Вы находитесь на странице: 1из 7

Un enigma recorre Europa

Se suele vincular el nacimiento del relato policial a los cambios que marcaron
la emergencia de la sociedad de masas en el siglo XIX: el anonimato urbano,
las migraciones, la necesaria convivencia con una multitud de desconocidos
abrieron paso a nuevos peligros o, al menos, a nuevos temores. El género
que emerge en ese contexto expresa y “exorciza” esos peligros. En la versión
canónica, la pesquisa logra restablecer el orden y desenmascarar a los
culpables.
Tal vez los nuevos cambios de paradigma, vinculados a la emergencia de la
sociedad postindustrial, no sean del todo ajenos al auge que hoy vive el
género, en diferentes lenguas y culturas.
Sin embargo, una de las particularidades del policial tradicional es su ligazón
con el sistema institucional y con tipos sociales y modelos culturales propios
de la cultura anglosajona en la que se gestaron las primeras obras. Por eso,
en el pasaje, si bien conserva rasgos que lo hacen reconocible, es siempre
objeto de un giro que tiende a adaptarlo a otra matriz social, cultural e
institucional. El recorrido que proponemos – necesariamente fragmentario e
indisimuladamente arbitrario- visita algunas estaciones posibles del circuito
actual del policial europeo fuera de los límites del marco anglosajón y enfoca
las diferentes estrategias de adaptación que lo metamorfosean sin quitarle
identidad.

El historiador italiano Carlo Ginzburg ha planteado, en un artículo ya clásico,


los lazos de parentesco del modelo de conocimiento que sustenta el
nacimiento de la novela policial con otras disciplinas nacidas en la Europa del
siglo XIX:, el psicoanálisis y ciertas corrientes de la crítica de arte de la época.
Todas ellas recurren, para reconstruir un objeto inaccesible-la identidad del
autor, el inconsciente, la identidad el criminal- a la lectura de indicios, trazos
marginales, lapsus. Las operaciones intelectuales que caracterizan la lectura
indicial estuvieron presentes desde siempre en la sintomatología médica –
Freud y Connan Doyle eran médicos- pero arraiga mucho más atrás, en los
saberes de cazadores y augures.

Esto modelo de conocimiento basado en indicios, afirma Ginzbug, funda una


cientificidad de lo individual. Y el conocimiento individualizante está siempre
atado a categoría etnocéntricas y a cierto involucramiento personal del que
indaga. El éxito de la pesquisa depende no sólo de la inteligencia del detective
sino también – y fundamentalmente- de su conocimiento de los códigos y
modelos de conducta que rigen la sociedad en que vive y le permiten
reconstruir los circuitos y razonamientos posibles del criminal.

La lealtad a la tradición

La figura del investigador, obviamente, unifica el género en sus variantes.


Recortado preferentemente sobre el modelo de la novela negra, su soledad
afectiva que facilita su autonomía radical. Se mantiene también el carácter
serial. Eduardo Mendoza subraya que las series se dan en la literatura infantil y
en la policial – “probablemente el más infantil de los géneros adultos”-. Las
diferentes aventuras están unificadas fundamentalmente por la figura del
protagonista, por el estilo de investigación, por la atmósfera en que se mueve y
por una cohorte de personajes secundarios.
También es tradicional la relación de conflicto mas o menos intenso del
detective con el marco institucional. Aun cuando algunos de ellos son policías
y no “detectives privados” – Wallander, Montalabano- , su relación con la fuerza
que integran es excéntrica; sus vínculos con la jerarquía, conflictivos y su
interpretación de las normas, heterodoxa. Claro que, a diferencia de los
criminales, entra en conflicto con la institución por un plus de exigencia, de
sensatez y de sentido del deber. También, el detective siempre juega en
desventaja el establishment- ya sea que lo consagre el dinero, la tradición, o la
política-.

