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Funciones
La vitamina A ayuda al desarrollo de los huesos, los dientes, los tejidos
blandos, las mucosas y la piel. Está muy relacionada con el acné, ya que la
deficiencia de vitamina A en la dieta puede provocar su aparición. También
ayuda a la formación de la retina, por lo que se conoce también
como retinol. Contribuye además a la prevención de enfermedades
infecciosas, especialmente del aparato respiratorio, u otras patologías como
el sarampión. No se ha llegado a un consenso sobre si puede favorecer la
no aparición de un cáncer de pulmón o de estómago.
Esta vitamina también favorece la producción de espermatozoides y
contribuye al ciclo reproductivo femenino, favoreciendo los cambios que
se producen en las células durante el desarrollo del feto.
Fuentes
La vitamina A se encuentra en una amplia variedad de alimentos:
Hortalizas (de hoja verde), frutas (sobre todo las verdes, naranjas o
amarillas, como el melón o el mango) y verduras (brócoli, zanahoria,
calabacín).
Productos lácteos.
Carnes vacunas y de ave: el hígado de vaca o de pollo tienen una
cantidad elevada, por ejemplo.
Algunos tipos de pescado, como el salmón o el bacalao.
Cereales fortificados.
Además, también puede obtenerse mediante suplementos vitamínicos.
Los más frecuentes son el acetato de retinilo, el palmitato de retinilo, el
betacaroteno o las combinaciones de vitamina A preformada y provitamina A.
Según la Fundación Española del Corazón, las cantidades recomendadas
diarias de vitamina A son:
Desde seis a 11 meses: 350 microgramos.
Desde uno a seis años: 400 microgramos.
Desde siete a diez años: 500 microgramos.
Desde 11 a 14 años: 600 microgramos.
Hombres de 15 años en adelante: 700 microgramos.
Mujeres de 15 años en adelante: 600 microgramos.
Mujeres embarazadas: 700 microgramos.
Mujeres en periodo de lactancia: 700 microgramos.
Además, algunas personas con ciertas condiciones pueden necesitar un
suplemento adicional de esta vitamina:
Los bebés prematuros, que suelen mostrar bajos niveles durante el
primer año de vida.
Ver también:
B BBBBB
uando alguien va al supermercado y lee detenidamente la composición descrita de determinados
productos en su envase, se suele encontrar con la vitamina B.
Esta vitamina no es una independiente, sino que se trata de un complejo grupo formado por un
total de 8. De este conjunto, las más habituales que nos solemos encontrar son la B1, la B2,
la B12 o el ácido fólico.
La responsable de Nutrición y Salud de Nestlé, Anabel Aragón, detalla que estas 8 vitaminas no
guardan relación química entre sí pero generalmente suelen aparecer juntas en los mismos
elementos llegando a trabajar en equipo y realizando funciones importantes en el metabolismo de
las células.
Esta vitamina se puede localizar en un numeroso grupo de alimentos, sobre todo, en los cereales
integrales, el arroz, la avena, el germen de trigo o en el pilar de la dieta mediterránea, las
legumbres.
No obstante, hace especial hincapié en que los vegetarianos o veganos pueden contar con
carencias de vitamina b12 y eso podría desembocar en “anemias megalobásticas“.
La B12 también es muy importante en enfermedades directamente
relacionadas con el alcohol y el tabaco.
El aporte adecuado
Anabel Aragón subraya que no hay ningún secreto, tan sólo hay que seguir una dieta variada y
equilibrada.
Sin embargo, hay situaciones especiales, como las detalladas en el apartado anterior que precisan
de una suplementación extra mediante alimentos fortificados.
Si se opta por un mayor aporte de vitamina B siempre tiene que hacerse bajo la supervisión de un
nutricionista o de un médico para que determine “qué alimentos hay que elegir para cumplir los
requerimientos nutricionales”.
DDDDDDDDDD
Además, la vitamina D es muy importante para el cuerpo de muchas otras formas. Los
músculos requieren esta vitamina para el movimiento. Por ejemplo, los nervios la necesitan
para transmitir mensajes entre el cerebro y cada parte del cuerpo, y el sistema inmunitario
emplea la vitamina D para combatir los virus y bacterias que lo invaden. Junto con el calcio, la
vitamina D ayuda a proteger a los adultos mayores contra la osteoporosis. La vitamina D se
encuentra en las células de todo el cuerpo.
