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La violencia1 es el tipo de interacción entre sujetos que se manifiesta en aquellas conductas o

situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada,2 provocan o amenazan con


hacer daño, mal o sometimiento grave (físico, sexual, verbal o psicológico) a un individuo o a
una colectividad,3 afectando a las personas violentadas de tal manera que sus potencialidades
presentes o futuras se vean afectadas.4 Según la OMS, «La violencia es el uso intencional de
la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que
tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo,
daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte».5
Puede producirse a través de acciones y lenguajes, pero también de silencios e inacciones, y
es valorada negativamente por la ética, la moral y el derecho, que atribuyen generalmente
al Estado el monopolio de la violencia. La violencia puede ser de carácter ofensivo o defensivo
(también se utilizan los conceptos de violencia proactiva y violencia reactiva), habilitando en
este último caso figuras de justificación ética de la violencia, como la legítima defensa y
el derecho de resistencia contra la opresión.67
Se trata de un concepto complejo que admite diversas matizaciones y graduaciones según el
punto de vista desde el que se trate; en ese sentido, su aplicación a la realidad depende en
ocasiones de apreciaciones subjetivas.

Índice

 1Etimología
 2Concepto
 3Origen
 4Tipologías
o 4.1Violencia interpersonal
o 4.2Violencia de Estado
o 4.3Violencia correctora y educativa
o 4.4Violencia criminal
o 4.5Violencia política
o 4.6Violencia simbólica
o 4.7Violencia económica
o 4.8Violencia psicológica y patológica
o 4.9Violencia natural
o 4.10Ciberviolencia
o 4.11Violencia de género
o 4.12Cultura de violencia
o 4.13Violencia religiosa
 5La violencia como fenómeno filogenético
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía
 9Enlaces externos

Etimología[editar]
Caín asesina a Abel (pintura del siglo XV)

La violencia fue asociada desde tiempos muy remotos a la idea de la fuerza física y del poder.
Los romanos llamaban vīsa esa fuerza, al vigor que permite que la voluntad de uno se
imponga sobre la de otro. Vis tempestatis se llama en latín a la "fuerza de una tempestad". En
el Código de Justiniano se habla de una "fuerza mayor, que no se puede resistir" (vis magna
cui resisti non potest), el concepto jurídico de fuerza mayor.
Vīs dio lugar al adjetivo violentus que, aplicado a cosas, se puede traducir como ‘violento,
impetuoso, furioso, incontenible’ y, cuando se refiere a personas, como ‘fuerte, violento,
irascible’. De violentus se derivaron violare (con el sentido de ‘agredir con violencia, maltratar,
arruinar, dañar’) y violentia, que significó ‘impetuosidad’, ‘ardor (del sol)', ‘rigor’ (del invierno),
así como ‘ferocidad’, ‘rudeza’ y ‘saña’.
Cabe agregar que vīs, el vocablo latino que dio lugar a esta familia de palabras, proviene de la
raíz prehistórica indoeuropea wei-, ‘fuerza vital’.

Concepto[editar]

Dibujo del Álbum de Madrid de Goya, realizado entre 1796 y 1797 que refleja una escena de violencia
doméstica

La violencia es el uso inmoderado de la fuerza (física o psicológica) por parte del violento
o agresor para lograr objetivos que van contra la voluntad del violentado o víctima. Pero la
violencia puede proyectarse no solo contra personas, sino contra animales (crueldad hacia los
animales), plantas, objetos artísticos o religiosos (iconoclastia) o no y entornos naturales o
medioambientales (contaminación ambiental). Puede incitarse con diversos estímulos y puede
manifestarse también de múltiples maneras asociada igualmente a los variados
procedimientos de la humillación, la amenaza, el rechazo, el acoso o las agresiones verbales,
emocionales, morales o físicas. La consecuencia puede ser y es casi en todos los casos la
lesión o destrucción en parte o en todo de un ser o grupo humano, por un lado; de un animal o
de una especie natural, por otro; o de objetos, bienes y propiedades raramente propios y más
frecuentemente ajenos o comunes.
Aparte de la violencia física, hay que mencionar también la violencia emocional independiente
o que la suele acompañar, según la índole de la agresión. Es el daño en forma
de desconfianza o miedo sobre el que se construyen algunas relaciones interpersonales
insanas y se halla en el origen de problemas en las relaciones grupales bajo formas como
la polarización, el resentimiento, el odio, etcétera; algo que, a su vez, ocultan, disimulan y
potencian las redes sociales en la tecnológica sociedad moderna.