Por el camino de Selb

Un enigma policial despliega el cruce de una serie de circuitos – el lugar de la


ley, el marco de control institucional, la violencia, las pasiones de los
individuos-. Tales cruces lo hacen un género especialmente adecuado para
que la trama pueda ser también una coartada adecuada para preguntarse
sobre la historia y los conflictos de una sociedad. Por esta vía, circula la serie
de novelas creada por el jurista alemán Bernhard Schlink. Su héroe, Gerd Selb
nace a la literatura con mas de 60 años, y un pasado como fiscal en tiempos de
los nazis. Después de la guerra, abandona la función pública y se dedica a la
investigación privada en la ciudad de Mannheim. En los casos que investiga
Selb, el primero que tiene algo que ocultar es el cliente. Si lo contratan es
porque no creen que un señor mayor y achacoso vaya a descubrir nada
importante. Error. Selb es agudo y tesonero y una vez puesto en marcha el
mecanismo, es tan poco indulgente con sus clientes como consigo mismo. La
incomodidad con el pasado propio reaparece aquí y allá. El periodista
ecuatoriano Ramiro Aguilar Torres ha señalado que Selb ”Se negó a someterse
a los procesos de des-nazificación, porque nunca se consideró nazi; y porque
según él, los seres humanos deben asumir sus errores, aunque les pesen toda
la vida.” En palabras de Selb: “Yo ya no podía seguir siendo fiscal; primero
porque no se aceptaba a alguien con un pasado como el mío y después
porque algo en mi interior se negaba a actuar, junto con los demás, como si
careciéramos de pasado, aunque se nos instase a ello.”
Otras cuestiones que atraviesa la narrativa de Schlink, es la reunificación
alemana: los choques culturales, la sensación de devaluación de los
ciudadanos del Este, los grupos neonazis -pero también las actitudes
fascistoides de quienes se autodenominan antifascistas-, las secuelas de la
violencia política de los ´70... Las tramas diseñadas por BS anudan con
inteligencia esas otras historias, exhiben las cicatrices que han dejado en las
biografías de los personajes y ponen en evidencia que la construcción de una
identidad común es algo bastante mas complejo de lo que postularon las
consignas políticas: “los de la misma sangre volvían a hermanarse”. Schlinh
rehuye también la clásica restauración del orden que caracteriza el policial.
Precisamente al final de “El fin de Selb” al protagonista lo tortura “...la
impotencia de no poder hacer nada más ni poner orden”.
Algo huele mal en Suecia
También en clave política se organizan los enigmas que enfrenta el detective
Wallander. Menos sutil que Schlink, y mas afecto al estilo pedagógico, Mankel
traza relatos enlazados con los problemas de la sociedad postindustrial y
globalizada: la xenofobia (Asesinos sin rostro) el impacto de las nuevas
tecnologías (Cortafuegos) o el fundamentalismo religioso (Antes de que hiele).
También el mesianismo es un factor recurrente: En Cortafuegos la amenaza de
un trío de terroristas informáticos pone en evidencia el talón de Aquiles de un
sistema financiero globalizado. En el epílogo, el autor advierte “Tengo la firme
sospecha de que cuanto se dice en este libro sucederá muy pronto”. Tambien
en Antes de que hiele, el diálogo con lo real es evidente: el fundamentalismo
religioso de raíz cristiana– en un pendant con la masacre del 11/09 en Nueva
York- ocupa el centro de la trama que esta vez resuelven en sociedad
Wallander y su hija y posible sucesora, Linda.

Un pícaro en la España de la transición


No es ninguna novedad señalar que la literatura policial trabaja, en todas sus
versiones, con personajes tipificados, a veces estereotipados. Y los
estereotipos del mundo latino, poco tienen que ver con los de la cultura
protestante que dio nacimiento al género. Tal vez por eso, las apropiaciones de
la Europa meridional que decidimos visitar estén marcadas -tanto en el caso
italiano como en el español- por distintas vertientes de la parodia.
El detective demente ideado por Mendoza no tiene nombre: es literalmente, un
loco suelto. Si antes dijimos que los protagonistas de la novela policial suelen
tener rasgos de excentricidad, el anónimo protagonista de La cripta embrujada,
el laberinto de las aceitunas y La aventura del tocador de señoras, “es un
individuo de la más baja extracción social cuya carrera delictiva y una sucesión
de accidentes que nunca me detuve a relatar (ni siquiera a imagina)r han
arrojado a un manicomio, del que un policía venal, el comisario Flores le hace
salir para resolver un misterio. El planteamiento es tan absurdo que permite
cualquier atentado contra el realismo” , según nos explica Mendoza en un
prefacio escrito en 2001 para la reedición de El laberinto...En cada aventura
los enigmas lo van arrastrando por un mapa caricaturesco de Barcelona. Cada
vez mas perdido, a medida que la opulencia europea va barriendo de la ciudad
los recovecos que le daban amparo. Siguiendo la tradición picaresca, el
detective narra sus hazañas en primera persona, con un lenguaje exuberante y
exquisito, que sabrá Dios donde puede haber adquirido. Una vez que la
seducción del barroquismo delirante de su lenguaje atrapa al lector, ya no
hay lugar para protestar por la bizarría de las tramas. Las reglas del juego son
otras. Como en el modelo tradicional, al final la verdad resplandece, pero lejos
está de restablecerse algún tipo de equilibrio o armonía social. Las tramas que
despliega Mendoza parecen postular, mas bien, que tal armonía es
radicalmente imposible.