Los pescados grasos, como el salmón, el atún y la caballa se encuentran entre las
mejores fuentes de vitamina D.
El hígado vacuno, el queso y la yema de huevo contienen cantidades menores.
Los hongos aportan cierta cantidad de vitamina D. En ciertos tipos de hongos que
ahora se encuentran a la venta, se aumenta el contenido de vitamina D al exponerlos
a la luz ultravioleta.
En los Estados Unidos, casi toda la leche está fortificada con 400 UI de vitamina D por
cuarto de galón (un litro). Sin embargo, los alimentos a base de leche, como el queso y
el helado, en general no están fortificados.
Además, ciertos cereales para el desayuno y algunas marcas de jugos de naranja,
yogures, margarinas y bebidas a base de soja contienen vitamina D agregada.
Consulte siempre las etiquetas.
Sin embargo, pese a la importancia del sol para la síntesis de la vitamina D, es prudente
limitar la exposición de la piel a la luz del sol para reducir el riesgo de cáncer de piel. Si se
expone al sol apenas durante algunos minutos, use ropa protectora y filtro solar con factor de
protección solar (SPF) 8 como mínimo. Las camas solares también permiten que la piel
produzca vitamina D, aunque presentan riesgos similares de cáncer de piel.
Quienes evitan el sol o cubren su cuerpo con filtro solar o ropa deben incluir fuentes ricas en
vitamina D en su dieta o tomar un suplemento. Los consumos recomendados de vitamina D
están determinados sobre una suposición de una exposición escasa al sol.
En general, los niveles inferiores a 30 nmol/L (12 ng/mL) son demasiado bajos para la salud
de los huesos o la salud general, y es probable que los niveles superiores a 125 nmol/L (50
ng/mL) sean demasiado elevados. Los niveles iguales o superiores a 50 nmol/L (20 ng/mL)
son suficientes para la mayoría de las personas.
Según estos parámetros, en los Estados Unidos algunas personas sufren deficiencia de
vitamina D y casi ninguna registra niveles demasiado altos. En general, las personas jóvenes
tienen niveles superiores de 25-hidroxivitamina D en la sangre que las de edad avanzada y los
varones tienen niveles más elevados que las mujeres. Por raza, los negros no hispanos
tienden a tener los niveles más bajos y los blancos no hispanos, los más altos. La mayoría de
las personas en los Estados Unidos tienen niveles inferiores a 75 nmol/L (30 ng/mL) en la
sangre.
los lactantes, pues la leche materna no es rica en este nutriente. Los lactantes deben
recibir un suplemento de 400 UI de vitamina D por día.
los adultos mayores, porque su piel no produce vitamina D al exponerse a la luz solar
con la misma eficacia que en su juventud, y sus riñones tienen menor capacidad de
convertir la vitamina D a su forma activa.
las personas de piel oscura, porque su piel tiene menor capacidad de producir
vitamina D por el sol.
las personas con ciertos trastornos, como la enfermedad de Crohn o la enfermedad
celíaca, que carecen de un control adecuado de las grasas, porque la vitamina D
necesita grasas para su absorción.
las personas obesas, porque la grasa de su cuerpo se adhiere a cierta cantidad de
vitamina D e impide que ésta llegue a la sangre.
Problemas óseos
Con la edad, millones de personas (en su mayoría mujeres, aunque también hombres)
padecen, o corren riesgo de padecer, osteoporosis, un trastorno en el que los huesos se
vuelven frágiles y pueden fracturarse si la persona se cae. Es una de las consecuencias de la
falta de consumo de suficiente calcio y vitamina D a largo plazo. Se ha demostrado que los
suplementos de vitamina D3 (a 700–800 UI/día) y calcio (500–1,200 mg/día) reducen el riesgo
de pérdida ósea y fracturas en adultos mayores de 62 a 85 años de edad. Los hombres y las
mujeres deben consultar con el profesional de la salud acerca de sus necesidades de vitamina
D y calcio como parte de un plan general de prevención o tratamiento de la osteoporosis.
