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Es nativo del Este de África y se encuentra distribuido a través de las regiones tropicales del mundo,
fue introducido a nuestro País entre los años 1962-1967, causando mucho furor en la Costa del
Golfo.
Este pasto se denomina comúnmente como Estrella Africana ó pasto Estrella de África, se reporta
como Cynodon niemfluensis y no como Cynodon plectostachyus como se identifica en México. En la
costa del Pacífico se encuentra distribuido desde el Estado de Chiapas hasta el Estado de Sinaloa,
mientras que en el Golfo de México lo encontramos desde Yucatán hasta el Estado de Tabasco.
Es una gramínea perenne de vida larga, frondosa y rastrera, produce estolones de rápido crecimiento con largos
entrenudos y sus tallos pueden alcanzar hasta 3 m. de longitud. Especie no rizomatosa que alcanza una altura de
80 cm. a 1 m. Posee hojas exuberantes con vellos en forma de lanza. La inflorescencia presenta de 2 a 5 espiguillas
solitarias de 2 a 3 mm.
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Tolera bien el calor, la sequía y los suelos de baja calidad; resiste también los suelos ácidos y los salinos; prospera
en una amplia gama de suelos que se encuentran en el Trópico Mexicano, así como a los diversos climas tropicales
y subtropicales. Su desarrollo óptimo se logra en suelos con textura franca de alta fertilidad y buen drenaje.
Crece desde el nivel del mar hasta 1,300 m y en áreas desde_900 a 2,200 mm. de precipitación pluvial.
Las principales variedades son conocidas como: Estrella Africana Común, Estrella Santo Domingo, Estrella Surinam,
Estrella Africana y Estrella mejorada de Tuxpan. Las más difundidas en el País son las tres primeras.
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La preparación del terreno y las condiciones de humedad del suelo, varían de acuerdo al método de siembra que se
vaya a utilizar. En términos generales se consideran tres métodos para la siembra con material vegetativo (tallos y
estolones) del pasto Estrella Africana, siendo estos: al espeque, al voleo y en surcos. Para siembra en espeque, esta
se puede hacer tanto en suelos perfectamente preparados como en suelos rosados o raspados al machete a
profundidades de 9 a 12 cm; utilizando distancias de 1 m entre plantas y 1 m. entre líneas. Las siembras al voleo
requieren que el terreno sea preparado perfectamente mediante barbecho y cruza, procurando dejar un terreno
bien mullido; este método consiste en esparcir al voleo el material vegetativo sobre el terreno ya preparado y
enterrar las guías aproximadamente a unos 10 cm. de profundidad con un paso ligero de rastra. El tercer método
consiste en trazar surcos a una distancia de 1.2 m. sobre el terreno preparado, se tiran manojos de material
vegetativo en el fondo del surco, procediendo a tapar el material con tierra mediante el empleo de cultivadora,
azadón o pala a una profundidad de 10 a 15 cm. El material vegetativo a emplear debe estar completamente
maduro, de 3 a 4 meses de edad, debe tener de 7 a 9 nudos, procurando que 3 ó 4 queden dentro del suelo.
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La primera época de siembra en terrenos de temporal es al inicio de la temporada de lluvias, en los meses de Junio
a Julio. En terrenos de humedad residual, la siembra se puede realizar en los meses de Marzo a Mayo o al finalizar
las lluvias en Septiembre para evitar incidencias de malezas. Bajo condiciones de riego, las siembras se realizan
todo el año, siempre que se disponga de material vegetativo y que la humedad del terreno permita realizar una
buena preparación de cama de siembra.
En siembras a espeque se reduce la cantidad de material vegetativo, ya que con 500-700 kg/ha se logra un rápido
establecimiento, mientras que al voleo se requiere hasta 1,200-1,500 kg/ha.
