen a su comprensión cívica y ciudadana se
incluyen la organización y gestión del aula, las actividades y proyectos de aula y transversales y los recursos,
materiales y tecnologías empleadas en los procesos de enseñanza y evaluación. Las relaciones entre alumnos,
y entre profesores y alumnos, son otro aspecto importante del contexto del centro educativo. Estas relaciones
están influidas por los procesos de toma de decisiones del centro, y por las oportunidades de participación en
procesos formales e informales de gobernanza.
La participación de los alumnos en el funcionamiento del centro contribuye a crear un entorno democrático en
el centro, y ofrecer a éstos la oportunidad de desarrollar destrezas y actitudes relacionadas con la educación
cívica y ciudadana.

El CIVED mostraba que la participación de los alumnos en el consejo escolar y en los parlamentos
estudiantiles repercutía positivamente en el conocimiento y compromiso cívico de los alumnos (Losito &
D’Apice, 2003; Torney-Purta et al., 2001).

El Cuestionario del centro del ICCS incluye un grupo de ítems que indaga la participación de los alumnos en
las elecciones representativas del aula/centro, así como la participación de profesores y padres en el
funcionamiento del centro.

Clima escolar: Este constructo se refiere a “las creencias compartidas, es decir, a las relaciones entre
individuos y grupos en la organización, al entorno físico y a las características de los individuos y grupos que
participan en la organización” (Van Houtte, 2005, pág. 85).

En un contexto de educación cívica y ciudadana, el clima escolar puede definirse como las “impresiones,
creencias y expectativas que tienen los miembros de la comunidad escolar con respecto a su centro educativo
como un entorno de aprendizaje, su comportamiento asociado y los símbolos e instituciones que representan
las expresiones de patrones de comportamiento” (Homana, Barber, & Torney-Purta, 2005, pág. 3).

Ciertas situaciones de aprendizaje pueden afectar a la educación cívica y ciudadana en los centros. Entre ellas
se incluye el liderazgo y la gestión del centro, las actividades cotidianas dentro del centro y la calidad de las
relaciones dentro del centro mismo y entre el centro y la comunidad exterior. La experiencia diaria de los
alumnos en el centro es un factor que influye dentro del centro y la calidad de las relaciones dentro del centro
mismo y entre el centro y la comunidad exterior..

La experiencia diaria de los alumnos en el centro es un factor que influye notablemente en la


percepción que tienen los alumnos del centro como un entorno democrático.

La posibilidad de establecer relaciones y mostrar comportamientos basados en la apertura, el respeto mutuo y


el respeto a la diversidad, y la posibilidad de expresar y defender las opiniones y puntos de vista propios,
permiten a los alumnos practicar un estilo de vida democrático, empezar a ejercitar su propia autonomía y
desarrollar un sentimiento de auto-eficacia.

El clima escolar también guarda relación con la cultura del centro y con el ethos que contribuye a definir al
centro como una organización social y también a distinguir a unos centros de otros (Stoll, 1999).

La cultura del centro se refiere a patrones de significado entre los que se incluyen normas, creencias y
tradiciones compartidas por los miembros de la comunidad escolar y que ayudan a modelar su forma de
pensar y de actuar (Stolp, 1994).

El clima y la cultura del centro contribuyen al desarrollo entre los alumnos, los profesores y el personal no
docente de un sentido de pertenencia al centro, aumentando así el compromiso y la motivación de estos
grupos hacia una mejora de las actividades educativas. El personal del centro educativo debe sentirse
motivado y comprometido a la hora de desarrollar actividades escolares para que éstas se lleven a cabo con
éxito (Reezigt & Creemers, 2005).
El contexto del entorno familiar

Los contextos y las características de los hogares y las familias que pueden influir en el desarrollo del
conocimiento, competencias, comportamiento, actitudes y creencias de los jóvenes en el contexto del civismo
y la ciudadanía son considerables.

Se incluyen entre ellos la interacción con el grupo de amigos, los recursos educativos en el hogar, la cultura,
la religión, los valores, el uso del lenguaje, el estatus de relación que tienen los jóvenes con sus respectivas
familias, la educación de los padres, los ingresos y el empleo, el acceso a distintos tipos de medios de
comunicación, la calidad de las relaciones entre el centro y la familia y la amplia gama de oportunidades
cívicas fuera del centro a las que tienen acceso los jóvenes.

Los resultados de las investigaciones a menudo recalcan el papel que desempeña el contexto familiar en el
desarrollo de actitudes positivas hacia el compromiso y la participación de los jóvenes (véase, por ejemplo,
Renshon, 1975).

Sin embargo, se ha considerado que el centro educativo, como agente que compite con el contexto familiar,
ejerce una influencia todavía mayor (véase, por ejemplo, Hess & Torney, 1967).

No obstante, existe un consenso general en cuanto a que el contexto familiar es una variable que influye en el
desarrollo político de los adolescentes. El papel que representa el contexto socioeconómico puede
considerarse un factor influyente al proporcionar un entorno más estimulante y aumentar los logros
educativos y las perspectivas de futuro de los adolescentes. Estos factores, a su vez, fomentan la participación
política como un recurso individual.

El ciudadano se forma a partir de distintas instancias de socialización que existen en las


comunidades donde se desarrolla: la familia, la escuela, el barrio y los grupos étnicos, religiosos o
comunitarios de los que forma parte (Reimers, 2005). En este sentido, la escuela adquiere un rol
fundamental y se transforma en un espacio socio-comunitario que ofrece oportunidades concretas
e institucionalizadas para formar sujetos en el marco de una ciudadanía democrática, generando
un espacio social que permite dirigir y medir sus efectos sobre el compromiso ciudadano. La
escuela ofrece una gran cantidad de oportunidades para desarrollar un conocimiento cívico que
promueva los valores democráticos y una participación activa e informada; a su vez, genera las
condiciones para el desarrollo de habilidades cognitivas necesarias para hacer juicios racionales
frente a las problemáticas y desafíos que demanda la condición ciudadana.

Una de las tareas básicas de la escolarización es preparar a los miembros de cada nueva
generación para las responsabilidades que tendrán como ciudadanos. De hecho, la necesidad de
crear una ciudadanía informada y responsable fue una de las principales razones para el
establecimiento de un sistema de escuela pública y para hacer que la educación fuera obligatoria “
“ (Kymlicka, 1995, p. 341).
La experiencia escolar hace referencia a los espacios de participación y expresión que se generan
dentro de la escuela y al clima en el que se desarrollan las relaciones entre autoridades y
estudiantes, como una forma de impulsar una mirada democrática al interior de la institución
escolar, en el sentido que la educación es el método fundamental para el progreso y la reforma
social equitativa. (Dewey, 2004)

Expextativasd e realización personla escala de maslow

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