Cáncer
Algunos estudios científicos indican que la vitamina D puede proteger contra el cáncer de
colon y tal vez incluso contra el cáncer de próstata y cáncer del seno. Sin embargo, los niveles
más elevados de vitamina D en la sangre también se han relacionado con una mayor
incidencia de cáncer de páncreas. Aún no es posible afirmar si los bajos niveles de vitamina D
aumentan el riesgo de una persona de tener cáncer y si los niveles más elevados protegen o
incluso aumentan el riesgo en algunas personas.
Los límites máximos recomendados de vitamina D es de 1,000 a 1,500 UI/día para bebés,
2,500 a 3,000 UI/día para niños de 1 a 8 años de edad, y de 4,000 UI/día para niños mayores
de 9 años de edad, adultos, y mujeres y adolescentes embarazadas y en período de lactancia.
Casi todos los casos de toxicidad por vitamina D resultan a causa de sobredosis de
suplementos. La exposición excesiva al sol no causa intoxicación por vitamina D porque el
cuerpo limita la cantidad de esta vitamina que produce.
Hable con el médico, farmacéutico y otros profesionales de la salud sobre los suplementos
dietéticos y medicamentos que toma. Ellos le indicarán si estos suplementos dietéticos
podrían interactuar o interferir con sus medicamentos recetados o no recetados o si los
medicamentos podrían interferir con la forma en que su cuerpo absorbe, utiliza o descompone
los nutrientes.
Advertencia
La información contenida en esta hoja informativa de la Oficina de Suplementos Dietéticos
(ODS) de ninguna manera sustituye la asesoría médica. Le recomendamos que consulte a los
profesionales de la salud que lo atienden (médico, dietista registrado, farmacéutico, etc.) si
tiene interés o preguntas acerca del uso de los suplementos dietéticos, y que podría ser mejor
para su salud en general. Cualquier mención en esta publicación de un producto o servicio
específico, o recomendación de una organización o sociedad profesional, no representa el
respaldo de ODS a ese producto, servicio, o asesoramiento de expertos.
EEEEEEE
La vitamina E es una de las más usadas con fines antioxidantes. Por lo controvertido
de su papel, pretendemos abordar los conocimientos más recientes acerca de sus
propiedades químicas y estructurales, así como algunos de sus efectos biológicos, lo
que permitirá entender con mayor claridad el estado actual y las perspectivas de su
uso en animales y en humanos.
A partir de estos antecedentes, hemos decidido realizar una actualización acerca del
papel antioxidante de la vitamina E, su acción sobre el sistema inmunológico, así como
su relación con la apoptosis y su influencia en el estado oxidativo de la célula.
La reactividad de la vitamina E con los radicales orgánicos peroxilos se asocia con las
propiedades redox del anillo cromano y es la responsable de su capacidad
antioxidante.3
La vitamina funciona in vivo como un antioxidante que protege a los lípidos tisulares
del ataque por los radicales libres. Los radicales peroxilos (LOO0), pueden generarse,
por ejemplo, a partir de los ácidos grasos poliinsaturados de los fosfolípidos de las
membranas o en las lipoproteínas después de la pérdida de hidrógenos (proceso
llamado iniciación) y la adición de una molécula de oxígeno. Se han informado en la
literatura constantes de velocidad para la reacción de los tocoferoles con varios
radicales peroxilo que van desde 1 104hasta 1109 mol L-1 s-1.4
Esta alta reactividad es de gran importancia en las membranas, porque los tocoferoles
al reaccionar con los radicales peroxilos lipídicos generan hidroperóxidos lipídicos
relativamente estables. Los radicales tocoferilos interrumpen la reacción radicálica en
cadena, por lo que protegen de la peroxidación lipídica. De hecho, en plasma y en
eritrocitos, la vitamina E es el principal antioxidante liposoluble que protege los lípidos
contra el daño oxidativo.5 El contenido de vitamina E determina la susceptibilidad al
daño por agentes oxidantes tales como son los radicales hidroxilo, alcoxilo, peroxilo, el
oxígeno singlete y quizás a varios complejos de metales unidos al oxígeno en los
microsomas, hepatocitos u órganos enteros.6
No existe evidencia de que la vitamina E interfiera con la muerte apoptótica que ocurre
durante el proceso posterior al desarrollo y crecimiento celular normal.
