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CONCLUSIONES:

Pocos nombres de enclaves singulares de Aragón definen tan bien un


espacio como el de
“Pinares de Rodeno de Albarracín”. Bajo esta denominación se engloba un
territorio en apariencia
monotemático de pino rodeno y morfologías modeladas sobre areniscas del
Buntsandstein o rode-
no. Porque eso es lo que el visitante de este espacio aprecia a simple vista, un
amplio pinar del que
asoman imponentes lienzos de paredes rojizas escarpadas, destacadas
sobre el curso del río
Guadalaviar y las extensas parameras entre Cella y Gea de Albarracín y que
esconde en su interior
tesoros pictóricos de tiempos remotos y un abanico de formas arquitectónicas
modeladas por el
paso del tiempo como callejones, tormos y pequeños cuencos denominados
gnamas, entre otros.
Sin embargo, el territorio que abarca el presente estudio se ha mostrado variado
y rico en cuan-
to a su composición, sobre todo en aquellos puntos en los que a primera vista
domina un solo ele-
mento, el pinar de rodeno.
Sin duda alguna la combinación pinar-morfologías en areniscas ofrece la mayor
diversidad pai-
sajística del espacio, no sólo por la belleza plástica del conjunto en cuanto a
elementos internos de
estos enclaves, panorámicas y vistas que ofrece, sino también por albergar
elementos culturales de
un valor incalculable, indicios y retazos de formaciones vegetales potenciales de la
zona, comunida-
des con alto valor botánico y especies de fauna catalogada.
Pero su valor también radica en su singularidad, tanto desde lo litológico, por la
continuidad
estratigráfica que presenta y la posibilidad de observar interesantes contactos
litológicos, así como
desde el punto de vista geomorfológico, ya que en él se encuentran algunos de
los ejemplos de morfo-
logías sobre areniscas más destacados del territorio aragonés. Todo esto dentro
de un ambiente en el
que dominan las litologías calcáreas y las morfologías derivadas de los procesos
erosivos y kársticos.
Esta combinación de elementos contribuye a escala media a la diversificación de
ambientes
dentro del Paisaje Protegido del Rodeno de Albarracín y su entorno próximo,
dando la oportunidad
al visitante de este espacio de observar situaciones variadas en el interior de un
espacio natural,
todo ello con unas dimensiones abarcables a escala humana, pudiendo disfrutar al
mismo tiempo
de paisajes contrastados, cambiantes en el espacio y en el tiempo, porque el
paso de las estaciones
también contribuye a la diversificación del paisaje en este territorio.
Según el presente trabajo, los espacios con niveles importantes de variedad
paisajística ocupan
una amplia banda del territorio estudiado (Mapa 2), en su mayor parte
coincidiendo con las zonas
donde afloran las areniscas del Buntsandstein. Tan sólo destaca con valores
elevados la unidad
“Rodeno cortados”, por su elevado interés botánico, geomorfológico y
faunístico, manteniendo
niveles de conservación altos (Mapa 3), en parte por lo inaccesible de la mayor
parte de sus encla-
ves, pero también por el moderado impacto que supone la carretera que circula
paralela al norte de
este enclave, derivado de su adaptación al terreno y el bajo tránsito que de
forma general registra,
favoreciendo por un lado su absorción por parte de los elementos naturales y por
otro la observa-
ción de este enclave.
GRADO DE VARIEDAD PAISAJÍSTICA Y ESTADO DE CONSERVACIÓN...
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El resto de los espacios con alto nivel de variedad paisajística acoge unidades con
importante
presencia de pino rodeno, dando forma a una amplia banda a ambos
lados de la carretera
Albarracín-Bezas, que recoge aspectos valorados en diferente grado, como la
unidad “Rodeno sur I”,
en la que destacan las morfologías escarpadas en areniscas y una composición rica
en especies bajo
el dosel de pinos; “Carbonera-Mosquito” con puntos de interés botánico,
excelentes panorámicas y
un buen conjunto de formaciones vegetales y crestones cuarcíticos; o “Cabrerizo-
La Losilla” en la
que encontramos la combinación de un barranco encajado entre relieves de
arenisca, dentro de un
pinar de rodeno, y con una amplia riqueza florística en algunos de sus rincones.
Entre estas unidades de alto valor destacan por albergar elementos
diferentes al resto
“Logalindo-Loma Rasa” y “Estrechos de Albarracín”.
La primera alcanza esta categoría por albergar elementos diferentes al resto de
unidades, pero
igualmente singulares, como retazos de una amplia superficie de erosión,
pequeñas morfolologías
kársticas con dolinas en cubeta, elementos botánicos singulares dentro del espacio
estudiado y
unas amplias panorámicas sobre el paisaje protegido y gran parte de las sierras
que lo rodean.
La segunda tiene entre sus principales valores el conservar retazos importantes
de formaciones
vegetales propias de ribera, así como su fauna asociada, que se mantiene bien
representada y que
cuenta con especies raras y catalogadas, a lo que se une el criterio paisajístico
por la singularidad de
sus meandros encajados y la combinación con el casco histórico de la ciudad de
Albarracín.
Sin embargo, algunas de estas unidades con valores altos presentan puntos en los
que este valor
de forma puntual se vería muy reducido. Este es el caso de “Rodeno sur II”, en
las proximidades del
