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Sugestiones para la Estrategia Ajedrecística - S. Tartakower - Prof.

José Luis Matamoros

El sacrificio divino

EI sacrificio de las fuerzas materiales, sea real den hacia la producción en masa, y como conse-
o solamente una amenaza eventual, desempeña cuencia, a su abaratamiento. Así describe la idea
un papel decisivo en toda batalla ajedrecística. de sacrificio, en la vida práctica, círculos de más
Si la combinación de los sacrificios logra éxito, en más vastos, con lo cual se confunden a menu-
se habla entonces del “triunfo del espíritu sobre do las relaciones útiles entre los medios emplea-
la materia bruta” y cree uno estar más cerca de dos y las finalidades perseguidas.
la esencia del ajedrez. En otras palabras, la fe en
milagros es muy fuerte en el ajedrez, no obstan-
te, la siguiente frase de un escritor en la materia: Volvamos ahora a nuestro tema ajedrecísti-
«Lo más milagroso en el ajedrez consiste en que co y establezcamos con qué rapidez el impulso
aparece despojado de todo milagro.” creador se transforma en procedimiento téc-
De esto se desprende que el más inespera- nico. Así, por ejemplo, el que aplicó el primer
do sacrificio podría ser considerado, no como “mate por asfixia” (sacrificando la dama), estaba
consecuencia del milagro, sino de la lógica. Muy indudablemente bajo inspiración divina, no obs-
instructiva es en este aspecto la comparación tante, lo cual, desde entonces, ese triunfo figura
con la vida práctica, donde a cada paso se sa- como algo natural en muchas combinaciones.
crifican bienes materiales a fin de obtener otros Y, en general, muchos sacrificios se encuen-
valores de vida (más elevados), creándose muy a tran dentro de las normas establecidas; así, por
menudo un mágico círculo cerrado. ejemplo, cualquier sacrificio de peón para libe-
Así, sacrifican los padres mucho dinero para rar las líneas o cualquier sacrificio cualitativo
que el hijo goce de una educación de primera supeditado a la ley sobre la “relatividad de la
clase. Este llega a ser un poderoso magnate de fuerza”. Para los experimentados estrategos de
la industria y desea penetrar también en la vida hoy, tiene que ocurrir algo realmente extraordi-
pública; sacrifica entonces considerables sumas nario, como el sacrificio de una figura de calibre
de dinero en una empresa periodística en razón pesado (dama, torre o un sacrificio múltiple),
de la gran influencia que tiene esta sobre la opi- para que merezca mayor atención. A continua-
nión publica. Mientras tanto, también el diario ción, citaremos un pequeño ejemplo sugerido
busca un fundamento comercial y gasta dinero, de la práctica de torneos de los últimos años:
en forma de premios, etcétera, para aumentar su Casi siempre conviene atacar por sorpresa la
difusión y fomentar de esta manera sus avisos. position del enroque enemigo, lo que logra éxito
En tales anuncios sacrifican algunos comercian- en especial cuando ha quedado debilitado por el
tes sumas de dinero paradójicamente elevadas, famoso movimiento h3.
ya que con la popularización de su artículo tien-

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Así en el ejemplo siguiente: Forzado, pues a 24.¢f1, seguiría 24. ... ¤hg4
Posición después de la jugada 19º de las blancas. 25.£d4 ¦e8; con inmediata decisión.
24... ¤hg4
Negras: Spielmann 25.¦f1 £h3+
26.¢g1 £g3+
27.¢h1 ¦e8
Interviene una poderosa batería. Su campo
de tiro se extiende sobre toda la línea del rey,
pues, a 28.¥d3, seguiría 28. ... ¦e1!!
28.£d3 £h3+
29.¢g1 ...

Blancas: Becker
(Torneo nacional de Viena, en 1926)
19. ... ¥xh3
Es natural que una oportunidad de esta es-
pecie no la deje escapar el genial Spielmann.
20.gxh3 £xh3
21.¦e2 ...
Las blancas deciden iniciar una obstinada Y en esta situación las negras hubiesen podi-
defensa del rey descubierto. Errado seria 21.¥f1 do ganar en forma más lógica mediante 29...¦e3;
£g3+ 22.¥g2 ¤hg4 23.¤f1 £f2+ 24.¢h1 o 29...¦e6; pero apremiadas por el tiempo adop-
¤h5; etc., con energía de ataque no debilitada. taron otro camino más circunstancial que las
Al ensayo 21.¥xh7+, seguiría 21. ... ¢h8!; con llevó lo mismo a la victoria en la jugada 41ª.
reforzada amenaza. 29. ... £g3+
21... ¥xf4!! 30.¢h1 £h3+
Con esto las blancas hacen intervenir en la 31.¢g1 ¤e3
batalla a sus «ultimas reservas psicológicas». El 32.¤e1 £g3+
adversario debió contestar 22.£d4!, con buenas 33.¢h1 £h3+
perspectivas de defensa, pero acepta el segundo 34.¢g1 £g3+
sacrificio de figura y luego es combatido sin pie- 35.¢h1 ¤xf1
dad. 36.¥xf1 ¦e3
22.exf4 ¦xe2 37.£f5 ¦xe1
23.¥xe2 £g3+ 38.¥e5 £g4
24.¢h1 ... 39.£xg4 ¤xg4