SUMMARY:
KKKKKKKKKKKKK
Tiene un efecto único entre todas las vitaminas: activa las proteínas GLA (ácido gamma-
carboxilglutámico), que son básicas para el control del calcio.
Hasta el momento se han encontrado quince tipos distintos dentro de esta clase de proteínas.
Los científicos sospechan que existen alrededor de cien tipos. Es la única que activa estas
proteínas.
Las proteínas GLA activan los factores de conglomeración en el hígado, la osteocalcina y la
proteína Gla de matriz (MGP) en el torrente sanguíneo.
Por lo tanto, las proteínas GLA garantizan que el calcio pueda almacenarse y
previenen y reducen los depósitos de calcio en las arterias.
Si hay un déficit, el calcio no se deposita en la zona ósea, lo que origina la osteoporosis.
También aumenta el contenido general de minerales en el tejido óseo. Solo un alto contenido
mineral asegura un esqueleto sólido. Cuando el organismo tiene carencia, la densidad de los
minerales disminuye y la estructura se vuelve porosa.
Debido a ello, origina depósitos de calcio en las paredes de las arterias, que pueden
producir enfermedades cardiovasculares, renales y neurodegenerativas.
Las proteínas que no tienen suficiente no pueden formar estas garras y, por lo tanto, no pueden
controlar el mineral. Sin las proteínas GLA activadas, el calcio migra incontrolado hasta las
arterias y los tejidos blandos del organismo.
Esto también explica el hecho de que los pacientes que toman anticoagulantes (por ejemplo,
Cumarinas que inhiben sus efectos) sufren de aterosclerosis acelerada.
¿Dónde se encuentra la vitamina K?
Durante décadas los suplementos dietéticos elegidos para fortalecer la zona ósea han sido el
calcio y la D3. El esqueleto contiene la mayor proporción del calcio (alrededor del 99%), en los
dientes se encuentra una pequeña cantidad y solo un 1% se dispone en el torrente sanguíneo.
Nuestro organismo necesita recibir calcio de forma regular para su regeneración ósea.
Hoy sabemos que la K2 es positiva para desarrollar la mejora ósea, como el calcio y la D3.
Aunque esta última es la encargada de la formación de la osteocalcina, solo la K2 puede activar
esta proteína, que es la que almacena el calcio.
Cuando hay bajos niveles, aunque haya una ingesta suficiente de calcio y D3, calcio y se
produce la osteoporosis.
Los estudios sobre la osteoporosis han demostrado que la K2 además de la formación y
aumento de la densidad ósea, estimula su mineralización (deposición de calcio) y favorece la
estructura del colágeno, un tejido de rejilla, fibroso que contribuye a la fuerza y flexibilidad, y
los hace resistentes a las fracturas.
Llegados a este punto, surge la siguiente pregunta: ¿dónde va el calcio si no se usa para la
formación del hueso?
Cuando el suministro de K2 es bajo, se almacena el calcio en las paredes
arteriales, lo que, a su vez, contribuye al desarrollo de la aterosclerosis.
De hecho, ante un déficit de K2 el organismo responde con una enorme deposición de calcio
en las paredes arteriales. Esto explica el hecho de que muchos mayores tengan las arterias
endurecidas y calcificadas y, a la vez, los tengan frágiles, con carencia de calcio.
En el reino vegetal no encontraremos la preforma K2 en gran parte, a menos que dichas plantas
hayan sido fermentadas o transformadas por una bacteria. Por ejemplo: Bacillus natto. Esta
bacteria puede convertir la K1 en K2 y es frecuentemente utilizada en la producción de
fermentos de soja. La palabra “Natto” es probablemente una fuente muy utilizada en
suplementos dietéticos.
La K1 representa aproximadamente el 90% de la ingesta de K en la dieta típica
occidental.
K2 representa aproximadamente el 10% de la ingesta de K occidental.
La menaquinona (En la fórmula MK-n, el indicativo n representan el número de cadenas
laterales de prenilo) también se absorbe a través de la dieta. La carne contiene MK-4, los
alimentos fermentados como el queso y natto contienen MK-7, MK-8 y MK-9.
Otras enfermedades que guarden relación con patología del sistema intestinal, tal como el
síndrome de Crohn o colitis ulcerosa, también van a producir una falta, debido a una pobre
absorción nutricional.