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Es recomendable que después de los 40 a 60 días de la siembra, se controlen las malezas ya sea con el uso de
herbicidas para malezas de hoja ancha como Tordón, Esterón, Hierbamina, o en forma manual. Las plagas y
enfermedades no son muy comunes, pero la acumulación de forraje en el pasto Estrella permite que aparezcan
insectos como falso medidor y mosca pinta entre otros, que deben controlarse con insecticidas como el Sevín
granulado en 2 a 3 aspersiones por ciclo, dependiendo del grado de ataque.
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El pasto Estrella Africana es muy exigente en nutrientes para su rápida recuperación. En condiciones temporales del
Sur y Costa de Jalisco responde adecuadamente a fertilizaciones anuales de 100-50-00 y para riego requiere de
dosis altas de 400 800 kg de nitrógeno. El nitrógeno debe aplicarse de 2 a 3 ocasiones en temporal y 8 a 11 veces
en riego.
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En la Región Sur de Jalisco, para obtener altos rendimientos de forraje durante todo el año, es necesario combinar
niveles altos de fertilización con aplicaciones de riego durante un período de 8 meses. Este pasto (cuando se maneja
en forma intensiva) requiere láminas totales de 100 a 120 cm. de riego, distribuidos en 8 a 10 aplicaciones de 10
cm. de lámina por riego.
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Este pasto presenta una rápida recuperación después del corte; por su potencial productivo se encuentra entre los
pastos que mayor volumen del forraje pueden producir durante un ciclo anual. El pasto se puede cortar 3 ó 4 veces
en temporal y 11 ó 13 veces bajo condiciones de riego, con intervalos de 28 a32 días. En el sur de Jalisco (en
terrenos de buen temporal) se logran producciones promedio de 4.8 a 16.3 ton/ha de forraje seco, sin y con
fertilización, respectivamente. Con variaciones de proteína de 10.5 a 12.8%. Con riego de auxilio se alcanzan
producciones sostenidas durante 4 años de 57 a 201 ton/ha de forraje seco, sin y con fertilización, respectivamente,
presentando valores de proteína del 9.9 a 17.6%.
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Para el Sur de Jalisco las ganancias de peso en ganado de carne varían de 0.390 a 0.615 kg/día/animal, sin y con
utilización de suplemento, respectivamente. Con riego y fertilización las praderas logran mantener 12 toretes/ha y
producir de 1,500 a 1,622 kg de carne/ha/año. Su potencial para la producción de leche es alto, ya que se pueden
mantener 8 vacas lecheras/ha todo el año, con producciones anuales de hasta 40,000 lt. de leche empleando un
suplemento concentrado de 4.5 kg/día/animal
MANEJO DE POTREROS PARA LA GANADERIA DE DOBLE PROPOSITO
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Los pastoreos tradicionales han consistido en el uso de animales en potreros hasta consumir el
forraje para luego trasladarlos a nuevos potreros, consecutivamente hasta agotar la materia seca
disponible sin involucrar la conservación de las áreas de reserva de la planta ni proteger la
reproducción de las especies forrajeras. Así se estableció un método de pastoreo continuo en
áreas de gran tamaño y manteniendo indefinidamente números de animales relativamente bajos
que permiten obtener buenas ganancias de peso individual pero poca rentabilidad por superficie.
Este sistema de pastoreo no obedece a conceptos de carga animal ajustada ni días de descanso,
ni días de uso. Es un método subjetivo, caprichoso que obedece a las experiencias de quien dirige
el pastoreo.
1. CARGA ANIMAL
De la interrelación del animal con el pastizal nace el concepto de carga animal, el cual se define
como la cantidad de animales expresada en kilogramos de peso vivo que pastorea una
determinada superficie. La unidad animal (U.A) es equivalente a 400 Kg de peso vivo por hectárea
y en la práctica se habla de Kg de peso vivo por hectárea.
