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Zurich Z., Lázaro; Hermosilla R., Ricardo E. Asociaciones de antibióticos. Indicaciones y limitaciones en
CITA
terapéutica veterinaria. Monografías de Medicina Veterinaria. Vol. 15 (1 y 2) diciembre, 1993
[ Introducción ]
Por otra parte, los esquemas terapéuticos modernos consultan el uso de asociaciones con fines
de interacción positiva. Así, en determinadas ocasiones, ha sido posible acelerar la recuperación
de animales y en otras, lamentablemente, acelerar el desenlace menos esperado. Es
conveniente, en consecuencia, conocer las situaciones de sinergia o antagonismo que pueden
ocurrir cuando se uilizan dos antibióticos o uno asociado a un medicamento.
El objetivo de esta monografía es actualizar la información sobre el tema con el fin de obtener el
máximo beneficio del uso de asociaciones de antibacterianos entre sí y con otros fármacos que
deben concurrir al restablecimiento de la salud animal.
Asociaciones fijas, en las cuales dos antibióticos se encuentran en una determinada forma
farmacéutica (jarabe, frasco multidosis, comprimido u otras) y deben, en consecuencia, ser
administradas en las proporciones fijadas por el fabricante.
Asociaciones libres. Corresponden al uso por separado de dos fármacos en forma simultánea.
El profesional elige los fármacos y las dosis de cada uno de acuerdo a sus conocimientos.
criterio v situación clínica.
Como resulta fácil apreciar, existe mayor autonomía en las asociaciones libres pero existen
también asociaciones fijas que presentan interesantes propiedades terapéuticas.
Cuadro 1
Mecanismos de acción predominante de antibióticos de
uso frecuente en medicina veterinaria.
Bactericidas Bacteriostáticos
Betalactámicos Macrólidos
— Penicilinas Naturales — Espiramicina
— Penicilinas Semisintáticas — Tilosina
— Cefalosporinas — Eritromicina
Aminoglicósidos* Tetraciclinas
Gentamicina
-
Neomicina Cloranfenicol
Estreptomicina
-
Canamicina Sulfaderivados
Amikacina
-
Tobramicina Lincosamidas
Trimetroprin - Sulfas — Lincomicina
— Spectinomicina
-
Quinolonas
-
* Mecanismo dual. Depende de dosis y sensibilidad de la bacteria.
Al respecto, ha sido posible comprobar que la asociación entre dos bactericidas produce, con
frecuencia, un efecto sinérgico, es decir, que la suma de los efectos es superior al efecto de cada
uno por separado; en cambio, la asociación entre bacteriostáticos, produce sólo efectos aditivos.
Por último, en ciertos casos la asociación de un bactericida con un bacteriostático impide las
acciones del bactericida e, incluso, puede producir efectos antagónicos o impedir la obtención
plena del objetivo.
Diversos fundamentos explican, en gran parte, estas normas. Así, es un hecho conocido que
todos los antibióticos ejercen su máxima acción sobre las formas juveniles que resultan de la
intensa multiplicación bacteriana la cual ocurre durante la fase aguda de la infección. Las
bacterias, en ese estado, están desprovistas de estructuras de protección externas, hecho que
facilita la penetración del antibiótico. Este puede unirse al ribosoma para inhibir la síntesis
protéica (bacteriostáticos) o inhibir la síntesis de compuestos que forman la pared de muchas
bacterias. En consecuencia, la máxima eficacia antibacteriana se observa durante la fase aguda,
caracterizada por la multiplicación logarítmica de los microorganismos.
En la literatura se han descrito casos de antagonismo, que son poco frecuentes en veterinaria,
como ocurrido en un brote de meningitis humana en E.E.U.U. donde la aplicación de ampicilina y
tetraciclina en forma simultánea produjo una mayor mortalidad en niños que padecían este
cuadro, en comparación con el efecto de cada uno de los antibióticos por separado.