Bajos niveles de ingesta están surgiendo como factores de riesgo dietético para la osteoporosis.
Ingerir vía suplementación una dosis diaria, puede conducir significativamente hacia un
incremento en la densidad mineral ósea, sobre todo para un público de riesgo, como son las
mujeres post-menopaúsicas.
Bajos niveles también se han asociado con un mayor riesgo de artritis, donde, posiblemente,
una baja actividad de las proteínas dependientes dentro de las articulaciones condiciona como
mecanismo probable para el aumento del riesgo.
Los beneficios que arrojan la vitmamina K, tal como hemos visto, guardan relación con mejorar
la capacidad del organismo para la coagulación sanguínea, y así como el óptimo mantenimiento
del sistema óseo. En este última mira será donde la combinación con los suplementos dietéticos
se complemente su uso.
Es la única que activa estas proteínas. Sin las proteínas GLA activadas, el calcio
migra sin control hasta las arterias y otros tipos de tejidos blandos.
Compra complementos alimenticios de Vitamina K
Los estudios clínicos han confirmado que existe un vínculo directo entre la ingesta de K2 y el
desarrollo óseo efectivo en los niños.
Un estudio publicado en 2008 demostró que aumentar su ingesta en niños mayores 24 meses
daba como resultado un hueso fuerte y denso.
El mismo grupo de investigación publicó un año después, otro estudio por el que se demostró
que una pequeña dosis de suplementos, en forma de MK-7, en niños prepúberes sanos
aumentaba la carboxilación de la osteocalcina (activación de la osteocalcina).
Un nuevo estudio llevado a cabo en 2013 sobre 896 muestras de sangre de 110 voluntarios
sanos (42 niños y 68 adultos) analizó los biomarcadores que reflejaban el estado de la K2 en los
voluntarios. Se midió tanto la MGP inactiva circulante como la osteocalcina inactiva, que son
proteínas cruciales para el corazón.
Los investigadores encontraron que los niños y adultos con una mayor carencia
respondieron mejor a una ingesta adicional de K2.
Los niños y los adultos mayores de 40 años mostraron menores índices. En consecuencia, estas
personas son las que necesitan tomar un suplemento de K2, en forma de MK-7, para suplir la
carencia.
En base a estas conclusiones, los médicos y expertos en nutrición recomiendan dar a los niños
suplementos dietéticos de K2. El suministro de esta es necesario, incluso, en la fase de
crecimiento.
Durante medio siglo se creyó que sólo era necesaria para la coagulación sanguínea saludable.
Sin embargo, se ha descubierto que tiene mayores beneficios para el organismo.
Esto también explica por qué los pacientes que toman anticoagulantes (como Coumadin, que
bloquea sus efectos en el cuerpo) sufren aterosclerosis acelerada.
Salud ósea
La proteína GLA reconocida se llama osteocalcina. Esta proteína necesita K para almacenar
el calcio.
La ‘M’ se refiera a “Menaquinona”, el término científico que recibe. Mientras que las dietas
estándar en los humanos normalmente constan de en torno al 10-20% de K2, la proporción de
los subtipos puede variar ampliamente: las comidas fermentadas a partir de la soja van a
contener mayor cantidad de MK-7; el queso MK-8 y MK-9…
La relación entre los beneficios para la salud ósea y la K depende, en principio, de dos
mecanismos básicos:
Células óseas denominadas “Osteoclastos”
Carboxilación
Los osteoclastos se encuentran a cargo de la desmineralización ósea, es decir, se encargan de
obtener minerales para llevarlos a otras sistemas del organismo y emplearlos para otras
funciones. Mientras que dicha actividad es importante, no es necesario una elevada cifra de
estas moléculas, o actividad propiamente de ellas, debido a que puede conducir hacia una
desequilibrio mineral óseo. Ayuda el organismo en este proceso, para mantenerlo regulado. En
concreto, la MK-4 (denominada menatetrenona) evita la formación de demasiados células de
osteoclastos[7], sirviendo además, como inicio de la muerte celular de estas (apoptosis).
