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CLARIN 03/06/2018E S P A C I O PÚBLICO

Tribunales se llenó de arte y color: pintaron


murales en las persianas de 50 locales
Un grupo de 50 artistas intervino los frentes de comercios en las calles
Lavalle, Paraná, Uruguay, Talcahuano y Libertad.

Un artista trabajando en la cuadra de Lavalle al 1400.

“Mirá, mamá. ¡Parece un dinosaurio!”. Apenas supera el piso y el cuello de un camperón


azul le tapa la boca. Es domingo a la tarde, hace frío. Madre e hijo son casi los únicos que
caminan por esa porción de Lavalle. Él quiere parar, quedarse a observar. Lo demuestra
con su grito y tirando de la mano adulta que lo lleva. Un mural con la cara de un gallo
enojado, sobre un fondo de líneas violetas y amarillas, lo absorbe. Tiene dos años, quizás
tres. Pero sus conocimientos son innatos: por un lado, la Ciencia comprobó que el gallo
y la gallina son descendientes de los dinosaurios; por otro, sólo se necesita una pintura
para romper con la continuidad de calles, colectivos y oficinas.

La zona del Centro, Once, Congreso o Tribunales -donde están el nene y su mamá- son
contradictorias. De día hierven de actividad y de gente, pero se vacían cuando cae el sol.
En ese momento, también bajan las persianas. Todo se vuelve más solitario y uniforme.
Las calles se suceden con una piel grisácea y metálica. En 2014, recién mudado al
Microcentro, Santiago Cavanagh se preguntó por qué esto era así. Caminando, imaginó
esas persianas como lienzos. Quizás lo suyo era sólo una deformación profesional -es
licenciado en economía con una especialización en arte-, pero no paró y pidió ayuda,
convocó a artistas callejeros y auspiciantes. Así nació el colectivo Proyecto Persiana,
que se completa con Milagros Avellaneda y Lucía Arrocha, licenciadas en Comunicación,
y Juan Ridolfi, estudiante de Diseño Industrial.

Los artistas trabajaron desde la mañana.

En 2015 empezaron con diez creadores. “Una persiana, un cuadro, un artista”, fue la idea
fundante. Este domingo fueron más de 50 artistas y en ocho cuadras de Tribunales,
sobre 50 persianas, encararon su 11° intervención. En Libertad, a metros de
Corrientes, trabaja Julián Cruz Solano. Ya tiene cronometrado el tiempo para cruzarse de
vereda y mirar su obra a la distancia. El 5, que tiene parada casi a la altura de su persiana,
es a lo que le presta mayor atención. “Cruzo para tener perspectiva. Uso la técnica del
micropunto y estoy chequeando que no se pierda la imagen”, describe. El protagonista de
su pintura es un guacamayo, similar a los que se ven en el sur de Brasil. “Quise darle
color a la persiana que venía bastante negra”, dice. Tiene la nariz y los pómulos cubiertos
de pintitas celestes, un color que, entre otros, está usando para simular el movimiento de
las alas. Llegó a las 10 y lleva horas de pintura en un local que está en obra. Sus trazos
para dar luces y sombras, sus micropuntos con aerosol, están acompañados de martillazos.
“No me molestan. Están remodelando. Ya pasó el nuevo dueño y me dijo que estaba muy
contento. Le gustó el dibujo”.

En total, se usaron usaron 100 litros de hidroesmalte.

Cris Herrera -Kiki- está subido a lo más alto de una escalera, dando las últimas pinceladas
a un mural en homenaje al educador Paulo Freire. En la esquina de Uruguay y Lavalle,
frente a los Tribunales, le pareció acertado ese dibujo. “Este mural habla del hacer y de
la ‘educación como práctica de la Libertad’, como repetía Freire”, dice. De un lado,
pegada con cinta shock hay una foto en blanco y negro de Freire. Del otro, el boceto de
la obra. Abajo, en el suelo, se acumulan frascos de pintura, pinceles, agua teñida de
colores. A unos metros, pinta Agus Rúcula, docente de dibujo en la UBA. Su trabajo es
una composición entre tres manos, pintura hiperrealista. “El mural habla de propiciar los
puntos de encuentro. Del poder de juntarse”.
Proyecto Persiana comenzó en 2015.

Lograr esto llevó tiempo. Primero, puerta a puerta, pidieron permiso a los comerciantes.
Explicaron que no se trataba de vandalizar, sino sumar arte a una escenografía que por
las noches se pone gris. Después convocaron a los artistas, les enviaron a cada uno la foto
de su persiana y consiguieron la pintura, que cedieron en forma gratuita dos empresas. En
total, son 100 litros de hidroesmalte y cinco aerosoles por artista.

Luciano Elias conoció hace muy poco estos elementos. Su especialidad es la pintura de
estudio, en lienzo. “Me atrajo el desafío, la posibilidad de dibujar con aerosol, que es lo
más práctico para cubrir esta superficie llena de hendiduras, y la oportunidad de dejar
marca de una manera legal”, sintetiza. El formato es novedoso: "Está bueno recuperar
estos espacios con muchos tags -firmas de graffities- y poner una puesta más
comprometida con el espectador", suma Florencia. Es la más chica de los artistas y esta
es su primera vez en Proyecto Persiana.
Un estímulo visual al paso, imposible no parar a mirar y retratar.

Si bien Florencia se refiere a lo artístico, en el último tiempo, los murales interpelan cada
vez más a quien los mire. En marzo, la organización Missing Children Argentina lanzó
la campaña "Paredes que buscan" y puso el el street art al servicio de encontrar a esos
chicos. Reunió a distintos artistas, les mostró la foto de los nenes perdidos y se utilizaron
las imágenes más nítidas para retransmitir sus rasgos de la manera más fiel. A gran escala,
los rostros se ven mejor. Para Missing Children hay dos factores fundamentales para
encontrarlos: la visibilidad y el tiempo. Y el espacio público puede ser un gran lugar de
difusión.

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