La carga fija permite acumular excedentes de pasto durante la época de crecimiento (época
húmeda) para posteriormente en la época seca proveer la suficiente materia seca que permita
mantener la carga animal. La carga animal fija varía de acuerdo al tipo de rebaño y según la
exigencia de los animales. En la práctica en la zona de Perijá (bosque seco tropical) se maneja
carga animal para el ganado en producción de leche de 1 U.A. por hectárea y para rebaños menos
exigentes (escoteros, mautos y mautas) cargas animales de 1,5. Estos son parámetros
conservadores que garantizan el mantenimiento del animal para la época de verano. Las cargas
también varían según la especie de pasto.
Es una medida establecida experimentalmente que indica la cantidad de individuos (pasto) que
debe existir de forma ideal en un metro cuadrado. Su valor varía de acuerdo al tipo de especie. Por
ejemplo, se establece para pastos macollosos una macolla por metro cuadrado como un valor de
densidad adecuado, mientras que para pastos rastreros la densidad adecuada es aquella que no
presenta espacios vacíos (áreas calvas) por metro cuadrado.
Estructura
Se entiende por estructura la configuración arquitectónica que adquieren los diferentes estratos
del pasto. Su valor es la altura y la forma del pasto y es la expresión del pasto al mordisqueo del
animal. La densidad y la estructura son las señales más prácticas para tomar la decisión del
pastoreo, así como de aumentarle la carga animal o disminuirla.
Estos conceptos se manejan para optimizar la acumulación de materia seca y el consumo con un
buen valor nutritivo que satisfaga los requerimientos de los animales bajo pastoreo y permita la
recuperación del pasto en el periodo esperado
Las investigaciones en las diferentes especies indican que en buenas condiciones de humedad
con pastos rastreros se manejan de 18 a 21 días de descanso (Estrella, Bermuda, Tanner, Pará,
Humidicola) y de 28 a 35 días para el Alemán, Guinéa, Brizanta y Andropogón.
Los días de pastoreo están condicionados al tipo de bovino. De esta manera la permanencia en
los potreros para un ganado en ordeño se estima por debajo de los tres días, mientras que en el
ganado escotero o de levante estos lapsos son mayores dependiendo de la disponibilidad y del
tamaño de los potreros, pero nunca mayor de cinco días.
La carga animal a su vez, produce efectos importantes sobre la estructura y densidad del
potrero. Cargas altas y poco ajustadas (días de uso y de descanso desacordes con la especie)
redundan en estructuras bajas y afectan la densidad del potrero llegando incluso a degradar la
persistencia del pasto, en otras palabras producen sobrepastoreo.
Lo mismo suele suceder con cargas bajas; cuando el animal no es capaz de consumir
adecuadamente el pasto, dejando áreas sin pastorear que con el tiempo se lignifican, son menos
apetecibles y el ganado la desestima, convirtiendo este subpastoreo en sobrepastoreo de las áreas
que consume. Esto indica que las cargas animales deben estar adecuadamente ajustadas al
tamaño del área pastoreada.
Pastoreo
Para racionalizar el pastoreo y hacerlo eficiente sin que afecte la persistencia del pastizal, se
utilizan los llamados módulos que son el conjunto de potreros necesarios para que un rebaño se
pueda mantener por períodos largos permitiendo que todos los potreros pastoreados tengan
descanso adecuado y se pueda producir la recuperación del efecto ocasionado por el pastoreo.
Estos módulos, se calculan, preestableciendo la carga animal y los días de descanso de la especie
de pasto. Las diferentes especies tienen días de recuperación diferentes pero convergen en un
determinado rango que nos permite establecer parámetros intermedios de días de descanso
según las especies de pasto de la zona sin mucha variación o complicación.
La carga animal depende de la clase del rebaño. De esta manera se tiene que un rebaño en
producción de leche será más exigente en cuanto a la calidad del forraje consumido. Esto lo
logrará el rebaño si ͞despunta͟ el pasto que es donde encuentra la mejor calidad. Los demás
estratos de la estructura del pastizal, también deben ser consumidos por otro tipo de animal
menos exigente sin afectar la zona de reserva, la cual debe ser protegida del consumo.