El segundo mecanismo la involucra en un proceso conocido como “Carboxilación”.[8] Este
proceso queda directamente relacionado con los factores requeridos para la coagulación
apropiada. Para el óptimo estado óseo una de las proteínas que se encuentran en ellos,
denominada “Osteocalcina”, necesita ser alterada químicamente durante el proceso de
carboxilación. Esta proteína queda relacionada con la medición de la Densidad Mineral Ósea
(BMD), y por esta razón, los médicos atienden a los análisis sanguíneos para buscar parámetros
para comprobar la salud ósea. Cuando un alto índice de proteínas osteocalcinas en nuestro
tejido óseo son carboxiladas, existirá un mayor riesgo de fracturas.
Puede reducir drásticamente esta situación[9]: de modo que es requerida para la actividad
adecuada de la enzima carboxilasa, que permite la carboxilación de las proteínas de
osteocalcina en el tejido óseao, puede reconducir y restructurar estas proteínas óseas al lugar
adecuado en la estructura ósea correspondiente, y por ende, fortalecer la composición del
hueso.
Ciertos estudios[10] reflejan que su actividad (en especial MK-4) es especialmente útil en la
protección ósea postmenopáusica.
No son tejidos muertos, sino que se regeneran constantemente en su interior con una matriz de
tejido.
Si se aporta suficiente vitamina D, calcio, minerales y K, el esqueleto se va reemplazando
con un hueso denso y estable cada 7 o 10 años.
Este proceso queda regulado por los osteoblastos (células anabólicas) y los osteoclastos (células
degradantes). Siempre que la actividad de los osteoblastos sea mayor que la actividad de los
osteoclastos, queda garantizado el mantenimiento de esqueleto sanos.
Los osteoblastos producen osteocalcina, una proteína dependiente de la vitamina K que se une
al calcio en la matriz ósea y aumenta su contenido en minerales. Su tarea consiste en hacer que
el esqueleto sea estable y resistente a las fracturas.
Se vuelven frágiles y delgados, con lo que aumenta el riesgo de fracturas. Incluso en el caso de
que desde el exterior la estructura ósea tenga una apariencia normal, en el interior están débiles.
Un nuevo estudio llevado a cabo en 2013 sobre 896 muestras de sangre de 110 voluntarios
sanos (42 niños y 68 adultos) analizó los biomarcadores que reflejaban el estado de la K2 en los
voluntarios. Se midió tanto la MGP inactiva circulante como la osteocalcina inactiva, que son
proteínas cruciales para la salud ósea y del corazón.
Los investigadores encontraron que los niños y adultos con niveles bajos respondieron mejor a
una ingesta adicional de K2.
Los niños y los adultos mayores de 40 años mostraron una mayor deficiencia de K2. En
consecuencia, estas personas son las que necesitan tomar un suplemento en forma de MK-7,
para suplir la carencia.
En base a estas conclusiones, los médicos y expertos en nutrición recomiendan dar a los niños
suplementos dietéticos de K2. El suministro de esta vitamina es necesario, incluso, en la fase de
crecimiento.
En el estudio clínico Osteo 2003, se demostró que la K2 previene la pérdida ósea. Se evaluó a
dos grupos de pacientes: el grupo de control no recibió suplementos y el segundo recibió
terapia sintética MK-4. Los resultados mostraron claramente la relación entre la ingesta de K2 y
la estabilidad ósea.
El estudio realizado durante tres años, en el que participaron 944 mujeres (entre 20 y 79),
demostró la asociación entre la ingesta de MK-7 y la reducción de la pérdida mineral ósea.
Un estudio reciente de Yaegashi, publicado en “European Journal of Epidemiology” . (2008)
demostró que un suministro adecuado evita el riesgo de sufrir una fractura de cadera.
El estudio demostró que el magnesio, el zinc y la vitamina D son moderadamente importantes
para la salud ósea, mientras que la natural K2 es un factor clave: se demostró que las personas
que la tomaban presentaban un menor riesgo de sufrir una fractura de cadera.
Una revisión sistemática de todos los ensayos aleatorizados y controlados en los que los adultos
recibieron suplementos de K1 o K2 durante al menos seis meses, revela las siguientes
conclusiones:
Hay un total de 13 estudios con datos sobre pérdida ósea y 7 estudios referente a fracturas
óseas.
Todos los estudios han demostrado que la ingesta de suplementos disminuyen la pérdida
de minerales óseos.