término de Dornaque y Tajadas de Bezas, donde la existencia de una carretera
de mayor entidad
(Bezas-Saldón), un mayor número de edificios, de espacios para el ocio y recreo
y de intensidad de la
explotación forestal, merman los valores generales del espacio, aunque sin reflejo
en el total de la uni-
dad, debido a la extensión que esta presenta. En la misma situación se
encuentran las unidades
“Cerro del Rodeno” y “Los Quemados”, con una fuerte incidencia de la
explotación forestal.
A medida que nos alejamos del núcleo del Espacio Protegido, la variedad
paisajística disminu-
ye. En algunos casos derivado del uso del territorio, que ha reducido las
cualidades naturales de
esas zonas (explotación maderera, cultivos, etc.), como ocurre en gran parte de
los espacios situa-
dos en el sector este (unidades 8, 14, 16 y 18); en otros, como en la unidad
“Majadillas”, por la
amplia representación del principal elemento que compone el espacio (formación
arbórea de sabina
albar) en el contexto próximo a la zona de estudio y que además constituye casi
el único elemento
a reseñar dentro de la unidad, no pudiendo destacar frente a otras que
presentan una combinación
de elementos más diversa.
Por último, los espacios con menor variedad paisajística quedan circunscritos a los
territorios
próximos a las zonas con asentamientos humanos. El aumento de
infraestructuras, de las zonas
cultivadas, así como el empobrecimiento de los valores naturales son la principal
causa para que en
estos espacios se registren los valores más bajos. Entre ellos destaca la unidad
“Albarracín norte”,
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Luis Alberto Longares Aladrén
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que a pesar de contar con un elevado valor paisajístico, lo cual evita que figure
en valores muy
bajos, presenta un alto nivel de degradación (Mapa 3), fruto de incendios, talas
y pastoreo históri-
co, que por la pobreza de sus suelos no ha conseguido recuperar la cubierta
vegetal, lo cual ha con-
tribuido a la pérdida de otros valores.
Dentro de estos espacios con niveles paisajísticos muy bajos destaca la unidad
“Arrabal”, que
debe su inclusión en este intervalo al alto nivel de degradación que presenta su
cubierta vegetal,
empobrecida por incendios, cultivos y pastoreo intensivo, a la presencia de
numerosas infraestructu-
ras y actividad industrial puntual (explotación de yesos) y a la existencia de
procesos erosivos signi-
ficativos. Sin embargo, el valor botánico de este espacio es alto, debido a la
presencia de taxones gip-
sófilos, endémicos del sector ibero-levantino de la Península Ibérica, pero que no
es un criterio con
suficiente peso como para sacar de este intervalo de grado de variedad
paisajística a esta unidad.
Por otro lado, esta variedad paisajística presenta diferentes grados de
conservación (Mapa 3),
casi siempre derivados del uso al que están sometidos los diferentes espacios.
Las unidades que presentan unos niveles de conservación más altos son aquellas
que cuentan
con mayores dificultades a la hora de su acceso, bien a la unidad en general o al
interior de esta. En
esta situación se encuentran “Rodeno cortados” y “Logalindo-Loma Rasa”, que
presentan elementos
en su composición indicadores de un alto grado de conservación, a pesar de cómo
“Rodeno corta-
dos”, desde el punto de vista vegetal, no se trata de la formación madura de la
zona, pero el grado
de naturalidad de la formación de pino rodeno en este enclave es alto.
En menor medida, aunque siempre con grado de conservación alto, se encuentran
“Esmeraldas-
Carrascosa”, “Carbonera-Mosquito”, “Rodeno sur I”, “Melojar” y “Majadillas”.
En el caso de las tres
primeras las señales dejadas por las labores de explotación maderera merman de
algún modo el
grado de conservación del espacio en este momento, sin embargo y si no se
llevan a cabo labores
de reforestación, son espacios que en un futuro se encaminarán hacia la
recuperación de situacio-
nes de madurez, a través de la naturalización de sus pinares. Las dos últimas
presentan buen nivel
de conservación, pero “Melojar” todavía conserva indicios de una explotación
pasada, lo cual dismi-
nuye en cierta medida su grado de conservación; en el caso de “Majadillas” la
explotación intensiva
de los pastos que nacen bajo el dosel del sabinar da lugar a una situación
parecida.
Como se puede observar dominan los espacios con grados de conservación
moderados y esto es
debido al uso tradicional al que ha sido sometido este territorio (explotación
resinera, maderera,
ganadera), del que todavía quedan restos y al que todavía no han podido
reponerse algunos de los
enclaves de carácter más sensible. De entre ellos destacan las unidades más
cercanas a la localidad
de Albarracín, que han sufrido de forma histórica un aprovechamiento intenso en
busca de com-
bustible, pastos y terrenos más favorables para el cultivo, del que son testigo
los numerosos aterra-
zamientos que podemos observar en sus laderas.
Por último, los espacios con grados de conservación bajo son menores en número,
aunque ocu-
pan una amplia superficie, sobre todo en el sector norte de la zona de estudio y
siempre en las proxi-
midades de los núcleos de población, debido a las mismas razones descritas en el
párrafo anterior

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