Triángulo de Galtung (teoría y práctica)

Otro aspecto de la violencia para tener en cuenta es que no necesariamente se trata de algo
consumado y confirmado; la violencia puede manifestarse también como una amenaza
latente, sostenida y constante en el tiempo, que causa, sin embargo, daños psicológicos
severos en quienes la padecen, así como repercusiones negativas sobre la sociedad. Pues,
en efecto, la violencia posee también un componente social.
En otro orden de cosas, cuando la violencia es la expresión contingente de algún conflicto
social, puede darse de manera espontánea sin una planificación previa minuciosa. La
violencia puede además ser encubierta o abierta; estructural o individual.
Es un comportamiento deliberado, que provoca, o puede provocar, daños físicos o
psicológicos a otros seres, y se asocia, aunque no necesariamente, con la agresión física, ya
que también puede ser psicológica, o maltrato emocional, la represión política o la intolerancia
religiosa a través de amenazas, ofensas o acciones. Algunas formas de violencia son
sancionadas por la ley o por la sociedad; otras son crímenes. Y distintas sociedades aplican
también diversos estándares de tolerancia y castigo en cuanto a las formas de violencia que
son o no son aceptadas.
El individuo violento se impone por la fuerza. Existen varios tipos de violencia, incluyendo
el abuso físico, el abuso psicológico y el abuso sexual. Sus causas pueden variar, las cuales
dependen de diferentes condiciones.
Se denomina estilización de la violencia a la estetización que de la violencia se hace en
distintas expresiones del arte, la cultura y los medios de comunicación.

Origen[editar]
La violencia generada por los seres humanos ha sido estudiada desde muy antiguo; hay dos
teorías modernas de sesgo evolucionista, la hipótesis del cazador, mayoritaria, y la del mono
asesino de Raymond Dart y Robert Ardrey. Pero desde el punto de vista de la antropología
cultural, al menos para el antropólogo René Girard (La violencia y lo sagrado, 1972) la
violencia es consecuencia de un proceso de mímesis social que termina disfrazándose
como mito religioso pagano. La produce un deseo que no se dirige al bien, sino hacia aquello
que desea el otro y solo puede tener él, porque no es divisible. Posee, pues, tres elementos: el
uno, el otro y lo que desea el otro. La evolución de este deseo, en el deseo de todos contra
todos, acaba por destruir ese tercer elemento a fin de salvar la sociedad y lo que sí podemos
compartir. Eso produce una rivalidad, competencia o envidia y una violencia dañina de la que
la sociedad solo se libera mediante el uso del llamado chivo expiatorio o víctima injusta-
inocente, que luego es divinizada o mitificada para disimular el violento fundamento social y
político de la comunidad. El sacrificio expiatorio es el fundamento violento de todas las
religiones paganas con una finalidad sociopolítica; pero en el caso del cristianismo, sin
embargo, se invierte este fundamento mediante el amor y el autosacrificio: ya no se adopta la
perspectiva de la sociedad, sino la de la víctima del sacrificio: es una religión sin violencia.8
Girard propone una lectura del Edipo rey sofocleo desde esa clave hermenéutica. La
desgracia tebana aparece representada por la peste (símbolo, según la interpretación
propuesta, de una reciprocidad violenta que se adueña del todo social), pero la culpa
es transferida a las faltas individualizadas (parricidio e incesto) de Edipo, convertido en
chivo expiatorio. A Creonte y Tiresias les corresponde el papel de acusadores; su éxito
logra que el bellum omnium contra omnes dé paso al todos contra uno, cuyo odio
unánime restablece el vínculo comunitario y permite, en consecuencia, eludir
la anomia que resultaría del enfrentamiento generalizado9
Pero Girard generaliza el mecanismo victimario: no solo es fundamento de la religión, sino
que de él surge el proceso de hominización, la cultura y las instituciones; todos los mitos
contendrían un linchamiento fundador escondido.

Tipologías

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