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40.¢g2 ¦d1 29.¤xf4 ...
0-1 Pero no 29.¥xf4, a causa de 29. ... ¥g3+!;
Una pieza no menos brillante que evidencia con mate en seguida en f2.
el espíritu de sacrificio a lo Spielmann lo consti- 29... ¥xf4+
tuye el siguiente ejemplo: 30.¢g1 ¥h2+
31.¢h1 £f3+
Position después de la jugada 25ª de las blancas Muy bien jugado. Seria equivocado, en cam-
bio, el movimiento preparatorio 31...¦e5; a cau-
Negras: Alekhine sa de 32.¥f1 £f3+ 33.¥g2, etc.
32.¢xh2 ¦e5
33.£c5 ...
Forzado.
33. ... ¦xc5
34.¥xc5 £h5+
35.¢g2 £xc5

Blancas: Davidson
(Del gran torneo de Semmering, 1926)

Continuo:
25. ... ¥xh3
Solamente así la voluntad de ganar de las
negras se traduce en un hecho, mientras que Esta es la clave de toda la serie de sacrificios
con la continuación seductora 25...£h1+ de las negras. Ahora consiguieron también la
26.¤g1 ¥h2; no se llegaría a nada a causa de preponderancia material y vencieron sin dificul-
27.f3! ¤g3+ 28.¢f2, etcétera. tad en la jugada 52.
26.gxh3 £xh3+ 36.¦e3 ¦e8
27.¢g1 ¥h2+ 37.¦ae1 £e5
28.¢h1 ... 38.¦1e2 ¦e6
Como consecuencia del sacrificio de figura, 39.b3 ¦f6
el rey blanco fue rechazado desde f1 hasta h1. 40.¦g3 ¢g7
¿Cómo tomaran las negras por asalto los últi- 41.¥b1 ¦f4
mos bastiones de la defensa contraria? 42.¥d3 ¦h4
28. ... ¤f4! 43.¢f3 £f4+

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44.¢g2 £c1 16.¥xf6 ...
45.¢f3 h5 Las blancas no deben aceptar el sacrificio a
46.¦c2 £d1+ causa de 16.bxa3 ¤e5! 17.¤xe5 ¦xc3+; etcé-
47.¢e3 ¦h1 tera, y también la salida adversaria 16.£xb5, se
48.¢d4 h4 estrellaría ante 16. ... £xc3+ 17.¢b1 £b4!; et-
49.¦e3 ¦e1 cétera.
50.¦xe1 £xe1 La jugada del texto persigue la finalidad de
51.¦e2 £a1+ irrumpir en d2 (con jaque).
52.¢c4 b5+ 16... gxf6!
0-1 17.¢b1 ...
Que no só1o el enroque corto, sino también No primero 17.£xd7+ ¢f8 18.¢b11, a cau-
el enroque largo puede ser destruido, lo demues- sa de 18. ... £b4; etcétera, con preponderante
tra el siguiente ejemplo: amenaza de mate de las negras. Pero, de todas
maneras, se produce ahora una enorme sorpre-
Posición después de la 15ª jugada de las sa:
blancas. 17... ¥xb2!!
18.¤a2 ...
Negras: Colle A una catástrofe llevaría la aceptación in-
mediata del sacrificio 18.¢xb2 £b4+; pero la
jugada del texto es también un poco artificiosa.
Lo relativamente mejor era 18. 18.£xd7+ ¢f8
19.¢xb2, aunque las negras luego, con la inge-
niosa jugada 19. ... ¢g7; hicieran los últimos
preparativos para un exitoso ataque general.
18... ¤e5
Un sacrificio de limpieza.
19.¤xe5 ...
Después de 19.£xb5 ¥e4+; etcétera, o
19.£b3 ¥e4+; las negras obtendrían la victoria
en forma más concluyente todavía.
19... ¥d5
20.£xd5 exd5
Blancas: Euwe 0-1
Y las blancas se entregan.
(Del torneo de los cuatro, en Ámsterdam,
en 1926) Volvamos ahora al enroque corto, que es el
que con mayor frecuencia se produce, y ocupé-
15. ... ¥xa3!! monos un poco de los peligros que acechan al
Así como el peón h3 en los dos ejemplos an- punto f7.
teriores, el peón lateral a3 constituye la «marca
de ataque».