Ingenio gourmet
Los adictos a las andanzas de Montalbano están de parabienes. Salamandra
acaba de publicar tres nuevos relatos, reunidos bajo el título El primer caso de
Montalbano. Quienes se inicien en la lectura de la saga, tendrán, en cambio, el
privilegio de asistir a la inauguración del vínculo entrañable que une al
Comisario con la imaginaria localidad siciliana de Vigàta, su mudanza a
Marinella, su inefable equipo de colaboradores y sus experiencias
gastronómicas en las trattorias de la zona. El nombre de Montalbano es un
explicito homenaje a la amistad de Camilleri, con el español Vázquez
Montalbán. Ambos comparten el humor y el amor a la buena mesa, si bien -a
nuestro juicio- las intrigas que teje el italiano resultan mas agudas y su
producción tiene una calidad mas pareja.
Camilleri rehuye los senderos mas obvios: no cae en la tentación de hacer de
los crímenes mafiosos el centro de la escena. La camorra está presente, claro,
como lo están el mar y el sol, pero su mirada se centra en enigmas mas
cotidianos. También rechaza explícitamente el gancho fácil de la truculencia.
En los relatos del último volumen, por ejemplo, no hay crímenes de sangre “Es
una opción deliberada (y también un riesgo deliberado) – escribe Camilleri en la
nota que cierra el libro- pero el porqué ni yo mismo sé explicármelo
plenamente. Tal vez una especie de rechazo. Por otra parte, los muertos
siempre han sido una especie de excusa en mis historias.” En efecto, las
tramas policiales que presenta, rigurosas y bien construidas, no son sin
embargo, la clave de la adicción que generan. Mas bien es el telón de fondo, la
entrañable mirada que dedica a las debilidades de sus personajes, la trama de
sus amores con la lejana Livia – su novia, residente en Génova-, la conversión
del mujeriego Mimmi Augello en esposo y padre devoto, la ingenua y radical
ignorancia del telefonista Catarella, que jamás logra pasar un mensaje en
términos relativamente comprensibles. Y el humor, por supuesto. Un humor
escéptico e inteligente, propio de lo que los miembros de su club de fans
(www.vigata.org) han denominado “un enorme post adulto”. Camilleri, veterano
guionista y director de TV- no ha vivido y escrito en vano durante 80 años.
Sabe, como el héroe de sus novelas, mirar sin candor y sin saña, las vidas y
los dramas de sus paisanos.

Guiños y diálogos en el género

Uno de los relatos incluidos en el último libro de Camilleri (“Siete Lunes”)


retoma y parodia con delicadeza, el argumento de Antes de que hiele de
Mankel. En ambas historias, el enigma gira en torno al delirio misticoide de un
fanático que preanuncia su plan matando animales. En ambas hay una
gradación en los atentados. En el caso del sueco, primero es un cisne, luego
un ternero en tercer término todos los “habitantes” de una veterinaria. La
versión siciliana, comienza con el “fusilamiento” de un pececito, robado de un
restaurante y el tamaño de las víctimas también va en progresivo aumento.
Cuando llega el turno del asno, en la comisaría cuentan con que es el fin de la
serie porque “en nuestras tierras no hay elefantes”. El noticiero local los
desmiente enseguida. El elefante del “Circo de las maravillas” ha aparecido
baleado cerca de Vigàta. También hay un paralelo evidente en el designio
final de los aspirantes a Mesías. Pero no teman: no revelaremos el desenlace.

A más de 150 años de su primera aparición ( Los crímenes de la calle Morgue


de E.A. Poe , 1841), el género policial continúa siendo el mas vital de los
formatos populares que nacieron en la segunda mitad del siglo XIX. Muchas
veces arrinconado bajo el estigma de la “literatura menor” , cuando este
género versátil ha sido apropiado y adaptado infinitas veces con mayor o
menor fortuna. Actualmente, para felicidad de los lectores, asistimos al
encuentro de un formato de reconocida eficacia con grandes plumas como las
que hemos visitado.