En los 7 estudios realizados sobre el riesgo de fractura, se encontró que la K2 da mejores
resultados. Su ingesta reduce el riesgo de fracturas vertebrales en un 60%, en de las fracturas de
cadera en un 77% y el riesgo de todas las fracturas no vertebrales en un asombroso 81%.
El Dr. Vermeer declaró «Este es el primer estudio que demuestra que tomar K2 en forma de
MK-7 tiene un efecto beneficioso sobre el sistema cardiovascular a largo plazo. Estudios
previos realizados sobre la población han demostrado la relación directa entre el consumo de
K2 y un menor riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular, pero este es el primer estudio
práctico enfocado en los beneficios que tiene sobre la salud cardiovascular».
Los efectos sobre el sistema cardiovascular se midieron usando la velocidad del pulso y las
técnicas de ultrasonido.
Los datos de las 227 mujeres que completaron el estudio mostraron que la ingesta de MK-7
produjo una disminución significativa en la velocidad del pulso y una reducción de la
arteriosclerosis.
La ingesta de MK-7 durante tres años produjo una disminución del 50% de la proteína dp-
ucMGP, en comparación con el placebo. Este efecto se observó en el primer año del estudio y
se mantuvo durante los siguientes dos años.
Salud ósea
En 2013, la revista “Osteoporosis International” publicó un estudio que mostró los efectos
positivos de MK-7.
Este estudio, junto con el reseñado en el párrafo anterior, es de gran importancia, ya que se ha
realizado en tres años, comprobando los resultados a largo plazo y observando detenidamente
el cambio que la ingesta de K2 provoca sobre la salud ósea y del corazón.
Las conclusiones del estudio e información han sido aceptadas por revistas médicas de
prestigio, que han reconocido sus beneficios óseos y del corazón.
«Garantiza que el calcio se una a la matriz mineral ósea y no se deposite en los vasos
sanguíneos», tal y como ha explicado el Dr. Dennis Goodman, especialista en cardiología y
jefe de medicina interna del Langone Medical Center de Nueva York. Esto es importante
porque cuando el calcio se deposita en las arterias produce aterosclerosis y obstrucciones, lo
que puede provocar enfermedades cardiovasculares graves, como un infarto o una apoplejía.
De acuerdo con el Dr. Goodman, que actualmente trabaja en un nuevo libro sobre su papel en la
salud ósea y cardíaca, hay una relación directa entre la flexibilidad de los vasos sanguíneos y la
longevidad del ser humano. Según un estudio publicado en el New England Journal of
Medicine (Rosenhek, 2000), la arteriosclerosis disminuye la edad biológica de una persona
hasta en 10 años.
Otro estudio, publicado en la revista La aterosclerosis (Shaw, N ° 188, 206), muestra que la
edad biológica de una persona puede variar en 10 años, en función del progreso de la
aterosclerosis asociada a la edad.
Este estudio demuestra claramente que la función arterial puede cambiar drásticamente la
forma en la que tratamos la prevención de la salud del corazón.
La vitamina K reduce el riesgo de sufrir diabetes
Un estudio realizado en los Países Bajos demostró que la vitamina K1 y K2 ayudan a reducir la
diabetes tipo 2. El estudio fue publicado online el 27 de abril de 2010 en la revista” Diabetes
Care”.
Los investigadores del Centro Médico Universitario de Utrecht analizaron los datos de 38 094
participantes que tenían entre 20 y 70 años de edad al comenzar el estudio.
Los participantes tomaron una media de 200 mcg de K1 diaria, y una media de 31 mcg de K2 al
día.
Durante un período de observación de 10.3 años, se diagnosticaron 918 casos de diabetes tipo
2.
Un análisis detallado de los datos reveló que los hombres y las mujeres que habían consumido
un 25% más de K1, experimentaron en un 19%, un riesgo menor de desarrollar diabetes, en
comparación con aquellos cuya ingesta de K1 era más baja.
En el caso de la K2, se observó una reducción del riesgo del 7% por cada aumento en 10mcg de
ingesta de K2.
El aumento en la ingesta también se asoció con la mejora de los lípidos en sangre y los niveles
inferiores de proteína C-reactiva, un indicativo de la inflamacon./p>
Este estudio e información es el primero en el que se examinó la relación entre la diabetes tipo
2 y la ingesta de vitamina K. Sus autores llegaron a la conclusión de que influye en el riesgo de
desarrollar diabetes a través del metabolismo del calcio.
