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Violación es un delito sexual que consiste en el acto de penetrar sexualmente a otra persona

sin su consentimiento. Es un acto de agresión habitual en la violencia de género, cometido


mayoritariamente por personas que tienen una relación muy cercana con las víctimas,1
generalmente cometido por un grupo, o en función de un grupo.2 Estadísticas europeas dan
cuenta que el 99 % de las personas condenadas por violación son varones y el 90 % de las
víctimas son mujeres,3 mientras que estadísticas estadounidenses muestran que el 76 % de
las víctimas mujeres fueron violadas por sus esposos, novios o parejas,1 y que la mayoría de
las violaciones son realizadas sin recurrir a la fuerza física ni a la amenaza con armas.4

En todos los países modernos es considerada un grave delito contra la libertad sexual, con
diferentes tipificaciones según el país. Las legislaciones más amplias consideran que existe
violación cuando se realiza cualquier tipo de penetración sin consentimiento, ya sea que la
misma sea realizada con el pene, cualquier parte del cuerpo humano, o un objeto, tanto en
el cuerpo de la víctima como del agresor, y ya sea que la penetración se realice por la
vagina, el ano o la boca. Las legislaciones más restrictivas consideran que existe violación
sólo cuando la penetración se realiza con el pene ("acceso carnal"), en la vagina o el ano,
fuera del matrimonio.5 La mayoría de las legislaciones sostienen que para que exista
violación debe haber algún tipo de violencia o intimidación por parte del violador, sin que
sea suficiente la ausencia de consentimiento; una tendencia más reciente considera que hay
violación cuando la penetración se produce sin consentimiento, aunque no exista violencia
o intimidación.6 Todas las legislaciones consideran que no existe consentimiento cuando se
emplea la fuerza, violencia, intimidación, o cualquier otro medio para anular la voluntad de
la víctima. Asimismo todas las legislaciones consideran que no existe consentimiento
legítimo, cuando se trata de menores de cierta edad (generalmente cercana a la pubertad),
incapacidad mental, o personas que se encuentren en estado de inconsciencia.

Los movimientos feministas han cuestionado las descripciones del delito de violación y la
forma en que es tratado por la policía y el sistema judicial, señalando justificaciones,
sentencias y procedimientos "machistas" que por un lado promueven la impunidad de los
delitos y por el otro revictimizan a las víctimas. Uno de las prácticas más extremas en este
sentido, es la que obliga a la víctima de violación a casarse con su violador.7 Basándose en
todas estas realidades, los movimientos feministas denuncian la existencia de una "cultura
de la violación" amparada por el sistema patriarcal,8 promoviendo nuevas formas para
combatir el delito, como el fomento de la autoconciencia de las mujeres sobre la fuente de
la desigualdad y la sororidad para cambiar los patrones culturales que se encuentran en la
base de la violencia sexual.9 En varios países anglosajones se dictaron leyes procesales para
casos de violación (rape shield laws) prohibiendo la presentación de pruebas referidas a la
conducta sexual de la víctima, o la difusión de su identidad.10

Debido las implicancias morales del término, algunos países, como Argentina y varios
estados de Estados Unidos, han eliminado de su legislación penal el término "violación",
considerándolo como una forma agravada de los delitos denominados de abuso sexual,
agresión sexual o ataque sexual, respectivamente

Violación es un delito sexual que consiste en el acto de penetrar sexualmente a otra persona
sin su consentimiento. Es un acto de agresión habitual en la violencia de género, cometido
mayoritariamente por personas que tienen una relación muy cercana con las víctimas,1
generalmente cometido por un grupo, o en función de un grupo.2 Estadísticas europeas dan
cuenta que el 99 % de las personas condenadas por violación son varones y el 90 % de las
víctimas son mujeres,3 mientras que estadísticas estadounidenses muestran que el 76 % de
las víctimas mujeres fueron violadas por sus esposos, novios o parejas,1 y que la mayoría de
las violaciones son realizadas sin recurrir a la fuerza física ni a la amenaza con armas.4

En todos los países modernos es considerada un grave delito contra la libertad sexual, con
diferentes tipificaciones según el país. Las legislaciones más amplias consideran que existe
violación cuando se realiza cualquier tipo de penetración sin consentimiento, ya sea que la
misma sea realizada con el pene, cualquier parte del cuerpo humano, o un objeto, tanto en
el cuerpo de la víctima como del agresor, y ya sea que la penetración se realice por la
vagina, el ano o la boca. Las legislaciones más restrictivas consideran que existe violación
sólo cuando la penetración se realiza con el pene ("acceso carnal"), en la vagina o el ano,
fuera del matrimonio.5 La mayoría de las legislaciones sostienen que para que exista
violación debe haber algún tipo de violencia o intimidación por parte del violador, sin que
sea suficiente la ausencia de consentimiento; una tendencia más reciente considera que hay
violación cuando la penetración se produce sin consentimiento, aunque no exista violencia
o intimidación.6 Todas las legislaciones consideran que no existe consentimiento cuando se
emplea la fuerza, violencia, intimidación, o cualquier otro medio para anular la voluntad de
la víctima. Asimismo todas las legislaciones consideran que no existe consentimiento
legítimo, cuando se trata de menores de cierta edad (generalmente cercana a la pubertad),
incapacidad mental, o personas que se encuentren en estado de inconsciencia.

Los movimientos feministas han cuestionado las descripciones del delito de violación y la
forma en que es tratado por la policía y el sistema judicial, señalando justificaciones,
sentencias y procedimientos "machistas" que por un lado promueven la impunidad de los
delitos y por el otro revictimizan a las víctimas. Uno de las prácticas más extremas en este
sentido, es la que obliga a la víctima de violación a casarse con su violador.7 Basándose en
todas estas realidades, los movimientos feministas denuncian la existencia de una "cultura
de la violación" amparada por el sistema patriarcal,8 promoviendo nuevas formas para
combatir el delito, como el fomento de la autoconciencia de las mujeres sobre la fuente de
la desigualdad y la sororidad para cambiar los patrones culturales que se encuentran en la
base de la violencia sexual.9 En varios países anglosajones se dictaron leyes procesales para
casos de violación (rape shield laws) prohibiendo la presentación de pruebas referidas a la
conducta sexual de la víctima, o la difusión de su identidad.10

Debido las implicancias morales del término, algunos países, como Argentina y varios
estados de Estados Unidos, han eliminado de su legislación penal el término "violación",
considerándolo como una forma agravada de los delitos denominados de abuso sexual,
agresión sexual o ataque sexual, respectivamente

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