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¿CUÁL ES LA FUNCIÓN DE UN NOTARIO?

El Notario es un particular que presta un servicio público, delegado por el Estado, de dar
fe pública sobre las diferentes manifestaciones o declaraciones de voluntad de los ciudadanos
y los documentos que comprenda su actuación. Esta función o servicio público es un atributo
de interés general inherente al Estado, en virtud del mandato constitucional y como
descentralización por colaboración, según lo señalado por la Corte Constitucional en la
Sentencia C-1508 del 2000.

¿Qué efecto tiene dar fe pública a un documento?


La fe pública concede plena legitimidad, validez y efectos jurídicos a las declaraciones
manifestadas ante el notario y a lo que éste declare en los documentos relacionados con los
hechos advertidos en la ejecución de su función, en los casos y con el cumplimiento que la
Ley determina.
Ahora bien, la función notarial es un servicio público con un régimen jurídico especial,
pues realiza una labor constante para cubrir una necesidad de interés general y que, por virtud
del art. 131 de la Constitución Política, es obligatoria;

“Compete a la ley la reglamentación del servicio público que prestan los notarios y
registradores, la definición del régimen laboral para sus empleados y lo relativo a los aportes
como tributación especial de las notarías, con destino a la administración de justicia. El
nombramiento de los notarios en propiedad se hará mediante concurso. Corresponde al
gobierno la creación, supresión y fusión de los círculos de notariado y registro y la
determinación del número de notarios y oficinas de registro”. Los notarios tramitan procesos
que antes eran de competencia de la jurisdicción civil y de familia. Están en la facultad para
adelantar aproximadamente 47 asuntos donde intervienen como, por ejemplo:
 Liquidación de la sociedad conyugal,
 liquidación de herencia,
 autorización de venta de inmuebles de menores o incapaces,.
Se han convertido también en conciliadores para las personas que confían en su intervención
para la solución de sus conflictos patrimoniales o familiares; otorgan fe pública a los actos
de los particulares dando seguridad jurídica a la actuación de éstos y del Estado; dan asesoría
gratuita en asuntos relacionados con la familia, la propiedad de inmuebles; hacen el registro
civil de nacimiento, de matrimonio, de defunción, por mencionar algunos.

La labor de Notariado se ha fortalecido porque son garantes de los derechos jurídicos en