Por otra parte, la reducción de la inflamación debida al aumento de la ingesta de vitamina K, tal
y como se observado en los resultados de estudios in vitro también puede producir la mejora en
la sensibilidad a la insulina y la reducción en el riesgo de diabetes.
Coagulación de la sangre
Entre los beneficios de la K2 destaca el hecho de que activa varias proteínas en el hígado.
Incluso en el caso en que hubiera un exceso, la activación no aumentaría después de su límite
óptimo.
Los estudios recientes han demostrado que la ingesta diaria de 45 mcg no interfiere con los
efectos de la medicación anticoagulante. Por lo tanto, la vitamina K2 natural nunca provoca un
riesgo en la formación de coágulos en los vasos sanguíneos.
La capacidad del cuerpo para controlar el flujo de sangre después de un accidente vascular es
primordial para la supervivencia. Para solventarlo, se produce lo que se conoce como
“Hemostasia”, que constará del proceso y la subsiguiente disolución de dicho coágulo, y la
posterior reparación del tejido herido.
Los jóvenes permanecen activos y su contenido de osteocalcina es 8-10 veces mayor que en el
caso de los adultos. Por lo tanto, tienen mayor necesidad. Sin embargo, las recientes
investigaciones han demostrado que la mayoría de los niños sufren una deficiencia de K.
Especialmente la K2, es, junto con la D, el factor clave para almacenar el calcio. Solo con
su aportación puede formarse una matriz ósea sana y una densidad mineral óptima en el
hueso.
Después de la infancia, la K2 es la responsable de mantener la densidad mineral ósea y de
prevenir su deterioro. Si no tenemos el suficiente suministro se pone en peligro el crecimiento y
la densidad ósea.
Además, la K2 garantiza que el calcio absorbido no se acumule en las arterias. Una deficiencia
puede provocar que las arterias del corazón comiencen a calcificarse durante la infancia.
La capacidad para evitar que el calcio se instale en las arterias favorece la salud
del corazón a largo plazo. Por lo que el cuerpo necesita disponer de una
cantidad suficiente.
Vitamina K en recién nacidos
Como se ha mencionado anteriormente, la vitamina K es bien conocida por sus propiedades.
En cierto contexto, el término “coagular” puede denotar cierta inquietud, asociándolo con
procesos no deseados (coágulo cerebral, arterias obstruidas…) pero que sin embargo distan de
lo que verdaderamente es el beneficio de esta vitamina esencial. Tal es su importancia, que a
los recién nacidos, se les administra una inyección al nacer, para evitar la “Enfermedad
Hemorrágica del Recién Nacido” (HDN). Esta enfermedad conlleva un déficit de los factores
de coagulación debido a que el recién nacido posee un bajo nivel de esta vitamina en su
organismo. No cruza la placenta durante el desarrollo, y además el intestino carece de la
bacteria que la sintetiza después del nacimiento.
Después del nacimiento, hay poca en la leche materna y los bebés amamantados
pueden ser carentes durante varias semanas hasta que las bacterias intestinales
comienzan a sintetizarla.
Con niveles bajos, algunos bebés pueden sangrar severamente, a veces en el cerebro, causando
daño cerebral significativo. Dicha circunstancia se denomina enfermedad hemorrágica del
recién nacido (HDN).
La osteocalcina es la responsable de unir el calcio en la matriz ósea. Sin una ingesta adecuada,
la osteocalcina permanece inactiva y, por lo tanto, no puede unirse al calcio.
Al mismo tiempo, la proteína gla matriz (MGP) evita que el calcio circule libremente y se
adhiera a las arterias cuando hay K2 disponible en el cuerpo.
Los que toman vitamina D, necesitan aumentar el aporte de K2. Disponible en formato de
complementos nutricionales de alta calidad.
ABCDEK
Vitamina D. Los alimentos que son ricos en esta vitamina son los
pescados como la anguila, angula, atún, bonito, sardinas, huevos,
mantequillas, hígado o foie-gras y los productos lácteos.
Deficiencias vitamínicas
Exceso de vitaminas