También se puede variar la carga animal en la época de crecimiento del pasto aumentándola o
introduciendo otro tipo de rebaño. Los días de descanso no se pueden alterar ya que representan
el secreto del uso del pastizal y así no tener que sembrar anualmente y para disminuir el uso de
herbicidas en el control de malezas y con ello los costos de mantenimiento del pastizal.
Cuando se conoce la carga animal por hectárea que puede establecerse en una determinada
zona y para un determinado tipo de rebaño, bien sea por investigación o por experiencia, se
determina el área que se le debe asignar. Así por ejemplo, para un ordeño de un rebaño de cien
vacas, si se le establece una carga animal de una vaca por hectárea, tendría que reservarse 100
hectáreas para el pastoreo permanente de ese rebaño. Con la rotación de potreros se persigue
que estas 100 hectáreas sean consumidas hasta el último metro cuadrado por ese rebaño,
permitiendo que a cada metro se le respete sus días de descanso para su recuperación.
Para lograr esto es necesario dividir las 100 hectáreas para que cuando un metro sea usado el
área restante esté recuperándose para su posterior uso. De tal forma que el rebaño siempre este
pastoreando áreas recuperadas. Luego, si la especie de pasto requiere 28 días de descanso para su
recuperación, debo tener la suficiente cantidad de potreros que de acuerdo con los días de uso
logre los 28 días de descanso.
Si se divide el área en dos potreros de 50 hectáreas. Cada uno, tendría 14 días de ocupación y 14
de descanso. Si se divide en cuatro potreros, tendría potreros de 25 hectáreas con 7 días de
ocupación y 21 de descanso. Como es un rebaño exigente por ser vacas en ordeño se necesitan
menos días de uso de potrero lo cual se logra con más potreros de menor área. Si se divide en 8
potreros de 12,5 has con 3,5 días de ocupación y 24,5 días de descanso, cada vez nos
aproximamos al parámetro de los 28 días de descanso establecidos como promedio requerido
para el módulo.
La organización de los módulos para cada rebaño requiere de un diseño previamente planificado
ya que los rebaños que necesitan frecuentes movilizaciones involucran el uso de callejuelas que
los conduzcan al lugar del ordeño.
Para rebaños escoteros, de levante y de becerros, el diseño y cálculo del módulo varían un poco
por ser menos exigentes en la calidad del forraje. Se pueden calcular con más días de uso, mayor
carga animal, potreros más grandes, menos exigencias de callejuelas, pero si es imprescindible el
bebedero y el salero en cada potrero de estos rebaños.
Las cargas altas y lentas (muchos días en los potreros) afectan negativamente el pastizal y no son
sustentables en el tiempo.
En conclusión, se puede afirmar que organizar las fincas en módulos de pastoreo se logra el uso
total del pastizal manteniendo cargas animales altas y prácticas culturales más económicas y
eficientes sin detrimento del mismo.
Este propósito no parece tener mucha importancia dado que es común incurrir en la
suplementación como medida para obtener cargas altas durante la mayor cantidad de días en el
año principalmente en las épocas en que escasea el forraje. También se han diseñado técnicas de
conservación de forrajes con un éxito cada vez más reducido dado que una producción económica
se hace cada vez más difícil en las épocas de verano.
De esta manera el ser competitivos en el manejo del forraje implica alimentar el ganado con el
menor uso de suplementación y esto es factible solo variando la carga animal en función de la
disponibilidad de forraje y los requerimientos nutricionales del rebaño.
Así se tiene que el factor mas importante en la producción de forraje es la lluvia, ya que su
producción está directamente relacionada con la precipitación; si llueve hay forraje, de lo
contrario, sin humedad no hay disponibilidad del mismo. Esta es la opción más económica ya que
cualquier otro sistema, como el riego o el traslado del ganado a zonas húmedas implica costos
adicionales.