Cuando se asocian bacteriostáticos entre sí, los efectos, como ha sido mencionado, tienen
carácter aditivo y generalmente estas combinaciones tienen por objeto mantener igual rango de
actividad pero disminuir un efecto adverso de un componente, como será visto más adelante.
Es importante recordar que ambos antibióticos deben ser administrados por separado y en
forma simultánea, sin mezclar ambos en una misma jeringa, para evitar la incompatibilidad
química. En el cuadro 2 se indican algunas aplicaciones y regímenes posológicos actualizados
en diferentes patologías y especies.
Existe, sin embargo, una excelente asociación fija de carácter secuencia¡ de espectro expandido
que incluye formas grampositivas, negativas y cepas de estafilococos productores de
betalactamasas. Esta es una asociación entre una sulfa, sulfadiazina o sulfametoxazol y
trimetoprim. Ambos componentes actúan en etapas sucesivas, secuenciales, del metabolismo
bacteriano determinando la acción bactericida del compuesto. Es importante recordar que esta
asociación sólo tiene carácter bactericida cuando ambos componentes tienen una disposición
cinética similar, o sea, una duración similar y que además sus concentraciones sanguíneas
mantengan una distancia entre trimetoprim y sulfa en razón de 1:20 hasta 1:40. En el caso de la
asociación sulfadiazina (o sulfametoxazol) con trimetoprim, esta norma se cumple, siempre y
cuando se administren cada 12 horas pues, tanto trimetoprim como las sulfas mencionadas
tienen un nivel antimicrobiano útil entre 12 a 14 horas. En la figura 1 se esquematiza la
disposición de ambos constituyentes y que permite comprender mejor la razón de la posología.
En el cuadro 3 se aprecian indicaciones principales y aspectos posológicos de esta asociación,
conocida en medicina humana y de especies menores con el nombre genérico de cotrimoxazol.
Cuadro 2
Asociación Penicilina G Sódica - Gentamicina.
Algunas indicaciones en veterinaria
Existen otras asociaciones que aumentan el espectro, pero son de menor utilización, por ahora,
en medicina veterinaria, sin embargo es interesante mencionar el desarrollo de algunos
antimicrobianos que aumentan selectivamente el espectro. Es el caso de las asociaciones
amoxicilina más ácido clavulánico y de ampicilina más sulbactam. Ambas tienen por objetivo
básico otorgar estabilidad a esos antibióticos frente a la acción de enzimas inactivantes,
betalactamasas. Tanto ampicilina como amoxicilina poseen propiedades excelentes como
antimicrobianos pero son sensibles frente a betalactamasas que escinden su núcleo,
inactivando su estructura. Tanto el ácido clavulánico como el sulbactam, no tienen una marcada
actividad antibacteriana "per se" y se comportan como enzimas suicidas al formar complejos
con éstas y, de este modo, evitar sus efectos. Su utilización en estafilococosis y algunas
infecciones por gramnegativos en especies menores y algunas patologías muy puntuales de
carácter local, mastitis por ejemplo, constituyen sus aplicaciones y que todavía son limitadas por
razones de costo.
CUADRO 3
Trimetoprim-Sulfadiazina*. Algunas indicaciones en veterinaria
Es bastante discutible la justificación de una asociación por aumento de potencia, pero este
aspecto ha sido establecido in vitro o estudiando diversas asociaciones. El estudio cuantitativo,
mediante el conocimiento de concentraciones mínimas inhibitorias, ha permitido conocer que se
requieren concentraciones inferiores para ejercer acciones líticas o bacteriostáticas, cuando se
ensayan las asociaciones. Se conocen trabajos sobre penicilina G sódica más estreptomicina en
presencia de diversas cepas que demuestran una mayor potencia in vitro. Como se comprende,
se debería asumir que un fenómeno similar debe ser observado en los animales afectados por
estas bacterias; sin embargo, no es fácil evaluar las respuestas clínicas través de índices de
velocidad de recuperación, dada la multiplicidad reactiva de los animales y de la carga
bacteriana que deben soportar, el estado inmunitario previo y otros factores que dificulten la
relación entre los resultados in vitro e in vivo. Existen muchas evidencias de mejores respuestas
clínicas pero hacen falta, a nuestro juicio, estudios comparativos entre las concentraciones
sanguíneas de antibióticos en asociación y los efectos de estas concentraciones in vitro. Esto
puede clarificar mejor este objetivo.
