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PRIMERA PARTE

CAPITULO PRIMERO

EL TEXTO Y EL DISCURSO

TEXTO , 1l1,CUR~O; II Sl,lIf~IICA 1)1:1 1 L\lO , A N ,~II,I' 1)11


I mCu lüo ; CO M PETI: nA '1 ~x r llAL, COM I'F I IN( lA
U¡;CUR>lVA ; 'IJI 'lh L.I:NI:RA L ~~ DI: TEX 1()~

N
o haremos en este manual una separación radical cnrre
"análisis del discurso" y "lingüística del tcxro" , Po r el
conuario, consideramos que ambas disciplinas está n cs-
trechamenre ligadas, aunque manrengan su especificidad. D e he-
cho, haremos constantemente alusión a uno u arra de esros campos,
ya que, en nuestra perspectiva, se iluminan uno al orro (Van Oijk,
1980: 21-29; Maingueneau, 1976: 99-102).
Trataremos, en todo caso, de precisar los términos cada vez
que sea necesario. En efecro, lo primero que crea probl em a es la
polisemia de los términos "texro" y "discurso". Cada uno po r su
lado es ambiguo, y a menudo se emplean indistintamente lino u
otro como si fuesen inrercambiables. Así, por ejemplo, Jean Oelisle,
en su libro sobre el análisis del discurso y la traducción, defin e lo
qu e el llama la "texrología" como "el estudio de los discursos" (1984:
16). Por su parte, Lozano, Peña-Marín y Abril titulan su libro
Andlisis del discurso (1989) y agregan como subtítulo " Hacia un a
semiótica de la interacción textual". Esros mismos aurores seña-
lan diversos senridos del término "texro" (Lozano et al., 1989: 15-
19) . Por su parte, Maingueneau presenta por lo menos seis senridos
posibles del término "discurso" (Maingueneau, 1976: 15). C omo
lo se ñJIa VJn Dijk (1980: 20)., la confusión proviene adem á de

1I
·1 11'< (11 <; Y I 1/\( ! ~\()" I~ ¡!J( I/ IJI, I I r \"J , I \ 11';, ,1 '1' JIf '1111 11 ' 111 I ( d ji \lIt 11 1 A l \\1111 ( "" ,'n'\1I11I1 1I 1I \ 111' l' '11\1 " " \ 11
I

qu e en una lengua se empl ea, por ejemplo, "tcxto" para lo qu c cn ya lo señalaba Ducrot cn 1980 . (Ver "' Ióle et énonciation" en Les
otras sc llama "discurso", o /lO cxistc/l los dos términos: "disco ursc mots du discorm). En efecto, el sujeto produ cto r del di scurso in s-
studies" del inglés cq uivale a "texrwissenschaft" del alemán. Agre- cribe en su texto las m arcas de su situació n, como también las
guemos que, en francés, existe discusió n sobre las expresiones marcas de su des tinatario real o imaginario.
"analyse du di sco urs", " ... de disco urs" y " .. .des discours", y que Cua ndo se habla de "texto" se focal iza la mirada en el aspecto
para cada una de estas den o min aciones se avanzan ser ias razones construccional o arquitectural. Es por ello que se puede hablar de
teóricas. "gramáti ca del texto". Dicho en los términos de Kintsch y Van
Dijk (1975: 100), " ~I~maremos 'texto' la estructura formal, gra-
matical, de un discurso". '
[N ótese qu e estamos usando el término "texto" en su acepción
1. 1. ¿QUE ES EL TEXTO?
restringida, relativa a textos verbales. En una concepción más am-
plia, que viene de la semiótica, se puede considerar texto todo
Diremos, para empezar, que ambas entidades, el te xto y el di scur-
so, están relacionadas: conjunto significante, cualquiera que sea el sistema de signos con
. ~,' que esté construido. En ese sentido pueden ser considerados tex-
• El texto es una configuración lingüísti ca . Es un co njunto de ele- tos una película, una sinfonía, un cuadro, etc. Para los fines de
mentos lingüísticos (palabras, orac ion es ... ) organ izados según este manual nos atendremos esencialmente al texto como reali-
reglas estrictas de constru cción. \ ' " . r ; ; i .'., , :, ¡ dad verbal].
• El discurso es la emisión co ncreta d e un texto, por un en unci a-
dor determinado, en un a situación de co municació n determi-
nada. . . 1.2. COMPETENCIA DISCURSIVA Y TEXTUAL

