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En cuanto a la Alegoría de la Caverna y el Capítulo “Caída en picada” podemos decir que ambos

se relacionan ya que en el texto de Platón hace mención de unos hombres prisioneros que se
encontraban encadenados en una cueva contra un muro que sólo podían mirar el muro opuesto
en el que se proyectaba unas sombras por efecto de una hoguera que se encontraba detrás del
muro donde estaban los prisioneros. Entre medio de la hoguera y el muro caminan unas
personas del exterior con diferentes tipos de objetos y las sombras de estos eran proyectadas
en el muro que los prisioneros podían ver. Estos al estar aislados del exterior y al no tener otra
percepción de la vida estos hombres creen que las sombras son objetos reales

Así también en el capítulo visto en clase podemos encontrarnos con los diferentes tipos de
tecnología y las diferentes maneras en las que afecta al comportamiento de las personas ya que
en el mismo se muestra una sociedad obsesionada por escalar posiciones en el ranking personal-
social a base de buenas valoraciones. Todos tienen una valoración personal de 1 a 5 estrellas, al
más puro estilo de muchas de las actuales aplicaciones que existen para conocer gente, en
donde se califica del 1 al 5 a la persona que ves en la foto. Todos pueden votar a todos al cruzarse
con ellos. Todos son aparentemente felices y educados para conseguir dichas estrellas. Nadie se
enfrenta a nadie, nadie es natural, pues lo importante es conseguir siempre, ante cualquier
persona, 5 estrellas ya sea en cada compra, en cada cruce de calle o en cada relación
interpersonal.

Es por eso mismo que podemos encontrar tanta similitud entre el texto y el capítulo de la serie
vista ya que el mundo en el que viven los prisioneros es un mundo falso y están siendo
engañados como así mismo viven las personas en la actualidad ya que viven en un mundo en
donde las nuevas tecnologías arrasan con lo tradicional, y se colocan gradualmente en cada
espacio posible dentro del funcionamiento de la sociedad, reemplazando valores y elementos
que ya no se van considerando indispensables.

El sistema de puntos es uno de los principales elementos que componen a esta peculiar
sociedad. Este les genera a los habitantes una ambición insana por aumentar su puntaje,
convirtiendo a todos en sociópatas, y fomenta la homogeneidad de la sociedad, eliminando
progresivamente cualquier diferencia marcada entre uno y otro que no sea la cantidad de
estrellas. Se podría decir que estamos hablando de una manipulación mental una dictadura del
pensamiento, en la cual quien quiera ser exitoso, debe acatar rigurosas normas de conducta e
interacción con los demás, porque de otra forma, sería excluido y su reinserción, de ser posible,
sería lenta y difícil.

De este modo, los simples actos de publicar fotos o hablar con personas son actividades de puro
interés, y todo aquel que sea parte de la interacción muestra un lado extremadamente falso de
sí mismo conscientemente, para así ser recompensado con una calificación positiva, que le dé la
posibilidad de subir su puntaje y, así, elevar su estatus social para alcanzar más y mejores
oportunidades en todos los aspectos.

Estos puntajes son de vital importancia en esta escalofriante sociedad, siendo que los privilegios
que posea un individuo no se deben a su mérito real o su dinero, sino a la cantidad de estrellas
que este posea. Esto le permite acceder a cosas como descuentos, lugares exclusivos, etc. Por
ello, el tener muchas calificaciones altas otorga un puesto social a cada persona, lo cual genera
el clasismo más vil, e incluso se establecen a partir de él cínicas relaciones de poder.

Es curioso, además, ver que aquellos que no quieren integrarse al sistema son repudiados por
una mayoría útil al orden establecido, de mentes homogéneas. Los que van en contra del
sistema pueden llegar, incluso, a ser encarcelados sólo por su manera de pensar, algo que limita
la libertad de expresión aún más de lo que lo hace el propio sistema de puntos, y considero que
es un claro guiño a la situación en algunos países, donde cualquier opinión que no guste a los
medios hegemónicos o a la opinión pública es tildada de “discurso de odio” y posteriormente
censurada.

La situación en que encuentran los prisioneros es la situación con que comienza nuestra
humana existencia: comenzamos estando como "dormidos", es decir, "olvidados" de lo que en
realidad somos -el olvido, para Platón, de que nuestro verdadero ser no es el ser físico,
sensible, corporal, sino nuestra alma. Pero si estos términos de "alma" y "cuerpo" -sobre todo
entendidos como entidades diametralmente opuestas- parecen expresiones poco adaptadas a
los problemas y al contexto de nuestro mundo contemporáneo (mundo que, entre otras cosas,
se caracteriza por un profundo desconocimiento de todo lo que tenga sabor a cosa religiosa,
porque el hombre contemporáneo carece de sentido para lo sagrado, lo cual, entiéndase bien,
no implica necesariamente ninguna "fe" determinada), puede expresarse lo que dice Platón
con ayuda de otra terminología.