Las distintas formas bajo las cuales se expresa la resistencia bacteriana a la acción de
antibióticos ha tratado de ser reducida utilizando asociaciones bactericidas que eliminen al
máximo el número de bacterias patógenas que pueden adquirir resistencia.
Parece obvio que este camino no parece ser más aconsejable que el uso de dosis que
mantengan concentraciones antimicrobianas adecuadas, sea por monodrogas, sea por
asociaciones. Algunos han postulado que en las infecciones por "flora mixta" es necesario
trabajar con asociaciones bactericidas que cubran todo el espectro y sean realmente capaces de
producir la lisis de los gérmenes que invaden y colonizan un determinado tejido. Sin embargo, no
existen resultados concluyentes respecto de este método. La resistencia natural de muchas
cepas, los mecanismos adaptativos microbianos y factores inmunológicos del huésped
constituyen factores que no se manejan exclusivamente con el uso de asociaciones. Por ahora,
persiste la duda sobre este objetivo. Incluso, como se ha mencionado anteriormente, las
multiasociaciones pueden ser responsables de "multirresistencia". El tema, en consecuencia,
queda abierto a investigaciones futuras, pero recordando que no debe ser sobrepasado el
número de componentes de una asociación, o sea dos antibióticos, cuando esto es posible.
¿Cuándo el factor costo tiene real influencia en la selección? Muy simple: cuando existen dos
productos idénticos o similares de ten dos productos idénticos o similares de diferente precio,
obviamente la elección corresponde al más económico. Esto, que es axiomático, aparece como
categórico por su simpleza, pero corresponde a una realidad en mercados competitivos. Es
posible que antiguamente este factor fuera relevante. Ahora no.
Los aminoglicósidos por sus características polares presentan dificultades de ingreso al interior
de la bacteria para su ulterior acoplamiento al ribosoma. La asociación con betalactámicos, que
impiden la síntesis de la pared bacteriana, facilitan el ingreso de aminoglicósidos, con lo cual se
produce, casi siempre, la lisis. Este hecho había sido advertido clínicamente antes de conocer
los mecanismos de acción de ambos antibióticos a través de las respuestas favorables por el
empleo de estas asociaciones frente a diferentes poblaciones. En la actualidad, este mecanismo
complementario, explica el uso de estas combinaciones sea para aprovechar la acción de ambos
o de los aminoglicósidos tal cual ha sido descrito en puntos anteriores.
Es interesante hacer notar que, en algunos casos, es posible producir un efecto menor cuando se
asocian dos antibióticos que compiten por un mismo sitio de acción. Así, el Cloranfenicol
presenta gran afinidad por la subunidad ribosomal 50 S; Eritromicina y los macrólidos en general,
espiramicina o tilosina, también presentan igual afinidad, de tal modo que se establece
competencia que impide el efecto de uno de los componentes, hecho que contraindica este tipo
de asociaciones.
Cualquiera sea la opción de los clínicos, existen ciertas normas básicas que conviene respetar
con el fin de obtener eficacia con menores reacciones adversas. Algunas de éstas son:
3) En patologías con diagnóstico etiológico y cuyo curso agudo aconseje el uso de corticoides,
es conveniente analizar las ventajas de una asociación fija de corticoidesantibióticos versus su
aplicación por separado. Esto último es aconsejable.