La relación es inextricab le: no puede haber discurso sin un tex- El texto, como entidad formal , corresponde al nivel superior de la
to del discurso. El texto funciona como discurso en una situación competencia construccional (u organizacionaI) del individuo. El
determinada. Como 'I ;'d ic'e J. -M . Adam (1990: -23), se-p{¡ede ~i~curso corresponde a la puesta en acción de la competen;a l'
hacer' una ecuación admitida hoy en forma generalizada: el dis- discursiva del individuo. Ambas com petencias ~textual y discursiva- i¡

curso es el texto más las condiciones de producción . De es te mod o, torman parte, pero a distintos niveles, de lo que se ha dado en
podemos por ejemplo analizar una conversación ya sea como dis- llamar desde Hymes (I972) la competencia de comunicación.
curso, ya sea como texto: en el primer caso, se observará que un Recordemos brevemente que la competencia de comunicación
enunciador específico se dirige con sus palabras a un destinatario del individuo, entendida como su capacidad para participar en
específico, en un marco situacional (espacio temporal) específico; interacciones comunicativas, comprende primero un componen-
en el segundo caso, se observará cómo los elementos ling üísticos te sociocultural, y luego dos componentes interrelacionados: la
(palabras, oraciones ... ) se es tructuran respondiendo a reglas de competencia construccional (u organizacional) y la competencia
construcción textual. discursiva. La primera designa el conocimiento de! "código", es
El texto conserva en su sup erficie las hu ellas de la situació n de deci r el conocimiento de los elementos y las reglas que constitu-
discurso. Por lo tanto, LlI'l>Cstudio acabado del tcxto remitirá necc- ye n el sistem a de una lengu a. La segunda designa la capacidad de : "
sariame nte a sus condicioIles de producción y de recepción. utili zar el código en situacion'e~-d e c-o muni cación determinadas '- ;, '
Textualidad y enunciación va n nece<;ariamente de la man o, como No es la actllación mism a (o "perForma nce", si aceptamos e! an-
I
' ...... '"
,
., . I
glicismo), sino el saber emmciatiuo que permite "la movilización progresión y relación (conexión), y rigcn la creación de textos I "
de la lengua por el hablante" (lknvellislc). Dccimos que estas dos cohesivos y coherentes, como se verá en el capít ul o tercero.
1
1competencias está n inrerrelacionadas porque el individuo normal La compete ncia discursiva es de ca rác ter diferenre: es la capaci-\!
¡
¡