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He aquí el siguiente ejemplo: 19.d5! ...
Gracias a la liberación de esta línea, el alfil
Posición después de la 15ª jugada de las negras de la reserva b2 se convierte en una figura prin-
cipal. Por lo demás, las negras están ya desmo-
Negros: Grünfeld ralizadas y hacen tentativas de defenderse por
reflejo, atacando a la dama enemiga.
19. ... ¤c5
20.¤f5+!!

Blancas: Colle
(Torneo internacional de Berlín, 1926)

16.¤g5 ... 20. ... ¢f8


Una concepción profunda. Si las negras con- Después de 20...gxf5 21.£xf5, la amenaza
testan dogmáticamente, 16...¥xg2; sigue enton- 22.¦xe7+, seguida de £xf6+, rompería cual-
ces con truenos, rayos y granizo 17.d5! (la irrup- quiera otra resistencia.
ción), 17. ... exd5 18.¤f5! (el avanzado), 18. ... 21.£e3! gxf5
¥f8 19.£h5!! (desvió), 19. ... ¤xh5 20.¤h6+ 22.£h6+ ¢f7
gxh6 21.¥xh7, mate, donde se revela también el 23.¥xf5 ¥xd5
poder del par de alfiles que trabajan a distancia. Las negras están abiertamente desespera-
16. ... g6 das.
En lugar de este debilitamiento de la posi- 24.¦xe7+! ¦xe7
ción del rey, que se llevó a cabo bajo la presión 25.£xf6+ ¢e8
psicológica de la variante de mate anteriormente 26.£h8+ ¢f7
comentada, 116...¤f8; ofrecía mejores probabi- 27.¥xc8
lidades de defensa. 1-0
17.¤xf7!! ¢xf7 Las negras abandonan.
18.£xe6+ ¢g7
Ahora resultaba mejor 18...¢f8 ; después de
lo cual 19.¦e3, seguido de 20.¦ce1, llevaría a la
lucha nuevas energías para el ataque.

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También en el siguiente caso se realizó un negras, con 18. ... ¤c6 19.£xc6, etcétera, se
brillante sacrificio: vieron obligadas a dejar también al adversario
la preponderancia material, y después de algu-
Posición después de la 13ª jugada de las ne- nas maniobras defensivas abandonaron en la
gras. jugada 26ª. (19. ... ¥f8 20.¤f5 ¥c4 21.¥xh6
¥d5 22.£c7 ¦ac8 23.£f4 ¦c6 24.¥xf8 ¦xf8
Negras: Tartakower 25.£e5+ ¤f6 26.¤d6 1-0)

Con una sorpresiva serie de sacrificios (cuá-


druple), ofrecemos el ejemplo siguiente:

Posición después de la 13ª jugada de las ne-


gras.

Negras: Patay

Blancas: Alekhine
(Del torneo por equipos en Kecskemet, en 1927)

Las negras no presintieron nada malo en su


última jugada instintiva (13. ... ¥a6); sin embar-
go, el juego siguió así:
14.¤h6+!! gxh6
Forzado, pues la dama atacada de las blancas
ejerce, no obstante, una violenta presión sobre el
cuadro f7 (14...¢f8 15.£xf7, mate). Blancas: Przepiorka
15.¥xh7+!! ¤xh7 (Del Torneo intencional de Merano, en 1926)
Después de 15...¢g7 16.£h4!, o 15...¢h8
16.£xf7, se tornaría rápidamente irresistible el Las negras no advirtieron nada malo en su
ataque de las blancas. última jugada (16. ... g5), empero:
16.£g4+ ¢h8 14.¤xg5! ...
17.¦xd8 ¦xd8 Por la figura así sacrificada, las blancas ob-
Con 17...¥xd8 18.£f3!, las negras pierden tienen dos peones con una promisoria posición
una figura. de ataque, aunque no relacionada con ninguna
18.£e4 ... ganancia concreta. En consecuencia, debemos
Esta es la clave de toda la combinación. Las clasificar la jugada del texto como un sacrificio

