Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Objeto de Estudio:
Manifestaciones urbanas en Francia en el s. XVII
Problema:
¿Cómo percibieron los manifestantes la arena política y social? ¿Qué pensaban que estaban
haciendo? ¿Por qué recurrieron a la violencia a veces y en la mayoría a focos de resistencia?
Objetivo:
Entender los propósitos de los manifestantes
Explorar sus intenciones desde una perspectiva nueva.
Antecedentes teóricos:
Davis: Los Ritos de la Violencia (s. XVI)
Thompson: Motines de hambre del s. XVIII
Único modelo propuesto para las revueltas del s. XVII: Pillorget y Bercé “comunidad
unificada que expulsa al ofensor de afuera” (no capta la esencia de las revueltas).
Hipótesis:
Rtas. a los ataques al territorio o la reputación de los ciudadanos: “me niego” “es ilícito”
“abuso de autoridad” “debe ser humillado”.
Las protestas urbanas del s. XVII se produjeron a partir de la cultura de la retribución: deseo de
castigar a la autoridad ofensora por delitos percibidos como una violación de la confianza.
Diferencia con la economía moral y la purificación comunitaria: La retribución se define como
castigo merecido por un hecho perverso y no como restablecimiento de una norma violada (E.M.) o
expulsión o exterminio del ofensor (P.C.)
Argumentos
Motivaciones de las revueltas:
La necesidad.
Rechazo de reglas legales consideradas ilícitas a favor de una reglamentación más antigua.
La retribución por la traición de autoridades.
Ultraje moral.
Desconfianza de las elites municipales.
Indicador:
Los blancos:
Génesis de un movimiento
Sentimientos Colectivos
La violencia física debe verse en un contexto. Había una conexión entre los insultos personales y
el tratamiento de los cuerpos que hacía la multitud. Arrastrar y tirar al río = traidor a la comunidad.
Muchos de los ataques urbanos eran seguidos por ataques campesinos contra las propiedades
suburbanas de los mismos individuos, lo cual indica una convergencia entre los sectores populares
urbanos y el campesinado circundante.
Conclusiones
Manifestantes del s. XVII actuaron a partir de una mezcla de pragmatismo y emoción, sobre la
base de valores sentidos.
Reacción más inmediata: eliminar el abuso expulsando a los perpetradores.
Época en la cual la autoridad era personal había lógica en “fuera de la vista, fuera de la
mente”. Matar al mensajero tenía un sentido cabal en términos de honor.
Otro valor: derecho a exigir normas mínimas de subsistencia y la determinación de la multitud
de intervenir si era necesario.
El nivel más alto de motivación fue la retribución, fue la función que define a las revueltas.
Alguien debe ser responsable cuando los estándares mínimos de decencia fallaban, especialmente si
los manifestantes eran asesinados o si la opresión se apreciaba como intolerable.
Las mayores revueltas cobraron vida propia en la memoria colectiva. Debido a su conexión con
represiones, es improbable que se conservara un recuerdo grato de ellos, pero podían ser fuente de
inspiración en malos tiempos.
~3~