posee al mismo tiempo el conocimienro de las reglas constituri v.lS dad de hacer funcionar los textos en situaciones de comunicación l' /"
I del código y el co nocimi enro de las reglas que rigen el uso del
f
~e~erminadas., a l~~~ ~n destinata:io determin:ldo, p:lr:l obtener ob- r
I lenguaje en las diversas situaciones de com unicación. Nadie pue- JetlvOS exrra- lll1gulstlCos determll1ados. La competencia discursiva \
! de hablar una lengua si no co noce la organización (el código) de se co mpone de una competencia situacional y una competencia
esa lengua; pero el conocimienro del código no basu para pode r enunciativa, esta última entendida en términos de competencia
comunicar en esa lengua . modal, ilocutiva, inferencial e imerrex tual, como ve remos en el
En la competenál consrruccional (que también algunos lla- capítu lo segu ndo.
man "gramatical", en el senrid o amplio del término) podemos
distinguir un componelHe pre-sígnico y un co mponenrc sígnico.
El primero se refiere al dominio de las unidades no significanres 1.3. EL TEXTO COMO OCURREN C IA Y COMO TIPO
del código: fon emas y grafemas (en el caso de los individuos
alfabetizados). El segundo concierne al nivel de los signos: co m- Otra dificu ltad en la distinción "texto / discurso" proviene de con-
petencia morfológica (conocimi ento de la construcción de las si derar el texro como ocurrencia o como tipo , lo que en alguna
palabras), competencia léx ica (conocimienro de la form a y el sig- med ida se relaciona también con el considerarlo como una reali -
nificado de las palabras), compete ncia sintáctica (conocimienro dad concreta o como una entidad abstracta. Para algunos aurores
de la estructura y signifi cado de las oraciones) y competencia tex- un texro es una realidad concrera, empírica, correspondiente a un
tual (conocimienro de la estructura y significado de los rexros). A discurso efectivamente emitido. En este sentido, el texto repre-
cada una de es tas competencias corresponde una unidad sígnica: senta el resultado material del acro de comunicación. Con pala-
e! morfema, la palabra, la oración, el texro. Por eso es que decimos bras de Charaudeau, "e! texro es ra manifestaci ón material (verbal
que e! texro es la unidad superior de la co mpetencia construccio- y semiológica, oral/gráfica, gestual, icónica, etc.) de la puesta en
nal de! individuo: un texto es una unidad mayor que la oración, escena de un acto de comunicación, en una situación dada , para
así como la oración es una unidad mayor que la palabra. Un texro realizar el proyecto de habla de un locuror dado" (1992: 645.
está compuesro de oraciones, aunque puede haber, en situaciones Nuestra traducción).
determinadas, texros de una sola oración, como en el caso de las Otros autores (Slatka, Adam, etc.) afirman, en cambio, que el
pancartas: Se ruega transitarpor ¡a vereda del frmte. Golpee antes de texro es una entidad abstracta, opuesta al discurso que sería la
entrar. También en e! caso de las pancartas se pueden encomrar única realidad concreta observable. "Un enunciado -'texro' en el
texros constituidos por una sola palabra: Peligro. Salida, o un sentido de objeto material oral o escriro, de objeto empírico-
sinragma: Estacionamiento prohibido. No entra;: El texro es, en- observable y descriptible, no es el texro, objero construido, por
ronces, la unidad de comunicación. En efecro, el individu o no definición, y que debe ser pensado en el marco de una teoría de su
-comunica con oraciones aisladas, sino co n secuencias de oraciones estructura composicional. Esra definición de TEXTO como obje-
que muestran entre ellas relaciones formales que constituyen lo ro abstracro, opuesta al DISCURSO (objero concrero producido
que llamamos las reglas de tex tualización (o de construcción del en una situación determinada) es hoy admirida unánimemente"
texro). Estas reglas tex tuales se expresan en términos de recurrencia, (Adam, 1992 : 15. Nuestra traducción).

¡!¡ J5
1 l· x-n )e; y I 11\{ ·\ IR'\()\ I ~ I Ift)1 l! TC·C ION Al" 1 INI ,( 11\ r le·" 1111 11 XII) / (;,11 1\/lPIl 1\1 \ ·"11 1 /
4 \1' ¡·lil'!ll/f \ I1 11 \!I \ 't 11 111'( I ' R\! )