En el caso del sistema de doble propósito con los criterios de persistencia del pastizal, mínimo
uso de la suplementación y una carga animal de una vaca por hectárea (unidad de 400 Kg de peso
vivo) es posible satisfacer los requerimientos de gestación, producción de leche, movilización y
una producción promedio de 5 lts en ganaderías ecológicamente adaptadas.
Esta carga animal por hectárea por año (verano e invierno) permite acumular forraje en el
potrero en la época de abundancia como reserva para luego hacerlo disponible durante el verano,
sin embargo, esta materia seca conservada en la estructura del pastizal es de baja calidad y no
garantiza buenos niveles de producción de leche, por lo cual sin una costosa suplementación en el
verano no se pueden lograr buenos niveles de producción de leche. Esto apunta a que durante el
verano no sólo hay que aceptar la baja producción sino contemplar la alternativa económica de no
producir leche, para lo cual en esta época deberían estar los animales en estado de gestación, en
el escotero para luego producir su leche en la época de buena disponibilidad de forraje.
Cargas superiores a una unidad animal (1,5 y 2) sólo son factibles para ganados que no estén en
producción de leche y menos exigentes en cuanto a la calidad del forraje, lo que prácticamente
obliga a organizar los rebaños de acuerdo a sus requerimientos nutricionales. Así, para mantener
100 vacas en ordeño implicaría un escotero de 30 animales, 100 becerros con carga animal de 1,5
por hectárea, y los subsecuentes rebaños de 50 mautas y 50 mautos, 50 novillas y 50 novillos, que
cierran el ciclo de doble propósito leche-carne.
La implementación de estos rebaños sólo es posible a través del cálculo de módulos con
diferentes áreas según los requerimientos y características de cada uno de ellos.
A manera de nota final, de todo este análisis es la del uso ecológico del pastizal en el sistema de
doble propósito para producir leche y carne sin recurrir a métodos ajenos como la
suplementación, el riego y la fertilización. Algunos sistemas en uso actualmente incluyen además
de la suplementación el riego con la necesidad de perforar pozos, bombas sumergibles, consumo
de energía eléctrica, consumo de fertilizante y con la duda de la compactación por el pisoteo,
acidificación por el uso frecuente de la fertilización. Estos métodos además de ser costosos en
tiempo, dinero y personal, no son de nuestro aprobación cuando se presentan alternativas de
métodos confiables, económicos y persistentes a través del tiempo, como son las cargas bajas y
ajustadas planteadas en este análisis.
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Los métodos m.s comunes para detectar la preñez incluyen no retorno al celo, palpación
rectal y niveles de progesterona en la leche. Cada método posee ventajas y desventajas.
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Una vaca que no retorna al celo 21 días luego de la inseminación puede presumirse de
que esté preñada. Aún así, una vaca puede no retornar al celo debido a un quiste ov.rico o una
falla en detectar el celo de la vaca. Por lo tanto, cuando no se encuentra disponible ningún otra
herramienta de diagnóstico, una vaca se declara generalmente preñada si no se ha observado
en celo por lo menos p60 días (el tiempo de cerca de tres ciclos normales)
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Un veterinario puede utilizar palpación rectal 40-60 días luego de la inseminación para detectar
el feto en elútero, otras estructuras asociadas con la preñez, y la presencia de un cuerpo lúteo
en el ovario.
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Durante la preñez, el ciclo estral se interrumpe debido a que el cuerpo lúteo persiste y continúa
secretando progesterona a lo largo de la preñez. La persistencia de progesterona en la leche 21
a 23 días luego de la inseminación puede ser utilizada como una herramienta de diagnóstico
para la preñez.
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La mayor parte del crecimiento fetal se presenta en elúltimo trimestre de la preñez (Día 190 a
282), momento durante el cual el peso del feto se incrementa de cuatro kilogramos a 45
kilogramos. El crecimiento fetal normal requiere de nutrientes y esto incrementa los
requerimientos nutricionales de la vaca, especialmente durante los dos últimos meses de
preñez.