Con expresiones de la filosofía de la existencia, se dirá entonces que, en primera instancia, y


ante todo, vivimos en el anonimato, en el olvido de nosotros mismos, porque en nuestra vida
diaria somos, no nosotros mismos como auténticas personalidades libres, sino que nos
encontramos sometidos al poder de un tirano impersonal, que en términos sociológicos puede
denominarse "la gente", y que en términos filosóficos llama Heidegger el "se" o el "uno" (cf.
Cap. XIV, § 10). En efecto, en la mayor parte de nuestros actos no nos comportamos como
personas autónomas que libremente deciden hacer esto o lo otro, sino que hacemos lo que la
"gente" hace; compramos un aparato de televisión o nos cortamos el cabello de cierta manera,
porque "la gente" ve televisión, porque "se" usa tal corte de cabello, uno compra tal
semanario presuntamente intelectual porque es lo que "se" lee.

Se trata entonces de actitudes, inclusive de "ideas", que se adoptan por una especie de
imposición del medio social en que se vive; y en todos esos casos es el "se", el impersonal, el
que decide, y no nosotros mismos; y esa tiranía o dominación impide entonces que llevemos
una existencia auténtica, nos impide descubrirnos en lo que nosotros mismos somos, y oculta
nuestra verdadera realidad con la especie de máscara que nos impone. Y es preciso no perder
de vista que el impersonal no sólo dicta las modas en materia de ropas o peinados, sino que
también hay modas en el campo de las ideas, esto es, ideas impuestas por "la gente": son
muchos, en efecto, los que participan de determinadas ideas políticas porque son las ideas
políticas de moda, lo que "queda bien", lo que ahora "se" piensa -como si el impersonal
pudiese pensar, y olvidando que el pensar es siempre eminentemente personal.

En cada capítulo podemos encontrarnos diferentes tipos de tecnología y diferentes maneras


en las que afecta al comportamiento de las personas.
El capítulo nos sitúa en una ciudad ideal, estilo a las que podemos ver series como Mujeres
desesperas, Criadas y malvadas, Modern Family, etc… una ciudad en lo que todo el mundo es
políticamente correcto, y de eso se trata, todo lo que puedes hacer depende de tu puntuación.
La gente se va puntuando con estrellas (un máximo de 5) dependiendo de tu aspecto, de tu
forma de ser, del trato recibido,… No se puede gritar, ni insultar, tienes que ir siempre bien
vestido, no armar escándalos en público. Todo el mundo parece cohibido, siempre con una
sonrisa en la cara y la verdad, pareciendo unos falsos, solo para conseguir las 5 estrellas.

El capítulo que se centra en la vida de Lacie (Bryce Dallas Howard), un 4,2. Es una joven que
trabaja en una oficina y vive en un mundo donde lo más importante son los puntos. Lacie
quiere estar en lo alto, todo el día preocupada por los puntos. Vive con Ryan (JamesNorton), su
hermano, un 3, algo. Pero se tienen que mudar, por lo que ella quiere entrar en uno de los
barrios más exclusivos de la ciudad, donde el alquiler es muy caro, pero si consigues entrar en
el club tienen un 20% de descuento. Para entrar al club necesita ese 4,5 que le supondrá tener
que crecer en la red. Para conseguirlo más rápido contacta con Naomie (Alice Eve), 4,7.
Casualmente Naomie se casa y Lacie será una dama de honor y leerá el discurso, pero llegar a
la boda no será fácil y por el camino pierde casi toda su puntuación y dejará de estar invitada a
la boda, aunque ella intentará conseguir esa puntuación a toda costa.

Durante ese largo camino conoce a Susan (Cherry Jones), un 1,4. Susan parece ser lo más
sereno que hay en el capítulo. Ella antes superaba el 4,5 pero después de perderlo todo se
revelo al sistema y empezó a disfrutar de la vida. Algo que Lacie al principio no ve muy bien
pero que después, en su peor momento, le hace reaccionar como lo hace.

Durante el capítulo podemos ver diferentes tipos de tecnología. Los móviles son muy
parecidos a los que tenemos ahora, es muy similar al Iphone 5, pero el sistema operativo es
mucho más sencillo, al igual que los ordenadores.Esto no varia mucho de otros capítulos en los
que los móviles son mas planos, muy distintos a los que ahora podemos ver. La red social que
usan para compartir su vida es muy parecida a Facebook. Ryan es “gamer”, juega a través de
unas gafas de realidad virtual, en otro capítulo "15 millones de méritos" hemos podido ver
otro tipo de juego, mediante kinect (control de movimientos, comando de voz, etc) Los coches
son totalmente eléctricos y las “gasolineras” son puntos de recarga, pero existen dos tipos de
enchufes y la que aparece en la serie no vale para el coche que alquila Lacie. Esto es muy
distinto a otros capítulos, en los que el interior del coche si tenia tecnología pero el exterior
era mas antiguo de los que ahora podemos tener. Además, las personas llevan una especia de
lentillas que permiten estar conectadas a la red en todo momento, y saber a quién tienes
delante, ver sus historias compartidas, su puntuación y puntuarle.