Por nuestra parte, preferirnos no usar la di stinción :'concreto /


citario, o una convocación al tribunal). "Si se puede siempre des-
abstracto", que de todos modos nos parece ~onfusa. Dlr~mos que
, cribir un texto como un a entidad üni ca e irreductible a otras, no
n
,-\
."
conviene distinguir sistemáticamente las unIdades ~lcl nl~rel co ns-
trucciona), ~o gramatical) y las unidades del nivel dIscursIvo:
por eso dcja dc scr analizable como realización de un tipo de tex-
to" (Bcacco, 1985: 115) .
J ;,...-: ,.. ~ \
Es esta dialéctica "ocurrencia / tipo" la que permite postular la
• nivel construccional: oración, texto.~
existcncia de "modelos tcxtuales", culturalmente determinados,
• nivel discursivo: enunciado, discurso /'
que regulan la forma de los textos individuales. Dentro de la com-
petencia textual del individuo existe, en mayor-o menor' medida,
Las primeras son unidades formales, que pueden exalllinar~e
¡. desde el punto de vista "configuracional". Las s~gundas son unI- el conocimiento implícito de los modelos o matrices textuales : J'
,
tl'na carta de amor, un aviso económico, un parte de matrimonio,
i dades observacionales, que sólo pJ.eden ser examInadas en el n:ar-
¡ co de una situación de comunicación específica. Ahora bIen, un afiche publicitario, una crónica periodística, un cuento, etc.
.i [Notas: 1. Esta noción de "modelos o matrices textuales" no es
j repetimos, una misma entidad lingüística puede ser mir~?a como
igual a la de "superestructuras textuales", que veremos más adelante,
texto o como discurso, según que pongamos la atenClon en su
pero puede relacionarse con ella. También puede relacionarse con
aspecto composicional o en su aspecto enunciativo .. , "
el probl ema de las tipologías textuales y con lo que Bajtfn (1985)
Una dificultad similar aparece respecto a la relaclon ocurren-
llama los géneros discursivos. 2. Sobre la utilización de 'modelos
cia / ti po". En efecto, todo texto panicular repre~enta en algUl~a
textuales en la planificación de textos, ver por ejemplo los artículos
medida un tipo de texto. Hay una correspond:n~la, ~n este s~ntl­
de Drop y de Enkvist en Bernárdez, 1987J.
do, entre el texto como realidad panicular, unlca, lffeductlble,
Sin duda, en el campo de los modelos textuales se puede ir
realizado una vez en una situación específica, y el texto como ge-
desde los modelos más es'randarizados, como el aviso de defun-
neralidad (como "entidad abstracta", diría Adam). Todo texto, por
ción en un periódico, o un texto notarial, hasta los menos regula-
individual o panicular que sea, encarna toda una serie de :: regul~­
dos institucionalmente, como la carta de amor. Como dice Bajtín
ridades textuales", y esto es lo que permite hablar de una CienCIa
(1985: 248-293), la gama puede ir desde una orden militar
del texto". Como reza un aforismo muy conocido, no puede ha-
"estandarizada y obligatoria hasta por su entonación" hasta una
ber ciencia de lo panicular, de lo irreductible. Una gramática del
obra lírica, "profundamente individualizada".
texto o una teoría del discurso, subraya Van Dijk, sólo puede dar
cuenta de ciertas estructuras regulares y sistemáticas del tipo de
discurso (1980: 20).
1.5 . TIPOS GENERALES DE TEXTOS