Asi escribe Andrea Camilleri

- Tengo una curiosidad.¿Nosotros ya nos conocemos?


- SI-contestó Montalbano
- Ah claro! ¿YA me aprecía que lo habia visto! ¿Nos hemos conocido en
el ejercicio de nuestras funciones?
- En cierto sentido, si.
- ¿Y cuándo fue?
- Hace unos 17 años.
- El jefe superior se desconcertó visiblemente. Empezaba a abrigar ciertas
sospechas.
- ¿En el sesenta y ocho? –se aventuró a preguntar.
- Sí
- ¿En Palermo?
- Sí
- Yo entonces era comisario
- Y yo, estudiante universitario.
Se miraron en silencio.
- ¿Qué le hice?
- Me dio un puntapié en el trasero. Tan fuerte que me rompió los fondillos
de los pantalones.
- Ah ¿Y usted?
- Conseguí soltarle una hostia.
- ¿Lo detuve?
- No pudo. Mantuvimos un leve forcejeo pero conseguí escapar.
Y ahí el jefe superior dijo una cosa increíble, hablando tan bajo que
Montabano creyó no haber entendido bien:
- ¡Qué tiempos aquéllos!
Quien primero se echó a reir fue Montalbano, seguido de inmediato por el
jefe superior. Acabaron abrazados en el centro del despacho.
Después hablaron más en serio. Sobre todo de la guerra entre la familia
Cuffaro y la familia Sinagra, por el control del territorio, una guerra que se
cobraba cada año, por lo menos dos muertos de cada bando. Según el jefe
superior, cada familia tenía por lo menos un santo en le paraíso.
-Disculpe,¿de qué paraíso?
-Un paraíso parlamentario.
-¿Y son dos honorables diputados de dos partidos distintos?
-No; del mismo partido de la mayoría y de la misma corriente. Mire
Montalbano, se trata de una idea mía. Pero es muy difícil de demostrar.
“Y por esa idea tuya es por lo que quieren joderte”, pensó Montalbano.
-A lo mejor es una suposición descabellada. Tal vez – añadió el jefe
superior- Pero hay ciertas coincidencias que... quizá valdría la pena.
-Disculpe, pero ¿ha hablado de ello con mi antecesor?
-No.
Son mas explicaciones.
-Pues entonces ¿por qué lo comenta conmigo?
-El comisario Sanfilippo es un fraternal amigo mío. Me ha dicho acerca de
usted lo que se tenía que decir.
(“El Primer caso de Montalbano”)

http://www.vigata.org/
Autores y obras
Bernhard Schlink (Alemania)
El engaño de Selb Anagrama
El final de Selb Anagrama

La justicia de Selb ( escrita en colaboración con Walter Popp)

BS es también autor de El lector y Amores en fuga Anagrama

Hennning Mankel (Suecia)


Asesinos sin Rostro (1991) Tusquets
Los perros de Riga (1992) Tusquets
La Leona Blanca(1993) Tusquets
El hombre sonriente(1994) Tusquets
La falsa pista(1995) Tusquets
La quinta mujer(1996) Tusquets
Pisando los talones(1997) Tusquets
Cortafuegos(1998) Tusquets
La pirámide(1999) Tusquets
El retorno del profesor de baile (2000) Tusquets
El cerebro de Kennedy (2005) Tusquets
Antes de que hiele (2002) Tusquets

Andrea Camilleri (Italia)


Novelas: La excursión a Tindari (Salamandra)
El perro de terracota(Salamandra)

Un giro decisivo(Salamandra)
El olor de la noche(Salamandra)
La paciencia de la Araña(Salamandra)
Cuentos y relatos:
Un mes con Montalbano(Salamandra)
La nochevieja de Montalbano(Salamandra)
El primer caso de Montalbano (Salamandra)

Otras novelas de enigma del autor ambientadas en la Sicilia del siglo XIX:
El movimiento del caballo, Un hilo de humo,La conexión telefónica,
La temporada de caza.

Eduardo Mendoza (España)


El misterio de la cripta embrujada (1978)
El laberinto de las aceitunas (1982) Seix Barral
La aventura del tocador de señoras (2001) Seix Barral

Вам также может понравиться