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de posición (es decir, un sacrificio con miras a la Posición después de la 34ª jugada de las
posición). blancas.
14. ... fxg5
15.¥xg5 £d7 Negras: Capablanca
16.g4 ...
El desalojo. Si las negras contestan con
16...¤fe7; obtienen las blancas, si no otra cosa,
la ganancia de un tercer peón mediante 17.£c2,
seguido de 18.¥xh7+.
Por ello se deciden las negras a la siguiente
transacción:
16. ... h6
17.gxf5 hxg5
18.f6! ...
Introducción de la cuna. Las negras tratan de
paralizar ahora la amenaza principal 19.£xg5+.
18. ... ¢f7
19.¥g6+!! ...
A diferencia del de la jugada 14®, es éste un Blancas: Moroczy
sacrificio de mate por excelencia. (De la lucha de los seis, en Lake Hopatcong, en
19. ... ¢xg6 1926)
20.£d3+ ¢h6
Forzado, como es evidente. Las blancas, con sus últimas jugadas (33.
21.£h3+ ¢g6 c4 dxc4 34.¦xc4), consiguieron una buena po-
22.¤f4+!! ... sibilidad de efectuar una irrupción en el ala de
Prepara nuevas vías de asalto. dama, por lo cual el campeón mundial se resuel-
22. ... gxf4 ve a intervenir precipitadamente con su batería
23.¢h1! ¥xf6 pesada.
O si no 23...¦g8 24.¦g1+ ¢f7 25.£h5+ ¢f8 34. ... ¦xg3
26.¦xg8+ ¢xg8 27.¦g1+ ¥g7 28.£h6, seguido En realidad sólo un sacrificio para tablas,
de mate. pues debiera seguirse ahora tranquilamente:
24.¦g1+ ¢f7 35.¢xg3! ¦g8+ 36.¢h3!! (pero no (36.¢f3
Si 24...¥g5; el cuarto sacrificio: 25.¦xg5+, £xh4!; o 36.¢h2 £xh4+! 37.£h3 £xf4+
etcétera, rompería la resistencia. 38.¢h1 ¦g3!; favorable a las negras), 36...¦g4
25.£h7+ (amenaza mate); 37.¢h2! £xh4+ 38.£h3 £f6!
1-0 39.£d3 £h4+; etcétera, con repetición forzada
Las negras abandonan. de las jugadas para ambos.
Que un sacrificio puede ejercer efectos pu- En lugar de esto, el maestro Maroczy, lleno
ramente psicológicos y destruir la estructura de pavor ante su respetable adversario, rehúsa
lógica de una partida maestra lo demuestra el aceptar a priori el sacrificio de la torre y se con-
siguiente ejemplo: forma con la otra lamentable eventualidad.

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35.£xg3? ¦xc4 26. ... £xd5!!
36.¦d2 £g6 En este sacrificio de la dama, reservado des-
Naturalmente, no 36...¦xd4; causa de de hace tiempo, reside la réplica a la combina-
37.£g5+, etcétera. ción enemiga. Con todo, la jugada del texto es
37.£g5+ £xg5 sólo un sacrificio aparente, pues las negras recu-
38.hxg5+ ¢g6 peran su dama en seguida.
Las negras adquieren no solamente ventaja 27.cxd5 ¤e2+
material, sino también de posición. Lo restante 0-1
es cuestión de técnica. Las blancas se entregaron Las blancas abandonan.
en la jugada Nº 49. (39.¢g3 ¦c6 40.¢f3 ¦d6 Resumiendo, deseamos agregar todavía:
41.¢g3 f6 42.gxf6 ¢xf6 43.¢f3 h4 44.¦h2 La posibilidad de efectuar sacrificios es lo
¦xd4 45.¦xh4 b5 46.¦h6+ ¢e7 47.¦h7+ ¢d6 único que eleva la lucha por encima de una ba-
48.¦a7 ¦a4 49.a3 ¢d5 0-1) talla común, brutal, puramente materialista. Por
Para terminar, otro giro de una partida que consiguiente: aprended a sacrificar. Sin lamen-
pertenece también a la categoría de las de sacri- tarlo.
ficios.
Posición después de la 26ª jugada de las FIN DE: SUGESTIONES PARA LA
blancas. ESTRATEGIA AJEDRECISTICA

Negras: Alekhine

Blancas: Euwe
(La décima — última— partida de Rotterdam, en
1927)
Con su último movimiento (26. ¤f7- e5+),
las blancas dieron un fuerte jaque para retirarse,
en lo cual fundaban buenas esperanzas de sal-
vación.

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