En una primera aproximación a las tipologías textuales, hay que


1.4. MODELOS TEXTUALES
señalar que los textos pueden ser dialogales o monologales y orales
o escritos. La distinción "monologal / dialogal" se refiere al hecho
Cada texto es único, irreductible a los demás (por ejemplo, esta
de que los textos pueden ser producto de una interacción en que
éa~ta que he recibido hoyes única, específica); pero cada texto
ambos interlocutores contribuyen a la construcción del texto -es
retoma, reproduce, encarna característica~ ?enerales de todos l.os
el caso de la conversacíón-, o bienpueden ser construidos por el
t-extos del mismo tipo o de la misma famIlia (lo que me perml~e
solo emisor, ya sea en presencia o en ausencia del receptor. Es el
decir que lo que he recibido hoyes un a carra y no un afic he publl-
caso de una conferencia o de una pan ca rta. Lo esencial es que el
interlocutor no participa en la COI1~tr ll cc i ón del texto. Dicho en logos; pero siempre se est:í dirigicmlo a un inrcrlocuwr imagina-
otros términos, lo que en apa ri cl1c ia es un fenómeno banal (la rio. Ya veremos cómo estos fcnómenos de dialogismo apa rece n en
comunicación puede efectuarse con la participación alrernad a de la superficie de! texto.
los dos interlocutores o bi en co n b parricipJciól1 de un so lo emi - Los textos monologalcs, como ya lo hemos visw, pueden !In
sor) tiene un a importancia cru cia l para la organizJción o arqui- orales (u na conferencia) o escritos (una cró ni ca periodística). En
tecrura del texto, y para toda una serie de fenómenos discursivos cambio, los textos conversacionales son mayormenre orales . No
que detallaremos más adelante. parece haber co nversación por escrito, como no sea en el caso
Por ahora podemos decir que, por ejem plo, en e! diálogo la tecnológico de los intercambios por modem.
coherencia d ebe ser mantenida respecto al segme n to textual que Lo ese ncial , en todo caso, es desmarcarse de la tenden cia tradi-
produce e! interlocutor, según lo qu e G rice llam a el principio de cional que lleva a asimilar "texto" a "texto escrito". En efecto, esta
cooperación (A: ¿A qué hortl es la reunión? -B: A las ocho. Y no l3: as imilación es tal que un autor como E. Roulet (1991) evita el
Dos manzanas o B: A mi mamd le gusta el chocolate). Co mo di cen término "texto" y habla sólo de "discurso" porque "texto está dema-
los analistas de la conversación , los textos dialogales so n poli co n- siado ligado en la mente de los franceses con la connotación de
trolados. Llamamos en cambio textos 1110nologales a aquellos que escrito, monológico". Nosotros hablaremos de "textos orales" y
son e! producto de la actividad lingüística de un solo individuo, "textos escritos", que funcionan como "discursos orales" y "dis-
ya sea que esté solo o en prese ncia de un interl oc uto r, ya sea en cu rsos escritos" . La relación entre ambos es sin duda compleja,
forma oral o por escrito. Son textos monoconuolados. Si toma- sobre todo en las sociedades de larga tradición de escritura: en
mos la image n del tejido (texto qui ere decir "tejido", nos recu erda esos casos, el tex to escrito no es una simple transcri pción de co-
Barrhes), en el primer caso estamos tej iendo el texto -valga la municaciones orales, sino que desa rrolla características específI-
redundancia- en tre dos o m ás; en e! segundo caso, estamos te- cas. En esos casos, oralidad y escritura tienden a separarse en forma
jiendo solos. tajante, al puntO de llegar a consliruirse casi en códigos difcrcmes
Ahora bien , aunque parezca extraño, la competencia co nversa- (Ong, 1987). Y la tarea de la escuela se concentrará efectivamente
cional es la m ás generalizada y la más fundamental. Es la prim era en desarrollar en el niño la capacidad de construir textos escritos
que desarrolla el niño en su adquisición del leng uaje. Dicho en monologales que contengan las marcas adecuadas de coherencia y
otra forma, e! diálogo es la forma básica d e la com uni cación hu- de cohesión para que sean emendidos por el destinatario. Pcro des-
mana. La competencia monologal (oral o escrita) se adq uiere más de el puntO de vista de la ciencia del texto, una producción oral y
tardíamente y es menos generalizada: no todo el mundo puede una producción escrita tienen un estatuto similar: pueden ser exa-
hacer una intervención oral ante una audien cia, o escribir un a minadas como textos, es decir ser analizadas para ver cómo respon-
historia. Cuando alguien se resiste a tomar la palabra ante un a den a las reglas de texrualización a que hemos aludido más arriba.
asamblea, diciendo algo como "No. Yo no. Yo no sé hablar" -lo Para hacer las cosas más difíciles, no sólo "texto" connora "rex-
que está contradicho por el solo hecho de hablar para d ecir eso-, to escrito" en la memalidad tradicional, sino qu e además "texto
en realidad está diciendo "Yo no soy capaz de co nstruir un texto escrito" connota "gramati calidad", "elegancia", "buen esrilo", "alto
cohesivo y coherente sin la interacció n con el arra". grado d e imelecrualidad", en un a palabra, esrilo formal. E inver-
Hay que d eci r desde ya, para precisarlo más adelante, que ha- samente, se piensa que la comunicación oral es el lugar de la
cemos una distinción entre "dia logal" y "dialógico". En e! fond o, agramaticalidad, de' lo descuidado, de lo mal organizado, en una
todo texto es dialógico, en el sentido que todo discurso es "discur- palabra, del esrilo informal. Desde el puma de visra de la ciencia
;0 para algui en':' El niño puede hJblar só lo y rener largos monó- de! texto, tamo el texto oral como el rexto escrito pueden se r for-

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j \1 ' 1'1'1\11 1',1 I t 1I \ 11 q 11 PI'I ,'H\I '