5) Infecciones virales primarias con invasión secundaria de bacterias constituyen cuadros que
pueden ser aliviados con antiinflamatorios no esteroidales. El uso de corticoides debe ser
tremendamente cauto y sólo ser aplicados cuando exista un claro peligro para la vida del animal.
En los cuadros con lesión timpánica y difusión hacia el oído medio, el uso de corticoides es
recomendable, especialmente de los más potentes, al menos en el inicio, como es el caso de
betametasona en dosis de 0,05 a 1 mg/kg parenteral en los caninos y, posteriormente, un
corticoide de depósito como. dexametasona en dosis de 0,02 – 0,03 mg/kg cada 7 –15 – 21
días. El antibiótico de uso simultáneo, debe excluir el grupo de los aminoglicósidos por el riesgo
de ototoxicidad. Enrofloxacino en dosis de 2,5 mg/kg cada 12 horas u otro de espectro similar o
selectivo sobre estafilococos resistentes y gramnegativos y de carácter bactericida, debe ser
consultado. La terapia debe ser intensiva y vigilada con obtención de muestras para identificar
bien el o los microorganismo comprometidos. Las combinaciones, fijas o libres, de
antiinflamatorios no esteroidales con antibióticos en la terapia de otitis de especies menores
sólo se han comunicado en cuadros iniciales de curso moderado, no quirúrgicos. Acido
acetilsalicílico en dosis de 20 –25 mg/kg cada 12 horas o ibuprofeno 2,5 mg/kg con igual ritmo
horario, se han intentando con variable éxito, dependiendo del origen del cuadro.
Otro riesgo de los corticoides, usados sólo bajo diagnósticos presuntivos, es la inducción
prematura del parto, sobre todo en vacas en gestación avanzada. Al respecto, parece importante
recordar que una de las señales más trascendentes para iniciar el parto, está constituida por la
secreción de hormonas adrenales del feto hacia la sangre materna, condición que puede ser
reproducida, con mayor o menor fidelidad, por la presencia de corticoides exógenos en la
glándula mamaria y ulterior paso hacia la sangre. Es más recomendable utilizar el ungüento
apropiado, con antibióticos de acción bactericida y espectro de mayor selectividad específica, y
si es necesario, administrar separadamente el corticoide más indicado por vía sistémica.
2. Infecciones Sistémicas
La gravedad del cuadro es la que impone la decisión de uso de un corticoide con un antibiótico,
ambos por separado. Desde luego, esta modalidad no debe constituir un procedimiento rutinario
por las implicaciones y riesgos propios de la acción glucocorticoide. En todo caso, cuadros
como neumonias en estados de evolución avanzada, hepatopatías, nefropatías reciben, como
medida extrema, una terapia de corticoides asociados a los antibióticos más eficaces frente a
las cepas bacterianas causales.
[ Comentario final ]
Como ha sido posible apreciar, las asociaciones constituyen un excelente recurso cuyos
resultados dependen de un buen manejo terapéutico cuya base es el conocimiento de las
principales características cinéticas de los antimicrobianos susceptibles de asociación.
Por último, el uso de antibióticos y antiinflamatorios constituye una práctica en incremento y que
obedece a la necesidad de reducir o suprimir el componente inflamatorio que acompaña a gran
mayoría de cuadros sépticos. Al respecto, dadas las condiciones a nivel de terreno, el uso de
antiinflamatorios no esteroidales constituye una medida recomendable pero, en el caso de
corticoides, las precauciones deben ser muy grandes y su aplicación reservada a cuadros
severos con terapia bajo estricta vigilancia del profesional.
[ Bibliografía seleccionada ]
9. ROTH, J.A. & KAEBERLE, M.L. (1992). Effect of glucorticoides on the bovine
inmune system. JAVMA 180(8), 849 – 901.
10. STOWE, C.M. (1984)) Antimicrobial drugs interactions. JAVMA, 185 (10) 1137
– 1141.