La realidad que se refleja en este capítulo es una realidad educada, perfecta, l, donde la gente
vive enganchada a la red, un mundo idea en el que como en cualquier sitio conviven los
populares, los del medio, y los desperdicios (por llamarlo de alguna manera) que son aquellos
por debajo del 2,8. Todo visto en un tono pastel que solo cambia en el momento en el que
Susan entra a escena. Pero que en realidad está lleno de gente falsa, movida por conseguir el
máximo posible de estrellas. En una escena se puede ver como no le gusta ni la galleta ni el
cappuccino, pero con eso consigue más puntuación y por eso se lo pide. Está penado ser
políticamente incorrecto y eso te lleva a el escalón más bajo de la sociedad. Es un poco
parecido a lo que ahora estamos viviendo con las redes sociales, sobre todo con Instagram o
Youtube, donde la gente llega a vender una vida totalmente falsa para conseguir “likes” y así
conseguir una mejor posición social y económica. Y si no eres nadie en la red, no eres nada.
Por suerte en nuestra realidad esto no le importa a todo el mundo.

Lacie, pasa por diferentes estados, pero siempre (salvo al final) oprimida por ser correcta y
estresada por conseguir lo que quiere, y al final consigue lo que más quiere o anhela, en el
desenlace del capítulo (o eso nos da entender) cuando conoce a un chico en la cárcel. Cuando
no tiene cerca su móvil para conocer la puntuación del otro, no posee las lentillas para estar
conectada a la realidad falsa en la que vive. De este capítulo podemos deducir que es mejor
disfrutar de la realidad en la que vivas por mala que sea que vivir una realidad totalmente
ficticia, de la que no sacas nada. Que es más importante ser tú mismo que tener 100 likes.

En el capítulo encontramos una sociedad obsesionada por escalar posiciones en el ranking


personal-social a base de buenas valoraciones. Todos tienen un ranking personal de 1 a 5
estrellas, al más puro estilo de muchas de las actuales aplicaciones que existen para conocer
gente, en donde puntúas del 1 al 5 a la persona que ves en la foto. Todos pueden votar a todos
al cruzarse con ellos. Todos son aparentemente felices y educados para conseguir dichas
estrellas. Nadie se enfrenta a nadie, nadie es natural, pues lo importante es conseguir siempre,
ante cualquier persona, 5 estrellas. En cada compra. En cada cruce de calle. En cada relación
interpersonal.

La puntuación de cada persona como valoración social es tan importante en la sociedad que la
mayoría de los eventos y servicios no dependen tanto del dinero como de la puntuación que
tienen los compradores. Así, los vuelos VIP solo están disponibles para personas con una
puntuación mayor de 4,5/5, el alquiler de las viviendas está asociada a la puntuación (mayor
calidad, mayor puntuación requerida al comprador), los eventos como las bodas de lujo solo
permiten la entrada a personas VIP de más de 4,2/5 , etc…

En el episodio encontramos como la protagonista desea alquilar un piso que requiere una
puntuación de 4,5 mientras ella tiene una puntuación de 4,2 por lo que, para lograr aumentar
dicha puntuación, decide asistir a la boda de lujo de una antigua amiga para rodearse de
“personas VIP” que le voten en conjunto las 5 estrellas. La forma más rápida para aumentar la
puntuación.

Sin embargo, en el viaje que realiza la protagonista desde su domicilio hasta la isla en la que se
celebra la boda, suceden una serie de incidentes que harán que la puntuación de la
protagonista baje a una gran velocidad. Por el camino irá encontrando la exclusión de otros al
solicitar ayuda cuando su puntuación ha bajado, y el acercamiento de ese grupo social sin
apenas puntuación. Se desarrollan así conversaciones realmente interesantes y
comportamientos que prácticamente conducen a la protagonista desde la más incontrolable
desesperación hasta una resignada aceptación.

Asociamos teorías de frustración, de subculturas, etc. pero desde luego al finalizar el episodio
la reflexión principal es la siguiente: ¿Hasta qué punto vivimos pendiente de las valoraciones
que recibimos en nuestras Redes Sociales? ¿Qué importancia le damos a nuestra imagen
online?
Este episodio podríamos enfocarlo como una sociedad futura debido a la dependencia de estas
valoraciones y la evolución de las tecnologías y su integración en cada vez más aspectos de la
sociedad (en esto se basa “Black Mirror“, en la tecnología y cómo afecta o podría afectar a
nuestras vidas de forma perversa por un uso inadecuado). Pero, podemos aplicarlo también a
la actualidad. ¿Somos más felices al tener más followers o seguidores? Si es así, ¿somos
capaces de cambiar nuestros comportamientos o mostrar otros pensamientos ante los demás
con el objetivo de conseguir más seguidores? Os animo a debatirlo en los comentarios.

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