males o inform ales y t¡U1(Oclun o co mo el ot ro res pond cn a reglas I. ó. LA S FRO NTERAS DEL TEXTO
consrruccionales específi cas. Ejem pl os: en la co mun icación oral, el
"Nic00 , mí(,II/e las jJalltujlllS" del Sr. Jourdain es una secuencia lex- Un a l'' 'lima precisión leóri ca , qu e toma más bien la forma de un a
tual oral informal; en camb io el discurso in augural del aií o acadé- interroga n le: ¿Cldles son los I Ím ites del texto?, ¿dónde cm pieza y
mico. por pane del rector de una universidad es generalme'He un dónde termina un texto? La pregunta no es banal, y la respuesta
tena oral del más alto nivel {ormal. En la comunicación escrita, los no es f;ícil, aunque muchos autores coincidan en que una de las
grafflti de los muros de la ciudad (COIllO "Vale callampa el proc('so car:l Crerísl icas del rexro es SIl rla1/mm. es decir el hecho de presen -
t!C/I/(}(Trít i co '; c~cril() cn un Jl1uro de la Universidad dc ( :onccpCi('lll larse COlllO Ull lodu. Pero la definición de esta clausura no es siem-
en 1992) son textos escritos en estilo informal-y más aún los graff'ti pre clara 2 . Se puede decir, por ejemplo, que eSta clausura está
oc los baíios PlIblicos-; en cambio, una comunicación ciendll ca es seíi alaoa por una notoria interrupción en la intervención; pero
generalmellte un texto escrito delnds alto nivel f( lrIll ;¡ 1. e<;() p:Hecier:l 110 h:l\l:n )':1 </lle 1111 :1 il1tcrrllpcit'lll ptlede p,ovellir
Una distinción general nds, previa para entrar en materia, se del hecho que el texto esd inconcluso, o quedó inconcluso. Bajtfn
refiere a la oposición existente enrre "rexros literarios" y "lextos apunra al fenómeno del "cambio de los sujetos discursivos" para
ordinarios". En realidad esta distinción no es en absoluto clara, indicar lo que él llama la {romera del enlJllciado (qlle en SIlS ('.~cri ­
porqlle para mantenerb hahrÍ;¡ qlle dispol1C1" de 1111:1 ddll1ici("11 tm p:II't"CC coillcidir COll Cllt"XIO): "El Cllllllli;¡do II() es ulla ullidad
universalmente aceptada de lo qu e es "texto literario". Y a nuestro convencional sino real, delimitada con preci sión por el cambio de
parecer esa definición no existe. Es por ello que Van Dijk (19 82: los suj etos discursivos, y que termina con el hecho de ceder la pala-
118) llega a afirmar que es literario lo que un a sociedad dada, en bra al otro, una especie de rlixi silencioso que se percibe por los
un momento dado, decide que es literario. 1hjtÍII hahlaba Jlli~ oyellles COlllO seiíal de qlle c1lrablame ha concluido" (1985: 261) .
bien de géneros discursivos primarios y secundarios: aquéllos se- Digamos que todo locutor tiene una noción intuitiva de la
rían textos (simples) de la comunicación inmediata; éstos serían unidad de los elementos de un texto, es decir la impresión de que
textos que "surgen en condi ciones de la comunicación cultural todas las oraciones de un conjunto hien {armado cOllStituyen un
más compleja: comunicación artística, científica, sociopolítica, texto. Es lo que algunos llaman "el efecto de texto", y que tiene
ete." (1985: 250). Sin entrar en la discusión, y sin dejar de lado la que ver con lo que más adelante llamaremos "macroestructura".
utilización esporádica de textos literarios!, concentraremos nues- Lo más importante para nosotros es ohservar qlle !odo texto con-
tra atención más bien en lo que podemos llamar "tenos ordina - ti ene cn mayor o menor medida las marcas de ~LI clausura. Dicho
rios" (como Austin habla del "lenguaje ordinario") , es decir aquellos en otros términos, normalmente el texto presenta marcas forma-
textos que surgen en la comunicación cotidiana: caneles, letreros, les de su comienzo y su fin. Existen morfemas que, por ejemplo,
panfletos, textos de periódico, textos publicitarios, anuncios, tiras anuncian que se acerca el fin del texto (en el oral, elementos fáticos
cómicas, chistes, ete. como "B1/ello ... "; en el escrilo, conectores como "En suma, en re-

