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CASO:

LA EDITORIAL VEACLARO, ubicada en Puerto Cabello con vista al mar,


empresa estable de buen funcionamiento en la región, el asentamiento de
empresas de distribución en la zona, debido a las inmejorables infraestructuras
del área y excelente confeccionamiento de los productos editoriales de
VEACLARO, tanto formales como de contenido, han contribuido al crecimiento
que la editorial viene registrando en los últimos años.
El presidente de VEACLARO, Juan Guaibo, dirige el negocio desde hace quince
años. En sus primeros tiempos la editorial era de una estructura familiar. Juan
recordaba los comienzos al encaminarse aquella mañana a la editorial. No fue
fácil lograr que se asumiese la necesidad del cambio: profesionalización,
incorporación de directivos externos, inclusión en nómina de escritores en
exclusiva...

Las intensas reuniones, las acaloradas discusiones o las posturas en principio


irreconciliables, enseñaron a Juan la importancia de atender las distintas razones
e intereses que los implicados argumentaban para lograr imponer sus objetivos.

Aquella mañana se había citado en su despacho con dos directores de


departamento y con el adjunto al director comercial. El director comercial y su
adjunto invocaban la necesidad de profundos cambios en VEACLARO. Por su
parte, el director financiero, Luis, se había interesado por el informe que estaba
preparando el departamento Comercial. Por la editorial circulaban rumores de
cambios en la naturaleza del informe que se había solicitado al departamento
Comercial.

Por ello, ante las sugerencias de Juan de promover un encuentro informal, había
aceptado de buen grado.

El adjunto a la dirección comercial había tomado la palabra y parecía terminar


una breve introducción al informe que había distribuido entre los asistentes.

— Creemos que la propuesta de realizar de modo simultáneo, conjunto e


inminente el proceso de diversificación y apertura de la línea de negocio
electrónico de VEA debe ser trasladada a la Junta de Dirección. Los distintos
departamentos no dispondrán de excesivo tiempo para realizar sus
previsiones.____

El despacho estaba iluminado tenuemente para permitir que Luis pudiese


proyectar con mayor claridad la presentación del informe. Juan, al tiempo que le
escuchaba, recordaba su perfil: licenciado en Comercio Internacional y Abogado
por la Universidad de UAH. Aunque carecía de experiencia laboral, el director
comercial apostó por él sin dudarlo. Aportaba, al parecer, un conocimiento
ilimitado en lo que se venía denominando nueva economía.

Juan se levantó para deslizar la cortina y permitir de nuevo una normal


iluminación.
“¿Quién es este joven?” —intervino Luis dirigiéndose al presidente. Luis,
licenciado en Ciencias Empresariales venía asumiendo la dirección financiera
desde hacía ocho año Anteriormente había ocupado distintos puestos dentro de
VEA. Además colabora con varios departamentos de finanzas de distintas
escuelas de negocios. De un modo u otro, con cincuenta cuatro años de edad,
llevaba veintiuno en la editorial.

“Es mi adjunto —salió al paso Salvador —. ¿No te acuerdas de él? Aunque la


cuestión es —continuó— la urgencia con que se debe afrontar la diversificación
de la editorial como consecuencia lógica, e indisoluble, del comienzo de la línea
de comercio electrónico de VEA. No aceptar este reto puede suponer un grave
riesgo en el horizonte de VEA. Por ello, Luis, no dudamos de tu disposición
favorable al proyecto y de tu apoyo cuando sea presentado a la Junta”.

“bueno...bueno.. no quieras hacer honor a tu nombre” —le interrumpió con


sarcasmo Luis. Pocos se atreverían a interrumpir de ese modo a Salvador. Hasta
su nombramiento como director comercial cinco años atrás, Salvador había
ocupado la dirección de un vecino parque temático. El parque conoció un
crecimiento espectacular bajo su dirección, pasando a competir desde entonces
en la primera línea del mercado nacional en el sector turístico—. “Puedo
entender tus prisas personales para la transformación de la editorial en un
supermercado audiovisual para Iberoamérica. No obstante —se dirigió ahora a
Juan—no todos los miembros de la Junta aceptarían un proyecto de estas
características sin haber participado desde los comienzos”.

“Claro, esto es sólo un acercamiento preliminar —asintió el presidente de VEA—


. Ya conocemos la vehemencia de Salvador. Recuerda, además, que tu interés
por la línea de comercio electrónico ha sido determinante para mantener este
encuentro”.

“Exacto —interpeló Luis sin poder contenerse—. Esa creí que era la cuestión: el
proyecto de comercio electrónico. No la diversificación o el cambio de la
estrategia y la política de la editorial. ¿Y el riesgo? ¿Y la financiación? ¿Y los
inversores?...”

“Se han previsto las distintas posibilidades teniendo presente a los distintos
departamentos...”
“Pero ¿quién es este joven? — Cortó nuevamente Luis al adjunto— Todos los
departamentos implicados, todos los departamentos implicados... Nadie de mi
departamento, y menos yo mismo, ha participado en este informe para
determinar las implicaciones financieras...”

“Sí, todos los departamentos —interrumpió tajante Salvador—. Se ha contado


con los servicios de una consultoría externa para analizar la cuestión de un modo
integral. Desde nuestro punto de vista la oportunidad de dominar el mercado
hispanohablante no deja lugar a dudas de que los riesgos deben asumirse...”

Las objeciones recíprocas de Salvador y Luis continuaron a lo largo de todo el


encuentro. Juan, por su parte, en sus intervenciones, trataba de sosegar a
ambos y de recordarles el carácter preliminar del encuentro. Además les pedía
que tratasen de oír las razones del otro y que no se limitasen a exponer las suyas
propias. En cuanto a Julio, tras las palabras y miradas que le dedicaba el director
financiero ya no intervino más. Sólo asentía con vehemencia cuando Salvador le
requería para, de algún modo, certificar las garantías técnicas de las sugerencias
que estaban realizando.

Así las cosas, Juan decidió esperar el momento apropiado para finalizar la
reunión antes de que los congregados llegasen a posturas irreconciliables.
Ambos departamentos se jugaban mucho ante un posible cambio de rumbo de
la editorial. Por ello, parecía que Luís y Salvador tratasen de zanjar la cuestión
en esos momentos.

El presidente sabía que tal cosa no ocurriría. Recordó las sensaciones de la


mañana. Nuevamente vendrían tiempos duros para la apacible existencia de
VEACLARO. Los dos directores buscarían el apoyo de los distintos
departamentos. Estos, al enterarse, tendrían que analizar profundamente las
distintas implicaciones para sus propios departamentos. Las posturas se
cerrarían aún más y las reuniones se endurecerían. A pesar de ello Juan sonrió
y, cerrando el encuentro del modo más amable que pudo, promovió una nueva
reunión en la que participasen todos los departamentos de la compañía.

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