los actos y contratos que los mismos elevan ante ellos para su aval por eficiencia, rapidez,
por tener leyes especiales que reglamentan su labor, porque hay un ente para su vigilancia
(Superintendencia de Notariado y Registro); asimismo, son funcionarios nombrados por
concurso público abierto y de méritos y quienes son nombrados como tales son profesionales
en Derecho. Evitan falsedades, estafas y otras anomalías, están presentes en un alto
porcentaje del territorio colombiano, se autofinancian con ingresos establecidos según la
Resolución Anual de Tarifas Notariales, son ellos los que pagan su infraestructura,
nómina, servicios, insumos, etc., y aportan un 10% de los ingresos brutos que sirven para
subvencionar la administración de justicia.
Del notariado
El notariado es un servicio público que se presta por los notarios e implica el ejercicio de la
fe pública o notarial (Ley 588 del 2000, artículo 1)
El notariado es un servicio público e implica el ejercicio de la fe notarial. La fe pública o
notarial otorga plena autenticidad a las declaraciones emitidas ante el notario y a lo expresado
por éste respecto de los hechos percibidos en el ejercicio de sus funciones, en los casos y con
los requisitos que la ley establece. (Decreto 2148 de 1983, artículo 1).
Sobre la fe notarial
La ley 29 de 1973 se refirió a la fe notarial en los siguientes términos: “(…) La fe pública o
notarial otorga plena autenticidad a las declaraciones emitidas ante el notario y a lo que éste
exprese respecto de los hechos percibidos por él en el ejercicio de sus funciones, en los casos
y con los requisitos que la ley establece.”
El notario legitima y autentica los actos en los que interviene, revistiéndolos de fe pública,
misma que le ha sido depositada por El Estado y que se manifiesta cuando el fedatario deja
constancia de un hecho, suceso, situación, acto o contrato jurídico.
En virtud de esa fe pública, se presumen ciertas las manifestaciones del notario que consten
en los documentos e instrumentos y demás documentos autorizados por él.
“La función fedante, como se denomina la facultad del notario de dar fe, es una atribución
de interés general propia del Estado, que aquél ejerce en su nombre por asignación
constitucional, en desarrollo de la cooperación que el sector privado ofrece al sector público
en virtud del fenómeno de la descentralización por colaboración” (Corte constitucional,
Sentencia C-1508 del 2000)
La actividad notarial como servicio público
Según se deduce del contenido del Art. 131 de la Constitución, la actividad notarial es un
servicio público en razón de que constituye una labor destinada a satisfacer, de manera
continua y obligatoria, una necesidad de interés general, como es la función fedante, sometida
a un régimen jurídico especial, bien ella se preste por el Estado o por los particulares. Los
servicios públicos, según nuestro ordenamiento jurídico, son inherentes a la finalidad social
del Estado, en virtud de lo cual asume éste la responsabilidad de asegurar su prestación
eficiente. Vistos desde esta perspectiva, debe admitirse que la prestación de los servicios
públicos hace parte y se traduce como expresión del Estado Social de Derecho.
Como es sabido, el régimen de los servicios públicos limita en buena medida el ejercicio de
determinadas libertades individuales, especialmente de aquéllas que tienen que ver con su
prestación, lo cual se explica justamente por el interés general que ellos representan. De aquí
porque, la actividad notarial, como ejercicio de un servicio público, este sometida a un
régimen jurídico preciso y exigente establecido por la ley y sometido, además, al control y
vigilancia que ejerce el Estado en virtud de las potestades que le reconoce, entre otros, los
arts. 365 y 131 de la Constitución, cuya finalidad es la de “asegurar su prestación eficiente a
todos los habitantes del territorio nacional”.
La Corte sobre este aspecto, ha señalado:
“El artículo 131 de la Carta Política instituye la función notarial como un servicio público en
el que se advierte una de las modalidades de la aludida descentralización por colaboración,
ya que la prestación de ese servicio y de las funciones inherentes a él ha sido encomendada,
de manera permanente, a particulares, en lo cual la Corte no ha hallado motivos de
inconstitucionalidad”.
“Ahora bien, las atribuciones de las que han sido investidos los notarios implican su
sometimiento al régimen jurídico fijado por el legislador y aparejan el control y la vigilancia
que ejerce el Estado, encargado por el Estatuto Fundamental de asegurar la eficiente
prestación de los servicios públicos, de promover el bienestar general y el mejoramiento de
la calidad de vida de la población y de garantizar el cumplimiento de los deberes sociales de
los particulares (artículos 365, 366 y 2 de la C.P.)”. (Corte constitucional, Sentencia C-1508
del 2000)
Régimen legal del notario público
La Constitución Política en su artículo 131 establece:
“Compete a la ley la reglamentación del servicio público que prestan los notarios y
registradores, la definición del régimen laboral para sus empleados y lo relativo a los aportes
como tributación especial de las notarias, con destino a la administración de justicia.
El nombramiento de los notarios en propiedad se hará mediante concurso.
Corresponde al gobierno la creación, supresión y fusión de los círculos de notariado y registro
y la determinación del número de notarios y oficinas de registro.”
El artículo 123 inc. 3 de la Constitución Política ordena:
“La ley determinará el régimen aplicable a los particulares que temporalmente desempeñen
funciones públicas y regulará su ejercicio.”
La Ley 588 del 5 de julio de 2000, por medio de la cual se reglamenta el ejercicio de la
actividad notarial, establece en sus artículos 1º y 5 lo siguiente:
“Artículo 1°. Notariado y competencias adicionales. El notariado es un servicio público que
se presta por los notarios e implica el ejercicio de la fe pública o notarial.”
“Artículo 8°. Régimen disciplinario. El régimen disciplinario aplicable a los notarios será el
previsto en el Decreto-ley 960 de 1970, con estricta observancia de los principios rectores y
del procedimiento señalado en la Ley 200 de 1995, Código Unico Disciplinario.” Esta ley
fue modificada por la Ley 734 de 2002
De las funciones del notario público
Las funciones que debe desempeñar un notario público están reglamentadas por el Decreto
2148 de 1983, entre otras normas dispersas

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