¡Rcc urrir a eje mpl os d e textos lire ra ri o s y a pl a lHca mi c lHos teó ri cos qu c vie ne n
del campo d e los cSllIdi m lit erari os sc ju qi fl ca, a l m (' no ~ por d os ra7o nes : un a, los " N(íte~t: qu e ta mh ié n cx istc la pos ic ió ll o pu es ra qu c subra ya la tipa/lira del tex-
textos litcra ri os han sid o p rod uc id os po r "¡cx tu J li 7ad o res cO l1lp ete lll e~" (o socia l- lO . Pero se pu ed c d ccir q ue los"quc pl a ntean esta pos ic ió n . acertad a desde cse punto
m ellle reco noc id os co m o tales) ; d os, e! ca mpo d e los cs tudi os lit cra ri os t ie ne un a d e vista , p ie nsa n en la apertura co nstitutiva del ICX IO hac ia tod o el co njunto de
larga tradi c ió n de refl ex ió n sobrc la est ru c tura y e l fu nc io namie n to d e los textos, la rcx to s q ue fo rm a n un uni verso di sc ursivo (Gc ne tt c, 1978 , 19R2 ; Eco, 19(,3 , 19R 1).
q ue sed a abs urdo d esco nocc r. Vel l' I1lOS cSle p ll nlO c n e l sll hcal' fllllo <o hre " illl c n ex tu ali lbd ".
sumen ... '), o indican que el reno ha rerminado (en el oral: "He CABALLERO:,

dicho. Gracias'; ere.; en el escrito, el "Vflle" dc los romanos, el •
"Fin" de las novelas y de las películas, cre.). DAIIIAS

En el caso de los rexros conversacionales asisrimos por una par-
re a una verdadera "negociacióll" de los rumos de palabra que TOQUE EL TIMBRE EN LA ENTRADA •
11
marcan el cambio de inrerlocuLOr; pero lo más imporranre es que
se observan rituales de aperrura y de cbusura del inrercambio roral
¡SEÑORA, SEÑORITA!

(Goffman, 1987). Por ejemplo, uno dc los inrerlocurores empieza POR IZESPETO AL TEMPLO. A SUS HERMANOS O A UD. MISIIIA.
a emirir señales de que está proponiendo el fin del inrercambio (y, SE LE RUEGA PRESENTARSE DECENTEMENTE.
por lo tanto, el fin del rexro): "Bu ellO. entOl/ces, quedamos eIl eso'; a QUE SU VESTIDO SEA SIN ESCOTE Y SIN SOLERAS. ~j
lo que el arra inrerlocuror pued e responder con señales de que
acepta el rérmino del intercambio: "Sí, en eso qlledamos'~ A esto
puede suceder una serie de emisiones puramcl1[c confirmativas Observe que:
de que ambos aceptan la clausura dc:l di ,ilogo: "Bltello, usted lile
llama': "Sí. yo lo Ifamo'; erc. (Ver, por ejemplo, Rouler, 1981, para o No se trata aquí de un solo rexro, sino de una serie de pequeños texros.
el estudio de las conversaciones aurénricas). la mayoría comtituidos por una sola oración.
• No hay unidad temática entre ellos: algunos se refleren a realidades
generales (como los leueros que indican los baños: CAl3ALLEROS .
DAMAS, o instrucciones generales, como PROHIBIDA LA ENTRA-
EJERCICIO
DA) y podrían encomrarse en cualquier otro lugar. Orros se re(Jeren
específlcamenre a prácticas rituales, como la prohibición de rocar las
Caneles observados durante una visiu a la iglesia de San Francisco de imágenes duranre los acros lirúrgicos.
Tucumán (en diversos lugares de la nave):
o Algunos mensajes están consrruidos en forma personalizada: NO ES-

CRIBA. RESPETE LAS COSAS SACRAS, etc. Orros están consrrui-


PROIIIBIDA l.A ENTI{ADA dos en forma impersonal: PROHIBIDA LA ENTRADA (Vt:r en el
próximo capítulo la noción de "modos enunciarivos").
o Se observa una clara anacronía, que apunta a condiciones de produc-
NO ESCRIBA
RESPETE LAS COSAS SACRAS ción difcn:ntcs: el texto nO 3, RESPETAD ELTEMPLO, GUARDAD
SILENCIO, NO HAGAIS RUIDO, NO SALIVEIS EN EL PISO,
RESPETAD EL TEMPLO nluesrra en su constitución morfológica (y quizás también en su conte-
GUARDAD SILENCIO nido referencial: la costumbre de escupir en el piso) que fue creado y
NO HAGAIS RUIDO puesto allí en una época pasada.
NO SALlVEIS EN EI.I'ISO o El destinarario de todos estos textos es el público en general que fre-

cuenra la iglesia, salvo el último que apunta explícitamenre a las muje-


ESTA PROI 1113 IDO TOCAR y VENERAR LAS IMACENES res (¡SEÑORA, SEÑORITA!), con un fuene llamado de atención,
DURANTE LAS MISAS Y LOS ACTOS LITURGICOS marcado en el texto escrito por los signos de exclamación, sobre la
forma de vestir.
SAC IUSTAN o Este úlrimo texro, p~r su marcado carácter ideológico (la mujer como
_ _> 0 fuente posible de la indecencia y del pecado) muesrra una organiza-
ción más compleja que los anreriores. Ya no hay simples órdenes, por

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11 .\lt)\\ 111\< t ' I~\( I\ INIt{t )]II '1 I Ic )N \1 \ IJ 'JI,[ I I 'llt \1 111 11 \ l i l / (;' II,,! 1111 :\I' ·"'111

medio de imperativos, C0ll10 en NO ESCRIBA o RESPETA[) EL


TEMPLO; ni s implc~ prohihiLionc.~ en cl modo illlpersonal, COIllO cn
PROHIBIDA LA ENTRA[)A, o ESTA PROHIBIDO TOCAR LAS
IMAGEN ES. En e~te texto se prcscnr:lI1 argullle¡¡[OS COIllO POR RES -
PETO AL TEMPLO, CtC, )' la ex igencia cst:í modalizada por un SE CAPITULO SEGUNDO
LE RUEGA (Ver la noción de lllodali7.ación en el próximo capítulo).
• Los textos constituidos por una sola palahra: SACRISTAN (acolllll;l- EL TEXTO Y SU ENUNCIACION
ñado de una flecha), DAMAS, CABALLEROS, (uncionan comunica-
tivamente en forma diferente. No se trata, aunque est:ín cercanos en la
nave, de tres mensajes similares. El primero di ce Ar¡lIí se {'I/Cl/f111111 a/ CARÁC II R Y F()RMA~ 1)1' 1 I FNI JNC I.ICJÓN; E!'IlINlJAnÓN y IlrJ X I ~; Mnlln~
sacristáll. Los otros dicen 1lr¡1I! fIItmll/as da/l1as. 1lr¡1I! e/ltmll/os mbIT//e- I.Nl'N( .IA 11\'0\; W)J)AIIDAIlI s; ACTOS DE 11 ,lm.!.; sr CU ~. NClAS DE A(lOS;
ACTOS rRI:I'.\RAIORI()~; AC IOS INIlIRJ:CJOS
ros (y no para rezar).
• Un trabajo pedagógico interesa nte, en espaílol como lengua extra njera
por ejemplo, consistiría en indicar todo lo que se puede hacer en esta
iglesia y todo lo que no se puede h:1Cer, siguiendo las inst ru cc ioll es de
los rótu los.
• Otro trabajo interesante podría ser cl de huscar todas las implicacio ll cs
contenidas en los letreros (por ejemplo, que los fieles tienen la C<l.\tum- a lingüística de! texro y e! análisis del discurso son dos dis-
bre de tocar las imáge nes).
L ciplinas estrechamente relacionadas, como ya lo seÍ1alarnos
en el capítulo anterior. Ambas implican una doble ruptura
con la lingüística "clásica", en la medida en que por una parte
exigen sobrepasar el límite de la oración y, por otra, examinar no
oraciones fabricadas por el lingüista, sino estudiar textos [discur-
sos] producidos en situaciones reales de comunicación.

2.1. DE LA ORACION AL TEXTO

La lingüística, tal como la definía Saussure (1916), tenfa corno


objeto propio el estudio de la lengua concebida como un código
supraindividual: un conjunto de valores constantes, que forman
parte de una serie de circuitos en los cuales cada elemento sólo
tiene sentido en la medida en que se opone a los demás, En cam-
bio, el habla es la utilización individual, idiosincrásica, de la len-
gua: nada sÍstemático puede decirse de ella. En esta perspectiva, el
habla (o discurso) es el reino dejo individual y de lo momentá-
neo. Allí sólo se encontrarían casos particulares, los que por su di-
versidad infinita no podrían ser objeto de descripción sistemática.

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